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Resumen-Obligaciones Civiles y Comerciales-Unid 1 A 16-UNT

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Obligaciones civiles y comerciales

PRIMERA PARTE: TEORÍA GENERAL DE LA RELACIÓN DE OBLIGACIÓN

UNIDAD 1

1. DEFINICIÓN LEGAL DE LA OBLIGACIÓN DEL CCC

ARTICULO 724. - Definición. La obligación es una relación jurídica en virtud de la cual el acreedor tiene el derecho a
exigir del deudor una prestación destinada a satisfacer un interés lícito y, ante el incumplimiento, a obtener
forzadamente la satisfacción de dicho interés.

La decisión de definir (comentario del código civil y comercial)


El código define la obligación como aquella relación jurídica que otorga derecho al acreedor de exigir una prestación
con el fin de satisfacer un interés lícito y, ante su incumplimiento, a recurrir a los medios legales para obtener dicho
fin.

Interpretación de la Norma:

Distinción entre derechos personales y derechos reales: El código recoge el criterio de distinción entre las relaciones
jurídicas de carácter patrimonial que Vélez eligió para la ordenación de los Derechos con contenido económico.
El distingo es entre los derechos personales u obligacionales, nacidos de relaciones que vinculan a dos partes, con
efectos relativos que generan deberes y derechos entre quienes se vinculan, y derechos reales, nacidos de las
relaciones de las personas con las cosas, absolutos, pues las facultades que se reconocen en virtud de ellos deben
ser respetadas por todos sin existir una persona determinada que debo una conducta a favor de su titular.

Concepto de obligación: La obligación es aquella relación jurídica que genera el derecho de una persona, el acreedor,
a exigir, del deudor, una conducta llamada prestación, a través de la cual persigue satisfacer un interés legítimo. Si el
deudor no cumple con la prestación, el acreedor puede recurrir a los medios que el derecho le concede para obtener
la satisfacción de dicho interés.
Se destacan los elementos que estructuran el derecho personal u obligación:
La relación entre dos personas que el derecho permite y regula.
La existencia del derecho de una de las partes, llamada acreedor, de exigir a la otra parte, llamada deudor, el
cumplimiento de una prestación.
El fin satisfactorio de un interés legitimo.
La posibilidad del cumplimiento forzado de las prestaciones.

La prestación debida: La prestación es una conducta debida por el deudor, que puede consistir en:
Entregar una cosa o, transmitir o, poner a disposición bienes que no son cosas (obligación de dar)
La prestación de un servicio, o la realización de un hecho (obligación de hacer)
La abstención del deudor de una conducta permitida o tolerar una actividad ajena (obligación de no hacer)

El interés del acreedor. Importancia de la noción: La conducta debida por el deudor debe estar destinada a satisfacer
un interés lícito del acreedor.
La doctrina ha identificado al interés del acreedor como “una necesidad objetivamente valorable de bienes o de
servicios que la prestación del deudor debe satisfacer”, y puede ser patrimonial o extrapatrimonial.
El interés que el acreedor persigue debe ser lícito. Este interés lícito debe existir cuando la obligación nace, y
subsistir mientras no se extinga.

Ejecución voluntaria y ejecución forzada: El código incorpora a la defunción de obligación la posibilidad de ejecución
forzada de la prestación. Es el elemento coactivo de la obligación.

La obligación como relación jurídica: Los atributos del poder, así como las modalidades del deber, varían según las
necesidades y los requerimientos humanos. Las dos especies más importantes de relaciones jurídicas de contenido
patrimonial son:

La relación real: El poder es ejercido inmediatamente sobre las cosas, y solo por elipsis alcanza a las personas. El
poder sobre las cosas es tal, que quien lo tiene puede, por si mismo, satisfacer sus necesidades o servir a sus
intereses sin que sea necesaria la cooperación directa de persona alguna. Esta especie de relación aparece
dominada por la figura del sujeto activo, que se llamará: "propietario", "usufructuario", "usuario", etc.,
según el contenido y la extensión del poder que tenga Los sujetos pasivos, en cambio, quedan relegados a
un segundo plazo, y deben limitarse a respetar el poder ajeno. No se establece entre poder y deber un
vínculo jurídico individual y personalizado, pues el deber no se localiza en determinado sujeto, sino que
recae sobre todos los miembros de la comunidad, que conforman una especie de "sujeto pasivo universal".

La relación de obligación: el poder sólo puede ser ejercido frente a determinada persona, que está obligada a
satisfacer el interés de aquel que goza del poder. Se requiere la cooperación del sujeto pasivo porque es
precisamente el comportamiento de éste el que habrá de satisfacer, normalmente, el interés de quien
ostenta el poder. La relación es de obligación porque poder y deber materializan un vínculo jurídico concreto
y perfectamente localizado entre dos personas o centros de interés: el sujeto activo tiene derecho a exigir
que el sujeto pasivo le proporcione el bien que le es debido, y éste está obligado a proporcionarle ese
específico objeto.

Terminología. La relación de obligación recibe diversas denominaciones. Wayar no le asigna importancia a la


cuestión terminológica, la llama simplemente obligación. Aunque se presentan dos inconvenientes:
se diría que es incompleta, pues parece involucrar sólo el lado pasivo de la relación. Si así fuera, se estaría
identificando "obligación" con "deuda", con olvido de que el vínculo también se integra con el "crédito".
se diría que es equívoca, pues por tener la palabra obligación diversas acepciones se suele designar con ella una
serie de deberes jurídicos que no son técnicamente obligaciones.
Sin embargo utiliza la palabra obligación para individualizar con ella la típica y completa relación jurídica que se
establece entre un acreedor y un deudor. Con la voz obligación, se está refiriendo a una especial categoría de
derechos subjetivos: el derecho de crédito, que se localiza en el polo activo; y a una peculiar especie de deberes
jurídicos: la deuda, que se sitúa en cabeza del sujeto pasivo de la relación, en el entendimiento de que ambos
extremos integran un fenómeno jurídico único.

Titular del derecho subjetivo derivado de la obligación


ACREEDOR
Especie de Derecho que tiene Crédito
EN UNA
OBLIGACIÓN su objeto Bien Debido

Sujeto obligado a cumplir

DEUDOR Deber específico que le incumbe Deuda


Actividad o Comportamiento que
debe desplegar para satisfacer al Prestación
acreedor

La obligación como instrumento de cooperar: abandonando el conceptualismo dogmático, dentro de una


concepción solidarista del orden social, juristas y pensadores afirman que la relación de obligación es un
instrumento jurídico destinado a promover y concretar una efectiva cooperación social mediante el intercambio de
bienes y servicios. Esta afirmación halla sustento en que en toda comunidad es imperioso que sus miembros se
presten reciproca asistencia.
No es una concepción puramente sociológica. Es dable sostener que el código civil contiene valiosos preceptos que
brindan fundamento suficiente a la tesis según la cual la prestación debida por el deudor se traduce en un
comportamiento de cooperación. Algunos textos autorizan al intérprete a considerar que el deber de prestación es
un deber jurídico de cooperación. La "teoría del esfuerzo compartido", por ejemplo, impone a las partes el deber de
compartir el esfuerzo en procura de mantener el crédito y la deuda, cuando su valor pudo verse afectado por un
caso fortuito o un hecho del príncipe.
El deber de prestación, considerado en sentido estricto, se le impone al deudor, pero ello no quiere decir que el
acreedor este dispensado de ofrecer cooperación recíproca. Por el contrario, a él también se le exige cooperar con el
deudor a fin de que la relación se desarrolle con normalidad.
Cooperación recíproca significa que acreedor y deudor están obligados a observar una serie de deberes secundarios
que acrecentan, el poder-deber inicialmente asumido.
La relación de obligación tiene por objeto una cooperación debida por un miembro social en el interés típico de otro
miembro social.
Acreedor y deudor deben cooperar para que sea posible la concreción del fin social que se persigue con los derechos
personales o de crédito. El concepto de cooperación está íntimamente ligado con el principio de la buena fe.

2. LA OMISIÓN DE LAS OBLIGACIONES NATURALES

La cuestión en el código civil derogado:


El código no reproduce las disposiciones sobre obligaciones morales que contenía el código derogado, este regulaba
sobre las obligaciones naturales; las definió y enuncio de manera ejemplificativa "las que fundadas solo en el
derecho natural y en la equidad, no confieren acción para exigir su cumplimiento, pero que cumplidas por el deudor,
autorizan para retener lo que se ha dado por razón de ellas".

Las contraídas por personas que teniendo suficiente juicio y discernimiento, son incapaces por derecho para
obligarse.
Las obligaciones que principian por ser obligaciones civiles, y que se hallan extinguidas por la prescripción.
Las que proceden de actos jurídicos, a los cuales le faltan las solemnidades que la ley exige para que produzcan
efectos civiles, como es la obligación de pagar un legado dejado en testamento.
Las que no han sido reconocidas enjuicio por falta de pruebas o cuando el pleito se ha perdido, por error o
malicia del juez.
Las que se derivan de una convención que reúnen las condiciones generales requeridas en materia de contratos;
pero a las cuales la ley, les ha denegado toda acción; tales son las deudas de juego.

Obligaciones civiles y naturales:


Según la naturaleza del vínculo se distinguen las obligaciones civiles y naturales: Las primeras son las que dan
derecho al acreedor para exigir su cumplimiento; las segundas no confieren acción alguna para exigir ese
cumplimiento. Las obligaciones civiles están tuteladas por el derecho positivo, que reconoce la plenitud de su
eficacia y efectos. Son obligaciones naturales las que fundadas solo en el derecho natural y en la equidad no
confieren acción para exigir su cumplimiento, pero que, una vez cumplidas por el deudor, autorizan para retener lo
que se ha dado en razón de ellas.
Las obligaciones naturales se fundan solo en el derecho natural y en la equidad; por el contrario las obligaciones
civiles se basan no solo en el derecho natural, si no también se encuentran tuteladas por el derecho positivo.

Distintas teorías sobre la naturaleza de la obligación natural: Hay varias doctrinas enfrentadas

1-Teoría que niega la obligación natural: la denominada obligación natural no constituye una verdadera relación
jurídica, ya que el acreedor está privado de acción, por lo cual, se estaría ante una obligación que carece de coerción,
es decir, una obligación no obligatoria. Por otro lado, el deudor no está obligado a pagar, por lo cual no puede
decirse que exista una deuda, ya que no hay causa.

2-Teoría que asimila la obligación natural con los deberes morales: sostiene que todas las hipótesis que se presentan
como de obligaciones naturales son simples deberes morales, a los cuales la ley toma en consideración para
imputarles limitados efectos jurídicos. Por ello, el pago que se hace en virtud de una obligación natural, no es tal,
sino una liberalidad o donación. Para rebatir a esa postura, sería suficiente demostrar que hay casos de obligaciones
naturales que se cumplen a través de un acto a título gratuito, pues así quedaría demostrado que no siempre que se
ejecuta un acto a título gratuito no hay pago de una obligación preexistente, sino cumplimiento de un deber moral. Y
tal caso es, por ejemplo el del donatario, que pretende formalizar la donación de un inmueble en instrumento
privado, lo que estaría viciado de nulidad por carecer de forma solemne (instrumento público). Sin embargo, entre el
donante y el donatario queda establecida una obligación natural, y si el donante decide luego cumplir con la
obligación y dona el inmueble, nadie podrá negar que haya cumplido una obligación natural preexistente.

3-Teoría de la obligación natural como puro débito: Las obligaciones naturales muestran a una persona vinculada por
débito, que no puede ser constreñida al cumplimiento. En la obligación natural hay deuda, pero no responsabilidad.
4-Teoría de la obligación natural como expresión del derecho natural: Las obligaciones naturales son verdaderas
obligaciones jurídicas, en razón de estar fundadas en el derecho natural y la equidad.

El art 728 del CCyCN:


ARTÍCULO 728.- Deber moral. Lo entregado en cumplimiento de deberes morales o de conciencia es irrepetible.

El código determina la regla general de que toda atribución patrimonial realizada en cumplimiento de deberes
morales o de conciencia es irrepetible, adoptando así una formula amplia en la cual podrán caber diversas
situaciones, en la que se encuentren razones suficientes para decretar la irrepetlbilidad de la atribución.

Diferencias entre obligación natural y deber moral:


"Deber moral" es el género y "obligaciones naturales" la especie.
Ambos términos, además, se diferencian en lo siguiente: en las obligaciones naturales existe un vínculo jurídico, el
deber moral carece de los elementos propios de una obligación; el cumplimiento de una obligación natural es
siempre el pago, el cumplimiento de un deber moral es siempre un acto de liberalidad; la obligación natural puede
extinguirse por cualquiera de los medios extintivos de las obligaciones, mientras que el deber moral no puede
extinguirse por esas vías; la obligación natural puede transformarse en civil por efecto de la novación, mientras que
eso no puede suceder con el deber moral; los deberes morales son intrasmisibles, mientras que las obligaciones
naturales se transmiten por actos entre vivos o por causa de muerte; la obligación natural puede asegurarse con
fianza, prenda o hipoteca, no así el deber moral.
Sin embargo el código civil y comercial de la nación tiende a la equiparación de los conceptos de deber moral y de
obligación natural

3. NATURALEZA DE LA OBLIGACIÓN

Teoría del débito y la responsabilidad: Concibe la obligación como una doble relación: una de puro débito (Shuld) y
otra de responsabilidad (Haftung). Los postulados de esta teoría podrían ser explicados:
Constituida una obligación, derivada de cualquier fuente, cobra vida una relación de deuda o puro débito y se
caracteriza por las siguientes notas:
el deudor siente la necesidad o la presión psicológica de cumplir voluntariamente
el acreedor se mantiene expectante, a la espera de que su interés sea satisfecho sin necesidad de compulsión.
Sus poderes se conservan en potencia.
si la prestación se cumple, se cierra la relación de deuda y con ello se extingue la obligación. Pero si la prestación
no se cumple, con el incumplimiento se inicia la segunda relación, llamada "de responsabilidad", que se
distingue por:
se actualizan los poderes que el acreedor conservaba en potencia; y
el acreedor puede promover la ejecución judicial, para obtener el cumplimiento forzado de la obligación
o la indemnización sustitutiva de la prestación.
Según esta concepción, la obligación se desarrolló durante dos momentos vitales y sucesivos, aunque pueden
extinguirse al concluir el primer momento. Durante el desarrollo de su primera fase (relación de deuda o puro
debito),el deudor siente la necesidad de cumplir voluntariamente, mientras el acreedor se mantiene a expectativas.
Si la prestación se verifica, la obligación se extingue sin que tenga lugar el segundo momento; pero si la prestación
no se cumple se abre el segundo momento (el de la responsabilidad), durante el cual las facultades que el acreedor
conservaba en potencia se transforman en verdaderas armas de agresión patrimonial.
Análisis de esta teoría. Es inexacto disociar la obligación en dos conceptos diferentes (deuda y responsabilidad) pues
se obtiene una ilusión parcial del fenómeno. La obligación es siempre deuda y responsabilidad al mismo tiempo, es
imposible que pueda haber un deudor sin responsabilidad o una persona responsable sin que haya asumido antes la
condición de deudor, si alguien debe es porque es responsable; y viceversa: es responsable porque debe. Un análisis
crítico de la concepción demostraria la necesidad de elaborar una teoría que reúna la deuda y la responsabilidad en
un solo concepto.

La obligación como deber: la obligación le impone al deudor el deber jurídico de observar determinada conducta
(prestación) en interés del acreedor. Se trata de una concepción ética y mide exclusivamente la posición jurídica del
deudor, a quien le corresponde cumplir voluntariamente la prestación. La obligación es un deber que se extingue con
el cumplimiento voluntario. Pero si el deudor incumple, se producen consecuencias que ya no derivan de la
obligación, sino del incumplimiento, que se presenta como fuente de una nueva obligación: la de indemnizar al
acreedor. La responsabilidad se sitúa fuera de la obligación, pues no derivan de ella, sino de la situación de
incumplimiento.
Pero en realidad, el incumplimiento no necesariamente desemboca en la indemnización; también puede dar lugar a
la ejecución forzada, por medio de la cual el acreedor recibirá el objeto específicamente debido.
Entonces, si la obligación se agotara en el mero deber de cumplir voluntariamente, la ejecución forzada no integraría
el concepto de obligación, Io cual resulta indefendible porque no se puede negar que con la ejecución forzada se
está cumpliendo Io misma obligación.

La obligación como responsabilidad: tampoco se puede de que el deudor es responsable frente al acreedor si llega a
incumplir su deber. Pero de ahí a sostener que la obligación es exclusivamente responsabilidad, subestimando la
importancia del deber, se está parcializando la visión del fenómeno obligatorio.

La obligación como deber y como responsabilidad: se afirma que tanto el deber como la responsabilidad deben
estar en el concepto de obligación. Sólo así se obtendrá una visión integral y completa del fenómeno jurídico
llamado obligación.
El deber es el fundamento de todas las consecuencias jurídicas en que se traduce la obligación; por lo mismo sin
deber no hay obligación. La responsabilidad, refleja la total sanción que incorpora el ordenamiento jurídico al deber
asumido.

La obligación como "proceso" de la vida social. Cierta doctrina, inspirada en la concepción sociológica del derecho,
entiende que ninguna teoría puede considerarse triunfadora. Se piensa que el concepto puro de obligación aún no
ha sido hallado, y que no justifica continuar la búsqueda, pues carece de toda utilidad práctica para resolver los
problemas que cotidianamente plantea la vida social.
Esta doctrina ha iniciado nuevas investigaciones, en procura de descubrir que es la obligación como fenómeno social.
Estas obligaciones están encaminadas a aprender este fenómeno social en cuanto tal, en cuanto acontecer humano
concreto y real, que se localiza en un lugar y en un momento histórico determinados. Piensan que la obligación tiene
cierta naturaleza orgánica, porque es un fenómeno humano que nace, vive y muere, influidos directamente por las
condiciones económicas del medio social al que pertenece. Es una parte de la vida social que se presenta perfectamente
organizada, conforme a ciertos principios jurídicos, y que está llamada a cumplir una especial función económica y social.
Por su grado de organización y por la especial función que cumple (facilitar el intercambio de bienes y de servicios por
medio de la cooperación ajena), se piensa como institucionalizado e imprescindible.

También se la concibe como un proceso en sentido Hegeliano, es decir, como un devenir histórico que atraviesa
distintas fases: nace, vive y muere. Está desde un principio encaminado a alcanzar un fin determinado y extinguirse
con la obtención de ese fin. Se trata de un proceso transitorio. Este pensamiento inspirado en la dialéctica de Hegel,
dice que la extinción de la obligación no hace desaparecer el fenómeno del mundo jurídico: Al contrario, una
obligación extinguida genera, como proceso antitético, un nuevo proceso obligatorio, con consecuencias jurídicas
distintas del primero. Así, cuando el comprador paga el precio y el vendedor entrega la cosa, el contrato de compra-
venta se extingue por cumplimiento, pero él ha dado nacimiento a un nuevo propietario. Si bien la obligación es un
proceso transitorio, a cada uno que se extingue le sucede otro, indefinidamente, porque la vida social es un continuo
e incesante devenir.

4. CONTENIDO DE LA OBLIGACIÓN

Obligación y deber jurídico. Deberes jurídicos que no son Obligaciones: si bien toda obligación contiene un deber
jurídico, no todos los deberes son obligaciones. Los deberes jurídicos conforman un género, y sólo una de sus
especies integra la relación de obligación.
Los deberes jurídicos, en general, presentan una nota común: les imponen a las personas la necesidad de observar
determinada conducta. Para distinguir el deber jurídico propio de la relación de obligación, es decir el deber de
obligación, de aquellos otros que no son técnicamente obligaciones, es necesario señalar los caracteres típicos y
específicos de aquel deber:
la relación de obligación un vínculo jurídico entre acreedor y deudor; el deber que pesa sobre el deudor Io obliga
a desplegar parte de su actividad en beneficio del acreedor. El comportamiento del deudor tiene un
destinatario preciso y determinado. La obligación es una relación entre personas determinadas.
el comportamiento debido por el deudor tiene que tener valor económico. Esta es una de las particularidades
más importantes de la obligación: la patrimonialidad de la prestación.
el deber de prestación se dirige a satisfacer el interés, patrimonial o no, del acreedor, y éste está autorizado para
exigir el cumplimiento.
Por ausencia de alguna de las características, no constituyen obligaciones las siguientes:
deberes jurídicos genéricos, en los cuales no existe un sujeto activo determinado.
deberes jurídicos sin contenido patrimonial

El Crédito y la deuda:
1- Facultades accesorias y deberes secundarios: la relación de obligación es bipolar en tanto que vincula a un
acreedor con un deudor. El primero es el titular de un derecho subjetivo de crédito que lo dota de para exigir el bien
que le es debido; sobre el deudor está el deber jurídico de satisfacer ese interés. Derecho subjetivo y deber jurídico
(crédito-deuda) constituyen la espina dorsal, el núcleo fundamental, de la obligación. Pero esta descripción responde
a un análisis simple de la relación. Un examen más detenido la como una relación jurídica compleja, integrada por
una verdadera trama de deberes y derechos recíprocos. De entre todos ellos, el crédito y la deuda se destacan, pero
los restantes deberes y facultades, si bien son accesorios de aquellos, tienen que ser necesariamente considerados,
pues de lo contrario se obtiene una visión parcial de la obligación.
Por ello, cuando se trata de describir en qué situación se hallan, recíprocamente, el acreedor y el deudor, es
necesario también puntualizar cuáles son las facultades accesorias que le corresponden a cada uno de ellos, y que
deberes secundarios están obligados a cumplir.

2-La cooperación recíproca y el principio jurídico de buena fe: la buena fe domina y tutela todo el ordenamiento
jurídico. Las relaciones obligatorias, en todos sus aspectos y en todo su contenido, están sujetas a su imperio.
El concepto de buena fe es uno de los más difíciles de aprehender dentro de las ciencias jurídicas. No obstante, y sin
desconocer su unidad conceptual se enfoca desde dos puntos de vista: uno objetivo y otro subjetivo.
Desde el primer ángulo, se considera la buena fe como un modelo de conducta social, como un estándar jurídico de
ineludible observancia. Cada persona debe ajustar su propia conducta a este arquetipo, obrando como lo haría un
hombre recto: con honestidad, lealtad, probidad. No se ha de pensar en una aplicación rígida, que lleve a descalificar
cualquier pequeña inconducta; se trata de una regla orientadora. La buena fe objetiva tiene su mayor campo de
aplicación en el derecho de las obligaciones.
Desde el punto de vista subjetivo, se concibe la buena fe como un estado de conciencia que se traduce en un
convencimiento legítimo del sujeto de estar obrando correctamente. Aunque su proceder sea objetivamente ilícito,
el derecho lo considerará de buena fe atendiendo a su especial estado psicológico. Se la llama buena fe creencia,
para poner de resalto que se funda en la convicción de la persona de que actúa sin lesionar ningún interés jurídico
ajeno. Tiene mayor aplicación en el campo de los derechos reales.
En la relación de obligación, la buena fe exige una actitud positiva de cooperación recíproca. Acreedor y deudor
deberán actuar procurando resguardar el interés ajeno, la expectativa de la otra parte.
Justamente es el principio de buena fe el que permite valorar por entero el quehacer de acreedor y deudor. Es decir,
la buena fe hace posible apreciar el comportamiento de las partes considerándolo en su totalidad, como actitud de
cooperación que es debida por cada parte a la otra. Tiene como aspectos más destacados: la confianza, la fidelidad,
el compromiso, la capacidad de sacrificio, la prontitud en ayudar a la otra parte.

Surge que en las relaciones obligacionales, la necesidad de obrar de buena fe, da origen a una serie de deberes
jurídicos especiales y provoca un acrecentamiento de las facultades que las partes asumieron en el momento de
constituir el vínculo.

Relación "contractual" y relación "de obligación": Se ha pretendido explicar la existencia de facultades accesorias y
de deberes secundarios recurriendo a la distinción entre relación contractual y relación de obligación, otorgándole a
la primera mayor amplitud de efectos, y limitando la segunda al simple crédito-deuda. Mediante esta dualidad de
conceptos se afirma que las facultades accesorias y los deberes secundarios derivan del contrato o relación
contractual, no de la relación de obligación.
Sin negar el valor teórico práctico que la distinción entre relación contractual y relación de obligación ofrece, no
brinda una explicación satisfactoria acerca de la naturaleza y el origen de las facultades y deberes accesorios. Si se
admitiera esta tesis, se limitaría la vigencia de las conductas secundarias, a la esfera contractual, con lo que quedaría
sin explicación una serie de hipótesis que se plantean en relaciones de origen extracontractual. Cuando la obligación
proviniese de un acto ilícito, de la ley, o de cualquiera de las fuentes que no sean un contrato, no habría para las
partes facultades y deberes accesorios, pues faltaría la relación contractual que los impusiera.
Las conductas secundarias son impuestas, no por la relación contractual o fuente de la obligación, sino por el
principio de buena fe imperante en toda relación de obligación por mandato expreso de la ley. La relación de
obligación, nacida de cualquiera de las fuentes aceptadas, es siempre compleja. El deber de cooperación recíproca
es engendrado por la obligación, con total prescindencia de su origen contractual o extracontractual.
La situación jurídica del acreedor: para comprender la posición jurídica del acreedor es necesario examinar tres
cuestiones: 1) que es el derecho de crédito;2) cuáles son las facultades accesorias que lo acompañan; y 3) cuáles son
los deberes secundarios que debe observar.

1) Derecho de crédito:
En sentido estricto, derecho de crédito es el que ostenta el acreedor con poder o facultad para exigir del deudor
el bien que le es debido. Es un verdadero derecho subjetivo, en virtud del cual el acreedor está en condiciones
de obtener la satisfacción de su propio interés mediante la actuación del deudor (prestación), o mediante la
ejecución forzada. Se dirige a la obtención del objeto específicamente debido. En caso de incumplimiento
absoluto nace una nueva obligación, en virtud de la cual el acreedor puede dirigirse al patrimonio del deudor
para tomar de él la indemnización pertinente. Lo que decide si el derecho del acreedor se ha de dirigir al bien
debido, o si se ha de orientar al patrimonio del deudor, es el hecho del incumplimiento imputable.
Desde el punto de vista de la sociología del derecho, se piensa que el acreedor se halla en una situación de
poder que va mucho más allá del simple derecho subjetivo de exigir el bien debido. El derecho de crédito refleja
toda la situación de poder-jurídico, económico y social- que el acreedor puede hacer valer contra el deudor. La
situación acreedora se presenta como un centro de imputación y unificación de facultades y prerrogativas,
especialmente jurídicas, cuyo beneficiario es el acreedor.

2) Facultades y derechos que integra la situación acreedora:


La situación jurídica del acreedor no se agota con el derecho de crédito. Si bien el núcleo central de la situación
acreedora lo constituye el poder de que goza el acreedor para exigir lo que se le debe, este se integra con una
serie de facultades y derechos que la complementan. A título de ejemplo: I. facultades de disposición sobre el
crédito.
Facultades de conservación y tutela preventiva del crédito.
III. Facultades para conservar la solvencia del deudor.

3) Cargas y deberes. El deber de Cooperar:


La situación jurídica del acreedor es compleja. Conforme las directivas que imparte la idea de cooperación, y a
las pautas de valoración de la conducta que proporciona el principio jurídico de buena fe, el acreedor ha dejado
de ser el sujeto investido exclusivamente de poder y facultades, para convertirse en sujeto pasivo de ciertos
deberes de conducta jurídicamente obligatorios.
Los deberes de cooperación que se le impone al acreedor como facultades accesorias dependen de la relación de
obligación de la cual derivan. Los supuestos más importantes son:

Deber de no agravar la situación del deudor: el acreedor debe abstenerse de todo comportamiento que
conduzca a hacer más onerosa la obligación del deudor, su deber es facilitar su liberación.
Deber de contribuir a la materialización del pago: la realización del pago exige, según la naturaleza de ciertas
obligaciones, la expresa cooperación del acreedor, y éste no puede negarse a prestarla.
En las obligaciones de dar, la aceptación de la prestación por parte del acreedor es ineludible; el deudor
no podrá cumplir, normalmente, si el acreedor no recibe el pago. En las obligaciones de hacer es
también necesaria la aceptación del acreedor, sólo en las de no hacer es aparentemente innecesaria
actividad alguna del acreedor; basta el comportamiento del deudor para poner fin al vínculo.
Por ejemplo, si la obligación debe ser pagada en el domicilio del deudor, el acreedor tiene que concurrir
a recibir la prestación. Si no lo hace, aquél quedará exento de responsabilidad por el retraso en que
puede incurrir. La infracción al deber de cooperar por parte del acreedor impide o borra la
responsabilidad del deudor.

La situación jurídica del deudor: Para describir la situación jurídica en que se halla el deudor es necesario precisar
tres conceptos: 1) deber jurídico de proporcionar el bien debido (deber de prestación), 2) deberes secundarios de
conducta, que acompañan al anterior, y 3) facultades y derechos del deudor que se corresponden con los deberes
secundarios impuestos al acreedor.

1) El Deber de prestación:
La obligación importa, para el deudor, el deber de satisfacer el interés del acreedor.
Correlato lógico del derecho de crédito, considerado en sentido estricto. Ese deber se cumple cuando el deudor
despliega un comportamiento útil y patrimonialmente valioso especialmente previsto para satisfacer al
acreedor; puesto que ese comportamiento se denomina prestación, el deber que aquí se trata, suele ser llamado
deber de prestación.
No comprende exclusivamente el comportamiento especialmente previsto, ya que si el deudor no observará la
conducta debida, el acreedor tiene derecho satisfacer su interés mediante la ejecución forzada, lo que supone
que prescindirá de ese especial comportamiento del deudor. Se debe concluir que el deber de prestación
también comprende el de soportar la ejecución. De allí que la expresión deber de prestación reconozca: una
acepción estricta, referida a la conducta específicamente debida, y una significación amplia, comprensiva de la
ejecución forzada, atendiendo al hecho de que en este caso, el comportamiento debido consiste en soportar esa
ejecución.
El deber de proporcionar el bien debido o deber de prestación es un verdadero deber jurídico. ES una especie
calificada dentro de la categoría de deberes jurídicos.

2) Deberes secundarios:
La situación deudora, al igual que la acreedora, es mucho más compleja, pues el deudor está obligado a cumplir
ciertos deberes secundarios que complementan el primario deber de prestación. Es imposible ofrecer una
enumeración de los deberes que acompañan al cumplimiento, ya que ello depende de las particulares
circunstancias de cada caso. Resulta factible, en cambio dar algunos ejemplos que ilustran cómo funciona el
principio de buena fe y que deberes secundarios derivan de él:
Si el autor se ha reservado la facultad de fijar el día y la hora que ha de cumplir la prestación, no podría realizarla
en otro horario, pues no es esa la forma cómo obraría un hombre recto, aun cuando estuviera persuadido de
la legitimidad de su conducta.
Si se fija como lugar de pago su propio domicilio, el deudor deberá permanecer en él, o dejar en su lugar a una
persona autorizada, para esperar al acreedora fin de que la prestación pueda ser realizada.
La inobservancia de estos deberes secundarios constituye, en todos los casos, un incumplimiento, que podrá ser
absoluto o relativo, o bien conduce a un cumplimiento parcial, defectuoso, según la gravedad de la falta
cometida.

3) Las facultades del deudor:


La situación jurídica del deudor no se agota en la suma de deberes que se le impone; también es titular de un
conjunto de facultades, que el orden jurídico le reconoce en resguardo de sus propios intereses:

Derecho de pagar o de cumplir: es titular del derecho a liberarse de la obligación, aún contrala voluntad del
acreedor. Si el deudor enfrenta obstáculos para liberarse, porque el acreedor no quiere o no puede
recibir el pago, el ordenamiento jurídico le proporciona los medios para que su derecho tenga efectiva
realización por medio del pago por consignación.
Derecho de oponer defensas: está facultado para oponerse a toda pretensión abusiva o desproporcionada que
el acreedor intente en su contra. Son ejercidas mediante la interposición de excepciones o por medio de
acciones.
Derecho del deudor insolvente: puede solicitar que se decrete la inembargabilidad de sus bienes, cuando éstos
integran "el lecho cotidiano de él y de su familia", o cuando se trata de "las ropas y muebles de su
indispensable uso", o de "los instrumentos necesarios para su profesión, arte u oficio". Puede solicitar,
también, la convocatoria de sus acreedores mediante el procedimiento concursal.

Obligación y derecho real: 5 diferencias. El derecho real y la obligación difieren por lo siguiente:

Por los elementos: si el derecho real es aquel que se ejerce directa e inmediatamente sobre la cosa, sin la
intervención de otros intermediarios es lógico concluir que sus elementos son sólo dos: el sujeto activo, o titular
del derecho, y la cosa sobre la cual ejerce su señorío. Al contrario, si el derecho personal o de crédito supone la
facultad de uno para exigir de otro determinada conducta, es igualmente lógico afirmar que sus elementos son
tres: sujeto activo o acreedor, sujeto pasivo o deudor, y la cosa o hecho que éste debe entregar o realizar
(prestación).
Por el objeto y el contenido: al derecho real se lo ejerce sobre cosas; siendo estas su objeto, deben tener existencia
actual, es decir, deben existir en el momento en que el derecho es ejercido. En cambio, los derechos personales,
puesto que tienen por objeto una prestación, es decir, una conducta futura del deudor, pueden recaer sobre
cosas inexistentes al momento de ser constituido el vínculo, siempre que puedan existir luego.
Por la tutela que el ordenamiento jurídico les proporciona: se afirma que los derechos reales son absolutos, en
el sentido de que pueden ser invocados por su titular contra todos los miembros de la comunidad: son oponibles
erga omnes, por medio de las acciones posesorias y reales, puede demandar a cualquier persona que lo perturbe
o pretenda privarlo de su derecho. Los derechos personales, en cambio, son relativos, en el sentido de que sólo
pueden ser Invocados frente al deudor.
Por el modo de ejercicio: los derechos reales le otorgan a su titular un poder discrecional que no tiene el acreedor,
en razón de que está obligado a respetar la persona del deudor y la incoercibilidad de su conducta; por otra
parte, el derecho real se consolida cuando es ejercido, pues con ello el sujeto activo reafirma su condición de tal.
En tanto que, los derechos personales, si el acreedor ejerce su derecho, la obligación se extingue, pues tal
ejercicio supone el cumplimiento de la prestación.
Por el número: el ordenamiento jurídico determina el número de tipos o especies de derechos reales que los
particulares pueden ejercer (14 según lo establece el CCyC). En lo que atañe a los derechos personales, su
número y especies dependen de la autonomía privada, pues los particulares pueden crear toda clase de
obligaciones, siempre que sean lícitas y no contravengan la moral o las buenas costumbres.

5. LA UNIFICACIÓN DE LA LEGISLACIÓN SOBRE OBLIGACIONES CIVILES Y COMERCIALES

Razones que justifican la unificación de las obligaciones civiles y comerciales: La unificación de nuestra, legislación
civil y comercial en materia de obligaciones y contratos es conveniente y necesaria.

Breve reseña histórica: La historia del derecho privado contiene dos premisas: 1) el derecho romano no conoció la
división en derecho civil y derecho comercial; 2) este último fue el producto intelectual de los comerciantes de la
edad media, quienes Io elaboraron para reglamentar sus actividades económicas, ante la insuficiencia del derecho
vigente. De lo que es posible concluir:
KSi el mundo romano no fraccionó su derecho privado fue porque la división no era necesaria, pues de Io contrario el
pragmatismo de sus juristas y la dinámica de sus instituciones hubieran impulsado la separación.
KFueron razones circunstanciales, derivadas de acontecimientos históricos transitorios, las que determinaron el
nacimiento del derecho comercial. Hubiese sido suficiente la renovación de las instituciones propias del derecho
civil y la incorporación, en el marco de estas, de las nuevas instituciones que surgían como una imposición de la
actividad económica, para mantener unificado el derecho privado. Pero no fue así.
KEl derecho mercantil constituye una categoría histórica, en el sentido de que la formación de sus normas respondió a
exigencias ineludibles de la realidad. Pero la íntima vinculación entre el derecho comercial y los

factores económicos y sociales de cada momento histórico explica la relatividad de su contenido: al evolucionar
y transformarse aquellos factores, evoluciona y se transforma esta rama del derecho.
El derecho surgió como un ordenamiento destinado a regir la actividad profesional de una clase de ciudadanos: los
comerciantes. Por eso se lo definió como el derecho especial de los comerciantes. La vigencia estuvo justificada
en épocas en que el comercio era ejercida en forma exclusiva por los comerciantes pertenecientes a las
corporaciones; pero tales estatutos resultan ahora anacrónicos, porque los actos de comercio y, en general la
actividad económica, son ejercidos por toda clase de personas, y porque el concepto de comerciante ha sido
desbordado por otros, como los referidos a la empresa y al empresario.

Los Proyectos de Unificación de 1987, de 1993 y de 1998: En la República Argentina se han sucedido diversas
propuestas de unificación y reforma de la legislación civil y comercial, se han conocido cuatro proyectos:

El proyecto de unificación de 1987. Afirmadas la conveniencia y la necesidad de la unificación, el proyecto estaba


dirigido a concretar la unificación de la legislación civil comercial. En 1991 el Senado de la nación sancionó este
proyecto de código único civil y comercial y lo remite al poder ejecutivo para su promulgación. Pero el poder
ejecutivo vetó íntegramente mediante un decreto.
Algunas de las reformas propuestas en materia de obligaciones fueron: 1° respeto de las fuentes de las obligaciones,
se puede señalar: a) al tratar de la voluntad unilateral, dispone que será considerada fuente de obligaciones en los
casos previstos por la ley o cuando así resulte de los usos y costumbres, y b) dio expresas disposiciones referidas al
enriquecimiento sin causa, estableciendo que quien sin justa causa se enriqueció con perjuicio de otro debe
indemnizar este perjuicio hasta el límite de su propio enriquecimiento. 2° respecto de la teoría general de la
responsabilidad civil, es importante destacar: a) previo a la unificación de los regímenes de responsabilidad
contractual y extracontractual; b) le dedica un texto al daño proveniente de la actividad de un grupo de individuos
que sea riesgoso para terceros, haciéndolos responsables solidarios; y c) define el llamado incumplimiento sin culpa,
en los siguientes términos: "Hay incumplimiento sin culpa cuando el deudor acredita que para cumplir habría sido
menester emplear una dirigencia mayor que la exigible por la índole de la obligación".
El Provecto de la comisión federal de juristas de 1993: ante el veto del proyecto de 1987, la Cámara de Diputados de
la Nación, decidió conformar una comisión llamada Federal a la que se encomendó la misión de preparar un nuevo
proyecto. Luego de los trámites de rigor, ese mismo año el pleno de los diputados sancionó el proyecto y lo remitió
para su revisión a la Cámara de Senadores. En el Senado, este proyecto no tuvo trámite parlamentario.
Utiliza el mismo método con que fue elaborado el proyecto de 1987, y en materia de obligaciones y contratos se
puede destacar: 1° inclusión expresa previsión referida a la mora del acreedor; 2° prever responsabilidad, limitada al
reembolso de gastos, por la ruptura de las tratativas previas y consagra una regla que ordena la reparación del daño
moral de todos los daños causados al acreedor como supuestos de responsabilidad precontractual; 3° pretende
establecer una clara distinción entre obligaciones de medios y obligaciones de resultados; 4° en cuanto a las
obligaciones naturales se considera innecesario regularlas y se limita a disponer que no es repetible el cumplimiento
espontáneo de un obligación de esa clase; 5°trata de la dación en pago, denominación que se asigna al pago por
entrega de bienes y se elimina la injustificada exigencia legal de que no se trate de deudas en dinero; y 6° en materia
de compraventa es importante destacar este proyecto, que legisla sobre el boleto de compraventa de inmuebles,
exponiendo que las obligaciones nacidas de él son civilmente exigibles.

Proyecto del Poder Ejecutivo de 1993: al mismo tiempo el poder ejecutivo había encomendado la redacción de otro
proyecto a una comisión de juristas, el proyecto del ministerio de justicia se remitió al Senado, donde no tuvo
trámite parlamentario alguno, se aparto del método con que fueron elaborados los anteriores proyectos y sus
autores optaron por proponer la total derogación del libro segundo del código civil y su reemplazo por otro
íntegramente reelaborado.

Proyecto del Poder Ejecutivo de 1998: en cuanto al método se apartaron de la metodología con que fueron
preparados los tres proyectos anteriores. Se propuso independizar la legislación especial incorporada al código de
comercio y llevar esa legislación al nuevo código civil. Se propuso luego la derogación del código civil y de comercio
para reemplazarlo por un código civil íntegramente nuevo.
Cabe destacar entre las principales reformas que propone: 1° en materia de obligaciones de dar dinero se mantiene
rígidamente el sistema nominalista; 2° para la cuantificación en dinero de la deuda de valor se atiende al ideal de la
ley de desindexación, que trata de evitar que al ser liquidado el daño se llegue a un resultado que puede ser
calificado como absurdo o injusto respecto del valor "real y actual" del objeto la prestación; 3° en la materia
responsabilidad civil: a) la prevención del daño tiene un lugar relevante, desde tres puntos de vista: 1. La asignación
de virtualidades a las medidas técnicas en procura de evitar el daño, 2. Los mecanismos tendientes a instalarla, y
La tutela inhibitoria. A) Se prevé que toda persona tiene el deber, en cuanto dependa de ella, de evitar causar un
daño no justificado, de obrar de buena fe y según las circunstancias y las medidas razonables para evitar un daño o
disminuir su magnitud y de no agravar el daño, si ya se ha producido. B) La culpa es el factor de atribución de
responsabilidad, en caso de que la ley o las partes no hubiesen dispuesto lo contrario. C) Incluye, además de la cosa
riesgosa, la actividad riesgosa o peligrosa, pero tratando de precisar ese concepto para evitar la indiscreta aplicación
del texto legal a ciertas actividades. D) En materia de responsabilidad objetiva, la reparación del daño queda limitado
a un tope cuantitativo por cada damnificado directo, que se reduce proporcionalmente si hay liberación parcial por
la incidencia de la culpa de la víctima. E) Entre otras reformas: 1. La incorporación de un texto para la mora del
acreedor, remitiendo a las normas de la mora del deudor, 2. La consagración del precepto relativo al daño al
proyecto de vida, 3. La introducción del concepto de daño al interés negativo, y 4. La definición de la culpa grave
como la "falta de diligencia extrema" y su asimilación al dolo.

El método del Código Civil y Comercial en el Anteproyecto 2012

Ley 26.994
Decreto 1795/2014
Anexo I. Código Civil y Comercial de la Nación

TÍTULO PRELIMINAR
Capítulo 1 – Derecho
Capítulo 2 – Ley
Capítulo 3 – Ejercicio de los derechos
Capítulo 4 – Derechos y bienes

Libro Primero. PARTE GENERAL


TÍTULO I – Persona humana
TÍTULO II – Persona jurídica
TÍTULO III – Bienes
TÍTULO IV – Hechos y actos jurídicos
TÍTULO V – Transmisión de los derechos

Libro Segundo. RELACIONES DE FAMILIA


TÍTULO I – Matrimonio
TÍTULO II – Régimen patrimonial del matrimonio
TÍTULO III – Uniones convivenciales
TÍTULO IV – Parentesco
TÍTULO V – Filiación
TÍTULO VI – Adopción
TÍTULO VII – Responsabilidad parental
TÍTULO VIII – Procesos de familia Se regulan las obligaciones en el libro tercero

Libro Tercero. DERECHOS PERSONALES


TÍTULO I – Obligaciones en general
TÍTULO II – Contratos en general
TÍTULO III – Contratos de consumo
TÍTULO IV – Contratos en particular
TÍTULO V – Otras fuentes de las obligaciones

Libro Cuarto. DERECHOS REALES


TÍTULO I – Disposiciones generales
TÍTULO II – Posesión y tenencia
TÍTULO III – Dominio
TÍTULO IV – Condominio
TÍTULO V – Propiedad horizontal
TÍTULO VI – Conjuntos inmobiliarios
TÍTULO VII – Superficie
TÍTULO VIII – Usufructo
TÍTULO IX – Uso
TÍTULO X – Habitación
TÍTULO XI – Servidumbre
TÍTULO XII – Derechos reales de garantía
TÍTULO XIII – Acciones posesorias y acciones reales

Libro Quinto. TRANSMISIÓN DE DERECHOS POR CAUSA DE MUERTE


TÍTULO I – Sucesiones
TÍTULO II – Aceptación y renuncia de la herencia
TÍTULO III – Cesión de herencia
TÍTULO IV – Petición de herencia
TÍTULO V – Responsabilidad de los herederos y legatarios. Liquidación del pasivo
TÍTULO VI – Estado de indivisión
TÍTULO VII – Proceso sucesorio
TÍTULO VIII – Partición
TÍTULO IX – Sucesiones intestadas
TÍTULO X – Porción legítima
TÍTULO XI – Sucesiones testamentarias

Libro Sexto. DISPOSICIONES COMUNES A LOS DERECHOS PERSONALES Y REALES


TÍTULO I – Prescripción y caducidad
TÍTULO II – Privilegios
TÍTULO III – Derecho de retención
TÍTULO IV – Disposiciones de derecho internacional privado
UNIDAD 2

1. REQUISITOS DE LA OBLIGACIÓN

Enumeración de los requisitos de la obligación: Son aquellos sin los cuales la obligación no puede tener existencia y
validez, en otras palabras la ausencia de cualquiera de ellos impide que la obligación exista como tal; se puede decir
que son elementos constitutivos de la obligación:
sujeto: activo y pasivo
Vinculo jurídico
Objeto
Causa fuente

Son elementos, pero no esenciales:


Causa fin
Compulsión

La compulsión: se trata de uno de los atributos del poder que ostentan al creedor, cuya adecuada explicación se
obtiene por medio del vínculo. Cuando una obligación sigue un curso normal y se la cumple voluntaria y
espontáneamente, no se requiere de ninguna compulsión, con lo cual queda demostrado que esta no es
requisito esencial del vínculo obligatorio.
La causa fin: Se trata de un ingrediente psicológico que puede ser localizado en los actos jurídicos, contractuales o
no, en la voluntad de sus acreedores, y mediante el cual es posible descubrir la finalidad que persigue. El hecho
de que algunas obligaciones de fuente contractual sean asumidas con el propósito de alcanzar un fin, no significa
que ese fin integre el derecho de crédito.

Los sujetos: Son los protagonistas del vínculo, aquellos sobre quienes recaen los efectos.
Una relación de obligación enlaza a un acreedor con un deudor. El primero es el sujeto activo a quien el
ordenamiento jurídico le reconoce el derecho de exigir el bien que le es debido. El segundo es el sujeto pasivo a
quien el mismo ordenamiento le impone el deber de cumplir. La obligación no se concibe sin tales sujetos.
Solo pueden ser sujetos de obligaciones las personas que son titulares de derechos y obligaciones, tanto las
personas humanas como las personas jurídicas pueden ser acreedoras o deudoras. Los sujetos tanto el acreedor
como el deudor pueden ser únicos o plurales.

Condiciones requeridas: para ser acreedor o deudor se requiere que las personas tengan capacidad jurídica y que
sea posible su individualización o, más exactamente, su determinación.

Capacidad: Se requiere capacidad de DERECHO, es decir capacidad para gozar de la investidura de acreedor o para la
posición del deudor, NO se exige capacidad de EJERCICIO, pues tales incapaces pueden actuar por medio de sus
representantes.

Determinación: El acreedor y el deudor deben ser personas determinadas o determinables, por lo general ambos se
hallan individualizados desde el nacimiento de la obligación y esta situación no varía hasta su extinción; otras veces,
luego de constituido el vínculo, se desconoce quién será el acreedor o quien será el deudor, pero esta
indeterminación, siempre que sea relativa, pasajera o transitoria, no afecta su validez. Esta situación se presenta por
ejemplo con los títulos emitidos al portador, que confiere la calidad de acreedor a quien los posee. En estos casos
hay una indeterminación relativa, pues la relación de obligación se integrara con aquel que quede en situación de
acreedor en el momento del pago; el sujeto activo es determinable, ya que se cuenta con los medios para efectuar la
determinación: en el caso de los títulos al portador será acreedor legitimado el último poseedor.
Si en el tiempo del cumplimiento la incertidumbre se disipa y queda localizado el acreedor y el deudor, la obligación
tendrá plena eficacia. Esta es la regla general.
Por excepción si se desconoce quién es el acreedor, y se ignora su identidad llegado el día del pago, la obligación es
igualmente valida, ya que el deudor puede recurrir al procedimiento previsto para el pago por consignación y
obtener así, su liberación.
En cambio, si la incertidumbre afecta al deudor, la obligación carece de eficacia y no surte efecto alguno. La ley no ha
previsto mecanismos que posibilite exigir el cumplimiento a una persona desconocida. La determinación del deudor
es esencial para que la obligación sea válida, el acreedor puede ser excepcionalmente, una persona desconocida.

Las obligaciones propter rem: Son aquellas en las que hay indeterminación RELATIVA de los sujetos de la relación.

Concepto: Han sido definidas como aquellas que descansan sobre determinada relación de señorío sobre una cosa, y
nacen, se desplazan y se extinguen con esa relación de señorío. Se caracterizan porque el deber de prestación, se le
impone a la persona exclusivamente, en cuanto ella es titular de una relación real, porque está en relación con una
cosa sobre la cual ejerce su señorío: posesión, propiedad, usufructo, etc. La persona del deudor queda determinada
por efecto de tener ella la cosa en su poder. La cosa es solo un elemento para determinar el sujeto de la obligación.
Por esta razón se ha dicho que el deber de prestación sigue la cosa, va adosado a ella y que la obligación nace, se
trasmite y se extingue junto con la cosa.

Características:

Depende de una relación real: solo es acreedor o deudor propter rem quien está jurídicamente relacionado con una
cosa, sobre la cual ejerce determinado señorío. No es necesario que ejerza sobre la cosa algún derecho real, lo
esencial es que el sujeto este en relación con la cosa, cualquiera que sea el título que ostente (propietario o
poseedor).

Se la construye "en razón de la cosa y con referencia a ella": La prestación que deben cumplir los deudores tiene
origen en los gastos o erogaciones que realizaron los acreedores para construir, conservar o mejorar la cosa sobre la
cual unos y otros ejercen alguna especie de señorío. Es la cosa la que requiere inversiones, y éstas generan créditos y
deudas; créditos en favor del inversor, deudas a cargo de quien se verá beneficiado.

3)El crédito y la dada "pasan" a adquirientes o poseedores de la cosa: puesto que el crédito o la deuda se los tiene en
razón de la cosa, esta transforma en acreedor y deudor a los sucesivos adquirientes o poseedores, la obligación
deambula con la cosa.

Se extinguen cuando cesa la relación con la cosa: Cuando cesa, por cualquier motivo la relación de la persona con la
cosa, también crédito o la deuda que le incumbían con ella. Quien se desprende de la cosa sedesobliga; quien la
adquiere queda vinculado, pues viene a ocupar la posición jurídica de su antecesor. En caso de abandono, hay
eficacia liberatoria aunque se concrete después de efectuados los gastos.
Si la obligación propter rem es asumida en razón de la cosa, cuando cesa la posesión cesa también la obligación,
pues de lo contrario no sería propter rem.

En caso de incumplimiento, el deudor responde con todo su patrimonio:


Todo deudor responde con la totalidad de su patrimonio, el cual constituye la prenda común de los acreedores,
según el principio general;
Para limitar su responsabilidad al valor de la cosa, el deudor debe estar expresamente autorizado por la ley;
En casi todas las hipótesis de obligaciones propter rem, esa autorización existe, de manera que están regidas por
el principio general que impone la responsabilidad patrimonial ilimitada.
Cabe la aclaración de que la responsabilidad ilimitada será únicamente cuando el deudor incumple, cuando
manteniéndose en relación con la cosa, se niega a satisfacer al acreedor. No se ve en el abandono un caso de
incumplimiento, pues con aquel, el deber de prestación se traslada a otro deudor, el nuevo poseedor; o bien, si la
cosa abandonada queda bajo el dominio exclusivo del acreedor, la obligación se habrá extinguido por confusión.

Son creadas por ley: Las obligaciones propter rem derivan de la ley, ya que solo el legislador puede crearlas. Los
particulares no podrán nunca crear una obligación que tenga por deudor o acreedor a todo ulterior poseedor de una
cosa determinada, entre otras razones, porque los contratos no pueden vincular a los terceros que no intervinieron
en su celebración.

La cuestión en el CCyCN. Algunos supuestos de obligaciones "propter rem": Interpretación del art 497 del CC
Vélez La doctrina discutió si esta clase de obligaciones fue o no acogida en el sistema del código civil.
Tesis negativa:
Según una corriente, las obligaciones propter rem no habrían sido adoptadas en el código civil.
Por: 1° el derecho personal crea una relación entre personas determinadas, acreedor y deudor; el primero es titular
del derecho de crédito; el segundo está obligado respecto de aquel. Entre ambos hay una amónica correlación.
2° el derecho real, no se integra con una obligación que corresponda a una persona determinada. Frente al titular de
la potestad real se sitúa la sociedad toda, pero el deber de respeto no es una verdadera obligación. Tampoco se
debe ver una obligación en el deber de ciertas personas de soportar que otra ejerza un derecho real sobre uno de
sus bienes.
3° si éste es el sistema aceptado por el código civil es absurdo pensar que una persona pueda estar obligada por el
hecho de ser titular del derecho real, o por el hecho de tener que ser su portavoz, puesto que no hay obligación que
les corresponda.
Esta tesis ha sido superada.

Tesis positiva:

El art. 497 no se refiere a las obligaciones propter rem. El codificador se refirió al deber jurídico que les incumbe a
todos de respetar el derecho real. El deber general de respeto, si bien es el correlato de todo derecho real, no
constituyen obligación. El art. 497 alude a las cargas reales, y nada dice de las obligaciones propter rem. Éstas no
están comprendidas en dicho artículo.
De los distintos supuestos comprendidos en el art 497, esposible imaginar diversas hipótesis, pero las obligaciones
propter rem no están comprendidas en él.
El art 497 es de carácter doctrinal, carece de contenido normativo; pues pretende introducir conceptos jurídicos en
el código civil.

Ejemplos de propter rem


Obligaciones derivadas de medianería ( art 2722 CCC art 2018, 2027, 2028 del CCC )
Recompensar a quien encuentra una cosa perdida (art 2533 CC Vélez)
Pagar expensas comunes (art 2048 y 2050 CCC)
Construir un contramuro cuando se edifique un fogón (art 2622 CC Vélez)
No hacer excavaciones cuando puede causar ruinas (art 2615 CC Vélez)
No plantar árboles a menos de 3 metros (1982 CCC)

Diferencia con las cargas reales: la expresión carga real es empleada como sinónimo de gravámenesreales, que no
deben ser identificados con las obligaciones propter rem. Desde este punto de vista, carga real equivale al deber
jurídico que tiene una persona de soportar que sobre uno de sus bienes, ejerza un derecho real otra persona. Así, el
deudor hipotecario, debe tolerar que el acreedor hipotecario ejerza su derecho sobre el inmueble hipotecado, lo
cual constituye para el primero una carga real. Lo mismo sucede con los derechos reales que se ejercen sobre la cosa
ajena. La carga real es el correlato o lado pasivo de un derecho real.

¿Cómo pueden confundirse? Se apreciaran problemas si se tiene en cuenta que en todos los derechos reales
también existe un sujeto pasivo, que no siempre es universal. En ciertos casos, el ordenamiento le impone a una
persona determinada en específico el deber jurídico de tolerar que otra persona ejerza sobre uno de sus bienes un
derecho real. Lo típico de este deber jurídico es su carácter real, es decir, se impone en razón de la cosa grabada y se
mantiene con ella donde quiera que vaya. Si el deudor hipotecario vende la cosa, el deber jurídico va con ella, y el
nuevo propietario tiene que tolerar o sufrir el derecho de hipoteca. De ahí el parentesco de este deber jurídico real
con la obligación propter rem. Sin embargo, entre ambas figuras hay notables diferencias, por ejemplo la situación
jurídica en que se halla el tercer poseedor de un inmueble hipotecario.
1- El tercer poseedor no puede ser considerado deudor, desde el momento en que la ley descarta la posibilidad de
que incumpla la obligación. El tercer poseedor no responde con sus otros bienes, lo cual desmiente que se trate de
un obligado propter rem, porque éste tiene responsabilidad ilimitada en caso de incumplimiento.
2- Tampoco el hecho de que tanto el deudor propter rem como el tercer poseedor puedan liberarse mediante el
abandono de la cosa autoriza a identificarlos. El abandono en uno y otro caso, tienen distinta naturaleza jurídica; así,
el tercer poseedor que hace abandono de la cosa no abdica ni pierde el derecho de dominio, sino hasta tanto se
adjudique ese a otro por sentencia judicial. En el ínterin entre el abandono y la sentencia el tercero sigue siendo

propietario. En la obligación propter rem, en cambio el abandono tiene carácter definitivo, libera al deudor desde su
consumación y sus efectos se proyectan hacia el futuro.
Las diferencias bastan para demostrar que el deber del tercer poseedor hipotecario, considerado como cargar eal, si
podría ubicárselo en la situación de sujeto pasivo respecto del derecho real de hipoteca, no puede ser asimilado a la
obligación propter rem.
2. EL VINCULO JURÍDICO

Concepto e importancia.
Elemento inmaterial que sirve de enlace jurídico de los sujetos. Es el elemento tipificante porque revela el carácter
personal de la relación y explica el crédito y la deuda.

Teoría del débito y la responsabilidad: Concibe la obligación como una doble relación: una de puro débito (Shuld) y
otra de responsabilidad (Haftung). Los postulados de esta teoría podrían ser explicados:
Constituida una obligación, derivada de cualquier fuente, cobra vida una relación de deuda o puro débito y se
caracteriza por las siguientes notas:
el deudor siente la necesidad o la presión psicológica de cumplir voluntariamente
el acreedor se mantiene expectante, a la espera de que su interés sea satisfecho sin necesidad de compulsión.
Sus poderes se conservan en potencia.
si la prestación se cumple, se cierra la relación de deuda y con ello se extingue la obligación. Pero si la prestación
no se cumple, con el incumplimiento se inicia la segunda relación, llamada "de responsabilidad", que se
distingue por:
se actualizan los poderes que el acreedor conservaba en potencia; y
el acreedor puede promover la ejecución judicial, para obtener el cumplimiento forzado de la obligación o la
indemnización sustitutiva de la prestación.
Según esta concepción, la obligación se desarrolló durante dos momentos vitales y sucesivos, aunque pueden
extinguirse al concluir el primer momento. Durante el desarrollo de su primera fase (relación de deuda o puro
debito), el deudor siente la necesidad de cumplir voluntariamente, mientras el acreedor se mantiene a expectativas.
Si la prestación se verifica, la obligación se extingue sin que tenga lugar el segundo momento; pero si la prestación
no se cumple se abre el segundo momento (el de la responsabilidad), durante el cual las facultades que el acreedor
conservaba en potencia se transforman en verdaderas armas de agresión patrimonial.

Análisis de esta teoría. Es inexacto disociar la obligación en dos conceptos diferentes (deuda y responsabilidad) pues
se obtiene una ilusión parcial del fenómeno. La obligación es siempre deuda y responsabilidad al mismo tiempo, es
imposible que pueda haber un deudor sin responsabilidad o una persona responsable sin que haya asumido antes la
condición de deudor, si alguien debe es porque es responsable; y viceversa: es responsable porque debe. Un análisis
crítico de la concepción demostraria la necesidad de elaborar una teoría que reúna la deuda y la responsabilidad en
un solo concepto.

La obligación como deber: la obligación le impone al deudor el deber jurídico de observar determinada conducta
(prestación) en interés del acreedor. Se trata de una concepción ética y mide exclusivamente la posición jurídica del
deudor, a quien le corresponde cumplir voluntariamente la prestación. La obligación es un deber que se extingue
con el cumplimiento voluntario. Pero si el deudor incumple, se producen consecuencias que ya no derivan de la
obligación, sino del incumplimiento, que se presenta como fuente de una nueva obligación: la de indemnizar al
acreedor. La responsabilidad se sitúa fuera de la obligación, pues no derivan de ella, sino de la situación de
incumplimiento.
Pero en realidad, el incumplimiento no necesariamente desemboca en la indemnización; también puede dar lugar a
la ejecución forzada, por medio de la cual el acreedor recibirá el objeto específicamente debido.
Entonces, si la obligación se agotara en el mero deber de cumplir voluntariamente, la ejecución forzada no integraría
el concepto de obligación, Io cual resulta indefendible porque no se puede negar que con la ejecución forzada se
está cumpliendo Io misma obligación.

La obligación como responsabilidad: tampoco se puede de que el deudor es responsable frente al acreedor si llega a
incumplir su deber. Pero de ahí a sostener que la obligación es exclusivamente responsabilidad, subestimando la
importancia del deber, se está parcializando la visión del fenómeno obligatorio.
La obligación como deber y como responsabilidad: se afirma que tanto el deber como la responsabilidad deben
estar en el concepto de obligación. Sólo así se obtendrá una visión integral y completa del fenómeno jurídico
llamado obligación.
El deber es el fundamento de todas las consecuencias jurídicas en que se traduce la obligación; por lo mismo sin
deber no hay obligación. La responsabilidad, refleja la total sanción que incorpora el ordenamiento jurídico al deber
asumido.

La obligación como "proceso" de la vida social. Cierta doctrina, inspirada en la concepción sociológica del derecho,
entiende que ninguna teoría puede considerarse triunfadora. Se piensa que el concepto puro de obligación aún no
ha sido hallado, y que no justifica continuar la búsqueda, pues carece de toda utilidad práctica para resolver los
problemas que cotidianamente plantea la vida social.
Esta doctrina ha iniciado nuevas investigaciones, en procura de descubrir que es la obligación como fenómeno social.
Estas obligaciones están encaminadas a aprender este fenómeno social en cuanto tal, en cuanto acontecer humano
concreto y real, que se localiza en un lugar y en un momento histórico determinados. Piensan que la obligación tiene
cierta naturaleza orgánica, porque es un fenómeno humano que nace, vive y muere, influidos directamente por las
condiciones económicas del medio social al que pertenece. Es una parte de la vida social que se presenta perfectamente
organizada, conforme a ciertos principios jurídicos, y que está llamada a cumplir una especial función económica y social.
Por su grado de organización y por la especial función que cumple (facilitar el intercambio de bienes y de servicios por
medio de la cooperación ajena), se piensa como institucionalizado e imprescindible.

También se la concibe como un proceso en sentido Hegeliano, es decir, como un devenir histórico que atraviesa
distintas fases: nace, vive y muere. Está desde un principio encaminado a alcanzar un fin determinado y extinguirse
con la obtención de ese fin. Se trata de un proceso transitorio. Este pensamiento inspirado en la dialéctica de Hegel,
dice que la extinción de la obligación no hace desaparecer el fenómeno del mundo jurídico: Al contrario, una
obligación extinguida genera, como proceso antitético, un nuevo proceso obligatorio, con consecuencias jurídicas
distintas del primero. Así, cuando el comprador paga el precio y el vendedor entrega la cosa, el contrato de compra-
venta se extingue por cumplimiento, pero él ha dado nacimiento a un nuevo propietario. Si bien la obligación es un
proceso transitorio, a cada uno que se extingue le sucede otro, indefinidamente, porque la vida social es un continuo
e incesante devenir.

Ligamen entre personas: Es temporario; se establece entre personas que se relacionan en un plano de igualdad. Las
leyes patrimonialistas, según las cuales el vínculo es un nexo entre acreedor y el patrimonio del deudor, alentaron la
deshumanización del derecho. El hombre es y seguirá siendo protagonista insustituible en las relaciones jurídicas.
El derecho resguarda la dignidad de las personas diciendo que el vínculo jurídico no supone sometimiento, sino que
el acreedor tiene derecho a tener algo que se halla dentro de la esfera de acción del deudor.
El vínculo es el nexo jurídico que justifica al acreedor y le reconoce el derecho de exigir de una persona determinada
un bien, una conducta; el objeto es ese bien o la autoridad que le reportara esa conducta a la que tiene derecho el
acreedor.
El hecho de que por el vinculo se obligan entre personas, explica por qué los derechos y deberes que atribuye-
impone deben ser regidos no sólo de buena fe y sin abusos, sino respetando los derechos esenciales de las personas
obligadas.

La coacción: sirve para reclamar judicialmente el cumplimiento de la obligación.


Fue considerada como uno de los elementos propios de la obligación, pero se admitió que no era así, al
comprobarse que la coacción sólo actúa en caso de responsabilidad. Ahora se dice que la coacción es un elemento
del vínculo, y si bien sólo actúa en caso de incumplimiento, antes de que éste se produzca, se mantiene en potencia.
Pero, de cualquier manera, sea en potencia, sea en acción, la coacción o compulsión integra el vínculo jurídico.
Según Wayar, la coacción no es un elemento autónomo de la obligación, es una virtualidad del vínculo (puede o no
tenerlo), hace una distinción entre: deuda (latente) responsabilidad (patente) y en el caso de las obligaciones
naturales (en el nuevo código reconocidas como deberes morales) el hecho de que no haya coacción no significa que
no haya vínculo.

3. EL PROBLEMA DEL OBJETO

Objeto y prestación: el debate de la doctrina

A. Se deben distinguir los conceptos en la opinión de Wayar, Zanoni y Compagnucci.

El objeto: es el bien debido o es el resultado de la conducta que resulta apta para satisfacer el interés del acreedor.

El objeto en las distintas clases de obligaciones:


En las obligaciones de dar: el objeto es la cosa.

En las obligaciones de hacer:


En las que están encaminadas a la producción de un resultado: el objeto es la cosa (la prestación es
sustituible porque el deudor puede subrogar el cumplimiento de la obligación en caso de que éste no
pudiera)
En las obligaciones de hacer intuitu personae: el objeto es la cosa (la prestación es insustituible porque si
el deudor no puede cumplir el interés del acreedor el interés del acreedor no persiste)
En las obligaciones de puro hacer: el objeto es la utilidad que se espera de la conducta del deudor.
En las obligaciones de no hacer: el objeto es la utilidad que deriva de la abstención.

La prestación: como "conducta" y como "medio": el deber de prestación es una conducta o comportamiento que el
deudor debe desplegar para producir el bien que habrá de satisfacer el interés del acreedor. Este comportamiento
se llama prestación y constituye el medio con el cual el acreedor obtendrá el objeto a que tiene derecho. La
prestación no se confunde con el objeto: este es el resultado, aquélla el medio para lograrlo.

La prestación en las distintas clases de obligaciones:


En las obligaciones de dar: la prestación se encuentra en la acción de entregar.
En las obligaciones de hacer: la prestación es la conducta desplegada por el deudor.
En las obligaciones de no hacer: la prestación la constituye la abstención

B. El objeto de la obligación es la prestación en la opinión de Salvat, Llambias, Borda y Trigo.

ARTÍCULO 725.- Requisitos. La prestación que constituye el objeto de la obligación debe ser material y jurídicamente
posible, lícita, determinada o determinable, susceptible de valoración económica y debe corresponder a un interés
patrimonial o extrapatrimonial del acreedor.

Prestación como bien debido:


La prestación es una conducta debida por el deudor, que puede consistir en:
Entregar una cosa, o trasmitir o poner a disposición bienes que no son cosas (obligación de dar)
La prestación de un servicio, o la realización de un hecho (obligación de hacer)
Y la abstención del deudor de una conducta permitida, o tolerar una actividad ajena (obligación de no hacer)

Los requisitos de la prestación:


Se encuentran redactados en el art 725 CCC. Para que la prestación pueda ser objeto de la obligación debe reunir
ciertos requisitos que el código determina:
Ser material y jurídicamente posible
Licita
Determinada o determinable
Susceptible de valoración económica
Y debe corresponder a un interés del acreedor
Estos requisitos hacen a la constitución valida de una obligación, deben subsistir durante su vigencia.

Interpretación de la norma: (código comentado)

Requisito de la prestación: la conducta debida del deudor debe reunir ciertos requisitos, los que deben presentarse
al momento del nacimiento de la obligación y subsistir durante su vigencia:

1)Posibilidad material y jurídica: La conducta del deudor debe ser factible de cumplimiento; la posibilidad necesaria
para que la obligación nazca es la existente al momento de su nacimiento, (imposibilidad originaria). Si es posterior a
ese momento (imposibilidad sobrevenida), la obligación se extingue por imposibilidad de cumplimiento. La
posibilidad debe ser
Objetiva (no dependiente de las circunstancias personales del deudor)
Definitiva (no temporaria)
Y absoluta (que impida el cumplimiento de manera irreversible)

Licitud: la prestación no debe contrariar el derecho, es decir, el ordenamiento jurídico en su totalidad; por ejemplo,
no es posible pactar sobre cosas que están fuera de comercio.
La invocación de la ilicitud de la conducta debe ser realizada por el deudor y corre a su cargo la prueba.

Determinación: La prestación debe estar determinada al momento del nacimiento de la obligación, o poder ser
determinada en un momento posterior, antes del plazo fijado para el cumplimiento.
Susceptible de valoración económica; patrimonialidad del interés: La prestación debe ser susceptible de valoración
económica y el código se pronuncia expresamente sobre una cuestión que constituyo una célebre controversia entre
los juristas alemanes Savigny y Von Ihering. El tema en pugna era si una prestación sin contenido patrimonial podía
ser objeto de la obligación, ante la imposibilidad de su valoración a la hora de determinar las consecuencias del
incumplimiento. Si no existía tal posibilidad, dicha prestación no podía ser objeto de la obligación. Por la posibilidad
se decía que, aun a falta de contenido económico estricto, el contrato era válido, en tanto el derecho debía proteger
todos los intereses del acreedor, aun los que no tuvieran patrimonialidad.
La doctrina finalmente deslindo dos ámbitos diferentes:
La patrimonialidad del interés: el que puede no existir.
Valoración económica: que siempre debe presentarse.
Se distinguió entonces, la utilidad de la prestación (que se persiga un interés licito, aunque no patrimonial) de la
posibilidad de valoración económica (a fin de determinar la cuantía si es necesario indemnizar).
El acreedor puede perseguir la satisfacción de un beneficio no patrimonial, y la obligación es válida si es posible su
valoración económica.

4. LA CAUSA-FUENTE

Concepto. Su carácter esencial:


Causa-fuente es todo hecho capaz de generar obligaciones. Un hecho tiene virtualidad suficiente para crear un
vínculo obligatorio cuando el ordenamiento jurídico se lo reconoce. Es decir, aunque los hechos tengan por sí solo
fuerza suficiente para crear un vínculo, ese vínculo no tendrá carácter obligatorio sin una norma jurídica que lo
reconozca. La verdadera fuente es el hecho generador; la norma cumple la función de juridizar el vínculo ya creado
por el hecho. En definitiva, toda obligación deriva de uno o de varios hechos, que tienen virtualidad suficiente para
dar nacimiento a un vínculo considerado obligatorio por el ordenamiento jurídico.
Es un elemento esencial de la obligación, ya que a ésta no se la concibe sin aquella; por eso el art 726 dice:

ARTÍCULO 726.- Causa. No hay obligación sin causa, es decir, sin que derive de algún hecho idóneo para producirla,
de conformidad con el ordenamiento jurídico.

Prueba de la existencia de la obligación. Existencia de la obligación y presunción de causa. Interpretación del art.
727 CCC.

ARTÍCULO 727.- Prueba de la existencia de la obligación. Presunción de fuente legítima. La existencia de la


obligación no se presume. La interpretación respecto de la existencia y extensión de la obligación es restrictiva.
Probada la obligación, se presume que nace de fuente legítima mientras no se acredite lo contrario.
El código determina diversas reglas de prueba en relación con la obligación, de implicancias prácticas.
Establece:
que la existencia de la obligación no se presume,
quela interpretación en relación con su existencia y extensión de los deberes es restrictiva
y que, probada su existencia, se presume que nació de una causa legítima, salvo prueba en contrario.

Interpretacion de la norma: (código comentado)

1- Necesidad de la prueba de la obligación por parte del acreedor: Se establece que la existencia de la obligación no
se presume. Por ello, quien alega ser acreedor debe probar que es titular de un derecho personal valido. Su posición
se ve atenuada al establecer el artículo que, si el acreedor probó la obligación, se presume que tiene causa.

2- Interpretación restrictiva de la existencia y extensión de la obligación: La segunda regla que determina la norma es
que la interpretación respecto a la existencia de la obligación y la extensión de los deberes del deudor debe ser
restrictiva.
El código determina que ya no se trata de un favor debitoris, sino de un favor debilis, ajustando el principio a las
nuevas demandas que presenta la sociedad.
Ante una relación en la cual existan dudas sobre la existencia de deberes de conducta con contenido patrimonial, de
una persona a favor de otra, debe interpretarse como que no existe obligación.
Probada la existencia de una obligación, si existen dudas sobre la extensión de los deberes del deudor o de los
derechos del acreedor, debe estarse siempre por la interpretación más favorable al deudor, esto es, a favor de su
liberación.
3- Presunción de existencia de causa legítima: El código impone que, probada la existencia de la obligación, se
presume que proviene de una causa legítima.
Si alguien aparece como sujeto pasivo de una obligación, lo normal y habitual es que se haya obligado en razón de
un hecho legítimo.
Pesa sobre el deudor la carga de probar que la obligación deriva de una causa no idónea para vincularlo.

5. RECONOCIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN

ARTÍCULO 733.- Reconocimiento de la obligación. El reconocimiento consiste en una manifestación de voluntad,


expresa o tácita, por la que el deudor admite estar obligado al cumplimiento de una prestación.

La cuestión en nuestro derecho: La palabra "reconocimiento "se usa en dos sentidos:

como sinónimo de confesión: cuando una persona confiesa que es legítima una obligación contraída por ella.
Éste es su significado tradicional. Por tratarse de la confesión se la considera, por un lado, un medio de prueba y, por
otro, se admite que interrumpe la prescripción que estuviese corriendo.
o como sinónimo de título o fuente: por ejemplo, que en la declaración por la cual una persona que no está obligada
asume, frente a otra, la condición del deudor. Se destaca su fuerza constitutiva, porque a partir de ella nace una
obligación que antes no existía. Es un reconocimiento de deuda abstracto, pues prescinde de la causa.

El código civil de Vélez reconocía solo como sinónimo de confección y un medio apto para interrumpir la
prescripción.

Derecho comparado: El reconocimiento confesión es admitido por varias legislaciones, el reconocimiento título, en
cambio, solo es admitido por algunas, como Suiza y Alemania.

Concepto: Es el acto desplegado por el deudor que permite admitir la existencia de un vínculo obligatorio respecto
del acreedor. En otras palabras, se puede decir que el reconocimiento "es el acto jurídico unilateral en cuya virtud
una persona, supuesto un predio y cuidadoso examen de la cuestión, acepta que, por causa legítima, es deudor".
Caben las siguientes acotaciones:

Es siempre un acto jurídico; según se demostrará al analizar su naturaleza jurídica. Es unilateral, en tanto para su
perfeccionamiento y eficacia es suficiente la voluntad del otorgante; sin que se requiera la aceptación u otra
declaración de quien resulte acreedor.
Supone que previamente, el sujeto ha efectuado un cuidadoso análisis de la cuestión. Si falta este requisito no habrá
un reconocimiento. Es que reconocer, vale tanto como admitir o aceptar lo que con anterioridad ya era conocido, y
esto sólo es posible si antes se analiza la cuestión o asunto, en este caso una obligación, que se quiere reconocer.
Quien reconoce acepta que existe una causa, una concreta razón de deber. En nuestro derecho, sólo se admite el
reconocimiento causado, de ahí que la mención de la causa en el concepto es fundamental. Nuestro código no
incluyó entre las instrucciones del derecho de obligaciones, el reconocimiento abstracto de deuda.

Importancia práctica: Constituye prueba de la existencia de la obligación (suple la ausencia de otra prueba) e
interrumpe el curso de la prescripción. Es siempre un acto jurídico unilateral, ya que para su eficacia basta con la
voluntad del otorgante; quien reconoce acepta que existe una causa concreta de deber.

Naturaleza: El reconocimiento es siempre un acto jurídico, aunque se diga que es un acto lícito o una declaración. Es
un acto jurídico cuando se expresa por medio de una declaración de voluntad, porque persigue una finalidad jurídica
inmediata: la modificación de la relación jurídica existente entre las partes. No deja de ser un acto, aunque la
voluntad del agente se manifieste tácitamente.

Para una opinión, se trataría de un simple acto lícito, porque las consecuencias jurídicas (tener por probada la
obligación, y en su caso, por interrumpida la prescripción) no se producirán como consecuencia inmediata de la
voluntad del sujeto que reconoce, sino por disposición de la ley con prescindencia de esa voluntad.

Para otra opinión, es necesario distinguir:


si consiste en una declaración cuya finalidad inmediata es producir un efecto jurídico: acreditar que sobre el sujeto
pesa el deber de cumplir, se trata de un acto jurídico;
si se invoca el reconocimiento, no como prueba de la existencia del deber jurídico, sino como una causa de
interrupción de la prescripción: se trata de un simple hecho jurídico.

3) Para una tercera corriente, a la que Wayar adhiere, el reconocimiento es siempre un acto jurídico:
A- sin duda es un acto jurídico cuando se expresa por medio de una declaración de voluntad, porque persiguen la
finalidad jurídica inmediata: la modificación de la relación jurídica existente entre las partes.
B- el efecto jurídico señalado le adjudica la naturaleza de acto, sin perjuicio de que se produzcan otros efectos, como
la interrupción de la prescripción, que vendría a ser una consecuencia mediata de la voluntad de la gente. Lo que
interesa es que el sujeto quiera reconocer, ese querer produce el efecto inmediato de modificar la relación
jurídica.
C- el reconocimiento no deja de ser un acto, aunque la voluntad de la gente se manifieste tácitamente.

Caracteres:
es un acto unilateral
es irrevocable: una vez efectuado, no puede ser dejado sin efecto por la sola voluntad del deudor, ya que
atentaría contra la seguridad jurídica y la estabilidad de las relaciones jurídicas permitir que el deudor
revoque lo que antes reconoció.
En nuestro derecho el reconocimiento es declarativo y no constitutivo de derechos. Se reconoce una obligación
que preexistía, no se crea una nueva obligación.
El reconocimiento vinculado con la causa-fuente de la obligación reconocida, será gratuito u oneroso, según lo
sea esa obligación. Considerando el acto de reconocimiento, en sí mismo, se ha dicho que siempre ha sido
oneroso, con el argumento de que si existe una razón de deber, el que reconoce estar obligado.
A juicio de Wayar, en nuestro derecho no es posible calificar el acto de reconocimiento como gratuito u
oneroso, como si podría hacerse en los sistemas que admiten el reconocimiento abstracto de deuda, el
reconocimiento-confesión no puede escindirse de la causa-fuente a los fines de la calificación.

Requisitos: El derogado art 719 del CC Vélez determinaba que "El acto de reconocimientos de las obligaciones está
sujeto a todas las condiciones y formalidades de los actos jurídicos" en su aplicación se dijo que las declaraciones de
voluntad que contiene un reconocimiento, además de establecer la obligación reconocida debe reunir ciertos
requisitos:
Debe ser un acto voluntario
La voluntad no debe estar viciada
La persona que otorga el reconocimientos debe ser capaz El
código no reproduce esta disposición pero los requisitos subsisten.

Comparación con otras figuras:


Novación: La novación extingue la obligación anterior y hace nacer una nueva.
En el reconocimiento no hay extinción, ya que el deudor se limita a aceptar que está obligado, pero siempre con
referencia a una obligación preexistente.
Renuncia: El deudor que reconoce la obligación, está renunciando al beneficio que supone para él, la posible
prescripción liberatoria de la deuda.
Sin embargo cuando se renuncia a los beneficios de la prescripción, la voluntad del renunciante se dirige
directamente a producir ese efecto; en el reconocimiento, en cambio, la voluntad del sujeto se dirige a admitir que
está obligado. Por otro lado, la renuncia es revocable mientras no sea aceptada por el contrario; en cambio el
reconociendo es irrevocable.
Confirmación: Esta tiene la finalidad de purgar los vicios de los que adolece un acto para evitar su nulidad, mientras
que el reconocimiento busca admitir que la obligación existe, no purgarla de vicios.
Transacción: La transacción es un acto bilateral, mientas que el reconocimiento es un acto unilateral.

Reconocimiento y promesa autónoma:

ARTÍCULO 734.- Reconocimiento y promesa autónoma. El reconocimiento puede referirse a un título o causa
anterior; también puede constituir una promesa autónoma de deuda.
ARTÍCULO 735.- Reconocimiento causal. Si el acto del reconocimiento agrava la prestación original, o la modifica en
perjuicio del deudor, debe estarse al título originario, si no hay una nueva y lícita causa de deber.

El reconocimiento, como principio, no constituye un título nuevo; por lo que debe referirse al título o causa anterior;
en este caso el reconocimiento no puede agravar la posición originaria del deudor. Sin embargo el deudor puede
otorgarle un carácter diferente y desvincularlo de cualquier obligación anterior, constituyendo una causa nueva y
autonoma con poder jurídico originario.

Se pude distinguir en el código dos modos de regular el reconocimiento:

Como mera confesión de una obligación anterior (reconocimiento causal)


Es el referido de una obligación preexistente.
Debe remitir a los elementos de la obligación que le sirve de antecedente, expresando la causa, importancia y
época de la obligación.
No puede agravarla situación del deudor, en caso contrario, debe estarse al título originario.

Como título autónomo, generador de derechos nuevos (reconocimiento autónomo);


Constituye un nuevo título de la obligación.
No requiere referencia alguna respecto de la obligación que la precede.
La promesa autónoma de deuda tiene relación con la declaración unilateral de voluntad.

Forma: El reconocimiento puede ser hecho en forma expresa o tácita, pero no determina de manera precisa cuales
son las formas en que puede ser hecho; eso permite considerar acto de reconocimiento a cualquier declaración de
voluntad del deudor.

Efecto del reconocimiento: El efecto esencial del acto de reconocimiento consiste en configurar un medio de prueba
para el acreedor (reconocimiento causal). Además interrumpe el plazo de prescripción que estuviere corriendo,
también se ha otorgado al reconocimiento el carácter de renuncia de la prescripción cumplida. El reconocimiento
autónomo de la obligación constituye la causa de la obligación, haciéndola nacer con todos los efectos propios de
esta relación.
UNIDAD 3

CLASIFICACIÓN DE LAS FUENTES Clasificación

clásica o histórica, distintos criterios.

Derecho Romano primitivo Contrato + Delito

Institutas de Gayo Se agregan otras varias causas

Institutas de Justiniano "otras varias causas" se dividen en: Cuasicontrato - Cuasidelito

Glosadores Se agrega la ley como 5ta Fuente

Criterio Sintético o Simplificador: las fuentes son sólo dos: el acto jurídico y la ley.
Toda obligación traduce una restricción de la libertad del obligado, razón por la únicamente su propia voluntad, o
bien la voluntad soberana del legislador, puede justificar aquella restricción. Por eso sólo la voluntad del deudor,
canalizada por medio de los actos jurídicos, y la ley deben ser consideradas fuentes de obligaciones.

Criterio Analítico: es mayoritaria la tendencia a reducir las fuentes a dos: la voluntad o autonomía privada, y la ley.
Sin embargo, una enumeración analítica de las distintas fuentes servirá para señalar las particularidades de cada uno
de los "hechos-fuentes".

2. GESTIÓN DE NEGOCIOS.

Definición legal.
ARTÍCULO 1781.- Definición. Hay gestión de negocios cuando una persona asume oficiosamente la gestión de un
negocio ajeno por un motivo razonable, sin intención de hacer una liberalidad y sin estar autorizada ni obligada,
convencional o legalmente.
Análisis del Art. 1781
Una persona que no es representante legal de otra, ni está obligada por un mandato, realiza espontáneamente una
gestión útil para esta última. No hay acuerdo de voluntades y, más precisamente no hay encargo o autorización para
la realización del negocio o de la acción, que entonces el gestor asume espontáneamente. Es así que esta figura
supone una actuación en interés y por cuenta de un tercero, sin haber recibido mandato suyo y sin estar obligado
por ley al efecto, que en el CCC constituye una fuente autónoma de las obligaciones.
En la vida cotidiana, lo habitual es que cada uno atienda sus propios asuntos, es decir que el sujeto del interés
coincide con el del negocio que se regula.
Pero con el carácter excepcional, se admite la posibilidad de intromisión en los asuntos de otro, sea por razones de
equidad, porque así lo establece la ley o por una cuestión de altruismo, entre otros fundamentos. Ejemplos de
gestión de negocios:
el pago de una deuda.
el ingreso a la casa del vecino ausente para el cieere del dispositivo de agua luego de haber estallado una
cañería.

Requisitos.
Ahora, para que la actividad desplegada para otro pueda encuadrar bajo la figura de la gestión de negocios deben
presentarse los siguientes requisitos:

Realización útil de un negocio licito ajeno: El gestor debe realizar uno o varios actos oficiosos o útiles para otro,
consistentes en simples actos materiales lícitos o bien en actos jurídicos. La licitud se impone, por cuanto el derecho
no debe amparar reintegros o reembolsos fundados en la utilidad de un acto prohibido por la ley. Se interpreta
además que esta figura exige INTENCIÓN de realizar tal negocio ajeno. El código unificado no parece considerar el
animus como elemento estructural, al disponer que la ratificación de la gestión implica la aplicación de las reglas del
mandato
Ausencia de una liberalidad: No debe tratarse de un caso de disposición de la propia actividad a favor de otro,
queriendo no obtener nada a cambio. Es justamente por ello que el gestor tendrá derecho a obtener algún tipo de
reintegro o retribución por los gastos incurridos y, en ciertos casos, también por la tarea realizada.
Falta de autorización, mandato o representación legal: Esta figura no se basa en un acuerdo entre partes, sino que la
actividad debe realizarse a instancias del gestor. Tampoco se aplican las reglas de este instituto a quien actúa para su
empleador en virtud de relación laboral, ni se considera gestor de negocios al padre; tutor, curador, etc.
Motivación razonable: La utilidad del negocio debe responder a un criterio de razonabilidad, o bien debe el negocio
fundarse en razones de equidad o justicia.
Falta de prohibición del gestionado: Ante la prohibición del dueño de seguir adelante, la gestión concluye. Pero cabe
interpretar la "prohibición" no en sentido estricto de impedir o vedar la actuación del gestor, sino bastando que el
titular del negocio haya formulado su oposición, para que la gestión no se inicie como tal, o bien concluya.

En cuanto a la prueba, mayoritariamente se admiten todos los medios para acreditar la gestión y asimismo los gastos
causados en ella.

3. OBLIGACIONES QUE NACEN DE LA GESTIÓN.

Obligaciones del gestor: de esperar y avisar; actuar en interés del dueño; de continuar la gestión, de informar y
rendir cuentas.

ARTÍCULO 1782.- Obligaciones del gestor. El gestor está obligado a:


avisar sin demora al dueño del negocio que asumió la gestión, y aguardar su respuesta, siempre que esperarla no
resulte perjudicial;
actuar conforme a la conveniencia y a la intención, real o presunta, del dueño del negocio;
continuar la gestión hasta que el dueño del negocio tenga posibilidad de asumirla por sí mismo o, en su caso, hasta
concluirla;
proporcionar al dueño del negocio información adecuada respecto de la gestión;
una vez concluida la gestión, rendir cuentas al dueño del negocio.

El gestor debe actuar de buena fe y con diligencia teniendo en cuenta el interés del dueño del negocio. Por ello, se le
imponen deberes en materia de información y actuación; y por otro lado la obligación de dar cuenta sobre la tarea
desempeñada y sus resultados, que se detallan en esta disposición.
Se requiere la comunicación sin demora al interesado sobre el inicio de la gestión y la espera de su respuesta, salvo
supuestos de urgencia (inc. A), e información adecuada sobre su curso, de manera genérica (inc. D). Es que la gestión
tiende a evitar un perjuicio al gestionado, en situaciones de ausencia, enfermedad o bien imposibilidad de actuación
oportuna.
La respuesta que el dueño pueda brindar al recibir este tipo de comunicaciones resultará determinante de la fuente
de obligación que vinculará luego a las partes: así, las instrucciones que pueda impartir el gestionado podrán
demostrar la continuación del negocio bajo los efectos de un verdadero mandato.
Se exige una actuación acorde a la conveniencia y a la intención real o presunta del dueño, ya que como se trata de
realizar un negocio en el mejor interés de otro, debe respetarse la voluntad y procurarse el provecho de ese otro
(inc. B).
El requisito de continuación de la tarea hasta su finalización o asunción de ella por el gestionado (inc. C) tiene por
finalidad no perjudicar el patrimonio de este último, y especial sentido en el supuesto de obligaciones que no agotan
en un único acto, sino que requieren de trabajos continuados. Al exigirse este recaudo, evidentemente se consideran
situaciones en las cuales el abandono de la gestión puede ocasionar un daño mayor al que podría esperarse en el
caso de no haberse iniciado ésta.
El deber así impuesto es algún aspecto mayor al del mandatario, quien podría en cualquier tiempo renunciar a su
función, siempre que ello no resulte intempestivo o injustificado.
Finalmente se impone la rendición de cuentas una vez concluida la gestión (inc. E). Es decir que el gestor permanece
obligado hasta que haya descripto los antecedes, hechos y resultados pecuniarios del negocio, aunque éste consista

en un acto singular. Y no resulta suficiente presentación de las cuentas, sino que se requiere su documentación y
aprobación, en forma privada o judicial.

Responsabilidad por culpa.


ARTÍCULO 1786.- Responsabilidad del gestor por culpa. El gestor es responsable ante el dueño del negocio por el
daño que le haya causado por su culpa. Su diligencia se aprecia con referencia concreta a su actuación en los asuntos
propios; son pautas a considerar, entre otras, si se trata de una gestión urgente, si procura librar al dueño del
negocio de un perjuicio, y si actúa por motivos de amistad o de afección.

Aunque la gestión realizada pueda haberse concebido teniendo en miras la utilidad para el dueño, un obrar culposo
de parte del gestor puede causar daños a aquél, que éste deberá reparar.
Hace a una de las obligaciones esenciales del gestor, el obrar con diligencia, teniendo en cuenta la definición del art
1724 comprendiendo la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o profesión.
Naturalmente, también el dolo, que supone la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta
indiferencia por los intereses ajenos, obstará un obrar diligente de parte del gestor. En general, los deberes de
conducta que generan responsabilidad subjetiva, se valoran teniendo en cuenta las características del agente.
Se ha interpretado que este tipo de parámetro en definitiva constituye una transacción entre la gratuidad y el
altruismo de la gestión, y la necesaria represión de la injerencia de extraños en la esfera jurídica ajena.

Responsabilidad del gestor por caso fortuito.


ARTÍCULO 1787.- Responsabilidad del gestor por caso fortuito. El gestor es responsable ante el dueño del negocio,
aun por el daño que resulte de caso fortuito, excepto en cuanto la gestión le haya sido útil a aquél:
si actúa contra su voluntad expresa;
si emprende actividades arriesgadas, ajenas a las habituales del dueño del negocio;
si pospone el interés del dueño del negocio frente al suyo;
si no tiene las aptitudes necesarias para el negocio, o su intervención impide la de otra persona más idónea.

El nuevo código en cuanto al caso fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad al deudor, salvo disposición en
contrario. La norma constituye una excepción a tal principio, disuadiendo conductas e imponiendo al gestor una
responsabilidad agravada, cuando actuare en contra de la voluntad o del mejor interés del dueño del negocio.
La ley responsabiliza aun por el caso fortuito, pero sólo en supuestos específicamente consignados, que suponen la
asunción inapropiada de riesgos o bien una desconsideración del mejor interés del gestionado. Tampoco responde el
gestor por el caso fortuito, en cuanto la gestión hubiere resultado útil al dueño.

Responsabilidad solidaria.
ARTÍCULO 1788.- Responsabilidad solidaria. Son solidariamente responsables:
los gestores que asumen conjuntamente el negocio ajeno;
los varios dueños del negocio, frente al gestor.
Dispone la solidaridad cuando interviene más de un gestor y cuando queda involucrado más de un dueño. Al ser ello
así, el dueño o los dueños del negocio pueden exigir el cumplimiento total a cualquiera de los gestores, y también
pueden hacerlo las victimas de eventuales daños derivados de su actividad. A su vez, cualquiera de los dueños puede
exigir el cumplimiento al gestor o gestores.

Las obligaciones del dueño.


ARTÍCULO 1785.- Gestión conducida útilmente. Si la gestión es conducida útilmente, el dueño del negocio está
obligado frente al gestor, aunque la ventaja que debía resultar no se haya producido, o haya cesado:
a reembolsarle el valor de los gastos necesarios y útiles, con los intereses legales desde el día en que fueron hechos;
a liberarlo de las obligaciones personales que haya contraído a causa de la gestión;
a repararle los daños que, por causas ajenas a su responsabilidad, haya sufrido en el ejercicio de la gestión;
a remunerarlo, si la gestión corresponde al ejercicio de su actividad profesional, o si es equitativo en las
circunstancias del caso.

Utilidad de la gestión: se exige que la gestión emprendida sea útil, aunque finalmente no se alcancen las ventajas
originariamente tenidas en mira, por razones ajenas al deudor.
Pueden ser factores relevantes a tener en cuenta: la ausencia del dueño, su inactividad, particularmente cuando ésta
sea injustificada y suponga una amenaza para sus propios intereses, y la necesidad o urgencia de los actos de
gestión.
Cabe considerar que la utilidad debe apreciarse al momento en que se inicia la gestión.

Obligaciones del gestionado frente al gestor (1785):


El reembolso del valor de los gastos necesarios y útiles: se ha entendido que se trata de aquellos gastos que una
persona prudente efectuaría para llevar a feliz término la gestión útilmente comenzada.
La liberación por las obligaciones personales que haya contraído a causa de la gestión: si frente a la gestión
consistente en la reparación de la pared del vecino; el gestor se hubiere comprometido también a reparar
cualquier daño causado a otros vecinos durante el curso de los trabajos, el dueño o beneficiario de la gestión
deberá asumir el costo de tales arreglos.
La reparación de los daños que, por causas ajenas a su responsabilidad haya sufrido en el ejercicio de la gestión: se
reconoce un derecho amplio a la reparación de los daños sufridos por el gestor durante su actividad, aunque
ésta haya sido asumida a su propio riesgo y sin mandato.
La remuneración si la gestión corresponde al ejercicio de su actividad profesional o si es equitativo en el caso. Se
admite la retribución de la tarea desplegada en tales circunstancias.

Efectos de la gestión respecto de terceros.


ARTÍCULO 1784.- Obligación frente a terceros. El gestor queda personalmente obligado frente a terceros. Sólo se
libera si el dueño del negocio ratifica su gestión, o asume sus obligaciones; y siempre que ello no afecte a terceros de
buena fe.

Cuando el dueño del negocio ratifica su gestión o asume sus obligaciones, es él quien queda obligado, liberando al
gestor, a menos que ello signifique un perjuicio para los derechos de terceros de buena fe.
En principio, y antes de la ratificación o asunción del negocio por el gestionado, la obligación del gestor es personal y
exclusiva. El tercero sólo tiene acción contra éste, aunque puede demandar al dominus mediante acción
subrogatoria.
Luego de la ratificación o asunción de las obligaciones por el gestionado, se aplican las reglas del mandato, pero
puede no quedar liberado el gestor, si ello afecta los derechos de terceros de buena fe.

Ratificación.
ARTÍCULO 1789.- Ratificación. El dueño del negocio queda obligado frente a los terceros por los actos cumplidos en
su nombre, si ratifica la gestión, si asume las obligaciones del gestor o si la gestión es útilmente conducida.

Prevé tres tipos de circunstancias que hacen nacer la obligación del dominus frente a terceros por actos cumplidos
en su nombre:
su ratificación de la gestión;
su asunción de las obligaciones del gestor, y
la circunstancia objetiva de haberle sido útil el negocio conducido por el gestor.
Por un lado, se ha entendido que ésta es una vía por la cual la actividad del gestor se transforma en una actuación
plenamente representativa, pero por otro, se ha interpretado que ratificar sólo significa aprobar lo hecho por el
gestor.
Se dispone además que una vez producida la ratificación, los terceros podrán accionar contra el dueño del negocio y
en su caso, también contra el gestor.

Conclusión de la gestión.
ARTÍCULO 1783.- Conclusión de la gestión. La gestión concluye:
cuando el dueño le prohíbe al gestor continuar actuando. El gestor, sin embargo, puede continuarla, bajo su
responsabilidad, en la medida en que lo haga por un interés propio;
cuando el negocio concluye.

La gestión termina cuando el dueño del negocio impide al gestor que prosiga lo comenzado, o bien cuando finaliza el
negocio en sí. Para el primer caso, se prevé una excepción, que permite al gestor continuar a pesar de la oposición
del dueño, cuando hay un interés propio de aquél y bajo su responsabilidad.
Hay dos causas de extinción de las obligaciones nacidas de esta fuente: la prohibición de continuar el negocio por el
dueño y la conclusión del negocio en sí.

4. EMPLEO ÚTIL. ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA Y PAGO INDEBIDO.

Empleo útil.
ARTÍCULO 1791.- Caracterización. Quien, sin ser gestor de negocios ni mandatario, realiza un gasto, en interés total
o parcialmente ajeno, tiene derecho a que le sea reembolsado su valor, en cuanto haya resultado de utilidad,
aunque después ésta llegue a cesar.
El reembolso incluye los intereses, desde la fecha en que el gasto se efectúa.

La figura remite a la realización de gastos útiles realizados por quien no es mandatario ni gestor, en función de un
interés que pudo ser total o parcialmente ajeno. Si tales gastos hubieren sido útiles para un tercero, éste debe
reembolsarlos al solvens en la medida de la utilidad obtenida, con intereses que se calculan desde la fecha de cada
uno de esos gastos. El hecho de haber cesado el beneficio no obsta el reintegro de los gastos realizados con
anterioridad.
La doctrina ha interpretado que el empleo útil exige para su perfeccionamiento el incremento material o la gestión
"intrínsecamente" aprovechada, con prescindencia de la prueba de la legitimidad de la inversión desde que aquélla
resulta del mero hecho de la comprobación del empleo beneficioso.
Además, la ley se refiere exclusivamente a los "gastos" y al reembolso de su valor, pero en realidad este tipo de
disposición involucra otros conceptos. La obligación que nace del empleo útil es de las denominadas de valor, por lo
que corresponde su ajuste al momento del pago.

Efectos.
La acción de empleo útil es personal y no real, por lo tanto no tiene efectos rei persecutorios. Sin embargo, se
admite la acción contra el tercer adquirente a título gratuito, pero sólo hasta el valor de la utilidad al tiempo de la
adquisición.

Gastos funerarios.
ARTÍCULO 1792.- Gastos funerarios. Están comprendidos en el artículo 1791 los gastos funerarios que tienen
relación razonable con las circunstancias de la persona y los usos del lugar.

Se refiere asimismo, aunque sea implícitamente a los límites aplicables al reembolso de esos gastos, disponiendo
que deben tener relación razonable con las circunstancias de la persona y los usos del lugar, criterio presente en la
jurisprudencia sobre la materia, que fuera pacífica.
Se ha entendido que este rubro incluye los gastos de entierro, de velatorio, de coche y avisos fúnebres, de sepultura,
de compra de una lápida y de los oficios religiosos, entre otras cosas. En definitiva se admite el reembolso de los
gastos razonables, teniendo en cuenta las circunstancias de la persona y las prácticas del lugar, a la luz del principio
de buena fe y respetando los intereses de los distintos sujetos involucrados.

Obligados al reembolso.
ARTÍCULO 1793.- Obligados al reembolso. El acreedor tiene derecho a demandar el reembolso:
a quien recibe la utilidad;
a los herederos del difunto, en el caso de gastos funerarios;
al tercero adquirente a título gratuito del bien que recibe la utilidad, pero sólo hasta el valor de ella al tiempo de la
adquisición.

La ley establece ciertos límites en cuanto quienes pueden ser deudores del reembolso con fundamento en el empleo
útil, disponiendo que el acreedor puede reclamarlo a las siguientes personas:
A quien recibe la utilidad: el beneficiario de la erogación o quien obtuvo un provecho de ella. Se trata de una
disposición bien amplia, que involucra a cualquier beneficiario.

A los herederos del difunto, en el caso de los gastos funerarios: al ser ellos los responsables directos de su costo, el
solvens puede reclamar el reembolso. Sucede con frecuencia que las entidades que prestan servicios sociales
cubren los gastos funerarios de una afiliado.
Al tercero adquirente a título gratuito del bien que recibe utilidad, pero sólo hasta el valor de ella al tiempo de la
adquisición: Con ello se tiende a prevenir que el crédito por empleo útil devenga ilusorio, a raíz de una
enajenación gratuita que torne insolvente al deudor.

Enriquecimiento sin causa: método del CCC


El enriquecimiento sin casa es definido como toda persona que sin una causa ilícita se enriquezca a expensas de
otro, está obligada, la medida de su beneficio, a resarcir el detrimento patrimonial al empobrecido. Si el
enriquecimiento consiste en la incorporación a su patrimonio de un bien determinado; debe restituirlo si subsiste en
su poder al tiempo de la demanda. Luego se establece que la acción no es procedente si el ordenamiento jurídico
concede al damnificado otra acción para obtener la reparación del empobrecimiento sufrido.

ARTÍCULO 1794.- Caracterización. Toda persona que sin una causa lícita se enriquezca a expensas de otro, está
obligada, en la medida de su beneficio, a resarcir el detrimento patrimonial del empobrecido.
Si el enriquecimiento consiste en la incorporación a su patrimonio de un bien determinado, debe restituirlo si
subsiste en su poder al tiempo de la demanda.

El enriquecimiento sin causa como fuente (ahora legal y autónoma) de las obligaciones tiene lugar cuando se
produce un desplazamiento patrimonial de una persona a otra, de tal modo que esta última incrementa su activo o
disminuye su pasivo, y aquélla empobrece, sin una causa jurídica.
La norma dispone la reparación del daño patrimonial causado en tal supuesto, pero con un doble límite: el perjuicio
sufrido por el empobrecido y el del beneficio obtenido por quien se enriqueció.

Los requisitos para el ejercicio de esta acción han venido delineándose:

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K KᜀK Enriquecimiento del demandado: se requiere el incremento
del activo o la disminución del pasivo patrimonial del accionado, mediante el ingreso de bienes; el aumento de su
valor, la eliminación de gastos que él hubiera debido realizar, etc.

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K KᜀK Empobrecimiento del actor: consiste en el menoscabo
económico consecuente, que afecta al titular de la acción.

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K KᜀK Relación causal entre el enriquecimiento y el
empobrecimiento: es preciso que exista una relación de causa-efecto adecuada entre estos dos extremos.

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K KᜀK Ausencia de justa causa: no debe haber una causa-fuente
que legitime el enriquecimiento. Es decir, el aumento en el patrimonio del demandado no debe fundarse en un
contrato, en una donación, etc.

Inexistencia de otra acción más útil. Subsidiariedad: no debe tener el empobrecido otra acción o vía de derecho a su
disposición para obtener la debida indemnización de su perjuicio.

Improcedencia de la acción: naturaleza y fundamentos de la acción "in rem verso" (REEMBOLSO O RESTITUCIÓN).
Régimen.

ARTÍCULO 1795.- Improcedencia de la acción. La acción no es procedente si el ordenamiento jurídico concede al


damnificado otra acción para obtener la reparación del empobrecimiento sufrido.
La acción, conocida como actio in rem verso se identifica con la idea de "volver las cosas al estado anterior" y es la
que se ejerce típicamente en supuestos de enriquecimiento sin causa. La disposición establece que si él
enriquecimiento de una de las partes, y empobrecimiento correlativo de la otra queda situado dentro de los límites
de una relación de derecho positivo determinada, no corresponde recurrir a esta acción.
Es que la actio in rem verso no debe ser una fuente de provecho para el actor, ni de perdida para el demandado.
La presente acción puede ser interpuesta por el empobrecido, por sus sucesores e incluso por los acreedores por vía
de acción subrogatoria. El legitimado pasivo es el enriquecido y rige el principio de amplitud probatoria.
Se aplica a su prescripción el plazo genérico de cinco años.

Pago indebido. Casos del art. 1796.


ARTÍCULO 1796.- Casos. El pago es repetible, si:
la causa de deber no existe, o no subsiste, porque no hay obligación válida; esa causa deja de existir; o es realizado
en consideración a una causa futura, que no se va a producir;
paga quien no está obligado, o no lo está en los alcances en que paga, a menos que lo haga como tercero;
recibe el pago quien no es acreedor, a menos que se entregue como liberalidad;
la causa del pago es ilícita o inmoral;
el pago es obtenido por medios ilícitos.

Se denomina ”pago indebido” a aquel que no habilita al accipiens para retener lo pagado y que por el contrario
faculta al solvens o pagador para iniciar una acción de repetición para que aquel le restituya lo dado en pago. El pago
indebido comprende tres supuestos:

1. Pago por quien no está obligado o a quien no es acreedor

Cuando paga quien no está obligado, o no lo está con los alcances en que efectúa el pago (art. 1796, inc. b, CCyC)
Cuando paga quien no es el deudor o si bien lo es, no está obligado en la misma medida en que efectuó el pago.
Sin embargo, en los siguientes casos el acreedor no tendrá derecho a la repetición:
a. Cuando el pago haya sido efectuado como tercero (art. 1796, inc. b, in fine, CCyC): en este caso el solvens realizó
el pago a sabiendas de que la deuda es ajena y se subroga en los derechos del acreedor.
b. Cuando el acreedor a raíz del pago se prive de su título o en caso de una deuda con garantía, renuncie a esta
última (art. 1799, inc. b, CCyC): se configura este supuesto cuando el accipiens destruye el documento, devuelve el
pagaré a su firmante o al tercero pagador, deja prescribir la acción contra el deudor, no renueva la inscripción de las
garantías o da por cancelada la fianza.
La prohibición de iniciar una acción de repetición se funda en la idea de que si ella prosperase, el accipiens tendría
mayor dificultad para cobrar al deudor en razón de la posible falta de elementos probatorios.
Para que se verifique este supuesto debe mediar buena fe del accipiens tanto al momento de recibir el pago como al
privarse de su título o renunciar a su garantía, que refleja la confianza en el pago. Si por el contrario, aquel actúa de
mala fe, procederá la repetición contra él, como si no hubiese quedado un perjuicio o deterioro en su posición de
acreedor.
No obstante, el que ha pagado puede ejercer la acción de reintegro contra el verdadero deudor, pues el
ordenamiento le otorga la subrogación legal en los derechos del acreedor, tal como lo prevé el art. 915, inc. b, CCyC.

Cuando el accipiens no es acreedor (art. 1796, inc. c, CCyC)


En este caso, quien recibe el pago no es acreedor. El accipiens carece de título para recibir el pago.
Sin embargo, cuando el pago haya sido entregado como liberalidad (art. 1796, inc. c, in fine, CCyC), el solvens no
tendrá derecho a repetir. En este supuesto el pago tiene por causa el animus donandi.

2. Pago sin causa legítima

* Cuando no existe la causa o no subsiste porque no hay obligación válida (art. 1796, inc. a, CCyC)
La primera parte del inc. a del art. 1796 establece que el pago no será repetible si la causa de deber no existe o no
subsiste, porque no hay obligación válida.
Es sabido que todo pago supone la existencia de la obligación que se paga. En este entendimiento, si la obligación no
es válida, el accipiens carece de título y por consiguiente está obligado a devolverlo.

* Cuando el pago se efectuó en virtud de una causa que dejó de existir (art. 1796, inc. a, CCyC)
La obligación existía en el momento de pagar, pero con posterioridad y a raíz de un hecho sobreviniente, la
obligación se desvanece en forma retroactiva, y de esta manera el pago resulta sin causa.
El ejemplo clásico es el seguro contra robo. Cuando la compañía de seguros paga la indemnización por el robo de un
automóvil, se presenta un pago con causa; pero si luego el vehículo es encontrado, la causa decae y por consiguiente
el pago es sin causa.

Puede mencionarse el supuesto de resolución de un contrato por una causa sobreviniente que opera
retroactivamente. En este caso, los pagos relacionados con el contrato se reputan efectuados sin causa porque el
convenio ha dejado de existir.

* Cuando el pago fue realizado por una causa futura de imposible cumplimiento (art. 1796, inc. a, CCyC)
La última parte del inciso en comentario alude al supuesto en que el pago es realizado considerando una causa
futura que no se va a producir.
Es el caso de la condictio causa data non secuta estudiado por el codificador en la nota al art. 793 CC, que versa
sobre la suma entregada con carácter dotal en vista de una celebración de matrimonio ulterior. Es indiscutible que la
causa del pago está dada por las futuras nupcias, pero si el matrimonio no puede llevarse a cabo por existir
impedimento de ligamen, media frustración de la fuente del pago.

* Cuando la causa de la obligación es ilícita o inmoral (art. 1796, inc. d, CCyC)


Son ejemplos de obligaciones que tienen causa inmoral las provenientes de una resolución favorable de un
funcionario, de los contratos sobre trata de personas, de la cesión de clientela profesional o del arrendamiento de
una finca con fines ilícitos, entre otros.
Asimismo, un caso típico de pago de causa ilícita es cuando el contribuyente abona un impuesto ilegal o
inconstitucional y solicita la repetición.
Esta norma es congruente con lo dispuesto en el art. 279 CCyC que regula el objeto de los actos jurídicos que no
puede ser prohibido por la ley ni contrario a la moral ni a las buenas costumbres.
El Código prevé una excepción que impide la repetición y se presenta cuando existe torpeza en quien hizo el pago.
El art. 1799, inc. c, CCyC establece que podrá repetir la víctima que no actúe con torpeza.
Así, por ejemplo, si el solvens efectuó un pago para que otro se abstenga de cometer un delito, procede la
repetición, porque lo inmoral es percibir un precio para obrar honestamente.
Admite la acción, solo a favor del solvens que es inocente en la ilicitud o inmoralidad de que está teñida la
obligación.
Ahora bien, si ambas partes actúan torpemente, el titular del crédito será el Estado pues tiene el mismo destino que
las herencias vacantes. La irrepetibilidad del pago cuando existe torpeza recíproca tiene su origen en el principio
quod propriam turpitudinem alengans non est audiendu.
Esta solución es cuestionada por quienes sostienen que nunca se daría en la práctica ya que nadie va a intentar la
repetición si no va a aprovecharse con el resultado de la pretensión.

3. Pago obtenido por medios ilícitos (art. 1796, inc. e, CCyC)


Se trata de un supuesto en el que la causa del pago es lícita pero en virtud de la ilicitud de los medios utilizados para
conseguirlo —violencia física o moral hacia el solvens— el ordenamiento legal lo invalida.
La ley no quiere consentir los efectos legales de un procedimiento ilícito, aun cuando el accipiens tenía derecho a
recibir el pago porque había una causa lícita. Así, quien ha obtenido el pago deberá devolverlo, y luego reclamar su
crédito.

Cabe finalmente aclarar en tanto el pago indebido constituye una especie de enriquecimiento sin causa, resulta
aplicable a la prescripción de la acción correspondiente el plazo genérico de cinco años.

ARTÍCULO 1797.- Irrelevancia del error. La repetición del pago no está sujeta a que haya sido hecho con error.

La irrelevancia del error para acudir a la repetición dispuesta en el art. 1797 CCyC es un corolario de la idea de que el
pago indebido es un supuesto de enriquecimiento sin causa. En este entendimiento, el principio que prohíbe
enriquecerse a costa de otro sin una causa lícita no puede ser soslayado porque el solvens haya actuado con torpeza.
En otras palabras, no corresponde analizar si el error es excusable pues el fundamento de la acción de repetición
reside en el principio del enriquecimiento sin causa y se basa en la falta de título justificativo que legitime la
permanencia de un valor ajeno al patrimonio del accipiens.

La acción de repetición: alcances.


ARTÍCULO 1798.- Alcances de la repetición. La repetición obliga a restituir lo recibido, conforme a las reglas de las
obligaciones de dar para restituir.

El art. 1798 CCyC remite a las reglas de las obligaciones de dar para restituir previstas en los arts. 759 a 761 CCyC.
Esta clase de obligación tiene una finalidad diferente, pues la entrega de la cosa no tiene por efecto transmitir o
constituir un derecho real, sino restituir la cosa a su dueño o poseedor, dado que el deudor al asumir que debe
restituirla está reconociendo que únicamente tenía sobre la cosa un derecho de uso o la tenencia.

Pluralidad de acreedores
Es posible que el deudor de una obligación de dar cosa cierta para restituirla se haya obligado frente a una pluralidad
de acreedores.
Tratándose la obligación de dar cosa cierta de una obligación indivisible (art. 815, inc. a, CCyC)cualquiera de los
acreedores tendría derecho a exigir la totalidad del pago al deudor o alos codeudores (art. 816 CCyC) y, entre ellos,
al acreedor que ha demandado judicialmente el pago (arts. 823 y 845 CCyC).
Sin embargo, la solución que brinda el artículo se aparta de tal principio porque, frente a la concurrencia de
acreedores, el deudor tiene el deber de entregar la cosa a quien acredite su carácter de titular, previa citación
fehaciente del resto de los acreedores quela hayan pretendido independientemente de que estos hayan notificado
con anterioridad su pretensión de cobro al deudor.

Tradición de cosa mueble no registrable a favor de terceros no propietarios


Puede presentarse la situación en la que el deudor de una obligación de dar cosas cierta para restituirla a su dueño,
tratándose de cosas muebles no registrables, celebre obligaciones con terceros respecto de la misma cosa,
circunstancia que plantearía un conflicto entre el dueño y el tercero.
En tales casos, la ley otorga preferencia al tercero a quien se le ha efectuado la tradición, siempre que sea a título
oneroso, de buena fe, y la cosa no sea robada ni perdida (art. 1895 CCyC). La buena fe requerida consiste en no
haber conocido ni podido conocerla falta de derecho a la posesión que se otorga (art. 1902 CCyC).
Quienes hayan recibido la cosa a título gratuito no podrán invocar la preferencia que otorga el artículo, pues ellos no
pueden invocar un perjuicio ya que no han tenido a su cargo contraprestación alguna a diferencia del dueño de la
cosa que sufriría un perjuicio efectivo si la pierde.
Finalmente, si el tercer adquirente es de mala fe —por haber conocido o podido conocerla falta de derecho a la
posesión que se le otorgaba—, el acreedor (propietario de la cosa) puede reivindicarla.
Si se trata de una cosa mueble no registrable robada o perdida, y el tercero poseedor es de buena fe, este no puede
reclamarle al reivindicante el precio que pagó, excepto que el objeto se haya vendido con otros iguales en una venta
pública, o en casa de venta de objetos semejantes, o por quien acostumbraba a venderlos (art. 2259 CCyC).

Tradición de cosa mueble o inmueble registrable a favor de terceros no propietarios


En estos supuestos, la solución legal otorga siempre preferencia al dueño acreedor. En efecto, independientemente
de que el tercero haya contratado a título oneroso, tratándose de una cosa registrable cabe presumir siempre la
mala fe del tercero, pues la buena fe exige que cumpla con el examen previo de la documentación y constancias
registrales, así como el cumplimiento de los actos de verificación pertinente establecidos en el respectivo régimen
especial (art. 1902 CCyC).

Supuestos especiales: análisis en particular.


ARTÍCULO 1799.- Situaciones especiales. En particular:
la restitución a cargo de una persona incapaz o con capacidad restringida no puede exceder el provecho que haya
obtenido;
en el caso del inciso b) del artículo 1796, la restitución no procede si el acreedor, de buena fe, se priva de su título, o
renuncia a las garantías; quien realiza el pago tiene subrogación legal en los derechos de aquél;
en el caso del inciso d) del artículo 1796, la parte que no actúa con torpeza tiene derecho a la restitución; si ambas
partes actúan torpemente, el crédito tiene el mismo destino que las herencias vacantes.

Se prevén soluciones especiales para 3 supuestos:


Pagos indebidos a cargo de personas incapaces o con capacidad restringida: la obligación de restitución se limita a la
utilidad recibida por causa del pago, a pesar de la falta de algunos de sus elementos esenciales.
En supuestos en los cuales quien recibió el pago indebido de buena fe destruyo el titulo representativo de la deuda o
bien renunció a las garantías en virtud de dicho pago, no corresponde la restitución.
En el caso del pago de causa ilícita o inmoral, sólo la parte que no actúa con torpeza tiene derecho a la restitución y
si ambas pates actúan torpemente, el crédito tiene el mismo destino que las herencias vacantes.
5. DECLARACIÓN UNILATERAL DE VOLUNTAD

ARTÍCULO 1800.- Regla general. La declaración unilateral de voluntad causa una obligación jurídicamente exigible en
los casos previstos por la ley o por los usos y costumbres. Se le aplican subsidiariamente las normas relativas a los
contratos.

Existen distintas posiciones doctrinarias en torno a este tema. Por un lado, una postura extrema sostiene que la
declaración unilateral de voluntad es suficiente por sí sola para generar una obligación perfecta, válida y eficaz,
hayan sido previstos o no dichos efectos por una normativa específica. Por otro lado, la doctrina clásica niega la
posibilidad de que esta figura sea una fuente de obligaciones pues no bastaría la mera manifestación del deudor
para que nazca el vínculo obligatorio. Finalmente, una posición intermedia considera que la declaración unilateral, a
modo excepcional, genera una obligación solo cuando la ley así lo determine por razones de interés social o por el
principio de la buena fe.
El actual CCyC reconoce expresamente a la declaración unilateral de voluntad como una fuente autónoma de
obligaciones en los casos previstos por la ley o por los usos y costumbres.
En este sentido sigue el criterio del Proyecto de 1998, en sus arts. 1729 y ss. Asimismo, cabe señalar que este
instituto ha sido incorporado expresamente en el CC de países como Italia, Brasil, Paraguay, Perú y Portugal, entre
otros

Concepto
La declaración unilateral de voluntad consiste en el poder de la sola voluntad del deudor para crearse obligaciones a
su cargo perfectamente válidas y exigibles, antes de la concurrencia de la voluntad del acreedor; y cuyo
apartamiento, lógicamente, le impondrá responsabilidad civil por los perjuicios ocasionados.
Como todo acto voluntario, debe reunir los requisitos intrínsecos del art. 260 CCyC: discernimiento, intención y
libertad.
De acuerdo a este instituto alguien puede quedar obligado por su sola voluntad y prescindir de la voluntad de otro.
Sin embargo, cabe aclarar que siempre es necesaria la existencia del acreedor. La diferencia con el contrato radicaría
en que este hace nacer la obligación en el momento de la aceptación de la oferta, mientras que en la declaración
unilateral de la voluntad, la obligación surgiría cuando se emite la declaración.

Exigibilidad de la obligación
De acuerdo al CCyC para que la declaración unilateral sea una fuente de obligación debe encontrarse prevista por la
ley o por los usos y costumbres. Este último punto es acorde con lo dispuesto en el art. 1° CCyC que dispone que “los
usos, prácticas y costumbres son vinculantes cuando las leyes o los interesados se refieren a ellos o en situaciones no
regladas legalmente, siempre que no sean contrarios a derecho”.
En definitiva, el CCyC recepta una postura intermedia pues considera que la declaración unilateral de voluntad tiene
fuerza obligatoria solo cuando la ley se refiere a ella o también cuando surge del uso y costumbre.

Aplicación supletoria
Serán de aplicación subsidiaria las normas relativas a los contratos. En este sentido deberá acudirse a las
disposiciones previstas en el art. 957 CCyC y ss.

Reconocimiento y promesa de pago.


ARTÍCULO 1801.- Reconocimiento y promesa de pago. La promesa de pago de una obligación realizada
unilateralmente hace presumir la existencia de una fuente válida, excepto prueba en contrario. Para el
reconocimiento se aplica el artículo 733.

Concepto
El reconocimiento de la obligación es un acto jurídico unilateral por el cual alguien admite que se encuentra obligado
con respecto a otra persona, lo que implica la existencia de una fuente o causa válida de la obligación.

Caracteres
Es un acto unilateral pues no depende de la aceptación del acreedor para su configuración ya que es suficiente con la
manifestación de voluntad del deudor de reconocer la deuda.
Es irrevocable, en la medida que una vez realizada la declaración, no cabría revocarla.
Es declarativo, devela la existencia de una obligación preexistente que sería la razón determinante del acto jurídico.
Requiere que se identifique el acreedor y el crédito.
Presunción de validez de la fuente
La norma dispone que con la promesa de pago de una obligación realizada unilateralmente se presume la existencia
de una fuente válida, excepto prueba en contrario.
En este sentido, el ordenamiento legal supone la validez y el carácter vinculante de la promesa y pone en cabeza del
promitente la carga de probar la inexistencia de una fuente válida.

Forma
En cuanto a la forma del reconocimiento la norma remite al art. 733 CCyC que trata al reconocimiento de una
obligación como una manifestación de voluntad expresa o tácita, por la que el deudor admite estar obligado al
cumplimiento de una prestación.
Si el reconocimiento es expreso es preferente que del instrumento surjan el acreedor, la causa de la obligación, el
tiempo en el que fue contraída y el objeto del crédito. Sin embargo, su omisión no anula el reconocimiento si se
puede probar de modo indubitable cuál es la obligación que ha querido reconocerse.
Si en cambio el reconocimiento es tácito, la declaración se deduce de cualquier acto que realice el emisor que
implique el reconocimiento del derecho del acreedor, por ejemplo el pedido de prórroga para el pago de una
obligación, la defensa de prescripción opuesta al cobro de una deuda, la constitución de garantías relativas a una
obligación anterior, etc.

Efectos del reconocimiento o promesa de pago


a. Constituye el medio de prueba de la obligación original.
b. Interrumpe la prescripción de la eventual acción del acreedor mientras ella no haya operado.

Cartas de crédito.
ARTÍCULO 1802.- Cartas de crédito. Las obligaciones que resultan para el emisor o confirmante de las cartas de
crédito emitidas por bancos u otras entidades autorizadas son declaraciones unilaterales de voluntad. En estos casos
puede utilizarse cualquier clase de instrumento particular.

Las cartas de crédito: son instrumentos típicos del comercio internacional, que acompañan normalmente a un
contrato de compraventa internacional. El código ha optado por no regular las cartas de crédito, las que se sujetan a
los usos y costumbres que son objeto de periódica codificación privada por vía de la Cámara de Comercio
Internacional.

La declaración unilateral de voluntad y las cartas de crédito: la utilización de normas de conflicto podrá llevar a la
aplicación del derecho extranjero, cuando la ley argentina sea la que gobierne la relación jurídica resultará aplicable
el artículo 1802. Las obligaciones de pago derivadas de cartas de crédito son independientes de la relación
contractual de comercio internacional.

La forma de los actos jurídicos y la carta de crédito: adicionalmente el artículo admite la validez de la carta de crédito
en instrumento particular, lo que envía interpretativa autorizó el discurso a los instrumentos particulares no
firmados. Por supuesto, la vigencia de la solución legal requiere de la aplicación de la ley argentina a la forma de la
obligación.

Promesa pública de recompensas: conceptos.


ARTÍCULO 1803.- Obligatoriedad. El que mediante anuncios públicos promete recompensar, con una prestación
pecuniaria o una distinción, a quien ejecute determinado acto, cumpla determinados requisitos o se encuentre en
cierta situación, queda obligado por esa promesa desde el momento en que llega a conocimiento del público.

La promesa pública de recompensa, su efecto vinculante. La promesa publicada del banco de recompensas se regula
como un supuesto declaración unilateral de voluntad, con algunas particularidades que se presentan en la norma en
análisis y en los artículos siguientes. No hay una precisión y delimitación del concepto, por lo que habrá de entender
portales a cualquier comunicación con virtualidad para ser conocida por persona indeterminada, a diferencia de lo
que ocurre con la oferta extracontractual.
Exigibilidad de las promesas. Las circunstancias que hacen exigible el contenido de las promesas se presentan de
modo amplio. Podrá tratarse de la ejecución del acto, la verificación de ciertos requisitos, o simplemente cumplir
con una situación descrita en las promesas. También pueden combinarse, por elección del remitente, cualquiera de
las variantes descritas.
Contenido de la obligación del promitente: la norma autoriza a que el contenido de la obligación del prominente
tenga un carácter pecuniario o consista en la entrega de una distinción o premio.

Plazos: expreso y tácito


ARTÍCULO 1804.- Plazo expreso o tácito. La promesa formulada sin plazo, expreso ni tácito, caduca dentro del plazo
de seis meses del último acto de publicidad, si nadie comunica al promitente el acaecimiento del hecho o de la
situación prevista.

Lo expreso o tácito de la promesa de recompensa: la necesidad de tutela de la confianza o apariencia disminuye con
el trascurso temporal desde la difusión de la promesa, y es en ese ámbito en el que debe interpretarse la norma en
análisis. Si se trata de acto jurídico voluntario el plazo puede determinarse por propio promitente.

Caducidad de la promesa de recompensa: Ausente la previsión de plazo, puede establecerse el momento en que ha
de considerarse extinguida la promesa pública de recompensa, ya que no resulta adecuada una de inhibición en el
tema, ni puede suponerse una obligatoriedad sine die.
Se determinó el término de seis que ha de contarse en el último acto de difusión de la promesa y que se renueva en
caso de nuevas comunicaciones.

Revocación.
ARTÍCULO 1805.- Revocación. La promesa sin plazo puede ser retractada en todo tiempo por el promitente. Si tiene
plazo, sólo puede revocarse antes del vencimiento, con justa causa. En ambos casos, la revocación surte efecto
desde que es hecha pública por un medio de publicidad idéntico o equivalente al utilizado para la promesa. Es
inoponible a quien ha efectuado el hecho o verificado la situación prevista antes del primer acto de publicidad de la
revocación.

Oportunidad
Al tratar la revocación la normativa distingue si la promesa fue fijada con o sin plazo. Si aquella carece de término, el
oferente tendrá derecho a revocarla en cualquier momento.
Si en cambio existe un plazo, la promesa solo podrá ser revocada antes de su vencimiento, excepto que medie una
justa causa.
La norma no define qué debe considerarse como justa causa, con lo cual deberá analizarse cada caso en particular,
según las condiciones personales del promitente y de las circunstancias en que la promesa fue emitida y revocada.

Eficacia
Para que la revocación surta efectos deberá ser dada a publicidad por el mismo medio o equivalente al utilizado para
anunciar la promesa.
En el caso de que la promesa se haya dado a conocer por diferentes modos (v. gr. en la radio y en la televisión), la
retractación deberá hacerse en cada uno de los medios utilizados.
Sin embargo, no operará la revocación si antes de ser publicada se produce el cumplimiento del hecho o la situación
que procuraba la recompensa. En este caso, el Código no exige que se comunique el acaecimiento del hecho o la
verificación de la situación, a diferencia del art. 1804 CCyC cuando regula la promesa sin plazo.

Supuesto en el que cooperan varias personas.


ARTÍCULO 1806.- Atribución de la recompensa. Cooperación de varias personas. Si varias personas acreditan por
separado el cumplimiento del hecho, los requisitos o la situación previstos en la promesa, la recompensa
corresponde a quien primero lo ha comunicado al promitente en forma fehaciente.
Si la notificación es simultánea, el promitente debe distribuir la recompensa en partes iguales; si la prestación es
indivisible, la debe atribuir por sorteo.
Si varias personas contribuyen a un mismo resultado, se aplica lo que los contribuyentes han convenido y puesto en
conocimiento del promitente por medio fehaciente.
A falta de notificación de convenio unánime, el promitente entrega lo prometido por partes iguales a todos y, si es
indivisible, lo atribuye por sorteo; sin perjuicio de las acciones entre los contribuyentes, las que en todos los casos se
dirimen por amigables componedores.

El artículo prevé el mecanismo para atribuir la recompensa en el caso de que concurran varios acreedores
solicitando la recompensa.

Pluralidad de acreedores que cumplieron por separado el hecho o la situación previstos en la promesa
Este supuesto no se verifica cuando el objeto buscado es único (v. gr. una mascota), sino cuando se requiere la
prestación que pueden realizar varios a la vez (v. gr. se pide datos sobre un asesinato y concurren varias personas
con información relativa al crimen).
Se atribuye la recompensa a quien primero notifica al promitente que ha cumplido con el hecho o situación previstos
en la promesa y no a quien primero realiza el acto premiado.
Esta solución se basa en el principio de prelación temporal prior in tempore, potior in iure, que significa “primero en
el tiempo, mejor en el derecho”.
Para que el promitente pueda conocer a quien deberá adjudicar la recompensa, la notificación tiene que ser cursada
de una forma fehaciente (carta documento, notificación notarial, etc.).
En el caso de que varios acreedores comuniquen en forma simultánea el cumplimiento del hecho o situación, el
promitente debe distribuir la recompensa en partes iguales. Esta solución se corresponde con lo dispuesto en el art.
808 CCyC que regula las obligaciones divisibles y determina que la obligación debe fraccionarse en tantos créditos o
deudas iguales, como acreedores o deudores haya.
En el caso que el bien sea indivisible y por consiguiente no sea posible distribuirlo entre todos los acreedores, la
norma prevé que se asigne por sorteo. De esta forma se evita que el promitente se vea obligado a realizar un
esfuerzo mayor al que se comprometió.
Si alguno de los acreedores renuncia, el promitente queda liberado en la medida de la cuota pues no media
solidaridad entre los ejecutores. Sí, se declara la nulidad del derecho de un acreedor, su parte beneficia a los demás
ejecutores.

Pluralidad de acreedores que contribuyeron a un mismo resultado


Cuando varios acreedores contribuyeron a un mismo resultado, el CCyC prevé que se notifique al promitente por un
medio fehaciente la existencia de un convenio que da solución a la forma en que procede la adjudicación.
En caso de que no se notifique lo convenido, la recompensa se distribuirá por partes iguales y en caso de ser
indivisibles, se atribuirá por sorteo. Adopta la misma solución en caso de varios acreedores que notificaron en forma
simultánea.

Amigables componedores
Para el supuesto de un eventual conflicto entre los distintos ejecutores, la norma obliga a que estos se sometan a un
proceso de amigables componedores. El legislador consideró que la nimiedad de la controversia no amerita el
acceso a los tribunales judiciales y arbitrales. El proceso de amigables componedores se encuentra regulado entre
los arts. 766 a 772 CPCCN. Cabe señalar que la sentencia que se dicte es irrecurrible.

Concurso público.
ARTÍCULO 1807.- Concurso público. La promesa de recompensa al vencedor de un concurso, requiere para su
validez que el anuncio respectivo contenga el plazo de presentación de los interesados y de realización de los
trabajos previstos.
El dictamen del jurado designado en los anuncios obliga a los interesados. A falta de designación, se entiende que la
adjudicación queda reservada al promitente.
El promitente no puede exigir la cesión de los derechos pecuniarios sobre la obra premiada si esa transmisión no fue
prevista en las bases del concurso.

I. Concurso público y promesa pública de recompensa: es necesario aquí una conducta activa y voluntaria de un
sujeto para participar del concurso. Por el otro lado, se elimina el azar como elemento de asignación del premio, y se
autoriza una limitación subjetiva de los destinatarios de la promesa. La promesa está destinada a quienes se
presenten y la adjudicación del premio depende de un jurado que evaluará el mérito.

El concurso público es una especie del género promesa pública de recompensa, que se utiliza frecuentemente en la
elección de cargos públicos, en el otorgamiento de becas de estudios, premios por trabajos científicos o literarios,
para adjudicar bienes, etc.
Es un supuesto de declaración de voluntad donde el promitente se obliga a premiar a quien resulte vencedor de
acuerdo a las condiciones exigidas.

Contenido de la promesa de recompensa de concurso público: la norma condiciona la eficacia obligatoria de la


promesa de recompensa del concurso público a la difusión del plazo de presentación de los interesados y de
realización de los trabajos previstos. Se trata de una solución no exenta de controversia
Adjudicación del premio. Obligatoriedad del dictamen del jurado: no exige que la adjudicación del premio deba ser
objeto de una decisión de terceros distintos del promitente, conocido como jurado. Pero si prevé que si aquél existe,
su decisión es obligatoria.

Derechos patrimoniales sobre la obra premiada: el derecho moral de autor corresponderá siempre al concursante, e
igual solución se prevé como regla supletoria respecto de los derechos patrimoniales o de explotación.
En principio, quien resulte ganador del concurso se reserva los derechos de su obra. Empero, el promitente puede
solicitar a los concursantes la cesión de los derechos de la obra que pueda ser premiada, si fue expresamente
previsto en las bases del concurso. Las bases del concurso se encuentran insertas en la convocatoria y constituyen las
reglas en la que se va a regir el mismo. En ellas se establecen el plazo del concurso, los requisitos que deben reunir
los postulantes, la realización de los trabajos previstos, el jurado, etc.

ARTÍCULO 1808.- Destinatarios. La promesa referida en el artículo 1807 puede ser efectuada respecto de cualquier
persona o personas determinadas por ciertas calidades que deben ser claramente anunciadas. No pueden
efectuarse llamados que realicen diferencias arbitrarias por raza, sexo, religión, ideología, nacionalidad, opinión
política o gremial, posición económica o social, o basadas en otra discriminación ilegal.

ARTÍCULO 1809.- Decisión del jurado. El dictamen del jurado obliga a los interesados. Si el jurado decide que todos
o varios de los concursantes tienen el mismo mérito, el premio es distribuido en partes iguales entre los designados.
Si el premio es indivisible, se adjudica por sorteo.
El jurado puede declarar desierto cualquiera de los premios llamados a concurso.

Cuando a criterio del jurado varios participantes tengan igualdad de méritos, el premio será distribuido en partes
iguales entre los ganadores. Si el premio es indivisible se adjudicará por sorteo. Esta solución es análoga a la prevista
en el art. 1806 CCyC en el caso de notificación simultánea en la promesa de recompensa.
El jurado prevé la posibilidad de declarar desierto el concurso si estimase que los merecimientos son insuficientes
para optar al premio ofrecido (deserción total) o a alguno de ellos (deserción parcial). La decisión si bien es
discrecional debe estar debidamente fundada.

UNIDAD 4

1. EFECTOS DE LAS OBLIGACIONES. CONCEPTO.

Son todas las consecuencias jurídicas derivadas de ellas. Tales consecuencias se traducen en derechos y deberes, que
el ordenamiento jurídico atribuye e impone, respectivamente, a acreedor y deudor. Así, que al acreedor le asista el
derecho de exigir la prestación y que al deudor incumba el deber de cumplirla, no son otra cosa que consecuencias
de la obligación que los vincula. Ese derecho y ese deber no existirán si entre aquellas personas no se hubiese
establecido un vínculo obligacional.
Por cierto que no es uno el derecho ni uno el deber. Al contrario, la obligación trae como consecuencia un cúmulo de
derechos y deberes. Es más: al acreedor no sólo se le reconoce derechos; también se le imponen ciertos deberes; y
al deudor, no sólo se le imponen deberes; también se le reconocen derechos. El acreedor tiene derecho de exigir el
cumplimiento y también tiene el derecho de ejercer acciones tendientes a conservar el patrimonio de su deudor; el
deudor, por su parte, tiene el deber de cumplir y observar las conductas accesorias que exija la naturaleza de las
prestaciones.
En definitiva, las consecuencias jurídicas de toda obligación se materializan mediante el ejercicio de derechos y el
cumplimiento de deberes.

Partes, sucesores y terceros.


Las consecuencias de una obligación sólo alcanzan al acreedor y al deudor. Y, no pueden afectar a los terceros.

Partes: son aquellos sujetos (activo y pasivo) que concurren a constituir o dar nacimiento a la relación jurídica de
obligación; por tal razón, es lógico que sean esos mismos sujetos, y no otros. En toda obligación concurren dos
partes: uno acreedor y otro deudor, y alguna de ellas, o ambas, pueden ser pluripersonal. Lo que interesa destacar,
es que los efectos de la obligación recaen, en principio, sobre las partes.
Sucesores: los derechos y los deberes de las partes se pueden transmitir a otras personas, llamada sucesores,
quienes una vez operada la transmisión pasan a ocupar el lugar de la parte a la cual suceden, de manera que en
adelante ejercerán, observarán los derechos o deberes en nombre propio. Un ejemplo de sucesores es el heredero.
Por ejemplo, Pedro es acreedor de Juan; muerto este, lo sucede Diego, investido de la calidad de heredero; en tal
carácter, recibe la totalidad del patrimonio del fallecido incluida la obligación con lo cual queda convertido en
deudor frente a Pedro. En este caso se trataría de una sucesión universal por causa de muerte. Por último, cabe
reiterar que ciertas obligaciones son intransmisibles; así ocurre, por ejemplo con aquellas que son inherentes a la
persona obligada (obligaciones intuitu personae).

Terceros: es todo sujeto extraño o ajeno a una relación de obligación dada. Cabe afirmar que los efectos de una
obligación no pueden perjudicar, ni beneficiar directamente a los terceros. Es decir, sólo el acreedor y el deudor
están vinculados, por tanto los terceros se sitúan fuera de los alcances del vínculo o relación. Sin embargo, es posible
hablar de cierta influencia reflejada o indirecta de la relación de obligación sobre la esfera patrimonial de ciertos
terceros. En efecto, no todos los terceros tienen el mismo interés jurídico respecto de la situación que se encuentran
el acreedor o el deudor, hay terceros no interesados y terceros interesados.
Para ser tercero interesado es necesario estar vinculado con algunos de los sujetos de la obligación, o con su objeto,
pero en virtud de una relación distinta y separada de aquella obligación. Se produce una suerte de enlace entre dos
relaciones jurídicas distintas. Por otra parte, el hecho de que las consecuencias directas de la obligación alcancen
sólo a acreedor y deudor no significa que algún tercero no pueda intervenir en esa relación, situación que se
presenta cuando el pago es efectuado por un tercero, o cuando se lo efectúa a un tercero.

Efectos de la obligación y efectos del contrato.


En la antigua nota del artículo 505, el codificador destaca que el código francés confunde los efectos de las
obligaciones con los efectos de los contratos, es por eso que las diferencias separan a estas dos categorías de
consecuencias jurídicas.

La obligacion y sus fuentes: nadie discute que la obligación puede nacer de distintas fuentes.
Es claro, que el contrato es solo una de las fuentes de las cuales puede derivar obligación. De aquí se deduce Io

siguiente: en primer lugar, para hablar de efectos de las obligaciones no es necesario que haya un contrato

previo, pues las obligaciones pueden provenir de otras fuentes; en segundo lugar una buena técnica legislativa
aconseja dictar reglas generales para todas las obligaciones, cualquiera sea la fuente que las origine.

El contrato "creador" de obligaciones: sus efectos. Es válido afirmar que los contratos crean, modifican, transfieren o
extinguen derechos u obligaciones. Se ha de indagar qué diferencia hay entre los efectos del contrato que crea
obligaciones y los efectos de esa obligación. Por ejemplo, la compraventa "crea" la obligación de entregar la cosa,
que estará a cargo del vendedor, y la obligación de pagar el precio, que le corresponde al comprador.

La doctrina tradicional responde: los efectos del contrato consisten en la producción o creación de las obligaciones;
los efectos de estas consisten en darles a las partes el derecho de emplear "los medios legales" para exigir el
cumplimiento de la respectiva prestación. El efecto de los contratos es producir obligaciones, en realidad no hay
acuerdo sobre este punto, porque para algunos la producción de obligaciones es el "objeto" de los contratos, y el
objeto nada tiene que ver con los efectos.
Además, la tesis parece desdibujarse con esta otra comprobación: el efecto del contrato es crear la obligación, y el
efecto de esta es crear el derecho de emplear los medios legales para obtener el cumplimiento, es fácil advertir la
cadena causal que se establece: contrato -obligación- derecho de emplear medios legales. La diferencia entre los
efectos del contrato y los efectos de la obligación debe ser buscada a partir de la naturaleza jurídica del el primero.
En definitiva, en tanto que el contrato produce derecho objetivo, la obligación despliega o pone en funcionamiento
un cúmulo de derechos subjetivos, de facultades y de deberes, todo lo cual constituye "su efecto".

Clasificación tradicional.

Respecto del acreedor. Los efectos de la obligación se dividen en principales y secundarios. Conviene describir cada
categoría por separado:

Los efectos principales están constituidos por los derechos con que cuenta el acreedor para exigir y obtener
la satisfacción de su interés, y se subdivide a su vez en normales y anormales
Los efectos principales normales tienen lugar cuando al acreedor obtiene exactamente aquello que se le
debía, es decir, cuando se produce el cumplimiento en especie de la prestación. Este efecto "normal"
puede ser obtenido por tres vías: cumplimiento voluntario, ejecución forzada y ejecución por otro a
costa del deudor. Esto quiere decir que la obtención de la cosa se logra, ya sea por actuación espontánea
y voluntaria del deudor, o mediante el accionar del juez que haya ordenado la ejecución forzada o la
ejecución por un tercero.
Los efectos principales anormales. en cambio, se producen cuando el acreedor ve frustrada su pretensión de
obtener lo que específicamente se le debe, y tiene que conformarse con una prestación subsidiaria,
consistente en el valor pecuniario equivalente a la prestación frustrada Es decir, el acreedor no recibe la
prestación esperada, pero se le entrega como indemnización una suma de dinero.

Los efectos secundarios están constituidos por los derechos con que cuenta el acreedor, no yapara lograr la
satisfacción directa de su crédito, sino para conservarlo, protegerlo o asegurarlo. Estos efectos no
siempre se producen; operan sólo cuando el patrimonio del deudor atraviesa por situaciones que ponen
en peligro el derecho del acreedor.

Respecto del deudor. Los efectos de la obligación consiste en darle una serie de derechos, como el de exigir la
cooperación del acreedor, el de que se le acepte el pago, (o en su defecto, el de recurrir a la consignación judicial), el
de desobligarse luego de efectuado el pago, etc.

Los efectos normales. Inconveniencia de la división.


El criterio seguido para dividir los efectos normales y anormales está dado por la circunstancia de que el acreedor
obtenga o no obtenga la específica prestación debida. Si la obtiene se han producido los efectos normales; en caso
contrario, el hecho de que el acreedor tenga que aceptar la indemnización sustitutiva constituye un efecto anormal.

En esta primer división se prescinde por completo de los medios gracias a los cuales se obtienen las prestaciones en
especie, interesa si cumplimiento logrado sea voluntario, por ejecución forzada o por ejecución por un tercero. El
desarrollo normal de la relación de obligación concluye con un cumplimiento voluntario, esto es, cuando el deudor
adopta la conducta esperada por el acreedor; cuando esto no ocurre la obligación desemboca en una situación de
incumplimiento. Habrá que indagar si la prestación debida es pese al incumplimiento, de factible realización, y si el
acreedor mantiene su interés en recibir; comprobado esto, se podrá pensar en unaejecución forzada o por tercero.
El incumplimiento culpable provoca, un daño al patrimonio del acreedor, por Io tanto aun cuando éste consiga la
prestación debida mediante la ejecución forzada, su interés no quedará plenamente satisfecho si, además, no se le
indemniza el daño sufrido. Se trata del daño por moratoria, es decir del daño que se causa cuando se cumple
tardíamente.

Los efectos "anormales".


Cuando la prestación específica se frustra, el acreedor sufre un daño cuya reparación corre por cuenta del deudor;
cuando esto sucede se dice que la obligación produjo efectos anormales ya que la prestación específica es
reemplazada por una indemnización pecuniaria equivalente. La obligación entra en la fase de responsabilidad civil
por incumplimiento. Los requisitos que deben concurrir para que exista el "deber de indemnizar" son:
el incumplimiento; b) la imputabilidad; c) el daño; y d) la relación de causalidad. Por ejemplo, si contrato a una
persona para que cuide 1 caballo fino que poseo, y a causa de un descuido de su parte el animal muere, sufro un
daño que deberá ser indemnizado por el incumplido; asimismo si una persona armada dispara sobre el caballo y lo
mata, comete un delito que me causa un daño que deberá indemniza el que hizo el daño. En uno y otro caso existe
responsabilidad civil, o si se quiere decir, deber de reparar, cuyos presupuestos son idénticos, a saber:
antijuridicidad, daño, relación de causalidad y factores de atribucion. Se mantiene esta perniciosa dualidad: de un
lado la responsabilidad por incumplimiento considerada como un efecto "anormal" de la obligación; y del otro, la
responsabilidad por hechos ilícitos, considerados como "fuentes" de la obligación de indemnizar.
Ambas especies de responsabilidad deben ser tratadas en conjunto. Los fundamentos invocados son los siguientes:
Se evitará, así, una inútil reiteración de conceptos.
Ambas especies de responsabilidad parten de presupuestos comunes y se orientan hacia un objetivo único que es
unificar la disciplina jurídica del "derecho de daños".
No es exacto que la indemnización sustitutiva constituye un efecto anormal de la obligación. En realidad, deriva del
incumplimiento y puesto que éste es una especie de hecho ilícito se debe admitir que constituye la verdadera
fuente del deber de reparar.
Por otra parte, de indemnización no sólo cabe hablar en el caso de incumplimiento absoluto, que es el que se
presenta cuando la prestación específica ya no puede ser realizada, se debe también indemnización en los casos
de ejecución forzada o por otro.
Y aquí es posible extraer dos conclusiones: en primer lugar, si los efectos son anormales porque el acreedor debe
contentarse con la indemnización pecuniaria, también en la ejecución forzada o por otro se observa esa
anormalidad, dado que el acreedor tiene derecho a ser indemnizado por todas las consecuencias de la falta de
cumplimiento voluntario. En segundo lugar, cuando se reclama indemnización por daño moratorio derivado de
la ejecución forzada, para obtener esta última se ejerce también una acción típica de responsabilidad, que
supone incumplimiento, daño, relación causal de imputabilidad.
Si bien la acción de responsabilidad es accesoria de la acción para exigir el cumplimiento, no deben ser
confundidos.

Clasificación adoptada: principales y secundarios. Enumeración de los efectos.

Efectos respecto del acreedor: el acreedor queda investido de una serie de derechos, facultades y también deberes
que en conjunto constituyen "los efectos" de la obligación, al tiempo que ubican a aquel en una especial "situación
jurídica". Ese cúmulo de derechos y deberes se divide, según que sirvan para la satisfacción directa o indirecta del
crédito, en principales y secundarios.

Efectos principales: se materializan mediante los derechos con que cuenta el acreedor para obtener la satisfacción
de su interés, derechos que la ley le reconoce con ese específico propósito, razón por la cual su ejercicio procura la
satisfacción directa del crédito. Los efectos principales difieren según que el acreedor obtenga la prestación
específica por medio del cumplimiento voluntario y espontáneo del deudor, o que la obtenga mediando inejecución
del deudor, recurriendo a los mecanismos de ejecución forzada o ejecución por un tercero.

El efecto principal y normal: el cumplimiento. Cuando la obligación se desarrolla con normalidad, se extingue con el
cumplimiento; el derecho de crédito se realiza en plenitud, el acreedor queda satisfecho, y el deudor,
desobligado.
El efecto principal e inejecución. Efectos anormales. Cuando el deudor no realiza la conducta debida, incurre en
incumplimiento; no obstante esa inconducta, si la prestación específica es todavía posible y útil, cabe hablar de
inejecución. La inejecución intensifica los efectos de la obligación, pues el acreedor queda autorizado a emplear
los medios legales con el fin de lograrla ejecución forzada.
Si la inejecución se transforma en incumplimiento absoluto, esto es, si desaparece la posibilidad de cumplir la
prestación en especie y el acreedor debe perseguir la indemnización sustitutiva, no cabe hablar de efectos
anormales sino de responsabilidad por incumplimiento.

Efectos secundarios: son aquellos medios que le permiten al acreedor, no ya la satisfacción directa de sus derecho
de crédito, sino su preservación o seguridad. Entre ellos figuran: el derecho de solicitar medidas cautelares, el
derecho de ejercer la acción revocatoria, la de subrogación, etc.

Efectos de la obligación respectó del deudor. Los efectos de la obligación respecto del deudor consisten en un
cúmulo de deberes y facultades que ubican al deudor en una situación jurídica especial. Entre los derechos del
deudor cabe destacar:

El de solicitar la cooperación del acreedor cuando la naturaleza de la prestación, o su cumplimiento, así lo exija;
El de efectuar el pago voluntario o coactivo;
El de desobligarse después de efectuado el pago, exigir el otorgamiento de recibo, etc.

2. CUMPLIMIENTO DE LA OBLIGACIÓN. EL PAGO COMO EFECTO NORMAL O NECESARIO.

Definición legal: análisis del art 865


ARTÍCULO 865.- Definición. Pago es el cumplimiento de la prestación que constituye el objeto de la obligación.

Concepto: el pago es el modo de cumplimiento por excelencia de la obligación, y por ende; su modo de extinción
natural. Ya que pone fin a la relación jurídica satisfaciendo el interés del acreedor. Si bien puede ser definido de
diferentes maneras, habrá pago cuando el deudor realiza la prestación debida a favor del acreedor, que comporta al
mismo tiempo la extinción de la obligación.

Interpretación de la norma: en este nuevo artículo se define con mayor precisión al pago, con la actual redacción del
artículo 865 del código ha quedado perfeccionada la definición de pago, ya que resultan innecesarias aclaraciones o
precisiones por parte de la doctrina o de la jurisprudencia, como ocurría con el texto del artículo 725 del código
derogado.
Acepciones del término "pago". Merecen destacarse que existen en el derecho comparado y en la doctrina distintas
acepciones de pago, según diferentes enfoques:
K Desde un punto de vista restringido, el pago es considerado como el cumplimiento de una deuda de dinero.
(Teoría alemana).
K Con un criterio amplio, el pago es sinónimo de extinción de la obligación por cualquier medio que importe la
liberación del deudor, por Io cual comprendería a todos los modos extintivos, aún cuando no se satisfaga el interés
del acreedor.
K Según la noción estricta, el pago es el acto de ejecución de una prestación debida, en virtud de una relación
obligatoria y el cumplimiento específico de la prestación adeuda.

Funciones jurídicas: nuestra existencia transcurre en un contorno de obligaciones, las cuales, si bien desde su
gestación transitan con el germen de su propia muerte, llevan en sí el deber de actuar para cumplir, tanto para la
moral, como de la armonía social.
El modo más natural de cumplir con las obligaciones es el pago, que extingue la obligación, libera el deudor y
satisface los intereses del acreedor, funciones estas, de trascendencia.
El pago tiene una supremacía incuestionable. En la novación o la transacción, por ejemplo, si bien la obligación se
extingue, no siempre el acreedor queda satisfecho. Su función primordial es la de extinguir la obligación, agotando
con ello el vínculo que une al deudor con el acreedor, para restaurar una relación armónica, que muchas veces
aparece perturbada por las circunstancias propias de las partes, o bien del conjunto social.
Indudablemente, el pago es también un derecho del deudor. La mutación patrimonial que el pago trae aparejada le
interesa el deudor; este aparece investido de una facultad, un derecho a obtener su liberación y a desgravar su
patrimonio de las cargas que todo crédito implica. Al mismo tiempo, el pago es un acto de conservación del
patrimonio.

Importancia económica v social.


La relación obligacional constituye un instrumento para la cooperación social. La relación de obligación es un
instrumento destinado a prestar asistencia entre los diferentes miembros del cuerpo social, sirve para facilitar el
intercambio de bienes y servicios. Las personas que celebran contratos o asumen obligaciones lo hacen proyectando
un comportamiento futuro, es decir, programan conductas destinadas a satisfacer el interés ajeno.
Se advierte, de este modo, la importancia social de las relaciones obligacionales. Más aún: se puede añadir que el
pago no es más que un engranaje dentro del sistema económico de una sociedad organizada; de allí que el
incumplimiento constituya un serio obstáculo para el funcionamiento regular de cualquier sistema económico.
En suma, el cumplimiento, al tiempo que satisface el interés particular del acreedor, influye de manera esencial en el
desarrollo normal del sistema económico general. En una economía de intercambio masivo de géneros y de servicios
el factor tiempo va adquiriendo relevancia primordial. Todo ello conduce, en la doctrina y en la jurisprudencia
moderna, a la idea de que el tiempo de prestación adquiere un papel y una configuración diferente es esencial para
la obtención o la satisfacción del interés de las partes y, especialmente; del interés del acreedor.

Naturaleza jurídica. Distintas teorías.


Esta cuestión no ha sido pacífica ni en la doctrina argentina ni en la extranjera, puesto que se han sostenido
diferentes posturas al respecto:
El pago como hecho jurídico. Para algunos autores, el pago es un hecho jurídico, puesto que la producción de sus
efectos propios no requiere actividad voluntaria del deudor: para esta teoría lo importante es que dichos efectos se
producen aún cuando la consecuencia jurídica no haya sido querida o procurada por el agente.
El pago como acto jurídico. Otra doctrina, mayoritaria en el derecho argentino entre ellos Llambias, Borda, Alterini,
Salvat, entre otros, y que es la postura que adopta el CCC, sostiene que el pago es un acto jurídico ya que es un acto
voluntario, lícito, que tiene por finalidad inmediata la extinción de la obligación.
El pago como acto debido. Esta postura tuvo su origen en el derecho italiano. Se consideraba que existía una
categoría más allá de los actos jurídicos y de los hechos jurídicos, que era la de los actos debidos. Es característica del
pago cierta coerción del ordenamiento jurídico al realizarlo: el deudor paga porque si no lo hace incurriría en
responsabiidad y sabe que en defecto de cumplimiento voluntario, puede serle impuesto por la fuerza.
Teoria eclectica: es una postura intermedia entre la concepción del pago como acto jurídico y como hecho jurídico,
sostienes que este puede ser encuadrado en una u otra categoría, según el tipo de obligación de que se trate: en las
obligaciones de hacer y no hacer se trataría de un hecho jurídico voluntario o involuntario; en cambio, en las
obligaciones de dar, se presenta como un verdadero acto jurídico.

Elementos del pago.


Al tratarse el pago de un acto jurídico, para su validez deben concurrir cuatro elementos esenciales que no pueden
omitir: sujetos, objetos, causa-fuente y causa-final.

3. SUJETOS

Los sujetos pueden clasificarse en activos y pasivos.

Activo: El deudor
El sujeto activo del pago, es el sujeto pasivo de la
Pasivo: El acreedor obligación, es decir a la inversa de la obligación

Quienes pueden realizar el pago son:


el deudor que es el sujeto pasivo de la obligación
y los auxiliares del deudor.
Los sujetos que intervienen en la realización del pago son el solvens y el accipiens. El solvens o sujeto activo es la
persona que realiza o ejecuta el pago; el accipiens o sujeto pasivo es la persona que recibe o en cuyo beneficio se
concreta el pago.
La calidad de solvens, le cabe al deudor, que es por antonomasia la persona obligada a cumplir; también pueden
adquirir aquella calidad los terceros interesados y aun los terceros no interesados.

ARTÍCULO 732.- Actuación de auxiliares. Principio de equiparación. El incumplimiento de las personas de las que el
deudor se sirve para la ejecución de la obligación se equipara al derivado del propio hecho del obligado.

Según el artículo 732 para el acreedor es indiferente, si el incumplimiento de la obligación es causado por el propio
deudor o por otra persona de la cual aquel se sirva para el cumplimiento de la obligación. Cualquiera sea quien
incumple la obligación, el deudor u otra persona incorporada por este para cumplir con la prestación debida, se
produce la responsabilidad del obligado principal. Pues el auxiliar por definición no es deudor, sino un tercero
respecto del acreedor.

Interpretación del artículo 732. En vigencia del código derogado no existía una norma que equiparara la
responsabilidad por incumplimiento de la obligación por parte del deudor con el producido por personas de las que
este se sirve para la ejecución.
Se trata de los casos en que un tercero interviene en el cumplimiento de la obligación a iniciativa del deudor, y
desarrolla una actividad que se refiere al contenido de la prestación.
Se ha indicado con toda razón que el cumplimiento del auxiliar tiene la característica de un pago hecho por el
deudor, y nunca un pago por tercero. Por ello el incumplimiento de este representante o ayudante, se traslada a la
esfera del obligado principal.

Requisitos
Para que emerja con toda fuerza esta responsabilidad es necesario cumplir estos requisitos: a) deben ser
obligaciones admitidas por la ley, es decir ser validas y además licitas, b) la designación del auxiliar tiene que haber
sido hecha por el deudor, c) el hecho dañoso debe encontrarse dentro de la esfera del objeto contractual, o con
proximidad a esferas jurídicas que el cumplimiento determina; debe existir culpa del representante o atribución
objetiva.

Causales de eximición
Para exonerarse de responder el deudor obligado principal puede recurrir a todas las causales que permite la ley
(ruptura del nexo causal, ausencia del factor de atribución, etc.) y además demostrar que el hecho dañoso fue
realizado "en ocasión de las funciones".
Capacidad: según el artículo 875:

ARTÍCULO 875.- Validez. El pago debe ser realizado por persona con capacidad para disponer.

Quien paga debe tener capacidad para realizar dicho acto, ya que el pago efectuado por persona incapaz será
inválido. Tratándose de un acto jurídico, quien paga debe tener capacidad para ello, caso contrario, el acto carecerá
de validez. Quien paga debe tener aptitud para ejercer el ius solvendi; es decir, el derecho de todo deudor a obtener
su liberación mediante el pago.
Además, la declaración de inhabilitación no modifica la condición de capaz de la persona, si bien le puede imponer
ciertas restricciones
Si el pago fuera efectuado por una persona que no posea capacidad para disponer, aquél es nulo de nulidad relativa,
toda vez que no se afectaría el orden público, sino solamente los derechos de quien carece de aptitud para
realizarlo. Si ello así ocurriera, quien hubiera recibido el pago invalido deberá restituirlo a quien lo ha realizado.

El derecho de pagar: es conocido como llamado "ius solvendi". Se encuentra legislado en el artículo 879 del nuevo
código.

ARTÍCULO 879.- Legitimación activa. El deudor tiene el derecho de pagar. Si hay varios deudores, el derecho de
pagar de cada uno de ellos se rige por las disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación.
La legitimación activa del pago recae sobre el solvens, que normalmente es el deudor el que podrá pagar,también a
través de sus representantes, y ciertos terceros a quienes se hará referencia y que poseen un interés especial en el
cumplimiento de la obligación. Es el deudor quien posee la legitimación activa del pago por lo cual, cuando el pago es
realizado por él, extingue el crédito, satisface el interés del acreedor y provoca su liberación a tenor de la finalidad
extintiva de la obligación que persigue con el pago. El pago debe ser realizado por una persona capaz.
El pago puede ser hecho a través de un representante en tanto y en cuanto no se trate de una obligación intuitu
personae.
Cuando hay pluralidad de deudores, el pago deberá ser realizado atendiendo los principios que rigen las obligaciones
mancomunadas, quedando cada uno de aquellos obligados por su cuota parte o por el total de la deuda.
Si el deudor originario fallece, la deuda se fracciona entre sus herederos, correspondiendo a cada uno una alícuota,
de conformidad con el haber hereditario recibido.

Supuesto de varios deudores: hace mención a un polo pasivo plural, el cual se encuentra legislado también en el
artículo 879 que establece que si hay varios deudores, el derecho de pagar de cada uno de ellos se rige por las
disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación.
La legitimación activa del pago constituye uno de los grandes problemas en esta materia porque muchas veces se
pretende imponerla recepción del pago al acreedor, cuando quien intenta realizarlo no está legitimado para ello. Si
bien será el deudor de la obligación quien posea la legitimación activa del pago, no será el único habilitado para
efectuarlo, ya que también podrán pagar otras personas a quienes la ley les concede la potestad de realizar el pago,
es el caso de ciertos terceros, que si bien no son parte de la relación jurídica poseen legitimación para pagar.

Efectos del pago realizado por el deudor: se trata de la legitimación activa del deudor como sujeto pasivo de la
obligación.

ARTÍCULO 880.- Efectos del pago por el deudor. El pago realizado por el deudor que satisface el interés del
acreedor, extingue el crédito y lo libera.

Según los artículo 879 y 880 el deudor es quien posee la legitimación activa de pago por lo cual, cuando el pago es
realizado por el, extingue crédito, satisface el interés del acreedor, y provoca su liberación a tenor de la finalidad
extintiva de la obligación que persigue con el pago. Es de destacar que el único obligado al cumplimiento de la
obligación es el deudor, ya que sólo a él puede serle exigido el cumplimiento, o a sus sucesores universales o
singulares, según el caso.

La prestación ejecutada por un tercero:


ARTÍCULO 881.- Ejecución de la prestación por un tercero. La prestación también puede ser ejecutada por un
tercero, excepto que se hayan tenido en cuenta las condiciones especiales del deudor, o hubiere oposición conjunta
del acreedor y del deudor. Tercero interesado es la persona a quien el incumplimiento del deudor puede causar un
menoscabo patrimonial, y puede pagar contra la oposición individual o conjunta del acreedor y del deudor.
Puede efectuar el pago toda aquella persona que tenga un interés en cumplimiento de la obligación: es el caso de a
lo que se refiere el artículo 881. Sin embargo, debemos distinguir entre los terceros, según sean interesados o no
interesados.

El tercero interesado, es aquel a quien el incumplimiento del deudor puede causar un menoscabo patrimonial, y
puede pagar contra la oposición individual o conjunta del acreedor y del deudor. Es decir todo aquel que puede
sufrir perjuicio propio si el deudor no cumple la obligación. En el caso de los terceros interesados ellos poseen el
derecho de pagar, y pueden efectuar el pago aún contra la voluntad del deudor y del acreedor, y además de acudir al
pago por consignación ante la negativa del accipiens a recibir dicho pago.
Por otro lado, el tercero no interesado pese al silencio de la norma, el tercero no interesado es aquella persona
ajena al vínculo obligacional que, ante el incumplimiento de la obligación por parte del deudor, no sufre ningún
menoscabo en su patrimonio. En virtud de ello, y como no posee ningún interés legítimo en dicha obligación, no
puede imponer el pago si se oponen en forma conjunta el acreedor y el deudor.
Una interpretación literal de la redacción pareciera indicar que si la oposición al pago se realiza en forma individual,
ya sea por el acreedor o por el deudor, el tercero no interesado también gozaría del ius solvendi, es decir, que se
encontraría en condiciones de imponer el pago. Como consecuencia de ello, si el acreedor se opone en forma
individual a aceptar el pago que desea realizar el tercero no interesado, este se encuentra legitimado activamente
para efectuar el pago mediante consignación judicial.

Los efectos del artículo 881 son en primer lugar la satisfacción del crédito (interés del acreedor), en segundo lugar la
no extinción del vínculo, y por último la no liberación del deudor. El pago realizado por el tercero provoca un
desmembramiento y sólo serealiza la satisfacción de crédito. Pero el deudor queda obligado con el tercero que pago.

ARTÍCULO 882.- Efectos que produce la ejecución de la prestación por un tercero. La ejecución de la prestación por
un tercero no extingue el crédito. El tercero tiene acción contra el deudor con los mismos alcances que:
a. el mandatario que ejecuta la prestación con asentimiento del
deudor; b. el gestor de negocios que obra con ignorancia de éste;
c. quien interpone la acción de enriquecimiento sin causa, si actúa contra la voluntad del deudor.
Puede también ejercitar la acción que nace de la subrogación por ejecución de la prestación por un tercero.

Los efectos principales del pago no se producen en forma simultánea cuando el que paga es un tercero, sea
interesado o no interesado.
En caso de pago de la deuda por un tercero, se produce la satisfacción del acreedor pero el crédito no se extingue
respecto del deudor. Ello así, en virtud de que el deudor continúa obligado, ahora frente al tercero que efectuó el
pago, a quien deberá reintegrar lo que haya pagado.
Con el fin de recuperar lo pagado, el tercero posee diversas acciones contra el deudor, cuya elección va a depender
del comportamiento que haya tenido dicho deudor, con relación a la injerencia de ese tercero en la relación
obligacional.

Pago realizado con el asentimiento del deudor


El tercero que realiza el pago con asentimiento del deudor se encuentra en la situación de mandatario del deudor
(art. 1319 CCyC). Ello así, atento que el mandante tiene conocimiento de que el tercero va a efectuar el pago, ya sea
que le dio órdenes de pagar al acreedor o porque conociendo que el tercero iba a pagar una deuda suya, no lo
impidió.
De ahí la diferencia entre el mandato expreso o tácito. El mandato es expreso cuando el mandante le encarga al
tercero formalmente la realización de algún acto jurídico de su interés. En este caso, el mandatario representa al
mandante en el acto jurídico que realiza en nombre de aquel.
En cambio, el mandato es tácito cuando el mandante conoce que el tercero va a efectuar el pago en su lugar y no
impide el pago pudiendo hacerlo, es decir, “sabe que alguien está haciendo algo en su interés y no lo impide,
pudiendo hacerlo, se entiende que ha conferido tácitamente mandato” (art. 1319 CCyC).
En caso de que el tercero efectúe el pago en nombre del mandante-deudor, tiene el derecho a solicitar el reintegro
de lo pagado en provecho del mandante, con sus intereses, legales o convencionales, desde el momento del
desembolso del dinero, con más los gastos que la diligencia del pago le haya ocasionado. Así lo establece el inc. a del
art. 1328 al imponer entre las obligaciones del mandante la de “suministrar al mandatario los medios necesarios
para la ejecución del mandato y compensarle en cualquier momento que le sea requerido”.
El tercero que paga en nombre del deudor, por mandato de este, no debe preocuparse si la obligación que le ha
ordenado cancelar se encuentra afectada por nulidad o si está prescripta, ya que al ser enviado a pagar por orden
del deudor, realiza el pago en función del mandato recibido.

Pago realizado en ignorancia del deudor


En este caso, el tercero paga por el deudor, pero desconociendo este que su deuda ha sido cancelada por el tercero.
Es por ello que el CCyC le otorga al tercero la acción de gestión de negocios para recuperar lo invertido en el pago.
Sin embargo, como el tercero no se encontraba obligado a realizar el pago y el deudor no lo había comisionado a tal
fin, el tercero únicamente podrá recuperar lo que invirtió en el pago, si este pago resulto útil al deudor.
El tercero, que actúa como gestor de negocios del deudor, asume la gestión oficiosamente sin intención de efectuar
una liberalidad, pero sin encontrarse obligado, ya sea legalmente o convencionalmente, a realizar la misma (art.
1781 CCyC).
Es dable destacar que es elemento esencial de esta situación que la “gestión haya sido conducida útilmente”, en
cuyo caso el deudor deberá “reembolsarle el valor de los gastos necesarios y útiles, con los intereses legales desde el
día en que fueron hechos” (art. 1785, inc. a, CCyC).

Como menciona el artículo referido, la utilidad del negocio es fundamental para que el tercero consiga el rembolso
de lo invertido, en virtud de lo cual, si el tercero paga una deuda afectada de nulidad, o paga una deuda prescripta,
dicho pago no reviste utilidad alguna para el deudor, motivo por el cual puede negarse a rembolsar al tercero las
sumas invertidas en dicho pago.
No cabe soslayar que si el tercero paga en ignorancia del deudor, es decir, si el deudor desconoce el pago efectuado
por el tercero, este se encuentra en la obligación de anoticiar al deudor que realizó la gestión (art. 1782, inc. a,
CCyC), caso contrario, el deudor podría pagar nuevamente la deuda al acreedor, en cuyo caso, el tercero no podría
solicitar el rembolso al deudor, ya que ninguna utilidad derivó de dicho pago. En este caso, el tercero deberá iniciar
una acción de repetición contra el acreedor que percibió sin causa el pago de la obligación.
Pago realizado contra la voluntad del deudor
El art. 881 CCyC solo impide el pago del tercero no interesado, en caso de oposición conjunta del acreedor y del
deudor. En virtud de lo expuesto, la oposición individual del deudor no impide el pago del tercero, sea interesado o
no interesado.
El tercero que paga la deuda ajena, en oposición del deudor, también cuenta con la posibilidad de que le reintegren
lo pagado, utilizando para ello la acción de enriquecimiento sin causa.
La acción de enriquecimiento sin causa es una acción residual, que se aplica en caso de que el ordenamiento jurídico
no posea otra acción para reparar el empobrecimiento que ha sufrido, en beneficio del deudor (art. 1795 CCyC).
En este caso el tercero puede, mediante la acción in rem verso, que se le reconozca la devolución del pago realizado
en utilidad del deudor, el cual procede por la utilidad que dicho pago significó para el deudor.
La ley no permite el enriquecimiento sin causa, motivo por el cual se le otorga al tercero que pagó contra la voluntad
del deudor una deuda de este, el reintegro de la suma que fue provechosa para el deudor (art. 1794 CCyC).

Acción de subrogación
Más allá de las acciones particulares que propician los incs. a, b y c del art. 882 CCyC, el mismo artículo otorga al
tercero la posibilidad de pedir el rembolso de lo pagado, al deudor, mediante la acción de subrogación legal.
La acción de subrogación legal no necesita del acuerdo entre acreedor y tercero, procede sin convención de partes
ya que deriva de la ley misma. Dicha acción permite al tercero sustituir al acreedor, ya que en el momento del pago,
aquel le transmite todos los derechos y acciones que poseía contra el deudor. Sin embargo, la acción se encuentra
limitada a aquellos terceros que menciona expresamente, a saber: el tercero que paga con asentimiento o en
ignorancia del deudor (art. 915, inc. b, CCyC) y también el tercero interesado que paga en contra de la voluntad del
deudor (art. 915, inc. c, CCyC).
La transmisión se produce de pleno derecho, por la disposición de la ley, desde el momento en que alguno de los
terceros mencionados en el art. 915 CCyC realiza el pago al acreedor.
La acción de subrogación legal se encuentra vedada para el tercero no interesado que paga en contra de la voluntad
del deudor. Sin embargo, y si bien es cierto que la ley le impide la acción de subrogación legal, atento que el art. 915
CCyC omite la mención del tercero no interesado que paga al acreedor en contra de la voluntad del deudor, también
es cierto que dicho tercero, si desea prevalerse de los beneficios del crédito cancelado, puede acordar una
transmisión del crédito, con el acreedor. De esta manera podrá ejercer los derechos que le otorga la ley, mediante la
subrogación convencional por cambio de acreedor, siendo de aplicación lo normado por el art. 916 CCyC que
dispone que el “acreedor puede subrogar en sus derechos al tercero que paga”.

Sujeto pasivo del pago. Artículo 883


ARTÍCULO 883.- Legitimación para recibir pagos. Tiene efecto extintivo del crédito el pago hecho:
al acreedor, o a su cesionario o subrogante; si hay varios acreedores, el derecho al cobro de cada uno de ellos se rige
por las disposiciones correspondientes a la categoría de su obligación;
a la orden del juez que dispuso el embargo del crédito;
al tercero indicado para recibir el pago, en todo o en parte;
a quien posee el título de crédito extendido al portador, o endosado en blanco, excepto sospecha fundada de no
pertenecerle el documento, o de no estar autorizado para el cobro;
al acreedor aparente, si quien realiza el pago actúa de buena fe y de las circunstancias resulta verosímil el derecho
invocado; el pago es válido, aunque después sea vencido en juicio sobre el derecho que invoca.

El acreedor, que reviste el carácter de sujeto activo de la obligación, en el acto del pago, reviste el carácter de sujeto
pasivo. El acreedor es el legitimado pasivo del pago, es quien recibe la prestación que realiza el deudor (que, en este
caso, es el sujeto activo del pago).
El pago recibido por el acreedor satisface el interés que este tenía en el vínculo obligacional y en consecuencia
extingue el crédito. Sin embargo, existen otros sujetos además del acreedor, con la facultad de recibir el pago que
realice el legitimado activo, a quienes se denomina “accipiens” y cuya recepción produce también la extinción del
crédito.

El acreedor único
Podemos distinguir diversas situaciones:
Acreedor: si la obligación se encuentra conformada con un solo acreedor, no existe dificultad alguna en identificar a
quien debe cumplirse la prestación, ni a cuanto asciende el monto que se debe entregar. En tal caso, el acreedor
debe recibir todo lo que el deudor se encontraba obligado a entregar, haciendo honor a los principios de
integridad e identidad del pago.
Representantes: si el acreedor es un Consorcio de Propietarios, quien se encuentra legitimado para recibir el pago es
el administrador, que es el representante legal del consorcio con el carácter de mandatario exclusivo (art. 2065
CCyC) y en tal función realiza todas las gestiones administrativas y judiciales propias de la función (art. 2067,inc.
m, CCyC).
Si el acreedor es la sucesión del causante, el albacea es quien recibe el pago en virtud de ser el representante de
la misma, en aquellos casos en lo que no existen herederos forzosos o cuando los legados insumen la totalidad
del haber sucesorio y no hay derecho a acrecer entre los legatarios. Además de realizar el inventario de los
bienes, interviene en todos los juicios en que la sucesión sea parte y posee facultades de administración de los
bienes sucesorios (art. 2529 CCyC).
Si el acreedor es una persona menor de edad, se encuentran facultados a actuar en su nombre sus
representantes legales (art. 26 CCyC).
Si el acreedor es una persona incapaz que se encuentre absolutamente imposibilitada de interaccionar con su
entorno y expresar su voluntad por cualquier modo, quien se encuentra facultado a recepcionar el pago es el
curador (arts. 32 y 100 CCyC).
Si el acreedor es una persona jurídica quienes se encuentran facultados a recibir el pago son los representes
legales designados conforme las disposiciones del contrato constitutivo o por disposición legal, que tiene el
poder de extinguir el crédito que lo vinculaba con el deudor (art. 58 de la ley 19.550). Así, a modo
ejemplificativo, podemos mencionar que en las sociedades en comandita simple, “la administración y
representación de la sociedad es ejercida por los socios comanditados o terceros que se designen” (art. 136 de la
ley 19.550); en la sociedad por responsabilidad limitada, “la administración y representación de la sociedad
corresponde a uno o más gerentes, socios o no” (art. 157 de la ley 19.550); y en las sociedades anónimas, ”la
representación de la sociedad corresponde al presidente del directorio” (art. 268 de la ley 19.550).
El acreedor puede efectuar una representación convencional, mediante el contrato de mandato, en cuyo caso
otorga poder para que un tercero reciba el pago en su nombre (art. 1319 CCyC)
Herederos: si el acreedor fallece, el crédito se traspasa a los herederos, que son las personas que son llamadas a
sucederlo (arts. 2277 y 2280, in fine, CCyC). Este llamado puede ser realizado en forma voluntaria por el
causante, ya sea que le transmita la totalidad de los bienes, caso del heredero testamentario, o solo una parte de
sus bienes, caso del legatario (art. 2278 CCyC).
En ausencia de testamento, la sucesión se defiere a los herederos legítimos: descendientes, ascendientes,
cónyuge supérstite o parientes colaterales hasta el cuarto grado (art. 2424 CCyC).
En ausencia de herederos testamentarios y de herederos legítimos, la herencia se declara vacante, en cuyo caso
el juez designa un administrador de esos bienes, que es curador, encargado de recibir los pagos de los deudores
del causante (arts. 2441 y 2442 CCyC). Concluida su función, el saldo de los bienes se traspasa al Estado (art.
2443 CCyC).
Novación por cambio de acreedor: la novación es un modo extintivo que permite reemplazar una obligación anterior
por otra nueva, extinguiendo la primitiva obligación y creando otra obligación nueva, que la suplanta (art. 933
CCyC).
La novación puede realizarse por cambio de acreedor, en cuyo caso el deudor acepta que otro acreedor tome el
lugar del primitivo acreedor, extinguiendo la obligación a su respecto. El nuevo acreedor, al tomar el lugar del
anterior, es quien se encuentra facultado a recibir el pago del deudor (art. 937 CCyC).

Cesionarios o subrogantes
La transmisión del crédito se puede realizar por las siguientes formas: mediante contrato de cesión del crédito, con
la formalización de un acuerdo de factoraje o mediante la subrogación al momento del pago.
En el caso de la cesión del crédito, dicha transmisión tiene lugar, en el caso del art. 937 CCyC, cuando el deudor no
acepta el cambio del acreedor. El art. 1636 CCyC también permite la cesión por convenio entre acreedores, la cual se
realiza sin que sea necesaria la participación del deudor, ya que su conformidad no es requerida al momento de la
celebración del contrato.
El contrato de factoraje permite la adquisición de créditos originados en el giro comercial de la contraparte (art.
1421 CCyC); en tal caso, si existió una transmisión del crédito bajo este contrato, el deudor deberá ser notificado de
la misma y en tal caso estará obligado a satisfacer la prestación al nuevo acreedor
La transmisión del crédito también puede realizarse mediante el pago por subrogación, en cuyo caso si el acreedor
puede incluirse dentro de alguna de las situaciones que plantea el art. 915 CCyC en sus cuatro incisos, la subrogación
será de carácter legal, produciendo efectos de puro derecho desde que se efectúa el pago y el tercero sustituye al
acreedor originario. Caso contrario, sustituirá al acreedor, mediante acuerdo con este, al momento de realizar el
pago, conforme lo establece el art. 916 CCyC, y surtirá efectos desde que se celebra dicha convención.

Los acreedores de las obligaciones mancomunadas


Las obligaciones simplemente mancomunadas se caracterizan por la existencia de pluralidad de sujetos (art. 825
CCyC). Si la pluralidad de sujetos se encuentra en el lado activo de la obligación, habrá pluralidad de acreedores (art.
844 CCyC y ss.). La prestación del deudor variará según el tipo de obligación que se trate.
Así en las obligaciones simplemente mancomunadas, que se distinguen por la pluralidad e independencia de los
vínculos obligacionales, cada acreedor únicamente puede recibir su cuota parte (arts. 825 y 805 CCyC y ss.).
En cambio, si la obligación es simplemente mancomunada solidaria, de objeto indivisible, o concurrente cualquier
acreedor puede recibir la totalidad del crédito, sin perjuicio del derecho de participación que poseen los demás
acreedores, respecto de quien percibió la totalidad del crédito (arts. 821, 841, 847 y 848 CCyC).

El juez en caso del crédito embargado


Si el crédito se encuentra embargado por orden judicial y se ha notificado dicha medida, el notificado del embargo
no puede pagarle al acreedor del crédito embargado. En tal situación debe depositar el pago a la orden del juez que
trabó la medida, caso contrario responde con sus propios bienes si paga al acreedor del crédito (deudor del acreedor
embargante, conf. art. 533 CPCCN). Ello así, atento a que el pago efectuado al acreedor del crédito será inoponible al
acreedor embargante, quien puede solicitarle al juez que haga efectiva su responsabilidad en dicho expediente.

Los terceros habilitados a recibir el pago


Los terceros habilitados no se encuentran comprendidos dentro del contrato de mandato, pero se encuentran
facultados a recibir el pago, con efecto cancelatorio para el deudor. Dentro de esta categoría se encuentran: el
tercero indicado; el poseedor de un título de crédito al portador y el acreedor aparente.

El tercero indicado
El tercero indicado es una figura que se utilizaba en el derecho romano, cuya legislación no permitía la cesión del
crédito ni el contrato de mandato, en virtud de la relación personal que existía entre el acreedor y el deudor, que en
caso de incumplimiento por parte de este podía llegar a padecer la venta de su persona, como esclavo a fin de
cancelar el crédito adquirido.
El tercero indicado, también denominado “adjectus solutionis gratia”, se incorporaba al vínculo obligacional y el
acreedor lo habilitaba a percibir el pago. El tercero indicado cobra el crédito en nombre propio y no en nombre del
acreedor. Al percibir el crédito, el bien ingresa en el patrimonio del tercero indicado, aunque la prestación no
satisface al acreedor, el tercero indicado con la recepción del crédito, extingue la obligación debida al acreedor,
liberando al deudor.
La designación del tercero indicado en el contrato es de carácter irrevocable; por ello, el deudor únicamente pagará
bien si le paga al tercero indicado, que no se convierte en acreedor por su designación convencional. Como
consecuencia de ello, el tercero indicado no posee facultades de disposición sobre el bien percibido, las cuales
siguen en cabeza del acreedor. Los derechos y obligaciones del tercero indicado dependerán de la relación interna
que lo vincule con el acreedor.

El poseedor del título de crédito al portador o endosado en blanco


El tercero que presente para el cobro el título de crédito al portador o endosado en blanco, se encuentra habilitado
para percibir el crédito con efectos cancelatorios para el deudor que paga el mismo.
El tercero que presenta el título de crédito es una persona distinta del acreedor primitivo de dicha relación jurídica y
la prestación efectuada por el deudor, aunque no satisfaga directamente al acreedor, es legítima y libera al deudor
frente al primitivo acreedor del crédito.
El artículo bajo análisis limita la facultad del deudor de pagar válidamente al tercero portador del título de crédito,
en caso de que exista “sospecha fundada de no pertenecerle el documento, o de no estar autorizado para el cobro”.
El primer supuesto de excepción se encuentra relacionado con el robo o el hurto del documento.
Para que el pago sea inválido, el deudor debe haber tomado conocimiento del robo o del hurto del documento.
Ergo, si el acreedor no notifica el hecho invalidante al deudor, no puede luego reprocharle el pago que realice al
tercero que presente el título al cobro, atento que por la modalidad de pago de los títulos al portador, es esperable
que no sea el acreedor originario el que lo presente al cobro. En tal caso el pago se considera realizado válidamente
y el deudor, liberado y extinguido su crédito con el acreedor.
En cambio, si el deudor tomó conocimiento del robo o del hurto del documento, el pago que realice será inválido, y
deberá volver a pagar al acreedor. En este caso, tiene acción de repetición contra el tercero que percibió el pago
inválido, pero no puede negar el pago al acreedor que lo solicite.
Sin embargo, el artículo no impone la notificación al deudor por parte del acreedor, indicando solamente que en
caso de “sospecha fundada” de que el que presenta el título al cobro no se encuentra en posesión legítima del
mismo, es un término harto ambiguo. En este supuesto la única posibilidad que le cabe al deudor es el pago por
consignación judicial, conforme lo establece el art. 904, inc. b, CCyC, que dispone que “el pago por consignación
procede cuando (…) b) existe incertidumbre sobre la persona del acreedor”.

El acreedor aparente
El acreedor aparente es aquel que detenta en forma pública y pacífica la calidad de acreedor al momento del pago,
aunque en realidad no lo sea y pueda ser luego vencido en juicio respecto de la propiedad del crédito.
El pago que efectúe el deudor al acreedor aparente es válido, extingue el crédito y libera al deudor frente al
verdadero acreedor. En tal virtud, el deudor puede exitosamente repeler la acción que inicie el verdadero acreedor
en su contra, con el fin de obtener el pago, atento a que la liberación del deudor es completa. Ello siempre que el
pago realizado reúna los requisitos que establece el CCyC:
que sea realizado de buena fe por el deudor, en la creencia que el acreedor aparente es el verdadero acreedor; y
que de las circunstancias resulte verosímil el derecho que invoca el acreedor aparente para percibir el crédito.

No se exige certeza sobre la calidad de acreedor que exhibe quien recibe el pago, sino que el deudor debe estar
convencido de la facultad que tiene el acreedor de percibir el pago. Lo que exige la norma es que el error del deudor
sea un error de hecho excusable.
Ergo, el error de hecho inexcusable no podría justificar el pago realizado por el deudor, ya que entonces el deudor
no habría actuado de buena fe.
Un ejemplo de acreedor aparente se encuentra en el supuesto del heredero aparente respecto de los créditos del
causante, mencionado en el art. 2310 CCyC. El heredero aparente actúa como si fuera el verdadero heredero, hasta
que sea desplazado de la posición en que se encuentra. Mientras no sea desplazado, son válidos los actos de
administración y también aquellos “actos de disposición a título oneroso en favor de terceros que ignoran la
existencia de herederos de mejor o igual derecho que el heredero aparente” (art. 2315 CCyC).
Otro supuesto de acreedor aparente es el cesionario del crédito, cuyo acto es posteriormente declarado nulo en
sede judicial.

Pago a persona incapaz, o con capacidad restringida y a terceros no autorizados:

ARTÍCULO 885.- Pago a persona incapaz o con capacidad restringida y a tercero no legitimado. No es válido el pago
realizado a una persona incapaz, ni con capacidad restringida no autorizada por el juez para recibir pagos, ni a un
tercero no autorizado por el acreedor para recibirlo, excepto que medie ratificación del acreedor. No obstante, el
pago produce efectos en la medida en que el acreedor se ha beneficiado.
Según el artículo 885, esta norma se refiera a los supuestos de invalidez del pago, aclarando en que casos éste no
surtirá efectos. Dichos supuestos están íntimamente conectados con la cuestión de la legitimación pasiva del pago
(tratado en los artículos 883 y 884).
La disposición normativa es contundente al expresar que el pago efectuado a un incapaz no resulta válido.

Surgen como fundamento de ellos dos razones esenciales: la protección al incapaz y la protección al creer. Se
encuentran absolutamente impedidos de recibir el pago los incapaces de ejercicio, como así también las personas
con capacidades restringidas no autorizadas por el juez para recibir pagos.
La norma establece como excepción a la invalidez del pago efectuado, que el acto sea ratificado posteriormente por
el acreedor. En tales supuestos, el pago adquirirá validez y será eficaz.
Finalmente la invalidez del pago hecho a una persona incapaz o con capacidad restringida se establece en beneficio y
protección de este. Pero, si el cumplimiento de la obligación resultó beneficioso para el acreedor, la invalidez
protectora carece de razón de ser pues, de mantenerse, conllevaría un verdadero enriquecimiento sin causa para
este.

Derechos del acreedor contra el tercero:


ARTÍCULO 884.- Derechos del acreedor contra el tercero. El acreedor tiene derecho a reclamar al tercero el valor de
lo que ha recibido:
en el caso del inciso c) del artículo 883, conforme a los términos de la relación interna entre ambos;
en los casos de los incisos d) y e) del artículo 883, conforme a las reglas del pago indebido.

El artículo 884 del código aporta las soluciones a favor del acreedor, para el caso en que no sea éste quien recibe el
pago. En tal sentido, dispone:
Que si quien recibe el pago ha sido un tercero indicado por el acreedor, este está facultado para reclamar el pago a
quien los recibió en nombre y por indicación suya.
El acreedor está legitimado para reclamar al deudor el pago efectuado, de acuerdo a la normativa del pago indebido.
Ello guarda coherencia, toda vez que quien realizó pago a un acreedor aparente, no cancela la obligación ni satisface
el interés del verdadero acreedor, razón por la cual debe aplicarse al caso la regla del pago indebido.

4. OBJETO Y LAS CIRCUNSTANCIAS DEL PAGO.

El objeto del pago: Concepto. El objeto del pago es el bien o la utilidad que se obtiene como resultado de la
prestación cumplida por el deudor. El objeto del pago consiste en el cumplimiento de la prestación debida.
El objeto de la obligación es el interés que tiene el acreedor en dicha relación jurídica. Dicho objeto puede consistir
en la entrega de algún bien o en una prestación de hacer o no hacer.
Lo diferencia de la prestación, el hecho de que el objeto puede consistir en un interés patrimonial o extrapatrimonial
del acreedor.
El pago debe cumplir con determinados requisitos: en primer lugar debe ser idéntico a la prestación debida; debe ser
íntegro y no parcial; debe ser puntual, es decir, efectuarse en el tiempo convenido y por último debe ser realizado en
el lugar designado.

Los principios del pago

Principio de identidad:
ARTÍCULO 868.- Identidad. El acreedor no está obligado a recibir y el deudor no tiene derecho a cumplir una
prestación distinta a la debida, cualquiera sea su valor.

Debe existir una identidad cualitativa entre el objeto del crédito y el objeto del pago. Esto se aplica a todo tipo de
obligación. Para desobligarse el deudor debe cumplir la misma prestación debida, no pudiendo efectuar otra distinta
a no ser que el acreedor lo aceptara
Las excepciones al principio son las obligaciones facultativas, en la que deudor se reserva la facultad de sustituir.
Después, en las obligaciones dinerarias que son aquéllas cuando el pago puede ser hecho en una moneda distinta de
la especificada. Las situaciones que no constituyen excepciones al principio son: la dación en pago; el cumplimiento
de una obligación alternativa; ejecución forzada e indemnización sustitutiva y por último la de entrega de un cheque
en lugar de dinero en efectivo.

Principio de integridad:
ARTÍCULO 869.- Integridad. El acreedor no está obligado a recibir pagos parciales, excepto disposición legal o
convencional en contrario. Si la obligación es en parte líquida y en parte ilíquida, el deudor puede pagar la parte
líquida.
Se transgrede este principio cuando el deudor no cumple la prestación adecuada en su totalidad, y pretende efectuar
el cumplimiento mediante pago parcial. Si el acreedor no acepta voluntariamente esta posibilidad de cumplimiento
parcial propuesta por el solvens o por un tercero legitimado para el pago, ésta no puede llevarse a cabo de esa
amanera. Debe existir una identidad cuantitativa entre el objeto del crédito y el objeto del pago. El pago es integro
cuando se proporciona al acreedor la totalidad del objeto debido en un solo acto. Se aplica a todo tipo de
obligaciones.
Sus efectos son: el acreedor no puede ser obligado a recibir pagos parciales; por otra parte, el deudor no puede ser
obligado a efectuar pagos parciales. Las excepciones al principio, son el acuerdo de voluntades (el cual puede ser
originario o sobreviviente); la autorización legal y por último la autorización judicial (pago a mejor fortuna,
indemnización en razón de la equidad, etc.). Las situaciones que no constituyen excepciones al principio son: las
obligaciones periódicas independientes entre sí y la presencia de una pluralidad de obligaciones independientes
entre un mismo acreedor y deudor.

Obligación con intereses.


ARTÍCULO 870.- Obligación con intereses. Si la obligación es de dar una suma de dinero con intereses, el pago sólo
es íntegro si incluye el capital más los intereses.

Los intereses constituyen un accesorio de capital, por lo cual ambos conforman una única deuda. En razón de dicha
disposición, puede el acreedor rehusarse a recibir el pago intentado por el deudor, si éste no alcanza para saldar la
totalidad de los servicios, incluidos los intereses devengados y exigibles.

El beneficio de competencia
ARTÍCULO 892.- Definición. El beneficio de competencia es un derecho que se otorga a ciertos deudores, para que
paguen lo que buenamente puedan, según las circunstancias, y hasta que mejoren de fortuna.

El beneficio de competencia se funda en razones de humanidad, quienes gozan de este beneficio son generalmente
parientes con derecho alimentario del acreedor, por ende la razón de ser del beneficio de competencia debe tener el
rigor de la exigencia de los acreedores si el deudor pudiera quedar en una situación de pobreza. El beneficio debe
ser solicitado por el deudor, quien debe oponerlo, y algunos sostuvieron que podría ser concedido de oficio. Una vez
efectuado ello, se produce una división del crédito, quedando el acreedor limitado a cobrar sólo la parte que el
deudor beneficiado pueda buenamente pagar. Si las partes no se pusieran de acuerdo en torno al monto que pagará
el deudor en este caso, y a la forma en que lo afrontara, deberá disponerlo el juez.

El principio de localización:
ARTÍCULO 873.- Lugar de pago designado. El lugar de pago puede ser establecido por acuerdo de las partes, de
manera expresa o tácita.

La obligación debe ser cumplida en el lugar designado para el pago por las partes. El lugar de pago es donde el
deudor debe ejecutar la prestación y dónde el acreedor obtiene la satisfacción de su crédito. Según opinión de
Wayar, si ambos lugares no coinciden, ese lugar donde el acreedor obtiene la satisfacción de su interés.
La importancia jurídica del lugar de pago se remite a los deberes de cooperación, a la forma, prueba y validez del
pago; si hay controversia, se aplica el principio de lugar de pago.
Por último, la determinación del lugar de pago de la obligación determina la competencia judicial en razón del
territorio, atento que entenderá en la contienda el juez competente “del lugar en que deba cumplirse la obligación
expresa o implícitamente” (art. 5º, inc. 3, CPCCN).

ARTÍCULO 874.- Lugar de pago no designado. Si nada se ha indicado, el lugar de pago es el domicilio del deudor al
tiempo del nacimiento de la obligación. Si el deudor se muda, el acreedor tiene derecho a exigir el pago en el
domicilio actual o en el anterior. Igual opción corresponde al deudor, cuando el lugar de pago sea el domicilio del
acreedor.
Esta regla no se aplica a las obligaciones:
de dar cosa cierta; en este caso, el lugar de pago es donde la cosa se encuentra habitualmente;
de obligaciones bilaterales de cumplimiento simultáneo; en este supuesto, lugar de pago es donde debe cumplirse la
prestación principal.
Esta regla no se aplica a las obligaciones de dar cosa cierta; porque en este caso, es lugar de pago donde las cosas se
encuentran habitualmente. Tampoco se aplica a las obligaciones bilaterales de cumplimiento simultáneo; en este
supuesto, el lugar de pago es donde debe cumplirse la prestación principal.
Las reglas para determinar el lugar de pago son la autonomía de la voluntad, que es el lugar que las partes
designaron para el pago. Y por otro lado, el silencio de las partes que se divide en dos:
Reglas subsidiarias: si nada se ha indicado, el lugar de pago es el domicilio del deudor al tiempo del nacimiento
de la obligación.
Para cierto tipo de obligaciones. La ley determina el lugar de cumplimiento que son por cosa cierta y por
obligaciones bilaterales de cumplimiento simultáneo.
El principio general que rige en materia de lugar de pago es que las partes pueden pactarlo y convenir libremente.
Ello resulta ser una consecuencia lógica y natural del principio de autonomía de la voluntad de las partes. En razón
de ello, una vez que ambas partes lo establecen de común acuerdo, ninguna de ellas puede modificarlo de modo
unilateral. La designación del lugar de cumplimiento puede ser fijado libremente por las partes tanto al momento de
constituirse la obligación, como así también con posterioridad a la misma.

Principio de puntualidad: el pago debe ser puntual, es decir debe cumplirse en la oportunidad en que fue
convenida ni antes, ni después.

Concepto de exigibilidad: se refiere al momento en que el acreedor actualiza sus poderes de agresión patrimonial y
está facultado para reclamar compulsivamente la realización dé la prestación debida.

Concepto de ejecutabilidad: es la facultad del deudor de ejecutar la prestación, de obtener la liberación de las
deudas.

Concepto de cumplibilidad: se refiere al momento en que la obligación deviene exigible y el deudor se encuentra en
situación de cumplir.

Cumplimiento de la prestación: el momento de su vencimiento resulta fundamental para que se configure la


exactitud del pago. El plazo es un elemento accidental de las obligaciones, por lo cual si la relación jurídica no Io
dispone, la prestación debe cumplirse en el mismo instante de su nacimiento: La determinación del pago variará
según los distintos supuestos que encontraremos en las obligaciones. Se tratará cada uno de ellos puntualmente:

Obligaciones de exigibilidad inmediata: deben cumplirse al momento de nacimiento de la obligación, o a un


determinado tiempo razonable.
Obligaciones sujetas a plazo: hace referencia al artículo 871 del CCC.

ARTÍCULO 871.- Tiempo del pago. El pago debe hacerse:


si la obligación es de exigibilidad inmediata, en el momento de su nacimiento;
si hay un plazo determinado, cierto o incierto, el día de su vencimiento;
si el plazo es tácito, en el tiempo en que, según la naturaleza y circunstancias de la obligación, debe cumplirse;
si el plazo es indeterminado, en el tiempo que fije el juez, a solicitud de cualquiera de las partes, mediante el
procedimiento más breve que prevea la ley local.

LA CLASIFICACIÓN DE LOS PLAZOS

Con el fin de establecer las distintas especies de plazos que derivan de las disposiciones de nuestro Código Civil, es
pertinente tomar como punto de partida el siguiente esquema

a) Obligaciones puras y simples y obligaciones con la modalidad "plazo"


La primera diferencia clasificatoria es la que media entre una obligación pura y simple y una obligación modal. Se
suele indicar que la distinción entre ambas especies radica en la presencia o ausencia de elementos accidentales que
se incorporan a la relación de obligación; si sucede lo primero (presencia de elementos no esenciales: condición,
plazo o cargo), la obligación es modal; si acontece lo segundo, la obligación es pura.
La modalidad limita o modifica los efectos propios de la obligación. En virtud de la autonomía de la voluntad, las
partes están autorizadas a regular el modo en que desean que se produzcan los efectos del negocio. Una obligación,
es modal cuando, en virtud de la voluntad de las partes o por imposición de la ley, hay cierta limitación —de sentido
distinto, según que la modalidad sea una condición, un plazo o un cargo— de los efectos típicos de la obligación. Al
contrario, una obligación es pura cuando su cumplimiento no depende de modalidad alguna.

Obligaciones Puras y simples o sin modalidades

Con modalidades Condición


Plazo
Cargo

Obligaciones con la modalidad plazo

El criterio para efectuar la distinción lo brinda el interés del acreedor: a)cuando el plazo es esencial, el cumplimiento
sólo puede tener lugar en un tiempo perfectamente determinado; si no se cumple entonces, una ejecución
posterior, aunque sea físicamente posible, carecerá en absoluto de utilidad para el acreedor; b)Cuando el plazo es
accidental, aun cuando el deudor no ejecute la prestación en el tiempo señalado, no por eso desaparece la
posibilidad de cumplimiento tardío, ni el acreedor pierde interés en obtenerlo; es decir, a pesar de haber vencido el
plazo, la obligación aún puede ser cumplida con utilidad para el acreedor.

Plazo esencial Una obligación ha sido dotada de plazo esencial cuando la prestación es prevista y querida
para un momento perfectamente localizado en el tiempo, de manera tal que el mero transcurso de ese tiempo
determina que la prestación no pueda materialmente ser ejecutada, o que, siendo aún físicamente posible un
cumplimiento tardío, su realización no satisfaga ya al acreedor. Son dos las características salientes de esta clase de
obligaciones: a) que el tiempo de pago está perfectamente señalado, y b) que al solo vencimiento del plazo fijado la
ley le adscribe las consecuencias del incumplimiento definitivo

Plazo accidental El plazo accidental es aquel cuyo transcurso no degenera, por ese solo hecho, en una
situación de incumplimiento definitivo, sino que, al contrario, subsiste la posibilidad de cumplimiento aun después
del vencimiento. En las obligaciones de plazo accidental, si bien el pago debe ser hecho el día "del vencimiento",
puede ser hecho aun después del vencimiento.

Lo que se puede determinar o dejar indeterminado es el acontecimiento futuro e inevitable que marcara el limite
final del plazo.

Plazo determinado: Se puede decir que un plazo es determinado cuando en el título o acto constitutivo de la
obligación queda previsto cuál será el acontecimiento, futuro e inevitable, que indicará la llegada del límite final del
plazo. La determinación del límite final debe ser hecha expresamente. Si la determinación no es expresa, la
obligación queda configurada como de plazo indeterminado. El plazo determinado admite, una subdivisión, según
que sea cierto o incierto.
Plazo cierto. Un plazo determinado es cierto cuando se sabe exactamente la época en que habrá de ocurrir el
acontecimiento previsto como límite final de aquél; o, "cuando fuese fijado para terminar en designado año, mes o
día".
Plazo incierto. El plazo determinado es incierto cuando no se conoce la época en que habrá de ocurrir el
acontecimiento previsto como límite final; o, es aquel cuyo vencimiento es sólo cognoscible a posteriori, es decir,
después de realizado el acontecimiento previsto; p. ej., cuando me obligo a cumplir el día en que fallezca una
persona determinada, o para la próxima lluvia, etc.
Plazo indeterminado: Un plazo es indeterminado cuando en el título de la obligación no se prevé cuál será el
acontecimiento que indicará su finalización; en eso se diferencia del plazo incierto, pues en éste sí se prevé el
acontecimiento. El plazo indeterminado se subdivide en: plazo tácito y plazo indeterminado propiamente dicho.
Plazo tácito. Se podría caracterizar el plazo tácito como aquel en el cual, pese a la ausencia de determinación de su
límite final, de la naturaleza y circunstancias de la obligación se puede inferir el momento o la época a partir de la
cual ella se torna exigible.
Plazo indeterminado propiamente dicho. Cuando la indeterminación es total, porque ni siquiera es posible acudir a
la naturaleza y a las circunstancias de la obligación para inferir la época en que el deber es exigible, y sólo cabe
solicitarle al órgano jurisdiccional que lo fije, se está en presencia del plazo indeterminado propiamente dicho.
No se trata de obligaciones sin plazo (las únicas que no tienen plazo son las puras y simples), sino de obligaciones
con plazo, sólo que su límite final se halla en completa incertidumbre, razón por la cual el juez debe fijarlo.
ARTÍCULO 872.- Pago anticipado. El pago anterior al vencimiento del plazo no da derecho a exigir descuentos.

El pago anticipado es aquel efectuado con anterioridad al vencimiento de la obligación. El acreedor no está obligado
a recibir el pago que intente efectuar el deudor antes del vencimiento del plazo, aunque se encuentra facultado para
ello. De ocurrir ello, debe interpretarse que el deudor ha renunciado a los beneficios del plazo que poseía desde el
momento del nacimiento de la obligación.

El pago a mejor fortuna.


ARTÍCULO 889.- Principio. Las partes pueden acordar que el deudor pague cuando pueda, o mejore de fortuna; en
este supuesto, se aplican las reglas de las obligaciones a plazo indeterminado.

El pago a mejor fortuna tiene lugar cuando las partes acuerdan postergar el pago para la oportunidad en que el
deudor mejore de fortuna, es decir, cuando su situación patrimonial le permita, o cuando pudiere cumplir su
obligación.
La tesis que resulta ahora legalmente consagrada encuentra apoyo en que, a través del pago a mejor fortuna:
no se encuentra supeditada la existencia de la obligación sino solo su exigibilidad;
en caso de fallecimiento del deudor, caduca el beneficio que se le concedió (caducidad de plazo), tornándose
exigible el cumplimiento de la obligación respecto a sus herederos;
en el supuesto de concurso o quiebra del deudor, su acreedor puede reclamar el cobro de la deuda.
El CCyC resuelve la cuestión considerándolo como un plazo indeterminado y sujeto, por tanto, al régimen previsto en
el art. 887, inc. b, CCyC.

ARTÍCULO 890.- Carga de la prueba. El acreedor puede reclamar el cumplimiento de la prestación, y corresponde al
deudor demostrar que su estado patrimonial le impide pagar. En caso de condena, el juez puede fijar el pago en
cuotas.

Si el crédito está sujeto a plazo indeterminado, se considerará exigible a partir de su determinación.


Asimismo, la prescripción para deducir la acción para la fijación judicial del plazo se computa desde la celebración de
acto. Si prescribe esta acción, también prescribe la de cumplimiento

ARTÍCULO 891.- Muerte del deudor. Se presume que la cláusula de pago a mejor fortuna se establece en beneficio
exclusivo del deudor; la deuda se transmite a los herederos como obligación pura y simple.

La muerte del deudor torna exigible la obligación que se transmite a sus herederos, como obligación pura y simple.
Ello es así, por cuanto se trata de una cláusula intuitu personae, en razón de que se ha acordado exclusivamente en
beneficio de la persona del deudor.

5. OTRAS CUESTIONES.

Propiedad de la cosa con que se paga:


ARTÍCULO 878.- Propiedad de la cosa. El cumplimiento de una obligación de dar cosas ciertas para constituir
derechos reales requiere que el deudor sea propietario de la cosa. El pago mediante una cosa que no pertenece al
deudor se rige por las normas relativas a la compraventa de cosa ajena.

Al ser el pago un acto jurídico, es indudable que además de la capacidad exigible en las partes, en las obligaciones de
dar, el deudor debe encontrarse legitimado para disponer de la cosa que pretende entregar en pago. Podrían darse
diferentes situaciones anteriores:
Si el acreedor hubiera tomado conocimiento antes de la entrega quela cosa no es de propiedad del deudor, puede
negarse a su recepción y exigir al solvens el pago de la prestación en debida forma.
Si el acreedor es de buena fe y le es entregada por el deudor una cosa que no es de su propiedad, sin que el
accipiens lo supiera, pueden brindársele dos opiniones. O bien considerarse que el pago es nulo de nulidad relativa

o, como lo sostiene otra opinión, en tal caso no se presentan supuestos de nulidad, sino de incumplimiento por falta
de adecuación entre la prestación debida y la conducta cumplida por el solvens.
Si el pago hubiese consistido en la entrega de una cosa que no pertenece al deudor, dispone en la parte final del
artículo que debe regirse la cuestión por Io dispuesto en las normas relativas a la compraventa de cosa ajena.

Pago en fraude de los acreedores:


ARTÍCULO 876.- Pago en fraude a los acreedores. El pago debe hacerse sin fraude a los acreedores. En este
supuesto, se aplica la normativa de la acción revocatoria y, en su caso, la de la ley concursal.

Al ser el pago un acto jurídico, su validez exige que se encuentre libre de todo vicio. El pago será considerado
realizado en fraude de los acreedores, cuando el solvens afecta el derecho de los demás acreedores a obtener la
satisfacción de sus intereses, menoscabando la garantía patrimonial que les dé, mediante la realización de pagos
efectuados en fraude a sus derechos. En tales casos los acreedores pueden acudir a la acción revocatoria en
protección de sus derechos o inclusive a la ley concursal. El fraude constituye un vicio de los actos jurídicos, y en
materia de pago, uno de los límites más importantes que pesan sobre el solvens, es el respeto de los derechos de sus
acreedores, ya que se verá impedido de realizar todo acto de disposición que tenga la intencionalidad de frustrar la
garantía que, sobre su patrimonio poseen los acreedores. Sabido es que los efectos auxiliares o secundarios de las
obligaciones son los dispositivos que la ley le brinda al acreedor para intentar mantener íntegro el patrimonio de su
deudor, toda vez que la integridad de este constituye la garantía de cobro de sus créditos.

El pago de créditos embargados o prendados:


ARTÍCULO 877.- Pago de créditos embargados o prendados. El crédito debe encontrarse expedito. El pago de un
crédito embargado o prendado es inoponible al acreedor prendario o embargante.

La eficacia del pago dependerá de que quien lo efectúa posea la libre disponibilidad de las cosas de interés: es por
ello que si la cosa estuviera embargada, dichas circunstancias deben ser comunicadas al acreedor, puesto que caso
contrario, el pago no será eficaz y el deudor que ha abonado de tal modo no quedará liberado.

Los gastos del pago: ¿a quién corresponde afrontar los gastos del pago?
Según la regla, se resuelve por acuerdo de voluntades y llegando el silencio, ya sea por las reglas subsidiarias
emitidas por el deudor, o el fundamento que hace referencia al principio de integridad.

La prueba del pago. Carga de la prueba:


ARTÍCULO 894.- Carga de la prueba. La carga de la prueba incumbe:
en las obligaciones de dar y de hacer, sobre quien invoca el pago;
en las obligaciones de no hacer, sobre el acreedor que invoca el incumplimiento.

Resulta una obviedad manifestar que la existencia y la entidad del pago deben ser probadas, por lo cual el artículo
894 hace referencia a la carga probatoria. En las obligaciones de dar y de hacer la carga de la prueba del pago recae
sobre quien lo invoca. Es decir que recae sobre el deudor, o sobre los terceros que aleguen haber pagado, la prueba
de ello. En tales casos, al acreedor sólo le bastara acreditar la existencia de la relación jurídica y la entidad de la
obligación. Sin embargo, la excepción a este principio lo establece el segundo inciso del artículo 894 del código lo
cual resulta razonable ya que de Io contrario estaría haciendo pesar sobre el deudor la prueba de un hecho negativo,
lo cual procesalmente resulta inadmisible ya que la prueba siempre recae sobre quien afirma y no sobre quien niega.

Objeto y medios de prueba.


ARTÍCULO 895.- Medios de prueba. El pago puede ser probado por cualquier medio excepto que de la estipulación o
de la ley resulte previsto el empleo de uno determinado, o revestido de ciertas formalidades.
En el código anterior se había suscitado controversias doctrinarias, para algunos el pago podría probarse por
cualquier medio probatorio, aunque no exclusivamente por testigos admitiéndose la prueba testimonial sólo cuando
existiera un principio probatorio por escrito en segundo lugar, en cambio, al no existir norma expresa alguna,
establecían que podía probarse el pago por cualquier medio de prueba.
El nuevo código dispone que el pago pueda ser probado por cualquier medio, lo cual brinda amplia libertad en
materia probatoria del pago cuando se hayan acreditado al menos indicios de que el pago fue realizado. La parte
final del nuevo artículo895 del código sólo fija como excepción a la amplitud probatoria en materia de pago la de
Díaz L. J.
aquellos supuestos, que de la estipulación o de la ley resulte previsto el empleo de un medio determinado, o
revestido de ciertas formalidades.

Recibo: importancia, forma y contenido.


ARTÍCULO 896.- Recibo. El recibo es un instrumento público o privado en el que el acreedor reconoce haber recibido
la prestación debida.

El recibo es la prueba por excelencia, pero además su obtención constituye un derecho para el deudor, ya que a
través de él, tendrá la prueba de su liberación y la defensa idónea para oponer a todos aquellos que pretendan
volver a reclamarle por la prestación ya cancelada.
El recibo es una constancia escrita emanada del acreedor, destinada a documentar el pago realizado. Es un simple
documento firmado por el acreedor que permite acreditar la recepción de la prestación debida, y posee el carácter
de confesión extrajudicial por medio de la cual las personas que tienen facultad para recibir el pago dan cuenta de
que lo han recibido.
Quien emite recibo de pago debe contar con capacidad para ello, el recibo de pago no posee formalidad alguna,
aunque la doctrina mayoritaria entiende que debe realizarse por escrito, ya que de lo contrario se desdibujaría su
eficacia y su validez como instrumento probatorio. La excepción a esta regla general de libertad de formas, la
constituyen los supuestos en los cuales el recibo deba realizarse por escritura pública porque así lo establece la ley.
Es requisito que el recibo esté firmado por quien lo emite, si quien lo emite no pudiera firmar deben aplicarse las
normas de la firma a ruego.
Resulta de buena práctica que se inserte en él todas aquellas cuestiones que contribuyan a la prueba del pago por
parte de quien lo realice.

Derecho a exigir el recibo


ARTÍCULO 897.- Derecho de exigir el recibo. El cumplimiento de la obligación confiere al deudor derecho de obtener
la constancia de la liberación correspondiente. El acreedor también puede exigir un recibo que pruebe la recepción.

Así como el deudor tiene derecho a obtener el recibo y, de tal modo el medio probatorio que acredita su liberación,
también se establece en su parte final que el acreedor puede exigir también el recibo que pruebe la recepción por
parte del deudor. Esto es conocido como "contrarrecibo" que consiste en una constancia emitida por el deudor por
medio de la cual manifiesta que le ha sido entregado el recibo por el acreedor.
En caso de negativa ¿tengo derecho a no realizar el pago? Se realiza para este supuesto el pago por consignación.

Presunciones relativas al pago.


ARTÍCULO 899.- Presunciones relativas al pago. Se presume, excepto prueba en contrario que:
si se otorga un recibo por saldo, quedan canceladas todas las deudas correspondientes a la obligación por la cual fue
otorgado;
si se recibe el pago correspondiente a uno de los periodos, están cancelados los anteriores, sea que se deba una
prestación única de ejecución diferida cuyo cumplimiento se realiza mediante pagos parciales, o que se trate de
prestaciones sucesivas que nacen por el transcurso del tiempo;
si se extiende recibo por el pago de la prestación principal, sin los accesorios del crédito, y no se hace reserva, éstos
quedan extinguidos;
si se debe daño moratorio, y al recibir el pago el acreedor no hace reserva a su respecto, la deuda por ese daño está
extinguida.

La ley consagra distintas presunciones iuris tantum relativas al pago. Por lo tanto, el acreedor podrá desvirtuarlas con
prueba en contrario o demostrando que incurrió en error.
El recibo de saldo hace presumir la cancelación de todas las deudas correspondientes a la obligación por la cual se
otorga.
El recibo por uno de los períodos hace presumir que se encuentran pagos los anteriores, sea que se trate de una
obligación de prestación única diferida en el tiempo (por ejemplo, por la existencia de cuotas) o de la hipótesis de
prestaciones periódicas, que nacen en cada período de tiempo (a prorrata temporis). Esta previsión da solución a
una vieja disputa interpretativa sobre la cuestión.
La extensión de un recibo sin reservas hace presumir la cancelación total y definitiva, no solo de la obligación
principal, sino también de sus accesorios.
Por último, el recibo sin reservas también extingue el daño moratorio (por ejemplo, en una obligación de dar dinero,
el recibo de capital sin reserva de intereses los extingue), salvo que se trate de un pago judicial.
Imputación de pago:
ARTÍCULO 900.- Imputación por el deudor. Si las obligaciones para con un solo acreedor tienen por objeto
prestaciones de la misma naturaleza, el deudor tiene la facultad de declarar, al tiempo de hacer el pago, por cual de
ellas debe entenderse que lo hace. La elección debe recaer sobre deuda líquida y de plazo vencido. Si adeuda capital
e intereses, el pago no puede imputarse a la deuda principal sin consentimiento del acreedor.

La imputación de pago puede ser definida como el conjunto de reglas y normas que permiten brindar solución a los
problemas que se suscitan cuando el deudor debe cumplir con varias obligaciones de la misma naturaleza que se
encuentran pendientes de cumplimiento, y el pago que efectúa a tal fin no es suficiente para cancelar todas ellas. En
consecuencia, cuando ello ocurre, dichas normas determinan cuál es el procedimiento que debe seguirse en tal caso.
El procedimiento de la imputación de pago sólo procederá cuando se cumplan los siguientes requisitos:
Deben existir varias obligaciones pendientes de pago y que dichas obligaciones vinculen a las mismas partes, es decir
que el acreedor y deudor son los mismos.
Las prestaciones deben ser todas de la misma naturaleza, debiendo guardar homogeneidad entre sí. El pago
efectuado por el deudor debe ser insuficiente para dar seguimiento con todas las prestaciones pendientes de
pago.

ARTÍCULO 901.- Imputación por el acreedor. Si el deudor no imputa el pago, el acreedor se encuentra facultado a
hacerlo en el momento de recibirlo, conforme a estas reglas: a. debe imputarlo a alguna de las deudas líquidas y
exigibles;
b. una vez canceladas totalmente una o varias deudas, puede aplicar el saldo a la cancelación parcial de cualquiera
de las otras.

Cuando el deudor no hace uso de su facultad de imputar el pago, tal derecho se traslada al acreedor. Se trata de una
atribución subsidiaria, ya que como la norma lo indica sólo podrá hacerlo si el deudor no imputa el pago. Se trata de
un acto unilateral que depende exclusivamente de su voluntad, a la cual debe someterse el deudor. La imputación
por parte del acreedor debe realizarse al momento de recibir el pago, por Io cual será el recibo la prueba por
excelencia de qué deudas serán canceladas a través del pago del deudor.

ARTÍCULO 902.- Imputación legal. Si el deudor o el acreedor no hacen imputación del pago, se lo imputa:
en primer término, a la obligación de plazo vencido más onerosa para el deudor;
cuando las deudas son igualmente onerosas, el pago se imputa a prorrata.

El artículo dispone que cuando ni el deudor ni el acreedor efectúan la imputación, esta se llevará a cabo respetando
los principios expuestos en la norma:
La obligación de plazo vencido más onerosa será la primera en cancelarse.
Si son igualmente onerosas, el pago se imputa a pro rata. Se deberá imputar el pago proporcionalmente a todas
las deudas existentes.

ARTÍCULO 903.- Pago a cuenta de capital e intereses. Si el pago se hace a cuenta de capital e intereses y no se
precisa su orden, se imputa en primer término a intereses, a no ser que el acreedor dé recibo por cuenta de capital.

Este artículo constituye una limitación a las facultades de imputación de las partes, ya que el código establece como
directiva a seguir que, si se debiesen capital con intereses, la imputación debe realizarse en primer lugar a los
intereses.
UNIDAD 5

1. LA TEORÍA DEL INCUMPLIMIENTO.

El incumplimiento debe ser estudiado como lo que es: una situación antijurídica que se presenta cuando el deudor
o el acreedor falta al tenor de la obligación. De este modo, se puede elaborar una teoría integral que permita una
correcta descripción de esta figura y de sus consecuencias.

si el deudor cumple satisface el interés del acreedor


la prestación se extingue el vinculo

Obligación se ha perdido la posibilidad la obligación


absoluto de cumplir en especie o se extingue o
despareció el interés del se transforma
si el deudor se aparta acreedor
del comportamiento
debido incumplimiento

no se ha perdido la posibilidad la obligación


relativo de ejecución en especie y el subsiste
acreedor mantiene su interés

Importancia y necesidad de una teoría del incumplimiento.


Al hablar de incumplimiento, se examinan distintas instituciones sobre las cuales aquel tiene influencia directa:
La ejecución forzada o subrogada;
La indemnización compensatoria;
La llamada excepción de incumplimiento;
La cláusula penal;
La resolución de los contratos por pacto o causa comisoria;
Las condenaciones conminatorias:
La imprevisión contractual;
La señal o arras;
La imposibilidad de pago;
etc.
Es necesario indagar qué es el incumplimiento de la obligación, cuáles son las formas en que se puede presentar,
cuáles sus efectos y cuáles las normas aplicables.

Concepto de incumplimiento.
El incumplimiento es, ante todo, un acto ilícito, es decir, un obrar del sujeto contrario al derecho. Los actos ilícitos
han sido divididos en dos clases:

órbita el comportamiento del sujeto viola


contractual un deber jurídico impuesto por una Incumplimiento .
relación de obligación preexistente
Actos ilícitos

órbita el comportamiento del sujeto es violatorio del infracción, porque falta


. extracontractual deber general de no dañar el vínculo jurídico
previo entre el agente y
otra persona

NO es incumplimiento,
sino un acto ilícito
stricto sensu
Entonces, el incumplimiento, a diferencia de los actos ilícitos stricto sensu, supone la preexistencia de una
obligación, es decir, un vínculo jurídico entre acreedor y deudor. La preexistencia del vínculo es lo que tipifica el
incumplimiento, diferenciándolo de la ilicitud llamada "extracontractual".
Del incumplimiento solo cabe hablar respecto de una obligación constituida con anterioridad.
Si la obligación no es ejecutada normalmente, respetando los principios que gobiernan el pago, se produce como
consecuencia inmediata y contrapuesta, un estado de inejecución o incumplimiento.

El incumplimiento puede ser provocado tanto por el deudor como por el acreedor. En efecto, al tonarse exigible la
obligación, si deudor no realiza la prestación, es decir, un comportamiento determinado que satisfaga el interés del
acreedor; o el acreedor no presta la colaboración que requiere la naturaleza de la obligación, se está en presencia de
un incumplimiento.
Establecer si hay o no un factor de atribución es vital para determinar las consecuencias sancionatorias del orden
jurídico: si no cumple porque no quiere, el incumplimiento es imputable y el sujeto será responsable; si no cumple
porque no puede, el incumplimiento no es imputable y el agente estará exento de responsabilidad. La imputabilidad
es el elemento clave, sin el cual no habrá ejecución forzada ni responsabilidad.
Para ofrecer un concepto objetivo de incumplimiento, es necesario tener en cuenta tres aspectos:
Se trata de un accionar contrario al derecho;
Es violatorio de una obligación preexistente;
Modifica el curso normal de la obligación.
Entonces, se puede definir al incumplimiento como "la situación anormal de la relación de obligación, originada en
la conducta antijurídica de cualquiera de los sujetos vinculados, que impide u obstaculiza su realización".
Tal incumplimiento influye sobre el vínculo jurídico en dos sentidos: extinguiéndolo, frustrando al acreedor; o
prolongándolo, impidiendo la liberación del deudor.

Elementos del incumplimiento.


El incumplimiento requiere los siguientes elementos:
Un obrar humano, puesto que es siempre una conducta, un comportamiento del sujeto que se manifiesta por un
hecho exterior, positivo o negativo;
El comportamiento del sujeto debe ser contrario al derecho, integrado no solo por la ley en sentido lato (incluyendo
las cláusulas contractuales) sino también por los principios jurídicos superiores.
La preexistencia de una obligación anterior, ya que hay incumplimiento cuando se debe la prestación y no se la
efectúa.

Clasificación del incumplimiento.


Para cumplir hay que observar una conducta de total cumplimiento, ajustándola a la naturaleza de la obligación y a
las directivas que imparte el principio de buena fe.
El incumplimiento es también conducta, pero desacomodada o disconforme (antijurídica) con el tenor de aquella.
Este obrar antijurídico puede desembocar en un incumplimiento:
absoluto o relativo;
parcial, tardío o defectuoso;
imputable o inimputable;
puede exteriorizarse por medio de actos positivos o de abstención.
Así, estas categorías que se obtiene no se excluyen, sino que pueden combinarse:
Según la posibilidad o imposibilidad de ejecución de la prestación y el interés del acreedor:
Incumplimiento absoluto Incumplimiento relativo
La obligación se torna de ejecución imposible, y tal La imposibilidad solo es temporaria, que afecta parcialmente
ejecución es definitiva, ya sea por razones físicas o a la prestación o se origina en otras imperfecciones que
jurídicas sobrevinientes a la formación del vínculo. alteran la exactitud del objeto. No obstante, es siempre
posible el cumplimiento, aún con las fallas indicadas.

La prestación carece de interés útil para el destinatario El acreedor mantiene un interés jurídico en recibir la
del pago. Es decir, el cumplimiento de la prestación es prestación. De lo contrario, a pesar de que el cumplimiento
inútil para satisfacer la expectativa del acreedor, ya que sea posible, si no hay interés por parte del acreedor el
perdió todo interés en recibirla. incumplimiento se torna absoluto.
Si se trata de un incumplimiento relativo, la prestación puede verificarse de modo parcial, defectuoso o tardío:
En relación a la INTEGRIDAD del En relación a la IDENTIDAD del objeto En relación al TIEMPO: Cumplimiento
objeto: Cumplimiento parcial y al LUGAR de pago: Cumplimiento tardío
defectuoso
Cuando la conducta del obligado El comportamiento del sujeto viola los Se da cuando llegado el momento en
lesiona el principio de integridad del principios de identidad o de que debe tener lugar la prestación, si el
objeto, pero aun así cumple. localización, sin que por ello deje de sujeto no realiza el comportamiento
cumplir. adecuado al objeto de la prestación.

El deudor entrega una cosa disminuida Sucede cuando se cumple la No desaparece la posibilidad de
materialmente, lo cual implica un prestación exacta, en el lugar y el realizar la prestación; ésta se verifica
deterioro de la cosa debida. tiempo convenidos, pero con posterioridad.
defectuosamente (por ej: animales
enfermos).
También es el caso de aquel que
pretende cumplir en un lugar
distinto del convenido.

Los efectos de esta situación dependen Los efectos que genera un Se caracteriza por la perdurabilidad
de las causas. cumplimiento defectuoso dependen del vínculo durante todo el tiempo que
de las causas: dure el retraso del obligado. En tanto
-En las obligaciones de dar cosas sea posible ejecutar la prestación, el
ciertas para transferir sobre ellas -Si es imputable al sujeto, éste deudor estará obligado a cumplir,
derechos reales, si el objeto se cargará con la responsabilidad de su aunque la demora no sea atribuible a
deteriora sin culpa del deudor, el accionar; dolo o culpa.
acreedor podrá disolver la obligación o En cambio, si la demora le es
recibir la cosa en el estado en que se -Si no es imputable al sujeto, estará imputable, no solo tendrá que cumplir,
halle, con disminución proporcional del exento del deber de indemnizar. sino también resarcir los daños y
precio; si el deterioro se debe a la culpa perjuicios que el atraso haya
del deudor, el acreedor tiene derecho a En cualquier caso estará obligado a ocasionado.
exigir una cosa equivalente, con la cumplir, ya que la imputabilidad o
indemnización de los perjuicios e inimputabilidad definen la
intereses, o recibir la cosa en el estado responsabilidad del sujeto, sin
en que se halle más la indemnización extinguir el vínculo.
compensatoria.

-En las obligaciones de dar cosa cierta


a fin de restituirla a su dueño y se
deteriora sin culpa del deudor, su
dueño la recibirá en el estado en que se
halle, y el deudor no estará obligado a
ninguna indemnización.

subjetivo es el caso de quien . .


actúa con dolo o culpa. ......
porque hay un
FACTOR DE
ATRIBUCIÓN cuando la ley crea factores
la responsabilidad objetivo de atribución de responsab.
que nada tienen que ver
del sujeto da lugar a con la culpa tradicional;
si NO HAY factor de como el deber de garantía,
atribución la equidad, etc.
Imputabilidad
no hay responsabilidad por
parte del sujeto (inimputabilidad)
.
Si el incumplimiento da o no lugar a responsabilidad según concurra o no un factor de atribución:
Cuando hay un factor atributivo: Incumplimiento Cuando no hay factor que atribuya responsabilidad:
imputable Incumplimiento inimputable
Imputar: atribuir determinado accionar al sujeto del cual Falta un factor que permita atribuirle responsabilidad
proviene, considerándolo su autor. al sujeto que actuó ilícitamente por las consecuencias
Existe un factor de atribución que determina la perjudiciales que se hayan producido.
responsabilidad del autor del incumplimiento.
Se da cuando el incumplimiento es atribuible al dolo o culpa En algunos casos, la ausencia de imputabilidad lleva a
del sujeto: o cuando, a pesar que la conducta es la extinción del vínculo y la liberación del deudor.
irreprochable, existe un factor de atribución objetivo (deber Otras veces, el vínculo subsiste entre las partes,
de seguridad, garantía, etc.) aunque la prestación se cumplirá profundamente
modificada.
El ordenamiento jurídico le impone al incumpliente el deber
de resarcir los daños y perjuicios que haya ocasionado; y si
su conducta es de tal gravedad que ha sido descrita por la
ley penal como delito, a la sanción civil se unirá la pena.
El incumplimiento imputable faculta al acreedor a:
-Emplear los medios legales, dirigiéndolos a la obtención
que le es debida;
-Obtenerla de un tercero a costa del deudor;
-Conseguir las indemnizaciones correspondientes mediante
el pago de los daños e intereses.

se extingue la obligación principal, y nace así una


nueva obligación: reparar los daños e intereses

obligación de la prestación no puede se produce una mutación o transformación en el


imputable pagar daños efectuarse por una objeto debido: el infractor está obligado a pagar
y perjuicios causa atribuible al deudor un valor económicamente equivalente, aunque
esencialmente distinto
absoluto

medio de la causa sobreviniente


no extinción de las que torna imposible el la imposibilidad de cumplimiento debe ser
imputable obligaciones cumplimiento de la absoluta, definitiva, sobreviniente e
prestación es extraña inimputable
a la voluntad del agente

Incumplimiento

el deudor esta se debe a un obrar de su parte la ley otorga al acreedor el derecho


imputable obligado a cumplir además del deber de cumplir; de optar entre recibir la prestación
aunque lo haga también carga con la obligación en el estado en que se halle, tras los
defectuosamente de reparar los daños causados daños y perjuicios, o resolver el
contrato aceptando solo la
relativo indemnización

la prestación se las dificultades que entorpezcan tales dificultades no son


no verificará, pero de la ejecución deben darse al tiempo imputables al agente, el
imputable forma irregular del cumplimiento, ya que si hubieran cual ésta eximido de resp.,
(parcial, defectuoso conocidas al momento de nacer la aunque permanece ligado
o tardío) obligación, el infractor no podrá a su acreedor, pues el vinculo
pretender eximirse de responsabilidad no se disuelve.
.
El incumplimiento puede exteriorizarse por medio de:
Actos "positivos" Actos "omisivos" o de abstención

Se trata del deudor que hace lo que no debe. Así, Es el caso del deudor que deja de hacer lo que debe,
comete una infracción positiva. incumpliendo por omisión.
El deudor omite lo que debía haber hecho cuando
incumple totalmente o no cumple puntualmente.
El que por un acto positivo viola culposamente un derecho de crédito, tiene que indemnizar al acreedor los
daños por ello causados. Exactamente igual que el deudor que omite culposamente una prestación positiva
debida.

LA MORA DEL DEUDOR

Método del CCC.


El incumplimiento de obligaciones, además de poder ser total y absoluto, también puede ser relativo, cuando el
deudor cumple con la prestación asumida pero con un defecto en las circunstancias de modo, tiempo o lugar de
cumplimiento pactado. Sin embargo, cuando ello ocurre y a pesar del incumplimiento parcial de la prestación, se
admite una posibilidad de cumplimiento específico tardío, por ser material y jurídicamente posible, y
fundamentalmente por ser apto todavía para satisfacer el interés del acreedor. Aquí es donde cobra importancia el
Instituto de la mora del deudor.
Es un Instituto que si bien no ha variado en su concepto, si ha mutado en cuanto a qué clase de mora impera en el
derecho argentino.
También por primera vez en el ordenamiento jurídico argentino, le brinda tratamiento expreso a la mora del
acreedor. El régimen adoptado por el Código es básicamente el siguiente:

Mora automática:
Obligaciones de exigibilidad inmediata: la mora se produce automáticamente por el solo transcurso del tiempo fijado
para su cumplimiento. El tiempo de cumplimiento que la ley fija para las obligaciones de exigibilidad inmediata no es
otro que "el momento de su nacimiento"; queda claro que si el deudor no cumple en ese momento quedará incurso
en mora.

Obligaciones sujetas a plazos determinados cierto o incierto: conforme lo que dispone el art. 871, si hay un plazo
determinado, ya sea cierto o incierto, el pago debe hacerse "el día de su vencimiento"; en ambos casos la mora
opera automáticamente por el sólo transcurso del tiempo fijado para su cumplimiento. Fijado por las partes por la
ley o por el juez.

El código reconoce sólo dos excepciones al principio de mora automática:


Las obligaciones sujetas a plazo tácito: donde es menester interpelar al deudor para constituirlo en dicho estado;
Las obligaciones a plazo indeterminado propiamente dicho: supuesto en el cual debe 'requerirse fijación judicial de
plazo.

ARTÍCULO 886.- Mora del deudor. Principio. Mora automática. Mora del acreedor. La mora del deudor se produce
por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento de la obligación.
El acreedor incurre en mora si el deudor le efectiva una oferta de pago de conformidad con el artículo 867y se
rehúsa injustificadamente a recibirlo.

Definición.
La mora es un instituto jurídico de difícil definición, ya que no debe ser confundidla con la simple demora en el
cumplimiento. La mora no es el simple retraso en el cumplimiento de la obligación, sino el cualificado por la
concurrencia de determinadas circunstancias.
En nuestro país se ha definido a la mora como "aquel instituto en el cual el incumplimiento material se hace
jurídicamente relevante" (Alterini); o bien, como "un retardo jurídicamente calificado" (Bustamante Alsina).
Una de las características jurídicas más relevantes que presenta la mora es que el retraso no impide el
cumplimiento tardío por el deudor. De allí que la mora solo es aplicable en los supuestos de incumplimiento relativo
de la obligación.
Requisitos.
Para que se configure la mora del deudor, se deben reunir los siguientes requisitos:
El retardo en el cumplimiento;
Que dicho retardo sea imputable (subjetiva u objetivamente) al deudor;
La constitución en mora del deudor.

Retardo o demora en el cumplimiento Imputabilidad del retardo al deudor Constitución en mora

Ocurre cuando el deudor no ha El retardo en el cumplimiento no basta El deudor debe ser constituido en
realizado el comportamiento debido para configurar la mora del deudor, mora para que se produzcan los
en el tiempo en que la prestación sino que además debe, existir un factor efectos previstos por el
debía ejecutarse, tal como fue de imputación de dicha demora hacia ordenamiento jurídico.
convenido con el acreedor. el deudor.
Sin embargo, se trata de una situación Este factor de imputación puede ser Dicha constitución en mora puede
transitoria, ya que la obligación aún es subjetivo, como el dolo o la culpa, u producirse por el mero transcurso
susceptible de ser cumplida y apta para objetivo, como la garantía, equidad, del tiempo o mediante un
satisfacer el interés del acreedor. deber calificado de seguridad, etc. requerimiento expreso por parte
del acreedor.
La mora, a diferencia del simple La diferencia entre la l)lora objetiva y la
retardo o demora, requiere ser mora subjetiva tiene importancia a la
objetiva y subjetivamente imputada al hora de que el deudor pretenda
deudor para provocar los efectos liberarse de responsabilidad:
previstos por el ordenamiento jurídico. -Si la mora es subjetiva, le bastará al
deudor demostrar su ausencia de
culpabilidad para acreditar que el
retraso no le es imputable; -Si la mora
es objetiva, el deudor solo podrá
eximirse de sus efectos acreditando la
existencia de una causa ajena (hecho o
culpa 'del acreedor, o de un tercero
por quien no deba responder, caso
fortuito o fuerza mayor).

La imputabilidad, entonces, puede ser:


Imputabilidad del retardo objetivo: es el supuesto más frecuente, y es lo que se configura sobre todo en las
obligaciones en las cuales el deudor se ha comprometido a la obtención de un resultado determinado y
especifico, en donde el incumplimiento mismo de la prestación conforma el estado de mora del deudor,
a menos que éste acredite la imposibilidad de pago;
Imputabilidad del retardo subjetivo: en cambios cuando el deudor no ha prometido la obtención de la
finalidad perseguida por el acreedor, sino de adoptar una conducta diligente con el fin de obtenerla, la
imputación había el deudor debe ser subjetiva, fundada en su culpa o dolo.

El sistema de constitución en mora.


Existen dos sistemas de constitución en mora:

Mora "ex re".


También llamada mora automática. Se produce por el solo transcurso del tiempo, sin que sea necesario que el
acreedor efectúe interpelación (exigir el cumplimiento) alguna al deudor.
Esta concepción de la mora era concebida ya en el Derecho Romano, donde la regla general era que la mora se
configuraba por la sola fuerza de las cosas, como ocurría generalmente en los casos de obligaciones a plazo y de
obligaciones nacidas de delitos, también si el deudor se ausentaba sin dejar representante, entre otros casos.

Mora "ex persona".


Este sistema requiere de un acto previo del acreedor, llamado interpelación, para constituir en mora al deudor.
Reconoce sus orígenes en el Código francés, el cual determinó la necesidad de que el acreedor requiera el pago al
deudor en forma previa para que éste último quede en estado de mora. En este sistema, el siempre paso del tiempo
no constituye morosidad alguna en el deudor incumplidor.
Se argumentaba en favor de este sistema que la ausencia de interpelación permitiría deducir que el acreedor no ha
sufrido daño alguno ante el incumplimiento del deudor, y que además, al existir el requerimiento previo, se le estaba
brindando al deudor una última oportunidad para que cumpliera y así evitar los graves efectos que provocaría una
mora automática.

Excepciones al principio de mora automática.


El art. 886 establece como regla general la mora automática al disponer que la mora del deudor se configura por el
sólo transcurso del tiempo para su cumplimiento.
En razón de ello, una vez operado el vencimiento de la obligación, el deudor quedará en estado de morosidad, sin
que sea necesario requerimiento alguno por la parte del acreedor para su constitución en mora. Sin embargo, el
código reconoce excepciones en su art. 887.

ARTÍCULO 887.- Excepciones al principio de la mora automática. La regla de la mora automática no rige respecto de
las obligaciones:
sujetas a plazo tácito; si el plazo no está expresamente determinado, pero resulta tácitamente de la naturaleza y
circunstancias de la obligación, en la fecha que conforme a los usos y a la buena fe, debe cumplirse;
sujetas a plazo indeterminado propiamente dicho; si no hay plazo, el juez a pedido de parte, lo debe fijar mediante el
procedimiento más breve que prevea la ley local, a menos que el acreedor opte por acumular las
acciones de fijación de plazo y de cumplimiento, en cuyo caso el deudor queda constituido en mora en la fecha
indicada por la sentencia para el cumplimiento de la obligación.
En caso de duda respecto a si el plazo es tácito o indeterminado propiamente dicho, se considera que es tácito.

Entonces, la mora automática no regirá en las siguientes obligaciones:


En aquellas sujetas a plazo tácito: si el plazo no está expresamente determinado, pero resulta tácitamente de la
naturaleza y circunstancias de la obligación, en la fecha que conforme a los usos y a la buena fe, debe
cumplirse. En estos casos, el acreedor deberá interpelar al deudor para constituirlo en mora.
En los casos de obligaciones sujetas a plazo indeterminado: si no hay plazo, el juez, a pedido de parte, lo debe
fijar el plazo mediante el procedimiento más breve que prevea la ley local, a menos que el acreedor
opte por acumular las acciones de fijación de plazo y cumplimiento. Aquí el deudor incurrirá en mora sólo en
la fecha indicada por la sentencia, y no en la fecha en que sea dictada la sentencia.
En caso de duda respecto a si el plazo es tácito o indeterminado propiamente' dicho, se considera que es tácito.

Mora y lugar de cumplimiento.


El pago deberá efectuarse en determinado lugar y con puntualidad. En cuanto al lugar, la regla de valor residual es la
que indica que debe hacerse en el domicilio del deudor si otra cosa no resulta de la fuente. Se trata de saber cuál es
el régimen de constitución en mora en que se encuentra sometido el deudor de una obligación a plazo, cuando ésta
deba pagarse en su domicilio.
Por imperio del principio de buena fe, el acreedor debe cooperar con el deudor presentándose a recibir el pago en el
domicilio de éste. La no cooperación del acreedor impide la mora del deudor.

Eximición de responsabilidad.
ARTÍCULO 888.- Eximición. Para eximirse de las consecuencias jurídicas derivadas de la mora, el deudor debe probar
que no le es imputable, cualquiera sea el lugar de pago de la obligación.

Uno de los recaudos exigidos para' la configuración de la mora, a diferencia del simple retardo en el cumplimiento,
es que la tardanza sea imputable al deudor: allí radica lo fundamental de la norma.
Sin embargo, la norma no dice nada sobre si esta imputación al deudor debe ser a través de un factor de imputación
subjetivo u objetivo, por lo cual se debe interpretar que puede ser de amas clases.
Así, cuando la mora es subjetiva, él deudor deberá acreditar su ausencia de culpabilidad para demostrar que el
retardo en el cumplimiento no le es imputable.
En cambio, cuando la mora es objetiva, la imputación se efectúa con abstracción de toda idea de culpabilidad, y en
base a un parámetro objetivo de imputación (riesgo creado, garantía, equidad, etc.), por lo cual la única manera que
tiene el deudor de eximirse es acreditando una causa ajena: hecho del acreedor, hecho de un tercero por quien no
debe responder, por caso fortuito.
Casos particulares.
1) Obligaciones de exigibilidad inmediata.
El código pone punto final a la polémica con respecto al art. 509 del Código derogado, sobre la mora del deudor en
las obligaciones de exigibilidad inmediata. La mora se produce automáticamente por el transcurso del tiempo fijado
para su cumplimiento. El tiempo de cumplimiento que la ley fija para las obligaciones de exigibilidad inmediata no es
otro que el momento de su nacimiento; queda claro que si el deudor no cumple en ese momento quedará incurso
en mora.

2) Obligaciones de no hacer.
ARTÍCULO 778.- Obligación de no hacer. Es aquella que tiene por objeto una abstención del deudor o tolerar una
actividad ajena. Su incumplimiento imputable permite reclamar la destrucción física de lo hecho, y los daños y
perjuicios.

Las obligaciones de no hacer son aquellas en la que el deudor debe abstenerse de algo, que de no existir el derecho
creditorio, hubiera podido normalmente obrar. Se manifiesta de dos maneras:
En la privación en el ejercicio de una conducta positiva, sea de hacer o dar.
O en soportar una actividad ejecutada por el acreedor.

Obligaciones nacidas de hechos ilícitos.


Según una tesis, el obligado a reparar los daños causados por los hechos ilícitos se encuentran en mora desde que
ha ocasionado el perjuicio, sin que sea necesaria la interpelación del acreedor.
Lo que sucede es que aun siendo una obligación pura, el deudor está obligado a pagar intereses desde que la
obligación nace, aunque no se encuentre en mora.
Es así, porque cuando corresponde pagar dinero en concepto de indemnización, ese pago está regido por el principio
de reparación integral; no tiene carácter moratorio. Las obligaciones nacidas de hechos ilícitos sólo pueden ser
satisfechas mediante la compensación, por medio de la entrega de la suma de dinero equivalente al perjuicio sufrido
por la victima.

Consecuencias de la situación de mora.


La mora se configura a partir del incumplimiento relativo de la obligación imputada al deudor, por Io cual a partir de
él se producen una serie de efectos o consecuencias que deberá asumir el moroso. Los principales son:
Se produce la apertura de las acciones de responsabilidad contra el deudor, ya que este debe indemnizar al
acreedor por los daños e intereses moratorios. Sin perjuicio de ello, el acreedor puede, a su libre elección,
intentar la ejecución forzada o la ejecución por otro de la obligación; si no obtiene el ejercicio forzado,
tendrá derecho a acumular la indemnización por los daños ocasionados por la mora del deudor al
equivalente pecuniario de la prestación más la indemnización de los mayores daños provocados por el
incumplimiento total de la obligación:
La indemnización del daño moratorio, Ante la constitución en mora, el deudor queda obligado al pago del daño
ocasionado por su morosidad.
Cláusula penal. La mora erige en un presupuesto esencial para que proceda la cláusula penal, tal como la
dispone el art. 792 del Código: " El deudor que no cumple la obligación en el tiempo convenido debe la pena,
si no prueba la causa extraña que suprime la relación causal. La eximente del caso fortuito debe ser
interpretada y aplicada restrictivamente. "

Cesación de la mora.
La situación de mora del deudor se extingue:
Por el pago efectuado por el deudor o por la consignación del mismo. El pago íntegro del deudor pone fin asu
estado de mora y por ende, a los efectos derivados de ella. Constituye un principio en la materia que eldeudor
moroso tiene derecho a pagar y, ante la negativa del acreedor a recibir el pago, a consignarlo jurídicamente. Sin
embargo, el pago debe ser total, comprensivo no sólo de la prestación adeudada sino también de los intereses
moratorios. Este derecho de pagar del deudor para poner fin a su estado de mora no es viable cuando ya ha
operado la resolución contractual (ya que se estaría ante un supuesto de incumplimiento, y no de mora), o bien
cuando se trata de obligaciones sometidas a plazo esencial.
Por la renuncia del acreedor a hacer valer los efectos de la mora: esto es una facultad del acreedor, aunque debe
destacarse que la renuncia, si bien puede ser expresa o tácita, debe ser inequívoca y apreciada con criterios
restrictivos, por lo cual no pueden hacerse interpretaciones extensivas o análogas a situaciones no previstas en
ella. Este derecho de renuncia del acreedor solo cede ante prohibiciones legales expresas.
Ante la configuración de la imposibilidad de pago: cuando la prestación deviene imposible con posterioridad a la
constitución del estado de mora, la mora del deudor se transforma en incumplimiento total y definitivo. No
obstante, el deudor incumplidor seguirá adeudando al acreedor el daño moratorio que su mora ha ocasionado
hasta el momento en que la obligación se transformó de imposible cumplimiento.

3. EJECUCIÓN FORZADA Y MEDIOS COMPULSIVOS.

Conceptos.
ARTÍCULO 777.- Ejecución forzada. El incumplimiento imputable de la prestación le da derecho al acreedor a:
exigir el cumplimiento específico;
hacerlo cumplir por terceros a costa del deudor;
reclamar los daños y perjuicios.

Hay ejecución forzada cuando el acreedor, frente a una situación de inejecución, hace uso del poder jurídico que la
ley le reconoce en cuanto tal y, mediante el empleo de medios legales, obtiene el específico bien que le es debido.
El acreedor debe acudir ante el juez para que éste ordene llevar adelante la ejecución.
Si esta ejecución ya no es posible, o es inútil, entonces se habla de un incumplimiento que solo deja lugar a la
indemnización sustitutiva.
La ejecución forzada de la prestación supone aun la posibilidad de cumplimiento; de no ser así, se trataría de un
incumplimiento definitivo, imputable o no al deudor.
Para activar los mecanismos de la norma, el incumplimiento debe haber sido imputable al deudor, antijurídico Y
razón de un factor de atribución subjetivo u objetivo. Estas tres circunstancias deben concurrir, ya que de lo
contrario no existirá incumplimiento imputable y el deudor aún no se encontraría en mora.
La norma permite al acreedor optar, en forma alternativa por dos variantes para lograrlo: el cumplimiento específico
y el cumplimiento por terceros. La ejecución forzada admite dos especies: ejecución directa y ejecución por otro.
Ambas son especies de "ejecución" porque proceden en defecto de cumplimiento voluntario y pueden llevarse a
cabo con el auxilio de la fuerza pública. La ejecución forzada se caracteriza, además porque el acreedor pretende el
bien que le es debido y no un objeto sustituto.

Ejecución directa.
La ejecución directa es aquella especie de ejecución forzada que se concreta cuando el juez ordena que el acreedor
incorpore a su patrimonio el bien que le es debido, tomándolo directamente del patrimonio del deudor, aunque
ello deba hacerse con el auxilio de la fuerza pública, siempre que no se ejerza violencia ni física ni moral sobre la
persona obligada, Para saber cuándo es posible la ejecución forzada directa cabe distinguir según se trate de
obligaciones de dar, de hacer o de no hacer.

1) Obligaciones de dar.
En las obligaciones de dar es donde mejor se explica la ejecución forzada directa, porque aquí el comportamiento
debido consiste en entregar, y tal conducta es esencialmente subrogable, es decir, se la puede reemplazar sin que
eso signifique violentar al deudor.
La regla "no ejercer violencia sobre la persona" debe ser entendida como prohibición de exigir compulsivamente del
obligado una determinada conducta.

Es útil distinguir tres hipótesis:


-Cuando se trata de cosas individualmente determinadas, el éxito de la ejecución forzada directa está supeditado a
tres condiciones:

Que la cosa exista, pues de lo contrario, ya no habría inejecución sino incumplimiento, razón por la cual el derecho
del acreedor ya no podría dirigirse a la obtención del objeto específico, sino a la indemnización sustitutiva;
Que la cosa se encuentre en el patrimonio del deudor, pues si ha pasado al patrimonio de un tercero, el acreedor
no tiene, en principio, derecho para dirigirse contra éste.
Que no exista otra persona con derecho preferente sobre el mismo objeto, pues si así ocurre, primero debe ser
satisfecho el titular del derecho preferente.
-Cuando se trata de obligaciones de dar cosas genéricas, ya que "el género nunca perece ", la ejecución forzada
será siempre factible pues, o están en el patrimonio del deudor y de allí se las toma, o se las adquiere en el mercado
o de un tercero a costa del deudor, pero el acreedor obtendrá en cualquier Caso el objeto específico.
-Cuando se trata de obligaciones de dar dinero, en tanto existan bienes en el patrimonio del deudor, la ejecución
forzada será siempre posible, pues no es necesario que el juez tome dinero de cuentas, depósitos bancarios o del
domicilio del deudor. Es suficiente que incaute (tomar posesión legal de dinero o determinados bienes de una
persona) bienes cuya venta permita convertirlos en dinero, que es el objeto pretendido por el acreedor.

2) Obligaciones de hacer.
Tratándose de " hacer", se debe tener en cuenta que no se puede ejercer violencia sobre el deudor para obligarlo a
cumplir.
Entonces, ¿Cómo es posible forzar el cumplimiento sin violentar a la persona? Se debe acudir a la distinción entre
"prestación" y "objeto".
El "hacer" del deudor es siempre prestación, es decir, el medio para producir el bien a que el acreedor tiene
derecho. El objeto del crédito es "ese" bien. Por lo tanto, siempre que sea posible la obtención del objeto por un
medio distinto de la prestación del deudor, esa obligación de hacer será susceptible de ejecución forzada porque en
tales casos la ejecución no se dirigirá al "hacer" del deudor, sino a la obtención del objeto por otro medio.
Cuando la obtención del objeto no puede lograrse sino por medio de la prestación del deudor, como ocurre con las
obligaciones denominadas intuitu personae. La ejecución forzada es imposible. Por lo tanto, el acreedor solo puede
esperar el bien debido de la prestación del deudor, y si éste se niega o no quiere cumplir, la obligación se resolverá
en la de pagar daños e intereses.

3) Obligaciones de no hacer.
Se dice que las obligaciones de no hacer se rigen por las mismas reglas que las de hacer, es decir, en tanto no se
ejerza violencia sobre el deudor, el acreedor puede pretender la ejecución forzada.
La ejecución solo es posible en aquellos casos en que el deudor incurre en mora, pero no cuando la violación del
débito importa un incumplimiento definitivo. En efecto, en los casos en los que puede haber mora, la ejecución
forzada consiste en destruir lo hecho o hacer cesas la actividad que el deudor se comprometió a no realizar.
Si la abstención consiste en "no dar" ciertas cosas, y el deudor viola la prohibición, cabe la ejecución forzada
mediante el secuestro de esas cosas.

La ejecución por otro.


La ejecución por otro tiene lugar cuando el acreedor, previa autorización judicial, obtiene el bien debido recurriendo
a un tercero, a costa del deudor. Sin embargo, hay situaciones en las que la autorización judicial no es necesaria:
esto dependo de las circunstancias de cada caso en concreto.

¿Cuándo procede?
Primero, es importante tener en cuenta que la ejecución por otro es una facultad del acreedor que, por ende, puede
dejar de usar y optar por la indemnización sustitutiva.
Será entonces el acreedor quien decidirá, en principio, si la ejecución por un tercero es o no conveniente a sus
intereses.
Esta forma de ejecución procede únicamente cuando la prestación del deudor es subrogante (se puede sustituir) y
el objeto del crédito puede ser proporcionado por un tercero. Si la conducta del deudor no puede ser reemplazada,
es obvio que solo él podrá satisfacer el interés específico del acreedor.

LA AUTORIZACIÓN JUDICIAL.
Puesto que nadie puede hacer justicia por mano propia, no le está permitido al acreedor solicitar a un tercero que le
proporcione el bien en lugar del deudor sin antes requerir autorización al juez competente.
El juez debe verificar si la pretensión del acreedor es legítima. Una vez comprobada la legitimidad, el juez no podrá
negar la autorización.
Si de acuerdo con las circunstancias del caso es urgente la actuación del tercero, se puede admitir que éste satisfaga
al acreedor sin esperar autorización del juez; en estos casos el control judicial debe verificarse con posterioridad,
pues el deudor tiene derecho a que se verifique si lo que debe pagar al tercero, desde que la actuación de éste es a
su costo, no es excesivo o arbitrario.

Los medios compulsivos.

Concepto e importancia.
El deber del deudor no es un deber libre. El no goza de la libertad jurídica que lo autorice a optar entre cumplir o
indemnizar al acreedor; no es libre, todo lo contrario, el deudor está obligado a satisfacer el interés del acreedor
proporcionándole el objeto específico.
Cuando no cumple su prestación, el acreedor puede recurrir al procedimiento de ejecución forzada procurando
obtener aquel objeto.
Sin embargo, la ejecución específica no es siempre posible, porque encuentra un límite: no se puede ejercer
violencia sobre el deudor. Entonces, ¿esto debilita el vínculo obligacional cuanto más impotente es el acreedor para
obtener el objeto? Es aquí precisamente donde aparecen los medios compulsivos.
Los medios compulsivos son "instrumentos jurídicos con que cuenta el acreedor ante una situación de inejecución,
para constreñir o conminar al deudor a que cumpla en especie, bajo la amenaza de que si no lo hace sufrirá una
pérdida patrimonial, no una sanción corporal, en beneficio del propio acreedor. La importancia de los medios
compulsivos es notable:
Desde el punto de vista del acreedor, fortalecen el vínculo obligatorio, porque tienden al cumplimiento en especie;
Desde el punto de vista del deudor, lo sustraen de sanciones corporales, ya que si bien operan sobre la voluntad de
aquel, sus consecuencias se darán solo en su patrimonio;
La vigencia de estos medios confirma que el crédito es un derecho al bien debido, porque están diseñados para
forzar la ejecución en especie.

Caracteres.
En general, los medios compulsivos presentan estas características:
Están reconocidos por el ordenamiento jurídico, entendido como totalidad de normas y principios;
Son facultativos del acreedor, que puede prescindir de ellos;
No se excluyen entre sí, de manera que el juez puede, por ejemplo imponer astreintes*, aunque las partes hubiesen
pactado una clausula penal. Por cierto, el juez no puede tolerar excesos contra el deudor, como ocurriría si el
acreedor pretende, con ellos, provocar su quiebra;
Constriñen la voluntad del deudor bajo la amenaza de una pérdida patrimonial;
Se establecen en beneficio del acreedor.

Astreintes: sanciones valuadas en dinero contra el deudor que demora el cumplimiento de una orden judicial, y
que son requeridas por el juez a razón de una suma de dinero por cada día, cada semana o cada mes en que un
deudor retarda el cumplimiento de una obligación determinada mediante una resolución judicial. A diferencia de
la multa simple, las astreintes tienen como característica un incremento periódico según el tiempo de retardo en
que incurre el deudor, mientras la multa determina el pago de una suma fija no aumentable en el tiempo.

Enumeración.
Son medios compulsivos las condenaciones conminatorias, la cláusula penal, la señal o arras, la excepción de
incumplimiento, los intereses punitorios y el derecho de retención.
Señal o arras: se trata de una estipulación contractual por la cual una de las partes entrega a la otra una cosa,
estipulando que la entrega podrá tener por objetivo cualquiera de los siguientes:
-Constreñir, a la parte que entrego la seña, a cumplir el contrato, bajo amenaza de perder lo que dio; funciona
como un medio de compulsión;
-Permitir el arrepentimiento de cualquiera de las partes mediante la perdida de la seña para quien la dio o
mediante su restitución para quien la recibió, funciona como una cláusula de arrepentimiento.
La excepción de incumplimiento: se trata de una institución típica del derecho contractual que si bien puede cumplir
por decisión de las partes una función compulsiva, no debe ser desplazada de ese derecho.
Los intereses punitorios: su estudio debe hacerse junto a las demás especies de intereses.
El derecho de retención: por sus características, el derecho de retención debe ser tratado como una institución
autónoma.

La cláusula penal.

Concepto y naturaleza jurídica.


ARTÍCULO 790.- Concepto. La cláusula penal es aquella por la cual una persona, para asegurar el cumplimiento de
una obligación, se sujeta a una pena o multa en caso de retardar o de no ejecutar la obligación.

Las partes pueden acordar los efectos en caso de un eventual incumplimiento de una obligación presente o futura,
mediante una cláusula penal, prefijando la indemnización de los daños derivados del incumplimiento obligacional, y
a la vez, generando un elemento extra de compulsión en el ánimo del deudor, pues no sólo ya sabe cuáles serán los
concretos efectos de una eventual inconducta, sino que además, la cláusula penal actúa como un castigo frente a
dicha inconducta. Excepcionalmente puede pactarse una en la que sólo se castiga el incumplimiento, lo cual permite
reclamar la indemnización de los daños.
Emana, necesariamente, de un acuerdo de partes. Por tales razones, el acto por el cual se constituye una cláusula
penal es un acto jurídico.
Es voluntaria, accesoria, condicional, preventiva, subsidiaria, definitiva, relativamente inmutable y de
interpretación estricta. Sus especies son dos: compensatoria y moratoria.

Funciones.

Función indemnizatoria.
La pena o multa impuesta en la obligación entra en lugar de la indemnización de perjuicios e intereses cuando el
deudor se hubiese constituido en mora; y el acreedor no tendrá derecho a otra indemnización, aunque pruebe que la
pena no es indemnización suficiente.

Función compulsiva.
En el ámbito del derecho privado existen ciertas figuras que tienen componentes punitivos. Esto es, que castiga
ciertas conductas. En el ámbito obligacional este rol es mayúsculo, pues los medios de compulsión subrayan que el
derecho del acreedor es, fundamentalmente, un derecho a la prestación, puesto que sólo con la prestación debida
se satisface plenamente al acreedor. Frente a este derecho, la negativa del deudor no es suficiente para frustrarlo. Es
el caso de los astreintes y de los daños punitivos.
Estas figuras de alguna manera, desnaturalizan el vínculo obligacional por generar una presión mayor en el ánimo
del deudor. El elemento responsabilidad se materializa con una serie de instrumentos que el ordenamiento jurídico
le otorga al acreedor para hacer efectivo su interés.

La compulsión es de la misma esencia de la obligación. En los casos que nos ocupan, se trata de otros mecanismos
que se suman a los ya existentes, cuando son activados de acuerdo a las reglas que el propio ordenamiento fija, y
que sin vulnerar derecho alguno del deudor, se orientan a que éste cumpla lo que debe.
Por tales razones, es incorrecto afirmar que tales situaciones generan miedo o temor en la persona del deudor, ni
que constituyen desde el plano jurídico una amenaza que vicie la voluntad del acto del pago obrado en razón de la
existencia de estos mecanismos.

Caracteres.
Los caracteres de la cláusula penal son:
Voluntaria: surge necesariamente de la voluntad de las partes;
Accesoria: está ligada de manera indisoluble a la existencia y eficacia de una obligación principal a la cual acompaña;

Condicional: en el sentido de que su ejecutar habilidad queda supeditada al incumplimiento de la obligación


principal;
Preventiva: prefija anticipadamente la liquidación de daños y perjuicios y, en su caso, establece una pena privada
determinando su entidad;
Subsidiaria: desde que debe cumplirse la obligación principal, y sólo entra en su lugar en caso de incumplimiento;
Definitiva: operado el incumplimiento, el acreedor tiene derecho a optar por ella, sin que importe el haber perdido
el interés por la prestación principal;
Relativamente inmutable: no es revisable, salvo casos excepcionales, cuando es abusiva o ínfima;
De interpretación estricta: por ser un derecho de excepción del acreedor, con lo cual no se presume, debiendo ser
alegadas y probado por quien la invoca.

Clasificación.
La cláusula penal puede ser de dos especies:

Cláusula penal compensatoria: es la que entra en lugar de la indemnización en caso de incumplimiento definitivo de
la obligación; esto es, para el caso de que, por razones físicas o jurídicas sobrevinientes a la formación del vínculo, ya
no sea posible (o bien, sea inútil por pérdida del interés del acreedor) el cumplimiento de la obligación. Si el
cumplimiento ya no es posible o es inútil, el acreedor podrá exigir el pago de la pena que vendrá así a llenar su
función indemnizatoria. La pena sustituye, en tanto indemnización compensatoria, a la obligación principal.
Cláusula penal moratoria: tiene por función el resarcimiento del daño derivado de la mora. Son aquellas cláusulas
que han sido previstas por las partes para el caso en que el deudor retarde el cumplimiento de la obligación.
Cuando el 'deudor incurra en mora, ingresa en una nueva situación jurídica, que lo coloca en estado de
incumplimiento imputable, pero no se encuentra eximido de cumplir y de hecho continúa obligado, salvo que con
posterioridad a su ingreso al estado moratorio, la prestación se torne imposible, o bien; desaparezca el interés del
acreedor en el cumplimiento. El ingreso al estado moratorio agrava notablemente la situación del deudor, por la
traslación de los riesgos de la prestación en su cabeza, y la responsabilidad por los daños que genera el
incumplimiento imputable en tiempo oportuno, se habla allí, del daño moratorio.
Como la mora supone la posibilidad de cumplimiento de la prestación principal, nada obsta a que pueda
acumularse la pretensión de cumplimiento con la del resarcimiento de los daños ocasionados; esto quiere decir, que
en el caso de las cláusulas moratorias, además del pago dé la obligación principal, el deudor debe pagar también la
pena.

Inmutabilidad de la cláusula penal.


Entre los caracteres de la cláusula penal se destaca el de la inmutabilidad.
Cuando se afirma que la cláusula penal es inmutable, quiere decir que puesto que por naturaleza debe ser el
producto de una libre voluntad de las partes, no es posible modificar (salvo un nuevo acuerdo de partes) ni su
contenido, pretendiendo cambiar el objeto de la pena, ni su cuantía, pretendiendo incrementar o disminuir la pena
estipulada.
El fundamento de este carácter inmutable está dado por la autonomía de la voluntad: nadie mejor que las propias
partes para fijar la cuantía de una posible pena por indemnización en caso de inejecución o incumplimiento; además,
el acuerdo previo sobre el monto de la pena seguramente evitará discusiones y pleitos tendientes a establecer esa
cuantía.
La inmutabilidad favorece tanto al deudor como al acreedor; al deudor porque no le es permitido al acreedor
pretender una cantidad, mayor ni siquiera probando que la pena estipulada es insuficiente para reparar el daño
sufrido; al acreedor lo favorece porque tampoco le permite al deudor liberarse de la pena ni aun probando que el
acreedor no sufrió daño alguno.

Inmutabilidad relativa (art. 794). Por regla, cuando la cláusula penal es fruto de un acuerdo de voluntades sin vicios
constructivos que afectan su validez, una vez que se torna exigible, las partes deben atenerse a lo pactado. En
consecuencia, el acreedor no puede reclamar daños mayores que el acordado; y en caso contrario, el deudor no
puede eximirse de pagar la cláusula penal si el acreedor no sufrió daño alguno.
La inmutabilidad de la cláusula penal no es absoluta, sino relativa; esto quiere decir que ante la existencia de un
abuso del acreedor en perjuicio del deudor, la regla cede y la cláusula penal pueda ser reajustada.
Exigibilidad.
La cláusula penal será exigible cuando se encuentren reunidos los siguientes requisitos:

Incumplimiento de la obligación principal.


Cualquiera que sea la función para la que hubiese sido estipulada la cláusula penal, sea moratoria o compensatoria,
el primer requisito que debe concurrir para que la pena sea luego exigible es el incumplimiento de la obligación
principal. Este incumplimiento puede ser total o parcial o defectuoso; además, debe ser relevante, ya que si se trata
de cuestiones meramente accidentales o sin proyecciones de cierta entidad, no deben ser consideradas.
Si la cláusula pactada es moratoria será suficiente que se produzca una inejecución (incumplimiento relativo) para
que se de este primer requisito; es decir, subsistiendo la posibilidad de ejecución tardía, el acreedor tendrá derecho
al objeto principal más el objeto de la pena.
Si la cláusula pactada es compensatoria, para que la pena sea exigible el incumplimiento deberá ser absoluto o
definitivo: esto es, debe desaparecer la posibilidad de ejecución tardía del objeto principal o bien, que el acreedor
pierda interés en obtenerlo. Es así porque la pena entra en sustitución de ese objeto, lo compensa.

Constitución en mora del incumplidor respecto de la obligación principal.


Para que la pena sea exigible, ¿es necesario que quien incumplió la obligación principal haya sido constituido en
mora? ¿Bastará el mero retardo? ¿Cuál de estas dos figuras debe prevalecer en nuestro sistema: el mero retardo o la
situación jurídica de mora?
Para algunos autores enrolados en la corriente objetivista, la situación de mora es irrelevante, porque para que la
pena sea exigible solo es suficiente el mero retardo del obligado respecto de la obligación principal. Es decir, que el
solo retardo, aunque no medie ningún factor de atribución de responsabilidad ni constitución en mora (con o sin
interpelación), torna exigible la pena, ya sea en cualquier tipo de obligación.
La doctrina mayoritaria afirma que la exigibilidad de la pena está supeditada a la previa constitución en mora del
obligado respecto de la obligación principal.

Imputabilidad del incumplimiento de la obligación principal.


La mora del deudor debe ser imputable a él ya sea por dolo o culpa; el caso fortuito lo exime de responsabilidad.
Esto es así porque:
-La cláusula penal compensatoria se rige por las mismas normas que gobiernan la indemnización de daños e interés,
donde es necesario la imputabilidad;
-La exigibilidad de la pena supone la previa mora del deudor, y ésta situación es esencialmente culpable;
-Aunque el deudor sea de buena fe, la inejecución lo hace pasible de la pena.
La cláusula penal supone que el deudor incurrió en mora, lo que equivale también a sostener que si se prueba la
falta de culpa, el deudor quedará liberado de las consecuencias derivadas de la mora, entre las que se encuentra la
obligación de pagar la pena,

El daño.
No es necesario probar ni la existencia ni la cuantía de los daños causados por el incumplimiento. Esto es así porque
el daño es uno de los elementos aleatorios que en la cláusula penal se disipan: si no hay daños (y la cláusula penal es
válida), el deudor no puede eximirse del cumplimiento de la obligación.

Efectos.
Una vez reunidos los requisitos que tornan exigible la cláusula penal, se deben analizar los efectos, es decir, las
consecuencias jurídicas que derivan de esa exigibilidad. Es conveniente analizar tales efectos según la cláusula sea
compensatoria o moratoria:

Cláusula compensatoria.
Si la cláusula tiene carácter compensatorio, los efectos se producirán lujo la influencia de dos principios generales
directamente vinculados:

El principio de opción.
Este principio favorece et interés del acreedor.

El art. 797 dice: "El acreedor no puede pedir el cumplimiento de la obligación y la pena, sino una de las dos cosas, a
su arbitrio... "
Ante el incumplimiento, el acreedor tiene la posibilidad de elegir cuál de las dos obligaciones exigir: laobligación
principal o la cláusula penal.
En el caso de la cláusula penal compensatoria, la pena ingresa en reemplazo de la indemnización por el
incumplimiento absoluto y definitivo de la obligación. Por tal motivo, no es posible acumular una pretensión' de
cumplimiento de la prestación con la indemnizatoria derivada de la cláusula penal. Ambas, pues, son excluyentes.
Cuando la obligación se torna exigible, y se la incumple definitivamente, no queda más que reclamar el pago de la
cláusula penal. En cambio, si el deudor cae en mora, el acreedor tiene dos opciones: o exige el cumplimiento de la
obligación principal o exige el cumplimiento de la cláusula penal.

El principio de no acumulación
También se encuentra expresado en el art. 797:"que el acreedor no puede pedir el cumplimiento de la obligación y
la pena".
Este principio no es una reiteración del anterior, más bien, su mención tiene importancia porque permite precisar
una importante excepción: cuando las partes convienen y autorizan la acumulación.
La acumulación para el deudor, en caso de una pena compensatoria, es grave y onerosa, pues se vería obligado a
cumplir con la obligación principal y además, a pagar la pena cuyo monto podría llegar a ser (precisamente por ser
compensatorio) igual o equivalente al de la pena principal. Por tal motivo, dada la gravedad de la acumulación, la
cláusula debe pactarse en forma expresa e inequívoca.

Cláusula moratoria.
Si la pena ha sido establecida, no para compensar un eventual incumplimiento definitivo, sino sólo para sancionar
un incumplimiento relativo (tardío, parcial, irregular o defectuoso), los efectos que se producen son los siguientes:

Principio de acumulabilidad.
A diferencia de la compensatoria, la clausula moratoria está sujeta al principio de acumlabilidad, es decir, el acreedor
tiene derecho a que se le pague la obligación principal y, además, la pena.
Es decir, la pena es debida por la mora, sin perjuicio del derecho del acreedor de perseguir el cumplimiento de la
obligación principal.

Efectos particulares en las obligaciones con pluralidad de sujetos.


Cuando la relación de la obligación principal está establecida con pluralidad de sujetos, ya sea la pluralidad activa o
pasiva, es necesario efectuar una serie de distinciones:

Objetos de la misma naturaleza o carácter,


Cuando el objeto de la obligación principal y el objeto de la pena son de la misma naturaleza, por ejemplo, en
ambos casos se trata de cosas divisibles (suma de dinero) o indivisibles (por la obligación principal se debe un
inmueble y como pena se deberá entregar un automóvil), la cuestión debe regirse por las reglas pertinentes para
cada especie.

Objetos de distinta naturaleza u obligaciones de distinto carácter.


Se aplican las siguientes reglas: sea divisible o indivisible la obligación principal, cada uno de los codeudores o de los
herederos del deudor, no incurrirá en la pena sino en proporción de su parte, siempre que sea divisible la obligación
de la cláusula penal: si la obligación de la cláusula penal fuera indivisible, o si fuere solidaria aunque divisible, cada
uno de los codeudores o de los coherederos del deudor, queda obligado a satisfacer la pena entera.

Extinción.
La obligación de pagar la pena está sujeta a las mismas reglas que sobre prescripción se aplican a la obligación
principal. Sin embargo, si la pena consiste en el pago periódico, por años o períodos cortos, de sumas de dinero, la
prescripción es de 5 años.
Con relación al comienzo de la prescripción, por aplicación de las reglas generales, su cómputo tendrá inicio apartir
de su exigibilidad, debiendo considerarse la particularidad de que la obligación de pagar la pena, susceptible de
prescripción, está sujeta a la conducta de que el deudor incurra en Incumplimiento de la obligación principal. De allí
que, en principio, a partir del incumplimiento de la principal se torne exigible la obligación de pagar la pena, salvo
que las partes hubiesen dispuesto otra cosa.
Las sanciones conminatorias.
ARTÍCULO 804.- Sanciones conminatorias. Los jueces pueden imponer en beneficio del titular del derecho,
condenaciones conminatorias de carácter pecuniario a quienes no cumplen deberes jurídicos impuestos en una
resolución judicial. Las condenas se deben graduar en proporción al caudal económico de quien debe satisfacerlas y
pueden ser dejadas sin efecto o reajustadas si aquél desiste de su resistencia y justifica total o parcialmente su
proceder.
La observancia de los mandatos judiciales impartidos a las autoridades públicas se rige por las normas propias del
derecho administrativo.

Las astreintes son sanciones económicas que tienen como finalidad la de hacer efectivas las decisiones judiciales
frente a la renuncia injustificada de sus destinatarios, aunque de una forma particular: mediante una condena
dineraria.
"Mediante un medio de coerción patrimonial lo que se pretende es que, con esta manera de coacción psicológica,
las decisiones de los jueces que han adquirido firmeza sean plenamente acatadas y cumplidas, cuando existe
renuncia de aquel a quien' se le ha impuesto."
Constituyen una herramienta de suma utilidad para compeler (obligar por la fuerza o con el poder de la autoridad a
que se haga una cosa aún en contra de su voluntad) a las personas al cumplimiento de cualquier deber jurídico. Se
rige por las reglas que gobiernan el cumplimiento e incumplimiento de las obligaciones de dar dinero.
Claramente, deben ser distinguidas de la indemnización por daños y perjuicios, pues se originan por distintas causas
y sus condiciones de procedencia, requisitos y determinación difieren notablemente.
Basta con que exista una resolución jurídica que se encuentre firme y consentida, y que haya sido incumplida. En el
último párrafo del artículo se excluye a las autoridades públicas como sujetos pasivos de aplicación de astreintes; se
refiere tanto al Estado nacional, provincial y municipal, como a los funcionarios públicos.
No son retroactivas. No corresponde su aplicación en forma retroactiva, es decir, por incumplimientos pasados.
Debe existir la posibilidad de que el obligado pueda cumplir aún con el deber jurídico a su cargo. El incumplimiento
debe ser doloso o culposo; es decir, debe haber una conducta imputable al sujeto incumpliente.
Son discrecionales debido a dos motivos: porque el juez acudirá a ellas solo si las considera necesarias para asegurar
decisión; y también porque, en cuanto al monto, los jueces tienen un amplio margen.
Son progresivas en el sentido de que se devengan a razón de cierta suma de dinero en diversas unidades de tiempo:
por día, por semana, por mes, etc.
No son subsidiarias (no sirven de ayuda o apoyo), pues están concebidas como un "elemento fundamental para el
respeto al orden jurídico y el acatamiento de los deberes que el mismo impone".
La aplicación de oficio se encuentra vedada.
Para fijar la condena concreta se debe tener en cuenta la gravedad de In falta cometida, y el caudal económico de
quien deba satisfacerla. Pueden ser dejadas sin efecto o reajustadas si el obligado desistiese de su resistencia y
justifica total o parcialmente su proceder.

4. LAS ACCIONES CON QUE CUENTA EL ACREEDOR.

Enunciación.
El código regula dos tipos de acciones con las que dispone el acreedor para hacer efectivo su crédito:
Acción directa;
Acción subrogatoria.
También determina qué bienes del deudor constituyen la garantía sobre la cual puede hacer efectivo su crédito en
caso de incumplimiento.

La acción directa.
ARTÍCULO 736.- Acción directa. Acción directa es la que compete al acreedor para percibir lo que un tercero debe a
su deudor, hasta el importe del propio crédito. El acreedor la ejerce por derecho propio y en su exclusivo beneficio.
Tiene carácter excepcional, es de interpretación restrictiva, y sólo procede en los casos expresamente previstos por
la ley.

La acción directa es aquella concedida al acreedor para percibir lo que un tercero debe a su deudor y, de este modo,
ver satisfecho su crédito.

El resultado de la acción directa favorece exclusivamente al acreedor que la ejerció y se puede ejercer sólo en los
casos en los que la ley lo prevé de forma expresa.

Concepto.
El artículo define a la acción directa como aquella que permite al acreedor cobrar de un tercero lo que éste le debe
al deudor hasta el límite del crédito del que el acreedor es titular.
El código derogado carecía de normas sobre la acción directa, aunque las concedía en ciertos supuestos.
La noción se compone a partir de la existencia de tres partes: el acreedor, su deudor y un tercero (quien es deudor
de su deudor), y la posibilidad de que el acreedor accione en contra del patrimonio de ese tercero para el cobro de
su crédito.

Carácter excepcional.
El carácter excepcional es consecuencia de que estas acciones se dirigen en contra de terceros con quien el acreedor
no tiene relación contractual, por lo que constituye una excepción al principio general de que los contratos no
benefician ni perjudican a terceros.
En ciertos supuestos se permite la acción que pone en contacto a personas sin un vínculo obligacional previo, con
fundamento en cuestiones de orden práctico y de causa común de los créditos en juego.
En consecuencia, solo puede ejercerse acción directa cuando lo disponga una norma expresamente y, ante la duda,
debe interpretarse que el acreedor no puede ejercer los derechos de su deudor.
Además, el acreedor solo puede perseguir al tercero hasta el límite de su propio crédito, más allá de que la deuda del
tercero para con el deudor sea mayor.

Requisitos.
ARTÍCULO 737.- Requisitos de ejercicio. El ejercicio de la acción directa por el acreedor requiere el cumplimiento de
los siguientes requisitos:
un crédito exigible del acreedor contra su propio deudor;
una deuda correlativa exigible del tercero demandado a favor del deudor;
homogeneidad de ambos créditos entre sí;
ninguno de los dos créditos debe haber sido objeto de embargo anterior a la promoción de la acción directa;
citación del deudor a juicio.
Créditos homogéneos del acreedor y del deudor. Para que la acción directa proceda es necesario que el acreedor
accionante sea titular de un crédito en contra de su deudor, y que este deudor, a su vez, sea titular de un crédito en
contra del tercero accionado.
Ambos créditos deben ser exigibles; no será procedente la acción si alguno delos créditos está sujeto a plazo no
vencido o condición no cumplida, o se halle extinguido de cualquier modo. Es decir, que si acreedor accionante es
titular de un crédito condicional o a plazo, ó si por otra razón todavía no es exigible, no estará habilitado para
intentar la acción directa, ya que éste consiste en que el demandado pague el crédito, pero, ¿cómo va a pagar si el
crédito del accionante aún no es exigible?
Además, ambos créditos deben ser homogéneos, es decir, de la misma naturaleza; por ejemplo, ambas deudas
deben ser dinerarias, o de la misma especie y calidad de cosas fungibles, Si el objeto del crédito y el objeto del pago
no coinciden, debe descartarse la acción directa, salvo que la obligación se resuelva en una obligación de dar dinero
o que las partes (actor y demandado) se pongan de acuerdo sobre el objeto.

Ambos créditos deben estar expeditos. Tanto el crédito del acreedor accionante como el de su deudor para con el
tercero deben estar expeditos, libre de embargos u otra restricción que impida su ejercicio.

Citación al deudor. A pesar de que el acreedor actúa a título propio y no del deudor, se ha considerado necesario
imponer esta citación a fió de que el deudor pueda exponer u oponer las defensas que tuviere en contra de su
acreedor.

Efectos.
ARTÍCULO 738.- Efectos. La acción directa produce los siguientes efectos:
la notificación de la demanda causa el embargo del crédito a favor del demandante;
el reclamo sólo puede prosperar hasta el monto menor de las dos obligaciones;
el tercero demandado puede oponer al progreso de la acción todas las defensas que tenga contra su propio
acreedor y contra el demandante;
el monto percibido por el actor ingresa directamente a su patrimonio;
el deudor se libera frente a su acreedor en la medida en que corresponda en función del pago efectuado por el
demandado.

La notificación de la demanda causa el embargo del crédito a favor del demandante . Desde el momento en queel
tercero demandado es notificado de la demanda se produce el embargo del crédito a favor del acreedor
accionante, por lo cual adquiere preferencia de pago sobre otros acreedores del deudor y el demandado no puede
pagarle ese crédito a su deudor. Se trata de un cobro directo.
Defensas oponibles. El tercero demandado puede oponerle al acreedor accionante todas las defensas que tuviere
en contra de su propio acreedor (el deudor de la obligación que origina la acción directa), y las propias que tuviera en
contra del propio acreedor.
Límite de la condena. La condena tiene como límite el monto menor de ambas obligaciones. Por ejemplo, si el
acreedor A es acreedor de $ 100.000, y su deudor B es acreedor de C por $ 150.000; la condena a C puede ascender
solo a SI 00.000, ya que la acción directa persigue el cobro de la acreencia y beneficia exclusivamente al accionante.
Destino de la condena. El monto que se obtenga ingresa directamente al patrimonio del acreedor accionante, pues
se trata de una acción ejecutiva en beneficio exclusivo de quien demanda.
Liberación del deudor. El deudor se libera de su obligación hasta el monto en que el acreedor obtenga por el
ejercicio de la acción directa.

Distintos casos de acción directa.


Con carácter excepcional, se encuentran los siguientes casos de acciones directas:
En el contrato de locación de cosas, cuando el locatario cede a un tercero (sublocatario) el contrato, el locador
tendrá acción directa contra este tercero para exigir de él el cumplimiento de las obligaciones emergentes de la
locación. El tercero también tendrá acción directa contra el locador para exigirle el cumplimiento del contrato;
En los contratos de obra, cuando el dueño de la obra adeuda lodo o parte del precio al empresario que ha ejecutado
la construcción y éste, a su vez, adeuda el precio de los materiales empleados o la remuneración por la mano de
obra prestada por los trabajadores, tanto el comerciante que puso los materiales como los trabajadores tendrán
acción directa contra el dueño de la obra para exigirle el cobro de sus créditos hasta el límite de lo que él le debe
al empresario;
En el contrato de mandato, en los casos en que el mandatario puede sustituir sus poderes en un tercero, el
mandante tiene acción directa contra el sustituido y éste la tiene contra el mandante, por las obligaciones que
correspondieren a la ejecución del mandato.

La acción subrogatoria.

Concepto y fundamentos.
ARTÍCULO 739.- Acción subrogatoria. El acreedor de un crédito cierto, exigible o no, puede ejercer judicialmente los
derechos patrimoniales de su deudor, si éste es remiso en hacerlo y esa omisión afecta el cobro de su acreencia. El
acreedor no goza de preferencia alguna sobre los bienes obtenidos por ese medio.

La acción subrogatoria, también llamada oblicua, es aquella que concede al acreedor el ejercicio de los derechos
patrimoniales de su deudor, cuando éste no está dispuesto en gestionarlos o de dicha omisión surgen perjuicios al
acreedor.
En otras palabras, puede ocurrir que el deudor se encuentre en estado de insolvencia (que no dispone de dinero
para pagar o no puede hacerse cargo de una obligación), que podría desaparecer o atenuarse si ese deudor cobrara,
a su vez, un crédito que tiene a su favor o si ejerciera derechos de los que es titular y con los cuales conservaría o
incrementaría su patrimonio. Sin embargo, es negligente y no realiza las gestiones necesarias para ejercer sus
derechos; y no lo hace porque sabe que lo que obtenga no quedará en su patrimonio, sino que pasará a manos de
sus acreedores, ya que se encuentra endeudado. Este comportamiento negligente y omisivo del deudor perjudicará
a sus acreedores.
Es por ello que la ley le concede la facultad a los acreedores del deudor inoperante el ejercicio de los derechos de
que es titular su deudor y que éste ha dejado de gestionar. Así, los acreedores tienen el derecho de subrogarse en
los derechos del deudor y de intentar en nombre de éste las acciones que posee contra terceros.
Se trata de una facultad (por lo tanto se puede dejar de usar) conferida por la ley (solo la ley puede autorizar a
inmiscuirse en asuntos patrimoniales ajenos) a quienes tienen interés legítimo (por aquello de que el interés es
"la medida de las acciones").
La acción supone una inacción del deudor, por lo que el acreedor subrogante o sustituto ocupa su lugar y
gestiona por éste aquellos derechos que el deudor subrogado o sustituido ha dejado de usar. Aquellas contra
quienes se dirige la acción se denominan terceros demandados.
¿Por qué razón la ley confiere esta facultad a los acreedores? La razón está dada por el principio de que el
patrimonio del deudor es la prenda común de los acreedores. Por lo tanto, si la inoperancia o desidia del
decidor atenta contra la integridad o conservación de la garantía, es lógico que se autorice a los acreedores a
intentar las acciones que están destinadas, precisamente, a evitar el deterioro o la desintegración del
patrimonio.
Naturaleza y caracteres.
Sobre la naturaleza de la acción subrogatoria se han expuesto opiniones diversas:

.
Se trata de una Concebida como una Es una especie de mandato Es el ejercicio de un derecho
cesión tácita representación legal en legal propio de carácter
interés del conservatorio
representante
Esta cesión se verifica Se está diciendo que el Afirma que el subrogante actúa Sostiene que el acreedor que ejerce
entre el deudor subrogante actuaría como como mandatario del subrogado. la acción subrogatorias ejerce un
subrogado (cedente) y procurador de sí mismo. Esta tesis no es admisible, pues no derecho propio de carácter
el acreedor subrogante La tesis no es aceptable por las explica por qué es el subrogante conservatorio, derecho que le
(cesionario). siguientes razones: (presunto mandatario) quien debe reconoce la ley y que le permite
-Es dudoso que el subrogante soportar los gastos y costas del reemplazar a su deudor inoperante,
En nuestro derecho actúe en su exclusivo interés, juicio en caso de ser derrotado; si con el objeto de evitar una
esta tesis es si bien se ve, la gestión de éste fuese un mandato, tales gastos disminución del patrimonio de éste
inadmisible, pues: también beneficiará al deberían ser asumidos por el y así conservar la garantía del
subrogado, pues si el subrogado crédito del subrogante.
-No se puede decir que subrogante triunfa será su O mandante) y no por el
hay un "contrato de patrimonio el que resulte subrogante (mandatario). Si la acción tiene éxito, tanto el
cesión, porque para favorecido. Todo lo que el subrogado como el subrogante se
que el acreedor ejerza subrogante obtenga estará verán beneficiados.
la acción subrogatoria destinado a pagar las deudas
no necesita del del subrogado; por ello, no se Si la acción fracasa, los gastos y
acuerdo o puede negar que éste costas del juicio deberán ser
consentimiento del resultará beneficiado, y soportados por el subrogante,
deudor, es más. está después de pagar al acreedor porque éste no actúa como
autorizado a actuar aun subrogante, liberándose así de representante del subrogado, sino
en contra de su una obligación. que ejerce un derecho propio.
voluntad;
-No se tiene en cuenta el
-No puede haber cesión interés del subrogado
porque no hay (supuesto representado) con
transmisión de un olvido de que él es y continúa
derecho, ya que el siendo durante el juicio, el
deudor subrogado dueño de los derechos y
continúa siendo el acciones que se ejercen en su,
titular. nombre. No puede haber
"subrogación" allí donde no se
toma en cuenta el interés del
subrogado.
-Aun cuando en un caso
concreto el subrogante actúe
en su propio interés, no podría
ser considerado como
mandatario, ya que la ley le
prohíbe actuar en su exclusivo
interés.

La acción subrogatoria presenta los siguientes caracteres:


Es facultativa, porque es el acreedor quien decide si la intenta o no; no se le puede impedir que demande, como tampoco
se lo puede obligar a que lo haga;
Es individual, porque puede ser ejercida por cualquier acreedor, sin que sea necesario que otros acreedores lo autoricen
o que presten acuerdo. Ni siquiera es necesario que el deudor tenga varios acreedores; es suficiente que existe un
solo acreedor y que el deudor sea omiso en ejercer sus derechos con los que podría procurarse medios para pagar sus
propias obligaciones;
Proporciona un beneficio indirecto, porque lo que obtenga el subrogante ingresará, primero, al patrimonio del
subrogado; luego, aquel podrá satisfacer su crédito del patrimonio de éste. Su beneficio es, pues indirecto.
Derechos y acciones subrogables: regla general y excepciones.
ARTÍCULO 741.- Derechos excluidos. Están excluidos de la acción subrogatoria:
los derechos y acciones que, por su naturaleza o por disposición de la ley, solo pueden ser ejercidos por su titular;
los derechos y acciones sustraídos de la garantía colectiva de los acreedores;
las meras facultades, excepto que de su ejercicio pueda resultar una mejora en la situación patrimonial del deudor.

Por regla general, como lo dispone el art. 739, todo derecho patrimonial del deudor puede ser ejercido por el
acreedor a través de la acción subrogatoria; se entiende que el acreedor puede ejercer "todo lo que su deudor
pueda exigir patrimonialmente a un tercero Así quedan comprendidos:
Los derechos patrimoniales (créditos, derechos subjetivos o relaciones jurídicas);
Las acciones (conjunto de poderes emergentes de los actos jurídicos, contratos, obligaciones);
Las vías de ejecución (actos tendientes al cumplimiento de una sentencia judicial favorable al deudor subrogado);
Las excepciones (articulación de las defensas oponibles a terceros para enervar 0 repeler pretensiones dirigidas
contra el deudor subrogado).

Excepciones.
El Código enumera aquellos derechos no ejercitables por vía subrogatoria. Ellos son:
Los derechos y acciones que, por su naturaleza o por disposición de la ley, solo pueden ser ejercidos por su titular.
La doctrina considera que estos derechos son "inherentes a la persona Se enumera como tales a los derechos
de la personalidad, cumplir un mandato otorgado por otro, la acción para revocar una donación por causa de
ingratitud del donatario, la acción de revocación de una donación por incumplimiento del cargo impuesto al
beneficiario, la acción de exclusión de herencia por indignidad del heredero, los derechos patrimoniales
subordinados a una acción de Estado, el derecho del vendedor de hacer valer el pacto de preferencia, el derecho
de los autores a publicar o hacer representar sus obras literarias o teatrales.
Los derechos y acciones sustraídos de la garantía colectiva de los acreedores. Se trata de aquellos bienes que
quedan exentos de la acción de los acreedores y que regula el art. 744: Bienes excluidos de la garantía común.
Las meras facultades. Se refiere a aquellas situaciones en las cuales el deudor tiene la libertad de actuar o no actuar
con relación a derechos, a facultades aún no incorporadas al patrimonio del deudor. Sin embargo, aun en
presencia de meras facultades, el Código admite que el acreedor subrogue en los derechos del deudor cuando
de su ejercicio pueda resultar una mejora patrimonial del deudor. Se enumeran entre estos supuestos la
facultad de aceptar una herencia o legado, la facultad de ejercer un derecho de retroventa ventajoso para el
deudor, la facultad de ejercitar un pacto comisorio y, en general, la facultad de ejercer opciones contractuales o
legales de las cuales se reporten ventajas económicas manifiestas.

Supuestos controvertidos.
En algunos casos concretos se ha dudado si los acreedores tienen o no derecho a subrogar al deudor. Así:

Respecto de daños sufridos por el deudor como consecuencia de hechos ilícitos cometidos por terceros. En
este caso, es necesario distinguir los daños materiales y los daños morales.
-En los casos de daños causados a las cosas materiales, la acción para demandar la indemnización es subrogable, ya
que se trata de cosas materiales, su reparación es una cuestión puramente patrimonial que los acreedores no
pueden desaprovechar.

-En los casos de daños causados en el cuerpo o en la salud del deudor, la doctrina estableció que la acción no es
subrogable por dos razones: esta acción tiende a satisfacer al menos el rencor de la persona que ha sufrido el daño,
por lo cual exclusivamente el deudor podría decidir si entablarla o no; tratándose de daños físicos, la acción para
obtener su reparación sería inherente a la persona que los sufrió, y por eso insubrogable.
Actualmente, esta doctrina ha sido superada, y la mayoría de los autores admiten que aun tratándose de daños en
el cuerpo o en la salud del deudor, la acción para reclamar su reparación es subrogable porque: -Se debe aceptar
que la demanda tiene por finalidad la reparación patrimonial de las lesiones:
-Los daños físicos que sufra el deudor redundarán en perjuicio de su capacidad de producción y por ello pueden
convertirse en el factor desencadenante de la disminución o desintegración de su patrimonio; es innegable el
derecho de sus acreedores a reclamar, por vía subrogatoria, la íntegra reparación del daño causado. Respecto del
daño moral la cuestión es distinta, En este caso sí se admite que la acción para obtener su reparación es inherente a
la persona del deudor, sólo él debe decidir si reclamará o no la indemnización. Los acreedores no están autorizados
a reemplazarlo, ya que ello equivaldría a reemplazar la conciencia del deudor y permitir que extraños pongan precio
a su dolor y sufrimiento.
Respecto de las acciones de nulidad de actos jurídicos celebrados por el deudor. Se debe distinguir entre
la nulidad absoluta y la nulidad relativa.
-Si es absoluta, los acreedores podrán actuar como terceros interesados y ejercer la acción de nulidad por derecho
propio sin necesidad de subrogar o representar al deudor;
-Si es relativa, y puesto que solo puede ser alegada por "aquellos en cuyo beneficio la han establecido las leyes"
(pues tutelan un interés particular), se sostiene que los acreedor si pueden actuar por vía subrogatoria por los
siguientes motivos: si la nulidad va a reparar o, en su caso, incrementar el patrimonio del deudor, sería injusto negar
a los acreedores el derecho de intentar la acción si el deudor se muestra omiso; además el art. 739 permite a los
acreedores ejercer todos los derechos y acciones del deudor, quedando excluidos solo aquellos inherentes a su
persona: la última razón es que sólo se declarará improcedente la subrogación si la nulidad se refiere a cuestiones
inherentes a la persona del deudor o asuntos que carecen de contenido patrimonial.

Condiciones para el ejercicio de la acción subrogatoria.

Titularidad de un crédito cierto, aunque Inacción del deudor Perjuicio para el acreedor. prueba de
no sea exigible insolvencia
El acreedor que ejerce los derechos Se debe demostrar la inacción del La omisión de ejercicio de sus
patrimoniales de su deudor por medio de deudor, pues solo la inactividad o derechos debe causar perjuicio para el
la acción subrogatoria debe ser titular renuencia (poca disposición en acreedor accionante, por lo cual éste
de un crédito: hacer lo que se le dice o manda) se interesa en actuar.
en hacer valer sus derechos Si el deudor es solvente (que puede
-Cierto (cuya existencia puede probarse); justifica la intromisión de los responder a una deuda económica y
acreedores. Se debe tratar de una hacerse cargo de una obligación) y
-Válido (no afectado por alguna causa de omisión de actuar que no esté tiene otros bienes sobre los cuales el
nulidad); justificada en impedimentos acreedor puede ejercer sus derechos,
jurídicos (por ej: porque el deudor entonces carece de interés legítimo
-Vigente (no extinguido) fue desapoderado por su estado para accionar.
de quiebra); y es indiferente que El artículo no pronuncia sobre quién
La no exigibilidad del crédito diferencia a se deba a culpa o dolo del deudor, debe probar la insolvencia del deudor.
la acción subrogatoria de la acción o por una razón ajena a su
directa, y tiene su fundamento en que el voluntad.
acreedor solo persigue acrecentar el
patrimonio del deudor a través de la
incorporación de bienes debidos por
terceros, pero no obtiene el cobro de su
propio crédito.

Defensas oponibles.
ARTÍCULO 742.- Defensas oponibles. Pueden oponerse al acreedor todas las excepciones y causas de extinción de
su crédito, aún cuando provengan de hechos del deudor posteriores a la demanda, siempre que éstos no sean en
fraude de los derechos del acreedor.
El acreedor ejerce la acción subrogatoria persiguiendo el cobro de lo adeudado a su deudor, para hacer ingresar el
producto al patrimonio de éste.

Si el crédito se halla extinguido, la acción no procede.


El artículo aclara que el tercero demandado puede oponerle al acreedor las excepciones y causales de extinción
del crédito producidas por hechos anteriores o posteriores a la demanda. Esto significa que, si el crédito se
extinguió por un hecho posterior a la demanda, la acción no puede prosperar.
El límite de esta acción defensiva es que el hecho extintivo, alegado por el demandado, se hubiese producido por
conductas fraudulentas entre deudor y tercero para frustrar la acción subrogatoria planteada.

Efectos de la acción subrogatoria.


Los bienes obtenidos por el ejercicio de la acción subrogatoria ingresan al patrimonio del deudor y quedan
expuestos al ejercicio de los derechos de los demás acreedores.
El artículo aclara este aspecto, expresando que el ejercicio de la acción no concede preferencia alguna al acreedor
accionante.
Comparación entre acción directa y acción subrogatoria.
Acción subrogatoria Acción directa

El beneficio que se obtenga ingresará al patrimonio del El beneficio podrá ser incautado por el accionante sin
subrogado. pasar primero por el patrimonio del deudor originario.

La gestión subrogante favorecerá a todos los acreedores El accionante es el beneficiario exclusivo de su gestión.
del subrogado.

El subrogado conserva el poder de disposición sobre el A partir de la notificación de la demanda, el deudor


crédito (salvo que hubiese sido embargado) en tanto no originario (acreedor del demandado) queda impedido de
sea desapoderado por el juez. ejercer actos de disposición sobre el crédito, como recibir
pagos, transar, compensar, etc. Y en caso de que los
hiciera, tales actos serán inoponibles al demandante.
El subrogante debe demandar la totalidad del crédito El demandante debe limitar su demanda al monto de su
que el demandado adeuda al deudor originario. crédito contra el deudor originario.

5. EL PATRIMONIO DEL DEUDOR COMO GARANTÍA COMÚN.

El principio en nuestro derecho.


ARTÍCULO 743.- Bienes que constituyen la garantía. Los bienes presentes y futuros del deudor constituyen la
garantía común de sus acreedores. El acreedor puede exigir la venta judicial de los bienes del deudor, pero sólo en
la medida necesaria para satisfacer su crédito. Todos los acreedores pueden ejecutar estos bienes en posición
igualitaria, excepto que exista una causa legal de preferencia.

El principio sentado en el Derecho patrimonial es que el deudor responde por sus deudas con todo su
patrimonio. El patrimonio se concibe, con un criterio dinámico, como los bienes presentes y futuros de los guales
es propietario su titular.
Este artículo ratifica y recepta en forma expresa dicho principio, reiterando lo dispuesto en el art. 242: "Garantía
común. Todos los bienes del deudor están afectados al cumplimiento de sus obligaciones y constituyen la garantía
común de sus acreedores, con excepción de aquellos que este Código o leyes especiales declaran inembargables o
inejecutables... "

Entonces, salvo disposición legal en contrario, todos los bienes del deudor de naturaleza patrimonial están sujetos
a la agresión patrimonial de sus acreedores.

Bienes excluidos de la garantía común.


ARTÍCULO 744.- Bienes excluidos de la garantía común. Quedan excluidos de la garantía prevista en el artículo 743:
K las ropas y muebles de uso indispensable del deudor, de su cónyuge o conviviente, y de sus hijos;
K los instrumentos necesarios para el ejercicio personal de la profesión, arte u oficio del deudor;
K los sepulcros afectados a su destino, excepto que se reclame su precio de venta, construcción o reparación;
K los bienes afectados a cualquier religión reconocida por el Estado;
K los derechos de usufructo, uso y habitación, así como las servidumbres prediales, que sólo pueden ejecutarse en
los términos de los artículos 2144, 2157 y 2178;
K las indemnizaciones que corresponden al deudor por daño moral y por daño material derivado de lesiones a su
integridad psicofísica;
K la indemnización por alimentos que corresponde al cónyuge, al conviviente y a los hijos con derecho alimentario,
en caso de homicidio;
K los demás bienes declarados inembargables o excluidos por otras leyes.

El artículo determina qué bienes del deudor no pueden ser agredidos por sus acreedores para obtener el cobro de
sus créditos.
Ropa y muebles de uso indispensable. El Código derogado también preveía esta excepción. Se trata de conceptos
dinámicos pues lo usos y costumbres van mutando la noción de indispensabilidad, que califica a la ropa y
muebles excluidos de la posibilidad de ejecución. Comprende los bienes del deudor, de su cónyuge o
conviviente y los de sus hijos.
Instrumentos de trabajo. No pueden ser embargados ni ejecutados los instrumentos necesarios para el ejercicio
personal de la profesión, arte u oficio del deudor. Su alcance depende de cada caso en particular, teniendo en
cuenta las circunstancias personales del deudor, dirigida la interpretación por los principios de razonabilidad
de exclusión y prohibición de abuso por parte de los acreedores;
Sepulcros. Los sepulcros no pueden ser embargados ni ejecutados en tanto están destinados al fin que le son
propios.
Bienes afectados a cualquier religión reconocida por el Estado. Constan como bienes inembargables en códigos
procesales. Ahora se constituye la excepción como norma sustancial general.
Derechos de usufructo, uso y habitación, así como las servidumbres prediales. Son inembargables los derechos
en sí mismos, pero no el producto que pudiera obtener el deudor de su ejercicio.
Indemnizaciones que corresponden al deudor por daño moral y por daño material derivado de lesiones a su
integridad psicofísica.
Indemnizaciones por alimentos que corresponde al cónyuge, al conviviente y a los hijos con derecho
alimentario, en caso de homicidio. La excepción se muestra como la consecuencia lógica del carácter
alimentario y asistencial de las indemnizaciones.
Demás bienes declarados inembargables o excluidos por otras leyes. Existen numerosas leyes que excluyen
determinados bienes del poder de agresión patrimonial de los acreedores, bajo ciertas condiciones. Por
ejemplo: los salarios e indemnizaciones; los sueldos y beneficios previsionales de los empleados de la
administración pública y de las entidades autárquicas del Estado por deudas emergentes de préstamos o por
compra de mercaderías; los bienes agravados a favor del Banco Hipotecario SA con el fin de obtener o
construir una vivienda propia; las indemnizaciones por enfermedades y accidentes de trabajo, conforme a la
normativa propia de éste ámbito; los bienes del deudor quebrado previstos como inembargables por la Ley
Concursal; y además, el Capítulo 3 del Título III del Libro Primero regula la protección de la vivienda y su
inejecutabilidad 'en los términos y con los alcances fijados por las normas contenidas en el capítulo.

Pluralidad de patrimonios.
La teoría clásica del patrimonio conduce a negar que un deudor pueda tener más de un patrimonio, es decir, niega
que una persona pueda ser titular de una pluralidad de patrimonios; y esto es, en última síntesis, impide limitar la
responsabilidad patrimonial de las personas individualmente consideradas.
Se ha dicho que creer que el patrimonio es uno e indivisible y que no se puede ser titular más que de un solo
patrimonio choca con las necesidades de la vida. Poderosas razones justifican que la ley permita que una misma
persona pueda ser titular de varios patrimonios:
El fraccionamiento patrimonial favorece los emprendimientos económicos, ya que el empresario individual no
se ve obligado a comprometer todos sus bienes ante un solo emprendimiento, sino que limita su
responsabilidad a los bienes afectados a ese emprendimiento;
Ante la falta de un sistema jurídico que permita a las personas individuales limitar su responsabilidad, se
recurre a la constitución de sociedades de capital (anónimas o de responsabilidad limitada) que sólo lo son
en apariencia, porque en realidad lo que se busca es comprometer la responsabilidad solo hasta el límite
del capital aportado y no todo el patrimonio.
En nuestro país, el camino hacia la aceptación de la pluralidad de patrimonios está abierto.

En efecto:
De lege lata. La ley 24.441, al legislar sobre el contrato del fideicomiso, crea un patrimonio separado y distinto del
patrimonio de las partes: el patrimonio fideicomitido. Por el contrato de fideicomiso, una persona, el
fiduciante, transmite el dominio limitado de determinados bienes a otra persona, el fiduciario, quien se obliga
a explotarlo en beneficio de la persona que se designe en el contrato, que es el beneficiario, debiendo luego
restituir el dominio recibido. Los bienes trasmitidos (bienes fideicomitidos) constituyen un patrimonio
separado del patrimonio del fiduciario y del fiduciante. Ese "patrimonio separado" garantiza las obligaciones
que se contraigan con motivo de la ejecución del fideicomiso, no puede ser aprovechado ni por los acreedores
del fiduciante, ni por lo acreedores del fiduciario.

De lege ferenda. Es aconsejable que en una futura reforma el legislador autorice la figura de la " empresa individual
de responsabilidad limitada" que vendría a llenar el vacío que hoy, existe en la materia; empresa individual
caracterizada porque los bienes que forman su capital constituirán un patrimonio separado e independiente
de los demás bienes pertenecientes a la persona física y destinados a responder por las obligaciones de la
empresa.
La prioridad del primer embargante.
ARTÍCULO 745.- Prioridad del primer embargante. El acreedor que obtuvo el embargo de bienes de su deudor
tiene derecho a cobrar su crédito, intereses y costas, con preferencia a otros acreedores.
Esta prioridad sólo es oponible a los acreedores quirografarios en los procesos individuales.
Si varios acreedores embargan el mismo bien del deudor, el rango entre ellos se determina por la fecha de la traba
de la medida.
Los embargos posteriores deben afectar únicamente el sobrante que quede después de pagados los créditos que
hayan obtenido embargos anteriores.

Antes de la sanción del CCC no existían normas sustanciales que dieran solución al problema planteado ante la
traba de embargo* por parte de un acreedor y el otorgamiento de preferencias por dicha medida, o ante la
concurrencia de varios acreedores que hubieran obtenido embargos sobre los mismos bienes del deudor.
En vigencia del Código derogado, se discutió si el primer embargante tenía prioridad de pago; ante la falta de una
norma expresa que otorgara dicho privilegio, se buscó en las leyes procesales y en la interpretación de ciertas
disposiciones sobre el pago. La solución fue lógica: quien primero embargó debe tener prioridad de cobro sobre
quienes no lo hicieron o lo hicieron con posterioridad. Así, la jurisprudencia admitió la preferencia, lo que se
tradujo en la incorporación de normas expresas en las leyes procedimentales.
El artículo recepta casi textualmente la solución prevista por el ordenamiento procesal nacional

Alcance de la prioridad. El primer embargante tiene derecho preferente de cobro hasta cubrir el monto de su
crédito, los intereses y las costas del juicio.
Ámbito de actuación de la preferencia. La preferencia solo es invocable frente a acreedores quirografarios*, y
declina frente a otros acreedores cuyos créditos gocen de privilegio de cobro.
La prioridad solo tiene relevancia en los juicios individuales. En los universales, rigen las leyes correspondientes a
dichos procesos.
Concurrencia de varios acreedores. Si varios acreedores obtienen embargo sobre el mismo bien, tiene preferencia
aquel que hubiera trabado el embargo en primer término temporal. Este acreedor tendrá derecho al cobro de su
crédito, intereses y costas, y sólo sobre el remanente* del producto de la ejecución concurrirán los demás
embargantes.

*embargo: retención por orden judicial de un bien perteneciente a una persona, para asegurar la satisfacción de una
deuda, el pago de las costas judiciales o el pago de la responsabilidad derivada de un delito.

*acreedor quirografario: no todos los acreedores tienen la misma jerarquía y, por ende, no todos concurren en
paridad de condiciones frente al deudor. Existen dos categorías de acreedores: privilegiados (la ley les reconoce- el
derecho de ser pagados con preferencia a otros) y quirografarios (no gozan de preferencia y, por lo tanto, cobrarán
después de que hayan sido satisfechos los privilegiados y lo harán a prorrata (según lo que le toque de la división
proporcional de los bienes) sobre el remanente, si es que quedare.

*remanente: es algo que sobra; que queda o, se reserva para algo.

Tutela de la garantía: las medidas cautelares.

Concepto.
En general, las medidas cautelares son aquellas que se solicitan al juez y consisten en "actos procesales que el juez
ordena en el curso de un proceso o previamente a él, para asegurar bienes o pruebas o mantener situaciones de
hecho, con el fin de garantizar la eficacia de la sentencia a dictarse". Tienden a facilitar otro proceso garantizando la
eficacia de sus resultados,
Para que las medidas cautelares sean decretadas por el juez es necesario que quien las solicite acredite que el
derecho que pretende proteger es verosímil y que existe un peligro cierto e inminente de que se altere la situación
existente en perjuicio del solicitante.
En el derecho de obligaciones en particular, interesan aquellas medidas cautelares cuya finalidad específica consiste
en asegurar el resultado de una ejecución forzada.

Enumeración

1) El embargo preventivo.
Es una medida cautelar, por la cual se ordena la afectación de un bien del patrimonio del deudor del crédito cuya
ejecución está por iniciarse o ya ha sido iniciada. Consiste en la individualización de uno o más bienes del deudor y
en la declaración judicial de que el bien afectado es indisponible para el deudor, de tal manera que si la sentencia es
favorable para el acreedor, el juez ordenará la venta de ese bien en pública subasta y el importe que se obtenga será
aplicado a satisfacer al acreedor que lo ha solicitado.
Tratándose de inmuebles, automotores como otras cosas registrales, el embargo se obtiene mediante la inscripción
de la orden judicial en el Registro respectivo, tratándose de bienes muebles no registrables, el embargo se obtiene
mediante la designación del propio deudor, o de un tercero, como depositario judicial de los bienes embargados; el
designado asume la obligación de conservarlos y ponerlos a disposición del juez cuando lo requiera.

2) El secuestro.
Es la orden judicial de desapoderar al deudor de determinados bienes, designando a un tercero como depositario
judicial, generalmente un martillero autorizado hasta cuando se dicte sentencia definitiva en el juicio de ejecución y
se ordene la venta del bien en pública subasta. Esta medida puede ser especialmente útil cuando recaiga sobre cosas
que eventualmente pueden desaparecer o desvalorizarse.

3) La inhibición general de bienes.


Es una medida cautelar que puede ser decretada en caso de que fracase el embargo. En efecto, si no es posible
localizar bienes susceptibles de embargo y ante la eventualidad de que el deudor pueda disponer o gravar bienes
registrales no localizados, el juez dicta una resolución judicial por la cual prohíbe al deudor el ejercer actos de
disposición de bienes registrales, medida que cesará si el deudor presenta bienes _para que sean embargados.
La medida se cumple mediante la comunicación que el juez remite a los registros respectivos a fin de que tomen
nota de que el deudor, correctamente individualizado, no está habilitado para realizar ninguna especie de
transmisión registral, ni enajenando ni incorporando bienes a su patrimonio. Esta medida sólo impide disponer de los
bienes registrales, ya que los muebles registrales no pueden ser afectados por la medida. No otorga prioridad de
cobro al acreedor que solicitó la inhibición.

4) La anotación del litis.


Esta anotación cautelar no provoca la indisponibilidad del bien sino que tiene por objeto dar a publicidad la
existencia de un juicio sobre el bien al que se refiere la anotación y, si a pesar de la existencia del pleito, los terceros
celebran actos jurídicos con relación a ese bien, ya no podrá ser considerado de buena fe porque no podrán alegar
que desconocían la preexistencia del juicio anotado. La medida judicial se inscribe en los registros de la propiedad a
los efectos de su publicidad.

5) La intervención judicial.
Es la medida cautelar que consiste en la designación por el juez de una persona para que sustituya a quien tiene la
administración de los negocios del deudor, asignándoles atribuciones específicas, pudiendo limitarse exclusivamente
a la recaudación de fondos de hasta el 50% de las entradas o ingresos que se registren, de las que debe rendir
cuentas al juez que lo designó, Tales retenciones se destinan a satisfacer el interés del acreedor.

6) La prohibición de innovar.
Tiene lugar cuando el juez ordena a petición del acreedor que no se modifique la situación de hecho existente
respecto del patrimonio del deudor, siempre que se haya probado, que existen serios motivos para temer que una
modificación de la situación podría ser perjudicial para los derechos que se quieren tutelar.

UNIDAD 6

1. EFECTOS DE LA OBLIGACIÓN RESPECTO DEL DEUDOR: MORA DEL ACREEDOR

La cuestión en el Código derogado


A modo de introducción, como ya sabemos, la obligación trae como consecuencia un cumulo de derechos y deberes
para ambas partes. Al referirnos sólo al deudor, éste tiene los siguientes derechos: -Efectuar el pago voluntario

-Solicitar la cooperación del acreedor cuando la naturaleza de la obligación o su cumplimiento así lo exija -Obtener
liberación activa mediante el pago por consignación
Antes de ser regulado en el CCyC, la existencia o no de la mora del acreedor (mora creditoris o accipiendi) generaba
cierto debate. Había una postura negativa que negaba su existencia (establece que el acreedor sólo tiene derechos,
no está obligado, si lo, estuviera se convertiría en el absurdo de deudor de su deudor; el "recibir el pago" es un
derecho, por lo que al "no poder "incumplirlo", no incurre en mora) y otra positiva que la aceptaba (No hay porque
sorprenderse, que el acreedor sea deudor de su deudor: si bien el recibir el pago —y no cooperar para recibirlo- no,
constituye una obligación propiamente dicha —es decir, con respecto al deber de prestación del deudor- no se duda
que tiene el deber jurídico de hacerlo, y en el marco de la cooperación y de la buena fe, que no Cumpla con ese
deber jurídico, es una transgresión que lo constituirá en mora)
También se debatió sobre la unidad o dualidad entre la mora del acreedor y la mora del deudor: Por ello hubo tesis
de UNIDAD (a la qué adhiere Wayar, en que mora 'es un concepto único que admite a la mora del acreedor y a la del
deudor, en tanto es el retardo en el cumplimiento imputable subjetivamente a uno de los sujetos de obligación) y de
DUALIDAD (aunque exista una notable analogía, son dos institutos distintos).

En el código de Vélez había ausencia de definición de mora creditoris (del acreedor), por ello lo que la doctrina
enseñaba en relación con la mora debitoris (que sí: estaba regulada en el CCV), servía de base para explicar la
situación de, la mora del acreedor. La aplicación analógica de los principios y reglas de la mora debitoris se hacía
respecto al acreedor, con la Corrección y modificaciones que las particularidades propias de la situación acreedora
imponen en este instituto.

Tanto la mora del acreedor como el pago por consignación se vinculan porque son efectos que la obligación produce
respecto del, deudor, pero la falta de definición de mora del acreedor en el CCV, llevó a pensar que la única
alternativa que tiene el deudor ante la falta de cooperación del acreedor, es la de recurrir al pago por consignación,
siendo la oferta de pago, irrelevante. Wayar adhería a la postura que establecía que basta con la oferta de pago del
deudor para constituir al acreedor en mora. *Por ejemplo, yo soy deudor dé la prestación de dar un mesa; al
momento en que se lo entrego a mi acreedor (oferta de pago), éste no lo recibe o no coopera para recibirlo
injustificadamente. El sólo probar mi oferta de pago y el consiguiente rechazo de mi acreedor, lo constituiría en
mora; mi acreedor no me permite extinguir la obligación y liberarme, está faltando a sus deberes jurídicos nacidos de
la obligación, y a la buena fe. Además, para que el deudor pruebe que el acreedor se ha negado a recibir el pago es
indispensable una oferta previa, entonces la oferta es también el paso previo a proceder a la consignación. Así, la
consignación del deudor se constituye como una facultad y no un deber.

Su incorporación a nuestro derecho


La llamada mora del acreedor se encuentra legislada ahora expresamente en la parte final del artículo 886 del nuevo
código. Si bien con el instituto de "mora" nos referimos, generalmente al incumplimiento relativo por parte del
deudor, no se debe pasar por alto que puede ocurrir que si la obligación no se cumple en tiempo oportuno, ello se
deba a la conducta del acreedor (y deudor) que imposibilita con su proceder la ejecución de la obligación, como
puede suceder ante la falta de cooperación o rechazo injustificado por, parte del acreedor en la recepción del pago
cancelatorio de la prestación.

ARTÍCULO 886.- Mora del deudor. Principio. Mora automática. Mora del acreedor. La mora del deudor se produce
por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento de la obligación.
El acreedor incurre en mora si el deudor le efectúa una oferta de pago de conformidad con el artículo 867 y se
rehúsa injustificadamente a recibirlo.

Concepto de mora del acreedor


Es la situación anormal de retraso en el cumplimiento por la que atraviesa una obligación cumplible, cuando por una
causa imputable el acreedor, éste o rechaza injustificadamente las ofertas reales que formula el deudor, y que
subsiste, mientras la aceptación del objeto debido, aunque tardía, sea posible y útil. (Concepto de Wayar con la
ausencia de definición en el CCV).

La "cumplibilidad", sería en la mora del acreedor; lo que es la "exigibilidad" a la mora del deudor.
Ser cumplible la situación en que está el, deudor de una obligación, dispuesto cumplir y en situación y
posibilidad material y jurídica de hacerlo; significa que el momento, en que pretende el deudor ejercer su
derecho/facultad de liberarse, es actual y no potencial; es el momento de la obligación en que el crédit9 es
realizable.
Ser exigible en el momento de vencimiento de la obligación donde el acreedor puede exigir la prestación
demandando cumplimiento. Ambos pueden coincidir, o cualquiera de ellos ser anterior, al otro.
Ya dijimos que la oferta real rechazada puede ser usada para constituir el acreedor en mora y/o como paso previo al
pago por consignación. La oferta real es a la mora creditoris, lo que la interpelación es a la mora debitoris.
Quiénes niegan esta equivalencia dicen que como el' mero vencimiento es suficiente para constituir en mora al
deudor; el mero vencimiento debería poner en mora al acreedor que no copera sin necesidad de oferta del
deudor, pero esto es un error: porque la presunción de culpa recae sobre el deudor (porque se presume, que el
acreedor está dispuesto a recibir el pago), de allí que éste deba desmentir la presunción a través de la oferta.
Permite la aceptación posterior del objeto de crédito, aunque tardía; pero útil y posible.

Fundamentos: Lo usual en una relación acreedor-deudor es que el acreedor muestre siempre interés en la ejecución
de la prestación y que las eventuales complicaciones se originen por el deudor. Esta tendencia natural en las
obligaciones es lo que justifica la mayoría de las instituciones del derecho de obligaciones, como el cumplimiento
forzoso, la cláusula penal, el otorgamiento de garantías, la constitución en mora del deudor, etc. Sin embargo,
pueden existir motivos ajenos a la relación obligacional que determinen que el acreedor desee mantener su
condición de tal, en vez de extinguirla recibiendo el pago o colaborando para recibirlo. Ante estas circunstancias,
nuestro ordenamiento no admite que el cumplimiento de la obligación quede librado al arbitrio del acreedor, ya que
ello importaría someter al deudor a asumir todos los costos y contingencias de una situación de incumplimiento. Es
entonces cuando aparece la figura de la mora del acreedor.
Por otra parte, sin perjuicio de constituir, en mora a su acreedor, nuestro ordenamiento concede al deudor la
posibilidad de consignar la prestación debida. En efecto, como consecuencia de la consignación "'el deudor queda
libre de su obligación" Sin embargo, la consignación es un mecanismo que resulta a menudo impracticable cuando
las presentaciones son de hacer, o puede tornarse complicada cuando la prestación conlleva la ejecución de
prestaciones que requieren de la indispensable cooperación del acreedor. De este modo, la constitución en mora se
convierte en un mecanismo que permite trasladar al acreedor los costos y las contingencias que se ve obligado a
enfrentar el deudor ante la negativa del acreedor que imposibilita el cumplimiento.

Requisitos: Presupuestos, elementos y circunstancias

Presupuestos
Que preexista el deber jurídico de cooperar impuesto al acreedor. Al acreedor le corresponde la carga de prestar
toda colaboración que exija la obligación. Su falta de cooperación impedirá que el deudor quede incurso en
mora aún llegado el vencimiento de la obligación y puede originar la mora del propio acreedor si ha formulado
una oferta real de pago.
Que la obligación sea cumplible, es decir, que el deudor pueda cumplir porque la obligación está en estado de poder
ser cumplida, es decir, llegado el tiempo de pago.
Que la aceptación del bien debido al acreedor, aunque tardía, sea posible y útil: Si durante la mora creditoris por
algún hecho se produce la imposibilidad de cumplimiento, la obligación se extingue y el deudor se libera.

Elementos esenciales
Por su relevancia, los explicaremos más abajo
Que el deudor haya formulado una oferta real de cumplimiento.
Que se acredite la falta de cooperación del acreedor
Que la falta de cooperación sea imputable al acreedor
Circunstancias
Todos aquellos factores que deben valorarse para verificar si se ha configurado la mora del acreedor y que tienen
origen en la ausencia de alguno de los presupuestos o de los elementos, Por ejemplo, no hay mora creditoris con la
circunstancia de que la obligación NO sea cumplible.

Que el deudor haya formulado una oferta real de pago

Concepto: Este ofrecimiento debe ser real, es decir un acto no ficticio o aparente, y donde NO basta la mera
declaración de querer cumplir, sino que el deudor ponga en disposición del acreedor el objeto de la obligación, de
manera tal que sólo del acreedor dependa que se concrete el pago. La sola negativa del acreedor a recibir el pago
(elemento objetivo/material), no lo constituye en mora, es indispensable que se concretice esta oferta real de pago
(objetivo formal) por parte del deudor, La oferta seria para el acreedor lo que la interpelación (cuando se requiere)
es al deudor.

Requisitos
La oferta debe ser:
Categórica e inequívoca: proposición afirmativa expuesta de manera clara, absoluta y decisiva.
Coercitiva y no meramente declarativa.
Íntegra, exacta y con referencias al tiempo y lugar de Cumplimiento: todos los requisitos del pago.

Naturaleza: es un acto jurídico de declaración de voluntad Unilateral de carácter recipticio dirigido al acreedor por el
deudor.
Sobre si el deudor constituido en mora puede realizar ofertas de pago, se dijo, por un lado (Llambías y Borda) que
como en el ordenamiento no existía regulación de la mora creditoris, la única opción para el deudor moroso era
recurrir al pago por consignación. Por Otro lado, ya, Wayar, apoyaba que el deudor, moroso estuviera habilitado
para formular una oferta, que siendo real y completa, provocaría la extinción de la mora del deudor, y si el acreedor
se rehusara a aceptar la oferta, se constituiría él en mora.

Falta de cooperación del acreedor


Como se presume que el acreedor está dispuesto a recibir, y si el pago no se produce, se presume que el
incumplimiento es por el deudor, el deudor, para demostrar lo contrario, debe necesariamente probar que el
acreedor se negó a recibir el pago. Por la dificultad de demostrar un hecho negativo (que no recibió el pago) el
deudor debe demostrar entonces que se presentó ante el acreedor y le formuló una oferta real, seria y efectiva de
pago y que el acreedor no quiso aceptarla. El rechazo injustificado de una oferta real de pago, acreditará la falta de
cooperación del acreedor.

Que la falta de cooperación sea imputable al acreedor


Una primera opinión objetiva, establece que no se requiere la culpa del acreedor; es la misma doctrina que afirma
que el recibir el pago no es una obligación del acreedor, por lo que omitirlo, no puede imputársele.
Una segunda opinión, siguiendo la primera, dice que el acreedor no tiene obligaciones respecto del deudor, solo
derechos, por ello, el no recibir el pago no sería una transgresión por parte del acreedor, y que si lo hiciera, el
deudor sí tiene la OBLIGACIÓN de recurrir al pago por consignación.
En una tercera opinión, que Wayar comparte, la mora de acreedor, requiere que éste haya obradlo con culpa,
asentándose en la idea de la falta de cooperación del acreedor; Así, la culpa es un factor indispensable, pues si el
acreedor no es reprochable, no nacerán los efectos jurídicos de la mora.

Ámbito de aplicación de la mora creditoris


Tiene plena vigencia en las obligaciones de dar. En las de hacer es necesario distinguir:
en las de hacer (puro hacer) donde resulta indiferente el comportamiento del, acreedor No aplica
en las de hacer para cuyo cumplimiento se requiere la colaboración del acreedor — Si aplica
en las de hacer que consisten en la ejecución de una obra destinada a ser entregada al acreedor - Sí aplica, igual que en las de dar
en las obligaciones de no hacer - No aplica

Efectos:
1. Cesa, en su Caso, la mora del deudor
En las obligaciones de plazo expreso y cierto, el solo vencimiento del plazo importa la mora del deudor. El deudor
tiene el derecho de purgar su mora ofreciendo cumplir; esas ofertas de pago íntegro, no sólo purgan la mora del
deudor, sino también provocan la del acreedor si se rehúsa a aceptar la oferta.

2. Transfiere los riesgos al patrimonio del acreedor


Desde que el acreedor queda incurso de mora, los riesgos de deterioro, pérdida o destrucción de la cosa objeto de la
obligación corren por su cuenta, asume pues, los riegos del caso fortuito. Por regla, los riesgos de la cosa debida por
caso fortuito extinguen la obligación, salvo que alguno esté en mora, entonces dichos riesgos serían soportados per
el moroso.
Excepto que el deudor decida consignar judicialmente, el deudor continúa obligado a cumplir la obligación y por lo
tanto, debe conservar y vigilarla cosa. Sil se deteriora por culpa del será responsable.

3. Detiene el curso de intereses a cargo del deudor


En rigor, la mora creditoris libera al deudor de las consecuencias gravosas que para él le impondría una eventual
situación de incumplimiento que le fuera imputable. La suspensión de intereses se opera desde la fecha en que el
acreedor incurre en mora, aún si la mora preceda o no la demanda por consignación. En relación a los intereses
compensatorios, una tesis dice que la suspensión solo alcanza los intereses moratorios/punitorios; no así a los
compensatorios porque el deudor conserva en su poder el capital y es justo que pague el precio por ese capital a
través de los intereses, compensatorios, En cambio, Wayar, apoya la tesis que la suspensión alcanza a los intereses
compensatorios, porque estos son debidos en razón del USO del capital ajeno, y a menos que se pruebe que el
deudor uso el capital que mantuvo en su poder, no se le puede atribuir dichos intereses.

4. Consignación. Daños y perjuicios


El deudor queda habilitado para pagar por consignación y así, extinguir la obligación. Como ya dijimos, el deudor no
está obligado a consignar, sino que ésta es su facultad que puede o no usar según su criterio. Puede limitarse a
constituir al acreedor en mora, oferta mediante, asegurándose de no soportar los intereses, los riesgos y la eventual
responsabilidad por daños; pero aún así continúa obligado a cumplir. La negativa del acreedor a recibir el pago
constituye una infracción que puede determinar si concurre la responsabilidad civil del acreedor frente al deudor.

5. Extinción de la mora del acreedor, cuando


-El acreedor decide aceptar el pago luego de haber sido constituido en mora.
-El deudor renuncia expresa o tácitamente a valerse de los efectos de la mora accipiendi.
-Se produce una imposibilidad de cumplimiento de 'la prestación, sin perjuicio de que el deudor quede habilitado a
reclamar los daños moratorios sufridos.
-Cuando la obligación se extingue por haberse considerado válido el pago por la consignación efectuado por el
deudor.

Situación de débito sin responsabilidad


Situaciones jurídicas donde el acreedor no goza del poder jurídico, de constreñir, compeler, intimar, apremiar o
forzar al deudor para que cumpla la prestación por vía judicial (tribunales demanda - embargo - aprehensión). Se
identifica por la ausencia de la coacción, la obligación no podrá ser ejecutada de forma forzosa. Así ocurre por
ejemplo en las OBLIGACIONES NATURALES, en ellas, el legislador proporciona acción de cobro al acreedor, la Ley no
otorga acción para exigir de forma judicial o forzosa las deudas derivadas de juego o azar, Art. 1.801 del Código Civil.
La Ley no confiere acción al acreedor, visto el carácter inmoral de la causa de la obligación. También se encuentran
en este particular las OBLIGACIONES PRESCRITAS, aquel acreedor que por cualquier motivo, permite el transcurrir
de diez años, contados a partir de la fecha en que sé hizo exigible el crédito, sin ejercer el reclamo del pago o sin
accionar el cobro de la obligación al deudor; en otras palabras, sin haber interrumpido el lapso de la prescripción
decenal. Son los efectos legales de la prescripción extintiva. Debemos resaltar en este sentido, que en los dos
ejemplos citados ut supra: "Obligaciones Naturales y Obligaciones Prescritas", si el deudor paga, ha pagado bien.
Significa que, si el deudor cumple de forma voluntaria, se entiende que ha pagado bien y no podrá alegarse que hubo
PAGO DE LO INDEBIDO ni la repetición. Coincidimos con otros autores patrios en relación a que hay más ejemplos de
"DEUDAS SIN RESPONSABILIDAD". Manifestados en las llamadas CLÁUSULAS LIMITATIVAS DE RESPONSABILIDAD
CIVIL; y con mayor fuerza, las CLÁUSULAS EXONERATIVAS DE RESPONSABILIDAD CIVIL.
(Sería en el caso que se constituya la mora del acreedor, entonces éste tiene responsabilidad civil frente al deudor
(porque es una de las consecuencias de la mora creditoris) si el acreedor se ocasiona daños al deudor, este debe
afrontar el resarcimiento correspondiente. Claro que para su reclamo el deudor deberá probar dichos daños. En tal
caso, si el deudor no demandó el pago por consignación, sigue obligado a cumplir con su prestación entonces se
configuraría una situación de débito/deuda (porque el deudor sigue obligado porque no procedió con la
consignación) pero sin responsabilidad (porque desde la oferta de pago realizada por el deudor y rechazada
injustificadamente por el acreedor, éste incurre en mora y se transfiere la responsabilidad civil de los posibles daños)

2. PAGO POR CONSIGNACIÓN JUDICIAL

Como sabemos, el pago es el modo normal o natural de, disolución dé la obligación. Por ello, el orden jurídico
permite que el interés de los acreedores se satisfaga por una serie de procedimientos que cumplen la función del
pago, aunque el deudor omita realizar los comportamientos prometidos (cumplimiento, por un tercero, ejecución
forzada, etc.) Y atendiendo él interés del deudor, el orden jurídico pone a su disposición procedimientos que
permitan su liberación, aunque el interés del acreedor no quede integralmente satisfecho. Éste último grupo de
procedimientos se los agrupa bajo la denominación de subrogados de cumplimiento, donde se destaca:
La liberación forzosa del deudor, mediante la CONSIGNACIÓN de los objetos adeudados
El cumplimiento por un comportamiento diferente del prometido al nacer la obligación (el acreedor acepta una
prestación distinta a la prevista)
La compensación, la remisión q condonación dé la deuda

Entonces como vimos, cuando el acreedor no presta la cooperación necesaria impidiendo la liberación del deudor,
éste tendría tres opciones:
realizar ofertas reales, serias y efectivas de cumplimiento
proceder directamente a la consignación judicial de las cosas u objetos adeudados
efectuar ofertas, yen caso. de negativa a recibir, proceder a la consignación judicial

Concepto
Funciona cuando el deudor, deseoso de poner fin a la obligación, encuentra obstáculos que impiden la realización de
un pago normal. Entonces recurre a su liberación coactiva, que supone la intervención judicial promovida por el
solvens o persona autorizada a efectuar el pago.
El pago por consignación es el modo de ejercer coactivamente el derecho a librarse de la obligación que la ley le
concede al deudor de una obligación, a fin de que pueda efectuar el pago mediante depósito judicial, y
consecuentemente, extinguir la obligación y obtener su liberación, en determinadas situaciones, para suplir la falta
de cooperación del acreedor o para salvar obstáculos que imposibilitan el pago directo y espontáneo.

Caracteres:
Debe ser judicial. Se traduce en un procedimiento judicial, en tanto es el ejercicio coactivo de un derecho que sólo
será legítimo con la intervención del órgano jurisdiccional.
Es facultativo. Reiteramos que el deudor no está obligado a efectuar al pago por consignación, se trata de una
facultad que puede dejar de usar. Queda a su criterio.
Debe respetar los principios generales que gobiernan el pago. La consignación no tendrá fuerza de pago si no
concurren en cuanto a las personas, objeto, modo y tiempo, todos los requisitos para qué el pago sea válido.
Es excepcional. Sólo se puede acudir a él cuando el acreedor se niegue a recibir el pago o existan obstáculos
insalvables que impidan el pago directo.
Es contencioso. Es necesario que se respete el principio de contradicción, por ello no puede ser considerado como
consignación cualquier depósito en escribanía u oficinas de notarios sin juicio contencioso.

Fundamento
Ha sido instituido atendiendo especialmente para proteger al interés del deudor, ya que se le proporciona el
instrumento para ejercer su derecho de liberarse. Cuando el deudor actúa con diligencia y buena fe, y no obstante
sus esfuerzos no pueden lograr su liberación por causas no imputables a él, es injusto que continúe vinculado
indefinidamente. Es justo entonces, proporcionarle un mecanismo que permita su liberación coactiva, aún contra la
voluntad del acreedor.

Si bien la norma pareciera referirse únicamente a las obligaciones de sumas de dinero, la consignación no se limita
sólo a ellas sino que es aplicable de igual modo a las obligaciones de dar cosas ciertas y de cosas indeterminadas a
elección del acreedor.
Sin embargo, el instituto no resulta aplicable a las obligaciones dé hacer, ni a las de no hacer. Puede estimarse que la
consignación podría aplicarse en aquellas obligaciones de hacer en las qué el deudor debe procurar al acreedor
cierto resultado concreto consistente en una cosa.

Naturaleza jurídica — Distintas teorías

a. La consignación tiene "valor propio", es decir se configuraría como un negocio jurídico específico (depósito), cuya
validez y eficacia no dependen dé la aceptación del acreedor, prescinde de su voluntad y por ello tiene "valor
propio". Esta postura es inaplicable en nuestro derecho porqué para que la consignación sea válida y eficaz, es
necesario que el acreedor no impugne o si lo hace, que el juez sentencie su validez y eficacia.

b. La consignación es un "negocio jurídico a favor de tercero", porque la consignación que realiza el deudor ante el
órgano jurisdiccional está destinada a producir sus efectos respecto a un tercero: el acreedor. Respecto del deudor,
la eficacia liberatoria dependerá de la aceptación del acreedor, o, de la convalidación judicial. Se le objeta que en los
negocios a favor de terceros, el derecho de éstos a obtener la prestación nace desde que ellos aceptan la
estipulación que se les promete (por ejemplo, en un contrato de seguros, yo tengo el derecho de dicho contrato sólo
cuando lo acepto) pero en el pago por consignación, el acreedor tiene derecho a que se cumpla la prestación desde
el nacimiento de la obligación, es decir, con anterioridad a la consignación. Además en los contratos a favor de
terceros es indispensable la aceptación de dicho tercero (si mi papá contrata con una empresa de seguros, pero yo
no acepto ese derecho al seguro, no tiene eficacia conmigo), en cambio en la consignación, por más que el acreedor
la rechace, ésta puede tener eficacia si el juez la convalida y la voluntad del acreedor se vuelve irrelevante.

c. La consignación (postura que adhiere Wayar) es un acto jurídico complejo, que tiene dos etapas:
El depósito judicial realizado por el deudor, que sería el acto preparatorio que pone en movimiento el procedimiento
judicial
La aceptación del acreedor, o si éste la rechaza, la sentencia judicial que lo declare valido y eficaz; ambas extinguen
el vínculo y liberan al deudor. Por ello el depósito debe realizarse según los principios jurídicos del pago, porque
la consignación debe ser apta para satisfacer el interés del acreedor aún contra su voluntad.

Cuándo procede la consignación:


ARTÍCULO 904.- Casos en que procede. El pago por consignación procede cuando:
el acreedor fue constituido en mora;
existe incertidumbre sobre la persona del acreedor;
el deudor no puede realizar un pago seguro y válido por causa que no le es imputable.

La consignación judicial procederá en los casos en los cuales el Código enumera en su artículo 904; supuestos en los
cuales se habilita al solvens esta forma de pago. Se estima, sin embargo, que dicha enumeración no es taxativa, sino
enunciativa, contemplando la posibilidad de que puedan presentarse, otros supuestos que habiliten la consignación,
más allá de los previstos en la norma citada.
Los que se encuentran mencionados en el Código son:

Si el acreedor fue constituido en mora. La llamada mora del acreedor (mora accipiendi/creditoris), que Si bien no
está legisladla expresamente en el Código, le resulta aplicable, por analogía, lo dispuesto para la mora del deudor.

Incertidumbre sobre la persona del acreedor. Cuando el deudor posea una duda razonable respecto de la titularidad
del crédito, está habilitado a consignar: ello así, toda vez que si el deudor paga mal, puede verse obligado a pagar
dos veces. De igual modo también está autorizado a pagar consignando el deudor, cuando sabe quién es su acreedor
aun cuando tenga certeza de su existencia (por ejemplo: en el caso de un sucesorio, en donde no conoce con certeza
quiénes son los herederos). También quedarían incorporados en este, supuesto casos en los cuales, al momento de
intentar efectuar el pago el deudor, el acreedor será incapaz, ya que de no poderse realizar el mismo a un
representante de éste, el pago sería nulo.

Dificultad del deudor para hacer un pago seguro. Se cree que dicho supuesto es comprensivo de todas aquellas
situaciones en las cuales el deudor posea dudas razonables para asegurar el pago, por lo cual quedaría habilitado —
cuando ello sea acreditado — a efectuar el pago por vía de la consignación judicial.

Otros supuestos no comprendidos en la norma


Al no ser una enumeración taxativa, podría también llevarse a cabo la consignación judicial:
cuando el acreedor estuviere ausente, ya que aun cuando se sepa de su existencia, se ignore su actual paradero
(no es aplicable al caso de una ausencia declarada en juicio, puesto que el pago debe efectuarse en tal caso-
al curador designado en dicho proceso);
en caso de que la deuda estuviere embargada, ya que el embargo del crédito impide al deudor pagar, por lo cual
si él quisiera exonerarse y declinar su responsabilidad por los riesgos de la cosa, puede efectuar la
consignación;
si el acreedor ha perdido el título del crédito (o no lo presenta al deudor al momento de que éste intenta
efectuar el pago, agregase), por lo cual queda facultado el solvens —a fin de evitar tener que afrontar
eventualmente un nuevo pago— a consignar en favor de quien resulte acreedor de dicha obligación;
existencia de un litigio sobre el objeto de pago;
existencia de controversias entre acreedor y deudor sobre el crédito; etcétera.

Requisitos
ARTÍCULO 905.- Requisitos. El pago por consignación está sujeto a los mismos requisitos del pago.

Dispone el artículo 905 del Código que el pago por consignación está, sujeto a los mismos requisitos del pago. En
consecuencia, la consignación, para tener fuerza de pago, tiene que ser efectuada respetando lo convenido por las
partes de la obligación en cuanto a las personas, objeto, modo y tiempo. Caso contrario, la consignación resultará
inválida y no tendrá el efecto liberatorio que persigue el solvens al realizarla.

En cuanto a las personas, para que una consignación pueda ser considerada válida, debe ser efectuada por todos
aquellos SUJETOS están legitimados para efectuar el pago. Los legitimados activamente para promover una
demanda judicial por consignación son todos aquellos que tienen el derecho a pagar: el deudor y cualquier tercero
interesado. (También incluye, según Wayar, a, los fiadores o avalistas y al mandatario del deudor) Los legitimados
pasivamente, es decir, las personas contra las cuales se, puede intentar la consignación son el acreedor o el tercero
autorizado a recibirlo.

Respecto del OBJETO, debe efectuarse consignación respetando los principios de identidad y de integridad que
afectan al objeto de la obligación (arts. 868 y 869, Código), caso contrario, ella será rechazada.
El requisito relativo al TIEMPO de pago consiste en que la consignación —para ser válida— debe efectuarse en el
tiempo que se habían pactado la voluntad de las partes o lo que dispone la ley. Ni antes ni después.
No será válida, pues, una consignación prematura en los casos en que el plazo de la obligación fuera pactado en
beneficio de ambas partes o del acreedor (cuando el deudor pretende imponer el pago antes del tiempo pactado
para el cumplimiento de la obligación). Ni una consignación tardía si al tiempo de hacerse quien la efectúa carece del
derecho de pagar (por ejemplo: si ante el incumplimiento en término del solvens, el acreedor ha resuelto la
obligación)
• Con respecto a si puede ser tardía, incluyo una aclaración de Wayar: el principio de puntualidad de pago no puede
aplicarse absolutamente en la consignación, de lo contrario, se podría afirmar que la consignación nunca podría
funcionar, porque siendo la mora automática al vencimiento del plazo, llegado el incumplimiento del pago al
momento previsto, automáticamente el deudor estaría en mora, y cualquier pago (o sea la consignación) que
realice después, sería tardío e inválido. Entonces tenemos que entender que en las obligaciones de plazo cierto,
la consignación puede ser intentada después de vencido el plazo, tardíamente.

Wayar añade también, respecto al LUGAR que si se pretendiera una consignación en un lugar distinto al que
correspondiere, también sería rechazada.

El MODO, es más que la manera de cumplir acorde a la exigencia de conducta que la obligación imponía al deudor,
según haya sido la intención de las partes al darle nacimiento o en la forma que normalmente corresponde según la
naturaleza y circunstancias de la obligación.

Obligaciones en las que se puede consignar. Forma.


ARTÍCULO 906.- Forma. El pago por consignación se rige por las siguientes reglas:
si la prestación consiste en una suma de dinero, se requiere su depósito a la orden del juez interviniente, en el banco
que dispongan las normas procesales;
si se debe una cosa indeterminada a elección del acreedor y éste es moroso en practicar la elección, una vez vencido
el término del emplazamiento judicial hecho al acreedor, el juez autoriza al deudor a realizarla;
si las cosas debidas no pueden ser conservadas o su custodia origina gastos excesivos, el juez puede autorizar la
venta en subasta, y ordenar el depósito del precio que se obtenga.

¿Cómo se instrumenta la consignación del pago? Como pauta general, resulta evidente que quien desea efectuar el
pago de este modo lo hace a través de una demanda, poniendo el objeto debido a disposición del juez; a fin de que
éste lo atribuya al acreedor dando fuerza de pagó al depósito efectuado por el deudor, provocando —por ende— su
liberación. El acreedor puede aceptar o impugnar la consignación efectuada; en este último caso, se hará necesario
el dictado de una sentencia judicial que se expida respecto a la legitimidad o no del pago intentado por el deudor de
tal modo. Sin embargo, la norma establece formalidades que no pueden ignorarse, y si bien el artículo no expresa
cuál es la sanción en caso de omisión de ellas, se estima que es la invalidez de la consignación intentada.

En primer lugar, se establece que si la prestación consiste en una suma de dinero, se requiere su depósito a la orden
del juez interviniente, en el banco que dispongan las normas procesales. Ello así, puesto que el depósito judicial de la
deuda constituye una oferta de pagó real, que requeriría la posterior aceptación del acreedor para extinguir la
obligación. Debe mediar, entonces, un verdadero animus solvendi en quién realiza la consignación judicial, ya que
debe evidenciar a través de ella la verdadera intención de pagar y de liberarse mediante dicho pago. Además hasta
que no medie aceptación del acreedor o exista una sentencia judicial respecto del depósito; el pago por consignación
no se habrá configurado, ya que lo depositado no sale del patrimonio del deudor. Así, pues, el primer paso a llevar a
cabo en una consignación judicial de una suma de dinero es el depósito judicial en el banco oficial correspondiente, a
la orden del tribunal interviniente en el juicio por consignación. En el ámbito de la justicia nacional el depósito se
llevará a cabo en la sucursal correspondiente del Banco de la Nación Argentina, y en las justicias provinciales en las
instituciones bancarias habilitadas para ello (por ejemplo, en la Provincia de Buenos Aires, en el Banco de la Provincia
de Buenos Aires). Quien realiza la consignación deberá adjuntar la boleta de depósito a la demanda de consignación:
ambas circunstancias -depósito y demanda- deben ser notificadas al acreedor. El depósito judicial debe llevarse a
cabo por iniciativa del depositante (debe encontrarse legitimado activamente para el pago -deudor o tercero
interesado-), razón por la cual no se consideran consignaciones los depósitos efectuados por requerimiento judicial
previo, como así tampoco el pago que efectúe mediante depósito bancario un adquirente de un bien en subasta
judicial.

Si el objeto que debe darse en pago es una cosa cierta, aún cuando la norma no prevé expresamente este supuesto
debe efectuarse en primer lugar la intimación judicial al acreedor para que reciba el pago. Esa intimación - que se
efectúa, claro está, a pedido del deudor- surte todos los efectos de la consignación: si el acreedor no recibe la cosa
debida, puede ser depositada en otra parte con autorización judicial. En materia de contratos de alquiler de
inmuebles, en cambio, es de destacar que él locatario llevará a cabo la consignación con la entrega de las llaves del
bien en el tribunal

Si se trato de una obligación de dar y la elección le corresponde al acreedor, de no elegir éste la prestación debida, el
juez autoriza al deudor a que la realice. Por ende, una vez que ello sucede, la consignación debe regirse por el mismo
procedimiento aplicable a da consignación de cosas ciertas. Así, en tal supuesto, efectuada la elección por el deudor
e intimando previamente éste al acreedor a recibir la cosa elegida, de no hacerlo queda legitimado a consignarla. En
tal caso, a diferencia de la consignación de sumas de dinero, el depósito, es reemplazado por la intimación judicial al
acreedor a que reciba la cosa que se le debe. Por ello, es menester que el deudor requiera ante la autoridad judicial
correspondiente que se intime judicialmente al acreedor a su recepción, bajo apercibimiento de producir los efectos
de la consignación. Esa intimación judicial constituye un acto de desposesión jurídica del deudor a favor del
acreedor, pasando a ser él deudor, a partir de dicho momento, un mero depositario de la cosa, con el
deber de conservación de ella hasta la entrega al acreedor, es, de .destacar, en tal sentido, que todos los gastos que
se originen a raíz de dicha conservación (por ejemplo: gastos de depósito) serán a cargo de quien deba soportar las
costas del juicio de consignación.

Si se trata de cosas perecederas que no pueden ser conservadas, o bien sise trata de cosas cuya custodia irroga
gastos excesivos para el deudor, puede el juez disponer la subasta de la cosa, debiendo depositarse el dinero
obtenido de ella en el expediente judicial, con los mismos pasos y procedimientos previstos para la consignación de
sumas de dinero.

PRESUPUESTOS

Existencia de un deber de cumplimiento


El deber de prestación impuesto al deudor esté en condiciones de EJECUTABILIDAD
Que el deudor esté frente a alguna de las causales que impidan el pago directo

IMPUTABILIDAD de dichas causales

Presupuesto de EJECUTABILIDAD de la obligación


La obligación debe entrar en la etapa de ejecutabilidad, es decir, cuando la deuda se torna cumplible. Depende en
primer lugar del tiempo de pago; por ello interesa cuándo puede ser ejecutado el pago por el deudor. Entonces nos
remitimos al principio de puntualidad para saber en qué momento la obligación entra en la etapa de ejecutabilidad.
Los Sujetos deben estar determinados, si el acreedor no está determinado, la consignación está subordinada a la
previa individualización de éste. También se debe determinar el objeto de la prestación, éste debe estar
determinado al momento de intentarse la consignación. (En los casos de objeto alternativo, cuya elección
corresponda al acreedor, como vimos, deberá previamente intimarse para que se decida y luego, si se niega a recibir,
también procede la consignación. Si se niega a elegir, el deudor puede elegir por él y depositar lo que corresponda.
Cuando la elección corresponde al deudor, no se presentarían problemas).
La iliquidez de la deuda no perjudica a la acción de consignación, pudiendo el deudor depositar la cantidad líquida y
ofrecer cumplir con el saldo una vez realizada la liquidación.

Presupuesto de causales que impidan el pago directo ¿Es la IMPUTABILIDAD al acreedor una de esas causales?
El deudor para proceder con la consignación debe, demostrar que el pago directo y espontáneo es, de imposible
realización, por la existencia de obstáculos insalvables, serias y reales.
La culpabilidad - o no- del acreedor en la consignación se vincula en si es o no necesaria la culpa del acreedor para su
constitución en mora. Se estima que en la mora del acreedor, por regla general, debe haber culpa; pero en el pago
por consignación la regla es que la consignación procede con prescindencia de la culpa del acreedor. No hay que ver
una contradicción en esto: la razón de la constitución en mora creditoris es la oferta real rechazada
injustificadamente por el deudor que supone "culpa" y podrá verse reflejada también como causal en la
consignación si es que el deudor procede con el pago por consignación. Pero en la consignación, pueden ocurrir
otras causales por ejemplo, que el acreedor se vuelva incapaz en un accidente (no es su culpa) y el deudor no sepa a
quién pagarle, entonces recurre a la consignación.

ELEMENTOS
DILIGENCIAS PREVIAS al deposito judicial. OFERTAS REALES
CARACTERES que debe reunir el deposito
*Relaciones entre el depositante y el acreedor.
*Relaciones entre depositante y depositario.
Iniciativa del deudor
"Animus solvendi"

Diligencias previas al depósito judicial. Ofertas reales — La negativa del acreedor a recibir
Se sostuvo, equivocadamente, que cuando la causal es la negativa del acreedor a recibir el pago, el trámite de
consignación comienza directamente con el depósito de las sumas adeudadas; no se requieren ofertas previas. Pero
¿Cómo se puede hablar de negativa si no hubo oferta? ¿A qué se negó entonces el acreedor? Si el acreedor se niega
a recibir, ya se presupone que hubo ofertas previas. Sin ellas sería casi imposible determinar si el acreedor aceptó o
no el pago o la misma conducta del deudor. Las ofertas reales evitan dichas dudas.
Se dijo que el deudor debe aproximar el objeto de la prestación al acreedor en tal forma que éste no tenga otra cosa
que hacer más que tomarlo, que sólo dependa de su voluntad. Es decir, no basta a declaración de voluntad del
deudor de "querer" cumplir con su pago, sino que se necesita de una oferta REAL.
Es destacable mencionar que como la consignación es de carácter excepcional, el deudor debe agotar todas las
posibilidades de pagar de modo directos antes de recurrir a ella.

La oferta real: concepto, requisitos y naturaleza (Explicados entre los elementos esenciales de la mora del
acreedor)

Caracteres del depósito


El depósito constituye el acto que da inicio al procedimiento judicial, ya que la pretensión de liberarse del deudor
debe ser articulada por medio de una demanda, reconvención o excepción a la cual se le debe adjuntar el
instrumento que acredite la realización del depósito en los bancos oficiales o autorizadas a recibirlo.

Relaciones entre el depositante y el acreedor. Se presenta como un acto unilateral. Por ello, la oferta -en, tanto no
haya sido aceptada- puede ser revocada por el depositante. También se dijo que es un acto condicional, porque
su eficacia está condicionada a la aceptación del acreedor o la convalidación judicial.
Relaciones entre depositante y depositario. Se trata de un acto jurídico bilateral porque para su conclusión
concurren ambos centros de interés, pero la particularidad es que se lo efectúa a favor de un tercero, el
acreedor, que aunque no interviene en la conclusión del depósito; adquiere el derecho de obtener del
depositario (banco oficial) la de entrega de las sumas depositadas (por el depositante). Siempre requiere de una
declaración judicial que autorice el retiro de los fondos.

Los sujetos legitimados. (Explicados en REQUISITOS" ART. 905)


-Legitimación activa: se hayan legitimados activamente para promover una demanda judicial por consignación todos
aquellos que tienen derecho a pagar. Pero ¿Quién tiene derecho a pagar? En primer lugar, el deudor; en segundo
lugar, cualquier tercero interesado.
-Legitimación pasiva: las personas contra las cuales se puede, intentar la consignación son el acreedor o el tercero
autorizado por este a recibir el pago. Ellos son los destinatarios del pago, por tanto es a ellos a quienes hay que
demandar.

Requisitos atinentes al objeto (Explicados en "REQUISITOS")

Para que la consignación sea plenamente eficaz, debe verificarse respetando los principios de identidad e integridad,
pues con ello se resguarda la exactitud del objeto.

Respecto del principio de identidad: se ha dicho que carece de fundamento el pago por consignación, si el deudor
pretende pagar una suma distinta de la debida; Por esta razón no puede dársele el valor de pago a una
consignación de un monto estimado en forma aproximada por no reunir los requisitos, del art. 758 del viejo art.
del código de Vélez. Salvo que por razones justificadas, no le sea posible al deudor liquidar exactamente su
deuda y por ellos deposita una suma aproximada.
Respecto del principio de integridad: se ha declarado que para que el pago por consignación sea, procedente, el
deudor debe depositar el capital más los intereses que sean exigibles. Es más, en un caso se resolvió que incluso
si estima que los intereses que se le reclama son excesivos, debe de todos los modos depositarlos y expresar
reserva de demandar su restitución, sea en el mismo juicio de consignación o en otro.
Integridad del pago y abuso del derecho: para evitar abuso es importante considerar que en esta materia resulta
fundamental el principio de buena fe en cuya virtud, el juez debe impedir el ejercicio abusivo del derecho de
crédito.

Efectos de la consignación
ARTÍCULO 907.- Efectos. La consignación judicial, no impugnada por el acreedor, o declarada válida por reunir los
requisitos del pago, extingue la deuda desde el día en que se notifica la demanda.
Si la consignación es defectuosa, y el deudor subsana ulteriormente sus defectos, la extinción de la deuda se
produce desde la fecha de notificación de la sentencia que la admite.

Es de destacar que la consignación válida -al ser una forma de pago- produce idénticos efectos que los que provoca
el pago. Sin embargo, son tres las consecuencias de mayor importancia qué ocasiona la consignación:
Extingue la obligación con todos sus accesorios;
detiene el curso de los intereses moratorios o compensatorios, y
traslada los riesgos de la prestación consignada hacia el acreedor a favor de quien se efectuó la compensación (en
razón de la mora accipiendi)

¿Desde qué momento surte efectos la consignación?


La norma anotada prevé dos supuestos distintos para poder determinar el momento desde el cual dichas
consecuencias se producirán:
Si el acreedor acepta la consignación, expresa o tácitamente, es decir, no la impugna, la consignación surtirá todos
los efectos del verdadero pago, desde el día en que se notifica la demanda (art. 907, Primera parte) Esta
redacción es novedosa y viene a poner a salvo una deficiencia que poseía el código derogado, ya que guardaba
silencio respecto al momento desde que comienzan a aplicarse dichos efectos. Es indudable que el legislador ha
fijado postura respecto de esta cuestión, que tanta controversia ha suscitado en la doctrina argentina en el
pasado.
Si la consignación fuera defectuosa, reza la segunda parte del artículo 907 del Código, y el deudor subsana con
posterioridad sus efectos, la extinción de la deuda se produce desde la fecha de notificación de la sentencia que
la admite. Puede ocurrir que el acreedor, al ser notificado de la consignación intentada por el deudor, la objete
por la razón que considere pertinente: por resultar insuficiente por no respetar los principios de integridad e
identidad de la obligación convenida. Si ello ocurriera, podrá luego el solvens subsanar los defectos en que ha
incurrido al momento de, intentar la consignación: en este supuesto, los efectos cancelatorios del pago
efectuado de tal modo se producirán desde el momento en que la sentencia es notificada.
Aún cuando la norma guarde silencio al respecto, se entiende que la consignación realizada por el deudor, y que es
rechazada injustificadamente por el acreedor debería surtir efectos desde el momento en que el depósito fue
realizado, o como mínimo, desde el momento en que es notificada la demanda (art. 907, primer párrafo). Ello
así, ya que resulta lógico que el acreedor que ha obstaculizado indebidamente el pago intentado por el solvens,
sea quien deba soportar las consecuencias de su actitud (y, claro está, las costas del proceso).

Efectos de la consignación ANTES de ser aceptada por el acreedor o declarada válida por sentencia
judicial a) Sobre a quién pertenece la cosa u objeto depositado. Se ensayaron diversas teorías:
Teoría según la cual el depositante pierde el dominio de la cosa depositada y produce los efectos del pago. El error
se nota claro en cómo explicar el derecho del depositante a retirar el depósito, se responde que es revocable,
sería una pérdida patrimonial no definitiva sujeta a condición;
Teoría según la cual el depósito no significa la pérdida de dominio para el depositante, porque es sólo una oferta de pago que
por sí sola no hace perder el dominio de la cosa depositada.
Solución en nuestro derecho, se trata de una simple oferta que puede ser aceptada o rechazada. No cabe duda que
la consignación no tendrá fuerza de pago si no es aceptada por el acreedor o convalidada por sentencia.
Entonces el deudor está autorizado a retirar el depósito mientras el acreedor no lo acepte o no se convalide.
Si bien la cosa depositada no salé del patrimonio del deudor, queda a disposición del acreedor. El deudor no perdió
por el depósito la propiedad de la cosa, pero puede perderla cuando el acreedor lo decida. La cosa depositada tiene
siempre una ubicación patrimonial cierta: antes de la aceptación por el acreedor o la convalidación por sentencia,
pertenece al deudor; después de dicha perfección, pasa a pertenecer al acreedor.

Impugnación: Consignación impugnada por el acreedor


Si el acreedor se presenta a juicio e impugna el depósito pidiendo el rechazo de la demanda, la cuestión deberá
resolverla el juez en su sentencia. Si la sentencia declara válida la consignación nos preguntamos desde cuándo se
producen los efectos del pago. Pero antes de ello veremos qué puede ocurrir con el depósito mientras tanto.
a. Retiro del depósito por el consignante: mientras la consignación no se perfeccione, el deudor tiene el derecho de
retirar el depósito. Wayar menciona que él sostiene que los demás acreedores del deudor consignante, están en
condiciones de retirar el depósito antes de su perfeccionamiento, por regla general (su patrimonio constituye su
prenda común; y antes, del perfeccionamiento de la consignación, el depósito se mantiene en su patrimonio)
b. Supuestos en los cuales el depositante no puede retirar lo depositado:
Cuando la prestación consignada ha sido embargado, ya sea a pedido del acreedor consignado, o de los acreedores del
consignante o del consignado.
Cuando lo depositado no tiene carácter de consignación, por ejemplo, en los juicios ejecutivos antes el requerimiento formulado
por el oficial de justicia.
c. Efectos del retiro de los fondos por el consignante:
Actualiza los poderes de agresión patrimonial del acreedor.
Implica el desistimiento del juicio de consignación y por éste, el acreedor queda liberado y en condiciones de liberar al deudor.
El retiro de la oferta puede provocar la mora del deudor consignante si éste estaba en mora y había purgado su estado mediante
las ofertas y posterior demanda de consignación.
d. Los efectos que subsisten, pese al retiro del depósito: por ejemplo la interrupción de prescripción; el
reconocimiento de la obligación que implica toda demanda de consignación, etc.

La sentencia que convalida la consignación


Si el acreedor demandado impugna la consignación, la cuestión queda en manos de juez. Si la demanda es
rechazada, el depósito no surtirá los efectos del pago y el acreedor podrá reclamar la íntegra prestación a que tenga
derecho. Si se admite la pretensión del deudor, la sentencia declarará que el depósito tiene fuerza cancelatoria, o
sea que es un acto equivalente al pago y surte sus efectos desde el día de la sentencia que lo declare legal.
El CCV generó un debate acerca desde cuándo en realidad se producen los efectos, Wayar adhirió a la tesis que
establece que cuando la impugnación es justificada pero los defectos de la demanda del deudor, se subsanan en el
proceso, la sentencia debe declarar la validez de la consignación y los efectos del pago se computarán desde el
momento en que la pretensión se haya subsanado. Cuando la impugnación del acreedor es injustificada, se debe
considerar consumado el pago desde el día en que se efectuó el depósito.

Efectos de la consignación después de su perfeccionamiento


Suspensión del curso de intereses. Imposibilidad de incrementar la cuantía del depósito:
La consignación es una forma de pago, por lo que desde su perfeccionamiento cesa el curso de intereses de
cualquier clase; de allí la importancia de cuándo se considera consumada una consignación.
El perfeccionamiento de la consignación impide que el capital depositado se incremente, distinto sería que el
acreedor acepte la consignación con reservas.
Traslación de los riesgos:
Antes del perfeccionamiento, los riesgos del depósito están a cargo del deudor, sin embargo, es más exacto decir
que el régimen de riesgos se resuelve conforme a la regla de la situación de mora. Es el moroso quien deba
soportar los riesgos; en consecuencia: desde que él acreedor queda constituido en mora, los riesgos de la cosa
quedan a su cargo.
Con posterioridad al perfeccionamiento, es el acreedor quien debe tomarlos a su cargo.
Retiro del depósito después del perfeccionamiento de la consignación:
Perfeccionada/consuma la consignación (sea por aceptación o por sentencia) el pago se torna irrevocable. No se
puede retirar el depósito, aún con el consentimiento del acreedor (podría perjudicar a codeudores o fiadores del
deudor). Pese a la prohibición, puede ocurrir, y en ese caso, la obligación que produjo la consignación se
extingue y nace una nueva (nacida de hecho ilícito).
Gastos del depósito y costas del juicio.
Se imponen las costas a quien resulta derrotado en el juicio, guardando coherencia con la regla sobre costas de
todas las legislaciones provinciales. Es principio general, en materia de consignación, que el sujeto que debe
cargar con las costas de ella, es quien, con su conducta, ha ocasionado injustamente la necesidad de efectuar el
juicio de consignación para poder pagar. Si bien el Código guarda silencio respecto de ello, queda claro que -por
principios propios del Derecho Procesal- quien sea vencido en el juicio de consignación deberá soportar los
gastos y costas que haya causado el proceso.

ARTÍCULO 908.- Deudor moroso. El deudor moroso puede consignar la prestación debida con los accesorios
devengados hasta el día de la consignación.
ARTÍCULO 909.- Desistimiento. El deudor tiene derecho a desistir de la consignación antes de que la acepte el
acreedor o de que haya sido declarada válida. Con posterioridad sólo puede desistir con la conformidad expresa del
acreedor, quien en ese caso pierde la acción contra los codeudores, los garantes y los fiadores.
Dispone el artículo 909 que mientras el acreedor no hubiese aceptado la consignación o no hubiese recaído
declaración judicial teniéndola por válida, podrá el deudor desistir de la consignación. Pero también podrá hacerlo
con posterioridad a la aceptación, del acre edor o la declaración judicial de validez de la consignación siempre y
cuando, logre la conformidad expresa del acreedor. Si el acreedor aceptara el retiro de lo depositado por parte del
deudor, luego de ser declarada válida la consignación, no podrá el acreedor aprovecharse de las garantías o de las
obligaciones que mantenía con codeudores o fiadores ya que al declararse válida la consignación, la relación jurídica
se extingue, y con ella, todos los sujetos coobligados quedan liberados.

Influencia de la consignación sobre otros juicios entre las mismas partes: El juicio de la consignación ejerce notable
influencia sobre otros juicios entre las mismas partes. Por razones de método se hablara de las distintas cuestiones
que plantea esta temática, conforme al siguiente orden:

Consignación y juicios ordinarios: es indudable que si los juicios se originan en una misma causa, será necesario
acumular ambas causas a fin de que sean resueltas mediante una sola y única resolución.
El principio de prevención: si la consignación se inicia en primer término, y luego el consignante es notificado de un
juicio ordinario en su contra, podrá oponerse a la persecución de este juicio articulando extensión de litispendencia.
De este modo lograra que el segundo juicio se acumule al primero y que ambos sean resueltos por una misma
resolución. La acumulación se efectuara según el principio de prevención. Si los procesos se tramitaron por
separados, como lo autoriza el artículo 194 del código procesal nacional, se debe dictar una sopla sentencia; en este
caso, se agregara una copia de la sentencia a cada expediente, lo que notificara a las partes.

Juicio ejecutivo. Si un deudor promueve juicio por consignación y luego es notificado de un juicio ejecutivo que su
acreedor (el mismo que el deudor demanda en el primer juicio) ha iniciado por el cobro de la misma deuda, ¿Qué
ocurre?
Excepción de "litispendencia": tiende a impedir que haya dos sentencias sobre el mismo asunto con el consiguiente
peligro de contradicción. Wayar dice que si la consignación se notificó con anterioridad a la intimación de pago
ordenada en el juicio ejecutivo, y ya que el deudor moroso tiene el derecho subjetivo a pagar y librarse mediante
consignación y si dicha consignación tiene los requisitos necesarios y el monto es más o menos equivalente al
pretendido por el acreedor ejecutante, se debe admitir dicha excepción.
Excepción de pago: la consignación solo puede servir como excepción de pagó cuando se hubiere perfeccionado (por
aceptación o por sentencia); si estuviere en trámite la consignación al momento de interponer excepciones, no
es viable, salvo que haya entre ambos juicios, identidad de objeto.
Posibilidad de consignar luego de la intimación de pago ordenada en el juicio ejecutivo: El juicio ejecutivo es
sumario, y en esta clase de procesos no está permitido la reconvención (proceso civil y comercial), de allí que el
citado de remate no podría pretender a promoción de una reconvención en ese proceso. Puede depositar la
cantidad que se le reclama dentro del plazo para oponer excepciones evitando peores consecuencias, pero ese
depósito no es de consignación sino cumplimiento de un mandato judicial.

Juicio de desalojo. En dos supuestos:


Cobro de alquileres: Cuando existen dos juicios entre las partes, una por cobró de alquileres y el otro por
consignación, surgen problemas. Si una persona demandada por cobro de alquileres con posterioridad a su
demanda de consignación, podrá detener el primero exponiendo excepción de litispendencia porque la
identidad del objeto es evidente. Si la demanda por cobro, de alquileres es iniciada primero, el deudor no podrá
paralizar ese juicio con consignaciones posteriores.
Juicio de desalojo por falta de pago: Iniciado un juicio de desalojo por falta de pago, pendiente de resolución
otro juicio de consignación: el primero queda paralizado por el segundo. Si es al contrario, la consignación no
puede paralizar el desalojo.

3. CONSIGNACIÓN EXTRAJUDICIAL

Antecedentes
Wayar explica que el pago por consignación debe ser judicial y contencioso, pero si así lo decidiera el legislador, se le
pueden atribuir ciertos efectos a depósitos extrajudiciales de dinero, pudiendo llegar a constituir un pago si respeta
ciertos requisitos.

El deudor o un tercero podrá depositar lo debido, a nombre del acreedor, ante un escribano de registro o en banco
de depósitos judiciales, observando requisitos (haber hecho saber previa y circunstanciadamente al acreedor que
efectuará el pago en determinado día, hora y lugar; depositar la suma debida más los intereses devengados hasta el
día del depósito).
Dicho depósito debe ser notificado en forma fehaciente por escribano o el banco dentro de las 24 hs. de realizado. Si
fuera imposible la notificación, solo procede consignación judicial.
Notificado el depósito el deudor podrá: retirar la suma depositada inmediatamente. El retiro sin reserva implica
aceptación y el pago produce efecto desde la fecha del depósito, Sea que no haya retirado el depósito o lo haya
retirado con reserva, el acreedor podrá iniciar juicio dentro de los 10 días hábiles judiciales de haber sido notificado,
si lo considera insuficiente. De no promover juicio en ese plazo se estimará que aceptó el pago y la obligación se
considera extinguida desde el día del depósito. También podrá rechazar explícitamente el depósito, haciéndolo
saber a la otra parte por medio fehaciente; el deudor podrá consignar judicialmente. Lo depositado podrá ser
transferido al juez interviniente o retiradas por el depositante mientras no exista sentencia. o consentimiento del
acreedor al pago realizado.
No se podrá acudir al depósito extrajudicial si el acreedor hubiese optado, antes del depósito, por la resolución del
contrato o demandado el cumplimiento de la obligación.

ARTÍCULO 910.- Procedencia y trámite. Sin perjuicio de las disposiciones del Parágrafo 1º, el deudor de una suma de
dinero puede optar por el trámite de consignación extrajudicial. A tal fin, debe depositar la suma adeudada ante un
escribano de registro, a nombre y a disposición del acreedor, cumpliendo los siguientes recaudos:
notificar previamente al acreedor, en forma fehaciente, del día, la hora y el lugar en que será efectuado el depósito;
efectuar el depósito de la suma debida con más los intereses devengados hasta el día del depósito; este depósito
debe ser notificado fehacientemente al acreedor por el escribano dentro de las cuarenta y ocho horas hábiles de
realizado; si es imposible practicar la notificación, el deudor debe consignar judicialmente.

ARTÍCULO 911.- Derechos del acreedor. Una vez notificado del depósito, dentro del quinto día hábil de notificado, el
acreedor tiene derecho a:
aceptar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del deudor el pago de los gastos y honorarios del
escribano;
rechazar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del acreedor el pago de los gastos y honorarios del
escribano;
rechazar el procedimiento y el depósito, o no expedirse. En ambos casos el deudor puede disponer de la suma
depositada para consignarla judicialmente.

ARTÍCULO 912.- Derechos del acreedor que retira el depósito. Si el acreedor retira lo depositado y rechaza el pago,
puede reclamar judicialmente un importe mayor o considerarlo insuficiente o exigir la repetición de lo pagado por
gastos y honorarios por considerar que no se encontraba en mora, o ambas cosas. En el recibo debe hacer reserva
de su derecho, caso contrario se considera que el pago es liberatorio desde el día del depósito. Para demandar tiene
un término de caducidad de treinta días computados a partir del recibo con reserva.

ARTÍCULO 913.- Impedimentos. No se puede acudir al procedimiento previsto en este Parágrafo si antes del
depósito, el acreedor optó por la resolución del contrato o demandó el cumplimiento de la obligación.

Concepto y caracteres: El instituto de la consignación privada está previsto únicamente para el caso de obligaciones
de dar suma de dinero, y es una opción que se le brinda al deudor. La finalidad del instituto es evitar que por una
consignación que importe el depósito de una sunna de dinero, se tenga que acudir a los estados judiciales.

Procedencia y trámite:
Que la suma de dinero sea depositada ante un escribano de registro, a nombre y a disposición del acreedor (es
escribano de registro quien poseyendo titulo o diploma universitario, previa habilitación de la autoridad
competente para el ejercicio dé la función fedante, es titular o adscripto de un registro).
Notificaciones que deben realizarse: Debe notificarse al acreedor en forma previa a realizar el depósito, consignación
privada, notifique al acreedor el día, la hora y el lugar en que se hará el depósito. Es también fundamental
indicarle el nombre del escribano de registro interviniente.
Debe depositar la totalidad de lo adeudado y ser ello notificado al acreedor: el deudor debe depositar la suma
debida con más los intereses devengados hasta el día del depósito. Una vez realizado el depósito ante el
escribano, será obligación del notario notificar de ello al acreedor dentro de las 48 hs. de realizarlo.

Derecho del acreedor después de la notificación: una vez notificado el acreedor del depósito efectuado por el
deudor ante el escribano público, en carácter de consignación, quedará facultado para:
Aceptar el procedimiento y retirar el depósito estando a cargo del deudor el pago de los gastos y honorarios del
escribano
Rechazar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargó del acreedor el pago de los gastos y honorarios del
escribano: el accipiens se estaría beneficiando con la obtención de las sumas depositadas, sin aceptar el
procedimiento propuesto por el deudor para la extinción de la obligación.
Rechazar el procedimiento y el depósito o no expedirse. En ambos casos, el deudor puede disponer de la suma
depositada para consignarla judicialmente.

Derecho del acreedor que retira el depósito: el art. 912 prevé la posibilidad de que el acreedor retire lo depositado
por el deudor, sin darle el carácter de pago ya sea porque:
Considera que el depósito efectuado por el deudor es insuficiente.
Porque considera que no se encontraba en mora.
De ocurrir ello, el acreedor al retirar de la escribanía el dinero depositado por el deudor, debe emitir un recibo
donde se haga expresa reserva de su derecho, ya que, caso contrario, se presume que el deudor ha pagado lo que
adeudaba, y por ende quedaría liberado.
La norma establece que una vez que el acreedor retira la suma depositada y expide el recibo con reservas, cuenta
con un plazo, de 30 días para efectuar el reclamo judicial que motivo su reserva, caso contrario, caducara su
derecho.
Caso en que no procede el depósito extrajudicial. Impedimentos: si antes del depósito efectuado por el deudor, el
acreedor hubiera optado por la resolución del contrato, demandado judicialmente el cumplimiento de la obligación,
no podrá este último acudir al procedimiento de la consignación judicial. Se entiende que ello resulta ser totalmente
razonable, ya que sería ilógico que si ciertas cuestiones relativas a las obligaciones se han judicializado, otras,
íntimamente relacionadas con ellas; como el tema del pago, se debaten en el ámbito privado.

4. TRANSMISIÓN DEL CRÉDITO. EL PAGO POR SUBROGACIÓN

Nociones generales
La palabra transmisión se vincula con sucesión, que a su vez, según el diccionario significa en su acepción general
"entrada o continuación de una persona en lugar de otra" se puede decir que habrá transmisión, en una
determinada relación de obligación, cuando tenga lugar una sucesión en la persona del acreedor o del deudor, de tal
manera que por efecto de la transmisión la obligación ahora aparece con un nuevo acreedor o un nuevo deudor.

Enunciación de los medios de transmisión


La transmisión del crédito o de la deuda puede tener lugar por actos entre vivos o por causa de muerte

La transmisión entre vivos tiene lugar en vida de quien transmite y de quien los use; puede nacer:
Del acuerdo de las partes, por ejemplo, del contrato de cesión de crédito;
De una disposición de la ley.
La transmisión entre vivos que siempre es singular, sólo puede estar referida a uno o varios créditos o deudas
determinadas y no puede comprender la totalidad de los créditos o deudas que están el patrimonio del
transmitente.
La transmisión por causa de muerte, tiene lugar por muerte del titular del crédito o de la deuda, puede ser universal
o singular, es decir que puede comprender la totalidad de los créditos y deudas de que hubiese sido titular el
fallecido, como sucede, por ejemplo con la transmisión de herencia de los herederos forzosos del causante, o
únicamente créditos o deudas determinadas, como sucede por ejemplo con el legado de un crédito.

Principio y excepciones
En principio general se puede decir que todos los derechos de los que puede ser titular una persona pueden ser
objeto de una sesión, es decir, que son transmisibles. Para el derecho de obligaciones, corresponde afirmar que todo
crédito y toda deuda son, en principio, transmisibles, sea por un acto entre vivos, o sea por causa de muerte. Pero
este principio no es absoluto y se conocen excepciones:
En primer lugar no son transmisibles aquellas obligaciones que se han contraído teniendo en cuenta las condiciones
personales del deudor siendo éste insustituible (intuitu personae)
En otros casos es la propia ley la que, por razones de interés social, prohíbe la transmisión, como ocurre con los
créditos por jubilaciones y pensiones.
Por último, las partes en ejercicio de su autonomía privada pueden prohibir, estipulando así en el contrato la no
transmisión de los créditos o deudas que ellas mismas hubiesen concertado.
Pago con subrogación
ARTÍCULO 914.- Pago por subrogación. El pago por subrogación transmite al tercero que paga todos los derechos y
acciones del acreedor. La subrogación puede ser legal o convencional.

Concepto
El término subrogación nos brinda la idea de sustitución; en el Derecho, suele hablarse de subrogación REAL, cuando
se sustituye una cosa por otra en el patrimonio de una persona; o bien de subrogación PERSONAL, cuando se
sustituye alguno de los sujetos de la relación jurídica creditoria, es decir, respecto del acreedor o del deudor.
El pago por subrogación (también llamado subrogación por ejecución de la prestación por un tercero) tiene lugar
cuando (al pago) lo efectúa un tercero, y por ello, ese tercero sustituye al acreedor en la obligación que lo une
respecto del deudor, Porque cuándo el tercero es quien paga en lugar del deudor, se produce la satisfacción del
interés del acreedor, pero NO la extinción de la deuda, ya que ésta subsiste en cabeza del deudor: por ende, el
crédito del accipiens, a quien el tercero le ha pagado, se traslada al patrimonio de este último, quien puede exigir al
deudor el pago de lo que ha efectuado por él. (El deudor ahora le debe al tercero que pagó en su lugar, es su nuevo
"acreedor"). A través del pago por subrogación, se produce la liberación del deudor respecto del acreedor originario,
pero no se extingue la obligación, ya que ésta continúa subsistiendo respecto del tercero que efectúa el pago. Para
que pueda llevar a cabo el pago por subrogación, deben reunirse los siguientes requisitos:
Que el tercero cumpla con la prestación, por lo cual debe dar satisfacción al acreedor con el objeto de la obligación.
El tercero que paga debe tener capacidad para efectuar dicho pago a través de la subrogación, ya que esta figura
requiere también de la presencia de todos los elementos esenciales del acto jurídico, ya que de otro modo sería
ineficaz.
El tercero debe efectuar el pago con fondos propios o ajenos, pero que no sean del deudor.
Que el crédito que satisface el tercero exista y sea susceptible de transmisión, ya que a través del pago por
subrogación se traspasan los derechos del antiguo acreedor al tercero que paga.
Que la transmisión del crédito se realice a partir del momento del pago, en la medida del desembolso efectuado, a
fin de que el tercero pueda situarse en la misma posición jurídica que poseía el acreedor, pudiendo ejercer
entonces los derechos y acciones que éste tenía contra su deudor.

Naturaleza del pago con subrogación


Esta cuestión no ha sido pacifica, ya que se trata de un supuesto en el que se acumula un pago con una transmisión
de derechos del acreedor. Se mencionarán las posturas más relevantes:

Algunos franceses, como Pothier, en una postura ya superada, expresaban que a través de esta figura él crédito
quedaba extinguido definitivamente con el pago realizado, por lo cual no se realizaba ninguna transmisión al
tercero; en cambio, sólo se transmitían las garantías personales y reales que se encontraban ligadas al crédito
principal.
Se le critica a esta postura, con acierto, que si las garantías personales y reales del crédito subsisten, es porque el
crédito principal en realidad nunca se ha extinguido, ya que dichas garantías constituirían un accesorio de él.
Para esta teoría, la acción del tercero para reclamar al deudor el reembolso de lo pagado no era la del antiguo
acreedor, sino la derivada del mandato, de la gestión de negocios o del préstamo.

Para otros juristas, esta figura es una cesión de crédito: en Argentina, ha sido Colino quien sostuvo que la
subrogación convencional con el acreedor es una cesión de derechos.
Se trata de un pago sui géneris, puesto que: a) entre el antiguo acreedor y el tercero que pagó la deuda, se da un
pago con efectos limitados, puesto que extingue la obligación sólo respecto de aquél; b) se transmiten al tercero
el crédito del antiguo acreedor y sus accesorios.
Una calificada doctrina (Llambías en Argentina) sostiene que es una institución compleja y dual que funde dos figuras
distintas: un pago relativo y una sucesión singular de derechos que afecta a alguien ajeno a aquel pago (al
deudor), del que no puede aprovechar sin causa legítima para ello.
Es una sucesión a título singular que establece la ley fundada en una razón de justicia.

En cuanto a la importancia de este instituto, es indudable que posee una gran finalidad práctica, ya que facilita la
satisfacción de las deudas beneficiando a todos. Ello así, toda vez que el acreedor logra la satisfacción desu interés
sin tener que acudir a un estrado judicial para conseguir, la ejecución forzada; el deudor evita tal situación, y puede
renegociar la forma de pago con el tercero que desintereso al acreedor originario; y el tercero, al efectuar el pago,
ocupa el lugar del acreedor en la relación jurídica, mantiene inalterable su situación patrimonial. En cuanto al resto
de los acreedores del deudor, no sufre perjuicio alguno, ya que el patrimonio del deudor no se altera luego del pago
por subrogación.
Comparación con la novación por cambio de acreedor
El pago con subrogación se asemeja a la novación subjetiva activa, porque en ambas figuras se opera un cambio de
acreedor. De allí la necesidad de establecer la diferencia.
En el pago con subrogación, pese al reemplazo del acreedor: a) subsiste el ismo crédito, con todos sus accesorios;
en consecuencia, el crédito transmitido pasa al nuevo acreedor con todas las garantías y privilegios.
En cambio, en la novación: a) la sustitución del acreedor, al tiempo que extinguió la anterior obligación, ha dado
lugar al nacimiento de una nueva; b) en consecuencia, los accesorios de la obligación extinguida -privilegios y
garantías- también se extinguen, salvo reserva expresa.

Clases
La subrogación puede ser legal o convencional. Según la misma se realice por voluntad de las partes o bien, por
disposición de la ley.

Subrogación legal
ARTÍCULO 915.- Subrogación legal. La subrogación legal tiene lugar a favor:
del que paga una deuda a la que estaba obligado con otros, o por otros;
del tercero, interesado o no, que paga con asentimiento del deudor o en su ignorancia;
del tercero interesado que paga aun con la oposición del deudor;
del heredero con responsabilidad limitada que paga con fondos propios una deuda del causante.

Subrogación legal
ARTÍCULO 915.- Subrogación legal. La subrogación legal tiene lugar a favor:
del que paga una deuda a la que estaba obligado con otros, o por otros;
del tercero, interesado o no, que paga con asentimiento del deudor o en su ignorancia;
del tercero interesado que paga aun con la oposición del deudor;
del heredero con responsabilidad limitada que paga con fondos propios una deuda del causante.

Los distintos casos previstos en el art. 915 del CCC


Surge expresamente de la norma anotada cuáles serán los casos en los cuales tendrá lugar la subrogación legal.
Entiéndase que se trata de una enumeración taxativa, y no meramente enunciativa. Ello así, puesto que al ser la
subrogación una excepción al principio de la extinción de la obligación por el pago, no puede ser admitida sino en los
casos previstos expresamente por el legislador. Será detallado cada uno de ellos.
del que paga una deuda a la que estaba obligado con otros, o por otros: En caso de una deuda a la que estaba
obligado con otros, el coobligado que paga el total de lo adeudado se subroga contra sus codeudores, en todo
aquello que exceda el límite de la cuota parte de su crédito. En cambio, los codeudores simplemente
mancomunados no ingresan en esta categoría, ya que deben sólo su cuota parte. El caso de la deuda a la que

estaba obligado por otros sería el del fiador simple, que está constreñido ante el incumplimiento del pago por
parte del deudor principal, por quien se ha obligado (ejemplo: en un contrato de locación de inmueble).
del tercero, interesado o no, que paga con asentimiento del deudor o en su ignorancia: Aquí se introduce como
novedad la posibilidad de que el pago se realice también a favor de un tercero interesado, toda vez que en el
código derogado sólo se legislaba el supuesto del pago a un tercero no interesado. Es de destacar que pese al
silencio que guardaba el código anterior, nunca estuvo excluido el tercero interesado, ya que su situación jurídica
posee mayor protección qué la del tercero no interesado. En conclusión, con la actual redacción del artículo 915,
sólo quedarían imposibilitados de efectuar el pago por subrogación, los terceros no interesados que pagan
contra la voluntad del deudor (no así los terceros interesados, ya que, por su carácter, pueden pagar contra la
oposición individual o conjunta del acreedor y del deudor tal como lo dispone el art.); sin embargo, cuando el
tercero no interesado pague y no cuente con la aprobación del deudor si bien no se considerará operado el pago
por subrogación, tendrá a su favor la posibilidad de ejercitar la acción in rem verso que nace del enriquecimiento
sin causa (en este caso, del acreedor, quien recibió el pago). Finalmente, es de destacar que resulta indiferente
que el pago efectuado por el tercero sea a nombre propio o a nombre del deudor (en cualquier caso habría
subrogación legal del pago), y que es necesario que el tercero pague la deuda ajena a sabiendas de ello, ya que,
de otro modo, se estaría frente a un acto anulable por error, en donde se tornaría procedente la repetición del
tercero contra el acreedor por lo que entregó en carácter de pago.
El tercero interesado, tal como lo define el artículo 881 in fine, es aquel "a quien el incumplimiento del deudor
puede causar un menoscabo patrimonial, y puede pagar contra la oposición individual o conjunta del acreedor y
del deudor". Al respecto, el pago efectuado por el tercero no reviste el carácter de cumplimiento de la obligación
(art. 882), sino que solamente a través de él se da satisfacción al interés del acreedor, quien queda de tal modo
desinteresado. Como fue visto precedentemente, en el caso de los terceros interesados ellos poseen el ius
solvendi o derecho de pagar, y pueden efectuar el pago aun contrala voluntad del deudor y del acreedor, y
recurrir inclusive al pago por consignación ante la negativa del accipiens a recibírselo.
Ninguna duda cabe de que la aceptación de la herencia con beneficio de inventario constituye un supuesto de
aceptación de herencia con responsabilidad limitada, ya que implica ello una separación de los patrimonios del
heredero y del causante. Este supuesto de pago a través de subrogación legal reconoce como antecedente el
Derecho francés antiguo, y se funda en que el heredero puede poseer interés en efectuar el pago para evitar la
venta de bienes pertenecientes al acervo sucesorio.

Subrogación convencional por el acreedor


ARTÍCULO 916.- Subrogación convencional por el acreedor. El acreedor puede subrogar en sus derechos al tercero
que paga.

Este supuesto de subrogación convencional constituye una facultad del acreedor, ya que éste, si bien está obligado a
recibir el pago efectuado por un tercero, no está compelido a subrogarlo en sus derechos, como lo establece el
artículo 916, que determina expresamente una prerrogativa del accipiens en tal sentido. Si bien la norma es escueta,
y no abunda en cuanto a los recaudos a acreditarse en caso de subrogación convencional, es indudable que para que
ella se pueda llevar a cabo en este supuesto, deben reunirse los siguientes requisitos:
La subrogación debe ser expresa, ya que no debe quedar duda alguna de la intención de subrogar, por lo cual debe evidenciarse
el acuerdo de voluntades entre el acreedor originario y quien paga.
Debe realizarse con anterioridad al pago o en forma simultánea a él; es inadmisible que se pueda realizar la subrogación con
posterioridad al pago ya que, de ser así la obligación estaría ya extinguida.
Debe efectuarse por escrito, y puede ser realizada en el mismo recibo de pago o en instrumento por separado. Aun
cuando existen notorias diferencias entre el pago por subrogación y la cesión de derechos, y no debe
confundirse con ella, ante ciertas similitudes se estima que deberían respetarse las formas previstas en el Código
para esta última (art, 1618) y ser aplicables al pago por subrogación.
Una vez realizada, debe serle notificada al deudor para que la subrogación surta efectos: se busca a través de ello impedir el
fraude contra terceros, mediante el acto de antedatar el instrumento de subrogación.

Subrogación convencional por el deudor


ARTÍCULO 917.- Subrogación convencional por el deudor. El deudor que paga al acreedor con fondos de terceros
puede subrogar al prestamista. Para que tenga los efectos previstos en estas normas es necesario que:
tanto el préstamo como el pago consten en instrumentos con fecha cierta anterior;
en el recibo conste que los fondos pertenecen al subrogado;
c) en el instrumento del préstamo conste que con ese dinero se cumplirá la obligación del deudor.

La subrogación puede ser llevada a cabo por el deudor cuando éste paga a su acreedor, transmitiéndole a un tercero
que le ha suministrado los medios para efectuar el pago, los derechos del acreedor contra él. Es decir, la subrogación
se produce a instancias del deudor, ya que al desinteresar al acreedor con fondos que no son propios, le transmite a
su prestamista los derechos y acciones que le correspondían al accipiens originario.
Si bien esta figura ha sido bastante criticada en la doctrina (se la considera ilógica dado que siendo el crédito un bien
de propiedad del acreedor, resulta llamativo que el deudor pueda transferirlo a un tercero por su propia voluntad),
lo cierto es que ha sido receptada en las legislaciones más modernas del mundo, ya que no afecta los derechos de
ninguna de las partes. Quizás a través de esta figura, puede el deudor renegociar su deuda con un nuevo acreedor
(el prestamista); obteniendo otras facilidades de pago que el anterior acreedor no le brindaba.

Requisitos:
Que tanto el préstamo como el pago consten en instrumentos con fecha cierta anterior. Resulta totalmente lógica
esta exigencia, puesto que, de no ser así, no podría nunca el prestamista hacer valer su derecho frente a otros
acreedores que pudiera tener el deudor.
Que en el recibo conste que los fondos pertenecen al subrogado. Ello resulta esencial para que se pueda configurar
la subrogación, ya que si se expide el recibo y nada se alega al respecto, podría interpretarse que los fondos
entregados por el deudor al acreedor constituyen lisa y llanamente un pago.
Que en el instrumento del préstamo conste que con ese dinero se cumplirá la obligación del deudor. Este recaudo
legal resulta fundamental a los fines de acreditar de tal modo la relación causal existente entre el préstamo
efectuado por el tercero y la afectación de dicho dinero al pago de la deuda.

Efectos de la Subrogación — Limites de la subrogación


ARTÍCULO 918.- Efectos. El pago por subrogación transmite al tercero todos los derechos y acciones del acreedor, y
los accesorios del crédito. El tercero subrogante mantiene las acciones contra los coobligados, fiadores, y garantes
personales y reales, y los privilegios y el derecho de retención si lo hay.

ARTÍCULO 919.- Límites. La transmisión del crédito tiene las siguientes limitaciones:
el subrogado solo puede ejercer el derecho transferido hasta el valor de lo pagado;
el codeudor de una obligación de sujeto plural solamente puede reclamar a los demás codeudores la parte que a
cada uno de ellos les corresponde cumplir;
la subrogación convencional puede quedar limitada a ciertos derechos o acciones.

Queda claro, luego de haber estudiado este instituto, que el pago con subrogación, ya sea legal o convencional
produce la transmisión del crédito a favor del tercero subrogante, comprendiendo dicho traspaso:
todos los derechos que tenía, el antiguo acreedor inherentes al crédito transmitido (ej. privilegios, intereses, etc.)
todas las acciones que le correspondían al acreedor desinteresado (ej, rescisión o resolución contractual, etc.)
todas las garantías del crédito (hipotecas, prendas, derecho de retención, etc.)
De tal modo, tal como lo establece el artículo 918 del Código "el tercero subrogante mantiene, las acciones contra
los coobligados, fiadores, y garantes personales y reales, y los privilegios y el derecho de retención si lo hay".
No son alcanzados, en cambio, por los efectos de la subrogación por pago, todos aquellos derechos inherentes a la
persona del acreedor (ej.: el tercero que cumple con el cargo impuesto al donatario no puede revocar la donación
por incumplimiento), así como todos aquellos otros que por una prohibición legal expresa no puedan ser objeto de
transmisión alguna.

Es importante destacar, asimismo, que el artículo 919 del. Código dispone en forma expresa ciertas limitaciones a la
transmisión del Crédito:
El subrogado sólo puede ejercer el derecho transferido hasta el valor de lo pagado, Ello resulta totalmente, lógico,
dado que en el pago por subrogación, no existe ánimo de lucro por parte del tercero que efectúa el desembolso,
a diferencia de lo que ocurre en la cesión de créditos. Por ende, resulta lógico que la transmisión del derecho se
limite al desembolso efectivamente efectuado, conservando el acreedor originario el derecho a reclamar el
remanente si no ha sido desinteresado en su totalidad, ya que la subrogación tiende únicamente a asegurarle al
tercero el recupero de lo que ha desembolsado.
El codeudor de una obligación de sujeto plural solamente puede reclamar a los demás codeudores la parte que a
cada uno de ellos les corresponde cumplir. El, obligado junto con otros de una obligación indivisible o solidaria
que paga al acreedor primitivo desinteresándolo, y subrogándose en sus derechos; sólo puede exigir a cada uno
de los coobligados la cuota parte que a cada uno de ellos le corresponde. Se entiende que resulta totalmente
lógico, ya que de autorizarse una subrogación por el remanente del crédito, con la acción del solvens contra
cualquiera de los codeudores, provocaría una cadena ilimitada de acciones de reembolso, que conspiraría contra
la finalidad práctica que presenta este instituto.
La subrogación convencional puede quedar limitada a ciertos derechos y acciones. En ejercicio de la autonomía, de
la voluntad de las partes, éstas pueden pactar libremente los derechos y acciones que se transmitirán luego de
efectuado el pago por subrogación. De tal modo, las partes pueden limitar los alcances de la subrogación, sin
que por ello se afecte el orden público, por lo cual es perfectamente lícita cualquier convención en tal sentido.

Subrogación parcial
ARTÍCULO 920.- Subrogación parcial. Si el pago es parcial, el tercero y el acreedor concurren frente al deudor de
manera proporcional.

También es de destacar que si el pago es parcial, el tercero y el acreedor originario concurrirán con igual derecho por
la parte que el deudor les debiese. Es posible creer que, es una solución justa, ya que ambos créditos poseen en este
caso la misma causa, por lo cual no cabe hacer diferencias entre uno y otro. Este supuesto se tomará operativo
cuando los bienes del deudor no alcanzaren a pagar la parte restante del acreedor y la del subrogado.

5. TRANSMISIÓN DE DEUDA

El nuevo Código se ocupa de regular las convenciones relativas a la transmisión de deudas, que en el código
derogado carecían de una regulación específica. Tipifica tres categorías de convenios: a) la cesión de deuda, que
exige intervención del deudor (cedente), de un tercero (cesionario) y del acreedor (cedido); b) la asunción de deuda
como acto bilateral, en la que participan un tercero y el acreedor, y c) la promesa de liberación de deuda al acreedor,
si las partes le dieran intervención a través de la figura de la estipulación a favor de terceros.
Ubicación de esta materia - Método del Código Civil y Comercial
LIBRO TERCERO - DERECHOS PERSONALES
TITULO IV: Contratos en particular
CAPITULO 26: Cesión de derechos
SECCIÓN 2da: Cesión de deudas

Comparación con la novación: En cualquier supuesto, el deudor sólo quedará liberado si el acreedor lo admite
expresamente. En tal caso, la regulación consagrada diferencia la transmisión de la deuda con liberación del deudor
de la novación de la obligación.

ARTÍCULO 1632.- Cesión de deuda. Hay cesión de deuda si el acreedor, el deudor y un tercero, acuerdan que éste
debe pagar la deuda, sin que haya novación.
Si el acreedor no presta conformidad para la liberación del deudor, el tercero queda como codeudor subsidiario.

ARTÍCULO 1633.- Asunción de deuda. Hay asunción de deuda si un tercero acuerda con el acreedor pagar la deuda
de su deudor, sin que haya novación.
Si el acreedor no presta conformidad para la liberación del deudor, la asunción se tiene por rechazada.

La asunción de deudas
La asunción de deuda se configura cuando un tercero acuerda con el acreedor pagar la deuda de su deudor. La
relación que se da en el caso es sólo bilateral -entre el acreedor y el tercero- puesto que el deudor originario no
participa en la negociación. Es decir, el tercero, sin que medie concurso de voluntad del deudor, asume la obligación
de éste, y lo desplaza y sustituye, ocupando su lugar. Debe tenerse presente que, en el régimen vigente, la asunción
de deuda sólo es admitida cuando el acreedor libere al deudor de lo contrario, se la tiene por rechazada.
Contrariamente a lo que ocurre con la cesión de deuda, la asunción de deuda sin liberación del deudor no constituye
una modalidad tipificada por el Código. En tal sentido, puede ocurrir que el acreedor convenga con el tercero que
éste asume la deuda que pesa sobre el deudor originario manifestando aquél su intención de no liberar a este último
o guardando silencio al respecto. En tal caso, a pesar del convenio celebrado, la asunción de deuda se considerará
rechazada por imperio de la ley. Pero, nada impide que el acreedor libere al deudor con posterioridad si no lo
hubiere hecho antes o simultáneamente a la asunción de deuda convenida con el tercero (art. 1634).
Especial mención merece; como ya se manifestó, que la liberación del deudor originario por el acreedor no significa
que se produzca la novación de la obligación. Por el contrario, tal como surge expresamente del artículo 1633, esta
figura exige, justamente, que no haya novación. Es propio de la asunción de deudas que la relación obligacional
permanece intacta salvo en lo que concierne a la mutación del deudor que es sustituido por el tercero con anuencia
del acreedor. No media aquí extinción de la obligación, sino sólo una modificación subjetiva. Si el tercero no ha
obrado con el ánimo de realizar una liberalidad, una vez que haya cumplido la obligación asumida tiene derecho a
repetir contra el deudor. Si éste conocía la obligación asumida, el tercero tendrá contra él una acción con
fundamento en el mandato (art. 1319); si lo ignoraba, la repetición sé justifica en virtud de la gestión de negocios
(art. 1781) y, por último; si se produce contra la voluntad del deudor tendrá la acción de empleo útil (art. 1791),
fundada en el enriquecimiento sin causa, en la medida del acrecentamiento patrimonial (art. 1794).

Interpretación de las normas


En un sentido amplísimo, la transmisión o traspaso de deudas engloba a aquéllas convenciones por las cuales se
transmite a un tercero la calidad de deudor, operándose sólo una mutación subjetiva en la relación obligacional
primigenia, sin causar su extinción:
Bajo el título de cesión de deudas se regula en realidad diversos tipos contractuales que cumplen esa función
económica social de viabilizar el traspaso de una deuda sin extinguir, la obligación originaria: Así aparecen
contempladas:
la cesión de deuda propiamente dicha o en sentido estricto, que supone un acuerdo entre el acreedor, el deudor y
un tercero en virtud del cual éste se obliga a pagar la deuda, sin que haya novación (art. 1632).
la asunción de deuda, que se configura cuando un tercero acuerda con el acreedor pagar la deuda de su deudor, sin
que, haya novación (1633).
La promesa de liberación que regula el artículo 1635, como acto bilateral en el cual participan el deudor y un tercero,
no constituye en principió un negocio apto, para provocar la modificación subjetiva de la obligación primigenia;
sólo producirá algunos efectos propios de la transmisión de deuda si las partes dan intervención al acreedor a
través de una estipulación a favor de terceros.
Los elementos comunes y tipificantes de todas ellas son:
La modificación del sujeto pasivo de la relación obligatoria, que podrá configurarse tanto a través de la sucesión a
título particular en la deuda como así también por medio de la adición de un nuevo deudor según el caso.
La ausencia de novación: la figura en estudio exige que el acuerdo traslaticio no implique novación de la obligación
por cambio de deudor, es decir que no debe existir la, voluntad de extinguir el vínculo originario, La novación
exige animus novandi (art. 934), y se diferencia de la figura de la transmisión de deuda porque en ésta, la
obligación cedida permanece intacta excepto en lo referente a la mutación del sujeto pasivo de la relación
jurídica. El hecho de que la obligación trasmitida se mantenga con vida torna factible su extinción por algún otro
medio extintivo diferente; por ejemplo, el pagó, la confusión, la compensación, etc.
El concurso de la voluntad del acreedor: la significación que la persona del deudor posee en el vínculo obligatorio -en
especial por su solvencia- conduce a exigir siempre el consentimiento del acreedor para que la cesión de deudas
se configure.

Conformidad del acreedor: modalidades


El Código preceptúa en el artículo 1634 que la cesión de deuda, en sentido amplio, sólo produce la liberación del
deudor si media conformidad expresa del acreedor, señalándose que puede ser anterior, concomitante o posterior a
la transmisión de la deuda. Se recepta así el criterio predominante en nuestra doctrina. Sin embargo, la norma
establece que dicha conformidad del acreedor siendo anticipada, resulta ineficaz si fue prestada en un contrato
celebrado por adhesión. La solución que consagra el artículo 1634 in fine, es coherente con lo dispuesto por el
artículo 988 cuando considera como no escritas -por reputarlas abusivas- las cláusulas que implican restricción o
renuncia de los derechos del adherente. Precisamente, la conformidad anticipada del acreedor para liberar al
deudor implica una renuncia a accionar contra él. Esto significa que la conformidad prestada de manera anticipada
por el acreedor será eficaz si se inserta en un contrato paritario, negociado o discrecional.

El contrato de cesión de deuda "stricto sensu"


De conformidad con lo dispuesto en el artículo 1632, la cesión de deuda es un contrato qué exige la intervención de
tres sujetos: el deudor o cedente, el cesionario -ajeno a la relación creditoria- y el acreedor (cedido), por el cual se
acuerda que el tercero pagará la deuda del deudor originario al acreedor. Según el régimen vigente admite dos
variantes: a) que el acreedor además de consentir la cesión preste su conformidad para liberar al deudor, o b) que el
acreedor consienta la cesión pero no preste dicha conformidad y por ende, el deudor continuará obligado. Cabe
destacar que sea que el acreedor libere o no al deudor la modificación subjetiva no tiene efectos novatorios, es decir
que la obligación originaria permanece con vida.

Efectos de la cesión de deuda con liberación del deudor - Requisitos


ARTÍCULO 1634.- Conformidad para la liberación del deudor. En los casos de los dos artículos anteriores el deudor
sólo queda liberado si el acreedor lo admite expresamente. Esta conformidad puede ser anterior, simultánea, o
posterior a la cesión; pero es ineficaz si ha sido prestada en un contrato celebrado por adhesión.
El efecto propio del contrato, en este caso reside en que el tercero sustituye por completo a la persona del deudor
quien queda exonerado. Por ende, el acreedor ya no podrá dirigir contra él la acción del cumplimiento de la
obligación. La producción de tal efecto liberatorio sólo puede resultar de la voluntad expresa del acreedor,
manifestación que puede producirse en oportunidad de la cesión, antes o con posterioridad a la misma (art. 1634).
El nuevo deudor o cesionario queda obligado en la misma medida y modalidades que, su antecesor. La cesión
implica una sucesión, vale decir, un simple cambio de persona, por lo tanto el contenido de la deuda permanece
invariable. En consecuencia, el cesionario es deudor de los intereses vencidos en caso de estar impagos, de las
cláusulas penales y del resarcimiento de los daños y perjuicios.
Puede oponer al acreedor todas las defensas y excepciones que deriven de la relación de derecho existente entre el
acreedor y el deudor primitivo, pero no puede hacer valer las defensas exclusivamente personales del anterior
deudor. Por contrapartida, le asisten al tercero-cesionario las defensas nacidas en su persona contra el acreedor.
El régimen no especifica las consecuencias de la cesión de deudas en relación con las fianzas y las garantías reales
constituidas por terceros en seguridad de la deuda. Tradicionalmente nuestra doctrina ha considerado que sólo
subsisten después del cambio de deudor, si el fiador o la persona a quien pertenece el bien gravado prestan su
consentimiento.
Pese a la falta de previsión legal, esa solución puede predicarse con sustento en el artículo 1640, que la admite
expresamente en el contrato de cesión de posición contractual, precisamente para resguardar a los terceros que se
han obligado como garantes frente a un cambio de deudor.
Distinta es la situación respecto de los derechos reales de garantía (hipoteca o prenda) constituidos por el deudor
originario. Frente a ello, y en ausencia de pactos, señala con razón Díez Picazo que corresponde analizar si el
consentimiento liberatorio prestado por el acreedor ha tenido por objeto sólo la deuda o también la responsabilidad
emergente, de las garantías constituidas por el deudor. En la duda, se impone una interpretación favorable al
deudor, pues no cabe recortar los alcances de la liberación si no media reserva expresa del acreedor.

Requisitos para la liberación del deudor:


El artículo 1634 refrenda como regla general lo establecido indirectamente en los artículos anteriores. La
conformidad del acreedor es necesaria para liberar al deudor, aunque aquí se determine que la misma no puede ni
deducirse ni suponerse, esto es, tiene que ser expresa. Para prestar la conformidad expresamente habrá que recurrir
a medios fehacientes de comprobación y de prueba de esa voluntad -declaraciones hechas frente a notario,
cualquiera de los medios de notificación expresa prevista en los códigos dé procedimientos, etc.-. Precisamente por
tener carácter especialísimo y además, su exteriorización debe ser expresa, es que no puede admitirse como
implícita bajo ninguna circunstancia.

Promesa de liberación
ARTÍCULO 1635.- Promesa de liberación. Hay promesa de liberación si el tercero se obliga frente al deudor a cumplir
la deuda en su lugar. Esta promesa sólo vincula al tercero con el deudor, excepto que haya sido pactada como
estipulación a favor de tercero.

En el artículo 1635 se admite la promesa de liberación, también llamada por la doctrina promesa de cumplimiento.

a. Concepto: Se trata de un convenio celebrado entre el deudor y un tercero, en virtud del cual éste asume el deber
de liberarlo de las responsabilidades que emergen de un vínculo obligacional. La figura importa una relación entre
dichas partes, a la cual es ajeno el acreedor. Por ende, no puede ser invocada por él y tampoco serle opuesta. El
tercero-promitente sólo queda obligado frente al deudor, y en caso de inejecución, el deudor podrá ejercitar las
pertinentes acciones de cumplimiento o, en su caso, resolver el negocio por incumplimiento, con más los daños que
deriven de tal situación.

b. Efectos: Es por ello que la promesa de liberación no constituye, en principio, un contrato que produzca el traspaso
de la deuda a un tercero, pues al no concurrir el consentimiento del acreedor, el negocio no le es oponible ni puede
tampoco invocarlo para demandar cumplimiento al tercero.
Sin embargo, y por excepción, en el supuesto de que el acuerdo entre tercero y deudor adoptara la estructura de la
estipulación a favor del tercero (donde el acreedor sería el beneficiario), podría el instituto tener efectos similares a
la cesión en cuanto confiere al acreedor una acción directa contra el tercero que ha asumido el compromiso de
liberar al deudor (art. 1635 in fine). Entiéndase que cuando la promesa sea pactada como estipulación a favor de
terceros, el deudor cumpliría la función de estipulante, el tercero de promitente y el acreedor de beneficiario, quien
con la aceptación adquiere directamente los derechos y facultades resultantes de la estipulación a su favor (art.
1027). Es decir que aceptado el beneficio, el acreedor podrá prevalecerse de dicha estipulación y exigir el
cumplimiento de la deuda al tercero promitente.
Aun en el supuesto de mediar estipulación a favor de terceros, el acreedor siempre podrá dirigir su acción de
cumplimiento contra el deudor originario, es decir, no pierde en modo alguno esta potestad.

UNIDAD 7

Según la naturaleza del objeto. Obligaciones de dar cosa cierta.

Concepto y reglas generales.

La obligación de dar cosa cierta es aquella en la cual el contenido de la prestación se encuentra perfectamente
determinado en su singularidad al momento de constituirse la obligación. La razón de ser de las diversas categorías
de las obligaciones de dar es, la mayor o menor determinación de la cosa, que trae aparejado un régimen de tipo
diferenciado antes de la individualización, si se produce la pérdida o el deterioro de la cosa. En la norma se
contemplan dos cuestiones esenciales: la extensión y el deber de conservación de la cosa.

Extensión y deberes del deudor.


Se mantiene el principio de la accesoriedad, consagrado en los artículos 229 y 230 del CCC. En la gran mayoría de los
casos, determinar cuáles son las cosas accesorias, era una cuestión de hecho, que es valorada a la luz de lo dispuesto
en las normas generales sobre accesoriedad. Se trata, en definitiva de una cuestión cuyos contornos se dibujan con
una cierta variedad a falta de concreción o de puntualización, hay que entender que el deudor debe entregar todo
aquello que la buena fe y los usos del trafico imponen como necesario para que la cosa entregada pueda serle útil al
acreedor de acuerdo con su destino económico.

A veces las leyes indican que cosas deben entenderse como accesorias y por ende, tienen que quedar comprendidas
en la entrega. En el artículo 1146 del código se establece la obligación del vendedor de entregar los documentos
relacionados con las cosas vendidas; y en el artículo anterior se dispone la entrega de la factura. Respecto de los
inmuebles, cabe destacar que en el artículo 226 los inmuebles por accesión son ahora únicamente aquellas cosas
muebles inmovilizadas por su adhesión física al suelo con carácter perdurable, destacándose a los inmuebles por
accesión moral. Por lo tanto el carácter de accesoria se da únicamente en la adhesión física. La concurrencia de
aquellos supuestos (1. cosas muebles 2. inmovilizadas por su adhesión física al suelo y 3. adhesión física con carácter
perdurable) determina que los muebles formen un todo con el inmueble y que no puedan ser objeto de un derecho
separado sin la voluntad del propietario.

Si al momento de contraerse la obligación existía alguna cosa que se encontraba justamente con la principal, pero
que razonablemente debe entenderse que formaba parte de aquella, queda también comprendida en la entrega.

La separación momentánea "implica el propósito de reintegrar las cosas separadas al todo que complementaban y
quedar así comprendidas dentro de la entrega que debe cumplirse", aunque la prueba es muy difícil.

Deberes del deudor


Se incorpora en forma expresa el deber de preservar el estado material de la cosa en esta parte general de las
obligaciones de dar. La conservación no importa el mejorar el estado de la cosa, sino su mantenimiento material
evitando que sufra detrimentos, y sin producirse cambios respecto al estado que se encontraba al nacer la
obligación, o bien de acuerdo a la que se hubiera pactado. Es un deber de resultado. Tal deber accesorio de
conducta puede materializarse en las más variadas maneras y va de suyo que por tratarse de gastos necesarios, son
en principio a cargo del deudor sin derecho a reembolso alguno.

Salvo normas imperativas, es posible pactar lo contrario, existen algunas excepciones de origen legal como en la
anticrecista, donde el titular del objeto grabado debe al acreedor anticrecista los gastos necesarios para la
conservación del objeto.

Obligación de entregar

ARTÍCULO 747.- Entrega. Cualquiera de las partes tiene derecho a requerir la inspección de la cosa en el acto de su
entrega. La recepción de la cosa por el acreedor hace presumir la inexistencia de vicios aparentes y la calidad
adecuada de la cosa, sin perjuicio de lo dispuesto sobre la obligación de saneamiento en la Sección 4ª, Capítulo 9,
Título II del Libro Tercero.

El cumplimiento debe ser fiel y exacto, motivo por el cual se consagra a favor de cualquiera de las partes la facultad
de solicitar un examen de la cosa. La recepción sin reservas importa una manifestación tácita de voluntad en relación
con las dos cuestiones indicadas en honor, lo que no obsta para la aplicación de la responsabilidad por saneamiento.

El pago de esta obligación se materializa con la entrega de la cosa por el deudor al acreedor, esto es, la tradición.
Comprende además todos los deberes accesorios de colaboración a cargo de ambas partes para concretar, por
ejemplo el lugar de pago, efectuar las gestiones administrativas que impongan la ley, etc.

Cosa inmueble cerrada o bajo cubierta

ARTÍCULO 748.- Entrega de cosa mueble cerrada o bajo cubierta. Cuando se entrega una cosa mueble bajo cubierta
y sin inspeccionar al tiempo de la tradición, el acreedor tiene un plazo de caducidad de tres días desde la recepción
para reclamar por defectos de cantidad, calidad o vicios aparentes.

Cuando se trata de cosas que se encuentren cubiertas, empacadas o embaladas, o de cualquier otra manera que
impida la inspección in situ al momento de la tradición, se otorga al acreedor un plazo de caducidad para el reclamo
por las cuestiones que menciona la norma.
Se trata, de situaciones que razonablemente no permiten a simple vista comprobar, al que recibe la cosa, si las cosas
son de la calidad convenida, o si se remiten en menor cantidad o peso.
En la práctica comercial y de consumo, es usual que la entrega se produzca bajo la modalidad aquí prevista, lo que
justifica que en un plazo breve quien recibe las cosas pueda cuestionar los defectos aquí aludidos. La solución se
extiende ahora a cualquier caso en el cual entrega se produjo en las condiciones aquí indicadas. Se encuentra
excluida la cuestión vinculada a la responsabilidad por evicción y vicios ocultos. Es que un defecto oculto o interno no
podrá ser conocido por las partes al momento del reconocimiento de la mercadería y, por ende no se encuentra
comprendido en la norma.
En materia de compraventa, el plazo de caducidad es de 10 días, agregándose que el comprador tiene derecho de
exigir en el acto de la entrega, el reconocimiento íntegro de las cosas, caso en el cual se extingue el derecho al
reclamo aquí consagrado.
Si se trata de varias cosas, la apertura de una de ellas, de la que surge que se encuentre en condiciones, no impide
reclamación por las restantes, en caso de que, existieran las deficiencias, debe aceptarse la presunción de que
existen fallas en los otros cajones, y eso podrá ratificarse por otros medios de prueba.

Distintas efectos según la finalidad de la entrega:

1. Entrega para transferir, uso o tenencia.

ARTÍCULO 749.- Obligación de dar cosas ciertas para transferir el uso o la tenencia. Remisión. Cuando la obligación
de dar una cosa determinada tenga por objeto transferir solamente el uso o la tenencia de ella, se aplican las normas
contenidas en los títulos especiales.

En esta parte del código se dispone sobre las obligaciones de dar que tengan como finalidad la constitución de un
derecho real y la restitución de cosas al dueño, quedando por ende excluido de esta disposición todos aquellos casos
en los que debe producirse la entrega de una cosa en el marco de situaciones jurídicas diferentes, como son la
transferencia del mero uso por la tenencia. En el caso en que un tenedor o usuario deba restituir la cosa al dueño
concurren dos situaciones: el tenedor o el usuario únicamente pueden transferir el derecho que tiene, y la relación
de poder que ostentan puede haberle sido transmitida por un dueño o no.
En otras palabras, lo que se encuentra excluido del presente régimen son las reglas de la transmisión del uso o la
tenencia, sea para constituir la relación de poder, o paro restituir la cosa. Acreditada la entrega, si existe duda sobre
su finalidad el artículo 1911 del código resuelve las cosas a favor de la posesión.

2. Entrega para constituir un derecho real. Teoría del título y el modo.

ARTÍCULO 750.- Tradición. El acreedor no adquiere ningún derecho real sobre la cosa antes de la tradición, excepto
disposición legal en contrario.

La adquisición del derecho real por el acreedor importa el pago o cumplimiento de la obligación de dar (aquí bajo
análisis), y la consecuente liberación del deudor.
El código combina el tradicional sistema de adquisición de los derechos reales mediando título y tradición, con las
restantes situaciones en las que se dispone que la entrega de la cosa no produce per se la adquisición del derecho
real, sino que es necesario otro acto distinto.
El título es el acto jurídico de que surge la voluntad de transmisión del derecho real por su titular consecuente y
correlativa adquisición por otra persona.
El modo, acto que materializa lo determinado por el título, no se agota en la tradición, sino que también quedan
emplazados en aquella categoría la inscripción registral y el primer uso en el caso de la adquisición de una
servidumbre positiva. Se mantiene, en materia de inmuebles, el sistema de inscripción registral declarativa.
La publicidad de la adquisición es condición de su oponibilidad, salvo para aquellas personas que conocieron o
debieron conocer la transferencia.

Efectos entre partes: los efectos de la entrega de acreedor y deudor, entre partes, produce una obligación de dar
una cosa cierta, deben ser analizados discriminando los siguientes rubros: los riesgos de la cosa; los aumentos y
mejoras que pueden incrementar su valor; y los frutos que ella produce.

Los aumentos y mejoras de las cosas. Principio crescit domino.

ARTÍCULO 751.- Mejoras. Concepto y clases. Mejora es el aumento del valor intrínseco de la cosa. Las mejoras
pueden ser naturales o artificiales. Las artificiales, provenientes de hecho del hombre, se clasifican en necesarias,
útiles y de mero lujo, recreo o suntuarias.
Se establecen los conceptos de mejoras y sus diversas variedades; las mejoras constituyen modificaciones de tipo
estructural, intrínseco o material, que tren aparejado un aumento de valor de la cosa, o que ésta no lo pierde. Son
dos sus grandes especies: aquellas producidas por obra y gracia de la naturaleza, y las hechas por la mano del
hombre (humanas o artificiales).
En cuanto a las mejoras naturales, en el ámbito de los derechos reales se dispone sobre diversos casos en los que la
naturaleza produce tales efectos en materia de inmuebles: aluvión y avulsión.
La conceptuación de las mejoras artificiales surge de lo dispuesto en el artículo 1934 del código. Allí se distingue a la
mejora de mero mantenimiento, de la mejora necesaria.
La primera consiste en la reparación de aquellos deterioros de escasa entidad que se producen por el uso ordinario
de la cosa, como podría ser tapar la hendidura que un clavo deja en una pared removiendo un poco de pintura y
concreto. En otras palabras, se trata de los arreglos comunes que no acrecientan el valor de la cosa.
La segunda tiene una mayor entidad, es aquella indispensable para la conservación de la cosa, que puede hacerla
aumentar de valor.
Las mejoras útiles son las que benefician a cualquier sujeto de la relación. Se definen, en cierta manera, por
exclusión. No son necesarias, pero tampoco suntuarias.
Por último, las de mero lujo, recreo o suntuarias son las de provecho exclusivo para quien la hizo, concepto en el cual
se encuentra un claro elemento finalista.

ARTÍCULO 752.- Mejora natural. Efectos. La mejora natural autoriza al deudor a exigir un mayor valor. Si el acreedor
no lo acepta, la obligación queda extinguida, sin responsabilidad para ninguna de las partes.

La mejora natural produce una modificación intrínseca en la cosa que se traduce un aumento de su valor. Tales
acrecentamientos, pertenecen al dueño del inmueble y por tal razón los beneficios.
Se trata de hechos externos, que son extraordinarios e imprevisibles, en el sentido de que si bien podría llegara
anticiparse la existencia de un tornado (un desastre natural de importancia), es imposible prever sus consecuencias.
Es decir, es como un caso fortuito, pero con efecto inverso.
La solución del artículo es, permitirle al acreedor exigir la diferencia entre lo debido y el actual valor de la cosa. El
deudor, por su parte, y por las mismas razones, no sólo no tiene derecho exigirla entrega de la cosa sin pagar por el
mayor valor, sino que por poco puede ser obligado a recibirla pagando por éste. En consecuencia, en caso de
desacuerdo la obligación se extingue con los mismos efectos de la imposibilidad de cumplimiento. Si las partes están
de acuerdo en mantener la obligación pero no en el valor de la mejora, la cuestión debe ser resuelta en sede judicial.

ARTÍCULO 753.- Mejoras artificiales. El deudor está obligado a realizar las mejoras necesarias, sin derecho a percibir
su valor. No tiene derecho a reclamar indemnización por las mejoras útiles ni por las de mero lujo, recreo o
suntuarias, pero puede retirarlas en tanto no deterioren la cosa.
En las mejoras necesarias, quien está obligado a entregar para constituir o transferir un derecho real, las tiene a su
cargo y costo, no pudiendo exigir reembolso alguno. La solución legal es consecuencia de la existencia del deber de
conservar la cosa que pesa sobre el deudor de toda obligación de dar. En las mejoras útiles la norma niega derecho
alguno al deudor que voluntariamente las ha introducido en las cosas, quien puede retirarlas si no afecta a la cosa.
En caso contrario el acreedor puede resolver el contrato o bien recibir la cosa, pagando el mayor valor.
Imperan idénticas reglas que en el supuesto del caso anterior para las mejoras suntuarias introducidas
voluntariamente por el deudor.
Frutos:

ARTÍCULO 754.- Frutos. Hasta el día de la tradición los frutos percibidos le pertenecen al deudor; a partir de esa
fecha, los frutos devengados y los no percibidos le corresponden al acreedor.

En el artículo 233 del código se definen a los frutos como los objetos que un bien produce de modo renovable, sin
que se altere o disminuya su sustancia. Los frutos son, tal como los había definido Vélez Sarsfield en la nota al art.
2329 CC, “los quela cosa regular y periódicamente produce sin alteración ni disminución de su sustancia”.
Esta es la principal característica que distingue a los frutos de los productos, pues estos últimos son los objetos que
se separan o se sacan de la cosa y, una vez separados de ella, no los produce, es decir, no se pueden separar de ella
sin disminuir o alterar su sustancia.
Existen tres clases de frutos. Los naturales son las producciones espontáneas de la naturaleza. Los industriales, los
que se producen por la industria del hombre o la cultura de la tierra. Los civiles, las ventas que las cosas producen,
asimilándose a esta última categoría las remuneraciones provenientes del trabajo.
Rige el principio que postula que la propiedad de los frutos se adquiere con su percepción. Cabe distinguir el fruto
percibido, del producto pendiente. En el caso de los frutos naturales e industriales, la percepción acontece cuando
es materialmente separado de la cosa, pasando a ser objeto de una nueva relación posesoria. De lo contrario,
mientras no haya sido retirado de la cosa fructífera, el fruto forma un todo con la cosa, es parte de la cosa y se lo
considera fruto pendiente.
En el caso de los frutos civiles, se dispone ahora que la percepción se materializa con él, el fruto civil es percibido y se
ha devengado una vez cobrado. En tanto que el fruto civil es pendiente si se ha devengado, pero no se ha cobrado.
Para nuestro actual ordenamiento, los frutos devengados y no cobrados le corresponden al acreedor, y tal solución
ha sido criticada por considerarse que tal derecho reconocido al acreedor podría vulnerar la garantía de propiedad
protegida por la Constitución Nacional en la medida en que el deudor es el propietario de la cosa al momento del
devengamiento de los frutos y, por ende, quien tiene título suficiente para percibir ese crédito ya devengado pero
todavía no cobrado.

Los riesgos: El principio res perit domino

ARTÍCULO 755.- Riesgos de la cosa. El propietario soporta los riesgos de la cosa. Los casos de deterioro o pérdida,
con o sin culpa, se rigen por lo dispuesto sobre la imposibilidad de cumplimiento.

El riesgo siempre implica un estado de incertidumbre o inseguridad, y cuando la obligación de dar está sujeta a una
diferencia temporal entre el momento de la celebración y la oportunidad acordada para efectuar la tradición,
conlleva el riesgo de que la cosa pueda sufrir deterioros o, incluso, perderse.
Es la situación inversa de las mejoras, que hemos analizado anteriormente, y se resuelve del mismo modo siguiendo
el principio de que las cosas se pierden para su dueño (resperit domino).
El principio res perit et crescit domino adquiere consagración legal, y de él se deriva la circunstancia de que si luego
de la constitución de la obligación y antes de la entrega la cosa se pierde o se deteriora, el perjudicado será del
deudor y no del acreedor.
La cuestión radica en determinar la responsabilidad por el incumplimiento de la obligación. Se distinguen dos
supuestos. Si el objeto se torna imposible en forma absoluta y definitiva luego del nacimiento de la obligación, la
obligación naturalmente se extingue por falta de objeto. La imposibilidad debe ser producida por caso fortuito o
fuerza mayor. Esto es, un hecho que no ha podido preverse o que, previsto, no ha podido evitarse.
Se habla de pérdida de una cosa cuando se destruye física o materialmente en forma total, o resulta extraviada sin
que pueda saberse su paradero. También se admite como supuesto el de destrucción jurídica de la cosa, y es el que
se produce cuando la cosa es colocada fuera de comercio o considerada por el ordenamiento jurídico inapta para ser
objeto de una relación jurídica obligacional.
El deterioro, en cambio, es una situación menos grave que la pérdida o destrucción de la cosa, pues en este caso
aquella experimenta una alteración en su estructura que, aunque no altera su esencia, produce una disminución de
su valor económico.
En el caso del deterioro el acreedor puede disolver la obligación o exigir la cosa deteriorada con disminución
proporcional del precio, ya que el detrimento afecta la identidad del objeto.
Cuando la obligación de dar emana de un contrato de compraventa, si la cosa ha dejado de existir parcialmente, el
comprador puede demandar la parte existente con reducción del precio. Puede trasladarse, por analogía a todo tipo
de obligación de dar con el fin de constituir un derecho real. Si el deterioro es atribuible al deudor, nada obsta
también a que pueda solicitar una cosa equivalente

Concurrencia de varios acreedores:

Bienes inmuebles

ARTÍCULO 756.- Concurrencia de varios acreedores. Bienes inmuebles. Si varios acreedores reclaman la misma cosa
inmueble prometida por el deudor, son todos de buena fe y a título oneroso, tiene mejor derecho:
el que tiene emplazamiento registral y tradición;
el que ha recibido la tradición;
el que tiene emplazamiento registral precedente;
en los demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior.

La norma resuelve el siempre dificultoso conflicto entre varios pretensores de una cosa, cuando él deudor se ha
obligado a transferirle a todos ellos una misma cosa para constituir derechos reales sobre ella.
Se trata de establecer quién tiene mejor derecho a la cosa, por lo que en rigor de verdad la cuestión esencial transita
por determinar la oponibilidad entre ellos de las distintas situaciones. Los que quedan relegados, si son de buena fe,
tienen derecho a reclamar los daños derivados del incumplimiento de la obligación, sin perjuicio de la eventual
comisión del delito de estafa por parte del deudor infiel.
En caso de conflicto entre acreedores, la ley otorga mejor derecho al acreedor de cosa inmueble que tiene
emplazamiento registral y tradición, seguidamente el que ha recibido la tradición, luego el que tiene emplazamiento
registral precedente, y finalmente los acreedores que tengan título de fecha cierta anterior, siguiendo el principio
romano prior in tempore potior in iure.
Cualquiera sea la situación del adquiriente, si es de mala fe, no puede invocar derecho alguno. El actuar de mala fe
no concede derecho alguno, salvo excepciones. La mala fe consiste en el conocimiento efectivo de la existencia del
otro acto. E incluye el poder haberlo conocido, cuestión que cobra altísima relevancia cuando existe emplazamiento
registral. Cuando existe posesión la buena fe se presume iuris tantum.
Se excluyen de las reglas qué resuelven el conflicto las adquisiciones a título gratuito, lo cual lleva a concluir que
estos serían inoponibles para los adquirientes a título oneroso y de buena fe.

Bienes muebles

ARTÍCULO 757.- Concurrencia de varios acreedores. Bienes muebles. Si varios acreedores reclaman la misma cosa
mueble prometida por el deudor, son todos de buena fe y a título oneroso, tiene mejor derecho:
el que tiene emplazamiento registral precedente, si se trata de bienes muebles registrables;
el que ha recibido la tradición, si fuese no registrable;
en los demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior.

El conflicto de derechos es el mismo que en el artículo anterior, pero ahora en materia de bienes muebles. La regla
se adapta en función de la naturaleza de la adquisición (por tradición o por inscripción registral constitutiva).
Respecto a las adquisiciones a título gratuito, en materia de bienes muebles registrales son aplicables mutatis
mutandis las reglas enunciadas respecto de los inmuebles, desde que el efecto de la inscripción respecto de los
terceros no varía según la naturaleza de las cosas.
En materia de cosas muebles, tendrá mejor derecho el que tiene emplazamiento registral precedente —si se trata de
cosas muebles registrables—; o el que ha recibido primero la tradición si la cosa mueble no es registrable, y luego los
acreedores que tengan título con fecha cierta anterior si ninguno de ellos ha obtenido la posesión de la cosa. Cabe
señalar, sin embargo, que cuando la norma alude al emplazamiento registral, se refiere a aquellos supuestos en los
que la inscripción tiene carácter constitutivo.

Acreedor frustrado

ARTÍCULO 758.- Acreedor frustrado. El acreedor de buena fe que resulta frustrado en su derecho, conserva su
acción contra el deudor para reclamar los daños y perjuicios sufridos.

Cualquier acreedor pretensor de la cosa que no ha podido hacerse de ella puede reclamar todos los daños y
perjuicios derivados del incumplimiento, si se verifica los presupuestos de la obligación de indemnizar.
También podría serlo si pese haber recuperado la cosa ha sufrido algún daño por esta razón. Se trata, de un acto
ilícito que, si reúne los restantes presupuestos de la acción resarcitoria, la habilita.
La protección del acreedor debe llevar siempre la solución que más se aproxime a la ejecución directa, esto es al
cumplimiento de la prestación convenida. Si la variedad de circunstancias y matices del mundo de las transacciones,
permite configurar cosas o cumplimientos equivalentes a los que en principio y por definición son únicos y no tienen
sustituto en especie, nadie podría sostener que la solución no sea legal.
El acreedor que sufre la frustración de su derecho, tendrá acción contra el deudor de mala fe para exigir la
reparación integral de su perjuicio. Además, el acreedor puede denunciar penalmente al deudor de mala fe.

Entrega para restituirla a su dueño. Regla general.

ARTÍCULO 759.- Regla general. En la obligación de dar para restituir, el deudor debe entregar la cosa al acreedor,
quien por su parte puede exigirla. Si quien debe restituir se obligó a entregar la cosa a más de un acreedor, el deudor
debe entregarla al dueño, previa citación fehaciente a los otros que la hayan pretendido.

La situación jurídica del acreedor y deudor, en estas obligaciones, es la inversa a la de las obligaciones de dar con el
fin de constituir derechos reales. Aquí el dueño es el acreedor.
La norma contempla así todos los casos en que por la razón que sea, una persona debe entregar (restituir) la cosa a
su dueño
De acuerdo a la calidad que detente el deudor, se aplicarán las normas de la posesión o la tenencia, y en este último
caso, las normas especiales que lo hicieran en razón de la causa que dio origen a la relación de poder. Resta señalar
que por aplicación del principio res perit et crescit domino, todas las vicisitudes materiales que experimente la cosa
por hechos extraños a las partes corren por cuenta del acreedor, quien será beneficiado o perjudicado, sin derecho
alguno entre las partes.

Entrega a quien no es propietario.

ARTÍCULO 760.- Entrega de la cosa a quien no es propietario. Bienes no registrables. Con relación a terceros,
cuando la obligación de dar cosas ciertas tiene por fin restituirlas a su dueño, si la cosa es mueble no registrable y el
deudor hace, a título oneroso, tradición de ella a otro por transferencia o constitución de prenda, el acreedor no
tiene derecho contra los poseedores de buena fe, sino solamente cuando la cosa le fue robada o se ha perdido. En
todos los casos lo tiene contra los poseedores de mala fe.

En materia de cosas muebles registrables, si el deudor la entrega efectivamente a un tercero de buena fe y a título
oneroso, el acreedor pierde todo derecho siempre y cuando la cosa no sea robada o perdida. El conflicto de
intereses entre el dueño y el tercero se resuelve en principio a favor de este último siempre y cuando se verifiquen
los siguientes requisitos: que haya habido tradición; que el acto haya sido a título oneroso; que el tercero sea de
buena fe. La buena fe se presume por lo cual quien alegue la mala fe deberá probar que la cosa no haya sido robada
o no se ha perdido.
La acción del dueño, en este caso es la reivindicatoria.

Entrega de la cosa a quien no es propietario. Bienes registrables.

Efectos con relación a terceros.

ARTÍCULO 761.- Entrega de la cosa a quien no es propietario. Bienes registrables. Si la cosa es inmueble o mueble
registrable, el acreedor tiene acción real contra terceros que sobre ella aparentemente adquirieron derechos reales,
o que la tengan en su posesión por cualquier contrato hecho con el deudor.

Como nadie puede transmitir un derecho mejor que el que tiene, cuando se trate de bienes registrales en manera
alguna el tercero que ha recibido la cosa podrá alegar la buena fe, pues el transmitente no será, en lo que a él
respecta, su dueño.
Ahora, luego de la incorporación al código derogado del artículo 2105, la solución del artículo 599 se mantuvo
invariable, aunque ahora justificada en los efectos de la inscripción declarativa: el adquirente no puede invocar
buena fe. Idéntica solución cavia, incluso antes de esta circunstancia, con motivo de la incorporación de la
inscripción constitutiva para la adquisición de automotores. El dueño, en consecuencia es titular de la acción
reivindicatoria.

Obligación de dar cosas genéricas: noción y división.

ARTÍCULO 762.- Individualización. La obligación de dar es de género si recae sobre cosas determinadas sólo por su
especie y cantidad. Las cosas debidas en una obligación de género deben ser individualizadas. La elección
corresponde al deudor, excepto que lo contrario resulte de la convención de las partes. La elección debe recaer
sobre cosa de calidad media, y puede ser hecha mediante manifestación de voluntad expresa o tácita.

En esta teoría que eran emplazadas las cosas que además de estar determinadas por su propia naturaleza, lo están
en función de que se debe una cierto cantidad, pudiendo comprender un solo individuo del género, o bien varios.
El género o la especie puede tener una mayor o menor extensión, según el caso. De todas maneras es de la esencia
de este tipo de obligaciones que exista una indeterminación in obligatione respecto a la cosa individual que deberá
entregarse, la que in solutione debe haber cesado.
La posibilidad puede ser perfecta o imperfecta, pero lo que importa es que sea indistinto para las partes cualquiera
de ellas. De todas maneras, en el segundo caso la elección deberá practicarse sobre cosa de calidad media, esto es,
ni la mejor, ni la peor.
Antes de la individualización los efectos no varían según cuál sea la finalidad, y una vez determinada la cosa en su
individualidad, rige lo dispuesto para las obligaciones de dar cosas ciertas. La individualización es un acto jurídico
unilateral y puede ser retractado hasta tanto haya sido conocido por la otra parte. Por regla, la práctica el deudor,
pero puede pactarse que lo haga el acreedor o un tercero.
La demora en la elección se rige por los principios generales, y en caso de que esté a cargo del acreedor, debe
emplazarse. Si hace caso omiso, el deudor puede practicarla, previa autorización judicial.

Elección.

El código emplea el vocablo individualizar, suficientemente comprensivo de elección, contar, pesar o medir. Es un
acto jurídico en el cual el otorgante realiza la individualización de la especie, concretando cuál es la cosa que deberá
entregarse en cumplimiento de la obligación de dar.
El principio favor debitoris justifica la facultad del deudor a practicar el acto de individualización, sin perjuicio de que
las partes pacten lo contrario. Es un acto unilateral, motivo por el cual no es necesario para su formación el concurso
de la voluntad de la otra parte, o de ambas.
El acto es no formal, y se prevé que la manifestación de voluntad sea expresa, oralmente o por escrito, mediante
signos inequívocos por la ejecución de un hecho material, o tácita, esto es cuando de un acto que no se encuentra
diseccionado inequívocamente a lo que aquí interesa pueda de todas maneras dar a conocer con certidumbre la
voluntad de su otorgante.

Cuando se entiende realizada la elección. Efectos.

Las partes pueden pactar un plazo cierto o incierto, o bien este surgir de la naturaleza y circunstancias de la
obligación, o será indeterminado propiamente dicho.
La constitución en mora de quien tiene a su cargo la individualización, se rige por las normas generales. Cuando la
elección corresponde al acreedor, el deudor debe emplazarse, y vencido el plazo de la intimación, es necesaria la
autorización judicial para que el deudor la practique.

ARTÍCULO 763.- Periodo anterior a la individualización. Antes de la individualización de la cosa debida, el caso
fortuito no libera al deudor. Después de hecha la elección, se aplican las reglas sobre la obligación de dar cosas
ciertas.

El principio que reza "el género nunca perece" queda claramente plasmado en la norma, y la división de aguas que
es el otorgamiento de la individualización. Hasta ese momento, los riesgos son a cargo del deudor, aún mediando
caso fortuito, sin perjuicio de que pueden existir situaciones de excepción que motiven soluciones diferentes.
Luego de la individualización, cesa el régimen intrínsecamente temporario de las obligaciones de género, para entrar
en vigencia el de las obligaciones de dar cosas ciertas, según cuál sea su finalidad.
Sin embargo, podrían presentarse situaciones en las que pese a que materialmente las cosas existan, hacerse de ella
resulte sumamente dificultoso, oneroso o incluso de imposible concreción.
Las dos primeras situaciones van de la mano, por ejemplo una epidemia que produce la muerte de un sin número de
animales en un vasto territorio, lo que trae aparejado para el deudor la necesidad de procurárselos efectuando
gestiones y erogaciones que razonablemente no debían quedar comprendidas en el marco de los deberes accesorios
de conducta su cargo. En tal caso puede aplicarse la precisión o adecuación del contrato.
También puede suceder que pese a que el género nunca perece, se torna virtualmente imposible para el deudor
hacerse la cosa debida. Por ejemplo, si por disposición de la autoridad se prohíbe su importación, yel elemento no se
produce en el país.

Obligaciones de hacer y de no hacer:

La obligación "de hacer". Definición legal.


ARTÍCULO 773.- Concepto. La obligación de hacer es aquella cuyo objeto consiste en la prestación de un servicio o
en la realización de un hecho, en el tiempo, lugar y modo acordados por las partes.

Toda obligación supone la realización de una conducta por parte del deudor. Este comportamiento puede consistir
en una acción, ya sea dar o hacer; o en una omisión, que sería no hacer.
Si bien existen aristas difusas, la diferenciación entre dar y hacer tiene bases ontológicas. Ambas son conductas
positivas, virtudes, acciones. En la obligación de dar la mirada y el interés están puestos fundamentalmente sobre la
entrega de la cosa. En las de hacer la cuestión reposa esencialmente en una actividad del hombre que puede o no
producir una cosa.
Las obligaciones de hacer, en la actualidad, tienen una importancia capital en la vida negocial. Erigiéndose como
figura de alto protagonismo en múltiples situaciones.
Pueden surgir tanto de la voluntad de las partes como de la ley. Por ello se justifica plenamente esta parte general, la
que regula, sin perjuicio de las disposiciones específicas, sobre todo en materia contractual. Estas normas son
también aplicables, supletoriamente, a deberes no obligacionales en los que se imponen conductas de hacer.
Prevé la norma que la prestación del servicio o la realización del hecho debe ser efectuada “en el tiempo, lugar y
modo acordado por las partes”. Por tiempo, debe entenderse el plazo fijado expresa o tácitamente por las partes
para el cumplimiento de la obligación.
El modo comprende todas las particularidades, ya sean sustanciales o circunstanciales de la ejecución, convenidas
por las partes.
En definitiva, el deudor debe cumplir la obligación en tiempo propio y en la forma en que las partes lo entendieron o
verosímilmente pudieron entenderlo obrando con diligencia y lealtad
Las circunstancias de modo, tiempo y lugar de cumplimiento no se rigen sólo por lo que las partes hayan dispuesto,
sino también por lo que establezcan las normas imperativas en ciertos casos y, en su caso, por lo que el juez
determine en los casos sometidos a su decisión.
Función de un servicio: ¿en que puede consistir el servicio?

ARTÍCULO 774.- Prestación de un servicio. La prestación de un servicio puede consistir:


en realizar cierta actividad, con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito. Las cláusulas que
comprometen a los buenos oficios, o a aplicar los mejores esfuerzos están comprendidas en este inciso;
en procurar al acreedor cierto resultado concreto, con independencia de su eficacia;
en procurar al acreedor el resultado eficaz prometido. La cláusula llave en mano o producto en mano está
comprendida en este inciso.
Si el resultado de la actividad del deudor consiste en una cosa, para su entrega se aplican las reglas de las
obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos reales.

Se distinguen claramente dos modalidades de la prestación de hacer: la prestación del servicio y la ejecución de un
hecho. En el plano contractual, ello se refleja en dos tipos diferenciados: el contrato de servicios y el contrato de
obra. Los conceptos se trasladan a esta parte general de las obligaciones de hacer.
El servicio es una actividad intangible, y en el punto de vista del receptor se agota con el consumo inicial y
desaparece. En cambio en la obra el resultado es reproducible de la actividad y susceptible de entrega, en donde se
combinan actividad y producido.
En los servicios la responsabilidad puede ser subjetiva u objetiva; según los alcances de la obligación del deudor. En
las obras sólo es objetivo.
Si de la actividad del deudor se produce una cosa, las cuestiones atinentes a su entrega y régimen jurídico se rigen
por las reglas de las obligaciones de dar, con el fin de constituir derechos reales.

Obligaciones de medios y resultados. Caracterización y responsabilidad.

La norma diferencia tres niveles distintos de los alcances del deber prestación al del deudor. En el artículo 1723 del
código se establece que cuando de las circunstancias de la obligación o de lo convenido por las partes, surge que el
deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva.
Lo dicho significa que en el caso del inciso A, la responsabilidad es subjetiva (obligación de medios, para quienes
aceptan la distinción), y únicamente es aplicable a los servicios, desde que en las obras se persigue el logro de un
resultado determinado.
En el caso del inciso B, el factor de atribución es objetivo (obligación de resultados) y se aplica sólo a los servicios. Es
que en el artículo 1252 del código se dispone que "si hay dudas sobre la calificación del contrato, se entiende que
hay contrato de servicios cuando la obligación de hacer consiste en realizar cierta actividad independiente de su
eficacia. Se considera que hay contrato de obra cuándo se promete un resultado eficaz, reproducible o susceptible
entrega"
El inciso C por tratarse, de resultado eficaz, es aplicable a las obras y su factor de atribución es objetivo (obligación
de resultado).
Las consecuencias en cada caso son claras: para determinar si hubo o no incumplimiento imputable, la prueba de la
diligencia no liberara al deudor en las obligaciones de resultado.
La relevancia del distingo entre obligaciones de medios y de resultados radica en la diversidad existente en el factor
de atribución, hecho que determina cuáles son las eximentes de responsabilidad a utilizar en cada caso.
En las primeras, el criterio legal de imputación es la culpa; y en las restantes, el factor de atribución es objetivo, de
modo que el responsable se libera demostrando la causa ajena, salvo disposición legal en contrario (arts. 1722 y
1723 CCyC).
Realización de un hecho.

ARTÍCULO 775.- Realización de un hecho. El obligado a realizar un hecho debe cumplirlo en tiempo y modo acordes
con la intención de las partes o con la índole de la obligación. Si lo hace de otra manera, la prestación se tiene por
incumplida, y el acreedor puede exigir la destrucción de lo mal hecho, siempre que tal exigencia no sea abusiva.

Cuando el deudor no cumple la obligación de acuerdo al plan de conducta establecido en la prestación; ingresa en la
situación de incumplimiento que puede o no serle atribuida, La mirada puede ser cuantitativa o cualitativa, y en el
ámbito de las obligaciones de hacer, por lo general los mayores conflictos se presentan en los aspectos cualitativos.

El acreedor cuenta con un importante arsenal jurídico para lograr la ejecución forzada y también puede activar los
mecanismos de resolución del contrato, cuando la obligación emerge de dicha fuente.
Cuando el bien producto de la actividad del deudor no se adecua a lo que era el plan de conducta, para las
obligaciones de hacer se otorga al acreedor una facultad particular: la posibilidad de solicitar la destrucción de lo mal
hecho. La cuestión depende de las circunstancias concretas que la situación presente; ya que en algunos casos
bastará al acreedor con rechazar la entrega. Pero en otras circunstancias puede exigir destrucción, siempre y cuando
no incurra en abuso del derecho. En caso de negativa deberá solicitarlo al juez, pues no puede proceder de propia
autoridad. La fórmula abierta de la norma permite la valoración de todas las circunstancias que rodean la situación,
para la adecuada protección y justo equilibrio de todos los intereses que pueden entrar en conflicto.

Ejecución forzada.

ARTÍCULO 777.- Ejecución forzada. El incumplimiento imputable de la prestación le da derecho al acreedor a:


exigir el cumplimiento específico;
hacerlo cumplir por terceros a costa del deudor;
reclamar los daños y perjuicios.

La ejecución forzada de la prestación supone aún la posibilidad de cumplimiento, su contrario se ubica en rl artículo
Para activar los mecanismos de la norma, el incumplimiento debe haber sido imputable al deudor, de su autoría,
antijurídico y en razón de un factor de atribución subjetivo u objetivo. Estas tres circunstancias deben concurrir ya
que de lo contrario no existirá incumplimiento imputable, y el deudor aun no se encontrará en mora, por lo que el
acreedor no podrá activar los instrumentos de la tutela satisfactoria del crédito.
La norma permite al acreedor optar, por dos variantes para lograr su satisfacción: el cumplimiento específico y el
cumplimiento por terceros, además puede reclamar el pago de los daños que ello le ocasiona.

Ejecución por terceros.

ARTÍCULO 776.- Incorporación de terceros. La prestación puede ser ejecutada por persona distinta del deudor, a no
ser que de la convención, de la naturaleza de la obligación o de las circunstancias resulte que éste fue elegido por
sus cualidades para realizarla personalmente. Esta elección se presume en los contratos que suponen una confianza
especial.

El acreedor no puede quedar atado a la voluntad del deudor, cuando el incumplimiento es imputable a este último.
Por tales razones, puede su elección obtener la satisfacción de su interés mediante el cumplimiento por un tercero
lo que deberá ser soportado económicamente por el deudor incumpliente.
Esta facultad debe efectuarse en el marco del ejercicio regular de los derechos. En principio debe ser autorizado por
el juez para concretarlo. Por otra parte en no pocos casos se impondrá la necesidad de intimar previamente al
deudor al cumplimiento, bajo apercibimiento de hacer cumplir la prestación por un tercero.

Obligación de no hacer.

ARTÍCULO 778.- Obligación de no hacer. Es aquella que tiene por objeto una abstención del deudor o tolerar una
actividad ajena. Su incumplimiento imputable permite reclamar la destrucción física de lo hecho, y los daños y
perjuicios.

Las obligaciones de no hacer son aquellas en las que el deudor deberá abstenerse de algo que de no existir el
derecho escritorio hubiera podido normalmente obra. Se manifiesta de dos maneras: en la privación en el ejercicio
de una conducta positiva, se ha de hacer o de dar, o en soportar una actividad ejecutada por el acreedor. Sin
perjuicio de ello, nada obsta que otros deberes de abstención no obligacionales, se les apliquen las reglas de las
obligaciones de no hacer.
Pueden tener fuente convencional o legal. Las normas de las obligaciones de hacer sean aplicables a las de no hacer,
en forma supletoria y adaptadas a la situación que se presenta.
El no hacer eso resultado. Por ende, el factor de atribución es objetivo. Rigen en su totalidad, las normas particulares
de las obligaciones de hacer, y la generales que disponen sobre el cumplimiento y el incumplimiento obligacional y
sus efectos.
Imposibilidad de cumplimiento.

Rigen en su totalidad las normas particulares de las obligaciones de hacer líneas generales que disponen sobre el
cumplimiento y el incumplimiento de obligación y sus efectos. Por tales razones se ha se acontece la imposibilidad
de cumplimiento.
Cuando el incumplimiento es imputable al deudor, se puede promover la ejecución forzada, en tanto en cuanto ello
sea materialmente posible, y el acreedor aún tenga interés en la inactividad del deudor. Los límites de la ejecución
forzada son los mismos que en las obligaciones de hacer. La destrucción de lo hecho si fuere posible, se rige también
por los mismos parámetros que los de la obligación de hacer, no debiendo ser abusiva o disfuncional.
Por último, en todos los casos en que el incumplimiento sea imputable, puede el acreedor solicitar los daños y
perjuicios ocasionados.

UNIDAD 8

1. OBLIGACIONES DE DAR DINERO

La economía y el derecho. Incumbencias sobre el dinero El dinero es objeto de consideración por la economía y por
el derecho. Si bien cada una de ellas lo estudia según su punto de vista, ambas se implican mutuamente, en el
sentido de que existe entre ellos un recíproco condicionamiento aunque no dependencia de una respecto de la otra.
Esta coincidencia se da por ejemplo cuando el Estado, mediante una ley, establece el valor de la moneda y lo hace
fundado en determinadas razones económicas; luego, si esas razones desaparecen, el Estado afrontará un problema
económico y si considera que puede superarlo mediante una devaluación, tomará esa decisión y dictará otra norma
que, directamente o por elipsis, dará un menor valor a la moneda, la que quedará así despreciada, devaluada. Sean
cuales sean los motivos con lo que se quiere justificar la devaluación, lo cierto es que la pérdida de valor de la
moneda produce un importante impacto en el campo jurídico.
Los problemas jurídicos que las decisiones de política económica referidas al dinero traen consigo son complejas. EI
principal problema consistirá en determinar en qué situación jurídica se encuentran los acreedores y deudores de
obligaciones "de dar sumas de dinero" frente a tales situaciones. Estos problemas deben resolverse según los
principios jurídicos, aunque sus soluciones no satisfagan los objetivos perseguidos por la economía política. Por eso
es exigible al jurista el máximo de prudencia para discriminar hasta donde llega el ámbito de dominio propio de la
economía y dónde el orden jurídico debe imperar restableciendo la equidad, la justicia conmutativa y el respeto por
los derechos esenciales.

Concepto de dinero. Importancia


Se puede definir como dinero "aquellas cosas fungibles que en el tráfico jurídico se entregan o reciben, no como lo
que físicamente son, sino como una fracción de una unidad ideal de moneda emitida y autorizada por el Estado ". El
dinero es el medio útil y necesario para facilitar el intercambio y distribución de bienes y servicios.
Es conocido por todos que en lo más diversos contratos el valor de los bienes o servicios que una parte debe dar o
prestar esos bienes o servicios por cierta cantidad de dinero, que la otra parte debe pagar como precio o
contraprestación. De ahí que el mayor problema jurídico que plantea el dinero es la alteración de su valor, que torna
imprecisa su función de medida de valor de los bienes objetos de intercambios.
En definitiva, a través del dinero el hombre construye, desarrolla, modifica y hasta destruye su vida social. Esta sería
su importancia.

Obligaciones de dar dinero (ver punto 3)


Desde el punto de vista jurídico, cuando el dinero es utilizado como objeto en una relación de obligación surge la
llamada obligación de dar una suma de dinero u obligación pecuniaria. Estas son aquellas que desde su origen tienen
por objeto la entrega de una suma de dinero, entendido éste como la moneda autorizada por el Estado. Cabe aclarar
que una cosa representativa de un valor, el objeto de la obligación pecuniaria es el valor que el dinero entregado
como precio representa. El dinero cumple realmente su función de tal, cuándo su valor se mantiene estable.
Caracteres del dinero

Es una cosa mueble.


Es representativa de un valor.
Es fungible, por cuanto cualquier billete o pieza metálica es intercambiable por otro de la misma especie siempre
que sea de igual valor.
Es consumible, porque una vez usado deja de existir para quien lo usa. Este carácter se asocia al gasto, es así que se
consume cuándo se gasta.
Es divisible, porqué puede ser fraccionado indefinidamente, aunque falten los billetes o piezas correspondientes a
las fracciones resultantes. Por ejemplo, es posible pactar que una cosa cuyo precio es de $10 se pagara en 3
cuotas de $3,33 cada una, aunque no exista un único billete o pieza metálica qué represente exactamente ese
valor.
El papel moneda es de curso legal; en el sentido de que su nominación y valor debe estar determinado por una ley
del Congreso y su circulación autorizada debe estar controlada por Estado. Tiene fuerza cancelatoria y es,
irrecusable, es decir que los particulares están obligados a entregar y recibir la moneda de curso legal, como
medio de pago.
El término de moneda de “curso legal” define la forma de pago aceptada como medio de cambio y forma legal
de cancelar las deudas definidas por ley.
El papel moneda es de curso forzoso, cuando es inconvertible, esto significa que el tenedor del dinero no puede
dirigirse al emisor y exigirle que, le dé el equivalente en metálico o en la divisa (por ejemplo el dólar) que sirve
de respaldo a ese dinero. El dinero inconvertible debe, forzosamente, circular.

Funciones del dinero.


Según la teoría jurídica tradicional, el papel moneda dinero cumple tres funciones esenciales:
Es medida del valor de los bienes o servicios; ya que permite que el valor de los bienes o servicios se exprese en
determinado número de unidades monetarias. Es en este sentido que el dinero sirve como patrón que mide el
valor de los bienes.
Es un instrumento de cambio. Se dice que la utilidad específica del dinero es servir como instrumento de intercambio
y como portador de opciones. Su aceptación por la comunidad lo convierte en el medio apto para facilitar los
intercambios.
Es un medio de pagos en razón del poder cancelatorio que le confiere el Estado al dotarlo de curso legal y forzoso.

Reseña histórica de la moneda

a) Del trueque a la aparición de la moneda.


Cuando el hombre primitivo comenzó a agruparse en comunidades más o menos pobladas, recurrió para satisfacer
sus necesidades elementales al trueque o cambio de cosa por cosa. Esta simple combinación económica (permuta o
trueque), se nos presenta como el contrato de cambio más antiguo de la historia. La permuta pronto mostró sus
limitaciones. Para superar esas dificultades, apareció la moneda, para facilitar el intercambio. Así, se tomaron el
hierro, la plata u otra sustancia similar; cuya dimensión y peso se fijaron, luego se las marco con un sello particular,
que es signo de valor.

b) De la moneda metálica a la moneda de papel.


El volumen de la moneda metálica en circulación comenzó a aumentar considerablemente después de la Revolución
Industrial. Debido a los riesgos, inherentes al uso de metales y a dificultades en el transporte, empezaron a surgir
serias complicaciones lo que dio lugar al florecimiento de casas de custodia y depósito, los cuales operaban de esta
manera: el depositante dejaba allí su oro para resguardo y se le daba un certificado, luego, cuando necesitaba el
metal, tenía que presentar el certificado, pagar una pequeña suma por la custodia y el oro le era restituido Este
proceso terminó cuando los certificados de depósito dejaron de ser nominativos y las casas de depósito comenzaron
a emitirlos al portador. El público puesto que confiaba en el total respaldo de los certificados, comenzó a hacerlos
circular y ante su aceptación, cobro forma un nuevo instrumento monetario: la moneda de papel, que contaba con
pleno respaldo porque el valor total de los certificados en circulación era igual al valor total del metálico depositado.

c) De la moneda de papel al papel moneda.


Generalizado el uso de la moneda papel, pronto se advirtió que la cantidad de oro que debía permanecer guardada
como respaldo para garantizar los retiros de los depósitos no debía ser necesariamente igual al total de los
certificados en circulación, puesto que nunca ocurría que todos los depositantes fueran al mismo tiempo a retirar el
oro y además si bien se realizaban retiros, también se registraban nuevos depósitos. A partir de entonces, las casas
de depósito se convirtieron en casas bancarias, comenzaron a otorgar créditos, dentro de ciertos límites,
extendiendo certificados o notas bancarias a personas que no habían depositado el metal. Las personas a quienes se
entregaban estos documentos, se convertían en portadores de papeles que podían ser canjeados por la cantidad de
metal que en ellos se mencionaba mediante su presentación ante la entidad emisora. Nació así el papel moneda o
moneda fiduciaria, nombre que indica su aceptación, se fundaba en la confianza que los ciudadanos tenían en que
las casas emisoras tenían el metálico suficiente para responder por esos papeles emitidos sin previo depósito.

d) La moneda de curso legal y forzoso.


El sistema de la moneda fiduciaria funcionó aceptablemente hasta que se incurrió en emisiones excesivas. Cuando el
valor representado en los papeles bancarios en circulación pasó a ser notablemente mayor que el valor del metálico
depositado, desapareció la plena garantía de convertibilidad, es decir de cambiar aquellos papeles por metal.
Sumado al uso imprudente de las emisiones, generó incertidumbre en la población que corrió a los bancos a retirar
sus depósitos en oro y ante la imposibilidad de atender todos los reclamos, se produjo el derrumbe del sistema, con
cierres y quiebras de bancos. El Estado decidió reglamentar la emisión de papel moneda, creando con ese fin una
entidad oficial, llamada en casi todos los países Banco Central, controlada por el Estado. Al comienzo, las emisiones
del Banco Central tuvieron respaldo metálico, luego dejaron de tener ese respaldo y pasaron a tener un valor
garantizado por el propio Estado mediante una ley específica funcionando por esa razón como papel moneda de
curso legal, al mismo tiempo el Estado decidió que esta fuera inconvertible, es decir no canjeable por metálico, razón
por la cual se le asigno curso forzoso, y así se llegó al papel moneda que hoy se conoce.

Clases de monedas

Moneda metálica. Es la acuñada en metales nobles (oro, plata u otro). Tiene un valor intrínseco es decir, vale por sí
misma según el valor del metal en que está hecha. En rigor, vale un poco menos porque nunca el metal empleado es
puro sino que contiene otros elementos necesarios para la aleación. En la actualidad esta moneda tiene escasa
circulación. Cuando dejo de ser usada como moneda circulante, paso a cumplir la función de respaldar a la moneda
papel.

Moneda de papel. En su origen, fue un certificado de depósito eh donde constaba que su titular tenía una
determinada cantidad de metal a su disposición que podía retirar con la sola presentación de ese papel. Luego pasó
a ser un billete cuyo ente emisor garantizaba al portador conversión por la cantidad de oro, plata o de metales al que
se refiriese el billete. Tratándose de una moneda con pleno respaldo metálico, es convertible, en oro, plata, etc.,
según el metal que la respalde.

Moneda fiduciaria. Cuando los agentes emisores de moneda papel comenzaron a emitir papeles sin respaldo, esos
papeles pasaron a ser moneda fiduciaria, ya que su aceptación se generalizó en razón de que los ciudadanos
confiaban en que podían ser convertidos en metálico. Esta moneda constituyó un puente entre la moneda papel y el
papel moneda.

Papel moneda. Es el billete emitido por el Estado, sin respaldo metálico y por ende; inconvertible. El Estado garantiza
el valor que le atribuye al billete; dándole poder cancelatorio de las deudas de dinero, es por eso que tiene curso
legal y forzoso.

Moneda escritural, giral, bancaria. Al papel moneda y a las monedas metálicas en poder de los particulares se los
denomina efectivo. A los papeles bancarios, cheques y letras de cambio, existentes en los bancos se los conoce como
moneda bancaria o escritural. Si bien estos papeles no constituyen dinero cumplen una importante función
facilitando el intercambio y las transacciones.

Cuasi moneda: A este concepto se llega considerando la importancia que tienen determinados "activos financieros"
de alta liquidez, como son los capitales que se forman con depósitos de dinero efectuados por los particulares en
bancos y entidades financieras, tales como los depósitos a plazo fijo, en cajas de ahorro, etc. Estos activos son de alta
liquidez en el sentido de que el tenedor de un certificado de depósito de esta clase puede convertirlo en moneda
con bajo costo y por lo general sin pérdida de valor.

Síntesis del sistema monetario argentino

Una versión diacrónica de nuestro régimen monetario, con referencia a las monedas de los argentinos desde fines
del siglo XIX hasta el presente, podría sintetizarse así:
En 1881 se dictó la ley 1.130 que creó un sistema monetario bimetalista, ordenando la emisión como moneda
metálica del peso de oro y del peso de plata.
En 1885 se dictó la ley 1.734 que decretó la incovertibilidad de la moneda, con esta ley los billetes circulantes se
hicieron de curso legal y forzoso. Desde entonces existieron dos especies de moneda de curso peso oro de la Ley
1.130 y el peso moneda nacional, inconvertible de la Ley 1.734.
Por efecto de la inflación, el peso moneda nacional se despreció a tal punto que en 1970 se dictó la ley 18.188,
por la que se creó el "peso ley 18.188" que reemplazó al peso moneda nacional a una paridad:
1 peso ley 18.188 = 100 pesos moneda nacional.
4) El peso ley también se depreció y fue reemplazado a partir de 1983 por el “peso argentino”. Así:
1 peso argentino = 10 mil pesos ley 18.188.
5) El peso argentino subsistió hasta 1985 año en que fue reemplazado por el austral a una paridad:
1 austral = 1.000 pesos argentinos.
En 1991 entró a regir la ley 23.928 que declaró la convertibilidad del austral con el dólar norteamericano a una
paridad: 1 dólar = 10.000 australes. Luego, el austral convertible fue reemplazado por el peso convertible a una
paridad: 10.000 australes = 1 peso. A partir de entonces el peso circulo como moneda convertible con el dólar
norteamericano a una paridad de: 1 peso = 1 dólar.
La convertibilidad del peso a la paridad uno a uno con el dólar subsistió hasta 2002 en que entró en vigencia la ley
25.561 que declaro la inconvertibilidad del peso, para permitir la emisión monetaria sin depender de la
existencia de reservas en dólares.

Régimen monetario a través de tres periodos:

Periodo anterior a la convertibilidad: a) salvo el peso oro de la ley 1.130, nuestra moneda fue papel moneda
inconvertible de curso legal y forzoso; b) esa moneda estuvo regida por el nominalismo, aunque durante las
décadas de los 70 y 80 fue reemplazado por el valorismo; c) la obligación en moneda extranjera era considerada
como obligación de dar cantidad de cosas ciertas.
Periodo en que rigió la Ley de Convertibilidad: entro en vigencia el 1 de abril de 1991. En este periodo se
constataba que: a) el austral; luego reemplazado por el peso, era moneda de curso legal y convertible con el
dólar, a la paridad un peso = un dólar; b) esa moneda estuvo sometida a un nominalismo rígido, se prohibió el
uso de mecanismos indexatorios o de cláusulas de actualización; c) la moneda extranjera fue considerada como
obligación de dar dinero (ver sobre obligación en moneda extranjera).
La legislación de emergencia de 2002: a) se decretó la inconvertibilidad del peso, con lo cual esté vuelve a ser
moneda de curso legal y forzoso no convertible; b) se pretende mantener el principio nominalista, pero con
carácter flexible; c) las obligaciones en dólares contraídas, con anterioridad a la ley 25.561 fueron pesificadas a la
paridad 1 peso = 1 dólar o 1 dólar = 1,40 pesos.

La inflación y el papel moneda. ¿Qué es la inflación?

Con la palabra "inflación" se designa el fenómeno que tiene lugar cuando se deprecia el valor del papel moneda,
depreciación que se traduce en la pérdida de su poder adquisitivo. El asunto suele ser explicado en los siguientes
términos: en toda economía regularmente organizada, la cantidad de papel moneda circulante; más los depósitos
existentes en bancos y entidades financieras, debe guardar equivalencia con el volumen total de los bienes y
servicios que se ofrecen en el mercado. Cuando esa equivalencia se rompe, se producen importantes distorsiones en
el valor de la moneda y en los precios. En ese marco, se puede decir que hay inflación cuando se incrementa la
cantidad de papel moneda en circulación o en depósitos bancarios superando el volumen de los bienes existentes, con
lo cual la cantidad de circulante excede las necesidades normales del comercio.
La inflación es uno de los fenómenos económicos más antiguos y polémicos, la expansión de los medios de pago se
produce por la decisión del gobierno de incrementar la emisión de papel moneda. Ese aumento de la cantidad de
papel moneda en circulación, cuando no va acompañado de un aumento equivalente o proporcional del volumen de
los bienes existentes, tiene inevitables efectos inflacionarios. Se ha señalado que una de las causas principales por
las que se decide aumentar la emisión del dinero es la necesidad de cubrir el déficit presupuestario del Estado
provocado por diversas causas, que van desde la realización de fuertes inversiones hasta la irresponsable
administración de los fondos públicos.

Clases dé inflación
No todos los procesos inflacionarios tienen la misma intensidad y se desarrollan de la misma manera. Así, la historia
registra:
Inflaciones moderadas: caracterizadas porque la pérdida del valor de la moneda es mínima incluso en algunos llega a
ser casi imperceptible.
Inflación galopante: caracterizadas por una importante y sostenida variación en alza del nivel general de los precios.
Es la forma de inflación más frecuente y perniciosa ya que se extiende durante largo tiempo, desquiciando el dinero
como medida de valor y como medio de pago.
Hiperinflaciones: caracterizadas por el estallido de los precios que llegan a niveles inalcanzables en breves lapsos.
Destruye las bases de la organización económica, porque prácticamente hace desaparecer la moneda como
instrumento de cambio tornando forzoso el retorno al trueque.

Efectos económicos de la inflación

La inflación produce el crecimiento generalizado de los precios, con la disminución o pérdida del poder adquisitivo
del papel moneda. Esto es una consecuencia que padecen con rigor todas aquellas personas que viven de un
ingreso fijo; ya que por lo general los sueldos o salarios se mantienen sin incrementos, pese a la persistente alza
de los precios.
Otro de las consecuencias es el profundo trastorno que acaece en el mercado de créditos y el sistema financiero. Los
procesos inflacionarios tienden a hacer desaparecer el crédito al consumo con el consiguiente efecto recesivo.
Se ven afectadas las inversiones y en general los procesos de producción de bienes; al caer la inversión y la producción, se
acentúa la disminución del empleo.

Efectos jurídicos de la inflación

La inflación afecta la relación de obligación, al quebrar el equilibrio patrimonial que debe existir entre acreedor y
deudor. La distorsión favorece siempre a uno y perjudica a otro. Es una fuente constante de injusticia. Es así que
desde el punto de vista del derecho, se combate la inflación procurando el restablecimiento del equilibrio
patrimonial perdido. Es por eso que la tarea consiste en encontrar los instrumentos jurídicos que sean eficientes
para alcanzar ese objetivo.
Perjuicio para el acreedor: Cuando la inflación irrumpe como hecho extraordinario e imprevisible, dejando atrás un
periodo en que el valor de la moneda se ha mantenido más o menos estable, el directo perjudicado es el acreedor.
Es así que si, por ejemplo, después de haber pactado un contrato bajo un régimen de moneda estable se produce,
una devaluación del 60%, el acreedor que esperaba recibir $1000 de la moneda estable si se lo obliga a recibir esos
$1000 sin actualización estará recibiendo, en realidad, apenas $400 en razón de la pérdida del poder adquisitivo
provocada por la devaluación.
Una vez iniciada la inflación, los nuevos acreedores seguramente pactaran cláusulas que les permitirán actualizar
periódicamente sus créditos y quedar así a salvo de los efectos de la depreciación de la moneda. Sin embargo no a
todos los acreedores se le es posible la actualización, ya que aquí en Argentina se mantiene vigente la prohibición de
actualizar deudas de dinero.
Perjuicio para el deudor: Cuando el inflacionario se torna crónico, los acreedores buscan resguardar el valor de sus
créditos recurriendo a cláusulas de ajuste o mecanismo de indexación mediante los cuales se revaloriza
periódicamente el monto de los créditos. Sin embargo el uso y abuso de estos mecanismos ha provocado verdaderas
situaciones de despojo respecto de los deudores. Obligados a pagar precios que superan ampliamente el valor real
de la cosa objeto del contrato. A tal punto llego el abuso de estos mecanismos en la Argentina en la década del 80
que fue necesario el dictado de la ley 24.283, llamada "Ley de desindexacion" cuyas normas tenían por objeto
“limitar” los excesos de la indexación.

TEORÍAS SOBRE EL VALOR DE LA MONEDA

Metalismo o teoría del valor metálico: según la cual el valor de la moneda es el del metal en que está acuñada, por lo
tanto su valor estará determinado por la cantidad de oro o plata que contempla. Esta teoría sólo es eficaz en un
sistema cuya moneda fuese de metal, sistema que ha desaparecido del mundo.
Nominalismo, o teoría del valor nominal: según la cual el valor de la moneda es el que le atribuye el Estado.
Valorismo o teoría del Valor de cambio o corriente: según la cual el valor de la moneda es el que resulta del precio
que la moneda tiene en el mercado, medido en función del valor de los bienes. Hay que distinguir valor interior que
es el poder adquisitivo que la moneda tiene dentro del país, y valor exterior, que es la cotización de la moneda
nacional con respecto a las monedas extranjeras.

El nominalismo. Definición.
Se llama nominalismo al sistema monetario en el cual una obligación de dinero se paga entregando la misma
cantidad o suma que se encuentra consignada en el título cono debida aunque la moneda que se entregue haya
sufrido variaciones en su valor o haya perdido poder adquisitivo. Para el nominalismo, el valor de la moneda está
determinado por el Estado se trata por lo tanto de un valor legal; siempre constante e igual a sí mismo. Le permite,
entonces al deudor liberarse pagando una suma numéricamente igual a la que se obligo aunque económicamente su
valor sea inferior.

El principio nominalista: un peso vale siempre un peso porque pará este sistema el valor de la moneda es el que
expresa la cifra o número inscrito en la moneda o billete.

Fundamentos del nominalismo

La prerrogativa que tiene el Estado para crear, por ley el signo monerario y atribuirle un valor determinado. En
nuestro derecho esa potestad estatal está consagrada en el artículo 75 inciso 6 de la Constitución Nacional.
La voluntad de las partes. Se sostiene que si las partes han contratado sobre la base del valor nominal del dinero. Es
decir, cuando en el contrato se estipula pagar 100, se deben pagar 100.
El principal y más importante argumento que invoca el nominalismo es la seguridad física. Se afirma que la seguridad
se veía constantemente amenazada si el deudor concreto desconoce qué cantidad de dinero deberá pagar.
En definitiva, de los dos valores fundamentales en que se polariza el derecho: justicia y seguridad; el nominalismo
prefiere a la seguridad.

Valorismo: es una respuesta de oposición al nominalismo. Se sustenta en que el objeto de la obligación dineraria
esta dado no por una suma nominal de moneda, sino por el valor real de esa moneda, que es el que tiene en el
mercado en función de su poder adquisitivo. Este sistema lo que busca es garantizar que el acreedor reciba, en el
momento del pago, una cantidad de dinero que sea suficiente para adquirir la misma cantidad de cosas que habría
podido adquirir con el importe nominal que el crédito tenia al momento en que nació la obligación.
En el plano axiológico, el valorismo afirma darle prioridad a la justicia, antes que a la seguridad que dice resguardar
el nominalismo.

Los sistemas indexactorios.

Con la palabra indexación se puede designar la acción y el efecto de corregir o reajustar los números de una
obligación dineraria con el objeto de que éstos una vez reajustados representen el mismo valor que antes se
expresaba con un número menor.
Los procedimientos indexatorios, fueron utilizados por los jueces para corregir el nominalismo que, en épocas de
inflación; afectaba a las obligaciones de dinero. Al, comienzo estos procedimientos no se aplicaban a las deudas
dinerarias cuyo cumplimiento se verificaba en término, eran utilizados únicamente para reajustar aquellas deudas en
las que el deudor se encontraba en mora. Así se asociaba la idea de indexación a la de indemnización por el daño
que le causaba al acreedor la pérdida del poder adquisitivo del dinero, como consecuencia de la mora en el pago. Sin
embargo, ante la persistencia de la inflación, se dijo que la indexación era procedente en toda clase de deuda
dineraria, estuviera o no en mora el deudor. Es así que la indexación dejó de ser considerada como una
indemnización, y se dijo que ella era simplemente la expresión del valor del dinero en números distintos. Llegó un
momento en que toda obligación de dinero era sometida a distintos procedimientos de manera que mes a mes, él
deudor debía pagar una suma cada vez mayor.

El Sistema en el código civil derogado y en la ley de convertibilidad.

El sistema nominalista ha quedado consagrado en nuestro derecho positivo. El código derogado establecía en su art.
619 que "Si la obligación del deudor fuese de entregar una suma de determinada especie o calidad de moneda
corriente nacional, cumple la obligación dando la especie designada, u otra especie de moneda nacional al cambio
que corra en el lugar el día del vencimiento de la obligación". El nominalismo, en esta versión, subsistió desde la
entrada de vigencia del Código Civil en 1871, hasta abril de 1991, en que entro a regir la Ley de Convertibilidad
23.928. Dicha Ley modifico el art. 619 el cual quedo redactado de esta manera: "Si la obligación del deudor fuese de
entregar una suma de determinada especie o calidad de moneda, cumple la obligación dando la especie designada,
el día de su vencimiento". Como vemos, la Ley suprimió toda referencia a la moneda corriente nacional, pero
confirmo él principio según el cual una obligación de pagar cierta cantidad de dinero, se cancela pagando esa misma
cantidad de dinero (nominalismo).
La ley 25.561 que entro a regir el 6 de enero de 2002, dejo vigente el art. 619 con la intención de mantener el
nominalismo procurando preservar cierta estabilidad, pese a la fuerte devaluación operada.

LA CUESTIÓN EN EL CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN. La

definición legal de obligaciones de dar dinero:

ARTÍCULO 765.- Concepto. La obligación es de dar dinero si el deudor debe cierta cantidad de moneda, determinada
o determinable, al momento de constitución de la obligación. Si por el acto por el que se ha constituido la obligación,
se estipuló dar moneda que no sea de curso legal en la República, la obligación debe considerarse como de dar
cantidades de cosas y el deudor puede liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal.

ARTÍCULO 766.- Obligación del deudor. El deudor debe entregar la cantidad correspondiente de la especie
designada.

Las obligaciones dinerarias son aquellas cuyo objeto es la entrega de una suma de dinero, El dinero es lo debido y
es el modo de pago. Por ello se dice que el dinero esta in obligationi y además esta in solutione, ello significa que
desde el origen de la obligación, se debe dinero y solo se cumplirá si se paga dinero. Y ello porque rige el principio
nominalista, con la consiguiente prohibición de las cláusulas de estabilización (ley 23.928). En supuestos de inflación
o deterioro monetario, se recurrirá a las obligaciones de valor, o a los intereses impuros (que contemplan la
compensación del uso del dinero más el deterioro monetario) o a las obligaciones en moneda extranjera.

OBLIGACIÓN EN MONEDA EXTRANJERA: En cuanto a la moneda extranjera, cabe decir que no es dinero en nuestro
país y carece, por ende, de curso legal. Ello quiere decir que la única moneda que tiene aptitud para ser impuesta
como medio de pago es el peso y no el dólar; el único medio de pago con poder cancelatorio es el peso. Pero nada
impide que la moneda extranjera sea impuesta por una obligación, porque las partes utilizan la divisa extranjera
como medio de pago y le dan una función dineraria a una cosa que no es dinero.

Código Civil: La obligación de dar moneda nacional se regía por el artículo 619 del Código derogado. El art 617
establecía también que "Si por el acto por el que se ha constituido la obligación, se hubiera estipulado dar moneda
que no sea de curso legal en la República, la obligación debe considerarse como de dar cantidades de cosas". Aquí; la
obligación de dar moneda extranjera no era considerada como de dar dinero, sino como de dar cantidades de cosas.

Ley de Convertibilidad 23.928: dicha Ley modifico el art. 617 él cual quedo redacto así: "Si por el acto por el cual se
ha constituido la obligación, se hubiere estipulado dar moneda que no sea de curso legal en la República, la
obligación debe ser considerada como de dar sumas de dinero". Aquí, la obligación de dar moneda extranjera dejo
de ser considera como de dar cantidades de cosas v pasó a ser considerada conto de dar dinero. La principal
consecuencia que derivo de esta reforma fue la supresión del derecho de conversión que se le reconocía al deudor.

Derecho de conversión: en virtud de este derecho, el deudor de moneda extranjera podía desobligarse pagando el
equivalente en moneda nacional, al cambio existente el día del pago. La ley de Convertibilidad lo suprimió
estableciendo que el deudor de moneda extranjera cumple la obligación dando la especie designada, el día de su
vencimiento.

La legislación de emergencia de enero de 2002: decidió mantener la redacción que la Ley de Convertibilidad le dio, al
art 617 por lo que la obligación de dar moneda extranjera se consideraba como de dar dinero.

Los fundamentos de la redacción original del Anteproyecto disponían: "Art. 765. Concepto. La obligación es de dar
dinero si el deudor debe cierta cantidad de determinada o determinable al momento de constitución de la
obligación. Si por el acto por el que se ha constituido la obligación, se estipula dar moneda que no sea de curso legal
en la República, la obligación debe considerarse cómo de dar sumas de dinero”. “Art. 766. Obligación del deudor. El
deudor debe entregar la cantidad correspondiente de la especie designada; tanto si la moneda tiene curso legal en la
República como si no lo tiene".
En el Anteproyecto se continúo con el régimen de la convertibilidad, considerando el nominalismo para las
obligaciones de dar dinero, y el carácter dinerario para la moneda extranjera.
El Código Civil y Comercial: El Anteproyecto fue modificado por el Poder Ejecutivo y quedo como actualmente están
redactados los artículos 765 y 766. A raíz de los nuevos artículos, la moneda extranjera no tiene carácter dinerario
cómo lo preveía la Ley de Convertibilidad 23.928 y el anteproyecto del Código. Por el contrario es una cosa no
dineraria y por lo tanto si la obligación se pacta en moneda extranjera es considerada como de dar cantidades de
cosas (art. 765). Cabe destacar que la obligación en moneda extranjera no está prohibida, sino que puede ser usada
como lo prevé el código en numerosos supuestos.
Sin embargó la obligación, que tiene por objeto una prestación conforme con el régimen del Código, la regla es que
el deudor tiene la opción de liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal. Esta regla tiene las siguientes
excepciones:
Que las partes hayan pactado expresamente el pago en moneda extranjera y la renuncia a la opción.
Que esté previsto expresamente otra solución (ej.: contratos bancarios).
Cabe resaltar que hay una contradicción, ya que si bien el art. 765 establece que el deudor se libera pagando en
moneda de curso legal y el art 766 establece que se debe entregar la cantidad de la especie designada; sin embargo
podemos decir que a la luz de que el legislador adopta un criterio diverso para con las obligaciones en moneda
extranjera pactadas en los diferentes contratos nominados que están vinculados al crédito monetario, no habría
inconvenientes en que las partes, en uso de la autonomía de la voluntad pacten, como dice el art 766, que el deudor
debe entregar la cantidad correspondiente de la especie designada.
Las reglas que se adoptaron por la doctrina y la jurisprudencia generalizadas fueron:
El deudor puede pagar en moneda extranjera o mediante el equivalente en moneda nacional;
En los contratos que producían sus efectos fuera del territorio nacional, había que cumplir en la moneda extranjera
sin opción alguna;
C) En los contratos en que el uso de la moneda extranjera era considerado esencial, debía entregarse esa moneda-
mercancía sin opción.

Los usos de la moneda extranjera. Las partes pueden usar la divisa extranjera dándole dos sentidos diferentes:
Según que la moneda extranjera se haya introducido en el contrato como medio estabilizador de la prestación
dineraria debida, aquí hablamos de la utilización de la moneda como cláusula de actualización. En este caso, las
partes utilizan la divisa extranjera como moneda de cuenta, es decir, para contar, para medir el objeto de la
obligación cuando la moneda nacional sé devalúa. Se trata de una cláusula de actualización prohibida por la
legislación vigente. Sin embargo, como no está prohibida la obligación de dar sumas de dinero en dólares,
bastará que se pacte en esa moneda para dar a la moneda extranjera una función de estabilidad monetaria.
Según que la moneda extranjera sea cabalmente el objeto contractual o prestación debida, aquí hablamos del uso
esencial de la moneda. En efecto, las partes pueden referirse a la moneda extranjera como objeto de la
prestación debida, siendo el cumplimiento in natura esencial al contrato celebrado; si se diera otra cosa se
desnaturalizaría. Aquí la intención de las partes es que se restituya la moneda extranjera y no otra cosa
diferente.

4. INTERESES

Concepto económico: Los economistas suelen decir que el interés es la "retribución del capital". Por capital debe
entenderse no solo el dinero en sí mismo, sino todo aquello capaz de producir bienes o prestar servicios como una
maquina cosechadora o aparatos para un gimnasio, etc. La utilidad o ganancia que ese capital puesto a producir
debe reportar, sea que consista en dinero o en otros bienes, es "interés".
Concepto jurídico: Es la cantidad de dinero o de otras cosas fungibles que el acreedor puede exigir al deudor de un
capital (dinero u otras cosas consumibles o fungibles), como compensación o indemnización y en proporción al valor
adecuado y al tiempo en el que el acreedor se vio privado de ese capital.
Cabe destacar de nuevo que el interés no solo consiste en dinero, sino también en cosas.

Caracteres:

Accesoriedad: Son accesorios del capital que se adeuda, de allí que por aplicación de la regla de la accesoriedad, se
tiene, estas consecuencias:
El pago de intereses implica el reconocimiento de adeudar el capital;
Si el acreedor recibe el capital sin reserva de cobrar los accesorios, queda extinguida la obligación de pagar
intereses.
Proporcionalidad: Deben guardar, siempre razonable proporción con el capital y con el tiempo en que el acreedor se
ve privado de él.
Periodicidad: Se miden y se computan, siempre por periodos.
Distintas especies:

Intereses compensatorios. Concepto.

ARTÍCULO 767.- Intereses compensatorios. La obligación puede llevar intereses y son válidos los que se han
convenido entre el deudor y el acreedor, como también la tasa fijada para su liquidación. Si no fue acordada por las
partes, ni por las leyes, ni resulta de los usos, la tasa de interés compensatorio puede ser fijada por los jueces.

El interés compensatorio o lucrativo es el que se paga por tener un capital dinerario que, o no es propio (porque nos
ha sido prestado), o debe ser entregado a otra persona (porque se lo debemos por imperio de la ley), y ello con
independencia de la existencia de mora del deudor, es decir que no está relacionado con el incumplimiento de la
obligación ni con la culpa o dolo del deudor. En suma, se lo debe por utilizar un capital ajeno.

Régimen. Forma de determinar la tasa: Como regla general los intereses compensatorios no se deben, salvo pacto
de partes o cuando la ley los establece en situaciones especiales.
Así las partes están facultadas para fijar la tasa de interés compensatorio, siempre teniendo en cuenta los límites
impuestos por la buena fe y el ejercicio regular de los derechos. Puede surgir también de la ley, o de los usos y
costumbres. Si resulta excesiva, rige lo establecido en el artículo 771 del Código.

Intereses moratorios. Concepto.

ARTÍCULO 768.- Intereses moratorios. A partir de su mora el deudor debe los intereses correspondientes. La tasa se
determina:
por lo que acuerden las partes;
por lo que dispongan las leyes especiales;
en subsidio, por tasas que se fijen según las reglamentaciones del Banco Central.

Los intereses por mora pueden ser o bien moratorios, o bien punitorios. Ambos se devengan cuando el deudor
ingresa en estado moratorio, es decir por no haber cumplido en tiempo su obligación. Pero aun compartiendo este
origen común, tienen una diferencia esencial: el interés moratorio constituye exclusivamente la indemnización por el
retardo injustificado en el cumplimiento de la obligación dineraria; en tanto que el interés punitorio representa algo
más, tiene un componente punitivo, de sanción que pesa sobre el deudor por no haber cumplido.

Régimen: La tasa de interés moratorio puede ser fijada:


Por acuerdo de partes. Aunque por lo general el interés por mora emanado de acuerdo de partes es el punitorio,
de todas maneras podría pactarse una tasa de interés moratorio, esto es sin el plus de sanción que es de la
esencia del interés punitorio.
Las leyes especiales también pueden fijar la tasa, y las partes podrán establecer una diferente, en tanto la norma
no sea de orden público.
Con respecto al tercer ítem se innova. En el artículo 622 del código derogado, en defecto del pacto de las partes
o de una disposición de la ley, es él juez quien debía establecerla. Ahora en el CCC tal supuesto, lo hace el
Banco Central de la República Argentina.
Intereses punitorios. Concepto. Régimen de la clausula penal.

ARTÍCULO 769.- Intereses punitorios. Los intereses punitorios convencionales se rigen por las normas que regulan la
cláusula penal.

Los intereses punitorios, no se agotan exclusivamente en el resarcimiento del daño derivado de la mora, sino que
además tienen un componente de sanción: castigar el incumplimiento. Ello debe quedar reflejado en su tasa, que
necesariamente ha de ser mayor a la del interés moratorio, Suele existir una tendencia a señalar que este interés es,
el moratorio pactado, lo cual no es del todo acertado. Es que el interés moratorio no nace de acuerdo alguno, sino
que se aplica por imperio de la ley.
Cuando su origen es voluntario se aplican las normas de la cláusula penal. En el caso de existencia de un daño
distinto al interés punitorio, rige el principio de inmutabilidad relativa propio de la “cláusula penal”.
TASAS. Concepto: Con la palabra tasa se hace referencia al porcentaje de capital que, según una determinada unidad
de tiempo debe pagarse en concepto de interés. Según quien sea el que impone las tasas, esta puede ser,
convencional, legal o judicial.

Tasas activa y pasiva: la tasa de interés pasiva es la qué los bancos o entidades financieras pagan a sus clientes por la
captación de depósitos o ahorros; se llama pasiva; porque el banco es, en éste caso el deudor. La tasa de interés
activa es la que los bancos o entidades financieras cobran a sus clientes por los prestamos que les otorgan, se llama
activa, porque el banco es en este caso, el acreedor. La diferencia entre la tasa activa y la pasiva se llama SPREAD,
que es la ganancia o utilidad del banco por su actividad de intermediación.

Tasas positiva y negativa: se llama tasa de interés positiva a aquella que supera la tasa de inflación, por ejemplo si la
inflación es del 30,4% anual, una tasa establecida en el 37% anual, será positiva. Por el contrario, la tasa de interés
negativa es cuando es inferior a la tasa de inflación.

Tasas nominal y real: la tasa es nominal cuando la suma de intereses se expresa en una cantidad determinada de
dinero. La tasa es real cuando la cantidad de intereses a percibir no se expresa en una suma determinada, sino a
determinar en el momento del pago y de acuerdo con el rendimiento del capital medido en función del valor de
determinados bienes o servicios.

Tasa simple e interés compuesto: La tasa de interés es simple cuando el capital al que se aplica se mantiene
invariable desde el inicio de la operación, es decir los intereses que se van devengando periódicamente no se
capitalizan. En la tasa de interés compuesto en cambio, los intereses se van capitalizando a los períodos previos, de
manera que el capital al que se le aplica la tasa crece en la misma proporción que el monto de intereses que se le
suma.

Tasa de interés anticipado y tasa de interés vencido. Existe consenso en que el interés anticipado, es el que se cobra
al inicio de la operación o al celebrarse un contrato, por eso se los llama también descuento. El interés vencido, en
cambio es aquel que debe ser pagado o, en su caso capitalizado a la finalización de un periodo determinado e incluso
a la finalización del contrato.

Tasa de interés fijo y tasa variable. Se dice que el interés es fijo, cuando la tasa aplicable se mantiene inmutable
desde el inicio hasta la finalización de la operación. La tasa es en cambio es variable cuando para su determinación es
necesario remitirse a otras tasas o cuando se haya pactado que para fijar la tasa se tendrá en cuenta la evolución
periódica de la tasa de interés de plaza. Será legítima solo cuando sea establecida de acuerdo con "pautas objetivas
de mercado" y no cuando sea él producto de la sola voluntad del acreedor.

Tasa de interés directo y sobre saldos: Dado un préstamo que debe ser restituido en cuotas, el interés puede ser
pactado a tasa directa o sobre saldos. Es a tasa directa, cuando la totalidad de los intereses se calculan sobre el
capital inicialmente adeudado; que a los fines del cálculo de intereses se mantiene inmutable. Es obvio que esta tasa
resulta siempre más onerosa para el deudor. La tasa de interés es sobre saldos, cuando el cálculo se hace sobre
capital que efectivamente se adeude, es decir se van descontando del capital a los fines del cómputo de interés, los
pagos parciales de capital que vaya haciendo el deudor.
Tasa de interés puro y tasa de interés productos: El interés es puro cuando no contiene los residuos. El interés es un
producto cuando contiene aquéllos residuos: tasa de inflación, costo financiero, seguro de caución, gastos
administrativos, etc.

Tasa de referencia: Son tasas de referencia aquellas que suelen mencionarse en los contratos con el propósito de
utilizarlas como parámetros comparativos con la tasa pactada por las partes, para verificar su conveniencia o
razonabilidad o bien para adaptarla al respectivo contrato.

Intereses sobre intereses

Usura: Es la situación que se presenta cuando por la aplicación de altas tasas, los intereses adecuados llegan a
montos que, comparados con él capital que los ha devengado, son tan elevados, que ofenden la moral, las buenas
costumbres y las normas jurídicas que prohíben los abusos. El derecho ha reprobado la usura en todo tiempo y lugar.
Anatocismo. Noción. Interpretación del artículo 770 del Nuevo Código.

ARTÍCULO 770.- Anatocismo. No se deben intereses de los intereses, excepto que:


una cláusula expresa autorice la acumulación de los intereses al capital con una periodicidad no inferior a seis
meses;
la obligación se demande judicialmente; en este caso, la acumulación opera desde la fecha de la notificación de la
demanda;
la obligación se liquide judicialmente; en este caso, la capitalización se produce desde que el juez manda pagar la
suma resultante y el deudor es moroso en hacerlo;
otras disposiciones legales prevean la acumulación.

El anatocismo consiste en la capitalización del interés, que pasa también a devengar interés. Esto quiere decir que
hay acumulación de intereses cuando por acuerdo de partes, por disposición de la ley o por decisión judicial los
intereses se van devengando, es decir, se van sumando periodo a periodo al capital para devengar en lo sucesivo
nuevo intereses, es por eso que se dice que el anatocismo, permite que los "intereses produzcan nuevos intereses".
Es una práctica que si bien es impuesta por las necesidades del tráfico, produce el efecto de acrecentar en forma
notable la deuda de dar dinero, ya que en definitiva, el interés se convierte en capital. De allí que "la capitalización
de los intereses" no puede ser admitida cuando su aplicación lleva a una consecuencia patrimonial que equivale a un
despojo del deudor, acrecentando su obligación hasta un límite que excede los de la moral y las buenas costumbres.
La regla es que no se deben intereses de los intereses. Pero existen las cuatro excepciones indicadas en la norma:

El acuerdo de las partes. El pacto puede ser anterior o posterior al nacimiento de la obligación. Sin embargo; se
limita el lapso de la capitalización, estableciéndose que no puede ser menor a seis meses, con ello se evita la
comisión de conductas abusivas. La prohibición es de orden público, en consecuencia, será nula y de nulidad
absoluta una cláusula que la vulnere.
En cuanto a la segunda excepción, el código establece que solo existe la posibilidad de aplicar el anatocismo desde la
fecha de notificación de la demanda y no es requisito que los intereses se adeuden por algún periodo
determinado. Cabe considerar que, al igual que sucede en el primer supuesto, la capitalización ocurre con una
periodicidad no inferior a seis meses.
Se trata de una liquidación hecha en juicio donde se incluyen intereses, cuando se aprueba y es mandada por el juez
a pagar, y el deudor es moroso en cumplir, se le calcularán "intereses sobre intereses". En casos particulares las
leyes establecen la 'posibilidad' de capitalizar intereses. En el código existen algunas reglas especiales en la
cuenta corriente bancaria y en la cuenta corriente. Se trata de lo que ocurre en las obligaciones de valor.
Por último, la capitalización procede cuando otras disposiciones legales la prevean. El último inciso prevé supuestos
que permiten el anatocismo y están en normas particulares del Código Civil. Por ejemplo lo dispuesto en el art.
1950, caso del mandatario que paga con fondos propios una deuda del mandante que incluye intereses, tiene
derecho a cobrar los intereses sobre la totalidad; o lo previsto en el art. 2030 que faculta al fiador que hizo
efectivo el pago, a cobrar intereses sobre la suma total que a su vez incluía ese rubro.
Facultades judiciales

ARTÍCULO 771.- Facultades judiciales. Los jueces pueden reducir los intereses cuando la tasa fijada o el resultado
que provoque la capitalización de intereses excede, sin justificación y desproporcionadamente, el costo medio del
dinero para deudores y operaciones similares en el lugar donde se contrajo la obligación.
Los intereses pagados en exceso se imputan al capital y, una vez extinguido éste, pueden ser repetidos.

Lo dispuesto en esta norma se aplica a los intereses compensatorios, a los intereses moratorios, los punitorios
legales y al resultado de la aplicación del anatocismo.
Se establece un criterio netamente objetivo para proceder a la readecuación de la tasa de interés que, resulta
excesiva. La comparación se efectúa con "el costo medio " del dinero en situaciones similares a la de la obligación
bajo análisis, en el lugar donde se contrato la obligación. Estas circunstancias son trascendentes. Por una, parte,
surge de la norma que la reducción no debe hacerse a una sola tasa de interés o tipos predeterminado, sino que
debe tenerse en cuenta para la reducción el tipo de obligación y su causa, ya que las tasas varían de acuerdo a estos
dos componentes. Por otra parte, y como en nuestro país, existen en ciertos casos escenarios muy diferentes en
función de distintos contextos socioeconómicos, es la situación del lugar en donde se contrajo la obligación la que
debe ser tenida en cuenta por el juez para establecer la medida de la reducción.
Además, la distorsión debe ser desproporcionada y sin justificación; éstas dos calidades que deben confluir. La
ausencia de justificación importa la inexistencia de una razón suficiente para reducir la tasa de interés.
Si bien la cuestión demanda la mayor prudencia, el juez no sólo puede a pedido de las partes morigerar la tasa, sino,
que también debe hacerlo, de oficio, cuando las condiciones previstas en la norma surgen de manera evidente, y ello
en razón del orden público.
Reducida la tasa de interés, si previamente se había efectuado algún pago, la ley le imputa lo entregado al capital. Si
las condiciones económicas se modifican, la tasa de interés mandada a pagar por una resolución judicial puede ser
modificada, y sin que ello afecte la cosa juzgada.

OBLIGACIONES DE VALOR

Una de las modificaciones más importantes en la materia obligaciones es el de la regulación de las obligaciones de
valor, aplicada durante muchos años por la jurisprudencia y la doctrina argentina.
Como sabemos las obligaciones dinerarias son aquellas cuyo objeto es la entrega de una suma de dinero. El dinero
es lo debido y es el modo de pago. Por ello se dice que el dinero esta in obligationi y además esta in solutione ello
significa que desde el origen de la obligación, se debe dinero y solo se cumplirá si se paga dinero. En la actividad
económica son numerosísimas: precio de la compraventa, la de pagar la prima en el seguro, la renta vitalicia, la que
surge de títulos valores como el pagare, el cheque, la letra de cambio, etc.
La obligación de valor es aquella en que el objeto es un bien que es medido por el dinero . Es decir que al nacer la
obligación, no se debe dinero, sino un valor abstracto, que se apreciara en dinero al tiempo del cumplimiento. Aquí,
el dinero no es el objeto sino el modo de pagar, por lo que a diferencia del caso anterior, no está in obligatione, sino
in solutione.
Un ejemplo típico de obligación de valor es la de indemnizar los daños causados por un hecho ilícito; si bien esta
obligación nace cuando se comete el ilícito, en ese momento no se debe una determinada suma de dinero, sino el
"valor" del daño causado; luego cuando se cuantifique ese daño, se sabrá cuánto dinero deberá pagar el deudor.

Diferencias:
En las obligaciones de dar dinero, el dinero es expresado mediante una suma determinada o determinable al
momento del nacimiento de la obligación; en las de valor, en cambio no ocurre al principio, sino posteriormente,
cuando es precisa la cuantificación.
Las obligaciones de valor adquieren una trascendencia mayor cuando el sistema es nominalista y hay inflación. En las
obligaciones de dar dinero siempre se debe la misma cantidad de dinero, aunque el mismo se deprecia, mientras
que en la de valor, lo debido es el bien que se valoriza al momento del pagó en una cantidad de dinero.

ARTÍCULO 772.- Cuantificación de un valor. Si la deuda consiste en cierto valor, el monto resultante debe referirse al
valor real al momento que corresponda tomar en cuenta para la evaluación de la deuda. Puede ser expresada en una
moneda sin curso legal que sea usada habitualmente en el tráfico. Una vez que el valor es cuantificado en dinero se
aplican las disposiciones de esta Sección.
El artículo 772 establece una serie de criterios para la cuantificación, que son los que han receptado la doctrina y la
jurisprudencia.
El primero es que la obligación nace con una prestación que consiste en un valor, que luego se transforma en dinero.
Esa transformación debe tomar en cuenta el valor real, que, en la mayoría de los casos es el precio de mercado del
bien de que se trata. En cuanto al momento, el artículo no adopta un criterio específico pero hay numerosas
situaciones en que la ley lo fija (medianería, colación. etc.). Una vez producida esta cuantificación en dinero, se
transforma en una obligación dineraria v se aplican las disposiciones de la sección.
Si bien el artículo indica que la cuantificación de la obligación puede ser expresada "en una moneda sin curso legal
que sea usada habitualmente en el tráfico", lo cierto es que debido a las modificaciones introducidas por el Poder
Ejecutivo en los artículos 765 y 766 del Código, tal previsión es de imposible concreción, ya que de lo que aquí se
trata es de establecer el monto de una obligación de dar dinero, y las obligaciones de dar moneda que no sea de
curso legal en la República son obligaciones de género. En consecuencia, siempre la evaluación de la deuda deberá
ser practicada en moneda de curso legal.

Distintos casos de obligaciones de valor:

La indemnización de daños y perjuicios tanto en la responsabilidad por incumplimiento contractual como en la


extracontractual;
La obligación proveniente del enriquecimiento sin causa,
La indemnización por expropiación;
La deuda de medianería;
La obligación de alimentos
La obligación de colacionar.
UNIDAD 9

1. OBLIGACIONES ALTERNATIVAS.
Definición legal: Art 779 CC y CN
ARTÍCULO 779.- Concepto. La obligación alternativa tiene por objeto una prestación entre varias que son
independientes y distintas entre sí. El deudor está obligado a cumplir una sola de ellas.

"Interpretación de Lorenzetti: Alternar es sinónimo de cambiar, variar o reemplazar. La obligación alternativa


importa la existencia de una relación jurídica creditoria en la cual su objeto se encuentra ab initio indeterminado de
entre una pluralidad de prestaciones determinadas, y que por un acto posterior al nacimiento –la elección-
finalmente se concreta en una de ellas. Estas obligaciones son válidas desde que el objeto puede ser determinable.
Se trata de una obligación, por tal razón existe unidad de vínculo y no pluralidad. En lo ateniente al objeto, existe
pluralidad in obligatione, y unidad de objeto in solutione. La pluralidad de objetos debidos en forma alternativa
constituye un dato esencial de estas obligaciones y resulta absolutamente compatible con la idea de vínculo único.
La existencia de una pluralidad de prestaciones no tiene por qué desvirtuar o, excluir la caracterización unitaria del
vínculo disyuntivo, lo que las diferencia de las obligaciones facultativas.
La determinación o individualización del objeto se concreta mediante un acto jurídico que puede ser otorgado por el
deudor, acreedor, o un tercero: la elección de una de las prestaciones existentes in obligatione.
Cada una de las prestaciones, deben ser diferentes entre sí, e independientes las unas de las otras, debe reunir los
requisitos generales del objeto de las obligaciones, y en caso de que alguna carezca de ellos, se deben las restantes".

Caracteres
La obligación alternativa se caracteriza porque:
tiene un objeto plural, para que haya alternativa es suficiente con dos, ya que con ese número el deudor puede
elegir una de ellas para cumplir; b) está claro que las prestaciones son independientes entre sí, lo que determina,
importantes consecuencias; c) las distintas prestaciones pueden ser, o no, de la misma naturaleza; d) es de la esencia
de esta obligación la necesidad de elegir una de las prestaciones contenidas en el objeto; e) desde el nacimiento de
la obligación y hasta el momento de la opción, el objeto está indeterminado.
La obligación alternativa constituye un vínculo jurídico único con pluralidad de objetos; si bien el objeto de la
obligación es inicialmente plural, el objeto del pago es único, por cuanto el pago no podrá tener lugar si antes el
deudor no ha hecho su opción y, al tiempo de hacerla, habrá cesado la pluralidad.

Diferencias con otras obligaciones


Es importante distinguir las obligaciones alternativas, con las de género limitado y con las facultativas.
Con las de género limitado: La diferencia entre una obligación "de género" (cosas inciertas) y una "alternativa" es
notoria, por cuanto en la primera se debe una o varias cosas individualizadas únicamente por su pertenencia a una
misma especie o género; en tanto que en la segunda se debe una sola a elegir entre varias cosas heterogéneas y
determinadas que forman un conjunto.
La cuestión es distinguir si una obligación es de género limitado o alternativa. Es de género limitado porque la cosa
debida sólo está individualizada por referencia a un género que no deja de ser tal por estar integrado por unos
cuantos individuos; pero también se podría decir que es alternativa porque, en definitiva, se trataría de una
obligación con varias cosas, para cuyo cumplimiento el deudor puede optar por una de ellas.
La importancia práctica de la cuestión se hace patente en un punto: si es alternativa, el deudor podrá optar por
cualquiera de las cosas, sea la de mayor o la de menor valor; en cambio, si es de género, deberá elegir una de calidad
media
Si bien no existe un criterio taxativo para establecer la distinción, sostengo que la decisión deberá tomarse
considerando las siguientes pautas: 1) en primer lugar, como es obvio, debe prevalecer la real voluntad e intención
de las partes; 2) si las partes, al tiempo de contratar, han considerado individualmente cada una de las cosas que
integran el conjunto, está claro que han querido que la obligación sea alternativa; 3) todo dependerá, en definitiva
de las circunstancias de cada caso y de la prudente interpretación del juez.
Con las facultativas: La diferencia entre una obligación alternativa y una facultativa es menos complicada: a) en la
alternativa, el objeto está compuesto por varias cosas, cualquiera de las cuales podrá ser dada en pago; en la
facultativa, se debe una cosa determinada como prestación principal, aunque el deudor puede reservarse la facultad
de reemplazarla por otra, designada en el contrato como accesoria; b) en la alternativa, si una de las cosas perece o
se pierde, el deudor estará obligado a entregar otra de las cosas que integran el conjunto; en la facultativa, si es
imposible de cumplimiento el objeto principal sin culpa del deudor, no está obligado a entregar la accesoria, porque
la obligación se habrá extinguido; c) en la alternativa, la elección de la cosa puede corresponder al deudor, al
acreedor o, incluso, a un tercero; en la facultativa, la facultad de reemplazar el objeto principal por el accesorio le
corresponde exclusivamente al deudor; d) por último, en caso de duda si la obligación es alternativa o facultativa, se
tendrá por alternativa.
La elección. El derecho de opción
Es esencial en la obligación alternativa la elección de una de las prestaciones; a partir de ella cesa la incertidumbre y
queda individualizado el objeto del pago. Al respecto, son varias las cuestiones que presentan interés.

a) A quién corresponde la elección. Terminología


En las obligaciones alternativas "corresponde al deudor la elección de la prestación de uno de los objetos
comprendidos en la obligación", esa es la regla general. Por ello, cuando el que debe elegir es el deudor, la
obligación es denominada alternativa regular. También, por imperio de la autonomía de la voluntad puede
corresponder la elección al acreedor o a un tercero, y la obligación es llamada alternativa irregular. Interesa destacar
algunas cuestiones. Así:
Supóngase que el deudor no cumple la obligación, por cualquier causa a él imputable; ni aun en este supuesto
perderá el deudor el derecho de elección. En efecto, ante el incumplimiento, tendrá el acreedor derecho a
demandar judicialmente al deudor, pero no podrá reclamar el cumplimiento de una prestación específica, sino que
deberá pedir al juez que la condena contenga una expresa intimación al deudor para que proceda a elegir la
prestación para luego cumplir, y si esa intimación no surte el efecto buscado, recién la elección podrá efectuarla el
acreedor.
Si la elección debe ser hecha por el acreedor y no la hace, el deudor deberá intimarlo, y si el intimado no elige, el
juez podrá autorizar al deudor a que lo haga, o lo hará él, según su prudente arbitrio. Si el tercero designado no
realiza la elección en el tiempo previsto, lo hará por él el juez, si las partes de común acuerdo, no disponen lo
contrario.

b) Momento en que se consuma la elección


Cuando la elección corresponde al acreedor o a un tercero, la elección se entiende consumada cuando el elector
manifiesta su voluntad en tal sentido comunicando su decisión a la otra parte o a las partes interesadas. Cuando la
elección debe efectuarla el propio deudor, la doctrina está dividida en dos tesis:
Tesis de la entrega o cumplimiento. —Según una primera opinión, para que se considere realizada la elección no es
suficiente que el deudor manifieste su voluntad, ni siquiera que la comunique a la otra parte, sino que es necesario,
además, que entregue la cosa al acreedor, o si el objeto elegido consistiese en un "hacer" o en un "no hacer", sería
preciso que cumpla la prestación elegida.
Tesis de la declaración unilateral y recepcticia. — Una segunda opinión (a la que Wayar se adhiere) considera que la
elección por el deudor queda consumada cuando su declaración de voluntad —acto unilateral— conteniendo la
opción es receptada por el acreedor. Las consideraciones y fundamentos de esta tesis pueden resumirse así: 1)
suponer que la elección del deudor por simple declaración recepticia puede perjudicar al acreedor es un temor
infundado. Si el temor consiste en que el deudor puede hacer la elección de inmediato sin esperar el plazo de
cumplimiento, el remedio estará en fijar plazo para la elección que, incluso, puede ser establecido para un momento
previo al cumplimiento; 2) siempre es importante tener presente que la elección se hará por "declaración
comunicada" y no se confundirá la elección con el cumplimiento mismo.

Forma y criterio para efectuar la elección


Respecto de la forma, la elección —en tanto declaración— es de formas libres, es decir, puede el elector manifestar
su voluntad por cualquiera de los medios idóneos, por escrito, verbalmente, por teléfono, etc. Puede ser expresa o
tácita.
Respecto del criterio con que debe hacerse la elección, el deudor goza de plena libertad para efectuar la elección. No
existiendo restricciones al respecto, podrá elegir la más valiosa o la menos valiosa, según su decisión. No se ve aquí
perjuicio para el acreedor, pues siendo ésa la naturaleza de la obligación alternativa, el acreedor —al concertarla—
debe conocer individualmente las distintas prestaciones y obrar en consecuencia.

Análisis del Art 780 CC y CN


ARTÍCULO 780.- Elección. Sujetos. Efectos. Excepto estipulación en contrario, la facultad de elegir corresponde al
deudor. La opción que corresponde a varias personas requiere unanimidad. Si la parte a quien corresponde la
elección no se pronuncia oportunamente, la facultad de opción pasa a la otra. Si esa facultad se ha deferido a un
tercero y éste no opta en el plazo fijado, corresponde al deudor designar el objeto del pago.
En las obligaciones periódicas, la elección realizada una vez no implica renuncia a la facultad de optar en lo sucesivo.
La elección es irrevocable desde que se la comunica a la otra parte o desde que el deudor ejecuta alguna de las
prestaciones, aunque sea parcialmente.
Una vez realizada, la prestación escogida se considera única desde su origen, y se aplican las reglas de las
obligaciones de dar, de hacer o de no hacer, según corresponda.
"Interpretación de Lorenzetti: La elección es el acto que hace cesar la indeterminación inicial de la prestación y, en
definitiva, la concreta, produciéndose la eliminación de las restantes prestaciones en cuanto objeto de la obligación,
considerándose que desde el origen la prestación de la obligación es la elegida. Es un acto jurídico unilateral,
recepticio e irrevocable. Puede ser otorgado en forma expresa o tácita. En el caso de prestaciones periódicas, la
elección para una etapa no condiciona a las restantes.
La regla es que la elección corresponde al deudor, salvo estipulación en contrario, pudiendo ser deferida al acreedor
o, incluso, a un tercero.
Rigen las normas generales relativas al tiempo en que debe otorgarse y, en caso de mora en la elección, si estaba en
cabeza de una de las partes, pasa a la otra; para el supuesto de que el designado hubiera sido un tercero, pasa al
deudor.

*Efectos: Dos son las concurrencias de la elección.


La primera es la determinación de la prestación adeudada, la concentración, que produce el descarte de las
restantes. Por ello, “la prestación escogida se considera única desde su origen, y se aplican las reglas de las
obligaciones de dar, de hacer o de no hacer, según corresponda”.
Si se presenta un supuesto de evicción o vicios redhibitorios, la elección no queda sin efecto, y deben aplicarse las
reglas referidas a estas vicisitudes. De todas maneras, si la elección fue practicada de mala fe por el deudor, podrá
dicho acto ser atacado de nulidad.
La segunda, como lo prevé la norma, es que en el caso de prestaciones periódicas, la elección para una etapa no
condiciona a las restantes. Es un caso en el que la ley entiende que no hay renuncia del derecho a elegir otra
prestación en lo sucesivo. Sin perjuicio de ello, las partes podrían pactar lo contrario".

Efectos de la elección: El principio de concentración. Obligaciones periódicas


La pluralidad de prestaciones, propia de la obligación alternativa, cesa a partir del momento en que se consuma la
elección del objeto. A partir de allí, la obligación se transforma en una de dar cuerpo cierto. La elección, concentra la
obligación en un solo objeto; de allí que a este efecto o consecuencia de la elección se lo denomine principio de
concentración.

a) Concentración e irrevocabilidad
La concentración produce un efecto de descarte, en el sentido de que deja fuera del objeto de la obligación a todas
aquellas prestaciones no elegidas. Los deberes esenciales del deudor, como el de conservación y entrega, se
concentran en un solo objeto. De allí que si bien el deudor está originariamente obligado a diversas prestaciones,
después de la elección sólo está obligado "a cumplir con una de ellas (que es la elegida) íntegramente". Por razones
elementales de seguridad jurídica, la elección del objeto tiene carácter irrevocable, es decir, no puede ser
modificada esa opción por ninguna causa, salvo que las partes, de común acuerdo, decidan lo contrario.

b) Prestaciones periódicas
Si la obligación alternativa consistiese en prestaciones periódicas que deben cumplirse por meses o por años, la
opción hecha para un período no obliga para los otros. El fundamento de esta solución radica en que la obligación
que corresponde a cada período es independiente respecto de las que corresponden a los otros períodos, tal como
lo he sostenido a propósito del principio de integridad del pago, adonde me remito.

c) Supuesto de evicción o de vicios redhibitorios en la cosa elegida


Si la cosa elegida fue entregada al acreedor y luego éste la pierde a manos de un tercero que acredita tener un mejor
derecho, produciéndose una situación de evicción, o bien si la cosa entregada tiene vicios ocultos que la tornan
impropia para su destino, presentándose una hipótesis de vicios redhibitorios, ¿tendrá el acreedor derecho a que se
le entregue otra de las cosas que fueron descartadas por la elección de la pérdida o deteriorada? La doctrina se
divide:
Piensan unos que él acreedor tiene derecho, si no opta por la indemnización de los perjuicios, para exigir la entrega
de alguna de las otras cosas que fueron descartadas por el deudor.
Otra doctrina por el contrario, sostiene que después de la elección la obligación alternativa se ha convertido en otra
de dar un cuerpo cierto y, por lo tanto, si esa cosa se pierde por evicción o por vicios redhibitorios, se aplicarán los
principios generales, esto es, tendrá el acreedor derecho a ser indemnizado, pero no se podrá dejar sin efecto ni la
elección ni el principio de concentración.

d) Divisibilidad e indivisibilidad
Ya se sabe que antes de la concentración, cualquiera de las prestaciones puede ser objeto de pago. La calificación
entre obligación divisible o indivisible sólo será factible después de la elección. "Las obligaciones alternativas que
tienen por objeto prestaciones de naturaleza opuesta, no son consideradas como divisibles o indivisibles sino
después de la opción del acreedor, o del deudor con conocimiento del acreedor".

Obligación alternativa regular: Concepto


En las obligaciones alternativas "corresponde al deudor la elección de la prestación de uno de los objetos
comprendidos en la obligación", esa es la regla general. Cuando el que debe elegir es el deudor, la obligación es
denominada alternativa regular.

Análisis del Art 781 CC y CN


ARTÍCULO 781.- Obligación alternativa regular. En los casos en que la elección corresponde al deudor y la
alternativa se da entre dos prestaciones, se aplican las siguientes reglas:
a. si una de las prestaciones resulta imposible por causas ajenas a la responsabilidad de las partes, o atribuibles a la
responsabilidad del deudor, la obligación se concentra en la restante; si la imposibilidad proviene de causas
atribuibles a la responsabilidad del acreedor, el deudor tiene derecho a optar entre dar por cumplida su obligación; o
cumplir la prestación que todavía es posible y reclamar los daños y perjuicios emergentes de la mayor onerosidad
que le cause el pago realizado, con relación al que resultó imposible;
b. si todas las prestaciones resultan imposibles, y la imposibilidad es sucesiva, la obligación se concentra en esta
última, excepto si la imposibilidad de alguna de ellas obedece a causas que comprometen la responsabilidad del
acreedor; en este caso, el deudor tiene derecho a elegir con cuál queda liberado;
c. si todas las prestaciones resultan imposibles por causas atribuibles a la responsabilidad del deudor, y la
imposibilidad es simultánea, se libera entregando el valor de cualquiera de ella; si lo son por causas atribuibles a la
responsabilidad del acreedor, el deudor tiene derecho a dar por cumplida su obligación con una y reclamar los daños
y perjuicios emergentes de la mayor onerosidad que le ocasione el pago realizado, con relación al que resultó
imposible;
d. si todas las prestaciones resultan imposibles por causas ajenas a la responsabilidad de las partes, la obligación se
extingue.

Obligación alternativa irregular: Concepto


Por imperio de la autonomía de la voluntad puede corresponder la elección al acreedor o a un tercero, y la
obligación es llamada alternativa irregular.

Análisis del Art 782 CC y CN


ARTÍCULO 782.- Obligación alternativa irregular. En los casos en que la elección corresponde al acreedor y la
alternativa se da entre dos prestaciones, se aplican las siguientes reglas:
a. si una de las prestaciones resulta imposible por causas ajenas a la responsabilidad de las partes, o atribuibles a la
responsabilidad del acreedor, la obligación se concentra en la restante; si la imposibilidad proviene de causas
atribuibles a la responsabilidad del deudor, el acreedor tiene derecho a optar entre reclamar la prestación que es
posible, o el valor de la que resulta imposible;

b. si todas las prestaciones resultan imposibles y la imposibilidad es sucesiva, la obligación se concentra en la última,
excepto que la imposibilidad de la primera obedezca a causas que comprometan la responsabilidad del deudor; en
este caso el acreedor tiene derecho a reclamar el valor de cualquiera de las prestaciones;
c. si todas las prestaciones resultan imposibles por causas atribuibles a la responsabilidad del acreedor, y la
imposibilidad es simultánea, el acreedor tiene derecho a elegir con cuál de ellas queda satisfecho, y debe al deudor
los daños y perjuicios emergentes de la mayor onerosidad que le reporte el pago realizado; si lo son por causas
atribuibles a la responsabilidad del deudor, el acreedor tiene derecho a elegir con el valor de cuál de ellas queda
satisfecho;
d. si todas las prestaciones resultan imposibles por causas ajenas a la responsabilidad de las partes, la obligación se
extingue.

Supuestos especiales:

a) elección de un tercero ART 783 CC y CN


ARTÍCULO 783.- Elección por un tercero. Las opciones conferidas al deudor y al acreedor en los artículos 781 y 782
también pueden ser ejercidas, a favor de aquéllos, por un tercero a quien le haya sido encargada la elección.

"Interpretación de Lorenzetti: Se trata en estas tres normas (arts. 781, 782 y 783) de las vicisitudes que pueden
acontecer a las diferentes prestaciones desde el nacimiento de la obligación, y hasta el momento en que se practica
la elección. Una vez producida la concentración entre las prestaciones posibles, rigen las normas específicas de cada
tipo de obligación (de dar, hacer o no hacer). Cuando acontece una vicisitud en alguna prestación en particular, ésta
se proyecta a la obligación alternativa en general, afectándola, pues se modifican las bases sobre las que se cimentó.
En los casos de mejoras, frutos u deterioros, la elección siempre será posible, aunque la prestación deba cumplirse
de algunas maneras y con algunos efectos diferentes a los originariamente previstos. Por ello sólo se justifica la
regulación específica de la única situación que varía en forma sustancial a la obligación alternativa: la imposibilidad
sobrevenida de alguna o todas las prestaciones antes de la elección.
En los arts. 780 y 781 del Código se prevén cada una de las situaciones que pueden presentarse para el caso de
imposibilidad de una o todas las prestaciones, considerándose por separado la obligación alternativa regular
(elección a cargo del deudor), de la irregular (elección a cargo del acreedor). Cuando la elección ha sido conferida a
un tercero, las soluciones de los artículos anteriores se extienden a ellos".

b) elección de modalidades o circunstancias ART 784 CC y CN


ARTÍCULO 784.- Elección de modalidades o circunstancias. Si en la obligación se autoriza la elección respecto de sus
modalidades o circunstancias, se aplican las reglas precedentes sobre el derecho de realizar la opción y sus efectos
legales.

"Interpretación de Lorenzetti: En nuestro derecho, la indeterminación característica de la alternativa puede existir


entre prestaciones objetivamente diferentes o entre dos formas o modos de deber una misma prestación.
Si es posible que existan obligaciones de objeto inicialmente indeterminado, a fortiori debe también ser viable la
alternativa en las restantes cuestiones que hacen al cumplimiento (ello facilita notablemente el pago), o incluso a la
adopción de ciertos mecanismos alternativos en razón del incumplimiento (promover la ejecución forzada o resolver
la obligación).
Además de la validez de las diversas posibilidades, es también requisito –como en toda obligación alternativa- que
las opciones sean diferentes entre sí.
Pueden tener, también, origen convencional o legal. Pueden referirse al lugar de pago; al tiempo del pago; modo de
ejecutar la prestación; eventuales accesorios a entregar con la cosa principal; extinción e ineficacias funcionales;
etc".

c) genero limitado ART 785 CC y CN


ARTÍCULO 785.- Obligaciones de género limitado. Las disposiciones de esta Sección se aplican a las obligaciones en
las que el deudor debe entregar una cosa incierta pero comprendida dentro de un número de cosas ciertas de la
misma especie.

"Interpretación de Lorenzetti: El “género limitado” está compuesto por varias cosas entre las que existe una
fungibilidad imperfecta, pero forman parte de una misma especie, y por tales razones se entienden intercambiables.
Es condición esencial que las cosas que integran este lote estén identificadas.
Constituyen obligaciones alternativas, pues el deudor debe una prestación, de entre dos o más que están
determinadas.
Por no tratarse de una obligación de género, no rige el principio el género nunca perece; si todas las cosas que
integran el lote perecen por caso fortuito, el deudor que desobligado. Tampoco rige el principio de la calidad media
que impera en las obligaciones de género para la determinación de la cosa.
En caso de ser dificultoso determinar si la obligación es de género, o de género limitado, es decisivo escudriñar en la
voluntad implícita de los contratantes, y los usos y costumbres.
*Interpretación de la norma: La norma define lo que se entiende por “género limitado”: se trata de prestaciones de
dar en las que, existe fungibilidad de las diversas cosas entre sí. Tan fungibilidad no es perfecta. En consecuencia,
dichas cosas no son idénticas entre sí, pero de todas maneras forman parte de una misma especie, y por tales
razones se entienden intercambiables. Además, es condición esencial que las cosas que integran este lote estén
identificadas. El ejemplo típico es el de dar quince vacas de entre las cincuenta que son de propiedad del deudor.
En tal caso, y por encontrarse delimitado el número y la identidad de las cosas, no puede predicarse con propiedad la
existencia de una obligación de género, sin más, y por ello lo razonable es entender que esta situación debe
asimilarse a las obligaciones alternativas. Es que, en esencia, son eso: el deudor debe una prestación, de entre dos o
más que están determinadas. Dos son las consecuencias que se proyectan ante esta situación.
La primera es que, por no tratarse de una obligación de género, no rige el principio el género nunca padece, sino las
disposiciones sobre los riesgos de las diversas prestaciones contenidas en esta sección (arts. 781 y 782) .si todas las
cosas que integran el lote parecen por caso fortuito, el deudor queda desobligado.
La segunda es que tampoco rige el principio de la calidad media que impera en las obligaciones de género para la
determinación de la cosa, desde que en el art. 780 nada se impone sobre tal circunstancia".
2. OBLIGACIONES FACULTATIVAS.

ARTÍCULO 786.- Concepto. La obligación facultativa tiene una prestación principal y otra accesoria. El acreedor solo
puede exigir la principal, pero el deudor puede liberarse cumpliendo la accesoria. El deudor dispone hasta el
momento del pago para ejercitar la facultad de optar.

"Interpretación de Lorenzetti: Las obligaciones facultativas son aquellas en las cuales el deudor debe cumplir con
una prestación, pero que al momento del pago o con anterioridad, y a su sola voluntad, puede extinguirla mediante
el cumplimiento de una prestación diferente (denominada “accesoria”).
Existe unidad de prestación debida in obligatione y pluralidad de prestaciones idóneas para satisfacer el interés del
acreedor in solutione. Si bien el interés del acreedor puede ser satisfecho mediante la prestación facultativa, en
razón de la unidad in obligatione, sólo tiene derecho a exigir la principal. La diferencia esencial con las obligaciones
alternativas es que en estas últimas existe in obligatione pluralidad de objeto, en tanto que en las facultativas el
objeto es únicamente el principal. La prestación facultativa debe reunir los requisitos del objeto de la obligación.
Puedes tener origen convencional o legal. La opción es un acto no formal.

Interpretación de la norma: Las obligaciones facultativas son aquellas en las cuales el deudor debe cumplir con una
prestación, pero que al momento del pago, o con anterioridad, y a su sola voluntad, puede extinguirla mediante el
cumplimiento de una prestación diferente. El acreedor no cuenta con tal posibilidad.
Lo facultativo se refiere a la posibilidad de sustitución por otro objeto, indicado en el título de la obligación, según el
arbitrio del deudor. En otras palabras, existe una relación jurídica obligatoria, con la peculiaridad de que ad libitum el
deudor puede mutar la prestación.
Existe unidad de prestación debida in obligatione y pluralidad de prestaciones idóneas para satisfacer el interés del
acreedor in solutione: la que es tan sólo una eventualidad durante la vida de la obligación. Si bien el interés del
acreedor puede ser satisfecho mediante la prestación facultativa, de todas maneras, en razón de la unidad in
obligatione, sólo tiene derecho a exigir la principal.
La diferencia esencial con las obligaciones alternativas es que en estas últimas existe in obligatione pluralidad de
objeto, en tanto que en las facultativas el objeto es únicamente principal.
La unidad de objeto inicial no queda enervada por la circunstancia de que al momento de su constitución también
deba determinarse la otra prestación. En efecto, no podría otorgarse al deudor la facultad de liberarse con una
prestación absolutamente incierta, pues faltaría el requisito de la determinación o determinabilidad de la prestación.
En tal caso, va de suyo que la obligación será igualmente válida, aunque sin prestación facultativa, debiéndose
únicamente la “principal”. Por otra parte si se dejara a la libre determinación del deudor la determinación prestación
facultativa, ello veladamente importaría una cláusula de eximición de responsabilidad".

Concepto
Se trata de una obligación con un objeto principal que presenta la particularidad de que el deudor puede, si así lo
decide, desobligarse pagando con un objeto distinto, considerado accesorio en el título.
Así planteado el asunto, está claro que la prerrogativa de pagar con un objeto accesorio es sólo un medio de
liberación o una manera de desobligarse que se reserva en el título para el deudor dejando de pagar el objeto
principal.

Naturaleza
La naturaleza de la obligación facultativa se determina únicamente por la prestación principal que forma el objeto de
ella. Estando determinado el objeto principal desde la constitución del vínculo obligatorio, también su naturaleza
está definida ab initio; esto diferencia la obligación facultativa de la alternativa, porque en esta última, para conocer
la naturaleza definitiva del objeto, es necesario esperar que sea elegido.

Caracteres y ámbitos

a) Caracteres
La obligación facultativa tiene estos caracteres: 1) el objeto del pago es alterable por el deudor. Si bien el objeto de
la obligación y, por ende, el del crédito es singular, ya que coinciden en el objeto principal, el deudor puede alterar la
identidad del pago entregando un objeto distinto, el accesorio; 2) como consecuencia de lo anterior, el acreedor no
puede tener injerencia alguna en la opción qué haga el deudor; esto marca una notoria diferencia con las
obligaciones alternativas irregulares, en las que quien tiene el derecho de elegir el objeto con que desea ser pagado
es el acreedor, 3) por último, entre el objeto principal y el accesorio existe una relación de dependencia, lo que da
lugar a importantes consecuencias.
b) Fuentes
Las obligaciones facultativas pueden nacer de la voluntad de las partes (contratos o testamentos), de una disposición
de la ley e, incluso, de una decisión judicial, si así lo estimara el juez de acuerdo con las circunstancias del caso
concreto.

Casos de duda: ART 788 CC y CN


ARTÍCULO 788.- Caso de duda. En caso de duda respecto a si la obligación es alternativa o facultativa, se la tiene por
alternativa.

"Interpretación de Lorenzetti: Sin perjuicio de la clara distinción conceptual que existe entre ambas categorías, en
los hechos puede resultar dificultoso si se está en presencia de una obligación alternativa o facultativa. Tales
cercanías motivan que la ley se pronuncie por la existencia de una obligación alternativa.
Algunos autores sostienen que ello es criticable, pues en la obligación facultativa la situación del deudor es más
favorable que en la alternativa, siendo “innegable que con el sistema adverso se facilita la exoneración, en beneficio
del deudor”.
Otros, en cambio, entienden que es preferible la solución de la norma, porque se favorece el cumplimiento si es que
no hay duda de que existe una obligación, además de que la facultad de sustitución es excepcional y que por ello
necesita de consagración expresa, por lo que, en caso de duda, se la debe tener por no conferida".

Cuando debe considerarse ejercida la opción por el deudor


Se han dado distintas respuestas sobre el momento en que se concreta la opción acordada al deudor:

a) tesis de la declaración
Para una primera opinión, el deudor ejerce su opción cuando su declaración de voluntad en tal sentido es recibida
por el acreedor; esta tesis desconoce la verdadera naturaleza de la obligación facultativa. Aquí no se trata de un
problema de elección del objeto debido, que, en su caso, debe ser comunicada al acreedor, como ocurre en la
alternativa; en la facultativa, el objeto debido está determinado ab initio de manera que no es necesario
comunicarlo al acreedor. Lo que ocurre en la facultativa es que el deudor está autorizado a alterar el principio de
identidad del pago.

b) tesis del cumplimiento


Para otra doctrina (que comparte Wayar), la facultad del deudor sólo puede ser ejercida en el momento del pago, ya
que si el objeto accesorio no está "en la obligación" —porque es una mera facultad que tiene el deudor para
desobligarse—, lo lógico es que únicamente pueda hacer uso de él en la oportunidad de hacer el pago; las
declaraciones que pudo efectuar el deudor con anterioridad al pago, salvo que se trate de una renuncia, no pueden
alterar esa facultad.

c) renuncia del deudor a su facultad


Las declaraciones hechas por el deudor antes del pago no son suficientes para modificar su facultad de alterar la
identidad del pago, salvo que la declaración contenga una renuncia a esa facultad; siempre teniendo en cuenta que
la intención de renunciar no se presume, los términos de la renuncia deberán ser inequívocos.

Efectos
Todo se explica a partir de la existencia de un objeto principal y de otro accesorio, como se verá.

Respecto de la nulidad; si el vínculo obligatorio se ha constituido con un "vicio inherente a la prestación principal", la
obligación es íntegramente nula "aunque la prestación accesoria no tenga vicio alguno". A la inversa, cuando el
motivo de la nulidad afecta únicamente al "objeto de la prestación accesoria", ese vicio "no induce nulidad en
cuanto a la prestación principal".

El acreedor de una obligación facultativa únicamente puede demandar el cumplimiento de "la prestación principal";
no puede pretender que se le pague la accesoria, porque por esta vía estaría adueñándose de una facultad que es
exclusiva del deudor.

En caso de pérdida total o de imposibilidad de cumplimiento sin culpa del deudor (caso fortuito), es necesario
distinguir: 1) si la contingencia afecta el objeto principal, la obligación se extingue, aunque el objeto accesorio
estuviese intacto y sea de posible cumplimiento; si el deudor hubiese sido constituido en mora con anterioridad al
casus, el acreedor podrá demandar los daños y perjuicios pero no el objeto accesorio; 2) si la contingencia afectó el
objeto accesorio, la obligación subsiste respecto del principal. La pérdida debe ser asumida por el deudor que, habrá
perdido la opción.

Si se trata de imposibilidad, pérdida total, parcial o de un deterioro, por culpa del deudor, también es necesario
distinguir: 1) si la contingencia afecta la cosa principal, "el acreedor puede pedir el precio de la que ha perecido o la
cosa que era el objeto de la prestación accesoria". La opción se traslada al acreedor, quien puede pedir el
equivalente pecuniario de la principal o de la accesoria; 2) si la contingencia afecta la prestación accesoria, ninguna
influencia ejercerá sobre la principal, que producirá sus efectos normales.

Opción entre modalidades y circunstancias: ART 789 CC y CN


ARTÍCULO 789.- Opción entre modalidades y circunstancias. Si en la obligación se autoriza la opción respecto de sus
modalidades o circunstancias, se aplican las reglas precedentes.

"Interpretación de Lorenzetti: La situación contemplada en la norma es análoga a la que surge con la creación de
una obligación facultativa, aunque no se refiera a la prestación en sí, sino a otros aspectos, no menos importantes,
de su cumplimiento. Debe tratarse siempre de una facultad concedida al deudor; y nunca in obligatione pues, en tal
caso, la cuestión quedará emplazada en el art. 784 del Código.

*Interpretación de la norma: La situación contemplada en la norma es análoga a la que surge con la creación de una
obligación facultativa, aunque no se refiera a la prestación en sí, sino a otros aspectos, no menos importantes, de su
cumplimiento, y de allí la justificación de la solución legal.

La facultad de sustitución puede referirse a las modalidades y circunstancias de la ejecución, verbigracias, la opción
del pago al contado, o en cuotas periódicas con el recargo de intereses, en tal o cual lugar. Siempre, tal potestad
debe ser de titularidad exclusiva del deudor, y no encontrarse in obligatione.
Nada obsta a que estas circunstancias puedan pactarse con posterioridad al nacimiento de la obligación.
Ésta es, la mayor utilidad de la figura, pues si bien son pocos los casos en los que se crea una obligación facultativa,
la variedad de escenarios particulares que se presentan en el tráfico negocial motiva, en no pocas circunstancias, el
empleo de diversas modalidades de la manera descripta".

Extinción de la obligación facultativa: ART 787 CC y CN


ARTÍCULO 787.- Extinción. La obligación facultativa se extingue si la prestación principal resulta imposible, sin
perjuicio de la responsabilidad que pueda corresponder.

"Interpretación de Lorenzetti: Las reglas de la accesoriedad traen aparejado que si la prestación principal, por
cualquier causa, resultare imposible, ello arrastra a la prestación facultativa. A la inversa, la extinción de la
facultativa en nada afecta a la principal.

*Interpretación de la norma: En razón del principio de accesoriedad, la extinción de la obligación principal por
imposibilidad de cumplimiento ex post constitución de la obligación trae aparejada la de la prestación facultativa.
A la inversa, cualquier vicisitud que afecte a la prestación facultativa en nada afecta a la obligación, que sigue su
curso en las mismas condiciones, aunque desapareciendo la posibilidad para el deudor de efectuar la opción.
Vale aclarar que si la prestación principal no podía ser objeto de una obligación ab initio, ello arrastra a la facultativa,
desde que esta última no accederá a obligación alguna.
Por cierto que en caso de que la imposibilidad de cumplimiento de la prestación principal sea imputable al deudor,
éste deberá resarcir los daños ocasionales al acreedor, para cuya evaluación únicamente deberá valorarse la
situación de la prestación principal, y no de la accesoria".

3. OBLIGACIONES DIVISIBLES.

Método del Código Civil y Comercial


Libro III DERECHOS PERSONALES; Título I OBLIGACIONES EN GENERAL, Capítulo 3 CLASES de OBLIGACIONES; Sección
6° Obligaciones divisibles e indivisibles; Parágrafo 1° Obligaciones divisibles

Obligaciones divisibles ARTS 805 y 806 CC y CN


ARTÍCULO 805.- Concepto. Obligación divisible es la que tiene por objeto prestaciones susceptibles de cumplimiento
parcial.
"Interpretación de Lorenzetti:

Metodología: El Código mantiene la clasificación en Obligaciones divisibles e indivisibles, estableciendo la distinción


atento la naturaleza del objeto debido y la susceptibilidad de cumplimiento parcial.
La doctrina en cuanto trató a las obligaciones divisibles e indivisibles como si nada tuvieran que ver con la pluralista
de sujetos, cuando precisamente los fenómenos de la divisibilidad e indivisibilidad tiene sentido únicamente cuando
hay pluralidad de acreedores o deudores.
Cuando la obligación es de sujeto único o singular, la prestación debe cumplirse como si fuera indivisible.

Concepto de obligación divisible: Nuestro sistema jurídico se inclina por la divisibilidad física o material, desechando
la divisibilidad intelectual. Las cosas materialmente indivisibles, un caballo, una casa, son divisibles intelectualmente,
por cuando pueden pertenecer a varias personas por una parte indivisible".

ARTÍCULO 806.- Requisitos. La prestación jurídicamente divisible exige la concurrencia de los siguientes requisitos:
a. ser materialmente fraccionable, de modo que cada una de sus partes tenga la misma calidad del todo;
b. no quedar afectado significativamente el valor del objeto, ni ser antieconómico su uso y goce, por efecto de la
división.

"Interpretación de Lorenzetti:
Requisitos de la divisibilidad: El inc. B, se refiere a que la división no altere significativamente el valor del objeto, está
confrontando la posibilidad material de división del objeto con la intención por las partes".

Concepto y requisitos
Bajo el rubro obligaciones divisibles están comprendidas las simplemente mancomunadas, es decir, aquellas "que
tienen más de un acreedor o más de un deudor, y cuyo objeto es una sola prestación", y que, además, es
"susceptible de cumplimiento parcial".
Son sus requisitos: 1) que el objeto de la obligación sea, por naturaleza, divisible y que no se hubiese pactado el
cumplimiento indivisible o solidario; 2) debe haber pluralidad de sujetos, sea de deudores o de acreedores, ya que
aunque el objeto sea divisible, "cuando hay un solo acreedor y un solo deudor, deben cumplirse como si fuesen
obligaciones indivisibles"; 3) que cada una de las partes en que se divida mantenga, en proporción, las cualidades y
el valor que tenía el todo; 4) que la división no convierta en antieconómico el uso o aprovechamiento de la cosa.

Obligación de sujeto singular ART 807 CC y CN


ARTÍCULO 807.- Deudor y acreedor singulares. Si solo hay un deudor y un acreedor, la prestación debe ser cumplida
por entero, aunque su objeto sea divisible.

"Interpretación de Lorenzetti: Los fenómenos de la divisibilidad e indivisibilidad tienen sentido únicamente cuando
hay pluralidad de acreedores o deudores. Cuando la obligación es de sujeto único o singular, la prestación debe
cumplirse como si fuera indivisible".

El principio de fraccionamiento ART 808 CC y CN


ARTÍCULO 808.- Principio de división. Si la obligación divisible tiene más de un acreedor o más de un deudor, se
debe fraccionar en tantos créditos o deudas iguales, como acreedores o deudores haya, siempre que el título
constitutivo no determine proporciones distintas.
Cada una de las partes equivale a una prestación diversa e independiente. Los acreedores tienen derecho a su cuota
y los deudores no responden por la insolvencia de los demás.

"Interpretación de Lorenzetti: Se establece el principio general de la división o fraccionamiento de los créditos y


deudas en tantos vínculos independientes como acreedores o deudores haya.
El artículo refunde la obligación divisible y la simplemente mancomunada en una sola".

Las obligaciones simplemente mancomunadas están gobernadas, como ya fue dicho, por el principio de
fraccionamiento. En virtud de ese principio, "el crédito o la deuda se divide en tantas partes iguales como
acreedores o deudores haya". Esto quiere decir, en concreto, que la obligación sólo en apariencia es una sola, ya que
por efecto del fraccionamiento del objeto, se descompone o desdobla en otras tantas, según el número de deudores
o de acreedores que haya.
Limite ART 809 CC y CN
ARTÍCULO 809.- Límite de la divisibilidad. La divisibilidad de la obligación no puede invocarse por el codeudor a cuyo
cargo se deja el pago de toda la deuda.

"Interpretación de Lorenzetti: Es posible que pase a la divisibilidad del objeto, que implica que cada deudor debe
responder sólo por su parte, puede dejarse de lado este principio, y establecerse convencionalmente que pasa sobre
un solo codeudor el pago de toda la deuda".

Naturaleza de cada fracción


Las obligaciones de dar son divisibles "cuando tienen por objeto entregas de sumas de dinero o de otras cantidades,
o cuando teniendo por objeto la entrega de cosas inciertas no fungibles, comprenden un número de ellas de la
misma especie, que sea igual al número de acreedores o deudores, o a su múltiple".
Las obligaciones de hacer son, en principio, indivisibles. Por excepción, son divisibles "cuando tienen por objeto la
prestación de hechos, determinados solamente por un cierto número de días de trabajo, o cuando consisten en un
trabajo dado, según determinadas medidas expresadas en la obligación, como la construcción de un muro,
estipulada por metros; pero cuando la construcción de una obra no es por medida, la obligación es indivisible".
En las obligaciones de no hacer, "la divisibilidad o indivisibilidad de la obligación se decide por el carácter natural de
la prestación, en cada caso particular".
Las obligaciones alternativas "que tienen por objeto prestaciones de naturaleza opuesta, no son consideradas como
divisibles o indivisibles sino después de la opción del acreedor, o del deudor con conocimiento del acreedor"

Efectos
En las obligaciones de sujeto plural con objeto divisible, cobra especial importancia el régimen de los efectos.
Comenzando por los efectos de la divisibilidad inter partes, se verá: 1) exigibilidad, pago e insolvencia de uno de los
deudores; 2) prescripción y cosa juzgada; 3) mora, culpa y cláusula penal; 4) efectos del fraccionamiento en los otros
medios de extinción (novación, remisión de la deuda, transacción y compensación).
Es fundamental tener presente el principio de fraccionamiento, pues en virtud de ese principio se explican los
efectos que se analizarán a continuación.

1) a) Exigibilidad. Proporción del fraccionamiento.


El fraccionamiento hace a los codeudores y a los coacreedores extraños entre sí, ya que cada deudor responde por
su propia porción de deuda y cada acreedor sólo tiene derecho a su porción de crédito. Por regla, el fraccionamiento
debe hacerse en porciones iguales, salvo que: 1) las partes, en el título, hubiesen dispuesto un fraccionamiento
desigual; 2) que, por muerte del titular, sus herederos deban dividir el crédito o la deuda, en cuyo caso lo harán no
en partes iguales, sino en proporción a la porción hereditaria de cada uno.

b) Pago
Dividida la deuda o el crédito en tantas partes como deudores o acreedores haya, es obvio que cada deudor se libera
pagando su parte en la deuda y cada acreedor satisface su interés cobrando su cuota. Cada pago tiene efecto
cancelatorio respecto de la parte debida. Puede ocurrir, sin embargo, que un deudor pague más de lo que le
corresponde. Cabe distinguir distintas hipótesis:

Pago de la totalidad de la deuda por uno de los deudores "por encargo" de los otros.— El pago total por uno de los
deudores tiene lugar por autorización o mandato de los otros codeudores o por convenio de asunción de deuda, lo
que supone que todos han prestado su consentimiento. Lo importante es que exista autorización, mandato o
convenio de partes, sea que conste en el título de la obligación o por acto separado. Esta hipótesis da lugar a las
siguientes consecuencias:
El acreedor tiene acción (legitimación activa) para demandar judicialmente al deudor encargado de pagar,
exigiéndole la totalidad de la deuda. El deudor no puede oponerse a esta demanda' invocando la divisibilidad de la
obligación. Si demandado el deudor encargado de pagar, el acreedor no resulta íntegramente satisfecho, podrá
demandar después a los otros codeudores, porque conserva el derecho contra cada parte de estos últimos.
El derecho de pagar debe prevalecer sobre el derecho del acreedor a hacer valer el fraccionamiento.
El deudor encargado que ha pagado la totalidad de la deuda tiene acción para reclamar, luego, el reembolso de sus
respectivas cuotas a los otros codeudores. Por último, es obvio que no tiene acción de repetición contra el acreedor.

Pago en exceso de su parte por uno de los deudores por error o sin causa. — La segunda hipótesis a considerar tiene
lugar cuando uno de los deudores paga más de lo que debe, pero lo hace por error, o cuando se configure un pago
sin causa o un pago indebido. En este caso, es indudable que el deudor tiene derecho a repetir lo pagado en exceso
al acreedor, por aplicación de los principios del pago indebido o del enriquecimiento sin causa. Pero también podrá,
si así lo prefiere, dirigirse contra sus codeudores y exigirles el reembolso de lo pagado en exceso de su parte.

Subrogación. — "El deudor que pagase íntegra la deuda no será subrogado en los derechos del acreedor contra los
otros deudores". Existe consenso en nuestra doctrina en sostener que esta prohibición de subrogación a favor de
quien pagó es injustificada. Wayar adhiere a la siguiente tesis interpretativa:
Ha de entenderse que se ha suprimido, exclusivamente, la subrogación legal. De allí que si entre el acreedor y el
deudor que ha pagado la totalidad de la deuda acuerdan que habrá subrogación (subrogación convencional), ese
acuerdo debe tener plena validez y efectos.
Si no hubiese subrogación convencional, el deudor que ha pagado la deuda no podrá hacer uso de los accesorios y
garantías de que gozaba el crédito del acreedor pagado, pero tendrá derecho contra los codeudores hasta el íntegro
recupero del reembolso que le corresponde.
No acordada la subrogación, el deudor que ha pagado podrá ejercer la acción típica y propia de las obligaciones
divisibles.
Para ejercer esta acción le bastaría al deudor probar la naturaleza divisible de la obligación, la cuantía de su parte en
la deuda, el importe del pago realizado y que pagó en su carácter de codeudor.
Al lado de la acción típica de la divisibilidad, le quedará al deudor: a) la acción de la gestión de negocios, si pagó de
más sin conocimiento de los otros codeudores; b) la de enriquecimiento sin causa, si pagó contra la voluntad de sus
codeudores; c) la de mandato, si pagó siguiendo instrucciones de los otros codeudores.

1)c) Insolvencia de uno de los deudores


Como consecuencia del fraccionamiento, "si uno o varios de los codeudores fueren insolventes, los otros codeudores
no están obligados a satisfacer la parte de la deuda que a aquéllos correspondía".

2) a) Prescripción
Si por el fraccionamiento existen tantos créditos o deudas como acreedores o deudores haya, la prescripción corre
separadamente para cada uno de ellos. En consecuencia: 1) la suspensión de la prescripción respecto a alguno de los
deudores no aprovecha ni perjudica a los otros acreedores o deudores; 2) la interrupción de la prescripción hecha
por uno de los coacreedores o dirigida a uno de los codeudores tampoco aprovecha ni perjudica a los demás
acreedores o deudores.

b) Cosa juzgada
También como consecuencia del fraccionamiento, la sentencia dictada en contra de uno de los deudores, o a favor
de uno de los acreedores, no produce los efectos de la cosa juzgada respecto de los otros acreedores o deudores
que no intervinieron en el juicio.

3) a) Mora y culpa
La mora o la culpa de uno de los deudores "no tiene efecto respecto de los otros". Es también una consecuencia del
principio de fraccionamiento sí.

b) Clausula penal
El fraccionamiento también alcanza a la cláusula penal: "Cuando en la obligación simplemente mancomunada,
hubiere una cláusula penal, no incurrirá en la pena sino el deudor que contraviniese a la obligación, y solamente por
la parte que le correspondía en la obligación".

4) Otros medios de extinción (novación, remisión de la deuda, transacción y compensación)


Por último, el principio de fraccionamiento se hace sentir respecto de los otros medios de extinción de la obligación.
Con arreglo a ese principio, se puede resumir la cuestión en la siguiente regla: la novación, la remisión de la deuda, la
transacción y la compensación operada entre uno de los deudores con el único acreedor (pluralidad pasiva) o entre
uno de los acreedores con el único deudor (pluralidad activa), no producen efecto alguno, ni perjudican ni
aprovechan a los restantes deudores o acreedores.

Derecho de reintegro en caso de que el deudor paga más de su parte ART 810 CC y CN
ARTÍCULO 810.- Derecho al reintegro. En los casos en que el deudor paga más de su parte en la deuda:
a. si lo hace sabiendo que en la demasía paga una deuda ajena, se aplican las reglas de la subrogación por ejecución
de la prestación por un tercero;
b. si lo hace sin causa, porque cree ser deudor del todo, o porque el acreedor ya percibió la demasía, se aplican las
reglas del pago indebido.
"Interpretación de Lorenzetti: Regula las acciones que tiene el deudor, para recuperar la parte que pagó en exceso.

*Interpretación de la norma: Elimina la prohibición del código derogado, que no admitía la subrogación legal para el
deudor de una obligación divisible".

Casos. Determinación de las partes de los distintos autores


El presente artículo se refiere a los supuestos en que un deudor efectúe, ya sea un pago íntegro o un pago mayor del
que le correspondía, pudiendo ejercer contra sus codeudores la acción pertinente, solamente por la parte que a ellos
le hubiese correspondido en la obligación cumplida.
Es decir, hace hincapié en la acción que podría ejercer el codeudor que hubiese pagado en demasía.
En este aspecto, y siguiendo a Pizarro, se pueden ir dando distintas circunstancias en relación a la obligación, donde
el derecho al reintegro se debe ir analizando de acuerdo a distintas particularidades.

1. Un acreedor y varios deudores


a. si un codeudor paga la totalidad de la deuda por error, tiene derecho a repetir lo pagado en exceso por aplicación
de las reglas del pago de lo indebido por error;
b. si el pago en exceso se realiza en la creencia de tener el acreedor título para recibirlo, ignorando que con
anterioridad la deuda había sido ya cancelada, el pago no tiene causa y procede la repetición de lo pagado por
aplicación de las normas sobre pago de lo indebido sin causa; y
c. si, en cambio, paga deliberadamente la deuda de los demás codeudores con pleno conocimiento del carácter
ajeno de la obligación, la repetición de lo pagado en exceso no procede, debiendo en tal caso articularse la acción
pertinente contra los demás codeudores para obtener el reembolso de lo pagado en exceso. Si dicho pago se efectuó
con asentimientos de éstos se ejercita la acción que nace del mandato, si se realizó con ignorancia procede la acción
de gestión de negocios y si el pago se hizo contra la voluntad de los demás codeudores puede ejercitarse la acción de
enriquecimiento sin causa.

2. Varios acreedores y un solo deudor


Si el deudor paga a un coacreedor la totalidad de la deuda, no se libera frente a los demás, a quienes debe pagar la
cuota parte correspondiente. Empero, el derecho de repetir lo pagado en exceso y la deuda con los demás
acreedores se extinguirían si quien recibió el pago lo hubiese repartido con los demás coacreedores en debida
forma. En tal caso, procede la repetición de lo pagado en exceso por aplicación de las reglas del pago por error.
En conclusión, ese pago a un acreedor es inoponible a los demás acreedores, por haber sido efectuado a un tercero
no autorizado, pues cada acreedor sólo puede recibir su cuota parte en la obligación.

3. Varios acreedores y varios deudores


Si uno de los codeudores paga a uno de los coacreedores una suma mayor a la debida, tal circunstancia no libera a
los demás codeudores frente a los restantes coacreedores, ni tampoco al deudor que pagó en exceso frente a los
restantes coacreedores, a menos que el acreedor que recibió dicho pago hubiese efectuado la distribución
pertinente con los demás coacreedores.

Obligación divisible y solidaridad. ART 812 CC y CN


ARTÍCULO 812.- Caso de solidaridad. Si la obligación divisible es además solidaria, se aplican las reglas de las
obligaciones solidarias, y la solidaridad activa o pasiva, según corresponda.

"Interpretación de Lorenzetti: La norma aclara que cuando la obligación divisible es además solidaria, rige el
régimen de la solidaridad sea activa o pasiva.

*Interpretación de la norma: Considera a la divisibilidad como principio general y a la indivisibilidad y a la solidaridad


como las excepciones".

4. OBLIGACIONES INDIVISIBLES.

Concepto y requisitos ART 813 CC y CN


ARTÍCULO 813.- Concepto. Son indivisibles las obligaciones no susceptibles de cumplimiento parcial.
Las obligaciones son indivisibles cuando sus "prestaciones no pudiesen ser cumplidas sino por entero en razón de
tener por objeto cosas o hechos no susceptibles de fraccionamiento". Desde el punto de vista jurídico, habrá
indivisibilidad si se cumplen los siguientes requisitos: 1) debe haber pluralidad de sujetos; 2) con arreglo al criterio
de la divisibilidad natural, el objeto de la obligación, por naturaleza, no debe ser susceptible de división; 3) en
consecuencia, no admiten un cumplimiento parcial; por el contrario, su cancelación sólo podrá llevarse a cabo si el
pago se hace "por entero".
Es fundamental tener en cuenta que la indivisibilidad es una excepción al principio de fraccionamiento resultante de
la naturaleza del objeto debido. De allí que si por cualquier causa el objeto inicialmente indivisible es sustituido por
otro divisible, el principio de fraccionamiento recupera toda su fuerza.

Clases de indivisibilidad ART 814 CC y CN


ARTÍCULO 814.- Casos de indivisibilidad. Hay indivisibilidad:
a. si la prestación no puede ser materialmente dividida;
b. si la indivisibilidad es convenida; en caso de duda sobre si se convino que la obligación sea indivisible o solidaria,
se considera solidaria;
c. si lo dispone la ley.

"Interpretación de Lorenzetti: Se regulan los diferentes tipos de indivisibilidad. Se establece la presunción de


solidaridad en caso de duda.

*Interpretación de las normas (813 y 814): El concepto de obligación indivisible es simétrico al de las obligaciones
divisibles. Son indivisibles si las prestaciones no pudiesen ser cumplidas sino en su totalidad. Esa indivisibilidad
puede asumir diferentes formas:
Material: por su propia naturaleza la prestación u objeto debido es insusceptible de división sin alterar su sustancia,
o es imposible dividirlo en partes homogéneas al todo.
Convencional: es la voluntad de las partes la que transforma en indivisible la prestación, aunque la misma sea
materialmente divisible.
Legal: surgida de la ley.

*Diferencias entre la indivisibilidad y la solidaridad: Existe un aspecto común a ambas, que es el derecho de cada uno
de los acreedores a reclamar el cumplimiento de la prestación a cualquiera de los deudores.
La diferencia es que la indivisibilidad no crea una asociación de intereses entre los coacreedores o codeudores, sino
que resulta de una imposición de los hechos o de la voluntad de las partes; cada deudor permanece extraño a los
demás y sólo responde por sus propios hechos-actos.
En la solidaridad, en la que por el carácter asociativo de los vínculos, hay una mayor propagación de los efectos
ocurridos en uno de ellos a todos los otros.

*Presunción de solidaridad en caso de duda: El inc. B, del art., al tratar la indivisibilidad convencional, establece que
en caso de duda sobre si se convino que la obligación sea indivisible o solidaria, se considerará solidaria".

Clases de indivisibilidad

Según el criterio para establecerla


Según el criterio empleado para establecerla, la indivisibilidad puede ser natural o convencional. Ya se dijo que en
nuestro derecho impera el criterio de la divisibilidad natural, una obligación será divisible o indivisible según la
naturaleza de su objeto. Pero ello no nos impide aceptar que, por imperio de la autonomía de la voluntad, las partes
también pueden establecer una indivisibilidad convencional, de suerte tal que no es posible negar la existencia de tal
indivisibilidad. Wayar considera que esta especie de indivisibilidad no queda sometida al régimen jurídico de las
obligaciones indivisibles, sino al régimen de la solidaridad.

Según la actuación de los deudores en el cumplimiento


Según que los deudores, para cumplir la obligación, deban actuar en forma conjunta o disyunta, es posible distinguir
una indivisibilidad, regular y otra irregular. Así: 1) la regular, que es la común o normal, tiene lugar cuando el
cumplimiento de la obligación, que debe ser hecho "por entero" en razón de la indivisibilidad, puede ser realizado
por cualquiera de los deudores o aceptado por cualquiera de los acreedores, actuando individualmente; 2) la
irregular, que es excepcional, se presenta cuando el cumplimiento de la obligación no puede ser llevado a cabo sino
con la actuación conjunta de todos los deudores o, en su caso, de todos los acreedores. En la indivisibilidad irregular,
como se verá en su momento, los efectos entre partes difieren de los efectos que tienen lugar cuando la
indivisibilidad es regular.

Prestaciones indivisibles ART 815 CC y CN


ARTÍCULO 815.- Prestaciones indivisibles. Se consideran indivisibles las prestaciones correspondientes a las
obligaciones:
a. de dar una cosa cierta;
b. de hacer, excepto si han sido convenidas por unidad de medida y el deudor tiene derecho a la liberación parcial;
c. de no hacer;
d. accesorias, si la principal es indivisible.

"Interpretación de Lorenzetti:

*Significado de la reforma: Establece las prestaciones que se consideran indivisibles. Es una enumeración no
taxativa.

Casos previstos
a).- Dar una cosa cierta: es un caso de indivisibilidad material, ya que el cumplimiento no puede ser fraccionado sin
alterar la esencia y el valor de la cosa. La obligación de entregar la cosa cierta es indivisible, porque no puede ser
cumplida en forma fraccionada.
b).- Obligaciones de hacer: se mantiene el criterio del código derogado. La regla es la invisibilidad, salvo excepciones,
como la que establece la norma.
c).- Obligaciones de no hacer: en estas obligaciones se cambia el principio existente en el código derogado,
establecido que siempre son indivisibles.
La doctrina está dividida en dos posturas:
-Son siempre indivisibles, que es la que adopta el nuevo Código.
-La regla es la indivisibilidad, aunque muy excepcionalmente pueda considerársela si el interés del acreedor no se
frustra por la división.
d).- Accesorias, si la principal es indivisible: aunque la obligación accesoria sea divisible materialmente, será
indivisible si lo es la principal, por el principio de que lo accesorio sigue la suerte de lo principal".

Criterios para establecer la distinción:


Los criterios más difundidos que suelen ser usados para establecer la divisibilidad o indivisibilidad de una obligación
son el de la divisibilidad natural, el de la divisibilidad intelectual y el de la indivisibilidad convencional.

a) Divisibilidad natural
Este criterio responde a una lógica simple: la obligación es divisible cuando su objeto, por naturaleza, puede ser
dividido en varias partes, siempre que cada una de ellas mantenga, en proporción, las cualidades y el valor que tenía
el todo. Lo decisivo es que el objeto de la obligación tenga aptitud natural para ser dividido, sin perder su sustancia,
y para satisfacer, en fracciones, el interés del acreedor.

b) Divisibilidad intelectual
Según este criterio, que hoy prácticamente está abandonado, aun los cuerpos ciertos, como un caballo o un
automóvil, si bien no pueden ser naturalmente divididos sin ser destruidos, sí podrían ser fraccionados
intelectualmente, aclarando que no se fraccionaría el objeto mismo, sino el derecho que se ejerce sobre él; así, si tres
personas poseen en condominio un automóvil y deben entregarlo a quien se los compró, los deudores transferirán el
derecho de propiedad sobre el vehículo en tres partes alícuotas iguales. Bien se ve que no se trata de una división
física de la cosa, sino del derecho de propiedad sobre ella. Pero, precisamente por eso, si no se puede dividir
físicamente la cosa, la obligación es indivisible, lo que no cambia sólo por la circunstancia de que la parte vendedora
esté integrada por tres condóminos.

c) Indivisibilidad convencional
De acuerdo con un tercer criterio, si bien se reconoce que la indivisibilidad depende de la naturaleza del objeto, se
afirma que la indivisibilidad, en cambio, depende de la voluntad de las partes expresada en el título.
Un objeto por naturaleza divisible puede convertirse, por voluntad de las partes, en indivisible; por ejemplo, una
obligación de dar dinero, que por la naturaleza de su objeto es esencialmente divisible, puede ser pactada como
indivisible. Pero como la voluntad humana no puede alzarse contra la naturaleza, si el objeto de la obligación es
indivisible (un automóvil), no podrán las partes, por contrato, convertirlo en divisible.
La cuestión en nuestro derecho
Un examen de los textos del Código Civil y de la doctrina acopiada a partir de ellos arroja, según la interpretación que
aquí se postula, estas conclusiones:
se adopto el criterio de la divisibilidad natural; 2) se desechó el criterio de la divisibilidad intelectual; y 3) la
indivisibilidad convencional equivale a someter una obligación divisible al régimen jurídico de la solidaridad.

Efecto principal: derecho al pago total ART 816 CC y CN


ARTÍCULO 816.- Derecho de los acreedores al pago total. Cada uno de los acreedores tiene derecho de exigir la
totalidad del pago a cualquiera de los codeudores, o a todos ellos, simultánea o sucesivamente.

"Interpretación de Lorenzetti: Establece el efecto principal de estas obligaciones desde el lado activo.

*Interpretación de la norma: Se puede reclamar el pago a los codeudores en forma simultánea o sucesiva.

*Significado de la norma: El principio es correcto y consecuencia lógica del carácter compacto de la prestación. Se
deduce que la insolvencia de alguno de los deudores la soportan los codeudores y no el acreedor, que puede ir
contra los restantes en forma sucesiva haga agotar su interés".

Legitimación para pagar ART 817 CC y CN


ARTÍCULO 817.- Derecho a pagar. Cualquiera de los codeudores tiene derecho a pagar la totalidad de la deuda a
cualquiera de los acreedores.

"Interpretación de Lorenzetti: Es el reverso del derecho de los acreedores al cobro total.

*Interpretación de la norma: La norma contempla el derecho a cumplir que tiene cualquiera de los deudores con la
prestación debido a las características compacta de ésta.

*Significado de la norma: Cualquiera de los codeudores tiene el derecho a pagar la totalidad de la deuda a cualquiera
de los acreedores. Lo que equivale a decir que está obligado al pago total a cualquiera de los acreedores".

Modos extintivos: cuando se requiere unanimidad ART 818 CC y CN


ARTÍCULO 818.- Modos extintivos. La unanimidad de los acreedores es requerida para extinguir el crédito por
transacción, novación, dación en pago y remisión. Igual recaudo exige la cesión del crédito, no así la compensación.

"Interpretación de Lorenzetti: Establece los medios de extinción de las obligaciones que necesitan unanimidad de
los acreedores.

*Interpretación de la norma: El principio general es que no hay propagación de efectos a los otros vínculos en las
obligaciones indivisibles, salvo que exista unanimidad de los acreedores, y con las excepciones y aclaraciones que
constan en el comentario.

*Significado de la reforma: En el artículo se prevé el caso de pluralidad de acreedores y los siguientes modos de
extinción:
-Transacción
-Novación
-Dación en pago
-Remisión
-Se incluye la cesión del crédito aunque no es técnicamente un modo exclusivo.
Para los cinco casos se requiere la unanimidad de acreedores. Esto, equivale a decir que el principio general es que
no hay propagación de efectos a los otros vínculos, en las obligaciones indivisibles. Para que esta propagación se
produzca, es necesaria la unanimidad de los acreedores, por cuanto si un acreedor no intervino en el acto, tal
propagación de efectos no se produce.
En el nuevo Código no se requiere en cambio la unanimidad de los acreedores, respecto de la compensación legal, ya
que por efecto de ella, se provoca el aniquilamiento total o parcial del crédito.

Con relación a la transacción, la reforma también la incluye con efecto propagatorio, siempre mediando unanimidad
de los acreedores".

Distribución y contribución: Conceptos. Criterio legal ART 820 CC y CN


ARTÍCULO 820.- Contribución. Si uno de los deudores paga la totalidad de la deuda, o repara la totalidad de los
daños, o realiza gastos en interés común, tiene derecho a reclamar a los demás la contribución del valor de lo que ha
invertido en interés de ellos, con los alcances que determina el artículo 841.

ARTÍCULO 821.- Participación. Si uno de los acreedores recibe la totalidad del crédito o de la reparación de los
daños, o más que su cuota, los demás tienen derecho a que les pague el valor de lo que les corresponde conforme a
la cuota de participación de cada uno de ellos, con los alcances que determina el artículo 841. Tienen igual derecho
si el crédito se extingue total o parcialmente, por compensación legal.

"Interpretación de Lorenzetti: Se establecen las reglas de contribución y participación en las relaciones internas de
deudores y acreedores.

*Interpretación de las normas (820 y 821): En el art. 820 el término “contribución” es utilizado para las relaciones
internas entre codeudores, y en el art. 821 el término “participación” para las relaciones internas entre
coacreedores.
La contribución interna entre los deudores sea conforme las pautas fijadas para la contribución en las obligaciones
de solidaridad pasiva".

Régimen de la mora e imputabilidad


ARTÍCULO 819.- Responsabilidad de cada codeudor. La mora de uno de los deudores o de uno de los acreedores, y
los factores de atribución de responsabilidad de uno u otro, no perjudican a los demás.

"Interpretación de Lorenzetti: Cuando al deudor se le atribuye responsabilidad civil, ya sea por la mora o por un
factor subjetivo u objetivo.

*Interpretación de la norma: Incorpora en el principio de no propagación de efectos a los factores de atribución


objetivos. Incorpora los factores objetivos de responsabilidad".

Prescripción extintiva ART 822 CC y CN


ARTÍCULO 822.- Prescripción extintiva. La prescripción extintiva cumplida es invocable por cualquiera de los
deudores contra cualquiera de los acreedores.
La interrupción y la suspensión del curso de la prescripción extintiva se rigen por lo dispuesto en el Libro Sexto.

"Interpretación de Lorenzetti: *Significado de la reforma: En el primer párrafo del art., mantiene la propagación de
efectos de la prescripción cumplida. En el segundo párrafo se remite a lo dispuesto en el Libro Sexto respecto de la
interpretación y suspensión de la prescripción".

ARTÍCULO 823.- Normas subsidiarias. Las normas relativas a las obligaciones solidarias son subsidiariamente
aplicables a las obligaciones indivisibles.

"Interpretación de Lorenzetti: La regla es conveniente porque da completitud al sistema de las obligaciones


indivisibles

*Interpretación de la norma: Se interpreta que el sentido de la norma es la aplicación de las reglas de la solidaridad,
a supuestos o efectos no previstos de las obligaciones invisibles.

*Significado de la reforma: Fija un criterio de aplicación subsidiaria de las normas de las obligaciones solidarias a las
obligaciones indivisibles. La aplicación de la regla de la solidaridad es conveniente porque da completitud al sistema
de las obligaciones indivisibles".

Indivisibilidad impropia ART 824 CC y CN


ARTÍCULO 824.- Indivisibilidad impropia. Las disposiciones de este parágrafo se aplican a las obligaciones cuyo
cumplimiento sólo puede ser exigido por todos los acreedores en conjunto, o realizado por todos los deudores en
conjunto, excepto las que otorgan a cada uno el derecho de cobrar o a pagar individualmente.

"Interpretación de Lorenzetti: Estas obligaciones de invisibilidad impropia se caracterizan porque, a diferencia de lo


que ocurre con las obligaciones indivisibles propiamente dichas, su cumplimiento requiere la colaboración
organizada de todos los deudores y en consecuencia sólo puede demandarse a todos ellos en conjunto.
*Significado de la reforma: Obligaciones de indivisibilidad impropia
Se las llama también de indivisibilidad irregular o imperfecta por oposición a las de indivisibilidad propia, donde la
prestación puede ser exigida por cualquiera de los acreedores a cualquiera de los deudores y viceversa.
Son efectos de la indivisibilidad impropia el producirse entre los deudores y acreedores un litisconsorcio necesario, y
que los actos de uno benefician o perjudican a los demás; el pago debe hacerse por todos los deudores en conjunto.
Son efectos de indivisibilidad impropia: la obligación de escriturar cuando el inmueble vendido pertenece a varias
personas; la obligación de otorgar el reglamento de copropiedad y administración; la obligación de rendir cuentas".

5. OBLIGACIONES SEGÚN EL NÚMERO DE SUJETOS.

Las obligaciones con relación al número de sujetos


Se puede afirmar que son obligaciones de sujeto múltiple, llamadas por ello mancomunadas, aquellas en las cuales
"por una causa única, el mismo objeto es debido a varios acreedores o por varios deudores". Las notas típicas de
esta especie son: 1) pluralidad de sujetos; 2) unidad de objeto y 3) unidad de causa. Con carácter de nociones
preliminares, se pueden indicar las siguientes:

La mancomunación o pluralidad de sujetos puede ser activa (concurrencia de varios acreedores), pasiva mixta
(concurrencia de varios deudores) o (concurrencia de varios acreedores y de varios deudores en la misma
obligación).
Atendiendo al tiempo de su formación, la pluralidad puede ser originaria, cuando la obligación nace con
concurrencia de sujetos, o sobreviniente, cuando con posterioridad a la formación de una obligación singular se le
incorpora un nuevo deudor o un nuevo acreedor. Distingue también la doctrina la pluralidad disyunta de la conjunta.
Es disyunta cuando la concurrencia de los distintos deudores o acreedores es sólo alternativa, de tal manera que
cuando uno de los deudores paga o uno de los acreedores es pagado, los restantes quedan excluidos del vínculo. Es
conjunta cuando el deber de cumplir o la facultad de exigir recaen sobre todos los deudores o favorecen a todos los
acreedores. Por último, también la doctrina enseña que la pluralidad conjunta se divide, por un lado, en divisible o
indivisible, según que el objeto de la obligación sea o no susceptible de fraccionamiento; y, por otro, en simplemente
mancomunada y solidaria, según que el crédito o la deuda se distribuyan o no entre los participantes.

La segunda característica de la especie es la unidad del objeto; es decir, el deber de los distintos deudores o el
derecho de los distintos acreedores recae sobre el mismo objeto. La hipótesis más clara se da cuando el objeto es
singular, pero nada impide que sea plural; lo que interesa, en definitiva, es que el deber de los deudores o el derecho
de los acreedores confluyan sobre el mismo objeto, sea éste singular o plural.

Por último, se requiere que haya unidad de causa, es decir, que los deudores o acreedores lo sean en virtud de la
misma causa-fuente. Cuando varios acreedores están vinculados con el mismo deudor, aunque a todos ellos le deba
un objeto idéntico, no habrá obligación de sujeto múltiple, sino una concurrencia de otra especie.

Método del Código Civil


Libro III DERECHOS PERSONALES; Título I OBLIGACIONES EN GENERAL, Capítulo 3 CLASES de OBLIGACIONES; Sección
7° Obligaciones de sujeto plural; Parágrafos 1°, 2°, 3° y 4°.

Obligaciones simplemente mancomunales: Concepto ARTS 825 y 826 CC y CN


ARTÍCULO 825.- Concepto. La obligación simplemente mancomunada es aquella en la que el crédito o la deuda se
fracciona en tantas relaciones particulares independientes entre sí como acreedores o deudores haya. Las cuotas
respectivas se consideran deudas o créditos distintos los unos de los otros.
ARTÍCULO 826.- Efectos. Los efectos de la obligación simplemente mancomunada se rigen, por lo dispuesto en la
Sección 6ª de este Capítulo, según que su objeto sea divisible o indivisible.

"Interpretación de Lorenzetti:

*Interpretación de las normas (825 y 826): Las obligaciones mancomunadas son tratadas mediante remisión a las
obligaciones divisibles e indivisibles.

*Significado de la reforma: Metodología. Consiste en que las obligaciones mancomunadas no tienen regulación
propia y son tratadas mediante remisión a las obligaciones divisibles e indivisibles.
Al mismo tiempo, Obligaciones de sujeto plural es una denominación clásica por la mayoría de la doctrina.

Concepto. Se las denomina simplemente mancomunadas porque el hecho de coexistir en la obligación varios
acreedores o deudores no introduce asociación de intereses entre ellos. La obligación sigue gobernada por el
principio general de división o fraccionamiento que determina la existencia de una pluralidad de relaciones jurídicas
funcionalmente independientes".

Mancomunación simple y divisibilidad


Bajo el rubro obligaciones divisibles están comprendidas las simplemente mancomunadas, es decir, aquellas "que
tienen más de un acreedor o más de un deudor, y cuyo objeto es una sola prestación", y que, además, es
"susceptible de cumplimiento parcial".

Son sus requisitos: 1) que el objeto de la obligación sea, por naturaleza, divisible y que no se hubiese pactado el
cumplimiento indivisible o solidario; 2) debe haber pluralidad de sujetos, sea de deudores o de acreedores, ya que
aunque el objeto sea divisible, "cuando hay un solo acreedor y un solo deudor, deben cumplirse como si fuesen
obligaciones indivisibles"; 3) que cada una de las partes en que se divida mantenga, en proporción, las cualidades y
el valor que tenía el todo; 4) que la división no convierta en antieconómico el uso o aprovechamiento de la cosa.
UNIDAD 10

1. OBLIGACIONES SOLIDARIAS

La definición legal: ARTÍCULO 827.- Concepto. Hay solidaridad en las obligaciones con pluralidad de sujetos y
originadas en una causa única cuando, en razón del título constitutivo o de la ley, su cumplimiento total puede
exigirse a cualquiera de los deudores, por cualquiera de los acreedores.

Fundamentos de la solidaridad
Se han ensayado diversas explicaciones.

a) Teoría del mandato tácito


Según esta teoría la solidaridad se asocia a la idea de representación recíproca, puesto que siempre la actuación de
uno de los acreedores o de uno de los deudores, beneficia o perjudica a los restantes. Esta teoría considera que los
codeudores se han dado un poder recíproco en interés del acreedor, de suerte que constituyen una especie de
sociedad, de asociación de crédito mutuo. Bajo la influencia de esta idea se formula la siguiente regla general: todo
acto cumplido contra cualquier deudor solidario se considera realizado contra todos los demás, debiendo estos
soportar sus consecuencias.

b) Teoría del interés común


La teoría del mandato tácito ha sido duramente criticada. En rigor, no se justifica recurrir a esta endeble construcción
jurídica para explicar por qué en las obligaciones solidarias todos los deudores son responsables frente al acreedor
en caso de inejecución.
Son varias las razones que le dan fundamento jurídico suficiente a esa consecuencia. Así: 1) En todas aquellas
situaciones en las que varias personas se constituyen en "parte" acreedora o deudora, inspiradas en un interés
común, la solidaridad es el instrumento jurídico útil y necesario para tutelar esa comunidad de intereses; 2) En
efecto, con la solidaridad pasiva se tiende a asegurar al creedor que cobrará su crédito, ya que la insolvencia u otra
contingencia que pudiera afectar a uno de los deudores, no le impedirá dirigirse contra los otros deudores y
reclamar, de cualquiera de ellos, la totalidad de la deuda; la solidaridad cumple en este caso una finalidad análoga a
la de la fianza; 3) con la solidaridad activa se tiende a facilitar el pago, ya sea permitiendo que el deudor le pague a
cualquiera de los acreedores, ya sea que cualquiera de éstos le cobre al deudor común.

Caracteres
Como obligación mancomunada tiene: 1) pluralidad de sujetos; la solidaridad puede ser activa, pasiva o mixta;
unidad de objeto; 3) unidad de causa. Sus

caracteres específicos son dos:

a) Pluralidad de vínculos coligados


Hoy puede considerarse definitivamente impuesta la afirmación de que la primera característica típica y propia de la
obligación solidaria es la pluralidad de vínculos coligados o, si se prefiere, en relativa independencia unos de otros.

b) Carácter excepcional. La solidaridad no se presume. Prueba


Para que la obligación sea solidaria, es necesario que en ella esté expresa la solidaridad por términos inequívocos, ya
obligándose “insolidum”, o cada uno por el todo, o el uno por los otros, etc., o que expresamente la ley la haya
declarado solidaria.
Se entiende que una obligación mancomunada sólo será calificada como solidaria, cuando así haya sido dispuesto
expresamente en su título o fuente, sea la voluntad de las partes o una disposición de la ley. En nuestro sistema, no
cabe la posibilidad de inferir la existencia de una solidaridad tácita o inducida por analogía.
Respecto de la prueba de la solidaridad, existe acuerdo en nuestra doctrina sobre algunas cuestiones: 1) por
aplicación de las reglas procesales generales, la carga de probar la existencia de la solidaridad incumbe y debe ser
aportada por la parte que la invoca; 2) si bien la solidaridad debe ser expresa, ello no significa que no pueda ser
probada por cualquier medio de prueba, incluidos testigos, indicios y presunciones, que serán admisibles siempre
que sean precisos y concluyentes; 3) la solidaridad legal no requiere ser probada, pues —por hipótesis— la fuente de
la cual emana (la ley) la torna de existencia indubitable.

Fuentes
ARTÍCULO 828.- Fuentes. La solidaridad no se presume y debe surgir inequívocamente de la ley o del título
constitutivo de la obligación.

Se establece el carácter excepcional de la solidaridad, no cabe aplicar la analogía y no puede presumirse.


La solidaridad debe estar expresada en el título constitutivo de la obligación. El "título" no es otra cosa que la
"fuente", de allí la importancia de identificar cuáles son las fuentes de la solidaridad. En nuestro derecho, sólo puede
derivar de dos fuentes posibles: a) la voluntad de las partes; o b) una disposición de la ley.

Las fuentes en particular:

a) Solidaridad convencional
La principal fuente de solidaridad se encuentra en la voluntad de las partes, que puede expresarse en los contratos o
en los testamentos.
El contrato paritario. — En uso y ejercicio de su autonomía privada, en el marco de los contratos paritarios o
discrecionales, las partes son soberanas para "reglar sus derechos" de acuerdo con lo que mejor convenga a sus
intereses.
La disposición testamentaria. —La solidaridad "puede también ser constituida por testamento... Esta otra fuente
voluntaria de solidaridad, el testamento, permite al testador, por ejemplo, imponer a sus herederos el
cumplimiento solidario de las obligaciones que beneficien a los legatarios, para asegurarles a éstos la percepción
de los legados.

b) Solidaridad legal
La otra fuente de solidaridad, es la ley. Entre nuestros autores existe acuerdo en que la solidaridad legal es siempre
pasiva. Los casos más importantes de solidaridad pasiva legal son los siguientes:
Solidaridad impuesta a los autores de actos ilícitos. — La obligación de reparar el daño causado por un delito o un
cuasidelito pesa solidariamente sobre "todos los que han participado en él como autores, consejeros o
cómplices".
Solidaridad impuesta en algunos contratos en particular. —En la sección destinada a los contratos se encuentran
casos específicos de obligaciones solidarias. Así: a) en el contrato de mandato, si dos o más personas han
nombrado un mandatario para un negocio común, "le quedarán obligados solidariamente para todos los efectos
del mandato"; b) en el contrato de comodato, cuando varias personas han tomado prestadas conjuntamente las
mismas cosas "responden solidariamente por la restitución o daños sufridos por ella"; c) en el contrato de juego,
si una persona incapaz de pagar, víctima de un ardid o trampa, pierde un juego y paga, sus representantes
tienen acción para exigir la repetición de lo pagado por el incapaz "no sólo de aquellos que ganaron, sirio
también de aquellos en cuyas casas tuvo lugar el juego, siendo unos y otros considerados como deudores
solidarios".

c) Inexistencia de solidaridad judicial


Las sentencias judiciales deben limitarse a declarar el derecho preexistente, sin que le sea dado al juez transformar
una obligación simplemente mancomunada en otra solidaria.

Naturaleza jurídica; unidad o pluralidad de vínculos


Wayar presta su adhesión a la tesis que ve en la solidaridad una pluralidad de vínculos.
Sólo admitiendo que la obligación solidaria se integra con una pluralidad de vínculos se comprende por qué: a) cada
acreedor puede dirigir su acción contra cualquiera de los deudores; b) en una misma relación de obligación solidaria,
un deudor pueda obligarse pura y simplemente y otro bajo condición o a plazo; c) la incapacidad de uno de los
deudores no invalida la obligación respecto de los otros; d) si el acreedor renuncia a la solidaridad respecto de uno
de los deudores, la obligación continuará solidaria para los otros; e) sólo alguno de los deudores puede constituir
fianza, prenda, etc., en garantía de su deuda cubriendo exclusivamente su responsabilidad pero no la de los demás;
pueden pactarse intereses con relación a uno de los deudores y liberarse los otros; o convenirse tasas diferentes,
etc.
Admitido que en la solidaridad hay pluralidad de vínculos, corresponde dejar aclarado que ellos no son
independientes ni pueden subsistir separadamente. Están concentrados o coligados, en cuanto convergen en un haz

que infunde a la obligación una estructura unitaria. En consecuencia, las vicisitudes que pudieran afectar a uno de
tales vínculos se extienden o expanden a los otros; es lo que sucede, por ejemplo, con la situación de mora.
ARTÍCULO 829.- Criterio de aplicación. Con sujeción a lo dispuesto en este Parágrafo y en los dos siguientes, se
considera que cada uno de los codeudores solidarios, en la solidaridad pasiva, y cada uno de los coacreedores, en la
solidaridad activa, representa a los demás en los actos que realiza como tal.

Capacidad
ARTÍCULO 830.- Circunstancias de los vínculos. acreedores o deudores solidarios no perjudica ni modalidades a su
respecto.
La incapacidad y la capacidad restringida de alguno de los beneficia la situación de los demás; tampoco la existencia
de
Este articulo reafirma la existencia de pluralidad de vínculos (tantos como sujetos activos o pasivos existan) y es lo
que permite que puedan existir algunas defensas personales, solo oponibles por o frente a quienes se benefician o
perjudican.

Defensas oponibles
ARTÍCULO 831.- Defensas. Cada uno de los deudores puede oponer al acreedor las defensas comunes a todos ellos.
Las defensas personales pueden oponerse exclusivamente por el deudor o acreedor a quien correspondan, y sólo
tienen valor frente al coacreedor a quien se refieran. Sin embargo, pueden expandir limitadamente sus efectos hacia
los demás codeudores, y posibilitar una reducción del monto total de la deuda que se les reclama, hasta la
concurrencia de la parte perteneciente en la deuda al codeudor que las puede invocar.

La norma establece con suma claridad los tipos de defensas oponibles y sus efectos.
Defensas comunes: (a los deudores y a los acreedores) Novación y pago
Personales
Personales que favorecen limitadamente los intereses de la comunidad

Cosa juzgada
ARTÍCULO 832.- Cosa juzgada. La sentencia dictada contra uno de los codeudores no es oponible a los demás, pero
éstos pueden invocarla cuando no se funda en circunstancias personales del codeudor demandado.
El deudor no puede oponer a los demás coacreedores la sentencia obtenida contra uno de ellos; pero los
coacreedores pueden oponerla al deudor, sin perjuicio de las excepciones personales que éste tenga frente a cada
uno de ellos.

Se establece un principio general, en virtud del cual si la cosa juzgada se funda en defensas comunes, la misma
puede ser invocada u opuesta por cualquier deudor u acreedor, aunque no hubiera sido parte en el juicio, y dejando
a salvo siempre la posibilidad de que cada una haga valer sus excepciones personales que tuvieran frente a cada uno
de ellos.

Clases
Las obligaciones solidarias pueden ser clasificadas con arreglo a distintos criterios: a) según que la solidaridad incida
sobre la situación de los deudores o de los acreedores puede ser pasiva (lado deudor), activa (lado acreedor) o mixta
(ambos lados al mismos tiempo); b) según la fuente de la que derive, puede ser voluntaria (contratos y testamentos)
legal.

2. SOLIDARIDAD PASIVA

Efecto principal de la solidaridad pasiva: el derecho del acreedor a cobrar; el derecho de cualquier deudor a pagar
La solidaridad pasiva, que se presenta cuando la relación de obligación tiene pluralidad de deudores, es un eficaz
instrumento jurídico para garantizar al acreedor el cobro de su crédito, porque, entre otras cosas, lo pone a salvo de
la insolvencia en que pueda caer uno de los deudores, ya que en tal caso podrá perseguir de los otros, el pago
íntegro. El acreedor suma tantos "patrimonios" de garantía como deudores solidarios existan.

El efecto esencial de la solidaridad pasiva se traduce en que cada deudor, o todo el conjunto, está obligado al pago
íntegro de la deuda. Desde la perspectiva del acreedor, el acreedor, o cada acreedor, o los acreedores juntos pueden
exigir el pago de la deuda por entero contra todos los deudores solidarios juntamente, o contra cualquiera de ellos".

ARTÍCULO 833.- Derecho a cobrar. El acreedor tiene derecho a requerir el pago a uno, a varios o a todos los
codeudores, simultánea o sucesivamente.
ARTÍCULO 834.- Derecho a pagar. Cualquiera de los deudores solidarios tiene derecho a pagar la totalidad de la
deuda, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 837.

Se establece el derecho del acreedor a exigir el pago total y del codeudor a cumplirlo.

El ejercicio del derecho al cobro de la totalidad del crédito puede presentar estas variantes:
Se puede demandar a uno solo de los deudores, si tiene solvencia suficiente para afrontar la deuda. Queda dicho,
que la insolvencia de un deudor perjudica a los restantes, que deben asumir la pérdida; el acreedor, siempre tendrá
derecho al todo aunque sólo uno de los deudores sea solvente y todos los otros se hayan vuelto insolventes.
Se puede demandar a varios o a todos los deudores, en forma simultánea.
Si uno de los deudores asumió la obligación bajo condición suspensiva o a plazo, el acreedor sólo podrá demandarlo
después de cumplida la condición del plazo, pero no estará impedido, mientras tanto, de demandar a cualquier otro
o a todos, si la obligación respecto de ellos es pura y simple.
Se puede demandar a uno de los deudores y reclamarle sólo su parte en la deuda y, luego, demandar a los restantes
por el todo, aunque se deberá descontar la parte del que fue demandado primero, si se hubiere cobrado esa parte.
Si las partes establecieron en el título de la obligación un orden de prelación indicando quién debía ser demandado
primero y el orden posterior, esa prelación debe ser respetada.

Medios de extinción de la obligación:


El otro efecto esencial de la solidaridad pasiva es la extinción de la obligación, respecto de todos los deudores, con el
pago u otro medio extintivo equivalente que satisfaga el interés del acreedor. Conviene considerar por separado las
distintas situaciones.

ARTÍCULO 835.- Modos extintivos. Con sujeción a disposiciones especiales, los modos extintivos inciden, según el
caso, sobre la obligación, o sobre la cuota de algún deudor solidario, conforme a las siguientes reglas: a. la obligación
se extingue en el todo cuando uno de los deudores solidarios paga la deuda;
b. la obligación también se extingue en el todo si el acreedor renuncia a su crédito a favor de uno de los deudores
solidarios, o si se produce novación, dación en pago o compensación entre el acreedor y uno de los deudores
solidarios;
c. la confusión entre el acreedor y uno de los deudores solidarios sólo extingue la cuota de la deuda que corresponde
a éste. La obligación subsistente conserva el carácter solidario;
d. la transacción hecha con uno de los codeudores solidarios, aprovecha a los otros, pero no puede serles opuesta.

Se regula de manera más sistemática los efectos de algunos modos extintivos, agregando modos no previstos en el
artículo 707 del Código de Vélez, ni en otros artículos del mismo como el propio pago, la dación y la confusión.

a) Pago
El pago total realizado por uno de los deudores al único acreedor común o, en su caso, a cualquiera de los
acreedores, tiene virtualidad suficiente para extinguir la obligación respecto de todos los deudores. Es una
consecuencia lógica de la unidad del objeto debido. Sobre el saldo impago, la obligación continúa siendo solidaria.

b) Renuncia al crédito, novación, dación en pago o compensación


Al respecto, la novación, compensación o remisión de la deuda, hecha por cualquiera de los acreedores y con
cualquiera de los deudores, extingue la obligación. En todos los casos, la expansión del efecto extintivo hacia los
demás deudores es una consecuencia de la unidad del objeto debido.

c) Confusión
La confusión que se produzca entre un acreedor y un deudor sólo extingue la obligación respecto de ese deudor, sin
afectar la subsistencia de la obligación solidaria respecto de los demás codeudores y coacreedores, aunque se
deberá deducir la porción extinguida por la confusión.

d) Transacción
La transacción hecha por uno de los deudores solidarios aprovecha a los otros, pero no puede serles opuesta, y
recíprocamente, la transacción concluida con uno de los acreedores solidarios puede ser invocada por los otros, mas
no serles opuesta sino por su parte en el crédito.

Extinción de la solidaridad: La extinción de la solidaridad puede ser total o absoluta, o puede ser parcial o relativa.
Renuncia total: ARTÍCULO 836.- Extinción absoluta de la solidaridad. Si el acreedor, sin renunciar al crédito,
renuncia expresamente a la solidaridad en beneficio de todos los deudores solidarios, consintiendo la división de la
deuda, ésta se transforma en simplemente mancomunada.

Renuncia parcial: ARTÍCULO 837.- Extinción relativa de la solidaridad. Si el acreedor, sin renunciar al crédito,
renuncia expresa o tácitamente a la solidaridad en beneficio de uno solo de los deudores solidarios, la deuda
continúa siendo solidaria respecto de los demás, con deducción de la cuota correspondiente al deudor beneficiario.

Queda clara la distinción entre la renuncia al crédito y renuncia a la solidaridad. En esta última, la obligación
subsiste, con modificaciones al vínculo jurídico que deja de ser solidario para transformarse en simplemente
mancomunado.

Responsabilidad por mora e incumplimiento imputable


ARTÍCULO 838.- Responsabilidad. La mora de uno de los deudores solidarios perjudica a los demás. Si el
cumplimiento se hace imposible por causas imputables a un codeudor, los demás responden por el equivalente de la
prestación debida y la indemnización de daños y perjuicios. Las consecuencias propias del incumplimiento doloso de
uno de los deudores no son soportadas por los otros.

Este artículo establece la propagación a todos los vínculos de la mora y de la responsabilidad por incumplimiento
imputable a los codeudores, no se propaga el dolo.

Contribución entre los deudores


ARTÍCULO 840.- Contribución. El deudor que efectúa el pago puede repetirlo de los demás codeudores según la
participación que cada uno tiene en la deuda. La acción de regreso no procede en caso de haberse remitido
gratuitamente la deuda.

Se regula la acción interna de contribución entre los codeudores.

Distribución de la cuota de contribución


ARTÍCULO 841.- Determinación de la cuota de contribución. Las cuotas de contribución se determinan
sucesivamente de acuerdo con:
a. lo pactado;
b. la fuente y la finalidad de la obligación o, en su caso, la causa de la
responsabilidad; c. las relaciones de los interesados entre sí; d. las demás
circunstancias.
Si por aplicación de estos criterios no es posible determinar las cuotas de contribución, se entiende que participan
en partes iguales.

Insolvencia o muerte de un deudor


ARTÍCULO 842.- Caso de insolvencia. La cuota correspondiente a los codeudores insolventes es cubierta por todos
los obligados.

Esta norma es aplicable sea la insolvencia anterior o posterior al pago realizado.


ARTÍCULO 843.- Muerte de un deudor. Si muere uno de los deudores solidarios y deja varios herederos, la deuda
ingresa en la masa indivisa y cualquiera de los acreedores puede oponerse a que los bienes se entreguen a los
herederos o legatarios sin haber sido previamente pagado. Después de la partición, cada heredero está obligado a
pagar según la cuota que le corresponde en el haber hereditario.

Este artículo establece que antes de la partición, los acreedores tienen derecho a oponerse a la entrega de los bienes
a los herederos o legatarios, si no han sido previamente pagados.

3. SOLIDARIDAD ACTIVA

Efecto principal: derecho al cobro


Los efectos principales de la solidaridad activa son: 1) cualquier acreedor tiene derecho al cobro íntegro del crédito;
si la obligación se extingue para un acreedor, se extingue para todos los demás. El
artículo 844 regula el derecho al cobro.
ARTÍCULO 844.- Derecho al cobro. El acreedor, o cada acreedor, o todos ellos conjuntamente, pueden reclamar al
deudor la totalidad de la obligación.

Se prevé expresamente el derecho de cada acreedor o de todos juntos a reclamar el todo al deudor común.
A diferencia del código anterior, se establece un titulo, separando la solidaridad activa, en forma sistemática o
simétrica de la solidaridad pasiva.

El principio de prevención: efectos


ARTÍCULO 845.- Prevención de un acreedor. Si uno de los acreedores solidarios ha demandado judicialmente el
cobro al deudor, el pago sólo puede ser hecho por éste al acreedor demandante.

Mantiene el sistema instituido en el código derogado de Vélez.

Medios de extinción de la obligación y medios de extinción de la cuota de algún acreedor solidario (art 846)
ARTÍCULO 846.- Modos extintivos. Sujeto a disposiciones especiales, los modos extintivos inciden, según el caso,
sobre la obligación, o sobre la cuota de algún acreedor solidario, conforme a las siguientes reglas:
a. la obligación se extingue en el todo cuando uno de los acreedores solidarios recibe el pago del crédito;
b. en tanto alguno de los acreedores solidarios no haya demandado el pago al deudor, la obligación también se
extingue en el todo si uno de ellos renuncia a su crédito a favor del deudor, o si se produce novación, dación en pago
o compensación entre uno de ellos y el deudor;
c. la confusión entre el deudor y uno de los acreedores solidarios sólo extingue la cuota del crédito que corresponde
a éste;
d. la transacción hecha por uno de los coacreedores solidarios con el deudor no es oponible a los otros acreedores,
excepto que éstos quieran aprovecharse de ésta.

La regulación de los modos extintivos y sus efectos es simétrica a la que se establece en el articulo 835 para la
solidaridad pasiva, la única diferencia es que se subordina en el inciso b, la extinción en el todo de la obligación en
los casos de renuncia al crédito, novación, dación en pago o compensación entre alguno de los acreedores y el
deudor, a que alguno de los acreedores solidarios no haya demandado.

El derecho de participación: distintos supuestos del art 847


ARTÍCULO 847.- Participación. Los acreedores solidarios tienen derecho a la participación con los siguientes
alcances:
a. si uno de los acreedores solidarios recibe la totalidad del crédito o de la reparación del daño, o más que su cuota,
los demás tienen derecho a que les pague el valor de lo que les corresponde conforme a la cuota de participación de
cada uno;
b. en los casos del inciso b) del artículo 846, los demás acreedores solidarios tienen derecho a la participación, si
hubo renuncia al crédito o compensación legal por la cuota de cada uno en el crédito original; y si hubo
compensación convencional o facultativa, novación, dación en pago o transacción, por la cuota de cada uno en el
crédito original, o por la que correspondería a cada uno conforme lo resultante de los actos extintivos, a su elección;
c. el acreedor solidario que realiza gastos razonables en interés común tiene derecho a reclamar a los demás la
participación en el reembolso de su valor.

Determinación de las cuotas de participación


ARTÍCULO 848.- Cuotas de participación. Las cuotas de participación de los acreedores solidarios se determinan
conforme lo dispuesto en el artículo 841.
El nuevo código regula la participación en el crédito que debe realizarse al acreedor que percibió del pago o su
equivalente, a favor de los acreedores que no lo han recibido.
Se extiende el derecho de los acreedores a participar, además de en el crédito, en lo percibido en concepto de
reparación del daño.

Muerte de uno de los acreedores: efectos


ARTÍCULO 849.- Muerte de un acreedor. Si muere uno de los acreedores solidarios, el crédito se divide entre sus
herederos en proporción a su participación en la herencia.
Después de la partición, cada heredero tiene derecho a percibir según la cuota que le corresponde en el haber
hereditario.
Ante la muerte del acreedor solidario, se posterga al momento de la partición de la herencia, la división del crédito
entre sus herederos, en forma similar a lo que se legisla para la solidaridad pasiva en el artículo 843, recién después
de la herencia este heredero tiene derecho a percibir la cuota que le corresponde en el crédito.

4. LAS OBLIGACIONES CONCURRENTES Y DISYUNTIVAS

Los fundamentos del anteproyecto


Se introduce una regulación de las obligaciones concurrentes, que tienen amplia aplicación en la práctica
jurisprudencial.
Las obligaciones concurrentes son aquéllas en las que varios deudores deben el mismo objeto en razón de causas
diferentes, lo cual las diferencia claramente de las solidarias. Se regulan sus efectos, disponiendo que el acreedor
tiene derecho a requerir el pago a uno, a varios o a todos los codeudores, simultánea o sucesivamente; que el pago
realizado por uno de los deudores extingue la obligación de los otros obligados concurrentes; que la dación en pago,
la transacción, la novación y la compensación realizadas con uno de los deudores concurrentes, en tanto satisfagan
íntegramente el interés del acreedor, extinguen la obligación de los otros obligados concurrentes o, en su caso, la
extinguen parcialmente en la medida de lo satisfecho; que la confusión entre el acreedor y uno de los deudores
concurrentes y la renuncia al crédito a favor de uno de los deudores no extingue la deuda de los otros obligados
concurrentes; que la prescripción cumplida y la interrupción y suspensión de su curso no producen efectos
expansivos respecto de los otros obligados concurrentes; que la mora de uno de los deudores no produce efectos
expansivos con respecto a los otros codeudores; que la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada dictada
contra uno de los codeudores no es oponible a los demás, pero éstos pueden invocarla cuando no se funde en
circunstancias personales del codeudor demandado; que la acción de contribución del deudor que pagó la deuda
contra los otros obligados concurrentes se rige por las relaciones causales que originaron la concurrencia. También
se propone una regulación de las obligaciones disyuntivas, principales y accesorias.

La definición legal del art 850


ARTÍCULO 850.- Concepto. Obligaciones concurrentes son aquellas en las que varios deudores deben el mismo
objeto en razón de causas diferentes.

Estas obligaciones son reguladas por primera vez en el código y dentro de las obligaciones de sujeto plural, ya que se
trata de un caso de pluralidad de deudores. En la doctrina nacional, y extranjera son conocidas como: obligaciones
indistintas, o conexas, o in solidium.
El término concurrente proviene del hecho de que las diversas obligaciones están conectadas entre sí por el hecho
de concurrir respecto del mismo objeto y acreedor.

Requisitos y ámbito de aplicación. Son requisitos para que esta obligación surja:
Que haya una pluralidad de deudores
Que tengan el mismo objeto debido
En estos dos puntos, es similar a las obligaciones solidarias.
Que cada obligado concurrente tenga una causa fuente diferente. Esto es lo que la hace única y diferente.

Los casos de aplicación de esta obligación son:


Entre el principal y el dependiente
Entre el dueño y guardián de la cosa riesgosa
Caso de concurrencia del riesgo demandado y culpa de un tercero
El médico de la clínica o su obra social frente al paciente
En el contrato de turismo, los daños originados por incumplimiento de la agencia de viajes y del prestador
directo de los servicios, frente al viajero.

Efectos: análisis del art 851


ARTÍCULO 851.- Efectos. Excepto disposición especial en contrario, las obligaciones concurrentes se rigen por las
siguientes reglas:
a. el acreedor tiene derecho a requerir el pago a uno, a varios o a todos los codeudores, simultánea o
sucesivamente;
b. el pago realizado por uno de los deudores extingue la obligación de los otros obligados concurrentes;
c. la dación en pago, la transacción, la novación y la compensación realizadas con uno de los deudores concurrentes,
en tanto satisfagan íntegramente el interés del acreedor, extinguen la obligación de los otros obligados concurrentes
o, en su caso, la extinguen parcialmente en la medida de lo satisfecho;
d. la confusión entre el acreedor y uno de los deudores concurrentes y la renuncia al crédito a favor de uno de los
deudores no extingue la deuda de los otros obligados concurrentes;
e. la prescripción cumplida y la interrupción y suspensión de su curso no producen efectos expansivos respecto de
los otros obligados concurrentes;
f. la mora de uno de los deudores no produce efectos expansivos con respecto a los otros codeudores;
g. la sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada dictada contra uno de los codeudores no es oponible a los
demás, pero éstos pueden invocarla cuando no se funda en circunstancias personales del codeudor demandado;
h. la acción de contribución del deudor que paga la deuda contra los otros obligados concurrentes se rige por las
relaciones causales que originan la concurrencia.

Normas subsidiarias
ARTÍCULO 852.- Normas subsidiarias. Las normas relativas a las obligaciones solidarias son subsidiariamente
aplicables a las obligaciones concurrentes.
La norma lo que hace es ratificar el carácter autónomo de las obligaciones concurrentes.

Obligaciones disyuntivas
ARTÍCULO 853.- Alcances. Si la obligación debe ser cumplida por uno de varios sujetos, excepto estipulación en
contrario, el acreedor elige cuál de ellos debe realizar el pago. Mientras el acreedor no demande a uno de los
sujetos, cualquiera de ellos tiene derecho de pagar. El que paga no tiene derecho de exigir contribución o reembolso
de los otros sujetos obligados.

Concepto
Es una obligación de sujeto indeterminado, hasta que se practica la elección, entonces los sujetos quedan
perfectamente determinados. Hecha la elección, son obligaciones de sujeto único y no existe derecho de rembolso
ni contribución con respecto a los demás obligados.
Es la obligación que debe ser cumplida por uno de varios sujetos designados, por ejemplo: la obligación de A o B, de
pagar a C. En ciertos contratos de seguro, es frecuente la designación de beneficiarios en forma alternativa. Se ha
dicho que son obligaciones de sujeto indeterminado.
Hasta tanto no se determine la persona del acreedor o del deudor, los diversos beneficiarios o los diversos obligados
son solo candidatos a acreedores o deudores. Una vez hecha la opción, solo revestirá la correspondiente calidad
aquel que haya sido designado. Los sujetos que integran el nexo obligacional se encuentran sometidos a una
condición resolutoria de que sea elegido para recibir el pago otro acreedor, si la disyunción es activa, u otro deudor
para satisfacer la deuda, si la disyunción es pasiva.

Disyunción pasiva: El artículo 853 se refiere a una disyunción pasiva, estableciendo que en este caso la elección la
hace el acreedor, salvo disposición en contrario.

Disyunción activa: El artículo 854 regula la disyunción activa, la elección depende del deudor, salvo estipulación en
contrario. Puede elegir a quien pagar aun en caso de haber sido demandado por otro acreedor, con lo que no rige el
derecho de prevención.

ARTÍCULO 854.- Disyunción activa. Si la obligación debe ser cumplida a favor de uno de varios sujetos, excepto
estipulación en contrario, el deudor elige a cuál de éstos realiza el pago. La demanda de uno de los acreedores al
deudor no extingue el derecho de éste a pagar a cualquiera de ellos. El que recibe el pago no está obligado a
participarlo con los demás.

Reglas aplicables en subsidio


ARTÍCULO 855.- Reglas aplicables. Se aplican, subsidiariamente, las reglas de las obligaciones simplemente
mancomunadas.

El pago debe ser efectuado a cualquiera de los acreedores que lo reclame. Cabria agregar que como no son
acreedores, antes de la elección no pueden demandar en forma aislada, sino solo en forma conjunta percibiendo el
crédito aquel que sea elegido por el deudor.

5. CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES EN PRINCIPALES Y ACCESORIAS

Conceptos de obligación principal y accesoria


ARTÍCULO 856.- Definición. Obligaciones principales son aquellas cuya existencia, régimen jurídico, eficacia y
desarrollo funcional son autónomos e independientes de cualquier otro vínculo obligacional. Los derechos y
obligaciones son accesorios a una obligación principal cuando dependen de ella en cualquiera de los aspectos
precedentemente indicados, o cuando resultan esenciales para satisfacer el interés del acreedor.

Obligaciones principales y accesorias: Importancia de la clasificación


La norma comprende dentro del concepto de obligación accesoria la constitución de una obligación, con la finalidad
de agregar algo al objeto de la principal para hacerla más provechosa, ya que las razones de la subordinación pueden
ser económicas o prácticas.

El criterio para establecer la clasificación

Obligaciones accesorias con relación al objeto


Son accesorias, las obligaciones contraídas para asegurar el cumplimiento de una obligación principal, por ejemplo,
las clausulas penales.
No son obligaciones accesorias, los deberes accesorios o secundarios de las partes, que son conductas referidas a los
mismos intereses que emergen de la prestación principal, cuyo fin es ampliar su contenido, por ejemplo: los deberes
secundarios de conducta en la obligación de escriturar el inmueble; las clausulas o pactos introducidos
convencionalmente con el fin de afectar la obligación principal a una modalidad, o para definir o modificar alguna
circunstancia relativa al cumplimiento de aquellas, o a fin de modificar algún aspecto del acto jurídico fuente de las
obligaciones; y la obligación de seguridad.

Obligaciones accesorias con relación al sujeto


Son las que se refieren a las "personas obligadas". Es el caso de quienes las contrajeren como garantes o fiadores.
Esta especie de accesoriedad actúa en el plano de las garantías.

La norma habla también de los derechos accesorios del acreedor


Se trata de derechos reales, prenda e hipoteca, y no de obligaciones accesorias, aunque desde la perspectiva de la
relación con la obligación principal resultan alcanzados por los efectos de la interdependencia, aunque tengan un
régimen legal propio.

Principio general
El principio general es que lo accesorio sigue a lo principal.

ARTÍCULO 857.- Efectos. La extinción, nulidad o ineficacia del crédito principal, extinguen los derechos y
obligaciones accesorios, excepto disposición legal o convencional en contrario.

Las contingencias que afectan a las obligaciones principales, relativas a su existencia, validez y eficacia, se extienden
a las accesorias y, por el contrario, estas últimas son ineficaces para determinar la normativa, legitimidad y
subsistencia de las principales.
El principio tiene aplicaciones en todo el Código. Son algunas de ellas:
En materia de pago, recibo de capital sin reservas hace presumir la extinción de los intereses
El pago de una obligación afianzada extingue la obligación del fiador
La novación que afecte a la obligación principal extingue las obligaciones accesorias
La nulidad de la obligación principal causa la de la clausula penal

Excepciones
El principio general de que lo accesorio sigue a lo principal tiene excepciones, en casos en que la obligación accesoria
tiene mayor virtualidad que la principal, o bien presenta un régimen normativo distinto o, mas todavía, determina la
suerte de esta última, lo que se justifica por la mayor eficacia jurídica, económica o funcional de las obligaciones
accesorias en ciertos supuestos.
UNIDAD 11

1. OTROS MEDIOS DE EXTINCIÓN DE LAS OBLIGACIONES

Método
Los otros medios por los cuales se extinguen las obligaciones, se encuentran regulados, en el Libro III: Derechos
Personales. Título I: Obligaciones en general. Capítulo 5: Otros medios de extinción.

Enunciación de lo modos de extinción en el CCCN


Las obligaciones se extinguen:
por el pago
por la compensación
por la confusión
por la novación
por la dación en pago
por la transacción
por la renuncia de los derechos del acreedor
por la remisión de la deuda
por la imposibilidad de cumplimiento

Los modos no enumerados


En el antiguo código, Vélez mencionaba también como medios extintivos la condición resolutoria, al plazo
resolutorio (o extintivo), la anulación de los actos jurídicos y la prescripción.
En cuanto a la condición resolutoria y al plazo extintivo son, medios de extinción; en el primer caso, porque si se
cumple el hecho previsto como condición resolutoria, "deberá restituirse lo que se hubiese recibido a virtud de la
obligación"; en el segundo, porque al vencimiento del plazo resolutorio cesa la eficacia del vínculo obligatorio, lo que
equivale a decir que se extinguirá.
La anulación de los actos jurídicos, no puede ser considerada como un medio de extinción de obligaciones.
En lo que atañe a la prescripción liberatoria, si bien se la estudia junto a los medios de extinción, está claro que no
extingue la obligación, sino sólo la acción o el derecho para exigir su cumplimiento, pero la obligación subsiste como
natural.

La doctrina ha señalado también otras varias posibles causales de extinción de las obligaciones; así:
Respecto de las obligaciones contractuales, se dice que se extinguen cuando se disuelve el contrato que les ha
servido de fuente, sea por resolución, revocación o rescisión.
Se suele mencionar también a la muerte y a la incapacidad sobrevinientes del deudor, como causas de extinción de
obligaciones. Para evitar equívocos, es necesario dejar establecido que la regla general es que ni una ni otra
extinguen el vínculo, porque en el caso de muerte, los efectos de las obligaciones se transmiten a los sucesores
universales de las partes; y, en el caso de la incapacidad sobreviniente, la obligación debe continuar desarrollándose
con el representante del incapaz.
También el abandono de la cosa sobre la que recae el crédito suele ser mencionado como un modo extintivo de
obligaciones. Sin embargo, la regla general indica que el abandono no es una causa de extinción, sino sólo en
supuestos de excepción.

Clasificación de los modos de extinción


Se conocen diversas clasificaciones:
Del cotejo de las fuentes romanas se puede decir que sus juristas conocieron distintas causales de extinción de las
obligaciones, que, según que el efecto extintivo tuviera lugar directamente o por vía de consecuencia, fueron
divididas en dos categorías: 1) las que funcionaban ipso iure, de pleno derecho, que se caracterizaban porque
extinguían la obligación por su sola virtualidad, por ejemplo, el pago; 2) las que operaban excepcionis ope, por vía
de excepción o de defensa, que se caracterizaban porque funcionaban sólo si el deudor las invocaba o alegaba
contra el accipiens, como por ejemplo, la prescripción.
Teniendo en cuenta si el interés del acreedor queda satisfecho o frustrado, las causales de extinción se dividen en
dos grupos: a) unas, denominadas satisfactorias, suponen, como es obvio, que el deudor ha solventado el

interés del acreedor y entre ello se incluye el pago; b) otras, denominadas frustratorias, dejan insatisfecho al
acreedor, mencionándose entre ellas a la prescripción y a la imposibilidad de pago.
Atendiendo a su naturaleza, una importante doctrina enseñaba que los medios extintivos se clasifican en hechos y en
actos jurídicos: a) hay causales de extinción que son verdaderos hechos jurídicos, por cuanto tienen eficacia
extintiva con total prescindencia de la voluntad de los sujetos intervinientes (solvens y accipiens), por ejemplo, la
imposibilidad de pago, etc.; b) existen otras causales, por el contrario, que se presentan como actos voluntarios
lícitos cuyo fin inmediato es provocar la extinción del vínculo jurídico, siendo por lo tanto actos jurídicos,
contándose entre ellos el pago, la novación, la transacción, etc.
Llambías, nos dejó una clasificación tripartita de los medios extintivos, de donde resultan los siguientes grupos: a) los
actos jurídicos unilaterales son aquellos que emanan de la sola voluntad del solvens, tales como el pago, la
revocación, la rescisión, etc.; b) los actos jurídicos extintivos bilaterales son verdaderas convenciones
liberatorias, como la novación, la dación en pago, la transacción, el distracto, etc.; c) los hechos jurídicos
extintivos, finalmente, serían la confusión, la imposibilidad de pago, la prescripción, etc.

2. LOS CONTRATOS EXTINTIVOS

Se reconoce que contrato es "todo acto jurídico bilateral patrimonial", se entenderá también que son contratos
tanto los actos que "crean", como los que "extinguen" obligaciones. En ese marco, se puede decir que son contratos
los siguientes medios de extinción: 1) el pago, cuando se trata del cumplimiento de una obligación de dar que
requiere entrega, es decir, acuerdo entre solvens y accipiens; 2) la dación en pago; 3) la novación; 4) la transacción;
5) la renuncia de los derechos del acreedor, y, 6) la remisión de la deuda.

Novación
Definición: ARTÍCULO 933.- Definición. La novación es la extinción de una obligación por la creación de otra nueva,
destinada a reemplazarla.

El art. 934 presenta el requisito fundamental que es:

ARTÍCULO 934.- Voluntad de novar. La voluntad de novar es requisito esencial de la novación. En caso de duda, se
presume que la nueva obligación contraída para cumplir la anterior no causa su extinción.

La novación es un modo por el cual una obligación se extingue por una nueva. Cuando se extingue una obligación y
nace una nueva destinada a reemplazarla, resultando ser totalmente incompatible la coexistencia de ambas.
Vélez en el código definió a esta como la “Transformación de la obligación en otra”.
La extinción de una obligación primitiva no solo es el efecto del nacimiento de la nueva obligación llamada a
sustituirlo, sino su causa, de modo tal que nacimiento y extinción se condicionan recíprocamente.

Antecedentes
1.- El primer antecedente seria el Derecho Romano.
2.- En el Derecho Clásico presentó dos características:
El objeto de la obligación nueva debía ser siempre el mismo de la obligación anterior.
La Novación se transformó en un acto formal, de modo tal que la misma operaba por el mismo hecho.
3.- Al correr el tiempo, el automatismo de la época clásica fue perdiendo rigidez y comenzó a surgir la necesidad de
un nuevo requisito para que se configure la novación: el animus Novandi.
4.- Las leyes de partidas admitieron expresamente la novación, regulándose de la misma podría recaer sobre la causa
o sobre el objeto de la obligación.

Requisitos: Los requisitos de todo contrato se dividen en presupuestos, elementos y circunstancias.

Presupuestos
Presupuestos son todos aquellos requisitos que deben concurrir, lógica y cronológicamente, con anterioridad a la
celebración de un contrato determinado; su existencia se verifica con independencia y autonomía respecto de éste.
Entre los presupuestos se incluyen la capacidad, el consentimiento y, en el caso particular de la novación, la
preexistencia de una obligación anterior.

Capacidad.— Puesto que la novación es un contrato y, en cuanto tal, un acto jurídico, va de suyo que quienes lo
celebren deben tener capacidad de derecho
Novación por representante. Poderes especiales. — Se dispone que "El representante del acreedor no puede hacer
novación/de la obligación, si no tuviere poderes especiales".
El acreedor renuncia a un crédito; el deudor se obliga comprometiendo su patrimonio; por ende, es lógico que si
actúan por medio de representantes, se exija a éstos poderes especiales.

Consentimiento. — Como todo contrato, la novación requiere consentimiento, esto es, oferta y aceptación; la
novación no se presume, debiendo la voluntad de las partes manifestarse con claridad, en términos inequívocos.

IV) Obligación preexistente. —La novación presupone "una obligación anterior que le sirve de causa", éste es uno de
sus elementos esenciales. La obligación preexistente debe ser válida y eficaz.
Debe ser válida, "Si la obligación anterior fuese nula.., no habrá novación". Dos acotaciones al respecto: 1) si la
nulidad es solamente relativa, la obligación puede ser novada si así lo consiente la parte que podía pedir la
nulidad y puesto que no lo ha hecho, se puede interpretar que ha renunciado a la acción de nulidad. 2) una
obligación anulable puede ser novada mientras la nulidad no sea declarada por juez competente.
Se dice también que la obligación preexistente debe ser efectiva, en el sentido de que debe producir sus efectos1
propios. No habrá novación "si la obligación condicional se convierte en pura, y faltase la condición de la
primera".
Respecto de las obligaciones naturales, las obligaciones naturales puedan ser novadas, por estas razones: 1) no es
verdad que no haya extinción, sólo porque la obligación preexistente sea natural; la novación la extingue como
natural para reemplazarla por otra; 2) si bien, por ser la obligación natural inexigible, no se puede afirmar que la
novación libera al deudor natural, se debe tener en cuenta que la novación —por su carácter mixto (extingue y
crea)— no está destinada únicamente a liberar ya que, de suyo, al crear una nueva obligación, obliga; 3) no se
debe minimizar el hecho de que la novación extingue la obligación natural, aunque en ello no se vea una
liberación del deudor.

Requisitos esenciales de la novación:


Obligación Anterior.
Creación de una nueva obligación.
Capacidad para novar.
Animus novandi o voluntad de efectuar la novación.

Naturaleza:
Según una primera opinión, la novación no sería un "acto", sino un efecto jurídico de los actos jurídicos novativos. Lo
que se celebra son compraventas, arrendamientos, mutuos, etc., en los que se puede incluir alguna cláusula que
tenga efecto novativo, es decir, que disponga la extinción de alguna obligación anterior y su sustitución por otra.

Influyentes juristas, considerando que para que la novación tenga lugar es necesario que acreedor y deudor presten
su consentimiento, han sostenido que se trata de una convención liberatoria.
La novación es un contrato. Cabe formular dos aclaraciones de importancia: 1) Esa naturaleza contractual le
corresponde a la novación típica, es decir, sin perjuicio de que existen casos de novación legal, a los que se les
aplicará —en subsidio y por analogía— el régimen previsto en la ley civil. 2) Cuando la obligación novada ha nacido
de un contrato, se ha de tener especial cuidado en considerar que por la novación se extingue esa obligación, pero el
contrato de compraventa que le ha servido de causa fuente subsistirá.
En tanto contrato, presenta los siguientes caracteres:
a) Es nominado; lo es porque tiene nombre propio. El Código Civil y la doctrina de los autores lo llaman novación.
b) Es típico, en tanto está dotado de un régimen jurídico propio.
c) Es consensual, porque se perfecciona con el solo consentimiento de las partes.
Para que exista novación, la voluntad de las partes debe ser expresada en términos inequívocos. La novación no se
presume. Es suficiente que la voluntad, en el sentido de querer novar, se manifieste con claridad. Es preciso que la
voluntad "se manifieste claramente" o que "la existencia de la anterior obligación sea incompatible con la nueva". d)
Es no formal, por cuanto para su celebración las partes no están compelidas a observar una solemnidad
determinada; la voluntad de acreedor y deudor puede exteriorizarse por cualquier forma.

Atendiendo al fin que persigue (crear y extinguir, etc.), es mixto, ya que, por un lado, extingue una obligación y, por
Otro, crea una nueva que reemplaza a la anterior; ésta es su principal característica, que se resume así: la novación
extingue y crea al mismo tiempo.
Teniendo en cuenta que por su carácter mixto presenta una faz "creadora",
Se puede decir que, en principio, la novación tiene carácter creditorio y unilateral; lo primero, porque hace nacer
una obligación y lo segundo, porque sólo una de las partes continúa obligada.
Importancia actual: Tuvo entre los romanos una importancia singular, en tanto era el instrumento jurídico que
permitía el cambio del acreedor o del deudor de una determinada obligación, modificación de sujetos que no podía
hacerse directamente dado el carácter personalísimo con que era concebida la obligatio. La utilidad de la novación,
producía la extinción de la obligación anterior y el nacimiento de una nueva, integrada ahora con el nuevo sujeto. En
la actualidad se admite que habría declinado su importancia.

Elementos: Se considera elemento a todo aquello que es constitutivo del contrato, intrínseco a él. Se estima que son
tales el contenido y la forma; el contenido es "lo que se prescribe", la forma "cómo se prescribe".

Forma y prueba
Ya se dijo que la novación es un contrato consensual y no formal. También se dijo que si bien la voluntad de novar
puede exteriorizarse por cualquier medio (por ello es no formal), es necesario que "se manifieste claramente". Se
requiere o que la voluntad sea clara, o "que la existencia de la anterior obligación sea incompatible con la nueva".
Determinar cuándo se presenta esta incompatibilidad es una cuestión de hecho que dependerá de las circunstancias
de cada caso concreto; sin embargo, en términos generales, "habrá incompatibilidad siempre que sea patente que la
nueva obligación es creada en reemplazo de la anterior resultando imposible la coexistencia temporal de ambas". La
mentada incompatibilidad sólo puede darse en la novación objetiva y no en la subjetiva.

En cuanto a la prueba, es importante señalar lo siguiente: 1) por aplicación de las reglas generales, la carga de probar
la existencia de la novación incumbe a quien la invoca; 2) calificada como contrato, le caben a la novación las mismas
limitaciones probatorias de todo contrato; 3) ello no es óbice, sin embargo, para que la intención de novar ,
canalizada a través del consentimiento, pueda ser probada por cualquier medio, incluso presunciones; es más, la
creación de la nueva obligación —en sí misma— es una presunción de que se ha querido novar la anterior,
extinguiéndola.

Clases: Las clases o especies de novación pueden ser clasificadas en atención a distintos criterios:
De acuerdo con el elemento de la obligación que resulte modificado, la novación puede ser objetiva o subjetiva.
Por la fuente de la que nace, la novación puede ser convencional o legal.
Con la expresión "novación objetiva" se designa un género (limitado) que incluye en su seno varias especies.
Para individualizar el género, se puede recurrir a la descripción por vía negativa, respecto de la llamada novación
"subjetiva". Usando ese método, se puede decir que la novación es "objetiva", en general, cuando entre los
mismos sujetos (acreedor y deudor), tiene lugar la extinción de una obligación y la creación, en su reemplazo, de
una nueva y distinta.
Descrito el género, se pueden precisar tres especies de novación objetiva: 1) la "causal", señalada como aquella en la
que se altera la causa-fuente o título de la obligación; 2) la "objetiva", en sentido estricto, indicada como aquella
en que la modificación es de la prestación-objeto; 3) una tercera, que podría ser llamada "vincular", en la que se
modifica el vínculo jurídico

Novación objetiva: cambios que producen y cambios que no producen novación


Es objetiva cuando el cambio invoca a algunos de los elementos objetivos de la obligación: la prestación o la causa.
Habrá novación siempre que se produzca un cambio fundamental, del cual se configure una nueva obligación.
La novación objetiva se produce:
Se cambia la prestación, se configura cuando una obligación de dar dinero cambia por una de dar cosas ciertas.
La causa se cambia, la fuente de la que surge, por ejemplo, contrato de compraventa cambia por uno de
locación.
Los casos de modificación se encuentran en el art. 935.

ARTÍCULO 935.- Modificaciones que no importan novación. La entrega de documentos suscriptos por el deudor en
pago de la deuda y, en general, cualquier modificación accesoria de la obligación primitiva, no comporta novación.

Casos especiales:
Modificación de monto.
Modificación del lugar.
Introducción de modificaciones: condición, plazo y cargo.
Otorgamiento de papeles de comercio.
Conversión de una obligación comercial.

Novación subjetiva
Es subjetiva cuando cambia algunos de los sujetos de la relación obligatoria.
Esta se produce por cambio A.- Cambio de acreedor; B.- Cambio de deudor.

Cambios que se producen:


A.- La novación por cambio de acreedor: Tiene lugar cuando un acreedor es sustitutivo por otro, extinguiéndose la
primitiva obligación se necesita solo el consentimiento del deudor. B.- La novación por cambio de deudor: Puede
asumir dos formas, delegación pasiva y expromisión.
Los artículos de 936 y 937, regulan la novación subjetiva:

ARTÍCULO 936.- Novación por cambio de deudor. La novación por cambio de deudor requiere el consentimiento del
acreedor.
ARTÍCULO 937.- Novación por cambio de acreedor. La novación por cambio de acreedor requiere el consentimiento
del deudor. Si este consentimiento no es prestado, hay cesión de crédito.

Delegación: clases. La expromisión


El texto no distingue las dos formas que existían en el código derogado.

Formas:
Delegación: Por iniciativa del deudor primitivo, quien ofrece al acreedor un nuevo deudor en su lugar.
Expromisión: Por iniciativa de un tercero, quien se ofrece al acreedor tomar a su cargo la obligación del deudor
primitivo.

Efectos
ARTÍCULO 940.- Efectos. La novación extingue la obligación originaria con sus accesorios. El acreedor puede impedir
la extinción de las garantías personales o reales del antiguo crédito mediante reserva; en tal caso, las garantías pasan
a la nueva obligación sólo si quien las constituyó participó en el acuerdo novatorio.

Efectos:
Extinción de la obligación con sus accesorios.
Posibilidad de conservación de las garantías personales o reales.

Reglas aplicable a la novación legal


ARTÍCULO 941.- Novación legal. Las disposiciones de esta Sección se aplican supletoriamente cuando la novación se
produce por disposición de la ley.

Novación legal: Queda claro que cuando la novación esta impuesta por ley debe primar lo que se dispone por la
norma que la determina en el Libro Tercero, Título I, Capitulo 5, en la Sección 3 del CC y CN.

Dación en pago
ARTÍCULO 942.- Definición. La obligación se extingue cuando el acreedor voluntariamente acepta en pago una
prestación diversa de la adeudada.

Dación en pago y Excepción al principio de identidad: Conforme al principio de identidad que rige en materia de
objeto de pago, el deudor debe entregar la misma cosa a que está obligada, y el acreedor no puede ser forzado a
recibir otra prestación, pero nada impide que por convención de las partes, el acreedor reciba en pago de la
obligación algo distinto a lo estipulado que si no es dinero, constituye una Dación de pago.

COMPARACIONES:
A.- Novación: En esta se reemplaza la obligación.
Dación en pago: En esta se cambia el objeto de Pago.

B.- Con el pago: El pago es el cumplimiento de prestación que hace el objeto de la obligación.
Dación en pago: Se realiza cuando se configura una actividad distinta de la prestación.

C.- Obligación Alternativas: Todas las Prestaciones tiene el mismo rango.


Dación en pago: La prestación debida siempre es sustituida por otro.

D.- Obligaciones facultativas: El cambio de la prestación está previsto de antemano.


Dación en pago: Es necesario un convenio ulterior a haber sido constituida la obligación.
Definición y naturaleza jurídica
Naturaleza jurídica: La dación en pago constituye un medio de extinción de las obligaciones, reconociendo su
fundamento en el principio de autonomía de la voluntad y de libertad de convenciones. Es así como se configura la
datio in solidum del derecho romano o la Dación en pago. Contemplada en los artículos 942 y 943.
Mera veracidad del pago
Novación objetiva
Contrato oneroso asimilable a la compraventa
Convención liberatoria
Nuestra opinión: La dación es un INSTITUTO complejo en el cual coexisten elementos de la novación y la del pago pero de
los cuales existen diferentes.

Requisitos
Son varios los elementos o requisitos que se deben configurar para que resulte su procedencia.

A).- La existencia de una obligación válida: Esto es así porque como medio extintivo presume una obligación (dar,
hacer, no hacer) que le sirva de causa.
Capacidad: Al requerir esta un acuerdo de voluntades entre acreedor y deudor, siendo esta un acto jurídico bilateral,
es necesario que ambas partes posean capacidad.
Acuerdo de voluntades entre el acreedor y el deudor: Este requisito es el de mayor gravitación, debido a que es
necesario la conformidad del acreedor para recibir una prestación diferente a la originariamente convenida.
Cumplimiento de una obligación distintiva a la debida: Una vez que a mediado el consentimiento, el principio general
indica que el deudor debe cumplir con una prestación diferente a la debida.
Intención del pago: Es indispensable animus solvendi, ello requiere que cuando se entrega una causa distinta a la
prestación debida en la obligación, debe efectuarse en calidad de pago, transfiriendo su dominio, a fin de ser
imputado como cancelación de deuda.

Reglas aplicables
ARTÍCULO 943.- Reglas aplicables. La dación en pago se rige por las disposiciones aplicables al contrato con el que
tenga mayor afinidad. El deudor responde por la evicción y los vicios redhibitorios de lo entregado; estos efectos no
hacen renacer la obligación primitiva, excepto pacto expreso y sin perjuicio de terceros.

Efectos
SIMPLES: Tiene los efectos normales del pago: A.- Extingue la obligación y B.- Libera al deudor.
ESPECIALES: A.- Varían según la naturaleza, se aplican distintas normas más afines al contrato al que se asemeje; B.-
El deudor responde por la evicción y los vicios redhibitorios.

Renuncia de los derechos del acreedor

Concepto
Es el acto por el cual una persona abdica o abandona un derecho que le pertenece, en forma voluntario y
espontanea; en sentido restringido la renuncia es abdicación del derecho de crédito.

ARTÍCULO 944.- Caracteres. Toda persona puede renunciar a los derechos conferidos por la ley cuando la renuncia
no está prohibida y sólo afecta intereses privados. No se admite la renuncia anticipada de las defensas que puedan
hacerse valer en juicio.

La Renuncia: Reviste el carácter de género, abarcando todo acto de abdicación de cualquier derecho susceptible de
abandono y la remisión de deuda constituye una especie de renuncia.

GÉNERO ESPECIE
RENUNCIA REMISIÓN

Naturaleza y requisitos

Naturaleza jurídica: Se ha discutido el carácter bilateral o unilateral del acto jurídico.


Acto jurídico:
A).- Acto Bilateral: Algunos autores le asignan este carácter toda vez que la renuncia puede ser retractada hasta
tanta no haya sido aceptada por la persona en favor a la que se ha efectuado.

B).- Acto Unilateral: Para otros autores han puesto que solo requiere para lograr una eficacia de la voluntad del
acreedor.
Especies: La renuncia puede efectuarse por actos entre vivos o por acto de última voluntad.

Elementos:
A).- Capacidad: Según sea el renunciante o el deudor igual necesitan capacidad.
B).- Objeto: la renuncia para que esta sea posible el objeto debe ser posible, lícito, determinable o determinado.
C).- Forma: Se refiere a la forma del art. 949.

Retracción de la renuncia. Forma y prueba


ARTÍCULO 947.- Retractación. La renuncia puede ser retractada mientras no haya sido aceptada, quedando a salvo
los derechos adquiridos por terceros.

Efectos de Retracción: La retracción de la renuncia no puede afectar derechos adquiridos por terceros, desde el
momento que tuvo lugar (fiadores o avalistas).

ARTÍCULO 949.- Forma. La renuncia no está sujeta a formas especiales, aun cuando se refiera a derechos que
constan en un instrumento público.

La renuncia como acto no formal: Es así porque no está sujeta a ninguna forma exterior, por lo cual se rige por el
principio de la libertad de formas.

ARTÍCULO 948.- Prueba. La voluntad de renunciar no se presume y la interpretación de los actos que permiten
inducirla es restrictiva.

La interpretación de la prueba es Restrictiva, ello quiere decir que en caso de deuda respecto de la existencia o no de
la renuncia, habrá de estarse a favor de la perdurabilidad del derecho.

Remisión de la deuda

Concepto y caracteres
La remisión de la deuda es una especie dentro del género de Renuncia, siendo definida como el acto jurídico
unilateral por el cual el acreedor abdica de sus derechos del crédito, liberando al deudor pero sin ver su satisfecho su
interés.

ARTÍCULO 950.- Remisión. Se considera remitida la deuda, excepto prueba en contrario, cuando el acreedor entrega
voluntariamente al deudor el documento original en que consta la deuda. Si el documento es un instrumento
protocolizado y su testimonio o copia se halla en poder del deudor sin anotación del pago o remisión, y tampoco
consta el pago o la remisión en el documento original, el deudor debe probar que el acreedor le entregó el
testimonio de la copia como remisión de la deuda.

Prueba en contrario: la remisión implica la renuncia a un derecho de crédito, la que deberá ser evidenciada y
configurada en el cual consta la deuda (ej, el cheque, pagare).

Normas aplicables
ARTÍCULO 951.- Normas aplicables. Las disposiciones sobre la renuncia se aplican a la remisión de la deuda hecha
por el acreedor.

Requisitos: A.- Capacidad; B.- Objeto; C.- Prueba

Efectos
El efecto principal y por excelencia de la remisión de deudas es la extinción del crédito con todos sus accesorios y
garantías y como efecto reflejo el aniquilamiento de la deuda correspondiente.
ARTÍCULO 952.- Efectos. La remisión de la deuda produce los efectos del pago. Sin embargo, la remisión en favor del
fiador no aprovecha al deudor. La hecha a favor de uno de varios fiadores no aprovecha a los demás.

Pago parcial del fiador


ARTÍCULO 953.- Pago parcial del fiador. El fiador que pagó una parte de la deuda antes de la remisión hecha al
deudor, no puede repetir el pago contra el acreedor.

En tal sentido queda claro que todo pago que hubiera efectuado el fiador con anterioridad a que la deuda fuera
remitida al deudor, no le concede el derecho de reembolsar del acreedor aquello que hubiera dado en pago.

Transacción

Definición legal. Elementos


ARTÍCULO 1641.- Concepto. La transacción es un contrato por el cual las partes, para evitar un litigio, o ponerle fin,
haciéndose concesiones recíprocas, extinguen obligaciones dudosas o litigiosas.

El sustantivo de la Transacción alude a cualquier tipo de convención, jurídicamente significa un acto jurídico bilateral
por el cual las partes haciéndose concesión, reciprocas, extinguen obligaciones litigiosas o dudosas.

Requisitos: Para que se configure la transacción es necesaria la concurrencia de otros requisitos:

A).- Concesiones Reciprocas: Este requisito la caracteriza y distingue de otras figuras jurídicas afines; la ley exige que
las partes se hagan concesiones y que estas seas reciprocas.
B).- Extinción de las obligaciones litigiosas o dudosas: La transacción debe estar encaminada a extinguir obligaciones
litigiosas o dudosas. Los derechos de las partes deben estar en tela de juicio, ha de tratarse por lo tanto de derechos
contestados, inciertos.

Clases
a).- Judicial: Cuando tiene lugar en un juicio.
b).- Extrajudicial: Cuando es realizada respecto de obligaciones dudosas, sin intervención de los tribunales.

Naturaleza.
Es en derecho, un contrato bilateral, por el cual las partes, haciéndose concesiones reciprocas, extinguen
obligaciones litigiosas o dudosas. Es por lo tanto, una de las formas de extinción de las Obligaciones y se diferencia
de la novación en que es un acto jurídico bilateral mientras que la novación es unilateral a cargo del acreedor
mientras que la novación es unilateral a cargo del acreedor.
La transacción tiene una doble naturaleza, pues tanto un acto procesal como un negocio jurídico material. El fin de
este acuerdo es alcanzar una solución amistosa para un procedimiento judicial que todavía está pendiente. A través
de acuerdo se resuelve el litigio y por lo tanto se pierde su litispendencia.

Efectos
DECLARATIVO: La Transacción no tiene efecto traslativo sino declarativo de derechos. Quien transige al admitir el
derecho de su contratante no se lo transmite, sino que se reputa que es derecho ya existía desde el principio en
la titularidad de quien elimina disfunciones por medio de la transacción.

En el CC y CN la Transacción se encuentra en el Libro III. TITULO 2º de los Contratos en general, Capitulo 28.

ARTÍCULO 1642.- Caracteres y efectos. La transacción produce los efectos de la cosa juzgada sin necesidad de
homologación judicial. Es de interpretación restrictiva.

Nulidad de la transacción
Son dos los casos:
A.- Nulidad Absoluta: Causa que la transacción sea invalida B.- Nulidad Relativa: Causa que la transacción sea válida
siempre y cuando las partes que conocen del vicio decidan subsanarlo.
ARTÍCULO 1645.- Nulidad de la obligación transada. Si la obligación transada adolece de un vicio que causa su
nulidad absoluta, la transacción es inválida. Si es de nulidad relativa, las partes conocen el vicio, y tratan sobre la
nulidad, la transacción es válida.
ARTÍCULO 1646.- Sujetos. No pueden hacer transacciones:
a. las personas que no puedan enajenar el derecho respectivo;
b. los padres, tutores, o curadores respecto de las cuentas de su gestión, ni siquiera con autorización judicial;
c. los albaceas, en cuanto a los derechos y obligaciones que confiere el testamento, sin la autorización del juez de la
sucesión.
ARTÍCULO 1647.- Nulidad. Sin perjuicio de lo dispuesto en el Capítulo 9 del Título IV del Libro Primero respecto de
los actos jurídicos, la transacción es nula:
a. si alguna de las partes invoca títulos total o parcialmente inexistentes, o ineficaces;
b. si, al celebrarla, una de las partes ignora que el derecho que transa tiene otro título mejor;
c. si versa sobre un pleito ya resuelto por sentencia firme, siempre que la parte que la impugna lo haya ignorado.

Forma y prueba

ARTÍCULO 1643.- Forma. La transacción debe hacerse por escrito. Si recae sobre derechos litigiosos sólo es eficaz a
partir de la presentación del instrumento firmado por los interesados ante el juez en que tramita la causa. Mientras
el instrumento no sea presentado, las partes pueden desistir de ella.

ARTÍCULO 1644.- Prohibiciones. No puede transigirse sobre derechos en los que está comprometido el orden
público, ni sobre derechos irrenunciables.
Tampoco pueden ser objeto de transacción los derechos sobre las relaciones de familia o el estado de las personas,
excepto que se trate de derechos patrimoniales derivados de aquéllos, o de otros derechos sobre los que,
expresamente, este Código admite pactar.

3. LOS HECHOS EXTINTIVOS

Con ese nombre se identifican aquellos acontecimientos que, si bien tienen fuerza extintiva, no requieren de un
acuerdo entre solvens y accipiens, sino que se presentan como hechos jurídicos. Quedan comprendidos en la
especie: 1) la compensación; 2) la confusión; 3) la imposibilidad de pago; y 4) la prescripción liberatoria.

Compensación

Definición
La compensación es un modo de extinción de las obligaciones que se producen por una mutua neutralización de dos
obligaciones, cuando quien tiene que cumplir es, al mismo tiempo, acreedor de quien tiene que recibir la
satisfacción.

ARTÍCULO 921.- Definición. La compensación de las obligaciones tiene lugar cuando dos personas, por derecho
propio, reúnen la calidad de acreedor y deudor recíprocamente cualesquiera que sean las causas de una y otra
deuda. Extingue con fuerza de pago las dos deudas, hasta el monto de la menor, desde el tiempo en que ambas
obligaciones comenzaron a coexistir en condiciones de ser compensables.
La compensación supone la existencia de dos obligaciones distintas entre las mismas personas, pero invirtiendo en
ellas la calidad de deudor y acreedor.

Fundamento y funciones:
1.- Por un lado simplifica las operaciones y evita un doble pago, reduciéndolo aun cuando las deudas son distintas.
2.- Evita que el deudor más presto a pagar corra el riesgo de cobrar lo que se le debía después de haber satisfecho su
deuda.

Diversas clases:
ARTÍCULO 922.- Especies. La compensación puede ser legal, convencional, facultativa o judicial.

El código de Vélez solo legislaba sobre la compensación legal, la doctrina siempre está de acuerdo a nombrar y
reconocer al menos cuatro formas de compensación (legal, facultativa, convencional y judicial).

A) Compensación legal. Condiciones necesarias. Cuando procede


ARTÍCULO 923.- Requisitos de la compensación legal. Para que haya compensación legal:
a. ambas partes deben ser deudoras de prestaciones de dar;
b. los objetos comprendidos en las prestaciones deben ser homogéneos entre sí;
c. los créditos deben ser exigibles y disponibles libremente, sin que resulte afectado el derecho de terceros.

Desarrollo:
A).- Primer requisito: Ambas partes (DEUDOR Y ACREEDOR) deben ser deudores de prestaciones de “dar”. Inciso a.
Se elimina la posibilidad de que hay compensación de otras obligaciones
Se desprende de este el requisito reciprocidad
El derecho propio: esto quiere decir que la deuda opuesta en compensación sea debida a la misma persona que lo alega y
que lo sea por la misma persona la cual es opuesta.
La imposibilidad de que se lleve a cabo una compensación en las obligaciones de hacer, respecto de esta hay que
aclarar que si no resulta la imposibilidad establecida por ley, si lo habrá respecto de las obligaciones intuito
personae.

a).- Se puede compensar:


Una cosa cierta para crear un derecho real.
Se puede restituir.
Se puede dar un determinado género.
Se puede dar bienes que no son cosas.
Se puede dar dinero.

b).- Los objetos comprendidos deben ser homogéneos entre si


Que las prestaciones sean fungibles entre si y que pertenezcan al mismo género.
Este requisito se refiere a la fungibilidad.

c).- Los créditos deben ser exigibles y disponibles libremente, sin que resulte afectados derechos de terceros.
Ambas deudas deben ser exigibles, es decir ser susceptible de ser reclamados por el acreedor.

Efectos
ARTÍCULO 924.- Efectos. Una vez opuesta, la compensación legal produce sus efectos a partir del momento en que
ambas deudas recíprocas coexisten en condiciones de ser compensadas, aunque el crédito no sea líquido o sea
impugnado por el deudor.

*La compensación legal extingue ambas obligaciones misterio legis, sin intervención de un órgano jurisdiccional y sin
intervención de ningún órgano.
*Personas que pueden alegar la compensación legal son:
Las partes facultativas
Los acreedores de alguna de las partes, siempre que se den los requisitos generales.
El fiador que puede compensar la obligación que nace de la fianza con lo que el acreedor deba.
Cualquiera de los deudores de una obligación solidaria puede invocar la compensación del crédito.

Efectos de la compensación legal


A.- Extingue dos deudas: 1.- Si son del mismo monto al mismo tiempo
2.- Si no es del mismo monto hasta el menor
B.- Como consecuencia, los intereses se extinguen desde el momento de la compensación.
C.- Se extinguen los accesorios y garantías de la obligación.
D.- Impide que la prescripción pueda cumplirse a favor de la otra parte.

B) Compensación facultativa. Concepto y efectos


ARTÍCULO 927.- Compensación facultativa. La compensación facultativa actúa por la voluntad de una sola de las
partes cuando ella renuncia a un requisito faltante para la compensación legal que juega a favor suyo. Produce sus
efectos desde el momento en que es comunicada a la otra parte.

Aquí es la voluntad de las partes la que elimina el obstáculo de la compensación. La parte que podría oponerse a
ella, y que renunciando a tal posibilidad o facultad suya opta por la compensación, que por su exclusiva voluntad se
produce.

Efectos:
ARTÍCULO 927 in fine.- Compensación facultativa: ...Produce sus efectos desde el momento en que es comunicada
a la otra parte.

Diferencias:
A.- Efectos de Comp. Legal: Comienza a regir desde que hay 2 deudas.
B.- Efectos de Comp. Facultativa: Comienza a regir desde el nacimiento en que ella ha sido opuesta o invocada.

C) Compensación judicial. Concepto y efectos


ARTÍCULO 928.- Compensación judicial. Cualquiera de las partes tiene derecho a requerir a un juez la declaración de
la compensación que se ha producido. La pretensión puede ser deducida simultáneamente con las defensas relativas
al crédito de la otra parte o, subsidiariamente, para el caso de que esas defensas no prosperen.

*Al sentenciar un magistrado dispone hacer lugar a la demanda, puede pedir la reconvención y al mismo tiempo, la
cual determina una condena del objeto homogéneo.
*Es importante destacar que excepto el requisito de la liquidez referido.
*La compensación judicial exige algunos recaudos.

Efectos: Al momento de pedir del cual produce sus efectos la compensación judicial son los mismos que el de la
compensación legal.

2 Posturas:
A.- A partir de dictada la sentencia que declara la compensación.
B.- A partir del momento en que se traba la Litis toda vez que la sentencia tiene efectos declarativos.

Exclusión convencional: Obligaciones no compensables. Análisis de los supuestos del art 930
ARTÍCULO 929.- Exclusión convencional. La compensación puede ser excluida convencionalmente.

*Es también denominada contractual y no está regulada por el Código.


*Esta es definida como un acto jurídico bilateral por el cual el acreedor y el deudor extinguen dos obligaciones
reciprocas provenientes de distintas causas.
*Es indiferente el monto, el interés, o liquidez, su exigibilidad y demás requisitos.

ARTÍCULO 930.- Obligaciones no compensables. No son compensables:


a. las deudas por alimentos;
b. las obligaciones de hacer o no hacer;
c. la obligación de pagar daños e intereses por no poderse restituir la cosa de que el propietario o poseedor legítimo
fue despojado;
d. las deudas que el legatario tenga con el causante si los bienes de la herencia son insuficientes para satisfacer las
obligaciones y los legados restantes;
e. las deudas y créditos entre los particulares y el Estado nacional, provincial o municipal, cuando:
las deudas de los particulares provienen del remate de bienes pertenecientes a la Nación, provincia o
municipio; de rentas fiscales, contribuciones directas o indirectas o de otros pagos que deben efectuarse en
las aduanas, como los derechos de almacenaje o depósito;
las deudas y créditos pertenecen a distintos ministerios o departamentos;
los créditos de los particulares se hallan comprendidos en la consolidación de acreencias contra el Estado
dispuesta por ley.
los créditos y las deudas en el concurso y quiebra, excepto en los alcances en que lo prevé la ley especial;
la deuda del obligado a restituir un depósito irregular.

Desarrollo:
A.- La obligación de prestar alimentos, no puede ser compensada, ni el derecho a reclamarlos o percibirlos, ser
objeto de transacción, renuncia, gravamen o embargo alguno.
B.- Obligaciones de Hacer y No Hacer: existe una prohibición expresa respecto de que pueda llevarse a cabo en este
tipo de obligaciones.
C.- La obligación de pagar daños e intereses por no poderse restituir la cosa de que el propietario o el poseedor
legitimo fue despojado. A través de esta prohibición se trata de impedir la justicia por mano propia de quien siendo
acreedor tome por la fuerza una cosa de su deudor, para luego pretender compensar los consecuentes daños con su
crédito.
D.- Deudas que el legatario tenga con el causante si los bienes de la herencia son insuficientes para satisfacer las
obligaciones y los legados restantes. De admitirse la compensación en tal caso, se estaría perjudicando al resto de los
legatarios.
E.- No son compensables las deudas y créditos entre el particular y el estado nacional, provincial o municipal.
F.- Los creiditos y las deudas en el concurso y quiebra, excepto en los alcances que prevé la ley especial. Si la
compensación se ha producido antes de la sentencia que declara la quiebra del fallido, es perfectamente válida y
produce el efecto extintivo propio de ella. Si la compensación no se ha producido al momento de decretarse la
quiebra del fallido, ella no opera, por lo cual el acreedor debe verificar su crédito en el concurso.
G.- La deuda del obligado a restituir un deposito irregular. Se fundamenta esta disposición en la relación de
confianza que posee el depósito irregular, por lo cual quedaría evidenciado un grave abuso si se resistiera a restituir
lo que le fue entregado en depósito.

Confusión

Concepto
La confusión constituye un medio de extinción de las obligaciones, lo que caracteriza a este modo es que se reúnen
en una misma persona la calidad de acreedor y deudor de una misma obligación, por cualquier causa que sea, lo cual
provoca que la relación jurídica llegue a su fin con todos sus accesorios.

ARTÍCULO 931.- Definición. La obligación se extingue por confusión cuando las calidades de acreedor y de deudor se
reúnen en una misma persona y en un mismo patrimonio.

Si cualquier obligación requiere de un sujeto pasivo y de un sujeto activo, al reducirse la relación jurídica a un solo
sujeto, desaparece por imposibilidad de lógica y estructural, ya que una persona no puede cobrarse ni pagarse a sí
misma.

Naturaleza jurídica: La confusión surge de un hecho jurídico.

Requisitos:
→ →
A).- Sucesión de calidad: Acreedor Deudor Acreedor
B).- Las calidades deben ser reunidas en una misma obligación.
C).- El crédito y deuda deben corresponder a una misma persona y a un mismo patrimonio.

Diversas formas

A.- El deudor sucede a este el crédito Sucesión Singular

B.- Cuando un tercero sucede al acreedor y al deudor en el crédito Sucesión Universal
Efectos.
Como modo extintivo, aniquila la relación jurídica preexistente.

ARTÍCULO 932.- Efectos. La obligación queda extinguida, total o parcialmente, en proporción a la parte de la deuda
en que se produce la confusión.

Supuestos particulares: A.- Obligaciones afianzadas; B.- Obligaciones solidarias.

Imposibilidad de pago
El incumplimiento de las obligaciones es generado de responsabilidad civil, si el incumplimiento obligacional se
produce por una causa sobreviniente imputable a la conducta del deudor este debe reparar y si no se produce así se
extingue la obligación sin que esta deba reparar daño alguno al acreedor.

ARTÍCULO 955.- Definición. La imposibilidad sobrevenida, objetiva, absoluta y definitiva de la prestación, producida
por caso fortuito o fuerza mayor, extingue la obligación, sin responsabilidad. Si la imposibilidad sobreviene debido a
causas imputables al deudor, la obligación modifica su objeto y se convierte en la de pagar una indemnización de los
daños causados.
Requisitos: Para que haya extinción de la obligación se necesita los siguientes requisitos:
A.- Que la prestación se haya tornado eficazmente imposible, en razón de una causa sobrevenida.
B.- Que la imposibilidad se haya producido sin culpa y sin dolo del deudor.
C.- Que el deudor no responda por caso fortuito.

1.- Primer caso: Imposibilidad


Física: Cuando la prestación sea de realización físicamente imposible.

Jurídica: Cuando aparece un obstáculo legal que se opone a la realización de la prestación debida.

2.- Segundo caso: Imposibilidad. Si es:



Dolo y culpa: Agravaría la situación de este quien además debe pagar los daños y perjuicios.

3.- Tercer caso: Asumir cargo por caso fortuito: Si el deudor asumió, responden aun por caso fortuito, no podrá
exonerarse de su responsabilidad.

4. LA PRESCRIPCIÓN LIBERATORIA

METODOLOGÍA: El CCyCN regula la prescripción junto con la caducidad en el Libro Sexto sobre disposiciones
comunes entre Los Derechos Personales y Reales, más exacto en el Tema de La Prescripción. Los puntos a tratar se
encuentran en el Capítulo I y II, del Título Primero en el Libro Sexto.
La prescripción liberatoria se da cuando transcurre cierto tiempo sin que el titular de un derecho, extinga la relación
jurídica que tiene virtualidades en orden al derecho positivo, dejando subsistente una relación de derecho natural.
En esta prescripción se extingue la acción, facultad de demandar judicialmente.
Elementos:
A.- El trascurso del tiempo que prescribe la ley.
B.- La inacción del titular del derecho de crédito.
C.- La posibilidad de actuar.
En la nota de un artículo de Vélez expresa que la prescripción de las acciones personales, está facultada únicamente
en la negligencia del acreedor para perseguir su derecho, pues el deudor no puede ignorar la existencia de la
obligación: Seguridad social, certeza y claridad de relaciones.

ARTÍCULO 2533.- Carácter imperativo. Las normas relativas a la prescripción no pueden ser modificadas por
convención.
A.- Tiene origen legal: Por ley se fijan:
PLAZOS
REQUISITOS
B.- Se rige por disposiciones de orden público.
C.- No puede ser abreviada: El art. 59 de la Ley 17418 de Seguros establece “prohíbe la abreviación de la
prescripción; Inválida la fijación del plazo de manera convencional para interponer acción”.
D.- No puede ser declarada de
oficio. E.- Interpretación restrictiva.

ARTÍCULO 2534.- Sujetos. La prescripción opera a favor y en contra de todas las personas, excepto disposición legal
en contrario.
Los acreedores y cualquier interesado pueden oponer la prescripción, aunque el obligado o propietario no la
invoque o la renuncie.

ARTÍCULO 2535.- Renuncia. La prescripción ya ganada puede ser renunciada por las personas que pueden otorgar
actos de disposición. La renuncia a la prescripción por uno de los codeudores o coposeedores no surte efectos
respecto de los demás. No procede la acción de regreso del codeudor renunciante contra sus codeudores liberados
por la prescripción.

¿Por qué no hay responsabilidad del Estado?


Los acreedores y cualquier interesado pueden oponer la prescripción, aunque el obligado o propietario no la
invoque o renuncie.

PRESCRIPCIÓN:
Afecta a la acción.
Todas las acciones prescriben.
Los plazos aquí son de 5 años.
En esta se puede interrumpir o suspender.

CADUCIDAD:
Afecta al derecho
Es aplicable a situaciones especiales
Los plazos son prolongados
No sufre alternativas
ARTÍCULO 2538.- Pago espontáneo. El pago espontáneo de una obligación prescripta no es repetible.

Suspensión. Concepto: La suspensión de la prescripción consiste en la paralización de su curso por causas


contemporáneas o sobrevinientes a su comienzo, establecido por ley.
Se computa el periodo transcurrido hasta la aparición de lo causal de suspensión, pero se prescinde del tiempo en
que ella opera y el curso de la prescripción se reanuda una vez que cesa el motivo por el cual suspendido.

La Suspensión de prescripción se encuentra regulada en el Libro VI, Titulo1, Capitulo 1, SECCIÓN 2


La prescripción es el medio por el cual opera la inacción de un derecho, que pierde la posibilidad de usarlo.

ARTÍCULO 2539.- Efectos. La suspensión de la prescripción detiene el cómputo del tiempo por el lapso que dura
pero aprovecha el período transcurrido hasta que ella comenzó.
ARTÍCULO 2540.- Alcance subjetivo. La suspensión de la prescripción no se extiende a favor ni en contra de los
interesados, excepto que se trate de obligaciones solidarias o indivisibles.

Tipos de suspensión:
A).- ARTÍCULO 2541.- Suspensión por interpelación fehaciente. El curso de la prescripción se suspende, por una sola
vez, por la interpelación fehaciente hecha por el titular del derecho contra el deudor o el poseedor. Esta suspensión
sólo tiene efecto durante seis meses o el plazo menor que corresponda a la prescripción de la acción.

B).- ARTÍCULO 2542.- Suspensión por pedido de mediación. El curso de la prescripción se suspende desde la
expedición por medio fehaciente de la comunicación de la fecha de la audiencia de mediación o desde su
celebración, lo que ocurra primero.
El plazo de prescripción se reanuda a partir de los veinte días contados desde el momento en que el acta de cierre
del procedimiento de mediación se encuentre a disposición de las partes.

Casos especiales: La suspensión está prevista en el art. 2543


ARTÍCULO 2543.- Casos especiales. El curso de la prescripción se suspende:
a. entre cónyuges, durante el matrimonio;
b. entre convivientes, durante la unión convivencial;
c. entre las personas incapaces y con capacidad restringida y sus padres, tutores, curadores o apoyos, durante la
responsabilidad parental, la tutela, la curatela o la medida de apoyo;
d. entre las personas jurídicas y sus administradores o integrantes de sus órganos de fiscalización, mientras
continúan en el ejercicio del cargo;
e. a favor y en contra del heredero con responsabilidad limitada, respecto de los reclamos que tienen por causa la
defensa de derechos sobre bienes del acervo hereditario.

En la Sección 3 del primer Capítulo sobre disposiciones comunes entre la prescripción y la caducidad se encuentra la
Interrupción de la prescripción.

ARTÍCULO 2544.- Efectos. El efecto de la interrupción de la prescripción es tener por no sucedido el lapso que la
precede e iniciar un nuevo plazo.

Tipos de interrupción:
ARTÍCULO 2545.- Interrupción por reconocimiento. El curso de la prescripción se interrumpe por el reconocimiento
que el deudor o poseedor efectúa del derecho de aquel contra quien prescribe.

ARTÍCULO 2546.- Interrupción por petición judicial. El curso de la prescripción se interrumpe por toda petición del
titular del derecho ante autoridad judicial que traduce la intención de no abandonarlo, contra el poseedor, su
representante en la posesión, o el deudor, aunque sea defectuosa, realizada por persona incapaz, ante tribunal
incompetente, o en el plazo de gracia previsto en el ordenamiento procesal aplicable.

ARTÍCULO 2548.- Interrupción por solicitud de arbitraje. El curso de la prescripción se interrumpe por la solicitud de
arbitraje. Los efectos de esta causal se rigen por lo dispuesto para la interrupción de la prescripción por petición
judicial, en cuanto sea aplicable.
Análisis del artículo 2550. Dispensa de la prescripción
ARTÍCULO 2550.- Requisitos. El juez puede dispensar de la prescripción ya cumplida al titular de la acción, si
dificultades de hecho o maniobras dolosas le obstaculizan temporalmente el ejercicio de la acción, y el titular hace
valer sus derechos dentro de los seis meses siguientes a la cesación de los obstáculos.
En el caso de personas incapaces sin representantes el plazo de seis meses se computa desde la cesación de la
incapacidad o la aceptación del cargo por el representante.
Esta disposición es aplicable a las sucesiones que permanecen vacantes sin curador, si el que es designado hace valer
los derechos dentro de los seis meses de haber aceptado el cargo.

5. LA PRESCRIPCIÓN
La prescripción es un instituto jurídico por el cual el transcurso del tiempo produce el efecto de consolidar las
situaciones de hecho, permitiendo la extinción de los derechos o la adquisición de las cosas ajenas. "El tiempo lleva a
la consolidación de cierto derechos o a la pérdida de los mismos".

La prescripción (extintiva o liberatoria) se produce por la inacción del acreedor por el plazo establecido por cada
legislación conforme la naturaleza de la obligación de que se trate y tiene como efecto privar al acreedor del
derecho de exigir judicialmente al deudor el cumplimiento de la obligación. La prescripción no extingue la
obligación sino que la convierte en una obligación natural por lo cual si el deudor voluntariamente la paga no
puede reclamar la devolución de lo entregado alegando que se trata de un pago sin causa.
La usucapión (o prescripción adquisitiva) es un modo de adquirir la propiedad de una cosa y otros derechos
reales posibles mediante la posesión continuada de estos derechos en concepto de titular durante el tiempo
que señala la ley.

Plazo de prescripción

Comienzo del cómputo: regla general


El plazo de la prescripción se encuentra en la sección primera, Capítulo Segundo, Titulo1 del Libro Sexto.

ARTÍCULO 2554.- Regla general. El transcurso del plazo de prescripción comienza el día en que la prestación es
exigible.

Distintos supuestos:

a) Rendición de cuentas
ARTÍCULO 2555.- Rendición de cuentas. El transcurso del plazo de prescripción para reclamar la rendición de
cuentas comienza el día que el obligado debe rendirlas o, en su defecto, cuando cesa en la función respectiva. Para
demandar el cobro del resultado líquido de la cuenta, el plazo comienza el día que hubo conformidad de parte o
decisión pasada en autoridad de cosa juzgada.

b) Prestaciones periódicas
ARTÍCULO 2556.- Prestaciones periódicas. El transcurso del plazo de prescripción para reclamar la contraprestación
por servicios o suministros periódicos comienza a partir de que cada retribución se torna exigible.

c) Prestaciones a intermediarios
ARTÍCULO 2557.- Prestaciones a intermediarios. El transcurso del plazo de prescripción para reclamar la retribución
por servicios de corredores, comisionistas y otros intermediarios se cuenta, si no existe plazo convenido para el
pago, desde que concluye la actividad.

d) Honorarios
ARTÍCULO 2558.- Honorarios por servicios prestados en procedimientos. El transcurso del plazo de prescripción
para reclamar honorarios por servicios que han sido prestados en procedimientos judiciales, arbitrales o de
mediación, comienza a correr desde que vence el plazo fijado en resolución firme que los regula; si no fija plazo,
desde que adquiere firmeza.

Si los honorarios no son regulados, el plazo comienza a correr desde que queda firme la resolución que pone fin al
proceso; si la prestación del servicio profesional concluye antes, desde que el acreedor tiene conocimiento de esa
circunstancia.

e) Créditos con plazo indeterminado


ARTÍCULO 2559.- Créditos sujetos a plazo indeterminado. Si el crédito está sujeto a plazo indeterminado, se
considera exigible a partir de su determinación. El plazo de prescripción para deducir la acción para la fijación judicial
del plazo se computa desde la celebración del acto. Si prescribe esta acción, también prescribe la de cumplimiento.

Este último artículo establece como será el plazo de la prescripción si la obligación tiene un plazo indeterminado.

Modificación de los plazos por ley posterior

Los plazos de prescripción: En la Sección 2, del Capítulo 2 del Titulo 1 del Libro VI se encuentran los plazos de
prescripción:

A).- Plazo genérico: El plazo de prescripción es de 5 años excepto que esté dispuesto una diferente por ley.

a) Plazo genérico
ARTÍCULO 2560.- Plazo genérico. El plazo de la prescripción es de cinco años, excepto que esté previsto uno
diferente en la legislación local.

b) Plazos especiales (art. 2561)


ARTÍCULO 2561.- Plazos especiales. El reclamo del resarcimiento de daños por agresiones sexuales infligidas a
personas incapaces prescribe a los diez años. El cómputo del plazo de prescripción comienza a partir del cese de la
incapacidad. El reclamo de la indemnización de daños derivados de la responsabilidad civil prescribe a los tres años.
Las acciones civiles derivadas de delitos de lesa humanidad son imprescriptibles.

c) Plazo de dos años. Desde cuando se computa


ARTÍCULO 2562.- Plazo de prescripción de dos años. Prescriben a los dos años:
a. el pedido de declaración de nulidad relativa y de revisión de actos jurídicos;
b. el reclamo de derecho común de daños derivados de accidentes y enfermedades del trabajo;
c. el reclamo de todo lo que se devenga por años o plazos periódicos más cortos, excepto que se trate del reintegro
de un capital en cuotas;
d. el reclamo de los daños derivados del contrato de transporte de personas o
cosas; e. el pedido de revocación de la donación por ingratitud o del legado por
indignidad; f. el pedido de declaración de inoponibilidad nacido del fraude.

d) Plazo de prescripción de un año


ARTÍCULO 2564.- Plazo de prescripción de un año. Prescriben al año:
a. el reclamo por vicios redhibitorios;
b. las acciones posesorias;
c. el reclamo contra el constructor por responsabilidad por ruina total o parcial, sea por vicio de construcción, del
suelo o de mala calidad de los materiales, siempre que se trate de obras destinadas a larga duración. El plazo se
cuenta desde que se produjo la ruina;
d. los reclamos procedentes de cualquier documento endosable o al portador, cuyo plazo comienza a correr desde el
día del vencimiento de la obligación;
e. los reclamos a los otros obligados por repetición de lo pagado en concepto de
alimentos; f. la acción autónoma de revisión de la cosa juzgada.

Reglas procesales: En la Sección 5º del Capítulo 1º del Libro VI se regulan las Disposiciones procesales relativas a la
prescripción.

a) Vías procesales
ARTÍCULO 2551.- Vías procesales. La prescripción puede ser articulada por vía de acción o de excepción.
b) Facultad judicial
ARTÍCULO 2552.- Facultades judiciales. El juez no puede declarar de oficio la prescripción.

c) Oportunidad de oponerla
ARTÍCULO 2553.- Oportunidad procesal para oponerla. La prescripción debe oponerse dentro del plazo para
contestar la demanda en los procesos de conocimiento, y para oponer excepciones en los procesos de ejecución. Los
terceros interesados que comparecen al juicio vencidos los términos aplicables a las partes, deben hacerlo en su
primera presentación.

6. LA CADUCIDAD

Extinción de un derecho por el transcurso del tiempo concedido para su ejercicio. También conocida como
decadencia de derechos. A diferencia de la prescripción extintiva, el plazo de caducidad sólo puede suspenderse, es
decir, que, una vez paralizado su cómputo por cualquier actuación judicial o extrajudicial, sólo se contará el tiempo
que reste y no desde el principio.
Frente a la prescripción, la caducidad, según la doctrina y la jurisprudencia, se caracteriza por las siguientes notas:

La caducidad puede establecerse por ley o por pacto, la prescripción sólo por ley.
La caducidad puede ser estimada de oficio por los tribunales, la prescripción debe ser alegada por parte interesada.
La caducidad supone la fijación de un tiempo para el ejercicio de derechos y acciones, pasado el cual dejan de

existir o, en realidad no llegan a nacer, mientras que la prescripción hace referencia a las pretensiones que las partes
puedan deducir, no a los derechos que les afectan, quedando esto sólo paralizado mediante la excepción que se
promueve.
La caducidad pretende dar seguridad al tráfico jurídico; la prescripción pretende poner fin a la incertidumbre de los
derechos, entendiéndolos abandonados cuando su titular no los ejercite.
La prescripción extingue los derechos por la razón subjetiva de la falta de su ejercicio por el titular; en la caducidad
se atiende sólo al hecho objetivo de la falta de ejercicio durante el término prefijado.

Aunque muy similar a la prescripción, la caducidad presenta diferencias importantes, a saber:


Prescripción: se trata de una inactividad genérica.
Caducidad: se trata de inactividad con respecto a un comportamiento específico.

Término
Prescripción: el término es susceptible de variación mediante la suspensión o la interrupción.
Caducidad: el término es rígido.

Eficacia
Prescripción: tiene eficacia preclusiva.
Caducidad: tiene eficacia extintiva.

Operatividad
Prescripción: opera solamente ante solicitud de parte, no puede ser apreciada por los tribunales.
Caducidad: puede operar de oficio.

Renunciabilidad
Prescripción: es renunciable por el sujeto activo
Caducidad: Es irrenunciable

De igual manera la caducidad extingue tanto la pretensión como el Derecho, mientras que la prescripción sólo
extingue la pretensión.
Otra diferencia determinante es que la prescripción puede ser adquisitiva y extintiva mientras que la caducidad sólo
es extintiva. Cabe notar que la llamada "prescripción adquisitiva" nace en el Derecho Romano con el nombre de
Usucapión.

SEGUNDA PARTE: TEORÍA GENERAL DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL


UNIDAD 12

1. LA RESPONSABILIDAD CIVIL. CONCEPTOS INTRODUCTORIOS

Concepto de responsabilidad civil


Según la doctrina del código derogado, responsabilidad era una especie de obligación de reparar el daño
injustamente causado, también el sistema de responsabilidad civil estaba dividido en dos grandes orbitas, la
contractual y la extracontractual, el criterio que dividía era que la primera conoció su origen en el incumplimiento de
la obligación preexistente, y la segunda orbita tenía lugar cuando el daño se producía por la violación al deber
general de no dañar, provocado el daño, era un acto ilícito que a su vez podía ser un delito o un cuasidelito.
Los antiguos romanos sistematizaron los grandes principios jurídicos en tres: 1) vivir honestamente 2) dar a cada uno
lo suyo, y 3) no dañar al otro. Este ultimo principio es inseparable a la alteridad y tiene sentido en la vida en
sociedad, porque el daño que alguien se infiere a sí mismo no entra en la consideración de Responsabilidad civil, y
eso implica que el no causar daño, es quizás, la regla más importante que gobierna la convivencia humana.
El derecho, hace nacer una obligación, de dejar a la víctima del daño en una situación lo más parecida posible a
como se encontraba antes de sufrir el daño. Es lo que se denomina responder, ser responsable, o tener
responsabilidad del daño padecido por otra persona. La responsabilidad civil forma parte de los variados
instrumentos jurídicos que tiene el derecho para controlar conductas jurídicas y dañosas.

En cuanto a los antecedentes: 1) Aristóteles relata que en los primitivos grupos humanos el hombre reaccionaba
contra el daño con la venganza. No existía equivalencia. 2) Mucho mas adelante en los primeros tiempos de Roma
empezó a surgir la composición económica (el pago de un monto compensando. Esta compensación a veces
voluntaria o legal, no era indemnización, era una pena).

La expresión responsabilidad reconoce como elementos: 1) la acción antijurídica, 2) un factor de atribución, 3) el


daño y la acción de causalidad.
La antijuridicidad de la responsabilidad civil es formal, en el nuevo CCCN no es necesario que ocasione el daño, basta
con que exista en la norma (antijuridicidad material)
El factor de atribución, de la culpa se paso a la responsabilidad objetiva, en función de riesgo o en exceso de
tolerancia.

Breve reseña histórica: No siempre el ilícito penal fue distinto del civil. El imperio de la fuerza debe haber sido el
primer instrumento de incipiente orden.
Es más que probable que en las primeras discusiones, con la muerte de alguno de los adversarios, cuando una
persona sufría daño, ese daño no era personal, la venganza como sistema tenía el gran defecto de la falta de
proporcionalidad y de individualidad como hemos señalado.
Más tarde se produce un avance jurídico, este es el principio de proporcionalidad de la sanción con la falta cometida,
en donde la fijación de la indemnización tiene relación con el daño causado, esto se conoce como Ley del Talión.
El Talión asume en ocasiones la forma de daños múltiples como el libro de la Biblia Éxodo. Igualmente se
individualiza al autor del daño, quien es responsable del daño.

El derecho romano: Es el mayor legado que este pueblo extraordinario hizo a la humanidad. En el derecho romano,
en la ley de las 12 tablas, se encuentran limitaciones de la venganza por intermedio de los daños múltiples.
La ley Aquilia es la gran unificadora de todas las leyes que hablan del daño injusto, a tal punto que en cualquier
manual se utiliza la expresión responsabilidad aquiliana como sinónimo de "responsabilidad civil
extracontractual".
Pese a todo el bagaje legislativo y doctrinario heredado de Roma, no puede decirse con propiedad que los
romanos hayan establecido un general de responsabilidad, los casos que iban sucediendo se trataban uno por
uno "decidiendo que quien había sufrido tal o cual daño recibiría por ello una cierta suma".

Roma 12 tablas Ley Aquilia Glosadores Postglosadores Derecho actual


El sistema francés: Cuando tiene lugar la caída de Roma, se produce en Europa lo que se conoce como el
oscurantismo, los textos romanos se pierden durante siglos y recién son redescubiertos en el siglo XI, en la Edad
Media.
También se nota la influencia de la Iglesia Católica, y en cuanto a la responsabilidad civil, se intentaba dotarla de
un sentido moral similar al pecado.
Franceses como Domal o Pothier, elaboraron el concepto de que no hay responsabilidad sin culpa. El gran merito
de estos autores, fue haber separado casi por completo la responsabilidad civil de la responsabilidad penal,
haber estado en condiciones de establecer un principio general de la responsabilidad civil.
El derecho francés otorga a la culpa el lugar de elemento de la responsabilidad que no había tenido en el
Derecho Romano.

Otros sistemas: Entre los sistemas de responsabilidad civil que rigen en occidente hay que nombrar al common law y
al sistema alemán (tor).
El common law: al igual que el derecho romano, el primitivo derecho ingles estaba lleno de formalismos.
El concepto de tor: es un sistema, una rama de derecho que sería equivalente a nuestro derecho de daños, en el
sentido amplio.

La evolución en nuestro derecho


El código de Vélez no siguió un tratamiento unitario de la responsabilidad civil, sino que encontramos claramente
definidos tres capítulos relativos a las obligaciones de responder.
El método empleado por Vélez es puesto bajo la lupa de los valores y el avance jurídico del siglo XXI, y se le critica el
doble régimen de responsabilidad (orbita contractual y orbita extracontractual).

El método del Código Civil y Comercial de la Nación


La responsabilidad civil, se encuentra regulada, en el Libro III: Derechos Personales. Título V: Otras fuentes de las
obligaciones. Capítulo 1: Responsabilidad Civil; en las secciones 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 11.

La supresión de las orbitas


Obligación contractual: Se debe responder por no haber cumplido una obligación o deber preexistente.
En la responsabilidad por incumplimiento se respondía solo por las consecuencias inmediatas y necesarias del
incumplimiento. 2) El caso de prescripción de la acción era el ordinario. 3) El daño moral era indemnizable
discrecionalmente por el juez.
Obligación extracontractual: Se debe responder por violar el deber genérico de no dañar a otro.
Se respondía por las consecuencias inmediatas y mediatas en caso de dolo. 2) El plazo de prescripción es de dos
años. 3) La indemnización es imperativa.

La doctrina venia señalando la inconveniencia de mantener estas dos orbitas porque un mismo hecho queda
sometido a dos regímenes distintos. La doctrina propuso la unificación de los regímenes, el nuevo código civil y
comercial tiene un solo régimen, donde se unen la responsabilidad contractual y la responsabilidad extracontractual.
En materia de reparación, y siguiendo a los proyectos anteriores, se recepta la unificación de los ámbitos de
responsabilidad contractual y extracontractual.
La tesis que se adopta es la unidad del fenómeno de la ilicitud, lo cual no implica la homogeneidad, ya que hay
diferencias que subsisten. Con la solución que proponemos se unifican claramente los supuestos que han generado
dificultades serias, como ocurre con los daños a la persona en el ámbito de la responsabilidad contractual (ej.
responsabilidad médica).
En cuanto a la problemática derivada del incumplimiento, queda regulada en el campo obligacional y contractual.
Frente al incumplimiento, el acreedor persigue la ejecución forzada para obtener la prestación, y si no es posible o
no lo desea, pretende una indemnización sustitutiva.
Tratando de superar las discusiones teóricas, el problema tiene solución práctica si establecemos una regla general
para la unificación de los ámbitos de responsabilidad y una regulación especial para el cumplimiento de la prestación
comprometida mediante un contrato. En la propuesta que se hace, se distingue, la problemática del incumplimiento
y su ejecución, regulada en el campo de las obligaciones y contratos, de los demás aspectos, que se incluyen en la
responsabilidad por daños.

La responsabilidad como fuente de la obligación de indemnizar: Los fundamentos del anteproyecto

Indemnización:
origen: cuando se causa daño la consecuencia de tal acción es que se debe responder, mediante el pago.
diferencias: la diferencia con otras normas está en que en esta se impone como debe responder por la ilicitud, una
sanción resarcitoria o indemnizatoria.
principios: la explicación de esto se basa en los principio de justicia que impone la necesidad de restablecer al estado
anterior de la conducta lesiva causada injustamente.

El anteproyecto presenta una sistematización innovadora e importantísima en la materia que consiste en dos tipos
de articulaciones: a). se regulan diferentes tipos de derechos: aquellos que recaen sobre la persona, el patrimonio,
como derechos individuales, los derechos individuales homogéneos y los derechos de incidencia colectiva. b) se
reconocen tres funciones: preventiva, punitiva y resarcitoria.
La regulación en la materia comienza con dos normas fundamentales para orientar el razonamiento jurídico: la
primera establece las funciones del sistema y la segunda alude a la prelación normativa.
Existen discusiones doctrinales acerca de si la prevención y la punición integran o no la noción de responsabilidad; es
necesario, pues, que la ley resuelva la controversia. Por ello, el primer artículo señala que las normas son aplicables a
los tres supuestos, y los subsiguientes contemplan la prevención, la reparación y la sanción pecuniaria disuasiva.

2. LAS FUNCIONES DE LA RESPONSABILIDAD

El código consagra la función bipartida de la responsabilidad civil: prevenir y reparar. De este modo la
responsabilidad comprende dos etapas del daño: actuar ex – ante impedir su producción, continuación o
agravamiento, estableciendo un deber general de hacer; y en caso de producido el daño, repararlo. Se presenta la
clásica función resarcitoria que cuantitativamente es la más importante.

ARTÍCULO 1708.- Funciones de la responsabilidad. Las disposiciones de este Título son aplicables a la prevención del
daño y a su reparación.

Concepto e importancia: La responsabilidad civil tiene función preventiva de actuación ex ante, de que el daño
ocurra. El sistema de responsabilidad debería ser capaz de compensar a las víctimas de los accidentes, en casos de
daños corporales o lesiones de honor o a la intimidad, es poco probable que a una persona le dé lo mismo ex ante
quedar invalido a ser indemnizado, o decidir de antemano ser calumniado por un periódico a cambio de recibir una
buena suma de dinero, la observación es que la responsabilidad civil no debe tener por función prevenir los daños,
porque para ello están otras ramas del derecho que lo puedan hacer mejor, como el derecho penal o el derecho
administrativo.

La función preventiva. Deber de prevención


Se consagra el deber de prevención para toda persona con los siguientes alcances: a) en cuanto dependa de ella, es
decir, que la posibilidad de prevenir se encuentre en su esfera de control, ya que de lo contrario se puede convertir
en una carga excesiva que afecta la libertad; b) se deben adoptar las diligencias conforme a lo que haría una persona
que obrara de buena fe, disponiendo medidas razonables para evitar el daño o disminuir su magnitud o de no
agravarlo, si ya se ha producido; c) se reconoce el derecho al reembolso del valor de los gastos en que ha ocurrido
siguiendo las reglas del enriquecimiento sin causa.

Deberes concretos que comprende: a) Evitar el daño, b) Adoptar medidas y c) No agravamiento

ARTÍCULO 1710.- Deber de prevención del daño. Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de:
a. evitar causar un daño no justificado;
b. adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un
daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud de un daño del cual un tercero
sería responsable, tiene derecho a que éste le reembolse el valor de los gastos en que incurrió, conforme a las reglas
del enriquecimiento sin causa;
c. no agravar el daño, si ya se produjo.

Novedad: El código regula la función preventiva desde el punto de vista sustantivo, que es diferente de la legislación
procesal. La acción requiere que exista un acto u omisión antijurídica, que haga previsible la producción del daño, su
continuación o agravamiento.

La acción preventiva. Concepto. Cuando procede


Se propone una regulación más completa de la función preventiva incluyendo la acción, la legitimación y las
facultades judiciales, conforme con criterios señalados por la doctrina, que se explican a continuación.
La omisión del deber de prevención da lugar a la acción judicial preventiva, cuyos presupuestos son: a) autoría: que
en este caso puede consistir en un hecho o una omisión de quien tiene a su cargo un deber de prevención del daño
conforme con el artículo anterior; b) antijuridicidad: porque constituye una violación del mentado deber de
prevención; c) causalidad: porque la amenaza de daño debe ser previsible de acuerdo con el régimen causal que se
define en artículos siguientes; d) no es exigible la concurrencia de ningún factor de atribución, que es lo que,
además de la función, diferencia a esta acción de la obligación de resarcir.

ARTÍCULO 1711.- Acción preventiva. La acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace
previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún factor
de atribución.

La función preventiva se aplica en:


Esfera patrimonial
Esfera extrapatrimonial
Contratos

Inhibir equivale a prohibir, suspender, estorbar, hacer cesar o paralizar el factor detonante de una lesión actual o
futura. Constituye una protección judicial de urgencia sustentiva y no cautelar y cuyos presupuestos son
comportamientos lesivos y un daño injusto.

Requisitos de la acción
Requisitos de la acción
a) Una conducta:
• Antijurídica (omisión o acción)
• Amenaza de “hacer posible”
• La corte (amenaza de mal inminente)

b) Interés del peticionante:


• Individual
• Individual homogéneo
• Colectivo
• Patrimonial o extrapatrimonial

c) Posibilidad concreta de adoptar una conducta positiva o de abstención para evitar el daño o sus efectos.
d) Adecuada relación de causalidad entre la conducta debida y el resultado probable.

Sujetos legitimados
Se reconoce una legitimación substancial para peticionar judicialmente por la prevención a quienes acrediten un
interés razonable en la prevención del derecho amenazado.

ARTÍCULO 1712.- Legitimación. Están legitimados para reclamar quienes acreditan un interés razonable en la
prevención del daño.

La norma regula las personas habilitadas para ejercer la tutela de prevención confiriéndole de manera amplia a
quien ostenta un interés razonable.
La regla es que se presume el interés de quienes sufrieron o pueden sufrir legítimamente. Un daño individual o
colectivo.

Contenido de la sentencia. Sus alcances


ARTÍCULO 1713.- Sentencia. La sentencia que admite la acción preventiva debe disponer, a pedido de parte o de
oficio, en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según corresponda; debe ponderar los
criterios de menor restricción posible y de medio más idóneo para asegurar la eficacia en la obtención de la finalidad.

Naturaleza: Puede ser promovida solo a algunos efectos, a pedido de parte o de oficio, y dictada de modo
provisorio, principal, definitivo o accesorio.
Punición excesiva; facultad de los jueces
ARTÍCULO 1714.- Punición excesiva. Si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas, penales o civiles
respecto de un hecho provoca una punición irrazonable o excesiva, el juez debe computarla a los fines de fijar
prudencialmente su monto.
ARTÍCULO 1715.- Facultades del juez. En el supuesto previsto en el artículo 1714 el juez puede dejar sin efecto, total
o parcialmente, la medida.

Facultades judiciales para mermar o suprimir el monto que debe afrontar el obligado al pago por ser este
irrazonable o abusivo.
Los dos artículos corresponden al anteproyecto de la comisión reformadora, que preveía la sanción pecuniaria
disuasiva.

3. FUNCIÓN RESARCITORIA

Regula los presupuestos


Antijuridicidad
Factores de atribución
Nexo causal

Deberes
No dañar
Reparar si se daña

El deber de reparar. Concepto. Deber de no dañar e incumplimiento (art. 1716).


El artículo 1716 regula el deber de reparar, que surge de la violación del deber de no dañar a otro o del
incumplimiento de una obligación preexistente.

ARTÍCULO 1716.- Deber de reparar. La violación del deber de no dañar a otro, o el incumplimiento de una
obligación, da lugar a la reparación del daño causado, conforme con las disposiciones de este Código.

A diferencia del régimen anterior, el código produce una unificación de la responsabilidad contractual y
extracontractual, con algunas excepciones.
La responsabilidad surgida de la violación del deber general de no dañar a otro:
Deber de prevenir el daño o el incumplimiento, al ser violado, surge el deber de reparar ese daño o el
incumplimiento.

Antijuricidad. Concepto. Importancia


El artículo 1717 establece la regla principal en materia de antijuridicidad.

ARTÍCULO 1717.- Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no está
justificada.

La acción y omisión dañosa está justificada y se admite, en los casos del ejercicio regular de un derecho, en legítima
defensa propia o de un tercero y por razones de fuerza mayor o estado de necesidad.
La antijuridicidad civil, es atípica y objetiva, y se configura por la existencia de un hecho (positivo o de omisión), la
excepción a esa regla está constituida por aquellos casos en los que existe un permiso legal.
La antijuridicidad como elemento de la Responsabilidad civil
La doctrina ha discutido mucho sobre este tema, esa concepción entro en crisis con el cambio de paradigma que se
produjo en el derecho de la responsabilidad civil a partir de las primeras décadas del siglo XX, que implico que el eje
del sistema se traslado de la culpa al daño.
Se marca una diferencia entre un ilícito civil y el ilícito penal, ya que en el primero es atípico, porque no es necesario
que la ley describa cada caso con detalles de la conducta prohibida.
La antijuridicidad es independiente al factor de atribución: tan ilícito es el hecho dañoso ejecutado con culpa o con
dolo.

Las conductas justificadas: los casos previstos en el art. 1718


ARTÍCULO 1718.- Legítima defensa, estado de necesidad y ejercicio regular de un derecho. Está justificado el hecho
que causa un daño:
a. en ejercicio regular de un derecho;
b. en legítima defensa propia o de terceros, por un medio racionalmente proporcionado, frente a una agresión actual
o inminente, ilícita y no provocada; el tercero que no fue agresor ilegítimo y sufre daños como consecuencia de un
hecho realizado en legítima defensa tiene derecho a obtener una reparación plena;
c. para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que amenaza al agente o a un tercero, si el peligro
no se origina en un hecho suyo; el hecho se halla justificado únicamente si el mal que se evita es mayor que el que se
causa. En este caso, el damnificado tiene derecho a ser indemnizado en la medida en que el juez lo considere
equitativo.

El artículo regula algunas de las causas de justificación, pese a haber un hecho o una omisión dañosos, ellos no son
antijurídicos, porque el ordenamiento jurídico permite dañar en casos concretos.
De conformidad con el artículo 1717, se plantean excepciones a este principio, constituidas por algunas causas de
justificación, en las cuales el ordenamiento jurídico concede el permiso para e daño.

Supuestos particulares:

a) La asunción del riesgo. Concepto. Consecuencias posibles.


ARTÍCULO 1719.- Asunción de riesgos. La exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación de peligro no
justifica el hecho dañoso ni exime de responsabilidad a menos que, por las circunstancias del caso, ella pueda
calificarse como un hecho del damnificado que interrumpe total o parcialmente el nexo causal. Quien
voluntariamente se expone a una situación de peligro para salvar la persona o los bienes de otro tiene derecho, en
caso de resultar dañado, a ser indemnizado por quien creó la situación de peligro, o por el beneficiado por el acto de
abnegación. En este último caso, la reparación procede únicamente en la medida del enriquecimiento por él
obtenido.

El código establece que aunque una persona se exponga voluntariamente a una situación de peligro, no significa una
causa de justificación.
Quienes se manifiestan a favor de esta posibilidad consideran que existiría en esos casos una suerte de clausula
tacita de irresponsabilidad por la cual el damnificado renunciaría anticipadamente a reclamar una reparacion.
La idea de aceptación es empleada no para excluir totalmente la responsabilidad, sino para impedir la aplicación de
un factor objetivo de atribución.
La doctrina argentina mayoritaria se ha manifestado en contra de conferir a la aceptación de riesgos el carácter de
causa de justificación, o de fundar en ella la exclusión del factor objetivo de atribución que resulte aplicable en el
caso.
La única excepción que contempla el artículo se refiere a aquellos supuestos en los cuales la supuesta "aceptación"
del riesgo puede calificarse como un hecho del damnificado que interrumpe total o parcialmente el nexo causal. La
exoneración no se producirá a nivel de la antijuridicidad, sino de la relación causal.
Aquí no se trata ya de la mera exposición voluntaria a una situación de peligro, de lo que se ha denominado un
riesgo genérico y abstracto, sino de la exposición imprudente a un peligro concreto.

b) El acto de abnegación. Concepto. Derecho a ser indemnizado. Alcances


Los actos de abnegación o altruismo, están constituidos por aquellos casos en los cuales alguien se expone
voluntariamente a una situación de peligro para salvar la persona o los bienes de otro.
En este caso puntual, hay acuerdo en la doctrina en el sentido de que el agente tiene derecho a ser indemnizado, y
así lo establece expresamente el código. Se precisa que el responsable es quien creó la situación de peligro, o el
beneficiado por el acto de abnegación.

4. CONSENTIMIENTO DEL DAMNIFICADO

El consentimiento de informado. Concepto


ARTÍCULO 1720.- Consentimiento del damnificado. Sin perjuicio de disposiciones especiales, el consentimiento libre
e informado del damnificado, en la medida en que no constituya una cláusula abusiva, libera de la responsabilidad
por los daños derivados de la lesión de bienes disponibles.

Requisitos. Invalidez de la clausula


Se exigen ciertos requisitos para que la voluntad de la victima quite antijuridicidad al daño por ella sufrido.
Que el consentimiento del damnificado sea
libre: debe tratarse de un acto voluntario
informado: se refiere a aquellas situaciones en las cuales por existir una desigualdad real entre las partes, la ley pone
a cargo de una de ellas el deber de suministrar información a la otra.
Que la clausula que instrumenta ese consentimiento no sea abusiva, de lo contrario es inválida.
Que el consentimiento recaiga sobre los bienes disponibles, es necesario recordar que los derechos
personalísimos, son relativamente indisponibles.
Actos comprendidos
Esta norma esta creada en base a la doctrina elaborada por la corte suprema de la nación, hecha en relación con el
artículo 19 de la Constitución Nacional.
Las personas tienen garantizado por ley un ámbito de libertad donde pueden adoptar en la soledad las decisiones
que hacen a su plan vital. Este denominado principio de autodeterminación pone en un primer plano a la voluntad
de cada individuo y valida las decisiones que adopte conscientemente en lo referente a sus propios derechos.
Es lógico que la voluntad libre de la victima constituya una causa de justificación del daño que ella pueda
experimentar, tal como lo establece el artículo 1720.

5. LA PRELACIÓN NORMATIVA

Concurrencias de las disposiciones del CCCN y de leyes especiales. Orden de prelación

ARTÍCULO 1709.- Prelación normativa. En los casos en que concurran las disposiciones de este Código y las de
alguna ley especial relativa a responsabilidad civil, son aplicables, en el siguiente orden de prelación:
a. las normas indisponibles de este Código y de la ley especial;
b. la autonomía de la voluntad;
c. las normas supletorias de la ley especial;
d. las normas supletorias de este Código.

Valor de las normas indisponibles del CCCN. La importancia de la autonomía de la voluntad. Las normas
imperativas del Código y la ley de responsabilidad del Estado

El CCyC se propone como el centro de un sistema solar en cuyo derredor orbitan los diversos microsistemas (la Ley
de Defensa del Consumidor, la Ley de Sociedades, la Ley de Concursos y Quiebras, etc.), que guardan permanente
diálogo con el sistema común. Es por ello que el nuevo sistema del derecho de daños requiere una disposición que
regule esa interacción permanente y establezca criterios de prelación que deberán seguirse para determinar las
normas aplicables en materia de responsabilidad civil.
El art. 1709 CCyC establece, en primer lugar, la prelación de las normas indisponibles del Código, pero también de las
normas especiales. En segundo término, para el caso en que no resulte aplicable al caso una regla imperativa, tendrá
prelación la autonomía de la voluntad. En tercer lugar, serán de aplicación las reglas supletorias de la norma especial
y, por último, las disposiciones del mismo carácter del Código. Se trata de reglas de buen sentido, que resultan de la
interacción de dos viejos principios jurídicos: aquel según el cual la ley especial prevalece sobre la general (specialia
generalibus derogant) y el que establece que las normas indisponibles prevalecen sobre las supletorias.

A modo de ejemplo, las partes de un contrato paritario podrían acordar una limitación de la indemnización para el
caso de incumplimiento, por aplicación de la regla establecida en el art. 958 CCyC. Sin embargo, si se trata de un
contrato por adhesión, o si el negocio se celebra en el marco de una relación de consumo, dicha estipulación será
abusiva, por aplicación de la regla imperativa establecida en los arts. 988, 1117 CCyC y 37 de la ley 24.240.
UNIDAD 13

1. LOS FACTORES DE ATRIBUCIÓN DE RESPONSABILIDAD

Los factores de atribución: Conceptos generales


La atribución de responsabilidad se sustenta en factores de atribución, imputación o adjudicación que son subjetivos
u objetivos.
Los factores de atribución subjetivos, son la culpa, el dolo y la culpa agravada; mientras que los factores de
responsabilidad objetiva son el riesgo, la equidad y el abuso del derecho.
Según el diccionario, imputar es "atribuir a otro la culpa, un delito o una acción".
Existen dos acepciones: 1) "aplicar" a veces sin conocimiento seguro, hechos o cuidados de una persona o cosa.
"señalar" o asignar competencia a alguien o a una cosa.

La regla del art. 1721: interpretación


ARTÍCULO 1721.- Factores de atribución. La atribución de un daño al responsable puede basarse en factores
objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de atribución es la culpa.

Antes (Vélez): El fundamento de la responsabilidad civil era subjetivo, estaba fundado en la culpa. Aunque tenía
algunas presunciones de culpa y otros supuestos de responsabilidad objetiva. Nuevo CCCN: No establece
gradaciones o jerarquías de los factores de atribución.
La diferencia entre factores de atribución no son cualitativas, sino cuantitativas, porque hay más factores de
atribución objetivos.
La culpa reviste el carácter de norma de clausula o factor residual de atribución únicamente en caso de daño.

Factor objetivo de atribución. Concepto


Cuando no es necesario la presencia de la culpa, sino que basta con una mera causación del daño, "el eje del
problema se traslada o desplaza de la culpabilidad del autor a la causalidad", esto es, a la determinación de cual
hecho fue el que materialmente causo el daño; al victimario no le esta impuesta la prueba de falta de culpa, sino que
con la ruptura del nexo causal basta ("el que la hace, la paga").

Interpretación del art. 1722. Cuando la culpa es irrelevante


ARTÍCULO 1722.- Factor objetivo. El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los
efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la causa ajena, excepto
disposición legal en contrario.

La responsabilidad es objetiva cuando la culpa no es necesaria para atribuir la responsabilidad, mas aun la culpa es
indiferente y se prescinde de ella, la obligación de reparar se efectúa con abstracción de la imputación subjetiva.
Se señala que se caracterizó a la responsabilidad objetiva la forma como opera la eximente: el sindicato como
responsable se exonera si acredita la causa ajena, o sea la ruptura total o parcial del nexo causal (ejemplo: en el
terreno contractual se configura cuando el deudor no obtuvo el resultado determinado o eficazmente prometido).
Son factores objetivos: a) El riesgo; b) La garantía; c) La equidad; d) El abuso de derecho; e) El exceso de normal
tolerancia entre vecinos.

Responsabilidad objetiva en la obligación de resultado. Fundamentos. Ámbito de aplicación. El debate de la


doctrina
ARTÍCULO 1723.- Responsabilidad objetiva. Cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las
partes, surge que el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva.

Las obligaciones de medios y resultados han sido utilizadas por la doctrina argentina, en un plano de aplicación que
dio lugar a soluciones dispares. Por esta razón no se las incluye expresamente ni se las regula; estableciendo reglas
normativas antes que clasificaciones.
La responsabilidad tradicionalmente llamada extracontractual tiene como presupuesto fundamental el
incumplimiento de la obligación, dado que el incumplimiento se define como contraposición a lo que el obligado
debe hacer para cumplir.
La norma establece criterios para saber si se está o no ante uno y otro caso.
Si se trata de obligaciones surgidas de contratos "habrá que ajustarse a lo convenido por las partes"
Si la extensión de lo contenido no resulta claramente pactado, entonces rige el principio sentado en el artículo 1723.
LOS FACTORES SUBJETIVOS DE ATRIBUCIÓN

Los factores subjetivos: conceptos y enunciación


ARTÍCULO 1724.- Factores subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo. La culpa consiste en la
omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las circunstancias de las personas, el tiempo y
el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o profesión. El dolo se configura por la
producción de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos.

Los factores subjetivos son la culpa y el dolo, la primera tiene por elementos la imprudencia, la negligencia, y la
impericia. Para ponderar la culpa se usan las siguientes directivas: las circunstancias de la obligación, las
circunstancias de la persona, las circunstancias del tiempo y las circunstancias del lugar. El dolo tiene por elemento,
la intención, se produce en el ámbito contractual o extracontractual.
Los dos factores de atribución de responsabilidad subjetivos previstos expresamente son culpa y dolo, aunque
también se regulan supuestos especiales de la culpa agravada.

a) Culpa: definición
No media intención de dañar y se encuentras tres modalidades (imprudencia, negligencia e impericia)

b) Dolo: definición
El daño se produce en el ámbito contractual o en el ámbito extracontractual de manera intencional o con una
manifiesta independencia.

Ámbito de aplicación
Culpa: El texto sigue el antecedente del art 512 del código derogado, ya que es una fórmula de las más logradas de
las que se han usado y resulta prácticamente insuperable.
Las reflexiones de la nota de Vélez: "el articulo da un consejo a los jueces de no tener ni demasiado rigor, ni
demasiada indulgencia, y de no exigir del deudor la obligación sino los cuidados razonables". La culpa puede consistir
en:
la imprudencia, es acción positiva, y es la que se ejecuta de manera precipitada, no adecuada, prematura o
irreflexiva.
la impericia, importa desconocer las reglas propias del arte, la ciencia o profesión.
la negligencia, no se toman las medidas y precauciones necesarias, es la conducta omisiva de la actividad que
hubiera evitado el resultado.

Las circunstancias de la obligación: en las que se produce el hecho (ejemplo: contrato de transporte)
Las circunstancias de la persona: no es la misma diligencia esperada de un chofer experimentado que la de uno
principiante.
Las circunstancias del tiempo: en el ejemplo del contrato de transporte, el chofer debe tomar precauciones si
está lloviendo o hay clima inestable.
Las circunstancias del lugar: requiere mayor cautela conducir en un camino montañoso que hacerlo en una ruta
desierta.

Dolo: El dolo alude a “engaño, fraude y simulación”, este es el factor subjetivo de responsabilidad civil que se
caracteriza porque el agente obra con intención de producir un daño, el que prevé en base al conocimiento que
tiene de las circunstancias que rodean la realización del hecho.
En el dolo la intención se dirige a causar el daño: el deudor quiere el acto.

Diferencias:

A).- DOLO causa un daño, quiere un resultado.

B).- CULPA causa un daño, el resultado puede ser evitable o previsible.

Tipos de dolo:
A).- Dolo directo: se presenta cuando el autor dirige su voluntad incondicionalmente, a lograr un resultado que
considera consecuencia necesaria de su acción.
B).- Dolo eventual: participa de las mismas características del dolo directo, con la única diferencia de que el
resultado no es de producción necesaria.
Régimen:
1.- LA PRUEBA: Le incumbe a quien la alega y son admisibles todo tipo de pruebas, el actual art. 1724 al equipar el
dolo extracontractual con el contractual pare el acento en la situación del acreedor satisfecho.
2.-AGRAVAMIENTO: el dolo agrava la responsabilidad del deudor en los contratos se responde por las consecuencias
que las partes previeran al contratar y también por las existentes al momento del incumplimiento.

Valoración de la conducta. El art. 1725 del CCCN: a) Regla general. b) Confianza especial. c) Pautas de valoración

ARTÍCULO 1725.- Valoración de la conducta. Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno
conocimiento de las cosas, mayor es la diligencia exigible al agente y la valoración de la previsibilidad de las
consecuencias.
Cuando existe una confianza especial, se debe tener en cuenta la naturaleza del acto y las condiciones particulares
de las partes.
Para valorar la conducta no se toma en cuenta la condición especial, o la facultad intelectual de una persona
determinada, a no ser en los contratos que suponen una confianza especial entre las partes. En estos casos, se
estima el grado de responsabilidad, por la condición especial del agente.

Se sientan varios parámetros para valorar la conducta de la persona física o jurídica que causo daño injustificado.
Sean de origen contractual o extracontractual. La norma resalta la previsión, particularmente en el ámbito de la
relación de causalidad, la confianza negocial y las condiciones especiales del agente.
Los supuestos comprendidos aluden a un estándar de conducta general, un módulo de comportamiento medio y
abstracto fundado en los principios de normalidad, buena fe, razonabilidad, apariencia y confianza. En la división por
párrafo se encuentra las Reglas Interpretativas:
1º.- Cuando se debe obrar con Prudencia y Conocimiento: La interpretación hablo del comportamiento
regularmente observado, conforme a los comportamientos razonablemente requeridos al tiempo de su realización.
2º.- La diligencia se refiere al ciudadano y actividad en ejecutar “algo” y “poner todos los medios para conseguir un
fin”.

3. LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD

Concepto. Distintas teorías. La causalidad adecuada (art. 1726)


ARTÍCULO 1726.- Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado de
causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en contrario, se indemnizan las consecuencias
inmediatas y las mediatas previsibles.

La relación causal cumple una doble función: determinar la autoría y establecer la extensión del resarcimiento.
Doble función:

AUTORÍA Quien debe considerarse jurídicamente como el autor de un determinado daño.

EXTENSIÓN Que consecuencias debe reparar quien resulte responsable.
TEORÍAS: SON 4

Equivalencia de Condiciones: Fue desarrollada en 1860 por el alemán Maximilian Von Buri. Según él, todas las
fuerzas tienen alguna eficacia para causar el nacimiento del fenómeno, por ello concluye que todas las condiciones
son equivalentes, ya que si faltase una de ellas el hecho no hubiera acontecido.

Causa Próxima: Se le atribuye a Francis Bacon. En su libro Maxims of law dijo que sería más tarea las causas de las
causas y las influencias de unas y las influencias de una sobre otras, es preferible la más próximas al tiempo o la
inmediata.
Condición preponderante y Causa eficiente: CP: Es aquello que rompe el equilibrio entre los factores favorables y
contrarios a la producción del daño, influenciando el resultado.
CE: Sostiene que no todas las causas son iguales, sino que algunos son más eficientes que otras para producir un
resultado.

Causalidad adecuada: Fue desarrollado por Von Kries en 1888. Sostiene que no todas las condiciones son
equivalentes ni conducen en la práctica al mismo resultado. Por esta teoría lo que permite diferenciar una causa de
otra es lo que sucede en la generalidad de los casos.
La Teoría de la Causalidad adecuada: El Código adopta esta teoría, siguiendo en esto implícitamente al
código derogado, el código en su art. 1726 establece que son reparables las consecuencias dañosas que
tienen nexo causal adecuado de causalidad con el hecho producto del daño.
Parte de la base de que solo puede considerarse jurídicamente “causa” de un resultado aquel hecho que de
acuerdo a lo que suele suceder, en función de las reglas de la experiencia, produce normalmente aquel
resultado.
Esta previsibilidad se mide en abstracto, teniendo en cuenta no la que efectivamente previo o pudo prever el
agente.

Distintas clases de consecuencias. Conceptos. Por cuales se responde

Clasificación de consecuencias: la Teoría de la Causalidad adoptada por el código permite establecer hasta que
consecuencias debe extenderse el resarcimiento.
El art. 1726 declara resarcibles las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles, salvo disposición en
contrario. El art. 1727 define las distintas consecuencias:

ARTÍCULO 1727.- Tipos de consecuencias. Las consecuencias de un hecho que acostumbran a suceder según el
curso natural y ordinario de las cosas, se llaman en este Código “consecuencias inmediatas”. Las consecuencias que
resultan solamente de la conexión de un hecho con un acontecimiento distinto, se llaman “consecuencias mediatas”.
Las consecuencias mediatas que no pueden preverse se llaman “consecuencias casuales”.

Consecuencias Inmediatas: son definidas como aquellas “que acostumbran a suceder según el curso natural y
ordinario de las cosas”. La característica propia de las inmediatas es que, además de ser previsibles en esos términos,
resultan directamente del acto mismo, sin que éste y la consecuencia en cuestión medie ningún hecho distinto.

Consecuencias Mediatas: estas solamente resultan de la conexión del hecho originario con uno distinto. Si este
segundo acontecimiento es previsible, la consecuencia que resulta también lo es, y se imputa igualmente al
responsable.

Previsibilidad contractual. Regla general.


ARTÍCULO 1728.- Previsibilidad contractual. En los contratos se responde por las consecuencias que las partes
previeron o pudieron haber previsto al momento de su celebración. Cuando existe dolo del deudor, la
responsabilidad se fija tomando en cuenta estas consecuencias también al momento del incumplimiento.

La regla establecida por la Teoría de la Causalidad sufre una excepción cuando se está ante un contrato negociado, al
respecto de la voluntad de las partes se traduce en una regla distinta: el deudor responde por las consecuencias de
los contratantes previeran o pudieran prever al momento de la celebración del contrato.
El artículo se remota a dos textos de Paulo y fue luego desarrollado durante la edad media y el antiguo derecho
francés.
La razón de ser de esta regla se encuentra en el respecto del esquema de riesgos y beneficios que los contratantes
reflejaron en su acuerdo, que se vería desvirtuado si se aplicara derechamente la Teoría de la Causalidad: solo se da
en contratos paritarios.

4. EXIMENTES Y LIMITES DE RESPONSABILIDAD

El hecho del damnificado. Concepto. Requisitos. Regla general.


ARTÍCULO 1729.- Hecho del damnificado. La responsabilidad puede ser excluida o limitada por la incidencia del
hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el contrato dispongan que debe tratarse de
su culpa, de su dolo, o de cualquier otra circunstancia especial.

La relación de causalidad entre el hecho ilícito y el daño con cuya reparación se pretende reparar los elementos para
establecer si hay responsabilidad civil. Ésta puede ser excluido total o parcialmente por circunstancias, que se
agrupan bajo la denominación de causa ajen, y el hecho de la víctima, el caso fortuito o la fuerza mayor.
Puede ser que el damnificado haya contribuido causalmente para la producción del daño que sufre en los casos
planteados, existe un aporte causal de la víctima que o bien destruye la relación causal en los términos del art. 1730.

El hecho del tercero. Concepto. Condiciones


ARTÍCULO 1731.- Hecho de un tercero. Para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de un tercero
por quien no se debe responder debe reunir los caracteres del caso fortuito.

El hecho de un tercero por quien no se debe responder únicamente exime de responsabilidad cuando reúne los
caracteres de la fuerza mayor. En caso contrario, el tercero responde juntamente con el resto de los obligados a
reparar, solidaria o concurrentemente.
La eximente en estudio se configura con el hecho de un tercero extraño, no dependiente o subordinado del sindicato
como responsable.
El hecho del tercero inicialmente libera de responsabilidad si reúne los caracteres del caso fortuito, es decir, si es
imprevisible o inevitable para el sindicato como responsable, además de exterior a él, al riesgo de la cosa de la que
es dueño o guardián, o a la actividad que explota.
En caso contrario, ambos responderán por el total de la indemnización frente a la victima sin perjuicio de las
acciones de regreso que correspondan.
Respecto a la referencia que hace el articulo 1731 a la posibilidad de que el hecho del tercero exima "total o
parcialmente", en puridad el hecho del tercero nunca puede eximir parcialmente de responsabilidad, pues si reúne
los requisitos del casus, desplaza la autoría del agente y exime totalmente de responsabilidad, y en caso contrario no
exime, y el tercero responde por el total de la indemnización junto a los restantes demandados, ya sea como
codeudor solidario o concurrente. La eximición parcial queda confinada al ámbito de las relaciones internas.

Caso fortuito o fuerza mayor. Conceptos. Efectos


ARTÍCULO 1730.- Caso fortuito. Fuerza mayor. Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho que no ha podido
ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor exime de
responsabilidad, excepto disposición en contrario.
Este Código emplea los términos “caso fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos.

El caso fortuito o de fuerza mayor: se presenta como un acontecimiento imprevisible o inevitable, exterior al riesgo
de la cosa o la actividad y que no tiene por antecedente una culpa del damnificado, el caso fortuito produce un
quiebre total de la relación causal entre el hecho del agente y el daño, y por esa razón libera totalmente de la
responsabilidad.

Caracteres del caso fortuito:


1.- Imprevisibilidad: el caso fortuito es un hecho que no habría podido ser previsto en los términos que se acaban de
mencionar, y es precisamente por eso que rompe el nexo causal adecuado entre el agente y el daño.

2.- Inevitabilidad: es el carácter más importante, la imprevisibilidad desemboca en un hecho que no ha podido
preverse. Tampoco ha podido evitarse.

3.- Ajenidad: solo hay estrictamente caso fortuito cuando el agente no ha colocado un antecedente idóneo (por
acción u omisión) que haga posible el suceso lesivo sobreviviente.

Diferencias:
1.- CASO FORTUITO: este requiere más que la ausencia de culpa, necesita la imprevisibilidad o la imposibilidad.
2.- AUSENCIA CULPA: el agente no es culpable si una persona diligente, puesta en las mismas circunstancias de las
personas, el tiempo y el lugar.

Imposibilidad de cumplimento. Concepto. Ámbito. Requisitos. Criterio de apreciación. Efectos


ARTÍCULO 1732.- Imposibilidad de cumplimiento. El deudor de una obligación queda eximido del cumplimiento, y
no es responsable, si la obligación se ha extinguido por imposibilidad de cumplimiento objetiva y absoluta no
imputable al obligado.
La existencia de esa imposibilidad debe apreciarse teniendo en cuenta las exigencias de la buena fe y la prohibición
del ejercicio abusivo de los derechos.

La responsabilidad derivada del incumplimiento de las obligaciones, proviene de caso fortuito: exonero al deudor en
la medida en que cause una imposibilidad de cumplimiento objetiva, absoluta y no imputable al obligado.
El fundamento de la responsabilidad “contractual” es el incumplimiento, aun mediando incumplimiento, el deudor
debe demostrar que el cumplimiento de la obligación ha debiendo imposible como consecuencia de un hecho
sobreviniente a la constitución del vínculo, sin culpa suya.
La imposibilidad es una consecuencia del caso fortuito, aunque a los efectos de la exoneración del deudor ambos
conformen un todo inescindible.

CARACTERES:
SOBREVENIDO: Debe haber acaecido con posterioridad al nacimiento del vínculo obligatorio.
ABSOLUTO: No puede cumplirse en modo alguno, el Código exige que la imposibilidad sea absoluta y causada por un
caso fortuito.
DEFINITIVA: solamente esta puede liberar al obligado.
NO IMPUTABLE AL OBLIGADO: Para que la imposibilidad tenga un efecto liberatorio es necesario que no resulte
imputable a la culpa del obligado.

Responsabilidad no obstante el caso fortuito o la imposibilidad. Análisis del art. 1733. Distintos casos en los que se
responde
ARTÍCULO 1733.- Responsabilidad por caso fortuito o por imposibilidad de cumplimiento. Aunque ocurra el caso
fortuito o la imposibilidad de cumplimiento, el deudor es responsable en los siguientes casos: a. si ha asumido el
cumplimiento aunque ocurra un caso fortuito o una imposibilidad;
b. si de una disposición legal resulta que no se libera por caso fortuito o por imposibilidad de cumplimiento;
c. si está en mora, a no ser que ésta sea indiferente para la producción del caso fortuito o de la imposibilidad de
cumplimiento;
d. si el caso fortuito o la imposibilidad de cumplimiento sobrevienen por su culpa;
e. si el caso fortuito y, en su caso, la imposibilidad de cumplimiento que de él resulta, constituyen una contingencia
propia del riesgo de la cosa o la actividad;
f. si está obligado a restituir como consecuencia de un hecho ilícito.

5. PRUEBA DE LOS FACTORES DE ATRIBUCIÓN, EXIMENTES Y DE LA RELACIÓN DE CAUSALIDAD

La prueba de los factores y eximentes: carga de la prueba. Regla general. Medios de prueba.
ARTÍCULO 1734.- Prueba de los factores de atribución y de las eximentes. Excepto disposición legal, la carga de la
prueba de los factores de atribución y de las circunstancias eximentes corresponde a quien los alega.

La regla general en materia de carga de la prueba de los factores de atribución y las eximentes, este artículo se
complementa con el siguiente: la Teoría de la carga de la prueba tiene dos finalidades básicas:
1.- Proporcionar al juez una directiva que le indica cómo debe fallar ante la inexistencia o insuficiencia de prueba
sobre determinados hechos litigiosos.
2.- También es una pauta de actividad para las partes, les advierte cuál de ellas asume el riesgo de la falta de
producción de la prueba de determinado hecho.
Siendo el factor de atribución es un elemento valorativo, no es este el que deberá probarse, sino las circunstancias
fáticas conducentes a la elaboración del juicio por los magistrados.
La responsabilidad contractual tiene compre supuesto el incumplimiento, demostrar el incumplimiento equivale a
probar que el deudor no siguió con el plan de prestación que constituir el objeto de la relación obligatoria.

Facultad del juez: a) Para disponer la distribución de la carga de la prueba. b) Procedimiento


ARTÍCULO 1735.- Facultades judiciales. No obstante, el juez puede distribuir la carga de la prueba de la culpa o de
haber actuado con la diligencia debida, ponderando cuál de las partes se halla en mejor situación para aportarla. Si
el juez lo considera pertinente, durante el proceso debe comunicar a las partes que aplicará este criterio, de modo
de permitir a los litigantes ofrecer y producir los elementos de convicción que hagan a su defensa.

El principio según el cual el factor de atribución debe ser probado por quien alega su existencia se ve mermado
cuando se trata de la prueba de la culpa, en tal caso el juez puede asignar el onus probandi a quien se encuentre en
mejor situación para aportar la prueba respectiva.

La teoría de las cargas probatorias dinámicas


Los códigos procesales suelen imponer la carga de la prueba de un hecho, como regla general, a quien afirma su
existencia, o a quien funda su pretensión en una norma que tiene a ese hecho como condición para su aplicación.
Esa regla puede a veces hacer muy gravosa la situación procesal de la víctima de un daño, pues la compele a
acreditar todos y cada uno de los elementos de la responsabilidad civil. En lo que atañe a la prueba de la culpa,
muchas veces el damnificado carece de los conocimientos o los elementos necesarios como para probar ese factor
de atribución.
Por tal motivo, se ha expandido en la doctrina y la jurisprudencia argentina la aplicación de la doctrina denominada
"de las cargas probatorias dinámicas", que postula que la carga de la prueba de un hecho debe ser puesta en cabeza
de quien se encuentre en mejores condiciones de producirla. Es dinámica, por cuanto no se encuentra atada a
principios rígidos.
Importantes objeciones han llevado a un sector de la jurisprudencia a exigir el cumplimiento de ciertas condiciones
para la aplicación de la teoría. La aplicación de la doctrina de las cargas probatorias dinámicas es factible cuando
existe pedido expreso de su aplicación, al formular demanda, lo cual debe ser objeto de un pronunciamiento expreso
por parte del juez con motivo de abrirse el procedimiento a prueba, pues su aplicación sorpresiva por parte del juez
al dictar sentencia podría alterar gravemente el derecho de defensa de la parte a quien se le imputa que en su
cabeza recaía la carga probatoria.

La cuestión en el nuevo CCCN


El código adopta como principio general la concepción tradicional: la carga de la prueba de los elementos de la
responsabilidad civil, ya se trate del factor de atibucion, de la relación de causal o del daño, recae sobre quien alega
su existencia que normalmente será el damnificado,
Las cargas probatorias dinámicas aparecen con una aplicación acotada a la culpa, y no son admisibles fuera de ese
supuesto.
Cuando el factor de atribución aplicable es la culpa, el artículo 1735 faculta al juez a distribuir la carga de la prueba
ponderando cual de las partes se halla en mejor situación para afrontarla. En principio, el onus probandi recae sobre
el actor, que es quien debe acreditar la culpa del demandado, pero si este último se encuentra en mejores
condiciones para producir esa prueba, el juez se encuentra autorizado a invertir la regla.
Si el juez considera pertinente hacer uso de la facultad que le concede la ley, e invertir en un caso concreto la carga
de le prueba de la culpa, debe hacer saber a las partes que aplicara ese criterio, de modo de permitirles ofrecer y
producir los elementos de convicción que hagan a su defensa.
El código no señala exactamente cuál es el momento procesal en el que esta comunicación debe tener lugar, pero si
es claro en el sentido de que luego de la decisión del juez que dispone invertir la carga de la prueba, debe permitirse
a las partes ofrecer y producir prueba adicional. Corresponderá al juez, en uso de sus facultades ordenatorias e
instructorias, y en su carácter de director del proceso, tomar las medidas necesarias para poner en práctica las
disposiciones del artículo 1735.
En atención a que estas prevenciones tienden, a tutelar el derecho de defensa en juicio de la parte cuyo perjuicio se
invierte la carga probatoria, el juez podrá acudir a esa herramienta en la sentencia, bajo pena de nulidad, si en la
etapa procesal pertinente, no hubiera seguido el procedimiento que acaba de describirse.
En resumen, el código consagra la teoría de las cargas probatorias dinámicas únicamente para un supuesto puntual
de la responsabilidad civil (la carga de prueba de la culpa), y habilita su empleo siempre y cuando el juez lo

comunique oportunamente a las partes y permita el ofrecimiento y producción de prueba suplementaria a quien ha
impuesto ese onus probandi

Prueba de la relación de causalidad


ARTÍCULO 1736.- Prueba de la relación de causalidad. La carga de la prueba de la relación de causalidad
corresponde a quien la alega, excepto que la ley la impute o la presuma. La carga de la prueba de la causa ajena, o
de la imposibilidad de cumplimiento, recae sobre quien la invoca.

La prueba de la relación de causalidad, o de las circunstancias que la excluyen, se encuentra a cargo de quien alegue
su existencia. Es decir que será, el actor quien deberá probar el vínculo causal.

Carga de la prueba: regla general

La carga de la prueba de la causalidad recae sobre el actor.


Sera el demandante en el proceso de daños quien invoque la existencia de una relación causal entre el daño y el
hecho atribuible al demandado, sobre el pesara la carga de acreditar esa circunstancia.
Probar ese elemento implica, acreditar la existencia de una relación de causalidad material entre el hecho y el daño,
a lo que debe sumarse la prueba de que ella es, además adecuada.
Si se está en presencia de una consecuencia mediata, será preciso acreditar el carácter previsible del o los sucesos
que se hayan interpuesto entre el daño y el hecho original.
Presunción e imputación legal

Las excepciones: presunciones de causalidad y de adecuación causal


El artículo 1736 hace excepción de los casos en los que la ley impute o presuma la causalidad. Se trata en realidad de
una misma situación, constituida por aquellos supuestos en los que median presunciones legales de causalidad, o
bien presunciones de adecuación causal.
El primer caso (presunciones de causalidad a secas) es más raro, y se presenta frente al daño proveniente de un
miembro no identificado de un grupo determinado, la ley presume que todos los integrantes de este ultimo son
autores, con lo cual la presunción recae tanto sobre la existencia de una relación de causalidad material como sobre
el carácter adecuado de ese vinculo.
La segunda situación se da sobre todo en el terreno de los daños causados por el hecho de las cosas y actividades
riesgosas. En esos supuestos, el demandante debe probar la causalidad material entre el daño y el riego de la cosa o
de la actividad, pero una vez acreditado ese nexo surge una presunción legal de adecuación causal que pone al
dueño o guardián de la cosa, o al explotador de la actividad, en la necesidad de probar la ruptura del nexo causal
para eximirse de responder.
Finalmente es importante señalar que, a diferencia de lo que ocurre con la prueba de la culpa (art 1735), el código
no permite que los jueces inviertan la carga de la prueba de la causalidad sobre la base de la aplicación de la teoría
de las cargas probatorias dinámicas. Eso no implica, que no pueda haber presunciones judiciales de causalidad,
construidas en cada caso sobre la base de la prueba de indicios graves, precisos y concordantes que convenzan al
juez de la existencia de una relación de causalidad de la que no hay prueba directa.

Prueba de la causa ajena o de la imposibilidad de pago

Prueba de las eximentes


Dado que el demandado será quien alegue como eximente la ruptura del nexo de causalidad, a él le incumbirá
normalmente la prueba de la existencia de un caso fortuito, o de un hecho de la victima que desplace la causalidad o,
al menos, permita disminuir la reparación en proporción a su eficacia causal.
Una vez constatado el incumplimiento, el deudor únicamente podrá liberarse si prueba la existencia de una
imposibilidad de cumplimiento objetiva, absoluta y no imputable, causada por caso fortuito.

UNIDAD 14

1. EL DAÑO RESARCIBLE

Análisis de la Definición Legal.


ARTÍCULO 1737.- Concepto de daño. Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el
ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva.

Comentario: se diferencia el daño como lesión que atiende a la materia afectada, de la indemnización como
consecuencia o resultado de dicha afectación. El daño consiste en la lesión de un derecho subjetivo o de un interes
lícito, legítimo o simple pero que no sea repudiado por el conjunto del ordenamiento jurídico: el objeto de la lesión
puede ser la persona, el patrimonio o un derecho colectivo. La indemnización admite solo dos especies: patrimonial
y no patrimonial o ambas. Se incorpora el daño colectivo que es el que afecta bienes de incidencia colectiva. Tienen
en común la causa o hecho que provoca el daño (la contaminación de un río) pero los daños son individuales,
diferenciados para cada damnificado y corresponden a un derecho subjetivo o interés de cada uno.

El Daño: Lopez Herrera


El elemento fundamental que distingue a la responsabilidad civil de otras responsabilidades, es que es
imprescindible la existencia de un daño. Podemos decir que el daño es el centro de gravedad y primer elemento de
la responsabilidad civil porque reacciona ante la ocurrencia del daño, comienza el jurista a preguntarse si hay ilicitud,
causalidad y culpabilidad. SIN DAÑO NO HAY RESPONSABILIDAD.
Jurídicamente el daño es el menoscabo, la pérdida, el mal o el perjuicio que sufre una persona por la lesión en los
bienes que componen el patrimonio (materiales o inmateriales) y también la molestia, el dolor o la lesión o mal a los
sentimientos o afecciones legítimas. El daño es una modificación de la realidad material desfavorable para el
dañado, perjudicial para sus intereses.
El análisis del concepto de daño tiene importancia mayúscula en la responsabilidad civil por ser el elemento central
que la pone en movimiento, por ser el que produce la reacción del derecho. Pero que el daño sea una reacción del
derecho obliga a reflexionar y establecer que siempre el daño consta de dos elementos:
Uno material o interior que está representado por un hecho físico, material o inmaterial, como por ejemplo un
golpe que lastima a un vecino, un insulto, una cosa a entregar y que no lo fue, despedir a un empleado porque tiene
SIDA.
Un elemento formal o externo, que proviene del derecho, es decir esa reacción ya mencionada ante la injusticia del
daño.

Clasificación del Daño.

La presencia de daño es muy rica y debe ser analizada con respecto a los demás elementos que componen la
responsabilidad civil. Así tenemos:

Si falta el requisito de la antijuricidad porque la conducta desplegada es legítima, la causa de justificación hace que el
daño sufrido sea irrelevante para la responsabilidad civil. Se suele hablar en esos casos de DAÑO JUSTIFICADO,
de daño no indemnizable por existir una causa de justificación.
En otros casos el daño existe y se indemniza pese a no existir antijuricidad. Es lo que se conoce como DAÑO LÍCITO O
INDEMNIZACIÓN POR SACRIFICIO.
También puede suceder que el daño sea causado por un demente y falta el requisito de voluntariedad de la acción.
En nuestro sistema esto se conoce como DAÑO INVOLUNTARIO y se repara mediante la equidad y el
enriquecimiento sin causa, pero no con una acción típica de responsabilidad civil.
Hay otros supuestos donde existe daño, pero no es indemnizable por no existir interés jurídico tutelabte; como el
delincuente que no puede demandar a un cómplice que no cumple con el pacto de entregarle su parte del botín
producto de un atraco. Se suele hablar en estos casos de DAÑO JURÍDICO.
El daño también puede haber sido desencadenado por causas desconocidas, imprevisibles e irresistibles. Es el DAÑO
FORTUITO, como sería el que tiene lugar cuando, pese a toda la diligencia y ciencia puesta por el médico, el
paciente no alcanza la curación.

Finalmente, hay DAÑOS ANÓNIMOS, o de autor anónimo o desconocido, que en la mayoría de los casos son
soportados por las víctimas. Como esta situación es manifiestamente injusta y denota en no pocos casos
incumplimientos de deberes del Estado, la tendencia mundial es crear fondos especiales de indemnización o
tomar directamente el Estado a su cargo el pago de la indemnización.
También para los casos de grandes catástrofes es el Estado es que tiene el deber, como garante del bien común, de
ayudar a los ciudadanos. Es lo que se conoce como DAÑO CATASTRÓFICO, que a veces puede ser imputable a
alguien como la tragedia de la discoteca Cromañón en Bs As en Diciembre del 2004, o puede ser irresistible
como un terremoto o un tsunami.
El daño que interesa a la responsabilidad civil es lo que se conoce como DAÑO RESARCIBLE, el que en un sentido
amplio abarca tanto el daño patrimonial, como el daño moral.
El daño resarcible sólo puede subdividirse en dos especies: daño patrimonial o material y daño moral

El Daño Patrimonial es el que repercute en el patrimonio (la propiedad, el trabajo, la capacidad laboral, etc.) y Daño
Moral el que hace eco sobre intereses que están fuera del patrimonio, como la vida, la libertad sexual; la
tranquilidad.
Esto quiere decir dos cosas: 1- Un mismo hecho puede causar daño patrimonial y moral a la vez, como por ejemplo
la lesión estética, que en principio sería daño moral, pero si se trata de una actriz de cine o una modelo, quizás lo
prevalente sea el lucro cesante o la incapacidad de trabajar en su profesión. 2- La lesión a la moral puede causar
también daño patrimonial o viceversa, por ejemplo una persona abusada sexualmente sufre un gran daño moral,
porque se lesiona su derecho a la libertad sexual, que está claramente fuera del patrimonio, pero si como
consecuencia de ello queda psíquicamente incapacitada para trabajar o debe pagar a un terapeuta para intentar
superar el trauma sufrido, hay un claro daño patrimonial.
Esto no quiere decir que todos los daños que padece una persona en forma directa o indirecta vayan a ser
resarcidos, a veces el límite está dado por la causalidad, en otros por los legitimados activos y pasivos, o en algunos
casos lisa y llanamente por una limitación de la indemnización.

Requisitos del Daño Resarcible:

Daño Cierto: el daño se debe poder demostrar, nunca se puede resarcir el daño eventual. El daño debe ser cierto es
decir, que se sabe que va a ocurrir y por lo tanto no pierde su certeza.
Daño Subsistente: el daño debe subsistir al momento del resarcimiento o del dictamen de la sentencia, puesto que si
desaparece ya no hay daño resarcible. Por ej: en un accidente automovilístico, el dueño arregla el auto soportando
las consecuencias económicas y merece resarcimiento, es decir la restitución del dinero gastado en el arreglo. En la
esfera patrimonial el dolor y la angustia también deben ser subsistentes (Wayar).

Interés Merecedor de Tutela en el Daño (Lesión a un Interés): Cuando sucede un hecho ilícito muchas personas
pueden sufrir pérdidas, pero no todas son indemnizadas, porque los intereses de todos no son protegidos de la
misma manera, ya que el daño o perjuicio que las normas jurídicas tienden a evitar no es cualquier daño, sino
únicamente aquel que frustra expectativas aseguradas por el derecho. El ordenamiento protege intereses "ante la
lesión" de un interés protegido, la ley reconoce otro interés (el de ser reparado) al que queda subordinado cualquier
interés del sujeto que señala como deudor. Por eso el daño ha sido definido como "lesión disvaliosa de un interés
sobre un bien jurídico protegido". El bien jurídico es todo aquello que es apto para satisfacer una necesidad humana
(la vida, la propiedad, el honor, la libertad). El interés, en cambio es la posibilidad de que una necesidad,
experimentada por uno o varios sujetos determinados venga satisfecha mediante un bien (mi vida, mi propiedad, mi
honor, mi libertad). La noción de interés, como materialización del bien jurídico protegido, modernamente no se
entiende solo referida a un sujeto determinado y concreto, sino también en ciertos casos a los intereses de una
comunidad.
La postura clásica sostiene que el interés que protege la responsabilidad civil es el interés legítimo, es decir protegido
o tutelado por la ley. Se indemniza el daño cuando lesiona un interés merecedor de tutela. Es el juez el único
habilitado para descubrir cuáles intereses merecen tutela del ordenamiento, debe encontrar la solución justa, pero
no es creador libre de derecho. El juez puede recurrir a elementos extra-sistemáticos cuando la Constitución o las
propias leyes lo autorizan a acudir al Derecho Natural, al valor justicia, a la equidad, a la doctrina. (López Herrera).

Personalidad del Daño: el principio es que toda persona está facultada para reclamar los daños que ha sufrido, pero
no lo que ha padecido otra persona. Esto no debe confundirse con el daño directo e indirecto, el cual es personal en
ambos casos. El 1er supuesto (daño directo) no presenta problemas. El damnificado indirecto, o sea aquella persona
qué se ve damnificada "de rebote" como dicen los franceses, como por ej. el padre que costea la internación de su
hijo menor lesionado en un accidente, también reclama en daño personal pero indirecto.
Esto debe distinguirse cuando una persona actúa en nombre de otra. Ambos daños son personales, pero las lesiones
del menor son daños directos y los desembolsos del padre son daños indirectos.

Rubros Resarcitorios: Esfera Patrimonial

1) La Pérdida de Chance
En la pérdida de chances o de oportunidades, el ejemplo más común es el del caballo de carrera que no puede
participar en el Gran Premio porque sufre un accidente en el camino causado culpablemente por el tercero; queda la
duda sobre si el caballo hubiera ganado la carrera. De lo que hay certeza es de que se ha perdido una oportunidad
más que cierta porque el caballo era el favorito.
Por eso puede decidirse que la pérdida de chances es aquel daño cuya característica es ser más que una posibilidad,
pero menos que una certeza. Este tipo de daño puede suceder en un incumplimiento contractual o extracontractual.
Esta pérdida no es lucro cesante, sino daño emergente porque la probabilidad perdida es considerada un valor en sí
misma. Pese a que no se sabe si ocurrirá, es un daño o cierto, y una vez fijada se indemnizará en forma integral. La
chance como mera expectativa no es indemnizable. Requiere para serlo un grado de certeza acerca de que,
conforme al orden natural o el curso ordinario de las cosas, las previsiones tenidas en mira ofrecen posibilidades
serias de concretarse, pues de lo contrario se convierten en un daño eventual no alcanzado por la obligación de
reparar. En los casos de muerte de un hijo menor de edad, lo que se indemniza no es otra cosa que la chance, es
decir, la posibilidad de contar con la ayuda y cooperación de ese hijo, la cual para merecer indemnización debe ser o
constituir un acontecimiento posible. Antes esto era jurisprudencia y ahora está regulado por el CCC.

2) Daño Emergente
Es un daño que se produce cuando en razón de un evento dañoso la persona ve disminuido indirectamente su
patrimonio Es un empobrecimiento económico de la víctima en razón del daño, allí emerge el daño.

3) Lucro Cesante
Es una pérdida de enriquecimiento del patrimonio en razón del evento dañoso, aquello que la víctima dejará de
percibir. Implica que la víctima demuestre que iba a recibir una ganancia y que fue coartada, para recibir el
resarcimiento. Por ej: un accidente de tránsito en el que es chocado un taxista, todo el tiempo que queda
inmovilizado el auto, es el lucro cesante y esto se debe indemnizar.

ARTÍCULO 1738.- Indemnización. La indemnización comprende la pérdida o disminución del patrimonio de la


víctima, el lucro cesante en el beneficio económico esperado de acuerdo a la probabilidad objetiva de su obtención y
la pérdida de chances.
Incluye especialmente las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la víctima, de su
integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que resultan de la interferencia en
su proyecto de vida.

Comentario: En el CCCN algunos artículos hablan de los distintos tipos de daños que se pueden sufrir.

Rubros que comprenden:

Daño Patrimonial y Extrapatrimonial: De este artículo se deduce que los dos primeros casos son de daños
patrimoniales (daño emergente y lucro cesante) y luego lo que queda es, daño extrapatrimonial o moral: Esto es una
innovación ya que en el viejo código una de las polémicas más intensas que si el daño se podía dividir en patrimonial
Y extrapatrimonial o moral o si había terceros géneros como el daño biológicos, etc.

Daño emergente: Es un daño que se produce cuando en razón de un evento dañoso la persona ve disminuido
indirectamente su patrimonio Es un empobrecimiento económico de la víctima en razón del daño, allí emerge el
daño.
Lucro cesante: Es una pérdida de enriquecimiento del patrimonio en razón del evento dañoso, aquello que la víctima
dejará de percibir. Implica que la víctima demuestre que iba a recibir una ganancia y que fue coartada, para recibir el
resarcimiento. Por ej: un accidente de tránsito en el que es chocado un taxista, todo el tiempo que queda
inmovilizado el auto, es el lucro cesante y esto se debe indemnizar.

La pérdida de chances: La pérdida de chances es aquel daño cuya característica es ser más que una posibilidad, pero
menos que una certeza. Este tipo de daño puede suceder en un incumplimiento contractual o extracontractual. Esta
pérdida no es lucro cesante, sino daño emergente porque la probabilidad perdida es considerada un valor en sí
misma. Pese a que no se sabe si ocurrirá, es un daño o cierto, y una vez fijada se indemnizará en forma integral. La
chance como mera expectativa no es indemnizable. Requiere para serlo un grado de certeza acerca de que,
conforme al orden natural o el curso ordinario de las cosas, las previsiones tenidas en mira ofrecen posibilidades
serias de concretarse, pues de lo contrario se convierten en un daño eventual no alcanzado por la obligación de
reparar.

Violación de Derechos Personalísimos: cuando el acto dañoso repercute sobre los derechos personalísimos, habrá
daño extrapatrimonial. Sin embargo debe aclararse que la lesión a un derecho personalísimo también puede dar
lugar a un daño patrimonial, como podría ser el caso de una calumnia, que daña el buen nombre, pero también
produce una pérdida de clientela a un profesional.

La integridad Física y Psíquica: Es un daño indemnizable. Repercute normalmente sobre el patrimonio. La


incapacidad permanente debe ser resarcida aunque la víctima no haya dejado de "ganar", pues la integridad física,
tiene en sí mismo un valor indemnizable. El lucro cesante conjuga, en cambio, las pérdidas experimentadas durante
el tiempo de inactividad o disminución de la actividad laboral, es decir, responde a la incapacidad (total o parcial)
pero transitoria.

Las Afecciones Espirituales Legitimas: Por lo común su lesión dará lugar a un daño extrapatrimonial o moral. Por
excepción surgirá un daño patrimonial, si repercutiera en el patrimonio.

Interferencia al Proyecto de Vida: este daño surge por la mutilación del plan existencial del sujeto, en la medida que
ese plan supere el mero deseo y que se arraigue en la probabilidad cierta de que el objetivo vital sería
razonablemente alcanzado de no mediar el hecho nocivo.

ARTÍCULO 1739.- Requisitos. Para la procedencia de la indemnización debe existir un perjuicio directo o indirecto,
actual o futuro, cierto y subsistente. La pérdida de chance es indemnizable en la medida en que su contingencia sea
razonable y guarde una adecuada relación de causalidad con el hecho generador.
Comentario:

Daño Cierto: el daño se debe poder demostrar, nunca se puede resarcir el daño eventual. El daño debe ser cierto es
decir, que se sabe que va a ocurrir y por lo tanto no pierde su certeza.

Daño Subsistente: el daño debe subsistir al momento del resarcimiento o del dictamen de la sentencia, puesto que si
desaparece ya no hay daño resarcible. Por ej: en un accidente automovilístico, el dueño arregla el auto soportando
las consecuencias económicas y merece resarcimiento, es decir la restitución del dinero gastado en el arreglo. En la
esfera patrimonial el dolor y la angustia también deben ser subsistentes (Wayar).

Daño directo o indirecto: Si bien esta clasificación puede tener distintas acepciones, consideramos que la norma
parte del punto de vista de quienes son los legitimados activos para reclamar el resarcimiento del perjuicio que se
les ha ocasionado. En consecuencia, es daño directo el que padece la víctima que sufrió el daño “fáctico” (el sujeto
pasivo del hecho ilícito), mientras que es daño indirecto el que sufre otra persona de rebote, es decir, en aquellos
casos en que el hecho ilícito lesiona intereses de terceros que, sin embargo, no han sido sujetos pasivos de él.
En los dos casos el daño es resarcible, con la excepción de lo dispuesto en el art. 1741 CCyC para el daño moral,
donde la ley opera una restricción de la legitimación activa.

Actual o futuro: El art. 1739 CCC establece expresamente que es reparable tanto el daño actual como el futuro. El
primero es aquel que, cronológicamente, ya se ha producido al momento del dictado de la sentencia, mientras que
el daño futuro es el que todavía no se ha producido, pero que ciertamente ocurrirá luego de la decisión judicial (por
ejemplo, si como consecuencia del hecho es ineludible efectuar gastos de tratamiento futuro).

ARTÍCULO 1740.- Reparación plena. La reparación del daño debe ser plena. Consiste en la restitución de la situación
del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por el pago en dinero o en especie. La víctima puede optar
por el reintegro específico, excepto que sea parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o abusivo, en
cuyo caso se debe fijar en dinero. En el caso de daños derivados de la lesión del honor, la intimidad o la identidad
personal, el juez puede, a pedido de parte, ordenar la publicación de la sentencia, o de sus partes pertinentes, a
costa del responsable.

Comentario:

Reparación Plena: El artículo sienta el objetivo de todo juicio de daños: brindar a la víctima una reparación plena. Se
aparta de la terminología más usada en la doctrina y jurisprudencia que es "reparación integral". La distinción entre
reparación integral y plena obedece a que la primera era un objetivo inalcanzable porque era imposible borrar todo
el daño. Decir integral quería decir que todo el daño desaparecía y esto era una ficción jurídica. Por eso era mejor
decir reparación plena, que desde el principio admite que pueden quedar daños sin indemnizar.
A título de ejemplo de las fallas del concepto de reparación integral podemos mencionar: Si el daño lesiona un
interés no protegido por la ley, no hay indemnización. En otros casos la lesión es a un simple interés.
La ley no reconoce legitimación a todos los damnificados para reclamar daños, por ejemplo el daño moral a la novia,
esta no puede reclamarlo. A veces los pequeños daños no son reparados: las molestias de vecindad que no excedan
la normal tolerancia son un ejemplo de ello. Los daños extrapatrimoniales también plantean el problema de su
valuación, siempre sujeta al riesgo del error de la apreciación judicial.

Regla de pago en dinero: La frase "la víctima puede optar por el reintegro específico, excepto que sea parcial o
totalmente imposible", indica que el pago en dinero es la regla. En el sistema anterior la víctima podía optar por el
pago en dinero. Si ahora la opción es por el pago en especie, no cabe otra interpretación que ello, es porque se ha
vuelto al principio de indemnización dineraria.

Reparación en especie: En ciertos casos de lesión de daños personalísimos, daños como ser el honor, la reparación
puede consistir en la publicación de la sentencia; esta no es incompatible con el pago de daños, es ciertamente una
forma de reparación que en todo caso tiende a evitar el daño futuro, pero no borra los daños padecidos, como por
ejemplo los gastos incurridos, pérdida de clientela por la difamación, etc.

El objetivo que busca la responsabilidad civil cuando sucede un daño, es volver las cosas al estado anterior, de
manera que a la víctima le sea indiferente sufrir el daño o recibir la reparación. Dos son las formas en que el daño
puede ser reparado: la primera es lo que se conoce como reparación in natura, en especie o reposición de las cosas
al estado anterior. Entran dentro de este género formas de reparación como la destrucción de lo construido en
violación al derecho ajeno, la retractación, el derecho de réplica, la publicación de la sentencia que resuelve el juicio
de difamación. Y la otra gran forma de reparación es la compensación o mediante el pago de una suma de dinero.

Reparación en especie: La regla es ahora la reparación en especie, también conocida como reposición al estado
anterior, reparación in natura o restitución. Al contrario del pago de la indemnización dinerario, que es una
obligación de dar, esta es de hacer normalmente, aunque puede ser de dar o de no hacer. Por ejemplo: si hay un
choque de autos la reparación in natura consistiría en que el deudor tome a su cargo los gastos de taller y arregle el
automóvil que ha chocado. Normalmente consistiría en la obligación de hacer, de reparar los daños.
Puede consistir también en una obligación de dar como sería el caso de destrucción total de un automóvil en el
supuesto de que la compañía de seguros entrega uno nuevo. Y puede consistir en una obligación de no hacer, como
sería el caso de competencia desleal, de ruidos molestos o de intrusiones a la intimidad.
Este tipo de reparación es una obligación indivisible, salvo raros casos en que fuere posible que los deudores
efectuarán la reposición sucesiva o por etapas.
La reparación al igual que la indemnización, puede efectuarse por un tercero quien se subroga en los derechos del
acreedor.
Indemnización Dineraria: La regla de reparación en especie tiene dos importantes excepciones:

Cuando fuere imposible: La imposibilidad puede ser material. El supuesto típico es el caso de daños por homicidio,
donde no hay ninguna posibilidad de volver a la vida a la persona muerta. También se da en los casos de daño moral,
lucro cesante o la indemnización por pérdida de chance.
La imposibilidad puede también ser jurídica, como sería la circunstancia del incumplimiento de una obligación de
hacer en que el deudor no quiere o no puede ejecutar el hecho.

Cuando el damnificado optase por la indemnización por dinero: el damnificado no tiene que expresar ningún motivo
para solicitar el pago en dinero, e incluso puede ser posible la reparación in natura y lo mismo prevalece la opción,
salvo abuso del derecho. Esta es mucho más conveniente para la generalidad de los casos que la alternativa en
especie. Es por otro lado más fácil de aplicar y permite abarcar un mayor número de casos. Además releva a los
Tribunales de la tarea de supervisar el cumplimiento de las obligaciones de hacer, siempre más difíciles de dejar más
satisfechos a ambas partes.

El Principio de Reparación Integral: Determina que el responsable debe hacerse cargo de todos los daños causados.
Este principio quiere decir que la víctima debe quedar en la situación más posible de indiferencia entre sufrir el daño
y cobrar la indemnización. Es la única manera de que ninguna de las partes se vea beneficiada con el daño.

El Daño Moral. Concepto: Puede suceder que a veces el patrimonio no sufra merma alguna y la persona sufra un
daño clarísimo. Por ejemplo: en la calumnia el damnificado tiene la misma cantidad de dinero que antes, pero ha
sido perjudicado en su honor, autoestima, reputación. Lo más probable es que haya sufrido bronca, depresión,
vergüenza o que tenga que dar explicaciones sobre su conducta, o qué sienta que la gente lo mira de otra manera,
padecimientos todos que innegablemente son un perjuicio, un menoscabo, un mal.
En el daño patrimonial la reparación tiene función de equivalencia, en el daño moral el dinero que se otorga como
indemnización tiene función de satisfaccion. Que el daño moral tenga una finalidad satisfactiva quiere decir que el
dinero que se otorga por haberlo sufrido, debe permitir al dañado la adquisición de sensaciones placenteras
tendientes a eliminar o atenuar aquellas emociones dolorosas que el ilícito le ha causado.

ARTÍCULO 1741.- Indemnización de las consecuencias no patrimoniales. Está legitimado para reclamar la
indemnización de las consecuencias no patrimoniales el damnificado directo. Si del hecho resulta su muerte o sufre
gran discapacidad también tienen legitimación a título personal, según las circunstancias, los ascendientes, los
descendientes, el cónyuge y quienes convivían con aquél recibiendo trato familiar ostensible. La acción sólo se
transmite a los sucesores universales del legitimado si es interpuesta por éste.
El monto de la indemnización debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y compensatorias que pueden
procurar las sumas reconocidas.

Comentario:

Concepto de Consecuencias No Patrimoniales: debe entenderse lo mismo que daño moral. Si el daño repercute
sobre el patrimonio, el daño es patrimonial; si Io hace fuera del patrimonio, sobre las afecciones legítimas, el daño es
moral.
Legitimación: Por regla solo el damnificado directo puede reclamar. La generosidad de la ley Argentina en cuanto a
que 'todo daño contractual o extracontractual, puede dar lugar al cobro de daño moral, se compensa con una
restricción en la cadena de legitimados:
EXCEPCIÓN: Muerte y Gran Discapacidad: dos son las excepciones a la imposibilidad de reclamar daño moral a
los damnificados indirectos.
Una es cuando hay muerte, ahora se agregan a los herederos forzosos, los que recibían trato familiar ostensible.
La otra excepción; está si novedosa, es cuando el damnificado sufre "gran discapacidad" y por esto debe
entenderse aquellos casos en los cuales la víctima pierde toda posibilidad de sentir o moverse por sí misma
(parapléjicos). En estos casos puede percibir la indemnización del damnificado directo, pero también los
demás legitimados pero fuera de esto, no hay otros legitimados más como los hermanos, tíos, novios,
amigos.
Transmisión Mortis Causa: el daño moral solo se transmite si el damnificado directo lo interpuso en vida. No es
posible la acción subrogatoria en el daño moral. No hay ninguna razón de peso para que el dueño del crédito por
daño moral sólo pueda transmitir mortis causa después de reclamado en juicio y no cederlo inter vivos como un
derecho litigioso.

Función de satisfacción: en el daño patrimonial la reparación tiene función de equivalencia; en el daño moral el
dinero que se otorga como indemnización tiene función de satisfacción. Algunos autores dicen que solo el daño
patrimonial es propiamente resarcido, mientras que el daño extrapatrimonial es compensado.

ARTÍCULO 1745.- Indemnización por fallecimiento. En caso de muerte, la indemnización debe consistir en:
a. los gastos necesarios para asistencia y posterior funeral de la víctima. El derecho a repetirlos incumbe a quien los
paga, aunque sea en razón de una obligación legal;
b. lo necesario para alimentos del cónyuge, del conviviente, de los hijos menores de veintiún años de edad con
derecho alimentario, de los hijos incapaces o con capacidad restringida, aunque no hayan sido declarados tales
judicialmente; esta indemnización procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al damnificado
indirecto; el juez, para fijar la reparación, debe tener en cuenta el tiempo probable de vida de la víctima, sus
condiciones personales y las de los reclamantes;
c. la pérdida de chance de ayuda futura como consecuencia de la muerte de los hijos; este derecho también
compete a quien tenga la guarda del menor fallecido.

Comentario:

Rubros comprendidos:

Presunción Legal de Daños: el damnificado por muerte tiene derecho a los daños que se mencionan en los 3 incisos.
El listado es meramente enunciativo y se refiere solo a los daños patrimoniales, pues los extrapatrimoniales se
presumen por el solo hecho de la muerte. Trata de ser una guía para los jueces.

Los Gastos de Asistencia y Funerarios: se trata de un daño emergente.


Los gastos de asistencia consisten en aquellos que el familiar se ve obligado a realizar para intentar evitar la muerte
del pariente.
Los gastos funerarios son todos aquellos que tienen que ver con el entierro el difunto:
Derecho de Repetición: cuando fueron pagados con fondos del causante, este tipo de gastos pueden ser reclamados
a título hereditario por sus deudas. Si no es así, la legitimación corresponde a quien hubiere efectuado los
gastos, aunque no sea pariente.

El Lucro Cesante: en el inc b) el código se ocupa del lucro cesante que pueden sufrir los familiares del difunto. Ahora,
en vez de subsistencia dice alimentos, por lo que se presume una obligación indemnizatoria mayor. Lo necesario
para alimentos debe consistir en poner a las víctimas en la misma situación en que se encontraría de no haber
sucedido la muerte del pariente.
• Legitimados: se presume que sufren daños el cónyuge, el conviviente, los hijos menores de 21 años y los hijos
incapaces. En todos estos casos la justificación es fácil, porque existe obligación alimentaria para todos ellos. Un
hijo de más de 21 años puede reclamar daños, si demuestra que recibía alimentos porque estudiaba y tenía
menos de 25 años. Si tiene más de 25 años la prueba deberá ser muy clara porque se presume que los mayores
de edad se mantienen solos. Cualquiera sea la edad del hijo, cuando este último sea incapaz o con capacidad
restringida, sin que sea preciso que medie una declaración judicial en tal sentido, podrá reclamar daños.
• Existencia de otros obligados a prestar alimentos: la ley dispone que no es óbice para la indemnización que existan
otros obligados a pasar alimentos al reclamante. Por ejemplo si muere la madre, el homicida no puede dejar de
pagar alimentos porque el huérfano tenga un padre que le pasaba alimentos.
• Pautas de Fijación de la Indemnización: para cuantificar el daño, debe tomarse en cuenta:
El tiempo probable de vida de la víctima: todo indica que una persona joven hubiera vivido el tiempo suficiente
para cumplir con su obligación alimenticia.
Condiciones personales de la víctima: esto quiere decir que hay que tener en cuenta además de la edad, el sexo,
la educación, trabajo, etc, del muerto.

Condiciones personales de los reclamantes: las necesidades de los deudos pueden variar según su educación,
trabajo, edad, sexo, condición social.

La Pérdida de Chance de Ayuda Futura: finalmente se incluye como daño patrimonial indemnizablea la pérdida de
ayuda futura.

ARTÍCULO 1746.- Indemnización por lesiones o incapacidad física o psíquica. En caso de lesiones o incapacidad
permanente, física o psíquica, total o parcial, la indemnización debe ser evaluada mediante la determinación de un
capital, de tal modo que sus rentas cubran la disminución de la aptitud del damnificado para realizar actividades
productivas o económicamente valorables, y que se agote al término del plazo en que razonablemente pudo
continuar realizando tales actividades. Se presumen los gastos médicos, farmacéuticos y por transporte que resultan
razonables en función de la índole de las lesiones o la incapacidad. En el supuesto de incapacidad permanente se
debe indemnizar el daño aunque el damnificado continúe ejerciendo una tarea remunerada. Esta indemnización
procede aun cuando otra persona deba prestar alimentos al damnificado.

Comentario:

Tipo de Lesiones o Incapacidades: todas las lesiones e incapacidades están comprendidas. La incapacidad para ser
mandada a pagar debe ser permanente, lo que quiere decir que durará toda la vida.
Puede ser física, que será la más común, pero también comprende la incapacidad psíquica o daño psíquico, que ha
sido definido como aquel que se configura mediante la perturbación profunda del equilibrio emocional de la víctima,
que guarde nexo causal en del hecho dañoso y que entrañe una significativa descompensación que altere su
integración en el medio social.
La incapacidad puede ser total o parcial. Puede haber incapacidad total pero transitoria, la cual no está mencionada
y deberá ser medida por los daños que se pruebe que produjo desde el accidente hasta el restablecimiento.

Forma de cálculo: ahora para cuantificar la incapacidad sobreviniente se deben tener en cuenta las condiciones
personales de la víctima, así como las familiares y las socioeconómicas.

Presunción de Daño: el artículo recoge la tendencia jurisprudencial mayoritaria que considera que los gastos
médicos, hasta cierta suma, no necesitaban prueba sino que se presumían. El límite de la presunción es la
razonabilidad de acuerdo a las lesiones sufridas.

Actividad Remuneratoria: que la víctima de incapacidad permanente continúe percibiendo ingreso no es óbice para
no indemnizarla.

Otros obligados alimentarios: si la víctima recibe alimentos, no hay derecho a descontarlos de la indemnización.

LA VALUACIÓN DEL DAÑO

Criterios ara determinar la cuantía de la indemnización en cada caso.


Existen 3 grandes sistemas de valuación del daño:

Valuación Convencional: es la que tiene lugar por acuerdo previo o posterior sobre el daño.
En forma previa tiene lugar únicamente cuando existe responsabilidad contractual y consiste en lo que se denomina
cláusula penal indemnizatoria, que es aquella en la cual de antemano las partes han previsto el valor de los
daños para el caso de mora o incumplimiento.
Por acuerdo posterior puede darse en ambos tipos de responsabilidades. Tiene lugar cuando las partes arriban a un
convenio transaccional una vez que se ha producido el daño.
Valuación Legal: en estos casos la ley fija la indemnización, en regímenes que casi siempre establecen
responsabilidad objetiva. Por ejemplo: en los casos de extravío de equipaje en el transporte aéreo internacional el
monto de la indemnización equivale a una cantidad fija por los kilos que pesaba el equipaje.
Tiene además la característica de ser casi siempre una responsabilidad limitada.

Valuación Judicial: esta es la que realiza el juez en ausencia de convenio o de la ley específica.
Sin embargo, hay casos en que aún en presencia de la ley que determina la indemnización, ante el desacuerdo de
partes, es el magistrado quien debe zanjar la cuestión.
Las partes deben probar el monto de los daños, y si no lo hacen el juez está facultado, si le han probado los
perjuicios sufridos pero no su cuantía, a fijar prudencialmente el quantum.

El daño en la Responsabilidad por Incumplimiento:


ARTÍCULO 1747.- Acumulabilidad del daño moratorio. El resarcimiento del daño moratorio es acumulable al del
daño compensatorio o al valor de la prestación y, en su caso, a la cláusula penal compensatoria, sin perjuicio de la
facultad morigeradora del juez cuando esa acumulación resulte abusiva.

Comentario:

Daño Moratorio: el cumplimiento tardío produce daños en el patrimonio del acreedor. Lo que busca el articulo es
aclarar que puede reclamarse el cumplimiento de la obligación, más el daño moratorio. Debido a que se trata de dos
cosas distintas es correcto que así sea. Así, si una persona se comprometió a entregar un camión en una fecha
determinada y no lo hace, el acreedor tiene derecho a la prestación (la entrega del camión) más el daño moratorio
(el lucro cesante por la carga que no pudo transportar hasta que se cumplió el contrato).

La Cláusula Penal Compensatoria: por regla la cláusula penal es una liquidación anticipada de los daños y no cabe
reclamar otra cifra adicional. Sin embargo, es posible, si hay pacto expreso, pedir la ejecución de la obligación y de la
pena, cuando se estipula la pena por el "simple retardo" o que se haya estipulado que por el pago de la pena no se
entienda extinguida la obligación principal.

Facultad Morigeradora: la acumulación de la cláusula penal al daño compensatorio es una excepción a la regla del
art 793. El límite de la acumulación es el abuso del derecho. En ese caso el juez tiene facultades para morigerar la
condena que resulte de la sumatoria de ambos rubros.

ARTÍCULO 1748.- Curso de los intereses. El curso de los intereses comienza desde que se produce cada perjuicio.

Comentario:

Los Intereses de la Obligación Resarcitoria: las razones que se habían dado para fundar la fecha desde la cual
procedían los daños, eran dos:
La explicación mayoritaria era que los intereses se deben por la mora en la obligación de reparar el hecho ilícito
como el sujeto está obligado desde el mismo momento en que se produce el hecho ilícito, es desde ese mismo
momento que corren los intereses.
Otra posición sostiene que la obligación de pagar intereses desde la fecha del hecho ilícito no era la mora, sino el
principio de reparación integral (Wayar).

La Cláusula Penal Compensatoria: ya no se sostiene que es desde la fecha del hecho ilícito sino desde que cada daño
se produce. Esto permite fijar intereses distintos para los casos de agravación y para cada rubro.
La fecha de cuantificación de la indemnización no interesa para fijar los intereses. Si el juez valúa el daño a la fecha
de la sentencia, los intereses corren desde la fecha del daño. Si la valuación judicial incluyera al daño, el juez deberá
aclararlo.

La indemnización por daños y perjuicios derivados de un hecho ilícito devenga intereses a partir de la fecha del
hecho que provocó el daño y hasta el efectivo pago, y no a partir de la mora del demandado en cumplir la sentencia
condenatoria, pues aquella es la única solución acorde con el principio de integridad de la reparación.

ARTÍCULO 1744.- Prueba del daño. El daño debe ser acreditado por quien lo invoca, excepto que la ley lo impute o
presuma, o que surja notorio de los propios hechos.
Comentario:

El principio general es que incumbe al actor la prueba de los extremos en que funda su pretensión. Los daños no
hacen excepción a esta regla, debiendo el actor aportar la evidencia de todos los supuestos de la responsabilidad
civil. El principio que guía la prueba y cuantificación del daño, es de interés. El actor tiene que probar:

Existencia del daño y su cuantía.


El acto ilícito (extracontractual - contractual)
La relación de causalidad entre el acto ilícito o el incumplimiento obligacional y el daño.
Existe total amplitud en cuanto a los medios probatorios que pueden utilizarse para demostrar el daño. Entre ellas
podemos mencionar a la prueba pericial o la testimonial.
Probar el daño no siempre es lo mismo que probar el monto del daño. Es una operación distinta la valoración que la
cuantificación del daño.
Puede una persona que ha sufrido lesiones como consecuencias de un accidente fallar o aportar prueba insuficiente
respecto a sus ingresos o gastos de curación efectuados. En estos casos los códigos procesales otorgan al juez la
facultad de fijar la cuantía.

Carga de la prueba del daño: El daño, como elemento axial de la responsabilidad civil, debe ser demostrado
acabadamente por la victima que pretende su reparación.
La regla es particularmente estricta, según la jurisprudencia, para los casos de daños patrimoniales. El daño
emergente y el lucro cesante siempre se ha dicho, deben ser acreditados.

Daños Notorios: En materia de daño moral, prácticamente siempre el daño es notorio, es Io que la jurisprudencia ha
denominado in re ispa. En algunos casos, un mismo hecho puede dar lugar a daños notorios y a otros que requieren
prueba acabada. Por ejemplo, ante una calumnia, la prueba del daño moral surgirá del tenor de la falsa imputación.
Si además el actor dice haber perdido clientela, tendrá que demostrar la diferencia de ingresos de antes de haber
sido calumniado y después.

ARTÍCULO 1742.- Atenuación de la responsabilidad. El juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si es


equitativo en función del patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho.
Esta facultad no es aplicable en caso de dolo del responsable.

Comentario:

La atenuación de equidad como excepción a la reparación plena: La facultad acordada a los jueces de morigerar la
indemnización debe de ejercerse con sumo cuidado y con criterio restrictivo. Es una excepción al principio de
reparación plena. Normalmente la indemnización solo debe contemplar el daño causado y no a la situación de las
partes. Así se ha dicho que "pobre o rico poco importa, el responsable debe reparar todo el daño causado por su
culpa". La ley habla de atenuación, lo que no quiere decir necesariamente pagar de menos, sino que el juez podría
otorgar plazos amplios de la indemnización. Se mantiene que no puede en casos de dolo, porque de lo contrario se
conspiraría contra la finalidad preventiva de la responsabilidad civil.

El patrimonio responsable: El objetivo de la ley es que el responsable de pagar no quede en ruina.

La situación de la víctima: Ahora se puede tener en cuenta la situación de la víctima, siempre que el responsable este
en mala situación económica.

Las circunstancias del caso: El juez puede valorar otras circunstancias del caso, además de la situación del victimario.

Oportunidad procesal para reclamarla: Debe ser solicitada al contestar la demanda, para que se pueda producir
prueba sobre ella y además para garantizar la segunda instancia. No puede invocarse de oficio y a cargo de quien
solicita la atenuación. Si la parte no la pide es porque no la necesita o porque pagara la deuda. No se aplica cuando
ambos son indigentes.
ARTÍCULO 1743.- Dispensa anticipada de la responsabilidad. Son inválidas las cláusulas que eximen o limitan la
obligación de indemnizar cuando afectan derechos indisponibles, atentan contra la buena fe, las buenas costumbres
o leyes imperativas, o son abusivas. Son también inválidas si liberan anticipadamente, en forma total o parcial, del
daño sufrido por dolo del deudor o de las personas por las cuales debe responder.

Comentario:

Validez de las cláusulas limitativas y exagerativas: La causa es eliminatoria cuando pone un tope a todo el daño o a
un tipo de daño.
Invalidez de las cláusulas limitativas y exagerativas: Por excepción son inválidas las cláusulas limitativas exagerativas
cuando:
Afectan derechos indisponibles. (Integridad física)
Atentan contra la buena fe, las buenas costumbres o leyes imperativas
Cuando son abusivas

3. RESPONSABILIDAD DIRECTA

Estamos ante una responsabilidad directa cuando proviene la responsabilidad de un hecho propio, aunque
intervengan cosas.
Podemos distinguirla de la responsabilidad indirecta, que se da cuando el hecho causante del daño es ejecutado por
un dependiente o por la cosa pero sin intervención del dueño.
La responsabilidad Civil determina que tiene el deber de reparar el que causa un daño sea por incumplimiento de
una obligación o por violación del deber de no dañar.

La responsabilidad por el hecho propio: Reconoce el incumplimiento porque es un hecho propio de un deudor.
Pueden ser otras personas las que incumplan.
El incumplimiento constituye una típica responsabilidad por hecho propio o también puede provenir de los auxiliares
del deudor porque ellos están equiparados al deudor, lo cual está estipulado. El incumplimiento de las personas de
las que el deudor se sirve para la ejecución de la obligación se equipara al derivado del propio hecho del obligado.
En todos los casos de responsabilidad por el hecho propio, el factor de atribución es la culpa. El hecho propio es
Imputable al autor porque obra con culpa.

ARTÍCULO 1721.- Factores de atribución. La atribución de un daño al responsable puede basarse en factores
objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de atribución es la culpa.

ARTÍCULO 1722.- Factor objetivo. El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los
efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la causa ajena, excepto
disposición legal en contrario.

ARTÍCULO 1724.- Factores subjetivos. Son factores subjetivos de atribución la culpa y el dolo.
La culpa consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las circunstancias de las
personas, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y la impericia en el arte o profesión.
El dolo se configura por la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por los
intereses ajenos.

Sujetos responsables:
ARTÍCULO 1749.- Sujetos responsables. Es responsable directo quien incumple una obligación u ocasiona un daño
injustificado por acción u omisión.

Comentario:

Responsable directo: La ley busca distinguir al responsable directo del responsable por hechos ajenos, del que ocupa
más adelante. El responsable Directo es el autor del hecho que ocasiona el daño, es quien tiene todo el dominio del
hecho que produce el daño. Se ha unificado bajo la denominación "responsable directo tanto al deudor
que no cumple un contrato como a un autor de un hecho dañoso. Por último, puede ser responsable directo tanto
quien daña por acción como por omisión.

ARTÍCULO 1751.- Pluralidad de responsables. Si varias personas participan en la producción del daño que tiene una
causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de causas distintas, se aplican
las reglas de las obligaciones concurrentes.

Comentario:

Solidaridad como regla: Cuando varias personas causan un daño la regla es que deben responder solidariamente. Es
una solidaridad que deriva de la ley, para facilitar el cobro de la indemnización y para prevenir la ocurrencia de
varios daños.
El código habla de "participación" lo que permite incluir, además de los coautores, a otras personas que tienen una
participación decisiva en el hecho, pero que estrictamente no son coautores. Así tienen la misma responsabilidad los
cómplices e instigadores.

Obligación Concurrente: Cuando la pluralidad deriva de distintas causas, la obligación es concurrente.

ARTÍCULO 1752.- Encubrimiento. El encubridor responde en cuanto su cooperación ha causado daño.

Comentario:

Encubrimiento: El cómplice se diferencia del encubridor en que el primero, actúa por una promesa anterior al delito.
El encubridor también coopera, pero lo hace sin promesa anterior al hecho, por eso en el art. 277 del código penal
establece:

ARTÍCULO 277 -

Será reprimido con prisión de 6 meses a 3 años el que, tras la comisión de un delito ejecutado por otro, en el que no
hubiera participado:
Ayudare a alguien a eludir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse a la acción de ésta.
Ocultare, alterare o hiciere desaparecer los rastros, pruebas o instrumentos del delito, o ayudare al autor o partícipe
a ocultarlos, alterarlos o hacerlos desaparecer.
Adquiriere, recibiere u ocultare dinero, cosas o efectos provenientes de un delito.
No denunciare la perpetración de un delito o no individualizare al autor o partícipe de un delito ya conocido, cuando
estuviere obligado a promover la persecución penal de un delito de esa índole.
Asegurare o ayudare al autor o partícipe a asegurar el producto o provecho del delito.

Medida de reparación del daño: La regla que sienta el código es que el encubridor comete un daño distinto que el
del autor del daño, y solo responde en la medida de lo que su encubrimiento ha dañado. El encubrimiento
normalmente causa un daño menor, pero no es forzoso que sea así.

Responsabilidad por actos involuntarios:

ARTÍCULO 1750.- Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño causado por un acto involuntario
responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el artículo 1742.
El acto realizado por quien sufre fuerza irresistible no genera responsabilidad para su autor, sin perjuicio de la que
corresponde a título personal a quien ejerce esa fuerza.

Comentario:

El daño involuntario: ARTÍCULO 260.- Acto voluntario. El acto voluntario es el ejecutado con discernimiento,
intención y libertad, que se manifiesta por un hecho exterior.

Es involuntario:
El acto de quien, al momento de realizarlo, esta privado de razón.
El acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido 10 años.
El acto ilícito de la persona menor de edad que no ha cumplido 13 años. Sin perjuicio de lo
establecido en disposiciones legales.

Se trata de una responsabilidad objetiva porque no hay necesidad de demostrar la culpa. El inimputable no puede
incurrir en culpa porque no tiene discernimiento ni voluntad. Si bien la responsabilidad es objetiva porque no
requiere culpa, el factor positivo de atribución es la equidad.

Resarcimiento de equidad: El resarcimiento de equidad se contrapone al resarcimiento pleno. El nuevo código deja
totalmente librado al criterio del juez las pautas para otorgar el resarcimiento de equidad.
Es requisito que el acto del privado de discernimiento tenga relación causal con el daño.
La prudencia del juez, sin embargo aconseja tener en cuenta el patrimonio de la víctima y la situación del
responsable. También deberá tener en cuenta si hay posibilidad de cobrar a algún responsable indirecto, que tendrá
responsabilidad plena, como por ejemplo: al curador del incapaz.

Fuerza irresistible: A diferencia del acto involuntario por falta de discernimiento, el acto involuntario por falta de
voluntad no genera ninguna obligación indemnizatoria a cargo de quien no puede resistir esa fuerza o amenaza. Si la
violencia no fuere irresistible, sino relativa, esto es vencible, la responsabilidad debería ser de equidad y no plena.
Sin perjuicio de que la responsabilidad del autor personal de la violencia irresistible es plena, responde también
solidariamente la parte que al tiempo de la celebración del acto, tuvo conocimiento de la fuerza irresistible o de las
amenazas del tercero. Se entiende que es la parte que tuvo conocimiento y no actuó, pudiendo hacerlo.

RESPONSABILIDAD POR EL HECHO DE TERCEROS: PRINCIPAL Y DEPENDIENTE.

En la responsabilidad indirecta una persona responde por el hecho de otro, o por cosas de las que es propietario y de
las que saca un beneficio.
En derecho civil el concepto de dependencia es muy amplio, basta con demostrar que el hecho del dependiente es
producto de una orden, que la persona actúa bajo la dirección de otra o bajo su control para realizar una demanda
por responsabilidad indirecta.
El daño lo tiene que sufrir un tercero para que sea responsable por el hecho del dependiente. El vocablo
dependencia admite en el lenguaje natural o común diversas acepciones. Es así como se utiliza para indicar:
Subordinación a un poder mayor.
Sanción o colectividad subordinada a un poder, etc.

ARTÍCULO 1753.- Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente. El principal responde objetivamente
por los daños que causen los que están bajo su dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el
cumplimiento de sus obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de las funciones
encomendadas.
La falta de discernimiento del dependiente no excusa al principal.
La responsabilidad del principal es concurrente con la del dependiente.

Comentario:

Responsabilidad de excepción: La regla en el código es la responsabilidad directa por el hecho propio.


Cuantitativamente gran parte de las actividades de la vida moderna se desarrollan cuando una persona se sirve de
otra, lo que puede originar una responsabilidad indirecta.

Responsabilidad objetiva: En el código de Vélez había quienes habrían sostenido que la responsabilidad del principal
era subjetiva, por culpa.
Esa culpa podía consistir en la falta de vigilancia o en una mala elección del dependiente.
Con el tiempo la jurisprudencia y la doctrina se fueron inclinando por considerar que a responsabilidad del principal
por el hecho del dependiente era objetiva. Para algunas ese fundamento objetivo era el riesgo. Con el nuevo código
civil y comercial, la división ha terminado: la responsabilidad del principal, por el hecho del dependiente es objetiva.
Condiciones de procedencia. Requisitos: El principal no responde por todos los hechos de sus dependientes.
No es garante de todo lo que haga, sino en la medida en que concurran los siguientes presupuestos:

RELACIÓN DE DEPENDENCIA: La primera condición es que exista una relación de dependencia. El concepto es mucho
más amplio que la dependencia del derecho laboral, la dependencia civil abarca a todo aquel que actúa por
cuenta o en interés de otro, en virtud de algún vínculo jurídico de subordinación. La idea de subordinación, de
poder dirigir la actividad del otro a darle instrucciones es necesaria porque de lo contrario no hay dependencia.
La dependencia puede existir sin que exista contraprestación dineraria. La dependencia civil también, puede ser
ocasional o transitoria, sin que sea necesario un vínculo perdurable en el tiempo. La orden debe ser lícita. Si es
lícita, no hay responsabilidad reflejada, sino directa del dependiente. El dependiente normalmente sería una
persona humada pero puede ser una persona jurídica.

HECHO DAÑOSO EN OCASIÓN O EJERCICIO DE LA FUNCIÓN ENCOMENDADA: El principal no es garante de todo lo


que haga su subordinado, sino que debe existir una relación causal, una cierta y razonable vinculación entre lo
que se encargó hacer al dependiente y el perjuicio, por lo que el comitente no responde de todos los daños
ocasionados. El ejercicio de la función quiere decir que se desempeña la función encomendada, incluso en casos
de abuso de la función. Para esta teoría tiene importancia el tiempo y el lugar. El principio no es absoluto porque
hay trabajos que no tienen horarios fijos ni se realizan en un recinto cerrado. Igualmente el daño pudo haber
sucedido en el lugar y horario de trabajo y no tener relación alguna en las tareas.

INIMPUTABILIDAD DEL DEPENDIENTE: Para que el principal responda, el dependiente debe haber cometido un daño.
Ese acto dañoso por lo general es voluntario, pero el código incluye a los actos garantizados por el principal, a los
realizados con falta de discernimiento. Si el empleado consume drogas en el trabajo y asalta a un cliente, el
principal responde. Con ese depósito se refuerza la posibilidad de cobro de la indemnización a la vez que se
refuerza el carácter preventivo que tiene.

Obligación Concurrente: Expresamente se dice que la obligación es concurrente. Esto quiere decir que se responde
por distintas causas, que el principal tiene actuacion de regreso y que puede ser demandada en forma exclusiva.

Jurisprudencia: La agencia de remises es responsable de los daños causados por los chóferes.
Los golpes que el encargado de un local bailable propina a una persona que concurre al lugar son en ejercicio de la
función.

Según Wayar, con respecto al artículo 1753 se genera un problema de interpretación en relación al art 732, que
engloba la actuación de auxiliares y establece un principio de equiparación y dice:

ARTÍCULO 732.- Actuación de auxiliares. Principio de equiparación. El incumplimiento de las personas de las que el
deudor se sirve para la ejecución de la obligación se equipara al derivado del propio hecho del obligado.

Según Wayar prevalece este art.

5. RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES

ARTÍCULO 1754.- Hecho de los hijos. Los padres son solidariamente responsables por los daños causados por los
hijos que se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de la responsabilidad
personal y concurrente que pueda caber a los hijos.

Comentario:

Responsabilidad de los padres: Los padres son responsables por los daños que causen los hijos que se encuentran
bajo responsabilidad parental.
En el código sustituido se discutía sobre el fundamento. Así en un principio, los intérpretes, fieles al principio de la
culpa, sostuvieron que los padres eran responsables por un factor subjetivo. Esta culpa podría ser por no cuidar a los
menores, o bien porque no habían sido bien educados. En ambos casos se trataba de faltas personales de los padres.
La responsabilidad parental como fundamento: Con el tiempo prevaleció la postura que sostiene que el factor es
objetivo. Concretamente se trata de un deber derivado de la patria potestad, hay responsabilidad parental.
La responsabilidad parental es el fundamento de la responsabilidad por varios motivos:
La responsabilidad es objetiva, dice el código, lo que es perfectamente predicable de una carga derivada de la
responsabilidad parental. No importa cuanta diligencia se ponga lo mismo se responde.
El código civil quiere que los padres no se desentiendan de sus hijos, por eso la responsabilidad cesa si el hijo
menor de edad es puesto bajo vigilancia, no es sinónimo de abandono, sino de cuidado personal del hijo. En
definitiva es una actitud compatible con una paternidad responsable.
Los padres solo responden mientras sus hijos sean menores de 18 años, porque la responsabilidad se deriva de la
responsabilidad parental.
Lo que cuenta es la edad, que tenía el menor al cometer el hecho, por lo que los padres no se desobligan si el menor
es demandado cuando es mayor, o si alcanza la mayoría de edad durante el juicio.
La responsabilidad de los padres por los daños causados por sus hijos cesa en los casos de ausencia con presunción
de fallecimiento judicialmente declarada, porque es una causal de suspensión de la responsabilidad parental según
el art 702 inc a, en este caso tampoco existe el requisito de convivencia.
Lo mismo es predicable para la incapacidad de uno de los progenitores, concretamente el motivo es la declaración
por sentencia firme de la limitación de la capacidad por razones graves de salud mentales, Io que comprende tanto a
la incapacidad como a la capacidad restringida.
En esos casos puede haber convivencia pero no hay ejercicio de responsabilidad.
Si el mayor de edad recibe alimentos hasta los 21 años o hasta los 25 años porque estudia o se capacita, y esto le
impide mantenerse, los padres NO son responsables, porque la responsabilidad parental ha cesado y el padre
alimentante no tiene ninguna prerrogativa para controlar la conducta de sus hijos.

Convivencia: Los padres solo responden por los menores bajo responsabilidad parental que convivan con ellos. La
falta de convivencia no debe ser jamás atribuible a los padres. Esto quiere decir que no debe ser por culpa o dolo de
ellos, como podría ser el caso de abandono.

Solidaridad: La responsabilidad es además solidaria entre los padres. La victima puede demandar a cualquiera de los
padres por el total y luego entre ellos, si corresponde, podrán tener lugar correspondiente la acción de contribución.

Responsabilidad personal de los hijos: El código no ha suprimido la responsabilidad personal de los hijos, pero se
agrega que es concurrente con la de los padres. Esto es correcto porque a partir de cierta edad, tienen capacidad
para comprender los hechos ilícitos. Un niño de 11 años sabe que robar o matar está mal. Si tuviera patrimonio, su
padre tendría una acción de repetición del daño pagado contra ellos.
El tercero damnificado también tiene acción directa contra el hijo menor, porque puede darse el caso de que tenga
más bienes que sus padres, por herencia por ejemplo.

Acción de regreso de los padres contra los hijos: El menor es responsable directamente a partir de los 10 años, y el
padre tiene acción de regreso. Esto es así porque la capacidad para comprender hechos ilícitos se fija también en 10
años.
Nada dice el código sobre la acción de regreso de los padres contra los hijos mayores de 10 años. Pero debe
entenderse que existe porque la responsabilidad es personal y concurrente con la de los hijos. La acción de
contribución del deudor que paga la deuda contra los otros obligados concurrentes se rige por las relaciones
causales que originan la concurrencia.

ARTÍCULO 1755.- Cesación de la responsabilidad paterna. La responsabilidad de los padres es objetiva, y cesa si el
hijo menor de edad es puesto bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente. No cesa en el
supuesto previsto en el artículo 643.
Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia deriva de una
causa que les es atribuible.
Los padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes al ejercicio de su profesión o de
funciones subordinadas encomendadas por terceros. Tampoco responden por el incumplimiento de obligaciones
contractuales válidamente contraídas por sus hijos.
Comentario:

Carácter objetivo de la Responsabilidad: El factor de atribución es objetivo lo que quiere decir que "la culpa del
agente es irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad". En tales casos, el responsable se libera demostrando
la causa ajena, excepto disposición legal en contrario.
Los padres son responsables de los daños que causen sus hijos y la diligencia que demuestren es inútil salvo que
prueben la causa ajena, y en el código estos factores son el hecho del damnificado, el caso fortuito o fuerza mayor o
el hecho de un tercero.
La responsabilidad objetiva de los padres busca proteger a la víctima, no solo brindándose una merecida reparación,
sino que obliga a la toma de más medidas de prevención del daño que en la responsabilidad subjetiva.

Cesación de la responsabilidad: La responsabilidad cesa: "Si el hijo menor de edad es puesto bajo la vigilancia de otra
persona, transitoria o permanente". Esto puede ser entendido como comprensivo de las siguientes situaciones:
Colegio: Si la menor esta bajo la autoridad escolar, ya sea un régimen común o internado, los padres no responden.
En esos casos el menor esta puesto, bajo la vigilancia de otra persona. La excusa de responsabilidad solo sirve
cuando el menor entra en el colegio, bajo la autoridad del establecimiento educativo por Io que los daños que
causa el menor cuando se retira de la institución, vuelven a ser responsabilidad de los padres.

Cuidado personal a cargo del otro progenitor: En el caso de divorcio, lo que antes se llamaba "tenencia", para el CCC
es "cuidado personal". Puede interpretarse que cuando el cuidado personal está a cargo del otro progenitor,
este es responsable por sus daños.

Cuidado personal a cargo de otra persona: En el código de Vélez, esto es lo que se llama Transferencia de guarda. El
art. 643 del CCC permite "por razones suficientemente justificadas" y por el plazo máximo de un año, convenir
que el ejercicio de la responsabilidad parental sea otorgado a un pariente o tercero idóneo.
Este acuerdo debe ser homologado judicialmente. Una primera lectura lleva a pensar, que en ese caso, como
hay una delegación del ejercicio de la responsabilidad parental, no hay responsabilidad por el daño porque el
art. 1754, exige que el menor este "bajo su responsabilidad parental". Sin embargo luego el art. 643 dice que "las
progenitores" conservar la titularidad de la responsabilidad parental y mantienen el derecho a supervisar la
crianza y educación del hijo en función de sus posibilidades". En ese caso los padres no son responsables porque
conservan la titularidad, pero no el ejercicio de la responsabilidad parental. Sin embargo los padres no pueden
quedar desobligados y mucho menos las victimas desprotegidas. En estos casos si bien no hay responsabilidad
civil, el juez puede otorgar a la victima una reparación de equidad en la medida en que lo considere equitativo.
El tercero a que se refiere en el art 643 si es responsable porque se le transfiere la responsabilidad parental.
Los padres no se liberan aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia deriva de una
causa que le es atribuible.
La interrupción de la convivencia no será atribuible a los padres si la causa fuera pasar una temporada de
descanso, en casa de familiares responsables o realizar un curso universitario.

Menor que ejerce profesión: El padre no responde por los daños que cause el menor que trabaja porque no está
bajo vigilancia del padre, sino de su empleador. Igualmente, los padres no responden por las obligaciones
contractuales válidamente contraídas por sus hijos, ya que los padres no son garantes de sus hijos. La ley no les
impone tal deber, sino que el acreedor debe ser diligente y calcular el riesgo de incumplimiento que asume si
contrata con un menor de 18 años que desempeña una profesión. Es cierto que el código solo menciona a los
"daños" y que en la responsabilidad civil ya no se distingue entre contractual y extracontractual. Sin embargo los
daños que el art. 1754 del código pone a cargo de los padres, son claramente extracontractuales.

ARTÍCULO 1756.- Otras personas encargadas. Los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental, los
tutores y los curadores son responsables como los padres por el daño causado por quienes están a su cargo.
Sin embargo, se liberan si acreditan que les ha sido imposible evitar el daño; tal imposibilidad no resulta de la mera
circunstancia de haber sucedido el hecho fuera de su presencia.
El establecimiento que tiene a su cargo personas internadas responde por la negligencia en el cuidado de quienes,
transitoria o permanentemente, han sido puestas bajo su vigilancia y control.

Comentario:

Responsabilidad de los tutores o curadores: Las disposiciones relativas a los padres son aplicables a los tutores y
curadores. Las condiciones para que sean responsables son:

Minoridad o incapacidad: El tutor es responsable por los actos del menor desde el momento del discernimiento
hasta la mayoría de edad. Ocupa el lugar de la madre o del padre del menor y por eso la ley los equipara. La
tutela comprende a los menores, la curatela a los incapaces. Si hay más de un tutor ambos son responsables.
Están excluidos de responsabilidad, los tutores dativos o los tutores especiales, no tienen responsabilidad
parental sobre los menores sino que son designados por los conflictos de intereses que puede nacer con sus
progenitores.
El tutor responde por todos los daños de su pupilo menor, tenga más o menos de 10 años, con el solo límite de
la mayoría de edad a los 18 años.
Respecto a los incapaces, si bien el CCC no lo dice, como tampoco lo hacia el código civil sustituido, debe
entenderse que se refiere solo a los curadores de insanos o dementes, que son quienes no pueden comprender
la ilicitud de sus actos. Los demás incapaces o personas con capacidad restringida, como los pródigos responden
por sus actos en forma personal, la curatela del prodigo es al solo efecto de la protección del patrimonio.

Tutela o curatela otorgada judicialmente: Tanto la tutela como la curatela son discernidas judicialmente. No existe al
respecto responsabilidad contra el tutor o curador.

Convivencia: El pupilo o incapaz debe convivir con su curador de la misma manera que el hijo con el padre. Cesa, en
cambio la responsabilidad del curador si el insano hubiese sido internado en un establecimiento psiquiátrico.

Acto ilícito: El último requisito es que el menor o el insano hayan cometido un daño. El acto debe ser objetivamente
ilícito, si es cometido por un insano o por un menor de 10 años. Pero debe ser cometido con culpa si tiene más
de 10 años.

Imposibilidad de evitar el daño: El segundo párrafo del art. dice: "Se liberan si acreditan que les ha sido imposible
evitar el daño". Se entiende que se refiere tanto a los tutores y curadores, como a los padres.
La imposibilidad de evitar el daño debe ser entendido como sinónimo de caso fortuito, no solo porque el código civil
diga que es objetiva sino además porque si el menor produce un daño es porque su padre no lo vigilo o no lo educo
bien.

LA VIGILANCIA ACTIVA: El concepto del mismo traía problemas porque sonaba mucho a diligencia, y es lo que hacía
pensar a algunos doctrinarios que el factor de atribución de responsabilidad de los padres era la culpa, o que no
era objetivo. En todo caso era subjetivo con inversión de la carga de prueba: Se presumía la responsabilidad de
los padres salvo que acrediten la imposibilidad de evitar el daño. Como ahora los padres son objetivamente
responsables, ni siquiera se eximen probando que cumplieron con todas las "técnicas de prevención"

Establecimientos que tienen personas internadas: El curador deja de tener responsabilidad objetiva por los daños
cuando la persona incapacitada es internada en un establecimiento sanitario. La novedad es que expresamente este
código declara que la responsabilidad del establecimiento es subjetiva.

UNIDAD 15

1. RESPONSABILIDAD INDIRECTA DERIVADA DE COSAS Y CIERTAS ACTIVIDADES

Responsabilidad por el daño causado por el riesgo o vicio de cosas o por actividades peligrosas. Conceptos
generales

Es sabido que en el CC no existía la responsabilidad por riesgo, como así tampoco ningún supuesto de
responsabilidad objetiva. Ello fue así por la sencilla razón de que la sola idea de que nazca la obligación de resarcir el
daño ocasionado sin la intervención de una conducta subjetivamente reprochable era inimaginable.
Muchos años después, el supuesto ahora regulado en los arts. 1757 y 1758 CCyC fue uno de los puntos más
trascendentes de la reforma instaurada al ordenamiento civil anterior por la reforma del año 1968 (ley 17.711), que
modificó el art. 1113 de dicho cuerpo legal, e incorporó la responsabilidad objetiva en el ámbito extracontractual. En
particular, la del dueño o guardián de una cosa viciosa o riesgosa por los daños ocasionados por el accionar de
aquella, quien únicamente se eximía acreditando la ruptura del nexo causal, o la pérdida de la guarda de la cosa.
Más allá de ello, en la misma disposición se preveía la responsabilidad por los daños ocasionados “con” la cosa,
supuesto en el cual se presume la culpa del agente. Sin perjuicio de que este último régimen de responsabilidad fue
muy raramente aplicado por la jurisprudencia, lo cierto es que la distinción entre el daño ocasionado por el vicio o
riesgo de la cosa, o con la cosa, se mantuvo vigente hasta la actualidad.
La inclusión de la actividad riesgosa sin ninguna precisión, hace que cualquier actividad humana pueda ser
considerada como tal, generalizando la responsabilidad de modo excesivo y sin precedentes en el derecho
comparado.
Por estas razones el texto contempla dos supuestos:
El daño causado por riesgo o vicio de las cosas,
De las actividades que sean riesgosas o peligrosas para su naturaleza, por los medios empleados o por las
circunstancias de su realización.
Sobre este aspecto hay mucha controversia e ideas diferentes que se han discutido. Se ha optado por calificar la
actividad de riesgosa o peligrosa por su naturaleza, por los medios empleados o por las circunstancias de su
realización.
En todos los casos la responsabilidad es objetiva. No son eximentes, la autorización administrativa para el uso de la
cosa o la realización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.
En cuanto a los sujetos responsables, se admite que el dueño y el guardián son responsables indistintamente del
daño causado por las cosas. Se considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros, el uso, la dirección y el
control de la cosa, o a quien obtiene un provecho de ella. El dueño no responde si prueba que la cosa fue usada en
contra de su voluntad expresa o presunta. En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la realiza, se
sirve u obtiene provecho de ella, por sí o por terceros, excepto por lo dispuesto por la legislación especial.

Responsabilidad por las cosas.


ARTÍCULO 1757.- Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona responde por el daño causado por el
riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios
empleados o por las circunstancias de su realización.
La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para el uso de la cosa o la realización
de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.

Antecedentes: el art. 1113 del Código derogado.


La reforma del año 1968 introdujo en el Código derogado, basado esencialmente en la responsabilidad por culpa, la
teoría del riesgo creado fundado en que es equitativo que quien con sus actividades crea riegos para terceros, asuma
la responsabilidad por los daños, tanto más si se beneficia económicamente de tales actividades.
La reforma de la ley 17.711 agregó al texto originario dos supuestos: en los "daños causados con las cosas, el dueño
o guardián, para eximirse de responsabilidad, deberá demostrar que de su parte no hubo culpa"; "pero si el daño
hubiese sido causado por el riesgo o vicio de la cosa sólo se eximirá total o parcialmente de responsabilidad
acreditando la culpa de la víctima o de un tercero por quien no debe responder". De allí que el sistema anterior
diferenciaba 3 hipótesis:
1) El daño puro del hombre, sin intervención de cosas, o daños causados por el hombre;

El daño producido con las cosas, o daños causados por el hombre con una cosa, en los que prevalecía la actuación
del hombre que empleaba la cosa como instrumento para causar perjuicio. Éste era un caso de presunción de
responsabilidad de tinte subjetivo y el dueño y el guardián se eximían mediante la prueba de que de su parte no
había mediado culpa;
El riesgo creado o el daño producido por la intervención activa de la cosa, o por una cosa de riesgo, o por cosa
riesgosa, o por una actividad riesgosa o peligrosa.
Se trataba de una responsabilidad objetiva en la que el sindicato como responsable sólo se eximía con la prueba de
la causa ajena.

Responsabilidad por actividades riesgosas


Supuestos de aplicación de la norma. Cosas viciosas o riesgosas. Actividades peligrosas
El primer caso previsto en el art. 1757 CCyC presupone el accionar de una cosa riesgosa o viciosa en la producción
del daño. Al respecto, cabe recordar que las cosas pueden ser riesgosas:
por su propia naturaleza, esto es, cuando, conforme a su estado natural, constituyen un peligro potencial para
terceros;
cuando la cosa, que no es peligrosa o riesgosa por su naturaleza, ve potenciada esa aptitud para generar daños por la
propia conducta del responsable que multiplica, aumenta o potencia las posibilidades de dañosidad. En este
último caso quedan comprendidos distintos supuestos, por ejemplo, aquel en que el daño es causado por el
funcionamiento particular de la cosa (automóvil), o cuando el peligro nace del estado en que se encuentra (fusil
cargado), o de la posición en que se localiza (madera transportada en un camión que cae sobre un automóvil al
que precede en la ruta).

En cuanto a las cosas viciosas, ellas son relevantes, a los fines previstos en la norma objeto de comentario, cuando,
debido al defecto que presenta, la cosa tiene virtualidad suficiente para convertirse en una fuente potencial de
riesgos para terceros. Es que el riesgo o contingencia del daño es la mera consecuencia o derivación del vicio propio
de la cosa.

Sobre el riesgo de la actividad, ella puede ser peligrosa por su naturaleza, es decir, con motivo de sus características
intrínsecas o habituales, o por las circunstancias de su realización, es decir, por factores contingentes referidos a la
manera de llevarlas a cabo. El primer supuesto se presenta, por ejemplo, por la explotación de la energía nuclear,
que es siempre peligrosa, y susceptible de generar accidentes para terceros. En cuanto al segundo caso, se configura
cuando existen factores contingentes referidos a la manera de llevar a cabo la actividad. Se trata de un riesgo
accidental, que puede o no presentarse, según el caso. Se vincula con las circunstancias que son determinantes para
la calificación riesgosa de la actividad desplegada, que se vinculan, principalmente, con los medios o elementos
empleados para el despliegue de la actividad, que pueden y deben ser controlados por su titular.

Régimen de la responsabilidad por el hecho de las cosas y por actividades riesgosas en el CCyC
El art. 1757 CCyC consagra dos supuestos de responsabilidad distintos, que generan efectos similares. En primer
término, regula la responsabilidad por el daño ocasionado por las cosas viciosas o riesgosas y, en segundo término,
incluye en el mismo régimen el daño producido por las actividades peligrosas o riesgosas por su naturaleza.
Responsabilidad por vicio o riesgo de la cosa. La primera nota distintiva de la disposición en estudio es que elimina la
categoría de daños causados “con” las cosas que, como ya lo hemos adelantado, se encontraba prácticamente
vacía de contenido, pues era de muy esporádica utilización por la jurisprudencia. El art. 1757 CCyC centra su
campo de aplicación, entonces, en aquellos supuestos en que el daño es ocasionado por las cosas viciosas o
riesgosas, es decir, los supuestos en que el perjuicio es producido por el hecho de la cosa, en los que esta
interviene activamente en la producción del resultado. Así las cosas, resulta de aplicación la disposición en
comentario cuando el daño sea ocasionado por una cosa que, por su naturaleza, estado o modo de utilización
engendra daños para terceros.
Por otra parte, y como surge del artículo en comentario, la responsabilidad es, en estos casos, objetiva, es decir
que la conducta subjetivamente reprochable del agente es irrelevante a los fines de imputarle responsabilidad.
El factor de atribución aplicable es el riesgo. Por ende, para eximirse de responsabilidad el sindicado como
responsable deberá acreditar la causa ajena, es decir, el hecho de la víctima, de un tercero por el cual no debe
responder o el caso fortuito o fuerza mayor (arts. 1722, 1729, 1730 y 1731 CCyC).

Partiendo de esa premisa, a la víctima le bastará con acreditar el contacto material entre el hecho de la cosa y el
daño, para que surja la presunción de adecuación causal, es decir, que el accionar de la cosa viciosa o riesgosa
fue la que, conforme el curso normal y ordinario de los acontecimientos, produjo el resultado.
Los daños ocasionados por las actividades peligrosas. La disposición en análisis prevé también la responsabilidad
objetiva por el daño ocasionado por las actividades riesgosas. Cabe recordar, sobre este último aspecto, que una
actividad es riesgosa cuando, por su propia naturaleza o por las circunstancias de su realización, genera un riesgo
o peligro para terceros. No es relevante la intervención de cosas en la realización de la actividad.
Con anterioridad a la reforma, estos supuestos eran considerados comprendidos en el supuesto previsto —por
analogía— en el art. 1113, in fine, CC. En estos casos, quien realiza la actividad, se sirve u obtiene un provecho de
ella (art. 1758 CCyC) debe resarcir el daño ocasionado.

La autorización legal para utilizar la cosa o realizar la actividad


El art. 1757 CCyC dispone expresamente que la autorización administrativa para el uso de la cosa o la realización de
la actividad reputada riesgosa no funciona como una eximente del deber de responder. Este principio es
fundamental pues, como es sabido, en general la utilización de cosas riesgosas por su naturaleza es admitida por el
ordenamiento jurídico (por ejemplo, utilización de automotores). Por ende, la sola utilización de la cosa no es en sí
mismo un hecho ilícito, pero se volverá tal cuando el accionar de esta última ocasione un daño a un tercero (art.
1717 CCyC). Lo mismo sucede en el caso de las actividades peligrosas, que muchas veces están autorizadas por la
normativa aplicable.
Tampoco podrá oponerse a la acción incoada por la víctima la adopción de las medidas de prevención necesarias
para evitar la producción del daño.

Cuando se entiende que hay riesgo o peligro.


¿Qué debe entenderse por riesgo y vicio?
Para un sector mayoritario se trata de dos conceptos distintos. Así, se dice que crea el riesgo quien con sus cosas, sus
animales o sus empresas, multiplica, aumenta o potencia las posibilidades de dañosidad. Éste es el riesgo que surge
del empleo de la cosa, y exigirá normalmente un esfuerzo probatorio.
El vicio, en cambio, sería todos los defectos que hacen a la cosa impropia para su destino por razones estructurales o
funcionales, o disminuyen su utilidad a tal extremo que, de haberlos conocido, el adquirente no la habría adquirido,
o su contraprestación hubiese sido significativamente menor (Art. 1051 CCC)
No siempre vicio implica riesgo. A veces el vicio puede significar la casi total inocuidad de la cosa por ser
absolutamente inútil para cualquier destino como, por ejemplo, un automóvil sin ruedas ni motor, que es vicioso
pero no peligroso.

2. SUJETOS RESPONSABLES

Dueño y guardián de la cosa. La caracterización legal del guardián.


ARTÍCULO 1758.- Sujetos responsables. El dueño y el guardián son responsables concurrentes del daño causado por
las cosas. Se considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros, el uso, la dirección y el control de la cosa, o a
quien obtiene un provecho de ella. El dueño y el guardián no responden si prueban que la cosa fue usada en contra
de su voluntad expresa o presunta.
En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la realiza, se sirve u obtiene provecho de ella, por sí o por
terceros, excepto lo dispuesto por la legislación especial.

En cuanto al dueño de la cosa que ocasiona el daño, es aquel que ostenta la titularidad de dominio, en los términos
del art. 1941 CCyC, a cuyo comentario remitimos. Por ende, será dueño de una cosa mueble registrable quien cuente
con la inscripción registral pertinente (art. 1892 CCyC), y en los casos de cosas muebles no registrables conforme a
las reglas de la apropiación, establecidas en el art. 1947 CCyC.
Más allá de ello, la principal reforma en la materia está dada por la figura del guardián, pues el nuevo ordenamiento
civil y comercial no se limita a mencionarlo, sino que también establece los recaudos que deben reunirse para que el
sindicado como responsable reúna tal calidad. En efecto, es guardián de la cosa quien ostenta su uso, control y
dirección.
Por ende, en los términos del art. 1758 CCyC, es guardián quien se sirve de la cosa, ejerciendo, de manera autónoma, el
poder de control y gobierno de ella, aunque no pueda llegar a servirse de la cosa. Es preciso que el ejercicio de

dicho poder sobre la cosa sea autónomo e independiente respecto de cualquier otra persona, por lo que, quien
utiliza o emplea la cosa siguiendo las instrucciones o directivas de otro, no asume la condición de guardián.
Ahora bien, es claro que la disposición en estudio requiere, para que surja la figura del guardián, que se encuentren
reunidos los tres presupuestos. Es decir que el sindicado como responsable debe tener el uso, la dirección y el
control de la cosa. El art. 1758 CCyC es claro al utilizar el término copulativo “y” que, valga la redundancia, sirve para
unir palabras o cláusulas en concepto afirmativo. No se trata de un detalle, o de una discusión meramente
académica, pues es la suma de los tres elementos lo que permite configurar el poder de control autónomo sobre la
cosa. Por ende, si quien utiliza la cosa lo hace siguiendo instrucciones u órdenes de otro, no es guardián, pues dicho
carácter le corresponde a quien le imparte las indicaciones en cuyo interés se ejerce la guarda. Por su parte, también
debe responder como guardián quien obtiene un provecho de la cosa, es decir, quien se sirve de ella para su
beneficio.

Los 3 presupuestos que tipifican la guarda son:


la tenencia material de la cosa, por si o por terceros;
el poder fáctico de vigilancia, de gobierno y de que se ejerce sobre la cosa, con independencia del titulo
el ejercicio independiente del poder, con autonomía de otras personas.

Cuando el que ejerce el poder sobre la cosa siguiendo las instrucciones u órdenes de otros, él nos guardián, carácter
que le corresponde a quien imparte las Indicaciones en cuyo interés se ejerce la guarda. Revisten el carácter de
guardián: el propietario, el locatario, el comodatario, el depositario. Se dice que la guarda es compartida cuando
media pluralidad guardianes o varios coguardianes que se sirven en común la misma cosa, y resultan responsables
por todo el daño frente a la víctima.

Persona que realiza actividades riesgosas. Caracterización


El dueño y el guardián responden en base a la propiedad y poder o mando sobre las cosas, pero en las actividades en
las que no sólo hay cosas, sino que también puede haber conjunción de tareas, etapas, y personas, el legitimado
pasivo es más amplio: quien realiza, ejecuta o desarrolla la actividad con un poder fáctico, autónomo e
independiente de dirección sobre ella.
No está en juego la autoría material sino la titularidad de la actividad que puede ser desarrollada a través de otros; lo
que importa no es la autoría del daño, sino la autoría del riesgo. Por ello son legitimados pasivos todos los que
introducen el riesgo de la actividad, por ejemplo en los productos elaborados los intervinientes en la cadena de
producción, comercialización, venta, etc.
Factor de atribución
La responsabilidad es objetiva
La responsabilidad de los legitimados pasivos, dueño y guardián, es concurrente.

Fundamentos
El fundamento de la responsabilidad del dueño o guardián de la cosa varía según si el daño es causado con la cosa,
caso en el cual el fundamento es la culpa, la que si bien es presumida admite, como causal de exoneración, la falta
de culpa. Es una responsabilidad subjetiva.
Si el daño es causado por el riesgo o vicio de las cosas la responsabilidad es objetiva, lo que quiere decir que se
responde por la sola creación del riesgo, lo que no es lo mismo que responder por la sola causación, admitiéndose
solo limitadas causas de exoneración.
Algunos autores como Llambías opinan que la responsabilidad por vicio es subjetiva. El mal estado de la cosa sólo
puede provenir de la culpa.
No creemos que la en responsabilidad por riesgo o vicio provenga de en la culpa, sino que ambos términos -riesgo y
vicio- se equiparan en cuanto a la fundamentación, porque incluso en el caso de riesgos no se admite la prueba de
falta de culpa. El fundamento esta dado en el riesgo creado porque, entre riesgo y garantía hay un estrecho
parentesco debido a que prescinden del elemento subjetivo para fundamentar la obligación de resarcir.
Quien utiliza una cosa riesgosa, saca provecho de ella o realiza una actividad riesgosa, tiene el deber jurídico de
garantizar el pago de los daños a las víctimas inocentes. El fundamento de la obligación del dueño o guardián es el
mismo: el riesgo que crea y del que obtiene provecho, a la vez de la necesidad de proteger la vulnerabilidad de la
víctima frente a los riesgos que entraña la vida moderna.
Eximentes
Tratándose de la responsabilidad objetiva, el responsable presunto se exime de conformidad con el régimen general,
al que el artículo 1758 añade un supuesto particular: el uso de la cosa en contra de la voluntad expresa del dueño o
guardián. En este un supuesto cesa el poder sobre la cosa en contra de la voluntad expresa o presunta del dueño o
guardián cuando, por ejemplo, el dueño de un automóvil es desapoderado mediante la fuerza o cuando terceras
personas lo utilizan contradiciendo sus indicaciones o destino (el mecánico que usa el auto del propietario para fines
personales).

Amén de las previsiones relativas a la legitimación pasiva en el régimen de responsabilidad en estudio, la norma
consagra una eximente más en este supuesto del deber de resarcir: la pérdida de la guarda no voluntaria. Esta
eximente, ya vigente en el marco del CC, encuentra su razón de ser en el hecho de que, en estos casos, el dueño o
guardián cesa en el poder que ejerce sobre la cosa, que pasa a la esfera de actuación de otra persona, que es el
legitimado pasivo. Se configurará esta eximente, entonces, cuando el dueño o guardián haya sido privado de la cosa
por el obrar de un tercero (hurto, robo, apropiación, etc.). Sin embargo, cuando el sindicado como responsable haya
transmitido la guarda voluntariamente a un tercero, se presume que ha autorizado o consentido el uso de la cosa por
parte de este último.

La autorización administrativa
La autorización administrativa no es causa de exoneración de responsabilidad

Daños causados por animales. Reglas aplicables.


ARTÍCULO 1759.- Daño causado por animales. El daño causado por animales, cualquiera sea su especie, queda
comprendido en el artículo 1757.

El art. 1759 CCyC simplifica el régimen de responsabilidad por los daños ocasionados por animales, al equipararlo al
de la responsabilidad por el daño ocasionado por cosas viciosas o riesgosas. Ello es consecuencia de que, en puridad,
los animales revisten la categoría de cosas muebles (art. 227 CCyC), por lo que en el sistema del nuevo ordenamiento
civil y comercial no resulta pertinente efectuar una diferenciación respecto de los daños que pueden ocasionar el
accionar de las cosas en general.
Asimismo, la norma en estudio sella toda discusión en cuanto a cuál es el factor de atribución aplicable en estos
casos. En efecto, con anterioridad a la reforma se discutió en la doctrina si nos encontramos ante un supuesto de
responsabilidad objetiva o subjetiva, y la postura clásica sustentaba que la imputación del dueño o guardián era a
título de culpa, por no haber vigilado adecuadamente al animal para que no produjera daño alguno. Sin embargo, el
CCyC adopta, en esta materia, la posición sustentada por la mayoría de la doctrina y jurisprudencia, en cuanto a que
el dueño o guardián del animal responden objetivamente, pues han creado un riesgo del cual se benefician y cuyas
consecuencias es justo que afronten.
Los legitimados pasivos son el dueño y guardián del animal. Es dueño quien tiene la posesión de aquel, salvo que se
trate de un supuesto en que la legislación específica requiera la registración de la cosa (art. 1895 CCyC). En cuanto al
guardián, y siguiendo la regla sentada al respecto por el art. 1758 CCyC, es quien ostenta un poder de dirección,
control y uso independiente del animal, como quien se sirve de él, o percibe un beneficio económico de su
utilización.
Para eximirse de responder el sindicado como responsable debe acreditar la ruptura del nexo causal o la pérdida no
voluntaria de la cosa (arts. 1757 y 1758 CCyC), con lo que la regla del anterior ordenamiento civil, conforme a la cual
el guardián se exime cuando el animal haya sido excitado por un tercero, deja de existir.

3. RESPONSABILIDAD COLECTIVA Y ANÓNIMA

"Cuando el daño proviene de un miembro no identificado de un grupo determinado, responden solidariamente


todos sus integrantes, excepto aquel que demuestre que no ha contribuido a su producción. Es decir, demostrado
quien es el autor ya no hay anonimato.
Si se trata de un grupo de riesgo la situación es distinta: si un grupo realiza una actividad peligrosa para terceros,
todos sus integrantes responden por el daño causado por uno o más de sus miembros. Sólo se libera quien
demuestra que no integraba el grupo. En este caso, es ineficaz probar la autoría porque no interesa el anonimato, lo
relevante es probar que no se ha integrado el grupo".

Responsabilidad por cosas suspendidas o arrojadas de un edificio. La hipótesis prevista en el art. 1760 del CCyCN.
ARTÍCULO 1760.- Cosa suspendida o arrojada. Si de una parte de un edificio cae una cosa, o si ésta es arrojada, los
dueños y ocupantes de dicha parte responden solidariamente por el daño que cause. Sólo se libera quien demuestre
que no participó en su producción.

Hipótesis prevista: La norma en comentario regula un caso puntual de responsabilidad colectiva, constituido por los
daños ocasionados por las cosas caídas o arrojadas de un edificio.
El primer elemento requerido para que nazca la responsabilidad que emana de la norma en análisis es que el daño
sea ocasionado por una cosa arrojada o caída de una parte del edificio.
Asimismo, cabe destacar que el texto del artículo en comentario, a diferencia de lo que ocurría en el Código
derogado, no prevé el lugar donde debe caer la cosa para que se configure el supuesto de responsabilidad.
Quedan incorporados en el ámbito de la responsabilidad colectiva así consagrada los casos en que la cosa es
arrojada o cae desde un edificio. Incluye, entonces, tanto los supuestos en que la cosa haya sido arrojada, como
aquellos en los que cae una mampostería, o revoques, macetas, carteles, adornos, o cualquier otra clase de
elementos que puedan caer desde las aperturas de las paredes o de los balcones. Es decir, ambos supuestos, hecho
del hombre o hecho de la cosa, son tratados en la normativa de la misma forma.

Sujetos responsables
El CCC establece que deberán responder los dueños y ocupantes de dicha parte del edificio. Por ende, la
responsabilidad alcanza tanto al titular de dominio de la cosa, como a todo aquel que ostente algún tipo de control
sobre ella, cualquiera sea su título (locatario, usufructuario, poseedor, depositario, comodatario, etc.).
En especial, es preciso destacar que el consorcio de copropietarios es una persona jurídica (art. 2044 CCyC), de
forma tal que, si en la parte del edificio de la cual cayó o fue arrojada la cosa, además de las distintas unidades
funcionales, existe una parte común (por ejemplo, el techo, azotea, terraza o patio solar, art. 2041, inc. c, CCyC), el
consorcio también deberá responder, en su carácter de titular de esa parte.
Por otra parte, la norma es clara en cuanto a que el deber de resarcir el daño ocasionado alcanza tanto a los dueños
como a los ocupantes, esto es, que la existencia de un habitante que no revista la primera calidad (por ejemplo, un
inquilino) no excluye la responsabilidad del titular de dominio del bien.
Todos los sujetos mencionados en la norma en comentario son responsables solidariamente por el daño ocasionado
a la víctima. Más allá de la expresa previsión normativa, ello es una consecuencia de la regla general establecida en
el art. 1751 del mismo cuerpo legal, dado que la causa del deber de resarcir es la misma para todos.

Factor de atribución
La norma precisa que el dueño u ocupante responde objetivamente. Es decir, en nada importa la valoración subjetiva
de su conducta, lo cual encuentra su razón de ser en la necesidad de amparar a los transeúntes de la las agresiones
que pueden emanar de los edificios frente a los cuales transitan.

Causal de exoneración
La norma en estudio es clara en cuanto a que únicamente se libera quien demuestre que no participó en la
producción del daño. Ello implica establecer una presunción en favor de la víctima que ha sufrido el daño por la
caída de la cosa desde el edificio, de que los autores son los ocupantes, y que los dueños deben responder en forma
solidaria con aquellos. Más allá de esta clara regla, existen dos notas distintivas que también deben tenerse en
cuenta.
En primer lugar, el art. 1760 CCyC se refiere, expresamente, a que la cosa debe haber caído o sido arrojada desde
una “parte” del edificio. Con ello se quita todo manto de duda al hecho de que la responsabilidad colectiva
consagrada no alcanza a las personas que habiten o sean propietarios de una parte distinta del bien del cual provino
la cosa (por ejemplo, los habitantes del contrafrente, o cuyas ventanas no dan a la arteria desde la cual,
ineludiblemente, cayó o fue arrojada la cosa dañosa).
En segundo término, tampoco debe encontrarse individualizada la unidad funcional desde la cual se arrojó o cayó la
cosa, pues, en este último supuesto, solo debe responder el propietario del bien particular. Lo que sucede es que,
identificado el causante del daño, ya el supuesto de responsabilidad aplicable no será el establecido en la norma
objeto de este comentario, sino que quien arrojó en efecto la cosa debe responder directamente por su accionar
(art. 1749 CCyC), o por el hecho de la cosa que cayó desde su propiedad (art. 1757 CCyC y ss.). Por ende, no se trata
de un eximente de responsabilidad, sino de un presupuesto de aplicación del artículo en análisis.

Daño causado por un miembro anónimo de un grupo


ARTÍCULO 1761.- Autor anónimo. Si el daño proviene de un miembro no identificado de un grupo determinado
responden solidariamente todos sus integrantes, excepto aquel que demuestre que no ha contribuido a su
producción.

La norma sienta un principio general, según el cual todos los integrantes de un grupo responden objetiva Y
solidariamente por el daño causado por uno de ellos, si este no ha podido ser identificado.
La norma en análisis consagra la responsabilidad colectiva del grupo cuando resulta imposible identificar al autor
material del daño. Se trata de un supuesto de responsabilidad inexistente en el CC.

Distintos supuestos de intervención de un grupo en la producción del daño


Es preciso poner de resalto que la intervención plural de un grupo en la producción de un daño puede adoptar
distintas características.
En primer lugar, la intervención es conjunta o común cuando varios sujetos, individualmente considerados, cooperan
o toman parte en la producción del resultado dañoso, en calidad de coautores, consejeros, cómplices o auxiliares de
un acto ilícito. En este supuesto, existen varios hechos ilícitos individuales entre sí, pero conexos en cuanto producen
un resultado lesivo común. Es claro que cada uno de ellos responde directamente por su accionar, en los términos
del art. 1749 CCyC, y se encuentran solidariamente obligados a resarcir el daño ocasionado a la víctima (art. 1751 del
mismo cuerpo legal).
En segundo término, el accionar plural puede ser concurrente, en los casos en que el mismo daño es provocado por
la acción, independiente entre sí, de dos o más personas, con la particularidad de que, aun sin mediar el hecho de la
otra, el resultado se habría producido igualmente. Tal es el supuesto en que distintos individuos arrojan desechos
tóxicos a un curso fluvial, provocando la contaminación de las aguas; o cuando dos personas suministran una dosis
de veneno a la víctima, y cualquiera de ellas pudo ocasionarle la muerte en forma independiente. También en este
caso el accionar de cada uno de ellos es individual, pero todos deben responder frente al damnificado por la
totalidad del daño ocasionado.
La doctrina distingue el supuesto en el cual la intervención es alternativa o disyunta, es decir, en donde el daño es
atribuible a una persona o a otra, pero de manera alternativa o excluyente. En este último caso es en el cual se
encuentra comprendido el accionar de un miembro no identificado dentro de un grupo circunstancial dañoso
individualizado de posibles responsables. Por ejemplo, si varios cazadores disparan simultáneamente sus armas, pero
la víctima solo ha recibido el impacto de un disparo que le provoca la muerte. Solo uno de ellos ha sido el autor del
daño, pero no puede establecerse cuál de los agentes es el que provocó el resultado dañoso, por lo que la autoría
permanece en el anonimato. Como podrá advertir el lector, este es justamente el supuesto regulado por la
disposición sub examine.
Finalmente, existen supuestos en los cuales ya no se responsabiliza al grupo por el accionar de uno de sus
integrantes, que permanece anónimo, sino que lo que se toma en cuenta es el accionar del grupo en general. La
autoría individual de cada uno de los integrantes es, a diferencia de los casos mencionados en los párrafos que
anteceden, irrelevante, pues lo que tiene en cuenta la ley a los fines de imputar el hecho dañoso es el accionar del
grupo en sí mismo. La autoría es del colectivo, y ya no interesa la conducta particular de uno de sus integrantes. Se
trata del supuesto de los daños causados por el accionar riesgoso o peligroso de un grupo, regulado por el art. 1761
CCyC, a cuyo comentario remitimos.
Sujetos responsables
Se trata de los casos en los que el daño es causado por un miembro no identificado de un grupo que, en cambio, si
está determinado. Se trata de un supuesto de causalidad alternativa o disyunta, pues en realidad el daño es causado
por una persona o por otra, pero de manera alternativa o excluyente.
En tal caso, la ley presume que todos los miembros del grupo han sido coautores del daño y les imputa
responsabilidad objetiva. Hay, pues una presunción de a da autoría.
La aplicación del articulo presupone ante todo, que exista un grupo, es decir, una pluralidad de personas que forman
un conjunto definible sobre la base de algunas características comunes. No es necesario, por el contrario, que ese
grupo esté formalmente constituido de antemano por la decisión consciente de asociarse, ligarse; la conexión entre
ellos puede ser accidental, circunstancial u ocasional.
Determinada la existencia del grupo, es preciso que exista un nexo entre éste y el daño, en el sentido de que dentro
de la pluralidad de sus integrantes se encuentre el autor o los autores del daño. Se trata aquí de un daño causado
por uno o algunos miembros determinados que, no han podido ser individualizados. La norma requiere, que no se
haya acreditado quien o quienes ocasionan el perjuicio. Es decir, se exige que el autor permanezca en el anonimato,
pues si fuera posible establecer quién es el autor concreto de la acción dañosa, la norma seria inaplicable y sólo
podría perseguirse la responsabilidad individual de este último.
En definitiva, el damnificado no está precisado de identificar al autor, pero sí de probar inequívocamente que el
daño fue causado por alguno de los miembros del grupo.
Una vez determinado esos elementos, la ley presume iuris tantum la relación causal, e imputa la autoría a todos los
integrantes del grupo, quienes responden solidariamente. Es importante tener en cuenta que no se trata aquí de
una simple presunción de adecuación causal sino que, directamente se presume la existencia de causalidad material,
pues la norma no requiere demostrar la autoría de cada uno de los responsables, sino únicamente que el daño
provino de alguno de ellos, que no ha podido ser identificado.

Carácter de la responsabilidad
La culpa del agente es irrelevante, la responsabilidad es consecuencia de haber formado parte del grupo, y no de
haber sido autor del daño, que permanece anónimo. La responsabilidad de los Integrantes del grupo es solidaria, con
lo que deberán responder todos frente a la victima por el total de la indemnización correspondiente. El artículo que
se comenta es tanto aplicable a la responsabilidad extracontractual como a la contractual, lo que permite por
empleo, para responsabilizar a un grupo de médicos por el daño sufrido por un paciente a raíz de la mala praxis de
uno de ellos, pero cuya identidad se desconoce.

Factor de atribución
La norma en análisis no dice cual es el factor de atribución aplicable ni de que naturaleza es la responsabilidad que
contempla. Sin embargo es indudable que se trata de un supuesto de responsabilidad objetiva por lo cual será
irrelevante la subjetividad de la conducta de los integrantes del grupo a los fines de determinar su responsabilidad.

Eximentes
Cualquiera de los miembros del grupo puede eximirse acreditando que no ha contribuido a la producción del daño.
En el nuevo texto, no sólo esa circunstancia exime a los sindicatos como responsables, sino que cada uno de ellos
puede probar que no contribuyó a la producción del perjuicio. Con eso se estaría probando la efectiva ausencia de
causalidad material entre el hecho del demandado y el daño, lo que desvirtuaría la presunción legal.
4. EJERCICIO DE LAS ACCIONES DE RESPONSABILIDAD

"En cuanto al ejercicio de las acciones es importante señalar que se establece el principio de la independencia entre
la acción civil y la penal, largamente reclamado por la doctrina.
La acción civil y la acción penal resultantes del mismo hecho pueden ser ejercidas independientemente. En los casos
en que el hecho dañoso configure al mismo tiempo un delito del derecho criminal, la acción civil puede interponerse
ante los jueces penales, conforme a las disposiciones de los Códigos procesales o leyes especiales".

Daños causados a cosas o bienes


ARTÍCULO 1772.- Daños causados a cosas o bienes. Sujetos legitimados. La reparación del menoscabo a un bien o a
una cosa puede ser reclamado por:
el titular de un derecho real sobre la cosa o bien;
el tenedor y el poseedor de buena fe de la cosa o bien.

Sujetos legitimados para demandar


El artículo 1772 del código establece la legitimación activa para reclamar el resarcimiento de los daños sufridos
cuando el daño resulta del menoscabo de una cosa o bien. Como surge claramente del artículo no se trata de una
acción real, sino de una personal.
En cuanto a las personas a las cuales la disposición confiere legitimación, el artículo comienza mencionando al titular
de dominio de la cosa, quien, sin lugar a dudas, es el primer legitimado para reclamar los daños que haya sufrido por
el deterioro o la pérdida del bien. La calidad de dueño debe ser acreditada, a su vez, como existente al tiempo del
hecho dañoso.
En su segundo inciso la norma se refiere al poseedor de la cosa o bien, aunque aclarando, para estar legitimado,
debe tratarse de un poseedor de buena fe.

Sin perjuicio de ello, es claro que esta norma realiza una enumeración meramente enunciativa, pues cualquier
persona que sufra un daño cierto por la afectación de la cosa o bien se encuentra legitimada a obtener el
resarcimiento de dicho perjuicio.

Legitimación pasiva: a quienes puedo demandar. Responsable directo e indirecto


ARTÍCULO 1773.- Acción contra el responsable directo e indirecto. El legitimado tiene derecho a interponer su
acción, conjunta o separadamente, contra el responsable directo y el indirecto.

Este articulo "faculta a la víctima del hecho ilícito a dirigir su acción contra el responsable directo del hecho ilícito,
como así también contra quien se encuentre obligado a responder en forma indirecta por el daño ocasionado".
Es necesario tener en cuenta que será el responsable directo el que haya incumplido la obligación, u ocasionado el
daño injustificado por acción u omisión. Por el contrario, serán responsables indirectos quienes, sin ser autores del
menoscabo se encuentran obligados a resolver civilmente los daños ocasionados. El principal que debe responder
por el hecho de su dependiente, los padres por el hecho de sus hijos.
El damnificado podrá demandar al sujeto responsable indirecto, sin necesidad de traer a juicio al autor. Sin embargo,
esta disposición no impide que, a su vez, la victima inicie y prosiga la acción sólo contra quien en los hechos,
ocasionó el perjuicio, pues la responsabilidad reflejada no sustituye la directa sino que se acumula a ella. En
consecuencia, la renuncia a la acción contra el civilmente responsable no impide la prosecución de la demanda
contra el autor directo, ni viceversa.
Toda vez que la obligación del autor directo y la del responsable indirecto encuentran su fuente en causas distintas,
se aplicarán las reglas de las obligaciones concurrentes, de forma tal que, para poder ejercer una acción de
contribución contra el autor del hecho dañoso, el responsable indirecto deberá fundarla en las relaciones causales
que originaron la concurrencia.

5. ACCIÓN CIVIL Y PENAL

ARTÍCULO 1774.- Independencia. La acción civil y la acción penal resultantes del mismo hecho pueden ser ejercidas
independientemente. En los casos en que el hecho dañoso configure al mismo tiempo un delito del derecho criminal,
la acción civil puede interponerse ante los jueces penales, conforme a las disposiciones de los códigos procesales o
las leyes especiales.

Relación entre estas acciones nacidas de un mismo hecho. Independencia. Juez competente.
Cuando un acto ilícito civil, a su vez encuadra en alguno de los tipos respectivos legalmente contemplados, nacen del
mismo hecho dos acciones: una penal (pública, privada o dependiente de instancia privada) y otra civil,
eminentemente resarcitoria, y enderezada a resarcir los perjuicios ocasionados por el hecho a la víctima.
El art. 1774, consagra el principio de independencia entre estas dos acciones, es decir, la civil y la criminal, cuando
ambas emergen del mismo hecho ilícito.
El artículo 1774 establece la independencia sustancial, más no adjetiva de ambos procesos. De esta forma, y desde
un punto de vista procedimental, el interesado podrá acumular ambos procesos en sede penal, peticionando al
magistrado de esa jurisdicción que establezca la indemnización que considere pertinente. A su vez, y si así lo
prefiere, podrá promover las dos acciones en forma autónoma, ante las dos jurisdicciones antes referidas.
La autonomía entre ambas acciones entonces, es conceptual y se sustenta en el diverso régimen jurídico aplicable. El
art. deja a salvo la posibilidad de que los ordenamientos procesales locales prevean una solución distinta. Ello es así,
a fin de evitar, que el ordenamiento sustantivo afecte atribuciones que son exclusivas de los gobiernos provinciales,
en particular, las referidas a la competencia y al procedimiento aplicable.
ARTÍCULO 1775.- Suspensión del dictado de la sentencia civil. Si la acción penal precede a la acción civil, o es
intentada durante su curso, el dictado de la sentencia definitiva debe suspenderse en el proceso civil hasta la
conclusión del proceso penal, con excepción de los siguientes casos:
si median causas de extinción de la acción penal;
si la dilación del procedimiento penal provoca, en los hechos, una frustración efectiva del derecho a ser
indemnizado;
si la acción civil por reparación del daño está fundada en un factor objetivo de responsabilidad.
Este artículo consagra el principio de la prejudicialidad penal sobre la civil, de forma tal que no podrá dictarse
sentencia en esta última sede hasta tanto no haya recaído un pronunciamiento definitivo en la sede punitiva.
Presupuestos:
La primera cuestión a tener en cuenta es que, la suspensión se refiere a la sentencia, pero no al trámite, del proceso
civil. De esta forma, aun no existiendo decisión definitiva en sede penal el proceso civil podrá continuar su trámite y
la suspensión se producirá únicamente en ocasión de dictarse el llamado de autos a sentencia.
Cabe señalar que, para que proceda la suspensión deben cumplirse diversos requisitos. En primer lugar, debe existir
una acción penal en curso, en sede judicial. En segundo término, es preciso que ambas acciones nazcan del mismo
hecho, púes si surgieran de hechos distintos, la sentencia dictada en lo penal no tendría influencia alguna sobre el
juicio civil.
Es preciso tener en cuenta que salvo las excepciones previstas en el art. debe existir una sentencia penal definitiva
para que cese la suspensión. Por su parte, también en el caso de que recaiga en la sede punitiva un sobreseimiento
provisional, dicha decisión será suficiente para que se levante la suspensión en el reclamo por daños y perjuicios.
Finalmente, no debe perderse de vista que la suspensión será aplicable a un cuando la acción civil no se dirija contra
aquél a quien se imputa el delito en sede penal. Es decir, que la suspensión opera tanto cuando el proceso de daños
se dirige contra el autor directo, como cuando se promueve contra otro individuo civilmente responsable.

Excepciones:
El art. 1775 enumera 3 supuestos de excepción a la suspensión de la acción civil por la prosecución de la acción
punitiva:

1) La extinción de la acción penal.


La disposición en comentario prevé como excepción que, en caso de que medie alguna de las causas de extinción de
la acción penal, no procederá la suspensión del dictado de la sentencia en sede civil.
El código incluye, en concordancia con la opinión de la doctrina nacional, todos los supuestos de extinción de la
acción penal. Ellos son, además del antes enunciado, la amnistía, la prescripción y la renuncia del agraviado, respecto
de los delitos de acción privada.
También resultará inaplicable la suspensión del dictado de la sentencia en sede civil cuando se produzca la
suspensión del juicio a prueba en la jurisdicción penal.

2) Dilación excesiva del procedimiento penal.


La jurisprudencia ha admitido la excepción sustentada en la dilación injustificada del litigio punitivo en diversos
supuestos. En particular, el máximo tribunal nacional estableció, en el "leading case Ataka", que si existen demoras
injustificadas en la tramitación del proceso penal, la suspensión de la decisión en sede comercial ocasiona un agravio
irreparable al derecho de defensa.
Es por ello que el código incorpora, la excepción en análisis, a todos aquellos casos en que exista una dilación
razonablemente prolongada del proceso penal, generándose de ésta forma una verdadera denegación de justicia.

3) La aplicación de un factor objetivo de atribución en el caso.


Tampoco resultara procedente la suspensión del proceso civil en aquellos supuestos en que ésta acción se encuentre
fundada en factores objetivos de atribución. Esta excepción encuentra su fundamento en el hecho de que dejándose
al margen la posibilidad de que la condena civil recaiga con relación a la culpa o no del demandado, entonces se
aleja el riesgo del dictado de sentencias contradictorias en ambas jurisdicciones.
Cabe tener en cuenta que si bien la existencia de culpa del condenado no podrá ser reputada en sede civil cuando
haya sido considerada inexistente en la sede punitiva, ello no obsta a la procedencia de la condena en el juicio de
daños si la responsabilidad que se le imputa al demandado se sustenta en un factor objetivo de atribución. Por otra
parte puede ocurrir igualmente que exista el riesgo de que se dicten sentencias contradictorias.

Efectos de la sentencia penal sobre el proceso civil. Distintos casos


ARTÍCULO 1776.- Condena penal. La sentencia penal condenatoria produce efectos de cosa juzgada en el proceso
civil respecto de la existencia del hecho principal que constituye el delito y de la culpa del condenado.
Este artículo establece los efectos de la prejudicialidad penal en sede civil, en cuanto a la existencia del hecho
principal en debate y a la culpa del condenado. El fin perseguido es teniendo en cuenta la independencia que rige a
ambas acciones, evitar el dictado de sentencias contradictorias en ambas sedes, con el escándalo jurídico a que ello
conduciría.
Distintos casos:
1) La existencia del hecho principal
Cuando la norma se refiere a que la sentencia penal hará cosa juzgada en cuanto a la existencia del hecho principal,
establece que dicha decisión no podrá ser revisada en sede civil respecto de la imputación objetiva, es decir sobre la
materialidad del hecho, su autoría, tipicidad y antijuridicidad. Sin embargo, no debe dejarse de lado que la autoridad
de la sentencia penal se encuentra restringida a aquellas disposiciones que resulten indispensables para determinar
la solución del problema penal.
La influencia de la decisión adoptada en sede penal no afectará a la relación de causalidad y al daño en aquellos
procesos en que se trate de una acción promovida por la existencia de un delito formal.
En segundo lugar, y aún cuando nos encontremos ante una decisión penal que recaiga respecto de un delito en
sentido material, la sentencia allí dictada no será vinculante en la acción de daño en cuanto a la fijación y cuantía del
perjuicio, pues su determinación es innecesaria a los fines de la comprobación del delito. Debe realizarse la salvedad
de aquellos casos en que la cuantía de la indemnización o, la entidad de un perjuicio desde un punto de vista
material, son relevantes para tipificar el delito. En estos supuestos, la decisión penal, vinculará al Juez Civil también
en este aspecto.

2) La culpa del condenado


La condena penal que declara la culpa del condenado, no puede ser controvertida en sede civil, de forma tal que, el
juez en esta última sede no podrá prescindir de este elemento subjetivo a fin de determinar el factor de atribución.
Esta previsión, a su vez, incluye la eventualidad de que en sede penal se haya considerado que el autor actuó
dolosamente, lo cual también hará cosa juzgada en el proceso civil.
Sin embargo, en primer lugar ni el ordenamiento penal ni el civil admiten la graduación in abstracto de la culpa.
En segundo término, reviste particular relevancia determinar cuál será la influencia de la decisión penal en cuanto a
la culpa en que haya ocurrido la víctima del hecho ilícito.
La solución de esta problemática se encuentra en el principio referido a la relevancia de los hechos relevados en sede
penal a los fines de la tipificación de la conducta del agente. Así, si la consideración o desestimación del hecho de la
víctima es indiferente a los fines de la calificación del delito, su invocación podrá ser desechada en sede civil. Por el
contrario, si la evaluación del comportamiento de la víctima es indiferente a los fines de la calificación del delito, su
invocación podrá ser desechada en sede civil. Por el contrario, si la evaluación del comportamiento de la víctima es
indispensable para la calificación del hecho del victimario, será vinculante para el juez civil, quien no se podrá apartar
entonces de la decisión adoptada al respecto.

3) Efectos de la cosa juzgada respecto del tercero civilmente demandado


Los efectos de la sentencia adoptada en sede penal no se restringen únicamente al condenado en dicha jurisdicción,
sino que aquélla tiene incidencia también respecto del tercero civilmente responsable, quien no podrá discutir ni la
existencia del hecho principal ni la culpa del autor.
Las defensas con que contará el tercero, en consecuencia, serán solamente aquellas que se vinculen con su
responsabilidad indirecta con la relación del hecho.

Excusas absolutorias penales. Efectos


ARTÍCULO 1778.- Excusas absolutorias. Las excusas absolutorias penales no afectan a la acción civil, excepto
disposición legal expresa en contrario.

Las excusas absolutorias son determinados supuestos en los cuales el ordenamiento penal, pese encontrarse
configurados los presupuestos del tipo, considera pertinente eximir de punibilidad.
Las primeras de ellas se encuentran en el código penal, en cuanto a delitos cometidos contra el honor. Así, las
injurias proferidas por los litigantes, apoderados o defensores en el marco del proceso, siempre que no hayan sido
dadas a publicidad, quedarán sujetas únicamente a las correcciones disciplinarias que correspondan. A su vez, el juez
podrá eximir de pena a las dos partes, o a algunas de ellas, cuando las injurias fueran reciprocas. Finalmente, el
ordenamiento penal prevé que quedará exento de pena el culpable de injurias o calumnias cuando se retracte
públicamente, con anterioridad a contestar la querella o en el acto de hacerlo.
En todos estos supuestos, los presupuestos de la responsabilidad civil se encuentran presentes, por Io que, no
existen razones para que el magistrado civil no proceda al resarcimiento de los daños que hayan sido ocasionados a
la víctima.

Lo mismo ocurre cuando, en materia de delitos contra la propiedad, el código penal establece que se encuentran
exentos de responsabilidad los cónyuges, ascendientes, descendientes y afines en línea recta, el consorte viudo,
respecto de las cosas que pertenecían al difunto cónyuge, mientras no hayan pasado a poder de otros, y los
hermanos y cuñados, si viviesen juntos. En este aspecto el propio ordenamiento penal, en último término, establece
que la eximición penal no excluye la eventual condena civil, pues se encuentran presentes los presupuestos del
deber de indemnizar. Es que el fundamento de esta exclusión en sede penal, sustentada en la existencia del
procedimiento penal entre parientes, no impide a la víctima del hecho ilícito alcanzar la indemnización de los daños
que le hayan sido ocasionados.

Causas que impiden la reparación del daño


ARTÍCULO 1779.- Impedimento de reparación del daño. Impiden la reparación del daño:
la prueba de la verdad del hecho reputado calumnioso;
en los delitos contra la vida, haber sido coautor o cómplice, o no haber impedido el hecho pudiendo hacerlo.

La disposición regula dos supuestos en los cuales no resulta procedente otorgar una indemnización a quien acciona
por los daños y perjuicios que le habían sido ocasionados. En primer lugar la norma se refiere a un supuesto
específico de responsabilidad (la acusación calumniosa), determinando que no procederé la indemnización de
comprobarse la veracidad del hecho que motivo la denuncia. En segundo término, se excluye la indemnización en los
supuestos en que el damnificado indirecto del daño haya sido coautor o cómplice, o no haya evitado la producción
del perjuicio.

Sentencia penal posterior. Efectos.


ARTÍCULO 1780.- Sentencia penal posterior. La sentencia penal posterior a la sentencia civil no produce ningún
efecto sobre ella, excepto en el caso de revisión. La revisión procede exclusivamente, y a petición de parte
interesada, en los siguientes supuestos:
si la sentencia civil asigna alcances de cosa juzgada a cuestiones resueltas por la sentencia penal y ésta es revisada
respecto de esas cuestiones, excepto que derive de un cambio en la legislación;
en el caso previsto en el artículo 1775 inciso c) si quien fue juzgado responsable en la acción civil es absuelto en el
juicio criminal por inexistencia del hecho que funda la condena civil, o por no ser su autor;
otros casos previstos por la ley.

La norma en comentario consagra, como principio general, la ineficacia de la sentencia penal posterior sobre la civil.
Sin embargo, prevé, para los supuestos allí enumerados, la posibilidad de que se promueva una acción de revisión de
la decisión adoptada en el juicio de daños y perjuicios.

Revisión de la causa civil: cuando procede.


Excepciones al principio de inmutabilidad. El recurso de revisión
La disposición consagra un recurso de revisión hasta ahora inexistente en el proceso civil, y que tiene por objeto en
los casos allí previstos, la reevaluación de la decisión adoptada en el litigio de daños, aun cuando haya recaído cosa
juzgada a su respecto.
Este remedio presenta, como requisito común para su procedencia, que haya sido promovido por el interesado, es
decir, no podrá el juez reabrir de oficio, sin intervención de parte.
Existen tres casos, disimiles entre sí en los cuales resultaré procedente el recurso de revisión en análisis:

Revisión de la decisión penal.


El ordenamiento consagra la procedencia de la revisión en aquellos supuestos en que el juez civil haya valorado
determinados extremos tenidos en cuenta en la sentencia penal anterior, como si hubiera recaído cosa juzgada a
su respecto en la sede punitiva.
Cumplido dicho recaudo, y cuando la decisión penal haya sido motivo de revisión en cuanto a los puntos que
fueron tenidos en cuenta por el juez civil, será procedente la revisión de la solución adoptada en esta última
sede.
No será procedente el recurso de revisión en aquellos casos en que no haya existido un pronunciamiento penal
anterior a la decisión civil. A su vez, tampoco será admisible en los supuestos en que el juez civil no haya
valorado en su sentencia lo decidido en sede penal.
Tampoco procederá el recurso de revisión en aquellos casos en que la revisión de la sentencia penal se funde en
un cambio de legislación.

Los supuestos de responsabilidad objetiva.


El código, en su art 1775, inciso c, excluye expresamente de la procedencia de la suspensión de la sentencia civil
a aquellos casos en que el supuesto que se imputa al responsable encuadre en alguno de los factores objetivos
de atribución. La falta de suspensión del dictado de la sentencia genera la posibilidad de que se dicte una
sentencia posterior en sede penal que sea contraria a lo decidido en sede civil, es decir, existe un riesgo de que
se dicten sentencias contradictorias.
Es por ello que la norma prevé la procedencia del recurso de revisión en estos casos, pero limitada a los
supuestos en que la eventual absolución del imputado en la sede punitiva pueda tener incidencia en la sentencia
civil, aun cuando se funde en un factor objetivo de atribución. Por ende, si en el juicio penal se arriba a la
conclusión de que el hecho principal no existió, o que el imputado por el delito no intervino en la producción del
daño, podrá ser revisada la sentencia que se adoptó en el pronunciamiento civil.

Otros casos previstos por la por ley.


En la tercera excepción prevista por el articulo se deja abierta la posibilidad de que se prevean por una ley
especial otros supuestos en que sea procedente la revisión de abierta la sentencia civil ante la existencia de una
decisión penal posterior.

UNIDAD 16

1. SUPUESTOS ESPECIALES DE RESPONSABILIDAD. RESPONSABILIDAD DEL ESTADO.

En el Proyecto de Reforma del Código Civil y Comercial de la Nación, presentado en Junio del 2012, contenía en la
parte de Supuestos Especiales de Responsabilidad los siguientes artículos, los cuales hablan sobre la Responsabilidad
del Estado:

ART 1764.- Responsabilidad del Estado. El Estado responde, objetivamente, por los daños causados por el ejercicio
irregular de sus funciones, sin que sea necesario identificar a su autor. Para tales fines se debe apreciar la naturaleza
de la actividad, los medios de que dispone el servicio, el lazo que une a la víctima con el servicio y el grado de
previsibilidad del daño.
ART 1765.- Responsabilidad del funcionario y del empleado público. El funcionario o empleado público es
responsable por los daños causados a los particulares por acciones u omisiones que implican el ejercicio irregular de
su cargo. Las responsabilidades del funcionario o empleado público y del Estado son concurrentes.
ART 1766.- Responsabilidad del Estado por actividad lícita. El Estado responde, objetivamente, por los daños
derivados de sus actos lícitos que sacrifican intereses de los particulares con desigual reparto de las cargas públicas.
La responsabilidad sólo comprende el resarcimiento del daño emergente; pero, si es afectada la continuación de una
actividad, incluye la compensación del valor de las inversiones no amortizadas, en cuanto hayan sido razonables para
su giro.

Pero estos artículos fueron dejados de lado por el Poder Ejecutivo de la Nación y fueron reformados en su totalidad.
Este fue uno de los cambios que realizó dicho Poder a la redacción original, reduciendo de esta manera la
responsabilidad del Estado (por ej como al no obligarlo a responder por concesionarios de servicios, como
transporte). El Ejecutivo dijo que lo que es responsabilidad del Estado sale del ámbito del Código Civil y se regula por
el derecho administrativo.
Dejándonos la numeración expuesta en el Proyecto de Reforma (Arts 1764, 1765 y 1766) pero cambiando su
contenido textual totalmente, concluyendo de esta manera:

ART 1764.- INAPLICABILIDAD DE LAS NORMAS. Las disposiciones del Capítulo 1 de este Título no son aplicables a la
responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria.
ART 1765.- RESPONSABILIDAD DEL ESTADO. La responsabilidad del Estado se rige por las normas y principios del
derecho administrativo nacional o local según corresponda
La responsabilidad del Estado no se encuentra regulada en el Código, y su legislación se supedita a las normas que,
en la materia, se adopten en particular en el ámbito del derecho administrativo nacional o local. En el ámbito
nacional, la Ley 26.944 reguló la responsabilidad por actividad lícita e ilícita del Estado.

ART 1766.- RESPONSABILIDAD DEL FUNCIONARIO Y DEL EMPLEADO PÚBLICO. Los hechos y las omisiones de los
funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones por no cumplir sino de una manera irregular las obligaciones
legales que les están impuestas se rigen por las normas y principios del derecho administrativo nacional o local
según corresponda.

La responsabilidad del funcionario público se encuentra excluida del régimen del Código, aplicándose en este
supuesto las normas y principios del derecho administrativo nacional o local. En el ámbito federal, rige lo dispuesto
por la Ley 26.944. Ello, siempre que se cumplan los presupuestos previstos en el artículo, es decir que se trate de un
funcionario público (aquel que ejerce una función pública), y que el daño sea ocasionado por el ejercicio irregular de
la función.
Es decir que se dictó una Ley especial para el tratamiento de la Responsabilidad del Estado, la Ley 26.944,
sancionada el 2 de Julio del 2014 y promulgada el 7 de Agosto del mismo año. La misma esta compuesta por 12
artículos, los cuales son los siguientes:

ART 1° — Esta ley rige la responsabilidad del Estado por los daños que su actividad o inactividad les produzca a los
bienes o derechos de las personas. La responsabilidad del Estado es objetiva y directa. Las disposiciones del Código

Civil no son aplicables a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria. La sanción pecuniaria
disuasiva es improcedente contra el Estado, sus agentes y funcionarios.

ART 2° — Se exime de responsabilidad al Estado en los siguientes casos:


Por los daños y perjuicios que se deriven de casos fortuitos o fuerza mayor, salvo que sean asumidos por el Estado
expresamente por ley especial;
Cuando el daño se produjo por el hecho de la víctima o de un tercero por quien el Estado no debe responder.

ART 3° — Son requisitos de la responsabilidad del Estado por actividad e inactividad ilegítima:
Daño cierto debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero;
Imputabilidad material de la actividad o inactividad a un órgano estatal;
Relación de causalidad adecuada entre la actividad o inactividad del órgano y el daño cuya reparación se persigue;
Falta de servicio consistente en una actuación u omisión irregular de parte del Estado; la omisión sólo genera
responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un deber normativo de actuación expreso y determinado.

ART 4° — Son requisitos de la responsabilidad estatal por actividad legítima:


Daño cierto y actual, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero;
Imputabilidad material de la actividad a un órgano estatal;
Relación de causalidad directa, inmediata y exclusiva entre la actividad estatal y el daño;
Ausencia de deber jurídico de soportar el daño;
Sacrificio especial en la persona dañada, diferenciado del que sufre el resto de la comunidad, configurado por la
afectación de un derecho adquirido.

ART 5° — La responsabilidad del Estado por actividad legítima es de carácter excepcional. En ningún caso procede
la reparación del lucro cesante.
La indemnización de la responsabilidad del Estado por actividad legítima comprende el valor objetivo del bien y los
daños que sean consecuencia directa e inmediata de la actividad desplegada por la autoridad pública, sin que se
tomen en cuenta circunstancias de carácter personal, valores afectivos ni ganancias hipotéticas.
Los daños causados por la actividad judicial legítima del Estado no generan derecho a indemnización.

ART 6° — El Estado no debe responder, ni aun en forma subsidiaria, por los perjuicios ocasionados por los
concesionarios o contratistas de los servicios públicos a los cuales se les atribuya o encomiende un cometido estatal,
cuando la acción u omisión sea imputable a la función encomendada.

ART 7° — El plazo para demandar al Estado en los supuestos de responsabilidad extracontractual es de tres (3) años
computados a partir de la verificación del daño o desde que la acción de daños esté expedita.
ART 8° — El interesado puede deducir la acción indemnizatoria juntamente con la de nulidad de actos
administrativos de alcance individual o general o la de inconstitucionalidad, o después de finalizado el proceso de
anulación o de inconstitucionalidad que le sirve de fundamento.

ART 9° — La actividad o inactividad de los funcionarios y agentes públicos en el ejercicio de sus funciones por no
cumplir sino de una manera irregular, incurriendo en culpa o dolo, las obligaciones legales que les están impuestas,
los hace responsables de los daños que causen. (Responsabilidad Subjetiva).
La pretensión resarcitoria contra funcionarios y agentes públicos prescribe a los tres (3) años.
La acción de repetición del Estado contra los funcionarios o agentes causantes del daño prescribe a los tres (3) años
de la sentencia firme que estableció la indemnización.

ART 10. — La responsabilidad contractual del Estado se rige por lo dispuesto en las normas específicas. En caso de
ausencia de regulación, se aplica esta ley en forma supletoria.
Las disposiciones de la presente ley no serán aplicadas al Estado en su carácter de empleador.

ART 11. — Invitase a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a los términos de esta ley para
la regulación de la responsabilidad estatal en sus ámbitos respectivos. (Actualmente solo Santa Cruz adherida.)

ART 12. — Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.

Fundamentos del CCyCN.


El Estado responde, objetivamente, por los daños causados por el ejercicio irregular de sus funciones, sin que sea
necesario identificar a su autor. Se ha utilizado el criterio definido por la Corte Suprema, que consideró que el
ejercicio irregular es una violación o anormalidad frente a las obligaciones del servicio regular, entraña una
apreciación en concreto que toma en cuenta la naturaleza de la actividad, los medios de los que dispone el servicio,
el lazo que une a la víctima con el servicio y el grado de previsibilidad del daño. Es decir, que no se trata de un juicio
sobre la conducta del agente, sino sobre la prestación del servicio y, por ello, la responsabilidad involucrada no es
subjetiva, sino objetiva.
El funcionario público o empleado público es responsable por los daños causados a los particulares por acciones u
omisiones que impliquen el ejercicio irregular de su cargo.
En cuanto a la actividad lícita se establece que el Estado responde, objetivamente, por los daños derivados de sus
actos lícitos que sacrifican intereses de los particulares con desigual reparto de las cargas públicas. La
responsabilidad sólo comprende el resarcimiento del daño emergente; pero, si es afectada la continuación de una
actividad, incluye la compensación del valor de las inversiones no amortizadas, en cuanto hayan sido razonables para
su giro. (el ejemplo de esto sería una playa de Estacionamiento, a la cual el Estado ha aprobado su construcción y
habilitación, pero luego le informa que se construirá una peatonal y por lo tanto el servicio de este estacionamiento
es innecesario, por lo cual el Estado debe de compensarlo, pero tiene un límite: solo los gastos de inversiones, los
gastos que no puede amortizar.)

2. RESPONSABILIDAD DE LAS PERSONAS JURÍDICAS Y DE LOS ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS.

ART 1763.- RESPONSABILIDAD DE LAS PERSONAS JURÍDICAS. La persona jurídica responde por los daños que
causen quienes las dirigen o administran en ejercicio o con ocasión de sus funciones.

-La persona jurídica responde por los actos de sus administradores o directores. Están excluidos otros órganos: La
asamblea, los síndicos o las comisiones revisoras de cuentas. Es una responsabilidad de tipo objetivo e inexcusable.
El director puede incurrir además en responsabilidad personal respecto de terceros. A su vez puede dañar a la misma
persona jurídica en su carácter de administrador, (en ese caso se tendrá que demostrar la culpa).
La teoría que explica la responsabilidad de las personas jurídicas es la teoría DEL ÓRGANO. La misma considera que
los individuos que actúan en nombre de las personas jurídicas, no actúan a título propio, sino como órganos, como
parte de la misma persona jurídica. El órgano es la misma persona actuando

-Ejercicio y ocasión de sus funciones: Los daños deben haber sido cometidos en ejercicio o con ocasión de sus
funciones. Es una aplicación de la teoría de la causalidad: Sólo el acto que podría haber sido cometido sin la calidad
de órgano de la persona seria excusa para NO pagar. Únicamente pudiesen ser llevados a cabo por el representante
en tal calidad que no hubieran podido realizarse de no mediar dicha calidad.
BORDA afirma que son Daños cometidos en ocasión de las funciones aquellos actos en los cuales “exista una
razonable conexión entre la función desplegada por el administrador y el daño”

-Responsabilidad de los hechos de los dependientes: La persona jurídica responde por los actos de sus
dependientes como cualquier persona física.

ART 1767.- RESPONSABILIDAD DE LOS ESTABLECIMIENTOS EDUCATIVOS. El titular de un establecimiento educativo


responde por el daño causado o sufrido por sus alumnos menores de edad cuando se hallen o deban hallarse bajo el
control de la autoridad escolar. La responsabilidad es objetiva y se exime solo con la prueba del caso fortuito.
El establecimiento educativo debe contratar un seguro de responsabilidad civil, de acuerdo a los requisitos que fije la
autoridad en materia aseguradora.
Esta norma no se aplica a los establecimientos de educación superior o universitaria.

-Establecimientos comprendidos: Todos los establecimientos educativos están comprendidos. Puede ser un
establecimiento público o privado gratuito o pago, subsidiado o no, para niños con capacidades diferentes.

Solo está exceptuada la educación superior o universitaria. La razón de la excepción es que la vigilancia es más difícil
de este tipo de instituciones, y normalmente la concurrencia es de alumnos que se encuentran cercanos a la mayoría
de edad o que la han sobrepasado.

-Sujetos pasivos comprendidos: El principal responsable es ahora el propietario del establecimiento educativo (ES EL
DUEÑO) o quien figure inscripto como tal ante la autoridad respectiva, o sea la persona que organiza y gestiona el
desarrollo de la actividad educativa en su propio interés.

-Tipo de responsabilidad y factor de atribución: Tiene responsabilidad objetiva. El factor de atribución es el riesgo
creado. Es quien recoge los beneficios por lo tanto soporta el riesgo. Respecto de los beneficios, debe entenderse no
sólo a los económicos sino a los altruistas, sería el caso de los colegiados profesionales, en el cual la motivación
económica pasa a segundo plano, porque lo principal es la educación en la fe o en determinadas creencias. La
responsabilidad del maestro y del director es subjetiva

-Tipos de daños: Los daños comprendidos son todos. Los que sean causados o sufridos por sus alumnos en su
integridad física, psíquica o sexual.
Los daños que cause un alumno a otro, los que cause a sí mismo, los que sufra por hechos de las cosas de propiedad
de la escuela (escaleras, puertas, juegos, maquinas, cables, etc.) como los que sufra por hecho de terceros dentro del
establecimiento, aun de aquellos por lo que no se debe responder, siempre que el hecho no sea inevitable o
imprevisible.

-Actividades comprendidas: Todos los daños que sufra el alumno mientras este bajo autoridades educativas.
El establecimiento es responsable por los daños que sufra en clases, partidos de fútbol organizados por el colegio,
rugby, natación, softball, campeonatos intercolegiales, excursiones, incluido el recreo.
Todas las actividades organizadas y controladas por la entidad educativa, por ejemplo: campamentos, viajes de
estudio, visitas a museos y monumentos, teatros, ceremonias religiosas.
El colegio es responsable si el alumno sale de clase en “hora libre” porque como ahora dice el artículo, “debía” estar
bajo autoridades educativas. El colegio NO RESPONDE si el alumno falta al colegio sin avisar a sus padres (o yuta).

-Causal de eximición: La culpa de la víctima no es excusa, incluso cuando fuere grave, como por ejemplo un suicidio.
Tampoco excusa el daño causado por el tercero, por quien no se debe responder. Sólo podrá eximirse por el hecho
de la víctima o tercero por quien no se debe responder, si estos asumen la inevitabilidad o imprevisibilidad que tiene
el caso fortuito-

3. RESPONSABILIDAD DE LOS PROFESIONALES.

ART 1768.- PROFESIONALES LIBERALES. La actividad del profesional liberal está sujeta a las reglas de las obligaciones
de hacer. La responsabilidad es subjetiva, excepto que se haya comprometido un resultado concreto. Cuando la
obligación no está comprendida es la Selección 7° de este capítulo, excepto que causen un daño derivado de su vicio.
La actividad del profesional liberal no está comprendida en la responsabilidad por actividades riesgosas previstas en
el artículo 1757.
La responsabilidad de uno de los ámbitos donde más daños se producen y donde mayor es el deber de cuidado.
De los profesionales se espera más porque tienen mayores conocimientos, las personas le confían su salud, su
patrimonio, su libertad, su vivienda y mucho no están a la altura de las circunstancias.

-Aplicación de las obligaciones de hacer: Las reglas de las obligaciones de hacer. Una obligación es de hacer cuando
consiste en una “prestación de un servicio o en la realización de un hecho en el tiempo y lugar acordados por las
partes.
Tres tipos de obligaciones de hacer, las que pueden consistir:
En realizar cierta actividad con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito. Las cláusulas que
comprometen a los buenos oficios o a aplicar los mejores esfuerzos están comprendidos en este inciso.
En procurar al acreedor cierto resultado concreto, con independencia de su eficacia. La cláusula llave en mano o
producto en mano está comprendido en este inciso.
en procurar al acreedor el resultado eficaz prometido. La cláusula llave en mano o producto en mano está
comprendido en este inciso.
Si el resultado de la actividad del deudor consiste en una cosa, para su entrega se aplican las reglas de las
obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos reales.
El primer inciso reconoce obligaciones de medios. El inciso 2 es lo que se llama una obligación de medios forzada y el
inciso 3 es una típica obligación de resultado-
La importancia de aplicar las reglas tiene que ver con la carga de la prueba en tanto de la diligencia como de la
liberación.
Si se trata de una obligación de medios el inciso 3 del art 744, la víctima tiene que probar la culpa y el profesional
puede eximirse demostrando la diligencia.
La víctima solo necesita probar el incumplimiento pero no la culpa. El profesional puede eximirse demostrando que
actuó con diligencia.

-Responsabilidad subjetiva: El profesional sólo responde por la culpa. La culpa, además debe demostrarse por la
víctima. Excepcionalmente se aplicarán las cargas probatorias del art 1735.

-Obligaciones de resultado: Cuando el profesional se comprometió a lograr un resultado y no lo cumplió. La


responsabilidad no es subjetiva sino objetiva. Es un caso del inc. 3 del art 744.
-Actividad profesional que utiliza cosas: Los profesionales utilizan cosas riesgosas o peligrosas en su desempeño,
suelen ser dueños o guardianes. La responsabilidad no es objetiva. Solo cuando la cosa es viciosa, el profesional
responde en forma objetiva.

-Inaplicabilidad de las reglas de actividades riesgosas: Una actividad riesgosa o peligrosa, podrán predicarse de la
actividad profesional. La ley sin embargo se encarga de aclarar que por más que la actividad profesional sea
peligrosa o riesgosa, no se aplica el art 1757. Hay especialidades médicas de alto riesgo en las que la aplicación de un
factor objetivo conduciría a su desaparición de asegurarse.

4. RESPONSABILIDAD POR ACCIDENTES DE TRÁNSITO. PROTECCIÓN DE LA VIDA PRIVADA.

ART 1769.- ACCIDENTES DE TRÁNSITO. Los artículos referidos a la responsabilidad derivada de la intervención de
cosas se aplican a los daños causados por la circulación de vehículos.

Accidente de Tránsito. Concepto: Es el que ocurre sobre la vía y se presenta súbita e inesperadamente, determinado
por condiciones y actos irresponsables potencialmente previsibles, atribuidos a factores humanos, vehículos
preponderantemente automotores, condiciones climatológicas, señalización y caminos, los cuales ocasionan
pérdidas prematuras de vidas humanas y/o lesiones, así como secuelas físicas o psicológicas, perjuicios materiales y
daños a terceros.

-El vehículo como cosa riesgosa: la jurisprudencia ha afinado la culpa hasta tal punto de que no es posible eximirse
de responder, porque la sola ocurrencia del accidente hacía presumir la culpa. La jurisprudencia reafirma, que el
vehículo en movimiento, de cualquier tipo que sea, es una cosa riesgosa.

-Normas que se aplican: a los accidentes de automotores se aplican las reglas de los art. 1757 (Hecho de las cosas y
actividades riesgosas. Toda persona responde por el daño causado por el riesgo o vicio de las cosas, o de las
actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los medios empleados o por las circunstancias de
su realización. La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para el uso de la cosa
o la realización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.) y las causales de eximición de
responsabilidad: hecho de la víctima 1729, hecho del tercero asimilable al caso fortuito 1731, uso contra la voluntad
expresa o presunta del dueño 1758, caso fortuito extraño al riesgo propio de la cosa 1733 inc e.

-Presunciones: en cuanto a la prueba, el accidente no se presume, y la prueba de la causalidad recae sobre quien la
invoca. La prueba de las eximentes está en cabeza del dueño o guardián.

-Sujetos Responsables: son responsables el dueño y el guardián del automotor. Por dueño, en materia de
automotores, debe entenderse al titular inscripto, quien si no efectuó la transferencia deberá haber realizado la
denuncia de venta, o al menos acreditar fehacientemente la transferencia de la guarda.

ART 1770.- PROTECCIÓN DE LA VIDA PRIVADA. El que arbitrariamente se entromete en la vida ajena y publica
retratos, difunde correspondencia, mortifica a otros en sus costumbres o sentimientos, o perturba de cualquier
modo su intimidad, debe ser obligado a cesar en tales actividades, si antes no cesaron, y a pagar una indemnización
que debe fijar el juez, de acuerdo con las circunstancias. Además, a pedido del agraviado, puede ordenarse la
publicación de la sentencia en un diario o periódico del lugar, si esta medida es procedente para una adecuada
reparación.

El Código de Vélez no contenía ninguna disposición relativa a la intimidad, sino que tal protección fue incorporada
con posterioridad mediante el art. 1071 bis.

-El Derecho a la Intimidad: la protección a la intimidad deriva directamente de la Constitución Nacional, el art. 19
crea la denominada zona de reserva de la persona, para aquellas “acciones privadas de los hombres que de ningun
modo ofendan al orden público y a la moral pública ni perjudiquen a un tercero…” que “están reservadas solo a Dios,
y exentas de la autoridad de los magistrados”. Además, el art. 11 del Pacto de San José de Costa Rica es aún más
claro al garantizar: “2. Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su
familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni de ataques a su honra o reputación.”
El art. 1770 es representativo de la función preventiva de la responsabilidad civil, porque la acción principal que
reconoce no es la de daños, sino la de cesación de perturbación a la intimidad. Se relaciona directamente con el art.
52, que dice: “ La persona humana lesionada en su intimidad personal o familiar, honra o reputación, imagen o
identidad, o que de cualquier modo resulte menoscabada en su dignidad personal, puede reclamar la prevención y
reparación de los daños sufridos, conforme a lo dispuesto en el Libro Tercero, Título V, Capítulo 1.” Las IX Jornadas
de D’ Civil analizaron el 1071 bis, destacándose las siguientes conclusiones:
A. solo las personas de existencia visible son titulares del derecho a la intimidad, no así las personas jurídicas;
B. los muertos carecen de intimidad, sin perjuicio del respeto debido a los difuntos y de los derechos de los allegados
que invoquen un interés legítimo.
C. No es necesaria la concurrencia de dolo o culpa para que sea aplique el artículo; la sola violación de la intimidad,
que produce daño moral, faculta al juez a imponer una indemnización equitativa aunque no se pruebe ningún daño,
sin perjuicio de la aplicación de los principios generales si esto se demuestra; la indemnización por violación a la
intimidad en una verdadera indemnización y no una indemnización de equidad, pero que esa equidad es un criterio
para la fijación de la indemnización.

-Reparación Plena: el Código actual le reconoce al damnificado una indemnización que debe fijar el juez. Una
indemnización plena.
-La violación a la intimidad tiene lugar cuando se interfiere intencionalmente en los asuntos privados, la visa, la
residencia de otra persona, las comunicaciones, etc. La revelación pública de hechos íntimos o privados es la forma
más común de violación a la intimidad. Según Prosser, para que ella suceda se deben dar algunas condiciones:
Revelación pública y no privada. La violación existe cuando hay publicación, lo que quiere decir en un medio que
tenga difusión o alcance general.
Los hechos relevados deben ser privativos y no públicos.
El material publicado debe ser ofensivo a una persona razonable y no hipersensible.
El público en general, no debe tener derechos a saber

Jurisprudencia: Caso Ponzetti de Balbín, Indalia contra Editorial Atlántida, S.A. (VIOLACIÓN A LA VIDA PRIVADA).
Encontrándose el doctor Ricardo Balbín internado de gravedad en la Clínica Ipensa, un fotógrafo sin autorización y
por ende de forma clandestina, toma una fotografía de aquel en dicho estado, que luego fueron publicadas por la
revista "Gente y la actualidad"; lo cual produjo sufrimiento y mortificación de la familia del Dr. Balbín y la
desaprobación de la sociedad en general.
Lo anterior dio origen a una demanda contra la editorial Atlántida propietaria de la revista citada, los fallos de 1era y
2da instancia dictaron sentencia a favor de la parte actora, por esto la demandada eleva un recurso extraordinario al
cual se declara procedente.

Los límites al derecho a la privacidad son los expresados claramente en el art. 19 de la Constitución Nacional "... que
de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública ni perjudiquen a un tercero". Pertenecen entonces al ámbito
íntimo las acciones externas que no perjudiquen a terceros, siendo este el límite, las demás acciones están fuera de
esta esfera. Otra limitación que sufre el derecho a la intimidad es la del derecho a informar a la sociedad sobre
temas de interés general. Todos los votos hacen referencia al mencionado artículo pero es el voto del ministro
Petracchi el que hace un análisis de este, y también toma en cuenta al interés general sobre la salud del Dr. Balbín.
Como en el presente caso la violación a la privacidad no a tenido relación con las acciones o hechos fuera de sus
límites, o sea, no son hechos que perjudiquen a terceros y las fotografías no eran necesarias para informar sobre el
estado del susodicho, cabe inferir que las limitaciones no han tenido influencia en el fallo de la Corte.
Las normas constitucionales son: el artículo 19 y también el art.75 por partida doble porque este en su inc.12 obliga
dictar el Código Civil (Vélez) el cual contiene el art. 1071 bis y además reconoce y da operatividad a los pactos
firmados por el Estado entre los cuales se encuentra la Convención de Costa Rica y es expresamente el artículo 11 de
esta en el cual se funda el fallo. Este último tiene fuerza constitucional pero no es nombrado en la sentencia de la
corte pero sí en los votos de Caballero, Belluscio y Petracchi; este art. Expresa en su inc.1 "Toda persona tiene
derecho al respeto de su honra y al reconocimiento de su dignidad", en su inc.2 "Nadie puede ser objeto de
injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, ni
de ataques ilegales a su honra o reputación." y en su inc.3 "toda persona tiene derecho a la protección de la ley
contra esas injerencias o esos ataques."
El otro derecho que se relaciona con el caso es el consagrado en el art. 13 del pacto de San José de Costa Rica y en el
art. 32 de la Constitución Nacional que es la libertad de imprenta o la libertad de pensamiento y de expresión según
el Pacto.
El contenido asignado al derecho a la intimidad es una cuestión de valores. Puede variar de un caso a otro, de un
damnificado a otro.

ART 1771.- ACUSACIÓN CALUMNIOSA. En los daños causados por una acusación calumniosa sólo se responde por
dolo o culpa grave. El denunciante o querellante responde por los daños derivados de la falsedad de la denuncia o
de la querella si se prueba que no tenía razones justificables para creer que el damnificado estaba implicado.

Este artículo está inspirado en el art. 1090 de Código Civil de Vélez.

-La noción de acusación calumniosa: esta produce un daño sumamente grave. Se configura cuando el sujeto es
acusado falsamente de un delito ante la justicia penal y tiene que defenderse. Comparte rasgo común con la
calumnia en que existe una falsa imputación de un delito. La diferencia, que es lo que hace más dañina la acusación
calumniosa es que pone en marcha el aparato represivo. En definitiva el calumniado es dueño de seguir adelante con
su vida e ignorar la difamación. El falsamente denunciado no tiene otra opción que comparecer a un tribunal a
defenderse.

-Factor agravado: Se exige dolo o culpa grave. La acusación calumniosa permite que se denuncie con cierta
tranquilidad porque no habrá responsabilidad a menos que haya mala intención o temeridad. Hay dolo o culpa grave
si se prueba que el denunciante o querellante “no tenía razones justificables para creer que el damnificado estaba
implicado”.

5. OTRAS RESPONSABILIDADES ESPECIALES.

2º) Responsabilidad en los Espectáculos Públicos. (Jurisprudencia: Fallo Mosca)

La ley que regula los espectáculos públicos en general no establece un sistema de responsabilidad especial, por lo
cual los supuestos de daños acaecidos en los mismos deberán ser resueltos a la luz de la normativa del Código Civil y
Comercial de la Nación. De todos modos, sostenemos que el artículo 51 de la Ley de Espectáculos Deportivos
considera que serán solidariamente responsables de los daños y perjuicios que se generen en los estadios las
entidades o asociaciones participantes de un espectáculo deportivo, dicha ley no hace más que plasmar una
interpretación de ciertas normas del mismo, con lo cual, la solución podrá ser la misma para otro tipo de
espectáculos. Es decir, lo que en definitiva hace la Ley Nº 24.192 es caracterizar los espectáculos públicos como
actividad riesgosa, y en tal sentido brinda la solución aplicable, coherente con la interpretación doctrinaria y
jurisprudencial sostenida con respecto a dicho tipo de actividades. Concluyendo, se puede afirmar que idéntica
solución regirá en otros espectáculos públicos, con similar nivel de riesgo, ya sea locales bailables, recitales de rock,
etc.
Siguiendo lo dicho en cuanto a la responsabilidad en general, podemos decir que la responsabilidad civil del
organizador de espectáculos públicos consiste en la obligación de reparar y compensar el daño causado en el marco
de un espectáculo público. Ante la organización de un espectáculo público es central determinar -si ocurrido un
evento dañoso-, la responsabilidad del mismo está centrada dentro del ámbito contractual o extracontractual.
Además de la prestación principal -que consiste en brindar el espectáculo y posibilitar al espectador que ha abonado
(o no) su entrada de disfrutar de el-, pesa también sobre el organizador una obligación tácita de seguridad, por
medio de la cual se compromete a velar por la integridad física del espectador que concurre al evento.
La responsabilidad del organizador de un espectáculo público siempre será contractual, la cuál surge del vínculo
entre el organizador y el espectador.
El contrato de espectáculo público podrá ser oneroso o gratuito, y atípico o innominado.
Pesa sobre el organizador una obligación principal de resultado, que es la realización del espectáculo en tiempo y
forma, y una obligación accesoria de seguridad que tiene como objetivo velar por la integridad del asistente
durante la realización del espectáculo.
La realización de un espectáculo público es considerada una actividad riesgosa o peligrosa, ya que en la congregación
de multitudes siempre hay más posibilidades de generarse disturbios.
El fin del contrato se da por tres vías (rescisión unilateral, acuerdo bilateral y cumplimiento), extendiendo la
responsabilidad -en materia de seguridad-, del organizador del espectáculo público a las inmediaciones del lugar
de desarrollo del mismo.
El reclamo de daños derivados de la responsabilidad civil prescribe a los tres años.

Mosca, Hugo Arnaldo c/ Buenos Aires, Provincia de (Policía Bonaerense) y otros s/ daños y perjuicios' - CSJN -
06/03/2007

Hechos:
Se presenta Hugo Arnaldo Mosca, por medio de apoderado, e inicia demanda contra la Asociación del Fútbol
Argentino, el Club Atlético Lanús y la Provincia de Buenos Aires

Manifiesta que trabajaba como chofer, motivo por el cual el 30 de noviembre de 1996 trasladó a fotógrafos del
diario "Clarín" hasta la sede del Club Atlético Lanús, debido a que se disputaría un partido de fútbol entre el equipo
local e Independiente por el "Torneo Apertura".-
Expresa que el partido estaba empatado, pero finalizando el segundo tiempo, Independiente hizo otro gol, lo que
motivó no sólo un gran altercado sino que los simpatizantes de Lanús comenzaron a arrojar todo tipo de objetos
hacia el campo de juego, como así también contra la hinchada del equipo visitante que intentaba abandonar
precipitadamente el estadio.
En esas circunstancias, aproximadamente a las 23.30 horas, según manifiesta el actor, fue alcanzado por un
elemento contundente en el rostro a la altura del ojo izquierdo, lo que le provocó una importante herida que le
ocasionó una progresiva disminución de su visión, la que se fue agravando posteriormente. (A Mosca no le concurrió
como espectador, sino que en el momento de producirse el accidente estaba trabajando para terceros, y que el
incidente ocurrió en la vía pública, por lo que la responsabilidad es exclusiva de la policía de seguridad)
Funda la responsabilidad de la Asociación del Fútbol Argentino en su calidad de organizadora del campeonato y en
los beneficios económicos que tales torneos le reportan.
Con respecto al Club Atlético Lanús considera que no ejerció un debido control en el ingreso de los espectadores, lo
que les permitió entrar con elementos que podían producir daños. Asimismo, sostiene que hubo falta de previsión
dada la importancia del partido, lo cual hacía presumir la posibilidad de desmanes, sobre todo teniendo en cuenta el
horario nocturno en que se efectuó el juego.-
Advierte que, por su parte, la policía bonaerense no cumplió con el deber de resguardar el orden público y
garantizar la vida e integridad física de la comunidad y que debió "hacerse presente no sólo dentro sino también
fuera del estadio" (sic). Por ello considera que su intervención fracasó, y en consecuencia genera una
responsabilidad culposa por impericia y negligencia.

Responsabilidad. Objetiva; Análisis del fallo


1- Resp. Del Estado: Deber de seguridad, no es una garantía absoluta de que los ciudadanos no sufran perjuicio
alguno derivado de la acción de terceros; porque requeriría previsión extrema y costo extremo para la comunidad.

Para su Resp:
-Debe analizarse grado de previsibilidad del daño.
-Naturaleza de la actividad
-Si se dispusieron de los medios para el cumplimiento del servicio. (Estos dos subrayados son delimitadores del
servicio)
NO SE ADVIERTE FALTA IMPUTABLE A LA PCIA DE BS AS, PARA COMPROMETER SU RESP.

2- Resp. Club (Lanús). Es Preciso Determinar:

-Elementos de causalidad o nivel de autoría, se demuestra curso causa y ordinario, hay una conexión del daño con
presunto autor.
-Factor de atribución
Obligación de seguridad (fundamento general 1198 CC y especial ley 23184). Deposito de CONFIANZA de
quienes asisten al espectáculo.
Ley 23.184 su régimen penal se aplique a los hechos que se cometan con motivo o en ocasión de un
espectáculo deportivo en estadios de concurrencia pública o inmediatamente después de el (Art. 1); mientras que al
establecer la responsabilidad civil alude a daños sufridos por los espectadores en los estadios y durante su desarrollo
(Art. 51). La Ley limita los legitimados ACTIVOS.

CSJN: Analiza:
El vocablo ESTADIO, costumbre; y finalidad del espectador.
Concluye que el organizador debe adoptar diligencias para proteger al espectador dentro, cuando accede y cuando
está a unos metros de la entrada.

ORGANIZADOR, Responde por los hechos vinculados inmediatamente a su accionar y previsibles al momento de
organizar el espectáculo.

Derecho de Seguridad, Esta previsto en el articulo 42 CN, refiere a la RELACIÓN DE CONSUMO, que abarca no solo a
los contratos, sino a los actos unilaterales como la oferta a sujetos indeterminados. La seguridad debe ser
garantizada en el periodo PRECONTRACTUAL y en las situaciones de RIESGO CREADAS por los comportamientos
unilaterales respecto de sujetos no contratantes.
Intención del Legislador, respuesta civil que se aplica a un tipo de actividad riesgosa consistente en la generación de
espectáculos deportivos.
Un Sector de la Doctrina, extiende a la responsabilidad ?por riesgo de la cosa prevista en el articulo 1113 CC
segundo párrafo; al riesgo de la actividad desarrollada, intervenga o no una cosa.?
AFA, Incurre en responsabilidad por deber de control que ejerce sobre la organización y por los beneficios de un
espectáculo que produce riesgos.
Es inadmisible la idea de que se ocupe solo del deporte y sus ganancias; y que la SEGURIDAD sea solo un asunto del
Estado. Las consecuencias deben ser soportadas por quienes la generan y no por el RESTO de la sociedad.
Por lo analizado la CSJN decide hacer lugar a la demanda seguida por Hugo Arnaldo Mosca contra el Club Atlético
Lanús y la Asociación del Fútbol Argentino, y rechaza la demanda seguida por Mosca contra la Provincia de Buenos
Aires.
3) Responsabilidad por Actos Discriminatorios.
La ley 23.592, sancionada el 3 de Agosto de 1988, ordena que se adopten medidas para quienes arbitrariamente
impidan el pleno ejercicio de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional. Estos
son sus artículos más relevantes:

ART 1°.- Quien arbitrariamente impida, obstruya, restrinja o de algún modo menoscabe el pleno ejercicio sobre
bases igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos en la Constitución Nacional, será obligado,
a pedido del damnificado, a dejar sin efecto el acto discriminatorio o cesar en su realización y a reparar el daño
moral y material ocasionados.
A los efectos del presente artículo se considerarán particularmente los actos u omisiones discriminatorios
determinados por motivos tales como raza, religión, nacionalidad, ideología, opinión política o gremial, sexo,
posición económica, condición social o caracteres físicos.
Art. 2°.- Elévase en un tercio el mínimo y en un medio el máximo de la escala penal de todo delito reprimido por el
Código Penal o Leyes complementarias cuando sea cometido por persecución u odio a una raza, religión o
nacionalidad, o con el objeto de destruir en todo o en parte a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. En ningún
caso se podrá exceder del máximo legal de la especie de pena de que se trate.

Art. 3°.- Serán reprimidos con prisión de un mes a tres años los que participaren en una organización o realizaren
propaganda basados en ideas o teorías de superioridad de una raza o de un grupo de personas de determinada
religión, origen étnico o color, que tengan por objeto la justificación o promoción de la discriminación racial o
religiosa en cualquier forma.
En igual pena incurrirán quienes por cualquier medio alentaren o iniciaren a la persecución o el odio contra una
persona o grupos de personas a causa de su raza, religión, nacionalidad o ideas políticas.

Análisis de la Ley 23.592


La ley 23.592 es una norma de alcance general que puede ser aplicada a cualquier rama del Derecho, ya que no fue
diseñada para alguna disciplina específica,
Los bienes jurídicos tutelados por la ley -Derecho a un trato igual y a no ser discriminado- constituyen derechos
fundamentales, tienen protección supralegal y se encuentran tutelados por el Jus Cogens (1). Se encuentran
previstos en diversos tratados y normas de carácter internacional con el rango jerárquico previsto en el artículo 75
inciso 22 de la Constitución Nacional.
Para que los actos discriminatorios sean sancionables, deben ser arbitrarios, y violar el principio constitucional de
igualdad o las bases igualitarias de los derechos y garantías constitucionales. Dados estos supuestos, para el artículo
1 de la Ley 23592, el acto se considerará ilícito civil, y dará derecho al damnificado a que se haga cesar el daño y a
una indemnización. Un acto arbitrario es aquél que procede contra la justicia, la razón o leyes, y dictado por la
voluntad o el capricho. Por lo tanto, el acto también deberá ser voluntario acorde a las prescripciones del Código
Civil para los actos jurídicos. Dado que los supuestos que configuran al acto discriminatorio son demasiado amplios,
se exige que además el acto afecte a un tercero, a la moral, y al orden público. Por ello, las acciones privadas quedan
excluidas de este principio.
El Código Civil prescribe los presupuestos de los actos jurídicos y, en ese sentido, la ley 23592 indica cuando la
discriminación es un ilícito civil.

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