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Unpueblo Llamado Jesus

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UN PUEBLO LLAMADO JESÚS

Rafael Carbonell de Masy SJ

Norberto Levinton

1
Índice

Introducción

La historia de un Pueblo llamado Jesús. Rafael Carbonell de Masy SJ

La Micro-Región: espacio y tiempo en la cartografía producida por la


interacción jesuítico-guaraní. Norberto Levinton

La piedra y la cal. La calidad de los artífices en el contexto


socioeconómico pos-jesuitico: el caso de la iglesia de Jesús. Norberto
Levinton

Certificación del mapa correspondiente al territorio del Pueblo de


Jesús. Norberto Levinton

2
La historia de un Pueblo llamado Jesús

1-Un pueblo entre dos rutas

La expedición de Adelantado Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, ya nombrado gobernador


del Río de la Plata, no fue fácil: tras “cinco meses de accidentada navegación”: desde
que partió Cádiz el 2 de noviembre de 1540, llegó a la isla de Santa Catalina en abril de
1541. De allí Don Alvar mandó a Buenos Aires un navío de socorro pues le urgía dar
pruebas de su benéfica presencia y asumir su gobierno en Asunción del Paraguay, la
capital de la gobernación del Río de la Plata.

En la costa atlántica la acogida de los guaraníes sorprendió a los expedicionarios que


ofrecían ayuda y contaban con intérpretes. Incluso encontraron dos misioneros
franciscanos, Fray Bernardo de Armenta y Fray Alonso Lebrón, que en 1538 llegaron a
Santa Catalina, junto a costa atlántica: catequizaron a indígenas entonces con una
lengua común, guaraní o tupí. Más no habían faltado conflictos a los frailes por
enfrenamientos de unos guaraníes contra otros porque unos grupos habían sido
evangelizados y recibido el bautismo. A su tiempo, el Adelantado logró calmarlos,
cuando ya amenazaban airadamente a los franciscanos.

La expedición había sido bien planeada. Contaban con intérpretes y expertos para hacer
barcas y disponían de buenas herramientas; también de caballos para largos
desplazamientos por tierra. Pero nadie imaginaba las reacciones de los guaraníes que
acompañaban a los expedicionarios a caballo: tanto sorprendieron los resabios de
caballos que “tenían muy gran temor”; y “rogaban al gobernador que dijese a los
caballos que se enojasen”. Y bastó calmarlos para eliminar todo pánico y proseguir el
camino1.
Los que se desplazaban por río subieron hasta las nacientes del Iguazú donde
construyeron las balsas y canoas descendieron por este río [agua grande en castellano]
hasta múltiples saltos por unas peñas con distintas formas y colores según la luz del día,
o las cataratas del Iguazú, hasta desembocar en el Paraná. Aquí se imponía la elección
de ruta.

Cabeza de Vaca envió los expedicionarios enfermos con otros que los ayudasen y
defendiesen por el Paraná hasta Asunción. Aunque fueron atacados con flechas, se
protegieron con escudos y con algunos disparos de armas. Asustados los atacantes,
huyeron y permitieron llegar a la capital sin perdida de vida alguna. Fue clave en este
difícil viaje conversar “con el indio principal del río y de nombre Yaguaron” los
encaminó al indio llamado Francisco, “criado entre cristianos” y que los orientó en la
ruta.

El Adelantado prefirió cruzar el Paraná y subir a caballo cerca del cauce del Monday,
afluente del Paraná para descender por una suave llanura hasta el río Paraguay a fin de
navegar hasta la Asunción, una ruta menos arriesgada que la del Paraná.

1
Alvar NUÑEZ CABEZA DE VACA, Naufragios y Comentarios (edición de Roberto Ferrando, 1984),
págs 32-33 y 163-180.

3
No obstante que el Adelantado Alvar Nuñez Cabeza de Vaca en sus Comentarios se
defienda ante sus delatores, la hospitalidad guaraní era patente al acoger a los primeros
expedicionarios en el fértil paraje de la Asunción del Paraguay, ofreciéndoles sus tierras
y sus hijas2
Una hospitalidad también propia de los monteses del Monday, al encontrar los venidos
de otro continente. Si tal hospitalidad no parece existir durante tres últimas décadas del
XVII, algo muy grave ha tenido que ocurrir para interrumpirla...
La orografía con bosques espesos nos ayuda a entender esas características de unos
guaraníes llamados monteses (o salvajes) del Monday, un afluente del Paraná. Con todo,
no pretendían el aislamiento: su río era uno de los cuatros indispensables para dos rutas
desde la costa atlántica cercana a la isla de Santa Catalina: seguir hasta Asunción del
Paraguay, capital de la provincia del Río de la Plata: Iguazú, Paraná, Monday y
Paraguay3 o la otra ruta que, descendiendo por el Paraná y a través del Tebicuary, lleva
hasta Asunción, la ruta arriesgada por guaraníes belicosos ante a la presencia de
extraños venidos de lejanas tierras que les habían desilusionado.
La tradicional ruta hacia el sur del río Paraguay a la Asunción, hacía al norte acercaba
hasta las minas de la plata de Potosí, por muchos siglos las mayores del mundo,
evitando una navegación por el océano Pacífico, tan amenazado por barcos ingleses y
holandeses. Era preferible seguir la ruta pues aprovechaba el río Paraguay, aunque
existiesen riesgos de grupos étnicos rebeldes en zonas casi desérticas como el Chaco y
que las conocían relativamente bien.

2- La evangelización en la cuenca del Paraná

Fue una evangelización tardía, lenta y arriesgada: el 8 de febrero de 1575, treinta años
después de ser fundada la Asunción del Paraguay, arribaron Fray Alonso de
Buenaventura y Fray Luis de Bolaños. Para ambos evangelizar a los guaraníes exigía
evangelizar a los venidos de Europa: la “mala vida y el mal ejemplo de los que acá
viniesen por conquistadores, les harían menospreciar nuestra fe: “viendo que yo les
hago guardar la ley de Dios a la letra”, al ver “lo contrario en los que acá viniesen,
dirían que éramos embusteros”. Así “no está convertido todo el mundo, por la mala vida
de los cristianos”4.

La Compañía de Jesús llegó tarde al nuevo continente, pues “Felipe II no quería que
pasasen a las Indias religiosos, fuera de agustinos, dominicos y franciscanos. Aún al
Rey que había escrito al provincial de los agustinos, mandándole asignase veinte
religiosos”; este respondió que le era “imposible hacerlo, pues no tenía personal
disponible para una nueva misión”.
Felipe II cambió de modo de pensar, aceptando jesuitas misioneros inicialmente para
Florida y para Perú que abarcaba territorios de dimensiones indescriptibles; y el 18 de
febrero de 1567 el P. General de la Compañía, Claudio Acquaviva fundó la gran
provincia jesuítica del Perú con su repercusión en la falta de misioneros para insertarlos

2
Manuscritos Coleçao de Angelis, I, Jesuítas e bandeirantes no Guairá (1594-1640), Rio de Janeiro,
1951, pág. 163.
3
Declaración escrita que Francisco Ortiz de Vergara entregó a Juan Ovando, visitador del Real Consejo
de Indias, el 7 de Mayo de 1569 (Documentos Históricos Geográficos relativos a la Conquista y
Colonización Rioplatense, Buenos Aires 1941, t.I, págs. 14-15.
4
La frase es del franciscano fray Bernardo de Armenta, predecesor de fray Luis de Bolaños en Paraguay.
Cfr. José Luis SALAS, o.f.m.,La evangelización franciscana de los guaraníes Asunción, 2000, pág. 23,
donde cita un texto publicado por Margarita DURÁN ESTRAGÓ Testimonio indígena 1592-1627, en
Biblioteca Paraguaya de Antropología, v.XXI, (Asunción, 1994), pág. 30.

4
en las actividades apostólicas prioritarias y que el obispo y gobernador correspondiente
refrendasen dentro de los límites geográficos según consta en tantos documentos del
Archivo de Indias5.

En 1604 el P. General Claudio Acquaviva (1581-1615) fundó la provincia del


Paraguay, de tal tamaño que mereció el nombre de provincia gigante: del Atlántico al
Pacífico :con fronteras al nordeste con Brasil y al noroeste con la gran provincia del
Perú, de la que separó, comenzando a funcionar en 1607, pues su primer provincial,
Diego de Torres del Bollo, por orden el P.General tuvo que encargarse de crear otra
provincia no menos grande, Nuevo Reino de Granada y Quito, y dejarla organizada6
Recién llegado a la capital del Río de la Plata, Asunción del Paraguay procuró
informarse de la posibilidad de evangelizar a los indígenas, sin descuidar otros grupos
sociales y la fundación de de un colegio para mejorar la formación del clero y de la
población en general.
Según escribió el P. Diego de Torres, P. Provincial (1607-1615), al Rey, a 30 de abril
de 1610: “llegando a la Asunción me pidió el gobernador Hernando Arias con parecer
del obispo, enviar seis padres” al Guairá, al Paraná y a los guaicurúes. Así lo que hizo el
Gobernador por cédula y capítulo de carta de Vuestra Majestad: “envié luego(...) seis
religiosos y son siervos de Dios, lenguas [ conocen lenguas indígenas] y doctos, y han
ido con grande celo de servir a Dios y a Vuestra Majestad7

En contraste con los guaraníes del río Paraguay, los del Paraná retenían las experiencias
de su pasado, controlaban su río, sin confianza en los inmigrantes venidos de Europa. Y
las tentativas de paces duraderas pronto acababan. El evangelio de la paz no era
compatible con una sumisión arbitraria, causa de resentimientos y de guerras.
A inicios de 1609, el cacique Arapizandú, muy famoso en el Paraná, cansado de tanta
guerra, procuró encontrarse con Hernandarias, el gobernador, apunto de embarcarse
para Buenos Aires. En nombre de varias comarcas del Paraná le pidió misioneros que
evangelizasen a los guaraníes y cesasen las guerras y todos viviesen tranquilos. Tras la
entrevista, Arapizandú conversó con el Obispo Fray Reginaldo de Lizárraga, dominico,
que había entrado a mitad de 1609 en Asunción y el 13-XI, 1609,a los seis meses de
episcopado, falleció. Por lo que había oído de Arapizandú, el obispo se había negado a
darle sacerdotes. Pero el gobernador Hernandarias, como el último recurso, le aconsejó
acudir a los jesuitas8

El P. Torres afrontó una tarea inesperada y compleja. Si los franciscanos habían


evangelizado más bien zonas cercanas a la Asunción y desde allí hasta la cuenca del
Paraguay; fueron además los primeros religiosos en atender al Guairá. Entre 1609 y
1611, fray Luis de Bolaños con otros de su orden, fundó S. José de Caazapá y S.
Francisco de Yutí; sus reducciones más cercanas del Paraná: sobre todo la incipiente de
Yaguacamyctá, que tuvieron que dejar por faltar misioneros y por amenazas de los
guaraníes paranaenses. Pero que sería la base de una reducción jesuítica, S. Ignacio del
Paraná, por su relativa cercanía al Paraná, y sujeta a encomenderos residentes en

5
Diccionario histórico de la Compañía de Jesús, biográfico-temático, I, (Archivo Histórico, Roma y
Universidad de Comillas, Madrid, 2001), págs. 100-101.
6
Synopsis historiae Societatis Iesu, Lovanii,1950, pág.668.
7
Cayetano BRUNO, Historia de la Iglesia en la Argentina, vol. II (1600-1632, págs. 207-208.
8
, Porto Alegre, 1951, pág.

5
Asunción. El P. Diego de Torres tuvo que aceptarla bajo presión del gobernador
Hernandarias y del obispo9.

Fundada el 29 de diciembre de 1609, S. Ignacio fue el punto de partida para que


iniciasen los jesuitas la evangelización del Paraná, comenzando por los guaraníes de una
reducción, apenas instruida en los fundamentos de la fe y sujeta a encomenderos10.

Una visita importante iba a defender a los indígenas frente a tantos problemas
acumulados en la Asunción del Paraguay: D. Francisco de Alfaro, que representaba a la
Audiencia de Charcas desde 1599. Y en esta capital acabó de redactar unas ordenanzas
de 85 artículos y las publicó e1 11de octubre de 1611. Prohibía las encomiendas con
título de servicio personal y la venta de indios como esclavos. Estos “no pueden ser
compelidos más de lo que les tocare la mita [o servicio] y los demás han de quedar
libres para trabajar en su pueblo, en lo que ellos quisieren o alquilarse [o contratarse] de
su voluntad”11
Hernandarias, como referencia a un gobernador sensible a las necesidades de sus
súbditos, no tanto se opuso a las nuevas ordenanzas en cuanto a sus fines, sino a la
confusión que crearía su aplicación, sin considerar las circunstancias particulares de los
encomenderos más diferentes de lo supuesto por el representante de la Audiencia. Por
ejemplo, aquellas familias modestas y que tenían indios de servicio con sus propias
familias integradas en una misma casa.
El 28 de octubre de 1611, el P. Diego González Holguín, rector del colegio de la
Compañía en Asunción, predicó en la catedral y exhortó a cumplir las ordenanzas de
Alfaro. Entre el público se percibió esta voz: “ya se habían de haber ido con los
diablos”. Otros, por respecto al lugar no hicieron comentarios, e indicaron represalias; y
Hernandarias, ante “algunos vecinos principales aseguró que “daría muy gustoso su
barca e indios” para que los jesuitas” abreviasen la partida río abajo; y los demás le
respondieron”: con igual voluntad nos proveerían de todo matalotaje” para que los
jesuitas saliesen “cuanto antes”12.
Como consecuencia el Padre Rector y el P. Sotomayor tuvieron que refugiarse tres
meses en el pago de Tacumbú, en una casita en medio del viñedo.
Pese a las amenazas, había asuncenos que mantenían el trato con los jesuitas. Incluso al
mismo P. Rector llegó a escucharle “la persona más principal de aquella gobernación,
caballero, “muy noble y bien intencionado: Hernandarias. Y experimentó una mudanza
en su actitud: “con obras dio el mas raro ejemplo de cristiandad”, “haciendo en Cabildo
pública renunciación en forma de derecho de todos sus indios y encomienda”, la mejor
que había en toda la gobernación; además ha suplicado ha suplicado al gobernador
Diego Marín Negrón que no los ponga en cabeza de nadie por veinte años, y que él les
acudirá a los Padres que tienen aquella doctrina a cargo y así tiene enviados a sus tierras
todos los indios que tiene en casa para su servicio, dejando toda la hacienda que
cultivaba en Paraguay con ellos”. Y a los indios para servicio de en casa” o los yanacoas
“ les dijo que están libres y que podían ir donde quisiesen y que lo hiciesen así, cosa que
no aceptaron, por el buen trato que recibían”
9
Sobre las reducciones franciscanas ver Margarita DURÁN ESTRAGÓ, Presencia franciscana en el
Paraguay (1538-1824), en particular respecto al Paraná, págs. 136-167. Sobre la satisfacción de fray Luis
de Bolaños, al haber asumido los jesuitas Yaguacamyctá ver carta anua del P. Nicolás Durán, al 12-XI-
1628. en Carta Anuas (Documentos para la historia de Argentina, tomo XX, pág.268; y también pág. 40.
10
Fray Reginaldo Lizarraga que había apoyado a Hernandarias en la fundación de S. Ignacio falleció el
13 -IX de 1609.
11
Idem, págs.458-461. Resumo los artículos más importantes.
12
Pedro LOZANO, Historia de la Compañía de Jesús en la provincia de Paraguay,

6
En 1613, tras una peste de viruelas que dañó mucho a S. Ignacio, mas con pocos
muertos, el P. Marcial de Lorenzana mandó al P. Roque González que recorriese “las
orillas y tierras del gran Río Paraná, viese la disposición de los indios con deseo de
ganar aquellas almas y atraerlas a su conocimiento”. Y el hizo “muy apostólicamente su
misión”: “a todos los pueblos de indios que halló daba noticia de su creador y de los
misterios de nuestra fe”: le oían con mucha atención”. Y así recorrió “gran parte de
aquellas riberas”13.
Como consecuencia, el 25 de enero de 1615 fundó la reducción de la Anunciación de
Nuestra Señora o Encarnación, junto al Paraná; y en la orilla opuesta con asentamientos
de guaraníes de la cuenca del Uruguay llegados para impedir la entrada de extraños en
el gran río; y al tratar con los de S. Ignacio había favorecido la actividad pastoral del P.
Roque. Y tal tarea evangelizadora será tan amplia como su celo pastoral y su capacidad
para formar y alentar a colaboradores en la evangelización en cada ámbito geográfico y
cultural, de distinta edad o sexo, sin discriminación. La fe compromete personalmente a
todos los evangelizados en la convivencia que une y anima, más allá del lugar de origen,
pero gradualmente respetando la libertad en la conversión.
Solo, “sin haber allí español alguno, si no es un niño de hasta diez años, llamado Miguel
de Ávila, que ayudaba a misa y a buscar los enfermos y otras cosas, logrando la
colaboración de otros de distinta edad14
San Ignacio relativamente cerca del Paraná mereció unir su nombre a este gran río.
Encarnación se unirá al Uruguay, por el parentesco existente entre los indios. Un
horizonte inimaginable cuando guaraníes del Uruguay, que se habían acercado al
Paraná, para mejor controlarlo frente a extraños y algunos visitaron a S. Ignacio del
Paraná.
En 1617, según las instrucciones del nuevo P. Provincial, Pedro de Oñate, el P. Roque
preparó una nueva misión y entrada a las provincias [o territorios] del Yana, Guazú y
Uruguay” y a fin de lograrlo habló a los indios de Encarnación “para que le
acompañasen”, mas ellos decidieron de “no llevar al Padre, diciendo que los indios que
iba a buscar estaban allá con deseo de coger y matar al Padre”. Este, “viendo que por tal
medio se le cerraba la puerta, buscó otro y fue que sabiendo que los indios de Yutí
estaban de camino para la yerba [para hacer la yerba mate] y habían de pasar por aquí”,
escribió al P. fray Alonso15, para que nos los prestase para esta misión. A lo cual el P.
Roque y ellos salieron muy bien, viniendo casi cien indios repartidos entre ellos los
oficios que habían de ir haciendo con el Padre, mas hablando con los indios de esta
reducción, se pervirtieron de suerte que no fue posible acompañasen al Padre”.
“Halagos y promesas no bastaron. Al fin los Padres de S. Ignacio trazaron que un indio
capitán, Arapilandí, con doce escogidos soldase la quiebra de los pasados. En compañía
de estos partió el P. Roque González de Santa Cruz.16 Así los guaraníes elegidos para
colaborar, como doce apóstoles, iniciaron una tarea pastoral: los evangelizados en la

13
Cfr. Cartas Anuas, tomo XIX, pág. 163.
14
Como narra el propio Miguel, desde Asunción, el 28-II-1652,”Yo le servía [al P. Roque] y ayudaba a
Misa, y rezaba las oraciones y doctrina cristiana a los indios, indias, niños y niñas, que se iban
reduciendo, y cuidaba de los enfermos y del sustento de los Padres, que padecían necesidad, pescando en
los ríos y cazando en los campos, pidiendo limosnas por las chacras de los infieles, donde pasamos
grandes necesidades, peligros y trabajos de la vida (ABN o Archivo de la Biblioteca Nacional, Río de
Janeiro, I-29, 2, 2).
15
Se refiere al Padre fray Alonso de San Buenaventura.
16
“ yo comencé las 33 misas que había ofrecido a N. Señor de los 33 años de su misión”. Carta del P.
Pedro de Oñate sobre el año 1613 en Cartas Anuas, Documentos para la Historia Argentina [en adelante.
CA] I, pág. 141.

7
cuenca del Paraná comenzaron a evangelizar, preparando el terreno a los jesuitas
misioneros.
En este periplo es principalmente la conversión de Tabacambí, cacique principal del
Paraná, el que posibilita la evangelización en la cuenca del Uruguay. Así el Padre
Roque pudo tener noticias de tupíes y portugueses, negociantes de esclavos en la costa
atlántica paralela al río. Así, compartiendo riesgos con caciques evangelizados, los
Padres Roque González de Santa Cruz, Alonso Rodríguez y Juan del Castillo
evangelizaron al norte del Uruguay. Los pobladores, huyendo de los esclavistas, se
fueron ubicando en el Tape, lejos de sus tierras nativas.

3-La fundación de Jesús

El Pueblo de Caazapá, con 1528 habitantes en 1659, se había desplazado más hacia el
sur a fines de 1673.
En 1678 el Sargento Mayor Don Felipe Rexe Corvalán, Gobernador y Capitán General
del Paraguay, recibió una carta del Padre Fray Buenaventura de Villas Blas, Cura
doctrinero del Pueblo de Caazapá. Este Cura le relataba que había por la comarca
rumores de una invasión de indios Tupíes. Para enfrentarlos salió con “cantidad de
indios armados” y recorrió alrededor de 70 leguas. En determinado momento se
encontró con algunos caciques “al modo y traje de los guaycurúes con los labios
agujereados y desnudos menos las pinturas que estos usaban”. Después de cierto trato le
parecieron a Fray Buenaventura ser de nación guaraní por hablar la misma lengua y ser
indios labradores17.
Estos les salieron con “demostración de paz” y le expresaron la voluntad de hacerse
cristianos. Posteriormente le visitaron en Caazapá 8 caciques y 182 indios a los cuales
agasajó y les hizo algunos presentes.
Como los franciscanos no tenían disponibilidad de Curas para enviarles a estos indios el
gobernador pensó que no había sacerdotes “más a propósito para el caso presente que
los Padres Misioneros de la dicha Compañía de Jesús”18.Una reducción en el Monday
parecía una ocasión “tanto más oportuna cuanto que los paraguayos buscaban en ese
entonces nuevas selvas de yerba mate, selva que se encontraban en abundancia en el
territorio de los monteses”19.
El 1° de enero de 1685 se fundó el pueblo de Jesús del Monday. Francisco de Monforte
destaca, en un informe de 1688, que los jesuitas habían “fundado nuevo Pueblo en el
Ibarotí que es en la jurisdicción de esta Provincia con el nombre del Jesús nuevo”.
Especificó que había 150 familias20.
En 1691 se produjo el primer traslado del Pueblo ubicándose entre el Mandi-i-soby y el
Capiibary. Colaboraron con esta acción 300 indios de varios asentamientos.Prepararon
las rozas y construyeron las casas de los habitantes, Iglesia y Casa de los Padres21.

17
Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. I-29-2-69.”Realiter et vere son guaraníes monteses con las
orejas agujereadas y sus barbotes de tembetaes ni más ni menos que los enormes guaycurúes menos el
pintarse las caras”.
18
Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. I-29-2-69.
Charlevoix da otra version. Dice que el Obispo de Asunción “escribió al Superior de las Reducciones del
Paraná”. En de Charlevoix. Historia del Paraguay. Madrid, 1913, pág. 108.
19
Necker, 1990:238 y 239.
20
Universidad The Texas of Austin. Colección Manuel Gondra 1028 .Asunción, 20 de septiembre de
1688.
21
AGNA, Sala IX, 6-9-4. 20 de septiembre de 1690. Carta del Padre Gerónimo Delfín al Provincial de la
Compañía de Jesús.

8
Un nuevo traslado se produjo hacia 1714, al occidente del Capiíbary. Según consta en el
auto original hecho por el Gobernador del Paraguay, Don Juan Gregorio Bazán de
Pedraza, el pueblo de Jesús “recientemente mudado a este sitio que a poco ha (…)
todavía los más de los edificios de las casas y viviendas de los indios y familias son
cubiertos de paja y que son pocos los que hay cubiertos de teja, tienen su iglesia decente
y casas de cabildo cubiertas de teja y con las Armas Reales y asientos de escaños, un
cuarto que sirve de calabozo y prisiones, un cepo y dos grillos, y no visto preso alguno”.
Entre las 150 familias fundadoras de Jesús en Ybarotí y las 300 que figuran en el pueblo
de Jesús en 1715, hubo caciques guayaquíes recíen convertidos.

La Micro-Región: espacio y tiempo en la cartografía producida por la


interacción jesuítico-guaraní.

“La historia es ordenada por la cultura, de diferentes maneras en diferentes sociedades, de


acuerdo con esquemas significativos de las cosas. Lo contrario también es cierto: los
esquemas culturales son ordenados por la historia, puesto que en mayor o menor grado los
significados se revalorizan a medida que van realizándose en la práctica. La síntesis de
estos contrarios se desarrolla en la actividad creativa de los sujetos históricos, los
individuos en cuestión”.

M. Sahlins. “Islas de historia”.22

Introducción

La conformación territorial del área guaranítica, individualizada así por los españoles23,
no parece haber tenido una antigüedad mayor a los doscientos años24.

22
Sahlins, 1988:9.
23
Haciendo diferenciaciones en alguna documentación entre guaraníes y tapes.

9
Según Chase-Sardi, quien cita a una cantidad importantes de estudios realizados, no
existieron migraciones masivas sino que lo que hubo fue una búsqueda de mejores
espacios ecológicos, una situación forzada por la metodología agrotécnica del rozado.
En el orden de la máxima expansión guaraní se considera la migración hacia los Andes
(Chiriguanos), la que posiblemente se realizó hacia los primeros años del siglo XVI, y
la migración de los guaraníes que alcanzó el delta del Paraná (Chandules).
Después hubo corrimientos del gentío causados por las sequías o por las plagas y por los
focos de enfermedades debidas a la presencia de esteros y pantanos. Estas situaciones
incidieron en la división de los grupos más importantes con el objeto de formar asientos
más reducidos25.
La posibilidad de delimitar un área guaranítica con cierta homogeneidad se debió a la
resistencia de pobladores más antiguos con suficiente capacidad militar para
obstaculizar los movimientos de los migrantes26.
Con el paso del tiempo las comunidades guaraníticas y las no guaraníticas mantuvieron
relaciones ente sí con intercambios de mujeres, cuñadazgo y planteamiento de alianzas
tácticas para la guerra. Estas alianzas en determinados momentos propiciaron
concentraciones de varias macrofamilias étnicamente heterogéneas27.
Por todo ello, consideramos como punto de partida de este análisis a la situación previa
al contacto28. En este sentido, para atender a la cuestión del dominio del territorio, es
fundamental tener en cuenta los sucesivos desplazamientos del asentamiento. Con este
dato es posible definir claramente, si lo hubo, el traspaso que realizó cada comunidad de
su Derecho Natural a la que finalmente se radicó en ese lugar 29.
Al respecto de los pueblos de La Cruz y de Jesús, tipologías micro-regionales elegidas
para este análisis, el proceso de conformación se inicio en diferentes etapas. Si
24
Rodríguez (Corrientes)
25
González de Santa Cruz, 1994: 111. Yapeyú, 15 de noviembre de 1627. “(…) por ser todos campos y
no haber montes (=bosques), no hay gente labradora”.
26
Principalmente Charrúas, Yaros y Guaycurúes.
27
Levinton, 2005.
28
Furlong, 1965: 22. Carta del Padre Juan de Escandon SJ al Padre Procurador General Carlos Gervasoni.
Córdoba, 9 de mayo de 1756. “(…) cada cacique tenía su diversa porción de tierras cercanas al pueblo,
para sus sementeras y las de sus vasallos; las cuales tierras se les daban sus propios dueños (que eran los
que estaban allí antes de la fundación de la nueva reducción o pueblo)”.
29
Ibidem: 22.”(…) porque en cada uno de estos pueblos o Reducciones había 15, 20, 30, y a veces más
parcialidades o caciques con sus vasallos, sucedía inevitablemente a veces, que las tierras de un pueblo
estaban interpoladas con las de otro, según el paraje de donde habían venido los de cada pueblo. Y como
esta interpolación de tierras, que se destinaban para estancias del ganado que cada pueblo tenía, o
esperaba tener, era preciso que causase alguna confusión, los mismos pueblos por consejo y dirección de
los Padres Misioneros, hicieron allá su hermanable división de tierras, la que después confirmaron, y aún
alguna otra hicieron de nuevo los reales ministros que a aquellas Reducciones pasaron con poder de Su
Majestad como pasó el Señor Oidor Don Juan Blázquez Valverde, el año de 1657”.

10
tomamos el año 1609, data de iniciación del proceso de fundación de los pueblos
misioneros, como punto de comparación tenemos que el asentamiento inicial del pueblo
de la Asunción posteriormente La Cruz, tuvo como fecha de fundación recién el año de
1630. En el caso del pueblo de Jesús su primer asentamiento tuvo como fecha de
iniciación el año 1685. Esta ubicación cronológica señala que ambos pueblos debieron
insertarse en una organización espacial misionera previa por lo que necesariamente
debieron convivir con una cantidad de pueblos originarios dueños del territorio de su
asentamiento urbano y a la vez con otros pueblos relocalizados o sea trasladados desde
su primer asentamiento30. La principal consecuencia de estos hechos fue la perfecta o
imperfecta ubicación de cada micro-región dentro de la trama espacial de la macro-
región misionera la que se fue definiendo más ajustadamente con el paso del tiempo31.

Veremos, que el manejo de estos conceptos básicos es fundamental para cumplimentar


este artículo. En él, pretendemos describir el proceso específico de la configuración de
lo que hemos denominado la micro-región de La Cruz y de Jesús. Al respecto,
entendemos que cada micro-región, o sea el territorio correspondiente a cada centro
urbano, fue organizado y determinado históricamente por la interacción jesuítico-
guaraní32. La hipótesis del trabajo es que esta interacción aparece expresada en la
cartografía pertinente especialmente por la expresión en los dibujos de un particular
planteo de la relación entre espacio y tiempo33.
Por todo ello, es fundamental comprender el lenguaje y el alcance de las
representaciones cartográficas.

1-La micro-región de La Cruz

a- Proceso histórico desde la fundación hasta la ubicación definitiva

30
Ibidem: 23.Sigue sobre Blázquez de Valverde”(…) les concedió las que ellas después liberalmente
cedieron a los otros tres pueblos que después se fundaron por allí, de Nuestra Señora de Fe, de Santiago y
Santa Rosa”.
31
AGNA, Sala IX, 7-1-2. Pueblo de San Xavier. Sin fecha (alrededor de 1638). “(…) los capitanes y
caciques del pueblo, pidieron a los Padres que antes de empeñarlos en el trabajo lo mirasen bien, no fuese
que después de haberles más bien cansado en hacer cosas de propósito, se tratase otra vez de mudanza”.
32
Levinton, 2005. En algunas de estas micro-regiones misioneras también incidió la relación de los indios
misioneros con otros grupos étnicos.
33
Augé, 1998 (1994): 29. Por todo ello, los alcances de este trabajo corresponden en esencia a las
incumbencias de la antropología histórica

11
Durante 1629, junto al río Uruguay, se fundó el pueblo de Asunción del Acaraguá 34.
Una Carta Anua explica en el capítulo dedicado a la Reducción de la Santísima Virgen
de Acaraguá que
“(…) era por el año de 1635 cuando una grave disentería acabó con
quinientas víctimas (…) apenas había terminado esta grave prueba cuando
sobrevino a estos habitantes de la reducción de Acaraguá otra mayor: la
viruela, por la cual sucumbieron 1300 indios, no habiendo quedado libre
de la enfermedad ninguno de los que quedaron con vida” 35.
En razón de esta situación, debido a las dos epidemias consecutivas, sólo quedaron 580
habitantes. Por ello se integraron a este pueblo todos los indígenas de la reducción de
Jesús María que huyeron de la invasión de los bandeirantes.
Durante esta etapa parte de la reducción funcionó como un baluarte defensivo
estructurado entre el arroyo Acaraguá y el cerro Mbororé. Por ello, la toponimia del
asentamiento tuvo ambas designaciones.
La Carta Anua de 1637-39 dice
“(…) está situada esta reducción al extremo norte entre las reducciones
colocadas al margen del río Uruguay, como puesto avanzado contra las
invasiones de los lusitanos. Es como el centinela que briosamente espera al
enemigo paulista con sus auxiliares indios”36.
Asimismo la Carta Anua de 1641-1643 habla especialmente de la Reducción de la
Asunción del Mbororé37, porque en esta zona se libró en esos años la decisiva batalla
contra los bandeirantes, pero todavía no informa de ninguna relocalización.
Tampoco en la Carta Anua de 1644, donde se menciona a la Reducción de la Asunción
de la Virgen sin especificación del topónimo del asentamiento38.Es en esta etapa
cuando, justamente, se produjo la relocalización del pueblo, una Carta Anua dice que
fue entre 1645 y 164639.
Parece que el lugar no resultó satizfactorio y se decidió integrar a esta comunidad con
los yapeyuanos.
La Carta Anua de 1652 ya sitúa a los cruceños en la periferia de Yapeyú. Pero,

34
En 1628 se fundó Asunción del Ijhuí que se disolvió por las acciones de los hechiceros y el nombre, por
ello, pasó a la siguiente fundación.
35
Jesuitas e bandeirantes no Tape (Int. Cortesao), 1969: 185.
36
Cartas Anuas de la Provincia del Paraguay 1637-1639, (Int. Maeder), 1984: 128.
37
Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay 1641 a 1643 (Int. Maeder), 1996: 100.
38
Cartas Anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay 1644: 100.
39
Biblioteca del Colegio del Salvador. Carta Anua de 1652.Traducida por el Padre Leonhardt.

12
“(…) se aprovechan los de Mbororé de ello (…) se les han construído
casas y labrado la tierra para que siembren y cosechen”.
Evidentemente, este proceder se debió a una decisión estratégico-militar de los jesuitas.
Una vez disuelta la amenaza de los bandeirantes y debido a la situación aislada del
pueblo de Yapeyú y su escasa población, se decidió reforzar el frente de la frontera con
los indios charrúas ubicando una comunidad misionera aguerrida y especialmente
entrenada para estas lides.
En el curso de este mismo año de 1652 le fueron adjudicadas a Yapeyú, por el
Gobernador Blázquez de Valverde, extensas tierras en la Banda Oriental teniendo en
cuenta la nueva escala humana, la unión de ambas comunidades40.
Pero, la unificación entre ambos pueblos se mantuvo sólo hasta 165741. Como no se
logró entablar una buena relación entre sus cacicazgos, en este año se separaron las
comunidades ubicándose Asunción del Mbororé, a partir de ahora La Cruz, en un lugar
próximo a una distancia de 5 leguas.
Un informe especifica que
“(…) la doctrina y pueblo de nuestra Señora de la Asunción del Acaraguá
y por otro nombre del Bororé tiene más de trescientas familias (…)
últimamente se retiró a otro puesto más sano y seguro, está junto a la
reducción del Yapeyú cinco leguas”42.
El nuevo asentamiento, independiente, cumpliría con Yapeyú una función defensiva
similar a la asumida en el norte por la relación entre los dos asentamientos de La Cruz
en Acaraguá-Mbororé. Un indicio de ello sería la construcción de una muralla en todo
su perímetro.
Para darle su autonomía al pueblo de La Cruz fue necesario que los yapeyuanos les
otorgasen parte de las tierras de su propiedad ubicadas en la banda occidental. Si
analizamos la integración de los cacicazgos participantes en la fundación de Yapeyú es
evidente que esta comunidad tenía un derecho natural, llamado Derecho antiguo, sobre
las tierras de la banda occidental hasta el arroyo Aguapey43 En este caso hubo una

40
Oidor y Gobernador del Parguay Blázquez de Valverde
41
Maeder, 1989:54.
42
Jesuitas e bandeirantes no Uruguai (Int. Vianna), 1970: 337.
43
Aguirre, 1951: 349. El autor menciona a todos los cacicazgos que participaron en la fundación del
pueblo.

13
donación, así se designaba el procedimiento en los documentos, de una comunidad a la
otra44 y la cesión, en general, no generó de por sí posteriores litigios.
En cambio, con respecto a las tierras de la banda oriental se planteó sobre determinada
zona delimitada por el arroyo Tembetari un litigio que se extendió muchos años. La
cuestión, durante la etapa jesuítica, tuvo complicada su resolución especialmente desde
1663 hasta 1700, porque fue cuestionada la donación por diversos sacerdotes45.
Según lo señalado en varios documentos se centró la discusión sobre la problemática de
que los indios de Yapeyú hubiesen o no estado totalmente compenetrados del
significado de la donación de las tierras.
Uno de los jueces analizó el hecho de que por haberse integrado a Yapeyú parte del
gentío de la efímera fundación del pueblo de Candelaria del Ibicuy, los yapeyuanos
también tenían derecho natural a extensas tierras en la banda oriental. Pero, se terminó
aseverando que esto regía desde el Ibicuy hacia el sur. En uno de los alegatos se
consideró que las tierras desde el río Ibicuy hacia el norte no tenían dueño y que podían
otorgársele al pueblo de La Cruz. En ese mismo escrito se reforzó la resolución
argumentando que esta área estaba en la misma línea del centro urbano de La Cruz y por
lo tanto las tierras inmediatas le correspondían a este pueblo por configurar el ejido del
centro urbano. Con respecto a las que estaban más hacia el norte también les
correspondían a los cruceños por haber sido “conquistadas del enemigo“46.Para el autor
del escrito en que se analiza el origen del diferendo no era una cuestión de Derecho
Natural sino un problema devenido de la pérdida de ganados al efectuarse sin control el
pasaje de vacunos de las tierras de las de un pueblo a las del otro47. Finalmente, la

44
AGNA. Sala IX, Legajo 6-9-4. Resolución del Padre Provincial Ignacio de Frías. “(…) Y dado caso
que esas tierras en los principios fuesen del Pueblo de los Reyes del Yapeyú, como también todas las
demás tierras que poseen sin controversia, y donde está fundado el Pueblo de la Asunción del Mbororé y
se les fueron adjudicadas para su fundación y dotación desde antes que se separasen del Pueblo de los
Reyes del Yapeyú donde estuvieron, que así lo afirman los indios y los títulos del Padre Provincial
Thomás Donvidas lo insinúan bastantemente”.
AGNA. Sala IX, Legajo 6-9-4. Escrito del Padre Anselmo de la Matta, “(…) señalado por el Padre
Provincial Simón de León para decidir los litigios de tierras”. San Nicolás, 13 de noviembre de 1696.
“(…) la liberalidad con que los del Yapeyú han dado sus tierras y ganados mayores y menores sin interés
alguno deja como dándose para acomodar a los de la Asunción” (23 de febrero de 1663)
45
El conflicto perduró después de la expulsión de los jesuitas. En 1769 intervino el Teniente de
Gobernador Zabala. AGNA. Sala IX, 18-5-1. 5 de agosto de 1769. “(…) habrá como siete leguas por
común y realengo para que estos dos pueblos puedan cortar las maderas y cañas que hay en él”.
46
AGNA. Colección Biblioteca Nacional, Legajo 361. Firmado por el Padre Joseph Saravia durante el
provincialato del Padre Ignacio Frías (1698-1702).”Prueba Real de que el convenio intentado por su Ra.
Del Padre Provincial es más nocivo que la mejor sentencia”.
47
Ibidem. “(…) ha vuelto la materia de la disensión que es la mezcla de ganados”.

14
sentencia estableció que había sido válida la donación de los yapeyuanos48 y que las
tierras les correspondían a los cruceños. En este sentido una de las resoluciones
emitidas, la del Provincial Frías, expresa claramente que “(…) los jueces fueron
señalados para poner linderos” y, fundamentalmente, que se tendría que haber juzgado
por el derecho de la posesión. Para este sacerdote esta era la “(…) primera regla de
justicia, que indubijo melior est conditio possidentis”.
A pesar de la resolución esta área limítrofe volvería a ser el objeto de litigio después de
la expulsión de la Compañía de Jesús. En febrero de 1769, el Teniente de Gobernador
del Departamento de Yapeyú afirmó en una carta que
“(…) este de Yapeyú sólo tiene un título dado por un Padre de la
Compañía y no habla de aquel paraje sino de la otra banda del Ibicuy y el
Ibirapuita guazu”49.
El asunto había sido resucitado por el Administrador Gregorio de Soto. El Cabildo
yapeyuano aseguró que
“(…) los montes [del área litigada] son los únicos que tenemos nos vemos
precisados a comprar maderas y cañas para nuestros edificios50”
A su vez, el administrador justificó este accionar diciendo que
“(…) es cierto que quitando dicho terreno a este Pueblo en todo el que le
resta no tiene de donde sacar un palo para la redificación de sus
habitaciones como ni tampoco para la Santa Iglesia que por instantes
amenaza ruina”51.
Zabala impuso su autoridad y solucionó rápidamente el conflicto. En su informe
reconoce que el Pueblo de La Cruz tenían la “(…) posesión de más de cuarenta años” y
que los yapeyuanos sólo tenían un título, dado por un Padre de la Compañía, que no
estaba referido a aquel paraje52. Ante tales circunstancias, por razones políticas53,
decidió en su veredicto establecer como “común y realengo” al sector “desde el
Tembetarí hasta enfrente del Ibipitá [unas 7 leguas] (…) para que estos dos Pueblos

48
AGNA. Sala IX, Legajo 6-9-4. Resolución del Padre Provincial Ignacio de Frías del 28 de noviembre
de 1699.
BNRJ, I-29-3-46. Copia de la posesión dada por el Padre Bernardo de la Vega de la Compañía al Pueblo
de La Cruz de las tierras de que fueron desposeídas por el Padre Provincial Simón de León. 27 de enero
de 1700.
49
AGNA. Sala IX, 18-5-1. Yapeyú, 7 de febrero de 1769. Carta de Francisco Bruno de Zabala al
Gobernador Bucarelli y Ursúa. Afirma que “(…) en el mismo papel hay un mapa”.
50
AGNA. Sala IX, 18-5-1. Yapeyú, 12 de febrero de 1769. El Cabildo al Gobernador Bucarelli y Ursúa.
51
AGNA. Sala IX, 18-5-1. Yapeyú, 16 de junio de 1769. Firmante Gregorio de Soto.
52
AGNA. Sala IX, 18-5-1. Yapeyú, 7 de febrero de 1769. Zabala a Bucarelli y Ursúa.
53
AGNA. Sala IX, 18-5-1. San Borja, 26 de noviembre de 1769.

15
puedan cortar las maderas y cañas” 54. Este funcionario, aprovechó las circunstancias
para mostrar las bondades del nuevo sistema de gobierno55.
La misma tónica se advierte que fue implementada en el litigio entre el Pueblo de La
Cruz y el de San José por el área montuosa denominada Mangaratí56.
Así se lo explica Zabala a Bucarelli:
“(…) lo definí dividiendo el expresado monte entre estos dos pueblos y
han demarcado y amojonado su división”57.
Este acuerdo seguramente figuraba en alguno de los Mapas que formaban parte del
inventario realizado en el archivo del Cabildo de San José algunos años después. El
documento menciona todos los instrumentos legales con que contaban sus autoridades
indígenas58:
-Dos mapas de las tierras de este pueblo y el de La Cruz
-Un mapa de los montes, ríos y tierras linderas del pueblo de San José con
el de los Santos Mártires
-Otro mapa de las tierras del Pueblo de La Cruz
-Un mapita de los términos de las estancias de este Pueblo y de otro en el
Aguapey
Hacia 1784 existía en el Archivo de Candelaria “un mapa en Pergamino de las tierras de
Yapeyú y La Cruz” que, con certeza, es uno de los que vamos a analizar59.

b- Lectura de mapa

Hubo varios elementos que se utilizaron para definir los límites de las micro-regiones.
Fue común la instauración de tres cruces, el uso de zanjas o fosos y el apoyo en
accidentes geográficos como ríos o cerros60. La metodología establecida, por diversas
razones, sufrió alteraciones en el transcurso del tiempo. Pero la simbología siempre tuvo

54
AGNA. Sala IX, 18-5-1.. San Borja, 16 de noviembre de 1769. Carta de Zabala a Bucarelli.
55
AGNA. Sala IX, 18-5-1. San Borja, 26 de noviembre 1769.Zabala a Don Francisco de Sanginés. “(…)
todos los pueblos tienen sus pleitos por tierras, los jesuitas los dejaron enredados”.
56
AGNA. Sala IX, 18-5-1. 12 de mayo de 1769. Carta de Juan Gregorio Fernández a Zabala. El lugar del
Mangaratí estaba a 8 leguas rumbo al nornoroeste junto a la parte occidental del río Aguapey.
57
AGNA. Sala IX, 18-5-1. San Nicolás, 10 de abril de 1770. Ver también las cartas anteriores de Zabala a
Bucarelli del 11 de mayo de 1769 y de Juan Gregorio Fernández a Zabala del 12 de mayo de 1769.
58
AGNA. División Colonia, Sección Gobierno. Cargo y Data. Sala IX, Legajo 17-5-4. Año 1782. Pueblo:
San José.
59
AGNA. Sala IX, 22-2-7. Memoria de los Títulos, pertenencias de tierras, Pleitos y otros papeles
correspondientes a estos Pueblos que quedan en el archivo de esta Capital.
60
Azara, 1904: 78. “(…) un foso o zanja que divide las tierras de ambos pueblos”.

16
un rol destacado en la discusión de las propiedades y ajenidades planteadas en cada
litigio.
Un ejemplo paradigmático de lo que aparece en la cartografía es el del sistema de la
“libreta de apuntes”, pensamos que puesto únicamente en práctica por el sistema
cultural misionero.
El primer Mapa que vamos a analizar se encuentra en un inventario correspondiente al
pueblo de La Cruz. Se trata de un
“(…) papel [que] de nota las dos vaquerías que hicieron los Naturales de
este Pueblo en los años de mil setecientos cuatro y mil setecientos siete en
los campos y rincón del Caraguataí y Tacuarembó”61.
Como hubo una discusión sobre ese ganado con otros pueblos este “papel” [mapa] fue
guardado y conservado en el Cabildo de La Cruz. Según el Gobernador Militar
Francisco Bruno de Zabala fue “(…) heredado de sus antepasados por tradición e
informe de las tierras que poseen”. Y agregó “(…) que se conserve en el Archivo de
Cabildo y se saque en copias de él autenticadas”62.
En el mismo legajo se encuentra otro Mapa más importante. Sabemos, está escrito en la
parte posterior, que el 10 de septiembre de 1784 los cruceños lo presentaron a una
requisitoria del Gobierno de Buenos Aires. Evidentemente, en su origen, no era un
mapa hecho para tal propósito, venía de la época jesuítica.
En el legajo donde está el mapa está un Inventario del Pueblo de La Cruz desarrollado
en 1784. En dicho documento aparece, como antecedente y documento base, un escrito
del Padre Dombidas correspondiente a 1688. Allí se determina una línea limítrofe
progresiva basada en letras63. Estas letras están en el Mapa que estamos estudiando.
Esto quiere decir que el mapa pudo haber servido a los cruceños, por lo menos, desde
1688 hasta 1784 o, en todo caso, existió una serie de mapas sucesivos, ver nota 78, en
los cuales se fue agregando diferentes inscripciones.

61
AGNA. Sala IX, 22-8-2. 14 de septiembre de 1784.Firman las autoridades del Cabildo. Figura el
Capitán o Cacique que realizó la vaquería y el número de reses que formaron parte de la misma en un
dibujo de zona donde se realizó.
62
Ibidem. El texto del Gobernador Militar es del 4 de mayo de 1769.Toda la documentación fue
autenticada por las autoridades del Cabildo el 10 de septiembre de 1784.
63
AGNA. Sala IX, 22-8-2. Inventario de los Bienes Comunes del Pueblo de Indios Guaraníes nombrado
La Cruz. Año de 1784. “(…) para que en ningún tiempo nadie les moleste ni inquiete su pacífica posesión
digo y declaro por términos de la estancia de la otra banda del Uruguay donde tienen sus vacas y se llama
el Itaquí comenzando el término de dicha estancia desde la otra banda del Uruguay corre hacia el oriente
y llega hasta el A Ibiptia Mirí (…) por un cerrillo costado desde el B “(sigue).

17
Coincidimos con el historiador Julio César González cuando dice que se confeccionó en
1784 “(…) sobre un original, sin duda alguna, de origen jesuita”64. González justifica
esta afirmación por el nivel de conocimiento regional, de detalles inherentes a la
geografía física, expuesto en el Mapa. Nuestra idea es que, para cumplir con el trámite,
si se corrigió algo en este último año sólo puede haber sido el trazado del límite entre
los Pueblos de La Cruz y Yapeyú, correspondiente a la Banda Oriental del río Uruguay,
un litigio con la última acción conocida desarrollada en 1769-70.
Está claro que el propósito fundamental del mapa siempre fue mostrar los límites del
territorio de los pueblos que figuraban allí, o sea la respectiva micro-región65. González
sugiere que el mapa pudo haberse traspapelado al haberlo encontrado entre papeles
correspondientes al Pueblo de Mártires. Pero, encontramos un documento que señala el
desarrollo de un litigio en el que tuvo que ver este último pueblo, en él pudo haberse
utilizado este dibujo66. Evidentemente, fue un instrumento funcional para varios
conflictos. Como explicamos ut supra, esto era algo acostumbrado y los instrumentos
debían estar a la mano.67 Todos los documentos, especialmente los mapas, normalmente
se copiaban para diferentes requerimientos y trámites.
González duda del grado de la intervención de los indios en su preparación.
Coincidimos con este autor en que el dibujo básico fue realizado por un jesuita. Hay
demasiados comprobantes de la autoría de diversos mapas por parte de diferentes
sacerdotes especialistas o no en el tema68. Estos ejecutores utilizaron instrumentos que
exigían estudios de topografía, geodesia y matemáticas. Pero, estamos convencidos de

64
González, 1940:5, 12 y 13.”(…) En el ángulo inferior derecho de este mapa, cuyas dimensiones son de
77x56cm, se inicia una leyenda que luego continúa a la vuelta, que dice así:”Está conforme al original
que para en el Archivo de este Pueblo al que en todo tiempo nos remitimos y para que conste haya la
debida fe lo firmamos en el Pueblo de la Cruz a catorce de septiembre de mil setecientos ochenta y cuatro
años. Josép Guiyu Corregidor” (…). Nada nos dice de la antigüedad del original pero observando la
reproducción de esta copia de 1784, se advierte que figuran marcadas capillas, ríos y arroyos tributarios
que denotan conocimiento amplio del terreno”.
65
Ver el trabajo de González donde se describe el legajo que incluye el pedido de las autoridades de
Buenos Aires y la respuesta de varios pueblos.
66
AGNA. Sala IX, 18-5-1. San Borja, 26 de noviembre de 1769. “(…) lo practiqué estos días aprobando
una composición que hicieron los del Pueblo de Santo Thomé por solicitud mía con el Pueblo de los
Mártires”.
67
AGNA. Sala IX, 22-9-2. Inventario del Pueblo de La Cruz correspondiente al año 1789.”(…) Sala
Capitular (…) Papelera con dos divisiones y dentro el Real Estandarte, un Libro de Acuerdos, Papeles de
elecciones, Confirmaciones, Títulos y algunos Mapas”.
68
Furlong, 1945: 87 a 100. / Furlong, 1955: 19. El autor menciona a varios sacerdotes jesuitas del siglo
XVIII como autores de mapas. Entre ellos el Padre Chomé (1696-1768), el Padre Sánchez Labrador
(1717-1798), el Padre Xavier Limp (1696-1769), el Padre Marimón (1710-1775), el Padre Henis (1714-
1769), el Padre Falkner (1707-1784) y por supuesto el Padre Quiroga (1707-1784), único de ellos que
figuraba como geógrafo.

18
que los indios utilizaron la trama básica para diversos trámites, la copiaron varias veces
y le escribieron encima.
Este Mapa también funcionó como “libreta de apuntes”. Obsérvese a un costado del río
Miriñay una anotación con la fecha 1753 en guaraní. Asimismo hay varias frases,
también en guaraní, con la fecha de 1716, cerca del límite oriental de la micro-región de
La Cruz (inmediatamente a la línea fronteriza se distingue la clásica Cruz).
Pero, fundamentalmente, es impresionante la riqueza de los datos que aporta. Están
marcados los límites de los territorios de varios pueblos y las estancias de otros, como
una de Mártires y otra de San Joseph, discontinuas con los territorios de estos
asentamientos. En estos casos, había una servidumbre de paso perfectamente
establecida.
Además el Mapa presenta una amplia simbología como las pequeñas manchas
asemejando pisadas atribuibles a la denotación de picadas para el manejo del ganado.
Por eso están los pasos de los ríos y los abrevaderos.
Asimismo, llama la atención la fina descripción de las Iglesias, como hito o
representación del lugar en que estaba cada Pueblo, diferenciándose las que tenían
transepto y cúpula de las que no los tenían, seguramente más antiguas.

2-La micro-región del pueblo de Jesús

a- Proceso histórico desde la fundación hasta la formación del último asentamiento


(sólo parcialmente utilizado)
La documentación histórica sobre el proceso de formación del Pueblo de Jesús reseña el
área como habitada por indios guaraníes llamados monteses . Estos fueron denominados
de tal manera por haberse mantenido apartados de los españoles habitando en áreas de
vegetación tupida.
La zona era especialmente atractiva para los españoles por la existencia de importantes
yerbales. Los franciscanos de las reducciones de Yutí y Caazapá, los más próximos a las
aldeas de los indios monteses, no pudieron encargarse de ellos por la falta de sacerdotes
idóneos69. Al ser encarados por las autoridades españolas civiles y religiosas, los

69
Necker, 1990: 120. “(…) Luis Bolaños, ayudado por algunos compañeros, fue el obrero principal. En
1606, él se llegó hasta la provincia del Iviturusú y comenzó a agrupar a los linajes guaraníes en un pueblo
al cual se daría el nombre de Caazapá”.

19
jesuitas aceptaron la organización de un nuevo asentamiento misionero70. El Pueblo de
Jesús fue fundado el 1° de enero de 1685 a la vera del Monday.
Al año siguiente tuvo su primer traslado a un lugar bastante lejano. La causa del traslado
fue la amenaza de ataques de indios tupíes. El sitio fue denominado Jesús del Ibarotí. A
pesar de todo el esfuerzo invertido en 1690 los jesuatos se volvieron a trasladar al área
comprendida entre el arroyo Mandiisoby y el Capiibary71. La carta que explica el
proceso de cambio describe la solidaridad de los indios de otros pueblos para resolver la
producción agrícola necesaria para el alimento del gentío y las construcciones mínimas
indispensables72. Un aspecto importante de esa solidaridad fue la cesión de tierras
efectuada por el Pueblo de Corpus, originario de ese lugar, en tres momentos
diferentes73.

BNRJ. I-29-2-69. Exhortatorio para la conversión de los gentiles que hablaron con el Cura de Caazapá. El
Gobernador Felipe Reje Corvalán ante la negativa de los franciscanos se comunicó en 1678 con el Padre
Provincial Nicolás del Techo.
AGNA, Colección Biblioteca Nacional, Legajo 181. Real Cédula del 20 de abril de 1681 firmada por
mandato del Rey por Francisco Fernández de Madrigal.
70
AGNA, Colección Biblioteca Nacional, Legajo 181. Aceptación por parte de la Compañía de Jesús de
la conversión de los indios infieles monteses” ante el Obispo del Paraguay Fray Faustino de Casas. Ver el
Auto del 19 de julio de 1684.
AGNA, Sala IX, 10-7-4. Documentos del Archivo del Pueblo de Jesús presentados como Testimonio en
el año 1784 para el litigio con el Pueblo de Yutí. La autoridad civil, el Gobernador del Paraguay Antonio
de Vera Múxica, firmó el Auto de 1685.
71
AGNA. Sala IX, 6-9-4. Carta al Provincial firmada por el Padre Jerónimo Delfín. 20 de septiembre de
1690.“(…) el paraje es el mejor que hay en las doctrinas, entre dos arroyos y tan capaz que una Sevilla se
podía fundar, muy alegre y coronado de montes, está a 4 leguas del Paraná, no tiene hormigas, diez lomas
están todas a la vista unas de otras cualquiera de ellas la mejor para el Pueblo, al Padre Superior le agradó
más esta”.
AGNA. Sala IX, 22-2-7. “Memoria de los Títulos, pertenencias de tierras, Pleitos y otros papeles
correspondientes a estos Pueblos que quedan en el archivo de esta Capital (Archivo de Candelaria).
Buenos Aires, 28 de agosto de 1784. Licencia para mudar el Pueblo de Jesús del Ibarotí adonde está ahora
por el Gobernador del Paraguay Don Francisco de Momforte en diecisiete días del mes de noviembre de
mil seiscientos y noventa años”.
72
AGNA. Sala IX, 6-9-4. “(…) con 36 de mi pueblo y de otros pueblos del Uruguay y Paraná hay 300
indios para hacer rozas y casas de los indios, Iglesia y Casa del Padre”.
73
AGNA, Sala IX, 10-7-4. Ibidem. “(…) en veintidós del mes de mayo del año de mil seiscientos y
noventa el Corregidor del Pueblo de Corpus Antonio Abaró, el Teniente Ignacio Chips y todo el Cabildo,
Alcaldes y Regidores con los Caciques de dicho Pueblo a petición del Padre Superior Salvador de Rojas
damos espontáneamente y graciosamente a los del Pueblo del Jesús para su nueva fundación las tierras
que de la otra parte del Paraná tenemos y gozamos como señores legítimos suyos por haber sido de
nuestros padres y Abuelos que son las tierras, campos y montes que están de la otra banda del Arroyo que
llaman Capiibary aguas abajo hasta el Paraná y aguas arriba hasta el Paraje llamado Mbaéporomocó
desde un arroyo que está allí cerca y subiendo arriba hasta un campichuelo llamado San Ignacio de suerte
que desde estos términos ya señalados hacia la parte del Corpus y Paraná los reservamos para nosotros,
así campos como montes, sin que los del Pueblo del Jesús se puedan meter en dichas tierras y montes que
están en esta banda del ya dicho Arroyo Capiibariguazu y más les damos las tierras, campos y montes del
Yataytí que también fueron de nuestros Padres y Abuelos y les damos todo el derecho que a ellos tenemos
como sus legítimos señores y desde el fin del Yataytí tomando del Poniente hasta llegar al Arroyo
llamado Tacuarí confinante con las tierras del Yaguapohá y y desde allí corriendo aguas arriba de la otra
banda de dicho Tacuarí hasta el Caraguatatí es de nuestros hermanos y parientes de Yute. Y desde las
cabezadas del Tacuarí corriendo al Nordeste hasta el Tebicuarí de esta banda con todas sus cabezadas se

20
El nuevo Pueblo quedó dispuesto en 1691. En 1694 los jesuatos recibieron otra cesión
de tierras realizada por los Pueblos de Corpus e Itapua74. A su vez en 1712 los jesuatos
cedieron tierras para la configuración de la micro-región del Pueblo de Trinidad75.
El asentamiento de la reducción de Jesús estuvo en ese lugar hasta 1714.
En 1715 se dio inicio a otro centro urbano ubicado al occidente del arroyo Capiibary.
Al año siguiente se planteó un litigio con el Pueblo de Yutí por la Estancia del Ñuguazú
que resultó en la celebración de un convenio76.
Durante esta etapa los jesuitas, por alguna razón que desconocemos cuando era Cura de
la Reducción el Padre Bernardo Nussdorffer, plantearon la necesidad de un nuevo
traslado. Un Memorial de 1722 expresa:
“(…) La mudanza del Pueblo se suspenderá por el desconsuelo que tienen
los Indios en hacerla; pero no por esto se dejarán de hacer casas para los
Indios como hasta ahora se ha hecho”77.
Pero recién en 1724 otro memorial sugiere un corrimiento del asentamiento a un lugar
próximo. El documento dice:
“(…) Antes de emprender la obra de la plaza y lo demás en el sitio
señalado, se registrará la loma por las personas que yo señalare para que
vean si se ofrece alguna dificultad, la cual se me propondrá si la hay” 78.
La permanencia en este lugar duró hasta 1748.
Luego, nuevamente se trasladaron a otra ubicación que terminó siendo, debido a la
expulsión de la Compañía de Jesús, el asentamiento definitivo.

lo damos también, porque de todos estos campos y montes gozaron nuestros Padres y Abuelos”.Fue
ratificada la donación por el Padre Gerónimo Delfín en 1692 y por el Escribano Diego de Haze de la
Gobernación del Paraguay de Don Diego Gregorio Bazán de Pedraza en 1715.En este último documento
se incluyó “(…) el campo que llaman de Ñunguazú que cae de esta parte del río Tebicuarí, cuyo río
divide la pertenencia del Derecho de este Pueblo del de Yute, cuya pertenencia cae a la otra parte del
dicho río Tebicuarí en cuyos límites hay otro campo del propio nombre del Ñuguazú que pertenece al
dicho Pueblo del Yutí”.
AGNA. Sala IX, 6-10-5. Jesús, 4 de noviembre de 1762. “(…) Es pues cierto como todos los campos,
tierras, montes, que por todos rumbos se siguen desde dicha Cruz hacia el Jesús hasta el Tebiquarí, son
tierras que el Corpus dio al Jesús los años de 90, 92 y 94”.
74
AGNA. Sala IX, 6-10-5. Jesús, 4 de noviembre de 1762. “(…) señalar todas las tierras que el año de
1694 el Corpus e Itapua dieron al Jesús”.
75
AGNA. Sala IX, 6-10-5. Jesús, 24 de noviembre de 1762. “(…) Pero sobre todo en lo que
principalmente estriba y alega este Pueblo como razón única y principal es la Cruz de división de tierras
de estos dos Pueblos Trinidad y Jesús, la que levantó el Padre Sebastián Ramírez en concurrencia y a
vista de los dos Cabildos trinitario y jesuato, el año de 12 cuando el Jesús dio sus tierras a la Trinidad”.
76
AGNA. Sala IX, 22-2-7. Yutí, 16 de agosto de 1716.
AGNA. Sala IX, 6-10-6. Jesús, 6 de abril de 1764. “(…) unas tierras que tiene pobladas este Pueblo con
convenio, cesión y beneplácito del Yutí desde el año de 16”.
77
AGNA. Sala IX, 6-9-5. Jesús, 10 de marzo de 1722.
78
AGNA. Sala IX, 6-9-6. Jesús, 24 de marzo de 1724.

21
Durante 1755 el Pueblo de Jesús le compró tierras al Pueblo del Yutí, transacción que
fue establecida por un Título legal. Al año siguiente se realizó otra transacción similar
confirmada por Escribano Público79.
Unos años después se intentó disponer de otro sitio para el Pueblo, infructuosamente, en
una altura muy próxima. En este lugar, llamado Jesús del tavarangüe, se construyó la
Iglesia, el Colegio y varias Viviendas. La mayor parte de las construcciones no se
terminaron. Cada sector de edificios alcanzó un grado de avance diferente.

En febrero de 1760 se inició un pleito entre Jesús y Trinidad por la posesión de la


Calera de Itaendí. Según el Cura de Jesús, Padre Juan Antonio de Rivera, el causal era
la construcción de la nueva Iglesia de Trinidad80. Lo cierto es que después de que los
Sacerdotes intervinientes como Jueces decidieran darle la razón al Pueblo de Jesús el
Cura de Trinidad volvió a plantear el pleito aduciendo que tenía nuevos elementos de
prueba. Una carta escrita por el Padre Rivera revela que se hizo una investigación
histórica para sustentar los dichos81. Este sacerdote afirma que “(…) advierto a VRa
como el Padre Quintana (uno de los jueces) después que vio y supo como el Padre
Astudillo no era Cura el año que dicen los Itapuanos haber dado estas tierras, me dijo en
su Pueblo que lo que antes había dicho a favor de la Trinidad, ya no lo decía”.
Pero lo más interesante para este trabajo, es que aparecen en el mapa de Jesús varios de
los datos que refuerzan estos comentarios.
En 1763 volvió a recrudecer el conflicto con el pueblo franciscano de Yutí por la
posesión de los yerbales. En la mayoría de los casos de pueblos que se dedicaban a la
recolección de este producto nunca el Gobierno Colonial les había otorgado la
propiedad de yerbales naturales. A lo más, se les otorgó una tenencia provisoria
vinculada con la antigüedad del uso. Pero, este caso era diferente porque los yerbales
estaban ubicados en áreas que habían sido habitadas por los jesuatos.
Al respecto, expresó el Padre Rivera:

79
AGNA. Sala IX, 22-2-7.
80
AGNA. Sala IX, 6-10-5. Jesús, 15 de octubre de 1761.”(…) las tierras que este Pueblo de Jesús está
poseyendo desde el año de 1690 (…) hace al Jesús en pago en pago de haberle dado este sus tierras
cuando el año de 1711 vino aquí la Trinidad”.
81
AGNA. Sala IX, 6-10-5. Jesús, 17 de octubre de 1762. Carta dirigida al Padre Visitador Nicolás
Contucci.

22
“(…) Lo que yo suplico con todas veras a VRa es el que se haga lo posible
para que este pueblo no pierda los famosos Yerbales de sus tierras
originarias”82.
Por los intereses en juego, la marcha del asunto en los tribunales de Asunción, en donde
había intereses contrarios a los jesuitas, se vio comprometida83.
En este mismo año salió la sentencia definitiva del pleito entre los Pueblos de Jesús y
Trinidad. Por ella, se confirmó el derecho de los jesuatos a la Calera de Itaendí84. Todo
el conflicto terminaría con la colocación de los mojones para delimitar las tierras85.
Al año siguiente, volvió a recrudecer el conflicto por los yerbales. Según el Padre
Rivera la gente del Yutí estaba patrocinada por españoles de Villa Rica, quienes estaban
comercialmente interesados en el producto86.
El Cura de Jesús, realizó un erudito y sustentado escrito jurídico en 1765 sobre los
derechos del Pueblo del Jesús. El Padre Rivera, defendiendo enérgicamente a su gente,
un año después criticó la falta de la debida atención del caso por parte de las autoridades
de la Compañía de Jesús87.
Después de la expulsión continuó el litigio durante largo tiempo88. Una carta del
Gobernador Militar de Misiones, Francisco Zabala, se ocupó del tema en 177789 y otra

82
AGNA. Sala IX, 6-10-6. Jesús, 1° de agosto de 1763.Carta al Padre Visitador Nicolás Contucci.
83
AGNA. Sala IX, 6-10-6. Jesús, 14 de enero de 1765. “(…) le doy a VRa las gracias por las diligencias
sobre los Yerbales de este Pueblo; si bien me temo y no sin fundamentos el que a buenas no
conseguiremos nada”.
84
AGNA.Sala IX, 6-10-6. Córdoba, 30 de noviembre de 1763.
AGNA. Sala IX, 6-10-6. Jesús, 4 de octubre de 1764. En esta carta, dirigida al Padre Visitador Contucci ,
el Cura de Jesús aclara los alcances de la sentencia a su favor. Dice que los Jesuatos, por complacer al
Padre Contucci, cedieron al Pueblo de Trinidad “las tierras que vienen desde el desemboque del Capiibari
Guazu en el Paraná hasta dicho Pueblo de la Trinidad. Le da también los campos llamados el Yataiti, que
el año de 94 Itapua había dado al Jesús. Y a estas tierras añade una rinconada bien capaz, la que junta con
las antecedentes son superabundantes para los ganados que la Trinidad puede mantener en su Pueblo. Y
esto sólo por hacer bien y por mediar el empeño de VRa”..
85
AGNA. Sala IX, 6-10-6. Carta del Padre Valdivieso, Cura de Trinidad, al Padre Visitador Contucci.
Trinidad, 12 de diciembre de 1765. “(…) En viniendo el Padre Superior Esteban Fina me dice su Ra que
hará se levanten los mojones o linderos según dice y nombra dicha sentencia dada en Córdoba, sin
atender más ni a títulos antiguos ni a otro papel alguno”.
86
AGNA. Sala IX, 6-10-6. Jesús, 6 de abril de 1764. “(…) los indios del Yutí patrocinados de los villenos
(como interesados en ello) no sólo pretenden para sí los Yerbales de este Pueblo”.
87
AGNA. Sala IX, 6-10-7. Carta del Padre Rivera al Padre Visitador Contucci. Jesús, 11 de junio de
1766.
88
BNRJ, I-29-5-62. 29 de julio de 1776. Carta al Señor Capitán General. “(…) echaron luego a nuestros
hijos de nuestro yerbal que estaban trabajando en beneficio de la yerba; luego el Corregidor del Yutí
introdujo a sus hijos, a los del Pueblo de Caazapá y españoles”.
89
AGNA. Sala IX, 17-6-3. Carta del 23 de abril de 1777.

23
carta fue escrita por el Cura del Yutí en 178090, acusando a los jesuitas de haber
cambiado la toponimia. En 1784 todavía continuaba el conflicto.

b- Lectura de mapa
En la primera parte del Mapa lo primero que llama la atención es la señalización de la
ubicación de la primera fundación del Pueblo de Jesús. Allí los jesuatos estuvieron sólo
un año. Evidentemente, no fue iniciado el mapa en esa época91. Hacia la izquierda de
esta parte del mapa aparece un dibujo correspondiente al segundo asentamiento de
1686. Aparece allí la referencia “Pueblo antiguo de Jesús del Ibarotí”, otro indicador de
la época de la hechura por la designación “antiguo”. Alrededor del mismo, el dibujo de
la extensión precisa de las primigenias tierras de las chacras pertenecientes a cada
cacicazgo de Jesús da pie a suponer que este mapa se basó en uno más antiguo. Es
interesante ver que varias veces más aparece el rótulo “donde habitaron los del Jesús”,
siempre con la letra chica, junto a los lugares referidos como yerbales del Jesús. Esto lo
refrenda la minuciosa enumeración de los años de recolección de yerba realizada por la
gente de Itapua.
Más abajo, aparecen los nombres de los Padres Dáttilo y Arce. Al respecto, Furlong
destaca en su “Cartografía…”92 que
“(…) el singularísimo mérito de esta pieza reside en ser obra de un indio,
como se comprueba por la caligrafía típica de los indios de las
Reducciones, por las múltiples frases totalmente en idioma guaraní y por
usar la expresión Pay Joseph Arce, Pay Hypólito Dactilo, al consignar la
localidad donde fueron muertos estos misioneros”.
Enseguida, Furlong menciona que por el nivel de información del mapa es posible
inferir que se compuso a principios del siglo XVIII. Estas afirmaciones ahora son
materia de discusión porque pudimos encontrar otras dos partes del mismo mapa93. La
mayor dificultad fue entender las diferentes letras escritas sobre el documento y la
traducción de esas inscripciones.
Es fundamental saber que los Padres Arce y Dáttilo estuvieron en el Pueblo de Jesús
casi inmediatamente después del momento de su fundación. Fueron dejados a cargo del

90
AGNA. Sala IX, 17-7-2. Carta del Cura del Yutí al Señor Gobernador y Capitán General. 31 de mayo
de 1780.
91
El documento “Razones sobre el derecho…” cita a la obra del Padre Francisco Xarque.
92
Furlong, 1946: 42 y 43. En el catálogo figura con el número 16 y su encabezamiento dice: “Mapa
compuesto por un indio guaraní y en el que se consignan las estancias de algunas reducciones”.
93
Esto pudo ser posible por una gestión llevada a cabo por el Padre Rafael Carbonell de Masy.

24
mismo por el Padre Superior Francisco de Rojas y por el Cura Jerónimo Delfín hacia
1686, en el asentamiento del Ibarotí. El Padre Hipólito Dáttilo murió el 6 de septiembre
de 1708 en Córdoba. Pocos años más tarde, en 1715, falleció el Padre José Francisco
Arce por acción de indios Payaguás en la zona de Pataguá (zona cercana al río Paraguay
en camino desde los Chiquitos).
En el mapa aparece el nombre de ambos y una Cruz en lugar cercano adonde estaba el
asentamiento del Pueblo de Jesús en el momento del fallecimiento del último de los
nombrados. O sea, que se trató de un homenaje in memoriam de su buen proceder como
Curas de la reducción. Un aporte a la identidad y a la memoria histórica de los jesuatos.
Por eso, podemos decir que, en esencia, la existencia de la letra más pequeña
corresponde al uso del plano como una “libreta de apuntes” y la letra más grande y en
color rojo pertenecería a la toponimia básica.
Esta rememoración tiene que ver con los litigios que sostuvo el Pueblo de Jesús con el
Pueblo del Yutí por los yerbales. Dice en un documento referente a este proceso que las
“tierras las reconoce por suyas por haber sido de sus progenitores. Esto significaría que
el autor de esa letra recogió todo el conocimiento histórico de la memoria de los
jesuatos. Dice el documento de 1765, refiriéndose a las tierras y yerbales, que el Pueblo
de Jesús:
“(…) las ha poseído y defendido desde su primera fundación que se hizo
más ha de 80 años, son todas las del Monday, Ibarotí, Piray, Uruguay (un
río que entra al Paraná por el norte), Yaguy y Guirapoy. Y la razón es
porque en todos estos parajes vivieron como en tierra propia”94.
Así podemos afirmar que la hechura del mapa corresponde indudablemente a
176595.Pero, esto no quita que se haya basado en piezas cartográficas más antigüas.

Conclusiones

Es posible afirmar que en los mapas, independientemente de los datos políticos, físicos
y de la toponimia, se anotaron diversos acontecimientos de importancia en la historia
del pueblo. Estas informaciones, seguramente vitales para cada comunidad, las

94
AGNA. Sala IX, 6-10-6. “Razones sobre el derecho…”.
95
AGNA. Sala IX, 6-10-6. Razones sobre el Derecho que el Pueblo del Jesús, que está a cargo de los
Doctrineros de la Compañía de Jesús, tiene a las tierras y yerbales que posee y reconoce por suyos, en
contraposición del que pretenden tener los Pueblos de San Francisco del Yutí y San Joseph de
Caazapáque están a cargo de la Religión Seráfica.

25
relacionamos con el concepto filosófico de tiempo que Meliá atribuye a los guaraníes.
Este afirma que
“(…) con los guaraní se puede construir con relativa facilidad un modelo
tridimensional que ensambla en el mismo conjunto prehistoria, historia y
modernidad”96.
Algo similar plantean Viveiros de Castro y Carneiro da Cunha sobre la cultura
guaraní97. También Chamorro cuando se refiere al “permanecer delante del objeto”98 o
al “tiempo reducido”99.
Así como en los cantos, analizados por esta última investigadora, las aposiciones eran
figuras que ordenaban la secuencia de ideas y establecían conexiones “(…) entre
episodios (diversas fiestas), tiempos (pasado y presente) y personajes (rezadores
actuales del plano histórico y héroes culturales del plano mítico) confundiendo los
tiempos, los planos de realidad y la identidad de los personajes”; de una manera similar
se presentaron a nuestra comprensión los escritos esparcidos por los mapas.
Por eso, cuando Chamorro, en otro trabajo, habla de los ancianos que cuentan “cosas
memorables” dice que
“(…) la persona que cuenta repite para que lo memorable se quede, para
renovar cosas pasadas”
Repetir en un mapa, retomando una frase de esta autora, también es “guardar el pasado
en un papel”, pero no sólo como cuentos de viejos sino como una actitud de
compromiso con su propia tierra100.
Esto revela que hubo un intenso proceso de conformación de las diferentes micro-
regiones y que los mapas, de alguna manera, nos hablan de ello101. Por esta razón, se
puede plantear que la cartografía misionera contiene una historia del espacio producida
por una concepción jesuítico-guaraní102.

96
Meliá, 1996: 184.
97
Viveiros de Castro/ Carneiro da Cunha,
98
Chamorro, 1996:199.
99
Chamorro, 2004:255.
100
Chamorro, 2007 :17. “(…) tuja y guaivi no se refieren únicamente a personas de avanzada edad, sino
también a quienes se orientan por el saber de antaño, de viejos y viejas”.
101
AGNA. Sala IX, 18-5-1. Yapeyú, 7 de febrero de 1769. El Teniente de Gobernador Zabala, referente
al litigio de Yapeyú y La Cruz, dice en una carta que tenía ya citado al Cabildo de este Pueblo [Yapeyú]
“(…) para oírles y ver sus Instrumentos y Mapas”.
102
Evidentemente hubo en las reducciones una discusión entre los sacedotes y los indios sobre el
concepto filosófico del tiempo. El Padre José de Insaurralde fue autor de un libro denominado “Ara porú
aguiyey” o “Del buen uso del tiempo”. Furlong, 1965: 43.

26
Eran tan complejas estas disputas, especialmente por la necesidad de componer una
revisión histórica, que en una carta al geógrafo Joseph Quiroga103, el Padre Visitador
Nicolás Contucci le recomienda encarecidamente la confección de mapas más exactos.
“(…) los mapas antiguos están defectuosos, se hace preciso que usted
trabaje uno nuevo, ayudándose de las recientes observaciones para corregir
los defectos antiguos. Y porque VRa no ha corrido toda la Provincia del
Paraguay, ni Chiquitos podrá gobernarse por los antiguos mapas”104.
Después de la expulsión de la Compañía de Jesús, se volvió a procurar darle un carácter
definitivo a la configuración de las micro-regiones.
Dice el Gobernador Zabala en 1787 :
“(…) Por cuanto en oficio de 16 de noviembre antecedente (…) me pide
una relación circunstanciada de la Capital de este Gobierno y de sus
Partidos (…) estos 30 Pueblos harán cada uno de por sí sacar con la
prontitud y prolijidad de vida copia de los Mapas que existen en los
Archivos así del terreno de las inmediaciones del Pueblo como de sus
estancias procurando se distingan en ellos los Ríos, Arroyos, Montes y
Cerros (…) las leguas que comprende el distrito de él, sus términos y
divisiones con los Pueblos inmediatos del contorno”105.

Fuentes

AGNA Archivo General de la Nación


BNRJ Biblioteca Nacional de Río De Janeiro
Bibliografía

Augé, Marc. 1998 (1994). Hacia una antropología de los mundos contemporáneos.
Barcelona, Gedisa,

103
AGNA. Sala IX, 10-6-3.Inventario de la Residencia Jesuítica de Belén. Buenos Aires, 1768.“(…) y
abriendo dicho Señor Sargento Mayor el Aposento del Padre Joseph Quiroga se halló lo siguiente:
primeramente nueve tomos en cuarto en pergamino Tosca de Matemáticas 8…); un tomo en folio en
pergamino Don Jorge Juan Observaciones Astronómicas del Perú; un tomo en octavo en pasta Bouguer
de navegaciones en francés; un tomo en cuarto en pasta óptica de Neuton (Newton); un tomo en cuarto en
pasta tablas astronómicas de Munciux de la Hire; un tomo en cuarto en pasta Tratado de la Navegación
por el Señor Bouguer en francés; un tomo en octavo en pergamino tablas tangentes y secantes (…); un
atado de diferentes mapas manuscritos e impresos y otros papeles y cartas”.
104
AGNA. Sala IX, Legajo 6-10-5. Santa Catalina, 20 de enero de 1762.
105
AGNA. Sala IX, 17-8-5. Santa María la Mayor, 7 de diciembre de 1787 Firmante Francisco Bruno de
Zabala.

27
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y Misiones Guaraníes. En Anales del Museo Nacional. Montevideo.
Chamorro, Graciela.1995. Kurusu Ñe´ëngatu, palabras que la historia no podría
olvidar. Asunción, Universidad Católica.
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partir de los léxicos de Antonio Ruiz de Montoya. En Suplemento Antropológico. Vol.
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Buenos Aires, Editorial Huarpes.
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28
Sahlins, Marshall. 1988 (1985). Islas de historia. La muerte del capitán Cook.
Metáfora, antropología e historia. Barcelona, Gedisa.

Cartografía

Mapa 1: En AGNA, Sala IX, 22-8-2.Inventario del Pueblo de La Cruz.”Papel heredado


de sus antepasados por tradición e informe de las tierras”.
Mapa 2: En AGNA. Sala IX, 22-8-2. Mapa de las Micro-Regiones de los Pueblos de
Yapeyú, La Cruz, Santo Thomé y San Borja.
Mapa 3: Ibidem.
Mapa 4: Inédito. Micro-región del Pueblo de Jesús.
Mapa 5: ibidem

La piedra y la cal. La calidad de los artífices en el contexto


socioeconómico pos-jesuitico: el caso de la iglesia de Jesús.

Introducción

La ubicación de la frontera hispano-portuguesa se estaba acercando sostenidamente al


Río de la Plata y con la misma insistencia se extendía hacia el oeste. Por eso sostenemos
que en la arquitectura jesuítico-guaraní el sistema estructural básico, integrado por
horcones de madera y armaduras, se continuó utilizando sólo en los pueblos menos
comprometidos con la cuestión fronteriza. La arquitectura realizada por los misioneros
de la Compañía de Jesús y los indios guaraníes tuvo continuidad en su propuesta
espacial pero en San Miguel, Trinidad y Jesús se introdujeron modificaciones en las
tipologías constructivas en la búsqueda de una mejor respuesta militar de los edificios
sagrados. Desde 1731, cuando consideramos como iniciada la obra de la iglesia de San
Miguel, se comenzó a plantear la vinculación estructural entre un muro de piedras y un
aglomerante de cal. En la resolución de este edificio se intentó implementar una
estructura diferente y las dificultades para obtener cal impidieron llevar a buen término
el objetivo propuesto. En este caso ese fue el impedimento y no la calidad de los
artífices actuantes que tenían las condiciones técnicas para resolver con pericia los
condicionantes del nuevo sistema constructivo.
En el caso de la Iglesia de Trinidad, también urgida por la necesidad de implementar
una resolución utilizando el aglomerante de cal, se procuró resolver el problema de
diferentes formas. Una de ellas fue transportar la cal desde La Bajada, enfrente de Santa
Fe, pero su costo se hizo excesivo. Por eso se decidió buscar cal en las cercanías
utilizándose material de la Calera de Itaendy. Este yacimiento provocó un pleito entre
los pueblos de Trinidad y Jesús. De cualquier manera tampoco esta vía resultó una

29
solución definitiva para los edificios del área porque suponemos que la cal de la Calera
de Itaendy no tenía buena calidad106.
¿La falta de cal fue la causa que impidió la terminación de la iglesia de Jesús del
Tavarangue? ¿Hubo alguna incapacidad de los artífices?
La hipótesis de este artículo es que fue el contexto socioeconómico el causante del
fracaso. Esta cuestión incidió en la imposibilidad de salvar a la iglesia de Trinidad y en
la detención de las obras dejadas a medio hacer por los jesuitas. El escollo principal fue
la situación de total decadencia de los pueblos. En el caso del pueblo de Jesús el
gobierno colonial optó, en principio, por cubrir el edificio con una estructura de madera
y, finalmente, por no hacer nada. En esta decisión no influenció el tema de la cal ni el
valor de la retribución al posible artífice sino la falta de brazos en un contexto
socioeconómico de completo deterioro. Nótese que en el caso de la iglesia del pueblo de
San Miguel la existencia de otras posibilidades económicas hizo posible la contratación
de un artífice de mayor nivel y hasta de la obtención de cal.

La piedra y la cal. Los artífices de la construcción de las iglesias de San Miguel,


Trinidad y Jesús.

Una idea que estamos investigando es que el proyecto de la Iglesia de San Miguel
correspondió al Hermano Bianchi. Este posiblemente utilizó, como base de un diseño de
composición, un esquema alternativo (no ejecutado) de la Iglesia del Gesú de Roma.
Por eso una obra de tal magnitud debía conducirla un artífice proveniente del mismo
lugar que el proyecto.
Hacia 1731 es posible que se haya comenzado algún aspecto de la obra como el acopio
de materiales107.
”Les oí decir que … costó diez años su fábrica en que a veces había 1000 indios
trabajando en ella”, explicaba Cardiel108. Pero la obra no fue continua y no sabemos
desde cuando Cardiel estimó la duración de ese período de tiempo. El trabajo fue
regenteado provisionalmente por el Padre Francisco Rivera hasta que llegó el artífice
más decisivo en la obra: el Hermano Prímoli109.
La tarea tuvo discontinuidades. En 1735 Prímoli estaba ocioso por no poder trabajar.
Gutiérrez opina que por la falta de piedra. Cardiel explicó que “traíase la piedra de 3
leguas de allí”.Mientras tanto Rivera se había marchado a Corrientes para dirigir la obra
del Colegio fluentino y al mismo tiempo debió ejercer allí como Rector.
En el momento de la decisión sobre la cubierta, al ser dificultosa la obtención de cal
para hacer las bóvedas de ladrillo o de piedra, se decidió que Prímoli ya no era
necesario y este se fue a hacerse cargo de la obra de Trinidad. La resolución de una
techumbre de madera podía ser dirigida por el Padre Rivera, quien regresó al Pueblo.
Por eso, justamente, Azara afirmó que la Iglesia era “de sillería hasta la cornisa sin más
cal que en las juntas por fuera y lo demás de madera”110.
En 1745 el Hermano Prímoli, Maestro de Obras, estaba trabajando en la iglesia de
Trinidad111. Para lograr lo que no se había podido en la anterior obra mencionada en ese

106
Nosotros tenemos en cuenta que la Calera de Itaendy nunca se explotó comercialmente.
107
AGNA, Sala IX, 6-9-6. 20 de julio de 1731. San Miguel. Memorial del Padre Provincial Jerónimo
Herrán. “En dándole fin a la fábrica de nuestra vivienda dará VR principio con todo empeño a la de la
iglesia”.
108
Cardiel, 1984 (1780): 116.
109
Mientras estuvo Prímoli el Padre Ribera fue trasladado a la ciudad de Corrientes para hacerse cargo de
la rectoría y la construcción del Colegio fluentino.
110
Azara, 1904: 76. .
111
AGNA, Sala IX, 6-9-7.

30
mismo año se encargaron 1000 fanegas de cal al Oficio de Santa Fe 112. Para 1747
Prímoli estaba trabajando en esta obra y aún le faltaban la torre, las bóvedas, la cúpula y
los techos113. Lamentablemente este insigne artífice falleció el 15 de septiembre de
1747.Podemos afirmar que fue el responsable del diseño y por ende de la construcción
de escasos cimientos en un lugar con poca resistencia portante del terreno114.
En ese mismo año pensamos que era el Hermano Grimau el que estaba encargado de
construir el pórtico de la Iglesia de San Miguel115.Luego, Grimau pasó a la obra de
Trinidad.
Para 1749 estimamos que ya estaban listas las bóvedas de piedra del edificio de
Trinidad pero faltaba techarlas116.Todavía no estaba hecha la cúpula. De eso también se
encargaría el Hermano Grimau.
Por la cercanía de una obra con la otra el 23 de noviembre de 1756 el Padre Superior
Antonio Gutiérrez ordenó que el Hermano Joseph Grimau se encargara de resolver el
proyecto y comenzara la obra de la iglesia de Jesús117. Estuvo en el pueblo durante todo
el año 1757.
Lamentablemente cuando Grimau armó la cúpula de la Iglesia de Trinidad esta se cayó.
Seguramente arrastró consigo a gran parte de las bóvedas de piedra.
Es evidente que su aparente desatino, un tema técnicamente inalcanzable para la época,
en la construcción de la bóveda de la iglesia de Trinidad provocó que la superioridad le
ordenara su traslado a Asunción118. El único relato sobre la caída de la cúpula fue
realizado por el Padre Sánchez Labrador porque casualmente se encontraba en
Asunción para la misma época en la cual arribó Grimau y se enteró de lo sucedido.
Sánchez Labrador le echó la culpa a la escasa resistencia de las piedras. Refiriéndose a
la capacidad portante de las llamadas piedras de Itaquí mencionó la diversidad de su
calidad y la imposibilidad de utilizar algunas en edificios de importancia “como se
experimentó en la Iglesia del Pueblo de la Trinidad en las Misiones de Guaraníes cuya
media naranja que estribaba sobre semejantes piedras se vino a plomo una
noche”119.Estas reflexiones nos confirman de que los jesuitas no tuvieron la menor idea
sobre la causa del derrumbe. Grimau no era un mediocre intérprete, intervino con
pericia en varias construcciones120, sino que le tocó enfrentar una problemática muy
compleja.

112
AGNA, Sala IX, 6-9-7. También en Leonhardt, 1932. En AGNA, Sala XIII, 47-3-5 hay una cuenta
deudora del Pueblo de Trinidad por 38 sacos de cal.
113
AGNA, Sala IX, 6-10-1. Ver Memorial del Padre Nusdorffer.
114
Castro Villalba, 1995: 269. “Durante este período y como parte de un proceso que se inicia en los
intentos científicos renacentistas, se incluye la posibilidad de definir y cuantificar con recomendaciones
exactas la estabilidad y las demás características exigibles a las construcciones. A pesar de todo aun son
pocas las novedades que puedan ser directamente incorporadas al proceso”.
115
AGNA, Sala IX, 1° de febrero de 1747. San Miguel. Memorial del Padre Provincial Nusdorffer.
AGNA, Sala IX, 6-10-1. 15de mayo de 1749.San Miguel. “En saliendo el Hermano Grimau…”.
116
AGNA, Sala IX, 7-1-2. Memorial sin fecha del Padre Provincial Querini.
117117
AGNA, Sala IX, 6-10-1.Grimau tuvo algún nivel de participación, aún no totalmente esclarecido, en
la iglesia de San Miguel, en la de San Luis Gonzaga y en la de Santa María la Mayor. Esta última
sabemos que el avance de la obra estaba a nivel de la salida de los cimientos y se interrumpió por
rencillas entre Grimau y el Cura del pueblo.
118
AGNA, Sala IX, 6-10-1. Un Memorial del Padre Gutiérrez sobre la cúpula de la Iglesia de Trinidad
dice que se “éche como el Hermano Grimau dice” (del latín ejectare quiere decir hacer). AGNA,
Colección Biblioteca Nacional, Legajo .Figuró como integrante del Colegio de Asunción desde 1759
hasta 1765 cuando fue encargado de la restauración o reforma de la iglesia del Pueblo de Candelaria.
119
Sanchez Labrador, José SJ. En Furlong, 1946: 233.
120
Entre otras iglesias las de San Miguel, Trinidad, Santa María La Mayor y San Luis Gonzaga.

31
En octubre de 1759 ya estaba a cargo de la obra de Jesús el Hermano Coadjutor
Arquitecto Antonio Forcada121.Por eso el Padre Juan Antonio de Rivera en 1761 podría
decir que la Iglesia “toda ella es de piedra de sillería ya está con los arcos de ventanas y
puertas todos acabados”122.Para la provisión de piedra para la obra se estaba utilizando
una Cantera ubicada en el Arroyo Pirayubí123.Con respecto a la cal pensamos que se
utilizó el material de la Calera de Itaendy para aglomerante de la mampostería de
piedra. Este Hermano había sido un insigne arquitecto en su tierra de origen. Todavía
hoy pueden verse los edificios de Alagón, Tarazona y Calatayud124.
Mientras tanto, allá por 1762, recrudecieron las discusiones acerca de si se podía
terminar la iglesia de Trinidad con las bóvedas y una cúpula de ladrillo125 en vez de la
utilización de la piedra que, ya se hablaba, había resultado sumamente pesada causando
el derrumbe. Evidentemente, al hacerse cargo un idóneo como el Padre Pablo Danesi, el
trabajo hecho impresionó de tal manera al Padre Visitador Contucci que autorizó la
continuación de la obra.¿De dónde salió la cal? Después de que finalizara el litigio por
la Calera de Itaendy de Trinidad con el pueblo de Jesús al quedarse este último con el
manejo de la misma no sabemos si se abasteció la obra de Trinidad con ese material o si
hubo otra fuente. La cuestión es que la problemática de la obtención de buena cal, en los
tramos más comprometidos de la estructura, se solucionó.
En 1763 se estaba cerrando nuevamente la media naranja de la Iglesia de Trinidad.
“Con el buen tiempo se secaron presto los ladrillos que faltan para cerrar la cúpula”126.
Al año siguiente la cúpula estaba completa. Finalmente dijo el Cura: “Después que se
cerró su famosa media naranja con su farol o linterna con que el Padre Pablo Danesi la
cerró” y el Padre Valdivieso agrega “al fin ya llegaron a verla cerrada como su famosa
torre, en la que han colocado todas sus campanas”.Pero todos los presentes tenían el
recuerdo de la mala experiencia anterior. Por eso aguardaron algún tiempo antes de
sacar las cimbras127.A pesar de casi haberse terminado la obra, continuaron las
discusiones sobre la seguridad de la iglesia. La cuestión es que todos pensaban
razonablemente que el problema era el peso de las construcciones, pero no terminaban
de tomar conciencia que las fundaciones no habían sido las adecuadas para ese terreno.
En 1764 se interrumpió la obra de Jesús. El Hermano Forcada había llevado sus
herramientas de trabajo a San Cosme y lamentablemente “le sobrevino un accidente por
el cual el Hermano Ruperto le da poco tiempo de vida y así esta obra está
empantanada”128.Así sostenía el Cura del Pueblo de Jesús el pedido de un nuevo artífice
para la obra. Su pedido no fue satisfecho.

121
Parras, Pedro José de, Fray. Diario y derrotero de los viajes que ha hecho el Padre…En Revista de la
Biblioteca Pública de Buenos Aires.En agosto el Padre Parras ya había visto a Forcada en San Cosme.
122
AGNA, Sala IX, 6-10-5. 20 de octubre de 1761. El Padre Rivera al Padre Visitador Nicolás Contucci.
123
AGNA, Sala IX, 6-10-5. 4 de noviembre de 1762. Carta del Padre Rivera.
124
Levinton, 2003.
125
AGNA, Sala IX, 6-10-5. 9 de marzo de 1762Carta del Padre Valdivieso al Hermano Martínez. “esta
magnífica iglesia que todavía no se acabó por las contradicciones que mi Hermano sabe ha tenido y tiene
de algunos que le son contrarios”.
126
AGNA, Sala IX, 6-10-6. 20 de octubre de 1763. Carta del Padre Valdivieso al Padre Contucci.
127
AGNA, Sala IX, 6-10-6. 23 de abril de 1764. Carta del Padre Valdivieso al Padre Contucci. “(…) su
famosa media naranja con su farol como la torre después de haberse quitado sus cimbras han quedado
ambas a dos sin hacer movimiento alguno (…) aunque se haya acabado harán que no se use hasta que un
arquitecto primo en el arte no asegurase que no se caiga”.
128
AGNA, Sala IX, 6-10-6. Jesús, 4 de octubre de 1764. El Padre Juan Antonio de Rivera al Padre
Visitador Contucci.

32
En Trinidad su Cura el Padre Valdivieso continuaba refiriéndose a la iglesia como la
“tan contradicha”129.Sin embargo, durante 1767, la obra de la iglesia estaba casi
terminada en todos sus detalles: “cada día va adelante su hermosura y perfección”130.
Con algunas obras terminadas y otras en distintas etapas de avance en 1768 fueron
expulsados los jesuitas.
El cambio de administración manejó el tema de las obras con criterios totalmente
diferentes. La contratación de los artífices fue, por lo menos, “sospechosa”. Para
corregir esto en determinado momento se desautorizó la contratación directa. Fue
necesaria la autorización emanada desde Buenos Aires.
De cualquier manera hubo muchas obras. Muchas veces por los efectos causados por los
fenómenos naturales. Entre 1769 y 1770 se renovó el tejado de la iglesia de San
Miguel. Un huracán había volado varias tejas y se aprovechó este hecho para resolver el
tema de las goteras131. Se produjeron problemas más graves en Mártires y en Apóstoles.
Por 1772 las construcciones en el Pueblo de Jesús del Tavarangüe tuvieron cierto
movimiento. En unos galpones había depositados una cierta cantidad de carpinterías,
puertas y ventanas. También estaban en funcionamiento dos Herrerías, una en el pueblo
del Tavarangue y otra en las Canteras. Había dos Hornos para Tejas y uno para producir
cal132.
En la etapa otra causa de la multiplicidad de trabajos fue que a sólo 5 años de la
expulsión algunos de los edificios dejados por los jesuitas trajeron problemas. En 1773
la Iglesia de Trinidad ya tenía graves deficiencias. Aparecía como sentida, y tenía
grandes rajaduras. Se mencionaban la pared que respaldaba a la capilla mayor así como
también varias partes del frontispicio y la escalera de la torre. Por la situación se
debieron asegurar los arcos y los dinteles con puntales de madera133.Durante ese año el
Administrador de Trinidad Bernardo Hidalgo escribiría: “la famosa iglesia de este
pueblo amenazando ruina por horas”134.
Durante el año 1774 el Administrador General de las Misiones le comunicaba al
Cabildo de Trinidad y su Administrador de que “el Señor Capitán General le previene al
Señor Gobernador de los Pueblos para que facilite los medios más conducentes para
derribar el frontis de la iglesia, respecto a que según manifiesta el mapa que vuestra
Merced se ha servido remitirme se puede separar el otro frontis sin que peligren las
paredes de los costados y la bóveda, sobre cuyo particular les prevendrán a vuestras
mercedes el dicho Señor Gobernador lo que deban efectuar en ese asunto”135. La
decisión técnica, desconocemos sus fundamentos, evidentemente no fue la solución sino
que comprometió aun más a la estructura. Estaba a cargo un tal Ugarte, mentado como

129
AGNA, Sala IX, 6-10-7. 1° de marzo de 1766. Carta del Padre Valdivieso al Padre Contucci.
130
AGNA, Sala IX, 6-10-7. Carta del Padre Valdivieso al Padre Contucci. 23 de febrero de 1767.
131
AGNA, Sala IX, 18-5-1. Cartas del Gobernador de Misiones Francisco Bruno de Zabala a Bucarelli y
Ursúa. 16 de junio de 1769 y 10 de abril de 1770.
132
AGNA, Sala IX, 17-4-4.Apóstoles, 1° de noviembre de 1772. El documento fue remitido por el
Administrador de Jesús Juan de la Granja y Alvares para el Gobernador Francisco Bruno de Zavala.
133
AGNA, Sala IX, 16-1-4. Año 1771. Ver Cuenta que Don Lorenzo de Ugarte presenta a la
Administración General y la Diligencia actuada por el Alferez de Dragones Don Fernando Antonio
Navarro Ayudante de Gobierno en la deposición y liquidación de cuentas de Don Fernando Antonio Obés
y entrega hecha por el mismo de este Pueblo al Administrador Interino Don Lorenzo de Ugarte.”(…) la
pared que hace respaldo a la capilla mayor sentida todas las lunetas de las doce capillas menores arcos del
frontispicio puertas de su frente y el remate de dicho frontispicio con la escalera de la torre arruinada con
precisión de desmontarla y volverla hacer de nuevo; todo su techado precisado a lo mismo y quedan
sostenidas las notadas ruinas sobre arcos, columnas y marcos de madera”.
134
AGNA, Sala IX, 17-4-6. 11 de octubre de 1773.
135
Citado por Perasso, 1992: 19. En ANA, CBR, Cat, 101-30-24-24.

33
arquitecto y al mismo tiempo encargado de la administración del pueblo ¿Toda la
responsabilidad fue del artífice?
La ruina de la iglesia acompañó la situación socioeconómica del pueblo. Trinidad ya
era un pueblo en total decadencia. El Administrador del pueblo transmitió esa idea
cuando dijo “hallándose el Pueblo de Trinidad enteramente abandonado de sus
moradores”136. En esas condiciones hubiese sido imposible contratar a un artífice más
experto y esto tampoco hubiera solucionado el problema.
En este mismo año la antigua Iglesia de Jesús, el edificio que estaba en el Pueblo, estaba
en paupérrimas condiciones. Entre los indios había una férrea voluntad de terminar la
Iglesia de Jesús del Tavarangüe. Pero el Administrador Cano manifestó que si no se
lograba abastecer con ganado las estancias del Pueblo “no habrá iglesia”137.
Al año siguiente Zabala destacaría lo hecho por el anterior administrador en Jesús. Este
señor, Don Juan de la Granja y Alvares “me consta ha trabajado…no se debe ocultar lo
que adelantó la Iglesia Nueva adonde se ha de mudar el Pueblo”138.El mismo Teniente
de Gobernador Juan Valiente todavía opinaba positivamente; la obra de la nueva iglesia
la llevaban “en buen estado y creeré que en todo este año venidero quede a punto de
finalizarse”139.
Por su parte, en diciembre de 1776, la iglesia de Trinidad ya estaba arruinada. Estaba
“incapaz de compostura pues se halla la mayor parte en tierra y lo restante que se
compone del frontispicio, abierto por diversas partes de arriba abajo, mostrando más y
más el sentimiento y asimismo la torre que con el gran peso de las campanas y los
cimientos falsos se ha hundido abajo más de cuarta y sentido un pilar y muestra caer a la
plaza”. Las roturas ya abarcaban la totalidad del edificio: “uno de los cuatro pilares que
sostienen la media naranja ha mostrado gran sentimiento por haber caído mucha parte
de la Bóveda mayor y la del lado al pie de dicho pilar; el Altar Mayor abierto de arriba
abajo en tres partes y arruinado”140.
Azara, sobre lo ocurrido con la Iglesia de Trinidad, pensaba que “no pudieron los muros
sostener el empuje”. Este tema es importante para entender la problemática de la calidad
de los artífices actuantes. En la época no se conocían los principios rectores de la
mecánica de suelos141. Es decir que hasta el más renombrado hubiera sido perjudicado
por las condiciones existentes en el terreno.
Para interpretar lo sucedido en Trinidad nos parece atinente la explicación del ingeniero
Vera Vierci. Este profesional explicó que el lugar tenía un suelo de arcilla laterítica muy
poco consolidada y los suelos de estas características son extremadamente elásticos y
deformables. Generalmente, precisaba, estos suelos no tienen más que un índice SPT de
2 o 3 golpes en los primeros cinco metros de profundidad lo que los define como
terrenos no aptos para la realización de fundaciones directas. Por eso, es necesario tener
en cuenta que los muros de la iglesia tenían más de 15 m de altura.
136
AGNA, Sala IX, 17-6-2. 25 de agosto de 1774.
137
AGNA, Sala IX, 17-5-1. Junio de 1774. Administrador Lucas Cano al Administrador General de las
Misiones Juan Angel de Lazcano. Firma también el Corregidor Isidro Yaguaringa.El texto dice “durante
el tiempo que se consiga concluir la obra de la iglesia nueva cuyo edificio pretendemos volver a trabajar
este año si Dios nos dá licencia”.
138
AGNA, Sala IX, 17-6-5. San Nicolás, 16 de junio de 1775.
139
AGNA, Sala IX, 17-6-2. Jesús, 28 de noviembre de 1776. Carta de Juan Valiente a Vértiz.
140
AGNA, Sala IX, 17-6-3. Varios escritos.
141
Castro Villalba, 1995: 277. “Hasta que Terzaghi asigna una resistencia específica a cada terreno en
magnitudes de manejo sencillo en 1925, no se dispone de una herramienta relativamente fiable para
decidir con seguridad la cimentación de un edificio, aunque con anterioridad se sabía que se debía
relacionar con la importancia del edificio, es decir su peso y la capacidad resistente del terreno, conceptos
expresados con estas palabras desde los tiempos de Alberti (…) Durante dos mil años se fija la calidad de
los terrenos de una manera muy simple, diferenciándolos en buenos y malos sin mayor precisión”.

34
La piedra utilizada tenía una densidad aproximada de 2,2 tn/ m3. El ensanchamiento de
los cimientos no fue suficiente. Los hicieron pequeños, generalmente del 30% al 40%
del espesor de la pared, con lo que se llegaba a una presión de contacto de la superficie
de fundación con el terreno del orden de 25 tn/ m2, valor muy superior al que podía
soportar ese tipo de suelo. Como los cimientos no recibieron una carga uniforme sino
que esta varió en las distintas zonas del edificio, los cimientos más se asentaron donde
mayor fue la presión de contacto. Este fenómeno se define técnicamente como
asentamiento diferencial.
Así se originaron varias grietas en los muros más rígidos y macizos. Las fundaciones
con mayor presión de contacto correspondían a las de los pilares del crucero central,
donde la presión llegó a ser de 30 Tn/m2, valor muy por encima del admisible para este
terreno donde no pueden aplicarse presiones de contacto en fundaciones directas
superiores a 7 Tn/m2.Este asentamiento considerable se dio precisamente en las naves
de las columnas centrales, las que se hundieron con respecto al piso de la Iglesia. Ello se
observa claramente hoy día, ya que se ve como el basamento de la columna está más
profundo que el piso original que la rodea en casi 15 cm.
En Trinidad, una vez solucionado el tema de la cal, hubo material de piedra suficiente
para realizar la obra. La existencia de una cantera de piedra arenisca muy cercana, cuyas
piezas tienen la facilidad de ser exfoliables rompiéndose en losas de igual ancho,
facilitó la ejecución de muros con junta horizontal corrida. La resolución constructiva se
vio beneficiada por la constitución en capas de sedimentación que tenían una simetría
horizontal muy pronunciada y esto hizo que fuera posible conseguir sillares de alto
uniforme. Se utilizó en la iglesia una piedra labrada en las seis caras de 50 a 60 kilos de
peso de promedio. Muros con muy poca cantidad de aglomerante en las juntas. El
crucero tenía muros con una altura de 16 metros y un espesor de 1,50 m apoyados sobre
un cimiento corrido de solamente 2 m de ancho. La presión originada por la altura del
muro fue de aproximadamente 3kg/cm2; esto dio lugar a una presión de contacto de
aproximadamente 23 Tn/m2, una solicitación de fundación muy alta, equivalente al
valor de rotura de ese terreno. Según Vera Vierci como aglomerante se utilizó arcilla del
lugar a la que se le agregaba algún material orgánico (seguramente ñau) para darle
porosidad, yo pienso que debió utilizarse algo de cal (un buen tiempo los trinitarios
usufructuaron la Calera de Itaendy). La porosidad lograda apresuraba el secado y el
endurecimiento de los morteros arcillosos. Quizás la cal participó, si lo hizo, a lo último
de la obra en ciertas proporciones para complementar el perímetro exterior del
aglomerante una vez rigidizada la posición de la piedra142. Para evitar el asentamiento
del mortero arcilloso se colocaron como calce pequeñas piedras que mantenían la carga
de dos o tres hiladas hasta el endurecimiento de la mezcla.
La cal fue utilizada abundantemente en Trinidad en el mortero de la construcción de las
bóvedas. La totalidad de las bóvedas fue construída con doble capa de ladrillos cocidos
y mezcla arcillosa estabilizada con cal. La mezcla utilizada tenía arcilla mezclada con
arena y un 15% de cal.
Desde el punto de vista del funcionamiento estructural en la estructura de la Iglesia de
Trinidad se generaban esfuerzos de flexión por tener esfuerzos de compresión más un
empuje horizontal relativamente grande. A medida que crece el arco central la flexión
aumenta y consecuentemente aparecen tensiones de tracción crecientes en la cara
exterior de la bóveda. Para conseguir la estabilidad de un arco como este cuando se
utilizó un mortero de cal que resistía muy pequeños esfuerzos de tracción era menester

142
Cardiel, 1988: 59. “No se halló cal en aquellos países y por eso se halló este modo de fabricar. Las dos
magníficas iglesias que dije son de piedra de sillería hasta el tejado y son las de San Miguel y la Trinidad,
las hizo sin cal un hermano Coadjutor, grande arquitecto”

35
introducir sobrecargas en las zonas vecinas de los apoyos, lo que se conseguía
rellenando las zonas exteriores de modo de crear una presión lateral que desviara la
línea de presiones. De allí que se encontrasen restos de una mezcla de cascotes y grava.
Era imposible, en el siglo XVIII, que se entendiera la verdadera causa del derrumbe del
edificio. Por eso lo más lógico, en un contexto de total decadencia del pueblo, fue
construir otro edificio. En 1776 el Teniente de Gobernador Juan Valiente presentó un
diseño para el nuevo templo143 que parecía una gran bóveda de doble rosca de ladrillos.
La idea pudo tener que ver con la cuestión fronteriza. Este modelo pudo haber sido
rechazado por su enorme peso. Si fue así se puede decir que había una cierta intuición
de donde estaba el problema. Igualmente pensamos que también resultaba oneroso.
Pero hacia 1780 había 1017 habitantes en Trinidad. Es decir que el contexto
socioeconómico no permitió construir un edificio mejor al elegido144.El 21 de mayo se
estrenó la nueva iglesia. Tenía las mismas características que los jesuitas habían
aplicado a los templos antes de las iglesias de mampuestos de piedra y cal. “Habiéndola
edificado distante de la Casa Principal donde residen los Padres Cura y Compañero se
hace preciso hacerles sus viviendas inmediatas a la dicha Iglesia para el resguardo de las
alajas”145.
Por esta época, durante una reunión celebrada en el Pueblo de Jesús el 28 de julio de
1783, el administrador hizo un examen de la situación y, entre otras cosas, destacó que
la fábrica de la Iglesia nueva no se había podido continuar en forma permanente por “la
poca gente que este pueblo tiene”. El funcionario, dirigiéndose a la comunidad, les dijo
que “ustedes están expuestos a quedarse sin pueblo nuevo ni viejo si con el tiempo no se
busca el remedio de este conocido atraso que les amenaza bien se pudiera conseguir en
término de cuatro o cinco años el remate total de estas obras haciendo el ánimo de
invertir en ellas toda la gente de trabajo que hay en este pueblo” pero, agregó, “de nada
sirve la Iglesia ni el pueblo nuevo pues no habrá quien pare en ella en no habiendo que
comer”.Inmediatamente, explicó que una posibilidad de terminar la iglesia sería solicitar
la excepción del pago de tributos por el término de la obra146.
El Protector de Naturales opinó sobre el asunto en carta al Virrey. Dijo que se debe
suponer que “la cantidad de indios que habita en el Pueblo no permite por su corto
número el que pueda dar abasto para fabricar el templo y casas, para el cultivo de las
tierras y el cuidado de las haciendas de campo”. Por lo tanto, sólo “la protección de VE
los atenderá concediéndoles lo que suplican en los términos propuestos”147.Por su parte
el Administrador General de las Misiones Lazcano, teniendo en cuenta que el Pueblo
sólo tenía 238 tributarios, recomendó que se atendiera el pedido de exención temporaria
de los tributos, ya que SM tenía leyes que consideraban el desarrollo de los Pueblos.
Para avanzar en estas cuestiones recomendó que se evitaran los gastos tenidos como
superfluos en las festividades de los Patronos y Santos Titulares.

143
AGNA, Sala IX, 17-6-3. 27 de noviembre de 1776.
144
AGNA, Sala IX, 17-7-2, El Administrador General de las Misiones le escribió a Vértiz el 12 de
octubre de 1779 sobre la construcción de una iglesia en Santa María la Mayor: “(…) antes de poner en
ejecución la referida fábrica , examine el Teniente Gobernador del Departamento de común acuerdo con
el Gobernador interino el estado de los individuos del referido establecimiento, el número de ganados que
existen en las Estancias como también las legumbres respecto de ser lo preciso para la manutención de los
Indios”.
145
AGNA, Sala IX, 11-1-6. 16 de agosto de 1780. Itapua. Carta al Señor Virrey y Capitán General Juan
José de Vértiz firmada por Francisco Piera.
146
AGNA, Sala IX, 17-3-6. Jesús, 28 de julio de 1783. Firmantes : Corregidor Enrique Tacurarí, Teniente
de Corregidor Julián Tacurarí y otros miembros del Cabildo.
147
AGNA, Sala IX, 17-3-6. 1° de diciembre de 1783. Firmante Juan Gregorio de Zamudio.

36
Pero en 1784 el Pueblo de Jesús ya estaba en una absoluta decadencia. El documento
respectivo dice que las Casas principales estaban muy viejas y en el mismo estado o
peor estaban las casas de los indios. Estas últimas estaban en su totalidad cubiertas de
paja excepto una de ellas donde funcionaban el cabildo y la cárcel. Por lo tanto estaba
cada vez más lejana de realizarse la idea del traslado del Pueblo a la loma, el Jesús del
Tavarangüe. Hasta ese momento las paredes de la nueva iglesia estaban a la altura de
las cornisas o sea 12 varas y se habían construído tres cuadras de casas148.
En esas circunstancias el gobierno colonial no iba a contratar un artífice para
Jesús.Véase el caso de Bartolomé Ferrer en el Pueblo de San Luis Gonzaga. A este,
denominado Maestro Escultor, se le iba a adjudicar la terminación y la ornamentación
de la iglesia del pueblo.Entre otras cosas tenía que acabar con la media naranja y el
pórtico. Era un trabajo de carpintería de madera. La obra se discutió y tramitó desde el 2
de octubre de 1784 hasta el 15 de mayo de 1785. Finalmente, por cuestiones
económicas, se encargaron de la obra los “Maestros Indios”149.
En el caso de la Iglesia de Mártires el Teniente de Gobernador Gonzalo de Doblas
contrató a un tal Francisco Pelayo. No sabemos como se le abonaron sus trabajos. Se lo
instituyó como Maestro de Obras, Maestro de Carpintero y Albañil. Durante el año
1785 realizó la compostura de la iglesia de Mártires y también intervino en varios
trabajos desarrollados en Apóstoles150. Los documentos no transmiten una gran estima
por este personaje. Entre otras cosas fue encontrado ebrio. También fue criticado por
estar amancebado con la india Rosa Cuma151.
En el caso de la iglesia de San Cosme, “toda ella según se deja comprender de cal y
canto y bóveda”, fue dejada en sus cimientos por el Hermano Coadjutor Arquitecto
Antonio Forcada. Esto ocurrió debido a su accidente y consecutivo fallecimiento. En el
frustado adelantamiento pos-jesuítico de la iglesia lo que primó fue el contexto
socioeconómico152. En 1787 una parte de los miembros del Cabildo, según el
administrador Yegros, pretendió ayuda de las autoridades para continuar la obra de la
iglesia. No tenían mandato del total de la comunidad. El funcionario denunció que “los
cortos fondos del Pueblo no pueden sufragar tan costoso edificio” y que “hay pocos
peones para faena tan dilatada” por los pocos indios que tenía el pueblo.
El 21 de abril de 1789 se incendió la Iglesia de San Miguel.”Cayó un rayo en la media
naranja de la Iglesia suntuosa de cuyas paredes y columnas de las naves son de piedra y
el techo era de madera”153. Francisco Pelayo, “que entiende de arquitectura”, fue al
pueblo para ver el estado que tenía e informar de lo necesario para el reparo. Esto se
pudo concretar porque San Miguel tenía “crecida suma de ganados con que facilitará el
entero de cuanto es indispensable gastar hasta que vuelva a quedar aquel templo en la

148
AGNA, Sala IX, 22-8-2. 25 de enero de 1784. Firmaron el Administrador Lucas Cano y los miembros
del Cabildo.
149
AGNA, Sala IX, 18-3-5.
150
AGNA, Sala IX, 18-1-4.Carta del Teniente de Gobernador Gonzalo de Doblas al Virrey Arredondo.
Apóstoles, 22 de abril de 1792. En Apóstoles estuvo reedificando “una fuente y estanque grande que sirve
de surtir de agua al Pueblo y de baño a sus naturales porque no hay cerca ni río ni arroyo en que puedan
bañarse y sin este auxilio padecen muchas incomodidades y enfermedades por estar acostumbrados desde
chicos al baño”.
151
AGNA, Sala IX, 17-9-4. 13 de diciembre de 1788.Zabala al Virrey Marques de Loreto.
152
AGNA, Sala IX, 5-4-2. Carta de parte del Cabildo de San Cosme al Virrey. San Cosme, 28 de marzo
de 1787. “(…) quedó la Iglesia de nuestro Pueblo en obra con sola una vara de altura en circuito fuera de
los cimientos sin haberse adelantado en obra tan precisa cosa alguna en los diecinueve años que han
pasado”.
153
AGNA, Sala IX, 17-9-4. Nuestra Señora de Fe. 19 de mayo de 1789. Carta del Gobernador Francisco
Bruno de Zabala al Virrey Marqués de Loreto.

37
perfección cabal”.Pero Pelayo no fue encargado de la obra de compostura sino que el
Administrador Coronil fue a buscar un profesional a Buenos Aires.
En ese mismo año trabajaba en el Pueblo de Jesús el Maestro de Carpintería Don Justo
Martínez154. A éste le adjudicamos la cobertura en madera del Presbiterio de la Iglesia
nueva de Jesús, un ensayo de lo que se pensaba hacer para todo el edificio. Con respecto
a este trabajo Zabala ordenó a Francisco Pelayo, “Maestro Arquitecto”, que se
trasladase al Pueblo a ver la obra y este dictaminó que no estaba “según Reglas de
Arquitectura”155.
Durante el año 1791 se organizó una Calera para el Pueblo de San Miguel en las
inmediaciones del Fuerte de Santa Tecla “para el beneficio de las obras de reedificación
de su Iglesia”156. Se estaba acopiando material mientras se resolvía la contratación de un
responsable para los trabajos157. En junio de 1793 el Administrador Coronil propuso a
Rafael Azcurra, “sujeto Perito que ha trabajado la Iglesia de Santo Domingo y otras
obras” 158.Pocos días después el Virrey Arredondo autorizó la reedificación de la
iglesia159. El trámite administrativo se hizo largo160. Sabemos que recién se empezó a
trabajar en el año 1797.
Durante 1798 el Corregidor Pascual Areguatí del Pueblo de San Miguel manifestó que
su propósito era que sus congéneres “se esfuercen en todo lo posible para lograr el fin
que tienen propuesto de reedificar el Santo Templo de Dios”161. Estaba todo preparado
para realizar la obra, entre otras cosas se habían renovado los hornos de cal162.
Azcurra estuvo trabajando hasta 1799, año en que falleció en el mismo pueblo163. Para
Machado Leal en esta época se hicieron modificaciones que acortaron la nave con
construcciones que el autor caracteriza como “obras de calidad visiblemente inferior a
las anteriores”164.
Durante este mismo año el Gobernador Intendente del Paraguay Don Lázaro de Ribera
Espinosa dispuso, para facilitar la conclusión del “famoso templo” de Jesús del
Tavarangüe, que un Cura “inteligente en la Arquitectura” se hiciera cargo de los
servicios religiosos y de la obra165.Así resultó nombrado el Padre Francisco Alonso
Montero de la Orden de San Francisco.Se trataba de un artífice que iba a conciliar su

154
ANA, Nueva Encuadernación 495, ½.19 de junio de 1789.
155
AGNA, Sala IX, 5-4-3. Itapua, 25 de diciembre de 1791. Carta de Francisco Bruno de Zavala al Virrey
Nicolás de Arredondo.
156
AGNA, Sala IX, 5-4-3. 15 de enero de 1791. Pueblo de Concepción. Carta de Manuel de Lasarte y
Esquibel al Virrey Nicolás de Arredondo.
157
AGNA, Sala IX, 30-5-1.Buenos Aires, 31 de julio de 1793.Nota de Herrera.
158
AGNA, Sala IX, 30-5-1. San Miguel. 12 de junio de 1793.Según Machado Leal en 1973 Bartolome
Coronil, Administrador del Pueblo de Sao Miguel fue a Buenos Aires a fin de conseguir quien dirigiese
las obras de recuperación de la iglesia, siendo contratado el Maestro Rafael Azcurra. Luego se compraron
5000 fanegas de cal, alrededor de 180.300 kg.
159
AGNA, Sala IX, 22-10-1. Buenos Aires. 27 de junio de 1793.
160
AGNA, Sala IX, 30-5-1. Escritos del 18 de septiembre de 1793, 25 de abril de 1794, 15 de mayo de
1794 y 25 de junio de 1794.
161
AGNA, Sala IX, 18-2-4. 30 de agosto de 1798.
162
AGNA, Sala IX, 18-2-4. 10 de octubre de 1798. Administrador Josef Joaquín Romeo.
163
AGNA, Sala VII, Colección Andrés Lamas, Legajo 2636. “En el Pueblo de la Real Corona nombrado
San Miguel Arcángel, Capital de su Departamento en las Misiones de Indios Guaranís, a diez y seis días
del mes de febrero de mil setecientos noventa y nueve (…) con noticia de haber muerto repentinamente y
avintestato en el Camino del Pueblo de San Luis, inmediato a este, el Maestro de Albañilería de este
referido Pueblo Don Rafael Azcurra, Natural de la Ciudad de Buenos Aires”.De cualquier manera la obra,
por lo menos en las mismas condiciones, no debió continuarse por mucho tiempo debido a que la guerra
de 1801 significó el fin de la administración española del pueblo de San Miguel.
164
Machado Leal, 1984: 77.
165
AGNA, Sala IX, 18-3-1.Asunción, 22 de julio de 1799.

38
tarea de sacerdote con la de responsable de las obras. Este sacerdote era “inteligente en
los principios de Arquitectura”166.Para esta época Jesús ya contaba con sólo 798
habitantes167.La cuestión eran “las crecidas deudas que tiene aquella comunidad”. Por
eso Zabala le transmitiría al Virrey Avilés “hallándose este Pueblo tan atrasado se
intenta ahora la conclusión del Templo que dejaron principiado los Ex Jesuitas con el
ánimo de mudar en aquel paraje”.Zabala se opondría a la reanudación de la obra.
Los artífices no faltaban. El tema de esta época fue que cada pueblo contara con el
poder económico para hacer las obras. De cualquier manera hoy la preocupación nuestra
es poder discernir sobre la calidad de los servicios de los artífices disponibles. La
mayoría sólo debieron resolver obras de carpintería de madera. El Maestro de Obras
Juan de Achega estuvo trabajando en San Ignacio Miní y Corpus. Un tal José Ignacio de
Azpillaga se hizo cargo de la obra de reparación de la iglesia de Candelaria168. En Itapua
estuvieron trabajando Martín de Agote, Maestro de Obras, y el Indio Guillermo Avacua.
A este último se lo consideraba apto para obras del Arte de Albañilería 169.Tomás
Mármol, llamado Arquitecto, estuvo trabajando en la iglesia de San Ignacio Guazú y
posteriormente lo haría en la iglesia de Santa María de Fe170.La pregunta es ¿qué es lo
que diferenciaba a un verdadero arquitecto de un Maestro de Albañilería?171.
En Jesús, en el año 1803, todavía se continuaba insistiendo que era imperioso contar
con una nueva iglesia. La antigua que estaba en el Pueblo estaba en “estado
ruinoso”172.Esto demuestra que el Padre Montero nunca se hizo cargo de la obra.
Un dato importante es que desde 1804 hasta 1806 no hubo remesas del Pueblo de Jesús
a la Administración General de Misiones en Buenos Aires173.Este Pueblo vivía
fundamentalmente de la yerba mate y para su recolección se necesitaban brazos. A
comienzos del siglo XIX el Pueblo, cuando había fondos, solucionaba el problema
contratando gente174.
La cal, ¿fue alguna vez una cuestión decisiva? Al respecto Azara comentaba que “no
tengo noticias de canteras de piedra de cal sino de las que hay en las barranqueras de los
ríos Paraná y Uruguay en el paralelo de 32° y otras en algunas de las serrezuelas de
Maldonado. (…) también hacen cal de inferior calidad en Buenos Aires de algunos
bancos de conchitas fluviales. Aunque yo no conozca otras caleras, es de esperar que el
tiempo y la necesidad las descubrirán”175.Es decir que en Paraguay compraban la cal de
Córdoba o de Santa Fe. No sabemos que pasó con la Calera del Itaendy. Es evidente que
no trascendió como centro productor del material.

166
AGNA, Sala IX, 18-9-6. 24 de noviembre de 1799.Ribera a Zabala.
167
AGNA, Sala IX, 18-2-5. 23 de enero de 1800.
168
AGNA,. Sala IX, 18-2-1 y 18-6-3. Escritos de Zabala y Plano que manifiesta las columnas que se han
cortado y alzaprimado en el Cuerpo de la Iglesia del Pueblo de San Ignacio Miní. 23 de junio de 1795, 22
de noviembre de 1795 y 22 de enero de 1796.
169
AGNA, Sala IX, 18-9-6. 4 de julio de 1800. Índice firmado por Francisco Rodrigo.
170
AGNA, Sala IX, 18-4-1. Martín de Agote trabajó desde julio de 1788 hasta agosto de 1799 en la
iglesia de Itapua.
AGNA, Sala IX, 18-6-5. Zabala al Virrey. San Ignacio Guazú, 22 de mayo de 1796. Maestro Alarife y de
Carpintería Don Tomás Mármol.
AGNA, Sala IX, 18-3-3. En 1804 Tomás Mármol trabajaba en la reedificación de la iglesiade Santa María
de Fe.
171
Los jesuitas contaron con varios artífices dotados para construir una bóveda o una cúpula de material
de ladrillo con cal. Fundamentalmente Kraus, Bianchi, Prímoli y Forcada.
172
AGNA, Sala IX, 18-3-1. 7 de octubre de 1803.Firmante José Miguel Carvallo Administrador General
Sustituto de los Treinta Pueblos.
173
AGNA, Sala IX, 18-3-5. 4 de agosto de 1806. Firma el Corregidor Pascual Aaro.
174
AGNA, Sala IX, 18-2-3 y 27-2-7. Ver también Susnik, 1966: 78 y 145.
175
Azara, 1847: 24 y 25.

39
Las iglesias de San Miguel, Trinidad y Jesús debieron ser construídas en piedra para
constituirse como baluartes defensivos de las ambiciones de los portugueses176.En 1801
el pueblo de San Miguel ya se había perdido a manos de los portugueses y los pueblos
de Trinidad y Jesús sólo quedarían protegidos por los Saltos de agua y las selvas de la
región. La ruina de las construcciones o la imposibilidad de terminar las obras de los
jesuitas acompañaron la decadencia del sistema colonial español en el Río de la Plata.

Conclusiones

Es evidente que los artífices de la etapa pos-jesuítica se atuvieron principalmente a


intervenciones en los edificios con estructura de madera. No hubo ninguno de ellos que
sobresalió por alguna obra en particular.
En los casos de las intervenciones de los artífices en los edificios de cal y piedra es más
posible atribuirles una calidad más elevada. Al respecto los Padres Cattaneo y
Gervasoni nos proveyeron de nombres/categorías para determinar la calidad de los
artífices en el siglo XVIII177.
El Padre Cattaneo escribió en una carta precisando sobre los Hermanos Bianchi y
Prímoli que uno era un “insigne arquitecto”y el otro un ”excelente Maestro Mayor”.
¿Quién era cada cual? No lo aclara pero las investigaciones realizadas por Sobrón 178
prueban que el Hermano Bianchi podía ser reconocido como Arquitecto. Especialmente
por su destacada participación en Roma en concursos de proyectos de arquitectura. En
el caso de Prímoli, su presencia en la obra de la iglesia de San Ignacio en Buenos Aires
prueba que sabía hacer bóvedas y cúpulas de ladrillo179. Por eso este Hermano
Coadjutor podía ser caratulado como un excelente Maestro Mayor de Obras, a pesar de
su desacierto en las fundaciones de la iglesia de Trinidad.
Por su parte el Padre Gervasoni escribió en otra carta que “el único que sepa construir
una bóveda es ese italiano de quien escribí en otra mía”. ¿A cuál de los dos se refería?
Desde mi punto de vista se refería a Prímoli. Si bien los dos italianos mencionados
sabrían hacer una bóveda o una cúpula con ladrillos seguramente era Prímoli el que se
dedicaba principalmente a las obras mientras Bianchi confeccionaba los proyectos.
Por eso podemos afirmar que en el contexto pos-jesuítico solamente Azcurra, actuante
en la iglesia de San Miguel, hubiera podido ser denominado Maestro Mayor de Obras
debido a haber hecho bóvedas, aunque de escaso tamaño. Pero, según Machado Leal, la
calidad de ejecución de sus trabajos no llegó al nivel de lo realizado por Prímoli en la
misma obra. Por eso, si aceptamos lo esbozado por Machado Leal sólo es posible
entender su trabajo como parte de lo realizado por un Maestro de Albañilería, un grado
menor al de Maestro de Obras, o un status similar.
En el caso de los demás artífices actuantes en las composturas o reformas de las iglesias
de los Pueblos Misioneros todos actuaron utilizando como material la madera, lo que
los ubica a la mayoría en el nivel de Maestros de Carpintería, salvo Tomás Mármol. A
este ejecutante, denominado en los documentos como Arquitecto, se le conoce su
intervención en la iglesia de San Ignacio Guazú, una obra importante en donde se
realizaron relevantes trabajos en madera. No sabemos si hizo alguna bóveda de ladrillo

176
AGNA, Sala IX, 17-4-6. San Nicolás, 2 de abril de 1774.Firmante Francisco Bruno de Zavala.
“Ordeno y mando a los Corregidores, Cabildos y Administradores, a los Caciques y Oficiales Militares de
los Pueblos del Paraná y Tebicuarí, fronterizos con aquella Provincia del Paraguay, muy particularmente
al Pueblo de Jesús y Trinidad como más fronterizos”.
177
Padres Cattaneo y Gervasoni en Buschiazzo, 1941: 148 y 220.
178
Sobrón, 1997: 111 a 168.
179
Levinton, 2006: 4 a 11.

40
ni tampoco conocemos su habilidad para proyectar, por lo que mantenemos cierta duda
con respecto a su status técnico de Arquitecto.
Con respecto a la Iglesia de Jesús es evidente que el tema de la obra no pudo ser
solucionado ni con un artífice ad-honorem, el Padre Montero. Mármol, por sus
conocimientos técnicos, pudo ser contratado, después de la iglesia de San Ignacio
Guazú pasó a la de Santa María de Fe, pero la comunidad de Jesús no contaba con la
disponibilidad económica para ello. No fueron las piedras ni fue la necesidad de cal la
causa de la detención de la obra180. De alguna manera, como sucedió en San Miguel, se
pudo haber solucionado la falta de algún material. Fue la ausencia de poder económico
el factor decisorio. Por eso en Jesús la obra de la magnífica iglesia realizada por los
jesuitas sólo llegó hasta la etapa justamente previa a cubrir el espacio.

Glosario de términos técnicos utilizados

Arco: elemento sustentante que descarga los empujes desviándolos lateralmente y que
está destinado a franquear un espacio más o menos grande por medio de un trayecto
generalmente curvo.

Arco mixtilíneo: (de mixto y línea) formado por líneas mixtas. Dícese del ángulo
formado por una línea recta y otra curva.

Arquitecto: profesional que diseña y dirige una obra arquitectónica. Jefe de la


construcción.

Asiento: exceso de cargas que el muro transmite al terreno.

Asientos diferenciales: el suelo es heterogéneo y la composición varía entre los


elementos de apoyo.

Bóveda: obra arqueada que cubre espacios comprendidos entre muros o varios pilares.

Bóveda de cañón: la originada por el desplazamiento de un arco de medio punto a lo


largo de un eje longitudinal.

Cúpula: bóveda semiesférica. Generalmente cubre un espacio de planta cuadrada cuyo


paso a planta circular u octogonal se da por medio de trompas o pechinas.Cuando se
desea conseguir una mayor elevación de la cúpula, se hace a esta reposar no sobre las
trompas o pechinas directamente sino sobre un ancho anillo o tambor a modo de cuerpo
cilíndrico u octogonal.

Linterna: cuando la iluminación de la cúpula no se hace mediante vanos en el tambor o


quiere reforzarse ésta, se agrega a la parte superior de la cúpula una pieza llamada
linterna que es un segundo cuerpo cilíndrico o poligonal cubierto, a través de cuyos
vanos practicados en derredor entre la luz.

180
La AECID de Paraguay, a cargo del Arquitecto Espiau, estaba haciendo un estudio sobre la calidad de
la cal de las canteras de piedras calizas utilizadas por los jesuitas.Al cierre de la impresión de este texto
todavía no estaban los resultados.

41
Lunetos: bovedilla en forma de media luna abierta en la bóveda principal para dar luz a
ésta. Es la bóveda de medio cañón atravesada perpendicularmente por otra de menor
flecha.

Maestro Albañil: persona que ha alcanzado un alto grado en su oficio.

Maestro Carpintero: oficial de un oficio manual.

Maestro de Obras: persona que cuida la construcción material de un edificio según los
planos de un arquitecto.

Fuentes

AGNA Archivo General de la Nación Argentina

ANA Archivo Nacional de Asunción

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43
Certificado del mapa correspondiente al territorio del Pueblo de Jesús

A los 30 días del mes de septiembre del 2005 el que suscribe Norberto Levinton,
Arquitecto y Especialista en Historia, dedicado hace más de veinte años al estudio del
sistema misional organizado por la Compañía de Jesús, certifica:

Que el mapa –no se realizó una pericia del papel- es valioso desde el punto de vista
histórico porque incluye todo el proceso de evolución de este Pueblo desde su primera
fundación hasta el sitio definitivo.
Contrariamente a lo que afirmó el Padre Furlong, error comprensible por contar con
sólo un tercio del mapa, la hechura no corresponde a una fecha cercana a 1720 sino a un
período comprendido desde la fundación del Pueblo hasta por lo menos 1784.
Es decir, que se trata de un trabajo realizado por varios autores en distintos momentos.
De cualquier manera, son evidentes las coincidencias que tiene el mapa con el texto de
un documento del Archivo de la Nación Argentina dedicado al litigio entre el Pueblo
jesuítico de Jesús y el Pueblo franciscano de Yutí.
El litigio fue motivado por el uso indebido de los yerbales del Pueblo de Jesús y la
posesión de la estancia de Ñuguazú.En función de este proceso judicial uno de los
últimos autores del mapa, según Furlong por la letra debió ser un indígena, procuró
poner todos los detalles que podían sustentar la posición del Pueblo de Jesús.
En ese momento el concepto de propiedad de la tierra estaba vinculado, en varios
aspectos por obra de las acciones legales de la Compañía de Jesús, con el Derecho
Natural de los pueblos indígenas. Se le daba prioridad al derecho proveniente de
permanecer en el hábitat originario de los antepasados de los indios. En el caso del
territorio del Pueblo de Jesús se hicieron constar los documentos probatorios de la
cesión de tierras a este pueblo por parte de los Pueblos de Corpus, Itapua y
Yaguapoha181.

181
Ver AGNA, Sala IX, 10-7-4.Hay otros documentos sobre el tema pero este es el más completo.

44

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