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Luis Antonio Calvo

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Luis Antonio calvo

Luis Antonio calvo, (Nació en Gámbita, Santander, el 28 de agosto de 1882 y falleció en Agua de
Dios, Cundinamarca, 22 de abril de 1945). a pesar de haber carecido de los recursos suficientes
para una educación formal en sus primeros años, llegó a convertirse en uno de los músicos más
importantes de la historia del país. Fue un compositor colombiano considerado uno de los más
importantes en el ámbito musical de Colombia, Cuando ya era reconocido y alabado por sus
composiciones y talento, le fue diagnosticada la enfermedad de Hansen (lepra) por lo que tuvo
que recluirse en Agua de Dios, dónde pasó el resto de sus días entregado a la música.

Desde niño mostró un enorme interés por la música. cuando aún era muy joven, su familia fue
abandonada por su padre. Cuando tenía 9 años, la pequeña familia, compuesta por Luis Antonio,
su madre y su hermana Florinda, se trasladó a Tunja buscando un mejor porvenir. En Tunja, Calvo
se convirtió en mensajero de la tienda de Pedro León Gómez que fatigaba en sus horas libres el
violín. “Fue el primer maestro, mi amoroso y querido maestro. El me dio a probar del dulce licor
del arte”, decía. Lo cierto es que, acosado ya por las urgencias secretas de su vocación, el futuro
gran músico empezó estudios de piano y de violín bajo la dirección del maestro Tomás Posada,
quien generosamente le enseñó cuanto él sabía. Perteneciente a los coros de la iglesia de los
franciscanos, a los diez años fue admitido como platillero de la banda de Tunja y después le
confiaron la ejecución del bombo, “cuyo volumen constituía una pesada carga para mí, que era un
chiquillo, y la llevé por más de cuatro años”, recordaba.

Más tarde pidió y le fue concedida la plaza de bombardino. Mientras tanto prosiguió sus estudios
de violín y fue un gran ejecutante de la bandola, instrumento para el cual escribió su primera
composición dedicada a su madre y aún una segunda, la danza titulada Livia.

Buscando mejores horizontes, emigró con su familia a Bogotá. Llegó a la capital el 11 de mayo de
1905, y acogiéndose a un decreto del entonces presidente Rafael Reyes que tendía a proteger a
los músicos por medio de una disposición que mandaba que a todo joven que perteneciera a una
de las bandas de la capital se le adjudicara una beca en la Academia, consiguió ser nombrado en la
banda del ejército como pistón de tercera clase, con un sueldo de cincuenta pesos. Un sueldo que
poco representaba para la familia de Calvo, su madre y su hermana, que vivían en un cuarto
destartalado.

Para agravar la situación, el gobierno decidió descontar el cinco por ciento a todo empleado del
gobierno, pero de todos ellos, los que soportamos las peores consecuencias fuimos los del
ejército, pues a nosotros, aparte del descuento anotado, se nos rebajó un grado por cuyo motivo
los cincuenta pesos que yo ganaba quedaron reducidos a la insignificante suma de veinticinco
pesos, cantidad insuficiente para atender las necesidades de mi vida. Año y medio duró ese lento
padecer. ¡Cuántos amargos días para mí! Qué pena tan grande la que sentía, cuando lleno de
tristeza llegaba al apartamento que habitábamos, y mi cariñosa madre me invitaba a la mesa, sin
haber yo llevado, desde días, un centavo para el yantar cotidiano”, escribió él mismo de aquélla
época.

A pesar de sus esfuerzos por conseguir la beca prometida por el gobierno, ello no fue posible, al no
conseguir Calvo las recomendaciones de altos personajes que eran necesarias y de las cuales
carecía. Decidió entonces instrumentar su danza Livia y al terminar aquel trabajo lo presentó al
director de la banda donde él era un simple músico. Inmediatamente, fue aceptada y se procedió a
montarla. Ejecutada la pieza, causó entre todos quienes la escucharon una magnífica impresión.
Desde entonces, el director decidió confiarle la instrumentación de la música que la banda tocaba
y esto significó para el joven músico y su familia una mejora de las precarias condiciones en que se
veía obligado a vivir.

A partir de allí, algunas circunstancias felices rodearon la vida de Luis A. Calvo. Contaba él mismo
que “una tarde, en un concierto, la banda acababa de ejecutar un vals mío, vals instrumentado por
mí pocos días antes; un joven de aspecto aristocrático se acercó a la banda e inquirió el nombre
del vals que se acababa de oír y preguntó por su autor: una vez informado, se dirigió a mí para
felicitarme con galantería sin igual. Al preguntarme dónde había hecho yo mis estudios de
armonía, tuve que responderle con gran desconsuelo que yo ignoraba hasta las más elementales
nociones de la teoría, de cuya afirmación sincera dudó, alegando que era imposible componer un
vals como el ejecutado sin poseer los debidos conocimientos de armonía, a lo cual repliqué yo que
sí, tampoco me explicaba cómo podía concebir esas cosas”. Fue así como por fin pudo concretar su
anhelo de estudiar, gracias a aquel hombre, Rafael Vásquez Flórez, que era profesor de armonía
del Conservatorio.

Al poco tiempo, Luis A. Calvo se convirtió en centro de admiración y en un músico de fama.


Compuso varias piezas que contribuyeron a su aureola de gran compositor: Intermezzo No. l,
Eclipse de belleza, el famoso Lejano azul, Anhelos, uno de los más hermosos valses que ha dado la
música colombiana, y Carmiña. Su grupo de amistades lo componían los más connotados
exponentes artísticos de la capital: Emilio Murillo, Jerónimo Velasco, Pedro Morales Pino, el pintor
Ricardo Acevedo Bernal, Prisciliano Sastre, Diego Uribe y Alejandro Wills, entre otros. Pero el hado
perverso que parecía perseguir la vida del insigne músico, y que parecía haberse alejado de su
vida, hizo de nuevo su aparición. Trastornos de salud aparentemente leves, obligaron a Calvo a
consultar un médico, el doctor Carlos Tirado Macías; descubrió que el músico padecía de lepra.

El 12 de mayo de 1916 se recluyó en esta institución. Allí los padres salesianos, que dirigían el
lazareto, le proporcionaron toda clase de facilidades a Calvo y lo instalaron en una casa donde el
músico vivió con su familia. Poco después llegó a su residencia un piano donado por la ciudadanía
de Bogotá. En Agua de Dios, Calvo se dedicó casi por completo al piano. “Cuando el espíritu
amanece más sediento, toco y toco, con verdadero entusiasmo; evoco recuerdos viejos -siempre
queridos- y con ello me olvido que estoy en esta tierra del infortunio; luego escribo música;
convoco a mi casa niños y niñas y los hago ensayar cantos de distintos géneros; las noches las
distraigo con mis amistades y así siempre con mi buena madre y mi querida hermanita, paso el
tiempo casi agradablemente”, escribía.

El 18 de octubre de 1942 contrajo matrimonio en Anolaima con doña Ana Rodríguez, quien había
llegado al lazareto acompañando a una hermana suya que sufría del mal. Allí se conocieron el
maestro Calvo y la señorita Rodríguez: de ese amor vivido quedaron testimonios en las canciones
de Calvo. De Agua de Dios salió el maestro Calvo en diversas oportunidades, para dar conciertos o
recibir homenajes. En 1941, en el Teatro Municipal de Bogotá, se le rindió un gran homenaje,
donde se tocaron buena parte de sus melodías y se exaltó su vida de artista por parte de José
Joaquín Casas. En el mismo año, Medellín lo invitó a dar un concierto, invitación que se extendió a
diversos pueblos antioqueños.

El 22 de junio de 1942 recibió el homenaje de la ciudad de Tunja, la ciudad donde había pasado su
niñez. Otros muchos homenajes llenaron: la vida del artista en este período dramático de su vida,
como en el caso del acto con que se celebraron las bodas de plata de su inmortal Intermezzo No.
1, considerado por muchos la cumbre de su producción. Ha sido grabada por la BBC de Londres, se
ha interpretado varias veces por orquestas de Estados Unidos, de la misma manera en París y
Londres, mereciendo cálidos elogios. El 3 de abril de 1945 su enfermedad hizo crisis. Trasladado al
hospital Herrera Restrepo, murió el 22 de abril de 1945.

La obra de Luis Antonio Calvo está formada por una enorme cantidad de composiciones musicales,
en diversos géneros, tanto colombianos como de otros países. algunas de las obras más
importantes conocidas del músico son:

Intermezzos

Intermezzo N.º 1

Intermezzo N.º 2 "Lejano Azul" (1916)

Intermezzo N.º 3

Intermezzo N.º 4

Composiciones Religiosas

"Arpa mística": Esta es una recopilación poco conocida en Colombia, es un libro de música
religiosa que compila su obra compuesta para la iglesia salesiana y que al ser distribuida a nivel
mundial le dio fama sobre todo en Italia.

Danzas, Livia, Aire de afuera, Malva loca, Añoranzas, Perla del Ruiz, Rubia Espiga, Madeja de luna,
Ruth, Adiós Bogotá, Simpatía, Emilia II, Qué delicia, Gacela, María Elena.

Himnos
Himno Entre Naranjos (Famoso en Estados Unidos en el desfile tradicional del Ejército de los
Estados Unidos de América, publicó el día 31 de enero de 1931)

Himno de Pereira (con Julio Cano, quien compuso su letra)

Himno de Manizales (con el presbítero doctor Sotomayor, quien compuso su letra en aniversario a
los 75 años de fundación de la ciudad)

Himno de Sonsón (con letra de Nicolás Bayona Posada. Según se puede leer en la prensa de la
época, el 26 de mayo de 1926 con la publicación de las cartas que validaron el reclamo al premio
por ganar el concurso, dio autorización para reclamarlo a su amiga Julia Bayer)

Himno al superior de la Comunidad Salesiana

Himno al Colegio santo Tomas de Aquino

Himno a la Banda de la Marina de los Estados Unidos de América

Himno de la Escuela Nacional de Enfermeras

Canciones

Amapola, Iris, Gitana, Libélula, Nochebuena en Agua de Dios, En la Playa, Cuando caigan las hojas,
Lamentos de primavera, Linda puedes morir

Bambucos

El republicano, Rosas de la alborada, Yerbecita de mi huerto (también llamada Hierbecita de mi


huerto), Ricaurte, Gentíl montaña.

Pasillos

Blanquita, Genio Alegre, Noel, Trébol Agorero, Entusiasmo, Emmita, Arroyito que murmuras, El
tolimense

Valses

Diana Triste, Eclipses de belleza, Encanto, Chavita, Cromos, Anhelos, Amor de Artista, Noche de
Abril, Aminta, Secretos, Siguiendo tus pasos.

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