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Domingo de La Palabra

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El Domingo de la

Palabra de Dios

¡
!
(cf Lc 11,28)

DEPARTAMENTO NACIONAL
DE ANIMACIÓN Y PASTORAL BÍBLICA
Conferencia Episcopal Argentina
Área Niñez
¿Saben qué significa la palabra “Bienaventurado”?
¿Se animan a descubrir su significado?
Podemos intentarlo dividiendo la palabra en partes, tratando de descubrir otras palabras
dentro que nos aproximen a un resultado, o buscar pistas dentro del texto que la
acompaña. Luego, podemos confirmar con el diccionario si estuvimos más o menos
cerquita y averiguar en él su total significado.
Para el diccionario la definición de “bienaventurado” es que goza de Dios en el cielo.
Otro significado de esta palabra es afortunado. Podemos encontrar algunos sinónimos
como alegre, bendito, dichoso, esperanzado, feliz, satisfecho, entre otros.

El término en hebreo “barak” y sus derivados transmiten la idea de “bendición”. En la


mentalidad hebrea hablar de bendición es sinónimo de obtener éxito, prosperidad,
felicidad, fecundidad, longevidad. El término “bienaventurado” se utiliza casi siempre
como una expresión equivalente a “feliz aquel”. La bienaventuranza es entonces, un
estado de felicidad.

Dice Jesús en el evangelio de Lucas, capítulo 11, versículo 28:


“Felices los que escuchan la Palabra de Dios”.
¿Qué habrá querido decir Jesús con esto?

Según Jesús escuchar la Palabra significa oírla, entenderla, guardarla, valorarla, obedecerla, vivirla, hacer caso de
lo que ella dice, para luego testimoniarla, darla a conocer, no solo con palabras, sino también con hechos
concretos.

La Palabra de Dios no es una historia antigua que podemos encontrar en un libro llamado la Biblia, sino que es
una promesa de vida, tan eficaz y tan actual como en aquel momento.

Por eso es importante hacerle un lugar en nuestra vida y en nuestro corazón.


El Papa Francisco nos dice:
“Hagamos espacio a la Palabra de Dios. Leamos algún versículo de la Biblia cada día.
Comencemos por el Evangelio; mantengámoslo abierto en casa, en la mesita de noche,
llevémoslo en nuestro bolsillo, veámoslo en la pantalla del teléfono, dejemos que nos inspire diariamente”.

La Palabra de Dios cuando nos llega siempre nos sorprende, nos hace pensar y emocionar.
Es como una hoja de ruta que nos guía, como una brújula que nos orienta hacia la felicidad.
Recibámosla preparando un lugar especial dentro de casa armando un altarcito.
Para ello vamos a necesitar una mesa que podemos revestir con un lindo mantel. Sobre
ella colocaremos una cruz, una imagen de la Virgen, una vela (puede ser a pilas) y por
supuesto, la Biblia.

Luego invitaremos a toda la familia a reunirse alrededor de la mesa. Uno de los miembros
de la familia encenderá la vela. Si es de verdad, es aconsejable que lo haga un adulto
porque puede quemarnos. Mientras tanto, cantamos “Esta es la luz de Cristo”.
Seguidamente le rezaremos al Espíritu Santo para que nos ayude a escuchar la voz de
Dios que nos habla al corazón. Podemos también cantar: “Tu palabra, Señor”.
A continuación, buscaremos una lectura y a alguien que ya sepa leer.
El resto permanecerá en silencio y muy atento.

PROCLAMACIÓN DE LA PALABRA
“Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se
cumplieron entre nosotros, tal como nos fueron transmitidos por aquellos que
han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra. Por eso,
después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también
he decidido escribir para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado, a fin de
que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido”.

“Jesús volvió a Galilea con el poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región. Enseñaba en
las sinagogas y todos lo alababan. Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como
de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta
Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: “El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar
la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año
de gracia del Señor". Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga
tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la
Escritura que acaban de oír»”.
Lectura Orante (LECTIO)
¿QUÉ DICE EL TEXTO?
La lectura correspondiente a meditar en este domingo dedicado a la Palabra de Dios
es tomada del evangelio de Lucas 1,1-4; 4,14-21.
Entre todos podemos compartir un pequeño análisis de lo leído.
¿Qué parte del pasaje me ha llamado más la atención y por qué?
¿Con qué persona del texto me identifico?
¿Qué comportamiento o situación me ha llamado la atención?
¿Sentí alguna emoción durante la lectura? ¿Cuál y cuándo?

¿QUÉ ME DICE EL TEXTO?

Luego de la escucha intentaremos descubrir, con ayuda del Espíritu Santo:


¿Qué me dice el texto? ¿Qué le dice a mi vida?

¿QUÉ LE DIGO?

Y ahora, ¿qué le digo yo a Dios?


Este es un momento muy especial y personal, en donde vamos a hablar con Dios
a través de nuestra oración, contándole todo lo que deseamos y sentimos.

¿A QUÉ ME COMPROMETO?

Finalmente, con lo que resonó en nuestro corazón nos comprometemos a compartir la


Palabra con otros, a animarlos para que también ellos puedan sentirse
“Bienaventurados”, felices; y lo podemos hacer llevando a cabo algún «proyecto de
servicio, de oración, de obras buenas», dentro de la familia, con nuestros amigos y
vecinos, en nuestra comunidad, en nuestro barrio, club, parroquia, escuela.
ORACIÓN
Concluimos con la misma oración que Jesús nos enseñó: Padre nuestro…
Y le pedimos a Dios, mientras nos hacemos la señal de la cruz,
que su bendición descienda y permanezca sobre todos y cada uno de nosotros. Amén.

La Biblia es una historia de amor entre Dios y nosotros, dividida en dos partes, antes y después del
nacimiento de Jesús. Esas partes las llamamos Antiguo y Nuevo Testamento.
Pero… ¿saben qué significa la palabra testamento?
Cuando alguien recibe un testamento, recibe lo mejor que otra persona le pudo dejar, recibe su tesoro.
Dios nos dejó en la Biblia dos testamentos. El antiguo testamento es un tesoro que nos revela qué
sucederá y el nuevo testamento es el tesoro que da cumplimiento a todo lo que se anticipa en el anterior.
El cole al que iba Jesús, la escuela donde aprendía, se llamaba SINAGOGA, y en ese entonces no había
libros o carpetas como usamos ahora, el maestro decía: “Saquen el rollo de…”.
En este Evangelio por ejemplo, le tocó sacar el rollo del Profeta Isaías.

¿Te animás a fabricar papel reciclado, escribir en él un versículo de la


Biblia que te guste, enrollarlo y compartirlo como una misión con los
amigos de tu comunidad o con los vecinos de tu barrio?

Elaboración del papel reciclado


1) Cortar el papel en trozos muy pequeños.
2) Dejarlos en remojo en un recipiente con agua
durante 1 ó 2 horas, hasta que el papel comience
a tener consistencia de pasta. Cambiar el agua a
medida que el papel va soltando la tinta para que
el color final sea más uniforme.
3) Poner el papel ya hidratado en una licuadora o
procesadora, en pequeñas porciones y con
abundante agua, para preservar el
electrodoméstico.
4) La pulpa obtenida ya está en condiciones de ser
utilizada de inmediato para hacer papel reciclado.
5) Colocar la pasta sobre un colador, hasta que suelte
el excedente de agua.
6) Colocar la pasta sobre una tela en forma uniforme
y pareja, cubrir con otra tela, luego colocar otra
En resumen, el proceso general de obtención de papel capa de pasta, otra de tela, y así sucesivamente
consta de las siguientes fases: hasta hacer varias hojas.
Preparación de la pasta. 7) Prensar por 24 horas.
Formación de la hoja. 8) Dejar secar.
Prensado.
Secado. ¡Ya está listo tu papel para compartir
la Palabra de Dios!

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