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Causas Jurídicas de Perturbación Del Vínculo Conyugal

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Causas jurídicas de perturbación del vínculo conyugal.

El vínculo matrimonial puede resultar afectado por tres (3) tipos


diferentes de circunstancias: la declaración de su nulidad, la separación de
cuerpos entre los esposos; y la disolución del matrimonio.

Cabe observar sin embargo, que tales factores de perturbación difieren


esencialmente entre sí, tanto en cuanto a la naturaleza de ellos, como las
causas que los determinan y en lo relativo a los efectos que producen.

La nulidad del matrimonio (absoluta o relativa), borra un vinculo conyugal


que solo existía en apariencia, pues legalmente nunca tuvo razón de ser. La
sentencia de nulidad, en principio, produce efectos ex tunc, es decir, desde la
misma fecha de la celebración de las nupcias.

La separación de cuerpos entre los cónyuges, en cambio, no afecta en


absoluto la validez ni la vigencia del vínculo matrimonial, que subsiste a pesar
de ella. La separación únicamente determina la suspensión del deber de
cohabitación que tienen los esposos y, adicionalmente, afecta la normalidad de
la vida conyugal en cuanto concierne a otros efectos personales del
matrimonio, que no pueden cumplirse a cabalidad en razón de que ese deber
de cohabitación ha quedado en suspenso.

Por último, la disolución del matrimonio significa la total extinción, para el


futuro, del vínculo conyugal válidamente formado. No afecta en modo alguno el
pasado, como tampoco los derechos adquiridos por los ex-esposos con motivo
del matrimonio y con anterioridad a su desaparición.

El divorcio y la separación de cuerpos.

El divorcio, es la disolución legal del matrimonio en vida de ambos


cónyuges, como consecuencia de un pronunciamiento judicial dirigido
precisamente a ese fin.

La legislación universal, con muy contadas y raras excepciones,


considera y ha considerado como perpetuo el vínculo conyugal. Es decir, que
los esposos al casarse han de tener la intención de unirse entre sí para toda la
vida. Pero esa perpetuidad no se ha interpretado, en términos generales, como
sinónima de la indisolubilidad del vínculo; antes por el contrario, se suele
admitir que la intención original de los cónyuges puede modificarse durante la
vida matrimonial, dando así lugar a la extinción del vínculo en vida de ambos
esposos.

Las causas mediante las cuales puede legalmente disolverse el


matrimonio por voluntad de una de sus partes o de las dos, se han denominado
repudiación y divorcio.

Ha existido una cierta confusión respecto del significado preciso de esas


dos palabras, al extremo de que incluso hay quienes estiman que ellas aluden
a dos instituciones distintas. Pero en estricto rigor no es así: originalmente el
vínculo entre los esposos se disolvía, en vida de los dos, por medio de la
repudiación (que en algunos pueblos era privilegio exclusivo del marido, pero
que en otros era un derecho que también podía ejercer una mujer); el divorcio
venia a ser simplemente – como su etimología lo indica – la consecuencia de
la repudiación: es decir, la separación total y definitiva de los ex-esposos. En el
Derecho Moderno, en todo caso, la palabra repudiación ha caído en desuso,
razón por la cual se da al término divorcio la acepción que aquélla tenía
antiguamente.

Desde las más remotas épocas, prácticamente todos los pueblos han
conocido, practicado y abusado del divorcio. Se lo admitía tanto en el antiguo
Egipto, en China y en la India, como entre los Israelitas, griegos, romanos y
Germanos; era utilizado, asimismo, por los aborígenes pobladores de América,
de Oceanía, etc.

El divorcio en Venezuela, fue introducido en la legislación venezolana


por el Código Civil de 1904. Antes solo existía la separación de cuerpos
(divortium quod torum et mensam), aunque era denominada divorcio en nuestra
legislación.

Durante la vigencia de los Código Civil de 1862 y de 1867, la separación


de cuerpos se tramitaba ante los tribunales eclesiásticos y de acuerdo con el
procedimiento establecido al efecto por el Derecho Canónico. La competencia
exclusiva de los tribunales civiles, para conocer de ese tipo de procesos, fue
establecida por el Decreto Ley de Matrimonio Civil de 1º de enero de 1873 y,
desde entonces, se mantuvo tal sistema.

El Código Civil, como acabamos de indicar, estableció el divorcio


vincular basado en causales taxativamente determinadas que implicaban
incumplimiento grave de obligaciones conyugales. Como sanción
complementaria se preveía que la patria potestad de los hijos de menor edad
nacidos del matrimonio disuelto por sentencia de divorcio, correspondía al
esposo inocente.

Al mismo tiempo, el Código Civil de 1904 continuó admitiendo la


separación de cuerpos como una alternativa para los cónyuges y sus causales
eran las mismas de divorcio. Pero además – y ésta fue otra importante
innovación del referido Código Civil – previó que el transcurso de cinco (5) años
desde la fecha de la sentencia de separación, daba derecho a cualquiera de los
esposos a pedir su conversión en divorcio, salvo que hubiera habido
reconciliación.

El Código Civil de 1916 mantuvo el ordenamiento de su predecesor, con


la única modificación de permitir la separación de cuerpos no sólo cuando se la
demandaba en base a una causal legal, sino también cuando la solicitaban
ambos esposos por mutuo acuerdo.

Las previsiones sobre divorcio y separación de cuerpos del Código Civil


de 1916, son en esencia las mismas de los Código Civil de 1922 y de 1942.

Por último, la Ley de Reforma Parcial del Código Civil de 1982,


incremento las causales de divorcio y de separación contenciosa de cuerpos,
introduciendo la de interdicción de uno de los cónyuges por defecto mental
grave (que, por consiguiente, no derivaba del incumplimiento de obligaciones
maritales); introdujo el procedimiento expedito de divorcio a solicitud de
cualquiera de los cónyuges, en caso de separación de hecho prolongada por
más de cinco (5) años; redujo a un año el termino para pedir la conversión de la
separación de cuerpos en divorcio; y eliminó las consecuencias de las
sentencias de separación contenciosa de cuerpos y de divorcio, respecto de la
patria potestad sobre los hijos del matrimonio en cuestión.

Caracteres comunes.

La finalidad esencial del divorcio, que es la disolución del matrimonio,


difiere radicalmente de la separación de cuerpos, que es la simple suspensión
del deber de cohabitación dejando intacto el vínculo conyugal. Sin embargo,
una y otras instituciones, tal como aparecen consagradas en nuestra
legislación, tienen tres (3) rasgos o caracteres comunes de suma importancia:
son materia de orden público, requieren siempre la intervención judicial; y, en
principio, solo proceden por causas taxativamente determinadas.

1. Son materias de orden público.

Tanto el divorcio como la separación de cuerpos comprometen y afectan


gravemente la estabilidad y la normalidad del matrimonio, que el Estado debe
proteger (Articulo 77 – Constitución de la República Bolivariana de Venezuela).
También, en medida más o menos considerable, puede constituir factores
negativos para la moral social lo cual podría, eventualmente, minar las buenas
costumbres.

Debe también tenerse en cuenta que el divorcio afecta tanto al estado


familiar como al estado civil de las personas; y que en la separación, por su
parte, también incide sobre éste último. Pero al mismo tiempo, el legislador ha
reconocido y reglamentado dichas instituciones porque las estima beneficiosas
dentro de la situación excepcional para la cual han sido previstas y
organizadas.

De ahí que el divorcio y la separación de cuerpos sean materias de


riguroso orden público. Las normas legales que las regulan son de carácter
imperativo y los particulares no pueden, en forma alguna, modificarlas,
relajarlas ni renunciar a ellas (Articulo 6 – Código Civil Venezolano).

Son por eso absolutamente nulos, cualesquiera acuerdos en virtud de


los cuales se estipulen causales de divorcio o de desaparición distintas de las
señaladas en la Ley; así como aquéllos que prohíban entre las partes el
divorcio o la separación (sea en términos generales o en base a determinada
causal); y también las clausulas penales convenidas para el caso de violación
de esas prohibiciones ilegales; etc.

2. Requieren intervención judicial.

El divorcio y la separación de cuerpos únicamente pueden resultar de


una sentencia o de un decreto dictados por la respectiva autoridad judicial. Por
tratarse de materias de orden público, como acabamos de expresar, carecen
de validez los arreglos extrajudiciales de los cónyuges sobre dichos
particulares.

3. Proceden por causas taxativamente determinadas.

La autoridad judicial competente sólo puede declarar el divorcio o la


separación de cuerpos, cuando se ha demandado o solicitado uno u otra en
base alguna de las causales consagradas al efecto y de manera taxativa por el
Código Civil. Por otra parte, es necesario tener en cuenta que – precisamente
por su naturaleza de orden público – las causales de divorcio son de
interpretación restrictiva y no puede extenderse su aplicación por vía de
analogía.

Casi resulta innecesario agregar que, por los demás, no basta alegar
una causal legal de divorcio o de separación de cuerpos para que el Juez deba
acordar uno u otra: si se trata de un procedimiento contencioso, es
indispensable además, aportar las pruebas respectivas.

Causales de divorcio.

Las causales de divorcio admitidas en la legislación venezolana vigente


están taxativamente consagradas en los artículos 185 y 185-A del Código Civil
Venezolano, cuyos textos son los siguientes:

Artículo 185:

Son causales únicas de divorcio:


1º El adulterio.

2º El abandono voluntario.

3º Los excesos, sevicia e injurias graves que hagan imposible la vida en


común.

4º El conato de uno de los cónyuges para corromper o prostituir al otro


cónyuge, o a sus hijos, así como la connivencia en su corrupción o prostitución.

5º La condenación a presidio.

6º La adición alcohólica u otras formas graves de fármaco-dependencia que


hagan imposible la vida en común.

7º La interdicción por causa de perturbaciones psiquiátricas graves que


imposibiliten la vida en común. En este caso el Juez no decretará el divorcio sin
antes procurar la manutención y el tratamiento médico del enfermo.

También se podrá declarar el divorcio por el transcurso de más de un año,


después de declarada la separación de cuerpos, sin haber ocurrido en dicho
lapso la reconciliación de los cónyuges…

Artículo 185-A:

Cuando los cónyuges han permanecido separados de hecho por más de cinco
(5) años, cualquiera de ellos podrá solicitar el divorcio, alegando ruptura
prolongada de la vida en común…

En esencia, todas las causales de divorcio consagradas en las copiadas


disposiciones legales – exceptuando únicamente las señaladas en los dos
últimos apartes del artículo 185 y 185-A del ejusdem – pueden resumirse en
una sola: injuria grave que haga imposible la vida en común. En efecto, las seis
primeras causales de divorcio señaladas en el primero de dichos artículos, no
son en realidad sino distintas formas o diferentes aspectos de esa injuria civil.

Ahora analizaremos separadamente cada una de las causales de


divorcio previstas por la Ley.

→ El Adulterio (Art. 185 1º):


Es la relación sexual, de un cónyuge con persona distinta de su
consorte. Es la violación más grave del deber de la fidelidad conyugal.

Para que haya adulterio deben coexistir dos elementos: el material de la


cópula carnal llevada a cabo por una persona casada, con quien no es su
cónyuge; y el intencional de realizar el acto de manera consciente y voluntaria.

El adulterio como motivo de divorcio, implica contacto sexual entre


hombre y mujer; las prácticas homosexuales de una persona casada, que en
Derecho Canónico se asimilan al adulterio, pueden constituir en Derecho Civil
injuria grave, mas no la causal que ahora estudiamos.

La prueba del adulterio implica la demostración precisa de que el


cónyuge de quien se trata ha mantenido relaciones carnales, durante su
matrimonio, con una persona diferente del otro esposo o esposa; pero no
requiere la comprobación del elemento intencional del acto, pues el
comportamiento debe considerarse deliberado, en ese sentido, hasta prueba
en contrario (que tendría que ser aportada por la contraparte que niega haber
incurrido en infidelidad y no por quien alega ésta).

→ Abandono voluntario (Art. 185 2º):

Se entiende por abandono voluntario, el incumplimiento grave,


intencional e injustificado, por parte de uno de los cónyuges, de los deberes de
cohabitación o de asistencia o de socorro que impone el matrimonio.

Para que haya abandono voluntario, la falta cometida por alguno de los
cónyuges debe cumplir tres (3) condiciones, a saber: ser grave, ser intencional
y ser injustificada. Como se trata de una causal facultativa de divorcio, queda a
criterio del Juez la determinación – en base a las pruebas aportadas – de si los
hechos alegados reúnen o no tales requisitos y, por ende, si constituyen o no
motivo suficiente para la disolución del vínculo.

♣ Debe ser grave; hemos indicado que dentro del sistema de


divorcio-sanción, únicamente puede disolverse el matrimonio en
vida de los cónyuges cuando alguno de ellos ha incumplido
gravemente sus obligaciones. El abandono es grave cuando
resulta de una actitud definitivamente adoptada por el marido o
por la mujer; pero no lo es si se trata de una manifestación
pasajera o de disgustos o pleitos casuales entre los esposos.
♣ Debe ser intencional; aunque el abandono sea grave, no
constituye causal de divorcio si no es “voluntario”, como señala el
Ord º2 del art. 185 del Código Civil Venezolano; es decir,
intencional. Se expreso con anterioridad que todos los hechos y
actos que pueden servir de base para el divorcio, tienen que ser
intencionales, voluntarios y conscientes.
♣ Debe ser injustificado; a fin de que el incumplimiento de los
deberes conyugales por parte de uno de los esposos sea
realmente grave y voluntario, es además indispensable que sea
injustificado. En efecto, si el esposo culpado de abandono tiene
justificación suficiente para haber procedido en la forma como lo
hizo, no infringió en realidad las obligaciones que le impone el
matrimonio.
→ Excesos, sevicia e injurias graves (Art. 185 3º):

Los excesos; son los actos de violencia ejercidos por uno de los
cónyuges en contra del otro, que ponen en peligro la salud, la integridad física
o la misma vida de la víctima.

La sevicia; son los maltratos físicos que un cónyuge hace sufrir al otro;
casi siempre es invocada por la mujer. Debe ser apreciada por el Juez de
acuerdo a las costumbres del lugar y del respectivo estrato social.

Injuria grave; es el ultraje al honor y la dignidad del cónyuge afectado y


asume diversas modalidades, es una sevicia moral.

Para que el exceso, la sevicia o la injuria configuren la causal de


divorcio, es preciso que reúnan características de ser graves, intencionales e
injustificadas.
→ El conato de uno de los cónyuges para corromper o prostituir al otro
cónyuge o a sus hijos, así como la connivencia en su corrupción o
prostitución (Art. 185 4º):

El conato de uno de los cónyuges para corromper o prostituir al otro


cónyuge o a sus hijos, es el acto deliberado de uno de los esposos para
depravar o pervertir a uno u otros de aquéllos; o de exponerlos a la explotación
sexual. La connivencia en la corrupción o prostitución del otro cónyuge o de los
hijos, es la tolerancia o la complicidad de uno de los esposos en la depravación
o perversión de su consorte o de sus hijos, o en su explotación sexual, llevada
a cabo por una tercera persona.

Tales actos cuando se refieren al cónyuge, constituyen una enorme


injuria y una flagrante violación de los deberes de asistencia y de protección
que impone el matrimonio a los esposos; y cuando conciernen a los hijos,
implican uno de los más graves incumplimientos de las obligaciones que
derivan de la paternidad y de la maternidad y además, constituyen un serio
agravio para con el otro progenitor.

Para que se dé esta causal de divorcio no es necesario que se haya


producido de hecho la corrupción o la prostitución, sea del cónyuge o de
algunos hijos, según el caso: basta que haya habido intento de tales inicuos
propósitos.

→ La condenación a presidio (Art. 185 5º):

Es la impuesta después del matrimonio. Se basa en la deshora que


importa la comisión de un delito, así como el abandono forzoso que tiene que
hacer el condenado, del hogar conyugal.

Para que pueda alegarse esta causal de divorcio, es indispensable que


la condenación a presidio reúna varios requisitos, que son:

♣ Sentencia definitivamente firme. Mientras el juicio criminal no


haya concluido totalmente con decisión firme que imponga a uno
de los cónyuges la pena de presidio, no existe la causal de
divorcio.
♣ Sentencia posterior a la celebración del matrimonio. La
condenación a presidio anterior al matrimonio no puede constituir
causal de divorcio, pues mientras el vínculo conyugal no haya
nacido, no puede hablarse de incumplimiento de deberes que
resultan del mismo. Es preciso, que la sentencia penal en
cuestión sea dictada y quede firme dentro del matrimonio; pero
resulta indiferente que ella se pronuncie en razón de delitos
cometidos por uno de los esposos antes o después de la
celebración de las nupcias: siempre constituye causal de divorcio.
♣ Sentencia dictada por Tribunales Venezolanos. La sentencia
penal dictada por tribunales extranjeros no produce efectos en
Venezuela; por eso resulta indispensable que la condenación del
presidio derive de una decisión de los tribunales nacionales, para
que pueda servir de base a la causal de divorcio que observamos.
Pero, reiterada jurisprudencia considera, que es suficiente, como
prueba de la causal de divorcio (condenación a presidio), traer a
juicio la sentencia extranjera que impuso la condena.
→ La adición alcohólica u otras formas graves de fármaco-
dependencia (Art. 185 6º):

Para que se alegue como causal no basta sin embargo, que el conyugue
ocasionalmente ingiera alcohol u otra droga estupefaciente para que pueda
alegarse de la causal; pues como reza la norma, debe haber adicción u otra
grave dependencia, de que el Juez examinará con mucho cuidado. La adicción
alcohólica y la de fármaco-dependencia para serlo, requieren habitualidad,
incapacidad del adicto, que por eso precisamente lo es, de resistirse al
consumo de tales substancias.

→ Interdicción por Perturbaciones Psiquiátricas Graves.

Apareció por primera vez en nuestra legislación, en la Ley de Reforma Parcial


del Código Civil que entro en vigencia el 26 de julio de 1982.

Esta causal, que ciertamente no se compadece con el deber conyugal de


asistencia que recae sobre el cónyuge sano, únicamente puede explicarse en
base a la idea de divorcio-remedio. En todo caso, la norma que la reconoce en
el Código Civil Venezolano vigente, es bastante deficiente y confusa, desde el
punto de vista técnica legislativa. Esto constituye una innovación en la Ley
venezolana, porque llena un vacío, y de manera taxativa prohíbe al Juez
decretar el divorcio sin antes procurar la manutención y tratamiento médico del
enfermo.

→ Separación de hecho prolongada.

Esta causal se fundamenta igualmente en la idea de divorcio-remedio y,


en definitiva, no es otra cosa que un divorcio por mutuo acuerdo de los
esposos, luego de una espera con separación de hecho, por término no inferior
a cinco (5) años.

→ Conversión de la separación de cuerpos en divorcio.

También se podrá declarar el divorcio por el transcurso de más de un


año, después de la declarada separación de cuerpos, sin haber ocurrido en
dicho lapso la reconciliación de los cónyuges. En este caso, el Tribunal,
procediendo sumariamente y a petición de cualquiera de ellos, declarará la
conversión de separación de cuerpos en divorcio, previa notificación del otro
cónyuge y con vista del procedimiento anterior.

Separación de cuerpos contenciosa.

Es la que presupone una demanda fundamentada en alguna de las


causales de separación de cuerpos previstas por la ley, implica un juicio y
culmina con una sentencia de separación de cuerpos.

Causales.

Son causas únicas de separación de cuerpos las seis primeras que establece
el artículo 185 del Código Civil Venezolano, para el divorcio y, adicionalmente,
el mutuo consentimiento de los cónyuges (Articulo 189 – Código Civil
Venezolano). El procedimiento judicial de la separación de cuerpos, en base a
cualesquiera de dichas seis primeras causales, es de carácter contencioso.
Separación de cuerpos no contenciosa o por mutuo consentimiento.

Es un medio pacífico y prudente otorgado por la ley a los cónyuges para


poner fin a la convivencia debida, que se ha hecho imposible por intimas
divergencias surgidas entre ellos. La separación de cuerpos por mutuo
consentimiento está regulada por las disposiciones contenidas en los artículos
189 y 190 del Código Civil Venezolano, y 762 y siguientes, del Código de
Procedimiento Civil.

Separación de bienes.

Conforme al artículo de 190 del Código Civil Venezolano, en todo caso


de separación de cuerpos, cualquiera de los cónyuges podrá pedir la
separación de bienes.

Es necesario aclarar que se trata de una facultad reconocida por el


legislador a cualquiera de los esposos, más no una obligación.

1. Separación de bienes en caso de separación de cuerpos contenciosa.

En este caso, el cónyuge demandante puede solicitar la separación de


bienes en el libelo de la demanda; de ser así, este debe registrarse en una
Oficina Subalterna de la jurisdicción del domicilio conyugal (Articulo 176 –
Código Civil Venezolano). La sentencia que declare con lugar la demanda de
separación de cuerpos, tiene que declarar la separación de bienes cuando el
demandante, ejerciendo la facultad que le atribuye el artículo 190 del Código
Civil Venezolano, la hubiera pedido en el mismo libelo de la demanda.

La sentencia definitiva y firme que declara la separación de cuerpos y de


bienes, debe también ser registrada en una Oficina Subalterna del domicilio
conyugal, según lo estipulado en el artículo 176 del Ejusdem.

2. Separación de bienes en caso de separación de cuerpos por mutuo


consentimiento.
El procedimiento de separación de cuerpos por mutuo consentimiento
comienza con la solicitud hecha de mutuo acuerdo por ambos cónyuges y
presentada personalmente por ellos al Juez competente. Puede ocurrir que
ambos esposos estén también de acuerdo en solicitar la separación de bienes,
caso en el cual harán el pedimento, conjuntamente, en el mismo escrito
mediante el cual solicitan de la autoridad judicial, la declaración de separación
de cuerpos. Si ambos esposos están de acuerdo en separarse de cuerpos,
pero disienten en lo relativo a la separación de bienes, presentaran al Juez
competente, conjuntamente, el escrito de separación de cuerpos. Sin embargo,
en este último caso, el cónyuge que desee, además de la separación de
cuerpos, la separación de bienes, puede hacer la correspondiente solicitud de
disolución de la comunidad conyugal, al Juez competente en escrito separado,
en ejercicio de la facultad que le reconoce el artículo 190 del Código Civil
Venezolano.

Efectos personales y patrimoniales de la separación de cuerpos.

La separación de cuerpos, ya sea por mutuo consentimiento o de tipo


contencioso, determina en relación con los esposos, una serie de
consecuencias típicas, tanto de carácter personal como de índole
patrimonial.

1. Efectos personales.

Son fundamentales los siguientes.

A) No extingue el vínculo conyugal.

La separación de cuerpos perturba el matrimonio, pero no lo


disuelve; por eso no hace desaparecer el estado conyugal entre sus
partes. Las personas separadas siguen siendo esposos entre sí.

La separación únicamente produce la suspensión del deber conyugal


de cohabitación y al mismo tiempo, relaja otros deberes de los esposos
cuyo cumplimiento depende directamente de aquél, pero nada más. Las
restantes obligaciones matrimoniales subsisten; razón por la cual si
alguna de las partes separadas las viola gravemente, puede incurrir en
causal de divorcio, que procedería en tal caso no obstante existir la
separación.

B) Suspende el deber de cohabitación.

Es el efecto principal y característico de la separación de cuerpos


(Art. 188 – C.C.V). Dicha suspensión es total y por tanto se refiere tanto
a la vida en común como al débito conyugal.

Como la cohabitación es el más notable de los efectos personales del


matrimonio y es además indispensable para que el vínculo alcance sus
fines naturales, la suspensión de ese deber determinada por la
separación de cuerpos, solo deja subsistente una mera apariencia
matrimonial.

C) Relaja los deberes de asistencia y protección.

Esas obligaciones únicamente pueden cumplirse a cabalidad cuando


los esposos viven juntos; suspendida la cohabitación, no llegan a cesar
pero sí quedan muy afectados.

Esto quiere a decir que ninguno de los cónyuges separados, puede


realizar actos que impliquen violación de dichos deberes, pero como
tampoco pueden cumplirlos adecuadamente, todo se reduce a una
situación de mera pasividad al respecto.

D) Mantiene en vigencia los deberes de fidelidad y de socorro.

Mientras exista el vínculo del matrimonio, los esposos deben


guardarse fidelidad, independientemente de que estén o no separados
de cuerpos (Art. 137 – C.C.V). Ellos también deben continuar
contribuyendo recíprocamente a la satisfacción de sus necesidades
materiales, en la medida de sus respectivos recursos y ganancias (Art.
139 – C.C.V), aunque ya no haya hogar común, precisamente en razón
de que subsiste entre ambos el vínculo conyugal.
E) Apellido del marido.

La mujer casada, aunque esté separada de cuerpos de su marido,


tiene el derecho de continuar usando, si así lo desea, el apellido de su
esposo. En efecto, el primer aparte del artículo 137 del Código Civil
Venezolano, le otorga tal facultad hasta tanto su matrimonio quede
disuelto por divorcio o hasta que ella celebre nuevas nupcias, si su
anterior vínculo conyugal se hubiere disuelto por la muerte del marido.

F) Conversión en divorcio.

Al transcurrir más de un año de la fecha de decreto o de la sentencia


definitiva de separación de cuerpos, sin haber ocurrido la reconciliación
entre los esposos, cualquiera de éstos puede pedir la conversión en
divorcio de dicha separación (Penúltimo aparte del artículo 185 – Código
Civil Venezolano)

2. Efectos patrimoniales.

Los efectos de orden económico, propios de la separación de cuerpos,


se refieren al régimen patrimonial de los cónyuges y al derecho-deber de
alimentos que existen entre ellos.

A) Consecuencias sobre el régimen de bienes.

Como la separación de los esposos no disuelve el matrimonio, no


debería afectar el régimen de sus bienes que, en principio, sigue la
suerte del vínculo.

Sin embargo, por razones de interés practico, cuando el sistema


patrimonial es de comunidad, ya sea la comunidad de gananciales u otro
tipo de comunidad limitada establecida por capitulaciones, el legislador
permite que la separación de cuerpos vaya acompañada por la
separación de bienes, lo que implica la disolución de ese régimen
(Articulo 190 – Código Civil Venezolano). No se trata, pues, de una
disposición legal, sino más bien de una solución facultativa para los
interesados.
B) Consecuencias respecto del derecho de alimentos.

El derecho de alimentos entre los cónyuges, no queda afectado por la


separación de cuerpos; en dicha situación se continúa aplicando la
normativa del artículo 286 del Código Civil Venezolano, y de las
restantes previsiones del Título VIII, Libro Primero del ejusdem.

Es indispensable saber, por cuanto la separación tampoco afecta el


deber de socorro entre los esposos, normalmente la vigencia de éste
opaca o eclipsa la del deber legal de alimentos.

Efectos personales y patrimoniales del divorcio.

El divorcio también por su parte, produce una serie de efectos, tanto de tipo
personal como de índole patrimonial.

1. Efectos personales.

Los efectos fundamentales de índole personal que derivan del divorcio,


son:

A) Disolución del matrimonio.

Es la fundamental y más importante de sus consecuencias (Art. 184


– C.C.V). Al extinguirse el vínculo, desparece igualmente el estado
conyugal de las personas que antes se encontraban unidas por el
mismo.

Por cuanto el divorcio en la legislación venezolana es de carácter


vincular, una vez declarado y firme, los esposos pueden libremente
contraer nuevas nupcias (Art. 186 – C.C.V); sin perjuicio, respecto de la
mujer, del impedimento impediente de turbio sanguinis, previsto en el
artículo 57 del Código Civil Venezolano.

B) Extincion de los deberes y derechos conyugales.

A partir de la fecha cuando la decisión de divorcio queda firme,


desaparece los deberes legales de cohabitación, fidelidad, de asistencia,
de socorro y de protección entre las partes. Adicionalmente, la ley
prohíbe a la mujer divorciada, usar en adelante el apellido de su ex-
cónyuge, que en cambio sí puede hacerlo la mujer viuda, mientras no
contraiga nuevo matrimonio (Primer aparte del artículo 137 del Código
Civil Venezolano).

2. Efectos patrimoniales.

Los efectos de orden económico del divorcio, se refieren también al


régimen patrimonial de los ex-esposos y al derecho-deber de alimentos que
existió entre ellos.

A) Consecuencias sobre el régimen de bienes.

Como el sistema respectivo es accesorio del matrimonio, disuelto el


vínculo necesariamente tiene que extinguirse y desaparecer el régimen
de los bienes, sea cual haya sido éste. No se trata de un defecto del
divorcio que es dado a los cónyuges a impedir o atenuar, sino que se
impone un derecho.

B) Consecuencias sobre el derecho-deber de alimentos:

Disuelto el matrimonio, se extingue el derecho-deber legal de


alimentos entre los ex-esposos. Aunque alguno de ellos se encuentre a
futuro en posición económica holgada y el otro caiga en situación de
completa miseria, el primero ya no tiene la obligación legal alguna de
atender a la satisfacción de las necesidades del segundo.

Lo antes expresado, sufre de dos excepciones:

1a) Cuando la causal invocada para el divorcio es la prevista en el


ordinal 7º del artículo 185 del Código Civil, la disolución del vínculo
matrimonial no puede ser pronunciada sino después de tomadas las
medidas necesarias para asegurar la manutención y el tratamiento
médico del esposo enfermo; lo cual, evidentemente, es una carga
económica que pesa sobre con el cónyuge sano demandante.
2ª) Como también se ha señalado anteriormente, si el divorcio es
declarado en base a cualquier otra causal diferente señaladas en dicho
ordinal 7º del artículo 185 del Código Civil y también distinta de la
conversión de la separación de cuerpos en divorcio (penúltimo, aparte
del artículo 185 – C.C.V) y del divorcio por separación de hecho
prolongada (Art. 185-A del C.C.V), el Tribunal que conozca del
respectivo procedimiento puede conceder la pensión alimentaria al
cónyuge que no haya dado lugar al juicio, cuando éste por incapacidad
física u otro impedimento similar, se encuentre imposibilitado para
trabajar y carece de otros medios para sufragar sus necesidades; pero
solo mientras dure tal incapacidad o impedimento, o hasta que el ex-
cónyuge afectado por el mismo contraiga nuevo matrimonio (Art.195 –
C.C.V)

Uniones legales de hecho.

En nuestra legislación venezolana, la unión estable de hecho se encuentra


plasmada en el artículo 77 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, que expresamente dispone:

“… Las uniones estables de hecho entre un hombre y una mujer que cumplan
los requisitos establecidos en la ley producirán los mismos efectos que el
matrimonio.”

La unión estable de hecho, es la cohabitación o vida en común, elemento que


puede ser sustituido por la convivencia en visitas constantes, socorro mutuo,
ayuda económica reiterada, vida social conjunta, e hijos, entre un hombre y una
mujer, sin impedimentos para contraer matrimonio, tal unión será con carácter
de permanencia (dos años mínimo), y que la pareja sea soltera, formada por
divorciados o viudos entre sí o con solteros, sin que existan impedimentos
dirimentes que impidan el matrimonio.

Caracteres.

1. Unión de un hombre y una mujer.


Este requisito descarta la posibilidad de reconocer uniones de
hecho entre personas del mismo sexo, expresamente dispone el texto
constitucional: “Las uniones estables de hecho entre un hombre y una
mujer”.
2. Ser solteros.
Es requisito fundamental que la pareja sea soltera, formada por
divorciados o viudos entre sí o con solteros. Por lo tanto si uno o ambos
de los concubinos es casado no podrá existir una unión estable de
hecho ni se producirán sus efectos.
3. La vida en común.
Sobre este particular la jurisprudencia establece: “Unión estable
no significa, necesariamente, bajo un mismo techo (aunque esto sea un
símbolo de ella), sino permanencia en una relación, caracterizada por
actos que, objetivamente, hacen presumir a las personas (terceros) que
se está ante una pareja, que actúan con apariencia de un matrimonio o,
al menos, de una relación seria y compenetrada, lo que constituye la
vida en común”.
4. Dos (2) años mínimo de vida en común.
El tiempo de duración de la unión, al menos de dos años mínimo,
podrá ayudar al juez para la calificación de la permanencia, ya que ese
fue el término contemplado por el artículo 33 de la Ley del Seguro
Social, al regular el derecho de la concubina a la pensión de
sobrevivencia.

Naturaleza Jurídica

La unión legal de hecho hoy por hoy, se reputa como un hecho jurídico;
es decir, como un acontecimiento que tiene la virtud de generar consecuencias
jurídicas. Se considera también como fuente de la familia y por tanto se hace
necesario dictar normas que sitúen a sus miembros en una relativa posición de
justicia y equidad; ya que no por ignorar la realidad se podrían eliminar las
existencias de estas uniones, especialmente en nuestra sociedad, ya que
constituye la mayoría de las uniones mediante las cuales se procrean hijos.
Supuestos de existencia

La presunción de unión legal de hecho no existe en todos los casos de


uniones extra-matrimoniales, sino que para que pueda admitirse, hace falta que
ocurra ciertos supuestos, cuya prueba debe producir quien pretenda ser
favorecido con el postulado legal.

Estos supuestos son:

♣ Convivencia no matrimonial permanente.


♣ Contribución del trabajo de ambos en la formación del patrimonio.
♣ Contemporaneidad de la vida común y el trabajo.

Duración y liquidación

Evidentemente, cuando deja de existir la unión legal de hecho, quedará


extinguida la presunta comunidad que de ella deriva. Y siendo esta extinción
una cuestión de hecho y no de derecho, por tratarse de una unión
esencialmente disoluble sin otro requisito que la voluntad de ambas partes o de
una sola de ellas. Se entiende que bastará la sola prueba de la definitiva
separación de las partes, o la muerte de uno de ellos, para que quede disuelta
la unión y por ende pueda procederse a su liquidación.

La liquidación tendrá lugar cuando ambos convengan en repartir los


bienes que hayan adquirido durante su vida en común; y en defecto de esta
convención, cuando mediante vía judicial se reconozca al hombre o a la mujer
o a sus respectivos herederos, participación en ese patrimonio, luego que se
hayan alegado y probado en autos los extremos existidos en el artículo 767.

Normativa legal.

Código Civil – Artículo 767:


“Se presume la comunidad, salvo prueba en contrario, en aquellos casos de
unión no matrimonial, cuando la mujer o el hombre en su caso, demuestre que
ha vivido permanentemente en tal estado aunque los bienes cuya comunidad
se quiere establecer aparezcan a nombre de uno solo de ellos. Tal presunción
sólo surte efectos legales entre ellos dos y entre sus respectivos herederos y
también entre uno de ellos y los herederos del otro. Lo dispuesto en este
artículo no se aplica si uno de ellos está casado.”

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela – Artículo 77:

“Se protege el matrimonio entre un hombre y una mujer, el cual se funda en el


libre consentimiento y en la igualdad absoluta de los derechos y deberes de los
cónyuges. Las uniones estables de hecho entre un hombre y una mujer que
cumplan los requisitos establecidos en la ley producirán los mismos efectos
que el matrimonio.”
Universidad Nororiental Privada “Gran Mariscal de Ayacucho”

Facultad de Derecho

Escuela de Derecho

Unidad Curricular. Derecho de Familia.

Divorcio.
Separación de
Cuerpos.
Unión legal estable

Participantes:
Facilitador:

Arnoldo Tepedino. Seijas, Leimar. C.I: 25 242 837

Silva, José. C.I: 26 228 589

Segundo año, sección 08.

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