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El Origen Del Alfabeto

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EL ORIGEN DEL ALFABETO

Breve estado de la cuestión

Gerard Maldonado Garcia — 16451750

Sistemes d’Escriptura del Mediterrani i del Pròxim Orient Antic


ÍNDICE

1. Introducción…………………………………………………………………. p. 3
2. Acerca de la cronología y localización……………………………………… pp. 4-6
3. Una primera aproximación a los inventores del alfabeto…………………… pp. 6-8
4. Proceso de creación del nuevo sistema de escritura………………………… pp. 8-10
5. Acerca de la difusión del alfabeto y sus posibles ventajas………………….. pp. 10-13
6. La teoría de Goldwasser sobre los inventores del alfabeto…………………. pp. 13-15
7. Los motivos propuestos por Goldwasser…………………………………… pp. 15-20
7.1 La dirección de los signos…………………………………………………. p. 15
7.2 La forma de los signos……………………………………………………... pp. 15-16
7.3 La dirección de la escritura………………………………………………… pp. 16-17
7.4 El origen de la letra nȗn……………………………………………………. pp. 17-18
7.5 La modificación de algunos signos………………………………………… p. 18
7.6 La creación de algunos signos. ……………………………………………. pp. 18-19
7.7 La falta de estandarización………………………………………………… p. 19
7.8 La pugna entre jeroglíficos por definir un único signo……………………. p. 19
7.9 La pureza del sistema acrofónico………………………………………….. p. 20
8. Conclusión………………………………………………………………….. pp. 21-22
9. Anexos……………………………………………………………………… p. 23
10. Bibliografía………………………………………………………………... p. 24

2
1. INTRODUCCIÓN.

El surgimiento del alfabeto, el sistema de escritura que es usado por miles de millones de
personas actualmente, tuvo unos inicios muy concretos y específicos. A lo largo de los
años se han barajado diferentes interpretaciones acerca de su cronología y su primigenia
localización. Lo cierto es que estas controversias han proliferado debido a la
interpretación de los restos arqueológicos encontrados en diversos lugares y por el análisis
de los propios signos de la nueva escritura. Es por eso que en este trabajo, para tratar de
situar correctamente el resto de aspectos, vamos a centrarnos al comienzo en comprender
las diferentes opciones acerca de la datación y localización; más adelante, haremos una
primera aproximación a los inventores el alfabeto, mostrando para ello algunos de los
argumentos, aunque no todos, pues el resto se reservarán para capítulos posteriores.

Después de estos dos primeros apartados, centraremos nuestra atención en el proceso de


creación del nuevo sistema de escritura a nivel formal, es decir, trataremos la controversia
que hay en el mundo académico acerca de las formas que utilizaron los inventores para
dar a luz el alfabeto. Después de esto, nos acercaremos a contemplar las posibles ventajas
que pudiera tener este nuevo sistema para sus inventores y, además, haremos un breve
repaso por la difusión que tuvo en sus inicios. Por último, los dos apartados restantes se
centran en aspectos muy ligados a la teoría de Orly Goldwasser, pues uno de los objetivos
principales de este estudio es comprobar si esta propuesta es plausible —o no— ante las
argumentaciones de otros especialistas en la materia. En primer término, profundizaremos
en los propios inventores. Explicaremos quiénes eran exactamente y cuáles serían sus
motivos para inventar este nuevo sistema de escritura. Por último, habiendo entendido el
anterior capítulo, deberemos mostrar los motivos que aporta la propia Goldwasser acerca
de su nueva y sorprendente propuesta sobre el origen del alfabeto. Para acabar, en las
conclusiones, intentaremos hacer un balance sobre los aspectos más destacados
mostrados y trataremos de comprender si esta rompedora propuesta tiene la suficiente
consistencia.

En todo este trabajo se han mencionado —mayoritariamente— los autores que esta Orly
Goldwasser cita en sus propias investigaciones. Esto se ha hecho de este modo por puro
pragmatismo, pues se ha creído conveniente mostrar más concretamente autores con los
que se contrapone la propia protagonista de la nueva teoría. Además, aunque se podrían
haber escogido otros muchos especialistas, la selección propuesta, en su mayoría,
presenta obras que resultan relativamente recientes en este ámbito de estudio.
3
2. ACERCA DE LA CRONOLOGÍA Y LA LOCALIZACIÓN.

¿Cuándo y dónde aparecen por primera vez los signos que originarían el alfabeto? Lo
cierto es que la respuesta a estas preguntas ha traído un importante debate desde el mismo
momento del descubrimiento de los propios restos. Para poder responder a estas
cuestiones, debemos exponer primero cuáles son los restos encontrados y que se han
barajado como los más antiguos, para así luego poder centrar nuestra atención en las
distintas dataciones que han dado unos y otros investigadores.

Hay que destacar que ha sido en Egipto dónde se ha encontrado un mayor número de
inscripciones; las restantes se han encontrado en las regiones de Canaán y el Líbano. Los
restos de Egipto pueden dividirse en tres localizaciones distintas: dos breves inscripciones
sobre piedra al sur del país, en Wadi el-Hôl; un ostrakon en el Valle de las Reinas, y por
último, alrededor de 30 inscripciones en el Sinaí, dentro de las minas de Serabit al-Jadim
o en sus inmediaciones. En el Levante mediterráneo, tan solo una docena de restos fueron
encontrados con breves inscripciones. Estas cifras son ya sugerentes, aunque no
determinantes. Para conocer la primera de las preguntas que hemos planteado, es decir,
la cronología de la invención del alfabeto, hay que analizar los restos arqueológicos y,
por supuesto, hacer también un análisis de las formas de escritura.

Para entender estas cuestiones podemos encomendarnos al interesantísimo trabajo de


Benjamin Sass, una obra clave en muchos aspectos. Este investigador comprende las
dudas que hay acerca de la datación y el lugar de los restos más antiguos, puesto que su
interpretación suele ser difícil por su antigüedad y su contexto. Es por eso que en su obra
abundan muestras de prudencia. Para comenzar con este breve análisis del autor, veamos
la pregunta que se plantea: <<Was Sinai during the 12th Dynasty, or was Palestine during
the Second Intermediated Period a more likely place for the formation of an alphabet most
of whose letters derive from Egyptian hieroglyphs?>>1.

Como bien advierte Sass, la datación de los restos también comportaría el posible traslado
del lugar con los restos más antiguos del Sinaí a la zona palestina o viceversa. La primera
de las dos vertientes, defendida por Petrie —ya en su descubrimiento— o Albright2, entre
otros, ha sostenido que los restos más antiguos cabría encontrarlos en Canaan durante el

1
SASS, Benjamin. The Genesis of the Alphabet and Its Development in the Second Millennium B.C.,
Ägypten und Altes Testament 13. Wiesbaden: Harrasowitz, 2005, p. 141.
2
ALBRIGHT, William Foxwell. Proto-Sinaitic Inscriptions and Their Decipherment, Harvar Theological
Studies 22. Cambridge, MA: Harvard Universisty Press, 1966.

4
Reino Nuevo, entendiendo que los restos del Sinaí son claramente posteriores al Reino
Medio. De hecho, ha habido intentos de relacionar a uno de los restos de escritura
alfabética más característicos del Sinaí, la esfinge (véase Anexos; imagen nº1), de
tiempos de Hatshepsut (D. XVIII), en el Reino Nuevo.

Pese a esas afirmaciones, los restos de Egipto se han datado del Reino Medio por muchos
investigadores. Gardiner fue el primero de esta vertiente historiográfica, pero le siguen
muchos otros como Benjamin Sass o Gordon Hamilton. Es por eso que Benjamin Sass,
pese a su inicial escepticismo, se sitúa claramente en esta última de las opciones.
Juzgando los restos encontrados en ambos lugares, Sass advierte que hay una mayor
plausibilidad de que los restos más antiguos fueran originados en tiempos de
Ammenemes—o Amenemhat— III (ss. XIX-XVIII), durante el Reino Medio 3. A pesar
de que admite que las evidencias resultan indirectas y circunstanciales, Sass apunta que
este sistema de escritura se originó durante la Dinastía 12. De hecho, esta afirmación es
la base de su posterior rechazo a los que sostienen que el alfabeto surgió durante el Reino
Nuevo. Sus argumentaciones van dedicadas exclusivamente a los restos arqueológicos.
Así pues, entiende que <<anyone who wishes to date the Proto-Sinaitic texts to the New
Kingdom has to asume that the sphinx, the block statuette and perhaps both the busts,
originally uninscribed, belonged to the Middle Kingdom Hathor Temple at Serabit el-
Khadem…>>4. Cabe decir además que los restos encontrados en Wadi el-Hôl también se
han datado durante el Reino Medio, lo que ha contribuido a una mayor aceptación de que
el nuevo sistema de escritura se originó en Egipto y no en el Levante mediterráneo 5.

Ahora bien, teniendo en cuenta estos datos, debemos hacer una primera reflexión para
situar el origen del alfabeto en una localización concreta. Si los restos encontrados en
Egipto datan de un período similar, podríamos pensar que el lugar en el que se ha
encontrado mayor número de restos es el origen de todo. Si tan solo encontráramos una
pequeña porción más de inscripciones, no resultaría evidente. Sin embargo, los
aproximadamente 30 restos de distintos períodos encontrados en el Sinaí frente a las dos

3
Hamilton precisa en los años. Entiendo como fecha temprana hacia 1940 A.C.; la más tardía como 1850
A.C. HAMILTON, Gordon. The Origins of the West Semitic Alphabet in Egyptian Scripts, The Catholic
Biblical Quarterly Monograph Series, 40. Washington D.C.: Catholic Biblical Association, 2006, p. 292.
4
SASS, Benjamin. Op. Cit., pp.143.
5
Un gran estudio de esas dos inscripciones se encuentra en DARNELL, John Coleman; Frederick William
Dobbs-Allsopp, Marilyn J. Lindberg, P. Kyle McCarter, & Bruce Zuckermann. “Two Early Alphabetic
Inscriptions from the Wadi el-Ḥôl. New Evidence for the Origin of the Alphabet from the Western Desert
of Egypt”. (together with: M. S. Chesson et al., Results of the 2001 Kerak Plateau Early Bronze Age
Survey), AASOR, 59, pp. 67-124. 2005.

5
breves inscripciones de Wadi el-Hôl, ha llevado a creer a muchos investigadores en que
esa es su localización original. Aunque la probabilidad estadística que encontramos por
la cantidad de restos es un factor importante, podemos mencionar algunos otros ejemplos.
Baste decir de momento que en cuanto a las formas del sistema de escritura, Orly
Goldwasser hace referencia a un logograma jeroglífico —un hombre agachado con los
brazos en alto— característico de la zona del Sinaí, cuya forma es sumamente parecida a

una de las letras del nuevo sistema de escritura ( ). Este jeroglífico aparece
mayoritariamente durante el Reino Medio, y muy raramente lo hace durante el Reino
Nuevo. Por otro lado, apenas se encuentra en el resto de Egipto6.

Por tanto, haciendo una breve síntesis de lo dicho hasta ahora, podemos afirmar que ha
habido distintas cronologías y localizaciones plausibles de ser reconocidas como el origen
del alfabeto. Pese a ello, encontramos mucho más lógico, así como muchos de los
investigadores más recientes, que los restos más antiguos pueden datarse durante el Reino
Medio en las minas de Serabit al-Jadim. Ahora bien, pese a que existan muchos
argumentos relacionados con la cronología que podríamos haber mencionado en este
punto, por guardar mayor proximidad con los inventores del alfabeto y con el propio
sistema de escritura, hemos decidido exponerlos en los siguientes apartados.

3. UNA PRIMERA APROXIMACIÓN A LOS INVENTORES DEL


ALFABETO.

Para saber quién inventó el alfabeto, los primeros investigadores ya se preguntaron quién
había en las minas de Serabit al-Jadim durante la dinastía 12 y por qué necesitaban crear
un sistema nuevo de escritura. Sabemos que un templo en honor de Hathor, junto a estas
minas, fue inaugurado por Sesostris I, quien gobernó de 1971 a 1928 A.C. Los sucesivos
faraones continuaron con el trabajo en las minas de turquesa conformando uno de los
períodos más brillantes de Egipto. Durante la dinastía 12, según se ha estudiado en
diferentes tipos de fuentes, hubo una mayor tolerancia hacia los pueblos colindantes de
Egipto. Fue durante el reinado de Amenemhat III y Amenemnhat IV que se multiplicaron
las expediciones en Serabit al-Jadim, a las que llegaron, según las fuentes, una gran
cantidad de personas. Entre ellos destacamos, así como lo expone Goldwasser, <<high

6
GOLDWASSER, Orly. “How the Alphabet Was Born from Hieroglyphs” Biblical Archaeology Review,
36(2): pp. 40-53, 2010a, pp. 42-43.

6
officials, scribes, priests, architects, physicians, magicians, scorpion charmers,
interpreters, caravan leaders, donkey drivers, miners, builders, soldiers and sailors >>7.

Para tratar de sintetizar lo que se ha propuesto acerca de los inventores baste decir que la
mención a intérpretes ha sugerido que había un barrera lingüística entre egipcios y no
egipcios. Por otro lado, la aparición de otros elementos asiáticos como las caravanas de
burros o la mención al origen asiático de algunos egipcios, ya comportó tempranamente
la sospecha de que había muchos semitas entre los trabajadores de las minas. De hecho,
el propio Gardiner ya defendió en su momento que la aparición de tantos semitas en las
fuentes egipcias constituía uno de los tres puntos clave de su teoría acerca del origen del
alfabeto8.

Debemos pensar, como han hecho otros expertos, que el Sinaí era un mundo multiétnico,
multicultural y multilingüístico 9. Sin embargo, eso no explica la aparición de un nuevo
sistema de escritura. Parece sensato pensar que su invención no fue para los mismos
egipcios, pues ya tenían su propia escritura. Ahora bien, tras los primeros análisis de los
investigadores, sí se pudo determinar con toda seguridad a quien iban dirigidos esos
nuevos signos. Eso se pudo conocer, en primer lugar, gracias a los pasos de Petrie, y
posteriormente, entre otros, a Gardiner. Este último encontró destacable que hubiera una
serie de signos repetidos en muchas de las inscripciones de la zona de las minas. El
famoso egiptólogo acertó al determinar que esos cuatro signos representaban la palabra
cananita Baalat, de los sonidos consonánticos b-‘-l-t. ¿Sería Baalat el nombre cananita
correspondiente a Hathor, la diosa egipcia de las minas de turquesa? La ya mencionada
esfinge, muestra una inscripción bilingüe que corrobora estas afirmaciones. Mientras los
restos en jeroglífico se ha resuelto traducirlos como “el amado de Hathor, dueña de
turquesa”, en los nuevos signos se confirmó que decían lo mismo, aunque más escueto,
pero con el nombre supuestamente cananita: “el amado de Baalat”.

7
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2010a, p. 39.
8
Sass matizaba a Gardiner que había durante el Reino nuevo algunas otras referencias a semitas en las
minas del Sinaí, y que no solo aparecían durante la Dinastía 12. GARDINER, Alan H. The Egytian Origin
of The Semitic Alphabet, The Journal of Egyptian Archaeology, Vol. 3, No 1, pp. 1-16. Para estas
informaciones véase pp.13-14.
9
CERVELLÓ, Josep. Escrituras, lengua y cultura en el antiguo Egipto. Col. el espejo y la lámpara, nº 11.
Edicions UAB, (IIª ed.), 2016., p. 454; Goldwasser le achaca a Darnell que no entienda que Serabit al-
Jadim fuera también un contexto culturalmente plural en su trabajo sobre Wadi el-Hôl. GOLDWASSER,
Orly. Op. Cit., 2010a, p. 47.

7
Ahora bien, ante estas interpretaciones cabe pensar si los inventores del alfabeto fueron
los egipcios para entenderse con los cananitas, o por el contrario, fueron los propios
asiáticos que lo inventaron para su uso personal. Si tan solo nos fijamos en lo expuesto
hasta ahora, ambas opciones podrían resultar válidas, sin embargo, hay motivos de peso
que llevaron a algunos egiptólogos a determinar que los inventores fueron cananitas. Para
entender el motivo de esta afirmación cabe esperar al siguiente apartado, dónde se darán
las claves para comprender el nuevo sistema de escritura, su origen y sus características
fundamentales. Por el momento, baste decir que con los datos presentados hasta el
momento, la invención del alfabeto se produjo en Egipto, durante el Reino Medio y el
gobierno de la 12 dinastía, en las minas de turquesa del Sinaí por unos cananitas.

4. PROCESO DE CREACIÓN DEL NUEVO SISTEMA DE ESCRITURA.

¿Cuál es la apariencia de las primeras formas alfabéticas? ¿Fue una creación o una
adaptación a otro sistema de escritura ya existente? Un hecho que es asumido por los
expertos es la adaptación de las letras alfabéticas de la escritura jeroglífica. El trabajo ya
mencionado de Benjamin Sass es clave para entenderlo. Sin embargo, hay otro aspecto
que ha traído controversia entre los más destacados especialistas, y es la plausibilidad de
que los inventores del alfabeto hubieran adaptado algunos signos también de las formas
hieráticas. Hamilton es muy claro en su argumentación, pues se mantiene muy firme al
mencionar que el origen del alfabeto vino dado gracias a los signos hieráticos además de
los jeroglíficos. En sus propias palabras: <<I shall select hieroglyphic and hieratic forms
from the Middle Kingdom and Second Intermediate Period, the eras isolated by previous
researchers as the time when West Semitic consonantal alphabetic writing began>>10.

Uno de los motivos que aporta Hamilton se relaciona con una de las letras más
controvertidas del nuevo alfabeto. Este especialista se centra en el jeroglífico I9 ( ), y
en sus representaciones muy similares en textos hieráticos en el período de los Hicsos y
en la decimoctava dinastía 11. Sobre este aspecto, sin embargo, nos encargaremos más
adelante. Los signos utilizados por los semitas occidentales, según Hamilton entre
muchos otros autores, fueron reutilizados de los preexistentes en el sistema jeroglífico e
hierático para el uso de un sistema monoconsonántico de escritura alfabética 12, algo en lo

10
HAMILTON, Gordon. Op. Cit., p. 14.
11
Se pueden ver detalladas imágenes y más explicaciones sobre la letra nȗn. Véase varios ejemplos en
HAMILTON, Gordon. Op. Cit., p. 156 y siguientes.
12
HAMILTON, Gordon. Op. Cit., p. 271.

8
que está de acuerdo Darnell cuando dice que <<[t]he percentage of inscriptions alternating
between hieratic and hieroglyphic orthographies appears to peak during the Middle
Kingdom>>13. Hamilton presenta unos datos objetivos acerca de esta combinación de
signos. Este egiptólogo da cifras exactas en sus explicaciones acerca de los distintos
sistemas de escritura que adaptaron los semitas en el nuevo alfabeto. Éste afirma que la
mayoría de signos provienen claramente de la escritura jeroglífica (24/33), aunque afirma
que del total de 33 signos nuevos, también 12 provienen del hierático 14. Por tanto,
encontraríamos que hay algunos signos alfabéticos que tendrían diferentes formas, o al
menos, un origen en los dos sistemas de escritura egipcios. De hecho, Hamilton arremete
contra quienes piensan que el origen del alfabeto está tan solo en los símbolos jeroglíficos:
<<They erred only in attempting to create a neat theory of deriving Proto-Canaanite
graphic forms exclusively from one sequence of Egyptian writing or the other. One cannot
account for the full range of early letter forms (and their later descendants) without
reference to both major sequences of Egyptian scripts>>15.

Se entiende pues, que tanto Hamilton como Darnell, y demás expertos en la materia,
defienden la creación de las letras del primer alfabeto a través de los dos sistemas de
escritura egipcios —jeroglífico e hierático— en vez de poner el foco de atención tan solo
en uno. Se puede desprender una cierta idea de que las posibilidades fueron tan amplias
en cuanto a la elección, que resulta extraño que tan solo cogieran uno de los sistemas.
Aquí también entraría en juego algún otro aspecto importantísimo, y es el hecho de la
capacidad que tuvieron los inventores de entender —o no— los símbolos que adaptaron.
Para tatar ese asunto deberemos esperar al capítulo referente a la teoría de Goldwasser
sobre los inventores.

Sin embargo, no podemos vasar estas afirmaciones de Hamilton y del resto de la


historiografía que ha interpretado lo mismo acerca de los signos hieráticos como simple
probabilidad. Aunque no sea nuestro objetivo exponer al detalle toda esta propuesta, sí
debemos mostrar, para que sirva de ejemplo, alguno de estos casos. Hamilton destaca que
<<a few Egyptian forms antedating the Middle Kingdom are extremely close to early
alphabetic letters>>16. Algunas pruebas de ello las encontramos, por ejemplo, en la forma
hierática del jeroglífico K1 ( ) de la quinta dinastía, que resulta muy parecida al

13
DARNELL, John Coleman et al. Op. Cit., p. 97.
14
HAMILTON, Gordon. Op. Cit., p.272.
15
Íbid.
16
Íbid. pp. 290-291

9
pictograma alfabético del pez; otra del mismo símbolo se encuentraría en el Primer
Período Intermedio 17. Además, otro de los ejemplos más destacados se encuentra en la
letra bȇt, que según Hamilton, proviene de formas hieráticas que ya se encuentran a
comienzos de la Dinastía 12 o en papiros hicsos18.

Como se ha podido comprobar, se han presentado algunas afirmaciones tanto de Hamilton


como de Darnell acerca del origen gráfico de la escritura. Podríamos haber incluido otros
expertos en este estudio, pero esta elección ha sido por la mera razón de que es contra
ellos que Goldwasser arremete en su nueva propuesta. Esta investigadora no acepta de
ninguna de las maneras estas disposiciones, y para entender el porqué de ello, debemos
centrarnos primero en otras cuestiones muy relacionadas. Para que sirva tan solo de
avanzadilla, diremos que Goldwasser no se plantea la posibilidad de que los inventores
se acogieran al hierático además de al jeroglífico. <<In my opinión —dice Goldwasser—
the hypothesis of hieratic models for the Sinai letters is unnecessary, complicates the
discussion and has a much weaker explanatory power>>19. Los motivos a esta afirmación
los encontraremos en el capítulo sobre su teoría, sin duda el aspecto más controvertido de
todos los referentes a este estudio: la compleja tarea de determinar quiénes fueron
exactamente los inventores del alfabeto de entre los semitas, cuáles eran sus capacidades
y por qué decidieron emprender esta aventura. Antes de ello, debemos hacer un breve
paso por el efecto que tendría el alfabeto en las poblaciones que lo conocieron bien
tempranamente.

5. ACERCA DE LA DIFUSIÓN DEL ALFABETO Y SUS POSIBLES


VENTAJAS.

Por si cupiera la menor duda de que los restos encontrados en el Sinaí fueran las primeras
formas de escritura alfabética —y que ya fueron relacionadas muy tempranamente por
Petrie de ese modo— y no de simples dibujos, debemos pensar que el mero hecho de
adaptar unos símbolos usados en un sistema de escritura, ya muestra una clara intención
de hacerlo con la misma finalidad. Así es como lo expresa la propia Orly Goldwasser
muy segura: <<by mainly using the hardware of the Egyptian script (instead of inventing

17
Íbid. y pp. siguientes.
18
Encontramos todo acerca de la letra bȇt en Íbid. pp. 39-52.
19
GOLDWASSER, Orly. “The Advantage of Cultural Periphery. The Invention of the Alphabet in Sinai
(Circa 1840 B.C.E.)” en SELA-SHEFFY, Rakefet; TOURI, Gideon [Eds.]. Culture contacts and the making
of cultures: papers in Homage to Itamar Even-Zohar. Tel Aviv University: Unit of Culture Research. Pp.
255-321. 2011, p. 274.

10
a new set of pictures), they say to the beholder, “We write”, “this is an inscription!”>>20.
En cierto modo, sería perfectamente posible que los inventores se hubieran apropiado de
los símbolos con los que se nutría el sistema de escritura que ya conocían y darles el
mismo significado, pero no estaríamos, en absoluto, delante de una nueva escritura. Lo
que es un hecho indiscutible es que el nuevo sistema de escritura, es decir, los primeros
signos que compondrían a la postre el alfabeto, no tenían el mismo significado que la
escritura egipcia original. Además, eso sería dar por sentado que serían capaces de leerlo,
y como hemos insinuado, Orly Goldwasser no aceptaba esa disposición.

Primero de todo, lo que parece evidente es que los inventores del alfabeto tuvieron que
escoger una serie de imágenes de entre cientos de jeroglíficos. A la luz de los tantos
descubrimientos que se han dado en el Sinaí, y aceptando la idea de Goldwasser y otros
especialistas de que esas son las más antiguas, debemos pensar que las formas que
observaron los inventores fueron jeroglíficos en las minas o en zonas cercanas a estas 21.
Éste sería el primer paso; el segundo consistiría en darles un significado.

Las nuevas normas semióticas por las que se debían regir los signos que habían escogido
eran únicamente fonéticas. El principio acrofónico es la clave para entender el significado
de cada uno de los signos. En otras palabras, <<they took the initial “sound”22 from this
name>>23. Si el jeroglífico escogido era una cabeza de toro, los inventores cananitas se
encomendaron a la palabra “toro” en su propia lengua (ʼālep) y aislaban el sonido inicial,
en este caso un oclusivo laríngeo (ʼ), para conformar una letra. Esto ya fue visto pronto
por Gardiner con el sonido “B”, correspondiente al bȇt cananita como “casa”. Así pues,
nos encontramos ante un sistema ingenioso en el que cada signo correspondería a un
sonido consonántico; las vocales llegarían más adelante y en otros alfabetos.

Debemos ahora pensar en lo que supuso la invención del alfabeto. Mucho se ha hablado
de las ventajas que tiene una escritura alfabética frente una silábica. El sistema jeroglífico
o la escritura cuneiforme fueron unos sistemas de escritura muy utilizados, y por supuesto,
los más antiguos. El sistema alfabético, sin embargo, es menos complejo porque usa
pocos signos24. Goldwasser ha llegado a afirmar que la invención del alfabeto fue <<the

20
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2011, p. 275.
21
Como veremos más adelante, algunas formas fueron modificadas o incluso creadas ex novo.
22
Goldwasser prefiere utilizar ese término en lugar de fonema, alófono o morfema.
23
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2011, p. 275.
24
Alrededor de 30 signos.

11
most profund media revolution in history>>25. En contraste con el sistema jeroglífico y el
cuneiforme, el sistema de escritura alfabético rige su funcionamiento bajo unas simples
normas. Para esta especialista, esta gran invención tuvo grandes implicaciones sociales y
culturales. Según ella, este nuevo sistema permitía el acceso a la lectura y a la escritura
de una mayor parte de la población, y no solo al selecto grupo de escribas, con lo que la
información, el conocimiento pudo expandirse, y la capacidad de asumir un rol
administrativo pudo aumentar26.

Pese a estas argumentaciones, ¿podemos nosotros afirmar que fue de ese modo? En cierta
manera es comprensible pensar que un sistema alfabético, con un signo por sonido
consonántico sería más favorable al aprendizaje que otros con cientos de signos y un
complejo funcionamiento. Sin embargo, debemos remitirnos a los datos que tenemos.
Rollston ha sido muy escéptico con estas afirmaciones, recordando que los índices de
alfabetización en el Antiguo Israel, en Grecia o en Roma —en todos estos lugares y
períodos usaron un sistema alfabético— hubiera grandes evidencias de que el
conocimiento de la escritura fuera la norma entre la población. Por eso afirma que <<high
levels of literacy are not a necessary correlative of the presence of an alphabetic writing
system>>27. Goldwasser, tal y como se ha hecho referencia anteriormente, había entendido
que el alfabeto habría permitido a ciertos sectores de la población tener un mayor control
sobre sus vidas en sus respectivas sociedades; Rollston se desmarca de esa idea
tachándola de demasiado romántica. Aun así, afirma sin problemas que el ratio de
alfabetismo sería mayor en sociedades alfabéticas que en las no-alfabéticas, por ser estas
últimas más difíciles, pero ello no favoreció el acceso de grandes cantidades de población,
sino que continuaría asociándose la escritura con las élites28.

Este nuevo sistema, de hecho, no tuvo una gran difusión en sus zonas limítrofes. Según
los restos arqueológicos que tenemos, tal y como asume Goldwasser, pese a todo lo dicho
anteriormente, debemos pensar que este alfabeto fue raramente usado durante los 500
años posteriores a su creación. ¿Cuál sería el motivo? Podemos pensar que no era útil
para los que lo conocieron, pero ya hemos visto que era fácilmente asumible con el

25
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2010a, p. 40.
26
Íbid.
27
ROLLSTON, Christopher. “The Probable Inventors of the First Alphabet: Semites Functioning as rather
High Status Personnel in a Component of the Egyptian Apparatus”, En línea:
http://www.rollstonepigraphy.com/?p=195, 2010.
28
Íbid.

12
conocimiento de las lenguas cananitas. Entonces, ¿Por qué no se difundió? Hay otro
aspecto que puede ser clave para entenderlo. Durante el llamado Segundo Período
Intermedio, los hicsos controlaron Egipto desde Avaris. Los hicsos eran cananitas, y si
hubieran querido, podrían haber utilizado este sistema de escritura que se adaptaba
perfectamente a su lengua. Sin embargo, hay que pensar en la posibilidad de que su uso
se relacionara con una práctica primitiva o de clase baja. Sabemos por numerosos restos
que los hicsos se presentaban a ellos mismos con los jeroglíficos egipcios, probablemente
porque era la escritura más prestigiosa de todas. Es por eso que la difusión del alfabeto
sería básicamente en entornos muy reducidos y para uso personal29. Es bastante factible
pensar que, como así lo hace Goldwasser, con la pérdida de poder de las civilizaciones
dominantes en Egipto y Mesopotamia, sus sistemas de escritura perdieran peso, y
apareciera entonces un nuevo aspirante en la lucha por la supremacía de la escritura.
Pueblos como los israelitas, fenicios, moabitas y arameos se hicieron fuertes en el Levante
mediterráneo, llevando este sistema de escritura. Era además una nueva manera de
demostrar su identidad30. El alfabeto se convertiría con los siglos en el sistema de escritura
que controlaría el Próximo Oriente y expandiría sus fronteras hacia Occidente con la
adaptación de éste por parte de otros pueblos. Goldwasser llama a este alfabeto original
del que surgieron el resto como “Serabit alphabetic script”31.

6. LA TEORÍA DE GOLDWASSER SOBRE LOS INVENTORES DEL


ALFABETO.

Durante muchos años se ha considerado que los inventores cananitas del alfabeto eran
personas con cierto nivel de conocimiento del sistema de escritura jeroglífico. Benjamin
Sass, por ejemplo, defiende la posibilidad de que en las expediciones mineras en Serabit
al-Jadim hubiera cananitas letrados. Además, entiende que dicha creación del nuevo
sistema de escritura y su análisis fonético característico requeriría de un nivel de

29
En el siguiente apartado se profundizará en la teoría de Goldwasser sobre los inventores del alfabeto y
sus motivos para ello. Rainey creyó que los restos del Sinaí raramente serían los primeros, pues para él, la
escritura alfabética nació claramente para ser escrita en papiro (y en el Delta), aunque no hay restos.
RAINEY. Anson. “Turquoise Miners Did Not Invent the Alphabet.” Online discussion with Orly
Goldwasser. Biblical Archaeology Review. En línea: http:// www.bib-arch.org/scholars-study/alphabet-
rainey-critique.asp. 2010; Para la respuesta de Goldwasser véase GOLDWASSER, Orly. “Who Really
Invented the Alphabet”. Online discussion with A. Rainey. Biblical Archaeology Review. En línea:
https://www.biblicalarchaeology.org/daily/biblical-artifacts/inscriptions/goldwassers-first-rebuttal/,2010b.
30
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2010a, p. 49.
31
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2010a, p. 50.

13
alfabetismo y habilidad de abstracción32. Sin embargo, la propuesta de Orly Goldwasser
se aleja completamente de este pensamiento, y al contrario que todos los especialistas,
propone que los inventores fueron unos mineros cananitas iletrados33. Los signos que
adaptaron, tan solo sirvieron para extraer de ellos el sonido inicial de la palabra que
representaba esa imagen en su propia lengua. Es precisamente ese aspecto que ya hemos
expuesto, a lo que se acoge Orly Goldwasser en su teoría. De hecho, llega a hacer una
enumeración de los motivos exactos por los que entiende que sería imposible contar con
unos inventores letrados en el sistema jeroglífico, como veremos a continuación.

Sin embargo, es preciso observar antes, y más precisamente, el porqué del rechazo de
Goldwasser a la adaptación de los signos hieráticos. Para esta egiptóloga sería esencial
que los inventores estuvieran versados en hierático además de en jeroglífico. De hecho,
sabemos que los signos hieráticos son mucho más esquemáticos que los jeroglíficos, y
dependiendo del símbolo, habían perdido totalmente su idea original. Es por eso que
Goldwasser afirma que <<hieratic signs lost their iconicity in most cases, and individual
signs could not be identified iconically by an uninitiated beholder>>34. Debemos entonces
abordar más exactamente el motivo por el cual adaptaron los jeroglíficos y en ningún
caso, para Goldwasser, tuvieron como modelo los signos hieráticos.

A un nivel más básico, se podría decir que el alfabeto surgió porque hubo ciertos factores
que le ayudaron a hacerlo en un contexto plural como las minas del Sinaí. Goldwasser da
una explicación para ello: <<the difficult, dangerous work and the long expeditions no
doubt cost lives. The Canaanites watched the Egyptians praying, worshiping and writing
to the gods>>35. Los mineros asiáticos se verían llamados a imitar a los egipcios ante la
necesidad de traer consigo a sus propios dioses (como la ya mencionada Baalat). Lo que
ellos veían eran multitud de jeroglíficos por todas partes, y llegarían a pensar que podrían
inventar un sistema con el que ellos serían capaces de hacer lo mismo que los egipcios.
En otras palabras, Goldwasser entiende que un motivo de la invención fue espiritual. Fue
la urgencia personal por comunicarse con los dioses, rezar y eternizar su propio nombre
en presencia de los dioses36. Ahora bien, ¿Qué motivos da para defender su propuesta
frente al resto de especialistas en la materia? Esto es lo veremos en el siguiente apartado,

32
SASS, Benjamin. Op. Cit., p. 143.
33
La primera referencia a esta teoría está en: GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2010a, sin embargo, la
reiteración de argumentos y explicaciones se mantiene en las publicaciones de los años posteriores.
34
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2011. p. 273.
35
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2010a, p. 47.
36
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2011. p. 290.

14
y deberá servir para resolver todas las dudas surgidas a lo largo del escrito y comprender
con toda seguridad cuál es la propuesta de Goldwasser, el proceso que le ha llevado a
pensar en dicha teoría y sus detractores.

7. LOS MOTIVOS PROPUESTOS POR GOLDWASSER.

Durante todo este trabajo, hemos ido apuntando ciertos aspectos que han ayudado a
comprender el proceso por el cual entendemos que los inventores fueron cananitas. Ahora
debemos hacer una mención especial a los motivos que sugiere Goldwasser, algunos muy
relacionados a aquellos, por los que entiende que los inventores fueron unos iletrados37.
En total, podemos destacar alrededor de nueve motivos, aunque como veremos más
adelante, alguno podría fusionarse con otro punto.

7.1 La dirección de los signos

Según las normas de escritura egipcias, hay un claro fallo en los documentos en el nuevo
sistema de escritura. Goldwasser asegura que <<another phenomenon that strongly points
to the fact that the inventors did not know to read hieroglyphs is that in all the alphabetic
inscricptions in Sinai the direction of writing is incorrect according to Egyptian rules >>38.
Eso significa que solemos encontrar los escritos en cualquier dirección, lo que no es
aceptable según el sistema jeroglífico. Sí que es cierto que el sistema egipcio de escritura
permite que el texto pueda leerse de derecha a izquierda, y de izquierda a derecha, siempre
y cuando los símbolos estén bien representados. Sin embargo, en los textos
Protosinaíticos, en las mismas palabras que Goldwasser, <<some are writen left to right,
other right to left and some from top to bottom. This suggests that the writers had mastered
neither Egyptian hieroglyphic nor any other complex, rule-governed script >>39 (véase
Anexos; imagen nº 2).

7.2 La forma de los signos

El segundo motivo que propone Goldwasser va relacionado con la forma de los signos.
Entiende que alguien con conocimientos de la escritura jeroglífica no produciría en la

37
Para conocer la propuesta de Goldwasser de un modo más sintético, encomiendo a los lectores a su
segunda publicación acerca de esta problemática: GOLDWASSER, Orly. “The Miners Who Invented the
Alphabet – A Response to Christopher Rollston”. Journal of Ancient Egyptian Interconnetions, vol. 4:3,
pp.9-22. 2012; para una exposición más detallada véase GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2011.
38
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2011, p. 271.
39
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2010a, p. 44.

15
misma inscripción letras de <<different stances>>40. Además, aquí podríamos añadir un
hecho común entre las letras Protosinaíticas. En muchas ocasiones aparecen en la misma
inscripción en distintos tamaños y direcciones. Todo esto constituye, sin ninguna duda,
un punto fuerte de la teoría de Goldwasser, pues parece comprensible entender que estos
métodos de escritura, en sus mismas palabras, <<would be unthinkable for anybody versed
in any standarized writing system of the period>>41. Sin embargo, en este punto debemos
añadir las afirmaciones que hace Hamilton sobre este asunto. Lejos de admitir que estas
diferencias con respecto al uso habitual en los textos jeroglíficos —o hieráticos— son
determinantes para entender que los inventores fueron iletrados, Hamilton cree que se
debió a una cuestión práctica. Este investigador afirma que pese a la variedad de formas
y orientaciones de cada letra, y el sentido en el que se escriben, esto no se debió al
desconocimiento de los inventores por el uso de la escritura egipcia, sino que fue
meramente un hecho práctico, para que los lectores pudieran saber de antemano que, al
observar las diferencias con las normas egipcias de escritura, se trataba de textos hechos
por semitas. Esto pudo suceder, sin ninguna duda para Hamilton, debido a que los lugares
en los que se han encontrado los restos más antiguos de esta escritura en Egipto (Sinaí y
Wadi el-Hol), eran multiculturales, es decir, con población semítica y egipcia. En las
propias palabras de Hamilton: <<readers in antiquity —en los lugares ya mencionados—
would have been able to tell at a glance that they were looking at a West Semitic
alphabetic text and not an Egyptian one primarily by the different stances of the letters
and their contrastive usages>>42 (véase Anexos; imagen nº 3). Este contexto cultural, que
Goldwasser había mencionado como determinante para la creación del alfabeto, es a la
vez clave para entender la propuesta de Hamilton. Podemos ver que, sin duda, el mismo
hecho sirve para dos propuestas diferentes mediante la interpretación de cada especialista.

7.3 La dirección de la escritura


La tercera razón que da nuestra protagonista es la siguiente: <<the writers do not try to
follow any order in writing>>43. Si nos fijamos en este aspecto, podemos determinar que
los jeroglíficos egipcios siguen siempre un orden establecido, ya sea de derecha a
izquierda o viceversa, como ya hemos comentado. Goldwasser nos remite a una pieza
encontrada en las minas que es especialmente confusa (véase Anexos; imagen nº 4), pues

40
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2012, p. 13.
41
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2011, p. 272.
42
HAMILTON, Gordon. p. 282.
43
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2012, p. 13.

16
los signos que aparecen deben leerse en múltiples direcciones. Como asegura esta
investigadora, <<no Egyptian Scribe would ever produce such an inscription>>44.

Hasta aquí, podríamos decir que los motivos presentados por Goldwasser se basan en
aspectos formales relacionados con la baja calidad de los signos. Podría ser, sin duda, un
motivo de peso, aunque hay que admitir que, como presenta Hamilton, hay múltiples
ejemplos de escritura en jeroglíficos de baja calidad según los estándares egipcios hechos
por propios egipcios. Hamilton se encomienda a unas inscripciones encontradas en Edfu
o en el desierto oriental de Tebas45. Es por eso que pese reconocer la baja calidad de las
inscripciones alfabéticas, entiende que los inventores sí estarían mínimamente letrados.

7.4 El origen de la letra nȗn.

La siguiente razón ha sido ampliamente debatida, y también mencionada ya brevemente


en este trabajo. Goldwasser se centra en el uso de dos jeroglíficos distintos que fueron
prototipo para una misma letra. Es sin duda, un motivo muy importante para entender que
los inventores fueron cananitas por el hecho de que ambos símbolos egipcios constituyen
una misma “realidad”, y por tanto, una misma palabra en su propio idioma.

El primero de los casos que cabe destacar en este punto es el de la letra reš, cuyos modelos
se encontrarían en dos jeroglíficos que sirven para denominar tanto “cabeza”, el D1 ( ),
como “cara”, el D2 ( ). Sin embargo, pondremos mayor atención en el segundo de los
ejemplos. Si bien los egipcios distinguirían perfectamente una “cobra”, cuyo jeroglífico
es el I9 ( ) con sonido “DG” y una “víbora”, cuyo jeroglífico es el I10 ( ) con sonido
“F”, y nunca podrían ser confundidas por ellos, <<the Canaanite inventors of the alphabet,
however, failed to note the distinction and simply conflated the two snakes into a single
Proto-Sinaític sign that they used for the letter “N”>>46. Hay que recordar que las letras
del nuevo sistema de escritura se basan en el primer sonido de cada signo, como ya se ha
hecho referencia. Así pues, para estas distintas serpientes, tan solo una palabra en su
propia lengua las definiría para representar la letra nȗn. En este caso, seguramente sería
naḥash47. Pese a lo propuesto por Goldwasser, Rollston no está de acuerdo. Éste entiende
que el motivo de encontrarnos dos símbolos para una misma letra no debemos

44
Íbid.
45
HAMILTON, Gordon. pp. 292-293.
46
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2010a, p. 45.
47
Íbid.

17
relacionarlo con el desconocimiento del egipcio y el significado de los jeroglíficos, sino
que bien podría haber sido una decisión consciente de los inventores48. De ser esto cierto,
pese a la aceptación del principio acrofónico del nuevo sistema de escritura, lo propuesto
por Rollston se desvincularía claramente de la teoría de Goldwasser.

7.5 La modificación de algunos signos


El quinto motivo se centra en ciertas suposiciones acerca de algunos signos que los
propios inventores modificaron de otros jeroglíficos ya existentes. La letra waw ha traído
mucho debate, pues fue fruto de este proceso. Se apunta la posibilidad de que este símbolo

pudiera tener como referencia dos símbolos jeroglíficos: el símbolo P8 ( o ), que

muestra un remo; y el T3 ( ), que simboliza un mazo. Goldwasser cree que podrían haber
sido estos dos signos los que habrían servido como primer prototipo para la letra
Protosinaítica. El motivo por el cual cree que escogieron estos dos se reduce nuevamente
al desconocimiento por parte de los inventores del propio egipcio. Al no saber leer el
egipcio, no comprenderían las diferencias entre ambos jeroglíficos 49. Es importante
destacar aquí la interpretación del ilustre egiptólogo Rainey, pues entendió que esos
jeroglíficos tenían un parecido innegable con las llamadas “Canaanite toggle pin” 50. Éstas
pueden ser transcritas como wawim (‫)ווים‬, lo que de estar en lo cierto, demostraría que los
cananitas habrían traducido los dos jeroglíficos egipcios en una palabra de su propio
mundo cultural. Se debería claramente a una <<pictorial translation>>51.

7.6 La creación de algunos signos


La sexta razón que da Orly Goldwasser es la que hace referencia a los signos de escritura
alfabética que los inventores crearon ex novo. En este caso ni siquiera adaptaron algún
modelo existente en la escritura egipcia, sino que supieron crearlos de su <<real world and
have no model in Egyptian inscriptions >>52. Los dos ejemplos que presenta Goldwasser
son el de la letra Protosinaística kaf ( ), de sonido “K”, y la Protosinaítica šin ( ), de
sonido “SH”.

48
ROLLSTON, Christopher. Op. Cit.
49
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2011, p. 269.
50
RAINEY, Anson. “Review of The Origins of the West Semitic Alphabet in Egyptian Scripts, by G.J.
Hamilton.” BASOR, 354: pp.83-86, 2009, p. 85.
51
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2011, p. 270.
52
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2012, p. 13.

18
En el primer caso, la representación de esta letra proviene de una palma de una mano, de
la cual <<there is no pictogram […] in Egyptian hieroglyphic>>53. El segundo caso, la letra
que representa el fonema “SH” proviene de un arco, y no hay tampoco ningún jeroglífico
egipcio parecido. De hecho, en cananita, la palabra “arco” correspondería ša-na-nu-ma,
es decir, con el fonema “SH” al comienzo de palabra. Todo cuadraría siguiendo los
principios acrofónicos de este nuevo sistema de escritura. Estos dos casos no formarían
parte de gran grupo de letras que provendrían directamente de los símbolos egipcios, sino
que fueron creaciones de los propios inventores cananitas. Todo esto confirmaría que,
según Orly Goldwasser, los inventores cogieron los signos independientemente de su
significado egipcio, y en caso de no encontrar uno adecuado al fonema buscado, lo
inventarían54.

7.7 La falta de estandarización


Nos acercamos al final de su argumentación. El séptimo motivo de esta experta se centra
en la que llama como la <<minimal standarization>>55 que hay en las inscripciones. Para
Goldwasser, si los que hubieran inventado este nuevo sistema de escritura hubieran sido
expertos en la escritura egipcia, debido a su formación, hubieran intentado hacer una
estandarización del nuevo sistema. Sin embargo, esto no se produce en el Sinaí, dónde ya
sabemos que se han encontrado más de la mitad de todos los restos más antiguos y casi
la totalidad de Egipto. Orly llega a decir que <<If my reconstruction is correct, and the
texts in Sinai were invented by for local religious use, this should not have been a concern
of the profesional inventors>>56. En este caso, Goldwasser se escuda en la causa de la
invención que ya hemos mencionado en el anterior capítulo para defender este punto.

7.8 La pugna entre jeroglíficos por definir un único signo


Si seguimos al pie de la letra el trabajo de Goldwasser, nos encontramos ante la octava
razón que ayuda a su teoría. Sin embargo, bien podría encontrarse dentro del anterior
motivo, pues se centra de igual modo en la <<lack of standarization>>57 que puede verse
en el hecho de que dos signos compitan para definir un solo sonido. Así pues, tan solo se
ha querido separar este octavo punto para no desvirtuar la argumentación de la propia
autora de la teoría.

53
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2010a, p. 45.
54
Íbid.
55
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2011, p. 13.
56
GOLDWASSER, Orly. Op. Cit., 2012, p. 14.
57
Íbid.

19
7.9 La pureza del sistema acrofónico
La novena y última razón propuesta por Orly Goldwasser hace referencia a uno de los
aspectos más esenciales y característicos de este nuevo sistema de escritura. La autora se
mantiene convencida de la invención por parte de cananitas iletrados también por el hecho
de que no hay signos de contaminación por parte del complejo sistema egipcio de
jeroglíficos. Explicado de otro modo, el nuevo sistema es <<acrophonically pure>>58. Para
ella, esto tan solo se puede explicar si los inventores solo tuvieron acceso al nivel pictórico
de los jeroglíficos egipcios y no a su significado.

58
Íbid.

20
8. CONCLUSIONES.
Para acabar este breve ensayo sobre el origen del alfabeto, cabe hacer una recapitulación
de los aspectos más significativos que se han intentado exponer en este estudio. Hemos
tratado la cronología de los restos más antiguos y su localización; además, hemos
explicado quiénes fueron los inventores del alfabeto y los posibles motivos que les
llevaron a ello; también nos hemos centrado en las características de esta escritura, en su
nuevo sistema semiótico y en la difusión que tuvo en los siglos posteriores a su invención.
Por último, hemos presentado la teoría rompedora de Orly Goldwasser y sus motivos para
defenderla, todo ello confrontado con distintas visiones por parte de otros especialistas.
Veamos entonces las conclusiones a las que podemos llegar tras este análisis.

En primer lugar, aunque hay cierta controversia y desacuerdo acerca de la cronología y


localización de los restos más antiguos, por la cantidad de restos encontrados hasta el
momento y las dataciones de varios trabajos arqueológicos, determinamos que el alfabeto
se inventó en las minas de Serabit al-Jadim durante el Reino Medio. En caso de encontrar
otras inscripciones —o incluso papiros59— más antiguos, podrían considerarse otras
opciones.

En cuanto a los propios inventores del alfabeto, queda bastante claro que, como mínimo,
el nuevo sistema de escritura fue inventado para cananitas. Sin embargo, tampoco
podemos dudar que parece lo más lógico admitir que fue además inventado por ellos
mismos. Estas afirmaciones se desprenden también por las características que tiene el
propio sistema de escritura, es decir, el principio acrofónico utilizado para palabras
cananitas.

Lo que sí que trae ciertas discusiones es la asunción que hacen algunos especialistas sobre
la utilización de signos jeroglíficos como de hieráticos. Este aspecto, pese a ser
claramente formal, sí que guarda relación con la teoría de Goldwasser, y es en esta nueva
propuesta que todo lo dicho por los egiptólogos durante años puede verse resentido en
caso de que sea cierta. Se podría decir que la propuesta de Goldwasser, y los motivos que
propone para defenderla, es plausible en todos los sentidos. Pese a esto, es imposible
asegurarlo sin reservas con los datos que tenemos. Lo que sí podemos decir es que la
propuesta parece aunar muchas especificidades del nuevo sistema de escritura de la

59
Ya hemos hecho referencia a esta propuesta por Rainey (véase nota nº 29). RAINEY. Anson. Op. Cit.,
2010.

21
manera más sencilla de todas, aunque sea entorno a un prototipo de inventor poco
convencional. Quizás es precisamente este hecho lo que llena de escepticismo a muchos
especialistas en la materia, pues tendrían que reconsiderar muchas cuestiones de sus
propias teorías y del origen del alfabeto en general. Por tanto, aunque asumimos como
probable la teoría de Goldwasser, no la encontramos irrefutable ante otras
argumentaciones.

22
9. ANNEXOS

Imagen nº 2: Representación de las


Imagen nº 1: Esfinge encontrada en letras Protosinaíticas encontradas en la
Serabit al-Jadim datada del Reino esfinge. Se puede ver con claridad en
Medio. (Goldwasser, 2010a) la inscripción “B”: una casa, un ojo, un
buey y una cruz. (Goldwasser, 2010a)

Imagen nº 3: Inscripción Imagen nº 4: Inscripción


Protosinaítica 349 (Hamilton 2006, p. Protosinaítica 357 (Hamilton 2006, p.
339). 354).

Imagen nº 5: Inscripción
Protosinaítica nº346b (Hamilton
2006, p. 335)

23
10. BIBLIOGRAFÍA.

ALBRIGHT, William Foxwell. Proto-Sinaitic Inscriptions and Their Decipherment,


Harvar Theological Studies 22. Cambridge, MA: Harvard Universisty Press, 1966
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Lindberg, P. Kyle McCarter, & Bruce Zuckermann. “Two Early Alphabetic
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Millennium B.C., Ägypten und Altes Testament 13. Wiesbaden: Harrasowitz, 2005.

24

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