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5 Tips Mejorar La Relación Con Tu Mamá

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5 tips mejorar la relación con tu mamá

Es muy importante tener una buena relación con tu mamá, ya que esto fortalece los lazos
afectivos y mejora la salud emocional de la familia. El primer punto que hay que entender
para sanar la relación madre-hijo, es que ser madre no es una tarea fácil y no hay que
juzgarlas a la ligera si han cometido errores. Para mejorar tu relación, Salud180.com te da
las siguientes recomendaciones.

1. Respeto: El respeto por tu mamá siempre debe ser una prioridad, respeta su espacio,
tiempo, gustos y preferencias. Si eres madre, empieza por respetarte a ti misma, es más
fácil que te respeten cuando tú misma lo haces.

2. Olvida: Tu mamá es la persona con la que más historia tienes, esto significa que ambas
conocen su vida, sus aciertos y errores. Cuando hay una discusión, se conectan cosas del
pasado que se suelen sacar en el momento para defenderse, lo que se traduce en reproches
innecesarios. Evita estas situaciones tratando de no sacar cosas del pasado, respira y piensa
antes de hablar. Enfócate a la situación actual y no mezcles cosas.

3. Dile que la quieres: Pocas veces se expresa este sentimiento hacia la madre. Está tan
cerca que se da por hecho que ella lo sabe, pero hay que decírselo porque a ella le gusta
escucharlo. Dile cosas bonitas como que bien te ves hoy, que rico cocinas o me gusta
platicar contigo. Abrázala, bésala, consiéntela.

4. Piensa en positivo: “La energía fluye donde está tu atención” es un proverbio hawaiano,
así que enfócate en las cosas positivas de tu mamá y verás que te conectas mejor con ella.
Si te enfocas en sus defectos, esto vas a atraer.

5. Cambia: Siempre se exigen cambios a los demás, para lograrlo tienes que cambiar
primero tú. Cuando haces cambios en alguna conducta, éstas tienen efectos en las personas
a tu alrededor. Si llevas a cabo alguno de estos cambios vas a ver respuesta en tu madre
indudablemente.

 Cómo mejorar la relación con mi


madre

Tener una buena relación con tu mamá te permite tener mejores relaciones con la demás
personas, además que mejora tu autoestima y salud emocional. ¡Feliz día de las madres!

Las relaciones entre madres e hijos no siempre son fáciles, y no hay que dar nada por supuesto. Cada caso
es único y aunque no se puede generalizar hay formas de fomentar y mejorar la relación tu madre si es lo
que realmente deseas, al final todo es cuestión de actitud y de ganas de cambiar realmente el modo en el que
se relacionan para favorecer tu crecimiento personal y bienestar emocional. En unComo.com te
explicamos cómo mejorar la relación con tu madre.

Pasos a seguir:
1
Para mejorar la relación con tu madre debes ser capaz de no
juzgar, este es un consejo que vale para las madres y los
hijos. Ambas partes deben tratar de entender a la otra, hay
que comprender que somos de generaciones diferentes y eso
podría enfrentanos constantemente. Pertenecer a distintas
épocas vitales es una fuente habitual de problemas en las
relaciones familiares. Es muy importante no tener miedo a ser
la primera en resolver conflictos y acercar puntos de vista.

2
Es importante dejar siempre abierta la puerta a la
comunicación. No hay que dejar cosas por decir, desde
sentimientos a pensamientos, no hay que asumir que la otra
persona nos conoce tanto como para no hablar ni expresar lo
que sentimos. Y recuerda que por muy buena que sea la
relación, nadie puede leer la mente. Te recomendamos que
hables con sinceridad y claridad, que escuches y así evitarás
malentendidos.
No debes ocultar los resentimientos, porque ese tipo de
sentimientos si los dejas que calen hondo, terminarán por
estropear la relación del todo. Cualquier rencilla procura
resolverla inmediatamente, si dejas que se alberguen los
resentimientos, crecerán, se enardecerán y empeorarán la
relación. Debes ser capaz de elegir las batallas y aprender a
perdonar, porque al final estos malos sentimientos son
perjudiciales y crecen con el tiempo.

4
Debes ser realista y no esperar cosas imposibles. No
pienses que tu madre es perfecta y que no comete errores,
debes entender que aunque muchas veces intente hacer lo
mejor posible, puede que se equivoque. Aprende a aceptar
que tu madre es una persona normal, cuanto antes lo
asumas, mejor.
Un consejo para las madres es que hay que querer y
aceptar a los hijos por lo que son, no por lo que pueden
llegar a ser. Especialmente deja de esperar que tu hijo haga
lo que tú no hiciste o lo que te sueñas que haga.
Otro consejo fundamental para mejorar la relación con tu madre es el respeto, la base para potenciar
esa interacción es que se tengan claros los límites y se respeten las opiniones de ambos. Es
importante que se recuerde la individualidad, que tanto madre como hijos tienen valores y
personalidades que les definen, no hay que esperar que siempre se esté de acuerdo en todo. Si cada
persona tiene un punto de vista, debes aceptarlo y no entrar demasiado en ese tipo de conversaciones

para empezar discusiones. En definitiva, se tr

SANAR LA RELACIÓN CON LA MADRE


por Aleja

La relación con la madre es la más significativa en nuestra vida, la base sobre la que se
construyen todas las demás relaciones. Con la madre fuimos uno cuando estuvimos en su
vientre y luego seguimos íntimamente unidos a ella durante la lactancia. El vínculo con la
madre es fundamental para la supervivencia. El niño, la niña, se miran literalmente en la
madre, se ven en ella como si fuera un espejo. La madre representa al mundo en su
totalidad y lo que de él proviene.
Para la mujer, representa la referencia del modelo femenino que puede reproducir o
rechazar, la forma de ser mujer, de vivir la femineidad y de ser madre. Para el hombre va a
representar el modelo de mujer por el que se va a sentir atraído o va a rechazar, es decir,
que condicionará su elección de pareja y la relación con ella, y mientras no madure, seguirá
siendo hijo… de su mujer. En todo proceso terapéutico es fundamental explorar la relación
con la madre, con el padre también por supuesto, pero la madre es la que nutre, la que se
ocupaba de las necesidades del niño o de la niña, la que daba sostén. Si estuvo presente
cuando se la necesitaba, si satisfizo sus necesidades afectivas o si eran ignoradas, si veía a
su hijo o a su hija por sí mismos y no como una prolongación suya o una carga.
Todos albergamos en nuestro interior un niño herido que no fue amado
incondicionalmente, que necesitó protegerse del dolor por ser demasiado
vulnerable. Congelamos muchos de nuestros sentimientos y nos construimos una coraza
defensiva para no sentir que no éramos amados como necesitábamos. Para sanar esa
herida es necesario tomar contacto con el niño interior, ver dónde y de qué manera fue
herido, localizar ese dolor física y emocionalmente a fin de liberar la energía bloqueada.
Conectar con el dolor, la rabia, la culpabilidad, la impotencia, la tristeza, reconocerlo,
aceptarlo y de esta manera, empezar a sanar. Al reconocer al niño interior, al tomar
conciencia de su vulnerabilidad pueden surgir sentimientos de soledad, vergüenza,
carencia, sentirse rechazado en ciertos momentos. Hemos de darle voz, dejar que llore, que
exprese sus miedos y necesidades, y también sus partes positivas, los sueños, deseos,
intuiciones y creatividad, y abrazarlo todo literalmente.

Hay niños buenos, niños obedientes, reprimidos, asustados, niños que tratan de agradar a su
madre, niños que intentan ser perfectos, que niegan sus necesidades, niños que se refugian
en la mente y niños que viven en el mundo de Disney para evitar sentir, hay niños rebeldes
e insolentes que buscan llamar la atención que no reciben.

Las heridas del niño y de la niña pueden ser por sobreprotección, por exceso de valoración
y halago, por abandono, manipulación, comparación, miedo, rechazo, autoritarismo,
exigencia, engaño, desconexión, abusos. Ahora bien, y este es el mensaje que quiero
trasmitir, las madres tienen también sus propias heridas y carencias de infancia, sus
condicionamientos y limitaciones, sus dificultades para amar incondicionalmente y
sostener al niño si ella misma no aprendió a sostenerse y valorarse. Una empieza a darse
cuenta de la complejidad de la maternidad cuando es madre, o al cabo del tiempo, al
reconocer su parte femenina.
Muchas veces se actúa con los hijos justo al contrario de lo que se recibió… y también esto
es perjudicial. Necesitamos en primer lugar reconocer nuestras heridas, ocuparnos de ellas
y sanarlas, y eso lleva un tiempo. Y también necesitamos perdonar a nuestra madre por
lo que hizo o dejó de hacer, perdonar el daño que nos causó sus miedos, su ansiedad, su
perfeccionismo, su autoexigencia, su necesidad de quedar bien, el abandono de sus propias
necesidades por satisfacer la de otros. Perdonar su victimismo, su tristeza, su actitud
depresiva, su dolor no resuelto del pasado, lo que supuso para ella la falta de Amor y
comprensión de nuestro padre, sus propias carencias de infancia, tal vez la falta de madre o
de padre y otros condicionamientos.
Ser capaces de ver el niño herido también en nuestra madre, sus propias heridas de
infancia, lo que nos lleva a ser compasivos y aceptarla por completo, más allá de sus errores
y limitaciones. Reconocer el bagaje familiar y la transmisión del linaje y comprender que
no puede ofrecernos nuestra madre aquello que no tiene, que no le enseñaron o que no sabe
cómo hacerlo. Antes o después, y cuanto antes mejor, llega el momento en el que hemos de
perdonar, agradecer y valorar lo que nuestra madre ha hecho por nosotros. Tomar lo que de
ella proviene como un legado, el que nos corresponde, el que pudo darnos, los fallos y
también sus dones.
Cuando lo hacemos nos sentimos plenos y caminamos sobre la Tierra bendecidos y
merecedores de todo lo bueno. Cuando no aceptamos, rechazamos lo que ella nos dio,
estamos negando y rechazando nuestros orígenes, y eso es negarnos a nosotros mismos, lo
que nos confunde y nos llena de dolor. Por un tiempo la rabia y el resentimiento pueden
darnos una falsa fuerza, como una especie de arrogancia de creernos mejores que ella.
Cuando uno no acepta a su madre no puede amarse ni aceptarse a sí mismo. Aceptarlo todo
como fue porque, esa fue nuestra experiencia, ese fue el aprendizaje familiar, lo que nos ha
hecho ser lo que somos, nuestro legado completo.
Honrarla y aceptarla como es nos conduce a la paz y a la reconciliación.
Más allá del dolor de nuestro niño herido también está el dolor de nuestra madre y el dolor
que nosotros hemos añadido al rechazarla y juzgarla en ocasiones. Un hijo sólo puede estar
en paz consigo mismo si se encuentra en paz con los padres, lo que significa que los acepta
y los reconoce como son. No es posible decir: «esto lo tomo» y «esto lo rechazo». Aceptar
a los progenitores como son es un proceso curativo en sí mismo, el alma de la persona
siente alivio y levedad.
-Por Ascensión Belart-

Para sanar la relación con tu Madre


Está carta es para mi madre ……………………. de su hija …………
«Madre, perdóname por fundirte con mis recuerdos, por no distinguir que eres un ser
espiritual que amorosamente se prestó a la obra de teatro que protagonizamos en la Tierra.
Perdóname por hablarte de cualquier manera, por desconocer que tenemos un pacto, por
herir tus sentimientos a partir de mis propias percepciones. Perdóname por cada minuto en
el cual creí que todo esto se trataba de ti y no de mí.

Perdóname por nuestra historia juntas, por pretender cambiarla, por no superarla.
Perdóname porque no me es fácil saber y sentir quien eres realmente, porque a través de ti
sólo veo a mi niña lastimada, porque sólo percibo dolor.

Perdóname por querer marcharme de tu vida, perdóname por haberme ido, perdóname por
no querer volver a ti, perdóname por no honrarte y no amarte lo suficiente. Me perdono
completamente porque yo no tengo manera de saberlo todo, porque soy tan inocente como
tú. Me perdono completamente por mi capacidad latente para lastimar, para resentir, para
dañar, para odiar, nada de esto ha sido creado conscientemente, una fuerza interior, una
razón, una memoria, una queja, un deseo y mi necesidad de escapar del dolor me impulsó.
Yo merezco perdonarme completamente y lo hago ahora. Sin duda alguna te doy gracias
porque en un acto de amor consciente o inconsciente me trajiste a la vida, a este mundo que
me ha ofrecido todo para que yo pueda conocerlo. Gracias por lo vivido, por las
experiencias juntas, por los dolores, por las lágrimas, por las risas, por las ausencias, por las
heridas abiertas, por las palabras bonitas y por las que no fueron tanto, todo ello me ha
forjado como el ser humano que soy. Te doy gracias porque existes en algún lugar de mi ser
y porque me escuchas ahora. Te bendigo.

Lo siento por las memorias de dolor que comparto contigo, te pido perdón por unir mi
camino al tuyo para sanar. Te doy las gracias porque estás aquí para mí y te amo por ser
quién eres. También te amo porque estás en mis recuerdos y porque es el momento de
hacerlo, nunca antes lo fue. Estas palabras surgen, nacen, brotan y florecen en mí ser
cuando el tiempo de mi mente es perfecto, el amor me busca ahora y me reencuentra
contigo, yo elijo estar en paz contigo, yo soy esa paz en ti y en mí. Yo soy paz. Yo honro
mi vida y la tuya tal como fue, tal como es. Yo hago una reverencia ante tu ser de luz que
es quien yo soy. Hecho esta. Gracias, gracias, gracias.

Lo debes hacer sin interrupciones, y no te puedes levantar ni distraer hasta que termines, lo
tienes que realizar enfocada y haciendo total conciencia, tienes que leerlo al mismo tiempo
que lo escribes para que te estés escuchando. puedes prender una veladora blanca y poner
un refractario hondo de vidrio con 3/4 partes de agua y prender un incienso que te guste. al
terminar tu carta la quemas con la flama de la veladora y las cenizas deben caer en el agua
del refractario, puedes usar unas pinzas para no quemarte, al finalizar haces un hoyo en una
maceta o en el jardín, hechas allí las cenizas con el agua, plantas alguna planta o flor que te
guste y la veladora la dejas que se consuma y terminas comiendo algo dulce. Los cambios
toman mas o menos 21 días.
Puedes ver también LAS HERIDAS DEL PADRE AUSENTE
ata de respetar y no imponer criterios.

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