El Aval
El Aval
El Aval
Se encuentra previsto por los artículos del 109 al 116 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, esto es, dentro del Capítulo II de la Letra de Cambio, no obstante es aplicable en forma
común a todos los títulos de crédito.
Entendamos por “aval”, el acto escrito en el propio documento, por virtud del cual la persona que
lo da, llamada “avalista”, garantiza en todo o en parte el pago de un título de crédito.
La función económica del aval es de garantía. La firma del avalista en el título o documento lo
convierte en un deudor cambiario y produce la certidumbre del pago del documento.
El avalista queda obligado con aquél, cuya firma ha garantizado (avalado). El aval es, por tanto,
una garantía personal (no real). El avalista se convierte en un deudor directo y solidario junto al
avalado.
Veamos la siguiente Tesis que revela algunas implicaciones que conlleva esta figura:
AVAL, LA OBLIGACIÓN INSERTA EN EL TÍTULO SUBSISTE, AUN CUANDO LA FIRMA DEL OBLIGADO
PRINCIPAL SEA FALSA O SE INVALIDE POR TRATARSE DE UNA PERSONA INCAPAZ (LEY GENERAL
DE TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO).
El vocablo aval es sinónimo de fianza, sólo que aplicado al derecho cambiario, pues conforme al
artículo 109 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, mediante aquella figura se
garantiza en todo o en parte la letra de cambio, precepto que es aplicable al pagaré, en términos
del numeral 174 de esa propia ley. Así, se puede afirmar que la fianza es al derecho civil, en tanto
que el aval es al derecho cambiario, por el principio de literalidad consagrado en el propio
documento. Por otra parte, los artículos 12 y 114, del ordenamiento citado, adoptan en cuanto a
la naturaleza jurídica de esa institución, la doctrina italiana, por la que representa una garantía de
carácter objetivo, porque el avalista no garantiza que el avalado pagará, sino que el título será
pagado; autónomo, porque como toda obligación cambiaria subsiste por sí, independientemente
de las otras asumidas en el título mismo, esto es, la obligación de aquél será válida aun cuando la
firma del obligado principal sea falsa o cuando la misma se invalide por tratarse de una persona
incapaz, por lo cual, los deberes de uno y otro son distintos e independientes entre sí; formal,
porque si el avalista firma un título de crédito, se responsabiliza cambiariamente sin considerar a
la causa intercediendo plenamente acreditando que la firmal del suscriptor del pagaré es falsa, la
obligación de pago del aval garantiza que aquél pagará, sino que el pagaré será cubierto.
TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEGUNDO CIRCUITO. II.3º.C.1. Amparo
directo 61/99.- Agustín Ortiz Ledezma.-30 de noviembre de 1999.-Unanimidad de votos.-Ponente:
Ana María Serrano Oseguera de Torres.- Secretario: José Antonio Franco Vera. Instancia:
Tribunales Colegiados de Circuito. Fuente: Seminario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época. Tomo XI, Marzo de 2000. Pág. 970. Tesis Aislada.
EL AVAL SE PRESUME: Si el dorso del título de crédito aparece una firma distinta a la del
beneficiario y a esta no se le pueda atribuir determinada calidad, se presume que esta es del aval.
Es un requisito no esencial pues puede ser sustituida por otras expresiones similares.
Es importante que el avalista cerciore del nombre del avalado, esto es, por quien lo da. Si no se
estableciera se entenderá que garantiza las obligaciones del obligado directo y en el caso de la
letra de cambio, del girado.
Es importante precisar la cantidad, ya que de no hacerlo se entiende que garantiza el importe total
del título.
Debe establecerse para fijar la autoridad judicial que corresponda ventilar las obligaciones del
avalista.
5. Fecha el aval:
Es el requisito esencial, su ausencia nulifica el aval, lo importante es que verificar que sea persona
capaz.