Mario Vargas Llosa: El Callejon
Mario Vargas Llosa: El Callejon
Mario Vargas Llosa: El Callejon
Al parecer, esle el primer cuento que Mario Vargas Llosa dio a las prensas. Señala Carlos E. Zavaleta en El
go-o (le tas /c/m.v (Lima. Pomincia Universidad Católica. Fondo Editorial. 1997. p. 2.79)que rué el cuento
"El abuelo" el primero que publicó y después incluyó en su tínico volumen de cuentos. Lasjefes. Podemos
acotar, por nuestra parte que. precisamente, el cuento "Los jefes" -que da título a su libro publicado en
España- apareció en Memtrio Ati/í/zk»(N" 358. Febrero de 1957) y esiA fechado en "Miraflores. enero de
1955". Además,el mismo autor, en un artículo de ABC de Madrid (1 de abril de 1979). recuerda que "(l)os
seis cuentos de Los jefes son un puñado de sobrevivientes de los muchos que escribí y rompí cuando era
estudiante,en Lima,entre 1953 y 1957...". El que damos a conocer-sobreviviente por partida doble- ap.v
reció en la revista Turismo, Año XX. N" 170. Marzo de 1954. pp.[10-11]. acompañado de una ilustración
de Raúl Vizcaira (1902-1977), pintor y dibujante, y que pudo haber sido escrito probablemente en el año
1953 y revisado para su edición a inicios de 1954. Como se comprenderá, tiene particular interés este texto
desconocido, porque muestra la voluntad de sus primeros escarceos narrativos, además de asumir la temática
de la migración, eje de la preocupación social y estética de los años Cincuenta. (Mifuicl Angel Rodríguez
Rea)
-«La historia de este viejo -me dijo- es mi propia historia. Hace ochenta
años yo era apenas un pedazo solitario de tierra. Una tarde llegaron a mí tres
personas. Eran Anselmo (el zapatero) recién nacido y sus padres. Habían deja
do su pueblo porque querían hacerse ricos en la ciudad. Pero recordaban dema
siado a su tierra; tanto que se olvidaron del motivo que los trajo y se quedaron
para siempre tal como llegaron. Descargaron sobre mí sus ataduras y durmie
ron haciendo un bulto con sus cuerpos. Esa noche, mientras los padres, agota
dos por la larga jornada, dormían profundamente, el niño echó a llorar. Así nací
la primera vez...».
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alcohol varios días. Fue una juerga monstruo. Terminamos con los huesos
molidos de tanta jarana».
Calló. Estaba viejo, sin duda. Se aferraba a los recuerdos con tenacidad,
como un moribundo. No debía interrumpir su meditación, Di media vuelta para
marcharme pero él me detuvo.
Me sentí encantado con las confidencias del callejón. Eran, claro está,
más agradables que sus recuerdos infantiles.
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El fotógrafo tomo varias placas, de la casa, de los vecinos, del charco de
sangre coagulada que inundaba el piso. Yo conversé con casi todos los poblado
res del callejón. Estuvieron de acuerdo en sus declaraciones. El intruso se la
había buscado por seguir a mujer casada. El tentador, persiguiéndola a todas
horas, le había hecho la vida un infierno. Era una víctima. Estaba bien muerto.
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absurdo. Siempre, siempre se equivocan. Ahora por ejemplo. Usled
va y escribe lo que le han dicho, lo que ha visto y eso es todo. Lo demás no
importa.
Pregunté qué otra cosa podía importar y no me respondió. Sentí que des
de sus adoquines disparejos el callejón me miraba con profundo desprecio. Y
él, notándolo, se preocupó de tranquilizarme:
-Una cosa más -respondió-. No publique las fotos que me tomaron esta
tarde. Comprenda que no puedo prestarme a esta farsa.
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Desde esa vez, antes de hablar con un callejón, le estudio detenidamente.
No quiero volver a encontrarme con otro nihilista que ande diciendo ingenuo a
todo el mundo. Sin embargo,creo que la mayoría lo son. Conocen la vida de
masiado íntimamente. Y es por eso. que el callejón es un pequeño mundo apar
te, donde la alegría de los chiquillos rotosos es demasiado pequeña para eclip
sar el desgarramiento humano sobre le cual se levanta.
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