DIANA-Himno Nal
DIANA-Himno Nal
DIANA-Himno Nal
Viacha.
RESUMEN
PALABRAS CLAVES
INTRODUCCION
La primera versión, es que hasta el año 1845 la República de Bolivia no habría tenido un
himno o cántico nacional oficial que representara al país, entones el general José
Ballivián, presidente de la nación para esa época, se percató de que las pequeñas
bandas del ejército interpretaban marchas españolas y piezas populares, siendo que
con esto no se lograba alcanzar el fervor popular.
Esa identidad nacional del que hablamos en un principio será subsumida por las
melodías y letra de lo que hoy conocemos como “La Canción Patriótica”, el mismo
que la historia tradicional nos cuenta que fue estrenada al medio día del 18 de
noviembre de 1845 en el teatro Municipal, conmemorando un nuevo aniversario de la
victoria en los campos de Ingavi en 1841, y será posteriormente en el gobierno del
general Manuel Isidoro Belzu, en 1851 mediante Decreto Supremo se oficializó el
Himno Nacional de Bolivia y se mandó a imprimir para que fuera distribuido en las
escuelas que, desde entonces, se ejecuta y entona en todos los actos oficiales
escolares.
En esa razón, habría sido comprado por el gobierno de Ballivián con el nombre de
“Canción Patriótica”. Y fue convertida en Himno Nacional de Bolivia en el gobierno de
Belzú. También este himno, tanto en la parte musical como en sus versos tienen
raíces francesas e influencias de la Marsellesa, el cual es “Himno nacional francés
compuesto durante la revolución de 1793, que simboliza los ideales de la revolución”.
Es evidente, que fue estrenado la “Canción Patriótica” transado, sin antes en plaza
de las armas y luego en teatro Municipal de La Paz, el 18 de noviembre de 1945, en
honor del triunfo con plan estratégico militar de los indígenas en la guerra de Ingavi,
durante la presidencia del general mas codiciado por las mujeres Ballivián.
Será durante el siglo XIX, los himnos habían tomado fuerza en latinoamérica y
haciéndose populares principalmente entre los movimientos armados.
Pero porque habría de cobrar tanta fuerza la música como tal, su influencia se
remonta a tiempos atrás, donde las civilizaciones y diferentes culturas utilizaron para
lograr modular respuestas emocionales. Al menos es lo que describe la neurociencia
y la musicología. Es así que al producir este tipo de respuestas en el ser humano
estas melodías han sido utilizadas en los diferentes aspectos de la vida. Los políticos
y el discurso político utilizan la música para propagar doctrinas, credos y programas
partidistas y económicos.
Si nos remontamos a las épocas de las grandes guerras de los pueblos se evidencia
que las mismas fueron acompañadas de instrumentos que producían la exaltación de
la valentía, fuerza moral de sus tropas, dentro de nuestra cultura altiplánica se
evidencia de la misma manera su uso, por ejemplo el potente Pututu, que son
trompetas naturales que fue a la vez un instrumento para la guerra, como se lo
aprecia en los pasajes del cerco a La Paz por Tupak Katary ya que su gran resonar
perturbaba al enemigo y proporcionaba de alguna manera energía en sus
combatientes, se cree que las mismas tienen relación mítica con el cosmos.
Por estas razones la música habría sido insertada en las filas del ejército,
produciendo sentimientos de civismo por sus expresiones melódicas de tradición
guerrera, evocando las antiguas glorias de un pueblo, entendiendo así, que la música
militar no solo se reduce a simples marchas, muchos de ellos se caracterizan por sus
solemnes interpretaciones que luego darán origen a los himnos nacionales. Estas
bandas militares estaban destinadas a crear e inculcar la disciplina en sus
componentes, una férrea voluntad de lucha en los combates.
América Latina correrá por el mismo influjo de la música militar europea para la
composición de sus himnos nacionales, considerándose así en herederas simbólicas
de la Revolución Francesa, y de la exaltación por los valores de “igualdad, libertad y
fraternidad”.
Chukiwanka (1996) dirá que “Casi todo el contenido rítmico, conceptual y semántico
de La Marsellesa, es copiado en los himnos nacionales, departamentales,
provinciales y hasta municipales en los países colonizados por Europa y
especialmente de aquellos que son influidos por la cultura francesa. Aunque ignoren
y no lo escriban en las historias de sus himnos nacionales uno se da cuenta
fácilmente cuando escucha la música y letra que son repeticiones sutiles del
marsellés.”
A lo que Chukiwanka (1996) señala que “La mentalidad colonial europea era
precisamente de dar símbolos cívicos de estilo occidental y por ello la canción
patriótica luego conocido como himno dio a sus vasallos de la castacracía sin
cerebro para que mantengan el espíritu del himno Marsellés”. Como sucederá en el
caso boliviano, el imaginario libertario de esta elite criolla traidora del naciente estado
boliviano imitó el establecimiento simbólico tomando los matices rítmicos y melódicos
de la Marsellesa de Francia.
Por otro lado, los criollos no negaban a Europa, ya que el verdadero objetivo era
lograr ser americanos europeos, es decir, totalmente distintos de los indígenas a los
afroamericanos. Lograr salir de la condición de discriminación que vivía bajo el
régimen español y ser ellos los que administren la supremacía política y económica
sin perder sus privilegios. Por lo que se desarrolló una diferenciación racial con
respecto a los “otros”.
El autor Chukiwanka (1996), señala que este himno es el espíritu criollo en prosa y a
la vez “(…) es una herramienta sicológica cívica para adormecer la mente del
explotado colonizado. Por cuanto nos inculcan su respeto a cantar fuerte, verlo como
algo sagrado: esto en las instrucciones cívicas que se dan en la escuela, colegio y
cuartel". Señalando a su vez que las raíces del himno boliviano y el de los otros
países de Latinoamérica tienen en común un origen similar, el francés, por lo que no
nos representa ni en esencia, pero ha sido tal el adoctrinamiento que lo cantamos sin
analizar la letra, la irracionalidad en la composición de su contenido para esta época,
prácticamente un acto de repetición mecánica y acrítica.
Reinaga señala una de las frases, representa al juramento que se centra en el coro
del Himno Nacional, donde se lee: En sus aras de nuevo juremos, ¡Morir antes que
esclavos vivir!; esta estrofa haciendo alusión únicamente a la casta criolla, quienes
dejan su condición servil para convertirse en grandes hacendados, terratenientes y
políticos, pero la condición servil del indio será cruel, será inhumano, los convertirán
en pongos, bestias de carga, en fin como seres inferiores, tal como se lo describe en
las novelas de Alcides Arguedas; “Pueblo enfermo”, “Raza de bronce”, entre otros.
El Himno nacional niega de manera categórica las luchas de los sectores indígenas,
es más, se los borró totalmente de la historia. Se ha arraigado tanto en el sentir
boliviano que refutar su carácter de sagrado de representativo o una idea de
modificación alteraría totalmente a una gran parte de la población. Como sucedió por
ejemplo con el tema del cambio de nombre a la plaza Murillo, la discusión sobre el
uso de la Wiphala como se evidencio en los conflictos de noviembre del 2019 o la
crítica clasista de la incorporación de la categoría “Plurinacional” que acompañe al
nombre de república de Bolivia.
“El himno es el padre nuestro del estado, constituyéndose en una potencia espiritual
y aparato ideológico bolivianizante y cuando la castacracía tiene olor a pólvora y pus
de las contiendas y heridas que nos dejaron en los cinco siglos de genocidio brutal,
tiene color porque más responde a los blancos racistas y no a los indios. Tiene forma
triangular porque en su cúspide está la castacracía y en la parte baja los trabajadores
indios. Tiene sonido tenebroso con palabras flagelantes y ruido de cadenas para
mantenernos encarcelados. Tiene como objetivos el de unirles más y el de dividirnos
mucho más, con sus versos que defienden a rajatabla sus demandas expansionistas
y colonialistas. Sin embargo, defienden lo indefendible.”
CONCLUSIÓN
En nuestras manos esta descubrir que hay más allá de lo que se relata sobre la
oficialidad de la historia. La reivindicación de nuestros pueblos no se cierra
únicamente en la vestimenta o el idioma, su fuerte está en la historia. Esta historia
que ha sido escrita por los vencedores acallando estratégicamente las voces de la
mayoría reprimida por mecanismos estratégicos de dominación y manipulación
ideológica.
El Himno Nacional en la historia son las memorias y las hazañas míticas de una
casta social, pero deja de lado a todo un pueblo indígena principalmente, deja de
lado a la memoria histórica de las primeras luchas de los actores que fueron
reconocidos con el olvido. La identidad nacional fue construida en la patria criolla con
el sustento indígena, indígena que ha sido orillado a educarse, adiestrarse,
ideologizarse y formarse para respetar esa patria, esa patria de unos pocos en
desmedro de otras mayorías, que por muchos años ha sido olvidado o solo ha sido
utilizado como carne de cañón en las diferentes contiendas bélicas de liberación y
por defensa de Bolivia.
Bibliografía
Apaza, Reynaldo (2017), Las Luchas Permanentes de los Oprimidos, La Paz, Bolivia
Burucua, José Emilio y Campagne, Alejandro (1994). Los Países del cono Sur, Zaragoza.
Grüner, Eduardo (2003). “La rama dorada o la hermandad de las hormigas. Filosofía política
contemporánea. CLACSO, Buenos Aires