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Las Emociones y La Psicopedagogía

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COMUNICACIÓN ORAL Y ESCRITA

PSICOPEDAGOGÍA DE LAS EMOCIONES EN EL AULA.


Proyecto final semana 9 .

Mariana Gómez S.
30 – 05 - 2022
Psicopedagogía.
Psicopedagogía de las emociones.

Aprender es un proceso que al cerebro se le da estupendamente bien, es lo que más le gusta a


nuestro cerebro, pero la neurociencia y todas las investigaciones recientes apuntan que aprender
y que todo el proceso cognitivo que implica el aprendizaje es un binomio, en donde la cognición y
la emoción van juntas, siendo como una moneda de 2 caras y que estas no van separadas.

La gran necesidad que existe hoy en día por entregar las herramientas necesarias a nuestros
alumnos, siempre teniendo en cuenta los factores, necesidades y metas de cada uno, nos
conducen a la finalidad de buscar favorecer el desarrollo de las habilidades, pues, ya no solo nos
limitamos como Psicopedagogos a atender las dificultades del aprendizaje en espacios clínicos y/o
institucionales, esta necesidad nos ha abierto ampliamente el campo en que podemos
desarrollarnos como Psicopedagogos. Este rol consiste en actuar como asesores de emociones en
colegios como parte de un equipo de profesionales donde se encuentra el Psicólogo, Terapeuta
ocupacional y Psicopedagogo. Este equipo multidisciplinario se conforma para ir en la búsqueda
del bienestar emocional necesario para un buen funcionamiento del establecimiento.

Los aportes en este campo de la psicología y las neurociencias, principalmente, han permitido
comprender mejor el funcionamiento de las emociones. Mostrando así, que la inteligencia
emocional es la capacidad de gestionar y manejar nuestras funciones, a mayor inteligencia
emocional mayor y mejores relaciones con los demás, por eso no es de extrañar, que la
inteligencia emocional está muy relacionada con la felicidad, lo que queremos es que nuestros
alumnos tengan la inteligencia emocional y con esto asegurar el éxito personal y profesional, pues
estas funciones tienen que ver directamente con las competencias emocionales y con
competencias cognitivas.

En el ser humano la experiencia de una emoción generalmente involucra un conjunto de


cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo las que utilizamos para valorar una situación
concreta y por tanto estas influyen en el modo en el que las percibimos y la forma en que
podemos operarla.

Antiguamente, cuando no se conocía bien el funcionamiento del cerebro, se pensaba que


aprender era un fenómeno solamente cognitivo, que era la responsabilidad única del cerebro. Hoy
se sabe que no es así, que las emociones influyen en nuestros alumnos y en nosotros quienes
enseñamos, por lo tanto, las emociones son como las guardianas del aprendizaje porque son las
responsables de nuestra memoria. Únicamente nos acordamos de quienes hemos aprendido con
emoción, nuestro cerebro es selectivo y las emociones son como el pegamento de los recuerdos.
Estos recuerdos pueden ser positivos o negativos, como, por ejemplo, si alguna persona no dejo
huella en nuestra vida, no la recordaremos, solamente nos acordamos de los que nos propiciaron
grandes emociones, ya sean favorables o limitantes para nuestro aprendizaje.

Existe un mecanismo innato en nuestro cerebro que valora cualquier estímulo que llega a nuestros
sentidos. Esta valoración puede hacerse de manera consciente o inconsciente, en esta valoración
siempre estará presente el grado de dicho evento percibido, ya sea un evento positivo o negativo.
Esto producirá diferentes emociones en nosotros, cuando hablamos de emociones positivas, nos
referimos a que el evento es valorado como un avance hacia los objetivos que te producen
bienestar, cuando el acontecimiento se valora negativamente, este genera emociones negativas
en nuestro cerebro y tiende a manejar estas situaciones omitiéndolas de nuestros recuerdos, pero
no las borra del todo, quedan allí alojadas hasta que algo las trae de regreso y las revives
nuevamente. Esto nos indica que la emoción no depende solamente de un evento en sí, sino del
cómo lo evaluamos y/o valoramos.

Hay emociones que favorecen nuestro aprendizaje, la primera de ellas es la curiosidad porque esta
curiosidad hace que nuestro cerebro se expanda y preste más atención, pero esta curiosidad tiene
que ir acompañada del interés, juntas potencian un mejor aprendizaje. Otra emoción que favorece
el aprendizaje es la confianza y esta es la confianza en sí mismo, pues, si el alumno confía en que
tiene la capacidad de aprender, este aprenderá más, se va a poner retos mucho más complejos y
en la medida que va cumpliendo esos retos, el nivel de auto exigencia va a ser mayor, por otra
parte, el alumno deberá lograr tener la confianza en los demás, en sus compañeros, es por esta
razón que el aprendizaje cooperativo es tan importante. Cuando se trabaja en equipo donde todos
somos distintos, y a cada uno se le dan bien cosas diferentes, la confianza en los demás, hace que
el alumno este seguro de que, si se equivoca o da una respuesta incorrecta, no se van a reír de él.

Está demostrado que la calma y la tranquilidad potencian el aprendizaje, permitiendo centrar la


atención, es decir, cuando no hay miedo, no hay nada que perturbe al alumno, este estará
centrado, tranquilo y aprenderá de mejor manera, prestara más atención y tendrá una mayor
capacidad de retener en su memoria.

También hay emociones que dificultan el aprendizaje del alumno. Primero encontramos el miedo,
porque el miedo bloquea el acceso a la memoria. Por ejemplo, si un alumno ha estudiado mucho,
pero su nivel de ansiedad se dispara, este alumno automáticamente se bloquea y puede quedar en
blanco. El miedo, la ansiedad y el estrés que están dentro de las salas de clases tienden a tener
alumnos más estresados y a su vez, profesores estresados. Los alumnos estresados bajan su
rendimiento y automáticamente este bajo rendimiento se asocia a problemas de ansiedad y estrés
que disparan al fracaso escolar, entrando en un bucle de: ¡Yo no sé!, ¡Yo no puedo!, ¡No valgo la
pena!, ¿Para qué me voy a esforzar si esto es imposible para mí? Las emociones son como vasos
comunicantes, si aumenta la calma disminuye el estrés y si aumenta la confianza disminuye el
miedo, entonces tenemos que generar emociones que favorezcan el aprendizaje. Otra de las
emociones que limita muchísimo el aprendizaje es el aburrimiento. Esto hará que el alumno no
esté conectado con lo que se dice, el cerebro no se quedará con nada o con muy poco, porque no
prestó atención, pero sí se aumenta la curiosidad, claramente disminuirá el aburrimiento. Otra
emoción que perjudica el aprendizaje y que lo bloquea directamente es la envidia. El aprendizaje
competitivo hace que el alumno tienda a compararse y esto le genere tal tensión que le será
imposible relajarse y pueda centrar su atención.

Para entender que es una emoción, lo mejor es experimentarla. Una emoción intensa puede ser
un miedo ante el peligro de accidente, la ira ante una injusticia, la emoción por el nacimiento de
un hijo, la pérdida de un familiar amado. Si pensamos en alguna emoción intensa que hayamos
vivido, podríamos decir que comprendimos múltiples fenómenos que aconteció tal experiencia y
que esta será recordada en nuestra mente por lo que quedará alojada en nuestra memoria.
La psicopedagogía de las emociones tiene una dimensión teórica y práctica. Como teoría, es un
cuerpo de conocimiento sobre las emociones que respalda las aplicaciones prácticas. La dimensión
práctica de la psicopedagogía de las emociones está en la educación emocional, que pretende
desarrollar habilidades, ya que las emociones son parte integral de la vida humana.
Continuamente estamos experimentando emociones, pero nosotros rara vez nos detenemos a
pensar en qué son las emociones, en cómo influyen en nuestro pensamiento y comportamiento o
cuál es la diferencia entre sentimientos y emociones.

Es sumamente importante que el educador comprenda la relación entre los estados emocionales
favorables para el aprendizaje y los estados emocionales desfavorables para nuestros alumnos,
para así poder guiarlos a cómo cambiar un estado negativo por otro positivo. De esta manera
generaremos entornos de aula emocionalmente saludables para que nuestros alumnos se sientan
mejor y puedan alcanzar un resultado óptimo.

Bibliografía.
Pérez, N., & Filella, G. (2019). Educación emocional para el desarrollo de competencias
emocionales en niños y adolescentes. Praxis & saber, 10(24), 23-44.

Link grabación.
https://youtu.be/1O3ZBpE0ogc

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