Epilepsia y Gestacion
Epilepsia y Gestacion
Epilepsia y Gestacion
EPILEPSIA Y GESTACIÓN
1. DEFINICIONES:
La gestación en mujeres con epilepsia se considera de alto riesgo por la posibilidad de presentar
crisis durante la misma y por la mayor incidencia de resultados perinatales adversos.
Una crisis epiléptica (CE) es la manifestación clínica de una descarga neuronal excesiva e
hipersincrónica que suele ser autolimitada. Dependiendo del área cerebral afectada la crisis tiene
manifestaciones diversas (motoras, sensitivas, psíquicas, etc.). Las crisis se originan por muy
diversos mecanismos que suelen producir un exceso de excitación neuronal o un defecto de
inhibición.
La epilepsia es un trastorno del sistema nervioso central crónico caracterizado por la repetición de
dos o más crisis epilépticas no provocadas o reflejas, separadas por 24 horas a más, sin una causa
inmediatamente identificable. La ocurrencia de una única crisis permite el diagnóstico de epilepsia
cuando haya factores predisponentes (por ejemplo una lesión cerebral subyacente o un EEG
claramente anormal) que impliquen un riesgo de una nueva crisis similar al de haber presentado dos.
No todas las epilepsias se caracterizan por presentar convulsiones ni todas las convulsiones son
epilépticas.
Las epilepsias focales son aquellas que se originan en un lugar concreto del cerebro. Las crisis
focales puede asociarse o no a alteración del nivel de conciencia. Pueden ser de inicio motor
(clónicas, tónica mioclónicas) o no motor (sensitivas, emocionales, cognitivas). Un 50% de los
pacientes con epilepsia focal tienen crisis focales que evolucionan a crisis bilaterales tónico clónicas.
Las epilepsias generalizadas son aquellas cuyas manifestaciones clínicas responden a la activación
de ambos hemisferios cerebrales. Las crisis generalizadas pueden ser motoras (como son las crisis
tónico-clónicas, mioclónicas o tónicas) o no motoras (ausencias o atónicas). Las crisis generalizadas
tónico clónicas son las más frecuentes y se caracterizan por la pérdida de conciencia, una fase tónica
de aproximadamente 10-20 segundos, una fase clónica de duración variable y estupor postcrítico que
suele durar varios minutos. Generalmente se produce amnesia del episodio, relajación de esfínteres y
mordedura lateral de la lengua.
Las crisis convulsivas tienen una gran relevancia materno-fetal y se han de considerar como una
urgencia vital durante la gestación y tratarlas siempre.
- Metabólicas
- Autoimmune
La mayoría de las pacientes mantienen su frecuencia de crisis habitual durante la gestación. Más del
60% de las pacientes que no han tenido crisis durante el año previo al embarazo, permanecen sin
crisis durante toda la gestación. Las crisis pueden aumentar de frecuencia en el 20% de las pacientes
y disminuir en otro 20%. El momento de mayor riesgo de crisis es el parto.
3. FÁRMACOS ANTIEPILÉPTICOS
El fármaco antiepiléptico utilizado dependerá del tipo de epilepsia y crisis epilépticas que presente la
paciente.
Los fármacos antiepilépticos, en monoterapia o en combinación son capaces de controlar las crisis en
el 60-70% de casos de epilepsia. El resto de los pacientes continúa teniendo crisis (epilepsias
resistentes a fármacos) y debería estudiarse para ver si pueden ser candidatos a otras terapias como
la cirugía de epilepsia.
El ÁCIDO VALPROICO (Depakine ®) es uno de los fármacos más adecuados para tratar las
epilepsias genéticas generalizadas, siendo eficaz frente a las crisis convulsivas, crisis mioclónicas y
crisis de ausencia. Su mecanismo de acción es por medio del bloqueo de los canales de sodio
sensibles al voltaje, bloqueo de las corrientes de calcio de umbral bajo y por aumento de la función
GABAérgica (inhibitoria).Sin embargo, por los peligros asociados a su uso en el embarazo,
actualmente se desaconseja como terapia inicial en niñas, adolescentes y mujeres de edad fértil. En
estas se recomienda su utilización sólo si no han respondido adecuadamente a fármacos
antiepilépticos más seguros.
La toxicidad neonatal asociada a la exposición intraútero a ácido valproico incluye síntomas como
irritabilidad, ictericia, hipotonía, dificultades para la ingesta y convulsiones.
Se asocia a anomalías del sistema nervioso central, principalmente defectos del tubo neural (espina
bífida y anencefalia), anomalías cardiovasculares y urinarias y malformaciones craneofaciales (fisura
palatina). El riesgo según varios registros de embarazo, es más bajo en comparación con otros
Se asocia a defectos congénitos cardíacos (defectos septales ventriculares), hipospadia y pie zambo.
(2.9-6.4% de malformaciones congénitas mayores, riesgo relativo 2.3) Característicamente se asocia
a un cuadro clínico fetal denominado Síndrome hidantoínico (defectos en el paladar, labio leporino,
nariz en silla de montar, hipertelorismo, hipoplasia digital, retraso mental).
Posteriormente se han ido introduciendo nuevos antiepilépticos; algunos de ellos también pueden
utilizarse en monoterapia y en general su tolerabilidad es mayor que la de los fármacos antiepilépticos
clásicos. Entre los más utilizados están la lamotrigina, levetiracetam, topiramato, gabapentina,
oxcarbamazepina, pregabalina, zonisamida, lacosamida, brivaracetam y perampanel
No hay todavía datos suficientes para evaluar con seguridad el potencial teratógeno del resto de los
fármacos antiepilépticos.
Los riesgos asociados con el embarazo y la epilepsia pueden minimizarse mediante la planificación
previa a la concepción y el manejo cuidadoso durante el embarazo.
Aunque la mayoría de pacientes con epilepsia no tendrán ninguna complicación durante la gestación
(90%), la epilepsia se asocia con un riesgo incrementado de complicaciones perinatales comparado
con la población general (preeclampsia, parto prematuro, hemorragia, retraso de crecimiento
intrauterino, muerte fetal intraútero, desprendimiento de placenta, mortalidad materna,
malformaciones congénitas y alteraciones en el neurodesarrollo). El aumento en el riesgo es
relativamente bajo para la mayoría de las complicaciones (entre 1 y 1,5 veces las tasas esperadas),
con la excepción de la mortalidad materna, que puede ser hasta 10 veces mayor entre las mujeres
con epilepsia durante el parto-postparto.
Sin embargo, algunos de estos riesgos pueden modificarse seleccionando el tipo y dosis de fármaco
antiepiléptico previamente a la gestación.
Como se ha detallado anteriormente, la mayoría de los antiepilépticos clásicos son teratógenos (no
todos en la misma medida). En general la politerapia se ha considerado de mayor riesgo a la hora de
producir malformaciones fetales. Sin embargo estudios más recientes sugieren que el tipo de
fármacos incluidos en la politerapia es más importanate que el número de fármacos a la hora de
producir malformaciones fetales, siendo las más teratógenas las que incluyen ácido valproico o
topiramato. Una dosis baja de valproato asociada a otro fármaco es menos teratógena que una dosis
elevada de valproato.
Cualquier reajuste terapéutico (suspensión de la medicación en pacientes libres de crisis y bajo riesgo
de recurrencia, cambio a tratamientos poco teratógenos, disminución de dosis hasta encontrar la
dosis mínima eficaz…) deben hacerse idealmente antes de la concepción. Una vez iniciada la
gestación, en general no está justificado cambiar el tratamiento si éste es eficaz. Por eso es
imprescindible la planificación adecuada de la gestación.
- Anomalías esqueléticas
- Anomalías sistema nervioso: anencefalia, hidrocefalia, microcefalia, defectos del cierre del tubo
neural
- Distrofias ungueales
- Genitourinarias: hipospadias
4. MANEJO DE LA GESTACIÓN
- Se debe realizar una correcta planificación del tratamiento antiepiléptico y asegurar el cumplimiento
del mismo.
- De acuerdo a la evidencia científica disponible, se recomienda que las mujeres epilépticas continúen
la medicación antiepiléptica durante el embarazo utilizando preferiblemente un único fármaco a la
dosis mínima efectiva para el control de las crisis.
- Informar adecuadamente a la paciente sobre los potenciales efectos que las crisis o los fármacos
antiepilépticos pueden tener sobre el feto: teratogenicidad, retraso cognitivo (valporato), aumento de
la prevalencia de autismo (valproato), aumento de frecuencia de las crisis, complicaciones obstétricas
(aborto, prematuridad, muerte fetal, retraso del crecimiento intrauterino). Aun así, conviene explicar a
las pacientes que la mayoría de las pacientes con epilepsia tienen embarazos normales e hijos
sanos.
- Las mujeres embarazadas con epilepsia requieren de un manejo multidisciplinar entre los
neurólogos, obstetras y pediatras. Se deben realizar controles con el neurólogo de referencia cada 4-
8 semanas. Puede ser necesaria una supervisión más frecuente en caso de crisis mal controladas o
fármacos cuya dosis debe ajustarse por oscilaciones en los niveles sanguíneos.
- Controles ecográficos seriados para la valoración del crecimiento fetal: semana 28, 32 y 36.
El control de las convulsiones en mujeres embarazadas con epilepsia es vital, ya que las
convulsiones maternas pueden tener efectos deletéreos sobre el feto.
Durante el embarazo el principal objetivo del tratamiento será el control de las crisis epilépticas
minimizando los riesgos fetales.
- Las crisis no controladas durante la gestación se asocian a una mayor mortalidad materna. La
mayor parte de las muertes están relacionadas con las crisis y la mayoría con muerte súbita en
epilepsia (SUDEP). La epilepsia no se considera per se un motivo para realizar una cesárea, a menos
que ocurra una crisis durante el parto y la paciente no pueda cooperar.
- En general, no es necesario cambiar el tratamiento antes del embarazo si existe un buen control de
las crisis epilépticas y el fármaco empleado no es teratógeno. El cambio de fármacos durante el
embarazo no se recomienda, salvo que exista un control clínico deficiente de las crisis epilépticas o
toxicidad clínica.
- El antiepiléptico de elección será el que sea a la vez eficaz para el tipo de crisis de la paciente y
tenga un buen perfil de seguridad para el feto. Siempre a la dosis mínima eficaz.
- Debería evitarse siempre el valproato. Si no existen otras opciones para el control de las crisis, debe
utilizarse la dosis mínima eficaz. Dosis más elevadas de valproato se han asociado a mayor
prevalencia de malformaciones y retraso cognitivo en la descendencia. La politerapia con valproato o
topiramato debería evitarse.
- En el caso de pacientes que hayan permanecido libres de crisis durante 2-3 años y presenten bajo
riesgo de recurrencia, se puede considerar una reducción progresiva de la dosis hasta suspensión
(dejando un periodo de al menos 6 meses sin tratamiento antes de la concepción para valorar
respuesta).
- Si las crisis están bien controladas en monoterapia, hay que continuar con el mismo tratamiento e
intentar utilizar la dosis mínima eficaz. Si es posible, distribuir la dosis total en varias tomas para
evitar los picos de niveles plasmáticos.
-Tratar con ácido fólico a todas las mujeres con epilepsia en edad fértil, dada la elevada incidencia de
embarazos no deseados
- Si la paciente tiene antecedentes familiares de espina bífida, evitar la carbamazepina además del
valproato.
- En pacientes con hiperémesis gravídica puede ser necesario volver a tomar la medicación si se
vomita antes de media hora de la ingesta de la toma.
Se debería medir la fracción libre en fármacos con gran unión a proteínas como fenitoína y ácido
valproico.
El fenobarbital puede experimentar un aumento del aclaramiento con caída de los niveles sanguíneos
hasta un 50%.
El aclaramiento de levetiracetam puede aumentar hasta un 75% durante el primer trimestre del
embarazo.
Los niveles plasmáticos también son de utilidad cuando se sospecha toxicidad, mal cumplimiento
terapéutico o ante el agravamiento de crisis.
- Las crisis convulsivas durante el parto deben tratarse con benzodiazepinas por vía i.v. (diazepam
bolus 5-10 mg).
- Cuando aparecen crisis convulsivas, la cesárea es la vía de elección del parto, sobre todo si son
repetidas, y también cuando la madre es incapaz de cooperar a causa de la alteración del nivel de
conciencia.
- Las primeras 24 horas postparto también constituyen un período de mayor riesgo de crisis
epilépticas (1-2%).Será muy importante evitar desencadenantes: facilitar el descanso y el sueño,
soporte a la lactancia, cumplir estrictamente con la toma de la medicación.
La administración de vitamina K a los recién nacidos de mujeres con epilepsia que toman
antiepilépticos debe ser por vía intramuscular. Se administrará 1mg de vitamina K (Konakion® ) . En
estos casos se desaconseja la vía oral y menos aún no administrarla.
En los casos en que el control gestacional no haya sido adecuado, al recién nacido se le realizará:
ecocardiografía, ecografía transfontanelar y ecografía abdominal para descartar posibles
malformaciones asociadas al tratamiento recibido durante la gestación.
7. LACTANCIA:
Sin embargo, el impacto que la deprivación de sueño pueda tener en las crisis de la madre hace que
algunos casos más graves se recomienden suplementación de lactancia artificial por las noches o
extracción de leche.
Es recomendable dividir la dosis total del tratamiento en varias tomas y no dar el pecho
inmediatamente después de tomar la mediación.
Debe vigilarse la aparición de signos de depresión del SNC en el lactante (reflejo de succión débil,
somnolencia excesiva, escaso aumento de peso…), sobre todo cuando se emplean fármacos
sedantes. En el caso de que aparecieran efectos secundarios en el neonato, se suspenderá la
lactancia materna de manera paulatina para evitar un síndrome de deprivación de medicación en el
lactante.
Los estudios que han analizado las concentraciones de fármacos antiepilépticos (carbamazepina,
metabolitos de carbamazepina, levetiracetam, lamotrigina, oxcarbazepina, topiramato, valproato y
zonisamida) en bebés alimentados con leche materna han mostrado concentraciones en general
bastante más bajos que las concentraciones maternas.
Durante el postparto y de forma empírica se deben disminuir las dosis de aquellos medicamentos
cuya dosis se había aumentado durante la gestación para compensar el aumento de aclaramiento
plasmático. En general es mejor hacerlo de forma progresiva y según las características
farmacocinéticas de cada fármaco y la gravedad de la epilepsia materna.
8. MANEJO PRECONCEPCIONAL:
- La paciente debe de ser informada previamente a la gestación sobre los efectos que las crisis o los
fármacos antiepilépticos pueden tener sobre la enfermedad (aumento frecuencia de las crisis) y el
feto (aborto, teratogenicidad, prematuridad, retraso de crecimiento intrauterino, muerte fetal o
neonatal).
- Los cambios o alteraciones del régimen de fármacos antiepilépticos deberían realizarse idealmente
con antelación antes del embarazo.
- Las dosis altas de fármacos antiepilépticos y la politerapia (sobre todo con valproato y topiramato)
incrementan el riesgo de malformaciones congénitas por lo que es conveniente (si la frecuencia de
crisis lo permite) optimizar el tratamiento, reduciendo la dosis y/o el número de fármacos previamente
a la gestación. Hay que evitar el valproato siempre que sea posible.
- Si la mujer epiléptica está libre de crisis en los últimos 2 años, podría valorarse la interrupción del
tratamiento entre 6 meses y un año antes del embarazo.
- Deben evitarse factores desencadenantes que disminuyan el umbral de las convulsiones: privación
del sueño, ingesta de alcohol, drogas...
- La suplementación de ácido fólico debe iniciarse al menos tres meses antes de la concepción (dosis
mínima 0.4 mg al día)
9. CONTRACEPCIÓN:
Además del efecto de los antiepilépticos sobre el metabolismo de los anticonceptivos orales, los
anticonceptivos orales combinados pueden aumentar el metabolismo de la lamotrigina, reduciendo
así la concentración plasmática del fármaco hasta en un 50%, por lo que puede ser necesario ajustar
la dosis.
ANEXO 1.
Causas de crisis epilépticas en gestantes y entidades que se pueden confundir con crisis:
- Cerebrovasculares: infarto isquémico, hemorragias, aneurismas cerebrales, trombosis senos
venosos.
- Anomalías estructurales: tumores, abscesos, malformaciones arteriovenosas.
- ESTADOS HIPERTENSIVOS DEL EMBARAZO (PREECLAMPSIA/ECLAMPSIA):
encefalopatía hipertensiva, edema cerebral, vasoespasmo.
- Infecciones: encefalitis, meningitis
- Fiebre
- Migraña complicada
- Toxicidad farmacológica /drogas: anfetaminas, antipsicóticos, cocaína, alcohol…
- Alteraciones metabólicas: hiponatremia, hipocalcemia, hipo/hiperglucemia.
- EPILEPSIA
ANEXO 2.
SIEMPRE HAY QUE INTENTAR FILIAR LA CAUSA AL MISMO TIEMPO QUE SE REALIZA
TRATAMIENTO.
- Siempre hay que tratar las convulsiones
- Mientras no se demuestre lo contrario tratar como una eclampsia
Es muy efectiva en el control del status pero tarda unos 20 minutos en hacer efecto,
por ello no debe emplearse como agente inicial. Tiene una vida media larga (24 h),
que la hace ideal para mantener el control de las crisis una vez éstas han cedido con
un fármaco de acción más rápida como el diazepam
combinación. En caso de que las medidas anteriores fallen se pueden utilizar barbitúricos de
acción corta (Thiopental D:50-100 mg e.v.) con ingreso en UCI y posible intubación.
● Valorar la finalización de la gestación, después de la estabilización hemodinámica de la
paciente y durante las primeras 24 horas después de la convulsión siempre teniendo en
cuenta la edad gestacional.
● Durante la convulsión el feto puede presentar una bradicardia severa y mantenida (puede
durar hasta 10-15 minutos después de la convulsión materna, después se recupera). Si se
decide no finalizar la gestación tendremos que asegurar el bienestar fetal (NST, perfil
biofísico).