MATERIAL DE ESTUDIO 2o PARCIAL
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MATERIAL DE ESTUDIO 2o PARCIAL
PARCIAL
“La palabra ejido proviene del vocablo latino exitus, que significa “salida”. Al
consumarse la Conquista en lo que hoy es nuestro territorio nacional, recibían este
nombre las tierras que se encontraban a la salida de los pueblos españoles
que se iban fundando. Durante la Colonia se crearon pueblos indígenas a los
que se les dotó de ejidos, tierras que se fueron perdiendo en virtud de las leyes de
colonización, o bien ante la obligatoriedad que impuso la ley de Desamortización
de que las tierras o ejidos de los pueblos fueran fraccionados y adjudicados a sus
miembros. El ejido resurgió a propuesta de Luis Cabrera, quien, en su célebre
discurso del 3 de diciembre d e1912, planteó la necesidad de reconstituir los
ejidos.
9.4 OBJETO
Estriba en considerar el ejido como una empresa social, puesto que lleva
como fin la satisfacción de las necesidades del núcleo de la población, a la
vez que se busca una redituabilidad del terreno ejidal mediante formas de
unidades productivas; por ello, se otorga a los núcleos agrarios y a los sujetos
individuales agrarios la protección legal sobre sus tierras, al mismo tiempo que
se brinda seguridad jurídica en las relaciones con terceros, por medio de las
formas asociativas permitidas por la ley.
Nota:
Recordar a pepa pig de empresaria de un ejido.
Así, desde la Ley del 6 de enero de 1915, pasando por legislaciones como la ley
de ejidos del 28 de diciembre de 1920, el Decreto del 22 de noviembre de 1921, el
Reglamento Agrario del 10 de Abril de 1922, la Ley de Dotaciones y Restituciones
de Tierras y Aguas del 23 de abril de 1927, los Códigos de 1934, 1940 y 1942, y la
Ley Federal de Reforma Agraria de 1971, se han establecido diversas
protecciones legales a la propiedad social.
I.- Un grupo mínimo de veinte personas que participen en su constitución. II.- Que
cada individuo aporte una superficie d tierra.
III.- Que el núcleo cuente con un proyecto de reglamento interno y que éste se
sujete a lo dispuesto por la Ley Agraria.
Con esta disposición legal se trata de evitar que los propietarios de tierras
constituyan ejidos en los cuales se busque incumplir con las obligaciones
crediticias en perjuicio de sus acreedores, ya que de constituirse un ejido con
tierras aportadas en fraude de acreedores, éstos podrán ejercitar la acción
correspondiente (similar a la acción pauliana) a efecto de retrotraer las cosas al
estado que antes guardaban.
La superficie asignada por este concepto a cada ejidatario no podrá rebasar los
límites señalados a la pequeña propiedad.
El consejo de vigilancia
Los artículos de la Ley Agraria que regulan lo relacionado con la asamblea son el
11 y del 22 al 31 de dicho ordenamiento. Los asuntos de la exclusiva competencia
de la asamblea son los que señalan las 15 fracciones del artículo 23 de la Ley
Agraria.
Para la validez de la asamblea, la Ley Agraria realiza una distinción respecto a los
asuntos para los cuales es convocada, dependiendo de si se encuadran o no las
fracciones VII a XIV de su art. 23, ya que para los asuntos comprendidos en estas
fracciones se requiere de mayor formalidad.
9.9 EL COMISARIADO
Por ello la representación del comisariado ante una autoridad jurisdiccional deberá
efectuarse de manera conjunta por los tres integrantes, ya que de faltar uno de
ellos; se tendrá al núcleo agrario como que no compareció ante la autoridad
respectiva; o de lo contrario, si la autoridad no realiza el emplazamiento o una
notificación personal con los tres integrantes, el acto es ilícito y procede su
reposición. Se ha pronunciado al respecto el Tribunal Colegiado del Vigésimo
Circuito.
1. Vigilar que los actos del comisariado se ajusten a los preceptos de la ley y a lo
dispuesto por el reglamento interno o a la asamblea;
2. Revisar las cuentas y operaciones del comisariado a fin de darlas a conocer a
la asamblea y denunciar ante esta las irregularidades en que haya incurrido el
comisariado;
3. Convocar a asamblea cuando no lo haga el comisariado
4. Las demás que señalen la ley y el reglamento interno del ejido.
Si al término del periodo para el que haya sido electo el comisariado ejidal no se
han celebrado elecciones, sus miembros propietarios serán automáticamente
sustituidos por suplentes. El consejo de vigilancia deberá convocar a elecciones
en un plazo no mayor de 60 días contados a partir de la fecha en que concluyan
las funciones de los miembros propietarios. Al respecto del Tercer Tribunal
Colegiado del Octavo Circuito.
9.11 REMOCIÓN
El art. 34 de la Ley Agraria establece que los miembros del comisariado ejidal en
funciones estarán incapacitados por adquirir tierras u otros derechos ejidales
excepto por herencia.
CAPITULO X
“Considero en verdad que para diseñar nuestro futuro, —de especial manera en
el campo mexicano, hijo de tantos debates, de tantas carencias, de tanta hambre y
de tanta sangre—, debemos conocer e interpretar a fondo nuestro pasado, bajo
pena de repetir por ignorancia o superficialidad, los errores cometidos por nuestros
abuelos. No basta repetir con superficial frialdad y falta de convencimiento que "la
Historia es la maestra de la vida" sin creerlo siquiera. Si lo es, hay que aprender
lecciones de ella y ponerlas en práctica; si no lo fuera: ¿a qué repetir tonterías
inexistentes?
¿Cuáles han sido pues las razones históricas y jurídicas de la existencia actual en
México de millones de campesinos depauperados, millones también en la miseria,
como he dicho y conociéndolos, faltos de fe y huérfanos de esperanza?
¿Cuál es la razón final de que las parcelas ejidales y las tierras comunales, la
llamada "propiedad social", hayan fracasado como figuras económicas
productivas, como rescate de la secular miseria campesina, como real elemento
factor de una vida económicamente sana, atendiendo a la dignidad de la persona
humana, como sustento de una clase media agrícola y agropecuaria holgada,
como unidades económicas eficientes, concurrentes con sus productos al
mercado nacional, exporta doras incluso?
En el norte, integrado por las primeras colonias, la agricultura era poco productiva,
por lo cual se desarrolló la pesca y el comercio marítimo en general, en el centro
(Nueva York), New Jersey y Pensilvania) la tierra era de mejor calidad, lo que
permitió la constitución de productivas haciendas; en el sur, desde Virginia hasta
Georgia, se formaron las más grandes plantaciones trabajadas por esclavos
negros; en esa región casi todos vivían de la agricultura a manera de pequeños
estados comerciales. La cultura social estaba conformada por los grandes
terratenientes, la gran masa de los “blancos pobres”, pequeños propietarios o
empleados y jornaleros y, finalmente, los negros. Segregado se encontraba un
grupo de hombres, casi una especie, llamados squatters, quienes sin ocuparse de
las reglamentaciones concernientes a la propiedad se establecieron donde
quisieron, específicamente a partir de la zona limítrofe que se extendía a lo largo
de la frontera occidental de las colonias, avanzando hacia la gigantesca llanura
que se abría al oeste.
Independencia.
Leyes de Homestead.
Este grupo de disposiciones instituyó una ficción jurídica concebida para proteger
la posesión y disfrute del propietario de la tierra ante reclamos de sus acreedores.
El predio que debe ser la residencia permanente del jefe de una familia incluye la
tierra y las edificaciones que rodean la casa habitación.
Entre otros aspectos, esta ley prohibió la ejecución y venta forzada de la tierra,
protección que dura en tanto ésta sea domicilio y único patrimonio del titular. Así,
implica el derecho personal al aprovechamiento pacífico, ininterrumpido, de la
propiedad domiciliaria, libre de afectaciones o acreedores.
10.1.2 FRANCIA
10.1.3 CHINA
La información con que se cuenta es realmente escasa. Ni siquiera la
representación diplomática de esta nación posee material documental actualizado
de la situación agraria. Sin embargo, es por todo conocido que el sistema chino
está estructurado con base en el colectivismo comunista. Así, la ley del 28 de junio
de 1950, sancionada por el Gobierno Central de la República Popular China,
establece la colectivización de la tierra y de los instrumentos de producción
agrícola, necesaria para impulsar la industrialización.
10.1.4 ARGENTINA
Argentina sufre una gran dispersión legislativa, ya que no existe una codificación
especial unificada de las normas jurídicas agrarias. Por una parte encontramos
normas generales y comunes, y por la otra, normas especiales para ciertas clases
de dominio agrario, sobre todo en materia de colonización. Aquellas han logrado
derogar una significativa cantidad de normas civiles, lo cual no significa que pueda
prescindirse del Código Civil para poner en práctica, desarrollar y solucionar las
relaciones jurídicas que regulan la propiedad rural.
El artículo 17 señala que la propiedad es inviolable, por lo que nadie puede ser
privado de ella sino mediante sentencia fundada en la ley. La expropiación solo se
podrá aplicar por causa de utilidad pública fundada y previa indemnización. Está
prohibida la confiscación de bienes y los cuerpos armados no pueden hacer
requisiciones. El artículo 14 indica que los habitantes gozan del derecho de usar y
disponer de su propiedad. Por su parte, el 20 concede a los extranjeros los
mismos derechos que a los ciudadanos, incluyendo la posesión, compra y
enajenación de bienes raíces. El numeral 11 prohíbe aplicar impuestos por el
tránsito de ganado de una provincia a otra.
Ley 20.518
10.1.5 CUBA
También dispone que solo los cubanos podrán ser propietarios de la tierra y otorga
parcelas de dos caballerías de tierras fértiles, como mínimo, para las familias de
cinco miembros. Este proceso está cargo del Instituto Nacional de la Reforma
Agraria; la entrega es gratuita y se indemniza a los afectados.
Por otro lado, ante la difícil situación en la economía cubana, consecuencia del
cese de los apoyos económicos y los embargos, en 1993 se constituyeron las
Unidades Básicas de Producción Cooperativa en tierras estatales administradas
por antiguos obreros asalariados.
10.1.6 PERÚ
Disposiciones constitucionales
La Constitución política de Perú, promulgada el 12 de julio de 1979, contiene
importantes principios en materia agraria. El título I trata de los derechos y
deberes fundamentales de la persona; el título III se refiere al régimen económico,
cuyo capítulo 3º se dedica a la propiedad, a la cual asigna una esencia social
liberal, en tanto que el capítulo 7º, denominado Del régimen agrario, contiene los
lineamientos estructurales de la reforma agraria; el capítulo 8º otorga un
tratamiento especial a las comunidades campesinas y nativas a la par que crea un
seguro agrario para protección contra calamidades y desastres.
Estructura agraria
El decreto ley número 17.716, promulgado el 24 de junio de 1969, regula la
reforma agraria en las regiones de la costa, sierra y ceja de la selva del Perú,
definiéndola como un proceso integral e instrumento de transformación de la
estructura agraria para sustituir el régimen de latifundio y minifundio por un
sistema más justo de propiedad, tenencia y explotación de la tierra, que garantice
la justicia social en el campo y el aumento de la producción y productividad del
sector agropecuario.
La región de la selva queda por entero sujeta a la aplicación del decreto ley
número 20.653, relativo a Comunidades Nativas y de Promoción Agropecuaria de
Regiones de Selva y Ceja de Selva.
10.1.7 ISRAEL
Características de la agricultura
Más de 95% de la tierra es propiedad de la nación, así como todos los recursos
del subsuelo y los recursos hidrológicos. Al agricultor se le asigna una
determinada cuota anual de agua que debe aprovechar para obtener el mayor
beneficio posible.
Cooperativismo
Planificación
Participación
El primero conformado por la compra formal por conducto del Fondo Agrario
Nacional; principalmente, y en menor medida, a título particular; el segundo,
constituido por una expropiación anterior a la creación del Estado (independiente
de la expropiación por razones de seguridad pública o motivos socioeconómicos);
y el tercero, a partir de las tierras abandonadas por los aldeanos árabes como
consecuencia de la guerra. En este último caso, la ley impone la obligación de
indemnizar plenamente al dueño de la propiedad abandonada.
Aldea árabe
Kibutz
Esta institución es una sociedad de carácter voluntario, asentada sobre una forma
de vida colectiva basada en la propiedad, producción, trabajo, consumo y
educación de los hijos, comunes.
En ella se aplica el principio de “cada uno según sus posibilidades, a cada uno
según sus necesidades”. Las tierras son propiedad nacional, la vivienda es
propiedad del kibutz, el comedor es colectivo, cuentan con servicios médicos
asistenciales (kupat jolim); la educación es colectiva, por lo cual los niños pasan
gran parte del día en una casa especial común; la cultura, producción y sus
medios, consumo, trabajo, organización para el trabajo, son colectivos; la herencia
pertenece al kibutz, no hay remuneración y solo se proporciona dinero para
pequeños gastos; se conceden 10 días anuales de vacaciones a cuenta del kibutz;
la afiliación y retiro de éste son voluntarios; la Ley de Cooperativas los reconoce
como sociedad cooperativa; además, quienes lo integran, no realizan aportaciones
a la sociedad.
Moshav ovdim
Moshav shitufí
Moshavá
CAPITULO XI
Hasta ese año Venustiano Carranza logró repartir 132,639/87-02 hectáreas entre
59,848 beneficiados y Adolfo de la Huerta 33,695/87-24 entre 17,355 beneficiados.
d) Efectos. La Ley de Ejidos duró vigente sólo once meses, pues fue derogada
por el Decreto del 22 de noviembre de 1921, y lógicamente en tan poco tiempo,
sus efectos fueron bien pocos; ésta simple observación indica que resultó muy
defectuosa en relación con la imperiosa necesidad de aquellos años de llevar a
cabo el reparto agrario; el trámite era dilatado, los términos se prolongaron más
allá de lo estableció, pues tan solo para determinar la extensión de la parcela, los
estudios previos sobre salarios, precios de los artículos de consumo, etc., eran
realmente engorrosos y dilatados, de tal manera, que los expedientes tardaban en
llegar a la resolución final y sólo hasta entonces, en caso favorable, había
posesión definitiva de tierras para los pobladores necesitados, los que
urgentemente requerían las tierras; en consecuencia , la Ley de Ejidos, no
respondió a la realidad para la cual se expidió y pronto hubo de derogarse. Por
otra parte, se comprendió que la ley solo se preocupara de los ejidos, pues era la
inmensa mayoría del pueblo, desposeído de tierras quienes exigían su reparto, por
eso no encontramos en dicha ley ninguna preocupación por la pequeña propiedad.
Bajo la vigencia del Decreto que creó las bases de la legislación Agraria, los
procedimientos se activaron, acelerándose en consecuencia la restitución y
dotación de tierras a los pueblos necesitados de ellas y se estableció que este
hecho era una necesidad inaplazable para nuestra estabilidad interna. El 29 de
mayo de 1922 se expidió un Decreto que aclaró la fecha correcta de expedición
del Derecho de las Bases Agrarias, señalando el 22 de noviembre de 1922 como
la fecha correcta. El artículo 1º transitorio de la Ley de Dotaciones y Restituciones
de Tierras y Aguas de 1927 derogará este Decreto exceptuando su artículo 4º.
El reglamento duró vigente cinco años. Hasta que lo derogó la Ley Bassols. De
aquí para adelante surge también:
La primera Ley Reglamentaria sobre Repartición de Tierras Ejidales y
Constitución del Patrimonio Parcelario Ejidal del 19 de diciembre de 1925. La Ley
de Dotaciones y Restituciones de Tierras y Aguas del 28 de abril de 1927. La Ley
del Patrimonio Ejidal del 25 de agosto de 1927.
Ley de Dotaciones del 21 de marzo de 1929.
Primer Código Agrario de los Estados Unidos Mexicanos del 22 de marzo de 1934.
Código Agrario del 23 de septiembre de 1940.
Decreto que reformó el artículo 27 constitucional del 30 de diciembre de 1946. El
juicio de amparo en materia agraria.
Ley Federal de Reforma Agraria del 16 de marzo de 1971. Ley Agraria de 1992”.1
En los casos señalados por el artículo 193 de la Ley Federal de Reforma Agraria,
de ser la hipótesis del que reconocimiento se hubiera iniciado durante su vigencia,
las pequeñas propiedades enclavadas en las comunidades deberían ser
respetadas y excluidas del reconocimiento cuando: se trate de tierras y aguas
tituladas en los repartimientos hechos conforme a la ley del 25 de junio de 1856, o
se poseen hasta 50 hectáreas de tierras, siempre que hayan estado poseídas en
nombre propio, a título de dominio, por más de 10 años anteriores a la fecha de la
notificación inicial del procedimiento que se haga al propietario o poseedor, en los
términos de la ley vigente en la fecha de la solicitud.
El art. 100 del mismo ordenamiento faculta a la comunidad para que esta
determine el uso de sus tierras, su división en distintas porciones según diversas
finalidades y la organización para el aprovechamiento de sus, bienes. La misma
comunidad podrá construir sociedades civiles o mercantiles, asociarse con
terceros encargar la administración o ceder temporalmente el uso y disfrute de sus
bienes para su mejor aprovechamiento de sus bienes. La misma comunidad podrá
constituir sociedades civiles o mercantiles, asociarse con terceros, encargar la
administración o ceder temporalmente el uso y disfrute de sus bienes para su
mejor aprovechamiento.
Por otra parte, conforme al art. 101 del ordenamiento que nos ocupa, la
comunidad implica el estado individual de comunero y, en su caso permite a su
titular el uso y disfrute de su parcela y la cesión de sus derechos sobre la misma
den favor de sus familiares y avecinados del lugar, así como el aprovechamiento y
beneficio de los bienes del uso común en los termino que establezca el estatuto
comunal. El beneficiado por la cesión de derechos de un comunero adquirirá la
calidad del comunero.
En los casos en que exista asignación de parcelas individuales, según el art. 102
de la ley agraria, se presumirán iguales los derechos correspondientes a los
comuneros, mientras no se pruebe o contario.
Los ejidos que decidan adoptar el régimen de comunidad podrán hacerlo mediante
la aprobación de la asamblea general de ejidatarios, cumpliendo con los requisitos
de asistencia y votación previstos en la fracc. IX del art. 23 de la ley agraria. La
asignación parcelaria de los ejidos que opten por la calidad comunal será
reconocida como legitima.
Por su parte, las comunidades que quieran adoptar el régimen ejidal podrán
realizarlo por medio de su asamblea, con los requisitos previstos en los arts. 24 a
28 y 31 de dicha ley, por lo que a partir de la inscripción de la resolución
respectiva en el Registro Agrario Nacional, la comunidad se tendrá por legalmente
transformada en ejido.
Cuando los inconformes con la conversión al régimen ejidal sean como mínimo 20
comuneros, estos podrán mantenerse como comunidad con las tierras que les
correspondan.
De acuerdo al actual texto del art 2º, constitucional, los pueblos indígenas tienen
derecho para aplicar sus propios sistemas normativos en la regulación y solución
de sus conflictos internos, pero deben sujetarse a los principios generales de la
constitución, respetando las garantías individuales, los derechos humanos y, de
manera relevante, la dignidad e integridad de las mujeres. Se prevé el
establecimiento de los casos y procedimientos de validación por los jueces o
tribunales correspondientes.
Son aplicables a las comunidades todas las disposiciones que para los ejidos
prevé la Ley agraria en lo que no contravenga lo dispuesto en su capítulo quinto
título tercero.
CAPITULO XIII
“Los sujetos ejidales, del orden individual, según la definición que proporciona el
art. 12 de la ley agraria, son todos los hombres y las mujeres titulares de derechos
ejidales.
En el art. 15, la Ley Agraria prevé los requisitos para adquirir la calidad de
ejidatario o comunero:
13.4 NACIONALIDAD
La ley agraria dispone que la mayoría de edad sea un requisito necesario para
formar parte de un ejido, excepto en el caso de que el aspirante tenga familia a su
cargo o se trate de heredero de ejidatario.
Ante ello, cabe reflexionar acerca de la minoría de edad en cuanto a la capacidad
para contratar y obligarse. Esta se divide en capacidad de goce y de ejercicio. La
primera no reviste mayor dificultad dado que es la capacidad del goce y de
ejercicio. La primera no reviste mayor dificultad dado que es la capacidad de ser
receptor de derechos; en cambio, la capacidad de ejercicio estriba en la capacidad
del individuo para asumir responsabilidades legales.
Para el segundo caso, el art.646 del precitado ordenamiento jurídico establece que
la mayoría de edad comienza a los 18 años cumplidos. Entonces, todos aquellos
menores de 18 años herederos de derechos ejidales por disposición del art.15
fracc. I de la Ley Agraria, de conformidad con el numeral 23 del Código Civil
Federal, no podrán contraer obligaciones directamente: “La minoría de edad, el
estado de interdicción y las demás incapacidades establecidas por la ley son
restricciones a la personalidad jurídica...”
Pero, a su vez, la segunda parte del mismo párrafo establece la manera de poder
contraer obligaciones: “Los incapaces pueden ejercitar sus derechos o contraer
obligaciones por medio de sus representantes”
Ahora bien, en las dos hipótesis los menores deberán ser representados en todo
acto jurídico por un tutor, tutoría que puede ser testamentaria, legitima o dativa de
conformidad con el Titulo Noveno del Código Civil Federal.
La patria potestad sobre los hijos, dispone el art. 414 del Código Civil Federal se
ejerce por los padres. Cuando por cualquier otra circunstancia deje de ejercerla
alguno de ellos, corresponderá su ejercicio al otro.
13.6 AVECINADOS
Por lo que hace al requisito avecindad, el art. 13 de la Ley Agraria define a los
avecinados como “aquellos mexicanos mayores de edad que han residido por un
año o más en las tierras del núcleo de población ejidal y que han sido reconocidos
como tales por la asamblea ejidal o el tribunal agrario competente”
CAPITULO XIV
OTRAS FORMAS DE TENENCIA DE LA TIERRA AGRICOLA
La propiedad privada rustica se rige por el derecho civil; en cuanto a los límites de
superficie y fraccionamientos descendentes que constituyan latifundios, la
propiedad privada se regula por la materia agraria.
14.2 LATIFUNDIOS
Por otra parte, si en 1992 se argumentó que debía cancelarse el reparto de tierras
porque ya no las había, entonces tampoco se puede justificar la existencia de
latifundios, por lo que de haberlos debe establecerse un procedimiento para su
reincorporación al dominio de la nación, a fin de que el Estado le dé el destino
correspondiente y así se satisfagan eventuales necesidades agrarias.
Se entiende por tierras agrícolas los úselos utilizados para el cultivo de vegetales;
por tierras ganadera, lo suelos empleados para la producción y cría de animales
mediante el uso de su vegetación, sea esta natural o inducida; por último, tierras
forestales son los suelos utilizados para el manejo productivo de bosques y selvas.
Se reputan como agrícolas las tierras rusticas que no estén dedicadas en realidad
a alguna otra actividad económica.
Las disposiciones del Título Sexto de la Ley Agraria son aplicables a las
sociedades mercantiles o civiles que tengan en propiedad tierras agrícolas,
ganaderas o forestales. Asimismo, serán aplicables a las sociedades que se
constituyan con la participación de ejidos o comunidades, aportando tierras para la
constitución de las sociedades en los términos de los arts. 75 y 100 de la Ley
Agraria, excepto cuando las sociedades se dediquen a actividades distintas de las
agrícolas, ganaderas o forestales.
Las disposiciones de dicho título se encuentran reguladas por los arts. 125 a 133
de la Ley Agraria.
Los nacionales son los terrenos baldíos deslindados y medidos de acuerdo con los
procedimientos establecidos por la ley, así como aquellos terrenos que recobre la
nación en virtud de nulidad de los títulos que respecto de ellos se hayan otorgado
(art. 158 de la LA).
CAPITULO XVIII
A muy grandes rasgos podríamos decir que la Reforma Agraria de 1915 y 1917
cubriendo las necesidades más inmediatas y urgentes posteriores a la Revolución
de 1910, que fue la del reparto agrario. Esta etapa comprende un periodo que
abarca de 1915 a 1970, y este gran periodo otras subetapas como fueron aquella
en que se fijaron los lineamientos jurídicos fundamentales del ejido como
institución predominante del campo mexicano, tarea que ocupó una era que va
desde 1915 a 1934, fecha del primer Código Agrario que subsumió duchos
lineamientos dispersos; después de esa fecha, comenzó la etapa consolidada del
gran reparto agrario con Lázaro Cárdenas, era que se extendió en cifras de magna
consideración hasta finales del sexenio del licenciado Gustavo Díaz Ordaz, en
1970.
En esta búsqueda, desde 1970se ha caminado un trecho que también nos condujo
a calificar de integral a la organización rural y a consagrar dicho calificativo en la
Constitución, pues se vio que no solo era organizar a los campesinos en formas
societarias adecuadas, sino también organizarlos para la comercialización, el
almacenaje, el transporte, los precios-salarios, los insumos, el señalamiento de
productos básicos, etc., hasta que por fin se llegó a la estructuración de un
Programa Nacional de Alimentación, con un subprograma de Abasto Popular.
En relación al punto marcado como II, señalaremos que, la producción rural debe
apoyarse en:
“Se reconocen las asimetrías entre los países y se brindarán plazos adecuados a
las características de las distintas ramas del sector.
CAPITULO XIX
Dentro del entorno de economía de mercado del que hemos hecho referencia,
también se dan diferencias fundamentales en cuanto se hace a la inversión
aplicada al sistema de tenencia de la tierra privado y social.
Otra cosa muy distinta resulta para el predio ejidal o comunal, aunque sean
vecinos o colindantes.
En primer lugar, estos bienes se encuentran en el mercado. Su enajenación o
venta, se encuentran expresamente prohibidas en nuestra legislación. En
consecuencia, si se enajenan, tal operación es ilegal y nula. Y, además, para
ejercer sobre tal operación la acción de la nulidad, la Ley Agraria no marca término
alguno, por lo que esa acción, viene siendo eterna. Y el riego igual. En
consecuencia, no se puede vender en el mercado este predio, por lo que siendo
su operación de venta, por así llamarla, ilegal, prohibida expresamente por la ley
aplicable, el comprador sabrá que está comprando un enorme riesgo; que no es
válido el contrato correspondiente, que es eminentemente nulo.
Por una parte, en la propiedad privada, tenemos tanto las tierras, como los
recursos económicos, financieros, técnicos, de maquinaria agrícola, de
fertilizantes, de insumos, etc., necesarios de acuerdo a los diferentes tipos de
tierra, e igualmente se cuenta con criterios de tipo empresarial de los propietarios,
en donde se advierte la relación inversión-retorno, necesidad de alta producción,
la propiedad, la siembra de productos con mejor mercado, la exportación de
productos de calidad, etc. En algunas zonas del país y en cuanto hace a la
producción, a la productividad, al retorno de capitales, a la calidad de productos, a
la exportación, a la búsqueda y retención de los mejores mercados, etc., no
tenemos nada que envidiar a los mejores productores agrícolas a nivel mundial.
Encontramos por tanto una diferencia a veces abismal, entre la producción del
campo de propiedad privada en nuestro país, muchas de ellas a los mejores
niveles del mundo, con la producción de los ejidos y comunidades, sumamente
atrasada y sus recursos ni económicos, ni técnicos y sin criterio empresarial, muy
baja, de no buena calidad sin concurrir al mercado y básicamente de auto-
consumo. Y en ese tenor de producción, México tiene más de la mitad de su
territorio, en sus tierras que explotables agrícola, pecuaria y forestalmente.
Tenemos que ir a fondo para corregir esos enormes desniveles que afectan
estructuralmente alrededor de 5, 700,000 ejidatarios y comuneros en el país, para
modernizar las estructuras jurídicas, económicas, sociales, de los titulares de la
propiedad social.
En el caso de los ejidatarios y de los comuneros, nos encontramos con que más
del 60% de ellos, simplemente carecen de patrimonio, ni para ellos ni para sus
familiares. Y el porcentaje que si cuenta con el patrimonio, se da porque tienen en
propiedad u otras tierras, o vehículos, o una tiendita o cualquier otro bien
susceptible de ser propiedad privada.
Podemos decir, por tanto, que la propiedad social en sí, no otorga un patrimonio a
sus titulares; y que cuando un porcentaje menor de éstos obtiene un patrimonio,
es que de alguna manera pudo tener acceso a la propiedad privada de bienes
muebles o inmuebles, ajenos, siempre, a sus parcelas ejidales o comunales.
Por ello, decir que más de la mitad del territorio nacional, que es de propiedad
social es la que se encuentra inmovilizada no corresponde plenamente a la
realidad, pues un elevado porcentaje de predios privados, rústicos o urbanos,
también enfrenta serios limitantes en su ordenamiento, por los elevados costos de
transacción que impone el estado a sus propietarios y poseedores.
En cuanto a los derechos parcelarios que tienen los titulares agrarios, una vez que
hayan sido asignadas las parcelas por la asamblea, consiste únicamente en el uso
y usufructo personal por parte de sus titulares, o su explotación a través de
terceras personas sean del núcleo o ajenos a él, mediante contratos de asociación
o aprovechamiento o en plazos no mayores a treinta años. En cuanto a lo que se
refiere a la propiedad de las parcelas, como ya se había señalado, se puede
adquirir por los titulares, siempre y cuando se tome la resolución por la asamblea
extraordinaria de características especiales y, que de conformidad con el actual
contexto legal, trámite que puede llegarse a tardar un tiempo aproximado de
cuatro años y medio.
En cuanto a las tierras de uso común son aquellas que no son de asentamientos
humanos ni parceladas, mismas que, la ley no deja lugar a dudas, son
inalienables, imprescriptibles e inembargables salvo que se aporten a sociedades
mercantiles en proyectos productivos por parte de la asamblea ejidal.
Hay temas de profunda injusticia e inequidad, como son las desequilibradas leyes
fiscales, la economía informal, el contrabando y otras cuestiones similares que son
reflejo de nuestro atraso en el mundo jurídico. Por otra parte, existe un tema de
gran urgencia, que es el de la seguridad pública, tema que se entila por todos a
todas horas; basta ver los noticieros, oír a políticos y organizaciones sociales de
todo tipo, reuniones y charlas de café, todas éstas señalan diariamente lo urgente
de su atención, así como la gravedad de su desatención. Muertos, secuestros,
delitos contra la integridad física de los habitantes con todos los grados de
crueldad que es imaginable y no imaginable. Por estos temas, podrían no ser de la
mayor trascendencia (aunque sean de la mayor urgencia), pues resolviéndolos no
necesariamente mejorarán sustancialmente el nivel jurídico y/o económico de éste
país. Sin querer ahondar en estas materias, se podría señalar que su carácter se
limita exclusivamente a cuestiones operativas de políticas públicas.
Por lo que se refiere a tierras parceladas, éstas son delimitadas y asignadas a los
titulares de derechos agrarios del núcleo de población que corresponda y gozan
exclusivamente del uso y usufructo de las mismas. La vigente Ley Agraria permite
la adquisición de propiedad (nuda-propiedad) siempre y cuando la asamblea
general de ejidatarios así lo decida, conforme a las formalidades espaciales que
también establece el mismo cuerpo legal. En lo relativo a las tierras de uso común,
en tanto éstas no sean divididas por un parcelamiento, la ley es tajante al señalar
que, de acuerdo a las cifras del INEGI, según el IX censo Ejidal, la superficie que
corresponde a tierras de uso común es de 69´29,522 hectáreas, o sea
aproximadamente el 65.4% de las tierras de los ejidos no tienen asignación
individual de las mismas, en comparación la tierra parcelada y asignada es de 33
´631,739 hectáreas lo que significa un 31.7% del total de la propiedad social.
Aunque tantos mexicanos lo ignoren, de manera culpable o no, más allá de las
banquetadas de nuestras grandes ciudades, existe todo un universo de millones
de hombres y mujeres, de ancianos y niños, que tiene derecho natural y jurídico a
un destino feliz; al menos, a un destino digno de personas humanas, tan humanas
y tan personas como cualquiera de nosotros, a los que poco volteamos a ver, a los
que poco o nada conocemos y de quienes somos, en tanto, tan poco solidarios.
También existe más de la mitad del territorio nacional, que de alguna manera les
debiera pertenecer y no es suyo; tierras en las que han nacido, de las que mal
viven y en las que probablemente han de morir, de las que son meros poseedores
sin ser propietarios; que les sirven para mal darles de comer en una producción de
mala calidad, bajísima y que para ellos es su único patrimonio, frutos pendientes
como se les llama en Derecho, al no tener un patrimonio real propio y que, en la
inmensa mayoría de los casos es sólo producción de auto-subsistencia: el maíz
que utilizan para sus tortillas y el frijol que consumen para sus tacos. Normalmente
no les alcanza su producción para concurrir con ella al mercado.
Estos son unos breves datos que nos actualizan y nos recuerdan la existencia
real, aquí y ahora, en nuestro México del 2012, de esas decenas de millones de
compatriotas, mas sus familias, mas su pobreza, mas su hambre, mas su
insalubridad, mas su ignorancia, en el vastísimo territorio nacional, llamado por
vocación a ser grande, con un destino tantas veces frustrado:
CAPITULO XXIII
Los dos constituyen lo que se conoce como la propiedad social. Tanto el ejido,
como la comunidad, han tomado ese carácter, en razón de que a través del
establecimiento de una política de reparto agrario, sea creado y reconocido
material y jurídicamente. A diferencia de la propiedad en general, por más de siete
décadas; ambas formas de propiedad eran inalienables, inembargables,
imprescriptibles e indivisibles; es decir, tenía como principal objetivo en los
distintos sujetos agrarios, comuneros y ejidatarios, únicamente tenían el uso y
disfrute, mas no la libre disposición del bien.
Sin embargo hoy en día la ley agraria permite que se puedan combatir dificultades
del pasado, porque en la actualidad, los productores podrán participar con
propuestas para mejorar la producción e impulsar los canales de comercialización.
No se puede pasar por alto, que dicho desarrollo puede ser posible con acciones
comprometida de los sujetos agrarios, contando con el apoyo del poder ejecutivo
federal, todo ello, lo podemos señalar como aspectos necesarios para lograr un
verdadero desarrollo rural sustentable; cabe recordar, que a la fecha se cuenta
con la ley reglamentaria de la fracción XX, del artículo
27 constitucional, de nominada ley de desarrollo rural sustentable.