5 Klimovsky
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EL CONCEPTO DE CIENCIA
Cuando se habla de ciencia, por otra parte, conviene hacer ciertas distinciones.
Para iniciar y llevar adelante una discusión es necesario adoptar determinada unidad de
análisis (entre las que se destacará la noción de teoría) y por ello debemos preguntarnos
qué alternativas se nos ofrecen en este sentido. Conviene pensar en la ciencia en
estrecha vinculación con el método y con los resultados que se obtienen a partir de él,
sin necesidad de entrar por el momento en polémicas acerca de la naturaleza de éste.
Ello permite distinguir a la ciencia de la filosofía, el arte y otros campos de la cultura
humana. Sin embargo, hay una unidad de análisis más tradicional, la disciplina
científica, que pone el énfasis en los objetos en estudio y a partir de la cual podríamos
hablar de ciencias particulares: la física, la química, la sociología. Aristóteles, por
ejemplo, habla de disciplinas demostrativas (las que usan el método demostrativo, que
luego comentaremos) y caracteriza cada una de ellas según el género de objetos que se
propone investigar. La física, por ejemplo, debería ser caracterizada indicando de qué
objetos se ocupa, lo cual no es del todo fácil. Tentativamente podríamos afirmar que se
trata de cuerpos o entidades que se hallan en el espacio y el tiempo reales. La geometría
se ocuparía de figuras, la biología de seres vivos y la psicología de cuerpos que
manifiestan conducta o psiquismo.
Pero hay buenas razones para creer que este enfoque disciplinar no es realista ni
conveniente. Los objetos de estudio de una disciplina cambian a medida que lo hacen
las teorías científicas; ciertos puntos de vista son abandonados o bien, en otro momento
de la historia de la ciencia, pueden ser readmitidos. No es lo mismo hablar de la óptica
en un sentido tradicional, es decir, como una disciplina que estudia la luz, que hablar de
una teoría ondulatoria que unifica en una sola disciplina lo que fueron dos: la óptica y el
electromagnetismo. Por ello en lugar de pensar en disciplinas preferimos pensar en
problemas básicos que orientan distintas líneas de investigación. Lo cual nos lleva a
considerar una nueva unidad de análisis, la teoría científica.
Una teoría científica, en principio, es un conjunto de conjeturas, simples o
complejas, acerca del modo en que se comporta algún sector de la realidad. Las teorías
no se construyen por capricho, sino para explicar aquello que nos intriga, para resolver
algún problema o para responder preguntas acerca de la naturaleza o la sociedad. En
ciencia, problemas y teorías van de la mano. Por todo ello la teoría es la unidad de
análisis fundamental del pensamiento científico contemporáneo. Gran parte de este libro
estará destinado a aclarar esta noción, establecer sus propiedades, aclarar las estrategias
que involucran su empleo en la práctica científica y en materia tecnológica.
Lenguaje y verdad
Al comienzo de esta introducción, y a propósito del conocimiento, hemos dicho
que éste se expresa por medio de afirmaciones, con lo cual tomamos partido en favor de
una aproximación lingüística a la cuestión. No es la única. En su análisis de la ciencia,
ciertos filósofos ponen el énfasis en lo que conciben como un determinado modo de
pensamiento, especialmente privilegiado: el pensamiento científico. Pero el
pensamiento es privativo de quien lo crea, y sólo se transforma en propiedad social si se
lo comunica a través del lenguaje. Sin textos, artículos, papers o clases la ciencia no
sería posible. El lector no se sorprenderá por tanto de que en este libro adoptemos un
enfoque lingüístico del fenómeno científico, sobre todo en relación con el examen de
sus productos, por cuanto socialmente la ciencia como cuerpo de conocimientos se
ofrece bajo la forma de sistemas de afirmaciones. Ello se corresponde con una tendencia
característica de este momento de la historia de la cultura, como es la de privilegiar el
papel del lenguaje en el análisis del arte, de las sociedades o del hombre, y también en
los campos de la lógica, la matemática o la teoría del conocimiento. Por tanto cuando
tratemos acerca de conjeturas o teorías científicas debemos entenderlas como
propuestas, creencias u opiniones previamente expresadas por medio del lenguaje.
Verificación y refutación
Una tercera palabra que suele compartir un mismo discurso con el término
“epistemología” es “metodología”. En general, y a diferencia de lo que sucede con el
epistemólogo, el metodólogo no pone en tela de juicio el conocimiento ya obtenido y
aceptado por la comunidad científica. Su problema es la búsqueda de estrategias para
incrementar el conocimiento. Por ejemplo, está fuera de discusión para el metodólogo la
importancia de la estadística, pues ésta constituye un camino posible para obtener, a
partir de datos y muestras, nuevas hipótesis. En cambio el epistemólogo podría
formularse, a modo de problema, la pregunta por el pretendido valor atribuido a los
datos y muestras.
Contextos