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Reforma

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La reforma agraria se conoce al conjunto de medidas de tipo económico, social y

político con que se busca modernizar y transformar la estructura productiva del campo,
o sea, la plataforma agrícola. Se habla de reformas agrarias, en plural, pues no hay una
sola ni una sola manera de alcanzarla. En general, las reformas agrarias se plantearon en
países actualmente independientes que antes eran colonias, como las naciones
latinoamericanas. Buscan atender la necesidad de desconcentrar la propiedad de las
tierras (latifundio) y alcanzar mayores cuotas de producción agrícola a través del uso de
nuevas tecnologías y de la creación de múltiples unidades productivas donde había antes
tierras ociosas. Ya en la Antigüedad clásica se registraron muchos proyectos de cambio
respecto de la tenencia y explotación de la tierra. El estadista y poeta ateniense Solón,
por ejemplo, transformó muchas de las leyes que regían la explotación agrícola y la
hipoteca de las tierras. Estas medidas fueron polémicas en su momento y engendraron
un breve lapso de anarquía, que condujo al ascenso del tirano Pisístrato. Por ejemplo, la
Revolución Francesa de 1789 le otorgó a la reforma agraria un nuevo papel protagónico.
En este caso, la idea era barrer con el modelo feudal heredado del Medioevo, liberando
a los siervos de sus deudas impagables y aboliendo las cortes feudales. En su sentido
contemporáneo, la reforma agraria proviene del siglo XIX y está comúnmente asociada
a la pugna de sectores progresistas o revolucionarios en contra del latifundio heredado
de la estructura imperial o colonial. Fue una medida común en los regímenes socialistas
del siglo XX (como la Unión Soviética, Vietnam, China) y también de sus competidores
capitalistas, que vieron en ello la oportunidad de mejorar los estándares de vida del
campesinado (previniendo así, justamente, la Revolución) y aumentar además los ritmos
de producción alimenticia. La reforma agraria peruana fue una de las más radicales de
América del Sur. Las condiciones internas para su realización se presentaron en los años
cincuenta del siglo recién pasado y fueron varias: las migraciones del campo a la ciudad
se incrementaron significativamente, y en las clases urbanas acomodadas apareció el
temor a la formación de ‘cinturones de pobreza’ que empezaban a rodear las principales
ciudades; las recurrentes y masivas manifestaciones reivindicativas de campesinos,
muchas de las cuales culminaron en la toma de tierras de las haciendas; (c) una extrema
concentración de la propiedad de la tierra, la pobreza omnipresente de la población rural
y la difusión de relaciones laborales pre capitalistas, particularmente en la sierra; (d) la
necesidad de ampliar los mercados para una industria en gestación, que no podía
desarrollarse en un medio rural con esas características. La clase política conservadora,
reacia a la idea misma de una reforma agraria, se vio obligada a aplicar alguna forma de
intervención para modificar la estructura de la propiedad. Así, en las décadas de 1950 y
1960 una serie de hechos dieron inicio a la transformación del campo peruano. En 1956
un Gobierno de derechas formó una comisión para la reforma agraria y la vivienda; en
1962 una Junta Militar de Gobierno dio una ley de reforma agraria que, en la práctica,
convalidaba la ocupación de tierras por campesinos en los latifundios de los valles de La
Convención y Lares, en el departamento del Cusco; en 1964 un Gobierno democrático
aprobó una Ley de Reforma Agraria que debía tener alcance nacional pero que, a falta
de decisión política, fue tímidamente aplicada; en 1969, por último, un Gobierno Militar
expidió y ejecutó una nueva Ley de Reforma Agraria, esta vez con el respaldo de la
institución que era —y sigue siendo— la más organizada del país: las Fuerzas Armadas.
Con la reforma agraria, el Gobierno del general Juan Velasco Alvarado culminó un
ciclo que puso fin al largo periodo en el que las haciendas tradicionales.
Introducción
La Reforma Agraria surgió en muchos países de Latinoamérica, en el Perú muchos
políticos como es el caso del partido APRA, Unión Nacional Odriísta
obstaculizaron esta reforma, el señor Belaunde Terry también prometió esta
reforma para el bien del Perú intentando crear pero no lograron cumplir con lo
prometido, posterior a ello sucedió el golpe de estado de Velasco Alvarado siendo el
primer presidente que tomó una decisión “radical” en la Reforma Agraria en Perú,
siendo para muchos muy beneficioso y para otros un abuso que se dio en el país; esta
reforma consistía en la terminar con la desigualdad en la distribución de las tierras, tuvo
como impacto de manera social para el pueblo, puso fin a la servidumbre en el campo y
el latifundio en la costa; para iniciar la reforma se expropió de las haciendas, estas
tierras pasaron a manos de los trabajadores para convertirse en cooperativas,
lamentablemente no se esperaba el logro que debió tener ya que no se contaba con
personal técnico capacitado para gestionar, la falta de tecnología moderna y los
accesos a créditos.
La clase terrateniente fue liquidada social y económicamente. Sobre el área de las
haciendas fueron organizadas empresas asociativas (cooperativas agrarias de
producción-CAP y sociedades agrícolas de interés social-SAIS), con la finalidad de
mantener economías de escala y la infraestructura (de riego y otras). Estas cooperativas
de las haciendas fue un fracaso rotundo, ya que faltaba personal técnico quien lidere, no
contaban con la tecnología suficiente, siendo así que muchos campesinos empezaron a
quejarse y decir que el gobierno se había olvidado de ellos, lo que no se supo hacer es
administrar correctamente las tierras para un mayor progreso, muchas de estas
cooperativas duraron a lo muchos diez años. Según Nelson Manrique menciona que el
impacto de la reforma agraria fue de carácter social, “La liquidación del gamonalismo,
la servidumbre y los resabios señoriales abrió el camino a la emancipación del
campesinado y a su final incorporación, siglo y medio después de la Independencia, a la
ciudadanía” (2019). La Reforma Agraria ha sido una etapa en la cual marcó la historia,
ya que con esta reforma Velasco puso fin a la servidumbre en la Sierra y el latifundio en
Costa, Velasco fue el único presidente que tomó esta medida radical a favor del
campesino, la población de ese entonces no se esperaban que el gobierno botará a
los extranjeros y que se expropien las tierras de las grandes haciendas a la oligarquía
y que a partir de esa fecha esas tierras eran para los trabajadores y acabaran con la
servidumbre “No hay más siervos, siendo libres e independientes” Mariano Valderrama
menciona que esta reforma obtuvo un apoyo espontaneo de sectores populares,
“La reforma agraria era vista como una medida "que se daba en beneficio del
campesinado", pero bajo la exclusiva orientación de la cúpula técnico-militar.”
Muchos políticos prometían esta la reforma, sin embargo, no sucedía como se
esperaban, las tierras se les entregaron a los campesinos, pero estas tierras estaban a
cargo del estado. Enrique Mayer señala que las comunidades indígenas ganaron en la
reforma agraria, “Los ganadores institucionales de la reforma agraria fueron las
comunidades indígenas, porque al final terminaron con más tierras, más número de
comunidades (de 1000 a 3000 al final de la reforma), ocuparon un tercio de la sierra del
Perú y crecieron en tamaño y en población” (2014). En esta reforma definitivamente
muchos campesinos dejaron de trabajar para los hacendados, después que Velasco
promulgar la Ley Reforma Agraria un 24 de junio de 1969 mencionó “El campesino del
Perú será en verdad un ciudadano libre”, “¡Campesino, el patrón ya no comerá más de
tu pobreza!” donde básicamente consistía en que el campesino dejaba de servir a
hacendados que los explotaban y no les retribuía adecuadamente, ya que el campesino
para poder vivir en la hacienda debía de trabajar para los hacendados y así mismo todos
lo que trabajaba el campesino pasaba a manos de estos. Por otro lado, los dueños de las
haciendas fueron prometidos que a cambio de las tierras se les daría un bono por parte
del Estado que hasta la fecha muchos de ellos no han recibo, otros hacendados que
recibieron algún pago invirtieron en otros negocios-
Objetivos de la reforma agraria
En general, el gran objetivo de toda forma de reforma agraria es siempre la
transformación del agro, esto es, cambiar de manera sustancial las condiciones sociales,
económicas y políticas en que se lleva adelante la producción agrícola. Ello puede,
naturalmente, traducirse en muchas cosas distintas, dependiendo de quién lleve a cabo la
reforma en cuestión.
Así, un régimen socialista puede ver en la reforma agraria la oportunidad de colectivizar
las tierras productivas e implantar un modelo agrícola comunista; mientras que un
gobierno democrático capitalista puede considerar la reforma como un chance
importante para modernizar el agro y garantizarse una producción alimenticia más
abundante, de cara a satisfacer el mercado interno.
La reforma agraria se puede dar en distintos contextos. Dependiendo de eso, sus
objetivos pueden ser los siguientes:
 Buscar mayor equidad social, dadas las grandes brechas entre la clase campesina
y los latifundistas.
 Reivindicar a los agricultores, al ser estos sujetos de maltrato por parte de sus
empleadores. Esto puede ser por la exigencia de largas jornadas laborales, bajas
remuneraciones, e incluso la realización de tareas en condiciones que podrían
considerarse de semi esclavitud.
 Evitar a futuro revueltas sociales que pudieran causar mayor perjuicio al Estado.
Es decir, ante las demandas sociales, el gobierno se adelanta y previene
conflictos que pudieran ser muy violentos.
 Reemplazar un esquema de grandes latifundistas por otro de pequeños y
medianos agricultores.
Medidas de la reforma agraria
Para llevar a cabo la reforma agraria, se llevan a cabo dos medidas:
Expropiación: El Gobierno toma el control del terreno, transfiriendo la propiedad, por
ejemplo, del hacendado al agricultor.
Mecanismos compensatorios: Se exige al latifundista que se desprenda de su propiedad.
Esto, a cambio a una compensación que entregará el Gobierno.
Ejemplo de reforma agraria
Un ejemplo de reforma agraria fue el que se dio en la década de los setentas en Perú
durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado. La consigna era «devolver» la tierra a
las manos de quien la trabajaba. Así, el gobierno militar de Velasco expropió a los
grandes terratenientes y adjudicó las unidades productivas a cooperativas y
comunidades campesinas. Esto, con el objetivo de que dichas asociaciones gestionasen
la actividad agrícola. Esta revolución se habría dado en un contexto de conflicto social
con brechas notorias entre hacendados y campesinos. Así, según algunos historiadores,
la relación entre ambos muchas veces era, más que un vínculo laboral, una situación de
sometimiento y explotación. Cabe señalar además que el gobierno peruano, pese a llevar
a cabo la expropiación, ha reconocido una deuda a los terratenientes despojados de su
propiedad (o a sus correspondientes herederos). Así, se les ha otorgado un bono que será
pagado en cuotas. La inscripción de los beneficiarios culminó en el 2019. Sobre los
resultados de la reforma, los investigadores suelen advertir que no tuvo los efectos
deseados porque las cooperativas agrarias no poseían la capacidad o conocimientos para
gestionar las unidades productivas. En consecuencia, no se generó riqueza, sino todo lo
contrario. Por otro lado, pese a que no se puede afirmar que la reforma agraria fue
rentable, algunos analistas aseguran que dichas medidas eran casi inevitables en el
contexto de ese tiempo. De otro modo, se hubiera desencadenado un mayor conflicto
social.
ANTECEDENTES
El agro en la formación social peruana
La estructura agraria Tradicional
La crisis agraria Contemporánea
Los intentos de reforma agraria
Sucesos
El programa de reforma agraria
El decreto ley 17716
La nueva estructura agraria
Consecuencias
Aspecto social
Aspecto económico
. LOGROS DE LA REFORMA AGRARIA
A. Transferencia de Tierras
Seis años después de promulgada la Reforma Agraria en el Perú, se puede decir sin
temor a equivocarse que la estructura de tenencia de tierras en el país se ha modificado
en forma definitiva. Los antiguos grupos de poder han dejado paso a los nuevos grupos
de campesinos organizados, los que en estos momentos tienen bajo su responsabilidad
no solamente la ejecución de los planes en el sector agropecuario, sino que a nivel de
empresa, deciden sobre la política a seguir. La estructura de poder actual en el agro es
diferente a la que teníamos en 1969. El campesinado tiene en estos momentos en sus
manos, como principal protagonista, el futuro del agro peruano. Conforme a lo
preconizado en la ley, las agrupaciones de campesinos son las que han tenido la primera
prioridad en el reparto de tierras. Los mayores porcentajes de adjudicación de áreas han
estado orientados hacia las SAIS y Cooperativas Agrarias de Producción, con un total
de 4'038,531 hectáreas; es decir, un alto porcentaje del total de tierras repartidas ha ido a
beneficiar a las nuevas organizaciones creadas en el campo. Obviamente, del éxito o
fracaso de este tipo de organizaciones autogestionarias dependerá el surgimiento de un
nuevo tipo de agricultura en el Perú. Al mes de marzo de 1975 se han expropiado un
total de 7.873 fundos, lo que ha dado un total de 6'664,308 hectáreas expropiadas con
un total de costo para el estado de 12,131'576,343 Soles, lo que ha sido pagado por el
Estado en efectivo un 26% y en bonos, de acuerdo a los tres tipos existentes, un total
aproximado de 74%9 . El total de lo pagado en efectivo involucra el costo de la
maquinaria y el equipo existente en los fundos afectados, así como por las cabezas de
ganado de la unidad de producción.
B. Incremento de Ingreso del Campesino
La Reforma Agraria ha posibilitado el aumento de ingresos de los campesinos, el grupo
más marginado en cuanto a ingresos se refiere, en la sociedad peruana. Al ser empresas
autogestionarias las que se han planteado para el sector rural, los campesinos tienen la
posibilidad de proponer un aumento de los salarios que se les pagaban al momento de la
afectación, previa consulta con la Dirección de Producción Agraria del Ministerio de
Agricultura. El aumento de salarios, sin embargo, no es sino una de las formas de
obtener mayor ingreso. La otra posibilidad está dada por la participación en las
utilidades que otorga la empresa, en caso de obtener excedentes. la Reforma Agraria,
principalmente de aquellos involucrados en las CAPs y SAIS. Así, en las cooperativas
azucareras13 , con una fuerza laboral total de 32.480 trabajadores, de los cuales 24.184
son permanentes y 8.296 son eventuales, el incremento de ingresos ha sido sustancial.
El personal obrero (un 77% de los trabajadores y propietarios) en 1968 obtenía un 47%
de los ingresos con utilidades netas; para 1972 el sector obrero (un 70% de los
trabajadores de las cooperativas agrarias de producción) obtenía el 73% de los ingresos
con utilidades en las mismas empresas. Al otro extremo de la figura, en 1968, los
antiguos propietarios (el 0,03% del personal de las empresas) recibieron 36% de los
ingresos, mientras que en 1972 dicho grupo ha desaparecido. Por otro lado, es
importante anotar que el porcentaje de trabajadores eventuales se ha incrementado de 11
a 15%, no así su ingreso, que ha permanecido prácticamente estacionario.
C. Capacitación del Sector
El nuevo enfoque para los cambios en el sector rural, en donde se trata de formar un
campesinado activo y participante de la política nacional, trajo involucrada la necesidad
de una capacitación tanto del sector campesino mismo, como de funcionarios y técnicos
que trabajan en el sector. La necesidad, pues de organismos que se dedicaran a la
capacitación para la Reforma Agraria fue imperiosa. Es en este sentido que se pensó
desde un inicio en la necesidad del cambio de actitudes y capacitación de dicho
personal. El Centro de Capacitación e Investigación para la Reforma Agraria
(CENCIRA) fue especialmente creado para que, sobre todo en una primera etapa, se
encargara de difundir entre los funcionarios, técnicos y empleados, la necesidad de un
cambio radical en cuanto a la perspectiva de cambio que se buscaba en el sector
campesino. Se enfatizó el hecho de que no se podía pensar en una Reforma Agraria sólo
en términos de aumentos en la producción, sino que era necesario tratar de integrar a la
población campesina en el quehacer político y cultural del país. No solamente se trata
de capacitar personal y campesinos, sino que se ve la posibilidad de investigar los
aspectos técnicos, económicos y sociales de un proceso de cambio tan importante,
dando así la oportunidad de ir corrigiendo posibles deficiencias existentes en todo
proceso. Podemos, pues, señalar que las metas de esta nueva organización eran tres:
1. Capacitar a todos los involucrados en el proceso de Reforma Agraria sobre los
alcances, significado e importancia de la misma.
2. Entrenar al personal técnico y campesino en aspectos técnicos, administrativos y
de función en cada etapa de la Reforma Agraria.
3. Investigar la marcha del proceso de Reforma Agraria para la toma de futuras acciones
D. Organización Campesina
Las organizaciones existentes en el agro han sufrido, con los cambios planteados,
transformaciones fundamentales. La Federación de Trabajadores Azucareros y la
FENCAP (Federación de Campesinos del Perú), ante la agresividad del proceso de
reforma perdió fuerza para su trabajo en el campesinado. La acción de la Federación de
Trabajadores Azucareros estuvo dirigida fundamentalmente a tratar los antiguos
sindicatos, que bajo la organización antigua había dado excelentes resultados para la
negociación de mejoras salariales. Hoy en día, su labor no tenía mayor fundamento ni
podía presentar objetivos claros. Este vacío de organización entre el campesinado lo
está tratando de llenar la Confederación Nacional Agraria, que actualmente afirma haber
captado más del 60% del campesinado peruano. Esta organización está basada en la
unión de ligas campesinas formadas por las Cooperativas Agrarias de Producción. (Ver
gráfico N° 1). En gran medida, la Confederación está influenciada y apoya la línea del
gobierno, aunque es aún prematuro poder predecir su futura acción y toma de posición.
Existe pues, ahora, la posibilidad de que el campesino se organice mejor como una
fuerza de presión importante ante el gobierno y que luche por sus propios intereses.
E. Dación de la Ley de Aguas
Otro aspecto positivo que ha variado paralelamente al cambio en la estructura agraria es
la dación de una nueva ley de aguas. La nueva ley dada en 1968 con el título de Ley
General de Aguas es de vital importancia si se tiene en cuenta que, sobre todo en la
Costa, pero también en la Sierra, el control del agua era un factor fundamental de poder
en el sector agrario. No era suficiente un cambio en la tenencia de tierras. Un cambio en
el uso de las aguas era también fundamental. La nueva ley pues, contempla y permite el
uso del agua siempre y cuando este uso se realice en armonía con el interés social y que
de ningún modo se constituya en una forma de control. Las aguas ahora son
consideradas sin excepción y de acuerdo a la ley, como pertenecientes al Estado, no
permitiéndose el uso privado de las mismas. El abastecimiento de los predios, antes
fijado en forma arbitraria, basándose principalmente en la voluntad de los propietarios
de los fundos situados en las tierras de cabecera de aguas, es ahora determinado por los
planes de cultivos que deben realizarse en cada una de las unidades de producción,
dándoseles prioridad a los cultivos que den mayor beneficio colectivo. Si bien no todas
las empresas cumplen con preparar los planes de cultivo, sin embargo, la tendencia es
en ese sentido. Esto, sin lugar a dudas, beneficiará la planificación agrícola a nivel
regional y nacional.
CONCLUSIONES
Como conclusiones podemos señalar lo siguiente:
1. El proceso de Reforma Agraria Peruana ha afectado sustancial e
irreversiblemente la estructura agraria peruana, siendo éste el proceso de
mayor importancia y significado entre los cambios efectuados por el
gobierno y que se han llevado a cabo dentro de un clima de tranquilidad
importante de resaltar.
2. El proceso ha motivado cambios no solamente en términos de redistribución
de tierras, sino que ha afectado directamente en el incremento de ingresos de
sectores importantes del área campesina. Este aumento ha sido en algunos
casos de 134 por ciento. Es necesario notar, sin embargo, la presencia de
eventuales que aumentando en número, no aumentan en ingresos.
3. El mismo proceso ha motivado la estructuración de una infraestructura de
capacitación, que si bien no ha funcionado ordenadamente, ha creado una
inquietud por mejorar y encontrar nuevos caminos de acción.
4. Medidas importantes colaterales han sido tomadas, como son la Ley de
Aguas y la de impulsar la organización campesina como grupo organizado
de presión.
5. Como todo proceso de cambio hay problemas importantes que surgen. Uno
de ellos es la inestabilidad de los técnicos en la dirección de las empresas y
la falta de entrenamiento específico para esta nueva situación planteada.
6. Otro factor que necesita atención prioritaria a nuestro entender, es la
tendencia a la disminución de horas de trabajo en algunas empresas con
resultados que pueden ser catastróficos, no sólo para las empresas
campesinas, sino para todo el proceso revolucionario peruano.
7. Por último, se necesita encarar con rapidez el problema del abandono
relativo en que se encuentra el minifundismo tradicional, sector que
comparativamente con el sector moderno de la Costa, no ha recibido mayor
atención en el proceso de Reforma Agraria. Esto trae como consecuencia una
polarización que en el futuro puede causar serios problemas

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