Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Reforma Agraria

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 6

Orientación Pedagógica Síncrona N° 02

CURSO : CONTABILIDAD DE COSTOS APLICADOS I

DOCENTE : Dr. CPCC LUIS ALBERTO TORRES GARCÍA.

ALUMNO(S) :
 AVALOS IZAGUIRRE, JASMIN MARY. GRUPO A

 MATOS ROSALES, EDUEN. GRUPO A

 NORIEGA ZELADA, ANDRES A. GRUPO A

 CAMPOS VALERIANO, JAIME ROBERTO. GRUPO B

 NAKANDAKARI CASTILLO RICHARD A. GRUPO B

TEMA : REFORMA AGRARIA

CICLO : VI

2020
JERARQUIZACIÓN DE LAS ACTIVIADES SECTORIALES

ACTIVIDAD AGRARIA:

ACTIVIDAD GANADERA:
LA REFORMA AGRARIA

A principios de la década de 1950 existía un gran problema social y cultural,


principalmente de raíces racistas, debido a la existencia de un régimen latifundista.

Ninguno de los cuentos que recopile fue neutral frente a la reforma agraria; no
encontré a ninguna persona que quisiera contarme que estaba contenta con la manera en
la que se desarrolló. Si bien la mayoría coincidió en que el país necesitaba una reforma
agraria en ese momento, discreparon acerca de la forma en la que esta se llevó a cabo
(Mayer, 2018, p. 23).

José Carlos Mariátegui sostenía que el problema radicaba básicamente en un


problema de la tierra y no sólo en un problema de orden cultural; ello llevó a que
pensadores socialistas vieran el trabajo colectivo, que por muchos años se ha venido
practicando en el ande peruano una forma de modernos latifundios de la época; ya que
hasta ese entonces las tierras eran de un solo propietario, que no estaba presente para ver
el crecimiento de sus tierras, las que eran administradas por un encargado, que a su vez
tenía la tarea de vigilar el trabajo que realizaban los siervos en las tierras del latifundista,
a cambio de poder cultivar sus productos y criar animales. Existía otro sector de las
comunidades indígenas que, después de demostrar la posesión de sus tierras por
generaciones, tenían la libertad de cultivar las tierras a beneficio propio; No sólo era un
problema netamente con el uso de las tierras, en los años 50 se dio un auge de productos
como el azúcar y el algodón que desarrollo básicamente una economía capitalista, donde
los latifundista extranjeros necesitaban de la mano de obra para poder sembrar los
extensos terrenos costeros y poder satisfacer el mercado internacional, lo que llevo a una
práctica de explotación laboral y a la incorporación del Perú a la modernidad y una fuente
de divisas; por lo tanto, se consideraba que no se requería una reforma.

La expansión de las haciendas azucareras en la costa norte facilitó el nacimiento


del APRA; su fundador, Víctor Raúl Haya de la Torre, incluyó en su plataforma demandas
de reforma agrícola, que durmieron el sueño de los justos por largo tiempo; durante el
gobierno de Manuel Prado se creó la primera comisión para estudiar una posible reforma
agraria, que llegó a la conclusión que no se debería distribuir la tierra sino más bien se
debía aperturar nuevas tierras para la colonización en los territorios vacíos de la selva del
país, así como en conseguir que el Estado desarrolle irrigaciones en la costa y ponga en
marcha la tecnología de la revolución verde para mejorar la productividad de la sierra.
Fernando Belaúnde Terry fue un comprometido con la reforma agraria, que lo llevó a
ganar las elecciones en 1963, donde los campesinos ocuparon hectáreas de tierra en
“invasiones”; debiendo el presidente enfrentar la ilegalidad de esos actos y las protestas
de los terratenientes. En el año 1963 se presentó propuestas de ley de reforma agraria que
fue aprobada y promulgada en el año 1964 que entró en vigencia inmediatamente; la
misma que prohibía los servicios personales de cualquier tipo, el derecho de los
campesinos a la propiedad plena de las parcelas que usufructuaban y la supresión de la
condición de siervo, se garantizó la posesión comunal de las comunidades indígenas,
además se dio prioridad en la adjudicación de tierras expropiadas con base a la necesidad
probada y al despojo histórico previo demostrado. La ley facilitó generosas medidas para
compensar la expropiación de la tierra y del capital, convirtiendo cada expropiación en
una propuesta costosa. La ley de reforma agraria de Belaúnde había previsto el fomento
de pequeñas y medianas explotaciones familiares dotadas cada una de propiedad privada
plena.

En el año 1969 llegó una segunda ley de reforma agraria más radical; esta ley
incluyó una expropiación punitiva en los casos en los que las condiciones sociales en las
haciendas no hubiesen cumplidos las normas vigentes. Las instalaciones agrícolas eran
consideradas parte de los bienes que podían ser expropiados; la forma preferida de
adjudicación fue la de las cooperativas administradas por los trabajadores. La tierra
también fue adjudicada a las comunidades campesinas individuales con la firme exigencia
de que no se fragmente la tierra, sino que se desarrolle un área colectiva con mejor
tecnología y con orientación hacía el mercado.

Esta reforma agraria planteaba puntos muy específicos, como son:

1. Se debía evitar el retroceso tecnológico.


2. No había lugar a ninguna distribución interna de la tierra.
3. Los beneficios de la reforma agraria se distribuirían entre los propietarios-
trabajadores, a través de salarios, servicios sociales, la distribución de
ganancias o el apoyo para el desarrollo de los miembros de las comunidades.
4. La tecnología moderna iba a ser transferida a las tierras de los miembros
individuales y a las comunidades que crecieran en el área colectiva.
5. La empresa debía capitalizar a partir de los beneficios que se lograrían de las
tierras, para proporcionar fondos de inversión a los sectores menos
desarrollados.
6. Después de un periodo de gracia de 5 años se debería empezar a pagar cuotas
de deuda agraria contraída con el Estado, esta deuda debía ser reembolsada en
un periodo de 20 años.
7. Los títulos de adjudicación no serían entregados hasta que la deuda agraria no
sea cancelada.
8. Se podían incorporar muchos beneficiarios en cada adjudicación.
9. Los campesinos serían desmovilizados políticamente.

Se crearon diversas instituciones burocráticas de servicios públicos para capacitar


a los trabajadores de las cooperativas para pusieran en funcionamiento comités
comercializadores, comités de vigilancia de las cooperativas azucareras, empresas
estatales de distribución de fertilizantes y otros.

Para los años 80 Belaúnde aprobó una ley que declaraba que las cooperativas eran
empresas autónomas y no estaban bajo el control estatal, por lo que, si quisieran cambiar
estructura podían hacerlo; esto dio inicio a una serie de disoluciones de cooperativas, las
que en su mayoría tenían deuda y se encontraban en colapso económico total.

El primer gobierno de Alan García, dirigió sus esfuerzos a apoyar las políticas
económicas del sector agrario, con precios, subsidios y créditos. Se ejecutaron proyectos
de desarrollo de nivel micro, pero la caída de la producción y la inflación creciente, fueron
compensadas con la importación de alimentos; la reforma agraria colapsó en
departamentos de Junín y Puno.

En el gobierno de Fujimori, para la sierra, la toma, disolución y distribución de


las cooperativas marcaron el final de la reforma agraria. Fujimori completó la agenda
neoliberal orientada por el libre mercado. Este gobierno ofreció condonar las deudas
tributarias y del seguro social que debían las cooperativas, si los miembros acordaban
transformar su propiedad en acciones individuales y divisibles, el gobierno ofreció a
ayudar a vender a las ex cooperativas a inversionistas privados. En política agraria, la
reestructuración neoliberal y la reducción del Estado conllevó al cierre del Banco Agrario,
la cancelación de toda forma de subsidio y crédito especiales a los agricultores, poniendo
fin a la tan ansiada reforma agraria.
Referencia bibliográfica

Mayer, E. (2018). Cuentos feos de la reforma agraria peruana (2a. ed.). IEP Ediciones.
https://elibro.net/es/ereader/uladech/79582?page=31

También podría gustarte