Imperio Mexica
Imperio Mexica
Imperio Mexica
Una vez establecido en Tenochtitlán los mexicas mostraron tenacidad y se mantuvieron unidos,
sirviendo a los pueblos de Culhuacán y Azcapotzalco principalmente. En 1375 los mexicas
consiguieron tener su primer tlatoani reconocido por los demás ciudades-estado del Valle:
Acamapichtli (1375-1395), reconocido guerrero e hijo de un mexica y una princesa de Culhuacán. Él
y su hijo Huitzilíhuitl, quien se había casado con una hija del poderoso señor Tezozómoc de
Azcapotzalco participaron junto a los tepanecas en las conquista de Mixquic, Xochimilco, Cuitláhuac
y Cuauhnáhuac (Cuernavaca).
Su vinculación dinástica y la experiencia militar como mercenarios les resultaron muy útiles a largo
plazo. Estaban familiarizados con las tácticas de los capitanes de guerra de los alrededores y
recurrieron a esta ventaja para vencer a los tepanecas de Azcapotzalco en alianza con los texcocanos
de Nezahualcóyotl y los tlapanecas de Totoquihuaztli (un grupo disidente de tepanacas) de Tlacopan
(Tacuba) en 1428. La derrota de Azcapotzalco fue consecuencia directa de una serie de guerras por
la sucesión de Tezózomoc de Azcapotzalco quien había muerto en 1426. En este mismo año
Chimalpopoca, el tlatoani mexica con sangre tepaneca (nieto de Tezozómoc) fue asesinado y fue
sucedido por Itzcóatl (serpiente armada de pedernales), hijo ilegítimo de Acamapichtli.
Las ciudades-estado vencedoras formaron la Triple Alianza y a partir de entonces esta unión de
ciudades-estado o altépetl (cerro del agua) extendió su dominio sobre la cuenca de México y sobre
gran parte del centro geográfico del México actual hasta la llegada de los españoles 91 años
después.
Según el historiador Pablo Escalante Gonzalbo la Triple Alianza “era una necesidad; ningún reino del
valle de México hubiera podido administrar solo el complejo sistema de rutas y plazas de mercado,
provincias tributarias y redes de compromisos entre linajes nobles. Y no era nada más un asunto de
capacidad administrativa; era preciso respetar la autoridad tradicional de los reinos sobre ciertas
poblaciones y grupos étnicos. Esto nos ayuda a entender por qué los mexicas y los texcocanos, que
acababan de derrotar en la guerra a los tepanecas de Azcapotzalco, invitaron a Tlacopan, reino
tepaneca también, a incorporarse en la alianza: había que contar con el ascendiente que los
tepanecas tenían sobre los pueblos del occidente del valle y de la zona de Toluca, en particular los
matlatzincas; además, la plaza de mercado de Azcapotzalco desempeñaba un papel crucial en la
economía del valle. Tlacopan obtenía sólo una quinta parte de la tributación de los señoríos
subalternos y tenía poco peso en la alianza, mientras que Texcoco tenía una relación bastante
simétrica con Tenochtitlán, excepto a la hora de hacer la guerra: no hay duda de que los mexicas
eran los líderes militares de la alianza.” (En Nueva Historia Mínima de México Ilustrada. 94-95).
Una vez consolidada la Triple Alianza en 1428 inició la expansión territorial del imperio mexica. En
su primera fase abarcó el Valle de México y partes de Guerrero, Morelos y Puebla con Moctezuma
Ilhuicamina se expandieron hasta Veracruz y Oaxaca. Axayácatl consolidó el dominio de los
mexicas sobre el centro de México e incorporó el Valle de Toluca para luego sufrir una derrota
ante los tarascos de Michoacán, hecho que significó prácticamente el fin de la expansión en esta
región. Con Ahuizótl los mexicas llegaron a conquistar la huasteca, las costas de Michoacán,
nuevas regiones de Oaxaca y el Sosonusco en Chiapas. Con Moctezuma Xocoyotzin el imperio
estaba consolidando su poder en Mesoamérica, incorporando nuevos territorios en el sur,
presionando en particular a los habitantes de la región de Tlaxcala.
El establecimiento de este imperio se hizo posible gracias a su poder militar y a una serie de
estrategias y acciones. En primer lugar, en Tenochtitlán se reformó el gobierno, se crearon nuevas
instituciones imperiales y se militarizó a la sociedad. Era común que los embajadores de la Triple
Alianza, se dirigieran a las autoridades de los pueblos para enunciarles las calamidades de la
guerra, los sufrimientos y los daños posibles, indicándoles que era preferible que aceptaran la
“amistad y protección del imperio”, enviando tributo en forma de oro, plumas y mantos y que
aceptaran en su templo una imagen de Huitzilopochtli. En segundo lugar, permitían que los
pueblos conquistados conservaran sus propias leyes, costumbres, dioses y ceremonias, pero en
algunos casos reemplazaban los gobernantes locales y celebraban bodas para vincular las dinastías
locales con el linaje mexica. También reclutaban a los conquistados en futuras campañas militares,
compartiendo botines. En tercer lugar, los mexicas obligaban -especialmente a las regiones
lejanas- entregar enormes cantidades de tributo. Si bien el imperio logró una expansión sin
precedentes, ésta no fue aceptada por todos los pueblos conquistados quienes se rebelaron en
muchas ocasiones.