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Cuento - Secuencia

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INSTITUTO JUAN BAUTISTA ALBERDI

PROFESORADO DE ENSEÑANZA PRIMARIA

SECUENCIA DIDÁCTICA

CUENTO POLICIAL

6° Grado

Alumna:

María de los Ángeles Rach

2017
Contenidos a trabajar:

 Cuento policial
 Crónica periodística
 Verbos en pretérito

Fundamentación:

Formar lectores competentes es una de las principales obligaciones de la


escuela. Para ello, es indispensable lograr que los alumnos desarrollen cierto
gusto por la lectura: la literatura es una forma de acercarse a los alumnos.
Ofrece múltiples y variadas opciones para acercarnos a ese mundo mágico que
es la lectura. Dentro de ella, la trama que más atrae a los niños es la narrativa,
por las infinitas posibilidades que presenta a la hora de conocer mundos
nuevos o antiguos, reales o inventados.
El cuento se presenta entonces como una opción indispensable para
atraerlos hacia la lectura, principalmente por su brevedad, condición necesaria
por los tiempos escolares. Dentro de los subgéneros posibles, el cuento policial
es uno de los más atrayentes: ¿a quién no le atrapa un buen misterio?
Al mismo tiempo, la oralidad será abordada durante la conversación diaria, en
ese ida y vuelta que el docente y el alumno, y los alumnos entre sí, llevarán a
cabo al reflexionar, sintetizar y comprender las lecturas que se realizarán.
La escritura, además, se abordará desde otro ámbito: el de la crónica
periodística, ya que presenta características similares en cuanto a narración de
los hechos y secuencia cronológica, por ejemplo.
En cuanto a la reflexión sobre el lenguaje, ambos géneros se utilizarán para
profundizar en la conjugación de verbos, en particular, el pretérito perfecto
simple y el imperfecto, ambos tiempos principales de la narración.

Eje: En relación con la comprensión y producción oral

Saber:

 La escucha comprensiva de textos expresados en forma oral por el


docente y sus pares.

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Esto supone:
 En la narración:
 Identificar las personas, el tiempo y el espacio en los que ocurren los
hechos.
 Identificar las acciones, su orden y las relaciones causales.

Eje: En relación con la lectura y la producción escrita


Saber:
 La participación asidua en situaciones de lectura.
Esto supone:
 Reconocer, con ayuda del docente, la intencionalidad comunicativa de
un texto a partir del contenido, del formato, de los recursos utilizados
(verbos en pretérito perfecto simple y en pretérito imperfecto.
 Comprender y reconocer algunos procedimientos propios del texto leído
para construir su significado (secuencialidad en el texto narrativo).
Saber:
 La participación en procesos de escritura de textos no ficcionales,
(crónica periodística).
Esto supone:
 En la narración:
 Respetar el orden cronológico de las acciones.
 Mantener el encadenamiento causal de las acciones.
 En todas las situaciones de escritura, conjuntamente con el docente, sus
pares y de manera individual:
 Planificar el texto teniendo en cuenta el género, propósito y el/los
destinatarios.
 Redactar realizando por lo menos un borrador del texto, revisar y
reescribir el texto.
Eje: En relación con la literatura
Saber:
 La participación en situaciones de lectura, comprensión y disfrute de
obras de autor.
Esto supone:

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 Leer textos literarios, con la colaboración del docente, con el propósito
de identificar recursos propios del género (cuento policial).

Eje: En relación con la reflexión sobre la lengua (sistema, norma y uso)


Saber:
 La reflexión sistemática, con ayuda del docente, de unidades y
relaciones gramaticales y textuales de los textos trabajados.
Esto supone:
 Reconocer y emplear formas de organización y propósitos de los textos
(cuento policial y crónica periodística)
 Reconocer y emplear verbos, tiempo (pretéritos perfecto simple e
imperfecto)

Propósitos:

Promover herramientas para la escritura de una crónica periodística.


Brindar las herramientas necesarias para que los alumnos reconozcan
las características del cuento policial.
Ofrecer los instrumentos necesarios para reconocer los tiempos
verbales

Objetivos:

Reconocer las características del cuento policial.


Identificar la estructura de la crónica periodística.
Distinguir los verbos en pretérito perfecto simple y pretérito imperfecto.

Primera sesión: 80 minutos

La docente se presenta en el aula disfrazada de detective privado, con un


sombrero y un sobretodo. Se presentará a los alumnos y les preguntará si

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saben qué tipo de trabajo realiza diariamente. A partir de ello, los alumnos
despertarán los conocimientos previos, relacionándolo con el género policial.
El cuento elegido es “El crimen casi perfecto”, de Roberto Arlt. Una copia
será entregada a cada alumno luego de la lectura, para trabajar en forma
grupal. La razón por la que la copia no se entrega antes es porque, en primer
lugar, se perdería la “magia” del detective que se presenta ante ellos para
contar su caso, y en segundo lugar, porque esta “actuación” se realiza como
una forma de despertar sus conocimientos previos.

El crimen casi perfecto


Roberto Arlt
La coartada de los tres hermanos de la suicida fue verificada. Ellos no habían mentido. El
mayor, Juan, permaneció desde las cinco de la tarde hasta las doce de la noche (la señora
Stevens se suicidó entre las siete y las diez de la noche) detenido en una comisaría por su
participación imprudente en un accidente de tránsito. El segundo hermano, Esteban, se
encontraba en el pueblo de Lister desde las seis de la tarde de aquel día hasta las nueve del
siguiente, y, en cuanto al tercero, el doctor Pablo, no se había apartado ni un momento del
laboratorio de análisis de leche de la Erpa Cía., donde estaba adjunto a la sección de
dosificación de mantecas en las cremas.

Lo más curioso del caso es que aquel día los tres hermanos almorzaron con la suicida para
festejar su cumpleaños, y ella, a su vez, en ningún momento dejó de traslucir su intención
funesta. Comieron todos alegremente; luego, a las dos de la tarde, los hombres se retiraron.
Sus declaraciones coincidían en un todo con las de la antigua doméstica que servía hacía
muchos años a la señora Stevens. Esta mujer, que dormía afuera del departamento, a las
siete de la tarde se retiró a su casa. La última orden que recibió de la señora Stevens fue que
le enviara por el portero un diario de la tarde. La criada se marchó; a las siete y diez el
portero le entregó a la señora Stevens el diario pedido y el proceso de acción que ésta siguió
antes de matarse se presume lógicamente así: la propietaria revisó las adiciones en las
libretas donde llevaba anotadas las entradas y salidas de su contabilidad doméstica, porque
las libretas se encontraban sobre la mesa del comedor con algunos gastos del día
subrayados; luego se sirvió un vaso de agua con whisky, y en esta mezcla arrojó
aproximadamente medio gramo de cianuro de potasio. A continuación, se puso a leer el
diario, bebió el veneno, y al sentirse morir trató de ponerse de pie y cayó sobre la alfombra.
El periódico fue hallado entre sus dedos tremendamente contraídos.

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Tal era la primera hipótesis que se desprendía del conjunto de cosas ordenadas
pacíficamente en el interior del departamento, pero, como se puede apreciar, este proceso
de suicidio está cargado de absurdos psicológicos. Ninguno de los funcionarios que
intervinimos en la investigación podíamos aceptar congruentemente que la señora Stevens
se hubiese suicidado.
Sin embargo, únicamente la Stevens podía haber echado el cianuro en el vaso. El whisky no
contenía veneno. El agua que se agregó al whisky también era pura. Podía presumirse que
el veneno había sido depositado en el fondo o las paredes de la copa, pero el vaso utilizado
por la suicida había sido retirado de un anaquel donde se hallaba una docena de vasos del
mismo estilo; de manera que el presunto asesino no podía saber si la Stevens iba a utilizar
éste o aquél. La oficina policial de química nos informó que ninguno de los vasos contenía
veneno adherido a sus paredes.

El asunto no era fácil. Las primeras pruebas, pruebas mecánicas como las llamaba yo, nos
inclinaban a aceptar que la viuda se había quitado la vida por su propia mano, pero la
evidencia de que ella estaba distraída leyendo un periódico cuando la sorprendió la muerte
transformaba en disparatada la prueba mecánica del suicidio.

Tal era la situación técnica del caso cuando yo fui designado por mis superiores para
continuar ocupándome de él. En cuanto a los informes de nuestro gabinete de análisis, no
cabían dudas.

Únicamente en el vaso, donde la señora Stevens había bebido, se encontraba veneno. El


agua y el whisky de las botellas eran completamente inofensivos. Por otra parte, la
declaración del portero era terminante; nadie había visitado a la señora Stevens después
que él le alcanzó el periódico; de manera que si yo, después de algunas investigaciones
superficiales, hubiera cerrado el sumario informando de un suicidio comprobado, mis
superiores no hubiesen podido objetar palabra. Sin embargo, para mí cerrar el sumario
significaba confesarme fracasado. La señora Stevens había sido asesinada, y había un
indicio que lo comprobaba: ¿dónde se hallaba el envase que contenía el veneno antes de
que ella lo arrojara en su bebida?
Por más que nosotros revisáramos el departamento, no nos fue posible descubrir la caja, el
sobre o el frasco que contuvo el tóxico. Aquel indicio resultaba extraordinariamente
sugestivo.
Además había otro: los hermanos de la muerta eran tres bribones.
Los tres, en menos de diez años, habían despilfarrado los bienes que heredaron de sus
padres. Actualmente sus medios de vida no eran del todo satisfactorios.

Juan trabajaba como ayudante de un procurador especializado en divorcios. Su conducta


resultó más de una vez sospechosa y lindante con la presunción de un chantaje. Esteban
era corredor de seguros y había asegurado a su hermana en una gruesa suma a su favor; en
cuanto a Pablo, trabajaba de veterinario, pero estaba descalificado por la Justicia e
inhabilitado para ejercer su profesión, convicto de haber dopado caballos. Para no morirse
de hambre ingresó en la industria lechera, se ocupaba de los análisis.

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Tales eran los hermanos de la señora Stevens. En cuanto a ésta, había enviudado tres
veces.
El día del “suicidio” cumplió 68 años; pero era una mujer extraordinariamente conservada,
gruesa, robusta, enérgica, con el cabello totalmente renegrido. Podía aspirar a casarse una
cuarta vez y manejaba su casa alegremente y con puño duro. Aficionada a los placeres de
la mesa, su despensa estaba provista de vinos y comestibles, y no cabe duda de que sin
aquel “accidente” la viuda hubiera vivido cien años. Suponer que una mujer de ese
carácter era capaz de suicidarse, es desconocer la naturaleza humana. Su muerte
beneficiaba a cada uno de los tres hermanos con doscientos treinta mil pesos.

La criada de la muerta era una mujer casi estúpida, y utilizada por aquélla en las labores
groseras de la casa. Ahora estaba prácticamente aterrorizada al verse engranada en un
procedimiento judicial.

El cadáver fue descubierto por el portero y la sirvienta a las siete de la mañana, hora en
que ésta, no pudiendo abrir la puerta porque las hojas estaban aseguradas por dentro con
cadenas de acero, llamó en su auxilio al encargado de la casa. A las once de la mañana,
como creo haber dicho anteriormente, estaban en nuestro poder los informes del
laboratorio de análisis, a las tres de la tarde abandonaba yo la habitación donde quedaba
detenida la sirvienta, con una idea brincando en mi imaginación: ¿y si alguien había
entrado en el departamento de la viuda rompiendo un vidrio de la ventana y colocando
otro después que volcó el veneno en el vaso? Era una fantasía de novela policial, pero
convenía verificar la hipótesis.
Salí decepcionado del departamento. Mi conjetura era absolutamente disparatada: la
masilla solidificada no revelaba mudanza alguna.

Eché a caminar sin prisa. El “suicidio” de la señora Stevens me preocupaba (diré una
enormidad) no policialmente, sino deportivamente.

Yo estaba en presencia de un asesino sagacísimo, posiblemente uno de los tres hermanos


que había utilizado un recurso simple y complicado, pero imposible de presumir en la
nitidez de aquel vacío.
Absorbido en mis cavilaciones, entré en un café, y tan identificado estaba en mis
conjeturas, que yo, que nunca bebo bebidas alcohólicas, automáticamente pedí un
whisky. ¿Cuánto tiempo permaneció el whisky servido frente a mis ojos? No lo sé; pero de
pronto mis ojos vieron el vaso de whisky, la garrafa de agua y un plato con trozos de hielo.
Atónito quedé mirando el conjunto aquel. De pronto una idea alumbró mi curiosidad,
llamé al camarero, le pagué la bebida que no había tomado, subí apresuradamente a un
automóvil y me dirigí a la casa de la sirvienta. Una hipótesis daba grandes saltos en mi
cerebro. Entré en la habitación donde estaba detenida, me senté frente a ella y le dije:
– Míreme bien y fíjese en lo que me va a contestar: la señora Stevens, ¿tomaba el whisky
con hielo o sin hielo?
- Con hielo, señor.
- ¿Dónde compraba el hielo?
– No lo compraba, señor. En casa había una heladera pequeña que lo fabricaba en
pancitos. – Y la criada casi iluminada prosiguió, a pesar de su estupidez. - Ahora que me
acuerdo, la heladera, hasta ayer, que vino el señor Pablo, estaba descompuesta. Él se
encargó de arreglarla en un momento.

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Una hora después nos encontrábamos en el departamento de la suicida con el químico
de nuestra oficina de análisis, el técnico retiró el agua que se encontraba en el depósito
congelador de la heladera y varios pancitos de hielo. El químico inició la operación
destinada a revelar la presencia del tóxico, y a los pocos minutos pudo manifestarnos: –
El agua está envenenada y los panes de este hielo están fabricados con agua
envenenada.

Nos miramos jubilosamente. El misterio estaba desentrañado. Ahora era un juego


reconstruir el crimen. El doctor Pablo, al reparar el fusible de la heladera (defecto que
localizó el técnico) arrojó en el depósito congelador una cantidad de cianuro disuelto.
Después, ignorante de lo que aguardaba, la señora Stevens preparó un whisky; del
depósito retiró un pancito de hielo (lo cual explicaba que el plato con hielo disuelto se
encontrara sobre la mesa), el cual, al desleírse en el alcohol, lo envenenó
poderosamente debido a su alta concentración. Sin imaginarse que la muerte la
aguardaba en su vicio, la señora Stevens se puso a leer el periódico, hasta que, juzgando
el whisky suficientemente enfriado, bebió un sorbo. Los efectos no se hicieron esperar.

No quedaba sino ir en busca del veterinario. Inútilmente lo aguardamos en su casa.


Ignoraban dónde se encontraba. Del laboratorio donde trabajaba nos informaron que
llegaría a las diez de la noche.

A las once, yo, mi superior y el juez nos presentamos en el laboratorio de la Erpa. El


doctor Pablo, en cuanto nos vio comparecer en grupo, levantó el brazo como si quisiera
anatemizar nuestras investigaciones, abrió la boca y se desplomó inerte junto a la mesa
de mármol.
Había muerto de un síncope. En su armario se encontraba un frasco de veneno. Fue el
asesino más ingenioso que conocí.

Para comenzar la lectura, les dice que ha venido a contarles un caso que tuvo
hace poco tiempo. Les cuenta que como tenía miedo de olvidarlo, lo escribió en
un cuaderno y que va a leérselos.
Antes de comenzar, les pregunta: (el objetivo es descubrir los conocimientos
previos de los alumnos)

 ¿De qué creen que va a tratar el caso que les voy a contar?
 ¿Creen que fue difícil resolverlo?

Comienza la lectura.

A medida que va leyendo, frena para preguntarles:

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(Las preguntas que se realizarán en cada parada, dependerán de la situación
ocurrida en el texto, con el objetivo de indagar las hipótesis que los alumnos
vayan construyendo y así, poder afirmarlos o refutarlas.)

 ¿Se imaginaban que iba a pasar eso? ¿por qué?


 ¿Qué creen que pasará luego?
 ¿Qué opinan que haré?

Cabe aclarar que el cuento se desarrolla en primera persona, lo que posibilita


que cada “parada” en la lectura y cada pregunta realizada, sea tomada como
interrogantes del mismo detective que narra.
Al finalizar la lectura, entre todos reflexionarán sobre lo narrado, se hablará
del detective, los sospechosos y las pistas que se siguieron para resolver el
crimen.
Luego, la docente dividirá el grupo y les entregará una serie de preguntas,
junto con el cuento, que deberán volver a leer, para responder en la carpeta.
En la carpeta:

 Un detective nos visita y nos cuenta uno de sus casos.

Responder:

1. Los tres hermanos de la víctima y posibles sospechosos, ¿qué coartadas tenían


respectivamente para la hora del crimen? ¿Son creíbles y verificables?
2. ¿Qué pistas hacían dudar a los investigadores de que se había suicidado?
3. El investigador, finalmente llega a la conclusión de que la señora Stevens había
sido asesinada, ¿a qué se debió esto?
4. ¿Qué datos hacen creer al investigador que los hermanos tenían que ver con el
crimen?
5. ¿Qué características se mencionan de la víctima? Enuméralas.
6. ¿Qué primera hipótesis se plantea el detective? ¿Resultó fructífera?
7. El detective se plantea una nueva hipótesis, menciónala y describe cómo llega a
tener la revelación.
8. ¿Quién fue el homicida? ¿Cómo hizo para matar a su hermana sin estar
presente en el lugar del hecho?
9. ¿Cuál fue el destino del homicida?

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Para finalizar la sesión, se hará una puesta en común de las respuestas.

Segunda sesión: 80 minutos

Antes de comenzar la clase, se retoma lo trabajado en la sesión anterior,


recordando el caso y cómo fue resuelto por el detective.
La docente junto a los alumnos, y de forma oral, realizará la secuencia
narrativa. Para ello se leerá nuevamente el texto cuando se lo considere
necesario. La docente escribirá los sucesos en el pizarrón y luego los alumnos
lo harán en sus carpetas. Al finalizar se reflexionará, con la guía del docente,
sobre:
1- Los personajes principales: el detective y los sospechosos.

2- El delito cometido y las pistas que sigue el investigador.

3- La resolución del misterio.

4- El tiempo: ¿presente o pasado? ¿Ambos?

De esta forma, los alumnos fijarán las características del cuento policial.

En la carpeta:

1- Hago una lista ordenada con los sucesos narrados en el cuento: “El
crimen casi perfecto”, de Roberto Arlt. .
2- Reconocemos las características del relato policial.
Características del relato policial:
1- Los personajes principales: el detective y los sospechosos.
2- El delito cometido y las pistas (verdaderas y falsas) que sigue
el investigador.
3- La resolución del misterio.
4- El tiempo: presente – pasado.

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Al finalizar esta actividad, la docente les pedirá que marquen los verbos del
tiempo pasado del último párrafo del cuento.
Luego les entregará una fotocopia (ver anexo: fotocopia 1).
A partir de la lectura, los alumnos distinguirán entre los verbos en pretérito
perfecto simple e imperfecto. Luego, se realizará entre todos, y en el pizarrón,
una línea de tiempo con los verbos que hacen avanzar la narración. Una vez
realizada, se agregarán los verbos que describen o hablan de hábitos en el
pasado (ver anexo: imagen 1).

En la carpeta:

 Encontramos los verbos en pasado del último párrafo del cuento “El
crimen casi perfecto”.
 Realizamos una línea del tiempo con los verbos elegidos.

Tercera sesión: 80 minutos

Manteniendo los grupos establecidos al principio de esta secuencia, se les


presentará a los alumnos una crónica periodística, con el objetivo de descubrir
que los hechos poseen una correlatividad, al igual que en el cuento policial.
A partir del título y los paratextos, los alumnos deberán escribir una hipótesis
en sus cuadernos sobre el tema que tratará el texto, si es un suceso real y
cómo lo saben. (ver anexo: fotocopia 2)
¿Qué tipo de texto hemos leído? (se espera que los alumnos respondan: una
noticia)
Luego la docente les entregará una fotocopia en la que se definen la noticia y
la crónica. A partir de la lectura grupal, los alumnos deberán comparar ambos
tipos de texto y volver a responder la pregunta inicial. (Ver anexo: fotocopia 3)
En la carpeta:

Leemos en grupo y analizamos:

1- ¿Qué tipo de texto leímos? ¿Cómo lo saben?

11 y Crónica.
2- Leemos las definiciones de Noticia
Luego de realizada la actividad, se hará una puesta en común.
Se buscará en el diccionario el significado de la palabra “especial”, se copiará
en el cuaderno y luego se le pedirá a cada alumno que explique con sus
palabras qué significa que algo sea especial.
Con la puesta en común, la docente llevará a los alumnos hacia el significado
de las palabras “subjetividad” y “objetividad”, mostrando que cada uno de ellos
define especial de una manera diferente.
Después se les pedirá que encuentren en el texto aquellas palabras que
pueden significar diferentes cosas para dos personas: por ejemplo, el término
belleza tiene una sola definición, pero lo que cada uno considera bello es
diferente.

En la carpeta:

1- Buscamos en el diccionario el significado de la palabra “especial”

2- Explicamos con nuestras palabras qué significa que algo sea especial.

3- Marcamos en nuestra crónica las palabras que indican subjetividad.

Cuarta sesión: 80 minutos

La docente propone que a partir del cuento policial trabajado en las sesiones
anteriores, los alumnos divididos en grupo elaboren una crónica policial.
La docente realizará, junto a los alumnos, un esquema sobre las partes de la
crónica en el pizarrón, destacando el uso de paratextos: título, imágenes, etc.
Luego les entregará una fotocopia en la que encontrarán recursos propios de
la crónica: testimonios, datos exactos, evaluaciones personales. (En esta

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fotocopia se encuentra un ejemplo parecido al esquema que se realizó en el
pizarrón). (Ver anexo: fotocopia 4)

En la carpeta:

1) Realizamos un esquema, a modo de guía, sobre la crónica que


queremos escribir.

Luego de realizada esta actividad, se les pedirá que confeccionen un borrador


de la crónica y elijan un título y una imagen para acompañarlo, inventando
también un epígrafe y una volanta.
En la carpeta:

2) Escribimos un borrador, incluyendo: valoraciones personales,


testimonios, descripciones, datos exactos.

El borrador será entregado a la docente para su revisión.

Quinta sesión: 80 minutos

La docente devolverá los trabajos realizados con las sugerencias necesarias,


que los alumnos deberán revisar y resolver para luego entregar el escrito final.
Finalizada la transcripción de la crónica, se compartirá con los compañeros
las producciones grupales

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Criterios de evaluación

 Distinguir las características del cuento policial.


 Identificar de la estructura de la crónica periodística.
 Comprender, analizar y reflexionar sobre los contenidos trabajados.

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 Reconocer los tiempos verbales: pretérito perfecto simple y pretérito
imperfecto.

Bibliografía

Diseños Curriculares de la Provincia de La Pampa


Enciclopedia escolar Temática: lengua y literatura, 1ª. Ed, Buenos Aires:
Santillana, 2005, Pgs78, 106, 108.
LINZUAIN, Laura y otros; Manual Estrada 5, Primero en la escuela, 1ª. Ed.,
San Isidro: Estrada 2012, Págs. 49, 52, 56.

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Anexo

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19
20
21
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