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Cine Sonoro

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El cine sonoro: una nueva forma expresiva

Las nuevas técnicas, el espíritu creativo y emprendedor de los cineastas y la


búsqueda del más difícil todavía, hizo que se impusiera el cine sonoro, acabando,
no sin dificultades y dejando a mucha gente en el camino, con el cine mudo.
Cuando el cine sonoro demostró su rentabilidad, las películas mudas, a pesar de
su arte, quedaron condenadas a pasar a la historia. El cine mudo había durado 35
años.
En 1926 se estrenó en Nueva York Don Juan, con efectos sonoros y una
partitura sincronizada y posteriormente varios cortos que fueron perfeccionando
los dos sistemas, el Vitaphone (la Warner) y en competencia el Movietone (la
Fox). El 6 de octubre de 1927 se estrenó El cantor de jazz (The Jazz Singer),
considerada la primera película sonora de la historia del cine, que hizo tambalear
todos los planes del momento del cine mudo. Hacia 1930 el sonoro era un hecho,
y el cine mudo había sido definitivamente vencido.
En el mundo de los actores se produjo el pánico, ya que temieron, y con razón,
que sus voces no fueran adecuadas a los cambios, y todos fueron obligados a
«pruebas de voz». A pesar de que la mayoría de los actores superaban las
pruebas, actores significativos, aunque no por causa de la voz, quedaron en el
camino (John Gilbert, Buster Keaton...).
«El cine sonoro no era simplemente el mudo con sonido incorporado, sino una
nueva forma de expresión que tenía que reconciliar lo real (la grabación precisa
de palabras y sonidos) con lo irreal (la imagen bidimensional), mientras que el
cine mudo había sido una unidad armoniosa, completa por sí misma». (Planeta,
1982).
Algunos directores de fotografía afirman que el cine sufrió un inmenso
retroceso al llegar el sonoro, pues limitó enormemente las posibilidades creativas
del mismo. Cierto es que perdió con celeridad cierta fluidez, creatividad y ritmo,
y tal vez sufrió unos años de retraso el avance imparable en el que se veía
inmerso el lenguaje cinematográfico. Las cámaras hacían mucho ruido, y las
filmaciones debían hacerse en riguroso silencio. Los micrófonos lo captaban todo
y al mismo tiempo no se entendían correctamente las voces de los actores. El
operador, encerrado en una cabina insonorizada no se enteraba de nada que no
veía, lo que ralentizaba el trabajo y hacía perder agilidad a los movimientos
narrativos.
Algunos historiadores del cine dicen, no obstante, que afirmar lo anterior es
magnificar el problema, ya que en muy poco tiempo se montaron las cabinas para
la cámara sobre ruedas y enseguida se blindaron las cámaras insonorizándolas
totalmente, con lo que recuperaron la movilidad anterior. Hacia 1928 se habían
superado la mayoría de los problemas técnicos con los que se inició el cine
sonoro, se inventó la «jirafa», el micrófono que se coloca en lo alto de la escena y
se evitaron así las cámaras insonorizadas, pesadas y aparatosas, que impedían la
movilidad en las escenas.

La primera película sonora: Don Juan (1926)

Aunque no es exactamente el primer largo con sonido


sincronizado de la historia, ya que se trata de uno mudo
en el que se incluye música (interpretada por la
Filarmónica de Nueva York) y efectos (ruido del
entrechocar de espadas, campanadas, etc.)
sincronizados, la película Don Juan, dirigida por Alan
Crosland y protagonizada por John Barrymore, fue el
film pionero, el que dio el pistoletazo de salida a la gran
carrera por llevar con mayor calidad el sonido al cine.
La productora Warner, con el concurso de la compañía
Western Electric, había desarrollado un sistema
llamado Vitaphone de grabación de sonido sincronizado
para cines y que experimentó primero con
cortometrajes en los que actuaban famosos cantantes y,
a continuación, en Don Juan, su producción más
costosa hasta entonces y una de las más rentables.

El proceso de sonorización

Para dar sonido al cine se utilizaron una gran variedad de técnicas que atravesó las
diferentes etapas de las primeras décadas del cine. Se comenzó por  hablar o producir
ruidos detrás de la pantalla, complementado por el acompañamiento musical en vivo
durante las proyecciones y la utilización de un locutor que añadía comentarios a los
rótulos. Más tarde, la técnica vitapohone sustituyó en las salas de cine a las orquestas
por altavoces y se limitó a la música y los ruidos. El procedimiento photophone, de
Alexandre Grahan Bell consigió transmitir la voz utilizándose  la luz. La voz se
proyectaba a través de un tubo para un espejo fino, que vibraba y actuaba como un
transmisor, y se dirigía hacia otro espejo que hacía el proceso inverso actuando como
receptor. Los sonidos registrados en disco de huellas sonoras fotográficas, permitieron
inscribir sonidos e imágenes en una misma cinta, tanto para la producción como para el
registro. El resultado final fue la incorporación a la cinta de una pista sonora que
reprodujo música, efectos ambientales y diálogos de los actores.
Anécdotas

 El sonido era un problema en los primeros tiempos del cine sonoro. Una
amenaza mayor para la libertad de la imagen consistía en la necesidad de que el actor
hablase cerca de los micrófonos. Los equipos de sonido de la época exigían que la
persona que hablaba se dirigiese al micrófono y a corta distancia. Los micrófonos se
escondían en los floreros, tras las cortinas o en la peluca de los actores. En muchos
filmes de aquellos tiempos se puede apreciar el envaramiento de los actores y su
cercanía extraña hablando con los objetos más diversos.
 Uno de los grandes problemas del cine sonoro se debió a la insonorización que
debió hacerse de los platós. El primer plató para sonido de la Warner en los antiguos
estudios Vitaphone de Nueva York era una especie de gigantesca caja, de unos 14
metros cuadrados y 8,5 metros de altura, con cortinajes colgando por todos lados, en
un intento por ahogar los sonidos no deseados.
 El conocido león del emblema de la Metro tuvo que ponerse también delante
del micrófono.
 La llegada del cine sonoro supuso un duro golpe para Charles Chaplin quien,
en principio, se negó a aceptarlo, negándole validez artística. Evitó hablar en dos
películas ya sonoras: Luces de la ciudad (1931) y Tiempos modernos (1936), que no
eran en realidad sino películas mudas con músicas y efectos ingeniosamente
sincronizados. Todo hacía pensar que Chaplin, el gran mimo, sería una más de aquellas
estrellas que no supieron adaptarse a la llegada del cine sonoro. Chaplin no habló en la
pantalla hasta El gran dictador (1941), pero cuando lo hizo, volvió a tener los éxitos
de siempre.
 Hubo películas sonoras, basadas en una variedad de sistemas, hechas antes de
los años 1920, generalmente con intérpretes sincronizando los labios con grabaciones
de audio previamente hechas. La tecnología era mucho más adecuada para propósitos
comerciales, y durante muchos años los jefes de los principales estudios de cine
de Hollywood vieron poco beneficio en producir películas sonoras. Estas películas
fueron relegadas, junto con las películas de color, al estado de curiosidad.

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