LATIN
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Per te sciamus da Patrem, noscamus atque Filium; Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto
Te utrisque Spiritum credamus omni tempore. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in
saecula saeculorum. Amen.
Deo Patri sit gloria, et Filio, qui a mortuis
surrexit, ac Paraclito, in saeculorum saecula.
Amen
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA
DE SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT
¡Salve, María , amadísima Hija del Eterno Padre;
salve María, madre admirable del Hijo; salve, María, fidelísima Esposa del Espíritu Santo;
salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi poderosa Soberana;
salve, gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma! Sois toda mía por misericordia, y
yo soy todo vuestro por justicia, pero todavía no o soy bastante.
De nuevo me entrego a Ti todo entero en calidad de eterno esclavo,
sin reservar nada, ni para mí, ni para otros.
Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta de
todos mis haberes para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrada a Dios y plantar y
levantar y producir todo lo que os guste.
La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu
contemplación sublime detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de Dios
llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu corazón abrase la tibieza y frialdad del
mío; cedan el sitio a tus virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y suplemento.
En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible, que no tenga yo más espíritu que el tuyo para
conocer a Jesucristo y entender sus divinas voluntades; que no tenga más alma que la tuya para alabar y
glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tupo para amar a Dios con amor puro y con amor
ardiente como Tú.
No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni contentos, ni aun espirituales. Para Ti el ver claro, sin
tinieblas; para Ti el gustar por entero sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin
humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con poder absoluto, sin resistencia, y
el disponer en fin, sin reserva alguna de todos los bienes de Dios.
Esta es, divina María, la mejor parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mí
grandísimo gozo. Para mí y mientras viva no quiero otro sino el experimentar el que Tú tuviste: creer a
secas, sin nada ver y gustar; sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo,
continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin interés, como el más vil de los
esclavos. La sola gracia, que por pura misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los
momentos de mi vida diga tres amenes: amén (así sea) a todo lo que hiciste en la tierra cuando vivías;
amén a todo lo que haces al presente en el cielo; amén a todo lo que obras en mi alma, para que en ella
no haya nada más que Tú, para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la eternidad. Amén.