Eucaristía
Eucaristía
Eucaristía
Para que el sacramento sea válido tiene que ser de trigo y no puede
estar amasado con otra cosa que no sea agua natural y cocido al fuego.
Dicho de otra manera, no se puede utilizar aceite, mantequilla o cualquier
otra sustancia para amasarlo, ni el pan puede ser de cebada, de arroz, u
otro tipo de pan, pues entonces la materia sería inválida. El vino tiene
que ser del que se obtiene de uvas machacadas y fermentado
naturalmente, no se puede utilizar vinagre, ni un vino elaborado a base
de químicos. (Cfr. CIC 924)
En cuanto a la licitud, el pan debe ser ázimo, es decir, sin levadura, sin
fermentar. También debe haber sido hecho recientemente, para evitar
cualquier posibilidad de corrupción y al vino se le deben de añadir unas
gotas de agua, pues al ser esta una práctica judía, se puede suponer que
fue lo que Cristo hizo. (Cfr. CIC 924; 926;
Efectos
Por otro lado, nos otorga el perdón de los pecados veniales. Se nos
perdonan los pecados veniales, lo que hace que el alma se aleje de la
debilidad espiritual.
Necesidad
Para todos los bautizados que hayan llegado al uso de razón este
sacramento es indispensable. Sería ilógico, que alguien que quiera
obtener la salvación, que es alcanzar la verdadera unión íntima con
Cristo, no tuviera cuando menos el deseo de obtener aquí en la tierra esa
unión que se logra por medio de la Eucaristía.
Es por esto que la Iglesia nos manda a recibir este sacramento cuando
menos una vez al año como preparación para la vida eterna. Aunque,
este mandato es lo menos que podemos hacer, se recomienda comulgar
con mucha frecuencia, si es posible diariamente.
San Ambrosio decía: “Cada vez que lo recibimos, anunciamos la muerte
del Señor. Si anunciamos la muerte del Señor, anunciamos también el
perdón de los pecados. Si cada vez que su Sangre es derramada, lo es
para el perdón de los pecados, debo recibirlo siempre, para que siempre
me perdone los pecados. Yo que peco siempre, debo tener siempre un
remedio.”
Ministro y Sujeto
Los que han sido ordenados diáconos, entre sus funciones, está la de
distribuir las hostias consagradas, pero no pueden consagrar.
Actualmente, por la escasez de sacerdotes, la Iglesia ha visto la
necesidad de que existan los llamados, ministros extraordinarios de la
Eucaristía. La función de estos ministros es de ayudar a los sacerdotes a
llevar la comunión a los enfermos y a distribuir la comunión en la Misa.
Han existido muchas herejías sobre esta presencia real de Cristo, bajo
las especies de pan y vino. Entre ellas encontramos: lo gnósticos, los
maniqueos que decían que Cristo sólo tuvo un cuerpo aparente, por lo
tanto, no había presencia real.
La Transubstanciación
Frutos y Obligaciones
Celebración eucarística
La celebración eucarística se desarrolla conforme a una estructura
fundamental que se ha conservado a través de los siglos hasta nosotros.
Comprende dos grandes momentos que forman una unidad básica: la
liturgia de la Palabra, con las lecturas, la homilía y la oración universal y
la liturgia eucarística con la presentación del pan y del vino, la acción de
gracias y la comunión. Ambas, constituyen juntas “un solo acto de culto”
SC 56); en efecto, la mesa preparada para nosotros en la Eucaristía es a
la vez la de la Palabra de Dios y la del Cuerpo del Señor (cf DV 21).
El Sacrificio de la Misa
La Misa es el don más grande que le podemos ofrecer al Señor por las
almas ya fallecidas para acortar su tiempo en el Purgatorio.