Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Cuentos Infantiles

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 16

Los hermanos enfadados

Llévate estos cuentos

Cuento
Había una vez dos hermanos que eran estupendos amigos y siempre

jugaban juntos. Pero un día tuvieron una discusión tan grande por uno de

sus juguetes, que decidieron que a partir de aquel día cada uno

jugaría con sus cosas.

Como tenían tantas cosas y tantos juguetes, se pusieron de acuerdo para

dedicar el día siguiente a aclarar de quién era cada cosa. Así lo

hicieron, haciendo cada uno un montón con sus cosas, pero cuando

acabaron con los juguetes grandes, tocaron los juguetes pequeños, y como

no les daba tiempo, lo dejaron para el día siguiente. Y al día siguiente

sucedió lo mismo, porque empezaron a repartirse los lugares de la casa. Y

lo mismo ocurrió un día tras otro, así que todo el tiempo andaban

enfadados decidiendo quién tenía derecho a usar cada cosa que veían, ya
fuera un animal, un árbol o incluso una piedra. Al final, habían

acumulado dos verdaderas montañas de cosas ante sus casas.

Con el paso de los años, no cambió nada: cada mañana se juntaban para

dividirse en mundo entre discusiones. Así se fueron haciendo viejecitos,

y todo el mundo los conocía como los viejos gruñones, porque siempre

andaban enfadados y protestando, y nadie los había visto nunca sonreír.

Hasta que una mañana se encontraron todas sus cosas totalmente

mezcladas. ¡Alguien había estado en sus montañas y lo había mezclado

todo! ¡con lo que había costado sepáralo! Enfadadísimos, se pusieron a

buscar a los culpables, y no tardaron en encontrar un par de niños

jugando entre las montañas de cosas- Ambos estaban jugando juntos,

tocándolo todo, sin importarles si mezclaban las cosas o no. Y se veían

realmente felices, disfrutando a lo grande.

Fue entonces, muchos, muchos años después, cuando los dos viejos

gruñones se dieron cuenta de la tontería que habían hecho: ¡habían dejado

de jugar toda la vida sólo para ver con qué iban a jugar! Y se sintieron muy

tristes, por haber dejado pasar su vida enfadados y sin jugar; pero a la vez

estaban contentos, porque se habían dado cuenta, y dedicaron ese día y

todos los que les quedaron a jugar junto a aquellos dos niños,

mezclándolo todo y compartiéndolo todo. Y hasta dejaron de llamarles

gruñones, para llamarles los locos juguetones


ACTIVIDAD: Realiza un dibujo del cuento, y cuéntaselo a una

persona de tu familia
La nube avariciosa
Llévate estos cuentos

Cuento
Érase una vez una nube que vivía sobre un país muy bello. Un día, vio

pasar otra nube mucho más grande y sintió tanta envidia, que decidió

que para ser más grande nunca más daría su agua a nadie, y nunca

más llovería.

Efectivamente, la nube fue creciendo, al tiempo que su país se secaba.

Primero se secaron los ríos, luego se fueron las personas, después los

animales, y finalmente las plantas, hasta que aquel país se convirtió en

un desierto. A la nube no le importó mucho, pero no se dio cuenta de que,

al estar sobre un desierto, ya no había ningún sitio de donde sacar agua

para seguir creciendo, y lentamente, la nube empezó a perder tamaño, sin

poder hacer nada para evitarlo.

La nube comprendió entonces su error, y que su avaricia y egoísmo serían

la causa de su desaparición, pero justo antes de evaporarse, cuando sólo

quedaba de ella un suspiro de algodón, apareció una suave brisa. La nube

era tan pequeña y pesaba tan poco, que el viento la llevó consigo
mucho tiempo hasta llegar a un país lejano, precioso, donde volvió a

recuperar su tamaño.

Y aprendida la lección, siguió siendo una nube pequeña y modesta, pero

dejaba lluvias tan generosas y cuidadas, que aquel país se convirtió en el

más verde, más bonito y con más arcoíris del mundo.

ACTIVIDAD: cuéntale y explícale a alguien de tu familia lo que

entendiste del cuento


Los problemillas del arca
Llévate estos cuentos

Cuento
En el arca de Noé los animales llevaban tanto tiempo que

empezaron a organizar juegos y actividades para divertirse. Pero no

tuvieron mucho cuidado, y en uno de los juegos, un pájaro

carpintero terminó haciendo un agujero en el fondo del arca. El

agujero empezó a crecer, y en poco tiempo comenzó a entrar

muchísima agua. Uno a uno, distintos animales trataron de

arreglarlo, peleándose incluso por ser los que salvaran el barco,

pero ni siquiera la presa del castor pudo hacer nada. Empezaron a

asustarse y pensaron que el barco se hundiría, pero entonces la

abeja explicó a todos cómo ellas siempre trabajaban todas juntas y

en equipo, cada una haciendo lo que mejor sabía, y todos

comenzaron a organizarse y ayudarse: los pájaros tiraban todos

juntos del barco hacia arriba, los elefantes y otros animales

grandes llenaban sus bocas de agua para sacarla del barco, los más

rápidos iban de acá para allá juntando materiales que los que

construían nidos y madrigueras utilizaban para arreglar el boquete


cada vez mayor. Así, todos trabajando, consiguieron frenar un poco

el hundimiento, pero no pararlo. Desesperados, siguieron buscando

si faltaba algún animal por ayudar. Buscaron y buscaron, pero en el

barco no había nadie más. Pero de repente, un pez se coló en barco,

y los animales se dieron cuenta de que ¡aún no habían pedido ayuda

a todos los animales del mar! Pidieron al pez que buscara ayuda

para salvar el barco, y acudieron peces y peces, y hasta una gran

ballena que terminó por cubrir el agujero mientras el resto de

animales reparaban el barco. Y así fue como todos los animales se

salvaron con la ayuda de todos.


El árbol mágico
Llévate estos cuentos

Cuento
Hace mucho tiempo, un niño paseaba por un prado en cuyo centro

encontró un árbol con un cartel que decía: soy un árbol encantado,  si

dices las palabras mágicas, lo verás.

El niño trató de acertar el hechizo, y probó

con abracadabra, supercalifragilisticoespialidoso, tan-ta-ta-chán, y muchas

otras, pero nada. Rendido, se tiró suplicante, diciendo: "¡¡por favor,

arbolito!!", y entonces, se abrió una gran puerta en el árbol. Todo

estaba oscuro, menos un cartel que decía: "sigue haciendo magia".

Entonces el niño dijo "¡¡Gracias, arbolito!!", y se encendió dentro del

árbol una luz que alumbraba un camino hacia una gran montaña de

juguetes y chocolate.

El niño pudo llevar a todos sus amigos a aquel árbol y tener la mejor fiesta

del mundo, y por eso se dice siempre que "por favor" y "gracias", son las

palabras mágicas
¡Vamos a trabajar el cuento, ahora que aún está fresco!
Un minuto para pensar...
¿Has notado el efecto que expresiones como "por favor" y "gracias"

provocan en la gente? ¿Te gusta? ¿Cómo lo describirías?

Una buena conversación


Comenta con tu hijo la alegría que se siente cuando la gente nos trata con

buenos modales, y pídele que os recuerde a los adultos que los uséis

también con él

¿Y si pasamos a la acción?
Para fomentar los buenos modales entre todos los de la familia,

aplicad esta regla siempre y sin excepciones, y veréis como mejora

el ambiente: TODO se pide POR FAVOR, y ¡¡CON UNA SONRISA!!


Un papá muy duro
Llévate estos cuentos

Cuento
Ramón era el tipo duro del colegio porque su papá era un tipo duro. Si

alguien se atrevía a desobedecerle, se llevaba una buena.

Hasta que llegó Víctor. Nadie diría que Víctor o su padre tuvieran pinta

de duros: eran delgaduchos y sin músculo. Pero eso dijo Víctor cuando

Ramón fue a asustarle.

- Hola niño nuevo. Que sepas que aquí quien manda soy yo, que soy el

tipo más duro.

- Puede que seas tú quien manda, pero aquí el tipo más duro soy yo.

Así fue como Víctor se ganó su primera paliza. La segunda llegó el día que

Ramón quería robarle el bocadillo a una niña.

- Esta niña es amiga del tipo más duro del colegio, que soy yo, y no te dará

su bocadillo - fue lo último que dijo Víctor antes de empezar a recibir

golpes.

Y la tercera paliza llegó cuando fue él mismo quien no quiso darle el

bocadillo.
- Los tipos duros como mi padre y yo no robamos ¿y tú quieres ser un tipo

duro? - había sido su respuesta.

Víctor seguía llevándose golpes con frecuencia, pero nunca volvía la

cara. Su valentía para defender a aquellos más débiles comenzó a

impresionar al resto de compañeros, y pronto se convirtió en un niño

admirado. Comenzó a ir siempre acompañado por muchos amigos, de

forma que Ramón cada vez tenía menos oportunidades de pegar a Víctor o

a otros niños, y cada vez menos niños tenían miedo de Ramón. Aparecieron

nuevos niños y niñas valientes que copiaban la actitud de Víctor, y el patio

del recreo se convirtió en un lugar mejor.

Un día, a la salida, el gigantesco papá de Ramón le preguntó quién

era Víctor.

- ¿Y este delgaducho es el tipo duro que hace que ya no seas quien manda

en el patio? ¡Eres un inútil! ¡Te voy a dar yo para que te enteres de lo que

es un tipo duro!

No era la primera vez que Ramón iba a recibir una paliza, pero sí la

primera que estaba por allí el papá de Víctor para impedirla.

- Los tipos duros como nosotros no pegamos a los niños, ¿verdad? - dijo el

papá de Víctor, poniéndose en medio. El papá de Ramón pensó en

atizarle, pero observó que aquel hombrecillo delgado estaba muy seguro

de lo que decía, y que varias familias estaban allí para ponerse de su lado.
Además, después de todo, tenía razón, no parecía que pegar a los niños

fuera propio de tipos duros.

Fue entonces cuando el papá de Ramón comprendió por qué Víctor decía

que su padre era un tipo duro: estaba dispuesto a aguantar con valentía

todo lo malo que le pudiera ocurrir por defender lo que era correcto. Él

también quería ser así de duro, de modo que aquel día estuvieron

charlando toda la tarde y se despidieron como amigos, habiendo

aprendido que los tipos duros lo son sobre todo por dentro, porque

de ahí surge su fuerza para aguantar y luchar contra las injusticias.

Y así, gracias a un chico que no parecía muy duro, Ramón y su papá, y

muchos otros, terminaron por llenar el colegio de tipos duros, pero de

los de verdad: esos capaces de aguantar lo que sea para defender lo que

está bien.

¡Vamos a trabajar el cuento, ahora que aún está fresco!


Un minuto para pensar...
Todos admiramos a las personas valientes pero, para serlo, hay que estar

dispuesto a enfrentar algo que cuesta, duele o da miedo ¿crees que eso se

puede hacer de repente, o hará falta entrenarse para conseguirlo? ¿cómo

podrías entrenarte para ello? ¿Cómo reaccionas cuando algo sin mucha

importancia te duele, te molesta, o te da miedo? ¿Podrías hacer algo para

mejorar tus reacciones?

Una buena conversación


La sociedad es mejor cuando las personas más fuertes, listas o valientes

ponen sus cualidades al servicio de todos los demás, en lugar de usarlas

solo en su propio beneficio. Cuéntale a tu hijo alguna vez en la que hayas

ayudado a otros, y cómo te sentiste, y comparte también con él alguna

ocasión en la que hayan sido otros quienes te han ayudado, y lo que

significó para ti.

¿Y si pasamos a la acción?
Vamos a convertirnos en un tipo duro, de esos que ayudan a quien

lo necesita. Cada día tendrás que fijarte en un compañero de la

escuela que esté triste o tenga problemas, y le ofrecerás tu ayuda,

y comentar en casa con tu familia qué has hecho para ayudarle.

Cuando hayas ayudado al menos un día a todos tus compañeros de

clase, habrá llegado el momento de celebrar todos juntos que te

estás convirtiendo en un tipo muy, muy duro.


Cuento sobre la enuresis: Juan sin pis

Hace muchos años, en un país muy lejano, habitaba un chico muy valiente al que
todos llamaban Juan Sin Pis.

Un día decidió dejar su casa para ir en busca de aventuras.

Por el camino se fue encontrando un montón de peligros que superaba sin


problemas: brujas, monstruos, ogros... pero Juan Sin Pis no tenía miedo a nada.

Andando y andando, llegó hasta un castillo. Allí se enteró de que el rey quería
casar a su hija con el caballero más valiente del reino; este caballero debía pasar
una serie de pruebas muy duras: debía vencer a un dragón y matar a dos ogros.

Juan sin Pis pidió entonces la mano de la hija del rey y superó las pruebas sin
problema: luchó ferozmente contra el dragón y mató a los ogros, por lo que,
finalmente se casó con la princesa.

La princesa y Juan Sin Pis tuvieron tres hijos. Dos de ellos eran valientes como
Juan, pero el pequeño era tímido y se hacía pis en la cama.

Juan Sin Pis no comprendía este comportamiento y lo dejaba sin postre cada vez
que se hacía pis. A la princesa no le gustaba que Juan se portara así con su hijo, y
un día tuvo una idea: durante la noche, ella abrió el grifo del cuarto de baño unos
segundos y ¡Juan Sin Pis se hizo pis encima sin darse cuenta!

A la mañana siguiente, al ver a Juan sorprendido, la princesa le explicó lo que


había ocurrido:

- Fui yo la que abrí el grifo para darte ganas de hacer pis. Ha sido para que veas
que esto le puede pasar a cualquiera.

Juan Sin Pis, el más valiente de los tiempos, descubrió que la verdadera valentía
estaba en enfrentarse a uno mismo y a los propios problemas. A partir de
entonces, su hijo pequeño, al sentir el apoyo de sus padres, ya no volvió a mojar
la cama por las noches.

FIN

También podría gustarte