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La Narrativa Docente Como Transformadora de La Práctica Educativa Texto 1

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ecos desde las facultades

LA NARRATIVA DOCENTE
COMO TRANSFORMADORA
DE LA PRÁCTICA EDUCATIVA
Rafaela Carrasco* y Federica Castro**

“Si no me escribo no aprendo a leerme; Cassany (1999, p. 13), “Estamos abocados a


si no me escribo ni me leo, escribir. Recordamos nuestra edad porque
no soy otros.” registramos la fecha de nacimiento, existimos
- Javier Jaramillo F. legalmente porque tenemos un carnet escrito
que lo certifica, poseemos propiedades y
realizamos actividades sólo con el visto
La escritura sistemática de un diario se bueno de escrituras y contratos; nuestras
convierte en un poderoso instrumento posibilidades de vida y desarrollo sociocultural
La escritura sistemática de
epistémico capaz de conducir al docente dependen en buena medida de la escolarización
un diario se convierte en y ésta, indudablemente, de la capacidad de
a través de un proceso de reflexión y
un poderoso instrumento ajuste en su quehacer práctico. En tal leer y escribir. En el trabajo, el dominio de las
epistémico, capaz de sentido, la integración del diario en nuestra técnicas escritas es una cualidad muy apreciada;
conducir al docente a práctica docente nos ubica mejor en quien comunica tiene más posibilidades de
través de un proceso de nuestro compromiso personal y social de promoción, satisfacción y éxito profesional.”
reflexión y ajustes en su transformarnos e innovar en las tareas
educativas. Pero, ¿Cómo mediante el proceso Por supuesto, cuando se trata de la profesión
quehacer práctico. Por eso, de escritura podemos transformar nuestra docente, la importancia de la escritura
la integración del diario en práctica docente? como instrumento de aprendizaje cobra
nuestra práctica docente dimensiones extraordinarias. Para Bruner
nos ubica mejor en nuestro Escribir es, antes que nada, una actividad (como se cita en Crookes, 2003, p. 24), la
comunicativa. Es, tal vez, la estrategia narrativa docente “ha sido identificada como
compromiso personal y una forma clásica de obtener conocimiento
más rentable para participar en la cultura
social de transformarnos discursiva de las disciplinas universitarias y y constituye también una manera de
e innovar en las tareas el proceso por el cual se llega a pertenecer a representarnos a nosotros mismos; es decir,
educativas. una comunidad científica y/o profesional. De una forma de descubrir quiénes somos y
hecho, toda comunidad discursiva conserva en qué nos estamos convirtiendo”. En este
unos modos de escribir que son parte sentido, el hacernos concientes de nuestra
inherente de su cultura. Escribir, por lo tanto, práctica mediante el proceso de la escritura,
puede convertirse en un instrumento para podría resultar en una forma de contribución
comprender, pensar, integrar y desarrollar un a nuestro desarrollo profesional.
nuevo conocimiento (Carlino, 2005).
Tal y como afirman Richards y Lockhart
Por otro lado, hoy nadie duda del valor socio- (1996, p. 7): “El proceso de escritura en sí nos
histórico de la escritura. Según lo expresa da nuevas explicaciones y entendimientos

* Maestría en Lingüística y Directora del Departamento de Humanidades, Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra,
campus de Santiago. Coordinadora de la Formación de Capacitadotas del Centro de Excelencia para la Capacitación de
Maestros (CETT-PUCMM).

* * Maestría en Enseñanza de Inglés como Lengua Extranjera. Candidata a Doctorado en Educación, concentración TESOL
en la Universidad de Exeter, Inglaterra. Decana Asociada de la Facultad de Ciencias y Humanidades, Pontificia Universidad
Católica Madre y Maestra, campus de Santiago.

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sobre actuaciones pasadas y, en ese sentido, se convierte en un práctica docente hacia la reflexión debe estar permanentemente
proceso de descubrimiento cuyo propósito principal es provocar atento a su forma de actuar, decidir y reaccionar tanto dentro
la reflexión sobre dichas actuaciones”. Por consiguiente, como fuera del salón de clases.
incorporar de manera integral en nuestro quehacer una actitud
de constante revisión y análisis podría, en cierta forma, asegurar Bailey, Curtis & Nunan (2001, p. 49) definen el proceso de la
la calidad de los procesos que ejecutamos en el aula. elaboración de diarios como “una oportunidad que tienen los
profesores de usar el proceso de la escritura para describir y
Según Leo Barlett (como se cita en Bailey, Curtis & Nunan, 2001, explorar sus propias prácticas de enseñanza”. Daloglu (2001)
p. 37): “ El proceso de reflexión tiene un doble sentido en que sustenta que en la medida en que el profesorado está consciente
considera la relación entre el pensamiento y la acción del individuo de la efectividad de las actividades de enseñanza y aprendizaje
y la relación del profesor como miembro de un colectivo que que realiza, mayor será su autonomía y control sobre el ejercicio
llamamos sociedad”. Asimismo, Schön (como se cita en Zeichner de su práctica docente. En tal sentido, incorporar en la práctica
y Liston,1996) ubica el proceso reflexivo en dos momentos, uno docente la elaboración de diarios se convierte en una gran ayuda
durante la acción educativa (reflexión-en-la-acción) y el otro antes, para observar lo que hacemos y sus efectos para potenciar
en el momento de la planificación y después de la acción educativa aprendizajes en nuestros alumnos.
(reflexión-sobre-la-acción). A este último momento corresponde
uno de los recursos más comunes y utilizados en la enseñanza Para la elaboración de diarios es de mucha utilidad seguir algún tipo
basada en una práctica reflexiva: el diario docente o diario reflexivo, de modelo reflexivo como es el ciclo de aprendizaje basado en la
cuya elaboración se realiza a través de un proceso narrativo. experiencia que presenta Kolb (como se cita en Randall & Thornton,
2001, p. 45). El mismo consta de cuatro etapas sucesivas:
De acuerdo con Richards y Farrell (2005), el diario reflexivo puede
ayudar al profesor a cuestionarse, explorar y analizar su práctica 1. Experiencia concreta
docente en general y a aclarar sus propios pensamientos, creencias 2. Observación reflexiva
y actitudes. Es una oportunidad para reflexionar sobre acciones y 3. Conceptualización abstracta
situaciones que ocurrieron en el salón de clases y que, a menos 4. Experimentación activa
que mantengamos un récord escrito de las mismas, se olvidarán
y pasarán inadvertidas, desaprovechando, así, oportunidades de Si elaboráramos una pregunta para explicar o describir cada una
mejorar, cambiar o confirmar prácticas exitosas. de estas etapas, sería de la siguiente manera:

El proceso reflexivo debe ser guiado y estructurado, no al azar. 1. ¿Qué pasó?


Para quien se inicia en la redacción de diarios reflexivos, es 2. ¿Por qué pasó?
conveniente hacerlo con una sola clase y por lo menos una vez 3. ¿Cómo pasó?
cada semana de manera sistemática. Pero, ¿cómo empezar a 4. ¿Qué haré la próxima vez?
escribir? El profesor, entre otras muchas cosas debe ser un buen
observador, tanto de los comportamientos y actitudes de sus Al contestar cada una de estas preguntas de manera bien
estudiantes como de sí mismo, o sea, que quien decide orientar su detallada, estaremos iniciando nuestro proceso de redacción de

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diarios reflexivos a través de la narrativa docente. Otra opción que realizamos como docentes posibilitan o no el desarrollo de
que nos podría ayudar en este proceso, es la elaboración de más mejores aprendizajes.
preguntas para guiar nuestra reflexión. Por ejemplo:
Con el tiempo, estas narrativas o récords escritos de nuestras
• ¿Cuáles fueron las fortalezas principales de la clase de hoy? experiencias docentes, constituyen una data invaluable para
informarnos sobre nuestra práctica. A través de la lectura de
• ¿Qué cambiaría de esta clase? estas narrativas empezamos a descubrir patrones recurrentes
en nuestra forma de enseñar, ya sea de actividades exitosas o de
• ¿Pienso que la clase de hoy fue un éxito? ¿Por qué? áreas que debemos mejorar e incluso cambiar.

• ¿Cuáles condiciones fueron importantes para que estos resultados En ocasiones, leyéndonos en nuestros propios diarios,
se dieran? tendremos que darnos cuenta de que, a veces, es necesario
dudar de nuestras propias creencias, de aquellos métodos en
• ¿De qué otra forma podría haber enseñado esta clase? los que siempre hemos creído, de aquellos supuestos en los que
se ha fundamentado nuestra práctica, de aquellas actividades
• ¿Creo que el contenido de la clase de hoy fue importante para los didácticas en las que confiamos.
estudiantes? ¿Por qué?
Pero se trata, desde luego, de desarrollar pericia para utilizar
De esta forma, los resultados estarán más enfocados y serán más el contenido de nuestro diario como guía óptima para ajustar la
provechosos para informarnos acerca de la efectividad de los planificación: los objetivos, contenidos, estrategias, actividades
procedimientos, estrategias y actividades de la clase impartida. y evaluación; en fin, de todo el soporte o andamiaje didáctico que
usamos en una clase.
Escribir un diario contribuye, por tanto, a la construcción de la
propia persona, a descubrirnos en las zonas más reservadas Si además de registrar por escrito las conclusiones y reflexiones,
del ser: en los pensamientos, en los propios sueños, angustias, también nos tomáramos un poco de tiempo para entrevistar
deseos, grandezas y miserias; así como a descubrir las metas y a algunos estudiantes en torno a sus ideas sobre cuáles
las utopías grandes y pequeñas. Y es que, al escribir, entran en procedimientos de las clases los ayudan a aprender más y cuáles
acción procesos cognitivos y metacognitivos que no ocurren con no les favorecen demasiado, entonces dispondremos de bases
otras formas de aprender. más sólidas para ir realizando en la práctica ajustes constantes a
nuestro propio modo de intervenir.
Emprender la escritura de un diario en la comunidad docente
posibilita la reflexión sobre los diferentes elementos que inciden Por último, introducir el diario docente a nuestra práctica cotidiana
en la calidad de los aprendizajes que ocurren en el aula y fuera nos ubica mejor en nuestro compromiso social (educar alumnos desde
de ella. Puede convertirse en el medio para analizar, categorizar una visión integral de la persona humana) y profesional (mantenernos
y, por lo tanto, someter a revisión crítica nuestra práctica y, por vigilantes de los avances más significativos del área de especialidad
supuesto, la revisión crítica conducirá a ajustar las intervenciones en que nos desarrollamos, para elevar la calidad de lo que hacemos).
y demás apoyos que se ofrecen en las sesiones didácticas.
Es necesario aclarar que la narrativa docente no tiene que ser
Registrar continua y sistemáticamente lo que ocurre al poner en un proceso solitario, mas bien se puede convertir en un proceso
acción los planes pedagógicos, se convierte, poco a poco, en el colaborativo cuando nuestras reflexiones son socializadas y
insumo para la reflexión crítica y autocrítica que debe ser parte analizadas con otros colegas. Puede, incluso, contribuir con la
consustancial de una práctica docente que privilegia las mejores formación de comunidades de aprendizaje, tan populares en la
opciones para que los estudiantes aprendan. De hecho, se trata actualidad, además de convertirse en un recurso para nuestro
de un medio para recoger evidencias de cómo las intervenciones desarrollo profesional.

Referencias bibliográficas

Bailey, K. M., Curtis, A. & Nunan, D. (2001). Pursuing Professional Development. Boston: Heinle and Heinle.
Carlino, P. (2005). Escribir, Leer y Aprender en la Universidad. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Cassany, D. (1999). Construir la Escritura. Barcelona: Paidós.
Crookes, G. (2003). A Practicum in TESOL: Professional Development through Teaching Practice. New York: Cambridge University Press.
Daloglu, A. (2001). Journal Writing. En Burton, J. y Carroll, M.(Eds.). Fostering Reflective Teaching from the Start: Journal Keeping in Preservice
Teacher Education (pp. 87-100). Virginia: Teachers of English to Speakers of Other Languages, Inc.
Randall, M. & Thornton, B. (2001). Advising and Supporting Teachers. Cambridge: Cambridge University Press.
Richards, J. C. & Farrell, T.S.C. (2005). Professional Development for Language Teachers: Strategies for Teacher Learning. New York: Cambridge
University Press.
Richards, J. C. & Lockhart, C. (1996). Reflective Teaching In Second Language Classrooms. New York: Cambridge University Press.
Zeichner, K. M., Liston, D.P. (1996). Reflective Teaching: An Introduction. New Jersey: Lawrence Erlbaum Associates, Inc.
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