El Transfeminismo No Es Un Generismo-Sayak Valencia
El Transfeminismo No Es Un Generismo-Sayak Valencia
El Transfeminismo No Es Un Generismo-Sayak Valencia
El transfeminismo no es un generismo
Sayak Valencia1
Colegio de la Frontera norte
Resumen
En el presente trabajo se revisa y discute cómo los transfeminismos son movimientos en red
que, ante la emergencia de violencia necropolítica contra las cis y trans-mujeres y lxs sujetxs
feminizados, consideran los estados de tránsito de género, de migración, de mestizaje, de
vulnerabilidad, de raza y de clase como transversales para hacer alianzas emancipatorias ante
la violencia cis-hetero-patriarcal y racista. Así, los movimientos transfeministas surgen con
el fin de abrir espacios y campos discursivos a todas aquellas prácticas y sujetos que quedan
fuera o se deslindan enérgicamente de la reconversión neoliberal de los aparatos críticos de los
feminismos, reconversión que hoy conocemos como políticas de género biologicistas o políticas
de cis-mujeres. Por este motivo, el transfeminismo tiene como principal objetivo repolitizar
y des-esencializar a los movimientos feministas g-locales, en contraofensiva al discurso
gubernamental y de las ONGs que capturan y estandarizan el lenguaje de los feminismos y lo
usan como estrategia de desactivación política de los movimientos feministas, reduciéndolos a
una crítica ortopédica que es reapropiada por los circuitos del mercado y el estado neoliberal.
Palabras clave
1
Profesora adjunta del Departamento de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte,
centro de investigación CONACYT (Ciudad de México, México). También conocida como
Margarita Valencia Triana. Correos electrónicos: mvalencia@colef.mx , sayak.valencia@gmail.
com.
27
El transfeminismo no es un generismo
Abstract
The present work discusses how transfeminisms are network movements that, once faced with
the emergence of necropolitical violence against feminized subjects, they display a consideration
of the transit states of gender, migration, cross-cultural contexts, vulnerability, race and
class as transversal spaces to build emancipatory alliances against cis-hetero-patriarchal and
racist violence. Thus, transfeminists movements rise to open spaces and discursive fields for
all those practices and subjects either left out or emphatically demarcate themselves outside
the neoliberal reconversion of feminism’s critical apparatus – a reconversion that is currently
known as biological policies or cis-women policies. For this reason, transfeminism’s main
objective is the repolitization and de-essentialization of g-local feminist movements. This,
in opposition to government’s and NGO’s discourses that capture and standardize feminist
languages in order to use this them as a strategy of deactivation of feminist movements,
reducing them to an orthopedic critique that is in turn re-appropriated by market’s and state’s
neoliberal circuits.
Keywords
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Sayak Valencia
2
Marcos Muedano, “Imparable, el crimen contra las mujeres; cifras del Inegi”, Excélsior,
22 de octubre 2017, consultado el 15 de noviembre de 2017: http://www.excelsior.com.mx/
nacional/2017/10/22/1196308.
3
Esto lo argumento a partir de la criminalización constante a la que son sometidas las mujeres
afectadas por la violencia sexual. Un ejemplo de aquello es el juicio efectuado en España
durante noviembre de 2017, en el cual se violentó múltiples veces a la víctima de un juicio
por la violación sexual a manos de cinco individuos que pertenecían a un grupo que se
autonombraba La Manada. El juicio ha desatado muchas críticas por parte de organizaciones
feministas y derechos humanos, ya que los fiscales y magistrados que han llevado el caso
decidieron no considerar como evidencia el video donde se mostraba literalmente la violación
colectiva hacia la mujer, ejecutada por los imputados y en el cual sus rostros se mostraban y
eran reconocibles.
4
Proyecto Transrespeto Versus Transfobia en el mundo, “Día de la memoria trans 2017”,
Transrespect, 14 de noviembre de 2017. Consultado el 15 de noviembre de 2017, disponible en
http://transrespect.org/es/tmm-update-trans-day-remembrance-2017/.
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El transfeminismo no es un generismo
común para los cuerpos disidentes. Menciono la muerte como centro persistente
de la organización y propagación de la modernidad-colonialidad occidental, la
muerte como una especie de tecnología civilizatoria que persiste hasta nuestros días
y conecta el contexto actual con la intermitencia colonial. Más aún, la muerte como
dispositivo dinamizador de la necropolítica y el expolio continuado en nuestros
territorios y cuerpos.
Así, la violencia y la muerte aparecen como elementos comunes de la colonialidad
del género5, cuya consecuencia radical es justamente la eliminación de poblaciones
potencialmente indóciles, poblaciones cuyas intersecciones desmontan el dimorfismo
sexual y desnaturalizan las opresiones. Como afirma María Lugones, “la raza no es
más mítica ni más ficticia que el género, ambas son ficciones poderosas”6. En este
contexto es urgente hacer alianzas entre los movimientos feministas, pues estamos
en la era donde los actos políticos parecen tener sentido solo de manera post-mortem,
donde el reclamo feminista central es no ser asesinadas, como lo muestran los
movimientos transnacionales que se representan en redes sociales virtuales con
los hashtags #NiUnaMenos y #VivasNosQueremos, y donde las herramientas y
discursos de nuestras luchas son expropiados por la cara amable de las democracias
fascísticas7 a través de la mercantilización cosmética de nuestras demandas políticas.
En este espacio social de convergencia entre mercados y protestas, la necropolítica se
expande como exterior constitutivo8 que nos cerca y nos quiere inertes y segregadxs.
Digo la palabra muerte y tiemblo, tiemblo en un país lleno de muertxs y
desaparecidxs. Digo la palabra muerte y entonces aparece la palabra feminismos
como uno de los bastiones que aún tienen sentido para pensar en políticas de la vida
y de la sostenibilidad de la misma frente a este cis-tema binario, heteropatriarcal
y necro-neoliberal9. Sin embargo, decir la palabra feminismos no es un acto
sencillo, decir feminismos es hablar de múltiples corrientes, perspectivas históricas,
5
María Lugones, “Colonialidad y género”, Tabula Rasa (2008): 75-101.
6
Ibíd., 94.
7
Este concepto está inspirado en un cruce de lecturas entre lo que Zillah Eisenstein
denomina como “democracias fascistas” (ver “La administración Bush utiliza mujeres para
hacer la guerra”, Feministas Tramando (2012), consultado en julio de 2017, disponible en
https://feministastramando.wordpress.com/2012/10/24/entrevista-con-zillah-eisenstein-la-
administraci-n/) y lo capitalístico propuesto por Félix Guattari y Suley Rolnik en Micropolítica.
Cartografías del deseo (Madrid: Traficantes de Sueños, 2006). En este sentido, por democracias
facísticas entendemos un régimen de gobierno neoliberal en el cual se puede identificar la
ideología fascista y sus técnicas de destrucción y violencia, encubiertas a través de formas de
percepción estetizadas que iconizan la violencia y la rentabilizan, presentándola como inocua
y cosmética.
8
Judith Butler, “Fundamentos contingentes: el feminismo la cuestión del posmodernismo”, La
Ventana 13 (2001): 7-41.
9
Con necro-neoliberalismo me refiero al uso de técnicas necropolíticas aplicadas por el
régimen capitalista neoliberal para generar capital económico, político o social, a través de la
violencia y la muerte.
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Decirse (trans)feminista
El enfoque de este trabajo parte de la perspectiva transfeminista, entendida como
herramienta epistemológica que no se reduce a la incorporación del discurso
transgénero al feminismo, ni se propone como una superación de los feminismos.
Antes bien, se trata de una red que considera los estados de tránsito de género, de
migración, de mestizaje, de vulnerabilidad, de raza y de clase, para articularlos como
herederos de la memoria histórica de los movimientos sociales de insurrección. Esto,
con el fin de abrir espacios y campos discursivos a todas aquellas prácticas y sujetos
de la contemporaneidad y de los devenires minoritarios que no son considerados de
manera directa por el feminismo hetero-blanco-biologiscista e institucional, es decir,
aquellos sujetos que quedan fuera o se deslindan enérgicamente de la reconversión
neoliberal de los aparatos críticos de los feminismos, eso que hoy conocemos como
políticas de género o “políticas de mujeres”. Políticas públicas del expolio, que
neoliberalizan y reducen la lucha política de los feminismos a “los temas y directrices
de un feminismo eminentemente mujeril, pragmático y reformista, convertido en
presa de la maquinaria estatal y su lenguaje técnico-administrativo”10.
Ante este escenario, el transfeminismo tiene como principal objetivo repolitizar
y desesencializar a los movimientos feministas glocales, en contraofensiva al discurso
gubernamental y de las ONGs que usan como estrategia de desactivación política la
captura y estandarización del lenguaje de los feminismos, reduciéndolo a una suerte
de crítica ortopédica que es reapropiada por los circuitos del mercado y del Estado
como gestor de las coreografías sociales del género a través del purplewashing.
El purplewashing es una técnica de apropiación en la cual se usan los argumentos
del feminismo ilustrado para hacer lecturas simplistas, denigrantes o moralizantes
10
valeria flores, Tropismos de la disidencia (Santiago de Chile: Editorial Palinodia, 2017), 36.
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17
Ibídem.
18
Ibídem.
19
Virginia Villaplana y Berta Sichel, Cárcel de amor. Relatos culturales en torno a la violencia de
género (Madrid: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2005), 269.
20
flores, Tropismos, 37.
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que se entreteje con la creación de una subjetividad y una agencia determinadas por
las fuerzas de control y de producción del capitalismo.
Desde los transfeminismos apelamos también a la complejización del sujeto
político de los feminismos, pues no es nuestro deseo reducir a los sujetos de nuestras
luchas. Por el contrario, las mujeres como sujeto político de los feminismos exceden
el esencialismo biológico que se pregona desde el feminismo trans-exclusionista.
Las mujeres como sujeto político de los feminismos son un enclave discursivo
para entender críticamente que la diferenciación y naturalización artificial de
la desigualdad que apela al cuerpo sexuado binariamente forma parte de un
proyecto de expolio que inicia con el arrebatamiento de la propiedad común a las
poblaciones campesinas europeas, el feminicidio intensivo conocido como “caza
de brujas”, la colonización de América en el siglo XV (y su colonialidad del género
anclada a la colonialidad del poder, de ser y del saber) para cristalizarse entre los
siglos XVII y XIX a través de un proceso necropolítico que se disfraza de biopolítica
para gobernar los cuerpos libres tanto en América como en Europa, Asia y África,
e inventar ficciones políticas de género, raza y sexualidad confrontadas para evitar
alianzas posibles entre las multitudes vulnerables.
Hago este breve recuento histórico para recordarnos que las mujeres, junto a
todxs aquellxs sujetxs entendidxs como subalternxs o disidentes de las categorías
heteropatriarcales y cis-sexuales, hemos vivido en la violencia explícita a través de
la historia21. La violencia en sus distintas versiones (física, simbólica, económica,
psicológica, mediática) ha sido usada contra nosotrxs como una suerte de pedagogía
de la subalternización aplicada a los cuerpos racializados, pobres, feminizados o
de género no binario. Estas violencias acumuladas se han vuelto parte de nuestra
cotidianidad, de nuestra educación, y han tenido distintos objetivos dependiendo
del contexto histórico, geopolítico y económico dentro del cual se ejercen.
La violencia como elemento medular en la construcción del discurso22
presupone que las condiciones de vulnerabilidad y dañabilidad son inherentes al
destino manifiesto23 de las mujeres, algo así como un privilegio inverso, un estigma que
nos introduce en la ruleta rusa de las alimañas bárbaras. Por eso, somos nosotrxs
quienes buscamos trazar una respuesta al abuso encarnizado ejercido por el
21
Ejemplos de esta violencia recalcitrante es la “caza de brujas” en Europa y la construcción
colonial de las mujeres como género minoritario y cuerpo común y subalterno al servicio de
dos amos: los varones de sus familias y los colonizadores.
22
Villaplana y Sichel, Cárcel de amor, 270.
23
Hago aquí un paralelismo entre la política expansionista de los Estados Unidos, vinculada a la
conquista del territorio por voluntad divina-patriarcal, y la ocupación/ opresión/destrucción
del cuerpo de las mujeres y de sus acciones, como un territorio conquistado que pertenece al
patriarcado.
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24
Valencia, Capitalismo Gore.
25
Bárbara Cameron, “Para los que no son bastardos de los peregrinos”, en Esta puente, mi
espalda, 38.
26
Guattari y Rolnik, Micropolítica, 100.
27
Ibídem.
28
Julieta Paredes, Hilando fino desde el feminismo comunitario (Ciudad de México: Cooperativa El
Rebozo, Zapateándole, Lente Flotante, En cortito que´s pa´largo y AliFem AC, 2013).
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El transfeminismo no es un generismo
El feminismo no es un generismo
Desde los transfeminismos nos preguntamos si el generismo esencialista que habla
sólo para y por mujeres que no quieren resultar “agresivas” y asumen lo “molestas”
que pueden llegar a ser para los hombres (poniéndose del lado de las relaciones
de poder y pidiendo que los “castigos” para las mujeres heterosexuales, blancas y
de clase media del primer mundo, o de las clases acomodadas del tercero, no sean
tan ejemplares), no es una forma de administrar nuestras energías y mantenernos
ocupadxs en un dialogo que, en lugar de ampliar el sujeto político de los feminismos,
lo reducen y recortan obtusamente.
Este devenir generista de una parte del movimiento feminista es el resultado de
la captura del lenguaje de la crítica y su intento de institucionalizar el lenguaje de la
protesta. El generismo es un movimiento reformista que se esfuerza en “disminuir
la ignorancia masculina, y educar a los hombres sobre nuestra existencia y nuestras
necesidades. Esta es una trampa vieja y primordial de todos los opresores para
mantener a los oprimidos ocupados con los intereses del amo”30. El generismo como
movimiento neoliberal se interesa por mostrar las consecuencias de la violencia
patriarcal o de fratrias, pero no muestra la raíz del problema, es decir, no prescinde
29
Ochy Curiel, La nación heterosexual. Análisis del discurso jurídico y el régimen heterosexual desde la
antropología de la dominación (Bogotá: Editorial Brecha Lésbica/En la Frontera, 2013).
30
Lorde, “Las herramientas del amo”, 92.
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31
Virginie Despentes, Teoría King Kong (Barcelona: Editorial Melusina, 2007), 24.
32
Ibíd., 24.
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normal que las menosprecien cuando emprenden algo”33. Y donde “el capitalismo
es una religión igualitaria, puesto que nos somete a todos y nos lleva a todos a
sentirnos atrapados, como lo están todas las mujeres”34. El sistema capitalista es
la muestra de la quiebra del sistema de trabajo, de la radicalización obscena del
liberalismo, del devenir gore del sistema económico, y también la forma visible aún
persistente y ampliamente aceptada donde se articulan la opresión machista, el
expolio, la muerte y la violencia contra los que históricamente han sido considerados
minoritarios.
Ahora bien, el discurso y la práctica transfeminista están emparentados con la
disidencia sexual y lo cuir, pero no se reducen a un discurso estético y prostético
a un discurso estético y prostético, sino que entre sus objetivos está configurarse
como proyecto político y ético que se vincula de manera interseccional con la
interdependencia que posibilita la sostenibilidad de la vida. Tomo el término
sostenibilidad de la vida desde la economía feminista. Dicha conceptualización se
refiere a poner en el centro de la discusión los trabajos que están sosteniendo la
vida: los trabajos de reproducción, de cuidados, el trabajo doméstico, el trabajo
sexual, los cuales son fundamentales para el desarrollo de las relaciones sociales y
económicas, ya que son el soporte para que la estructura capitalista pueda generar
plusvalía, aunque el sistema económico imperante los invisibilice.
Dentro de la economía feminista, la sostenibilidad de la vida se conecta, según
las reflexiones de Amaia Pérez Orozco, con la crítica a tres elementos fundamentales
para el sistema:
33
Ibíd., 17.
34
Ibíd., 26.
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En este sentido, el análisis feminista de la economía que coloca estos tres elementos
en el centro de la discusión busca articular un espacio de agenciamiento donde los
sujetos agentes no sean sólo las mujeres, sino que el esfuerzo por sostener la vida
sume a distintas trayectorias, corporalidades y sexualidades al proyecto común de
construir una vida vivible, fuera de los paradigmas de la economía y la política
tradicionales.
El movimiento transfeminista, recupera este objetivo común de sostenibilidad
de la vida para complejizar las relaciones entre los géneros y desesencializar al sujeto
del feminismo, para que éste no sean sólo las mujeres cis, blancas y heterosexuales.
Cabe puntualizar que los movimientos transfeministas están integrados por
multitudes contradictorias36, que direccionan sus fuerzas a objetivos comunes que no son
ni serán equivalentes en todos los casos y que varían y se reconfiguran en relación
a sus geopolíticas, pero que tendrán en común el no suscribir, no encarnar y no
reproducir las promesas del Estado-nación moderno, es decir, hacer de nuestra
excedencia una práctica política de disidencias. Al igual que otros movimientos
sociales el transfeminismo es un movimiento disidente; sin embargo, éste se funda
en la convicción de articular diálogos con otros movimientos de transformación
social más que circunscribirse o dialogar con el Estado.
Uno de los objetivos del transfeminismo o los transfeminismos es mostrar
transversalmente la necesidad de articular críticas profundas a las nociones
de identidad y a la reproducción sistemática y “naturalizada” de distintas
discriminaciones sobre los cuerpos por razón de género, etnia, clase, preferencia
sexual o diversidad funcional, a fin de que las distintas luchas de disidencia puedan
deconstruir integralmente las ficciones políticas de la modernidad y el Estado-
nación, basadas en la segmentación racista, sexista, etarista, clasista, homófoba y
capacitista.
El objetivo fundamental del transfeminismo es disidir desde la raíz y construir
una nueva subjetividad colectiva que haga frente a la subjetividad capitalística
contemporánea, pues como apunta Rossana Reguillo: “La disidencia exige
necesariamente una forma de desubjetivación, un arrancarse de sí, para construir
una nueva subjetividad. Resistencia, seducción, imaginación, advenimiento del
otro para configurar un espacio distinto-aparte en el que otra subjetividad se
hace posible”37. Así, desde los transfeminismos ya no queremos ser ciudadanxs-
35
Amaia Pérez Orozco, “¿Qué es la economía feminista?”, Mujerícolas. Personas que Habitan un
Cuerpo de Mujer, 22 de octubre de 2015, consultado en agosto de 2017, disponible en http://
mujericolas.blogspot.com/2015/10/que-es-la-economia-feminista.html.
36
Paolo Virno, Gramática de la multitud (Madrid: Traficantes de Sueños, 2003).
37
Rosanna Reguillo, “Disidencia: frente al desorden de las cajas abiertas – México, breve y
precario mapa de lo imposible”, E-misférica 10, no. 2, (2013), consultado en enero de 2018,
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El transfeminismo no es un generismo
consumidorxs sino transitar por otros circuitos, donde las agendas de los distintos
feminismos como proyectos políticos y devenires minoritarios nos hagan poner en
común prácticas de disidencia, supervivencia, cuidado e interdependencia.
disponible en http://hemisphericinstitute.org/hemi/es/e-misferica-102/reguillo.
38
En este sentido nos inspiramos en lo propuesto por las teóricas-artivistas de las naciones
originarias bolivianas: María Galindo, Julieta Paredes, Silvia Rivera Cusicanqui.
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Sayak Valencia
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Lugones, María. “Colonialidad y género”. Tabula Rasa (2008): 75-101.
39
Propongo un entrecruce de significados y trayectorias entre las palabras cuir (desviación
fonética españolizada y con inflexión decolonial de los movimientos queer) y ciudadanía
(entendida desde la economía feminista como una política de cuidados y de sostenibilidad de
la vida).
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