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Sala Tercera de La Corte 00498-2010

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Sala Tercera de la Corte

Resolución Nº 00498 - 2010

Fecha de la Resolución: 28 de Mayo del 2010 a las 10:11 a. m.


Expediente: 04-006042-0647-PE
Redactado por: No indica redactor
Clase de asunto: Recurso de casación
Analizado por: CENTRO DE INFORMACIÓN JURISPRUDENCIAL

Sentencias Relacionadas

Sentencia con datos protegidos, de conformidad con la normativa vigente

Texto de la Resolución

*040060420647PE*
Exp: 04-006042-0647-PE
Res: 2010-00498
SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las diez horas y once minutos del veintiocho de mayo del dos
mil diez.
Recurso de casación interpuesto en la presente causa seguida contra F., con cédula de identidad número XXX, casado,
vecino de San José y G., mayor, divorciado, abogado, cédula de identidad número XXX, vecino de San José, por los delitos de
estafa, administración fraudulenta y patrocinio infiel, cometido en perjuicio de S. y los deberes de la función pública.
Intervienen en la decisión del recurso los Magistrados José Manuel Arroyo Gutiérrez, Presidente; Jesús Alberto Ramírez
Quirós,Carlos Chinchilla Sandí, Jeannette Castillo Mesen y Rafael Angel Sanabria Rojas. Interviene además el licenciado Adrian
Bonilla Juncos como defensor particular del encartado. Se apersonó el representante del Ministerio Público.
Resultando:
1. Mediante sentencia N° 628-2008 de las dieciséis horas del diecinueve de mayo de dos mil ocho, el Tribunal de Juicio del I
Circuito Judicial de San José, resolvió: “ POR TANTO: De conformidad con lo expuesto, leyes citadas; artículos 39 y 41 de la
Constitución Política; 8 inciso 1) de la Convención Americana de Derechos Humanos; 10 de la Declaración Americana de Derechos
Humanos; 9 inciso 2) del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; 1, 11, 16, 21, 30, 31, 45, 50, 51, 71 a 74, 75, 216
inciso 2), 222 del Código Penal; 1 a 6, 11, 70, 142, 182, 184, 265, 267, 269, 270, 311, 312, 313, 341 a 358, 360 a 365, 367, 368,
464 del Código Procesal Penal; 122, 124, 125 y 126 de las Reglas Vigentes sobre Responsabilidad Civil del Código Penal de 1941;
1045 y 1048 del Código Civil; 17 y 44 del Decreto de Honorarios para Abogados y Notarios número 20307-J, con la totalidad de sus
votos, el Tribunal resuelve: Se sobresee a G. por los delitos de ADMINISTRACIÓN FRAUDULENTA, ESTAFA Y PATROCINIO
INFIEL que en perjuicio de S.Y LOS DEBERES DE LA FUNCIÓN PÚBLICA se le venían atribuyendo. Cese cualquier medida
cautelar decretada en su contra. Asimismo, se declara a F. autor responsable de los delitos de ADMINISTRACIÓN
FRAUDULENTA Y ESTAFA EN CONCURSO IDEAL que en perjuicio de S.se le atribuyeron y en tal concepto, se le impone el
tanto de OCHO AÑOS DE PRISIÓN , pena que deberá descontar en el lugar y forma que determinen los respectivos reglamentos
penitenciarios, previo abono de la preventiva sufrida si la hubiere. Son las costas en lo penal a cargo del querellado. SOBRE
ACCIÓN CIVIL RESARCITORIA: Se rechazan las excepciones de Falta de Acción, Falta de Legitimación Activa y Pasiva
interpuestas por la defensa civil. Se declara con lugar la acción civil resarcitoria incoada por S.contra el demandado civil F. en lo
que expresamente se dirá. Se condena al demandado civil al pago de los siguientes rubros: a.- Por daño moral: la suma de DIEZ
MILLONES DE COLONES; b.- Por costas personales: en cuanto a los diez millones, se concede el rubro de OCHOCIENTOS DIEZ
MIL COLONES por concepto de honorarios de abogado; c.- Intereses: sobre las sumas acordadas, deberá el demandado civil
pagar intereses al tipo de cambio legal desde la firmeza del fallo hasta su efectivo pago; d.-) Por daño material, costas personales y
costas procesales: en relación a estos rubros, se acogen en abstracto, debiendo las partes acudir a la vía correspondiente a
liquidar los mismos. En cuanto a la suma de diez millones ochocientos diez mil colones acordados, deberá el demandado civil
depositarlos dentro del plazo de quince días a partir de la firmeza de este fallo, caso contrario deberán las partes acudir a la vía civil
en defensa de sus intereses. Firme la sentencia, inscríbase en el Registro Judicial y envíense los testimonios de estilo para ante el
Juzgado de Ejecución de la Pena, el Instituto Nacional de Criminología y el Centro de Información Penitenciaria. Se rechaza la
solicitud de prisión preventiva formulada por la representación del querellante. Para la lectura integral del fallo, se señalan las
dieciséis horas del próximo lunes diecinueve de mayo del año dos mil ocho. ” (sic). Fs. Damaris Soto Pérez Ligia Arias
Céspedes Wilberth Montenegro Reyes Jueces de Juicio Grupo 05
2. Contra el anterior pronunciamiento el licenciado Bonilla Juncos, y el licenciado Harold Juergens Miller, en su condición de
apoderado especial judicial de la querellante, presentan los respectivos recursos de casación.
3. Verificada la deliberación respectiva, la Sala entró a conocer del recurso.
4. Se celebró audiencia oral a las ocho horas del cuatro de noviembre de dos mil ocho.
5. En los procedimientos se han observado las prescripciones legales pertinentes.
Considerando:
I.- Recurso de Casación del licenciado Adrián Bonilla Juncos, defensor particular del imputado F.. Por razones de
economía procesal, se entra a conocer únicamente el segundo motivo del recurso. En escrito visible de folios 944 a 983, el
licenciado Adrián Bonilla Juncos, defensor particular del imputado F., interpone recurso de casación, contra la sentencia penal
condenatoria número 628-2008, del Tribunal de Juicio del Primer Circuito Judicial de San José, de las 16:00 horas, del 19 de mayo
de 2008. Como segundo motivo de su disconformidad por forma, reclama falta de fundamentación del fallo, pues en su criterio, se
omite el análisis de los elementos de prueba testimonial y documental, al transcribirse los mismos, sin indicarse el valor otorgado a
cada uno y su relación con los tipos penales por los que se le condenó al imputado. Además, indica que se dejó de ponderar los
alegatos de la defensa relacionados con la declaración de los testigos, principalmente del señor H.y el contrato suscrito entre él y la
querellante. Agrega que no se establece cuáles manifestaciones fueron contestes entre sí y qué prueba documental es la que
respalda su dicho en relación con las versiones rendidas. Sostiene que no se dice nada respecto al cuestionamiento que hizo la
defensa, de los estados de cuenta e informes supuestamente firmados y enviados por el imputado a la querellante, y la
contradicción con el contrato de administración válidamente suscrito entre el imputado y la ofendida, aspectos que eran esenciales
para la defensa. El reproche se declara con lugar. Visto el contenido de lo resuelto, en relación con el reclamo que se establece
en el recurso, estima esta Sala que lleva razón el impugnante pues de una lectura atenta del fallo, se aprecia que el Tribunal omitió
llevar a cabo, el análisis ponderado del elenco probatorio que tuvo a la vista en el debate, pues se limita a realizar una transcripción
de la prueba pero sin plasmar la debida fundamentación de los motivos por los que los Juzgadores concluyeron en el sentido que lo
hicieron. De acuerdo con el fallo que se impugna, el Tribunal plasma el sumario de pruebas, tanto documental como testimonial que
receptó en el debate (fundamentación probatoria descriptiva, cfr. folios 841 vuelto a 900 vuelto). Sin embargo, a continuación, en el
Considerando IV titulado “ Análisis Jurídico y valoración de las pruebas existentes”, los jueces omitieron valorar dicho sumario
probatorio, limitándose únicamente a consignar lo siguiente: “Luego de un análisis detenido de todos los elementos probatorios
incorporados a la audiencia del juicio oral y público, el Tribunal llegó a la firme convicción de que el acusado F. cometió los hechos
acusados por la querellante S., dado que al valorar la prueba recibida, tanto testimonial como documental, de acuerdo con las
normas que imperan la sana crítica, se logró acreditar fehacientemente que la conducta del acusado es reprochable, dado que
mediante la simulación de hechos falsos y el ocultamiento de hechos verdaderos logró que la ofendida dispusiera de sus ingresos y
se los entregara para que el mismo los administrara, siendo que una vez con el dinero en su poder, el acusado retuvo esos valores
y los empleó abusiva e indebidamente los bienes y dinero, todo lo cual le causó un gran perjuicio económico a la señora Larouche”
(cfr. folio 900 vuelto) . De seguido, el Tribunal lo que hace es plasmar de nuevo, con sus palabras, las deposiciones de todos los
testigos que se hicieron presentes al juicio, intercalando citas textuales de sus declaraciones (cfr. folios 900 vuelto a 910 vuelto),
limitándose a decir de estas transcripciones lo siguiente: “ Como se extrae del análisis anterior, las versiones de los testigos resultan
congruentes entre sí y las mismas son verosímiles. Todos depusieron de una forma detallada, clara, fluida y espontánea, fueron
sometidos a un largo interrogatorio por parte de los intervinientes procesales y siempre sus declaraciones fueron coherentes, no
contradictorias, no existe ningún motivo para cuestionar la veracidad y sinceridad de tales testigos, a los que el Tribunal les da total
credibilidad, máxime que como veremos, sus versiones resultan acreditados con la prueba documental que se incorporó al Debate,
existiendo congruencia entre todas estas probanzas” (cfr. folio 910 vuelto), sin precisar a qué análisis anterior es al que se refiere,
pues como ya se indicó, vuelve a plasmar, con sus palabras, de nuevo la prueba testimonial sin que se evidencie que haya
realizado precisamente la valoración y ponderación de esa prueba, máxime cuando la defensa cuestionó dicha prueba, al tratarse
de los testigos de cargo. No puede pretender el A quo, sustituir su obligación de llevar a cabo el análisis intelectivo de la prueba,
con la reiteración de lo que dijeron todos los testigos, haciendo creer que tal ejercicio, es suficiente con lo exigido por la normativa
procesal. Se echa de menos toda esa labor intelectiva de análisis, valoración, ponderación y crítica del elenco probatorio, pues citar
de nuevo la prueba sin indicar las razones del por qué le mereció fe y de qué forma es que se relaciona entre sí, para formar un
bloque sólido que de el sustento a los hechos probados, conlleva una infracción a la obligación de emitir y plasmar adecuadamente,
la fundamentación exigida por la ley, al desconocerse el íter lógico seguido por los juzgadores. Además, omite también dar las
razones por las que estimó que la prueba documental, guarda congruencia con la prueba testimonial que cita, pues se limita de
nuevo, a transcribir, todo el bagaje de documentos que se incorporaron al debate (cfr. folios 910 vuelto a 921 frente), intercalando
algunos comentarios que son insuficientes para establecer que se llevó a cabo el análisis exigido por ley. La jurisprudencia ha sido
clara en establecer la importancia de contar con la adecuada fundamentación intelectiva en las resoluciones emitidas por los
Tribunales: “La motivación probatoria de la sentencia debe hacerse a dos niveles: fundamentación descriptiva, que supone la
transcripción de la prueba recibida de viva voz y con inmediación; y la fundamentación intelectiva, que es la valoración de la prueba
que se ha inserido en el fallo. Si se incluye en la resolución únicamente el sumario de prueba (sin valorar), habrá falta de
fundamentación intelectiva; y a la inversa, si solo se incluye la apreciación del material probatorio sin transcribirlo previamente,
habrá falta de fundamentación descriptiva. (Sobre estos conceptos v. CAFFERATA NORES: «Algunos aspectos de la motivación de
la sentencia», Temas de derecho procesal penal , pp. 284-291.) L a Sala Constitucional ha definido la actividad probatoria como
suma del contenido de la prueba y la respectiva valoración, es decir una operación descriptiva-intelectiva: «... el juzgador tiene la
obligación de valorar las pruebas recibidas conforme con las reglas de la sana crítica racional, debiendo consignar el contenido
de la misma y las razones de su convicción, pues esta actividad integra el debido proceso...» (Sala Constitucional, Nº 6694-93,
de las 14:45 hrs, del 21 de diciembre de 1993) (Sala Tercera, Sentencia Nº 237-F-94, de las 9:40 horas, del 24 de junio de 1994, el
resaltado es del original). En el presente caso como se aprecia, el Tribunal de mérito no incluyó en el fallo, la adecuada motivación
del examen de la prueba que le llevó a inferir, la responsabilidad penal del encartado por los hechos que tuvo por acreditados,
existiendo falta de fundamentación probatoria intelectiva, según lo expone el impugnante, al constatarse luego de una lectura
atenta, que la sentencia, en el capítulo referido al análisis de la prueba, realiza una mera trascripción de los testimonios sin
indicarse el valor que se le otorga a cada uno, qué fue lo que derivó el Tribunal de todas las deposiciones y por qué es que se
acredita que sus versiones permitieron a los juzgadores, establecer que el imputado cometió los delitos de estafa y administración
fraudulenta en concurso ideal. Además, el yerro continúa con transcribir también los documentos, sin una relación clara y precisa
con el resto de la prueba que tuvo a la vista el A quo. En síntesis, el Tribunal incumplió con su deber de fundamentar
adecuadamente la sentencia, al desconocerse el íter lógico del fallo en relación con lo resuelto. Por otro lado, aprecia esta Sala
que el fallo incurre también en falta de fundamentación jurídica, pues se constata que los argumentos que se exponen para concluir
que se cometieron los ilícitos de estafa y administración fraudulenta en concurso ideal, son contradictorios. De acuerdo con el
marco fáctico acreditado (cfr. folios 838 vuelto a folio 841 vuelto), se tuvo por cierto que el imputado F. valiéndose de simular
hechos falsos, logró que la ofendida le creyera y de este modo, le transfiriera su dinero a una cuenta de una empresa del justiciable
en Panamá. Además, luego de firmarse un contrato de administración entre ambas partes, y teniendo el imputado producto de ese
contrato, la administración, el manejo y el cuido de los bienes de la ofendida, dispuso libremente de los mismos, ocultándole a ella
en qué fue invertido su dinero, negándose a entregarle informes de estados de cuenta y de su administración, ocultando y
reteniendo indebidamente dichos bienes, a raíz de que el encartado había realizado inversiones muy riesgosas en una empresa
relacionada con celulares, hechos que el Tribunal estimó configurativos de los ilícitos mencionados. Sobre esta base, los jueces
indicaron en el acápite V referente a la Calificación Legal y Sanción Aplicable lo siguiente: “En el caso de examen, con el análisis
descrito en el Considerando anterior, se pudo acreditar con el grado de certeza necesario, que el encartado, valiéndose de
simulaciones de hechos falsos, tales como que él era un economista, creador de la Bolsa Nacional de Valores, con gran trayectoria
en el campo de inversiones y grandes influencias tanto en nuestro país como en Panamá, hizo que doña S. creyera en él y de este
modo ordenara la transferencia de miles de dólares de Suiza a una cuenta que el acusado M., en asocio con el señor G., al cual se
le dictó una sentencia de sobreseimiento, le señalaron a la señora S. y que se encontraba en Suiza, siendo que luego que dicha
señora ordena las transferencias y las mismas se realizan en fechas 2 y 23 de febrero del año 2000, aproximadamente unos cinco
días después, firma con el acusado F., representante de la sociedad costarricense "Milanés Espinach SA", un contrato de
administración por el término de cinco años y siempre, con el fin de mantenerla en error, indica en dicho contrato que es
economista, cuando en el debate se demostró que ello no era así; que iba a realizar las inversiones buscando siempre el menor
riesgo posible, que administraría los bienes y recursos económicos de acuerdo a su mejor criterio, aplicando siempre su esfuerzo,
capacidad y experiencia, realizando todos los actos de manera fiel, leal, eficaz y honesta, manteniendo todos los recursos de doña
S. separados del patrimonio de la sociedad. En dicho contrato, le hace creer a doña S. que cada tres meses le entregará un estado
de cuenta y de información respecto a la administración que se vaya realizando, para que la misma se encuentre enterada de todos
los movimientos que se realizan con su inversión. Incluso en dicho contrato se hace saber que: "Cualquiera que sea la causa de
terminación de este contrato de administración, será responsabilidad de la administradora entregar a la contratante todos los
bienes y recursos o fondos que existan a la fecha de acuerdo con el monto inicial de bienes y recursos entregados y los
rendimientos que éstos hayan producido". Incluso para mantenerla en dicho error, le hicieron saber que eran personas creyentes,
la llevaron a la iglesia a la que asistían y les presentaron sus familias, para que de esta forma doña S. confiara plenamente en ellos
y realizara la disposición patrimonial a su favor, siendo que a partir de este momento el acusado F. realiza una administración no
acorde con lo prometido, siendo que su conducta encuadra además en el artículo 222 de nuestro Código Penal, el cual estipula;
"Se impondrá la pena establecida en el artículo 216, según el monto de la defraudación, al que por cualquier razón, teniendo a su
cargo el manejo, la administración o el cuido de bienes ajenos, perjudicare a su titular alterando en sus cuentas los precios o
condiciones de los contratos, suponiendo operaciones o gastos exagerando los que hubiere hecho, ocultando o reteniendo valores
o empleándolos abusiva o indebidamente". El numeral señalado, establece un delito especial propio, ya que delimita el círculo
posible de autores a aquella persona que “por cualquier razón, teniendo a su cargo el manejo, la administración o el cuido de
bienes ajenos, perjudicare a su titular alterando en sus cuentas los precios o condiciones de los contratos, suponiendo
operaciones o gastos o exagerando los que hubiere hecho, ocultando o reteniendo valores o empleándolos abusiva o
indebidamente” (el resaltado no pertenece al numeral citado). Es un delito especial propio porque no puede cometerlo cualquier
individuo, sino sólo aquél que maneje, administre o cuide bienes ajenos y realice alguna de las conductas tipificadas. El fundamento
de esta particular punición obedece a que el sujeto activo asume tareas o funciones sobre un patrimonio que le es parcial o
totalmente ajeno y, por tanto, pesan sobre él una serie de deberes jurídicos que infringe con su actuar. También toma en cuenta el
legislador la existencia de un vínculo que apareja la confianza depositada en el agente por el sujeto pasivo, que espera lealtad y
corrección en el manejo de sus bienes, derechos y expectativas patrimoniales. La autoría de este delito no se produce sólo por el
desempeño de funciones de mandatario, sino que contempla otras formas de conducta que no requieren ese vínculo de
representación, como podría ser el cuido y el manejo de bienes ajenos de quien tiene a su cargo la vigilancia, la conservación de
los mismos y, el agente el deber de actuar en interés del tercero (titular del patrimonio), aunque carezca de facultades para obrar a
su nombre. Debe tenerse presente también que las funciones de administrar, manejar o cuidar los bienes pueden surgir por
mandato legal, contractual o incluso de hecho. En el caso concreto tenemos que doña S. por la relación de confianza que tuvo en el
encartado, realizó con él un contrato de administración de su peculio, siendo que el acusado, sabiendo que ese dinero no le
pertenecía, realizó una serie de inversiones riesgosas, no entregó los informes de inversión a la señora S., realizó transacciones de
manera abusiva, en perjuicio del patrimonio de dicha señora. De manera que a la luz de este análisis, no hay duda que las acciones
cometidas por el imputado resultan típicas, pues están descritas en los elementos objetivos y subjetivos de la norma que las
contempla, los cuales constituyen el delito que se ha acusado por la querellante, pues con esta acción realizada, el encartado
vulneró el bien jurídico tutelado cual es la propiedad privada y la buena fe. No puede el imputado alegar que desconociera que
dichas conductas eran prohibida (sic), pues cualquier persona de mediano entendimiento sabe que si una persona queda al cuido
de bienes ajenos, mediante un contrato de administración, debe cuidar los mismos y evitar transacciones abusivas o indebidas, que
disminuyan ese patrimonio de quien ha depositado la confianza en él” (folios 922 frente a 924 frente). De lo anterior se constata
que la fundamentación que establecen los juzgadores no lleva razón, pues por un lado, sostienen que los hechos realizados por el
encartado, en un inicio, configuran el delito de estafa, al simular falsamente ante la ofendida, que era un economista, creador de la
Bolsa Nacional de Valores, con gran trayectoria en el campo de las inversiones y con grandes influencias tanto en nuestro país
como en Panamá, lo que indujo en error a la perjudicada pues le transfirió las sumas de dinero acusadas, para que fuera
administrado por él, pero acto seguido, se dice que también se incurrió en el delito de administración fraudulenta, porque no se
administró correctamente ese patrimonio, lo que resulta inadmisible y hasta contradictorio, pues no se puede sostener en este
caso, como lo pretende el A quo, la coexistencia de ambas figuras dado que, partiendo de lo que se tuvo por acreditado, se
evidencia que no es posible justificar que F. cometiera con los mismos hechos, los dos delitos, pues una cosa es que el imputado
haya simulado hechos falsos con el objetivo de lograr inducir a engaño a S. y obtener mediante el ardid establecido, la disposición
de los bienes de la ofendida, con el fin de apoderarse indebidamente de ellos, y otra cuestión sería que el dinero obtenido
mediante ese “engaño”, lo fuera con el fin de tener la administración, manejo y cuido, constatándose posteriormente que debido a
inversiones riesgosas realizadas por el imputado, se incurriera de modo abusivo e indebido, en la administración de esos bienes,
pues como bien se aprecia, se trata de dos situaciones fácticas sumamente distintas que en este caso y de acuerdo con los hechos
probados, no se permite tener por acreditada la conclusión a la que arribó el Tribunal en el fallo. El razonamiento judicial, mezcla
argumentos relacionados con la tipicidad de ambos ilícitos. Obsérvese que las conductas atribuidas al encartado, afectaron o
lesionaron patrimonialmente a la misma persona. Además, la naturaleza de los actos y los medios empleados por el justiciable son
los mismos. En criterio del Tribunal, F. simula ser un economista, fundador de la Bolsa Nacional de Valores y un gran conocedor del
manejo de las inversiones en nuestro país y en Panamá, obteniendo así de la ofendida S., el grado de confianza necesario para la
transferencia de su dinero a manos del encartado, con el fin de administrarlo, cosa que tiene por acreditado por el Tribunal, aunque
de modo abusivo e indebido. Desde esta perspectiva, se concluye en el fallo que los fondos que la agraviada depositó
confiadamente en el imputado, antes de ser administrados deslealmente, fueron adquiridos previamente como objeto de una estafa
que se consumó, según el A quo, desde la disposición patrimonial a favor del imputado, al indicarse que, “…a partir de este
momento el acusado F. realiza una administración no acorde con lo prometido, siendo que su conducta encuadra además en el
artículo 222 de nuestro Código Penal…” (cfr. folio 923 fte). Bajo estos supuestos, se evidencia una contradicción en el
razonamiento judicial, al describir la existencia de dos acciones del imputado claramente diferenciadas en relación con el objetivo de
disponer del dinero de la agraviada. No fundamenta el Tribunal de modo adecuado, la naturaleza de la captación de los recursos
de S. Larouché, pues no se aprecia si el acto dispositivo de la ofendida se obtuvo a través del error en que se le colocó o bien, si
fue de modo lícito, con base en el contrato de administración, que no fue cuestionado como espurio, pero con resultados negativos
debido a las inversiones riesgosas realizadas por el encartado, calificando el Tribunal su actuar como una acción unitaria desde la
perspectiva jurídica, pues concluyó en la existencia de un concurso ideal entre ambas figuras (estafa y administración fraudulenta).
Sobre el particular se constata que no existe tampoco la debida fundamentación del por qué estimaron que debía aplicarse esta
regla concursal. El fallo se limita a declarar al imputado, autor responsable de los delitos ya mencionados, en concurso ideal,
imponiéndosele el tanto de ocho años de prisión, “…cuatro años por cada uno de ellos…” (cfr. folio 928 fte), disponiendo la
penalidad como si se tratara más bien, de un concurso material, y sin explicar siquiera, si aplicó o no la regla que rige para la
imposición de la pena, en la hipótesis de lo indicado en el numeral 75 del Código Penal, lo que evidencia un desconocimiento por
parte del Tribunal en la aplicación de las reglas concursales. Por lo anterior se constata el error en el íter lógico que emplean los
juzgadores al pretender sostener que los hechos cometidos por F., le permitieron lograr “engañar” a la perjudicada para
apoderarse de su patrimonio permitiéndole a la vez “administrarlos” de modo abusivo e indebido según se aprecia del análisis que
se plantea respecto a la riesgosa inversión que hizo el encartado, al entrar en negociaciones con la empresa Calypso Wireless, lo
que conlleva que no se aprecien o deslinden claramente los fundamentos en cuanto a la correcta aplicación de la normativa
sustantiva. Si bien esta Sala no entra a valorar cuestiones de fondo en cuanto a si se aplicó adecuadamente la normativa legal, lo
cierto es que el análisis vertido por el A quo, no permite corroborar tampoco si se está o no en presencia de alguno o ninguno de
esos ilícitos. No puede el Tribunal pretender establecer como lo hizo en este caso, justificar que quien se apodere de un dinero
mediante engaño, pueda a la vez administrar ese dinero para la víctima, lo que evidencia que el propio Tribunal no logra plasmar
de modo acorde con la normativa sustantiva, las razones válidas para establecer si se está o no ante alguna de esas figuras
delictivas pues como ya se dijo, no podrían darse al mismo tiempo ambas según lo que se tuvo por cierto. Los yerros obligan a esta
Sala a constatar la inexistencia de la adecuada fundamentación del fallo. En consideración de lo resuelto, se acoge el segundo
motivo del recurso interpuesto por el defensor del imputado, se revoca la sentencia dictada en su contra y el debate que le dio
origen, en cuanto lo condenó por los delitos de estafa y administración fraudulenta en concurso ideal. Se ordena el reenvío para
que el Tribunal de Juicio, con nueva integración, proceda a dictar una nueva resolución conforme a derecho. En razón de lo que se
resuelve, por innecesario se omite entrar a valorar los otros motivos de este recurso al igual que el recurso de casación que
interpone el imputado F..
II.- Sobre la condena civil: Según lo que se desprende del apartado VII del fallo (cfr. folio 929 a folio 935), los jueces
acogieron la pretensión civil incoada por la ofendida en contra del imputado en relación con el daño moral y material, así como lo
referente en cuanto a las costas personales y procesales. Sobre la decisión del Tribunal, el recurrente únicamente solicita en su
escrito que sobre el particular, “ declárese la ineficacia de la sentencia con relación a la acción civil resarcitoria, por ser esta
accesoria a la acción penal” (folio 982), frase que para esta Cámara resulta ser insuficiente para que se tenga como expresamente
recurrida la condena civil. Bajo esta tesitura, se estima que al no alegarse ningún reclamo concreto sobre lo pecuniario, se entiende
que la parte perjudicada se allanó a lo resuelto y sobre esa base, se aclara que el reenvío es solamente en cuanto a los extremos
penales indicados, permaneciendo por tanto incólume lo dispuesto por el Tribunal en cuanto a lo civil.
III.- Recurso de casación de Harold Juergens Miller, apoderado de la ofendida S.(folios 1030 a 1047): Como único
motivo de forma, reclama falta de fundamentación de la sentencia, con preterición de los artículos 1, 4, 6, 142, 363 y 369 del
Código Procesal Penal, porque el Tribunal sobreseyó al coimputado G., con base en que operó el instituto de la “cosa juzgada” en
su favor, pero sin explicar por qué es que deciden acoger la solicitud de la defensa. Se limitan únicamente los juzgadores a copiar
parte de lo resuelto por el Juzgado Penal en el expediente 06-002913-647-PE y a transcribir una resolución de la Sala
Constitucional. Solicita se anule el fallo y se ordene el reenvío. El reproche resulta atendible en lo que se dirá. Con el fin de
resolver el contenido del reclamo, se aprecia que el Tribunal consigna en el fallo, en cuanto a la solicitud de sobreseimiento
definitivo por cosa juzgada, lo siguiente: “ I.- INCIDENTES Y OTROS: Durante el Debate, se difirió el dictado de una sentencia de
sobreseimiento a favor del co imputado G.. A dicho acusado se le venían atribuyendo los delitos de Estafa, Administración
Fraudulenta y Patrocinio Infiel, previstos en los artículos 216 inciso 2), 222 y 351 respectivamente del Código Penal. Al iniciar la
audiencia del Debate, el licenciado Gregory Chaves Ch. interpuso la extinción de la acción penal por el principio de cosa juzgada
material, aduciendo que estos mismos hechos fueron ya analizados y resueltos mediante una sentencia de sobreseimiento dictada
en la causa número 06-2913-647-PE, todo de conformidad con el artículo 42 de la Constitución Política, 11 y 311 del Código
Procesal Penal. Efectivamente, el Juzgado Penal del Primer Circuito Judicial de San José en resolución de las quince horas del
veinticuatro de octubre de dos mil seis, dictó sentencia de sobreseimiento definitivo a favor de G.. Los hechos querellados y por los
cuales se dictó dicho sobreseimiento, según el Resultando I de dicha sentencia son los siguientes: "HECHOS: Señor fiscal, estamos
en presencia de la tipificación del delito acusado contra el denunciado entendiendo que conforme lo establece el artículo 223 del
Código Penal, en el 2000 el señor F. recibió, por medio de un Contrato de Administración entre el Denunciante y la compañía
Milanés Espinach SA, valores en efectivo de mi representada de aproximadamente Dos Millones de Dólares moneda de los Estados
Unidos de América los cuales tuvo bajo su poder, disposición y custodia. De este monto, en el año 2000 el señor F. pagó por
instrucciones de mi representada y bajo previo acuerdo, el monto de aproximadamente cuatrocientos sesenta y nueve mil
novecientos cuarenta y nueve dólares y también pagó al señor F. un monto de trescientos veintinueve mil novecientos noventa y un
dólares por honorarios prepagados por el supuesto futuro manejo del Contrato de Administración, dejando un monto de capital
para inversiones en un millón cuatrocientos mil dólares de los Estados Unidos de América,. El monto debido por la compañía
Milanés Espinach S.A. a mi representada a la terminación del Contrato era de aproximadamente dos millones cincuenta y siete mil
cincuenta y siete mil cincuenta y nueve dólares de los Estados Unidos de América, monto calculado por el señor F. Durante el plazo
del Contrato de Administración el aquí Denunciado, Lic. G., actuó como Asesor/Representante de mi Representada S. por efectos
del Contrato de Administración. El Contrato específica, en su Cláusula CUARTA, que las inversiones deberían ser hechas con
firma mancomunada por ambos el representante de la administradora F.) y el asesor de la Contratante (Lic. G., aquí Denunciado)
lo que demuestra y prueba la condición y facultad de custodio y poder de bienes de mi representada. Por el otro lado, el Contrato
no da potestad alguna al Asesor del Contratante para aceptar, adquirir, recibir o inscribir bienes de la Contratante señora S.a su
nombre propio del Asesor, algo que el Denunciado hizo repetidamente. Cláusula OCTAVO del antes citado Contrato dice
textualmente "Cualquiera que sea la causa de terminación de este contrato de administración, será responsabilidad de la
administradora entregar a la contratante todos los bienes y recursos o fondos que existen a la fecha de acuerdo con el monto
inicial de bienes y recursos entregados y los rendimientos que estos hayan producido." Cláusula SÉTIMA del Contrato dice
textualmente "El plazo mínimo del presente contrato de administración será de cinco años contados a partir del primero de marzo
del año dos mil. Sin embargo, será objeto de prorrogas automáticas si ninguna de las partes contratante comunica a la otra su
deseo de darlo por terminado con la menos seis meses de anticipación a la de la fecha de su vencimiento." La primera
notificación por parte de mi Representada de su deseo de no prorrogar este contrato fue dado por escrito el 14 de abril del
2003 y entonces de acuerdo con la letra de esta Contrato de Administración terminó no más tarde que el 1° de marzo del 2005. Es
claro que el Denunciado, a pesar de ocupar el puesto del Asesor de mi Representada por propósitos del Contrato de
Administración, ha actuado como representante del señor F. en transacciones relacionado con este mismo contrato y también ha
actuado por su propia cuenta en transacciones relacionado con este mismo contrato. En ambos situaciones, sus actuaciones han
terminado en prejuicio a los intereses de mi Representada. Más específicamente, el Denunciado ha recibido muebles o inmuebles a
título personal, sabiendo que fueron bienes pertenecientes al Contrato de Administración, todo sin autorización de mi Representada
de recibir bienes a título personal. También el Denunciado ha tenido posesión física de bienes de mi Representada pero ha
rechazado de entregarles, fundamentando su renuencia en las ordenes que él supuestamente recibió con respecto del señor F.,
toda vez sabiendo que su obligación legal y moral fue para actuar para proteger los intereses de mi Representada / su patrona
para propósitos del Contrato de Administración) y no los del señor F. En julio del 2004 el Denunciado firmó un acuerdo de
entregar varios bienes pertenecientes a mi Representada, pero hasta la fecha no ha cumplido con la entrega de la mayoría de
estos bienes. El contrato de Administración ya esta vencido por mas de un año y de acuerdo con las antes citadas Cláusulas
SÉPTIMO y OCTAVO del contrato, ni el Denunciado ni el señor F. tienen derecho alguno de propiedad en estos bienes. Su
renuencia y rechazo por parte del Denunciante de entregar TODOS los bienes y documentos financiales pertinente a mi
Representada en forma INMEDIATA, COMPLETA y INCONDICIONALMENTE es una violación de artículo 223 del Código Penal.
Que la acción desplegada por el Denunciado se desprende clara contundentemente del documento que señala el Código Penal.
Como se puede observar y con la prueba documental y testimonial probatoria, a la fecha de hoy el Denunciado no ha devuelto la
mayoría de los valores que se le entregaron pese a todo tipo de diligencias para que cumpla con la devolución. Este señor ha
rechazado de entregar la información y documentación que nos indique, y cual es su deber como representante de la Denunciada
con firma mancomunada, así como indicar de forma legítima y fiscal o registralmente donde se encuentran varios valores, a nombre
de quien están, quien los posee o cual operación debidamente documentada, autorizada y legal ha realizado para que mi
Representada tenga acceso a ellos, todo en violación de su derecho de disposición, disfrute y goce de sus bienes conforme
nuestro Ordenamiento Jurídico a determinado en defensa del propietario poseedor legitimado para disponer de ellos. Que,
conforme al Código Penal en este Tipo de delito, solicito a su autoridad, se le prevenga al denunciado, que deberá devolver los
valores y bienes que tenga en su Poder o bajo su custodia, o invertidos que haya obtenido, o que sean parte del haber de la
Denunciada y que utilizó o que utiliza o dispuso poner a nombre de sociedades anónimas, o a nombre propio o de terceras
personas parte de, o ajenas al, convenio suscrito". Esta sentencia de sobreseimiento fue confirmada por el Tribunal de Juicio de
esta ciudad, mediante el voto número 483-06 de las ocho horas del veintiuno de diciembre del año dos mil seis (ver folios
respectivos del expediente citado). El artículo 11 del Código Procesal Penal estipula: "Nadie podrá ser juzgado penalmente más de
una vez por el mismo hecho". Este principio es conocido como "ne bis in idem" y el mismo de acuerdo a nuestra jurisprudencia
constitucional forma parte del Debido Proceso, pues se basa en razones de seguridad jurídica. Dicho principio prohíbe que una
persona pueda ser perseguida dos veces por el mismo hecho. En la resolución 1739-92 de la Sala Constitucional se dijo respecto a
este principio lo siguiente: "El principio universal de la cosa juzgada, que implica la impugnabilidad de la sentencia, adquiere en el
proceso penal una importancia total, en el doble sentido de que como lo expresa el artículo 42 párrafo segundo de la constitución,
no puede reabrirse una causa penal fenecida y de que, ni siquiera a través del recurso de revisión - que procede precisamente
contra la sentencia firme-, se puede reconsiderar la situación del imputado en su perjuicio, con lo cual la garantía del debido
proceso monta a que el recurso de revisión sólo pueda otorgarse para favorecer al reo. En general, el principio de cosa juzgada en
materia penal, se vincula al denominado non bis in idem consagrado a texto expreso en el artículo 42 de la Constitución según el
cual nadie puede ser juzgado dos veces por los mismos hechos, en lo cual debe enfatizarse, porque es violatorio del derecho al
debido proceso reabrir causa penal ya fallada por unos mismos hechos, aún cambiando su calificación penal o aún a la luz del
surgimiento de nuevas o incontestables pruebas de cargo". Se ha dicho también que para que opere la cosa juzgada material debe
haber identidad de imputado, Debe existir también identidad del hecho histórico atribuido, sea, la identidad objetiva y al respecto se
ha indicado que "El cambio de calificación jurídica o la afirmación de nuevas circunstancias no permite una nueva persecución
penal, ello si el hecho acusado es el mismo" (Julio Maier: Derecho Procesal Penal. Tomo I, páginas 606 y 607). El otro requisito es
que se esté ante persecuciones penales, siendo que el sobreseimiento definitivo cuando se encuentra firme. Ante esta situación, el
Tribunal procede a SOBRESEER a G. por los delitos de ESTAFA, ADMINISTRACION FRAUDULENTA Y PATROCINIO INFIEL que
se le venían atribuyendo. Son las costas en cuanto a este delito a cargo del Estado” (cfr. folios 835 a 838, lo subrayado y resaltado
son del original). Según lo anterior, se constata que efectivamente lleva razón el impugnante, al no establecer el A quo, las razones
de fondo por las que estimó que debía acogerse la solicitud de cosa juzgada presentada por la defensa y sobreseerse al
coencartado G., por los hechos contenidos en la Querella que se examinó en el debate. Sobre el particular, llama la atención que
los juzgadores lo que tienen por cierto, es que el Juzgado Penal del Primer Circuito Judicial de San José, dictó una sentencia de
sobreseimiento definitivo en la causa número 06-002913-647-PE, con fundamento en los hechos que se transcriben, pero sin
brindar en algún momento las explicaciones del por qué son coincidentes con los que se contienen en la querella que ahora se
ventilan. El defensor indica en su gestión, que se trata en su opinión de la misma plataforma fáctica cuyos hechos fueron
debidamente resueltos y analizados en su oportunidad, aspecto que en ningún momento fue analizado por el Tribunal para
determinar si era cierto o no, lo dicho por la defensa. No basta en estos casos, citar los anteriores hechos acusados y hacer
transcripciones de citas jurisprudenciales constitucionales o doctrinales, como sustituto de la debida fundamentación exigida por
ley. Como se evidencia del fallo, éste punto no fue debidamente ponderado, pues se desconocen las razones que estimaron los
juzgadores para concluir que efectivamente se está ante el principio de non bis in idem. Además de la falta de fundamentación
constatada, se aprecia que en los hechos por los que se dictó el sobreseimiento en la etapa intermedia, no se menciona o
consideran de modo expreso, los hechos que se le endilgan a G., constitutivos de los posibles delitos de Estafa y Administración
Fraudulenta, tal y como son expuestos en la Querella que se llevaron a juicio. Desde esta perspectiva, tampoco entró el Tribunal a
valorar si los hechos contenidos en la acusación planteada contra los dos coencartados, por ambas figuras, se contienen o no en
aquellos que fueron sobreseídos. Por lo anterior debe acogerse el reclamo que plantea el Apoderado de la ofendida, por no existir
la fundamentación debida, al acoger el principio de cosa juzgada a favor del coencartado G.. Por resultar innecesario, se omite
entrar a considerar el motivo establecido por el fondo en este recurso.
Por tanto:
Se declara con lugar, el primer motivo de forma del recurso de casación formulado por Harold Juergens Miller, apoderado
de la querellante y actora civil, en relación con el dictado de la sentencia de sobreseimiento definitivo en favor del imputado G.. Se
acoge también el segundo motivo del recurso interpuesto por el licenciado Adrián Bonilla Juncos defensor del imputado. Se revoca
la sentencia dictada así como el debate que le dio origen, en cuanto sobreseyó a G. por los delitos de Estafa, Administración
Fraudulenta y Patrocinio Infiel y condenó a F. por los delitos de Estafa y Administración Fraudulenta en concurso ideal. De
conformidad con lo establecido en el Considerando II de este fallo, se mantiene incólume lo relacionado con la condena civil, al no
haberse interpuesto expresamente ningún reclamo en este sentido. Se ordena el reenvío para que el Tribunal de Juicio, con nueva
integración, proceda a dictar una nueva resolución conforme a derecho. En razón de lo que se resuelve, por innecesario se omite
entrar a valorar los restantes motivos de los recursos interpuestos por todas las partes que intervienen en este proceso.
NOTIFÍQUESE.

José Manuel Arroyo G.

Jesús Ramírez Q. Carlos Chinchilla S.

Jeannette Castillo M. Rafael Angel Sanabria R.


Magistrada Suplente Magistrado Suplente

ATOSSO
*040060420647PE*
EXPEDIENTE N° 04-006042-0647-PE

Teléfonos: 2295-3683 al 2295-3690. Fax: 2295-3647. Email: mzuniga@poder-judicial.go.cr. Apartado Postal 04-1003 San José

Es copia fiel del original - Tomado del Nexus PJ el: 26-04-2022 18:09:15.

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