Resumen Evolutiva 1
Resumen Evolutiva 1
Resumen Evolutiva 1
El infante clínico: las teorías psicoanalíticas han reconstruido un "infante" diferente. Este
infante es la creación conjunta de dos personas: el adulto que creció hasta convertirse en
paciente psiquiátrico, y el terapeuta, que tiene una teoría sobre la experiencia del infante.
Está constituido por recuerdos, reactualizaciones presentes en la transferencia, e
interpretaciones teóricamente guiadas.
Una infancia clínica se crea para dar sentido a la totalidad del primer período de vida del
paciente, una historia que emerge en el curso de su narración a algún otro.
-> ¿Puede cualquier relato ser validado por lo que se piensa que sucedió en la infancia?
Schafer sostiene que no. "Los relatos terapéuticos no explican lo que realmente pasó" El
pasado es una ficción.
Ricoeur, en cambio, dice que hay algunas hipótesis generales sobre cómo funciona la mente,
y sobre cómo se desarrolla, que existen con independencia de los muchos relatos que podrían
construirse. (Ej: secuencia evolutiva de las etapas psicosexuales, o la naturaleza evolutiva
del relacionamiento objetal o personal).
● Es un proceso intrapsíquico de lento desarrollo que se manifiesta durante toda la vida pero
cuyos principales logros psicológicos ocurren durante la separación-individuación (desde el
mes 4 o 5 hasta el 30 o 36).
● Separación: consiste en la emergencia del niño de una fusión simbiótica con la madre
● Individuación: consiste en la asunción por parte del niño de sus propias características
individuales.
● Estos desarrollos van de la mano con procesos evolutivos, pero NO son idénticos a ellos.
● IDENTIDAD: conciencia más temprana de un sentimiento de ser, de entidad, que incluye una
catexia del cuerpo con energía libidinal.
● A la edad de 2 o 3 años puede observarse una fase negativista casi normal del deambulador.
Se trata de la reacción conductual concomitante que señala el proceso de desligamiento de
la simbiosis madre-hijo.
● En las semanas que preceden a la evolución hacia la simbiosis, los estados somniformes del
neonato y del infante muy pequeño superan de lejos a los períodos de vigilia, y recuerdan ese
estado primigenio de distribución de la libido que prevalecía en la vida intrauterina. En la fase
autística normal hay una relativa ausencia de catexia de los estímulos externos. Este es
el período en que se observa más claramente la barrera que se opone a los estímulos, la falta
innata de respuesta a los estímulos externos. El infante pasa la mayor parte del día en un
estado de semisueño y semivigilia.
● Predominan procesos fisiológicos más bien que psicológicos. El infante está protegido
contra los estímulos extremos, en una situación semejante al estado prenatal, para facilitar el
crecimiento fisiológico.
● Tiene que ocurrir un desplazamiento progresivo de la libido desde dentro del cuerpo hacia su
periferia. Durante las primeras semanas de vida extrauterina prevalece un estadio de
narcisismo primario absoluto, marcado por la falta de consciencia del infante respecto de
la existencia de un agente maternante.
● Va seguido por un estadio de oscura consciencia de que uno mismo no puede proveer la
satisfacción necesaria, sino que ésta proviene de algún lugar de fuera del sí-mismo.
● La tarea de la fase autística es el logro del equilibrio homeostático del organismo dentro
del nuevo ambiente extrauterino, por mecanismos predominantemente somato psíquicos
fisiológicos.
● En este período, la barrera casi sólida contra los estímulos (ese caparazón autístico que
excluye los estímulos externos) comienza a resquebrajarse. La simbiosis tiene un significado
muy diferente para el copartícipe adulto de la unidad dual. La necesidad que el infante tiene
de su madre es absoluta, la necesidad que la madre tiene del infante es relativa.
● El término simbiosis, ese estado de indiferenciación de fusión con la madre, en que el “yo” no
está aún diferenciado del “no-yo”, y en que lo interno y lo externo sólo están llegando en forma
gradual a ser sentidos como diferentes. El rasgo esencial de la simbiosis es la fusión
somatopsíquica omnipotente, alucinatoria, con la representación de la madre y, en particular,
de la ilusión de que existe un límite común entre dos individuos físicamente separados. Este
es el mecanismo al que regresa el yo en casos de perturbación muy grave de la individuación
y de desorganización psicótica, descrito como psicosis simbiótica infantil.
● El autismo normal y la simbiosis normal son prerrequisitos del comienzo del proceso
normal de separación-individuación. Ni la fase autística normal ni la simbiótica normal, ni
cualquier de las subfases de la separación-individuación, es totalmente reemplazada por la
fase siguiente.
WINNICOTT. (1963).
ZONA INTERMEDIA
● La aceptación de la realidad nunca queda terminada, ningún humano está libre de la
tensión de vincular la realidad interna con la exterior, y el alivio de esta tensión lo proporciona
una ZONA INTERMEDIA de experiencia, que no es objeto de ataques (las artes, la religión,
etc). Dicha zona es una continuación directa de la zona de juego del niño pequeño que "se
pierde" en sus juegos.
● La zona intermedia es importante para la iniciación de una relación entre el niño y el mundo.
Es posibilitada por una crianza lo bastante buena en la primera fase crítica.
● Los objetos y fenómenos transicionales pertenecen al reino de la ilusión que constituye la
base de iniciación de la experiencia.
● Lo TRANSICIONAL no es el objeto. Este representa la transición del bebé, de un estado en
que se encuentra fusionado a la madre a uno de relación con ella como algo exterior y
separado.
● El infante empieza a ejercitar sus capacidades motrices antes del nacimiento y los niveles de
actividad fetal permiten predecir aproximadamente la competencia motriz posterior. La
capacidad para la discriminación perceptual aparece poco después del nacimiento. El bebé
presenta un conjunto de características oculares notablemente maduras durante los primeros
días de vida.
● Reflejos del infante. Los primeros movimientos que se pueden provocar en el recién nacido
consisten en reflejos, es decir, en acciones involuntarias desencadenadas por estímulos
externos de distintos tipos. Nacido el infante, tiene importancia determinar si su sistema
nervioso es sano, lo cual se hace tratando de provocar en él los reflejos que cabe esperar.
● Muchos de los reflejos iniciales que se observan en los infantes son necesarios para mantener
los procesos vitales durante el tiempo que transcurre desde que el niño deja de nutrirse dentro
del líquido amniótico hasta que adquiere las acciones voluntarias útiles para ello. Por lo
general, estos reflejos desaparecen antes de que se advierta su equivalente voluntario.
● EL REFLEJO DE MORO: se advierte en el feto ya a la novena semana de concepción y
existe durante los tres primeros meses de vida. Si persiste más allá del noveno mes de vida,
puede sugerir la existencia de un retardo
● REFLEJO TÓNICO CERVICAL DE LAS EXTREMIDADES: si se hace girar el cuello del
infante, el estiramiento de los músculos cervicales provoca un aumento de tono de las
extremidades correspondientes al lado que la cabeza enfrenta. Las extremidades del lado
opuesto se flexionan. Se observa durante la primera semana de vida. Si persiste se considera
que los centros cerebrales superiores no suprimen correctamente los movimientos mediados
por la parte inferior del tallo cerebral.
● REFLEJOS DE PRENSIÓN PALMAR Y PLANTAR: tocar la palma de las manos, así como
la planta del pie, tiende a causar flexión, respectivamente, de las manos y de los pies.
● MOVIMIENTOS DE OJO Y DE MUÑECA: cuando se inclina hacia adelante la cabeza del
bebé, los ojos tienden a mirar hacia arriba; similarmente, si la cabeza es mantenida hacia
atrás, los ojos miran hacia el mentón. Este reflejo es normal durante el primer día de vida. En
los bebés normales, poco después del nacimiento es reemplazado por movimientos
voluntarios de los ojos.
● REFLEJOS DE ENDEREZAMIENTO DE LA CABEZA Y EL CUERPO: estos reflejos están
relacionados entre sí. Contribuyen en tiempo posterior a la ejecución de darse vuelta
voluntariamente en la cuna. Uno es el reflejo de enderezamiento del cuerpo cuando se rota
la cabeza; y, la acción opuesta, es decir, el reflejo de enderezamiento de la cabeza por
rotación del cuerpo.
● REFLEJO LABERÍNTICO DE ENDEREZAMIENTO: contribuye a la adopción de una
posición vertical de la cabeza y el cuerpo y al movimiento de avance del niño. El infante
manifiesta ese reflejo en su tendencia a mantener la posición vertical alzando la cabeza
cuando se inclina su cuerpo hacia adelante. La cabeza tiende a conservar su posición inicial
vertical en relación con la gravedad.
● REACCIONES DE SOSTÉN DE LOS BRAZOS Y LAS PIERNAS: alrededor de los cuatro
meses, el infante, cuando se acerca a una superficie, extiende los brazos, indicando su
disposición a sostenerse a sí mismo. Alrededor del noveno mes, se advierte el mismo reflejo
en las extremidades inferiores.
● REFLEJO DE TRACCIÓN HACIA ARRIBA CON LOS BRAZOS: varios meses después de
nacer, el infante, si se lo sostiene de ambas manos en posición vertical y se lo inclina hacia
un lado u otro, tenderá a flexionar el brazo apropiado y tratará de recuperar la posición vertical
inicial.
● REFLEJO DE MARCHA: hacia el fin de la segunda semana de vida, muchos infantes
“caminan” si se los sostiene en posición vertical de manera tal que sus pies puedan tocar una
superficie horizontal plana.
● REFLEJO DE GATEO: si se pone al infante boca abajo sobre una superficie y se aplica
prensión en la planta de uno y otro pie alternativamente, el bebé responde con una pauta de
gateo ejecutada con sus extremidades superiores e inferiores. Este reflejo se advierte en el
nacimiento. Por lo común, desaparece entre el tercer y el cuarto mes.
● MOVIMIENTOS DE NATACIÓN: consiste en los movimientos natatorios que ejecuta si se lo
mantiene en agua o por encima de esta
● MOVIMIENTOS DE TREPA: los recién nacidos presentan un reflejo similar a la ascensión
vertical. La mayoría de los observadores sitúan habitualmente este reflejo hacia fines del
primer año de vida y comienzos del segundo. Está asociado con la adopción de la marcha
erecta y las primeras tentativas por caminar voluntariamente.
● Tres tendencias en el desarrollo motor de infantes y niños:
1. El desarrollo del control voluntario avanza desde la cabeza hacia los pies
2. El control de los grandes músculos se adquiere antes que el de los pequeños
músculos
3. Los niños presentan una tendencia general a madurar en forma próximo distal,
lo cual significa que las funciones motrices tienden a madurar antes en las zonas
más cercanas a la línea media del cuerpo que en las zonas más alejadas de esa línea
● Al madurar el niño, alcanzándose ya los tres o cuatro meses de edad, empieza a tocar cada
vez menos los objetos, pues parece haber incorporado en su cc las formas y superficies.
● La aparición de conductas manipulativas por parte del infante está asociada con el acto de
llevarse a la boca los objetos para inspeccionarlos con la lengua, los labios, y las zonas
interiores de la boca.
● Con el transcurso de las semanas los infantes comienzan a prestar más atención visual a los
objetos y tambien a ciertas partes de su propio cuerpo. Al combinarse, estas conductas
provocan una cantidad de conductas manipulativas cada vez más complejas.
● Las conductas manipulativas evolucionan en el infante humano de acuerdo con las
siguientes etapas:
1. Descubrimiento inicial de la mano
2. Segunda inspección visual de esa mano
3. Inspección de objetos en el campo espacial
4. Golpes a objetos en el campo espacial
5. Contacto con objetos en el campo espacial
6. Inspección táctil
7. El infante anticipa la manipulación de objetos abriendo y cerrando la mano
mientras el brazo se extiende y se acerca a los objetos.
● Desde el segundo hasta el sexto mes, la conducta manipulativa denota dos tendencias. Los
infantes empiezan a observar con mayor detalle cada objeto con el que toman contacto. La
simple prensión palmar evoluciona hasta convertirse en manipulación táctil definida,
en que se emplean las puntas de los dedos y el índice en oposición al pulgar y al resto de los
dedos.
● Los niños empiezan además a utilizar los objetos en distintas formas. Comienzan a apilar
bloques, a arrojar objetos contra superficies para hacer ruido, a sacudir objetos con el mismo
fin y a ejecutar innumerables actividades con las cosas que tocan. Desde el quinto mes y
hasta fines del octavo, por lo general los infantes se limitan a una actividad de prensión en
que ponen la palma de la mano y los dedos, pulgar inclusive, sobre el mismo lado del objeto,
y un mes después empiezan a utilizar los objetos valiéndose de los dedos. Estos son los
meses durante los cuales los infantes pueden efectuar “copias motrices” de los objetos.
Cratty, Brian. Cap. IX “Desarrollo motor del Niño de los seis a los doce meses”
● Capacidad de los niños para moverse y manejarse con eficacia en su ambiente mejora.
● Lo que más influye no son el crecimiento físico sino experiencias que exigen destreza motriz.
● Estudios factoriales de atributos motores NO son concluyentes.
● Mediciones de carácter predictivo: se comparan puntajes mentales y motores registrados en
distintos momentos de la vida de niño.
Juego y curación
● El acting out a través del juego es la medida autocurativa más natural que ofrece la infancia.
● El fenómeno de la transferencia en el niño que juega, así como en el adulto que verbaliza,
señala el punto en que las medidas simples fracasan, a saber, cuando una emoción se
vuelve tan intensa que derrota la actitud de juego, obligando a una descarga inmediata en
el juego y en la relación con el observador. El fracaso está caracterizado por una
DESORGANIZACIÓN DEL JUEGO: la incapacidad repentina y completa, o difusa y de lenta
expansión, para jugar.
● La antítesis de la desorganización del juego es la SACIEDAD EN EL JUEGO, del que un
niño emerge refrescado como alguien que se despierta después de haber tenido sueños
que "terminan bien".
→ Una niña que juega con su padre seguidamente, un día recibe un castigo por parte de él
porque entra al baño mientras él se afeita. El padre le grita "Quédate afuera!". Ahora se produce
una "transferencia paterna" con su psicólogo, al que transfiere su conflicto con su padre. Este
tipo de razonamientos tiene lugar inconsciente y automático: nunca se debe subestimar el
poder del yo.
● Este ejemplo ilustra la tendencia autocurativa en el juego espontáneo; ya que la terapia y
el diagnóstico a través del juego deben hacer un uso sistemático de tales procesos
autocurativos. Pueden ayudar al niño a ayudarse a sí mismo, y pueden ayudarnos para
aconsejar a los padres.
● Cuando los niños son más grandes, la conversación prolongada reemplaza al juego.
● Unas pocas horas de juego pueden servir para informarnos sobre cuestiones que el
niño nunca podría verbalizar.
Los comienzos de la identidad
● La IDENTIDAD NACIENTE establece un puente entre las etapas de la infancia en que el sí
mismo corporal y las imágenes de los padres adquieren sus connotaciones culturales, y hace
lo mismo con la etapa de la temprana juventud en que una variedad de roles sociales se
vuelve accesible y, de hecho, cada vez más imperativa.
● La internalización de una versión particular de "alguien que puede caminar" constituye
uno de los múltiples casos en el desarrollo del niño que contribuyen a una
AUTOESTIMACIÓN más realista. Dicha autoestimación llega a convertirse en la convicción
de que uno se va transformando en un individuo definido dentro de una realidad social.
● La identidad del yo del niño adquiere verdadera fortaleza sólo a partir del reconocimiento
sincero y permanente de los logros reales. NO SIRVEN las alabanzas vacías y
condescendientes.
● Un niño tiene muchas oportunidades para identificarse, en forma más o menos experimental,
con hábitos, rasgos, ocupaciones e ideas de personas reales o ficticias de ambos sexos.
Ciertas crisis lo obligan a hacer selecciones radicales. No obstante, la era histórica en la que
vive le ofrece un número limitado de modelos socialmente significativos para combinaciones
posibles de identificaciones fragmentarias.
● La identidad psicosocial se desarrolla a partir de una integración gradual de todas las
identificaciones, pero el todo tiene una cualidad diferente de la suma de sus partes.
2. GARABATOS CONTROLADOS
El niño descubre que hay un vínculo entre sus movimientos y los trazos que ejecuta
en el papel. Esto puede suceder unos 6 meses aproximadamente después que ha
empezado a garabatear (a los 2 años y medio aprox). El niño ha descubierto el
control visual sobre los trazos que ejecuta.
La coordinación entre su desarrollo visual y motor es una conquista muy importante.
En esta etapa le gusta llenar toda la página.
El niño comprende mejor lo que es tratar de copiar una raya o una cruz, pero no se
va a someter al modelo que se le ha dado y sus trazos tienen una dirección
impredecible.
A los 3 años puede dibujar un círculo pero no un cuadrado.
Los garabatos son mucho más elaborados y el niño descubre a veces cierta relación
entre lo que dibuja y el medio que lo rodea.
Este control sobre el garabato también se refleja en el dominio que el niño adquiere
sobre otras partes del ambiente.
Las intenciones del niño no son otras que mover el lápiz, y su goce proviene
esencialmente de la sensación kinestésica y de su dominio.