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Hacia La Modernidad

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Hacia la Modernidad: Europa y la conquista de

América
La sociedad feudal se caracterizó por el poder de la nobleza, por la debilidad
de las monarquías, la poca importancia de las ciudades y del comercio, la
organización de la sociedad en feudos o señoríos, la producción para el
autoabastecimiento y la subordinación de los campesinos (quienes constituían
la mayoría de la población) a los señores feudales. Con la crisis del siglo XIV,
esas características comenzaron a transformarse: el feudalismo comenzó a
desintegrarse.
A partir de entonces, se inició un largo período de transición. Aquello que se
estaba gestando en las ciudades –el comercio, el uso del dinero, la importancia
del mercado y el poder de la burguesía–, terminaría desintegrando el orden
feudal en el largo plazo.
Entre los siglos XV y XVIII se produjeron cambios económicos, políticos,
sociales e ideológicos muy importantes. Dichos cambios formaron parte de
un proceso en el que las características que eran propias de la sociedad feudal
(lo viejo), convivieron con otras que derivaron en la consolidación de una
sociedad capitalista (lo nuevo). Todas esas transformaciones contribuyeron a la
formación del mundo moderno..

La crisis de la sociedad feudal y el afinzamiento de la


burguesía

A partir del siglo XV se incrementó la producción y se desarrolló el comercio y


la circulación monetaria. El crecimiento demográfio (aumento de la población)
motivó la búsqueda de nuevos mercados y la exploración de nuevas rutas. Por
primera vez se empezó a dar la vinculación entre diversas zonas del mundo y
con ello la creación del mercado mundial. En ese contexto se fortaleció la
autoridad monárquica, debido a la centralización del poder político en manos
del rey, mientras se debilitaba el poder de los señores feudales.
Este proceso contó con el rol fundamental de la burguesía comercial europea.
El afinzamiento de la burguesía como grupo social también explica el
surgimiento de las ideas que cuestionaban al poder feudal y eclesiástico.
Los cambios económicos en el espacio rural
Durante el siglo XV la actividad rural comenzó a recuperarse luego de la gran
crisis que había atravesado en el siglo XIV. La caída de la población rural,
producto de las hambrunas y las pestes, permitió que existieran amplias
regiones dedicadas a la cría de ganado y que se desarrollaran cultivos
destinados a su alimentación. Se implementaron adelantos tecnológicos en la
actividad agrícola con la utilización de instrumentos de labranza, que permitían
realizar surcos más profundos, lo que contribuía a aumentar y mejorar la
producción.

El comercio
Desde el siglo XIII, los mercaderes europeos realizaban viajes hacia Oriente en
búsqueda de especias –fundamentales para la conservación de alimentos–,
sedas y piedras preciosas. Asimismo, el intercambio comercial se había
extendido a través del Mediterráneo uniendo las ciudades europeas, sobre todo
las de Italia y las del Mar del Norte, que vinculaban a Inglaterra con Europa
Continental. Las principales mercancías que se comerciaban eran las
telas, pero también vinos, sal, aceites y metalurgia.
En 1453, la ciudad de Constantinopla (capital del viejo Imperio bizantino) cayó
en poder de los turcos. Era un punto central de comunicación y de rutas
comerciales entre Oriente y Occidente. Por ese motivo, los europeos
profundizaron la exploración de nuevas rutas. Los reinos de Portugal y España
por su ubicación geográfia, su tradición de navegantes y por la necesidad de
tierras y mercados, lideraron el proceso de expansión ultramarina.
A lo largo de este proceso los comerciantes expandían sus actividades y
asentaron su representación en distintos puntos de Europa, asociando a otros
comerciantes o agentes que actuaban en su nombre. De allí la formación de
compañías o sociedades comerciales, que extendieron la utilización de dinero
para la realización de las diversas transacciones. Surgieron instituciones y se
expandieron prácticas que están vigentes en la actualidad,
como los bancos –que otorgaban préstamos– y las formas de pago a plazos de
tiempo y a distancia –a través de las letras de cambio–, la contabilidad, que
permitía reflejar la actividad económica de esas empresas, y los seguros
marítimos, para proteger las mercaderías durante sus traslados de un punto a
otro.

La formación de la economía-mundo

El proceso de expansión europea que se desarrolló a partir del siglo XV dio


lugar a la formación de una economía-mundo: por primera vez en la historia,
todos los continentes se ponían en contacto, con vínculos cada vez más
profundos y permanentes. Todo ello en el marco de la búsqueda de nuevas
rutas comerciales realizada por los comerciantes y las monarquías europeas.
Esta forma de vinculación no implicaba una integración igualitaria, por el
contrario, los estados europeos manejaban con exclusividad las rutas
comerciales, impidiendo la participación de otros estados. Por ello, eran
espacios económicos cerrados. Así, cada potencia europea se convertía en el
centro organizador de los espacios económicos de su influencia.

África, Asia y América formaron parte del sistema de la economía-mundo como


periferias de los centros, que estaban conformados por los estados europeos.

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