Buenos Días Espíritu Santo. Revisado - Benny Hinn
Buenos Días Espíritu Santo. Revisado - Benny Hinn
Buenos Días Espíritu Santo. Revisado - Benny Hinn
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"Buenos días, Espíritu Santo"
BENNY HINN
Contenido
1 "¿Puedo conocerte realmente?
2 Desde Jaffa hasta lo último de la tierra
3 "Tradición, tradición"
4 De persona a persona
5 "¿Qué,voz escuchas tú?
6 Espíritu, alma y cuerpo
7 Viento para tu barco
8 Una entrada poderosa
9 Lugar para el Espíritu
10 "Tan cerca como tu aliento"
11 ¿Por qué estás llorando?
12 El cielo en la tierra
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Capítulo 1
"¿Puedo conocerte realmente?
Tres días antes de la Navidad de 1973. El sol todavía
estaba saliendo en aquella mañana fría y nebulosa de Toronto.
De repente El estaba allí. El Espíritu Santo entró en mi
cuarto. El era tan real para mí aquella mañana como lo es para
usted el libro que tiene en sus manos.
En las ocho horas siguientes, tuve una experiencia
increíble con el Espíritu Santo. Cambió el curso de mi vida.
Lágrimas de asombro y gozo rodaron por mis mejillas al abrir
las Escrituras, y El me dio las respuestas a mis preguntas.
Parecía que mi cuarto se había elevado al hemisferio del
cielo. Y yo quería quedarme allí para siempre. Había acabado
de cumplir veintiún años, y esta visitación fue el mejor regalo
de cumpleaños o Navidad que jamás yo haya recibido.
Al final del pasillo estaban mi mamá y mi papá. Ellos
posiblemente nunca entenderían lo que le estaba pasando a su
Benny. En realidad, si ellos hubieran sabido lo que yo estaba
experimentando, podría haber sido el punto de rompimiento
de una familia que ya estaba al borde de desmoronarse. Por
casi dos años --desde el día que yo le di mi vida a Jesús- no
había comunicación entre mis padres y yo. Era horrible. Como
el hijo de una familia inmigrante de Israel, yo había humillado
la familia rompiendo la tradición. Ninguna otra cosa en mi vida
había sido tan devastadora.
En mi cuarto, sin embargo, había puro gozo. Sí, era
inefable. Sí, ¡estaba lleno de gloria! Si se me hubiera dicho sólo
cuarenta y ocho horas antes lo que estaba a punto de pasarme,
yo habría dicho: "De ninguna manera". Pero desde ese mismo
momento, el Espíritu Santo se hizo vida en mí. Ya El no era la
lejana "tercera persona" de la Trinidad. El era real. Tenía
personalidad.
Y ahora yo lo quiero compartir contigo.
Mi amigo, si estás listo para comenzar una relación
personal con el Espíritu Santo que sobrepasa todo lo que has
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soñado posible, continúa leyendo. Si no, déjame sugerirte que
cierres la cubierta de este libro para siempre. Así es. ¡Cierra el
libro! Porque lo que estoy a punto de compartir transformará
tu vida espiritual.
De repente te sucederá a ti. Puede que sea cuando estés
leyendo. Quizás cuando estés orando. 0 cuando vayas de
camino a tu trabajo. El Espíritu Santo va a responder a tu
invitación. El va a llegar a ser tu amigo más íntimo, tu guía, tu
consolador, el compañero de toda tu vida. Y cuando tú y El se
encuentren, dirás: "¡Benny! ¡Déjame decirte lo que el Espíritu
ha estado haciendo en mi vida! "
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El me dijo que si no estábamos a las puertas del edificio
para la seis, no conseguiríamos asiento.
Bueno, yo no lo podía creer. ¿Quién ha oído jamás de
estar parado en el frío helado antes de salir el sol para ir a la
iglesia? Pero él dijo que eso era lo que teníamos que hacer.
El frío era glacial. A las cinco me levanté y me puse toda
la ropa que pude encontrar: botas, guantes. Parecía un
esquimal.
Llegamos a la Primera Iglesia Presbiteriana, en el centro
de Pittsburgh, mientras todavía estaba oscuro. Pero lo que me
asombró fue que cientos de personas ya estaban allí. Y las
puertas no se abrirían hasta dos horas más tarde.
Ser pequeño tiene algunas ventajas. Yo comencé a
abrirme paso más y más hacia las puertas -y halando a Jim
detrás de mí. Aun había gente durmiendo en los escalones del
frente. Una mujer me dijo, "Ellos han estado aquí toda la
noche. Es así cada semana".
Cuando estaba parado allí, de repente comencé a vibrar
-como si alguien hubiera agarrado mi cuerpo y comenzado a
sacudirlo.
Por un momento pensé que el frío glacial me había
invadido. Pero yo estaba vestido con ropas dobles, y cier-
tamente no sentía frío. Un sacudimiento incontrolable vino
sobre mí.
Nunca antes nada como eso me había pasado. Y yo no
paraba. Estaba demasiado avergonzado para decírselo a Jim,
pero yo podía sentir mis huesos crujiendo. Lo sentía en mis
rodillas. En mi boca. "¿Qué me estaba pasando? -me
preguntaba-. ¿Es éste el poder de Dios? Yo no entendía.
Corriendo a través de la iglesia
Para entonces las puertas estaban a punto de abrirse, y
la multitud presionaba hacia adelante hasta que apenas yo
podía moverme. Aún la vibración no paraba.
Jim me dijo: "Benny, cuando esas puertas se abran,
corre tan rápido como puedas".
¿Por qué? pregunté.
"Si no corres, ellos correrán sobre ti". El había estado
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allí antes y sabía qué esperar.
Bueno, nunca pensé que estaría en una carrera yendo a
la iglesia, pero allí estaba yo. Y cuando aquellas puertas se
abrieron, salí como un corredor olímpico. Pasé a todo el
mundo: mujeres ancianas, hombres jóvenes, a todos ellos. De
hecho, llegué a la fila del frente y traté de sentarme. Un ujier
me dijo que la primera fila estaba reservada. Más tarde supe
que el personal de la señorita Kuhlman escogía las personas
que se sentaban al frente. Ella era tan sensible al Espíritu que
quería sólo los que la apoyaban con oración positiva al frente
de ella.
Con mi problema de tartamudo severo, sabía que sería
en vano discutir con el ujier. La segunda fila ya estaba llena,
pero Jim y yo encontramos lugar en la tercera fila.
Pasaría otra hora en lo que comenzaba el servicio, así
que me quité mi abrigo, mis guantes, y mis botas. Mientras
descansaba, me di cuenta de que estaba temblando más que al
principio. No paraba. Las vibraciones iban a través de mis
brazos y piernas como si yo estuviera conectado a alguna clase
de máquina. La experiencia era extraña para mí. Para ser
sincero, yo estaba asustado.
Mientras tocaban el órgano, todo lo que yo podía pensar
era en el temblor de mi cuerpo. No era una sensación de
"enfermedad". No era como si yo estuviera contrayendo un
catarro o virus. De hecho, mientras seguía, más hermoso era.
Era una sensación rara que no parecía física del todo.
En ese momento, casi de ninguna parte, apareció
Kathryn Kuhlman. En un instante, la atmósfera de ese edificio
se cargó. Yo no sabía qué esperar. Yo no sentía nada alrededor
de mí. Ni voces. Ni ángeles celestiales cantando. Nada. Todo lo
que sabía era que había estado temblando por tres horas.
Luego, al comenzar los cantos, me hallé a mí mismo
haciendo algo que nunca lo esperé. Yo estaba en pie. Mis
manos estaban levantadas, y lágrimas corrían por mis mejillas
mientras cantábamos "Cuán grande es El".
Era como si yo hubiera explotado. Nunca antes habían
salido lágrimas de mis ojos tan rápido. ¡Hablar de éxtasis! Fue
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un sentimiento de gloria intensa.
Yo no estaba cantando en la forma que normalmente
canto en la iglesia. Cantaba con todo mi ser. Y cuando llegamos
a las palabras, "Mi corazón entona la canción", literalmente las
canté con el alma.,
Yo estaba tan absorto en el Espíritu de ese himno, que
tomó unos minutos para que me diera cuenta de que mi
temblor había parado completamente.
Pero la atmósfera de aquel servicio continuaba. Pensé
que yo había sido totalmente arrebatado en un éxtasis. Estaba
adorando más allá de todo lo que jamás había experimentado.
Era como estar cara a cara con la verdad espiritual pura. No sé
si alguien más lo sintió o no, pero yo lo sentí.
En mi joven experiencia cristiana, Dios había tocado mi
vida, pero nunca como El me estaba tocando ese día.
Como una ola
Mientras estaba parado allí, adorando al Señor, abrí mis
ojos para mirar alrededor, porque súbitamente sentí una
corriente. Y yo no sabía de donde venía. Era suave, lenta, como
una brisa.
Miré los vitrales en las ventanas. Pero todas estaban
cerradas. Y eran demasiado altas para permitir tal corriente.
La brisa rara que sentí, sin embargo, era más como una
ola. La sentí bajar en un brazo y subir en el otro. De hecho, la
sentía moverse.
¿Qué estaba pasando? ¿Tendría yo alguna vez el valor
para decirle a alguien lo que sentía? Pensarían que perdí la
razón.
Por lo que pareció diez minutos, las olas de aquel viento
continuaron lavándome. Y luego sentí como si alguien hubiera
cubierto mi cuerpo con una cubierta pura -una frazada de
afecto.
Kathryn comenzó a ministrar a la gente, pero yo estaba
tan absorto en el Espíritu que realmente no me importaba. El
Señor estaba más cerca de mí de lo que jamás había estado.
Sentí que necesitaba hablar con el Señor, pero todo lo
que podía decir era: "Querido Jesús, por favor, ten
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misericordia de mí". Lo dije otra vez: "Jesús, por favor, ten
misericordia de mí”.
Me sentí tan indigno.
Me sentí como Isaías cuando entró en la presencia del
Señor.
¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre
inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene
labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los
ejércitos (Isaías 6:5).
La misma cosa pasó cuando la gente vio a Cristo.
inmediatamente vieron su propia suciedad, su necesidad de
limpieza.
Eso fue lo que me pasó a mí. Fue como si una luz.
gigantesca estuviera alumbrando sobre mí. Todo lo que yo
podía ver eran mis debilidades, mis faltas y mis pecados.
Una y otra vez decía: "Querido- Jesús, por favor, ten
misericordia de mí".
Entonces oí una voz que yo sabía tenía que ser el Señor.
Era tan gentil, pero era inconfundible. Me dijo: "MÍ
misericordia es abundante en ti".
Mi vida de oración hasta ese momento era la de un
cristiano promedio. Pero ahora no sólo yo estaba hablando con
el Señor. El estaba hablando conmigo. Y ¡oh, qué comunión fue
esa!
Poco me daba cuenta de que lo que me estaba pasando
en la tercera fila en la Primera Iglesia Presbiteriana de
Pittsburgh era sólo la prueba de lo que Dios había planeado
para el futuro.
Aquellas palabras sonaron en mis oídos. "Mi
misericordia es abundante en ti".
Me senté llorando y gimiendo. No había nada en mi
vida que se comparara a lo que yo sentía. Yo estaba tan lleno y
transformado por el Espíritu que no me importaba nada más.
No me importaba si una bomba nuclear cayera en Pittsburgh y
todo el mundo volara. En ese momento sentí lo que la Palabra
describe, como "paz... que sobrepasa todo entendimiento"
(Filipenses 4:7).
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Jim me había hablado de los milagros en las reuniones
de la señorita Kuhlman. Pero yo no tenía idea de lo que estaba
a punto de ver en las próximas tres horas. Gente sorda, de
repente oía. Una mujer se levantó de su silla de ruedas. Había
testimonios de sanidad de tumores, artritis, dolores de cabeza,
y más. Aun sus críticos más severos han reconocido las
sanidades genuinas que ocurrieron en sus reuniones.
El servicio fue largo, pero parecía un momento fugaz.
Nunca en mi vida había sido yo tan movido y tocado por el
poder de Dios.
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Ella estaba implorando. Si puedes imaginarte a una
madre implorando a un asesino que no le dispare a su bebé, así
era. Ella imploró y pidió.
"Por favor", sollozó, "no contristen al Espíritu Santo .
Aun ahora puedo ver sus ojos. Era como si estuvieran
mirando directamente hacía mí.
Y cuando lo dijo, uno podía dejar caer un alfiler y oírlo.
Yo tenía miedo de respirar. No movía un músculo. Estaba
agarrado del banco frente a mí, preguntándome qué pasaría
después.
Luego ella dijo: "¿No entienden? ¡El es todo lo que yo
tengo!"
Yo pensé, ¿"De qué está hablando ella?
Luego continuó su ruego apasionado, diciendo: "¡Por
favor! No lo hieran. El es todo lo que tengo. ¡No hieran a Aquel
a quien amo!"
Nunca olvidaré esas palabras. Todavía puedo recordar
la intensidad de su respiración cuando ella las dijo.
En mi iglesia, el pastor hablaba del Espíritu Santo. Pero
no así. Sus referencias tenían que ver con los dones o lenguas o
profecía -no de "El es mi amigo más personal, más íntimo, más
amado". Kathryn Kuhlman me estaba hablando acerca de una
persona que era más real que tú o yo.
Luego ella señaló con su dedo directamente hacía mí, y
dijo con gran claridad: "¡El es más real que ninguna otra cosa
en este mundo!"
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pasando en aquel servicio. Pero no podía negar la realidad y el
poder que sentí.
Y al concluir el servicio, miré a la mujer evangelista y vi
lo que parecía ser una nube alrededor y sobre ella. Al principio
pensé que mis ojos me estaban engañando. Pero allí estaba. Y
su rostro brillaba como una luz a través de aquella nube.
Yo no creo ni por un momento que Dios estaba tratando
de glorificar a la señorita Kuhlman. Pero sí creo que El usó
aquel servicio para revelarme Su poder.
Cuando se terminó el servicio, la multitud salió, pero yo
no quería moverme. Había llegado corriendo, pero ahora sólo
quería sentarme y reflexionar en lo que acababa de pasar.
Lo que yo había sentido en aquel edificio era algo que
mi vida personal no me ofrecía. Yo sabía que cuando regresara
a mi hogar, la persecución continuaría.
Mi autoestima estaba prácticamente destruida por el
impedimento de mi habla. Aun cuando era un niño en los
colegios católicos, mi impedimento me dejaba con casi nadie
con quien hablar.
Aun cuando llegué a ser cristiano, tuve muy pocos
amigos. Todo lo que tenía en la vida era Jesús. Y nada más en
la vida tenía mucho significado. Yo no tenía un futuro
prometedor. Mi familia prácticamente me había dado la
espalda. Olí, yo s¿ que me amaban, pero mi decisión de servir a
Cristo había creado un abismo que era demasiado profundo.
Me senté allí. Después de todo, ¿quién desea ir al
infierno después de haber estado en el cielo?
Pero no había alternativa. El ómnibus estaba esperando
y yo tenía que regresar. Me detuve al fondo de la iglesia por un
momento más, pensando: "¿Qué quería decir ella? ¿Qué estaba
diciendo cuando habló sobre el Espíritu Santo?"
Durante el viaje de regreso a Toronto continuaba
pensando: "Yo no sé lo que ella quiso decir". Aun le pregunté a
algunos en el ómnibus. Ellos no me lo podían decir porque
tampoco lo entendían.
No es necesario decir, que cuando llegué al hogar,
estaba totalmente exhausto. Con falta de dormir, horas en la
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carretera, y una experiencia espiritual que era como tina
montaña rusa, mi cuerpo estaba listo para descansar.
Pero no pude dormir. Mi cuerpo estaba cansado hasta
los huesos, pero mi espíritu todavía estaba agitado como una
serie interminable de volcanes dentro de mí.
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Y luego, como un niño, con mis manos alzadas, le
pregunté: "¿Puedo conocerte? ¿Realmente puedo conocerte?
Me pregunté: "¿Lo que yo estoy diciendo es correcto?
¿Debería yo hablar al Espíritu Santo así? Luego pensé, "Si soy
honesto en esto, Dios me mostrará si estoy bien o mal". Si
Kathryn estaba mal, yo quería saberlo.
Después que hablé al Espíritu Santo, nada parecía
suceder. Comencé a preguntarme a mí mismo: "¿Hay
realmente tal experiencia como conocer al Espíritu Santo?
¿Puede suceder verdaderamente?"
Mis ojos estaban cerrados. Entonces, como por una
corriente eléctrica, todo mi cuerpo comenzó a vibrar
--exactamente como en las dos horas que esperé para entrar en
la iglesia. Era el mismo temblor que había sentido durante la
otra hora después que estuve dentro.
Había vuelto, y yo pensé: "Oh, está sucediendo otra
vez". Pero ahora no había multitudes. Ni ropa gruesa. Yo
estaba en mi cuarto cómodo en mi pijama -vibrando de pies a
cabeza.
Tenía temor de abrir los ojos. Ahora era como si todo lo
que había pasado en el ser-vicio viniera de nuevo en un
momento. Yo estaba temblando, pero al mismo tiempo volví a
sentir esa cubierta cálida del poder de Dios que me envolvía.
Me sentí como si hubiera sido trasladado al cielo. Por
supuesto no lo había sido, pero, sinceramente, no creo que el
cielo pueda ser mayor que eso. De hecho, pensé: "Si abro los
ojos me veré en Pittsburgh o dentro de las puertas de perla".
Bueno, después de un rato, abrí los ojos, y para mi
sorpresa estaba allí en mi mismo cuarto. El mismo piso, el
mismo pijama; pero todavía estaba temblando con el poder del
Espíritu de Dios.
Cuando finalmente me acosté a dormir aquella noche,
todavía no me daba cuenta de lo que había comenzado en mi
vida.
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estaba completamente despierto. Y no podía esperar para
hablar con mi nuevo amigo.
Aquí están las primeras palabras de mi boca: "¡Buenos
días, Espíritu Santo!"
Al mismo momento que yo hablé aquellas palabras, la
atmósfera gloriosa volvió a mi cuarto. Ahora, aunque yo no
estaba vibrando o temblando, todo lo que sentía era Su
presencia envolviéndome.
Al momento que dije, "Buenos días, Espíritu Santo", yo
sabía que El estaba presente conmigo en el cuarto. No
solamente fui llenado con el Espíritu aquella mañana, también
cada vez que pasaba tiempo en oración, recibía una llenura
fresca.
La experiencia de la que hablo iba más allá del hablar en
lenguas, Sí, yo hablé en lenguaje celestial, pero era mucho más
que eso. El Espíritu Santo se hizo real, vino a ser mi amigo. Mi
compañero, mi consejero.
La primera cosa que hice aquella mañana fue abrir la
Biblia. Yo quería estar seguro. Y mientras abría la Palabra,
sabía que El estaba allí conmigo como si estuviera sentado a mi
lado. No, no vi su cara o su rostro. Pero sabía dónde El estaba.
Y comencé a conocer Su personalidad.
Desde ese momento en adelante para mí la Biblia tomó
una nueva dimensión. Yo decía: "Espíritu Santo, muéstramelo
en la Palabra". Yo deseaba saber por qué El
había venido, y El me guió a estas palabras: "Y nosotros
no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que
proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha
concedido" (1 Corintios 2:12).
Cuando le pregunté por qué quería ser mi amigo. El me
llevó a las palabras de Pablo: "La gracia del Señor Jesucristo,
el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con
todos vosotros" (2 Corintios 13:14).
La Biblia cobró vida. Nunca yo había entendido el
impacto de esas palabras, "No con ejército, ni con fuerza, sino
con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Zacarías
4:6).
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Una y otra vez, El confirmaba en la Palabra lo que El
estaba haciendo en mi vida. Por más de ocho horas aquel
primer día, luego día a día, le llegaba a conocer más y más.
Mi vida de oración comenzó a cambiar. "Ahora", dije yo,
"Espíritu Santo, como tú conoces al Padre tan bi¿n, ¿me
puedes ayudar a orar? Y cuando comencé a orar, llegó un
momento donde súbitamente el Padre era más real de lo que
había sido antes. Fue como si alguien hubiera abierto una
puerta y dicho, "Aquí está El".
Mi Maestro, mi Guía
La realidad de la paternidad de Dios se hizo más clara
que lo que yo había conocido antes. No fue por leer un libro, o
seguir una fórmula -A, B, C. Fue sólo pidiéndole al Espíritu
Santo que me abriera la Palabra. Y El lo hizo.
"Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios,
éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de
esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis
recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos ¡Abba,
Padre!" (Romanos 8:14-15).
Comencé a comprender todo lo que Jesús dijo acerca
del Espíritu Santo. El era mi consolador, mi maestro, mi guía.
Entendí por primera vez lo que Jesús quiso decir cuando le dijo
a Sus discípulos: "Síganme". Luego un día El dijo: "No me
sigáis, porque a donde yo voy vosotros no Podéis venir". El les
dijo: "Pero el Espíritu Santo, El os guiará".
¿Qué estaba haciendo? Cristo les estaba dando a ellos
otro líder. Otro a quien seguir.
Mi estudio de las Escrituras siguió día tras día por
semanas -hasta que todas mis preguntas fueron contestadas.
Todo ese tiempo yo estaba conociendo mejor al Espíritu Santo.
Y esa comunión nunca ha cesado hasta el día de hoy. Me di
cuenta de que El estaba aquí conmigo. Y mi vida entera ha sido
transformada. Creo que la tuya también lo será.
Hoy cuando me levanto, digo otra vez: "Buenos días,
Espíritu Santo".
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Capítulo 2
Desde Jaffa hasta lo u o de la tierra
Fue en diciembre de 1952 en Jaffa, Israel.
Clemence Hinn, a punto de dar a luz su segundo hijo,
estaba en el hospital, mirando, a través de la ventana de su
cuarto de maternidad, una vista hermosa. Las aguas azul
oscuro del Mediterráneo se extendían interminablemente. Pero
el corazón de esta mujercita de descendencia armenia estaba
turbado. Ella estaba destruida por la amargura, el temor, y la
vergüenza.
A distancia, ella podía ver el grupo de rocas negras en el
mar, las rocas de Andrómeda. La leyenda griega dice que la
dama Andrómeda estaba encadenada a una de ellas cuando
Perseo bajó volando en su caballo alado, hirió al monstruo
marino, y la rescató.
Clemence deseaba que alguien de alguna manera bajara
y la salvara de otro año de humillación y desgracia. Ella era una
mujer ortodoxa griega devota, pero no sabía mucho acerca del
Señor. En aquel cuarto humilde del hospital, sin embargo,
trató de negociar con El.
Mientras estaba parada al lado de la ventana, sus ojos
penetraron el cielo, y ella dijo mentalmente: "Dios, sólo tengo
una petición. Si me das un niño, yo te lo devolveré a ti".
Lo volvió a repetir: "Por favor, Señor. Si me das un niño,
te lo devolveré a ti".
JAFFA
Seis bellas rosas
El primer niño nacido a Costandi y Clemence Hinn fue
una niña encantadora, llamada Rose. Pero en la testaruda
cultura del Oriente Medio -y especialmente en la tradición de
los antepasados de Hinn- el primogénito debía haber sido un
hijo y heredero.
La familia de Costandi, emigrantes a Palestina de
Grecia, comenzaron a perseguir a Clemence por su fracaso en
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producir un niño. "Después de todo", bromeaban ellos, "todas
tus cuñadas tienen niños". Se reían y se mofaban de ella hasta
hacerla llorar, y ella sentía la vergüenza en el matrimonio que
sus padres tan cuidadosamente habían arreglado.
Sus ojos estaban todavía húmedos al quedarse dormida.
Y durante la noche tuvo un sueño que todavía recuerda: "Yo vi
seis rosas -seis rosas bellas en mi mano" --dijo ella. "Y yo vi a
Jesús entrar en mi cuarto. El vino a mí y me pidió una de ellas.
Y yo le di una rosa".
Al continuar el sueño, un joven bajito, delgado, de pelo
negro --ella recuerda cada detalle de su rostro- vino hacía ella y
la envolvió en un lienzo grueso.
Cuando despertó, se preguntó a sí n-fisma: ¿Qué
significa ese sueño? ¿Qué podrá ser?
El día siguiente, 3 de diciembre de 1952, nací yo.
Nuestra familia, con el tiempo, iba a tener seis niños y
dos niñas pero mi madre nunca olvidó su pacto con Dios. Más
tarde me contó su sueño -y que yo era la rosa que ella le
entregó a Jesús.
Yo fui bautizado en la iglesia ortodoxa griega por el
patriarca de Jerusalén, llamado Benedictus. De hecho, durante
la ceremonia el me dio su nombre.
Haber nacido en la Tierra Santa quiere decir que uno ha
nacido en una atmósfera donde la religión arroja una sombra
amplia inescapable. A la edad de dos años fui matriculado en
una institución preescolar católica, y formalmente fui educado
por monjas -y más tarde por monjes- por catorce años.
Para mí, Jaffa era una ciudad bella. De hecho, eso es lo
que la palabra significa -bella. Jaffa en árabe, Jope en griego, o
Yafo en hebreo. En cualquiera de los tres idiomas el significado
es el mismo.
De niño me gustaba oír los relatos de la historia que me
rodeaba. Jaffa fue fundada antes de escribirse la historia. Se
menciona como una ciudad cananea en la lista del tributo del
faraón Tutmosis III, en el siglo quince A. C.; aun antes de
Josué pelear la batalla de Jericó. Y fue donde el rey fenicio
Hiram de Tiro descargaba la madera de cedro para el templo
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del rey Salomón.
Aunque es fascinante, la historia no ha favorecido a mi
lugar de nacimiento. Jaffa fue invadida, capturada, destruida, y
vuelta a edificar una y otra vez. Simón el Macabeo, Vespasiano,
los Mamelucos, Napoleón, y Allenby, todos ellos se la han
disputado.
Sólo seis años antes de yo nacer, Jaffa pasó a ser parte
de una nueva nación, el estado profético de Israel. Pero la
comunidad misma no era judía.
El alcalde Hinn
Mi padre fue el alcalde de Jaffa durante mi niñez. El era
un hombre fuerte, medía alrededor de seis pies y dos pulgadas,
y pesaba doscientas cincuenta libras, y era un líder natural. Era
fuerte en todo sentido -física, mental y volitivamente.
Su familia vino de Grecia a Egipto antes de establecerse
en Palestina. Pero ser "de cualquier otro lugar" era común allí.
La Jaffa de mi niñez era en realidad una ciudad internacional.
Bajando por la calle Raziel hasta la plaza de la Torre,
donde está la torre del reloj del Jubileo de Abdul Hamid, la
cárcel de paredes de piedra, y la Gran Mezquita, construida en
18 10, yo podía oír a la gente hablar en francés, búlgaro, árabe,
y¡dish, y otras lenguas. Y en los kioscos y cafés al aire libre,
podía tomar una muestra de baklava, zlabiya, felafe, sum-sum,
y docenas de otras golosinas.
Así que allí estaba yo, nacido en Israel, pero no judío.
Criado en una cultura árabe, pero no árabe de origen.
Asistiendo a un colegio católico, pero criado como ortodoxo
griego.
Los idiomas son fáciles en esa parte del mundo. Yo creía
que para todo el mundo era normal que hablase tres o cuatro
idiomas. En nuestro hogar se hablaba árabe, pero en el colegio
las hermanas católicas enseñaban en francés, excepto por el
Antiguo Testamento que se estudiaba en hebreo antiguo.
Durante mi niñez, los cien mil habitantes de Jaffa
colindaban con la creciente población de los judíos de Tel Aviv
al norte. Hoy la metrópolis tiene el nombre oficial de Tel
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Aviv-Jaffa. Unas cuatro cientas mil personas viven en el área.
En realidad, Tel Aviv comenzó como un experimento
judío en 1909, cuando sesenta familias compraron treinta y dos
acres de terreno arenoso al norte de Jaffa y se trasladaron al
lugar. Estaban cansados de las apiñadas y ruidosas vecindades
árabes donde vivían. La expansión continuó, hasta que Tel Aviv
vino a ser la ciudad más grande en Israel.
Aunque mi padre no era judío, los líderes israelitas
confiaban en él. Y ellos estaban contentos de tener a alguien en
Jaffa que pudiera relacionarse con una comunidad tan
internacional. Nosotros estábamos orgullosos de su círculo de
amigos, que incluía a muchos líderes nacionales. A él se le
pidió que fuera embajador de Israel en naciones extranjeras,
pero decidió quedarse en Jaffa.
Sin embargo, había poco tiempo para la familia. De
hecho, no puedo decir, realmente, que yo conocía a mi papá en
aquel tiempo. Parecía que él siempre estaba asistiendo a una
función oficial o una reunión importante.
El no era una persona expresiva, sólo estricta -y raras
veces tenía demostraciones físicas de afecto. (Mi madre, sin
embargo, suplía todo eso). Eso también era parte de la cultura.
¡Los hombres eran hombres!
Vivíamos cómodamente. La posición de papá en el
gobierno hizo posible que tuviéramos un hogar en los
suburbios. Era un hogar maravilloso, que tenía una tapia
alrededor con vidrios arriba para seguridad. Mi mamá era una
ama de casa en todo el sentido de la palabra; criar aquella prole
de pequeños Hinn era un trabajo de tiempo completo.
Un capullo católico
Al continuar mi educación, yo me consideraba ser
católico. El proceso comenzó bien temprano. El colegio
preescolar a que asistí era más como un convento. La misa se
celebraba regularmente. Mis padres no protestaron porque una
educación privada católica era considerada la mejor disponible.
Durante la semana estudiaba con monjas, y los do-
mingos iba a la iglesia ortodoxa griega con mamá y papá. Pero
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eso no se consideraba un problema principal en la políglota
Jaffa. Lealtad a una iglesia en particular no parecía tan
importante.
¿Era yo católico? Absolutamente. El catolicismo era mi
vida de oración. Ocupaba mi tiempo y atención cinco días a la
semana. Vino a ser mi mentalidad. Prácticamente yo vivía en el
convento encerrado, y en aquel capullo yo llegue a estar alejado
del mundo.
También estaba separado del mundo de una manera
desafortunada. Desde temprana edad tuve la aflicción de la
tartamudez. A la más mínima presión social o nerviosismo
comenzaba a tartamudear, y era casi insoportable. Se me hacía
difícil hacer amigos. Algunos niños se burlaban de mí, otros
permanecían alejados.
Yo sabía muy poco de eventos mundiales --sólo lo que
mis maestras deseaban que yo supiera. Pero era un experto en
la vida católica. Al continuar la escuela, asistí al College de
Frere (Colegio de Hermanos), y fui enseñado por frailes.
Aun siendo un niño pequeño, yo era extremadamente
religioso. Oraba y oraba -probablemente más que lo que
muchos cristianos oran hoy. Pero todo lo que yo sabía orar era
el Ave María, el Credo, la Oración del Señor, y otras oraciones
prescritas.
Sólo raras veces hablaba realmente con el Señor.
Cuando tenía alguna petición específica, la mencionaba. De
otra manera mi vida de oración era bien organizada. Muy
rutinaria.
La máxima parecía ser, "Debes sentir dolor cuando
oras". Y esto era fácil. No había prácticamente ningún lugar
para arrodillarse excepto en la roca blanca de Jerusalén que
estaba dondequiera. La mayoría de los hogares son hechos de
ella. Y las escuelas a las que yo asistía no tenían alfombra, sólo
pisos de roca blanca.
Realmente llegué a creer que si uno no sufre con su
súplica, el Señor no le escucha, que el sufrimiento era la mejor
manera de ganar el favor de Dios.
Aunque prácticamente ninguna espiritualidad
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acompañaba a la enseñanza, todavía aprecio el fundamento
que recibí en la Biblia. A menudo pienso, ¿A cuántos niños se
les enseña el Antiguo Testamento en hebreo?" Y nuestros viajes
literalmente hacían viva la Palabra de Dios.
Una vez viajamos al Neguev, donde nos paramos al lado
de los pozos que Abraham había cavado y aprendimos acerca
de él. Aquella experiencia quedará conmigo para siempre.
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un sueño. Dios me permitió experimentar una visión que
crearía una impresión indeleble en mi vida joven.
Al despertarme, la sensación maravillosa todavía estaba
allí. Abrí los ojos y miré alrededor, pero este sentimiento
intenso, poderoso estaba todavía en mí. Me sentí totalmente
paralizado, no podía mover un músculo, ni una pestaña; estaba
completamente petrificado allí. Pero todavía yo estaba en
control de mis facultades. Este sentimiento extraño me
sobrecogió, pero no me dominó.
En realidad, sentí que podía decir: "No, yo no deseo
esto", y la experiencia se hubiera ido; pero no dije nada.
Mientras estaba allí, despierto, el sentimiento permaneció
conmigo, luego lentamente se fue.
En la mañana, le conté a mi mamá la experiencia, y
todavía ella recuerda sus palabras. Ella dijo: "Entonces, tú
tienes que ser un santo".
Cosas así no le ocurren a la gente de Jaffa, ya sean
católicos u ortodoxos griegos. Por supuesto, yo ciertamente no
era "santo", pero mi madre creía que si Jesús venía a mí, El
tenía que estar designándome para un llamamiento más alto.
Mientras Dios estaba tratando con mi vida, había otros
factores que cambiarían para siempre el futuro de nuestra
familia.
LO ULTIMO DE LA TIERRA
24
Luego, el 5 de junio de 1967, los aviones de Israel
bombardearon campos de aviación en Egipto, Jordán, y Siria.
Se llamó la guerra de los Seis Días. En menos de una semana,
los israelitas destruyeron la fuerza aérea árabe casi
completamente. Las tropas israelitas ocuparon el Corredor de
Gaza, la Península del Sinaí, la Cisjordania, y las alturas de
Golán en Siria. De repente, Israel controlaba un total del
territorio árabe como de tres veces el área del mismo Israel.
Nunca olvidaré el día, temprano en 1968, cuando mi
padre reunió la familia y nos dijo que estaba haciendo planes
para que emigrarámos. El dijo: "Por favor no discutan esto con
nadie, porque puede haber algunos problemas con nuestras
visas de salida".
Al principio, el plan era mudamos a Bélgica. Papá tenía
algunos parientes allí, y la idea de mudamos a un país de habla
francesa sonaba emocionante. Después de todo, esa era la
lengua de mi educación.
Entonces una mañana un agregado de la embajada
canadiense vino a nuestro hogar y nos enseñó una película
corta de la vida en Canadá. Toronto parecía una ciudad muy
próspera. Papá tenía dos hermanos allí, pero dudábamos de
que calificaran financieramente para ser nuestros garantes.
Los interrogantes que rodeaban nuestra salida parecían
aumentar cada día. En una ocasión mi padre nos dijo que
pudiera ser que no estuviéramos listos para salir del país en los
próximos cinco años.
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canadiense llamó a mi padre para decirle: "Señor Hinn, hemos
logrado la salida -no me pregunte cómo-. Todos sus papeles
están en orden, y pueden salir cuando ustedes estén listos".
No llevó mucho tiempo. Vendimos casi todas nuestras
posesiones y nos preparamos para una vida nueva en
Norteamérica.
Durante aquellos últimos días en la Tierra Santa, yo
tenía el presentimiento de que algo grande estaba a punto de
ocurrir. Sabía que estaba dejando una ciudad especial, pero
sentía que lo mejor para mí estaba por venir.
Fue del puerto de la antigua ciudad de Jope -mi Jaffa-
de donde salió Jonás. Y el resultado fue la salvación de Nínive.
Y cuántas veces yo había subido a la Ciudadela, el
monte alto frente al puerto. Cerca del faro hay una iglesia
franciscana construida en 1654. Al lado de ella está el lugar de
la casa de Simón el curtidor, donde el apóstol Pedro se quedó
por algún tiempo y tuvo una visión que cambió el mundo. Oyó
la voz de Dios diciéndole que recibiera a los gentiles, tanto a los
judíos en la iglesia. Pedro respondió: "En verdad comprendo
que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda
nación se agrada del que le teme y hace justicia" (Hechos
10:34-35).
Desde aquel mismo momento, el mensaje de Cristo se
extendió desde Jope a Cesarea y hasta el fin del mundo
-beneficiando a toda la humanidad.
Mientras íbamos por la carretera de Haganah al
aeropuerto de Lod, yo me preguntaba: "¿Volveré a ver este
lugar?" Pensé en aquellas monjas católicas que tan amoro-
samente me habían enseñado. ¿Había visto yo sus rostros por
última vez?
Por la ventana del avión miré por última vez a Tel Aviv,
una inmensa expansión de cubos de color gris blanquecino.
Detrás de mí había millas de naranjales de color verde oscuro.
Las colinas de Judea languidecían en la distancia.
Al dirigimos sobre las aguas del Mediterráneo, miré
hacia abajo y dije un último adiós a Jaffa. Había un nudo en mi
garganta. Yo tenía catorce años, y era el único hogar que había
26
conocido.
Helado en el kiosco
La llegada de la familia Hinn a Toronto en julio de 1968
no fue un evento anunciado. Y así era como mi padre lo
deseaba. Ningún comité nos dio la bienvenida. Y él no tenía
promesa de trabajo.
Llegamos con la ropa que traíamos puesta, unas cuantas
posesiones en las maletas, y un poco de dinero de lo que
habíamos vendido en Jaffa. Era suficiente para vivir algunos
días.
Nuestra nueva vida comenzó en un apartamento
alquilado.
¡Qué impacto aquel de aterrizar de súbito en una
cultura "extranjera"! Yo podía tartamudear en varios idiomas,
pero el inglés no era uno de ellos. "Uno, dos, tres" era todo lo
que sabía decir. Pero papá había estudiado suficiente inglés
como para llenar una solicitud de empleo. Y resultó. El aceptó
el reto de llegar a ser, de todas las cosas, un vendedor de
seguros.
Yo no sé si fue la carga de tener que criar una familia
grande o su confianza natural en tratar con la gente, pero mi
papá llegó a prosperar inmediatamente en su nueva profesión.
En pocos meses nos mudamos a nuestro propio hogar. Todos
estábamos tan orgullosos de esto.
La vida cambió rápidamente para mí. En vez de asistir a
un colegio privado católico, fui a una escuela pública -la
Escuela Secundaria Georges Vanier. Y como la mayoría de los
niños en la escuela tenían trabajo de media jornada, eso era lo
que yo quería hacer.
Vivíamos en la sección North York de Toronto, y no
muy lejos el nuevo centro comercial de Fairview se había
abierto. Yo solicité empleo en un pequeño kiosco que vendía
hamburguesas y helado. Aunque no tenía experiencia previa de
trabajo, me aceptaron. Y todos los días después del colegio allá
iba yo.
Un sábado, fui a un mercado y le pregunté al gerente:
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"¿Dónde puedo encontrar buen aceite de oliva? Yo necesito la
botella o recipiente más grande que usted tenga". Por supuesto
que él encontró uno grande.
Al día siguiente, caminé orgullosamente a la iglesia
ortodoxa griega y cumplí mi voto a Dios. Lo coloqué al frente
del altar y silenciosamente, dije: "Gracias, Señor. Gracias por
traernos salvos a nuestro nuevo hogar".
Mi corazón estaba tan lleno como aquel frasco de aceite.
En el kiosco hice mi trabajo. Debido a mi tartamudez,
no conversaba mucho, pero velozmente echaba el helado en
aquellos barquillos. Trabajé con un compañero llamado Bob.
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Hablaban extraño. Eran completamente opuestos a las monjas
que me habían enseñado.
Durante mi último año en Georges Vanier, por segunda
vez en mi vida, tuve un encuentro con el Señor. El vino a mi
cuarto y me visitó. En esta ocasión fue en la forma de un sueño
inolvidable.
En Jaffa cuando yo tenía once años, la visión de Jesús
de pie frente a mí había dejado una impresión indeleble. Pero
ahora en Toronto, no estaba envuelto en el estudio de la
Escritura. Todavía iba a la iglesia. Pero lo que estaba a punto
de ocurrirme vino cuando menos lo esperaba. Fue totalmente
inesperado, y fui petrificado por la experiencia.
Permíteme decir exactamente lo que pasó en mi cuarto
aquella noche fría en febrero de 1972.
En el sueño, yo me encontré descendiendo por una
escalinata larga, oscura. Era tan inclinada que pensé que me
caía. Y me llevaba a un abismo profundo sin fin.
Estaba atado con una cadena a un prisionero frente a mí
y a otro prisionero detrás de mí. Yo estaba vestido con la ropa
de un preso. Había cadenas en mis pies y alrededor de mis
muñecas. Hasta donde yo podía ver al frente y detrás de mí,
había una interminable línea de cautivos.
Luego, en aquella niebla de aquel abismo semi oscuro,
vi docenas de hombrecitos que se movían alrededor. Eran
como enanos con orejas en una forma rara. Yo no podía ver sus
rostros, y sus formas eran casi invisibles. Pero nos halaban
hacia abajo como un hato de ganado para el matadero -o aun
peor.
Súbitamente, apareciendo no sé de dónde, estaba el
ángel del Señor. Oh, fue maravilloso verlo. El ser celestial
revoloteaba al frente de mí, sólo a unos pasos.
Nunca en mi vida he visto tal cosa -ni aun en sueño. Un
ángel resplandeciente y bello en medio de aquel abismo negro
y oscuro.
Al yo mirar de nuevo, el ángel hizo un movimiento con
su mano para que yo fuera hacía él. Entonces me miró a los
ojos y me llamó. Mis ojos fueron cautivados por los suyos, y
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comencé a caminar hacia él. Instantáneamente, aquellas
cadenas cayeron de mis manos y pies. Ya yo no estaba atado a
mis compañeros presos.
Rápidamente, el ángel me llevó a través de una puerta
abierta, y al momento de caminar en la luz, el ser celestial me
tomó de la mano y me dejó en Don Mills Road (el nombre de
una calle) en la misma esquina del colegio Georges Vanier. Me
dejó a sólo unas pulgadas de la pared del colegio, al lado de la
ventana.
En un segundo, el ángel se había ido, y me desperté y de
prisa fui al colegio para estudiar en la biblioteca, antes que
comenzaran las clases.
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Pero realmente no sabía qué decir. "Dios te salve María",
Parecía inapropiado para lo que yo estaba sintiendo. Nunca me
habían enseñado la "oración del pecador" en ninguna de mis
clases de religión. Todo lo que podía recordar de mis
encuentros con la "gente de Jesús" era la frase, "Tú tienes que
conocer a Jesús". Aquellas palabras parecían fuera de lugar
para mí, porque yo creía que lo conocía.
Fue un momento embarazoso. Nadie estaba orando
conmigo ni aun por mí. Sin embargo, estaba rodeado por la
atmósfera espiritual más intensa que jamás había sentido. ¿Era
yo un pecador? No lo creía. Yo era un niñito bueno católico,
que oraba todas las noches y confesaba los pecados ya sea que
lo necesitara o no.
Pero en aquel momento cerré los ojos y dije cinco
palabras que cambiaron mi vida para siempre. En voz alta dije:
"Señor Jesús, ven otra vez".
No sé por qué las dije, pero eso fue todo lo que salió de
mi boca. Repetí aquellas palabras una y otra vez. "Señor Jesús,
ven otra vez. Señor Jesús, ven otra vez".
¿Pensaba que El había dejado mi casa o salido de mi
vida? Realmente yo no sabía. Pero cuando dije esas palabras
una cierta sensación vino sobre mí -volví a sentir el
adormecimiento que sentí cuando tenía once años. Era menos
intenso, pero podía sentir el voltaje de aquella misma fuerza,
que salía a través de mí.
Lo que realmente sentí, sin embargo, fue que aquel
arranque de poder me estaba limpiando -instantáneamente, de
adentro hacia afuera. Me sentí absolutamente limpio,
inmaculado, y puro.
De repente, vi a Jesús con mis propios ojos. Ocurrió en
un momento. Allí estaba El, Jesús.
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tiempo yo estaba sentado allí llorando. No sabía qué hacer o
decir.
En aquel momento, no lo entendía, pero Jesús se hizo
tan real para mí como el piso que estaba debajo de mis pies.
Realmente yo no oré, sino esas cinco palabras. Pero
sabía, sin lugar a dudas, que algo extraordinario había pasado
en aquella mañana de febrero.
Casi se me hizo tarde para la clase de historia. Era una
de mis asignaturas favoritas; estábamos estudiando la
revolución china. Pero ni siquiera podía escuchar al maestro.
No recuerdo nada de lo que se dijo. La sensación que comenzó
aquella mañana no me dejaba. Cada vez que cerraba los ojos,
allí estaba El -Jesús. Y cuando los abría todavía El estaba allí.
La visión del rostro del Señor no me dejaba.
Todo el día lo pasé llorando. Y la única cosa que podía
decir era: "Jesús, yo te amo... Jesús, yo te amo".
Al salir del colegio y comenzar a caminar por la acera
hacía la esquina; miré a la ventana de la biblioteca, y entonces,
me di cuenta de todo el asunto.
El ángel, el sueño, todo fue real otra vez.
¿Qué estaba Dios tratando de decirme?
¿Qué le estaba pasando a Benny?
32
Capitulo 3
"Tradición,, tradición "
Entré en mi cuarto, y como magnetizado, fui atraído
hacia aquella Biblia grande negra. Era la única Biblia en
nuestro hogar. Mamá y papá no tenían ninguna. Yo no tenía
idea de dónde había venido, pero había sido mía hasta donde
yo podía recordar.
Las páginas casi no se habían abierto desde nuestra
llegada a Canadá, pero ahora oré: "Señor, tienes que
mostrarme lo que me pasó hoy". Abrí la Escritura y comencé a
devorarla como un hombre hambriento a quien se le acaba de
dar un trozo de pan.
El Espíritu Santo vino a ser mi maestro. En ese tiempo
yo no lo sabía,.pero es exactamente lo que milagrosamente
comenzó a suceder. Tú ves, los muchachos en la reunión de
oración no dijeron: "Aquí está lo que dice la Biblia". Ellos no
me dijeron nada. En realidad, no tenían idea de lo que había
ocurrido durante las veinticuatro horas pasadas. Y, por
supuesto, yo no le dije una palabra de ello a mis padres.
Comencé leyendo los Evangelios. Me encontré a mí
mismo diciendo en voz alta, "Jesús, ven a mi corazón. Por
favor, Señor Jesús, ven a mi corazón".
En pasaje tras pasaje de las Escrituras veía el plan de
salvación que se abría. Era como si nunca antes hubiera leído
la Biblia. Oh, amigo, está era viva. Las palabras fluían del
manantial, y bebí libremente de ella.
Finalmente, a las tres o cuatro de la mañana, con una
paz suave que nunca antes había conocido, me quedé dormido.
PERTENECIENDO
El día siguiente en la escuela yo busqué a aquellos
'Fanáticos" y les dije: "Oigan, me gustaría que me llevaran a la
iglesia de ustedes". Ellos me hablaron de una fraternidad
semanal a la que asistían y me ofrecieron llevarme, dos días
33
más tarde.
Aquel jueves en la noche me encontré en "Las
Catacumbas". Así ellos la llamaban. El servicio era igual que la
reunión de oración de aquella mañana en el colegio -la gente
levantaban las manos, adorando al Señor. En esta ocasión me
uní a ellos.
"Jehová jire, mi proveedor, Su gracia es suficiente para
mí", cantaron una y otra vez. Me gustó aquella canción desde el
primer momento que la oí, y me gustaba aun más cuando supe
que fue escrita por la esposa del pastor, Merla Wátson. Su
esposo era el pastor de este rebaño tan extraordinario.
Las Catacumbas no era una iglesia típica. La gente que
asistía era una multitud de cristianos exhuberantes que se
reunían todos los jueves por la noche en la Catedral de San
Pablo, una iglesia anglicana en el centro de Toronto.
Estos eran días del "Movimiento de Jesús" cuando los
llamados '11ippies" se estaban salvando más rápido de que lo
que les llevaba cortárse el pelo. Imagínate, yo tampoco había
visto una silla de barbero en largo tiempo.
Miré alrededor. El lugar estaba llenos de Jóvenes como
yo. Era digno de verse. Saltaban para arriba y para abajo,
danzando y cantando alegres al Señor. Era difícil para mí creer
que un lugar como aquel existiera en verdad. Pero de alguna
manera, desde aquella primera noche, yo sentí que pertenecía
a aquel grupo.
"Sube allá"
Al concluir la reunión, Merv Wátson dijo: "Quiero que
todos ustedes, los que desean hacer una confesión pública de
sus pecados. pasen al frente. Vamos a orar con ustedes
mientras le dicen a Cristo que venga a su corazón".
Yo comencé a estremecerme y a temblar. Pero pensé:
"Yo no tengo que ir allá, porque ya estoy salvo". Sabía que el
Señor se había hecho cargo de mi vida a las ocho menos cinco
del lunes en la mañana. Y ese día era jueves.
En unos segundos me encontré caminando hacia el
frente por el pasillo tan rápido como pude. No sabía del todo
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por que lo hacía. Pero algo dentro de mí me estaba diciendo:
"Sube allá".
Fue en aquel momento, en un servicio carismático en
una iglesia anglicana, que este pequeño buen católico de un
hogar de la iglesia ortodoxa hizo una confesión pública de su
aceptación de Cristo. "Jesús", dije yo, "te pido que seas el Señor
de mi vida".
La Tierra Prometida no se podía comparar a esto.
Cuánto mejor estar donde Jesús estaba, que donde el había
estado.
Aquella noche cuando llegué al hogar, estaba tan lleno
de la presencia del Señor, que decidí decirle a mi mamá lo que
había pasado (No tuve el valor de decírselo a mi papá).
"Mamá, tengo que compartir algo contigo", le susurré.
"¡He sido salvado!"
En un momento decayó su semblante. Me miró y dijo
claramente, "¿Salvado de qué?
"Confía en mí"-le dije. "Tú entenderás".
El viernes en la mañana y todo el día -en la escuela, en
el kiosco, en todo lugar adonde iba, una visión continuaba
delante de mí. Me veía predicando. Era increíble, pero no la
podía dejar. Veía las multitudes. Y allí estaba Yo, con un traje,
mi cabello bien arreglado y limpio, predicando con
vehemencia.
Aquel día encontré a Bob, mi amigo "raro", que una vez
había cubierto las paredes del kiosco con versículos de la
Escritura. Yo le conté sólo un poco de lo que había Pasado esa
semana. Y le dije que aun me veía predicando.
"Bob", le dije, "todo el día ha sido así. No puedo sacar de
la mente la visión de verme predicando a grandes multitudes al
aire libre; en estadios, en iglesias, en salas de conciertos".
Comenzando a tartamudear, le dije: "Veo gente, hasta donde
pueden llegar mis ojos. ¡Estaré perdiendo la razón! ¿Qué tú
crees que quiere decir esto?
"Puede ser sólo una cosa" -me dijo él. "Dios te está
preparando para un gran ministerio. Yo creo que es mara-
villoso".
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ECHADO FUERA
Yo no recibí ese mismo estímulo en el hogar. Por
supuesto, no les podía decir lo que, en realidad, el Señor estaba
haciendo. La situación era terrible.
Humillación y vergüenza
Toda mi familia comenzó a molestarme y a
ridiculizarme. Era horrible. Lo esperaba de mi padre, pero no
de mi madre. Cuando yo estaba creciendo, ella había mostrado
tanto afecto. También mis hermanos y hermanas. Pero ahora
me trataban con menosprecio -como un intruso, que no
pertenecía a la familia.
¡Tradición! Tradición!" --dice una canción. Si un
oriental rompe la tradición, ha cometido un pecado imper-
donable. Dudo que en el oeste entiendan jamás la seriedad de
eso. El trae humillación sobre la familia. Y eso no se puede
perdonar.
Mi familia me dijo: "Benny, tú estás arruinando el
nombre de nuestra familia". Me rogaron que no deshonrara su
reputación. Mi padre había sido alcalde -y me lo recordaba. El
nombre de la familia estaba en "juego".
Por favor entiéndanme cuando digo esto, pero los
ortodoxos griegos, y gente de la iglesia "alta" del Oriente son tal
vez la gente más difícil de traer a un cristianismo “personal".
Cuando yo me convertí en un cristiano nacido de nuevo,
eso fue en realidad una vergüenza para ellos. ¿Por qué? Porque
creen que son los cristianos verdaderos, y que tienen los
documentos históricos para probarlo. Ellos han sido cristianos
por más tiempo que ningún otro pueblo.
Pero aquí está el problema, yo he sido criado con él: Su
fe es larga en forma ritual y dogma, pero corta en la unción de
Dios. Falta el poder. Y como resultado, prácticamente no
comprenden el significado de oír del Señor o ser guiado por el
Espíritu.
Llegó a ser obvio que si yo iba a permanecer en el hogar,
tendría que cerrar la puerta a conversaciones sobre Cristo.
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Nada, sin embargo, podía extinguir el fuego de mi
nueva fe. Yo era como una ascua encendida que nunca dejaba
de arder.
Temprano en la mañana m¡ Biblia estaba abierta. El
Espíritu Santo continuaba revelándome la Palabra. Pero eso no
era suficiente. Cada noche que me podía "escapar" de la casa,
yo estaba en el servicio de la iglesia, fraternidad. de jóvenes, o
reunión de oración. Y los jueves en la noche regresaba a Las
Catacumbas.
Nunca podré borrar de mi memoria el día que mencioné
a "Jesús" en mi hogar. Mi padre vino hacia mí y me dio en la
cara. Sentí el dolor. No, no era la roca de Jerusalén ahora. Era
un dolor diferente. Pero el dolor que sentía era por mi familia.
Yo los amaba tanto y agonizaba por su salvación.
En realidad, fue culpa mía. Mi papá me había advertido:
"Tú mencionas el nombre de Jesús otra vez, y desearás no
haberlo hecho". Gruñía con odio mientras me amenazaba con
echarme fuera de la casa.
Yo comencé a hablarle del Señor a mi hermanita, Mary.
De alguna manera mi papá se enteró, y su ira se manifestó de
nuevo. Me prohibió que jamás le volviera a hablar a ella de
cosas espirituales.
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Evidentemente, creyó que yo había perdido la razón. ¿Y cuál
fue la conclusión del doctor? "Puede ser que su hijo esté
pasando por algo. El saldrá de eso".
Su próxima táctica fue conseguirme un trabajo que me
mantuviera tan ocupado que no tuviera tiempo para este
"Jesús". Fue a ver a uno de sus amigos y le dijo: "Me gustaría
que le ofrecieras un trabajo a mi hijo Benny".
Papá me llevó a su negocio y esperó en el automóvil
mientras yo entraba. El hombre era uno de los seres más
rudos, duros, de espíritu perverso que jamás he conocido. Era
obvio que yo no podía trabajar para tal persona.
Volví al auto de mi padre y le dije: "Padre, nunca podría
tenerlo como mi jefe".
En verdad, ese día lo sentí por mi padre. El estaba en un
aprieto. Me dijo: "Benny, ¿qué tú quieres que yo haga por ti?
dímelo. Yo haré cualquier cosa que me pidas si por favor dejas
este Jesús tuyo".
"Papá" -le dije yo-, "tú me puedes pedir todo lo que
quieras pero yo moriría antes de dejar lo que he encontrado".
Era una escena fea. El cambió de un padre amistoso a
un extraño sarcástico. Todo lo que él tenía que ofrecer era otro
torrente de odio, otro azotamiento con la lengua.
El año siguiente -casi por dos años- mi padre y yo
apenas tuvimos comunicación. En el comedor él no me miraba.
Yo era totalmente pasado por alto. Finalmente se hizo
insoportable para mí aun sentarme y ver las noticias de la
noche junto con mi familia.
¿Qué hacía? Me quedaba en mi cuarto. Pero mirando
atrás, puedo ver que el Señor sabía exactamente lo que
estaba haciendo. Pasé cientos de horas -miles- a solas
con Dios. Mi Biblia siempre estaba abierta. Oraba y estudiaba;
adoraba. Me banqueteaba con el maná celestial que necesitaría
en los años venideros.
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En realidad, esa era prácticamente la única conversación que
teníamos --discusiones acerca de la casa del Señor.
Los orientales consideran increíble que se desobedezca
a los padres. Para este tiempo yo tenía casi veintiún años. Y
vívidamente, recuerdo la noche en que me atreví a decirle a mi
padre: "Yo te obedeceré en cualquier cosa que tú desees, pero
en lo de ir a la iglesia no te obedeceré. ¡Yo tengo que obedecer
al Señor!"
El se quedó petrificado. Como si le hubieran dado un
tiro. Y pareció encolerizarse más.
Por respeto hice todo lo que pude por ser obediente. Yo
le preguntaba "¿Puedo ir a la iglesia esta noche? El decía no, y
yo iba a mi cuarto y oraba: "Por favor, Señor, por favor cambia
su manera de pensar".
Entonces yo bajaba las escaleras y le preguntaba otra
vez."¿Puedo ir?
"No" -refunfuñaba él. Y yo volvía a subir.
Poco a poco, él comenzó a ceder. Los Catacumbas
alquilaron otro edificio para tener servicios los domingos, y allí
estaba yo. Los estudios bíblicos eran los jueves y viernes, y la
reunión de jóvenes los sábados por la noche. Estas reuniones
llegaron a ser toda mi vida.
Dos años después de mi conversión, mi crecimiento
espiritual estaba como un cohete moviéndose en órbita. Al final
de 1973, Merv y Merla Wátson me invitaban a unirme a ellos
en la plataforma para ayudarlos a dirigir la alabanza Y la
adoración. Pero yo no podía hablar en público.
Jim Poynter, el pastor lleno del Espíritu, de la Iglesia
Metodista Libre, me había visto allí. Y un día paró en el kiosco
sólo para hablar sobre las cosas del Señor. Ahí fue donde me
invitó a ir con él a la reunión de Kuhlman en Pittsburgh.
Mi encuentro personal con el Espíritu Santo después de
esa reunión fue asombroso. Pero me llevó algunos días darme
cuenta de las dimensiones de la revelación de Dios a mí.
Por este tiempo cambié de trabajo. Acepté una posición
de oficinista en la junta del colegio católico en Toronto. Estoy
seguro de que ellos a veces tenían interrogantes acerca de mí.
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Yo tenía una sonrisa en rrú rostro sólo de pensar acerca de lo
que Dios estaba haciendo en mi vida.
Tan pronto como terminaba mi trabajo, me iba a la casa
y subía rápidamente las escaleras que conducían a mi cuarto y
comenzaba a hablar con El. "Oh, Espíritu Santo, estoy tan
contento de regresar aquí a solas contigo". Sí, El siempre
estaba conmigo, pero mi cuarto llegó a ser un lugar sagrado,
especial. A veces, cuando yo no estaba trabajando me quedaba
en la casa todo el día, sólo para tener comunión personal con
El.
¿Qué estaba yo haciendo? Teniendo comunión.
Comunión con el Espíritu. - Y cuando no estaba en el trabajo o
en mi cuarto, trataba de ir a la iglesia. Pero no le decía a nadie
lo que me estaba pasando.
Cuando salía de la casa en la mañana, El salía conmigo.
En realidad sentía a alguien a mi lado. En el ómnibus sentía la
urgencia de comenzar a hablar con El, pero no quería que la
gente pensara que yo estaba loco. Aun en el trabajo, había
ocasiones cuando yo le susurraba cosas a El. En el almuerzo, El
era mi compañero. Pero día tras día, cuando llegaba a la casa,
subía a saltos aquellas escaleras, cerraba la puerta de mi
cuarto, y decía: "Ahora estamos solos". Y mi viaje espiritual
continuaba.
Unción en el automóvil
Permíteme explicar que muchas veces yo no estaba
consciente de Su presencia. Sabía que El estaba conmigo, pero
me había acostumbrado tanto a El, que no sentía la electricidad
de aquellos tiempos especiales.
Pero otros lo sentían. Muchas veces cuando mis amigos
venían a verme, ellos comenzaban a llorar por la presencia del
Espíritu Saíno.
Una vez Jim Poynter llamó para decirme: "Quiero
recogerte y llevarte a una iglesia metodista donde yo estoy
cantando. Tú puedes cantar conmigo si quieres". Yo no era
cantante, pero lo ayudaba de vez en cuando.
Aquella tarde yo estaba otra vez absorto en la unción del
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Espíritu de Dios. Entonces oí a Jim tocar la bocina. Al bajar las
escaleras corriendo e ir hacía el auto, sentí realmente la
presencia del Señor que corría conmigo.
Al momento de sentarme en el asiento del frente y
cerrar la puerta, Jim comenzó a llorar. El comenzó a cantar el
coro, ¡Aleluya! Aleluya! Se volvió a mí y dijo: "Benny, puedo
sentir al Espíritu Santo en este automóvil".
"Por supuesto, Su presencia está en este auto" --dije yo,
"¿En que otro lugar puede estar? Para mí había llegado a ser la
norma. Pero Jim casi no podía manejar. El continuaba
llorando delante del Señor.
Una vez, mi madre estaba limpiando el pasillo, mientras
yo estaba en mi cuarto hablando con el Espíritu Santo. Cuando
salí, ella cayó hacía atrás. Algo la había empujado contra la
pared. Yo dije: "¿Qué te pasa, mamá? Ella respondió: "No sé".
Bueno, la presencia del Señor por poco la tira al piso. .
Mis hermanos le dirán del tiempo cuando ellos se
acercaban a mí y no sabían lo que estaba pasando -pero sentían
algo raro.
Al pasar el tiempo perdí el deseo de salir con los jóvenes
de la iglesia para divertimos. Yo sólo deseaba estar con el
Señor. Muy a menudo yo decía: "Señor, prefiero tener esto que
cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer". Ellos podían tener
sus juegos, su entretenimiento, su balompié -yo no lo
necesitaba.
"Lo que yo quiero es lo que tengo ahora mismo” le dije
al Señor. "Cualquier cosa que esto sea, yo no lo dejaré ir".
Comencé a entender mejor el deseo del apóstol Pablo por "la
comunión del Espíritu Santo".
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Jesús es real, ¿No es cierto?
Mi hermana Mary le dio su corazón al Señor. Y dentro
de los próximos meses mi hermanito Sammy se salvó. Luego
vino Willie.
Todo lo que yo podía hacer era gritar, "¡Aleluya!" Estaba
sucediendo -y todavía yo no había comenzado a predicar.
Para este tiempo mi padre estaba casi a punto de
ingresar en un manicomio. ¿Estaba él perdiendo toda su
familia para este Jesús? El no sabía cómo manejar la situación.
Pero yo no tenía duda de que mi mamá y mi papá podían ver la
transformación que ya se había efectuado en dos de mis
hermanos y en Mary.
Cuando yo le di mi vida al Señor, tuve unos encuentros
maravillosos con El. Pero eran nada comparados con mi
caminar diario con el Espíritu Santo. Ahora el Señor realmente
visitaba mi cuarto. La gloria llenaba el lugar.
Algunos días pasaba de rodillas adorando al Señor ocho,
nueve, o diez horas consecutivas.
En el año 1974, se desató un fluir interminable del
poder de Dios en mi vida. Yo sólo decía: "Buenos días, Espíritu
Santo", y todo comenzaba de nuevo. La gloria del Señor se
quedaba conmigo.
Un día, en abril, yo pensé: "Tiene que haber una razón
para esto". Pregunté: "Señor, por qué estás haciendo todo esto
por mí? Yo sabía que Dios no le da a la gente paseos
espirituales para siempre.
Entonces al comenzar a orar, aquí está lo que Dios me
reveló. Yo vi alguien de pie frente a mí. Estaba totalmente en
llamas, moviéndose sin control; sus pies no estaban tocando el
piso. La boca de este ser estaba abriéndose y cerrándose - como
lo que la Palabra describe como "crujir de dientes".
En ese momento el Señor me habló en voz audible. Me
dijo: "Predica el evangelio".
Mi respuesta, por supuesto fue: "Pero Señor, no puedo
hablar".
Dos noches después el Señor me dio un segundo sueño.
Vi aun ángel que tenía una cadena en su mano, atada a una
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puerta que parecía llenar todo el cielo. ' La abrió, y allí había
gente hasta donde yo podía ver. Almas.
Todas se estaban moviendo hacia un grande y profundo
valle -y el valle era un infierno rugiente de fuego.
Era atemorizador. Vi miles de personas caer en el fuego.
Los que iban al frente de la muchedumbre estaban
resistiéndose a seguir, pero la aglomeración de la humanidad
detrás de ellos los empujó a las llamas.
De nuevo, el Señor me habló. Bien claro dijo: "Si no
predicas, serás responsable por cada uno que se caiga".
Instantáneamente, me di cuenta de que todo lo que pasaba en
mi vida era con un propósito -para que predicara el evangelio.
Sucedió en Oshawa
La comunión seguía. La gloria continuaba. La presencia
del Señor no se iba; en verdad, se intensificaba. La Palabra se
hizo más real. Mi vida de oración llegó a ser más poderosa.
Finalmente, en noviembre de 1974, yo no podía evadir
el tema más. Le dije al Señor: "Yo predicaré el evangelio con
una condición: que tú estés conmigo en cada servicio". Y
entonces le recordé: "Señor, tú sabes que no puedo hablar". Yo
me preocupaba continuamente por mi problema del habla y
por el hecho de que yo iba a sentirme avergonzado.
Era imposible, sin embargo, borrar de mi mente la
imagen del hombre ardiendo, y la voz del Señor cuando dijo:
"Si no predicas, por todo el que caiga tú serás responsable".
Yo pensé: "Tengo que comenzar a predicar". Pero, ¿dar
algunos tratados no será suficiente? Luego, una tarde, la
primera semana de diciembre, yo estaba visitando el hogar de
Stan y Shirley Phillips en Oshawa, como a treinta millas al este
de Toronto.
"¿Puedo decirles algo? -pregunté. Nunca antes me había
sentido guiado a contarle a nadie la historia completa acerca de
mis experiencias, sueños, y visiones. Por cerca de tres horas,
derramé mi corazón sobre cosas que sólo el Señor y yo
sabíamos.
Antes de terminar, Stan me interrumpió y dijo: "Benny,
43
esta noche tienes que venir a nuestra iglesia y compartir esto".
Ellos tenían una fraternidad llamada Shilo --como trescientas
personas en la iglesia Trinity Assembly of God (Asambleas de
Dios Trinidad), en Oshawa.
Me habría gustado que me hubieras visto. Mi pelo
estaba largo hasta los hombros, y yo no estaba vestido para ir a
la iglesia, porque la invitación había sido totalmente
inesperada.
Pero el 7 de diciembre de 1974, Stan me presentó al
grupo, y por primera vez en mi vida me paré delante de un
púlpito a predicar.
Al instante en que abrí mi boca, sentí que algo tocó mi
lengua y la soltó. sentía como adormecimiento, y comencé a
proclamar la Palabra de Dios con absoluta fluidez.
Aquí está lo sorprendente. Dios no me sanó cuando
estaba sentado en la audiencia. El no me sanó cuando iba hacia
la plataforma. El no me sanó cuando me paré detrás del
púlpito. Dios hizo el milagro cuando yo abrí mi boca.
Cuando su lengua se soltó, yo dije: "¡Eso es!" La
tartamudez había desaparecido. Toda. Y nunca más ha vuelto.
Mis padres no sabían que yo había sido sanado porque
teníamos muy poca comunicación en la casa. Y por supuesto,
había habido tiempos cuando yo podía hablar sin que se notara
el problema, y eso por un breve lapso -antes que volviera la
tartamudez otra vez.
Pero yo sabía que había sido sanado. Y mi ministerio
comenzó a crecer rápidamente. Parecía como si cada día me
invitaran a una iglesia o fraternidad para ministrar. Me sentí
en el centro de la perfecta voluntad de Dios.
"Yo voy a morir"
Por los próximos cinco meses yo era un predicador pero
mi madre y mi padre no lo sospechaban. Mantenerlo en secreto
por tanto tiempo constituyó un milagro. Mis hermanos lo
sabían, pero no se atrevían decirlo a papá, porque ellos sabían
que sena el final de Benny.
En el Toronto Star en abril de 1975, apareció un anuncio
con mi retrato. Yo estaba predicando en una iglesita
44
pentecostal en la parte oeste del pueblo, y el pastor deseaba
atraer algunos visitantes.
Dio resultado. Costandi y Clemence vieron el anuncio.
Yo estaba sentado en la plataforma aquel domingo en la
noche. Durante el servicio de alabanza miré, y apenas podía
creer lo que veía. Allí estaban mi madre y mi padre, y eran
llevados a sus asientos por jan ujier, a sólo unas cuantas filas
frente a la plataforma.
Yo pensé: "Esto es lo que faltaba. Voy a morir".
Mi buen amigo Jim Pbynter estaba sentado a mi lado en
la plataforma. Volviéndome a él le dije: "¡Ora, Jim! ¡Ora!" El se
sorprendió cuando le dije que mamá y papá estaban allí.
Mil pensamientos pasaron por mi mente, y no era el
menor: "Señor, yo sabré que estoy realmente sanado si no
tartamudeo esta noche". No puedo recordar otra ocasión en
que yo estuviera tan nervioso durante un servicio, y la ansiedad
siempre me hacía tartamudear.
Al comenzar a predicar, el poder de la presencia de Dios
comenzó a fluir a través de mí, pero no podía mirar en la
dirección donde estaban mis padres -ni siquiera para un
vistazo. Todo lo que yo sabía era que mi preocupación acerca
de tartamudear era innecesaria. Cuando Dios me sanó, la
sanidad fue permanente.
Hacia el final del servicio comencé a orar por aquellos
que necesitaban sanidad. Oh, el poder de Dios llenó aquel
lugar.
Mientras la reunión estaba finalizando, mis padres se
Pararon y salieron por la puerta de atrás.
Después del servicio le dije a Jim: "Tienes que orar. ¿Te
das cuenta de que en las próximas horas se decidirá mi
destino? Puede que tenga que dormir en tu casa esta noche".
Aquella noche manejé alrededor de Toronto sin rumbo
fijo. Yo deseaba esperar hasta por lo menor las dos de la
madrugada para llegar a casa. Para esa hora yo sabía que mis
padres estarían acostados.
Realmente yo no deseaba enfrentarlos. Pero más ade-
lante hablaré sobre eso.
45
Capítulo 4
De persona a persona
¿Estás listo para conocer íntima y personalmente al
Espíritu Santo? ¿Deseas escuchar su voz? ¿Estás preparado
para conocerlo como una persona?
Eso fue exactamente lo que me pasó a mí, y
drásticamente transformó mi vida. Fue una experiencia inten-
samente personal, y basada en la Palabra de Dios.
Puede que tú te preguntes; "Fue el resultado de estudio
bíblico sistemático? No, sucedió cuando invité al Espíritu
Santo a ser mi amigo personal. A ser m¡ gula constante. A
tomarme de la mano y guiarme "a toda verdad". Lo que El te
descubra y revele en la Escritura dará vida a tu estudio de la
Biblia.
Lo que estoy a punto de compartir contigo comenzó en
el momento que el Espíritu Santo entró en mi cuarto en
diciembre de 1973, y nunca ha cesado. Aquí está la única
diferencia: Yo lo conozco infinitamente mejor hoy que cuando
lo conocí por primera vez.
Comencemos con lo básico. El Espíritu Santo cambió mi
vida. El estaba conmigo desde el momento que yo le pedí a
Cristo que viniera a mi corazón y nací de nuevo.
Luego vino el tiempo cuando recibí el bautismo en el
Espíritu Santo. Fui 'Teno" con el Espíritu. Hablé en lenguas. El
impartió Su presencia y Sus dones. Algunas personas han
recibido la misma experiencia y se detienen ahí, No se dan
cuenta de que lo que pasó en pentecostés fue sólo uno de los
dones del Espíritu.
Pero lo que yo deseo que tú sepas es esto: más allá de la
salvación, más allá de estar bautizado en agua, más allá de la
llenura del Espíritu, la "tercera Persona de la Trinidad" está
esperando por ti para que lo conozcas personalmente. El
anhela una relación de toda la vida. Y eso es lo que tú estás a
punto de descubrir.
46
LLEVADOS A COMUNION
Vamos a suponer que marcaste mi número telefónico
dos años atrás y nos familiarizamos a través de él; y que
continuamos nuestra comunicación de esta forma y nunca nos
hubiésemos encontrado, ¿qué sabrías tú realmente acerca de
mí?
Tú dices: "Yo conocería el tono de tu voz a través del
teléfono". Y eso sería todo. No me reconocerías si me vieras en
la calle.
Pero llega el día de encontrarnos cara a cara. De repente
extiendes tu mano para estrechar la mía. Ves cómo luzco, el
color de mi pelo y de mis ojos, qué clase de ropa uso. Quizás
vamos a comer fuera, y tú sabes si me gusta el café o el té.
Tú aprendes volúmenes acerca de las personas cuando
las conoces personalmente.
Fin de la lucha
Cuando el Espíritu Santo y yo nos encontramos, eso fue
lo que comenzó a suceder. Empecé a descubrir cosas acerca de
Su personalidad que me cambiaron como cristiano. La
salvación me transformó como persona. Pero el Espíritu tuvo
un efecto tremendo en nú andar en la vida cristiana.
Al comenzar a conocer al Espíritu Santo, me volví
sensible a El y aprendí lo que lo contrista -y lo que le agrada.
Lo que le gusta, lo que no le gusta. Lo que lo enfada y lo que lo
alegra.
Llegué a entender que la Biblia misma fue escrita por el
Espíritu Santo. El usó hombres de todas las áreas de la vida,
pero cada uno de ellos fue guiado por el Espíritu.
Por mucho tiempo yo luchaba por entender la Biblia.
Entonces vino el día que levanté mis ojos y dije: "Maravilloso
Espíritu Santo, ¿me puedes decir lo que quieres decir con esto?
Y El habló. El me reveló la Palabra.
El Señor usó una reunión de Kathryn Kuhlman para
prepararme para lo que estaba a punto de ocurrir. Pero jamás
la señorita Kuhlman se sentó conmigo a hablarme sobre el
Espíritu Santo. Todo lo que aprendí fue de El. Y es por eso que
47
es fresco, es nuevo, y es mío.
Cuando regresé a casa, de aquella reunión en
Pittsburgh, caí de rodillas. Fui sincero y transparente cuando
dije: "Precioso Espíritu Santo, yo deseo conocerte". Nunca
olvidaré lo nervioso que estaba. Pero desde aquel ~día he.
llegado a conocerlo como un hermano. Verdaderamente, El es
un miembro de la familia.
QUIEN ES EL
Te preguntas, ¿Quién es el Espíritu Santo? Yo deseo que
sepas que El es la persona más bella, mas preciosa, más
amorosa en la tierra. Dios el Hijo no está en la tierra. Dios el
Padre no está en la tierra. Ellos ambos están en el cielo en este
mismo instante.
¿Quién está eir la tierra? Dios el Espíritu Santo. Para
Dios el Padre, el Espíritu Santo vino a hacer Su obra a través
del Hijo que resucitó. Cuando Dios el Hijo se fue. Dios el
Espíritu Santo vino, y todavía El está aquí haciendo Su obra.
Piense en esto: Cuando Dios el Hijo se fue, no se llevó a
Juan y a Pedro con El. El dijo: "Hijitos, aún estaré con vosotros
un poco. Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así os digo
ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podéis ir... (Juan
13:33).
Pero cuando Dios el Espíritu Santo se vaya, y muchos
creyentes creemos que va a suceder muy pronto, El va a
llevarse a los redimidos del Señor con El. A esto loo llaman el
Rapto. Seremos arrebatados con El para encontrar al Señor en
el aire.
¿Quién es el Espíritu Santo? En un tiempo yo crela que
El era como el vapor, a veces flotando alrededor, que nunca
podría conocerlo. Yo aprendí que no sólo El es real, sino que
tiene una personalidad.
48
persona? ¡No! Lo que ves es un cuerpo muerto.
Tienes que darte cuenta de que lo que hace a una
persona no es el cuerpo. En vez de eso, la persona es lo que sale
del cuerpo. Emociones, voluntad, intelecto, sentimientos. Estas
son algunas de las características que hacen a una persona y le
dan la personalidad.
Los que me escuchan predicar no están mirando a
Benny Hinn. Ellos sólo ven mi cuerpo. Yo vivo dentro de mi
cuerpo físico. Es la persona de adentro lo que es importante.
El Espíritu Santo es una persona. Igual que tú, El puede
sentir, percibir, y responder. El se duele. El tiene la habilidad
de amar y la habilidad de odiar. El habla, y tiene Su propia
voluntad.
Pero exactamente, ¿quién es El? El Espíritu Santo es el
Espíritu de Dios el padre y el Espíritu de Dios el Hijo. El es el
poder de la Deidad -el poder de la Trinidad.
¿Cuál es su obra? La obra del Espíritu es traer el
mandamiento del Padre y la ejecución del Hijo.
Para entender la obra del Espíritu Santo necesitamos
entender la obra del Padre y del Hijo. Dios el Padre es el que da
el mandamiento. El es el que siempre ha dicho: "Sea hecho".
Desde el principio, ha sido Dios, quien da las órdenes.
Por otro lado, es Dios el Hijo que ejecuta el man-
damiento del Padre. Cuando Dios el Padre dijo: "Sea la luz",
Dios el Hijo vino y lo hizo, Dios el Espíritu Santo trajo la luz.
Permíteme ilustrarlo en esta forma. Si yo te pido: "Por
favor, enciende la luz", tres fuerzas estarían envueltas.
Primero, yo sería el que daría la orden. Segundo, tú serías el
que iría al interruptor y lo enciendes. En otras palabras, tú eres
el ejecutor de la orden. Pero finalmente, ¿quién trae la luz? No
soy yo, ni tú. Es el poder -la electricidad- lo que produce la luz.
El Espíritu Santo es el poder de Dios. El es el poder del
Padre y del Hijo. El es quien ejecuta la obra del Hijo. Sin
embargo es una persona. El tiene emociones, que se expresan
en una forma única entre la Trinidad.
Se me ha preguntado: "Benny, ¿no estás olvidando la
importancia de Cristo en todo esto? ¡Nunca! ¿Cómo podré
49
olvidar al que me amó y murió por mí? Pero hay tanta gente
enfocando al Hijo que se olvidan del Padre --el que los amó y
envió a Su Hijo. Yo no puedo olvidarme del Padre ni del Hijo.
Pero no puedo comunicarme con el Padre o con el Hijo sin el
Espíritu Santo (Vea Efesios 2:18).
COMUNION
Durante uno de mis primeros encuentros con el Espíritu
Santo tuve una experiencia que me hizo llorar. Tan simple
como que estoy hablando contigo, le pregunté: 44 ¿Qué se
supone que yo haga contigo? ¿Me puedes decir, por favor, a
qué te pareces? Honestamente, yo era como un niñito tratando
de aprender, y sentí que El no se enfadaría con mis preguntas
sinceras.
La reunión de comunión
Aquí está la respuesta que el Espíritu Santo me dio: "Yo
soy el que tengo comunión contigo". Y con la velocidad de un
chazquido de dedos, el versículo vino delante de mí: "La gracia
del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del
Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén" (2 Corintios
13:14).
Yo pensé: "¡Eso es! El Espíritu Santo es el que se
comunica, que tiene comunión conmigo. Entonces yo
pregunté, "¿Cómo puedo tener comunión contigo, pero no con
el Hijo? Y El respondió: "Así es exactamente como debe ser. Yo
estoy aquí para ayudarte en tus oraciones al Padre. Y estoy aquí
para ayudarte a orar al Hijo".
Inmediatamente, todo rrú concepto de la oración
cambió. Fue como si me hubieran dado una llave de oro que
abría las puertas del cielo. Desde aquel momento, tuve un
amigo personal que me ayuda a hablar con el Padre en el
nombre de Jesús. Literalmente, El me llevó a arrodillarme y
fue fácil comunicarme con el Padre.
¡Qué comunión! Eso es lo que el Espíritu Santo espera -
su comunión!
¡Permíteme explicarlo! No hay súplicas ni peticiones en
50
la comunión como las hay en oración. Si yo pregunto: ¿Por
favor, me puedes traer algún alimento? Eso es una petición.
Pero la comunión es mucho más personal: ¿Cómo estás hoy?
¡Vamos a desayunar juntos!" Eso es comunión.
Recuerda, no hay peticiones egoístas en la comunión
sólo amistad, amor, y comunión. Así fue conmigo. Yo comencé
a esperar por el Espíritu Santo antes de orar. Yo decía:
"Precioso Espíritu Santo, vendrías ahora, a ayudarme a orar?
La Biblia dice: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda
en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene,
no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros
con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones
sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos" (Romanos 8:26-27).
Cuando no sabemos qué decir, El viene en nuestra
ayuda.
Y aquí está el próximo principio que aprendí. El Es-
píritu Santo es el único maestro de la Biblia. "Y nosotros no
hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que
proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha
concedido, lo cual también hablamos, no con palabras
enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el
Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual" (1 Corintios
2:12-13).
51
dijo: "Cuando hieres a un niño éste se alejará de ti; cuando
amas a un niño, se sentirá bien cerca de ti". Y así fue como
comencé a acercarme a El. Yo sentí que El era bondadoso, y sin
embargo poderoso también. Como un niño, El siempre desea
estar muy cerca de aquellos que lo aman.
¿Has visto a un niñito, o una niñita, asido de la falda de
su mamá o los pantalones de su papá? Dondequiera que van
los padres, el niño se agarra de ellos y los sigue. Es una señal
segura de que los niños son amados y cuidados. Así es con El
Espíritu Santo. El está cerca de aquellos que lo aman.
¿Cómo fue posible que el gran evangelista Charles
Finney pudiera predicar el evangelio y la gente "caer bajo el
poder", confesando sus pecados? ¿Cuál fue el poder que cayó
cuando Juan Wesley se paró en las sepulturas y abrió su boca
para predicar? Fue la persona del Espíritu Santo que
acompañó su ministerio.
En la ciudad de Nueva York, Kathryn Kulilman acababa
de predicar en una convención de Los Hombres de Negocio del
Evangelio Completo. La llevaron por la cocina a un ascensor
para evadir la multitud. Los cocineros en sus gorros y
delantales blancos, no tenían idea de que se estaba llevando a
cabo una reunión y nunca habían oído de la señorita Kuhlman.
Ellos ni aun sabían que ella estaba pasando por allí, y lo
próximo que pasó fue que cayeron al piso. ¿Por qué? Kathryn
no oró por ellos; sólo caminó por allí. ¿Qué pasó? Cuando ella
salió de la reunión parecía como si el poder de la presencia del
Espíritu la acom_ pañaba.
¿Quién es el Espíritu Santo? Es el poder del Señor.
Ese poder llegó a ser más evidente para mí cuando
comencé a orar en mi cuarto -solo. Día tras día, hora tras hora,
levantaba mis manos y decía: "Precioso Espíritu Santo,
vendrías ahora mismo a hablar conmigo? ¿A quién otro me
volvería yo? Mi familia estaba contra mí. Mis amigos eran
pocos. Sólo El. Sólo el Espíritu Santo.
Hubo ocasiones cuando El vino como un viento. Como
una brisa fresca en un día de verano. El gozo del Señor me
llenaba hasta que ya no podía contenerlo. Mientras
52
hablábamos yo decía: "Espíritu Santo, te amo y anhelo Tu
comunión". Y encontré que ésta era mutua. El anhelaba mi
comunión, también.
53
Jesús era un hombre total, sin embargo la Escritura es
clara que El no se movía sin el Espíritu Santo. El no predicaría
sin el Espíritu Santo. El no ponía sus manos sobre los enfermos
sin el Espíritu Santo. "El Espíritu del Señor está sobre mí", dijo
El, al comenzar Su ministerio, "Por cuanto me ha ungido para
dar buenas nuevas a los pobres..." (Lucas 4:18).
¿Qué pasó cuando Jesús regresó al Padre? De repente
los discípulos tenían tal comunión con el Espíritu, que su
vocabulario completo cambió. Ellos comenzaron a decir que "el
Espíritu y nosotros" eran testigos de Su resurrección. El vino a
ser parte de cada acción de sus vidas. Ellos estaban en
comunión total -trabajando juntos para el Hijo.
¿Qué había en la vida del apóstol Pablo que le dio poder
para soportar el sufrimiento? ¿Y qué había en la vida de Pedro
que aun su sombra sanaba a los enfermos? Era el toque del
Espíritu.
David Wilkerson relata que fue a ver a una mujer de
Dios llamada la Madre Basilea Schlink. El dijo que al momento
de entrar en la sala, él pudo sentir la presencia del Señor. ¿Por
qué? Porque ella amaba al Espíritu Santo. Y los que lo aman
conocen Su presencia.
54
¿Cómo se convirtió el eunuco etíope? "Y el Espíritu dijo
a Felipe: Acércate y júntate a ese carro" (Hechos 8:29). Felipe
reconoció la voz del Espíritu. No fue Dios el Padre que le habló
-tampoco Dios el Hijo. Fue Dios el Espíritu Santo. El es una
persona con voluntad, y en ese momento estaba haciendo la
obra del Padre. Yo creo que el pecado más grande en contra del
Espíritu Santo es contristarlo, lo cual incluye negar Su poder y
presencia. En ningún lugar en la Escritura puedes hallar las
palabras, "No contristéis a Dios el Padre", o "No contristéis a
Dios el Hijo". Pero a través de la Biblia tú encuentras, "No
contristéis al Espíritu".
Dios le dijo a los hijos de Israel en el desierto: 64
vosotros hicisteis enojar mi Espíritu. El no dijo: " Vosotros me
habéis contristado". Dios el Hijo miró a los fariseos y dijo: "A
todo aquel que dijere alguna palabra contra el Hijo del
Hombre, le será perdonado; pero al que blasfemare contra el
Espíritu Santo, no le será perdonado" (Lucas 12:10).
La persona del Espíritu Santo es distinta en la Deidad.
El es tierno. Es sensible, Pero porque Jesús nos lo dio a ti y a
mí, El no nos va a dejar.
El Espíritu Santo es un caballero. El no entra en tu
cuarto hasta que lo invites. El no se sienta mientras no se lo
pidas. Y El no te habla hasta que tú le hables a El.
¿Por cuánto tiempo esperará? Hasta que tú le hables a
El. Pueden ser meses -aun años. El sólo esperará y esperará. Mi
amigo, tú nunca conocerás Su poder-, nunca conocerás Su
presencia hasta que vayas y te sientes a Su lado y digas:
"Maravilloso Espíritu Santo, dime todo acerca de Jesús".
55
"El Espíritu Santo es una persona" -le dije.
¿Cómo me sentiría yo si usted estuviera aquí sentada y
no me hiciera caso? Cuando nos conocimos, yo esperaba que
usted hablara conmigo. Y así es con el Espíritu Santo".
"Nunca había pensado de eso en esa manera" --dijo ella.
,, Cuando esté sola esta noche, hable con El" -le dije. "Es
tan simple como eso". Yo sabía que ella encontraría la realidad
que estaba buscando.
¿Qué acerca de Jesús? -preguntó ella.
Yo le dije, "Sólo siéntese y espere por El; El es quien
glorifica a Jesús. No, usted no se está olvidando de Jesús.
Después de todo, fue Cristo quien le dió el Espíritu Santo. Sólo
haga lo que Jesús dijo".
Al día siguiente recibí una llamada telefónica de la
animadora de plática radial más emocionada que te puedas
imaginar. "¿Sabe lo que me pasó anoche? -preguntó
ella, hablando tan rápido que tuve que detenerla.
"Benny, el Espíritu Santo, me habló".
Lo que me dijo me estremeció todo. Apenas podía
sostener el teléfono. Ella comenzó a llorar al decirme lo que el
Espíritu le había dicho: "Yo he buscado en todo el mundo y no
hay nadie como Jesús". Y ella me dijo las palabras que había
oído: "Vén, Señor Jesús. Ven, Señor Jesús".
Inmediatamente me recordé de las palabras, El Espíritu
y la esposa dicen: Ven" (Apocalipsis 22:17).
Aquí está una de las lecciones más importantes que yo
haya aprendido. Una persona que conoce la presencia del
Espíritu Santo siempre glorificará y magnificará a Jesús.
Cuando tú conoces el Espíritu en verdad, glorificarás a
Jesucristo el Hijo de Dios, porque el Espíritu Santo dentro de ti
glorifica a Dios el Hijo. Es automático. Sólo Jesús es glorificado
en una vida llena del Espíritu.
Cada acción de tu vida refleja de qué llenas tu vida. Si tú
llenas tu vida de periódicos, hablarás noticias. Si de novelas,
hablarás de novelas. Pero si estás lleno del Espíritu y Su
presencia te absorbe, buscarás a Jesús y no glorificarás a
ningún otro sino a Jesús.
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Si Dios el Padre y Dios el Hijo demostraron su amor por
el Espíritu Santo, ¿cómo nosotros podemos hacer menos?
Dios lo amó tanto que castigó a los hijos de Israel por su
desobediencia; "por lo cual se les volvió enemigo" (Isaías 63:
10). Dios no permitía que un sacrificio, o aun las oraciones de
Moisés pudieran obtener perdón para el pecado contra el
Espíritu Santo.
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Espíritu Santo. Jesús lo dijo. Y El sabía lo que estaba diciendo.
En el Antiguo Testamento, Moisés podía ir al Padre. En
el Nuevo Testamento, los discípulos podían hablar con el Hijo.
Pero cuando tú y yo tenemos una necesidad, ¿a dónde debemos
volvemos? Al Espíritu Santo. El es una persona, y El está
esperando ahora mismo que tú lo recibas en tu vida.
Buscando Su presencia tú descubrirás el secreto de los
grandes hombres y mujeres de Dios. David dijo: "No me eches
de delante de ti, y no quites de mi tu santo Espíritu" (Salmo
51:11). El sabía muy bien lo que había pasado cuando el
Espíritu dejó a Saúl.
Pablo nos dijo que anduviéramos en el Espíritu,
viviéramos en el Espíritu, oráramos en el Espíritu. Pedro y
Felipe hablaron con El; y también Cristo.
Es tiempo de comenzar
Tú preguntas, ',¿Cómo comienzo? Realmente es muy
simple. Puedes comenzar diciendo: "Espíritu Santo, ayúdame a
orar ahora". Eso es exactamente lo que El desea que hagas. La
Biblia dice que El ora por ti "con gemidos indecibles". Y cuando
tú empiezas, sentirás que tu carga es quitada. Tendrás un
compañero de oración que te guiará directo al trono de Dios.
El Espíritu Santo es una persona muy amable. El desea
ser tu amigo más querido, y El está esperando para llevarte
más cerca de Jesús. Cristo dijo: "Porque si no me fuera, el
Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo
enviaré" (Juan 16:7). Luego El dijo del Espíritu: "El os guiará a
toda la verdad y me glorificará; porque tomará de lo mío; y os
lo hará saber" (Juan 16:13-14). Y no sólo eso -El te preparará
para la venida del Señor, para que estés listo cuando suceda.
El Espíritu Santo está esperando. El desea que
comiences una nueva relación --de persona a persona.
58
Capítulo 5
¿Que voz escuchas tú?
"Benny, quiero que dejes de hablar de Jesús en esta
casa. ¿Entiendes? Nunca puedo olvidar la voz airada de mi
padre, que estaba furioso por mi conversión. Después de mi
encuentro con el Espíritu Santo, su ira fue aun peor.
Pero yo comencé a oír otra voz. Era el sonido del
Espíritu, y El me dio un amor por mi padre, que sobrepasaba
todo lo que yo había conocido cuando niño o adolescente. No
importaba lo que mi padre dijera, yo podía mirarlo con
perfecta paz. Y parecía que mientras más airado se ponía, más
amor el Espíritu me daba.
Tres cosas ocurrieron cuando el Espíritu Santo entró en
mí vida.
Primero, la Palabra del Dios viviente vino a ser vida
absoluta para mí. Ya no leía más un poquito de Mateo y un
poquito de los Salmos. Abría la Biblia y sentía como si yo
estuviera dentro de ella -viéndola "vivir y en colores vivos". La
voz del Espíritu Santo me llevó a una gran aventura por las
Escrituras.
Segundo, mi vida de oración cambió completamente.
Las horas de orar, bostezar, y repetir habían terminado. El
Espíritu Santo y yo estábamos conversando. El hacía a Dios
real. El me dio poder y denuedo que me hizo sentir de diez pies
de alto.
Y tercero, El transformó mi vida cristiana diaria. En
realidad comenzaba a cantar y no sabía por qué, hasta que leí
las palabras: "Antes bien sed llenos del Espíritu, hablando
entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales,
cantando y alabando al Señor en vuestros corazones" (Efesios
5:18-19).
Lo que comenzó a pasarme no era natural --era
sobrenatural. El Espíritu había tomado control. El comenzó a
bautizarme con amor por la gente -y especialmente por mi
propio padre. Fue exactamente como lo declara la Palabra:
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"Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado" (Romanos
5:5).
Yo llegué a ser una persona tan cambiada que mis
instintos y reacciones naturales fueron reemplazados por la
guianza del Espíritu. Yo aprendí lo que quería decir “crucificar
la carne". Y me di cuenta de que yo no podía hacerlo por mí
mismo. "Porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si
por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos
son hijos de Dios" (Romanos 8:13-14).
Su voz
¿Cómo eres guiado por el Espíritu? Tú te familiarizas
con Su voz. La reconoces. Respondes a ella. Y mientras más
comunión tienes con El, más profunda llega a ser la relación.
En el principio
Desde el principio del tiempo, Dios hizo clara la persona
y el poder del Espíritu Santo. En realidad, el Espíritu Santo es
la manifestación de la Deidad en la Escritura. "Y el Espíritu de
Dios se movía sobre la faz de las aguas, (Génesis L2).
Cuando Dios creó a Adán del polvo de la tierra, El
comenzó dándole forma al barro. Aquel barro estaba
absolutamente muerto hasta que vino el aliento de vida. La
Biblia dice que Dios "sopló en su nariz aliento de vida, y fue el
hombre un ser viviente" (Génesis 2:7).
El aliento de Dios es el Espíritu Santo. Job lo describe
así: "El Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente
me dio vida" (Job 33A).
Al momento de Dios soplar en Adán, éste vivió. Cuando
Adán abrió sus ojos, el primer contacto que tuvo fue con el
Espíritu Santo. Porque El era el soplo que fluía del cuerpo de
Adán y permaneció sobre él. Adán se incorporó completamente
lleno de la presencia de Dios.
La Escritura me dice que Dios el Espíritu Santo era el
poder de la creación. "Su Espíritu adornó los cielos" (Job
26:13).
60
Lo que es más emocionante, sin embargo, es que Dios
desea tomar ese mismo Espíritu y dártelo a ti. En realidad, El
desea "derramarlo" en ti:
Hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de
lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo
fértil sea estimado por bosque. Y habitará el juicio en el
desierto, y en el campo fértil morará la justicia
(Isaías 32:15-16).
¡Que promesa tan maravillosa! Dios desea derramar Su
Espíritu sobre ti. El desea soplar Su Espíritu en ti. ¡El desea
que tú, al igual que Adán, vivas!
El darme cuenta de que el aliento de Dios. es el Espíritu
de Dios fue para mí descubrir un tesoro enterrado. ¿Has oído
alguna vez la voz del Todopoderoso hablándote? Mucha gente
la ha oído. Pero, exactamente, ¿quien estaba hablando? ¿La voz
de quién escuchaste?
Yo creo que escuchaste al Espíritu Santo. El es el que
comunica la voz de Dios. La descripción de Dios el Padre está
en Job:
Oíd atentamente el estrépito de su voz, y el sonido que
sale de su boca. Después de ella brama el sonido, truena él con
voz majestuosa; y aunque sea oída su voz, no los detiene.
Truena Dios maravillosamente con su voz; el hace grandes
cosas, que nosotros no entendemos (Job 37:2, 4-5).
El poder de la voz de Dios era más de lo que el pueblo
de Israel podía entender.
61
29).
La única otra vez que Dios habló directamente fue
cuando las nubes rodearon a los discípulos en el Monte de la
Transfiguración y El dijo: "Este es mi hijo amado, en quien
tengo complacencia; a él oíd" (Mateo 17:5). De nuevo, la voz de
Dios produjo un resultado asombroso. "Al oír esto los
discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran
temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos y
no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús
solo" (v.v. 6-8).
Tú dices: "Benny, yo pensaba que Dios hablaba a través
de toda la Palabra". Exactamente. Pero el que estaba hablando
era el Espíritu Santo.
Permíteme darte un ejemplo. La voz que fue oída por
los profetas fue la del Espíritu -no la voz del Hijo o del Padre.
Isaías habla acerca de oír la voz del Señor diciendo:
Y dijo: Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no
entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el
corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos,
para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su
corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad
(Isaías 6:940).
Pero, ¿quién estaba realmente hablando? ¿Era en
realidad la voz del Señor? 0 era la voz de Jehová en la tierra
--el Espíritu Santo? Para saber esto, miremos a esa misma
Escritura como fue repetida en el libro de los Hechos.
Pablo, en Roma, bajo la supervisión de un guardia
predicó que:
Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta
Isaías a nuestros padres, diciendo: Ve a este pueblo y diles: De
oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis;
porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los
oídos oyeron pesadamente~ y sus ojos han cerrado, para que
no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de
corazón, y se conviertan, y yo los sane (Hechos 28:25-27).
¿Quién realmente habló estas palabras? Lo que Isaías le
atribuyó al Señor, Pablo clarificó como hablado por el Espíritu
62
Santo.
Recuerda que el Nuevo Testamento explica el Antiguo.
Aquí hay otro ejemplo. En Jeremías leemos: "Pero este es el
pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días,
dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su
corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo"
(Jeremías 31:33).
El profeta escribe, "dice Jehova", pero para entender la
verdadera fuente de la Escritura, necesitas leer en el libro de
Hebreos: "Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque
después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos
después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en
sus corazones, y en sus mentes las escribiré" (Hebreos 10:
15-16).
¿Quién lo dijo? El Espíritu Santo. El lo había dicho
antes (v. 15).
¿Quién es "Jehová?
Un cambio profundo tomo lugar en mi vida espiritual
cuando me di cuenta de que el Espíritu Santo era Dios.
Millones de personas -y yo estaba entre ellas- de alguna
manera crecen creyendo que El es menos que igual a las
otras personas de la Trinidad. De alguna manera estamos
indoctrinados que porque El es tercero El realmente no es
Dios.
Tú tienes que llegar a esta verdad: El Espíritu Santo es
Dios. El no es menos Dios que Jesús. El no es menos Dios que
el Padre. El es tan Dios como el Padre y el Hijo.
Jehová es el nombre del ser trino -no sólo el de uno de
ellos. El Padre es llamado Jehová. El Hijo es llamado Jehová.
El Espíritu Santo es llamado Jehová.
Cuando Dios el Padre habla, habla por medio de la voz
del Espíritu Santo. Cuando Jesús envió los Once, les dijo: "Mas
cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué
hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de
hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu
de vuestro Padre que habla en vosotros" (Mateo 10: 19-20).
63
Una y otra vez en Apocalipsis se nos exhorta: "El que
tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice..." (Apocalipsis 2:7, 11,
17).
Aun Cristo mismo no habla sin el Espíritu Santo. En
Hechos leemos que El fue llevado al cielo, "después de haber
dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que
había escogido" (Hechos 12). Y en Hebreos encontramos que
Cristo se ofreció a sí mismo a Dios "mediante el Espíritu"
(Hebreos 9:14).
¿Se está acabando? El Espíritu Santo es el que
comunica el cielo en tu corazón. El es la voz de Dios para ti. Tú
dices: "Bueno, yo sé que era Dios hablándome". Por supuesto
era Dios. Era Dios el Espíritu Santo. Diciéndolo en otra forma,
es el Padre, mediante el Hijo, hablando por el Espíritu.
De lo que ya has aprendido, te puedes imaginar qué
pasaría si Dios el Padre te hablara audiblemente. Tú no podrías
soportarlo. Yo dudo que tú estés aun preparado para oír la voz
de Jesús, descrita como "el sonido de muchas aguas"
(Apocalipsis 1.15). Cuando Juan lo oyó, cayó a Sus pies, "como
muerto" (v. 17).
El Espíritu Santo, sin embargo toma la voz del Padre y
la del Hijo y las hace suaves, amables, y perfectamente claras.
En el momento que me di cuenta de que el Espíritu
Santo era Dios -Y comencé a adorarlo y tratarlo como Dios- mi
vida comenzó a cambiar. Ya no vi más al Espíritu Santo como
menor, más débil, un ser nebuloso parado en un rincón. Ahora
no solamente Dios y el Padre y Dios el Hijo reciben mi
adoración. Ahora yo adoro un Dios en tres personas.
Permíteme decirlo otra vez. El Espíritu Santo es
Dios-igual en majestad, poder, gloria, y eternidad. El es Dios.
¿Qué dijo Jesús acerca del Espíritu? Dijo que cuando El
viniera, "No hablará por su propia cuenta, sino que hablará
todo lo que oyere" (Juan 16:13). ¿Qué oye El? El precioso
Espíritu Santo oye al Padre hablar directamente a ti. Pero
cuando El habla, no dice: "El Padre dice". El dice: "Yo digo".
¿Por qué? Porque el Padre, el hijo y el Espíritu Santo siempre
actúan en armonía.
64
Como el sol en el cielo
Es muy fácil limitar la Deidad o dividir la Deidad fuera
de la Escritura. Los cristianos nuevos a menudo preguntan:
"Cómo puede Dios ser uno y tres al mismo tiempo?" Dios es
uno. Pero Dios es tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y como
este libro es sobre el Espíritu Santo, yo los distingo a propósito
para mostrar el ser trino.
Dios es como el sol en el cielo. Si tú miras su brillo ves
un sol. En realidad, sin embargo, es un sol trino que mantiene
vivo nuestro planeta. Hay tres elementos distintos: el sol, la
luz, y el calor.
Y así es con la Trinidad. El Padre es como el sol
completo, Jesús es la luz, y el Espíritu Santo es el calor que tú
sientes. Cuando estás en la presencia del Padre, ¿qué
sientes? El calor, la energía, y el poder del Espíritu
Santo. Si miras el rostro del Padre, ¿a quién ves? "El que me ha
visto a mí, ha visto al Padre", Jesús le dijo a Felipe. (Juan 14:9).
Yo me emociono al pensar en el tiempo cuando entre al
cielo. La Deidad estará allí. Cuando me pare frente a Dios
mismo veré a los tres -Al Espíritu, al Hijo y al Padre.
¿A qué se parece Dios? No hay un lugar en la Palabra de
Dios donde se describa al Padre en detalle. "Pero Esteban,
lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la
gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios"
(Hechos 7:55).
Esteban vio a Jesús claramente, pero cuando vio al
Padre sólo pudo ver la "gloria" que lo rodeaba. Sí, Dios el Padre
tiene una forma pero ningún hombre sabe su parecer
(Filipenses 2:6), pero el Hijo vino a revelarlo.
Si miras de cerca lo que Cristo dijo, entenderás cómo el
Espíritu abarca la Deidad. Jesús dijo, "Nadie viene al Padre
sino por mí7' (Juan 14:6). Y la Escritura enseña que somos
atraídos a Cristo por el Espíritu. En otras palabras, tú necesita
tener al Espíritu si deseas la Deidad. Cuando tú abrazas al
Espíritu Santo, estás abarcando también al Padre y al Hijo.
Nunca olvidaré el día que el Espíritu Santo me revelo
65
que Su Señorío es igual al de Jesús. Me mostró en la Escritura
que El es llamado Señor.
Pablo, escribiendo a la iglesia en Corinto, dice: "Porque
el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí
hay libertad" (2 Corintios 3:17). Correcto. Todos confesamos
que Jesús es Señor -pero lo mismo es el Espíritu- Santo. ¡El es
el Espíritu de Jesús!
El Espíritu Santo es omnipresente, pero
desafortunadamente la libertad no se encuentra en ningún otro
lugar. Algunas iglesias parecen más una prisión hostil que una
casa de alabanza. ¿Por qué? Porque el Espíritu no es Señor en
esa congregación.
Nunca olvides: ¡El Señor es el Espíritu! En el próximo
versículo Pablo escribe: "Por tanto, nosotros todos, mirando a
cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos
transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como
por el Espíritu del Señor" (v. 18).
¿Como tú lo sabes?
Lo próximo, que necesitas entender es que la Trinidad
es la gloria de Dios; Dios el Padre es la gloria de Dios; Dios el
Hijo es la gloria de Dios; y Dios el Espíritu Santo es la
gloria de Dios. ¿Pero quién manifiesta esa gloria? Es el
Espíritu Santo. Esa es parte de Su obra.
Déjame hacer otra pregunta. ¿Sabes tú que has sido
salvado de tu pecado? Bueno, ¿cómo lo sabes? ¿Oíste una voz
celestial? ¿Apareció Jesús en un cuerpo físico y te dijo: "Tú
estás salvo?"
¿Cómo sabes tú que has pasado de muerte espiritual a la
vida? Lo sabes porque el Espíritu te lo dijo. Tú lo sabes tan bien
que morirías por eso. ¿Por qué? Porque cuando el Espíritu
Santo habla, El habla directo a tu ser -dentro de tu misma
sangre y tuétanos.
Exactamente de la misma manera, nosotros sabemos
que Jesús está vivo. No porque hemos visto Su rostro, pero
sabemos que El está vivo por Su Espíritu. Y ese mismo Espíritu
es la tercera persona de la Trinidad.
Alguien recientemente me preguntó, "Benny: ¿Cómo tú
66
sabes que eres salvo? Todo lo que pude decir fue: "Yo sé que.
yo sé, que yo sé, que yo sé, que yo sé". Esa es la fortaleza, la
seguridad, que el Espíritu Santo me ha dado.
El Espíritu no es sólo la voz que tú oyes; El es también
el poder fuerte que sientes. El profeta Miqueas dijo: "Mas yo
estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de
fuerza" (Miqueas 3:8). El Espíritu Santo es el poder de la
Deidad. Aun el ángel se lo dijo a María cuando estaba a punto
de concebir a Jesús. "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra" (Lucas 1:35). El
es ese poder preeminente.
El Espíritu Santo es también tu gran defensor. Por
ejemplo: ¿Quién crees tú que te protege de los ataques de
Satanás? Es el Espíritu Santo. "Porque vendrá el enemigo
como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra
él" (Isaías 59:19). Cuando lees ese versículo conocido, llegas a
la conclusión que el enemigo viene como un río. Pero yo tengo
noticias para ti: El río es el Espíritu Santo, no el diablo. Ves, en
hebreo no hay comas. Pero los traductores han puesto una
coma después de río, e hicieron al enemigo más poderoso de lo
que es realmente. El hebreo dice que cuando el enemigo viene
"como río el Espíritu viene contra él".
"¡Sígueme!"
¿Quién te mantiene salvo? El Espíritu Santo. Esa es la
tarea que Cristo le asignó. A menudo lo llamamos Jesús, pero
en realidad es el Espíritu de Jesús. De nuevo, sólo los
separamos para discusión para que podamos entenderlos
mejor porque ellos en realidad son un Ser. Porque donde está
el Espíritu Santo, está Jesús -y el Padre. Cuando el Espíritu
Santo te habla, los tres están hablando, pero es al Espíritu
Santo al único que oyes. El Espíritu Santo es el que tú sientes.
El Espíritu Santo es el que te guía en la voluntad del Padre.
Cuando por primera vez oí las palabras de Jesús,
"Sígueme", me preguntaba cómo eso sería posible. ¿Se
esperaba de sus seguidores que resucitaran con El en la
Ascensión? Por supuesto que no. Cuando Cristo regresó al
67
Padre El envió el Espíritu Santo, diciendo: "El os guiará" (Juan
16:13). Jesús estaba diciendo: "Dejen de seguirme a mí. Yo me
voy, pero les estoy enviando el Espíritu Santo. Ustedes tienen
que seguirlo a El ahora". Así que ¿por qué decimos: "Yo sigo a
Jesús!" cuando la única guianza que tenemos es el Espíritu
Santo?
SIGUIENDO SU VOZ
Desde el momento de mi primer encuentro con el
Espíritu, sabía que tenía que seguir Su voz. Sólo había dos
opciones. 0 seguía el sonido de un mundo carnal, o lo seguía a
El. "Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la
carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu"
(Romanos 8:5).
Es tan básico como la vida misma. Si deseas la carne,
seguirás a la carne; pero si tu corazón anhela el Espíritu, serás
atraído hacia El como por un imán. Comienza con deseo. Para
mí, yo tenía una gran pregunta, "¿Cómo puedo conocerte en
verdad? Esa pregunta era el clamor de mi corazón. Mi gran
hambre era conocer al Espíritu Santo personalmente. No fui
decepcionado.
Pablo dice: "Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los
deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el
.Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen
entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois
guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley" (Gálatas 5:16-18).
Una cosa sorprendente le pasó al apóstol Pablo y a sus
compañeros durante sus viajes misioneros. Ellos fueron a
Frigia y a Galacia, "y les fue prohibido por el Espíritu Santo
hablar la palabra en Asia. Y cuando llegaron a Misia,
intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió"
(Hechos 16:6-7). As¡ es. Ellos estaban tan a tono con la voz del
Espíritu que probablemente dijeron: "Bueno, si El no va,
nosotros tampoco iremos".
Pero quizás las palabras más reveladora del relato son
aquellas que dicen que les fue prohibido "por el Espíritu
Santo". Cuando Cristo regresó al Padre, El Espíritu Santo
68
comenzó a hacer la obra de Cristo en la tierra.
¿Has comenzado a reconocer Su voz? Pablo lo hizo.
Durante aquel mismo viaje el Espíritu, por medio de una visión
le mostró al apóstol un hombre de un país lejano de pie delante
de él rogándole: "Pasa a Macedonia y ayúdanos" (v. 9). Pablo
salió enseguida.
Tu conciencia lo confirma
¿Cómo habla el Espíritu Santo? El da testimonio a tu
conciencia. En la epístola de Pablo a la iglesia en Roma, él dice:
"Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da
testimonio en el Espíritu Santo" (Romanos 9: l).
Nunca debes dudar de la guianza del Espíritu Santo. En
tiempos cuando tu "hombre interior" esté turbado, no te
muevas. Si tú intentas ser tu propio guía, ciertamente caerás.
Escucha Su voz cuando El habla a tu alma.
Durante un programa de construcción de la iglesia se
me preguntó, ¿Cómo sabes que estás haciendo lo correcto? La
respuesta fue la misma que cuando se me preguntó acerca de
mi salvación. "Yo sé que, yo sé que, yo sé que, yo sé que". El
Señor, mediante el Espíritu Santo, me dijo que comenzara a
edificar. Cada decisión en mi vida está basada en esa voz
interior.
Los mundanos no tienen la más mínima noción de las
cosas del Espíritu. Eso es porque están espiritualmente ciegos.
Pero tú sí puedes tener conocimiento. ¿Por qué? Porque
entiendes cómo el Espíritu opera y estás aprendiendo a
reconocer Su voz.
Es de la misma manera que sabemos que el cielo es real
aunque nunca hayamos entrado por las puertas de perlas. Ha
sido hecho real para nosotros por el Espíritu. Leer sobre el
cielo en la Palabra es maravilloso, pero si el Espíritu no da luz
sobre ella no veremos la realidad. Incontables millones han
leído la Biblia y todavía están sujetos a la condenación eterna.
¿Por qué? La Palabra no entró en sus corazones.
Aquí está la respuesta. El te ha dado el entendimiento
de un nuevo pacto "no de la letra sino del Espíritu; porque la
69
letra mata, mas el Espíritu vivifica" (2 Corintios 3:6).
Yo me asombro de que alguien pueda leer la Escritura y
decir: "No. Yo no creo que El dice eso". 0: "El no hizo ese
milagro". 0: "El no nació de la virgen María". El problema es
simple; ellos están pensando con una mente carnal.
Pero tú puedes discutir el mismo asunto con seguridad
absoluta. No fue lo que leíste; sino lo que el Espíritu Santo te
reveló al leer. ¡Y tú darías tu vida por eso!
Si verdaderamente deseas entender cómo el Espíritu
Santo habla, lee y relee estas palabras profundas: "El Espíritu
mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de
Dios" (Romanos 8:16). ¿Cómo sabemos que es la verdad? Su
Espíritu da testimonio a nuestro espíritu. Volvemos a lo
mismo, tú sabes que tú sabes.
El Espíritu Santo es Dios el testigo. ¿Qué dijo Pedro
cuando los apóstoles fueron llamados ante el Sanedrín? "Y
nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el
Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen"
(Hechos 5:32). Es esa confirmación continua lo que te
mantiene en el centro de la voluntad de Dios.
Si hubo un versículo en particular que el Espíritu Santo
me reveló y que cambió mi vida, fue este: "La gracia del Señor
Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del
Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén" (2
Corintios 13:14).
El Espíritu trajo este versículo delante de mí una y otra
vez. Y mientras más lo estudiaba, más emocionado me sentía.
De repente, supe que el Espíritu Santo estaba para mí -ahora.
Aquí está lo que el Espíritu Santo me mostró: ¿Cuándo
conocimos "la gracia del Señor Jesucristo” Cuándo El murió
por nosotros. ¿Cuándo conocimos "el amor de Dios? Cuando
vimos la cruz. Ambos se refieren al pasado. Pero después
leemos: "La comunión del Espíritu Santo sea con todos
vosotros". Yo dije: "Eso es. ¡El Espíritu Santo está aquí para
comunicarse conmigo y para estar conmigo, ahora!"
70
¡Qué comunión!
71
Santo está "en control" en la tierra.
¿Estás escuchando su voz? ¿Estás listo para tener
comunión con El?
Cuando yo comencé a tener comunión con el Espíritu
Santo, hablaba con El día y noche. No pasaba un día sin que le
dijera: "Espíritu Santo, precioso Espíritu Santo". Y
comenzábamos nuestro tiempo de oración y comunión.
Oh, el sonido de Su voz.
72
Capítulo 6
Espíritu, alma y cuerpo
Satanás, el gran engañador, ha hecho una labor
increíble. El ha convencido al mundo -aun a ministros
consagrados del evangelio- de que el Espíritu Santo no es nada
más que una influencia o un poder especial. Este engaño es de
primera importancia para Satanás, porque él sabe que cuando
tú descubras la personalidad y realidad del Espíritu, tu vida
será cambiada dramáticamente.
Sólo mira la historia. Cada gran avivamiento fue
acompañado por una revelación del Espíritu Santo. Aun
Martín Lutero le da crédito por la gran Reforma a la obra del
Espíritu. El dijo que Gálatas era su libro de la Escritura favorito
por el versículo que dice: "Andad en el Espíritu, y no satisfagáis
los deseos dela carne" (Gálatas 5:16).
Pero hoy poca gente sabe el significado de "anda?'en el
Espíritu. La raíz de la palabra significa al unísono, uno con, o
conectado a -aun comunión con. Es sorprendente, pero
personas que han sido criadas en una iglesia llena del espíritu"
me han preguntado: "¿Se supone que yo hable al Espíritu?
Recientemente fui invitado a hablar en una iglesia
histórica pentecostal grande, y la congregación se sorprendió
cuando dije: "Ustedes son los que han redescubierto el
Espíritu Santo, pero lo han puesto en una jaula". Yo
expliqué: "Ustedes pensaron que los católicos no podían
tenerlo a El. Pensaron que los bautistas no podían tenerlo.
Pero yo tengo noticias para ustedes. El ha saltado sobre las
verjas de ustedes a San Miguel, a la Primera Bautista,
Metodista Unida, y a todas las demás iglesias".
Millones de personas han sido tocadas por el Espíritu,
pero su crecimiento espiritual ha sido impedido por el clero
que, por algunas razones, escogió subordinar a la tercera
persona de la Trinidad.
Desafortunadamente la Iglesia de Jesucristo ha
73
ignorado lo que yo estoy compartiendo contigo. El hecho de
que estás leyendo este libro, sin embargo, me dice que tú tienes
hambre personal de conocer el Espíritu Santo. Tú puedes ser
"lleno" del Espíritu y tener un encuentro innegable con El, pero
un entendimiento profundo del Espíritu Santo no se consigue
de la noche a la mañana. A mí me ha tomado años y años de Su
guianza y revelación en la Escritura. Y todavía estoy
aprendiendo cada día.
LA DEIDAD
Lo que estoy a punto dé compartir contigo concerniente
a la Deidad me da un cuadro completamente nuevo del Padre,
el Hijo, y el Espíritu Santo. Yo hallé que Dios es espíritu eterno
sin forma material, pero El a menudo se revela a Sí mismo
mediante forma humana y otras características humanas.
Dios el Padre
¿Qué acerca de las formas en que Dios frecuentemente
aparecía al hombre? Cuando Ezequiel tuvo su visión de Dios en
593 A. C., lo describió sentado sobre una expansión que
separaba a las criaturas de la gloria del Señor. El vio "la figura
de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura
del trono había una semejanza que parecía de hombre sentado
sobre él" (Ezequiel 1:26). ¿Cuál era la apariencia de Dios el
Padre? Como la de un hombre.
Tú dices,:"A mí me han enseñado que Dios es Espíritu".
Sí, pero El es espíritu con forma misteriosa, no alguna nube
que flota en el espacio. El apóstol Juan, en Apocalipsis lo
describe como la brillantez reflejada de piedras preciosas. El
dijo: "Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono
establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. Y el aspecto
del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de
cornalina" (Apocalipsis 4:2-3).
Los profetas describen las características de Dios con
gran detalle. Isaías dice: "Sus labios lleno de ira, y su lengua
como fuego que consume. Su aliento, cual torrente que inunda"
(Isaías 30:27-28). 1
74
Y Dios revela el hecho de que El puede ver. "Hicieron lo
malo delante de mis ejos" (Isaías 66:4).
Para mi asombro, hallé que Dios se describe como
teniendo la semejanza de dedos, manos y rostro. Después que
el Señor habló a Moisés en el Monte Sinaí, El le dio las tablas
de piedra, "escritas con el dedo de Dios" (Éxodo 31:18).
Entonces el Señor le dijo a Moisés: "No podrás ver mi rostro;
porque no me verá hombre, y vivirá" (Éxodo 33:20).
El aun le habló a Moisés de Su "espalda": "Y cuando
pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña, y te
cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después quitaré
mi mano, y verás mis espaldas; mas no se verá mi rostro" (v.v.
22-23).
Si Dios se revela a Sí mismo sólo como un espíritu
invisible, ¿cómo fue posible que Adán y Eva oyeran Sus
pisadas? "Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el
huerto, al aire del día" (Génesis 18).
Dios también tiene un corazón: "Y se arrepintió Jehová
de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón".
75
imagen de El. Sabemos, por ejemplo, que El tenía barba y
posiblemente el pelo como era la costumbre entre los judíos de
esa época. En la profecía del Antiguo Testamento concerniente
a los sufrimientos del Mesías, el Señor dice: "Di mi cuerpo a los
heridores, y mis mejillas a los que me mesaban la barba"
(Isaías 50:6).
Hoy, Cristo en Su cuerpo resucitado se sienta a la
derecha del Padre. ¿Y a qué se parece El? Juan, en Apocalipsis,
vio una visión de El: "Uno semejante al Hijo del Hombre,
vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y ceñido por el
pecho con una cinta de oro. Su cabeza y sus cabellos eran
blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama
de fuego... y su rostro era como el sol cuando resplandece en
su fuerza" (Apocalipsis 1:13-14, 16). "Tenía en la cabeza "una
corona de oro" (Apocalipsis 14:14). "Y en su vestidura y en su
muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE
SEÑORES"
(Apocalipsis 19:16).
No es Dios el Padre de quien Juan está hablando. Es el
"Hijo del Hombre". Y Su cuerpo humano glorificado es
diferente de la forma divina de Dios el Padre.
76
profundos que le permiten contristarse y amar: "Y no
contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis
sellados para el día de la redención" (Efesios 4:30).
Su corazón puede ser tocado, y tiene la capacidad de
expresar amor. Pablo, escribiendo a los cristianos en Roma,
dijo: "Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo
y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a
Dios" (Romanos 15:30). ¿Te puedes imaginar que se pueda
amar sin emoción?
Palomas y ovejas
Es el asunto del "cuerpo" del Espíritu Santo que causa
mucha confusión. Un hombre me dijo recientemente:
"Benny, el cuerpo del Espíritu Santo es realmente el de
una paloma. Es así como descendió del cielo". Yo respondí, "Si
eso es verdad, entonces tienes que creer que Jesús fue
realmente un corderito. Es así como El se presenta en
Apocafipsis".
En el libro de Apocalipsis Juan el apóstol oyó a un
anciano decir: "No llores. He aquí que el León de la tribu de
Judá... ha vencido" (Apocalipsis 5:5). El se volvió, esperando
ver un león rugiente, y vio un cordero inmolado. Ahora bien,
Jesús fue al cielo con un cuerpo físico, con huellas de clavos en
sus manos. Pero el símbolo que Juan vio fue un cordero. ¿Por
qué? Porque el cordero simbolizaba al Cordero de Dios
-Jesucristo.
77
El Espíritu Santo fue visto por Jesús inmediatamente
después de Su bautismo: "Los cielos le fueron abiertos, y vio al
Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él"
(Mateo 3:16). Tal como se pueden ver al Padre y al Hijo ,
también se puede ver así al Espíritu Santo. Pero Su descenso
como una bella paloma no quiere decir que El vuela de un
lugar a otro en el cielo como una paloma. Tampoco Jesús se
pasea en el cielo con el cuerpo de un cordero.
En Apocalipsis el Espíritu Santo se vio de nuevo como
"siete lámparas" de fuego ardiente (Apocalipsis 4:5). Si el
Espíritu vino como una paloma en Mateo, no puedes esperar
que tenga un cuerpo compuesto de siete candelabros o siete
cirios ardientes. El Espíritu Santo no es una paloma, ni
tampoco es siete lámparas. Un cordero, una paloma, una
lámpara -son símbolos, no formas físicas de cuerpos.
78
momento, sin embargo, puede revelar Su presencia y mensaje
mediante cualquier forma que El escoja.
79
omnipresentes, pero el Espíritu Santo lo es. El es tan real en
Los Angeles como lo es en Leningrado; tan vivo, tan lleno de
gloria.
Algunos tienen problemas innecesarios con Satanás.
Piensan que el diablo es omnipresente. Permíteme asegurarte
que no lo es. Satanás no puede estar en todos los lugares al
mismo tiempo. ¿Por qué? Porque los ángeles no pueden estar
en todos los lugares al mismo tiempo, y el diablo es un ángel.
Los arcángeles Miguel y Gabriel no son omnipresentes, y
Satanás tampoco lo es.
La omnipresencia del Espíritu Santo se describe en los
Salmos:
¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y adónde huiré de tu
presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol
hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. Si tomare las alas del
alba Y habitare en el extremo del mar, Aun allí me guiará tu
mano, Y me asirá tu diestra (Salmo 139:7- 10).
Pero El no sólo es omnipresente; el Espíritu Santo es
omnipotente -todopoderoso. El ángel le dijo a María: "El
Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá
con su sombra" (Lucas 1:35). El poder del "Altísirno" habla del
Espíritu de Dios. Ese mismo poder del Altísimo es el Espíritu
Santo, y El es omnipresente. Todo glorioso. Todopoderoso,
¡Dios omnipotente!
El Espíritu Santo es omnisciente también. El todo lo
sabe. Yo me emociono cuando leo las palabras,
Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni
oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que
Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las
reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo
escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los
hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del
hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de
Dios, sino el Espíritu de Dios (1 Corintios 2:9-11).
¡Piensa en esto! El Espíritu Santo en realidad escudriña
la mente de Dios. El descubre lo que hay allí y te lo presenta a
ti. El dice: "Aquí está lo que he hallado" ¿Cómo puede El
80
escudriñar las cosas profundas de Dios"? Porque El es
omnisciente.
Hay algo más que necesitas saber acerca de Satanás. El
no puede leer tu mente. Los ángeles no pueden leer tu mente, y
el diablo es un ángel; si pudiera leer tu mente sería un espíritu
omnisciente. Ese lugar está reservado para el Padre y el
Espíritu Santo. Satanás no puede leer tu mente.
81
ellos sólo están presentes por la existencia de Jesús. Pero tengo
noticias para ti. A Dios el Espíritu Santo se le puede atribuir el
"Yo soy", tanto como a Dios el Padre, y Dios el Hijo.
82
Entonces busqué el significado de las palabras
contristar y contristado en el idioma griego. La raíz es la
palabra loopa. Y aquí está lo que quiere decir: Sentir dolor
corporal y mental. Significa sufrir angustia física y mental
El Espíritu Santo es una persona, si no fuera así, Pablo
no habría dicho: "No contristéis al Espíritu Santo" (Efesios.
4:30). El Espíritu Santo no sólo se duele. El dolor opera a nivel
de las emociones. El se contrista y eso va mucho más profundo.
No sólo eso, además el Espíritu Santo puede ser
apagado. La palabra significa hacer cesar. Pablo advirtió a la
iglesia en Tesalónica, "No apaguéis al Espíritu" (I
Tesalonicenses 5:19). Nosotros no podemos apagar al viento u
otros de los símbolos. Pero tú puedes detener a una persona. Y
eso es lo que el Espíritu Santo es.
83
El Espíritu Santo no es uno que pelea, El es uno que
ama. Si lo resistes, El se va. No es como Satanás, que la Biblia
dice que "huirá" de ti cuando lo resistas. El Espíritu Santo no
huirá en temor, sino que se irá de tu presencia con el corazón
herido. Si es contristado, gentilmente se retirará. Si es
apagado, silenciosamente se irá. Qué trágico es aun pensar que
los humanos pudieran enojar o intentar acallar a una persona
tan amante. Pero lo hacen. Los hijos de Israel lo hicieron. Y
hoy, cuando todavía El está anhelando nuestro amor y
comunión, lo herimos con nuestra ignorancia y rebelión.
Todavía puedo oír a Kathryn Khulman en Pittsburgh
llorando con tal agonía: "¡Por favor! No lo hieran. El es todo lo
que yo tengo."
84
Capítulo 7
Viento para tu barco
"Si ves a un borracho en el mismo lado del camino,
cruza al otro lado". Ese es el consejo que mi padre le dio a los
niños Hinn cuando yo estaba creciendo en la Tierra Santa.
Cada mañana mis hermanos y hermanas iban conmigo
al colegio católico. Y de seguro que eso ocurrió -más de una
vez. Casi por instinto, sin una palabra, recordábamos el
consejo de papá y cruzábamos al otro lado de la calle hasta que
pasábamos al borracho.
¿Cómo sabíamos que él estaba ebrio? Bueno, no íbamos
a él y le decíamos: "Señor, ¿está usted borracho? 0 "¡Déjenos
oler su aliento!" Por supuesto que no. Aun siendo niños
sabíamos que él estaba embriagado. Todo en él nos lo decía -la
manera como se movía, su mirada, su ropa sucia. Como dicen
en algunos lugares, él estaba con "tres tablas bajo el agua".
La verdad sobre su comportamiento inoportuno era
simplemente esto: El estaba controlado por el poder malo. Se
había rendido a la influencia mala.
El apóstol Pablo no pudo haber sido más directo cuando
dijo: "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución;
antes bien sed llenos del Espíritu" (Efesios 5:18). Qué
contraste entre una vida licenciosa y una vida correcta. La
embriaguez, advierte Pablo, trae acciones impías. Pero si un
hombre o una mujer puede ser controlado por el alcohol,
¿cuánto más puede el Espíritu Santo controlar a un hombre o a
una mujer?
¿Es difícil determinar quién está en control? No. Cada
día encuentras personas cuyas mentes y corazones están a la
distancia de años luz de Dios. Es obvio. Tú los oyes en su
lenguaje. Los ves en sus acciones. Es como si Satanás mismo
estuviera guiando cada movimiento de sus vidas.
85
con el Espíritu Santo? ¿Cuáles son las señales externas de una
vida llena del Espíritu? Hay muchas, y la transformación es
asombrosa. Va más allá de lo que pueda explicarse. De repente
Ias manifestaciones" positivas comienzan a multiplicarse a
cada paso.
Después de decir: "Sed llenos del Espíritu", Pablo
describe cuatro resultados diferentes que puedes esperar. Es
como sembrar semillas en la tierra del Espíritu y cosechar una
cosecha celestial.
Tú cambiarás
La primera manifestación que puedes esperar de una
vida llena del Espíritu es ésta: tu conversación será diferente.
El apóstol dijo: "Hablando entre vosotros con salmos" (Efesios
5:19). ¿Te puedes imaginar qué increíble sería el mundo si
nuestra conversación se' asemejara a lo que leemos en los
salmos?
Un estudio reciente mostró que, de todas las palabras
en nuestro idioma, la que se usaba más a menudo era YO
Pero el cristiano guiado por el Espíritu tiene un
vocabulario nuevo. No es egocéntrico. Es Dios-céntrico. De
repente te hallas diciendo: "Alabad a Dios" (Salmo 150: 1) y,
"Todo lo que respira alabe a Jehová" (v. 6).
Aquí está la segunda señal que Pablo dice que debemos
esperar: Tendrás un nuevo cántico. El dice que estarás
"cantando y haciendo melodía en tu corazón al Señor" (Efesios
5:19). Es mucho más que una nueva canción -es un cambio que
se lleva acabo en tu corazón. Cuando hayas sido transformado
en tu interior, una melodía fluirá. Es una reacción espontánea.
Yo no soy cantante, pero he tenido una canción en mis labios
desde el momento que me encontré con el Espíritu Santo.
La tercera manifestación es que comenzarás a dar
gracias: "Dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el
nombre de nuestro Señor Jesucristo " (v. 20). De repente
comenzarás a darle gracias a El por todo. Tú reconoces que el
dador de todo don sabe exactamente lo que necesitas. El
resultado es una transformación de tu actitud. No importa lo
86
que suceda, dirás: "Gracias".
La cuarta señal obvia es que serás un siervo. Pablo dice:
"Someteos unos a otros en el temor de Dios" (v. 21). Eso es lo
que "honrar unos a los otros en amor" significa. Tu corazón
anhela ayudar a la gente. El Espíritu Santo te lleva al lugar
donde dirás: " i Sólo dímélo -yo lo haré!"
¿Qué quiere decir ser lleno del Espíritu? Algunos
piensan que es exactamente lo mismo que manejar un
automóvil a una estación de servicio y llenar el tanque de
gasolina. Pero no es así.
En mi púlpito tengo una botella de aceite. La uso, tal
como la Escritura me dirige, para ungir a aquellos que vienen
por sanidad. Es un pequeño recipiente simple, y está lleno de
aceite de oliva. Pero cuando yo lo uso todo, se acaba. La botella
no se llena otra vez a sí misma.
Las palabras "sed llenos", en Efesios, no tienen ninguna
conexión con una botella o vasija al llenarse. El tiempo
presente del griego se usa para decir que la llenura del Espíritu
no es una experiencia de una sola vez. Es una experiencia
continua.
¿Has pasado un día en un bote de velas? Es
emocionante. ¿Qué le pasa al bote cuando las velas se llenan de
viento? Comienza a moverse. Eso es lo que
Pablo te está diciendo. El desea que tú estés lleno, no
como un recipiente que no tiene acción sino como las velas dell
barco que continúa llenándose con el viento. Vez tras vez. El
desea que te muevas adelante con la interminable brisa del
Espíritu llenando las velas de tu bote espiritual.
87
corazón lleno de celos, amargura, y critica? Una persona llena
del Espíritu no dice: "¿Quién eres tú para decirme lo que yo
tengo que hacer? 0, ¿Cómo puede Dios tratarme así? Estas son
señales de una persona egocéntrica que está "vacía del
Espíritu" no "llena de Espíritu".
Cuando Cristo regresó al Padre, El no esperaba que
pudieras vivir la vida cristiana por ti mismo. ¡La ayuda venía
en camino! Después de todo, no es tu poder o tu fuerza lo que
es importante: "No con ejército ni con fuerza sino con mi
Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos" (Zacarías 4:6).
Es por el Espíritu que puedes glorificar a Jesús. Es por
el Espíritu que tu corazón está lleno de cántico. Es por el
Espíritu que puedes decir: "Jesús, te doy gracias por todo". Y es
por el Espíritu que recibes poder para decir: "Te perdono".
¿Cómo es el amor de Dios "derramado en nuestros
corazones"? Por medio del Espíritu Santo.
Tú nunca has visto el viento, pero ciertamente has visto
sus efectos. El árbol se mece. La bandera ondea. Y el barco
comienza a moverse. ¡Oh, la fuerza del viento!
No tienes que ver al Espíritu Santo para saber que El
vive. Tú puedes sentir la evidencia en el poder que El te da.
Una vez que El te haya llenado, buscar confirmación es un
ejercicio inútil. Un hombre una vez me preguntó:
"Benny, dime. ¿Estoy yo lleno del Espíritu?
Yo le dije: "Hermano, si tú no lo sabes, entonces no lo
estás!" No tienes que preguntar, cuando ves los resultados.
Aquellos que cuestionan su llenura, nunca la han recibido.
88
Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente
por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su
gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de
la vida eterna" (Tito 3:5-7).
Pero ahora estamos hablando acerca de la llenura del
Espíritu Santo, con la evidencia que ha sido experimentada por
literalmente cientos de millones de personas en todo el mundo.
Las estadísticas son asombrosas. Yo sé que a algunos todavía
les gusta discutir el punto, pero un hombre con una
experiencia nunca está a la merced de un hombre con un
argumento.
Nunca olvidaré los primeros días después que nací de
nuevo. Yo era como un niño -y tú sabes lo que se dice acerca de
los bebés---. Ellos , siempre se están cayendo, llorando, y
pidiendo ayuda. era yo. De hecho, compartí con un hombre en
la iglesia la misma duda que he oído muchas veces desde
entonces. Dije: "Oh, yo estoy destruido".
El preguntó, "¿Qué te pasa?
Yo dije, "No estoy seguro de si he sido llenado con el
Espíritu". No lo estaba.
Así que él dijo: "Benny, ¿tú lo pediste?
Contesté: "Sí, señor".
El dijo: "Eso es todo lo que necesitabas hacer".
Bueno, tú ves, yo era un bebé en Cristo. Yo no sabía lo
que sé ahora. Verdaderamente no sabía lo que buscaba, pero oí
a alguien decir: "Si hablas en lenguas, eso es todo lo que
necesitas".
Como aprendí más tarde, hablar en lenguas es sólo uno
de los dones. No son los dones lo que tú necesitas, sino al
dador. Pablo le escribió a la iglesia en Roma: 'Torque
irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios" (Romanos
11:29). Los dones nunca se van, pero el que da el poder se
puede alejar -y se alejará si el dador es desatendido y
contristado.
Nunca olvides lo que le pasó al rey Saúl. El Señor dijo:
"Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de
en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras" (1 Samuel 15:1 l).
89
Y al David ser ungido por Samuel para ser el nuevo rey, "el
Espíritu de Jehová se apartó de Saúl" (1 Samuel 16:14).
RENDICION
¿Has reparado tus velas?
Puede que preguntes: ¿Cómo acercarme al Espíritu?
¿Cómo puedo prepararme para recibirlo?"
Quizás yo deba hacerte una o dos preguntas. ¿Está tu
barco listo para navegar? ¿Es apto para el mar? ¿Has reparado
las velas? ¿Están ellas listas para recibir el viento del Espíritu
cuando El comience a soplar en ti?
Es como prepararse para el matrimonio. Pasas tiempo
en planes y preparación para ese momento en que te has de
parar frente al altar. Entonces haces un voto "para tener y
cuidar desde este día en adelante". Tú, en realidad, te das a tu
cónyuge. Es un acto sin egoísmo, de amor y rendición. Y desde
ese momento en adelante, un vínculo único de comunión es
creado y es conocido sólo por el esposo y la esposa.
Pero, ¿qué pasa cuando tú vuelves a tomar una parte de
ti mismo que fue comprometida en matrimonio? "¡No
puedes tener eso! ¡Eso es mío!" ¿Y qué si tu cónyuge
dice lo mismo? Crearía una barrera en vuestra relación. La
unión comenzaría a desmoronarse. La comunión comenzaría a
titubear. Sólo la rendición completa trae comunión total.
Produce amor y comprensión.
Hay sólo una manera de restaurar las relaciones rotas.
Como la vela en el barco, tú no puedes permanecer tenso y
cerrado. Todo lo opuesto, tienes que ser flexible y ceder --en
realidad, rendirte a una nueva llenura de amor.
En el momento que te rindas al Señor, El te llenará de
Su Espíritu. No tienes que rogar por la llenura. Y no requiere
un cubo de lágrimas. Todo lo que se necesita es una rendición
total a Cristo y el deseo de-abrazar Su precioso Espíritu Santo.
La rendición total trae llenura total, y sumisión total
trae comunión total. Pero como en el matrimonio, tienes que
trabajar en eso cada día: "Jesús, yo te amo"; "Padre Dios, yo te
adoro"; "precioso Espíritu Santo, anhelo tu comunión". Si
90
descuidas la comunicación solo un día, la próxima vez será un
poco más difícil.
91
"No seáis insensatos, no entendidos de cuál sea la voluntad del
Señor" (Efesios 5:17). Pablo no deja duda de que es la voluntad
del Padre que el Espíritu Santo permanezca en cada creyente.
Es la voluntad de Dios para cada madre, para cada padre, para
cada joven -y para ti.
Descanse, descanse
En una iglesia cerca de Toronto recuerdo haber visto a
un hombre que oraba para recibir la llenura del Espíritu.
Nunca olvidaré su rostro -agotado y tenso. El estaba realmente
rogando e implorando por un encuentro con el Espíritu Santo.
Yo me le acerqué y le dije: "Joven, no vas a recibir nada
implorando. Sólo descansa. Es tan fácil cuando te rindes". Eso
fue lo que hizo. Fue hermoso. Una sonrisa se vio en su rostro al
comenzar a orar en un lenguaje celestial.
¿Cómo te rindes tú? Nunca lo lograrás si tú "te
esfuerzas". Es como aprender a nadar. Si luchas por nadar
comienzas a hundirte, y puede que aun te ahogues. Es por eso
que el instructor de natación primero enseña al niño a relajarse
y aprender a flotar. El nadar viene de modo natural cuando no
luchas.
Y así es con la rendición -viene instintivamente a un
corazón que se suelta. Cuando tú hallaste a tu cónyuge para la
vida, "no trataste" de enamorarte. Es algo que está o no está
ahí. Tú no tienes que esforzarte en ello, porque el amor se
rinde.
Cuando Jesús es tu Señor, cuando lo amas con todo tu
corazón, no es difícil rendirte a El. Es lo mismo con el Espíritu
Santo. Cada día cuando te presentas a El, El te vuelve a llenar.
Permaneces fresco como una flor en el sol de la mañana. El
continúa dándote vida -y las flores no parecen marchitarse
nunca.
No puedo decirte cómo has de acercarte a El, pero aquí
está lo que yo hago. Cuantas veces entro In mi cuarto, cierro la
puerta, y sólo permanezco de pie con mis manos levantadas
hacia el cielo. El sabe que yo lo amo; Yo sé que El me ama. Y
estoy esperando con los brazos abiertos para recibirlo.
92
Hubo un tiempo, años atrás, cuando yo dudaba de Su
amor. Nunca, nunca olvidaré eso. Fue durante un tiempo en
que yo estaba teniendo tremendas luchas con mi familia. Mis
padres no habían nacido de nuevo, y había tal dolor en nuestra
relación. Entonces una noche, en mi cuarto, yo miré al cielo y
dije: "Jesús, yo sé que Tu dices en Tu Palabra que me amas...
pero te suplico que me hagas un favor: Dime que me amas". Y
me fui a dormir.
A media noche me levantó una voz que sonaba como
muchas aguas. Sólo la puedo describir como un sonido fuerte y
grave. Luego una voz audible -que venía de un lugar indefinido,
y sin embargo parecía que venía de todas partes a la vez-
comenzó a hablar. Sobre el torrente de las aguas yo oí una voz
tan clara como ninguna que jamás haya oído, que decía: ¡Te
amo! ¡Te amo!" Era la voz de Jesús. En ese momento las
paredes de mi cuarto parecían estremecerse. Yo estaba
asustado, porque la presencia del Señor era tan singular.
Pero desde aquel momento, nunca he cuestionado su
amor. Yo creo que El nos da tales experiencias cuando las
necesitamos -no cuando las deseamos.
Muchas veces estoy en ni¡ cuarto y no digo una palabra.
Guardo silencio completo. Estoy seguro de que tú has
experimentado ocasiones cuando no necesitabas decir palabra
alguna para asegurar a alguien de tu amor. Hay ocasiones
especiales entre dos personas que si sólo se hiciera un sonido,
un momento inolvidable se perdería. El silencio es a menudo el
mejor idioma.
Tantas veces he estado en mi cuarto y de repente las
lágrimas han llenado mis ojos. Un afecto y belleza inexplicable
saturan la atmósfera mientras El comienza a llenarme
nuevamente. ¿Cómo pasó? ¿Qué hice yo? Realmente nada, sino
estar en Su presencia con una rendición interior. Pero lo que
comenzó en una quietud perfecta, continuó con adoración que
yo no deseaba terminar.
Cuando te llenas del Espíritu de Dios continuamente, tu
vida de oración adquiere una dimensión que nunca pensaste
fuera posible. Para experimentar las brisas refrescantes del
93
Espíritu que llenan tu corazón de alabanza, necesitas entender
cómo acercarte al trono de Dios en oración.
Paso a paso
Hay siete pasos precisos en la oración.
El primer paso es confesión. Comienza por reconocer
quién es Dios. Abraham lo llamó, "Jehová Dios Altísimo,
creador de los cielos y de la tierra" (Génesis 14:22). Empieza
por declarar el poder del Todopoderoso. Elías comenzó su
oración en el Monte Carmelo: "Jehová, Dios de Abraham, de
Isaac y de Israel" (1 Reyes 18:36). Si deseas que el fuego caiga,
comienza confesando quién es Dios.
El siguiente nivel de oración es súplica. Simplemente,
"sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios".
Desafortunadamente, este es el paso donde muchos pasan
demasiado tiempo. Su vida completa de oración parece estar
concentrada en necesidades, y deseos. Por supuesto, tus
problemas personales son dignos de la atención de Dios, pero
cuando los has compartido, no es tiempo de decir "Amén". Lo
mejor está todavía por venir.
El tercer paso -y uno que me gusta- es adoración.
Debe ser un tiempo de absoluta belleza y adoración.
Amándolo, Adorándolo. Se puede comenzar con las palabras,
"Jesús, yo te amo". De repente, sientes la presencia del Espíritu
Santo, y dos horas más tarde miras al reloj y dices: "No puedo
creer que el tiempo se haya ido tan rápido". Es tan real, tan
vivo.
Cuarto, hay un tiempo de intimidad. Es demasiado
amado, demasiado sagrado, demasiado hermoso para
describirlo. Ha habido ocasiones cuando, profundo en la
oración, he sentido como si alguien estuviera parado allí,
pasando su mano por mi frente. Era como si el Señor me
estuviera diciendo: "Gracias, estoy tan contento de estar
contigo". 1
Recuerda, El Espíritu Santo nunca te presionará. El no
pone demandas y estipulaciones en tu vida de oración. Pero si
tú dices: "Ayúdame a orar", El está listo para responder.
94
Ha habido ocasiones en mi vida que, en este nivel, mi
oración ha continuado por horas. Pero la intimidad no es el
lugar para comenzar. Tampoco es posible correr a través de los
primeros pasos para llegar a este punto.
El quinto nivel de oración es intercesión. Jesús dijo que
el Espíritu nos rebelaría las cosas, y eso fue lo que me ocurrió a
mí. Cuando invitas al Espíritu a que te ayude a orar, El no se
concentra en tus necesidades y deseos egoístas. ¡No! El
enfoque es hacia afuera. El ha puesto los nombres y rostros de
individuos de mí de quienes yo no había pensado en años. Y he
intercedido en oración por ellos.
Pero no creas que es un tiempo de gozo y adoración.
Todo lo opuesto. La primera vez que me puse a interceder, no
estaba seguro de que lo deseaba. La comunión se fue. La
intimidad desapareció. En esas ocasiones he sentido dolor y
agonía que es difícil de expresar. En realidad, he golpeado el
piso con cada onza de mi fuerza mientras oraba por nú familia,
por amigos, por ministros -aun por naciones.
Te advierto. Es imposible ponerse a interceder de
momento. No viene instantáneamente, porque es una
asociación con Dios que requiere una relación profunda e
intensamente personal. Ves, El Espíritu Santo guía tu vida de
oración paso a paso. Conmigo no pasó el primer día, ni el
segundo, ni el tercero. Pasaron por lo menos seis meses antes
de estarme moviendo en las profundidades de la oración. La
Escritura enseña que si somos fieles en las cosas pequeñas,
Dios nos dará más. Eso es lo que El hace. El es el Padre
perfecto. El maestro perfecto.
Pero lo que pasó después, bien valía la pena el dolor. El
sexto paso en la oración es acción de gracias. Como escribió
Pablo: "Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria
por medio de nuestro Señor Jesucristo" (1 Corintios 15:17). Yo
siempre paso tiempo dando gracias al Padre, al Hijo, y al
Espíritu Santo.
Finalmente, el paso séptimo es alabanza. A veces yo
canto. A veces hablo en lenguaje espiritual. Pero de lo profundo
de mi ser irrumpo en alabanza total. Es la forma más pura de
95
orar que yo haya experimentado.
Tu puedes preguntar: "Benny, siempre incluyes los siete
pasos? Mi contestación es "¡Si” Y aquí está lo maravilloso del
Espíritu: Si lo dejas obrar por medio de ti en oración,
descubrirás que no estás haciendo mucho en la oración. El
parece estarlo haciendo todo. Aun en la intercesión, tan
doloroso como es, los brazos del Espíritu están levantando,
refrescándote instantáneamente cuando terminas de orar.
Pablo tenía razón cuando dijo: "Orando en todo tiempo
con toda oración y súplica en el Espíritu" (Efesios 6:18). El
sabía que había más de una clase de oración.
96
reuniones. El toque de Dios en las vidas es más pronunciado.
En esos servicios el llamamiento al altar parecer ser tan
fácil. No hay ruego ni súplica. Instantáneamente, las personas
van al frente para salvación. Tal como lo prometió el Señor, El
Espíritu atrae la gente a Cristo.
Después del servicio, la gente viene al frente a decir:
"Esta fue la reunión más poderosa en que yo he estado". Es
como si el Espíritu Santo hubiera honrado el servicio porque El
era un huésped muy bienvenido.
Durante la misma cruzada, el pastor Colin, mi intér-
prete, vino a mí, después de una reunión de enseñanza sobre el
Espíritu Santo que tuvimos esa mañana con casi dos mil
predicadores. El comenzó a llorar. Entonces levantó la cabeza
de sus manos y dijo con gran emoción: "Querido hermano, yo
sé tan poco sobre el Espíritu Santo. Siento que estoy en
kindergarten". El fue afectado con la realidad del mensaje.
En otras ocasiones he visto a un intérprete parar en
medio de mi mensaje y comenzar a llorar incontrolablemente.
Eso es el poder del Espíritu.
Lo que pasa en un servicio te puede pasar a ti ahí mismo
donde estás. Es por eso que te estoy pidiendo que te rindas
totalmente al Espíritu. Comenzarás a entender lo que Pablo
quiere decir cuando dice: "Sed llenos del Espíritu ... hablando
entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales,
cantando y alabando al Señor en vuestros corazones, dando
gracias por todo al Dios y Padre". Y sabrás por qué él dice:
"Someteos los unos a los otros" (Efesios 5:18-21).
Un segundo viento
Estás listo para que la brisa celestial de Dios llene tus
velas? Eso comienza con la salvación, cuando confiesas tus
pecados y dedicas tu vida para seguir a Jesús como Señor y
Salvador. Aun Cristo habla acerca del viento cuando habla
acerca de la redención. El le dijo a Nicodemo, un miembro del
Sanedrín judío: "No te maravilles de que te dije: Os es
necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y
oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así
es todo aquel que es nacido del Espíritu" (Juan 17-8).
97
Así como la salvación se describe como un viento, el
Espíritu Santo se describe como un segundo viento -un viento
de poder. En el día de pentecostés, "de repente vino del cielo
un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó
toda la casa donde estaban sentados" (Hechos 2:2). El viento
del Espíritu está soplando, y es poderoso. Es un poder que
pone tu vida en acción.
Es hora de echar a navegar tu barco. Levanta la vela, y
comienza a llenarte -llenura continua- con el viento del
Espíritu Santo.
98
Capítulo8
Una entrada poderosa
¿Cómo podía ser? Yo le había dado mi vida al Señor, y
estaba luchando por vivir la vida cristiana.
Cuando pienso en lo que me está pasando ahora, parece
imposible. En febrero de 1972, después de la experiencia del
"nuevo nacimiento", yo sabía que mi corazón había sido
limpiado, pero las dificultades que enfrentaba eran
innumerables. Había conflictos en el hogar, indecisiones acerca
de mi futuro, y una estimación propia tan baja como el piso
debajo de mis pies.
¡Oh, cómo yo luchaba con mi vida! Era aun difícil en
ocasiones darle todo mi amor al Señor. Yo tenía tantas
preguntas urgentes. Entonces dos semanas después fui llenado
del Espíritu. Esperaba el cielo en la tierra desde aquel
momento en adelante. Pero no sucedió así. Mis luchas día a día
continuaban.
Ciertamente había grandes momentos de gozo y
entusiasmo. Y yo no hubiera cambiado mi experiencia
espiritual por todo el petróleo en Arabia Saudita. Pero muy
profundo adentro me roía una pregunta que me perseguía mes
tras mes. "¿Es eso todo lo que hay? -me preguntaba. La
pregunta no se iba. "¿No tiene el Señor algo más para
Entonces, a media noche, una noche fría de diciembre,
alrededor de dos años después que conocí a Cristo, sucedió.
Estando en mi cama en Toronto, el Espíritu Santo entró
poderosamente en mi cuarto. Yo lo sentí como una descarga
eléctrica y una manta tibia a la vez.
Me tomó dos días para darme cuenta del significado de
lo que había pasado. ¡Mi lucha había terminado! Había
encontrado la simplicidad de la vida cristiana -una relación
personal con el Espíritu Santo.
Hoy, mi corazón todavía está apesadumbrado, pero por
una razón enteramente diferente. Estoy profundamente
angustiado porque millones de cristianos nunca han recibido
99
ni siquiera una pizca de lo que Dios tiene para ellos. Se están
perdiendo la mejor parte. Y nunca sabrán cuán maravilloso
realmente es el caminar con Cristo, hasta que descubren la
tercera persona de la Trinidad. El es el que nos ayuda en la
lucha.
NO MAS LUCHAS
Desde el momento en que el Espíritu Santo vino a mi
vida, no tuve que batallar más contra mis adversarios. Ellos
todavía estaban allí, pero la pelea y la preocupación parecían
desvanecerse. Lo que me pasó fue lo mismo que le fue dicho a
Israel siglos atrás por medio del profeta Ezequiel. Cuando
vivían en un tiempo de agitación política, les fue dicho por el
Señor: "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro
de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi
Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis
preceptos, y los pongáis por obra" (Ezequiel 36:26-27).
¡Todavía hoy existe el problema! Millones de personas
están luchando diariamente por guardar las leyes de Dios, y
están perdiendo la guerra porque no entienden el plan de
batalla del Padre. Su estrategia no podría ser más concisa:
"Pondré mi Espíritu dentro de vosotros", dice el
Señor. ¿Y por qué es ese su plan? El desea hacer que de
lo profundo de tu corazón -andéis en estatutos. El desea hacer
fácil el guardar Sus leyes.
¿Encuentras difícil guardar los mandamientos de Dios?
No te sientas del todo sólo. Es totalmente imposible triunfar
por ti mismo, y Dios no espera que lo hagas. ¡Necesitas ayuda!
Pero, ¿a quién vas a recurrir? Dios el Padre está en el cielo y
también Dios el Hijo. Tu necesitas un amigo aquí y ahora
mismo, y la persona de la Trinidad que está morando en la
tierra es el Espíritu Santo. El es a quien tú necesitas
desesperadamente conocer.
Si haces una encuesta y le preguntas a la gente qué es lo
que más desean de Dios, la contestación más probable sería:
"Yo deseo que Dios se agrade de mí". Y eso es lo que Dios le
100
prometió al profeta Ezequiel. Dios le dijo: "NI esconderé más
de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu
sobre la casa de Israel' (Ezequiel 39:29).
Desde el momento en que el Espíritu Santo viene a ser
parte de tu vida, Dios comenzará a mirar en tu dirección. Su
rostro comenzará a brillar sobre ti. El gran deseo del Padre es
que tú lo recibas, que seas lleno de El, y tengas comunión con
El. Eso lo hace feliz.
Comienza a leer el libro de los Hechos, y conocerás lo
que Dios había planeado. Los apóstoles tenían una tremenda
relación con el Espíritu Santo y la evidencia está escrita en cada
página. Pero quizás lo más inspirador es que los "hechos"
continúan realizándose -aun hoy. Si la obra milagrosa del
Espíritu Santo estuviera toda escrita, no habría una biblioteca
lo suficiente grande para contener los volúmenes.
. Lo que pasó en el Aposento Alto no debió haber sido
sorpresa. Antes de ascender al cielo, Jesús mismo le dijo a Sus
seguidores que no salieran de Jerusalén, sino que 46esperasen
la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque
Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis
bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días"
(Hechos 1:4-5).
Cristo aun describió cómo sería y cómo cambiaría sus
vidas: "Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en
toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (v. 8).
101
Espíritu en aquellos días. (Joel 2:28-29)
El Espíritu Santo vino. Y ¡qué entrada tan poderosa! El
sonido de un viento estruendoso. Lenguas de fuego. Una
demostración del poder de Dios. ¡Su llegada a la tierra no fue
menos que espectacular!
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos
unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo
como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa
donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas
repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de
ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a
hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que
hablasen. (Hechos 2:14)
Fue exactamente como lo había profetizado Isaías: "En
lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará..." (Isaías
28:1 l).
Ahora bien, cuando Jesús nació, el momento se
caracterizó por paz y quietud. Fue una hermosa noche en
Belén, tan clara que los pastores no tuvieron dificultad de
llegar al pesebre. ¡Qué contraste con el ruido poderoso que
acompañó la llegada del Espíritu Santo! Creó tal clamor en
Jerusalén que "hecho este estruendo, se juntó la multitud; y
estaban confusos" (Hechos 2:6).
Yo solía pensar que la frase "hecho este estruendo"
quería decir que alguien estaba corriendo alrededor de la
ciudad diciendo: "¡Vengan a ver lo que está pasando!" Pero ese
no fue el caso. El estruendo que ocurrió se escuchó en toda la
ciudad. Tú ves, "Moraban entonces en Jerusalén judíos,
varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo" (v. 5). ¿Te
puedes imaginar lo que pensaron?
La Palabra dice que cuando ellos oyeron el estruendo
corrieron al lugar asombrados "porque cada uno les oía hablar
en su propia lengua" (v. 6).
Totalmente maravillados preguntaron: "¿No son
galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos
nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos
nacido? (vv. 7-8). Y cuando los oyeron declarar las maravillas
102
de Dios en su propia lengua, se preguntaban unos a otros:
"¿Qué quiere decir esto?(v. 12).
103
comportamiento. Lo que Jerusalén presenció no fue
embriaguez, sino el gozo increíble que viene cuando el Espíritu
toma control. Yo mismo he sido acusado de algunas cosas.
Qué transformación en el tímido Pedro. Sacó lo de
"predicador" que había en él, cuando él "alzó su voz" y les
habló con denuedo a la creciente multitud. Pero, ¿quién tú
crees que le dio a él las palabras? El mensaje cautivador fue el
del Espíritu Santo. "Pues nuestro evangelio no llegó a vosotros
en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu
Santo" (1 Tesalonicenses 1:5). Así es. El evangelio es predicado
por el Espíritu Santo. El es el que hace la obra.
Ahora observa lo que comenzó a pasar de repente en el
libro de los Hechos. El Espíritu Santo les da tremenda
autoridad a aquellos que lo han recibido. Eran las tres de la
tarde cuando Pedro y Juan fueron al templo, y "era traído un
hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta
del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna
de los que entraban en el templo" (Hechos ~:2).
Volviéndose al mendigo, 'Pedro, con Juan, fijando en él
los ojos, le dijo: Míranos" (v. 4). Es maravilloso ver a un
hombre completamente entregado al Espíritu Santo. Pedro
estaba lleno de un denuedo y poder que él nunca había
conocido, mientras miraba profundamente en el alma de este
pobre hombre -a través de sus ojos.
El mendigo sabía que Pedro y Juan no estaban jugando.
Un denuedo santo había sido conferido a los apóstoles. Cuando
Pedro dijo, "Míranos", el hombre inmediatamente "les estuvo
atento, esperando recibir de ellos algo" (v. 5).
Entonces Pedro dijo: "No tengo plata ni oro, pero lo que
tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate
y anda" (v. 6). "Y tomándole por la mano derecha lo levantó; y
al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se
puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando,
y saltando y alabando a Dios" (vv. 7-8).
¿Te puedes imaginar la consternación que hubo en el
templo? El que había sido cojo hizo una entrada poderosa por
sí mismo. Ellos lo reconocieron inmediatamente y "se llenaron
104
de asombro y espanto por lo que le había sucedido" (v. 10).
105
levanta tu cabeza, cuadra tus hombros, y te infunde una
confianza inesperada.
Cuando viajé al Vaticano en Roma para conocer al papa,
pensé que me pondría nervioso. Pero no sucedió así, porque yo
estaba lleno del Espíritu. Y allí entre los líderes del Vaticano
sentí hambre de las cosas del Espíritu.
Pedro el valeroso
Pedro estaba enfrentándose a algo más que los
sacerdotes del templo. El estaba en realidad en contra del
gobierno de Israel. De hecho, la noche antes que le permitieran
hablar con los sacerdotes, él y Juan fueron puestos en la cárcel.
Pero cuando él habló, las palabras fueron efectivas. El les dijo
que el Señor era "la piedra reprobada por vosotros los
edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo"
(Hechos 4:1 l). Fue una cita directa del Salmo 118:22.
¿Era éste el mismo Pedro que, pocas semanas antes, en
el mismo lugar, ante la misma gente, se había intimidado por
las palabras sarcásticas de una muchacha y había negado a su
Maestro? Ahora él estaba allí, lleno del Espíritu, totalmente sin
temor, desafiando a los asesinos de Jesús.
Ya no era Pedro el tímido. Era Pedro el valeroso. ¡Qué
cambio hizo el Espíritu!
Tan grande era esta comunión con el Espíritu Santo,
que Pedro directamente retó a Ananías. Le dijo: "Ananías, ¿por
qué lleno Satanás tu corazón para que inintieses al Espíritu
Santo? (Hechos 5:3). Las palabras de Pedro y las acciones de
Dios eran tan contundentes, que "vino un gran temor sobre
todos los que lo oyeron" (v. 5).
SU PROXIMIDAD A NOSOTROS
Yo puedo decirte por experiencia personal que llega un
momento cuando la comunión con el Espíritu viene a ser tan
real, tan profunda, y tan grande que tus palabras y acciones se
conforman a Sus palabras y acciones. Cuando tú sabes, por
ejemplo, que El ha sido contristado, puedes hablar
valientemente por El, sabiendo que El está fluyendo a través de
106
ti en todo momento. Estarás tan cerca de El que, de veras, lo
sentirás respondiendo a lo que has dicho.
Yo creo que el día está llegando cuando los hombres y
las mujeres vendrán a estar tan cerca del Espíritu de Dios, que
veremos mucho más que sanidades y milagros. Veremos como
el Espíritu dispersa a los que se atreven a pelear contra El.
Nunca olvides a Ananías. El "calló y expiró" (Hechos
5:5). Y nunca olvides a Giezi. El mintió a Eliseo acerca de los
regalos7 que Naarnán le trajo. Naamán fue sanado, pero el
Espíritu guió a Eliseo a decir: "La lepra de Naamán se te pegará
a ti, y a tu descendencia para siempre" (2 Reyes 5:27). Y eso fue
exactamente lo que pasó.
Jesús hizo una declaración bien poderosa cuando dijo:
"Como me envió el Padre, así también yo os envío. Y habiendo
dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A
quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes
se los retuviereis, les son retenidos" (Juan 20:21-23). Este tiene
que haber sido un pensamiento serio y no para ser tomado a la
ligera por los apóstoles.
El rostro de un ángel
Pedro estaba tan cerca del Espíritu que le dijo a sus
acusadores, 'T nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y
también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le
obedecen" (Hechos 5:32).
El Espíritu Santo poseía a Esteban de tal manera que
cuando fue llevado ante los sacerdotes, "todos los que estaban
sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro
como el rostro de un ángel" (Hechos 6:15). Pero, oh, las
palabras que habló. "¡Duros de cerviz ... de corazón y de oídos!
Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros
padres, así también vosotros" (Hechos 7:51). ¿Por qué él dijo
eso? Por aquello de lo cual él estaba lleno: 'Pero Esteban, lleno
del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de
Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios" (v.55).
La presencia del Espíritu llegó a ser tan poderosa en la
vida de Esteban que él pudo mirar al cielo y ver la gloria de
107
Dios. El aun tomó las emociones y atributos del Espíritu
cuando era apedreado. Esteban dijo: "Señor, no les tomes en
cuenta este pecado" (Hechos 7:60). ¿Te puedes imaginar tal
reacción? El no le dijo a Dios, "Júzgalos. Mátalos". El Espíritu
Santo hizo la diferencia.
Yo estoy convencido de que hay un momento en la
relación con el Espíritu cuando la unción viene tan fuerte sobre
uno -Su presencia está tan cerca- que puedes mirar al cielo y
ver una visión de Dios. Tan real El ha llegado a ser.
Saulo, durante su drámatica conversión, tuvo una
experiencia de primera mano con el poder maravilloso del
Espíritu Santo. Yendo de camino a Damasco, respirando
muertes y amenazas contra los seguidores de Cristo,
repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y
cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo,
¿porqué me persigues? (Hechos 93-4).
El estaba temblando y temeroso, "¿Quién eres, Señor?,
preguntó Saulo. Y el Señor le dijo: 'yo soy Jesús, a quien tú
persigues.... Levántate y entra en la ciudad ' y se te dirá lo que
debes hacer" (Hechos 9:5-6). Los hombres que viajaban con
Saulo se quedaron atónitos y mudos. Saulo quedó ciego debido
a la experiencia por tres días, antes que Dios lo sanara y él
fuera lleno del Espíritu" (v. 17).
De nuevo el Espíritu hizo una entrada poderosa. El
transformó a Saulo el antagonista en Pablo el apóstol. De
hecho, el efecto se sintió a través de la tierra. "Entonces las
iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria; y eran
edificadas, andando en el temor del Señor, y se acrecentaban
fortalecidas por el Espíritu Santo" (Hechos 9:31).
Yo no puedo menos que imaginarme qué pasaría si cada
ministro en la tierra cayera postrado y buscara una relación
personal con el Espíritu Santo. ¡Hablar de avivamiento! Yo
creo que revolucionaría de tal manera la vida de la iglesia que
los edificios no podrían de momento dar cabida a la gente.
Gracias a Dios por los pastores que están "vivos" en el
Espíritu, pero he escuchado a algunos ministros que,
sinceramente, ¡harían mejor de funerarios! Una comunión
108
continua con el Espíritu hace la diferencia. La gente está
hambrienta de una realidad que sólo el Espíritu Santo hace
posible.
109
El desea guiarte, protegerte, aun advertirte de lo que está por
venir. Tú preguntas: ¿Puede el Espíritu Santo profetizar acerca
de cosas por venir? Mira lo que pasó cuando Bernabé fue a la
gran ciudad de Antioquía. Como medio millón de personas
vivían allí en aquel tiempo. Por un año entero Bernabé y Saulo
enseñaron a mucha gente, en aquella iglesia creciente.
En aquellos días unos profetas descendieron de
Jerusalén a Antioquía. Y levantándose uno de ellos, llamado
Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran
hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de
Claudio. Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que
tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que
habitaban en Judea.
(Hechos 11:27-29)
¡Cuán cerca estaba el Espíritu Santo en sus vidas
diarias! El reveló que una sequía se aproximaba y así les
permitió que se prepararan para el hambre qqe de hecho vino.
El Espíritu es una persona, y El está profundamente interesado
en la gente. El sabe lo que está pasando en tu vida y tiene gran
interés en ti.
El Espíritu y el mago
¿No es tiempo de que dejes al Espíritu ordenar tus
pasos? ¿Por qué planear tu propio curso cuando El conoce cada
pulgada del camino que tienes por delante, cada curva
peligrosa, cada hoyo? Eso fue lo que los cristianos aprendieron
en Antioquía. "Ministrando éstos al Señor, y ayunando, d~o el
Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a
que los he llamado" (Hechos 112) Ellos respondieron
inmediatamente: Y, entonces, "enviados por el Espíritu Santo,
descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre" (v. 4)
Los discípulos estaban haciendo la obra del Padre, pero,
¿quién los envió? Ellos recibieron instrucciones directas del
Espíritu. Y durante su viaje el Espíritu Santo nunca dejó de
obrar. Aun les dio poder sobre un falso profeta.
Elimas era un hechicero y mago judío. El trató de
detener lo que el poder de Dios estaba haciendo en Chipre.
110
Pero "Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo,
fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda
maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás
de trastornar los caminos rectos del Señor?" (Hechos 11.9-10).
¡Qué acusación! De hecho, el Espíritu se encontraba tan
poderosamente en Pablo que le dijo al mago que se quedaría
ciego. Y así fue. Pero como un resultado directo la gente
comenzó a volverse a Cristo, "Y la palabra del Señor se difundía
por toda aquella provincia" (Hechos 13:49). "Y los discípulos
estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo" (v. 52).
Tú preguntas: "¿Debo dejar al Espíritu Santo hacer
todas las decisiones? Después de todo, ¿no me dio Dios una
mente mía propia? Por supuesto que sí. Pero lo que tiene lógica
para ti debe tener lógica también para el Espíritu. El concilio
de la iglesia en Jerusalén escribió: "Porque ha parecido bien al
Espíritu Santo, y a nosotros..." (Hechos 15:28). Cuando algo
está bien será confirmado por el Espíritu Santo, y tú sabrás qué
dirección tomar.
El mensaje y el Mensajero
Si el Espíritu fue tan necesario para Cristo, también
tiene que ser lo mismo para ti. Jesús nació del Espíritu, fue
ungido por el Espíritu, echó fuera demonios por el Espíritu,
recibió Su plenitud por el Espíritu, e hizo milagros por el
Espíritu. Y fue por el Espíritu Santo que El enseñó, dio
mandamientos, dio poder y gobernó la iglesia, se ofreció a Sí
mismo en la cruz, y fue resucitado.
"¿Cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el
Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios,
limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que
sirváis al Dios vivo? (Hebreos 9:14). El mismo Espíritu que fue
esencial para la obra terrenal de Cristo, es necesaria para ti. El
es indispensable.
Tu experiencia de salvación se basa en Cristo, la cruz, y
tu confesión. ¿Pero cómo recibiste la realidad de tu
regeneración? ¿Cómo sabes que tu corazón ha sido limpiado?
Eso, amigo mío, es la obra del Espíritu Santo. Es el Espíritu del
111
Señor quien pone el mensaje en tu misma alma. Tu no puedes
encontrar palabras adecuadas para describirlo o explicarlo,
pero sabes que es tan válido como la vida misma.
Si esa realidad es tan fuerte, tan profunda, y tan
personal, entonces ¿cuán real es el que la da? Es una pregunta
significativa. ¿Cuán real tiene que ser el mensajero si el
mensaje es tan real?
El Espíritu Santo anhela una relación personal continua
contigo. El desea hacer una entrada -una entrada poderosa- en
tu vida.
112
Capítulo 9
Lugar para el Espíritu
Por generaciones, se ha guiado a la gente a creer que el
Espíritu no es una persona. De millones de voces, millones de
palabras escritas, y una actitud que ha permeado la fe cristiana,
hemos sido programados para pensar del Espíritu Santo como
algo más bien que como alguien.
Oí un coro recientemente que decía, "¡Dame más de ti!"
Y yo pensé: "Vaya, eso no es bíblico". Tú no puedes tomar una
parte de El. El es una persona. No lo puedes partir en
pedacitos, un brazo esta semana y una pierna la próxima. No
es, "Dame más de Ti". Es exactamente lo opuesto. Tú debes
clamar al Espíritu: "Por favor, toma más de mí". El no se rinde
a ti. ¡No! Tú te rindes a El.
UN LUGAR PARA EL
Sin duda, el mensaje más descuidado de la iglesia hoy es
que el Espíritu Santo es real y tenemos que hacer un lugar para
El.
Triste, ¿no? Ministros del evangelio por miles no
comprenden la obra del Espíritu en el planeta tierra. Me temo
que han estado programados, también. De la escuela
dominical. al seminario, han sido guiados a creer que el
Espíritu es un miembro menor de la Deidad que vino en
pentecostés y ha estado flotando en las nubes desde entonces.
Algunos evitan pronunciar Su nombre para que la gente no los
confundan con uno de esos fanáticos carismáticos.
Fue la intención de Dios que la iglesia fuera viva y
vibrante. Antes de regresar al cielo, Jesús pronunció las
inolvidables palabras: "Y estas señales seguirán a los que
creen..." (Marcos 16:17). Quizás la pregunta más descon-
certante que yo tengo como ministro es ésta: Si el Espíritu
Santo fue enviado para dar poder a los cristianos para que
vivan una vida victoriosa, ¿por qué hay tantos desanimados y
derrotados?
113
Cuando yo era un evangelista, iba a una iglesia,
conducía una campaña, oraba por las necesidades de la gente, y
regresaba a mi casa. Realmente no sabía lo que estaba pasando
en la vida diaria de la gente. Pero ahora que soy pastor, mi
perspectiva ha cambiado totalmente. Y estoy molesto por lo
que veo.
Ahora me doy cuenta de que muchas más personas
tienen mayores problemas de lo que jamás soñé posible. Que
tantos creyentes están descorazonados, y deprimidos, al borde
de la bancarrota espiritual es casi inimaginable.
Repetidamente veo pequeños problemas entrar en la vida de la
gente y de repente emergen como Goliat, o el monte Everest.
"Padre Dios" -pregunto---, "¿dónde está la victoria?
¿Dónde está el gozo?
La semana pasada nuestra congregación experimentó
un derramamiento poderoso del Espíritu el domingo en la
noche. Al ministrar a la gente, yo sentí una unción extraor-
dinaria. De regreso al hogar iba gritando, "¡Aleluya!". Le dije a
mi esposa Suzanne, "¡Qué gran servicio! ¿No es maravilloso lo
que Dios está haciendo aquí? Pero acabando de entrar por la
puerta de nuestra casa, sonó el teléfono. Y por los próximos
treinta minutos oí la triste historia de un hombre que había
estado en ese servicio. El lloraba y lloraba mientras me decía:
"Yo no tengo a quién
114
le dicen a su gente que lo que está realmente pasando no existe
--que todo está en sus mentes. Y la gente murmura: "Señor, no
puedo encontrar una respuesta. ¡No puedo encontrar ayuda!"
¿Nos sorprende que algunos cultistas tienen más poder
que algunos cristianos? ¿Deberíamos sorprendernos cuando
los seguidores satánicos demuestran más de lo sobrenatural
que muchos seguidores de Cristo? ¿Cómo es posible? Si Dios es
omnipotente y Satanás tiene sólo una pequeña fracción de
poder, ¿cómo un discípulo del diablo puede obrar con
autoridad?
Realmente es muy simple. Una persona que usa cien
por ciento de una fracción muy pequeña tiene más poder que
alguien que puede tocar la energía del universo pero ni siquiera
lo intenta. Me molesto profundamente cuando pienso acerca
de un pecador que- recibe más de Satanás que lo que un
creyente que no pide de Dios, puede recibir.
Es tiempo que empieces a ejercitar el poder del
Todopoderoso. Tú necesitas saber que Dios es más grande que
cualquier demonio y que sólo una palabra de Jesús destruye al
diablo. Solo uno de Sus ángeles puede atar a Satanás en el
abismo (Apocalipsis 20:1-3). Dios no el débil -Su pueblo sí lo
es.
Aquí está la única conclusión a que he podido llegar. La
razón de que la iglesia y tantas personas en ella hayan sido
derrotadas es que han ignorado la persona más poderosa en el
universo -El Espíritu Santo. De nuevo, "No con ejército, ni con
fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos"
(Zacarías 4:6). Y las próximas palabras son igualmente
emocionantes: "¿Quién eres tú, olí gran monte? ... serás
reducido a llanura" (v. 7).
Tú necesitas más que un tractor para nivelar los
montones de roca que están delante de ti. Es una montaña
gigante de hostilidad y temor. Y la excavación que necesitas es
sólo posible a través de un poder de energía del Espíritu Santo.
Real, no fingida
Dios, a través de Su Palabra, da una receta para romper
115
el yugo de la cautividad. El sabe exactamente lo que se necesita
para levantar tu carga pesada. Se llama unción:
Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada
de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a
causa de la unción. (Isaías 10:27).
Así como Dios quitó la carga de Israel, también
removerá el yugo de ti. Después de todo, Satanás es el
traicionero que ha puesto ese yugo pesado sobre ti. Pero Jesús,
que declara que el yugo será destruido, dijo: "Mi yugo es fácil, y
ligera mi carga" (Mateo 11:30).
El yugo opresor puede ser roto por el Espíritu. Pero no
sólo por el momento. No es una solución temporera. El se
queda contigo, para continuar levantando la carga y guiándote
en una senda nueva. El apóstol Juan, hablando del Espíritu,
escribió: "Pero la unción que vosotros recibisteis de él
permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os
enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y
es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado,
permaneced en él" (1 Juan 2:27).
No se necesita un doctorado en divinidad para poder
discernir quién tiene la unción y quién no la tiene. Un pecador
no regenerado que ve la televisión durante el domingo en la
mañana conoce el toque del Espíritu cuando lo ve. Lo reconoce
porque, como el diamante es extraño para él.
No hay nada más trágico que gente que no tiene la
unción trate de producirla. Tratan de forzarla, pero el toque del
Señor no está allí. Cuántas veces has viajado para oír a un gran
predicador o maestro de Biblia, sólo para encontrar que esa
persona es sólo un caparazón vacío, que no hay nada más que
conocimiento adentro. Lleno de datos e información pero
absolutamente sin vida.
Nunca olvidaré lo que pasó en una coherencia a la que
asistí en la costa oeste. En una de las reuniones de la tarde, un
joven fue presentado para cantar. Con una voz tremenda, bien
entrenada, cantó ¡El Rey ya viene! Toda la gente se alegró, y le
dieron un gran aplauso cuando terminó.
Yo no sé cómo pasó, pero en el servicio de la noche una
116
señora cantó exactamente la misma canción. Francamente, no
parecía una cantante, su voz era un poco nasal, y algunas de las
notas estaban fuera de tono. Pero ella tenía algo más, que
cubría esas deficiencias mil veces. Cuando llegó al segundo
coro, la gente estaba de pie. Sus manos estaban levantadas al
cielo. El poder en aquel lugar era eléctrico. Y no terminó
cuando ella finalizó de cantar. Alabamos al Señor y volvimos a
alabarlo. Luego comenzamos a aplaudir -por largo rato. Pero
no estábamos aplaudiendo a la cantante. Estábamos
aplaudiendo al Dador de la canción.
¿Qué hizo la diferencia? Amigo, ¡fue la unción! Fue el
poder del Espíritu en la vida de aquella mujer.
Durante mi ministerio en Canadá, éramos uno de los
grupos auspiciadores de la cruzada de Billy Graham. En su
preparación las reuniones eran organizadas como nada que yo
hubiera visto. Y los mismos servicios eran "flojos" comparados
con lo que yo estaba acostumbrado a ver. Pero cuando Graham
comenzó a hablar, hubo un inconfundible toque del Espíritu en
su mensaje. El contenido era Cristo, pero yo podía decir que
estaba en la presencia de un hombre que tenía una relación
personal profunda con el Espíritu.
117
en la sinagoga en Nazaret (Lucas 4:18-19).
Nunca debes olvidar que para entender al Espíritu
Santo tienes que saber que El es Dios. Esa descripción te puede
parecer extraña, pero es tan básica como la misma Palabra. El
era el poder de la creación. ¿Recuerdas las palabras en el libro
de Job? "El Espíritu de Dios me hizo, Y el soplo del
Omnipotente me dio vida" (Job 33A).
Mientras Dios el Padre estaba en el cielo en el trono de
gloria diciendo: "Hagamos al hombre", el Espíritu Santo estaba
haciendo Su obra en la tierra. Aun el segundo versículo dice
eso en la creación "El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de
las aguas" (Génesis 1:2). Y el Salrriísta, hablando de las
criaturas en la tierra, escribió: "Envías tu Espíritu, son creados,
y renuevas la faz de la tierra" (Salmo 104:30).
CRECIMIENTO ESPIRITUAL
Si deseas que la unción del Espíritu llegue a ser evidente
en tu vida, comienza con un entendimiento de quién El es,
cómo El opera, y cómo puedes entrar en Su comunión. El
Espíritu Santo fue enviado no sólo para hacerte sentir bien.
Ciertamente El hará eso, pero El es mucho más. El tiene
igualdad en la Deidad y merece nuestra adoración como Dios el
Padre y Dios el Hijo. Pero eso es sólo el comienzo. Tu
crecimiento espiritual no es diferente del de un árbol de roble
gigante. Tiene que ser alimentado y nutrido.
118
presentada al Espíritu responda como lo hice yo. Yo
literalmente me encerré con la Palabra y el Espíritu y absorbí
como una esponja lo que El tenía que ofrecerme. Llevó tiempo,
cientos y cientos de horas con el precioso Espíritu Santo.
Me doy cuenta de que para mucha gente es casi
imposible encontrar el tiempo para escudriñar y escudriñar las
Escrituras. Pero al leer este libro estás recibiendo en una
manera concisa lo que le tomó al Espíritu años compartir
conmigo. Pero hay una cosa que yo no puedo hacer por ti. No.
puedo poner una venda sobre tu cabeza y poner una unción
sobre ti. Eso sólo viene con un encuentro personal profundo,
privado, con el Espíritu. Y eso continúa y crece con una
amistad y comunión que solo tú puedes establecer.
Tu crecimiento en el Espíritu comenzará en el momento
que comiences a ver que el Espíritu de Dios es verdaderamente
Dios. No puedo repetirlo lo suficiente porque el cuadro mental
de una personalidad débil ha sido metido en nuestra psiquis
desde la infancia. Recuerdo haber visto un libro que decía, "El
Espíritu Santo es un siervo para el Cuerpo de Cristo". Esa es la
clase de error de que yo estoy hablando. El no es un siervo; El
está en control. El es el líder del Cuerpo de Cristo.
Déjame compartir algo que he llegado a conocer. El
Espíritu Santo no sólo es Dios; es también el Padre del Señor
Jesucristo. Antes que digas: "Ahora aguántate ahí, Benedictus,
déjame señalarte la Palabra.
Tu dices: "Yo pensaba que Dios el Padre era el Padre de
Jesús". Bueno, tienes razón, pero estás también equivocado.
Déjame mostrarte por qué. En el primer capítulo de los
Evangelios se nos dice que el Espíritu Santo es el Padre de
Jesús. "El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada
María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que
había concebido del Espíritu Santo" (Mateo 1: 18).
Aun María estaba preocupada . Ella le dijo al ángel,
"¿Cómo será esto, pues no conozco varón? y "respondiendo el
ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo
Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios" (Lucas 1:34-35).
119
Ahí lo tienes. El se llama Hijo de Dios, pero fue el Espíritu
Santo quién vino sobre la madre de Cristo. Eso es la intimidad
de la Trinidad -hijo de Dios el Padre e hijo de Dios el Espíritu
en uno.
Aun los atributos de Jesús le fue dado por el Espíritu.
Hablando del Cristo que vendría, Isaías escribió:
Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará
de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu
de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder,
espíritu de conocimiento y de temor de Jehová (Isaías 11: 1-2).
¿Quién es el Padre?
Jesucristo hombre fue engendrado del Espíritu. Y tal
como los padres terrenales aman a su pequeño bebé, así el
Espíritu Santo amaba al Señor. ¿Has visto tú a un padre
orgulloso tomar en sus brazos a su hijo recién nacido apretarlo
y amarlo? Yo creo que nosotros olvidamos que el Espíritu
Santo tiene emociones también. El ama lo que ha creado; es
por eso que desea poner sus brazos alrededor de ti.
¿Puedes ver a Dios el Padre en el cielo diciendo al
Espíritu: "torna mi Hijo y hazlo carne" Fue el milagro de
milagros. El Espíritu Santo tomó esa semilla divina y la puso
dentro del cuerpo de María. Pero no solamente fue El el padre
del Señor, El fue también el que lo ungió.
Imagínate, a Dios el Padre sentado en su trono en el
cielo y a Jesús en la tierra sanando los enfermos y haciendo
milagros. ¿Y qué del Espíritu Santo? El es el canal, el contacto
entre ambas personalidades. Voy a ilustrarlo así: El Padre toma
el teléfono (como si necesitara uno) y dice: "¿Espíritu Santo?
"Sí, Señor" -dice el Espíritu al levantar el teléfono.
Dios dice: "Quiero que guíes a Jesús al desierto porque
voy a enviar al diablo para que lo tiente".
El Espíritu dice: "Sí, Señor", y corre a Cristo. Jesús, ven
conmigo" -le dice.
¿Ves cómo el Espíritu Santo viene a ser como el
contacto entre ambas personalidades? 0 imagínate esto: Jesús
pasa por el lado de un hombre que está muy enfermo. De
120
nuevo, el Padre levanta el teléfono y dice: "Espíritu Santo,
¡Detén a Jesús! Dile que se pare ahí mismo donde está".
El Espíritu dice: "Bien, Jesús, párate". Levanta el
teléfono y dice: "Padre, ¿qué debe hacer El".
"Dile que sane a ese hombre" -dice la voz de Dios.
Jesús inmediatamente pone Sus manos sobre el
hombre, el poder del Espíritu fluye a través de El, y el hombre
milagrosamente se levanta.
Aquí está lo vital para que recuerdes -y cuando
comprendas esto, se quitará el velo de tus ojos concerniente a
la función del Espíritu Santo: Durante su estancia erl la
tierra, Jesús escogió ser no menos que un hombre en su
totalidad. Su "conocimiento revelado" no operaba sin la voz del
Espíritu. Y El no se movía a menos que el Espíritu Santo se
moviera con El.
¿Te has preguntado alguna vez por qué cuando Jesús
pasaba, algunos no se sanaban? ¿Por qué El no oró por ellos?
¿Por qué El no los alcanzo y los tocó? Es porque el Padre no le
ordenó al Espíritu Santo que guiara a Jesús a hacerlo. Cristo
dijo: "que el mundo conozca que amo al Padre, y como el Padre
me mandó, así hago" (Juan 14:31). Jesús dependía del Espíritu;
El era el cordón umbilical de Cristo al Padre.
121
estado con Jesús, ¿hubiera pecado? Es posible que hubiese
podido pecar. Fue el Espíritu Santo el poder que lo guardó
puro. El no solo fue enviado del cielo, sino que fue llamado el
Hijo del Hombre -y como tal, ¿no podía El pecar? El hecho que
no lo hiciera no quiere decir que no existiera la posibilidad.
Si tú crees que Jesús no era capaz de pecar, entonces
¿por qué Satanás perdió su tiempo tentándole? El diablo sabía
lo que estaba haciendo. Sin el Espíritu Santo Jesús jamás
hubiera logrado completar Su obra.
Realmente Jesús se ofreció a Sí mismo mediante el
Espíritu Santo para permanecer sin pecado. Aún dependió del
Espíritu Santo para que lo levantara de las garras de la
muerte. ¿Recuerdas las palabras de Pablo? Cristo fue
"declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de
santidad, por la resurrección de entre los muertos" (Romanos
1.4).
Fue a través del poder del Espíritu que Cristo fue
levantado de los muertos. He aquí lo que dice la Escritura: "Y si
el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará
también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora
en vosotros" (Romanos 8:11) No sólo el Espíritu levantó a
Cristo; ¡El es quién también te levantará a ti! Podemos poner
nuestra esperanza en El.
122
Tan dependiente era Cristo del Espíritu que El se volvió
a El antes de dar direcciones a Sus seguidores. La Escritura
dice: "que fue recibido arriba después de haber dado
mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles" (Hechos
12).
¡No me interpretes mal! De ninguna manera estoy
diciendo que la posición de Cristo es menos que la del Espíritu
Santo, tampoco el Espíritu Santo es menos que Jesús. Hay
igualdad absoluta en la Trinidad. Cada miembro tiene un
propósito y características únicas.
Lo que yo quiero que tú sepas es que el Espíritu no es
débil. No es inmaduro o incapaz de hablar por Sí mismo. El
Espíritu Santo es perfecto, poderoso, y glorioso.
El Espíritu merece nuestra adoración. Debemos poner
en práctica lo que hemos estado cantando por generaciones: "A
Dios el Padre celestial, al Hijo nuestro Redentor, al eternal
Consolador unidos todos alabad, amén".
¿Cómo lo reconoces? Es tan simple como esa vocecita
que oyes cuando estás a punto de quedarte dormido, la voz que
te recuerda: "Tú no has orado hoy". 0 puede que El diga: "No
has leído la Palabra hoy". Ese es el Espíritu hablando, luchando
con tu alma. Ya tú lo conoces, pero El anhela que lo conozcas
más.
El Señor predijo lo que te pasaría cuando hicieras un
lugar para el Espíritu. El dijo, "El que cree en mí como dice la
Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva" (Juan
7:38). ¿Y qué era esa unción de la que hablaba El? "Esto dijo
del Espíritu que habrían de recibir los que creyesen en él" (v.
39).
Dios tiene un plan maestro detallado para tu vida. Su
unción y Su Espíritu están incluídos en el plan: "Y el que nos
confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios. el
cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del
Espíritu en nuestros corazones" (2 Corintios 1:21-22).
¿Has hecho lugar para el Espíritu Santo? Todo lo que El
pide es un lugar en tu corazón.
123
Capítulo 10
"Tan cerca como tu aliento"
¿Por qué Dios no contesta mi oración? "¿Por qué no
puedo recibir mi liberación y mi sanidad?
La respuesta a tus necesidades más urgentes está cerca
-mucho más cerca de lo que jamás te hayas imaginado. Sólo
una palabra, que salga de tu corazón, puede hacer que las
nubes más oscuras de tu vida repentinamente desaparezcan.
Es tiempo de dejar de pensar que Dios es un Espíritu
inaccesible que reside a millones de millas de distancia. El
Padre está tan cerca, que puedes hablar con El en cualquier
momento, y Su Espíritu está tan cerca que te puede dar
consuelo, paz, y dirección. Todo lo que tienes que hacer es
pedir y confiar que El lo va a hacer.
Lo que yo he hallado en el Espíritu no es algún secreto
envuelto en el misterio. Es tan real como la vida misma y está
tan cerca como el latir de tu mismo corazón. Y es por eso que
yo deseo compartirlo contigo.
LA OBRA DE LA DEIDAD
¿'Debilidad?, o "voluntad?
Comencemos con este hecho acerca de la Deidad: Lo
que es cierto de uno no necesariamente se aplica a los tres. A
veces son diferentes, aun en la manera en que Ellos se mueven
y en la manera en que Ellos hablan. Ya hemos discutido el
hecho de que los miembros de la Deidad son personas distintas
-sin embargo, los tres son Uno. Pero en cuanto a lo que
respecta a la relación y comunicación personal con "Dios", un
entendimiento del Padre, del Hijo, y del Espíritu es esencial.
Cada vez que tú veas a Dios obrar, lo ves como un Dios.
Pero comienzas a ver alguna distinción en la manera que
piensan y actúan la personas de la Deidad.
Por ejemplo, cuando el pueblo judío bajo el Antiguo
Pacto voluntariamente y a sabiendas pecó delante del Padre,
¿recuerdas lo que pasó? La Escritura dice que fueron muertos o
castigados.
Pero Cristo el Hijo trató de otra manera con aquellos
124
que deliberada y voluntariamente pecaron. Por ejemplo:
Considera a los fariseos. ¿Los mató Cristo? ¡No! El los
reprendió.
Tú dices, "Benny, yo siempre creí que Cristo perdonó a
todos." La Escritura no dice si Jesús perdonó a los fariseos por
sus pecados o no. Sin embargo, El perdonó al criminal en la
cruz cuando clamó de corazón, "¡Acuér~date de mí cuando
vinieres en tu reino!
No malentiendas. Dios el Padre perdonó, pero también
mató o castigó a aquellos que rehusaron cesar de rebelarse
contra El. Dios el Hijo, sin embargo, respondió de otra manera.
En vez de matar o juzgar al pecador voluntario, El simplemente
lo reprendió.
Tú preguntas: ¿Pero qué sobre el Espíritu Santo? ¿Cuál
es su respuesta a una persona que a sabiendas,
deliberadamente peca? El reacciona totalmente diferente que
el Padre y que el Hijo. El Espíritu no los quita o reprende - El
los convence de culpa y retira el poder de Su presencia.
125
primero y el Padre segundo en el orden de reconocimiento.
Pero vamos a ponerlos de nuevo en el orden "usual" de
la Escritura. ¿Cuál es la obra principal del Padre? El opera. ¿Y
qué sobre el Hijo? El administra la operación del Padre. Y el
Espíritu Santo manifiesta la administración de esa operación.
Si tú necesitas vida, ¿a quién te vuelves? Tu miras al
Padre porque El es el dador de toda buena dádiva y don
perfecto. Tú dices: "Benny, yo pensaba que mirábamos a
Jesús". No. La fuente es el Padre. Pero el dador de esa fuente es
Cristo. Y el poder de la fuente es el Espíritu Santo.
Así que, cuando tú necesitas vida, esto es lo que sucede.
Miras a Dios el Padre y dices: "Padre, ¡dame vida!" 0 sanidad.
0 liberación". Tú ves, Dios es la fuente de eso.
Jesús dijo: Pedid "al Padre en mi nombre". Aun cuando
te acercas a Dios mediante Su Hijo, todavía es al Padre a quien
le pides el don. Y tu petición va mediante el Hijo al Padre.
¿Cómo viene ese don? Digamos que tu petición es por
sanidad. Dios el Padre -recuerda ahora que Dios existe en tres
personas- mira a Dios el Hijo y dice, "Sánalo, por favor"
Cristo da la sanidad. ¿Por qué? Porque ese es la función
del administrador. La misma palabra administrar quiere decir
ministrar o servir. Así que el Padre entrega la sanidad al Hijo, y
el Hijo te la transfiere a ti.
¿Puedes verte a tí mismo extendiéndote para recibir la
sanidad y hallando que por alguna razón está fuera de tu
alcance? Extiendes los brazos hasta donde puedes, pero el don
parece más allá de tu alcance. Tan cerca que está y, sin
embargo, tan lejos que parece. ¿Qué ha pasado? ¿Qué falta? Es
aquí donde la obra del Espíritu Santo entra en la escena. El se
presenta a Sí mismo para manifestar la sanidad que fue
provista por Dios y transferida por Su Hijo. Es el Espíritu
quien completa el proceso de tu sanidad.
El está a tu lado
Comenzó en Pentecostés. El Espíritu Santo descendió
del cielo para manifestar la obra de la Deidad. ¿Y exactamente
dónde está el Espíritu hoy? ¿Dónde El hace su residencia?. El
126
Espíritu no está al lado de Jesús como mucha gente bien
intencionada cree. Y El no está al lado del Padre. El fue dado a
ti y a mí como el Consolador "el que está a nuestro lado".
El Espíritu Santo es tu ayudador. Sí, El es tu asistente
para ayudarte a recibir la vida, la sanidad, o la liberación que tú
desesperadamente necesitas.
A menudo alguien pregunta: "Benny, ¿a quién debo
orar? Mi respuesta es: "Por favor, no confunda el asunto. Tú
oras al Padre".
"Pero", dice el interesado, "tú nos---dijiste que tenemos
que orar al Espíritu".
Yo tengo que decirle: "Hay una enorme diferencia entre
hablar y orar. Hasta ahora yo nunca he orado al Espíritu
Santo". ¿Sabes el significado de la palabra oración? Oración
quiere decir petición. En otras palabras' tú vienes con tu
necesidad buscando una respuesta. Vienes buscando y esperas
recibir. Tú nunca recurres al Espíritu -El te ayuda a recurrir.
Hasta este día nunca he dicho, "Espíritu Santo, dame".
Pero no puedo contar las veces que he dicho, "¡Precioso
Espíritu Santo, ayúdame a pedir!"
¿Estás comenzando a darte cuenta de que tu respuesta
está tan cerca como tu aliento? Sólo una palabra, que espera
ser pronunciada. Puede ser un problema físico que te ha
atormentado por años. 0 puede ser un hábito que parece
imposible de romper. La respuesta que necesitas está al
alcance de tu mano.
¿No es tiempo de que te vuelvas al Espíritu de Dios y le
digas: "Espíritu Santo, Tú eres mi ayudador. Te necesito. ¿Me
ayudas ahora? En el mismo momento que digas esas palabras
de corazón, el Espíritu Santo pondrá Su mano sobre ti y algo
maravilloso pasará. De repente te encontrarás a ti mismo
verdaderamente "en el Espíritu" -Absorto en Su presencia y en
Su persona.
Tres palabritas
Cuando el Padre te da algo, viene del Padre. Y cuando el
Hijo te da algo, generalmente se describe como mediante
127
Jesús. Pero cuando el Espíritu Santo provee, es dado en El.
Del, mediante, en -sólo tres palabritas, pero son fuertes y
poderosas.
Al tú leer la Palabra de Dios, el efecto es impactante.
Cuando ves que se habla del Padre, es en términos del "amor
de Dios", "el poder de Dios", Ia gracia de Dios". Así se presenta
a Dios vez tras vez.
¿Pero cómo se presenta a Cristo? A menudo la Escritura
nos enseña que "alabamos mediante el Hijo", "recibimos
mediante el Hijo", y así sucesivamente.
Cuando se habla del Espíritu Santo, sin embargo, la
terminología cambia. Se usa la palabra en. "Andad en el
Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne" (Gálatas 5:16).
Y: "Si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu"
(v. 25) (Versión Reina Valera antigua).
Como Cristo le dijo a la mujer samaritana en el pozo:
"Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos
adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque
también el Padre tales adoradores busca que le adoren" (Juan
4:23). Aquí, la palabra en simplemente quiere decir "de
acuerdo con". En otras palabras, Cristo dijo que el Padre busca
que aquellos que le adoren estén de acuerdo con el Espíritu.
¿Estás tú andando de acuerdo con el Espíritu? ¿Estás
viviendo de acuerdo con el Espíritu? Alcanzar esa relación no
es difícil. Es tan simple como decir al Gran Ayudador:
"¡Ayúdame!" Así es como el Espíritu de Dios te tocará y
ciertamente te asistirá cuando te dispongas a recibir lo que
Dios desea que tengas.
Lo que es importante en todo esto es que te des cuenta
de que la Trinidad está, en efecto, obrando al únisono para
lograr una meta -satisfacer tu necesidad. Ellos son Padre, Hijo,
y Espíritu Santo, pero son Uno. Ellos son un equipo de
personas, unidas en una naturaleza trabajando juntas en
completo acuerdo y eterna armonía.
128
lado que retienes la sanidad o liberación que has recibido. Es
por eso que Jesús pudo regresar al cielo, y aun así tu puedes
retener en la tierra el don que El te ha dado. Si deseas saber
cómo mantener una relación íntima con el Espíritu Santo,
escucha las palabras del gran profeta Hageo: "Según el pacto
que hice con vosotros cuando salisteis de Egipto, así mi
Espíritu estará en medio de vosotros, no temáis" (Hageo 15).
Cuando le pides al Hijo de Dios que venga a tu corazón,
estás haciendo un pacto personal con Dios. Y no es una
conversación unilateral. Dios también hace un acuerdo o un
"pacto" contigo. Así es como El ha obrado siempre.
El Padre inició pactos con Adán, Noé, Abraham, Isaac,
David, y muchos otros. Pero tal como Dios buscó entrar en
acuerdo, también la humanidad buscó a Dios. Eso es lo que
descubrimos con Jacob, Josué, Salomón, y los israelitas.
Cuando los israelitas confesaron sus pecados a Dios,
dijeron:
Ahora pues, Dios nuestro, Dios grande, fuerte temible,
que guardas el pacto y la misericordia.... estamos en grande
angustia (Nehemías 9:32, 37).
Entonces Nehemías le dijo al Señor,
A causa pues de todo eso, nosotros hacemos fiel alianza,
y la escribimos, signada de nuestros príncipes, de nuestros
Levitas y de nuestros sacerdotes. (v. 38 Antigua versión).
Este pacto fue firmado por no menos áe ochenta y
cuatro líderes quienes se comprometieron "bajo pena de
maldición, y bajo juramento, guardar y cumplir los manda-
mientos, ordenanzas y estatutos que Dios nos dio por medio de
su siervo Moisés" (10:29, B.D).
Los pactos con Dios se ratificaban por una variedad de
acciones que incluían quedarse (Esdras 10: 14), quitarse el
zapato (Rut 4:7-1 l), comer juntos (Génesis 26:30), erigir un
monumento (Génesis 31:45-53), y hacer un juramento (Josué
2:12-14).
Quizás el pacto más importante de todos es el que Dios
hizo contigo mediante Su Hijo cuando El " resucitó de los
muertos a nuestro Señor Jesucristo ... por la sangre del pacto
129
eterno" (Hebreos 13:20).
130
dejó al rey, sino que algo mucho peor ocurrió: "El Espíritu de
Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de
parte de Jehová" (1 Samuel 16:14).
El vacío se llenará
¿Sabes tú que cada inconverso es influenciado
grandemente por los demonios? Esto es estremecedor, pero
eso es lo que la Escritura dice: "Y él os dió vida a vosotros,
cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los
cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de
este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el
espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia"
(Efesios 2:1-2).
Tú dices: "¡Pero eso nunca podría pasarme a mi! Yo
estoy lleno del Espíritu Santo". Eso puede ser cierto, pero si
por alguna razón la presencia del Espíritu Santo te deja, se crea
un vacío y eso es exactamente lo que Satanás está buscando.
Entonces su influencia se convierte en opresión.
A nadie le gusta hablar de demonios. Los predicadores
no hablan acerca de ellos. Los cristianos no le dan atención al
asunto. Y los inconversos borran el horrible tópico de sus
mentes. Es como un político que evade los tópicos de las
drogas y el crimen, pensando de que de alguna manera
desaparecerán. Pero Cristo habló del asunto sin temor. El
habló de cómo los demonios están ansiosos de invadir tu vida.
Jesús le dijo a los fariseos:, "Cuando el espíritu
inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando
reposo, y no lo halla, Entonces dice: Volveré a mi casa de
donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y
adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus
peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de
aquel hombre viene a ser peor que el primero" (Mateo 12:
43-45). Escucha atentamente lo que el Señor dice después: "Y
el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el
primero" (V.45).
El plan de"ataque de Satanás es este: Cada demonio que
ha salido volverá a hacer una visita -para ver si la oportunidad
131
todavía está disponible. Y si se le da una oportunidad él llevará
otros con él. Es una situación aterradora, pero tú puedes
evitarla estando completamente lleno del Espíritu y nunca
romper tu pacto con Dios.
¿Recuerdas la historia de los discípulos que fracasaron
en el intento de sanar a un niño? Fue mientras Cristo estaba en
el Monte de la Transfiguración en estado glorificado. Y cuando
el Maestro bajó del monte, el padre del niño dijo: "Señor, ten
misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo;
porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo
he traído a tus discípulos, pero no le han podido sanar" (Mateo
17:15-16).
Pero se necesitaba más que una sanidad física. Cristo
dijo: "Traédmelo acá. Y reprendió Jesús al demonio, el cual
salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora" (vv.
17-18).
El Señor no sólo quiere remover a Satanás y sus
demonios de tu vida -aquellas cosas que son una barrera a tu
sanidad y liberación- pero El desea llenar ese vacío. Es por eso
que El envió al Consolador. El desea que tú seas lleno del
Espíritu.
Ahora mismo, el Espíritu está en la tierra. De hecho, El
está esperando pacientemente por tu invitación.
Todo lo que se necesita es sólo una palabra, aun un
susurro: "¡Espíritu Santo, por favor ayúdame!"
La respuesta que anhelas está tan cerca de ti como tu
respiración.
132
Capítulo 11
¿Por qué' estás llorando'?
"Benny, es perdonable la blasfemia contra el Padre? me
preguntó un cristiano nuevo recientemente.
"Sí", contesté.
"¿Qué de la blasfemia contra el Hijo?
"Esa puede ser perdonada también", dije yo.
"Entonces, ¿puedes decirme por qué la blasfemia contra
el Espíritu Santo no puede ser perdonada?
133
humedecidos, le pregunté otra vez: "Espíritu del Señor, ¿por
qué estás llorando?
Entonces todo mi ser comenzó a llorar. Ya no eran solo
lágrimas; la realidad de lo que sentí era tan grande que
comencé a gemir. El sentimiento venía de muy dentro. Era
como si yo estuviera quebrantado de corazón ---como una
persona que acaba de perder un hijo o una hija.
El gemir profundo no cesaba. Yo estaba llorando en la
noche y -no pude dormir. Y continuó, no por horas sino por
días. Esto no fue planeado y en verdad, yo no podía entender
por qué las lágrimas eran tan incontrolables. La experiencia
duró por más de tres semanas.
La carga se hizo cada vez más pesada. Yo sentía como si
alguien hubiera tomado una carga de mil libras, la hubiera
ligado apretadamente a mi espalda, puesto llave a las
ligaduras, y me hubiera dejado solo para que luchara. De todos
modos, sentía como que yo estaba sobrecargado con una carga
pesada y opresiva de dolor. Esa es la única manera de
describirla -una carga de dolor.
Paseándome por la habitación Me sentía como el
salmista cuando escribió:
Me he consumido a fuerza de gemir;
Todas las noches inundo de llanto mi lecho,
Riego mi cama con mis lágrimas.
(Salmo 6:6)
Allí estaba yo, afligido sin saber por qué, paseándome
por la habitación buscando una razón.
Alcé mi vista y dije: "Señor, ¿por qué? Yo oré que me
librara de este peso inexplicable sobre mis hombros. En ese
momento el Dios omnipotente transformó esa carga de dolor
en una carga por las almas perdidas que jamás había conocido
antes.
Lo que comenzó por preguntarle al Espíritu Santo, 66
¿Por qué estás llorando? terminó con una carga que
transformó mi vida; una carga por los perdidos que nunca me
ha dejado -ni una vez- hasta este día.
Yo salí de aquella experiencia (aunque todavía no la
134
entiendo completamente) convencido de que el Espíritu Santo
se aflige por el mundo. Estoy completamente persuadido de
que con lágrimas El busca siervos que lleven el amor de Dios.
Yo creo que el Espíritu del corazón del Padre se está
quebrantando por las necesidades de la humanidad. Quizás en
aquellas semanas El me permitió tener sólo un vislumbre de Su
agonía por los perdidos.
No había duda de lo que sería el futuro de Benny Hinn.
Yo sabía que tenía que predicar el mensaje del Padre, del Hijo,
y del Espíritu Santo. Y no he dejado de hacerlo desde entonces.
El Espíritu es tan especial que cuando El encuentra una
persona que El pueda usar, le permite sentir el palpitar de Su
corazón. Cuando tú hayas sentido el dolor que el Espíritu Santo
siente, ese sentir se adhiere a tu conciencia y nunca te deja. No
solamente ves las necesidades de la humanidad; tú sientes
aquellas necesidades desesperadas como nunca antes.
Pero yo creo que había otra razón para que Dios me
permitiera pasar por aquella lección. Aquello abrió mis ojos al
porqué el Espíritu Santo es un miembro de la Trinidad y, sin
embargo, es diferente del Padre y del Hijo. Y me hizo posible
juntar las piezas del rompecabezas llamado "el pecado
imperdonable".
Insulto y calumnia
¿Qué dice la Escritura exactamente?
Jesús, hablando a los fariseos, dijo: "El que no es
conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge,
desparrama. Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será
perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu
no les será perdonada" (Mateo 12:30-31). Luego, haciéndolo
aun más claro, dijo: "A cualquiera que dijere alguna palabra
contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que
hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este
siglo ni en el venidero" (Y. 32).
¿Que abarca la palabra blasfemia? La palabra tiene
diferentes significados que incluyen:
Hablar mal de Burlarse (o escarnecer)
135
Injuriar, denigrar, criticar, o hablar irrespetuosamente
de Difamar -herir con palabras
Calumniar ~-o acusar falsamente Insultar
Algunos pueden preguntar: "¿Cómo uno difama al
Espíritu Santo? o ¿Cómo lo "insultas"?
Es un acto voluntario.
El libro de Hebreos habla directamente sobre el asunto:
Porque si pecáremos voluntariamente después de haber
recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más
sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de
juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres
testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo
pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere
por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e
hiciere afrenta al Espíritu de gracia? (Hebreos 10:26-29).
A esas palabras sigue este serio recordatorio: "Pues
conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago,
dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo.
¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!" (vv. 30-31).
Qué diferencia
¿Por qué no hay perdón para la blasfemia contra el
Espíritu Santo? A través de las páginas de este libro he
compartido contigo de la Escritura que hay una particularidad
- -una diferencia- en el Espíritu Santo. El no es más alto ni más
bajo que el Padre o el Hijo, pero tenemos que llegar a conocer
Sus características.
El Dios todopoderoso, el Padre, es el gran Dios del cielo
y tiene que ser adorado, alabado, glorificado, magnificado, y
ensalzado. Jesús, Su Hijo, es el Señor de la gloria, a quien aun
los ángeles temen mirar. Sin embargo, amigo mío, yo entiendo
que el Espíritu Santo tiene la capacidad de sentir las emociones
humanas -aun dolor, aflicción y angustia- con una intensidad
que El solo conoce.
Tú dices: "¿Quieres decir que el Espíritu Santo puede
136
sentir un dolor de corazón en una manera diferente que el
Padre y el Hijo? La Escritura no dice: "No contristéis al Padre o
al Hijo". Siempre es: "No contristéis al Espíritu". ¿Por qué? Yo
creo que es porque El es tocado en una manera profunda e
intensa que en algo difiere de lo que experimentan los otros
miembros de la Deidad.
El solo hecho de que Jesús dijera que "alguna palabra
contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero el que
hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado" indica
que el Espíritu Santo puede llegar a herirse.
¿Por qué del Padre se dijo que "hicieron enojar su santo
espíritu? En otras palabras, el Espíritu de Dios fue afligido o
atormentado. Y la Escritura dice que "por lo cual se les volvió
enemigo y él mismo peleó contra ellos" (1saías 63:10). ¿Por qué
el Espíritu parece ser tan protegido? Quizás sea porque Dios el
Padre sabe cuán tierno el Espíritu es. Es casi como si Dios el
Padre dijera: "Si tú lo tocas, jamás te perdonaré".
¿Por qué el Espíritu Santo está tan protegido por Cristo
que Jesús decía: "Mi sangre limpiará todos los pecados menos
ese? El aun dijo: "Pero cualquiera que blasfeme contra el
Espíritu Santo, no tiene jamás perdón, sino que es reo de juicio
eterno" (Marcos 3:29). ¿Por qué? Repito, porque el Espíritu
Santo es diferente y Su corazón puede ser tan fácilmente
lastimado.
Pero, ¿puedo darte una palabra de consuelo? Antes de
Jesús hablar de blasfemia, El hizo una declaración muy
importante que debes de leer una vez más. El dijo: "El que no
es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge,
desparrama" (Mateo 12:30).
Si tú estás trabajando para Cristo, no caes dentro de la
categoría de Su advertencia. Cuando el Señor habló sobre el
tópico de la blasfemia, hizo absolutamente claro que estaba
amonestando a personas que no estaban trabajando con El.
Pregúntate, "¿Estoy con El? Si la respuesta es sí,
entonces pregúntate: "¿Estoy recogiendo almas para El? Si la
respuesta todavía es sí, puedes decir: "Entonces nunca
blasfemaré al Espíritu".
137
"¿Estás preocupado?"
Una adolescente vino a mí convencida de que ella había
blasfemado contra el Espíritu Santo.
"¿Estás preocupada? le pregunté.
"Sí", dijo ella con una mirada turbada.
"Jovencita", le dije, "el solo hecho de que estés
preocupada quiere decir que tú no blasfemaste contra el
Espíritu".
Tú ves, la blasfemia es un acto de la voluntad que no
acarrea preocupación.
La blasfemia es maldecir a Jesús y decir: "¡No me
importa lo que El hizo!" Es decir: "¿A quién le importa lo
precioso que la sangre es? La blasfemia es despreciar lo que
Dios hizo y hacerlo voluntariamente.
Tú dices: "Bueno, Benny, ¿cómo yo sé que nunca
cometeré ese pecado? Tu no cometerás ese pecado mientras no
desees cometerlo.
Mira atentamente lo que Cristo dijo. El dijo que
cualquiera que "hable" contra el Espíritu no será perdonado.
Esa palabra es vital para el mensaje de Cristo.
Hablar indica un acto deliberado., Es más que un
pensamiento ocioso. El cuerpo entero de uno llega a envolverse
en el acto de decir una palabra.
Si el espíritu es blasfemado, El es insultado por aquellos
que han hecho la decisión de blasfemar. Es un acto de la
voluntad, una decisión que uno tiene que ejecutar.
¿Dónde está Satanás en todo esto? De mi trato con la
gente como ministro, yo sé como el diablo viene a la gente y
trata de llenar sus mentes con pensamientos malos acerca del
Espíritu Santo. ¿Esperarías tu nada menos de él? Quizás te ha
pasado a ti.
¿Han entrado alguna vez pensamientos propios" a tu
mente que deseas que nunca hubieran venido? ¿Quien lanzó
hacia ti ese mal pensamiento? Por supuesto que fue Satanás.
Pero, ¿dijiste tú ese pensamiento en voz alta? ¡No! La razón de
que guardaras silencio es que no fue un pensamiento tuyo.
138
Es la persona que habla en contra del Espíritu Santo la
que ha hecho la decisión de blasfemar. Es el que dice: "¡Yo voy
a blasfemar, y no me importa lo que Dios piense!"
Saúl blasfemó al Espíritu cuando rechazo la palabra de
Dios. Demás, uno de los compañeros de Pablo, blasfemó
cuando le dio la espalda al evangelio y volvió a la lascivia de la
carne. Pablo escribió: "Demás me ha desamparado, amando
este mundo, y se ha ido a Tesalónica" (2 Timoteo 4: 10).
139
pecado. ¿Al encontrarte con alguien has sentido la urgencia de
hablarle acerca de Jesús?
¿Qué si yo cayere?
Puedes preguntar: ¿Cómo lo contristamos?" Tú lo
contristas cuando no perdonas. Lo contristas cuando dices algo
feo o malo. Pero tu oración diaria debe ser: "Bendito Espíritu
de Dios, por favor ayúdame hoy a no contristarte".
¿Y qué si cayeres? El está más que dispuesto para oírte
decir: "Por favor, perdóname". Y El te perdonará y te limpiará
setenta veces siete.
El Espíritu Santo es tan sensible que aun la más ligera
herida le causará dolor. Y mientras más tiempo lo hayas
conocido, más entenderás Sus sentimientos. Cuántas veces,
con lágrimas, yo digo: "Espíritu Santo, siento mucho haberte
causado angustia, Pero, por favor, por favor, quédate a mi
lado".
En ocasiones le he dicho: "Tu me puedes castigar, ¡pero
no me sueltes!" Porque a quien el Señor castiga, es porque le
ama. Es como decir, "Yo te amo".
Yo creo que si una persona permanece en una actitud de
indisposición a perdonar, el Espíritu del Señor permitirá que
atormentadores entren en él. Es por eso que Cristo le dijo a
Pedro cuando el discípulo preguntó: "Señor, ¿cuántas veces
perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
140
(Mateo 18:21).
El Señor le contestó, "No te digo hasta siete, sino aun
hasta setenta veces siete" (v. 22). Entonces el le dio la parábola
del siervo no perdonador, que termina con la advertencia, "¿No
debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo
tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó
a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía" (vv.
33-34). Cristo concluyó la parábola diciendo: "Así también mi
Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo
corazón cada uno a su hermano sus ofensas" (v. 35).
¿Quiere decir ésto que el Espíritu Santo se ha alejado
permanentemente? No. Es sólo que Dios removerá Su mano de
protección de aquellos que no perdonan.
Una persona que totalmente ha blasfemado al Espíritu
Santo llega a estar llena de los demonios de Satanás. Pero si tú
preguntas: "Benny, ¿tú crees que un demonio puede poseer a
un cristiano que está lleno del Espíritu Santo? ¡Absolutamente
no!
Yo sí creo, sin embargo, que una persona que ha hecho
una confesión de fe en Cristo, pero no vive para el Señor -que
vive sin perdonar- puede ser influenciada por demonios. Tales
pueden ser hostigados y aun oprimidos por los poderes de las
tinieblas, pero no poseídos.
Pedro, por ejemplo, dijo: "Señor, tú no vas a morir". Y
Jesús le dijo, "Quítate de delante de mí, Satanás". Pedro no
estaba poseído por Satanás. El sólo estaba influenciado. Hay
una gran diferencia.
Jesús dijo, mediante el Espíritu, "Nunca os dejaré ni os
desampararé" Y eso, mi amigo, son buenas noticias. Y como El
permanece con nosotros, es más importante saber qué hará El
por nosotros que lo que Satanás hará contra nosotros.
141
me ayudes".
Pablo le escribió a la iglesia en Roma: "La esperanza no
avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado"
(Romanos 5:5).
Ciertamente, deseamos amar a Cristo, pero eso es
imposible a menos que el Espíritu nos dé amor sobrenatural.
¿Y cómo lo recibes? Simplemente dices: "Espíritu de Dios, yo
me rindo a ti". Por ese solo hecho El inundará tu alma de amor
por el Señor.
Mientras más profundamente conozcas al Espíritu
Santo, más profundamente conocerás a Jesús. Es algo
automático. ¿Por qué? Porque cuando el Espíritu está presente,
Cristo es enaltecido. Jesús dijo: "¡El me glorificará!" El Señor
nunca es echado a un lado, sino más bien es traído mucho más
cerca.
Pablo escribió: "Ahora, pues, ninguna condenación hay
para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme
a la carne, sino conforme al Espíritu" (Romanos 8:1).
¿Entiendes tú lo que verdaderamente significa andar en
el Espíritu? Cuando El dice: "Ora", eso es lo que tú haces.
Cuando El dice: "Testifica", eso es lo que tú haces. De repente,
estás andando en el Espíritu.
Siete revelaciones
¡Qué gozo da disertar sobre las victorias descritas por
142
Pablo en Romanos 8! En efecto Pablo comparte siete revela-
ciones específicas en los primeros dieciséis versículos de esta
carta.
Quizás en ninguna otra parte en la Escritura está la obra
del Espíritu tan claramente definida.
1. Hay poder sobre el pecado. La primera
revelación dice que la ley del Espíritu de vida le da a uno
libertad del pecado y de la muerte (vv. -1-2). Tú tendrás
dominio sobre el pecado.
2. El cumplirá la ley. "Porque lo que era imposible
para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a
su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado,
condenó al pecado en la carne; para que la justicia de la ley se
cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne,
sino conforme al Espíritu (vv. 3-4).
Es el cumplimiento de la ley de Moisés lo que ha
producido la libertad que ahora tenemos en el Espíritu.
3. El te dará la mente de Dios. "Porque los que son
de la carne piensan en las cosas de la carne, pero los que son
del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la
carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra
Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios" (vv.
5-8).
4. El te dará justicia. "Mas vosotros no vivís según la
carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora
en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de
él. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está
muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la
justicia" (vv. 9- 10).
5. El dará vida a tu cuerpo. "Y si el Espíritu de aquel
que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que
levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en
vosotros" (v. 1 l).
Si sigues en los pasos del Espíritu Santo, andarás en
143
salud. Tendrás un cuerpo vivificado. Como dijo el profeta
Isaías: "Los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas"
(Isaías 40:31). Mi amigo, tú no puedes renovar tus fuerzas sin
el Espíritu Santo porque El es el que vivifica el cuerpo mortal.
6. El traerá muerte al yo. "Así que, hermanos,
deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la
carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por
el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque
todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son
hijos de Dios" (vv. 12-14).
7. El te dará testimonio de tu salvación. "Pues no
habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en
temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el
cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio
a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios" (vv. 15-16).
En versículo tras versículo, Pablo te dice que es el
Espíritu quien hace la obra del Padre y del Hijo. Y yo me
emociono cada vez que leo estas gloriosas palabras: "Porque
los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de
Dios".
No es la intención de Dios que te apartes de la senda
que El te ha trazado. El no te creó para verte caer. Es por eso
que no debes llegar a estar indebidamente alarmado por la
posibilidad de cometer el pecado imperdonable, la blasfemia
contra el Espíritu Santo.
Tu amor por Cristo sobrepasa de tal manera a la
influencia de Satanás, que la batalla ha sido ya ganada. El
Espíritu Santo anhela que tú comiences una relación profunda
personal con El.
Cuando mi alma clamaba con sollozos del corazón que
parecían interminables, el Espíritu esperaba pacientemente. Su
carga vino a ser mi carga, y esa experiencia me dio una pasión
por las almas que nunca ha disminuido ni se ha apartado.
El estaba esperando para darme poder, plenitud,
justicia, una vida guiada por el Espíritu, y mucho más.
Y ahora El está esperando por ti.
144
Capítulo 12
El cielo en la -tierra
Mis primeros "sermones" en 1974 y a principios del
1975 no tenían mucho contenido. Eran básicamente mi
testimonio de la obra del Espíritu --de cómo El se hizo tan real
para mí. En aquellos días realmente yo no sabía mucho, y
había tanto que aprender.
145
reportero a una de las reuniones para describir con detalles lo
que estaba pasando. El escribió sobre las sanidades y
testimonios y terminó el artículo citándome: "Yo no estoy
interesado en levantar a Benny Hinn. No lo estoy y nunca lo
estaré. Jesús es el único ... que hay que levantar y exaltar. Yo
deseo ver almas, almas, almas, almas, almas. Personas,
¿entienden eso?
Bajo el titular, "¿Es efectiva la sanidad de fe? el Toronto
Star presentó un reportaje documental de cuatro casos de
personas que habían sido sanadas en nuestros servicios.
Hablaba acerca de un obrero de la planta de la GM en Oshawa
que tenía cáncer en la garganta. "Esta semana, después del
examen en la clínica del cáncer, se le dijo que no había indicios
del cáncer".
El relató la historia de un camionero de Beaverton:
"Uno que no asistía a la iglesia, quien había sufrido de fallo del
corazón y enfisema (una enfermedad de los pulmones) por
siete años, fue persuadido por amistades a asistir a una
cruzada de sanidad. 'Yo fui al doctor tres días después, y me
dijo que no podía hallar nada malo', dijo ¿l. 'Dios tiene que
haberlo hecho`.
¿Y qué de sus doctores? El reportero citó a uno, que
dijo: "Mira, están pasando más cosas en este mundo de las que
sabemos".
Las estaciones de televisión comenzaron a filmar
documentales acerca de lo que Dios estaba haciendo. La
Canadian Broadcasting Corporation (CBC), Global TV, y la
inmensa estación independiente de Toronto, el Canal 9,
presentaron programas. Nosotros teníamos nuestro propio
programa semanal de televisión que se vio después de 60
Minutes, en las horas de mayor audiencia, por año y medio.
146
nuevo, yo prometí seguir la guianza del Espíritu Santo.
Yo sabía que El quería que yo edificara una iglesia y
estableciera un ministerio internacional. El me había dicho
esto años antes, en 1977. Recuerdo exactamente dónde
sucedió. Yo estaba en Pittsburgh, viajando en un taxi amarillo
cuando tuve una conversación con el Espíritu acerca de eso.
Sobre el ministerio El dijo: "¡Conmoverá al mundo!"
Yo me preguntaba, "¿Dónde será? ¿Nueva York? ¿Los
Angeles? Pero sabes, el Espíritu tiene una forma maravillosa de
guiar.
En julio de 1978 viajé a Orlando, Florida, para hablar
por invitación del pastor Roy Harthern. El me habló de su hija,
Suzanne, que estaba en el Evangel College en Springfield,
Missouri. Como era soltera, abrí mis oídos.
Me invité a mí mismo a pasar Navidad con ellos, y
Suzanne estaba en el hogar por los días festivos. La primera vez
que la vi, el Señor me dijo: "Esa es tu esposa". ¡Sólo así! Yo lo
sentí. Y ella también.
Pero yo tenía que estar seguro así, que comencé a pedir
a Dios "señales". Le puse "vellones". Y cada uno de ellos obtuvo
una respuesta. Yo pensé: "¿Es esto sólo coincidencia, o Dios
realmente desea que yo me case con esta joven?
Entonces probé una última señal -una algo difícil.
Yo volaba desde San José, Califórnia, a Orlando el
primero de enero de 1979. Hice un viaje rápido para hablar en
un servicio de fin de año. En el avión hablé con Dios.
Le di ' je, "Si realmente ella va a ser mi esposa, que ella
me diga cuando yo llegue: 'Te hice un pastel de queso... Esa era
la prueba más difícil que se me podía ocurrir.
Suzanne me esperó en el aeropuerto de Orlando, y las
primeras palabras que salieron de su boca fueron: "Benny, te
hice un pastel de queso". Luego me dijo: "No esperes
demasiado. Nunca antes yo había hecho un pastel de queso".
A las dos semanas nos comprometimos y nos casamos
más tarde ese año.
Al pasar el tiempo, todas las señales indicaban a
Orlando, Florida, como el lugar' donde comenzaríamos un
147
ministerio mundial. Con sólo un puñado de personas, el Centro
Cristiano de Orlando comenzó en 1983. Ahora beneficia las
vidas de miles de personas cada semana, más una audiencia
nacional de televisión.
El no es un promotor
Sinceramente, yo no tenía idea de adónde el Espíritu
guiaría nii vida cuando comencé mi relación con El. Todo lo
que yo sabía era que El era real y deseaba mi amistad. El quería
ser mi maestro y guía.
Pero esto es lo que he llegado a saber: El Espíritu Santo
nunca se ensalza a Sí mismo; El enaltece a Jesús. El nunca
creará el lugar de grandeza precisamente para Sí mismo; El le
dará el honor al Señor.
También he aprendido que el Espíritu no es la fuente de
los dones de Dios. El es el que te ayuda a recibir del dador, que
es Dios el Padre. El es también el que te ayuda a recibir al Hijo
de Dios como Salvador y Señor.
148
individuos que han salido de una reunión evangelística y se
han sentido realmente "perseguidos" por el Espíritu Santo. Se
sintieron miserables en su pecado. Continuamente sentían
tensión en sus corazones. El Espíritu no los quería soltar hasta
que estuvieran hechas las paces con Dios mediante Su Hijo.
El entrará en la mente y presentará la verdad de la
Escritura, convenciendo de la validez del evangelio.
Y después que uno haya dado su corazón a Cristo,
todavía El está ahí mismo, ayudándole a testificar para el
Señor. El profeta Miqueas escribió:
Mas yo estoy lleno de poder del Espíritu de Jehová, y de
juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel
su pecado. (Miqueas 3:8)
El te da el poder para hablar. En realidad, es en vano
intentar proclamar la Palabra de Dios sin el Espíritu Santo
sobre ti.
"Ayúdame!"
Cuando tú dices: "Espíritu Santo, ayúdame a conocer a
Jesús" , El no te va a desilusionar. El siempre está dispuesto a
ayudar. Escucha lo que el salmista dice: "No me eches de
delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu" (Salmo 51:11).
Luego, en el próximo respiro, dice: "Vuélveme el gozo de tu
salvación, y espíritu noble me sustente" (v. 12). El Espíritu
Santo está dispuesto.
Cada vez que tú digas: "Ayúdame", El dice: "Lo haré".
Cuando dices: "Enséñame", El dice: "Estoy listo".
Y cuando dices: "Ayúdame a orar", El dice: "Comen-
cemos".
El está ahí mismo, dándote el deseo de orar. El es la
urgencia detrás del hambre de hablar al Padre y al Hijo. Pablo
escribió estas palabras poderosas: "Por tanto, os hago saber
que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a
Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu
Santo" (1 Corintios 123). Cuando cantas, "El es Señor" y lo
dices de corazón, es prueba de que el Espíritu Santo está
dentro de ti~ ¡El te está usando para proclamar que Jesucristo
149
es Señor de todo el mundo!
En el momento que confieses la muerte, sepultura, y
resurrección de Cristo, has pasado la prueba del Espíritu. La
Escritura dice: "En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo
espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de
Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido
en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el
cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el
mundo" (1 Juan 4:2-3). El dice: "En esto conocemos el espíritu
de verdad y el espíritu de error" (v. 6).
Tu salvación está en el mismo corazón de la obra del
Espíritu Santo. De hecho, es El realmente quien te adopta en la
familia de Dios. Pablo escribe: "Porque todos los que son
guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues
no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez
en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por
el cual clamamos: ¡Abba, Padre!" (Romanos 8:14-15).
Y así es como tú lo expresas. Por El clamamos: ¡Abba,
Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de
que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos;
herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que
padecemos juntamente con él, para que juntamente con él
seamos glorificados (vv. 15-17).
Aceptados en adopción
El Espíritu te miró y vio en ti un huérfano. El dijo, "te
adoptaré". El es tu Padre. ¿Por qué? Porque El es el Espíritu
del Padre. ¿Recuerdas la canción de Dottie Rambo, "Espíritu
Santo, bienvenido en este lugar? Ella fue inspirada a escribir,
"Padre Omnipotente de gracia y amor". Eso es lo que es el
Espíritu.
Sin El es imposible acercarse al Padre. Pablo dice:
"Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada
por un mismo Espíritu al Padre" (Efesios 2:18). ¿Por medio de
quién? Por medio de Jesús, ambos judíos y gentiles pueden
acercarse a Dios por el Espíritu Santo.
Pero aquí está la parte más emocionante de todas. La
150
Biblia dice que el Espíritu Santo se te ha dado como garantía
de la vida eterna. "Habiendo creído en él, fuisteis sellados con
el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra
herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para
alabanza de su gloria" (Efesios 1: 13-14).
No hay duda sobre esto. El Espíritu Santo te está
preparando para el cielo. Si estás convencido de que El vive en
ti, entonces nunca debes cuestionar que has nacido de nuevo.
Nunca debes dudar que tu hogar es el cielo. Y nunca debes
tener dudas de que tienes vida eterna.
Déjame ponerlo de esta manera: Si mañana por la
mañana tú vas a una tienda y escoges alguna ropa y un par de
zapatos pero no tienes todo el dinero, vas al departamento de
"mercancía reservada" y pagas una parte del importe de la
compra. Tú dices: "Yo la vendré a recoger la semana que
viene". Tu nombre está en la cuenta, y te llevas el recibo a la
casa. Entonces la próxima semana recoges la posesión
comprada.
Eso es exactamente lo que Jesús hizo cuando vino y dio
su Espíritu Santo. La única diferencia es que El pagó el precio
completo en el Calvario. Pero aquí está lo que El dijo: "Yo
pagué por tu vida, pero también he dado un pago parcial que
garantiza que es mía. El envió al Espíritu. Y si tú lo tienes, estás
en camino de la gloria.
Cuando Cristo vuelva, El te va a recoger y te va a llevar
al hogar. Esto merece gritarse. Tu eres una posesión comprada
del Señor. Es por eso que le puedes decir a Satanás en su cara
fea: "No me toques. ¡Soy posesión de Cristo!" Y no tengas
miedo de hablar la Palabra.
151
bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por
la fe recibiésemos la promesa del Espíritu" (v. 14).
Porque Cristo llegó a ser maldición, El Espíritu fue dado
como promesa.
Tú necesitas alguna ayuda
Desde el momento que aceptas a Jesús como Salvador,
es el Espíritu que te da la voluntad, la fortaleza, y el deseo de
obedecer a Dios y de vivir la vida cristiana. Sin El es imposible.
El apóstol Pedro nos dice: "Habiendo purificado
vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el
Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros
entrañablemente, de corazón puro" (1 Pedro 1:22).
La razón de que las personas -aun cristianos fracasan es
que ellos dependen de su propia fuerza. Tú no puedes obedecer
a Dios diciendo: "Yo lo voy a hacer por mi mismo". Cuántas
veces has dicho: "Voy a orar", pero no lo hiciste. 0: "Leeré la
Palabra", pero te olvidaste. ¿Por qué? Porque estabas
dependiendo de tu mente. Dependiste de la carne, y te fallará
continuamente.
El te dará fuerza y vida, pero el Espíritu te dará algo que
es de igual importancia: El te dará descanso. Isaías dijo:
El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia
que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte
nombre glorioso. (Isaías 63:14)
Poco después que yo comencé a predicar el evangelio,
conocí a David DuPlessis. El era conocido como "el señor
Pentecostés" como resultado de su presentación del Espíritu
Santo a líderes mundiales religiosos. El era carismático antes
que nadie supiera lo que la palabra significaba.
Yo estaba caminando por el mismo pasillo con este
hombre ungido en una conferencia en Brockville, Ontario,
cuando tuve el valor de pararlo y hacerle una pregunta.
Nerviosamente yo le pregunté, "Dr. DuPleSsis, ¿cómo puedo yo
verdaderamente agradar a Dios?
El anciano, que ahora está con Jesús, se paró, depositó
su maletín en el piso, me puso un dedo en el pecho y me
empujó contra la pared. Yo, ciertamente, no esperaba eso de un
152
predicador delicado. Todo lo que yo había dicho fue: "¿Cómo
puedo agradar a Dios? y él me clavó en la pared. Entonces dijo
dos palabras que nunca he olvidado. El dijo: "¡No trates!"
Levantó su maletín y siguió por el pasillo.
Yo lo alcancé y le dije: "Dr. DuPlessis, yo no entiendo".
El, calmadamente se volvió y dijo: "Joven, no es tu
habilidad. Es Su habilidad en ti." Entonces dijo: "Buenas
noches", y entró en su cuarto.
Al entrar en mi cuarto, todavía yo estaba confundido.
Me acosté y pensé sobre esas palabras. "No es tu habilidad. Es
Su habilidad en ti."
En ese momento yo no sabía por qué orar, pero el
Espíritu comenzó a abrirme la verdad de esas palabras. ¿Cómo
puedo agradar a Dios? ¡Rindiéndome! Ni aun tratar. Fue como
el señor Pentecostés dijo. El Espíritu Santo hará la obra. No es
mi fuerza; es la Suya. De otra manera me gloriaría de mis
propios logros.
El toque de Dios
Cuando veas a Cristo cara a cara, no dirás: "Señor, mira
lo que hice". Dirás: "Señor, mira lo que hiciste con este hombre
miserable". Comienza a practicarlo. Abre tus brazos y di:
"Espíritu del Dios viviente, yo deseo vivir para Jesús hoy. Te
doy mi mente, mis emociones, mi voluntad, mi intelecto, mis
labios, mi boca, mis oídos, y mis ojos -úsalos para la gloria de
Dios.
Cuando me levanto y oro esa clase de oración, la unción
me inunda como un océano en marea alta. En el momento que
me rindo totalmente, Dios comienza a fluir a través de mi
ministerio. Ninguna otra cosa lo hace.
Muchas veces me he preguntado por qué, en mis
propias reuniones, el Espíritu me dirige tan a menudo a orar
por sanidad. Y me he preguntado por qué mi ministerio ha
estado acompañado de personas que caen bajo el poder del
Espíritu Santo. Pero cuando miro los resultados de las
reuniones, veo que cada manifestación del Espíritu tiene un
propósito: para traer personas a Cristo.
153
Es una demostración de que Dios está vivo, que todavía
se está "moviendo" en las vidas de la gente. Yo he visto a miles
de personas realmente caer bajo el poder del Espíritu, y yo creo
que sólo un pequeño toque del poder de Dios fue todo lo que '
sintieron. Pero demuestra la fortaleza maravillosa del
Todopoderoso, y atrae a la gente al Salvador.
Ser sanado o aun "caer en el Espíritu" no es un pre
requisito para el cielo. -Hay solamente una puerta -Cristo el
Señor. Nunca quites tu atención del propósito del Espíritu en la
tierra. El es el Espíritu del Padre y el Espíritu del Hijo, guiando
a la gente a confesar que Cristo es el Señor.
Desde que comencé mi ministerio nunca he cesado de
maravillarme del poder del Espíritu Santo. El es delicado, pero
es poderoso.
La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento
de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo.
(Isaías 40:7).
El Espíritu Santo no es una personalidad débil.
Como cristiano joven y un ministro nuevo, a menudo
me paraba detrás y observaba al Señor obrar. Yo sabía que no
era yo quien estaba tocando las vidas. Era la soberanía de Dios
y la operación del Espíritu. Yo sólo observaba asombrado.
Pero no creo que nunca estuviera tan asustado en mi
vida como en aquella noche de domingo en abril de 1975. Allí
estaba yo en la plataforma de una pequeña iglesia pentecostal
en la parte oeste de Toronto cuando mis padres -Costandi y
Clemence entraron por la puerta.
Mi corazón por poco se para, y podía sentir el sudor en
mi frente. Mi peor pesadilla no hubiera podido igualar a esto.
Yo estaba petrificado --dernasiado asustado para reírme y
demasiado sobresaltado para llorar.
¿Qué podrán ellos estar pensando?
Yo había estado predicando, por cinco meses, pero mis
padres ni siquiera lo sospechaban. La tensión en nuestra casa
acerca del Señor estaba muy mal sin necesidad de que yo les
diera esas noticias. Pero ellos vieron un anuncio que el pastor
había puesto en el periódico y fueron a la pequeña iglesia.
154
Yo ni siquiera podía mirar en dirección de ellos. Pero el
momento en que abrí mi boca para predicar, la unción del
Espíritu Santo llenó el edificio. Era tan fuerte. Las palabras
comenzaron a fluir de mí como un río. Yo me veía como si
realmente estuviera "escuchando" lo que el Espíritu me dirigía
a decir.
Cuando terminé mi mensaje, me sentí guiado a
comenzar a ministrar a la gente que necesitaban sanidad.
Pensé: "¿Qué mi mamá y nu papa estarán pensando de todo
esto? Luego ellos se pararon y se fueron por la puerta de atrás.
Jim", dije después del servicio, "tienes que orar" Jim
Poynter estaba conmigo en la plataforma aquella noche y sabía
lo serio de la situación. Yo aun pensé pasar la noche en su casa
para evadir la confrontación inevitable.
En vez de eso, me metí en mi automóvil y comencé a
recorrer las calles de Toronto. Yo pensé: "Si llego a la casa a
medianoche, mi familia estará durmiendo". Fue después de las
dos de la mañana cuando silenciosamente me estacioné al
frente de la casa y apagué el auto.
En puntillas y despacio abrí la puerta del frente. Al
abrirla, me asombré con lo que vi. Allí frente¿ a mí, sentados
en el diván, estaban mi mamá y mi papá.
Me dio pánico cuando los vi entrar en la iglesia, pero
esto era peor. Mis rodillas comenzaron a temblar, y busqué un
lugar para sentarme.
Mi padre fue el primero en hablar y yo escuché con
incredulidad.
"Hijo", dijo suavemente, ¿cómo podemos llegar a ser
como tú?
¿Estaba yo oyendo lo que creía que estaba oyendo? ¿Era
este el mismo hombre que había estado tan ofendido por mi
conversión? El padre que me había prohibido
terminantemente que el nombre de "Jesús" se mencionara en
el hogar?
"Realmente queremos saber", dijo él. "Dinos cómo
podemos tener lo que tú tienes".
Miré a mi querida madre y vi lágrimas que comenzaban
155
a rodar por sus hermosas mejillas. Yo no podía contener el
gozo de ese momento. Comencé a llorar. Y en la hora siguiente
de aquella inolvidable noche, abrí la Escritura y guié a mis
padres al conocimiento salvador del Señor Jesucristo.
Mi papá dijo: "Benny, ¿tú sabes lo que me convenció? El
me dijo que cuando yo comencé a predicar, se volvió a mi
mamá y le dijo, "Ese no es tu hijo. ¡Tu hijo no puede hablar! Su
Dios tiene que ser real". El no sabía que yo había sido
totalmente sanado de la tartamudez.
La maravillosa conversión de mis padres le permitió al
Señor realmente arrastrar al resto de la familia. Heriry
apareció y se entregó a Cristo. Mi hermanito Mike nació de
nuevo. Entonces lo mismo pasó con Chris. Si usted ha oído
sobre "ser salvo tú y tu casa" ¡este fue el caso!
El hogar de los Hinn se transformó en el " ¡cielo en la
tierra!" Y el cambio no fue pasajero. Fue una obra permanente
del Espíritu. Hoy Chris, Willie, Henry, Sammy, y Mike están
completamente envueltos en el ministerio. Mary y Rose son
cristianas consagradas que viven para el Señor. ¿Y Benny?
Bueno, tú sabes lo que le ha sucedido a él.
156
pecador. Yo creo que Tú eres el Hijo de Dios y que Tu
derramaste tu preciosa sangre en la cruz por mí. Perdona mis
pecados. Limpia mi corazón de toda iniquidad. Te doy gracias
por salvarme ahora. Amén".
Si has dicho esa oración de corazón, estás listo para
comenzar una vida nueva en el Espíritu. Y cada día al orar, leer
la Palabra de Dios, y hablarle a otros de Su amor, sentirás la
emocionante dirección de Dios.
He llegado a la conclusión de que yo dependo
totalmente del Espíritu Santo. El es todo lo que tengo. El es
todo lo que tú tienes. Jesús lo prometió y Dios lo envió para
que tú tengas conocimiento, poder, comunión, y
compañerismo. El te ungirá, te ayudará, te vivificará, te
consolará, te dará descanso , te guiará, te ayudará a orar, y
mucho más..
El está esperando para comenzar una relación contigo
que cambiará tu vida para siempre. Pero de ti depende que lo
invites.
Cuando el sol salga mañana, El estará ansioso de oírte
decir, "Buenos días, Espíritu Santo" .
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