Terapia Basada en La Confianza
Terapia Basada en La Confianza
Terapia Basada en La Confianza
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Instituto Colombiano
de Bienestar Familiar
Lina María Arbeláez Arbeláez
Directora General
Liliana Pulido Villamil
Subdirectora General
Diana Lorena Cortés
Paola Hernández Vallejo
Autoras
1. Glosario
Confianza: se refiere a la seguridad sentida que pueden depositar los niños, las
niñas y los adolescentes en los demás; se representa en acciones y facilita la ayuda
o el soporte que el adulto, el profesional o el cuidador busca dar.
Desarrollo natural: es el proceso evolutivo y estructural en las etapas de vida del niño,
la niña o el adolescente desde su gestación. En TBRI® se enfatiza en el crecimiento
cerebral y cómo los factores externos benefician o afectan dicho desarrollo, y causan
consecuencias, en el niño, la niña o el adolescente, que se manifiestan durante su
trayecto de vida.
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TBRI®: (Trust-Based Relational Intervention, Intervención Relacional Basada en la
Confianza) es una intervención basada en el apego e informada en traumas que
está diseñada específicamente para satisfacer las necesidades complejas del niño,
la niña o el adolescente que vienen de situaciones difíciles, como maltrato, abuso,
abandono o violencia.
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2. TBRI®
Los niños, las niñas y los adolescentes atendidos en los servicios de protección
del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF, han presentado una o varias
afectaciones a sus derechos, o, han vivido alguna situación de riesgo que motivó la
intervención del Estado para adoptar medidas y garantizar el restablecimiento de sus
derechos. Parte de esta población se encuentra separada de su familia biológica o
red vincular, en modalidades de carácter institucional, a cargo de familias sustitutas.
Otra está en su medio familiar de origen recibiendo atención en el marco de alguna
modalidad de apoyo y fortalecimiento a la familia.
Son diversos los motivos de ingreso y los factores de riesgo. Muchos provienen de
contextos difíciles: víctimas de maltrato físico o psicológico, abandono, violencia sexual,
alta permanencia en calle, consumo de sustancias o discapacidad sin los apoyos
necesarios. En otras palabras, esta población tiene antecedentes que han generado
traumas complejos de desarrollo y requiere atención especial adecuada a sus necesidades.
Por lo anterior, y en aras de brindar ayuda, soporte y atención a estos niños, niñas
y adolescentes, el ICBF cuenta con un modelo de atención en los servicios de
protección y restablecimiento de derechos que indica el paso a paso de la asistencia
que requiere un beneficiario desde su ingreso en la medida de protección en el
marco del desarrollo del Proceso Administrativo de Restablecimiento de Derechos,
PARD, abierto a su favor. Además, en la fase del egreso, contempla los aspectos
técnicos, los principios que enmarcan la atención, la descripción de los enfoques y
los niveles de atención.
Estas acciones implementadas en las realidades y los contextos sociales traen consigo
necesidades en la actualización del modelo de atención y el perfeccionamiento de
las acciones ejecutadas para obtener mejores resultados y lograr procesos exitosos
en los niños, las niñas y los adolescentes. Por lo tanto, hay que ampliar el contexto
teórico y, revisar, adoptar y adecuar herramientas que promuevan la cualificación
del servicio. Por esta razón, las estrategias que brinda TBRI® se incorporan en la
atención de los beneficiarios de protección.
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de los maltratos, la desprotección y la no atención de sus necesidades. Lo anterior se
refleja en su comportamiento a lo largo de su vida. Los cuidadores condenan y juzgan
algunas conductas, como la agresividad, la impulsividad, el rechazo, la oposición, los
gritos, la rebeldía o la irritación, y esto refuerza los comportamientos del niño, la niña
o el adolescente; limita toda posibilidad de aprendizaje y corrección; desatiende sus
necesidades, y bloquea toda posibilidad de apoyo para canalizar sus emociones y
transformar sus realidades.
Con este contenido, se espera brindar herramientas que faciliten los procesos de
atención y contribuyan a la prestación del servicio. Por lo tanto, se espera tener
un efecto directo y positivo en el proceso de restablecimiento de derechos de los
niños, las niñas y los adolescentes que tienen un PARD abierto a su favor y están con
medida de ubicación, ya sea en apoyo y fortalecimiento a la familia o red vincular,
en medida de ubicación en modalidades residenciales o en hogar sustituto. Esta
estrategia de intervención contiene un paquete significativo de herramientas que
son de utilidad para los cuidadores, los profesionales, los padres, las madres y los
adultos cuyas funciones están encaminadas a la protección integral de niños, niñas
y adolescentes beneficiarios de los servicios de protección.
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3.1. Aproximaciones teóricas
Existen implicaciones en el desarrollo normal del cerebro del niño y la niña causadas
por el maltrato o la exposición a cualquier tipo de violencia, lo que puede conllevar
afectaciones en la adolescencia y la adultez. Estas consecuencias se presentan
en una o más esferas del ser: problemas emocionales, neurológicos, fisiológicos,
metabólicos, comportamentales, etc. Algunos estudios han demostrado que el
desarrollo del feto se altera durante su gestación cuando la madre es maltratada,
no desea su embarazo, consume sustancias psicoactivas, no tiene condiciones de
cuidado o se expone a riesgos. Así mismo, una madre bajo estrés durante la lactancia
transmite cortisol (hormona del estrés) al bebé. Entonces, un cuidado prenatal o
materno pobre impacta el desarrollo cerebral del niño o la niña, y, posteriormente,
del adolescente.
Según el estudio realizado por Felitti, Anda, Nordenberg y otros (1998), que contó
con la participación de 17 421 adultos y abordó la relación entre el comportamiento
de riesgo para la salud y la enfermedad en la edad adulta al estar expuestos en la
niñez a abuso emocional, físico o sexual, o a disfunción doméstica, se identificó
una fuerte relación gradual entre la exposición al abuso o la disfunción en el hogar
durante la niñez y múltiples factores de riesgo para varias de las principales causas de
muerte en adultos. Este estudio logró demostrar la correlación entre las experiencias
infantiles adversas (ACE, por su sigla en inglés) y las afectaciones a nivel de salud
en la vida adulta, aunada a las ya mencionadas afectaciones de tipo emocional,
comportamental, de desarrollo, físico y cognitivo, entre otras manifestaciones que
pueden presentarse a lo largo del curso de vida.
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Figura 1: Experiencias infantiles adversas (ACE) y traumas
Abuso sexual
Maltrato �sico
Problemas de aprendizaje
Maltrato psicológico
Problemas de comportamiento
Racismo
Retraso cogni�vo
Bullying (acoso)
Riesgo de consumo de sustancias
Negligencia �sica psicoac�vas
Negligencia emocional Retraso en el desarrollo del lenguaje
Violencia domés�ca Retraso en el desarrollo social
Cuidador privado de la libertad Cáncer de pulmón
Enfermedad mental de algún Enfermedad pulmonar obstruc�va
integrante de la familia crónica (EPOC)
Divorcio Enfermedad isquémica del corazón
Problema de consumo de sustancias Muerte a edad temprana
psicoac�vas de algún integrante de
la familia
Violencia Intrafamiliar
Por su parte, Bath (2008) expone que muchos de los niños, las niñas y los adolescentes
que se encuentran en protección infantil, con problemas de salud mental, educación
especial o problemas con la justicia, fueron expuestos a distintos tipos de trauma
a edad temprana. Puede ser un solo episodio agudo de exposición a una situación
traumática (tipo I) o exposición prolongada a situaciones traumáticas (tipo II), o
trauma complejo. A partir de estas aproximaciones a las implicaciones del trauma
complejo, Bath postula las claves para sanar estos factores críticos. Básicamente, se
trata de tres pilares para propiciar el proceso de sanación: sentirse seguro, conexión
y manejo de las emociones. Estos dan un lugar relevante a los cuidadores, el padre,
la madre, los maestros y los referentes de apoyo en el proceso de sanación, y no solo
se limita a la terapia clínica en sí misma como parte del proceso de atención a niños,
niñas y adolescentes que han experimentado situaciones adversas o traumáticas.
Los niños, las niñas y los adolescentes que sienten que su entorno y sus relaciones
son seguros y previsibles pueden aprender a confiar en los demás y, desarrollar
emociones y conductas saludables que se erijan en la confianza y no en el miedo
(Knight, et al., 2004).
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3.2. Consecuencias del maltrato en el cerebro del niño, la niña y el
adolescente
En El cerebro del niño (2011), del psicólogo, neuropsiquiatra y escritor Daniel Siegel,
y la psicoterapeuta, consultora de padres y madres, y directora de departamento
de desarrollo parental Tina Payne Bryson, se dan directrices sobre el conocimiento
relacionado con la naturaleza, el desarrollo y el funcionamiento del cerebro, y cómo
la madre, el padre y los cuidadores pueden ayudar al niño, la niña o el adolescente a
desarrollar la inteligencia emocional.
• Respiración
• Ritmo cardiaco • Alteración de dichas funciones.
Tallo cerebral
• Ritmo del sueño y la vigilia • Depresión.
• Emociones
• Control hormonal
• Temperatura del cuerpo • Obesidad
Hipotálamo
• Apetito • Comportamiento sexual anormal
• Función sexual
Fuente: Basado en la información de “El impacto del maltrato en la niñez en el desarrollo del cerebro”
(Red PaPaz, 2021
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Las aproximaciones teóricas de las consecuencias del maltrato en los niños, las
niñas y los adolescentes permiten tener claridad sobre la estructura de su cerebro y
los principios básicos de procesamiento. De igual manera, facilitan entender:
Las interacciones estresantes que se viven a diario con el niño, la niña o el adolescente
son oportunidades para ayudarlos a alcanzar su verdadero potencial. TBRI® enseña
la respuesta ideal enfocada en los niveles de conducta para tranquilizar.
Cas�gar
Aislar
Causar malestar.
No hay reflexión sobre
los actos.
Tranquilizar
Dialogar y reflexionar
Hay escucha.
Se promueve la calma.
Se crea una oportunidad
para enseñar y aprender.
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cuerpo, como se explica ampliamente en El cuerpo lleva la cuenta: Cerebro, mente
y cuerpo en la superación del trauma (Kolk, 2015).
Uno de los componentes más importantes de las relaciones afectivas que forjan a
una persona sana es el hecho de haber sido atendido, cuidado, protegido y educado
en periodos tan cruciales de la vida como la infancia y la adolescencia, lo cual
determina la capacidad de cuidarse a sí mismo y de participar en dinámicas sociales
para atender las necesidades de los demás (Badury, 2005).
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Figura 3: El bienestar de los niños, las niñas y los adolescentes
Debe haber
contacto visual.
La expresión de los
sen�mientos por parte del niño,
la niña o el adolescente es un
signo de confianza.
Los niños, las niñas y los
adolescentes necesitan
ser amados.
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4. Orientaciones metodológicas
Principio
de conexión
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Estas son algunas preguntas clave que promueven el principio de conexión:
• Protocolo de tacto
amoroso y co�diano
• Es�mulación frecuente
y somatosensorial
• Ac�vidad �sica • Mantas de peso a la
• Ac�vidades y dietas hora de dormir
sensoriales • Condiciones ambienta-
Ambiente seguro • Habitación sensorial Nutrición les adecuadas Actividad
y estructurado física
Necesidades • Alimentación adecuada
Sueño
• Transiciones diarias • Ac�vidad �sica regular
sensoriales • Refrigerio nutri�vo cada
• Transiciones • Ejercicios de respiración
dos horas profunda (yoga)
importantes
• Refrigerios y comidas en • Danza
• Transiciones de
horarios regulares • Juego al aire libre
desarrollo
• Hidratación
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ambiente que rodea al niño, la niña o el adolescente. El principio de empoderamiento,
además, es necesario para detectar e impulsar técnicas de autorregulación por
medio de las rutinas o los hábitos diarios1.
Este principio busca un cambio positivo en las condiciones saludables, y que el niño,
la niña o el adolescente pueda estar o sentirse seguro.
• ¿He satisfecho las necesidades físicas del niño, la niña o el adolescente para
que pueda aprender según su máximo potencial?
• En las últimas dos horas, ¿ha tenido este niño, niña o adolescente agua, comida
y actividad sensorial?
• ¿Es el entorno propicio para optimizar el aprendizaje y el comportamiento?
• En el entorno, ¿hay poca estimulación y/o sobreestimulación (como demasiado
ruido, olor o luz)?
4.3. Principio de corrección
1 La garantía de los ambientes seguros y estructurados, así como las respuestas a las necesidades
sensoriales, la nutrición, el sueño adecuado y las actividades físicas regulares puede realizarse de
una manera diferente y acorde con la cultura y las costumbres propias tanto del territorio donde
se ubique la modalidad, como del lugar de procedencia del niño, la niña o el adolescente. Para la
implementación de actividades relacionadas con estos elementos, se tendrán en cuenta dichas
características.
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El principio de corrección se compone de estrategias proactivas y de estrategias
responsivas para promover comportamientos apropiados.
• Los juegos de rol implican practicar un libreto entre el padre, la madre o el cuidador,
y el niño, la niña o el adolescente, para permitir que este último practique respuestas
apropiadas a las frustraciones que pueda encontrar.
• Practicar los valores de vida proporciona a los niños, las niñas y los adolescentes
las herramientas necesarias para resolver problemas adecuadamente en situaciones
de la vida real.
• Es importante recordar que se requieren repeticiones sostenidas y constantes, a lo
largo del tiempo, para que un niño, una niña o un adolescente pueda autorregularse;
lo anterior, con el apoyo de un adulto atento.
Figura 6: Estrategias proactivas de comportamiento
RECORDATORIOS VERBALES
ENSAYOS DE COMPORTAMIENTO
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Figura 7: Estrategias responsivas de comportamiento
NIVELES
DE RESPUESTA
• • ¿Qué necesita aprender este niño, niña o adolescente para tener éxito en el día
a día y en la vida?
• • ¿Cómo puedo enseñar esto durante los momentos de calma, los de alerta y
los de enseñanza?
• • ¿Cómo puedo usar actividades lúdicas o de crianza para enseñar estas
habilidades de manera proactiva?
• • ¿Qué está diciendo realmente este comportamiento?
• • ¿Qué necesita realmente este niño, niña o adolescente?
• • ¿Qué nivel de respuesta se necesita aquí?
• • ¿Estoy dando la respuesta IDEAL?
• • ¿Qué tan rápido puedo volver a encarrilar el comportamiento de este niño,
niña o adolescente para que siga conmigo?
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En cada uno de los niveles, se busca mantener la conexión con el niño, la niña o el
adolescente mientras se le guía para que tenga respuestas y conductas adecuadas, y que
sepa que el adulto puede ayudarlo a regularse hasta que él mismo pueda autorregularse.
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“Los niños con antecedentes de trauma complejo del desarrollo, incluyendo
aquellos que han experimentado el acogimiento, institucionalización, maltrato y
descuido, presentan desafíos únicos para los cuidadores que se esfuerzan por
ofrecer la atención y el apoyo que necesitan”.
Karyn Purvis
VS
Fuente: Elaboración propia
¡CORRECÍON!
Empoderamiento
Conexión ¡CONEXIÓN!
Empoderamiento
Corrección
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4.5. Consejos prácticos para implementar estos principios
En la interacción con los niños, las niñas y los adolescentes, hay que promover la
participación divertida y reflexiva, escuchar, entablar diálogos cara a cara, mantener
contacto visual, generar confianza, brindar seguridad y, conservar la calma y
transmitirla. El cerebro del niño, la niña o el adolescente es moldeable, así que
con una intervención multidisciplinaria a tiempo pueden recuperarse las funciones
cerebrales afectadas.
En la figura 10, se presentan algunos consejos para la interacción con los niños, las
niñas y los adolescentes.
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Figura 10: Consejos para la interacción con niños, niñas y adolescentes
5 6
4
Haga
3
contacto suave
Intente (cuando sea posible)
2
Calmarle
Ayúdele
a controlar
1
Mirele su respiración
a los ojos
U�lice una
palabra amable
acuda de
manera inmediata
Para que los niños, las niñas y los adolescentes se sientan seguros y protegidos, es
importante implementar prácticas cotidianas que les den la percepción de seguridad
con su cuidador. Estas acciones son de fácil implementación en el día a día y ayudan
a generar cambios significativos en el comportamiento y las relaciones afectivas.
Figura 11: Prácticas cotidianas que aumentan la percepción de seguridad en los niños, las
niñas y los adolescentes
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4.6. La implementación de rutinas y hábitos
Los niños, las niñas y los adolescentes provenientes de contextos difíciles necesitan
ser guiados para obtener regulación emocional, confianza y seguridad. Los adultos, el
padre, la madre, los profesionales y los cuidadores pueden transmitir estos estados
poniendo en marcha rutinas en la interrelación cotidiana con el niño, la niña o el
adolescente, y en sus procesos de atención.
• Manifestar gestos
asociados a
acciones posi�vas
para es�mular
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Dos características de las rutinas que hay que tener en cuenta para estimular
adecuadamente a los niños, las niñas y los adolescentes son:
• A la hora de establecer rutinas, hay que ser creativo. Una estrategia que facilita
el seguimiento de las rutinas es utilizar los estímulos; por ejemplo, un sistema
de puntos acumulativos para obtener un premio (puede ser tangible o alguna
experiencia vivencial, como una salida, una actividad de ocio, compartir o visitar un
lugar que no se conoce). Lo importante es que las estrategias se orienten a reforzar
las técnicas expuestas en la presente cartilla.
• Las rutinas se establecen dependiendo el contexto en el que se desenvuelve el
niño, la niña o el adolescente, y se ajustan a las necesidades de acompañamiento
que se brindan. Por ejemplo: rutinas en casa, rutinas en el contexto escolar o
rutinas en procesos de atención de modalidades de protección.
Otras estrategias e intervenciones que ayudan a potencializar las acciones de los
principios de interacción se relacionan con la conciencia plena (mindfull awareness).
Según se ha demostrado, la conciencia plena modifica la función cerebral, la actividad
mental y las relaciones interpersonales hacia el bienestar.
Siegel (2009) refiere que las funciones como la regulación corporal, la comunicación
sintonizada, el balance emocional, la extinción o la modulación del miedo, la respuesta
flexible, la introspección o el autoconocimiento, la empatía, la moralidad y la intuición
son funciones que se benefician ampliamente con la práctica de la conciencia plena,
y que esta conduce a una salud mental adecuada.
Según el trabajo de la doctora Burke Harris (2018), las estrategias principales para
restablecer la respuesta desregulada del estrés y los efectos del estrés tóxico son:
un sueño adecuado, una buena salud mental, unas relaciones interpersonales sanas,
ejercicio y una buena nutrición. Adicionalmente, encontró que la meditación ayuda
en la disminución de los niveles de cortisol, regula el sistema inmunológico y mejora
las funciones cognitivas.
En ese sentido, en la figura 14, se recoge información sobre la conciencia plena, para
que sea implementada con el fin de alcanzar un estado de bienestar y calma en los
niños, las niñas y los adolescentes.
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Figura 14: La conciencia plena en los niños, las niñas y los adolescentes
• Llevar un diario de emociones y pensamientos ayuda a los niños, las niñas y los
adolescentes a reconocer cómo se sienten regularmente y qué les producen dichos
sen�mientos y emociones.
• El diario es una formar de dar poder a las palabras para expresar y sanar.
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5. Bibliografía
Badury, J., y Dantagnan, M. 2005. Los buenos tratos a la infancia: parentalidad, apego
y resiliencia. Editorial Gedisa.
Barber, B. K., y Harmon, E. L. 2002. “Violating the Self: Parental Psychological Control
of Children and Adolescents”. Intrusive Parenting: How Psychological Control Affects
Children and Adolescents. Washington, D. C.: American Psychological Association.
Bath, H. 2008. “The Three Pillars of Trauma-informed Care”. Reclaiming Children and
Youth. 17(3). Pp. 17-21. En https://cutt.ly/kmBjPNC.
Burke, H. 2018. The Deepest Well. Healing the Long-term Effect of Childhood Adversity.
Mariner Books. Boston-New York: Houghton Mifflin Harcourt.
Danforth, J. S. 2006. “Parent Training for Families of Cchildren with Comorbid ADHD
and ODD”. International Journal of Behavioral Consultation & Therapy, 2(1). Pp. 45-64.
Felitti, V. J.; Anda R. F.; Nordenberg, D., et al. 1998. “Relationship of Childhood Abuse
and Household Dysfunction to Many of the Leading Causes of Death in Adults. The
Adverse Childhood Experiences (ACE) Study”. Am J Prev Med.
Hester, P. et al. 2009. “Forty Years Later: The Value of Praise, Ignoring, and Rules for
Preschoolers at Risk for Behavior Disorders”. Education and Treatment of Children,
32(4). Pp. 513-535.
Knight, D. C., et al. 2004. “Amygdala and Hippocampal Activity during Acquisition
and Extinction of Human Fear Conditioning”. Cognitive, Affective, and Behavioral
Neuroscience. 4(3). Pp. 317-325. En https://cutt.ly/ZmBkhn6.
Kolk, B. 2015. El cuerpo lleva la cuenta: Cerebro, mente y cuerpo en la superación del
trauma. Editorial Eleftheria.
Red PaPaz. 2021. “El impacto del maltrato en la niñez en el desarrollo del cerebro”.
Conferencia virtual dirigida a madres, padres y cuidadores del primera infancia e
infancia.
Siegel, D. y Payne. 2011. El cerebro del niño: 12 estrategias revolucionarias para cultivar
la mente en desarrollo de tu hijo. Editorial Alba.
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6. Recursos adicionales
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TBRI
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