Desigualdades en El STP
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LA CIUDAD DE PANAMÁ
AUTOR:
ASESOR:
18 DE NOVIEMBRE 2011
DESIGUALDADES EN EL SISTEMA DE TRANSPORTE COLECTIVO
DE PASAJEROS: EL CASO DE
LA CIUDAD DE PANAMÁ
ÍNDICE
INTRODUCCIÓN 6
CAPÍTULO 1. APROXIMACIÓN AL OBJETO DE ESTUDIO 9
1.1 LAS DESIGUALDADES URBANAS EN LA CIUDAD DE PANAMÁ. 9
1.2 LAS DESIGUALDADES TERRITORIALES Y LA PRODUCCIÓN DEL ESPACIO EN 10
LA CIUDAD DE PANAMÁ
1.3 EL SISTEMA DE MOVILIDAD DE LOS PANAMEÑOS: ¿REPRODUCTOR O 12
ATENUADOR DE DESIGUALDADES?
1.4 OBJETIVOS DE INVESTIGACIÓN 14
1.4. Objetivo general 14
1
1.4. Objetivos específicos 14
2
1.5 JUSTIFICACIÓN 15
1.6 ENFOQUE METODOLÓGICO 16
1.7 TIPO DE ESTUDIO 17
1.8 ESTRATEGIA METODOLÓGICA 17
1.8. La encuesta 17
1
1.8. Entrevistas estructuradas 19
2
1.9 EL ESTADO DE LA CUESTIÓN: LA SEGREGACIÓN SOCIO ESPACIAL EN LA 22
CIUDAD DE PANAMÁ Y EL SISTEMA DE MOVILIDAD
2
3.4.2 Ciudad de Panamá: segregación urbana durante el período 1940-1980 54
3.4.3 Ciudad de Panamá: segregación urbana durante el período 1990-2000 56
3.5 ESTRUCTURA Y DINÁMICA ECONOMICA EN LA CIUDAD DE PANAMÁ 59
3.6 CIUDAD DE PANAMÁ: APROXIMACIÓN A LAS DESIGUALDADES URBANAS 61
CAPÍTULO 4. LA MOVILIDAD URBANA EN LA CIUDAD DE PANAMÁ 67
4.1 EL SISTEMA DE MOVILIDAD EN LA CIUDAD DE PANAMÁ 67
4.2 ELEMENTOS FÍSICOS DEL SISTEMA DE MOVILIDAD: LAS ESTRUCTURAS 68
VIALES
4.3 CONGESTIÓN AUTOMOVILÍSTICA EN LA CIUDAD DE PANAMÁ 71
4.4 EL ROL DE LA AUTORIDAD DE TRÁNSITO Y TRANSPORTE TERRESTRE (ATTT) 74
4.5 EL SISTEMA DE TRANSPORTE PÚBLICO EN LA CIUDAD DE PANAMÁ 77
4.5.1 Breve historia del transporte público 77
4.5.2 Aproximaciones al sistema de transporte público de la ciudad de panamá: análisis 79
de la oferta
CONCLUSIÓN 12
0
BIBLIOGRAFÍA 12
3
ANEXO
LISTAS DE CUADROS
Cuadro No. 1.1 Distribución espacial porcentual de los hogares por quintil de ingreso. 11
Cuadro No. 3.1 Tasa de crecimiento económico (1997-2009) 60
Cuadro No. 3. 2 Distribución espacial porcentual de los hogares por quintil de ingreso. 63
Cuadro No. 3.3 Ubicación espacial de la población económicamente activa 64
Cuadro No. 4.1 Distribución espacial generadora de viajes en la ciudad de Panamá 72
3
Cuadro No. 4.2 Flota vehicular en la Provincia de Panamá 73
LISTA DE FIGURAS
Figura No. 1.1 Segregación socio espacial en la ciudad de Panamá 12
Figura No. 4.1 Estructura vial en la ciudad de Panamá 70
Figura No. 4.2 Años promedio de las flotas del transporte público de la ciudad de Panamá 82
Siglas
AEAU: Asociación de Empresas de Autobuses Urbanos
4
GAM: Gran Área Metropolitana (San José)
5
INTRODUCCIÓN
La ciudad de Panamá es una región urbana que padece de serias desigualdades sociales. A
pesar del crecimiento económico que ha experimentado la región transístmica y de la
impresionante infraestructura urbana iniciada por los megaproyectos, el conjunto de recursos
que ofrece esta ciudad está al servicio de los grupos económicos de poder, mientras que
algunos segmentos de la población tienen acceso limitado a ellos. Las desigualdades sociales
tienen sus expresiones territoriales; así, el espacio de la ciudad se encuentra socialmente
dividido y esto se refleja en la distribución inequitativa de los recursos que ofrece el sistema
urbano. Un eficiente sistema de movilidad, pensado en la colectividad, puede atenuar la
situación y facilitar el acceso a todos los grupos urbanos a la riqueza social que ofrece la
ciudad. Sin embargo, las condiciones de movilidad de los panameños en vez de contribuir a
mejorar la situación termina agudizándola. Las personas pobres de esta ciudad se encuentran
atrapadas por un sistema de transporte que les consume mucho de su tiempo, les prolonga la
jornada laboral, expolia sus ingresos, presenta niveles mínimos de calidad y los expone
diariamente a situaciones de violencia. Las clases medias y altas utilizan el automóvil privado
como medio de transporte que consume menos tiempo y es mucho más confortable.
El presente documento es producto de una investigación que ha tenido como objetivo explorar
las desigualdades que se expresan y reproducen en el sistema de transporte colectivo urbano y
que terminan agudizando la estructura social polarizada que presenta la ciudad de Panamá. En
esta investigación interesaba descubrir, dada la marcada segregación socio espacial, qué costo
representa la movilidad para los distintos grupos sociales. Al hablar de éstos no solo se hace
referencia a la porción del ingreso destinado a la movilidad dentro del espacio urbano, sino al
tiempo y otros costos que son difíciles de cuantificar.
6
de complementariedad, sino de interrelación. Se parte de indicadores cuantitativos que miden
desigualdades que se expresan por medio del sistema de movilidad; con base en éstos, se
utiliza entrevistas estructuradas con los agentes sociales, de manera que no solo se cuantifica
el problema sino que se estudia cómo es percibido.
7
colectivo metropolitano de Panamá con los de San José de Costa Rica y la ciudad de
Guatemala, con el propósito de situarlo en el contexto centroamericano. La selección de estos
casos se justifica en base a las estadísticas de transporte del Foro Económico Social que ubica
en términos de calidad de transporte en una posición un poco más favorable a San José y en
una menos favorable a Guatemala, mientras que Panamá adopta una posición intermedia,
aunque en términos generales los países centroamericanos adquieren puntuaciones bajas en
esta materia, en comparación con otros países. Así se podrá comparar nuestro caso de estudio
con sistemas de transporte en condiciones medianamente aceptables (San José), pero no las
óptimas y con bajos niveles calidad (Guatemala).
CAPÍTULO No. 1
8
1. 1 Las desigualdades urbanas en la ciudad de Panamá
La ciudad de Panamá muestra una estructura urbana desigual producto de las relaciones
sociales entre los diversos grupos urbanos. Algunos expertos afirman que se puede hablar de
dos ciudades conviviendo en un mismo espacio, la primera integrada por los segmentos
favorecidos de la población, los llamados triunfadores que están ligados a actividades
relacionadas con la Administración del Canal, a los negocios portuarios, al gran comercio y al
centro financiero y de seguros. La segunda ciudad es la segregacionista, la marginada
integrada por los segmentos más pobres de la población que no tienen acceso a la riqueza
social.
Los planes de ajustes estructurales aplicados en la década del ochenta y la ola de privatización
de los servicios públicos después de la Invasión norteamericana han aumentado las
desigualdades entre los dos quintiles extremos de la población, tanto es así, que ya no basta
tener como referente al ingreso como único indicador que expresa desigualdades, sino que es
necesario abordar otras dimensiones sociales de éstas. Se hace referencia al desigual acceso a
los servicios públicos básicos, a la tecnología, a la recreación, a la cultura, desigualdades
territoriales, etc. Tener en cuenta todas estas dimensiones nos permite comprender de forma
integral los mecanismos que generan las desigualdades y exclusiones urbanas. Según el
Ministerio de Economía y Finanzas (2008) para inicios de la citada década el coeficiente de
Gini era de 0.36, después de las modificaciones hechas a la economía panameña este
indicador aumenta significativamente, por ejemplo, para 1997 era de 0.41 y para el 2003
adquirió la magnitud de 0.56. Es evidente que los planes de ajustes estructurales y el resto de
las políticas neoliberales han hecho de la Región Metropolitana del Pacífico una zona muy
desigual.
9
por parte del capital inmobiliario, turístico y comercial produce desigualdades a nivel del
territorio, mientras se crean zonas de esparcimiento y de residencia para las clases altas con
todos los servicios, se segrega físicamente a los grupos de bajos ingresos
Una de las particularidades de la formación del espacio urbano de la ciudad de Panamá es que
su configuración ha sido fuertemente influida por la existencia de la ex Zona del Canal, que
arrebató el 80% de la zona urbanizable y obligó a la ciudad a expandirse en dirección este, y a
partir de 1940 con la construcción de la carretera Transístmica, en dirección noreste. La ciudad
actual cuenta con un espacio socialmente dividido en razón de que los grupos de altos ingresos
se encuentran ubicados en los corregimientos próximos al centro, mientras que los de bajos
ingresos habitan la periferia en las zonas este, noreste y oeste. Estas se han consolidado como
“ciudades dormitorios” (deficientes en cuanto a dotación de servicios comerciales,
hospitalarios o universitarios), para ciudadanos de escasos recursos económicos, producto del
bajo costo de la vivienda en relación a zonas como Obarrio, El Cangrejo, Amador o
determinados sectores de El Dorado. El centro de la ciudad y sus alrededores concentra las
actividades productivas comerciales y de servicios que generan la mayor cantidad de empleos,
mientras que los extremos este y oeste son destinados para uso residenciales. Sin embargo, el
Centro Histórico está, también, densamente poblado por familias de bajo ingreso. Se trata de
barrios obreros que surgieron a inicios del siglo pasado al calor de la construcción del Canal y
que presentan deficientes servicios públicos.
El siguiente cuadro muestra la distribución espacial de los hogares por quintil de ingreso y
refleja lo expresado anteriormente. En base a ella se puede determinar cuatro áreas socio
territoriales diferenciadas: un centro histórico que posee una proporción considerables de
hogares pobres, una zona denominada centro este que agrupa los hogares ricos (Centro
Bancario, Paitilla y Parque Lefevre), un área intermedia habitada por familias de medianos
ingresos (Betania y Juan Díaz) y, a partir de ahí, la llamada periferia urbana. Sin embargo, la
zona del canal dividió la ciudad en dos: el oeste y el lado este. Esta última parte, la ciudad se
abre en forma de una Y acostada, y por lo tanto, en sus extremos se ubica la periferia este
(Tocúmen) y la periferia nor este (San Miguelito), mientras que del otro lado del Canal, se
ubica la periferia oeste (Panamá Oeste).
10
Cuadro No. 1.1 Distribución espacial porcentual de los hogares por quintil de
ingreso.
Aéreas Quintil de ingreso del hogar
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5
11
Fuente: elaboración propia
12
la clase trabajadora, prolongación de la jornada de trabajo e incide sobre el tiempo libre del
trabajador.
Las clases medias y altas tienen acceso al automóvil privado lo que ha provocado un aumento
del parque automotor de la ciudad y la consiguiente congestión sobre una red viaria que se
prolonga en dirección este-oeste y con ausencia de corredores transversales. A pesar de todo,
el sistema de transporte privado permite a los estratos altos mayores niveles de movilidad,
menor tiempo de traslado, comodidad y confort.
2. Ante la actual segregación espacial de la ciudad, ¿cuánto invierten los distintos grupos
sociales urbanos en términos de ingreso y de tiempo en su movilización?
13
4. ¿Qué relación existe entre desigualdad urbana/pobreza y el sistema de movilidad de los
panameños?
1. 4 Objetivos de investigación
1. Hacer una descripción del funcionamiento del sistema de transporte público colectivo de
la ciudad de Panamá que incluya una descripción de su estructura institucional, su calidad
(que incluye cobertura, frecuencia, comodidad, seguridad, etc.), la estructura de sus costos
y tarifas, y el volumen de usuarios, así como de los espacios institucionales con que
cuentan los usuarios para incidir en las características de dicho sistema.
4. Avanzar algunas hipótesis sobre los mecanismos a través de los cuales el sistema de
transporte, dada la configuración del espacio urbano de la ciudad de Panamá, contribuye a
la reproducción de inequidades entre los grupos sociales urbanos.
1.5 Justificación
14
El estudio del sistema de movilidad ha sido ampliamente descuidado por las ciencias sociales.
Esta afirmación se fundamenta sobre la base de una revisión bibliográfica realizada en las
principales publicaciones especializadas de la región. En este ejercicio, llamó la atención dos
cuestiones interesantes, la primera es que los estudios urbanos son escasos con respecto al
resto de las temáticas estudiadas por las disciplinas sociales latinoamericanas, de ahí que la
afirmación de Sassen (1991) cobra sentido al afirmar que es necesario urbanizar las ciencias
sociales. Lo segundo es que la sociología adolece de un marco conceptual que permita
comprender el papel que desempeña en un sistema urbano el transporte público. Se han
encontrado investigaciones de carácter descriptivo y técnico, pero se carecen de conceptos
sólidos, esto es de suma importancia para comprender la realidad empírica siendo que la gran
mayoría de las ciudades latinoamericana tienen una crisis en sus sistemas de movilidad. La
investigación pretende contribuir en la búsqueda de conceptos que permitan armar
coherentemente un marco para la comprensión de este sistema para lo cual se utilizaran
herramientas provenientes de disciplinas afines a la sociología como la geografía y la
economía.
Por otro lado, la investigación relaciona las desigualdades sociales con el sistema de transporte
utilizado por la mayoría de la gente pobre de la ciudad. Se aspira a comprender cómo las
desigualdades urbanas se potencian y se crean nuevas desigualdades debido a las deficiencias
de este servicio público. Esto es de vital importancia, sobre todo teniendo presente que según
el Banco Mundial, Panamá tiene una de las distribuciones más desiguales de ingreso en el
mundo, dicha desigualdad se encuentra exacerbada en zonas urbanas. El coeficiente de Gini
era de 0.48 en 1997, con 0.41 para zonas rurales y 0.41 áreas urbanas. En 2004, si bien la
desigualdad se mostró disminuida ligeramente en cifras totales, en el área urbana la
desigualdad de ingreso aumentó alcanzando 0.43. Comprender las distintas dimensiones y
mecanismos por las cuales opera la desigualdad es vital, si es que se quiere emprender
políticas públicas con el objetivo de corregir la situación.
Uno de estos mecanismos por las cuales opera la desigualdad es en relación con el uso del
espacio y de las opciones con que para ello cuentan los diferentes grupos sociales, entre ellas
los servicios de transporte. Los estratos más humildes de la población dependen
exclusivamente del transporte colectivo de personas, por lo cual mejorar sus condiciones es
15
una política de combate a la pobreza con miras a la equidad. Los hallazgos encontrados en la
investigación pueden ser utilizados como herramientas de planificación con el objetivo de
brindar un transporte colectivo digno para los usuarios.
La investigación también abrirá nuevas vetas para que futuros investigadores puedan indagar
sobre dimensiones de desigualdades en el marco de los estudios sobre la ciudad.
La forma como se abordará el objeto de estudio es a través del enfoque mixto. Con las
técnicas cuantitativas se tratará de dimensionar ciertas desigualdades socio territoriales,
mientras que con las cualitativas se intentará profundizar en la comprensión de los
mecanismos de desigualdad. Se considera que esta metodología es la mejor para acercarse al
objeto de estudio, porque la aborda de una forma más compleja.
En una primera etapa se analizarán datos cuantitativos que permitirán hacer una
contextualización del objeto de estudio. Se escogerán indicadores cuantitativos claves para
medir las desigualdades que giran en torno al sistema de movilidad de los panameños. En una
segunda etapa se procederá a la aplicación de cuestionarios a actores sociales involucrados. La
unidad de análisis serán los discursos que se extraigan de los diferentes actores, sujetos de
investigación, desarrollados a través de entrevistas estructuradas.
1.8.1 La encuesta:
En la investigación no se aplicó una encuesta propiamente, pero se tuvo acceso a una base de
datos producto de un estudio denominado STPUVI realizado por la Autoridad de Tránsito y
Transporte Terrestre (ATTT) durante el 2008. Aquí se aplicó una encuesta en base a una sub
muestra de la encuesta de niveles del 2003. El tamaño de la muestra era de 942 informantes y
presentaba un nivel de confiabilidad de 95%. Los cuestionarios fueron aplicados en la ciudad
de Panamá en el mes de agosto del 2008. El objetivo de este estudio no era medir
desigualdades relacionadas con el sistema de movilidad, sin embargo, la información
recopilada pude ser utilizada para este fin.
Ante la ATTT se hicieron los trámites necesarios para poder utilizar la base de datos, aunque
lastimosamente no se pudo tener acceso al estudio completo, se consiguió la autorización para
ser usada con fines académicos.
La base de datos fue construida con el programa SPSS versión 15, por lo tanto, la información
original pudo ser recodificada para las construcciones variables que consideraron necesarias
para esta investigación. La primera gran modificación que se aplicó sobre los datos originales
fue la construcción de una variable denominada macrozona que consistió en una agrupación
de la variable original denominada lugar de residencia. Así se dividió el área metropolitana en
un total 12 zonas a saber: Centro Antiguo, Centro Bancario, Betania, Paitilla, Parque Lefevre,
Juan Díaz, Tocumen, Áreas Revertidas y Panamá Oeste. Se procedió a calcular indicadores
que miden las desigualdades expresadas en el sistema de movilidad para luego ser pareadas
con esta variable. Los indicadores seleccionados fueron los siguientes:
17
un día). La cantidad de viajes diarios promedios realizados por los miembros del hogar
(viajes motorizados) es lo que se conoce como movilidad espacial del hogar.
7. Tiempo de viajes a pie por quintil de ingreso de hogar y ubicación por macrozonas: es
la cantidad de tiempo (en minutos) invertido en caminar por quintil de ingresos de
hogar y ubicación por macrozonas. Refleja las desigualdades en la cantidad de viajes
que se tienen que realizar a pie entre los residentes de las macrozonas más ricas y
aquellas más pobres.
18
8. Viajes en auto por quintil de ingreso de hogar: es la cantidad de viajes motorizados
realizado por quintil de ingreso de hogar. Este indicador permite captar qué quintiles
de ingreso de hogar dependen más del automóvil privado y cuáles del transporte
público.
9. Tiempo promedio de viaje por quintil de ingreso de hogar y ubicación por macro zona:
es el tiempo invertido (medido en minutos) en la movilidad por quintil de ingreso de
hogar. Permite observar las desigualdades de tiempo entre los quintiles más ricos y los
más pobres.
19
• Exposición a situaciones de violencia: el hacinamiento de una unidad de transporte,
calor, el cansancio y el estrés hacen que dentro un autobús sea caldo de cultivo para
expresiones de violencia.
• Excesivo tiempo de espera en las terminales: la encuesta solo abordó sobre los tiempos
de traslado y no abordó sobre los tiempos de espera en las terminales y paradas, por lo
tanto, se tratará de cubrir esta ausencia, averiguando cómo es un recorrido normal para
un usuario residente de la periferia o el centro histórico.
Se aplicaron un total de 28 entrevistas en puntos estratégicos durante los meses de abril y junio
del 2010. Una de las características de la configuración de las rutas del transporte público en la
ciudad de Panamá es la cardinalización de las terminales del transporte. La mayoría de éstas se
ubican en la periferia, hacia ella se dirigen los usuarios para abordar una unidad de transporte
y dirigirse al centro. Las entrevistas fueron aplicadas en las principales terminales:
2. El centro comercial La Gran Estación: esta es una zona de trasbordo de pasajeros que
provienen de barrios ubicados en parte de la periferia nor este como Gonzalillo, La
Cabima, etc.
20
3. El Centro Comercial Los Andes: una zona de trasbordo de pasajeros residentes en los
humildes y populosos barrios del Centro de San Miguelito como Nuevo Veranillo,
Samaria y Amelia Denis de Icaza.
5. Calle 12: este punto no es precisamente una terminal, pero si es una zona de trasbordo
utilizado por los residentes del Centro histórico (de barrios como El Chorrillo y Santa
Ana).
El perfil de los entrevistados incluía los siguientes requisitos: ser usuario diario del transporte
público, poseer un nivel de ingreso familiar mensual entre 100-568 dólares, ser residente en
uno de los barrios periféricos o en el centro histórico y laborar en el centro de la ciudad. Para
la correcta selección de los entrevistados se les aplicó una boleta a los informantes claves y
verificar si cumplían con el perfil establecido.
21
• Datos censales: se utilizó datos proporcionados por las Encuesta de Niveles de Vida
del 2008 y los Censos de población y vivienda del 2000 y algunas de sus proyecciones.
Con el uso de estas estadísticas descriptivas se elaborará una radiografía sobre las
desigualdades urbanas y su distribución en el espacio.
El estudio sobre el sistema de movilidad de los panameños ha sido abordado por distintas
disciplinas como la sociología, la arquitectura y la economía. Sin embargo, en la gran mayoría
de los estudios encontrados predominan una visión técnica propia de la ingeniería y los
enfoques sociales han quedado rezagados, aunque recientemente ha surgido un interés por
parte de los investigadores en el estudio del tema. Esto se debe a que el sistema de transporte
público ha acaparado los principales titulares de diarios y telenoticias por los escándalos sobre
corrupción y accidentes y tragedias automovilísticas que han cobrado la vida de muchos
usuarios.
Desde la sociología dos son los trabajos que llaman la atención por la manera como ha
abordado el mismo. El primero preparado por Leis y Arce (1998), Aproximación al problema
del transporte colectivo en la ciudad de Panamá, que desde una perspectiva teórica crítica
señala que el sistema de transporte, en general, ha jugado un papel importante en todos los
modos de producción y que dentro un sistema urbano capitalista juega funciones específicas
que caen dentro de la esfera de la circulación y la producción, así como en las actividades
reproductivas de la fuerza de trabajo. Para estos autores, la ciudad de Panamá presenta una
22
supremacía con respecto a la red urbana del país, es decir, concentra la mayor cantidad de
población, de puestos de trabajo y genera la mayor parte del PIB nacional. Sin embargo, la
estructura urbana de esta ciudad pone a disposición de su población una serie de recursos de
consumo restringidos de acuerdo a la capacidad de pago de sus habitantes. La concentración
de riqueza en la ciudad no significa una distribución equitativa de la misma. Esto hace que
haya áreas diferenciadas para los sectores populares en el centro histórico y la periferia,
mientras que en centro este y noreste se encuentran los grupos de altos ingresos. El transporte
es el encargado de trasladar a la mayor parte de la población pobre que se ubica en periferia y
el centro histórico a los centros de producción, educativos, comerciales, etc. Pero la forma
como se ha segregado la población ha hecho que los tiempos de traslados, las incomodidades y
la inseguridad sean constantes que se le aplican a solo grupos urbanos más pobres, porque los
de medianos y altos ingresos tienen acceso al sistema de movilidad privada.
El segundos trabajo es el preparado por Espino (2009) titulado Los costos económicos y
sociales del desarrollo periférico de la vivienda de bajo costo en la ciudad de Panamá. En
esta investigación lo que interesaba era determinar si existía diferencias en los costos
generados por el transporte público entre los grupos de renta baja ubicados centro históricos y
los situados en la periferia urbana de la ciudad de Panamá. Según los resultados de esta
investigación, sí existen diferencias significativas en los tiempos traslados y la cantidad de
ingreso invertida, a favor de los grupos ubicados en centro histórico. Lastimosamente, el
estudio adolece de una comparación entre grupos que detentan distintos niveles de ingreso, y
por lo tanto, espacialmente ubicados en áreas diferenciadas dentro de la ciudad. Hacer esta
comparación contribuiría demostrar las desigualdades que se manifiestan en el sistema de
movilidad de los panameños.
Desde la arquitectura llama la atención tres investigaciones que abordan el objeto de estudio,
dos realizadas por Uribe; y otro por Smith. El primer estudio realizado por Uribe titulado La
Ciudad fragmentada (1989) toca tangencialmente el problema, pero es sumamente útil para
comprender la división social del espacio urbano en el área metropolitana de Panamá y la
distribución diferenciadas de los servicios públicos. Según Uribe, la segregación socio
espacial de esta ciudad es producto de la ex Zona del Canal y la especulación inmobiliaria,
ambos factores le imprimen una forma lineal, lo que la obliga a un aumento de lo servicios de
23
acueductos, alcantarillados y de transporte público. Con respecto a esto último, llama la
atención lo que afirma este investigador: la configuración de una ciudad extendida, junto con
una concentración de las actividades generadoras de empleo en centro de la ciudad hace que
los distancias que deben recorrer las rutas de transporte por los principales corredores viales
sean excesivamente largas lo que contribuye a una pérdida de rentabilidad de la actividad del
transporte.
El estudio preparado por Smith y titulado “El tráfico urbano en Panamá” (2007) aborda el
trasporte desde la perspectiva de los usos del suelo urbano. Según su investigación, la división
técnica y social del espacio unida a las deficiencias de un sistema de transporte público son
tres elementos que ayudan a comprender los problemas de congestión automovilística que
presenta la ciudad de Panamá. La mayor concentración de suelos de uso residencial en la
periferia urbana y su uso comercial, industrial y de servicio en el centro de la ciudad hace que
la dinámica de los viajes se dirijan en un solo sentido en las horas de la mañana y se inviertan
en las horas de la tarde lo que genera fuertes congestionamiento en la medida que se acercan al
centro de la ciudad. Los quintiles más pobres de la población son los principales afectados por
el tráfico urbano.
24
fuertemente regulada por el Estado) que se encargue de brindar el servicio, porque el actual
sistema de concesión de cupos de manera individual impide la planificación racional de la
actividad.
El tercer estudio preparado por Murillo (2006) titulado El sistema de transporte público en el
distrito de San Miguelito, además de señalar las deficiencias en el desarrollo urbano que
presente este distrito y de hacer un diagnóstico socioeconómico del populoso barrio llega
algunas conclusiones interesantes: el sistema de transporte de esta área contribuye a
reproducción de la pobreza, porque, los residentes del área invierten una proporción elevada
de sus ingresos para cubrir sus necesidades de desplazamiento. Calcula que el 24% del
ingreso familiar es destinado para un transporte que presenta pésimas condiciones de calidad.
Esta cantidad es sumamente elevada si se tiene en cuenta que el 60% de los hogares cuentan
con ingreso mínimo.
El cuarto estudio realizado por Trejos (2007) analiza el sistema de transporte de la periferia
oeste, “El sistema de transporte de las ciudades dormitorio” Si bien afirma que en términos
de calidad, la percepción del ciudadano es que en esta parte de la ciudad el servicio es mucho
más eficiente que en la periferia este, pero los costos en términos de ingreso y de tiempo son
mucho mayores para los residentes de Arraiján y La Chorrera. El costo lo mide no solo en
términos de ingreso, sino también de tiempo y descubre que es el doble de lo que invierten los
residentes de la periferia este.
25
Con respecto, a las investigaciones realizadas se pueden sacar algunas conclusiones. La
primera es que la manera como ha crecido el sistema urbano y la dinámica interna en la
construcción social de su espacio, hace que el mismo arroje hacia la periferia masa de
población que no puede pagar el alto costo de la vivienda en el centro de la ciudad, pero
también en este mismo centro, existe una considerable población de bajos ingresos usuaria del
transporte que invierte menos de sus ingresos en transporte, así como menos tiempo de
traslados que sus pares pobres de la periferia. Otra conclusión, es que el tipo de oferta
atomizada y el papel poco efectivo jugado, como agente regulador, por la ATTT hace que el
sistema presente niveles mínimos de calidad, saturación de rutas en los principales corredores
y la constante violación a los reglamentos de tránsito. El usuario de la periferia es el principal
afectado, pues los sectores de medianos y altos ingreso utilizan el automóvil privado para su
movilidad, sin embargo, el aumento del parque automotor hace que la congestión
automovilística aumente los tiempos de traslados afectando a toda la población, pero sus
impactos se presentan de forma desigual. La tercera conclusión es que se adolece de estudios
que comprenda las desigualdades en la movilidad entre los diferentes grupos urbanos ubicados
en áreas socialmente diferenciadas. Los estudios tratan de resaltar las diferencias entre grupos
de mismo nivel de ingreso, pero no entre grupos de distintos nivel de ingreso. Este vacío de
conocimiento es el que se pretende llenar con los hallazgos de la presente investigación.
CAPÍTULO No. 2
Espacio, sistema de movilidad y desigualdades: algunas consideraciones
teóricas.
26
2.1 Industrialización y el proceso de urbanización.
Para Lefebvre,(1976ª), la industria en sus orígenes se instala fuera de la ciudad, cerca de los
yacimientos mineros, de las fuentes de carbón y cerca de los ríos, por las facilidades que estos
prestaban al transporte. La industria, poco a poco, se acerca a ella y la domina, y esto implica
la modificación del espacio existente y la creación de nuevos espacios. Para que esto ocurriera,
se necesitaba de un cierto desarrollo del capital comercial, modificaciones en la estructura
agraria y la existencia de una masa de campesinos arruinados que ve en la industria un medio
de subsistencia. Con ella a la cabeza, la ciudad cesa la producción de obra como prioridad 1 y
es reemplazada por la producción de mercancía, lo que equivale a decir, el cese de la
producción de valor de uso por la producción de mercancía con valor de cambio. Las
permutaciones experimentadas por la base socioeconómica no solo provocaron un aumento de
la población urbana versus la rural, sino también, alteraciones en la estructura social y sus
consiguientes efectos sobre la estructura demográfica.
1
Para Lefebvre lo que caracteriza a las ciudades pre capitalista es la producción de obra; mientras que
las formas urbanas capitalistas se distinguen por la producción de mercancía. Al respecto, véase los
trabajos de este autor: Espacio y política y El derecho a la ciudad, ambos publicados por la Editorial
Península en 1976.
27
En una formación social capitalista, la ciudad constituye un espacio físico que concentra
población, capital financiero, comercial e industrial. Es el lugar donde se genera más
plusvalía, se explota y se reproduce la fuerza de trabajo con mayor intensidad, además es un
gran mercado indispensable para la circulación del capital. De ahí que se puede afirmar que el
máximo desarrollo de una formación social capitalista se aprecia estas zonas.
Velásquez basándose en Lojkine afirma que la ciudad aparece como un efecto directo de la
necesidad de economizar los gastos adicionales necesarios para la realización de la mercancía,
los gastos de circulación y consumo, dando lugar a acelerar la velocidad de la rotación de
capital, decreciendo el período en cual el capital se valoriza (Velásquez, 1989: 79). Es decir,
las leyes que rigen el surgimiento de las formaciones urbanas no son otras que las mismas que
rigen el deseo constante del capital de aumentar su productividad. Esto se logra disminuyendo
el tiempo de producción y de circulación. En el capitalismo contemporáneo surgen
condiciones necesarias para la reproducción ampliada del capital: las condiciones generales de
la producción, donde los medios de consumo colectivo son parte fundamental de estas
condiciones. Las ciudades permiten la reproducción por contener una concentración de las
condiciones generales que permiten la disminución del tiempo de circulación y de producción.
Según el citado autor, Lojkine está consiente de que el fenómeno urbano antecede al
capitalismo, y deja claro que no quiere reducir la urbanización a una consecuencia de la
acumulación capitalista, pero que el proceso se potencia con la expansión del capitalismo. Sin
embargo, parece ser que las leyes que lo rigen presentan cierta autonomía. Esta es
explicada por la división social del trabajo que separa el espacio rural y urbano y opera para
todas las formaciones sociales: tanto capitalistas como no capitalistas.
28
que lo hacen de manera auxiliar. A estos los denomina como productos para el ambiente
construido. A los flujos de capital para la formación del ambiente construido y el fondo de
consumo los denominan circuitos secundarios del capital. La súper acumulación en el
primero circuito se resuelve vertiendo el excedente sobre el segundo y el tercero. Éste está
integrado por aquellas inversiones que tienen como objeto la reproducción de la fuerza de
trabajo y que puede ser dividas en la inversiones para mejorarla y las utilizadas para cooptarla
e integrarla. El referido autor establece que el proceso urbano se potencia en el capitalismo por
los flujos que se vierten en el segundo y tercer circuito de capital que tienen como objetivo
crear un ambiente construido y permitir, mediante la inversión en gasto social, la reproducción
de la fuerza de trabajo.
La irrupción del modo de producción capitalista orienta la acumulación de capital a una escala
mundial lo que traerá como consecuencia la acumulación de un lado (el centro) y la pobreza
del otro (la periferia). La categoría de dependencia es útil para comprender la formación de
ciudades en el capitalismo periférico. Cuando un país es incorporado por una metrópolis al
sistema capitalista mundial, se hace más dependiente no solo por el drenaje de excedente; sino
por la introducción de la misma estructura capitalista con sus contradicciones. Ésta tiende a
organizar la vida económica, política y social del ahora país periférico. Así, una sociedad es
dependiente cuando su estructura social, política, económica e ideológica refleja unas
relaciones asimétricas con respecto a otra formación social que se encuentra en posición de
poder con respecto a ésta. “Estas estructuras de dependencia están presentes en todos los
niveles sociales de la sociedad subordinada: en la organización de la producción, en el aparato
29
financiero y tecnológico, en la circulación de los patrones de consumo, en la composición
social y se reflejan en la institución política. Su influencia en uno y otro sector de actividad
social, varía según los tipos y la intensidad de la vinculación dominación- subordinación, lo
que también condiciona la importancia relativa de tal o cual estructura de dependencia y su
peso dentro de la sociedad” (Pierre-Charles, 1979: 22).
Entre estas estructuras resaltan las productivas sometidas por el centro en cuanto a capital,
financiación, tecnología y especialización de la producción. La dependencia la logra corroer
en toda su plenitud la articulación centro – periferia, y en ésta última se agudizan las
contradicciones existentes en el centro. Dentro de esta dinámica, el proceso de urbanización
consistiría en la incorporación del espacio físico a la dinámica de dominación- dependencia
dirigidas por los países centrales.
Estas ciudades presentan algunas características que la diferencian de la anterior, pero también
comparten algunas con aquéllas. Sus altas tasas de urbanización no es producto de la industria,
que de hecho presenta tasas de industrialización bajas, sino efecto de migraciones rurales que
a su vez obedece a cambios en los procesos de industrialización de los países centrales, y que a
través de la dependencia, alteran proceso de urbanización. El mejor de los casos conocidos es
el de la demanda de materias primas tropicales en los países del centro, lo que en América
Central conllevó a modificar la estructura agraria y la especialización de la producción
agropecuaria en monocultivos despojando a los campesinos de sus tierras y echándolos hacia
la ciudad. Al referirse a este tipo de ciudad, Castell (1980) hace cinco observaciones:
30
EL estudio de la urbanización bajo el capitalismo dependiente ha sido tratado por algunos
teóricos de la región. Sobresale Quijano (1989) con su trabajo Urbanización y dependencia
donde acepta que el proceso urbanización en América Latina tiene una larga data, pero que no
es sino con la incorporación al sistema capitalista mundial de estos países donde el proceso
adquiere una magnitud importante. No es una dinámica autónoma, sino que su dialéctica está
regida por las expansiones del sistema capitalista mundial. Los diversos grados de
urbanización que presenten los países de la región van a depender de los niveles de
incorporación al sistema internacional.
Singer (1985) acepta algunas de las premisas de Quijano y admite que el proceso está ligado
al desarrollo de las fuerzas productivas, pero nos presenta una visión más compleja de lo que
experimenta los países de la región. Desde una dimensión demográfica afirma que el aumento
de la población urbana es producto de las migraciones que son generadas en gran parte por lo
que llama factores de estagnación que son los que pueden resultar de la presión sobre la tierra.
El aumento de la población rural producto de la disminución de la tasa de mortalidad y la
escasez de tierra llevan a los habitantes rurales a migrar hacia la ciudad. Desde una dimensión
más social, Singer afirma que el proceso de urbanización en la región está también generado
por cambios en la estructura productiva. La penetración del capitalismo en el agro y la
desposesión de los campesinos de sus tierras, se une con los factores de estagnación para
generar el proceso de urbanización en esta parte del globo.
31
la existencia de su clase antagónica, pero en condición minoritaria; una marcada diferencia
entre el campo y la ciudad y otra característica muy importante, es que gran parte de la
estructura urbana está configurada por factores externos. Esto se refleja claramente en
Tegucigalpa, capital de Honduras, donde el proceso de acumulación fue dirigido por el capital
extranjero. Lo mismo se puede decir para Managua donde la intervención directa
norteamericana define gran parte del espacio urbano y sobre todo Panamá, en donde el Canal
configura la mayor parte de su territorio.
2.3 Producción social del espacio en las ciudades del capitalismo central y
dependiente.
El referido autor ve la ciudad como una gran unidad productiva, aunque está consiente que
implica mucho más que eso, pero para él, “la ciudad es ante todo una aglomeración para
producir”. Por lo tanto, se caracteriza por el surgimiento de zonas específicas para la
actividad manufactureras (producción), de circulación y servicios (todo determinado por la
economía de la localización), “igualmente van constituyéndose los lugares de dirección de
los asuntos, económicos, financieros y políticos”. También existen espacios habitados cuyas
viviendas que tiene como objeto reconstruir la fuerza de trabajo para que puedan continuar
produciendo.
32
la división social del trabajo le corresponde una división social del espacio, es decir, la
ubicación de la población en zonas habitacionales dependiendo del nivel de ingreso. Estas dos
grandes divisiones del espacio urbano se conjugan para formar las ciudades capitalistas con
todas sus contradicciones.
Los límites de la división técnica del espacio están doblemente determinados tanto técnica
como económicamente por la naturaleza de las instalaciones y su capacidad de articular otras
actividades como el transporte. Para el caso de la división social del espacio, es la inscripción
de la estructura social en el ambiente construido y está múltiplemente determinada por todas
las instancias que forman el modo de producción:
2. La división social del espacio es reforzada por tratamientos de los planes urbanos de
forma diferenciada, obviamente, favoreciendo los grupos urbanos de poder.
Refiriéndose a los estudios sobre segregación social en América Latina, Schteingart (2001)
afirma que el concepto ha sido utilizado de manera poco precisa y sin definir, y algunas veces
está ligado a categorías analíticas como marginalidad, exclusión social y pobreza. Ella lo
33
define como la formación de unidades espaciales homogéneas dentro de sí en cuanto a
dotación de servicios y el tipo de población que la habita, pero heterogéneas con respecto a
otras. Está vinculado a la estructura de clase mediada por la lógica capitalista de organización
del espacio urbano y relacionado directamente con la renta del suelo y la apropiación de
ganancias sobre localizadas. Sin embargo, también resalta la existencia de procesos
unificadores dentro de una ciudad, es decir, que ella se puede encontrar elementos
integracionistas y segregacionistas. Así que existe una multiplicidad de factores y agentes
sociales que inciden sobre el espacio y su organización social.
Lefebvre (1976) resalta la manipulación política del espacio urbano por los grupos
económicos de poder. Afirma que éste es producto de la historia y de la actividad humana,
pero es configurado y moldeado por un grupo social que se apropia de él y lo manipula de
acuerdo a su ética y estética con el objeto de que le sirva de reproductor de las relaciones
sociales de producción. El grupo dueño del espacio lo hace ver como algo homogéneo pero en
realidad son el reflejo de las contradicciones del sistema. Al respecto Lefebvre dice: “el
espacio viene a ser un instrumento político intencionalmente manipulado, incluso si la
intención se oculta bajo las apariencias coherentes de la figura espacial. Es un procedimiento
en manos de alguien, individuo o colectividad, es decir de un poder de una clase dominante
(de la burguesía) o de un grupo que puede en ciertas ocasiones representar lo global y en
otras tener sus objetivos propios, por ejemplos, tecnócratas (…) Semejante espacio se va
poblando atendiendo a los decretos de poder, con cierta arbitrariedad; en condiciones de
instrumento puede ejercer una acción sobre las poblaciones existentes a saber, las poblaciones
históricas”(Lefebvre, 1976, 45)
Harvey (2007) asegura que el suelo urbano como mercancía tiene ciertas características que
las distinguen del resto. Primero, no puede circular de un lugar a otro, segundo, nadie puede
ocupar simultáneamente el mismo espacio, y tercero, éste es algo permanente que en conjunto
con sus mejoras proporcionan una capacidad para almacenar riqueza. Las dos primeras
34
características son importantes, porque le dan al individuo, el monopolio sobre el espacio que
ocupa y mucho más si éste está legitimado a través de leyes. En cuanto a la tercera, se afirma
que el valor del suelo va a depender no solo de las mejoras que se realicen sobre él, sino de
todo lo que le rodea, por lo tanto, constituye una excelente vía para almacenar riqueza.
Según Lipitz (1976), un capitalista que desee dirigir sus inversiones a la industria de la
construcción de viviendas, sabe que bajo determinada división social del espacio podrá vender
a tal precio la producción de una casa, pero al no disponer del suelo, debe entrar en relación
jurídica con el propietario, “lo que compra el promotor es un derecho jurídico,
extraeconómico, y lo paga no como parte de su capital productivo, sino como un adelanto de
plusganancia que espera realizar en relación a la ganancia media que se reserva para él
mismo” (Lipitz: 1976: 67). El ambiente construido exógeno a la actividad del promotor
determina en cierta medida la cantidad de renta del suelo. Dependiendo del lugar que el
terreno ocupa dentro de la división social y económica del espacio, así va hacer la renta
diferencial. Para el caso del capitalista, viene dada por la escala social del barrio, que fija el
precio de venta posible de la vivienda. A un tipo de barrio, le corresponde un tipo de ingreso
de sus habitantes, por lo tanto, un tipo de vivienda, y un precio del suelo en definitiva.
La división económica y social del espacio es un determinante del precio del suelo, pero la
renta diferencial también contribuye a la configuración de determinada división social del
35
espacio y permite su reproducción. Cuando un sector está marcado por una determinada
división social del espacio que genera un tipo especial de vivienda, el precio del suelo sube
hasta al alcanzar el nivel de renta diferencial suscitado por este tipo de vivienda. El precio del
suelo impide al mismo tiempo un uso inferior al que dicta la división social del espacio, es
pues, la renta diferencial el mecanismo que permite la reproducción de ese sistema de división,
asegura la adecuación del rango social de las viviendas producidas al rango social del barrio.
Por otro lado, el precio del suelo también está determinado por la propia actividad de los
promotores. La cantidad de capital invertido puede llegar a alterar el precio suelo en
determinados barrios. Esto muy común verlos en sitios que antes eran poco valorados y
adquieren una gran valoración después de haber vertido volumen de capital en infraestructura,
etc.
La división social del espacio urbano tiene como una de sus expresiones en el desarrollo
desigual dentro de cada zona de la ciudad. Esta es una gigantesca aglomeración de recursos
ubicados territorialmente, pero no se distribuyen, dentro del espacio urbano, de forma
equitativa, existen zonas mejor dotadas de bienes, servicios y oportunidades que otras. Esta
distribución desigual de los recursos es en parte propiciada por el Estado que cuenta con
instituciones que tienden a configurar el espacio urbano de forma directa (en este caso serían
los institutos de urbanismo y planificación, ministerios de vivienda, etc.) y otras instituciones
indirectas que con distintas gestiones gubernamentales tienden a influir en los aspectos socio
espaciales (este sería el caso de instituciones de carácter fiscal destinadas al cobro de
impuestos, derechos por servicios públicos, etc.).
36
Harvey (2007) tiene dos hipótesis centrales con respecto las desigualdades territoriales. La
primera es que los mecanismos que rigen la localización territorial de los recursos de una
ciudad, son los principales generadores de desigualdades urbanas. La segunda es que la
relocalización de recursos provoca cambios en las formas espaciales de una ciudad y éstos a su
vez originan cambios en la distribución del ingreso2. Por ejemplo, el ingreso de una familia se
ve modificado por la distribución en el espacio urbano de las oportunidades de empleo versus
la distribución del alojamiento. El desequilibrio entre estos factores provoca un aumento del
costo de la accesibilidad de ciertos grupos con respecto a otros.
Según este autor dos conceptos son fundamentales para entender los sistemas urbanos
dinámicos: la accesibilidad y la proximidad. La accesibilidad a las oportunidades de trabajo, a
los recursos y a los servicios públicos solo puede ser obtenida si se paga un precio por ella,
éste es igual a la distancia que debe salvar y el tiempo invertido. Si embargo, existe un costo
social que es difícil de cuantificar que va desde el simple costo de traslado hasta cuestiones
más complicadas como el estrés, violencia, etc. El concepto de proximidad en Harvey tiene
una connotación negativa, se refiere a los efectos e estar junto a algo que la familias no
utilizan directamente, generalmente, esto implica un costo. El planteamiento fundamental es
que al cambiar la forma espacial o la forma como se organiza el espacio se cambia el precio de
la accesibilidad y el costo de la proximidad.
Harvey divide los bienes y recursos en dos: los públicos y privados. Estos pueden ser
producidos y consumidos sin provocar efectos exteriores contra tercera personas. Los primeros
una vez producidos están libremente disponibles para el que lo quiera utilizar. Sin embargo,
estos también pueden ser divididos en dos: puros e impuros, dependiendo del nivel de
accesibilidad. Un tipo especial de bien público impuro es el de la localización. La localización
de un servicio público en una zona, significa que la población no se beneficia toda de la
misma manera. La mayoría de los bienes y recursos públicos en un sistema urbano son
2
Harvey basándose en Titmus (1962) tiene un concepto de ingreso amplio y plantea que éste no
pueda quedar definido de manera correcta, sino incluye a todas aquellas entradas que aumenta el
dominio de las personas sobre los recursos escasos que tiene una sociedad. Este aumento del dominio
puede darse por varias formas. El individuo puede ganar más (menos), puede recibir beneficios
positivos (negativos) de un cambio en el valor de su propiedad, puede simplemente tener más (menos)
recursos al alcance de su mano o a menos (más) precio o puede hacer cualquier combinación de estas
ganancias y pérdidas a lo largo del período determinado”
37
impuros, significa esto que su localización generará un costo a los que se les dificulta su
accesibilidad. Según el citado autor, la mayor parte de la actividad política que ocurre en un
sistema urbano entre los distintos grupos sociales, es por tratar de lograr beneficios en la
relocalización de los recursos. En este juego poderes, los políticamente débiles libran con la
peor parte.
Con respecto a las desigualdades sociales imperantes en la ciudad, existe una producción
bibliográfica enorme y la gran mayoría de los estudios concuerda, para el caso
latinoamericano, que las zonas urbanas se hacen cada vez más desiguales, las brechas que
separan a ricos y pobres se hacen cada vez más grandes.
En esta región se está dando un proceso de urbanización sin precedentes en la historia, pero
obviamente, la experiencia latinoamericana, tal como se ha explicado, difiere del clásico caso
europeo y norteamericano, pero también, el proceso difiere mucho en el tiempo y dentro cada
uno de los países en la región. Por ejemplo, la urbanización ligada a los procesos de
industrialización por sustitución de importaciones se diferencia mucho de la que experimenta
la región después de los planes de ajustes estructurales.
Para Davis (2008) el crecimiento exponencial de las ciudades del tercer mundo, se deben a
fuerzas globales que empujan a los campesinos hacia ellas, y aunque éstas han dejado de ser
el motor de crecimiento económico, aún siguen recibiendo población excedente del campo. En
38
palabras del referido autor, las ciudades se han convertido en un vertedero de población
desocupada, mientras que “el suministro de las infraestructuras esenciales, por su parte, va
muy a la zaga del ritmo de urbanización y, con frecuencia, las áreas hiperdegradadas de la
periferia urbana no cuentan en absoluto con servicios públicos formales ni con instalaciones
sanitarias”. Los planes de ajustes estructurales han provocado un aumento de áreas
hiperdegradas en los países del tercer mundo. La población excedente que la habita se dedica
a actividades informales o busca otras estrategias de sobrevivencia.
En la década del noventa, se esperaba que la globalización fuera el analgésico que aliviaría los
síntomas creados por los ajustes económicos, sin embargo, ésta ha agudizado las
desigualdades sociales y aumentado las pobrezas en las ciudades. “La brecha entre países
pobres y ricos creció, tal y como había hecho durante los veinte años anteriores y, en la
mayoría de países, las desigualdades de renta aumentaron o, en el mejor de los casos, se
estabilizaron”(Davis, 2008:25) La desigualdad global, de acuerdo con las medidas de los
economistas del Banco Mundial, alcanzó hacia finales del siglo XX la increíble cifra de
coeficiente de Gini de 0,67, es decir, el equivalente matemático de una situación en la que los
dos tercios más pobres del mundo no recibieran ninguna renta y el tercio más rico la recibiera
toda.
Según Luhr (1990), la base del sistema de transporte de pasajeros y mercancía es la expansión
del capital que se expresa por medio de la circulación y cuenta con dos factores importantes: la
necesidad de intercambio y la utilización del espacio.
39
En cuanto a la base, Marx (1966) logra desmenuzar el proceso de circulación en tres etapas.
En la primera el capitalista sale al mercado en busca de fuerza de trabajo y medios de
producción; en la segunda, los pone en contacto en la producción, siendo el resultado la
transformación de la materia en nueva mercancía. En el tercer ciclo el capitalista retorna al
mercado, pero esta vez como vendedor de mercancía.
Con respecto, a los dos factores del sistema de transporte de personas y mercancías, se
argumenta que los flujos surgen por la necesidad de intercambio entre las zonas. “Los
desplazamientos de personas y mercancías representan la puesta en marcha de relaciones entre
espacios homogéneos o que tienden hacerlo. La especialización y la homogenización de los
40
espacios implica su puesta en relación por un sistema de transporte y comunicación cada vez
más complejo, en la cual el flujo de desplazamiento traducen esa relación” (Luhrs: 1990:33).
Según Arce y Leís (1998), las funciones y origen del sistema del sistema de transporte se
pueden sintetizar en:
41
Transporta los sectores populares desde su vivienda hacia los centros productivos. Lo
ideal es que los trabajadores estén cerca de su lugar de trabajo, pero de no ser así el
transporte tiene la función de unificar puntos distantes, sobre todo en las ciudades
dispersas. Además, también transporte los familiares de los trabajadores para las
actividades cotidianas que coadyuvan a la reproducción de la fuerza de trabajo.
La tercera función tiene que ver con el uso del tiempo libre de las personas. El
transporte traslada a los sectores populares a los centros de diversión, a visitar a sus
familiares, a ir de compras, etc.
Integrar las zonas segmentadas por la división social y técnica del espacio
42
público y privado, así como las estructuras que facilitan la circulación y los sistemas de
desplazamiento no motorizados.
Un deficiente sistema de movilidad tiende agudizar las desigualdades entre los distintos
grupos sociales. Para Mundó Tejada (2002) el deterioro de las condiciones del transporte
urbano impacta con particular gravedad a los grupos urbanos más pobres que dependen en su
mayoría del transporte público. Según ella, las crecientes estructuras urbanas que ocupan
tierras en forma desorganizada están haciendo el viaje al trabajo excesivamente largo y
costoso, particularmente para algunos de los más pobres. Estas personas también sufren
desproporcionadamente por el deterioro del medio ambiente y de la seguridad vial y personal,
porque están ubicacional y laboralmente más expuestos, y son menos capaces de pagar por
acciones preventivas o reparadoras como sí lo pueden hacer los grupos de ingresos altos.
Además, existen una serie de situaciones que tienden a provocar impactos adversos sobre los
grupos más pobres, mientras que los ricos se encuentran exentos de ellas, pero que también
son expresiones de desigualdad.
43
Según economistas del Banco Mundial (2008), los pobres de ingreso hacen menos viajes y la
mayor proporción de sus viajes son a pie. Para la mayoría de los propósitos están restringidos
a cualquiera de los servicios y que generalmente son de baja calidad, si se comparan con las
comodidades que ofrece el automóvil privado, se puede determinar, entonces, una
desigualdad en la calidad. El viaje al trabajo puede ser relativamente largo, aún si no lo es,
los grupos pobres usarán modos lentos que pueden consumir bastante tiempo, mientras que los
de altos ingresos usaran modos de transporte mucho más rápido, y por lo tanto, hay una
expresión de desigualdad de tiempo y en la alternativa de movilidad.
Para la gente pobre y particularmente para las mujeres, los niños y las personas de avanzada
edad, la realización de viajes es a menudo desalentada por su vulnerabilidad como peatones
tanto a accidentes de tránsito como a la violencia personal, mientras que las probabilidades
que los grupos beneficiados sean expuesto a estas situaciones son mucho más bajas que las de
los grupos pobres.
Para Gutiérrez (2005) en ciudades con una gran proporción de personas pobres, el deterioro de
las condiciones de movilidad es un problema social que impacta de forma especial estos
sectores y a su inclusión a la vida en comunidad, porque la movilidad contribuye a la
sustentabilidad económica de la ciudad, también a la sustentabilidad social, política y hasta
cultural en un sentido amplio.
Para la referida autora una ciudad puede entenderse como un gran lugar de viajes donde todos
los habitantes son viajeros. Se realizan viajes de diferentes tipos y por diferentes medios, no
todos estos viajes son realizados en transporte público o privado, es decir, no toda demanda de
viaje puede manifestarse en un mercado, pero para el efecto, del transporte de personas (por
empresas públicas o privadas) lleva a concebir los viajes como un mercado. Desde sus
planteamientos, las metrópolis pueden ser concebidas como grandes mercados de viajes
definidos por la capacidad de pago. El transporte público cubre una fracción de estos viajes
metropolitanos, por arriba de ellos, quedan los grupos urbanos cuyas necesidades de
desplazamiento son mejor satisfechas, mientras que por debajo los viajeros con requerimientos
44
peor satisfechos. Por lo tanto, para ella el precio de este servicio público define el nivel de
inclusión por accesibilidad.
Por otro lado, para la referida autora, la globalización ha implicado cambios a nivel territorial
en las ciudades. Los estudios realizados a partir de los ochenta han mostrado que tanto las
metrópolis ricas como las pobres han introducidos, por lo menos, dos cambios en su
estructura urbana. El primero, la difusión de las actividades en la periferia, más extendida,
pero formando aún parte de la zona metropolitana. El segundo es una revalorización del
espacio central por relocalización del sector terciario avanzado y un proceso de gentrificación.
Sin embargo, al analizar las encuestas de orígenes y destino de las metrópolis
latinoamericanas, afirma que los patrones de viajes centro periferias no han cambiado mucho
desde los ochenta, todavía el centro de la ciudad sigue siendo el principal punto atractor de
viajes.
45
de los viajes, sino con diferentes requerimientos de movilidad, fundamentalmente cualitativos
para unos (los grupos ricos) y económicos para otros (los pobres). Cambia la cualidad cambia
la cantidad de personas que acceden a estos viajes. La ampliación de la brecha social se asocia
con una movilidad que se fragmenta, se hace más compleja, menos homogénea, y que no
alcance a ser satisfecha por el transporte mercantil de pasajeros.
CAPÍTULO No. 3
46
3.1 El proceso de urbanización en Panamá
47
La supremacía poblacional que tiene la ciudad de Panamá es producto de tres olas de
migraciones ocurridas en períodos distintos, todas ellas relacionadas con las actividades del
Canal de Panamá. La primera se da a inicios del siglo XX, se trata de trabajadores antillanos
contratados por la Zona del Canal y que en su gran mayoría no fueron repatriados. La segunda
se refiere a migraciones internas llevadas a cabo desde la décadas de 1960 hasta finales del
1970. Estas son provocadas por un proceso tardío industrialización que vivió el país como
producto del tratado Remón Eisenhower (1959) que abrió el mercado de la Zona del Canal a
los productores panameños. Las provincias que más fuga de población experimentaron, y
según el censo de 1970, fueron: Veraguas con 25,181 personas, Coclé con 30,221 y Los
Santos con 30,869 que fueron empadronados en los años 70 en la Ciudad de Panamá. Para
1950 la Ciudad de Panamá solo tenía una población de 182,092 personas y para 1960 era de
303, 700 y para 1965 era de 329,800 y a finales del 70 contaba con 500, 025 personas.
48
Actualmente, lo que se conoce como ciudad de Panamá, implica un área metropolitana situada
en la provincia del mismo nombre y está integrada por los distritos de Panamá, San Miguelito,
Arraiján y Chepo (Chepo y Las Margarita). Esta zona implica el 15% de la superficie total del
país (4, 100Km2). Cada uno de los mismos se encuentra dividido en corregimientos, estando el
área formada por un total de cincuenta.
El área metropolitana se encuentra dividida físicamente en dos partes separadas por el Canal.
El este está integrados por los corregimientos que forman parte del distrito de Panamá, San
Miguelito y Chepo, mientras que al otro lado del Canal se encuentran los distritos de La
Chorrera y Arraiján que lograron formar parte de la ciudad por medio de un proceso de
conurbanización, fueron poblados que con la expansión de la urbanización, y debido el
obstáculo que representó la ex Zona del Canal, quedaron atrapados por la ciudad.
Según el Instituto Tomy Guardia (2007), existen un conjuntos accidentes geográficos naturales
que se han tomado como referencia para establecer los linderos de la actual ciudad. Así del
extremo este, el río Chepo separa el corregimiento de La Margarita y Chepo del resto de los
que no forman parte del área metropolitana, al nor este se encuentra la cuenca hidrográfica del
Canal de Panamá que le impone un límite a la expansión por ese lado de la ciudad a la altura
del Parque Nacional Chagres. De lado oeste, al norte el Lago Gatún determina el lindero de la
ciudad y el Río Caimito al oeste en el distrito de La Chorrera. Tanto el lado oeste como este,
limitan al sur con la Bahía de Panamá.
49
hacia el nor este o dar un salto hacia el oeste y conurbanar los poblados de Arraiján y
Chorrera.
• La acción del Estado: para Uribe (2007), los problemas que aquejan a la actual
ciudad, remite a una opinión pública constante que se ha debido a una ausencia de la
planificación, pero esto no es del todo cierto. El Estado ha jugado un papel importante
en los modelos de organización del espacio urbano, así se afirma que la nueva ciudad
fundada en 1673, se basó en las normas urbanística establecidas en las Leyes de las
Indias. Con el establecimiento de la República, el Estado estableció nuevas pautas de
desarrollo urbano formando parte activa de estas a través del “Gran proyecto Urbano”
que inicia cuando el presidente Porras crea el Barrio de la Exposición en 1910. Se
puede afirmar que la función social de la propiedad había Estado más o menos
garantizada por el Estado, pero a partir de esta fecha todo se complicó, pues las
fuerzas del mercado logran subordinar el interés colectivo y actúan como único agente
planificador. No es sino hasta la década del 1950, con la creación del IVU, que el
Estado recupera su función de ordenador de la ciudad, pero nuevamente, a partir del
70, los intereses privados logran coaptar esta función dejándole al actual Ministerio de
la Vivienda el único rol de emisión de permisos de construcción y dirección de
proyectos de viviendas de interés social.
50
a la adquisición de casas de inquilinato. “Desde los inicios de la coyuntura los intereses
foráneos, especialmente norteamericanos, no cesan de multiplicarse desplazando
arrolladoramente al patriciado urbano. En adelante la dependencia del Istmo con
respecto a EU irá creciendo en la misma proporción que su distanciamiento de la
Nueva Granada. Las cifras revelan el predominio de los intereses foráneos en el Istmo
en las actividades industriales, principalmente norteamericanos, ingleses y franceses al
interrumpir la California. Bien vergonzante, para decirlo con palabras de Figueroa
Navarro, luce el espíritu empresarial del patriciado urbano que prefiere, salvo
excepción, dedicarse a actividades tenderas y la compra de fincas suburbanas. No
piensa, después de treinta años de recesión económica, arriesgar su fortuna en
especulaciones osadas” (Torres Ábrego, 2001: 23-24). Al poseer el monopolio del
único espacio viable para el crecimiento, la burguesía comercial logra amasar grandes
fortunas con los proyectos urbanísticos que se dieron a lo largo del siglo XX.
• Los sectores populares: la escasez de suelo provocada por la Zona del Canal, el
monopolio por parte de la burguesía del único espacio viable para el crecimiento de la
ciudad y la posesión de la propiedad inmueble en sus manos, hacen que los alquileres y
las viviendas en la zona central y la intermedia, logre alcanzar precios altos. Esto
presiona a los sectores más pobres establecer poblados alejados del centro de la ciudad,
que una vez establecido, el patrón de ocupación se da de forma inversa, desde los
poblados hacia el centro. Este patrón aún se observa a finales de la década del noventa
e inicios de siglo XXI.
51
La antigua ciudad de Panamá, funda en 1673, se crea siguiendo las normas urbanísticas
establecidas por las Leyes de las Indias. En el modelo de ciudad utilizado, las manzanas se
ordenaban de forma rectangular, más o menos del mismo tamaño, dispuestas una al lado de la
otra y se segmentaban a partir de un plano cartesiano orientado en sentido norte sur y este
oeste. Partiendo siempre del origen, y ubicado en cualquiera de los cuatro cuadrantes, se
ubicaba la plaza mayor y a partir de ella se formaban las otras manzanas o parcelas.
Los habitantes de intramuros eran numéricamente menos que los del Arrabal, estaban
integrados por grupos blancos criollos y como lo expresa Rolando Espino (1977) “sus
habitantes se sostenían del comercio realizado en el casco de la ciudad de lo que importaban
de España y del comercio de las frutas de las haciendas que poseían, en los alrededores de la
ciudad”. A lo anterior habría que agregar que no solo explotaban el comercio, sino también de
la propiedad inmueble (Figueroa Navarro, 1979, afirma que en la épocas de opulencia una
casa se alquilaba por 30 pesos al año). Mantenían un dominio económico, político y
eclesiástico que le permitía mantener una superioridad con respecto al Arrabal. El Arrabal era
52
menos imponente que el intramuros, pero más poblado, acoge de preferencia población de
mestizos y mulatos libres, siempre mayoritarios (Jaén, 1980: 235)
3.4.1 Ciudad de Panamá: segregación urbana en la primera mitad del siglo (1903-1930)
Para 1905, la ciudad concentra a 22 mil personas y para 1910 la población casi se duplica y
llega a la cifra de 46 mil personas. El rápido crecimiento poblacional desborda los dos
tradicionales barrios, al mismo tiempo, que en su periferia se forman de forma no planificada
barrios de trabajadores como Marañón, Guachapalí y Chorrillo, todos dirigidos hacia el viejo
Camino de las Sabanas. El resultado fue la deformación del crecimiento natural de la ciudad,
“se vio la ciudad obligada a cambiar su rombo hacia las Sabanas, y proseguir ampliándose –
costeándose hacia el norte. Este momento de meditación cabe preguntarse, si el destino de la
nueva Ciudad de Panamá, es persistir en esta actitud urbana o si algún día la ciudad de Panamá
logrará integrar a Ancón y Balboa, como barrios de la ciudad” (Torres de Araúz: 1950, 229).
Para la década de 1910, la burguesía comercial ya se había apoderado del Arrabal y lo había
convertido en casas de inquilinatos poco salubres y el antiguo Intramuros había entrado en un
proceso de tugurización, por lo tanto, le urgía al patriciado buscar otro emplazamiento. Al
mismo tiempo, el rápido crecimiento no se había visto acompañado por una acción del Estado
53
en cuanto planificación y se requería de un rápido emprendimiento para poner orden al caos
urbano. Se inicia entonces un proyecto urbano, que amplía los linderos de la ciudad, se trataba
del barrio de La Exposición, fundado en 1914, que implicaba áreas residenciales, altamente
valoradas, edificios comerciales y administrativos. Su nombre provino de una exposición
organizada por el presidente Porras, en este mismo año, para promocionar las actividades de la
zona de tránsito en Europa y Norte América. Esta intervención fue aprovechada por las clases
ricas, que vieron el nuevo emplazamiento, el lugar ideal para vivir. “Las clases ricas darán un
salto, por sobre los barrios todavía suburbanos, de la Estación, del Marañón, de Guachapalí y
Calidonia hacia el nuevo ensanche. La ciudad madura (Rubio, 2006: 77). Además de esta
intervención, bajo la administración del presidente Porras se inicia un proyecto de renovación
urbana en los barrios pobres de la ciudad, pero a partir, de ese momento, las intervenciones
por parte del Estado cesaron y se dejaron a las libres fuerzas del mercado la planificación de la
ciudad.
La continuación del barrio de La Exposición fue Bella Vista, pero esta vez el proyecto de
urbanización se inicia con el capital privado. Se trata de un promotor norteamericano, Minor
Keith, que en vista del alto precio que adquirieron sus tierras, por estar aledañas a La
Exposición y por la pavimentación de la Vía España en 1914 que corría paralela a su finca, se
aventura a entrar en el negocio. El proyecto incluía la lotificación del área, la dotación de
acueductos, de luz eléctrica y hasta una ruta del tranvía donando al gobierno un área verde que
pasó a convertirse en el actual Parque de Urraca.
El extra radio de la ciudad, lo que hoy es San Francisco, Parque Lefevre y Betania aún en
1914, continuaban siendo fincas que cubrían una superficie de 25 mil hectáreas pertenecientes
a familias pudientes cuyos apellidos se repiten, una y otra vez, en los registros de catastro:
Obarrio, Hurtado, Espinosa y Lefevre. La finca Paitilla de 300 hectáreas se urbaniza en 1923
con la reubicación de un grupo de pescadores que habitaban el terreno que hoy ocupa el
Hospital Santo Tomás, y que fueron movidos a este nuevo emplazamiento fundando de esta
manera el poblado de San Francisco de la Caleta. Para el acceso a este poblado, el Estado
pavimenta la Vía Porras que se intercepta con la Vía España. El Estado además toma 68
hectáreas para la construcción de un aeropuerto, otras 56 hectáreas son cedidas al gobierno
norteamericano para la construcción de una base militar y la otras restantes continuaron
54
perteneciendo a las familias patricias. No fue hasta 1932 cuando esta finca fue invadida por
sectores populares que se ubicaron en las áreas menos valoradas de la finca fundando el
poblado de Boca la Caja. Al lado de la finca Paitilla, se ubicaba La finca el Coco que fue
comprada por el gobierno para ser urbanizada y que se constituyó en la segunda fase de
urbanización de San Francisco.
Al finalizar, la década del 20 del siglo pasado, comenzaron a surgir una serie de poblados que
para ese entonces no se consideraban parte de la ciudad: Pueblo Nuevo, Río Abajo y los ya
existentes Arraiján y La Chorrera que continuaron acogiendo a sectores medios y populares. A
partir de estos pueblos, el patrón de ocupación del espacio se realiza de manera inversa: de los
poblados hacia el centro. Uribe (1989) al respecto afirma “se generaron pequeños poblados
que a partir del centro, con población tributaria de él, continuaron el proceso de ocupación del
suelo en forma inversa: desde los poblados hacia el centro. Este patrón de poblamiento le fue
doblemente funcional a los terratenientes de las sabanas, porque una vez, producto de las
presiones populares hacia el Estado, obtenidos servicios como pavimentos de calles, escuelas
y hasta ruta de transporte, los terratenientes procedían a la segmentación de sus fincas en lotes
que eran puestos en ventas a precios para nada onerosos.
El dejar a las libres fuerzas del mercado la organización espacial de la ciudad implicó un caos
urbano que se expresó en conflictos sociales como la huelga Inquilinaria en 1925 y Acción
Comunal en 1932 cuyo principal detonante fue el alto precio de las viviendas. Esto presionó
una vez más, para que el Estado actuara, se creo por primera vez, a raíz de las
recomendaciones del plan Bruner, una entidad gubernamental encargada de la planificación de
la ciudad y una serie de proyectos de vivienda de interés social, pero eso no implicó que el
capital también hiciera lo suyo. Con la construcción de la carretera Transístmica en 1940
nuevas áreas se abren a la urbanización. Esta vez con el apoyo de la Caja de Seguro Social se
crean los barrios de Betania y Miraflores que fueron ocupados por sectores medios. Ya para
ese entonces, San Miguelito comienza a ser poblado, pero este proceso no se acelera sino hasta
la década de 1970, como se verá más adelante. Para el caso de Parque Lefevre, con la
pavimentación completa del Camino de las Sabanas, en 1940, los terratenientes obtienen una
gran valorización de sus terrenos tanto es así que Uribe (1989) expresa “otro terrateniente
55
promotor la Cía Lefevre hizo lo propio con su terreno denominado Parque Lefevre,
aprovechando la valorización obtenida por la existencia y desarrollo del barrio de Río Abajo,
al otro lado de la Vía España, que para entonces contaba con 4 mil personas”.
Para 1946, debido a la alta valorización, producto de la construcción del aeropuerto y las bases
navales, que había adquirido los terrenos de la finca de Paitilla, comienza una presión de parte
del capital para desalojar a los residentes de la barriada bruja de Boca la Caja. La alternativa
que se le ofrecía era el desalojo y su reubicación a 20 Km. al norte, algunos se resistieron y
otros fueron traslados para fundar, en 1950, el pueblo de Alcalde Díaz. Los que permanecen
ahí se aferran, hoy en día, a este espacio ante las enormes presiones por su desalojo. Para
1950 el poblado de Juan Díaz, que hasta entonces había permanecido como parte del área
periurbana de la ciudad, entra del todo al sistema citadino con programa de urbanización
emprendido por la Caja de Seguro Social y que consistía en la construcción de viviendas para
los sectores populares expulsados por el centro de la ciudad.
56
movimientos migratorios internos se deben a campesinos desplazados y provenientes de las
provincias de Los Santos, Veraguas y Coclé. Las demandas populares de servicios públicos,
pero sobre todo de vivienda en el distrito de San Miguelito obliga al Estado intervenir con una
serie de proyectos. Aparecen, de esta manera, en escena nueva barriadas como: 9 de enero, El
Valle de San Isidro, Tocumen I y Tocumen 2
Los linderos actuales de la Ciudad de Panamá van desde el casco antiguo hacia el oriente en
un una línea recta de 35 Km. hasta llegar a la comunidad de Pacora. Y sobre un eje
perpendicular a la Bahía de Panamá en dirección norte hasta los 30 km. del centro. Del lado
oeste los linderos se extienden a 35 Km. llegando hasta La Chorrera. A toda esta área habría
que sumar 14000 hectáreas de la ex Zona del Canal que fueron integradas a la nueva ciudad.
Aunque los tratados Torrijos Carter fueron firmados en 1977 y entraron en vigencia en 1979,
la eliminación total de las barreras que imponía la Zona del Canal no fueron destruidas, sino
hasta al final de la década de 1990, lo que significa que el crecimiento espacial de la Ciudad
de Panamá, a lo largo de la década de 1980, fue determinado por el patrón descrito: hacia el
norte paralelo a la Zona del Canal y hacia el Este abriéndose en abanico o dando la semejanza
de una Y. En este espacio se ubicaban, hacia finales de esta década, 600, 000 habitantes con
un crecimiento poblacional de 3.4%.
En cuanto al uso del suelo urbano que proporcionó la eliminada Zona del Canal, al final de los
80 se inicia dándole usos variados que incluían áreas residenciales, administrativas y
comerciales, pero todavía, para ese entonces, no se permitió la enajenación de estas áreas
57
como ocurrió después en la década de 1990. Las viviendas fueron puestas en alquiler a precios
por debajo del mercado y se prohibía su venta, edificios de diversas índoles fueron utilizados
por las instituciones gubernamentales: Así el MOP fue reubicado en los hangares del
Aeropuerto de Albrook, el DENI en una lavandería de Ancón, etc. Otras áreas fueron
protegidas y convertidas en parques naturales y segregaron porciones importantes de tierras
boscosas próximas a la Ciudad de Panamá. Estos fueron: Parque Natural Metropolitano,
Parque Soberanía y Parque Caminos de Cruces.
Para la década de 1990 la población de la ciudad de Panamá era de 800,000 personas ubicadas
en patrón tradicional de crecimiento espacial ya descrito, ello es así, porque aún existía poca
población urbana en la Zona del Canal, menos del 1% de la población de la ciudad residía en
esta vasta área. En cuanto a la ocupación del espacio, para esta década, lo más llamativo fue
la incorporación a la ciudad de dos nuevas áreas. Se trata de las comunidades de Felipillo y
Loma Cobá. El primero fue un ingenio azucarero de muy corta duración durante la década de
1970, estas tierras pasaron a manos de la Fuerzas de Defensas y con la eliminación de ésta
institución militar las tierras pasaron a ser invadidas por sectores populares, “ante la
desaparición del gobierno militar y la eliminación del ejército, los pobladores tomaron lo que
consideraban tierra de nadie y en el corto lapso de 15 meses, construyeron una barriada de mil
casas, en una acción sin precedente por su velocidad y extensión (unos 120 hectáreas),
demostrando una inventiva y capacidad de organización espacial que dejaba muy atrás la
precariedad de las barriadas de emergencia o barriadas brujas de los años 60” (Uribe, 2001;
50) Aunque estas continuaron dándose sobre todo en el San Miguelito y el sector de Las
Cumbres.
Loma Cobá es el aporte de los sectores populares a la incorporación de las áreas revertidas a
la ciudad. Esta nueva barriada se urbaniza desde 1986 con pobladores de Arraiján y Veracruz,
y según el último censo alberga a 30 mil personas y llega a formar parte de las ciudades
dormitorio del lado Este, pero con una distribución de los solares más espaciosa, muchas áreas
verdes, con amplias calles de entrada y salida a la barriada que supera con creces los proyecto
urbanísticos del capital privado.
58
San Miguelito continúa recibiendo migraciones, pero esta vez se ubican en el área de las
Cumbres y Torrijos Carter y Santa Librada. Para 1996 continúa apareciendo nuevas barriadas
de emergencia ubicadas en este sector. Según el MIVI solo para el año de 1996 se habían
formado en San Miguelito 12 barriadas brujas en el sector de Las Cumbres, Torrijos Carter y
Santa Librada.
Para el caso de las áreas revertidas, el capital extranjero tuvo una nutrida participación en su
reparto, mientras que la participación del capital nacional ha sido débil. El primero logró
acaparar los puertos del Atlántico y el Pacífico que fueron a parar en manos de la empresa
Japonesa Whampoa y el ferrocarril transístmico a Kansas City Railroad Co. El capital nacional
para esta década solo tuvo participación en la construcción de la terminal de Albrook y su
centro comercial. Cabe destacar, que el capital criollo concentró sus esfuerzos en urbanizar
una zona pantanosa y crear el proyecto urbano de mayor envergadura en la historia nacional,
se trata de Costa del Este: la ciudad enclave.
Según el Plan de Desarrollo Urbano para las áreas del Pacífico al lugar de Amador se le daría
un uso turístico, los sectores de La Boca, Colosal y Cárdenas para agrupaciones
habitacionales, Clayton para un uso gubernamental administrativo y Rodman y Hellmon para
la construcción de puertos y Howard se le asignaría un uso industrial y comercial. A
excepción de Clayton, esto se ha cumplido a cabalidad. Cabe llamar la atención lo que está
ocurriendo en esta última área que a pesar que el plan de desarrollo urbano le asigna un uso
gubernamental administrativo, se está haciendo grandes inversiones inmobiliarias que por su
costo se perfila como el nuevo lugar de residencia de las clases altas junto a Costa del Este. En
sus 843 hectáreas se están haciendo proyectos urbanísticos que por el valor que le imprimen
las áreas verdes se venden a sumas cuantiosas. En medio de un bosque natural el empresario
Marcos Shrem construye Clayton Village que un complejo residencial de 80 lujosas casas. El
grupo Los Pueblos levanta otras 60 casas en el proyecto que ha denominado Embassy Garden,
un complejo que se levantará en un terreno de 24 hectáreas y en el que construirán
aproximadamente 400 apartamentos de baja densidad y su costo estará entre los 500 mil y 800
mil dólares. Todos estos proyectos se construyen en clara violación de la legislación ambiental
y están convirtiendo a Clayton de ciudad jardín a ciudad de enclave.
59
Mientras esto ocurre en las áreas revertidas, la periferia de la ciudad continúa recibiendo a
sectores populares. El crecimiento poblacional en estas áreas ha obligado a la creación de
nuevos corregimientos, sin embargo, ya no se trata de migraciones internas, sino a
movimientos internos dentro la ciudad. Este es el caso del corregimiento de Mañanita que fue
segregado del corregimiento de Tocumen mediante la ley 13 del 6 de febrero de 2002 y el
corregimiento de la 24 de diciembre segregado del corregimiento de Pacora. San Miguelito ha
llegado a una saturación que también ha obligado a la creación de nuevos corregimientos
quedando con un total de 9 nuevos corregimiento. Arraijan y La Chorrera se perfila como los
nuevos centros receptores de poblaciones populares. Para 1990 Arraiján tenía una población
61,879, pero esta para el 2000 esta población se había casi triplicado llegando a las cifras de
149,918 y para el 2005 contaba con 200,000. Otro tanto ocurre con La Chorrea, aunque esta
presenta un crecimiento poblacional más modesto, para 1990 tenía una población de 89,654 y
para el 2000 ya llegaban a 124,656 habitantes.
60
gubernamentales. Una vez pasada la crisis de los ochenta, la economía de la ciudad inicia un
repunte, desde ese momento ha mantenido un crecimiento sostenido, pero a principio del siglo
XXI experimenta una leve recesión (2001). Sin embargo, a partir de aquí, la economía ha
mostrado buenas tasas de crecimiento y las proyecciones para el 2010 están alrededor de 4 y
4.5%, según el Ministerio de Economía y Finanzas. “Se estima que para los siguientes años la
economía mantenga un elevado crecimiento aunque más moderado que el del 2007, como
consecuencia del mayor dinamismo de las obras relativas a la ampliación del Canal, a la
industria de la construcción y los mega proyectos como el metro, las autopistas y el programa
de renovación urbana que tiene el gobierno planificado para iniciarse durante el 2010” (MEF,
2007:7)
1997 6.5
1999 3.9
2001 0.6
2003 4.2
61
2005 7.2
2007 9.6
2009 8.6
Fuente: MEF, 2007
Otro indicador macroeconómico importante que refleja la inflación, es el índice de precio del
consumidor y con respecto a esto, se puede afirmar que la ciudad de Panamá presenta uno de
los índices de inflación más bajos de la región, pero en los tres últimos ha mostrado un
importante incremento que se muestra en el alza de los precio de los artículos de consumo
básicos. Para 2000, el índice del precio del consumidor era de 1.3, para el 2005 era de 1.4 y
para el 2007 alcanzaba la cifra de 1.7, según las estadísticas oficiales de la Contraloría.
Los excelentes indicadores macroeconómicos que presenta la ciudad de Panamá esconden una
realidad verdaderamente lamentable: ante un mar de riqueza que circula por esa parte del
territorio de la República, se encuentran grandes segmentos de la población que no pueden
tener acceso a ella, solo los grupos sociales privilegiados logran disfrutar del excedente social.
Esto provoca una ciudad de contrastes, es común ver el paisaje urbano áreas rodeadas de
62
rascacielos, centros comerciales de lujos, urbanizaciones cerradas e impresionantes obras de
infraestructura como la cinta costeras que le indican al desconocido que se trata de una
metrópoli completamente desarrollada y donde la pobreza es una variable ausente. Sin
embargo, otra es la realidad, al lado de este impresionante desarrollo inmobiliario, se
encuentran suburbios de gente pobre, se trata de urbanizaciones creadas en su mayoría de
manera espontánea, carente de racionalidad y orden. Al caminar por sus calles, da la impresión
de que se trata de otra ciudad donde los desechos sólidos, las aguas negras y los malos olores
se oponen a las grandes avenidas y a los hermosos paseos que caracterizan aquellos barrios de
lujos.
Las Encuestas de Niveles de Vida (ENV) realizadas en 1997, 2003 y 2008 muestran la
evolución de la pobreza urbana. Para el primer año citado, a ella accedía el 15% de la
población, mientras que para el segundo había mostrado un incremento de 5 unidades
porcentuales alcanzando el total de 20% de la población y para el último año solo había bajado
a 18%. Se está consiente de que esta encuesta se refiere a la pobreza urbana existente en todo
el país, pero es necesario recordar que el 46% de la población habita en el AMP. Esta misma
fuente indica que la ciudad de Panamá presenta una exacerbada distribución desigual del
ingreso, el coeficiente de Gini era de 0.41; en el 2003 de 0.56 y para el 2005 muestra una leve
disminución de 0.50.
Al considerar la población pobre por área, y basándose en STUVI (2007), vemos que la misma
impacta de manera desigual a los distintos corregimientos que forma el área metropolitana.
Esta se puede dividir en una serie de segmentos. El primero caracterizado por el centro
histórico, se trata de áreas tugurizadas, habitadas por sectores de bajos ingresos y deficientes
sistemas servicios públicos y altas densidades de población. Al lado, se pueden ubicar el
segmento que se ha denominado centro este o centro bancario integrado por sectores de altos
ingresos, excelente dotación de servicios, además poseer la mayor cantidad de
establecimientos generadores de empleo y presentar el máximo desarrollo inmobiliario. Más al
norte, se encuentra otra parte privilegiada, se trata del centro norte integrada por habitantes de
ingresos medios altos y altos, pero con más densidad de población. A partir de aquí, se
encuentra una zona intermedia que llega hasta los linderos de San Miguelito, se trata de zonas
habitadas por ingresos medios y con densidades de población moderada, ello es así, porque la
63
división técnica del trabajo imperante en la ciudad, hace que en esta parte intermedia se ubique
la actividad manufacturera. El quinto segmento estaría integrado por los suburbios al norte, se
trata de urbanizaciones precarias y ubicadas sobre pendiente, pero densamente pobladas y
ubicadas a lo largo de la carretera transístmica. El sexto segmento se trata de los alejados
suburbios del este formadas por urbanizaciones espontáneas, planificadas por parte del Estado
y del capital privado. Está integradas por personas de ingreso bajos y presenten considerables
niveles de pobreza. Al otro lado del Canal, se encuentran las ciudades dormitorios Arraiján y
La Chorrera, lo que se ha denominado como Panamá oeste integrada en su mayor parte por
segmentos bajos de la población.
Según la fuente citada, en el Centro Antiguo el 29% de su población es considera como pobre,
en Centro Bancario 0.5%, para Betania el 7%, Paitilla carece de este flagelo, 10% para Parque
Lefevre, Juan Díaz 2%, Tocumen 3%, San Miguelito 15%, Áreas Revertidas 0.5% y Panamá
oeste el 29%.
Cuadro No. 3. 2 Distribución espacial porcentual de los hogares por quintil de ingreso.
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5
64
Juan Díaz 12.01 17.47 14.39 23.90 32.23
En tabla se puede apreciar que San Miguelito, Centro Antiguo y Panamá Oeste concentra los
quintiles de la población de más bajos ingresos seguido de Tocumen y Parque Lefevre y los
quintiles más altos se encuentran en el Centro Bancario y Paitilla. Las macrozonas de más
bajos ingresos son las que ubican la mayor cantidad de población económicamente activa y
presentan las densidades de población más altas, mientras que la mayor cantidad de puestos
generadores de empleo, así como una serie de servicios, se encuentran en la zona centro este y
centro noreste. Esto sumamente importante porque determina la estructura de desplazamiento
de la población. Al mismo tiempo, la ubicación fija en un territorio de un determinado
servicio indica que no toda la población se beneficia de este bien. El mayor grado de dificultad
a la accesibilidad al mismo implica un costo en términos de ingreso, de tiempo, etc. para los
demandantes. Por otro lado, la proximidad a un servicio implica que estos costos se reduzcan
de manera sustancial.
65
Parque Lefevre 42077 7047 23563
El centro bancario y el centro noreste concentra la mayor cantidad de servicios, mientras que
las suburbios este y noreste, así como la parte oeste de la ciudad es de uso residencial. El Plan
de Desarrollo Urbano con respecto a esto establece: “en esta gran Área Central que se
extiende desde los corregimientos Calidonia, Bellavista, Obarrio, San Francisco, El Cangrejo,
se concentra una gran parte de los empleos, así como de las actividades financieras y
comerciales. Dichas actividades se han desarrollado fundamentalmente alrededor de los
principales ejes viarios (Vía España, Avenida Balboa, calle 50, Nicanor de Obarrio, Punta
Paitilla, Federico Boyd, Justo Arosemena, Avenida Central, etc.)” (Plan Desarrollo Urbano,
1998: 98).
Si consideramos los servicios públicos como una respuesta de parte del Estado a las
demandas de la población, entonces, se puede afirmar para el caso de la ciudad de Panamá,
que no se le ha dado a todas las macrozonas el mismo tipo de respuesta. A pesar que las
mayores demandas de servicios como educación y salud se encuentran en aquellos lugares
habitados por la población de bajos ingresos, la mayor concentración de estos se encuentran en
zonas habitadas por los grupos de ingresos altos y medios. Por ejemplo, según el Ministerio de
Salud (MINSA) (2008) existían en el área de San Miguelito, Chilibre, Tocumen y Las
Cumbres un solo hospital estatal, 4 de la Caja de Seguro Social y 6 Centros de Salud. Por otro
lado, en el centro histórico se encuentran 3 centros de salud y dos Policlínica. Son las áreas
con mayor densidad de población, mientras que el centro este y centro nor este, con
66
densidades medias y bajas, se encuentran la mayor oferta de este servicio con los mejores
niveles de calidad. Su población presenta una doble ventajas, además de tener en cercanía los
servicios hospitalarios brindados por el Estado puede tener acceso a una serie de hospitales
privados. En la zona integrada por el Centro Financiero y centro noreste, se encuentran 5
Policlínicas de la Caja de Seguro Social, dos hospitales estatales, además de seis de los
hospitales privados más grandes.
Por otra parte, las zonas privilegiadas poseen un carácter cosmopolita, concentra la actividad
financiera y comercial, lo que favorecido a la creación de más de 60 hoteles en la ciudad, con
una capacidad instalada de unas 5.100 habitaciones, mayoritariamente ubicados en las zonas
de Obarrio, Bella Vista, El Dorado, Punta Paitilla, San Francisco y Calidonia.
En conclusión, se puede argumentar que la división social del espacio y la división técnica del
mismo, en la ciudad de Panamá se conjugan para manifestar desigualdades socio territoriales
abruptas. Ante excelentes indicadores macroeconómicos, impresionantes desarrollo
inmobiliario y excelente dotaciones de servicios localizados territorialmente, la urbe
panameña presenta áreas deficientes de los mismos, con altos niveles de pobreza que indican
que los beneficios del impresionantes crecimiento económico, no llegan a todos por igual.
Detrás de estas desigualdades manifestadas territorialmente, se encuentra la disputa entre los
67
grupos urbanos por el excedente social, hasta el momento, un grupo ha conservado el
monopolio del poder y desde los tiempos coloniales y lo ha utilizado para explotar las
actividades comerciales y de servicios. Esto le ha facilitado la construcción de espacios
altamente valorizados por una serie de recursos que ofrece, mientras que un segmento
mayoritario de la población se ubica en el otro polo, su ambiente construido refleja las
desigualdades en la distribución del excedente social.
CAPÍTULO No. 4
3
La mayor parte de los planteamientos expuestos en este capítulo fueron diseñados a partir de la
información recopilada por los consultores del BID denominada Estudio del transporte público
integrado de Panamá (2007) y otra preparada por Bocarejos Ingenieros y Consultores, titulada
Programa de Mejoramiento del Marco Regulatorio y concesiones del transporte urbano del Área
Metropolitana de Panamá (2006). Se ha tenido acceso a las bases de datos diseñados por ambas
consultoras, por lo tanto, se le agradece a la ATTT por facilitar el acceso la información.
68
Como en cualquier ciudad, en la Región Metropolita de Panamá, la necesidad de
desplazamiento es suplida por dos sistemas de movilidad: el público y el privado para sectores
medianos y altos ingreso. A su vez, el primero puede ser subdividido en dos tipos: el colectivo
y el selectivo que destinado para sectores que si bien no son de altos ingresos, tienen la
capacidad de poder pagar por el servicio. En conjunto, ambos forman el sistema de movilidad
que facilita todo tipo de actividades que se realizan en la ciudad.
Como todo sistema, el de los panameños está integrado por una serie de elementos que
persiguen como fin común el transporte personas y mercancías desde su lugar de origen hasta
su destino. Los elementos trabajan coordinadamente y responden a los estímulos que
provienen del entorno que integrados por la población de usuario. En pocas palabras, el
sistema de transporte está integrado por los canales físicos por donde circulan los flujos de
personas, el operador, el agente regulador y el entorno.
4.2 Elementos físicos del sistema del sistema de movilidad: las estructuras
viales
69
La ciudad presenta cuatro vías de acceso a ella que hacen conexión directa con las vías
arteriales. Del lado oeste, la Carretera Panamericana y la Autopista Arraiján-Chorrera conecta
a través del Puente de las América y el Puente Centenario las ciudades dormitorios ubicadas a
otro lado del Canal y las provincias del interior con la capital; del lado norte, la carretera
Transístimca comunica la ciudad de Colón que confluye la Vía Simón Bolívar, también se
puede acceder por medio de la autopista Panamá-Colón, pero esta se conecta con el Corredor
Norte; la Carretera Panamericana comunica la parte este de la provincia de Panamá con su
área metropolitana, se conecta con la vía José Domingo Espinar que en conjunto con la José
Agustín Arango, que posteriormente se denomina Vía España, permite el acceso de los
suburbios del este al centro de la ciudad. Otra vía rápida, que comunica esta parte de la ciudad
es el Corredor Sur.
A nivel interno, la ciudad presenta dos tipos de vías: los corredores y las vías colaterales. Los
primeros tienen la función de conectar las periféricas con el centro, son los que presentan
mayor continuidad; y los segundos tienen la función de recoger los flujos de tráfico generados
en cada sector y conectarlos con los corredores. Las características de la red viaria de Panamá
es la ausencia de corredores transversales y la saturación de los corredores longitudinales. La
ciudad cuenta con cuatro de estos a saber:
b. Eje Avenida Transístmica- Avenida Simón Bolívar- Avenida Central: conecta parte
de San Miguelito y los suburbios a ubicados a lo largo de su eje.
c. Eje Avenida Central- Vía España- José Agustín Arango- José María Torrijos-
carretera Panamericana Oeste
d. Eje Avenida Balboa- Vía Israel- Avenida Cincuentenario: presenta un menor nivel de
continuidad, se construyo para que sirviera como una vía de escape para el
congestionado centro de la ciudad, al final termina formando parte del eje anterior
70
Para la década del ochenta, la escasez de corredores ya se hacía sentir y se expresaba en un
agudo congestionamiento del tráfico. Por lo tanto, la JICA, mediante dos estudios
denominados Estampa I y Estampa II recomendaba la mudanza de ciertas actividades
gubernamentales generadoras de viajes en el centro de la ciudad y su reubicación la parte norte
de ésta. También, se sugirió la construcción de dos grandes autopistas denominados
Corredores Norte y Sur. Estos se construyeron una década después y su función es liberar del
tráfico a los corredores arriba citados y actuar como cinturones periféricos, pero actualmente,
se trata de vías dadas en concesión y debido al alto precio que tienen que pagar los usuarios
para su circulación, se encuentran subutilizados y ejercen poca influencia en el
descongestionamiento vehicular de la ciudad. Recientemente, el gobierno nacional construyó
el mega proyecto de la Cinta Costera, se trata de un relleno sobre el mar de 40 hectáreas para
crear un vía alterna de acceso al centro financiero y espacios públicos para la interacción
social. Lastimosamente, el proyecto termina beneficiando a los sectores de Paitilla y Costa del
Este que son los que presentan mayor ingresos económicos.
71
Fuente: Elaboración propia, 2009
Una clara muestra de las consecuencias que produce el dejar a las libres fuerzas del mercado
la planificación y uso del suelo, es lo que ocurre con las Avenidas Justo Arosemena y la Calle
Cincuenta. Estas calles podrían ejercer la función de corredores viales de alta jerarquía, pero
su continuidad fue cortada por los proyectos urbanísticos que se dieron en el área de Bella
Vista y le restaron a la ciudad la posibilidad de contar con dos vías que contribuirían a la
descongestión del centro. Lo mismo puede decirse de ciertas avenidas colaterales, por
ejemplo, la Martín Sosa y la Vía Porras se truncan por los rascacielos construidos y diseñados
por las constructoras panameñas, que al final terminan restándole una posibilidad de desahogo
a la ciudad.
Por otra parte, el centro histórico se caracteriza por vías angostas que permite la circulación en
un solo sentido. En esta parte de la ciudad no existen corredores de alta jerarquía; solo
avenidas colaterales que se encuentran saturadas por la circulación de unidades del transporte
público. El estudio preparado por el BID en el 2008 establece que “en general, puede
afirmarse que parte de la problemática de la congestión de tráfico en Panamá deriva
fundamentalmente de un esquema viario insuficiente desde el punto de vista de la capacidad y
continuidad de algunas vías” (BID, 2008:21)
La congestión urbana afecta a todos los ciudadanos, pero los usuarios del transporte público
son los mayores afectados. El tráfico le genera grandes pérdidas a la economía urbana e
72
impide el desarrollo eficiente de todo tipo de actividades. Los resultados de los aforos
preparados por los especialistas BID (2008) señalan dos períodos picos, pero en el primero,
que va desde la 6.30 a 8.30 AM, acapara el 30 % de los viajes diarios, mientras que en el
segundo, que ocurre de 4.30 PM a 7.30 PM, 14% de los mismos.
Por las vías colaterales más próximas al distrito financiero y la parte centro norte de la ciudad
circulan entre 10 y 20 automóvil por hora, mientras que a medida que se alejan del centro el
volumen del tráfico que circula por estas vías disminuyen. En ambos períodos, los flujos son
mayores en los principales corredores, y este mismo comportamiento se puede observar a lo
largo de las 12 horas. Los corredores que presentaron mayores niveles de continuidad
acaparaban flujos hasta de 70 mil autos/ horas, según el estudio citado. Como es de esperarse
los lugares más densamente poblados, y en donde la mayor parte del suelo es destinado para la
vivienda, son los principales generadores de viajes, mientras que el centro es el principal
atractor. Por la tarde, el sentido de los flujos cambia; la mayor parte de los viajes se dirigen
hacia los suburbios este, nor este de la ciudad y la parte oeste de esta. “Cabe destacar que el
centro de la ciudad atrae el 81% de los viajes ocasionados por gobierno, casi un 65% de los
viajes por actividades industriales, casi un 70 % de las actividades comerciales y un 90% de
servicios. Es decir, es muy claro que cualquier sistema de transporte, debe prever la
satisfacción de destinos al centro de la ciudad, con sus cardinalidades de centro, sur, norte,
este y oeste" (BID, 2008:45)
73
Oeste 8,161 1,620 6,640 3,385
Total 111,204 89,260 86,126 131,782
Fuente: elaboración propia a partir de la base de datos STPUVI (2008)
Autos para 32,276 49,868 70,696 95,314 97,596 130,25 178,602 201,88
pasajeros hasta 8 8 5
personas
Autos para 1,629 2,267 2,687 5,847 6,483 10,023 11,551 12,137
pasajeros hasta 9
personas
74
Fuente: Contraloría General de la República, 2007.
Los problemas del tráfico, el casi colapso del sistema de transporte público y las protestas de
los usuarios obligó al gobierno de Panamá, durante la década del noventa, a modificar las
herramientas jurídicas que regulaban la actividad del transporte. El caos vehicular en la ciudad
llevó al gobierno a crear una entidad separada del Ministerio de Obras Públicas, dedicada
exclusivamente a la regulación del sistema de movilidad.
Con el decreto Ley No. 34 del 28 de julio de 1999, la DINATRATE se transforma en la actual
Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT). Con esto se dio un paso importante
para modernizar el transporte, se le entregaron a la recién creada institución, las funciones de
planificación, investigación, dirección, supervisión, fiscalización, operación y control del
transporte terrestre, con todas las prerrogativas para entregar concesiones para la explotación
del servicio público y dictar las normas técnicas para otorgarlas, así como para vigilar la
actuación de los concesionarios y sancionarlos por el incumplimiento de las disposiciones
vigentes.
75
Se tiene que con respecto al tránsito en general, existen en Panamá dos instituciones
encargadas de la planificación y la regulación. El MOP encargado del diseño, la construcción
y mantenimiento de las estructuras físicas del sistema como semáforos, vías y pasos
peatonales y la ATTT con la funciones de regulación, fiscalización y sanciones. Sin embargo,
esta última presenta una débil capacidad de regulación para el sistema de transporte público;
no siendo así para el sistema de transporte privado.
Para los concesionarios del transporte público, la Autoridad del Tránsito y Transporte
Terrestre (ATTT) muestra una incapacidad de hacer cumplir la ley, a pesar que cuenta con un
marco jurídico que le permite tener un margen para maniobrar, este no se aplica y las
organizaciones transportistas incurren en muchos vicios con clara violación a las normas
vigentes. Quizás una de las causas de esto, es que dentro de la junta directiva de la Autoridad
de Tránsito y Transporte Terrestre, que es la que determina política dirigida al sector, están
representados los transportistas en un número relativamente grande, de los nueve miembros de
la directiva, cinco son representantes del gobierno nacional y cuatro de asociaciones de
transportistas, lo que sugiere una influencia importante por parte de estos últimos en las
decisiones que afectan al sector. Esto se refleja en los dos grandes conflictos surgidos entre
estos y los usuarios en el 2003 y 2006 donde producto de la presión popular, la ATTT trató de
modernizar el viejo sistema de transporte, sin embargo, las organizaciones transportistas y sus
representantes en la junta directiva lograron neutralizar los cambios que se introdujeron.
76
Existen dos leyes que regulan la actividad del transporte público colectivo: la ley 14 de 1993 y
la ley 34 de 1998. Al analizar estos documentos, se puede apreciar la débil capacidad de
regulación que la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre tiene y a pesar de que cuentan
elementos jurídicos, en la práctica se violan muchos de los artículos establecidos en esta ley.
La ley 14 de 1993 afirma que el sistema de transporte es un servicio público brindado por
personas naturales y que estás deben cumplir ciertos requisitos. El primero es que deben
contar con una concesión, es decir, el derecho a la explotación de una ruta, ser panameño y no
consumir ningún tipo de droga, según el artículo 31 de dicha ley. Debido a los problemas de
planificación que esto generaba, se procedió a modificar la ley 14 con la ley 34 de 1998 donde
se obligaba a los transportistas independientes a organizarse como empresas y se aseguraba
que el servicio era de carácter público brindado, por personas jurídicas, pero el concepto de
empresa que utiliza esta ley no es tan claro y a veces se confunde con sindicatos,
organizaciones, agrupaciones, etc. Para cumplir con requisitos establecidos por la ley, los
transportistas procedieron a organizarse, pero, y como se ha afirmado, en la práctica continúan
funcionando de manera independiente. Esta ley promueve el surgimiento de empresas, pero lo
hace de manera muy tímida.
77
Uno de los problemas más grandes en términos de regulación, es el referido a la gestión de
calidad. Al revisar los artículos establecidos por la ley 34, se establece que los operarios del
sistema de transporte público deben brindar un servicio seguro y confiable y artículo 41,
ordena a la ATTT, establecer las normas para regular la seguridad, el mantenimiento, el
revisado anual de los vehículos, para que se cumpla la obligación de los concesionarios, de
mantenerlos en óptimo estado de funcionamiento. También, tiene la capacidad de imponer
sanciones, pero la Policía de Transito, que es la encargada en la práctica de vigilar que las
parámetros establecidos por la ley se cumplan, sigue a cargo del Departamento de Tránsito
del Ministerio de Gobiernos y Justicia. Obviamente, esto es una dificultad para que el ente
regulador se encargue de que los cumplan con los elementos calidad en beneficio de los
usuarios.
La principal forma de movilidad urbana utilizada por los residentes del área metropolitana de
la ciudad de Panamá es el sistema de transporte público, mejor conocido como diablos rojos.
La mayor parte de los viajes se realiza a través de este sistema, que no cuenta con las
condiciones para transportar a la población y carece de todo elemento de calidad. Las
deficiencias con las que se gestiona este sistema son expresión de fallas ocurridas en la
planificación del espacio urbano, vicios a nivel organizativo y en el sistema regulador. Sin
embargo, la ciudad de Panamá no siempre contó con un sistema deficiente: el deterioro del
servicio inicia en la década del setenta con la creación del fenómeno diablos rojos.
La época de la regulación: con los franceses, finales del siglo XIX, se instaura el Tranvía
para suplir las necesidades de transporte de los trabajadores de la Compañía del Canal
Francés. Con los norteamericanos y el aumento de población capitalina, se produce un
78
incremento de la tierra urbanizada y surgen nuevos barrios y con ello, el sistema se
moderniza e incluye nuevas rutas. Todas con el objeto de transportar a la población
trabajadora en el Canal. A partir de 1911, un convenio con el gobierno de Panamá, el
sistema presta el servicio para toda la ciudad. Se trataba de una compañía de capital
norteamericano, Panamá Tramways Co., pero para mantener las tarifas bajas, el gobierno
subsidiaba la actividad. Según Reyes (1979) los tranvías lucían amplios, muy limpios,
espaciosos y proyectaban una sensación de seguridad al observar a la enorme mole de
hierro y madera, que se desplazaba cómodamente sobre los rieles, imprimiendo un aspecto
muy citadino en su viaje, con el tintineo de las campanas que anunciaban la marcha, que se
estremecían con mayor fuerza buscando un paso expedito en el tráfico o surgían como
gritos de advertencia hacia las personas o automóviles. Se convirtieron en los dueños de la
calle pues no había otro vehículo que en tamaño se le igualaran.
Durante la década del treinta, y alternativo al tranvía, surgieron compañías privadas que
brindaban el servicio desde la periferia urbana hacia el centro de la ciudad, estas eran de
capital criollo y gozaron de una serie de subsidios por parte del Estado, esto provocó que
en poco tiempo lograran modernizar toda la flota con la tecnología acorde a la época.
“Con la serie de concesiones dadas por el Estado, las nuevas empresas de transporte
tuvieron un gran auge, estas compañías pertenecientes a la familia Carbonnel, Barleta y
Arce tenían en su posesión entre 10 y 60 buses que convergían en la Cámara Panameña del
Transporte. Esta organización era fiscalizada periódicamente por la Alcaldía Capitalina
quien se aseguraba que las empresas cumplieran con la disposiciones estipuladas en la ley”
(Leis, 1998: 25).
Época de la liberalización: después del golpe militar de 1967, los dueños de las empresas
transportistas se convirtieron en adversarios políticos del nuevo régimen, fueron vistos con
recelo por la institución castrense. Este sistema de transporte operado por grandes
concesionarios era percibido como una amenaza para el gobierno militar, ya que una
decisión de estos propietarios podía paralizar la ciudad. Fue cuando se decide desarticular
estas empresas e iniciar una nueva gestión en el transporte público. Se trata de iniciar un
79
fallido plan de gestión del transporte público denominado Corporación Urbana de
Transporte (CUTSA). Mediante créditos blandos ofrecidos por el gobierno español, se
introdujeron varias decenas de autobuses Pegaso. Este programa incluía asesoría técnica, la
construcción de grandes terminales de transporte y galeras para el mantenimiento de la
flota de autobuses de cada ruta. El plan en teoría parecía muy bueno, pero los
acostumbrados arreglos políticos lo llevaron a crear el fenómeno conocido como diablos
rojos que consistía en crear decenas de propietarios de autobuses mediante el sistema de
cupos individuales otorgados a parientes de militares, políticos, amigos, sin prever un
sistema y su logística para administrar el caos que se estaba gestando. El objetivo de los
militares era mantener el control y dominio de la actividad y es éste el sistema que impera
en la actualidad.
El Transporte Público del Área Metropolitana de Panamá, se encuentra atendido por más de
25 asociaciones de transportistas y una sociedad cooperativa, las cuales se estructuran de
acuerdo al espacio urbano, teniendo la mayoría de ellas origen en zonas residenciales, en
muchas ocasiones, alejadas del centro de la ciudad y como destino el área central en las
proximidades de la Plaza Cinco de Mayo y la terminal de Albrook. La oferta está organizada
en 56 rutas servidas por 1800 unidades que corren por las principales vías de la ciudad,
además complementada por una oferta de 15 mil taxis. El 100% las rutas salen de una
terminal, hacen su respectivo recorrido y regresan a su punto de partida.
80
Avenida Balboa 4 rutas
Por otra parte, existe otro tipo de rutas secundarias, las denominadas internas, cuya función es
la de dar cobertura y conectar los sectores más alejados de los ejes principales (por los que
circulan los autobuses de la flota troncal), o bien con piqueras desde las cuales poder realizar
transbordos. A modo de ejemplo, las principales rutas secundarias se localizan en los sectores
de: Rana de Oro, San Joaquín, Don Bosco, Las Acacias, Felipillo, San Antonio, Cerro Viento,
Villa Lucre, Altos de Panamá, Villa Grecia , Villa Acuario, Cerro Azul, Cabras y Mesa.
Una característica de la organización de las rutas del transporte público en Panamá es la larga
longitud de recorrido (ida y vuelta). Así la longitud de ciclo media es de 36 Km., aunque
algunas como las de Tocumen, Pacora, y Pedregal, superan los 45 Km. de longitud de
recorrido.
El tiempo medio de ciclo de todas las rutas se sitúa entorno a las 2 horas y 40 minutos. Sin
embargo se dan tiempos de ciclo próximos a las 4 horas o 4 horas y 30 minutos, en aquellas
que tienen como base las piqueras de Tocumen, Pacora. Las que circulan por los corredores
norte y sur, ofrecen tiempos de recorrido inferiores, que oscilan entre una hora y media (de las
piqueras situadas alrededor del eje de la Avenida Transatlántica en la zona de Santa Librada,
Torrijos Carter, etc.) a las 3 horas y media que demora un autobús expreso desde Pacora al
centro.
La frecuencia media de despachos en las piqueras es de 11 vehículos por hora, aunque se debe
diferenciar en función del corredor. Así, por una parte, la frecuencia media de las rutas de Vía
España y Tumba Muerto, son ligeramente inferiores 10 vehículos por hora, mientras que las
81
situadas en el eje de la Carretera Transístmica presentan unas frecuencias de paso de 13
vehículos por hora.
La mayor parte de los autobuses que circulan por las calles de Panamá son de fabricantes
norteamericanos como Ford e International, con una capacidad de 55 plazas. Estos vehículos
son los tradicionalmente utilizados en los Estados Unidos para el transporte escolar (se trata de
los clásicos school bus amarillos), que una vez desincorporados de este servicio son
exportados a Panamá. Es indudablemente una tipología inadecuada para el transporte urbano
de pasajeros, debido a la poca funcionalidad que supone tener que subir y bajar a través de una
sola puerta. Además se caracterizan por la alta emisión de contaminantes.
La flota existente pertenece en su mayoría a principios de la década de los 80 (es decir, una
edad media de entre 15 y 20 años de antigüedad). Actualmente siguen ofreciéndose este tipo
vehículos, de principios de los noventa.
Figura No. 4.2 Años promedio de la flota del transporte público colectivo de la ciudad de
Panamá. 2008
82
Años de la flota en la ciudad de
Panamá. 2008
11%
28%
22%
39%
También circulan vehículos de menor capacidad (unas 35 plazas), que mayoritariamente son
del tipo coaster (minibuses) y en algunos casos tiene aire acondicionado. En los corredores se
utilizan vehículos más modernos, la mayoría dotados de aire acondicionado, y que suelen ser
Hyundai y Daewoo, entre otros.
83
vehículos, el trato de los conductores para con ellos, el cumplimiento de las leyes de tránsito y
el cubrimiento total de la demanda.
En el momento en que entró a regir el Decreto 296 (Marzo de 2002), la tarifa en las rutas
urbanas troncales era de 15 centavos y cambiaba a medida que se alejaba del centro, en un
rango de 25 y 30 centavos. Al iniciar el milenio, el sistema tarifario seguía dependiendo de la
distancia recorrida, la utilización de los Corredores expresos Norte o Sur, la Autopista
Panamá-Colón o si el bus contaba con aire acondicionado.
Hoy en día bajo el decreto 296 del 13 de Diciembre de 2001, la tarifa que opera dentro del
Área Metropolitana de Panamá esta unificada en 25 centavos de Balboas (B $0.25), para los
vehículos que prestan el servicio de transporte colectivo y el establecimiento de esta tarifa se
basó en unos estudios realizados por los transportistas, en donde demostraban que la tarifa
debía ser mayor a los 25 centavos de Balboas, para lograr su rentabilidad financiera.
84
los conductores siguen funcionando de forma independiente. Desde el punto de vista
empresarial, esto es poco racional, pues se pierde la oportunidad de aprovechar la compra de
repuestos en gran escala, de contratar en masa el servicio de mantenimiento de la flota y el
goce de otras utilidades.
Las empresas del transporte público colectivo se organizan en dos niveles. El primero está el
integrado por la Piquera, cuyas funciones administrativas están dirigidas a ordenar los zarpes,
establecer los turnos y controlar las frecuencias de salidas. Para su funcionamiento, todos sus
miembros afiliados deben pagar un impuesto que es utilizado para cubrir una incipiente
planilla. En términos espaciales, las piqueras se ubican todas en la periferia urbana. El otro
nivel es SICOTRAC que integra a todas las piqueras del área metropolitana, su objetivo es
representar a los conductores ante la Cámara Panameña de Transporte (CANATRA) que su
vez forma parte de la Junta Directiva de la Autoridad de Transito y Transporte Terrestre. Esta
es la encargada de regular y establecer las políticas dirigidas hacia este sector. La función de
los delegados de SICOTRAC es velar por los intereses de las piqueras y obtener subsidios
para combustible y para la compra piezas y repuestos.
A nivel individual, los ingresos están relaciones con la estructura tarifaria. Para el caso de la
ciudad, existe un tarifa única de 0.25 centavos de dólar, pero para las piqueras más alejadas, se
ha establecido de forma empírica, y al margen de la ley, tarifas de 0.50 centavos, de forma tal,
que un usuario que se dirija al centro debe pagar esta cantidad, pero si solo hace la mitad del
recorrido paga la primera tarifa. Los egresos de los conductores se relacionan con el pago de
un secretario, el combustible, el impuesto del zarpe y el mantenimiento.
86
toma es disminuir los egresos por mantenimiento, bien sea distanciándolo a mayores
kilometrajes o efectuándolo con la provisión de repuestos de segunda y tercera mano, que
indudablemente pasarán la cuenta de cobro en corto tiempo” (Bocarrejos, 2006: 120). Es
frecuente que en medio de la operación de traslado de pasajeros, ver que las unidades del
transporte público quedan averiadas en medio de las vías y los usuarios tienen que bajar y
abordar otro autobús.
Otra de las consecuencias de que los egresos estén ajustados a los ingresos, es que impide a los
transportistas, la incorporación de nuevas tecnologías que mejore el proceso de producción del
servicio. Esto es importante pues contribuye a reproducciones de las condiciones de baja
calidad en que se desenvuelven. Así se sigue importando autobuses usados, pocos actos para el
transporte de personas en condiciones climáticas como la imperante en la ciudad de Panamá,
pues es la única tecnología a las que los transportistas tienen acceso.
Una de las causantes de los bajos niveles de calidad del servicio es una endeble regulación por
parte de la ATTT y la existencia de una legislación que favorece a la atomización de la oferta
del servicio. Lo primero es que a pesar que existe dos leyes que recogen en sus artículos
elementos que obligan a la entidad reguladora fiscalizar la producción del servicio y velar por
87
beneficio de los usuarios, muchos de los artículos son constantemente violados por parte de
los conductores, mientras que la institución se hace la vista gorda. Por otro lado, la existencia
de una legislación que favorece a la micro empresa contribuye a que los transportistas realicen
la actividad en con unos bajos niveles de rentabilidad y se olviden la calidad del servicio.
CAPÍTULO No. 5
Seis desigualdades en el sistema de movilidad de los panameños.
La ciudad de Panamá forma parte de una de pequeña red urbana que se constituyó durante la
época colonial, en base a la explotación de la posición geográfica del istmo. Una de las
características peculiares que definió la proyección del espacio y la ubicación de los grupos
sociales en él, fue la presencia de la Zona del Canal, aún después de su eliminación, a finales
de la década del noventa, la ciudad continúa el crecimiento definido por el enclave canalero
que la dividió en dos partes. A nivel interno, su espacio está socialmente dividido; los grupos
de altos ingresos se ubican en el centro de la ciudad. En esta zona, también, se encuentra un
segmento importante de población de bajos ingresos y con condiciones de hacinamiento
extremo. Fuera del centro, nos encontramos con la llamada zona intermedia; se trata de
barrios planificados poblados por personas de ingresos medios; y al lado de ellos, la periferia,
habitada en su mayoría por clases populares. Esta puede dividirse en dos partes: la noreste y la
este, ambas formadas por distritos que nacieron en su mayoría producto de invasiones de
terrenos, sin planificación y control alguno. Del otro lado del Canal, se encuentra la periferia
88
oeste con características similares a la periferia este. A nivel de servicios, ambas carecen de
alcantarillados eficientes, manejo de desechos sólidos, tienen problemas de hacinamiento y
vivienda, así como deficientes servicios hospitalarios, en contraste con las zonas ricas del
centro de la ciudad que son la antítesis de esta realidad. Por otro lado, la mayor parte de la
población económicamente activa reside en ambas periferias, mientras que el centro contiene
la mayor cantidad de locales donde se emplea la mayoría de la población.
La Zona del Canal también definió la estructura de la red vial. Ésta se prolonga en dirección
este oeste adaptándose al crecimiento espacial de la ciudad. Por más aires de urbe moderna
que tiene la ciudad de Panamá, presenta una serie deficiencias en cuanto a red vial, tanto así
que son solo cuatro corredores viales de alta jerarquía por los cuales se realiza la mayor
cantidad de viajes. Igualmente, el sistema de transporte público presenta grandes deficiencias
y las políticas gubernamentales han favorecido el uso del automóvil privado, lo que ha
provocado un aumento del parque automotor. En resumidas cuentas, la ciudad presenta un
desarrollo urbano volcado hacia el transporte privado, mientras que los segmentos más pobres
de la población dependen en su mayoría del transporte público.
89
Existe una relación directa entre el nivel de ingreso de los hogares y la cantidad de viajes
realizados en la ciudad de Panamá. A medida que aumenta el ingreso de los hogares y de las
personas, se incrementan los viajes de tipo no obligatorio. La primera gran desigualdad en
términos de movilidad que presenta la ciudad de Panamá es que los grupos de altos ingresos
viajan más que los de bajos ingresos. Estos últimos destinan gran parte del presupuesto
familiar para cubrir los viajes obligatorios: los de ida y vuelta al trabajo y a la escuela; los
grupos de altos ingresos, en cambio, realizan una proporción mayor de viajes no obligatorios.
Esto se puede apreciar con claridad en el siguiente cuadro donde se ve que los hogares
pertenecientes al quintil más pobre (Q1) realizan en promedio 5.04 viajes por hogar, mientras
que los hogares pertenecientes al quintil más rico (Q5) realizan en promedio de 6.63 viajes
por hogar, esto es, casi un 30% más de viajes. Cabe aclarar que la información que presenta el
cuadro que corresponden a viajes realizados durante días de semana, se excluyeron aquí los
viajes realizados durante los fines de semana.
Cuadro No. 5. 1 Movilidad individual y del hogar en la ciudad de Panamá según ingreso
Quintil de ingreso Equivalentes en Viajes promedio Viajes promedio Tamaño
de hogar salario mínimos por personas de por hogar promedio del
hogar hogar
(dólares)
Q1(meno de 300)
5.2.2 Concentración del parque automotor de la ciudad en los grupos de mayores ingresos
Las políticas de movilidad urbana implementadas por el Estado panameño han favorecido al
uso del automóvil privado. Por ejemplo, según la ATTT (2007), la tasa de motorización para
la década de 1980 era de 95 automóviles por cada mil habitantes, mientras que para 1990 era
90
de 130, y para 2007, las últimas cifras con que se cuenta, era 208 mil autos. Estas cifras están
muy por arriba de las ciudades Centroamericanas y se asemejan mucho a ciudades muchos
más grandes como Sao Paulo o Santiago de Chile.
Las políticas de movilidad tienden a favorecer los quintiles de ingresos más altos y a
perjudicar a los más bajos. Los primeros hacen un abuso en el uso del automóvil y concentran
la mayor cantidad de éstos, mientras que los segundos se encuentran atrapados en un sistema
que provoca un estrés constante entre los usuarios. Esto se puede apreciar claramente en los
datos del siguiente cuadro que muestra que el 62.5% de los automóviles de la ciudad se
encuentran en posesión de los hogares pertenecientes al último quintil, mientras que solo el
11.5 % está en manos de los hogares pertenecientes al primer quintil.
1 11.5% 29.9% 5
2 14.7% 30.2% 5
3 16.0% 35.4% 5
4 35.3% 52.2% 3
5 62.5% 70.0% 3
Fuente: elaboración propia a partir de la base de datos STPUVI (2008)
Se ha expresado que el espacio urbano de la ciudad de Panamá está socialmente dividido, que
al lado de zonas de gran desarrollo urbano se encuentran otras en completa condiciones de
precariedad, y que los beneficios del impresionante crecimiento económico es monopolizado
por un segmento reducido de la población. Esto tiene su correlato a nivel socio territorial:
zonas exclusivas para grupos de altos ingresos y con buenos servicios contrastan con la
existencia barrios completamente precarizados para la gente pobre. La distribución del parque
91
automotor refleja también esas desigualdades a nivel socio territorial: las zonas más pobres
como el Centro Antiguo, la Periferia Oeste y San Miguelito son lugares donde habitan los
hogares pertenecientes a los quintiles de ingresos más bajos y las que concentra menor
cantidad de automóviles; mientras que las zonas habitadas por la población de ingresos más
altos agrupa a la mayor cantidad de hogares que manifestaron poseer automóviles.
SI (%) No (%)
Lo anterior puede ser definido como la segunda desigualdad que presenta la cuidad de
Panamá en lo referido a la movilidad: los hogares pertenecientes a los quintiles de mayor
ingreso poseen la mayor porción del parque automotor de aquella ciudad.
92
5.2.3 Desigualdad en la proporción del ingreso del hogar destinada al transporte
Cuadro No. 5.4 Ingreso destinado a transporte por quintil de ingreso de hogar.
Quintil Rangos Ingreso Gasto de Transporte por Tasa de Número
ingresos Promedio de Hogar Costo de de
Hogar los Hogares Diario Promedio Transporte Hogares
(%)
Q1 $-300 179 1.15 28.63 15.99 34,497
Q2 $301 - 568 445 1.54 38.62 8.68 51,486
Q3 $570 -905 719 1.85 46.16 6.42 56,304
Q4 $906 - 1181 1.96 49.12 4.16 54,667
1471
Q5 $1472 y 2414 2.32 57.94 2.40 48,994
más
Total 986 1.81 45.13 4.58 245,947
Fuente: elaboración propia a partir de la base de datos STPUVI (2008)
Los hogares de los primeros quintiles están consientes de que la accesibilidad a un puesto de
trabajo es un medio fundamental para mejorar su bienestar. El sistema de transporte, ya sea
público o privado, es el medio para acceder a las plazas de trabajo. De ahí que los hogares
destinen parte de su presupuesto familiar para cubrir los costos de transporte, pero al ser esto
una dura carga, los pobres de la ciudad de Panamá implementan algunas estrategias para suplir
sus necesidades de desplazamiento con el objetivo de reducir al mínimo el costo de este
servicio público y acceder al trabajo y a los servicios como salud y educación. Según las
entrevistas realizadas, y sin pretensiones de generalización, tres son las estrategias que
emplean para cubrir su necesidad de desplazamiento:
93
a. Reducir los viajes no obligatorios y cubrir con sus ingresos los viajes estrictamente
obligatorios: algunas de las personas de la periferia este, noreste y oeste manifestaron
que no podían destinar más de sus ingresos para transporte y lo utilizaban
estrictamente para ir al trabajo y a la escuela, y no para viajes no obligatorios como
compras, visitar a la familias, actividades recreativas, etc. Estos últimos viajes tienden
a ser realizados a pie y dentro del área donde viven, aunque carezcan de los buenos
servicios que presenta el centro de la ciudad. “Los fines de semana procuro no salir
para economizar, así que si tengo que hacer algo, visitar familia, ir de compra, pagar
servicios, etc. aprovecho eso en la semana, no lo hago el fin de semana, porque es un
gasto extra” (Entrevista a Daniel Pineda, La Chorrera /Ciudad de Panamá, 15 de
abril 2010, cinta de audio).
b. Realizar viajes de transbordos cortos a pie: la manera en que están configuradas las
rutas en la ciudad, hace que los usuarios tengan que hacer un uso excesivo del
transporte. Se ha expresado que una de las características del diseño del sistema de
transporte de la ciudad es la cardinalización de las llamadas piqueras. Generalmente,
las personas se desplazan hacia ella, y a partir de ahí, toman una de las rutas
principales para llegar al centro. La planeación de las rutas impone una excesiva
cantidad de transbordos y esto incrementa los costos de transporte. A partir de las
entrevistas, sin pretensiones de hacer generalización sino más comprender el
fenómeno, se percibe que parte de las personas de la periferia caminan hacia la
terminal para ahorrarse el costo que les genera un transbordo. “El problema es que yo
vivo en el este de la ciudad donde los pasajes son más caros y no puedo destinar mas
de mi salario para desplazarme, por eso camino, hacia las parada para luego tomar
un bus “ (Carlos Carrera, La Chorrera/Ciudad de Panamá, 15 de abril 2010, cinta de
audio 2010). Por las condiciones climáticas de la ciudad de Panamá y la ausencia de
estructuras para la movilidad peatonal, desplazarse en estas condiciones es una carga
que se le impone a los pobres de esta ciudad.
94
Cuadro No. 5.5 Proporción de ingreso destinado a transporte por quintil de ingreso de
hogar y ubicación geográfica.
Macrozona Q1 Q2 Q3 Q4 Q5
Centro
Bancario
13 7.2 5.2 3.2 1.73
Parque
Lefevre
13.0 8.7 5.1 3.4 1.76
95
Al introducir la variable macrozona y al verificar la proporción de ingresos que destinan a la
movilidad, se continúa con la tendencia expresada: los grupos de ingresos altos que habitan el
centro de la ciudad muestran una gran ventaja con respecto a los grupos pobres, pero habría
que hacer una distinción entre los pobres del centro histórico y los de la periferia. Los
primeros muestran una leve ventaja con respecto a los segundos, pues invierten menos de sus
ingresos en su movilidad. La razón de ello es que se encuentran muy cerca de los distritos
financieros y de servicios ubicados aledaños a estos barrios (lugar donde se encuentra la
mayor cantidad de puestos generadores de empleo). Sin embargo, los pobres del centro, aún
siguen mostrando desventajas con respecto a sus vecinos ricos, siguen gastando una
proporción mayor de sus ingresos en transporte con respecto a éstos últimos.
Con respecto al impacto que el alto costo del transporte provoca en sus usuarios, las
entrevistas muestran datos interesantes que los guarismos no logran captar. En primer lugar,
los pobres del centro, que viven en condiciones altamente precarias si se les compara con sus
pares que habitan en la periferia, están dispuestos vivir en la precariedad con tal de esquivar el
uso del sistema de transporte. Esto se refleja en la negativa de mudarse hacia las afueras en
busca de mejores condiciones de vivienda. “Yo vivo en Santa Anta, el lugar es un poco
complicado, porque las calles son estrechas, los buses pasan aquí, muchos carros, también
hay una violencia grandes, aquí siempre roban, pero no me quiero mudar, porque si me voy a
la periferia pasaré mucho tiempo en los buses y gastaré más” (Entrevista Abel Quintero,
centro histórico/Ciudad de Panamá, 17 de abril 2010, cinta de audio). En otras palabras, los
pobres del centro están dispuestos a vivir en condiciones de alta precariedad y dispuestos a
pagar alquileres un poco más altos que los que existen en la periferia, con el objetivo de evitar
el uso del sistema de transporte.
96
claro que no dudaría en hacerlo, en tomarla, porque te sientes más aliviado, porque vas a
pasar poco tiempo en esos autobuses y va gastar menos” (Entrevista a Daily Avilé, Torrijos
Carter/Ciudad de Panamá, 21 de abril 2010, cinta de audio). Por otro lado, los pobres de la
periferia también muestran un deseo constante de poseer un automóvil; desde su perspectiva,
esto sería una solución a sus problemas de transporte sin necesidad de someterse a la
precariedad de los habitantes del centro histórico, pues les permitiría transportarse con menos
tiempo. “Si claro, me gustaría mudarme y no tener que utilizar el transporte. Pero creo que
allá, es mucho más tranquilo, así que creo lo mejor es tener un carro, así estamos mejor”
(Entrevista a Abelardo Gutiérrez, Barriada 24 de diciembre/Ciudad de Panamá, 21 de abril
2010, cinta audio)
A pesar de todo lo anterior, los grupos de altos ingresos de la ciudad tienen una doble ventaja:
pueden pagar por los servicios privados y acceder a los servicios públicos. Este es el caso del
transporte: las estadísticas muestran que aún los grupos de más alto poder adquisitivo
dependen en cierta medida del transporte público colectivo y selectivo. Esto es así, porque no
todos los miembros del hogar pueden poseer un automóvil. A pesar de que el 24.3% de los
viajes de los hogares pertenecientes al quintil más alto son hechos en autos particulares, el
42.2% de éstos son realizados en transporte público colectivo, mientras que el 4.9% de su
viajes son realizados en taxis.
97
Cuadro No.5. 6 Diversas modalidades de transporte por quintil de ingreso de hogar
Modo Q1 Q2 Q3 Q4 Q5
La cuarta desigualdad que se puede encontrar en el uso del sistema de transporte es referida al
tiempo de movilidad: los pobres no solo invierten una mayor proporción de sus ingresos en
transporte y viajan menos, sino que también les toma mucho más tiempo en transportarse en
comparación a los quintiles más altos de la población. Aquí también se puede determinar una
correlación entre el tiempo destinado al transporte y el nivel de ingreso. La situación se
complica para los grupos muy pobres, ya que su proceso de traslado toma un tiempo
excesivamente largo.
98
En el cuadro que sigue se percibe que los habitantes de las macrozonas más ricas del centro
de la ciudad invierten menos tiempo en transportarse que los miembros del primer quintil que
habitan en la periferia, mientras que en el segmento de este quintil que vive en el centro
histórico no presentan muchas diferencias con sus vecinos ricos. Por ejemplo, los habitantes
de barrios como La 24 de diciembre, Pacora y Tocúmen les toma casi una hora en trasladarse.
Si en un viaje al trabajo, incluye por lo menos una ida y una vuelta, entonces, es dos horas del
tiempo libre que el sistema le resta a las personas. Esto contrasta con los habitantes del centro
de la ciudad cuyo tiempos de traslado no sobrepasan los treinta minutos. Las causas de esto
son múltiples; entre ellas podemos mencionar: la alta dependencia que presenta la ciudad con
respecto al centro y las largas distancias que tienen que recorrer la gente que habita en la
periferia hacia él. En la periferia oeste, los dos grandes poblados, Arraiján y La Chorrera se
encuentran a 12 y 30 Km., respectivamente, del centro de la ciudad, mientras que los límites
de la ciudad del lado este, se extienden hasta 36 Km. y es el lugar donde habita parte
importante de la población económicamente activa que diariamente necesita trasladarse.
Cuadro No.5.7 Tiempo promedio de viaje por quintil de ingreso de hogar y ubicación por
macrozonas
99
Macrozonas Tiempo de viajes por quintil de ingreso de hogar (minutos)
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5
Centro 35 32 30 31 33
antiguo
Centro 25 18 20 19 16
Bancario
Betania 30 32 25 30 28
Paitilla 27 25 22 19 21
Parque 32 30 30 26 23
Lefevre
Juan Díaz 52 55 51 50 45
Tocumen 90 95 91 75 65
San 58 59 60 55 53
Miguelito
Panamá 65 62 60 60 60
oeste
Fuente: elaboración propia a partir de la base de datos STPUVI (2008)
Con respecto al tiempo, la información recopilada por medio de las entrevistas muestra
algunas otras dimensiones de desigualdad. No se trata de una simple diferencia de tiempo en
detrimento de los grupos pobres de la ciudad; el proceso de desigualdad va más allá e implica
desventajas en términos de comodidad, seguridad y exposición a situaciones de violencia que
los grupos de altos ingresos no están expuestos, o no en la misma magnitud que los pobres.
100
ventanas no cierren o no abran, las paredes rayadas y que todo su ambiente interior esté
diseñado para hacer lo menos agradable posible la estadía dentro de él. El segundo
genera un hacinamiento, tanto así, que una unidad puede llevar hasta tres veces más
de pasajeros que su capacidad. Estos dos elementos hacen que el proceso de traslado
sea un tormento constante a las que están sometidos los pobres. Este grupo social se ve
obligado a usar un sistema que no solo los transporta en condiciones precarias, sino
que también es extenuante y agotador. “La experiencia de subirse un bus es algo
horroroso. Cuando te monta y eso está lleno hace una calor infernal, a parte que
agárrate, y dicen, córrete, córrete y no hay espacio para moverte. Trasero con
trasero, eso molesta, “ (Entrevista Daily Avilés, Torrijos Carter/Ciudad de Panamá,
21 de abril 2010, cinta de audio). “Yo diría que es desgarrador la experiencia de
utilizar el transporte público en Panamá, es increíble, tedioso que cansa, a veces te
cansa más estar en el bus que cuando llegas al trabajo te cansa más, es agotado, sin
ganas de trabajar. La experiencia es difícil” (Entrevista Omar Hernández,
Tocumen/Ciudad de Panamá. 21 de abril 2010, cinta de audio)
101
de que, mi experiencia no, hay bastante choferes jóvenes. (Entrevista Yunarys Herrera
,Mañanitas/Ciudad de Panamá, 9 de abril 2010, cinta de audio). “Los buseros
siempre andan con un apuro y no esperan que uno se suba y se siente, sino que
arrancan a toda velocidad y varias veces me he caído sobre otras personas cuando
arrancan (Entrevista keyla Mejía, Las Cumbres/Ciudad de Panamá, 9 de abril 2010,
cinta de audio)
Por todo lo anterior, el uso de este servicio público genera una sensación de miedo e
inseguridad. El usuario del transporte público se siente inseguro a la hora de abordar una
102
unidad de transporte y las fuentes de esta inseguridad son muchas: la manera desordenada de
manejar los conductores, la violencia que se desata dentro de las unidades de transporte, etc.
El usuario siente temor de morir en un accidente producto de las regatas, de morir calcinado o
simplemente de ser asaltado. “Uno no se siente segura al abordar un autobús, por muchas
razones, manejan desordenadamente, uno no sabe que peleas se va a formar y si uno sale
lesionado, también, no sabes si te van a robar. Tu te sientas al lado de alguien y tu no sabes
si es un pandillero, o alguien que andan buscando” (Entrevista Kayla Mejía, Las
Cumbres/Ciudad de Panamá, 9 de abril 2010, cinta de audio). “Es totalmente inseguro, uno
se siente con miedo además de que te puedes estrellar o morir calcinado como murieron
aquellos4, pero también que se formen peleas como las que te conté y que saquen un arma y
que le pase a uno algo que no anda metido en eso” (Entrevista Abelardo Gutiérrez, Barrio 24
de diciembre,21 de abril 2010, cinta de audio). Las personas se encuentran sometidas a una
presión psicológica constante y los más perjudicados son los grupos vulnerables: la población
discapacitada, las personas de tercera edad y las mujeres embarazadas.
5.2.5 Los pobres de la ciudad de Panamá tienen que caminar más bajo condiciones
peatonales precarias
En la ciudad de Panamá los viajes diarios se realizan por los siguientes motivos: 35.4% para ir
al trabajo, 39.3% para ir a estudiar y el 25.3% por otros motivos. Estos últimos incluyen ir de
compra (9%), visita a familiares, los servicios de salud, la iglesia, etc. Sin embargo, por
reparto modal, los viajes muestran algunas cuestiones interesantes. La proporción alta de
viajes realizados a pie llama la atención por las difíciles condiciones climáticas imperantes en
la ciudad y la deficiente estructura peatonal. La mayor parte de estos viajes se realizan en la
periferia de la ciudad que carece de aceras y de cruces peatonales. Incluso en el centro de la
ciudad, la infraestructura que la facilita la movilidad peatonal es bastante escasa.
4
El informante clave está haciendo referencia al accidente ocurrido el 26 de octubre del 2006 donde en unidad de
transporte murieron 18 personas calcinadas. El incidente es muy recordado en la ciudad Panamá y ha sido tomado
por las organizaciones de usuarios del transporte como hecho ícono, que no se puede volver a repetir y luchar a
favor de una mejora en la calidad del servicio.
103
Modo de transporte Porcentaje de viajes
Bus 50.3
Pie 19.9
Auto 10.6
Bicicleta 0.1
Moto 0.1
taxi 4.8
otros 1.3
Fuente: STPUVI (2008)
104
Cuadro No. 5.9 Viajes a pie por quintil de ingreso.
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5
Las personas pertenecientes al primer quintil realizan 36.1% de sus viajes a pie y las del
segundo quintil el 25.0% de éstos. Las diferencias son enormes, porque el cuarto quintil
realiza solo 13% de sus viajes a pie y la desigualdad se acentúa más con el quinto quintil que
realiza solo 6.6% de sus viajes por este medio. Si se toma en cuenta la división por
macrozonas, pero considerando el tiempo en que tardan en caminar los encuestados, las
tendencias continúan favoreciendo a los habitantes de las zonas más ricas. También había que
establecer una diferencia entre los pobres del centro de la ciudad y los de la periferia, los
primeros tardan menos tiempo en caminar hasta llegar a su lugar de destino, e incluso tampoco
muestran muchas diferencias con los miembros del cuarto y quinto quintil que habitan las
macrozonas de Paitilla, Centro Bancario y Betania y las diferencias también son escazas con
los miembros de los quintiles más altos que habitan el en su misma zona.
Los pobres de las tres periferias: oeste, este y noreste, se encuentran desfavorecidos no solo
con respecto a los habitantes ricos del centro de la ciudad, sino también con respecto a los
miembros de los últimos quintiles de ingresos que residen también en esta área. Por ejemplo,
los encuestados en el primer quintil y que residen en Panamá oeste declararon que les tarda en
caminar desde su origen hasta su destino 25 minutos, mientras que los miembros del quinto
105
quintil que habita en su misma zona solo 7.3 minutos. Quizá la razón de esto es que las
urbanizaciones en este sector para personas de altos ingresos se ubican a lo largo de Vía
Panamericana cerca de las principales rutas de transporte, mientras que las urbanizaciones de
bajos ingresos se encuentran alejado de esta vía, que es la única que comunica al sector oeste
con el centro de la ciudad, por lo tanto, los pobres tienen que caminar desde sus
urbanizaciones hasta la vía principal.
Cuadro No.5. 10 Tiempo de viajes a pie por quintil de ingreso de hogar y ubicación por
macrozonas.
Macrozonas Tiempo de viajes a pie por quintil de ingreso de hogar (minutos)
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5
106
Lefevre
Q1 Q2 Q3 Q4 Q5
Centro 0 0 0 0 0
antiguo
Centro 0 0 0 0 0
Bancario
Betania 0 0 0 0 0
107
Paitilla 0 0 0 0 0
Parque 1 1 1 1 1
Lefevre
Juan Díaz 1 1 1 1 1
Tocumen 3 3 3 3 3
San Miguelito 1 1 1 1 1
Panamá oeste 2 2 2 2 2
Fuente: elaboración propia a partir de la base de datos STPUVI (2008)
Para el caso de las mujeres, éstas se encuentran expuestas a situaciones a las que no están
expuestos los hombres. Las mujeres, en su mayor parte, se encuentran a cargo de las
actividades vinculadas a la crianza de los niños, realizan viajes que tienden a ser más rápidos y
cortos. Las unidades de transporte no están acondicionadas para que ellas puedan llevar
paquetes y niños y no hay puestos preferenciales para las embarazadas. Aprovechándose del
hacinamiento, muchos pervertidos se sobrepasan y tienden abusar de ellas. Las entrevistas a
las informantes marcaban, casi todas, este tipo situaciones, que parece ser bastante común. “la
otra vez, aprovechando que el bus estaba lleno, un hombre se quiso aprovechar y me estaba
tocando, igual también, le pasó una amiga, ella estaba de pie y un joven la ha querido tocar y
ella grito y se formó un problema” (Entrevista Adelaida, Arraiján /Ciudad de Panamá, 9 de
abril 2010, cinta de audio). El problema es que llevo paquetes y como debo trabajar en
108
zapatos altos, los buses no tienen paquetera, lo que hago llevar en mi cartera unos zapatos
más cómodos que me los pongo para caminar, luego llego a mi trabajo y me pongo los
zapatos altos (Entrevista Carmen Sanjur, Nuevo Veranillo/Ciudad de Panamá, 21 de abril
2010, cinta de audio).
Los discapacitados y las personas con movilidad reducida, aparte de las desigualdades arriba
expresadas, tienen que soportar que las unidades de transportes no estén acondicionadas a sus
necesidades de desplazamiento, lo que provoca que el desplazarse les genere grandes
incomodidades a esta minoría. Así lo demuestra una de las informantes que nos narra las
vivencias de una persona discapacitada “ahí en mañanita me toca ver el caso de una joven,
que se tiene que bajar en Betania. La muchacha es discapacitada, es un lío, la muchacha
tiene que ir acompañada y obviamente debe ir sentada, el bus no le ofrece las comodidades,
ella le toma mucha tiempo en subir, entonces, el chofer se enoja, o arranca rápido”
(Entrevista Yunarys Herrera, Mañanitas/Ciudad de Panamá, 9 de abril 2010, cinta de audio).
109
5.3 El sistema de movilidad panameño en el contexto centroamericano: (los
casos de San José de Costa Rica y la ciudad de Guatemala)
Los problemas en los sistemas de movilidad que presentan las ciudades centroamericanas se
dan por factores estructurales, coyunturales, regulativos y administrativos. Los grupos
urbanos pobres son los que más sufren por las ineficiencias del sistema, según el Banco
Mundial (2008), el 60% de los viajes se realizan en sistema de transporte públicos obsoletos
y el 80% de la población depende exclusivamente de esta forma de movilidad en la región.
5
Para esta sección se ha utilizado investigaciones realizadas, en el caso de Guatemala, por el Centro de Estudios
Urbanos y Regionales coordinados por Amanda Morán (2004) y Eduardo Velásquez Carrera (2008). En el caso
110
Los problemas que presentan estas tres capitales en cuanto a movilidad se deben a múltiples
factores entre los que podemos mencionar los siguientes:
de San José, se utilizó el estudio denominado “Estudio de la oferta y demanda de la GAM” preparado por el
MIVAH (2007) y la tesis de grado preparada por Flores y otros (2008) y titulada “Análisis del transporte
urbano masivo en el Área Metropolitana de San José”
111
ingresos. Al igual que la ciudad de Guatemala, ésta presenta una alta dependencia del
centro: poseedor de los principales puestos generadores de viajes.
B. El crecimiento del parque automotor de las tres ciudades: uno de los problemas más
graves que los gobiernos no han podido solucionar es el crecimiento del parque
automotor de las tres ciudades que provoca congestionamiento que, no solo impacta
sobre la economía, sino que afecta a todos los grupos urbanos, pero obviamente no a
112
todos por igual. Según BM (2008) en Centro América todos los grupos sociales se ven
afectados por la congestión automovilística, pero la diferencia entre los quintiles de la
población más pobre y los ricos, medida en términos de tiempo, son mucha más
favorables para los segundos. Según la fuente citada los dos últimos quintiles de
ingreso invierten 40 minutos menos en viaje que los dos primeros.
En el Gran Área Metropolitana de Costa Rica circulaba en el 2007 alrededor de 700 mil
automóviles, o sea un automóvil por cada 1.65 familias. “Dada la limitada
infraestructura existente, los problemas de congestión del tránsito se tornan cada vez
más severos”. Desde 1990 la flota vehicular de la región ha venido creciendo, para este
año había un total de 300 mil automóviles, ya para el 2000 la flota se había duplicado y a
partir de aquí comienza crecer asombrosamente hasta el alcanzar el millón de
automóviles en el 2007. Para Morán (2002), el crecimiento poblacional sumado al
crecimiento vehicular, ha producido un continuo incremento en los volúmenes de
tráfico en la ciudad de Guatemala. Basándose en los datos ofrecidos por la
Municipalidad de Guatemala, actualmente circulan alrededor del un 700 mil
automóviles, mientras que para el 2002 era de 500 mil. La ciudad de Panamá forma un
área metropolitana mucho más pequeña con 1.2 millones de habitantes y cuenta con un
total de 400 mil automóviles circulando en sus calles. Por la manera como se configuró
la red vial (con tres corredores principales este y nor este) y el creciente volumen de
automóvil, hace que desplazarse en los períodos picos sea prácticamente imposible. Si
se compara el índice de motorización de las tres ciudades, encontramos que Panamá
presenta el índice más alto con 208 automóviles por cada 1000 habitantes, San José con
170 y Guatemala con 150. Estas cifras son importantes si se compara con algunas
ciudades latinoamericanas, por ejemplo, los índices de motorización para Sao Paulo y
Santiago (año 2005) son: 148 y 184, respectivamente.
113
son efectuados por el transporte público colectivo, el 23% en auto privado y el 24.1%
fueron a realizados caminando. El citado estudio establece lo siguiente: “en general, el
transporte público regular es el principal modo de transporte en la GAM, tanto en lo
que se refiere a la magnitud de cantidad de viajes atendidos , como en cuanto a la
cobertura de los servicios” (…) existen importantes necesidades de viajes no
adecuadamente atendidas por la red de transporte público regular” (MIVAH: 2007, 22)
A pesar de la importancia del sistema de transporte público en estas tres regiones, éste se
encuentra muy poco regulado y los agentes de gobierno se mueven con mucha debilidad y
dejan a las libres fuerzas del mercado la producción de este servicio público y esto contribuye
a la reproducción del desorden en que se encuentra en los tres sistemas de movilidad.
114
San José de Costa Rica presenta una situación un poco más compleja en cuanto a regulación.
Son tres las instituciones encargadas de ejecutar y evaluar las políticas de este sector: el
Ministerio de Obras Públicas y Transportes ( MOPT), el Consejo de Transporte Público (CTP)
y la Autoridad Reguladora del Servicio de Servicios Públicos (ARESEP). Con respecto al
papel regulativo el referido estudio establece lo siguiente: “los controles que se desarrollan en
los diferentes campos del transporte se limitan a simple procesos de cumplimiento de
requisitos de los servicios que legalmente podrían ser controlados. En transporte público, por
ejemplo, los operadores regulares y el CTP se desgastan en intercambiar papeles para llenar
requisitos, pero no se realiza casi ningún control operativo, mientras que en servicios
escasamente regulados, como los servicios especiales y los taxis, no existía ningún control”
(MIVAH, 2007: 24).
Tal como se expresó en capítulos anteriores, en la ciudad de Panamá la institución del estado
encargada de la regulación del transporte es la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre
(ATTT) adscrita al Ministerio de Gobierno y Justicia. Su función para la actividad del
transporte público consiste en dar concesiones para la explotación de ciertas rutas. La política
de regulación practicada por el gobierno panameño puede ser clasificada dentro del marco del
laissez-faire: solo se encarga de elaborar un marco jurídico para el funcionamiento de la
actividad, casi sin ningún tipo de control.
115
En la ciudad de Panamá no existen empresas (en el sentido capitalista), ni públicas ni
privadas, dedicadas a este servicio. Un atomizado grupo de conductores brindan el servicio y
se encuentran agrupados en pequeñas cooperativas de carácter formal, pero no real. La misma
ley de transporte panameña se muestra ambigua al definir este tipo de agrupaciones, a veces la
denomina sindicatos de transportistas, otras cooperativas de transportistas y en algunas
ocasiones empresas transportistas. La mayor agrupación de transportistas es Sindicato de
Conductores Transportistas (SICOTRAC) que agrupa el 75% de las flotas.
Antes de la puesta en marcha el Plan de Reorganización del transporte (1999), San José
contaba con un sistema de transporte obsoleto a las necesidades que presentaba su economía.
“La explotación de la actividad era compartida por una serie de empresas medianas y
pequeñas, la gestión y explotación del transporte colectivo de personas (TCP) en el Área
Metropolitana de San José es un tejido de empresas en el que gran parte de las que lo
componen funcionan obviando aspectos importantes de la gestión y organización empresaria”.
(Arce Cavallini, 1999: 4). A partir de la formulación de ley 3503 de 1999, se iniciaron una
serie de reformas que implicaban la modernización de la flota, la fiscalización de la calidad del
servicio y la configuración de rutas y empresas. A partir de ese año hasta el presente, la
situación no ha cambiado mucho, pero si se han introducido algunas mejoras: no hay tantos
operadores compitiendo en una misma zona geográfica y éstos tienen una mayor capacidad de
inversión debido a que operaban varias rutas y muestran un mejor nivel de organización.
En la ciudad de Panamá, la primera desigualdad encontrada es que los quintiles más bajos de
la población viajan menos que los quintiles más altos y sus viajes son tipo obligatorio
116
(estudios y trabajo), mientras que los quintiles más ricos tienden a una mayor preponderancia
a realizar viajes no obligatorios. Un situación parecida nos ofrece el caso guatemalteco, según
Velásquez (2004), la clase trabajadora realiza en su mayor medida viajes al trabajo y a la
escuela (62.4%), mientras que los viajes no obligatorio alcanzan el 15% y generalmente son
para ir de compras. El promedio de viajes diarios para este sector es de 3%, mientras que los
grupos que tienen acceso al automóvil realizan el doble de viejas y la proporción de viajes no
obligatorios es relativamente alta 35%. Con respecto a esto, los estudios citados por el caso
costarricense no se muestra evidencia sobre las diferencias en las alternativas de de movilidad
entre los grupos urbanos ricos versus los pobres, pero según Flores y otros (2008), trabajo y
estudio siguen siendo los principales motivos de viajes (60 % y 28%) y que el 69.3% de los
hogares utiliza el sistema de transporte público y el 30.8% el automóvil privado y que éstos
tienden a viajar más que aquellos sectores que dependen exclusivamente del sistema de
transporte público.
Según el CEUR (2007), las personas que dependen en la ciudad de Guatemala exclusivamente
del transporte público son la mayoría de los pobres de aquella ciudad y que 54% se encuentran
en extrema pobreza. “Si se toman en cuenta los cuatro viajes diarios que es necesario realizar,
se invierten el 15% del ingreso mensual familiar en gastos de transporte” (CEUR: 2007,32).
Habría que tener en cuenta que muchos, sus ingresos mensuales no alcanzan el salario mínimo
y el gasto de transporte es una merma en los ingresos familiares. En términos proporcionales
los usuarios de automóvil privado invierten 10% de sus ingresos en transporte o sea una
diferencia de 5 puntos porcentuales.
En el caso de San José de Costa Rica la información que muestra las diferencias en las
proporciones del ingreso mensual del hogar destinado a cubrir el gasto de transporte entre los
diferencias grupos urbano se encuentra segregada por decil. Las conclusiones que llegan
Flores y otros (2008) al analizar la información recopilada por las Encuestas de Ingreso y
Gastos de hogar es que: “el peso relativo del gasto mensual en transporte con respecto al
ingreso mensual para los primeros deciles, es mayor por casi ocho puntos porcentuales y, en
general, para los usuarios del transporte público urbano, la relación se encuentra en un margen
ubicado entre el 10 y 12 por ciento. Todo esto indica que la proporción entre el gasto en
transporte con respecto al ingreso es mayor para los deciles más bajos de la Región Central, lo
117
cual revela su importacia” (Flores y otros, 2008: 18). El caso panameño se ha demostrado que
el primer quintil de invierte el 16% de sus ingresos en transportarse y el último quintil el
4.58%. Es evidente que los pobres de estas tres ciudades no solo viajan menos, sino que
invierten mucho más en transporte que los grupos ricos.
Según Morán (2004) con la expansión del Área Metropolitana de la ciudad de Guatemala y la
marcada segregación socio espacial, la mayor parte de los grupos pobres se ubican a distancias
alejadas de los centros productivos. En su etudio determina que el 62% de los residentes de
estas zonas utilizan entre una y tres horas para desplazarse. Esto significa que una jornada de
trabajo de ocho horas se incrementa en una tercera parte. En el Gran Área Metropolitana de
San José, según Flores y otros (2008), “dada la limitada infraestructura existente, los
problemas de congestión del tránsito se tornan cada vez más severos esto ha aumentado
exageradamente el tiempo de viaje para los residentes de los cantones del sur de la ciudad”.
En Panamá los residentes de la periferia este, norte este y oeste invierten una hora y más en
desplazarse en comparación a los residentes del centro que cuyos tiempos de traslados no
exceden los 35 minutos.
118
Según la citada investigación en el caso de San José, los grupos más alejados de los polos
primarios y secundarios tienen que hacer una excesiva cantidad de trasbordo, igual que en la
ciudad de Panamá, “en una gran cantidad de sectores no existe conexión entre las rutas, de
manera que permita a los usuarios tomar un solo autobús, sino que deben tomar dos y hasta
tres buses para desplazarse a su destino” (Flores y otros, 2008: 6). Según la encuesta aplicada
por Morán (2004), en la ciudad de Guatemala, el 97% de los usuarios del transporte urbano
residentes en la periferia utilizan dos a cuatro unidades de transporte, desde su residencia
hacia su centro de actividades diarias y viceversa. Los usuarios se ven obligados a tener que
utilizar varias unidades de transporte, entre las cuales hay personas que viven muy a la
periferia que utilizan hasta ocho unidades de transporte.
En cuanto a la calidad del servicio y la comodidad, Flores y otros (2008) afirma que en San
José las paradas de los buses continuamente se escuchan comentarios de insatisfacción porque
el sistema se caracteriza por ser insuficiente en las horas pico, por recibir malos tratos en
algunas ocasiones, por no gozar del beneficio de pasaje gratuito cuando se es de la tercera
edad, porque las unidades se encuentran en malas condiciones, por el miedo a ser atracado por
algún delincuente. En pocas palabras el sistema actual es catalogado por la mayoría deficiente,
sin embargo, el caso costarricenses no es tan agudo como panameño y el guatemalteco, por lo
menso, calidad del servicio brindado en el Gran Área Metropolitana de San José presenta
mejores condiciones que las otras dos regiones. En Panamá el desorden en el manejo, el mal
trato a los usuarios, los obsoleto de la tecnología de transporte y la poca seguridad, hacen que
la mayor parte de los panameños califique el servicio como pésimo y genere en ellos una
sensación de miedo e inseguridad al abordar una unidad de transporte.
Con respecto a lo anterior, el servicio brindado en Guatemala es mucho más deficiente que los
brindados en las otras dos áreas metropolitanas, esto afecta especialmente a los pobres de
aquella ciudad que tienen arriesgar sus vidas al hacer uso de este servicio público. “La
población como componente principal ha venido sufriendo en cada crisis las irregularidades
en el servicio, la paralización del servicio, la irresponsabilidad de los pilotos, la delincuencia
existente, con la consiguiente ola de asaltos, conducirse en vehículos atestados, poniendo en
119
riesgo la vida” (Morán: 2004, 50). La investigadora afirma que los grupos urbanos con
suficiente capacidad de pago no se encuentran expuestos a estas situaciones y bajo estas
condiciones actuales, está segura que hay miles de guatemaltecos que no estarían dispuestos a
utilizar el transporte público, aunque este servicio fuera gratuito. Y quienes lo utilizan, es
simplemente porque se tienen que resignarse a usarlo, al no tener a su alcance ningún otro
medio de transporte.
CONCLUSIÓN
La división social del espacio descrita anteriormente es producto de las relaciones entre varios
agentes sociales: la presencia estadounidense que separó una porción del terreno urbanizable
para la creación de la zona del canal, los grupos económicos de poder que se apropiaron de los
120
terrenos circundantes y aprovecharon la escasez de suelo para amasar grandes fortunas. El
Estado contribuyó a esta configuración a través de una serie de proyectos que beneficiaron
sólo a las clases medias, con lo cual los sectores populares ante las ineficiencias de una
política de vivienda, se vieron obligados a realizar invasiones clandestinas.
1. Los grupos de altos ingresos viajan más que los de bajos ingresos: a medida que
aumenta el ingreso aumenta la cantidad de viajes no obligatorios para este grupo.
3. En la ciudad de Panamá los grupos pobres destinan una mayor proporción de sus
ingresos para cubrir sus necesidades de transporte que los que invierten los últimos
quintiles. Es decir, los pobres de esta ciudad no solo viajan menos, sino que además
gastan más. El alto costo que representa el sistema de transporte para los pobres hacen
121
que busquen estrategias para poder cubrir sus necesidades de desplazamiento:
suprimen viajes no obligatorios y realizan viajes a pie cuando tienen que realizar
trasbordos.
4. Los pobres no solo invierten más y viajan menos, sino que también les toma mucho
más tiempo en transportarse que los quintiles más altos de la población. Sin embargo,
esto no es una simple diferencia de tiempo, sino que esta desigualdad tiene
dimensiones más profundas: es un tiempo donde las personas pobres están expuestas a
estrés, situaciones de violencia, riesgo de pérdida de integridad física y hacinamiento
extremo bajo condiciones climáticas desesperantes.
5. Las personas del primer quintil de ingreso tienden a caminar más que las
pertenecientes a los quintiles más altos: estos últimos hacen un uso excesivo del
automóvil provocando congestión automovilística cuyo costo termina siendo pagado
por los grupos pobres, mientras que éstos, tienden a caminar más bajo una deficiente
infraestructura peatonal.
A pesar de las desigualdades anteriormente anotadas existen otras que también tienen
implicaciones negativas para los grupos vulnerables y las minorías. Las unidades no están
acondicionadas para transportar a personas con movilidad reducida, tampoco con mujeres
embarazadas, con niños en brazos o con paquetes. También, algunas son objeto de abusos por
122
parte de los hombres que aprovechándose del hacinamiento tienen abusar de ellas. Por todo lo
anterior, el uso de este servicio público genera una sensación de miedo e inseguridad.
Al tener una perspectiva comparativa con los sistemas de movilidad de la región, se puede
apreciar que existen pocas diferencias con los casos centroamericanos estudiados. Las
desigualdades sociales que son expresadas en la movilidad de los panameños son casi en su
totalidad compartidas por el sistema de movilidad de la región. Para los tres casos estudiados,
se puede determinar que los pobres gastan más en transporte, viajan menos por medio que les
consume mucho tiempo y con bajos niveles de calidad. Obviamente, existen algunos matices
entre los casos. Por ejemplo, el nivel de calidad tiende a ser mayor en San José Costa Rica
que en los otros dos casos, pero con grandes deficiencias en sus infraestructuras viales que
inciden en los tiempos de traslados afectando a personas que habitan sobre todo en los
cantones de parte sur de aquella ciudad. Por otro lado, la cuestión de violencia y la
inseguridad en la ciudad de Guatemala también ha tocado el transporte público y hace que el
proceso de traslado para los pobres sea mucho más peligroso con respecto a los otros dos.
123
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