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Tercer Grado 3

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Sé de tu esfuerzo, compromiso y responsabilidad.

  
Valió la pena cada intento, cada error y cada acierto, puesto que 
están a la vista tus logros y tus progresos.  
Estoy muy orgullosa de tu desempeño y feliz de transitar este camino 
junto a vos… 
¡Te quiero mucho! 

1
Para el próximo encuentro deberás tener la
cartuchera y una hoja.

Acá te mostramos el video donde hicimos el sorteo


con los seis nombres surgidos en las clases de
Zoom de la semana pasada.

https://drive.google.com/file/d/1CnBXaF1IXZihJy0SNjdv2TTnC7h97aLv/view?usp=s
haring

El nombre de la súper amiga es JUANA.

¡Tu súper amigo/a y Juana te acompañarán en las distintas propuestas hasta


fin de año! ¡Qué bueno!

2
Ya conocemos la historia de la Bella Durmiente y también la de la princesa
que no podía dormir… Ahora conoceremos a la Bella que está conectada, que
manda mensajes y que utiliza las redes sociales y la tecnología que conocemos
actualmente, para comunicarse… En esta aventura te enterarás por qué Maléfica no
es tan mala, que el príncipe valiente no es tan valiente y que la bella durmiente está
menos dormida de lo que parece. ¡Qué interesante! ¿Tenés ganas de saber? ¡Yo sí!
¿Vamos?

★ La bella durmiente (conectada)​ de Sol Silvestre,


https://garabatodearchivos.blogspot.com/2020/01/la-bella-durmiente-conectad
a-de-sol.html

💗​ El príncipe no quiso casarse con Bella… pues habían pasado muchos


años. Pero la bella durmiente encontró en sus amigas la ayuda que necesitaba para
olvidarlo…
Si fueras amiga o amigo de la bella durmiente, ¿qué le dirías para que
olvide al príncipe? ¿Dónde la llevarías?

💗 ¿Qué objeto de la actualidad le regalarías a la princesa? Pensá en algo


que ella quizá no conozca y que a vos te gustaría obsequiarle. Explicá por qué
elegiste ese objeto. También podés dibujarlo o crearlo con materiales que tengas
en casa.

¡Gran trabajo!
Seguramente Bella se divirtió un montón con las aventuras que propusiste.
La princesa te agradece y las seños te invitamos a continuar resolviendo las
distintas propuestas de Lengua y Matemática.
¡Adelante!

3
Lunes 26 de octubre.

¡Claro que estás listo! ¡Con tus súper amigos, será una gran aventura!
La semana pasada estuviste leyendo algunos cuentos con los fantásticos
poderes de nuestros amigos.
Por eso, ahora te proponemos mirar con mucha atención la siguiente tapa del
cuento titulado “DOÑA CLEMENTINA QUERIDITA, LA ACHICADORA”.

4
¡Parece muy interesante este cuento!
Pero antes de leerlo, te propongo lo siguiente:

★ Teniendo en cuenta lo que observaste en la tapa del libro, respondé:

a) ¿Por qué llamarán a doña Clementina como “La Achicadora”?


b) ¿Cómo será doña Clementina? ​(En esta respuesta podés tener en
cuenta: cómo será su personalidad, qué le gustará comer, hacer;
podés agregar todo lo que imagines de este personaje).
c) ¿Cuál será el problema en este cuento?
d) ¿Quiénes serán los otros personajes?

Cuando termines de escribir tus respuestas de hoy y de todos los demás días
de la semana, revisá:
★ que estén ​completas​;
★ si agregaste ​mayúsculas​, ​puntos ​y ​comas en enumeración​;
★ que ​no hayas​ ​mezclado letra mayúscula y minúscula​;
★ si ​separaste correctamente las palabras​;
★ que ​no hayas​ ​olvidado alguna letra​.

¡Vamos, vos podés!

¡Realizaste un gran trabajo en Lengua!


¡Vamos, a continuar en Matemática!

Lunes 26 de octubre.

¿Qué hará Clementina? ¿Cuál será su actividad favorita?


¿Le gustará leer? ¿Tejer? ¿Mirar una película y comer
chocolates? ¿Le gustará cocinar? ¿Qué será lo que mejor
sabe hacer?

¡Qué misterio! ¡Quiero saber más sobre Clementina!, y seguro que vos también.
Pero no te preocupes que ya lo averiguaremos. Mientras tanto, te va a estar
acompañando. Para ello, hoy trae en su bolsillo papelitos que te servirán. ¡Qué
buena parece Clementina! Te quiere ayudar a recordar cómo resolver la
multiplicación por dos cifras, y junto a las seños, vamos a hacer un recorrido sobre
cada estrategia trabajada la semana anterior.

5
1. Observá los papelitos que guardaba Clementina para mostrarte hoy.

Pero… eso no es todo, Clementina, tiene otro papelito más.

6
2. Ahora, con la estrategia que prefieras, que te resulte más cómoda y útil, te
propongo resolver las siguientes cuentas:

¡Cuántos cálculos resolviste! ¡Sos genial! Le demostraste a Clementina


todo lo que sabés y lo inteligente que sos.

Martes 27 de octubre.

¡Hola! Empezamos un nuevo día de trabajo, seguramente estás con


muchas ganas de descubrir las nuevas actividades. No demoremos más y
vamos a ver de qué se tratan.

7
Ayer estuviste trabajando con la tapa del libro “Doña Clementina
Queridita, la Achicadora” ¡cuántas cosas escribiste! Hoy te invito a que juntos
comencemos a disfrutar de esta hermosa historia ¡ADELANTE!

A continuación, podrás escuchar el audio de la seño Vicky y también leer lo


que ella te cuenta.

8
https://drive.google.com/file/d/1S9emhIt5llPGoASpkbaIwSUnyvz264OT/view?us
p=sharing

Doña Clementina, Queridita, la Achicadora 

Cuando  los  vecinos  de  Florida  se  juntan  a  tomar  mate,  charlan  y 
charlan de las cosas que pasaron en el barrio. 
Se  acuerdan  del  ladrón  de  banderines  de  bicicletas;  de  cuando,  por 
culpa  de la máquina del tiempo, se les heló el agua de las canillas en pleno 
diciembre... 
Pero  más  que  de  ninguna  otra  cosa  les  gusta  hablar  de  doña 
Clementina Queridita, la Achicadora, de Agustín Álvarez. 
Doña  Clementina  no  había  empezado  siendo  una  Achicadora:  por 
ejemplo, a los dos años era una nenita llena de mocos que se agarraba con 
fuerza  del  delantal  de  su  mamá  y,  a  los  diez,  una  chica  con  trenzas  que 
juntaba figuritas de brillantes. 
Cuando  doña  Clementina  Queridita  se  convirtió  en  la  Achicadora  de 
Agustín  Álvarez  era  ya  casi  una  vieja.  Tenía  un  montón  de  arrugas,  un 
poquito  de  pelo  blanco  en  la  cabeza  y  un gato fortachón y atigrado al que 
llamaba Polidoro. 
A  doña  Clementina  los  vecinos  la  llamaban  “Queridita”  porque  así  era 
como ella les decía a todos: 
—  “Hola,  queridita,  ¿cómo  amaneció  su  hijito  esta  mañana?”,  “Manolo, 
queridito,  ¿me  harías  el  favorcito  de  ir  a  la  estación  a  comprarme  una 
revista?”. 
Pero,  aunque  todos  la  conocían  desde  siempre,  doña  Clementina  sólo 
llegó a famosa cuando empezó con los achiques. 

¡Qué bueno el comienzo que tiene este cuento!


¡Cómo creció Doña Clementina!

9
Ahora, te propongo responder las siguientes preguntas:
1) ¿Por qué le decían “Queridita”?
2) ¿Cuándo se convirtió en “la Achicadora”?
3) Imaginá y escribí, ¿con qué achiques habrá empezado doña Clementina?
(Por ejemplo: achicó tanto a un lago que lo guardó en un frasco de
mermelada y también a un edificio de 10 pisos que quedó del tamaño de una
caja de zapatos…).

¡Qué geniales tus respuestas! Están muy bien ¡¡FELICITACIONES!!


Sigamos con Matemática que hay unas actividades fabulosas.

Martes 27 de octubre.

Doña Clementina va a la farmacia de Don Ramón​.  

¿La ayudás a resolver los siguientes problemas?

10
1) Doña Clementina fue a la farmacia a comprar elementos para su
botiquín. Compró 5 cajas de 12 curitas cada una. ¿Cuántas curitas compró?
2) Llevó 3 tiras de caramelos para aliviar la tos. Cada una le costó $43.
¿ Cuánto le costaron las 3 tiras?
3) También compró 4 paquetes de gasas a $32 pesos cada uno. ¿Cuánto
gastó en gasas?

¡Bravo, ayudaste a doña Clementina con sus compras en la farmacia!


¿Vamos a ver juntos cómo sigue esta historia?

11
Miércoles 28 de octubre.

Esta semana tendrás que enviar para su revisión las consignas de


Lengua y Matemática del día miércoles.

¡Qué hermoso día para continuar leyendo el asombroso cuento: “DOÑA


CLEMENTINA QUERIDITA, LA ACHICADORA”!
¿Te imaginás por qué habrá sido famosa doña Clementina cuando empezó
con los achiques?

A continuación verás la parte del cuento escrita, pero también podés


escuchar la lectura de la seño Sonia:

12
https://drive.google.com/file/d/1UbS4F5lfus8BCM4hblYmO5Z13ePzunaQ/view?
usp=sharing

​ los achiques empezaron una tarde del mes de marzo, cuando 


Y
doña Clementina tenía puesto un delantal a cuadros y estaba pensando 
en hornear una torta de limón para Oscarcito, el hijo de Juana María, que 
cumplía años. En el preciso momento en que doña Clementina estaba por 
agarrar los huevos de la huevera, entró Polidoro, el gato, maullando bajito 
y frotándose el lomo contra los muebles. 
—¡Poli! ¡Tenés hambre, pobre!— se sonrió doña Clementina y, volviendo 
a  dejar  los huevos en la huevera, se apuró a abrir la heladera para buscar el 
hígado y cortarlo bien finito. 

—¡Aquí tiene mi gatito!—dijo, apoyando el plato de lata en un rincón de 
la cocina. 

Y  ahí  nomás  vino  el  primer  achique.  El  gordo,  peludo  y  fortachón 
Polidoro  empezó  a  achicarse  y  a  achicarse  hasta  volverse  casi  una  pelusa, 
del  mismo  tamaño  que  cada  uno  de  los  trocitos  de  hígado  que  había 
colocado doña Clementina en el plato de lata. 
El  pobre  gato,  bastante  angustiado,  erizaba  los  pelos  del  lomo  y  corría 
de  un  lado  al  otro,  dando  vueltas  alrededor  del  plato,  más  chiquito  que 
una  cucaracha  pero,  sin  embargo,  peludito  y  perfectamente  reconocible. 
Era Polidoro, de eso no cabía duda, pero muchísimo más chico. 

13
Doña  Clementina,  asustadísima  lo  hizo  upa  enseguida:  le  parecía  muy 
peligroso  que  siguiera  corriendo  por  el  piso;  al  fin  de  cuentas  podía 
matarlo  la  primera  miga  de  pan  que  se  cayera  desde  la mesa… Lo sostuvo 
en  la  palma  de  la  mano  y  lo  acarició  lo  mejor  que  pudo  con  un  dedo.  En 
medio  de  la  pelusita  atigrada brillaban dos chispas verdes: eran los ojos de 
Polidoro, que no entendían nada de nada. 
Se  ve  que  la  enfermedad  del  achique  es  muy violenta porque después 
del de Polidoro hubo como quince achiques más, todos en el mismo día. 
Doña  Clementina  se  sacó  el  delantal  a  cuadros,  agarró  el  monedero  y 
corrió a la farmacia. 
—  ¡Ay,  don  Ramón!  —le  dijo  al  farmacéutico,  un  gordo  grandote  y 
colorado,  vestido  con  delantal  blanco.  —Don  Ramón,  algo  le está pasando 
a Polidoro. ¡Se me volvió chiquito! 

Don  Ramón  buscó  un  frasco de jarabe marca Vigorol y lo puso sobre el 


mostrador. 

—  ¿Y  usted  cree  que  este  jarabito  le  va  a  hacer  bien,  don 
Ramón?—preguntó  doña  Clementina  mientras  miraba  con  atención  la 
etiqueta, que estaba llena de estrellitas azules. 
Y,  en  cuanto  terminó  de  hablar,  el  frasco  de  jarabe  se  convirtió  en  un 
frasquito,  en  un  frasquitito,  en  el  frasco  más  chiquito  que  jamás  se  haya 
visto. 
Don  Ramón,  el  farmacéutico,  corrió  a  buscar  una  lupa:  efectivamente, 
ahí  estaba  el  jarabe  de  antes,  muy  achicado,  y,  si  se  miraba  con  atención, 
podían divisarse las estrellitas azules de la etiqueta. 
—¡Ay  don  Ramón,  don  Ramoncito!  ¡No  sé  lo  que  vamos  a  hacer!— 
lloriqueó  doña  Clementina  con  el  frasquito  diminuto  apoyado  en  la punta 
del dedo. 

Y don Ramón desapareció. 

—  ¡Don  Ramón!  ¿Dónde  se  metió  usted,  queridito?—  llamó  doña 


Clementina. 

—¡Acá estoy!—dijo una voz chiquita y lejana. 

Doña  Clementina  se  apoyó  sobre  el  mostrador  y  miró  del  otro  lado. 
Allá  abajo,  en  el  suelo,  apoyado  contra  el  zócalo,  estaba  don  Ramón,  tan 
gordo y tan colorado como siempre, pero muchísimo más chiquito. 

14
“¡Pobre  hombre!”,  pensó  doña  Clementina,  “¡Qué  solito  ha  de 
sentirse allá abajo...! 

“Voy a llevarlo con Polidoro, así se hacen compañía.” 

De  modo  que  doña  Clementina  se  llevó  a  don  Ramón  en un bolsillo 
y al frasquito de jarabe en el otro. 

Entró en su casa y llamó: 

—Poli... Poli... Estoy acá. 

Pero  Polidoro  no  vino.  Se  había  caído  en  el  fondo  de  la  huevera  y 
desde allí maullaba pidiendo auxilio. 
Entonces  doña  Clementina  se  dio  cuenta  de  que  las  hueveras  eran 
muy  útiles  para  conservar  achicados.  Sin  pensarlo  dos  veces,  sacó  los 
huevos  que  quedaban,  los  puso  en  un  plato  y  en  la  huevera  puso  a  don 
Ramón,  que  la  miraba  desde el fondo, perplejo, y algo le decía, pero en voz 
tan bajita que era casi imposible oírlo. 
En  fin,  basta  con  que  les  cuente  que,  en  esos  días  doña  Clementina 
llenó la huevera, y tuvo que inaugurar dos hueveras más, que contenían: 

• un gato Polidoro desesperado; 

•  un  don Ramón agarrado al borde, que cada tanto pedía a los gritos 
algún jarabe; 

• un frasquito de jarabe Vigorol; 

 
• una etiqueta llena de estrellitas; 

•  el  “kilito”  de manzanas que doña Clementina le había comprado al 


verdulero; 

•  la  “sillita”  de  Juana María, en la que se había sentado cuando fue al 


cumpleaños de Oscar; 

•  el  propio  “Oscarcito”,  al  que  de  pronto  se  le  había  acabado  el 
cumpleaños; 

• un “arbolito”, al que se le estaban cayendo las hojas; 

15
• un “librito de cuentos”; 

• siete “velitas” (encendidas, para colmo); 

y  otras  muchas  cosas  que  resultaban  invisibles  a  los  ojos  _como  un 
“tiempito”, un “problemita” y un “amorcito”_, todas chiquitas. 
Y,  claro,  doña  Clementina  no  sabía  qué  hacer  con  sus  achicados;  le 
daba  mucha  vergüenza  esa  horrible  enfermedad  que  la  obligaba  a  andar 
achicando  cosas  contra  su  voluntad.  Era  por  eso  que,  en  cuanto  algo  o 
alguien  se  le  achicaba  (gente,  bicho,  cosa  o  planta),  se  apuraba  a 
metérselo  en  el  bolsillo  y  después  corría  a  su  casa  para  darle  un  lugarcito 
en la huevera. 
Con  las  “manzanitas”,  la  “sillita”,  las  “velitas”,  el  “jarabito”  y  el  “librito  de 
cuentos”  no  había  conflicto.  Pero  con  Polidoro,  y  sobre  todo  con  don 
Ramón y con Oscarcito era otra cosa. 

En  el  barrio  no  se  hablaba  de  otra  cosa  que  de  la  misteriosa 
desaparición. 

La  mujer  de  don  Ramón  no  sabía  qué  pensar:  había  encontrado  la 
farmacia  abierta  y  sola,  sin  rastros  del  farmacéutico  por  ninguna  parte.  Y 
Juana  María  y  Braulio,  los  padres  de  Oscarcito,  andaban  desesperados  en 
busca  del  hijo  tan  travieso  que  se  les  había  escapado  justo  el  día  del 
cumpleaños. 
Así pasaron cinco días. 
Doña  Clementina  Queridita,  la  Achicadora  de  Agustín Álvarez, cuidaba 
con  todo  esmero  a  sus  achicados:  al  arbolito  le  ponía  dos  gotas  de  agua 
todas  las  mañanas,  a  Oscarcito  lo  alimentaba  con  miguitas  de  torta  de 
limón  (su  torta  favorita)  y  a  don  Ramón le preparaba churrasquitos de dos 
milímetros, vuelta y vuelta. 
Dos  veces  al  día  doña  Clementina  vaciaba  las  hueveras  sobre  la  mesa 
de  la  cocina:  Oscarcito  jugaba  con  Polidoro  y  los  dos  se  revolcaban  hasta 
quedar  escondidos  debajo  de  la  panera;  don  Ramón,  en  cambio,  muy 
formal,  se  sentaba  en  la  sillita  y  le  explicaba  a  doña  Clementina  cosas que 
ella  jamás  entendía,  mientras  mordisqueaba  una  manzana  (perdón,  una 
manzanita).

¡Qué gran problema tenía doña Clementina! Ahora ya sabemos por qué la
llamaban “la Achicadora”, ¿te acordás?

16
Resolvé​:

a) ¿Por qué la llamaban de esa manera a doña Clementina?


b) Imaginá que tenés un poder con las palabras, como doña Clementina,
y que estás en tu casa jugando con un familiar, pero le decís una
palabra y algo mágico sucede… ¿Cuál puede ser esa palabra? ¿Qué
le pasa al otro cuando decís eso?
Podés guiarte con la siguiente ayuda:

c) Si querés, podés elegir un personaje del cuento, y dibujar cómo era


antes de que doña Clementina dijera sus palabras y cómo quedó
después.

Cuando finalicés tu escrito, recordá revisarlo teniendo en


cuenta las ayudas que te dimos el día lunes.

¡Sorprendentes tus respuestas!


¿Te imaginás si tenés ese poder? ¡Asombroso!
¡Esperá!, todavía no terminó el día… porque en Matemática hay
algo grandioso, ¡te encantará!

17
Miércoles 28 de octubre.

¡Qué divertidos son estos achiques!


¡Pero qué susto el de doña Clementina al descubrir esos poderes!

Ahora, ¿la ayudás a resolver los siguientes problemas?

Recordá:
- subrayar los datos que te sirvan en cada problema,
- dejar registradas las estrategias utilizadas,
- escribir las respuestas completas.

1) Doña Clementina
guardaba sus achiques en las
hueveras. En cada una había
lugar para 6 achiques.
¿Cuántos lugares había en 12 hueveras?

2) Como sabía que continuaría con


sus achiques, fue a comprar bolsas para
guardarlos. Compró 5 paquetes de 25 bolsas
cada uno. ¿Cuántas bolsas compró?

______ Aquí finalizan las tareas para enviar de esta semana. ______

18
Jueves 28 de octubre.

1) Ayer conocimos el nudo o problema del cuento de Clementina… ¡pobre, no


podía parar de achicar! Hoy, te proponemos que pienses en un posible
desenlace o final ​para el cuento y​ lo escribas.

​A continuación, te dejamos algunas ayudas:

A las preguntas no debes responderlas, sólo te servirán para guiar tu


trabajo y pensar en un posible final:

★ ¿En qué habrá pensado Clementina para ayudar a los personajes


achicados?
- ¿Habrá fabricado una poción con ingredientes extraños?
- ¿Habrá buscado ayuda con una vecina, un amigo, un familiar, un
farmacéutico, un verdulero, la panadera?
- ¿Habrá seguido achicando a todos? ¿Hasta a ella misma?

★ Y si los personajes achicados quedaron chiquitos para siempre:


​-​ ¿Dónde vivirán?
​-​ ¿Qué harán en sus vidas diminutas?
​-​ ¿Qué comerán?
​-​ ​ ¿Cómo se divertirán?
-​ ¿Se reencontrarán con sus amigos y familiares? ¿Cómo reaccionarán estos
al verlos tan pequeños?

19
¡Vamos, que seguro a vos se te ocurre algo grandioso!

2) Ahora que ya tenés tu espectacular final para el cuento, te invitamos a


escuchar y leer​ el desenlace del mismo. ¿Dale?

https://drive.google.com/file/d/1Q3KacwjbLrS3gE0wzcri6e7Wh1KMgCBl/view?usp
=sharing

  

​En el quinto día de su vida en la huevera, Oscarcito se puso a llorar. 


Fue cuando vio, apagadas y chamuscadas, las siete velitas de su torta de 
cumpleaños. 
Doña  Clementina  se  puso  a  llorar  con  él:  Oscarcito  era  su  preferido 
entre  los  chicos  del  barrio.  No  sabía  qué  hacer  para  consolarlo;  era  tanto 
más grandota que él que ni siquiera podía abrazarlo... 
—Bueno,  Oscar,  no  llores  más—  le  decía mientras le acariciaba el pelo 
con  la  punta  del  dedo—  ¿Cómo  vas  a  llorar  si  ya  sos  un  muchacho?  ¡Un 
muchachote de siete años! 
Entonces  Oscar  creció.  Creció  como  no  había  crecido  nunca.  En  un 
segundo  recuperó  el  metro  quince  de  estatura  que  le había llevado siete 
años  conseguir.  Y  se  abrazó  a  la  cintura  de  doña  Clementina,  la 

20
Achicadora  de  Agustín  Álvarez,  que,  por fin, había encontrado el antídoto 
para curar a sus pobres achicados. 
Doña  Clementina  corrió  a  agarrar  al  gato  Polidoro  y  le  dijo, 
entusiasmada: 

—¡Gatón! ¡Gatote! ¡Gatazo! 

Y  Polidoro  creció  tanto  que  hasta  podría  decirse  que  quedó  un  poco 
más grande de lo que había sido antes del achique. 

Le  tocaba  el  turno  a  don  Ramón.  Doña  Clementina  dudó  un  poco  y 
después llamó: 

—¡Don Ramonón! 
 
Y  don  Ramón  volvió  a  ser  un  gordo  grandote  y colorado, con delantal 
blanco, que ocupó más de la mitad de la cocina. 
Y  todos  corrieron  a  casa  de  todos  a  contar  la  historia  ésta  de  los 
achiques, que, con el tiempo, se hizo famosa en el barrio de Florida. 
Desde  ese  día  doña  Clementina  Queridita  cuida  mucho  más  sus 
palabras,  y  nunca  le  dice  a  nadie  “queridito”  sin  agregar  en  seguida: 
“queridón”. 
La  sillita  de  Juana  María,  el  frasquito  con  la  etiqueta  de  estrellitas 
azules  y  el  librito  de  cuentos  siguieron  siendo  chiquitos.  Están  desde 
hace  años  en  un  estante  del  Museo  de  las  Cosas  Raras  del  barrio  de 
Florida, adentro de una huevera. 

​Graciela Montes. 

​ ​¿Te imaginabas un final así? Increíble, ¿no?


Las palabras pueden ser muy poderosas…
Y antes de que comiences con Matemática queremos dejarte algunas palabras
poderosas para que te acompañen el resto del día:

21
Jueves 28 de octubre.

Doña Clementina está más tranquila porque ahora podrá controlarse, pero aún
sigue muy preocupada, porque debido al achique de Oscarcito, éste no pudo
festejar su cumpleaños. Decidió entonces, invitarlo a su casa, cocinarle una
exquisita torta de limón, y se ofreció para ayudarlo a hacer la tarea. Clementina,
sacó un lapicito, digo… un lápiz o mejor un lapizote y expresó: ​— ¡A trabajar
Oscarcito! Eh… digo, Oscar.

1. Leé el dato que le da Clementina a Oscar:

🙋 Teniendo en cuenta la gran ayuda que nos da Clementina, te propongo escribir


el ​valor ​que representa cada dígito subrayado, tal como se encuentra resuelto el
primer casillero.

22
¡Qué bien lo estás haciendo! ¡Sabía que lo harías genial!

¡Sos muy capaz!

2. El siguiente desafío, tiene que ver con escribir el nombre de la posición que
ocupa la cifra subrayada. ¡Vamos! Tendrás que resolver, tal como Clementina
te muestra en el primer casillero.

¡Te felicito por el grandioso trabajo realizado! Ahora, te propongo copiar


o pegar en tu hoja la siguiente información, y leerla en voz alta.

23
Viernes 29 de octubre.

¡Bienvenidos al viernes!
¿Llegaron todos con su tamaño normal? ¿Alguien se achicó o agrandó de

😀
más? Las seños por suerte no sufrimos ningún cambio… Bueno...sólo un
poquito...​

24
¡Menos mal que Clementina no es de verdad!​ 😁
A continuación, te dejamos el cuento completo con las ilustraciones para que
disfrutes leyéndolo junto a un familiar.

http://abc.gob.ar/primaria/sites/default/files/documentos/donia_clementina_1_anio.pdf

1) Ahora, te proponemos completar la siguiente ficha con los datos del cuento y
con una recomendación:

TÍTULO DEL CUENTO​:​ ​…………………………………………………..………….

…………………………………………………………………………………………

AUTOR/A: ​ ​…………………………………………………..……………………….

…………………………………………………………………………………………

RECOMIENDO ESTE CUENTO A: ……………………………………………..…

PORQUE: ………………………………………………………………………………..

…………………………………………………………………………………………..

………………………………………………………………………………………….

…………………………………………………………………………………………

25
2) ¿Y si en vez de ir a la farmacia de don Ramón, Clementina va a la verdulería
de don Manolo? Escribí qué pudo haber sucedido allí, pero ​manteniendo el
poder de achicadora de Clementina. Si querés, podés agregar otro
personaje.

¡Fabuloso trabajo chicos!

😉
¡Cada semana avanzan un poco más!
Sólo queda resolver lo de Matemática para terminar esta.

¡A un pasito del finde!​

Viernes 29 de octubre.

Los chicos de tercero están ordenando de ​menor a ​mayor los números de los
libros de doña Clementina en la biblioteca, para todos los grados que quieran ir a
consultarlos. Para ello, te necesitan como asistente, ¿los ayudás?

26
Ahora te propongo poner atención a lo que dice la seño. Luego, completá las
etiquetas colocando y ordenando los números, de ​mayor ​a ​menor​.

27
28

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