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ACTUALIZACIÓN DE LAS PERSPECTIVAS DE LA ECONOMÍA MUNDIAL

Una crisis como ninguna otra, una recuperación incierta


El crecimiento mundial está proyectado en –4,9% en 2020; o sea, 1,9 puntos porcentuales menos que el
pronóstico de la edición de abril de 2020 de Perspectivas de la economía mundial (informe WEO). La
pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto más negativo que lo previsto en la actividad en el primer semestre de
2020 y la recuperación será, según las proyecciones, más gradual de lo que se había pronosticado. En 2021, el
crecimiento mundial está proyectado en 5,4%. Globalmente, eso significa que el PIB de 2021 sería alrededor de 6½
puntos porcentuales más bajo que en las proyecciones publicadas en enero de 2020, antes de la pandemia de
COVID-19. El impacto adverso en los hogares de bajo ingreso es particularmente agudo, y pondría en peligro el
avance significativo de la lucha contra de la pobreza extrema logrado a nivel mundial desde la década de 1990.
Como fue el caso de las proyecciones del informe WEO de abril de 2020, existe un grado de incertidumbre
inusitadamente elevado en torno a estas proyecciones. Las proyecciones de base se fundamentan en presunciones
críticas sobre las secuelas de la pandemia. En las economías con tasas de infección decrecientes, la ralentización de la
trayectoria de recuperación contemplada en los pronósticos actualizados refleja un distanciamiento social persistente a
medida que nos adentremos en el segundo semestre de 2020; mayores cicatrices (daño al potencial de oferta) debido al
hecho de que la actividad sufriría más de lo previsto durante el confinamiento instituido en el primer y segundo
semestres de 2020, y un golpe a la productividad a medida que las empresas que sobrevivan incrementen las
necesarias prácticas de seguridad e higiene en los lugares de trabajo. En las economías con dificultades para controlar
las tasas de infección, un confinamiento más prolongado infligiría más daños a la actividad. Además, el pronóstico
presume que las condiciones financieras —que se han distendido desde la publicación del informe WEO de abril de
2020— se mantendrán generalmente a los niveles actuales. Claramente, es posible que el desenlace sea diferente del
contemplado en la proyección de base, y no solo debido a la manera en que está evolucionando la pandemia. La
magnitud del reciente repunte del optimismo de los mercados financieros parece estar desconectada de la evolución de
las perspectivas económicas fundamentales —como lo señala la Actualización de junio de 2020 del Informe sobre la
estabilidad financiera mundial (informe GFSR)—, y eso plantea la posibilidad de que las condiciones financieras se
endurezcan más de lo que supone la proyección de base.
Todos los países, incluidos los que parecen haber dejado atrás los picos de infección, deberían asegurarse de que los
sistemas sanitarios cuenten con recursos adecuados. La comunidad internacional debe brindar a las iniciativas
nacionales un respaldo muchísimo mayor, entre otras formas ofreciendo asistencia financiera a países con una
capacidad sanitaria limitada y canalizando financiamiento hacia la producción de una vacuna a medida que avancen
los ensayos clínicos, de modo que todos los países tengan sin demora acceso a dosis adecuadas y a costo asequible. En
los casos que requieren confinamientos, la política económica debería continuar amortiguando las pérdidas de ingreso
de los hogares a través de medidas sustanciales y bien focalizadas, además de brindar apoyo a las empresas que sufren
las consecuencias de restricciones obligatorias a la actividad. En los casos en que las economías están reabriendo, el
respaldo focalizado debería desmontarse paulatinamente a medida que la recuperación se ponga en marcha, y las
políticas deberían infundir estímulo para promover la demanda y facilitar e incentivar la reasignación de recursos,
alejándolos de los sectores que probablemente terminen siendo persistentemente más pequeños después de la pandemia.
Sigue siendo esencial una cooperación multilateral sólida en múltiples ámbitos. Se necesita con urgencia liquidez
de respaldo para los países que enfrentan crisis sanitarias y déficits de financiamiento externo; por ejemplo, mediante
alivio de la deuda y financiamiento a través de la red mundial de seguridad financiera. Una vez superada la
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pandemia, las autoridades deberán cooperar para resolver las tensiones comerciales y tecnológicas que hacen peligrar la
recuperación final de la crisis de COVID-19. Además, aprovechando la disminución sin precedentes de las
emisiones de gases de efecto invernadero durante la pandemia, las autoridades deberían poner en práctica sus
compromisos de mitigación del cambio climático y, a la vez, colaborar para ampliar la aplicación de impuestos
diseñados según criterios de equidad que graven las emisiones de carbono o sistemas equivalentes. La comunidad
internacional debe actuar sin demora para evitar una repetición de esta catástrofe, organizando reservas
internacionales de suministros y equipos de protección esenciales, financiando la investigación y apuntalando los
sistemas sanitarios públicos, y estableciendo modalidades eficaces para llevar alivio a los más necesitados.

La crisis de COVID-19: Secuelas económicas más graves de lo


previsto
Los datos económicos disponibles en el momento de publicarse los pronósticos del informe
WEO de abril de 2020 indicaban un declive sin precedentes de la actividad mundial debido a la
pandemia de COVID-19. Los datos publicados desde entonces hacen pensar en una
desaceleración aún más profunda de lo proyectado anteriormente en el caso de varias economías.
La pandemia ha empeorado en muchos países y se ha estabilizado en otros. Después de la publicación
del informe WEO de abril de 2020, la pandemia se intensificó con rapidez en una serie de
economías de mercados emergentes y en desarrollo, lo cual exigió confinamientos rigurosos y
trastornó la actividad aún más de lo proyectado. En otros casos, las infecciones y la mortalidad
registradas han sido menores en términos per cápita, aunque el volumen limitado de análisis
clínicos implica una incertidumbre considerable en torno a la trayectoria de la pandemia. En
muchas economías avanzadas, el ritmo de infecciones nuevas y las tasas de ocupación de los
servicios hospitalarios de cuidados intensivos han disminuido gracias a semanas de
confinamiento y al distanciamiento voluntario.
Desaceleración profunda y sincronizada. En términos generales, el PIB del primer trimestre fue
peor de lo previsto (las contadas excepciones son, por ejemplo, Chile, China, India, Malasia y
Tailandia entre los mercados emergentes, y Alemania, Australia y Japón entre las economías
avanzadas). Los indicadores de alta frecuencia apuntan a una contracción más grave en el
segundo trimestre, excepto en el caso de China, que mayormente había reabierto para comienzos
de abril.
El consumo y la producción de servicios han disminuido de manera pronunciada. En la mayoría de las
recesiones, los consumidores recurren a sus ahorros o a las redes de protección social y al
respaldo familiar para suavizar el gasto, y el consumo se ve relativamente menos afectado que la
inversión. Sin embargo, en este caso, el consumo y la producción de servicios también han
disminuido de manera pronunciada. Ese patrón refleja una combinación excepcional de factores:
distanciamiento social voluntario, confinamientos necesarios para retrasar los contagios y
permitir a los sistemas sanitarios absorber el rápido aumento de casos, drásticas pérdidas de
ingresos y debilitamiento de la confianza de los consumidores. Las empresas también han
recortado la inversión frente a una precipitada caída de la demanda, interrupciones del
suministro e incertidumbre en torno a las perspectivas de rentabilidad. Por lo tanto, se observa
un shock generalizado de la demanda agregada, que agrava los trastornos de la oferta a corto
plazo atribuibles a los confinamientos.
2 Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020
La movilidad sigue estando deprimida. A nivel internacional, los confinamientos fueron más
intensos y generalizados desde más o menos mediados de marzo hasta mediados de mayo. A
medida que las economías fueron reabriendo, la movilidad repuntó en algunos ámbitos, pero en
general sigue siendo baja en comparación con los niveles previos a la aparición del virus, lo cual
hace pensar que la gente está reduciendo voluntariamente la exposición entre sí. Los datos de
movilidad basados en rastreos de telefonía móvil, por ejemplo, indican que la actividad en el
ámbito del comercio minorista, el esparcimiento, las estaciones de tránsito y los lugares de
trabajo sigue estando deprimida en la mayor parte de los países, aunque la actividad parece estar
retomando los niveles de base en algunas zonas.
Fuerte golpe al mercado laboral. La marcada caída de la actividad está acompañada de un impacto
catastrófico en el mercado laboral mundial. Algunos países (especialmente en Europa) han
contenido las secuelas mediante eficaces programas de trabajo a corto plazo. Sin embargo, de
acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, la disminución mundial de las horas
trabajadas en el primer trimestre de 2020 en comparación con el último trimestre de 2019 fue
equivalente a la pérdida de 130 millones de empleos a tiempo completo. Probablemente, la
disminución registrada en el segundo trimestre de 2020 será equivalente a más de 300 millones
de empleos a tiempo completo. En el caso de las economías que han estado reabriendo, la
actividad parece haber tocado mínimos en abril, tal como lo sugiere, por ejemplo, el informe de
mayo sobre el empleo en Estados Unidos, que muestra que los trabajadores declarados cesantes
provisionalmente se están reincorporando a la fuerza laboral en algunos de los sectores más
afectados por el confinamiento.
El impacto en el mercado laboral ha sido particularmente fuerte en el caso de los trabajadores
poco calificados que no tienen la opción de trabajar desde casa. Las pérdidas de ingresos
también parecen haber sido desiguales según el género: entre los grupos de ingreso más bajo, las
mujeres se vieron más perjudicadas en algunos países. La Organización Internacional del Trabajo
calcula que casi el 80% de las aproximadamente 2.000 millones de personas que están empleadas
en el sector informal a nivel mundial se han visto afectadas significativamente.
Contracción del comercio internacional. El hecho de que la desaceleración sea sincronizada ha
amplificado los trastornos sufridos internamente por países del mundo entero. El comercio
internacional se contrajo casi –3,5% (en términos interanuales) durante el primer trimestre, como
consecuencia de la debilidad de la demanda, el colapso del turismo transfronterizo y la
dislocación del suministro relacionada con los confinamientos (exacerbada en algunos casos por
restricciones al comercio exterior).
Disminución de la inflación. En las economías avanzadas, la inflación promedio había disminuido
alrededor de 1,3 puntos porcentuales desde fines de 2019, a 0,4% (en términos interanuales) para
abril de 2020, en tanto que en las economías de mercados emergentes había retrocedido 1,2
puntos porcentuales, a 4,2%. Hasta el momento, la presión a la baja sobre los precios
provocadas por la caída de la demanda agregada, sumadas a los efectos del abaratamiento de los
combustibles, parece haber compensado holgadamente toda presión al alza de los costos
atribuible a las interrupciones de la oferta.

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Las medidas de política económica tomadas para contrarrestar la
crisis han limitado el daño económico y mejorado el ánimo de los
mercados financieros
En medio de esta situación sombría, hay algunos destellos de optimismo. Tras haberse
endurecido drásticamente entre enero y marzo, las condiciones financieras se han distendido en
las economías avanzadas y, en menor medida, en las de mercados emergentes, lo cual refleja
también las medidas de política que se mencionan más adelante.
Las sustanciales medidas de respuesta desplegadas por varios países en el sector fiscal y
financiero desde que arrancó la crisis han prevenido peores pérdidas a corto plazo. Los
programas de horario de trabajo reducido y la asistencia a los trabajadores que quedaron cesantes
provisionalmente han impedido que muchos cayeran en el desempleo propiamente dicho, en
tanto que el respaldo financiero brindado a las empresas y las medidas regulatorias que buscaron
garantizar un suministro de crédito ininterrumpido han impedido quiebras más generalizadas
(véanse el anexo 1 y la base de datos de medidas nacionales del Monitor Fiscal de junio de 2020,
que analizan las medidas fiscales equivalentes a alrededor de USD 11 billones anunciadas a nivel
mundial, así como el informe WEO de abril de 2020 y el observatorio de políticas del FMI
tomadas en respuesta a la COVID-19, que contienen una lista más extensa de medidas
específicas tomadas por cada país).
Las medidas rápidas y, en algunos casos, novedosas adoptadas por bancos centrales
importantes (tales como los de algunos mercados emergentes, que lanzaron por primera vez una
expansión cuantitativa, y los de algunas economías avanzadas, que incrementaron
significativamente la escala de las compras de activos) han facilitado el suministro de liquidez y
limitado el aumento de los costos de financiamiento de la deuda (véase la Actualización de junio
de 2020 del informe GFSR). Además las líneas de crédito recíproco (swaps) establecidas por los
bancos centrales de varios mercados emergentes han contribuido a amortiguar los déficits de
liquidez en dólares. Los flujos de inversiones de cartera hacia los mercados emergentes se
recuperaron después de haber registrado salidas récord en febrero y marzo, y la emisión de
bonos en monedas fuertes se ha afianzado en las economías con mejores calificaciones de
crédito. Entre tanto, las medidas adoptadas por los reguladores financieros —incluidas la
modificación de las condiciones de reembolso de los préstamos bancarios y la activación de
colchones de capital y liquidez— han apuntalado la oferta de crédito.
La estabilidad observada en el mercado petrolero también ha afianzado el optimismo. Los
futuros sobre la variedad West Texas Intermediate, que en abril se habían adentrado
profundamente en territorio negativo en el caso de los contratos con vencimiento a comienzos
del verano boreal, subieron en las últimas semanas y se comercian en un rango estable cercano al
precio actual para los contratos de entrega inmediata.
Desde comienzos de abril, los tipos de cambio han variado en consonancia con la situación
imperante. A mediados de junio, el dólar de EE.UU. se había depreciado casi 4% en términos
efectivos reales (tras apreciarse más de 8% entre enero y comienzos de abril). Las monedas que
se habían debilitado sustancialmente en los meses anteriores se han apreciado desde abril; tal es
el caso del dólar australiano y la corona noruega entre las monedas de las economías avanzadas,

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y el peso mexicano, el rand sudafricano, el rublo ruso y la rupia indonesia en el caso de los
mercados emergentes.
Factores que influyen en los pronósticos
La situación descrita en la sección anterior constituye la base de los principales supuestos
adoptados para elaborar el pronóstico de crecimiento mundial, en particular en lo relacionado
con los trastornos de la actividad imputables a la pandemia, los precios de las materias primas,
las condiciones financieras y las políticas de respaldo.
Trastornos de la actividad en el pronóstico de base. Ante las sorpresas que sesgan los pronósticos a la
baja ocurridas durante el primer trimestre y la debilidad de los indicadores de alta frecuencia en
el segundo trimestre, este pronóstico actualizado incorpora un impacto en la actividad más
fuerte en el primer semestre de 2020 y una trayectoria de recuperación más lenta en el segundo
semestre, en comparación con la edición de abril de 2020 del informe WEO. En el caso de las
economías en las cuales las infecciones están disminuyendo, la trayectoria de recuperación más
lenta contemplada en el pronóstico actualizado refleja tres supuestos fundamentales: un
distanciamiento social persistente en el segundo semestre de 2020, una cicatrización más
extendida debida al hecho de que la actividad sufriría más de lo previsto durante el
confinamiento del primer y segundo trimestres, y un impacto negativo en la productividad a
medida que las empresas que sobrevivan adopten normas de seguridad e higiene más rigurosas
en los lugares de trabajo. En las economías que aún están experimentando dificultades para
controlar las tasas de infección, la necesidad de prolongar el confinamiento y el distanciamiento
social infligirá más daños a la actividad. Un supuesto importante es que los países cuyas
infecciones han disminuido no volverán a instituir rigurosos confinamientos del tipo aplicado
durante el primer semestre del año, y que, de ser necesario, recurrirán a otros métodos para
contener el contagio (por ejemplo, análisis clínicos más generalizados, rastreo de contactos y
aislamiento). Más adelante, la sección sobre los riesgos plantea otros escenarios, incluido un
escenario que contempla una repetición del brote en 2021.
Políticas de respaldo y condiciones financieras. La proyección tiene en cuenta el impacto de las
sustanciales medidas fiscales de respuesta implementadas hasta la fecha y previstas para el resto
del año. Con los estabilizadores automáticos en funcionamiento, que servirán de amortiguadores
adicionales, se prevé que los déficits fiscales globales aumenten significativamente y que los
coeficientes de endeudamiento se incrementen en 2020–21. Se supone que los grandes bancos
centrales mantendrán la calibración actual a lo largo del período contemplado en las
proyecciones, que llega hasta fines de 2021. A nivel más general, se prevé que las condiciones
financieras se mantengan aproximadamente en los niveles actuales tanto en las economías
avanzadas como en las de mercados emergentes.
Precios de las materias primas. Los supuestos en torno a los precios de los combustibles se
mantienen en general iguales a los del informe WEO de abril de 2020. Los precios promedio del
barril de petróleo para los contratos de entrega inmediata se estiman en USD 36,20 en 2020 y
USD 37,50 en 2021. Las curvas de los futuros sobre petróleo indican que los precios subirían
luego hacia los USD 46; es decir, aún alrededor de 25% menos que el promedio de 2019. Los

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precios de las materias primas no petroleras aumentarían marginalmente más rápido que lo
supuesto en el informe WEO de abril de 2020.
Desaceleración profunda en 2020, recuperación anémica en 2021
El crecimiento mundial está proyectado
en –4,9% en 2020; es decir, 1,9 puntos
porcentuales menos que en el informe
WEO de abril de 2020 (cuadro 1). En
particular, se ha rebajado el crecimiento
del consumo en la mayor parte de las
economías, como consecuencia de un
trastorno de la actividad interna más
profundo que el anticipado . Las
proyecciones de debilitamiento del
consumo privado reflejan la
combinación de un fuerte shock adverso
en la demanda agregada atribuible al
distanciamiento social y un aumento del
ahorro precautorio. Además, se prevé
que la inversión se vea atenuada a
medida que las empresas posterguen
gastos de capital en medio de la aguda
incertidumbre. Las políticas de respaldo
compensan en parte el deterioro de la
demanda interna privada.
Según el pronóstico de base, la actividad mundial tocaría mínimos en el segundo trimestre de
2020 y se recuperaría luego (gráfico 1). En 2021, el crecimiento aumentaría a 5,4%; es decir, 0,4
puntos porcentuales menos que lo pronosticado en abril. Se proyecta que el consumo se
fortalezca poco a poco el año próximo; se espera también lo mismo de la inversión, que sin
embargo se mantendría atenuada. Se pronostica que el PIB mundial del año 2021 en su totalidad
excederá apenas el nivel de 2019.
Incertidumbre. Al igual que las proyecciones de abril de 2020, este pronóstico está teñido de
incertidumbre. Depende de la profundidad de la contracción en el segundo trimestre de 2020
(para el cual no hay aún datos completos) y de la magnitud y persistencia del shock adverso.
Estos elementos, a su vez, dependen de varios factores inciertos, como por ejemplo:
• La duración de la pandemia y los confinamientos necesarios.
• El distanciamiento social voluntario, que afectará al gasto.
• La capacidad de los trabajadores desplazados para obtener empleo en sectores posiblemente
diferentes.
• La cicatrización causada por los cierres de empresas y la salida de trabajadores de la fuerza
laboral, que podrían dificultar la recuperación de la actividad una vez superada la pandemia.

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• El impacto de los cambios incorporados a la seguridad en los lugares de trabajo —por
ejemplo, horarios escalonados, regímenes de higiene y limpieza más estrictos entre turnos,
nuevas prácticas en los lugares de trabajo relacionadas con la proximidad del personal en
líneas de producción— que entrañan costos para las empresas.
• Reconfiguraciones de las cadenas internacionales de suministro que afectan a la
productividad, a medida que las empresas intenten ser más resilientes a los trastornos del
suministro.
• El grado de las repercusiones transfronterizas provocadas por el debilitamiento de la
demanda externa y los déficit de financiamiento; y
• La posible resolución de la actual desconexión entre las valoraciones de los activos y las
perspectivas de la actividad económica (como lo pone de relieve la Actualización de junio de
2020 del informe GFSR).

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Según las proyecciones, el grupo de economías avanzadas crecerá –8,0% en 2020; o sea, 1,9
puntos porcentuales menos que lo proyectado en abril. La actividad parece haberse visto más
vapuleada durante el primer semestre del año que lo previsto, con indicios de distanciamiento
voluntario incluso antes de la imposición del confinamiento. Esto hace pensar también en una
recuperación más paulatina durante el segundo semestre, ya que es probable que persista el
temor a la infección. Se prevén desaceleraciones profundas y sincronizadas en Estados Unidos
(–8,0%); Japón (–5,8%); el Reino Unido (–10,2%); Alemania (–7,8%); Francia (–12,5%) , Italia y
España (–12,8%). Se prevé que en 2021 la tasa de crecimiento de las economías avanzadas
mejorará a 4,8%; en consecuencia, el PIB del grupo en 2021 se ubicará alrededor de 4% por
debajo del nivel de 2019.
Entre las economías de mercados emergentes y en desarrollo, el impacto que los trastornos internos
asestarán a la actividad sería más parecido al escenario a la baja contemplado en abril,
contrarrestando holgadamente la mejora del ánimo de los mercados financieros. La revisión a la
baja refleja también la agudización de los efectos de derrame producidos por el debilitamiento de
la demanda externa. La revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento de las economías de
mercados emergentes y en desarrollo en 2020–21 (2,8 puntos porcentuales) supera la revisión de
las economías avanzadas (1,8 puntos porcentuales). Con la exclusión de China, la revisión a la
baja del grupo en 2020-21 es de 3,6 puntos porcentuales.
A nivel general, el crecimiento del grupo de economías de mercados emergentes y en
desarrollo está proyectado en –3,0% in 2020; es decir, 2 puntos porcentuales por debajo de la
proyección presentada en el informe WEO de abril de 2020. Entre las economías en desarrollo
de bajo ingreso, el crecimiento está proyectado en –1,0% en 2020, alrededor de 1,4 puntos
porcentuales por debajo del pronóstico presentado en el informe WEO de abril de 2020, aunque
con diferencias entre un país y otro. Con exclusión de algunas economías preemergentes
grandes, se prevé que el grupo restante de países en desarrollo de bajo ingreso sufrirá una
contracción de –2,2% en 2020.
Por vez primera, se proyecta un crecimiento negativo para todas las regiones en 2020. Pero
aun así se observan importantes diferencias entre las economías a escala individual, en función
de la evolución de la pandemia y la eficacia de las estrategias de contención; las diversas
estructuras económicas (por ejemplo, dependencia de los sectores gravemente afectados, como
turismo y petróleo); el uso de flujos financieros externos, incluidas las remesas; y las tendencias
del crecimiento previas a la crisis. In China, donde está en marcha la recuperación tras la fuerte
contracción registrada en el primer trimestre, se proyecta un crecimiento de 1,0% en 2020,
apoyado en parte por políticas de estímulo. Se proyecta que la economía de India se contraiga
4,5% tras un período de confinamiento más largo y una recuperación más lenta de lo previsto en
abril. En América Latina, donde la mayoría de los países aún están luchando para contener las
infecciones, se proyecta que las dos economías más grandes, Brasil y México, sufran
contracciones de 9,1% y 10,5%, respectivamente, en 2020. Las perturbaciones provocadas por la
pandemia, así como la considerable merma del ingreso disponible de los países exportadores de
petróleo tras el drástico descenso de los precios de los combustibles, implican fuertes recesiones
en Rusia (–6,6%), Arabia Saudita (–6,8%) y Nigeria (–5,4%), mientras que el desempeño de
Sudáfrica (–8,0%) se verá gravemente afectado por la crisis sanitaria.

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Se proyecta que en 2021 la tasa de crecimiento de las economías de mercados emergentes y
en desarrollo aumente a 5,9%, gracias en parte al repunte que se pronostica para China (8,2%).
Excluyendo a China, para ese grupo de países se prevén tasas de crecimiento de –5,0% en 2020 y
4,7% en 2021, con lo cual el PIB de 2021 para este subgrupo de economías de mercados
emergentes y en desarrollo se situaría apenas por debajo del nivel registrado en 2019.
Este año el comercio mundial sufrirá una profunda contracción, de aproximadamente –11,9%,
debido a la demanda mucho más débil de bienes y servicios, incluido el turismo. Se prevé que,
conforme la demanda interna repunte gradualmente el próximo año, el crecimiento del comercio
aumente a alrededor de 8%.
Perspectivas de inflación. Las proyecciones de inflación en general han sido revisadas a la
baja, con recortes más importantes en particular en 2020 y para las economías avanzadas. Esto
obedece en general a la combinación del debilitamiento de la actividad y el descenso de los
precios de las materias primas, aunque en algunos casos la tendencia se ha visto parcialmente
contrarrestada por el efecto de la depreciación del tipo de cambio en los precios de las
importaciones. Se prevé que la inflación suba gradualmente en 2021, en consonancia con el
repunte proyectado de la actividad. No obstante, las perspectivas de inflación permanecen
moderadas, debido a las expectativas de una demanda agregada persistentemente floja.
Probable revés para los avances en la reducción de la pobreza
Estas proyecciones implican un impacto negativo particularmente agudo de la pandemia en los
hogares de bajo ingreso a escala mundial, que podría traducirse en un sustancial aumento de la
desigualdad. La proporción de la población mundial que vive en condiciones de pobreza extrema
—es decir, con menos de USD 1,90 al día— se ha reducido a menos de 10% en años recientes (de
una cifra de 35% en 1990). Estos avances se ven en peligro debido a la crisis de la COVID-19, y se
proyecta que más de 90% de las economías de mercados emergentes y en desarrollo registren un
ingreso per cápita negativo en 2020. En países en los que el empleo informal alcanza altas
proporciones, los confinamientos han provocado desocupación y bruscas pérdidas de ingreso para
muchos de esos trabajadores (a menudo en lugares en que los migrantes trabajan lejos de sus
hogares, aislados de sus redes de apoyo). Además, ante los cierres generalizados de escuelas en
alrededor de 150 países hasta finales de mayo, la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura estima que cerca de 1.200 millones de niños de edad escolar
(aproximadamente el 70% del total mundial) se han visto afectados a escala mundial. El resultado
será una grave pérdida de aprendizaje, que tendrá efectos negativos desproporcionados en las
perspectivas de ingresos de los niños en países de bajo ingreso.
Riesgos para las perspectivas
La incertidumbre fundamental acerca de la evolución de la pandemia es un importante factor
determinante de las perspectivas económicas, y hace difícil la caracterización de la balanza de
riesgos. La desaceleración podría ser menos severa de lo pronosticado si la normalización
económica avanzara más rápido de lo que actualmente se prevé en zonas que se han reabierto; por
ejemplo en China, donde la recuperación de la inversión y los servicios hasta mayo fue más
vigorosa de lo esperado. Los avances médicos en cuanto a terapias y los cambios en el
comportamiento de distanciamiento social podrían ayudar a que los sistemas sanitarios puedan

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afrontar mejor la situación sin necesidad de confinamientos prolongados y estrictos. Los ensayos
de vacunas también están avanzando a gran velocidad. El desarrollo de una vacuna segura y eficaz
daría un impulso a la actitud y podría mejorar los resultados de crecimiento en 2021, incluso si el
ritmo de producción de la vacuna no se acelera lo suficiente como para lograr la inmunidad de
rebaño para fines de 2021. En términos más generales, los cambios en los sistemas de producción,
distribución y pagos ocurridos durante la pandemia podrían en realidad dar lugar a mejoras en la
productividad, que abarcarían desde nuevas técnicas médicas hasta, en un sentido más amplio, una
aceleración del proceso de digitalización o de la transición de combustibles fósiles a renovables.
De todos modos, los riesgos a la baja siguen siendo sustanciales. Podrían producirse nuevos
brotes en lugares que ya han superado el pico de la curva de infección, haciendo necesario
reintroducir por lo menos algunas medidas de contención. Un descenso más prolongado de la
actividad podría provocar nuevas cicatrices, derivadas, por ejemplo, de una multiplicación del
cierre de empresas, que ocurriría si las empresas supervivientes dudan en contratar a trabajadores
que han estado desocupados mucho tiempo, y si los trabajadores desempleados abandonan por
completo la fuerza de trabajo. Las condiciones financieras podrían volver a endurecerse como en
enero-marzo, dejando al descubierto vulnerabilidades entre los prestatarios. Como resultado,
algunas economías podrían entrar en crisis de endeudamiento, y eso desaceleraría aún más la
actividad. Más en general, las repercusiones transfronterizas derivadas del debilitamiento de la
demanda externa y del endurecimiento de las condiciones financieras podrían amplificar el impacto
de shocks al crecimiento mundial relacionados con países o regiones específicas. Por otro lado, es
posible que la importante respuesta mediante políticas emprendida tras el frenazo inicial de la
actividad se repliegue prematuramente o que esté mal focalizada debido a problemas de diseño e
implementación, lo cual provocaría un desaprovechamiento de recursos o la disolución de
relaciones económicas productivas. Algunos de estos aspectos se analizan en el recuadro sobre
escenarios, en el que se presentan proyecciones de crecimiento basadas en diferentes hipótesis.
Aparte de los riesgos a la baja relacionados con la pandemia, el recrudecimiento de las tensiones
entre Estados Unidos y China en múltiples frentes, las deterioradas relaciones entre los productores
de petróleo de la coalición de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP)+ y el
descontento social generalizado constituyen retos adicionales para la economía mundial. Además,
en un contexto de inflación baja y fuerte endeudamiento (particularmente en las economías
avanzadas), la debilidad prolongada de la demanda agregada podría agravar la desinflación y las
dificultades de servicio de la deuda, lo cual a su vez supondría otro lastre para la actividad.
Prioridades de política económica
La implacable propagación de la pandemia ha hecho que se tornen más preocupantes las
perspectivas de que los medios de vida, la seguridad laboral y la desigualdad sufran consecuencias
negativas a largo plazo. La adopción de nuevas medidas de política eficaces puede ayudar a frenar
el deterioro de esas perspectivas y a sentar las bases para una recuperación más rápida que
beneficie a toda la sociedad, a lo largo de todo el espectro de ingresos y aptitudes. Al mismo
tiempo, teniendo en cuenta la fuerte incertidumbre acerca de la pandemia y sus implicaciones en
diferentes sectores, será necesario ir adaptando la respuesta mediante políticas a los cambios de
circunstancias, a fin potenciar al máximo la eficacia de esa respuesta; por ejemplo, dejando de
rescatar empresas y dedicándose a facilitar la reasignación de recursos entre sectores.

Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020 11


Como se analizó en el informe WEO de abril de 2020, estos objetivos de las políticas son
comunes en las economías de mercados emergentes y en desarrollo y en las economías
avanzadas, pero las primeras están relativamente más restringidas debido a la menor capacidad
de sus sistemas sanitarios, el mayor tamaño de sus sectores informales y las condiciones de
financiamiento más restrictivas. Además, algunas economías de mercados emergentes y en
desarrollo ya entraron en esta crisis con un margen limitado para la adopción de políticas. Por lo
tanto, el apoyo externo y una firme cooperación multilateral son esenciales para ayudar a estos
países afectados por restricciones financieras a combatir la crisis. Esto reviste especial
importancia en el caso de los países de bajo ingreso. Muchos de ellos tienen altos niveles de
deuda, y algunos ya atraviesan precarias situaciones de seguridad en las que escasean los
alimentos y las medicinas. Por lo tanto, su capacidad para desplegar las medidas de política
necesarias para evitar costos humanos devastadores y secuelas a largo plazo en los medios de
vida depende en forma crítica del alivio de la deuda, las donaciones y el financiamiento
concesionario provenientes de la comunidad internacional. Las economías insulares que
dependen fuertemente del turismo y las economías cuyo motor son las exportaciones de
petróleo probablemente enfrentarán dificultades a largo plazo.
Recursos para la atención de la salud
La pandemia continúa poniendo a prueba la capacidad de los sistemas sanitarios de muchos
países, y está acelerándose en las economías de mercados emergentes y en desarrollo. Otros
países que ya han superado los picos de la curva de infecciones siguen corriendo el riesgo de
rebrotes. Por lo tanto, todos los países han de cerciorarse de que sus sistemas sanitarios estén
adecuadamente dotados de recursos. Esto exige gasto adicional en varios ámbitos, como pruebas
de detección del virus y anticuerpos; formación y contratación de rastreadores de contactos;
adquisición de equipos de protección personal; y gasto en infraestructura sanitaria para servicios
de urgencia, unidades de cuidados intensivos y pabellones de aislamiento.
Cooperación multilateral para apoyar los sistemas sanitarios. La comunidad internacional debe
redoblar sustancialmente sus esfuerzos a favor de iniciativas nacionales, tales como completar la
eliminación de restricciones sobre el comercio de suministros médicos esenciales; intercambiar
información sobre la pandemia de forma amplia y transparente; proporcionar asistencia
financiera y conocimientos especializados a países cuya capacidad sanitaria es limitada, por
ejemplo, apoyando a organizaciones internacionales; y canalizar financiamiento para ampliar las
instalaciones de producción de vacunas conforme avancen los ensayos, de modo que todos los
países puedan disponer sin demora de dosis adecuadas a costo asequible.
Contener las secuelas económicas y facilitar la recuperación
Frente a un virus sumamente contagioso y dada la susceptibilidad de la población, los países
han restringido la movilidad a fin de frenar la propagación y proteger vidas. En la consiguiente
situación de profunda desaceleración económica, los objetivos generales de política económica
siguen siendo similares a los enunciados en el informe WEO de abril de 2020, y se sigue
haciendo hincapié en la adopción de medidas de considerable magnitud y bien focalizadas que
protejan a los vulnerables. A medida que se reabren las economías, la atención debería
reorientarse gradualmente de proteger el empleo y las empresas a facilitar la recuperación y

12 Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020


eliminar los factores que dificultan las reasignación de trabajadores. No obstante, los niveles
elevados de deuda podrían coartar el margen para medidas adicionales de apoyo fiscal, y
supondrían un grave desafío a mediano plazo para muchos países.
A fin de garantizar que las economías estén bien preparadas para hacer frente a nuevos
shocks, las autoridades deberían pensar en reforzar los mecanismos que proporcionan apoyo
automático, oportuno y temporal durante las desaceleraciones. Como se señala en el informe
WEO de abril de 2020, las medidas de estímulo fiscal basadas en reglas tomadas para
contrarrestar el deterioro de las condiciones macroeconómicas —como transferencias
monetarias temporales y focalizadas a hogares de bajo ingreso y con poca liquidez, que se activan
si la tasa de desempleo o las solicitudes de seguro de desempleo superan un umbral
determinado— pueden ser muy eficaces para atenuar las desaceleraciones.
Economías donde la pandemia está acelerándose. En los países en que los confinamientos son
necesarios para frenar el contagio, la atención debe centrarse en contener el shock sanitario y
reducir al mínimo el daño en la economía, de modo que la actividad pueda normalizarse más
rápidamente una vez que se levanten las restricciones. El objetivo es doble: amortiguar en la
medida de lo posible las pérdidas de ingresos de las personas, y la vez procurar que se canalicen
menos recursos a sectores de contacto intensivo que probablemente sufrirán reducciones
persistentes después de la pandemia.
Las medidas focalizadas, como las desgravaciones temporales para las personas y empresas
afectadas, los subsidios salariales para los trabajadores con licencia obligatoria, las transferencias de
efectivo y la licencia con sueldo por enfermedad o razones familiares son prácticas comunes
adecuadas para amortiguar las pérdidas de ingresos. La composición específica del apoyo focalizado
debe adaptarse a las circunstancias del país, teniendo debidamente en cuenta a las personas que
quizá no estén bajo el amparo de una red formal de protección (como se analiza más adelante). Las
garantías temporales de crédito, particularmente para las pequeñas y medianas empresas, y las
reestructuraciones de préstamos pueden ayudar a preservar las relaciones de empleo que
probablemente sigan siendo viables una vez que se disipe la pandemia. En paralelo y cuando sea
factible, debe incrementarse el gasto en reconversión laboral, a fin de que los trabajadores estén
mejor equipados para buscar empleo en otro sectores en caso necesario. Se deben reforzar y
extender las redes de protección, para ampliar los criterios de acceso a las prestaciones de
desempleo y para ofrecer una mejor cobertura a los trabajadores autónomos e informales.
Los servicios de suministro de liquidez de los bancos centrales y el reciclaje focalizado de
préstamos a las empresas afectadas ayudan a garantizar que el crédito siga fluyendo, mientras que
los recortes de las tasas de política monetaria y las compras de activos pueden limitar los
aumentos de los costos de endeudamiento (véanse detalles en la Actualización de junio de 2020
del informe GFSR). La inversión pública en infraestructura o los recortes tributarios
generalizados pueden ser menos eficaces como mecanismos para estimular la demanda cuando
amplios sectores de la economía están inactivos. Sin embargo, si las restricciones financieras no
lo impiden, estas medidas pueden ser útiles para apuntalar la confianza y limitar las quiebras.
Economías donde la reapertura está en marcha. Muchos países han empezado los procesos de
desescalada de los confinamientos estrictos. Con las reaperturas, las políticas también tienen que
empezar a orientarse a facilitar la recuperación. Para esto es necesario retirar progresivamente el

Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020 13


apoyo focalizado a medida que avance la recuperación, incentivar la reasignación de trabajadores
y recursos cuando sea necesario y proporcionar estímulos.
El repliegue del apoyo focalizado —como los subsidios salariales para trabajadores con licencia
obligatoria, las transferencias monetarias, la ampliación de los criterios para acceder al seguro de
desempleo, las garantías de crédito para las empresas y las moratorias para el servicio de la deuda—
debe proceder gradualmente para evitar un desencadenamiento de pérdidas de ingreso y quiebras
repentinas justo cuando la economía está volviendo a afianzarse. La secuencia en que se retiren las
medidas focalizadas debe tener en cuenta la estructura del empleo; por ejemplo, la proporción de
trabajadores autónomos, la distribución de las empresas en los sectores que experimentan
diferentes ritmos de recuperación y el grado de informalidad de la economía.
Si el espacio fiscal lo permite, el apoyo fiscal focalizado que se vaya retirando puede ir
reemplazándose con inversión pública para acelerar la recuperación, y con un mayor gasto
destinado a la red social para proteger a los más vulnerables. La inversión pública puede
respaldar la transición a una economía de bajo uso de carbono y las estrategias de mitigación. El
aumento del gasto en la red de protección social será especialmente importante en vista del
fuerte impacto que la pandemia ha tenido en los trabajadores menos cualificados (que tendrían
más dificultades para conseguir empleo que los más cualificados) y en términos más generales en
los hogares de menor ingreso (que quizá carezcan de suficientes recursos para acceder a atención
de la salud y otros servicios esenciales).
Al mismo tiempo, los subsidios de contratación y el gasto en formación de empleados
tendrán que aumentar para facilitar su reinserción en sectores con demanda creciente y no en
sectores que probablemente se vean permanentemente reducidos tras la pandemia. Las
autoridades también deben abordar los factores que dificultan la reinserción laboral, como las
barreras de ingreso que favorecen a los empleados ya en funciones en detrimento de posibles
nuevos candidatos y las rigideces del mercado laboral que desincentivan la contratación por parte
de las empresas. Para facilitar la reinserción también habrá que sanear los balances y reducir el
sobreendeudamiento, factores que en el pasado han entorpecido la recuperación tras recesiones
profundas. En este sentido, se necesitarán mecanismos que faciliten la reestructuración y
disposición de la deuda problemática. Estas medidas para reducir la persistente asignación
deficiente de recursos y las pérdidas de productividad pueden potenciar la eficacia de un
estímulo más amplio destinado a fomentar la demanda agregada y el empleo.
Modalidades para brindar alivio a países con vastos sectores informales. En las economías donde los
trabajadores informales se ven muy perjudicados por la pandemia y los consiguientes
confinamientos, los sistemas digitales de pago pueden ser una modalidad alternativa para garantizar
que el alivio del gobierno llegue a los beneficiarios previstos (Nota de la serie especial del FMI
sobre políticas en respuesta a la COVID-19). En los casos en que las personas no tienen
documentos de identificación ni teléfonos móviles para acceder al sistema digital, se puede recurrir
a soluciones provisionales para ampliar la cobertura de los pagos digitales (Nota de la serie especial
del FMI sobre políticas en respuesta a la COVID-19), brindando además apoyo complementario
en especie consistente en alimentos, medicamentos y otros artículos esenciales para los hogares
necesitados, por ejemplo, a través de los gobiernos locales y organizaciones comunitarias.

14 Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020


Cooperación multilateral
Dada la escala global de la crisis, los países tienen que cooperar en múltiples frentes para
abordar los retos que afectan a todos. Aparte de las iniciativas comunes para apuntalar los
sistemas sanitarios, se necesita urgentemente asistencia de liquidez para los países que enfrentan
shocks sanitarios y escasez de financiamiento externo.
La iniciativa del G-20 para suspender temporalmente los pagos del servicio de la deuda oficial
de los países de bajo ingreso es un importante primer paso para ayudarlos a preservar la liquidez
internacional y canalizar recursos para combatir la crisis sanitaria. Los acreedores privados
también deberían proporcionar un tratamiento similar. En términos más generales, lo mejor para
todos los acreedores y los países prestatarios de bajo ingreso y de mercados emergentes con altos
niveles de endeudamiento y fuertes necesidades de financiamiento es acordar sin demora
condiciones mutuamente aceptables para el alivio de la deuda cuando sea necesario.
La asistencia multilateral brindada a través de la red mundial de seguridad financiera puede
ayudar más a absorber el impacto de los shocks de financiamiento. El FMI ha ampliado los
límites de acceso a sus servicios de financiamiento de emergencia, ha incrementado su capacidad
para conceder alivio del servicio de la deuda a partir de donaciones y está ayudando a los países
vulnerables ofreciéndoles financiamiento nuevo a través de otros servicios de préstamo.
También se han activado otros aspectos de las red mundial de seguridad financiera para aliviar
los déficits de liquidez internacional en los mercados emergentes, como por ejemplo las líneas de
crédito recíproco (o swap) de los bancos centrales. Estas medidas están guiadas por un
reconocimiento común de que las economías de mercados emergentes y en desarrollo están en
general sujetas a más restricciones que las economías avanzadas que emiten monedas de reserva.
Cuanto más se prolonguen la pandemia y sus secuelas, más necesario será redoblar esfuerzos
para apoyar a las economías que enfrentan restricciones financieras.
Más allá de lo relacionado con la pandemia, las autoridades tienen que cooperar para abordar
las cuestiones económicas que subyacen tras las tensiones comerciales y tecnológicas, así como
las deficiencias en el sistema de comercio multilateral basado en reglas. La recuperación que se
produzca tras la crisis de la COVID-19 estará en peligro si no se da una solución duradera a
estas fricciones. Para aprovechar la reducción sin precedentes de las emisiones de gases de efecto
invernadero este año (debida a la notable disminución del consumo de combustibles fósiles
durante la pandemia), las autoridades deberían llevar a la práctica sus compromisos de mitigación
del cambio climático, siendo también necesario redoblar los esfuerzos a nivel internacional,
idealmente mediante un sistema equitativo de impuestos sobre el carbono u otro mecanismo
equivalente (véase el informe Monitor Fiscal de octubre de 2019). El bajo nivel de los precios del
petróleo también brinda una oportunidad para reducir los perniciosos subsidios a los
combustibles. Y la comunidad internacional debe actuar de inmediato para evitar que se repita la
catástrofe de la pandemia, acumulando reservas internacionales de suministros y equipos de
protección esenciales que puedan distribuirse rápidamente a las zonas afectadas, financiando la
investigación y apuntalando los sistemas públicos de sanidad, y estableciendo modalidades
adecuadas y eficaces para llevar alivio a los más necesitados.

Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020 15


Recuadro de escenarios. Escenarios alternativos
El Modelo G-20 del FMI se combina con un análisis sectorial detallado para estimar el
impacto de dos escenarios alternativos: 1) un segundo brote de COVID-19 a principios de 2021,
y 2) una recuperación más rápida después de las medidas de confinamiento aplicadas en el
primer semestre de 2020. Estos escenarios, que se resumen a continuación, se presentan como
desviaciones con respecto a las proyecciones de la Actualización de las perspectivas de la economía
mundial (informe WEO) de junio de 2020 (el escenario base).
Escenario 1: Un segundo brote mundial de COVID-19 a principios de 2021
Si bien el escenario base no descarta un posible resurgimiento de casos en algunos países, el
primer escenario supone, en cambio, que a principios de 2021 se produce un segundo brote
mundial importante. Se supone que las perturbaciones de la actividad económica interna en cada
país en 2021 —derivadas de las medidas adoptadas para contener este segundo brote— se
reducirán aproximadamente a la mitad de lo que ya está previsto en el escenario base para 2020. La
reducción del impacto a la mitad refleja el supuesto de que las medidas de contención afectarán
menos a las empresas y los hogares porque la proporción de personas vulnerables probablemente
será más baja y las medidas estarán mejor focalizadas en los grupos vulnerables, aprovechando la
experiencia adquirida con respecto a la eficacia de las medidas aplicadas hasta la fecha.
Como resultado del segundo brote, se supone que las condiciones financieras se tornarán más
restrictivas en 2021, en comparación con el escenario base. El endurecimiento adicional representa
aproximadamente la mitad del aumento de los diferenciales soberanos y corporativos observado
desde el comienzo de la pandemia, con un endurecimiento relativamente limitado, en promedio,
especialmente en las primas soberanas, en las economías avanzadas, y mayores aumentos de los
diferenciales tanto de la deuda soberana como de la deuda corporativa en los mercados emergentes.
La simulación supone que la política monetaria convencional reacciona de manera endógena
en países en los que aún hay margen para seguir reduciendo las tasas de política monetaria,
principalmente en mercados emergentes. Las políticas no convencionales no están incorporadas
explícitamente en las simulaciones; sin embargo, se reflejan implícitamente en el endurecimiento
limitado de las condiciones financieras en las economías avanzadas. Con respecto a la respuesta
de política fiscal, se supone que los gobiernos aplican medidas discrecionales adicionales por
encima y más allá de los estabilizadores automáticos. Como resultado, la respuesta del gasto
global a la disminución del producto es dos veces más fuerte que la respuesta en el contexto de
fluctuaciones típicas del ciclo económico.
A pesar de la respuesta de política, se supone que el brote puede causar nuevos daños a más
largo plazo en el lado de la oferta de las economías (cicatrices) a partir de 2022, ya que el
aumento de las quiebras provoca la destrucción de capital, la desaceleración temporal del
crecimiento de la productividad y el aumento temporal del desempleo tendencial. Se supone que
las cicatrices adicionales se reducirán a la mitad de lo ya previsto en el escenario base, y que los
mercados emergentes experimentarán un daño mayor y más duradero que las economías
avanzadas, dado que el margen de maniobra para la adopción de políticas que respalden los
ingresos es más limitado en esos países.

16 Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020


Escenario 2: Una recuperación más
rápida
La proyección del escenario base supone una
recuperación gradual de la actividad a partir del
segundo semestre de 2020. En el segundo
escenario, se supone que la recuperación es más
rápida de lo esperado ya que el aumento de la
confianza en la eficacia de las medidas aplicadas
después del confinamiento (distanciamiento social
y prácticas más eficaces de detección, rastreo y
aislamiento) da lugar a una contención eficaz y a
un comportamiento menos preventivo por parte
de los hogares y las empresas una vez que se
levantan los confinamientos 1. Como resultado de
la aceleración de la recuperación, las condiciones
financieras se vuelven más acomodaticias; para
simplificar el análisis, la distensión de las
condiciones financieras comienza en 2021.
También se supone que las medidas fiscales
discrecionales ya incluidas en el escenario base se
mantienen en su totalidad; es decir, no se eliminan
parcialmente en respuesta a la mejora de las
perspectivas. Sin embargo, los estabilizadores
automáticos implicarían menos apoyo fiscal en
general, ya que responden de manera endógena a
una disipación más rápida del exceso de oferta. La
aceleración de la recuperación también implica
una reducción de las cicatrices en un 50% con
respecto al escenario base a partir de 2021.
Resultados
En el gráfico del escenario 1 se presentan los
resultados correspondientes al mundo y a los
grupos de economías avanzadas/mercados
emergentes. En el caso de un segundo brote
(línea roja en el gráfico del escenario 1), las
medidas de contención resultantes provocan una
disminución del producto mundial de alrededor
del 4,6% en 2021, en relación con el escenario base. Como en los escenarios presentados en el
informe WEO de abril de 2020, la disminución de la actividad es en general similar en el caso de
las economías avanzadas y las de mercados emergentes a corto plazo (2021): por un lado, en las
economías avanzadas el sector de servicios representa una proporción relativamente mayor y,

Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020 17


por lo tanto, están más directamente expuestas a las medidas de distanciamiento social; por otro
lado, las condiciones financieras más restrictivas y las respuestas fiscales más limitadas en los
mercados emergentes amplifican el impacto en esas economías. El impacto en la actividad en
2021 se corrige solo parcialmente en 2022, con un producto mundial aún 3,3% inferior al
escenario base, en parte debido a las cicatrices adicionales del lado de la oferta.
En el escenario alternativo, en el cual la aplicación de medidas eficientes después del
confinamiento en el segundo semestre de 2020 puede contener mejor el virus y generar una
mayor confianza y permitir un retorno más rápido a la normalidad (línea azul en el gráfico del
escenario 1), el producto mundial mejora en relación con el escenario base en alrededor de 1
punto porcentual en 2020. La recuperación se afianza en 2021 con un producto mundial 3%
superior al escenario base, y la distensión relativa de las condiciones financieras y las menores
cicatrices contribuyen a una recuperación más rápida.
Es importante destacar la considerable incertidumbre que rodea a estos escenarios, en
especial el escenario 1. El segundo brote podría ocurrir en otoño, en cuyo caso el impacto
negativo sobre la actividad en 2020 sería aún mayor que en el escenario base actual. Además, si
bien aún no se han podido determinar plenamente las implicaciones cuantitativas de las actuales
medidas de contención, el impacto de una hipotética segunda ronda es aún más incierto. Por
último, un segundo brote podría dar lugar a un endurecimiento más grave de las condiciones
financieras que el supuesto en este caso, y el efecto macroeconómico global podría verse
amplificado por no linealidades resultantes de mayores cicatrices y presiones financieras,
especialmente en los mercados emergentes.

1 El segundo escenario no supone que una vacuna estará disponible antes de finales de 2021.

18 Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020


Anexo: Una actualización de la evolución y las
perspectivas fiscales

Al agravarse los efectos económicos de la pandemia de COVID-19 y del Gran Confinamiento, muchos
gobiernos han intensificado las medidas de emergencia para proteger a la población, preservar los puestos de trabajo
y evitar quiebras. La fuerte contracción de la actividad económica y los ingresos fiscales, junto con el considerable
respaldo fiscal, han hecho mella aún más en las finanzas públicas, y se proyecta que este año la deuda pública
mundial supere el 100% del PIB. A medida que se levanta el confinamiento en muchos países, las políticas deben
orientarse a facilitar la recuperación, aunque persiste la incertidumbre en torno a la contención de la pandemia y
los elevados niveles de deuda podrían limitar el alcance y la eficacia de un mayor apoyo fiscal. Este anexo
actualiza la edición de abril de 2020 del informe Monitor Fiscal sobre las medidas fiscales adoptadas en respuesta
a la pandemia, así como las perspectivas fiscales 1.
Más de dos terceras partes de los
gobiernos de todo el mundo han
incrementado su apoyo fiscal desde abril
para mitigar los efectos económicos de la
pandemia y los estrictos confinamientos, al
tiempo que el crecimiento se revisa
nuevamente a la baja con respecto a la
edición de abril de 2020 de Perspectivas de la
economía mundial. Estas medidas han ayudado
a salvar vidas, proteger los medios de
subsistencia y preservar el empleo y las
relaciones empresariales. Las medidas
fiscales anunciadas se estiman ahora en una
cifra cercana a USD 11 billones a nivel
mundial, frente a los USD 8 billones
estimados en la edición de abril de 2020 del
informe Monitor Fiscal. La mitad de estas
medidas (USD 5,4 billones) representan
gastos adicionales y pérdidas de ingresos,
que afectan directamente a los presupuestos
públicos 2. La otra mitad (USD 5,4 billones)
corresponde a apoyo a la liquidez, como
préstamos, inyecciones de capital y
garantías, incluso a través de bancos y
empresas estatales, que ayudan a mantener
los flujos de caja y limitar las quiebras, pero
eventualmente podrían incrementar la deuda
y los déficits públicos si estas intervenciones

1 Este anexo fue preparado por el Departamento de Finanzas Públicas.


2 Véanse detalles en la base de datos de Monitor Fiscal de medidas fiscales de los países en respuesta a la pandemia de COVID-19.

19 Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020


públicas provocan pérdidas. Las economías del Grupo de los Veinte (G-20) siguen
representando la mayor parte del apoyo fiscal mundial: las medidas presupuestarias adoptadas
por estas economías ascienden ahora al 6% del PIB en promedio (gráfico del anexo 1), en
comparación con apenas el 3% del PIB en abril, y se ubican en un nivel mucho más alto que el
observado en respuesta a la crisis financiera mundial de 2008–10.
Deuda y déficits públicos a nivel mundial
La fuerte contracción del producto y la
consiguiente caída de los ingresos, junto
con un considerable apoyo discrecional,
han provocado un aumento de la deuda y
los déficits públicos (véase el gráfico del
anexo 2). En el escenario base, se prevé
que la deuda pública mundial alcance un
máximo histórico que supera 101% del
PIB en 2020–21, un aumento de 19 puntos
porcentuales con respecto a hace un año
(cuadro 1 del anexo). Además, se prevé que
el déficit fiscal global promedio aumente al
14% del PIB en 2020, 10 puntos
porcentuales más que el año pasado. Más
allá de las medidas fiscales discrecionales,
se prevé que los estabilizadores
automáticos provenientes de los impuestos
y la protección social ayuden a amortiguar
la caída de los ingresos de los hogares
durante la recesión, pero que también
contribuyan a un tercio del aumento de los
déficits en promedio. En particular, se
prevé que los ingresos públicos disminuyan
algo más que el producto y que, en promedio, sean 2½ puntos porcentuales del PIB más bajos
que en 2019, debido a la disminución de los ingresos personales y empresariales y al fuerte
impacto en el consumo privado. Además, los países exportadores de petróleo han sufrido una
reducción de los ingresos petroleros debido a los bajos precios de dicho producto. La trayectoria
de la deuda y los déficits está sujeta a un alto grado de incertidumbre y podría ser ascendente en
un escenario adverso si la actividad se deteriora debido a un resurgimiento de las infecciones o si
los pasivos contingentes derivados del considerable apoyo a la liquidez se materializan cuando se
endurezcan las condiciones de financiamiento 3. Los ingresos también podrían reducirse aún más
si las recaudaciones diferidas no se recuperan en su totalidad. Las finanzas públicas podrían
deteriorarse menos de lo previsto si se dispone de vacunas seguras y eficaces más adelante este
año, lo que restablecerá la confianza y mitigará la desaceleración.

3 Véase un resumen de los escenarios alternativos y sus implicaciones en el crecimiento de las economías del G-20 en el recuadro de
escenarios.

20 Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020


Evolución fiscal y perspectivas por grupos de países basados en el nivel de
ingreso
La mayor parte de las economías avanzadas aprobaron nuevas rondas de apoyo fiscal a medida
que la actividad se contraía más de lo previsto. Ahora se proyecta que los déficits fiscales
globales aumenten al 16½% del PIB en promedio este año, 13 puntos porcentuales más que el
año pasado; y se prevé que la deuda pública supere el 130% del PIB en 2020-21. El cuantioso
respaldo de liquidez proporcionado en algunas economías avanzadas (Alemania, Francia, Italia,
Japón, Reino Unido) crea riesgos fiscales que se materializarían en caso de que se produjeran un
grado importante de utilización (de ese respaldo) y de pérdidas. No obstante, se prevé que los
costos de endeudamiento sigan siendo bajos en las economías avanzadas. En términos de apoyo
fiscal, Estados Unidos aprobó otro programa de medidas (USD 483.000 millones, es decir, 2½%
del PIB) a finales de abril, que incluye préstamos condonables adicionales a las pequeñas y
medianas empresas. Otro programa de medidas adicionales por un monto de USD 3 billones
está pendiente de aprobación legislativa para proporcionar financiamiento a los gobiernos
subnacionales y proveer transferencias monetarias adicionales. Japón puso en marcha un enorme
programa de medidas por un monto de USD 1,1 billones (22% del PIB) a finales de mayo. Este
programa supera el 40% del PIB cuando se combina con las medidas adoptadas en abril e
incluye préstamos concesionarios ampliados a las empresas afectadas. Alemania anunció en junio
un nuevo programa de medidas (€130.000 millones, es decir, 4% del PIB en 2020-21) para
respaldar la recuperación, que incluye medidas para estimular la actividad en las economías
verdes y digitales. La Unión Europea ha propuesto apoyo adicional por un monto de €750.000
millones (6% del PIB) en 2021–27, incluido un fondo de recuperación basado en donaciones,
que, de aprobarse, podría promover la recuperación verde y reducir el impacto desigual de la
pandemia en la sostenibilidad de la deuda de los Estados miembros.
En las economías de mercados emergentes, la respuesta fiscal promedio a la pandemia se estima
ahora en 5% del PIB, nivel considerable pero inferior a la de las economías avanzadas. No
obstante, se proyecta que los déficits fiscales aumenten marcadamente, al 10½% del PIB en
promedio en 2020, más del doble del nivel registrado el año pasado. Esto refleja la expansión
fiscal, la fuerte contracción del producto, la caída de los ingresos procedentes de las materias
primas y el aumento de los costos de endeudamiento externo, dado que las condiciones
financieras mundiales se mantienen más restrictivas que en el período anterior a la crisis a pesar
de la reciente distensión (véase la Actualización de junio de 2020 del Informe sobre la estabilidad
financiera mundial (informe GFSR)). Se proyecta ahora que la deuda pública promediará el 63%
del PIB en 2020, continuando su tendencia al alza con un aumento de 10 puntos porcentuales
con respecto a un año atrás. Muchos mercados emergentes han incrementado su apoyo. India ha
anunciado medidas de apoyo a la liquidez (4½% del PIB) a través de préstamos y garantías a
empresas y agricultores e inyecciones de capital en las instituciones financieras y el sector de la
electricidad. Sudáfrica ha aumentado temporalmente los subsidios de desempleo y las
transferencias a hogares vulnerables. A medida que la actividad ha comenzado a recuperarse,
China ha seguido centrando sus esfuerzos en las empresas y los hogares vulnerables, entre otras
formas mediante la ampliación de la red de protección social, los servicios médicos y la
infraestructura digital.

Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020 21


Dado que muchos países en desarrollo de bajo ingreso enfrentan fuertes restricciones financieras y
el impacto de la pandemia ha sido menos grave hasta ahora, la respuesta fiscal a la pandemia ha
sido moderada, en promedio, del 1,2% del PIB, y se ha canalizado principalmente a través de
medidas presupuestarias. Por ejemplo, Nigeria proporcionó desgravaciones fiscales a los
empleadores para retener a los trabajadores y aumentó el gasto en atención de la salud (0,3% del
PIB), mientras que Etiopía ha ampliado el suministro en especie de alimentos y vivienda (1,8%
del PIB). Las medidas de apoyo en Vietnam han incluido transferencias monetarias a los pobres y
un aumento de las prestaciones en los programas de protección social existentes (1,2% del PIB).
Como resultado, se proyecta que el déficit general de los países en desarrollo de bajo ingreso aumente
al 6% del PIB en 2020, 2 puntos porcentuales más que el año pasado, y a un nivel mucho más
alto en el caso de los países exportadores de petróleo. Dentro de este grupo, muchos países han
solicitado la suspensión del reembolso de la deuda oficial bilateral en el marco de la Iniciativa del
G-20 para la suspensión del servicio de la deuda y 45 países han solicitado financiamiento de
emergencia al FMI. Si bien estas medidas brindan alivio temporal, la elevada deuda pública —
que superará el 48% del PIB en promedio en 2020-21— ha suscitado inquietudes en torno a la
sostenibilidad en muchos países.
Políticas fiscales de cara al futuro
A medida que comience la salida del Gran Confinamiento en distintas partes del mundo, las
políticas fiscales deberán adaptarse a las circunstancias de cada país, equilibrando la necesidad de
proteger a la población, estabilizar la demanda y facilitar la recuperación. En aquellos países en
que la pandemia sigue siendo grave y se mantienen confinamientos estrictos, las políticas fiscales
deberían tener en cuenta las necesidades de los servicios sanitarios para salvar vidas y
proporcionar ayuda de emergencia para proteger a la población. En aquellos países que están
saliendo del confinamiento, las políticas fiscales deberían centrarse en abandonar gradualmente
las medidas de apoyo firme para proporcionar apoyo mejor focalizado a los hogares, teniendo en
cuenta el grado de informalidad en la economía. Las medidas de apoyo al empleo deberán
alentar el regreso seguro a los puestos de trabajo y facilitar cambios estructurales en los
mercados laborales para asegurar una economía más resiliente en la etapa posterior a la
COVID-19. Una vez que la pandemia esté controlada, el estímulo fiscal general para respaldar la
recuperación podría centrarse en la inversión pública, incluida la infraestructura física y digital,
los sistemas de atención de la salud y la transición a una economía de bajo nivel de emisiones de
carbono. En aquellos países con espacio fiscal limitado, es preciso reorientar los ingresos y
gastos para aumentar e incentivar la inversión productiva. Prolongar algunas disposiciones de los
programas de protección social (por ejemplo, flexibilizando los criterios de acceso) puede
reforzar los estabilizadores automáticos y ayudar a hacer frente al aumento de la pobreza y la
desigualdad. Todas las medidas deben estar integradas en un marco fiscal a mediano plazo,
gestionarse y registrarse de manera transparente para mitigar los riesgos fiscales, incluidos los
préstamos y garantías que no tienen un efecto inmediato en la deuda y los déficits públicos.

22 Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020


Cuadro 1 del anexo. Saldo fiscal y deuda bruta del gobierno general, 2018–21: Saldo global y deuda bruta
(Porcentaje del PIB)
Saldo fiscal global Deuda bruta
Diferencia con las Diferencia con las
Proyecciones proyecciones del informe Proyecciones proyecciones del informe
actuales WEO de abril actuales WEO de abril
2018 2019 2020 2021 2020 2021 2018 2019 2020 2021 2020 2021
Mundial -3.1 -3.9 -13.9 -8.2 -4.0 -2.0 81.2 82.8 101.5 103.2 5.1 6.6
Grupo de los Veinte (G-20) -3.7 -4.5 -15.4 -9.1 -4.6 -2.2 88.6 90.4 111.2 113.3 5.7 7.5
Economías avanzadas -2.7 -3.3 -16.6 -8.3 -6.0 -2.8 104.0 105.2 131.2 132.3 8.8 10.4
Ec. avanzadas del G-20 -3.3 -4.0 -18.0 -9.1 -6.5 -3.0 111.6 113.2 141.4 142.9 9.6 11.5
Estados Unidos1, 3 -5.8 -6.3 -23.8 -12.4 -8.4 -3.7 106.9 108.7 141.4 146.1 10.4 14.2
Zona del euro -0.5 -0.6 -11.7 -5.3 -4.2 -1.7 85.8 84.1 105.1 103.0 7.7 7.4
Alemania 1.9 1.5 -10.7 -3.1 -5.2 -1.9 61.9 59.8 77.2 75.0 8.6 9.3
Francia -2.3 -3.0 -13.6 -7.1 -4.5 -0.8 98.1 98.1 125.7 123.8 10.2 7.4
Italia -2.2 -1.6 -12.7 -7.0 -4.4 -3.5 134.8 134.8 166.1 161.9 10.6 11.4
España2 -2.5 -2.8 -13.9 -8.3 -4.4 -1.6 97.6 95.5 123.8 124.1 10.4 9.5
Japón -2.5 -3.3 -14.7 -6.1 -7.6 -4.1 236.6 238.0 268.0 265.4 16.0 17.8
Reino Unido -2.2 -2.1 -12.7 -6.7 -4.4 -1.3 85.7 85.4 101.6 100.5 5.9 4.7
Canadá3 -0.4 -0.3 -12.6 -5.8 -0.8 -1.9 89.7 88.6 109.3 108.8 -0.3 0.3
Australia -1.2 -3.9 -8.6 -8.4 1.1 -1.0 41.5 45.0 56.8 64.3 -2.5 0.3
Corea 2.6 0.4 -3.6 -2.4 -1.7 -0.8 40.0 41.9 49.5 53.4 3.2 4.3
Economías de mercados emergentes -3.8 -4.9 -10.6 -8.5 -1.5 -1.0 48.9 52.4 63.1 66.7 1.1 2.1
Excluidos los productores de petróleo de -4.0 -5.0 -10.6 -8.5 -1.6 -1.1 50.4 53.9 64.4 68.1 0.9 2.0
Ec. emerg. del G-20 -4.3 -5.4 -11.3 -9.1 -1.6 -1.0 49.4 53.0 64.1 68.3 0.8 1.8
Asia -4.5 -6.0 -11.4 -9.8 -1.5 -1.3 49.3 53.5 64.9 70.3 0.8 2.3
China -4.7 -6.3 -12.1 -10.7 -0.9 -1.1 47.0 52.0 64.1 70.7 -0.8 0.6
India -6.3 -7.9 -12.1 -9.4 -4.6 -2.1 69.6 72.2 84.0 85.7 9.6 11.9
Indonesia -1.8 -2.2 -6.3 -5.0 -1.3 -1.0 30.1 30.5 37.7 40.3 0.8 2.8
Europa 0.4 -0.6 -6.9 -4.8 -0.7 -0.6 29.3 29.0 36.4 37.1 0.0 0.8
Rusia 2.9 1.9 -5.5 -3.9 -0.6 -0.9 13.5 13.9 18.5 18.8 0.6 1.7
Turquía -3.7 -5.3 -8.4 -7.5 -0.9 -0.8 30.4 33.0 40.4 42.2 1.1 1.5
América Latina -5.2 -4.0 -10.3 -4.8 -3.6 -0.9 66.6 70.6 81.5 79.7 3.6 3.6
Brasil4 -7.2 -6.0 -16.0 -5.9 -6.6 0.2 87.1 89.5 102.3 100.6 4.1 2.4
México -2.2 -2.3 -6.0 -4.0 -1.8 -1.8 53.6 53.7 65.9 66.3 4.6 7.3
OMNAP -2.9 -3.9 -9.8 -7.8 0.0 -0.1 40.1 44.7 55.2 56.4 4.0 3.6
Arabia Saudita -5.9 -4.5 -11.4 -5.6 1.2 3.4 19.0 22.8 35.2 36.8 1.1 -1.9
Sudáfrica -4.1 -6.3 -14.8 -11.0 -1.5 1.6 56.7 62.2 79.9 84.6 2.5 -1.0
Países en desarrollo de bajo ingreso -3.8 -4.1 -6.1 -5.1 -0.4 -0.2 42.9 43.1 48.2 49.0 0.8 1.3
Nigeria -4.3 -5.0 -7.3 -5.7 -0.9 0.2 27.7 29.1 36.5 36.8 1.2 -0.1
Productores de petróleo -0.6 -1.0 -8.4 -5.5 -0.8 -1.0 42.7 45.1 56.1 56.6 1.5 2.2

Partida informativa
Producto mundial (porcentaje) 3.6 2.9 -4.9 5.4 -1.9 -0.3
Fuentes: Estimaciones y proyecciones del personal técnico del FMI.
Nota: Los promedios de todos los países se ponderaron por el PIB nominal convertido a dólares de EE.UU (ajustado por la paridad de poder adquisitivo solo en el
caso del producto mundial) a los tipos de cambio promedio de mercado de los años indicados, en función de la disponibilidad de datos. Las proyecciones se
basan en la evaluación de las políticas actuales realizada por el personal técnico del FMI. En muchos países, los datos para 2020 aún son preliminares. Véanse
los detalles sobre cada país en "Datos y convenciones" y en los cuadros A, B, C y D del apéndice metodológico y estadístico del informe Monitor Fiscal de abril
de 2020. OMNAP = Oriente Medio, Norte de África, Afganistán y Pakistán
1
Para facilitar las comparaciones entre países, el gasto y los saldos fiscales de Estados Unidos se ajustan a fin de excluir los intereses imputados sobre los
pasivos de los sistemas de pensiones no capitalizados y la remuneración de empleados imputada, los cuales se contabilizan como gasto según el Sistema de
Cuentas Nacionales 2008 (SCN, 2008) adoptado recientemente por Estados Unidos, pero no en aquellos países que aún no lo han adoptado. Por lo tanto, los
datos de este cuadro correspondientes a Estados Unidos pueden diferir de los publicados por la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos.
2
Incluye el apoyo al sector financiero.
3
Para facilitar las comparaciones entre países, los niveles de deuda bruta y neta declarados por las oficinas nacionales de estadística de los países que han
adoptado el Sistema de Cuentas Nacionales 2008 (Australia, Canadá, Estados unidos, RAE de Hong Kong) se han ajustado para excluir los pasivos de los
sistemas de pensiones no capitalizados de los planes de pensiones de prestaciones definidas para empleados públicos.
4
La deuda bruta se refiere al sector público no financiero, excluidos Petrobras y Eletrobras, e incluye la deuda soberana que figura en el balance del
banco central.

Fondo Monetario Internacional | Junio de 2020 23

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