Un Mundo "Infeliz"
Un Mundo "Infeliz"
Un Mundo "Infeliz"
“La política divide a las personas en dos grupos: los instrumentos y, en segundo lugar,
los enemigos”.
“Estado se llama al más frío de todos los monstruos fríos. Es frío incluso cuando miente;
y ésta es la mentira que se desliza de su boca: Yo, el Estado, soy el pueblo”.
Estamos siendo testigos de una crisis brutal en la democracia – varios de mis escritos
han estado dedicados a esta reflexión –, donde tiranos, mentirosos y demagogos surgen como
hongos venenosos en el planeta.
Eso, hasta el día de hoy se ve sumamente lejano. Han existido esfuerzos, pero estamos
distantes de ese porvenir, donde nos gobiernen y dirijan “los más sabios”.
Con sus respetables excepciones, las oligarquías actuales, al igual que la mayoría de los
gobiernos, son una perversión de esa idea de “aristocracia aristotélica”. Al ignorar o subestimar
la comprensión de la existencia misma, son en gran medida, corresponsables, de la situación
actual del planeta.
1
Estamos viviendo en un mundo inmensamente rico y al mismo tiempo, paradójicamente,
de gran pobreza espiritual.
Cuando menciona el ilustre historiador francés: “La salud de una sociedad democrática
se puede medir por la calidad de las funciones realizadas por los ciudadanos privados”, nos
damos cuenta de que estamos siendo casi todos, estúpidamente indiferentes a lo que nos está
pasando.
Como cuando también dice: “La riqueza de los países no depende de la fertilidad de su
suelo, sino de la libertad de sus habitantes”. Y cuestiona, lo que muchos grandes economistas y
sociólogos, conscientes y despiertos, siguen comentando al día de hoy: “Lo más importante para
la democracia es que no existan grandes, enormes y desproporcionadas fortunas en manos de
pocos”.
Veblen no afirmó que la naturaleza humana se reduce a este rasgo. No lo juzgó desde un
punto de vista moral. Lo vio. También señaló que esta forma de rivalidad simbólica se observa
en todas las sociedades.
Afirma que todas las sociedades producen con bastante facilidad la riqueza necesaria para
satisfacer sus necesidades de alimentos, vivienda, educación de los niños, convivencia, etc.
Sin embargo, generalmente producen una cantidad mucho mayor de riqueza que satisface
estas necesidades. ¿Para qué? Porque se trata de permitir que sus miembros se distingan unos de
otros.
Veblen luego señaló que la mayoría de las veces existen varias clases dentro de la
sociedad. Cada uno de ellos se rige por el principio de rivalidad ostentosa.
Cada uno a su nivel, dentro del límite de sus ingresos, busca adquirir los bienes y signos
más valiosos. Los medios de comunicación, la publicidad, las películas, las telenovelas, las
revistas de "celebridades" son las herramientas para difundir el modelo cultural dominante.
2
El consumo excesivo de bienes suntuarios se ha convertido en una dilapidación de
recursos sin substancia. Es una desgraciada sinrazón. Sobre todo, cuando miramos la pobreza
lacerante y la bestial degradación del medio ambiente.
La sociedad está ciega. “El mundo está siendo dominado por personas que rechazan el
sufrimiento de ser y de morir”, sentencia el escritor francés.
“El mundo carece de dirección; el hombre a partir del momento en que lo acepta debe
imprimirle una, que desemboque en una humanidad superior”
¿Estamos haciendo algo para que la dirección de nuestra humanidad realmente cambie?
¿O nuestro silencio es estrepitosamente condenatorio?
Como Gregorio Samsa, pienso a veces, que nos hemos convertido en unos escarabajos. El
miserable y anodino vacío que estamos creando de nuestra sociedad, nos puede llevar a
arrastrarnos vergonzosamente, para después, ¿buscar qué? ¿Una redención?... Será demasiado
tarde...
¿No podemos tomar conciencia de nuestras malas acciones, antes de que se nos vengan
encima? ¿No podríamos dejarnos guiar por el sentido común antes de que nos
desbarranquemos?
Me rebelo... pero cuando Kafka escribe: “Vivimos en una era tan poseída por los
demonios, que pronto solo podremos hacer el bien y la justicia en el más profundo secreto,
como si fuera un crimen”, ratifico lamentablemente que en eso se está transformando nuestro
presente reciente y próximo futuro.
¿En algún momento alcanzaremos a despertar del espejismo del que nos hemos rodeado
y divisaremos un rayo esperanzador que cubrirá esa mala vibra y nos ayudará a regenerar
nuestra dimensión terrenal?
Inmersos en una locura, que es la propia vida, como dice el escritor teutón. “alguna
gente no enloquece nunca... qué vida verdaderamente horrible deben tener”.
Y complementa cuando habla de que la experiencia es la que afecta el área que divide el
cerebro y el alma.
“Los locos son aquellos que pierden la mente por completo y pasan a ser alma. Los que
pierden el alma por completo y pasan a ser mente, son intelectuales. Y los que pierden ambos
pasan a ser los aceptados”.
Me doy una cachetada para tratar de entender la simple y sabia frase del irónico y loco
poeta de los marginados: “Empiezas salvando al mundo, salvando un hombre a la vez. Todo lo
demás es un grandioso romanticismo o simple política.”
Los necios, los torpes, los tontos, los soberbios... infiltran en sus venas y alma el peor de
los depravaciones. Como dice el “poeta maldito”: “el más irreprochable de los vicios es hacer
el mal por necedad”.
Pero “qué importa que procedas del cielo o del infierno” exclama el poeta
incomprendido. Lo que cuenta es qué hagamos algo con nuestra existencia. Y nos
cuestionemos hasta el dolor.
Nos invita a soñar. “La capacidad de soñar es una habilidad divina y misteriosa”. Y nos
empuja a descubrir la soledad.
4
Porque el “maldito poeta” sabe que, si no tenemos los cojones de enfrentarnos a nuestro
propio Satán, a nuestros demonios, no lograremos comprender jamás qué destino se nos ofrece.
Aunque vayamos dando tumbos. Aunque caigamos mil veces... la soledad nos espera paciente:
“Quien no sabe poblar su soledad, tampoco sabe estar solo entre multitud atareada”.
Expone el filósofo británico con fina elegancia: ““Si muchos de nosotros seguimos
ignorándonos, es porque el autoconocimiento es doloroso y preferimos el placer de la ilusión”.
¿Dónde nos encontramos parados? O mejor dicho ¿dónde estamos derribados? ¿en qué
trinchera nos hemos escondido?
¿Estamos esperando que una mano invisible venga y nos saque de nuestra
esquizofrénica y devastada situación?
Como bien dice Huxley: “el amor ahuyenta al miedo y recíprocamente, el miedo
ahuyenta al amor. Y no solo al amor...también a la inteligencia, la bondad; todo pensamiento de
belleza y verdad y sólo queda la desesperación muda. Y al final, el miedo llega a expulsar del
hombre, a la humanidad misma”.
Por eso Huxley, nos ilumina el sendero en nuestra penumbras existenciales cuando
expresa: “Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres
tú mismo”.
“Un Mundo Feliz” precisamente de Huxley, reseña la utopía e ironía de ese mundo
imaginario. ¿O será más bien que el nuestro se le ha quedado corto a la premonitoria novela,
donde la artificialidad en la que vivimos... nos está terminando por ahogar?