Derecho Laboral
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De esta manera, un Convenio que haya sido derogado deja de ser un Convenio de
la OIT, pero nada impide que los Estados miembros que los hayan ratificada (y que
se hayan opuesto a su derogación) consideren que permanecerán vinculados entre
sí por las disposiciones de dicho convenio. En cambio, ya no podrán pedir a la OIT
que controle la aplicación de los convenios que ya no cumplen sus objetivos, que
mantenga las correlativas obligaciones de procedimiento, ni que asuma las
obligaciones presupuestarias que puedan derivarse.
CUESTIONARIO 7:
La OIT cuenta con 2,700 funcionarios de más de 150 nacionalidades que trabajan
en la sede y en 40 oficinas exteriores repartidas en todo el mundo. Su presupuesto
para el año 2000 y el 2001 fue de 467 millones de dólares; y para el año 2016-2017
es de US$393,331,474. Por su labor, y en el cincuentenario de su fundación,
recibió el premio nobel de la paz en 1969. En el 2010 llego a estar integrada por
183 estados naciones, y actualmente, por 177.
Social y legalmente, la huelga es definida como el medio de presión obrera que consiste en la
suspensión colectiva y concertada del trabajo, previa observancia de la ley. También se define
como un paro temporal en el trabajo realizado por un grupo de asalariados con el objeto de
expresar un agravio o presionar a favor de una reivindicación. En fin, es la interrupción colectiva
de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o
manifestar una protesta.
Lenín, en 1899 decía en su folleto “Sobre las huelgas”: Así pues, las huelgas habitúan a los
obreros a unirse, les hacen ver que sólo en común pueden sostener la lucha contra los
capitalistas, les habitúan a pensar en la lucha de toda la clase obrera contra toda la clase de los
fabricantes y contra el Gobierno autocrático y policíaco. Por eso los socialistas llaman a las
huelgas “escuela de guerra”, escuela en la que los obreros aprenden a librar la guerra contra
sus enemigos, por la emancipación de todo el pueblo, de todos los trabajadores, del yugo de los
funcionarios y del yugo del capital.
También fueron huelgas, a su modo, las famosas secesiones plebeyas que, en la vieja
Roma, otorgaron a esta clase una serie de progresos legales, sociales y económicos en
detrimento de los patricios, intocables hasta entonces.Las masas, hartas de desigualdades
flagrantes, comenzaron a abandonar sus tareas e incluso amenazaron más de una vez con
fundar una ciudad aparte. A pesar de su inferioridad de condiciones, que no de número,
ganaron el pulso a los nobles, pues se demostró que, sin los brazos de los humildes, la
República se paralizaba.
Al igual que la huelga, el paro patronal también tiene sus límites; pues, así como
toda suspensión colectiva de trabajadores no es una huelga, no todo cierre patronal
es un paro. Este debe limitarse al solo hecho de la suspensión de labores sin afectar
los servicios esenciales, y no puede tener por fundamento causas políticas. En fin,
las normas aplicadas a la huelga también son aplicables a los paros patronales. No
obstante las similitudes entre la huelga y el paro, también conservan notables
diferencias respecto al sujeto, al objeto, al número de participantes y en cuanto a la
decisión.
El paro, al igual que la huelga, puede ser calificado legal o ilegal. Es ilegal cuando
produce los efectos siguientes: a) Obliga al empleador a pagar a los trabajadores
los salarios que estos habrían percibido durante la suspensión indebida del trabajo;
b) Faculta a los trabajadores a dar por terminados sus contratos de trabajo con la
responsabilidad que a cargo del empleador establece el código de trabajo en los
casos de despido injustificado.
CUESTIONARIO 9:
1. SU HISTORIA. La huelga como protesta social existe en nuestro país desde los
tiempos de la colonia española. Posteriormente, los artículos 414, 415 y 416 del
Código Penal, prohibieron tanto la huelga como el paro, y sancionaban con penas
correccionales la interrupción del trabajo y los atentados contra el libre ejercicio de
la industria y el trabajo.
La ley No.1046 del año 1946 es la que reconoce por primera vez en nuestro país el
Derecho de Huelga. El artículo 1 de esta ley dispone que el derecho y la libertad de
declararse en estado de huelga o de paro, serán ejercidos por los gremios,
sindicatos, o cualquier asociación de obreros, 30 días después de haberlo notificado
por escrito al empleador, por órgano del presidente del gremio o agrupación, y del
procurador obrero, señalando las causas que a su juicio sean justificativas de la
huelga o paro, así como las reclamaciones que se pretendan. Igual notificación
debía hacerse a la Secretaria de Estado de Trabajo y Economía Nacional.
El código de trabajo del año 1992, además de las causas de ilegalidad de la huelga,
enumeradas por el código de 1951, antes señaladas, también agrega las siguientes:
las huelgas que afectan la seguridad nacional, el orden público, los derechos y
libertades ajenas, o que se hagan acompañar de violencia física o moral sobre las
personas o las cosas; el secuestro de personas o bienes, o usos indebidos de los
equipos e instalaciones de la empresa, y que conlleven transgresiones a la
constitución. Sin embargo, el código del año 1992 excluye como ilegales la huelga
por solidaridad y la que tenga por fundamento motivos políticos. En lo que
respecta a los requisitos para la huelga, el código de trabajo del año 1992 reduce la
mayoría legal del 60% al 51% de los trabajadores de la empresa, y además reduce
la duración del preaviso de la huelga de 15 a 10 días, a partir de la exposición
escrita, notificada a la Secretaria de Estado de Trabajo.
1. CONCEPTO. Se puede decir que los conflictos de trabajo son las diferencias de
naturaleza diversa generadas por hechos u omisiones que afectan el curso normal
de las relaciones de trabajo. En este sentido, los conflictos de trabajo pueden
definirse como las disputas de derecho o de intereses que en ocasión del hecho
social trabajo, se suscitan entre empleadores, trabajadores, sindicatos y el Estado.
Estos ponen en juego valores humanos universales, desbordando el interés
meramente particular. El Estado interviene en los conflictos suscitados entre el
capital y el trabajo, como amigable conciliador, con el propósito de mantener el
justo equilibrio que debe existir entre estos dos elementos esenciales de la
producción, así como para evitar perturbaciones de imprevisibles alcances, capaces
de romper la necesaria armonía social del pueblo.
B) EL LAUDO ARBITRAL. No es más que la sentencia emitida por los árbitros respecto a la
solución de un conflicto de trabajo. Esta sentencia tiene o surte los efectos de un convenio
colectivo de condiciones de trabajo, y no está sujeto a ningún recurso.
Una cuestión muy importante es la designación del o los árbitros. En caso que sea unipersonal,
las partes deberán ponerse de acuerdo en su designación, contando para ello con listas
respectivas propias o proporcionadas por un Centro u Organismo independiente especializado en
temas de arbitraje. En caso de que las partes entiendan que se deben designar tres miembros, dos
serán elegidos respectivamente por cada parte y el tercero será elegido por acuerdo entre las
partes según listas propuestas.
Los actores sociales en uso de su autonomía colectiva serán libres de diseñar el procedimiento, el
plazo de que hará uso cada una de las etapas, el término para el dictado del laudo y la mayoría
requerida en caso de que sean varios árbitros y no exista unanimidad. También deberían definir
si el laudo se dictará por derecho o por equidad, si será inapelable, y si será obligatorio. En
general, si el conflicto colectivo es jurídico se optará que sea resuelto por derecho y si es de
interés, se elegirá que se decida por equidad, produciéndose lo que se llama un compromiso
arbitral, que se instrumentará mediante formalidades especiales. Como se aprecia, el arbitraje es
una vía extrajudicial, que es más rápida que la judicial común, en tanto las partes pueden acordar
plazos breves en que deberá culminar cada una de las etapas del proceso.
Hay casos en que por imperativo constitucional se exige que en forma previa al inicio del
proceso arbitral, se intente la conciliación entre las partes. Esta tarea la cumplirán el o los
árbitros designados.El dictado del laudo es inapelable y obligatorio, en caso que así se haya
acordado, pondrá fin al conflicto colectivo laboral y las partes deberán llevar a cabo las acciones
que correspondan para lograr su ejecución integral. Si las partes por sí mismas o con la ayuda de
un tercero mediador ensayaron varias fórmulas y todas fracasaron, no hay mejor camino que el
conflicto lo decida un árbitro o un tribunal arbitral, mediante el dictado de un laudo obligatorio.
Mientras se sustancia el procedimiento arbitral, las partes se comprometen a la paz y a retomar el
trabajo. Y luego que se dicte el laudo, continuarán en paz, debiéndose cumplir el mismo.
Al referirse a este a este tipo de arbitraje, Manuel Bargés hijo, citando a Glasson,
Tissier y Morel, lo define expresando que: “Es una jurisdicción que la voluntad de
las partes o la ley da a simples particulares para pronunciarse sobre una o más
controversias, siempre que no sean aquellas que por su naturaleza no puedan
someterse a compromiso.2 Expresa el citado laboralista nacional que en nuestro
país el arbitraje no ha tenido gran difusión y aplicación; que se trata de una
institución nueva, que busca que de manera privada las partes resuelvan sus
conflictos o litigios, en una sociedad que pretende ser mas armónica en su
convivencia, que también pretende razonar cada día más en la necesaria dedicación
al dialogo. Se trata de entender el hecho de tener una vida diferente a la que hoy se
vive, que se basa en el litigio, en la confrontación de fuerzas, imponiendo una
solución obligatoria a las partes, que en la mayor de las veces no son de interés
racional ni satisfacen las expectativas de las partes. Se mejora la sociedad cuando
las partes resuelven sus conflictos de una manera más profesional, dentro de un
marco de sentido social, de manera rápida y por expertos.
El arbitraje como medio alternativo de solución de conflictos representa una nueva
concepción de la justicia, pues además de resaltar los valores que significan el
consenso, la tolerancia y el diálogo, evitando recurrir a los tribunales para la
solución de todas las diferencias. Permite aliviar la difícil situación de sobrecargo
de trabajo de los tribunales. Estas nuevas y modernas soluciones alternas de
conflictos como son la conciliación, la mediación y el arbitraje, encuentran eco en
esta institución por el deterioro en que se encuentran los sistemas judiciales en
sentido general, toda vez que ha aumentado la cantidad de litigios, ha aumentado la
población, los conflictos son cada vez más complicados y exigen mayor
especialización en su solución, de parte de quienes tienen la sagrada misión de
administrar justicia. Para que estos medios de solución de conflictos sean
verdaderamente útiles y surtan efecto, se precisa de la existencia de un material
que, aunque abunda mucho, no se ve, que es la buena fe. De nada sirve el arbitraje
si las partes actúan de manera desleal.3
2
De la obra: “ESTUDIO DE PROCEDIMIENTO LABORAL EN IBEROAMERICA”. Manuel Bargés hijo,
“El arbitraje Laboral, Pág. 365.
3
Ibídem, “EL ARBITRAJE”, Pág. 365.
Siendo el arbitraje un sistema de resolución de conflictos entre contratantes para evitar la
intervención de un juez y dejar el fallo a cargo de terceros imparciales, la impugnación de su
decisión o laudo arbitral, según el artículo 39 de la ley 489-08 sobre arbitraje comercial,
establece que: un laudo arbitral sólo podrá recurrirse ante un tribunal mediante una petición de
nulidad.Este tribunal será la Corte de Apelación. El mismo sólo podrá ser anulado cuando la
parte que solicita la anulación demuestre: a) que una de las partes en el acuerdo de arbitraje a que
se refiere el artículo 10 de la ley 489-08 sobre arbitraje comercial, estaba afectada por alguna
incapacidad, o que dicho acuerdo no es válido en virtud de la ley a que las partes lo han
sometido, o si nada se hubiera indicado a este respecto, en virtud de la ley dominicana; b) que ha
habido inobservancia del debido proceso que se haya traducido en violación al derecho de
defensa; c) que el laudo se refiere a una controversia no prevista en el acuerdo de arbitraje o
contiene decisiones que exceden los términos del acuerdo de arbitraje; d) que la composición del
tribunal arbitral o el procedimiento arbitral no se han ajustado al acuerdo entre las partes; e) que
los árbitros han resuelto sobre cuestiones no susceptibles de arbitraje; y f) que el laudo es
contrario al orden público.
Por último, es bueno advertir que la acción de anulación del laudo ha de ejercerse dentro del mes
siguiente a su notificación o, en caso de que se haya solicitado corrección, aclaración o
complemento del laudo, desde la notificación de la resolución sobre esta solicitud.
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