El Arte Griego
El Arte Griego
El Arte Griego
INTRODUCCION:
El arte griego es el resultado de la mezcla de muchos elementos diferentes. Ellos a lo largo de su
historia desarrollaron todos esos elementos y han creado un arte que fue la base de toda la cultura
occidental.
Ellos adaptaron la herencia de las culturas anteriores a la griega, y la perfeccionaron con todos sus
elementos propios etc., haciéndola suya y creando una nueva y muy excelente cultura y arte.
El arte de la Grecia antigua es un tema enormemente extenso y complejo, porque no hay una
definición universalmente válida de sus límites temporales, temáticos y conceptuales.
Generalmente se relaciona con el estudio del arte clásico.
Puede entenderse el concepto “arte clásico” en dos dimensiones históricas:
En términos restringidos, aplicándolo a las actividades artísticas realizadas en Grecia durante el
siglo V a.C, llamado también el siglo de Pericles. Corresponde a este periodo la denominada Edad
Clásica de la civilización helénica.
En términos más amplios, el arte clásico sirve para calificar la vertiente estética de toda la
antigüedad grecorromana, con sus distintos periodos: griego arcaico, griego clásico, helenístico y
romano.
La opción más común es que el arte clásico es el de la civilización grecolatina antigua —Grecia y
Roma antiguas—, en especial sus periodos más “clásicos”, definidos por el antropocentrismo (un
arte hecho a la medida del hombre) y la concepción racional del mundo.
Se debería introducir el tema con el marco geográfico y los fundamentos sociales y culturales
(filosofía, ciudad, democracia, antropocentrismo, mitología...) de la civilización griega, al menos con
algunas referencias imprescindibles. En el estudio del arte griego la visión multidisciplinar es
especialmente necesaria, sobre todo la aportación de la Historia, Geografía, Filosofía, Historia de la
Literatura o Antropología.
Asimismo, mucho más que en otras civilizaciones, la civilización griega (y por extensión la
grecolatina) es urbana, por lo que el urbanismo debe ser considerado como un apartado del arte,
“al lado de” y no “en” la arquitectura, por lo que la antecede y explica en buena parte.
Por último, preciso respecto a las mal llamadas “artes menores” que, si en el arte griego la
cerámica es un arte de enorme importancia por su valor específico y por ser la mejor fuente sobre
la temática artística en general y la pintura en particular, en cambio su paralelo en importancia
entre las artes del color en el arte romano sería el mosaico, el cual nos ha legado muchas y
excelentes obras que nos ilustran sobre los temas de su arte y sobre la pintura.
La Grecia clásica ofrece modelos y formas en su arte y en su organización política y métodos de
investigación (en la filosofía y las ciencias físicas) que constituyen la base de toda nuestra cultura
occidental y europea. Produce asombro la serie de figuras excepcionales que una sola ciudad,
Atenas, ha proporcionado en todos los órdenes de la cultura y el arte: historiadores como Heródoto
y Tucídides, dramaturgos como Esquilo, Sófocles y Eurípides, filósofos como Platón y Aristóteles,
oradores como Demóstenes, escultores como Fidias. En Grecia se inicia la filosofía, la física, la
historia, y se lleva a horizontes insospechados la matemática y la creación artística. Algunas notas
peculiares del mundo griego, que veremos a continuación, pueden explicar este despliegue de
creaciones y de personalidades singulares.
El arte griego es el realizado en el ámbito territorial (gran parte del Mediterráneo) y en la época (ss.
XI-I a.C) de la civilización griega. El arte griego es un arte del hombre, medida de todas las cosas.
Es un arte monumental, al servicio de la polis. La técnica es excelente, basada en la repetición de
modelos, constantemente perfeccionados. El concepto griego de la belleza (de kalós, bello o
hermoso) se fundamenta en el antropocentrismo, la proporción, la armonía, la simetría, la
naturaleza, el movimiento y la expresión. El arte griego evolucionó en el naturalismo desde la
rigidez del periodo arcaico, a la perfección ideal del periodo clásico y el realismo del periodo
helenístico. En arquitectura hay el sistema adintelado (arquitrabado), con los tres órdenes o estilos
(dórico, jónico y corintio). Destacan los templos (el tipo fundamental de su arquitectura) y los
edificios públicos de la administración y la vida pública (buleuterion, stoas, gimnasios, estadios,
teatros). La escultura toca temas humanos y la pintura (quedan pocos restos) y la cerámica pintada
son de temática más variada.
El conocimiento sistemático del arte griego es un hecho reciente, a pesar del enorme interés
despertado desde el Renacimiento y de que haya sido considerado el “arte perfecto”, un ideal
digno de imitación.
Los primeros estudios generales fueron los de Winckelmann en el siglo XVIII y entonces se
acuñaron tópicos como el de la serenidad del arte griego (realmente sólo aceptable para el siglo V
a.C). La gran época de interés comenzó en el siglo XIX, cuando sorprendieron los frisos del
Partenón a su llegada al Museo Británico en 1816, así como el descubrimiento de que las
esculturas de mármol se policromaran con colores chillones. En el resto del siglo XIX y en el XX
fueron frecuentes las excavaciones, expolios, descubrimientos, etc., que llenaron los grandes
museos y atrajeron el interés público.
De la arquitectura se han conservado pocos ejemplos intactos o en su estado original, pero quedan
los restos de grandes conjuntos: las ciudades de Atenas, Delos o Priene, los santuarios de Olimpia,
Delfos, Epidauro, Delos y Samotracia.
De la escultura también se han perdido las grandes estatuas monumentales (como la famosa
estatua criselefantina de Atenea en el Partenón) así como las estatuas de madera y la mayoría de
las de bronce y mármol, pues estos materiales fueron generalmente fundidos para otros usos.
De la pintura no conocemos los grandes ciclos decorativos, pues apenas queda nada de las obras
de Polignoto, Zeuxis, Apeles... Sólo se puede hacer una idea de ella a través de la cerámica
pintada y de los mosaicos. Sin embargo, se conservan importantes vasos cerámicos, monedas,
joyas y gemas, que junto con las pinturas funerarias etruscas nos ofrecen algunas pistas sobre las
características del arte griego figurativo.
Estos restos se complementan con los relatos de las fuentes literarias. Algunos viajeros, como el
romano Plinio el Viejo (23-79 dC), autor de Historia Natural, y el historiador y geógrafo griego
Pausanias (s. II dC), autor de Descripción de Grecia, vieron in situ muchos de los objetos artísticos
que se conservan hoy día deteriorados o en mal estado y sus relatos nos ofrecen bastante
información acerca de algunos artistas y sus principales obras. Otra fuente es la epigráfica, o sea
las inscripciones en monumentos y otros soportes.
Los términos de lo “clásico”.
Tres conceptos deben ser precisados previamente: arte clásico, clásico y clasicismo.
- El concepto de arte clásico se refiere al arte de la Grecia y la Roma antiguas (en especial sus
periodos más “clásicos”), definido por el antropocentrismo (un arte hecho a la medida del hombre)
y la concepción racional del mundo.
- El concepto de clásico es ‹‹obra que se tiene como modelo digno de imitación››; para algunos
autores, todos los estilos tienen una época clásica, y pueden considerarse clásicos los periodos
griegos en su periodo “clásico”, el renacentista, el barroco y el neoclásico.
- El concepto de clasicismo es ‹‹corriente estética que identifica la belleza artística con la
observancia de ciertas leyes inviolables››, tomadas de un modelo entendido como ideal o clásico.
Para muchos autores el arte clásico se debería limitar a los dos periodos llamados “clásicos” de
cada una de estas culturas, es decir los siglos V-IV a.C para la griega y el siglo I dC para la
romana, extendiendo algo antes y después esos ambiguos límites. Para otros, en cambio, es
clásico “todo” el arte griego y romano, desde sus orígenes (antecedentes en los artes minoico,
micénico y estrusco) como una sustancial unidad, pues todo él ha servido como referente clásico al
arte occidental. Así, el criterio más seguido en los autores no es interno a las dos culturas
estudiadas, sino externo: el de su impacto sobre nosotros.
Características generales del arte griego.
El arte griego fue elaborando a lo largo de su evolución unas características, propias, que en su
época clásica son:
El gran tema del arte griego es el hombre y se cuida el antropomorfismo (los dioses son arquetipos
de la condición humana) en la forma y en la medida. El sofista Protágoras dijo: ‹‹El hombre es la
medida de todas las cosas››. En la pintura y escultura la figura humana es el tema principal. En la
arquitectura siempre huyen de lo colosal e incluso los templos son de dimensiones modestas: el
mayor edificio, el Partenón, mide 69,5 x 31 metros, aunque su función no fue nunca celebrar
grandes reuniones de fieles sino ser la casa de una diosa.
Su ideal clásico de la belleza se fundamenta en el hombre, la proporción, la armonía y la simetría,
la naturaleza, el movimiento y la expresión. Todo esto se intuye ya en los templos desde el
principio y en las artes plásticas desde el siglo VI, con un concepto de la belleza (kalós, bello o
hermoso) profundamente humano y armonioso, y se confirma plenamente en la época clásica del
siglo V. El arte griego se caracteriza por la representación naturalista de la figura humana, no sólo
en el aspecto formal, sino también en la intención expresiva del movimiento y las emociones. El
cuerpo humano, tanto en las representaciones de los dioses como en las de seres humanos, se
convirtió así en el motivo fundamental del arte griego, asociado a los mitos, la literatura y la vida
cotidiana.
Es un arte de gran calidad técnica. Se busca la perfección en la consecución de ese ideal previo,
no la novedad, de modo que la evolución de las formas fue muy lenta. Los artistas griegos tienen
una excelente formación artesanal. Por ejemplo, los arquitectos dominan las técnicas constructivas,
cuidan la visión en perspectiva, hacen elaborados cálculos matemáticos, se preocupan por el
perfecto acabado de los muros (con sillares excelentes, ajustados sin argamasa mediante clavijas).
Y el mismo alto nivel que los arquitectos también lo tienen los escultores y pintores. La
imperfección técnica es casi desconocida, pues las obras defectuosas eran simplemente
destruidas.
Es un arte predominantemente monumental, al servicio de la polis. Pero no es un arte colosal como
el de las civilizaciones orientales, pues guarda una cierta medida humana. La función principal de
la arquitectura, pintura y escultura monumentales, hasta aproximadamente el año 320 a.C, fue
servir a las instituciones públicas, a la comunidad, ocupándose de asuntos religiosos y de la
conmemoración de los acontecimientos civiles más importantes, como las competiciones atléticas.
Los ciudadanos sólo utilizan las artes plásticas para la decoración de sus tumbas. En cambio, las
artes decorativas se dedican sobre todo a la producción de objetos de uso privado, por lo que el
ajuar doméstico contiene un gran número de vasijas de terracota pintadas, con elegantes
acabados, y las familias más ricas poseen vasijas de bronce y espejos. Muchos objetos realizados
en terracota y bronce incorporan pequeñas figurillas y bajorrelieves.
Los grandes periodos del arte griego.
Hay cierto consenso historiográfico acerca de que en el arte griego hay cuatro grandes periodos:
pre arcaico, arcaico, clásico y helenístico. Muchos autores, con un criterio biológico, reúnen los dos
primeros en uno, al que llaman arcaico o preclásico, y otros autores consideran que el helenístico
sería un periodo barroco.
Esos periodos artísticos reflejan los cambios estilísticos y se acostumbran a dividir en fases. Las
compartimentaciones cronológicas más usuales son:
1) Periodo pre arcaico (c. 1100 ac-650 a.C).
2) Periodo arcaico (c. 650 ac-480 a.C).
3) Periodo clásico (c. 480 ac-323 a.C).
4) Periodo helenístico (c. 323 ac-31 a.C).
Arte griego, conjunto de manifestaciones artísticas que se desarrollaron en Grecia y sus colonias
entre los siglos XI y I a.C. Aunque esta cultura tuvo su origen en la civilización del Egeo, su
evolución posterior la convirtió en uno de los periodos más influyentes de la historia del arte
occidental.
El arte griego se caracterizó por la representación naturalista de la figura humana, no sólo en el
aspecto formal, sino también en la manera de expresar el movimiento y las emociones. El cuerpo
humano, tanto en las representaciones de dioses como en las de seres humanos, se convirtió así
en el motivo fundamental del arte griego, asociado a los mitos, la literatura y la vida cotidiana.
Se conservan pocos ejemplos intactos o en su estado original de la arquitectura y escultura
monumental, y en el ámbito pictórico no se conocen grandes ciclos decorativos. Sin embargo, se
conservan importantes piezas de cerámica, monedas, joyas y gemas que, junto con las pinturas
funerarias etruscas, nos ofrecen algunas pistas sobre las características del arte griego. Estos
restos se complementan con relatos extraídos de fuentes literarias. Algunos viajeros, como el
romano Plinio el Viejo o el historiador y geógrafo griego Pausanias, vieron in situ muchos de los
objetos artísticos que se conservan hoy día deteriorados o en mal estado, y sus relatos ofrecen una
valiosa información acerca de algunos artistas y sus principales obras.
La función principal de la arquitectura, la pintura y la escultura monumental hasta
aproximadamente el año 320 a.C., fue de carácter público, ocupándose de asuntos religiosos y de
la conmemoración de los acontecimientos civiles más importantes, como las competiciones
atléticas. Los ciudadanos sólo utilizaron las artes plásticas para la decoración de sus tumbas. Sin
embargo, las artes decorativas se dedicaron sobre todo a la producción de objetos de uso privado.
El ajuar doméstico contenía un gran número de vasijas de terracota pintadas, con elegantes
acabados, y las familias más ricas eran propietarias de vasijas de bronce y espejos. Muchos
objetos realizados en terracota y bronce incorporaron pequeñas figurillas y bajorrelieves.
Los arquitectos griegos construyeron la mayoría de sus edificios en mármol o piedra caliza, y
utilizaban la madera y las tejas para las techumbres. Los escultores labraron el mármol y la caliza,
modelaron la arcilla y fundieron sus obras en bronce. Las grandes estatuas votivas se forjaban con
planchas de este metal o se recubrían de láminas de oro y marfil que se aplicaba sobre una
estructura interna de madera. Algunas veces se realizaban por separado las cabezas o los brazos
extendidos, que posteriormente se unían al torso. La escultura en piedra y en arcilla se pintaba
total o parcialmente con pigmentos brillantes. Los artistas griegos empleaban colores al agua para
pintar grandes murales o decorar vasijas. Los ceramistas modelaban las piezas en tornos de
alfarero y cuando se secaban las pulían, pintaban y cocían.
El arte griego se divide normalmente en periodos artísticos que reflejan sus cambios estilísticos.
Fase geométrica.
La fase geométrica se data en 900-750. El arte del que nos han quedado mejores muestras es la
cerámica. Las invasiones dóricas rompieron con la etapa anterior, con pocos elementos de
continuidad, evidentes en la cerámica. Habría tres etapas, datadas en Atenas:
La etapa micénica tardía o submicénica (1100 a 1050), caracterizada por la pervivencia de
artesanos micénicos (seguramente al servicio de los nuevos gobernantes dorios) y la llegada de la
influencia dórica, mucho más primitiva.
La etapa protogeométrica (1075o 1050-900) se conoce por las obras encontradas en el cementerio
Cerámico de Atenas, donde también estuvieron durante varios siglos la mayoría de los talleres
cerámicos atenienses. Evoluciona desde las últimas formas micénicas y la influencia siria. Los
motivos son geométricos simples, muy abstractos y lineales, en fajas onduladas y círculos
concéntricos.
La etapa geométrica dura dos siglos (900-700) y se extiende por todo el mundo griego, desde
Chipre a Italia. Se conoce por los hallazgos del Cerámico de Atenas y del cementerio de Dipylon
(algo apartado del Céramico), por lo que se le ha dado también el nombre de cerámica de Dipylon.
La técnica es excepcional, con ánforas y cráteras de 1,5 metros de altura. La policromía tiene
predominio del negro, salvo la franja de decoración geométrica. La decoración pintada es de
composición rigurosa, con cenefas y motivos geométricos, con figuras humanas (desde 800) y de
caballos muy geometrizadas que aparecen en masivas escenas funerarias.
Fase orientalizante.
La fase orientalizante se data en 750-650. Las ciudades jónicas de Asia se desarrollaron durante el
siglo VII, siendo puente de las influencias orientales. Se difunde la decoración de seres exóticos y
fabulosos: esfinges, grifos y gorgonas, y de plantas: loto, papiro y frisos de palmas.
En la cerámica destaca Corinto por su calidad y por sus exportaciones, desde la fase protocorintia
(750 a 640 o 725-625 según Barral). Se pintaron franjas horizontales con aquellos motivos
fantásticos (en siluetas). También son apreciados los marfiles (las pequeñas figuras del templo de
Artemisa en Efeso) y la orfebrería. El arte griego se extiende por Sicilia e Italia, con la colonización
y el comercio.
La cerámica protoática está relacionada con la protocorintia en formas y decoración, pero es más
severa y monumental, debido a su carácter funerario.
Se supone que en el periodo prearcaico ya habría templos, inspirados en el mégaron micénico,
pero los eslabones de su evolución han sido destruidos por la endeblez de sus materiales
utilizados hasta esta época: madera y adobe.
ANTECEDENTES:
CRETA:
La civilización minoica
Recibe este nombre, dado por Sir Arthur Evans en honor del mítico rey Minos, la civilización
floreciente en Creta desde el año 2000 a.C. ca. cuyo predominio e influencia en el mundo egeo son
manifiestos, con una evolución en la Edad del Bronce muy distinta y propia. Su situación geográfica
y la riqueza de su suelo le proporcionaban pocos recursos minerales, pero en la parte este y centro
grandes praderas y mesetas pastorales, olivos, vides, robles, cipreses y en la parte norte y este,
playas protegidas favorables para el atraque de barcos de todo tipo.
Antes del 2500 a. C. son escasos los restos de metales, salvo la obsidiana de Melos. No obstante,
desde el 2500 al 2000 la población crece en número y la riqueza gracias a los adelantos técnicos:
predominio de herramientas de piedra y arcilla, aun después de la introducción de la metalurgia.
La característica principal de Creta en esta época, según Finley, es la absorción de elementos
culturales (y de población) procedentes de Grecia continental, las Cíclades, Asia Menor, Siria y
Egipto gracias al comercio dentro de su desarrollo propio y coherente. Imprimieron su cultura
cretense a los jarrones y objetos metálicos (puñales de cobre) y ya en el Minoico Antiguo MA
empieza a aparecer el embrión de la arquitectura minoica con su estructura aglutinada en forma de
celda de panal.
Respecto al origen de la civilización minoica desde el punto de vista etnológico es difícil adscribir a
los cretenses minoicos con algún pueblo conocido. Una de la tesis más admitida es que son
herederos directos de los habitantes neolíticos de la isla (que llegarían a la misma hacia el 6000 a.
C.) y que los pueblos no neolíticos (indoeuropeos o no indoeuropeos) que pudieran haber llegado a
la isla no se impusieron, sino que se vieron absorbidos por la cultura cretense sin imponer la suya.
Palmer, el eminente lingüista, plantea que la destrucción de los palacios hacia el 1700 a. C. es obra
de la penetración en la isla de un pueblo anatolio, los luvitas, lo que explicaría también el cambio
de escritura, Lineal A en vez de la jeroglífica, pero a falta del desciframiento del Lineal A, nada es
seguro. Si seguimos las noticias de Creta que da Homero en la Odisea, la población cretense era
una población mixta conformada por cidonios, eteocretenses y pelasgos, pueblos de los que,
aparte del nombre, apenas se sabe nada.
Características sociales, culturales y económicas de la civilización minoica
Los rasgos de esta civilización que le concedieron tal predominio cultural son los siguientes: en
cuanto a la religión no poseen deidades antropomórficas (lo que estaría muy relacionado con los
cultos de los neolíticos a las fuerzas de la naturaleza), salvo la Gran Diosa Madre, diosa de la
fertilidad también conocida como la Gran Dama del Laberinto, que aparece representada en
ocasiones con el vestido típico minoico y serpientes en ambas manos, símbolos ellas también de
las fuerzas fértiles de la tierra; para el ejercicio de sus cultos poseen pequeños santuarios
semisubterráneas, dentro de los palacios en ocasiones, y cuevas próximas al lugar de
asentamiento; parece ser que estas cuevas eran la primitiva morada de los primeros habitantes
neolíticos de la isla; posteriormente las abandonarían como morada, pero no como santuarios; se
han encontrado rituales de la cultura minoica implica la relación del toro (animal de gran carga
sexual, erótica y fertilizadora) por noticias de los murales de Cnosos y de la leyenda de Minos y el
Minotauro; en el embalsamamiento de los muertos utilizan la miel al tiempo que en los rituales de
los muertos interviene la fermentación como proceso natural de renovación de la vida; posee una
sólida base económica con una población densa (se calcula que la población de la isla en época de
esplendor debía rondar entre 400.000 y medio millón de habitantes) así como una agricultura y
ganadería muy productivas (se calcula así mismo que el número de rebaños sólo de ovejas de
Cnosos rondaría los 1000); así mismo el comercio se veía favorecido por la fabricación y
exportación de productos de lujo en oro (cf. lámina del pendiente de oro) y plata, cerámicas; poseía
una gran flota, provocada por su situación insular, posición estratégica, sus productos
manufacturados y su escasez de materias primas metálicas; su sociedad presentaba una fuerte
especialización: escribas, carpinteros, pastores, agricultores, armeros, escultores, lapidarios,
vidrieros, alfareros, orfebres, herreros, curtidores, tejedores, pintores, etc..; poseían la escritura
(tomada de otro pueblo o desarrollada en suelo propio), divisible ésta en tres etapas: jeroglífica,
Lineal A y Lineal B (este último sistema sólo de época micénica y para anotar ya la lengua griega,
es evolución del lineal A, que en opinión de algunos podría anotar el luvita); liderazgo espiritual y
material de una autoridad palaciega (que parecía recibir el nombre de Minos) que estaba obligada
a renovar su mandato cada año mediante un casamiento-rejuvenecimiento con la Gran Diosa
Madre representada en la gran sacerdotisa, celebración que sería sin duda de carácter neolítico y
vestigio de una sociedad matriarcal; cada familia poseía una parcela de tierra que trabajaba para sí
mismos y parece que la clase esclava o no existía o lo hacía en una proporción muy pequeña; la
paz reinante puede que sea la característica minoica más peculiar, pues les llevó a no fortificar sus
asentamientos, ocupar las llanuras y los lugares abiertos y desprotegidos; no hay que atribuirla a
su flota poderosa como hace Evans con su talasocracia; la flota era comercial y no guerrera.
La civilización minoica alcanzó tal esplendor que, gracias a sus contactos comerciales, pudieron
exportar su modo de cultura a todo el Egeo: a lo largo del II milenio las Cícladas recibieron
paulatinamente una fuerte influencia de Creta si bien no hay emplazamientos colonizadores, sólo
comerciales, y paralelamente en la Grecia continental, donde se produjo un amplio proceso de
unos 400 años denominado "minoización de los griegos" (llegados hacia el 2000 a. C.) y que daría
lugar a la posterior civilización micénica (1600 a. C.). Después, hacia el 1400 los papeles se
invirtieron y serán los griegos micénicos los que darán lugar a la "micenización de Creta".
Los palacios minoicos
El rasgo que más sorprende de la civilización minoica es, sin embargo, el modo de asentamiento
de la población entorno a un edificio central: el palacio, un complejo civil al servicio de la ciudad.
Desde que Evans en la frontera entre el siglo XIX y XX descubriera las ruinas del palacio de
Cnosos, el mayor de los palacios encontrados, hasta nuestros días el hallazgo, desenterramiento y
estudios de poblaciones con palacios se ha visto aumentado en grado sumo; se han encontrados
palacios de los que ni siquiera se conoce el nombre, pues en época clásica no existían tales
asentamientos y no se tenía consciencia y recuerdo de los mismos, de ahí que hayan recibido
nombres actuales; sus nombres son: Cnosos, Zakro, Malia, Festo, Canea o Kania, Hagia Tríada,
Gurniá, y poblamientos de Tilisos, Kamilari, Mirtos y Palakaistro.
Todos los palacios se caracterizan por unas peculiaridades que no se encuentran en ninguna otra
civilización del mundo y dicen mucho en favor del grado de civilización de los minoicos: colocación
y extensión del palacio orgánicamente a partir de un área central abierta, un patio, como
continuación de la forma colectiva de la organización social neolítica; frente a otras culturas no es
un templo o lugar sagrado el centro del palacio ni del poblado, sino que el templo del palacio,
aparte de ser pequeñas dependencias-santuarios, ocupan un lugar marginal dentro del palacio y
reproducen y recuerdan cavernas; esto concuerda con el hecho de que los ritos se celebraran en
cuevas y es posible que con procesiones; los palacios que cuentan con dos y, a veces, tres pisos
presentan generalmente un gran número de habitaciones y dependencias de la planta baja a
talleres y a almacenes para el grano, el aceite, el vino, etc...; dotaban al palacio de un aspecto de
grandeza mediante tres efectos de ornato: frescos recubriendo las paredes interiores de las
dependencias más importantes (casi siempre motivos naturales marinos, o pugilatos o escenas de
toros (cf. láminas)); escalinatas y revestir los palacios con piedras centelleantes cortadas en losas
con escoplos y sierras consiguiendo un magnifico efecto con poco material (sólo los romanos en la
Antigüedad consiguieron algo similar al revestir con losas de mármol los edificios más importantes
de Roma, como el Coliseo); finalmente también dotaban a las columnas cierta fascinación con su
forma ovalada y la policromía del palacio; al mismo tiempo dotaban al palacio de un aire de
ligereza mediante la utilización de grandes tragaluces para iluminar las habitaciones; mámparas
plegables y correderas de madera y pilares-columnas en vez de tabiques para separar
determinadas dependencias; umbrales en las antesalas; varios patios en el palacio, de los que el
central solía estar empedrado; higiene de los palacios mediante un sistema de eliminación de
residuos mediante un alcantarillado, un sistema de drenaje y otro de ventilación para las
habitaciones gracias a grandes ventanales y tragaluces; por último la sensación que da todo
palacio minoico es la de un laberinto y no es de extrañar; los pasillos que conducen a las
dependencias reales y principales tienen forma de zigzag; las escalinatas no son rectas, sino que
frecuentemente son en forma de curva con lo que el visitante era conducido a sus dependencia y a
las dependencia reales por un camino indirecto dando un rodeo; al mismo tiempo las dependencia
de palacio y las casa de la ciudad se aglomeran y agolpan al modo neolítico, recordando en
muchos casos los callejones y callejuelas de los poblados árabes; posteriormente la idea de
laberinto se convirtió en la de trampa desconcertante, si bien en un origen no lo era. La idea de
construcción de palacios y asentamientos viene dada por una aversión a la simetría en las
fachadas y trazados de los edificios. Laberinto con todo en una denominación de origen
indoeuropeo que no se sabe si se aplicaba al conjunto del palacio o a una sala donde al parecer se
danzaba una compleja danza (llamada del laberinto), parte del ritual de la Gran Diosa Madre entre
la luz y las tinieblas (vida y muerte), cuyos pasos estarían dibujados en el suelo maracndo la
dirección del baile. Indicar que la noción de laberinto y el minotauro parece aplicarse en la
Antigüedad sólo al palacio de Minos en Cnosos.
No obstante, no todos los palacios pertenecen al mismo período y algunos de ellos fueron
reconstruidos dos o tres veces durante el II milenio debido a las catástrofes naturales (terremotos,
maremotos y la acción conjunta de ambos como consecuencia del estallido del volcán de la isla de
Tera hacia el 1500-1400); esto ha llevado a diferenciar dentro de la cronología cretense y minoica:
Período pre palaciego: 2600-2000 a. C. (Minoico Antiguo MA II y MAIII)
Período palaciego 1º: 2000-1700 a. C. (Minoico Medio MM I y MM II); palacios de Cnosos (puede
que anterior al 2000), Malia y Festo;
Período palaciego 2º: 1700-1400 a. C. (Minoico Medio MM III y Minoico Reciente MR I A y MR II B);
nuevo palacio de Festos, el de Zakro, Hagia Tríada y Gurniá;
Período pos palaciego: 1400-1100 a.C. (Minoico Reciente MR III) de época micénica; el nuevo
palacio de Hagia Tríada.
Por el tamaño del palacio y del asentamiento Cnosos debía ser la "capital" del mundo minoico y las
demás poblaciones con palacios eran ciudades de segundo orden con unos gobernantes o
príncipes posiblemente subordinados al poder del gobernante de Cnosos que también eran, como
aquél, jueces y sacerdotes, juntamente con el mantenimiento del monopolio de la metalurgia de los
poblamientos al tener los talleres en el propio palacio. Es muy probable que además existieran
diseminados por las llanuras de Creta una serie de terratenientes semiindependientes.
La leyenda de Minos, rey del mar
La leyenda más o menos completa, sin entrar en las distintas variantes o versiones, de Minos dice:
Zeus abandonó a Europa en Creta, después de haber engendrado en ella a tres hijos: Minos,
Radamantis y Sarpedón. En Creta Europa se casó con Asterio. Los tres hermanos se enamoraron
de un joven llamado Mileto y cuando éste prefirió a Sarpedón, Minos expulsó a Mileto de Creta y
éste fundó la ciudad de Mileto. A la muerte de Asterio Minos reclamó el trono, dedicó un altar a
Poseidón y pidió que saliese del mar un toro; salió un gran toro blanco y Minos ganó el derecho al
trono. Al no placerle a Sarpedón, Minos lo expulsó y se exilió en Cilicia, donde se convirtió en rey.
Minos casó entonces con Pasífae y Poseidón, para vengarse de un cambio en un sacrificio
prometido, hizo que Pasífae se enamorará del toro blanco y disfrazada con una vaca de madera
construida por Dédalo, engendró del toro al Minotauro. Para ocultar tal afrenta Minos encargó a
Dédalo la construcción de un lugar apartado de Cnosos para encerrar al Minotauro y Pasífae.
Dédalo construyó el Laberinto. Radamantis se quedó en Creta y le transfirió a su hermano la
costumbre de reunirse cada nueve años en una cueva con Zeus y obtener nuevas leyes para su
pueblo.
Minos parece ser el título que recibía el gobernante y la dinastía regia de la cultura cretense
minoica de Cnosos, personaje que debía realizar funciones administrativas y sacerdotales. De él
nos han llegado noticias a través de la mitología y de los filósofos e historiadores que han hablado
de su figura. Platón opinaba que Minos era un gobernante muy sabio al tiempo que un gran juez
que cada nueve años se reunía con Zeus; los arqueólogos e historiadores modernos parecen
haber identificado esta noticia con una ceremonia que se celebraba cada ocho años completos en
las que Minos renovaba su mandato como gobernante, pero no sirviendo a Zeus sino a la Gran
Diosa Madre minoica, de la cual dependía y a cuyo cargo estaba como sacerdote.
Antes de seguir quiero indicar que la tradición mitológica de Minos confunde en este nombre a
todos los gobernantes de Cnosos (pues era su título y de ninguno de ellos se nos ha transmitido el
nombre) así como los gobernantes micénicos que, tras invadir la isla, asumieron la regencia de la
isla bajo el mismo título que el gobernante micénico, es decir, que se unen tradiciones minoicas y
micénicas, al tiempo que las acciones de muchos gobernantes distintos; la idea del servicio de
Cnosos a Zeus transmitida por Platón, sería micénica y el servicio a la Gran Diosa Madre, minoica.
Otra noticia anacrónica de su mitología es que se le hace hijastro de Asterio, nieto de Doro, lo que
significa que par la mitología Creta era doria, cosa que no sucede hasta el final del II milenio a. C.
Al mismo tiempo Téctamo, padre de Asterio, se dice en la mitología que llevó a Creta una mezcla
de eolios y pelasgos (incluyendo quizás jonios del Ática), quizá haciendo referencia a los
habitantes de la isla allá el s. VIII a. C. compuesta de aqueos, dorios, eolios, pelasgos y cidonios.
El reconocimiento del poder de Minos sería la afirmación del poderío dorio en la isla.
Por contra la mitología nos transmite también una rama del linaje de Minos ajena al mundo griego:
su madre Europa, hermana entre otros de Cadmo, rey de Tebas, es hija de Agenor, hijo de Libia y
Poseidón y procedente de Egipto, y de Telefasa o Argíope, procedente de Canaán. La significación
de su nombre, "de ancho rostro", es un sinónimo de la luna llena, título de las diosas lunas
Deméter Lebadea y Astarté en Sidón (quizá relacionadas con la Gran Diosa Madre minoica, de la
que la luna era un símbolo). La violación de Europa por parte de Zeus recogería un ritual en la que
la sacerdotisa de la Luna cabalgaba a lomos del toro-Sol. Se ha querido ver una incursión de Creta
en Fenicia para explicar este mito.
La noticia del joven Mileto nos da cuenta de la más que probable fundación de Mileto por parte de
cretenses (minoicos o micénicos), confirmada además por el hecho de que a Ladé, en Mileto, se la
relacione con el cementerio de Asterio.
Que Sarpedón emigrara a Asia Menor, a Caria y Licia, se ha interpretado como el establecimiento
de lugares para el comercio de Creta con dichas regiones.
La noticia de la relación de Pasífae con el Minotauro se explica como un rito en el que la Gran
Sacerdotisa de la Luna, que llevaba cuernos de vaca (Pasífae), y el rey Minos, con una máscara
con cara de Toro celebraban un casamiento ritual bajo una encina. El toro es el animal ritual de
Creta: quedan frescos con escenas de toros (el famoso salto del toro, deporte o rito), era animal de
sacrificio y hay estatuillas de bronce.
El Laberinto como ya se ha dicho es el palacio de Cnosos, un conjunto asimétrico e intrincado de
habitaciones, antesalas, vestíbulos y corredores en el que un visitante extraño fácilmente se
perdía. Para Evans el nombre vendría de labrys, palabra lidia y caria que significa hacha, haciendo
referencia a las dobles hachas, signo de la dinastía real minoica de Cnosos. También recoge la
idea de un ritual, un mosaico dibujado en el suelo como patrón a seguir en la realización de un
baile (como actualmente las danzas "laberínticas" de la Pascua de Resurrección en Rusia y Gales).
No obstante, se tienen otras nociones acerca de Minos. Una concepción de Minos como un
gobernante sabio hace referencia a los Minos minoicos, mientras que la idea de Minos autárquico
es una caracterización derivada de Minos el último gobernador micénico de Cnosos antes de su
destrucción, el cual ejerció una cruel dominación para adquirir una riqueza suficientemente grande
para extender su poderío más allá de Creta a las Cícladas y quizá a otras islas.
Heródoto nos transmitieron al mismo tiempo dos ideas acerca del poder de Minos: una, su
poderosa flota (la comercial de los minoicos) y otra, el carácter guerrero de la misma (obra de los
Minos micénicos); esta idea fue llevada más lejos por Evans cuando desenterró Cnosos: invistió a
Minos como el dueño y señor del Egeo bajo el ejercicio de su talasocracia, un reinado del miedo y
un control del mar que Homero en la Odisea XI califica de despótico. De nuevo se mezclan el
Minos minoico y el micénico: los gobernantes minoicos establecieron en todo el Egeo
establecimientos comerciales en las costas, sin llegar a colonizar las regiones donde establecían
dichos enclaves; comercialmente hablando sí dominaban el Egeo y tenían una "talasocracia
comercial" dentro y fuera del Egeo, al tiempo que nunca usaron las armas para nada y la paz era la
nota dominante de su civilización; por su parte, los Minos micénicos sí establecieron pequeñas
colonias en el Egeo y además ejercieron una dominación despótica basando su poder en la guerra,
de aquí la idea de talasocracia despótica.
Las colonias que Tucídides afirma que Minos creó en el Egeo hay que considerarlas como
misiones comerciales o diplomáticas enviadas por la Creta minoica para garantizar la buena
voluntad y la ayuda de y a los isleños; el ejemplo más característico que se haya descubierto
arqueológicamente hasta ahora es Akrotiri en la isla de Tera.
Ritos relacionados con Minos
Al mito de Minos se asocian muchos más: el de sus hijos, el de Pasífae, el de Sarpedón, el de
Radamantis, pero creo que dos son los más significativos: el de Dédalo y el de Teseo y Ariadna.
El mito de Dédalo
Dédalo pertenece a la familia real de Atenas, descendiente de Erecteo y se caracterizaba por ser
un herrero admirable y ser un hombre de ingenio sin igual. Huyó de Atenas por asesinar a su
sobrino, otro inventor que le superó al descubrir la sierra. Al llegar a la Creta de Minos trabajó a su
servicio, gozando de su favor en paz. Tras el asunto de Pasífae y el Minotauro, Minos lo encerró en
el Laberinto por él mismo construido junto con su hijo Ícaro. Para huir del laberinto ideó la
construcción de alas con cera y plumas para él y su hijo; éste pereció por acercarse demasiado al
sol y derretir el sol la cera; otra versión dice que lo hizo con un barco que le prestó Pasífae y se
refugió en Sicilia y que Ícaro cayó al mar; otra más dice que inventó las velas para la navegación y
así huyó. Minos salió a buscarlo y Sicilia dicen que mató a Minos mientras se bañaba con pez o
agua hirviendo.
Su mito también presenta acronismos. Dédalo, Talos y Hefesto parecen ser títulos de un mismo
personaje mítico. El mito de Dédalo y Talos y el de Dédalo e Ícaro parecen combinar el ritual de
quemar al sustituto del rey solar, que se había puesto alas de águila, en la hoguera de primavera
con el rito de arrojar un fármaco con alas de perdiz.
La huida del laberinto se entiende como la huida del piso del mosaico con la danza del laberinto,
pero la huida a Sicilia se entiende como la huida de los forjadores de bronce nativos de Creta a
Cumas, Sicilia y Cerdeña como consecuencias de las invasiones micénicas y dorias.
Aunque Dédalo consta como ateniense por un demo que lleva su nombre, las artes dedálicas
fueron importadas de Creta a Atenas. A él se achacan la invención de las velas de los barcos, lo
que permitió una mayor velocidad de éstos (y por ello Minos no lo pudo alcanzar en el mar) o al
menos inventó algún artilugio que dotaba de mayor velocidad a los barcos.
Teseo y Ariadna
Minos ordenó que los atenienses enviaran siete muchachos y siete muchachas cada nueve años a
laberinto de Creta, donde esperaba el Minotauro para devorarlos. A Teseo le tocó ir por sorteo o el
propio Minos lo eligió en Atenas. Al llegar a Creta, Ariadna, hija de Mino, se enamoró de él y le
ofreció el modo de escapar del laberinto: un ovillo de hilo mágico y las instrucciones acerca de
cómo entrar y salir del laberinto: abrir la puerta de entrada y atar al dintel el hilo que se irá
desenredándose conforme avance; luego, una vez muerto el Minotauro, sólo hay que recorrer el
camino inverso. Hecho esto condujo a puerto a todo el grupo ateniense y llevó consigo a Ariadna a
la que abandonó en Naxos.
Grecia comenzó a minoizarse desde el XVIII a. C. a partir de los lazos comerciales impuestos por
Creta. El mito parece ser una rebelión de los atenienses contra los cretenses: construcción de una
flota, rebelión y saqueo de Cnosos y un tratado de paz creto-ateniense (casamiento entre Teseo y
Ariadna); esto debió de producirse en época micénica y no minoica. El tributo de los jóvenes
atenienses al Minotauro era exigido a Atenas y al matar Teseo al animal o vencer en la lucha a
Minos (cuyo símbolo era el toro) libera a los atenienses del tributo. Es posible que en alguna época
(minoica o micénica) hubiera sacrificios humanos en Creta.
Los griegos reconocían a Minos, el mítico rey de Creta, como autor de las leyes más antiguas,
inspiradas por el propio dios Zeus, padre de Dike, la Justicia. Sin embargo, esa civilización que
precede en mil años a la polis griega y que llamamos minoica -por el legendario rey Minos- se nos
muestra enigmática en muchos aspectos. A pesar de tantas y tan vivas imágenes como nos ofrece
la arqueología, no podemos leer los escasos documentos escritos que nos han legado porque, al
no conocer su lengua, su escritura aún no ha sido descifrada. Sólo tenemos leyendas. Así, una de
las principales incógnitas a resolver es el motivo de la desaparición, aparentemente súbita, del que
-en la memoria de los griegos- había sido un gran imperio económico marítimo, precursor del
creado por Atenas en el siglo V a.C. Hacia 1700 a.C., una serie de terremotos destruyó los centros
palaciales que formaban la civilización minoica -Cnosos, Festos, Malia-, así como muchas
viviendas. Los cretenses reconstruyeron lo destruido y crearon nuevos recintos similares,
decorándolo todo con gran suntuosidad. Empezó, así, la fase neo palacial (de los «nuevos
palacios») de la cultura minoica, caracterizada por su proyección económica hacia el exterior. El
objetivo de la producción ya no era sólo la subsistencia, sino disponer de un excedente que
permitiera traer del exterior, por medio del comercio, artículos de lujo y esclavos. Creta contaba
entonces con una gran flota y desarrolló posiblemente una especie de imperio económico marítimo:
una talasocracia («poder sobre el mar»). Pero hacia 1450 a.C. -según la cronología establecida por
el arqueólogo británico Arthur Evans a comienzos del siglo XX-, esa cultura, que deslumbra con su
vitalidad y su arte, se colapsó, y ello por razones que aún no están claras. Las excavaciones han
mostrado incendios y destrucciones en todos los palacios que habían marcado el cenit de esta
civilización.
El mundo micénico
Situación de los principales yacimientos micénicos en Grecia.
En ausencia de fuentes directas, la organización política general del mundo micénico no puede ser
conocida con seguridad. Grecia estaba dividida en varios estados. Los citados en la Ilíada son:
Micenas, Pilos, Orcómeno, que son conocidos por la arqueología, pero quizás también Esparta o
Ítaca. Sin embargo, la arqueología no puede confirmar estos últimos. Tan solo los estados de Pilos
y Cnosos están claramente atestiguados por los textos en lineal B. Dicho esto, es imposible
conocer cuál era el centro político dominante de la Argólida (si es que hubo uno): Micenas, Tirinto o
Argos, o quizás Atenas, Gla o Yolco.
La mención de un «rey de los ahhiyawa» en las fuentes hititas ha sido comparada con el «rey de
los aqueos», que sería el rey de Micenas, Agamenón, en la Ilíada. Pero nada prueba que los
ahhiyawa sean los aqueos (aunque parezca la solución más lógica) y la localización de su reino
continúa discutida: Asia Menor, Rodas, Grecia continental... Si ciertos investigadores quieren
convertir la Grecia micénica en una confederación de estados dominados por un rey, primus inter
pares, que podría ser el rey de Micenas, hasta el momento no hay nada que pueda confirmarlo.
Los estados de Pilos y Cnosos
A una escala más reducida, existe información a través de las fuentes en lineal B sobre la
organización interna de los reinos mejor conocidos: Pilos y Cnosos. Pero tampoco ahí existen
muchas certezas.
La forma del estado parece ser un reino, dirigido por un rey, el wa-na-ka (ϝάναξ / wánax), cuyo
papel es sin duda militar, jurídico y religioso. Es identificable con el ἄναξ / anax homérico («señor
divino, soberano, señor de la casa»). La palabra aparece nueve veces en los textos de ofrendas, lo
que sugiere que los soberanos de Pilos y Cnosos eran objeto de culto. Sin embargo, como en
Homero, el término también puede designar a un dios.
El wa-na-ka está secundado por el ra-wa-ke-ta (lawagetas), sin duda el jefe del ejército. Ambos
poseen un dominio territorial propio, el te-me-no (τέμενος / témenos). Otros dignatarios son los te-
re-ta (telestai), que aparecen en los textos como propietarios terratenientes. Quizás tengan una
función religiosa. Los e-qe-ta (equetai), literalmente los «seguidores», tenían esclavos a su servicio
y pertenecían a un entorno social alto, pero se desconoce las funciones que desempeñaban con
exactitud.
Además de los miembros de la corte, otros dignatarios están a cargo de la administración local del
territorio. El reino de Pilos está dividido en dos grandes provincias, la de-we-ra ka-ra-i-ja, la
provincia próxima, alrededor de Pilos, y la pe-ra-ko-ra-i-ja, la provincia lejana, alrededor de la villa
de Re-u-ko-to-ro. El reino se subdivide además en dieciséis distritos, que a su vez están formados
por una serie de pueblos o municipios. Para dirigir los distritos, el rey nombra a un ko-re-te (koreter,
«gobernador») y un pro-ko-re-te (prokoreter, «subgobernador»). Un da-mo-ko-ro (damokoros,
«aquel que se ocupa del damos»), se ocupa de los pueblos o municipios, los da-mo (literalmente
«pueblos», comparar con δῆμος / dễmos), y un pa-si-re-u (palabra directamente predecesora de
βασιλεύς / basileús) ejerce igualmente un cargo a nivel local, mal conocido — parece dirigir un
Consejo de Ancianos, el ke-ro-si-ja (γερουσία / gerousía).
Resulta interesante observar que, entre los griegos clásicos, el basileus será el rey, el monarca,
como si entre la desintegración de la sociedad micénica y la época clásica hubiese sobrevivido
como autoridad más alta, de facto, y al cabo de algunas generaciones de jure, el funcionario
municipal.
Sociedad
La sociedad micénica parece estar dividida en dos grupos de hombres libres: el entorno del rey,
que se ocupa de la administración del palacio y el pueblo, el da-mo (demos), que vive a nivel local.
Como se ha visto anteriormente, este último está gobernado por agentes reales; debe cumplir con
trabajos comunales y pagar impuestos al palacio.
En cuanto a aquellos que evolucionan en el palacio, nos encontramos con altos funcionarios
acomodados, aquellos que probablemente habitan en las grandes casas que se encuentran en las
proximidades de los palacios micénicos, pero también con otras personas ligadas por su trabajo al
palacio, aunque no necesariamente más adinerados que los miembros del da-mo: artesanos,
agricultores, quizás mercaderes.
En lo más bajo de la escala social se encuentran los esclavos, do-e-ro (masculino) y do-e-ra
(femenino) (compárese con el griego δούλος / doúlos). Solo existen testimonios sobre aquellos que
trabajaban para el palacio.
Economía
La organización económica de los reinos micénicos conocida por los textos: un grupo trabaja en la
órbita del palacio, mientras que un segundo grupo parece que trabaja por su propia cuenta. Esto se
refleja en la organización social vista más arriba. Pero nada impide que las personas que trabajan
para el palacio no puedan tener paralelamente sus propios asuntos personales.
La economía está controlada por los escribas que anotan las entradas y salidas de productos,
reparten los trabajos y se encargan de la distribución de las raciones. El du-ma-te parece ser un
tipo de intendente que supervisa un dominio de la economía.
Agricultura
Predominio comunal, cultivado por aquellos a los que los textos llaman ka-ma-na-e-we, sin duda el
da-mo. Las tierras del palacio son atestiguadas por los textos. Una parte componía el te-me-no del
wa-ka-na y del ra-wa-ge-ta, como se ha visto más arriba. La otra se entrega para su explotación (o-
na-te-re) a los miembros de la administración del palacio. Estos pueden explotarla con esclavos o
por hombres libres, en régimen de arrendamiento.
La producción agraria de estos reinos sigue la tradicional «tríada mediterránea»: cereales, olivos y
viña. Los cereales cultivados son el trigo y la cebada. También hay plantaciones de olivos para la
producción de aceite, que no se emplea necesariamente en la alimentación, sino para los cuidados
corporales y los perfumes. Con la vid se obtienen diversos vinos. Además, se cultiva el lino para la
vestimenta, el sésamo para el aceite y árboles como la higuera.
La ganadería está dominada por los ovinos y los caprinos. Las vacas y los cerdos son más raros.
Los caballos se dedican fundamentalmente a tirar de los carros de guerra.
Industria
Tablilla micénica que trata de un pedido de lana, Museo Nacional de Arqueología de Atenas.
La organización del trabajo artesanal es conocida sobre todo en relación a los palacios. Los
archivos de Pilos muestran un trabajo especializado: cada obrero pertenece a una categoría
precisa y dispone de un lugar específico en las etapas de producción, especialmente en la textil.
La industria textil es uno de los principales sectores de la economía micénica. Las tablillas de
Cnosos permiten seguir toda la cadena de producción, desde los rebaños de ovejas al almacenaje
de los productos finalizados en los almacenes del palacio, pasando por el teñido, el reparto de la
lana por los diferentes talleres y las condiciones de trabajo en dichos talleres. El palacio de Pilos
cuenta así con unos 550 obreros textiles. En Cnosos llegaban a los 900. Se ha podido identificar
quince especialidades textiles. Además de la lana, el lino es la fibra más usada.
La industria metalúrgica está bien atestiguada en Pilos, donde se empleaba a 400 obreros en estos
menesteres. Se sabe por las fuentes escritas, que se les distribuía el metal para que realizaran sus
trabajos: como media 3,5 kg de bronce por forjador. Sin embargo, no se sabe cuál era la
remuneración: está misteriosamente ausente de las listas de distribución de raciones. En Cnosos
algunas tablillas atestiguan la fabricación de espadas, pero sin evocar una auténtica industria.
La industria de la perfumería también está atestiguada. Las tablillas describen la fabricación de
aceites perfumados: con olor a rosa, a salvia, etc. También se sabe por la arqueología que los
talleres dependientes del palacio comprendían otro tipo de artesanos: orfebres, trabajadores del
marfil, talladores, alfareros. También se hacía aceite de oliva. Algunos de estos productos se
dedicaban a la exportación.
Comercio
El comercio está curiosamente ausente de las fuentes escritas. Así, una vez que el aceite
perfumado de Pilos se almacena en pequeñas jarras, se ignora qué ocurre con él. Grandes ánforas
con señales de haber contenido el aceite han sido encontradas en Tebas, en Beocia. Tienen
inscripciones en lineal B indicando como origen la Creta occidental. Sin embargo, las tablillas
cretenses no revelan ni una palabra sobre la exportación de aceite.
Se dispone de poca información sobre el circuito de distribución de los textiles. Se sabe que los
minoicos exportaban telas finas al Antiguo Egipto; sin duda los micénicos hicieron lo mismo.
Probablemente retomaron por su cuenta los conocimientos minoicos en materia de navegación,
como lo demuestra el hecho de que su comercio marítimo comienza su desarrollo tras la caída de
la civilización minoica. A pesar de esta falta de fuentes, es probable que ciertos productos, sobre
todo los tejidos, el aceite y la metalurgia, estuvieran destinados a ser vendidos en el exterior del
reino, porque su producción es demasiado importante para estar destinada solo al consumo
interno.
El seguimiento de los productos micénicos de exportación se puede hacer sin embargo a través de
la arqueología. Numerosas ánforas han sido encontradas en el mar Egeo, Anatolia, Levante,
Egipto, pero también el oeste de Sicilia, o incluso en Europa Central y Gran Bretaña.
De forma general, la circulación de bienes micénicos se puede trazar gracias a los «nódulos»,
ancestros de las etiquetas modernas. Se trata de pequeñas bolas de arcilla, hechas entre los
dedos alrededor de una correa (probablemente de cuero) que sirve para atar el nódulo al objeto. A
veces se añaden otras informaciones, como la calidad, el origen, el destino, etc. 55 nódulos, que
han sido encontrados en Tebas en 1982, llevan ideogramas que representan un buey. Gracias a
ellos se ha podido reconstruir el itinerario de los bovinos:6 venidos de toda Beocia y Eubea, son
llevados a Tebas para ser sacrificados. Los nódulos servían para probar que no se trataba de
animales robados y para demostrar su origen. Una vez que los animales llegan a su destino los
nódulos son comprobados y recogidos para realizar una tablilla contable. Los nódulos son usados
para todo tipo de objetos y explican la rigurosidad de la contabilidad micénica: el escriba no tiene
que contar él mismo los objetos, se basa en los nódulos para realizar sus tablillas.
Religión
«Dama de Micenas», fresco del siglo XIII a. C. de Micenas representando una diosa, Museo
Nacional de Arqueología de Atenas
El hecho religioso es bastante difícil de identificar en la civilización micénica, en particular cuando
se trata de yacimientos arqueológicos, donde resulta complicado identificar con seguridad un lugar
de culto. En cuanto a los textos, solo las listas de ofrendas dan los nombres de los dioses, pero no
nos enseñan nada sobre las prácticas religiosas.
El panteón micénico ya muestra numerosas divinidades que se encuentran más tarde en la Grecia
clásica. Poseidón parece ocupar un lugar privilegiado, sobre todo en los textos de Cnosos. En esta
época se trata probablemente de una divinidad ctónica, asociada a los terremotos. También se
encuentran una serie de «Damas» o «Madonas» (Potnia), asociadas a los lugares de culto, como
una «Dama del Laberinto» en Creta —que recuerda el mito del laberinto minoico, al igual que la
presencia de un dios llamado Dédalo. También se encuentra una «Diosa Madre» llamada Diwia.
Otras divinidades identificadas que se encuentran durante épocas posteriores son la pareja Zeus-
Hera, Ares, Hermes, Atenea, Artemisa, Dioniso, Erinia, etc.
Ningún gran templo de época micénica ha podido ser identificado. Algunos edificios encontrados
en las ciudadelas y que constan de una habitación central de forma oblonga rodeada de pequeñas
habitaciones podrían haber servido de lugar de culto.
Se puede además suponer que existió un culto doméstico. Algunos santuarios han podido ser
recuperados, como el de Filacopi, donde se ha encontrado una importante cantidad de estatuas
que sin duda formaban parte de ofrendas, y se cree que lugares como Delfos, Dodona, Delos o
Eleusis eran ya santuarios importantes. Pero esto resulta difícil de probar de forma evidente.
Arquitectura
Las fortalezas
Puerta de los Leones en Micenas.
Las principales villas micénicas están todas fortificadas. Pueden estar situadas sobre una
acrópolis, como Atenas o Tirinto, adosadas a una gran colina como Micenas o frente al mar, como
Gla o Pilos. Además de las ciudadelas, se han encontrado también fortalezas aisladas que servían
sin duda para el control militar del territorio.
Las murallas micénicas son a menudo de tipo «ciclópeo»: están construidas de grandes bloques
que pueden llegar a tener hasta ocho metros de espesor, apilados unos sobre otros sin argamasa
para unirlas, o bien, cuando no se dispone de grandes bloques, de grandes piedras encastradas
unas en otras. Diferentes tipos de entradas y salidas fueron empleadas: puerta monumental, rampa
de acceso, puertas secretas o galerías abovedadas para salir en caso de asedio.
El temor a un ataque hace que el lugar elegido posea también una cisterna o un pozo.
Hábitat
Los yacimientos micénicos muestran diferentes tipos de residencias. Las más pequeñas son de
forma cuadrangular y miden entre cinco y veinte metros de lado. En ellas residen las capas más
bajas de la población. Pueden estar compuestas por una o más salas. Este último caso es más
extendido en épocas más recientes.
Más elaboradas son las residencias más grandes, que miden entre 20 y 35 metros de lado
aproximadamente y están constituidas por varias salas e incluso de patio central. Están
organizadas según un modelo próximo al del palacio. Sin embargo, no es seguro que se trate de
residencias de aristócratas micénicos, puesto que existe otra hipótesis que quiere ver en estos
edificios dependencias auxiliares del palacio, a menudo situado en su proximidad.
Los palacios micénicos
Plano del palacio de Tirinto.
Los palacios micénicos tienen sus más bellos ejemplos en los excavados en Micenas, Tirinto y
Pilos. Son los centros de la administración de los estados micénicos, como lo han demostrado los
archivos encontrados. Desde el punto de vista arquitectónico, son los herederos de los palacios
minoicos, pero también de otras grandes residencias de la Grecia continental del período Heládico
medio.
Están organizados alrededor de un conjunto de patios a las que se abren diversas salas de
diferentes dimensiones, entre las que se encuentran almacenes y talleres, además de zonas de
residencia y representación. El corazón del palacio es el megaron, la sala del trono, organizada
alrededor de un hogar circular rodeado de cuatro columnas, El trono se encontraba generalmente
sobre el lado izquierdo según se entra en la sala. Parece que los edificios solo tenían una planta.
En los palacios micénicos también se ha excavado un importante mobiliario, además de frescos.
Arte y artesanía
Cerámica
La arqueología ha encontrado gran cantidad de cerámica de época micénica, de estilos muy
diversos: jarras, cántaros, cráteras, jarrones llamados de «copa de cava» por su forma, etc. La talla
de las jarras es muy variable. Los modelos son muy homogéneos en todo el espacio micénico
durante el HR III B, donde la producción aumenta considerablemente en cantidad, sobre todo en la
Argólida, de donde provienen gran cantidad de jarras exportadas fuera de Grecia. La producción
destinada a la exportación era en general más lujosa y disponía de decoración pintada muy
trabajada, utilizando motivos mitológicos, guerreros o animales.
Otro tipo de vajilla, de metal (principalmente de bronce) se ha encontrado en cantidades
importantes en los yacimientos micénicos. Las formas en este caso son más bien los trípodes,
barreños o lámparas.
Se han encontrado algunos ejemplos de jarras de loza o de marfil.
Escultura
El periodo micénico no produjo estatuas de gran tamaño. La mayor parte de la escultura del
periodo consiste en estatuillas finas de tierra cocida, encontradas sobre todo en el yacimiento de
Filacopi, pero también en Micenas, Tirinto o Ásine. La mayoría de las estatuillas representa figuras
antropomórficas (aunque también las hay zoomorfas), masculinas o femeninas. Las figuras están
en diferentes posturas: brazos extendidos, elevados hacia el cielo; brazos plegados sobre las
caderas; sentados. Están pintadas, monocromas o polícromas. Su sentido no está claro, pero
parece probable que se trate de objetos votivos, encontrados en contextos que parecen ser de
lugares de culto.
La figura más representativa es la llamada Tríada Divina, que representa a dos diosas y a un niño,
quizás precedentes de Deméter, Perséfone y Triptólemo, divinidades vinculadas a la fertilidad de
los campos. También destaca una imagen de la diosa madre con su hijo en el regazo.
También son corrientes los ídolos en psi, en fi o en tau, así llamados por su semejanza a estas
letras del alfabeto griego. Se encuentra principalmente en tumbas y en santuarios.
Pintura
La pintura micénica está muy influenciada por la minoica. Se han encontrado algunos frescos
murales en los palacios micénicos. Los temas representados son varios: caza (incluyendo
tauromaquias), combates, procesiones, relatos mitológicos. Otros frescos están formados por
motivos geométricos. Una parte de la cerámica estaba pintada con temas idénticos (véase más
arriba).
Armas
Elementos militares han sido encontrados entre los tesoros del periodo micénico. El hallazgo más
impresionante es el de la armadura de Dendra, el equipamiento completo de un guerrero. La
coraza que lleva está compuesta de placas de bronce cosidas sobre un vestido de cuero. El peso
de la armadura debía impedir la movilidad del guerrero, por lo que se creía que se trataba de un
combatiente sobre carro. Sin embargo, diferentes experimentos han demostrado que también se
podía usar de pie.
El armamento defensivo encontrado en los yacimientos micénicos está formado por algunos
cascos, a destacar un modelo en forma de cabeza de jabalí, que está ausente de los últimos
niveles del Heládico reciente. Se empleaban dos tipos de escudos: un modelo en forma de 8 (el
«escudo en 8», llamado también «escudo de perfil pinzado», véase imagen a la derecha) y otro
modelo rectangular, redondeado arriba. Estaban realizados en cuero.
Las armas ofensivas son sobre todo en bronce. Se han encontrado lanzas y jabalinas, además de
un conjunto de espadas de diferentes tallas, hechas para golpear con el filo como de estoque. El
resto del armamento encontrado para este periodo se compone de puñales y flechas, demostrando
la existencia de arqueros.
Prácticas funerarias
La forma de enterramiento más corriente durante el Heládico reciente es la inhumación. Se entierra
bajo el suelo mismo de las viviendas o en el exterior de las zonas residenciales, en cementerios, a
veces en túmulos (θόλος / thólos). Esta forma se remonta a los más antiguos periodos de
poblamiento indoeuropeo de Grecia y sus raíces hay que buscarlas en las culturas balcánicas del
IIIer milenio a. C. e incluso en la cultura de los kurganes. Las tumbas individuales son en forma de
cista, con un paramento de piedras. En el HR I aparece mobiliario funerario, que estaba ausente en
los periodos anteriores. A principios del Heládico reciente también se nota la presencia de tumbas
comunes, de forma rectangular. Resulta difícil establecer si las diferentes formas de inhumación se
traducen en una jerarquización social, como se ha creído en ocasiones, convirtiendo los thóloi en
las tumbas de las elites dirigentes, las individuales en las tumbas de las clases pudientes y las
tumbas comunes en las del pueblo.
La cremación aumenta en número a lo largo de la época, hasta convertirse en muy importante
hacia el HR III C. Quizás sea la prueba de la llegada de un pueblo nuevo a Grecia.
Las tumbas más impresionantes de la época micénica son las tumbas reales monumentales de
Micenas, sin duda dedicadas a la familia real de la ciudad. La más célebre es la «tumba de
Agamenón» (el «Tesoro de Atreo») en Micenas, que tiene forma de tholos. Cerca se encuentran
otras tumbas (llamadas del «círculo A»), las llamadas «de Clitemnestra» y «de Egisto». Todas han
dado impresionantes tesoros, exhumados por Schliemann durante sus excavaciones de Micenas.
Decadencia y final
El final de los palacios
Las excavaciones realizadas en Micenas permiten dividir el HR III B en dos fases. Esta distinción
está basada en la destrucción, al final del HR III B1, de un barrio de la ciudad: un violento incendio
destruyó de una vez los edificios conocidos bajo el nombre de casa del Mercader de aceite, casa
de los Escudos, casa de las Esfinges y casa Oeste. La destrucción del gran edificio de Ziguries
parece haber ocurrido en el mismo momento. Los asentamientos o los sectores afectados no
volverían a reconstruirse.
En todo caso se observa en el HR III B2 un refuerzo general de las obras de defensa: el noreste de
la ciudadela de Micenas se refuerza para proteger el acceso a la cisterna subterránea. Se
reconstruye la ciudadela baja de Tirinto y se la dota de cisternas para recoger agua bajo el nuevo
muro. La acrópolis de Atenas se amuralla por primera vez e igualmente se conecta a una fuente
subterránea. La destrucción de Gla, que ocurre poco después y la construcción de un supuesto
baluarte cortando el istmo de Corinto, así como las modificaciones efectuadas en el complejo
palacial de Pilos podrían ser interpretadas como otros signos de la creciente inseguridad que
reinaría en las diferentes zonas de la Grecia micénica.
Sin embargo, no se limitan a reforzar las murallas de las ciudadelas ni a construir en el interior de
estos conjuntos a menudo estrechamente ligados con los palacios: Además, asentamientos sin
fortificar como Korakú, Muriatada, Nijoria, Orcómeno y Pilos parecen conocer durante la segunda
mitad del siglo XIII a. C. una notable prosperidad.
Hacia finales del HR III B2, casi todos los grandes centros del continente son total o parcialmente
destruidos. Estas nuevas destrucciones, a menudo acompañadas de incendios, parecen haberse
concentrado en los asentamientos palaciales o de importancia comparable. Irán seguidas o
acompañadas de numerosos abandonos. La fecha de destrucción de Pilos permanece dudosa:
algunos creen que es anterior a la de los centros de la Argólida, pero otros observan que
determinados vasos descubiertos en el último nivel son atribuibles al principio del HR III C.
La Grecia del HR III C.
Este período quedaría limitado más o menos entre el último cuarto del siglo XIII a. C. o primer
cuarto del XII a. C. y la aparición de las primeras cerámicas de estilo protogeométrico en Ática, a
mediados del XI a. C.
Después de las destrucciones de finales del siglo XIII, se observa una disminución muy sensible
del número de asentamientos ocupados. Este abandono afecta en ciertas regiones, como el
suroeste del Peloponeso o Beocia, a cerca del 90 % de los asentamientos. En Argólida, en
Laconia, en Fócida y en Lócrida el fenómeno afecta a un 70 %, mientras que en Ática los centros
ocupados en HR III C mantienen un 50 % de los asentamientos del HR III B.
El despoblamiento de ciertas regiones, que se podría deducir de estas observaciones, parece
dudoso, puesto que estas mismas cifras pueden corresponder igualmente a una concentración de
población sobre asentamientos más seguros. Hasta entonces algunos lugares solamente habían
conocido una ocupación esporádica: Lefkandi, en Eubea, Perati, en Ática y, en menor medida,
Ásine en Argólida. Otros conservan una posición preeminente, como Tirinto y Micenas, cuyas
fortificaciones, una vez reparadas y reforzadas, guardan siempre numerosas construcciones.
Las comunidades continentales, desplazadas o reagrupadas, mantienen durante un momento un
cierto grado de prosperidad que, sin ser comparable al de tiempos precedentes, no deja de ser
real. El período HR III C sigue siendo micénico, aunque es cierto que el sistema económico y
político característico del período precedente no parece ya prevalecer, pues sus manifestaciones
más visibles, tablillas inscritas, objetos de oro y marfil, vasos metálicos y construcción de tholos
han desaparecido o se han hecho muy raros; sin embargo las producciones artesanales se
enmarcan estrechamente en la continuidad de una tradición y por lo menos ciertas regiones de
Grecia continental mantienen, a menor escala, sus lazos con el resto del Mediterráneo.
Sería difícil decir qué sustituye a este sistema palacial y qué tipos de organización económica y
política prevalecen a partir de ahora. Si algunos centros de poder como Pilos y Tebas han
desaparecido por completo, otros como Micenas y Tirinto simplemente se han transformado, pero
es la misma naturaleza de esta transformación la que sigue siendo imposible de definir.
Al lado de estas permanencias y transformaciones relativas deben destacarse algunas novedades
como las cerámicas llamadas bárbaras, las fíbulas en forma de arco de violín, el uso más
extendido del hierro y ciertos tipos de armas. Otros rasgos, como la preferencia dada en
determinados lugares (Salamina, y Lefkandi, especialmente) y bastante tardíamente, a las
sepulturas individuales dentro de cistas o pozos no deben ser consideradas como verdaderas
innovaciones, sino como resurgimiento de prácticas antiguas, no abandonadas nunca del todo. La
cremación de cadáveres, que se generaliza al final del período y durante la época protogeométrica,
también está atestiguada antes del final del HR III B.
De hecho, la importancia de tales innovaciones es a veces sobrevalorada según se intente apoyar
alguna de las diferentes hipótesis propuestas para explicar los fenómenos que caracterizan el paso
del HR III B al HR III C. La Grecia antigua El término Antigua Grecia se refiere al período de la
historia de Grecia que abarca desde la Edad Oscura de Grecia (ca. 1200 a. C.) y la invasión dórica
(hasta el año 146 a. C.) y la conquista romana de Grecia tras la batalla de Corinto. Se considera
generalmente como la cultura seminal que sirvió de base a la civilización occidental.
Las hipótesis
Antes de plantear algunas de las hipótesis que se han imaginado para explicar tanto la
desaparición del sistema palacial como la decadencia de la civilización micénica, debe subrayarse
la fragilidad de las correlaciones cronológicas establecidas entre los diferentes horizontes de
destrucción. Dos destrucciones datadas en la misma fase estratigráfica pueden estar separadas
por diez o veinte años.
Las invasiones
En tiempos históricos, los griegos que hablaban dialectos dóricos y estaban establecidos en el
Peloponeso, a excepción de Arcadia, en algunas de las Cícladas, como Melos y Tera, en Rodas y
en las costas de Caria, pretendían basar su originalidad lingüística en su historia legendaria. El
mito muestra la invasión de los dorios como el retorno de los Heráclidas. La leyenda establece que
los hijos de Heracles reclamaron, como lo había hecho en vida su padre, el trono de Argos;
acabaron por desterrarse al norte tras pasar un cierto tiempo acogidos en Atenas y consultar al
oráculo de Delfos que les auguró la vuelta triunfal. Al cabo de unas generaciones volvieron y
conquistaron la tierra de donde habían salido, derrotando a los Atridas, descendientes de Euristeo,
soberano de Micenas y expoliador del héroe. Los argumentos lingüísticos pueden hacer creer que
estas leyendas reflejan un momento histórico.
Sin embargo, cualquiera que sea la credibilidad que demos a estos relatos, especialmente a las
invasiones dorias, siempre se planea la cuestión de una eventual invasión del continente griego. Al
examinar los hallazgos arqueológicos de esta época se aprecia que la cerámica llamada bárbara
proporciona un buen ejemplo de las dificultades para pasar del testimonio arqueológico a la
interpretación histórica. Esta cerámica, de color oscuro, fina o basta, siempre hecha a mano y
pulida con un instrumento que deja huellas visibles en su superficie, decorada a veces con
cordones, se encontró por primera vez en Micenas y más tarde en Korakú, Lefkandi, Atenas,
Perati, Egira, Asiri, Tirinto y en el Menelaión de Esparta.
Esta cerámica aparece generalmente asociada con material y niveles que datan de principios del
HR III C, parece totalmente ausente al final de esta fase. Deduciendo argumentos a partir de tales
elementos, se ha podido creer que este material había acompañado, junto con otros, a la migración
de un grupo humano originario de los Balcanes o de Tracia, grupo del que se encontrarían huellas
en la cultura de Troya VII. Este grupo podría ser considerado el responsable, solo o con otros, de la
destrucción de los palacios, después de lo cual se habría fundido en la cultura micénica, dejando
de fabricar su propia cerámica. Se observa fácilmente la fragilidad de esta hipótesis
necesariamente reductora con respecto a la complejidad de los hechos que pretenden explicar. El
origen extranjero de la cerámica bárbara ha sido discutido, pero, aunque se demostrara, resulta
imposible elegir un origen preciso para esta clase de cerámica y se está lejos de poder establecer
una correlación automática entre grupo étnico y tipo de cerámica.
Y para que esta cerámica y otros objetos hallados, como espadas de estoque y filo, puntas de
lanza flameadas, dagas de Peschiera o fíbula de arco de violín, mostraran la realidad de una
invasión, sería necesario que aparecieran repentinamente, que fueran raros o desconocidos antes
del momento supuesto de la invasión y que se extendieran ampliamente. Ninguno de estos
testimonios responde a estas condiciones.
Es difícil admitir que unos invasores victoriosos se hubieran instalado de forma duradera en las
tierras conquistadas y no hubieran dejado una huella más profunda. Después de la oleada de
destrucciones al final del HR III B la civilización de Grecia continental continúa siendo
esencialmente micénica. Por fin, se deberían presentar los movimientos de población perceptibles
en dirección de las zonas de las que se hacen precisamente surgir los ataques (Grecia del
noroeste y el Mediterráneo oriental).
Una segunda serie de hipótesis trata de establecer un vínculo entre los disturbios que afectaron a
la Grecia continental y las destrucciones sufridas por Anatolia, Chipre y el Levante mediterráneo
durante el último cuarto del siglo XIII. Los pueblos del mar, contra los que lucha varias veces y a lo
que parece con éxito Merenptah (1213-1203) y los primeros faraones de la dinastía XX,
especialmente Ramsés III (1184-1158), son los que se consideran responsables de la
desintegración de los pueblos hititas y también de todos los asentamientos de la costa
siriopalestina. Sin embargo, nada permite suponer que los pueblos del mar penetraran en Grecia a
finales del siglo XIII a. C., ni que las poblaciones griegas se movieran en aquel momento hacia el
Mediterráneo oriental, porque las únicas razones que se tienen para asociar los pueblos del mar
con la historia del mundo egeo son la presencia en los archivos egipcios de la palabra ekwesh,
asimilada en “aqueos”, que después de la destrucción de sus palacios habrían huido hacia el
Oriente y la inspiración micénica de la cerámica filistea.
El final del siglo XIII es un período de gran confusión en todo el Mediterráneo oriental. Las
destrucciones de Grecia continental, el abandono de los asentamientos tradicionales en Creta a
finales del imperio hitita, la destrucción de la mayor parte de los asentamientos chipriotas y
levantinos y el surgimiento de una entidad filistea (quizás después de que Egipto hubiera
establecido en Palestina como vasallos a una parte de los invasores que había conseguido
rechazar) ocurren en un lapso de tiempo bastante corto, como máximo unos treinta años. Pero no
se puede afirmar que alguno de estos hechos sea más la causa que la consecuencia de los
demás, a pesar de que los síntomas (ruptura de las tramas económica, social y política, creciente
inseguridad, resurgimiento de una piratería endémica) sean comunes a todas las regiones del
Mediterráneo oriental.
Las interpretaciones que tratan de descubrir un “estado de urgencia” tras algunos de los textos
hallados en Pilos, se vinculan también a esta primera serie de hipótesis. Presentan todo el oro y el
bronce recogidos como requisas obligatorias destinadas a afrontar una situación crítica y las
exenciones que benefician a algunos grupos como prueba de dicha situación. Igualmente, las citas
militares, especialmente sobre las tablillas o-ka, expresarían la instalación de un dispositivo de
defensa contra un inminente ataque surgido del mar. Todo ello resulta algo exagerado, porque las
exenciones fiscales o la recogida de metales preciosos pueden perfectamente considerarse algo
normal en el funcionamiento del palacio. Además, no es seguro que las tablillas o-ka se refieran a
preparativos militares, ni que estos sean excepcionales.
Vemos, pues, basándonos en datos lingüísticos, la idea de una “invasión sin invasores”, y
encontramos también algunas paradojas: regiones que se hallan, como Laconia, en el centro de las
zonas dóricas aparecen casi completamente abandonadas después del HR III B, mientras que
otras no dóricas, como Ática, parecen más abiertas a las innovaciones o a las transformaciones
culturales.
Los factores naturales
Esta teoría, formulada por Carpenter, defiende que el final de la edad del bronce habría sido en
Grecia un período de repentino cambio climático. Una gran sequía habría arruinado una economía
basada en la agricultura y esto habría provocado la decadencia del sistema palacial.
Contra esta teoría se han planteado dos objeciones principales:
los contrastes entre una y otra región de Grecia parecen demasiados amplios para que un agente
natural de este tipo pueda tenerse en cuenta;
hay una casi completa imposibilidad para establecer la realidad de un cambio importante climático
durante este período.
Según Killian, la falta de huellas de incendio, la abundancia de material in situ, la inclinación y las
deformaciones ondulantes de algunos muros hallados en la ciudadela baja de Tirinto están a favor
de un terremoto destructor a finales del HR III B2, el cual sería la causa de las destrucciones
observadas en Micenas y en Pilos. Sin embargo, a pesar de que sacudidas sísmicas hubieran
podido causar periódicamente grandes destrucciones, no pueden haber afectado simultáneamente
a regiones tan alejadas como la Argolida y Mesenia, ni tampoco tener consecuencias económicas y
políticas tan graves por su sola causa.
La erupción del volcán de Tera al final de la época micénica esta hoy día absolutamente
desestimada.
Conflictos internos
Según Hooker, la caída del sistema palacial se debería a conflictos internos que opusieron a los
estados micénicos entre ellos o bien a diferentes categorías de población. En este último caso, la
“lucha de clanes” podría haber tenido origen en el desmoronamiento de un sistema económico que
no habría mantenido su papel esencial de regulación y redistribución. Esta hipótesis se apoya en
una interpretación original de las “invasiones dorias”. Aquellos a quienes las tradiciones
legendarias llaman dorios habrían estado ya presentes en Grecia desde una fecha muy anterior al
siglo XIII a. C.; convertidos quizás en esclavos por los señores de los palacios y hablando una
lengua “especial”, podrían haber sido, en parte, los responsables del repentino final del sistema
palacial.
Esta hipótesis armoniza bien con los datos arqueológicos porque tiene en cuenta a la vez la
repentina ruptura que representa el final de los palacios y la continuidad cultural observada entre
los siglos XIII y XII, pero los lingüistas plantean dudas, porque según ellos el micénico “especial” no
puede asimilarse a un protodórico.
De hecho, podrían haberse combinado varios factores para acabar destruyendo una organización
burocrática de la sociedad, frágil seguramente en tanto que muy rígida. Una economía basada en
la especialización de los productos agrícolas y muy dependiente del exterior para el
aprovisionamiento de materias primas esenciales, está siempre a merced de una ruptura
provocada o precipitada por un brusco aumento de la población, una contracción de los
intercambios en el continente o en la cuenca mediterránea, una interrupción o una mayor lentitud
de las comunicaciones, o por tensiones internas quizás violentas, o aún por presiones en sus
fronteras.
En cualquier caso, los acontecimientos de finales del siglo XIII marcan el ocaso de la organización
palacial pero no indican, en cambio, el final de la civilización micénica. La ruptura, claramente
evidente, será seguida por un lento desmoronamiento cultural.
El final de la civilización micénica
El sistema palacial y los cambios culturales que conducirán a la época protogeométrica deben
considerarse por separado. Por un lado, un siglo por lo menos, el período que va desde el final del
siglo XIII al principio del siglo XI a. C., separa estos dos fenómenos. Por otro, las razones que
explican estas dos series de acontecimientos no parecen estar necesariamente ligadas.
Hacia el 1125 a. C. o 1100 a. C. acontecen nuevas y grandes destrucciones. Estas ponen fin a la
existencia de las ciudadelas de Micenas y Áraxo (Teijos Dimaion) en Acaya; son sensiblemente
contemporáneas de la destrucción de los edificios de la fase 2 de Lefkandi y del abandono de
Tirinto. Luego, asistimos a una decadencia general hasta el final de lo que se ha considerado como
época micénica, es decir, hasta la aparición de cerámicas de estilo protogeométrico.
Furumark reconocía una continuidad entre la época micénica y una etapa submicénica, puesto que
dio a la cerámica de este período el nombre de III C2. Realmente, algunos rasgos estilísticos
submicénicos constituyen el desarrollo de rasgos III C1 o incluso III B. Otros investigadores, como
Desborough, vieron en el submicénico un fenómeno local, especialmente ático, que interviene justo
antes del final del HR III C. Styrenius, como Deshayes, demuestra, por el contrario, que las
distintas regiones de Grecia habían sufrido simultáneamente el mismo fenómeno. Más
recientemente Rutter ha propuesto abandonar la denominación “submicénico” por excesivamente
relacionada con el material funerario y considerar esta fase como una última etapa del período
micénico, muy diferente de una a otra región.
La mayoría de las teorías propuestas para dar cuenta de la desaparición de los palacios hablan de
la decadencia de la civilización micénica y del paso hacia lo que aún resulta cómodo calificar como
los siglos oscuros como la consecuencia última de la desaparición. Pero los dos fenómenos deben
de verse por separado.
Por una parte, al final del MR III B nos hallamos frente a una repentina modificación de la
organización económica y política de la sociedad, pero esta modificación no provoca
aparentemente ningún cambio cultural importante.
Por otro lado, hacia el final del HR III C se observa la desaparición casi completa de algunas
costumbres, como la inhumación colectiva en las tumbas de cámara, y la multiplicación de
costumbres sustitutorias: sepulturas individuales en cistas y en pozos y cremación de cadáveres.
Estas costumbres se van a convertir en los rasgos dominantes de otro tipo de civilización, pero se
imponen progresivamente, sin ruptura aparente.
MITOLOGIA GRIEGA:
La mitología griega está formada por un conjunto de relatos cuyo origen se remonta a una etapa
anterior a la ocupación de la península griega, lo que se demuestra por el paralelismo con otras
mitologías de origen indoeuropeo. Estos conjuntos de relatos no constituyen una religión en sí
misma, pero sí constituyen un reflejo de ciertas creencias de los antiguos griegos respecto al
universo y el hombre. Estos relatos de transmisión oral fueron de alguna manera "fijados" por
escrito por poetas, dando lugar a veces a las distintas versiones que conservamos de ellos.
La mitología griega consiste explícitamente en una extensa colección de relatos e implícitamente
en artes figurativas, como cerámica pintada y ofrendas votivas. Los mitos griegos explican los
orígenes del mundo y detallan las vidas y aventuras de una amplia variedad de dioses, héroes y
otras criaturas mitológicas. Estos relatos fueron originalmente difundidos en una tradición poética
oral, si bien actualmente los mitos se conocen principalmente gracias a la literatura griega.
Las fuentes literarias más antiguas conocidas, los poemas épicos la Ilíada y la Odisea, se centran
en los sucesos en torno a la Guerra de Troya. Dos poemas del casi contemporáneo de Homero,
Hesíodo, la Teogonía y los Trabajos y días, contienen relatos sobre la génesis del mundo, la
sucesión de gobernantes divinos y épocas humanas, y el origen de las tragedias humanas y las
costumbres sacrificiales. También se conservaron mitos en los himnos homéricos, en fragmentos
de poesía épica del ciclo troyano, en poemas líricos, en las obras de los dramaturgos del siglo V a.
C., en escritos de los investigadores y poetas del Período helenístico y en textos de la época del
Imperio romano de autores como Plutarco y Pausanias.
Los hallazgos arqueológicos son una importante fuente de detalles sobre la mitología griega, con
dioses y héroes presentes prominentemente en la decoración de muchos objetos. Diseños
geométricos sobre cerámica del siglo VIII a. C. representan escenas del ciclo troyano, así como
aventuras de Heracles. En los subsiguientes periodos arcaico, clásico y helenístico aparecen
escenas mitológicas homéricas y de otras varias fuentes para complementar la evidencia literaria
existente.
La mitología griega ha ejercido una amplia influencia sobre la cultura, el arte y la literatura de la
civilización occidental, y sigue siendo parte del patrimonio y lenguaje cultural occidentales. Poetas
y artistas han hallado inspiración en ella desde las épocas antiguas hasta la actualidad y han
descubierto significado y relevancia contemporáneos en los temas mitológicos clásicos.
Orígenes
Tuvo sus orígenes en Creta como resultado de la fusión del panteón cretense, compuesto por
divinidades terrestres y agrícolas, con el conjunto de dioses que aportaron los pueblos aqueos,
quienes tomaron también de Creta el culto a los héroes y la configuración del mundo infernal.
Con la invasión de los dorios desapareció la Cultura micénica y se inició la historia de Grecia. El
conocimiento de la mitología griega ha llegado hasta nosotros gracias a Hesíodo, quien escribió la
Teogonía, Los trabajos y los días y el Catálogo de las mujeres; a Homero, con su Ilíada y su
Odisea y también gracias a fragmentos de poesías épicas de diversos autores. Los escritores
posteriores no tuvieron más que acudir a estas fuentes para encontrar argumentos con los que
elaborar sus tragedias como Esquilo, Sófocles y Eurípides, o relatos épicos como los de Apolonio
de Rodas y Virgilio.
Clasificación de los mitos
Los mitos suelen clasificarse en:
Cosmogónicos: cuando trata sobre el origen del Universo,
Teogónicos: cuando versa sobre el origen de los dioses,
Antropogónícos: tratan el origen del hombre,
Etiológicos: acerca del origen de determinadas instituciones,
Escatológicos: sobre la vida de ultratumba,
Morales: de la lucha entre el bien y el mal.
Teorías sobre sus orígenes
Hay varias teorías modernas sobre los orígenes de la mitología griega. Según la teoría escritural,
todas las leyendas mitológicas proceden de relatos de los textos sagrados, aunque los hechos
reales han sido disfrazados y alterados. Según la teoría histórica todas las personas mencionadas
en la mitología fueron una vez seres humanos reales, y las leyendas sobre ellas son meras
adiciones de épocas posteriores. Así, se supone que la historia de Eolo surgió del hecho de que
éste era el gobernante de algunas islas del mar Tirreno. La teoría alegórica supone que todos los
mitos antiguos eran alegóricos y simbólicos. Mientras, la teoría física se adhiere a la idea de que
los elementos de aire, fuego y agua fueron originalmente objetos de adoración religiosa, por lo que
las principales deidades eran personificaciones de estos poderes de la naturaleza. Max Müller
intentó comprender una forma religiosa indoaria determinando su manifestación «original». En
1891, afirmó que «el descubrimiento más importante que se ha hecho en el Siglo XIX respecto a la
historia antigua de la humanidad [...] fue esta simple ecuación: Dyeus-pitar sánscrito=Zeus
griego=Júpiter latino=Tyr nórdico». En otros casos, los cercanos paralelismos en el carácter y la
función sugieren una herencia común, aunque la ausencia de evidencia lingüística haga difícil
probarla, como en la comparación entre Urano y el Varuna sánscrito o las Moiras y las Nornas.
Por otra parte, la arqueología y la mitografía han revelado que los griegos fueron inspirados por
algunas civilizaciones de Asia Menor y Oriente Próximo. Adonis parece ser el equivalente griego —
más claramente en los cultos que en los mitos— de un «dios moribundo» de Oriente Próximo.
Cibeles tiene sus raíces en la cultura anatolia mientras gran parte de la iconografía de Afrodita
surge de las diosas semíticas. Hay también posibles paralelismos entre las generaciones divinas
más antiguas (Caos y sus hijos) y Tiamat en el Enûma Elish. Según Meyer Reinhold, «los
conceptos teogónicos de Oriente Próximo, incluyendo la sucesión divina mediante la violencia y los
conflictos generacionales por el poder, hallaron su camino [...] a la mitología griega». Además de
los orígenes indoeuropeos y de Oriente Próximo, algunos investigadores han especulado sobre las
deudas de la mitología griega con las sociedades prehelénicas: Creta, Micenas, Pilos, Tebas y
Orcómeno. Los historiadores de la religión estaban fascinados por varias configuraciones de mitos
aparentemente antiguas relacionadas con Creta (el dios como toro, Zeus y Europa, Pasífae que
yace con el toro y da a luz al Minotauro, etcétera). El profesor Martin P. Nilsson concluyó que todos
los grandes mitos griegos clásicos estaban atados a los centros micénicos y anclados en épocas
prehistóricas. Sin embargo, de acuerdo con Burkert la iconografía del periodo del palacio cretense
prácticamente no ha dado confirmación alguna a estas teorías.
Fuentes literarias
Los relatos míticos juegan un papel importante en casi todos los géneros de la literatura griega. A
pesar de ello, el único manual general mitográfico conservado de la antigüedad griega fue la
Biblioteca mitológica de Pseudo-Apolodoro, que intenta reconciliar las historias contradictorias de
los poetas y proporciona un gran resumen de la mitología tradicional griega y las leyendas
heroicas. Apolodoro vivió entre c. 180–120 a. C. y escribió sobre muchos de estos temas, pero sin
embargo la Biblioteca discute sucesos que tuvieron lugar mucho después de su muerte, y de ahí el
nombre Pseudo-Apolodoro. Quizá sus escritos sirvieran como base de la colección.
Entre las fuentes literarias más antiguas están los dos poemas épicos de Homero, la Ilíada y la
Odisea. Otros poetas completaron el «ciclo épico», pero estos poemas menores posteriores se han
perdido casi en su totalidad. Aparte de su nombre tradicional, los himnos homéricos no tienen
relación con Homero. Son himnos corales de la parte más antigua de la llamada época lírica.
Hesíodo, un posible contemporáneo de Homero, ofrece en su Teogonía (‘Origen de los dioses’) el
relato más completo de los primeros mitos griegos, tratando de la creación del mundo, el origen de
los dioses, los Titanes y los Gigantes, incluyendo elaboradas genealogías, relatos populares y
mitos etiológicos. Los Trabajos y días de Hesíodo, un poema didáctico sobre la vida agrícola,
incluye también los mitos de Prometeo, Pandora y las cuatro edades. El poeta da consejo sobre la
mejor forma de triunfar en un mundo peligroso, vuelto aún más peligroso por sus dioses.
Los poetas líricos tomaron a veces sus temas de los mitos, pero el tratamiento se fue haciendo
cada vez menos narrativo y más alusivo. Los poetas líricos griegos, incluidos Píndaro, Baquílides y
Simónides, y los bucólicos, como Teócrito y Bión, cuentan sucesos mitológicos individuales.
Adicionalmente, los mitos fueron cruciales para el drama ateniense clásico. Los dramaturgos
trágicos Esquilo, Sófocles y Eurípides tomaron la mayoría de sus tramas de la edad de los héroes y
la Guerra de Troya. Muchas de las grandes historias trágicas (como Agamenón y sus hijos, Edipo,
Jasón, Medea, etcétera) tomaron su forma clásica en estas obras trágicas. El dramaturgo cómico
Aristófanes también usó mitos, en “Las aves” y “Las ranas”.
Los historiadores Heródoto y Diodoro Sículo y los geógrafos Pausanias y Estrabón, que viajaron
por todo el mundo griego y recogieron las historias que oían, proporcionan numerosos mitos y
leyendas locales, dando a menudo versiones alternativas poco conocidas. En particular Heródoto
buscó las diversas tradiciones que se le presentaban y halló las raíces históricas o mitológicas en
la confrontación entre Grecia y el Este, intentando reconciliar los orígenes y mezclas de distintos
conceptos culturales. La poesía de las épocas helenística y romana, aunque compuestas como
ejercicios literarios más que culturales, contienen sin embargo muchos detalles importantes que de
otra forma se habrían perdido. Esta categoría incluye las obras de:
Los poetas romanos Ovidio, Estacio, Valerio Flaco, Séneca y Virgilio, con el comentario de Servio.
Los poetas griegos de la antigüedad tardía Nono, Antonino Liberal y Quinto de Esmirna.
Los poetas griegos del periodo helenístico Apolonio de Rodas, Calímaco, Pseudo-Eratóstenes y
Partenio.
Las novelas antiguas de autores griegos y romanos como Apuleyo, Petronio, Loliano y Heliodoro.
Las Fabulas y De astronómica del escritor romano conocido como Pseudo-Higino son dos
importantes compendios no poéticos de mitos. Otras dos fuentes útiles son las Imágenes de
Filóstrato y las Descripciones de Calístrato.
Finalmente, Arnobio y varios escritores bizantinos proporcionan detalles importantes de mitos,
algunos de ellos procedentes de obras griegas perdidas. Entre estos se incluyen un léxico de
Hesiquio, la Suda y los tratados de Juan Tzetzes y Eustacio. El punto de vista moralizador cristiano
sobre los mitos griegos se resume en el dicho ἐν παντὶ μύθῳ καὶ τὸ Δαιδάλου μύσος en panti
muthōi kai to Daidalou musos (‘en todo mito está la profanación de Dédalo’), sobre el que dice la
Suda que alude al papel de Dédalo al satisfacer la «lujuria antinatural» de Pasífae por el toro de
Poseidón: «Dado que el origen y culpa de estos males se atribuyeron a Dédalo y fue odiado por
ellos, se convirtió en el objeto del proverbio.»
Dioses griegos
Los dioses del panteón griego adoptaban figuras humanas y personificaban las fuerzas del
Universo; al igual que los hombres, los dioses helenos eran impredecibles, por eso unas veces
tenían un estricto sentido de la justicia y otras eran crueles y vengativos; su favor se alcanzaba por
medio de los sacrificios y de piedad, pero estos procedimientos no eran siempre efectivos puesto
que los dioses eran muy volubles.
Heródoto afirma que Homero y Hesíodo fueron quienes dieron nombre a los dioses y asignaron a
cada uno de ellos su quehacer o cometido, al mismo tiempo que les dieron su forma y atributos;
aun reconociendo la importancia de la fuente no podemos olvidar que Homero recoge en sus
escritos una tradición oral que se remonta a varias generaciones que estos autores se limitan a fijar
entre los años 850 a 750 a.C.
Los citados autores describieron a los dioses como arquetipos de la Humanidad; la escultura griega
y, en general, su arte, se encargarían de retratar a los dioses olímpicos con una perfección y
belleza que ha llegado a nuestros días como modelos artísticos; ahora bien, aquellos dioses
también eran arquetipos de la realidad humana en todas sus acepciones y, por tanto, también la
realidad religiosa del pueblo.
Los principales dioses olímpicos eran:
Zeus (Júpiter). Rey de los dioses del Olimpo y padre de muchos de ellos, era el dios del cielo y del
trueno, hermano de Hades y de Poseidón. Hermano y esposo de Hera, tuvo muchas amantes
humanas y divinas, dando origen a diversos linajes heroicos.
Hera (Juno). Esposa de Zeus y diosa madre, del matrimonio y la unidad familiar, a menudo
cobraba venganza de las infidelidades de su esposo en sus amantes o en la descendencia de
éstas, por lo que era antagonista de muchos héroes.
Poseidón (Neptuno). Dios del agua y los océanos, de los terremotos y los caballos. Se le
representaba con un tridente en mano.
Dionisio (Baco). Dios del vino, de la celebración y del éxtasis, patrono del teatro y el más joven del
olimpo, nacido del vientre de una mujer mortal.
Apolo (Febo). Dios solar, de la luz, del conocimiento y la medicina, del tiro con arco, la música y la
profecía. Hijo de Zeus y hermano de Artemisa.
Artemisa (Diana). Diosa virgen, de la cacería, la naturaleza, el parto y de todos los animales.
Hermana gemela de Apolo, se la representaba acompañada de un cervatillo.
Hermes (Mercurio). El mensajero de los dioses, patrono del comercio, la retórica, la mentira y los
ladrones, representado siempre con un casco y unas botas aladas.
Atenea (Minerva). Diosa guerrera, de la sabiduría, la artesanía, la defensa y la estrategia de
guerra, representada a menudo con un búho. Nació de la cabeza de Zeus, luego de que éste se
tragara a su madre.
Ares (Marte). Dios de la guerra, la violencia y el derramamiento de sangre, despreciado por todos
los otros dioses excepto por Afrodita, con quien tenía un amorío.
Afrodita (Venus). Diosa del amor carnal, la belleza y el deseo, nacida de la espuma del mar luego
de que Zeus cortara los testículos de su padre Cronos y los echara al agua. Esposa de Hefesto, le
era infiel con muchos, entre ellos con Ares.
Hefesto (Vulcano). Dios de la fragua, maestro herrero y artesano, del fuego y del metal, hijo de
Hera (con Zeus o sin él), caído del monte Olimpo al nacer, por lo que le quedó una cojera.
Deméter (Ceres). Diosa de la fertilidad, las estaciones climáticas, de la agricultura y la naturaleza.
Hades (Plutón). Dios del reino de los muertos, el inframundo. También de la minería y las riquezas
terrestres, a menudo no se le incluye entre los olímpicos por residir en su reino aparte.
Aparte de los dioses, algunos de los personajes más famosos de la mitología griega son:
Heracles o Hércules. Hijo de Zeus por fuera del matrimonio, era un semidiós odiado por Hera,
quien lo empujó a cumplir con 12 trabajos. Era el más grande de los héroes griegos.
Helena de Troya. La desencadenante de la cruenta Guerra de Troya, al huir del palacio de su
esposo Menelao con el joven troyano Paris.
Aquiles. Semidiós hijo de Zeus y una ninfa, era invulnerable excepto por sus talones. Pereció en la
Guerra de Troya.
Perséfone. Hija de Deméter, fue raptada por Hades para ser su esposa, y llegó con éste a un
arreglo: seis meses en el inframundo y seis meses en la tierra, dando origen así a las estaciones.
Edipo. Rey de Tebas luego de asesinar por error a su propio padre y desposar a su madre, con la
que tuvo descendencia. Al enterarse de sus crímenes, se saca los ojos y se exilia a sí mismo.
Mitología griega en las artes:
A lo largo del tiempo, la mitología griega ha servido como fuente de inspiración en múltiples
manifestaciones artísticas, como la pintura, el teatro y las artes audiovisuales.
El Renacimiento, en particular, fue un período de redescubrimiento de los mitos y leyendas de la
antigua Grecia, como puede comprobarse en las obras Minerva y el Centauro, de Botticelli (1492),
Diana y Acteón, de Tiziano (1556) o Venus y Adonis, de Rubens (1630).
El teatro, por su parte, se ha nutrido de los variados y complejos arquetipos presentes en la
mitología griega para representar conflictos modernos, o bien para reinterpretar tragedias, como la
de Edipo rey y Antígona de Sófocles.
La literatura, la poesía, y hasta el cine y la televisión se han visto influenciados por las historias
mitológicas griegas, sus dioses y héroes. Troya (Wolfang Petersen, 2004); Furia de Titanes (Louis
Leterrier, 2010) o La leyenda de Hércules (Renny Harlin, 2014) son algunas representaciones
cinematográficas contemporáneas basadas en dichos mitos.
Culto en la actualidad
En la actualidad existe la religión Helénica, oficialmente reconocida en Grecia desde el año 201723
, que, tras décadas de puja ante el cristianismo ortodoxo, logró, mediante vías legales, y tras un
conteo aproximado de seguidores (más de 2 millones)24, obtener el reconocimiento legal, por lo
que ha dejado de portar el rótulo de «religión pagana», pudiendo realizar libremente sus cultos y
tradiciones. Con sede principal en Grecia, el helenismo se extiende también a Europa y América. El
término 'helenismo' se aplica tanto a los helenistas de la actualidad como a la religión y cultura de
la Antigua Grecia.25 El Consejo Superior Nacional de los Helenos (YSEE, Ύπατο Συμβούλιο των
Ελλήνων Εθνικών), es la primera organización que lidera el renacimiento del politeísmo griego, se
refiere a esta religión como helenismo auténtico.26 Politeísmo helénico, religión helénica,
dodecateísmo y olimpianismo también son términos empleados por las diferentes asociaciones
griegas.2728
El término helénico (en latín Hellenĭcus, en griego antiguo ῾Ελληνικός) tiene su origen en Hellás
(Ἑλλάς), el nombre que dieron los griegos a su tierra. La palabra griega Δωδεκαθεϊσμός
('dodekatheïsmós') es un compuesto de los términos Δωδεκα ('doce') y θεϊσμός ('teismos', dioses).
Los líderes del helenismo griego estimaron en 2005 que había cerca de 2000 miembros honoríficos
de la tradición helénica en Grecia, y más de 100 000 seguidores de diversos países involucradas
en el movimiento,29 pero en cuestión de años la cifra se multiplicó a pasos agigantados.
PRINCIPALES FILOSOFOS:
1. Platón (427 - 347 a. C.)
Discípulo de Sócrates, Platón desarrolló la teología de su maestro para entrelazarla con novedosos
planteamientos metafísicos. Fundador de la Academia en Atenas, enseñó sus teorías éticas,
además de dialéctica y física, donde también aportó grandes conocimientos.
A través de estas facetas científicas y filosóficas, Platón pretendía crear hombres mucho más
instruidos y capaces de gobernarse a sí mismos.
2. Sócrates (470 - 399 a. C.)
Sócrates, nacido en Atenas, fue uno de los filósofos griegos más importantes. A él se deben los
cuestionamientos sobre el razonamiento mismo, además del método socrático, que permitía a los
pensadores preguntarse sobre su propia conducta hasta llegar a planteamientos más ciertos y
perdurables.
Fue maestro de Platón, quien siguió sus claves filosóficas y las desarrolló.
3. Aristóteles (384 - 322 a. C.)
Considerado el padre de la biología y de la lógica, Aristóteles funda la historia del conocimiento en
Occidente. Su legado consta de más de 200 textos en los que teoriza y desarrolla ideas en torno a
siete ámbitos del conocimiento distintos.
La creatividad y profundidad de este filósofo, excelente en su escritura y en la complejidad de sus
planteamientos, no solo supuso un paso adelante en el pensamiento de la Antigua Grecia, sino que
muchos pensadores posteriores basarían sus postulados en las ideas y experiencias que dejó el
gran Aristóteles.
4. Anaxímenes de Mileto (590 - 525 a. C.)
Anaxímenes de Mileto fue uno de los filósofos más importantes y famosos de la Antigua Grecia,
aunque no solo fue uno de los primeros autores en filosofía, sino que también aportó su sabiduría a
ámbitos como la biología y la geografía. Es considerado uno de los primeros astrónomos de la
historia, puesto que fue capaz de crear la primera imagen del universo.
Este conciudadano y discípulo de Tales de Mileto fue estudiado y analizado por filósofos
posteriores. Una de sus nociones más importantes fue la que hacía referencia a que el principio de
todas las cosas era infinito.
5. Demócrito (460 - 370 a. C.)
Científico y matemático único, Demócrito fue conocido como “el filósofo que ríe”, aportó grandes
teorías y conocimientos al mundo de la matemática, la geometría y la astronomía.
A través de distintos experimentos y razonamientos fue capaz de trazar su teoría atómica del
universo, argumentó que los átomos son partículas indivisibles, enteras, homogéneas y no visibles
a simple vista. Una consideración que la ciencia demostró posteriormente.
6. Tales de Mileto (624 - 546 a. C.)
Maestro de otros grandes pensadores griegos, como Anaxímenes, y padre de la filosofía griega
antigua, Tales de Mileto teorizó acerca de la filosofía natural, el origen de la materia y además
aportó grandes conocimientos en ciencia, geografía y matemáticas, donde dejó como legado la
conocida como 'teoría del cambio'.
Para este importante filósofo griego, el agua es el elemento principal y original en el mundo, inicio
de todas las demás cosas. Esta idea se propagó a lo largo de la Antigua Grecia y decenas de
filósofos posteriores desarrollaron estas nociones.
7. Zenón de Elea (490 - 430 a. C.)
Zenón de Elea fue especialmente reconocido por su teoría del infinito, una serie de razonamientos
con los que trató de resolver las paradojas y dilemas sobre la pluralidad y el movimiento, conceptos
que, desde un plano metafísico, cuestionó en base a sesudos argumentos lógicos que quedaron
registrados en distintos manuscritos.
Este filósofo griego presocrático inició un recorrido del pensamiento que muchos de sus discípulos
(entre los que constaban nombres destacados como Meliso, Demócrito y Anaxágoras) continuaron
y ampliaron tras su fallecimiento.
8. Pitágoras de Samos (569 - 475 a. C.)
Reconocido como el primer matemático puro de la historia, los aportes de Pitágoras han sido
fundamentales en los ámbitos de la filosofía, la geometría y la aritmética. El conocido “teorema de
Pitágoras” es todavía estudiado en los colegios de primaria, y nos explica que “en todo triángulo
rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos”.
Este pensador no solo contribuyó al pensamiento abstracto y lógico, sino que también reflexionó
acerca de las leyes morales de la vida, puesto que su escuela centró muchos esfuerzos en la
promoción de una vida justa y equilibrada.
9. Parménides de Elea (530 - 470 a. C.)
En una región meridional de la Magna Grecia nació Parménides, poeta y pensador que se
cuestionó sobre la existencia misma. “¿Es o no es?”, una pregunta que intentó contestar y que fue
objeto de análisis por la filosofía durante siglos, siendo una de las paradojas que más ríos de tinta
ha hecho correr.
En palabras de Parménides, los signos de la vía de la verdad eran la concreción de lo que es y de
lo que no es. A partir de este razonamiento expuso que una cosa que sí es nunca podrá dejar de
ser más que por sí solo. Como vemos, se trata de una argumentación algo abstracta y extraña pero
que dio pie a centenares de teorías y elucubraciones en épocas posteriores.
10. Empédocles de Agrigento (495 - 444 a. C.)
Político y filósofo, Empédocles ideó la teoría de las cuatro raíces: cuatro elementos básicos (agua,
tierra, fuego y aire) que son los componentes esenciales de todo lo existente. Es también el autor
de las dos “condiciones” o “fuerzas” del mundo, a partir de las cuales explicaba los problemas de
su época, como la corrupción, el odio y el amor. La primera fuerza unía lo existente, mientras que
la segunda lo separaba.
Su legado originó una ola de poetas y pensadores que, motivados por las teorías de Empédocles y
sus cuatro elementos, iniciaron el campo de la física atómica.
Arquitectura Griega
Es una arquitectura que va a ir evolucionando a lo largo del tiempo, pero sus características se van
a definir desde un momento muy temprano. De la arquitectura griega civil han quedado muy pocos
restos, por lo que predomina la arquitectura religiosa que se conoce principalmente por Vitrubio.
Los edificios griegos eran construidos a la medida del hombre. Eran edificios concebidos para ser
admirados desde el exterior, dándole mayor importancia a los exteriores que a los interiores. Los
griegos siempre se esmeraron en los edificios públicos, dándole poca importancia al hogar, siendo
los templos y santuarios los edificios más construidos.
Los edificios griegos eran construidos a la medida del hombre. Los mismos eran concebidos para
ser admirados desde el exterior, es por esto que les dan mayor importancia a los exteriores y no a
los interiores. Los griegos siempre se esmeraron en los edificios públicos, ya que no daban
importancia al hogar. Los edificios más construidos fueron templos, santuarios. Siempre se
basaban en el concepto de conjunto.
Los edificios, en especial los templos, eran policromados y el fondo de las metopas era pintado de
verde y los trillizos de azul. Los materiales frecuentemente empleados fueron la madera, el
aglomerado, para soportes y techos, después se hicieron con materiales más sufridos y duraderos,
ladrillo sin cocer para las paredes, especialmente de casas, más tarde utilizaron la piedra caliza y
el mármol, para columnas, muros y porciones elevadas de los templos y edificios públicos; la
terracota , para ornamentos; y metales, especialmente el bronce, para detalles decorativos,
utilizando el adobe para las construcciones más pobres y sin importancia.
Estilos de columna
Orden Dórico: la columna dórica, es la más sencilla de todas, no tiene base, el fuste tiene estrías
de cantos vivos, y al pie del fuste encontramos el collarino y su capitel está compuesto por dos
partes: ábaco y equino. Es un estilo liso sin decoración.
Orden Jónico: la columna jónica, tienen un estilo más esterilizado y el fuste tiene cantos planos. El
capitel representa el peinado de una mujer y formado por tres partes: el abaco, el equino y las
volutas. En este estilo se encuentran más elementos decorativos.
La era Arcaica
El período arcaico (700-500 A. C.) es una etapa de iniciación, formación y concreción de algunas
de las formas que culminarán en la siguiente etapa, durante la cual se van formando, en cada una
de las artes, los tipos definitivos y perfectos hacia los que tiende el espíritu idealista del griego.
A través de este período, se ve cómo evolucionan y se van perfilando los modelos clásicos, que, en
el desarrollo del arte griego, quedan fijos en medidas y proporciones inspiradas en el sentido de
equilibrio y armonía que caracteriza el arte helénico.
En estos primeros tiempos afloran y se perfeccionan, sobre el fundamento propio, las diferentes
influencias que concurren en el arte griego: la de la civilización cretense, la civilización Micénica y,
sobre todo, las grandes civilizaciones orientales, especialmente la egipcia.
Es una época en la que el arte evoluciona desde el geometrismo y la abstracción de raíz oriental
hacia el naturalismo expresivo.
La principal construcción del período es el templo, que naturalmente, empieza a construirse con
materiales pobres, como el ladrillo y la madera, por lo que de este tiempo remoto no nos han
llegado restos. Con el tiempo, estos materiales fueron dejando paso a la piedra y el mármol, a la
vez que se iban estableciendo las formas definitivas que culminarán en la maravilla del Partenón.
El periodo arcaico es en el que se origina el arte griego. Con acuerdo a criterios artísticos,
podemos establecer la siguiente cronología:
Para muchos autores es el origen de las primeras tipologías, se produce en un periodo anterior de
formación al periodo arcaico, denominado Geométrico (siglos XII-VIII a.C.)
Siglo VIII, en cuanto al arte arcaico, representa la transición del periodo geométrico al arcaico y en
este siglo es en el que se inician los modelos tipo, tanto en arquitectura como en escultura.
Siglo VI, prácticamente le pertenecen todas las obras importantes. Es el siglo de la gran producción
artística del periodo arcaico. Se consolidan y afianzan los modelos tipo anteriores. (Arquetipos
perfectos)
Primera mitad del siglo V, es un periodo de transición, del arcaico al clásico, y se le denomina
periodo de estilo Severo.
El arte arcaico se enmarca totalmente en un contexto urbano, en la polis o ciudad griega, por tanto,
se realiza por el goce estético y la comprensión del mundo de los ciudadanos griegos.
Podemos establecer un paralelismo entre el origen y el desarrollo del arte griego con el origen y
desarrollo de las ciudades griegas.
La era clásica
Arquitectura
Uno de los aspectos más admirados en la seminal civilización griega es el impresionante desarrollo
de su arquitectura, que hasta hoy en día sirve de inspiración a diversos arquitectos de renombre
mundial, como se puede apreciar, por ejemplo, en algunos trabajos de Jørn Utzon.
El período de la antigua Grecia se extiende, aproximadamente, desde 1200 a.E.C hasta el año 146
a.E.C, por lo que en este prolongado espacio de tiempo surgieron nociones estéticas que se
debían cumplir en la edificación de cualquier edificio. Antes de las eras arcaica y clásica (siglos VII
y IV a.E.C.), lo que importaba era la enormidad de las construcciones, sin embargo,
posteriormente, surgió un conjunto de principios de equilibrio, proporción y medida que se
conocieron como órdenes, de los cuales existieron tres, a saber: el orden dórico, el orden jónico y
el orden corintio.
El orden dórico
Sus principales características se establecieron alrededor del año 600 a.E.C, y las edificaciones
más representativas de esta etapa son el Templo de Artemisa, situado en Corfú—una de las islas
del mar jónico griego—y, también, el Templo de Poseidón, que está ubicado en un acantilado del
Cabo Soúnio, al sur del país heleno.
Este orden se definía por la ausencia de basa en la columna, que era acanalada de aristas vivas.
En el friso, parte del entablamento, existía la alternancia de triglifos y metopas que eran decoradas
con relieves de escenas mitológicas. De igual manera, lo que lo distinguía era un capitel sobrio, es
decir, sin molduras añadidas.
El orden jónico
Los responsables por el aparecimiento de este orden arquitectónico fueron los jonios, que, en el
siglo V a.E.C, ocupaban el territorio de la actual ciudad de Atenas. Así, la Acrópolis de Atenas se
impone como uno de los paradigmas de este estilo de edificación. Pero también era posible
apreciarlo en el Templo de Apolo, cuyas ruinas se encuentran en el territorio que ocupó Dídima,
una de las más famosas urbes de la antigüedad griega.
Los aspectos que distinguían a las edificaciones de orden jónico eran los siguientes: la columna
tenía estrías a listeles y contaba con una basa moldurada, asimismo, el capitel tenía dos volutas
que flanqueaban el equino (decorado con ovas) y el astrágalo. En el friso, los triglifos y las metopas
estaban ausentes.
El orden corintio
A fines del siglo V a.E.C, fue la opulencia de la ciudad de Corintio que se propuso a cambiar el
orden jónico para tornarlo más ornamental. Esto se explica debido al estilo de vida de los
habitantes de esta ciudad, que estaba marcado por la riqueza y abundancia y, en consecuencia,
por el lujo. El Templo de Zeus Olímpico, en Atenas, fue la primera estructura que se rigió bajo los
parámetros de este elegante estilo. Ulteriormente, los romanos lo adoptaron y este orden fue
predominante en sus edificios.
Lo que más sobresale en esta modalidad es el capitel que portaba gran ornamentación con filas de
hojas de acanto esculpidas, dos caulículos y, en el medio, un rosetón. El friso y la cornisa también
ostentaban una rica decoración.
La era Helenística
Característica del período helenístico es la división del imperio de Alejandro Magno en reinos
personales fundados por los diádocos, generales del conquistador: lágidas en Egipto, seléucidas
en Siria, atálidas en Pérgamo, etc. La emulación entre los distintos reinos helenísticos estimuló el
desarrollo de enormes complejos urbanísticos, en grandes espacios, no limitados por las barreras
físicas de la antigua Grecia, donde se pudieron crear nuevas ciudades (Alejandría, Antioquía,
Pérgamo, Seleucia del Tigris, etc.) Este nuevo urbanismo, en lugar de actuar sobre el terreno y
corregir sus deficiencias (plano hipodámico), se adapta a su naturaleza y realza sus cualidades. Se
levantaron numerosos lugares de esparcimiento, como teatros y jardines públicos.
La arquitectura helenística comenzó antes de que Alejandro Magno, debido a que sus orígenes se
remontan al S. V en la Atenas de Pericles. Podemos decir que la monumentalidad axial de la
rampa de acceso a la Acrópolis y la vista de occidente del Partenón anticipa uno de los temas
centrales de la arquitectura helenística.
Para el artista griego la belleza es, ante todo, proporción y medida. La antítesis de la arquitectura
egipcia o mesopotámica, caracterizada por el colosalismo y la desproporción. La arquitectura
griega está concebida desde la dimensión humana, aunque pueda servir para honrar a los dioses.
Es, por ello, anti colosal (anti-faraónica podríamos decir).
Los arquitectos helenísticos utilizaron los tres órdenes (dórico, jónico y corintio). El “orden” es la
articulación de las partes fundamentales del edificio en una serie de elementos, dotados de función
y formas determinados, unidos por reglas fijas de proporción.
- En las columnatas de los pórticos que adornaban las plazas públicas y en las avenidas
monumentales, se utilizó el dórico.
- Según Vitrubio arquitecto romano, el jónico fue modificado para subrayar sus volutas, se
adosaron motivos florales para moldear los diversos detales. Este también se utilizó en la
arquitectura domestica
- El corintio fue el más utilizado, concebido según un esquema cúbico y no frontal que
valorizaba la columna.
Las columnas, muros, pilastras y puertas, adquirieron el espíritu creativo y la abundante fantasía
que desplegó motivos de fauna y flora enriqueciendo las superficies arquitectónicas. Esto fue
utilizado en los arquitrabes, pilastras y capiteles historiados imitando a Oriente.
El templo de Apolo en Bassae, está orientado de norte-sur. Donde encontramos una puerta abierta
en un muro al este que permitía la entrada de luz desde la montaña a la cella, directo a donde
debió estar la estatua de culto; tributo apropiado para el dios de la luz el cual había triunfado sobre
las fuerzas oscuras de la tierra.
Entre la habitación y la cella se encontraba un nuevo orden, el corintio, que surgió como contraste
a la abstracción del dórico y la gracia curvilínea del jónico, este capitel estaba compuesto por hojas
de acanto, un motivo utilizado a menudo en las estelas funerarias del S. V.
Por primera vez en Grecia, un friso escultórico se lleva al interior de la Cella. La forma continua del
friso a lo largo de tres de los lados, la cual tiende a centralizar la cella, y reducir el impacto de
perspectiva axial hacia la estatua de culto.
El altar de la ciudad de Pérgamo construido hacia 170 a.C., se compone de esculturas que
representan la lucha entre los dioses y los titanes.
- La batalla es desencadenada de forma temible, donde los titanes son aniquilados por los
dioses triunfantes, debatiéndose en el dolor y la agonía.
- Para lograr efectos más llamativos, el relieve ya no es plano, sino compuesto por figuras
sobresaliendo casi enteramente la pared (Alto Relieve). Dando la impresión de que están cayendo
por la escalera que conduce al templo.
ESCULTURA:
El arte griego de la antigüedad clásica se cree que es una mezcla de culturas egipcia, siria, minoica
(cretense), micénica y persa que (a juzgar por el lenguaje) derivan de las tribus indoeuropeas que
migran desde las abiertas estepas al norte del Mar Negro. Los escultores griegos aprendieron
tallado en piedra y fundición en bronce de los egipcios y sirios, mientras que las tradiciones de la
escultura dentro de Grecia fueron desarrolladas por los dos principales grupos de colonos de
Tesalia: los jonios y los dorios. (Para obtener más información sobre la mampostería de piedra en
el antiguo Egipto, consulte: Arquitectura egipcia).
- Las principales características de la escultura griega son: El hombre será el centro de la escultura
griega, antropocentrismo; belleza, expresión y movimiento definen los rasgos capitales de la
escultura griega, aunque en este sentido se producirá una clara evolución a lo largo del tiempo
hasta alcanzar la perfección en su consecución definitiva, pasando de la simplicidad arcaica al
barroquismo helenístico, ganando en expresividad y dinamismo sólo con el tiempo; naturalismo
idealizado más que realismo, se trata de crear tipos ideales, no de reproducir rasgos individuales;
además los griegos aportan el principio esencial de que la escultura es un arte de volúmenes que
requiere diferentes puntos de vista para ser contemplado.
- Materiales utilizados: Al principio en madera; luego sustituida por la piedra (mármol
principalmente); también es muy utilizado el bronce (a la cera perdida); excepcionalmente
crisoelefantinas (de marfil, oro y plata). Vale la pena señalar que alrededor de la mitad de todas las
estatuas creadas durante la antigüedad estaban hechas de bronce, a pesar del hecho de que el
metal solo se usó ampliamente en la escultura desde el año 550 a 500 en adelante. Cualquiera que
sea el material que se usó, la superficie final de la estatua se hizo más parecida a la vida al ser
recubierta con aceite y cera caliente, antes de ser coloreada y dorada. Incluso la escultura en
relieve no se consideró terminada hasta que estuvo pulida y coloreada.
La talla de hueso y marfil se había producido en Egipto desde aproximadamente el año 5000 a.C,
como parte de las tradiciones culturales establecidas durante la Edad de Piedra tardía (10,000 –
5,000 a.C). Luego, desde el 2.600 a.C en adelante, vinieron varios hilos del arte egeo,
especialmente la civilización minoica en Creta, con su escultura de piedra (especialmente piedras
de foca), pintura al fresco, cerámica y metalistería. Tras una serie de terremotos, la cultura minoica
colapsó alrededor del 1425 a.C, y el arte micénico ancestral se convirtió en el tipo dominante de
cultura griega (conocida por su cerámica, piedras preciosas talladas y adornos de vidrio) hasta
alrededor de 1150 a.C, cuando también fueron tomados (esta vez invadiendo Dorians. Después
vino la “Edad Oscura” griega), por un período de 400 años de caos y lucha, cuando se producía
poco o ningún arte. Sin embargo, durante el tranquilo siglo VIII a.C, comenzó a surgir una nueva
cultura del arte visual, que incluía la cerámica y algo de pintura y escultura, mientras que la Ilíada y
la Odisea de Homero también se escribieron en esta época. Sin embargo, el desarrollo escultórico
se mantuvo extremadamente lento hasta el período arcaico (600 – 500 a.C).
- Las esculturas generalmente estaban policromadas, salvo las obras realizadas en bronce.
El ser humano fue la representación de la belleza física y el equilibrio espiritual
La belleza se concibe como la proporción entre las partes.
Necesitaban de un canon artístico.
Los personajes eran armónicos e idealizados.
El cuerpo humano desnudo era el sujeto principal.
Su máxima representación fueron las estatuas arcaicas del estereotipo masculino y femenino
(llamados kuroi y korai, respectivamente).
Búsqueda de la expresividad
La expresión se entiende como la exteriorización de los sentimientos.
Está idealizado por lo que solo puede ser: Sereno y Equilibrado.
Sólo durante el período helenístico fue menos idealizado.
Representación del movimiento
Los escultores comenzaron a trabajar con formas rígidas.
Las imágenes arcaicas eran estáticas.
El movimiento refuerza los valores expresivos de la escultura.
Escultura Arcaica Griega
- Encontramos esculturas anteriores al período arcaico, muy simples: Pequeños exvotos y xoanas
(esculturas talladas sobre el propio tronco del árbol).
- Ya en época arcaica encontramos las primeras esculturas de gran formato realizadas en piedra,
fundamentalmente dos tipos muy característicos: Los kouroi o efebos (kourós en singular), figuras
de atletas desnudos; y las korai o muchachas (kore en singular), figuras oferentes de mujeres
vestidas. Estaban dedicadas a distintas divinidades y no eran retratos, sino estatuas votivas y
conmemorativas idealizadas.
Una característica clave del período arcaico fue la renovación de los contactos comerciales y los
vínculos comerciales marítimos entre Grecia y Oriente Medio (especialmente Egipto, así como las
ciudades/estado de Asia Menor), que inspiró a los artistas griegos a comenzar a establecer una
tradición monumental de escultura de mármol. Además, fue durante la era Arcaica cuando los
griegos comenzaron a usar piedra para sus edificios públicos, y comenzaron a desarrollar sus tres
Órdenes de Arquitectura (Dórico, Jónico y Corintio), cada una compuesta por una columna, con
una base, un pozo, una capital, y entablamento con friso de arquitrabe y cornisa.
Lo más importante, fue durante este período que el templo de piedra griego alcanzó su forma
esencial, lo que permite una gran cantidad de esculturas arquitectónicas, incluyendo: relieves y
frisos en los frontones del templo (el frontón triangular bajo el techo de un edificio) y metopas (los
paneles rectangulares sobre las columnas), así como estatuas de todo tipo. Vale la pena tener en
cuenta que la historia de la escultura muestra una clara correlación entre la arquitectura y el arte
plástico: cuantos más edificios se construyen, más esculturas se necesitan. Esto ocurrió en la
Antigüedad clásica y también en la escultura medieval (románico / gótico), escultura renacentista
(temprano y alto), escultura barroca (siglo XVII) y escultura neoclásica (siglo XVIII).
Características de la escultura griega arcaica
En general, durante este período los escultores griegos hicieron frisos y relieves de diferentes
tamaños (en piedra, terracota y madera), así como diferentes tipos de estatuas (en piedra,
terracota y bronce) y esculturas en miniatura (en marfil, hueso y metal). Las figuras arcaicas
independientes tienen la masa sólida y la posición frontal de los modelos egipcios, pero sus formas
son más dinámicas.
Desde aproximadamente el año 620 a.C, las tres estatuas más comunes eran la juventud desnuda
en pie (kuros, en plural kuroi), la niña de pie drapeado (kore, en plural kores), y la mujer sentada.
(Los kuros siguieron siendo populares hasta alrededor del año 460 a.C). Para empezar, estas
obras figurativas, como la mayoría de otras esculturas griegas independientes de la era arcaica, se
asemejaban a estatuas egipcias tanto en forma como en postura (frontales, de hombros anchos,
cintura estrecha, brazos colgando cerca del cuerpo, puños apretados y ambos pies en el piso, pie
izquierdo ligeramente avanzado, expresión facial limitada a una “sonrisa arcaica” fija). Sin
embargo, a medida que la apreciación griega de la anatomía humana mejoró, estos kuroi y kores
se volvieron menos rígidos de aspecto artificial y más realistas, mientras que los escultores
egipcios se apegaron estrictamente a los rígidos diseños hieráticos establecidos por sus
autoridades culturales.
Otra característica distintiva griega era que, a diferencia de las figuras egipcias, los kuroi no tenían
un propósito religioso explícito: podían usarse como marcadores conmemorativos o lápidas, o
estatuas votivas, o para retratar héroes locales como atletas, o para representar al dios Apolo o
Heracles. Los griegos habían decidido durante mucho tiempo que el cuerpo humano era el tema
más importante para cualquier artista, y dado que dieron a sus dioses la forma humana, no hicieron
distinción entre lo sagrado y lo secular. Además, los kuroi estaban desnudos, mientras que las
figuras masculinas egipcias se mostraban vestidas.
La estatua femenina, el kore, fue vista como menos importante. En su creación, los escultores
arcaicos se centraron principalmente en la proporción y el patrón de cortinas, en lugar de la
anatomía física. Los artistas jónicos fueron los mejores en representar los pliegues del vestido
holgado (quitón) y el sobre manto (himación). La mayoría de los kores eran esculturas votivas, de
pie como dedicatorias en santuarios, como la Acrópolis en Atenas.
- Las características principales de la escultura arcaica son: de cuerpo entero; actitud hierática; ley
de la frontalidad; modelado sencillo y de fuerte geometrización; estatismo, ya que únicamente se
desplaza un poco la pierna izquierda para sugerir el movimiento de andar, pero sin conseguir la
sensación de desplazamiento; y otros convencionalismos, como los grandes ojos almendrados, la
sonrisa arcaica o eginética, expresión facial mediante un gesto forzado y convencional, las largas
cabelleras de elementos geométricos, etc.
A) Las Korai
- Características: vestidas, es más importante el estudio de los pliegues que el de la anatomía,
encontramos dos tipos fundamentalmente, con el peplo dórico (túnica gruesa sin pliegues) y con
chitón jónico (de textura fina y con abundantes pliegues); con los dos pies juntos; la mano libre
sujeta el vestido o una ofrenda; con sonrisa arcaica. Son estatuas de carácter religioso,
encontradas en los templos. Ejemplos: Dama de Auxerre, derivada de las xoanas; Hera de Samos,
todavía muy arcaica; Kore del Peplo y otras korai evolucionadas del siglo VI a.C., como las
descritas más arriba.
B) Los Kouroi
- Características del siglo VII a.C.: Con la pierna izquierda adelantada, pero sin sensación de
movimiento, ya que las plantas de los dos pies están pegadas al suelo; con los brazos caídos,
pegados al cuerpo y los puños cerrados; modelado sencillo (que evolucionará hacia formas cada
vez más conseguidas), con fuerte geometrización (sobre todo en pelo y torso), y desproporciones
entre las distintas partes del cuerpo; con ojos almendrados y abultados; la boca siempre cerrada y
con "sonrisa arcaica" ("sonrisa eginética"). Ejemplos: Cleobis y Bitón.
- Los kouroi del siglo VI a.C.: Evolucionan hacia formas más redondeadas, perfeccionándose el
modelado anatómico; también es menor la geometrización de las formas; se aprecian ya suaves
movimientos; aparecen nuevos elementos. Ejemplos: El Moscóforo (joven portador de ternero
como ofrenda); Jinete Rampín, con la cabeza ligeramente girada; el Kourós de Anavyssos y el
Apolo de Piombino, kouroi con líneas más dulces.
C) Estelas Funerarias
- Decoradas con relieves. Los hombres aparecen andando, en actitud pensativa. Las mujeres se
representan siempre sentadas, con una paloma u observando sus objetos personales.
D) La Escultura Monumental (aplicada a la Arquitectura)
- Los frisos: Encontramos decoración escultórica en relieve en las metopas de los frisos dóricos y
en los frisos corridos jónicos; en ocasiones también en frisos que decoran otros lugares de los
templos u otros edificios.
- Los tímpanos de los frontones: Es el lugar preferido, decorados generalmente con esculturas de
bulto redondo. Aquí encontramos el problema de adaptar la escena a la forma triangular del
tímpano, produciéndose una evolución en la búsqueda de soluciones. Ejemplos: En el Templo de
Artemisa en Corfú las figuras aparecen a distintos tamaños, recurriéndose a animales para las
esquinas (Medusa y felinos); en el Tesoro de los Sifnos en Delfos y en el Templo de Afaia en Egina
y en el Templo de Zeus en Olimpia, que pertenecen a la fase de transición entre el arcaísmo y el
clasicismo, encontramos ya nuevas soluciones que respetan la proporcionalidad de las figuras, que
van variando de postura (de pie, inclinados, arrodillados, sentados, recostados, tumbados),
además también encontramos un mayor dinamismo en las figuras. Esta será la línea a seguir a
partir de ahora.
Escultura Griega Clásica
El período Clásico fue testigo de una rápida mejora en las estatuas griegas. Hubo un aumento
dramático en las habilidades técnicas de los escultores griegos en su capacidad para representar
el cuerpo humano en una postura relajada en lugar de una rígida. El clasicismo mejoró la rigidez
del idioma arcaico y trajo un sentido más natural de movimiento y corporeidad a la figura humana,
como se ejemplifica, por ejemplo, en las metopas y frontones del Templo de Zeus en Olimpia.
Además, el bronce se convirtió en el medio predominante para las monumentales estatuas
independientes, sobre todo debido a la capacidad del metal para mantener su forma, sin importar
cuán compleja sea, lo que permitió la creación de posturas menos rígidas.
Además de ser más fuerte y liviana, una figura de bronce podría estabilizarse colocando pesos de
plomo dentro de sus pies huecos. Esto permitió la creación de nuevas poses, que, si hubieran sido
esculpidas en mármol, hubieran hecho que la estatua se cayera. Desafortunadamente, el bronce
fue tan importante para la creación de armas, y tan fácil de derretir, que la mayoría de las estatuas
griegas de bronce se han desvanecido, lo que dificulta apreciar adecuadamente el logro artístico
griego, y nos deja dependientes de copias romanas de originales griegos.
Principales tipos de escultura clásica griega
La escultura clasicista siguió estando relacionada principalmente con la religión e incluía toda la
panoplia de divinidades griegas y figuras mitológicas. Así, además de los doce Dioses y Diosas
Olímpicos (Zeus, Apolo, Poseidón, Deméter, Hera, Artemisa, Hefesto, Atenea, Ares, Afrodita,
Hermes y Hestia) los escultores tallaron divinidades menores como Dionisos y su ciclo de sátiros,
ninfas y centauros; Plutón y Perséfone; Eros, Psique y Ariadne; las musas, las cárites o gracias,
estaciones y destinos; así como héroes, incluyendo Aquiles, Heracles, Teseo, Perseo y otros.
Además de las obras griegas religiosas, los artistas clásicos también produjeron una gama de
figuras deportivas tridimensionales, que representan atletas de diversos tipos, incluidos lanzadores
de discos, corredores, luchadores y corredores de carros. Curiosamente, sin embargo, la escultura
histórica practicada en Egipto y Asiria era casi desconocida en la antigua Grecia. Los eventos
importantes fueron representados en términos mitológicos, en lugar de una narrativa factual.
Características de las esculturas griegas clásicas
Las principales características de las esculturas griegas clásicas se refieren a la precisión de su
anatomía y al realismo de su postura. Sin embargo, tales mejoras no sucedieron de la noche a la
mañana. Por lo tanto, en la Escultura Griega Clásica Temprana (500 – 450), los escultores se
concentraron en hacer figuras que se veían como moviéndose a través del espacio, en lugar de
simplemente pararse en él. (Una obra maestra del Clasicismo temprano es Discóbolo (450 a.C) de
Mirón.) Luego, durante la fase de Escultura Griega del Alto Clasicismo (450 – 400 a.C), aplicaron
un canon platónico de proporciones a sus figuras. El cuerpo humano fue retratado en una forma
“ideal”, una idea que fue reavivada por Leonardo, Miguel Ángel y Rafael durante el Alto
Renacimiento.
Además, los escultores del Alto Clasicismo desarrollaron la postura de contrapposto, en la que el
peso corporal del sujeto se desplaza hacia un solo pie, dejando el otro ligeramente doblado. Un
ejemplo es Doríforo (440 a.C, copia de mármol en Museo Nazionale, Nápoles). Más natural que las
posturas anteriores, el contrapposto por primera vez permitió que la influencia de la gravedad
afectara la relación entre los músculos y las extremidades del sujeto. Inventado por los griegos,
este tipo de postura fue la base de la escultura europea hasta el siglo XX. Finalmente, durante el
período de la Escultura Griega Clásica Tardía, las figuras llegaron a ser vistas como formas
tridimensionales, que ocupaban y encerraban el espacio. Podrían ser vistos desde cualquier
ángulo. Esta última etapa del clasicismo (siglo IV) también produjo los primeros desnudos de
estatuas griegas femeninas independientes. (La estatuaria clásica tardía está ejemplificada por
Afrodita de Knidos (350-340) por Praxiteles).
Escultores clásicos más famosos
Otra característica de la escultura griega clásica es la aparición de los escultores nombrados,
aunque sus obras se conocen casi en su totalidad a través de copias romanas posteriores. Los
escultores más importantes son: Cálamis (activo 470 – 440), Pitágoras de Regio (activo 440 – 420
a.C), Fidias (488-431 a.C), Cresilas (480 – 410 a.C), Mirón (activo 480 – 444), Policleto (activo 450
– 430 a.C), Calimaco (activo 432 – 408 a.C), Escopas (activo 395 – 350 a.C), Lisipo (395 – 305
a.C), Praxíteles (activo 375 – 335 a.C) y Leocares (activo 340 – 320 a.C).
La escultura arquitectónica griega más famosa del período clásico
Fue durante el siglo V (480 – 400 a.C) cuando el arte griego (notablemente el de Atenas) alcanzó
su punto culminante. Fue testigo de la creación del Partenón de Atenas (447 – 422 a.C),
reconocida universalmente como una de las grandes obras maestras de la escultura griega clásica,
con su friso de 500 pies, cientos de relieves y la colosal escultura criselefantina de Atenea, por
Fidias, así como muchos otros ejemplos célebres de la arquitectura griega, incluyendo: el complejo
de la Acrópolis (550 – 404), el Templo de Zeus en Olimpia (468 – 456), el Templo de Hefestos (449
a.C), el Templo de Atenea Niké (427 a.C) y el Teatro de Delfos (400 a.C). Todos estos edificios
importantes necesitaban una decoración con pintura al fresco y una amplia gama de esculturas en
mármol, bronce y, a veces, orfebrería criselefantina. Donde se necesitaban relieves para decorar
elementos arquitectónicos específicos, los escultores crearon narrativas que incorporaban historias
de la mitología griega, como los Trabajos de Hércules, La batalla de los lapitas y los centauros, y
muchos otros
Escultura Griega Helenística
Es más fácil entender cómo se ve la escultura griega helenística comparándola con los otros dos
períodos: arcaico y clásico.
Si bien los conceptos griegos clásicos no fueron abandonados por completo, el artista de la era
helenística expandió sus horizontes con posturas dramáticas, líneas de barrido y un alto contraste
de luz, sombra y emociones.
El periodo helenístico tradicionalmente comienza con la muerte de Alejandro Magno (323 a.C),
cuando su gran imperio se dividió en tres:
Antígono I (Monoftalmo) y la dinastía Antigonida se hizo cargo de Grecia y Macedonia.
Seleuco I (Nicator) y la dinastía Seléucida controlaban Anatolia, Mesopotamia y Persia.
Ptolomeo I (Soter) y la dinastía ptolemaica gobernaron Egipto.
Además de Atenas, ciudades como Alejandría en Egipto y Antioquía, Pérgamo y Mileto en Asia
Menor (Turquía) se convirtieron en una de las maravillas del mundo antiguo.
Eventualmente, sin embargo, todas estas regiones quedaron bajo el control de los romanos; el
último en caer fue Egipto el año 31 a.C, y es este evento el que marca el final del helenismo y el
comienzo de la escultura romana.
Cambios que introdujo la escultura griega helenística
La escultura griega helenística introdujo una serie de cambios en el tipo de arte producido durante
la época clásica. Para empezar, la escultura monumental ya no se creó principalmente para servir
a una religión austera, sino que se convirtió en una importante herramienta de promoción para
reforzar los regímenes autocráticos establecidos en toda la región (en Pergamo, en Alejandría,
etc.). Además, a medida que surgieron nuevos centros de cultura griega en Egipto, Siria, Anatolia y
otros lugares, hubo un gran aumento en la demanda de esculturas arquitectónicas y monumentales
para decorar templos, locales y lugares públicos. Esta combinación de mayor demanda y
expansión de funciones llevó a que la escultura se convirtiera (como la Cerámica griega) en menos
de un arte y más de una industria. Como resultado, los diseños se estandarizaron y la calidad
disminuyó.
Aun así, el arte plástico se hizo más interesante. Esto se debió a que el aumento general de la
demanda llevó a un llamado a una mayor variedad. Así, los escultores ampliaron su temática y ya
no se limitaron a la heroicidad idealizada de la escultura clásica, sino que representaron una gama
más amplia de personalidades, estados de ánimo y escenas. Así, por ejemplo: un bárbaro herido,
un niño que se quita una espina, una cazadora, una anciana, niños, animales y escenas
domésticas. Incluso aparecieron caricaturas.
Durante la era del helenismo, tras la muerte de Alejandro Magno, la influencia de la escultura
griega se extendió tan al este como la India, donde tuvo un gran impacto en la escultura india,
especialmente las estatuas greco-budistas de la escuela de Gandhara.
Características de la Escultura Griega Helenística
Hubo un cambio importante en la estética, en particular, el helenismo reemplazó la belleza serena
del clasicismo con un tipo de escultura más emocional, que también incluía un intenso realismo.
En esta nueva era de expresionismo, las estatuas emanaban energía y poder.
Las figuras humanas comenzaron a irradiar sufrimiento y emoción.
Las poses son las más diversas de cualquiera de las épocas, y representan una gran variedad de
acciones y estados físicos.
El detalle anatómico es el más parecido a los cuerpos reales, y se presta especial atención a cómo
los cuerpos se transforman y cambian en diferentes posiciones, mostrando una fuerte tradición de
observación empírica.
Nuevas composiciones y estados de ánimo se exploran en esculturas helenísticas que incluyen la
vejez, la embriaguez, el sueño, la agonía y la desesperación.
La sensualidad genuina también aparece, en obras como Afrodita, Pan y Eros.
Mientras que, para una versión más sutil, vea a la exquisita “Afrodita de Cirene”.
El retrato se hizo popular en este período. Los sujetos se representan con un sentido de
naturalismo que muestra sus imperfecciones, por ejemplo, la escultura melancólica e introspectiva
de Demóstenes de Polieucto.
Finalmente, el trabajo es más recargado que en cualquier otro período, lo que refleja una
preferencia por la complejidad del diseño que también se puede ver en la arquitectura de la época.
Anatomía
Los escultores helenísticos tuvieron más éxito que sus antecesores clásicos, mejorando la
comprensión de la anatomía, tanto en la configuración detallada de la superficie del cuerpo como
en su respuesta a la tensión y a la relajación, pero esta comprensión anatómica se usó de forma
selectiva según el tema y el carácter del trabajo. A finales del cuarto y principios del tercer siglo, los
seguidores de Praxiteles lograron un modelado de la piel aún más suave, que siguió siendo una
técnica favorita donde se buscaban efectos sensitivos o sentimentales, por ejemplo: en desnudos
femeninos, hermafroditas y en niños pequeños.
En la representación de la anatomía, los escultores helenísticos no solían escapar de las fórmulas
clásicas, ya que éstas eran bastante fieles a la naturaleza y no había necesidad de comenzar de
nuevo. Tampoco alteraron los sistemas de proporción para la figura masculina, aunque pronto se
aceptó un canon femenino alternativo, con hombros más estrechos, cintura más alta y caderas más
anchas. En el drapeado hubo un cambio más radical.
Retratando la emoción
Los maestros clásicos habían preferido sugerir emociones con simples gestos pero, a mediados
del siglo IV se permitío cierta intensidad de aspecto. Los escultores helenísticos tenían otras
normas. En el trabajo de carácter tradicional mantuvieron la vieja impasibilidad, pero donde el
objetivo era naturalista o dramático, disfrutaron de su virtuosismo. El dolor, el miedo, el placer, la
diversión, la embriaguez, el cansancio, el sueño y la muerte estaban a su alcance en el segundo
siglo, así como todas las gradaciones de la edad y, cuando lo deseaban, podían producir tipos
raciales plausiblemente diferenciados. Como podría esperarse, el retrato se hizo más vívido.
Técnicas de esculpido
Los escultores helenísticos no hicieron ningún cambio en la técnica del tallado de mármol, a
excepción del nuevo procedimiento para trabajar con un modelo, que puede haber sido utilizado en
el primer siglo para algunas obras originales, así como para copias. En su mejor momento, el
estándar de acabado seguía siendo igual al del trabajo clásico.
Entre los objetos más famosos de la escultura griega helenística se encontraba el Coloso de
Rodas, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, recopilada por el poeta griego Antípatro de
Sidón.
Escultores griegos helenísticos
Hay varios escultores famosos del período helenístico, entre ellos tenemos:
Praxiteles: que trabajó alrededor del año 340 a.C (al mismo tiempo que Aristóteles). Praxiteles
esculpió una estatua de Hermes con el niño Dioniso.
Eutíquides: de Sición, fue un escultor griego del periodo helenístico (fines del IV a.C), discípulo y
seguidor de Lisipo. Su obra más célebre, la Tique o Fortuna de Antioquía.
Apolonio de Trales: fue un escultor del siglo II o I a.C de la Antigua Grecia. La obra con la que le
conocemos es el grupo escultórico conocido por el Toro Farnesio.
Boeto de Calcedonia: fue un escultor helenístico, cuyo nombre procede de la ciudad de Calcedonia
ubicada en Asia Menor. Su obra más conocida y citada en fuentes literarias es el Niño de la oca.
Damofón: fue un escultor de la Antigua Grecia del período helenístico nacido en Mesene y que
realizó numerosas estatuas. Damofón también restauró una de las estatuas de Fidias del dios
griego Zeus, que había sido dañada en un terremoto.
Policles: fue un escultor griego que destacó en la olimpíada 155 a.C. A veces es llamado Policles el
Joven, para distinguirlo de otro artista homónimo del siglo IV a.C. Una de sus obras más conocidas
es el Hermafrodito dormido.
Polidoro de Rodas: fue un destacado escultor griego nativo de Rodas. Fue asociado con
Agesandro en la ejecución del famoso grupo de Laocoonte y sus hijos, e incluso podría ser el hijo
de Agesandro.
Agesandro de Rodas: fue un escultor griego de la antigüedad. Lo nombra Plinio en su obra Historia
Natural como autor, junto con Polidoro y Atenodoro de Rodas, del grupo escultórico Laocoonte y
sus hijos.
Atenodoro de Rodas: fue un escultor griego de Rodas. Fue hijo y discípulo de Agesandro.
Conjuntamente con su padre y con Polidoro de Rodas ejecutó el famoso conjunto de Laocoonte y
sus hijos, obra capital de la escultura helenística, y que se encuentra hoy día en los Museos
Vaticanos.
Fin del Periodo Helenístico
Con el tiempo, este estilo y período llegaron a su fin. A los historiadores les gusta marcar este
momento con la batalla de Accio en el año 31 a.C. Fue cuando Octavio, que más tarde se convirtió
en el emperador Augusto, derrotó a la flota de Marco Antonio y, en consecuencia, acabó con el
gobierno ptolemaico. Los Ptolomeos fueron considerados la última dinastía helenística en caer en
Roma.
Esto no significa, sin embargo, que el arte griego y sus tradiciones desaparecieran. De hecho, se
mantuvieron fuertes durante el período imperial romano, y especialmente durante el reinado del
emperador Augusto (27 a.C – 14 a.C).
PINTURA:
La pintura de la Antigua Grecia es una de las disciplinas del arte griego más difíciles de analizar
objetivamente por la falta de recursos. Debido al vandalismo y a la erosión natural, han sobrevivido
pocas pinturas griegas originales o copias de las mismas.
Entre los vestigios que se conservan se cuentan algunas losas de piedra y terracota, fragmentos
de tablas de madera, frescos sobre muros y copias que inspiraron mosaicos romanos.
Debido a la falta de obras de calidad para el estudio directo de la pintura griega se suele recurrir a
la pintura sobre cerámica, de la cual sí que existen numerosas piezas, para extrapolar
características y conclusiones sobre la estética de la pintura griega. El problema con este análisis
indirecto es que la pintura sobre cerámica está condicionada técnicamente a la superficie curva y
pequeña de las vasijas y una paleta limitada de colores cuyos pigmentos soportaban el calor del
horno.
Otras fuentes de estudio de la pintura griega son las obras literarias de historiadores de la
Antigüedad como Plinio el Viejo o Pausanias de Lidia. Gracias a estos textos sabemos que la
pintura era tan apreciada como la escultura griega (mientras que la pintura sobre cerámica era
considerada una artesanía menor), los nombres de los pintores griegos más importantes y los
temas preferidos.
Según los historiadores, sin embargo, las pinturas más valoradas fueron aquellas pintadas en
tabla. Pero al ser la madera un material tan vulnerable a la erosión no disponemos de ninguna obra
maestra para su estudio con la excepción de las tablillas funerarias encontradas en Egipto (los
retratos de Fayum) que están consideradas como una continuación de la tradición pictórica greco-
romana.
El origen de la pintura griega estuvo asociado a las formas geométricas e idealizadas fuertemente
influenciadas por el arte egipcio y asirio. Aunque se mantuvo la hegemonía de la línea y el dibujo
en la pintura y las masas de colores planos, también desarrolló una identidad y características
propias.
Entre las innovaciones que la pintura griega ha aportado a la historia del arte cabe mencionar:
La introducción de vistas novedosas del cuerpo humano y sus partes (más allá de la frontalidad).
El inicio del modelado de los pliegues y los objetos curvos enfatizando el grosor de las líneas y con
tramas de rayas. Una forma primitiva de claroscuro.
Las superficies más empleadas por lo tanto en la pintura griega fueron los muros, las tablas de
madera y las losas de terracota o mármol. Con menos frecuencia también se emplearon marfil,
cuero, pergamino y lino. De toda esta variedad de superficies se cree que el soporte más popular
fue la tabla de madera con una base de pintura blanca.
En cuanto a las técnicas pictóricas, se usaron principalmente sobre las tablas, losas y esculturas
de madera y mármol la pintura al temple y la encáustica, y sobre los muros la pintura al fresco y, de
nuevo, al temple.
La paleta de colores de los artistas griegos contaba con los colores rojo, amarillo, negro, blanco,
verde, azul, púrpura y marrón. Sin embargo, la pintura sobre cerámica se verá limitada
principalmente al uso de cuatro pigmentos capaces de soportar las altas temperaturas del horno y
sus combinaciones (rojo, amarillo, blanco y negro), lo cual ha hecho pensar que la paleta de los
pintores griegos era mucho más limitada.
Los pintores griegos fueron apreciados por su representación de escenas mitológicas, leyendas y
batallas históricas. Aunque abundaron las tablas votivas que llevar a los templos, estas no
estuvieron tan altamente consideradas.
Se desarrolló el retrato, la caricatura y escenas de paisaje que irían ganando mayor importancia.
También se pintaron escenas de la vida cotidiana (escenas eróticas y pornográficas incluidas) y
bodegones, encargos privados de pinturas de género y de estilo decorativo (cornucopias,
guirnaldas…) que irían ganando popularidad durante la última de las etapas del arte griego.
Para hablar de la pintura griega es necesario hacer referencia a la cerámica, ya que precisamente
en la decoración de ánforas, platos y vasijas, cuya comercialización era un negocio muy productivo
en la antigua Grecia, fue donde pudo desarrollarse este arte.
Al principio los diseños y dibujos eran elementales formas geométricas que apenas destacaban
sobre la superficie.
En el período arcaico (siglos VII y VI a. C.), se incluyó la figura humana, de un grafismo muy
estilizado. En medio de las nuevas tendencias naturalistas, ésta cobró mayor importancia al
servicio de las representaciones mitológicas.
La cerámica griega alcanzó un importante desarrollo. A lo largo del siglo VI a. C. los ceramistas
atenienses impondrán su estilo, caracterizado por las figuras negras sobre fondo rojizo. El cuerpo
del vaso sirve para representar toda clase de temas, imponiéndose lo narrativo sobre lo decorativo.
A finales de este siglo se produce un cambio significativo en el cromatismo de las piezas ya que las
figuras tendrán el color rojo del barro y el fondo se pintará de negro. Polignoto será la primera gran
figura, dotando al dibujo de un importante papel y limitando los colores al rojo, el blanco, el negro y
el amarillo.
Con el paso del tiempo, las figuras se fueron enriqueciendo progresivamente hasta cobrar
volumen. Aparecieron, entonces, los primeros dibujos de plantas y animales enmarcados por
guardas denominadas "meandros".
Las escenas se organizaron en franjas horizontales paralelas que permitían su lectura girando la
pieza de cerámica. Con el reemplazo del punzón por el pincel los trazados se volvieron más
exactos y detallistas.
Las piezas de cerámica pintadas comienzan a experimentar una notable decadencia durante el
clasicismo (siglos IV y V a. C.) para resurgir triunfantes en el período helenístico (siglo III),
totalmente renovadas, plenas de color y ricamente decoradas.
CERAMICA:
La cerámica en el arte griego constituye en las artes menores la mejor y más variada expresión en
lo que a decorado y pintura se refiere. Esta variedad nos da una muy completa evolución de su
cultura. Con un estilo y técnicas propias, se caracteriza por tener formas variadas y originales,
predominan los elementos geométricos dispuestos en franjas, las tonalidades del barro, desde el
amarillo hasta el gris castaño, presenta figuras en rojo sobre fondo negro o rojo el fondo y figuras
negras, predominan formas animales y humanas.
La cerámica griega tenía como material de base la arcilla y utilizaban varios tipos de esta.
La arcilla de Atenas era rica en Óxido de Hierro y con la cocción adquiría un bello color rojo
anaranjado.
La de Corinto, desprovista de óxido de hierro, tenía un color blanquecino. Estas diferencias
permiten determinar la procedencia de las vasijas cerámicas.
Al fabricar un vaso, el alfarero amasaba la pasta para expulsar las burbujas de aire y trabajaba
sobre un torno accionado por el propio alfarero o por un asistente. Una vez fabricado se ponía a
secar. A continuación, se pintaba, según una técnica que variaba según el estilo empleado. De
manera general, el pintor jugaba con el contraste del color rojo de arcilla y con una capa de color
negro.
El agua de las impurezas, se recuperaba decantándola y se utilizaba para dibujar los motivos
decorativos. Mediante la cocción resurgían los dibujos sobre el fondo de color arcilloso.
Una vez se había secado la pintura, el pintor dejaba paso al alfarero para la cocción que era
relativamente simple en principio, pero requería atención y experiencia y contaba de tres etapas:
Los motivos decorativos geométricos en bandas horizontales son el tema principal. Están
dispuestos en bandas separadas de las zonas negras por líneas triples. Pasado el tiempo, el
equilibrio entre las bandas decoradas y las bandas sombreadas se rompió en favor de la
decoración: los meandros y otros motivos terminaron por cubrir todo el vaso.
Las vasijas comienzan a decorarse profusamente sin dejar ningún espacio vacío, mostrando
señales de lo que se conoce como Horror vacui; expresión latina que significa literalmente (miedo
al vacío) y es una expresión muy usada en criticas de arte para señalar este fenómeno en el
aspecto decorativo.
– Esquematismo y estilización.
Estilo Corintio (hasta el siglo VI a.C.) Decoración de animales, reales y fantásticos, en franjas
horizontales sobre fondo blanco.
Estilo Orientalizante (hasta el siglo VI a.C.)
Estaba Influenciado por los motivos orientales, protagonistas las figuras humanas, también en
bandas horizontales
A partir del siglo VI a.C. lo narrativo desplaza a lo geométrico y desaparecen definitivamente las
bandas, tema único en la panza del vaso. Se advierte aquí la aparición de la figura humana,
silueteada en negro sobre fondos ocres. Se caracteriza no solo por el dibujo de figuras en negro
sobre el fondo de arcilla, sino también por el uso de incisiones.
Aparece a finales del siglo VI a.C., pero su apogeo es en el siglo V a.C. Las escenas ganan en
naturalismo y expresividad, se logran efectos de perspectiva, sensación de realidad espacial. En
este caso se utiliza una técnica inversa a la de las figuras negras en la cual sobre fondo negro
destacan figuras en rojo correspondiente al color del barro que se utilizaba para obtener la mezcla
de la pintura.
También se observan una mayor delicadeza en los detalles y mayor complejidad en los motivos.
Además de la simple inversión de los colores, la técnica de la cerámica de figuras rojas permitía
una mejora del dibujo, sobre todo en la representación de los drapeados, de los cuerpos y de los
detalles, cuya precisión suplió la casi completa desaparición de la policromía, ganando en la
expresión realista.
Cerámica policromada
A partir del siglo V a.C. no podemos apreciar la evolución de la pintura griega tomando como
ejemplo la decoración cerámica, ya que no se producirá una correlación entre ellas.
Para conocer más sobre los tipos de cerámica griega según su forma y usos, sugiero visitar este
articulo muy interesante e informativo en el blog “Aprehender la historia.com”
Los mosaicos y algunos frescos de época romana, copias de los más famosos pintores griegos
(Apeles, pintor “oficial” de Alejandro Magno, Soso de Pérgamo, Teón o Filóxeno de Eretria),
muestran que su evolución continuó hacia un mayor naturalismo, lográndose en época helenística
el dominio del volumen y la perspectiva.
Indiscutiblemente el arte griego inspiro profundamente a los artistas de la época no solo en Roma
sino también en toda la región y quienes utilizaron posteriormente las técnicas y los avances de los
griegos en el logro de la representación perfecta de la figura; continuando esa línea y adoptándola
como raíz de sus obras a las que sumaron su propia visión personal, así como la influencia que el
entorno socio económico inspiro en sus obras. La cerámica griega entre las llamadas artes
menores sentó bases estéticas, estilistas y tecnológicas para contemporáneos y futuras
generaciones de ceramistas e incluso de pintores y creadores de mosaicos.
CONCLUSIONES:
La Cultura Griega está llena de obras significativas y probablemente muchas que no podremos ver
ya que fueron destruidas con el tiempo, aun así, el disfrutar la extensa y rica cultura de esta
civilización es increíble. En la antigua Grecia se originaron los filósofos y más grandes científicos,
al igual que los mitos que trataron de darle su explicación lógica a las cosas. Honestamente puedo
decir que esta es nuestra civilización favorita y dejo muchas obras significativas
En sus periodos, el arte griego envuelve todo tipo de actitudes. Desde el dramatismo intenso a la
búsqueda de la belleza, desde lo evasivo a lo refinado, desde la búsqueda de la variación a la
representación de todos los estados posibles del ser humano y además abarcando todo tipo de
estilos (frontalismo, retratos, etc.).
Los griegos crearon un arte tan destacado ya que es el resultado de muchos elementos diferentes
de varios pueblos que ellos heredaron, asimilaron, unieron y perfeccionaron a lo largo del tiempo
infundiéndole un nuevo carácter más en perfecta armonía con el espíritu.
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