Meso y Macrofauna
Meso y Macrofauna
Meso y Macrofauna
MATERIA:
Conservación de suelos
DOCENTE
Tema:
Autor:
Curso:
Séptimo ‘‘A’’
Quevedo- Ecuador
2021
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CONTENIDO
I. INTRODUCCION ......................................................................................................... 3
V. ANEXOS .................................................................................................................... 13
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I. INTRODUCCIÓN
Las actividades humanas a través del uso y manejo que ejercen en los sistemas de laboreo del
suelo al momento de establecer cultivos se identifican efectos determinantes a nivel de la
biota, por tanto se ven afectado los niveles de actividad que desempeñan los
macroinvertebrados. Los procesos que ocurren en el suelo son mediados por los organismos
que lo habitan, entre ellos se destaca la macrofauna, porque directa o indirectamente afecta la
estructura y fertilidad del suelo (Moran & Alfaro, 2015).
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1.1. Objetivo general.
Reconocer las funciones que tiene la macro y meso fauna en los ecosistemas, así como su
aporte al suelo.
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II. MARCO TEÓRICO
Conocer el rol que desempeña la macrofauna en el suelo tiene una vital importancia y estaría
de cara validar opciones productivas amigables con el medio ambiente ya que permite
documentar las afectaciones que provocan la disminución de la macrofauna en el suelo bajo
diferente manejo de cultivos. (Moran & Alfaro, 2015). Si levantamos una porción de suelo
con una pala y comenzamos a revisarla nos encontramos con una enorme cantidad y variedad
de animales que se pueden ver a simple vista (meso y macrofauna) (Momo & Falco, 2015).
En la hojarasca con cierto grado de humedad y en los primeros centímetros de tierra es seguro
encontrar colémbolos (pequeños insectos sin alas y con una especie de “resorte” abdominal),
ácaros (quelicerados carnívoros o detritívoros similares a pequeñas garrapatas), arañas,
lombrices de tierra, enquitreidos (similares a las lombrices pero de pocos milímetros),
coleópteros, miriápodos, planarias, moluscos y toda una gama de invertebrados que se
alimentan de detritos, o de hongos, algas u otros invertebrados abundantes en el suelo (Momo
& Falco, 2015).
Evidentemente, esta es una visión tentadora para el biólogo, tanto si le interesa la clasificación
y descripción de los organismos, como su fisiología o comportamiento o bien su papel
ecológico y la dinámica de sus poblaciones o comunidades (Momo & Falco, 2015).
La macrofauna o invertebrados del suelo realizan funciones variadas, entre las que se
encuentran facilitar el ingreso de materia orgánica procesada a la tierra para nutrir los
cultivos; por ejemplo, hojas, madera y ramas; equilibrar la ecología del entorno para evitar la
invasión de plagas y aportar fertilidad sin usar agroquímicos. Dicho proceso se facilita al
sembrar distintos tipos de plantas, pues permiten que se desarrolle una variedad extensa de
organismos (Agriculturers, 2017).
2.2. Mesofauna.
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afectar la velocidad de descomposición y mineralización de la materia orgánica (Zerbino &
Altier, 2018).
Su efecto sobre la estructura del suelo es limitado aunque pueden ser importantes en la
formación de microagregados de algunos suelos. La mesofauna de mayor tamaño es más
activa, afectando la porosidad del suelo a través de actividades de excavación y en la
agregación mediante la producción de pellets fecales. Pueden colonizar todo el perfil del
suelo, aunque en densidades reducidas (Zerbino & Altier, 2018).
La mesofauna es una categoría zoológica cuyos componentes viven toda su vida en el suelo,
la cual incluye: ácaros (Acari), colémbolos (Collembola), sínfilos (Symphyla), proturos
(Protura), dipluros (Diplura), paurópodos (Pauropoda), tisanópteros (Thysanoptera),
socópteros (Psocoptera), enqui- treidos (Enchytraeidae) y polixénidos (Polixenida) de 0,2-2,0
mm de diámetro. Muchos de estos grupos son bioindicadores de la estabilidad y la fertilidad
del suelo; entre ellos se destacan los ácaros y los colémbolos, por ser los principales
representantes de este tipo de fauna y por poseer mejores condiciones para ser utilizados con
este fin (Socarrás, 2013).
Estos grupos presentan hábitos alimentarios extremadamente diversos; de ahí que, según sus
principales categorías alimentarias, puedan ser: herbívoros, detritívoros, depredadores
(carnívoros) y fungívoros. Los ácaros, son indicadores potencialmente poderosos, tanto de la
naturaleza como de la perturbación del ecosistema. Esta afirmación se basa en su abundancia,
ya que alcanzan varios cientos de miles de individuos por metro cuadrado. Además presentan
una gran diversidad taxonómica y trófica, y son fáciles de colectar y preservar (Socarrás,
2013).
Las redes tróficas del suelo se basan en el material detrítico. Este material cae en el suelo a
partir de la muerte de organismos o sus partes (hojas por ejemplo) y forman un reservorio de
materia orgánica con diferentes niveles de descomposición por acción de hongos y bacterias.
La dinámica de estos sistemas suele ser muy estable. Las redes tróficas del suelo tienen una
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conectividad y una riqueza altas comparadas con redes tróficas terrestres sustentadas en la
producción primaria directa (es decir, basadas en la herbivoría) (Momo & Falco, 2015).
Como la materia orgánica presente en el suelo se asocia generalmente a la calidad del mismo
y existe una fuerte interacción entre la estructura del suelo y la acción de los invertebrados, la
composición y abundancia de la comunidad de invertebrados es un indicador bastante fiel del
nivel de calidad o de deterioro del suelo en su totalidad. Los organismos de la mesofauna se
han utilizado como indicadores de contaminación y de otros tipos de deterioro o recuperación
del suelo en diferentes estudios (Momo & Falco, 2015).
Los primeros reportes sobre el uso de los grupos que integran la mesofauna edáfica como
indicadores biológicos a escala mundial fueron publicados por Hermosilla, Reca, Pujalte y
Rubio. los oribátidos, los colémbolos, los gamásinos y los prostigmados presentaron
densidades que estuvieron afectadas por el aumento de la compactación (Socarrás, 2013)
En otro estudio acerca de esta temática, se comprobó las características de las familias de
oribátidos como bioindicadores, a través de su sensibilidad a los cambios ambientales
producidos por los factores bióticos, abióticos y antrópicos; estas fueron clasificadas como
insensibles, muy sensibles y grupos intermedios de sensibilidad (Socarrás, 2013).
Por otro lado se utilizó especies de colémbolos como indicadores de las variaciones
ecológicas; y recientemente, debido al gran problema de la contaminación ambiental, se ha
estudiado la presencia de este grupo en suelos contaminados y la posible utilización de su
abundancia como medida para evaluar los efectos de los contaminantes del suelo. Prasse
(1985) afirmó que las comunidades de ácaros y colémbolos muestran cambios en su
composición, debido a la influencia de las prácticas agrícolas, por lo que la presencia de un
taxón o la combinación de taxones resultan efectivos como bioindicadores de los tratamientos
con herbicidas (Socarrás, 2013).
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En la década de los noventa se observó un avance en la evaluación de los ecosistemas a partir
del comportamiento de los integrantes de la mesofauna edáfica. El papel de los oribátidos
como indicadores biológicos de la humedad y del contenido de materia orgánica en los
ecosistemas boscosos, así como en las plantaciones forestales y los agroecosistemas
(Socarrás, 2013).
2.3. Macrofauna.
Estos grandes invertebrados se mueven libremente, pueden cavar el suelo y crear grandes
poros. Las actividades físicas (mezcla del mantillo con el suelo, construcción de estructuras y
galerías, agregación del suelo), así como sus actividades metabólicas (utilización de fuentes
orgánicas disponibles, desarrollo de relaciones mutualistas y antagonistas), afectan muchos
procesos del suelo (Zerbino & Altier, 2018).
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mejoran las propiedades funcionales del suelo, promoviendo el crecimiento de las plantas,
mejorando la distribución del agua en el perfil y disminuyendo la contaminación ambiental
(Zerbino & Altier, 2018).
Los invertebrados que integran la macrofauna del suelo manifiestan algunos de estos rasgos,
lo cual justifica su utilización como indicadores biológicos. Entre ellos se pueden señalar: la
ventaja de su diversificación taxonómica y ecológica, sus hábitos relativamente sedentarios, la
presencia a lo largo del año, y la posibilidad de que sean manipulados e identificados
(tratamiento taxonómico) (Cabrera, 2012).
También su corto período entre generaciones permite una rápida respuesta poblacional a los
cambios ambientales, y su alta densidad y capacidad de reproducción posibilitan un muestreo
intensivo, sin que ello provoque desequilibrio en la comunidad. Otras características son: su
importancia funcional en los ecosistemas y una respuesta aparentemente previsible ante las
perturbaciones (Cabrera, 2012).
Dentro de este tipo de organismo se encuentran las lombrices de tierra, que, por ser de cuerpo
blando y limitada movilidad, son afectadas por factores como el clima, la alimentación, la
humedad, la textura y las condiciones químicas del suelo; por lo que manifiestan cambios de
composición y abundancia en una corta escala de tiempo. Las lombrices de tierra tienden a
prevalecer en ambientes edáficos húmedos, no compactados y con alto contenido de materia
orgánica (Cabrera, 2012).
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2.3.1.2. Uso de la macrofauna como indicador biológico del estado de
Otros grupos como las termitas adquieren importancia en zonas de cultivos, donde su invasión
y agresividad han estado relacionadas con condiciones adversas de temperatura y humedad,
así como con el contenido y la calidad del material orgánico en el suelo. Surgirieron el
empleo del índice de la densidad lombrices/termitas, en el cual la dominancia de las lombrices
se corresponde con los hábitats conservados, y la prevalencia de termitas como organismos
oportunistas y más resistentes a perturbaciones inducidas indica hábitats menos conservados o
con algún nivel de degradación (Cabrera, 2012).
Aunque este índice define a las termitas como grupo oportunista y de rápida colonización,
diversos autores plantean los cambios que sufren sus comunidades; primariamente las
especies humívoras que habitan en el suelo, a partir de la fragmentación, aislamiento y
degradación de los hábitats (Cabrera, 2012).
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III. CONCLUSIONES
Los organismos de la macrofauna son mas grandes que los que pertenecen a la mesofauna y
por ello tienen una capacidad mayor para penetrar en el suelo, crear una mejor estructura y dar
mayor oxigenación al suelo, por lo tanto, su presencia indica suelos con una buena estructura
superficial, además tienen un gran aporte con respecto a la degradación de la materia y así
mismo la formación de nuevos nutrientes para los cultivos.
La mesofauna tiene casi las mismas funciones que la macrofauna ya que también forma parte
de la descomposición de la materia, pero esta no es muy apta para la mejora estructural del
suelo, sin embargo, suelen tener otros aportes como son la fijación de elementos como el
nitrógeno y el fosforo que aportan de manera eficiente al suelo para los cultivos.
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IV. BIBLIOGRAFÍA
Momo, F., & Falco, L. (2015). La mesofauna del suelo: Biologia y Ecologia. Luján,
Argentina: Biology and ecology of the soil mesofauna.
Moran, E., & Alfaro, R. (2015). Diversidad de macrofauna edáfica en dos sistemas de manejo
de Moringa oleifera Lam. (Marango) en la finca Santa Rosa, UNA. . Managua,
Nicaragua: Universidad Nacional Agraria.
Zerbino, S., & Altier, N. (2018). La biodiversidad del suelo: Su importancia para el
funcionamiento de los ecosistemas. Argentina : INIA, Suplemento Tecnologico.
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V. ANEXOS
Imagen 1. Clasificación de principales ordenes de la subclase de colémbolos que son los más representativos de
la mesofauna.
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