Declaracion-De-Venecia Actualizada Berlin
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INTRODUCCION
Cuando un paciente está grave y no es posible restaurar su salud, con frecuencia el médico y el paciente se ven
enfrentados a un conjunto de decisiones complejas relativas a los tratamientos médicos.
El nal de la vida debe ser reconocido y respetado como una parte importante en la vida de una persona.
Los avances en la cencia médica han aumentado la capacidad de los médicos para abordar varios asuntos
relacionados con el nal de la vida. Aunque la prioridad de la investigación para curar las enfermedades no
debe verse comprometida, se debe poner más atención a crear tratamientos paliativos y la evaluación y la
respuesta a los aspectos físicos, psicológicos, sociales y espirituales o existenciales una enfermedad terminal y
otras condiciones al nal de la vida.
La AMM se mantiene rmemente opuesta a la eutanasia y al suicidio con ayuda médica, como se estipula en
la Declaración de la AMM sobre Eutanasia y suicidio con ayuda médica.
La atención éticamente apropiada al nal de la vida debe promover de manera rutinaria la autonomía del
paciente y la toma de decisiones compartida, y ser respetuoso de los valores del paciente, su familia o
allegados y representante(s). La AMM reconoce que las actitudes y creencias hacia la muerte y el morir varían
ampliamente de una cultura a otra y entre las diferentes religiones, y los recursos de cuidados paliativos se
distribuyen de manera desigual. El enfoque de la atención médica al nal de la vida se verá in uido
signi cativamente por estos factores y, por lo tanto, intentar elaborar pautas universales detalladas sobre la
atención terminal no es práctico ni inteligente. Por lo tanto, la AMM articula lo siguiente:
RECOMENDACIONES
Manejo del dolor y de los síntomas
1. Los cuidados paliativos al nal de la vida son parte de una buena atención médica. El objetivo de los
cuidados paliativos es mantener la dignidad del paciente y la ausencia de síntomas angustiantes. Los planes
de atención deben hacer hincapié en mantener al paciente lo más cómodo posible y controlar el dolor del
paciente, al mismo tiempo que se reconoce la importancia de la atención a las necesidades sociales,
psicológicas y espirituales del paciente, su familia y sus allegados.
2. El manejo clínico del dolor en los pacientes terminales es de mucha importancia para el alivio del
sufrimiento. La Resolución de la AMM sobre el Acceso a un tratamiento adecuado del dolor (2020) presenta
recomendaciones para los médicos y gobiernos que optimizan el tratamiento del dolor y otros síntomas
angustiantes. Los médicos y las asociaciones médicas nacionales deben hacer una promoción para difundir
y compartir la información sobre el manejo del dolor, a n de asegurarse que todos los médicos
involucrados en la atención terminal tengan acceso a las mejores normas de práctica y a los tratamientos y
métodos más corrientes disponibles. Las asociaciones médicas nacionales deben oponerse a las leyes o
reglamentaciones que impiden indebidamente que los médicos brinden un tratamiento intensivo y
clínicamente adecuado de los síntomas de los pacientes al nal de la vida de acuerdo con las mejores
prácticas reconocidas.
3. Cuando un paciente con una enfermedad terminal experimenta un dolor intenso u otros síntomas clínicos
angustiantes que no responden a un tratamiento paliativo intensivo y especí co de los síntomas, puede ser
apropiado ofrecer sedación a la inconsciencia como una intervención de último recurso. La sedación para la
inconsciencia nunca debe usarse para causar intencionalmente la muerte de un paciente y debe restringirse
a pacientes en las etapas nales de una enfermedad terminal. Se deben hacer todos los esfuerzos posibles
para obtener el consentimiento del paciente o de los sustitutos del paciente.
4. Los cuidados paliativos suelen ser proporcionados por equipos multidisciplinarios, de equipos sanitarios.
Cuando sea posible, el médico debe ser el líder del equipo, siendo responsable, entre otras obligaciones, de
los planes de diagnóstico y tratamiento médico. Un registro médico cuidadosamente mantenido es de suma
importancia. La justi cación de todas las intervenciones para el manejo de los síntomas, incluidos los
fármacos para aliviar el dolor, debe documentarse en el registro médico, incluido el grado y la duración de
la sedación y las expectativas especí cas para continuar, retirar o retener futuros tratamientos de soporte
vital.
5. El equipo de atención médica debe promover la atención colaborativa del paciente y brindar apoyo para el
duelo después de la muerte del paciente. Las necesidades de los niños y las familias o de los allegados
pueden requerir especial atención y competencia, tanto cuando los niños son pacientes como cuando
dependen de los pacientes.
Educación e investigación
6. La educación de los profesionales de la salud debe incluir la enseñanza de la atención médica de la
enfermedad terminal. Cuando no exista, se debe considerar la creación de la medicina paliativa como una
especialidad médica. En los países donde la medicina paliativa no es una especialidad reconocida, la
formación de postgrado en medicina paliativa no obstante puede mejorar la calidad de los cuidados
paliativos que se proporcionan.
7. La educación médica debe ayudar a desarrollar las habilidades necesarias para aumentar la prevalencia y la
calidad de una plani cación signi cativa de la atención anticipada del paciente para los pacientes con
enfermedades potencialmente mortales y el derecho de los pacientes a utilizar directivas anticipadas por
escrito que describan sus deseos y objetivos con respecto a la atención en caso de que no puedan
comunicarse. Los médicos deben recibir educación para instar a sus pacientes a documentar formalmente
sus metas, valores y preferencias de tratamiento y a designar un sustituto para tomar decisiones de
atención médica con quien el paciente pueda discutir por adelantado sus valores con respecto a la atención
médica y el tratamiento.
8. Se insta a los gobiernos y las instituciones de investigación a invertir recursos adicionales en el desarrollo de
tratamientos para mejorar la atención al nal de la vida. Esto incluye, entre otros, el apoyo a la investigación
sobre atención médica general, tratamientos especí cos, implicaciones psicológicas y organización para
mejorar la atención al nal de la vida.
9. Cuando utilice tratamientos, el médico debe considerar cuidadosamente el equilibrio entre los bene cios
previstos para el paciente y el daño potencial. Las asociaciones médicas nacionales deben apoyar la
elaboración de pautas de tratamiento paliativo.
10. El médico también debe comunicar al paciente la voluntad de discutir en cualquier momento el curso
natural de la enfermedad y qué esperar durante el proceso de muerte, al tiempo que proporciona
orientación sobre tratamientos y alternativas que podrían aliviar el sufrimiento del paciente, incluidos los
cuidados paliativos o la psicoterapia. Si un paciente indica el deseo de morir o expresa pensamientos
suicidas, el médico tiene el deber de entablar conversaciones abiertas y con denciales con el paciente para
comprender los motivos y el razonamiento detrás de estos pensamientos.
11. Los médicos deben ayudar al paciente moribundo a mantener una calidad de vida óptima al controlar los
síntomas y satisfacer las necesidades psicológicas y espirituales permitir que el paciente muera con
dignidad y tranquilidad. Los médicos deben informar a los pacientes sobre la disponibilidad, los bene cios y
otros aspectos de los cuidados paliativos. Las conversaciones sobre las preferencias de los pacientes deben
iniciarse temprano, ofrecerse de forma rutinaria a todos los pacientes y deben revisarse regularmente para
explorar cualquier cambio que los pacientes puedan tener en sus deseos, especialmente a medida que
cambia su condición clínica. La información y comunicación entre el paciente, su familia o allegados, los
sustitutos y los miembros del equipo de salud son uno de los pilares fundamentales de la atención de
calidad al nal de la vida
12. El médico debe tratar de identi car, comprender y atender las necesidades psicológicas y espirituales de sus
pacientes, especialmente las relativas a los síntomas físicos del paciente. El médico debe tratar de
asegurarse que los recursos psicológicos, sociales y espirituales estén disponibles para los pacientes, sus
familias y allegados, a n de ayudarlos a tratar la ansiedad, el miedo y la pena asociadas a la enfermedad
terminal.
13. Los médicos deben instar a los pacientes a designar un representante/sustitutos que tome las decisiones
que no están expresadas en la voluntad anticipada. En particular, el médico debe abordar los deseos del
paciente con respecto a las intervenciones para mantenerlos en vida y también las medidas paliativas que
puedan tener el efecto adicional de acelerar la muerte. Debido a que las directivas anticipadas
documentadas a veces no están disponibles en situaciones de emergencia, los médicos deben enfatizar a
los pacientes la importancia de discutir las preferencias de tratamiento con personas que probablemente
actúen como sustitutos en la toma de decisiones de atención médica. Cuando sea posible y lo haya
consentido el paciente, se debe incluir al representante/sustituto que toma las decisiones por el paciente en
estas conversaciones.
14. Si el paciente tiene la capacidad de tomar decisiones, se debe respetar su derecho autónomo a rechazar
cualquier tratamiento o intervención, incluso si la vida del paciente puede acortarse. Los médicos deben
asegurarse de que el paciente sea tratado adecuadamente para el dolor y los malestares antes de obtener
el consentimiento para la atención al nal de la vida, a n de asegurarse que el sufrimiento físico y mental
innecesario no inter era con la toma de decisiones. La legislación sobre la capacidad de toma de decisiones
en los pacientes menores de edad varía mucho, pero se alientan las conversaciones con la familia y el niño,
si es posible.
15. Cuando el paciente muera, el médico puede aplicar medios necesarios para mantener viables los órganos
para trasplantes, siempre que proceda de acuerdo con las normas éticas establecidas en la Declaración de
Sídney de la AMM sobre la Certi cación de la muerte y la recuperación de órganos. Además, todo trasplante
debe estar en acuerdo con los principios estipulados en la Declaración de la AMM sobre Donación de
órganos y tejidos.