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03 Pages From Nueva-medicina-germanica-Parte-I-Dr - Ryke-Geerd-Hamer

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A los seis años, cuando fue al colegio, su conflicto se resolvió.

Entonces pintaba
corazones amarillo claro. A causa de la sintomática cerebral que naturalmente se
verificó en la fase de reparación con pequeños desmayos, conatos de vómito, etc,
fue le llevado al hospital. Allí le encontraron (en el relé del pericardio) un supuesto
y gran “tumor cerebral” que había que extirpar radicalmente.
Se le extirpó la mitad del cerebelo. Marco murió con una muerte absolutamente
inútil.
Misma sección que a la izquierda pero con diferente contraste luminoso.

Los médicos de la Nueva Medicina no habrían dejado morir jamás a un paciente


en estas circunstancias. Incluso aunque se llegase a una compresión temporal del
cuarto ventrículo y a un derrame de líquido cerebroespinal, no habría habido
motivo suficiente para una operación, porque la situación sólo se puede controlar
con la cortisona, mientras que la operación que realizan los ignorantes aprendices
de brujo resulta mortal.

10.6.21. Ejemplo: abuso sexual por parte del padrino


La muchachita, que entonces tenía tres años, a la que pertenecen estas
imágenes, había sufrido abusos sexuales por parte de su padrino durante un año.
Sufrió un conflicto de fondo semisexual repugnante en el relé del cuerpo del útero.
La madre tenía conocimiento de estas violaciones. Cuando esto cesó tras un año,
la niña tuvo una solución del conflicto y por lo tanto un gran edema en el relé del
útero en el tronco cerebral (puente). Siempre tenía sueño a causa del flujo
obstaculizado del líquido cerebro-espinal. Desafortunada-mente para ella la
operaron los aprendices de brujo, quienes la extirparon gran parte del tronco
cerebral. La niña murió miserablemente de una muerte que se podía haber
evitado, que la Nueva Medicina habría evitado seguramente porque el momento
crítico se habría superado con remedios conservativos sin intervención quirúrgica.

10.7. El conflicto sexual femenino en la TAC cerebral.


TAC de una paciente de cuarenta años diestra con carcinoma del cuello del útero.
El FH a la izquierda periinsular está activo. Conflicto sexual: su marido le había
dicho tras una bellísima noche de amor que no había tenido mucha importancia.
Se le diagnosticó un carcinoma del cuello del útero además de una úlcera de las
venas coronarias (según la Nueva Medicina). CL: separación del marido. La
paciente sobrevivió a la crisis epileptoide de la embolia pulmonar. Después de tres
meses el parte médico de la muestra era negativo.

TAC de una paciente de 34 años, también diestra, que tenía un carcinoma del
cuello del útero con úlcera de las venas coronarias. El correspondiente FH tiene
un edema de solución. El conflicto sexual: su compañero se había ido a la cama
con su mejor amiga, dejándola embarazada. La CL se produce con la
reconciliación de las dos amigas. El conflicto duró siete meses. Sin embargo la
paciente gracias a las elevadas dosis de cortisona, sobrevivió a la dramática crisis
epileptoide (infarto cardíaco derecho o embolia pulmonar), que se produjo justo
después de realizar estas imágenes. Sobrevivió también al carcinoma del cuello
del útero y al correspondiente “tumor cerebral” sin ninguna terapia de la medicina
tradicional.
10.8. El conflicto de territorio masculino en la TAC

El equivalente masculino del conflicto sexual: el conflicto de territorio. En el


hombre diestro el FH en la TAC se encuentra siempre a la derecha
periinsularmente. Esta es una de las “más bellas” imágenes de mi colección. Se ve
un vasto FH con tejido glial a la derecha periinsularmente con un gran edema
perifocal e intrafocal (flecha derecha). La flecha de abajo a la izquierda indica el
relé occipito-basal a la izquierda para el testículo izquierdo (inervado
homolateralmente desde el cerebro al órgano). También este FH tiene un edema
intra y perifocal. Al final se ve una edematización de la médula cerebral
dorsalmente a los cuernos posteriores de los dos ventrículos laterales,
correspondiente a una desvaloración de sí mismo con osteólisis en la zona de la
pelvis en los dos lados. Todos los conflictos están por lo tanto en solución.
¿Qué había sucedido? Se trataba de un anciano agricultor de la Baja Sajonia cuyo
único hijo se había herido gravemente en un accidente de motocicleta, y como dijo
el padre, había pocas esperanzas de que sobreviviese. El padre creía que si el
hijo hubiese sobrevivido sería solamente un estorbo. Dado que su hijo era también
el único heredero de la granja, sufrió un violento conflicto de territorio que sólo se
puede comprender si se tiene una mentalidad granjera. Y al mismo tiempo sufrió
también, como es normal en cualquier buen padre, un conflicto de pérdida con
carcinoma del testículo izquierdo. Desde el día del accidente tuvo pinchazos en el
corazón, angina de pecho, todo ello a diario. El conflicto de territorio duró unos
seis meses. Al final el hijo pudo abandonar la sección de cuidados intensivos y eso
fue la solución del conflicto para el padre. Cuatro semanas después de que el hijo
había comenzado nuevamente a trabajar, el padre, en el punto máximo de la fase
de reparación (con hinchazón ulcerosa de las arterias coronarias) tuvo un infarto
cardíaco izquierdo con vértigos, dolores de cabeza, pérdida del equilibrio.
Además, como señal de la fase PCL de la necrosis testicular se llegó a la
hinchazón de un testículo. Antes de que un neurocirujano quisiera operar sus
“tumores cerebrales” el paciente dejó a toda prisa la clínica.

10.8.1. Ejemplo de una denominada constelación esquizofrénica en la TAC;


aquí en presencia de una combinación de conflicto sexual y de
territorio
Estado tras una constelación esquizofrénica: los dos FH tienen un edema en
solución. A la derecha se ha formado un quiste por el edema intrafocal y la
laceración del tejido dentro del FH. La paciente tenía una presión cerebral y se
habría podido intentar salvarla con una cura de cortisona. Por el contrario fue
prácticamente sedada con la morfina a causa de la “metástasis cerebral
generalizada”.

Dos configuraciones concéntricas en fase CA en la zona periinsular derecha e


izquierda. Esto corresponde a una constelación esquizofrénica y precisamente en
este caso a una constelación obsesiva postmortal en una mujer jefa de una
comunidad religiosa que pensaba diariamente cual sería la otra mujer que tendría
a su marido, bien parecido, a su muerte (estaba gravemente enferma).

10.9. Configuraciones concéntricas en el hígado

Algunas configuraciones concéntricas en el hígado: son siempre el estado precoz


de un denominado adenocarcinoma hepático solitario. La configuración
concéntrica del órgano está en correspondencia con la configuración concéntrica
del cerebro, o dicho con más precisión, varias configuraciones concéntricas en el
órgano pueden corresponder a una única configuración concéntrica en el cerebro.

Lo interesante de esta correlación encontrada empíricamente está en el hecho de


que prácticamente el cerebro y el órgano oscilan al mismo ritmo con las
configuraciones concéntricas, es decir, podemos imaginar el órgano con sus
núcleos celulares, que están todos conectados entre ellos, casi como un segundo
cerebro, como un cerebro del órgano. El cerebro del órgano y el cerebro central
oscilan en la misma fase de un modo igual, como muestran nuestras
configuraciones concéntricas. A veces el cerebro central da órdenes al cerebro del
órgano, por ejemplo la motricidad, a veces el cerebro del órgano proporciona
informaciones al cerebro central, por ejemplo la sensibilidad. Esto ya lo sabíamos
en parte por la neurología, pero hasta ahora se había ido más allá porque no se
conocían las correlaciones descubiertas por la Nueva Medicina.

Las imágenes siguientes muestran la evolución de tales configuraciones


concéntricas en el hígado:
En las dos secciones siguientes vemos los focos ya calcificados, los nuevos focos
activos y los procesos de reparación que corresponden a un proceso crónico de
recaída.
Nueva fase de reparación de este estado residual (calcificación) con carcinoma
hepático solitario tras la fase de solución, correspondiente a un miedo de morir de
hambre que se repite de modo crónico. Se ve siempre la estructura circular de los
“adenocarcinomas hepáticos” que deriva de la configuración concéntrica originaria.
También en los huesos vemos el mismo fenómeno cuando en la TAC se
encuentra fortuitamente la fase activa, es decir, la configuración concéntrica en el
órgano.
La imagen muestra dos focos activos en la configuración concéntrica de un cuerpo
vertebral.
La TAC indica que están en curso la osteólisis ósea, es decir, descalcificaciones,
de la vértebra que corresponde a un conflicto activo de desvaloración de sí mismo.
Al lado vemos en una imagen de la misma serie focos todavía activos marginales,
en total 3 formaciones en anillo del “cerebro del órgano”.

10.9.1. Conflicto de morir de hambre porque las cocineras se van

He metido en este libro el caso de una paciente de 43 años diestra porque es muy
convincente a nivel orgánico.
La paciente se había casado a los 20 años con un “buen partido”, pero tenía un
problema: odiaba cocinar (y comer) y sobretodo ocuparse de la casa. El marido le
permitía el lujo de tener una cocinera y una asistenta. Aunque entendía bien poco
de cocina, prácticamente nada, se metía a hacer de señora de la casa. Las
cocineras no lo soportaban y una tras otra iban dejando la casa entre peleas
siempre por la misma razón, que no teniendo ni idea de cocina, no sabía ni lo que
quería. Pensamos que la mujer sufrió su primer DHS con programa EBS de miedo
de morir de hambre cuando una cocinera, que era mejor que todas las otras y con
la que siempre consiguió llevarse bien, la dejó un viernes por la tarde cuando el
sábado siguiente habían invitado a un gran número de personas a comer. Cada
vez que una cocinera, a menudo el viernes por la tarde, dejaba la casa por una
pelea, sufría una recaída.

Desde hacía ocho años había cogido una cocinera extranjera que era muy buena.
Tras 3 años esta un día le dijo que se había casado el fin de semana anterior.
Sufrió nuevamente una recaída y un conflicto de separación del partner (con
adenocarcinoma mamario ductal derecho), porque creyó que también esta buena
cocinera se iría en poco tiempo. Pero no se fue y la paciente tuvo una solución con
sudor nocturno para el conflicto de miedo de morir de hambre, como en las
anteriores recaídas. Por el contrario, y extrañamente, el conflicto de separación no
se resolvió, porque permaneció el miedo de que la cocinera se fuera.

A comienzos del 94 se descubrió el pequeño nódulo cirroso en la mama derecha,


que fue amputada y, “profilácticamente, también la izquierda.
Cuatro años después, en noviembre del 98, un viernes por la tarde la cocinera se
fue, sin decir ni una sola palabra, tras una pequeña pelea. Nuevamente la paciente
sufrió una fuerte recaída.
Cuando algunas semanas después consiguió encontrar otra cocinera, nuevamente
tuvo sudoración nocturna hasta la mañana (TBC).
Habiéndole encontrado casualmente ahora adenocarcinomas al hígado, se dijo:
adenocarcinoma mamario con “metástasis en el hígado y en los huesos”, ante lo
que no cabía paliativamente otra cosa que no fuera quimio y morfina.
Gracias a la Nueva Medicina se puede ahora entender el conflicto, contribuir a
evitar nuevas recaídas y librarse de la locura de los “medicuchos”.
Esta TAC del hígado es extremadamente interesante para un experto. Aquí está la
particularidad de que se trataba de diferentes cocineras, pero siempre del mismo
conflicto, casi exactamente. Y siempre en la solución teníamos una TBC con sudor
nocturno y temperaturas subfebriles. Con esta imagen de noviembre del 98 nos
encontramos, tras una recaída particularmente fuerte, nuevamente en fase de
reparación tuberculosa. Vemos que gracias al denominado “edema intrafocal” las
cavernas vuelven a llenarse parcialmente volviéndose bien visibles. Pero cavernas
semejantes pueden permanecer también más o menos cerradas porque a causa
de la presión del parénquima que está alrededor durante ese tiempo estaban en
parte consolidadas. En casos parecidos vemos sólo el nuevo edema “perifocal”.
Las dos flechas estrechas indican las osteólisis de las costillas hinchadas y de
nuevo llenadas con una notable cantidad de callo parasternalmente a la izquierda
y a la derecha.
La flecha larga arriba a la derecha indica el estrato de silicona con el que se
reconstruyó nuevamente la mama derecha. También la mama izquierda, que
había sido amputada “profilácticamente”, tiene un implante de silicona que, sin
embargo, en esta radiografía se ve solo muy al exterior a la izquierda.
Con la doble amputación se explica la desvaloración de sí (“ya no valgo nada”). El
implante de silicona fue para la paciente la solución del conflicto de desvaloración
de sí, es decir, la recalcificación que aquí vemos antes que se haya completado.
En esta imagen de resonancia magnética del paleoencéfalo se ve el relé del
hígado con una moderara coloración como signo de la nueva solución de la
recaída.

En esta imagen del hígado, que muestra una sección un poco más arriba respecto
a la TAC precedente, están señalados no todos, pero algunos de los focos
hepáticos en solución tuberculosa crónica y en recaída crónica. También para
éstos vale lo que se dijo arriba. Particularmente interesante es el hecho de que en
el FH del órgano se pueden reconocer bien las estructuras circulares y el edema
intra y perifocal.

10.10. ¡Ninguna operación en el cerebro! Dos casos casi idénticos


en comparación

Los dos casos siguientes son muy parecidos entre ellos: los dos fueron
presentados juntos por un médico de Genselkirchen en la conferencia de
verificación de la Universidad de Düsseldorf, bajo la presidencia del prof.
Stemmann.
Los dos pacientes, que eran de pueblos cercanos, se conocían. El primer paciente
de 28 años y el segundo de 19, eran los dos diestros. Los dos ya habían en el lado
cerebral derecho un conflicto activo y habían sufrido casi al mismo tiempo un
segundo conflicto, prácticamente igual. Por lo tanto estaban los dos en
constelación esquizofrénica. Se les diagnostico, más o menos en el mismo
período, un “tumor cerebral” en el centro motor-laríngeo. Desde aquel momento
sus caminos se separaron: uno conoció la Nueva Medicina demasiado tarde;
ignorante se dejó operar el cerebro porque le habían dicho que si no lo hacía
moriría enseguida. Con un miedo terrible accedió a la intervención. Durante 2 o 3
meses se sintió un poco mejor, porque naturalmente la presión cerebral causada
por el edema había desaparecido, pero seis meses más tarde estaba muerto,
como casi todos los operados de cerebro, con poquísimas excepciones.
También el otro paciente estaba en la clínica para operarse. Pero por suerte
faltaba la reserva de sangre necesaria. El fin de semana le dieron “vacaciones” y
aprovechó para asistir a la conferencia de verificación de Gelsenkirchen. Los
médicos presentes consiguieron convencerlo de que la operación del cerebro era
un tema muy peligroso. Cuando el lunes el paciente comunicó a los médicos de la
sección de neurocirugía que prefería no operarse, se declaró que el tumor no era
operable porque era demasiado grande y maligno. Se tomó en consideración
solamente la quimio y las irradiaciones, y eso con un pronóstico muy reservado.
El paciente profundizó en el estudio de la Nueva Medicina, la entendió y no se
dejó operar. Como se pronosticó, tuvo molestias durante algunos meses, después
de que estaba nuevamente sano y en condiciones de trabajar.
Tras cinco años la aseguradora del trabajo cambió a la fuerza el diagnóstico de
“tumor cerebral maligno” por un “cavernoma cerebra benigno” porque no se podía
aceptar que con un “tumor cerebral maligno” se hubiese curado sin operarse. El
paciente del primer caso había tenido un rencor en el territorio en el puesto de
trabajo algunos meses antes del segundo conflicto por la casa que estaba
construyendo. En el momento del segundo conflicto en otoño del 91, el primero
estaba todavía activo y se experimentó como una recaída conflictiva del primero.
A causa de la construcción de la casa, el paciente estaba bajo un fuerte estrés,
también por cuestiones de tiempo, porque construía la casa prácticamente sólo.
Sufrió el segundo conflicto cuando quiso montar una lámpara en las escaleras, se
resbaló de un andamio y cayó 7 metros abajo. Consiguió, con un último esfuerzo,
agarrarse a una tabla, quedando suspendido en el vacío, y con mucha fatiga y
esfuerzo consiguió volver a tierra firme. Después le temblaba todo el cuerpo. El
conflicto de susto improviso permaneció activo mientras que duró la construcción
de la casa, porque tales situaciones se podían repetir, aunque fuera de un modo
menos peligroso. Desde entonces trabajaba en condiciones más seguras, pero
siempre temblaba cuando trabajaba suspendido “entre el cielo y la tierra”.
En primavera la casa estaba terminada y entonces se llegó a la solución del
conflicto. Volvieron trágicamente los signos de presión cerebral, disfunciones del
habla y una crisis epiléptica, seguidamente llegó el diagnóstico y el pánico
causado por la medicina tradicional. De poco sirvió decirle seguidamente que no
debería operarse. Murió como una víctima del oscurantismo científico de la
medicina oficial, que opera de mala fe, sabiendo bien que tales operaciones tienen
una mortalidad casi del 100%.
El paciente había sufrido un conflicto motor cuando había caído al hueco de las
escaleras durante la construcción de su nueva casa, consiguiendo al final
agarrarse y no caer.
En estas imágenes TAC del 8.3.92 del paciente de veintiocho años (a la derecha
con medio de contraste, a la izquierda sin) vemos los siguientes FH:
Imagen izquierda: estado antes de la operación. Flecha a la derecha: conflicto de
rencor en el territorio a causa de la construcción de la casa (activo). Flecha a la
izquierda: FH por la fase PCL en el relé del centro motor de la laringe.
Flecha izquierda abajo: conflicto de identidad. El conflicto aparece activo. El
paciente no estaba seguro de querer operarse. Su sentimiento le decía “no”.
Imagen a la derecha: el mismo FH que aparece en la figura a la izquierda, esta
vez con medio de contraste.
Flecha a la derecha: conflicto de rencor en el territorio. Flecha de abajo a la
izquierda: conflicto de identidad activo.
TAC cerebral del 29.4.92 del mismo paciente algunos días tras la intervención,
después de la extirpación de 200 gr. de masa cerebral. Como vemos el paciente
sufrió inmediatamente un nuevo conflicto de miedo en la nuca por la operación y
sobretodo por quedar inútil, como de hecho fue el caso.

Las dos secciones sucesivas del 11.10.92, poco antes de la muerte del paciente,
no podrían ser más claras. El estrato izquierdo es un poco más profundo que el
derecho. En la foto de la izquierda se ve bien como todo el sistema ventricular
anterior (cuernos anteriores) se comprime hacia la derecha bajo la hoz. También
el cuerno anterior izquierdo está casi totalmente a la derecha de la línea mediana.
Sólo nos queda aprender de los errores de los que se oponen a la Nueva Medicina
e indicar los motivos de insensatez de su polipragmatismo.
En este paciente vemos que el relé para el recto en el cerebro a la izquierda, que
en la primera sección se podía reconocer como activo, ahora está en solución.

Durante ese tiempo se realizó esa operación insensata. En ese punto era
realmente innecesaria, el conflicto estaba “realmente resuelto”. El paciente con su
caída o su suspensión entre “cielo y tierra” además de un conflicto de susto
improviso con pérdida de la palabra había sufrido también un conflicto motor para
el brazo derecho y la pierna derecha, seguidamente había sufrido también un
conflicto de identidad de tipo femenino (“¿tengo que operarme o no?”). A esto le
sigue que los cirujanos, para seguir con su “lógica”, y dado que los conflictos
habían entrado en solución sucesivamente, habían extirpado demasiada poca
sustancia cerebral. Al término de la casa el conflicto de susto improviso se había
resuelto. Seguidamente se resolvió también el conflicto de identidad a la izquierda
cerebralmente y también el conflicto de miedo en la nuca, provocado por la
operación; entró en solución.
A causa de la operación se añadió todavía un problema más: la cavidad creada
quirúrgicamente se hinchó de líquido convirtiéndose en un quiste. Hasta que el
líquido cerebral contenido en la cavidad operatoria tiene un derrame, la cosa se
mantiene. Pero apenas el derrame se ve obstaculizado por la cicatrización o,
como en este caso, totalmente bloqueado, el paciente sufre una enorme presión
cerebral. Entonces para los aprendices de brujo hace falta siempre otra operación,
porque el “tumor cerebral maligno ha continuado destruyendo el tejido cerebral”.
En este caso se ve, como también en la TAC cerebral precedente, que el conflicto
de rencor en el territorio a la derecha cerebralmente (FH flecha derecha) ha
entrado parcialmente en solución, por el contrario a la izquierda en el relé del recto
hay un nuevo conflicto activo de pérdida de identidad que ha aparecido en una
configuración concéntrica bien nítida (FH flecha a la izquierda), porque se le
anunció una nueva operación del cerebro.

Estos pobres pacientes yacen en casa totalmente indefensos e inertes. Los


“buenos” amigos y “terapeutas bien intencionados” les importunan con sus
palabrerías. El paciente ya no sabe que creer, sólo entiende a medias lo que le
dicen y pasa de un miedo a otro. A menudo vemos que explotan nuevos conflictos.
A menudo se resuelven rápidamente para ser remplazados por otras recaídas.
La ignorante, tonta y errada medicina tradicional constata sólo que el cáncer
continúa creciendo y que se debe operar de nuevo.
TAC cerebral del 14.10.92 pocos días antes de la muerte del paciente.
Prácticamente se le durmió con la morfina. Siempre se oye decir: Ah, no se podía
hacer nada más.
Flecha izquierda: al final se ve el FH en el centro cortical motor (para la pierna
derecha) que ha causado la epilepsia.
Flecha derecha arriba: el FH un poco desviado hacia la derecha por falta de
espacio a la izquierda tiene que ver con el brazo y la pierna izquierda y está
entrando en solución.
Flecha central a la derecha: FH que entra “tímidamente” en solución para el
conflicto de rencor en el territorio.
Flecha de abajo a la derecha: gran FH de conflicto de miedo en la nuca que está
entrando en solución, correspondiente al miedo del cirujano, que quería operar y
ha operado el cerebro (todo lo que está detrás de la cornea se experimenta por el
paciente como posterior = miedo en la nuca).

El siguiente caso es el correlativo de este. El paciente que entonces tenía 19 años


durante ese tiempo se convirtió en un experto de ordenadores de la Telekom y
está en condiciones de mantener una conferencia sobre la Nueva Medicina. El
conflicto de este caso era casi idéntico al precedente: el paciente, como aprendiz
de Telekom, se cayó de un poste telefónico. También en este caso el conflicto
afectaba como segundo conflicto desencadenando una constelación
esquizofrénica. Los conflictos entraron en solución casi al mismo tiempo que los
del paciente del caso anterior, y fueron diagnosticados como “tumores cerebrales”.
Este paciente asistió a la conferencia de verificación de Gelsenkirchen el 18.5.92.
Pero los caminos de los dos jóvenes se habían separado ya antes, el primero,
padre de dos niños, acababa de ser operado del cerebro.
Imagen de arriba a la izquierda:
Flecha estrecha a la izquierda arriba: FH en fase PCL para elconflicto de miedo
con asco. Orgánicamente: hipoglucemia, células insulares alfa del páncreas que
producen glucagón. El paciente se niega y se disgusta con el pensamiento de caer
del palo.
Flecha de abajo a la izquierda: el denominado “tumor cerebral” en el área de
Broca. Un “tumor cerebral”, como se llamaba en el pasado, pero que obviamente
no lo es, es visible sólo en la fase PCL como reparación inofensiva del relé
afectado a causa de la acumulación de células de tejido conectivo glial. Aquí
vemos que estaba involucrada también la motricidad del brazo derecho. Cuando
un “tumor cerebral” tan grande se cicatriza espontáneamente, realmente no hace
falta operar. Sin embargo eso no significa que estas “obras” de preparación
edematosa a causa de su proceso expansivo, de la presión cerebral, de los
dolores de cabeza y de las crisis epilépticas no produzcan fuertes desajustes
temporales.
Y justo con este propósito nuestra medicina intensiva ofrece buenas posibilidades.
El 95-98% sobrevive incluso sin tratamiento intensivo. Y sólo pocos, en un
porcentaje pequeñísimo (cerca del 2-3%), son tan graves que mueren sin
tratamientos intensivos. Incluso con los cuidados intensivos parte de este 2-3%
muere, porque no somos dioses. En particular hay que temer las recaídas que
laceran de nuevo todas las cicatrices en la fase PCL final. Pero esto no es casi
nada frente a la mortalidad de las operaciones del cerebro, cercana al 100%.
Flecha de arriba a la derecha: FH todavía activo en el relé del centro cortical motor
para las dos piernas con el que se había aferrado al poste telefónico,
correspondiente a una parálisis parcial de los dos tipos. Había sufrido las crisis
epilépticas en el brazo derecho en el pasado, y después nuevamente con las
recaídas.
Imagen de al lado:
Flecha de arriba: FH referido al centro cortical motor (parálisis parcial de las dos
piernas). La flecha de más abajo, como cada flecha inferior en las imágenes
precedentes, indica un FH que afecta al lado corporal izquierdo “madre/niño”, la
flecha central indica el relé bronquial (FH en fase PCL).
El relé de los músculos de la pierna izquierda y el conflicto de miedo en la nuca
siempre han formado una triple vía para todas las prohibiciones de la madre. Esto
tenía que haber tenido una cierta importancia cuando él, desobedeciendo el
consejo explicito de la madre, quiso hacer un viaje con su novia. Con la crisis
epiléptica a la izquierda cerebralmente entró también en constelación
esquizofrénica cortical temporalmente por la duración del ataque epiléptico.

El paciente de diecinueve años del segundo caso tenía de hecho un “tumor


cerebral” muy grande, así parecía. Por eso al final su caso fue declarado no
operable con pronóstico nefasto. Sin radiación y sin quimio la muerte se produciría
en pocos días.
Hoy el paciente tiene todavía, obviamente, el “tumor”. Se trata de un espesamiento
de tejido glial inocuo como signo de una reparación sucedida en el relé.
Naturalmente seguidamente no se ve ya ningún edema, el relé no está hinchado.
Imágenes a la derecha y a la izquierda: el denominado “tumor cerebral” en
reparación algunos meses más tarde.

Estos casos muestran de un modo particularmente claro que los pacientes mueren
a causa de insensatas operaciones de cerebro. En nuestro ejemplo, el paciente
decidió no hacer nada, los conflictos estaban resueltos y no podían volver. Desde
el momento del DHS hizo falta casi medio año antes de que pudiese pasar del
aprendizaje (con escalas en los postes del teléfono) al nivel sucesivo (actividad de
oficina). Todos le habíamos recomendado insistentemente que no se volviese a
subir a ningún poste, ni siquiera por diversión. Ni tampoco que hiciera nada
parecido, por ejemplo en el techo de una casa. El paciente había comprendido.
Tras cinco años le llamaron de la aseguradora del trabajo:
-Médico: Señor X, ¿cómo está?
-Paciente: Buenos días, doctor, estoy bien. No tengo ninguna molestia, ninguna
crisis. Desde hace 4 años y medio estoy bien.
-Médico: ¿Sin embargo usted tiene un tumor cerebral?
-Paciente: Sí, pero a pesar de eso estoy estupendamente y en condiciones de
trabajar. Estoy de verdad bien.
-Médico: Si, pero usted no puede estar bien. De otra manera debería haberse
curado del tumor cerebral que sin embargo se ve todavía en las radiografías como
antes, aunque más pequeño.
-Paciente: Señor doctor, ¿qué quiere que le diga? Estoy realmente bien, no me
hace falta nada.
-Médico: No puede ser. Con un tumor cerebral se muere, tanto si se opera como si
no. Entonces, o se trataba de un tumor cerebral, con lo que debería estar muerto,
o no era un tumor cerebral, y por eso usted está vivo todavía.
-Paciente: Si doctor, pero yo estuve en la clínica para operarme, pero como no
había sangre... y entonces han dicho que no era operable porque habrían tenido
que extirparme la mitad del cerebro, y que ya no había nada que hacer, ni radio ni
quimio.
-Medico: Basta, usted no ha tenido ningún tumor cerebral, porque todavía está
vivo. Ahora tendremos que encontrar un nuevo diagnóstico, por ejemplo
“cavernoma cerebral benigno”.
-Paciente: Si usted lo cree, doctor, puede llamarlo como quiera, no me molesta.
¿Qué es un cavernoma cerebral benigno?
-Médico: Eso es totalmente indiferente, pero siendo benigno se explica porque no
ha muerto.
-Paciente sonriendo: Si, ciertamente, señor doctor, lo tomo en cuenta. No he
tenido jamás un tumor cerebral y no lo tengo ahora tampoco. Es una suerte que
usted no me haya operado.

Desde entonces el caso del paciente sigue con el diagnóstico de “cavernoma


benigno”.
Imagen de TAC cerebral igual a la anterior, pero con técnica fotográfica
modificada.
A causa de las recaídas el “tumor cerebral” en la fase PCL ha producido de nuevo
edema. Afortunadamente se ha tratado sólo de una breve recaída. Pero estas
recaídas son muy temibles, sobretodo si duran mucho.

Dos meses después de esta modificación oficial del diagnóstico póstumo el


padrino del paciente va a éste y le dice: “Querido Dirk, tu trabajas para la Telekom,
seguro que sabes como se monta una antena parabólica en el techo. Ya he
comprado todo, sólo tienes que montármela”.

El paciente se negó. Se le había dicho explícitamente, en base a la Nueva


Medicina, que podría hacer todo y que probablemente no tendría ningún otro
ataque epiléptico, pero que de ninguna manera, en el futuro próximo, debía
subirse a ningún sitio, pues de lo contrario tendría una recaída y nuevamente una
crisis epiléptica, según el cálculo hecho.
Sin embargo el padrino continuó insistiendo, interpretando como un despecho el
que el paciente no le quisiera hacer este favor. El paciente al final pensó: “Por una
vez no pasará nada, además, ya han pasado cinco años y no miraré hacia abajo, y
siempre puedo llevar un compañero que me ayude, no hace falta desilusionar al
padrino. Entonces, junto con un amigo, montó la antena en el techo del padrino.
Treinta horas después sucedió lo siguiente: tras sólo tres horas de sueño, hacia la
una de la madrugada, se fue en coche de vacaciones con la novia, a pesar de las
advertencias de la madre. Sin embargo sólo consiguió llegar al país vecino,
porque tuvo un ataque epiléptico tras la recaída del conflicto de caída del poste
telefónico. Perdió la consciencia y se dio contra un muro. Por lo tanto habíamos
“calculado” correctamente y el paciente lo sabía cuando, ya en el hospital, una vez
que le volvió la consciencia, reconstruyó lo acaecido. Había sido una prueba
ejemplar de su trasgresión.
El hecho de que habíamos indagado correctamente los conflictos fue confirmado
también un poco más tarde, cuando el joven con un videofilm ilustró a otra
paciente su caso y su recaída: ante la telecámara funcionando tuvo una crisis
epiléptica que comenzó con calambres del brazo derecho y de la pierna derecha.
Cuando al final de la crisis volvió en si mismo, sus primeras palabras fueron: “Ves,
A., ¿no es esta la prueba definitiva de que la Nueva Medicina tiene razón?”.

Este caso es muy interesante porque muestra como se puede superar sin grandes
problemas, tal y como debería ser, un “tumor cerebral inoperable” y aquello que no
se debe hacer, incluso después de cinco años. Es cierto que existe la posibilidad
de la denominada “de sensibilización del conflicto”, según el dicho “tras el
accidente, rápido al volante”. Pero eso sólo funciona en poquísimos casos
excepcionales. Por lo general tenemos el problema de que no se pueden evitar los
conflictos porque el paciente no consigue salir del ambiente en el que vive.
Por eso nosotros, los de la Nueva Medicina, somos muy prudentes también con
los pronósticos, aunque la mayor parte de los pacientes consiga sobrevivir. Y los
pronósticos sólo pueden ser buenos en la medida en la que el paciente ha
entendido realmente los mecanismos de la Nueva Medicina, y aun así...

10.11. Histología de los Focos de Hamer

El cerebro humano, al igual que el de los animales, se compone en un 10% de


células cerebrales (células nerviosas) y en un 90% de células gliales, el
denominado tejido conectivo cerebral. Los estudiosos están todavía en
desacuerdo sobre el origen y la formación de esta glia. Yo, por lo tanto, no quiero
ser más papista que el papa en este campo.
Es indiscutible el hecho de que la glia se compone de
a) macroglia (glia grande) y
b) microglia (glia pequeña).
La microglia, según se mantiene actualmente, está formada en la médula ósea y
sería muy afín a los monocitos (sino idéntica). En cualquier caso pertenece al
mesodermo. En el pasado se sostenía que se originaba en la pia madre, la
membrana de tejido conector que se encuentra directamente en contacto con el
cerebro. Pero también en este caso la microglia sería de origen mesodermico.
La macroglia se compone de astrocitos y oligodendrocitos. Los astrocitos forman
preferentemente las cicatrices en el cerebro, mientras que los oligodendrocitos
ejercitan en el cerebro la función de la denominada vaina de Schwann, es decir,
cubren y aíslan las células nerviosas. Pero en la práctica no es tan fácil distinguir
estas funciones como en la teoría. De esto hablaremos todavía más
detalladamente. En cualquier caso es interesante el hecho de que la macroglia y la
microglia interaccionen estrechamente entre ellas, donde la microglia es móvil (por
lo menos al comienzo) y la macroglia prolifera en su punto de origen. Por este
motivo hay investigadores que sostienen que toda la glia es de origen
mesodérmico, mientras que la mayoría está convencida de que la macroglia es
ectodérmica, derivando de la fosa neural.
Lo primero de todo hace falta tener bien claro que las células cerebrales y
nerviosas, tras el nacimiento, ya no pueden ni dividirse ni multiplicarse. Por lo
tanto por definición no pueden existir tumores cerebrales en el sentido de
carcinomas. Lo único que se puede reproducir es el tejido glial. Se puede por lo
tanto hablar sólo de cicatrices de tejido conectivo cerebral o de queloide glial.

E incluso esta descripción, que actualmente considero la mejor, es verdadera sólo


a medias, porque en el cerebro hay varios tipos de cicatrices y todas sus posibles
combinaciones. A pesar de eso todas son Focos de Hamer.
Puse la pregunta al neurohispatólogo de Erlangen, para saber como, según él, se
llega a tener un Foco de Hamer. Me dio la siguiente explicación: con una
alteración de una zona cerebral, para usar su lenguaje, con un “tumor cerebral, se
llega por cualquier motivo, y según una expresión copiada del francés, a un
denominado “crecimiento perineuronal”, es decir, a una consolidación entorno a
las céuluas nerviosas cerebrales. Si se imaginan las células nerviosas
individualmente como pequeñas baterías, entonces por medio de un determinado
proceso un gran número de estas baterías perdería la carga y deberían por lo
tanto ser aisladas con tejido glial. Análogamente se puede imaginar una estructura
enorme cuadriculada cuyos espacios intermedios se hubiesen llenado con material
sólido, por ejemplo savia, vidrio o algo parecido. Esta consistencia “más sólida”,
que llamamos “foco hiperdenso” se origina por una acumulación de glia. Un foco
así hiperdenso, normalmente, está mejor irrigado de sangre, así como las
cicatrices, sobretodo los queloides del cuerpo. Estos focos hiperdensos
concentran en general el medio de contraste también mejor. Esta es la explicación
de que normalmente corra más sangre con medio de contraste por unidad de
tiempo.
Querido lector, inmediatamente preguntarás: ¿entonces es posible que, en
principio, todo sea realmente igual, ataque apopléjico, hemorragia cerebral, quiste
cerebral, tumor cerebral, meningeoma, focos o áreas hiperdensas (con mayor
densidad) o hipodensas (con densidad reducida) y muchas hinchazones
cerebrales poco claras de tipo diverso?
Respuesta: excepto pocas excepciones, si. Naturalmente hay hematomas
subdurales y epidurales, relativamente muy raros causados por caídas
(hemorragias entre la dura madre y aracnoide o entre la caja craneal y la meninge
dura), naturalmente existen las menigitis (inflamación de las meninges) y las
encefalitis, por ejemplo tras heridas y operaciones, y también existen
ocasionalmente, hemorragias abundantes en el cerebro. Pero prescindiendo de
estas excepciones, que entre todas llegan lo máximo al 1%, todas las otras
alteraciones del cerebro son Focos de Hamer o alteraciones en diferentes
estadios evolutivos, en varias localizaciones y durante o tras una diferente
duración del conflicto.
Paciente de 59 años de la clínica universitaria de Viena que en estado de
inconsciencia, con vagotonía en todo el cuerpo, fue anestesiada y sometida a
TAC. Se veía un gran hematoma subdural derecho (línea, flecha), es decir, un
hematoma entre la dura madre y el hueso craneal. Los colegas supieron por los
parientes que la paciente se había caído en su apartamento golpeándose en el
lado derecho del cráneo. El motivo de la caída fue el siguiente: la paciente tenía
un gran edema en la zona parietal periinsular derecha, correspondiente a la fase
PCL tras un conflicto de territorio, es decir, un infarto cardíaco izquierdo desde el
lado cerebral derecho. Al mismo tiempo, sin embargo, el lado izquierdo muestra
también un edema más pequeño, correspondiente a un conflicto sexual resuelto y
a un conflicto de susto improviso con carcinoma del cuello del útero y carcinoma
de la laringe. Seguidamente se dijo que la paciente había sufrido un infarto
cardíaco durante la caída y por eso se le ingresó. Dado que los colegas no saben
nada de infarto cardíaco y de correlaciones en el cerebro, fácilmente se confunden
causa y consecuencia.
Se miráis atentamente la imagen, podréis ver todavía toda una serie de
configuraciones concéntricas en parte activas (rodeadas de pequeñas flechas), en
parte apenas entradas en solución, localizadas a la izquierda arriba y a la derecha
parieto-occipitalmente o un Foco de Hamer en solución, que ya no es reconocible
por el edema, sino sólo por el proceso expansivo, es decir, tiene que ser más
antiguo. Por desgracia no he podido saber los hechos anteriores más cercanos,
pero una persona fascinada por la Nueva Medicina no puede estar en paz hasta
que no ha encontrado el conflicto activo o resuelto correspondiente a cada FH.

Seguidamente intentaremos dar una breve panorámica de los diferentes tipos que
existen de Foco de Hamer, por lo menos de los más importantes en general. Esta
visión general no tiene pretensiones de ser exhaustiva.

10.11.1. El denominado “tumor cerebral” (en realidad un Foco de Hamer)

Es ese tejido inocuo que es extirpado del cerebro a miles de personas en todo el
mundo que tiene una consistencia más densa y una mayor capacidad de
colorearse con los medios de contrasto. Las dos características dependen del
mismo proceso por el que el tejido conector glial ha crecido alrededor del área
alterada del foco de Hamer y ha reparado “el aislamiento eléctrico”, es decir, lo ha
reforzado. Numerosas personas, que han tenido la suerte de que no se les
descubriera jamás este tejido falsamente interpretado como tumor cerebral, lo
tienen por decenas de años sin darse cuenta o experimentando solamente
limitadas molestias cerebrales.
Este Foco de Hamer, que aparece como una mancha o una zona blanco más o
menos grande en la TAC y corresponde a una masa de células gliales
concentradas en ese punto, en una zona cerebral ya alterada, representa el final
de la reparación, cuando ya no hay ningún edema ni intra ni perifocal. Representa
simplemente una cicatriz irrigada de sangre mejor que el área a su alrededor, pero
se distingue de las otras cicatrices del cuerpo por el hecho de que continúa la
retícula de las células nerviosas cerebrales. Este es también el motivo secreto por
el que la primera zona enferma del cuerpo, es decir, el punto del precedente
cáncer del órgano, tras la curación, continúa existiendo tranquilamente e incluso
puede retomar y desarrollar las funciones que tenía en el pasado. El relé del
“computer” cerebro se “remienda” con glia y se repara. A la luz de estos
conocimientos podemos entender también porqué la recaída de un conflicto tiene
consecuencias tan devastantes, aunque también están coenvueltos otros
componentes.
Cuando hablamos de Foco de Hamer en fase de reparación, que en la medicina
ortodoxa se llama siempre “tumor cerebral” por ignorancia de las verdaderas
correlaciones, naturalmente tenemos que tener siempre bien claros los siguientes
hechos:
a) A cada Foco de Hamer en fase PCL le corresponde en la fase precedente de
conflicto activo un FH con configuración concéntrica de márgenes nítidos en el
mismo punto, que en la mayoría de los casos no se notaba porque en este
estado todavía no había producido síntomas vistosos o porque, por ejemplo, se
pasaban por alto las pequeñas parálisis motoras o sensoriales o el paciente no
se quejaba.
b) Todos los Focos de Hamer, tantos en fase de conflicto activo con típicas
configuraciones concéntricas con márgenes nítidos, como en fase de
reparación con su edema más o menos grande y mayor coloración, con todos
los síntomas en los niveles psíquico, cerebral y orgánico son siempre procesos
lógicos en el sentido de “programas especiales, biológicos y sensatos” (EBS).
No es una contradicción el hecho de que los focos en la fase PCL se “reparen”.

10.11.2. El denominado “ataque cerebral” (apopléjico)

Queridos lectores, aquí podréis ver lo difícil que se ha vuelto la nomenclatura, es


decir, la correcta definición de los conceptos. Incluso la medicina oficial, durante
este tiempo, se da cuenta que muchos de sus diagnósticos se superponen o son
idénticos a otros diagnósticos, y en parte se han demostrado insensatos. Otra
dificultad está en el hecho de traducir los denominados diagnósticos precedentes
a la correcta lengua de la Nueva Medicina, donde casi siempre éstas
corresponden sólo a una fase de un programa especial, biológico y sensato de la
naturaleza (EBS). Por eso no os preocupéis si no conseguís entenderlo todo
inmediatamente. Me esforzaré por presentar la cuestión del modo más fácil
posible.
En el pasado en nuestros test hemos hecho una distinción entre el denominado
“ataque apopléjico blanco” y el “ataque apopléjico rojo”.
El ataque cerebral (simpaticotónico) blanco o rojo era una parálisis motora o
sensorial o las dos a la vez. También se podría haber llamado “esclerosis
múltiple”. Simplemente es la fase de conflicto activo (fase CA) de un programa
especial, biológico y sensato de la naturaleza.
Un ataque apopléjico blanco, que experimentamos no tan raramente, aunque no
difusamente, puede desaparecer tan rápidamente como se ha producido, siempre
que el conflicto se resuelva también inmediatamente.
Para los componentes motores es obligatoria la crisis epiléptica en la fase de
reparación, aunque esta, si se manifiesta de noche, puede pasar inadvertida.
Para los componentes sensoriales, la crisis epiléptica consiste obligatoriamente en
el desmayo. Pero esta es obviamente todavía menos visible si se produce de
noche. En el pasado hemos hablado gustosamente de “ataque apopléjico” cuando
se notaban las parálisis, en particular las motoras de la cara (nervio facial), en las
que una mitad de la cara “se cae”, la boca se tuerce hacia la parte no paralizada.
La parálisis a nivel orgánico se encuentra, sustancialmente, en el lado opuesto del
Foco de Hamer en el cerebro. Si por ejemplo el paciente tiene una parálisis motora
de la mitad izquierda de la cara ( nervio facial), el FH está situado en el centro
motor (giro precentral) del lado cerebral derecho. La boca se tuerce entonces
hacia la derecha, a lado no paralizado, mientras que el ángulo de la boca “pende”,
es decir, ya no está inervado.
Sin embargo además del control del neoencéfalo los denominados ciez nervios
craneales tienen todavía viejos núcleos (lugares de origen) en el tronco. En el
caso del nervio facial se inerva hoy, igual que entonces, la denominada
musculatura lisa. Esta es la antigua musculatura involuntaria, por ejemplo, del
intestino, cuya peristalsis es involuntaria.

Estos núcleos de los nervios craneales en el tronco no se cruzan a nivel orgánico.


Tenemos que imaginar que toda la boca, con la nariz, el oído medio y la trompa de
Eustaquio, originariamente formaban parte del intestino. También existía una
“función sensorial antigua”, no sólo la sensibilidad profunda directa del cerebelo de
nuestro derma (corion) y de la franja de las mamas, in particular de las glándulas
mamarias femeninas en los seres humanos, que tenía su origen justo en el tronco
cerebral superior y era responsable del hecho que en la laringe, en origen utilizada
al mismo tiempo para tomar el alimento y expulsar los excrementos, los diferentes
compuestos se encaminaran en la dirección correcta o se estableciese a qué
resultaban pertinentes.
Volviendo al denominado “ataque apopléjico rojo”, también llamado ataque
isquemico o ictus cerebrovascular, éste es la fase de reparación de un Foco de
Hamer, que se encuentra siempre controlateralmente en el lado opuesto respecto
a la parálisis motora o sensorial.
Aquí el asunto es un poco más difícil por cuanto las parálisis tanto motoras como
sensoriales pueden estar causadas también por un “edema desbordado”, por lo
tanto no tiene porque haberse producido antes un conflicto (de separación) motor
o sensorial. Si se puede realizar una TAC cerebral, se consigue tranquilizar a los
parientes y a sí mismo, incluso cuando el paciente se encuentra en el denominado
coma cerebral, que a menudo tiene un significado análogo al del desmayo en la
crisis epiléptica. A menudo es preferible no “hacer nada” mas que intentar
despertar a toda costa al paciente de su “coma”. De hecho la crisis epiléptica del
desmayo desaparece espontáneamente.
Sin embargo hay que disponer, como hemos dicho, de una TAC cerebral. El temor
de que pueda haber una hemorragia cerebral no se confirma casi nunca. En la
práctica se trata siempre de un edema del Foco de Hamer que se hincha en la
fase de reparación.

Si por ejemplo el paciente tiene un infarto cardíaco izquierdo con un gran edema
cerebral a la derecha periinsularmente, entonces el gran edema puede comprimir
las zonas circunstantes corticales motoras y sensoriales empujándolas hacia
arriba y causando temporalmente una parálisis en la mitad corporal opuesta. Por
este motivo un infarto cardíaco a menudo se interpreta mal como ataque
apopléjico y viceversa, según de que sintomática se presente. A menudo se
imagina también que el paciente tiene un ataque apopléjico rojo a causa de su
infarto, lo que no tiene ningún sentido.
Atención: hasta que no se tiene conocimiento de los tiempos de evolución del
conflicto o de los conflictos, subsiste el riesgo de valorar mal si el edema ya ha
alcanzado el punto máximo y todavía tiene que crecer. Tampoco un desmayo
prolongado es motivo suficiente para desesperarse, cuando se está en posición de
valorar la evolución gracias al conocimiento del conflicto. Sin embargo hay que
pensar en las recaídas conflictivas que puede hacer que el edema se incremente
gradualmente. En la mayor parte los pacientes no están tan comatosos que no
puedan oír las palabras que se les dicen y entenderlas. Cuidado por lo tanto.

10.11.3. El Foco de Hamer en la fase de reparación

Con la excepción de las parálisis, los procesos cerebrales relativos a una


enfermedad cancerosa se notan en general sólo en la fase PCL, la fase de
reparación. Esto no nos debe asombrar, porque sólo en este estadio se forma el
edema de reparación y por lo tanto se tiene un denominado “proceso expansivo”.
Y justo esta exigencia de espacio ha sido hasta ahora malinterpretada como signo
tumoral, se trata de un tumor son el significado originario de hinchazón, pero no en
el sentido de carcinoma o de las denominadas “metástasis” (que no existen).
Sobretodo el edema intra y perifocal del Foco de Hamer en la fase de reparación
es de tipo pasajero. De hecho si observamos el Foco de Hamer al final de la fase
de reparación, constatamos que no hay más modificaciones especiales.
Ahora quedan sólo los intersticios entre las células cerebrales llenas de glia y
visiblemente se retoma la función (eléctrica) que había sido defectuosa a causa de
la simpaticotonía mientras que duró el conflicto. Todo agrandamiento cerebral se
deshincha de nuevo.

Además se ve la particularidad de que los adenocarcinomas directos del


paleoencéfalo crecen notiramente en la fase simpaticotónica de conflicto activo, y
precisamente por un verdadero crecimiento celular, pero que la hinchazón del
Foco de Hamer aparece sólo en la fase PCL, de reparación, y por lo tanto es
temporal. Lo único difícil de entender es la multiplicación real celular del tejido
conector cerebral, que sustancialmente se comporta como un sarcoma.
También el sarcoma, es decir, un crecimiento de tejido conector inocuo y sensato
que se produce en la fase de reparación, tiene una proliferación celular verdadera.
Sin embargo el crecimiento del tejido conector tiene la función de reparar una
herida mecánica, un defecto, una fractura ósea, etc., produciendo callo o una
cicatriz de tejido conector, por lo tanto en general colma una falta de sustancia y
por consiguiente retoma la funcionalidad (por ej. en la fractura ósea). Por el
contrario las células de glia con la “croissance perineuronal” en el Foco de Hamer
del cerebro llenan solamente los espacios del retículo entre las células cerebrales
para restituir las células cerebrales todavía presentes como antes la capacidad de
desarrollar su función (por ejemplo respecto al aislamiento intercelular).
Después de cada solución de conflicto la sucesiva fase PCL o fase de reparación
es siempre la “fase del mesodermo”. En ella se repara todo lo posible,
encapsulado a nivel orgánico, cicatrizado, etc., siempre con formación de edema,
como en el caso del derrame pleurico tras un mesotelioma pleurico, derrame
pericárdico tras un mesotelioma del pericárdio, ascitis tras un mesotelioma
peritoneal, recalcificación callosa tras una osteolisis ósea (véase leucemia).
Aunque en principio todo edema cerebral se hinche de nuevo, porque en sustancia
es de tipo temporal como cualquier edema corporal, el paciente sin embargo
puede morir por la presión cerebral antes de que este se reduzca nuevamente.
En base a la experiencia acumulada hasta aquí con la Nueva Medicina
conocemos principalmente las siguientes seis posibilidades de complicación con
peligro letal en la fase de reparación:
1. Una duración demasiado larga del conflicto o una intensidad excesiva del
conflicto relativo.
2. La suma de más edemas perifocales al mismo tiempo con Foco de Hamer en
de varias enfermedades cancerosas en reparación al mismo tiempo.
3. La ubicación especialmente desfavorable del Foco de Hamer y del edema
perifocal en la fase de reparación, por ejemplo cerca del centro de la
respiración en la médula alargada o del centro del ritmo cardíaco en la zona
cortical periinsular derecha e izquierda.
4. La compresión de los canales del líquido cerebroespinal, en particular del
acueducto. Se llega a un estancamiento del líquido y a un hidrocéfalo interno,
es decir, los ventrículos llenos de líquido se dilatan comprimiendo el tejido
cerebral a su alrededor. De esto se produce una presión cerebral.
5. Las repetidas recaídas conflictivas, donde siempre se intercambian actividad
conflictiva y fase de solución con edema intra y perifocal, pueden volverse
particularmente significativas si el Foco de Hamer se encuentra en el tronco
cerebral y conducir a manifestaciones de fatiga de las conexiones de las
células cerebrales. A causa de eso todo el área puede lacerarse
repentinamente. Su eso sucede en el tronco cerebral, puede producirse la
muerte instantánea.
6. En la práctica un mecanismo tan simple como lleno de consecuencias juega
un rol muy importante: se entiende que el paciente por los síntomas de la fase
de reparación como la denominada “insuficiencia circulatoria” por vagotonía,
ascitis, tensión del periostio, anemia residual, leucemia, trombopenia residual
en la fase de reparación, que aparece con la recalcificación tras la osteólisis
ósea o también carcinofobia o miedo de las metástasis con fuerte motivo
(DHS), puede siempre caer en el pánico y sufrir un conflicto central con miedo
a la muerte. Desgraciadamente demasiado a menudo es suficiente una
palabra equivocada dicha por otra persona, por ejemplo por un médico, que el
paciente considera competente, para echarlo en el más profundo abismo de
desesperación y pánico, del que difícilmente podrá sacarlo otra persona, y
mucho menos él solo. Esta complicación es muy frecuente y grave, a menudo
inútil y puede hacer entrar al paciente en un “círculo vicioso” (véase el capítulo
correspondiente).

Normalmente el edema intra y perifocal es el signo de la reparación. Esto es cierto


también cuando el Foco de Hamer, gracias a una limitada duración conflictiva, a
una reducida intensidad conflictiva o por motivos de reacción individual, no se
puede delimitar claramente. Se nota una hinchazón local, como sucede
frecuentemente, por ejemplo, tras la solución de desvaloración de sí generalizada
(normalmente en niños) en la médula cerebral.

10.11.4. Laceración del Foco de Hamer a causa del edema intrafocal

Un tipo frecuente de supuesto “tumor cerebral” es el quiste, una especie de esfera


cava que se llena de líquido y se hace visible en la TAC cerebral como anillo más
claro. Normalmente este quiste está revestido de glia y de tejido conector normal.
A menudo en este quiste se verifican incluso pequeñas hemorragias de los
pequeños vasos sanguíneos del borde de la cicatriz. Este fenómeno lleva a una
serie de diagnósticos errados, y hasta ahora nos se había sido nunca capaz de
explicarlo. Cuando los médicos consiguen individuar el quiste, lo extirpan como
“tumor cerebral”, con una intervención del todo insensata. Con la pequeña serie
siguiente quiero demostraros como se originan estos quistes. En los conflictos de
larga duración, que han afectado a un paciente casi en un cierto aspecto o
contenido conflictivo, y como consecuencia han causado una alteración duradera
sólo en un determinado punto del cerebro, durante la fase PCL el tejido cerebral
puede lacerarse por la presión que se produce por la expansión del edema
intrafocal. De esto resulta un quiste lleno de líquido que al principio se vuelve cada
vez más grande, seguidamente se reduce, pero en general no desaparece del
todo, porque durante ese tiempo se recubre interiormente de tejido conector
consolidándose así. Seccionado, como hemos dicho, el quiste aparece como una
forma en anillo o, si se hace de modo tangencial, como una zona blanca, redonda,
más o menos grande.
En el caso de este paciente, al que pertenecen también las siguientes imágenes,
nos hemos encontrado en la circunstancia “afortunada” de una TAC cerebral
realizada cuando su cáncer todavía no había sido descubierto.
Estas imágenes fueron producidas en la fase CA, en el momento culminante de su
conflicto. Entonces (1982) las imágenes de TAC no eran todavía tan buenas
técnicamente como las que se puede obtener hoy con los modernos aparatos.
Pero si se mira con atención (flecha) se puede reconocer claramente la pequeña
configuración concéntrica con bordes nítidos en la médula cerebral izquierda (para
la cabeza del húmero derecho).
06.06.83

Estas fotografías fueron hechas 4 meses después de la mostrada anteriormente,


es decir, 5 semanas tras la solución del conflicto. En la imagen inferior de
neoencéfalo se ven claramente los dos Focos de Hamer en la médula cerebral a la
izquierda, que comienzan a lacerarse en el interior a causa del edema intrafoca.
En la imagen de arriba se ve el FH en el tronco cerebral que se vuelve cada vez
más nítido en la foto siguiente. El acueducto está todavía bien abierto, es decir, el
flujo de líquido cerebroespinal no está obstaculizado.

05.10.83

05.10.83
Los FH a la izquierda en la imagen están arrugados y seguidamente están como
“bombeados” a causa del edema intrafocal. Los tres pequeños FH originarios
ahora son grandes “anillos”, es decir, quistes. Vemos un proceso análogo en las
imágenes del tronco cerebral (puente) y cerebelo.

10.10.83

24.11.83
En la última fotografía relativa a este caso vemos a la izquierda corticalmente en el
neoencéfalo, cerca de la línea mediana de la vuelta craneal, una gran estructura
anular, hinchada de edema y coloreada de blanco en el centro motor para el brazo
derecho, que en este momento de la fase PCL estaba todavía paralizado con más
fuerza que antes, lo que sucede regularmente gracias a la expansión edemática.
Por eso decimos a todos los pacientes con parálisis motra que la parálisis de
hecho se vuelve todavía peor tras la solución del conflicto (CL) para después
comenzar a mejorar nuevamente tras la crisis epiléptica (ataque de calambres),
que de hecho este paciente sufrió poco tiempo después. Dicho con más precisión,
de hecho mejoraría ya desde el principio de la fase de reparación, lo que sin
embargo se compensa con el edema de tal forma que clínicamente, por efecto
añadido, resulta de ello un empeoramiento.

Para el paciente el conflicto de base con DHS consistía en el hecho de que la


autoridad comunal en una dramática reunión del consejo le habían negado al
paciente, que poseía una gran empresa de autobuses, el permiso de levantar una
nave en un terreno de su propiedad. El paciente vivió esta decisión como una
desvaloración ofensiva de sí mismo. Sintió que sus méritos no se apreciaban en el
ayuntamiento.

Querido lector, con las imágenes presentes me gustaría mostraros como en el


cerebro pueden existir muchas diferentes formaciones de Foco de Hamer,
temporalmente o también por un período prolongado. Deberíais reflexionar sobre
mi afirmación de que todos estos Focos de Hamer en principio son una única y
misma cosa, solamente se encuentran en estadios de evolución diferente y
naturalmente en distinta ubicación, pero que también hay distintos modos de
reacción individual. Igual que en el pasado tras la vacunación antivírica de un niño
notábamos una violenta reacción queloide de cicatrización mientras que en otro
niño el punto de vacunación apenas se reconocía, así en el cerebro nuestra
reacción de cicatrización glial es totalmente diferente según el modo de reaccionar
de cada individuo. Sin embargo hay que distinguir la reacción pesada, a menudo
violenta, en el órgano y en el cerebro a causa de un conflicto especialmente
intenso o de larga duración.

Ni mucho menos quiero comportarme como si lo supiese todo. Sólo seguidamente


nos damos cuenta de lo poco que, en efecto, se sabía cuando creíamos que
sabíamos algo. Estamos todos aprendiendo todavía y no tenemos ningún motivo
para permanecer en el pasado.
Entre las primeras cosas que tenemos que aprender está el hecho de
acostumbrarnos a escuchar lo que dice el paciente. Demasiadas veces hemos
visto a dónde nos llevan las “doctrinas” o los dogmas filosóficos, psicológicos,
tológicos o sociológicos con los que estábamos convencidos que era útil “tratar” a
los pacientes.
Eso ha llevado a analizar el ser humano en base a los esquemas: por ejemplo, en
base a la presión sanguínea, sin que el médico se haya interesado en saber si el
paciente estaba en simpaticotonía, con los vasos sanguíneos estrechados y
suficiente presión, o en vagotonía, considerada como una caída de presión o una
disfunción de la circulación. Así se hacía con todos los diagnósticos, también con
los psíquicos. Lo particularmente difícil respecto a los Focos de Hamer es eso que
he hecho vemos por todos lados en medicina: cada valor que medimos es el valor
de un segundo, eventualmente de un minuto o de una hora, es decir, un instante.
Mientras la analizamos, la situación ya ha cambiado. Por ejemplo una recaída del
conflicto de desvaloración de sí mismo, en media hora puede producir, como yo
mismo he experimentado, una reducción de los trombocitos de 85.000 a 8.000
(medidos varias veces en la clínica universitaria de Colonia). Se querría considerar
estas modificaciones extremas de los valores de laboratorio como errores de
valoración. Pero cuando se sabe que el paciente leucémico de siete años en esta
media hora ha sufrido una evidente recaída de DHS, se sabe como encuadrar la
improvisa depresión de los trombocitos. Con esto quiero decir que la persona
sigue viviendo, respirando, pensando y sintiendo mientras que la visitamos y nos
entretenemos con ella. Ya me ha sucedido cientos de veces que le paciente
viniese a la consulta o a hablar conmigo con las manos frías y se fuese con las
manos calentísimas. ¿Qué había sucedido? Durante la consulta el paciente había
tenido una conflictolisis. En este caso podemos incluso ver instantáneamente que
ha sucedido en el cerebro. El edema crece rápidamente dentro y alrededor del
Foco de Hamer provocando en este área el denominado “proceso expansivo”. E
incluso de una media hora a otra podemos ver claramente el inicio de esta
transformación en el cerebro.
Una paciente, que no había tenido jamás en su vida convulsiones, durante la
conflcitolisis, es decir, en el transcurso de la consulta en mi estudio, tuvo una crisis
convulsiva, incluido incluso un “status epilepticus” que (a consecuencia del
tratamiento no apropiado en la clínica de Bremen, en la que me vi obligado a
ingresarla) le causó finalmente la muerte.
Incidentes parecidos normalmente suceden sólo si la ignorancia induce a un
tratamiento totalmente insensato (en este caso con irradiaciones de cobalto en el
cerebro contra las supuestas “metástasis cerebrales”).
Si vosotros, queridos lectores, hubieseis leído un único capítulo de todo el libro,
deberíais entender en cualquier caso, habiéndolo leído con atención, que intento
comunicaros.
Os he presentado uno tras otro todos los tipos de Foco de Hamer, tanto con
actividad conflictual como con conflicto resuelto, en la fase de reparación y tras la
fase de reparación. Para vosotros es más fácil que para mí, porque podréis
comprender en un día lo que yo he tenido que elaborar fatigosamente durante
años mientras me ponían todas las trabas posibles.Deseo que entendáis que
todos los focos, si bien de aspecto diferente, siguen el mismo modelo y en
sustancia no difieren, sino en las diferentes manchas negras y blancas,
configuraciones concéntricas y expansivas, son solamente estadios evolutivos o
grados de intensidad diferentes de los conflictos biológicos de nuestra alma
materializados, y por lo tanto se vuelven visibles.
Con algunos ejemplos he intentado explicaros como hay que recomponer el
mosaico en cada caso. Creedme, es muy gratificante cuando al final se consigue
ayudar tanto a una persona de este modo.
Por eso he recogido un número relativamente grande de casos, en lo posible de
cada localización de cáncer, de modo que podáis constatar siempre que en
principio cada caso es original bajo el aspecto humano y psíquico, que no obstante
todos siguen un sistema bien definido, y que no hay otro tan lógico en toda la
medicina. Siempre tenéis que considerar de modo sinóptico psique-cerebro-
órgano, cada uno por separado, pero siempre teniendo en cuenta al mismo tiempo
también los otros niveles.
Quizás despacito comenzaréis a entender también lo que entiendo cuando hablo
de un sistema supradeterminado a propósito de la LEY FÉRREA DEL CÁNCER.
Los Focos de Hamer en principio no serían necesarios. Esto funciona también sin
Focos de Hamer o sólo con la promesa tácita de que existen. Porque puedo
establecer si el paciente se encuentra en fase de solución del conflicto o no
cuando le doy la mano para saludarlo. Pero seríamos tontos si dejásemos escapar
una oportunidad tan buena de diagnóstico. Dado que en nuestra medicina actual
la psique tiene la mala reputación de ser intocable y entonces extraña en la
verificación científica, hay que, literalmente, meter los Focos de Hamer bajo la
nariz de los escépticos para que se despierten finalmente y no sigan dando un fin
tan miserable a los pacientes.

10.12. Una palabra para la técnica fotográfica: TAC cerebral o RM


(resonancia magnética)

A todos los pacientes les aconsejamos que lo primero de todo se hagan una TAC
cerebral estándar o tomograma computerizado cerebral sin medio de contraste.
Estándar significa que se trata de las habituales secciones que están paralelas a
la base del cráneo.
La investigación “sin medio de contraste” tiene las siguientes ventajas:
1. El paciente recibe sólo la mitad de la dosis de rayos X (que en cualquier caso
es reducida).
2. Sin medio de contraste no se producen alergias y ningún denominado shock
anafilactico, por lo tanto ningún tipo de percance. Llamamos a un método así
“no invasivo”, es decir, no pesado.
3. El paciente está relativamente seguro de no encontrarse de repente frente a la
cara seria de un radiólogo que le dice que su cerebro está lleno de
“metástasis” o de “tumores cerebrales”. Las acumulaciones inocuas de glia,
que los neurorradiólogos o los neurocirujanos llaman dogmáticamente
“tumores malignos”, se colorean muchísimo con el medio de contraste.

Muchos radiólogos se enfurecen si se consiente hacer exámenes sin “medio de


contraste”, porque su contingente de enfermos o de pacientes se reduce y por lo
tanto también la utilización de las clínicas neuroquirúrjicas. Sobretodo: las
posibilidades de sobrevivir tras una operación cerebral son muy reducidas. Por
eso mis queridos lectores, no deberéis consentir jamás que os hagan cuatro cosas
que normalmente ningún médico dejaría que le hicieran a él mismo:
1. Operaciones cerebrales o drenajes cerebrales (shunts), trepanaciones
estereotácticas, etc...
2. Veneno químico de cualquier forma y dosis.
3. Rayos X e irradiaciones de cobalto de cualquier forma, por ejemplo de los
huesos o del cerebro.
4. Morfina y todas las sustancias de síntesis parecida a la morfina (sulfato de
morfina, buprenorfina, clorhidrato de tramadolo, etc...).

La resonancia magnética (RM) no es del todo adaptada para la diagnosis del


cerebro por cuanto no permite ver las configuraciones concéntricas de conflicto
activo. Sólo cuando estas configuraciones concéntricas están activas mucho
tiempo las vemos también en la RM, pero siempre peor que en la TAC normal.
Esto que gusta naturalmente es el hecho de que con la RM se pueden hacer
secciones de cada nivel deseado, lo que puede ser de ayuda algunas veces en la
fase de reparación, es decir, en un “proceso expansivo”. Sin embargo es un tipo
de examen muy largo (más de media hora) y a menudo los pacientes caen en el
pánico y la claustrofobia a causa del tubo en el que se les mete y el ruido
ensordecedor que acompaña al examen. Por lo tanto este examen no está
adaptado a los niños.
Por el contrario la TAC cerebral normal sin líquido de contraste dura unos cuatro
minutos.
Por lo demás todavía no está claro si la RM realmente sea tan inocua como se da
por hecho. Probablemente las vibraciones de resonancia magnética son
biológicamente más dañinas que los rayos X de la TAC.
En la RM se ven mal los cercos concéntricos en la fase de conflicto, activo porque
la resonancia magnética reacciona principalmente a moléculas de agua. En la fase
PCL se pueden ver muy claramente los desplazamientos espaciales, pero al
observador le parecen mucho más dramáticos de lo que son realmente, sobretodo
si usa el medio de contraste. Además molesta el hecho de que el investigador
puede cambiar siempre las coloraciones (negro y blanco) así que para nosotros,
que queremos ofrecer imágenes comprensibles al paciente, resulta difícil
familiarizar al paciente con las técnicas de examen. Al final el paciente no entiende
nada; a menudo sucede que cree que ve en la RM un enorme tumor que en una
TAC normal sería casi inexistente.
Se puede decir por lo tanto que la RM a menudo deforma la realidad y así puede
hacer caer en el pánico al paciente y es útil sólo en casos particulares (por
ejemplo en los exámenes de hipófisis y parecidos).

10.13. Intervenciones quirúrgicas e irradiaciones del cerebro

Las operaciones cerebrales son particularmente peligrosas por cuanto los


afectados que ya tienen un conflicto activo, por ejemplo en la corteza cerebral (lo
que hemos aprendido bien a conocer con los soldados heridos en la cabeza), a
causa de la cicatriz de la operación reaccionan como si tuviesen dos conflictos
activos en la corteza cerebral y se meten instantáneamente en constelación
esquizofrénica. Gran parte de los afectados no consigue salir de ello o sólo con
gran fatiga. De hecho con la intervención del cerebro, ya durante la biopsia para el
agoaspirador, el cerebro se hiere de tal manera que no oscila más en su ritmo de
base. La diferencia entre un Foco de Hamer reparado y una cicatriz postoperatoria
del cerebro consiste en el hecho de que en el primer caso el cerebro tras la
reparación vuelve a oscilar en el ritmo de base como antes, mientras que en el
caso de una operación del cerebro ya no podrá hacerlo en toda su vida. Por lo
demás el agoaspirador no es otra cosa que una tremenda insensatez: tras la
reparación del cerebro existe sólo glia, y entonces no hace falta ninguna histología
para confirmar por enésima vez lo que es obvio.

10.14. De la entrevista del Dr. Hammer con el Prof. Dr. P. Pfitzer, catedrático
de patología y citopatología, decano de la facultad de medicina de la
Universidad de Düsseldorf

Entrevista autorizada del 13-7-1989 en Düsseldorf:

Dr. Hamer: Profesor Pfitzer, usted se ha prestado amigablemente a discutir, como


citopatólogo y actual decano de la facultad de medicina de la Universidad de
Düsseldorf, sobre el “Sistema ontogenético de los tumores” (y de las
enfermedades oncoequivalentes). Su especialización tiene abarca la
histopatología y la citopatología (patología de la célula y de los tejidos). Supongo
que al mismo tiempo es también biólogo.
Prof. Pfitzer: Sí, biólogo y médico.
Dr. Hamer: El “Sistema ontogenético de los tumores” dice entre otras cosas que
en los mismo sórganos del cuerpo humano y animal siempre se encuentra el
mismo tipo histológico de tejido, ¿lo confirma usted?
PROF. PFITZER: En principio si, naturalmente, con pocas excepciones, como la
distopia de tejido, la denominada “diseminación de células estaminales” o
endometriosis. Para el resto de los casos, lo confirmo.
DR. HAMER: Prof. Pfitzer, el “Sistema ontogenético de los tumores” dice también,
algo sobre lo que muchos de sus colegas ya están de acuerdo, que en el caso de
tumor en un punto X de un órgano corporal de cualquier persona, se encuentra
siempre la misma formación de células tumorales, totalmente específica desde el
punto de vista histológico. Entonces por ejemplo, en el tracto gastrointestinal como
típico tumor en forma de coliflor con multiplicación celular, histológicamente
siempre un adenocarcinoma, también en las anginas y en los alvéolos
pulmonares, que bajo el perfil evolucito pertenecen ambos al tracto
gastrointestinal, así como el endometrio del útero (mucosa del útero), siempre un
adenocarcinoma. Por el contrario en la mucosa oral, así como en el orificio del
útero o en la vagina, en la mucosa bronquial o en la mucosa de la vejiga siempre
una úlcera del epitelio pavimentoso que produce seguidamente un carcinoma
epitelial. ¿Es usted también de esta opinión?
PROF. PFITZER: Normalmente hay acumulaciones semejantes, sin embargo no
en el sistema bronquial.
DR. HAMER: Si fuese así entonces muchos ya habrían pensado que la histología
tiene algo que ver con la topografía de los órganos y esta a su vez con la historia
evolutiva del hombre y del animal. ¿Por qué nadie lo ha pensado nunca? ¿Quizás
depende del hecho de que todos hemos mirado demasiado el detalle y demasiado
poco los procesos globales del organismo, pasando por alto así lo más
importante?
PROF. PFITZER:Sí, hoy en día estamos todos especializados más que nunca y
¿quién puede todavía tener una visión general de las disciplinas teóricas partiendo
de comparar los datos clínicos y la situación del caso individual en la cama del
paciente?. Normalmente el patólogo ve al paciente sólo cuando éste ha muerto. El
hitopatólogo ve el tejido antes, pero existe también una gran tradición de
subdivisiónes sistemáticas excesivas (Organización mundial de la salud). La vista
en conjunto clínico-patologica siempre ha sido perseguida, sin embargo todavía
nadie había pensado en el “Sistema ontogenético de los tumores”.
DR. HAMER: El “Sistema ontogenético de los tumores”, como usted sabe, dice
que no sólo en la misma ubicación en el órgano del cuerpo humano se encuentra
normalmente la misma formación celular histológica correspondiente y también en
el caso de tumores siempre la misma formación celular histológica
correspondiente, pero que todas las formaciones celulares histológicas iguales
vienen directas de la misma parte cerebral (por ejemplo todo el epitelio cilíndrico
intestinal o en el caso de tumor el adenocarcinoma es directo del puente del tronco
cerebral) y que tales refiones corpóreas histológicamente iguales tienen todas
también contenidos conflictuales biológicos estrechamente afines con las regiones
cerebrales cercanas.
PROF. PFITZER: Podría ser así, aunque el conjunto no me parece muy lógico.
Para mí, en cuanto patólogo, sería de enorme valor poder comprobar este hecho:
elneuropatólogo debería examinar todas las veces microscópicamente el punto en
el cerebro que en la TAC cerebral se considera típico para ese tipo particular de
cáncer.
DR. HAMER: Sin embargo existe una dificultad, profesor. En la fase de conflicto
activo se puede reconocer muy bien el punto X en el mapa del cerebro, que es
responsable de un cáncer en particular, gracias a su configuración concéntrica
típica. Sin embargo si se extirpa esta zona cerebral, el neurohistopatólogo ya no
puede ver nada. Por el contrario puede ver muy claramente una modificación en la
fase de reparación vagotónica cuando en el mismo punto X, que mis adversarios
llaman “Foco de Hamer”, encontramos un edema intra y perifocal o ya una
acumulación de tejido glial. Entonces los neuroradiólogos o los neurocirujanos
hablan de “tumor cerebral” (si encuentran solo ése) o de una “metástasis cerebral”
si con anterioridad han descubierto otro cáncer en cualquier parte del cuerpo.
PROF. PFITZER: Cierto que nos podemos limitar a investigar el ámbito
neurohispatológico en esos casos, que según su definición, están ya en la fase de
reparación vagotónica.
DH. Lo son todos los denominados “tumores cerebrales” o las denominadas
“metástasis”, o por lo menos lo han sido una vez, pues de otro modo no tendrían ni
edema ni tejido glial.
PROF. PFITZER: Señor Hamer, sus observaciones son muy audaces. Ahora
entiendo que quiere decir. Pero ¿no podría ser también que el núcleo celular sea
el responsable del control erróneo de las células; debe ser obligatoriamente el
cerebro?
DR. HAMER: Hay un chiste: la señora Müller en el jardín dice que la corriente de
todo el país llega desde la central eléctrica. “Puede ser”, dice la señora Mayer,
“pero nuestra corriente llega desde la presa sin más”. El hecho de que cada célula
es controlada por su “mini cerebro”, es decir, por el núcleo, está fuera de discusión
para mí, sin embargo, ¿quién podría coordinar los núcleos celulares si no
únicamente nuestro gran ordenador cerebro?
PROF. PFITZER: Sí, señor Hamer, usted tira a la basura toda la medicina con su
“sistema ontogenético de los tumores”.
DR. HAMER: Y me parece que es el momento de hacerlo. Porque el sistema
ontogenético de los tumores puede ser aceptado como correcto en el plano
histológico-citologico y es mucho más fácil de provar en los planos cerebral y
psíquico mediante la verificación de la reproductibilidad, ¿no cree, ilustre decano,
que deberíamos sacar las relativas consecuencias lo más rápidamente posible?
PROF. PFITZER: Sí, si el sistema ontogenético de los tumores se puede verifica
en todos los ámbitos parciales, entonces las consecuencias son realmente
enormes.
DR. HAMER: La primera consecuencia para los pacientes sería el hecho de que lo
más rápidamente posible les podríamos anunciar: nos estábamos equivocando. El
cáncer no era un grupo de células enemigas que crecen salvajemente y
enloquecidas, sino que las células cancerosas malignas, que se supone que
proliferan invadiendo el cuerpo desordenadamente, o las úlceras, seguían siempre
y sin excepción una regla férrea en su desarrollo ontogenéticamente
preestablecido.
PROF. PFITZER: Sí, sería correcto.
DR. HAMER: La secunda consecuencia sería que tendríamos que hacer
desaparecer lo más rápidamente posible la idea de las denominadas “metástasis”,
en cuya existencia ha creído hasta ahora la medicina oficial. Se ha pretendido que,
con una acrobacia de fe horrible, imaginásemos gracias a metamorfosis alternas,
salvajes y fulminantes, carcinomas del intestino delgado, en mitosis, del
endodermo, pudiesen transformarse en osteolisis oseas necrotizantes de la hoja
embrional mesodérmica para al final poder producir también “mediante
metamorfosis metastática” las denominadas “metástasis cerebrales” del
ectodermo. Todos han creído que entendían esta insensatez que un médico
medianamente crítico no podría aceptar nunca.
PROF. PFITZER: Señor Hamer, aquí no puedo estar de acuerdo con usted. Hasta
ahora hemos visto las cosas de diferente modo. Soy consciente de que
necesitamos muchas hipótesis añadidas para la vieja medicina oficial. Por lo que
respecta al desarrollo de la célula cancerosa es cierto que sólo existen hasta
ahora pruebas indirectas sobre el hecho de que la célula cancerosa llegue a través
de la sangre arterial al punto donde crea metástasis.
DR. HAMER: La tercera consecuencia sería aquella por la que en base al sistema
ontogenético de los tumores, por primera vez, hay que determinar que formación
celular, originada en la hoja embrional, produce proliferación o necrosis de las
células en una cierta fase. De hecho es ciertamente una locura tenerse que
imaginar que un adenocarcinoma del intestino grueso (que “crece” por mitosis en
la fase de conflicto activo), como denominada “metástasis” pueda desencadenar
un sarcoma óseo, que “crece” exclusivamente en la fase de reparación. En n
momento, inconscientes como niños, hemos mezclado las fases simpaticotónica y
vagotónica llamando a todo simplemente metástasis. Señor profesor, ¿estás
consecuencias son lógicas?
PROF. PFITZER: Son preguntas a las que tienen que responder los clínicos.
DR. HAMER: Una consecuencia posterior y final debería ser la eliminación de las
actuales concepciones relativas a los denominados tumores cerebrales y a la
metástasis cerebral, que de hecho no pueden existir.
PROF. PFITZER: ¿Qué intenta decir?
DR. HAMER: Lo primero de todo una cosa. ¿es cierto que las células cerebrales
tras el nacimiento no puede ya subdividirse o multiplicarse?
PROF. PFITZER: Sí.
DR. HAMER: Lo único que se puede multiplicar en nuestro cerebro es el tejido
conector, denominado “tejido glial” y estas células de tejido conector del todo
inocuas se multiplican exclusivamente en la fase de reparación, sólo durante o tras
esta fase se pueden colorear con el medio de contraste, como bien sabe
cualquiera que trabaje en este campo.
PROF. PFITZER: Que sean inocuas lo pongo en duda.
DH. Pongamos, profesor, que usted ha diagnosticado un glioma en 100 casos de
denominado “tumor cerebral”, ¿qué otra cosa podría haber diagnosticado desde el
momento en el que, además de las células cerebrales que no se multiplican o de
las células de tejido glial (inocuo) que se han multiplicado o se están multiplicando
todavía, ahí no encontramos nada más?
PROF. PFITZER: En el caso de un tumor primario, naturalmente.
DR. HAMER: Sin embargo si un asistente diligente pudiese establecer
seguidamente que para los 100 casos en los que ha diagnosticado un glioma, los
resultados de la autopsia presentan en alguna parte del cuerpo un cáncer
pequeño o grande, que no se había descubierto, porque no había mostrado
síntomas o molestias, ¿intentaría entonces a posteriori “transformar” el glioma
diagnosticado en una denominada metástasis cerebral? Es decir, intentaría
considerar los Focos de Hamer, por ejemplo, como un adenocarcinoma del vello
intestinal o definir los Focos de Hamer incluso como osteólisis ósea o sarcomas?
PROF. PFITZER: Sí, aquí me pone en un apuro, porque yo hasta ahora no he
intentado mirar las cosas según su metodología. Admito que los gliomas
polimorfos a menudo pueden ser interpretados como tejidos histológicamente
diferentes.

Düsseldorf, a 13 del 7 de 1989

11. El significado de ser zurdo o diestro


Notoriamente la mayor parte de las personas realiza los esfuerzos pesados con la
mano derecha. Estas personas, que son la mayoría (60%), son diestros, mientras
que la minoría, es decir, las personas que trabajan con la mano izquierda, es
zurda.
Pero la distinción en derecha e izquierda no siempre es del todo clara, aunque uno
de los lados tenga la preferencia. Mi hijo, por ejemplo, lanza con la derecha,
escribe con la izquierda, coge el martillo con la izquierda, golpea el balón con el
pie derecho y puede jugar al tenis casi tan bien con una mano como con la otra.
Sin embargo es zurdo. Hay dos test válidos para establecer que mano es la
preferida.

Primer test: se pide al paciente que aplauda con si estuviese en el teatro. La


mano que está arriba es la dominante.
Segundo test: se pide al paciente que piense en un niño. La madre diestra aprieta
al niño con la mano izquierda contra su pecho y le hace la “sillita” con la
derecha. Una mujer zurda se comporta exactamente al contrario.

Además del ser zurdo parece que exista también una “lactancia del lado izquierdo”
y un “oído del lado izquierdo” de los que hablaremos seguidamente.
El ser zurdo tiene un significado práctico muy determinante. Durante mucho
tiempo me he roto la cabeza antes de comprender que en el cerebro existía una
diferencia entre ser diestro y zurdo. Ahora he comprendido que existen los
siguientes comportamientos:

Nótese:
El zurdo transfiere el conflicto al lado opuesto del cerebro respecto al
diestro. Desde ese momento todo se desarrolla análogamente a lo que
sucede para el diestro, pero en el lado opuesto.

Esto en la práctica significa:


Una mujer zurda no puede sufrir un cáncer del cuello del útero a causa de un
conflicto sexual, sino sólo en constelación esquizofrénica o a causa de un conflicto
de territorio (tras la edad crítica).
Análogamente un hombre zurdo, por ejemplo, no puede sufrir un infarto del
corazón izquierdo por un conflicto de territorio, si no (en la fase PCL) un infarto del
corazón derecho con embolia pulmonar.

Este ser zurdo entonces tiene una importancia muy grande en la práctica porque
en un primer análisis parece que todo es un caos, pero en un examen más atento
es altamente lógico y coherente.
El zurdo en la práctica está sólo “polarizado” de un modo diferente desde el nivel
psíquico al cerebral. Por ejemplo, si una mujer zurda sufre un conflicto sexual con
FH en la zona periinsular derecha, en ese caso esta joven mujer puede tener un
infarto del corazón izquierdo si el conflicto tiene una duración suficiente. Porque en
cualquier caso es la zona derecha periinsular la que gobierna el corazón izquierdo.
O puede sufrir un adenocarcinoma bronquial por un conflicto de susto improviso.
El ser zurdo nos muestra de un modo totalmente particular que los conflictos
biológicos no tienen nada que ver con la psicología tradicional, pero que están
determinados biológicamente. Porqué no se debe considerar “puramente
psicológico” el hecho de que una joven mujer zurda, como se puede leer en el
capítulo sobre las psicosis, a causa de un conflicto sexual sufra los síntomas
orgánicos de un conflicto de territorio zurdo y a la fuerza una depresión en la
esfera psíquica.
Biológicamente tiene que tener algún sentido el hecho de que cerca del 40% de
las personas sean zurdas o reaccionen “en el polo opuesto” también en sus
conflictos. He reflexionado largamente sobre cual podría ser este sentido, llegando
a la conclusión de que los zurdos representan las “personas de reserva en caso
de catástrofe”.
Obviamente de primeras esta suposición no parece que sea nada más que una
especulación. Pero en la naturaleza nada sucede sin sentido.
Imaginémonos que en un grupo de monos en un espacio separado, por ejemplo
en un valle inaccesible, se produce una especie de “catástrofe conflictiva” que
destruye de golpe a todos los monos macho. Las monas “diestras” cuando se
vuelven a poner nuevamente en celo sufren un conflicto de no ser poseídas y, no
habiendo ningún remedio a la vista, pueden morir por ello. Sobrevivirían sólo las
monas femeninas zurdas, que también sufren un conflicto sexual, pero que a
causa de ser zurdas, tendrían los síntomas de un conflicto de territorio, que a nivel
psíquico se traduce en una depresión, localizado periinsularmente a la derecha en
el cerebro, y que a nivel orgánico causa un carcinoma ulcerante de las coronarias.
Pero a causa del excedente hormonal femenino esos conflictos normalmente
tienen un desarrollo más o menos abortivo, es decir, no llegan a un efecto pleno.
Análogamente también la depresión podría ser considerada una especie de “fase
de supervivencia de consumo mínimo” durante la cual le hembra animal, incluso
zurda, espera un momento mejor y entra en una especie de letargo psíquico.
Hacer descubrimientos significa sólo escuchar el grito de la naturaleza. Nosotros,
pequeños aprendices de brujo, no tenemos ningún derecho a llamar “enfermizas”,
sólo porque no las comprendemos, todas las cosas que en la naturaleza han
funcionado perfectamente durante cientos de millones de años. Quién sabe
cuantas veces en las larga historia de la humanidad, esas “mujeres de reserva”
han permitido la supervivencia de toda una estirpe o un pueblo.
Lo mismo podría suceder para los hombres zurdos, que en el caso de un conflicto
de territorio no tienen ningún infarto cardíaco izquierdo en la fase PCL. Hasta
ahora sabíamos muy poco de esto.
También los animales son zurdos o diestros, algunos perros dan siempre la pata
izquierda, sin embargo la mayor parte da siempre la derecha.
Algunos gatos atrapan el ratón con la pata derecha, otros con la izquierda.
El ser zurdo se presenta normalmente al mismo tiempo en las patas anteriores y
en la posteriores, es decir, los zurdos de “mano” lo son también de “pie”.
Además existe un dextrismo para el oído y la lactancia, o así al menos se supone.
Respecto al oído todavía no puedo hacer ninguna afirmación segura, porque no
tengo la experiencia suficiente en este campo. Pero respecto a los ojos si que
puedo decir algo: visiblemente las fibras del nervio óptico se cruzan parcialmente;
por eso las hemipartes izquierdas de la retina reciben todos los rayos que llegan
por la derecha (y caen en la mitad izquierda de la retina de los dos ojos), las
hemipartes derechas reciben todos los rayos que llegan desde la izquierda (y
golpean la mitad derecha de la retina de los dos ojos). Pero las fibras de la fovea
central entran en la hemiparte lateral de la retina y por lo tanto llevan las imágenes
preferentemente a la retina homolateral.
11.1 Zurdismo y dextrismo – el test del aplauso
mano izquierda arriba = zurdo mano derecha arriba = diestro

El test del aplauso es el método más simple para determinar el dextrismo o el


zurdismo. Se realiza antes de interpretar cualquier TAC cerebral. La mano que
está arriba es la que guía y define si una persona es zurda o no.

En particular es importante lo siguiente:

a. Tronco cerebral:
11 las partes profundas del puente no son pares en la función, sino en la
anatomía. Es decir, la secuencia de los conflictos del tracto gastrointestinal
(boca, esófago, alvéolos, estómago, hígado, páncreas, intestino delgado,
intestino grueso, recto, trígono vesical y trompa ovárica) se produce en el
tronco cerebral en sentido antihorario partiendo de la localización del FH
medio dorsal (ver esquema del tronco cerebral, cap. 16).
12 Y ya las zonas de transición entre el tronco cerebral y cerebelo muestran
geminación (por ejemplo, núcleo acústico). Los núcleos acústicos
pertenecen al oído medio en el conflicto biológico “no he recibido el bocado,
es decir, la información”, pero no están cruzados respecto al órgano.
13 También los relés situados en el mesencéfalo, incluido el cercano relé del
parenquima renal situado en la médula cerebral, son pares pero no están
cruzados desde el cerebro al órgano.

d. A partir del cerebelo:


14 Se evidencia el significado del dextrismo y del zurdismo. Entonces de esto
resulta que para todos los relés del cerebelo y de todo el neoencéfalo la
correlación desde el cerebro al órgano está cruzada. A pesar de eso el
funcionamiento de los órganos directos del cerebelo (cerebro antiguo) y del
neoencéfalo continúan siendo diferentes aunque para los dos el zurdismo y
el dextrismo funcione del mismo modo.
15 Con diferencia de la corteza cerebral, en el cerebelo los conflictos golpean
siempre rigurosamente respetando la correlación entre contenido conflictivo
y órgano. Es decir, los lados del cerebelo están siempre ligados al tema del
conflicto. Un conflicto de preocupación madre/niño en una mujer diestra
golpea siempre a la derecha lateralmente en el cerebelo, afectando las
glándulas mamarias del pecho izquierdo. Si la paciente sufre otro conflicto
de preocupación madre/niño a causa de otro hijo o un conflicto de
preocupación hija/madre por su propia madre, entonces estos dos conflictos
se manifiestan en el mismo relé del cerebelo como Foco de Hamer. Aunque
sufra otros dos conflictos de ataque contra el lado izquierdo del vientre o del
seno (mesotelioma peritoneal y pleúrico) reaccionará el lado derecho del
cerebelo que en ese punto tendría cinco Focos de Hamer activos en
configuración concéntrica, mientras que a la izquierda no habría ningún
foco.
16 Cuando dos conflictos han golpeado dos hemisferios diferentes del
cerebelo hablamos de “constelación esquizofrénica del cerebelo”, de la que
deriva una fuerte disfunción de la emotividad en modo paranoico-delirante y
sin que se vea influenciada la capacidad de pensar de un modo lógico-
formal. Por ejemplo: “Estoy como quemado, me siento del todo vacío, ya no
tengo ningún sentimiento”.

e. Médula cerebral:
17 también aquí, en la zona de la médula cerebral, el contenido conflictivo y la
referencia al órgano son siempre unívocos, es decir, ligados al tema del
conflicto.

f. En el relé cortical del neoencéfalo:


18 La relación unívoca del relé cortical con el órgano es posible sólo en una
excepción: el carcinoma ulceroso ductal de los conductos latíferos que se
acopla al relé del cerebelo para las glándulas mamarias respecto al lado y
al zurdismo o al destrismo.
Aquí de hecho entra en juego un factor del todo nuevo: en los conflictos
corticales directos del neoencéfalo la relación del relé cerebral con el
órgano ya no es unívoca como en el cerebelo, dado que los órganos son
sólo en parte dobles (como por ejemplo los ojos), el zurdismo o el dextrismo
y la situación conflictiva instantánea deciden qué relé del cerebro puede
volverse FH y cual será el órgano afectado. La relación del cerebro con el
órgano permanece sin embargo siempre unívoca.
Es decir: si una mujer zurda sufre un conflicto de identidad, el FH surge en
el hemisferio derecho del neoencéfalo (temporalmente) y a nivel orgánico
produce una úlcera del estómago o del colédoco. Sin embargo si
seguidamente sufre otro conflicto de identidad por un nuevo motivo, no
puede reaccionar corticalmente en el hemisferio derecho del neoencéfalo,
sino que sufre este segundo conflicto de identidad a la izquierda
temporalmente y a nivel orgánico aparecen úlceras del recto que en la fase
PCL se vuelven hemorroides si las úlceras estaban situadas cerca del fin
del ano. Mientras que están activos los dos conflictos (a la derecha y a la
izquierda corticalmente) la paciente está en constelación esquizofrénica.
Las preguntas respecto a como se advierte un conflicto (se en modo
masculino o femenino) e donde se manifiesta eso en el cerebro depende no
sólo de la situación hormonal real (postmenopausia, embarazo, píldora
anticonceptiva, necrosis ovárica etc.) sino también del zurdismo o dextrismo
de la persona.
Los conflictos además se modifican, o pueden estar privados de su
contenido si cambian las premisas (constelación conflictiva actual, situación
hormonal, etc). Entonces pueden pasar de un hemisferio al otro y entonces
en lugar de una úlcera del recto se producirá una úlcera del estómago y
viceversa.

La relación entre el cerebro y el órgano sin embargo es siempre unívoco, es


decir, cuando un conflicto ha activado un determinado área cerebral, entonces
afecta al órgano relativo y bien determinado, incluso si el conflicto permanece
activo y no “salta” al otro hemisferio seguidamente a la modificada situación
conflictiva u hormonal.
Es además importante recordar que naturalmente la inervación de las
extremidades derechas, o de toda la parte derecha del cuerpo, se produce sin
excepción desde el lado izquierdo del cerebelo y del neoencéfalo. Esto no se
modifica jamás desde la nacimiento hasta la muerte.

11.2. La lactancia a la izquierda y a la derecha

Aquí se quiere dirigir la atención hacia un fenómeno que será descrito mejor a
propósito del conflicto de miedo en la nuca.
Me he dado cuenta de que los ojos no tienen la misma función. Ejemplo: una joven
condesa de veinte años de Francia que era enfermera había peleado con los
médicos acusándoles de ser inhumanos. La enfermera jefe estaba de parte de los
médicos. Desde entonces la enfermera fue perseguida sin tregua. En el momento
de la pelea, en el curso de la cual fue amenazada con graves consecuencias,
había sufrido un DHS con conflicto de miedo en la nuca y en los meses siguientes,
durante los que había sufrido nuevos despechos a diario, cada vez podía ver
menos con el ojo derecho hasta no ver casi nada. La enfermera no decía nada
porque era demasiado orgullosa para lamentarse, así que permaneció callada y
comenzó a adelgazar hasta que se convirtió en piel y huesos. Al final intervino su
familia, a la que contaron lo que había sucedido en el hospital. La enfermera jefe
fue sustituida y la pesadilla llegó a su fin. Lo particular de este caso es que esta
enfermera (zurda) no conseguía acordarse de la cara de las personas. Veía
cualquier desconocido llegar al departamento y cuando volvía después de cinco
minutos le preguntaba nuevamente quien era. Parece que una mujer diestra, que
tiene su hijo en el lado izquierdo, perciba la cara del niño con el ojo derecho, cuya
fovea central mira hacia la izquierda. Además parece que la fovea central derecha
esté predispuesta, en general, justo con la retina derecha, a comparar las caras y
a recordarlas.
Estoy seguro de que en las mujeres zurdas es al contrario. Cierto que tienen
sentido que una madre que coge al niño a la derecha, como hace la zurda, se
imprima en la mente el rostro del niño con el ojo izquierdo. También podemos
imaginar, y ya ha sido probado en parte, que las diferentes tareas estén
diferentemente distribuidas entre las dos partes de la retina de los dos hemisferios.
Para todos estos procesos biológicos o leyes tenemos que intentar siempre
encontrar una analogía entre el hombre y el animal, porque sólo en tal caso se
trata realmente de una ley biológica.

Un niño crece fuerte, la mayor parte de los cachorros todavía más. La madre, cada
día, tiene que aprender la cara actual de su cachorro. Si los hombres vivieran
todavía en grandes familias, también para las madres sería importante esta
capacidad arcaica que llamamos “instinto” en el caso de los animales. Un animal
madre, por ejemplo, en la grey, necesita de esta capacidad para que el cachorro
pueda sobrevivir. Los ejemplares que no poseen tal capacidad se extinguen en el
curso de pocas generaciones. Si para una especie animal son importantes los
ojos, para otra es el oído. Las madres de algunas especies animales consiguen
entender gracias a mínimas diferencias del llanto, del gruñido, etc., que se trata de
su cachorro. Mostradme una sola perra que entre 50 cachorros recién nacidos no
sea capaz de encontrar al suyo. Nos podríamos incluso atrever a enunciar una
teoría muy interesante:

1. El diestro lo es porque el ojo izquierdo que mira hacia la derecha (entiéndase


la fovea central) garantiza la orientación de la mano derecha y por lo tanto
puede dirigir la mano derecha. Intentad pensar en como veis un clavo clavado
en la pared: el ojo derecho no puede ver nada porque la vista se impide con el
martillo. El ojo izquierdo (fovea central) orienta y dirige el movimiento. El
diestro toma la mirada con la fovea central izquierda. El tenista no tira mejor a
la derecha porque el movimiento es más fácil, sino porque el ojo izquierdo
puede dirigir, mientras que al contrario tiene que golpear a ciegas.
2. En los zurdos todos estos procesos se dan a la inversa. El ojo derecho dirige
el movimiento, el ojo izquierdo está predispuesto a recordar la cara del propio
hijo, de la madre y también de todos los que pertenecen a la propia especie.

La madre diestra “reconoce” a su hijo con el ojo derecho que mira hacia la
izquierda (fóvea central), el hombre diestro mide su territorio con el ojo izquierdo
que mira hacia la derecha. El diestro reconoce la cara de sus seres queridos con
el ojo derecho (“vuestra sonrisa es el paraíso, inolvidable), pero mide a sus
adversarios con el ojo izquierdo. Es decir, que no tiene necesidad de acordarse de
su cara, sino sólo de buscar el momento justo para poder golpearles.
Por la derecha no le puede pasar nada al luchador, teniendo “a vista” ese lado, el
peligro sólo puede llegar por la izquierda, por lo que intenta cubrir este “lado ciego”
con el escudo.
Una particularidad más: una mujer zurda, que enferma de un conflicto sexual
femenino (véase depresión, primer caso), pero que como zurda muestra el
correspondiente Foco de Hamer en la zona periinsular derecha, no pierde jamás la
función de los ovarios. Es decir, sigue teniendo ovulación y menstruación,
mientras que una diestra no tendría ovulación. Por eso en el pasado a muchas
mujeres, a menudo jóvenes, el conflicto les duraba tras la DHS, porque muchas
jóvenes creían que estaban embarazadas a causa de la amenorrea.
No quiero hacer profecías, pero el zurdismo es mucho más significativo para la
medicina futura de lo que hayamos podido suponer hasta ahora.
Una madre diestra coge a su niño de Una madre zurda coge a su niño
justo
este típico modo: con la mano izquierda al contrario que la madre diestra.
aprieta la cabecita al pecho y con la La madre zurda lo mira con el ojo
derecha sujeta al niño. La madre izquierdo.
diestra mira a su niño con el ojo derecho.

11.3. Significado del zurdismo para el diagnóstico clínico

En la medicina se implican todos los nexos de naturaleza fisiológica, pero en


particular aquellos, como aquí, que tienen efectos poderosos en el diagnóstico y
en la terapia de cada caso individual.
El zurdismo no es para nada una cosa extraña de la naturaleza, como se ha
mantenido a menudo hasta ahora, porque respecto a los conflictos se produce una
interrupción funcional de las hormonas.
Como he explicado en el capítulo sobre las psicosis, en el primer casi citado sobre
la depresión, por un conflicto sexual femenino una zurda puede sufrir los síntomas
orgánicos que una mujer diestra sufriría sólo tras la menopausia o en la vejez (con
un conflicto de territorio).
Los hombres zurdos con un conflicto de territorio no pueden sufrir un infarto del
corazón izquierdo en la fase PCL, a excepción de cuando son viejos y tienen una
reacción femenina, pero entonces a nivel psíquico tampoco pueden tener ya
ningún conflicto de territorio, sino un conflicto sexual femenino. Sólo la dirección
de los conflictos, por decirlo así, tiene invertida la polaridad.
Desde el ordenador cerebro al órgano, todo se produce siempre del mismo modo.
De ahí deducimos que el zurdismo tiene mucho que ver con la sexualidad y con
las hormonas.

Corte esquemático del neoencéfalo


Entre diestros y zurdos sólo está invertida la relación entre el nivel psíxuico y el
cerebro. Del nivel del cerebro al nivel del órgano, por contra, la correlación es
constantemente unívoca.
Quizás se comprende más fácil al contrario: un cáncer del cuello del útero siempre
tiene un Foco de Hamer a la izquierda periinsularmente, pero sólo en las mujeres
diestras deriva de un conflicto sexual.
El zurdismo, como hemos visto, es importante porque decide la indecencia del
conflicto a nivel cerebral. Establece también que enfermedad pueden sufrir los
pacientes por un cierto conflicto. El zurdismo, por ejemplo, decide también en qué
conflicto podemos prever una depresión, en la zurda por ejemplo, con un conflicto
sexual (femenino), mientras que en la diestra sólo antes o poco después de la
menopausia, es decir, en el denominado “empate hormonal”.
El macho diestro muy afeminado, en empate hormonal por lo tanto, cae en
depresión cuando todavía está en condiciones de sufrir un conflicto de territorio.
Por el contrario el macho zurdo afeminado cae en depresión cuando ya no es
masculino, es decir, reacciona ya de modo femenino en empate hormonal.
Los homosexuales muy femeninos se comportan como las mujeres, los partner
más masculinos, como los hombres. En los zurdos homosexuales nuevamente
todo es al contrario a nivel cerebral.
Se puede invertir la reacción femenina o masculina también mediante los
inhibidores de las hormonas sexuales. El mismo efecto, en esta dirección
entendiéndolo bien, lo tienen los citostáticos de modo facultativo (no
obligatoriamente).
Cuando un día la Nueva Medicina se convierta en una regla fundamental de toda
la medicina y la biología, se podrá medir la estupidez que comete la medicina, hoy
oficial, con su manipulación irracional a base de bloqueadores hormonales
sexuales.
Esta estupidez se comete en la medicina tradicional sobretodo por falta de
conceptos concretos. El efecto peor está en el hecho de que con estos
bloqueadores de hormonas sexuales, entre los que entra desafortunadamente la
píldora anticonceptiva, el Foco de Hamer “salta” de un lado cerebral al otro. Esta
transposición del Foco de Hamer condicionada por las hormonas o, mejor,
condicionada por el bloqueo de las hormonas, no sólo no ha ayudado a
muchísimos pacientes, sino que ha causado el cáncer correspondiente al
hemisferio cerebral opuesto. A causa del bloqueo de las hormonas resulta que un
individuo, condicionado hormonalmente, reacciona justo del modo contrario
respecto al período precedente a la “terapia” hormonal.
Por ejemplo, una mujer, que antes reaccionaba de modo muy femenino y por lo
tanto podía sufrir un conflicto sexual femenino con un carcinoma del cuello del
útero, tras el bloqueo de las hormonas inducido por fármacos prescritos por los
aprendices de brujo, de repente reacciona de un modo masculino y del carcinoma
del cuello del útero, que ahora se ha parado, pasará a una úlcera de las arterias
coronarias.
Pero esto en el lenguaje de la medicina clásica se llama enseguida “metástasis”,
pequeñas células cancerosas malignas que no fueron destruidas por el aprendiz
de brujo, pero que, inadvertidas, astutamente y en secreto, tal cual imaginan que
es lo que hacen estos “pequeños diablos”, han llegado a través de la sangre al
órgano nuevo. Y estos “diablillos” se comportan tan educadamente que siempre
causan el mismo tipo de proliferación cancerosa en el mismo punto. Por lo tanto
no son tan diablos como se sostiene normalmente.
Si a una joven mujer zurda, que tiene un conflicto sexual y, en cuanto zurda, una
depresión y los signos corporales de un conflicto de miedo en el territorio, de
territorio o de rencor en el territorio (con carcinoma bronquial, angina de pecho,
úlcera del ventrículo) se le dan bloqueantes hormonales, inmediatamente puede
sufrir, por ejemplo, un carcinoma del cuello del útero.
Así clava un diestro un clavo: el ojo izquierdo se preocupa de la orientación
necesaria y la dirige. El ojo derecho está más o menos tras la cabeza del martillo y
no puede ver el clavo. En una actividad así el ojo derecho no es ciego, pero no
tiene tampoco ninguna función.

Creo que el problema de la diversidad de los hemisferios nos ocupará todavía


mucho tiempo. Es uno de los problemas fundamentales del diagnóstico.
En mi opinión es un gran error no interrogar a un paciente sobre su dextrismo o
zurdismo, dado que tiene una gran importancia para relacionar los conflictos con
los Focos de Hamer y los tumores o las necrosis en el órgano.

11.4. Los dos hemisferios de la corteza cerebral: zona del


territorio izquierda = femenina, zona del territorio derecha =
masculina

Existen numerosísimas especulaciones sobre la diversidad entre los dos


hemisferios del neoencéfalo. Los especuladores, cuanto menos entienden de lo
que están hablando, más afirmaciones aventuradas hacen. No deseo formar parte
de ese grupo. Mas bien quiero referir lo que sé. Ya hemos visto que el zurdismo y
el dextrismo son importantes por cuanto establecen en qué hemisferio de la
corteza cerebral acusa el individuo su primer conflicto en la zona del territorio, etc.
También hemos dicho que el zurdismo y el dextrismo deciden cual es el lado
madre/niño o niño/madre y cual es el lado del partner.

Sin embargo no me refiero a todo eso cuando afirmo lo siguiente:


1 Si un hombre diestro que tiene un conflicto de territorio activo durante años
(por ejemplo como “lobo secundario”) sufre un conflicto de pérdida con una
solución, entonces, si el quiste del testículo es suficientemente grande
(producción hormonal aumentada), “sufrirá” forzosamente una “solución
biológica” de su conflicto de territorio, que con gran probabilidad lo hará morir
de infarto cardíaco izquierdo. El relativo foco se encuentra a la derecha
cerebralmente.
2 Con constelación correspondiente, es decir, con conflicto de territorio activo
desde hace años y conflicto de pérdida resuelto hace poco y quistes del
testículo, por lo tanto con un gran flujo de testosterona, al zurdo no se puede
pasar nada. Su FH del conflicto de territorio se encuentra a la izquierda
cerebralmente. Y aunque se vuelva ahora mucho más masculino, la solución
biológica obligada del conflicto de territorio no puede suceder como sucede
forzosamente en el diestro. Estando el lado femenino izquierdo impedido a
causa del conflicto, se vuelve todavía más masculino que un diestro.
3 Para la mujer diestra con un conflicto biológico sexual solitario permanente
desde hace años (sin constelación esquizofrénica), tras un conflicto de pérdida
resuelto con quistes ovariales y tras el endurecimiento de este quiste con fuerte
aumento de los estrógenos, se produce una solución obligada del EBS a causa
de la elevada cantidad de estrógenos. El FH se encuentra a la izquierda
cerebralmente. Una paciente así puede fácilmente morir por ello (infarto
cardíaco derecho con embolia pulmonar).
4 Sin embargo en un caso análogo de una mujer zurda eso no sucede. Aunque
ahora se vuelva mucho más femenina, o justamente por esto, no resuelve su
conflicto sexual, que se sitúa a la derecha cerebralmente.

Corte esquemático del neoencéfalo

Por lo tanto podemos afirmar que con un aumento de los estrógenos solamente se
lleva a la solución biológica obligada uno de los conflictos sexuales del hemisferio.
Un aumento de la testosterona a causa de un quiste del testículo endurecido
puede llevar un conflicto de territorio a la solución biológica obligada sólo en el
hemisferio derecho.

Con las debidas reservas se podría entonces considerar el hemisferio izquierdo


más femenino y el hemisferio derecho más masculino.
Sin embargo todo esto es válido solamente para la zona del territorio, tanto a la
izquierda como a la derecha.

12. La recaída conflictiva


La verdadera recaída conflictiva, el representarse del mismo conflicto originario,
forma parte de las cosas que más temo. He visto morir a muchas personas por
ello.
Incluso sin Hamer no es un secreto que, por ejemplo, casi ningún paciente
sobrevive a una repetición de infarto. Sin embargo desde que podemos ver
claramente en la TAC cerebral el esfuerzo que lleva a cabo el organismo para
reparar el propio computer-cerebro, podemos tener en cuenta lo difícil que es
curar una herida apenas cicatrizada o en vías de cicatrización nuevamente
lacerada. Sana con mucha más dificultad y mucho más lentamente que la primera
vez.
Si nos imaginamos las células cerebrales como un enorme tejido, entonces
tenemos que imaginar también las diferentes modificaciones que se producen allí
donde sana un Foco de Hamer:

a) Se forma un edema intra y perifocal. Las sinapsis de las células cerebrales se


dilatan fuertemente, a pesar de eso conservan su función. Al final de la fase de
reparación estas dilataciones hay que hacerlas retroceder nuevamente, y sin
que la función se dañe.
b) Evidentemente se ve muy afectado el aislamiento de las células cerebrales
durante la fase de conflicto activo de la simpaticotonía permanente. El
organismo lleva a cabo la reparación de un modo sorprendentemente simple y
sensato, así como eficaz, por cuanto procura un aislamiento añadido con la
acumulación de células gliales en la red de las células cerebrales. Es lo que los
neurocirujanos llaman erróneamente “tumores cerebrales”. La funcionalidad de
la zona tiene que ser garantizada también durante este proceso.
c) No sólo se debe garantizar la funcionalidad del órgano relativo, sino que el
Foco de Hamer quita la alimentación “eléctrica” al tumor y le proporciona las
bacterias correspondientes para su demolición.

Si estos procesos y funciones, en los que la naturaleza se ha ejercitado durante


millones de años, se interfieren, haciendo que vuelva a entrar el denominado
“efecto de harmónica” por el que en breve tiempo las sinapsis se dilatan y se
encogen, añadido a la crisis epiléptica normal, entonces llega el momento en el
que se le pide demasiado al cerebro y no lo consigue. Todo el castillo de cartas
construido fatigosamente se destruye de nuevo y los daños son más graves que al
principio si se produce una recaída conflictiva durante o justo después de la fase
de reparación.
Por estos motivos una verdadera recaída conflictiva es, en mi opinión, incluso más
peligrosa que un segundo cáncer, naturalmente según del punto en el que se
encuentre el Foco de Hamer en el cerebro.
Y todavía hay que añadir una cosa: el paciente en la cicatriz conflictiva psíquica
tiene su talón de Aquiles psíquico, su punto débil. El mismo conflicto tira casi
mágicamente de él, o cae siempre en la misma trampa, aunque lo sabe. He
reflexionado largo tiempo llegando a la convicción de que eso está previsto por la
naturaleza. De hecho el programa del ciervo, que ha perdido su territorio a causa
de un ciervo joven, en la práctica prevé que tenga que enfrentarse todavía una vez
con el invasor. De hecho sólo este puede ser el sentido de la simpaticotonía
permanente, que el ciervo se ponga en condición de “defender sus posibilidades” y
de recuperar su propio territorio. Si por los bosques vagasen ciervos “vencidos”,
eso traería solamente caos en la jerarquía de los ciervos. Por analogía tenemos
que imaginar que también sea así para los hombres. He visto tantas recaídas
conflictivas con fin nefasto, insensatas y del todo innecesarias desde el punto de
vista lógico-racional, que he tenido que aceptar oficialmente esta visión.
El momento más peligroso para sufrir una recaída conflictiva no es el comienzo de
la fase PCL, como podemos comprender por cuanto hemos dicho anteriormente,
sino el final de la fase de reparación o incluso el inicio de la fase de normalización.
La recaída lacera completamente la vieja herida en los tres planos y causa el
efecto “armónica” a nivel cerebral. A menudo el paciente llega incluso a la
segunda fase de reparación, pero el nuevo edema surge tan violentamente dentro
y alrededor del Foco de Hamer que el paciente, en muy breve tiempo, muere por
ello, a menudo coincidiendo con la crisis epiléptica o epileptoide, que en estos
casos puede producirse mucho más precozmente que la primera vez.

Un pequeño ejemplo:
Una paciente diestra, tras la menopausia, tenía varios conflictos de los cuales no
hablaré para simplificar. Había superado todos los síntomas orgánicos, uno tras
otro. Al final sufrió un DHS a causa de una pelea con el marido, por culpa de la
suegra, que día tras día le hacía la vida imposible por lo que dice la paciente.
Después de algún tiempo la suegra murió y desde entonces se descubrió el
carcinoma de los conductos biliares.
La paciente sufrió un nuevo DHS porque se dijo: “El cáncer viene a por mí. Sólo es
una cuestión de tiempo...”. El miedo se apoderó de ella literalmente en la nuca y
entonces sufrió un conflicto de miedo en la nuca.
Los médicos le negaron todo tratamiento porque creían que todo el cuerpo estaba
lleno de la denominada “metástasis”. El conflicto de rencor con úlcera de los
conductos biliares se había debilitado un poco con la muerte de la suegra, pero
ahora el marido, que consideraba a su mujer la responsable de la muerte de su
madre, ocupaba su lugar y el conflicto se reactivaba continuamente.
La paciente vino a pedirme consejo. Le dije: “Usted sólo podrá sobrevivir si se
separa durante un largo tiempo de su marido, volviendo con su madre o
permaneciendo totalmente fuera de esta compleja situación conflictiva.
Seguidamente ya no tendrá que tener ningún miedo”.
La paciente siguió este consejo. Al principio estaba muy flaca y cansada, pero
después de unos 4 meses podía trabajar de nuevo y hacer las tareas domésticas
de la madre. Se sentía totalmente bien. Los hijos, casi adultos, se habían quedado
con el padre, porque no había sitio para ellos en casa de la abuela.
Un día, por primera vez tras 7 meses, la paciente fue a visitar a su hija en su
propia casa, creyendo que el marido no estaría. Pero inesperadamente se
encontró con el marido en la cocina, no dijo nada, pero empezó a ir detrás de ella
de un modo provocador y agresivo. La paciente sufrió una recaída de DHS. Dos
días después me llamó totalmente confusa. En el trascurso de algunas horas tras
la DHS se había puesto icterica (amarilla) por todo el cuerpo. No podía comer,
vomitaba bilis verde. En dos días había perdido ya 4 kilos de peso. Los médicos la
querían administrar rápidamente morfina, porque era el comienzo del final. La
tranquilicé diciéndole que la había avisado, pero dado que la recaída conflictiva
había durado relativamente poco, estaba seguro que si se hubiese quedado con
su madre sin dejar que el miedo entrara en ella, también este asunto habría
terminado, como muy tarde, en una semana.
Así fue. Después de 10 días me llamó de nuevo para decirme que el icterus había
disminuido rápidamente y que ahora estaba bastante bien. Sólo estaba flaca y
cansada, pero volvía a tener apetito. Sabiendo bien lo que le sucedió la última vez,
ya no tenía miedo. Comenzó a ocuparse con las cosas de la casa. En este punto
los médicos no consiguieron entender porque no necesitaba morfina. Dado que
tenía los cinco tipos de denominada “metástasis” no podía curarse, según ellos.
Sin embargo si que se puede.

Y quiero hablaron también de un caso que tuvo un final mortal. Un paciente sufrió
un DHS cuando su mujer fue operada por una oclusión intestinal y tras pocos días
tuvo que ser intervenida por segunda vez. El marido se enfureció mucho porque
pensó que el cirujano había “metido la pata”. Probablemente se trataba de un ileo
paralítico y el cirujano no había podido hacer nada. Pero el marido veía las cosas
de otro modo y consideró que los cirujanos no eran buenos profesionales. Su
cólera duró 6 semanas, hasta que la mujer dejó el hospital, y tras otros 14 días el
hombre se calmó y el conflicto se resolvió. Se le diagnosticó un carcinoma de
hígado, porque su vientre se había hinchado por un comienzo de ascitis. (La
ascitis es la fase PCL de un conflicto de ataque contra el vientre, por la mujer,
precedida de un mesotelioma peritoneal).
Después de algunos errores de la medicina clásica que no quiero describir aquí, la
ascitis desapareció, el carcinoma del hígado había comenzado claramente a
curarse. El hombre estaba todavía flaco y cansado, pero podía caminar
nuevamente y se sentía en cierta medida mejor. Jamás hago informes con
previsiones de desarrollo, porque la vida muy a menudo tiene irregularidades y
suceden las cosas más improbables que nadie podría imaginar jamás. En este
caso hice una excepción y le escribí al paciente que, en base a mi experiencia,
muy probablemente se curaría del cáncer de hígado.
Sucedió justamente lo que no tenía que haber sucedido. El ginecólogo examinó a
la mujer del paciente y dijo que había descubierto un “tumor”. Inmediatamente fue
llevada al hospital y operada. Se descubrió que todo fue un error, una falsa
alarma. Pero el paciente, apenas medio curado, cayó instantáneamente en el
pánico (de nuevo una “metedura de pata”). Sufrió una recaída conflictiva breve
pero fuerte, justo en la vieja cicatriz. El pobre hombre no sobrevivió a la solución
de este conflicto. Por desgracia la mujer no había entendido el sistema de la
Nueva Medicina y cuando me llamaron ya era demasiado tarde.

13. La vía conflictiva


En la biología rigen las leyes que no conseguimos entender desde que hemos
cogido la costumbre de pensar “psicológicamente”, pero que podemos volver a
entender siempre que aprendamos a pensar bio-lógicamente de nuevo. En este
modo biológico de pensar entra la comprensión de la vía conflictiva.
Los humanos, deformados por la civilización, percibimos este “pensamiento vial”
como algo “malo” y hablamos entonces de alergias que hay que combatir.
Hablamos de alergia al heno, asma, neurodermatitis, psoriasis, etc, indicando con
eso indiscriminadamente diferentes conflictos en fase totalmente diferentes junto
con sus síntomas físicos. Nos encontramos por lo tanto en una notable confusión
en la que me gustaría traer un poco de orden.
Además de la vía DHS verdadera y propia existen también “vías secundarias”. Son
las circunstancias concomitantes o momentos concomitantes de tipo esencial que
en el momento del DHS ha memorizado el organismo como importantes. Por
ejemplo puede tratarse de olores, determinados colores o ruidos. Para cada DHS
puede haber una vía de acompañamiento, pero pueden coexistir 5 o 6 vías de
acompañamiento. Es irrelevante atribuirles un significado a posteriori de “tipo
psicológico” o no, porque ya están programadas en nosotros.

13.1. Ejemplo: alergia al heno

Cuando el heno está apenas segado, se amontonaba para dejarlo secar todavía
un poco, sin que la escarcha lo volviese a humedecer; estos montones cabos en el
interior eran, sobretodo en el campo, la posibilidad más romántica y no costosa
para la primera relación amorosa. Sin embargo si se producía, lo que pasaba a
menudo, un incidente grande o importante, entonces el olor del hieno fresco les
recordaba siempre a los dos amantes de la catástrofe, lo que significa a la fuerza
un DHS para los dos, pero a menudo sólo para uno de los dos. Hablamos
entonces de alergia al heno. Del resto, para provocar la alergia al heno, que es
naturalmente ya la fase de reparación, no hacen falta montones de heno, sino que
si por ejemplo vemos por la televisión a un granjero que siega el heno, el efecto es
el mismo.
Lo particular, que normalmente en la naturaleza debería ayudarnos, es el hecho
de que de toda “recaída conflictiva de vía principal” podemos pasar
instantáneamente a una o a todas las vías secundarias.
Obviamente todas las vías secundarias tienen también su correspondiente
aspecto conflictivo autónomo, un propio Foco de Hamer en el cerebro y la
correspondiente modificación en el órgano.
En el ejemplo anterior de la alergia al heno la partner, si entonces ha sufrido un
DHS, antes de cada ataque de alergia normalmente sufre al mismo tiempo
también una recaída del conflicto sexual con carcinoma del cuello del útero. Si se
va de vacaciones a una granja en el momento en que se recoge el heno, se
extraña de que se le detenga el ciclo menstrual.
La recaída conflictiva se resuelve rápidamente, en cuanto que regresa a casa y ya
no ve ningún montón de heno. Sin embargo queda la amenaza de una nueva
catástrofe si, por casualidad, va al ginecólogo y este ve un inicio de carcinoma en
el cuello del útero.
Por eso recomiendo a todos mis alumnos que busquen con especial cuidado el
DHS con todas las vías de acompañamiento, vías ópticas, acústicas. Olfativas,
táctiles, etc.
Siempre tienen que tener presente que todas estas no son disfunciones, como se
consideraban al principio las denominadas alergias, sino verdaderas señales
mentales que sirven para avisar al organismo de un tipo de catástrofe ya
experimentada en el pasado.
No basta con haber encontrado las vías de acompañamiento o secundarias, hay
que explicárselas con calma al paciente de modo que en el futuro las pueda recibir
con una sonrisa y sin caer en el pánico, incluso sabiendo que el conflicto no está
bien resuelto.
En una época en la que sólo existe la “medicina sintomática” y cada síntoma se
considera una “enfermedad” que necesita una terapia (!!), este trabajo a menudo
no es fácil. Para los pacientes que no pueden o no quieren aceptar la Nueva
Medicina, es incluso una fatiga inútil.

13.2. ejemplo: vuelo Senegal-Bruselas


Una pareja vuela desde Senegal hacia Bruselas. Durante el vuelo el marido sufre
un infarto cardíaco. ¡Una catástrofe! Se pone palidísimo, le falta el aire, a menudo
está en el suelo del pasillo del avión. Su mujer piensa en todo momento que
morirá. Pero no muere. Cuando llegan a Bruselas le llevan al hospital y se cura.
No sólo el vuelo fue un infierno para la mujer, sino también las tres semanas
siguientes. Adelgaza, no puede dormir, siempre teme por la vida de su marido.
Desde el punto de vista biológico ha sufrido un conflicto de preocupación-miedo de
la muerte (por otra persona). Después de estas terribles semanas al final se calma
y llega a la conflicto lisis. La paciente tiene la suerte de haber traído las bacterias
tuberculosas de África. Suda de noche durante las tres semanas siguientes,
sobretodo hacia la mañana, mojando incluso cinco camisones, tiene una leve
fiebre nocturna. En el pulmón tiene un foco circular (adenocarcinoma de los
alvéolos) que se caseifica gracias a las bacterias tuberculosas y que se expulsa
expectorándolo dejando una pequeña caverna, un denominado enfisema
pulmonar parcial.
Seguidamente la paciente ha tenido mas veces estos períodos de sudor, unas
veces más largos, otras más cortos. Al comienzo de otro periodo más largo de
sudor se le encontró un adenocarcinoma del pulmón, antes de que las bacterias
acidorresistentes (TBC) hubiesen tenido tiempo de caseificar el “tumor” y de
expulsarlo. Entonces la paciente fue declarada gravemente “enferma de cáncer de
pulmón”. “Por prevención” se quería extirpar un lóbulo pulmonar, además de darle
quimio, rayos y las curas acostumbradas.. Pero cuando descubrieron también en
el otro lado focos circulares, la paciente fue declarada incurable y le pronosticaron
una muerte inminente.
Dado que la Nueva Medicina es conocida en Bélgica en cierta medida, un médico
le dijo a la paciente que, en su opinión, el Dr. Hamer podía resolver casos así de
difíciles. Y así es como llegó hasta mí.
De hecho el caso no era fácil de aclarar, porque la paciente tenía una vía un poco
insólita. Una vez encontrada, el resto fue solamente rutina.
¿Qué vía tenía?
El conflicto de preocupación-miedo de la muerte no era difícil de descubrir. El DSH
había sido tan dramático que no se podía no ver en ninguna circunstancia. Me
parecía altamente probable que el marido hubiese tenido repetidos ataques
cardíacos (angina de pecho) u otras situaciones críticas, que nuevamente habían
provocado en la mujer (la paciente) el miedo de la muerte del marido.
Si este hubiese sido el caso, todo habría terminado. Pero la mujer sostenía
enérgicamente que el marido estaba bien, no había tenido ningún ataque, que
estaba curado del todo y no había vuelto a coger el avión.
Entonces se me apareció el pensamiento que lo resolvió: “¿Quizás alguien de
vuestra familia ha cogido el avión?” “Sí, doctor, pero no ha sucedido nada. Aunque
ahora que me lo pregunta, me viene a la mente que el último período de sudor lo
he tenido después de que mi hija volvió de unas vacaciones de tres semanas en
Tenerife. ¿Cree que pueda haber una conexión? Y me acuerdo que durante todo
el tiempo que ha estado fuera con el marido y los hijos, de noche no pude dormir,
y he perdido peso y continuamente pensaba que me gustaría que volviesen a
casa”.
El resto fue nuevamente rutina: fue posible reconstruir exactamente que la
paciente cada vez que un miembro de la familia (hermana o niños) se iba de viaje
en avión, era presa de un ataque de pánico que ella no podía explicarse con una
reflexión “racional”. Y siempre, cuando el familiar volvía a casa, de noche tenía su
período de sudor. Ahora se había iniciado un largo período de sudor nocturno con
temperaturas subfebriles y tos. Se hizo una radiografía y se descubrió todo.
La segunda rueda de la vía era... el avión.
Igual que una vía ferroviaria está compuesta de dos raíles sobre las cuales va el
tren, la paciente había sufrido estos dos componentes conflictivos con el dramático
infarto de su marido en el vuelo de Senegal a Bruselas:

1. el conflicto de miedo de la muerte por el marido a causa del infarto


2. el conflicto de miedo al avión, porque estaban todos dentro sentados
impotentes.

Los dos componentes estaban desde entonces ligados entre ellos de modo
complejo, y sólo con uno de los componentes se desencadenaba inmediatamente
el conflicto de preocupación-miedo de la muerte. Podríamos decir: desde entonces
es alérgica a los infartos y los ataques cardíacos (que por suerte no se produjeron)
y a los aviones.
La terapia consistió en que la paciente fuera consciente de estos nexos, en
eliminar las causas y... no hacer nada, excepto en la medida de lo posible, no
molestar a la madre naturaleza. En otras palabras: la paciente todavía sudó unas
3-4 semanas por la noche, después los focos pulmonares no se volvieron a ver,
sino pequeñas cavernas solamente. Hoy la paciente está bien.

13.3. Ejemplo: dormido al volante

Un hombre conducía a las tres de la noche por la autovía entre Bruselas y


Aquisgrán. Cerca de Lieja, poco antes del puente Maas, se quedó dormido al
volante. Tras más o menos un Km. se despertó asustado por el hecho de que el
motor hacía otro ruido, porque el pié no apretaba el pedal del acelerador. Sufrió el
conflicto: “No puedo creer a mis orejas”. Instantáneamente tuvo zumbido en el
oído izquierdo. Desde entonces tiene el zumbido regularmente por cortos
intervalos de tiempo

1. cuando se despierta por la mañana y


2. siempre que conduciendo el motor desaceleraba, haciendo el motor otro tipo de
ruido.

13.4. Ejemplo: el gato atropellado

Un conductor, desafortunadamente, atropelló a un gato. Descendió del coche para


ver si todavía estaba vivo y podía socorrerlo, pero estaba muerto. Pensó: “Santo
cielo, el pobre gatito, ¿cómo ha podido pasar?”. Sufrió un enorme shock viendo al
pobre gato muerto.
Un año después tenía un gato que siempre le bufaba. Era un gato que su mujer,
espontáneamente, había metido en casa y al que se había apegado en muy poco
tiempo.
Por la tarde lo acariciaba. Todo estaba bien... si el gato volvía a casa
puntualmente. Pero si llegaba tarde, instantáneamente el paciente sufría una
“alergia” por la ausencia del gato. Siempre se le venía a la cabeza la imagen del
gato atropellado. Y siempre caía en el pánico: “Nuestro gano quizás esté en
cualquier parte de la carretera, como aquel pobre gato de entonces...”.
Cuando el gato volvía a casa, siempre tenía una “alergia cutánea” muy fuerte, es
decir, la piel de las manos, de los brazos y de la cara se le enrojecía y se
hinchaba, tratándose en realidad de una curación de la pequeña ulcera de la piel
precedente.
Del test salía que tenía, obviamente, una alergia a los gatos.
Hasta ahora habíamos creído que había que tratar todas estas enfermedades
urgentemente.
Esta visión, sin embargo, es totalmente unilateral, porque son los restos de
nuestras facultades instintivas. Cada vez había señales de alarma, en el caso del
asma bronquial o del asma laringal se trata de dos sirenas de alarma activas que
nos quieren decir: atención, ha pasado algo. O: con esta combinación tienes que
estar atento.

Con este propósito citamos dos breves ejemplos:

13.5. Ejemplo: el bóxer en el furgón

Habíamos entrado en el parque con nuestra furgoneta para ir a pasear con


nuestros dos perros bóxers (una pareja). Después del paseo tenían que esperar
un momento en el coche hasta que nos hubiésemos tomado un café. Dado que
hacía calor, habíamos dejado la ventanilla medio abierta. Los perros no habían
saltado nunca fuera por la ventanilla. Pero aquella vez pasó un perro que les
ladraba y provocaba. Dicho y hecho, el macho de cuatro años saltó
elegantemente. La hembra, de seis años quiso imitarlo, pero la vieja señora no lo
consiguió, pues estaba un poco gorda, y cayó de culo, rompiéndose la pelvis, lo
que la hizo estar en reposo durante tres meses.
Desde entonces no ha vuelto a salir del furgón, ni siquiera incitándola con
golosinas. Llegaba hasta la puerta y se daba media vuelta. “Me gustaría comerme
la salchicha, pero no salgo del furgón porque me puedo caer...”
Lo que no le sucedería nunca a un perro, nos sucede a los hombres en todo
momento.

13.6. Ejemplo: un atasco tras otro

Una mujer jefe de expedición se metió en un atasco con su autocaravana. Un


autobús se le metió encima por detrás. Dado que era zurda con este conflicto de
susto improviso y el conflicto de miedo frontal (aquí conflicto de impotencia: “No he
podido hacernada”) sufrió los correspondientes Focos de Hamer a la derecha
frontalmente. Cuando la cosa terminó, incluido el trauma del accidente y los jaleos
del seguro, no se encontró, por suerte y a pesar de la tos, el correspondiente
carcinoma bronquial y los quistes de los arcos branquiales, pero se encontraron
sus dos Focos de Hamer en el cerebro, que obviamente se calificaron al momento
como “tumores cerebrales” y fueron extirpados. Era 1982. Algunos años después
sufrió casi exactamente el mismo accidente, pero esta vez no se trataba de un
autobús. Todo sucedió de un modo idéntico a la primera vez. Los médicos de la
clínica de neurocirugía dijeron que el tumor a la derecha frontalmente había
crecido y la operaron de nuevo. Todo se volvió a repetir una tercera vez, la
operaron en el mismo punto porque el “tumor cerebral” había vuelto a crecer.
En el último período había experimentado frecuentes “casi atascos”, a los que se
había vuelto alérgica. En cada caso se había “librado por un pelo”. Ahora tenía
que ser operada por cuarta vez, además de la quimio y las irradiaciones, porque
esta vez se habían encontrado los quistes y las alteraciones pulmonares que se
declararon “metástasis” del “tumor cerebral”. En ese punto, por suerte, conoció la
Nueva Medicina. Ahora la paciente, lógicamente, ya no conduce.

En la Nueva Medicina la vía significa que un paciente, tanto hombre como animal,
que ha sufrido una vez un conflicto biológico, vuelve a caer muy fácilmente en la
vía se llega una recaída. La recaída puede consistir también sólo de un
componente del conflicto (véase “alergia al avión”. Ya esto basta para
desencadenar una recaída conflictiva plena. Estas recaídas conflictivas escapan a
nuestra comprensión intelectual. Podemos notarlas solamente de un modo
intuitivo y evitarlas. Eso que los hombres hacemos bien sólo tras el tercer intento
(“errando se aprende”), los animales lo saben hacer bien ya después de la primera
vez instintivamente.
Tenemos que aprender a conocer una dimensión totalmente nueva del
pensamiento, una especie de comprensión biológica intuitiva. Los conflictos
biológicos nos llevan a la dura realidad. Particularmente el animal, pero también
para los hombres en principio, se trata siempre una cuestión de vida o muerte.

13.7 Ejemplo: alergia a las nueces

Cuento con gusto el siguiente caso, que una paciente me ha mandado, porque lo
encuentro muy original e instructivo y, con su consentimiento expreso, publico
también el nombre y la fotografía.

Ottilie Sestak 16 de junio de 1998.

Mi alergia a las nueces.

Nací el 21 de septiembre de 1941 a las 11.30 en Oberndorf am Neckar y soy


diestra.
Desde que me acuerdo he sufrido aftas en la boca. Sólo quien las ha sufrido sabe
lo que duelen. No era raro que tuviese dos, tres o cuatro, a veces grandes como
una uña.
Cuando era niña, entonces el medico de cabecera de Oberndorf decía que se
trataba de una carencia de vitamina B, pero las gotas que me recetaba no me
servían para nada. Seguidamente, cuando nos trasladamos a Radolfzell en el lago
de Costanza, me explicaron que la cosa tenía que ver con la pubertad. El 5 de
agosto de 1961 me casé y el 7 de junio de 1972 me separé. Después de la
operación en 1970, por un tumor en la trompa ovarial derecha, supe por el Prof. O.
Que ya no podría tener niños, porque el ovario izquierdo era solamente una
formación de mucosa (¿defecto de nacimiento?) y el derecho a causa de la
operación ya no funcionaba más, dado que mi marido quería tener hijos, nos
separamos.
Cuando en 1972 (tras la separación tuve que empezar todo de nuevo) me mudé a
Waldbronn y volví a ocuparme del problema de las aftas, ya había cumplido 31
años.
Pedí una cita en la clínica dermatológica de Karlsruhe con el profesor ... (me olvidé
del nombre). Le conté mi problema y me preguntó si podía mostrarme una cosa.
Le dije que sí y me enseñó dos aftas en la mucosa de su boca. Me prescribió una
tintura azul que se preparaba en la farmacia. Tenía el mismo sabor que el
Malebrin ¿? (o algo parecido) con el que en el pasado se hacían gárgaras para
curar la garganta. Le dije al profesor que lo que quería era algo con lo que no me
volviesen a salir las aftas. Me contó que en el caso de las aftas probablemente se
trataba de una enfermedad hereditaria y que me tenía que convencer. Me
preguntó además si alguien de mi familia las sufría, lo que negué. Sólo me
afectaban a mí.
Sin embargo no estaba del todo segura y le pregunté a mi madre si conocía o se
acordaba de alguien de la familia que hubiese sufrido las aftas. Mi madre me dio
una respuesta negativa y con ello la cuestión volvió a estar zanjada. La cosa es
que unos dos días después mi madre me llamó por teléfono (entonces vivía en
Waldbronn, a dos calles de mí) y me pidió que fuera un momento a su casa.
Cuando fui, me enseñó, para mi sorpresa, que tenía una afta en la boca. En ese
momento casi creí en la “enfermedad hereditaria”.
El 11 de agosto de 1979 conocí a Leo, mi actual compañero, que siempre ha dicho
que para mi problema de aftas tenía que haber una solución. Pero se equivocaba.
Todo lo que probé, desde gel a pomadas y gotas, enjuagues con camomila, salvia,
mirra, hierbas suizas y que se yo, no sirvió para nada. Cuando tenía tres o cuatro
de estos “diablos blancos” lo único que servía eran los calmantes, porque estaba
ocupada todo el día como secretaria en los Seguros sanitarios alemanes (DKV) en
Karlsruhe y por ello tenía que hablar mucho y llamar por teléfono a todo el mundo.
Desde el 1 de enero de 1997 la DKV me metió en el programa ampliado de
prejubilaciones.
Desde el 29-3 hasta el 16-4-94 yo y mi compañero hemos hecho un viaje a China,
de Pekín a Hong Kong. Cuando volvimos a casa comprobé que no tenía aftas. Un
milagro, ya que sucedía muy raramente.
De repente he pensado que la cosa tenía una conexión con los alimentos o con el
arroz. Desde ese momento he apuntado con precisión todo lo que comía. De
cualquier manera he visto que me dolía especialmente cuando comía nueces.
Desde ese momento he dejado de comer nueces. Todos mis conocidos y
parientes me preparaban dulces sin nueces. Incluso renuncié a las almendras de
la pasta de los dulces, los panes con sésamo y el pan de semillas girasol. Cuando
no me daba cuenta y los comía, de nuevo me “afectaba”. Así he renunciado a todo
lo que tenía que ver con las nueces.
El uno de mayo de 1007 invité a mi casa a Heinz B. y su familia. Conozco a Heinz
desde que era una niña muy pequeña, porque él también había nacido en
Oberndorf am Neckar el 18 de marzo de 1942. Su madre vivía entonces con mi tía
Sofía, una hermana de mi abuela, y su familia.
Le habíamos preparado una buena a Heinz. Quería pedirle que tocase con su
trombón una marcha en especial, llevando el uniforme de la Stadtkapelle de
Oberndorf, el 23 de mayo para el noventa cumpleaños de mi madre, porque
queríamos abrir el programa de fiesta con dos máscaras de carnaval típicas de
nuestra tierra. Naturalmente Heinz dijo que sí y se arregló el uniforme, porque ya
no tocaba en la Kapelle. La alegría de nuestra madre fue enorme con la sorpresa,
porque el carnaval siempre fue muy importante para ella.
Poco antes de que llegase Heinz nos llamamos y me preguntó si había oído hablar
del Dr. Hamer, que sin embargo yo no conocía. Me contó la historia de la trágica
muerte de su hijo Dirk, Me dijo además que su hermana trabajaba con el Dr.
Hamer y tenía dos libros que me podía llevar a casa, lo que hizo.
Leí los libros y reflexioné. Pude comprenderlos sin problemas, ya que había
trabajado desde febrero del 74 hasta septiembre del 76 como secretaria jefe del
departamento de neurología dela clínica de Reichenbach. Tras la reforma comunal
de 1972 de las localidades de Reichdnbach, Busenbach, Etzenrot y Neurod nació
la nueva Waldbronn. La Albstrasse pertenecía a Reichenbach. Había aceptado
ese trabajo porque seguidamente quería pasar a la administración de los baños
termales que se estaban construyendo.
Todo se esfumó porque el que iba a ser encargado de los baños murió a los 42
años, de un ataque cardíaco, y la administración la cogió el ayuntamiento. Dado
que la amanmesis y las historias clínicas de los pacientes me cansaban mucho
psíquicamente, el 1 de octubre de 1976 me pasé a la Aseguración sanitaria
alemana. Antes trabajar en la clínica no me había ocupado jamás con la medicina,
excepto para mis cosas personales.
Había aprendido comercio al por mayor en una empresa, y después de las
practicas, de mayo del 57 hasta junio del 72 trabajé en Schiesser en Radolfzell,
entonces el más grande productor europeo de lencería. Desde junio a octubre de
1972 trabajé en Munich como secretaria de dirección en Hofele, artículos para
hombre en la Rosenheimerplatz.
Desde el 1-11-72 hasta el 31-1-74 fui secretaria del director técnico en Mann
Mobilia en Karlsruhe. Un empresa que tenía 20 edificios. Después pasé a la clínica
de nuestro pueblo y así no tenía que trasladarme hasta Karlsruhe para trabajar.
Una vez que leí, según el consejo de Heinz, los dos libros del Dr. Hamer,
comprendí todo el plan. Confieso que les había echado una ojeada, pero pienso
en lo que Heinz me había dicho, que sólo entendería el contexto una vez que
hubiese leído los libros.
Me puse en la mesa, me senté en la silla y comencé a “estudiar”. En el tema de
las alergias levanté las orejas. De repente me convencí de que el tema de las
nueces tenía que venir de “algo del pasado”. Se lo conté inmediatamente a Leo,
quien me dijo que bien podría ser así. ¿Pero de dónde y de qué?
Seguí reflexionando y rompiéndome el cerebro, sin resultado. Una noche me
desperté de repente y lo supe con precisión. Conseguí, con dificultad, esperar a
que Leo se despertase, pues quería despertarlo en ese mismo momento, pero no
lo hice. No podía dormir y esperaba impaciente a que abriera los ojos. Le dije que
sabía de donde venía la historia de las nueces. Me respondió con tranquilidad:
primero desayunamos y luego me cuentas todo. Naturalmente no podí esperar
más y todavía en camisón, comencé a hablar en la cocina.
En Oberndorf vivíamos en la casa de los abuelos, en una colina (una pendiente
del 16%). En el terrero había un nogal que a mí de niña me parecía enorme y que
metía un par de ramas en nuestro jardín. Estaba “prohibido” coger las nueces,
porque era mejor no tener problemas con la propietaria, un tal señora Fuoss. Era
otoño, quizás del 1946 o 1947, las nueces estaban maduras y apenas abiertas. Mi
hermana, que tiene cinco años más que yo, y yo, fuimos hasta el árbol. Miramos si
la señora Fuoss estaba en la ventada o nuestra madre o la abuela nos podían ver.
No se veía a nadie. Entonces cogimos las nueces, tirando las cáscaras en el jardín
de la señora Fuoss, que inmediatamente abrió la ventana y gritó: “Dejad las
nueces o voy para allá”. En el mismo momento nuestra madre miró hacia
nosotras, y entendiendo lo que pasaba gritó enfadada: “Regina, Ottilie, volved
ahora mismo aquí”. Estaba esperándonos con el sacudealfombras en la mano y
nos dio una buena. Decía que nos haría perder la costumbre de coger nueces
aunque nos tuviese que dar hasta matarnos.
Por lo demás no me acuerdo ya de la señora Fuoss, pero su voz rabiosa no la voy
a olvidar en toda la vida. No sé si volví a coger nueces, pero me cuesta
imaginármelo.
En enero de 1951 nos mudamos a Radolfzell. La prohibición se esfumó en el aire
y durante las vacaciones, que todos los años pasábamos junto a mis abuelos, las
nueces todavía no estaban maduras.
En este punto me parece importante contar que mi hermana jamás ha tenido
ningún problema con las nueces.
Una vez que le hube contado la historia, mi compañero dijo que los sucesos a
causa de las nueces bien podían ser la razón por la que no soportaba nada que
tuviese gusto parecido a las nueces.
Un par de días después le conté la historia a mi madre y a mi hermana. Las dos se
acordaban bien del suceso.
Entonces comencé a reflexionar sobre lo que tenía que hacer. Pero no tenía ni
idea de por donde empezar y no era posible preguntar a nadie. Después de unas
dos semanas compré una bolsita de nueces y puse un par en un cuenco. Durante
toda la tarde miraba y volvía a mirar las nueces. Por la tarde le dije a Leo: “Bueno,
me voy a comer las nueces, mi madre no me va a pegar y la vieja Fuoss ya hace
mucho que está muerta, o sea, que no me puede pasar nada”. Con sentimientos
encontrados abrí la primera nuez y me comí la mitad. Me comí otras dos o tres
nueces pensando siempre que no me podía pasar nada.
Después de unos diez minutos noté de repente que la boca me quemaba y picaba.
Salté y corrí al baño, me bajé el labio y vi que ya tenía una mancha roja oscura.
Miré en el espejo y me dije a mi misma: “¿Qué haces? No te puede pasar
absolutamente nada”. La mañana siguiente la mancha había desaparecido. Me
comí otra nuez y esperé, pero no sucedió nada.
Desde entonces como todos los tipos de frutos secos, sésamo, y todos los tipos
de panes y dulces con nueces y semillas.
Informé a todos los parientes y conocidos que nuevamente podía comer nueces y
les expliqué el porqué.
Nuestro médico de cabecera, el Dr.. H. No sabía nada de mi alergia a las nueces,
porque nos conocíamos sólo desde abril de 1995.
El médico precedente, el Dr. R. había muerto el 25-3-95 a los 63 años por una
embolia pulmonar. En otoño de año pasado, teniendo una cita con el Dr. H. Le
conté, entre otras cosas, toda la historia. Me escuchó con mucha atención, apoyó
la cabeza en el brazo y dijo: “Es muy interesante”, pero no dijo nada más.
Había sufrido aftas durante casi cincuenta años de mi vida a causa de la terrible
paliza y de la “amenaza de muerte”, por culpa de las malditas nueces. Si pienso a
las afirmaciones de los médicos a propósito de la falta de vitamina B, de la
enfermedad hereditaria, etc. no puedo hacer otra cosa que sonreír débilmente,
ahora estoy en condiciones de decir: “Qué estupidez”.
Ottilie Sestak

La terapeuta de Ottilie nos cuenta además:


Ottilie nos ha contado además otra cosa que se ha olvidado de escribir, pero que
es muy interesante.
Nos ha contado toda la historia de su vieja madre, la cual finalmente, aunque sólo
una vez, tuvo dos aftas en la boca. Había tenido sentimientos de culpa y eso le
había provocado las aftas.

Flecha a la izquierda para el lado derecho de la


boca: aftas. El FH está en solución.
Flecha lateral derecha para el lado izquierdo de
la boca: aftas, FH en solución también.
Flecha arriba a la derecha: conflicto del oído,
tinito = voz de la madre en el oído izquierdo.
Esta vía no aparece todavía resuelta en agosto
de 1998. Pero también puede ser que el FH
vaya a hincharse. No se puede excluir con
seguridad una solución.

Flecha izquierda. Relé de la mucosa de la


laringe. El FH parece estar activo en suspenso.
Flecha de arriba a la derecha: el FH en el relé
bronquial parece estar activo en suspenso en
ese momento (17 de agosto de 1998).
Esto significaría: la vía de las aftas se ha
resuelto completamente, pero la vieja vía de
susto improviso experimenta recaídas, posiblemente a causa de la voz de la
madre, que todavía vive; además la paciente se encuentra en los años de la
menopausia y claramente en “balance hormonal”, es decir, a la izquierda el FH
está todavía activo y el de la derecha ya está activo. Por eso nuevamente está en
constelación en suspenso (cortical).
Flecha inferior a la derecha y a la izquierda: el violento conflicto de separación
brutal (bastonazos) que afecta al periostio de las piernas y de la espalda, está
resuelto. La paciente cuenta que desde los 5 años siempre ha tenido las piernas y
los pies fríos (típico de una actividad conflictiva del periostio).

Flecha a la derecha: FH en el relé del hígado en


fase PCL.
Flecha izquierda: FH en el relé del sigma
(carcinoma del sigma) en fase PCL. Este FH
comprende al mismo tiempo también el relé de lo
acústico para el oído medio izquierdo; conflicto
correspondiente: no querer y no poder liberarse
de un “pedazo del oído” (voz de la madre). Tanto
el carcinoma del hígado como el carcinoma del
sigma eran procesos violentos, sin embargo por
suerte interrumpidos continuamente por fases de
solución. De otro modo se habría notado algo.
Así la paciente con una TBC del hígado en
caseificación y una TBC del sigma también en
caseificación (sudor nocturno y temperatura subfebril desde hace décadas) ha
podido seguir demoliendo los relativos carcinomas. Por eso hay un vistoso FH a la
derecha y a la izquierda.

Flecha derecha: conflicto de separación de la madre o


de los hijos deseados, a medias en solución.
Flecha izquierda: FH por el conflicto de separación del
primer marido, a medias en solución.

A la izquierda un gran relé por el ovario derecho (quiste


operado).
A la derecha pequeño relé para el ovario necrotizado.
Pero también este parece que haya tenido aparentemente
una (pequeña) solución en 1989 gracias al nuevo
matrimonio.
Este caso parece que es tan lineal y claro que no queremos volverlo aquí confuso.
Sería una pena, pero todavía hay varios estratos que podemos ver en la TAC
cerebral, de la que el radiólogo de la paciente, a pesar de repetidas peticiones,
sólo ha dado una mala copia en papel. Sin embargo podemos leer una gran
cantidad de cosas.
Además de la “vía afta” (mucosa de la boca), que se puede localizar como FH en
base el esquema del homúnculo un poco a la derecha e izquierda bien dentro del
lóbulo temporal lateral, había al mismo tiempo una vía de miedo improviso, que
afectaba a la mucosa de la laringe, así como una “vía de conflicto activo de
separación brutal”, que afecta al periostio de la espalda, de las nalgas y de las
piernas (bastonazos). Se pueden ver las aftas y reconocer las otras vías sólo con
los síntomas.

Todavía dos particularidades:


El conflicto de separación brutal afectó al mismo tiempo
a) a la madre, cerca del 70%
b) a la vecina, cerca del 30%.
Este conflicto no podía modificarse con el paso de los años, dado que la paciente
sufría las recaídas: la madre siempre era la madre, la vecina era la vecina. Por eso
el FH era “desbordante” en los dos hemisferios. El hemisferio derecho para el lado
corporal izquierdo, que afecta a la madre, el hemisferio izquierdo para el lado
corporal derecho, que afecta a la vecina.
Por el contrario el otro conflicto, el de susto improviso, o se modifica o puede
modificarse, precisamente con la menopausia.

Lo que sigue a continuación es para los “investigadores criminólogos” de la Nueva


Medicina:

Todo el conflicto biológico comenzó cuando la paciente tenía 5 años, y la historia


de las aftas terminó a los 56 años, edad que corresponde también (1997) al
comienzo de las molestias de la menopausia.
En 1970 se separó de su marido por deseo de él porque ella no podía tener hijos.
El ovario derecho en la mujer zurda pertenece al conflicto del perder al hombre
amado, el izquierdo, “atrófico” en realidad estaba “necrótico”, es decir, en actividad
conflictiva (conflicto de no poder tener niños). Tras la extirpación del ovario
derecho el izquierdo permaneció activo, porque se le dijo que definitivamente no
podría tener hijos. En 1989 fue extirpado, junto con el útero, también el ovario
necrotizado. La fase de reparación de conflicto de pérdida por el marido fue el
quiste del ovario a la derecha. La paciente, que entonces tenía sólo veintiséis
años, esperaba encontrar otro hombre, y quizás también tener hijos con él.
Con la operación el ovario izquierdo se declaró “atrófico”, aunque en realidad se
debería haber dicho “necrótico” (no poder tener hijos).
Ahora sabemos, basándonos en nuestra experiencia, que tras una operación de
quiste ovarial los centros propuestos (corteza surrenal e hipófisis) pueden realizar
en sustitución la producción de estrógenos. Así sucede aquí. La paciente tuvo la
menstruación durante 5 años más. Y tampoco después entro en la menopausia, ni
siquiera cuando en 1989 (con 48 años) sufrió una operación total (extirpación del
útero y del ovario izquierdo atrofiado).
Pero en 1970, tras la operación del quiste ovarial del lado derecho (el izquierdo ya
estaba atrofiado, casi ausente) la paciente permaneció en menopausia por un
período de 3 a 6 meses. Habría durado hasta que el quiste ovarial estuviese
endurecido y hubiese producido estrógeno. Tenemos que suponer que en el
cerebro se haya producido el correspondiente programa especial.
Coherentemente la paciente dice que ha tenido una fuerte tos seca, poco después
de la extirpación del ovario, con fiebre alta (diagnosticada como “bronquitis viral),
que la tuvo en la cama durante 10-14 días.
Tras la operación apareció la menopausia. Entonces el conflicto de susto
improviso con su FH en el relé de la laringe saltó al lado cerebral derecho
masculino y allí causó un FH en el relé de la mucosa bronquial. También el
conflicto tuvo que haberse transformado en ese punto en conflicto de amenaza del
territorio. En este período de cambio, justo tras la operación, donde había un FH
“todavía” en actividad y otro FH “ya” en actividad, la paciente tuvo temporalmente,
como bien recuerda ella, una denominada constelación planeante. Soñaba
siempre que era un pájaro y que podía volar a un sitio que no conocía nadie y
donde nadie sabía que no podía tener hijos.

Vemos que las vías secundarias, si se encuentran en el relé del territorio, pueden
modificar su cualidad durante el período de conflicto activo, si cambia la situación
hormonal.
En este caso, en el que se llegó a una “casi solución” temporal para el lado
cerebral izquierdo con tos laringea, algunos meses más tarde tuvo lugar un
aumento de los estrógenos directamente desde el cerebro, contenido en el
programa especial, que provocó nuevamente la suspensión temporal de la
menopausia. La vuelta de la menstruación, que hizo llegar a la paciente al
climacterio con sólo 56 años, hasta hoy en día no es todavía una menopausia real
en sentido hormonal, aunque la paciente no haya tenido la regla desde 1975 y
haya sufrido una extirpación total en 1989.
Ahora el conflicto de la mucosa de la laringe, cerebralmente a la izquierda, está
nuevamente activo desde hace 29 años. Dado que el FH ha estado activo en el
relé de la mucosa bronquial sólo durante unos pocos meses, no se acuerda
especialmente de las “pequeñas toses bronquiales” que por supuesto se
produjeron.
Desde finales de junio del 97 el conflicto aftas-nueces se ha resuelto. Desde
entonces la paciente vuelve a comer nueces sin sufrir aftas. Y nuevamente la
paciente tuvo “tos laríngea vírica”. Durante 10 días se quedó sin voz. No sabemos
si todas las vías se han resuelto de un modo definitivo, pero podemos suponer que
es así.
Cuando la paciente, dentro de poco, entrará en la menopausia, el conflicto de
susto imprevisto ya no podrá surgir, porque ya no existe. Vemos la falta que hace
calcular bien, porque las vías, sobretodo si se han formado al mismo tiempo con el
mismo DHS, no se comportan para nada de modo sincrónico o constante respecto
a un mismo contenido. Algunas vías se pueden resolver, mientras que otras
permanecen todavía activas.

Pero desde el punto de vista médico, nuestra historia todavía no ha terminado. La


paciente tenía otras dos vías, que por suerte no se diagnosticaron jamás:
a) una vía de conflicto de morir de hambre con adenocarcinoma del hígado y
b) un conflicto abyecto y repugnante con adenocarcinoma del sigma, todo a causa
de las nueces.
No podemos reconstruir exactamente si los dos conflictos, con constelación
esquizofrénica del tronco cerebral, confirmados abiertamente por la paciente,
estuvieron siempre activos, durante la mayor parte del tiempo o sólo de vez en
cuando. En el momento de estas imágenes, el 17 de agosto de 1998, los dos
están resueltos. La paciente a menudo, durante un período prolongado tiene sudor
nocturno con temperaturas subfebriles, típicos signos de una fase de reparación
con caseificación tuberculosa de ese tipo de adenocarcinomas.
Desde junio del 97 ya no ha sentido consternación. Por suerte, como ya hemos
dicho, estas vías no se diagnosticaron jamás. Antes de la Nueva Medicina, cuando
esos síntomas se consideraban “malignos”, el diagnóstico habría sido una
condena a muerte para la paciente, y las laftas en la boca habrían sido “metástasis
evidentes”. Algo horrible de imaginar.
Para algunos de nosotros resulta difícil entender que una niña de cinco años
pueda, con único conflicto biológico, “echarse encima” tantas vías y mantenerlas
hasta más de los 50 años. Por un momento nos parece todavía más difícil
entender que todas estas vías tienen su buen sentido biológico: son notas de la
memoria biológicamente sensatas para que se recuerde la “catástrofe de las
nueces”, que esta sensible paciente experimentó de niña. Aquí no tiene nada que
ver el hecho de que la hermana no sufriera ningún DHS.
Además también es interesante el hecho de que la madre estaba sufriendo un
conflicto (“al padre los cachetes le hacen normalmente más daño que al mal hijo”),
pues de otro modo no se habría asociado espontáneamente a las aftas de la hija.

Quizás ahora entendéis, queridos lectores, porque insisto para que mis alumnos
busquen el DHS con la máxima precisión. La mayor parte de las vías se define
con el DHS. Las otras vías, que se añaden con una recaída, son generalmente
pocas.
Al mismo tiempo, sin embargo, no se debe llevar a cabo una “caza de la vía”,
porque eso volvería inseguro al paciente, si todavía no conoce bien la Nueva
Medicina y no sabe que todas las cosas son “avisos” para la memoria
biológicamente sensatos y sin ningún tipo de maldad. Tampoco tienen que ver con
la psicología, sino que son pura biología, tanto a nivel psíxuico como orgánico. Y,
tal y como se ve, se puede envejecer perfectamente bien con ellos. La única gran
estupidez que hemos cometido los aprendices de brujo, fue la extirpación del
ovario y del útero. Naturalmente habríamos podido resolver con la paciente un
“conflicto de las nueces” ya hace 40 o 50 años, proporcionándole a la paciente, en
su psicodrama, un buen final en lugar del viejo y feo final...
Señora Sestak, nuevamente muchas gracias por haber contado la historia de su
experiencia.

14. El conflicto en suspenso o el conflicto en equilibrio

con el ejemplo de psicosis y de parálisis motora o sensorial

La Nueva Medicina prevé una serie de casos específicos y de constelaciones


especiales, como el hecho de que un cáncer, durante el embarazo, deja de crecer
a partir de la décima semana de gestación, porque la nueva vida tiene preferencia
absoluta. Sin embargo el conflicto no se resuelve automáticamente con el
embarazo, sino suspendido temporalmente. Si no se resuelve en su sustancia
antes de que finalice el embarazo, vuelve a aparecer con el inicio de las
contracciones.
Algo parecido sucede con el conflicto en equilibrio. Esto significa: el conflicto en
equilibrio es un conflicto que surge con el DHS y en base al propio tipo tiene un
Foco de Hamer, y a nivel orgánico una alteración correlativa. Sin embargo su
actividad es muy reducida, sin llegar a resolverse. Un conflicto así es
relativamente poco peligroso, porque como cáncer o no está activo o casi no lo
está, por cuanto no se crea ninguna masa conflictiva.
Un típico ejemplo de conflicto en suspenso es el conflicto motor, que afecta al
centro motor (giro precentral) de la corteza cerebral, de tal forma que la parálisis
perdura. La parálisis está “en suspenso”, es decir, subsiste. Este estado a menudo
se llama esclerosis múltiple. Un conflicto en suspenso semejante asume, sin
embargo, otra dimensión o cualidad si interviene otro conflicto con un Foco de
Hamer en el lado opuesto del neoencéfalo a causa de otro DHS. En este caso el
paciente, durante todo el tiempo que duran los dos conflictos, presentes al mismo
tiempo, se vuelve extraño, raro, esquizofrénico. De hecho esta es la constelación
esquizofrénica, en cuanto el paciente tiene un conflicto activo en los dos lados
cerebrales, a veces también en la corteza o en la médula.
El paciente está “dividido” en el verdadero sentido de la palabra. Yo creo que
todavía no se puede valorar suficientemente el significado del conflicto en
suspenso.
Las denominadas “enfermedades mentales y psicopáticas” son las enfermedades
más recurrentes, más frecuentes del infarto cardíaco. La mayor parte de estos
pobres pacientes recluidos en clínicas se encuentran en esos lugares porque se
ven afectados de un conflicto en suspenso al que, de ven en cuando, se añade un
conflicto nuevo (por desgracia en la parte opuesta del neoencéfalo) que lo
“desencaja”. Basándome en mis observaciones, los pacientes que se vuelven
dramáticamente extraños han sufrido, sin excepción, un tercer conflicto añadido o
tenían una denominada “constelación biomaníaca” (ver el capítulo sobre las
psicosis). Esto significa: los pacientes con dos conflictos, cada uno de los cuales
está en un hemisferio diferente del neoencéfalo, se vuelven esquizofrénicos de un
modo no dramático o no más dramático que un enfermo de cáncer.
Los pacientes que se vuelven psicóticos de modo dramático, llevan a cabo
acciones dramáticas, se agitan o “enfurecen”, normalmente han sufrido otro
conflicto, como ya hemos dicho. Tampoco respecto a estos nexos o estas
diferencias ningún psiquiatra ha sabido, hasta ahora, dar explicaciones
comprensibles. Y jamás ninguno había investigado este tipo de conflictos. Sobre
todo los psiquiatras modernos, que no consideraban importante, incluso pensaban
que eran vergonzoso, comunicarse humanamente con estos “locos”. Al psicótico
se le trata durante el resto de su vida como una “persona subnormal”, como un ser
con el que no es posible comunicarse, excepto en algunos períodos. Como
consecuencia todos los psicóticos son “sedados”, como se dice desenvueltamente
en la jerga médica.
Con este apaciguamiento (los gritos no quedan bien en la clínica) se hace
justamente lo peor que se podría hacer, o por lo menos para el paciente es lo
peor: se congelan los conflictos, haciéndolos permanecer “en suspenso”, de tal
manera que el paciente prácticamente permanece de un modo permanente
esquizofrénico y no sale jamás de su conflicto, y mucho más pos su exclusión
social (porque una hospitalización permanente no significa otra cosa más que
eso), se crea un vacío absoluto, humano y social, a su alrededor, del que sólo
puede escapar si permanece sedado en su esquina miserable en la clínica, como
un desecho de la sociedad.
Si vosotros, queridos lectores, en el capítulo de la esquizofrénica, o de las
psicosis, leéis los casos que se documentan, podréis establecer que muchos de
los pacientes que se describen han tenido antes un conflicto en suspenso antes de
que apareciese un segundo conflicto que ha hecho “enloquecer” a la persona. Soy
consciente de que habría podido incluir los casos individuales perfectamente en
otro capítulo también. Pero es suficiente con que tú, querido lector, entiendas el
sistema. Luego todo se explica por sí solo.

Un porcentaje grande de nuestros “internos” son pacientes con alguna parálisis o


las consecuencias relativas. Las parálisis se producen en general a causa de un
Foco de Hamer, por ejemplo por un conflicto motor en el giro precentral, donde
tras el DHS el conflicto perdura en primer lugar, y luego se debilita, pero no se
resuelve jamás del todo, porque durante ese tiempo la psique del paciente no
permanece indiferente.
También en los niños y en los animales que han sufrido una parálisis encontramos
un conflicto de desvaloración de sí como lógico DHS sucesivo. El DHS surge, por
lo general, en el momento en el que el paciente se da cuenta que está paralizado.
Puede tratarse de una “desvaloración de sí mismo como deportista”, pero también
de un conflicto de desvaloración de sí mismo central. Entonces aparecen las
osteolisis en los huesos, que a su vez inducen a una deformación esquelética. Se
consiguen momentáneas revalorizaciones en las que el paciente, en cierta
medida, puede reconstruir su valoración personal, en un plano inferior o
transformado, por el que se produce una recalcificación y por lo tanto una
cimentación articular “de ser torpe”, lo cual a su vez puede tener nuevas
consecuencias de tipo psicológico.
Querer corregir con intervenciones quirúrgicas las deformaciones óseas como la
escoliosis, etc, que son el resultado de un largo proceso psico-cerebral-orgánico,
es algo muy problemático, por lo menos en tanto que nos hayamos ocupado de la
evolución del proceso, es decir, de la psique del paciente.
De esta manera nuestros “torpes” siguen vagando tormentosamente en estas
clínicas. Un suceso que al comienzo podía ser resuelto fácilmente, se vuelve, tras
varias recaídas, de proporciones catastróficas. Si se considera el tipo de médicos
que estas pobres personas necesitan no cuadra el tipo actual de médicos
arrogantes y millonarios que presuntuosamente, con la frente bien alta, pasan por
la habitación del paciente circundados por su séquito, llamados asistentes, que
miran con aire profesional y asienten cada una de las palabras del soberano.
En el futuro la medicina se volverá difícil y maravillosa. Tenemos que reencontrar
el nivel humano que tenían los médicos de nuestros antepasados hace miles de
años, y que se ha perdido.

14.1. Ejemplo: las consecuencias del primer cigarro.


El siguiente caso sucedió, fatalmente, en la Francia meridional, del modo en que lo
cuento.

Dos muchachillos de doce años se habían sentado a fumar. Por supuesto sabían
que el padre de uno de ellos, en cuya granja estaban sentados, había prohibido
expresamente a su hijo que fumara. Pero las prohibiciones motivan de un modo
especial. Era en 1970, una cosa de niños como en todo el mundo. De repente se
oyó el grito de su hermana a través de la puerta: “¿Qué estáis haciendo ahí, estáis
fumando? Se lo voy a decir a papá”. Pero no quería decírselo al padre, sólo era
una broma. Pero uno de los muchachos cayó en el pánico: “Dios mío, nos está
espiando y nos vamos a ganar una buena. Escucha, si se chiva me ahorco”.
Dos días después el joven se ahorcó en el baño, y los padres se enteraron porqué
el muchacho se había ahorcado. Todo el pueblo entró en agitación, clavando los
ojos en Jean, nuestro paciente. Jean (diestro) sufrió un terrible shock conflictivo,
un DHS triple: un conflicto de pérdida (con consiguiente carcinoma del testículo
derecho), un conflicto de amenaza en el territorio (con consiguiente carcinoma
bronquial del lóbulo superior del pulmón izquierdo), una desvaloración de sí (con
consiguiente osteólisis de las vértebras cervicales y dorsales), así como
presumiblemente, ya entonces, un conflicto de separación brutal en el centro
cortical postsensorial.
Al mismo tiempo desde entonces se ve afectado por un vitíligo en el cuello y las
dos muñecas. El centro del relé del FH relativo se encuentra en el relé cortical
sensorial del neoencéfalo. El vitíligo es una úlcera de la parte inferior del epitelio
pavimentoso externo. El conflicto siempre es un conflicto de separación brutal y
repugnante.
Desde el día del DHS, cuando su amigo se había ahorcado, el joven Jean
permaneció en simpaticotonía. Todas las noches soñaba con la muerte de su
amigo, en el sueño veía como iba al cementerio, adelgazaba, siempre tenía las
manos frías. Sin embargo lo peor fue su terrible depresión y estar “extrañamente
cambiado”. Sin embargo todos lo atribuían a lo que había pasado con el amigo, y
lo encontraban comprensible. Estaba deprimido porque en la edad prepuber
(balance hormonal) estaba afectada la zona periinsular derecha, y estaba
“extrañamente cambiado” por la clara constelación esquizofrénica múltiple.
Después de más o menos un año el conflicto se debilitó, sin resolverse. Se volvió
sólo en parte conflicto en suspenso, porque la desvaloración de sí tuvo un fuerte
reventón y la consecuencia fue una escoliosis de la columna vertebral dorsal y una
descalcificación de la columna vertebral cervical, en especial de la primera
vértebra cervical y de la cuarta a la sexta, correspondiente a un conflicto de
desvaloración de sí intelectual, que siempre tiene que ver con una cuestión
fundamental, por ejemplo “¿La justicia divina ha caído sobre mí? ¿Me lo
merezco?”, etc.
Cuando tres años después se le operó la columna vertebral cervical, y esto salió
mal, se produjo una fractura de la vértebra cervical, según dijeron al paciente. El
muchacho se enfureció: todo le recordaba al cuello de su amigo con la cuerda
alrededor, y entró instantáneamente en delirio, miraba siempre fijamente al techo,
tenía un sentimiento de despersonalización, se veía yacer, y que todo lo que tenía
bajo él se convertía en agua, porque su amigo se había ahorcado sobre la bañera.
En las visiones que tenía durante el delirio siempre aparecía el amigo ahorcado.
El paciente había sufrido un conflicto central motor añadido a los 5 conflictos en
suspenso ya presentes, y por eso había entrado inmediatamente en delirio, desde
entonces tuvo una tetrapléjia, es decir, una parálisis de los brazos y las piernas.
Era un torpe paralítico, una persona extraña cerrada en sí misma, lo que la gente
de su alrededor atribuía a su triste destino. Otro signo de otro conflicto cortical
sensorial (conflicto de dolor o de no querer ser tocado) en el centro cortical
sensorial también eran los nódulos, distribuidos en todo el cuerpo, de las
extremidades nerviosas, los denominados nódulos de Recklinghausen.
A esto se añadía además la depresión, la vieja y la nueva.
Cuando vi al paciente por primera vez, en mayo del 86, el joven estaba casi
completamente paralizado. Sólo podía mover un poco el brazo derecho, pero no
se podía agarrar ni levantarlo. Vino a mi como un último intento, porque ya ningún
médico sabía que hacer. Las manos estaban heladas. Estaba sentado o “tirado de
mala manera” en la silla de ruedas, delgado hasta quedarse en los huesos. Nos
pasamos algunas horas hablando, lo que hasta entonces no había hecho ningún
doctor. Le habrían metido desde hace mucho tiempo en un instituto para
discapacitados graves si su familia no se hubiese ocupado de él de un modo
conmovedor. Durante la charla empezó a fiarse de mí y se asombró de que por
primera vez alguien se interesase por lo que soñaba casi todas las noches, según
me dijo: lo del suicidio de su amigo hacía 16 años.
Y sucedió el milagro.
Este sensible joven, que conocía tan bien el sufrimiento, por primera vez después
de 16 años contó la pena que llevaba en el alma, llorando y con hipo convulsivo.
La pena salió, explotó fuera de él. En su ambiente todos conocían la triste historia
y evitaban, por respeto a su sensibilidad, hablar de ello con él. Y así el círculo
vicioso cada vez era más fuerte.
Pero ahora el joven, que había permanecido hasta aquel momento en una
desesperación letárgica, se despertó de golpe de la pesadilla. De repente me dijo,
interrumpiendo nuestra conversación: sé y siento perfectamente que me voy a
curar. Cuando se fue, por primera vez en 16 años tenía las manos, no calientes,
pero tampoco gélidas como hasta entonces. Seguidamente vinieron unos meses
difíciles en lo físico para él: tuvo las manos muy calientes, la cabeza le bullía,
fuerte hinchazón cerebral y la poca movilidad del brazo derecho tuvo una
regresión. Pero fue positivo que tuviera mucha hambre, y finalmente podía dormir
sin tener pesadillas y se sentía bien. Con dosis diarias de 30 mg de cortisona
conseguimos superar bien la fase crítica prolongada de la hinchazón cerebral,
tanto que él mismo podía colaborar psíquicamente con la morar y la psicosis
equilibrada. Durante ese tiempo consiguió mover los brazos relativamente bien,
las piernas en parte. Ha cogido 20 kg de peso y sigue engordando sin cortisona
ya. Como ya hemos dicho, se siente “grande”. En realidad deberían pasar otros
seis meses antes hacer el intento de dar los primeros pasos. Pero el milagro no es
más pequeño porque requiera de un poco más de tiempo. También psíquicamente
al paciente tiene la moral bien alta, porque sus psicosis (depresión y
esquizofrenia) lo han abandonado, como si siempre hubiese sido el hombre más
normal del mundo. Sigue estando flaco y cansado, y seguramente lo estará
durante otro semestre, aunque ahora ya no necesita cortisona.
No espero los honores por este “caso milagroso” si he de decir la verdad. Yo
solamente he cumplido el sistema. Sus padres y mis amigos en Francia, que se
han aplicado con sacrificio por en este paciente tan grato, han creado juntos un
maravilloso clima de trabajo y de confianza para que la pequeña planta pudiese
crecer. Y eso lleva mucho más trabajo del que yo pueda describir aquí.
Sólo cuando existen estas premisas, se puede llevar a cabo un milagro así según
los planes de la naturaleza. He descrito el caso de un modo exhaustivo para que
sea una esperanza y un consuelo para muchos. Lo que en este joven, después de
16 años, era todavía reversible, también lo es para otros muchísimos pacientes.
La convicción de que estas parálisis, tras un cierto tiempo son irreversibles, es
simplemente un gran error.

Las dos imágenes a la derecha muestran las


TAC cerebrales unas 2 semanas antes de la
solución del conflicto. Por eso no aparece
ningún edema. En la imagen izquierda se ve
la flecha superior que indica el FH marcado
en la zona periinsular derecha,
correspondiente al conflicto de territorio y de
amenaza en el territorio, además
correspondientemente en la imagen torácica
inferior izquierda la atelectasía residual del
carcinoma bronquial del lóbulo superior del
pulmón izquierdo (flecha)

La flecha inferior de la imagen TAC arriba a


la izquierda indica el relé del testículo
derecho. Estos conflictos están en suspenso
desde hace 16 años. Las flechas de la TAC
cerebral arriba a la derecha, realizadas el
mismo día, muestran el conflicto central
(postsensorial) antes de la conflictolisis. La
foto que sigue indica el vitíligo. En el momento de la foto (agosto del 86) el
paciente ya había cogido 10 kg. Tras el primer DHS quintuple el paciente estaba
“extrañamente cambiado” porque se encontraba en constelación esquizofrénica.
Entre 1970 y 1974 los cinco conflictos
estaban “en suspenso”. En 1974 el
paciente cayó instantáneamente en
delirio cuando, a causa de la
desafortunada operación de la
vértebra cervical, sufrió un conflicto
motor central y otro conflicto sensorial.

La TAC cerebral de al lado es del


22.7.86, pero fue realizada con un
“truco”, porque los médicos no veían
ninguna razón para hacer un control
posterior, dado que en la primera TAC
“no salió nada”. Por eso el paciente
sintió “dolores en los senos
paranasales”. Entonces se realizó una
TAC especial, de tal manera que sólo
tengo imágenes de la parte basal e
inferior de la cabeza. Se ve, sin
embargo, que toda la región
periinsular está cubierta de edema
(flecha). Por desgracia durante mucho
a continuación no se hicieron más
TAC cerebrales, así que tuve que
estimar a ojo la terapia a base de
cortisona.

En la imagen a la izquierda se ve claramente el FH del conflicto de territorio que


está sanando después de haber permanecido en “suspenso” durante tantos años
y se ha cubierto de edema. La flecha indica el punto afectado o el núcleo del Foco
de Hamer (justo tras la solución).
En la foto de la derecha están los FH periinsulares del conflicto de territorio y de
amenaza en el territorio que suben hasta la corteza. En el medio, circundado por
el cerco, se ve el conflicto central
postsensorial, con edema bien distinguible,
aunque no es muy abundante.

Las imágenes siguientes laterales del cráneo


muestran el apoyo insertado en 1974. Sin
embargo entonces se rompió el apófisis
espinal del epistrofeo. Antes de la operación
se le dijo al paciente que se preveía una
fractura por comprensión del atlante, lo que
habría podido causar una parálisis instantánea
por rescisión medular, lo que volvía la
operación indispensable. La noticia de que la
operación había ido mal le provocó otros dos conflictos con el consiguiente delirio.
Madre naturaleza tuvo compasión: en las dos imágenes se ve la recalcificación de
la base craneal y de la vértebra cerebral superior, entre el cráneo y el epistrofeo se
ve una calcificación ósea completa con endurecimiento de las articulaciones.

El apoyo, que en un principio se había insertado sólo como paliativo, para evitar la
parálisis transversal que amenazaba, estabilizó el cráneo. Hoy en día sería
superfluo, porque todo se ha estabilizado gracias a un espeso callo.

He esperado ardientemente esta imagen de


mediados de julio del 87. Deseaba tanto
que fuese así, para el paciente y para los
millones de pobres personas que sufren
con la misma enfermedad. Aquí está, y es
magnífico. El joven siempre ha dicho: “Yo
sé, que el Dr. Hamer tiene razón, he notado
y lo siento que cada día va mejor. No
importa el tiempo que haga falta, pero lo
conseguiré”.

Y ahora lo ha conseguido. Ya se puede


mover en la cama, sentir las propias
articulaciones, que antes no notaba, puede
nuevamente controlar ampliamente los
músculos. En la TAC vemos ahora la
verdadera razón, los conflictos centrales
motor y sensorial finalmente entran en solución. Sabíamos todos que tenía que ser
así, porque jamás me creí lo de la historia de la parálisis transversal. De hecho
siempre se tiene una excusa lista. Los informes con los conflictos eran demasiado
claros.
¿No os corre un escalofrío por la espalda si pensáis, queridos lectores, las
consecuencias mundiales que tiene lo que se ha descubierto? Que después de
tantos años todavía se pueda resolver un conflicto y que la inervación pueda
todavía funcionar... Es un milagro de verdad.
Sin embargo tengo que frenar un poco vuestras esperanzas. No todos los jóvenes
tienen una moral tan sorprendente como este muchacho. Es un camino largo. De
hecho una persona así no tiene nada que perder jamás. Sin embargo el retomar la
función cerebral no está exento de problemas. Surgen hiperestesias, dolores de
cabeza, fiebre, etc.
En estos casos siempre tenéis que proceder como un investigador criminal,
informándoos con precisión de cuando se ha manifestado esa parálisis. No se
puede liquidar simplemente como parálisis transversal o contusión de las raíces de
los nervios todo eso que no se puede explicar.
También es posible, en muchos años incluso probable, que los niños que vengan
al mundo con una parálisis hayan sufrido un grave DHS conflictivo en fase
intrauterino, que ha golpeado en el centro motor. Siempre tiene que tratarse de un
conflicto de miedo de “ser embrujado” o de “ser prisionero”, que causa una
parálisis de la motricidad. Eso no tiene nada que ver con la inteligencia o con la
reflexión consciente. Se produce de un modo casi semiautomático en una fracción
de segundo. Para un cierto tipo de DHS conflictivo, el individuo, hombre o animal,
reacciona con un determinado tipo de “parálisis del ser inmovilizado”, justo porque
se ve afectado el correspondiente centro cerebral.
Naturalmente preguntaréis al momento: sí, pero ¿cómo se puede salir del conflicto
efectivo tras un período largo? Es verdad que no es con una reunión amigable,
sino a menudo tras un duro trabajo de investigación minuciosa. Normalmente ya
se sabe algo, es decir, se sabe de qué conflicto se trata.
Una madre puede sufrir un DHS embarazada, pero, a parte de los primeros tres
meses, ninguno de los conflictos subsiguientes estará ligado a ese DHS. Este
hecho tiene sus razones biológicas. Muchos conflictos se resuelven justo gracias
al embarazo. Pero el futuro bebé puede sufrir conflictos en el vientre de la madre.
La segunda dificultad que veo está en el hecho de que cada vez hay menos
personas sabias. En su mayor parte se trata de tontos y entre estos hay muchos
que se creen inteligentes. Resulta difícil encontrar médicos sensibles, que no se
preocupan solamente por volverse millonarios.
Nótese:
El oncoequivalente del Foco de Hamer en el centro motor del giro precentral
es la parálisis, porque no hay ningún impulso motor mientras que dura la
actividad conflictiva. El conflicto del centro motor es el conflicto del “miedo
de ser aferrado, inmovilizado”, es decir, el miedo de no poder escapar o no
poder soltarse.
El oncoequivalente del Foco de Hamer en el centro sensorial del giro
postcentral es la parálisis sensorial, a menudo los nódulos de
Recklinghausen, un crecimiento glial de las extremidades de la vaina
nerviosa, porque el desarrollo de las fibras nerviosas aferentes hacia el Foco
de Hamer está bloqueado.
El conflicto del centro sensorial es el conflicto de separación, el conflicto de
pérdida del contacto corporal (por ejemplo madre, familia, manada, etc.), lo
que en la naturaleza puede ser mortal, en sentido figurado también “miedo
de ser abandonado”.
15. El círculo vicioso
Los pacientes a los que había ya curado yo, y que habían llegado a la solución del
conflicto, se encaminaban todos a la muerte si volvían nuevamente a los
tratamientos de la medicina tradicional, con intervenciones quirúrgicas radicales,
irradiaciones y citostáticos. Sólo por casualidad se curaba alguno, que
sustancialmente no tenía ningún proceso canceroso activo, sino sólo un viejo
carcinoma inactivo o encapsulado.
Por el contrario si los pacientes permanecían en un hospital parecido a un
sanatorio, sin pánico, con un pequeño departamento intensivo, hasta que se
curan, entonces sobreviven casi todos, incluso el 95% o más.
Entre estos dos extremos hay un círculo vicioso. Podemos describirlo como una
sucesión cada vez más rápida de sucesos con causas que afectan a los tres
niveles de psique, cerebro y órganos a partir de la primera enfermedad, del
diagnóstico que sigue y el shock del diagnóstico, de la segunda enfermedad con
otro diagnóstico y shock de pronóstico. En medio pueden existir síntomas de fase
de solución que, sin embargo, a menudo son malinterpretados por la medicina
escolástica, metiendo al paciente cada vez más en el círculo vicioso.
Si las personas no reflexionaran sobre su enfermedad y no se dejaran caer en
pánico, relativamente pocos morirían por la primera enfermedad cancerosa real,
prácticamente sólo aquellos cuyo conflicto no se resuelve o se resuelve
demasiado tarde.
En base a mis cálculos son alrededor del 10-20%, y de este 10-20% la mayoría
podría sobrevivir también si resolviese su conflicto con la ayuda de personas
sabias y comprensivas.
Casi todos los pacientes enfermos de cáncer mueren de pánico. Las causas de
este pánico totalmente inútil e incluso criminal son los mismo médicos.
El pánico iatrógeno, es decir, el causado por los médicos mediante pronósticos
pésimos, causa un nuevo shock conflictivo y un nuevo cáncer, las denominadas
“metástasis” (que realmente no existen).
Un caso sucedido en Austria resulta particularmente aleccionador: por una noticia
difundida por todos los medios austriacos el 7.10.99 se supo lo siguiente: la
secretaria de un médico de ginecología había falsificado, durante 6 años, los
diagnósticos histológicos de “cáncer maligno” de los informes en un total de 140
pacientes, diciéndoles que todo estaba bien. Si se hubiese comunicado el
diagnóstico a las pacientes y se hubiese llevado a cabo la (pseudo)terapia
correspondiente (operación y quimio), durante ese tiempo ya habrían muerto unas
130-135 pacientes en base a las estadísticas oficiales.
Por el contrario ninguna ha muerto.
Una ha tenido un resultado positivo, y en las otras 139 se habla de una “curación
espontánea inexplicable”, que sin embargo según las estadísticas oficiales
actuales, solo se da una vez cada 10.000 casos. Aquí encontramos 140, uno tras
otro. Como se puede ver, todo es una mentira, un engaño. Y el estado es el
estafador.
En un cierto punto debería haber estado claro para cualquier médico que no hay
una explicación para el hecho de que en los animales encontremos muy
raramente un cáncer secundario. Sólo en el último estadio de una fuerte
descapacitación física también el animal puede, por ejemplo, sufrir una
desvaloración de sí con cáncer óseo, se ya no puede correr o está tan débil que
no puede defenderse.
Sabemos que de todos los pacientes de cáncer, y lo puedo demostrar incluso con
mi propia experiencia clínica, al momento del diagnóstico de la enfermedad de
cáncer sólo un 1 o 2% de los pacientes tiene focos pulmonares, y estos por un
buen motivo.
Sin embargo dos o tres semanas después las imágenes de control muestran focos
pulmonares ya en un 20-40% de los pacientes, signo del DHS de miedo de la
muerte causada casi regularmente por la (brutal) revelación del diagnóstico.
Este miedo intelectual de la muerte que, como se ve en los animales, no es
necesario y es causado sólo por la ignorancia de estos no-médicos, este shock
iatrógeno es hoy día la causa de muerte más frecuente en la enfermedad del
cáncer. A este shock de miedo a la muerte causado al revelar el diagnóstico se
añaden además las numerosas “torturas” del pronóstico. Seguidamente todos
estos “no-médicos” encogerán la cabeza y dirán que se trataba de un error. No es
verdad.
Mis pobres pacientes. Siempre de aquí para allá. Por una parte muchos han
entendido la Nueva Medicina. Pero cuando llega todo serio el catedrático, rodeado
de médicos y asistentes, que no se dedican a otra cosa más que a asentir a lo que
el semidios con bata dice (que para el paciente casi siempre es una condena a
muerte), ¿quién de estos pobres enfermos de cáncer puede tener todavía coraje y
fuerza moral para contradecir al catedrático?
La maquinaria del “suplicio” se pone en marcha, no existe casi ninguna vía de
escape de este “programa”. Tras unos pocos meses se encuentran casi en la
cámara mortuoria. Y si por casualidad alguno consigue huir de este engranaje de
la medicina oficial, casi seguro que no escapará a los sucesivos controles.
El paciente se observa de continuo, sospecha que cada una de sus
indisposiciones es un cáncer nuevo o una “metástasis”. Poco antes del control
“profundo” el pobre paciente está tenso todo el día. Después el resultado: “De
momento, todavía no se ha encontrado ninguna metástasis”. “Gracias a Dios,
tengo otros tres meses de vida”, piensa el paciente.
A esto se añaden una infinidad de miedos sociales. La peor de todas es la
pregunta compasiva de “si todo va bien todavía”. Por doquier el paciente ve que lo
consideran un candidato a morir al que ya nadie toma en serio, porque pronto
morirá. Incluso sucede que algunas personas ya no le quieren dar la mano, porque
tienen el miedo de que sea contagioso. E incluso cuando el paciente consigue salir
del círculo vicioso y encontrar el coraje y la autoestima, en cuanto se descuide se
meterá otra vez a causa de la sociedad “programada” e insensible a su alrededor,
para la que siempre será un “enfermo de cáncer”.
Con este fondo social deshumano y desde el punto de vista médico no correcto, el
pobre paciente, que conoce la Nueva Medicina y la ha comprendido, se encuentra
en un dilema total: nadie puede formular argumentos precisos contra la Nueva
Medicina de Hamer, sin embargo todos la maldicen.
Sin embargo es todavía peor que los diferentes síntomas se interpreten de modo
diferente. Por ejemplo, la vagotonía en el sistema de la Nueva Medicina siempre
es un signo óptimo de curación. Cierto que a veces hay que frenarla un poco con
medicamentos, en el caso de que durante la fase de reparación vagotónica el
Foco de Hamer en el cerebro se hinche demasiado, pero en principio la fase de
reparación vagotónica es necesaria y hay que esperarla impacientemente.
Para la medicina todavía dominante sucede todo al contrario, pues para su
vocabulario de síntomas las expresiones de simpaticotonía y vagotonía sólo son
conceptos equivalentes a “disfunción vegetativa”, donde por ejemplo se habla de
una “grave disfunción circulatoria” y representa el “comienzo del fin”.
A pesar de que el paciente, excluyendo el hecho de la reparación del carcinoma
óseo que produce fuertes dolores a causa de la dilatación del periostio, en el resto
de los casos se sienta muy bien, tenga buen apetito, duerma bien, todos los
médicos tradicionales, a los que imprudentemente visita, profetizan ya su muerte
inminente. Y aunque tengamos que admitir que la vagotonía es un estadio de
convalecencia tras las denominadas enfermedades infecciosas (sólo hay que
pensar a las “clinoterapias” que duran meses en el caso de la TCB), cualquier
médico tradicional se siente impulsado a decir: “Sí, pero en el cáncer todo es
diferente”.
Hay algo de verdad en ello, porque la enfermedad cancerosa es, en principio, una
enfermedad a dos fases: la fase de conflicto activo, simpaticotónica, en la que el
paciente no tiene apetito, no consigue dormir y presuntamente tiene disfunciones
de irrigación sanguínea periférica, y que hasta ahora para los médicos
tradicionales ha sido el cáncer real, pero hasta ahora no la habían visto. Y si
alguna vez la han visto, ha sido porque se ha presentado de una forma extrema, y
eso a menudo era realmente el comienzo del fin, porque poco tiempo después el
paciente ha muerto por edema cerebral.
En conclusión: el paciente no puede avanzar por dos vías, porque el pronóstico
siempre forma parte de la terapia.
Un paciente que tenga dolores en la fase de reparación del carcinoma óseo, en la
medicina clásica le dan inmediatamente morfina, a menudo incluso contra su
voluntad expresa. Sin embargo con esto se le quita la voluntad junto con los
dolores. La muerte entonces es sólo una cuestión de días o semanas. Sin
embargo si el paciente sabe, como lo saben mis pacientes, que este dolor es
fundamental, positivo y también pasajero, así como previsible, y sabe de donde y
porqué viene, entonces saca fuerzas inesperadas y no experimenta el dolor como
algo negativo, y no como ahora cuando se le dice que estos dolores serán cada
vez peores y que así morirá.
Solamente si el paciente es curado por médicos que conocen los contenidos de la
Nueva Medicina y saben aplicarlos, y si además puede curarse en un hospital
parecido a un sanatorio, sin pánico, donde es consciente de que allí se conoce su
enfermedad y están en condiciones de valorarla correctamente y llevar a cabo
tratamientos adecuados, sólo entonces está fuera del círculo vicioso. Sobrevivirá
más del 95% de los pacientes, mientras que en el círculo vicioso se salva como
máximo el 1 o 2%.

15.1. Ejemplo: “metástasis” incluso en el dedo meñique

Un hombre de 45 años había superado 3 cánceres (cáncer de riñón, carcinoma


mediastinal y adenocarcinoma pulmonar). Se sentía bien, en buena forma, como
él mismo decía, y volvió a trabajar como conductor de camiones, trabajo que le
gustaba. Trabajó durante 14 días sin tener ni la más mínima molestia o que el
trabajo le resultase pesado. Tras dos semanas llegó a la empresa alguien del
seguro de enfermedades que decía que el “enfermo de cáncer” tenía que dejar el
trabajo inmediatamente y tenía que jubilarse.
La mutua aseguradora no estaba muy dispuesta, en caso de duda, a seguir
pagando, porque el hecho era que un “paciente” que podía seguir trabajando no
podía durar mucho. Rápidamente sacaron al hombre de la cabina y le declararon
inválido. El hombre sufrió un DHS de conflicto de territorio que lo dejó destruido.
Pero el paciente había sabido asumir ya una vez este tremendo golpe, como me
hizo saber 8 semanas más tarde, una vez que había cogido un kilo de peso.
Consiguió superar nuevamente la fase de reparación con un gran edema
alrededor del Foco de Hamer en la zona periinsular derecha. Se sentía
nuevamente bien y dado que no podía trabajar comenzó a reformar su casa y
arreglar su coche. Con una espátula quiso quitar un poco de barniz que se había
levantado, para darle una nueva capa, pero al hacerlo se pinchó sin darse cuenta
el dedo meñique de la mano izquierda. El pinchazo llegó hasta el hueso. La herida
se inflamó, se hinchó transformándose en una osteomielitis localizada en la punta
de la falange distal del meñique izquierdo. Cuando el paciente, que en aquel
período se sentía totalmente sano, tenía siempre buen apetito y dormía bien,
ignorante de las consecuencias fue a su médico de cabecera con el dedo
inflamado. Este médico, que había sido cirujano y tenía mucha nostalgia de su
antigua ocupación, le hizo una radiografía y le vio un pequeño defecto que había
causado la osteomelitis.
Pero en un “enfermo de cáncer” por supuesto no existe osteomilitis, sólo puede
existir metástasis.
El punto de la herida era bien visible y situado justo tras el foco de la osteomelitis.
Así, el “medicucho” le dijo al paciente, que ya temblaba de miedo: “Sólo puede
tratarse de una metástasis, usted está “enfermo de cáncer”, y ahora las células
cancerosas están ya en el meñique. Hay que amputarlo inmediatamente. Le aviso
que todo lo que le ha dicho el Dr. Hamer eran engaños, y que si sigue así, morirá
seguro.
El paciente estaba completamente destruido, en aquel instante sufrió un DHS de
miedo a la muerte.
De malagana se dejó amputar el dedo, sin examen histológico, hasta el tejido
sano, como sucede por regla. El pobre hombre volvió a casa palidísimo, con la
mano alzada y sin decir ni una palabra, y sólo tras mucho tiempo consiguió decir:
“El doctor dice que las células del cáncer ahora están en el meñique y que todo lo
que me ha contado el Dr. Hamer son mentiras, que no tengo esperanza”.
Seis semanas después el paciente me telefoneó.
En aquel momento ya había perdido 10 kilos de peso, y sus pulmones
prácticamente intactos, resultaron llenos de adenocarcinoma en un control. El
paciente murió muy rápido: había caído en el círculo vicioso.

15.2. Ejemplo: círculo vicioso a causa del conflicto de miedo por


el corazón con mesotelioma pericárdico.
Un maestro de tenis de 43 años, zurdo, propietario de un campo de tenis cubierto,
había sufrido un conflicto de territorio a causa de este campo.
El correspondiente Foco de Hamer se encuentra en el lóbulo temporal izquierdo, la
localización del órgano corresponde a una úlcera del íntima de las venas
coronarias.
Tras unos 6 meses el paciente resolvió su conflicto. El infarto cardíaco derecho
que por fuerza sigue, llegó dos meses después: por la mañana tuvo un minuto de
angina de pecho persistente, pero se acordó que todo el año anterior había notado
ligeras punzadas cardíacas. El fuerte ataque de angina de pecho se debilitó un
poco en el curso del día y desapareció al final del segundo día.
Este ataque de angina de pecho fue el DHS; él pensó: “Oh Dios, ahora la bomba
se ha roto, esto es un infarto cardíaco, ahora ya no puedes seguir dando clases de
tenis”.
Entonces sucedió lo siguiente: el paciente ya desde hacía 6 semanas tenía la
sensación de un gran cansancio, que sin embargo no había querido tomar en serio
y lo había combatido con café. Naturalmente tras el ataque de angina de pecho el
cansancio volvió, pero lo relacionó con el corazón.
Había notado el fuerte ataque de angina de pecho como un miedo-agresión contra
el corazón (“la bomba se ha roto”) y ahora este conflicto se mantiene activo a
causa del cansancio. Por lo tanto el paciente tenía un conflicto de territorio
resuelto tras la crisis epiléptica (infarto cardíaco derecho) y al mismo tiempo un
conflicto activo de agresión al corazón con un mesotelioma pericárdico.
Después de algunos meses el cansancio de la fase de reparación debida al
conflicto de territorio resuelto había desaparecido y se resolvió también el conflicto
de agresión al corazón seguido del habitual derrame pericárdico en la fase PCL. A
causa del derrame pericárdico las prestaciones del maestro de tenis se limitaron
todavía más respecto a la fase de reparación del conflicto de territorio.
Instantáneamente el paciente sufrió una recaída de agresión al corazón y
consecuentemente una reducción del derrame pericárdico, sin embargo no como
signo positivo de curación, pero como signo de que el conflicto del pericardio
estaba nuevamente activo.
El derrame pericárdico había reaparecido desde hacía poco a causa del
crecimiento del nuevo mesotelioma. Como consecuencia, sin embargo, volvió el
derrame pericárdico como signo de la tranquilidad alcanzada, es decir, como signo
de la solución de la recaída conflictiva.
Y así, no conociendo la Nueva Medicina, el paciente entró automáticamente en el
círculo vicioso.
A la segunda o tercera recaída el derrame pericárdico fue finalmente
diagnosticado con ayuda de la TAC torácica. Con este diagnóstico el paciente
sufrió un conflicto de miedo de la muerte con el consiguiente carcinoma de los
alvéolos pulmonares.
Ahora se trataba de un doble círculo vicioso: cada vez que se diagnosticaba un
derrame pericárdico el paciente es presa del miedo (peri)cárdico y del miedo a la
muerte. Se realiza una agopunción para drenar el pericardio, le vuelven las
fuerzas y se tranquiliza durante un cierto período, por lo tanto el pericardio se llena
de nuevo. La rueda gira cada vez más rápido.
Cuando se descubrió el adenocarcinoma pulmonar, los cardiólogos no se
interesaron más en él. Entonces alguien le habló de la existencia de la Nueva
Medicina.

La Nueva Medicina puede interrumpir un circulo vicioso doble de este tipo, pero
sólo si el paciente está en condiciones de entender todos los nexos.
15.3. Ejemplo: ascitis o hidropisia (fase de reparación después de
un mesotelioma del peritoneo)

La foto de este caso no debe asustar, sino aclarar


sobretodo dos cosas: por un lado muestra lo
grande que puede llegar a ser una ascitis crónica
a causa de un círculo vicioso; por otro también
debe demostrar que a pesar de una ascitis
enorme se puede tener todavía una sorprendente
calidad de vida. Para que comparen los pacientes
que se desesperan ya con una ascitis mucho más
reducida.

Muchos pacientes afectados de ascitis entran en


un círculo vicioso crónico. El conflicto que precede
a la ascitisk con más precisión el conflicto del
mesotelioma del peritoneo, siempre es un “ataque
contra el vientre”. En los animales normalmente se
desencadena por una coz o un golpe contra el
vientre. Pero también en un animal puede ser
tendencialmente un conflicto “por asociación”, por
ejemplo un cólico intestinal que el animal vive como un ataque “contra el vientre”.
Para nosotros, los humanos, por el contrario, estos ataques contra el vientre
experimentados por asociación mental constituyen la regla. En la mayor parte de
los diagnósticos quirúrgicos que conllevan una intervención que se realiza en el
vientre, el paciente experimenta un ataque contra el vientre, es decir, se imagina al
cirujano que le corta la tripa.
Dado que casi todas las operaciones se realizan bastante rápidamente tras el
diagnóstico, normalmente el cirujano no ve todavía el minúsculo “trocito” de
mesotelioma, es decir, un pequeño tumor, que por el contrario vería enseguida si
la intervención se pospusiese unas 4 semanas por cualquier motivo.
Estos son los casos en los que el cirujano “abre y cierra” y en su informe se lee: la
intervención prevista no tenía ningún sentido porque todo el peritoneo está ya
“lleno de metástasis”.
Un caso parecido se ha producido en una paciente a la que se le había
diagnosticado un adenocarcinoma del hígado. A causa de los diferentes
exámenes preliminares la operación se retrasó 4-6 semanas. Como consecuencia
“se abrió y se cerró” porque no había nada que hacer.
En este punto la paciente conoció la Nueva Medicina y leyó un libro en el que se
decía que (por suerte) la ascitis era una consecuencia de haber sufrido un
conflicto de ataque contra el vientre. A pesar de eso entró en un círculo vicioso.
Durante casi dos años tuvo una ascitis crónica, al final enorme, aunque se sentía
bien, sin embargo, tenía buen apetito, montaba en bicicleta, nadaba; pero la ascitis
no desaparecía. Al final la paciente me llamó y preguntó por qué la ascitis no se
volvía más pequeña. Se descubrió que regularmente amigos y parientes venían a
controlar su vientre. Particularmente agravante eran los comentarios de una
enfermera que iba dos veces a la semana para ayudar un poco a la paciente con
las tareas domésticas. Esta decía siempre escépticamente que no había visto
jamás que nadie hubiese sobrevivido con una ascitis así, y citaba el caso de una
tal señora Meier que se sintió bien durante un largo período y luego murió.
De este modo la paciente sufría continuamente una recaída conflictiva de ataque
contra el vientre y el vientre se resentía. Dado que se había deshinchado, se
calmaba y entraba reforzada en la fase PCL. Entonces el vientre “crecía” como
signo de esta curación o solución de conflicto. Lo medía diariamente con un metro.
Cuando el vientre se hinchaba de nuevo volvía a sufrir el conflicto y se reducía.
Cuando le expliqué pacientemente la cosa, se le cayó la venda de los ojos:
“Doctor, esto no lo había entendido”. Desde aquel momento, tal y como le había
aconsejado, intentó reírse de su tripa y pensar en ello lo menos posible. El
encantamiento se había roto y muy lentamente la ascitis se redujo
progresivamente.

15.4. Ejemplo: círculo vicioso en los quistes de los arcos


branquiales

Uno de los círculos viciosos más frecuentes es el de los quistes de los arcos
branquiales tras los conflictos de miedos frontales (a menudo de miedo al cáncer).
El miedo frontal es un miedo de algo que se supone que nos va a venir sin poderlo
evitar. La única posibilidad es la fuga. También si el desarrollo hacia atrás está
bloqueado, entonces el paciente (hombre o animal) sufre añadido un “miedo en la
nuca”, encontrándose instantáneamente en constelación esquizofrénica fronto-
occipital.
El miedo frontal en el hombre y en los animales es un miedo totalmente real, un
miedo de un peligro real, como la agresión de un hombre o de un animal, etc. Sólo
en un segundo momento se vuelve, a menudo en el caso de las personas, el
miedo de algo imaginario, lo que para el paciente no parece menos peligroso que
un animal selvático que lo ataca: por ejemplo el médico ha dicho a un paciente:
“Sospechamos que tiene cáncer” o “usted tiene cáncer”. Dado que el cáncer
siempre se considera un suceso ineludible, progresivo, así como un “caso fatal”,
aunque en ese momento no haya ningún peligro real, si no sólo imaginario, este
peligro considerado inevitable embiste contra los pacientes que ya simplemente a
causa de un diagnóstico así pueden sufrir el correspondiente conflicto de miedo
frontal.
Los pacientes a los que el diagnóstico se les explica según la Nueva Medicina no
sufren casi nunca ese miedo del cáncer.
Con el miedo frontal o el miedo del cáncer, bajo el perfil evolutivo, se retrocede en
cierta medida al tiempo arcaico en el que nuestros antepasados vivían todavía en
el agua. La mayor catástrofe entonces se producía cuando se encontraban en
tierra firme y las branquias se pegaban y no podían coger aire. En los conflictos de
miedo frontal y análogamente en los conflictos de miedo al cáncer, sufrimos justo
este miedo ancestral, que nos falte el aire. La gente dice “se me estrecha la
garganta”. Cuando un “conflicto de diagnóstico del cáncer” ataca, el paciente
muestra al instante todos los signos de la actividad conflictiva: manos heladas,
falta de apetito, insomnio, pensamiento obsesivo del conflicto, etc. Y en el cuello
siente un ligero picor bajo la piel.
Si después de un cierto período de presunto peligro, o real, el conflicto de miedo, o
el pánico del cáncer, se resuelve, en la fase de reparación se forman los quistes
de líquido en los conductos de los arcos branquiales del cuello. De hecho durante
la fase de conflicto activo en estos antiguos conductos ahora inutilizados se
formaban úlceras, es decir, reducciones de epitelio pavimentoso que revista la
parte interna de los arcos branquiales. En la medicina tradicional estos se llaman
también linfomas-no Hodgkin (es decir, “linfomas” no-linfonodos) porque
erróneamente se consideran linfonodos. Estos quistes de líquido de los arcos
branquiales se producen por las fuertes hinchazones de la fase de reparación en
los puntos ulcerados dentro de los conductos de los arcos branquiales. Así el
líquido no puede fluir y forma fragmentos de conducto hinchado lleno de líquido
que pueden parecer esferas y se encuentran bajo la piel, precisamente a los dos
lados del cuello, delante y detrás de las orejas, desde donde descienden hasta
dentro de la axila y hacia delante hasta la hedidura de la clavícula.
En el interior pueden extenderse hasta el diafragma y crear también allí espesos
quistes de líquido que después, por regla, se interpretarán como “granos de
linfonodo”. Para los quistes de los arcos branquiales hay diferentes síntomas
clínicos típicos: durante la primera mitad de la reparación, es decir, antes de la
crisis epileptoide, en general justo tras la conflictolisis, los “pacientes ignorantes”
sienten el “pánico de la metástasis” Piensan que los quistes, que son duras al
tacto, son “nodos” compactos (“como bolitas de cuero hinchado”), “nodos”,
“linfonodos” o simplemente un “crecimiento tumoral”.
A causa del “pánico de la metástasis” sienten nuevamente el miedo al cáncer, que
les hace pasar instantáneamente de la fase de reparación a la actividad conflictiva
en la que los quistes regresen.
Lo mismo sucede, considerándolo favorable, con la quimio o las irradiaciones de
los quistes con rayos X o cobalto, sólo con la diferencia de que mediante la quimio
y los rayos no se causa la actividad conflictiva, sino que solamente se detiene el
proceso en curación. En los dos casos el paciente entra inmediatamente en el
círculo vicioso. En el caso de una recaída conflictiva por un nuevo miedo al cáncer
se producen: interrupción de la reparación, regresión de los quistes de los arcos
branquiales, ulterior expansión de la úlcera en los antiguos conductos de los arcos
branquiales.
Permanece la “masa conflictiva”, que por la interrupción abrupta de la reparación
no ha podido curarse completamente ni psíquicamente ni orgánicamente, es decir,
permanece una “curación residual”, que todavía debe ser completada. Al mismo
tipo se forma una nueva masa conflictiva que tiene que ser elaborada
seguidamente con la reparación, a nivel psíquico, cerebral y también orgánico.
Si se consigue calmar una vez más al paciente, las quistes de líquido que se han
vuelto a formar como signo del nuevo proceso de reparación en curso se vuelven
más grandes que antes a causa de la curación residual + la curación del nuevo
pánico.
Obviamente también la crisis epiléptica o epileptoide que forzosamente se produce
será más fuerte que la primera vez, cuando el paciente habría podido resolver
hasta el final su miedo al cáncer sin una nueva recaída.
Si ahora el paciente tiene una nueva recaída de miedo al cáncer los quistes se
volverán todavía más grandes, y comienza nuevamente todo el juego del círculo
vicioso.
Si el paciente no tiene recaída de miedo al cáncer, es decir, ninguna actividad
conflictiva nueva, por ejemplo porque conoce la Nueva Medicina, llega a una fase
de reparación correcta, y sucede a menudo que tiene la sensación de que le falta
el aire de modo puramente mecánico, en particular si alrededor del cuello (o en el
mediastino) hay quistes bastante grandes, que se experimentan como “nodos”. A
menudo tiene esta sensación sin que se produzca realmente. Pero muy raramente
sucede que la traquea se comprime realmente desde el exterior. Un peligro real de
asfixia no se ha podido comprobar jamás, porque los quistes, como mucho, solo
aplastan la tráquea.
En la crisis epileptoide, sin embargo, la sensación subjetiva, el miedo arcaido de
sofocar, puede ser arrebatador y meter al paciente en un nuevo pánico terrible. Sin
embargo eso, por suerte, sólo se produce en casos extremos en los que hay
quistes de líquido muy grandes. Calmar a un paciente así, o sacarlo del pánico, o
mejor todavía, no dejar que caiga en él, conocer la Nueva Medicina, es la tarea
más importante de cualquier “iatros”. Es insensato sedar con medicamentos a un
paciente así y normalmente lo único que denota es ignorancia, porque los
sedantes pueden ser mortales en el período tras la crisis epileptoide, cuando el
paciente entra en la “segunda curva vagotónica”. Estos sedantes químicos, de
hecho un tipo de veneno, no pueden sustituir jamás a las palabras tranquilizantes
de una persona o del médico. Sólo cuando los pacientes han superado también
esta “segunda fase vagotónica” están realmente curados.
En el caso de la quimio y las irradiaciones el médico ortodoxo obtiene rápidamente
una victoria pírrica, cuando los quistes de los arcos branquiales se reducen. Pero
la obtiene pagando un precio muy alto, es decir, solamente bloqueando la
reparación y la crisis epileptoide que sigue necesariamente a la fase de
reparación, además todo el organismo se ve dañado de un modo terrible y a
menudo irreparable. No sólo los “medicuchos” han considerado la quimio como
una terapia, sino que le decían a los pacientes que antes de morir podían vivir
todavía 3 o 4 semanas con las reservas de la médula ósea. Obviamente también
eso era una insensatez. En los pacientes cuyos quistes de los conductos de los
arcos branquiales se “tratan” con quimio, los quistes, primero, regreden, pero
como hemos dicho ya: el proceso de reparación se interrumpe, no se termina. Si
se interrumpe la quimio vuelve a comenzar la reparación y con ella vuelven los
quistes. Así el paciente entra en un círculo vicioso permanente, y los “exorcistas”
se llenan los bolsillos. Casi todos los pacientes mueren con esta tortura sin
sentido.
El círculo vicioso de los quistes de los arcos branquiales, que en los animales
prácticamente no se produce (hasta la falta de aire pasajera en la crisis
epileptoide), ocupa así un espacio tan amplio porque es uno de los círculos
viciosos inmanentes más frecuentes, y en gran parte iatrógeno.
Téngase presente: en el momento del pánico es difícil calmar a un paciente que
mentalmente está alterado por vía iatrógena. Por el contrario calmar a un paciente
que ya anteriormente ha conocido y entendido la Nueva Medicina, no es un juego
de niños, pero es una tarea que se puede resolver bien, y es incluso una tarea que
da alegría, al mismo tiempo que una obra social entre personas conscientes.

16. El sistema ontogenético de los programas especiales


de los tumores y de las enfermedades
oncoequivalentes. La tercera ley biológica de la
Nueva Medicina.
Durante años he estado confuso por la supuesta falta de sistemática morfológica e
histológica de hiperplasias, tumores, tumefacciones, carcinomas, sarcomas,
seminomas, mesoteliomas, melanomas o gliomas, incluido lo que la medicina
tradicional llama metástasis.
Finalmente, ahora creo que he encontrado una subdivisión que probablemente se
podrá usar todavía durante decenios modificándola más o menos. Se trata de la
clasificación histológica en base a la historia evolutiva o a la embriología.
Estos diferentes tipos de tumor encuentran, como por encantamiento, una
colocación propia si se les ordena en base a la historia evolutiva o según el criterio
de pertenencia a las distintas hojas embrionales.
Si el cerebro en el hombre (y en el animal) es realmente el ordenador, formado en
el transcurso de millones de años, del organismo humano, lógicamente también
los órganos corporales “correspondientes” bajo el perfil evolutivo deben “cohabitar”
en el ordenador cerebro.

Los embriólogos, en general, subdividen el desarrollo en las tres hojas


embrionales, el endodermo u hoja embrional interna, el mesodermo u hoja
embrional media, y el ectodermo u hoja embrional externa.
Las llamadas hojas embrionales se desarrollan en el embrión a partir de las
primeras formaciones celulares en el útero materno. En su mayoría nuestros
órganos pueden ser correlativos a una de estas hojas embrionales. Podemos
deducir del esquema que el “comportamiento canceroso” de las hojas embrionales
difiere de modo fundamental. Endodermo y ectodermo o los órganos que les
pertenecen en la fase CA y en la fase PCL se comportan de manera exactamente
opuesta. El mesodermo o los órganos que le son relativos se subdividen
comportándose en parte como los órganos ectodérmicos y en parte como los
endodérmicos. Esta era también la razón por la que una investigación de una
sustancia activa contra el “cáncer maligno” no ha dado hasta ahora buenos
resultados. Porque, ¿cómo podría haber un “fármaco” válido al mismo tiempo
tanto para la proliferación celular como para la reducción celular? (Sin hablar de lo
irrazonable que es este modo de pensar). Por lo tanto ya sólo por este hecho,
podemos entender lo absurdo de la medicina actual.

El sistema ontogenético de los


programas especiales, biológicos y sensatos
de la naturaleza

En el esquema precedente vemos dos niveles arriba la representación de la curva


de la bifasicidad: dos grupos diferentes, como se muestra también en la tabla
sinóptica “psique-cerebro-órgano”.
El nivel amarillo corresponde al grupo del paleoencéfalo y el rojo al grupo del
neoencéfalo, como se puede ver resumido en el esquema precedente.
En la columna izquierda, amarilla, el tronco cerebral, hoja embrional interna. En la
columna central, naranja, la hoja embrional media: arriba, con rayas amarillas, los
órganos directos del cerebelo, abajo, los órganos directos de la médula cerebral
(por ejemplo el esqueleto, los linfonodos, ovarios, riñones, etc). En la columna de
la derecha, roja, la hoja embrional externa, los órganos directos de la corteza
cerebral.
Si miramos este esquema vemos que el nivel del paleoencéfalo en la fase de
conflicto activo (fase CA) causa el crecimiento del tumor por proliferación celular,
en la fase de reparación tras la solución del conflicto (CL), que llamamos también
fase postconflictiva o en abreviatura PCL, el tumor se demuele nuevamente por
las micobacterias (por ejemplo TBC).
En el nivel rojo del neoencéfalo la situación es exactamente al contrario: en la fase
CA las células se reducen (hablamos de necrosis o úlceras) y en la fase PCL
estas necrosis o úlceras se llenan de nuevo, o se cicatrizan. Dado que hasta ahora
nadie sabía nada de esto, dado que no existía un sistema, las restituciones de
tejido o el llenarse de las necrosis y de las úlceras en la fase PCL se llamaban, por
ignorancia, cáncer o sarcoma, porque también ahí se produce la proliferación
celular (mitosis) con grandes células y grandes núcleos, sin embargo siempre con
el objetivo de realizar la curación.
La solución del enigma estaba en el hecho en el que ahora podemos basar
nuestras reflexiones, la pertenencia a una determinada hoja embrional y la
localización de los relés específicos para cada órgano. Y ahora encontramos un
orden magnifico para todos los cánceres y todas las enfermedades
oncoequivalentes, que siempre eran sólo una fase, y encontramos síntomas y
nexos de las fases complementarias.

Los embriólogos en general subdividen el desarrollo embrional en tres hojas


embrionales, el endodermo u hoja embrional interno, el mesodermo u hoja
embrional media y el ectodermo u hoja embrional externa.
La mayor parte de nuestros órganos derivan sólo de uno de estas hojas
embrionales, como por ejemplo el tubo gastro-intestinal (excluido el recto y los 2/3
superiores del esófago, la pequeña curvatura del estómago, los conductos
hepáticos, biliares y pancreáticos y las células de Langerhans del páncreas) que
deriva del endodermo, es decir, de la hoja embrional interna.
Dado que el intestino tiene también vasos sanguíneos, que sin embargo
pertenecen a la hoja embrional media, también el intestino tiene partes
“mesodérmicas”, como ya hemos visto. Y dado que el intestino tiene un pliegue
nervioso, el denominado sistema vegetativo, también posee partes ectodérmicas.
Pero cuando se dice que un órgano tiene, por ejemplo, origen endodérmico, no
nos referimos a esta parte mesodérmica (vasos) y ectodérmicos (nervios), porque
todos los órganos tienen partes parecidas.
Sin embargo hay órganos que están constituidos funcionalmente por varias partes
de hojas embrionales diferentes. Entre estos, en particular está la zona de la
cabeza y de los pulmones con la esfera cardiaca, el estómago, el hígado, el
páncreas, el duodeno así como la zona vejigo-vagino-anal junto con la pelvis
renal. Algunos de estos órganos, que se han combinado posteriormente
funcionalmente, y que hoy estamos acostumbrados a considerar como un único
órgano, tienen cada uno su propio centro de relé en puntos a menudo muy
distantes en el cerebro.
Ejemplo: el útero se compone de hecho de dos órganos, un orificio y un cuerpo
con las trompas ováricas. Estos dos órganos diferentes han crecido formando
aparentemente un único órgano, el “útero”, pero respecto a su mucosa se han
originado en hojas embrionales diferentes y cada uno tiene su propio relé en un
punto totalmente diferente del cerebro: el cuello y el orificio del útero en la zona
periinsular izquierda, y la mucosa del cuerpo del útero en el puente del tronco
cerebral. Correspondientemente también las formaciones histológicas son
totalmente diferentes entre ellas: el cuello y el orificio del útero presentan epitelio
pavimentoso, el cuerpo del útero, por el contrario, tiene epitelio adenoideo (epitelio
de células cilíndricas). A esto se añade obviamente también la musculatura
mesodérmica del útero, que tiene su relé en el cerebro medio (tronco cerebral).
Por esto ha sido tan difícil, al principio, reconocer todas estas relaciones.
Por el contrario, algunos órganos que en el cuerpo se encuentran muy distantes
entre ellos en el neoencéfalo se encuentran en gran parte muy cercanos; por
ejemplo el recto, la vagina, la íntima de las venas coronarias y la laringe,
constituidos de epitelio pavimentoso, tienen su relé a la izquierda periinsularmente,
así como la mucosa intrabronquial, el íntima de las arterias coronarias y la mucosa
de la vejiga tienen su relé a la derecha periinsularmente.
Si no hubiese comparado continuamente las regiones cerebrales, por ejemplo el
homunculus, las formaciones histológicas, los resultados de las investigaciones
embriológicas de otros test y mis TAC cerebrales con las anamnesis, todavía hoy
me estaría rompiendo la cabeza, porque en casi todos los test de embriología hay
equívocos, incluso errores, dado que jamás nadie había supuesto la existencia de
estas correlaciones.
Ahora, por ejemplo, sé que todas las mucosas de epitelio pavimentoso son de
origen ectodérmico, por lo tanto pertenecen también al mismo área en el cerebro.
Hay relaciones también entre órganos tan diferentes como la mucosa de la boca,
la mucosa bronquial, la mucosa de la laringe y la mucosa de los conductos de los
arcos branquiales (quistes), el íntima de las arterias coronarias, el íntima de las
venas coronarias, la mucosa del recto, la mucosa del cuello y del orificio del útero.
Todos tienen su relé a la derecha y a la izquierda periinsularmente, todos
pertenecen a conflictos sexuales, de territorio o de marcación del territorio.
La ley férrea del cáncer y la ley de la bifasicidad de todas las enfermedades (ahora
llamadas programas especiales, biológicos y sensatos), si se llega a la solución
del conflicto, eran la premisa necesaria para poder encontrar el sistema
ontogenético de los tumores y de las enfermedades oncoequivalentes. Nos
muestra de forma lógicamente comprensible la relación íntima de nuestros
conflictos, el relativo relé y la pertenencia orgánica bajo el perfil evolutivo.
De tal manera que toda nuestra histopatología encuentra un orden completamente
comprensible, obvio. El relé para conflictos iguales y órganos histológicamente
iguales se encuentra muy cercano en el cerebro.
Pero este sistema ontogenético de los tumores y de las enfermedades
oncoequivalentes también nos ha mostrado que no habríamos podido entender
jamás, por ejemplo, las enfermedades cancerosas, sin estos conocimientos; de
hecho debido a la ignorancia hemos metido juntos erróneamente los tumores de
los órganos directos del paleoencéfalo que proliferan en la fase de conflicto activo
con los “tumores” de los órganos directos del neoencéfalo, que tienen proliferación
celular sólo en la fase de reparación.
Quien haya creído que ha descubierto un sistema para clasificar las enfermedades
cancerosas, sólo podía equivocarse, como vemos por ejemplo en el caso de los
denominados marcadores tumorales (tumor markers), tratados seguidamente, que
no son específicos y a menudo indican lo contrario de lo supuesto.
Pero dado que conocíamos la diferencia entre las modificaciones de los órganos
directos del paleoencéfalo y las de los órganos directos del neoencéfalo, no
conseguíamos encontrar los puntos comunes y cuando creíamos que los
habíamos encontrado eran erróneos.
El sistema ontogenético de los tumores es completo y lógico en sí mismo.
Naturalmente al final deriva de la Nueva Medicina y del descubrimiento de los
Focos de Hamer en el cerebro, así como de la segunda ley biológica de la
bifasicidad.
Pero este sistema ontogenético global de la medicina, en particular de los
tumores, es comparable al significado del sistema periódico de los elementos para
las ciencias naturales.
De hecho describe de un modo global las relaciones internas de toda la medicina.

16.1. La clasificación de los tumores

El sistema ontogenético de los tumores y de las enfermedades oncoequivalentes


afirma:

1. a las tres hojas embrionales les corresponden tipos específicos de tejido


histológico que son iguales o al menos parecidos entre ellos. Sólo la hoja
embrional media o mesodermo se subdivide a su ven en un “mesodermo
del cerebelo” o antiguo y un “mesodermo del neoencéfalo” o reciente. El
“mesodermo del cerebelo” se comporta de modo análogo al “endodermo del
tronco cerebral”, mientras que el “mesodermo del neoencéfalo” se comporta
de un modo análogo al “ectodermo del neoencéfalo”.
2. En caso de DHS que causa la formación de un Foco de Hamer, las zonas
orgánicas que están en correspondencia con este FH presentan la
“reacción específica de la hoja embrional a la que pertenecen”: los órganos
endodérmicos directos del tronco cerebral y los mesodérmicos directos del
cerebelo (o todos los directos del paleoencéfalo) en la fase de conflicto
activo (fase CA) reaccionan con proliferación celular, los órganos
mesodérmicos directos de la médula cerebral y los directos de la corteza
cerebral (todos los órganos directos del neoencéfalo), reaccionan con
necrosis o úlceras.
3. La fase de reparación tras la conflictolisis es muy distinta en las tres hojas
embrionales:

Hoja embrional interna:


Parada del crecimiento tumoral, encapsulamiento o demolición por medio
de hongos o micobacterias, por ejemplo bacterias tuberculosas (ej.
Tuberculosis pulmonar).

Hoja embrional media:


a) Mesodermo del cerebelo:
Parada del crecimiento, encapsulamiento o demolición por obra de
bacterias, micobacterias u hongos como en el caso de la hoja embrional
interna, por ejemplo carcinoma mamario demolido por medio de
bacterias o micobacterias (ej. TBC del pecho).
b) Mesodermo de la médula cerebral:
Restitución con hinchazón y crecimiento excesivo como sarcoma o en
los huesos con crecimiento de callo como osteosarcoma. El crecimiento
excesivo es, en principio, totalmente inocuo y se para espontáneamente
al final de la fase de reparación normal. Las bacterias contribuyen a la
reconstrucción (por ejemplo osteosarcoma, quiste ovárico, quistes
renales, nefroblastoma).

Hoja embrional externa:


Tendencia a la reconstrucción de la necrosis ulcerosa con restitución o
cicatrización con ayuda de virus (ejemplo, hepatitis vírica).

Ya la ley férrea del cáncer, como han confirmado muchos médicos, había
introducido por primera vez un sistema claro en la actual incapacidad de poner
orden en la realidad de los tumores. Sin embargo muchos interrogantes estaban
todavía abiertos.
Ahora creo que he conseguido encontrar un sistema global que comprende no
sólo los tumores, sino en líneas generales toda la medicina. De hecho la
disfunción de nuestro equilibrio de comportamiento debido a los conflictos
biológicos es sólo un caso particular, una modificación especial de programa de
una zona cerebral, del Foco de Hamer, en la que antes todo funcionaba de un
modo normal y con sorprendente precisión. Eso que fascina de manera tan
extraordinaria en la alteración del programa es justo el hecho de que por medio del
DHS todo el organismo se moviliza, pero que esta alteración de programa, que en
el pasado he considerado un error de desarrollo, no está falta de sistemática, pero
tiene evidentemente el sentido de aprovechar las posibilidades de supervivencias
previstas por la naturaleza en la lucha por la existencia, usando realmente todas
las fuerzas que están disponibles.
Esta alteración de programa forma parte de un suceso sensato.

16.2. “Mesodermo del cerebelo” y “ectodermo del neoencéfalo”


Siempre he encontrado dificultades cuando, como en este capítulo, he tenido que
ir más allá de los conocimientos de los embriólogos.
Para estos últimos ciertas cuestiones no parece que tengan una importancia
particular, y entonces no se han ocupado de ellas específicamente. La piel es de
origen ectodérmico, pero naturalmente solo la epidermis, entendiendo sin el
hipodermo corio, porque este es de origen mesodérmico. Existen aquí sutiles
diferencias en los llamados estratos cutáneos.
Existe por lo tanto un estrato cutáneo inferior (corion) de origen mesodérmico, que
contiene las glándulas (sudoríparas, sebáceas) y los melanóforos. Después está la
epidermis más externa de epitelio pavimentoso que es de origen ectodérmico; esta
contiene las terminaciones nerviosas táctiles de sensibilidad superficial y desde el
lado inferior también un estrato de melanóforos. La diferencia sutil es aquella por
la que las primeras células están invervadas del cerebro, y las otras del
neoencéfalo. Eso a su vez no determina solamente su función, sino también su
constitución histológica, obviamente también su diferente “reacción” o formación
tumoral.

16.3. El mesodermo del cerebelo

En el tiempo de nuestra evolución, cuando nuestros pueblos primitivos


“antepasados” comenzaron a dejar el ambiente del agua por el de la tierra, el
tiempo en el que el cerebro se estaba constituyendo, el individuo necesitó una piel
que no sólo le diese estabilidad, sino también que lo protegiese de la radiaciones
solares excesivas impidiendo la desecación. Llamaré a este órgano piel
mesodérmica del cerebelo.
Esta piel del cerebelo no debía soportar ningún gran esfuerzo mecánico. El
individuo podía moverse ya hacia delante reptando a la manera de un gusano. La
piel tenía una sensibilidad no específica, “protopática”, es decir, sentía
temperaturas y presiones extremas, era ya, por lo tanto, capaz de adaptarse y de
reaccionar si las condiciones ambientales se modificaban de manera excesiva.
Esta piel ha englobado a los melanóforos, que son su pigmentación podían
proteger, en especial de la luz ultravioleta del sol, además tenía la posibilidad, a
través de las glándulas sudoríparas, de extender una película de líquido sobre sí
misma, produciendo así un enfriamiento por evaporación evitando quemaduras.
El individuo, por lo tanto, ya estaba bastante protegido del peligro que amenazaba
su esfera vital.
La función de la lactancia de los mamíferos se desarrolló después de la formación
de esta piel del cerebelo, cuyo centro de relé se encuentra en el cerebelo medio-
posterior y lateral (en caso de conflicto tenemos un conflicto de herida de la
incolumidad, en sentido figurado un conflicto de suciedad).
Lógicamente también la mama pertenece al ámbito dérmico. Como consecuencia
la glándula mamaria es una invaginación de esta piel mesodérmica, de la que el
lactante puede chupar leche. En el cerebelo todos estos relés están ordenados.
El epitelio glandular originario de los conductos lactantes evidentemente no entra
en el tipo de glándula del tracto intestinal, ni morfológicamente está cerca de estas
más que el epitelio pavimentoso del estrato cutáneo externo. Los dos son muy
diferentes, porque también su punto de origen en el cerebro es muy diferente. La
definición mejor para el epitelio glandular de los conductos lacteos y de las
glándulas sudoríparas y sebáceas sería por lo tanto “tejido glandular del cerebelo”.
A la piel del cerebelo pertenecía también la “piel interna” del cuerpo, en el vientre
el peritoneo, en el pecho la pleura y en la cavidad mediastínica el pericardio.
Aquí nuevamente distinguimos el peritoneo parietal y el visceral, así como la
pleura parietal y la pleura visceral, y el pericardio parietal y el visceral.
Los tumores relativos se llaman por lo tanto mesoteliomas.
Si se forma un tumor en la dermis directa del cerebelo, ese crecimiento resulta
visible. Y esta piel del cerebelo es responsable también del edema, en este caso
de los denominados transvases de la fase de reparación, del derrameo peritoneal
o ascitis, del derrame de la pleura y del tan temido transvase pericárdico con
taponamiento pericárdico, que en principio es algo positivo, pero es una
complicación de la fase de reparación que temo mucho.

16.4. El ectodermo del neoencéfalo

Sucesivamente las funciones que la piel del cerebelo era capaz de desarrollar no
fueron suficientes. Por eso en la era moderna del cerebro madre naturaleza ha
creado una nueva y potente estructura también para la esfera de la piel: ha
recubierto a todo el individuo con una segunda piel, la piel del neoencéfalo.
Esta piel del neoencéfalo, obviamente de origen ectodérmico, a diferencia de la
piel mesodérmica del cerebelo, era una piel de epitelio pavimentoso resistente.
Esta piel de epitelio pavimentoso, que es correlativa al neoencéfalo, ha migrado a
lo largo de los segmentos corporales y ha cubierto completamente la piel
preexistente del cerebelo. Ha traído con ella la sensibilidad fina o superficial del
neoencéfalo (corteza sensorial del giro postcentral) y ha puesto al organismo en
condiciones de recibir todas las informaciones necesarias para adaptar al individuo
a situaciones peligrosas en las que hace falta reaccionar rápidamente como
entidad altamente organizada en la lucha por la supervivencia.
La formación del epitelio pavimentoso es el típico signo morfológico de la piel del
neoencéfalo o del epitelio del neoencéfalo. Este epitelio pavimentoso del
neoencéfalo, sin embargo, no se ha parado en los límites de la piel del cerebelo,
sino que por ejemplo ha cubierto el epitelio cilíndrico endodérmico en la vejiga y en
la pelvis renal, o el epitelio endodérmico en la boca y en el esófago superior, en la
pequeña curvatura del estómago y de los conductos biliares y pancreáticos, así
como el epitelio mesodérmico adenoideo del cerebelo presente en los conductos
lácteos (intraductal). Así ahora encontramos el típico epitelio pavimentoso del
neoencéfalo en la piel superior, en la mucosa de la boca y de la cavidad faringea y
nasal, en los tejidos de la laringe, de los bronquios, del esófago, del píloro, del
bulbo duodenal y del páncreas con bifurcaciones en las células insulares del
páncreas y en el epitelio de los conductos biliares.
Sin embargo al mismo tiempo encontramos este epitelio pavimentoso también en
la vejiga, en el cáliz renal, en la vagina, en el orificio y el cuello del útero, en el
recto y en los conductos lácteos. Todas las regiones revestidas con este tipo de
epitelio pavimentoso son muy sensibles y ligadas a la corteza sensorial. Todas
tienen los típicos “conflictos del neoencéfalo” (Foco de Hamer en el neoencéfalo).
Cuando por el contrario encontramos en el recto un tumor del estrato inferior
endodérmico que se abre paso a través de la mucosa ectodérmica del epitelio
pavimentoso, entonces hablamos de “pólipo” (adenocarcinoma). Originariamente
forma parte de estas formaciones de epitelio pavimentoso también el periostio,
que en el pasado estaba constituido por epitelio pavimentoso y nervios sensibles.
Hoy día el epitelio pavimentoso no se puede encontrar, porque no tendría ninguna
función, por el contrario están todavía presentes los nervios sensibles, que hacen
daño si el periostio se dilata.
Los dolores de dilatación del periostio, que entran regularmente cuando se forma
el edema en la fase de reparación de los huesos, son un buen signo y un proceso
importante en la curación biológica de los huesos, porque estos dolores obligan al
individuo a no mover la parte esquelética afectada, que correría el riesgo de
fracturarse si se sometiese a un excesivo movimiento o carga.

16.5. Úlcera del estómago y del duodeno

Después de haber interpelado personalmente a algunos corifeos de la


embriología, ahora estoy totalmente seguro de que tanto la mucosa del recto
(hasta 12 cm del ano) como la mucosa vaginal, incluido el orificio y el cuello del
útero, así como la mucosa de la vejiga urinaria y la pelvis renal, los dos tercios
superiores del epitelio del esófago con la pequeña curvatura del estómago, las
células de Langerhans del páncreas y los conductos pancreáticos y biliares del
hígado, así como las células del íntima de las arterias y de las venas coronarias
(muy sensibles) son de origen ectodérmico.
Todas estas mucosas presentan epitelio pavimentoso o epitelio plano, todas están
“invaginadas” por el exterior, por lo tanto son de hecho mucosas “inmigradas”
(“migración” del ectodermo del neoencéfalo).
A propósito de esto he notado una relación fundamental, que ahora me parece
clara como el sol, pero que antes ha hecho que me exprimiese el cerebro. Se trata
de la úlcera del estómago y de la úlcera del duodeno.
Como ya dicho, a posteriori a todos nos resulta claro que la úlcera gástrica tiene
causas psíquicas, así como la duodenal. Para mí eso no representa nada
extraordinario, porque al final todo viene directamente del ordenador cerebro. Pero
la úlcera del estómago y la denominada “facies gástrica”, conocida por todos los
médicos, no están en sintonía con los órganos directos del tronco cerebral de la
cavidad abdominal. Ni tampoco lo está el oncoequivalente de las células de
Langerhans (insuloma) ni de las células insulares alfa y beta, ni mucho menos un
cierto tipo de carcinoma hepático (carcinoma de los conductos biliares). Sin
embargo existen carcinomas del estómago en forma de coliflor, incluso tan
grandes que pueden llenar todo el estómago. ¿Cómo se puede explicar esta
contradicción?
Lo primero de todo queremos traer a la memoria algo que todos saben, pero que
jamás nadie ha conseguido explicar:
1. una mujer joven jamás se ve afectada por una úlcera del estómago o del
duodeno (excepto si es zurda).
2. es muy raro que una mujer joven femenina pueda tener un carcinoma de
los conductos biliares. (Todavía no he visto ninguna, zurdas aparte).
3. las úlceras gástricas están situadas siempre en le mismo puesto: en el
píloro o en el bulbo duodenal y en la pequeña curvatura del estómago,
nunca en el fondo o en la gran curvatura.
4. los dos tercios superiores del esófago están cubiertos de epitelio
pavimentoso, el tercio inferior de epitelio intestinal. A menudo, sin embargo,
el epitelio pavimentoso llega hasta el estómago, por lo tanto detrás del
llamado cardia.
5. muy a menudo aparecen juntos un carcinoma del recto y de los conductos
biliares.

Si se recomponen todas las partes del mosaico, resultará con gran probabilidad
que parte de este epitelio pavimentoso, que en el curso de la evolución ha crecido
de la mucosa de la boca (ectodermo) ha lo largo del esófago, en realidad con sus
ramificaciones, fibras nerviosas incluidas, ha llegado hasta el duodeno, el
páncreas (células de Langerhans) y al hígado.
Las fibras no han ido más allá y esta es también la razón por la que en el intestino
delgado sólo encontramos adenocarcinomas.
Desde el punto de vista evolutivo el intestino delgado se ha “insertado” entre el
duodeno y el ciego, en el tronco cerebral presenta u n centro de relé relativamente
más pequeño, que no corresponde con su tamaño y longitud y un contenido
conflictivo de contrariedad indigesta. Estoy seguro de que todas las fibras
nerviosas, que posibilitan la sensibilidad de la pequeña curvatura del estómago, la
zona del píloro y del bulbo del estómago y del duodeno, las papilas y el conducto
pancreático y el coleodoto, así como los conductos hepáticos, todos son
alimentados por el giro postcentral derecho lateralmente abajo. Estoy seguro de
ello en el caso de los conductos pancreáticos, así como del estómago y el hígado.
La inervación de las células de Langerhans pancreáticas (sensoriales) deriva del
mesencéfalo: relé a la izquierda paramediano de las células insulares alfa por la
insuficiencia de glucagón (conflicto de miedo con asco); relé a la derecha
paramediano de las células insulares beta para la diabetes melitus (conflicto de
repulsión).
Naturalmente después de que me metí en esta aventura excitante he examinado
todas mis TAC cerebrales y, efectivamente, he encontrado que, sobretodo en los
infartos de corazón izquierdo, había cometido un gran error: muy a menudo los
pacientes tenían dos Focos de Hamer, uno típico para la úlcera del íntima de las
coronarias o para el carcinoma intrabronquial a la derecha periinsularmente, y un
segundo FH que no había podido encuadrar bien, pero que presumía tenía que
estar relacionado de algún modo. Este se encontraba, sin embargo, siempre en la
parte latero-basal del giro postcentral de la corteza sensorial derecha.
Una cosa que formaba parte de la rutina era controlar en la historia clínica si el
paciente había sufrido también molestias de estómago (que yo había
malinterpretado como “síntoma de acompañamiento” de la angina de pecho de la
úlcera de las arterias coronarias). Justamente, en la mayor parte de los casos noté
que le paciente también había sufrido fuertes molestias de estómago, cólicos,
vómitos y cosas parecidas, que se consideraban por todos los médicos como un
“síndrome gastro-cardíaco” imputable a los dolores cardíacos.
Si ahora consideramos la realidad de la úlcera vemos que es una reducción de
tejido. Encontramos un proceso análogo en todos los carcinomas del epitelio
pavimentoso (mucosa de la boca, mucosa intrabronquial, mucosa coronaria,
mucosa vaginal y del orificio del útero, mucosa de la vejiga y del recto, aquí en la
vejiga y en le recto mezclada con pólipos que pertenecen al epitelio intestinal
endodérmico y tienen tejidos adenocarcinomatosos).
No puede existir duda: la úlcera gástrica y la duodenal entran entre las úlceras del
epitelio pavimentoso, son de origen ectodérmico y tiene su centro de relé en el giro
postcentral lateral retroinsularmente a la derecha, son una disfunción típicamente
ligada al comportamiento masculino.

La cosa no es tan difícil de entender: en el esófago inferior, en la pequeña


curvatura del estómago, en el píloro en la desembocadura en el estómago y en el
bulbo duodenal así como en el conducto pancreático, en el coledoco y en los
conductos hepáticos se superponen dos formaciones epiteliales: el epitelio
intestinal, que evolutivamente deriva del endodermo, es decir, la hoja embrional
interna y pertenece al tracto gastrointestinal y tiene sus centros de relé en el
tronco cerebral, así como el epitelio pavimentoso más reciente, que pertenece al
ectodermo, a la hoja embrional externa y tiene su centro de relé en el neoencéfalo.
He aquí el porqué de los dolores en la úlcera de estómago o del duodeno y en el
cólico biliar, De igual forma la invervación (migrada a la vez) de las células de
Langerhans proviene del mesencéfalo (las células de Langerhans son inervadas
directamente y controladas por el mesencéfalo).
En el pasado muchos autores de textos médicos han creído que el ácido
clorhídrico del estómago causaba úlcera gástrica. Pero la gran curvatura del
estómago, donde se encuentra la mayor cantidad de ácido, no presenta jamás
úlceras.
Además, la hiperacidez del estómago ya es un signo de vagotonía, como se
puede leer en cualquier texto. Nadie quiere ni siquiera contestar que las úlceras
tienen algo que ver con los conflictos. Pero en un primer vistazo resulta un poco
difícil entender el hecho de que en el estómago surjan dos tipos diferentes de
cáncer, un “cáncer ulceroso” y un “cáncer en coliflor”. Para la úlcera gástrica es
como para la úlcera de la mucosa de la boca: las células están ulceradas, es decir,
eliminadas de tal manera que el diámetro interno del órgano tubiforme es más
grande y por lo tanto puede transportar más sangre (vasos coronarios), aire
(bronquios), o alimento (duodeno o esófago), o jugo biliar (coledoco o conductos
biliares intrahepáticos).
Eso explica la “reducción del tejido”. Por el resto el esófago y el estómago tienen
su centro de relé y por lo tanto su Foco de Hamer casi en el mismo lugar. Los
contenidos conflictivos tienen en general una relación con el territorio.

¿Y respecto a los carcinomas hepáticos? (A menudo aparecen al mismo tiempo


que la úlcera gástrica).
También en el hígado tenemos dos tipos de tumores: aquellos con reducción de
tejido que se encuentran en los conductos biliares donde llegan las fibras
nerviosas del neoencéfalo y aquellos que se encuentran en el parénquima
hepático (si se trata de uno solo se habla de “adenocarcinoma hepático solitario”),
a veces incluso de nódulos cercanos a la cápsula hepática que a menudo son
sensibles al tacto. Por su aspecto se asemejan a los tumores intestinales. El
adenocarcinoma hepático solitario puede desaparecer solo si en la fase de
reparación se caseifica y demuele mediante tuberculosis. Las cavernas hepáticas
que permanecen normalmente se endurecen en la denominada cirrosis hepática
solitaria (en líneas generales para los focos alveolares pulmonares, que al final se
cavernizan, vale el mismo proceso).

La úlcera de estómago y de duodeno tiene otra particularidad: puesto que el


centro del relé se encuentra en la corteza, tras la aparición del edema de
conflictolisis, ésta causa una epilepsia gástrica.
Los cólicos gástricos con calambres son, en mi opinión, y en la mayoría de los
casos, una crisis epileptoide tras la solución del conflicto. Y dado que
evidentemente el “conflicto de estómago directo del neoencéfalo” es
tremendamente afín al conflicto de territorio y a menudo se presenta junto con
este, es frecuente que el cuadro de un infarto cardíaco se veo ofuscado por el
cuadro clínico de un cólico gástrico.
En algunos pocos casos dramáticos se habla de “síndrome hepato-gastro-
cardíaco” o de “síndrome gastro-cardíaco”, según lo que estuviera afectado al
mismo tiempo.
Esto es diferente para los cólicos intestinales en la fase de reparación tras una
parálisis intestinal muscular (íleo paralítico). Conflicto: no poder hacer avanzar
peristálticamente un bocado, es decir, no poder digerir.
Es algo bien sabido que en estas áreas un carcinoma no se extiende jamás al
órgano cercano, no puede superar el llamado “confín del órgano”. Nunca vemos
un carcinoma del recto que se extienda al sigma, un carcinoma del cuello del útero
al útero o un carcinoma ulcerante de la pelvis renal que se extienda a los túbulos
colectores (endodérmicos) y desde allí nuevamente al parénquima glomerular
(mesodérmico) de los riñones o un carcinoma del esófago superior llegar a la gran
curvatura del estómago.
En estas mismas regiones cerebrales a la derecha periinsularmente se encuentran
también los centros de relé para los órganos que tienen la mucosa de epitelio
pavimentoso, aunque sin embargo a primera vista no parece que tenga nada que
ver con los órganos recto-vagino-vejigales: cavidad oral, mucosa del esófago y los
bronquios así como el íntima de las arterias coronarias. Órganos que a primera
vista no tienen nada que ver ni entre sí ni con los órganos recto-vagino-vejigales
sexuales y de demarcación del territorio.

Los embriólogos no han encontrado hasta aquí contradicciones, hasta que se


descubrieron los tres niveles de la Nueva Medicina. Desde que encontramos una
correlación exacta, comprensible bajo el perfil evolutivo, entre conflicto biológico,
localización en el cerebro y afectación en el órgano, aprendemos también a
comprender la correlación exacta entre localización cerebral y estructura
histológica desde el punto de vista evolutivo. Ahora comenzamos a entender que
las arterias de los arcos branquiales ocupan una parte particular entre las arterias
porque su íntima vascular se compone de epitelio pavimentoso (muy sensible),
que es correlativo a la región periinsular en el cerebro, por lo tanto al
comportamiento territorial.
Ahora entendemos por qué en el pasado nos han inducido a errores por el hecho
de que en el cerebro las células gliales en parte son tan parecidas a las células del
epitelio pavimentoso corneoso, cuando estas células gliales formaban tejidos
cicatrizales de glia (mesodérmicos), los llamados “gliomas”.
La piel externa (epidermis) es efectivamente ectodérmica, pero la piel entera se
compone evolutivamente de dos pieles diferentes, una más antigua, la “piel del
cerebro” mesodérmica, subcutánea con glándulas sudoriparas y sebáceos y
percepción vaga de los estímulos, y la piel de neoencéfalo, más reciente
(epidermis) de epitelio pavimentoso y con una sensibilidad fina.
Es tarea de otros investigadores e intérpretes aclarar los detalles de modo
irrefutable. Pero eso no modificará para nada el sistema en sí.
Los órganos directos del neoencéfalo y del paleoencéfalo se comportan de un
modo exactamente contrario entre ellos respecto a la proliferación y a la reducción
celular durante la fase simpaticotónica y vagotónica.
Mientras que los órganos directos del paleoencéfalo causan proliferación celular
en la fase de conflicto activo, los órganos directos del neoencéfalo causan
reducción celular en la fase de conflicto activo.
En la fase de reparación vagotónica se produce exactamente al contrario, lo que
hasta ahora no se sabía, y nadie lo había sospechado jamás.
Dado que cualquier proliferación celular, reconstructora totalmente normal para el
grupo rojo (neoencéfalo) en la fase de reparación, es decir, el nuevo llenado de las
necrosis del órgano (por ejemplo callo – sarcoma tras la osteólisis ósea), así como
la multiplicación celular del grupo amarillo (paleoencéfalo) (por ejemplo cáncer del
intestino grueso) en la fase de conflicto activo, obviamente ningún científico
honesto conseguía encontrar un sentido o cualquier característica común en todo
el asunto.
Los menos serios eran aquellos que fingían que había un camino común entre
estos dos grupos, de hecho contrarios. A parte del hecho de que los dos grupos,
en un cierto punto, muestran división celular, aunque en fases distintas y por lo
tanto por motivos del todo diferentes, estas dos divisiones celulares de distinto tipo
no tienen realmente nada en común, pues son opuestas.
Pero de esto no se había dado cuenta ninguno,

1. porque ninguno se había interesado de la psique y los conflictos, ni muchos


menos de los conflictos puramente biológicos, en relación al cáncer. Se
creía más bien que había que fiarse de “hechos” histológicos supuestos
(maligno – benigno).
2. Porque en las TAC del cerebro se buscaban dogmáticamente tumores
cerebrales y metástasis, en lugar de individuar los relés en el ordenador de
nuestro cerebro. No se quería saber absolutamente nada de los Focos de
Hamer porque habrían “echado por tierra toda la medicina”.
3. Porque jamás se le dio una mano consciente al enfermo de cáncer o de
enfermedades oncoequivalentes. Si se hubiese hecho con el corazón, se
habría notado que el grupo amarillo del paleoencéfalo siempre tiene
proliferación celular con manos frías, y por el contrario el grupo rojo del
neoencéfalo muestra siempre proliferación celular (de reparación) con
manos calientes o templadas. Habría sido así de fácil.

También en la supuesta “quimioterapia” citostática no se sabía distinguir las


diferentes pertenencias a las hojas embrionales.
Antes o después cualquier oncólogo tendría que haber comprendido que con la
quimio, como máximo, se podía obtener un efecto sólo en la fase de reparación, y
solamente una detención del proceso de reparación.
En las fases de conflicto activo, por el contrario, la quimio-pseudoterapia, que
actúa en sentido fuertemente simpaticotónico, refuerza el progreso de la
proliferación cancerosa.
El sistema ontogenético de los tumores y de las enfermedades oncoequivalentes
no vale sólo para las enfermedades cancerosas, sino que al igual que las 5 leyes
biológicas, prácticamente para todas las enfermedades que se conocen.
Llamamos “enfermedades oncoequivalentes” a las patologías que no muestran
ningún tumor ni necrosis de cáncer en la fase de conflicto activo (en realidad
deberíamos decir “programas biológicos especiales oncoequivalentes”), de los que
se tratará en el capítulo siguiente.
16.6. Las enfermedades oncoequivalentes (ahora “programas
especiales biológicos y sensatos oncoequivalentes”)

El sistema ontogenético de los tumores y las enfermedades oncoequivalentes no


se limita, como hemos dicho, a las enfermedades cancerosas, sino que es válido
también para las denominadas “oncoequivalentes”.

La particularidad de las enfermedades oncoequivalentes:


En el grupo amarillo del paleoencéfalo todas las enfermedades son idénticas al
cáncer y a la relativa fase de reparación, si esta se produce. El “si se produce”
significa que no se debe producir obligatoriamente, sino que sólo se produce si se
da una solución de conflicto, pues de otro modo la fase de conflicto activo termina
con la caquexia, inanición y muerte del paciente o el paciente encuentra un modus
vivendi en forma de conflicto en suspenso. También la bifasicidad de las
enfermedades depende, por lo que respecta a su segunda fase o segunda parte,
de la solución del conflicto.

Para los órganos del paleoencéfalo no hay enfermedades oncoequivalentes, sino


sólo cáncer y, en caso positivo, la fase de reparación tras la solución del conflicto.

Tampoco para los órganos mesodérmicos directos del neoencéfalo (huesos,


tejidos conectores, linfonodos, etc) hay enfermedades oncoequivalentes, sino
cáncer en forma de necrosis, osteolisis, lagunas en los tejidos (reducciones
celulares) así como en el caso positivo de una conflictolisis, hay una fase de
reparación con reconstrucción del tejido que falta.

Encontramos las enfermedades oncoequivalentes exclusivamente entre las


enfermedades orgánicas ectodérmicas directas corticalmente, y en estas sólo en
una parte de estos órganos. A pesar de eso, son muy numerosas.

La definición dice:
Las enfermedades oncoequivalentes (programas especiales oncoequivalentes) o
abreviando “oncoequivalentes” son enfermedades ectodérmicas directas
corticalmente o programas especiales biológicos sensatos que siguen las 5 leyes
biológicas, pero en lugar de una reducción de sustancia celular o parenquimatosa
muestran una reducción o bloqueo funcional sensato. Forman parte de esto las
parálisis motoras y sensoriales, la diabetes, la insuficiencia de glucosa, las
disfunciones de la vista y del oído con sus respectivos conflictos y Focos de
Hamer en el cerebro, así como en el caso en que se llega a una solución del
conflicto, la fase de reparación con sus síntomas y complicaciones, a veces letales
también.
Aunque las células del órgano no se reduzcan en el caso de enfermedades
oncoequivalentes, aparecen, sin embargo, modificadas en cierta medida, igual que
son modificadas las zonas cerebrales correspondientes (Focos de Hamer). A
pesar de su alteración, estas células, después de muchos años de actividad
conflictiva están en condiciones, siempre que se haya producido la solución del
conflicto, de reconstruir en parte su funcionalidad.

Resumen:
Con las 3 leyes biológicas podemos entender las causas, la base de cualquier
suceso natural en la medicina: estamos en condiciones de comprender que los
programas especiales biológicos y sensatos de la cada hoja embrional son por
norma procesos programados en nuestro cerebro hace muchos millones de años,
para nosotros y para todas las otras criaturas, y que se producen desde hace
millones de años siempre del mismo modo o de modo casi análogo, pero que para
nosotros se desarrollan como programas especiales biológicos sensatos.
Podemos comprender que todos los tejidos con igual formación histológica, tienen
también en el cerebro su relé muy cercano, al igual que los conflictos biológicos
relativos son muy afines.
Ahora estamos en condiciones de comprender por qué los sucesos sensatos se
ponen en marcha con medios totalmente diferentes, igual que existen hojas
embrionales diferentes.
Conseguimos entender por qué nunca se había averiguado el origen del cáncer,
puesto que no se conocían estos nexos y sobretodo el mecanismo de génesis
evolutiva de los programas conflictivos biológicos. Por lo tanto en nuestra
ignorancia siempre habíamos creído que el cáncer no fuese comprensible, sino
simplemente “maligno” un suceso salvaje con proliferación incontrolada, que
nadie conseguía explicarse. Nada de eso era verdad.
El cáncer y las otras “enfermedades”, que ahora entendemos como parte de un
programa especial biológico y sensato (EBS), son la cosa más lógica y claramente
comprensible que exista. Esto sigue las cinco leyes naturales biológicas que voy a
demostrar, por suerte científicamente, frente a las numerosas hipótesis no
demostradas e indemostrables de la “medicina clásica”.

16.7 Por qué no puede existir la metástasis

Como habéis leído, queridos lectores, en el capítulo precedente, el cáncer y


cualquier enfermedad, es decir, cualquier programa especial de la naturaleza, son
sucesos que se manifiestan según reglas bien precisas.
Con los tres niveles de psique, cerebro y órgano la Nueva Medicina se vuelve
comprobable y reproducible; los tres niveles constituyen de hecho un sistema
superdeterminado: si conozco bien un solo nivel (por ejemplo el nivel psíquico de
los conflictos biológicos), estoy en condiciones de deducir y determinas los otros
dos niveles.
Respecto a la rigurosa regularidad de los procesos en los tres niveles
considerados y por lo tanto a la reproducibilidad de la Nueva Medicina, se puede
expresar con una fórmula como la siguiente: existen 3 niveles (psique, cerebro y
órganos), que transcurren de un modo sincrónico, y hay dos fases de enfermedad
(si el conflicto se resuelve), además antes de la fase de conflicto activo
simpaticotónica una fase de normalidad y al final de la fase de reparación
vagotónica de conflicto resuelto una fase de renormalización. Por lo tanto no sólo
tenemos cuatro fases para tres niveles, sino que además tres puntos importantes
(DHS, CL y crisis epileptoide) presentes todas las veces en los tres niveles, en
total 21 criterios que podemos examinar individualmente según las 5 leyes
biológicas naturales.
Pero dado que las 5 leyes biológicas contienen por lo menos 6 criterios, incluidos
los histológicos, los cerebrales-topográficos, órgano-topográficos, de los microbios
y de coloración conflictiva, para cada caso se obtienen, si se puede hacer un
examen en los tres niveles, 126 hechos demostrables y reproducibles.
Es muy improbable que un único caso pueda presentar al mismo tiempo estos 126
hechos reproducibles de modo totalmente casual, porque entonces debería
tratarse de un caso entre millones de casos posibles.
Sin embargo sólo con que el paciente tenga dos enfermedades, que quizás
transcurren en parte paralelamente o sucesivamente, entonces los hechos
reproducibles aumentan a 252. Pero la improbabilidad sube a valores
astronómicos.
Como criterio extremadamente importante hay que tener también en cuenta el
hecho de la localización del Foco de Hamer en el cerebro y la prestabilidad. Esto
significa que el relé, uno de los muchos cientos de relés posibles, ya está
preestablecido. Y este relé (en caso de enfermedad, Foco de Hamer) tiene que
tener la formación que pertenece a la fase correspondiente. Una probabilidad
parecida en un único caso es ya extremadamente baja. A menudo los pacientes
tienen más de un cáncer o parálisis, diabetes o similares y para cada enfermedad
individual se deben satisfacer todos los criterios.
Además en base al sistema ontogenéticamente condicionado de los tumores y de
las “enfermedades” oncoequivalente se añade además la correspondencia
filogenética del surgimiento de cada enfermedad, por lo que respecta a la
formación histológica, la localización cerebral y también al sentido biológico
particular de cada programa especial.

En la Nueva Medicina no existen cosas ilógicas, sino al contrario, sólo cosas


extremadamente sensatas. Así, con sus acrobacias de fe la medicina oficial habla,
siendo buenos diremos de modo aventurado, de células cancerosas malignas
enloquecidas que crecen sin control y forman tumores secundarios, las supuestas
metástasis: respecto al tema de las metástasis la doctrina oficial afirma que a
partir de un tumor primario (sobre cuyas causas se especula, del humo, de la
alimentación, de los agentes cancerógenos, de los virus, los genes malignos
hereditarios) las células se transfieren o diseminan a través de los vasos
sanguíneos o linfáticos. La “célula” maligna se insertaría en un órgano nuevo y
formaría una “metástasis”.

Surgen algunas preguntas a las que, queridos lectores, seguramente podréis


responder vosotros mismos.

Primera pregunta: el único desarrollo en el cuerpo que lleva a la periferia pasa a


través de las arterias. Se habla de “diseminación hematógena”, por lo tanto de
transporte en los vasos sanguíneos, de las presuntas metástasis. Sin embargo
jamás ningún científico ha tenido la suerte de encontrar una célula cancerosa en la
sangre arterial, en miles de pruebas hechas. ¿Cómo explica esto la medicina
tradicional?

Segunda pregunta: todos los patólogos admiten que, en principio, el mismo tipo de
cáncer se forma siempre en el mismo punto del cuerpo. Por ejemplo, los focos
redondos pulmonares (en el conflicto de miedo a la muerte) siempre son
adenocarcinomas bajo el aspecto histológico. Nadie puede distinguir un
“carcinoma primario” de un “carcinoma secundario”, es decir, de una metástasis.
Si es así, entonces todas las células cancerosas, jamás encontradas en la sangre
arterial, deberían ser tan astutas como para saber en pocos segundos dónde han
llegado y formar allí el carcinoma habitual para ese lugar. Por ejemplo un
adenocarcinoma del hígado que crece en forma de coliflor produce por lo tanto en
los huesos, de repente, una “metástasis ósea”, es decir, se forman agujeros para
conseguir crear al final en el pulmón la “metástasis “ compacta de tipo
adenocarcinomatoso. Por lo tanto no sólo hay que suponer una triple
metamorfosis, sino también un triple cambio de pertenencia a la relativa hoja
embrional, por no hablar del cambio en la correlación de las células con el
respectivo relé cerebral. Para decirlo en pocas palabras: un cerdo genera una
ternera y la ternera una oveja. ¿Cómo se explica esto la medicina tradicional?

Tercera pregunta: los neurohispatólogos están de acuerdo al decir que las células
nerviosas cerebrales o ganglios nerviosos pueden multiplicarse, lo más, durante
los tres primeros meses de vida. Las células de glia, el denominado tejido conector
cerebral, que no tiene ninguna función nerviosa, sino sólo función nutritiva, de
sustento y cicatrización, puede proliferar de un modo análogo al tejido conector del
cuerpo cuando forma las cicatrices. Entonces, si las células cerebrales no pueden
multiplicarse, ¿qué son entonces los “tumores cerebrales” o las “metástasis
cerebrales”?
Los neurohispatólogos concuerdan en el hecho de que para un denominado
“tumor cerebral” siempre se puede adivinar su derivación histológica. Como
consecuencia, en el mismo lugar siempre hay, en principio, el mismo tipo de tejido
cerebral, aunque esté un poco modificado por las condiciones de un DHS con
relativa fase CA. Pero siempre se reconoce exactamente a que pertenece. Ahora
sabemos por el profesor Pfitzer (ver capítulo 10) que las cicatrices de glia o los
gliomas polimorfos muestran semejanzas con determinados cánceres orgánicos,
las células son, por lo tanto, parecidas morfológicamente.
Los tumores cerebrales, en el verdadero sentido de la palabra, no pueden existir.
Por lo que respecta a la “metástasis cerebral”, la medicina clásica pretende
dogmáticamente que una célula maligna de metástasis, proveniente del ovario,
llevando a cabo un camino jamás verificado por la sangre, se establece en el
cerebro y allí forma un pequeño ovario. Pequeños ovarios y testículos en el
cerebro: ¿algo así tiene que ver realmente con la ciencia?

Cuarta pregunta: si se separa un órgano del cerebro, extirpándolo, no se puede


inducir un cáncer ni siquiera aplicando los supuestos “cancerígenos”. Ni aunque se
apliquen localmente los “cancerígenos” en concentraciones elevadísimas. ¿Cómo
se explica este hecho?
Cuando se quiso demostrar que se podía inducir el cáncer en las ratas con al
formaldeide (a la que las ratas tienen un gran miedo) se les echó en el morro, en
altas concentraciones, durante un año a diario. ¿Os dais cuenta?

Quinta pregunta: Universalmente aceptado es que en cientos de pacientes a los


que se les realiza una radiografía en el día del diagnóstico del cáncer, en un 98%
de las imágenes no aparece ninguna “metástasis pulmonar”.
Pero ese día al paciente se le dice la supuesta “verdad”. En la mayor parte de los
pacientes se trata, como ellos mismos dicen, de un terrible shock, de un DHS. En
el 30-40% de los casos con la medicina clásica encontramos adenocarcinomas
pulmonares ya a partir de tres-cuatro semanas más tarde. ¿Entendéis? ¿La
medicina tradicional como se explica este fenómeno?
En los animales no se observan estas “metástasis pulmonares”.
El catedrático de Klagenfurt en una conferencia en la que estaba yo presente en
1991 dijo: “El Dr. Hamer dice que los animales tiene la suerte de no entender lo
que dicen los catedráticos (entiéndase el pronóstico) y por ese motivo no tienen
metástasis”. Mi respuesta fue: “Profesor, por primera vez me ha citado
correctamente. Parece que vaya a entender la Nueva Medicina”.
17. El sistema de los microbios condicionado
ontogenéticamente. La cuarta ley biológica de la
Nueva Medicina

Correlaciones entre
cerebro – hoja embrional – microbios

En la imagen a la izquierda se ve un dibujo esquemático del cerebro y a la


derecha los microbios correspondientes, que a la solución del conflicto comienzan
a trabajar por orden del cerebro.
Los hongos y las micobacterias (amarillo), los microbios más antiguos de nuestro
organismo, elaboran sólo los tumores directos del tronco cerebral de los órganos
del endodermo (hoja embrional interna), o demuelen los que antes habían
causado proliferación celular, por ejemplo los tumores intestinales, así como los
tumores directos del cerebelo de los órganos del mesodermo-cerebelo (hoja
embrional media), que también habían causado proliferación celular, por ejemplo,
un tumor en la mama femenina, por lo tanto reducen todos los tumores que son
directos del paleoencéfalo.
Los virus, en calidad de microbios más recientes (rojo) elaboran exclusivamente
las úlceras directas de la corteza cerebral de los órganos del ectodermo (hoja
embrional externa), por ejemplo en la úlcera de la mucosa nasal.
De estos, las bacterias (naranja) elaboran en parte tanto los tumores directos del
cerebelo de los órganos del mesodermo (hoja embrional media), donde demuelen
las células, como las necrosis directas de la médula cerebral de los órganos del
mesodermo (hoja embrional media), donde las bacterias contribuyen a reducir y a
reconstruir células, por ejemplo en los huesos.

El sistema ontogenéticamente condicionado de los microbios no es una teoría o


una hipótesis, sino un descubrimiento empírico. El principio era, de hecho,
totalmente simple.
Después que descubrí el sistema ontogenético de los tumores y de las
enfermedades oncoequivalentes, el “sistema ontogenéticamente condicionado de
los microbios” tenía que caerme en las manos por fuerza como un fruto maduro, a
menos que fuese totalmente ciego.
De hecho, tras haber entendido que la biología del hombre y del animal no es para
nada insensata y falta de sistemática, como se pensaba, con el cáncer que crece
enloquecido y los microbios que molestan sin ningún sentido o finalidad,
obviamente comencé a buscar un sistema para toda mi Nueva Medicina.
Obligatoriamente tuve que implicarme con las siguientes leyes:

1. la subdivisión de los microbios en hongos y micobacterias – bacterias –


virus, corresponde a su edad ontogenética y filogenética:
• hongos y micobacterias (TBC) son los microbios más antiguos o
arcaicos correspondiendo evolutivamente a la antigüedad, al modelo
del paleoencéfalo
• las bacterias son los microbios “medievales” incluso perteneciendo
ya al modelo del neoencefalo mas precisamente dela medula
cerebral. Forman también parte de “la edad moderna”
• Los virus son los microbios más recientes, una vía entre la materia
viviente y la inanimada. Pertenecen al modelo de la corteza cerebral,
por lo tanto desde el punto de vista evolutivo al “presente”.

2. La subdivisión de los microbios depende también de su pertenencia a la


hoga embrional del ámbito orgánico que “elaboran”.
a) Los hongos y micobacterias (TCB) elaboran todos los órganos directos
del peleoencéfalo, es decir, los órganos endodérmicos y los directos
del cerebelo del antiguo mesodermo, sólo con reducción celular.
b) Las bacterias están activas en los órganos directos de la médula
cerebral del mesodermo joven, con reducción y reconstrucción celular.
c) Los virus están activos en los órganos directos de la corteza celular del
ectodermo, sólo con reconstrucción celular. Todos los microbios
trabajan de un modo sensato y son biológicamente correlativos con el
organismo que los acoge, como hemos dicho, exclusivamente en los
órganos a los que pertenecen respecto a su génesis, a la hoja
embrional y al cerebro. Por “cerebro” entendemos, en el hombre y en
los animales, el cerebro de la cabeza, mientras que en las plantas sólo
está presente el cerebro del órgano, que sin embargo es suficiente
para todas las funciones.

3. Modo de trabajar y reproducirse de los microbios: todos los microbios, sin


excepciones, “trabajan” exclusivamente en la fase de reparación
postconflictiva, desde el inicio de la conflictolisis hasta el final de la fase de
reparación; no están activos ni antes ni después. Hasta ahora se les
consideraba “gérmenes apatógenos” antes de la fase de reparación,
mientras que en la fase de reparación se consideraban “gérmenes
virulentos”, y tras la fase de reparación nuevamente inocuos gérmenes
“apatógenos”.
a) Los microbios pertenecientes a los órganos de la hoja embrional
interna, que en los cefaloforos son directos del tronco cerebral, los
hongos en el hombre sobretodo y las micobacterias (TBC y lepra) y
las mismas micobacterias directas del cerebelo relativo a los
órganos de la antigua hoja embrional media, que es lo mismo que
decir micobacterias directas del paleoencéfalo, se multiplican del
modo siguiente: los hongos y micobacterias presentes, sobretodo
en el hombre, se reproducen en la fase simpaticotónica de conflicto
activo, con el mismo ritmo y la misma intensidad que las nuevas
células tumorales, que se originan por mitosis, en el programa
especial biológico y sensato del organismo que acoge. Permanecen
dispuestas a la espera de su llamada en el organismo durante el
tiempo del conflicto activo (fase CA). En esta fase simpaticotónica,
de conflicto activo, están “inactivos”, o como hemos dicho antes
“apatógenos” o “no virulentos”. En el instante de la conflictolisis
están presentes todas las micobacterias acidorresistentes (TBC)
que hacen falta para poder demoler y clasificar en la fase PCL,
rápidamente y sin problemas, el tumor que ha crecido en la fase CA
del EBS. Gracias a la diferente estructura genética de las células
tumorales destinadas a un único uso respecto a la de las células
orgánicas autóctonas, que tienen que seguir presentes, las
micobacterias saben reconocer con precisión las que tienen que
destruir y las que, por el contrario, no deben atacar (las autóctonas).
Sobre esta diversidad genética de las “células tumorales de uso
específico único” los médicos tradicionales han ideado una “maldad”
genética de las células tumorales, lo que es totalmente insensato.
b) Las bacterias que pertenecen a los órganos directos de la médula
cerebral más reciente de la hoja embrional media (mesodermo
reciente) pueden trabajar corrigiendo mediante demolición
(osteomelitis) y “reconstruyendo” con recalcificación ósea. La
multiplicación de las bacterias se produce, distintamente que las
micobacteiras que trabajan para los órganos directos del
paleoencéfalo, no en la fase de conflicto activo, sino exclusivamente
en la fase PCL, en vatogonía. Mientras que las micobacterias no se
pueden cultivar en sustrato agar, porque reaccionan a la
multiplicación del paleoencéfalo en la fase CA, las bacterias se
pueden cultivar en sustrato de agar en incubadora, aunque no creo
que tan bien como en el organismo. Las penicilinas, un producto
metabólico de los hongos, son eficaces sólo contra las bacterias y
se defienden de estas dañándolas o incluso matándolas.
c) Los virus, pertenecientes a los órganos más recientes directos de la
corteza cerebral de la hoja embrional externa (ectodermo) trabajan
exclusivamente en la fase PCL y solamente con reconstrucción
celular. Su reproducción o multiplicación se produce en la fase PCL.
Estos, prácticamente, tampoco se pueden cultivar, excepto en los
denominados cultivos vivos, por ejemplo en huevos de gallina
fecundados, donde en la práctica se causa un conflicto a los
embriones de los polluelos haciendo posible observar el
espectáculo de ver como se reproducen los virus en la fase PCL.
Los virus optimizan el proceso restitutivo de las alteraciones
ulcerosas de la piel y de la mucosa. La fase de reparación se
produce repentinamente, pero en sentido biológico mejor respecto a
lo que sucedería sin virus. Para una denominada “enfermedad
vírica” deberíamos decir mejor: si la fase de reparación de un EBS
se ha producido afortunadamente en presencia del virus
correspondiente, permanecen los denominados “anticuerpos”.
Tampoco esta expresión es correcta en el caso de los virus. Se
debería decir “cuerpos que tienen memoria del virus”. La realidad de
hecho es que el virus, la segunda vez, se recibe con alegría por el
organismo como un “viejo conocido” y la fase PCL se produce sin
problemas y menos dramáticamente. Así tenemos que aprender a
mirar de un modo diferente en muchos campos.

4. El trabajo de los microbios en detalle: todos los microbios están


especializados, no sólo respecto a los órganos en los que están activos,
sino también respecto al tipo y al modo en que trabajan.
a) Hongos y micobacterias (TBC) son “limpiadores”, es decir, eliminan
los tumores endodérmicos del tronco cerebral (adenocarcinomas) y
los tumores directos del cerebelo paleo-mesodérmicos (carcinomas
adenoideos). Dicho con más precisión: caseifican los tumores de los
órganos directos del peleoencéfalo a partir del comienzo de la
conflictolisis, si esta se produce. Durante la normotovía y durante la
fase simpaticotónica de conflicto activo, así como en la “normotonía
retomada” (al final de la fase de reparación) son “apatógenos”, es
decir, “inocuos”. También son apatógenos, inocuos, para todos los
otros órganos.
Hemos visto que las bacterias tuberculosas proliferan ya en la fase
simpaticotónica, de conflicto activo, justo al mismo ritmo con el que
se forma la masa de las células tumorales, que deben ser
nuevamente demolidas por nuestros buenos ayudantes tras la
conflictolisis. Esta es la cirugía de la naturaleza, insuperablemente
delicada y eficaz.
Pero, de modo diferente que con los “modelos del neoencéfalo”
donde tenemos continuamente conflictos en suspenso, que a causa
de su permanencia pueden consentir programas biológico-sociales,
en los modelos directos del paleoencéfalo (tronco cerebral,
endodermo y cerebelo, mesodermo antiguo) se presupone añadida
una solución del conflicto y una sucesiva demolición del tumor.
No existe ningún pueblo primitivo para el que las micobacterias
tuberculosas no estuvieran endémicamente por todos los sitios. Pero
en los pueblos primitivos tampoco existe el caso en el que un
carcinoma de las tiroides no se caseificara por falta de micobacterias
tuberculosas, haciendo morir así al “paciente” miserablemente en el
típico cuadro del morbo de Basedow.
Lo mismo vale para los tumores del lóbulo anterior de la hipófisis.
¿Qué podría hacer el organismo humano con esta enorme cantidad
de micobacterias tuberculosas, originadas por mitosis y producidas
providencialmente, o al mismo ritmo del tumor, si estas no pueden
llevar a cabo la tarea prevista para ellas, justo para la que se han
multiplicado?
Del resto una cosa está clara: para los órganos no directos del
paleoencéfalo el organismo no puede utilizar las bacterias de la
tuberculosis: no se conoce ni una tuberculosis del epitelio
pavimentoso ni una tuberculosis ósea o por ejemplo una tuberculosis
cerebral, aunque la medicina tradicional se haya imaginado que los
microbios “malignos” devoren prácticamente todo lo que consiguen
coger.
Siempre ha habido una serie de médicos que ha creído ver en
algunos enfermos de cáncer hongos y bacterias dentro de una gota
de sangre fresca. Se rieron de ellos, pero tenían razón. Sólo que no
podían demostrar sus afirmaciones con el siguiente caso porque sólo
los pacientes más antiguos mostraban una cosa así, y sólo cuando
tenían un EBS directo del paleoencéfalo con tumor.
Allí estaban ya en la fase de conflicto activo, con aumento de la
sedimentación de la sangre, en el pasado eran más, hoy cada vez
menos, porque los aprendices de brujo, en nuestra ignorancia,
hemos intentado destruir la tuberculosis, maldiciéndola como
“maldad” dado que no habíamos entendido su función.

b) Las bacterias son “operarios que desmontan y reconstruyen” en el


modelo directo de la médula cerebral. Por ejemplo pueden, al
mismo tiempo, demoler en un punto y reconstruir al lado. En el
pasado los cirujanos han pensado que las fracturas óseas tenían
que permanecer “limpias de gérmenes”. Hoy por el contrario, las
introducen desde el exterior para que optimicen el proceso de
curación del hueso. Por lo menos se han dado cuenta de que no
hace daño. Las bacterias no solo trabajan a partir de la conflictolisis,
pero se multiplican solo a partir de ese momento. Normalmente las
bacterias están activas solo si antes ha habido un correspondiente
conflicto que se ha resuelto. Pero las bacterias que funcionan según
el esquema mesodermico y el tejido conector mesodermico
(directamente de la médula cerebral) curan todas las heridas de
nuestro organismo. También ahí hay siempre bacterias. En el
pasado eso se llamaba “superinfección”.
c) Los virus son verdaderos “reconstructores”, también empiezan su
trabajo en la conflictolisis, cuando comienzan a multiplicarse por
mitosis. Los virus, en el estado biológicamente inactivo, están como
muertos. Sólo en el organismo, cuando éste tiene una fase PCL
directa de la corteza cerebral, es decir, una fase muy especial (por
ejemplo úlcera de los conductos hepáticos y pancreáticos en la fase
PCL = hepatitis, precisamente hepatisis viral A, B o C...) las
partículas proteínicas antes muertas llamadas virus actúan como
catalizadores con el fin de optimizar el proceso de reparación,
especialmente en la úlcera del epitelio pavimentoso.
Todavía no es seguro si los virus causan también una hinchazón
mayor para acelerar la curación. Muchas cosas parecen indicar que
si.
Dado que numerosos órganos de forma tubular están revestidos de
epitelio pavimentoso (directos de la corteza cerebral) a menudo hay
complicaciones cuando estos órganos tubulares, como bronquios,
arterias o venas coronarias, conductos hepáticos, conductos
pancreáticos o conductos de los arcos branquiales (los antiguos
conductos branquiales del cuello y del mediastino) se hinchan y por
lo tanto se cierran temporalmente, es decir, están obstruidos. Esta
situación “temporal” puede durar durante meses. En algunos casos
el bronco puede puede ocluirse completamente. Detrás del bloqueo
causado por la hinchazón de la mucosa se firma la denominada
atelectasia, un ramo bronquial vacío de aire que en la radiografía
aparece más denso, es decir, blanco respecto a otras partes
pulmonares llenas de aire. Esta atelectasia pulmonar se considera
erróneamente por la medicina tradicional como un tumor bronquial.
Por desgracia, Por desgracia, porque lo único afectado aquí son las
úlceras (reducción de mucosa) del bronco, que se cura, pues de
otro modo el bronco no estaría “cerrado” y no se producirían las
atelectasias.
Los conductos hepáticos, que también están revestidos de epitelio
pavimentoso y se modifican con úlceras en el conflicto de rencor en
el territorio, de modo que el flujo de la bilis se mejora gracias a un
diámetro interno mayor (sentido biológico), se cierran también a
causa de la hinchazón. Como consecuencia la bilis se acumula,
pero no puede correr si muchos conductos biliares están afectados
al mismo tiempo, el paciente se vuelve amarillo: ictero, orina
oscura, heces de color amarillo claro por falta del color de la bilis.
También cuando no están presente virus (hepatitis no A, no B, no
C) se trata siempre de hepatitis, pero esta no se cura “de forma
regular”. Entonces no son los virus los que causan la hepatitis,
como los sagaces médicos habíamos pensado con nuestra
reducida visión, sino nuestro organismo se sirve de ellos, si están
presentes, con el fin de optimizar el proceso de reparación.

5. El control de los microbios. El control de los microbios, que son nuestros


ayudantes y simbiontes, se produce a través del cerebro. Los microbios no
trabajan contra nosotros, sino para nosotros, como fieles colaboradores
desde hace millones de anos en el curso de nuestra historia evolutiva.
Junto con la programación de nuestros órganos en los distintos relés
cerebrales del ordenador cerebro, también fueron insertados en el
programa nuestros fieles ayudantes especializados, los microbios. Aquí
bien se puede hablar de simbiosis. Cada tipo de microbio tiene su propio
círculo de trabajo particular. Hay microbios muy especializados y otros en
condiciones de activarse sustitutivamente en más ámbitos. Pero todos
permanecen dentro de los límites de la hoja embrional. Naturalmente hay
pequeñas superposiciones, pero son sorprendentemente pocas.
6. Proceso de reparación sin microbios. Si no están presentes los “microbios
especializados”, la fase de reparación, obviamente, se produce igualmente,
pero no de un modo biológicamente óptimo. Esto significa, por ejemplo; un
conflicto de miedo de la muerte con focos pulmonares sana tras la solución
del conflicto con la micobacterium tuberculosis por caseificación,
expectoración y cavernización de los focos, por el contrario los mismos
adenocarcinomas sin micobacterias tuberculosas simplemente se
encapsulan cicatrizándose, pero no son demolidos. Desde el punto de vista
de la funcionalidad biológica, sin embargo, es claramente preferible la
formación de cavernas tras la caseificación y la expectoración del tumor.
Esto vale análogamente para todos los otros microbios. También las
úlceras de los conductos biliares intrahepáticos se cura, tras la solución, sin
presencia de virus (hepatitis no A, no B, no C). Pero en presencia del citado
virus de la hepatisis A o virus de la hepatitis B el desarrollo es más intenso
y breve, ofrece biológicamente una mayor probabilidad de supervivencia
que sin virus. Por lo tanto, no son los virus los que causan la hepatitis, si no
que nuestro organismo se sirve de ellos, si están presentes, para mejorar el
proceso de reparación.
7. Epidemias y plagas. Igual que se ha metido el miedo al cáncer, porque es
“maligno”, también hemos tenido siempre miedo de los “microbios
malignos”. Ahora bien, en el caso de las plagas el miedo no está del todo
desmotivado. Pero no depende de los microbios, sino de la civilización y
también aquí, nuevamente, de los numerosos errores de nuestra cultura.
Sustancialmente hay dos posibilidades en el caso de los microbios: o los
microbios son todos endémicos (para una cierta región), es decir,
cualquiera los tiene, (nadie puede recibir microbios “nuevos” porque ya
tiene todos los que se pueden tener en esa región) o, con la higiene, el
aislamiento y las vacunaciones se impide que las personas sufran los
microbios y sus consecuencias como toxinas, etc.
La denominada civilización persigue la segunda vía. Hemos tomado cuenta
de que necesitamos a nuestros amigos los microbios, porque sin ellos los
programas especiales biológicos sensatos no pueden tener un desarrollo
completo, lo que en muchos casos puede provocar la muerte. Los microbios
por lo tanto son un componente necesario, al que no se puede renunciar
para el funcionamiento de nuestro organismo en los programas especiales
(EBS). Sabemos que las colibacterias de nuestro intestino son simbiontes,
pero también otros microbios lo son sustancialmente. Pero lo vemos y lo
entendemos solamente cuando se produce en nosotros un programa EBS,
o cuando no puede desarrollarse del modo correcto por la carencia de los
microbios necesarios.
En la naturaleza, en los animales y en los pueblos primitivos, una cosa
parecida prácticamente no sucede.
Los programas de nuestro organismo, entendiéndose los programas
biológicos, no habían contado con la civilización.
Por ejemplo, respecto al denominado “peligro de infección”, en particular
con microbios exóticos, podemos decir: igual que nuestro organismo o
nuestro cerebro ordenador no tiene un programa para los automóviles, los
aviones o el televisor, de la misma manera nuestro cerebro ordenador no
está preparado para un salto de miles de kilómetros en unas horas, a zonas
y climas totalmente diferentes y con otros microbios. Lo que es totalmente
normal para los habitantes de África central, porque desde la infancia han
vivido allí y están acostumbrados, no es normal para los visitantes.
Un ejemplo es el sarampión, inocuo para nosotros y del que normalmente
enferman los niños. En realidad el virus del sarampión se transmite, pero
sólo afecta a aquel o al niño que antes ha sufrido el correspondiente
conflicto y a hora se encuentra en fase de reparación. El caso del
sarampión hablamos de un conflicto que afecta las cavidades oranes o
paranasales (por ejemplo “esto apesta”).
Cuando el sarampión fue llevado a América, murieron muchos miles de
indios adultos, pero ningún niño. Cualquier médico en Europa sabe que
también en nosotros una infección de sarampión en un adulto puede tener
un resultado mortal. Sin embargo en los niños siempre es inocua. Lo mismo
sucede al contrario con el cólera y la fiebre amarilla. Decimos que la
población de América central está totalmente “contaminada”. Si los
microbios fuesen peligrosos, como hasta ahora ha sostenido nuestra
medicina higienista y los bacteriólogos, entonces ningún peregrino podría
bañarse en el Ganges, los habitantes de los bajos fondos no podrían
sobrevivir. Normalmente a estos lo que les falta es el alimento, no mueren
por los microbios.
Si se realiza una “tira oral” y se analizan las bacterias, se encontrará que
una persona “sana” tiene casi todos los tipos de bacterias que se
manifiestan en nosotros. Estas bacterias se consideran “apatógenas”, es
decir, inocuas. En las fases PCL, que hasta ahora hemos llamado
enfermedades infecciosas, encontramos una variedad multiplicada de esto
mismo. Enseguida decimos que estos microbios son “patógenos”, por lo
tanto peligrosos para la salud.

Tenemos que tener claras dos cuestiones:


1. ¿Qué es lo que en el pasado hemos llamado “enfermedad infecciosa”?
2. ¿Qué es una epidemia a una plaga, por la cual muchas personas muestran al
mismo tiempo los mismos síntomas físicos de una “enfermedad infecciosa?

Respecto al punto 1: en general las denominadas enfermedades infecciosas no


son otra cosa que la fase PCL de un programa especial, biológico y sensato
(EBS): vagotonía, fiebre, cansancio, delgadez, con sueño sólo después de
medianoche hacia las tres, en la tuberculosis directa del paleoencéfalo con sudor
nocturno.
Además cualquier “enfermedad infecciosa” tiene otras particularidades, como
exantemas en el sarampión, varicela, escarlatina, hinchazón de la piel, mucosa,
bronquios, dificultad para tragar a causa del esófago hinchado, etc.; también
toxinas peligrosas como en la difteria, en el tétano, etc.
Pero siempre está precedida de una fase de conflicto activo, que no hemos
advertido, que no hemos advertido como enfermedad. Obviamente tampoco bajo
el aspecto biológico, análogamente a la fase PCL o fase de reparación, es una
“enfermedad” en sentido estricto.
Si se dijese a un deportista que una semana antes ha sufrido un carcinoma
bronquial, lo que es lo mismo que decir la fase de conflicto activo de una úlcera
bronquial en el conflicto de miedo en el territorio, y que de repente consigue correr
mucho más rápido, si se le dijese que está “enfermo”, él por el contrario hablaría
de sus mejores prestaciones, etc, pero en ningún caso de enfermedad. Mientras
todos comprende, incluido él, que no está en forma en una fase PCL, porque está
“enfermo” y tiene fiebre.
En los test de medicina tradicional respecto a las denominadas “enfermedades
infecciosas”, hemos descrito una gran cantidad de observaciones empíricas y de
síntomas y desarrollos. No eran erróneos en sí, y también son útiles como
conocimiento para la Nueva Medicina. Pero obviamente no habíamos entendido
nada del principio del programa EBS. Tampoco ahora que lo conocemos, los
síntomas (por ejemplo difteria, tétanos) son inocuos.

Respecto al punto 2: ¿Qué son las epidemias y las plagas?


En el décimo verso del primer canto de la Ilíada se cuenta como el dios Apolo
envía la peste al campamento de los Daneos, porque el rey Agamenón había
ofendido al sacerdote de Apolo, Creso, que estaba en el campamento griego para
liberar a su hija raptada con un pago de dinero.

Vers. 48

“las flechas sonaban a espaldas del ejercito


en su movimiento; él descendía como la noche.
Se colocó lejos de las naves, lanzó una flecha,
y fue temible el sonido del arco de plata.
Primero atacó a las bestias y a los veloces perros,
y luego, miró a los hombres y les lanzó
la aguda flecha, y las piras de muertos ardieron sin pausa.

Las plagas se consideraban castigos de un dios que había sido despreciado. La


peste llegaba, muchos morían, pero después se comenzaba de nuevo.
He elegido este ejemplo porque es el típico de una situación que entonces era
relativamente frecuente: el asedio de una ciudad. La Ilíada, como bien se sabe,
narra el décimo año del asedio de Troya. La peste atacaba a menudo a los
asediados, pero al mismo tiempo, también a los que asediaban.
¿Cómo se conjuga una plaga así con los conocimientos de la Nueva Medicina?
El bacilo de la peste, que se trasmite a los hombres a través de las pulgas de rata,
proviene de fuera, es decir, no es endémico. En este caso particular podemos
comparar la situación con la primera transmisión del virus del sarampión a los
indios de América. Las personas que no morían ya no volvían a cogerla.
Por el contrario, tenemos que tener muy presente que una plaga así no existe en
los pueblos primitivos, porque evidentemente allí no llegaba gente extranjera
portando los microbios.
Pero, ¿qué pasa entonces con los conflictos o los programas especiales,
biológicos y sensatos?
Los asediados tenían conflictos iguales o parecidos si tenían que repeler los
continuos ataques de los que asediaban: si la ciudad hubiese caído presa, el
futuro de la población era terminar como esclavos, siempre y cuando los
defensores sobrevivieran.
También los que asediaban tenían conflictos iguales o parecidos, si el asedio se
prolongaba durante meses o incluso años. Miles de personas de una parte y miles
de la otra tenían un conflicto análogo o idéntico, por ejemplo si un nuevo ataque
terminaba en una sangría: muchos morían, muchos más eran heridos, incluso
mutilados o quedaban incapaces de combatir, el alimento escaseaba, el coraje de
los asediados crecía...
La microbofobia, ampliamente difundida hoy en los ambientes médicos, es una
característica determinante de nuestra actual medicina estéril y sin alma. También
este sistema ontogenéticamente condicionado de los microbios, la cuarta ley
biológica, modificará completamente toda la medicina.
18. El estadio avanzado y final de la fase de reparación
del cáncer o de las enfermedades oncoequivalentes

a. El estadio final del desarrollo biológicamente “normal”


1. Carcinoma directo del paleoencéfalo, demolido por caseificación
cavernosa por hongos o micobacterias; a menudo con
calcificaciones.
2. Necrosis (directas de la médula cerebral) o úlceras (directas de la
corteza cerebral) reconstruidas con ayuda de bacterias o virus en la
fase de reparación mediante multiplicación celular.
La reconstrucción de las necrosis se llama “sarcoma” en la medicina
clásica.
La reconstrucción de las úlceras con fuerte hinchazón en los órganos
de forma tubular (bronquios, vasos coronarios, conductos hepáticos
y pancreáticos, conductos de los arcos branquiales) causa
normalmente oclusiones de los túbulos o en los bronquios
atelectasias perifericas al punto de oclusión.
3. El conflicto “en suspenso” reducido que prevé un adenocarcinoma
(directo del paleoencéfalo) con escasa mitosis o un carcinoma
(directo de la médula cerebral) que se desarrolla necróticamente de
un modo insignificante o un carcinoma (directo de la corteza
cerebral) que progresa en sentido ulceroso lentamente, por ejemplo
neurodermatitis.

b. El estado final en la fase de reparación del cáncer que no se desarrolla de


modo biológico.
1. Adenocarcinoma directo del paleoencéfalo en el que no obstante, la
fase de reparación, a causa de la ausencia de micobacterias
(bacterias tuberculosas), no puede producir ninguna demolición por
caseificación- necrosis. Los adenocarcinomas, sin ulteriores mitosis
(proliferación celular) permanecen con la dimensión alcanzada.
Continúan produciendo leche (mama), secreciones (páncreas,
hígado, parotidas, etc.) u hormonas (tiroides o lóbulo anterior de la
hipófisis).
2. Necrosis directas del neoencéfalo, impedidas en la curación (por
ejemplo prótesis de la pierna tras una osteolisis del cuello del fémur
o quimio en la leucemia), que causan a menudo una reparación
sarcomatosa parcial “en suspenso”, es decir, que no termina nunca,
o las úlceras, que no puede curarse a fondo a causa de una
continua intervención iatrógena.

18.1. a. El estadio final del programa especial, biológico y sensato


de un cáncer con desarrollo biológicamente “normal”.
18.1.1. a) El programa especial, biológico y sensato del grupo directo del
paleoencéfalo (tronco cerebral y cerebelo)

Nuestro conocimiento precedente de las “enfermedades” cancerosas me había


inducido, en la primera edición de este libro, a escribir este capítulo en “el estadio
avanzado y final de la fase de reparación del cáncer” que está ampliamente
superado tras la actual visión de los “programas especiales, biológicos y sensatos
de la naturaleza”.
Hasta que hemos considerado el cáncer como una enfermedad que puede
“curarse”, ha habido gran interés por hablar del “estadio final de la curación del
cáncer”.
Sin embargo ahora solo es una verdad a medias. Con la quinta ley biológica y el
conocimiento del sentido “biológico” de un programa especial biológico todo
parece todavía más lógico y en principio más fácil de entender.
El conocimiento precedente de la medicina tradicional de la “enfermedad
cancerosa” en realidad, bajo el aspecto orgánico-sintomático, prescindiendo del
hecho de que no conocíamos la quinta ley biológica y el sentido particular de los
programas biológicos, especiales, tiene que ver sólo con los procesos de
crecimiento tumoral directos del paleoencéfalo.
Surge la enfermedad “cáncer”, el tumor se demuele espontáneamente por
necrosis caseosa y queda una caverna calcificada. Incluso sin saber eso, la
medicina clásica creía que sin su pseudoterapia con envenenamiento químico,
rayos u operaciones mutilantes, el tumor habría avanzado sin remedio. En casos
muy raros el tumor podía pararse temporalmente, por motivos inexplicables, y
entonces se hablaba de “remisiones espontáneas” o de los llamados “carcinomas
tranquilos”, que se producían sólo una vez cada muchos miles de casos.
Gracias a la quinta ley biológica ahora sabemos, no sólo que el cáncer es un
programa especial, biológico y sensato de la naturaleza, sino también que el
sentido biológico hay que buscarlo en la fase de conflicto activo, excepto en el
“grupo de lujo” mesodérmico directo de la médula cerebral.
Tanto el crecimiento tumoral como la función biológica de este tumor son algo
sensato, aunque en general nos corra un escalofrío por la espalda (porque no
podemos cambiar nuestro modo de pensar tan rápidamente) si alguien dice que
tenemos un cáncer, de hecho renunciaríamos con mucho gusto a este “tumor
sensato”.
Naturalmente cambiar el propio modo de pensar, es decir, la “incomprensión”, no
es un proceso rápido, ni tampoco se trata solamente de entender por qué en
realidad no es tan fácil librarse del miedo emotivo.
Hay pacientes que leen estos capítulos tres-cinco veces no sólo para entender
bien la cuestión, sino también para interiorizarla. Entonces el pánico desaparece.
Y si nos comportamos con inteligencia, no vuelve jamás. Querido lector, querida
lectora, me gustaría introducirte en esta reflexión calmada y objetiva, sin pánico,
de tu cáncer. No sentirás miedo del momento en el que, cuando sigas leyendo
este capítulo, leas que la denominada “fase de reparación” (de hecho también esta
es una descripción inexacta) de tu cáncer, hoy en día no puede desarrollarse del
modo biológicamente previsto, porque los médicos hiperintelectuales han
exterminado por motivos de “higiene” a las bacterias tuberculosas necesarias para
ello. Además no debes dejarte confundir cuando oigas que serviría de poco que al
comienzo de la fase de reparación ingieras rápidamente las bacterias
acidorresistentes de la tuberculosis porque las bacterias de la TBC,
contrariamente a las bacterias “normales” como los estafilococos o los
estreptococos, se multiplican justo como el timor mismo ha crecido en la fase de
conflicto activo, y desde ese momento en adelante permanecen preparadas para
eliminar el tumor cuando se produce la solución del conflicto.
Con esta nueva comprensión, que tu obviamente puedes verificar de modo
científico, tendrás menos dificultades en caso de un tumor canceroso, por ejemplo
de mama, que te molesta mecánica o estéticamente, para encontrar un cirujano
que lo extirpe, igual que se dice al peluquero cuando tiene que cortar el pelo. Pero
sabiendo que no habría necesidad de extirparlo, por motivos de supervivencia,
prescindiendo, claro está, de eventuales problemas mecánicos.
Un cáncer así no es una “enfermedad”, y por lo tanto mucho menos la eliminación
espontánea del cáncer tras la solución del conflicto es la “curación” de una “no
enfermedad”. La caseificación y la calcificación de los adenocarcinomas directos
del paleoencéfalo es un proceso normal, con sudor nocturno y temperatura
subfebril (37,5º), gran cansancio y, cuando el tumor tiene salida al exterior,
también con un olor bastante desagradable.
Del resto del proceso con el que madre naturaleza elimina un tumor así es muy
complicado. Los vasos que van del órgano al tumor tienen que ocluirse
cuidadosamente. En el caso de un cáncer de mama el niño bebe leche
tuberculoso en la “fase de reparación”, sin que eso le produzca daños, más bien
es incluso un bien para el pequeño tener las micobacterias tuberculosas que
podrían serle útiles más adelante.
La convicción de Robert Koch de que las micobacterias tuberculosas fuesen la
causa de la tuberculosis es errónea. Cierto que sin TCB no existe tuberculosis,
pero esta no existe tampoco sin un tumor directo del paleoencéfalo precedente. Y
sin solución del conflicto si que encontramos las micobacterias en la sangre, en la
forma de desarrollo biológico (con micobacterias de la tuberculosis), pero estas
clínicamente todavía no causan ninguna TCB. Por eso no se pueden cultivar en
sustrato, porque para multiplicarse necesitan de los impulsos de nuestro
organismo. O reciben esos impulsos de la célula orgánica misma que se debe
demoler o pueden recoger estos impulsos como simbiontes del cerebro de la
cabeza.
El residuo de un cáncer así directo del paleoencéfalo, espontáneamente casificado
y calcificado, es una caverna con acumulación de calcáreas. En los órganos como
el hígado, páncreas o el intestino, la caverna se llena y no se puede reconocer
como espacio cavo. De modo diferente se produce en el pulmón con el
adenocarcinoma casificado y calcificado, que se mantiene abierto con la depresión
bajo vacío entre las dos hojas pleuricas, al mismo tiempo que una esfera cava. El
adenocarcinoma pulmonar se ha eliminado de las bacterias tuberculosas. Lo que
permanece es la llamada caverna.
En la mama femenina la caverna vuelve a llenarse continuamente de leche
durante la lactancia, haciendo aumentar la dimensión del seno. Cuando el lactante
ha bebido la caverna encoge, es decir, permanece vacía y se afloja. Sin embargo
puede estar revestida de acumulación calcárea que la hacen estable impidiendo
que se desinfle. Entonces siempre permanece llena de leche.
No queremos insistir sobre el tema, pero se aconseja la lectura del capítulo sobre
la cuarta ley biológica.
El ordenador cerebro, en la conflictolisis, en la práctica imparte una “orden
general”,, conecta la vagotonía, invita a todas las bacterias y les da vía libre para
la demolición del tumor. Los aprendices de brujo que se consideran verdaderos
médicos creen, en su ignorancia, que tienen que combatir las bacterias, así como
siempre creen que tienen que combatir el cáncer a nivel sintomático en el órgano.
Las dos cosas son insensatas. Las bacterias son nuestros simbiontes; hacen lo
que nuestro cerebro ordenador les dice que hagan.

Las bacterias de la tuberculosis son únicamente competentes para la demolición


de los tumores directos del tronco cerebral.

Jamás se encuentra una tuberculosis del epitelio pavimentoso, que pertenece al la


hoja embrional externa. No existe tampoco en sentido estricto una tuberculosis de
los tejidos conectivos y de los huesos, es decir, de los derivados de la hoja
embrional media. En nuestros textos aprendemos siempre que las bacterias
tuberculosas son “bastoncillos acidorresistentes”. Jamás nadie ha reflexionado
sobre el porqué son resistentes a los ácidos. Los únicos puntos de nuestro cuerpo
donde existe un ambiente ácido es el tracto astro-intestinal y los alvéolos de los
pulmones, que permiten el cambio gaseoso entre sangre y el aire exterior
(anhídrido carbónico. Pero los alvéolos son correlativos de la hoja embrional
interna. Derivan embriológicamente en calidad de “alvéolos pulmonares” de la
mucosa del tracto gastrointestinal, igual que las anginas (TBC de las anginas), el
conducto auditivo interno con el revestimiento mastoideo (TBC del oído medio) o
las “excreciones adenoideas” de la cavidad faringeonasal, que todas pueden
presentar una TBC.

Brevemente:
Las bacterias de la TBC acidorresistentes (o micobacterias) se han especializado
en el tracto gastrointestinal, donde siempre hay aire y gas, con todas las
formaciones relacionadas, en particular los alvéolos. Por el contrario no se
produce jamás una “TBC bronquial”, aunque eso sería obvio a causa de su
contigüidad. Si en el pasado, cuando todavía hospedábamos a nuestros amigos,
las bacterias de la tuberculosis, como nuestros simbiontes sensatos, se formaba
un carcinoma del intestino grueso, y el conflicto se resolvía, estos pequeños
ayudantes, silenciosos, incansables y discretos demolían de nuevo el carcinoma
intestinal. Al final en las radiografías se veía sólo un par de linfonodos calcificados
allí donde había estado el carcinoma intestinal.
La cuestión de la infección primaria, que debería, según lo que se dice, volver
inmune a la TBC para toda la vida, hace tiempo que fue condenada. Esa infección
revela solamente la presencia de bacterias tuberculosas, que normalmente están
disponibles para toda la vida. En este momento de hecho no se sabe que es lo
que hay que escribir en los libros de texto. Sólo se trataba de una pia ilusión.
Hemos destruido a nuestros amigos más viejos de modo insensato de igual
manera que hemos arruinado los bosques y los mares, por pura presunción
arrogante de civilización.

Y en el pasado ¿no hemos tratado a los enfermos de TCB con clinoterapias y


tranquilidad sin pánico, justo como deberíamos hacer hoy en día con los pacientes
enfermos de cáncer en la fase PCL de la reparación? ¿No empieza a ser todo
obvio, queridos lectores?

18.1.2. b) El “estadio final” de los procesos directos del neoencéfalo.

Veréis, queridos lectores, lo importante que es una nueva nomenclatura si se


modifica el modo de entender los procesos que hasta ahora se han llamado
“enfermedades”.
Con los programas especiales, biológicos y sensatos directos del paleoencéfalo no
sabemos ya como interpretar la expresión “enfermedad”, cuando en efecto el
tumor, que en particular hemos considerado siempre una “enfermedad maligna” se
vuelve un proceso biológico muy sensato con un sentido biológico especial en la
fase de conflicto activo, y también la fase postconflictiva (fase PCL), que llamamos
enfermedad TBC, se vuelve un proceso de reconstrucción biológica sensata.
En los procesos directos de la médula cerebral (EBS) que tienen su sentido
biológico al final de la fase PCL, la correlación con el habitual “concepto de
enfermedad” resulta no solo lógicamente todavía más difícil o incluso imposible,
por lo menos en el sentido tradicional.
Si a un atleta, que necesita 10,7 segundos para correr los 100 metros y al que sin
embargo tras una DHS con un gran conflicto le hacen falta sólo 10,5 o 10,4
segundos, decidle que está enfermo, que dirá que estáis locos y que jamás ha
estado más sano en su vida, como bien demuestras sus prestaciones.
O si llamáis enfermo a alguien que no tiene una fiebre alta, que está en una fase
PCL y ahora puede dormir incluso de día, tiene buen apetito y se siente muy bien,
también ese os dirá que estáis locos.
En los tumores directos del paleoencéfalo en la fase PCL se demuele el tumor que
ya no es necesario, pero que antes era sensato (sentido biológico de la fase de
conflicto activo), mientras en un conflicto de pérdida directo de la médula cerebral
de una mujer con necrosis ovárica en fase de conflicto activo se forma un quiste
ovárico en la fase PCL que en 9 meses se endurece y produce estrógeno. El
sentido biológico está en esta fase PCL: el sentido de la elevada producción de
estrógeno está en el hecho de que la mujer parece mucho más joven y tiene una
mayor libido. Por lo tanto tiene una probabilidad mayor de quedarse embarazada.
Un proceso igual o análogo se produce en el riñón con un quiste renal (dicho
tumor de Wilms), que en su forma lindurita se llama también nefroblastoma. El
quiste renal contribuye a la formación de orina. También aquí el sentido biológico
está en la fase PCL, y más precisamente al final de esta fase PCL.
El “estadio final” de estos programas especiales (EBS) es justo aquel por el que se
puede felicitar al paciente. Y en la medida en que no alcance dimensiones
excesivas que creen problemas mecánicos, requiriendo la eventual extirpación
quirúrgica de una parte, no hace falta intervenir.
Las cosas son nuevamente diferentes para los programas especiales directos de
la corteza cerebral. Estos tiene su sentido biológico en la fase de conflicto activo y
reconstruyen la úlcera en la fase PCL:
En la piel externa, por ejemplo, eso crea pocos problemas, pero en los órganos de
forma tubular, como bronquios, arterias o venas coronarias, conductos hepáticos y
pancreáticos, esófago (2/3 superiores) o en los conductos de los arcos branquiales
en el cuello o en el mediastino, sucede que estos órganos tubulares no se cierran
temporalmente a causa de la hinchazón dentro de los tubos, sino que permanecen
cerrados. Hay que conocer esos “estadios finales”. En general como síntomas son
inocuos, es decir, el paciente puede vivir con ellos cien años.

18.1.2.1. La úlcera reconstruida mediante reparación (por ejemplo callo)


llamada “carcinoma” o “sarcoma” por la medicina oficial.

La capacidad regenerativa del tejido de nuestro organismo es diferente de órgano


a órgano, por motivos ligados a la historia evolutiva y a su funcionalidad. Ya
hemos visto que las mucosas tienen una gran capacidad regenerativa, y otro tanto
sucede con la piel. Aunque el hígado en las personas jóvenes también es capaz
de regenerarse. En el tejido conector y en los huesos, como típicos derivados del
mesodermo, la capacidad regenerativa forma parte de su función. Todas las
cicatrices tienen que se reconstruidas por tejido conector, todas las fracturas
óseas se recalcifican y se “encolan” con callo. La regeneración es enorme. Este
también es el motivo por el que casi todos los tumores “cultivados” en sustrato
cultural están constituidos sólo por tejido conector, que crece tranquilamente,
como único tejido que conserva sus características típicas por un cierto tiempo
incluso después de que ha sido separado del cerebro.
El mesodermo se presenta como “tumor” dos veces, una vez, por ejemplo, en los
huesos, cuando se osteolizan, descalcifican, para lo cual tienen un metabolismo
más intenso y ninguna mitosis en la fase CA, porque las células de callo son
demolidas. Tras la conflictolisis de desvaloración de sí, sin embargo, sucede lo
contrario. Este último fenómeno (los histologos dicen que no consiguen ver nada
más que calcio) se ha llamado hasta ahora sarcoma, u osteosarcoma, porque era
un crecimiento óseo. Notables patólogos me han confirmado que no eran capaces
de distinguir histológicamente el tejido calloso de la fractura ósea normal del tejido
del denominado osteosarcoma. El efecto final es lo mismo aunque la situación
inicial era diferente.
Pero si el osteosarcoma en sustancia no es otra cosa que un “exceso de tejido
útil”, como el queloide de cicatrización, entonces no existe sarcoma según su
significado actual. Se trata, como a menudo sucede en la llamada oncología, de
una visión.

18.1.2.2. El carcinoma cicatrizado o calcificado.

Allí donde ya no hay capacidad regenerativa temporal o definitivamente, por


ejemplo en el hígado de una persona anciana, el tejido puede retirarse y
encapsular el tumor, incluso puede calcificarlo. Lo mismo sucede en el
revestimiento de las pequeñas cavernas cuando las bacterias tuberculosas han
eliminado el tumor. No es el mismo tumor el que se calcifica, excepto en el caso
del carcinoma mesodérmico, sino que se demuele y sustituye por tejido conector y
eventualmente incluso de tejido conector con acumulación de calcio. Con
determinadas constelaciones, vemos este proceso en la cirrosis hepática. Tras
heridas, operaciones o también revestimientos de quiste tras la laceración de un
Foco de Hamer hay incluso acumulaciones de calcio y tejido conector en las
respectivas superficies cerebrales afectadas.
Sin embargo en sustancia la cosa es totalmente normal y es justo lo que hace el
organismo cuando tiene que reparar heridas.

18.1.3. c) Conflicto “reducido”, en suspenso

En este caso no se puede hablar realmente de “estadio tardío o final”. En el


conflicto en suspenso con conflicto reducido no hay ninguna reparación o fase
PCL, que sin embargo sí está presente en caso de EBS con recaídas frecuentes o
crónicas. Pero aquí se puede encontrar todo, siempre que el conflicto tenga
nuevamente una recaída de actividad conflictiva o nuevamente una solución.
Procesos parecidos con recaídas crónicas, en particular las relativas soluciones,
obviamente frecuentes, tienen síntomas más visibles exteriormente, como por
ejemplo en el conflicto con recaídas crónicas de desvaloración de sí / ineptitud de
las manos, cuya fase de solución se indica como “reumatismo articular crónico”.
La deformación de las manos se puede considerar nuevamente como “estadio
tardío o estadio final”. Sin embargo aquí hay un círculo vicioso, porque a través de
la deformación de las manos el paciente se vuelve más torpe por lo que ya
sabemos que sufrirá una nueva recaída de conflicto activo y antes o después la
relativa fase de solución. El “carcinoma tranquilo”, análogamente al “conflicto en
suspenso” no es un carcinoma inactivo, sino un carcinoma cuya crecida se
suspende por un período más o menos largo, por lo tanto un carcinoma de
velocidad reducida, mitótico o con necrosis. Hay que poner mucha atención. El
suceso conflictivo y canceroso puede exacerbarse en cualquier momento, es
decir, surgir nuevamente porque la llama no se ha extinguido. Lo citamos aquí
porque a menudo permanece en el “estadio final” si por toda su vida el paciente no
sale de este “conflicto en suspenso”. En particular se ve a menudo en las parálisis
espásticas y paralíticos a causa de un conflicto central motor en el giro precentral.
Nuestros centros de rehabilitación para discapacitados están llenos de casos
parecidos.

18.2. El estadio final en el cáncer (o mejor EBS) con desarrollo no


biológico

Anteriormente hemos dicho que cuando faltan las bacterias tuberculosas, en


realidad de importancia vital en el caso de un EBS directo del paleoencéfalo, el
tumor en fase PCL no puede ser demolido, es decir, permanece, lo que
biológicamente no debería suceder.
Si en el caso de un cáncer de mama en una madre que está dando de mamar, el
niño recibe durante mucho tiempo una cantidad de leche superior a la prevista, la
cosa no es demasiado grave.
Sin embargo es diferente el caso del carcinoma de la tiroides o de la hipofisis,
porque estas continúan produciendo elevadas cantidades de hormonas que
deberían ser temporales y no continuas. El organismo del paciente sigue
produciendo las hormonas aunque el conflicto se ha resuelto hace mucho tiempo.
No se trata sólo del hecho de que todo el sistema endocrino se encuentre
desajustado, sino que al mismo tiempo el paciente está “enfermo artificialmente”.
Por ejemplo tiene una tireodosicosis artificial (171), que con una puntual presencia
de micobacterias tuberculosas habría durado sólo un breve tiempo, durante el
período de conflicto activo, ya que después no tiene ningún sentido.

Otros ejemplos.
Como hemos dicho, casi todos los carcinomas están inactivos si el conflicto está
resuelto, mientras que se consideran “atormentados” sólo los que no siguen
creciendo, lo que sucede también en todos los carcinomas que tras la conflictolisis
no tiene un desarrollo biológicamente normal. De hecho no respeto mi subdivisión
si ahora discuto aquí este tipo de autocuración, pero a pesar de ella, es pertinente.
Me refiero al tipo de autocuración obligada cuando la persona ha eliminado
artificialmente determinados tipos de bacterias de tal manera que el organismo,
por falta de “bacteria especializadas”, tiene que aceptar la presencia y encapsular
los tumores, que antes se eliminaban biológicamente por los apósitos bacterianos.
En el pasado no existían viejos adenocarcinomas pulmonares inactivos, porque la
tuberculosis era prácticamente endémica. No era posible protegerse de la
tuberculosis; no se habría podido viajar por la calle, ni caminar por la acera,
porque por el aire pululaban bacterias tuberculosas. La tuberculosis pulmonar, sin
embargo, solo la sufría quien tenía miedo de la muerte y era pobre. De hecho los
pobres siempre tenían miedo de la muerte y además les faltaban los medios para
hacer una dieta rica en proteínas en la fase PCL.
Desde que las personas civilizadas ya no tenemos “bacterias especializadas”,
nuestros tumores permanecen, se diagnostican ya menudo nos meten en el
circulo vicioso del pánico por obra de nuestros “medicuchos superinteligentes”.
Hace años, cuando comprendí por primera vez las correlaciones del cáncer, les
dije a mis colegas de entonces: “Si conociésemos el secreto de los tumores
adormentados o en remisión, podríamos entender la realidad del cáncer”. Se
rieron de mí cuando busqué en los archivos tumores adormentados, partiéndose
de la risa por mi ingenuidad.

Al mismo tiempo podemos sufrir “enfermedades artificiales” si se producen


curaciones normales en un programa especial, como por ejemplo la leucemia
como fase PCL de la osteólisis ósea. En su ignorancia los médicos atacan con
quimio el síntoma inocuo del elevado número de leucoblastos en la sangre. Es del
todo insensato. No sólo que casi todos sus pacientes mueren, sino que con esta
pseudoterapia se obstaculiza el proceso biológico natural de la fase PCL. Al final
de la fase PCL, se no se producen nuevas recaídas, las osteolisis estarían no
solamente llenas de callo, sino que serían más sólidas que antes. Todo esto se
impide con la quimio (veneno celular).
En una fractura del cuello del fémur, que se causa por un conflicto de “no lo
consigo”, o de la osteolisis que se deriva en el cuello del fémur, se procede
quirúrgicamente con una prótesis de la pierna. La intervención puede tener éxito,
en los casos en los que se resuelve el conflicto relativo, pero al cirujano esto no le
interesa. Pero si el conflicto continúa y todo el hueso se vuelve osteolitico, la
prótesis de la pierna no funciona y el cirujano se queda perplejo, pues no sabe que
otra cosa puede hacer.

Oros ejemplos.
Estafilococos y bacterias de los forúnculos:
La forunculosis es la fase de reparación tras una desvaloración de sí con FH en la
médula cerebral y que se manifiesta en el órgano como necrosis del tejido
conector. Tras la conflictolisis los estafilococos eliminan las necrosis, proceso que
llamamos forunculosis. Por todas partes el tejido conector se reduce
anaeróbicamente, se encuentras los correspondientes “operarios especializados”
para este tipo de “residuo de la necrosis”. Nosotros, hombres locos, impedimos
con la penicilina que lleven a cabo su intervención y celebramos como un acto de
vanguardia de la medicina lo que sólo es una tontería. De hecho usamos la
penicilina como medio para descongestionar el cerebro.
Sólo por eso disminuye la fiebre, no por el hecho de que así (porque actúa
también citostáticamente) matamos un gran número de nuestros “pequeños
amigos”, de lo que en nuestra ignorancia nos alegramos, como un niño se alegra
de que el cazador mate a la”mala comadreja”. En realidad el hombre interviene
voluntariamente y sin criterio en el equilibrio de la naturaleza, y actúa como un
aprendiz de brujo que se lamenta de lo que ha causado sólo cuando es
demasiado tarde.
Qué arrogancia se esconde en una interpretación tan errónea de la naturaleza
(hay que decirlo tranquilamente), el hecho de creer que hay que corregir y retocar
por todas partes sólo es producto de la infinita ignorancia de los “medicuchos” que
se creen dioses, aun habiendo olvidado incluir el cerebro en sus consideraciones...
y no hablemos de la psique.

19. La ley del conocimiento de cada “enfermedad” como


parte de un programa especial biológico sensato de
la naturaleza comprensible bajo el perfil evolutivo –
La quinta ley biológica de la Nueva Medicina (la
quintaesencia)
O: el sentido biológico de un programa especial de la naturaleza.

Esta quinta ley biológica nos lleva a la verdadera “medicina originaria”: cambia
completamente la comprensión actual nosológica de la enfermedad. De hecho ya
no existe la enfermedad entendida en el sentido tradicional. Nuestra ignorancia no
nos ha dejado entender que todas las llamadas “enfermedades” tenían su
particular sentido biológico que no éramos capaces de reconocer.
La quinta ley natural es realmente la quintaesencia de las precedentes cuatro
leyes biológicas de la Nueva Medicina. En el futuro se podría considerar la ley
natural más significativa. Esta quintaesencia no sólo resume las leyes científicas
precedentes, sino que al mismo tiempo nos descubre una nueva dimensión,
constituyendo el alma misma de la Nueva Medicina. Demos ahora un paso hacia
adelante: esta quinta ley natural, de un sólo golpe, crea la unión entre lo que
estábamos en condiciones de estudiar científicamente, por cuanto se podían
examinar los hechos, y lo que hasta ahora nos parecía trascendental,
sobrenatural, parapsicológico o comprensible sólo con la religión o como siempre
hemos dicho, eso que a menudo éramos capaces de sentir y experimentar pero
que, respecto a la observación científica, no parecía claro o incluso abstracto e
insensato Al final, gracias a la quinta ley biológica ahora se nos muestra
comprensible la unión con todo el cosmos que nos rodea o en el que estamos
inmersos. No hay que extrañarse de que los españoles, que tienen el sentido de
esa dimensión del conocimiento intuitivo, llamen a la Nueva Medicina también la
“medicina sagrada”. Esta definición nació la primavera de 1995 en Andalucía. “La
medicina sagrada” nos mete en una nueva dimensión cósmica, por no decir divina.
De repente los elefantes, los escarabajos, los pájaros e incluso los delfines están
todos involucrados en nuestro pensamiento médico y en nuestro sentimiento, al
igual que cualquier microbio, planta o árbol. Sí, ya no es en absoluto posible un
modo de pensar diferente de este “pensamiento cósmico” en el ámbito de la
naturaleza viva. Mientras que hasta ahora habíamos considerado a la madre
naturaleza loca o imperfecta, sosteniendo que producía continuamente “errores” y
“averías” (crecimiento canceroso maligno, insensato, degenerado, etc.) ahora se
nos han abierto los ojos, cerrados por nuestra ignorancia, por nuestra
desmesurada arrogancia y presunción, que eran lo único realmente loco del
universo. Así, “ciegos” no podíamos entender nada y por lo tanto hemos creado
una medicina brutal e insensata, falta de alma y estúpida.
Por primera vez, los seres humanos, con toda modestia, podemos ver e incluso
entender que no sólo toda la naturaleza está ordenada, lo que ya sabíamos en
parte antes, sino que también cualquier proceso individual de la naturaleza tiene
sentido, incluso respecto al todo, y que los procesos hasta ahora llamados
“enfermedades” no son disfunciones faltas de sentido los cuales tienen que
reparar los aprendices de brujo, sino que vemos maravillados que no se trataba de
sucesos insensatos, malignos y morbosos. ¿Por qué no podemos creer que todo
este complejo juego sensato de la naturaleza, de todo el cosmos viviente tiene
algo de divino? Antes del “boom” de las grandes religiones ¿no era la función del
médico siempre la de una especie de sacerdocio, como bien podemos ver en los
sacerdotes del dios Esculapio? La medicina comercial sin alma, heredad del
Antiguo Testamento, ha sido un error terrible y despiadado.
Con una gran riqueza de detalles, de ahora en adelante toda la biología se vuelve
maravillosamente clara, transparente y comprensible, y con ella también la
biología humana y la medicina. He enseñado durante muchos años como profesor
de biología humana en la Escuela superior de pedagogía de Heidelberg. Creo que
esta enseñanza me ha sido de gran ayuda (“docendo discimus”) para descubrir la
quinta ley biológica.
¿Qué eran entonces las llamadas “enfermedades? Ahora quedan los síntomas
que conocíamos, pero eso es lo único. Tenemos que reordenarlos y valorarlos de
un modo completamente nuevo, porque hemos llegado a un conocimiento
totalmente diferente.
Ya cuando consideramos la segunda ley biológica (ley de la bifasidad de todos los
programas especiales biológicos sensatos con solución del conflicto)
forzosamente vimos que habíamos creído que había muchas más “enfermedades”
de las que hay respecto a la cantidad de programas especiales existentes, dado
que habíamos considerado cada una de las dos fases como una enfermedad en
sí.
Nos sentíamos “flacos y cansados” en la fase de reparación y entonces
llamábamos “enfermedad” a esta fase PCL. En realidad estábamos curándonos
completamente. Únicamente para el grupo de los órganos mesodérmicos directos
de la médula cerebral el sentido biológico se encuentra en la fase de reparación:
los quistes de los riñones, de los ovarios, del bazo y de los linfonodos, así como la
hinchazón dolorosa del periostio (piel de los huesos) con recalcificación del hueso
gracias a la acumulación de callo. Sin embargo, y con rigor, también hay procesos
desencadenados por un conflicto biológico que tienen un sentido biológico en las
dos fases, por ejemplo en el conflicto de herida y de hemorragia. En la historia
evolutiva la madre naturaleza siempre se toma la libertad de completar u optimizar
sus propios y maravillosos programas:

conflicto de herida y de hemorragia:


a) fase CA: trombopenia (con excepción de la zona herida), por lo tanto
ninguna coagulación en los vasos sanguíneos (al mismo tiempo necrosis
del bazo).
b) Fase PCL: esplenomegalia, una mayor cantidad de trombocitos podrá
entrar en el bazo. (Bazo = punto de recogida de los trombocitos que en
la fase CA sólo se encuentran en correspondencia de la herida, pero no
en la circulación sanguínea).

En el caso precedente se trata de programas que se entrecruzan y se compensan


mutuamente, y de los que sólo ahora conseguimos considerar como un todo.
Análogamente en la anemia vemos un sistema de programas que se entrecruzan:
el sentido biológico del cáncer de los huesos (osteolisis ósea) se encuentra
claramente en la fase PCL, es decir, en la fase de reparación, donde la parte del
esqueleto se calcifica y por lo tanto resulta más robusta que antes. La anemia en
la fase CA permite, por el contrario, que la parte ósea, que en la parte CA presenta
osteolisis y debilitamiento, no se fracture gracias al hecho de que el organismo, a
causa de un gran cansancio (“cansancio de anemia”) no puede casi moverse. En
la fase PCL, en la que está el sentido biológico, se gana una movilidad todavía
mayor mediante el dolor causado por la dilatación del periostio. Además, debido al
extremo cansancio de la vagotonía, el organismo se ve obligado a una casi
completa inactividad en la fase leucémica.
Cuando consideramos el sentido biológico de un programa especial en relación
con sus programas de compensación, vemos siempre lo infinitamente estúpida
que es, en la mayor parte de los casos, nuestra terapia, que se considera
inteligente. A menudo era solamente una pseudoterapia realizada por ignorantes,
por aprendices de brujo que jugaban con cualquier manivela sin saber lo que
estaban provocando. Muchos pacientes morían iatrógenamente por la terapia, en
lugar de por el programa especial. En el futuro nuestros médicos serán juiciosos
cuando conozcan mejor los programas especiales biológicos y sensatos de la
naturaleza.

19.1. El principio de la enfermedad cancerosa

La ley de la bifasicidad de todas las enfermedades de la medicina entera afecta


por completo a nuestro presunto conocimiento de actual: si hasta ahora
conocíamos aproximadamente algunos centenares de enfermedades, ahora
hemos descubierto que, observando bien, en más o menos la mitad de esas
supuestas enfermedades el paciente tiene las manos frías, las zonas periféricas
frías, y que en la otra mitad el paciente tiene las manos templadas o calientes, y a
menudo fiebre. En realidad existían, según una estimación aproximada, sólo “500”
tamdems: lo primero (tras el DHS) una fase fría, simpaticotónica, de conflicto
activo, y después (tras la CL) una fase de reparación caliente, vagotónica, de
conflicto resuelto. Este esquema de la bifasicidad es una ley biológica.
Todas las enfermedades que conocemos se desarrollan de este modo a condición
de que se llegue a la solución del conflicto. Ahora, si miramos hacia atrás, vemos
que la medicina actual jamás ha entendido correctamente ni siquiera una de las
enfermedades: en las denominadas “enfermedades frías” se pasaba por alto la
sucesiva fase de reparación o era malinterpretada como una enfermedad en sí
(por ejemplo “gripe”; en las denominadas “enfermedades calientes”, que
representan siempre la segunda fase, es decir, la fase de reparación sucesiva a la
de conflicto activo, se pasaba por alto la fase fría precedente o se la consideraba
erróneamente como otra enfermedad.

19.2. La activación de un programa especial a través de un DHS –


El inicio de la fase simpaticotónica.
Si una persona o un animal sufre un DHS, es decir, un suceso conflictivo de shock
extremadamente agudo, inesperado, dramático y vivido con un sentido de
aislamiento, su subconsciente asocia el contenido conflictivo del conflicto biológico
desencadenado por el DHS a un ámbito biológico representativo, por ejemplo el
ámbito de la relación madre/niño, el ámbito del territorio o el del agua y del miedo
en la nuca o el ámbito de la autovaloración y otros ámbitos parecidos. También
aquí el subconsciente en el momento del DHS sabe hacer distinciones precisas:
una desvaloración de sí en la esfera sexual no causa jamás osteolisis de la
columna vertebral cervical, sino una osteolisis de la pelvis y por lo tanto un cáncer
de pelvis. Un conflicto de desvaloración de sí en la relación madre/niño no causa
jamás una osteolisis en la pelvis, sino un cáncer de la cabeza del húmero a la
izquierda (en las diestras).
A cada ámbito biológico representativo le corresponde un determinado relé en el
cerebro, que en el caso de enfermedad llamamos “Foco de Hamer”. Por lo tanto
todo ámbito biológico representativo tiene su “centro de relé”.
En el instante del DHS parten del Foco de Hamer los códigos especiales hacia el
órgano correlativo a este foco. Se puede decir por lo tanto que cada Foco de
Hamer tiene “su órgano”. Así el suceso a tres niveles, psique-cerebro-órgano, en
realidad es un suceso con desarrollo sincrónico desde el Foco de Hamer al
órgano, que se produce en una fracción de segundo. En su mayor parte, los
pacientes saben decir con precisión el momento del DHS, porque siempre se
produce de modo dramático. En general los pacientes estaban “helados de
miedo”, “incapaces de hablar”, “como paralizados”, “profundamente asustados”
etc, etc. En el cerebro se puede ver el DHS desde el primer segundo, aunque
trabajosamente y sólo como una marca, mediante una TAC cerebral, en el órgano
se ve desde el primer instante como un cáncer.
En el momento del DHS todo está ya programado o se programa:
correspondientemente al contenido del conflicto biológico en el momento del DHS
se “conmuta” una zona cerebral particular, ya preestablecida (Foco de Hamer),
como bien podemos comprobar hoy en día con la tomografía computerizada. En el
mismo momento se inician también las modificaciones en el órgano,
pronosticables (mediante observaciones empíricas y explicadas con exactitud en
la tabla psique-cerebro-órgano); proliferación celular o disminución celular o
bloqueo funcional (en las llamadas enfermedades oncoequivalentes).
Por eso he hablado de “conmutación”, porque, como veremos en uno de los
capítulos siguientes, el DHS “sólo” es el proceso de conmutación de un programa
especial de modo que el organismo pueda afrontar la situación imprevista.

19.3. La cuestión fundamental

Para los médicos de la escuela tradicional en el suceso canceroso no existe un


sistema, porque la ausencia de sistematicidad se ha elevado a dogma. Si se
pudiese desenmascarar el dogma, se volvería evidente que “en los últimos
decenios no hemos cometido más que insensateces”.
De hecho la idiotez más grande son los llamados “tumores cerebrales”, que de
hecho no existen. Todos los que hablan de “tumores cerebrales” actúan como en
la fábula, cuando todos gritan “El rey está desnudo”.
No hay nada de verdad en los llamados “tumores cerebrales”. Y mucho menos
existen las “metástasis cerebrales” que son imaginaciones provocadas por la
ignorancia alucinatoria de la enseñanza médica tradicional.
Esa convicción siempre va precedida de la suposición de que el cáncer es un
crecimiento asistemático e incontrolado, sin sentido ni método, de “células
cancerosas enloquecidas”, originado en una célula cancerosa enloquecida.
También a cuento en estedogma (no que no se ha probado ni una sola vez) el
hecho de que una parte de las células enloquecidas emigran a través de la sangre
arterial a otros órganos y allí causan un nuevo cáncer, una denominada
“metástasis” o un tumor secundario. Si las células cancerosas se pudiesen alejar a
través del organismo a otros órganos, deberían hacerlo necesariamente a través
de la sangre arterial, porque el sistema venoso y las vías linfáticas conducen al
centro del cuerpo, es decir, al corazón.

Ya se han realizado miles de pruebas, incluso en personas, para descubrir células


cancerosas en la sangre arterial. Jamás han dado resultado positivo.
No se ha encontrado ni una sola célula cancerosa, incluso examinando célula por
célula. Esas investigaciones no han tenido ningún éxito.
El dogma de las denominadas metástasis está fundado en este primer bulo
científico.
El segundo bulo deriva del primero; dado que según el primer dogma todos los
carcinomas secundarios tienen que ser metástasis del primero, se llega
dogmáticamente a asegurar la existencia de metamorfosis de la célula cancerosa.
No parece que tenga ninguna importancia, por ejemplo, que los carcinomas del
epitelio pavimentoso de la hoja embrional externa puedan causar
adenocarcinomas de la hoja embrional interna y viceversa, o que los
adenocarcinomas del tracto intestinal produzcan osteolisis del hueso y
sucesivamente, las denominadas “metástasis de osteosarcoma” de la hoja
embrional media o al revés, que los sarcomas produzcan metástasis
carcinomatosas; es como decir que un caballo puede parir una ternera. Nos
encontramos frente a incongruencias evidentes.
La segunda mentira dogmática es una estupidez tan evidente como la primera.
Hay que tomar en cuenta de lo que eso significa realmente: se debería haber
observado una célula carcinomatosa, por ejemplo de la hoja embrional interna, por
lo tanto una célula adenocarcinomatosa, en su corto viaje (jamás comprobado) a
los huesos, que cumpliese en ese breve tiempo una metamorfosis, de tal manera
que ahora, de repente, se vuelva un derivado de la hoja embrional media y pueda
producir un osteosarcoma y viceversa.
Obviamente una cosa similar no se puede reproducir en una probeta o en sustrato.
Ahí prácticamente sólo se pueden cultivar, o casi sólo, los llamados “sarcomas” de
tejido conector, que sustancialmente son crecimientos inocuos de tejido conector.
Según las tesis de oncología el 95% de los tumores cultivables en sustrato son
“sarcomas”. Probablemente, excepto los sarcomes y los llamados carcinomas
embrionales (que todavía tienen el empuje del crecimiento embrional) no se puede
cultivar ningún carcinoma real, lo que verificaría lo dicho por la Nueva Medicina.
Por el contrario, es coherente con el sistema ontogenético de los tumores el hecho
de que las células de tejido conector de la hoja embrional media tienen una fuerte
capacidad de proliferación, que de hecho es indispensable para la curación, de tal
manera que incluso en sustrato consiguen cumplir la mitosis, igual que un coche al
que se le apaga el motor pero sigue andando por la fuerza de la inercia.
Todo esto se nos aparece con total claridad solamente cuando comprendemos
que el mismo tipo de carcinoma crece siempre en el mismo punto del cuerpo, es
decir, como programa especial biológico de la naturaleza. Desde que entendí
claramente esto, aceptado también por los profesores de histología e
histopatología, se me cayó la venda de los ojos y he visto que la histopatología, en
la mayor parte de los casos, es el “último truco” para los pacientes, parecido a un
truco de magia posible gracias a su arrogancia y a sus mentiras dogmáticas.
Que alegría para los histopatólogos, que secretamente se sienten señores de la
vida y de la muerte de los pacientes, si ocasionalmente consiguen encontrar una
metástasis de un adenocarcinoma pulmonar, por ejemplo, en un carcinoma del
intestino grueso, que es de tipo histológicamente casi igual, es decir, células
cilíndricas de adenocarcinoma, como en el presunto tumor primario. Entonces se
habla enseguida de una “metástasis real”, aunque en realidad el 90% restante de
los “diagnósticos de metástasis” habría que considerarlo absurdo. Pero a los
histólogs les va bien así, incluso a veces parece que demasiado bien...
Sería insensato establecer, por ejemplo en las zonas limítrofes a las que
pertenece el tumor, si no es posible explicar más fácilmente el tema mediante una
TAC cerebral. Quizás en ciertos casos también sería interesante aclarar el tumor
todavía puede llevar a cabo actividad mitótica o se trata de un viejo carcinoma
inactivo, siempre que la anamnesis no esté clara y una TAC cerebral do dé
informaciones seguras. Pero sustancialmente en la mayor parte de los casos es
totalmente superfluo realizar un análisis histológico, partiendo de que en el mismo
punto del órgano siempre se encuentra la misma formación tumoral.

Y ahora, respecto a los denominados “tumores cerebrales” o “metástasis


cerebrales”, que en sentido estricto no existen, la tercera mentira dogmática
confiesa que el cerebro no puede ser el ordenador del organismo. Si según este
dogma el cáncer deriva de una célula “degenerada” enloquecida, entonces estas
formaciones que mis adversarios han llamado los “extraños Focos de Hamer”,
tienen que ser tumores primarios o por lo menos metástasis. Cualquier estudiante
aprende ya en el primer semestre de medicina que las células cerebrales, después
del nacimiento, ya no se dividen jamás, por lo tanto no pueden multiplicarse.
Solamente puede multiplicarse el llamado “tejido conector cerebral”, la materia
glial, igual que se puede multiplicar el resto del tejido conector del organismo para
formar cicatrices, asegurar la nutrición y sostener el tejido.
Decimos que el tejido conector del cuerpo y el tejido grlial en el cerebro tiene
solamente función nutritiva, de sustento o de cicatrización. Por lo tanto no
veremos jamás ni una sola célula cerebral en mitosis, jamás veremos una
multiplicación de células cerebrales, aunque todos los “medicuchos” hablan de
tumor cerebral e incluso de metástasis cerebral.
¿Qué sucede en realidad en nuestro cerebro cuando se forma un “tumor” o Foco
de Hamer?
Es todo muy simple y ha sido diseñado de un modo magistral por la madre
naturaleza, pero se tergiversa por los “medicuchos” ignorantes. Éstos extirpan los
crecimientos cerebrales, en su mayoría inocuos, y así mutilan al paciente de por
vida, siempre que este sobreviva, cosa rara a causa del pánico y de las
alteraciones de personalidad consiguientes.

En realidad la cuestión es así:


Cuando nos afecta un fuerte shock conflictivo, por un DHS, que nos hace sentir un
sentimiento de aislamiento psíquico, en ese momento en el cerebro se forma un
Foco de Hamer. Para cada tipo particular de shock conflictivo, que también
podemos llamar shock conflictivo biológico, en nuestro cerebro, le corresponde un
área bien determinada y al mismo tiempo también una zona orgánica precisa.
Por lo tanto: en el caso de un conflicto sexual femenino, en términos biológicos de
un “conflicto de no ser poseída”, por ejemplo, cuando una mujer sorprende a su
marido in fraganti, en este “instante del shock”, si la mujer percibe esta situación
como conflicto sexual y no como traición o algo parecido, en la zona cerebral
periinsular izquierda (zona temporal-parietal) se forma un Foco de Hamer, si se
trata de una diestra.
Desde ese momento comienza el nuevo programa especial, biológico y sensato
(EBS) del cerebro. Este programa especial causa la formación de úlceras en el
cuello y el orificio del útero, de modo que el útero se vuelve más dispuesto a la
concepción (parece que ese es el sentido biológico). Estas erosiones del cuello o
del orificio del útero en la medicina tradicional se consideran “benignas”, porque no
tienen mitosis celular, sino al contrario, presentan reducción celular.
A causa de la úlcera el cuello del útero se alarga casi como si fuese excavado. La
paciente diestra, tras el DHS no tiene ovulación, pero sin embargo vuelve
inmediatamente con la CL (solución del conflicto = acoplamiento visto
biológicamente).
Pero para utilizar la ovulación que se ha producido el cuello del útero se alarga
hacia el interior, de modo que el esperma pueda alcanzar más fácilmente el útero.
Tras la solución del conflicto (=acoplamiento), las úlceras se llenan con nuevas
células, es decir, curadas. Vemos la mitosis de la reparación, pero la medicina
clásica sostiene que por desgracia ahora la patología se ha vuelto “maligna” a
causa de la mitosis.

Igual que en el momento del shock conflictivo en el órgano crecen al mismo


tiempo miles de nuevas células llamadas cancerosas (órganos directos del
paleoencéfalo) o desaparecen (reducción celular en los órganos directos del
neoencéfalo), de tal manera que en nuestro cerebro, en el momento del shock, no
es una única célula la que termina en el programa especial, sino millones de
células cerebrales del Foco de Hamer se sintonizan al mismo tiempo en un
programa especial haciendo entrar al organismo en simpaticotonía.
Si analizamos el contenido conflictivo que nos ha “cogido a contrapié” en el
instante del shock, conseguimos imaginar que pueden existir miles o cientos de
miles de contenidos conflictivos similares o poco diferentes, que causan siempre
diferentes formaciones de un Foco de Hamer en parte en el mismo punto, en parte
en un punto cercano del cerebro.
Con el tiempo tendremos que aprender a observar y también a distinguir los
conflictos biológicos con sus programas especiales biológicos que causan una
enfermedad cancerosa u oncoequivalente. El alma del hombre y de los animales
es infinitamente compleja y diferente en cada individuo, aunque para los
ignorantes las personas, los perros, las ratas o los elefantes, cualquier raza en sí,
no presenta ninguna diferencia respecto a otra en lo que se refiere al alma.
Análogamente cualquier conflicto es siempre un poco diferente respecto a otros
conflictos que parecen parecidos y que se han vivido por otros individuos de la
misma raza con la misma constelación conflictiva. Pensemos sólo en la enorme
multiplicidad de constelaciones que existe en el ajedrez, respecto a la posibilidad
de combinación de las células cerebrales en el hombre y en el animal. De hecho
en nuestro cerebro, así como en el de un pequeño ratón, en lugar de las 64
casillas hay muchos millones de otras dimensiones, más allá de las tres
dimensiones del espacio y además de las dimensiones eléctricas, por no hablar de
las que todavía no conocemos.

20. La terapia del “programa especial biológico del


cáncer”
La terapia de la denominada “enfermedad cancerosa” según el sistema de la
Nueva Medicina se diferencia de modo sustancial de la terapia actual puramente
sintomática, o de la pseudoterapia de la medicina clásica. Esta última y la
medicina alternativa (que se ha convertido en complementaria de la medicina
clásica) al final tienen en común el hecho de que, por la falta de comprensión de
las causas de las correlaciones del cáncer y de otras “enfermedades”, querían y
quieren intervenir siempre para “combatir” el cáncer y las otras enfermedades con
las técnicas y remedios más desvariados.
Se hacen tratamientos sintomáticos, tanto con “bisturí, rayos e química y morfina”
como con el muérdago, que también es una especie de veneno. Las hierbas y
semillas causan daños menores, pero tampoco ellos pueden impedir que surja un
programa especial biológico y sensato después del correspondiente DHS. Y si
pueden frenar realmente el desarrollo de un programa especial, biológico y
sensato, eso sería todavía más grave.
Siempre se busca aniquilar el supuesto enemigo “cáncer” con un celo inquisitorial.
De hecho en la Edad Media la Santa Inquisición intentaba extraer el diablo del
hereje con llamas, fuego y veneno. Al final el herético moría siempre, sin importar
que hubiese confesado o no. O era culpable de haber tenido relaciones con el
demonio según él mismo confesaba o, si era tan obstinado que no confesaba,
estaba realmente en relaciones con el demonio y había que aplicarle la tortura
más terrible. Análogamente cualquier paciente de la medicina clásica sufre las
peores torturas del pseudotratamiento de la quimio, si el cáncer maligno es
rebelde y no se quiere dejar “eliminar”.
Es determinante el hecho de que las células cancerosas siempre se consideran
como adversarios a los que hay que combatir. Por ejemplo se cree también que en
el momento en el que surge el cáncer el “sistema inmunitario” (imaginado siempre
como una especie de ejercito de defensa del cuerpo) se debilite, de tal manera
que las células cancerosas “malignas” estarían en condiciones de encontrar una
“grieta” para entrar en el tejido y difundirse. También hay algunos procedimientos
de la medicina alternativa que no les son desagradables a los médicos
tradicionales, porque parten de la misma premisa y tienen el mismo fin, es decir,
destruir el cáncer en el órgano que consideran un mal absoluto. El único que se
sale de esto es Hamer, con sus locuras.
Hace algún tiempo un representando estimado de la asociación de médicos quería
que le presentase “éxitos”.
Le mostré una serie de radiografías en las que se veía bien un crecimiento tumoral
detenido.
Le dije que había cientos de pacientes sanos en los que, sin embargo, se podía
observar a menudo un cáncer inactivo en el órgano, que no le molestaba, no tenía
actividad mitótica y solamente era un problema estético.
Eso no le gustó nada. Para él el cáncer solo estaba curado cuando había
desaparecido totalmente: “Fuera, fuera, fuera”. Como sucede tras una operación
en la que se extirpa el cáncer hasta el tejido sano. Se imaginaba las cosas así: lo
primero había que operar al paciente, entonces curarlo con rayos, después tratarlo
con citostáticos, y entonces Hamer podía trabajar con su tratamiento “onco-
psicológico” lo que quedase del ánimo de la persona. Para este tipo de trabajo
siempre me han recibido bien. Le dije que los pacientes a los que había tratado no
necesitaron ni de cirujanos ni de médicos que les irradiasen o les envenenasen.
Prescindiendo de las posibles complicaciones de tipo orgánico, como
hemorragias, edemas cerebrales o cosas parecidas, y de las posibles
complicaciones psíquicas como un nuevo pánico a causa de experiencias
chocantes o de médicos estúpidos o de recaídas conflictivas etc., estos pacientes
se podían considerar sanos. Podían vivir perfectamente 30 o 40 años más, si el
ambiente a su alrededor no les hubiese aterrorizado continuamente declarándoles
“enfermos de cáncer” y obligándoles a meterse en el engranaje de la medicina
clásica que al final les sedaría con morfina.
Ahí se separaban nuestros caminos.
Rechazo la medicina sin alma, orientada sólo al síntoma. Para mí el tratamiento
médico de una persona o de un animal enfermo es una especie de intervención
sacra.
Hace dos mil años los médicos eran sacerdotes al mismo tiempo, personas
inteligentes y expertas que se ganaban la fe de sus semejantes. En mi opinión
esto no excluye el elevado conocimiento científico, al contrario, debería incluirlo.
Pero desde que esta corporación de médicos-ingenieros sin alma, puramente
intelectuales e interesados solamente en los síntomas, mira con frialdad el éxito y
el dinero, ya no puedo considerarla como una asociación de médicos de verdad.
Por lo tanto no consentiré que esos ingenieros de una medicina brutal en el futuro
puedan explotar, aunque de modo diferente, la Nueva Medicina de Hamer.
Los médicos del futuro, los médicos de la Nueva Medicina tienen que ser personas
prácticas y sabias, con un buen sentido sano, con las manos y el corazón caliente,
médicos-sacerdotes como en los tiempos pasados que eran benévolos e
incorruptibles, parecidos a los “buenos” viejos médicos de familia.
Los actuales médicos-millonarios de éxito, que ocupan su puesto gracias a
manipulaciones, que calculan en dinero cada pequeña operación y cada palabra
gentil, pero que por añadidura en cada congreso hablan de ética con una
arrogancia sin pudor, esta especie de médicos cínicos, brutales y ávidos tiene que
pasar definitivamente al trabajo. Me dan asco.
Pido al lector que me perdone estas duras palabras.. Es verdad que todavía
existen médicos que formar parte del sistema de la medicina actual sólo por
necesidad, pero que se alegrarán de tener finalmente una alternativa con bases
científicas gracias a la cual puedan dar esperanzas fundadas a sus pacientes.
Quiero hablar brevemente de un paciente que murió simplemente porque fue
tratado como un “enfermo de cáncer” del que se decía que no “había nada que
hacer”. Se adoptaron medidas que el médico, un urólogo, en circunstancias
análogas no habría tomado jamás ni para él mismo ni para una persona “no
enferma de cáncer”. Con estos pacientes se dice que “no merece la pena”. El
paciente tenía una leucemia en regresión con dolores óseos calmados. El caso fue
especialmente trágico por las circunstancias particulares: unos días antes de su
muerte la familia sacó al paciente del hospital en una fuga dramática, después de
que el médico del departamento confesara que, por orden del superior, suministró
un derivado de la morfina en contra de la voluntad expresa de los parientes y
contra el deseo explicito del paciente. Desde ese momento ya no fue posible
hablar con el paciente. No había ninguna necesidad de hacerlo, porque en ese
momento el paciente ya no tenía casi dolores.
La hija, una bióloga, había velado a su padre durante toda la noche. Cuando había
dejado la habitación durante cinco minutos, la enfermera llegó y quería darle
morfina al padre, lo que la hija, así como el mismo padre que se había despertado
de los efectos del opio, no le permitieron.
Después de unas horas abandonaban el hospital. Literalmente querían sedar al
paciente en contra de su voluntad.
El paciente jamás tuvo dificultades para orinar, pero durante la estancia en el
hospital le pusieron “por rutina” un catéter en la vejiga, de modo que la enfermera
no fuese “molestada” por la noche. A causa del catéter la uretra se había hinchado
un poco y por lo tanto el paciente tuvo en casa algunas dificultades para orinar,
igual que tendría cualquier persona durante los primeros días después de haberle
quitado el catéter.
El médico de familia le puso inmediatamente, sin ser necesario, un catéter
suprapúbico (tenía la vejiga medio llena). Al hacerlo, sin darse cuenta, pasó a la
cavidad abdominal. El paciente murió dos días después de peritonitis aguda.
Todos cometemos errores profesionales, también yo, Pero aquí no se trata de eso,
sino de cosas que en otra situación no se habrían hecho, cosas que solamente se
hacen con los “enfermos de cáncer”. Este no es un caso aislado. Podría citar
cientos de casos en los que al paciente se le ha suministrado morfina o derivados
sin que tuviese dolores, y por lo tanto sin necesidad, y contra su expresa voluntad,
causándole así la muerte. El paciente, que como ya he dicho, murió de peritonitis,
ya estaba casi curado del todo. Sus cánceres estaban inactivos, y el último
(cáncer óseo) en proceso de curación. Habría podido vivir tranquilamente otros 30
años. Estaba haciendo grandes proyectos para el verano siguiente...
La brutalidad de cada caso individual tiene sus raíces en el sistema. Por lo tanto,
entendámoslo, no tiene ningún sentido estigmatizar o acusar a los médicos
individualmente por su brutalidad, sino que hay que eliminar el sistema. Si
hubieseis visto morir a cientos de personas de esta manera brutal, como me ha
pasado a mí, probablemente también vosotros escribiríais de una manera tan poco
diplomática como yo.

20.1. El médico de la Nueva Medicina

En la Nueva Medicina el paciente es el jefe absoluto del proceso que afecta al


propio organismo. Sólo él puede saber lo que realmente es bueno y correcto para
él, sólo él puede ser el responsable de sí mismo. El paciente no es “curado”, sino
que se cura. La relación paciente/médico en la Nueva Medicina tiene que ser
redefinido y repensado completamente. El paciente tiene que elaborar la terapia
que mejor le vaya con ayuda de las personas que son médicos del alma y del
cuerpo y se preocupan sinceramente por sus pacientes.
Realmente no es exagerado decir que los que quieren trabajar con la Nueva
Medicina, con toda la experiencia profesional extendida a los tres niveles, lo
primero que tiene que hacer es ser personas sabias y bondadosas, que estén en
condiciones de comprender a los pacientes tanto en calidad de seres humanos
como de expertos.
Trabajar en los tres niveles de la Nueva Medicina requiere un procedimiento
“psico-criminalista”. Y será un problema el día que esto se pueda aprender.
Algunos médicos entienden al momento intuitivamente, sin por ello ser más
estúpidos que sus colegas más intelectuales. Estos últimos normalmente tienen
mayores problemas, porque desde el punto de vista humano no sienten ninguna
empatía con el paciente y no poseen carisma.
No hay nada que haga más feliz que trabajar cualificadamente con los tres niveles
y las 5 leyes naturales de la Nueva Medicina. Eso obligará a los médicos dotados
de carisma y de humanidad a empaparse del conocimiento global necesario, al
que no puede llegar un especialista. Los médicos del futuro, con el carisma del

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