Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Tema 1

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 27

TEMA 1

1. LA PERSONA
1.1 Concepto
El Código Civil español no contiene una definición de persona, a pesar de dedicar a su
estudio un Libro entero, el Primero (arts. 17 a 332).

Vulgarmente, el concepto de persona se entiende circunscrito al ámbito de la persona


humana. Jurídicamente, no obstante, se adopta un concepto más amplio de persona,
pudiendo definirse la persona como “todo ente con aptitud para ser titular de derechos y
obligaciones”, comprendiendo dicho concepto, también, a determinadas organizaciones
humanas: las personas jurídicas.

1.2 Capacidad
La medida de la aptitud del hombre para el derecho viene dada por su capacidad.
Doctrinalmente se distingue, dentro del género de capacidad, entre “capacidad jurídica” y
“capacidad de obrar”, que ponen de manifiesto, respectivamente, el momento “estático” y
“dinámico” de la capacidad.

Así, la capacidad jurídica sería la aptitud para ser titular de derechos subjetivos y de
deberes jurídicos, es decir, la idoneidad para ser sujeto de relaciones jurídicas, de manera
que toda persona (física y jurídica), por el hecho de serlo, tiene capacidad jurídica desde
el comienzo hasta el fin de su personalidad.

En cambio, la capacidad de obrar sería la aptitud o idoneidad para el ejercicio de los


derechos subjetivos y de los deberes jurídicos de que es titular la persona, es decir, la
posibilidad de realizar eficazmente actos jurídicos. Y, a diferencia de lo que ocurre con la
capacidad jurídica, la capacidad de obrar no corresponde a toda persona por el simple
hecho de serlo, sino que sólo se adquiere al reunir los requisitos que la ley establece para
alcanzarla (ejemplo: ser mayor de 25 años para poder adoptar, art. 175 del CC).

1.3 Clases
Existen diversas clases de personas, pudiendo destacar las siguientes:
a) Por su regulación: personas de Derecho Público y personas de Derecho Privado,
según la naturaleza de las normas reguladoras (cabría hablar en el primer caso, por
ejemplo, de un Ayuntamiento, y en el segundo, de una sociedad anónima).
También en base a ese criterio cabe dividirlas en personas nacionales o
extranjeras.
b) Por su capacidad de obrar, se distingue entre personas capaces e incapaces,
según dispongan o carezcan de ella.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 1
c) Por su composición, se distingue entre personas naturales, físicas o individuales, y
personas jurídicas o colectivas.

Esta última distinción es, sin duda, la más importante, por lo que procede incidir en ella
con más detenimiento.

2. PERSONAS FÍSICAS: NACIMIENTO Y EXTINCIÓN

2.1 Comienzo de la personalidad


El hecho del nacimiento es el que origina la personalidad. Así resulta del art. 29.1 CC, a
cuyo tenor, "el nacimiento determina la personalidad". Esta afirmación exige, sin embargo,
ciertas precisiones que el propio Código Civil formula y que se centran en los requisitos y
en el momento de dicho nacimiento, para que el mismo dé lugar al comienzo de la
persona.

Conforme a la actual redacción del artículo 30 del Código Civil (dada por la Ley 20/2011
del Registro Civil): “La personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida,
una vez producido el entero desprendimiento del seno materno”. Desaparecen por tanto
los requisitos de viabilidad que exigía el Código antes de la reforma operada por dicha
Ley 20/2011, pues la antigua redacción de dicho precepto establecía que para los efectos
civiles sólo se reputaría nacido el feto que tuviera figura humana y viviere 24 horas
enteramente desprendido del seno materno.

2.2 Partos dobles


Cuestión íntimamente ligada al problema de la personalidad y su origen es la que hace
referencia a los partos dobles o múltiples pues, en tales casos es imprescindible conocer
quién de los nacidos tiene el carácter de primogénito o debe reputarse de más edad, con
los muy variados efectos que ello puede tener y que, además, se ha visto complicada con
la afirmación científica de que el nacido antes es, precisamente, el concebido después.

Pues bien, el CC, fiel al principio de que sólo el nacimiento y no la concepción, determina
la personalidad, resuelve toda duda en el art. 31, a cuyo tenor "la prioridad del nacimiento
en el caso de los partos dobles, da al primer nacido los derechos que la ley reconozca al
primogénito", precepto igualmente aplicable al caso de partos múltiples.

2.3 Protección del concebido


La protección del hijo póstumo, es decir, el concebido que nace después de muerto el
padre, se basa en el principio de equidad; si para adquirir la cualidad de heredero es
preciso existir en el momento de la muerte del causante de la sucesión, muerto el padre,
el hijo póstumo se vería injustamente excluido de su herencia en beneficio de sus
hermanos ya nacidos, razón por la que, tanto el Derecho romano como el germánico,
admitieron ya, que el que ha de nacer ("nasciturus") concurriera, una vez nacido, a la
herencia del padre.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 2
Acorde con estas ideas, el art. 29 CC establece que "el nacimiento determina la
personalidad; pero el concebido se tiene por nacido para todos los efectos que le sean
favorables, siempre que nazca con las condiciones que expresa el artículo siguiente". Con
ello, la protección del concebido en el Derecho español se caracteriza doblemente, pues:

a) De un lado, no se concede personalidad al concebido; no es persona ni puede


sostenerse que tenga capacidad jurídica; durante la gestación no se le atribuyen
derechos y obligaciones, que sólo se le atribuirán en el momento de su nacimiento,
aunque con efectos retroactivos al momento de la concepción.
b) De otro, coloca en situación jurídica de pendencia el patrimonio que puede quedar
afectado por el nacimiento del concebido.

El principio general de protección del "nasciturus" consagrado en el art. 29 tiene, además,


su reflejo en otros lugares del Código:

a) En el art. 627, a cuyo tenor, "las donaciones hechas a los concebidos y no nacidos
podrán ser aceptadas por las personas que legítimamente les representarían, si se
hubiera verificado ya su nacimiento", con lo que se confirma la carencia de
personalidad del concebido, ya que el precepto legal no confiere efectivamente la
representación, como sería factible si de una persona se tratase, sino que se limita
a mencionar a los que "le representarían", si hubiese nacido;
b) En los arts. 959 a 967, donde se regulan las precauciones que deben adoptarse
cuando la viuda quede en cinta y que son:
1ª.- Se suspende la división de la herencia hasta que se verifique el parto o el
aborto, o resulte por el transcurso del tiempo que la viuda no estaba encinta.
2ª.- En el tiempo que media hasta que se verifique el parto, o se adquiera la
certidumbre de que éste no tendrá lugar, ya por haber ocurrido aborto, ya por
haber pasado con exceso el término máximo de gestación, se proveerá a la
seguridad y administración de los bienes (art. 965 C.c.).
3ª.- Adopción de medidas para evitar la suposición del parto, o que la criatura pase
por viable no siéndolo en realidad.

2.4 Extinción de la persona


2.4.1 Regla general
La muerte de la persona produce la extinción de su personalidad. Así lo establece el art.
32.1 CC, según el cual "la personalidad civil se extingue por la muerte de las personas".
Este precepto encierra un doble significado:
a) Positivamente, se afirma que la muerte de la persona pone fin a su personalidad,
haciendo de ella un simple objeto (cadáver).
b) Negativamente, se deduce que el Código no admite ninguna otra causa de
extinción de la personalidad que no sea la muerte biológica de la persona.

Los efectos jurídicos que produce la extinción de la personalidad son distintos según las
diversas relaciones jurídicas en que el fallecido podía encontrarse. De esta forma, la
muerte de la persona produce, entre otros efectos, la extinción de sus derechos y

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 3
obligaciones personales, la de diversos contratos y derechos reales, la de la patria
potestad, la de la obligación de alimentos, disuelve el matrimonio y abre la sucesión
"mortis causa".

2.4.2 Premoriencia y conmoriencia


Cuestión que merece especial atención es la que hace referencia a la muerte de una
persona antes que otra (premoriencia) o su muerte simultánea (conmoriencia), lo que
cobra especial importancia cuando la "supervivencia" es la condición necesaria para la
transmisión de derechos de una a otra.

La dificultad que existe en muchas ocasiones para conocer exactamente el momento de


la muerte unido al hecho de que dos o más personas pueden fallecer en un mismo
siniestro, obliga a las legislaciones positivas a recurrir a una presunción que resuelva los
casos dudosos, carentes de prueba.

Así lo hace el art. 33 CC cuando opta por presumir la conmoriencia. En efecto, según este
precepto, "si se duda, entre dos o más personas llamadas a sucederse, quién de ellas ha
muerto primero, el que sostenga la muerte anterior de una o de otra debe probarla; a falta
de prueba, se presumen muertas al mismo tiempo y no tiene lugar la transmisión de
derechos de uno a otro".

2.5 Prueba del comienzo y fin de la persona física


La prueba del nacimiento y muerte de la persona es, por motivos obvios, especialmente
importante. Pues bien, la constatación oficial de los mismos se realiza a través de su
inscripción en el Registro Civil.

2.5.1 La inscripción del nacimiento


La prueba oficial del nacimiento es la inscripción del nacimiento en el Registro Civil, la
cual: “hace fe del hecho, fecha, hora y lugar del nacimiento, identidad, sexo y, en su caso,
filiación del inscrito” (artículo 44 de la Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil, en
vigor desde el 15/10/2015).

La Ley 19/2015, de 13 de julio, de medidas de reforma administrativa en el ámbito de la


Administración de Justicia y del Registro Civil modifica la Ley 20/2011, de 21 de julio, del
Registro Civil con la intención de que, a partir de la entrada en vigor de la citada Ley, el 15
de octubre de 2015, la comunicación para la inscripción de los recién nacidos se realice
directamente desde los centros sanitarios, a modo de «ventanilla única» donde los padres
firmarán el formulario oficial de declaración al que se incorporará el parte facultativo
acreditativo del nacimiento, y los documentos acreditativos preceptivos, que se remitirán
telemáticamente desde el centro sanitario al Registro Civil competente, amparado con
sistemas de autenticación seguros del personal del centro. Asimismo se remitirán los
datos necesarios para el Instituto Nacional de Estadística a efectos de las competencias
asignadas por la Ley a dicho Instituto. Por tanto, no será necesario, como norma general,
acudir personalmente a la Oficina de Registro Civil para realizar la inscripción del nacido.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 4
Considerando la nueva «vacatio legis» de la Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil
(de acuerdo con su disposición final 10, en la redacción dada por la Ley 5/2018), el nuevo
modelo de Registro Civil no se implantará hasta el 30 de junio de 2020. No obstante lo
anterior, la vigencia del nuevo sistema de comunicación electrónica de nacimientos se
anticipa al 15 de octubre de 2015, por lo que procede aplicar las normas de la Ley
20/2011 en los Registros Civiles actualmente existentes y regidos por la Ley de 8 de junio
de 1957, sobre el Registro Civil, practicándose en la sección de nacimientos las oportunas
inscripciones, tal y como contempla la disposición transitoria segunda de la Ley 19/2015
de 13 de julio. Es por ello que ciertas previsiones de los artículos de la Ley 20/2011, de 21
de julio que entran en vigor el 15 de octubre de 2015 no serán aplicables dado que se
refieren al modelo de Registro Civil que en la misma se establece: en particular no
procederá la apertura de registro individual ni la asignación de código personal a que se
refiere el último párrafo del artículo 44.3 de la citada Ley, ni la constancia en la inscripción
de la realización de pruebas biométricas (artículo 46).

La inscripción de nacimiento se practicará en virtud de declaración formulada en


documento oficial debidamente firmado por el o los declarantes, acompañada del parte
facultativo.

La dirección de hospitales, clínicas y establecimientos sanitarios comunicará en el plazo


de setenta y dos horas a la Oficina del Registro Civil que corresponda cada uno de los
nacimientos que hayan tenido lugar en el centro sanitario, excepto aquellos casos que
exijan personarse ante el Encargado del Registro Civil.

La comunicación de la solicitud de inscripción se realizará por personal del Centro


Sanitario autorizado, y sólo en aquellos Centros Sanitarios previamente registrados y
autorizados por la Dirección General de los Registros y del Notariado.

En cualquier caso, están obligados a promover la inscripción de nacimiento (art. 45 LRC


20/2011):

1. La dirección de hospitales, clínicas y establecimientos sanitarios.


2. El personal médico o sanitario que haya atendido el parto, cuando éste haya
tenido lugar fuera de establecimiento sanitario.
3. Los progenitores. No obstante, en caso de renuncia al hijo en el momento del
parto, la madre no tendrá esta obligación, que será asumida por la Entidad Pública
correspondiente.
4. El pariente más próximo o, en su defecto, cualquier persona mayor de edad
presente en el lugar del alumbramiento al tiempo de producirse.

Respecto de los nacimientos que se hayan producido fuera de establecimiento sanitario, o


cuando por cualquier causa no se haya remitido el documento en el plazo y condiciones
previstos en el artículo anterior, los obligados a promover la inscripción dispondrán de un
plazo de diez días para declarar el nacimiento ante la Oficina del Registro Civil o las
Oficinas Consulares de Registro Civil (art. 47).

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 5
2.5.2 La inscripción del fallecimiento
La inscripción hace fe de la muerte de una persona y de la fecha, hora y lugar en que
acontece (art. 81 de la L.R.C. de 1957). La inscripción se practica en virtud de declaración
de quien tenga conocimiento de la muerte. Esta declaración se presentará antes del
enterramiento (art. 82).

Deberán promover la inscripción, por la declaración correspondiente, los parientes del


difunto o habitantes de su misma casa, o, en su defecto, los vecinos. Si el fallecimiento
ocurre fuera de casa, están obligados los parientes, el jefe del establecimiento o cabeza
de familia de la casa en que hubiere ocurrido o la autoridad gubernativa (artículo 84).

Además, conforme establece el art. 64 LRC 20/2011 (precepto en vigor a partir del
1/10/2015), la dirección de hospitales, clínicas y establecimientos sanitarios comunicará a
la Oficina del Registro Civil competente y al Instituto Nacional de Estadística cada uno de
los fallecimientos que hayan tenido lugar en su centro sanitario. La comunicación se
remitirá por medios electrónicos en el plazo que se establezca reglamentariamente
mediante el envío del formulario oficial debidamente cumplimentado, acompañado del
certificado médico firmado por el facultativo. Dicha remisión será realizada por personal
del centro sanitario, que usará para ello mecanismos seguros de identificación y firma
electrónicos.

Será necesaria certificación médica de la existencia de señales inequívocas de muerte


para proceder a la inscripción de defunción. En los casos en que falte certificado médico o
éste sea incompleto o contradictorio, o el encargado lo estime necesario, el médico
forense adscrito al Registro Civil o su sustituto emitirá dictamen sobre la causa de la
muerte, incluso mediante el examen del cadáver por sí mismo (art. 85).

3.- PERSONAS JURÍDICAS: CONCEPTO, NATURALEZA Y CLASES.


CONSTITUCIÓN Y EXTINCIÓN DE LAS PERSONAS JURÍDICAS.
3.1 Concepto

Albaladejo define la persona jurídica como:

“Organización humana encaminada a la consecución de un fin, a la que el Derecho acepta


como miembro de la Comunidad, otorgándole capacidad jurídica”.

La idea y el concepto actual de la persona jurídica no tiene una antigua raigambre, sino que
se ha ido formando en época muy reciente. Así, tanto el Derecho romano como el
germánico desconocieron la persona jurídica. En la actualidad, los ordenamientos
modernos reconocen las personas jurídicas, cuya extensión y amplitud ha crecido en forma
inconmensurable, deformándose en ocasiones su concepto y función con el fin de buscar la
limitación de la responsabilidad universal patrimonial del artículo 1911 del CC, por lo que la
jurisprudencia ha elaborado la doctrina del "levantamiento del velo de la persona jurídica",
que consiste básicamente en prescindir de la separación entre la persona jurídica y los
Cuerpo Técnico de Hacienda
Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 6
miembros que están detrás de ella para entrar en el interior de la misma (STS de 28 de
mayo de 1984).

También puede destacarse que el Tribunal Constitucional ha declarado (STC 138/1995, de


25 de septiembre) que las personas jurídicas disfrutarán de aquellos derechos de la
personalidad compatibles con su peculiar naturaleza (como el derecho al nombre o el
derecho al honor; por el contrario, no tendrán derecho a la vida y a la integridad física, ni
serán portadoras de la dignidad humana).

El Código Civil regula las personas jurídicas en el Capítulo II del Título II de su Libro I,
artículos 35 a 39, señalando el primero de estos preceptos que:

“Son personas jurídicas:

• Las corporaciones, asociaciones y fundaciones de interés público reconocidas por la ley.


Su personalidad empieza desde el instante mismo en que, con arreglo a derecho,
hubiesen quedado válidamente constituidas.

• Las asociaciones de interés particular, sean civiles, mercantiles o industriales, a las que
la ley conceda personalidad propia, independiente de la de cada uno de sus asociados”.

3.2 Naturaleza

Aunque son numerosísimas las teorías formuladas al respecto, pueden clasificarse de la


forma siguiente:

- Teorías negativas (Winscheid, Ihering). Niegan la existencia de la persona jurídica,


afirmando Planiol que la persona jurídica es una forma de propiedad colectiva, sin que
llegue a ser persona, sujeto de derecho.

- Teorías positivas. Reconocen la existencia de las personas jurídicas como personas,


sujetos de derecho. Como principales formulaciones admiten las siguientes:

A) Teorías de la ficción (Savigny). Su esencia radica en considerar a las personas


jurídicas como una ficción creada por el Derecho por razones de interés general, de
tal forma que no gozarán de tal personalidad ni podrán actuar como tales si el
Estado no las reconoce mediante un acto expreso con el que da vida a la ficción,
pudiendo intervenir el mismo Estado que las crea en su funcionamiento e incluso
disolverlas a su voluntad.

B) Teorías de la realidad. Estas teorías admiten como principales formulaciones las


siguientes:

(i) Teoría de la realidad orgánica de Gierke. Tomando su punto de partida en


las ideas de Spencer, Gierke considera que el alma de las personas jurídicas
está en la voluntad común, y su cuerpo en el organismo asociativo.

(ii) El psicologismo de Zitelman. Atribuye a las personas jurídicas voluntad


incorporal, que se forma mediante la votación o de cualquier otro modo.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 7
(iii)Teoría de la realidad jurídica de Ferrara. Sostiene que en la persona
natural se advierten claramente dos realidades: la física y la jurídica. Las
organizaciones humanas que actúan unitariamente en el Derecho carecen
de realidad física, pero su funcionamiento constante en la vida social las
convierte en una realidad jurídica, y no en una ficción creada por el Derecho,
exteriorizándose esta realidad en la titularidad unitaria de derechos y
obligaciones.

3.3 Clases

3.3.1 Personas jurídicas de Derecho Público y de Derecho Privado

- Personas jurídicas de Derecho Público: Son aquéllas que participan, en todo o en parte,
de la soberanía o potestad pública del Estado. Como consecuencia de ello, están sometidas
a normas de Derecho Público. Se incluyen dentro de este grupo:

• El Estado.

• Las Entidades públicas territoriales, como las CCAA, las Provincias y los Municipios.

• Las Entidades que integran el sector público institucional, como las que recoge el art. 84
de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público.

- Personas jurídicas de Derecho Privado: Son aquéllas que no tienen participación alguna
en las funciones y poderes estatales y, por tanto, están sometidas a normas de Derecho
Privado. Se distingue entre personas jurídicas de Derecho Privado:

• De interés público, si persiguen fines de interés general.

• De interés particular, en caso contrario.

3.3.2 Asociaciones y fundaciones

- Asociaciones: Se rigen por la Ley 1/2002 sobre la base del art. 22 CE, el cual dispone:

1. Se reconoce el derecho de asociación.

2. Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son
ilegales.

3. Las asociaciones constituidas al amparo de este artículo deberán inscribirse en un


registro a los solos efectos de publicidad.

4. Las asociaciones solo podrán ser disueltas o suspendidas en sus actividades en


virtud de resolución judicial motivada.

5. Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 8
- Fundaciones: Se rigen por la Ley 50/2002, de 26 de diciembre, de Fundaciones sobre la
base de lo dispuesto en el art. 34 CE:

1. Se reconoce el derecho de fundación para fines de interés general, con arreglo a la


Ley.

2. Regirá también para las fundaciones lo dispuesto en los apartados 2 y 4 del art. 22.

Dispone el art. 2 de la misma ley que: “Son fundaciones las organizaciones constituidas sin
fin de lucro, que por voluntad de sus creadores, tienen afectado de modo duradero su
patrimonio a la realización de fines de interés general”.

Las fundaciones se rigen por la voluntad del fundador, por sus Estatutos y, en todo caso,
por la Ley.

3.3.3 De interés público y de interés privado


Según persigan un fin de utilidad general o sólo particular, las personas jurídicas pueden
dividirse en estas categorías. Por ejemplo, una fundación para atender enfermos o una
asociación cultural o científica, en el primer caso, y una sociedad encaminada a obtener
lucro o ganancias que repartir entre sus socios, en el segundo.

Esta distinción se basa en el art. 35 del Código Civil, a cuyo tenor, las personas jurídicas
se dividen según el fin que persigan.

3.4 Constitución
Normalmente las personas jurídicas se constituyen en virtud de un negocio jurídico
(contrato, testamento), aunque también pueden ser constituidas directamente por la ley
(ej: las Corporaciones). Pero el problema fundamental que se plantea es el de si, una vez
constituida una persona jurídica, es necesario un acto expreso por parte del Estado
reconociendo su personalidad. Los sistemas admitidos a este respecto suelen clasificarse
del modo siguiente:

1. Sistema de libre constitución, en que el ordenamiento jurídico reconoce la existencia de


las personas jurídicas en cualquier forma en que se constituyan sin necesidad de acto
estatal alguno.

2. Sistema de concesión, que exige un acto expreso de reconocimiento por parte de las
autoridades del Estado.

3. Sistema normativo, que reconoce la personalidad de las personas jurídicas a partir del
momento en que reúnan los elementos esenciales exigidos por la ley, sin que sea
necesario además un acto expreso del Estado.

Según la doctrina moderna éste último sistema es el seguido en nuestro Derecho,


teniendo en cuenta que la exigencia del requisito de la “inscripción” de la persona jurídica
no es un tipo de “concesión estatal”, sino un requisito más que exige el Derecho a los

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 9
solos efectos de publicidad, si bien la inscripción llevará consigo un control de que se
reúnen los requisitos que exige el Derecho. Así, el artículo 35.1º del CC afirma respecto a
las personas jurídicas de interés público que “su personalidad empieza desde el instante
mismo en que, con arreglo a Derecho, hubiesen quedado válidamente constituidas”,
refiriéndose en su apartado 2º -en cuanto a las de interés privado- “a las que la ley
conceda personalidad propia”.

3.5 Extinción
Con carácter general el artículo 39 del CC establece que:
“Si por haber expirado el plazo durante el cual funcionaban legalmente, o por haber
realizado el fin para el cual se constituyeron, o por ser ya imposible aplicar a éste la
actividad y los medios de que disponían, dejasen de funcionar las corporaciones,
asociaciones y fundaciones, se dará a sus bienes la aplicación que las leyes, o los
estatutos, o las cláusulas fundacionales, les hubiesen en esta previsión asignado. Si nada
se hubiere establecido previamente, se aplicarán esos bienes a la realización de fines
análogos, en interés de la región, provincia o Municipio que principalmente debieran
recoger los beneficios de las instituciones extinguidas”.

Las causas de extinción de las personas jurídicas no son uniformes para todas, pues
siendo éstas de diversos tipos, hechos que para unas pueden ser trascendentales, para
otras son irrelevantes; por ejemplo, la muerte de un socio extingue la asociación basada
en la consideración a las personas, y no afecta para nada a aquélla en que cada socio no
es sino un número más.

Asimismo, cabe distinguir entre causas que operan porque están establecidas en la Ley, y
causas extintivas que lo son por haberse fijado como tales en las reglas constitutivas de la
persona, como el transcurso de un plazo o el cumplimiento de determinada condición.

Como señala O´Callaghan, cuando concurre una causa de extinción no significa -en
principio- que se produzca la extinción automática e inmediata de la persona jurídica, sino
que ésta queda en “liquidación”, durante la cual se mantiene su capacidad jurídica.

4. CAPACIDAD

La medida de la aptitud del hombre para el derecho viene dada por su capacidad.
Doctrinalmente se distingue, dentro del género de capacidad, entre “capacidad jurídica” y
la “capacidad de obrar”, que ponen de manifiesto, respectivamente, el momento “estático”
y “dinámico” de la capacidad.

4.1 Capacidad jurídica


La capacidad jurídica es la aptitud para ser titular de derechos subjetivos y de deberes
jurídicos, es decir, la idoneidad para ser sujeto de relaciones jurídicas. Federico de Castro
la define como “la cualidad de la persona de ser titular de las distintas relaciones jurídicas
que la afectan”.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 10
El concepto de capacidad jurídica es coincidente con el de personalidad. Sus principales
caracteres son los siguientes:

1.º Toda persona (física y jurídica), por el hecho de serlo, tiene capacidad jurídica desde
el comienzo hasta el fin de su personalidad.
2.º La capacidad jurídica, como consecuencia del principio de igualdad consagrado en el
artículo 14 de la Constitución, es una e igual para todas las personas. No obstante, la
igualdad, en cuanto a contenidos, únicamente es real en relación a los derechos de la
personalidad. Para los demás derechos es meramente formal, ya que sólo significa
aptitud genérica o virtualidad potencial para ser su titular.
3.º La capacidad jurídica de la persona es una cuestión que afecta al orden público y que,
por consiguiente, está fuera del ámbito de la autonomía de los particulares.

4.2 Capacidad de obrar


Es distinto “titularidad” del derecho y “ejercicio” del mismo. De ahí que, por contraposición
a la capacidad jurídica, se defina la capacidad de obrar como la aptitud o idoneidad para
el ejercicio de los derechos subjetivos y de los deberes jurídicos, es decir, la posibilidad
de realizar eficazmente actos jurídicos.

La capacidad de obrar es fijada discrecionalmente por el ordenamiento jurídico, utilizando


generalmente el criterio de la “mayoría de edad”. Siguiendo a Serrano Alonso en su obra
“Derecho de la persona”, como principales características de la capacidad de obrar
pueden señalarse las siguientes:

1.º No corresponde a toda persona por el simple hecho de serlo, sino que sólo se
adquiere al reunir los requisitos que la ley establece para alcanzarla.
2.º No es igual para todo ser humano. Tiene una serie de grados, y por ello se habla de:
- Capacidad de obrar plena: Quien la posee puede realizar todo tipo de actos jurídicos sin
restricciones. Normalmente está vinculada a la mayoría de edad.
- Capacidad de obrar limitada: Tiene lugar cuando al individuo se le restringen los actos
que puede realizar, de modo que ciertos actos no le son permitidos. Así ocurre, por
ejemplo, con las personas declaradas incapaces o las sometidas a curatela.
- Capacidad de obrar especial: Es un supuesto excepcional que se produce cuando el
ordenamiento jurídico considera insuficiente la plena capacidad de obrar, exigiendo para
ciertos actos una capacidad de obrar específica (por ejemplo, en el caso de la adopción).
3.º La capacidad de obrar es variable y, por lo tanto, susceptible de modificación a lo largo
de la vida de la persona, a lo que se hace referencia en el siguiente epígrafe.

Por otra parte, último, según reiterada jurisprudencia la capacidad de obrar se presume
plena como principio general, como corresponde al principio constitucional del libre
desarrollo de la personalidad que proclama el artículo 10 de la CE. Por tanto, las
limitaciones han de ser expresamente establecidas (por ley o sentencia), y han de
interpretarse en casos dudosos de modo restrictivo.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 11
La falta de capacidad de obrar y las restricciones de la misma no impiden a quien las
padece actuar jurídicamente, ya que en estos casos el ordenamiento jurídico establece
normas apropiadas a estos fines, instituyendo la representación legal del incapacitado, o
exigiendo un complemento de su capacidad.

No deben confundirse las restricciones de la capacidad de obrar, que dan lugar a la


capacidad de obrar limitada, con las “prohibiciones de obrar”, que determinan la
imposibilidad de realizar determinados actos jurídicos por estimarse moralmente
rechazable permitirle al afectado realizar dichos actos (por ejemplo: las prohibiciones del
artículo 1459 del CC.). Las prohibiciones de obrar son siempre legales, y según reiterada
jurisprudencia, no es posible su interpretación analógica.

5. REPRESENTACIÓN

5.1 Concepto
En un sentido jurídico, siguiendo a Federico de Castro se entiende por representación: “El
conferir a una persona la facultad de actuar y decidir en interés y por cuenta de otra”.

La representación no ha tenido una consideración específica en nuestro Código Civil,


debido a su complejidad y a la controversia existente entre la doctrina. La doctrina,
considerada actualmente como clásica, se basa en las siguientes premisas:
a) Existe representación cuando se celebra un negocio jurídico entre un sujeto (el
representante) que actúa en nombre de otro (el representado), de forma que los
efectos se producen siempre de un modo directo e inmediato en la esfera jurídica de
este último y en ningún caso en la del representante; considerando que cuando se
gestiona por un intermediario el interés ajeno pero actuando éste en su propio nombre,
no hay una verdadera representación sino una figura distinta (interposición gestora,
mandato no representativo...).
b) Para la existencia de la representación basta con la actuación del representante en
nombre del representado. Ahora bien, para que se produzca la eficacia directa de la
gestión representativa en la esfera jurídica del representado es necesaria la existencia
de un previo poder de representación o una posterior ratificación por éste de lo hecho
por el representante.
c) En este sentido, la concesión del poder de representación o apoderamiento, se
configura como un negocio jurídico independiente de la relación jurídica básica
existente entre las partes y como un negocio abstracto, en la medida en que su eficacia
es independiente de la existencia o de la regularidad de la relación jurídica subyacente
entre el representante y representado.
d) Respecto de los efectos de la actuación representativa, es irrelevante el interés que
pueda guiar al representante en su actuación, ya que puede actuar en interés del
representado, en su propio interés o en interés de tercero.
e) Deben separarse claramente los conceptos de mandato y representación. La
representación surgiría del negocio jurídico de apoderamiento, distinto del negocio de

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 12
mandato, siendo éste el medio o instrumento para el cumplimiento del encargo cuando
ello exige relacionarse con terceros; por tanto, mandato y poder son figuras distintas
aunque pueden coincidir de manera ocasional.

La doctrina clásica de la representación ha sido sometida a una revisión que puede


resumirse en los siguientes puntos:
• La representación no se limita a ser un capítulo en la Teoría General del negocio
jurídico, ya que comprende toda clase de actos jurídicos incluidos los no negociales.
• No pude definirse como un actuar en nombre ajeno ya que también existe otra forma
de representación indirecta o mediata, en la que el representante actúa en nombre
propio, pero en interés del representado. Una definición correcta de la representación
comprende ambos supuestos.
• Se critica asimismo la irrelevancia del interés que guía al representante, pues en la
disciplina de la representación, el representante gestiona siempre el interés del
representado.
• Aún sin negar la distinción teórica entre poder y mandato, la separación no parece a un
sector de la doctrina tan categórica.

Actualmente, la tesis clásica es la preponderante, tanto en la doctrina como en la


jurisprudencia.

5.2 Representación directa y representación indirecta


5.2.1 Representación directa. Cuando la actuación del representante se hace “en nombre
y por cuenta del representado”, en cuyo caso aparece la representación directa,
atribuyéndose directa e inmediatamente los efectos de tal actuación a la persona del
representado.
5.2.2 Representación indirecta. Cuando el representante actúa “en nombre propio” pero
“por cuenta del representado”. En este caso, el representante hace suyas todas las
consecuencias del negocio, sin que se atribuyan al representado. Para que este último
adquiera los derechos y obligaciones que del negocio concluido por el representante
indirecto se deriven es preciso un acto posterior de transmisión de los mismos del
representante al representado.

Este tipo de representación da lugar a complejos problemas, pudiendo distinguir dentro de


la doctrina las dos siguientes posturas:
a) La sostenida por autores como Castán, Espín o Gaspar Alfaro, que niegan que la
representación indirecta sea verdadera representación, afirmando que sólo constituye una
representación en sentido económico, pero no jurídico.
b) La sostenida por la doctrina moderna (Díez-Picazo y Gullón, Albaladejo), que considera
que la representación indirecta es verdadera representación, aunque con notables
particularidades, derivadas tanto de la actuación del representante en su propio nombre
como de la falta del requisito de la “contemplatio domini” (ante el tercero no se presenta la
relación representativa).

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 13
El negocio representativo celebrado por el representante en la representación indirecta
produce derechos y obligaciones que se dan entre el tercero y el representante, lo cual se
desprende de lo dispuesto para el mandato por el artículo 1717 del CC (aplicable a la
representación indirecta), al disponer que:
"Cuando el mandatario (representante) obra en su propio nombre (representación
indirecta), el mandante (representado) no tiene acción contra las personas con quienes el
mandatario ha contratado, ni éstas tampoco contra el mandante.
En este caso el mandatario es el obligado directamente en favor de la persona con quien
ha contratado (es decir, frente al tercero), como si el asunto fuera personal suyo.
Exceptúase el caso en que se trate de cosas propias del mandante.
Lo dispuesto en este artículo se entiende sin perjuicio de las acciones entre mandante y
mandatario."

Asimismo, debe destacarse que tanto la doctrina como la jurisprudencia entienden que si
el negocio representativo ha tenido por objeto la adquisición de derechos, la transmisión
de los mismos se produce directamente de tercero a representado, como sucedería en el
caso de que se tratase de cosas propias del mandante.

5.3 Representación voluntaria y representación legal


Aunque algunos autores han defendido que ambos tipos de representaciones son
instituciones jurídicas diferentes, en la doctrina española predomina la tesis de que existe
un concepto unitario de representación, que abarca a la voluntaria y a la legal. La
diferencia entre ambas no radica en sus efectos, sino en el título que la produce, según
nazca de la voluntad (voluntaria) o de la ley (legal). Esta distinción la contempla
expresamente el párrafo 1º del artículo 1259 del CC, al disponer que:
“Ninguno puede contratar a nombre de otro sin estar por éste autorizado o sin que tenga
por la ley su representación legal”.

5.3.1 Representación voluntaria


- Concepto: La representación voluntaria tiene su base en el negocio jurídico unilateral y
recepticio del “poder” (o “apoderamiento”) que concede voluntariamente el representado
al representante1.
A diferencia de la “representación legal”, en la que el representante tiene por función
suplir la falta de capacidad del representado, en la “representación voluntaria” el
representante no suple la voluntad de otra persona, sino que actúa por ella; en
consecuencia, supone necesariamente la capacidad del representado, de modo que nada
puede hacer el representante que por sí no pudiera hacer el representado.

- Ámbito: El ámbito de la representación se apoya en dos ideas básicas: cabe dentro de la


autonomía de la voluntad, pero no en actos personalísimos. Así, con carácter general

1
El representado también puede designarse con las expresiones de “poderdante”, “principal” o “dueño del
negocio”. El representante con las denominaciones de “apoderado”, “procurador” o “gestor”. Finalmente, el
poder también suele denominarse “apoderamiento” o “negocio representativo”.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 14
puede decirse que no cabe representación en los actos propios del Derecho de familia ni
en los de sucesiones, admitiéndose en los actos jurídicos de contenido económico.

- Condiciones para actuar a nombre de otro por virtud de apoderamiento: La actuación


negocial a nombre de otro por virtud de apoderamiento exige las siguientes condiciones:

- Que el apoderado (representante) sea capaz. En virtud del artículo 1716 del CC
tienen capacidad para ser mandatarios (representantes) no sólo los mayores de
edad, sino también los menores emancipados, aunque en la relación interna entre
el representado y el menor representante aquel sólo tendrá acción contra éste en
conformidad a lo dispuesto respecto a las obligaciones de los menores.
- Que el poder representativo esté comprendido dentro de los límites de la
autorización, estableciendo los artículos 1712 a 1715 del CC que:
“El mandato es general o especial. El primero comprende todos los negocios del
mandante. El segundo, uno o más negocios determinados”.
“El mandato, concebido en términos generales, no comprende más que los actos
de administración.
Para transigir, enajenar, hipotecar o ejecutar cualquier otro acto de riguroso
dominio, se necesitará mandato expreso.
La facultad de transigir no autoriza para comprometer en árbitros o amigables
componedores”.
“El mandatario no puede traspasar los límites del mandato”.
“No se considerarán traspasados los límites del mandato si fuese cumplido de una
manera más ventajosa para el mandante que la señalada por éste”.
- Que el poder esté otorgado en forma legal. En el negocio jurídico de
apoderamiento rige, en general, el principio de libertad de forma, pudiendo ser el
apoderamiento verbal, escrito, y aun tácito. Según el apartado 5º del artículo 1280
del CC: “Deberán constar en documento público:
(…) El poder general para contraer matrimonio, el general para pleitos y los
especiales que deban presentarse en el juicio; el poder para administrar bienes, y
cualquier otro que tenga por objeto un acto redactado o que deba redactarse en
escritura pública, o haya de perjudicar a tercero”. Esta forma no se exige como
forma “ad solemnitatem”, sino “ad probationem”, con los efectos que prevé el
artículo 1279 del CC: compeler a cumplir tal forma.
- Que subsista el poder al tiempo de concluirse el negocio con el tercero. El poder
se extingue por las causas generales de toda relación jurídica, por realizarse o
devenir imposible el negocio representativo concreto para el cual había sido
otorgado, y por las causas generales de extinción del mandato que enumera el
artículo 1732 del CC (redactado por Ley 41/2003), según el cual: “El mandato se
acaba:
1º Por su revocación.
2º Por renuncia o incapacitación del mandatario.
3º Por muerte, declaración de prodigalidad o por concurso o insolvencia del
mandante o del mandatario.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 15
El mandato se extinguirá, también, por la incapacitación sobrevenida del mandante
a no ser que en el mismo se hubiera dispuesto su continuación o el mandato se
hubiera dado para el caso de incapacidad del mandante apreciada conforme a lo
dispuesto por éste. En estos casos, el mandato podrá terminar por resolución
judicial dictada al constituirse el organismo tutelar o posteriormente a instancia del
tutor”.

Según la doctrina de la DGRN la autorización concedida a un apoderado debe


considerarse vigente mientras no se pruebe lo contrario.

- Subrepresentación y sustitución: Si del negocio de apoderamiento no se desprende lo


contrario, el representante tiene la facultad de subrepresentar y celebrar, a su vez, un
nuevo negocio de apoderamiento, otorgando un subpoder de representación.
Igualmente, si el representado no lo ha prohibido puede nombrar un sustituto, que será un
representante del representante, teniendo eficacia su representación en relación con el
representado inicial.

- La ratificación: En nuestro ordenamiento jurídico resulta factible que una persona actúe
como representante en nombre y por cuenta de otro, pero careciendo de poder de
representación, bien porque nunca existió dicho poder, bien porque se extinguió, bien por
que no era suficiente para otorgar el acto. Así se desprende de los artículos 1259.2º y
1727.2º, ambos del CC, a cuyo tenor:
“El contrato celebrado a nombre de otro por quien no tenga su autorización o
representación legal será nulo, a no ser que lo ratifique la persona a cuyo nombre se
otorgue antes de ser revocado por la otra parte contratante”.
“En lo que el mandatario se haya excedido, no queda obligado el mandante sino cuando
lo ratifica expresa o tácitamente”.
La ratificación es “tácita” cuando el representado se aprovecha del negocio realizado sin
poder - o con extralimitación del mismo- por el apoderado.

Ni doctrina ni jurisprudencia han elaborado un concepto claro y uniforme sobre cual es la


calificación que debe otorgarse a la carencia de efectos mientras el negocio
representativo efectuado por el representante sin poder no resulta ratificado, utilizando los
términos nulidad o inexistencia (cuando no concurre la ratificación), y calificando la
situación como un “negocio jurídico en estado de suspensión” subordinado a una
“condictio iuris” cuando admite la ratificación. En cualquier caso, la ratificación opera con
efectos retroactivos entre las partes, pero no respecto de los derechos adquiridos por los
terceros.

5.3.2 Representación legal

- Concepto y caracteres: Como señala Serrano Alonso en su obra “Derecho de la


persona”, es el instrumento utilizado por el Derecho para sustituir la falta de capacidad de
obrar de ciertas personas. Normalmente viene impuesta como consecuencia de las
relaciones familiares, y sus principales caracteres son los siguientes:

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 16
1.º Es la propia Ley la que señala con carácter “numerus clausus” los supuestos que dan
lugar a la representación legal.
2.º El poder de representación es otorgado por ministerio de la ley.
3.º Como consecuencia de lo anterior, la persona del representante legal y la amplitud de
sus poderes y facultades vienen determinados por la ley, bien directamente, bien
disponiendo que sea el Juez quien nombre la persona del representante o fije el contenido
de la representación.
4.º El representante legal suple al representado que no puede jurídicamente actuar por sí
mismo, porque carece de capacidad de obrar. De ahí que no deba confundirse la
representación legal con la simple asistencia para casos concretos (como los padres o el
curador respecto del menor emancipado en los casos del artículo 323 del CC).

- Supuestos: Patria potestad (según el artículo 162 del CC, los titulares de la patria
potestad tienen la representación legal de sus hijos menores no emancipados salvo
excepciones, o sobre los mayores incapacitados, en el caso de la patria potestad
prorrogada o rehabilitada del artículo 171 del CC); Tutela (según el artículo 267 del CC, el
tutor es el representante legal del menor que no tenga padres o de los mayores de edad
incapacitados; El curador nunca representa al sujeto, sino que complementa su
capacidad); El defensor judicial (regulado en los artículos 299 a 302 del CC); El
representante del ausente (a que se refiere el artículo 184 del CC)

- Extinción: Se extingue la representación legal cuando cesa la causa que dio lugar a su
constitución, estando sometido el representante legal a la responsabilidad que señale la
norma en cuya virtud se constituyó.

5.4 El negocio consigo mismo (autocontrato)


La figura de la autocontratación (o negocio del representante consigo mismo), significa
que una persona, actuando como representante de otra, celebra un negocio bien consigo
mismo, bien como representante de dos partes. Los problemas que se plantean en esta
anómala figura son de orden teórico y de orden práctico. Teóricamente, es difícil concebir
que una sola persona actúe, a la vez, como dos partes. Prácticamente, se da una
indudable desconfianza respecto a la correcta o ética actuación de una sola persona que
representa intereses contrapuestos.

Antiguamente se había discutido la validez de la autocontratación, aunque en la


actualidad es admitida tanto por la doctrina como por la jurisprudencia moderna.
Lo que resulta más discutible es su construcción jurídica, siendo la más aceptada
entender que el representante emite dos declaraciones de voluntad (aunque sean en
unidad de acto, una tras otra):
- Una de ellas como persona con capacidad de obrar, por sí y para sí, y la otra, en virtud
del poder de representación, como representante de otro.
- O bien, una como representante de un primer representado y la otra como representante
de un segundo representado.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 17
En nuestro Derecho positivo no hay ninguna norma general sobre este tema. En principio
es admisible la autocontratación (ej: art. 28 de la Ley 50/2002, de 26 de diciembre, de
fundaciones), aunque no se admitirá en aquellos supuestos concretos en que la ley la
prohibe por advertir conflicto de intereses. De esta forma, podemos destacar que:
- En materia de representación legal, quedan excluidos, según los artículos 162 apartado
2º y 163 del CC, los titulares de la patria potestad respecto a los hijos bajo la misma
cuando exista conflicto de intereses, e igualmente los tutores (art. 221 CC) y curadores
(artículo 299.1º del CC).
- En materia de representación voluntaria, deben citarse las prohibiciones de comprar del
artículo 1459 del CC. Con idéntico criterio, el CCo, de 22 de agosto de 1885, señala
análogas prohibiciones en sus artículos 135, 136 y 267.

La conclusión es, por lo tanto, la admisibilidad de la autocontratación como regla general,


y la inadmisibilidad en caso de conflicto de intereses.

5.5 La subsistencia del poder extinguido


Dado que el poder descansa en el mandato, desaparecido éste desaparece aquél, no
siendo válidos como tales actos de representación los que, desde ese momento, realice el
apoderado. Sin embargo, la vinculación del poder al mandato quiebra en aquellos casos
en que se hace necesario proteger a los terceros de buena fé, de manera que, en algunos
supuestos, el poder extinguido sigue siendo eficaz frente a determinadas personas que
han podido confiar legítimamente en la subsistencia del mismo. El Código civil español
consagra esta protección en sus artículos 1734 y 1738, al establecer respectivamente
que:
“Cuando el mandato se haya dado para contratar con determinadas personas, su
revocación no puede perjudicar a éstas si no se les ha hecho saber”.
“Lo hecho por el mandatario, ignorando la muerte del mandante u otra cualquiera de las
causas que hacen cesar el mandato, es válido y surtirá todos sus efectos respecto a los
terceros que hayan contratado con él de buena fe”.

6. ADQUISICIÓN Y PÉRDIDA DE LA NACIONALIDAD ESPAÑOLA

6.1 Adquisición originaria


La adquisición originaria es aquella por virtud de la cual se fija a la persona una
determinada nacionalidad desde el momento de su nacimiento. Esta adquisición puede
obedecer a las siguientes causas:

6.1.1 Adquisición originaria por filiación (“iure sanguinis”). El artículo 17.1º.a) del CC,
establece que:
“Son españoles de origen: a) Los nacidos de padre o madre españoles”.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 18
No importa el lugar de nacimiento, sea territorio español o no, siendo suficiente que uno
de los progenitores sea español en el momento del nacimiento, cualquiera que sea la
nacionalidad del otro.

6.1.2 Adquisición originaria por nacimiento en España (“iure soli”). Según el artículo
17.1º.b), c) y d) del CC: “Son españoles de origen:
b) Los nacidos en España de padres extranjeros si, al menos, uno de ellos hubiera
nacido también en España. Se exceptúan los hijos de funcionario diplomático o
consular acreditado en España.
c) Los nacidos en España de padres extranjeros, si ambos carecieren de nacionalidad
o si la legislación de ninguno de ellos atribuye al hijo una nacionalidad.
d) Los nacidos en España cuya filiación no resulte determinada. A estos efectos, se
presumen nacidos en territorio español los menores de edad cuyo primer lugar
conocido de estancia sea territorio español”.

6.1.3 Adquisición por ficción legal. Se produce en aquellos supuestos en los que el Código
civil declara adquisición originaria una adquisición que verdaderamente es derivativa, ya
que no se atribuye en el momento del nacimiento, sino en un momento posterior. Estos
casos están contemplados en los artículos 19 y 17.2º del CC, y a ellos se hará referencia
al estudiar la adquisición derivativa.

6.2 Adquisición derivativa.


En la adquisición derivativa de la nacionalidad hay un acto voluntario de quien la adquiere,
que expresa su voluntad de tenerla, lo que al mismo tiempo implica la renuncia a la que
hasta entonces se venía disfrutando. Es una manifestación del principio de libertad de
nacionalidad, que presenta las siguientes posibilidades:

6.2.1 Adquisición por adopción de un menor. Según el apartado 1º del artículo 19 del CC:
“El extranjero menor de dieciocho años adoptado por un español adquiere, desde la
adopción, la nacionalidad española de origen”.
Los efectos de esta adquisición se producen desde la firmeza de la resolución judicial que
aprueba la adopción y, como ya se ha dicho antes, es una ficción legal. Si se extingue la
adopción no se perderá la nacionalidad española que se hubiera adquirido en virtud de
aquélla, ya que según el apartado 3º del artículo 180 del CC:
“La extinción de la adopción no es causa de pérdida de la nacionalidad ni de la vecindad
civil adquiridas”.

6.2.2 Adquisición por opción. Según el apartado 1º del artículo 20 del CC:
“Tienen derecho a optar por la nacionalidad española:
a) Las personas que estén o hayan estado sujetas a la patria potestad de un español.
b) Aquellas cuyo padre o madre hubiera sido originariamente español y nacido en
España.
c) Las que se hallen comprendidas en el segundo apartado de los artículos 17 y 19”.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 19
En el último apartado de los artículos 17 y 19 se recogen dos “ficciones legales”, al
preceptuar que:

“La filiación o el nacimiento en España, cuya determinación se produzca después de los


dieciocho años de edad, no son por sí solos causa de adquisición de la nacionalidad
española. El interesado tiene entonces derecho a optar por la nacionalidad española de
origen en el plazo de dos años a contar desde aquella determinación”.

“Si el (extranjero) adoptado es mayor de dieciocho años, podrá optar por la nacionalidad
española de origen en el plazo de dos años a partir de la constitución de la adopción”.

Según los apartados 2º y 3º del artículo 20 del CC: “La declaración de opción se
formulará:

a) Por el representante legal del optante, menor de catorce años o incapacitado. En


este caso la opción requiere autorización del encargado del Registro Civil del
domicilio del declarante, previo dictamen del Ministerio Fiscal. Dicha autorización
se concederá en interés del menor o incapaz.
b) Por el propio interesado, asistido por su representante legal, cuando aquél sea
mayor de catorce años o cuando, aun estando incapacitado, así lo permita la
sentencia de incapacitación.
c) Por el interesado, por sí sólo, si está emancipado o es mayor de dieciocho años.
La opción caducará a los veinte años de edad, pero si el optante no estuviera
emancipado según su ley personal al llegar a los dieciocho años, el plazo para
optar se prolongará hasta que transcurran dos años desde la emancipación.
d) Por el interesado, por sí solo, dentro de los dos años siguientes a la recuperación
de la plena capacidad. Se exceptúa el caso en que haya caducado el derecho de
opción conforme al apartado c).

3. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, el ejercicio del derecho de opción


previsto en el apartado 1.b) de este artículo no estará sujeto a límite alguno de edad”.

6.2.3 Adquisición por naturalización y residencia. Se distinguen dos supuestos:


a) Por carta de naturaleza. Según el apartado 1º del artículo 21 del CC:
“La nacionalidad española se adquiere por carta de naturaleza, otorgada
discrecionalmente mediante Real Decreto, cuando en el interesado concurran
circunstancias excepcionales”.2

b) Por residencia en España: El apartado 2º del artículo 21 del CC dispone que:


“La nacionalidad española también se adquiere por residencia en España, en las
condiciones que señala el artículo siguiente y mediante la concesión otorgada por el
Ministerio de Justicia, que podrá denegarla por motivos razonados de orden público o
interés nacional”.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 20
Los plazos los señala el artículo 22.1º y 2º del CC, y son los siguientes:

- Diez años, sin más requisitos.


- Cinco años, para los que hayan obtenido asilo o refugio.
- Dos años, cuando se trate de nacionales de origen de países iberoamericanos,
Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial o de sefardíes.
- Un año, en los casos siguientes:
a) El que haya nacido en territorio español.
b) El que no haya ejercitado oportunamente la facultad de optar.
c) El que haya estado sujeto legalmente a la tutela, guarda o acogimiento de un
ciudadano o institución españoles durante dos años consecutivos, incluso si
continuare en esta situación en el momento de la solicitud.
d) El que al tiempo de la solicitud llevare un año casado con español o española y no
estuviere separado legalmente o de hecho.
e) El viudo o viuda de española o español, si a la muerte del cónyuge no existiera
separación legal o de hecho.
f) El nacido fuera de España de padre o madre que originariamente hubieran sido
españoles.

Los apartados 3º, 4º y 5º del artículo 22 del CC disponen que:


“En todos los casos la residencia habrá de ser legal, continuada e inmediatamente
anterior a la petición.
A los efectos de lo previsto en la letra d) del número anterior, se entenderá que tiene
residencia legal en España el cónyuge que conviva con funcionario diplomático o consular
español acreditado en el extranjero.

El interesado deberá justificar, en el expediente regulado por la legislación del Registro


Civil, buena conducta cívica y suficiente grado de integración en la sociedad española.

La concesión o denegación de la nacionalidad por residencia deja a salvo la vía judicial


contencioso-administrativa”.

- Requisitos comunes a la adquisición de la nacionalidad española por opción, carta de


naturaleza o residencia.
1.º Tanto la adquisición de la nacionalidad por carta de naturaleza como por residencia se
obtienen por resolución del Ministro de Justicia, previo expediente en el Registro Civil, que
se inicia a solicitud del interesado. Según el apartado 3º del artículo 21 del CC la solicitud
podrá formularla:

a) El interesado emancipado o mayor de dieciocho años.


b) El mayor de catorce años asistido por su representante legal.
c) El representante legal del menor de catorce años.
d) El representante legal del incapacitado o el incapacitado, por sí solo o debidamente
asistido, según resulte de la sentencia de incapacitación.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 21
En los dos últimos casos, el representante legal sólo podrá formular la solicitud si
previamente ha obtenido autorización del encargado del Registro Civil del domicilio del
solicitante, previo dictamen del Ministerio Fiscal.

2.º El artículo 23 del CC establece que:

“Son requisitos comunes para la validez de la adquisición de la nacionalidad española por


opción, carta de naturaleza o residencia:

a) Que el mayor de catorce años, y capaz para prestar una declaración por sí, jure o
prometa fidelidad al Rey y obediencia a la Constitución y a las Leyes.
b) Que la misma persona declare que renuncia a su anterior nacionalidad. Quedan a
salvo de este requisito los naturales de países mencionados en el apartado 1º del
artículo 24 (países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial y
Portugal) y los sefardíes originarios de España.
c) Que la adquisición se inscriba en el Registro Civil español”.

3.º Por último, el apartado 4º del artículo 21 del CC establece que:

“Las concesiones por carta de naturaleza o por residencia caducan a los 180 días
siguientes a su notificación, si en este plazo no comparece el interesado ante funcionario
competente para cumplir los requisitos del artículo 23”.

6.2.4. Adquisición por consolidación. Está regulada en el artículo 18 del CC, según el cual:
“La posesión y utilización continuada de la nacionalidad española durante diez años, con
buena fe y basada en un título inscrito en el Registro Civil, es causa de consolidación de
la nacionalidad, aunque se anule el título que la originó”.

6.3 Pérdida de la nacionalidad española.


6.3.1 Pérdida por adquisición voluntaria de otra nacionalidad (art. 24 CC).
“Pierden la nacionalidad española los emancipados que, residiendo habitualmente en el
extranjero, adquieran voluntariamente otra nacionalidad o utilicen exclusivamente la
nacionalidad extranjera que tuvieran atribuida antes de la emancipación.

La pérdida se producirá una vez que transcurran tres años a contar, respectivamente,
desde la adquisición de la nacionalidad extranjera o desde la emancipación. No obstante,
los interesados podrán evitar la pérdida si dentro del plazo indicado declaran su voluntad
de conservar la nacionalidad española al encargado del Registro Civil.

La adquisición de la nacionalidad de países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea


Ecuatorial o Portugal, no es bastante para producir, conforme a este apartado, la pérdida
de la nacionalidad española de origen.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 22
En todo caso, pierden la nacionalidad española los españoles emancipados que
renuncien expresamente a ella, si tienen otra nacionalidad y residen habitualmente en el
extranjero.

Los que habiendo nacido y residiendo en el extranjero ostenten la nacionalidad española


por ser hijos de padre o madre españoles, también nacidos en el extranjero, cuando las
leyes del país donde residan les atribuyan la nacionalidad del mismo perderán, en todo
caso, la nacionalidad española si no declaran su voluntad de conservarla al encargado del
Registro Civil en el plazo de 3 años, a contar desde su mayoría de edad o emancipación.

No se pierde la nacionalidad española, en virtud de lo dispuesto en este precepto, si


España se hallare en guerra”.

6.3.2 Pérdida de la nacionalidad española como sanción (art. 25 CC).


“Los españoles que no lo sean de origen perderán la nacionalidad:
a) Cuando durante un período de tres años utilicen exclusivamente la nacionalidad a
la que hubieran declarado renunciar al adquirir la nacionalidad española.
b) Cuando entren voluntariamente al servicio de las armas o ejerzan cargo político en
un Estado extranjero contra la prohibición expresa del Gobierno.

La sentencia firme que declare que el interesado ha incurrido en falsedad, ocultación o


fraude en la adquisición de la nacionalidad española, produce la nulidad de tal
adquisición, si bien no se derivarán de ella efectos perjudiciales para terceros de buena
fe. La acción de nulidad deberá ejercitarse por el Ministerio Fiscal de oficio o en virtud de
denuncia, dentro del plazo de quince años”.

6.4 Recuperación de la nacionalidad española


El artículo 26 del CC regula la recuperación de la nacionalidad distinguiendo los casos en
que la pérdida fue voluntaria (a los que se refiere el apartado 1º), de aquellos en que la
pérdida fue forzosa (a los que se refiere el apartado 2º), al disponer que:
“Quien haya perdido la nacionalidad española podrá recuperarla cumpliendo los
siguientes requisitos:
a) Ser residente legal en España. Este requisito no será de aplicación a los
emigrantes ni a los hijos de emigrantes. En los demás casos podrá ser dispensado
por el Ministro de Justicia cuando concurran circunstancias excepcionales.
b) Declarar ante el encargado del Registro Civil su voluntad de recuperar la
nacionalidad española.
c) Inscribir la recuperación en el Registro Civil.

No podrán recuperar o adquirir, en su caso, la nacionalidad española, sin previa


habilitación concedida discrecionalmente por el Gobierno, los que se encuentren incursos
en cualquiera de los supuestos previstos en el artículo anterior”.

7. EL EXTRANJERO

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 23
Son extranjeros los que no tienen la nacionalidad española, por tenerla distinta o por no
tener ninguna (apátridas).

Dispone el artículo 27 del Código Civil que “Los extranjeros gozan en España de los
mismos derechos civiles que los españoles, salvo lo dispuesto en las leyes especiales”.
Por su parte, según el apartado 1º del artículo 13 de la Constitución española:
“Los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el presente
Título en los términos que establezcan los tratados y la ley”.

Dicho precepto constitucional dio lugar a la aprobación de la LO 4/2000, de 11 de enero,


sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, y el Real
Decreto 557/2011, de 20 de abril, por el que se aprueba el Reglamento de desarrollo de la
mencionada LO 4/2000.

Ésta última dispone en su artículo 1 que:

“1. Se considera extranjero, a los efectos de la aplicación de la presente Ley, a los que
carezcan de la nacionalidad española.
2. Lo dispuesto en este Ley se entenderá, en todo caso, sin perjuicio de lo establecido en
las leyes especiales y en los tratados internacionales en los que España sea parte”.

En el ámbito del Derecho privado, como acabamos de mencionar, el ordenamiento


jurídico español adopta el sistema de equiparación o igualdad entre extranjeros y
españoles, plasmado en el artículo 27 del CC.

El sentido de esta norma no es de equiparación o igualdad absoluta. Únicamente se trata


de rechazar la corriente jurídica que negaba o restringía la capacidad jurídica o de obrar
del extranjero. Establece, por lo tanto, una “igualdad formal”, manifestándose las
principales diferencias entre extranjero y español en las siguientes situaciones:

1.º La capacidad y el estado civil, los derechos y deberes de familia y los de sucesión
“mortis causa”, determinados por su ley nacional, según dispone el apartado 1º del
artículo 9 del CC.
2.º Las determinadas en las leyes especiales a que se remite el artículo 27, en cuanto
puedan imponer restricciones o limitaciones al ejercicio de los derechos de los
extranjeros, principalmente referidas a adquisiciones de bienes sitos en España o a
determinados contratos (ej: contratos con las Administraciones Públicas, o contratos de
arrendamientos rústicos, al disponer el artículo 9.7º de la Ley 49/2003, de 26 de
noviembre, de Arrendamientos Rústicos, que -con carácter general- no podrán ser
arrendatarios las personas y entidades extranjeras).
3.º Las que puedan establecer los Tratados internacionales.

Finalmente, destacar que en el aspecto político y administrativo tienen importancia para


los extranjeros:

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 24
- Los “derechos y libertades de los extranjeros” regulados en el Título I de la LO 4/2000,
de 11 de enero, artículos 3 a 22.
- El “derecho de asilo”, estableciendo el artículo 13.4º de la CE que:
“La ley establecerá los términos en que los ciudadanos de otros países y los apátridas
podrán gozar del derecho de asilo en España”.

El desarrollo de este precepto constitucional se encuentra en la Ley 12/2009, de 30 de


octubre, reguladora del derecho de asilo y de la protección subsidiaria.

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 25
Índice:

1. LA PERSONA
1.1 Concepto
1.2 Capacidad
1.3 Clases

2. PERSONAS FÍSICAS: NACIMIENTO Y EXTINCIÓN


2.1 Comienzo de la personalidad
2.2 Partos dobles
2.3 Protección del concebido
2.4 Extinción de la persona
2.4.1 Regla general
2.4.2 Premoriencia y conmoriencia
2.5 Prueba del comienzo y fin de la persona física
2.5.1 La inscripción del nacimiento
2.5.2 La inscripción del fallecimiento

3.PERSONAS JURÍDICAS: CONCEPTO, NATURALEZA Y CLASES.


CONSTITUCIÓN Y EXTINCIÓN DE LAS PERSONAS JURÍDICAS.
3.1 Concepto
3.2 Naturaleza
3.3 Clases
3.3.1 Personas jurídicas de Derecho Público y de Derecho Privado
3.3.2 Asociaciones y Fundaciones
3.3.3 De interés público y de interés privado
3.4 Constitución
3.5 Extinción

4. CAPACIDAD
4.1. Capacidad jurídica
4.2 Capacidad de obrar

5. REPRESENTACIÓN
5.1 Concepto
5.2 Representación directa y representación indirecta
5.3 Representación voluntaria y representación legal
5.3.1 Representación voluntaria
5.3.2 Representación legal
5.4 El negocio consigo mismo (autocontrato)
5.5 La subsistencia del poder extinguido

6. ADQUISICIÓN Y PÉRDIDA DE LA NACIONALIDAD ESPAÑOLA


Cuerpo Técnico de Hacienda
Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 26
6.1 Adquisición originaria
6.1.1 Adquisición originaria por filiación
6.1.2 Adquisición originaria por nacimiento en España
6.1.3 Adquisición por ficción legal
6.2 Adquisición derivativa
6.2.1 Adquisición por adopción de un menor
6.2.2 Adquisición por opción
6.2.3 Adquisición por naturalización y residencia
6.2.4 Adquisición por consolidación
6.3 Pérdida de la nacionalidad española
6.3.1 Pérdida por adquisición voluntaria de otra nacionalidad
6.3.2 Pérdida de la nacionalidad española como sanción
6.4 Recuperación de la nacionalidad española

7. EL EXTRANJERO

Cuerpo Técnico de Hacienda


Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 27

También podría gustarte