Tema 1
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1. LA PERSONA
1.1 Concepto
El Código Civil español no contiene una definición de persona, a pesar de dedicar a su
estudio un Libro entero, el Primero (arts. 17 a 332).
1.2 Capacidad
La medida de la aptitud del hombre para el derecho viene dada por su capacidad.
Doctrinalmente se distingue, dentro del género de capacidad, entre “capacidad jurídica” y
“capacidad de obrar”, que ponen de manifiesto, respectivamente, el momento “estático” y
“dinámico” de la capacidad.
Así, la capacidad jurídica sería la aptitud para ser titular de derechos subjetivos y de
deberes jurídicos, es decir, la idoneidad para ser sujeto de relaciones jurídicas, de manera
que toda persona (física y jurídica), por el hecho de serlo, tiene capacidad jurídica desde
el comienzo hasta el fin de su personalidad.
1.3 Clases
Existen diversas clases de personas, pudiendo destacar las siguientes:
a) Por su regulación: personas de Derecho Público y personas de Derecho Privado,
según la naturaleza de las normas reguladoras (cabría hablar en el primer caso, por
ejemplo, de un Ayuntamiento, y en el segundo, de una sociedad anónima).
También en base a ese criterio cabe dividirlas en personas nacionales o
extranjeras.
b) Por su capacidad de obrar, se distingue entre personas capaces e incapaces,
según dispongan o carezcan de ella.
Esta última distinción es, sin duda, la más importante, por lo que procede incidir en ella
con más detenimiento.
Conforme a la actual redacción del artículo 30 del Código Civil (dada por la Ley 20/2011
del Registro Civil): “La personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida,
una vez producido el entero desprendimiento del seno materno”. Desaparecen por tanto
los requisitos de viabilidad que exigía el Código antes de la reforma operada por dicha
Ley 20/2011, pues la antigua redacción de dicho precepto establecía que para los efectos
civiles sólo se reputaría nacido el feto que tuviera figura humana y viviere 24 horas
enteramente desprendido del seno materno.
Pues bien, el CC, fiel al principio de que sólo el nacimiento y no la concepción, determina
la personalidad, resuelve toda duda en el art. 31, a cuyo tenor "la prioridad del nacimiento
en el caso de los partos dobles, da al primer nacido los derechos que la ley reconozca al
primogénito", precepto igualmente aplicable al caso de partos múltiples.
a) En el art. 627, a cuyo tenor, "las donaciones hechas a los concebidos y no nacidos
podrán ser aceptadas por las personas que legítimamente les representarían, si se
hubiera verificado ya su nacimiento", con lo que se confirma la carencia de
personalidad del concebido, ya que el precepto legal no confiere efectivamente la
representación, como sería factible si de una persona se tratase, sino que se limita
a mencionar a los que "le representarían", si hubiese nacido;
b) En los arts. 959 a 967, donde se regulan las precauciones que deben adoptarse
cuando la viuda quede en cinta y que son:
1ª.- Se suspende la división de la herencia hasta que se verifique el parto o el
aborto, o resulte por el transcurso del tiempo que la viuda no estaba encinta.
2ª.- En el tiempo que media hasta que se verifique el parto, o se adquiera la
certidumbre de que éste no tendrá lugar, ya por haber ocurrido aborto, ya por
haber pasado con exceso el término máximo de gestación, se proveerá a la
seguridad y administración de los bienes (art. 965 C.c.).
3ª.- Adopción de medidas para evitar la suposición del parto, o que la criatura pase
por viable no siéndolo en realidad.
Los efectos jurídicos que produce la extinción de la personalidad son distintos según las
diversas relaciones jurídicas en que el fallecido podía encontrarse. De esta forma, la
muerte de la persona produce, entre otros efectos, la extinción de sus derechos y
Así lo hace el art. 33 CC cuando opta por presumir la conmoriencia. En efecto, según este
precepto, "si se duda, entre dos o más personas llamadas a sucederse, quién de ellas ha
muerto primero, el que sostenga la muerte anterior de una o de otra debe probarla; a falta
de prueba, se presumen muertas al mismo tiempo y no tiene lugar la transmisión de
derechos de uno a otro".
Además, conforme establece el art. 64 LRC 20/2011 (precepto en vigor a partir del
1/10/2015), la dirección de hospitales, clínicas y establecimientos sanitarios comunicará a
la Oficina del Registro Civil competente y al Instituto Nacional de Estadística cada uno de
los fallecimientos que hayan tenido lugar en su centro sanitario. La comunicación se
remitirá por medios electrónicos en el plazo que se establezca reglamentariamente
mediante el envío del formulario oficial debidamente cumplimentado, acompañado del
certificado médico firmado por el facultativo. Dicha remisión será realizada por personal
del centro sanitario, que usará para ello mecanismos seguros de identificación y firma
electrónicos.
La idea y el concepto actual de la persona jurídica no tiene una antigua raigambre, sino que
se ha ido formando en época muy reciente. Así, tanto el Derecho romano como el
germánico desconocieron la persona jurídica. En la actualidad, los ordenamientos
modernos reconocen las personas jurídicas, cuya extensión y amplitud ha crecido en forma
inconmensurable, deformándose en ocasiones su concepto y función con el fin de buscar la
limitación de la responsabilidad universal patrimonial del artículo 1911 del CC, por lo que la
jurisprudencia ha elaborado la doctrina del "levantamiento del velo de la persona jurídica",
que consiste básicamente en prescindir de la separación entre la persona jurídica y los
Cuerpo Técnico de Hacienda
Octubre 2019. Derecho Civil y Mercantil. Economía. Tema 1 6
miembros que están detrás de ella para entrar en el interior de la misma (STS de 28 de
mayo de 1984).
El Código Civil regula las personas jurídicas en el Capítulo II del Título II de su Libro I,
artículos 35 a 39, señalando el primero de estos preceptos que:
• Las asociaciones de interés particular, sean civiles, mercantiles o industriales, a las que
la ley conceda personalidad propia, independiente de la de cada uno de sus asociados”.
3.2 Naturaleza
3.3 Clases
- Personas jurídicas de Derecho Público: Son aquéllas que participan, en todo o en parte,
de la soberanía o potestad pública del Estado. Como consecuencia de ello, están sometidas
a normas de Derecho Público. Se incluyen dentro de este grupo:
• El Estado.
• Las Entidades públicas territoriales, como las CCAA, las Provincias y los Municipios.
• Las Entidades que integran el sector público institucional, como las que recoge el art. 84
de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público.
- Personas jurídicas de Derecho Privado: Son aquéllas que no tienen participación alguna
en las funciones y poderes estatales y, por tanto, están sometidas a normas de Derecho
Privado. Se distingue entre personas jurídicas de Derecho Privado:
- Asociaciones: Se rigen por la Ley 1/2002 sobre la base del art. 22 CE, el cual dispone:
2. Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son
ilegales.
2. Regirá también para las fundaciones lo dispuesto en los apartados 2 y 4 del art. 22.
Dispone el art. 2 de la misma ley que: “Son fundaciones las organizaciones constituidas sin
fin de lucro, que por voluntad de sus creadores, tienen afectado de modo duradero su
patrimonio a la realización de fines de interés general”.
Las fundaciones se rigen por la voluntad del fundador, por sus Estatutos y, en todo caso,
por la Ley.
Esta distinción se basa en el art. 35 del Código Civil, a cuyo tenor, las personas jurídicas
se dividen según el fin que persigan.
3.4 Constitución
Normalmente las personas jurídicas se constituyen en virtud de un negocio jurídico
(contrato, testamento), aunque también pueden ser constituidas directamente por la ley
(ej: las Corporaciones). Pero el problema fundamental que se plantea es el de si, una vez
constituida una persona jurídica, es necesario un acto expreso por parte del Estado
reconociendo su personalidad. Los sistemas admitidos a este respecto suelen clasificarse
del modo siguiente:
2. Sistema de concesión, que exige un acto expreso de reconocimiento por parte de las
autoridades del Estado.
3. Sistema normativo, que reconoce la personalidad de las personas jurídicas a partir del
momento en que reúnan los elementos esenciales exigidos por la ley, sin que sea
necesario además un acto expreso del Estado.
3.5 Extinción
Con carácter general el artículo 39 del CC establece que:
“Si por haber expirado el plazo durante el cual funcionaban legalmente, o por haber
realizado el fin para el cual se constituyeron, o por ser ya imposible aplicar a éste la
actividad y los medios de que disponían, dejasen de funcionar las corporaciones,
asociaciones y fundaciones, se dará a sus bienes la aplicación que las leyes, o los
estatutos, o las cláusulas fundacionales, les hubiesen en esta previsión asignado. Si nada
se hubiere establecido previamente, se aplicarán esos bienes a la realización de fines
análogos, en interés de la región, provincia o Municipio que principalmente debieran
recoger los beneficios de las instituciones extinguidas”.
Las causas de extinción de las personas jurídicas no son uniformes para todas, pues
siendo éstas de diversos tipos, hechos que para unas pueden ser trascendentales, para
otras son irrelevantes; por ejemplo, la muerte de un socio extingue la asociación basada
en la consideración a las personas, y no afecta para nada a aquélla en que cada socio no
es sino un número más.
Asimismo, cabe distinguir entre causas que operan porque están establecidas en la Ley, y
causas extintivas que lo son por haberse fijado como tales en las reglas constitutivas de la
persona, como el transcurso de un plazo o el cumplimiento de determinada condición.
Como señala O´Callaghan, cuando concurre una causa de extinción no significa -en
principio- que se produzca la extinción automática e inmediata de la persona jurídica, sino
que ésta queda en “liquidación”, durante la cual se mantiene su capacidad jurídica.
4. CAPACIDAD
La medida de la aptitud del hombre para el derecho viene dada por su capacidad.
Doctrinalmente se distingue, dentro del género de capacidad, entre “capacidad jurídica” y
la “capacidad de obrar”, que ponen de manifiesto, respectivamente, el momento “estático”
y “dinámico” de la capacidad.
1.º Toda persona (física y jurídica), por el hecho de serlo, tiene capacidad jurídica desde
el comienzo hasta el fin de su personalidad.
2.º La capacidad jurídica, como consecuencia del principio de igualdad consagrado en el
artículo 14 de la Constitución, es una e igual para todas las personas. No obstante, la
igualdad, en cuanto a contenidos, únicamente es real en relación a los derechos de la
personalidad. Para los demás derechos es meramente formal, ya que sólo significa
aptitud genérica o virtualidad potencial para ser su titular.
3.º La capacidad jurídica de la persona es una cuestión que afecta al orden público y que,
por consiguiente, está fuera del ámbito de la autonomía de los particulares.
1.º No corresponde a toda persona por el simple hecho de serlo, sino que sólo se
adquiere al reunir los requisitos que la ley establece para alcanzarla.
2.º No es igual para todo ser humano. Tiene una serie de grados, y por ello se habla de:
- Capacidad de obrar plena: Quien la posee puede realizar todo tipo de actos jurídicos sin
restricciones. Normalmente está vinculada a la mayoría de edad.
- Capacidad de obrar limitada: Tiene lugar cuando al individuo se le restringen los actos
que puede realizar, de modo que ciertos actos no le son permitidos. Así ocurre, por
ejemplo, con las personas declaradas incapaces o las sometidas a curatela.
- Capacidad de obrar especial: Es un supuesto excepcional que se produce cuando el
ordenamiento jurídico considera insuficiente la plena capacidad de obrar, exigiendo para
ciertos actos una capacidad de obrar específica (por ejemplo, en el caso de la adopción).
3.º La capacidad de obrar es variable y, por lo tanto, susceptible de modificación a lo largo
de la vida de la persona, a lo que se hace referencia en el siguiente epígrafe.
Por otra parte, último, según reiterada jurisprudencia la capacidad de obrar se presume
plena como principio general, como corresponde al principio constitucional del libre
desarrollo de la personalidad que proclama el artículo 10 de la CE. Por tanto, las
limitaciones han de ser expresamente establecidas (por ley o sentencia), y han de
interpretarse en casos dudosos de modo restrictivo.
5. REPRESENTACIÓN
5.1 Concepto
En un sentido jurídico, siguiendo a Federico de Castro se entiende por representación: “El
conferir a una persona la facultad de actuar y decidir en interés y por cuenta de otra”.
Asimismo, debe destacarse que tanto la doctrina como la jurisprudencia entienden que si
el negocio representativo ha tenido por objeto la adquisición de derechos, la transmisión
de los mismos se produce directamente de tercero a representado, como sucedería en el
caso de que se tratase de cosas propias del mandante.
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El representado también puede designarse con las expresiones de “poderdante”, “principal” o “dueño del
negocio”. El representante con las denominaciones de “apoderado”, “procurador” o “gestor”. Finalmente, el
poder también suele denominarse “apoderamiento” o “negocio representativo”.
- Que el apoderado (representante) sea capaz. En virtud del artículo 1716 del CC
tienen capacidad para ser mandatarios (representantes) no sólo los mayores de
edad, sino también los menores emancipados, aunque en la relación interna entre
el representado y el menor representante aquel sólo tendrá acción contra éste en
conformidad a lo dispuesto respecto a las obligaciones de los menores.
- Que el poder representativo esté comprendido dentro de los límites de la
autorización, estableciendo los artículos 1712 a 1715 del CC que:
“El mandato es general o especial. El primero comprende todos los negocios del
mandante. El segundo, uno o más negocios determinados”.
“El mandato, concebido en términos generales, no comprende más que los actos
de administración.
Para transigir, enajenar, hipotecar o ejecutar cualquier otro acto de riguroso
dominio, se necesitará mandato expreso.
La facultad de transigir no autoriza para comprometer en árbitros o amigables
componedores”.
“El mandatario no puede traspasar los límites del mandato”.
“No se considerarán traspasados los límites del mandato si fuese cumplido de una
manera más ventajosa para el mandante que la señalada por éste”.
- Que el poder esté otorgado en forma legal. En el negocio jurídico de
apoderamiento rige, en general, el principio de libertad de forma, pudiendo ser el
apoderamiento verbal, escrito, y aun tácito. Según el apartado 5º del artículo 1280
del CC: “Deberán constar en documento público:
(…) El poder general para contraer matrimonio, el general para pleitos y los
especiales que deban presentarse en el juicio; el poder para administrar bienes, y
cualquier otro que tenga por objeto un acto redactado o que deba redactarse en
escritura pública, o haya de perjudicar a tercero”. Esta forma no se exige como
forma “ad solemnitatem”, sino “ad probationem”, con los efectos que prevé el
artículo 1279 del CC: compeler a cumplir tal forma.
- Que subsista el poder al tiempo de concluirse el negocio con el tercero. El poder
se extingue por las causas generales de toda relación jurídica, por realizarse o
devenir imposible el negocio representativo concreto para el cual había sido
otorgado, y por las causas generales de extinción del mandato que enumera el
artículo 1732 del CC (redactado por Ley 41/2003), según el cual: “El mandato se
acaba:
1º Por su revocación.
2º Por renuncia o incapacitación del mandatario.
3º Por muerte, declaración de prodigalidad o por concurso o insolvencia del
mandante o del mandatario.
- La ratificación: En nuestro ordenamiento jurídico resulta factible que una persona actúe
como representante en nombre y por cuenta de otro, pero careciendo de poder de
representación, bien porque nunca existió dicho poder, bien porque se extinguió, bien por
que no era suficiente para otorgar el acto. Así se desprende de los artículos 1259.2º y
1727.2º, ambos del CC, a cuyo tenor:
“El contrato celebrado a nombre de otro por quien no tenga su autorización o
representación legal será nulo, a no ser que lo ratifique la persona a cuyo nombre se
otorgue antes de ser revocado por la otra parte contratante”.
“En lo que el mandatario se haya excedido, no queda obligado el mandante sino cuando
lo ratifica expresa o tácitamente”.
La ratificación es “tácita” cuando el representado se aprovecha del negocio realizado sin
poder - o con extralimitación del mismo- por el apoderado.
- Supuestos: Patria potestad (según el artículo 162 del CC, los titulares de la patria
potestad tienen la representación legal de sus hijos menores no emancipados salvo
excepciones, o sobre los mayores incapacitados, en el caso de la patria potestad
prorrogada o rehabilitada del artículo 171 del CC); Tutela (según el artículo 267 del CC, el
tutor es el representante legal del menor que no tenga padres o de los mayores de edad
incapacitados; El curador nunca representa al sujeto, sino que complementa su
capacidad); El defensor judicial (regulado en los artículos 299 a 302 del CC); El
representante del ausente (a que se refiere el artículo 184 del CC)
- Extinción: Se extingue la representación legal cuando cesa la causa que dio lugar a su
constitución, estando sometido el representante legal a la responsabilidad que señale la
norma en cuya virtud se constituyó.
6.1.1 Adquisición originaria por filiación (“iure sanguinis”). El artículo 17.1º.a) del CC,
establece que:
“Son españoles de origen: a) Los nacidos de padre o madre españoles”.
6.1.2 Adquisición originaria por nacimiento en España (“iure soli”). Según el artículo
17.1º.b), c) y d) del CC: “Son españoles de origen:
b) Los nacidos en España de padres extranjeros si, al menos, uno de ellos hubiera
nacido también en España. Se exceptúan los hijos de funcionario diplomático o
consular acreditado en España.
c) Los nacidos en España de padres extranjeros, si ambos carecieren de nacionalidad
o si la legislación de ninguno de ellos atribuye al hijo una nacionalidad.
d) Los nacidos en España cuya filiación no resulte determinada. A estos efectos, se
presumen nacidos en territorio español los menores de edad cuyo primer lugar
conocido de estancia sea territorio español”.
6.1.3 Adquisición por ficción legal. Se produce en aquellos supuestos en los que el Código
civil declara adquisición originaria una adquisición que verdaderamente es derivativa, ya
que no se atribuye en el momento del nacimiento, sino en un momento posterior. Estos
casos están contemplados en los artículos 19 y 17.2º del CC, y a ellos se hará referencia
al estudiar la adquisición derivativa.
6.2.1 Adquisición por adopción de un menor. Según el apartado 1º del artículo 19 del CC:
“El extranjero menor de dieciocho años adoptado por un español adquiere, desde la
adopción, la nacionalidad española de origen”.
Los efectos de esta adquisición se producen desde la firmeza de la resolución judicial que
aprueba la adopción y, como ya se ha dicho antes, es una ficción legal. Si se extingue la
adopción no se perderá la nacionalidad española que se hubiera adquirido en virtud de
aquélla, ya que según el apartado 3º del artículo 180 del CC:
“La extinción de la adopción no es causa de pérdida de la nacionalidad ni de la vecindad
civil adquiridas”.
6.2.2 Adquisición por opción. Según el apartado 1º del artículo 20 del CC:
“Tienen derecho a optar por la nacionalidad española:
a) Las personas que estén o hayan estado sujetas a la patria potestad de un español.
b) Aquellas cuyo padre o madre hubiera sido originariamente español y nacido en
España.
c) Las que se hallen comprendidas en el segundo apartado de los artículos 17 y 19”.
“Si el (extranjero) adoptado es mayor de dieciocho años, podrá optar por la nacionalidad
española de origen en el plazo de dos años a partir de la constitución de la adopción”.
Según los apartados 2º y 3º del artículo 20 del CC: “La declaración de opción se
formulará:
a) Que el mayor de catorce años, y capaz para prestar una declaración por sí, jure o
prometa fidelidad al Rey y obediencia a la Constitución y a las Leyes.
b) Que la misma persona declare que renuncia a su anterior nacionalidad. Quedan a
salvo de este requisito los naturales de países mencionados en el apartado 1º del
artículo 24 (países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial y
Portugal) y los sefardíes originarios de España.
c) Que la adquisición se inscriba en el Registro Civil español”.
“Las concesiones por carta de naturaleza o por residencia caducan a los 180 días
siguientes a su notificación, si en este plazo no comparece el interesado ante funcionario
competente para cumplir los requisitos del artículo 23”.
6.2.4. Adquisición por consolidación. Está regulada en el artículo 18 del CC, según el cual:
“La posesión y utilización continuada de la nacionalidad española durante diez años, con
buena fe y basada en un título inscrito en el Registro Civil, es causa de consolidación de
la nacionalidad, aunque se anule el título que la originó”.
La pérdida se producirá una vez que transcurran tres años a contar, respectivamente,
desde la adquisición de la nacionalidad extranjera o desde la emancipación. No obstante,
los interesados podrán evitar la pérdida si dentro del plazo indicado declaran su voluntad
de conservar la nacionalidad española al encargado del Registro Civil.
7. EL EXTRANJERO
Dispone el artículo 27 del Código Civil que “Los extranjeros gozan en España de los
mismos derechos civiles que los españoles, salvo lo dispuesto en las leyes especiales”.
Por su parte, según el apartado 1º del artículo 13 de la Constitución española:
“Los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el presente
Título en los términos que establezcan los tratados y la ley”.
“1. Se considera extranjero, a los efectos de la aplicación de la presente Ley, a los que
carezcan de la nacionalidad española.
2. Lo dispuesto en este Ley se entenderá, en todo caso, sin perjuicio de lo establecido en
las leyes especiales y en los tratados internacionales en los que España sea parte”.
1.º La capacidad y el estado civil, los derechos y deberes de familia y los de sucesión
“mortis causa”, determinados por su ley nacional, según dispone el apartado 1º del
artículo 9 del CC.
2.º Las determinadas en las leyes especiales a que se remite el artículo 27, en cuanto
puedan imponer restricciones o limitaciones al ejercicio de los derechos de los
extranjeros, principalmente referidas a adquisiciones de bienes sitos en España o a
determinados contratos (ej: contratos con las Administraciones Públicas, o contratos de
arrendamientos rústicos, al disponer el artículo 9.7º de la Ley 49/2003, de 26 de
noviembre, de Arrendamientos Rústicos, que -con carácter general- no podrán ser
arrendatarios las personas y entidades extranjeras).
3.º Las que puedan establecer los Tratados internacionales.
1. LA PERSONA
1.1 Concepto
1.2 Capacidad
1.3 Clases
4. CAPACIDAD
4.1. Capacidad jurídica
4.2 Capacidad de obrar
5. REPRESENTACIÓN
5.1 Concepto
5.2 Representación directa y representación indirecta
5.3 Representación voluntaria y representación legal
5.3.1 Representación voluntaria
5.3.2 Representación legal
5.4 El negocio consigo mismo (autocontrato)
5.5 La subsistencia del poder extinguido
7. EL EXTRANJERO