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Derecho Civil Segundo Cuatri Jesus Gil

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TEMA 7.

DERECHO DE LA PERSONA

1.- La persona: concepto y clases.


El Código Civil dedica todo el Libro Primero a "Las personas". Sin embargo, no todas las instituciones jurídicas que
regulan y que afectan a las personas están en ese Libro.
El concepto de persona es fundamental para el Derecho en general y para el Derecho Civil en particular, porque
la persona y su vida en sociedad son la razón de la existencia del Derecho: EL DERECHO es un instrumento para
organizar de manera justa y pacífica la convivencia entre personas. Desde el punto de vista jurídico todo ser
humano que nace y vive es persona.
A ese ser humano persona se le va a reconocer aptitud para ser sujeto de derechos y de obligaciones por el sólo
hecho de serlo. Pero, además, todas las normas jurídicas que se dicten y que se dirijan a la regulación de las
personas han de tener en cuenta su dignidad.
Por eso el artículo 10 de la Constitución española señala que "la dignidad de la persona, los derechos inviolables
que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás, son
fundamento del orden político y de la paz social”.
Con base en todo lo expuesto podemos decir que Persona es “todo ser humano nacido con vida al que, por el
hecho de serlo y por respeto a su dignidad, el ordenamiento jurídico reconoce una serie de derechos inviolables
que le son inherentes, así como aptitud para ser sujeto de derechos y de obligaciones”.
Dentro del Derecho se distinguen dos clases de personas:
A) Las personas físicas, son los seres humanos individuales que nacen y viven.
B) Las personas jurídicas, son entidades a las que el ordenamiento jurídico reconoce una individualidad propia,
distinta de los individuos que la componen, y a las que trata como un sujeto de derechos y deberes, con capacidad
de obrar en el tráfico jurídico a través de sus órganos y representantes. Por ejemplo, una sociedad limitada o una
asociación. Las personas jurídicas serán objeto de estudio al final del programa.

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2.- La persona física: comienzo y fin de la personalidad
2.1. Comienzo de la personalidad individual
Desde muy antiguo, los ordenamientos jurídicos se han preocupado de marcar el hecho que determina el principio
de la existencia de la persona física individual. Varias han sido las teorías:
- Para la teoría de la concepción se es persona desde el momento mismo de la concepción en el vientre materno.
- Para la teoría del nacimiento, se es persona y se tiene personalidad desde que se nace con vida.
- Para la teoría ecléctica, se es persona desde que se nace, pero también se reconocen ciertos derechos al
concebido todavía no nacido.
- Para la teoría de la viabilidad, para ser persona, es necesario vivir fuera del claustro materno un tiempo mínimo.

2.2.- El comienzo de la personalidad individual según el Código Civil español


En sus inicios, el Código Civil seguía la teoría del nacimiento en el artículo 29 se decía que "el nacimiento determina
la personalidad". Pero a continuación, en el artículo 30, seguía la teoría de la viabilidad al señalar que "para los
efectos civiles, sólo se reputará nacido el feto que tuviera figura humana y viviere veinticuatro horas enteramente
desprendido del seno materno". Todo esto ha quedado derogado, como a continuación vamos a ver.
La Convención de los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de
noviembre de 1989, que ha sido ratificada por España, obliga a que el niño sea inscrito en un Registro Civil
inmediatamente después de su nacimiento, teniendo derecho desde que nace a : un nombre, una nacionalidad y,
si es posible, a conocer a sus padres y a ser criado por ellos.
La referida Convención trajo consigo que a través de la Ley 20/2011, del Registro Civil, la modificación de los
artículos 29 y 30 del Código Civil que, en el momento actual, tienen la siguiente redacción y contenido:
El artículo 29 del Código Civil señala: "El nacimiento determina la personalidad".
El artículo 30 del Código Civil indica: "La personalidad se adquiere en el momento del nacimiento con vida, una
vez producido el entero desprendimiento del seno materno".
Por lo tanto, según la regulación legal vigente, se es persona y se adquiere personalidad desde que un ser humano
nace con vida y se ha producido el entero desprendimiento del seno materno.
En el caso de partos dobles o múltiples, el primero de los nacidos tiene los derechos de primogenitura que la ley
reconozca. Así lo establece el artículo 31 del CC, según el cual "la prioridad del nacimiento, en el caso de partos
dobles, da al primer nacido los derechos que la ley reconozca al primogénito". Por ejemplo, cuando se reconoce
al primogénito prioridad para ocupar ciertos cargos o suceder en ciertos títulos, como puede ser un título nobiliario.

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2.3.- Prueba del nacimiento
La prueba del nacimiento de una persona viene determinada por la inscripción de su nacimiento en el Registro
Civil. La inscripción da fe del hecho, la hora y el lugar de nacimiento, así como la identidad, sexo y en su caso
filiación del inscrito.
La mecánica de la inscripción de los nacimientos en el Registro Civil se regula en los artículos 44 a 49 de la Ley
del Registro Civil 20/2011, de 21 de julio.
El artículo 44.3 de la referida Ley de Registro Civil establece que “La inscripción de nacimiento se practicará en
virtud de declaración formulada en documento oficial debidamente firmado por el o los declarantes, acompañada
del parte facultativo. A tal fin, el médico, el enfermero especialista en enfermería obstétrico-ginecológica o el
enfermero que asista al nacimiento, dentro o fuera del establecimiento sanitario, comprobará, por cualquiera de
los medios admitidos en derecho, la identidad de la madre del recién nacido a los efectos de su inclusión en el
parte facultativo. Los progenitores realizarán su declaración mediante la cumplimentación del correspondiente
formulario oficial, en el que se contendrán las oportunas advertencias sobre el valor de tal declaración conforme a
las normas sobre determinación legal de la filiación. En defecto del parte facultativo, deberá aportarse la
documentación acreditativa en los términos que reglamentariamente se determinen
El Encargado del Registro Civil, una vez recibida y examinada la documentación, practicará inmediatamente la
inscripción de nacimiento. Tal inscripción determinará la apertura de un nuevo registro individual, al que se asignará
un código personal en los términos previstos en el artículo 6”.

2.4.- Fin de la personalidad


La persona deja de ser persona y de tener personalidad cuando muere.
Así lo determina el artículo 32 del CC, según el cual "la personalidad civil se extingue por la muerte de la persona".
La prueba de la muerte de una persona, más allá de la ciencia médica, se determina a través de la inscripción de
defunción en el Registro Civil del lugar donde dicha defunción se ha producido. Dicha inscripción es obligatoria y
hace fe de la muerte de una persona, así como de la fecha, hora y lugar en que se produce, debiendo figurar la
identidad del fallecido.

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3.- Premoriencia y conmoriencia
La premoriencia significa que una persona muere antes que otra.
La conmoriencia significa que dos o más personas han muerto al mismo tiempo.
Cuando una persona muere se abre su sucesión. Es decir, los herederos de esa persona fallecida pueden pasar
a heredarle todos sus bienes, derechos y obligaciones.
Uno de los requisitos necesarios para que se produzca tal sucesión es que el heredero sobreviva al causante,
sobreviva a aquel del que va a heredar. Causante se llama al fallecido del que se va a heredar.
Puede ocurrir que dos o más personas estén llamadas a sucederse entre sí. Y puede ocurrir que esas personas
fallezcan en un mismo siniestro. En este caso se plantea el problema de resolver quién ha muerto antes
(premoriencia) o si han muerto al mismo tiempo (conmoriencia).
Ejemplo: Los hijos son herederos forzosos de los padres. Los padres son herederos forzosos de los hijos si éstos
no tienen descendientes. Si los padres y los hijos viajan en el mismo barco que sufre un accidente y mueren los
padres y los hijos, se plantea el problema a efectos hereditarios de quién ha muerto antes.
Este problema lo resuelve el artículo 33 del CC cuando señala que "si se duda, entre dos o más personas llamadas
a sucederse, quién de ellas ha muerto primero, el que sostenga la muerte anterior o posterior de una o de otra,
debe probarla; a falta de prueba, se presumen muertas al mismo tiempo y no tiene lugar la transmisión de derechos
de uno a otro."
El Código Civil, establece una presunción de conmoriencia. En caso de que mueran dos o más personas llamadas
a sucederse, se presume que su muerte se ha producido al mismo tiempo, y entonces no se transmiten derechos
hereditarios de uno a otro. Pero si se prueba que uno falleció antes que otro, entonces sí que tiene lugar la
transmisión de los derechos hereditarios a favor del que murió después.

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4.- Capacidad jurídica de las personas físicas
Antes hemos dicho que Persona es todo ser humano nacido con vida al que, el ordenamiento jurídico reconoce
una serie de derechos inviolables que le son inherentes.
Tradicionalmente se distingue entre capacidad jurídica y capacidad de obrar, definiéndose una y otra de este modo:
La capacidad jurídica se define como la capacidad para ser titular de derechos y de obligaciones. Esta capacidad
la tienen todas las personas por el mero hecho de serlo.
La capacidad de obrar es la capacidad para adquirir y ejercitar derechos y asumir obligaciones. Esta capacidad no
la tienen todas las personas. Hay personas que las tienen y otras no; y hay personas que pueden tenerla limitada.
En la actualidad, tras la reforma del Código Civil producida por la Ley 8/2021, de 2 de junio, ya no se distingue
entre capacidad jurídica y capacidad de obrar. Sólo cabe hablar de capacidad jurídica, pero dentro de ésta
podemos distinguir entre capacidad jurídica y su ejercicio:
La capacidad jurídica, es la aptitud para ser titular de derechos y de obligaciones. Esta capacidad la tienen todas
las personas por el mero hecho de serlo.
El ejercicio de la capacidad jurídica, es la capacidad que tiene una persona para adquirir y ejercitar los derechos,
así como para asumir obligaciones.
Ese ejercicio de la capacidad jurídica es pleno cuando se alcanza la mayoría de edad. Pero a veces, aún siendo
mayor de edad, se puede tener limitado el ejercicio de la capacidad jurídica por sufrir la persona una discapacidad,
normalmente psíquica, que le impide tener plena conciencia y formar su voluntad de forma autónoma. Estas
personas con discapacidad cuentan con varias medidas de apoyo para el ejercicio de su capacidad jurídica, como
veremos en los próximos temas Por regla general tienen reconocida capacidad jurídica plena todas las personas
mayores de edad, es decir, los mayores de 18 años.

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5.- La protección del concebido
Según el Código Civil, el nacimiento determina la personalidad. Pero esta premisa, llevada a sus últimas
consecuencias, implicaría que los concebidos, todavía no nacidos, no pudieran tener ningún tipo de derecho.
Históricamente fue el problema de los derechos del hijo póstumo en la herencia paterna el núcleo en torno al que
se formuló la regla general de protección del concebido y no nacido. Si en el momento de la muerte del progenitor,
el hijo de éste se encontraba sólo concebido, no podría heredarle, porque uno de los requisitos de la sucesión
mortis causa es que el llamado a la sucesión sobreviva al causante de ella, sobreviva a aquel del que va a heredar.
Para evitar esta rigurosa consecuencia, ya el derecho romano arbitró una cierta protección del concebido y no
nacido, proponiéndole nacido para todo aquello que le pudiera favorecer. Esta regla pasó a las Partidas y después
al Código Civil.
El artículo 29 del Código Civil establece que "el nacimiento determina la personalidad; pero el concebido se tiene
por nacido para todos los efectos que le sean favorables, siempre que nazca con las condiciones que expresa el
artículo siguiente".
Actualmente la protección del concebido y no nacido no sólo es un problema "civil", sino que ha trascendido a otros
ámbitos del ordenamiento jurídico y en especial a la interpretación del artículo 15 de la Constitución, garantiza que
todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral. La cuestión ha sido especialmente debatida en
relación con la constitucionalidad o no de las leyes despenalizadoras del aborto, porque en definitiva el aborto
supone poner fin a la vida de un concebido todavía no nacido.
Significado y alcance de la protección
El artículo 29 no reconoce personalidad al concebido. La adquisición de los derechos se pospone a un momento
posterior, cuando nazca y viva enteramente desprendido del seno materno.
Lo que hace el ordenamiento jurídico es asegurar que pueda adquirir esos derechos si llega a nacer y vivir,
estableciendo unas medidas de protección para que esos derechos no se pierdan o destruyan.
La donación y la sucesión hereditaria a favor del concebido son casos particulares, pero no los únicos. Así, puede
ser reconocida por ambos progenitores su filiación antes de nacer. También los efectos favorables pueden darse
indirectamente en favor del concebido (por ejemplo, cuando a la viuda encinta se le reconoce una pensión por
accidente del esposo precisamente por estar embarazada; la beneficiaria es ella, pero indirectamente queda
beneficiado el hijo concebido).
De entre los efectos favorables expresamente reconocidos al concebido y no nacido están las donaciones hechas
al mismo y las herencias a las que es llamado.

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Donaciones hechas a los concebidos
Según el artículo 627 del Código Civil "las donaciones hechas a los concebidos y no nacidos pueden ser aceptadas
por las personas que legítimamente los representarían, si se hubiera verificado ya su nacimiento".
La donación es un acto de liberalidad por el cual una persona dispone gratuitamente de una cosa en favor de otra,
que la acepta (artículo 618 del CC). Para ser válida, requiere la aceptación del que la recibe en vida del donante
(art. 630 del CC). Por tanto, si una persona hace una donación a un concebido no nacido, es evidente que éste no
puede aceptar esa donación. Precisamente por ello el artículo 627 del CC permite que dicha donación sea
aceptada por las personas que legítimamente representaría al concebido si éste hubiera nacido, que normalmente
serían los padres. La donación al concebido, aceptada por quien le representaría si llega a nacer, no implica que
el donante se deba desprender de la cosa donada y que pierda la propiedad sobre ella. Esto sólo ocurrirá si el
concebido llega a nacer y vive enteramente desprendido del seno materno. Pero hasta que esto ocurra, el donante
debe custodiar y guardar la cosa donada hasta que el concebido nazca o no. Entre tanto, la titularidad de la cosa
queda sometida a esa condición..
La herencia a la que es llamado el concebido
A ella se refieren los artículos 959 y siguientes del Código Civil, colocados bajo el titulo "De las precauciones que
deben adoptarse cuando la viuda queda encinta".
Aunque el Código Civil habla de viuda, estas reglas se pueden aplicar también cuando la madre del concebido no
sea la viuda del causante, pero el concebido tenga relación de parentesco con dicho causante
Ejemplo, el concebido es llamado a la herencia de su padre, aunque éste no esté casado con la madre; o está
llamado a la herencia de su abuelo.
Tales normas están dictadas en beneficio del concebido y de los que tengan en la herencia un derecho que deba
desaparecer o disminuir por el nacimiento del concebido. De estas normas destacan las siguientes:
- La madre embarazada debe comunicar esta circunstancia al resto de interesados en la herencia de que se trate.
- La división de la herencia se suspenderá hasta que se verifique el parto o el aborto, o resulte por el transcurso
del tiempo que la viuda no estaba embarazada.
- En el tiempo que pasa hasta que se verifique el parto, o se adquiera la certidumbre de que éste no tendrá lugar,
por haber ocurrido aborto, o por haber pasado con exceso el término máximo para la gestación, se proveerá a la
seguridad y administración de los bienes.
Capacidad procesal del concebido
El artículo 6 de la Ley de Enjuiciamiento Civil reconoce capacidad para ser parte de los procesos antes los
Tribunales Civiles al concebido y no nacido, para todos los efectos que le sean favorables, disponiendo el artículo
7 que por ellos comparecerán los que legítimamente les representan si ya hubiesen nacido.
Retroacción de los efectos del nacimiento al momento de la concepción
Si el concebido nace con las condiciones del artículo 30 del CC, entonces los efectos de la adquisición de la
personalidad se tienen desde el momento de la concepción para todos los efectos que le sean favorables, y no
desde el nacimiento. El momento de la concepción debe considerarse fijado a partir de los 180 días de gestación
y hasta el tiempo máximo de ésta, que se fija en 300 días, pero es posible fijarla antes si se prueba adecuadamente.

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6.- El estado civil de la persona
El estado civil es una cualidad o conjunto de cualidades que identifican y definen a una persona. Podemos
considerar en nuestro ordenamiento jurídico como estados civiles de la persona los siguientes: - La nacionalidad
y la vecindad civil
- El matrimonio ( casado, soltero, viudo...)
- La edad ( menor de edad, mayor de edad, menor emancipado)
- La situación de pleno ejercicio de la capacidad jurídica o la situación de discapacidad con limitaciones para el
pleno ejercicio de la capacidad jurídica que debe acompañarse de medidas de apoyo.
Dentro del estado civil podemos hablar de título de estado civil, que a su vez puede tener un doble significado:
Título de atribución de estado civil, el hecho por el que se adquiere un determinado estado civil
(EJEMPLO, llegar a los 18 años para ser mayor de edad)
Título de legitimación de estado civil, el acto que prueba que una persona tiene un determinado estado civil y puede
actuar en la vida jurídica conforme al mismo. El título de legitimación por excelencia son las actas del Registro Civil
(EMPLO: La inscripción de nacimiento, de matrimonio, de adquisición de nacionalidad, etc).
La materia relativa al estado civil es materia de orden público. Esto significa:
1o.- Que es materia indisponible (por ejemplo, no podemos comprar la mayoría de edad ni vender la nacionalidad)
2o.- Las normas que regulan el estado civil son normas imperativas. Sólo la ley determina los supuestos de
adquisición, modificación o pérdida de un determinado estado civil, y sólo la ley determina qué efectos jurídicos
tiene un determinado estado civil.

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Tema 8 La edad y el parentesco

1.- LA EDAD Y SU SIGNIFICACIÓN JURÍDICA


En el anterior tema decíamos que Persona es todo ser humano nacido con vida y enteramente desprendido del
seno materno al que, por el hecho de serlo y por respeto a su dignidad, el ordenamiento jurídico reconoce una
serie de derechos inviolables que le son inherentes.
Hablábamos de la capacidad jurídica, como la aptitud para ser titular de derechos y de obligaciones, y decíamos
que esta capacidad la tienen todas las personas por el mero hecho de serlo. Pero que no todas las personas tienen
el pleno ejercicio de su capacidad jurídica, pues esa plenitud llega cuando se alcanza la mayoría de edad, siempre
que no se sufra alguna discapacidad que la limite o restrinja.
Por tanto, uno de los factores que influyen en el ejercicio de la capacidad jurídica de las personas es la edad, a la
que podemos definir como una cualidad objetiva de la persona que escalona y modula el ejercicio de su capacidad
jurídica y su responsabilidad.
El ordenamiento jurídico regula el ejercicio de la capacidad jurídica de las personas en función de su edad, porque
considera que no se tiene la misma capacidad durante la infancia que durante la juventud o la madurez.
Tanto la Constitución como el resto de normas del ordenamiento jurídico consideran que a los 18 años, una persona
es mayor de edad. Y consideran que las personas que han alcanzado esa mayoría de edad tienen suficiente
madurez psíquica para entender y querer, para comprender el sentido de las cosas y adoptar decisiones de forma
autónoma y responsable.
Por el contrario, hasta que no se alcanzan los 18 años, el ordenamiento jurídico entiende que una persona no tiene
plena madurez psíquica y, por eso, no le atribuye pleno ejercicio de la capacidad jurídica.

2.- LA MAYOR EDAD


La mayor edad es un estado civil de la persona que otorga a éste la plena independencia personal y la plena
capacidad jurídica para todos los actos de la vida civil, tanto para regir su persona como para administrar y disponer
de sus bienes, haciéndole responsable de sus actos.
Por eso el artículo 246 del Código Civil establece que “el mayor de edad puede realizar todos los actos de la vida
civil, salvo las excepciones establecidas en casos especiales por este Código”.
La mayoría de edad se alcanza a los 18 años cumplidos. Así lo establecen el artículo 240 del Código Civil y el
artículo 12 de la Constitución española.
Para el cómputo de los años de la mayoría de edad se incluirá completo el día del nacimiento (artículo 240 del
CC). Por tanto, cualquiera que sea la hora del día en que se nació, tal día se computa completo; y los 18 años, o
cualquier otra edad, se entienden cumplidos desde el inicio mismo del día del aniversario de nacimiento.

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3.- LA REPRESENTACIÓN
Las personas mayores de edad y con plenitud de ejercicio de la capacidad jurídica se suelen desenvolver en la
vida civil por sí mismos, es decir, en su propio nombre y derecho. De esta forma ejercitan por sí mismos derechos,
asumen obligaciones, adquieren, administran y disponen de sus bienes, etc.
Pero no es inusual que por razones de comodidad, seguridad o confianza una persona actúe en el tráfico a través
de otra persona. Esta última persona actuará entonces como representante de la primera.
La representación es una institución a través de la cual, el representante, se encuentra autorizada para actuar en
el tráfico jurídico en nombre del representado, de forma que lo realizado por el representante en nombre del
representado vincula u obliga a éste último como si lo hubiera hecho por sí mismo.
La principal clasificación de la representación es la que distingue entre la representación legal y la representación
voluntaria. La representación legal es la que viene establecida por la ley en determinados supuestos.
Por ejemplo, los padres ostentan la representación legal de sus hijos menores de edad no emancipados (artículo
162 del Código Civil). O el caso del representante de una persona que se encuentra en paradero desconocido y
ha sido declarada ausente, como veremos más adelante.
La representación voluntaria existe cuando una persona que tiene pleno ejercicio de la capacidad jurídica otorga
a otra persona un poder para que actúe en su nombre en el tráfico jurídico. Ese poder puede ser especial o general.
Será especial el poder cuando se otorga la representación para un asunto concreto (por ejemplo, para que el
representante pueda vender en nombre del representado una casa que este tiene en Segovia). Será general
cuando por dicho poder se autorice al representante para gestionar todos los asuntos y negocios del representado.
Estos poderes voluntarios se suelen otorgar ante un Notario.
La representación voluntaria, a través del otorgamiento de un poder, se puede revocar en cualquier momento por
el representado, es decir, por la persona que otorgó el poder en favor de otra persona para que ésta le representara.
De esta forma, la representación queda extinguida o sin efecto.
La muerte del representado, de la persona que otorgó el poder, o la muerte del representante, también extinguen
la representación. De esta forma, muerto el que otorga el poder, el representante ya no podrá actuar en su nombre
y lo que así hiciera no tendría validez.
En materia de contratos, el artículo 1.259 del Código Civil hace referencia a esos dos tipos de representación
cuando señala que “ninguno puede contratar a nombre de otro sin estar por éste autorizado o sin que tenga por
ley su representación legal.”
Pero, ¿qué ocurre si una persona celebra un contrato a nombre de otro sin tener la representación voluntaria o
legal del mismo?. La respuesta nos la da el artículo 1.259 del CC cuando indica que el contrato celebrado a nombre
de otro por quien no tenga su autorización o representación legal será nulo.
No obstante, ese mismo artículo del Código Civil permite subsanar esa falta de representación a través de la
ratificación de la persona representada sin su autorización. Por ejemplo, si Juan vende a María una casa que es
de Pedro sin tener autorización de éste último, la venta es nula. Pero si Pedro se entera de que Juan ha vendido
su casa, está conforme con la venta y ratifica a posteriori lo hecho por Juan, entonces la venta será válida.

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4.- LA MENOR EDAD
Podemos definir la menoria de edad como un estado civil. En esa fase de la vida, el menor de edad tiene capacidad
jurídica, pero tiene limitado el pleno ejercicio de esa capacidad jurídica y, está sujeto a instituciones de protección
y apoyo como la patria potestad, la tutela, el defensor judicial o la guarda de hecho.
El menor de edad no deja de ser persona y, por eso, tiene reconocido un amplísimo elenco de derechos que se
recogen, básicamente, en la siguiente normativa:
1.- A nivel internacional, en la Declaración de los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General de la ONU
el 20 de noviembre de 1959, ratificada por España.
2.- A nivel del derecho interno español existen dos normas básicas:
- La Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección Jurídica del Menor.
- La Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia.
Entre los derechos reconocidos a los menores de edad en la Ley Orgánica 1/1996, de 15 de enero, de Protección
jurídica del Menor, están los siguientes:
- Derecho a que su interés superior sea valorado y considerado como primordial en todas las acciones y decisiones
que le conciernen, tanto en el ámbito público como privado.
- Derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen
- Libertad de expresión y reunión
- Derecho a ser oído y escuchado en todas las decisiones que le afecten, antes de ser adoptadas, si tuviere
suficiente juicio.
No obstante los anteriores derechos, lo que caracteriza la situación de minoría de edad de una persona son,
esencialmente, dos circunstancias:
- 1a.- Tiene limitado el ejercicio de su capacidad jurídica para realizar actos de la vida civil, por considerar el
ordenamiento jurídico que carece de la suficiente madurez psíquica para comprender el alcance de sus actos y
tomar por sí solo decisiones.
- 2a.- Está sujeto a instituciones de protección, ayuda o apoyo, que vienen a suplir esa falta de plenitud de ejercicio
de su capacidad jurídica, como son la patria potestad de los padres, la tutela, la guarda de hecho o el defensor
judicial.
A) Sujeción del menor de edad a instituciones jurídicas de protección, ayuda y apoyo: Patria potestad, tutela,
defensor judicial, guarda de hecho.
Durante la minoría de edad, la persona menor de edad puede estar sujeta:
A la patria potestad de los padres.
Durante la minoría de edad de los hijos, los padres tienen obligación de velar por ellos, alimentarlos, educarlos y
procurarles una formación integral. Además, los padres son los que legalmente representan a sus hijos menores
y se encargan de administrar sus bienes si los tuvieran (artículo 154 CC).
La patria potestad se ejerce conjuntamente por ambos padres o progenitores del hijo menor. En determinados
casos los padres necesitan autorización judicial para hacer algo que afecta al menor, como vender los bienes del
menor.

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En caso de desacuerdo en el ejercicio de esa patria potestad, será el Juez quien decida sobre determinadas
cuestiones que puedan afectar al menor, teniendo siempre en cuenta su interés superior
Los padres tienen la obligación de oír a sus hijos menores, si éstos tienen suficiente madurez, antes de adoptar
decisiones que les afecten.

A tutela
Según el artículo 199 del Código Civil, quedarán sujetos a tutela:
1.- Los menores de edad no emancipados que se encuentren en situación de desamparo.
Según el artículo 172 del CC, están en situación de desamparo los menores no emancipados cuando quedan
privados de la necesaria asistencia moral o material a causa del incumplimiento o del imposible o inadecuado
ejercicio de los deberes de protección establecidos por las leyes para la guarda de los menores. En estos casos,
asume la tutela del menor por ministerio de la ley la entidad pública encargada de la protección de menores en el
territorio del que se trate, recibiendo el nombre de tutela legal.
2.- Los menores de edad no emancipados no sujetos a patria potestad.
Es la situación en la que se encuentra un menor, bien porque no tiene padres, o bien porque los padres han sido
privados del ejercicio de la patria potestad.
En estos casos, la autoridad judicial nombra un tutor al menor, que asumirá funciones y deberes muy similares a
las que tienen atribuidas los padres que ejercen la patria potestad sobre sus hijos menores. El cargo de tutor lo
asumirá normalmente un pariente cercano del menor.
El tutor debe velar por el menor, representarlo y administrar sus bienes. Ejerce su cargo bajo la supervisión del
Juez y del Ministerio Fiscal, y para hacer determinados actos que afecten al menor tutelado debe pedir y obtener
autorización judicial previa.

Defensor judicial del menor


Se trata de una figura jurídica de protección y ayuda del menor regulada en los artículos 235 y 236 del CC. Se
nombrará judicialmente un defensor judicial del menor en los siguientes casos:
1. Cuando en algún asunto exista conflicto de intereses entre los menores y sus representantes legales, salvo en
los casos en que la ley prevea otra forma de salvarlo.
2. Cuando, por cualquier causa, el tutor no desempeñe sus funciones, hasta que se designe otra persona.
3. Cuando el menor emancipado requiera el complemento de capacidad previsto en los artículos 247 y 248 y a
quienes corresponda prestarlo no puedan hacerlo o exista con ellos conflicto de intereses.
El defensor judicial del menor, debe ejercer su cargo en interés del menor, de acuerdo con su personalidad y sus
derechos.

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La Guarda de hecho del menor
Es una institución de protección, ayuda y apoyo al menor regulada en los artículos 237 y 238 del CC.
Tiene lugar cuando una persona se hace cargo del cuidado de un menor sin tener obligación legal de hacerlo y sin
haber recibido un nombramiento oficial al efecto. La guarda de hecho suele aparecer cuando faltan los padres o
no se ha nombrado un tutor al menor, o bien porque aunque existan los padres o el tutor no ejerzan sus deberes
y funciones.
Un caso de guarda de hecho lo representa, por ejemplo, una abuela que se hace cargo y cuida de su nieto porque
los padres no lo hacen. La abuela asume los cuidados del menor como si tuviera patria potestad sobre él o fuera
la tutora. Pero, ¿qué ocurre si la autoridad judicial tiene conocimiento de que se está produciendo una situación de
guarda de hecho en relación con un menor?. La respuesta nos la da el artículo 237 del CC:
- La autoridad judicial podrá requerir al guardador de hecho para que informe de la situación de la persona y los
bienes del menor y de su actuación en relación con el menor, pudiendo establecer las medidas de control y
vigilancia que considere oportunas.
- Cautelarmente, mientras se mantenga la situación de guarda de hecho y hasta que se constituya la medida de
protección adecuada,la autoridad judicial podrá otorgar facultades tutelares a los guardadores. Igualmente se
podrá constituir un acogimiento temporal, siendo acogedores los guardadores.
- El guardador de hecho podrá promover la privación o suspensión de la patria potestad, remoción de la tutela o el
nombramiento de tutor.
B) Limitaciones o restricciones del ejercicio de la capacidad jurídica del menor
El ordenamiento jurídico en general, y el Código Civil en particular, no regulan de forma ordenada y detallada qué
puede hacer o qué no puede hacer el menor de edad por sí sólo o con la asistencia de sus representantes o
asistentes.
No obstante, el artículo 2 de la Ley de Protección Jurídica del menor de 1996 establece que las limitaciones a la
capacidad jurídica de los menores se interpretarán de forma restrictiva.Es por ello que el ordenamiento jurídico
deja cierto margen de maniobra a los menores. Por ejemplo:
- En materia de consentimiento para celebrar válidamente contratos, el artículo 1.263 del CC señala que los
menores de edad no emancipados podrán celebrar aquellos contratos que las leyes les permitan realizar por sí
mismos o con la asistencia de sus representantes y los relativos a bienes y servicios de la vida corriente propios
de su edad de conformidad con los usos sociales.
Ejemplo: es válida la compraventa que realiza un menor respecto de un balón, o unos zapatos deportivos que le
gustan, etc

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- El mayor de 14 años puede otorgar testamento, excepto el testamento ológrafo,el escrito de puño y letra por el
testador.
- El consentimiento previamente informado, para una intervención médica que entrañe un cierto riesgo, puede
prestarlo por sí el paciente cuando es un menor emancipado o mayor de 16 años.
- Fuera del supuesto anterior, el consentimiento lo deberán prestar por representación los padres o tutores del
menor, pero éste siempre tiene que ser escuchado cuando tenga suficiente madurez.
- Si los padres o tutores del menor se niegan a prestar el consentimiento respecto de los tratamientos médicos
necesarios para salvaguardar la vida o integridad física o psíquica del menor, entonces las autoridades sanitarias
tienen obligación de ponerlo en conocimiento del Juez, que será el que decida lo que sea más conveniente para
el menor
- En materia de aborto, las mujeres podrán interrumpir voluntariamente su embarazo a partir de los 16 años, sin
necesidad del consentimiento de sus representantes legales.
En el caso de las menores de 16 años, además de que la menor sea oída y escuchada en sus deseos, la
interrupción voluntaria de su embarazo requerirá el consentimiento de sus representantes legales.
- En materia laboral, el Estatuto de los Trabajadores prohíbe la admisión al trabajo a los menores de dieciséis años.
Se prohíbe realizar horas extraordinarias a los menores de dieciocho años. La intervención de los menores de
dieciséis años en espectáculos públicos sólo se autorizará en casos excepcionales por la autoridad laboral, siempre
que no suponga peligro para su salud ni para su formación profesional y humana. El permiso deberá constar por
escrito y para actos determinados.
El menor mayor de 16 años que viva de forma independiente de sus padres, con consentimiento de éstos, puede
celebrar válidamente por él sólo un contrato de trabajo.
- En el ámbito de la responsabilidad del menor, lo normal es que el ordenamiento jurídico no haga responsables
de sus actos a los menores, precisamente debido a esa insuficiente madurez psíquica y, consiguientemente, a que
no tiene suficientemente forjada la conciencia y la voluntad. No obstante, lo anterior:
- El mayor de 14 años y menor de 18 puede ser declarado penalmente responsable de los delitos que cometa, si
bien a través de una jurisdicción especializada que es la jurisdicción de menores, a través de medidas correctoras.
- Los padres y tutores de los menores son responsables civiles por los daños que causen a terceros los menores
que estén bajo su potestad o guarda, y también son responsables de las consecuencias civiles derivadas de los
delitos que cometan ( artículo 1903 CC).
*** Tener en cuenta que los menores de edad no emancipados sometidos a la patria potestad de los padres o a la
tutela, tienen el deber de obedecer a sus padres o tutores y respetarles siempre.
Cuando un menor de edad presenta problemas graves de conducta, es posible que la autoridad judicial autorice
su ingreso obligatorio en un centro de protección específico como medida terapéutica adoptada en su beneficio
(artículo 778 bis de la LEC).
No pueden contraer matrimonio los menores de edad no emancipados (artículo 46 CC). Los mayores de 16 años
pueden pedir al juez la emancipación respecto de sus padres o tutores (art. 244 del CC)

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En el ámbito sanitario, hay que estar a lo establecido en la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora
de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica,
según la cual:

5.- LA EMANCIPACIÓN (Artículos 239 a 248 del CC)


Se entiende por emancipación aquel estado civil por el cual una persona menor de edad, pero mayor de 16 años,
queda autorizado para regir su persona y bienes como si fuera mayor de edad, aunque con ciertas restricciones.
Además, cuando el menor se emancipa queda desligado de las instituciones de protección a las que estuviera
sometido.

VÍAS PARA LLEGAR A LA EMANCIPACIÓN


Según el Código Civil, la emancipación tiene lugar cuando se alcanza la mayor edad, es decir, los 18 años
cumplidos. Pero además la emancipación puede tener lugar, una vez que el menor ha cumplido los 16 años, por
los siguientes motivos:
1. Por concesión de los que ejerzan la patria potestad (artículo 241 CC).
Para que tenga lugar esta emancipación se requiere:
- Que el menor tenga dieciséis años cumplidos y que la consienta.
- Que la concesión por quienes ejerzan la patria potestad se otorgue por escritura pública ante Notario o por
comparecencia ante el Juez encargado del Registro Civil.
La concesión de la emancipación ha de inscribirse en el Registro Civil, no produciendo entre tanto efecto contra
terceros. Pero la emancipación no inscrita es eficaz, porque la inscripción no tiene carácter constitutivo. Una vez
concedida este tipo de emancipación, no puede ser revocada.
2. Por concesión judicial (artículo 244 CC).
El Juez de Primera Instancia del domicilio del menor podrá conceder la emancipación de los hijos mayores de
dieciséis años. Para ello se requiere que lo pida el hijo mayor de 16 años y que sean previamente oídos los padres
y, además, que concurra alguna de las siguientes circunstancias:
1.a Cuando quien ejerce la patria potestad esté casado o viva con otra persona distinta del otro progenitor.
2.a Cuando los padres vivieran separados.
3.a Cuando concurra cualquier causa que entorpezca gravemente el ejercicio de la patria potestad.
3.- Por concesión judicial del beneficio de la mayor edad
Para ello se requiere que el menor que solicita esta concesión tenga 16 años y esté sujeto a tutela, y ha de informar
previamente al Ministerio Fiscal.
4.- Emancipación por vida independiente del menor
El artículo 243 del CC reputa para todos los efectos como emancipado al hijo mayor de dieciséis años que con el
consentimiento de los padres viviere independientemente de éstos.

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En este caso, los padres podrán revocar este consentimiento previamente prestado cuando dicha revocación
redunde en beneficio del menor. Por vida independiente ha de entenderse no sólo que el menor mayor de 16 años
viva separado físicamente de los padres, sino que además es preciso que goce de una mínima independencia
personal y económica, por tener un oficio o profesión, de forma que se hace innecesaria la patria potestad. Es un
supuesto de emancipación de hecho.

EFECTOS Y RESTRICCIONES DE LA EMANCIPACIÓN


El artículo 247 del CC señala que la emancipación habilita al menor para regir su persona y bienes como si fuera
mayor de edad. Además, el menor emancipado podrá por sí solo comparecer en juicio.
Pero este mismo artículo, establece una serie de restricciones al ejercicio de la capacidad jurídica del menor
emancipado, porque hasta que llegue a la mayor edad no podrá, sin el consentimiento de sus padres o de su
defensor judicial:
- Tomar dinero a préstamo,
- Firmar bienes inmuebles y establecimientos mercantiles o industriales u objetos de extraordinario valor. Para
realizar esos actos, por tanto, el menor emancipado requiere el complemento del consentimiento de sus padres o
defensor judicial que haya sido designado al efecto (artículo 235-3 CC), como garantía legal establecida en
beneficio del emancipado, evitándose perjuicios patrimoniales o engaños.
En el caso de que el menor emancipado realice dichos actos sin el complemento de consentimiento, el negocio
será anulable, como ocurre con los casos en que un menor de edad no emancipado celebra un negocio para el
que no puede por si solo prestar consentimiento.
El artículo 248 del CC establece un supuesto especial para el caso de que el menor de edad emancipado estuviera
casado. En este caso, para que el menor emancipado casado pueda enajenar o gravar bienes inmuebles,
establecimientos mercantiles u objetos de extraordinario valor que sean comunes, basta si es mayor de edad el
otro cónyuge, el consentimiento de los dos; si también es menor, se necesitará, además, el de los padres o
defensor judicial de uno y otro.
A lo largo del Código Civil se establecen otra serie de restricciones a la capacidad del menor emancipado. Así:
- El menor emancipado no puede ser tutor ni curador
- No puede ser defensor del desaparecido ni representante del ausente
- No puede otorgar testamento ológrafo
- No puede aceptar ni repudiar por sí solo una herencia
Se debe tener en cuenta que la emancipación habilita al menor emancipado para regir su persona y bienes como
si fuera mayor de edad desde el plano estrictamente civil, pero eso no le equipara a todos los efectos al mayor de
edad, ni mucho menos. Así, por ejemplo:
- El menor emancipado no es considerado mayor de dieciocho años a efectos penales, de manera que si el menor
emancipado comete un delito antes de alcanzar los 18 años de edad, será juzgado por la jurisdicción de menores.

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- El menor emancipado no es considerado mayor de dieciocho años a efectos, por ejemplo, de obtener
determinadas licencias administrativas, como por ejemplo el carnet de conducir de la clase B (turismos), pues la
norma exige para obtenerlo tener 18 años cumplidos.
- El menor emancipado no es considerado mayor de 18 años a efectos de sufragio activo y pasivo, pues para votar
en elecciones generales, autonómicas o locales, se exige tener cumplidos los 18 años de edad, es decir, ser mayor
de edad.

6.- EL PARENTESCO
El parentesco es el vínculo familiar que existe entre dos personas por consanguinidad, por afinidad (con la familia
consanguínea del cónyuge), por adopción, por matrimonio o por otra relación estable de análoga afectividad
reconocida por la ley.

Tipos de parentesco
1.- Parentesco por consanguinidad
Es la relación que existe entre aquellas personas que están unidas por un vínculo de sangre. Para saber la
proximidad de parentesco por consanguinidad que existe entre dos personas hay que estar a lo establecido en los
artículos 915 a 919 del Código Civil, donde se regula la llamada sucesión intestada, la sucesión hereditaria de
quien no ha hecho testamento.
La proximidad del parentesco se determina por el número de generaciones que separan a los dos parientes, y se
mide en grados, de forma que cada generación forma un grado. La serie de grados forma la línea.
La línea puede ser directa o colateral.
La línea directa es la constituida por la serie de grados entre personas que descienden una de otra (Abuelos,
padres, hijos)
La línea colateral es la constituida por la serie de grados entre personas que no descienden unas de otras, pero
que proceden de un tronco común (hermanos, tíos, primos).
Se distingue la línea directa o recta en descendente y ascendente.
La línea descendente une al cabeza de familia con los que descienden de él. La línea ascendente liga a una
persona con aquellos de quienes desciende.
Para conocer el grado de parentesco entre dos personas para la finalidad que sea, se ha de realizar un cómputo
de la siguiente manera:
En las líneas se cuentan tantos grados como generaciones o como personas, descontando la del progenitor.
En la recta se sube únicamente hasta el tronco. Así, el hijo dista del padre un grado, dos del abuelo y tres del
bisabuelo. En la colateral se sube hasta el tronco común y después se baja hasta la persona con quien se hace la
computación. Por esto, el hermano dista dos grados del hermano, tres del tío, cuatro del primo hermano y así en
adelante.

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Parentesco por afinidad
Es el vínculo familiar que se establece entre un cónyuge y sus familiares consanguíneos, con el otro cónyuge y los
familiares consanguíneos de éste (padres-suegros; hermanos-cuñados; tíos-sobrinos).
Una persona es pariente por afinidad de todos los parientes consanguíneos de su cónyuge en la misma línea y
grado que el cónyuge lo es de ellos por consanguinidad.
Ejemplo: yo soy pariente por afinidad de primer grado del padre y madre de mi esposa (que serán mi
suegro/suegra); mi esposa es pariente por afinidad de primer grado de mi padre y de mi madre, que son sus
suegros.Otro ejemplo: Yo soy pariente por afinidad de segundo grado del hermano de mi esposa (será mi cuñado)
y él de mi. Mi hermana es pariente por afinidad de segundo grado de mi esposa (son cuñadas).
Parentesco civil
Es el derivado de la adopción. La adopción, una vez constituida, da lugar a una relación de filiación entre adoptante
y adoptado idéntica a la filiación por naturaleza. La adopción crea un parentesco entre éste y la familia del
adoptante exactamente igual que si la filiación fuera natural o por nacimiento.

Parentesco derivado de una relación afectiva análoga a la conyugal


Es el parentesco que, para algunos efectos legales, se da en las parejas de hecho serias, duraderas, exteriorizadas
y con vocación de permanencia.

**** El parentesco, y el grado de parentesco, tiene mucha relevancia desde el punto de vista moral, familiar y legal.
Así, por ejemplo:
El parentesco está relacionado con la obligación de prestar alimentos a aquéllos parientes que lo precisen (artículo
142 y siguientes del CC).
El grado de parentesco puede influir a la hora de contraer matrimonio, porque no pueden contraer matrimonio entre
sí los parientes en línea recta por consanguinidad o adopción (abuelos, padres, hijos), ni los colaterales por
consanguinidad hasta el tercer grado (hermanos), según el artículo 47 del CC.
En materia de derechos hereditarios el parentesco es fundamental, tanto si hay testamento como si no lo hay, a la
hora de determinar quiénes son los herederos de una persona y el carácter de los mismos (si son herederos
forzosos o no lo son).
En materia penal, el parentesco puede actuar como agravante o atenuante del hecho delictivo cometido, y también
como excusa absolutoria en los delitos patrimoniales no violentos entre parientes (ejemplo, hurto).
También en materia penal, el parentesco puede influir en la calificación penal de los hechos, sobre todo en el
ámbito de la violencia doméstica o de género.

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Tema 9. _ Las personas con discapacidad y las medias de apoyo

1.- La capacidad jurídica de las personas físicas y las personas con discapacidad.
En anteriores temas ya dijimos que la capacidad jurídica es la aptitud para ser titular de derechos y de obligaciones,
y que esta capacidad la tienen todas las personas por el mero hecho de serlo.
Sin embargo, no todas las personas tienen la misma capacidad para adquirir y ejercitar derechos o asumir
obligaciones de forma voluntaria y autónoma. No todas las personas tienen plenitud de ejercicio de su capacidad
jurídica, bien por su edad (por no haber alcanzado la mayoría de edad) o bien porque aunque sean mayores de
edad sufren alguna deficiencia física, psíquica o sensorial persistente que les impide ejercer por sí mismos, de
manera totalmente autónoma, los derechos que comporta esa capacidad jurídica.
La Ley 8/2021, de 2 de junio, no establece una definición de persona con discapacidad.
El Real Decreto-Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre, por el que se aprueba el Texto Refundido de los derechos
de las personas con discapacidad y su inclusión social, considera personas con discapacidad aquellas que
presentan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales, previsiblemente permanentes que, al
interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de
condiciones con los demás.
El autogobierno es la capacidad que tiene la persona para velar por sí misma, por sus intereses personales y
económicos, y para ejercer con responsabilidad sus derechos y deberes.
La pérdida de autogobierno en una persona se manifiesta cuando esa persona tiene alteradas sus capacidades
cognitivas ( la capacidad de conocer y comprender la realidad y las consecuencias de sus actos u omisiones ) y
volitivas ( la capacidad de decidir por sí mismo de forma responsable y libre ).
Hay distintos grados de pérdida de autogobierno:
- El grado mínimo supone que la persona tiene cierta capacidad de desenvolvimiento doméstico, social y de
administración económica.
- El grado máximo, supone carencia total de autonomía personal y económica, necesitando la supervisión y
asistencia continuada de otra persona como medida de apoyo.
Cuando una persona sufre una pérdida total o parcial de esa capacidad de autogobierno, debido fundamentalmente
a un padecimiento persistente de carácter psíquico, se le considera como una persona con discapacidad y,
entonces, para que no sufra merma de derechos y pueda ejercer con plenitud su capacidad jurídica, se le
proporcionan medidas de ayuda y apoyo.
A título de ejemplo, como padecimientos psíquicos más comunes que pueden afectar en mayor o menor grado a
la capacidad de autogobierno de una persona están:
La oligofrenia ( enfermedad que afecta a la personalidad y a la inteligencia ). La demencia degenerativa ( Alhzeimer)
Ciertos trastornos, como el trastorno bipolar maniaco-depresivo, que combina estados de euforia y de
superactividad con estados de pasividad, depresión y pesimismo.

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Trastornos relacionados con el consumo y la adicción al alcohol o a sustancias estupefacientes o drogas tóxicas.
Los trastornos psicóticos. En ellos el enfermo carece de capacidad para realizar un juicio de la realidad. El trastorno
psicótico más representativo es la esquizofrenia (en ella el afectado tiene ideas delirantes, pérdida del sentido de
la identidad, alucinaciones de tipo auditivo, apatía y aislamiento interior).

2.- Antecedentes legislativos y la nueva Ley 8/2021, de 2 de junio.-


El artículo 49 de la Constitución española establece que los poderes públicos realizarán una política de previsión,
tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la
atención especializada que requieran y los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que la
Constitución otorga a todos los ciudadanos.
Por su parte, la Convención Internacional de Nueva York de 13 de diciembre de 2006, sobre los derechos de las
personas con discapacidad, de la que España forma parte, señala en su artículo 1 que su propósito es promover,
proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades
fundamentales por todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente.
Una persona con discapacidad no debe sufrir merma de derechos como consecuencia de ello, todo lo contrario.
Es así como la Convención recoge una serie de derechos de las personas con discapacidad tales como:
- Derecho de acceso a la justicia
- Libertad y seguridad
- Protección contra la tortura
- Protección contra la explotación, la violencia y el abuso
- Protección de la integridad personal
- Derecho a vivir de forma independiente y a ser incluido en la comunidad
- Libertad de expresión y de opinión, al honor y la intimidad
- Derecho a la salud, al trabajo, al empleo, a la rehabilitación
- Participación en la vida política y pública, en las actividades culturales y de ocio
Y el artículo 3 de la referida Convención recoge los siguientes principios:
a) El respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar las propias decisiones,
y la independencia de las personas; b) La no discriminación; c) La participación e inclusión plenas y efectivas en
la sociedad; d) El respeto por la diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad como parte de la
diversidad y la condición humanas; e) La igualdad de oportunidades; f) La accesibilidad; g) La igualdad entre el
hombre y la mujer; h) El respeto a la evolución de las facultades de los niños y las niñas con discapacidad y de su
derecho a preservar su identidad.

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La Ley 8/2021, de 2 de julio, por la que se reforma la legislación civil y procesal para el apoyo de las personas con
discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica, ha supuesto una revolución en lo concerniente al tratamiento
legal de las personas con discapacidad, y se ha dictado precisamente para adaptar la normativa española interna
a la Convención Internacional antes mencionada. Antes de la Ley 8/2021, de 2 de junio, ya se habían producido
modificaciones legislativas de alcance en relación con las personas con discapacidad y en beneficio de éstas. Así:
- La Ley Orgánica 2/2018, de 5 de diciembre, modificó la Ley Electoral General para garantizar el derecho de
sufragio de todas las personas con discapacidad. Por esta ley se han suprimieron las limitaciones del derecho de
sufragio (derecho a votar) que antes era posible establecer en las sentencias judiciales que declaraban la
incapacidad de una persona. Además, a través de esta reforma se garantizó que toda persona pudiera ejercer su
derecho de sufragio activo, consciente, libre y voluntariamente, cualquiera que fuera su forma de comunicarlo y
con los medios de apoyo que requiera.
- La ley Orgánica 2/2020, de 16 de Diciembre, prohibió en España la esterilización forzada o no consentida de
personas con discapacidad. Y es que, con anterioridad a esa ley, nuestras leyes permitían la esterilización de
personas con discapacidad si mediaba autorización judicial.
Sin embargo, esas reformas no eran suficientes. No eran suficientes porque antes de que la Ley 8/2021 entrara
en vigor, el Código Civil contemplaba causas de incapacitación de las personas y permitía que una sentencia
judicial declarara incapaz a una persona, total o parcialmente, para gobernar su persona y sus bienes. Así, el
antiguo artículo 200 del CC establecía que son causas de incapacitación “las enfermedades o deficiencias
persistentes, de carácter físico o psíquico, que impidan a la persona gobernarse por sí misma”. Y el antiguo artículo
199 del CC indicaba que “nadie puede ser declarado incapaz sino por sentencia judicial en virtud de las causas
establecidas por la ley”. Si una persona era declarada incapaz por sentencia judicial, normalmente se le sometía
a tutela y su voluntad era suplida por el tutor, que actuaba en su representación y administraba sus bienes. El tutor
actuaba por el incapaz en todos los órdenes de la vida, sin necesidad de atender a la voluntad y deseos de la
persona incapacitada.
Después de que ha entrado en vigor la Ley 8/2021, de 2 de junio, se han eliminado las causas de incapacitación
de las personas porque, a partir de ella, ninguna persona puede ser declarada incapaz o incapacitada, ni se le
puede privar de derechos. De esta forma, si una persona sufre una discapacidad que merma el ejercicio de su
capacidad jurídica, ya no se suplen su voluntad y deseos con la intervención del tutor, sino que se pueden
establecer voluntariamente o proveerle de medidas de ayuda y apoyo para que ejerza por sí mismo su capacidad
jurídica en la medida de lo posible.
En definitiva, en el nuevo sistema introducido por la Ley 8/2021 en vez de sustituir la voluntad de la persona con
discapacidad en la toma de decisiones que le afectan, se respeta su voluntad, deseos y preferencias con carácter
general.

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3.- Las medidas de apoyo a las personas con discapacidad para el ejercicio de su capacidad jurídica.
Disposiciones generales. -
Las medidas de apoyo no son un fin en si mismas. Representan un medio para hacer posible el ejercicio de la
capacidad jurídica en condiciones de igualdad por parte de las personas con discapacidad, y también para
promocionar su autonomía.
Las disposiciones generales de las medidas de apoyo se regulan en los artículos 249 a 253 del Código Civil.

A) Finalidad de las medidas de apoyo


En el artículo 249 del CC se recoge la finalidad de las medidas de apoyo al establecer que tienen por finalidad
permitir a las personas con discapacidad el desarrollo pleno de su personalidad y su desenvolvimiento jurídico en
condiciones de igualdad. Estas medidas de apoyo deberán estar inspiradas en el respeto a la dignidad de la
persona y en la tutela de sus derechos fundamentales.
Las personas que requieren apoyos en el ejercicio de su capacidad jurídica sufren una discapacidad intelectual o
una discapacidad psicosocial que tiene especial incidencia en el proceso de toma de decisiones y por ello la
finalidad fundamental del apoyo que le preste otra persona es procurar que la persona con discapacidad pueda
desarrollar su proceso de toma de decisiones, informándola, ayudándola en su comprensión y facilitándole que
pueda expresar su voluntad, sus preferencias y deseos.

B) Principios rectores de las medidas de apoyo


Se recogen en el artículo 249 del CC y son los principios de necesidad y proporcionalidad.
Significan esos principios que los apoyos sólo se deben prestar si la persona con discapacidad los necesita y, si
los necesita, se han de prestar en armonía con su situación y circunstancias concretas.
En tal sentido, las personas que presten apoyo deberán actuar atendiendo a la voluntad, deseos y preferencias de
quien lo requiera. Y sólo en casos excepcionales, cuando no sea posible determinar la voluntad, deseos y
preferencias de la persona con discapacidad, las medidas de apoyo podrán incluir funciones representativas (son
los casos más graves de discapacidad, en que la conciencia y voluntad de la persona están muy mermadas). En
este caso, en el ejercicio de esas funciones se deberá tener en cuenta la trayectoria vital de la persona con
discapacidad, sus creencias y valores, así como los factores que ella hubiera tomado en consideración, con el fin
de tomar la decisión que habría adoptado la persona en caso de no requerir representación.

C) Clases de medidas de apoyo


El artículo 250 del CC recoge la clasificación de las medidas de apoyo de acuerdo con la nueva regulación,
distinguiendo entre medidas formales y medidas informales. Dentro de las medidas formales están las medidas
voluntarias y las medidas judiciales. La preferencia entre las medidas de apoyo es la siguiente:
-Serán preferentes las medidas voluntarias de apoyo sobre las medidas informales y las medidas judiciales.
-Serán preferentes las medidas informales de apoyo (la guarda de hecho) sobre las medidas judiciales, de manera
que si las medidas informales son suficientes y eficaces no será necesario establecer medidas judiciales de apoyo.

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Medidas de apoyo formales
Son aquellas que precisan para su adopción la observancia de las prescripciones legales establecidas al efecto,
son susceptibles de controles y salvaguardas, y se inscriben en el Registro Civil para que puedan ser conocidas
por terceros. Dentro de estas medidas están:

1.-Las medidas de apoyo voluntarias


- La llamada medida de autoapoyo
- Los poderes y mandatos preventivos 2. Las medidas de apoyo judiciales
- La curatela
- El defensor judicial
Medidas de apoyo informales
Son aquellas que implican una situación de hecho, en la que los apoyos a la persona con discapacidad se prestan
de manera natural, a través de personas de su entorno familiar, social o comunitario. (Ejemplo: los hijos respecto
de sus padres mayores).
La medida informal de apoyo por excelencia es la Guarda de hecho. Cuando esta medida se muestra suficiente y
eficaz, no será precisa ninguna otra medida (artículo 250 del CC).

D) Las personas que prestan las medidas de apoyo


La función de las medidas de apoyo consistirá en asistir a la persona con discapacidad en el ejercicio de su
capacidad jurídica en los ámbitos en los que sea preciso. Pero la nueva regulación rechaza visiones paternalistas
de las personas con discapacidad. Éstas son las dueñas de su voluntad y destino; sus posibles mermas no deben
ser sustituidas por la voluntad de otro, sino reforzarlas con medidas de apoyo en la toma de sus propias decisiones,
respetando su voluntad, deseos y preferencias.
El artículo 250 del CC señala que “al determinar las medidas de apoyo se procurará evitar situaciones en las que
se puedan producir conflictos de intereses o influencia indebida”.
Y ese mismo artículo añade que “no podrán ejercer ninguna de las medidas de apoyo quienes, en virtud de una
relación contractual, presten servicios asistenciales, residenciales o de naturaleza análoga a la persona que precisa
el apoyo”. Por su parte, el artículo 251 del CC prohíbe a quien desempeñe una medida de apoyo:
1.Recibir liberalidades de la persona que precisa el apoyo o de sus causahabientes, mientras que no se haya
aprobado definitivamente su gestión, salvo que se trate de regalos de costumbre o bienes de escaso valor.
2.Prestar medidas de apoyo cuando en el mismo acto intervenga en nombre propio o de un tercero y existiera
conflicto de intereses.
3.Adquirir por título oneroso bienes de la persona que precisa el apoyo o transmitirle por su parte bienes por igual
título.

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En las medidas de apoyo voluntarias estas prohibiciones no resultarán de aplicación cuando el otorgante las haya
excluido expresamente en el documento de constitución de dichas medidas.
Por último, el artículo 253 del CC regula el supuesto en que quien presta el apoyo es la Administración pública. Se
da cuando una persona precisa de medidas de apoyo para el ejercicio de su capacidad jurídica de manera urgente
y carece de un guardador de hecho que le ayude y apoye, es decir, se encuentra en una situación de cierta
vulnerabilidad y sin los apoyos familiares o sociales que precisa (por ejemplo, una persona indigente con
padecimientos de tipo psíquico-social).
En estos casos, el artículo 253 del CC señala que cuando una persona se encuentre en una situación que exija
apoyo para el ejercicio de su capacidad jurídica de modo urgente y carezca de un guardador de hecho, el apoyo
se prestará de modo provisional por la entidad pública que en el respectivo territorio tenga encomendada esta
función. La entidad dará conocimiento de la situación al Ministerio Fiscal en el plazo de veinticuatro horas.

4.- Las medidas voluntarias de apoyo (artículos 254 a 262 del CC)
Según el artículo 250 del CC, las medidas de apoyo de naturaleza voluntaria son las establecidas por la persona
con discapacidad, en las que designa quién debe prestarle apoyo y con qué alcance.
Esas medidas voluntarias de apoyo pueden ir acompañadas de las salvaguardas necesarias para garantizar en
todo momento y ante cualquier circunstancia el respeto a la voluntad, deseos y preferencias de la persona.
Dentro de las medidas voluntarias de apoyo se encuentran las siguientes:
- La medida de autoapoyo
- Los poderes y mandatos preventivos

A) La medida de autoapoyo (artículo 250 del CC)


Es el supuesto en que una persona, que tiene plenitud de ejercicio de su capacidad jurídica, acude al Notario y
otorga una escritura pública en la que determina los apoyos que quiere tener en un futuro para el caso de que
llegue a precisarlos. De esta forma, cualquier persona mayor de edad o menor emancipada en previsión o
apreciación de la concurrencia de circunstancias que puedan dificultarle el ejercicio de su capacidad jurídica en
igualdad de condiciones con las demás, podrá prever o acordar en escritura pública:
- Las medidas de apoyo relativas a su persona o bienes.
- El régimen de actuación, el alcance de las facultades de la persona o personas que le hayan de prestar apoyo, o
la forma de ejercicio del apoyo.
- Las medidas u órganos de control que estime oportuno, las salvaguardas necesarias para evitar abusos, conflicto
de intereses o influencia indebida y los mecanismos y plazos de revisión de las medidas de apoyo, con el fin de
garantizar el respeto de su voluntad, deseos y preferencias.
El Notario autorizante de la escritura pública comunicará de oficio y sin dilación el documento público que contenga
las medidas de apoyo al Registro Civil para su constancia en el registro individual del otorgante.Solo en defecto o
por insuficiencia de estas medidas de naturaleza voluntaria, y a falta de guarda de hecho que suponga apoyo
suficiente, podrá la autoridad judicial adoptar otras supletorias o complementarias.

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B) Los poderes y mandatos preventivos
Una persona en pleno ejercicio de su capacidad jurídica puede acudir al Notario y otorgar un poder general o
especial en favor de otra persona para que ésta pueda actuar en la vida civil por él, bien en determinadas
cuestiones o en general para que le represente y gestione todos sus negocios e intereses (celebrar contratos en
su nombre, representarle en determinados actos, etc). En materia de discapacidad, el Código Civil contempla dos
tipos o modalidades de poderes:
- Los poderes con cláusula de subsistencia (artículos 256 del CC).
La persona que otorga un poder para que otra persona le represente y gestione sus negocios o intereses podrá
incluir una cláusula que estipule que el poder subsista (se mantenga) si en el futuro precisa apoyo en el ejercicio
de su capacidad jurídica.
- Los poderes para el supuesto de que el poderdante, en un futuro, precise de apoyo para el ejercicio de su
capacidad jurídica (artículo 257 del CC).
Este artículo permite que el poderdante pueda otorgar poder solo para el supuesto de que en el futuro precise
apoyo en el ejercicio de su capacidad. En este caso, para acreditar que se ha producido la situación de necesidad
de apoyo se estará a las previsiones del poderdante. Para garantizar el cumplimiento de estas previsiones se
otorgará, si fuera preciso, acta notarial que, además del juicio del Notario, incorpore un informe pericial en el mismo
sentido.
En relación con estos dos tipos de poderes, el Código Civil recoge las siguientes previsiones:
- Los poderes preventivos deben de otorgarse en escritura pública. El Notario autorizante los comunicará de oficio
y sin dilación al Registro Civil para su constancia en el registro individual del poderdante.
Estos poderes mantendrán su vigencia pese a la constitución de otras medidas de apoyo en favor del poderdante.
- Cuando se hubieren otorgado a favor del cónyuge o de la pareja de hecho del poderdante, el cese de la
convivencia producirá su extinción automática, salvo que medie voluntad contraria del otorgante o que el cese
venga determinado por el internamiento de este.
- El poderdante podrá establecer, además de las facultades que otorgue, las medidas u órganos de control que
estime oportuno, condiciones e instrucciones para el ejercicio de las facultades, salvaguardas para evitar abusos,
conflicto de intereses o influencia indebida y los mecanismos y plazos de revisión de las medidas de apoyo, con el
fin de garantizar el respeto de su voluntad, deseos y preferencias. Podrá también prever formas específicas de
extinción del poder.
- Cualquier persona legitimada para instar el procedimiento de provisión de apoyos y el curador, si lo hubiere,
podrán solicitar judicialmente la extinción de los poderes preventivos, si en el apoderado concurre alguna de las
causas previstas para la remoción del curador, salvo que el poderdante hubiera previsto otra cosa.
- Cuando el poder comprenda todos los negocios del otorgante, el apoderado, sobrevenida la situación de
necesidad de apoyo, quedará sujeto a las reglas aplicables a la curatela en todo aquello no previsto en el poder,
salvo que el poderdante haya determinado otra cosa.

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5.- El caso especial del artículo 254 del Código Civil
El artículo 254 del CC establece que cuando se prevea razonablemente en los dos años anteriores a la mayoría
de edad que un menor sujeto a patria potestad o a tutela pueda, después de alcanzada aquella, precisar de apoyo
en el ejercicio de su capacidad jurídica, la autoridad judicial podrá acordar, a petición del menor, de los
progenitores, del tutor o del Ministerio Fiscal, si lo estima necesario, la procedencia de la adopción de la medida
de apoyo que corresponda para cuando concluya la minoría de edad. Estas medidas se adoptarán si el mayor de
dieciséis años no ha hecho sus propias previsiones para cuando alcance la mayoría de edad. En otro caso se dará
participación al menor en el proceso, atendiendo a su voluntad, deseos y preferencias.
Este artículo contempla la posibilidad de que se otorguen por el Juez medidas de apoyo a una persona menor de
edad sujeto a patria potestad o tutela, antes de que alcance la mayoría de edad, cuando por sus padecimientos se
prevea que se va a mantener su situación de discapacidad alcanzada la mayoría de edad.
Ejemplo: un menor de 16 años con síndrome de Down, que está bajo la patria potestad de los padres o bajo tutela.
Es de prever que cuando alcance los 18 años seguirá con el mismo padecimiento. Pero como al alcanzar la mayoría
de edad se extinguirá la patria potestad o la tutela, el Código Civil permite que se le otorguen judicialmente medias
de apoyo antes de que alcance la mayoría de edad, como puede ser la curatela.
Sin embargo, en estos casos será muy probable que el menor continue con sus padres o tutor después de alcanzar
la mayoría de edad, en cuyo caso se producirá “de facto” un supuesto de medida informal de apoyo como es la
Guarda de hecho, y si ésta es suficiente y eficaz no será necesario adoptar ninguna medida de apoyo.

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TEMA 10. Guarda de Hecho . Curatela y defensor judicial

1.- La guarda de hecho de las personas con discapacidad.


1.1.- Concepto y regulación legal
La guarda de hecho se regula en los artículos 263 a 267 del CC. La guarda de hecho es una medida informal de
apoyo que se presta a una persona con discapacidad y que no requiere de una constitución formal. En los casos
de existencia de guarda de hecho, los apoyos se prestan de manera natural, a través de personas del entorno
familiar, social o comunitario de la persona con discapacidad. De conformidad con lo establecido en los artículos
250, párrafo cuarto, artículo 255, párrafo quinto, y 263 del Código Civil, la guarda de hecho puede existir:
- Cuando no haya medidas voluntarias o judiciales de apoyo, la persona con discapacidad precise tal apoyo y se
lo esté prestando un guardador de hecho de forma eficaz, en cuyo caso no es necesario constituir un apoyo judicial
como es la curatela.
- Cuando, aún existiendo medidas voluntarias o judiciales de apoyo, éstas no se prestan de manera eficaz.
Podemos definir al guardador de hecho como la persona que de manera natural y espontánea, por iniciativa propia,
sin tener una investidura judicial formal, asiste y ayuda de manera estable y continuada a una persona con
discapacidad, a la que normalmente le une una relación de confianza por ser familiar, amigo o allegado. Ejemplo:
La hija mayor de edad que cuida a su madre con una enfermedad de Alzheimer, y que vive con ella.
Al ser la guarda de hecho una medida informal -pero reconocida legalmente y operativa-, se plantea la cuestión de
cómo se acredita o prueba su existencia. A este respecto caben todos los medios de prueba, desde un acta notarial
que así lo recoja y certifique, hasta un certificado de los servicios sociales de la Administración pública que tenga
constancia de su existencia, e incluso la comparecencia y constatación ante la Autoridad judicial o el Ministerio
Fiscal.

1.2.- Funciones del Guardador de hecho


Funciones de tipo asistencial: Los apoyos que suele prestar el guardador de hecho a la persona con discapacidad
suelen ser de tipo asistencial. Puede alimentarle; puede ayudarle a realizar actos elementales como es asearse,
vestirse, cocinar, comer, tomar la medicación que precise, hacer la compra cotidiana, realizar trámites
administrativos, gestionar su dinero si lo tiene, etc
Funciones de tipo representativo: Son excepcionales, y a través de ellas el guardador actúa en nombre de la
persona con discapacidad en actos o negocios que le afecten o sean de su interés.
El artículo 264 del CC señala que cuando sea precisa una actuación representativa del guardador de hecho, este
habrá de obtener la autorización judicial para realizarla y deberá ser ejercitada de conformidad con la voluntad,
deseos y preferencias de la persona con discapacidad.En todo caso, quien ejerza la guarda de hecho deberá
recabar autorización para prestar consentimiento en los actos enumerados en el artículo 287.

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Sin embargo, no será necesaria autorización judicial cuando el guardador solicite una prestación económica a favor
de la persona con discapacidad, siempre que esta no suponga un cambio significativo en la forma de vida de la
persona, o realice actos jurídicos sobre bienes de esta que tengan escasa relevancia económica y carezcan de
especial significado personal o familiar. De conformidad con lo dispuesto en el artículo 266 del CC, el guardador
de hecho tiene derecho al reembolso de los gastos justificados y a la indemnización por los daños derivados de la
guarda, a cargo de los bienes de la persona a la que presta apoyo.

1.3.- Control judicial de la guarda de hecho


De conformidad con lo establecido en el artículo 265 del CC:
- La autoridad judicial podrá requerir al guardador en cualquier momento, de oficio, a solicitud del Ministerio Fiscal
o a instancia de cualquier interesado, para que informe de su actuación.
- La autoridad judicial puede establecer las salvaguardias o medidas necesarias para un correcto ejercicio de la
guarda de hecho en beneficio de la persona con discapacidad.
- La autoridad judicial podrá exigir que el guardador rinda cuentas de su actuación en cualquier momento.

1.4.- Extinción de la guarda de hecho


1.Cuando la persona a quien se preste apoyo solicite que este se organice de otro modo.
2.Cuando desaparezcan las causas que la motivaron.
3.Cuando el guardador desista de su actuación, en cuyo caso deberá ponerlo previamente en conocimiento de la
entidad pública que en el respectivo territorio tenga encomendada las funciones de promoción de la autonomía y
asistencia a las personas con discapacidad.
4.Cuando, a solicitud del Ministerio Fiscal o de quien se interese por ejercer el apoyo de la persona bajo guarda,
la autoridad judicial lo considere conveniente.

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2.- LA CURATELA (Artículos 268 a 294 del Código Civil)
2.1.- Concepto y alcance
La curatela es una medida formal de apoyo, adoptada por la autoridad judicial, que se aplica a las personas con
discapacidad que precisen el apoyo de modo continuado.
La resolución judicial que constituya la curatela como medida de apoyo debe tener en cuenta las siguientes
consideraciones legales:
1.- Que se constituirá la curatela cuando no exista otra medida de apoyo suficiente (tiene por tanto carácter residual,
a falta de medidas voluntarias de apoyo o de la existencia de una guarda de hecho).
2.- Que la extensión de la curatela vendrá determinada en armonía con la situación y circunstancias de la persona
con discapacidad y con sus necesidades de apoyo, concretando los actos para los que la persona requiere la
asistencia del curador en el ejercicio de su capacidad jurídica (principios de proporcionalidad y necesidad).
3.- Que sólo en casos excepcionales, debido a las graves limitaciones que presente la persona con discapacidad
en el ejercicio de su capacidad jurídica, se constituirá una curatela representativa, es decir, aquellos supuestos en
que el curador asume la representación legal de la persona con discapacidad y la administración de sus bienes.
4.- Que se debe respetar siempre la máxima autonomía de la persona con discapacidad en el ejercicio de su
capacidad jurídica, y atender a su voluntad, deseos y preferencias. No se trata de suplir su voluntad, sino de
asistirle y apoyarle para que la pueda ejercer y manifestar por si mismo.
5.- Que la resolución judicial no podrá incluir la mera privación de derechos, y puede establecer medidas de control
en el ejercicio de la curatela.

2.2 La Autocuratela (Artículos 271 a 274 del Código Civil)


Es una medida voluntaria de apoyo, de carácter preferente a cualquier otra medida de apoyo, que consiste en que
una persona mayor de edad o menor emancipada, en previsión de la concurrencia de circunstancias que puedan
dificultarle el ejercicio de su capacidad jurídica en igualdad de condiciones con las demás, propone en escritura
pública el nombramiento o la exclusión de una o varias personas determinadas para el ejercicio de la función de
curador.
En esa misma escritura pública otorgada ante Notario puede establecer disposiciones sobre el funcionamiento y
contenido de la curatela y, en especial, sobre el cuidado de su persona, reglas de administración y disposición de
sus bienes, retribución del curador, obligación de hacer inventario o su dispensa y medidas de vigilancia y control,
así como proponer a las personas que hayan de llevarlas a cabo. También se puede delegar en el cónyuge o en
otra persona la elección del curador entre los designados en la escritura.

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2.3.- Nombramiento de curador ( Artículos 275 a 277 del CC)

¿Quiénes pueden ser curadores?


El nombramiento del curador corresponde a la autoridad judicial y ese nombramiento puede recaer en cualquier
persona física mayor de edad que sea apta para el adecuado desempeño de su función. También podrán ser
curadores las fundaciones y demás personas jurídicas sin ánimo de lucro, públicas o privadas, entre cuyos fines
figure la promoción de la autonomía y asistencia a las personas con discapacidad.
Se puede proponer el nombramiento de más de un curador si la voluntad y necesidades de la persona que precisa
el apoyo lo justifican. En particular, podrán separarse como cargos distintos los de curador de la persona y curador
de los bienes.Cuando la curatela sea confiada a varias personas, la autoridad judicial establecerá el modo de
funcionamiento, respetando la voluntad de la persona que precisa el apoyo.

¿Quiénes no pueden ser curadores?


No pueden ser curadores:
1.Quienes hayan sido excluidos por la persona que precise apoyo.
2.Quienes por resolución judicial estuvieran privados o suspendidos en el ejercicio de la patria potestad o, total o
parcialmente, de los derechos de guarda y protección.
3.Quienes hubieren sido legalmente removidos de una tutela, curatela o guarda anterior. La autoridad judicial no
podrá nombrar curador, salvo circunstancias excepcionales debidamente motivadas, a las personas siguientes:
1.A quien haya sido condenado por cualquier delito que haga suponer fundadamente que no desempeñará bien la
curatela.
2.A quien tenga conflicto de intereses con la persona que precise apoyo.
3.Al administrador que hubiese sido sustituido en sus facultades de administración durante la tramitación del
procedimiento concursal.
4.A quien le sea imputable la declaración como culpable de un concurso, salvo que la curatela lo sea solamente
de la persona.

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¿De entre los que pueden ser curadores, a quién puede nombrar curador el Juez?
En primer lugar, el Juez nombrará curador a quien haya sido propuesto para su nombramiento por la persona que
precise apoyo (supuesto de autocuratela). No obstante, el Juez puede no hacerlo si existen circunstancias graves
desconocidas por la persona que las estableció o alteración de las causas expresadas por ella o que
presumiblemente tuvo en cuenta en sus disposiciones. En defecto de tal propuesta, la autoridad judicial nombrará
curador:
1. Al cónyuge, o a quien se encuentre en una situación de hecho asimilable, siempre que convivan con la persona
que precisa el apoyo.
2.Al hijo o descendiente. Si fueran varios, será preferido el que de ellos conviva con la persona que precisa el
apoyo.
3.Al progenitor o, en su defecto, ascendiente. Si fueren varios, será preferido el que de ellos conviva con la persona
que precisa el apoyo.
4. A la persona o personas que el cónyuge o la pareja conviviente o los progenitores hubieran dispuesto en
testamento o documento público.
5. A quien estuviera actuando como guardador de hecho.
6. Al hermano, pariente o allegado que conviva con la persona que precisa la curatela.
7.A una persona jurídica en la que concurran las condiciones indicadas en el párrafo segundo del apartado 1 del
artículo anterior.
La autoridad judicial podrá alterar el orden del apartado anterior, una vez oída la persona que precise
apoyo.Cuando, una vez oída, no resultare clara su voluntad, la autoridad judicial podrá alterar el orden
legal,nombrando a la persona más idónea para comprender e interpretar su voluntad, deseos y preferencias.

2.4.- Remoción de la curatela (Artículo 278 del Código Civil)


Serán removidos de la curatela los que, después del nombramiento, incurran en una causa legal de inhabilidad, o
se conduzcan mal en su desempeño por incumplimiento de los deberes propios del cargo, por notoria ineptitud de
su ejercicio o cuando, en su caso, surgieran problemas de convivencia graves y continuados con la persona a la
que prestan apoyo. La remoción del curador la acuerda la autoridad judicial después de seguir un expediente de
jurisdicción voluntaria. Durante la tramitación del expediente de remoción la autoridad judicial podrá suspender al
curador en sus funciones y, de considerarlo necesario, acordará el nombramiento de un defensor judicial.Declarada
judicialmente la remoción, se procederá al nombramiento de nuevo curador en la forma establecida en este Código,
salvo que fuera pertinente otra medida de apoyo.

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2.5.- Excusas (artículo 279 del Código Civil)
El cargo del curador requiere aceptación por parte del nombrado. No se puede imponer. Por eso el artículo 279
contempla la posibilidad de excusarse del cargo, antes de aceptarlo o durante su desempeño.
Será excusable el desempeño de la curatela si resulta excesivamente gravoso o entraña grave dificultad para la
persona nombrada para el ejercicio del cargo. También podrá excusarse el curador de continuar ejerciendo la
curatela cuando durante su desempeño le sobrevengan los motivos de excusa.
Las personas jurídicas privadas podrán excusarse cuando carezcan de medios suficientes para el adecuado
desempeño de la curatela o las condiciones de ejercicio de la curatela no sean acordes con sus fines estatutarios.
El interesado que alegue causa de excusa deberá hacerlo dentro del plazo de quince días a contar desde que
tuviera conocimiento del nombramiento. Si la causa fuera sobrevenida podrá hacerlo en cualquier momento.
Mientras la autoridad judicial resuelva acerca de la excusa, el nombrado estará obligado a ejercer su función. Si
no lo hiciera y fuera necesaria una actuación de apoyo, se procederá a nombrar un defensor judicial que sustituya
al curador, quedando el sustituido responsable de los gastos ocasionados por la excusa, si esta fuera rechazada.
Admitida la excusa, se procederá al nombramiento de nuevo curador. El curador nombrado en atención a una
disposición testamentaria que se excuse de la curatela por cualquier causa, perderá lo que en consideración al
nombramiento le hubiere dejado el testador.

2.6.- Retribución de la curatela (artículo 281 CC)


El curador tiene derecho a una retribución, siempre que el patrimonio de la persona con discapacidad lo permita,
así como al reembolso de los gastos justificados y a la indemnización de los daños sufridos sin culpa por su parte
en el ejercicio de su función, cantidades que serán satisfechas con cargo a dicho patrimonio.Corresponde a la
autoridad judicial fijar su importe y el modo de percibirlo, para lo cual tendrá en cuenta el trabajo a realizar y el
valor y la rentabilidad de los bienes.

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2.7.- Ejercicio de la curatela
El curador nombrado debe aceptar el cargo y tomar posesión del mismo en el Juzgado que le haya designado
como tal curador. En el acta de toma de posesión se consignan los derechos y deberes que tiene como tal curador
y se le entrega una certificación que le sirva para acreditar su condición de curador respecto de la persona concreta
con discapacidad para la que fue designado.

Funciones y deberes del curador


- Estará obligado a mantener contacto personal con la persona a la que va a prestar apoyo y a desempeñar las
funciones encomendadas con la diligencia debida.
- El curador asistirá a la persona a la que preste apoyo en el ejercicio de su capacidad jurídica respetando su
voluntad, deseos y preferencias.
- El curador procurará que la persona con discapacidad pueda desarrollar su propio proceso de toma de decisiones.
- El curador procurará fomentar las aptitudes de la persona a la que preste apoyo, de modo que pueda ejercer su
capacidad con menos apoyo en el futuro.
- En casos excepcionales, si así lo exige la autoridad judicial, el curador debe prestar fianza que garantice el
cumplimiento de sus obligaciones.
- Si en algún momento el curador estuviera impedido de modo transitorio o prolongado para el desempeño del
cargo, o tenga conflicto de intereses con la persona sujeta a curatela, lo debe comunicar a la autoridad judicial
para que ésta designe un defensor judicial a la persona con discapacidad o reorganice la tutela.
- El curador debe rendir cuentas e informar del desempeño de su cargo cuando sea requerido para ello por la
autoridad judicial.

El curador con facultades representativas


El curador con funciones de representación de la persona que precisa el apoyo tiene la obligación adicional de
hacer inventario del patrimonio de la persona con discapacidad y, además, solicitar autorización judicial para
realizar en nombre de la persona con discapacidad determinados actos. Pasamos a verlo.
Obligación de formar inventario (artículo 285 del CC)
El curador con facultades representativas estará obligado a hacer inventario del patrimonio de la persona en cuyo
favor se ha establecido el apoyo dentro del plazo de sesenta días, a contar desde aquel en que hubiese tomado
posesión de su cargo.
El inventario se formará ante el letrado de la Administración de Justicia, con citación de las personas que estime
conveniente.
El letrado de la Administración de Justicia podrá prorrogar el plazo previsto en el párrafo primero si concurriere
causa para ello.
El dinero, alhajas, objetos preciosos y valores mobiliarios o documentos que, a juicio del letrado de la
Administración de Justicia, no deban quedar en poder del curador serán depositados en un establecimiento
destinado a este efecto.

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Los gastos que las anteriores medidas ocasionen correrán a cargo de los bienes de la persona en cuyo apoyo se
haya establecido la curatela.
Necesidad de contar con autorización judicial para ciertos actos (artículo 287 del CC).
El curador que ejerza funciones de representación de la persona que precisa el apoyo necesita autorización judicial
para los actos que determine la resolución y, en todo caso, para los siguientes:
1.Realizar actos de transcendencia personal o familiar cuando la persona afectada no pueda hacerlo por sí misma,
todo ello a salvo lo dispuesto legalmente en materia de internamiento, consentimiento informado en el ámbito de
la salud o en otras leyes especiales.
2.Enajenar o gravar bienes inmuebles, establecimientos mercantiles o industriales, bienes o derechos de especial
significado personal o familiar, bienes muebles de extraordinario valor, objetos preciosos y valores mobiliarios no
cotizados en mercados oficiales de la persona con medidas de apoyo, dar inmuebles en arrendamiento por término
inicial que exceda de seis años, o celebrar contratos o realizar actos que tengan carácter dispositivo y sean
susceptibles de inscripción. Se exceptúa la venta del derecho de suscripción preferente de acciones. La
enajenación de los bienes mencionados en este párrafo se realizará mediante venta directa salvo que el Tribunal
considere que es necesaria la enajenación en subasta judicial para mejor y plena garantía de los derechos e
intereses de su titular.
3.Disponer a título gratuito de bienes o derechos de la persona con medidas de apoyo, salvo los que tengan escasa
relevancia económica y carezcan de especial significado personal o familiar.
4.Renunciar derechos, así como transigir o someter a arbitraje cuestiones relativas a los intereses de la persona
cuya curatela ostenta, salvo que sean de escasa relevancia económica. No se precisará la autorización judicial
para el arbitraje de consumo.
5.Aceptar sin beneficio de inventario cualquier herencia o repudiar esta o las liberalidades.
6.Hacer gastos extraordinarios en los bienes de la persona a la que presta apoyo.
7.Interponer demanda en nombre de la persona a la que presta apoyo, salvo en los asuntos urgentes o de escasa
cuantía. No será precisa la autorización judicial cuando la persona con discapacidad inste la revisión de la
resolución judicial en que previamente se le hubiesen determinado los apoyos.
8.Dar y tomar dinero a préstamo y prestar aval o fianza.
9.Celebrar contratos de seguro de vida, renta vitalicia y otros análogos, cuando estos requieran de inversiones o
aportaciones de cuantía extraordinaria.
La autorización judicial se concede o no tras seguir un expediente de jurisdicción voluntaria en el que se oye al
curador, a la persona con discapacidad y se informa por el Ministerio Fiscal.

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2.8.- Extinción de la curatela
Causas de extinción (artículo 291 del CC)
La curatela se extingue de pleno derecho por la muerte o declaración de fallecimiento de la persona con medidas
de apoyo. Asimismo, la curatela se extingue por resolución judicial cuando ya no sea precisa esta medida de apoyo
o cuando se adopte una forma de apoyo más adecuada para la persona sometida a curatela.
Obligaciones del curador al extinguirse la curatela o cesar en el cargo
El curador, al cesar en sus funciones, deberá rendir ante la autoridad judicial la cuenta general justificada de su
administración en el plazo de tres meses, prorrogables por el tiempo que fuere necesario si concurre justa causa.
La autoridad judicial debe aprobar esa cuenta general presentada. El curador responderá de los daños que hubiese
causado por su culpa o negligencia a la persona a la que preste apoyo. La acción para reclamar esta
responsabilidad prescribe a los tres años contados desde la rendición final de cuentas (artículo 294 del CC).

3.- El defensor judicial de la persona con discapacidad (Artículos 295 a 298 del C. Civil)

3.1.- Concepto
Es una medida formal de apoyo, acordada por la autoridad judicial, que procede cuando la necesidad de apoyo a
una persona con discapacidad se precisa de forma ocasional, aunque sea recurrente.

3.2.- Supuestos en que procede el nombramiento de defensor judicial


Procede el nombramiento de defensor judicial:
1.Cuando, por cualquier causa, quien haya de prestar apoyo no pueda hacerlo, hasta que cese la causa
determinante o se designe a otra persona.
2.Cuando exista conflicto de intereses entre la persona con discapacidad y la que haya de prestarle apoyo.
3.Cuando, durante la tramitación de la excusa alegada por el curador, la autoridad judicial lo considere necesario.
4.Cuando se hubiere promovido la provisión de medidas judiciales de apoyo a la persona con discapacidad y la
autoridad judicial considere necesario proveer a la administración de los bienes hasta que recaiga resolución
judicial.
5.Cuando la persona con discapacidad requiera el establecimiento de medidas de apoyo de carácter ocasional,
aunque sea recurrente.
No se nombrará defensor judicial si el apoyo se ha encomendado a más de una persona, salvo que ninguna pueda
actuar o la autoridad judicial motivadamente considere necesario el nombramiento.
Una vez oída la persona con discapacidad, la autoridad judicial nombrará defensor judicial a quien sea más idóneo
para respetar, comprender e interpretar la voluntad, deseos y preferencias de aquella.
Serán aplicables al defensor judicial las causas de inhabilidad, excusa y remoción del curador, así como las
obligaciones que a este se atribuyen de conocer y respetar la voluntad, deseos y preferencias de la persona a la
que se preste apoyo. El defensor judicial, una vez realizada su gestión, deberá rendir cuentas de ella.

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TEMA 11. Procedimientos para la adopción de medidas de apoyo

*** La reforma del artículo 49 de la Constitución de 15 de febrero de 2024


Antes de entrar a analizar el presente Tema conviene hacer referencia a una reciente reforma del artículo 49 de la
Constitución Española, que ha sido aprobada por las Cortes Generales el día 15 de febrero de 2024 para actualizar
el lenguaje y la protección de los derechos de las personas con discapacidad.
A consecuencia de dicha reforma el artículo 49 de la Constitución ha quedado redactado de esta forma:
“1. Las personas con discapacidad ejercen los derechos previstos en este Título en condiciones de libertad e
igualdad reales y efectivas. Se regulará por ley la protección especial que sea necesaria para dicho ejercicio.
2. Los poderes públicos impulsarán las políticas que garanticen la plena autonomía personal y la inclusión social
de las personas con discapacidad, en entornos universalmente accesibles. Asimismo, fomentarán la participación
de sus organizaciones, en los términos que la ley establezca. Se atenderán particularmente las necesidades
específicas de las mujeres y los menores con discapacidad”.

1.- Procedimientos para la provisión de medidas judiciales de apoyo a personas con discapacidad
Las medidas judiciales de apoyo son medidas de carácter formal porque, para ser adoptadas, se requiere cumplir
con una serie de formalidades legales y seguir un procedimiento judicial.
Esos procedimientos se encuentran regulados en dos leyes distintas: -La Ley de la Jurisdicción Voluntaria 15/2015
-La Ley de Enjuiciamiento Civil 1/2000
En ambas leyes, concretamente en su artículo 7 bis, se contempla que en los procesos en los que participen
personas con discapacidad se realizarán las adaptaciones y los ajustes que sean necesarios para garantizar su
participación en condiciones de igualdad.
Se empleará un lenguaje claro, sencillo y accesible.
Se le prestarán los apoyos necesarios para que pueda hacerse entender.
La persona con discapacidad podrá estar acompañada de una persona de su elección en todo momento.
Se permitirá la participación de un profesional experto que a modo de facilitador realice tareas de adaptación y
ajuste necesarias para que la persona con discapacidad pueda entender y ser entendida.

1.2.- El expediente de jurisdicción voluntaria para la provisión de medidas judiciales de apoyo a las
personas con discapacidad.
Se encuentra regulado en el artículo 42 bis de la Ley de la Jurisdicción Voluntaria.
Este procedimiento es el que se debe seguir con carácter general y preferente. Sólo en el caso de que exista
oposición a la adopción de las medidas de apoyo por parte de algún interesado, se acudirá al procedimiento
regulado en la Ley de Enjuiciamiento Civil.
El Juzgado competente para conocer de este expediente es el Juzgado de Primera Instancia del lugar donde resida
la persona con discapacidad.

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¿Quiénes pueden solicitar medidas judiciales de apoyo?
Pueden solicitarlo el Ministerio Fiscal, la propia persona con discapacidad, su cónyuge no separado de hecho o
legalmente o quien se encuentre en una situación de hecho asimilable y sus descendientes, ascendientes o
hermanos. Trámites del procedimiento
- Con la solicitud se acompañarán los documentos que acrediten la necesidad de la adopción de medidas de apoyo,
así como un dictamen pericial de los profesionales especializados de los ámbitos social y sanitario, que aconsejen
las medidas de apoyo.
- Admitida a trámite la solicitud, el Juez se entrevistará personalmente con la persona con discapacidad.
- El Juez pedirá al Médico Forense que examine a la persona con discapacidad y sus informes médicos y sociales,
para emitir un informe sobre su situación físico-psíquica y la necesidad de que se adopten medidas de apoyo para
el ejercicio de su capacidad jurídica.
- Se convoca a una comparecencia en el Juzgado al Ministerio Fiscal y a los parientes más cercanos de la persona
con discapacidad. En esa comparecencia se oye a los parientes y se pueden practicar otras pruebas.
- Tras celebrarse la comparecencia, si no existe oposición por parte de nadie a que se adopten medidas de apoyo,
el Juez dicta una resolución que se denomina Auto, en la que concreta la medida de apoyo que resulte procedente,
que normalmente será la curatela (representativa o no representativa), y se nombra a la persona que ejercerá el
cargo de curador.
** Si existe oposición a la adopción de medidas de apoyo, entonces no se pueden adoptar las medidas dentro del
expediente de jurisdicción voluntaria y se puede acudir al procedimiento para la adopción de medidas judiciales de
apoyo regulado en la Ley de Enjuiciamiento Civil (artículo 756 y siguientes), procedimiento que termina por una
resolución judicial estimatoria o desestimatoria de la adopción de medidas de apoyo que se denomina Sentencia.

2.- La revisión de las medidas de apoyo


Las medidas judiciales de apoyo, una vez adoptadas, no son permanentes ni inmodificables, porque se pueden y
se deben revisar.
El artículo 268 del Código Civil establece que las medidas de apoyo adoptadas judicialmente serán revisadas
periódicamente en un plazo máximo de tres años. Se puede establecer un plazo superior a tres años, pero en
ningún caso puede exceder de seis años.
Pero, además, las medidas de apoyo se pueden revisar ante cualquier cambio de la situación y circunstancias de
la persona con discapacidad que requiera una modificación de las medidas ya adoptadas. Para revisar las medidas
se sigue un procedimiento judicial de revisión en el ámbito de la jurisdicción voluntaria, en el que es posible aportar
informes médicos y sociales de la persona con discapacidad que aconsejen o no la modificación de las medidas
de apoyo. El juez se entrevista con la persona con discapacidad y, tras oír a los interesados y al Ministerio Fiscal,
el Juez dicta la resolución que procede, revisando o no las medidas que estaban adoptadas.

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** Debemos tener en cuenta que antes de que entrara en vigor la Ley 8/2021, que ha reformado toda la materia
relativa a los apoyos a las personas con discapacidad, existían situaciones creadas con arreglo a la normativa
anterior, que permitía declarar judicialmente la incapacidad de las personas que presentaban enfermedades o
deficiencias persistentes de carácter físico o psíquico que le impedían gobernarse por sí mismo, en cuyo caso se
le nombraba un tutor que le representaba a todos los efectos y se encargaba de la administración de su patrimonio.
Estas situaciones ya creadas también pueden ser revisadas, porque así lo permite la Disposición Transitoria Quinta
de la Ley 8/2021, que permite que la autoridad judicial pueda revisar, incluso de oficio, las medidas que se hubiesen
establecido con anterioridad a la entrada en vigor de la presente Ley, para adaptarlas a esta.

3.- El patrimonio protegido de las personas con discapacidad


Se regula en la Ley 41/2003, de 18 de noviembre.

3.1.- Características
- Es un patrimonio que tiene por finalidad satisfacer las necesidades vitales futuras de la persona con discapacidad,
que es la persona beneficiaria-titular del patrimonio protegido.
A estos efectos se consideran como personas con discapacidad las que presenten una discapacidad psíquica igual
o superior al 33 por ciento, o una discapacidad física o sensorial igual o superior al 65 por ciento.
- Es un patrimonio que carece de personalidad jurídica y se separa del patrimonio propio del titular-beneficiario.

3.2.- Constitución y administración


Pueden constituir el patrimonio protegido:
- La propia persona con discapacidad beneficiaria del mismo si tiene capacidad de obrar suficiente.
- Los padres, tutores o curadores de la persona con discapacidad si no tiene capacidad de obrar suficiente.
- El guardador de hecho de una persona con discapacidad psíquica.
- Cualquier persona con interés legítimo puede solicitar la constitución de ese patrimonio, ofreciendo al tiempo
bienes y derechos con tal fin.
En cuanto a la forma de constituirse el patrimonio protegido, puede constituirse en documento público o resolución
judicial, que contendrán:
- Un inventario de los bienes y derechos que inicialmente constituyan el patrimonio protegido. Este patrimonio
puede verse después incrementado con aportaciones a título gratuito hechas por personas con interés legítimo.
- Las reglas de administración y, en su caso, de fiscalización del patrimonio.
El patrimonio puede ser administrado por el propio beneficiario, por sus representantes si no tiene suficiente
capacidad, o por un tercero designado a tal fin, que ejercerá labores de representación del beneficiario para todos
los actos de administración. El administrador debe rendir cuentas al Ministerio Fiscal, que ejerce una labor de
supervisión de dicha administración.

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3.3.- Extinción
El patrimonio protegido se extingue por la muerte o declaración de fallecimiento del beneficiario, en cuyo caso el
patrimonio protegido se entiende integrado en su herencia.
También se extingue porque el beneficiario pierda la condición de persona con discapacidad.

4.- El internamiento no voluntario de una persona por razón de trastorno psíquico


Este internamiento se regula en el artículo 763 la Ley de Enjuiciamiento Civil.
Ese internamiento, no voluntario, en centro hospitalario o residencial, exige siempre una autorización judicial
cuando la persona internada no está en condiciones de decidirlo por sí, precisamente debido a ese trastorno
psíquico.
La autorización judicial del internamiento se exige aunque la persona internada esté sujeta a patria potestad, tutela
o curatela. De esta forma, el internamiento y su autorización puede afectar a menores de edad y también a mayores
de edad, cuando unos y otros presentan esos trastornos psíquicos.
Finalidad: La necesidad de autorización judicial tiene por finalidad proteger el derecho fundamental a la libertad
personal de las personas objeto del internamiento, velar porque no se les prive indebidamente de libertad,
inicialmente y durante la medida, y controlar que ésta se lleve a cabo en su beneficio e interés personal y mientras
sea necesaria. Tipos de autorización judicial:
A) Previa al internamiento, prevista para los casos en que la medida de internamiento es necesaria pero no es
urgente.
En este caso se pide la autorización al juez y éste, previo examen de la persona a ingresar, y tras contar con un
informe médico y con la audiencia del Ministerio Fiscal, decide si lo autoriza o no. El juez no pone los medios para
que se lleve a cabo el internamiento, porque no están en su mano. Los medios los tienen que poner los servicios
médicos y asistenciales.
B) Posterior al internamiento, prevista para los casos en que la medida de internamiento es necesaria y urgente.
En este caso el juez convalida o no el internamiento que ya se ha realizado.
El hospital o centro de ingreso debe comunicar al Juez en el plazo máximo de 24 horas el internamiento no
voluntario urgente que se haya producido.
El juez debe ratificar o no el internamiento en el plazo máximo de 72 horas, y a tal fin el Juez se traslada con el
médico forense al lugar donde ha quedado ingresada la persona afectada, y ambos lo examinan.
Si el juez ratifica el internamiento, el Hospital o centro asistencial debe dar cuenta al Juzgado de la evolución del
ingreso.
Si no se ratifica, debe darse el alta de forma inmediata a la persona internada.
La nacionalidad española se adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo con lo establecido por la ley. Ningún
español de origen podrá ser privado de su nacionalidad.
El Estado podrá concertar tratados de doble nacionalidad con los países iberoamericanos o con aquellos que
hayan tenido o tengan una particular vinculación con España. En estos mismos países, aun cuando no reconozcan
a sus ciudadanos un derecho recíproco, podrán naturalizarse los españoles sin perder su nacionalidad de origen.

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Tema 12 La Nacionalidad y la vecindad civil
1.- La nacionalidad
La nacionalidad se encuentra regulada en el Libro I, Título I del Código Civil, que lleva por rúbrica “De los españoles
y extranjeros” (artículos 17 a 28 del Código Civil).
Podemos definir la nacionalidad como el vínculo que une a una persona con un Estado determinado.
La nacionalidad es un estado civil fundamental de las personas que influye de forma importante en su capacidad
de obrar, en sus derechos y en sus deberes de acuerdo con la ley nacional aplicable, y que además posee un
importante carácter constitucional y político.
La nacionalidad es materia de orden público y posee eficacia general erga omnes (frente a todos). La Constitución
española de 1978 dedica el artículo 11 a esta materia al disponer lo siguiente:
El artículo 9 del Código Civil establece que la “ley personal correspondiente a las personas físicas es la determinada
por su nacionalidad. Dicha ley regirá la capacidad y el estado civil, los derechos y deberes de familia y la sucesión
por causa de muerte. El cambio de ley personal no afectará a la mayoría de edad adquirida de conformidad con la
ley personal anterior”.
En virtud del estado civil de nacional de un Estado, se establece también una diferenciación entre nacional y
extranjero. La mayoría de los ordenamientos jurídicos modernos persiguen la igualdad de derechos y deberes
entre nacionales y extranjeros. Prueba de ello es que el artículo 27 del CC señala que "los extranjeros gozan en
España de los mismos derechos civiles que los españoles, salvo lo dispuesto en las leyes especiales y en los
Tratados internacionales". También se desprende de la regulación contenida en la Ley Orgánica 4/2000, de 11 de
enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social.
Sin embargo, no dejan de existir excepciones respecto de determinados derechos o facultades, necesitando
también los extranjeros determinadas exigencias administrativas sobre permisos de residencia y de trabajo para
encontrarse en situación legal en el territorio de un determinado Estado, de suerte que si ello no se cumple puede
producirse incluso la sanción de expulsión del Estado correspondiente.

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2.- Adquisición de la nacionalidad española
La adquisición de la nacionalidad española puede ser originaria (en virtud de nacimiento en territorio español en
ciertos casos; o por filiación natural o adopción) o derivativa ( dentro de la cual están la adquisición por opción, por
carta de naturaleza y por residencia).

2.1.- Adquisición originaria


La adquisición originaria de la nacionalidad española tiene una importante consecuencia: Los españoles de origen
no pueden ser privados de su nacionalidad y pueden adquirir la nacionalidad de otros países, especialmente lo
iberoamericanos, sin perder la nacionalidad española de origen (tener doble nacionalidad).
La adquisición de la nacionalidad española de origen puede ser:
1. Por filiación (“Ius sanguinis”)
Son españoles de origen los nacidos de padre o madre españoles (artículo 17 a) del CC).
La atribución de la nacionalidad española por filiación (“ius sanguinis”) es automática por el hecho de ser al nacer
hijo/a de padre o de madre españoles, siendo indiferente que la filiación sea matrimonial o extramatrimonial.
2. Por nacimiento en territorio español
Según el artículo 17 b), c) y d), son españoles de origen:
-Los nacidos en España de padres extranjeros si, al menos, uno de ellos hubiera nacido también en España. Se
exceptúan los hijos de funcionario diplomático o consular acreditado en España.
- Los nacidos en España de padres extranjeros, si ambos carecieren de nacionalidad o si la legislación de ninguno
de ellos atribuye al hijo una nacionalidad. (Trata de evitar la existencia de personas apátridas).
-Los nacidos en España cuya filiación no resulte determinada. A estos efectos, se presumen nacidos en territorio
español los menores de edad cuyo primer lugar conocido de estancia sea territorio español.
3. Por adopción
La adopción de una persona crea un vínculo de filiación entre el adoptante y el adoptado exactamente igual que la
filiación por naturaleza.
Precisamente por ello, el artículo 19 del Código Civil establece:
- El extranjero menor de dieciocho años adoptado por un español adquiere, desde la adopción, la nacionalidad
española de origen. No obstante, si de acuerdo con el sistema jurídico del país de origen el menor adoptado
mantiene su nacionalidad, ésta será reconocida también en España.
- Si el adoptado es mayor de dieciocho años, no adquiere automáticamente la nacionalidad española de origen,
pero podrá optar por la nacionalidad española de origen en el plazo de dos años a partir de la constitución de la
adopción.

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2.2.- Adquisición derivativa de la nacionalidad española
Se refiere a aquellos supuestos en que se produce una adquisición de la nacionalidad española por una persona
que anteriormente tenía una nacionalidad distinta.
Dentro de este tipo de adquisición están la adquisición por opción, por carta de naturaleza y por residencia.
En todos estos casos es necesaria la solicitud del interesado o de la persona autorizada para hacerlo. Como
consecuencia de esa solicitud se abre e instruye un expediente que se resuelve por la Dirección General de Fe
pública y Seguridad jurídica (antes llamada Dirección General de los Registros y del Notariado), dependiente del
Ministerio de Justicia, concediendo o denegando la nacionalidad española solicitada.
La concesión no es suficiente, porque es necesario que se cumplan después los requisitos del artículo 23 del CC.
1.- Adquisición derivativa por opción
La opción es un beneficio o facultad que la ley otorga a determinados extranjeros cuando éstos se encuentran en
ciertas condiciones, permitiéndoles adquirir la nacionalidad española mediante una declaración unilateral de
voluntad.
Según el artículo 20 del CC tienen derecho a optar por la nacionalidad española:
a) Las personas que estén o hayan estado sujetas a la patria potestad de un español.
b) Aquellas cuyo padre o madre hubiera sido originariamente español y nacido en España. c) Las que se hallen
comprendidas en el segundo apartado de los artículos 17 y 19, es decir:
- Personas cuya filiación o el nacimiento en España se haya determinado después de cumplir los dieciocho años
de edad. El interesado tiene entonces derecho a optar por la nacionalidad española de origen en el plazo de dos
años a contar desde aquella determinación (artículo 17-2 del CC).
- Supuesto en que el adoptado por un español sea mayor de dieciocho años, en cuyo caso el adoptado podrá optar
por la nacionalidad española de origen en el plazo de dos años a partir de la constitución de la adopción (artículo
19-2 del CC).
*** La Ley 52/2007, de Memoria Histórica, permite la adquisición por opción de la nacionalidad española de origen
a las personas cuyo padre o madre hubiera sido originariamente español y a los nietos de quienes perdieron o
tuvieron que renunciar a la nacionalidad española como consecuencia del exilio.
*** La Disposición adicional octava de la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria democrática, permite la
adquisición de la nacionalidad española en los siguientes casos:
1. Los nacidos fuera de España de padre o madre, abuelo o abuela, que originariamente hubieran sido españoles,
y que, como consecuencia de haber sufrido exilio por razones políticas, ideológicas o de creencia o de orientación
e identidad sexual, hubieran perdido o renunciado a la nacionalidad española, podrán optar a la nacionalidad
española, a los efectos del artículo 20 del Código Civil. Igualmente, podrán adquirir la nacionalidad española las
personas que se encuentren en los siguientes supuestos:
a) Los hijos e hijas nacidos en el exterior de mujeres españolas que perdieron su nacionalidad por casarse con
extranjeros antes de la entrada en vigor de la Constitución de 1978.

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b) Los hijos e hijas mayores de edad de aquellos españoles a quienes les fue reconocida su nacionalidad de origen
en virtud del derecho de opción de acuerdo a lo dispuesto en la presente ley o en la disposición adicional séptima
de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre.
2. En todos los supuestos, esta declaración deberá formalizarse en el plazo de dos años desde la entrada en vigor
de la presente ley. Al terminar este plazo, el Consejo de Ministros podrá acordar su prórroga por un año.
2. La declaración de opción se formulará:
a) Por el representante legal del optante menor de catorce años. En caso de discrepancia entre los representantes
legales del menor de catorce años sobre la tramitación de la declaración de opción, se tramitará el expediente de
jurisdicción voluntaria previsto al efecto.
b) Por el propio interesado, asistido por su representante legal, cuando aquél sea mayor de catorce años.
c) Por el interesado, por sí solo, si está emancipado o es mayor de dieciocho años. La opción caducará a los veinte
años de edad, pero si el optante no estuviera emancipado según su ley personal al llegar a los dieciocho años, el
plazo para optar se prolongará hasta que transcurran dos años desde la emancipación.
d) Por el interesado con discapacidad con los apoyos y ajustes de procedimiento que, en su caso, precise.
e) Por el interesado, por sí solo, dentro de los dos años siguientes a la extinción de las medidas de apoyo que le
hubieran impedido ejercitarla con anterioridad.
3. No obstante lo dispuesto en el apartado anterior, el ejercicio del derecho de opción previsto en el apartado 1.b)
de este artículo no estará sujeto a límite alguno de edad.
2.- Adquisición derivativa por carta de naturaleza
Según el artículo 21-1 del CC, la nacionalidad española se adquiere por carta de naturaleza, otorgada
discrecionalmente por el Gobierno mediante Real Decreto, cuando en el interesado que lo solicite concurran
circunstancias excepcionales ( Ejemplo, un deportista de élite; un compositor famoso vinculado a España, etc)
La ley 12/2015, de 24 de junio, en materia de concesión de la nacionalidad española a los sefardís originarios de
España, les da un trato privilegiado para adquirir la nacionalidad española por carta de naturaleza, al decir dicha
ley que se entiende concurren circunstancias excepcionales en los sefardís originarios de España que prueben
dicha condición y una especial vinculación con España, aún cuando no tengan residencia legal en nuestro país.
Se llaman sefardíes a los judíos que vivieron en la península ibérica, y en particular a sus descendientes, que tras
los edictos de 1492 dictados por los Reyes Católicos se vieron obligados a la conversión forzosa o a la expulsión
de España si no se convertían.
Para adquirir la nacionalidad española por carta de naturaleza es preciso que, una vez otorgada la carta de
naturaleza por el Gobierno, el interesado comparezca en el plazo de caducidad de 180 días ante el funcionario
competente del Registro Civil de su domicilio para cumplir los requisitos establecidos en el artículo 23 que luego
veremos.

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3.- Adquisición derivativa por residencia
Requisitos:
1.- Que el interesado haya residido en España durante el tiempo exigido por la ley en cada caso y de manera legal,
continuada e inmediatamente anterior a la petición.
Que la residencia sea legal significa que el interesado ha entrado y permanecido en territorio español cumpliendo
todos los requisitos legales al efecto (permisos de residencia, etc).
2.- Que la residencia haya durado el plazo de tiempo marcado por la ley en cada caso, que es el siguiente:
a) Plazo general de diez años.
b) Son suficientes cinco años para los que hayan obtenido la condición de refugiado.
c) Bastan dos años cuando se trate de nacionales de origen de países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea
Ecuatorial o Portugal o de sefardíes.
d) Bastará el tiempo de residencia de un año para:
- El que haya nacido en territorio español.
- El que no haya ejercitado oportunamente la facultad de optar.
- El que haya estado sujeto legalmente a la tutela, curatela con facultades de representación plena, guarda o
acogimiento de un ciudadano o institución españoles durante dos años consecutivos, incluso si continuare en esta
situación en el momento de la solicitud.
- El que al tiempo de la solicitud llevare un año casado con español o española y no estuviere separado legalmente
o de hecho.
- El viudo o viuda de española o español, si a la muerte del cónyuge no existiera separación legal o de hecho.
3.- Que el interesado justifique, en el expediente que se abra al efecto, buena conducta cívica y suficiente grado
de integración en la sociedad española.
4.- Que se solicite la adquisición por alguna de las siguientes personas:
a) El interesado emancipado o mayor de dieciocho años.
b) El mayor de catorce años asistido por su representante legal.
c) El representante legal del menor de catorce años. En caso de discrepancia entre los representantes legales
sobre la solicitud de nacionalidad por residencia, se tramitará el expediente de jurisdicción voluntaria previsto al
efecto.
d) El interesado con discapacidad con los apoyos y ajustes de procedimiento que, en su caso, precise.
En este caso y en el anterior, el representante legal sólo podrá formular la solicitud si previamente ha obtenido
autorización conforme a lo previsto en la letra a) del apartado 2 del artículo anterior.
5.- Que la solicitud de concesión de la nacionalidad por residencia sea atendida por el Ministro de Justicia, que
podrá denegarla por motivos razonados de orden público o interés nacional.
6.- Que en el plazo de 180 días desde la concesión por el Ministerio de Justicia, el interesado comparezca ante
funcionario competente para dar cumplimiento a lo exigido en el artículo 23 del CC.

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4.- Requisitos comunes a todas las adquisiciones derivativas
Vienen establecidos en el artículo 23 del CC y son comunes a todas las adquisiciones derivativas: opción, carta de
naturaleza y residencia.
Son requisitos de validez, por lo que tienen carácter constitutivo: si no concurren, no se puede adquirir la
nacionalidad española.
Estos requisitos son los siguientes:
a) Que el mayor de catorce años y capaz para prestar una declaración por sí jure o prometa fidelidad al Rey y
obediencia a la Constitución y a las leyes.
b) Que la misma persona declare que renuncia a su anterior nacionalidad. Quedan a salvo de este requisito los
naturales de países mencionados en el apartado 1 del artículo 24 y los sefardíes originarios de España.
c) Que la adquisición se inscriba en el Registro Civil español (por tanto, la inscripción tiene carácter constitutivo).
5.- Consolidación de la nacionalidad española por posesión continuada
Se regula en el artículo 18 del CC, según el cual "La posesión y utilización continuada de la nacionalidad española
durante diez años, con buena fe y basada en un título inscrito en el Registro Civil, es causa de consolidación de la
nacionalidad, aunque se anule el título que la originó".
Se trata de evitar una eficacia automática y retroactiva de la nulidad declarada respecto de un supuesto de
adquisición de la nacionalidad española de forma originaria. Así, por ejemplo, cuando se ha adquirido la
nacionalidad española por filiación y con posterioridad se declara que la filiación no existía. “A” adquirió la
nacionalidad española por ser hijo de “B” (español), y más tarde se declara que A no es hijo de B.

3.- Pérdida de la nacionalidad española


La nacionalidad española no es un estado civil perpetuo e inalterable. Puede perderse voluntariamente; también
puede perderse por sanción respecto de los que no sean nacionales de origen.
A) Pérdida voluntaria
El artículo 24 del CC establece los siguientes supuestos de pérdida de la nacionalidad:
1.- Pérdida por adquisición voluntaria y uso exclusivo de otra nacionalidad
Pierden la nacionalidad española los emancipados que, residiendo habitualmente en el extranjero, adquieran
voluntariamente otra nacionalidad o utilicen exclusivamente la nacionalidad extranjera que tuvieran atribuida antes
de la emancipación.
Esta pérdida se producirá una vez que transcurran tres años, a contar, respectivamente, desde la adquisición de
la nacionalidad extranjera o desde la emancipación.
Sin embargo, los interesados podrán evitar la pérdida si dentro del plazo indicado (tres años) declaran su voluntad
de conservar la nacionalidad española al encargado del Registro Civil.
La adquisición de la nacionalidad de países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial o Portugal no
es bastante para producir, conforme a este apartado, la pérdida de la nacionalidad española de origen.

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2. Pérdida por renuncia expresa
También pierden la nacionalidad española los españoles emancipados que renuncien expresamente a ella, si
tienen otra nacionalidad y residen habitualmente en el extranjero (artículo 24-2 del CC).
3. Pérdida de la nacionalidad española adquirida por filiación del nacido y que reside en el extranjero, si no quiere
conservarla al llegar a la mayoría de edad.
Los que habiendo nacido y residiendo en el extranjero ostenten la nacionalidad española por ser hijos de padre o
madre españoles, también nacidos en el extranjero, cuando las leyes del país donde residan les atribuyan la
nacionalidad de dicho país, perderán, en todo caso, la nacionalidad española si no declaran su voluntad de
conservarla ante el encargado del Registro Civil en el plazo de tres años, a contar desde su mayoría de edad o
emancipación.Sin embargo, el artículo 24 acaba diciendo que no se pierde la nacionalidad española, en virtud de
lo dispuesto en este precepto, si España se hallare en guerra.
B) Pérdida por vía de sanción
Viene recogida en el artículo 25 del CC según el cual los españoles que no lo sean de origen perderán la
nacionalidad española:
a) Cuando durante un período de tres años utilicen exclusivamente la nacionalidad a la que hubieran declarado
renunciar al adquirir la nacionalidad española.
b) Cuando entren voluntariamente al servicio de las armas o ejerzan cargo político en un Estado extranjero contra
la prohibición expresa del Gobierno.
Este mismo artículo 25 del CC, en el apartado 2o, contempla un supuesto de nulidad de la adquisición de la
nacionalidad española (y consiguientemente su pérdida) cuando una sentencia firme declare que el interesado ha
incurrido en falsedad, ocultación o fraude en la adquisición de la nacionalidad española, si bien no se derivarán de
ella efectos perjudiciales para terceros de buena fe.
La acción de nulidad deberá ejercitarse por el Ministerio Fiscal de oficio o en virtud de denuncia, dentro del plazo
de quince años.

4.- Recuperación de la nacionalidad española


El artículo 26 del CC permite recuperar la nacionalidad española a quienes la hayan perdido si cumplen los
siguientes requisitos:
a) Ser residente legal en España. Este requisito no será de aplicación a los emigrantes ni a los hijos de emigrantes.
En los demás casos podrá ser dispensado por el Ministro de Justicia cuando concurran circunstancias
excepcionales.
b) Declarar ante el encargado del Registro Civil su voluntad de recuperar la nacionalidad española.
c) Inscribir la recuperación en el Registro Civil.
Sin embargo, no podrán recuperar o adquirir, en su caso, la nacionalidad española sin previa habilitación concedida
discrecionalmente por el Gobierno, los que se encuentren incursos en cualquiera de los supuestos previstos en el
artículo anterior, es decir, los que haya perdido la nacionalidad española por sanción o en virtud de sentencia firme
que declare la nulidad de la adquisición.

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5.- LA VECINDAD CIVIL
España se caracteriza por ser un Estado autonómico, en el que junto al derecho civil común coexisten normas de
derecho civil foral o especial, como ocurre en Cataluña, Galicia, el País Vasco, Navarra o Aragón. Se hace
necesario precisar qué españoles están sometidos al derecho común y cuáles al derecho civil foral o especial, lo
que se consigue a través de la vecindad civil.
Podemos definir por ello la vecindad civil como el vínculo de dependencia regional que lleva como consecuencia
la sumisión de un ciudadano español al derecho civil común o al especial o foral. Por eso el artículo 14-1 del Código
civil establece que "la sujeción al derecho civil común o al especial o foral se determina por la vecindad civil".
Modos de adquirir la vecindad civil (artículo 14 del cc) 1.- Adquisición por filiación natural o adoptiva
- Tienen vecindad civil en territorio de derecho común, o en uno de los de derecho especial o foral, los nacidos de
padres que tengan tal vecindad.
- Por la adopción, el adoptado no emancipado adquiere la vecindad civil de los adoptantes.
La privación o suspensión en el ejercicio de la patria potestad, o el cambio de vecindad de los padres, no afectarán
a la vecindad civil de los hijos.El matrimonio no altera la vecindad civil. No obstante, cualquiera de los cónyuges
no separados, ya sea legalmente o de hecho, podrá, en todo momento, optar por la vecindad civil del otro.
2.- Adquisición por residencia
- Por residencia continuada durante dos años, siempre que el interesado manifieste ser esa su voluntad. - Por
residencia continuada de diez años, sin declaración en contrario durante este plazo.
Ambas declaraciones se harán constar en el Registro Civil y no necesitan ser reiteradas.
*** En caso de duda prevalecerá la vecindad civil que corresponda al lugar de nacimiento.
3.- Adquisición de la vecindad civil por extranjero que adquiera la nacionalidad española (artículo 15 cc)
El extranjero que adquiera la nacionalidad española deberá optar, al inscribir la adquisición de la nacionalidad, por
cualquiera de las vecindades siguientes:
a) La correspondiente al lugar de residencia.
b) La del lugar del nacimiento.
c) La última vecindad de cualquiera de sus progenitores o adoptantes.
d) La del cónyuge. La recuperación de la nacionalidad española lleva consigo la de aquella vecindad civil que
ostentara el interesado al tiempo de su pérdida.

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TEMA 13. Domicilio. Ausencia y declaración de fallecimiento.

1.- El domicilio y la residencia


El concepto de domicilio resulta esencial para el Derecho.
Es necesario conocer el lugar más o menos fijo donde se puede localizar a una persona.
Es preciso que cada persona tenga fijado un determinado lugar donde poder ejercer sus derechos y cumplir sus
obligaciones. Un lugar al que poderse dirigir para hacer notificaciones ( ejemplo, de una multa), citaciones,
emplazamientos y requerimientos públicos o privados.
Ese lugar sirve también para elaborar el censo electoral y determinar donde poder ejercer el derecho de sufragio (
derecho a votar en las elecciones). O también a los efectos de recibir determinadas prestaciones, como las
sanitarias. Por último, desde el punto de vista judicial, el domicilio de las personas es importante para fijar la
competencia territorial de los Juzgados y Tribunales.
El artículo 40 del CC establece que para el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones civiles,
el domicilio de las personas naturales es el lugar de su residencia habitual.
El domicilio de los diplomáticos residentes por razón de su cargo en el extranjero, que gocen del derecho de
extraterritorialidad, será el último que hubieren tenido en territorio español.
Respecto del domicilio de las personas jurídicas, el artículo 41 del CC señala que cuando ni la ley que las haya
creado o reconocido ni los estatutos o las reglas de fundación fijaren el domicilio de las personas jurídicas, se
entenderá que lo tienen en el lugar en que se halle establecida su representación legal, o donde ejerzan las
principales funciones de su instituto.
La residencia es un término que aparece con cierta frecuencia en el Código Civil, debiendo entenderse por tal la
estancia de una persona en un lugar sin la nota de habitualidad, pero en todo caso durante un lapso temporal más
o menos dilatado. Pueden coincidir residencia y domicilio.
Ejemplo: un estudiante puede tener su domicilio en Jaén, donde siempre ha vivido y viven sus padres, y su
residencia en Segovia, donde pasa periodos más o menos largos de tiempo como consecuencia de que estudia
derecho en el Campus de Segovia.
El artículo 19 de la Constitución reconoce a todos los españoles, como derecho fundamental, el derecho a fijar
libremente su residencia y a circular por todo el territorio nacional.
Desde un punto de vista constitucional, el domicilio es el espacio del individuo donde éste ejerce su libertad más
íntima. Puede coincidir, normalmente, con el domicilio a efectos civiles, pero no necesariamente, pues puede
considerarse domicilio a efectos de protección penal y constitucional, el apartamento de verano que utiliza la
persona durante 15 días, o incluso una habitación de hotel.
El artículo 18-2 de la Constitución reconoce, como derecho fundamental, que "el domicilio es inviolable. Ninguna
entrada y registro podrá hacerse en él sin el consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de
flagrante delito".

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2.- LA AUSENCIA
2.1.- Concepto y regulación legal
Desde un punto de vista jurídico podemos definir la ausencia como "la situación jurídica especial de una persona
que no se encuentra en su domicilio o en el lugar donde es necesaria su presencia, y de la que no se tienen noticias
sobre su paradero durante cierto tiempo, llegándose a dudar de su existencia".
Como vemos, el elemento esencial de la ausencia es la incertidumbre acerca de la existencia de una persona.
Como esa situación de incertidumbre puede afectar a sus bienes y derechos, así como a las relaciones con
terceros, es por lo que el ordenamiento jurídico se encarga de su regulación.
La ausencia viene regulada en los artículos 181 a 192 del Código Civil. También se refieren a esta situación los
artículos 67 a 77 de la Ley15/2015, de 2 de julio, de la Jurisdicción Voluntaria.

2.2.- Fases legales de la ausencia


Bajo la rúbrica general "De la ausencia", el Código Civil contempla tres situaciones diferentes:
1a.- Situación de defensa de los bienes de una persona desaparecida, constituida por una serie de medidas para
evitar daños en su patrimonio, y para que el defensor le represente en juicio o en los negocios que no admitan
demora.
2a.- Situación de ausencia legal, que requiere declaración judicial al efecto cuando se den una serie de requisitos
y la designación de un representante del ausente.
3a.- Declaración judicial de fallecimiento de una persona, a la que se considera oficialmente como fallecida,
abriéndose su sucesión.
Son fases independientes, de forma que se puede declarar directamente el fallecimiento de una persona sin previa
declaración de ausencia legal. Las veremos a continuación en detalle.

2.3.- Fase de defensa de los bienes del desaparecido.


Este supuesto está regulado en el artículo 181 del CC.
Se requiere que una persona haya desaparecido de su domicilio o del lugar de su última residencia, sin haberse
tenido de ella más noticias.
Esta situación se pone en conocimiento del Juzgado del domicilio del desaparecido por persona interesada o por
el Ministerio Fiscal y, en atención a las circunstancias concurrentes, el Secretario Judicial de dicho Juzgado puede
nombrar un defensor judicial al desaparecido, salvo que el desaparecido estuviera debidamente representado (
ejemplo, a través de apoderado voluntario), o legalmente representado (caso de menores o incapaces).

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El cargo de defensor judicial del desaparecido, si procede la designación, recaerá por este orden:
1.- En el cónyuge presente mayor de edad no separado legalmente será el representante y defensor nato del
desaparecido
2.- A falta del anterior, en el pariente más próximo hasta el cuarto grado, también mayor de edad.
3.- En defecto de parientes, no presencia de los mismos o urgencia notoria, el Secretario judicial nombrará persona
solvente y de buenos antecedentes, previa audiencia del Ministerio Fiscal.
Las funciones de este defensor judicial serán las siguientes:
- Amparar y representar al desaparecido en juicio o en los negocios que no admitan demora sin perjuicio grave. -
Adoptar las medidas necesarias a la conservación del patrimonio del desaparecido.

2.4.- Declaración legal de ausencia: Requisitos y efectos


La situación de ausencia legal de una persona exige una resolución judicial que así lo declare, después de haberse
seguido un procedimiento de jurisdicción voluntaria ante el Juzgado de su último domicilio (artículos 67 y siguientes
de la Ley de la Jurisdicción Voluntaria).
En dicho procedimiento se comprobará que concurren los requisitos legales para declarar ausente a una persona
y, finalmente, será el secretario Judicial del Juzgado el que haga la declaración de ausencia y designe al
representante del ausente.
Si se hubiera designado antes un defensor judicial del ausente, esta medida continuará durante el procedimiento
de ausencia si no se considera necesario modificarla o suspenderla.
Requisitos para la declaración de ausencia
Según el artículo 183 del CC, se considerará en situación de ausencia legal al desaparecido de su domicilio o de
su última residencia:
Primero. Pasado un año desde las últimas noticias o a falta de éstas desde su desaparición, si no hubiese dejado
apoderado con facultades de administración de todos sus bienes.
Segundo. Pasados tres años, si hubiese dejado encomendada por apoderamiento la administración de todos sus
bienes.
Tercero. Cuando se haya producido la muerte o renuncia justificada del mandatario, o la caducidad del mandato,
si al producirse aquéllas se ignorase el paradero del desaparecido y hubiere transcurrido un año desde que se
tuvieron las últimas noticias, y, en su defecto, desde su desaparición.

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Efectos de la declaración de ausencia:
1.- La declaración de ausencia se ha de inscribir en el Registro Civil, y desde entonces quedan extinguidos de
derecho
todos los mandatos generales o especiales otorgados por el ausente.
2 El cónyuge del ausente tendrá derecho a la separación de bienes.
3.- Si durante la declaración de ausencia se abre una sucesión hereditaria a la que estuviere llamado un ausente,
acrecerá la parte de éste a sus coherederos, al no haber persona con derecho propio para reclamarla. Los unos y
los otros, en su caso, deberán hacer, con intervención del Ministerio fiscal, inventario de dichos bienes, los cuales
reservarán hasta la declaración del fallecimiento.
4.- Nombramiento de un representante del ausente
Personas llamadas a ser representante del ausente
1. El cónyuge presente mayor de edad no separado legalmente o de hecho.
2. El hijo mayor de edad; si hubiese varios, serán preferidos los que convivían con el ausente y el mayor al menor.
3. Al ascendiente más próximo de menos edad de una u otra línea.
4.o A los hermanos mayores de edad que hayan convivido familiarmente con el ausente, con preferencia del mayor
sobre el menor.
En defecto de las personas expresadas, corresponde en toda su extensión a la persona solvente de buenos
antecedentes que el Secretario judicial, oído el Ministerio fiscal, designe a su prudente arbitrio. Funciones o
atribuciones del representante del ausente
- La representación del declarado ausente, la pesquisa de su persona, la protección y administración de sus bienes
y el cumplimiento de sus obligaciones.
- Inventariar los bienes muebles y describir los inmuebles de su representado.
- Prestar la garantía que el Secretario judicial prudencialmente fije. Quedan exceptuados los comprendidos en los
números 1.o, 2.o y 3.o del artículo precedente.
- Conservar y defender el patrimonio del ausente y obtener de sus bienes los rendimientos normales de que fueren
susceptibles.
Serán aplicables a los representantes dativos del ausente, en cuanto se adapten a su especial representación, los
preceptos que regulan el ejercicio de la tutela y las causas de inhabilidad, remoción y excusa de los tutores.
Derechos del representante del ausente
El representante del ausente disfrutará de la posesión temporal del patrimonio del ausente y hará suyos los
productos
líquidos en la cuantía que el Secretario judicial señale.
Sin embargo, respecto de esos bienes del ausente, el representante no podrá venderlos, gravarlos, hipotecarlos o
darlos en prenda, sino en caso de necesidad o utilidad evidente, reconocida y declarada por el Secretario judicial,
quien, al autorizar dichos actos, determinará el empleo de la cantidad obtenida.

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Fin de la situación de ausencia legal declarada
Los supuestos en que puede ponerse fin a la declaración de ausencia se contemplan en el artículo 75 de la Ley
de Jurisdicción voluntaria, conforme al cual el Secretario Judicial dejará sin efecto tal declaración:
- Cuando se presentare alguna persona que dijese ser el declarado ausente y así lo acredite. En este caso se le
restituirá su patrimonio, pero no los productos percibidos por el representante.
- Cuando se presentare alguien alegando tener noticias ciertas de la existencia y paradero conocido del declarado
ausente y así se acredite.
- Cuando se tenga noticia de la muerte del declarado ausente y así se acredite, en cuyo caso el artículo 188 del
CC señala que se abrirá la sucesión en beneficio de los que en el momento del fallecimiento fuesen sus sucesores
voluntarios o legítimos, debiendo el poseedor temporal hacerles entrega del patrimonio del difunto, pero reteniendo,
como suyos, los productos recibidos

3.- La declaración de fallecimiento: Requisitos, efectos y extinción


La declaración de fallecimiento de una persona es una declaración oficial sobre su muerte, por estar ausente, que
exige una resolución judicial que así lo recoja, después de haberse seguido un procedimiento de jurisdicción
voluntaria ante el Juzgado de su último domicilio ( artículos 67 y siguientes de la Ley de la Jurisdicción Voluntaria).
En dicho procedimiento se comprobará que concurren el o los supuestos legales para declarar el fallecimiento de
una persona y, finalmente, será el Secretario del Juzgado el que haga la declaración por medio de Decreto, que
expresará la fecha a partir de la cual se entiende ocurrida la muerte de esa persona.
Supuestos en que procede la declaración de fallecimiento (artículos 193 y 194 CC)
1. Transcurridos diez años desde las últimas noticias habidas del ausente, o, a falta de éstas, desde su
desaparición.
2. Pasados cinco años desde las ultimas noticias o, en defecto de éstas, desde su desaparición, si al expirar dicho
plazo hubiere cumplido el ausente setenta y cinco años.
Los plazos expresados se computarán desde la expiración del año natural en que se tuvieron las últimas noticias,
o, en su defecto, del en que ocurrió la desaparición.
3. Cumplido un año, contado de fecha a fecha, de un riesgo inminente de muerte por causa de violencia contra la
vida, en que una persona se hubiese encontrado sin haberse tenido, con posterioridad a la violencia, noticias
suyas. En caso de siniestro este plazo será de tres meses.
Se presume la violencia si en una subversión de orden político o social hubiese desaparecido una persona sin
volverse a tener noticias suyas durante el tiempo expresado, siempre que hayan pasado seis meses desde la
cesación de la subversión.

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Procede también la declaración de fallecimiento en los siguientes casos (artículo 194 del CC):
1. Intervinientes en conflicto bélico.
De los que perteneciendo a un contingente armado o unidos a él en calidad de funcionarios auxiliares voluntarios,
o en funciones informativas, hayan tomado parte en operaciones de campaña y desaparecido en ellas luego que
hayan transcurrido dos años, contados desde la fecha del tratado de paz, y en caso de no haberse concertado,
desde la declaración oficial de fin de la guerra.
2. Naufragio de nave o siniestro de aeronave y ausencia de supervivientes.
De los que resulte acreditado que se encontraban a bordo de una nave cuyo naufragio o desaparición por inmersión
en el mar se haya comprobado, o a bordo de una aeronave cuyo siniestro se haya verificado y haya evidencias
racionales de ausencia de supervivientes.
3. Naufragio de nave o siniestro de aeronave, con restos humanos no identificados.
De los que no se tuvieren noticias después de que resulte acreditado que se encontraban a bordo de una nave
cuyo naufragio o desaparición por inmersión en el mar se haya comprobado o a bordo de una aeronave cuyo
siniestro se haya verificado, o, en caso de haberse encontrado restos humanos en tales supuestos, y no hubieren
podido ser identificados, luego que hayan transcurrido ocho días.
4. Nave con presunción de naufragio por no llegar a su destino.
De los que se encuentren a bordo de una nave que se presuma naufragada o desaparecida por inmersión en el
mar, por no llegar a su destino, o si careciendo de punto fijo de arribo, no retornase y haya evidencias racionales
de ausencia de supervivientes, luego que en cualquiera de los casos haya transcurrido un mes contado desde las
últimas noticias recibidas o, por falta de éstas, desde la fecha de salida de la nave del puerto inicial del viaje.
5. Aeronave por zonas deshabitadas o que no llega a su destino.
De los que se encuentren a bordo de una aeronave que se presuma siniestrada al realizar el viaje sobre mares,
zonas desérticas o inhabitadas, por no llegar a su destino, o si careciendo de punto fijo de arribo, no retornase, y
haya evidencias racionales de ausencia de supervivientes, luego que en cualquiera de los casos haya transcurrido
un mes contado desde las últimas noticias de las personas o de la aeronave y, en su defecto, desde la fecha de
inicio del viaje. Si éste se hiciere por etapas, el plazo indicado se computará desde el punto de despegue del que
se recibieron las últimas noticias.
Efectos de la declaración de fallecimiento
1.- Por la declaración de fallecimiento cesa la situación de ausencia legal, pero mientras dicha declaración no se
produzca, se presume que el ausente ha vivido hasta el momento en que deba reputársele fallecido, salvo
investigaciones en contrario (artículo 195 CC).
2.- Se abrirá la sucesión en los bienes del declarado fallecido, procediéndose a su adjudicación conforme a lo
dispuesto legalmente.
Pero los herederos no podrán disponer a título gratuito hasta cinco años después de la declaración del
fallecimiento.
Será obligación ineludible de los sucesores, aunque por tratarse de uno solo no fuese necesaria partición, la de
formar notarialmente un inventario detallado de los bienes muebles y una descripción de los inmuebles.

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Fin de la declaración de fallecimiento y efectos
Si después de la declaración de fallecimiento se presentase el ausente o se probase su existencia, entonces el
Secretario Judicial, tras hacer las oportuna comprobaciones, dejará sin efecto la declaración de fallecimiento.
El declarado fallecido, que ha aparecido o cuya existencia se ha probado, recobrará sus bienes en el estado en
que se encuentren y tendrá derecho al precio de los que se hubieran vendido, o a los bienes que con este precio
se hayan adquirido, pero no podrá reclamar de sus sucesores rentas, frutos ni productos obtenidos con los bienes
de su sucesión, sino desde el día de su presencia o de la declaración de no haber muerto ( artículo 197 CC).

4.- Las declaraciones de desaparecido, ausente y fallecido en relación con el Registro Civil
Dice el artículo 198 del Código Civil:
En el Registro Civil se harán constar las declaraciones de desaparición, ausencia legal y de fallecimiento, así como
las representaciones legítimas y dativas acordadas, y su extinción.
Asimismo se anotarán los inventarios de bienes muebles y descripción de inmuebles que en este Título se ordenan;
los decretos de concesión y las escrituras de transmisiones y gravámenes que efectúen los representantes
legítimos o dativos de los ausentes; y la escritura de descripción o inventario de los bienes, así como de las
escrituras de partición y adjudicación realizadas a virtud de la declaración de fallecimiento o de las actas de
protocolización de los cuadernos particionales en sus respectivos casos.

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TEMA 14. Registro Civil

1.- El Registro Civil: concepto y regulación.


Podemos definir el Registro Civil con Luces Gil como "la institución que tiene por objeto:

A) Hacer constar y dar publicidad a los hechos y actos que afectan al estado civil de las personas (por ejemplo, el
nacimiento, el fallecimiento, la filiación, el matrimonio)

B) Cooperar en determinados casos a la constitución de tales actos (por ejemplo, cuando se adquiere la
nacionalidad española de forma derivativa, es necesario la inscripción de esa adquisición en el Registro Civil);

c) y proporcionar títulos de legitimación de estado civil ( las inscripciones que se practican en el Registro civil sirven
de prueba de que se tiene un estado civil determinado, y se puede probar a través de las certificaciones que se
expiden por el Registro Civil).
La legalidad vigente en esta materia viene constituida por la Ley 20/2011, de 21 de Julio, del Registro Civil. Esta
Ley ha derogado la antigua Ley de 8 de junio de 1957, del Registro Civil, y el Reglamento que la desarrolla de 14
de noviembre de 1958. Sin embargo, estamos en un periodo de transitoriedad, porque hasta que el Ministerio de
Justicia no apruebe la entrada en servicio efectiva de las aplicaciones informáticas que permitan el funcionamiento
del Registro Civil de forma íntegramente electrónica, las actuales Oficinas de Registro Civil según el sistema de la
Ley de 1957 deben seguir practicando los asientos relativos a nacimientos, defunciones, matrimonios y tutelas con
arreglo a las previsiones de la normativa anterior, utilizando los libros y secciones correspondientes.

Características del modelo de Registro Civil contemplado en la Ley 20/2011, de 21 de Julio.


- La nueva Ley de Registro Civil implica implantar un nuevo modelo de Registro Civil único para toda España,
informatizado y accesible electrónicamente.
- El Registro Civil es un registro público y gratuito dependiente del Ministerio de Justicia.
- El contenido del Registro Civil está integrado por el conjunto de registros individuales de las personas físicas y
por el resto de las inscripciones que se practiquen en el mismo conforme a lo previsto en la Ley.
- Cada persona tendrá un registro individual en el que constarán los hechos y actos relativos a la identidad, estado
civil y demás circunstancias en los términos de la Ley.
El registro individual se abrirá con la inscripción de nacimiento o con el primer asiento que se practique.
- A cada registro individual abierto con el primer asiento que se practique se le asignará un código personal
constituido por la secuencia alfanumérica generada por el Registro Civil, que será única e invariable en el tiempo.
- En dicho registro individual se inscribirán o anotarán, continuada, sucesiva y cronológicamente, todos los hechos
y actos que tengan acceso al Registro Civil relativos al estado civil de cada persona con registro individual (por
ejemplo, su matrimonio, que está sujeta a medidas de apoyo, su fallecimiento, etc).

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Hechos y actos inscribibles en el Registro Civil. Los asientos registrales
Tienen acceso al Registro Civil los hechos y actos que se refieren a la identidad, estado civil y demás circunstancias
de la persona. Son, por tanto, inscribibles:
1.El nacimiento.
2.La filiación.
3.El nombre y los apellidos y sus cambios.
4.El sexo y el cambio de sexo.
5.La nacionalidad y la vecindad civil.
6.La emancipación y el beneficio de la mayor edad.
7.El matrimonio. La separación, nulidad y divorcio.
8.El régimen económico matrimonial legal o pactado.
9.Las relaciones paterno-filiales y sus modificaciones.
10.Los poderes y mandatos preventivos, la propuesta de nombramiento de curador y las medidas de apoyo
previstas por una persona respecto de sí misma o de sus bienes.
11.Las resoluciones judiciales dictadas en procedimientos de provisión de medidas judiciales de apoyo a personas
con discapacidad.
12.Los actos relativos a la constitución y régimen del patrimonio protegido de las personas con discapacidad.
13.La tutela del menor y la defensa judicial del menor emancipado.
14.Las declaraciones de concurso de las personas físicas y la intervención o suspensión de sus facultades.
15.Las declaraciones de ausencia y fallecimiento.
16.La defunción.
Los asientos del Registro Civil son las inscripciones, las anotaciones y las cancelaciones. A través de las
inscripciones, que son los asientos más importantes, acceden al Registro Civil los hechos y actos relativos al estado
civil de las personas que hemos mencionado. Las inscripciones constituyen prueba plena de los hechos inscritos.

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3.- Estructura del Registro Civil
1. El Registro Civil depende del Ministerio de Justicia y se organiza en:
1.Oficina Central.
2. Oficinas Generales.
3.Oficinas Consulares.
Las oficinas generales serán las oficinas más importantes y con mayores competencias.Existirá una Oficina
General del Registro Civil en todas las poblaciones que sean sede de la capital de un partido judicial.
Al frente de cada Oficina General del Registro Civil estará un Encargado del Registro Civil, que será un Letrado de
la Administración de Justicia.
Son funciones de las Oficinas Generales del Registro Civil:
a) Recibir y documentar declaraciones de conocimiento y de voluntad en materias propias de su competencia, así
como expedir certificaciones.
b) Recibir por vía electrónica o presencial solicitudes o formularios, así como otros documentos que sirvan de título
para practicar un asiento en el Registro Civil.
c) Tramitar y resolver los expedientes de Registro Civil que les atribuya el ordenamiento jurídico.
d) Practicar las inscripciones y demás asientos de su competencia.
e) Expedir certificaciones de los asientos registrales.
f) Cualesquiera otras funciones que les atribuya la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública.
La Dirección General de seguridad jurídica y fe pública (antes conocida como Dirección General de los Registros
y del Notariado), dependiente del Ministerio de Justicia, es un órgano directivo que se encarga por velar del correcto
funcionamiento de los Registros Civiles, dando órdenes e instrucciones sobre su llevanza y funcionamiento que
deben cumplir los encargados de dichos Registros. También se encarga de resolver recursos contra decisiones de
los encargados y resolver los expedientes que les vienen encomendados por la ley en materia de registro civil.

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El nombre y los apellidos (artículos 49 a 57 de la Ley de Registro Civil)
El nombre es el apelativo mediante el cual se individualiza a una persona y se la distingue de las demás. En la
medida en que el nombre y los apellidos sirven para identificar a una persona, al nombre se le considera como un
derecho de la personalidad, de ahí que toda persona desde su nacimiento tenga derecho al nombre.
El derecho a un nombre es oponible frente a todos, es imprescriptible e intransmisible.
La elección del nombre
Acabamos de decir que toda persona tiene derecho a un nombre desde su nacimiento.
- Lo normal es que la elección del nombre la lleven a cabo los progenitores del recién nacido.
- La elección del nombre es libre, si bien con algunas limitaciones: 1.o No podrán consignarse más de dos nombres
simples o uno compuesto.
2. No podrán imponerse nombres que sean contrarios a la dignidad de la persona ni los que hagan confusa la
identificación.
3.o No podrá imponerse al nacido nombre que ostente uno de sus hermanos con idénticos apellidos, a no ser que
hubiera fallecido.
Pero, ¿qué ocurre si una persona nace y no tiene filiación conocida, es decir, no tiene padre ni madre conocidos?.
Para este supuesto la Ley del Registro Civil indica que el Encargado del Registro Civil impondrá un nombre y unos
apellidos de uso corriente.
Si el nacido tiene filiación conocida y sus progenitores no se ponen de acuerdo a la hora de asignarle un nombre,
el Encargado del Registro Civil les apercibirá de que, si no se ponen de acuerdo en el plazo de tres días, será el
propio Encargado el que le asigne al recién nacido un nombre de uso corriente.

La determinación de los apellidos


La filiación determina los apellidos. Si la filiación está determinada por ambas líneas (paterna y materna), los
progenitores acordarán el orden de transmisión de su respectivo primer apellido, antes de la inscripción registral.
En caso de desacuerdo o cuando no se hayan hecho constar los apellidos en la solicitud de inscripción, el
Encargado del Registro Civil requerirá a los progenitores, o a quienes ostenten la representación legal del menor,
para que en el plazo máximo de tres días comuniquen el orden de apellidos. Transcurrido dicho plazo sin
comunicación expresa, el Encargado acordará el orden de los apellidos atendiendo al interés superior del menor.
En los supuestos de nacimiento con una sola filiación reconocida, ésta determina los apellidos. El progenitor podrá
determinar el orden de los apellidos.
El orden de los apellidos establecido para la primera inscripción de nacimiento determina el orden para la
inscripción de los posteriores nacimientos con idéntica filiación. En esta primera inscripción, cuando así se solicite,
podrán constar la preposición «de» y las conjunciones «y» o «i» entre los apellidos, en los términos previstos en
el artículo 53 de la presente Ley.

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Cambio de nombre
El artículo 50-4 de la LRC señala que “a petición del interesado o de su representante legal, el encargado del
Registro sustituirá el nombre propio de aquél por su equivalente en cualquiera de las lenguas españolas”. Ejemplo:
Juan por Joan. Y el artículo 52 de la LRC establece que “El Encargado del Registro Civil, mediante procedimiento
registral, podrá autorizar el cambio de nombre previa declaración del interesado, que deberá probar el uso habitual
del nuevo nombre, y siempre que concurran las demás circunstancias exigidas en la legislación del Registro Civil”.

Cambio de apellidos
Cambio de apellidos mediante declaración de voluntad.
El Encargado puede, mediante declaración de voluntad del interesado, autorizar el cambio de apellidos en los
casos siguientes:
1.o La inversión del orden de apellidos.
2.o La anteposición de la preposición «de» al primer apellido que fuera usualmente nombre propio o empezare por
tal, así como las conjunciones «y» o «i» entre los apellidos.
3.o La acomodación de los apellidos de los hijos mayores de edad o emancipados al cambio de apellidos de los
padres cuando aquellos expresamente lo consientan.
4.o La regularización ortográfica de los apellidos a cualquiera de las lenguas oficiales correspondiente al origen o
domicilio del interesado y la adecuación gráfica a dichas lenguas de la fonética de apellidos también extranjeros.
5.o Cuando sobre la base de una filiación rectificada con posterioridad, el hijo o sus descendientes pretendieran
conservar los apellidos que vinieren usando antes de la rectificación. Dicha conservación de apellidos deberá
instarse dentro de los dos meses siguientes a la inscripción de la nueva filiación o, en su caso, a la mayoría de
edad.

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Cambio de apellidos o de identidad mediante expediente.
1. El Encargado del Registro puede autorizar el cambio de apellidos, previo expediente instruido en forma
reglamentaria.
2. Son requisitos necesarios de la petición de cambio de apellidos:
a) Que el apellido en la forma propuesta constituya una situación de hecho, siendo utilizado por el interesado.
b) Que el apellido o apellidos que se tratan de unir o modificar pertenezcan legítimamente al peticionario.
c) Que los apellidos que resulten del cambio no provengan de la misma línea.
Podrá formularse oposición fundada únicamente en el incumplimiento de los requisitos exigidos.
3. Bastará que concurra el requisito del uso habitual del apellido propuesto, sin que se cumplan los requisitos b) y
c) del apartado 2, si el apellido o apellidos solicitados correspondieran a quien tuviere acogido al interesado,
siempre que aquél o, por haber fallecido, sus herederos den su consentimiento al cambio. En todo caso se requiere
que, por sí o sus representantes legales, asientan al cambio el cónyuge y descendientes del titular del apellido.
4. No será necesario que concurra el uso habitual del apellido propuesto, bastando que se cumplan los requisitos
b) y c) previstos en el apartado 2, para cambiar o modificar un apellido contrario a la dignidad o que ocasione
graves inconvenientes.
5. Cuando se trate de víctimas de violencia de género o de sus descendientes que estén o hayan estado integrados
en el núcleo familiar de convivencia, podrá autorizarse el cambio de apellidos sin necesidad de cumplir con los
requisitos previstos en el apartado 2, de acuerdo con el procedimiento que se determine reglamentariamente.
En estos casos, podrá autorizarse por razones de urgencia o seguridad el cambio total de identidad sin necesidad
de cumplir con los requisitos previstos en el apartado 2, de acuerdo con el procedimiento que se determine
reglamentariamente.
Reglas comunes al cambio de nombre y apellidos.
1. El cambio de apellidos alcanza a todas las personas sujetas a la patria potestad y también a los demás
descendientes que expresamente lo consientan.
2. El cambio de nombre y apellidos se inscribirá en el registro individual del interesado. Dicha inscripción tiene
carácter constitutivo.
3. Los cambios señalados en los párrafos anteriores podrán ser solicitados por el propio interesado si es mayor de
dieciséis años.
Protección civil del nombre. La tutela judicial civil del nombre de una persona se concreta fundamentalmente a
través de dos acciones:
a) La acción de reconocimiento o afirmación del nombre, dirigida a que se declare el derecho de una persona a
llevar y usar un nombre, frente a quien se lo niega o discute.
b) La acción de impugnación de un nombre, dirigida a hacer cesar el uso indebido del propio nombre. Ha de tenerse
en cuenta que la Ley "la utilización del nombre, de la voz o de la imagen de una persona para fines publicitarios,
comerciales o de naturaleza análoga, sin el consentimiento de su titular".

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El Pseudónimo significa en griego "falso nombre". Consiste en la utilización lícita por parte de una persona de un
nombre ficticio para identificarse y ser identificado en sustitución de su nombre verdadero. Esto no supone
alteración de la identidad de una persona y viene motivado por razones artísticas, literarias, o como medida de
marketing comercial y de reclamo. En la medida en que el pseudónimo haya alcanzado notoriedad e importancia
social, hasta el punto de identificar a una persona por el pseudónimo, parece oportuno que la utilización indebida
e inconsentida del pseudónimo por terceros también legitime a su titular para ejercitar las acciones de cesación o
de protección del nombre por intromisión ilegítima.
Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y
familiar y a la propia imagen, en su artículo 7, considera intromisión ilegítima susceptible de tutela judicial y de
indemnización de daños y perjuicios

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TEMA 15. Derecho de la personalidad

1.- Bienes y derechos de la personalidad


Siguiendo a Luis María Díez-Picazo podemos decir que la expresión "derechos de la personalidad" sirve para
designar un conjunto heterogéneo de derechos subjetivos que se caracterizan de forma negativa por su carácter
no patrimonial y positivamente por proteger determinados atributos de la personalidad misma.
Para el profesor De Castro los derechos de la personalidad no son derechos subjetivos, sino bienes jurídicos
inmateriales de la personalidad.
En lo que sí que coinciden uno y otro autor es a la hora de determinar qué derechos pueden ser considerados
como de la personalidad, distinguiendo entre:
a) Derechos de la personalidad esenciales de la persona (vida, integridad física y moral; libertad).
b) Derechos de la personalidad individuales y sociales (honor, intimidad, imagen; nombre, pseudónimo, títulos
nobiliarios; condición de autor de una obra literaria, artística o científica).
En todo caso, se trata de cualidades o atributos de la persona que exigen precisión legal en cuanto a su contenido
y una adecuada protección frente a los ataques que puedan recibir.

2.- Caracteres de los derechos de la personalidad


Los derechos de la personalidad se consideran tradicionalmente como revestidos de los siguientes caracteres: -
Son innatos y esenciales a la persona
- Son intransmisibles, irrenunciables e imprescriptibles
- Son de ejercicio personalísimo
- Son derechos absolutos, que producen eficacia general o erga omnes, cuya indebida invasión o lesión por
terceros da derecho al titular a reclamar la correspondiente indemnización y a pedir su restablecimiento.
- Son derechos que forman parte del orden público y, en consecuencia, dentro de su ámbito queda muy limitada
la autonomía de la voluntad.

3.- Protección constitucional y legal de los derechos de la personalidad


Si hemos dicho que un derecho de la personalidad es, por ejemplo, el derecho a la vida o el derecho al honor,
rápidamente nos viene a la cabeza la siguiente pregunta: ¿los derechos de la personalidad son derechos
fundamentales de la persona?.
Desde una concepción material, los derechos fundamentales son aquellos derechos esenciales que, en un
ordenamiento jurídico determinado, se reconocen a todas las personas por el mero hecho de serlo. Se trataría de
derechos inherentes a la persona y de carácter universal.
Desde una concepción formal, sólo son derechos fundamentales los que están reconocidos como tales en una
norma constitucional o de rango supralegal que, además, es la que se encarga de establecer mecanismos de
protección de tales derechos.

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Como señala Luis María Díez-Picazo, es indudable que existe una relación entre los derechos de la personalidad
y los derechos fundamentales, que puede ser vista en dos planos:
- Por una parte, no todos los derechos de la personalidad son derechos fundamentales. En el caso del
ordenamiento jurídico español, sólo serán fundamentales los derechos de la personalidad en la medida en que
estén reconocidos como tales derechos fundamentales dentro de la Sección primera, capítulo segundo, título
primero de la Constitución de 1978 ( artículos 14 a 29 de la CE). Así, vemos, que la vida o la integridad física, el
honor, la intimidad, la imagen, son derechos de la personalidad que también son reconocidos como derechos
fundamentales. Sin embargo no tienen esa consideración el nombre o la condición de autor, que son derechos de
la personalidad de rango legal, pero sin llegar a ser derechos fundamentales.
- Por otra parte, en aquellos derechos en que concurren ambas condiciones (derechos de la personalidad y
derechos fundamentales a la vez), su eficacia es directa y su protección reforzada, no sólo frente a los poderes
públicos, sino también en las relaciones entre particulares cuando fruto de ellas se haya producido una lesión a los
derechos referidos.
En tal sentido, el artículo 53-2 de la CE atribuye a cualquier ciudadano el derecho a recabar la tutela o protección
de los derechos fundamentales ante los Tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de
preferencia y sumariedad y, en su caso, a través del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.
El recurso de amparo protege a los ciudadanos frente a las violaciones de los derechos fundamentales que tengan
su origen en disposiciones, actos jurídicos o simples vías de hecho de los poderes públicos del Estado, las
Comunidades Autónomas o de sus autoridades, funcionarios o agentes (artículo 41-2 de la LOTC). El Tribunal
Constitucional ha admitido también que a través del recurso de amparo pueden protegerse los derechos
fundamentales frente a lesiones o violaciones procedentes no sólo de los poderes públicos, sino también de los
particulares, cuando se ha producido una lesión y no ha sido reparada en la vía judicial ordinaria por los Tribunales
ordinarios.
En el plano estrictamente legal, desde el punto de vista penal, los ataques más violentos a bienes y derechos de
la personalidad se tipifican como conductas delictivas en el Código Penal y como tal se sancionan con la
correspondiente pena. Por ejemplo, el ataque a la vida se castiga como delito de homicidio o asesinato; el ataque
a la integridad física se castiga como delito de lesiones; el ataque a la libertad se castiga a través del delito de
detenciones ilegales, entre otros.
En el plano civil, la lesión de los derechos de la personalidad implicará la atribución a su titular de acciones legales
para reponer el derecho atacado o lesionado y para solicitar una indemnización por los daños y perjuicios,
materiales y morales, que se hayan sufrido.

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4.- Derecho a la vida
El artículo 15 de la Constitución española señala que "todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral,
sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a torturas ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda
abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra".
El artículo 15 de la CE está incluido dentro de la Sección primera, capítulo segundo del título primero y, en
consecuencia, los derechos a la vida y a la integridad física y moral son considerados como derechos
fundamentales, además de ser derechos de la personalidad.
El derecho a la vida y a la integridad física y moral también se reconocen en el Convenio Europeo para la protección
de los Derechos Humanos y de las Libertades Públicas, hecho en Roma el 4 de noviembre de 1950 ( artículo 2).
La vida constituye el soporte físico de los demás derechos fundamentales. Sin vida, una persona no puede tener
libertad o dejar de tenerla; ni tiene libertad de expresión, ni de asociación, por ejemplo.
El derecho a la vida conecta con la idea de dignidad de la persona y su titularidad corresponde a todos los seres
humanos cualquiera que sea su nacionalidad.
Los ataques a la vida que acaban con ella tienen efectos irreversibles, de ahí que el derecho a la vida impone al
Estado ciertos deberes:
a) El deber del Estado de no lesionar por sí mismo la vida humana, que tiene su principal manifestación en la
abolición de la pena de muerte.
b) El deber del Estado de investigar diligentemente las muertes causadas por agentes públicos en el ejercicio de
sus funciones.
c) El deber del Estado de proteger efectivamente la vida humana frente a las agresiones de los particulares, lo que
se traduce en la tipificación de ciertas conductas como delictivas, como constitutivas de los delitos de homicidio o
asesinato, que deben tener aparejadas la oportuna pena para el autor, así como la indemnización de los daños y
perjuicios causados a las víctimas y sus familiares.
Ámbitos de Protección del derecho a la vida

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1.- La protección del “Nasciturus”
Desde el punto de vista civil, ya hemos estudiado la protección del “nasciturus” en el artículo 30 y concordantes
del Código Civil.
Desde el plano penal, la protección del "nasciturus", es decir del concebido y no nacido, se lleva a cabo a través
del castigo del delito de aborto cuando éste tiene lugar fuera de los casos en que está legalmente permitido. Se
regula en la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del
embarazo, que ha sido modificada por la Ley Orgánica 1/2023, de 28 de marzo.
Esta Ley garantiza el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo, siempre que se den los siguientes
requisitos:
a) Que se practique por un médico especialista, preferiblemente en obstetricia y ginecología o bajo su dirección.
b) Que se lleve a cabo en centro sanitario público o en un centro privado acreditado.
c) Que se realice con el consentimiento expreso informado y por escrito de la mujer embarazada o, en su caso,
del representante legal, de conformidad con lo establecido en la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica
reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación
clínica.
Las mujeres podrán interrumpir voluntariamente su embarazo a partir de los 16 años, sin necesidad del
consentimiento de sus representantes legales.
En el caso de las menores de 16 años, el consentimiento lo prestarán sus representantes legales.
Supuestos en que se puede interrumpir el embarazo:
1.- Sistema de plazos: Podrá interrumpirse el embarazo dentro de las primeras catorce semanas de gestación a
petición de la mujer embarazada (artículo 14).
2.- Sistema de indicaciones (artículo 15): Excepcionalmente, podrá interrumpirse el embarazo por causas médicas
cuando concurra alguna de las circunstancias siguientes:
a) Que no se superen las veintidós semanas de gestación y siempre que exista grave riesgo para la vida o la salud
de la embarazada y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por un médico o médica
especialista distinto del que la practique o dirija. En caso de urgencia por riesgo vital para la gestante podrá
prescindirse del dictamen.
b) Que no se superen las veintidós semanas de gestación y siempre que exista riesgo de graves anomalías en el
feto y así conste en un dictamen emitido con anterioridad a la intervención por dos médicos especialistas distintos
del que la practique o dirija.
c) Cuando se detecten anomalías fetales incompatibles con la vida y así conste en un dictamen emitido con
anterioridad por un médico o médica especialista, distinto del que practique la intervención, o cuando se detecte
en el feto una enfermedad extremadamente grave e incurable en el momento del diagnóstico y así lo confirme un
comité clínico.

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2.- La Eutanasia
La eutanasia significa etimológicamente “buena muerte” y está asociada al concepto de “muerte digna”.
En España se ha aprobado y publicado recientemente una Ley que se encarga de regular esta materia: La Ley
Orgánica 3/2021, de 24 de marzo, de regulación de la eutanasia (BOE de 25 de marzo de 2021). Entró en vigor el
día 25 de junio de 2021.
La exposición de motivos de esa Ley señala que la eutanasia se puede definir como el acto deliberado de dar o
poner fin a la vida de una persona, por voluntad expresa de la propia persona y con el objetivo de evitar un
sufrimiento.
La Ley reconoce el derecho de toda persona a solicitar y recibir la prestación de ayuda para morir, ayuda que se
podrá realizar en centros sanitarios públicos, privados o concertados y en el propio domicilio, y será financiada
públicament Para recibir la prestación de ayuda para morir, la Ley exige una serie de requisitos:
1.-Que la persona que desea recibir esa prestación haya formulado dos solicitudes de manera voluntaria y por
escrito, debiendo haber transcurrido entre una y otra solicitud quince días.
2.-Haber prestado consentimiento informado previamente a recibir la prestación de ayuda a morir.
3.-Sufrir una enfermedad grave e incurable o un padecimiento grave, crónico e imposibilitante, y que esté
certificado por un médico responsable.
4.-Que exista un informe favorable a la prestación de la ayuda emitido por parte de la Comisión de Garantía y
Evaluación, compuesta por un médico y un jurista.
5.-Que la prestación de ayuda para morir se lleve a cabo por profesionales sanitarios responsables que, o bien
administren directamente al paciente una sustancia que provoque su muerte, o bien que entreguen al paciente, de
forma controlada, una sustancia que provoque su muerte para que sea el paciente el que la autoadministre.
Se reconoce el derecho a la objeción de conciencia a los profesionales sanitarios directamente implicados en la
prestación de ayuda para morir, lo que les permitirá rechazar o negarse a realizar la referida prestación.
La muerte de la persona como consecuencia de la prestación de ayuda para morir tendrá la consideración legal
de muerte natural a todos los efectos.
** Podemos expresar de forma anticipada nuestros deseos de que nos practiquen la eutanasia, es decir, de que
nos presten la ayuda a morir, para el caso de que en un futuro suframos un padecimiento incurable que nos
produzca un sufrimiento severo y no estemos en condiciones de solicitarlo por nosotros mismos. Ese deseo
anticipado para el futuro se materializa por escrito a través de lo que se conoce como instrucciones previas,
voluntad anticipada o testamento vital. Recientemente, el Tribunal Constitucional ha avalado la constitucionalidad
de esta Ley de la eutanasia al resolver un recurso de inconstitucionalidad planteado por el Grupo parlamentario
Vox en el Congreso. Dice el Tribunal Constitucional que la ley es constitucional al reconocer a la persona un
derecho de autodeterminación para decidir de manera libre, informada y consciente el modo y momento de morir
en situaciones médicamente contrastadas de enfermades terminales o gravemente incapacitantes.

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3.- El Suicidio
Por último, en relación con el derecho a la vida se encuentra el suicidio o causación de la propia muerte, que no
es constitutivo de delito, pero ello no implica que se tenga derecho a la propia muerte. El Tribunal Constitucional,
en su sentencia 120/1999, relativa a la alimentación forzosa de presos en huelga de hambre, señaló que el derecho
a la vida no es un derecho de libertad, de manera que el artículo 15 de la CE no confiere a los individuos una
facultad de disponer sobre su propia vida.

4.- Derecho a la integridad física y moral


El derecho a la integridad física y moral como derecho fundamental que es implica, ante todo, la prohibición de la
tortura y de los tratos inhumanos o degradantes.
Ninguna persona pueda ser sometida a sufrimiento físico o psíquico tendente a humillarle ante los demás o ante
sí mismo (tratos degradantes), o bien a doblegar su voluntad forzándole a actuar de una determinada manera en
contra de aquella y de su conciencia ( por ejemplo, cuando se quiere obtener de él una determinada declaración o
confesión). Las torturas y los tratos inhumanos o degradantes tienen respuesta y castigo penal en los artículos 173
a 177 del Código Penal.
La integridad física, como bien jurídico protegido, cuando es atacada encuentra su respuesta penal en el artículo
147 y siguientes del Código Penal ( que castiga las lesiones dolosas, intencionadas), castigándose en el artículo
152 las lesiones que se causan a otro por imprudencia grave o menos grave.
Integridad física, lesiones y consentimiento del ofendido
En los delitos de lesiones, que atentan a la integridad física de otra persona, el consentimiento del ofendido, aunque
se exprese de forma válida y libre, no excluye el castigo, considerando el artículo 155 del código penal que en
ningún caso será válido el consentimiento prestado a tal fin por un menor de edad o por una persona con
discapacidad necesitada de especial protección.
Sin embargo, el artículo 156 del código penal señala que el consentimiento válida, libre, consciente y expresamente
emitido exime de responsabilidad penal en los supuestos de trasplante de órganos efectuado con arreglo a lo
dispuesto en la ley, esterilizaciones y cirugía transexual realizadas por facultativo, salvo que el consentimiento se
haya obtenido viciadamente, o mediante precio o recompensa, o el otorgante sea menor de edad o carezca
absolutamente de aptitud para prestarlo, en cuyo caso no será válido el prestado por éstos ni por sus
representantes legales. ( por ejemplo, en los casos de ablación de clítoris
Esterilización de personas incapaces
El párrafo segundo del artículo 156 del código penal establecía que no será punible la esterilización acordada por
órgano judicial en el caso de personas que de forma permanente no puedan prestar en modo alguno el
consentimiento, siempre que se trate de supuestos excepcionales en los que se produzca grave conflicto de bienes
jurídicos protegidos, a fin de salvaguardar el mayor interés del afectado.

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La Disposición adicional primera de la Ley Orgánica 1/2015, que reformó el código penal, establecía que esta
esterilización a que se refiere el párrafo segundo del artículo 156 del Código Penal deberá ser autorizada por un
juez en el procedimiento de modificación de la capacidad o en un procedimiento contradictorio posterior, a
instancias del representante legal de la persona sobre cuya esterilización se resuelve, oído el dictamen de dos
especialistas y el Ministerio Fiscal, y previo examen por el juez de la persona afectada que carezca de capacidad
para prestar su consentimiento. La esterilización así permitida pretende, con los debidos controles judiciales,
pretende favorecer la relación de pareja y las relaciones sexuales de personas incapacitadas, evitando riesgos de
procrear hijos con las mismas o similares deficiencias físicas o psíquicas que sus progenitores.
*** La ley Orgánica 2/2020, de 16 de Diciembre, de modificación del Código Penal para la erradicación de la
esterilización forzada o no consentida de personas con discapacidad incapacitadas judicialmente, ha suprimido o
dejado sin efecto el párrafo segundo del artículo 156 del CP y ha derogado expresamente la disposición adicional
primera de la Ley Orgánica 1/2015, de 30 de marzo.
Con ello se prohíbe en España la esterilización forzosa o no consentida de personas con discapacidad o
incapacitadas judicialmente, para adaptar la legislación española a la convención sobre los derechos de las
personas con discapacidad de 2006, ratificada por España y en vigor desde 2008.
La ley orgánica 2/2010, modificada por la ley 4/2023, considera la esterilización forzosa como una forma de
violencia contra las mujeres en el ámbito de la salud sexual y reproductiva.

Extracción y trasplante de órganos


El artículo 156 bis del Código Penal castiga a los que de cualquier modo promovieren, favorecieren, facilitaren,
publicitaren o ejecutaren el tráfico de órganos humanos, con la pena de prisión de seis a doce años tratándose del
órgano de una persona viva y de prisión de tres a seis años tratándose del órgano de una persona fallecida.
En este precepto se están castigando conductas de extracción y trasplante de órganos humanos realizadas de
forma ilícita, es decir, sin someterse a los requisitos y procedimientos legalmente establecidos. La legislación
básica que regula esta materia de extracción y trasplante de órganos está constituida por dos normas:
- La Ley 30/1979, de 27 de octubre, sobre extracción y trasplante de órganos, por la que se establecen los requisitos
para la cesión, extracción, conservación, intercambio y trasplante de órganos humanos con fines terapéuticos
- El Real Decreto 1723/2012, de 28 de diciembre, por el que se regulan las actividades de obtención, utilización
clínica y coordinación territorial de los órganos humanos destinados al trasplante y se establecen requisitos de
calidad y seguridad.
La regulación del Real Decreto es más detallada, por lo que nos centraremos en ella.
La finalidad del Decreto es garantizar un alto nivel de protección de la salud humana y reducir en lo posible la
pérdida de los órganos disponibles.

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El real decreto se aplica a la donación, la evaluación, la caracterización, la extracción, la preparación, la asignación,
el transporte y el trasplante y su seguimiento, así como el intercambio de órganos humanos con otros países.
Principios básicos de la regulación del Real Decreto 1723/2012
1.- Los órganos extraídos deben ser utilizados con finalidad terapéutica, es decir, con el propósito de favorecer la
salud
o las condiciones de vida de su receptor, sin perjuicio de las investigaciones que puedan realizarse adicionalmente.
2.- En la obtención y la utilización de órganos humanos se respetarán los principios de:
Voluntariedad - altruismo - confidencialidad en los datos de donante y receptor - ausencia de ánimo de lucro
(imposibilidad de recibir dinero o premio por la donación de un órgano) - gratuidad en el proceso de extracción y
trasplante, de forma que no sea posible obtener compensación económica ni de ningún otro tipo por la donación
de ninguna parte del cuerpo humano. El Real Decreto distingue entre donante vivo y donante fallecido,
estableciendo los requisitos necesarios para un caso y el otro.

Obtención de órganos de donante vivo


1. La obtención de órganos procedentes de donantes vivos para su ulterior trasplante podrá realizarse si se
cumplen los siguientes requisitos:
a) El donante debe ser mayor de edad, gozar de plenas facultades mentales y de un estado de salud adecuado.
b) Debe tratarse de un órgano, o parte de él, cuya obtención sea compatible con la vida y cuya función pueda ser
compensada por el organismo del donante de forma adecuada y suficientemente segura (no se puede extraer un
órgano de una persona para trasplantarlo a otra, si la vida de la primera corre peligro por la extracción).
c) El donante habrá de ser informado previamente de las consecuencias de su decisión, de los riesgos y de las
posibles contraindicaciones. El donante debe otorgar su consentimiento de forma expresa, libre, consciente y
desinteresada (Es lo que se llama "consentimiento informado").
d) El donante no deberá padecer o presentar deficiencias psíquicas, enfermedad mental o cualquier otra condición
por la que no pueda otorgar su consentimiento en la forma indicada. Tampoco podrá realizarse la obtención de
órganos de menores de edad, aun con el consentimiento de los padres o tutores.
e) El destino del órgano obtenido será su trasplante a una persona determinada con el propósito de mejorar
sustancialmente su pronóstico vital o sus condiciones de vida.
f) Los donantes vivos se seleccionarán sobre la base de su salud y sus antecedentes clínicos.
g) Para proceder a la obtención o extracción de órganos de donante vivo, se precisará la presentación, ante el
Juzgado de Primera Instancia de la localidad donde ha de realizarse la extracción o el trasplante, a elección del
promotor, de una solicitud del donante o comunicación del Director del centro sanitario en que vaya a efectuarse,
o la persona en quien delegue, en la que se expresarán las circunstancias personales y familiares del donante, el
objeto de la donación, el centro sanitario en que ha de efectuarse la extracción, la identidad del médico responsable
del trasplante y se acompañará el certificado médico sobre la salud mental y física del donante.
El donante deberá otorgar su consentimiento expreso ante el Juez durante la comparecencia a celebrar en el
expediente de Jurisdicción Voluntaria que se tramite (artículos 78 a 80 de la Ley de Jurisdicción Voluntaria).

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El documento de cesión del órgano donde se manifiesta la conformidad del donante será extendido por el Juez y
firmado por el donante, el médico que ha de ejecutar la extracción y los demás asistentes.

Obtención de órganos de donante fallecido


La obtención de órganos de donantes fallecidos con fines terapéuticos podrá realizarse si se cumplen los requisitos
siguientes:
a) Que la persona fallecida de la que se pretende obtener órganos no haya dejado constancia expresa de su
oposición a que después de su muerte se realice la obtención de órganos.
En el caso de que se trate de menores de edad o personas incapacitadas, la oposición podrá hacerse constar por
quienes hubieran ostentado en vida de aquéllos su representación legal, conforme a lo establecido en la legislación
civil.
b) Siempre que se pretenda proceder a la obtención de órganos de donantes fallecidos en un centro autorizado, el
responsable de la coordinación hospitalaria de trasplantes, o la persona en quien delegue, deberá realizar las
comprobaciones pertinentes sobre la voluntad del fallecido.
Siempre que las circunstancias no lo impidan, se deberá facilitar a los familiares presentes en el centro sanitario
información sobre la necesidad, naturaleza y circunstancias de la obtención, restauración, conservación o prácticas
de sanidad mortuoria.
c) La obtención de órganos de fallecidos sólo podrá hacerse previo diagnóstico y certificación de la muerte.
Los profesionales que diagnostiquen y certifiquen la muerte deberán ser médicos con la cualificación adecuada
para esta finalidad, distintos de aquéllos que hayan de intervenir en la extracción o el trasplante y no estarán sujetos
a las instrucciones de estos últimos.
La muerte del individuo podrá certificarse tras la confirmación del cese irreversible de las funciones circulatoria y
respiratoria o del cese irreversible de las funciones encefálicas.
A efectos de la certificación de muerte y de la obtención de órganos, será exigible la existencia de un certificado
de muerte firmado por tres médicos, entre los que debe figurar un neurólogo o neurocirujano y el Jefe de Servicio
de la unidad médica donde se encuentre ingresado, o su sustituto. En ningún caso dichos facultativos podrán
formar parte del equipo extractor o trasplantador de los órganos.
d) En los casos de muerte accidental, así como cuando medie una investigación judicial, antes de efectuarse la
obtención de órganos deberá recabarse la autorización del juez que corresponda, el cual, previo informe del médico
forense, deberá concederla siempre que no se obstaculice el resultado de la instrucción de las diligencias penales.

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LA TRANSEXUALIDAD Y LAS PERSONAS LGTBI
El sexo siempre ha sido una de las cualidades naturales del ser humano que mayores desigualdades sociales,
culturales y jurídicas ha originado a lo largo de la historia. El sexo ha sido fuente permanente de discriminación de
las personas.
El artículo 14 de la Constitución señala que "los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer
discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social."
Para desarrollar esta norma constitucional se dictó la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad
efectiva de mujeres y hombres, que tiende a prevenir conductas discriminatorias y a realizar políticas para hacer
efectivo el principio de igualdad de sexos.
Un paso más para garantizar la igualdad y no discriminación lo ha dado la Ley 15/2022, de 12 de julio, integral
para la igualdad de trato y la no discriminación.
Con el objetivo de desarrollar y garantizar los derechos de las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e
intersexuales (personas LGTBI), erradicando las situaciones de discriminación, y para asegurar que en España se
pueda vivir la orientación sexual, la identidad sexual, la expresión de género, las características sexuales y la
diversidad familiar con plena libertad, se ha publicado y ha entrado en vigor la Ley 4/2023, de 28 de febrero, para
la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI.
Esta ley define a la persona trans como aquella persona cuya identidad sexual no se corresponde con el sexo
asignado al nacer.
También define la identidad sexual como la vivencia interna e individual del sexo tal y como cada persona la siente
y autodefine, pudiendo o no corresponder con el sexo asignado al nacer.
Se define en la ley la Intersexualidad como la condición de aquellas personas nacidas con unas características
biológicas, anatómicas o fisiológicas, una anatomía sexual, unos órganos reproductivos o un patrón cromosómico
que no se corresponden con las nociones socialmente establecidas de los cuerpos masculinos o femeninos.
Cabe destacar que en la Ley se prohíben todas aquellas prácticas de modificación genital en personas menores
de doce años, salvo en los casos en que las indicaciones médicas exijan lo contrario en aras de proteger la salud
de la persona. En el caso de personas menores entre doce y dieciséis años, solo se permitirán dichas prácticas a
solicitud de la persona menor siempre que, por su edad y madurez, pueda consentir de manera informada a la
realización de dichas prácticas.
En particular, antes del inicio de cualquier tratamiento que pudiera comprometer su capacidad reproductora, se
garantizará que las personas intersexuales cuenten con la posibilidad real y efectiva de acceder a las técnicas de
congelación de tejido gonadal y de células reproductivas para su futura recuperación en las mismas condiciones
que el resto de personas usuarias.
La Ley es muy extensa. Nos vamos a centrar en las personas trans y en los derechos reconocidos en la Ley 4/2023
en orden a la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas y adecuación documental.

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En relación con la transexualidad, dice Diez del Corral que el "síndrome transexual se caracteriza esencialmente
por el deseo de cambiar de sexo como consecuencia de un sentimiento íntimo y auténtico de pertenencia al sexo
opuesto y de un verdadero sentimiento de desagrado hacia sus órganos genitales naturales. En el individuo
transexual existe un conflicto dramático por la divergencia entre su sexo aparente y el sexo opuesto con el que
realmente se identifica"
En los tiempos modernos el problema de la transexualidad se ha incrementado como consecuencia de ser posible,
por medio de una intervención quirúrgica, llegar a poseer las características externas o aparentes del otro sexo,
del sexo que el individuo desea y con el que se identifica emocional y psicológicamente.
A partir de aquí, se crea un conflicto desde el punto de vista de la identificación, pues el transexual pretende tener
un nombre acorde con el sexo buscado y que ya aparenta, lo que en definitiva se traduce en la posibilidad de
rectificar la inscripción de su nacimiento en el Registro civil para cambiar su nombre y el dato del sexo.
En nuestro ordenamiento jurídico, estos problemas fueron abordados por la Ley 3/2007, de 15 de marzo,
reguladora de la rectificación registral del sexo de las personas, que ha sido expresamente derogada por la Ley
4/2023, de 28 de febrero, a la que antes se ha hecho mención. Rectificación registral de la mención relativa al sexo
de las personas y adecuación documental en la Ley 4/2023 (artículos 43 a 51).

SOLICITUD
Toda persona de nacionalidad española mayor de dieciséis años podrá solicitar por sí misma ante el Registro Civil
la rectificación de la mención registral relativa al sexo.
Las personas menores de dieciséis años y mayores de catorce podrán presentar la solicitud por sí mismas,
asistidas en el procedimiento por sus representantes legales.
En el supuesto de desacuerdo de las personas progenitoras o representantes legales, entre sí o con la persona
menor de edad, se procederá al nombramiento de un defensor judicial de conformidad con lo previsto en los
artículos 235 y 236 del Código Civil.
Las personas con discapacidad podrán solicitar, con las medidas de apoyo que en su caso precisen, la rectificación
registral de la mención relativa al sexo.
Las personas menores de catorce años y mayores de doce podrán solicitar la autorización judicial para la
modificación de la mención registral del sexo en los términos del capítulo I bis del título II de la Ley 15/2015, de 2
de julio, de Jurisdicción Voluntaria.
La solicitud de iniciación de procedimiento para la rectificación registral de la mención relativa al sexo podrá
presentarse por la persona legitimada ante la persona encargada de cualquier Oficina del Registro Civil.
Es importante destacar que el ejercicio del derecho a la rectificación registral de la mención relativa al sexo en
ningún caso podrá estar condicionado a la previa exhibición de informe médico o psicológico relativo a la
disconformidad con el sexo mencionado en la inscripción de nacimiento, ni a la previa modificación de la apariencia
o función corporal de la persona a través de procedimientos médicos, quirúrgicos o de otra índole.

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TRÁMITES POSTERIORES A LA PRESENTACIÓN DE LA SOLICITUD
Recibida la solicitud se citará a la persona legitimada para que comparezca. En dicha comparecencia, la persona
encargada del Registro Civil recogerá su manifestación de disconformidad con el sexo mencionado en su
inscripción de nacimiento y su solicitud de que, en consecuencia, se proceda a la correspondiente rectificación.
En la comparecencia se deberá incluir la elección de un nuevo nombre propio, salvo cuando la persona quiera
conservar el que ostente y ello sea conforme a los principios de libre elección del nombre propio previstos en la
normativa reguladora del Registro Civil.
En esta comparecencia inicial, la persona encargada del Registro Civil informará a la persona solicitante de las
consecuencias jurídicas de la rectificación pretendida, incluido el régimen de reversión, así como de las medidas
de asistencia e información que estén a disposición de la persona solicitante a lo largo del procedimiento de
rectificación registral en los ámbitos sanitario, social, laboral, educativo y administrativo, incluyendo medidas de
protección contra la discriminación, promoción del respeto y fomento de la igualdad de trato. Igualmente, pondrá
en conocimiento de la persona legitimada la existencia de asociaciones y otras organizaciones de protección de
los derechos en este ámbito a las que puede acudir.
Tras la información facilitada por la persona encargada del Registro Civil, la persona legitimada suscribirá, de estar
conforme, la comparecencia inicial reiterando su petición de rectificación registral del sexo mencionado en su
inscripción de nacimiento.
En el plazo máximo de tres meses desde la comparecencia inicial reiterando la solicitud de rectificación inicial, la
persona encargada del Registro Civil deberá citar a la persona legitimada para que comparezca de nuevo y ratifique
su solicitud, aseverando la persistencia de su decisión.

DECISIÓN
Reiterada y ratificada nuevamente la solicitud, la persona encargada del Registro Civil, previa comprobación de la
documentación obrante en el expediente, dictará resolución sobre la rectificación registral solicitada dentro del
plazo máximo de un mes a contar desde la fecha de la segunda comparecencia.
La resolución será recurrible en los términos previstos en la normativa reguladora del Registro Civil, mediante la
interposición de recurso de alzada ante la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública.
Cuando se trate de personas con discapacidad, en el procedimiento de rectificación registral de la mención relativa
al sexo, se garantizarán los medios y recursos de apoyo, materiales y humanos, incluidas las medidas de
accesibilidad y diseño universales, que resulten precisas para que reciban la información, formen y expresen su
voluntad, otorguen su consentimiento y se comuniquen e interactúen con el entorno de modo libre.
La competencia para la tramitación del procedimiento de rectificación registral de la mención del sexo
corresponderá a la persona encargada de la Oficina del Registro Civil en la que se hubiera presentado la solicitud.

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Efectos de la rectificación relativa al sexo
La resolución que acuerde la rectificación de la mención registral del sexo tendrá efectos constitutivos a partir de
su inscripción en el Registro Civil.
La rectificación registral permitirá a la persona ejercer todos los derechos inherentes a su nueva condición.
La rectificación de la mención registral relativa al sexo y, en su caso, el cambio de nombre, no alterarán el régimen
jurídico que, con anterioridad a la inscripción del cambio registral, fuera aplicable a la persona a los efectos de la
Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género.
La persona que rectifique la mención registral del sexo pasando del sexo masculino al femenino podrá ser
beneficiaria de medidas de acción positiva adoptadas específicamente en favor de las mujeres en virtud del artículo
11 de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, para aquellas
situaciones generadas a partir de que se haga efectivo el cambio registral, pero no respecto de las situaciones
jurídicas anteriores a la rectificación registral. No obstante, la persona que rectifique la mención registral pasando
del sexo femenino al masculino conservará los derechos patrimoniales consolidados que se hayan derivado de
estas medidas de acción positiva, sin que haya lugar a su reintegro o devolución.
Respecto de las situaciones jurídicas que traigan causa del sexo registral en el momento del nacimiento, la persona
conservará, en su caso, los derechos inherentes al mismo en los términos establecidos en la legislación sectorial.
Reversibilidad de la rectificación de la mención registral relativa al sexo de las personas.
Transcurridos seis meses desde la inscripción en el Registro Civil de la rectificación de la mención registral relativa
al sexo, las personas que hubieran promovido dicha rectificación podrán recuperar la mención registral del sexo
que figuraba previamente a dicha rectificación en el Registro Civil, siguiendo el mismo procedimiento establecido
en este Capítulo para la rectificación registral.
En el caso de que, tras haberse rectificado la modificación inicial, se quisiese proceder a una nueva rectificación,
habrá de seguirse el procedimiento establecido en el capítulo I ter del título II de la Ley 15/2015, de 2 de julio, de
la Jurisdicción Voluntaria.
Cambio de nombre en el Registro Civil de personas menores de edad.
Las personas trans menores de edad, hayan iniciado o no el procedimiento de rectificación de la mención relativa
al sexo, tienen derecho a obtener la inscripción registral del cambio de nombre por razones de identidad sexual,
cumpliendo con los requisitos establecidos en la Ley 20/2011, de 21 de julio, del Registro Civil.

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Adecuación de documentos a la mención registral relativa al sexo.
1. En los documentos oficiales de identificación, la determinación del sexo se corresponderá con la registral.
Tras la rectificación o anotación registral, las autoridades procederán a la expedición de un nuevo documento
nacional de identidad, y, en su caso, un nuevo pasaporte a petición de la persona interesada o de su representante
voluntario o legal, ajustado a la inscripción registral rectificada. En todo caso, se conservará el mismo número del
documento nacional de identidad.
2. La persona interesada o su representante voluntario o legal podrán solicitar la reexpedición de cualquier
documento, título, diploma o certificado ajustado a la inscripción registral rectificada, a cualquier autoridad,
organismo o institución pública o privada, cualquiera que sea su naturaleza. En la nueva expedición de dichos
documentos se garantizará, en todo caso, por las autoridades, organismos e instituciones que los expidieron en su
momento, la adecuada identificación de la persona a cuyo favor se expidan los referidos documentos, en su caso,
mediante la oportuna impresión en el duplicado del documento del mismo número de documento nacional de
identidad o la misma clave registral que figurare en el original.

Adecuación de los documentos expedidos a personas extranjeras.


1. Las personas extranjeras que acrediten la imposibilidad legal o de hecho de llevar a efecto la rectificación
registral relativa al sexo y, en su caso, al nombre en su país de origen, siempre que cumplan los requisitos de
legitimación previstos en esta ley, excepto el de estar en posesión de la nacionalidad española, podrán interesar
la rectificación de la mención del sexo y el cambio del nombre en los documentos que se les expidan, ante la
autoridad competente para ello. A estos efectos, la autoridad competente instará al Ministerio de Asuntos
Exteriores, Unión Europea y Cooperación a que recabe la información disponible en la representación exterior de
España que corresponda sobre si en el país de origen existen impedimentos legales o de hecho para llevar a cabo
dicha rectificación registral. Dicho Ministerio comunicará la información disponible a la autoridad solicitante en el
plazo máximo de un mes.
2. Las Administraciones públicas, en el ámbito de sus respectivas competencias, habrán de habilitar
procedimientos de adecuación de los documentos expedidos a los extranjeros que se encuentren en situación
administrativa regular en España, que hayan procedido a realizar la rectificación registral correspondiente en su
país de origen.

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Tema 16. Honor , Intimidad e imagen

1.- El derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.


Se trata de derechos de la personalidad que, además, tienen la consideración de derechos fundamentales al estar
reconocidos como tales en el artículo 18 de la Constitución española de 1978, que está dentro de la Sección
primera, capítulo segundo, del Título I. Dice dicho artículo, en su apartado primero, "Se garantiza el derecho al
honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen”.
El artículo 18 de la CE consagra estos derechos junto con otros, como la inviolabilidad del domicilio o el secreto
de las comunicaciones, cuya finalidad última común es proteger la vida privada de las personas.

1.1.- El derecho al honor


El derecho al honor ha sido objeto de una larga interpretación jurisprudencial en España, ya que no existe un
concepto de tal derecho.
El bien jurídico protegido por el honor es el aprecio social, la buena fama, la reputación, el merecimiento a los ojos
de los demás.
El derecho al honor es, según la sentencia del Tribunal Constitucional (STC) 49/2001, el derecho a que otro no
condicione negativamente la opinión que los demás puedan formarse de nosotros mismos.

El honor forma parte de la dignidad humana y comprende dos aspectos:


a) El aspecto interno o inmanente, que consiste en la estima que cada persona tiene de sí misma, de su propia
dignidad (autoestima).
b) El aspecto externo o trascendente, que consiste en la reputación u opinión social que los demás tienen de
nuestra propia dignidad (fama o estimación de los demás).
El contenido del derecho al honor suele ser problemático, porque la determinación, en concreto, de cuándo se
lesiona el aprecio social, la buena fama o la reputación ha de hacerse necesariamente por remisión a pautas
sociales generalmente aceptadas en cada momento. No es lo mismo el concepto de honor que existía en la edad
media, que el que se tiene en el momento actual, por ejemplo.
El Tribunal Constitucional incluye en el ámbito de protección del artículo 18-1 de la CE el llamado “prestigio
profesional”, como manifestación del derecho al honor personal. La STC 9/2007 señala “el juicio crítico o la
información divulgada acerca de la conducta profesional o laboral de una persona puede constituir un auténtico
ataque a su honor personal, incluso de especial gravedad, ya que la actividad profesional suele ser una de las
formas más destacadas de manifestación externa de la personalidad y, de la relación del individuo con el resto de
la colectividad, de forma que la descalificación injuriosa o innecesaria de ese comportamiento tiene un especial e
intenso efecto sobre dicha relación y sobre lo que los demás puedan pensar de una persona, repercutiendo tanto
en los resultados patrimoniales de su actividad como en la imagen personal que de ella se tenga”.

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Titulares del derecho al honor:
1.- Todas las personas físicas, incluidos los menores y las personas con discapacidad. También puede instarse la
protección del derecho al honor de las personas fallecidas.
2.- Las personas jurídicas privadas en cuanto al aspecto externo o trascendente.
Sin embargo, no tienen derecho al honor las personas jurídicas públicas (por ejemplo, un Ayuntamiento).

1.2.- El derecho a la intimidad personal y familiar


El derecho a la intimidad personal y familiar es la facultad de excluir del conocimiento ajeno los hechos
comprendidos en un ámbito propio y reservado de las personas, ámbito cuya existencia es necesaria para alcanzar
una calidad mínima de vida humana.
La intimidad tiene una indudable conexión con la dignidad humana y con el derecho al libre desarrollo de la
personalidad, reconocidos en el artículo 10 de la CE.
El derecho a la intimidad puede ser vulnerado tanto por los poderes públicos como por los particulares, sean éstos
personas físicas o jurídicas.
Para determinar cuándo hay vulneración de la intimidad es necesario definir la esfera privada, es decir, qué
constituye "ámbito propio y reservado". A este respecto se pueden seguir dos criterios: el formal y el material.
Para el criterio formal, privado es todo aquello que cada persona decida excluir del conocimiento de los demás.
Para el criterio material, privado será todo aquello que, según las pautas sociales imperantes, suele considerarse
reservado o ajeno al legítimo interés de los demás.
La jurisprudencia constitucional sigue el criterio material a la hora de delimitar la esfera privada, afirmando que
íntimo es aquello que ha de poderse mantener oculto para disfrutar de una vida digna y con un mínimo de calidad,
sin que cada persona pueda decidir, subjetivamente, qué aspectos de su vida deben quedar excluidos del
conocimiento de los demás.
Titulares del derecho a la intimidad:
1.- Todas las personas físicas, por supuesto incluidos los menores y personas con discapacidad. También es
susceptible
de protección este derecho respecto de personas ya fallecidas.
Sin embargo, porque carecen de vida personal y familiar, no son titulares de este derecho las personas jurídicas.

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1.3.- El derecho a la propia imagen
La imagen se refiere a la representación o reproducción de la imagen corporal o acústica (de la voz) reconocible e
identificadora de una persona, en la que se aprecia este valor visual o acústico de la personalidad como son sus
rasgos físicos y acústicos propios.
Es un derecho de la personalidad y un derecho fundamental autónomo derivado de la dignidad humana y dirigido
a proteger la dimensión moral de las personas, que atribuye a su titular un derecho a determinar la información
gráfica generada por sus rasgos físicos personales que pueden tener difusión pública" y a "impedir la obtención,
reproducción o publicación de la propia imagen por parte de un tercero no autorizado, sea cual sea la finalidad —
informativa, comercial, científica, cultural, etc.— perseguida por quien la capta o difunde.
Titulares de este derecho:
Son las personas físicas, incluidos los menores y personas con discapacidad.
También es susceptible de protección este derecho respecto de personas ya fallecidas. Y pueden ser titulares
también las personas jurídicas.

2.- Protección de los derechos al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen.
El concepto legal de intromisión ilegítima.

Protección penal
Los ataques más incisivos al derecho a la vida privada tienen respuesta en el Código penal a través de la definición
y castigo de conductas constitutivas de delitos contra la intimidad, la propia imagen y la inviolabilidad del domicilio
(artículos 197 a 204 del CP).
Los delitos contra el honor se regulan en los artículos 205 a 216 del Código penal a través del castigo de la calumnia
(imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad) y de la
injuria (acción o expresión que lesionan la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra
su propia estimación).
Protección civil
La protección civil de estos derechos, frente a todo género de intromisiones ilegítimas, se desarrolla a través de la
Ley
El artículo 1-2 de la Ley nos dice que el carácter delictivo de la intromisión no impedirá el recurso al procedimiento
de tutela judicial previsto en el artículo 9.o de esta Ley. En cualquier caso, serán aplicables los criterios de esta
Ley para la determinación de la responsabilidad civil derivada de delito.

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Intromisiones ilegítimas
El artículo 7 de la Ley recoge las acciones que tienen la consideración de ataques o intromisiones ilegítimas en el
derecho al honor, la intimidad y la propia imagen. En tal sentido, indica que tendrán la consideración de
intromisiones ilegítimas en el ámbito de protección de estos derechos:
1. El emplazamiento en cualquier lugar de aparatos de escucha, de filmación, de dispositivos ópticos o de cualquier
otro medio apto para grabar o reproducir la vida íntima de las personas. (Afecta a la intimidad)
2. La utilización de aparatos de escucha, dispositivos ópticos, o de cualquier otro medio para el conocimiento de
la vida íntima de las personas o de manifestaciones o cartas privadas no destinadas a quien haga uso de tales
medios, así como su grabación, registro o reproducción. (Afecta a la intimidad).
3. La divulgación de hechos relativos a la vida privada de una persona o familia que afecten a su reputación y buen
nombre, así como la revelación o publicación del contenido de cartas, memorias u otros escritos personales de
carácter íntimo. (Afecta a la intimidad y al honor).
4. La revelación de datos privados de una persona o familia conocidos a través de la actividad profesional u oficial
de quien los revela. (Afecta a la intimidad).
5. La captación, reproducción o publicación por fotografía, filme, o cualquier otro procedimiento, de la imagen de
una persona en lugares o momentos de su vida privada o fuera de ellos, salvo los casos previstos en el artículo
octavo, dos. (Afecta a la imagen).
6. La utilización del nombre, de la voz o de la imagen de una persona para fines publicitarios, comerciales o de
naturaleza análoga. (Afecta a la imagen)
7. La imputación de hechos o la manifestación de juicios de valor a través de acciones o expresiones que de
cualquier modo lesionen la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia
estimación. (Afecta al honor) 8. La utilización del delito por el condenado en sentencia penal firme para conseguir
notoriedad pública u obtener provecho económico, o la divulgación de datos falsos sobre los hechos delictivos,
cuando ello suponga el menoscabo de la dignidad de las víctimas. ( Puede afectar a cualquiera de los tres
derechos).
Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la
propia imagen.

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No existencia de intromisión ilegítima
El artículo 8 de la misma Ley indica los supuestos en que no se considera que concurra intromisión ilegítima, pese
a poder quedar afectados de alguna manera los referidos derechos, al decir:
Uno. No se reputará, con carácter general, intromisiones ilegítimas las actuaciones autorizadas o acordadas por
la Autoridad competente de acuerdo con la ley, ni cuando predomine un interés histórico, científico o cultural
relevante.Dos. En particular, el derecho a la propia imagen no impedirá:
a) Su captación, reproducción o publicación por cualquier medio cuando se trate de personas que ejerzan un cargo
público o una profesión de notoriedad o proyección pública y la imagen se capte durante un acto público o en
lugares abiertos al público.
b) La utilización de la caricatura de dichas personas, de acuerdo con el uso social.
c) La información gráfica sobre un suceso o acaecimiento público cuando la imagen de una persona determinada
aparezca como meramente accesoria.
Las excepciones contempladas en los párrafos a) y b) no serán de aplicación respecto de las autoridades o
personas que desempeñen funciones que por su naturaleza necesiten el anonimato de la persona que las ejerza.

Mecanismos de protección de estos derechos


El artículo 9 de la Ley establece los mecanismos concretos de protección de estos derechos y el contenido de la
tutela judicial que puede pedirse y, en su caso, concederse, frente a una intromisión ilegítima. Del contenido de
este artículo podemos destacar:

A) Cauces procedimentales de protección


La tutela judicial frente a las intromisiones ilegítimas en los derechos a que se refiere la presente Ley podrá
recabarse por las vías procesales ordinarias o por el procedimiento previsto en el artículo 53.2 de la Constitución
( el artículo 249-1-2o de la LEC señala que las demandas que pretendan la tutela de estos derechos o de cualquier
otro derecho fundamental se decidirán por los cauces del juicio ordinario, tendrán carácter preferente y en estos
procedimientos intervendrá el Ministerio Fiscal). También podrá acudirse, cuando proceda, al recurso de amparo
ante el Tribunal Constitucional.

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B) Medidas para poner fin a la intromisión ilegítima
La tutela judicial comprenderá la adopción de todas las medidas necesarias para poner fin a la intromisión ilegítima
de que se trate y, en particular, las necesarias para:
a) El restablecimiento del perjudicado en el pleno disfrute de sus derechos, con la declaración de la intromisión
sufrida, el cese inmediato de la misma y la reposición del estado anterior. En caso de intromisión en el derecho al
honor, el restablecimiento del derecho violado incluirá, sin perjuicio del derecho de réplica por el procedimiento
legalmente previsto, la publicación total o parcial de la sentencia condenatoria a costa del condenado con al menos
la misma difusión pública que tuvo la intromisión sufrida.
b) Prevenir intromisiones inminentes o ulteriores.
c) La indemnización de los daños y perjuicios causados.
d) La apropiación por el perjudicado del lucro obtenido con la intromisión ilegítima en sus derechos.
Estas medidas se entenderán sin perjuicio de la tutela cautelar necesaria para asegurar su efectividad.

C) Presunción de perjuicio e indemnización


La existencia de perjuicio se presumirá siempre que se acredite la intromisión ilegítima. Es decir, si se prueba que
una persona ha sufrido una intromisión ilegítima en alguno de esos derechos, la propia ley presume que ha sufrido
un perjuicio de carácter normalmente moral. La presunción de haber sufrido perjuicio implica que el afectado no
tiene que demostrarlo.
La indemnización se extenderá al daño moral, que se valorará atendiendo a las circunstancias del caso y a la
gravedad de la lesión efectivamente producida, para lo que se tendrá en cuenta, en su caso, la difusión o audiencia
del medio a través del que se haya producido. Por daño moral se entiende el sufrimiento psíquico, zozobra,
malestar personal y desasosiego que sufre una persona como consecuencia de la intromisión ilegítima sufrida. El
importe de la indemnización por el daño moral, en el caso de los tres primeros apartados del artículo cuarto,
corresponderá a las personas a que se refiere su apartado dos y, en su defecto, a sus causahabientes (herederos),
en la proporción en que la sentencia estime que han sido afectados. En los casos del artículo sexto, la
indemnización se entenderá comprendida en la herencia del perjudicado.

D) Plazo de ejercicio de la acción


Las acciones de protección frente a las intromisiones ilegítimas caducarán transcurridos cuatro años desde que el
legitimado pudo ejercitarlas. Es un plazo de caducidad que comienza desde que la acción pudo ejercitarse por el
afectado por tener conocimiento de la intromisión, y como tal plazo de caducidad no puede interrumpirse.

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E) Personas protegidas y legitimación para ejercitar las acciones de protección
Al hablar de cada uno de los derechos al honor, la intimidad y la propia imagen señalamos las personas que eran
titulares de los mismos y, por tanto, posibles afectados por intromisiones ilegítimas, incluidas las personas ya
fallecidas. Hay que distinguir tres supuestos en función de que el titular del derecho lesionado esté vivo o haya
fallecido:
a) Si el titular del derecho lesionado está vivo cuando se produce la intromisión ilegítima, será él el que está
legitimado para ejercitar las acciones de protección.
b) Si el titular del derecho lesionado hubiera fallecido cuando se produce la lesión del derecho, el artículo 4 de la
Ley Orgánica 1/1981 establece que el ejercicio de las acciones de protección civil del honor, la intimidad o la
imagen de una persona fallecida corresponde:
1.- A quien el fallecido haya designadoen su testamento. La designación puede recaer en una persona jurídica.
2.- No existiendo designación o habiendo fallecido la persona designada, estarán legitimados para recabar la
protección el cónyuge, los descendientes, ascendientes y hermanos de la persona afectada que viviesen al tiempo
de su fallecimiento, pudiendo hacerlo cualesquiera de ellos.
3.- A falta de todos ellos, el ejercicio de las acciones de protección corresponderá al Ministerio Fiscal, que podrá
actuar de oficio a instancia de persona interesada, siempre que no hubieren transcurrido más de ochenta años
desde el fallecimiento del afectado. El mismo plazo se observará cuando el ejercicio de las acciones mencionadas
corresponda a una persona jurídica designada en testamento.
En los supuestos de intromisión ilegítima en los derechos de las víctimas de un delito a que se refiere el apartado
ocho del artículo séptimo, estará legitimado para ejercer las acciones de protección el ofendido o perjudicado por
el delito cometido, haya o no ejercido la acción penal o civil en el proceso penal precedente. También estará
legitimado en todo caso el Ministerio Fiscal. En los supuestos de fallecimiento, se estará a lo dispuesto en los
apartados anteriores.

c) Si el titular del derecho lesionado está vivo cuando se produce la intromisión ilegítima, pero fallece sin haber
podido ejercitar las acciones de protección, podrán ejercitar tales acciones las mismas personas establecidas en
el artículo 4 que acabamos de ver (el designado en testamento, el cónyuge...). Si el titular del derecho lesionado
está vivo cuando se produce la intromisión ilegítima; ejercita por sí mismo las acciones de protección, y fallece
durante la tramitación del procedimiento, esas mismas personas designadas en el artículo 4 pueden continuar con
las acciones ya entabladas por el titular.

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El consentimiento a la intromisión
El artículo 2-2 de la Ley Orgánica 1/1982 establece que no se apreciará la existencia de intromisión ilegítima en el
ámbito protegido en estos supuestos:
1.- Cuando estuviere expresamente autorizada por Ley.
2.- Cuando, por imperativo del artículo 71 de la Constitución, se trate de opiniones manifestadas por Diputados o
Senadores en el ejercicio de sus funciones. Iniciado un proceso civil en aplicación de la presente Ley, no podrá
seguirse contra un Diputado o Senador sin la previa autorización del Congreso de los Diputados o del Senado. La
previa autorización será tramitada por el procedimiento previsto para los suplicatorios.
3.- Cuando el titular del derecho hubiere otorgado al efecto su consentimiento expreso. En relación con este
consentimiento se ha de tener en cuenta lo siguiente:
- Será revocable en cualquier momento, pero habrán de indemnizarse en su caso, los daños y perjuicios causados,
incluyendo en ellos las expectativas justificadas.
- El consentimiento de los menores e incapaces deberá prestarse por ellos mismos si sus condiciones de madurez
lo permiten, de acuerdo con la legislación civil. En los restantes casos, el consentimiento habrá de otorgarse
mediante escrito por su representante legal, quien estará obligado a poner en conocimiento previo del Ministerio
Fiscal el consentimiento proyectado. Si en el plazo de ocho días el Ministerio Fiscal se opusiere, resolverá el Juez.

Derecho de rectificación
Regulación. Ley Orgánica 2/1984, de 26 de marzo, reguladora del derecho de rectificación.
Concepto. Es la facultad o derecho que otorga la Ley a toda persona natural o jurídica para solicitar que se rectifique
la información difundida por cualquier medio de comunicación social de hechos que le aluden, que considere
inexactos y cuya divulgación pueda causarle perjuicio.
Legitimación. Podrán ejercitar el derecho de rectificación el perjudicado aludido o sus representantes y, si hubiese
fallecido aquél, sus herederos o los representantes de éstos.
Modo de ejercitar el derecho
El derecho se ejercitará mediante la remisión del escrito de rectificación al director del medio de comunicación
dentro de los siete días naturales siguientes al de publicación o difusión de la información que se desea rectificar,
de forma tal que permita tener constancias de su fecha y de su recepción.
La rectificación deberá limitarse a los hechos de la información que se desea rectificar. Su extensión no excederá
sustancialmente de la de ésta, salvo que sea absolutamente necesario.
El director del medio de comunicación social, si estima la petición, deberá publicar o difundir íntegramente la
rectificación, dentro de los tres días siguientes al de su recepción, con relevancia semejante a aquella en que se
publicó o difundió la información que se rectifica, sin comentarios ni apostillas.
Si la noticia o información que se rectifica se difundió en espacio radiofónico o de televisión que no permita, por la
periodicidad de su emisión, divulgar la rectificación en el plazo de tres días, podrá exigir el rectificante que se
difunda en espacio de audiencia y relevancia semejantes, dentro de dicho plazo.La publicación o difusión de la
rectificación será siempre gratuita.

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Petición de rectificación no atendida
Si, en los plazos señalados en el artículo anterior, no se hubiera publicado o divulgado la rectificación o se hubiese
notificado expresamente por el director o responsable del medio de comunicación social que aquélla no será
difundida, o se haya publicado o divulgado sin respetar lo dispuesto en el artículo anterior, podrá el perjudicado
ejercitar la acción de rectificación dentro de los siete días hábiles siguientes ante el Juez de Primera Instancia de
su domicilio o ante el del lugar donde radique la dirección del medio de comunicación.
Acción de rectificación ante los Tribunales ordinarios
La acción se ejercitará mediante escrito, sin necesidad de Abogado ni Procurador, acompañando la rectificación y
la justificación de que se remitió en el plazo señalado; se presentará igualmente la información rectificada si se
difundió por escrito; y, en otro caso, reproducción o descripción de la misma tan fiel como sea posible.
El Juez, de oficio y sin audiencia del demandado, dictará auto no admitiendo a trámite la demanda si se considera
incompetente o estima la rectificación manifiestamente improcedente. En otro caso convocará al rectificante, al
director del medio de comunicación o a sus representantes a juicio verbal, que se celebrará dentro de los siete
días siguientes al de la petición.
El juicio se tramitará conforme a lo establecido en la Ley de Enjuiciamiento Civil para los juicios verbales, con las
siguientes modificaciones:
a) El Juez podrá reclamar de oficio que el demandado remita o presente la información enjuiciada, su grabación o
reproducción escrita.
b) Sólo se admitirán las pruebas que, siendo pertinentes, puedan practicarse en el acto.
c) La sentencia se dictará en el mismo o al siguiente día del juicio.
El fallo se limitará a denegar la rectificación o a ordenar su publicación o difusión en la forma y plazos previstos en
el artículo 3.o de esta Ley, contados desde la notificación de la sentencia que impondrá el pago de las costas a la
parte cuyos pedimentos hubiesen sido totalmente rechazados.
La sentencia estimatoria de la petición de rectificación deberá cumplirse en sus propios términos. El objeto de este
proceso es compatible con el ejercicio de las acciones penales o civiles de otra naturaleza que pudieran asistir al
perjudicado por los hechos difundidos.
*** Conflicto entre el derecho a la libertad de expresión e información y los derechos al honor, a la intimidad personal
y familiar y la propia imagen
En muchas ocasiones advertimos en los medios de comunicación que una persona famosa ha demandado a un
determinado medio de comunicación porque ha vulnerado su derecho a su honor, su intimidad o su imagen. La
prensa, el medio de comunicación en concreto, se defiende alegando que ha actuado en el ejercicio del derecho
a la información. O vemos que personas anónimas, no famosas, también pueden ir contra medios de comunicación
o contra particulares cuando han tenido constancia de haber sufrido una intromisión ilegítima en su honor, imagen
o intimidad personal o familiar. El medio de comunicación se defiende alegando haber actuado en el ejercicio
legítimo del derecho de información; el particular denunciado se defiende alegando que ha actuado en el ejercicio
de sulibertad de expresión.

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El artículo 20 de la Constitución española reconoce los derechos a la libertad de expresión e información con
categoría de derechos fundamentales, al igual que la tienen los derechos al honor, intimidad y propia imagen.
El conflicto o colisión de estos derechos es algo que ocurre normalmente, y puesto que ningún derecho, por
fundamental que sea, puede ser ilimitado, son los tribunales ordinarios y el Tribunal Constitucional los que han ido
estableciendo criterios o pautas de ponderación para resolver aquellos conflictos o colisiones, que han aumentando
de forma notable como consecuencia del generalizado acceso de los ciudadanos a las nuevas tecnologías, el uso
de las redes sociales y el particular éxito de Internet como vehículo de transmisión e intercambio de todo tipo de
información y opiniones, lo que ha elevado el riesgo de producirse intromisiones ilegítimas.
El artículo 20.1 a) y d) de la Constitución española reconoce como derechos fundamentales de las personas:
1.- El derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito
o cualquier otro medio de reproducción (libertad de expresión).
2.- El derecho a comunicar y recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión (libertad de
información).
La libertad de expresión tiene un campo de acción más amplio que la libertad de información (SSTC 104/1986, de
17 de julio, y 139/2007, de 4 de junio), porque no comprende solo la comunicación de hechos, sino también la
emisión de juicios, creencias, pensamientos y opiniones de carácter personal y subjetivo.
La libertad de información comprende la comunicación de hechos susceptibles de contraste con datos objetivos y
tiene como titulares a los miembros de la colectividad y a los profesionales del periodismo.
Dice la sentencia del Tribunal Supremo, Sala Primera Civil, de febrero de 2013, que "La protección constitucional
de las libertades de información y de expresión alcanza un máximo nivel cuando la libertad es ejercitada por los
profesionales de la información a través del vehículo institucionalizado de formación de la opinión pública que es
la prensa, entendida en su más amplia acepción".

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Resolución del conflicto: La técnica de ponderación constitucional
Según reiterada jurisprudencia del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, los derechos al honor, la
intimidad personal y familiar y a la propia imagen se encuentran limitados por las libertades de expresión e
información.
El conflicto entre uno y otro derecho, cuando se produce, debe ser resuelto mediante técnicas de ponderación
constitucional, teniendo en cuenta las circunstancias del caso.
La ponderación consiste en el examen de la intensidad y trascendencia de cada derecho en conflicto, a fin de
elaborar una regla que priorice un derecho sobre otro y permita resolver el conflicto entre ellos, es decir, qué
derecho prevalece.
1.- Peso en abstracto de los derechos en conflicto: Prevalencia general de los derechos de libertad de expresión
e información.
La técnica de ponderación exige valorar en primer lugar el peso en abstracto.
Se reconoce mayor peso en abstracto a las libertades de expresión e información porque contribuyen a la
formación de la opinión pública libre, indispensable para la existencia del pluralismo político propio de un Estado
de Derecho.

2.- Peso en concreto de los derechos en conflicto


La técnica de la ponderación exige valorar, en segundo término, el peso relativo de los derechos en conflicto.
En este juicio se han de analizar los presupuestos, jurisprudencialmente exigibles, que han de concurrir para que
la preeminencia en abstracto de las libertades de expresión e información no ceda, en el caso concreto, a favor de
los derechos al honor, a la intimidad y a la propia imagen.
Con carácter general, cabe afirmar que, en el ámbito de la libertad de información, los presupuestos para que dicha
libertad de información siga teniendo prevalencia sobre los derechos al honor, intimidad y propia imagen son tres:

1.- Relevancia pública. La relevancia pública o el interés general de la información puede derivar tanto del carácter
público o social de la materia noticiosa como del carácter público, de la relevancia o notoriedad social, de la persona
sobre la que se informa.
El interés general se considera inherente a toda información sobre hechos con trascendencia criminal.
Cuando la información se proyecta sobre personas que ejerzan un cargo público o una profesión de notoriedad o
proyección pública, entonces el peso de la libertad de información es más intenso. No obstante, el goce de
notoriedad pública de una persona, y el hecho que se hubiera podido consentir en ocasiones determinadas la
revelación de aspectos concretos propios de su vida personal no privan al afectado de la protección de estos
derechos fuera de aquellos aspectos a los que se refiera su consentimiento. En este sentido, la vida sexual, las
relaciones sentimentales y afectivas (incluyendo las paterno-filiales) forman parte de la más estricta intimidad y no
pueden revelarse datos sobre ellas sin el consentimiento del interesado, aunque tenga notoriedad pública. También
se ha de tener en cuenta el lugar donde se obtiene la imagen o filmación, si es público o no lo es. No todo vale,
aunque se trate de un personaje público.

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2- Veracidad. Este requisito debe entenderse como el resultado de una razonable diligencia por parte del
informador para contrastar la noticia de acuerdo con pautas profesionales ajustándose a las circunstancias del
caso, aun cuando la información, con el transcurso del tiempo, pueda ser desmentida o no resultar confirmada
3.- Carácter no injurioso de la información. La información debe exteriorizarse de una forma que no revista carácter
injurioso, denigrante o desproporcionado, en todo caso, innecesario para cumplir el fin informativo. De esta forma,
la protección del derecho al honor debe prevalecer frente a la libertad de expresión cuando se emplean frases y
expresiones ultrajantes u ofensivas, sin relación con las ideas u opiniones que se expongan, y por tanto,
innecesarias a este propósito.
** En el ámbito de la libertad de expresión han de concurrir todos los anteriores requisitos menos el de la veracidad.
Además, en el juicio de ponderación relativo se debe valorar también: a) que el ámbito de protección de los
derechos de la personalidad viene determinado, no solo por las leyes, sino también por los usos sociales
atendiendo al ámbito que, por sus propios actos, mantenga cada persona reservado para sí misma o su familia, y
b) que, en el caso concreto del derecho a la propia imagen, la intromisión no presentará carácter ilegítimo si
concurre alguna de las excepciones a que se refiere el artículo 8.2 Ley Orgánica 1/82 de 5 de mayo.
Es importante tener en cuenta que no hay soluciones genéricas al conflicto. Se ha de estar al caso concreto.
Resumiendo todo lo anterior podemos decir lo siguiente:
1.- La libertad de expresión y de información tienen mayor peso en abstracto y prevalecen sobre los derechos al
honor, la intimidad personal y la propia imagen, porque contribuyen a formar la opinión pública.
2.- La libertad de expresión y de información tendrán mayor peso en concreto y seguirán prevaleciendo sobre los
derechos al honor, a la intimidad y la propia imagen si:
- En el caso de la libertad de información concurren los requisitos de relevancia pública de la información, veracidad
y carácter no injurioso de dicha información.
- En el caso de la libertad de expresión concurren los requisitos o presupuestos anteriores, menos el de veracidad.

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Tema 17. Las personas juridicas . Asociaciones y Fundaciones

1.- La persona jurídica: concepto y clases.


Concepto Podemos definir con Diez Picazo a las personas jurídicas como "entidades o realidades sociales a las
que el ordenamiento jurídico reconoce una individualidad propia, distinta de los miembros que la componen, y a
las que trata como un sujeto de derechos y deberes, con capacidad de obrar en el tráfico jurídico a través de sus
órganos y representantes". Clases de personas jurídicas A partir del artículo 35 del Código Civil podemos obtener
esta clasificación:
1.- Personas jurídicas de base asociativa o corporativa (universitas personarum).
2.- Personas jurídicas de base patrimonial, cuyo sustrato material predominante está formado por un conjunto de
bienes que se destinan a un fin (universitas rerum).
3.- Personas jurídicas de derecho público, que se insertan dentro de la organización general del Estado (el Estado,
las Comunidades Autónomas, las provincias y los municipios), cumpliendo funciones de carácter público (entidades
estatales autónomas, empresas públicas).
4.- Personas jurídicas de derecho privado, que no tienen participación en funciones y poderes estatales.
Estas personas jurídicas pueden ser de utilidad pública, si persiguen fines de interés general, como ocurre con las
corporaciones y fundaciones (por ejemplo, una asociación de lucha contra el cáncer); o de interés estrictamente
particular, como ocurre con las asociaciones civiles o mercantiles, que persiguen un fin de lucro o ganancia partible
entre los socios.

2.- Adquisición de la personalidad


El artículo 35 del CC sólo considera personas jurídicas a las reconocidas por la ley o a las que la ley conceda una
personalidad propia.
Por lo que se refiere a las asociaciones de interés particular, las sociedades civiles adquieren personalidad propia
siempre que no se mantengan secretos los pactos entre los socios (artículo 1699 del CC).
Las sociedades mercantiles adquieren personalidad jurídica cuando se constituyen en escritura pública y se
inscriben en el Registro Mercantil (artículo 116 y 119 del Código de Comercio).

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3.- Capacidad de la persona jurídica
Con arreglo a lo establecido en el artículo 38 del Código Civil, las personas jurídicas tienen capacidad jurídica y
capacidad de obrar, y por eso pueden:
- Adquirir y poseer bienes de todas clases
- Contraer obligaciones
- Ejercitar acciones civiles o criminales
- Pueden ser responsables por culpa extracontractual, por los actos u omisiones que causen daño a otros
interviniendo culpa o negligencia, bien sean actos de sus órganos o de personas que las representen en el tráfico
jurídico, bien sean sus empleados o dependientes los causantes de tales daños. Por ejemplo, un restaurante
pertenece a una persona jurídica y mientras se celebra en él una boda, un camarero ensucia el traje de la novia:
responde de los daños la persona jurídica; o cuando un vehículo industrial de la persona jurídica, manejado por un
empleado de ésta, causa daños a terceros en el ejercicio de la actividad de dicha persona jurídica.
- Por último decir que desde el año 2010 las personas jurídicas también pueden cometer determinados delitos (los
previstos específicamente en el Código Penal, no todos los delitos) y ser responsables penalmente de los mismos,
con consecuencias tanto penales como civiles derivadas de la comisión de tales delitos.

4.- Órganos y representantes de las personas jurídicas


Si la persona jurídica tiene capacidad jurídica y capacidad de obrar para actuar en el tráfico jurídico y poder cumplir
los fines para los que se constituyó, necesita de unos órganos que creen, emitan y ejecuten su voluntad, órganos
que van a estar compuestos por personas físicas que son las que con sus acuerdos y decisiones van a conformar
la voluntad de la persona jurídica. Es el caso, por ejemplo, del Consejo de Administración en una Sociedad
Anónima.

5.- Domicilio
De acuerdo con lo establecido en el artículo 41 del CC:
- En el caso de las corporaciones, el domicilio será el que determine la ley que las ha creado o reconocido.
- En el caso de las asociaciones, el domicilio será el que fijen sus estatutos.
- En el caso de las fundaciones, el domicilio será el que fijen las reglas de la fundación.
Si con arreglo a las normas anteriores no pudiere fijarse el domicilio, lo tendrán en el lugar en que se encuentre
establecida su representación legal o donde ejerzan las principales funciones de su instituto. Este último criterio es
subsidiario de los anteriores.

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6.- Nacionalidad
Es un hecho indiscutible que las personas jurídicas tienen que tener una nacionalidad.
El artículo 9-11 del Código Civil señala que "la ley personal correspondiente a las personas jurídicas es la
determinada por su nacionalidad, y regirá en todo lo relativo a capacidad, constitución, representación,
funcionamiento, transformación, disolución y extinción. En la fusión de sociedades de distinta nacionalidad se
tendrán en cuenta las respectivas leyes personales"
El artículo 28 del CC establece que "Las corporaciones, fundaciones y asociaciones, reconocidas por la ley y
domiciliadas en España, gozarán de la nacionalidad española, siempre que tengan el concepto de personas
jurídicas con arreglo a las disposiciones del presente Código. Las asociaciones domiciliadas en el extranjero
tendrán en España la consideración y los derechos que determinen los tratados o leyes especiales".
Respecto de las sociedades de capital (como las sociedades anónimas o las sociedades limitadas), el Texto
Refundido de la Ley de Sociedades de Capital, aprobado por Real Decreto Legislativo 1/2010, establece en su
artículo 8 que "Serán españolas y se regirán por la presente ley todas las sociedades de capital que tengan su
domicilio en territorio español, cualquiera que sea el lugar en que se hubieran constituido".

7.- Extinción
El artículo 39 del CC establece las causas genéricas de extinción de las personas jurídicas, señalando como tales:
- La expiración del plazo establecido para funcionar legalmente.
- Haber realizado el fin para el que se constituyó.
- Resultar imposible aplicar al fin para el que se constituyó la actividad y los medios de que se disponían.
Estas causas genéricas deben completarse con la legislación específica en la que se regula cada tipo de personas
jurídicas y sus causas de extinción (ejemplo Texto Refundido de la Ley de sociedades de capital; Ley de
Asociaciones; Ley de Fundaciones, etc).
La extinción no provoca la inmediata desaparición de la persona jurídica. A continuación se abre el periodo de
liquidación, durante el que subsiste la persona jurídica para finalizar las operaciones pendientes (ejemplo, pago de
todas las deudas) y preparar su patrimonio para el destino ulterior.
En cuanto al destino del patrimonio de la persona jurídica, el artículo 39 del CC señala que "se dará a sus bienes
la aplicación que las leyes, o los estatutos, o las cláusulas fundacionales, les hubiesen en esta previsión asignado.
Si nada se hubiere establecido previamente, se aplicarán esos bienes a la realización de fines análogos, en interés
de la región, provincia o municipio que principalmente debieran recoger los beneficios de las instituciones
extinguidas".

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LAS ASOCIACIONES
Concepto de Asociación y su regulación Podemos definir la asociación como "un conjunto de personas,
establemente organizado, que se unen para lograr un objetivo o alcanzar un fin común". El artículo 22 de la
Constitución española de 1978 reconoce el derecho de asociación como un derecho fundamental en los siguientes
términos:
1. Se reconoce el derecho de asociación.
2. Las asociaciones que persigan fines o utilicen medios tipificados como delito son ilegales.
3. Las asociaciones constituidas al amparo de este artículo deberán inscribirse en un registro a los solos efectos
de publicidad.
4. Las asociaciones sólo podrán ser disueltas o suspendidas en sus actividades en virtud de resolución judicial
motivada. 5. Se prohíben las asociaciones secretas y las de carácter paramilitar.
En España, la Ley que regula las asociaciones es la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, reguladora del derecho
de asociación.
Esta ley se destina a regular todas las asociaciones que no tengan fin de lucro y que no estén sometidas a un
régimen asociativo específico.

Constitución de la Asociación
Según el artículo 3 de la Ley de asociaciones, pueden constituir éstas y formar parte de ellas tanto las personas
físicas como las jurídicas, sean éstas públicas o privadas.
Según el artículo 5, las asociaciones se constituyen mediante acuerdo de tres o más personas físicas o jurídicas
legalmente constituidas, que se comprometen a poner en común conocimientos, medios y actividades para
conseguir unas finalidades lícitas, comunes, de interés general o particular.
El acuerdo de constitución se formaliza mediante un acta fundacional, en documento público o privado, y a partir
de ahí adquirirá la asociación su personalidad jurídica y la plena capacidad de obrar.
El acta fundacional incluirá la aprobación de los Estatutos que van a regir el funcionamiento de la asociación.
Las asociaciones reguladas en la presente Ley deberán inscribirse en el correspondiente

Registro de asociaciones (estatal o autonómico), a los solos efectos de publicidad. Los órganos de la Asociación.La
Asamblea General es el órgano supremo de gobierno de la asociación, integrado por los asociados, que adopta
sus acuerdos por el principio mayoritario o de democracia interna y deberá reunirse, al menos, una vez al año.
Existirá un órgano de representación que gestione y represente los intereses de la asociación, de acuerdo con las
disposiciones y directivas de la Asamblea General. Sólo podrán formar parte del órgano de representación los que
sean asociados. ( Directiva u órgano de dirección, a cuya cabeza está normalmente el Presidente).
Los acuerdos y actuaciones de los órganos de las asociaciones podrán ser impugnados ante los Tribunales por
cualquier asociado o persona que acredite un interés legítimo. Por ejemplo, un acuerdo por el que se expulse a un
asociado o no se permita la asociación de una persona.

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Las asociaciones se componen de asociados, que pueden ser personas tanto físicas como jurídicas. La Ley
establece los derechos y deberes básicos de todo asociado, que pueden ser concretados más en los estatutos de
cada asociación.

Obligaciones y responsabilidades de la asociación


Las asociaciones deberán realizar las actividades necesarias para el cumplimiento de sus fines.
Los beneficios obtenidos por las asociaciones, derivados del ejercicio de actividades económicas, incluidas las
prestaciones de servicios, deberán destinarse, exclusivamente, al cumplimiento de sus fines, sin que quepa en
ningún caso su reparto entre los asociados.
Los órganos de la asociación deben llevar una contabilidad y aprobar las cuentas de la asociación anualmente en
la Asamblea General.
Las asociaciones inscritas responden de sus obligaciones con todos sus bienes presentes y futuros. Los asociados
no responden personalmente de las deudas de la asociación.

Disolución de la asociación Las asociaciones se disolverán:


1.- Por las causas previstas en los Estatutos
2.- Por la voluntad de los asociados expresada en Asamblea General convocada al efecto.
3.- Por causas determinadas en el artículo 39 del CC expiración del plazo, cumplimiento de fin
4.- Por sentencia judicial firme.
En todos los supuestos de disolución deberá darse al patrimonio el destino previsto en los Estatutos. La disolución
de la asociación abre el período de liquidación de su patrimonio, hasta el fin del cual la entidad conservará su
personalidad jurídica.

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LAS FUNDACIONES
1.- Introducción
El artículo 34 de la Constitución española reconoce el derecho de fundación para fines de interés general con
arreglo a la ley. Y dice que regirá para las fundaciones lo dispuesto en los apartados 2 y 4 del artículo 22, que ya
hemos visto lo que disponen para las asociaciones.
El derecho de fundación no tiene la consideración de derecho fundamental, pero su regulación debe hacerse
también por ley, siendo la actualmente vigente la Ley 50/2002, de 26 de diciembre, de Fundaciones.

2.- Concepto de fundación.


Según el artículo 2 de la Ley son fundaciones "las organizaciones constituidas sin fin de lucro que, por voluntad de
sus creadores, tienen afectado de modo duradero su patrimonio a la realización de fines de interés general". De
esta definición podemos extraer los siguientes caracteres:
1.- Es una organización creada libremente por uno o varios fundadores.
2.- Es una organización que cuenta desde el inicio con un patrimonio propio, distinto del de los fundadores,
destinado por éstos a la consecución de fines de interés general de manera estable y duradera.
3.- Es una organización sin fines lucrativos.

3.- Fines y beneficiarios de la fundación


Según el artículo 3 de la ley, las fundaciones deberán perseguir fines de interés general como por ejemplo:
- Los de defensa de los derechos humanos o de las víctimas del terrorismo - Lo fines de asistencia e inclusión
sociales
- Los fines cívicos, educativos, culturales, científicos, deportivos, sanitarios, laborales, de cooperación para el
desarrollo o de promoción del voluntariado.
- Los de protección del medio ambiente o los de promoción de la investigación científica y desarrollo tecnológico.
- Los de conservación y restauración de bienes del patrimonio histórico español
Los beneficiarios de la actividad fundacional sólo pueden ser colectividades genéricas de personas.
En ningún caso podrán constituirse fundaciones con la finalidad principal de destinar sus prestaciones al fundador,
a los patronos y a sus familias.

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4.- Constitución de la fundación
Pueden constituir fundaciones tanto las personas físicas como las jurídicas, sean éstas públicas o privadas. El
artículo 9 de la ley contempla dos modalidades de constitución:
- Constitución "inter vivos", que se realizará por medio de escritura pública otorgada ante notario y que deberá
tener el contenido establecido en el artículo 10 de la Ley.
- Constitución "mortis causa", que se realizará por medio de testamento, si bien éste también debe cumplir con el
contenido establecido en el artículo 10 para la escritura pública.
De conformidad con el artículo 4 de la ley, las fundaciones tendrán personalidad jurídicadesde la inscripción de la
escritura pública de su constitución en el correspondiente Registro de Fundaciones.
La dotación
Uno de los elementos esenciales del negocio de constitución de la fundación es la dotación, porque en definitiva
la fundación es la personificación de un patrimonio adscrito a un fin.
La dotación puede consistir en bienes y derechos de cualquier clase, pero ha de ser suficiente y adecuada al
cumplimiento de los fines fundacionales, entendiendo la ley que lo es cuando el valor de la dotación alcanza los
30.000 euros. La aportación puede ser dineraria o no dineraria. Sin embargo, el patrimonio de la fundación no sólo
puede estar constituido por los bienes y derechos que integran la dotación, sino también por todos aquellos que la
fundación adquiera con posterioridad a la constitución.

5.- Gobierno de la fundación: El patronato y el protectorado


El patronato es el órgano de gobierno y representación de la fundación, que adoptará sus acuerdos por mayoría.
Corresponde al Patronato cumplir los fines fundacionales y administrar con diligencia los bienes y derechos que
integran el patrimonio de la fundación, manteniendo el rendimiento y utilidad de los mismos, así como destinar el
patrimonio de la fundación al cumplimiento de los fines fundacionales, actuando con criterios de imparcialidad y no
discriminación en la determinación de los beneficiarios.
El patronato está compuesto por un mínimo de tres miembros, que elegirán entre ellos un Presidente.
El protectorado. Es un órgano de la Administración pública que tiene como funciones:
- Facilitar el recto ejercicio del derecho de fundación
- Asegurar la legalidad de la constitución de la fundación y de su funcionamiento
- Velar por el cumplimiento de los fines fundacionales
- Suplir provisionalmente al patronato en sus funciones
- Prestar asesoramiento jurídico, económico-financiero y contable a las fundaciones
- Impugnar los acuerdos del patronato que sean contrarios a la ley o a los estatutos de la fundación

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6.- Extinción y liquidación de las fundaciones
La fundación se extinguirá:
a) Cuando expire el plazo por el que fue constituida.
b) Cuando se hubiese realizado íntegramente el fin fundacional o sea imposible su realización
c) Cuando concurra cualquier otra causa prevista en el acto constitutivo o en los Estatutos.
Una vez producida la extinción, la fundación entra en proceso de liquidación, que se realizará por el patronato bajo
el control del protectorado.
La liquidación comprende la realización de las operaciones pendientes, el pago de deudas y el cobro de créditos.
Los bienes y derechos resultantes de la liquidación se deben destinar a fundaciones o entidades no lucrativas
privadas que persigan fines de interés general, por lo que se deduce según la ley que no está permitida la reversión
de los bienes al fundador o sus herederos.

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