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Trabajo Grupal - Exposicion Ley Aplicable A Derechos Reales y Obligaciones, Sucesiones

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BRICEÑO NOBLECILLA Julio

LABAN JIMENEZ SHIRLEY


ORDINOLA VALDEZ Jean Carlos
Mag. AYAPI BAZAN Margarita SALAZAR ALEMAN Karine (no trabajo)
JESUS COSME Joaquín
BOYER FRANCO José
LEY APLICABLE : DERECHO REALES Y COTRINA ROMERO Roy
OBLIGACIONES. DERECHO DE SUCESIONES CHU MENDOZA Yeniffer
INTRODUCCIÓN

La ley aplicable en derechos reales y obligaciones, derecho de sucesiones, a


nivel internacional. Enfocándonos en las convenciones y tratados
internacionales entre estados, que nos permiten relacionar y resolver con
eficacia casos con relación a dos o más jurisdicciones involucradas.
DETERMINACIÓN DE LA
LEY APLICABLE
Regla general
El artículo 2088 del CC señala: La constitución, contenido y extinción de los derechos reales sobre bienes corporales se
rigen por la ley de su situación al momento de constituirse el derecho real.

Reglas especiales
❑ Bienes corporales en tránsito. La doctrina los identifica como aquellos bienes que en el momento de su
desplazamiento internacional son objeto de algún acto jurídico de transcendencia real.
❑ Prescripción de acciones relativas sobre bienes corporales. Según el artículo 2091 del CC
❑ Derechos reales sobre bienes de transporte sometidos a un régimen de matrícula. Según lo dispuesto en el artículo
2092 del CC
❑ Los bienes culturales protegidos.
DOMINIO DE LA LEY DE LA
SITUACIÓN DE LOS BIENES

La ley de la situación rige usualmente los siguientes aspectos en materia de bienes:

a) La clasificación de los bienes, es decir, la determinación si son muebles o inmuebles.


b) El carácter comercial o civil de un bien.
c) Su condición de principal o accesorio.
d) La creación, transmisión, modificación y extinción de los derechos reales sobre las cosas.
e) Los términos de prescripción.
f) Las acciones posesorias y todas las formas que las mismas pueden revertir.
g) La extensión y contenido de los derechos reales (por ejemplo, la duración del usufructo) o las relaciones entre el dueño del predio
dominante y el dueño del predio sirviente, en el caso de las servidumbres, etc.; finalmente, h) la protección y reivindicación de los
derechos que se tiene sobre las cosas.
BIENES INCORPORALES

Nuestro Código Civil no contiene una categoría específica sobre


bienes incorporales. Junto a la categoría de lo material o el cuerpo
de las cosas que se puede entender como la realidad percibida por
los sentidos que tiene un lugar en el espacio y en el tiempo y que se
evidencia en virtud de un comportamiento físico surge el camino
de la desmaterialización de la sociedad y del derecho, ambos
forjados por la capacidad de invención del ser humano.
CATEGORÍAS DE LOS DERECHOS DE LA
PROPIEDAD INTELECTUAL

Doctrinariamente, los derechos de propiedad intelectual se organizan en tres grupos:

❑ derechos de autor y derechos conexos.


❑ derechos de propiedad industrial y
❑ derechos sui generis, que comparten características tanto de los derechos de propiedad industrial
como de los derechos de autor.
¿Que son las obligaciones en los contratos
internacionales?

Es un acuerdo de voluntades de dos o mas partes con el propósito de definir obligaciones jurídicas
para crear, trasmitir, modificar o extinguir derechos y obligaciones de las mismas. Este acuerdo
puede ser verbal o escrito.

El contrato de compra venta internacional regula los derecho y obligaciones de cada una de las partes
contratantes (vendedor – exportador/ comprador – importador), con relación a determinado objeto
convirtiéndose en un acto jurídico perfecto y la transacción absolutamente legal.
PRINCIPIOS QUE GOBIERNAN Requisitos del
LOS CONTRATOS
contrato

La autonomía de la
voluntad ❑ Plena capacidad de ejercicio, salvo las restricciones
contempladas en la ley
La buena fe de las partes ❑ Objeto física y jurídicamente posible
❑ Fin licito

La obligatoriedad del ❑ Observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad.


contrato
EXTINCION DE LAS OBLIGACIONES

PAGO NOVACIÓN COMPENSACIÓN CONDONACIÓN

CONSOLIDACIÓN TRANSACCIÓN MUTUO


DISENSO
Obligaciones del vendedor y
comprador
VENDEDOR COMPRADOR
❑ Transmitir la propiedad del producto vendido.
❑ Pagar el precio en el lugar y tiempo pactado.
❑ Entregar el producto vendido en los términos
❑ Prestar garantías pactadas en caso de precio
pactados.
aplazado.
❑ Conservar y cuestionar el producto que se ha
❑ Recibir el producto comprado.
obligado a entregar.
❑ Pagar los intereses pactados en cas de precio
❑ Entregar al comprador los títulos de propiedad del
aplazado.
bien.
❑ Abonar los gastos de transporte, salvo pacto
❑ Prestar garantía o saneamiento en caso de ser
contrario.
necesario.
Obligaciones del vendedor y comprador en
caso de incumplimiento

VENDEDOR COMPRADOR

❑ Exigir al vendedor el cumplimiento de sus ❑ Exigir que el comprador pague el precio


obligaciones. que reciba la mercancía o que cumpla las
❑ Rebajar el precio de la mercadería. demás obligaciones.
❑ Podrá declarar resuelto el contrato. ❑ Fijar plazo suplementario.
❑ Solicitar una indemnización por los daños y

perjuicios.
LEY APLICABLE EN LAS OBLIGACIONES EN
EL DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

En efecto, el art. 2095 CC establece, “Las


obligaciones contractuales se rigen por la ley
expresamente elegida por las partes y, en su defecto,
por la ley del lugar de su cumplimiento. Empero, si
deben cumplirse en países distintos, se rigen por la ley
de la obligación principal y, en caso de no poder ser
determinada esta, por la ley del lugar de celebración.
DERECHOS SUCESIONES

Es una parte del derecho privado que se


encarga de definir cómo y a quién se transmiten
los derechos, obligaciones y bienes de una
persona cuando fallece.
LEY APLICABLE, DERECHO DE SUCESIONES

Es la sucesión mortis causa por contener un elemento vinculado a un ordenamiento jurídico extranjero.

El causante Al menos un elemento deberá encontrarse


de alguna manera vinculados a un
Elementos ordenamiento jurídico extranjero para
relevantes La herencia internacionalizar la sucesión.

Los sucesores
IMPORTANCIA , DETERMINAR EL MODO - ELEMENTOS,
ORDENAMIENTO JURÍDICO EXTRANJERO

En relación a los bienes que conforman la masa Podría suceder que causante o sucesores se encuentren
hereditaria, podría suceder que hubieren sido vinculados al ordenamiento jurídico de determinado país
adquiridos por un contrato firmado en territorio extranjero en cuanto a su nacionalidad, pero en relación a
nacional, pero se encuentren ubicados en su domicilio se encuentren vinculados al ordenamiento
territorio extranjero. nacional

El lugar donde se ubican los bienes, el domicilio de los herederos y el domicilio del causante, son elementos con suficiente
fuerza e importancia para internacionalizar la sucesión.
DETERMINACIÓN DE LA LEY SUCESORIA

Ordenamiento
Sucesión que va a
Norma en
internacional solucionar
conflicto

No resuelve no soluciona

Se encuentran principalmente en los tratados de derecho internacional aplicables al caso y en su defecto, en el Libro
de Derecho Internacional Privado del Código Civil.
SISTEMA DE APLICACIÓN DE LA LEY

Sistema de la
pluralidad de
sucesiones Tratado de Montevideo de 1889 y el complementario de 1940 acogen la
teoría de la pluralidad

Sistema de la Código de Bustamante postula la doctrina de la unidad sucesoria.


unidad de
sucesiones Nuestro Código Civil se adscribió al sistema de la unidad sucesoria. En
este sentido, al suscribir el Tratado de Montevideo, el Perú formuló una
reserva señalando que la ley aplicable a todo el régimen sucesorio era la
ley personal del causante
Sistema de la
división
sucesoria
LEY COMPETENTE PARA REGIR TODOS LOS DERECHOS Y
OBLIGACIONES MATERIA DE SUCESIÓN MORTIS CAUSA

El artículo 2,100 señala que la sucesión se rige, cualquiera que


sea el lugar de la situación de los bienes, por la ley del último
domicilio del causante

Opta como regla general, por el factor vinculante del último


domicilio del causante para todos los casos de sucesión
internacional, aún cuando el fallecimiento pudiera ocurrir
eventualmente en país distinto.
Sucesión
Sucesión
intestada
Sucesión
testamentaria
SUCESIÓN DE EXTRANJEROS NO DOMICILIADOS EN EL PERÚ

Que deje bienes en el Perú, pero que no figure entre


sus posibles herederos ningún extranjero domiciliado
en el Perú ni persona de nacionalidad peruana. En tal
Que no deje bienes en el Perú, pero que figuren entre sus posibles
caso, conforme al artículo 2100 del C.C. se aplicará la
herederos extranjeros domiciliados en el Perú o personas de
ley del último domicilio del causante.
nacionalidad peruana. En tal caso la ley peruana no puede influir
decisivamente ya que carecería de medios para ser hecha efectiva
en el lugar de ubicación de los bienes. Tendrán que aplicarse las
Que deje bienes en el Perú y que figure entre sus posibles
leyes locales o los tratados internacionales, si los hubiere.
herederos extranjeros domiciliados en el Perú o personas de
nacionalidad peruana. El Código Civil de 1984 no conserva
una disposición similar, por lo cual debe entenderse que se
aplicará la ley del último domicilio del causante, sin paliativo
alguno.
CASOS, De acuerdo al artículo 815 del CC

1. El causante muere sin dejar testamento; el que otorgó ha sido declarado nulo total o parcialmente; ha
caducado por falta de comprobación judicial; o se declara inválida la desheredación.

2. El testamento no contiene institución de heredero, o se ha declarado la caducidad o invalidez de la disposición


que lo instituye.

3. El heredero forzoso muere antes que el testador, renuncia a la herencia o la pierde por indignidad o
desheredación y no tiene descendientes.

4. El heredero voluntario o el legatario muere antes que el testador; o por no haberse cumplido la condición
establecida por éste; o por renuncia, o por haberse declarado indignos a estos sucesores sin sustitutos
designados.

5. El testador que no tiene herederos forzosos o voluntarios instituidos en testamento, no ha dispuesto de todos sus
bienes en legados, en cuyo caso la sucesión legal sólo funciona con respecto a los bienes de que no dispuso.
CONCLUSIONES

❑ Los derechos reales y obligaciones en objeto de estudio del Derecho Internacional Privado son las normas internas de los
estados en materia civil, los tratados internacionales, los convenios y acuerdos entre las naciones, así como el papel que
desempeñan los organismos internacionales en materia de regulación del derecho de las personas y su eficacia en resolver el
conflicto.

❑ En una sucesión internacional cuando el causante muere en un país diferente al de su nacionalidad o residencia o cuando deja
bienes (mobiliarios o inmobiliarios) en un país diferente al de su nacionalidad o residencia.

❑ Por lo tanto los puntos de contacto usados para determinar el derecho aplicable a la sucesión por muerte en el derecho de los
Estados analizados con respecto de la capacidad de las partes son: el domicilio, el lugar de residencia habitual y la
nacionalidad.
VIDEO ILUSTRATIVO

Sucesiones Internacionales - Disertación del


Esc. Javier Moreyra
https://youtu.be/CQIcjcLajmw
“AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANÍA NACIONAL”

TEMA:

LEY APLICABLE: DERECHOS REALES Y OBLIGACIONES, DERECHO DE


SUCESIONES, CASOS.

MATERIA:

DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO

INTEGRANTES:

BOYER FRANCO JOSE ALEJANDRO

BRICEÑO NOBLECILLA JULIO ANDRE

CHU MENDOZA YENIFFER

JOAQUIN RUIZ JESUS COSME

LABAN JIMENEZ SHIRLEY

ORDINOLA VALDEZ JEANCARLOS

SALAZAR ALEMAN KERIME NOMELY

COTRINA ROMERO ROY ABDON

2022
INTRODUCCIÓN.

En el presente trabajo integraremos la ley aplicable en derechos reales y obligaciones,


derecho de sucesiones, a nivel internacional. Enfocándonos en las convenciones y
tratados internacionales entre estados, que nos permiten relacionar y resolver con eficacia
casos con relación a dos o más jurisdicciones involucradas.

La crisis sanitaria derivada de la propagación del covid-19 y sus consecuencias, el


confinamiento obligatorio y el cierre de fronteras, ha actualizado la misma pregunta en el
ámbito mundial. Basta mirar a nuestro alrededor para comprobar el devastador impacto
de la pandemia en la esfera de los intercambios internacionales. Infinidad de contratos no
han podido, no pueden y posiblemente, no podrán ejecutarse más. Las partes y sus
abogados intentarán encontrar a partir de la relectura de las cláusulas contractuales, una
respuesta que las habilite a invocar la imposibilidad de la ejecución de las obligaciones,
la excesiva onerosidad de la prestación, alguna cláusula que exonere su responsabilidad,
la resolución, la rescisión o la resciliación del contrato. En la ausencia de respuestas
previstas en el contrato, corresponderá al Derecho Internacional Privado de los Estados
designar la conexión que permita identificar la ley aplicable.

Hoy más que ayer, apremia la determinación de la ley más apropiada para regular los
contratos internacionales. Si, por un lado, el viejo sistema conflictual que remite a una
ley estatal particular es fuente de insatisfacción pues termina por “nacionalizar” las
transacciones transfronterizas; por el otro, su eliminación en vista de la unificación global
del derecho de los contratos tampoco se vislumbra en un futuro próximo. Queda voltear
la mirada a los derechos nacionales para identificar las coincidencias que nos permitan
abrir caminos comunes.
I. ESTATUTO REAL

El estatuto real es el conjunto de reglas jurídicas determinadas por la ley de la situación


del bien. El patrimonio de una persona está constituido por dos clases de derechos:
derechos reales, que recaen sobre bienes, que pueden ser corporales e incorporales,
pudiendo también clasificarse en muebles e inmuebles; y derechos de obligaciones, que
recaen sobre actos, que consisten en obligaciones de dar, hacer o no hacer.

1.1. Bienes corporales


1.1.1 Determinación de la ley aplicable
A) Regla general
El artículo 2088 del CC señala: «La constitución, contenido y extinción de
los derechos reales sobre bienes corporales se rigen por la ley de su situación
al momento de constituirse el derecho real».

Con respecto al conflicto móvil en relación a los bienes muebles, según


Virgós (1995), los derechos adquiridos en un país se reconocen en los demás
países hasta que nuevos «hechos de trascendencia real» tengan lugar en el
país de la nueva situación. Si según la ley de este país esos hechos sirven para
extinguir, modificar o transmitir el derecho real sobre el bien, el nuevo situs
gobierna todos los hechos y fija sus consecuencias jurídicas.

El autor citado da un ejemplo de la jurisprudencia británica en el caso


Winkworth vs. Christie, Manson & Wooda Ltd. and Another. Se trataba de
ciertas obras de arte robadas a su dueño en Inglaterra y, subsecuentemente,
vendidas en Italia. Después de algún tiempo, el adquiriente italiano las lleva
a Londres donde encarga su venta en subasta a una conocida firma. El anterior
dueño reconoce las obras robadas y reclama su devolución. El comprador
italiano se niega a ello, alegando ser el legítimo propietario de las obras; pues,
según el derecho italiano, el adquirente de buena fe, como este era el caso,
hace suya la propiedad de la cosa mueble vendida. Esta posición fue la
asumida por el juez inglés señalando que este título de propiedad anulaba el
anterior.
Según el derecho peruano sobre la adquisición de dominio de cosa mueble,
si bien prevalece la presunción de buena fe del adquiriente, se exceptúa de
esta regla los bienes perdidos y los adquiridos con infracción de la ley penal
(artículo 948 del CC).

B) Reglas especiales

 Bienes corporales en tránsito. La doctrina los identifica como aquellos


bienes que en el momento de su desplazamiento internacional son
objeto de algún acto jurídico de transcendencia real. Según el artículo
2089 del CC:

Los bienes corporales en tránsito se consideran situados en el lugar de


su destino definitivo. Las partes pueden someter la adquisición y la
pérdida de los derechos reales sobre bienes corporales en tránsito a la
ley que regula el acto jurídico originario de la constitución o de la
perdida de dichos derechos, o a la ley del lugar de expedición de los
bienes corporales. La elección de las partes no es oponible a terceros.
 Desplazamiento de los bienes corporales. Según el artículo 2090 del
CC:

El desplazamiento de los bienes corporales no influye sobre los


derechos que hayan sido válidamente constituidos bajo el imperio de
la ley anterior. No obstante, tales derechos solo pueden ser opuestos
a terceros después de cumplidos los requisitos que establezca la ley
de la nueva situación.

Este artículo protege los derechos adquiridos bajo el imperio de la ley


anterior, calificando el cambio de la situación de lugar como
«irrelevante» respecto a tales derechos. Sin embargo, en
consideración a que la sociedad del lugar de la nueva situación no
tiene porqué conocerla ni presumir la existencia de los derechos sobre
el bien obtenido sobre la base de leyes de otros países, la ley aclara
que tales derechos adquiridos solo pueden ser opuestos a terceros
después de cumplidos los requisitos que establezca al respecto la ley
de la nueva situación.
En el Perú, según lo indicado en el artículo 947 del CC, la
transferencia de los bienes muebles se efectúa con la tradición a su
acreedor, salvo disposición legal diferente.
 Prescripción de acciones relativas sobre bienes corporales. Según el
artículo 2091 del CC: «La prescripción de acciones relativas a bienes
corporales que cambian de lugar durante el plazo de prescripción se
rige por la ley del lugar en que se complete el tiempo necesario para
prescribir, conforme a la ley de dicho lugar».
Según Revoredo Marsano (2015), la fórmula propuesta es
conceptualmente análoga a los artículos 228 y 231 del Código
Bustamante y se refiere tanto a la prescripción extintiva como la
adquisitiva.
 Derechos reales sobre bienes de transporte sometidos a un régimen de
matrícula. Según lo dispuesto en el artículo 2092 del CC: «La
constitución, transferencia y extinción de derechos reales sobre
medios de transporte sometidos a un régimen de matrícula se regulan
por la ley del país donde se haya efectuado esta».
En consecuencia, están fuera del ámbito del artículo 2088 del CC
(regla general) los barcos, aviones, automóviles, motocicletas o
cualquier otro medio de transporte que se halla sometido a un régimen
de matrícula.
 Los bienes culturales protegidos. La ley del lugar de la situación del
bien sirve en sí misma a los intereses del tráfico internacional. Por
ello, puede entrar en contradicción con el objetivo de protección de
ciertos bienes en relación a los cuales el legislador busca no tanto
facilitar su circulación internacional, cuanto «restringirla o
impedirla».
La Convención de Viena de 1970 sobre las medidas que deben
adoptarse para prohibir e impedir la importación, exportación y la
transferencia de propiedad ilícitas de bienes culturales —ratificado
hasta la fecha por 82 países— está destinada, entre otros aspectos, a
precisar en qué casos el principio de cooperación puede exigir una
derogación a las soluciones tradicionales del DIP fundadas
básicamente en las reglas del lugar de la situación y en la regla
especial sobre bienes en tránsito.

Soluciones destinadas a facilitar el tráfico de los bienes son utilizadas


con cierta frecuencia como vehículo para blanquear objetos
ilegalmente extraídos de países que intentan preservar su riqueza
artística y los testimonios de su historia o de su cultura. La propiedad
de bienes culturales clasificados por un Estado como inexportables
por su significativo valor artístico o histórico debería sujetarse a la ley
del Estado de origen, sea cual sea la situación del bien. De este modo,
se disuade su exportación ilegal. Además, UNIDROIT, el 24 de junio
de 1995, elaboró el convenio sobre bienes robados o exportados
ilícitamente, aplicándose en los casos en que es necesaria una
restitución del bien cultural.

1.1.2. Dominio de la ley de la situación de los bienes


La doctrina distingue entre los bienes considerados individualmente y los
bienes como parte de una universalidad, o sea formando un patrimonio,
como es el caso de la sucesión y de la quiebra. Tratándose de bienes
corporales, la regla que los somete a la ley de su situación se refiere
únicamente a aquellos considerados de forma individual. Corresponde,
por tanto, a la ley del lugar de la situación del bien en esos casos decidir
lo relativo a su enajenación, reivindicación y prescripción; así como a los
derechos reales que con respecto a los mismos puedan crearse.
La ley de la situación rige usualmente los siguientes aspectos en materia
de bienes: a) la clasificación de los bienes, es decir, la determinación si
son muebles o inmuebles; b) el carácter comercial o civil de un bien; c)
su condición de principal o accesorio; d) la creación, transmisión,
modificación y extinción de los derechos reales sobre las cosas; e) los
términos de prescripción; f) las acciones posesorias y todas las formas
que las mismas pueden revertir; g) la extensión y contenido de los
derechos reales (por ejemplo, la duración del usufructo) o las relaciones
entre el dueño del predio dominante y el dueño del predio sirviente, en el
caso de las servidumbres, etc.; finalmente, h) la protección y
reivindicación de los derechos que se tiene sobre las cosas.
La ley de la situación de los bienes, impuesta por el artículo 2088 del CC
es aplicable únicamente a la relación directa de la persona con la cosa, sin
tener que pasar por la mediación de una persona; en cambio, el derecho
que el acreedor tenga sobre la cosa comprada, estará regido por la ley del
contrato. Por ejemplo, en el caso de un contrato de compra-venta sobre
una cosa: la naturaleza y los efectos del contrato se rigen por la ley de
autonomía de la voluntad.
En síntesis, en los contratos generadores de derechos reales: a) la ley del
contrato rige las condiciones para que surja válidamente y obligan
personalmente a los contratantes; b) la ley del lugar de la situación
determina las condiciones para que se produzca un efecto real
(constitución, transmisión, modificación y alcances).

1.2 Bienes Incorporales


Nuestro Código Civil no contiene una categoría específica sobre bienes
incorporales. Junto a la categoría de lo material o el cuerpo de las cosas —que se
puede entender como la realidad percibida por los sentidos que tiene un lugar en
el espacio y en el tiempo y que se evidencia en virtud de un comportamiento
físico— surge el camino de la «desmaterialización de la sociedad y del derecho»,
ambos forjados por la capacidad de invención del ser humano.

Como señala De Trazgenis: «[…] la práctica y el orden jurídico contemporáneo


en gran parte están constituidos sobre la base de símbolos y emblemas de
representaciones, de sombras, de situaciones meramente delineadas que, sin
embargo, son tan fuertes o más que las realidades tangibles» (2000, p. 49).

Así pues, hoy en día, observamos que el mundo industrial alistado para la
fabricación de cosas materiales viene siendo acometido gradualmente por el
mundo de los símbolos o de los ensueños, como lo recuerda el mismo autor; de
manera que el hombre material va formando parte de un todo constituido por un
sistema inmaterial que tiende a primar sobre sus partes individualmente
consideradas.

Como nos recuerda Alarcón (1999), los conocimientos y las nuevas ideas forman
parte del comercio, como en el caso de los medicamentos, los productos agrícolas
o agropecuarios cuyo valor reside en la cantidad de innovación que incorporan.

La propiedad intelectual aglutina derechos exclusivos de uso sobre el resultado de


actividades humanas efectuadas en los campos económico, cultural y tecnológico.
Permite a los creadores excluir a terceros de los resultados de su esfuerzo
intelectual y justifica a menudo reconocimiento y amparo jurídico, teniendo
además connotaciones económicas y comerciales importantes al limitar o
posibilitar la competencia.

1.2.1. Categorías de los derechos de la propiedad intelectual


Doctrinariamente, los derechos de propiedad intelectual se organizan en tres
grupos: a) derechos de autor y derechos conexos; b) derechos de propiedad
industrial; y c) derechos sui generis, que comparten características tanto de los
derechos de propiedad industrial como de los derechos de autor.

a) Derechos de autor y derechos conexos


Los derechos de autor comprenden las obras literarias, artísticas —como,
por ejemplo, las novelas, poemas, películas, obras musicales y de arte—,
diseños arquitectónicos y el software. En cambio, los derechos conexos
comprenden los derechos de los artistas, intérpretes o ejecutantes, de los
productores de fonogramas sobre sus grabaciones y de los organismos de
radiodifusión sobre los programas de radio, televisión, entre otros.

De acuerdo al Convenio Universal sobre Derechos de Autor de Ginebra


de 1952, revisado en París en 1971, el derecho de autor y los beneficios
financieros tienen una duración de cincuenta años contados a partir de la
muerte del autor. Una vez transcurrido ese plazo, la obra pasa a ser de
dominio público y su reproducción libre, pero el reconocimiento y la
paternidad de la obra serán siempre del autor. La legislación peruana
referida a los derechos de autor está contenida en el decreto legislativo
822.

b) Propiedad industrial
Según el Convenio de París para la Protección de la Propiedad Industrial
de 1883, revisado en Bruselas por última vez en 1967 y enmendado en
Estocolmo en 1979, los derechos de propiedad industrial encargados de
regular las instituciones o medios a los que se acude con el fin de que los
industriales, fabricantes y comerciantes logren su finalidad de mercado, se
subdividen a su vez en: creaciones (modelos de utilidad, patentes y diseños
industriales); signos distintivos (nombres comerciales, marcas, lemas
comerciales); y signos geográficos (denominación de origen, indicaciones
de procedencia). En el Perú, la propiedad industrial nacional se encuentra
regulada en el decreto legislativo 823.

1.2.2. Derechos reales sobre obras intelectuales


El artículo 2093 del CC dispone lo siguiente: La existencia y los alcances de los
derechos reales relativos a obras intelectuales, artísticas o industriales se rigen por lo
dispuesto en los Tratados y leyes especiales; y si estos no fueran aplicables, por la ley
del lugar donde dichos derechos se hayan registrado. La ley local establece los
requisitos para el reconocimiento y ejercicio de tales derechos.
Los principales problemas que en el ámbito internacional supone esta categoría de
bienes pueden sintetizarse en tres aspectos:

a) El goce de los derechos respectivos, según se trate de nacionales o extranjeros


(artículo 2046 del CC).
b) Ejercicio de los derechos, que se regula mediante los tratados suscritos y
ratificados y, si estos no fueran aplicables, se hará conforme a las normas de DIP
nacionales (artículo 2047 del CC).
c) En lo que respecta al reconocimiento, si el derecho ha nacido en otro país, hay que
cumplir con los requisitos que a este efecto imponga la ley del país donde se
intente ejercitar el derecho, a fin de investirlo de carácter de publicidad para ser
oponible a terceros.
1.2.3. Propuesta legislativa para la regulación de la categoría de los bienes
incorporales en el libro X

El Dr. Candela (Delgado Barrreto, Delgado Menéndez & Candela Sánchez, 2007-
2008), a efecto de subsanar las omisiones del vigente artículo 2093 del CC, propone
la siguiente modificación al mismo:
Las relaciones jurídicas relativas a derechos de titulares de bienes, instrumentos
internacionales, comunitarios e internos, podrán regirse según resulte pertinente
valorar a partir de cada caso, en especial por:
a) El derecho elegido por las partes en el contrato.
b) El derecho del lugar de protección.
c) El derecho del lugar de publicación o divulgación.
d) El derecho del Certificado de registro del país de origen o de la indicación
geográfica.
e) El derecho del lugar de registro o de la solitud de trámite de registro.
f) El derecho del lugar de ejercicio de los atributos respecto al bien incorporal o del
lugar de licencia.
g) El derecho del lugar donde se realice la principal actividad que origina el perjuicio
o del lugar donde se produjo el perjuicio.
h) El derecho del lugar indicado en las cláusulas contractuales estándar en línea (on
line) o, en los usos y costumbres específicos adoptados por organizaciones, a
través del ciberespacio, sobre Políticas de Acceso y Servicio de Proveedores no
objetadas por el particular, quien con su conducta se sujeta a las mimas (ley
informática). Además, podrán ser aplicables el derecho del domicilio
internacional, el derecho del lugar de la sede social o el lugar de la constitución y
supletoriamente el derecho de la nacionalidad.
II. LEY APLICABLE A LOS CONTRATOS INTERNACIONALES EN EL
DERECHO PERUANO.

En la evolución de la ley peruana se opera con la promulgación del Código Civil de 1984.
Para designar la ley aplicable al contrato internacional, este Código opta por un sistema
mixto. Prioriza, en primer lugar, el criterio subjetivo, pero prevé también con carácter
subsidiario un conjunto de criterios de naturaleza objetiva. La norma de conflicto
consagra el principio de autonomía conflictual; paralelamente prevé, en caso de ausencia
de elección, una pluralidad de factores de conexión vinculados al principio de
proximidad. A ello se agrega que únicamente la forma del contrato podría obedecer en
caso de silencio de las partes a la clásica regla locus regit actum.

1. La libertad de elección como principio.

Desde 1984, el sistema conflictual en materia de contratos internacionales, se decanta por


una técnica completamente liberal. Tomando como base, un principio considerado en la
actualidad como “uno de los paradigmas más ampliamente aceptados del derecho
internacional privado contemporáneo”, la ley peruana ubica la voluntad de los
contratantes en el corazón del régimen conflictual. En efecto, el art. 2095 CC prevé
expresamente que “Las obligaciones contractuales se rigen por la ley expresamente
elegida por las partes”.

La libertad de elección, en tanto principio rector de la ley aplicable a los contratos


internacionales, tiene en Perú, como podemos constatar, origen legislativo.
Contrariamente, en países como Francia, España, Alemania o Bélgica, fue primero
sancionado por la práctica jurisprudencial y luego recogido en el Convenio de Roma de
1980 sobre la ley aplicable a las obligaciones contractuales, transformado posteriormente
en el Reglamento Roma I sobre la ley aplicable a las obligaciones contractuales (2008).

A) Alcance del principio de autonomía conflictual.


La ley peruana reconoce a los contratantes un extenso poder que les habilita a someter el
contrato al imperio de una ley designada por ellos mismos según sus propios intereses
(lex voluntatis). Así de común acuerdo ambos contratantes pueden apartar la aplicación
de la ley estatal que normalmente debería regir el contrato, ley del país en el cual se
celebra y/o a la ley del país en el cual se ejecutan las obligaciones para someterlo en virtud
de un pacto de electio juris a una tercera ley.

La libertad de elección prevista en la ley peruana es amplísima. Al igual que lo establecido


en los Principios de La Haya, los contratantes pueden optar por la ley de cualquier Estado.
Inclusive por aquella ley que no presente vínculo alguno con el contrato. Contrariamente,
el Código Civil español, por ejemplo, luego de reconocer la misma libertad de elección,
exige que la ley designada tenga “alguna conexión con el contrato”.

Más allá, la eficacia de la elección se subordina naturalmente al carácter internacional de


la relación jurídica, pues si el contrato no presenta elementos de extranjería esa libertad
simplemente no existe. Voces autorizadas remarcan que “la internacionalidad del contrato
es un presupuesto de la autonomía conflictual”.

Cabe sin embargo precisar que, dentro de la perspectiva de la legislación peruana, no


estamos frente a una libertad todopoderosa ni del todo ilimitada. La elección será válida
siempre que sea compatible con el orden público internacional y las buenas costumbres.

Igual postulado prevé también la Convención de México. El legislador busca de este


modo levantar tibias barreras para evitar el abuso de derecho o el fraude a la ley.

Más allá, la preferencia por la aplicación de una ley diferente puede justificarse por
múltiples razones. Es posible que las partes estimen que el derecho elegido es más
adecuado, porque encaja mejor con las necesidades de los intercambios internacionales.

B) Manifestación de la elección.

Podemos preguntarnos ahora si la elección de la ley aplicable debe resultar de una


declaración expresa o si podría ser deducida a partir de la interpretación del contrato o de
la conducta de las partes. ¿Es posible pensar en una elección implícita? La respuesta es
afirmativa para la Convención Interamericana sobre Derecho aplicable a los Contratos
Internacionales como para el Reglamento Roma I. Este último instrumento legislativo
permite una elección tácita, pero “basado en una elección real, es decir, en la auténtica
voluntad subjetiva de las partes” .

Contrariamente, para el Código Civil peruano la elección de la Ley reguladora del


contrato no puede resultar de una voluntad tácita. El legislador descarta toda posibilidad
de interpretación de las cláusulas contractuales o de las tratativas precontractuales para
buscar una supuesta voluntad de someter el contrato a una ley diferente. En efecto, el
pacto de lege utenda no solamente debe surgir de la voluntad común de las partes, sino
que la elección debe manifestarse de manera expresa; es decir, en cláusula contractual
específica. Así lo entiende también la doctrina al señalar que la ley peruana “no reconoce
la voluntad tácita o presunta de las partes en el sentido de que se pueda interpretar el
contrato, para efectos de someter la búsqueda de la solución del conflicto a una ley
determinada, sólo reconoce la voluntad expresada en él”.

En ese sentido, la posición legislativa deja de lado, por seguridad jurídica, toda
posibilidad de que el magistrado o las mismas partes puedan invocar, mediante un proceso
de interpretación de las cláusulas contractuales, la supuesta existencia de un acuerdo
implícito de las partes para someter el contrato a una ley cuya designación no obedece a
la libre, verdadera y manifiesta intención común de los contratantes.

C) Momento de la elección.

El Código Civil de 1984 no se pronuncia si la elección de la lex contractus debe ser antes
o después de la formación del contrato. En principio, la designación debería realizarse en
el momento de la celebración; sin embargo, nada impide que pueda ser posterior e incluso
cabe la posibilidad que mediante un acuerdo ulterior las partes modifiquen un acuerdo
precedente.

En esta última hipótesis conviene afirmar que la modificación de la ley seleccionada no


podría afectar la validez formal del contrato. Así, es consenso que “la elección tardía,
como la modificación de una elección anterior, operan retroactivamente, bajo reserva de
un límite importante: la nueva ley elegida es reputada haber regido el contrato desde el
momento de su celebración, pero no podría afectar ni la validez formal del contrato ni los
derechos de terceros”.

2. Subsidiaridad de los criterios territorialistas.

En algunos casos las partes no designan lex contractus, sea por que pasaron por alto la
posibilidad de elección, no llegaron a un acuerdo o, simplemente, porque a pesar de la
elección, el pactum de lege utenda deviene nulo o ineficaz. Aun cuando a primera vista,
las hipótesis planteadas parecen raras, en realidad se trata de supuestos “más frecuente(s)
de lo que se piensa”. Corresponde entonces indagar si ¿estamos frente a un contrato sin
ley?

En realidad, no existe contrato sin ley. “Todo contrato internacional esta necesariamente
vinculado a la ley de un Estado”. En este último caso corresponderá al juez de la causa
designar la lex contractus aplicando la conexión establecida en el Derecho Internacional
Privado del fuero. En el ámbito del derecho comparado los criterios utilizados para la
designación de la Ley reguladora del contrato son, por ejemplo, aquella del país donde
debe cumplirse la prestación característica o aquella más estrechamente vinculada a la
relación jurídica; considerando, el lugar de celebración o de cumplimiento de las
obligaciones, o en fin el domicilio de alguna de las partes (especialmente el del deudor).

En efecto, el art. 2095 CC establece, “Las obligaciones contractuales se rigen por la ley
expresamente elegida por las partes y, en su defecto, por la ley del lugar de su
cumplimiento. Empero, si deben cumplirse en países distintos, se rigen por la ley de la
obligación principal y, en caso de no poder ser determinada esta, por la ley del lugar de
celebración. Si el lugar del cumplimiento no está expresamente determinado o no resulta
inequívocamente de la naturaleza de la obligación, se aplica la ley del lugar de
celebración”.

A) La ley del lugar de su cumplimiento.

En defecto de cláusula expresa que someta el contrato y a las obligaciones al imperio de


una ley estatal determinada, el Código peruano establece como primer criterio de
conexión la ley del lugar donde las obligaciones deben cumplirse.
Se trata de una conexión de naturaleza objetiva que se inclina por ley del lugar que
presenta vínculos muy estrechos con el contrato. Así, si las obligaciones del contrato
deben cumplirse en un país determinado, cae por su propio peso que se reconozca a la ley
interna del mismo, competencia para calificar la conformidad de su ejecución de cara a
las previsiones de las partes. Generalmente, la lex solutionis presenta, vínculos
significativos con el desenvolvimiento de la relación contractual y consideramos
justificado el carácter preponderante que la ley peruana le reconoce.

La sumisión del contrato al imperio de la ley del lugar de su ejecución, locus executionis,
no es, sin embargo, una solución que satisfaga a todos pues las obligaciones contractuales
pueden ejecutarse en diversos países y en consecuencia podrían regirse por leyes estatales
diferentes en función del país en cuyo territorio deben cumplirse. Lo cual podría ser fuente
de inseguridad jurídica. Contrariamente, esa posibilidad no parece generar el mismo
rechazo en la jurisprudencia alemana pues admite que si las obligaciones de un mismo
contrato deben ejecutarse en países diferentes, cada obligación puede ser regida por la ley
del país donde debe ejecutarse.

B) Ley del cumplimiento de la obligación principal.

En la eventualidad de que el lugar de cumplimiento no pueda determinarse o que las


obligaciones deban cumplirse en países distintos, la lex contractus será aquella del lugar
donde debe cumplirse la obligación principal.

La identificación de la obligación principal puede generar dificultades. En términos


generales nos referimos a ella como aquella prestación por la cual se adeuda el pago. Así
en el contrato de compraventa el lugar del cumplimiento de la obligación principal, será
aquel en el cual debe efectivamente entregarse del bien. En el contrato de prestación de
servicios, debe tomarse en consideración la ley del lugar donde el trabajador debe cumplir
la prestación. Cuando el contrato (compraventa, arrendamiento, donación) tiene por
objeto un bien inmueble será, naturalmente, la ley del lugar donde se localiza
efectivamente el mismo. Obviamente, en todos los casos se encuentra a cargo de la otra
parte una prestación indiferenciada que es el pago de una suma de dinero.
Si con todo no es posible identificar la obligación principal o que obligaciones de la
misma naturaleza se deben en Estados diferentes (contrato de prestación de servicios,
obligaciones de dar o hacer que deben ejecutarse en diversos países) corresponde voltear
la mirada, finalmente, hacia la ley del lugar de celebración.

C) Ley del lugar de celebración del contrato.

En el caso de que no pueda determinarse con precisión el lugar del cumplimiento de la


obligación principal o si ese lugar es indeterminado o ambiguo según la naturaleza de la
obligación, la lex contractus será aquella del país en el cual el contrato ha sido celebrado.
El sometimiento de la integralidad del contrato a la ley del lugar donde se forma,
propugnado desde la doctrina por Savigny y Story, es un principio general en diversos
ordenamientos jurídicos.

Conviene observar, sin embargo, que esta opción legislativa no es necesariamente la


mejor; primero, porque vincula el contrato a un elemento que no guarda relación con la
“esencia de la obligación”. En efecto, no tiene incidencia alguna sobre el
desenvolvimiento de las obligaciones y podría revelarse completamente desarticulado de
la relación contractual. Por ejemplo, en la contratación internacional de reaseguro tiene
una importancia decisiva la localización del riesgo o el establecimiento de las partes.

Igualmente, un contrato celebrado en Nueva York entre una empresa peruana y otra
mejicana, cuya ejecución de obligaciones contractuales se desarrollará íntegramente en
el Perú (entrega de la mercancía) y Méjico (pago del precio), tiene con Estados Unidos
un vínculo irrelevante para examinar la conformidad de las obligaciones contractuales.

En fin, nos preguntamos si resulta más pertinente designar como ley reguladora del
contrato, simplemente, aquella que presente los vínculos más estrechos con el contrato.
La respuesta creemos que es negativa. La opción nos motiva algunas reservas, pues si
bien exige la búsqueda de la ley más apropiada en función del análisis de cada contrato
en particular; deja, sin embargo, un margen de apreciación demasiado amplio que podría
ser fuente de inseguridad jurídica.

3. La forma del contrato internacional.


El sistema peruano de Derecho Internacional Privado no contiene norma específica que
disponga la ley que debería regir la forma de los contratos internacionales. Consagra más
bien una norma de alcance general tanto para actos jurídicos patrimoniales como para
actos jurídicos no patrimoniales. Así, el art. 2094 establece que: “La forma de los actos
jurídicos se rige por la ley del lugar en que se otorgan o por la ley que regula la relación
jurídica objeto del acto”.

Dos constataciones se desprenden. En primer lugar, siendo los contratos la categoría más
importante de los actos jurídicos patrimoniales debe entenderse que estos se encuentran
englobados bajo la denominación genérica de actos jurídicos a los que se refiere el art.
2094.

Se advierte, en segundo lugar, que el art. 2094 consagra, una regla de conflicto alternativa
que prevé una doble conexión. Así, la forma de los contratos internacionales se somete,
in primis, a la ley del lugar de su celebración; sin embargo, esta regla no tiene carácter
imperativo pues la norma de conexión admite la posibilidad de que, por acuerdo de
voluntades, los contratantes puedan apartarla. En esta hipótesis, la celebración del
contrato puede someterse a la ley que regula la relación jurídica objeto del acto. El
contrato será válido si satisface las exigencias formales de cualquiera de esas dos leyes.

A) Locus regit actum.

El establecimiento de formalidades o solemnidades para la celebración de un contrato,


tiene por finalidad garantizar que la manifestación de voluntad de las partes sea libre,
consciente y real; pero además esa voluntad debe ser conforme al orden público. Lo que
se busca es garantizar seguridad jurídica, no solamente a las partes sino también a
terceros.

En esa línea, para regir la forma de los contratos internacionales, el Código peruano opta
con carácter facultativo– por la tradicional y famosa regla locus regit actum (el lugar rige
el acto). La máxima implica que los actos jurídicos celebrados en país extranjero deben
ser revestidos de las solemnidades previstas en la legislación del mismo. Su observancia
subordina su eficacia en el Perú. La disposición toma en cuenta, simplemente, que “los
actos reciben el ser en el lugar donde son celebrados, es la ley de ese lugar que les da la
vida”. En ese sentido, la ley del lugar de su celebración aparece como una “conexión
natural”.

La regla, acuñada por los post-glosadores Bartolo y Baldo, es de alcance universal. Fue
admitida primero por la doctrina y la jurisprudencia; posteriormente consagrada en la
generalidad de codificaciones del mundo. En efecto, numerosos países la incorporan en
forma expresa, otros restringen su aplicación a ciertos actos jurídicos; y hay también
aquellos en los que si bien, no se encuentra referencia legal, la doctrina y la jurisprudencia
la aplican. Es el caso, por ejemplo, del Código Civil Colombiano que a pesar de no tener
norma expresa en la materia, la doctrina, interpreta el art. 21 referido a la formalidad de
los instrumentos públicos, para acoger el principio de que los contratos internacionales se
rigen por la ley del lugar de su celebración.

Sin embargo, autores latinoamericanos expresan su desconfianza. Se dice, por ejemplo,


que la regla locus regit actum podría favorecer el fraude a la ley en el caso de que los
contratantes decidan celebrar el negocio en el lugar en un lugar determinado, “no por sus
conexiones reales con él, sino para lograr la aplicabilidad de un Derecho que les conviene.
Si la objeción es insoslayable, queda siempre que la elección debe ser compatible con el
orden público internacional y las buenas costumbres.

Sin embargo, dado que la norma no tiene carácter imperativo, las partes podrían preterir
la ley del lugar donde celebran el contrato, para optar por otra que corresponda mejor a
sus intereses y expectativas.

B) Ley que regula la relación jurídica objeto del acto.

En el régimen conflictual peruano la forma de los contratos internacionales puede ser


sometida a una conexión alternativa a la ley del lugar de su celebración; es decir, a la “ley
que regula la relación jurídica objeto del acto” (art. 2094). Basta que las partes en ejercicio
de la amplia libertad que la ley les reconoce- decidan de común y expreso acuerdo, dejar
de lado la lex loci celebrationis para someter a una sola ley la totalidad del contrato. Es
decir, la forma puede sujetarse a la ley de autonomía o a la ley del cumplimiento de las
obligaciones. Aun aquí, la designación podría recaer en la ley interna de cualquier país
del mundo.
Se admite así, que un contrato internacional celebrado en el Perú pueda sujetarse a la
forma prevista por una ley extranjera. Mutatis mutandis, se reputará como válido el
contrato concluido en el extranjero en estricto cumplimiento de las exigencias formales
previstas en el ordenamiento jurídico de un tercer o cuarto país. Conviene tener presente
no obstante que, en cualquiera de las dos hipótesis una eventual acción de nulidad debería
quedar desestimada sólo si la forma del contrato se sujeta, “tanto a la lex loci actus, como
a la lex causae, o sea a la ley que gobierna el contenido intrínseco de la relación jurídica
que es objeto de dicho acto”.

Contrariamente el Código Civil no se pronuncia sobre la ley que rige la forma del contrato
en la hipótesis que las partes se encuentren en el momento de su celebración en países
diferentes. Hipótesis cada vez más frecuente debido al desarrollo exponencial de la
celebración de contratos mediante internet. Al respecto, el Reglamento Roma I prevé que
el contrato será válido si satisface las condiciones de forma de la ley que rige el fondo o
de la ley del país en que cualquiera de las partes tuviera su residencia habitual en ese
momento (art. 11.2).

III. DERECHO DE SUCESIONES.

Ferrero (2002) indica que las sucesiones: “es una parte del derecho privado que se
encarga de definir cómo y a quién se transmiten los derechos, obligaciones y
bienes de una persona cuando fallece” (p.31.) en este contexto podemos manifestar
que el derecho de sucesiones es el conjunto de normas que regulan el destino de las
relaciones jurídicas de una persona cuando muere, y de las que con este motivo se
producen”. El Derecho sucesorio tiene como función principal fijar qué sujetos van
a proseguir con las situaciones jurídicas existentes tras el fallecimiento de una
persona física ya que, al extinguirse la personalidad civil con la muerte, y los efectos
que de ella se derivan, aquéllas quedan sin titularidad alguna.

3.1. ELEMENTO RELEVANTE EN LA RELACIÓN SUCESORIA

Consultando diferentes fuentes doctrinarias del Derecho Sucesorio se encuentran


elementos que pueden considerarse con fuerza suficiente para que ésta se convierta
en materia del Derecho Internacional Privado, son los siguientes:
 El causante
 La herencia
 Los sucesores

La no concurrencia de alguno de estos elementos haría imposible la trasmisión


sucesoria. Serán estos elementos entonces, los que deberán encontrarse de alguna
manera vinculados a un ordenamiento jurídico extranjero para «internacionalizar» la
sucesión

Así mismo, resulta de importancia determinar el modo por el cual estos elementos se
encuentran vinculados a un ordenamiento jurídico extranjero.

Podría suceder que causante o sucesores se encuentren vinculados al ordenamiento


jurídico de determinado país extranjero en cuanto a su nacionalidad, pero en relación
a su domicilio se encuentren vinculados al ordenamiento nacional. Así también, en
relación a los bienes que conforman la masa hereditaria, podría suceder que hubieren
sido adquiridos por un contrato firmado en territorio nacional, pero se encuentren
ubicados en territorio extranjero.

En relación al causante y herederos importa el domicilio de los mismos. se ajusta


mejor a las realidades demográficas, económicas y sociales de nuestros países.
Resulta por tanto coherente que sea, del mismo modo, el domicilio y no la
nacionalidad lo relevante para otorgar a la sucesión su característica de internacional.

Debe hacerse una indicación importante en relación al domicilio de los herederos


como elemento capaz de internacionalizar una sucesión y ésta viene dada por su
aparente carácter relativo. En efecto, tanto en el caso del causante como en el caso
de los bienes que conforman la masa hereditaria no hay duda alguna de que el
domicilio en el primero o la ubicación en los segundos, constituyen un dato objetivo.
En cambio, en relación al domicilio de los herederos la situación es distinta, en tanto
como ya se ha señalado se trata “de una persona cuya calidad de heredero depende
de la ley a determinarse”

En cuanto a los bienes que conforman la masa hereditaria, interesa su ubicación, en


tanto ha sido la doctrina Lex rei sitos la aceptada mayoritariamente por los juristas
del Derecho Internacional Privado. Esta doctrina señala que los bienes se rigen por
la ley del lugar de ubicación. Así, a fin de evitar que cada uno de los bienes que
integran una masa hereditaria se vean sometidos a distintas legislaciones es que se
prefiere internacionalizar la sucesión a fin de encontrar una sola ley aplicable.

3.2. DETERMINACIÓN DE LA LEY SUCESORIA

En efecto, existe discusión en cuanto al sistema que debe aplicarse para determinar
la ley que debe regular la herencia, sin embargo, la norma por la cual ha de regirse
una sucesión internacional es la norma de conflicto a fin de determinar la ley
aplicable,

3.3. SISTEMA QUE DEBE APLICARSE PARA DETERMINAR LA LEY QUE


DEBE REGULAR LA HERENCIA

Goldschmidt (1985) indica que existen tres sistemas

a. Sistema de la pluralidad de sucesiones: aquí se opta por fraccionar la situación,


correspondiendo a cada bien la ley del lugar de su ubicación o situación. Según
este sistema se presentarán tantas leyes aplicables como tantos lugares haya en los
que se encuentren los bienes del de cujus. Esta teoría se inspira en la adoctrina
germánica en la cual la sucesión no es otra cosa que un nuevo reparto del
patrimonio familiar y por ello no hay obstáculo en que cada bien se reparta en
forma distinta a distintas personas.

b. Sistema de la unidad de la sucesión: este sistema aboga por considerar a todos los
bienes comprendidos en la sucesión, sometidos a una sola ley, que será la ley
personal del causante, ya sea la de la nacionalidad o la de domicilio. Esta teoría
tiene origen en Roma, donde la sucesión era manifestación de la voluntad de la
personal y, como consecuencia, la sucesión sólo podía ser una, por cuanto una
persona no podía tener distintas voluntades contrapuestas que dieran origen a
distintas sucesiones.

c. Sistema de división sucesoria: Se basa en la división de la herencia atendiendo a


la naturaleza de los bienes, según se trate de bienes muebles o inmuebles. En el
caso de los primeros se aplicará la ley personal del causante, y en el caso de los
segundos se aplicará la ley territorial.
El Perú toma el sistema de unidad sucesoria considerando que la sucesión debía
regirse por una sola ley. En este sentido, al suscribir el Tratado de Montevideo, el
Perú formuló una reserva importante señalando que la ley aplicable a todo el régimen
sucesorio era la ley personal del causante, consagrada en el artículo VIII del Título
Preliminar.

3.4. LEY PERSONAL POR LA QUE SE RIGE LA SUCESIÓN.

Código Civil del 1984, debemos ahora señalar cuál es la ley que este sistema designa
como competente para regir todos los derechos y obligaciones materia de sucesión
mortis causa, por lo tanto, tiene la virtud de ser lo suficientemente específico como
para no dejar lugar a las discusiones del pasado. El artículo 2,100 señala que la
sucesión se rige, cualquiera que sea el lugar de la situación de los bienes, por la ley
del último domicilio del causante.

3.5. ORDEN PÚBLICO

Según Gaceta jurídica (2005) Debe tenerse en cuenta que nuestra legislación en
materia de derecho internacional privado contempla la noción de orden público y
buenas costumbres, regulado en el artículo 2049 del Código. Así, cuando la ley
extranjera sea aplicable conforme a nuestras normas de Derecho Internacional
Privado, esta será excluida cuando su aplicación sea incompatible con el orden
público internacional o con las buenas costumbres, en cuyo caso rigen las normas de
Derecho interno peruano.

3.6. CLASES DE SUCESIÓN

Para Ackermann (2015) indica que existe las siguientes sucesiones

a. Sucesión testamentaria. - es un acto jurídico personalísimo por cual una persona


testador o causante, voluntariamente dispone de sus bienes, derechos y
obligaciones total o parcialmente para que después de su muerte en beneficio de
sus herederos.

b. Sucesión intestada. - es la otorgada por ley a falta de testamento, de acuerdo a


una prelación que obedece a un orden sucesorio establecido por la misma norma.
3.6.1. CAPACIDAD SUCESORIA

La capacidad tiene dos dimensiones, activa y pasiva. La activa se


encuentra referida a la posibilidad de transferir el propio patrimonio por
causa de muerte y la pasiva a la posibilidad de suceder en el mismo. En
nuestro ordenamiento, ambas capacidades se rigen por la norma del
artículo 2070 del Código Civil, que señala como aplicable la ley del
domicilio del agente. De este modo, tanto la capacidad del causante como
la del heredero se regirán por las leyes de sus respectivos domicilios.

a. Capacidad para Heredar

La capacidad para suceder es paralela a la capacidad de goce, la


tienen todos los seres humanos por el simple hecho de existir, en
cambio, la capacidad para reclamar o defender dicho «status» se
encuentra dentro del concepto de capacidad de ejercicio. Conforme
al artículo 2070 ambos tipos de capacidad se rigen por la ley del
domicilio del heredero, sin embargo, no basta ser capaz para heredar,
sino que conforme a la ley que rige la sucesión se deberán cumplir
con otros requisitos. Es decir, la ley del último domicilio del
causante determinará si aquella persona capaz de suceder tiene
vocación hereditaria y si no se encuentra incursa en alguna causal
que impida su sucesión. En este último caso, será la ley de la
sucesión la que regirá el cumplimiento de los requisitos para suceder.

3.7. COMPETENCIA JURISDICCIONAL EN LA SUCESION


INTERNACIONAL

a. Competencia en razón del Domicilio del Causante.

Una vez determinada la ley que rige la sucesión, podemos hacer alusión al tribunal
competente; ello no podía ser de otro modo, pues en materia de sucesiones la
competencia se encuentra estrechamente relacionada con la ley aplicable. Se acoge
en este punto la doctrina que consiste en «analizar previamente las normas de
conflicto legislativas peruanas: si ellas señalan como aplicable la ley peruana,
entonces tendrá competencia el tribunal nacional.
Consideramos acertada la adopción de la teoría indicada, en tanto las dificultades que
ofrecen los aspectos vinculados al fenómeno sucesorio, se ven atenuados, si el juez
debe aplicar su propia ley, pues como justificadamente anota un sector de la doctrina
«la averiguación del derecho extranjero no es tarea fácil». Esta dificultad se acentúa
en el terreno del derecho sucesorio donde la trasmisión mortis causa puede
encontrarse referida a cualquiera de los aspectos jurídicamente relevantes de la vida
del causante.

La norma pertinente la encontramos en el artículo 2061 del Código Civil actual,


aplicable para el caso de sucesiones internacionales. Dicho artículo establece en su
primera parte que, los tribunales peruanos tienen competencia para conocer de los
juicios originados por el ejercicio de acciones relativas a universalidades de bienes,
aún contra personas domiciliadas en el extranjero, cuando el derecho peruano sea
aplicable para regir el asunto, de acuerdo a sus normas de Derecho Internacional
Privado.

A pesar de haber señalado que la sucesión en estricto no constituye una universalidad,


en su oportunidad también advertimos que en algunos casos cabe aceptar ello como
una simple abstracción para otorgar un tratamiento igualitario a los bienes que
conforman la masa hereditaria. Este es justamente el fundamento por el cual debe
admitirse que la sucesión se rija por la regla del artículo 2061, referida a
universalidades de bienes.

El artículo 2061 otorga competencia a los tribunales peruanos para conocer el caso
sólo si la ley peruana resulta ser la aplicable. Ya hemos indicado que en el caso de
las sucesiones la ley aplicable será la del último domicilio del causante. En
consecuencia, el tribunal peruano será el competente para conocer todos los asuntos
derivados de una sucesión si el causante domiciliaba en el Perú al tiempo de morir.
Observamos pues que la ley adoptada para las sucesiones internacionales es similar
a la adoptada para los nacionales, respetándose el contexto de cada una de ellas, pues
el tribunal competente, léase juez, será el del lugar donde el causante tuvo su último
domicilio. Dicha regla resulta coherente con la enunciada en el artículo 663 del Libro
de Sucesiones.
Cabe indicar que el artículo 2061, como la mayoría de artículos del Título sobre
Competencia Jurisdiccional del Libro X no tiene antecedentes en el Código Civil de
1936, si no que nace de la Propuesta presentada por la Dra. Delia Revoredo ante la
Comisión Reformadora del Código de 1936. Durante la vigencia de este Código fue
el artículo 1160 del Código de Procedimientos el encargado de regular los casos sobre
universalidades de bienes en relación a la competencia.

El artículo 1160 del Código de Procedimientos Civiles, en su inciso 4° señalaba que


correspondía de modo exclusivo la competencia a los tribunales peruanos en asuntos
relativos a la sucesión de peruanos o extranjeros domiciliados en el Perú, siempre
que existieren en la República peruanos o extranjeros domiciliados con derecho a la
herencia, o si hubiere de corresponder ésta al fisco. El artículo ha sido actualmente
derogado y sustituido por el artículo 2061 bajo comentario, que como explica su
autora, tiene la virtud de preservar el tratamiento jurídico unitario que debe tener toda
«universitas bonorum».

Finalmente, hemos de indicar que el artículo 2061 en su última parte deja a salvo la
competencia peruana para conocer de las acciones relativas al patrimonio de quien
es declarado en quiebra en relación a los bienes situados en el Perú. Este artículo no
resulta aplicable al caso de las sucesiones, salvo que el causante fuere aquel a quien
se le declaró en quiebra.

b. Competencia en razón del Domicilio del Demandado

El artículo 2057 del Código Civil señala que son competentes los tribunales peruanos
para conocer de las acciones contra personas domiciliadas en el territorio nacional.
Sin embargo, ello no significa que, si uno de los herederos domiciliado en el Perú es
demandado por un asunto vinculado a la sucesión, como por ejemplo colación,
indignidad o petición de herencia, el Tribunal Peruano se convierta en competente
para conocer de todos los asuntos vinculados a la sucesión. El tribunal peruano será
competente para conocer únicamente el fondo de la demanda, debiendo aplicar al
respecto la ley que corresponda a cada caso. Es decir, que, si se trata de asuntos
comprendidos dentro del término sucesión y a los cuales resulta aplicable la ley del
último domicilio del causante, será ésta entonces la pertinente. Si se trata en cambio,
de aspectos que escapan al término sucesión o de excepciones que deben regularse
por otras normas como ser el caso de la herencia vacante, la forma de los testamentos,
la capacidad o las causales de desheredación entonces, la norma aplicable será la
correspondiente para cada caso.

María del Carmen y Javier Tovar Gil consideran que la elección del domicilio del
demandado, como criterio general de jurisdicción es adecuado y responde de manera
acertada a los intereses de la parte, opinión con la que concordamos. Sin embargo,
debemos advertir que como toda regla tiene su excepción y es la que se presenta en
relación a los casos de competencia negativa a los cuales se refiere el artículo 2067
del Código Civil. Conforme al citado artículo, los tribunales peruanos no conocerán
de acciones relativas a derechos reales sobre predios situados en el extranjero,
asuntos sometidos por las partes a una jurisdicción extranjera o cuestiones, relativas
al estado y capacidad de personas naturales o relaciones familiares si la causa no
tiene ninguna vinculación efectiva con el territorio de la república.

En el ámbito del derecho sucesorio, consideramos que la posibilidad de que se


presente un caso de competencia negativa es bastante reducida, por la especialidad
del tema. Sin embargo, ello no significa que deje de presentarse. Un ejemplo podría
ser el caso de aquel que encontrándose domiciliado en el Perú es demandado por
reivindicación de un bien hereditario situado en el extranjero o por partición de un
patrimonio hereditario, cuyos bienes que lo conforman se encuentran ubicados en el
extranjero; en ambos casos, por aplicación del citado artículo 2067, no serán
competentes los tribunales peruanos.

3.8. SUCESIÓN DE EXTRANJERO NO DOMICILIADO EN EL PERÚ

Es interesante la distinción que elabora Echecopar acerca de los casos que pueden
presentarse cuando se trata de la sucesión de un extranjero no domiciliado en el Perú:

a. Que deje bienes en el Perú, pero que no figure entre sus posibles herederos
ningún extranjero domiciliado en el Perú ni persona de nacionalidad peruana. En
tal caso, conforme al artículo 2100 del C.C. se aplicará la ley del último
domicilio del causante.

b. Que deje bienes en el Perú y que figure entre sus posibles herederos extranjeros
domiciliados en el Perú o personas de nacionalidad peruana. El Código Civil de
1984 no conserva una disposición similar, por lo cual debe entenderse que se
aplicará la ley del último domicilio del causante, sin paliativo alguno.

c. Que no deje bienes en el Perú, pero que figuren entre sus posibles herederos
extranjeros domiciliados en el Perú o personas de nacionalidad peruana. En tal
caso la ley peruana no puede influir decisivamente ya que carecería de medios
para ser hecha efectiva en el lugar de ubicación de los bienes. Tendrán que
aplicarse las leyes locales o los tratados internacionales, si los hubiere.

d. Que deje bienes en el Perú y que estos deban pasar según la ley de su último
domicilio a un Estado extranjero o a sus instituciones. En esta eventualidad es
de aplicación el artículo 2101 del Código Civil de 1984, según el cual la ley
peruana rige la sucesión de los bienes situados en la República si, conforme a la
ley del domicilio del causante, ellos deben pasar a un Estado extranjero o a sus
instituciones.
CONCLUSIONES

Los derechos reales y obligaciones en objeto de estudio del Derecho Internacional


Privado son las normas internas de los estados en materia civil, los
tratados internacionales, los convenios y acuerdos entre las naciones, así como el papel
que desempeñan los organismos internacionales en materia de regulación del derecho de
las personas y su eficacia en resolver el conflicto.

Para resolver un conflicto normativo, debe estarse al principio de que, ante la


contradicción de dos leyes, debe atenderse a la de mayor jerarquía y, en caso de ser iguales
a lo que disponga la ley especial.

En una sucesión internacional cuando el causante muere en un país diferente al de su


nacionalidad o residencia o cuando deja bienes (mobiliarios o inmobiliarios) en un país
diferente al de su nacionalidad o residencia.

Por lo tanto los puntos de contacto usados para determinar el derecho aplicable a la
sucesión por muerte en el derecho de los Estados analizados con respecto de la capacidad
de las partes son: el domicilio, el lugar de residencia habitual y la nacionalidad.

El derecho aplicable a los derechos reales sobre los bienes en la sucesión por muerte en
el derecho de los Estados analizados es: el lugar de ubicación del bien.

El principio de escisión es el sistema más utilizado por los Estados analizados para
determinar el derecho aplicable a la sucesión por muerte, porque se permite la posibilidad
de la aplicación de dos o más derechos a la sucesión por muerte que tiene puntos de
contacto con dos o más sistemas jurídicos. En Perú opera el sistema de escisión para
determinar el derecho aplicable a la sucesión por muerte porque se permite la aplicación
de más de un derecho a la sucesión por muerte de una persona en atención a los puntos
de contacto que tenga con diversos sistemas jurídicos ya sea dentro del Estado peruano o
con sistemas jurídicos de otros Estados.
BIBLIOGRAFÍA

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Ferrero, A. (2002). Tratado de Derecho de Sucesiones. Lima: Editora Jurídica Grijley


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