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IESPP “SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS”

ESTUDIANTES:
Ignacio Huamán Joel.
Briceño Mundaca Sandro Fabricio.

CURSO:
Planificación, mediación y Evaluación de los aprendizajes.

PROFESORA:
Aguilar Dávila Ruth.

ESPECIALIDAD Y CICLO:

Ciudadanía y Ciencias Sociales IV.


Influencia del contexto familiar en el proceso de aprendizaje de los
estudiantes de la EBR_IV.
Parte del desarrollo humano es la etapa de la niñez y adolescencia, etapas de
la vida en la cual el estudiante dedica gran parte de su tiempo al estudio, para
de este modo desarrollar sus capacidades y obtener el conocimiento básico y
necesario para enfrentarse al mundo laboral el cual es cada vez más
competitivo, por consiguiente, es importante fomentar el desarrollo de
habilidades emocionales y sociales así como intelectuales ante evidencias de
que las primeras puede ser tanto o más importantes para el éxito en la vida
que las segundas; más aún, si se toma en cuenta que la capacidad para
aprender están condicionadas por las emociones y las experiencias vividas. El
contexto familiar entra a tomar influencia en estos escenarios mencionados,
comprendiendo nuestra realidad nacional nos es importante plasmar lo que
dice Castillo García, (2009) las buenas relaciones familiares en un hogar,
influyen a que el alumno tenga un rendimiento escolar aceptable en las
diferentes asignaturas ya que va a crear un clima de paz y amor, el cual va a
influenciar en su rendimiento escolar. Con relación al nivel socio económico,
llagó a que en todo hogar donde un niño o adolescente está bien o
medianamente alimentado, con acceso a una buena biblioteca, revistas, etc.
Su rendimiento escolar será óptimo.

Es así pues como de una u otra forma la familia y la escuela cumplen


papeles muy importantes, la familia considerada como el puente entre la
educación y la sociedad, es decir, la familia representa el espacio social que
sigue a la experiencia educativa, se trata del primer escenario de carácter
general en el que el adolescente, va a aprender a ser sujeto de la vida social,
ya que tiene una incidencia decisiva en la formación de una sociedad
solidaria. En este sentido, la familia no puede estar desprovista de
intencionalidad y manifestaciones si no muy comprometida en el rol
De modificar conductas, moldear la conciencia y desarrollar una posición
ética de manera autónoma en los adolescentes.

Es importante tomar en cuenta que, cada día el papel formador de la


familia se va diluyendo, asumiendo ese rol la escuela, donde no solo tiene la
responsabilidad de complementar o reforzar lo aprendido en el hogar, sino de
subsanar la ausencia de formación, corregir o reorientar la carencia de
valores reflejada en situaciones de agresión entre educandos que presentan
comportamientos altamente violentos sin tener ningún tipo de escrúpulos;
aunado, a la falta de respeto con los semejantes, pues la figura de autoridad
no representa para los alumnos ningún ideal de ser respetado ni ejemplo a
seguir.

Sin duda, estos eventos reclaman con urgencia una educación que
reconozca y se ocupe del desarrollo integral, armónico y equilibrado de la
personalidad de los jóvenes, integrando a la familia y sociedad como entes
esenciales del proceso de formación en los adolescentes, En este orden de
ideas, Juárez (2003) considera que aproximarse a la formación y práctica de
valores humanos amerita hacerlo desde lo racional, pero también desde lo
afectivo, puesto que las emociones y los sentimientos conforman un punto
central de dicha formación, debido a que dinamizan el comportamiento moral
individual y colectivo, además de jugar un papel importante en la toma de
decisiones, conductas y juicios emitidos por la persona.

inteligencia Emocional Si bien el término “inteligencia emocional” fue


utilizado por primera vez en 1990 por Salovey y Mayer; fue Goleman quien
lo impulsó en 1995 convirtiéndolo en un tema de amplia significación. Dicho
autor define inteligencia emocional como la capacidad que tiene la persona
para reconocer sentimientos en sí mismo y en otros, siendo hábil para
manejarlos adecuadamente en sus relaciones intra e interpersonales
(Goleman, 2001). Mientras para De Montes y Montes (2002: 123) “el
término inteligencia emocional puede entenderse como la capacidad de
sentir, entender y manejar eficazmente las emociones, como
fuente de energía y de información para el desarrollo [del] potencial
único, activando los valores y aspiraciones como seres humanos”.

Según estas definiciones el manejo de las emociones


constituye una herramienta necesaria para que los estudiantes puedan
afrontar con éxito diferentes e importantes situaciones de la vida. De
allí que la inteligencia emocional, ofrece posibilidades muy
prometedoras, por cuanto explica el estrecho vínculo existente entre
la racionalidad y la emotividad, como dos dimensiones que se
refuerzan mutuamente. Cabe destacar que muchos de los problemas
presentes en el ámbito escolar, están relacionados con la falta de
motivación e incentivos, de valores y liderazgo, la baja autoestima,
poca comunicación y poco deseo de aprender, son factores
conducentes, de una u otra manera, al fracaso académico; pues a
pesar de poseer un alto nivel intelectual, el rendimiento de alumno es
poco debido a la falta de desarrollo de la inteligencia emocional y
por tanto a la carencia de estímulos que los ayuden a crecer
integralmente tanto en el hogar como en la escuela. De manera que,
educar emocionalmente a un alumno, se convierte en una tarea
apremiante pues se ha demostrado que cuando los alumnos
interactúan directamente con sus emociones, sintiendo goce o
entusiasmo con lo que aprenden, su cerebro libera las endorfinas,
sustancias responsables de producir el placer asociado al sentido del
bienestar. La familia juega un importante papel en este sentido, pero
hay que ayudarla a tomar conciencia de ello. Los cambios de la
sociedad actual deben encaminarla hacia una estructura participativa
y de compromiso, de modo que cada uno de sus integrantes
desempeñen su función, y tengan conciencia de su identidad
individual como miembros de esa comunidad. Dentro un clima de
comunicación y estableciendo pautas para la distribución y
organización de tareas en función de las necesidades y posibilidades
de cada miembro. En este contexto, la comunicación adquiere un
valor esencial si desea educar para la vida comunitaria, y se convierte
en la mejor manera de superar dificultades, conflictos, contrastes y
contradicciones de la realidad cotidiana que surgen de la propia
convivencia del hogar, y fuera de él, también las escuelas como lo
plantea De Montes y Montes (2002:127) “en las escuelas donde no
se fomente la inteligencia emocional, los alumnos continuaran
insatisfechos, inseguros, sin valores, indisciplinados, violentos y con
bajos rendimientos”.

Esto aun cuando es trascendental y forma parte de la


personalidad del educando, es uno de los aspectos más descuidados
desde el punto de vista pedagógico. Así lo demuestran los sucesos de
violencia escolar que han conmovido al mundo y que apremian la
formación de competencias socio-afectivas necesarias para manejar
emociones y canalizar conflictos intra e interpersonales. Ante tal
realidad, el docente y la familia tienen un papel protagónico, ya que,
si se establece una relación afable con los alumnos, ellos fortalecerán
sus cualidades, esto los estimula hacia la superación de errores, les
ayuda a nivelar deficiencias, a reconocer el mérito que tienen;
igualmente les estaría ayudando a desarrollar la fuerza y la energía
que requieren para lograr la superación personal y alcanzar la
integración socio_afectiva con quienes le rodean. Por consiguiente, es
importante fomentar el involucramiento de la familia en todo este
proceso de formación de habilidades emocionales y sociales, así como
intelectuales ante evidencias de que las primeras pueden ser tanto o
más importantes para el éxito en la vida. Así pues, el entorno familiar
es fundamental para que nuestros hijos tengan un adecuado y
equilibrado desarrollo madurativo y normalizado a su edad.

El ambiente familiar donde un niño se desarrolla como persona está expuesto


a varios estímulos que provocan un resultado, más que resultado,
consecuencias. De esas consecuencias se configuran unas actitudes; el
conjunto de esas actitudes conforma un comportamiento, y el conjunto de
esos comportamientos o conductas, generan las personalidades.
Por lo tanto, la influencia familiar influye de manera directa en
nuestra personalidad. 
más aún, si se toma en cuenta que la capacidad para aprender está
condicionada por las emociones y las experiencias vividas

De los procesos socio-afectivos relacionados con la actitud social que


en el ámbito familiar que están asociados con el aprendizaje y con la
práctica de valores en los estudiantes del VI ciclo de la Educación
Básica, prevaleció la empatía, lo cual indica la posibilidad de mejorar
las relaciones interpersonales, tan necesarias para crear climas
agradables, abiertos y afectivos que garanticen el progreso de las
actividades emprendidas en los ambientes educativos en pro de
contribuir con la formación de valores estudiantiles. Por otra parte, se
observó, en una tendencia mayoritaria, pocas manifestaciones en
relación con la actitud personal, específicamente en procesos
relacionados con: autoconocimiento, autorregulación y motivación,
factores estos que pudieran ser determinantes del éxito escolar, las
relaciones sociales; constituyen el punto de partida para el desarrollo
de la seguridad, el autocontrol y motivación al logro, elementos
también necesarios para cultivar valores en los alumnos y alumnas,
que luego ellos pondrán en práctica en su evolución personal y social.
En consecuencia, es prioritario abogar por una formación integrada
donde se tome en cuenta a la familia como ente del desarrollo
integral de los jóvenes principalmente de la educación básica
tomando en cuenta los ámbitos pedagógicos y sociales, en un plano
conceptual, procedimental y actitudinal, tendente al empleo de
modelos socio-culturales que potencien el aprendizaje a partir del
contexto, vivencias y relaciones interpersonales; es decir estrategias
relacionadas con la afectividad; pues la capacidad para aprender está
condicionada, más que de los contenidos, por el bagaje emocional que
traen los alumnos . En estas situaciones, la familia es la que
proporciona el andamiaje que ayuda a desarrollar relaciones cálidas,
afectuosas, más reflexivas que impulsivas y con un mayor
compromiso hacia su crecimiento personal.

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