Tema 7
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2022
INSTRUCTIVO: Analiza las siguientes noticias y responde a las preguntas propuestas del foro
temático.
Noticia 1
Un trabajador agrario muere por un disparo en una protesta por los derechos laborales en Perú.
El presidente, Francisco Sagasti, anunció una investigación y condenó la violencia policial como
respuesta a las manifestaciones.
Jacqueline Fowks
Lima, 03 de diciembre 2020.
Una protesta de trabajadores agrarios que empezó en la costa sur de Perú de forma pacífica terminó con uno
de los manifestantes muerto por un disparo de la policía. Jorge Muñoz Jiménez, de 20 años de edad, estaba
entre el grupo de empleados del sector de la agroexportación que este jueves en la mañana salió a la carretera
Panamericana a protestar por sus derechos laborales y, que, en su intento por avanzar hacia la vía norte de esa
misma carretera, se encontró con la policía que respondía a la marcha con gases lacrimógenos y disparos.
Según el padre de la víctima, José Antonio Muñoz, el impacto fue de perdigón. “Tenemos el casquillo”, dijo a
SolTV, un medio local de la región de La Libertad.
El jefe policial del lugar, Ángel Toledo, negó a la emisora Radioprogramas que los agentes hubieran usado
perdigones o armas de fuego, pero las imágenes que ha difundido la prensa local contradicen su versión. En
estas se ven los cartuchos que quedaron en el pavimento en la zona de las protestas. “Ha sido una marcha
pacífica del pueblo en Valle de Dios, y la policía ha metido bombas lacrimógenas. [A mi hijo] le ha caído un
perdigón en la cabeza y le ha quitado la vida. Se había comprometido hace poco, tuvo un hijito, y ahora lo que
viene a pasar”, lamentó el papá del joven en el centro de salud de Puente Chao, provincia de Virú.
Minutos después de que circularan los vídeos de la muerte del joven tras la represión policial, el presidente
Francisco Sagasti confirmó a EL PAÍS en una rueda de prensa lo ocurrido en la protesta. “Sí, me acaba de
llegar la información. Fue en Virú”, dijo. “No está dentro de los esquemas de política del Gobierno,
investigaremos exactamente qué fue lo que sucedió, cuáles han sido las circunstancias. Realmente es una
tragedia, no queremos que nadie muera en protestas por defender sus derechos laborales”, agregó.
Noticia 2
Redacción. Perú 21
Lima, 15 de noviembre de 2020.
Bryan Pintado Sánchez, de tan solo 22 años e Inti Sotelo Camargo de 24 años eran estudiantes universitarios y
ayer participaron en la marcha contra el régimen de Manuel Merino de Lama.
Esta madrugada, la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria (SUNEDU) lamentó los decesos a
causa de la represión ejercida por los agentes del orden.
“El primero de los nombrados (Pintado) falleció en el hospital “Guillermo Almenara”, ubicado en el Cercado
de Lima. El diagnóstico del médico que lo atendió es: Muerte por múltiples orificios en rostro y cara por
proyectil de arma de fuego”, se lee en un comunicado de la PNP.
En tanto, Inti Sotelo Camargo (24) falleció en el hospital de Emergencias Grau, ubicado en el Cercado de
Lima. Su diagnóstico es: Muerte por herida por proyectil de arma de fuego en el tórax, altura del corazón. La
SUNEDU también extendió las condolencias a los familiares y a las casas de estudios de ambos jóvenes.
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INFORMACIÒN BÁSICA
Fueron estas y muchas otras las circunstancias en que los seres humanos carecieron, precisamente, de
derechos humanos, porque así lo mandaban las leyes, en contra de lo que la naturaleza dicta. Y es que todos
los seres humanos son distintos en muchos aspectos pero iguales en lo esencial: su común pertenencia a la
humanidad. Como se puede ver, no hay que ir muy lejos en la historia para encontrar un mundo sin derechos
humanos. Muchas de las personas que se nos cruzan por la calle, o que viven con nosotros dentro de casa,
fueron tratadas por las leyes como desiguales en algún momento de sus vidas.
Hemos insistido en las diferencias en el tratamiento de las personas por la ley, porque, en verdad, los
derechos humanos son establecidos a partir del Derecho para ser aplicados en todas y cada una de las
circunstancias de la vida. Como humanos, vivimos en una constante tensión entre lo que nos hace iguales y lo
que nos hace distintos. Cada uno de nosotros es único y distinto a los demás en muchas cosas, desde nuestros
rasgos faciales y nuestra figura humana hasta nuestros pensamientos y convicciones más profundas. En
realidad, cada uno de nosotros debe ser él mismo y distinto de los otros si quiere realizarse plenamente como
persona.
Pero, al mismo tiempo, todos tenemos en común nuestra constitución humana: el cuerpo que nos
pertenece, nuestras emociones, nuestra inteligencia, nuestros valores, nuestra creatividad y nuestras creencias
divinas y humanas. En todo esto los seres humanos somos iguales. Precisamente, la individualidad de cada
uno, y su realización, consisten en partir de estas características comunes para construir nuestra propia
realización personal, inimitable y única.
Poco a poco, el ser humano fue dándose cuenta de que, para alcanzar una vida mejor en sociedad y una
mayor realización personal, era indispensable reconocer ciertos derechos aplicables a todos por igual: esos
derechos que permiten ejercitar nuestras potencialidades para mejor realizarnos y ser cada vez más humanos. 1
Según el diccionario enciclopédico El Ateneo (t. II), el significado de la palabra dignidad es:
"...calidad de digno; que merece algo, en sentido favorable o adverso; correspondiente, proporcionado al
mérito y condición de una persona o cosa...". La dignidad humana está relacionada con la calidad y condición
de ser humano de toda persona, la misma que le otorga ciertas características diferentes de todos los demás
seres existente sobre la Tierra, y merecedor por lo tanto de un respeto, trato y del reconocimiento de un
conjunto de derechos que no nacen de las leyes, sino que son inherentes a su condición misma de ser humano,
a su naturaleza.
1
RUBIO CORREA, Marcial A. Organización del Estado. Editora el Comercio. Lima. 2004. p.164,165.
ser usado como medio y, por tanto, limita, en este sentido, todo capricho (y es objeto de respeto). Estos no
son pues, meros fines subjetivos, cuya existencia, como efectos de nuestra acción, tiene un valor para
nosotros, sino que son fines objetivos, esto es, realidades cuya existencia es en sí misma, un fin...".
La persona humana constituye un fin en sí mismo, por su propia condición, y por lo tanto no pueden
ser reducidos a la condición de medios, ello constituye el verdadero sentido y significado de lo que se
entiende por dignidad humana. Es a partir de este reconocimiento de la dignidad humana, que nacen los
derechos humanos, los mismos que son inherentes a la persona, y en la cual encuentran su fundamento y
razón de ser.
Podemos decir, también, que la dignidad es la necesidad emocional que todos tenemos de
reconocimiento público por la autoridad, personal, amigos, familiares, círculo social, etc. de haber hecho bien
las cosas.
La dignidad se basa en el reconocimiento de la persona como ser digno de respeto. Toda persona
tiene que reconocer las diferencias de cada persona además de tolerarlas para que así la persona digna se
sienta libre y posea las bases que le permiten actuar consecuentemente y por lo tanto se considera capaz de
desarrollar cualquier trabajo bien fundamentado. Una persona digna puede sentirse orgullosa de las
consecuencias de sus actos y de quienes se han visto afectados por ellos. Un exceso de dignidad puede
fomentar el orgullo propio, pudiendo crear la sensación al individuo de tener derechos inexistentes. La
dignidad refuerza la personalidad, fomenta la sensación de plenitud y satisfacción.
La dignidad humana es el valor intrínseco y supremo que tiene cada ser humano, independientemente
de su situación económica, social y cultural, así como de sus creencias o formas de pensar.
De la dignidad de la persona como valor central, emanan la justicia, la vida, la libertad, la igualdad,
la seguridad y la solidaridad, que son dimensiones básicas de la persona, que en cuanto tales se convierten en
valores y determinan la existencia y legitimidad de todos los Derechos reconocidos por La declaración
Universal de los Derechos Humanos, por nuestra constitución política, y las normas que rigen la vida de los
seres humanos en las diferentes partes del mundo.
En palabras del profesor Eusebio Fernández, " los derechos humanos fundamentales son los
derechos morales o pretensiones humanas legítimas originadas en y conectadas con la idea de dignidad
humana y los valores que la componen (autonomía, seguridad, libertad, igualdad y solidaridad) y, al mismo
tiempo las condiciones mínimas del desarrollo de esa idea de dignidad, exigen su incondicional protección
por parte de la sociedad y del poder político".
Para el profesor Pérez Luño los Derechos Humanos son "un conjunto de facultades e instituciones que en cada
momento histórico concretan las exigencias de la dignidad, la libertad y la igualdad humana, las cuales deben
ser reconocidas positivamente por los ordenamientos jurídicos a nivel nacional e internacional".
Una de las definiciones más divulgadas, y que puede resumir lo planteado por los autores
anteriormente citados, es la que considera que: “Los Derechos Humanos son el conjunto de libertades,
atributos y facultades reconocidos por la constitución a los habitantes de un país por su condición de
persona”2 También podemos definirlo de la siguiente manera: Los Derechos Humanos son el conjunto de
prerrogativas inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable para el
desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente organizada. Estos derechos,
establecidos en la Constitución y en las leyes, deben ser reconocidos y garantizados por el Estado.
A) Inherencia.
Su carácter consustancial e indesligable respecto de todo ser humano. En otras palabras, debe de
entenderse que los Derechos Humanos existen independiente de cualquier voluntad, como mera
constatación de ciertos atributos esenciales en toda la persona.
B) Limita el ejercicio del poder.
Esta característica determina que el poder deba sujetarse a ciertas reglas, las cuales deben comprender
mecanismos para la protección y garantía de los Derechos Humanos
C) Universalidad.
Por ser inherentes a la condición humana, todas las personas son titulares de los derechos Humanos y no
pueden invocarse diferencias de regímenes políticos, sociales o culturales como pretexto para ofenderlos o
menoscabarlos.
D) Indivisibilidad e interdependencia.
La dignidad humana no es divisible y es absoluta. La vigencia de unos derechos comporta necesariamente
la vigencia de los demás: resultaría contrario a la razón abogar por el derecho a la vida mientras se niega
flagrantemente loos derechos a la alimentación y la salud.
E) Irreversibilidad.
Una vez que un derecho ha sido formalmente reconocido, queda definitiva e irrevocablemente integrado a
la categoría de aquellos derechos cuya inviolabilidad debe de ser respetada y garantizada.
F) Imperatividad.
Los derechos Humanos son universalmente obligatorios desde cualquier punto de vista e incluso en
aquellos casos en que no haya sanción expresa ante su incumplimiento.
G) Progresividad.
Los derechos Humanos son inherentes a la persona y su existencia no depende del reconocimiento de un
Estado, siempre es posible extender el ámbito de la protección a derechos que anteriormente no gozaban
de la misma. Es de esta manera como han aparecido sucesivamente las generaciones de los derechos
Humanos y como se han multiplicado los medios y mecanismos para su protección.
H) Protección nacional e internacional.
La violación de los derechos Humanos puede denunciarse en el ámbito local ante los organismos
pertinentes y, cuando se hayan agotado los mecanismos internos, ante ´órganos de procedencia
2
CASTRO NESTÁREZ, Raul. Constitución política del Perú y derechos Humanos. UIGV. Lima 1998. p.117.
internacional como la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos o la Comisión de los derechos
Humanos de la ONU.
I) Integralidad y complementariedad.
Su disfrute se refiere a todas las categorías de derechos (civiles, políticos, económicos, sociales y
culturales) y no solamente a una de ellas. Esto quiere decir que no se pueden respetar unos e incumplir
otros; por otra parte, ambas categorías son complementarias.
Hay una serie de teorías filosóficas que se esfuerzan por fundamentar los Derechos
Humanos, incluso algunas se contraponen de tal manera que aparentemente anulan la posibilidad de
fundamentar filosóficamente los DD.HH. Esta situación es la que lleva a René Cassin, uno de los
autores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, a considerar que era casi un
milagro que países con concepciones ideológicas diferentes puedan haberse puesto de acuerdo en
una declaración común. A continuación, se presenta las principales teorías de fundamentación de
los DD.HH.
Fundamento historicista
Establece que el fundamento de los derechos humanos son las necesidades sociales y la capacidad
de satisfacerlas, por lo tanto, niega que el fundamento sea la naturaleza humana. Así que según se
presenten las necesidades, la lista de los Derechos Humanos se podrá cambiar. Fundamentación
variable según lista de necesidades sociales e históricas. Se ha señalado que "la variabilidad
histórica es bastante cierta en el caso de los derechos cívicos-políticos y en los derechos económico-
sociales y culturales; pero, ¿lo es igual en el caso de los derechos personales, como el derecho a la
vida y a la integridad física y moral?" Se ve de forma inmediata que esta fundamentación, por su
relativismo, “fundamenta” poco.
Fu
ndamento ético
De entrada, nos da algo de confianza. La expresión que se utiliza para este tipo de derechos
humanos es moral rights. Quienes defienden esta postura afirman que el fundamento es una
"moralidad básica", anterior al derecho positivo que implica exigencias indispensables para
asegurar a la persona una vida digna. Estas exigencias son derivadas de la idea de dignidad humana
y por tanto merecen ser respetadas y garantizadas por el poder político y el derecho. Pero estos
derechos (moral rights) serían sólo eso, derechos morales; serán derechos humanos sólo cuando el
derecho positivo así los formule, por lo tanto suelen quedarse en la esfera privada. Para que
realmente haya derechos es necesario que un ordenamiento jurídico garantice que se otorguen a las
personas. Entonces, ¿Si no se ha legislado el respeto a la vida ajena o del inocente…queda en la
vida privada que se respete, es sólo un valor y no un derecho? Suena a legalismo, palabras bonitas
que no sirven para la vida real. Resulta que la tinta en un papel hace real el Derecho. ¿Así es?
Fu
ndamento consensualista
considerado como humanamente fundado y, por tanto, reconocido, es la prueba del consenso
general acerca de su validez". Para quien así piensa, la búsqueda de una fundamentación de los
derechos humanos es pérdida de tiempo, lo que realmente es importante es la protección de los
mismos. Entonces si una sociedad, que por “decisión de la mayoría”, desarrollase sentimientos,
ideologías o valores contrarias a los derechos humanos (por ejemplo: el racismo, el esclavismo o el
abortismo), puede declarar como Derecho Humano el aborto, o el derecho al bebé medicamento,
o… Da escalofríos pensar a lo que puede llevar esta fundamentación, porque nada hay más fácil de
manipular que la sociedad humana cuando no se la enseña a pensar críticamente y se la educa en la
vaciedad.
El fundamento de los derechos humanos no puede ser una ideología plural –no necesariamente lo
que es aceptado por la mayoría es sinónimo de correcto cuando es evidente que va en contra de la
razón y la verdad– debe admitirse, por tanto, la objetividad de un fundamento como puede ser la
dignidad humana que no cambia.
Fu
ndamento iusnaturalista
Sostiene que el hombre tiene derechos naturales, anteriores y superiores al estado y que
tienen su fundamento en la propia naturaleza humana.
“El iusnaturalismo es una escuela de pensamiento para la que por sobre el Derecho positivo,
es decir, el derecho creado por los seres humanos mediante las normas jurídicas que producen a
través de las diversas fuentes del Derecho reconocidas, existe un Derecho superior (el derecho
natural), compuesto por un conjunto de valores que actúan como inspiración de sus contenidos y
como guía de la actuación y decisiones de los Agentes del Derecho” 3
La corriente iusnaturalista sustenta que los derechos humanos provienen de una base
objetiva por la cual se aplican de forma universal, siendo además atemporal. Los derechos humanos
encuentran su fundamento en la esencia del hombre, es decir, de su naturaleza, de su forma propia
de ser. Al derecho positivo le toca reconocer y garantizar, aquellos Derechos que nacen
naturalmente de la forma de ser del hombre y de la mujer y plasmarlos en ley. El derecho natural es
el límite de la labor legislativa que se podrá ajustar al contexto histórico, pero nunca podrá ir en
contra de los derechos humanos fundamentales.
Estamos de acuerdo con Kant cuando escribía en su Fundamentación de la metafísica de las
costumbres: “En el reino de los fines todo tiene un precio o una dignidad. Aquello que tiene precio
puede ser sustituido por algo equivalente; en cambio lo que se halla por encima de todo precio, y
por lo tanto no admite nada equivalente, eso tiene dignidad” El ser humano tiene una dignidad, cada
uno, en sí mismo. ¿Por qué? Quizás la respuesta pueda ser tan sencilla como esta: porque es el
único ser del universo “amable por sí mismo”.
Fu
ndamento iuspositivista
caso, puede ésta afectar su eficacia o legitimidad, más eso es una cuestión distinta. El Derecho
puede ser justo e injusto, aunque lo deseable sea lo primero. Que una “conducta sea prescrita por el
derecho no significa que lo sea igualmente por la moral. La regla de derecho es un instrumento que
sirve para describir el derecho positivo tal como ha sido establecido por las autoridades
competentes. De aquí se desprende que el derecho positivo y la moral son dos órdenes normativos
distintos uno del otro.”4
El iuspositivismo es tan antiguo como el derecho mismo, aunque alcanzó su mayor
desarrollo teórico a partir de los escritos del filósofo inglés Thomas Hobbes, aplicados al ámbito
jurídico por Jeremy Bentham. Hobbes y Bentham definieron la validez del Derecho por su
disposición por una autoridad competente, y negaron que las razones morales pudieran tener parte
alguna en la decisión legal. John Austin definió un sistema jurídico como aquel que está sometido a
una autoridad soberana, y la validez de las leyes como su imposición formal por esta autoridad a
través de sus agentes. Sin embargo, el verdadero pilar del Iuspositivismo, que define al Derecho
como un producto únicamente de la voluntad del legislador, y a las consecuencias de Derecho como
el mero resultado lógico de colocarse en el supuesto jurídico del que se trate en lo ordenado, es el
austriaco Hans Kelsen, autor de la "Teoría Pura del Derecho." Entre los iusnaturalistas (la postura
opuesta al iuspositivismo) los iuspositivistas son "malos" e "inmorales"; sin embargo, existen varias
clases de iuspositivismo, y algunos iuspositivistas también critican las leyes injustas, sólo que no
dicen que no sean verdadero Derecho, sino que son Derecho injusto.
Podemos concluir entonces, señalando que esta concepción no reconoce la existencia de
derechos anteriores al estado, postulando el surgimiento de los derechos subjetivos, sólo en la ley
positiva, promulgada y sancionada por el poder público.
Así, esta teoría fundamenta los derechos humanos en su consagración legislativa por el
poder público.
Para el Iuspositivismo los derechos humanos se otorgan por la ley, constitucional u
ordinaria, según los diferentes sistemas, emanando de la misma.
4
KELSEN, Hans. Teoría pura del derecho. Jhachu. Lima: 1987.
aproximaciones a la manera de interpretar el desarrollo de los mismos en tanto que catálogo de referencia.
A este respecto, se suele aludir a tres generaciones de los Derechos Humanos, si bien es verdad que
ya se habla de derechos de cuarta generación para referirse a la paz como valor universal y a los derechos de
los pueblos.
La
primera generación: los derechos de la libertad
Los referentes teóricos 'remotos' de esta primera generación hay que encontrarles en el
iusnaturalismo racionalista, en el contractualismo social y en la filosofía con la que arranca la modernidad, es
decir, en la Ilustración. Más próximo a nosotros, el liberalismo político fue introduciendo todos estos 'valores'
en los preámbulos de todas las Cartas Magnas sobre las que se asientan los estados modernos, prototipo de los
estados nacionales del siglo XIX. Todos estos derechos van a ir percibiéndose según una óptica política como
los garantes de la ostentación del ejercicio del poder y, por lo mismo, como referentes de legitimación del
ejercicio del poder.
El Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos que la ONU proclama en 1966 es un
ejemplo de compendio de estos derechos, a la vez que clausura una etapa de los mismos.
Entre los principales derechos que se reconocen como de primera generación, tenemos:
Toda persona tiene derechos y libertades fundamentales sin distinción de raza, color, idioma, posición
social o económica.
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad jurídica.
Los hombres y las mujeres poseen iguales derechos.
El punto de inflexión del que parte esta segunda generación ya no va a ser la reclamación de una
protección por parte del Estado con vistas a asegurar el disfrute de tales derechos a las personas. Lo que la
segunda generación requiere del Estado es un cierto grado de intervención - implicación positiva - para
garantizar la satisfacción de unas necesidades básicas de los individuos. El estado de bienestar, surgido para
proveer a los individuos de unos bienes sociales básicos tales como la educación, la salud, el trabajo y la
protección social, inaugura un desarrollo de los derechos humanos en los términos de exigencia de unas
condiciones sociales que permitan disfrutar a todos los hombres de los derechos de primera generación.
¿Por qué? Porque no es verdad que todos los hombres nacen iguales en derechos y libertades. Lo general es
la situación inversa debido a que las situaciones de partida son desiguales.
Y, lo más importante, de la puesta en marcha de los derechos económicos y sociales nace la figura del
Estado Social como antes hemos hablado de Estado Liberal. Estos derechos son:
Toda persona tiene derecho a la seguridad social y a obtener la satisfacción de los derechos
económicos, sociales y culturales.
Toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones equitativas y satisfactorias.
Toda persona tiene derecho a formar sindicatos para la defensa de sus intereses.
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure a ella y a su familia la salud,
alimentación, vestido, vivienda, asistencia médica y los servicios sociales necesarios.
Toda persona tiene derecho a la salud física y mental.
Durante la maternidad y la infancia toda persona tiene derecho a cuidados y asistencia especiales.
Toda persona tiene derecho a la educación en sus diversas modalidades.
La educación primaria y secundaria es obligatoria y gratuita
La
tercera generación: los derechos de la solidaridad
Esta peculiar lectura desde la solidaridad toma un nuevo rumbo con la incidencia social, económica y
cultural de los cambios producidos por las nuevas tecnologías, en la medida en que tales cambios nos hacen
realidad que vivimos en un 'mundo común y compartido' lo que acentúa las situaciones de in solidaridad
visualizadas como pobreza, desarrollismo, devastación del territorio, invasión cultural. Derivados de esta
lectura, esos derechos son:
El derecho a la paz y a la intervención por parte de un poder legítimo mundial en los conflictos armados,
en los genocidios y crímenes contra la humanidad;
El derecho a un orden internacional justo que garantice una vida digna a todas las personas;
El derecho a un desarrollo sostenible y a un comercio justo;
El derecho a la libre circulación de las personas y no sólo de dinero y mercancías.
Todo este conjunto de derechos reclamados es, en realidad, aspiraciones morales que van ampliando su
campo y encuentran en el valor solidaridad un marco adecuado para armonizar igualdad y diferencia;
desarrollo individual y colectivo; interdependencia de cada ser humano con los demás, con el entorno natural,
con el pasado común y con las generaciones futuras en la tarea de proponer un 'marco moral común' de
referencia de derechos y deberes.
Precisamente, esta consideración de 'marco moral' requiere una progresiva legislación al respecto -
declaraciones... - para lo cual es preciso la reunión de una gran movilización de las conciencias, una fuerte
presión social, una acción política decidida y una profundización en los mecanismos de participación cívica
propiciados por la estructura democrática.
5º. REFERENCIAS}