Gatitosmeow
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Cuadernos de Información y
Comunicación
ISSN: 1135-7991
cic@ccinf.ucm.es
Universidad Complutense de Madrid
España
Zuckerman, Ethan
¿Los gatos monos al rescate? Redes sociales y expresión política
CIC. Cuadernos de Información y Comunicación, vol. 22, 2017, pp. 27-46
Universidad Complutense de Madrid
Madrid, España
http://dx.doi.org/10.5209/CIYC.55960
Resumen. Las tecnologías de los medios sociales como los blogs y Facebook proporcionan un nuevo
espacio para el discurso político, lo que ha llevado a algunos gobiernos a intentar controlar el discur-
so online. Los activistas que utilizan Internet para expresar su disidencia pueden alcanzar mayores
audiencias publicando en las plataformas de las redes sociales más populares que en sus propios y
solitarios servidores, puesto que provocarán reacciones de los gobiernos que a su vez atraerán mayor
atención a sus causas. Pero aunque las plataformas de redes sociales comerciales a menudo resisten a
la censura de los gobiernos, las restricciones con las que limitan el discurso político en la red sugieren
que las barreras para el activismo están más en los términos de servicio corporativos que en la censura
gubernamental.
Palabras clave: redes sociales; participación política; censura; activismo; términos de servicio.
Sumario. Introducción. Internet está hecha de gatos. Las redes sociales se hacen políticas. Los gatos
monos y la revolución en Túnez. Los gatos monos: corolario en China. Amenazas existenciales para los
gatos monos. El cierre o la ralentización de Internet. Registros con nombres reales. Discurso codificado.
Censura corporativa intermediaria. Escasez de la atención. Bibliografía.
Cómo citar: Zuckerman, E. (2017). ¿Los gatos monos al rescate? Redes sociales y expresión política,
en CIC. Cuadernos de Información y Comunicación 22, 27-46.
1
Traducción de Eva Aladro Vico.
2
Massachussets Institute of Technology, Centro para los Medios Cívicos. MIT Media Lab. Ethan Zuckerman
(1973) es profesor en el MIT y Director del Centro para los Medios Cívicos dentro de dicha institución. Experto
desarrollador y de diseño web en Internet, creador de los anuncios “pop-up”, experto en atención en la red, críti-
co, bloguero y analista sagaz y activista en redes cooperativas y en plataformas de difusión de contenidos libres,
es muy conocida ya su teoría de los “Cute Cats” en la red, es decir, el efecto producido por la deriva hacia el
entretenimiento y la comunicación interpersonal, en un medio como la Red que puede cambiar las dinámicas de
la globalización económica pero que está siendo usado para fines comerciales que distorsionan y mutan dichos
efectos. Es muy conocido, en este sentido, su libro Rewire: Digital Cosmopolitans in the Age of Connection.
(2013). Aquí presentamos un capítulo de su libro en colaboración Youth, New Media and Political Participation.
Email: ezuckerman@mit.edu
Introducción
Poco después de que Hosni Mubarak saliera del gobierno egipcio, cediendo el poder
al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, el periodista de la BBC Richard Engel
sacó una foto en la plaza Tahrir que resume con elegancia lo acontecido en la Prima-
vera Árabe. Un hombre barbudo sostiene una pancarta escrita a mano donde dice:
“Gracias, Facebook” (Engel 2011).
Se han dado largos debates en la prensa y en círculos académicos sobre la im-
portancia de las herramientas digitales para permitir a los activistas movilizarse
rápidamente sin necesidad de una organización desarrollada (Rheingold 2003, Shir-
ky 2008, Gladwell, 2010). Las revoluciones eficaces contra los gobiernos tunecino y
egipcio nos ofrecen un conjunto de sucesos para interpretar, y hay quienes argumen-
tan que los medios y redes sociales han sido centrales en desencadenar la protesta
(Howard et al. 2011), y otros tienen un punto de vista más escéptico. (Anderson
2011, Aday et al. 2012).
Tanto si los medios digitales han sido centrales, como periféricos, en esos mo-
vimientos de activismo, todos los análisis del papel de los medios sociales en la
Primavera Árabe celebran masivamente la utilidad de las herramientas digitales
de uso masivo. Los activistas de Túnez usaron Facebook para compartir fotos y
vídeos de las protestas en Sidi Bouzid con audiencias nacionales y globales. Los
manifestantes en Egipto usaron Flickr y YouTube para compartir imágenes y ví-
deos de la plaza Tahrir. Sin embargo, las plataformas digitales diseñadas para los
activistas como los servicios ocultos de Tor o las plataformas de microblogging
descentralizado como Status.net no parece que hayan tenido un papel fundamental
en la organización o la documentación de las protestas de la Primavera Árabe. (Una
excepción notable es Wikileaks, que probablemente tuvo impacto en Túnez porque
los cables obtenidos por el grupo se filtraron a Tunileaks, una organización local
para la transparencia).
El uso de las plataformas masivas para diseminar contenidos activistas es una
idea que propuse en 2007, y que se suele denominar “La teoría del Gato Mono”
(Zuckerman 2008). En ese momento yo trabajaba estrechamente con la Open So-
ciety Foundation estudiando propuestas de financiación para herramientas digitales
y para formación que ayudaran a los activistas a difundir contenidos digitales. Me
quedé asombrado de cuántas propuestas deseaban crear plataformas de publicidad y
comunicación explícitamente para activistas, y qué pocas consideraban el uso de los
medios sociales ya existentes. Con cierta audacia ofrecí una “teoría” que sugería que
las herramientas digitales para que los consumidores normales publicaran conteni-
dos no políticos eran a menudo muy útiles para el activismo político, precisamente
porque es difícil censurarlas por los gobiernos sin con ello censurar también conte-
nidos inocuos, porque la censura de contenidos inocuos puede alertar a los usuarios
no activistas de las maniobras de censura, y porque el activismo que usa las herra-
mientas de los consumidores puede activar la “capacidad latente” de los usuarios no
activistas para crear y diseminar contenidos de activismo.
La teoría tal como la articulé originalmente, era una descripción resumida de ob-
servaciones que había yo realizado sobre el uso de los medios sociales por activistas.
Y una prescripción normativa para éstos: antes de crear una herramienta nueva, con-
sidérense las fortalezas y debilidades de las herramientas digitales masivas que ya
existen. La Primavera Árabe, y particularmente el uso de los medios sociales por los
Podemos considerar que la era de Internet actual comenzó en algún momento entre
enero de 1993, con el desarrollo del explorador Mosaic, y abril de 1995, con el des-
mantelamiento de la red NSFN, la red académica financiada por el gobierno nortea-
mericano que constituyó la espina dorsal de la Internet académica en USA. Antes de
esta era, Internet era una construcción fundamentalmente gubernamental y universi-
taria, y básicamente una red de textos utilizada por los profesionales de la informá-
tica. En la era moderna, la red la construyen las empresas de telecomunicaciones, la
usan para finalidades comerciales y también educacionales, y los textos, imágenes
y vídeos son cada vez más accesibles a audiencias menos expertas y más amplias.
El rasgo más obvio del momento de transición fue cuando surgió la Internet tran-
saccional. Compañías como Amazon o Ebay abrieron tiendas en 1994, y les siguie-
ron numerosos competidores. Menos obvio fue el lanzamiento de las páginas de
publicación para particulares, como GeoCities, Tripod o Angelfire, que permitieron
a los particulares crear contenidos digitales sin dominar los intríngulis del HTML.
Menos popular aún fue el surgimiento de las webs personales, seguidas de las webs
comerciales personales (Bump 2010).
En 2004 Dale Dougherty de O’Reilly Media acuñó el término Web 2.0 para des-
cribir la siguiente ola de plataformas sociales participativas (O’Reilly 2005). Muchos
de los especímenes de estudio ya existían previamente: Blogger (1999), Friendster
(2002), MySpace (2003), Linkedin (2003), Orkut (2004) Flickr (2004) y Facebook
(2004). Siguieron otros rápidamente: YouTube (2005), Wordpress.com (2005), Twi-
tter (2006), Tumblr (2007). El rasgo común de todos estos sitios aparentemente di-
versos es un modelo de negocio igual: las compañías proporcionan a los usuarios he-
primer vídeo distribuido por Astrubal era un remix del primer anuncio comercial de
Apple “1984”. El anuncio, re-editado en 2004 para publicitar el Ipod, presentaba un
mundo distópico dominado por el Gran Hermano hablando por la pantalla gigante,
que era a su vez destrozada por un atleta con un martillo. En la versión de Astrubal
el que hablaba en la gran pantalla era Ben Alí, y ésta reventaba cuando una joven
tunecina abría los ojos despertando de una pesadilla.
Distribuida por Dailymotion y otras plataformas de compartición de videos, la cin-
ta se pudo ver en Túnez, aunque recibió muy poca atención exterior. El partidario de
Obama Phil De Vellis, de nuevo versionó un video similar en 2007, con Hillary Clinton
en el lugar del Gran Hermano, aparentemente sin conocer la versión de Túnez (Zuc-
kerman 2007). El siguiente proyecto de Astrubal recibió amplia atención, y demostró
el poder de los métodos de la web 2.0. Usando datos de los sitios de aficionados a los
aviones como Airlines.net, que permiten a los fans subir imágenes de aviones en pistas
de diferentes aeropuertos, el equipo de Nawaat pudo documentar los movimientos del
avión presidencial de Túnez. Los vuelos evidentemente eran realizados por Ben Alí,
quien fue fotografiado en Túnez mientras su jet estaba en Europa. En un vídeo online
que usaba foros de Airlines.net y el seguimiento del vuelo mediante Google Earth,
Astrubal sugería que el jet estaba al servicio de la mujer de Ben Alí, Leila, para atender
a sus negocios en Europa. El video recibió atención en la prensa internacional, y el
relato de lo ocurrido se publicó en la revista Foreign Policy que animaba a los lectores
a convertirse en “vigilantes aéreos de los presidentes” (Foreign Policy 2007).
El resultado de estos vídeos hizo crecer la censura del gobierno tunecino, empe-
zando por bloquear a Dailymotion poco después de difundir la segunda pieza citada.
El blog Nawaat, así como los blogs personales de Ben Gharbia y Astrubal fueron
también cerrados. Aunque esa censura pueda verse como un triunfo del gobierno de
Túnez, la teoría del Gato Mono ofrece una explicación histórica de por qué la cen-
sura ha terminado por aumentar el alcance y el impacto de las acciones de Nawaat.
La mayoría de los internautas de Túnez no vieron los vídeos de Astrubal en Dai-
lymotion –el vídeo fue visto por menos de 65.000 personas desde que se colgó en
2007. Pero muchísimos tunecinos sufrieron el bloqueo de Dailymotion, uno de los
sitios más populares para compartir vídeos en el mundo francófono. Los tunecinos
no interesados en el activismo político, los que se interesan en los aspectos tipo “gato
mono” de estas plataformas en la red, fueron conscientes por primera vez de que su
gobierno estaba controlando el acceso a ciertos sitios de la red. Es razonable asu-
mir que algunos empezaron a hacerse preguntas sobre estos bloqueos y finalmente
oyeron hablar del vídeo de Astrubal al comentar el tema con amigos más implicados
políticamente. Al bloquear todo Dailymotion, en lugar de tomar medidas más sofisti-
cadas contra el video de los vuelos presidenciales, los censores de Túnez bloquearon
su objetivo generando un daño colateral sustancial en el proceso, porque sensibili-
zaron a los tunecinos sobre el tema de la censura, y llevaron a algunos a buscar vías
alternativas para conseguir dicho contenido.
Un caso anterior de Bahrain nos muestra cómo los impactos censores sobre In-
ternet funcionan como un mecanismo para conducir a los usuarios de la red a las
tecnologías anti-censura. En 2006 activistas anónimos de Bahrain usaron Google
Earth para documentar la anexión de terrenos antes públicos a la propiedad de la
monarquía. Un archivo PDF de 45 páginas, en el que se adjuntaban mapas de Goo-
gle Earth, comparaba el tamaño de los terrenos anexados por el rey mediante el uso
de puntos de referencia bien conocidos, como las pistas de tierra y carreteras, y los
mas, facilitando el uso para gente que habla inglés como segunda o tercera lengua.
Es notable que Dailymotion esté alojada en Francia y sea uno de los primeros sitios
de video disponibles en francés, el idioma profesional de los activistas de Nawaat.
La enorme base de usuarios de las herramientas de la web 2.0 las hace altamente
detectables. Mientras un activista experimentado puede verse atraído por los servi-
cios secretos de Tor para publicar contenidos con un alto grado de anonimato, un
usuario inexperto tenderá a publicar una página en un blog de Blogger o en un grupo
de Facebook.
Capacidad latente: Dado que tantos no-activistas utilizan los blogs, Facebook o los
videos para expresarse, es posible pensar en esta enorme población de usuarios como
en “capacidad latente” de activismo. Si surge un asunto que inspira a un usuario de
la web 2.0 a utilizarla en activismo, podrá hacerlo y crear y compartir contenido,
contando con una audiencia pre-existente de amigos y seguidores para empezar.
Hemos visto en acción esta capacidad latente durante los sucesos violentos tras
las elecciones de 2007 en Kenia, donde los blogueros antes interesados en temas
económicos o deportivos usaron su presencia online para documentar la violencia
gubernamental y para promover los esfuerzos interétnicos de paz. El gran número de
blogueros keniatas que entraron en la discusión del conflicto y sobre el proceso de
paz online puede haber contribuido a la rápida resolución del conflicto y a su visibi-
lidad internacional (Zuckerman 2008).
Resistencia a los Ataques a Distribución de Servicio: Un argumento cada vez más
importante para la utilidad de la web 2.0 como herramienta activista es la resistencia
que muestra a los ataques a la distribución de sus servicios. Los ataques a la distri-
bución de servicios buscan censurar páginas web bombardeándolas con tráfico falso.
Estos ataques pueden ser organizados por algún tipo de adversarios, -por ejemplo,
los ataques emprendidos por Anonimous en los que un grupo de usuarios descargan
una herramienta denominada Low Orbit Ion Cannon (Cañón de Iones de Baja Órbi-
ta) y atacan conjuntamente un sitio web- o bien pueden ser organizados por un único
usuario controlando cientos de miles de ordenadores vinculados en una “botnet” (red
robótica). Los ataques a la distribución de un servicio pueden dejar inservibles plata-
formas de tamaño pequeño a mediano, pero las grandes plataformas tienen equipos
de seguridad contratados para evitar y defenderse de estos ataques con rapidez.
Una de las razones por las que estas herramientas de ataque para silenciar el dis-
curso son tan poderosas es por la extrema dificultad con la que puede determinarse
la proveniencia de los ataques, pues los ordenadores vinculados en el bombardeo
a menudo simplemente lo están sin el conocimiento de sus propios usuarios. La
organización pro-democracia VietTam cree que su sitio web era objeto de ataques
organizados del gobierno vietnamita, pero es muy difícil verificar dicha afirmación.
No importa quién fuera el responsable del ataque, VietTam decidió generar un nue-
vo espacio capaz de hacer frente a las herramientas de censura: se alojan como un
blog de Blogger, confiando en el equipo de seguridad de Google para que repelan
los ataques a la distribución de servicio. Sitios como Blogger tienen una capacidad
técnica y un ancho de banda infinitamente superior para contrarrestar un ataque a la
distribución, que los sitios individuales de activistas no pueden tener, y muy rara vez
experimentan algún tipo de caída de servicio mediante esos ataques. Por ello, son
una buena opción para los activistas que teman un ataque de este tipo a sus páginas
(Zuckerman et al. 2010).
Por todas estas razones –el creciente coste de la censura, la usabilidad, la capa-
cidad de ser descubiertas por los usuarios y la resistencia a los ataques –estas herra-
mientas digitales diseñadas para compartir fotos de gatitos monos por los usuarios
frecuentemente cumplen el papel adicional de servir a los activistas para sus trabajos
y contribuyen al cambio social. Esto no debe leerse como un simple cheque en blan-
co para que los activistas usen la Web 2.0 en todas las situaciones. En algunos casos
las condiciones de seguridad imponen otros enfoques –por ejemplo organizar una
acción secreta via Facebook o confiar en la autenticación de sitios similares para pro-
teger a los organizadores, serían acciones muy muy imprudentes. Pero la utilidad de
las herramientas de la Web 2.0 sugiere que cualquiera que asesore a los activistas so-
bre posibles herramientas y tácticas de acción debe considerar seriamente éstas antes
de sugerir otras específicamente diseñadas para ello, o de crear nuevas herramientas
y plataformas. Y como las herramientas de la web 2.0 se usan frecuentemente para
el activismo, también plantean desafíos y responsabilidades a las compañías que las
proveen, como discutiremos en la sección final de este paper.
La caída del gobierno de Ben Alí en Túnez nos ofrece una oportunidad de examinar
el poder de las redes sociales como fuerza movilizadora, y los desafíos que los go-
biernos encuentran cuando censuran estos servicios populares.
El 17 de diciembre de 2010 un vendedor callejero llamado Mohamed Bouazizi
sufrió la confiscación de sus mercancías y de su balanza digital por la policía en la
ciudad de Sidi Bouzid. Los policías probablemente forzaban un soborno para devol-
ver la balanza al vendedor. Bouazizi protestó por este trato y el oficial Faida Hamdi
le abofeteó presuntamente en la cara y le escupió humillándole públicamente. Boua-
zizi solicitó una audiencia con el gobernador regional para protestar por los hechos,
pero se le denegó la misma. Entonces compró una lata de gasolina en una gasolinera
cercana, se roció con ella y se prendió fuego a sí mismo delante de la oficina del
gobernador, en medio del tráfico. Bouzizi sobrevivió a su autoinmolación y fue hos-
pitalizado en Sfax, y después en Ben Arous. Murió por causa de las quemaduras el
4 de enero de 2011.
Las protestas contra la corrupción gubernamental y contra las duras condiciones
económicas comenzaron en Sidi Bouzid solo unas pocas horas tras la inmolación
de Bouazizi. A pesar de la represión creciente del gobierno tunecino, las protestas
continuaron a lo largo de todo diciembre del año 2010, hasta el día 28, cuando Ben
Alí visitó la ciudad, para intentar calmar la ira reinante. Las protestas sin embargo se
extendieron a otras ciudades del país, incluyendo manifestaciones de los sindicatos,
de los abogados y de otros grupos en la capital Túnez. Las protestas eran recibidas
con violencia por parte de las fuerzas de seguridad, y un número estimado de 338
personas, entre manifestantes y policías, murieron en los enfrentamientos. Ben Alí
cambió su gabinete, prometió la creación de cientos de miles de puestos de trabajo
públicos, cerró escuelas y universidades, pero no pudo detener el movimiento social.
El 14 de enero disolvió su gobierno, declaró el estado de emergencia, y voló con
su familia a Malta. Y después a Arabia Saudí, donde permanece exiliado, siendo el
primer dictador expulsado de la Primavera Árabe.
alertando a Facebook y a sus usuarios de las interacciones vigiladas por los censores
de Túnez, y quizás por otras fuerzas de seguridad también (Amamou 2010).
Entretanto Nawaat lanzó una nueva campaña para desacreditar al gobierno de
Ben Alí. En noviembre de 2010, Sami Ben Gharbia recibió un mensaje de alguien
dentro del organigrama de Wikileaks que expresaba su frustración porque Julian As-
sange había accedido a cooperar con grandes periódicos internacionales como The
Guardian o The New York Times para editar una enorme cantidad de cables diplo-
máticos, en lugar de cooperar con activistas y periodistas en los países mencionados
en dichos cables. El “wikileaker” disidente envió a Gharbia un tesoro de cables que
probaban que Estados Unidos estaba al tanto de la corrupción del gobierno en Túnez,
documentos que Gharbia publicó rápidamente como “Tunileaks”.
Como su blog personal y Nawaat fueron igualmente censurados en Túnez, Ben
Gharbia no pudo difundir el contenido filtrado desde sus webs personales, y recurrió
a la aplicación de Google, que alojó sus contenidos en la nube. Para bloquear ese
sitio, la ITA tenía que bloquear la aplicación de Google, y docenas de productos que
dependían de la misma. Lo hicieron en diciembre de 2010 (Ben Mhenni 2010). El
bloqueo alertó a muchos tunecinos de la existencia de los contenidos filtrados, pues
el bloqueo de la aplicación causó daños colaterales sustanciales a webs donde los
tunecinos solían compartir contenidos.
Cuando comenzaron las protestas en Sidi Bouzid se grabaron y subieron videos
a Facebook, el único sitio de alojamiento de vídeos accesible a la mayoría de los
habitantes de Túnez. Estos videos no eran fáciles de encontrar para el usuario medio,
-generalmente, necesitabas conocer el nombre de un grupo particular de Facebook
para hallarlos-. Dado que muchos tunecinos sabían que sus cuentas de Facebook
eran vigiladas por el gobierno, eran reacios a indicar “me gusta” o a compartir los
vídeos en cuestión.
Esto no fue obstáculo para los activistas de Nawaat que tenían base en Europa.
Empezaron a preparar una colección de videos de Facebook, usando Storify y otras
herramientas para organizar sus fotos y videos en una lista de reproducción. Nawaat
preparó en detalle el metraje para audiencias internacionales, traduciendo el dialecto
tunecino al árabe standard, al francés y al inglés. Estos productos fueron ignorados
por la mayoría de los medios internacionales, pero encontraron al menos dos ampli-
ficadores disponibles: Radio France Internationale y Al Jazeera.
La disposición de Al Jazeera para cubrir los paquetes de videos de Túnez fue
especialmente importante, pues esta red tiene una amplia audiencia en el país. Ben
Alí nunca consintió que Al Jazeera operara en una oficina propia en Túnez, así que
la capacidad de este medio para cubrir protestas como la de Gafsa era muy limitada.
Pero Al Jazeera dio suficiente cobertura a las protestas de Sidi Bouzid, lo que permi-
tió a millones de tunecinos ver un conjunto de protestas en directo y la respuesta del
gobierno a las manifestaciones.
Sería muy simplista considerar la clave de la revolución en Túnez a Facebook
o a Al Jazeera. Los sindicatos del país, los abogados y otras redes profesionales,
tuvieron un papel esencial en la expansión de las manifestaciones más allá de Sidi
Bouzid. Y en último término, el éxito de la revolución residió –como ocurre en mu-
chos casos- en la decisión del Ejército de apoyar a los manifestantes y no al gobierno
en el poder. Pero una de las mayores diferencias entre las protestas de Gafsa de 2008
y las de 2010 fue el simple hecho de que los tunecinos tuvieron una imagen nítida de
las manifestaciones a través de Facebook y de la televisión via satélite.
Cuando la censura en Túnez era tan persistente y agresiva bajo el poder de Ben
Alí, los tunecinos siempre pudieron acceder a las plataformas fuera del país, como
Dailymotion o Facebook, para compartir sus mensajes. El régimen censor en China
ha dejado servicios como éstos fuera del alcance para casi toda China. Sin embargo,
plataformas dentro de China, como Sina y Tencent Weibo, se usan cada vez más para
hicieron populares en 2006, las autoridades establecieron el registro del usuario con
su nombre real como vía de asegurarse que el contenido crítico estaría vinculado a
la identidad de su creador. Los proveedores de blogs sin embargo mostraron a las
autoridades la imposibilidad de identificar a todos los usuarios existentes, lo que
llevó a éstas a limitar el registro solamente a blogs individuales de un usuario. En
2009, el registro con nombre auténtico se hizo obligatorio para todos los espacios de
comentarios en webs y portales, aunque solamente para los nuevos usuarios (Brani-
gan 2009).
En diciembre de 2011 las autoridades de Pekín dijeron que comenzarían a re-
querir a los usuarios de microblogging registrarse antes de subir contenidos nuevos
(dado que Sina y Tencent están radicadas ambas en Pekín, la regulación local regía
para todos los usuarios del servicio). Esta reglamentación incluye una larga y des-
agradable lista de conductas prohibidas, incluido el expandir rumores o el dañar el
honor o intereses de la nación (Lam 2011). Las reglamentaciones empezaron a tener
efecto en marzo de 2012, pero siguen sin cumplirse. Sina decidió avisar a los inver-
sores de que no había sido capaz de cumplir la normativa, lo que podía llevar a serias
consecuencias financieras a la empresa. “Aunque hemos hecho esfuerzos importan-
tes para cumplir los requisitos de verificación, por razones que tienen que ver con
la conducta de los usuarios existentes, la naturaleza del producto de microblogging
y la falta de claridad de los procedimientos específicos de actuación nos impiden
verificar las identidades de todos los usuarios que suben contenidos públicamente a
Weibo” (Want China Times 2012).
No está claro qué grado de esfuerzo en cumplir la política de registro de nombre
real ha llegado a hacer Weibo. Sin embargo, parece que el gobierno quiere dedicar
capital político y causar daños colaterales cerrando Weibos para bloquear el discurso
político. En un movimiento descorazonador, las autoridades han indicado que están
dispuestas a silenciar las Weibos en momentos de aguda controversia: el despido del
político Bo Xilai. Los comentarios sobre este tema fueron eliminados durante 72
horas –los usuarios podían subir nuevos contenidos, pero no podían reaccionar a los
contenidos colocados por otros-. Además se cerraron diecisiete webs “difusoras de
rumores” por parte del gobierno (Wertime 2012).
El mensaje de un bloqueo como éste es difícil de interpretar. Por un lado, sugiere
que las autoridades de China entienden lo poderosos que son los sistemas de micro-
blogging para difundir contenidos controvertidos, y están dispuestos a controlar esos
servicios. Sin embargo, parece que no desean cerrar los servicios en su totalidad, ni
siquiera temporalmente, ni tampoco exigir el registro de nombres reales, por lo que
se aprecia lo importante que es hoy en día este tipo de redes en China, y lo complejo
que resulta intentar ejercer control sobre ellas.
Podemos pensar en el contraste entre la respuesta china a Weibo y a Twitter como
ejemplo de la aplicabilidad de la teoría del Gato Mono. Twitter se ha visto bloqueada
en China desde 2009, aunque un número pequeño de usuarios de China, incluido Ai
Wei Wei, acceden al servicio mediante redes virtuales privadas u otras herramientas
evasivas. Aquellos que acceden a Twitter disfrutan de un entorno de discusión sin
límites, aunque su discurso es inaccesible para las audiencias más amplias en China.
Muchísimos más chinos usan las Weibos, que son agresivamente censuradas, lo que
fuerza a los usuarios a hablar rápido y a usar su creatividad para expresarse. En tanto
el espacio para el debate se ve severamente limitado, el discurso online puede llegar
a cientos de millones. La frecuente aparición de contenidos controvertidos y políti-
Egipto, Libia y Siria respondieron todos a las protestas de la Primavera Árabe limi-
tando fuertemente el acceso a Internet, siguiendo el ejemplo de China, que restringió
el acceso a Internet desde Xinjiang tras una serie de protestas en Urumqi, y Myan-
mar, que cerraron el acceso a Internet durante la revolución azafrán, posiblemente
para evitar que los usuarios vigilaran o subieran vídeos a la red.
Como Internet se ha convertido en herramienta esencial para las comunicaciones
financieras, es difícil para la mayoría de las naciones mantener un cierre indefinido
de la red. Sin embargo, es posible que presenciemos nuevos cierres en el futuro, pues
los gobiernos buscan controlar a la población nacional en los disturbios o agitacio-
nes. Poco pueden los activistas hacer en un país con herramientas digitales –sean
redes sociales populares u otros medios- si un gobierno da el drástico paso de cerrar
Internet.
Discurso codificado
sa. YouTube eliminó vídeos del activista Wael Abbas que demostraba abusos de la
policía egipcia, y Facebook eliminó el grupo “Todos somos All Khaled Said” de
Wael Ghonim, que se usaba para organizar las protestas en la plaza Tahrir, en varias
ocasiones. No hay evidencia de que la empresa deseara censurar a los activistas.
Pero su política interna (ahora modificada y mejorada) creó limitaciones estrictas
al discurso. En lugar de eliminar contenidos que violen los términos de servicio
contra la violencia representada, como hicieron en el caso de los vídeos de Wael
Abbas, YouTube a menudo permite que dichos contenidos se mantengan, pero alerta
a los espectadores de que verán contenido “potencialmente ofensivo o inapropia-
do”. Facebook, que eliminó “Todos somos All Khaled Said” por el motivo de que el
administrador del grupo usaba un pseudónimo, ha permitido durante mucho tiempo
que los usuarios no se identificaran por su nombre real, obstáculo significativo para
aquellos que teman que su activismo en Facebook pueda causarles arrestos en sus
jurisdicciones locales.
Como sugiere Rebecca MacKinnon en Consent of the Networked, la “Libertad de
Internet” es una idea que no puede avanzar simplemente con animar a los gobiernos
a que no censuren la red. Requiere además que los usuarios de los medios sociales
presionen a sus propietarios para que aseguren que los usos del discurso libre y com-
prometido en el activismo sean viables en esas plataformas. En este volumen, Noelle
MacAfee sugiere que un desafío para las esferas públicas distribuidas, operadas por
grandes empresas, es que “tratan a las personas como a solicitantes y consumido-
res, no como a ciudadanos”. Estos espacios, aunque más fértiles que otras esferas
públicas disponibles para los activistas, están lejos de ser espacios ideales para la
deliberación, y lejos de garantizar su accesibilidad y su usabilidad.
Escasez de la atención
El límite más duro a la utilidad de los medios sociales como herramienta para la
lucha social puede ser el simple límite de la atención humana. Si bien el acceso a las
redes sociales nos da la capacidad de publicar contenidos, no garantiza que todo el
mundo prestará atención al contenido en cuestión. Conforme más activistas se hacen
expertos en el uso de los medios sociales para difundir sus ideas, se hace más difícil
alcanzar a una audiencia masiva porque la competición por la atención aumenta.
Mientras el éxito de Invisible Children en captar atención con su campaña contra
Joseph Kony en la campaña de 2012 de Kony fue impresionante, podemos pensar
que el mismo constituyó una barrera para que otras causas consiguieran atención en
el mismo momento. Si, como sugiere el ejemplo tunecino, las redes sociales operan
en parte complementadas con la amplificación de los medios de masas, seguramente
vamos a presenciar grandes carencias en dos tipos de atención: la atención de los
ciudadanos y la atención de los amplificadores mediáticos.
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