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CIC.

Cuadernos de Información y
Comunicación
ISSN: 1135-7991
cic@ccinf.ucm.es
Universidad Complutense de Madrid
España

Zuckerman, Ethan
¿Los gatos monos al rescate? Redes sociales y expresión política
CIC. Cuadernos de Información y Comunicación, vol. 22, 2017, pp. 27-46
Universidad Complutense de Madrid
Madrid, España

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=93552794005

Cómo citar el artículo


Número completo
Sistema de Información Científica
Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
ARTÍCULOS

CIC. Cuadernos de Información y Comunicación


ISSN: 1135-7791

http://dx.doi.org/10.5209/CIYC.55960

¿Los gatos monos al rescate? Redes sociales y expresión política1


Ethan Zuckerman2

Resumen. Las tecnologías de los medios sociales como los blogs y Facebook proporcionan un nuevo
espacio para el discurso político, lo que ha llevado a algunos gobiernos a intentar controlar el discur-
so online. Los activistas que utilizan Internet para expresar su disidencia pueden alcanzar mayores
audiencias publicando en las plataformas de las redes sociales más populares que en sus propios y
solitarios servidores, puesto que provocarán reacciones de los gobiernos que a su vez atraerán mayor
atención a sus causas. Pero aunque las plataformas de redes sociales comerciales a menudo resisten a
la censura de los gobiernos, las restricciones con las que limitan el discurso político en la red sugieren
que las barreras para el activismo están más en los términos de servicio corporativos que en la censura
gubernamental.
Palabras clave: redes sociales; participación política; censura; activismo; términos de servicio.

[em] Cute Cats to the Rescue


Abstract. Participatory media technologies like weblogs and Facebook provide a new space for poli-
tical discourse, which leads some governments to seek controls over online speech. Activists who use
the Internet for dissenting speech may reach larger audiences by publishing on widely-used consumer
platforms than on their own standalone webservers, because they may provoke government counter-
measures that call attention to their cause. While commercial participatory media platforms are often
resilient in the face of government censorship, the constraints of participatory media are shaping online
political discourse, suggesting that limits to activist speech may come from corporate terms of service
as much as from government censorship.
Keywords: social networks; participatory action; activism; terms of service; censorship.

Sumario. Introducción. Internet está hecha de gatos. Las redes sociales se hacen políticas. Los gatos
monos y la revolución en Túnez. Los gatos monos: corolario en China. Amenazas existenciales para los
gatos monos. El cierre o la ralentización de Internet. Registros con nombres reales. Discurso codificado.
Censura corporativa intermediaria. Escasez de la atención. Bibliografía.
Cómo citar: Zuckerman, E. (2017). ¿Los gatos monos al rescate? Redes sociales y expresión política,
en CIC. Cuadernos de Información y Comunicación 22, 27-46.

1
Traducción de Eva Aladro Vico.
2
Massachussets Institute of Technology, Centro para los Medios Cívicos. MIT Media Lab. Ethan Zuckerman
(1973) es profesor en el MIT y Director del Centro para los Medios Cívicos dentro de dicha institución. Experto
desarrollador y de diseño web en Internet, creador de los anuncios “pop-up”, experto en atención en la red, críti-
co, bloguero y analista sagaz y activista en redes cooperativas y en plataformas de difusión de contenidos libres,
es muy conocida ya su teoría de los “Cute Cats” en la red, es decir, el efecto producido por la deriva hacia el
entretenimiento y la comunicación interpersonal, en un medio como la Red que puede cambiar las dinámicas de
la globalización económica pero que está siendo usado para fines comerciales que distorsionan y mutan dichos
efectos. Es muy conocido, en este sentido, su libro Rewire: Digital Cosmopolitans in the Age of Connection.
(2013). Aquí presentamos un capítulo de su libro en colaboración Youth, New Media and Political Participation.

Email: ezuckerman@mit.edu

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Introducción

Poco después de que Hosni Mubarak saliera del gobierno egipcio, cediendo el poder
al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, el periodista de la BBC Richard Engel
sacó una foto en la plaza Tahrir que resume con elegancia lo acontecido en la Prima-
vera Árabe. Un hombre barbudo sostiene una pancarta escrita a mano donde dice:
“Gracias, Facebook” (Engel 2011).
Se han dado largos debates en la prensa y en círculos académicos sobre la im-
portancia de las herramientas digitales para permitir a los activistas movilizarse
rápidamente sin necesidad de una organización desarrollada (Rheingold 2003, Shir-
ky 2008, Gladwell, 2010). Las revoluciones eficaces contra los gobiernos tunecino y
egipcio nos ofrecen un conjunto de sucesos para interpretar, y hay quienes argumen-
tan que los medios y redes sociales han sido centrales en desencadenar la protesta
(Howard et al. 2011), y otros tienen un punto de vista más escéptico. (Anderson
2011, Aday et al. 2012).
Tanto si los medios digitales han sido centrales, como periféricos, en esos mo-
vimientos de activismo, todos los análisis del papel de los medios sociales en la
Primavera Árabe celebran masivamente la utilidad de las herramientas digitales
de uso masivo. Los activistas de Túnez usaron Facebook para compartir fotos y
vídeos de las protestas en Sidi Bouzid con audiencias nacionales y globales. Los
manifestantes en Egipto usaron Flickr y YouTube para compartir imágenes y ví-
deos de la plaza Tahrir. Sin embargo, las plataformas digitales diseñadas para los
activistas como los servicios ocultos de Tor o las plataformas de microblogging
descentralizado como Status.net no parece que hayan tenido un papel fundamental
en la organización o la documentación de las protestas de la Primavera Árabe. (Una
excepción notable es Wikileaks, que probablemente tuvo impacto en Túnez porque
los cables obtenidos por el grupo se filtraron a Tunileaks, una organización local
para la transparencia).
El uso de las plataformas masivas para diseminar contenidos activistas es una
idea que propuse en 2007, y que se suele denominar “La teoría del Gato Mono”
(Zuckerman 2008). En ese momento yo trabajaba estrechamente con la Open So-
ciety Foundation estudiando propuestas de financiación para herramientas digitales
y para formación que ayudaran a los activistas a difundir contenidos digitales. Me
quedé asombrado de cuántas propuestas deseaban crear plataformas de publicidad y
comunicación explícitamente para activistas, y qué pocas consideraban el uso de los
medios sociales ya existentes. Con cierta audacia ofrecí una “teoría” que sugería que
las herramientas digitales para que los consumidores normales publicaran conteni-
dos no políticos eran a menudo muy útiles para el activismo político, precisamente
porque es difícil censurarlas por los gobiernos sin con ello censurar también conte-
nidos inocuos, porque la censura de contenidos inocuos puede alertar a los usuarios
no activistas de las maniobras de censura, y porque el activismo que usa las herra-
mientas de los consumidores puede activar la “capacidad latente” de los usuarios no
activistas para crear y diseminar contenidos de activismo.
La teoría tal como la articulé originalmente, era una descripción resumida de ob-
servaciones que había yo realizado sobre el uso de los medios sociales por activistas.
Y una prescripción normativa para éstos: antes de crear una herramienta nueva, con-
sidérense las fortalezas y debilidades de las herramientas digitales masivas que ya
existen. La Primavera Árabe, y particularmente el uso de los medios sociales por los

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activistas de Túnez para reclutar a compatriotas y participar en las manifestaciones


contra el gobierno, nos ofrece una ocasión de considerar las fortalezas y debilidades
de la teoría del Gato Mono en sentido descriptivo, para comprobar si puede explicar
la utilidad de los medios y redes sociales comerciales a la hora de documentar las pro-
testas y de movilizar a las personas. El refuerzo de la censura en países como China,
donde miles de empleados públicos y de empresas privadas trabajan para controlar
todo cuanto se sube a la Red, es una prueba del poder predictivo de la teoría, que
indica que, incluso censuradas, herramientas como Sina Weibo pueden ser más impor-
tantes para movilizar y promover el activismo que las herramientas de “Libertad de
Internet” financiadas por el gobierno norteamericano y otros donantes.
Examinando el uso eficaz de las herramientas digitales comerciales para el ac-
tivismo en Túnez y en China, vemos que la resistencia a la censura puede ser un
beneficio menos significativo que la capacidad para suscitar la participación, para la
recreación y para el humor, que distribuyen los contenidos activistas a muy amplias
audiencias. Al mismo tiempo, un examen detallado de las circunstancias que permi-
ten a los activistas extenderse usando herramientas de usuario de este estilo revela un
conjunto de amenazas para este tipo de discurso digital. En particular, la confianza en
las plataformas comerciales para el discurso público puede someter a los activistas a
la “censura del intermediario”, o a censuras privadas a la libertad de expresión, por
parte de los propietarios de las plataformas digitales.

Internet está hecha de gatos

Podemos considerar que la era de Internet actual comenzó en algún momento entre
enero de 1993, con el desarrollo del explorador Mosaic, y abril de 1995, con el des-
mantelamiento de la red NSFN, la red académica financiada por el gobierno nortea-
mericano que constituyó la espina dorsal de la Internet académica en USA. Antes de
esta era, Internet era una construcción fundamentalmente gubernamental y universi-
taria, y básicamente una red de textos utilizada por los profesionales de la informá-
tica. En la era moderna, la red la construyen las empresas de telecomunicaciones, la
usan para finalidades comerciales y también educacionales, y los textos, imágenes
y vídeos son cada vez más accesibles a audiencias menos expertas y más amplias.
El rasgo más obvio del momento de transición fue cuando surgió la Internet tran-
saccional. Compañías como Amazon o Ebay abrieron tiendas en 1994, y les siguie-
ron numerosos competidores. Menos obvio fue el lanzamiento de las páginas de
publicación para particulares, como GeoCities, Tripod o Angelfire, que permitieron
a los particulares crear contenidos digitales sin dominar los intríngulis del HTML.
Menos popular aún fue el surgimiento de las webs personales, seguidas de las webs
comerciales personales (Bump 2010).
En 2004 Dale Dougherty de O’Reilly Media acuñó el término Web 2.0 para des-
cribir la siguiente ola de plataformas sociales participativas (O’Reilly 2005). Muchos
de los especímenes de estudio ya existían previamente: Blogger (1999), Friendster
(2002), MySpace (2003), Linkedin (2003), Orkut (2004) Flickr (2004) y Facebook
(2004). Siguieron otros rápidamente: YouTube (2005), Wordpress.com (2005), Twi-
tter (2006), Tumblr (2007). El rasgo común de todos estos sitios aparentemente di-
versos es un modelo de negocio igual: las compañías proporcionan a los usuarios he-

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rramientas, y éstos, siguiendo sus intereses personales, generan contenidos que a su


vez soportan la publicidad. Todavía en 2012 éste sigue siendo el modelo dominante
de negocio en la Red. 4 de los 10 sitios más populares de Internet son negocios de la
web 2.0 (Facebook, YouTube, Twitter, QQ) y el quinto, Wikipedia, no es comercial,
pero se construye con las contribuciones de los usuarios (Alexa 2012).
La web, como fue diseñada por Tim Berners Lee en el CERN, tenía la finalidad
de permitir a los físicos compartir sus investigaciones online. Cuando los innova-
dores comercializaron la web, se convirtió en un espacio para el negocio y para la
distribución de contenido por parte de editores establecidos. Con la Web 2.0 la web
cambió a un espacio para la creación y diseminación de contenidos amateur. La In-
ternet contemporánea, en no pequeña medida, se generó para la difusión de imágenes
de gatitos monos.

Las redes sociales se hacen políticas

El auge de las herramientas fáciles de creación de contenidos y el hospedaje libre de


páginas personales ha sido un gran paso para muchos grupos, y ha tenido particular
significación para los activistas y disidentes políticos. En países donde las autori-
dades controlan el acceso a la prensa, los grupos disidentes recurren a las páginas
digitales para lanzar sus agendas. Cuando los gobiernos vieron que el discurso críti-
co se había mudado al medio digital, algunos intentaron controlar dichos medios, y
los activistas se han visto forzados a encontrar vías creativas para conseguir que sus
contenidos lleguen a las audiencias previstas. Una de las técnicas que ha surgido es
el uso de las plataformas populares, usadas por millones de personas, para difundir
esos contenidos.
Una de las comunidades de usuarios más activa en Tripod.com (de cuyo equipo
creador tecnológico formó parte quien escribe estas páginas) entre 1996 y 1999 fue
un grupo de activistas de Malasia que apoyaban al Primer Ministro Anwar Ibrahim,
un fuerte opositor del Presidente Mahathir bin Mohamad. Los partidarios de Ibrahim
no podían expresarse en el entorno censurado de los medios malasios, así que usaron
las páginas gratuitas personales de Tripod para publicar periódicos alternativos y
organizar la defensa de Ibrahim contra las acusaciones interesadas políticamente que
se le hicieron de corrupción y sodomía (Holmes y Grieco 1999).
Conforme las herramientas de la web 2.0 se hacían más poderosas, los usos de
éstas por parte de los activistas también se han ido sofisticando. En 2004, los disi-
dentes de Túnez Sami Ben Gharbia, Sufian Guerfali y Riadh “Astrubal” Guerfali
formaron Nawaat, derivado de la palabra árabe para “el núcleo”. Nawaat comenzó
como un blog orientado a documentar el mal gobierno de Zine El Abidine Ben Alí
y su agresiva censura de Internet. Los fundadores de Nawaat vieron el hábil control
de los medios por Ben Alí como parte de una estrategia para retener el poder. Al dar
una imagen de Túnez como un país moderado, moderno y estable, Ben Alí atraía los
eventos internacionales al país, como la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la
Información que se celebró en 2005 allí.
Los fundadores de Nawaat, todos los cuales han sufrido la persecución y el acoso
en Túnez y han debido emigrar, usaron Internet como cauce para difundir contrapro-
paganda y desafiar al gobierno de Ben Alí, fundamentalmente usando los vídeos. El

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primer vídeo distribuido por Astrubal era un remix del primer anuncio comercial de
Apple “1984”. El anuncio, re-editado en 2004 para publicitar el Ipod, presentaba un
mundo distópico dominado por el Gran Hermano hablando por la pantalla gigante,
que era a su vez destrozada por un atleta con un martillo. En la versión de Astrubal
el que hablaba en la gran pantalla era Ben Alí, y ésta reventaba cuando una joven
tunecina abría los ojos despertando de una pesadilla.
Distribuida por Dailymotion y otras plataformas de compartición de videos, la cin-
ta se pudo ver en Túnez, aunque recibió muy poca atención exterior. El partidario de
Obama Phil De Vellis, de nuevo versionó un video similar en 2007, con Hillary Clinton
en el lugar del Gran Hermano, aparentemente sin conocer la versión de Túnez (Zuc-
kerman 2007). El siguiente proyecto de Astrubal recibió amplia atención, y demostró
el poder de los métodos de la web 2.0. Usando datos de los sitios de aficionados a los
aviones como Airlines.net, que permiten a los fans subir imágenes de aviones en pistas
de diferentes aeropuertos, el equipo de Nawaat pudo documentar los movimientos del
avión presidencial de Túnez. Los vuelos evidentemente eran realizados por Ben Alí,
quien fue fotografiado en Túnez mientras su jet estaba en Europa. En un vídeo online
que usaba foros de Airlines.net y el seguimiento del vuelo mediante Google Earth,
Astrubal sugería que el jet estaba al servicio de la mujer de Ben Alí, Leila, para atender
a sus negocios en Europa. El video recibió atención en la prensa internacional, y el
relato de lo ocurrido se publicó en la revista Foreign Policy que animaba a los lectores
a convertirse en “vigilantes aéreos de los presidentes” (Foreign Policy 2007).
El resultado de estos vídeos hizo crecer la censura del gobierno tunecino, empe-
zando por bloquear a Dailymotion poco después de difundir la segunda pieza citada.
El blog Nawaat, así como los blogs personales de Ben Gharbia y Astrubal fueron
también cerrados. Aunque esa censura pueda verse como un triunfo del gobierno de
Túnez, la teoría del Gato Mono ofrece una explicación histórica de por qué la cen-
sura ha terminado por aumentar el alcance y el impacto de las acciones de Nawaat.
La mayoría de los internautas de Túnez no vieron los vídeos de Astrubal en Dai-
lymotion –el vídeo fue visto por menos de 65.000 personas desde que se colgó en
2007. Pero muchísimos tunecinos sufrieron el bloqueo de Dailymotion, uno de los
sitios más populares para compartir vídeos en el mundo francófono. Los tunecinos
no interesados en el activismo político, los que se interesan en los aspectos tipo “gato
mono” de estas plataformas en la red, fueron conscientes por primera vez de que su
gobierno estaba controlando el acceso a ciertos sitios de la red. Es razonable asu-
mir que algunos empezaron a hacerse preguntas sobre estos bloqueos y finalmente
oyeron hablar del vídeo de Astrubal al comentar el tema con amigos más implicados
políticamente. Al bloquear todo Dailymotion, en lugar de tomar medidas más sofisti-
cadas contra el video de los vuelos presidenciales, los censores de Túnez bloquearon
su objetivo generando un daño colateral sustancial en el proceso, porque sensibili-
zaron a los tunecinos sobre el tema de la censura, y llevaron a algunos a buscar vías
alternativas para conseguir dicho contenido.
Un caso anterior de Bahrain nos muestra cómo los impactos censores sobre In-
ternet funcionan como un mecanismo para conducir a los usuarios de la red a las
tecnologías anti-censura. En 2006 activistas anónimos de Bahrain usaron Google
Earth para documentar la anexión de terrenos antes públicos a la propiedad de la
monarquía. Un archivo PDF de 45 páginas, en el que se adjuntaban mapas de Goo-
gle Earth, comparaba el tamaño de los terrenos anexados por el rey mediante el uso
de puntos de referencia bien conocidos, como las pistas de tierra y carreteras, y los

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suburbios más poblados. El Ministerio de Información de Bahrain, comprometido


ante aquellos mapas, bloqueó el acceso a Google Earth durante una semana. Mien-
tras Google Earth seguía cerrado, el archivo en PDF se difundió mediante el correo
electrónico, cosa imposible de impedir dado que impedir la compartición de archivos
PDF mediante el correo causaría muy grave daño a las transacciones financieras del
país (Zuckerman 2006). Los activistas de Bahrain, incluido el poderoso bloguero
Mahmud Al Yousif, atendieron a los usuarios que protestaban por el bloqueo y que
querían ver el archivo PDF, enseñándoles a usar servidores proxy para eludir la cen-
sura sobre Google Earth y cualquier otro de los sitios prohibidos (Al Yousif 2006).
Al bloquear Google Earth el gobierno de Bahrain topó con una situación a la
que se suele denominar “el efecto Streisand”. En 2003, Barbra Streisand demandó
infructuosamente a Kenneth Adelman y a Pictopia.com por publicar una foto de su
casa en una colección online de fotos de la costa californiana. Ella perdió el caso,
pero la por otro lado oscura foto fue vista por centenares de miles de personas preci-
samente por la publicidad que el proceso dio al asunto. (Masnick 2003). Al entender
que la censura simplemente estaba llevando a Google Earth a más gente, y además
los enseñaba a evadir estos mecanismos censores, el Ministerio de Información del
país levantó el bloqueo sobre el sitio web.
Bloquear una herramienta como Dailymotion o Google Earth introduce una com-
pleja dinámica entre la compañía que proporciona la misma y el país que la bloquea.
Es posible que Túnez hubiera podido usar una forma más compleja de censura di-
gital si hubiera bloqueado únicamente el blog de Astrubal y no la plataforma entera
Dailymotion. Sin embargo, al bloquear la plataforma entera, el gobierno de Túnez
atrajo la atención de Dailymotion –y también detrajo de ella los ingresos- de millo-
nes de usuarios tunecinos.
Dailymotion, por ello, tiene un incentivo –las pérdidas de visitas a sus páginas-
para examinar los vídeos en cuestión y eliminarlos si violan sus términos de servi-
cio. Si Dailymotion decide eliminar dichos vídeos, será una victoria de los censores
de Túnez. Alternativamente, Dailymotion puede decidir conservar esos vídeos pero
impedir que sean vistos en Túnez, dejándolos disponibles para fuera del país. En
cualquiera de esos casos, -tanto si los eliminan, como si bloquean su uso en un país
específico-, los efectos sugeridos por la teoría del Gato Mono no se dan, pues sola-
mente se eliminan y censuran los vídeos ofensivos, y los usuarios apolíticos de las
plataformas no se verán sometidos a los daños colaterales de la censura. En otras
palabras, la censura solamente beneficia a activistas cuando es generalizada y crea
daños colaterales.
Como no toda la censura es generalizada, debemos considerar otras razones por
las que las herramientas de la web 2.0 resultan útiles para los activistas. Estas otras
razones incluyen su facilidad de uso, la habilidad para despertar capacidades latentes
y la resistencia a ciertos tipos de censura en Internet. Incluso en casos en los que los
gobiernos no intentan bloquear contenidos online, hay razones poderosas para que
los activistas usen estas herramientas de los medios sociales para organizar y para
compartir contenidos.
Facilidad de uso. Aunque los activistas de Nawaat sean tecnológicamente sofistica-
dos, muchos activistas no lo son. Las herramientas de la web 2.0 han sido diseñadas
para ser usadas por millones de usuarios no sofisticados, su usabilidad se ha testado a
fondo y está bien probada. A menudo sus interfaces están traducidas a múltiples idio-

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mas, facilitando el uso para gente que habla inglés como segunda o tercera lengua.
Es notable que Dailymotion esté alojada en Francia y sea uno de los primeros sitios
de video disponibles en francés, el idioma profesional de los activistas de Nawaat.
La enorme base de usuarios de las herramientas de la web 2.0 las hace altamente
detectables. Mientras un activista experimentado puede verse atraído por los servi-
cios secretos de Tor para publicar contenidos con un alto grado de anonimato, un
usuario inexperto tenderá a publicar una página en un blog de Blogger o en un grupo
de Facebook.
Capacidad latente: Dado que tantos no-activistas utilizan los blogs, Facebook o los
videos para expresarse, es posible pensar en esta enorme población de usuarios como
en “capacidad latente” de activismo. Si surge un asunto que inspira a un usuario de
la web 2.0 a utilizarla en activismo, podrá hacerlo y crear y compartir contenido,
contando con una audiencia pre-existente de amigos y seguidores para empezar.
Hemos visto en acción esta capacidad latente durante los sucesos violentos tras
las elecciones de 2007 en Kenia, donde los blogueros antes interesados en temas
económicos o deportivos usaron su presencia online para documentar la violencia
gubernamental y para promover los esfuerzos interétnicos de paz. El gran número de
blogueros keniatas que entraron en la discusión del conflicto y sobre el proceso de
paz online puede haber contribuido a la rápida resolución del conflicto y a su visibi-
lidad internacional (Zuckerman 2008).
Resistencia a los Ataques a Distribución de Servicio: Un argumento cada vez más
importante para la utilidad de la web 2.0 como herramienta activista es la resistencia
que muestra a los ataques a la distribución de sus servicios. Los ataques a la distri-
bución de servicios buscan censurar páginas web bombardeándolas con tráfico falso.
Estos ataques pueden ser organizados por algún tipo de adversarios, -por ejemplo,
los ataques emprendidos por Anonimous en los que un grupo de usuarios descargan
una herramienta denominada Low Orbit Ion Cannon (Cañón de Iones de Baja Órbi-
ta) y atacan conjuntamente un sitio web- o bien pueden ser organizados por un único
usuario controlando cientos de miles de ordenadores vinculados en una “botnet” (red
robótica). Los ataques a la distribución de un servicio pueden dejar inservibles plata-
formas de tamaño pequeño a mediano, pero las grandes plataformas tienen equipos
de seguridad contratados para evitar y defenderse de estos ataques con rapidez.
Una de las razones por las que estas herramientas de ataque para silenciar el dis-
curso son tan poderosas es por la extrema dificultad con la que puede determinarse
la proveniencia de los ataques, pues los ordenadores vinculados en el bombardeo
a menudo simplemente lo están sin el conocimiento de sus propios usuarios. La
organización pro-democracia VietTam cree que su sitio web era objeto de ataques
organizados del gobierno vietnamita, pero es muy difícil verificar dicha afirmación.
No importa quién fuera el responsable del ataque, VietTam decidió generar un nue-
vo espacio capaz de hacer frente a las herramientas de censura: se alojan como un
blog de Blogger, confiando en el equipo de seguridad de Google para que repelan
los ataques a la distribución de servicio. Sitios como Blogger tienen una capacidad
técnica y un ancho de banda infinitamente superior para contrarrestar un ataque a la
distribución, que los sitios individuales de activistas no pueden tener, y muy rara vez
experimentan algún tipo de caída de servicio mediante esos ataques. Por ello, son
una buena opción para los activistas que teman un ataque de este tipo a sus páginas
(Zuckerman et al. 2010).

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Por todas estas razones –el creciente coste de la censura, la usabilidad, la capa-
cidad de ser descubiertas por los usuarios y la resistencia a los ataques –estas herra-
mientas digitales diseñadas para compartir fotos de gatitos monos por los usuarios
frecuentemente cumplen el papel adicional de servir a los activistas para sus trabajos
y contribuyen al cambio social. Esto no debe leerse como un simple cheque en blan-
co para que los activistas usen la Web 2.0 en todas las situaciones. En algunos casos
las condiciones de seguridad imponen otros enfoques –por ejemplo organizar una
acción secreta via Facebook o confiar en la autenticación de sitios similares para pro-
teger a los organizadores, serían acciones muy muy imprudentes. Pero la utilidad de
las herramientas de la Web 2.0 sugiere que cualquiera que asesore a los activistas so-
bre posibles herramientas y tácticas de acción debe considerar seriamente éstas antes
de sugerir otras específicamente diseñadas para ello, o de crear nuevas herramientas
y plataformas. Y como las herramientas de la web 2.0 se usan frecuentemente para
el activismo, también plantean desafíos y responsabilidades a las compañías que las
proveen, como discutiremos en la sección final de este paper.

Los gatos monos y la revolución en Túnez

La caída del gobierno de Ben Alí en Túnez nos ofrece una oportunidad de examinar
el poder de las redes sociales como fuerza movilizadora, y los desafíos que los go-
biernos encuentran cuando censuran estos servicios populares.
El 17 de diciembre de 2010 un vendedor callejero llamado Mohamed Bouazizi
sufrió la confiscación de sus mercancías y de su balanza digital por la policía en la
ciudad de Sidi Bouzid. Los policías probablemente forzaban un soborno para devol-
ver la balanza al vendedor. Bouazizi protestó por este trato y el oficial Faida Hamdi
le abofeteó presuntamente en la cara y le escupió humillándole públicamente. Boua-
zizi solicitó una audiencia con el gobernador regional para protestar por los hechos,
pero se le denegó la misma. Entonces compró una lata de gasolina en una gasolinera
cercana, se roció con ella y se prendió fuego a sí mismo delante de la oficina del
gobernador, en medio del tráfico. Bouzizi sobrevivió a su autoinmolación y fue hos-
pitalizado en Sfax, y después en Ben Arous. Murió por causa de las quemaduras el
4 de enero de 2011.
Las protestas contra la corrupción gubernamental y contra las duras condiciones
económicas comenzaron en Sidi Bouzid solo unas pocas horas tras la inmolación
de Bouazizi. A pesar de la represión creciente del gobierno tunecino, las protestas
continuaron a lo largo de todo diciembre del año 2010, hasta el día 28, cuando Ben
Alí visitó la ciudad, para intentar calmar la ira reinante. Las protestas sin embargo se
extendieron a otras ciudades del país, incluyendo manifestaciones de los sindicatos,
de los abogados y de otros grupos en la capital Túnez. Las protestas eran recibidas
con violencia por parte de las fuerzas de seguridad, y un número estimado de 338
personas, entre manifestantes y policías, murieron en los enfrentamientos. Ben Alí
cambió su gabinete, prometió la creación de cientos de miles de puestos de trabajo
públicos, cerró escuelas y universidades, pero no pudo detener el movimiento social.
El 14 de enero disolvió su gobierno, declaró el estado de emergencia, y voló con
su familia a Malta. Y después a Arabia Saudí, donde permanece exiliado, siendo el
primer dictador expulsado de la Primavera Árabe.

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Aunque este relato es correcto en sus hechos, es incompleto e insatisfactorio.


Protestas anteriores en Túnez, incluida una protesta de 2008 en Gafsa, habían sido
rápidamente sofocadas por Ben Alí. Las causas para las protestas de 2010-11 –la
ira por la corrupción del gobierno, la frustración por el estancamiento económico y
la falta de oportunidades- se habían dado durante años en el país. Ben Gharbia ha
relatado a sus audiencias que incluso el desencadenante de las protestas –la autoin-
molación de Bouazizi, no era única, y que los tunecinos ya se habían lanzado a la
calle anteriormente en la década.
En enero de 2008, surgieron protestas en Gafsa y en ciudades aledañas del inte-
rior de Túnez, en un área dominada por la minería de fosfatos. La causa inmediata de
la protesta fue el anuncio de 380 despidos por parte de la Compañía de Fosfatos de
Gafsa. La compañía tenía orden de despedir a un porcentaje de trabajadores locales,
lo que hicieron, pero salvando a los hijos de familias conectadas políticamente o de
importantes personalidades tribales, y dejando en el paro a los más desfavorecidos.
Sentadas, marchas y otras acciones de protesta se desarrollaron en Gafsa y alrede-
dores hasta junio de 2008, y fueron repelidas con creciente violencia por las auto-
ridades tunecinas. En junio, 300 activistas habían sido arrestados y el manifestante
Hafnaoui Maghzaoui murió por disparos de la policía. Aunque las protestas fueron
cubiertas por plataformas como Nawaat y por organizaciones internacionales de los
derechos humanos, quedaron sin cobertura en los medios de Túnez, y las protestas
no salieron de la región de Gafsa (Gobe 2010, Amnesty International 2009).
La agencia tunecina de Internet (ITA) comenzó a censurar agresivamente la red
antes de las protestas de Gafsa, bloqueando Dailymotion y YouTube en respuesta a
los vídeos de Nawaat y de otros. En junio de 2008 cuando las protestas alcanzaron
su ápice, se bloqueó Facebook, en ese punto utilizado por unos cuantos miles de
tunecinos. El bloqueo de Facebook fue un episodio clave para Nawaat, pues éstos
habían trabajado enseñándole a los tunecinos el uso de estas plataformas sociales
para evadir los bloqueos y para compartir vídeos, con tremendo éxito. Decidieron
centrarse en Facebook, y animaron a los tunecinos a firmar a favor de este suminis-
tro y contra el bloqueo, utilizando servidores proxy. Nawaat asegura que hubo un
gran incremento de firmas durante el bloqueo de una semana. Es imposible saber
si este incremento de tunecinos en Facebook vino de los tunecinos en diáspora o
de tunecinos residentes en el país que evadían la censura, pero la campaña atrajo
la atención de la ITA. Levantaron discretamente el bloqueo una semana más tarde
(Ben Gharbia 2011).
En el periodo entre las protestas de Gafsa y las de Sidi Bouzid, tanto la ITA
como Nawaat trabajaron intensamente. Conforme Facebook se hacía más popular
en Túnez, las autoridades se acercaron a la plataforma de dos modos diferentes. Los
líderes tunecinos, incluido Ben Alí, comenzaron a utilizar esta red social y a hacer
amigos en ella. Para cuando tuvo lugar su expulsión Ben Alí tenía 232.000 amigos
en Facebook, más de un 2% de la población del país, lo que le convertía en el líder
africano más popular en Facebook, por encima del presidente nigeriano Goodluck
Jonathan. (Katlic 2010). Al mismo tiempo, la ITA comenzó a interceptar las contra-
señas de los usuarios de Facebook y de Gmail. Trabajando con el servicio de inte-
ligencia nacional, redirigieron los intentos de autenticación en ambas plataformas a
un programa que capturaba los usuarios y contraseñas, permitiendo a los oficiales
de seguridad entrar en cuentas y documentar las redes sociales de usuarios de estos
medios. Slim Amamou demostró esta práctica para Global Voices en julio de 2010,

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alertando a Facebook y a sus usuarios de las interacciones vigiladas por los censores
de Túnez, y quizás por otras fuerzas de seguridad también (Amamou 2010).
Entretanto Nawaat lanzó una nueva campaña para desacreditar al gobierno de
Ben Alí. En noviembre de 2010, Sami Ben Gharbia recibió un mensaje de alguien
dentro del organigrama de Wikileaks que expresaba su frustración porque Julian As-
sange había accedido a cooperar con grandes periódicos internacionales como The
Guardian o The New York Times para editar una enorme cantidad de cables diplo-
máticos, en lugar de cooperar con activistas y periodistas en los países mencionados
en dichos cables. El “wikileaker” disidente envió a Gharbia un tesoro de cables que
probaban que Estados Unidos estaba al tanto de la corrupción del gobierno en Túnez,
documentos que Gharbia publicó rápidamente como “Tunileaks”.
Como su blog personal y Nawaat fueron igualmente censurados en Túnez, Ben
Gharbia no pudo difundir el contenido filtrado desde sus webs personales, y recurrió
a la aplicación de Google, que alojó sus contenidos en la nube. Para bloquear ese
sitio, la ITA tenía que bloquear la aplicación de Google, y docenas de productos que
dependían de la misma. Lo hicieron en diciembre de 2010 (Ben Mhenni 2010). El
bloqueo alertó a muchos tunecinos de la existencia de los contenidos filtrados, pues
el bloqueo de la aplicación causó daños colaterales sustanciales a webs donde los
tunecinos solían compartir contenidos.
Cuando comenzaron las protestas en Sidi Bouzid se grabaron y subieron videos
a Facebook, el único sitio de alojamiento de vídeos accesible a la mayoría de los
habitantes de Túnez. Estos videos no eran fáciles de encontrar para el usuario medio,
-generalmente, necesitabas conocer el nombre de un grupo particular de Facebook
para hallarlos-. Dado que muchos tunecinos sabían que sus cuentas de Facebook
eran vigiladas por el gobierno, eran reacios a indicar “me gusta” o a compartir los
vídeos en cuestión.
Esto no fue obstáculo para los activistas de Nawaat que tenían base en Europa.
Empezaron a preparar una colección de videos de Facebook, usando Storify y otras
herramientas para organizar sus fotos y videos en una lista de reproducción. Nawaat
preparó en detalle el metraje para audiencias internacionales, traduciendo el dialecto
tunecino al árabe standard, al francés y al inglés. Estos productos fueron ignorados
por la mayoría de los medios internacionales, pero encontraron al menos dos ampli-
ficadores disponibles: Radio France Internationale y Al Jazeera.
La disposición de Al Jazeera para cubrir los paquetes de videos de Túnez fue
especialmente importante, pues esta red tiene una amplia audiencia en el país. Ben
Alí nunca consintió que Al Jazeera operara en una oficina propia en Túnez, así que
la capacidad de este medio para cubrir protestas como la de Gafsa era muy limitada.
Pero Al Jazeera dio suficiente cobertura a las protestas de Sidi Bouzid, lo que permi-
tió a millones de tunecinos ver un conjunto de protestas en directo y la respuesta del
gobierno a las manifestaciones.
Sería muy simplista considerar la clave de la revolución en Túnez a Facebook
o a Al Jazeera. Los sindicatos del país, los abogados y otras redes profesionales,
tuvieron un papel esencial en la expansión de las manifestaciones más allá de Sidi
Bouzid. Y en último término, el éxito de la revolución residió –como ocurre en mu-
chos casos- en la decisión del Ejército de apoyar a los manifestantes y no al gobierno
en el poder. Pero una de las mayores diferencias entre las protestas de Gafsa de 2008
y las de 2010 fue el simple hecho de que los tunecinos tuvieron una imagen nítida de
las manifestaciones a través de Facebook y de la televisión via satélite.

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La teoría de la Falsación de la Preferencia de Timur Kuran (Kuran 1989) ofrece


un mecanismo que explica cómo la visibilidad de las protestas en Sidi Bouzid pudo
llevar a una revolución inesperada que finalmente acabó con Ben Alí. La capacidad
de ver cómo se manifestaban los compatriotas, día tras día, en Sidi Bouzid, ayudó
a persuadir a los tunecinos de Sfax o de Túnez capital de que otras personas com-
partían su frustración con el gobierno, y de que podían tomar las calles y airear sus
quejas sin ser inmediatamente arrestados o asesinados. La decisión de protestar es
siempre un cálculo: ¿Servirá de algo mi protesta? ¿Qué riesgos corro? Los vídeos
de Sidi Bouzid dejaron claro que algo sin precedentes –las protestas constantes y
crecientes en intensidad- estaba ocurriendo, y que los riesgos de participar en ellas
eran menores de lo que un ciudadano cauto pudiera imaginar.
Es interesante preguntarse por qué el gobierno de Túnez no bloqueó Facebook a pe-
sar de su papel de difusión de las protestas entre la ciudadanía. Es útil recordar que Ben
Alí parecía seguro de que retendría el poder en el país hasta el mismo momento en que
se exilió. El 13 de enero, en su discurso final, Ben Alí ofreció una serie de promesas a su
pueblo. Si éstos se retiraban de las calles y volvían a sus casas, las fuerzas de seguridad
dejarían de disparar a las multitudes (concesión a los manifestantes), el precio del pan y
del aceite bajarían (concesión a los pobres) y el gobierno de Túnez dejaría de censurar
Internet (concesión a los tunecinos de clase media). Es posible que el gobierno hubiera
aprendido de su experimento en 2008 que bloquear el acceso a Facebook despertaba la
ira y alienaba a la población, y no deseara crear ninguna razón adicional para mayores
protestas. La noche en que lanzó su discurso, la noche antes de que Ben Alí volara
hacia Arabia Saudí, Nawaat, Dailymotion y cientos de otros sitios web rutinariamente
bloqueados en Túnez fueron accesibles por primera vez desde hacía años.
A pesar de una censura y espionaje masivos y persuasivos, las redes sociales se
convirtieron en una herramienta poderosa para difundir información y documentos
visuales de las protestas de Túnez. La decisión del gobierno de levantar el bloqueo
en Facebook en 2008 sugiere una sensibilidad al daño colateral creado por la cen-
sura masiva, mientras que la censura extensiva de webs asociadas con Tunileaks
indica una voluntad de censura general cuando el discurso online es suficientemente
amenazador a los intereses gubernamentales. Es importante recordar que los medios
sociales se vieron muy amplificados por la televisión via satélite de Túnez, y que
Nawaat y los otros grupos activistas actuaron como agentes mediadores entre las re-
des sociales y los medios de masas para interpretar y contextualizar lo que se colgaba
en la red. Es difícil imaginar el papel de las redes sociales en la revolución de Túnez
sin tener en cuenta la amplificación mediática y la interpretación de los activistas,
pero parece claro que los impactos sin ellos hubieran sido pequeños, y que la fórmula
de Kuran de la falsación de la preferencia no habría tenido cabida.

Los gatos monos: corolario en China

Cuando la censura en Túnez era tan persistente y agresiva bajo el poder de Ben
Alí, los tunecinos siempre pudieron acceder a las plataformas fuera del país, como
Dailymotion o Facebook, para compartir sus mensajes. El régimen censor en China
ha dejado servicios como éstos fuera del alcance para casi toda China. Sin embargo,
plataformas dentro de China, como Sina y Tencent Weibo, se usan cada vez más para

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la expresión política. La experiencia de China sugiere que incluso plataformas y


redes sociales muy controladas pueden ser espacios de discusión política, aunque la
censura probablemente moldee y distorsione su discurso.
La Open Net Iniatiative, un proyecto conjunto de expertos en la red de USA, Ca-
nadá y el Reino Unido, analiza la censura en Internet en más de 40 paìses. Ahora la
censura es más sofisticada, compleja y multicapa que la de China. La ONI comenzó
su Informe Anual de 2009 con la advertencia: “China ha dedicado extensos recursos
a construir uno de los sistemas más grandes y sofisticados de filtrado en el mundo”
(ONI 2009). Como Túnez, China bloquea los sitios concretos que halla controverti-
dos (incluyendo Human Rights Watch, China Digital Times y otros sitios críticos con
el gobierno chino) y plataformas que permitan a usuarios crear su contenido propio,
como Twitter y YouTube.
A diferencia de Túnez, China ejerce otra capa de control en Internet: la censura
del intermediario, o censura desarrollada por los proveedores comerciales de las
herramientas de los medios sociales. Mientras plataformas como YouTube o Twitter
están bloqueadas en China, otras rivales chinas abundan en el país. Estas plataformas
van dirigidas a una audiencia chino-hablante, lo que las hace más fáciles de usar que
las herramientas diseñadas en Inglés y localizadas, y su contenido está específica-
mente diseñado para y por sus audiencias chinas. Mi colega Hal Roberts y yo hemos
escrito sobre el bajo uso de herramientas para evitar el bloqueo en China y hemos lle-
gado a la conclusión de que una de las razones por las que los “netizens” chinos están
relativamente contentos con su Internet en lengua china es que tienen un acceso muy
fácil que no exige ninguna herramienta proxy o para eludir bloqueos. (Roberts 2010)
Estos sitios chinos son controlados de cerca por el gobierno de Pekín. Los infor-
mes de Reporteros Sin Fronteras indican que los ejecutivos de la red deben asistir a
una reunión semanal con oficiales del gobierno, en la que los temas potencialmente
“sensibles” se discuten y se dan instrucciones sobre qué conversaciones deben ser
censuradas. El sistema de censura es capaz de moverse más rápidamente, si es ne-
cesario –noticias de impacto inmediato se censuran en horas o en días, pero no en
semanas-. El refuerzo de estas líneas de guión se da mediante un sistema de recom-
pensas y castigos. Las compañías reciben premios por “auto-disciplina” si son parti-
cularmente efectivas a la hora de apartar el disenso, y corren el riesgo de perder sus
licencias de operación si no responden suficientemente a las demandas del gobierno
(Reporteros Sin Fronteras 2007).
La herramienta más poderosa que estas compañías chinas tienen para reforzar esa
censura es el bloqueo de palabras clave. Un experimento desarrollado por Rebecca
MacKinnon ilustra el método: creando un blog en MSN Spaces en 2008, MacKinnon
(hablante fluida de chino mandarín) tituló su blog “Amo la libertad, los derechos
humanos y la democracia”. La plataforma de MSN Spaces rechazó su creación, con
una respuesta automática que decía “El título de tu espacio no puede incluir lenguaje
prohibido, como blasfemias. Por favor escoge otro título para tu espacio” (MacKin-
non 2009). MacKinnon fue capaz de demostrar que el proceso no se daba igual en
las diferentes plataformas, subiendo una docena de textos potencialmente controver-
tidos a un amplio abanico de proveedores de blogs. Ni un solo texto fue prohibido
por todos, sino que hubo amplia diversidad en las restricciones a los textos en cada
caso, con algunos que censuraban casi todo de ellos y otras que limitaban un puñado
de elementos. MacKinnon concluyó que cada compañía tiene su propio conjunto
interno de reglas y utiliza una serie de procesos automáticos (bloqueando palabras

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clave específicas) y usan la revisión manual para censurar materiales controvertidos


antes de que aparezcan online.
La censura china no solamente existe en las fronteras nacionales, sino que afecta
a los confines de los intermediarios de Internet, las compañías que proporcionan
espacios públicos digitales para usuarios chinos. Cuando hemos descrito el uso ac-
tivista de herramientas de redes sociales, los ejemplos anteriores han aludido a pla-
taformas de medios sociales ubicadas en USA y en Europa, donde la censura estatal
raramente afecta a los contenidos políticos. La censura extensiva a los intermediarios
indica que lo que funcionó en Túnez no funcionaría en China. Sin embargo, hay
pruebas de un uso activista de herramientas de empresas chinas, que nos indica el
que los “netizens” chinos han resultado notablemente creativos y resistentes en su
uso de la Web 2.0 para fines políticos.
Los internautas han conseguido labrarse un espacio para el discurso político en
herramientas digitales chinas utilizando tres estrategias, a veces conjuntamente: jue-
gos de palabras, imágenes y velocidad. El mandarín es un idioma muy proclive a
los dobles sentidos y juegos de palabras –son corrientes las palabras homófonas, de
modo que el mismo conjunto de sonidos usado con diferente entonación puede tener
un significado completamente diferente-. Cuando los blogueros chinos descubrieron
que la palabra “censurado” desencadenaba bloqueos de palabras clave en diferentes
plataformas de escritura, empezaron a utilizar el coloquialismo “armonizado” (和
谐; pinyin: héxié). El término se refiere al hecho de que ciertos posts de blogs son
eliminados con un mensaje que indica que la entrada se ha eliminado en interés de la
armonía social. Poco después, la palabra “armonizado” empezó a suscitar bloqueos,
así que los blogueros cambiaron a una homófona “cangrejo de rio” (河蟹; pinyin:
héxiè), una idea divertida, pero que resultó ser un código para unos pocos. Se puede
hablar de la censura online, pero solamente con personas que entienden el juego de
palabras y conocen la clave.
En segundo lugar la clave de los blogueros para la censura pasa del texto a la
imagen. Los cangrejos de río son un plato exquisito y muy popular en ciertas partes
de China, y los blogueros empezaron a subir imágenes de platos de cangrejo servidos
en banquetes como una broma simbólica de la resistencia frente a la censura. Un blo-
guero desconocido extendió este vocabulario añadiendo un término clave: “el caba-
llo con lodo del césped”. El caballo con lodo del césped, descrito en un vídeo online
remezclado, como una llama, es también una expresión homófona, en este caso para
un insulto grosero sobre la anatomía de la madre de uno mismo. En un vídeo, sobre
unas imágenes de llamas, un coro de niños cantaba las victorias del valiente y noble
caballo de lodo de césped sobre el malvado cangrejo de río. Los inocentes cantos de
los niños con el peor de los insultos chinos en ellos, son una metáfora de la capaci-
dad de superar la censura en la red, mediante el humor, y muestran cómo la gente en
China encuentra el modo de eludirla (Mina 2012).
Las imágenes de cangrejos y de llamas no son simplemente divertidas –son otro
modo creativo de evadir la censura de los intermediarios-. Si resulta fácil para el
software detectar y bloquear palabras como “censura” o “armonizar”, es mucho más
difícil detectar y bloquear imágenes. Cuando el artista y activista Ai Wei Wei fue
acusado de producir pornografía por publicar desnudos artísticos de sí mismo y de
sus amigos (acusación que los chinos vieron como una especie de acoso) los usua-
rios de internet chinos reaccionaron subiendo imágenes de desnudos de sí mismos.
Las fotos permanecieron colgadas largo tiempo –los censores hubieron de retirarlas

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manualmente- pero como el contenido no podía ser automáticamente bloqueado, la


moda se extendió, llevando a Ai Wei Wei a publicar una foto memorable de sí mismo
con una llama de peluche cubriéndole los genitales. Muchos no artistas participaron
también –Li Tiantan, una abogada pro derechos humanos de Shanghai, de media-
na edad, sorprendió a los compañeros de campaña subiendo una foto de sí misma
desnuda en solidaridad con Ai Wei Wei (Mina 2012). Li fue una entre docenas de
internautas que aceptaron la invitación de Ai a participar en un meme, remezclando
la idea del desnudo no pornográfico como expresión personal para todos.
El trabajo de Tommie Shelby sobre el disenso “impuro” y sin consecuencias, en
este mismo volumen, puede ofrecer un marco explicativo de estos actos de protesta
online. Es difícil celebrar una canción infantil como máxima expresión de una ofen-
sa o a Ai Wei Wei creando desnudos como contribuciones al debate político chino.
Pero dadas las restricciones al discurso digital en China, los mensajes gemelos de un
rechazo al silencio y las claras evasiones de la censura son un signo del rechazo total
tanto a las reglas impuestas al discurso online como al estado que las ha impuesto.
Mientras algunas de las protestas digitales usan la ofensa como parte de sus men-
sajes, otras son notables por su sutileza. Los “netizens” chinos recientemente reac-
cionaron al asunto de la huida de su arresto domiciliario de Chen Guangcheng su-
biendo fotos de sí mismos con gafas de sol, un homenaje a la osadía de Guangcheng
evadiéndose del arresto en el pueblo de Dongshigu. Cuando se censuró con presteza
todo debate sobre Chen Guangcheng (incluyendo el bloqueo de la expresión “CGC”
o de “el ciego”), las gafas oscuras y sus memes pasaron del universo digital al mundo
físico, y una flashmob de parejas con gafas de sol se reunió en la ciudad de Linyi,
cerca del lugar de la detención y escape del activista (Branigan 2012).
Si el humor y las imágenes remezcladas han permitido a los memes de los gatos
monos prosperar en la red china, el arma más importante anti-censura es sin embar-
go la velocidad. Un accidente de un tren de alta velocidad en Wenzhou, China, fue
difundido por los supervivientes mediante los servicios de microblogging del país,
conocidos como Weibos. (Existen dos grandes Weibos, Tencent Weibo y Sina Weibo,
que proporcionan funcionalidades similares, y tienen por lo menos 450 millones de
usuarios). Los supervivientes del accidente subieron sus experiencias a los Weibos,
solicitando ayuda y rescate. Algunos de esos tempranos informes se rebotaron cien-
tos de miles de veces y las conversaciones en Weibos incluían intensos debates sobre
la reacción del gobierno ante el accidente (Rapoza 2011).
Aunque algunos mensajes desparecieron de las webs, Charlie Custer, de China-
geeks.com sugiere que “el accidente del tren de alta velocidad resultó demasiado
grande para ser censurado. Hubiera sido demasiado obvio y peligroso borrar los más
de 10 millones de mensajes sobre el accidente, y borrar mensajes concretos rara vez
funciona, pues cuando el censor da con el mensaje crítico éste ya ha sido retuiteado a
docenas de direcciones, o a cientos, o a miles de ellas”. (Custer 2011). Dado que los
usuarios de Weibo entraron en la discusión sobre el accidente con tanta intensidad,
antes de que los censores establecieran los bloqueos de palabras clave, se convirtió
en un tema tolerado, simplemente porque censurarlo por completo hubiera sido im-
posible. Aunque el asunto era comprometedor para el gobierno, el Daily China indi-
ca que el accidente de Wenzhou fue el asunto más discutido en Weibo en el año 2011.
Los problemas que acarrea controlar el discurso público en las Weibos están lle-
vando a las autoridades chinas a una táctica que usaron anteriormente para controlar
el discurso en los blogs: el registro con el nombre auténtico. Cuando los blogs se

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hicieron populares en 2006, las autoridades establecieron el registro del usuario con
su nombre real como vía de asegurarse que el contenido crítico estaría vinculado a
la identidad de su creador. Los proveedores de blogs sin embargo mostraron a las
autoridades la imposibilidad de identificar a todos los usuarios existentes, lo que
llevó a éstas a limitar el registro solamente a blogs individuales de un usuario. En
2009, el registro con nombre auténtico se hizo obligatorio para todos los espacios de
comentarios en webs y portales, aunque solamente para los nuevos usuarios (Brani-
gan 2009).
En diciembre de 2011 las autoridades de Pekín dijeron que comenzarían a re-
querir a los usuarios de microblogging registrarse antes de subir contenidos nuevos
(dado que Sina y Tencent están radicadas ambas en Pekín, la regulación local regía
para todos los usuarios del servicio). Esta reglamentación incluye una larga y des-
agradable lista de conductas prohibidas, incluido el expandir rumores o el dañar el
honor o intereses de la nación (Lam 2011). Las reglamentaciones empezaron a tener
efecto en marzo de 2012, pero siguen sin cumplirse. Sina decidió avisar a los inver-
sores de que no había sido capaz de cumplir la normativa, lo que podía llevar a serias
consecuencias financieras a la empresa. “Aunque hemos hecho esfuerzos importan-
tes para cumplir los requisitos de verificación, por razones que tienen que ver con
la conducta de los usuarios existentes, la naturaleza del producto de microblogging
y la falta de claridad de los procedimientos específicos de actuación nos impiden
verificar las identidades de todos los usuarios que suben contenidos públicamente a
Weibo” (Want China Times 2012).
No está claro qué grado de esfuerzo en cumplir la política de registro de nombre
real ha llegado a hacer Weibo. Sin embargo, parece que el gobierno quiere dedicar
capital político y causar daños colaterales cerrando Weibos para bloquear el discurso
político. En un movimiento descorazonador, las autoridades han indicado que están
dispuestas a silenciar las Weibos en momentos de aguda controversia: el despido del
político Bo Xilai. Los comentarios sobre este tema fueron eliminados durante 72
horas –los usuarios podían subir nuevos contenidos, pero no podían reaccionar a los
contenidos colocados por otros-. Además se cerraron diecisiete webs “difusoras de
rumores” por parte del gobierno (Wertime 2012).
El mensaje de un bloqueo como éste es difícil de interpretar. Por un lado, sugiere
que las autoridades de China entienden lo poderosos que son los sistemas de micro-
blogging para difundir contenidos controvertidos, y están dispuestos a controlar esos
servicios. Sin embargo, parece que no desean cerrar los servicios en su totalidad, ni
siquiera temporalmente, ni tampoco exigir el registro de nombres reales, por lo que
se aprecia lo importante que es hoy en día este tipo de redes en China, y lo complejo
que resulta intentar ejercer control sobre ellas.
Podemos pensar en el contraste entre la respuesta china a Weibo y a Twitter como
ejemplo de la aplicabilidad de la teoría del Gato Mono. Twitter se ha visto bloqueada
en China desde 2009, aunque un número pequeño de usuarios de China, incluido Ai
Wei Wei, acceden al servicio mediante redes virtuales privadas u otras herramientas
evasivas. Aquellos que acceden a Twitter disfrutan de un entorno de discusión sin
límites, aunque su discurso es inaccesible para las audiencias más amplias en China.
Muchísimos más chinos usan las Weibos, que son agresivamente censuradas, lo que
fuerza a los usuarios a hablar rápido y a usar su creatividad para expresarse. En tanto
el espacio para el debate se ve severamente limitado, el discurso online puede llegar
a cientos de millones. La frecuente aparición de contenidos controvertidos y políti-

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cos en las Weibos sugiere que la resistencia de la difusión de información mediante


las redes sociales es muy grande frente a una censura extremadamente agresiva.
La diseñadora y teórica de la red An Xiao Mina, sugiere que China representa un
entorno de debate donde solamente es posible un discurso político o crítico mediante
el uso de la imagen y el humor, que aseguren su difusión. En un artículo en el que
compara el discurso en los medios sociales chinos al arte callejero, ofrece esta for-
mulación: “Si entiendo correctamente la teoría del Gato Mono de Zuckerman, existe
una dicotomía entre las personas que comparten imágenes de sus gatos y las perso-
nas que se implican en el activismo. En otras palabras, los gatos monos y los men-
sajes de los activistas usan las mismas herramientas, aunque sean fundamentalmente
diversos. Pero con los memes políticos chinos, los gatos monos son el mensaje del
activismo” (Mina 2011).
Los activistas tunecinos que se opusieron a Ben Alí se beneficiaron de platafor-
mas de publicación seguras, externas al país, accesibles via redes privadas virtuales,
y usaban redes participativas sociales para compartir material que difundir. Pero
Mina sugiere que esto difícilmente funcionaría en China. Los medios sociales como
Weibo son tanto fuente de ideas activistas como su canal para la difusión.
Por ello, hay fuertes limitaciones a lo que puede o será difundido. Los mensajes
que son oblicuos, bien porque están codificados, bien porque utilizan la imagen,
sobreviven más que los de texto. Los mensajes más divertidos son los que más se
difunden, y los que son remezclables invitan a la participación y a la amplificación.
Y dado que las ideas deben extenderse de prisa, antes que los censores las capten,
las noticias de impacto se difunden mucho más que las reflexiones en profundidad o
los análisis. Las plataformas de medios sociales abren un espacio nuevo al discurso
activista, pero es un espacio con serias limitaciones.

Amenazas existenciales para los gatos monos

Si las recientes experiencias en Túnez y en China sugieren la utilidad del discurso


activista que se sirve de las redes sociales ante la censura, es necesario considerar las
amenazas latentes de este modo de discurso y sus perspectivas de éxito en el futuro.
Lo que sigue es una lista incompleta de límites a los métodos de los gatos monos
para la lucha online, y una breve discusión de los desafíos que se plantean.

El cierre o la ralentización de Internet

Egipto, Libia y Siria respondieron todos a las protestas de la Primavera Árabe limi-
tando fuertemente el acceso a Internet, siguiendo el ejemplo de China, que restringió
el acceso a Internet desde Xinjiang tras una serie de protestas en Urumqi, y Myan-
mar, que cerraron el acceso a Internet durante la revolución azafrán, posiblemente
para evitar que los usuarios vigilaran o subieran vídeos a la red.
Como Internet se ha convertido en herramienta esencial para las comunicaciones
financieras, es difícil para la mayoría de las naciones mantener un cierre indefinido
de la red. Sin embargo, es posible que presenciemos nuevos cierres en el futuro, pues
los gobiernos buscan controlar a la población nacional en los disturbios o agitacio-

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nes. Poco pueden los activistas hacer en un país con herramientas digitales –sean
redes sociales populares u otros medios- si un gobierno da el drástico paso de cerrar
Internet.

Registros con nombres reales

Aunque China no ha sido capaz de poner en marcha el sistema de registro de nombre


real obligatorio, es importante considerar las posibles implicaciones de esta políti-
ca. No es necesario para las autoridades arrestar a muchos internautas por difundir
memes políticos. El gobierno puede conseguir ese efecto sencillamente arrestando
usuarios mediante otros medios de investigación –identificando a usuarios mediante
direcciones IP o mediante informantes- pero el registro con nombre real es un aviso
a todos los usuarios de que son vulnerables si participan en la difusión de contenidos
controvertidos.

Discurso codificado

Aunque la resistencia en China frente a la censura es impresionante e inspiradora, es


importante recordar que los tipos de discurso permitidos a través de las imágenes vi-
rales y el juego de palabras son menos accesibles que el discurso no censurado. Los
diálogos sobre cangrejos de río o llamas son equívocos para aquellos que no conocen
su código, y es difícil imaginar cómo podría escribirse, mediante estas técnicas, un
ensayo político serio. Una posible implicación del sistema chino frente a la censura
es que las ideas simples sí se difunden entre la población, pero el discurso político
continuado puede tener dificultades o ser imposible en los medios sociales. Un diá-
logo novedoso que se centra en las imágenes y en las remezclas puede constituir una
esfera pública gratificante, pero sin duda será un espacio de expresión muy diferente
al postulado por teóricos como Habermas.

Censura corporativa intermediaria

Al confiar en plataformas de medios sociales en manos corporativas, los activistas


se hacen vulnerables a las políticas y reglas internas de los propietarios de las pla-
taformas. Mientras plataformas como YouTube, Twitter o Facebook pueden parecer
espacios públicos, en la práctica, son propiedad privada, controlada por contratos de
adhesión de los usuarios que deben ser aceptados si desean participar en el espacio.
El discurso en estas plataformas es menos parecido a correr una carrera de coches
en un parque público que a dar un discurso en un centro comercial, idea que se ha
discutido mucho en el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, notablemente en
los casos Lloyd Corp. Vs. Tanner y Pruneyard Shopping Center vs. Robins, con tri-
bunales que establecieron que los agentes privados tienen el mayor control sobre el
discurso que tiene lugar en su propiedad.
Plataformas como YouTube y Facebook han censurado inadvertidamente el dis-
curso activista al limitar la posibilidad de evaluar contenido de lengua no ingle-

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sa. YouTube eliminó vídeos del activista Wael Abbas que demostraba abusos de la
policía egipcia, y Facebook eliminó el grupo “Todos somos All Khaled Said” de
Wael Ghonim, que se usaba para organizar las protestas en la plaza Tahrir, en varias
ocasiones. No hay evidencia de que la empresa deseara censurar a los activistas.
Pero su política interna (ahora modificada y mejorada) creó limitaciones estrictas
al discurso. En lugar de eliminar contenidos que violen los términos de servicio
contra la violencia representada, como hicieron en el caso de los vídeos de Wael
Abbas, YouTube a menudo permite que dichos contenidos se mantengan, pero alerta
a los espectadores de que verán contenido “potencialmente ofensivo o inapropia-
do”. Facebook, que eliminó “Todos somos All Khaled Said” por el motivo de que el
administrador del grupo usaba un pseudónimo, ha permitido durante mucho tiempo
que los usuarios no se identificaran por su nombre real, obstáculo significativo para
aquellos que teman que su activismo en Facebook pueda causarles arrestos en sus
jurisdicciones locales.
Como sugiere Rebecca MacKinnon en Consent of the Networked, la “Libertad de
Internet” es una idea que no puede avanzar simplemente con animar a los gobiernos
a que no censuren la red. Requiere además que los usuarios de los medios sociales
presionen a sus propietarios para que aseguren que los usos del discurso libre y com-
prometido en el activismo sean viables en esas plataformas. En este volumen, Noelle
MacAfee sugiere que un desafío para las esferas públicas distribuidas, operadas por
grandes empresas, es que “tratan a las personas como a solicitantes y consumido-
res, no como a ciudadanos”. Estos espacios, aunque más fértiles que otras esferas
públicas disponibles para los activistas, están lejos de ser espacios ideales para la
deliberación, y lejos de garantizar su accesibilidad y su usabilidad.

Escasez de la atención

El límite más duro a la utilidad de los medios sociales como herramienta para la
lucha social puede ser el simple límite de la atención humana. Si bien el acceso a las
redes sociales nos da la capacidad de publicar contenidos, no garantiza que todo el
mundo prestará atención al contenido en cuestión. Conforme más activistas se hacen
expertos en el uso de los medios sociales para difundir sus ideas, se hace más difícil
alcanzar a una audiencia masiva porque la competición por la atención aumenta.
Mientras el éxito de Invisible Children en captar atención con su campaña contra
Joseph Kony en la campaña de 2012 de Kony fue impresionante, podemos pensar
que el mismo constituyó una barrera para que otras causas consiguieran atención en
el mismo momento. Si, como sugiere el ejemplo tunecino, las redes sociales operan
en parte complementadas con la amplificación de los medios de masas, seguramente
vamos a presenciar grandes carencias en dos tipos de atención: la atención de los
ciudadanos y la atención de los amplificadores mediáticos.

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