Curriculo Bach Por Cursos
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en las primeras décadas del siglo XXI: ha dialogado con el marco europeo de
educación en sus competencias clave de 2018 y quiere integrarse en su horizonte de
2025, se ha dejado interpelar por la sensibilidad de los objetivos de desarrollo
sostenible y la ciudadanía global e intercultural, y ha tenido en cuenta la oportunidad
de reimaginar los futuros de la educación priorizando el aprender a ser y a vivir con
otros. A la vez, se ha dejado afectar por los compromisos del Pacto Educativo Global,
promovido por la Iglesia católica, que subraya la centralidad de la persona en los
procesos educativos, la escucha de las nuevas generaciones, la acogida de todas las
realidades personales y culturales, la promoción de la mujer, la responsabilidad de la
familia, la educación para una nueva política y economía y el cuidado de la casa
común. Especialmente, el currículo de Religión Católica se abre a las iniciativas
eclesiales de la Misión 4.7, sobre la ecología integral, y del Alto Comisionado para la
Fraternidad Humana conformado por diversas religiones para construir la casa común
y la paz mundial. De esta manera, la enseñanza de la Religión Católica, manteniendo
su peculiaridad y la esencia del diálogo fe-cultura y fe-razón que la ha caracterizado en
la democracia, acoge los signos de los tiempos y responde a los desafíos de la
educación en este siglo XXI.
La estructura del currículo de Religión Católica se integra en el marco curricular de la
LOMLOE y es análoga a las de las otras áreas y materias escolares, contribuyendo
como estas al desarrollo de las competencias clave a través de una aportación
específica. Es un currículo abierto y flexible para facilitar su programación en los
diferentes entornos y centros educativos.
Se plantean, en primer lugar, las seis competencias específicas propias del área de
Religión Católica. Son comunes para todas las etapas, proponen gradualmente
aprendizajes de carácter cognitivo, instrumental y actitudinal; y permiten el desarrollo
de las competencias clave. Algunas competencias específicas están centradas en la
formación de la identidad personal, cultivan las dimensiones emocionales y afectivas y
promueven que cada alumno y alumna conforme con autonomía, libertad y empatía su
proyecto vital, inspirado por la antropología cristiana. Otras subrayan la dimensión
social y cultural, necesaria para el despliegue de la personalidad individual y la
construcción responsable y creativa de los entornos socioculturales desde el mensaje
cristiano de inclusión y fraternidad. Y otras proponen la visión cristiana de la vida, el
conocimiento de Jesucristo y de la Iglesia, y contribuyen a una síntesis de la fe
cristiana capaz de dialogar con otros saberes y disciplinas escolares.
En segundo lugar, se proponen los criterios de evaluación que están directamente
relacionados con las competencias específicas.
En tercer lugar, se proponen los saberes básicos necesarios para alcanzar la
propuesta formativa del área de Religión Católica. Estos saberes, que derivan
específicamente del diálogo de la Teología y la Pedagogía, constituyen los
conocimientos, destrezas y actitudes necesarios para el logro de las competencias
específicas.
En el currículo, los saberes básicos se presentan organizados en tres bloques. El
primer bloque gira en torno al descubrimiento de la vida y de la autonomía personal, a
la luz del mensaje cristiano, que se enriquece con valores de libertad, responsabilidad,
comunicación de las emociones e ideas propias. El segundo bloque plantea el
conocimiento del entorno, el encuentro con los otros y el cuidado de uno mismo y de
los demás para crecer en armonía y comunión. El tercer bloque facilita la comprensión
de la tradición social y la identidad cultural para aprender a vivir con otros, a respetar
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la naturaleza, construir entornos inclusivos y diversos y construir la casa común. Todos
los saberes se plantean con un sentido abierto para facilitar su adaptación al contexto.
Finalmente, las orientaciones metodológicas y para la evaluación de la materia de
Religión Católica establecen una propuesta didáctica en línea con las otras materias
de la etapa y las situaciones de aprendizaje. Su programación constituye una
oportunidad para incorporar las realidades más cercanas de los centros educativos y
del contexto social, para plantear la programación didáctica de la materia de Religión
Católica en propuestas interdisciplinares. Las propuestas metodológicas de
aprendizaje cooperativo, de aprendizaje-servicio y de aprendizaje por proyectos
facilitarán el aprendizaje.
Competencias específicas
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2. Reconocer y desplegar el carácter relacional del ser humano, como
fundamento de los deberes y libertades, desarrollando actitudes cívicas y
democráticas, contrastando el Evangelio con otros humanismos e ideologías
contemporáneas, para aprender a vivir con otros y contribuir a la construcción
de una sociedad inclusiva.
El reconocimiento de la naturaleza religiosa y social y el carácter dialógico del ser
humano con su dignidad, como fundamento de los derechos y libertades, con actitudes
cívicas y de cooperación en la construcción social de la democracia, son objetivos
formativos de esta etapa educativa a los contribuye esta competencia de la materia de
Religión Católica. Aprender a vivir con otros implica reconocer la dimensión social de
la dignidad y los derechos humanos con sus implicaciones éticas de libertades
fundamentales y deberes sociales. Supone valorar la vida social con sus necesidades
de desarrollo económico y de gestión política con criterios de justicia y democracia.
Conlleva comprender la alteridad y la interdependencia de la vida humana que
necesariamente reclama el cuidado solidario de todos en sociedades plurales, justas y
equitativas.
El desarrollo de esta competencia supone valorar la gestión de la propia libertad
personal, con sus ideas y creencias, y las relaciones con todas las pertenencias en las
que estamos integrados. En este proceso formativo ayudará el análisis crítico de las
propuestas morales del pensamiento cristiano en diálogo con otros humanismos e
ideologías. La adquisición de esta competencia facilita la participación responsable en
la toma de decisiones democráticas, en la resolución pacífica y positiva de conflictos
sociales y económicos, promoviendo valores de diversidad, interdependencia,
cooperación, amistad social, solidaridad intergeneracional y ecodependencia,
aumentando así el bienestar personal y social y, por tanto, el bien común.
Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores del Perfil de
salida: CCL2; CCL5; CP3; STEM5; CD3; CPSAA2; CPSAA3.2; CC1; CC2; CC4; CE1.
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3. Interpretar los desafíos democráticos, socioeconómicos y ecológicos,
analizando sus causas y consecuencias desde la moral social de la Iglesia,
discerniendo las propuestas sociopolíticas de las religiones y los movimientos
sociales, para asumir la ecología integral y la responsabilidad personal y social
en el cuidado de la vida y del planeta.
Las propuestas sobre la dignidad humana y los derechos sociales son finalidades
formativas de esta etapa educativa a los que la materia de Religión Católica contribuye
y, además, trata de motivar su aprendizaje que fundamenta en su propuesta de
plenitud humana expresada en el Reino de Dios. Se propone comprender la vocación
a la fraternidad humana, anunciada en Jesucristo: la superación de la injusticia y la
violencia, de los fundamentalismos políticos e integrismos religiosos. Supone la
propuesta del Evangelio para la construcción de la casa común, la cultura del
encuentro, el cuidado del planeta, la diversidad y la inclusión de todos y cada uno de
los seres humanos en un ámbito de vida y de humanidad plena. Implica el análisis
crítico de los desafíos democráticos y socioeconómicos, analizando sus causas y
consecuencias desde la moral social de la Iglesia, discerniendo las soluciones que
proponen las religiones y los movimientos sociales. Se completa con la propuesta de
la esperanza cristiana que supera la inmanencia de lo material.
El desarrollo de esta competencia supone educar la mirada y la contemplación de la
realidad, haber asumido críticamente los valores de una ciudadanía democrática y de
una ecología integral; haber desarrollado un compromiso personal y social de
denuncia de todas las situaciones de pobreza e injusticia; y contribuir a alumbrar
propuestas sociopolíticas para incluir a todos en la casa común, especialmente a los
más desfavorecidos. La adquisición de esta competencia facilita la participación social
y política desde un compromiso cívico y democrático, y se realiza en un diálogo
interdisciplinar de todos los saberes y ciencias desde una visión cristiana que supone
la plenitud humana. Por eso, esta experiencia religiosa puede fundamentar y motivar
los proyectos vitales personales, la democracia, la justicia y la paz, la sostenibilidad y
el bien común.
Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores del Perfil de
salida: CCL1, CCL5, STEM3, CD1, CPSAA2, CPSAA3.2, CC3, CC4, CE1, CCEC3.1,
CCEC4.2.
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4. Comprender y admirar el patrimonio cultural, interpretando su significado y
expresiones con los métodos de análisis propios de cada disciplina, valorando
críticamente las aportaciones del cristianismo en el desarrollo de los pueblos,
para intervenir con criterio propio en el diálogo intercultural, la creación artística
y en la construcción social del pensamiento.
La comprensión y la admiración de las formas en las que las ideas y creencias se han
expresado en las distintas culturas, a través de los diversos lenguajes como las artes,
las costumbres y otras manifestaciones sociales éticas, son objetivos educativos a los
que contribuye esta competencia de la materia de Religión Católica. Implica
comprender y apreciar las diversas manifestaciones artísticas de nuestra cultura, tanto
en sus expresiones como en sus significados, para alcanzar un conocimiento más
completo de la historia de la humanidad. Supone valorar cómo la expresión de las
ideas y creencias en diversos lenguajes ha generado identidades culturales y sentidos
de pertenencia social y política. Fortalece el ejercicio de la libertad de expresión y la
admiración por la diversidad cultural en todas sus manifestaciones históricas o
actuales, audiovisuales o digitales. Conlleva apreciar y cuidar, con sentido crítico y
constructivo, las civilizaciones y el patrimonio cultural que pueden enriquecer nuestras
identidades personales y sociales.
El desarrollo de esta competencia reclama un conocimiento interdisciplinar del legado
cultural con los métodos propios de cada uno de los saberes; requiere el análisis
crítico de las aportaciones del cristianismo en el desarrollo de los pueblos, en
concreto, es necesario un diálogo de la fe cristiana con la cultura, la historia, el arte y
la literatura; e incluye el diálogo interreligioso. La adquisición de esta competencia
proporciona la adecuada comprensión del patrimonio, cultiva la sensibilidad artística y
creativa, desarrolla la corresponsabilidad intergeneracional; facilita una participación
en el diálogo intercultural, con iniciativa personal, a través de la creación artística y en
la construcción social y cultural.
Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores del Perfil de
salida: CCL4, CP3, CD2, CD3, CC3, CCEC1, CCEC2, CCEC3.2, CCEC4.1, CCEC4.2.
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5. Valorar la dimensión espiritual como fuente de sentido y aprendizajes vitales,
a través del análisis de las experiencias personales, del conocimiento de las
tradiciones espirituales, y del diálogo interdisciplinar con otras visiones de la
vida y del mundo, para descubrir las oportunidades personales, sociales y
culturales de la experiencia espiritual como propuesta de plenitud de la vida
personal y comunitaria.
El reconocimiento y valoración de la dimensión espiritual como fuente de sentido y
aprendizajes vitales constituye el objetivo esencial de esta competencia específica de
Religión Católica. Propone el reconocimiento y aprecio de la experiencia religiosa
como una de las capacidades propias de la naturaleza humana, con sus emociones,
afectos, símbolos y creencias, y que se expresa de múltiples formas. Reclama un
conocimiento crítico de la propia tradición religiosa y un diálogo interdisciplinar sobre
las tradiciones y religiones de la historia, así como de otras visiones de la vida y del
mundo. Supone incorporar entre los elementos clave de la identidad personal y social
a la dimensión espiritual o a la experiencia religiosa que puede proporcionar sentido al
proyecto vital. Implica valorar con criterio propio las oportunidades personales,
sociales y culturales de lo religioso como propuesta de plenitud de la vida personal y
comunitaria.
En el desarrollo de esta competencia desempeña un papel decisivo el conocimiento de
la experiencia religiosa cristiana testificada por los principales relatos bíblicos y por
personajes relevantes de su historia, así como el conocimiento de las diversas
religiones y sus personajes destacados. Se necesita un diálogo del cristianismo con la
filosofía y la ciencia; también con las otras religiones. La adquisición de esta
competencia supone discernir las oportunidades personales, sociales y culturales de la
experiencia religiosa como propuesta de plenitud de la vida, como posible respuesta a
las preguntas existenciales sobre el sentido de la vida. También supone aprender a
vivir las opciones personales en contextos de diversidad religiosa y aprender a
participar del diálogo intercultural.
Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores del Perfil de
salida: CCL1, CPSAA1, CPSAA2, CPSAA4, CC3, CE2, CCEC1, CCEC3.1, CCEC4.1.
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6. Conocer el método propio de la Teología y sus distintas especialidades
analizando su lugar entre los saberes y disciplinas, estableciendo un diálogo
transdisciplinar con las otras ciencias, para afrontar críticamente los desafíos
éticos y la transformación social.
El acercamiento a la Teología como disciplina académica y como uno de los saberes
universitarios, con su método propio, constituye una finalidad formativa de esta
competencia específica de la materia de Religión Católica. Propone comprender con
suficiente rigor académico los contenidos esenciales del mensaje cristiano, en diálogo
interdisciplinar con otras materias. Supone promover con pensamiento crítico y el
diálogo intercultural e interreligioso con las aportaciones de todos los saberes. Implica
la búsqueda de soluciones, afrontar los desafíos éticos, los procesos de transición
ecológica, digital y la transformación social propios de nuestro contexto local y global.
Supone conocer la propuesta del Evangelio para la construcción de la casa común y el
cuidado del planeta, la diversidad y la inclusión de todos y cada uno en una
humanidad plena.
El desarrollo de esta competencia aporta los saberes básicos para un acercamiento
crítico y consciente a las creencias y los valores propios de la fe cristiana, facilitando el
diálogo con otras disciplinas académicas. El conocimiento de la Biblia, Jesucristo y la
Iglesia serán aprendizajes esenciales en el desarrollo de esta competencia. La
adquisición de esta competencia capacita para el diálogo entre la fe y la razón, la fe y
las ciencias, la fe y las culturas; promueve el diálogo intercultural e interreligioso
necesario para la superación de fundamentalismos políticos, culturales y religiosos; y
prepara para una vida plena, con identidad personal, en contextos plurales,
manteniendo las convicciones y creencias propias con pleno respeto a las de los otros.
Esta competencia específica se conecta con los siguientes descriptores del Perfil de
salida: CCL2, CCL3, STEM4, CD1, CPSAA3.1, CPSAA4, CPSAA5, CC1, CC4, CE3,
CCEC1.
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PRIMER CURSO DE BACHILLERATO
COMPETENCIA ESPECÍFICA 1
Criterio de evaluación
Identificar e interpretar las ideas y creencias que conforman la identidad personal,
contrastándolas con categorías fundamentales de la antropología cristiana (creación,
imagen de Dios, libertad, pecado, finitud, etc.) y de otras cosmovisiones.
Saberes básicos
− La experiencia del encuentro con Dios a lo largo de la historia como fuente de
desarrollo pleno de lo humano.
− La visión integral de la persona en su dignidad y en su libertad según la
antropología cristiana.
COMPETENCIA ESPECÍFICA 2
Criterio de evaluación
Valorar, en el desarrollo de la identidad personal, la pertenencia a múltiples esferas
sociales, promoviendo compromisos de respeto a la diversidad e inclusión en
sociedades democráticas.
Saberes básicos
− Habilidades y destrezas para descubrir, analizar y valorar críticamente las
diferentes pertenencias como medio de enriquecimiento personal.
− La vida en sociedad, condición necesaria del desarrollo vital de la persona.
COMPETENCIA ESPECÍFICA 3
Criterio de evaluación
Describir los retos políticos y económicos en entornos locales y globales, analizando
sus causas y proponiendo posibles soluciones a la luz de la propuesta moral del Reino
de Dios y de otras cosmovisiones.
Saberes básicos
− El anuncio del Reino de Dios y sus implicaciones personales, sociopolíticas y
escatológicas.
− Las relaciones de la Iglesia con la organización política y democrática, en los
niveles locales, estatales y globales, en su dimensión histórica y actual.
COMPETENCIA ESPECÍFICA 4
Criterio de evaluación
Valorar y admirar las diversas expresiones históricas del patrimonio común de la
humanidad, analizando cómo el cristianismo se ha integrado en la historia, con luces y
sombras, impregnando la cultura.
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Saberes básicos
− Sentido artístico y creatividad en el diálogo fe-cultura
− Habilidades para el análisis y la contemplación de obras de arte sobre relatos
bíblicos, historia de la salvación y vida de Jesucristo.
COMPETENCIA ESPECÍFICA 5
Criterio de evaluación
Identificar la dimensión espiritual de la persona y la diversidad del hecho religioso,
valorándolas como una realidad presente en las culturas que se expresan de
diferentes formas en las sociedades plurales.
Saberes básicos
− Fenomenología de la experiencia religiosa: elementos propios y diferencias del
cristianismo con otras tradiciones filosóficas y religiosas.
− La concepción del ser humano en otras cosmovisiones filosóficas y religiosas, en
diálogo con la teología cristiana de las religiones.
− Reconocimiento crítico en el entorno social y cultural de manifestaciones de la
dimensión espiritual de la persona.
− Actitudes de diálogo y colaboración con otras religiones y culturas que posibiliten
una convivencia pacífica y tolerante entre las distintas tradiciones.
COMPETENCIA ESPECÍFICA 6
Criterio de evaluación
Reconocer las características propias del saber teológico, en cuanto a su método,
fuentes y contenido, identificando las semejanzas y diferencias con otros saberes, en
especial con la ciencia, y valorando sus aportaciones éticas.
Saberes básicos
− Método teológico y método científico: contenidos y enfoques propios de cada
disciplina.
− Relaciones ciencia y fe a lo largo de la historia y en la actualidad.
− Diálogo fe-razón en la historia de la ciencia, la filosofía y la teología
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SEGUNDO CURSO DE BACHILLERATO
COMPETENCIA ESPECÍFICA 1
Criterio de evaluación
Reconocer los elementos esenciales de un proyecto vital en clave vocacional y
profesional desde la autonomía, la libertad y la responsabilidad social, con una actitud
sincera de búsqueda de la verdad, teniendo en cuenta la propuesta cristiana y los
valores sociales.
Saberes básicos
− Objetivos vitales, desarrollo de la vocación personal y proyecto profesional.
− Proyectos personales y profesionales, en la vida eclesial y social, desarrollados en
clave vocacional.
− Valores sociales, pensamiento crítico y proyecto personal y profesional.
COMPETENCIA ESPECÍFICA 2
Criterio de evaluación
Distinguir los principios fundamentales del mensaje social cristiano, contrastándolos
con otros humanismos e ideologías contemporáneas, aplicándolos a diferentes
situaciones sociales.
Saberes básicos
− Síntesis de la Historia de la Salvación en clave relacional y trinitaria.
− Humanismo cristiano: Jesucristo, salvación y modelo de humanidad plena.
− Principios fundamentales de la doctrina social de la Iglesia (DSI).
COMPETENCIA ESPECÍFICA 3
Criterio de evaluación
Diseñar proyectos personales y comunitarios que promuevan la plenitud humana y la
transformación social, cultivando la responsabilidad individual, la justicia social y la
ecología integral.
Saberes básicos
− Estrategias para el análisis de los principales problemas sociales, políticos,
económicos y ecológicos del mundo actual, a la luz de la doctrina social de la
Iglesia y de otros humanismos.
− Proyectos sociales y de promoción humana de la Iglesia, en la historia y en el
presente, y su aportación a la inclusión social y al bien común.
COMPETENCIA ESPECÍFICA 4
Criterio de evaluación
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Participar activamente en la creación cultural con sentido crítico, desarrollando
sentimientos de pertenencia a la propia tradición y construyendo la diversidad cultural
desde criterios humanizadores propios del Evangelio.
Saberes básicos
− Las manifestaciones sociales y culturales como expresión de los valores y
creencias de la identidad de los pueblos.
− El cristianismo y su expresión artística en la música, la literatura y las artes.
COMPETENCIA ESPECÍFICA 5
Criterio de evaluación
Valorar la experiencia cristiana manifestada en Jesucristo y en tantos testigos a lo
largo de la historia, como respuesta plena a las cuestiones vitales y de sentido, en
diálogo interdisciplinar con propuestas filosóficas diversas.
Saberes básicos
− Aportaciones de la experiencia religiosa cristiana para una vida con sentido en
diálogo con otros paradigmas.
− Experiencia espiritual y religiosa en figuras históricas de distintas tradiciones
religiosas y culturales.
− Estrategias para el diálogo transdisciplinar y síntesis personal como aprendizaje a
lo largo de la vida
COMPETENCIA ESPECÍFICA 6
Criterio de evaluación
Discernir los desafíos de la civilización actual, estableciendo las contribuciones que
tanto la ciencia como la teología pueden realizar transformación social, desde una
mutua colaboración.
Saberes básicos
− Principales desafíos de la humanidad y sus implicaciones éticas: valor de la vida,
justicia, ecología, transhumanismo e inteligencia artificial, etc.
− Conocimiento y valoración de las diferentes iniciativas mundiales que buscan
lanzar proyectos de futuro sostenible, en especial los objetivos de desarrollo
sostenible (ODS).
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Orientaciones metodológicas y para la evaluación
A lo largo de esta etapa, con las propuestas metodológicas y los aprendizajes de la
materia de Religión Católica, inspirados en la antropología cristiana, se consolida el
proceso de desarrollo personal y social de los alumnos y alumnas: se profundiza en
aprendizajes culturales propios de la tradición religiosa y del entorno social que
contribuyen a madurar la identidad personal y cultural; se asientan aprendizajes de
actitudes y valores, necesarios para la vida individual y social; se maduran
aprendizajes vitales que dan sentido humano y cristiano a la vida, forman parte del
necesario crecimiento interior y la preparación para la vida adulta y profesional. Estas
aportaciones del currículo de Religión Católica, a la luz del mensaje cristiano,
responden a un compromiso de promoción humana con la inclusión de todos y todas,
fortalecen el poder transformador de la sociedad y suponen una contribución propia a
su formación académica.
Las orientaciones metodológicas y para la evaluación de la materia de Religión
Católica son el conjunto de estrategias, recursos, acciones y situaciones de
aprendizaje organizadas y planificadas por el profesor o profesora, o por el equipo
docente, para posibilitar el aprendizaje del alumnado y la adquisición de las
competencias específicas previstas en esta etapa. Estas orientaciones comparten los
planteamientos didácticos propios de estas edades, de las otras materias y las
situaciones de aprendizaje que se proponen para el conjunto del Bachillerato. Su
programación didáctica se concretará en el ejercicio de la autonomía de los centros
escolares y constituye una oportunidad para incorporar las realidades más cercanas
del contexto a la vez que se armoniza con el proyecto educativo. Este currículo facilita
su programación didáctica como materia curricular específica en el conjunto de la
etapa y ofrece la oportunidad de plantearse en proyectos compartidos con otras
materias o ámbitos curriculares transdisciplinares.
Los planteamientos metodológicos de esta materia se fundamentan, globalmente, en
la atención personalizada al alumnado, en la diversidad de actividades, estrategias,
recursos y otros métodos didácticos; en el cuidado del desarrollo académico del
alumnado respetando su ritmo evolutivo; en el aprendizaje individualizado y
cooperativo; en la relación de los aprendizajes con el entorno, en un enfoque
competencial orientado a la acción, el emprendimiento y la aplicación de los saberes.
Será necesario tener en cuenta las condiciones personales, sociales y culturales de
todos los alumnos y alumnas. La evaluación se comprende como parte de este
proceso de enseñanza y aprendizaje. La materia de Religión Católica confiere una
insustituible responsabilidad a la figura del docente cuya intervención es esencial en la
gestión del proceso de enseñanza, tanto en su programación como en su desarrollo y
evaluación.
La didáctica de la materia de Religión Católica planteada en términos de un currículo
competencial habrá de promover el protagonismo del alumnado en su propio proceso
de aprendizaje. Algunos de los pasos a seguir en las secuencias de aprendizaje son:
• Partir de la experiencia concreta del alumno y la alumna, y de su realidad personal,
familiar, social y cultural;
• Identificar y formular con pensamiento crítico los interrogantes y cuestiones que
suscitan estas situaciones;
• Buscar, analizar y contrastar las experiencias e interrogantes, con fuentes bíblicas,
el Magisterio eclesial, el patrimonio artístico, y otras referencias del diálogo fe-
cultura;
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• Elaborar respuestas personales y sociales desde la libertad individual con pleno
respeto a las ideas de los demás, contrastadas con los principios de la enseñanza
social de la Iglesia;
• Dialogar con otras cosmovisiones y religiones, para la construcción de la vida en
sociedades plurales y democráticas basadas en el bien común;
• Comunicar con asertividad y empatía las ideas y creencias propias utilizando con
creatividad diversos lenguajes;
• Aplicar este proceso formativo en la construcción de la identidad personal y del
proyecto vital y profesional como preparación para el aprendizaje para toda la vida,
y en la transformación social.
La diversidad de metodologías activas que se pueden aplicar habrán de tener en
cuenta los pasos de este itinerario pedagógico y las competencias específicas, los
criterios de evaluación y los saberes básicos, es decir, los aprendizajes esenciales de
esta materia. Las orientaciones metodológicas y para la evaluación programadas
armonizarán de forma coherente estos aprendizajes que se proponen en la materia de
Religión Católica, las necesidades propias del alumnado, y los objetivos de etapa y el
perfil de salida.
Atención personalizada
El currículo de la materia de Religión Católica, también en sus orientaciones
metodológicas, apuesta por una educación personalizada, que pone a la persona en el
centro de todos los procesos educativos. Esto exige acompañar a cada alumno y
alumna teniendo en cuenta su personalidad y su propio ritmo de aprendizaje, acoger y
cuidar su experiencia personal, familiar y social, respetar su autonomía y libertad,
promoviendo los vínculos con los demás para crecer individual y comunitariamente.
Con la atención personalizada se favorece el compromiso y la implicación de los
propios estudiantes en su proceso de conocimiento, atendiendo a todas las
dimensiones de la personalidad de manera integrada. En concreto, la materia de
Religión Católica atiende y acompaña el desarrollo de la interioridad, la espiritualidad,
y la experiencia religiosa del alumnado. Entre otros recursos para este aprendizaje con
valor personal, se puede utilizar en el aula la elaboración del porfolio del talento y
dinámicas para aprender a pensar, de educación emocional y de escucha activa, la
implementación de la clase invertida, la generación de actividades metacognitivas.
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metodología se pueden aplicar en el aula técnicas de trabajo cooperativo formal e
informal, y el uso responsable de las tecnologías y las redes sociales, el aprendizaje
por retos, desafíos o problemas, la utilización de webs sociales y espacios
colaborativos en red.
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Diseño Universal de Aprendizaje
La metodología de la materia de Religión Católica tendrá en cuenta los principios del
Diseño Universal de Aprendizaje para programar propuestas didácticas compuestas
por prácticas de aprendizaje, enseñanza y evaluación que contribuyan a enriquecer el
proceso de desarrollo integral del alumnado, promoviendo su progreso en el
reconocimiento de la tradición religiosa y cultural del entorno familiar y social, en la
adquisición de actitudes, valores y creencias necesarios para su vida personal y en
sociedad, en el crecimiento interior y proyecto vital y profesional, así como en la
expresión de sus propias emociones y experiencias de forma respetuosa y empática
generando entornos inclusivos e interculturales. Se fomentan así procesos
pedagógicos accesibles para todos por la diversidad de estrategias y recursos, de
espacios y tiempos, que se utilizan en el aula y por la adaptación del currículo a las
necesidades de los diferentes ritmos de aprendizaje. En el diseño de las actividades
de esta materia se tendrá en cuenta la flexibilidad del currículo, los contextos de
enseñanza inclusivos, y la utilización de recursos accesibles para todos.
Situaciones de aprendizaje
Las situaciones de aprendizaje constituyen el nivel más concreto de un proceso de
programación didáctica del currículo. Es un conjunto de tareas relacionadas entre sí
para facilitar el aprendizaje a partir de experiencias vividas por el alumnado. Las
propuestas metodológicas de la materia de Religión Católica pueden recrear en el aula
situaciones significativas y cotidianas de su entorno personal, familiar, social y cultural,
referidas a las necesidades e intereses de los alumnos y alumnas a esas edades, para
abordar los saberes básicos, los criterios de evaluación y las competencias específicas
a los que van vinculados. Los docentes de la materia de Religión Católica pueden
proponer situaciones de aprendizaje estimulantes, significativas e integradoras,
contextualizadas y respetuosas con el proceso de desarrollo integral del alumnado en
todas sus dimensiones. Deberán tener un planteamiento preciso de los aprendizajes
esenciales de la materia de Religión Católica que se esperan conseguir. Estas
situaciones presentarán retos o problemas con una complejidad coherente con el
desarrollo del alumnado, cuya resolución implique la realización de distintas
actividades y la movilización de los aprendizajes que se buscan para la creación de un
producto o la resolución de una acción; favorecerán la transferencia de los
aprendizajes adquiridos en la materia de Religión a contextos de la realidad cotidiana
del alumno y la alumna, en función de su progreso madurativo. Se buscará contribuir
al diálogo, al pensamiento creativo y crítico, así como a la inclusión, la sostenibilidad y
la ciudadanía democrática y global. Las situaciones de aprendizaje en la materia de
Religión Católica tendrán en cuenta los centros de interés del alumnado y posibilitará
la movilización coherente y eficaz de los distintos conocimientos, destrezas, actitudes
y valores propios de esta materia.
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globalizada con otras materias de la etapa; esta transdisciplinariedad favorece atender
las preguntas que interesan al alumnado y el trabajo por ámbitos. Aunque se pueden
diseñar los proyectos con diversidad de itinerarios, es importante la pregunta o el
desafío inicial para despertar el interés y la curiosidad del alumnado; es necesario un
tema central, que suele denominarse tópico generativo, para vertebrar las conexiones
con los aprendizajes que entrarán en juego. La respuesta al reto o la pregunta debe
ser la elaboración de un producto final que debe estar definido al inicio y que activará
diversas competencias en su realización. Se necesita programar los hilos conductores
y las diversas tareas y actividades que el alumnado desarrollará. También hay que
definir los saberes básicos y las competencias específicas relacionadas con el
proyecto, así como los recursos necesarios. La evaluación no se plantea solo como
objeto de cuantificación, sino como instrumento de acompañamiento y de mejora.
Evaluación
La evaluación del alumnado se comprende como parte del proceso de enseñanza y
aprendizaje, además de permitir la valoración de los aprendizajes y el nivel de
competencia adquirido, ayuda a identificar mejoras en el proceso de enseñanza.
También posibilita detectar dificultades para aplicar las medidas de refuerzo
necesarias. Los criterios de evaluación son el elemento curricular para orientar esta
parte del proceso de enseñanza y aprendizaje, entendiendo la evaluación como
oportunidad para formar a personas capaces de desenvolverse en situaciones reales
de experiencia y comunicación, comprometidas en el cuidado de las personas y del
planeta, que inician un aprendizaje que se prolongará a lo largo de la vida; por ello es
esencial identificar oportunidades de mejora permanente.
Para facilitar la evaluación, los planteamientos didácticos han de incluir elementos
claramente relacionados con los criterios de evaluación, las competencias específicas,
y su vínculo con los descriptores operativos, lo que permitirá evidenciar y evaluar los
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aprendizajes propuestos en los productos finales que el alumnado ha de crear. En una
evaluación competencial es imprescindible valorar tanto el proceso como los
resultados.
La evaluación de la materia de Religión Católica se realizará en los mismos términos y
con los mismos efectos de las otras materias de la etapa. Deberá tener en cuenta
todos los procesos de la actividad pedagógica que se desarrolla en el aula y prever las
herramientas e instrumentos necesarios para observar el nivel de adquisición de las
competencias específicas. En la medida de lo posible, en cuanto sujetos
progresivamente autónomos y responsables de su aprendizaje, los alumnos y alumnas
han de participar en la evaluación y el proceso seguido para la adquisición de las
competencias específicas propias de la materia. Para ello se deberían combinar los
diferentes tipos de evaluación: la realizada por el docente, autoevaluación del
alumnado sobre sí mismo de forma que puedan tomar conciencia de su proceso de
aprendizaje y sea progresivamente más responsable de él, y coevaluación entre
iguales que debe desarrollarse en un ambiente de respeto y empatía.
Las técnicas y estrategias para la evaluación deberán ser diversas, accesibles y
adecuadas a la diversidad del alumnado. Se recomiendan herramientas como las
rúbricas para medir el nivel de logro del alumnado, listas de control, escalas de
valoración o cotejo, y los porfolios o diarios de aprendizaje, que constituyen soportes
físicos y digitales que favorecen la recogida y sistematización de la información del
proceso de aprendizaje. Estas evaluaciones pueden realizarse a partir de la
observación del profesorado y entre iguales, de la autorreflexión, la discusión reflexiva
y del análisis de productos, de modo que tanto el profesorado como el alumnado
puedan dialogar sobre el proceso de aprendizaje, siendo el profesor o profesora quien
defina los indicadores del aprendizaje.
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