La Conspiracion Lunar - Eugenio Fernández-1
La Conspiracion Lunar - Eugenio Fernández-1
La Conspiracion Lunar - Eugenio Fernández-1
Q
«¡ ué magnífica desolación!», exclamó Buzz Aldrin apenas 14
segundos después de pisar la Luna por primera vez. En pocos textos se rinde
homenaje a un hombre como Aldrin, que posó con suavidad el Eagle sobre
suelo lunar.
Unos 18 minutos antes, Neil Armstrong pasó a la historia por una famosa
frase —aunque se equivocó, o los micrófonos no la recogieron por completo,
según afirmó Neil— que quedó grabada así: «Este es un pequeño paso para el
hombre [for man] y un gran salto para la humanidad». Y debería haberse
escuchado así: «Este es un pequeño paso para un hombre [for a man] y un
gran salto para la humanidad». No se trata de algo banal, ni tampoco de un
acceso de quisquillosidad. La expresión para el hombre designaba la propia
humanidad, con lo que la frase perdía el significado original; la expresión
para un hombre se refería, en cambio, a él mismo, a un hombre en particular,
con lo que la frase adquiría toda su fuerza. En todo caso, el 20 de julio de
1969 el ser humano consiguió la mayor proeza hasta el momento de su
historia. Y a día de hoy no se ha superado hazaña semejante. «Aquí estamos
los dos, en el lugar más remoto que jamás haya visitado nadie, mientras nos
está observando el mayor número de personas que jamás haya contemplado
algo», pensó Aldrin mientras caminaba sobre la Luna, como manifestó en una
entrevista a El Mundo en el 30 aniversario del primer alunizaje.
Muchos bulos o leyendas urbanas han circulado desde entonces, y una de
ellas trata precisamente de ese momento histórico en que se dio el primer
brinco sobre la Luna. Cuenta la leyenda que Neil Armstrong emitió en un
balbuceo, después de su famosa frase, otra no menos misteriosa: «¡Buena
suerte, Sr. Gorsky!» La razón, según cuenta la leyenda, es bastante picante:
Neil Armstrong escuchó de niño a su vecina decir al marido, el Sr. Gorsky,
que tendría sexo oral con él cuando el chico de al lado (Armstrong) anduviese
sobre la Luna. El Sr. Gorsky vio su deseo cumplido cuando contempló al
astronauta bajando las escaleras del Módulo lunar. Uno puede tener tres
posturas frente a este tipo de historias: creerlas a pies juntillas, pasar de ellas
o sonreír incrédulo. Yo suelo ser de estos últimos, un escéptico empedernido
que se dedica a buscar las fuentes de cualquier historia chapucera que llega a
sus oídos. En este caso es fácil desmentir el bulo: sólo hay que acudir a la
página oficial de la NASA, donde se cuentan los pormenores de las misiones
Apolo, Apollo Lunar Journal Surface (ALSJ), y echar un vistazo. Allí puede
leerse lo siguiente:
Durante el mes de noviembre de 1995, una historia ingeniosa (y algo
atrevida) fue difundida ampliamente por Internet sobre una declaración
realizada supuestamente por Neil durante el EVA [actividad fuera del
vehículo] del Apolo 11. A propuesta de varios lectores, dejadme afirmar que
Neil nunca dijo: «Buena suerte, Sr. Gorsky» en ningún momento de la
misión. De hecho, el 28 de noviembre de 1995 Neil escribió: «Tengo
entendido que la broma tiene un año de antigüedad. La escuché por primera
vez en California contada por [el comediante] Buddy Hackett».
Una broma de mal gusto para cualquier persona con clase, como era
Armstrong. Porque el problema no está en la broma; el inconveniente viene
cuando estas historias se propagan de boca en boca y la gente las cree sin
pestañear. La patética e irrisoria leyenda del Sr. Gorsky aparece en multitud
de páginas web como un hecho real: sus propagadores ni se han molestado en
investigar las fuentes originales para comprobar la autenticidad de la cita.
Un amplio número de personas se empeña en buscar errores que puedan
asociar a la NASA. La mayoría de las veces derivan de un complejo de
inferioridad por no trabajar como investigador en la agencia o, simplemente,
por un odio desmesurado a todo lo que suene a norteamericano y oficial. Por
ejemplo, en abril de 2008 se extendió con rapidez una noticia. Veamos dos
titulares:
Acrónimos
El Proyecto Apolo
Apolo 11
CSM: Columbia.
LM: Eagle.
Fechas: del 16 al 24 de julio de 1969.
Tripulación: Neil A. Armstrong (comandante), Edwin E. Buzz Aldrin
(piloto del LM) y Michael Collins (piloto del CM).
Duración: 8 días, 3 horas y 18 minutos.
Lugar de alunizaje: Mare Tranquillitatis.
Tiempo sobre la superficie lunar: 21,6 horas.
Curiosidades:
Fue la primera misión en alunizar con éxito y traer a los astronautas de
vuelta a la Tierra.
Dejó una inscripción en el módulo de descenso con el texto: «Aquí los
hombres del planeta Tierra pusieron por primera vez los pies sobre la Luna.
Julio de 1969 d. C. Vinimos en son de paz en nombre de toda la humanidad».
Apolo 12
CSM: Endeavour.
LM: Falcon.
Fechas: del 26 de julio al 7 de agosto de 1971.
Tripulación: David R. Scott (comandante), James B. Irwin (piloto del
CM) y AlfredM. Worden (piloto del LM).
Duración: 12 días, 17 horas y 12 minutos.
Lugar de alunizaje: Entre Mons Hadley Delta y Mons Hadle, en Montes
Apenninus.
Tiempo sobre la superficie lunar: 66,9 horas.
Material extraído: 76,6 kg.
Recorrido del Rover. 27,9 km.
Curiosidades:
Fue la primera misión en llevar el Rover.
Fue la primera misión que llevó sensores orbitales en el CSM.
Se duplicó la carga útil para la realización de experimentos.
El despegue del LM se televisó por primera vez desde una cámara
instalada en el Rover.
Worden realizó el primer paseo espacial fuera de la órbita terrestre.
Scott realizó el famoso experimento de caída libre de un martillo y la
pluma de un halcón.
Se envió un subsatélite por primera vez a la órbita lunar (PFS-1), que
acabó estrellándose en el suelo lunar en mayo de 1972 junto al PFS-2 (Apolo
16).
Apolo 16
CSM: Casper.
LM: Orion.
Fechas: del 16 al 27 de abril de 1972.
Tripulación: John W. Young (comandante), Thomas K. Mattingly II
(piloto del CM) y CharlesM. Duke (piloto del LM).
Duración: 11 días, una hora y 51 minutos.
Lugar de alunizaje: Descartes.
Tiempo sobre la superficie lunar: 71 horas.
Recorrido del Rover. 26,7 km.
Curiosidades:
Se lleva por primera vez a la superficie lunar una cámara/espectógrafo
ultravioleta.
Se envía el segundo subsatélite (PFS-2), que se acopla con el enviado por
el Apolo 15.
Apolo 17
CSM: America.
LM: Challenger.
Fechas: del 7 al 19 de diciembre de 1972.
Tripulación: Eugene A. Cernan (comandante), Ronald E. Evans (piloto
del CM) y Harrison W.Jack Schmitt (piloto del LM).
Duración: 12 días, 13 horas y 52 minutos.
Lugar de alunizaje: Valle Taurus-Littrow.
Tiempo sobre la superficie lunar: 75 horas.
Recorrido del Rover: 30,5 km.
Curiosidades:
Ultima misión tripulada en llegar a la Luna. Eugene Cernan fue el último
hombre hasta el momento en pisar suelo lunar. Dejaron una placa: «Aquí el
hombre culminó su primera exploración de la Luna, diciembre de 1972».
Schmitt fue el primer científico-astronauta (geólogo) que pisó la Luna.
En enero de 2009 se consiguió demostrar —gracias a una roca traída por
esta misión— que la Luna tuvo un núcleo de hierro fundido que le
proporcionó un campo magnético, resolviéndose así una incógnita de más de
tres décadas. El estudió se llevó a cabo en el MIT (Massachusetts Institute of
Technology).
Bill Kaysing
Ralph Rene
Benítez y Jiménez
Lista de hipótesis
1. Los motores del módulo lunar no expelían llamas y deberían hacerlo
debido al combustible que servía para impulsarlo.
2. Los gases de combustión que expelía la tobera del módulo lunar eran
inmensos; sin embargo, no se ve ni un solo remolino de polvo bajo él.
Por tanto, las fotos fueron trucadas.
3. ¿Cómo pudo volver el cohete lunar con tan poco combustible, si a la ida
necesitó una cantidad tan grande?
4. Si la gravedad en la Luna es menor que en la Tierra, ¿cómo es que el
polvo lunar no permanecía más tiempo en el aire?
5. Cuando el módulo lunar se posó, no produjo un cráter ni se hundió, lo
cual es absurdo pues pesaba más de 15 toneladas.
6. La bandera ondea y no debería hacerlo, puesto que en la Luna no hay
atmósfera y, por tanto, tampoco viento.
7. La impresión de las huellas de los astronautas es perfecta, a pesar de
tratarse de una superficie seca.
8. ¿Cómo es que no explotaron los neumáticos del Rover en el vacío de la
Luna ?
9. Según la NASA, la extraña silueta que aparece en la foto (imagen 7)
tomada desde el módulo lunar, a 95 km de la superficie de la Luna, era
la sombra del módulo. Pero cuando un avión de gran tamaño vuela a
baja altura sobre la Tierra no proyecta sombras tan enormes y definidas.
10. Algunas sombras que deberían ser paralelas forman cierto ángulo, lo
cual indica que había más de un foco de luz. Consecuencia: todo fue
rodado en un estudio.
11. Hay una imagen de la misión Apolo 16 que muestra a dos astronautas
cuyas sombras forman 90 grados.
12. Algunas sombras son más largas de lo esperable.
13. Los astronautas y algunos objetos aparecen misteriosamente alumbrados
en mitad de las sombras.
14. Hay una fotografía en la que un astronauta no tiene sombra: es como si
se hubiese pegado su foto sobre un fondo fijo.
15. Las fotos son de gran calidad, propias de un profesional y no de un
astronauta con una cámara colgada al cuello.
16. En algunas fotografías hay unas misteriosas cruces que aparecen incluso
detrás de los objetos.
17. ¿Cómo pueden haber soportado los negativos de las cámaras las altas
temperaturas de la Luna ?
18. Algunas fotografías muestran extrañas manchas en el cielo: ¿qué son?
19. En ninguna de las fotografías de las misiones Apolo aparecen estrellas,
ya que una simulación de este tipo habría sido descubierta por cualquier
astrónomo.
20. ¿Por qué razón no tomaron fotos del cielo? La Tierra debía de aparecer
preciosa desde la Luna.
21. En algunas fotografías se ven extrañas siluetas en los visores de los
astronautas; además, son espejos, para que no se note que son actores.
22. En una fotografía se aprecia una pisada debajo del módulo lunar del
Apolo 14: eso significa que alguien anduvo por allí antes y que se trata
de un decorado.
23. En una fotografía aparece una "C" en una roca, lo que prueba que es
parte del decorado.
24. .Algunas fotografías muestran el mismo fondo pero con el módulo lunar
en tamaños muy distintos: esto significa que la NASA reutilizó los
decorados.
25. La NASA sólo ha distribuido 20 fotografías una y otra vez.
26. ¿Por qué no hay fotografías de telescopios que muestren el lugar del
alunizaje con los restos de las misiones Apolo?
27. En una fotografía del Rover de la misión Apolo 16 se ve que las ruedas
han dado un giro brusco, lo cual significa que alguien lo transportó y
colocó allí.
28. Hay fotografías secretas que muestran a los astronautas en la Tierra.
29. En las primeras imágenes de Neil Armstrong sobre la Luna se le ve
descendiendo por las escaleras: ¿quién las grabó? Está claro que se
trataba de un plato de grabación y que allí había alguien con una cámara.
30. Las imágenes de televisión que retransmitieron el alunizaje del Apolo 11
son de muy mala calidad para ocultar los posibles errores.
31. Las imágenes de los vídeos parecen haber sido grabadas en la Tierra y
ralentizadas a la mitad de tiempo para imitar la gravedad lunar.
32. La NASA ha perdido los vídeos de las misiones Apolo: demasiado
misterioso.
33. Las computadoras de los años 60 y 70 eran demasiado arcaicas, tenían
menos memoria que una calculadora programable actual.
34. El Rover era demasiado grande para ser transportado en el módulo
lunar.
35. ¿Cómo puede sobrevivir un ser humano a las altas temperaturas a las
que se expone en la superficie lunar?
36. Las misiones Apolo tenían que atravesar los cinturones de Van Alien,
una zona de radiación que habría matado a cualquier ser vivo.
37. La propia NASA sostiene que una gran erupción solar es un peligro para
los astronautas que puedan viajar a Marte: ¿por qué no afectó a los que
fueron a la Luna ?
38. La NASA puso en cuarentena a los astronautas tras el supuesto viaje a la
Luna para lavarles el cerebro: ¿por qué, si no, una cuarentena tan larga?
39. Michael Collins se afeita en el espacio y llega a la Tierra con bigote.
40. La astrónoma Maria Blyzinsky, del Real Observatorio de Greenwich,
afirma que en la Luna no hay atmósfera y, por tanto, las estrellas
deberían ser mucho más visibles que en la Tierra, lo cual, sin embargo,
no se aprecia en las fotografías.
41. Hay un vídeo secreto de la NASA que circula por Internet en el que se
ve cómo se cae un foco del atrezzo, demostrando así que todo es un
montaje.
42. El documental Operación Luna desenmascara todo el engaño.
43. ¿Por qué sólo se ha ido una vez a la Luna ?
44. Los astronautas del Apolo 11 admitieron en una entrevista no haber
visto estrellas en el cielo.
45. Muchos astronautas han muerto misteriosamente; los tripulantes del
Apolo 1 fueron asesinados.
46. Los astronautas que han ido a la Luna no conceden entrevistas ni
aparecen en actos públicos.
47. Algunos investigadores afirman que el hombre nunca ha ido a la Luna.
48. Los vídeos de la Luna se parecen misteriosamente a la película de
ciencia ficción Capricornio Uno.
49. Los rusos estaban ganando la carrera espacial; el orgullo americano no
lo podía permitir y se falsearon los viajes.
50. La opinión pública estaba alterada con la guerra de Vietnam, por lo que
las misiones Apolo venían al pelo para acallar las voces de descontento.
50 hipótesis refutadas
La Fox debería seguir haciendo fábulas. ¡Soy un gran seguidor de Los Simpson!
Marc Norman, geólogo lunar, en referencia al documental «La teoría de la conspiración:
¿nos posamos realmente en la Luna?»
Un poco de física, por favor
Hipótesis 2
«Un ingeniero de Grumman que trabajó en el módulo lunar dice que era
absolutamente necesario poder ver la superficie para alunizar el módulo
lunar. Con remolinos de polvo volando por causa del descenso del motor no
habría forma de ver el suelo durante la última fase del procedimiento crítico
de alunizaje».
Muy bonita la cita, Sr. Percy, pero, mi querido lector, ¿no echas en falta
algo? La fuente. Eso es lo que se demanda en Moon Base Clavius, y con toda
lógica, ¿no? El caso es que los astronautas vieron polvo y pudieron alunizar,
y para ello en Moon Base Clavius nos dan referencias concretas, entre ellas
una cita extraída del libro Moon Lander: How We Developed the Lunar
Module, escrito por el ingeniero jefe T. Kelly. En él se recoge que Pete
Conrad, comandante de la misión Apolo 12, apreció durante el descenso un
oscurecimiento en el ambiente por el polvo. Había, por tanto, polvo, pero no
se quedaba flotando en el aire, lo cual ha sido confirmado por el resto de
astronautas.
Desmentida: No se veía polvo ni flotando ni sobre las patas porque la
ausencia de atmósfera hacía imposible la creación de corrientes de aire.
Hipótesis 3
Hipótesis 4
Hipótesis 5.
Hipótesis 6.
Hipótesis 7.
Para solventar esta dificultad, no tenemos más remedio que hablar sobre
las características del polvo lunar. Este polvo recibe el nombre de regolito
lunar y es una mezcla de varios minerales.
Imagen 5. NASA, AS-11-40-5877
Hipótesis 8.
Imagen 7.
Hipótesis 10.
Hipótesis 12.
Muchas son las fotos a las que se asigna esta supuesta irregularidad. En
su mayoría se observan con cierta nitidez detalles en las zonas de sombra, de
espaldas al Sol. Una de las fotografías más famosas es la del descenso de
Buzz Aldrin por la escalera del LM, apenas un minuto antes de pisar por
primera vez el suelo lunar. La fotografía la hizo Neil Armstrong, que había
salido antes que Buzz.
Imagen 16. Luz cenicienta en cuarto menguante. Lo más curioso de esta fotografía
es que puede usarse la propia Luna para desmentir un argumento de la
conspiración lunar. Fuente: Paco Bellido.
Hipótesis 14.
Este asunto es tan banal que da hasta apuro hablar de él. La fotografía
pertenece a la misión Apolo 16 y está hecha por Charles Moss Duke. En ella
aparece John Watts Young, comandante de la misión, saltando y con la mano
derecha en la frente; la sombra está a la derecha, supongo que puedes verla.
Young saludaba a la bandera a la par que posaba para una foto, como si fuera
un turista de fin de semana. Ni que decir tiene que es imposible que la
sombra salga del pie de Young: eso sí que sería un misterio.
Detrás de Young se observa la cámara de televisión situada en el Rover, a
la vez que Duke hacía la foto, esta cámara estaba grabando la escena, como
puede verse en ALSJ y te aconsejo que lo hagas. Precisamente este vídeo
sirve para demostrar que Young estaba saltando: en realidad da dos saltos, el
primero dura 1,45 segundos, y el segundo 1,30. Gracias a la ecuación de
movimiento de Galileo para la posición, es fácil calcular las alturas
respectivas: 42 y 34 cm. Si el salto hubiese sido en la Tierra, y con esa misma
duración, habría llegado a casi 65 cm: todo un campeón de salto de altura. Un
argumento repetido es que las imágenes podrían haber sido ralentizadas
(asunto que será revisado y completado en la hipótesis 31). Pero esta
ralentización no tiene sentido, puesto que Young mueve con rapidez la mano
derecha para llevársela a la frente; si se acelerase para ver el efecto en la
Tierra, tendría un brazo supersónico.
Desmentida: El astronauta es John Young, comandante del Apolo 16,
saltando y saludando a la bandera: por eso no aparece la sombra justo en su
pie y parece que está flotando en el aire.
Fotografías
Los materiales más usados por los teóricos de la conspiración han sido,
sin duda alguna, las fotografías. En ocasiones apelan a ciertas irregularidades
encontradas en ellas. En estos casos, en vez de reconocer que no entienden
por qué aparecen las cosas como aparecen, dicen que es imposible lo que ven
sus ojos y que todo es un montaje. La humildad del ser humano empieza por
reconocer las limitaciones que uno mismo tiene, y así es como trabaja la
ciencia. Cuando algo no funciona como se espera que lo haga, se investiga
para saber a qué se debe, en lugar de acudir a misterios y extravagancias
como motivos causantes del fenómeno en cuestión.
En otras ocasiones, los conspiranoicos muestran imágenes falsas o
manipuladas diciendo que son fotos secretas de la NASA, una soberana
simpleza carente de todo rigor. Las personas de este tipo que se llaman a sí
mismos investigadores deberían aprender primero que en todo estudio serio
es imprescindible ofrecer las fuentes: las fotografías secretas adolecen
siempre de una ausencia total de referencias. La trampa se advierte
rápidamente.
Hipótesis 15.
Hipótesis 16.
Hipótesis 18.
A los conspiranoicos no hay quien los entienda. Unos dicen que las fotos
son perfectas obras de arte propias de fotógrafos prodigio, y otros que las
fotografías tienen manchas en el cielo. Quizá si se pusieran de acuerdo entre
ellos tendría lógica la teoría de la conspiración y los científicos empezarían a
tomársela en serio. Pero frente a tanta incoherencia, es difícilmente creíble
cualquier sandez que suelten sus plumas viperinas.
Una vez más, los conspiranoicos aciertan en algo: hay manchas en el
cielo. Pero incurren en un error: no son extrañas. En realidad, no son
manchas reales en el cielo, es decir, aparecen en el cielo de la fotografía pero
no estaban en el cielo real. Esto se debe a un efecto muy común denominado
flare (no se suele traducir, aunque significa «reflejo»). El efecto flare se
produce cuando la luz directa del Sol incide en el objetivo: se trata de uno o
varios círculos luminosos que cruzan la fotografía en la dirección de los rayos
de luz. Después de que los rayos inciden directamente en el objetivo, y
dependiendo del ángulo con que lo hagan, pueden reflejarse en el interior de
la montura de dicho objetivo o entre los elementos del mismo. Si la luz entra
de frente, la fotografía puede degradarse por completo. Para evitarlo, algunas
empresas venden parasoles específicos para ciertas cámaras, aunque el
método más antiguo es poner la mano sobre el objetivo o, simplemente,
girarse un poco.
Otra hipótesis absurda que arde bajo las llamaradas de la razón. Aunque
el efecto flare no se conociese, ¿para qué iba a poner la NASA manchitas en
el cielo? Además, si fuesen ovnis —como dirían algunos—, y suponiendo
que la NASA altera las fotos, ¿por qué no borraron las manchas? Como ves,
son muchas las incoherencias que padece cualquier hipótesis conspiranoica.
Así que lo siento: no se trata de platillos volantes guiados por selenitas.
Desmentida: Las manchas son una aberración óptica provocada por la
incidencia directa de los rayos de Sol, llamada efecto flare.
Hipótesis 19.
Es patente, por tanto, que la NASA no afirma que sea fácil ver estrellas en
la Luna. La observación a simple vista de las estrellas dependía de la
orientación de los astronautas. En muchas páginas web que comulgan con la
teoría de la conspiración se dice que la NASA no ha salido nunca en su
defensa para rebatir algún argumento que apoye la teoría de la conspiración.
Esto es otra falsedad derivada de la falta de rigor en sus investigaciones. Si se
visita la página web ALSJ, se puede encontrar, por ejemplo, el artículo
«Photographing Stars», donde se citan las palabras del escritor científico
James Oberg:
Hipótesis 20:
Hipótesis 21.
Hipótesis 22.
Hipótesis 23.
En una fotografía aparece una «C» en una roca, lo que prueba que
es parte del decorado.
Imagen 19. La famosa foto con la «C» en la roca.
Hipótesis 25.
Ya he apuntado más atrás que hay preguntas buenas y ésta es una de las
mejores que puede hacerse una persona con raciocinio. Las distintas misiones
Apolo dejaron material muy variado sobre la superficie lunar. En general,
todas ellas dejaron el módulo de descenso, las cámaras, las banderas y
distintos instrumentos de medida. Los astronautas solían colocar multitud de
objetos simbólicos, como una rama de olivo de oro en honor de los
compañeros muertos en la tragedia del Apolo 1. Las misiones Apolo 15, 16 y
17 abandonaron, además, los Rover. Como dije en el capítulo 1, Alan
Shepard dejó un par de bolas de golf. Duke (Apolo 16), algunos objetos
personales: el primero, una foto de familia (de AS16-117-18839 a 18841) en
la que aparece él, su mujer Dotty y sus hijos Charles y Tom; el segundo, un
medallón (de AS16-117-18844 a 18847) que conmemoraba el 25 aniversario
de las Fuerzas Aéreas de EE UU. El suelo lunar está repleto de objetos
humanos que llaman nuestra atención y podrían quizá ser observados con un
telescopio.
El telescopio más apropiado para intentar enfocar la Luna sería el Hubble,
puesto que está en órbita alrededor de la Tierra y no sufre los efectos de
atenuación óptica debidos a la atmósfera. Pero ni siquiera este magnífico
coloso puede ver los rastros dejados por el hombre en la Luna. Sólo hacen
falta unas operaciones trigonométricas para llegar a esta conclusión: un
chaval de 4º de ESO podría intentarlas. Para entender cómo podemos
observar objetos pequeños en la lejanía debemos tener en cuenta no sólo qué
queremos ver sino a qué distancia están. Es decir, la relación entre el tamaño
del objeto a resolver y la distancia a la que se halla serán lo importante. Esta
relación recibe el nombre de tangente del arco que subtiende el telescopio
(tan = M/D: véase la imagen 21).
Imagen 21. La imagen no está a escala.
Hipótesis 27.
Sí, claro, ¡es más sencillo pensar que había una grúa que lo movía que
pensar que el vehículo funcionaba de verdad! Este es un argumento sin
fundamento alguno, puesto que los teóricos de la conspiración suelen recortar
la foto para que no se vea en la huella el giro de las ruedas. Da la casualidad
de que la foto es la misma que la de la famosa «C», pero los conspiranoicos
gustan de ofrecerla por partes (véase la imagen 20). Si sólo muestras medio
Rover y cortas la curva, parece que el Rover ha girado por arte de magia: ése
es el truco. Por cierto, el Rover disponía de tracción a las cuatro ruedas.
Desmentida: En la fotografía real no se aprecia ningún giro brusco; los
conspiranoicos suprimen habitualmente la parte donde se observa la
curvatura en la huella de las ruedas.
Hipótesis 28.
Por supuesto, ¡como que son terrícolas! No son fotos secretas: se trata de
fotografías de los adiestramientos. Cada movimiento que dieron en la Luna
había sido ensayado hasta la saciedad, como he dicho más atrás. Las fotos —
repito— no son secretas, están disponibles en la web ALSJ. Ya hemos citado
algunas, como las relativas a los entrenamientos con cámaras de fotos. Los
astronautas dedicaron muchas horas a ensayar la recogida de muestras y la
puesta en marcha de todo tipo de instrumentos y aparatos de medida.
Desmentida: Las fotografías pueden consultarse sin dificultad en los
archivos públicos de la NASA en Internet y corresponden a los múltiples
entrenamientos llevados a cabo por los astronautas.
Vídeos y tecnología
Hipótesis 29.
Hipótesis 31.
Imagen 23. Fotograma del vídeo donde se aprecian los saltos de Young.
Corresponde al punto más alto del primer salto.
Hipótesis 32.
Hipótesis 33.
Hipótesis 34.
Por favor, échale un poco de ingenio al asunto. ¿Cómo guardas una caña
de pescar telescópica en una bolsa? ¿Y un telescopio? ¿Alguna vez has
montado un mueble de Ikea? ¿Cómo viene? Plegado, claro está.
Evidentemente, el Rover no cabía en el módulo lunar, algo obvio si vemos
los vídeos que muestran los tamaños relativos del LM y el Rover. Pero hay
también vídeos que muestran el descenso del vehículo mediante poleas
durante los entrenamientos y en la Luna.
Su nombre es en realidad Lunar Roving Vehicle (LRV) y fue diseñado
especialmente para soportar las condiciones de vacío y trabajar bajo la
gravedad lunar. Su uso permitió abarcar distancias más largas en los paseos
lunares. Tres fueron los Rover que rodaron por la Luna, los de las misiones
Apolo 15, 16 y 17. Entre los tres Rover recorrieron una longitud de más de 90
km en un tiempo de casi 11 horas. Realmente se le sacó provecho al invento.
El Rover tenía una masa de 210 kg y 3,1 m de largo por 2,3 m de
distancia entre los ejes. Una bisagra central permitía plegarlo para colgarlo
del módulo lunar. Una vez colgado, la parte inferior del chasis miraba hacia
afuera. En el proceso de despliegue, uno de los astronautas se subía a la
escalera y soltaba el Rover, y luego ambos lo situaban sobre el suelo
lentamente mediante cintas y poleas, aunque la mayor parte del despliegue
era automático. Las ruedas también iban plegadas y había muchos elementos
del vehículo —situados en otras partes del módulo lunar— que debían ser
colocados una vez realizado el despliegue.
El coste final del Rover llegó a los 38 millones de dólares: lógicamente,
dentro de ese gasto estaba haber encontrado un sistema eficaz de plegado y
un buen diseño de las ruedas, como se comentó en la hipótesis 8. A lo largo
de 17 meses se construyeron cuatro vehículos; tres de ellos fueron a la Luna y
uno se usó para piezas de repuesto. Harrison Schmitt, del Apolo 17, llegó a
decir sobre el Rover que «sin él, los grandes descubrimientos científicos del
Apolo 15, 16, y 17 no habrían sido posibles, como tampoco nuestra actual
comprensión de la evolución de la Luna».
A pesar de lo que se dice en contra, la NASA es muy transparente con la
mayoría de sus misiones. Tanto es así que en la web ALSJ está colgado
incluso el Manual de Operaciones del Vehículo Lunar Itinerante (Lunar
Rover Operations Handbook), presentado por Boeing el 19 de abril de 1971.
En la sección segunda de este manual puedes encontrar el procedimiento a
seguir para el despliegue del vehículo.
Imagen 24. Secuencia del despliegue del chasis del Rover. Fuente: Lunar Rover
Operations Handbook, NASA, LS006-002-2H.
Son pocos los argumentos existentes en este apartado, pero los que
aparecen pueden ser un problema grave a la hora de comprender los viajes a
la Luna. En general, la idea de los defensores de la teoría de la conspiración
lunar es que el cuerpo humano no puede soportar los viajes al espacio por una
u otra razón. Los artistas del engaño conspiranoico juegan con el manejo de
una gran cantidad de variables que desconoce cualquier persona. Empleando
palabras y conceptos poco habituales intentan enredar al lector para hacerle
partícipe de la teoría de la conspiración. El último argumento es una anécdota
que encontré mientras investigaba las fuentes para este libro, y no he podido
resistirme a incluirla.
Hipótesis 35.
Hipótesis 36.
Imagen 25. Dosis de radiación media de los tripulantes de las misiones Apolo.
Fuente: «Radiation Protection and Instrumentation», en Biomedical Result of Apollo,
de J. Vernon Bailey.
Lo que pretendo con toda esta información es mostrar que la NASA sabía
lo que hacía y que no se presentan datos de manera aleatoria. Lo que me
parece más increíble es que los teóricos de la conspiración usen datos de las
propias misiones espaciales para demostrar que no se realizaron. Ya he
señalado que los cinturones de Van Allen se descubrieron en la misión
Explorer 1. Pero fue en las misiones Apolo cuando se tuvo mayor
conocimiento de su naturaleza. Si las misiones Apolo no atravesaron los
cinturones, ¿cómo pueden conocerse tan bien sus niveles de radiación?
¡Incoherencias de la conspiración!
Desmentida: Las radiaciones absorbidas por los astronautas no fueron en
absoluto letales debido al breve tiempo de exposición al que se sometieron.
Hipótesis 37.
Las erupciones solares pueden ser un peligro para las misiones de larga
duración y representaron cierto riesgo para las misiones Apolo. Pero estas
misiones no partieron en una fecha arbitraria. Comencemos aprendiendo algo
acerca de las erupciones solares.
Las erupciones solares son tremendas y violentas explosiones que ocurren
en la atmósfera solar equivalentes a millones de bombas de hidrógeno. Estas
erupciones aceleran los electrones, protones e iones a velocidades muy
cercanas a la de la luz y generan radiación electromagnética de gran parte del
espectro electromagnético. Al estar relacionadas con las manchas solares, el
número de erupciones depende íntimamente del ciclo de actividad solar, que
dura 11 años de media. En la zona de máxima actividad pueden darse varias
erupciones al día, pero en la zona de mínima actividad puede pasar una
semana sin que ocurra ninguna.
En las misiones Apolo, los expertos analizaban continuamente el estado
del Sol (hay que tener en cuenta que el fenómeno se conoce desde el siglo
XIX). Actualmente se estudia la actividad de manera continua mediante la
sonda SOHO (Solar and Heliosferic Observatory), en funcionamiento desde
1996. La mancha solar NOAA 720 originó la famosa erupción del 20 de
enero de 2005. Fue una explosión de la clase X, la más poderosa posible. En
la Tierra nadie resultó afectado, pues nuestro campo magnético nos protege
(aunque los satélites artificiales sí pueden verse afectados por estas
irrupciones electromagnéticas). Pero en la Luna la protección no es posible,
por falta del campo magnético y de la atmósfera. Es aquí donde empieza el
dilema, muy relacionado con la hipótesis de los cinturones de Van Allen. Si
la erupción de 2005 hubiera sorprendido a algún astronauta en la Luna,
podría haber tenido algunos problemas. Veamos cuáles. La muerte
sobreviene si se reciben de una sola vez más de 300 rem (la unidad rem se
usa para cuantificar los daños biológicos de la radiación en el cuerpo
humano). El ADN tiene mecanismos de defensa para reconstruirse en caso de
daño por radiación: si los 300 rem se reciben en plazos largos, tiene tiempo
de reaccionar. La radiación absorbida sería de unos 50 rem. En un principio
no habría notado nada, al cabo de unas horas podría sentir náuseas y vómitos,
pero en ningún caso habría sido mortal.
Los astronautas de las misiones Apolo sabían que corrían el riesgo de ser
sorprendidos por una potente erupción solar pero, al durar las misiones unos
diez días, el riesgo era mínimo. El problema de los viajes a Marte es que
durarían años y la probabilidad de sufrir los efectos de alguna erupción
importante se elevaría sorprendentemente. Durante los años que duró el
programa lunar hubo una importante erupción solar, en agosto de 1972. La
tripulación del Apolo 16 había llegado a la Tierra en abril, mientras que los
astronautas del Apolo 17 se entrenaban para el alunizaje de diciembre de ese
año. Aquella tormenta solar fue muy superior a la de 2005. Francis Cucinotta,
empleado de la NASA en el Johnson Space Center para cuestiones sanitarias
relacionadas con la radiación, afirma que la erupción de 1972 podría haber
significado una radiación de 400 rem para un astronauta que se hallara en la
superficie de la Luna. Pero aun así no habría sido mortal. La razón es
evidente: los astronautas no se iban a quedar sentados en una roca esperando
la llegada de la tormenta solar. Lógicamente, habrían ido hacia el módulo de
comando, cuyo casco de aluminio habría disminuido la dosis a 35 rem. Todo
es cuestión, por tanto, de dos factores: protección y predicción.
Para la protección, el blindaje. El blindaje de las naves espaciales se mide
en unidades de densidad de superficie. Un traje espacial tiene una densidad
de 0,25 g/cm2, la densidad del módulo de comando del Apolo oscilaba entre
los 7 y los 8 g/cm2. Sin embargo, el transbordador espacial tiene de 10 a 11
g/cm2. Así que es mejor estar dentro del habitáculo en tiempo de tormenta,
igual que nos quedamos en casa en las oscuras y melancólicas tardes
lluviosas de otoño.
Y de la predicción ya he hablado: conociendo el número de manchas
solares podemos determinar la probabilidad de encontrarnos con una
incómoda erupción solar.
Desmentida: Las misiones tripuladas a la Luna duran sólo unos días y el
riesgo de erupción solar queda minimizado. Además, el Sol está siendo
observado constantemente y se puede saber cuándo es más probable que haya
erupciones.
Hipótesis 38.
Hipótesis 39.
Hipótesis 40.
Esta es una de las historias más curiosas con las que me he encontrado:
una leyenda urbana que ha ido corriendo de boca en boca sin confirmar las
fuentes. Santiago Camacho, el divulgador de la conspiración que presenté en
el capítulo 2, hace el ridículo (pues el tono en que presenta la hipótesis es de
total conformidad) en el artículo publicado en El Mundo y citado con
anterioridad, cuando hace referencia a las fotografías:
Hipótesis 41.
Son escasas las leyendas urbanas de fuente conocida. Éste es uno de esos
casos. El vídeo al que se refiere esta hipótesis ha sido colgado repetidamente
por muchos usuarios en Youtube sin fijarse en la fuente original. Es triste ver
en los comentarios cómo la gente se lo toma como algo real; es más, he visto
cómo personas muy cercanas a mi entorno lo anuncian como una clara
prueba de la conspiración lunar.
El vídeo muestra a un astronauta descendiendo de una escalera con el
mismo ángulo de grabación que en el vídeo real. De repente, un foco cae al
suelo y aparecen cinco personas para arreglar el desbarajuste. Cuando el
astronauta empieza a subir de nuevo las escaleras, se escucha al pseudo-Neil
decir: «Lo siento, Sr. Gorsky», lo cual indica claramente que el vídeo es un
auténtico fraude, si recuerdas lo que dije en la Introducción sobre el tal Sr.
Gorsky.
Este vídeo fue difundido por la desaparecida página moon-truth.com,
afortunadamente, hay una copia en caché y puede aún visitarse. El index de la
página responde a una serie de preguntas antes de mostrar el vídeo:
«¿Es real? Sí. Este cortometraje fue rodado en un estudio y está pensado
claramente para simular el alunizaje del Apolo 11. Se presta especial
atención a los detalles. La intención obvia es engañar a los espectadores
para que crean que es real.
¿Es concluyente? No. No hay ninguna prueba de que, porque fuese
filmado en un estudio, el alunizaje tenga que ser necesariamente falso. Pero
sabemos que el cortometraje original fue destruido y que algunas personas
(peligrosas) están muy enfadadas porque se ha filtrado este vídeo.
¿Cómo lo conseguimos? No lo conseguimos directamente de una fuente
de la NASA. Nuestra fuente estaba lo suficientemente bien situada como para
responder acerca de la autenticidad del cortometraje, y tenía vínculos con
los creadores de dos documentales recientes, uno para la BBC y otro para la
CNN, sobre la conspiración del alunizaje. No podemos revelar su identidad y
probablemente nunca será posible hacerlo. Su posición es más peligrosa de
lo que puedas imaginar.
¿Por qué no ha aparecido antes? El cortometraje ha sido enterrado
durante más de 30 años. Todos los originales, excepto éste, fueron
destruidos. Lo hemos tenido durante más de dos años y durante este tiempo
nos han abordado (de forma anónima) la mayoría de los propietarios de las
grandes cadenas de televisión para la compra de derechos. Todos, sin
excepción, estaban interesados y propusieron comprarlo. En un momento
dado, también sin excepción, cambiaron de opinión y empezaron a tratar de
averiguar quiénes éramos. Entonces dejamos de tratar con ellos. Fue
infernalmente terrorífico.
¿Cómo, cuándo y dónde se realizó? Se realizó en 1965, a juzgar por la
cámara de grabación, una Ikegami Tube Camera. Tenemos pruebas de que el
cortometraje fue rodado fuera de EE UU, posiblemente en Europa, por un
equipo extranjero.
¿Quién está en el interior del traje? No es el astronauta de verdad. De
hecho, ellos ignoran totalmente que este vídeo se rodó. El hombre que lleva
el traje es un actor llamado Symond Lewis.
¿Por qué está en Internet y no en la televisión? Véase el punto 4.
¿Cuál es la reacción de la NASA ante este vídeo? Han rehusado
comentarlo. Pero hemos oído recientemente que están avanzando en sus
esfuerzos de una campaña de relaciones públicas para convencernos de que
los alunizajes del Apolo tuvieron lugar».
Este vídeo es —ya te habrás dado cuenta— más falso que un billete de 11
euros. Una mente simple queda subyugada creyendo el engaño; y si tú te lo
has creído, sigue leyendo. Justo al pie de la página se puede leer: «Hacer clic
aquí para ver el vídeo» (te lleva al vídeo); «Y hacer clic aquí para descubrir
que lo anterior es mentira». Pero, claro está, ya sabemos que las mentes
sugestionables no están interesadas en leer la letra pequeña. El segundo clic
nos enlaza con otra página titulada: «Cortometraje del alunizaje del Apolo 11.
La historia completa». Bajo el marco del vídeo se pueden leer tres frases que
lo dejan meridianamente claro:
El vídeo es falso.
No es un cortometraje filtrado de una cinta de la NASA de alto secreto.
Se realizó en un estudio por diversión y para entretener a webhead
como nosotros.
Hipótesis 42.
Como en otros casos, hay personas que siguen viendo el documental sin
reparar en que se trata de una broma pesada (hasta la han llegado a emitir el
día de los Santos Inocentes en algunos países). Sólo al ver los créditos al final
queda patente que es un falso documental. Aparecen tomas falsas de, por
ejemplo, personajes que bromean acerca de que han olvidado su guión con
una música de fondo claramente cómica. Incluso se puede leer en el reparto el
nombre verdadero de las personas que han interpretado los papeles ficticios
de Bowman, Vargas, Torrance, etc. Es evidente la naturaleza falsa del
documental: si te queda alguna duda, lo mejor es que lo busques y veas con
tus propios ojos.
Desmentida: Operación Luna es un falso documental de William Karel
producido por ARTE, que ha sido declarado como tal por el propio director.
Hipótesis 43.
Hipótesis 45.
Hipótesis 46.
Los astronautas que han ido a la Luna no conceden entrevistas ni
aparecen en actos públicos.
Hipótesis 47.
Hipótesis 48.
Los vídeos de la Luna se parecen misteriosamente a la película de
ciencia ficción Capricornio Uno.
Hipótesis 49.
L
¿ os soviéticos iban a creerse el engaño tan fácilmente? Eran
precisamente ellos quienes deseaban que la hazaña no se cumpliese, pero ante
la evidencia tuvieron que claudicar. En los observatorios de la URSS era algo
habitual seguir los lanzamientos norteamericanos, además de que cientos de
aficionados de todo el mundo pudieron verlo y de que las emisiones de radio
de los astronautas fueron públicas. Esto último quiere decir que, con los
aparatos adecuados, cualquier radioaficionado podía escuchar lo que provenía
de la Luna. Fue un acto público al que cualquier persona con un mínimo de
inteligencia podía acceder: no una cuestión de fe, creencias u opinión. ¡Las
pruebas están ahí!
Aunque lo siguiente está tratado ya en el capítulo 1, podemos recordar
algunos detalles. La URSS, efectivamente, había conseguido durante la
Guerra Fría varios logros que EEUU quería para sí: puso en órbita el primer
satélite artificial, el Sputnik 1, en 1957, y al primer astronauta, Yuri Gagarín,
en la Vostok 1, en 1961; y consiguió el primer paseo espacial, el del
astronauta Leónov en 1965 con la Vosjod 2. Es tentador pensar que tras
tantos éxitos conseguidos por los rusos, los norteamericanos quisieran falsear
los alunizajes. Pero surgen muchas preguntas: ¿Por qué no adelantaron el
engaño con otro tipo de misiones? ¿Por qué esperaron al Apolo 11? Además,
esta hipótesis es totalmente inconsecuente con la de los accidentes: ¿Cómo
les beneficiaba un accidente en el que morían tres astronautas? ¿No
significaba eso un paso atrás? Pero a pesar de todos estos éxitos, la tarea de
llevar a un hombre a la Luna, que paseara por ella y volviese a la Tierra sano
y salvo no era moco de pavo. Los rusos reaccionaron tarde al desafío
norteamericano y a partir de 1965 la tecnología espacial norteamericana
superó con creces a la soviética, cuyo presupuesto estaba muy por debajo de
su rival. Tuvieron graves problemas con el diseño y puesta en
funcionamiento del cohete N1 (el equivalente al Saturno V de la NASA). Los
problemas de organización interna y la muerte del ingeniero jefe del
programa espacial, Serguéi Korolev, hicieron tambalear el programa lunar
ruso. En 1973 decidieron finalmente abandonar la carrera a la Luna para
centrar sus intereses en otros asuntos.
Desmentida: Esta hipótesis es inconsistente, pues se podrían haber
falseado otras muchas misiones.
Hipótesis 50.
La opinión pública estaba alterada con la guerra de Vietnam, por lo
que las misiones Apolo venían al pelo para acallar las voces de
descontento.
«Primero, creo que esta nación debe asumir como meta lograr
que un hombre vaya a la Luna y regrese a salvo a la Tierra antes del
fin de esta década. Ningún otro proyecto individual será tan
impresionante para la humanidad ni más importante que los viajes de
largo alcance al espacio, y ninguno será tan difícil y costoso de
conseguir».
Decálogo
1. Todas y cada una de las supuestas anomalías señaladas en las imágenes
por los conspiranoicos han sido refutadas por científicos e ingenieros. No son
anomalías. La prueba: hay multitud de páginas web y libros que explican
estas anomalías científicamente, como este mismo libro acaba de hacer.
2. Se han traído 382 kg de material lunar en las distintas misiones Apolo
y un total de 2.200 rocas imposibles de reproducir en la Tierra. La prueba: si
las rocas hubiesen entrado como meteoros, habrían sufrido los efectos del
rozamiento con la atmósfera, lo cual puede ser descubierto por los
especialistas. Además, las rocas traídas muestran el efecto irrefutable de
impactos con micrometeoritos (la presencia de microcráteres, por ejemplo),
puesto que en la Luna no hay campo magnético ni atmósfera que proteja la
superficie. Geólogos de todo el mundo lo han confirmado, ni un solo
científico serio ha negado esto, y los resultados del estudio de todas las rocas
son de ámbito público. Las sondas no tripuladas no pueden traer tal ingente
cantidad de material; las soviéticas Luna 16, 20 y 24 trajeron sólo 300 g.
3. Los astronautas de las misiones Apolo 11, 14 y 15 han colocado en la
Luna los denominados Láser Ranging Retro-Reflector (LR-3) para medir la
distancia entre la Tierra y la Luna mediante láseres. La prueba: esta medición
se hace muy habitualmente y nos ha permitido saber más acerca de la
posición relativa entre la Tierra y la Luna. Algunos lugares desde donde se
toman medidas son el McDonald Observatory (Texas) y el observatorio Cote
d'Azur (Francia).
4. Un engaño de este calibre habría supuesto involucrar no sólo a los
astronautas sino a miles de personas que trabajaban para la NASA. Es
imposible que nadie se hubiese ido de la lengua. La prueba: ni un solo
trabajador cualificado con dos dedos de frente ha tenido jamás algún síntoma
conspiranoico.
5. Las emisiones de radio de las misiones Apolo eran abiertas. La prueba:
multitud de radioaficionados de todo el mundo pudieron orientar sus
radiotelescopios hacia la región exacta donde se encontraba la nave y
escuchar las conversaciones de los astronautas.
6. Los vídeos y fotografías muestran continuamente una ausencia de
atmósfera en el entorno y la existencia de vacío. La prueba: en aquella época,
la única forma de falsificar estas imágenes era en un inmenso estudio en el
que se hiciera el vacío, lo cual es imposible incluso en la actualidad. El lugar
más cercano a Houston sin atmósfera y con vacío era la Luna.
7. Las misiones Apolo han dejado sobre la Luna multitud de instrumentos
de medida. Son los denominados ALSEP (Scientific Station on the Moon),
unas estaciones científicas automáticas destinadas a la recogida de datos sin
la intervención continua de los astronautas. La prueba: algunos restos de los
lanzamientos eran arrojados contra la Luna para realizar mediciones sísmicas,
y en la Tierra se han recogido las señales telemétricas de estos experimentos.
8. Más de 20.000 fotografías, datos de telemetría y resultados médicos
llenan cientos de artículos y documentos. La prueba: la mayoría de los
artículos e investigaciones científicas no han sido realizados por la NASA
sino por universidades sin ninguna vinculación con ella.
9. El Apolo 12 alunizó a unos 180 metros de la sonda Surveyor 3, que se
posó sobre suelo lunar 20 meses antes. La prueba: los astronautas trajeron
diversas muestras de la Surveyor 3 y se han analizado presentando, por
ejemplo, el efecto microscópico de los micrometeoritos. La pala del Surveyor
3 se encuentra expuesta en el Kansas Cosmosphere Museum.
10. Y por último, en mi opinión, la mayor de las pruebas que se puedan
presentar. Los rusos eran los principales interesados en que aquellos viajes no
tuvieran lugar. La prueba: los rusos eran los únicos con medios tecnológicos
suficientes para poder detectar un engaño así; sin embargo, ningún científico
ruso se ha pronunciado nunca en este sentido. Admitieron su derrota y
reconocieron que los astronautas de EE UU habían llegado a la Luna.
A pesar de todo, las teorías conspiranoicas seguirán pululando: es algo
que acompaña al ser humano allá donde vaya. Aún hay gente que piensa que
Elvis está vivo o que los ataques del 11-S fueron una maléfica trama del
gobierno norteamericano. En este sentido puedes encontrar opiniones de
todos los tipos. Por ejemplo, los miembros de la International Flat Earth
Research Society (Sociedad Internacional de la Tierra Plana: da grima
pronunciarlo) alegaron que el hombre no había ido a la Luna porque en las
fotos la Tierra salía redonda, lo cual no coincide con sus teorías. Te copio
algunas de las palabras de Charles K. Johnson, presidente de esa sociedad:
Félix Ares
Director de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico (SAPC-
ARP), coeditor de la colección ¡Vaya timo!
Es doctor en Informática e ingeniero de Telecomunicaciones, entre otras
titulaciones. Actualmente es asesor científico de KutxaEspacio, el Museo de
la Ciencia de San Sebastián. Autor de decenas de artículos de divulgación así
como de varios libros, entre ellos «La sábana santa, ¡vaya timo!», tercer
título de la colección a la que pertenece el libro que tienes en tus manos.
Jesús Hermida
Carismático periodista nacido en Huelva en 1937 que ha pasado por
multitud de programas de radio y televisión. Ha trabajado principalmente
para TVE y Antena 3. Fue él quien retransmitió en España la llegada del
primer hombre a la Luna.
Miguel de la Quadra-Salcedo
Este madrileño nacido en 1932 estudió perito agrícola y aún se recuerda
su notable éxito como atleta en lanzamiento de disco, jabalina y martillo. A
principios de la década de 1960 trabajó como etnobotánico en el Amazonas y
desde 1963 para TVE, cubriendo guerras como las de Vietnam y el Congo o
el golpe militar del general Pinochet en Chile. En 1985 creó el carismático
programa Aventura 92, que hoy sigue adelante con el nombre de Ruta
Quetzal-BBVA.
Tal vez unos de los mejores minutos que he pasado en mi vida han sido
los que pasé escuchando la voz rota y experimentada de Miguel de la Quadra-
Salcedo al otro lado del teléfono. Sus 76 años albergan más vitalidad que
cualquiera de mis alumnos, los cuales tienen tan solo una quinta parte de su
edad. Para mí representa todo un icono de mi infancia. Siempre tendré la
espina clavada de no haber podido asistir, junto a él, a alguna de sus colosales
expediciones. Crecí embriagado por sus apasionadas crónicas y relatos de
aventura. Cuando yo era un niño estaban los que querían ser futbolistas y, por
otro lado, los que querían ser aventureros, como Miguel de la Quadra-
Salcedo.
Me cuenta que mantuvo esa imagen en la cabeza con el paso de los años:
una cortina de agua cayendo en una cadencia infinita, acompañada de un
sonido tranquilizador pero inaudible. Tal vez tuviera algo que ver con su
declarada pasión por el agua y porque en el momento del alunizaje del Apolo
11 andaba yendo y viniendo por el Amazonas.
Rosa María Ros
Licenciada en Matemáticas, doctora en Física por la Universidad de
Barcelona y catedrática en el Departamento de Matemática Aplicada IV de la
Universidad Politécnica de Cataluña. Entre sus muchos cargos, es
vicepresidenta de la EAAE (European Association for Astronomy Education)
y presidenta del Panel de Enseñanza y Divulgación de ASTRONET (Red de
Agencias internacionales europeas). Es autora de numerosas publicaciones.
Manuel Toharia
Aunque licenciado en Ciencias Físicas, la carrera profesional de este
madrileño nacido en 1944 ha estado enfocada hacia la divulgación científica
y al periodismo. Ha dirigido varios programas de televisión para TVE y
Canal Sur, además de colaborar habitualmente en la cadena SER y en varios
diarios y revistas. Algunos de sus libros de divulgación más conocidos son
«El clima: el calentamiento global y el futuro del planeta», «Hijos de las
estrellas» y «Astrología: ¿ciencia o creencia?». Actualmente es director del
Museo de las Ciencias Príncipe Felipe de Valencia y de la Asociación
Española de Comunicación Científica.
Jorge Wagensberg
Doctor en Física por la Universidad de Barcelona. Sus artículos de
investigación científica no sólo abarcan la física pues es todo un referente en
museología científica y filosofía de la ciencia. Nacido en Barcelona en 1948,
entre los años 1991 y 2005 dirigió el Museo de la Ciencia de Barcelona,
vinculado a la Fundación La Caixa. Desde 1983 dirige la conocida colección
Metatemas de Tusquets Editores. Es autor de más de una decena de libros,
como «Si la naturaleza es la respuesta ¿cuál era la pregunta?», «A más
cómo, menos por qué» y «El gozo intelectual».
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