Creditos Maritimos
Creditos Maritimos
Creditos Maritimos
Un crédito es el derecho de una persona (acreedor) a cobrar una deuda sobre otra persona
(deudor), mientras que una garantía sirve para afianzar el cumplimiento de una
obligación o compromiso de una persona con el fin de asegurar un derecho de otra. La
garantía añade al crédito una seguridad, mediante la que el acreedor confiara en la
satisfacción de su derecho. El derecho que tiene alguien llamado acreedor para cobrar
una deuda es un crédito y si extrapolamos esta idea a la actividad marítima, por ejemplo,
el suministrador que proporciona el combustible a un buque para la realización de un
viaje, pagadero al término del viaje, se podrá apreciar un crédito marítimo nacido de esa
operatoria comercial.
Los créditos marítimos surgen o tienen su inicio en causas, hechos, actos, controversias
y sucesos que se dan en el mar, relacionados directa o indirectamente con el nacimiento,
desarrollo, explotación y extinción de un buque. Esos créditos marítimos son fuente de
obligaciones en donde el derecho hace su debut regulatorio a fin de determinar aspectos
como la existencia, prueba, garantías y contragarantías (como el embargo y las cauciones)
y la solución o pago de esos créditos entre otros.
Una de las particularidades del Derecho Marítimo a través de los tiempos radica en el
hecho que el buque, junto con sus fletes ha constituido una especie de patrimonio
separado (fortuna de mar), que se contrapone al patrimonio terrestre (fortuna de tierra),
hallándose cada uno de ellos sujeto a su propio régimen jurídico.
La unicidad del buque se mantiene conceptualmente incluso dentro del patrimonio naval,
en el que se distingue tantas fortunas de mar como buques explote el armador, esto por la
condición de patrimonio independiente que posee cada nave respecto a las demás.
La idea del buque como patrimonio separado da cobijo a dos instituciones típicas de la
navegación comercial: la limitación de la responsabilidad del armador a la respectiva
fortuna de mar, y los créditos marítimos privilegiados.
La fortuna de mar es una institución muy antigua del Derecho marítimo, propia de los
sistemas legales civilistas, que consiste en considerar a cada buque como un patrimonio
especial y separado de los restantes bienes que su propietario o armador mantenga en
tierra, y aún del resto de su flota. La consecuencia de esta separación es que las deudas
que surjan al explotar un buque sólo pueden hacerse efectivas en el mismo buque y no en
los restantes bienes de su propietario o armador.
El patrimonio naval constituido por el buque y sus accesorios ha sido dotado para el pago
de determinados créditos por los llamados “créditos privilegiados” o “privilegios
navales”, cuyos titulares gozan de un carácter preferente y un derecho de persecución
sobre el buque; el pago de tales créditos afecta el patrimonio naval. Si se vuelve al ejemplo
anterior, el acreedor marítimo es el que ha suministrado el combustible, es el titular de un
crédito marítimo cuya peculiaridad es la afección del buque, es decir, si transcurrido el
viaje no se paga la deuda, el acreedor podrá tomar el barco y venderlo en publica subasta
para cobrarse lo debido por el deudor.
Los créditos marítimos privilegiados son aquellos que surgen de la utilización, disfrute o
explotación de una embarcación, y por imperio de la ley, ya sea nacional o por
convenciones internacionales, se entiende como el derecho que la ley reconoce a un
acreedor en razón de la calidad y causa de su crédito.
Es decir, se entiende por Privilegios Marítimos aquellos créditos a los que la Ley les
atribuye una categoría especial, caracterizados por la posibilidad de ser ejercitados
directamente sobre el buque, independientemente de quien lo opere, y sin que se requiera
algún tipo de formalidad registral o sentencia previa. Así, las características de los
Privilegios son:
Las actuales empresas de navegación operan como sociedades anónimas con abundante
capital y recurren a la emisión de obligaciones o Debentures para obtener recursos
adicionales. Las instituciones del crédito marítimo fueron perdiendo su importancia
original, pero aún tienen utilidad para los pequeños y medianos armadores que no
disponen de otros recursos para obtener capital operativo.
La Ley de la Navegación regula las dos instituciones principales del Crédito marítimo:
La hipoteca naval.
Los privilegios marítimos.
Hipoteca Naval
El buque es un bien mueble por naturaleza, pero con la característica excepcional que
puede ser hipotecado, ya que esta figura jurídica fue creada inicialmente solo para los
bienes inmuebles.
La hipoteca naval, como garantía real, tiene por objeto asegurar el cumplimiento de una
obligación. La hipoteca naval es así accesoria respecto de la obligación “principal”.
Significa que el buque queda sujeto directa e inmediatamente, cualquiera que sea su
poseedor, al cumplimiento de la obligación para cuya seguridad fue constituida la
hipoteca naval. Incluso aunque el buque sea propiedad de un tercero ajeno por completo
a la obligación principal, el acreedor hipotecario dispone de un derecho de persecución
del buque (reipersecutoriedad) e, incluso, si persiste el incumplimiento, del derecho a la
venta forzosa del mismo para satisfacer la obligación principal (ius distrahendi) y a cobrar
con prioridad (con importantes excepciones legales) con el precio de remate o venta.
Podemos decir que la hipoteca naval es un contrato accesorio de otro principal al que
garantiza por medio de la afección real del buque, pero también puede ser un contrato por
el que aparece un derecho real de hipoteca sobre el buque.
La hipoteca naval puede ser constituida sobre todo buque de matrícula nacional
de diez (10) o más toneladas de arqueo total (art.499). También se puede constituir
sobre buques en construcción del mismo tonelaje (art. 502) y sobre artefactos
navales habilitados (art. 514).
Los buques de menos de 10 toneladas, solo pueden ser gravados con prenda, (art.
499).
A diferencia de la hipoteca civil que se constituye por escritura pública, la
hipoteca sobre un buque puede constituirse por Escritura Pública o por
Documento Privado Autenticado. (art. 501).
El art. 503 establece el contenido del instrumento de constitución de la hipoteca
naval: datos del acreedor y del deudor, datos de individualización del buque,
naturaleza del contrato al que accede la hipoteca, monto del crédito, intereses,
plazo, lugar del pago, etc.
El orden de inscripción de la hipoteca determina la preferencia del título. Si hay
varias inscripciones en el mismo día, prevalece la que fue hecha en hora anterior.
(art. 504).
La hipoteca subsiste luego de enajenado el buque o dividido el condominio (art.
500), esto significa que el acreedor hipotecario puede exigir el pago al nuevo
propietario. El privilegio del acreedor hipotecario se extingue a los tres años desde
la fecha de la inscripción de la hipoteca, si la misma no se renueva o si su plazo
de amortización no fuese mayor (art. 509).
La hipoteca Naval sólo tendrá efectos con respecto de terceros desde la fecha de su
inscripción en el Registro Nacional de Buques. Debe además tomarse nota de ella en el
certificado de matrícula' del buque y en el título de propiedad.
Las hipotecas que se constituyan en jurisdicción argentina sobre un buque en viaje, deben
anotarse a requerimiento telegráfico del jefe del Registro Nacional de Buques en el
certificado de matrícula. Dicha anotación se hará por la autoridad marítima del puerto
argentino donde el buque se dirija o encuentre, o por el cónsul argentino si tales puertos
son extranjeros.
Integran la hipoteca, a título de subrogación real, los siguientes créditos a favor del buque:
El acreedor hipotecario puede hacer valer sus derechos sobre el buque en construcción,
aunque haya pasado a poder de terceros. Su privilegio se extingue transcurrido el plazo
de tres (3) años desde la fecha de inscripción de la hipoteca, si la misma no se renueva o
si su plazo de amortización no fuera mayor. Salvo pacto en contrario la hipoteca no se
extiende a los fletes.
Al vencimiento del plazo para la devolución del capital o para el pago de los
intereses, en la forma que se hubiese pactado.
Cuando el deudor fuese declarado en concurso.
Cuando el buque hipotecado sufriese deterioro que lo inutilice definitivamente
para navegar.
Cuando existieren dos o más buques afectos al cumplimiento de una misma
obligación y ocurriese la pérdida o deterioro que inutilice definitivamente para
navegar a cualquiera de ellos, salvo pacto en contrario.
Cuando se cumplan las condiciones pactadas como regulatoria de la obligación
garantizada, y todas las que se produzcan el efecto de hacer exigible el capital o
los intereses.
Privilegios marítimos
Privilegio es el derecho que la ley acuerda a un acreedor para ser pagado con preferencia
a otros en la ejecución forzada del patrimonio del deudor. Con esta preferencia, que se
otorga tomando en cuenta el origen del crédito, el acreedor tiene la seguridad de percibir
su acreencia siempre que existan los bienes afectados al privilegio y que su valor sea
suficiente para satisfacerla. Por ello, los privilegios tienen gran importancia en el Derecho
de la Navegación, puesto que cumplen una verdadera función de garantía en favor del
acreedor, facilitando al armador la obtención de los medios necesarios para el
cumplimiento de su actividad específica.
Los privilegios definidos por el Código Civil y Comercial en su art 2573 “es la calidad
que corresponde a un crédito de ser pagado con preferencia a otro. Puede ejercitarse
mientras la cosa afectada al privilegio permanece en el patrimonio del deudor, excepto
disposición legal en contrario y el supuesto de subrogación real en los casos que la ley
admite. El privilegio no puede ser ejercido sobre cosas inembargables declaradas tales
por la ley”.
A mérito de lo expuesto cabe expresar que privilegios marítimos son los derechos de
preferencia y de garantía que la ley establece en favor de ciertos créditos originados en el
ejercicio de la navegación y que recaen sobre determinados bienes (buque, flete y carga).
Estos privilegios, si bien participan de los caracteres generales de los privilegios del
Derecho común (resultan únicamente de la ley, constituyen accesorios del crédito
respectivo, confieren a su titular un derecho de persecución erga omnes respecto de la
cosa afectada al privilegio y de preferencia en cuanto a otros acreedores aun con privilegio
general o especial, pero de rango inferior, etc.), poseen ciertos atributos que los
diferencian netamente de aquéllos, a saber:
Son especiales o particulares porque inciden sobre bienes determinados (el buque,
la carga y el flete), comprendiendo también en nuestro derecho al buque en
construcción y al artefacto naval en construcción.
Se reconoce prelación a los créditos de fecha más reciente sobre los de más
antigüedad.
A diferencia de los privilegios aeronáuticos, no requieren inscripción o publicidad
para que surtan efectos.
El buque y la carga responden por las obligaciones que contraiga el armador en y
para el ejercicio de la navegación, aunque éste no sea propietario de dichos bienes.
Por aplicación del principio de la subrogación real, se ejercen de pleno derecho
sobre los importes que sustituyen a los bienes que les servían de asiento.
a) Los gastos de justicia hechos en interés común de los acreedores para la conservación
del buque, o para proceder a su venta y a la distribución de su precio.
b) Los créditos del capitán y demás individuos de la tripulación, derivados del contrato
de ajuste, de las leyes laborales y de los convenios colectivos de trabajo.
c) Los créditos por construcción del buque, de carácter hipotecario o prendario.
d) Los derechos impuestos, contribuciones y tasas retributivas de servicios, derivados del
ejercicio de la navegación o de la explotación comercial del buque.
e) Los créditos por muerte o lesiones corporales que ocurran en tierra, a bordo o en el
agua, en relación directa con la explotación del buque.
f) Los créditos por hechos ilícitos contra el propietario, el armador o el buque, no
susceptibles de fundarse en una relación contractual, por daños a las cosas que se
encuentren en tierra, a bordo o en el agua, en relación directa con la explotación del buque;
g) Los créditos por asistencia y salvamento, remoción de restos náufragos y
contribuciones en averías gruesas.
Los créditos incluidos en el primer grupo son preferidos al crédito hipotecario, que tomará
su lugar después de ellos y con preferencia a los del segundo grupo. Los acreedores
privilegiados no podrán subrogarse en los derechos de propietario del buque a la
indemnización debida en virtud de un contrato de seguro de casco y máquina del buque.
Artículo 477: Los gastos realizados por la autoridad competente para la extracción,
remoción o demolición de restos náufragos de buques o artefactos navales conforme a las
normas del título II, capítulo I, sección 2, gozan de la preferencia establecida en el inciso
d) del artículo precedente.
Artículo 480: Los créditos vinculados a un mismo viaje son privilegiados en el orden en
que se mencionan en el artículo 476. Los comprendidos en cada uno de los incisos de
dicho artículo, en caso de insuficiencia del valor del asiento del privilegio, concurrirán a
prorrata. Sin embargo, los privilegios que garanticen créditos por asistencia o salvamento,
gastos de remoción de restos náufragos y contribución en avería gruesa, tienen preferencia
sobre los demás que graven el buque al momento en que se efectuaron las operaciones
que los originaron. Los privilegios enumerados en el inciso g) del primer grupo y los
mencionados en los incisos i), j) y k) del segundo grupo del artículo 476, se graduarán en
orden inverso al de las fechas en que nacieron. Los créditos enumerados en el inciso b),
c), d), e) y f) del primer grupo y los de los incisos h) y m) del segundo grupo del artículo
476, concurren entre sí, en igualdad de condiciones. Los derivados de un mismo
acontecimiento se reputan nacidos en la misma fecha.
Artículo 490: Tienen privilegio sobre el buque en construcción:
a) Los gastos de justicia hechos en interés común de los acreedores para la conservación
de la obra o para proceder a su venta y a la distribución del precio;
El acreedor puede solicitar que se forme un concurso particular para que se le pague de
inmediato.
Los créditos privilegiados del último viaje son preferidos a los de los viajes precedentes,
salvo los derivados de un contrato único de ajuste, que concurren dentro de su categoría,
con los demás originados en el último viaje.
La preferencia otorgada a los créditos del último viaje sobre los créditos de los viajes
precedentes, constituye un tradicional principio del Derecho de la Navegación,
fundamentado en la presunción de que las deudas contraídas por el armador en fecha más
reciente, contribuyen a salvar o conservar los bienes que sirven de garantía a los
acreedores precedentes, o sea, que la salvación o conservación de los bienes que
participan de la aventura marítima, por obra de un acreedor que suministra los fondos
necesarios a tal fin, posibilita la subsistencia de dichos bienes como garantía de otros
acreedores anteriores, por aparte de que, con la ayuda del crédito, se facilita que los bienes
sean dedicados a lo que por su naturaleza están destinados: la navegación.
Los créditos enumerados en el artículo 476 sobre privilegios de buques son también
privilegiados sobre los fletes, sobre el precio de los pasajes correspondiente al viaje que
de origen a aquellos y sobre los créditos a favor del buque que nazcan durante el mismo
viaje conforme al artículo 478 de la Ley de Navegación. Sólo pueden ejecutarse mientras
sean adeudados o su importe esté en poder del capitán o agente marítimo.
Los créditos a favor del buque nacidos durante el viaje a que se refiere el artículo
precedente son los que siguen:
a) Indemnizaciones originadas en daños materiales no reparados, sufridos por el buque,
y las adeudadas por pérdida de fletes.
b) Contribuciones por avería común por daños materiales, no reparados, sufridos por el
buque, o por pérdida de flete.
e) Salario de asistencia o de salvamento, previa deducción de la porción del mismo que
corresponda al capitán y tripulantes.
Cuando se trata de un buque o artefacto naval en construcción, la ley solo contempla tres
créditos privilegiados que están indicados en el artículo 490 de la Ley de Navegación
(LN) y son los siguientes:
a) Los gastos de justicia hechos en interés común de los acreedores para la conservación
de la obra o para proceder a su venta y a la distribución del precio.
b) Los créditos garantizados con hipoteca o prenda sobre un buque en construcción si se
ha constituido en los términos del artículo 502 (LN) y en el orden dispuesto en el inciso
c) del artículo 476.
c) Los créditos del constructor, siempre que el contrato respectivo se haya inscripto en el
Registro Nacional de Buques.
Los créditos que tienen privilegio sobre las cosas cargadas están previstos en el artículo
494 de la Ley de Navegación y son los siguientes:
El crédito por el precio del pasaje goza de privilegio sobre todo el equipaje del pasajero
mientras esté en poder del transportador. (art. 495 LN).
a) Por la expiración del plazo de un (1) año, salvo que antes de la expiración de ese plazo
el buque haya sido objeto de embargo. Ese plazo no corre mientras un impedimento legal
coloque al acreedor privilegiado en la imposibilidad de proceder al embargo del buque.
b) Por la venta judicial del buque, realizada en la forma establecida en esta ley y a partir
del depósito judicial del precio, sin perjuicio de lo dispuesto en el art. 472.
c) Por el transcurso del plazo de tres (3) meses en caso de enajenación voluntaria. Este
plazo comienza a correr desde la fecha de la inscripción del documento traslativo de la
propiedad en el Registro Nacional de Buques. Si en esta fecha el buque se encuentra fuera
de jurisdicción nacional, el término se cuenta a partir de su regreso a puerto argentino. La
inscripción en el Registro Nacional de Buques, se realiza previa publicación de edictos
por tres (3) días en el Boletín Oficial, anunciando la transferencia.
Los privilegios sobre las cosas cargadas se extinguen conforme al artículo 498 LN si la
acción no se ejerce dentro del plazo de treinta (30) días posteriores a su descarga, y
siempre que ellas no hayan pasado legítimamente a poder de terceros.