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DEFENSA

NACIONAL
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional

Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional


Nro. 07 - Noviembre 2022
R E V I S T A
DEFENSA
NACIONAL
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional

Nro. 07 - Noviembre 2022


Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional

Número 07 - Septiembre 2022

Director de la publicación Secretario de redacción


Jorge Battaglino Martín H. Bertone

Consejo editorial Consejo asesor


Ernesto López (Universidad Luciano Anzelini (Universidad
Nacional de Lanús) Nacional de San Martín
Kristina Mani (Oberlin Collegue) -Universidad de Quilmes- Uni-
David Pion-Berlin (Universidad versidad de Buenos Aires)
de California, Riverside) Diego D’Urso (Universidad de la
Héctor Saint-Pierre (Universi- Defensa Nacional)
dad Estadual Paulista) Sergio Eissa (Universidad de
Luis Tibiletti (Universidad de la Buenos Aires-Universidad de la
Defensa Nacional) Defensa Nacional)
Juan Tokatlian (Universidad Daniela Perrotta (II-
Torcuato Di Tella) CE-FFyL-UBA-CONICET)
Emanuel Porcelli (Universidad
de Buenos Aires)

Propietario: Universidad de la Defensa Nacional


Dirección: Maipú 262, 1er piso,
Ciudad de Buenos Aires
Código Postal: C1084ABF
Teléfono: (+5411) 4320-3403/04, int. 4363
Mail: revistacientifica@undef.edu.ar
Web: http://www.undef.edu.ar
Coordinación editorial: Martín H. Bertone
Diseño de tapa e interior: María Cordini
Corrección: Inés de Jesús - Tomás Várnagy

ISSN 2618-382X

Impreso en Multigraphic Servicios Gráficos


Belgrano 520, C1091AAS. Buenos Aires.
en el mes de noviembre de 2022.

Hecho el depósito que indica la ley 11.723


Impreso en Argentina.
Ninguna parte de esta publicación, inclusive el diseño de cubierta,
puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna
ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de
grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor.
Número 07

ÍNDICE

Editorial
Jorge Battaglino ................7-9

SECCIÓN GENERAL

Análisis comparando la Cuestión Malvinas


y la Cuestión Gibraltar desde la Teoría del
Valor del territorio
Mariana Alejandra Altieri ............11-44

La Doctrina de Seguridad Nacional: sus


efectos en la guerra del Atlántico Sur
Héctor D. Tessey ............45-80

La comunidad de inteligencia británica y el


Conflicto del Atlántico Sur
Héctor Agustín Arrosio .........81-116

El cine de Malvinas: vías de investigación


para la memoria cinematográfica
Ana Clara Barile .......117-134

Guerra de Malvinas: memoria colectiva y


representaciones sociales en la población
general y castrense
Fernanda Sosa, Omar Fernández, Nadia Kreizer y
Elena Zubieta .......135-165
5
Sentir Malvinas: ayer, hoy y siempre. Una
experiencia audiovisual, reconstruyendo
las vivencias de veteranos en el Conflicto del
Atlántico Sur. Primera, segunda y tercera
parte
Andrea Estela Walter .......166-177

TESTIMONIOS DE GUERRA
Sapper Hill: el último combate en suelo
patrio. 14 de junio de 1982, Islas Malvinas
Marcos Basavilbaso .......178-217

NORMAS DE PUBLICACIÓN .......218-222


EDITORIAL

El número 7 de la revista Defensa Nacional se ha dedica-


do por entero al análisis de distintos aspectos de la Guerra
de Malvinas. Se trata de una iniciativa de la UNDEF que se
suma a un conjunto de acciones llevadas a cabo en el marco
del aniversario del conflicto. Cabe destacar el financiamien-
to de más de 40 proyectos de investigación orientados a la
cuestión Malvinas, las primeras Jornadas de Investigación
sobre la Guerra, la creación de un programa permanente
“Malvinas y el Atlántico Sur”, el concurso de dramaturgia
junto con el Teatro Cervantes, el Seminario permanente de
Pensamiento Estratégico, la serie de videos sobre Veteranos
y las convocatorias especiales de UNDEF Libros sobre esta
cuestión.
Desde la instauración del enclave colonial en 1833, Mal-
vinas ha sido una problemática central de la historia argen-
tina que actualmente, tras cuarenta años del Conflicto del
Atlántico Sur, implica desafíos ineludibles para la Política
de Defensa Nacional. Teniendo en cuenta la centralidad
que la Cuestión Malvinas presenta para la enseñanza y el
estudio de contenidos de la Defensa Nacional, en particular
el hito que significó la guerra de 1982 y las actuales impli-
cancias geopolíticas relacionadas al Atlántico Sur y la An-
tártida, cabe que reflexionemos desde dónde y de qué modo
construimos el conocimiento sobre ella.
Desde la UNDEF, como ámbito académico democrático
de reflexión plural y crítica, consideramos que Malvinas re-
viste la condición de tema estratégico para la Argentina. Por
ello, debemos contribuir a partir de la generación de ideas
y argumentos a fortalecer aquello que está consagrado por
7
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

mandato constitucional en la Disposición Transitoria Pri-


mera: “La Nación Argentina ratifica su legítima e impres-
criptible soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del
Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insula-
res correspondientes, por ser parte integrante del territorio
nacional”.
La UNDEF promueve actividades de docencia, líneas de
investigación y acciones de extensión que tienen por ob-
jeto la indagación, el conocimiento y la divulgación de la
Cuestión Malvinas en general y de la Guerra de Malvinas
en especial. Entre las líneas de trabajo abordadas por los
equipos de docentes, investigadores y estudiantes, encon-
tramos aquellas vinculadas al análisis del conflicto en el
plano estratégico militar, en el plano operacional y a nivel
táctico; al examen del mando y el liderazgo en combate; al
estudio de la evolución de la doctrina militar a partir de la
guerra de Malvinas; y al desarrollo de la sanidad militar du-
rante el conflicto bélico. Cabe señalar que un lugar especial
lo ocupan los trabajos sobre la conformación de la memo-
ria entre los veteranos y en la memoria colectiva argentina.
Asimismo, se aborda la temática desde perspectivas geopo-
líticas y geoestratégicas, como así también desde la esfera
del derecho internacional público y de la historia militar.
De este modo, promovemos la generación de conoci-
miento científico situado con el propósito de brindar herra-
mientas teóricas, conceptuales e históricas que contribu-
yan a fortalecer la causa de la recuperación de la soberanía
efectiva y a defender el interés nacional. Asimismo, y guia-
dos por una visión que revaloriza la Defensa como una di-
mensión sustantiva de la estrategia de desarrollo nacional,
encontramos central profundizar la circulación de ideas,
tanto entre las comunidades científicas como en la ciuda-
danía. Por este motivo, uno de los grandes desafíos ante el
cual nos hallamos es favorecer los fundamentos de la Cultu-
ra de la Defensa Nacional, entendida como un conjunto de
ideas, valores, visiones del mundo y elementos identitarios
8
Jorge Battaglino

que legitimen la política de Defensa ya que, si bien el ins-


trumento militar tiene un rol central en el enfrentamiento
bélico y en la disuasión de amenazas externas estatales, la
Defensa también se construye a partir de la acción de los
componentes no militares de la sociedad y el Estado.
Este número 7 de la revista Defensa Nacional se inscribe
en esta lógica de difusión de una Cultura de la Defensa Na-
cional. Esta nueva edición de Defensa Nacional representa
un paso más en la construcción de conocimiento colectivo
sobre la Guerra que incluye artículos sobre: la teoría del va-
lor del territorio y su aplicación a los casos de Malvinas y Gi-
braltar; los efectos de la Doctrina de Seguridad Nacional en
la Guerra del Atlántico Sur; el análisis de la comunidad de
inteligencia británica durante el conflicto; el abordaje del
cine como una vía de investigación; y la memoria colecti-
va y representaciones sociales del conflicto en la población
general y castrense. Asimismo, la revista inaugura una sec-
ción especial centrada en los testimonios y vivencias de los
veteranos de la guerra. Allí podrá encontrarse un artículo
sobre el combate de Sapper Hill y un reporte sobre la docu-
mentación audiovisual de vivencias de Veteranos de Guerra
de Malvinas.
Jorge Battaglino
Rector de la UNDEF

9
Sección general
Recepción del original: 03/03/2022. Aceptación: 05/06/2022.

Análisis de la Cuestión Malvinas y la


Cuestión Gibraltar desde la Teoría del Valor
del territorio1
Analysis of the Malvinas issue and the Gibraltar issue
through the Value of Territory Theory

MARIANA ALEJANDRA ALTIERI


Universidad de la Defensa Nacional y Universidad de Buenos Aires, Argentina
marianaltieri@gmail.com

La Cuestión Malvinas y la Cuestión Gibraltar constituyen dos de las


disputas territoriales vigentes de más larga duración.2 En ambos ca-
sos los Estados Reclamantes de Soberanía (ERS): la República Argen-
tina (RA) y el Reino de España (RE), sostienen un diferendo de sobe-
ranía con el Estado Ocupante del Territorio (EOT), el Reino Unido de
Gran Bretaña e Irlanda del Norte (RU). Este trabajo presenta un aná-
lisis comparado del valor del territorio, tanto tangible (estratégico y
económico) como intangible (simbólico) entre ambas cuestiones, con-
siderando que es un factor de influencia en la disputa de soberanía.

1   Este texto surge de la investigación desarrollada para la tesis doctoral “Malvinas


y Gibraltar como Disputas Territoriales Prolongadas: un análisis comparado de su
perdurabilidad desde la teoría del atrincheramiento territorial” presentada para su
evaluación en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires el
2 de noviembre de 2021.
2  Se entiende por Cuestión Malvinas al diferendo internacional acerca de la so-
beranía de las Islas Malvinas, Sándwich y Georgias del Sur y espacios marítimos
circundantes entre la República Argentina (RA) y el Reino Unido de Gran Bretaña e
Irlanda del Norte (RU), y por Cuestión Gibraltar al diferendo de soberanía entre el RU
y el Reino de España (RE) por los territorios del peñón de Gibraltar, en los términos
en los que fueron presentados por los Estados demandantes, Argentina y España
respectivamente, ante las Naciones Unidas.
11
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Un peñón en el Mediterráneo, unas Islas en el


Atlántico Sur

El territorio y el valor que se le otorga es un factor de in-


cidencia fundamental en los conflictos internacionales, es-
pecialmente en las denominadas “disputas territoriales”,
donde lo que causa el conflicto es justamente la disputa por
la posesión de un territorio (Cho y Eun, 2017; Hensel, 2001;
Hensel y McLaughlin Mitchell, 2017; Prins, Wiegand, Gha-
tak y Gold, 2017 y Senese y Vasquez, 2008). Este valor otor-
gado puede clasificarse con relación a atributos tangibles
o a atributos intangibles (Hensel y McLaughlin Mitchell,
2017; Huth y Allee, 2002; Senese y Vasquez, 2008 y Wie-
gand, 2011).
Los atributos tangibles pueden ser económicos, espe-
cialmente respecto de los recursos naturales que contenga,
o de carácter estratégico: relativos a la ubicación (el control
de vías de comunicación y rutas comerciales especialmen-
te importantes, tales como los puntos de estrangulamien-
to del tráfico marítimo), a características geográficas (que
otorgan una ventaja sustancial sobre los posibles adversa-
rios) o por la existencia de recursos naturales estratégicos3
(esta última opción combina el valor estratégico con el eco-
nómico).
El valor intangible se compone por aquello que el territo-
rio simboliza o significa para el Estado y para su población:
puede incluir vínculos étnicos con la tierra o un valor nacio-
nalista basado en la pérdida de autonomía o sentimientos
de apego al territorio que se considera parte integrante de
la nación (Cho y Eun, 2017; Hassner, 2003; Hensel, 2001;
3  Según Bruno Fornillo, “un recurso natural puede llamarse estratégico si respon-
de a las siguientes condiciones relativas a su valor de uso, por sí mismas suficientes:
a) ser clave en el funcionamiento del modo de producción capitalista; b) y/o ser clave
para el mantenimiento de la hegemonía regional y mundial c) y/o ser clave para el
despliegue de una economía verde o de pos desarrollo; y las siguientes condiciones
relativas a su disponibilidad, de por sí necesarias: a) escaso –o relativamente es-
caso–; b) insustituible –o difícilmente sustituible–; c) desigualmente distribuido”
(Fornillo, 2014: 80).
12
Mariana Alejandra Altieri

Hensel y McLaughlin Mitchell, 2017 y Wiegand, 2011).


¿Cuáles son, entonces, las características que dan valor a
los territorios de las islas Malvinas4 y del peñón de Gibral-
tar?
Gibraltar es un promontorio rocoso que se asoma al mar
Mediterráneo en el suroeste de Europa. Por el norte, un an-
gosto istmo arenoso lo conecta con la costa occidental de
España, mientras que en el extremo más al sur, Punta Europa
mira directamente a África a solo 32 kilómetros de la costa
norte de Marruecos.
El Peñón es, en definitiva, una pequeña península al sur
de la gran península ibérica, que se estira hacia el conti-
nente africano en la orilla norte del estrecho de Gibraltar,
generando la zona más angosta del mar Mediterráneo y de
mayor cercanía entre Europa y África, prácticamente en la
salida hacia el océano Atlántico. El profesor Verdú Baeza
sostiene que esta posición destacada “(…) le proporciona
una posición geoestratégica de indudable valor en el con-
trol del Estrecho, habiéndose adaptado a las distintas ne-
cesidades de procesos históricos diferentes” (Verdú Baeza,
2008: 25).
Las Islas Malvinas, por su parte, conforman un archipié-
lago (con dos islas mayores, Gran Malvina y Soledad, y más de
200 islas menores e islotes), localizado en el Atlántico Sur
Occidental, integrado a la plataforma continental surameri-
cana, así como las islas Georgias del Sur y Sándwich del Sur,
siendo la continuidad geológica de la columna vertebral de
América del Sur la cordillera de los Andes que reemerge del
mar en la península antártica.
Geográficamente, Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur

4  Es importante aclarar que, si bien la Cuestión Malvinas abarca las islas Geor-
gias del Sur y las islas Sándwich del Sur, este trabajo de investigación se enfoca
especialmente en el territorio de las Islas Malvinas por sus características propias y
particulares en términos históricos y de valor del territorio, sin dejar de incorporar
cuestiones relativas al resto de las islas del Atlántico Sur que forman oficialmente
parte de la disputa de soberanía, aunque no se hará énfasis en sus características
particulares.
13
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

forman parte de una cadena de islas que incluye a Ascen-


sión y Santa Helena, Tristán de Acuña y las Islas Orcadas
del Sur, que sirven de postas terrestres no solo entre Amé-
rica del Sur y el continente africano, sino también de nor-
te a sur: del Ecuador hasta la Antártida. Todas estas islas,
salvo las Orcadas que están bajo la protección del Tratado
Antártico,5 están controladas de alguna manera por el RU
que mantiene instalaciones navales y militares que le per-
miten su despliegue como potencia naval del Atlántico Sur.
Habiendo localizado los territorios en el mapa, se abordará
la configuración de su valor tangible en relación con dicha
ubicación y sus características.

El Estrecho

En el estrecho de Gibraltar confluyen Europa y África,


Oriente Medio, el Mediterráneo y el Atlántico. Es uno de los
pasos estratégicos más importantes del mundo para el trá-
fico marítimo: con una longitud de 67 kilómetros y tan solo

5  El 1 de diciembre de 1959 Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos,


Francia, el Reino Unido, Japón, Nueva Zelanda, Noruega, Sudáfrica y la entonces
Unión Soviética, firmaron en Washington el Tratado Antártico con el objeto de ase-
gurar la libertad de investigación científica y la promoción de la cooperación inter-
nacional con fines científicos en la Antártida, y para garantizar que el sexto conti-
nente tuviera usos exclusivamente pacíficos. El Tratado Antártico entró en vigor el
23 de junio de 1961, al obtener la ratificación parlamentaria de todos sus signata-
rios originales. Siete de esos doce países mantenían en aquel momento reclamos de
soberanía en distintos sectores de la Antártida. La Argentina era uno de ellos, rei-
vindicando soberanía en el denominado “Sector Antártico Argentino”, definido por
el paralelo 60º Sur como límite Norte, y los meridianos 25º y 74º de longitud Oeste.
A su vez, los reclamos de Chile y el Reino Unido se superponen con el argentino:
el del Reino Unido abarca por completo el sector reclamado por la Argentina, y el
chileno se superpone parcialmente. Desde 1947, Chile y la Argentina se reconocen
mutuamente derechos de soberanía en la Antártida, quedando pendiente la delimi-
tación en la parte superpuesta de sus reivindicaciones. Con el objeto de evitar que el
asunto de los reclamos pudiera extenderse, el Tratado establece que, mientras esté
vigente, no se efectuarán nuevas reclamaciones de soberanía en la Antártida, ni se
ampliarían las ya existentes.

14
Mariana Alejandra Altieri

14 kilómetros de ancho en su punto más angosto, soporta


una densidad de tráfico marítimo de alrededor de 120.000
buques anuales (Romero Bartumeus y Morales Morales,
2017: 753). Desde el Atlántico hacia el Índico, a través del
mar Mediterráneo: “El área del Estrecho es una zona esen-
cial para Europa y el Mediterráneo por la importancia es-
tratégica del paso del Estrecho y su región circundante”
(Del Valle Gálvez, 2019: 1).
A su vez, en términos de seguridad, no solo constituye
una frontera exterior de la Unión Europea (UE), sino que
es una zona de tránsito para el paso entre los continentes
europeo y africano, muy utilizada por los migrantes y en
las rutas del contrabando (Romero Bartumeus, 2006). Esta
comunicación también implica infraestructuras críticas,
por ejemplo, dos gasoductos que unen los campos de gas
del desierto argelino con destino a Europa a través de Ma-
rruecos que, ingresando por España, recorren 1.430 kiló-
metros; “Además, la interconexión eléctrica entre Europa y
África también pasa por el Estrecho” (Romero Bartumeus,
2017: 155).
En este sentido, múltiples especialistas sostienen que el
Reino Unido se encuentra asentado en el Peñón por su po-
sicionamiento estratégico: “Gibraltar era estratégicamente
valioso por su posición en la entrada del mar Mediterráneo”
(Jordine, 2007: 125) Romero Bartumeus reafirma esa idea:
“Gibraltar no ha sido ni es relevante para la potencia que lo
ocupa por sí mismo, sino por su entorno, por su situación
geográfica” (2017: 196).
Los actores en la zona son los Estados ribereños como
España del lado europeo y del Magreb en la costa sur del
estrecho, especialmente Marruecos, pero también el Reino
Unido con Gibraltar y Estados Unidos con las bases de la Or-
ganización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Rota
y Morón (España). “Mantener una presencia en cualquie-
ra de las dos orillas proporciona no solo la responsabilidad
de proteger el tráfico marítimo, sino también una posición
15
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

de importancia estratégica” (Romero Bartumeus y Morales


Morales, 2017: 754).
Para el RU la importancia de la zona y, por ende, su pre-
sencia en Gibraltar, está dada por la posibilidad de un des-
pliegue naval rápido, y para Estados Unidos es la de mante-
ner un control efectivo de su ruta más corta al Golfo Pérsico,
además de su influencia en el Mediterráneo. Sin embargo,
mantener abierto y seguro el estrecho de Gibraltar no es
solo una responsabilidad frente a la UE para España; es una
cuestión de seguridad nacional, considerando que no solo
más del 82% de las importaciones españolas llegan desde
el Mediterráneo, sino que en la misma angostura del Estre-
cho se encuentra el principal puerto español: Bahía de Al-
geciras.
En este marco, el especialista en geopolítica Romero
Bartumeus sostiene que lo trascendental es el Estrecho, no
Gibraltar, salvo por la circunstancia de que el Peñón es una
cuña en territorio español que le da acceso al control del Es-
trecho a una potencia extranjera: “Para España (…) Gibral-
tar solamente tiene relevancia por estar en manos de otra
potencia, no por sí mismo. El territorio nacional aporta su-
ficientes lugares mucho más adecuados para llevar a cabo
acciones o desarrollar actividades de relevancia estratégica
que Gibraltar” (Romero Bartumeus, 2006: 152).

El Atlántico Sur Occidental

En el Atlántico Sur Occidental, solo dos actores regiona-


les detentan casi la totalidad del litoral marítimo: Brasil, con
la costa más extensa (4.300 km), y Argentina, que controla
la boca oriental de tres pasajes bioceánicos (Magallanes,
Beagle y Drake). Ambos tienen interés en mantener segu-
ras las líneas de comunicación marítimas y el buen orden
en el mar.6 A su vez, del lado oriental, el actor primordial es
6  Es decir, que se mantengan vigentes las normas internacionales que brindan se-
16
Mariana Alejandra Altieri

la República Sudafricana: por el cabo de Buena Esperanza


pasa gran parte del flujo proveniente de Asia y de la ruta del
petróleo del Medio Oriente proveniente del océano Índico.
Existen varias plataformas de articulación regional en-
tre los países ribereños de América y África: uno de sus or-
ganismos birregionales más antiguos es la Zona de Paz y
Cooperación del Atlántico Sur (ZPCAS),7 creada en 1986 por
iniciativa de Brasil. El foro América del Sur-África, también
impulsado por Brasil, constituido en el 2006, o las cumbres
América del Sur-Países Árabes, un foro de coordinación
política y cooperación, cuya primera edición fue realizada
en Brasilia en 2005. A su vez, las potencias extraregionales
que detentan el control naval y son garantes de las vías de
comunicación y comercio en el Atlántico Sur son Estados
Unidos, tanto por su condición de primera potencia naval
mundial como por su cercanía geográfica a la zona en tér-
minos hemisféricos, y el Reino Unido, que está asentado en
toda la cadena de islas que se encuentran en el centro del
océano Atlántico Sur, entre América y África.
Bologna sostiene que el Atlántico Sur es una “llave maes-
tra en la geopolítica de las comunicaciones navales del
mundo” (1982: 813) y que el asentamiento en las islas Mal-
vinas permite asegurar un control estratégico del estrecho
de Magallanes y, como señala también García, “funciona
como una puerta de acceso privilegiada hacia la Antárti-
da, una de las reservas de agua dulce más importantes del
mundo” (2017: 47). El posicionamiento estratégico del RU
en las islas Santa Helena, Tristán de Acuña, las islas Mal-
vinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, así como la
posesión compartida con Estados Unidos de la isla de As-

guridad a las líneas de comunicación y comercio marítimas, así como la protección


de los recursos vivos marinos y la preservación del ambiente.
7  Integrado por 24 países costeros del Atlántico Sur, siendo ellos: Angola, Argen-
tina, Benín, Brasil, Cabo Verde, Camerún, Costa de Marfil, Gabón, Gambia, Ghana,
Guinea-Conakri, Guinea-Bissau, Guinea Ecuatorial, Liberia, Namibia, Nigeria, Re-
pública del Congo, República Democrática del Congo, Santo Tomé y Príncipe, Sene-
gal, Sierra Leona, Sudáfrica, Togo y Uruguay.
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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

censión, le permite el patrullaje, monitoreo y el despliegue


sobre las costas atlánticas de Suramérica y África lo cual
“(...) le otorga un carácter de país ribereño en la región y lo
proyecta hacia la Antártida” (Dario, 2015: 8).
Por otro lado, la potencialidad económica de la zona está
fundada en sus recursos naturales ictícolas e hidrocarbu-
ríferos. El principal recurso explotado actualmente son los
calderos de pesca, a través de una compleja red de intereses
estratégicos internacionales, surgida al volcarse al Atlán-
tico Sur las flotas pesqueras de alrededor de 20 países de
Asia, Europa y América Latina, destacándose las de Japón,
Corea del Sur, Taiwán, China, Estonia, Lituania, Polonia, Es-
paña, Chile y Noruega (FAO, 2014: 12). En materia de re-
cursos energéticos, la exploración que se viene realizando
identificó varias cuencas potencialmente ricas en recursos
petroleros y gasíferos shale (Arnaud, 2014), sin embargo, el
costo de su explotación efectiva se relevó demasiado alto y
la esperanza en el desarrollo de la cuenca See Lion se desplo-
mó en 2020.
La importancia económica de las islas forma parte de
su historia y explica, en parte, la disputa por su ocupación
original. Ya en el siglo XVIII pasaban constantemente bar-
cos balleneros y cazadores de focas que depredaban la zona
de un recurso considerado fundamental en esa época. Ac-
tualmente, este usufructo de recursos vivos marinos se ha
trasladado a la actividad pesquera, de la cual la economía
de las Islas se ha visto especialmente beneficiada desde la
declaración unilateral de una zona exclusiva.

Las garras del león: las bases militares

En ambos casos la importancia estratégica del territorio


se correlaciona con la importancia otorgada por el RU a sus
instalaciones militares en el mismo.
En el caso del Peñón, luego de haber sido parte funda-
18
Mariana Alejandra Altieri

mental de las operaciones de la OTAN durante la Guerra


Fría y previo al ingreso de España a la organización, actual-
mente se desempeña solo como base de apoyo y ha merma-
do su personal, aunque no así su tecnología y relevancia. Si
bien actualmente ya no cataloga como base de la UE, sigue
constituyendo un punto logístico central para buques de la
alianza atlántica y el posicionamiento que le permite al RU
ser un actor naval autónomo y con presencia propia en la
boca del estrecho. La base naval, además, se completa con
el aeródromo militar y con una gran central de captación
satelital de inteligencia.
Según Jordine, para RU el valor militar del asentamiento
en el Peñón siempre fue un factor relevante: “En las déca-
das posteriores a la conquista de Gibraltar, su función más
importante fue la de base de la armada. Los británicos alen-
taron los asentamientos y esperaban que Gibraltar pudiera
producir beneficios como centro comercial, pero estos eran
problemas secundarios” (2007: 7). Hasta el día de hoy en
el entorno del Ministerio de Defensa británico se considera
un enclave fundamental tal y como señala Del Valle Gálvez:
“En este sentido, el interés primordial británico es el militar
y de seguridad, y mantener el inmenso privilegio de poseer
en el Estrecho, en el 40% del territorio de Gibraltar, un ae-
ropuerto militar, una base aérea, otra naval, y un conjunto
de bases de Inteligencia” (2015: 88).
Por ende, la base británica en el Peñón se constituye
como un puesto logístico de primer orden, paso obligado de
la Marina británica en gran parte de sus despliegues (Ro-
mero Bartumeus, 2006: 148), de la cual el Ministerio de De-
fensa británico no está dispuesto a desprenderse. La base
militar es uno de los puntos que ha mantenido álgidas las
relaciones binacionales entre el RU y España, especialmen-
te en lo referido a la escala de buques y submarinos, tanto
británicos como de otras nacionalidades, algo que España
siempre ha resentido, comprendiéndolo como una viola-
ción a su soberanía y su seguridad.
19
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

En el caso de las Islas Malvinas, una vez que finalizó el


Conflicto del Atlántico Sur y retomado el control sobre las
Islas, el gobierno británico define iniciar un “fortalecimien-
to defensivo” mediante el establecimiento de una base ae-
ronaval, con proyecciones a toda la zona en conflicto y con
potencialidad a todo el Atlántico Sur: “Es así que tomada
la decisión de construir esta nueva base en las Islas se ini-
ciaría un proceso de concentración de fuerzas militares de
última generación tecnológica y se crearía un nuevo para-
digma de seguridad y de presencia imperial británica en el
Atlántico Sur” (Gómez, 2013: 118).
La base británica es, en realidad, un complejo militar
que cuenta con instalaciones aéreas en Monte Agradable y
navales en Mare Harbour y desde el año 2004 es la sede de la
Comandancia Naval británica del Atlántico Sur. En la prác-
tica funciona, principalmente, como un centro de adiestra-
miento y formación, y como base de apoyo para las expedi-
ciones antárticas-británicas, y el preposicionamiento naval
en la zona. Monte Agradable tiene la capacidad para alber-
gar una fuerza de tres mil combatientes contando su equi-
po, junto a ochenta aeronaves de combate. A su vez, posee
dos pistas aptas para el aterrizaje y despegue de aviones
de transporte militar y aviones de combate; la base naval
cuenta con un puerto apto para naves de superficie y sub-
marinos (Winer, 2013).
Desde el inicio de la construcción de las instalaciones
militares, la RA ha denunciado la militarización del Atlán-
tico Sur en múltiples foros internacionales, como la OEA y
al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, conside-
rando que la instalación de estas bases no solo significaba
una amenaza para los argentinos, sino para la seguridad
de toda la región latinoamericana. De hecho, ZPCAS nace
como respuesta regional a esta situación:8 Brasil presentó
su propuesta de creación en 1986, en el marco de la Asam-

8  Su principal objetivo es mantener a la región libre de armas nucleares, haciendo


referencia al cumplimiento de tratados como el Antártico o de Tlatelolco.
20
Mariana Alejandra Altieri

blea General de las Naciones Unidas.


El RU argumenta que las instalaciones militares no tie-
nen otro objeto que la defensa de los isleños ante una posi-
ble incursión argentina. Si bien la correlación entre los me-
dios actualmente disponibles en las Islas y las capacidades
argentinas desmienten esta posibilidad, múltiples voces
defienden en el RU la necesidad de mantener la inversión
en defensa. Dodds (2012), autor británico, señala que, en
el marco de la Revisión de Seguridad y Defensa Estratégi-
ca iniciada en 2010, se desató un intenso debate en el RU
sobre la vulnerabilidad de las Islas a un futuro ataque de
las fuerzas argentinas. Sin embargo, tal y como sostiene el
propio autor, el equilibrio militar está muy a favor del Rei-
no Unido en términos de fuerza y ​​sofisticación tecnológica
(Dodds, 2012: 695), a lo cual hay que sumar las dificultades
para adquirir capacidades militares que han afectado a la
RA desde la finalización de la guerra por el veto constante
del RU “lo cual dificulta la adquisición de repuestos para su
normal funcionamiento” (Eller y Quintana, 2017: 120).
Ambas bases militares mantienen su importancia en la
planificación británica y su relevancia como postas impres-
cindibles en el despliegue de su poder naval, en relación
con su ubicación estratégica y el alto valor tangible asig-
nada las mismas. Habiendo comprendido la importancia
económica y estratégica, especialmente en términos mili-
tares, que configuran el valor tangible de ambos territorios,
corresponde analizar cómo opera el valor intangible de los
mismos.

La llave del Mare Nostrum9

En términos de valor intangible, el peñón de Gibraltar

9  En la antigüedad, y por muchos años, las civilizaciones costeras al Mediterráneo


lo denominaron Mare Nostrum, es decir Mar Nuestro. Se utiliza esta denominación
para acentuar su importancia no solo en la geopolítica, sino también en el imagi-
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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

se ha constituido tanto en un símbolo para los británicos


como para los españoles, más tempranamente para estos
últimos, debido a cierto valor previo asignado por la recon-
quista realizada por los reyes Católicos10 que denominaron
al Peñón “la llave de España”. Sin embargo, también se con-
virtió en un símbolo de resiliencia y gloria para el imperio
británico, aunque más tardíamente.
Punta Europa, desde donde se puede ver África en el ho-
rizonte, representó por muchos años la Finís Terrae, el lugar
donde acababa el mundo conocido y se erigía; cercano y a la
vista, pero inmensamente lejano; el continente de lo desco-
nocido y lo amenazante. Es destacable, además, que para la
cultura clásica europea el Peñón era conocido como Monte
Calpe y era considerada una de las Columnas de Hércules: se-
gún la mitología griega, el héroe separó África de Europa
abriendo el paso del Atlántico y creando el mar Mediterrá-
neo, dejando como vestigios el monte Mons Abyla o Jebel Musa
del lado marroquí y la roca en Gibraltar.
Resulta de interés destacar que, en la ciudad española
enclavada en Marruecos, Ceuta, existe una alegoría11 a la
segunda columna de Hércules en referencia a que España
podía unir aquello que en la antigüedad había sido separa-
do.12
Gibraltar fue, a su vez, el lugar por el cual ingresaron los
musulmanes a la península ibérica, de allí su nombre: el
monte de Tariq, del árabe Ẏabal Tāriq nombre del general
Táriq ibn Ziyad, quien dirigió el desembarco en este lugar

nario europeo.
10  Denominación con la que se designa a la reina Isabel de Castilla y al rey Fernan-
do de Aragón cuyo matrimonio dio lugar al Imperio Español.
11  Escultura de bronce situada en la bocana del puerto de Ceuta, obra del artista
ceutí, Ginés Serrán Pagán: “El Hércules abraza las columnas para unir lo que él mis-
mo había separado, simbolizando así la unión entre los países del mundo”.
12  Tanta importancia mítica tenían para España que las columnas aparecen inclu-
so en el escudo real con el lema Plus Ultra, que se incorpora con el “descubrimiento”
del Nuevo Mundo (la conquista del continente americano) en contraposición con el
lema Non Plus Ultra romano que significaba “Más allá del mundo conocido”.
22
Mariana Alejandra Altieri

de las fuerzas del Califato omeya de Al-Walid I en 711. Jus-


tamente por ello es el lugar signado por la reconquista para
la cristiandad de toda la península con la expulsión de los
moros de Granada.13
La conquista del peñón de Gibraltar por las fuerzas ar-
madas británicas y holandesas en 1704, en el marco de la
guerra de sucesión española (a favor del archiduque Carlos
de Austria) significó, de hecho, la apropiación por el RU de
la fortaleza de Gibraltar, situación que fue reconocida en las
negociaciones de paz y asentada en el artículo X del trata-
do de Utrecht en 1713, reservándose el Reino de España el
derecho a retracto. En el marco de las Naciones Unidas, sin
embargo, se trata de un territorio no autónomo14 y pendien-
te de descolonización, y desde 1964 la Asamblea General de
la ONU (Organización de las Naciones Unidas) solicita que
se lleven a cabo negociaciones hispano-británicas para este
fin. Para España, integra la Comunidad Autónoma de Anda-
lucía; para el RU, los territorios de ultramar británicos, que
forman parte de “la gran familia británica”, pero tienen una
ciudadanía especial.
Es importante señalar que múltiples análisis y relatos,
muchos de ellos británicos, enfatizan la amargura que sig-
nifica para España la pérdida del Peñón. Claramente, esta

13  En 1462 lo ocupan las tropas del duque de Medina Sidonia, a cuyo sucesor se
le concedió el marquesado de Gibraltar en 1488, incorporándose al dominio real
en 1502. Los reyes Católicos le concedieron su propio escudo de armas un año des-
pués. La llamada reconquista de Granada finaliza en 1492 con la rendición del Emir
de Granada frente a las puertas de la ciudad del mismo nombre.
14  “En el Capítulo XI de la Carta de las Naciones Unidas, se definen los Territorios
No Autónomos como ‘territorios cuyos pueblos no hayan alcanzado todavía la ple-
nitud del gobierno propio’. La Asamblea General, en su resolución 66 (I) del 14 de
diciembre de 1946, incluyó una lista de 72 Territorios a los que se aplicaba el Capí-
tulo XI de la Carta. En 1963, el Comité Especial encargado de examinar la situación
con respecto a la aplicación de la “Declaración sobre la Concesión de la Indepen-
dencia a los Países y Pueblos Coloniales” (también conocido como “Comité Especial
de Descolonización” o “C-24”) aprobó una lista preliminar de los territorios a los
que se aplicaba la Declaración (A/5446/Rev. 1). Actualmente, siguen figurando en el
programa del C-24 17 Territorios No Autónomos”. Extraído de https://www.un.org/
dppa/decolonization/es/nsgt
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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

amargura tiene que ver con esa simbología que considera-


ba a la plaza fuerte de Gibraltar el primer y último bastión
del Imperio hispano. En palabras del profesor Del Valle Gál-
vez “constituye una de las señas de identidad del Reino de
España” (2019: 7).
Rodríguez Sáez señala que el relato español en torno a
Gibraltar está rodeado de gestas heroicas, como la marcha
al exilio de la población gibraltareña –“y de otros teñidos de
leyenda y fruto de tradiciones poco contrastadas, tales como
el «Aquí lloré a Gibraltar» del ladrillo del regidor Varela (…)”
(Sáez Rodríguez, 2015: 46)–, que fueron constituyendo su
ascendencia mítica y equipándolo a la nación misma, en lo
que hoy es el discurso del irredentismo español.
La leyenda del Ladrillo de Varela hace referencia al regidor
perpetuo Bartolomé Luis Varela (1656-1718), uno de los fir-
mantes de las capitulaciones de la ciudad en agosto de 704.
En el año 1903 es hallado en San Roque por un niño llama-
do Manuel Gil Molina, un trozo de ladrillo con la inscripción
“Aquí lloré a Gibraltar 8-704 Varela”, así como las figuras,
imperfectamente dibujadas, del Peñón junto a una cruz.
La continuidad territorial, y que fuera justamente en
Punta Europa, le asigna características mucho más fuertes
a este caso, no asimilables a otras ciudades o territorios que
se ganaron y perdieron a lo largo de la historia española, in-
cluso en relación con el puerto Mahón en la isla de Menor-
ca, que también fue cedido en el tratado de Utrecht y hoy es
íntegramente español.
La investigadora norteamericana Melissa Jordine realiza
un amplio estudio en su libro The Dispute Over Gibraltar, en el
cual retoma la cuestión de la amargura española frente a la
pérdida del Peñón: “La conquista final de Gibraltar en 1462
y la expulsión de judíos y moros en 1492 habían represen-
tado la cima del poder de España. Pero, la incapacidad de
España para poner fin a la ocupación británica, o incluso
para conseguir una línea de demarcación oficial, fue un re-
cordatorio constante de sus debilidades” (2007: 75).
24
Mariana Alejandra Altieri

En la misma línea, Vidal Delgado sostiene que Gibraltar


es un símbolo de una reivindicación española. “Hemos he-
cho de la Roca una bandera, como si la unificación de los
reyes Católicos se hubiera truncado por unos kilómetros
cuadrados” (2013: 2).
Del Valle Gálvez hace hincapié en cómo esa simbología
se encuentra presente en el relato oficial español, como
recurso político que apela a la identidad al tiempo que le-
gitima y acrecienta esta misma referencia identitaria: “Gi-
braltar siempre ha sido un recurso retórico en los discursos
oficiales para generaciones y generaciones, una controver-
sia irascible marcada por la percepción de ilegítima ocupa-
ción territorial realizada por la perfidia del inglés” (Del Valle
Gálvez, 2008: 15). Para Jordine “Estos hechos ilustran la
extrema amargura que sigue mostrando España por la pér-
dida de Gibraltar, más de 300 años después de la conquista
británica de The Rock” (2007: 4).
En el caso británico, la importancia simbólica de The Rock
fue construyéndose más tardíamente, pero terminó con-
virtiéndose en un símbolo de la fortaleza del imperio de la
misma forma, casi a la inversa, que para España. “Tan sóli-
do como una roca” es el lema que identifica a Gibraltar para
los británicos, pero también equipara en esa frase al mismo
Imperio británico que, en la roca de Gibraltar, ha demostra-
do su solidez y resiliencia.
El historiador británico Geoffrey Plank (2013) sostiene
que la conquista y retención de Gibraltar fue un desafío
para el RU, no solo en sus orígenes, sino especialmente en
el siglo XVIII, tanto militar y diplomáticamente como en el
contexto de la cultura y política doméstica: “Como sitio para
examinar las interacciones humanas importantes para la
definición del nacionalismo británico, Gibraltar es único”
(2013: 349).
Plank resalta el hecho de que, en el siglo XVIII, Gibral-
tar era simultáneamente una posesión imperial y un lugar
europeo que se encontraba, como se ha señalado prece-
25
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

dentemente, en el cuádruple cruce de Europa, África, el


Mediterráneo y el Atlántico: “Por razones demográficas,
geopolíticas y económicas ineludibles, la residencia en el
puesto de avanzada parecía poner a prueba la importancia
y la resistencia del protestantismo, la herencia europea en
general y la identidad británica en particular” (2013: 349).
En la misma línea, David Lambert (2005), dedicado a
estudiar la consolidación del discurso en torno a The Rock,
sostiene que Gibraltar es importante por su “singularidad
mítica”: “Gibraltar ocupa un lugar importante en la mitolo-
gía del imperio británico como símbolo de gloria militar, re-
sistencia, firmeza y fuerza” (2005: 211). Plank sostiene que
“Tras el fallido asedio español de 1779-1783, Gibraltar se
convirtió en un símbolo de la fuerza y ​​la resistencia británi-
ca, con británicos enfrentándose solos al resto del mundo”
(2013: 346), tal y como volvió a suceder, desde el relato bri-
tánico, en la Segunda Guerra Mundial.
El Gran Asedio, intento de recuperación de la plaza efec-
tuada por España, fue un hito clave en la historia del Peñón
que marcó su configuración simbólica para ambas partes,
pero muy especialmente para los británicos. Hassner hace
hincapié sobre este punto: “En las murallas de Gibraltar,
con cañones del siglo XVIII todavía dirigidos a tierra firme
española, la guarnición británica habitualmente recrea la
ceremonia de las llaves, conmemorando el cierre de las
puertas de Gibraltar contra los españoles invasores” (2007:
108).
En su trabajo, Lambert recoge un dicho popular origi-
nado en el siglo XIX que sostiene que «la vieja roca pro-
bablemente será la última posesión extranjera cedida por
Gran Bretaña”; considerando que esa afirmación condensa
el sentido mítico asociado al Peñón, sostiene que Gibraltar
“sigue siendo un lugar a través del cual se han articulado
ciertas versiones de la identidad británica y una piedra de
toque de la resiliencia imperial” (Lambert, 2005: 212).
En The Journal of Imperial and Commonwealth History pode-
26
Mariana Alejandra Altieri

mos encontrar afirmaciones como ésta: “De hecho, podría


decirse que Gibraltar fue la más famosa de las guarniciones
británicas, tanto es así que la palabra en sí misma ha lle-
gado a connotar una fortaleza invencible e inexpugnable”
(Weiss Muller, 2013: 353). Incluso pueden encontrarse en
parte de la sociedad británica nostálgica de la gloria im-
perial, que consideran perdida una añoranza similar a la
de los españoles al enarbolar la perdida grandeza imperial
donde Gibraltar jugó un rol mítico destacado.

Islario del Fin del Mundo

Abordaremos ahora la configuración del valor intangible


de las Islas Malvinas. Fueron ilegalmente ocupadas por la
armada británica en 1833, expulsando a las autoridades
enviadas por el gobierno de las Provincias Unidas del Río
de la Plata y a la población civil.
Desde entonces, Argentina no ha cesado en el reclamo
por su recuperación. El diferendo de soberanía fue reco-
nocido por la comunidad internacional en el marco de las
Naciones Unidas, que le otorgaron el estatus de “Territorio
No Autónomo” y pendiente de descolonización mediante
negociones bilaterales entre el RU y la RA. Argentina con-
sidera a las Islas como parte de la provincia de Tierra del
Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur. La Constitución
argentina, en su primera disposición transitoria, ratifica su
legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvi-
nas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios ma-
rítimos e insulares correspondientes. El segundo párrafo
de la disposición agrega que la recuperación de dichos te-
rritorios y el ejercicio pleno de la soberanía constituyen un
objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino,
y que ello debe lograrse mediante formas pacíficas y respe-
tando el modo de vida de la población de las Islas.
Para el RU las Islas Malvinas son un territorio británico
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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

de ultramar que se autogobierna, pero cuyas relaciones ex-


teriores y asuntos de defensa están delegados en el gobier-
no británico.15 Posiblemente, para aquellos británicos que
pueden localizarlas en el mapa, resulte imposible separar a
las Islas Malvinas de la percepción mítica del fin del mundo
y del imaginario fantástico de leyendas de marinos y pira-
tas, aventureros y exploradores al estrecho de Magallanes,
la caza de ballenas inmortalmente plasmada en Moby Dick
y la idea de partir hacia lo desconocido. En esas leyendas
las Islas no tienen un nombre propio, sino que podrían ser
cualquiera de las posesiones británicas de ultramar, esas
dependencias coloniales exóticas que flotaban en los már-
genes del imperio y solo se volvieron tangibles en 1982
cuando debieron ir a combatir por ellas y sus habitantes.
Para Argentina, por el contrario, no existe un nombre
más propio que el de Malvinas: la pérdida de lo legítima-
mente propio a manos del imperialismo británico, la na-
ciente República contra la añeja Corona y su arrogancia, el
orgullo herido de las gloriosas naciones del sur que habían
derrotado al colonialismo español… Su configuración míti-
ca no está asociada a ese relato de aventuras que no se per-
cibe como propio, sino a la épica de la emancipación de una
nación joven que fue truncada mientras todavía no acaba
de conformarse. La guerra, por supuesto, multiplicó la pre-
sencia de la causa en la sociedad y le asignó una deuda de
sangre con los héroes que intentaron la reconquista.
La reivindicación por la soberanía de las Islas Malvinas
está muy presente en el ideario nacional argentino, y ha
calado muy profundamente en la sociedad. Esta presencia
destacada se asocia fuertemente con la guerra, pero sus
raíces son mucho más hondas; el mito de la “perdida per-
la austral” o de la “hermana menor” raptada por el invasor
inglés y que espera a ser rescatada estaba presente en la
constitución de la identidad argentina desde mucho antes.
15   El RU ha administrado las Georgias del Sur y las Sándwich del Sur por separado
de las Malvinas desde 1985, constituyendo el territorio británico de ultramar de las
islas Georgias y Sándwich del Sur.
28
Mariana Alejandra Altieri

No solo las Malvinas, sino la recuperación de las Malvinas,


se ha configurado como una gesta nacional que concentra
la revancha por todas las derrotas de la patria. Este mito
está fuertemente ligado a la rivalidad histórica con el Reino
Unido, que se constituyó en un antagonismo para los crio-
llos desde las invasiones inglesas en adelante, y que se re-
troalimentó de la usurpación de las Islas.
Marcaletti lo expresa con estas palabras: “Malvinas san-
gra, late con el recuerdo de un daño pasado que nos dice hoy
lo que no somos, lo que no pudimos ser. Destruye el sueño
de ‘Argentina potencia’, lastima la autoestima nacional, nos
brinda un panorama de lo que nos dejamos hacer” (Mar-
caletti, 2013: 90). Por ello, Malvinas es también una herida
abierta: “Porque Malvinas representa, para los argentinos,
la cuestión nacional por antonomasia. El más alto anhelo
de completitud para generaciones de mujeres y hombres
que nacieron bajo este cielo y este sol, con una parte de su
territorio ocupado por una potencia extranjera” (Poó, 2013:
241).
Este relato épico se fue alimentando a lo largo de la his-
toria por hitos marcados de heroicidad: La historia del des-
pojo,16 el gaucho Rivero,17 el Operativo Cóndor18 y la gesta
de Malvinas.19 Hay, además, una construcción simbólica de
la causa Malvinas en términos regionales, que, si bien fue
alentada políticamente en torno a la estrategia de apoyos
internacionales de latinoamericanización del reclamo, es
previa y se instala en el imaginario de emancipación lati-

16  Referencia a la usurpación británica.


17  Personaje mítico con raíz histórica: un gaucho que se queda en Malvinas luego
de la ocupación y lidera una rebelión contra las autoridades británicas.
18  Denominación que se le otorga al operativo realizado por un grupo de militan-
tes argentinos en 1966 que desvió un avión de Aerolíneas Argentinas y lo aterrizó
en las Islas Malvinas, donde se izó la bandera nacional y se leyó una proclamara de
reivindicación de la soberanía.
19  Forma de denominar a la recuperación de las Islas mediante la Operación Ro-
sario en 1982 que detonó el conflicto armado con el RU y que también puede hacer
referencia a toda la guerra de Malvinas.
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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

noamericana y de fraternidad de los pueblos hermanos,


contra una potencia extra regional: “La cuestión Malvinas
tiene la potencialidad de unir a los argentinos. Está íntima-
mente ligada a la lucha por la emancipación y a la unidad
americana y constituye, también, una posibilidad de reu-
nir a América, de reunificarnos” (Gráficas del Pueblo, 2019:
19).
La primera oleada de Malvinización se dio en la década
de 1930 cuando, consolidada la república después de los
largos periodos de guerras civiles, comienza a construirse
el relato nacional y a conformarse sus símbolos. Incluyendo
la obra de Groussac quien, siendo el director de la Bibliote-
ca Nacional, publica Las Malvinas en 1936 y el libro Nuestras
Malvinas de 1938, en el cual Juan Carlos Moreno hace una
crónica de su viaje a las Islas, en donde había permanecido
casi seis meses invitado por el padre Mignone a cargo de la
misión salesiana de las Malvinas.
En esa época se creó la primera asociación civil dedi-
cada a la cuestión: la Junta de Recuperación de Malvinas,
presidida por el socialista Alfredo Palacios. El espíritu de la
época se explica en las palabras del propio Palacios (1934):
“El derecho de nuestra Argentina a la soberanía de las Mal-
vinas es innegable. A pesar de ello, una de las naciones más
poderosas del mundo, abusando de la fuerza, las mantiene
en su poder. Es imperioso que el pueblo conozca su dere-
cho. Los argentinos no hemos reverenciado nunca a la fuer-
za y a la riqueza, sino a la justicia (…)”.
Una segunda gran oleada de Malvinización se da acom-
pañando la sanción de la Resolución 2065. Esta oleada tie-
ne sus raíces en la promoción de la Cuestión Malvinas efec-
tuada durante los dos primeros gobiernos de Juan Domingo
Perón, de la mano de la exploración antártica. Fue durante
su primer mandato en 1946 que se incorporaron las Islas
del Atlántico Sur y el territorio Antártico Argentino al mapa
oficial de la RA.
En 1966 se publica La historia completa de las Malvinas, de
30
Mariana Alejandra Altieri

José Luis Muñoz Azpiri. Según Llorens, la obra fue presen-


tada en un esfuerzo por fomentar el conocimiento sobre un
tema “inscripto en el corazón argentino”. Como parte de esa
estrategia, se crea el Instituto y Museo Nacional de las Islas
Malvinas y Adyacencias. Según Colombo y D´Elia “la movi-
lización de la opinión pública argentina fue una constan-
te durante toda la década de 1960, mediante campañas de
concientización nacional y de difusión de la problemática a
través de la prensa” (2019: 81). Así como las identidades se
constituyen también a partir del territorio, la argentinidad
se constituyó alrededor de la pérdida de una parte de ese
territorio que había sido parte de su historia. Lescano sos-
tiene que “No es la sola cercanía la que explica la integra-
ción de Malvinas en nuestro territorio. Más bien, las islas
son argentinas porque el proceso histórico de España en el
Atlántico Sur las alcanzó, y porque hubo argentinos que las
eligieron como lugar para vivir” (2013: 152).
La exaltación de figuras como la de Gaucho Rivero se
inscribe nuevamente en esta lógica antiimperialista de lo
criollo; lo argentino defendiéndose con heroísmo, pero en
desigualdad de condiciones, como fue la gesta de la Vuel-
ta de Obligado,20 contemporánea en el tiempo y que hoy se
celebra como el día de la Soberanía Nacional: la defensa de
lo propio frente a las potencias extranjeras. Esto retoma
lo planteado por José Hernández (1869), autor del célebre
Martín Fierro, el cual sostuvo:
Los pueblos necesitan del territorio con que han nacido a la
vida política, como se necesita del aire para libre expansión
de nuestros pulmones. Absorberle un pedazo de su territorio es
arrebatarle un derecho, y esa injusticia envuelve un doble aten-
tado, porque no solo es el despojo de una propiedad, sino que es
20  El 20 de noviembre de 1845 se produjo el combate de la Vuelta de Obligado en el
marco del bloqueo anglo-francés al Río de la Plata. Si bien la escuadra naval enviada
por Francia y el RU logró remontar el Río Paraná, como era su objetivo, la maniobra
de defensa criolla encarada por el brigadier Juan Manuel de Rosas, basada en cruzar
cadenas a lo largo del rio, tomó el carácter de ícono de la defensa de la soberanía, y
en el año 1974 fue sancionada la Ley que conmemora al 20 de noviembre como el
Día de la Soberanía Nacional.
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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

también la amenaza de una nueva usurpación. El precedente


de injusticia es siempre el temor de la injusticia, pues si la con-
formidad o la indiferencia del pueblo agraviado consolida la
conquista de la fuerza, ¿quién le defenderá mañana contra una
nueva tentativa de despojo, o de usurpación?

En la memoria colectiva cercana de Argentina, el año


2010 y, especialmente, el 2012, año del bicentenario de la
Nación y de los 30 años del conflicto bélico respectivamen-
te, la ponderación de las Islas como parte integral y pérdida
de la Nación retomó relevancia, tanto en el discurso y accio-
nar público como en la sociedad. En este sentido, en 2010
se publicó el libro Malvinas en el Bicentenario, que recopila tex-
tos que de diferentes autores que analizan la cuestión. Uno
de los autores, Juan Cruz Vázquez, sostiene que “Las Islas
Malvinas han sido y son, aún hoy, un elemento central en la
construcción de la identidad argentina: una pieza clave en
la socialización del sujeto nacional” (2010: 99).
No solo las organizaciones de veteranos, excombatientes
y asociaciones de familiares de los caídos comenzaron a te-
ner relevancia en la agenda pública, sino que la reivindica-
ción de la recuperación de las Malvinas como causa patrió-
tica de absoluta legitimidad popular quedó atravesada por
una contienda dirigida en el marco de una dictadura militar
ilegítima e implantadora del terrorismo de Estado (Winer,
2013). Por ende, la memoria colectiva todavía debe liderar
con la doble condición de sus soldados, concebidos como
héroes y víctimas a la vez, y con la reivindicación ambigua
de una guerra que la democracia no defiende pero que se
sigue considerando míticamente como “la gesta de Malvi-
nas”.
Hay expresiones malvineras que oscilan entre el polo del
heroísmo y el de la victimización. En algunas, se produce la
simultaneidad, la coexistencia y la articulación de la figura
del héroe y la víctima. En otros, se superponen y confluyen
elementos de ambas, exhiben ambigüedades, paradojas y
contradicciones. Todos estos deslizamientos, diferencias y
32
Mariana Alejandra Altieri

matices dan cuenta de un léxico en construcción (Gráficas


del Pueblo, 2019: 17).
Rosana Guber (2004), especialista en el tema, argumen-
ta que las denuncias de los excombatientes sobre los malos
tratos sufridos por parte de sus superiores, junto con las
durísimas condiciones de vida experimentadas durante la
guerra, contribuyeron a que la sociedad argentina identi-
ficara a los excombatientes como víctimas de la dictadura
militar. Según Panizo, a diferencia de los exsoldados, los
caídos en la guerra fueron concebidos por los gobiernos de-
mocráticos posteriores a la dictadura en términos de seres
que sacrificaron su vida por la patria.
Esta división quedó plasmada también en los distintos
agrupamientos de excombatientes, diferenciando a los ve-
teranos (de carrera militar) de los soldados conscriptos,
algunos de los cuales impulsaron las causas judiciales, de-
nunciado los malos tratos. En este sentido, la autopercep-
ción de quienes participaron en el conflicto como héroes,
víctimas o ambas cosas, son disímiles; en lo que no difieren
es en la firme reivindicación de soberanía de las Islas que
se han propuesto como causa rectora, además de luchar
por diferentes reclamos vinculados a sus derechos como
participantes del conflicto. A su vez, la comisión oficial de
Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur se
constituye en el año 1994 con los propósitos de honrar pú-
blicamente a sus seres queridos muertos en la guerra, y de
reafirmar los derechos soberanos sobre las Islas Malvinas:
“Así también los familiares enfatizan en la figura del héroe
y no de la víctima, intentan abstraer la guerra del terroris-
mo de Estado y proponen incluir a los caídos en la guerra en
el panteón de referencia de los grandes ciudadanos nacio-
nales” (Panizo, 2013: 198).
De forma casi opuesta, y a diferencia de Gibraltar, las
Malvinas nunca llegaron a configurarse con nitidez en el
imaginario británico. Asociadas a las exóticas posesiones
imperiales, más que a la “britanidad”, las Islas del Atlántico
33
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Sur solo adquirieron presencia en la sociedad civil a partir


de la publicidad que le otorgó el gobierno de Margaret That-
cher al conflicto militar. En 1982 el discurso oficial británi-
co fue el de “una madre que cuida de sus hijos” a lo largo y
ancho de mundo, como una expotencia colonial responsa-
ble por los territorios que siguen bajo su ala y como una po-
tencia naval que no puede ser desafiada en el Atlántico. Es
decir, se puso en juego la resiliencia imperial y el prestigio
del RU como actor internacional.
Como antecedente, es interesante el debate parlamenta-
rio en torno a la política de acercamiento efectuada por el
Foreign Office en 1968, rescatado por Colombo y D´Elia, en
el cual se “expresaron una serie de sentimientos compar-
tidos, que fueron desde una combinación de nostalgia im-
perial y un sentimiento de obligación con la gente que tenía
como deseo seguir siendo británica hasta un resentimiento
con las Naciones Unidas” (2019: 86). Según González para
una gran parte de la intelectualidad y clase política británi-
ca las Malvinas se consideran un símbolo del poder de per-
manencia del imperio: “el peón de la reina” en el Atlántico
Sur. “Las Malvinas constituyeron una prueba flagrante de la
persistente determinación de Londres de gobernar la alta
mar” (González, 2013: 12). De allí en adelante, memoria-
les de guerra, homenajes a los caídos, la fuerte presencia
del lobby isleño en el parlamento británico y un sentimien-
to de ofensa que persiste en las generaciones afectadas por
el conflicto, han mantenido la simpatía hacia la colonia y
especialmente la antipatía hacia cualquier tipo de negocia-
ción con Argentina.

Conclusiones comparadas

Como se ha ido detallando, ambos casos implicaban un


valor tangible estratégico, tanto para los Estados ocupantes
del territorio como para los Estados reclamantes de sobe-
34
Mariana Alejandra Altieri

ranía. Este valor estratégico está vinculado con la ubicación


geográfica cercana a pasos bioceánicos que, si bien pue-
den aumentar drásticamente en determinados momentos
‒como fue la Segunda Guerra Mundial en el caso del estre-
cho de Gibraltar‒ y decaer en otros ‒como es el caso actual
del estrecho de Magallanes‒, se sostienen invariablemente
como zonas geoestratégicas. Con lo cual, su importancia
estratégica específica para cada Estado, y, especialmente,
para el EOT, dependerá de su propia percepción en la diná-
mica de poder global y su lugar en la estructura del sistema
internacional y en relación con sus otros despliegues, zo-
nas de interés y prioridades internas.
Académicos dedicados al análisis de ambas cuestiones,
tanto de Argentina como de España, señalan que Malvinas y
Gibraltar no son estratégicos para sus países en sí mismos,
ya que la proyección hacia el Atlántico Sur y el Mediterráneo
respectivamente puede realizarse de forma efectiva desde
muchos otros puntos de su territorio nacional. Es, especí-
ficamente, por la ocupación británica; la presencia de otro
Estado proyectando poder sobre la zona lo que convierte a
estas posiciones en nodos neurálgicos de la geoestratégia
de las áreas donde se encuentran.
Por ello, el valor tangible estratégico está estrechamente
vinculado con la presencia de bases militares británicas en
ambos territorios y su potencialidad como centro de opera-
ciones y de asistencia logística al despliegue en la zona. De
hecho, actualmente la inversión en infraestructura militar
es notable. Ambas bases funcionan como centro de adies-
tramiento y de apoyo logístico para las escalas de buques
con destinos en todo el mundo.
En lo que hace al valor tangible económico, no es espe-
cialmente relevante en el caso de Gibraltar en términos ge-
nerales, pero sí lo es en Malvinas debido a la presencia de
RRNNEE (recursos naturales estratégicos) tanto ictícolas
en pleno funcionamiento como potenciales, en el caso de
los hidrocarburos, lo cual influye en su valor estratégico.
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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

En cuanto al valor intangible, es relevante señalar la cons-


trucción mítica. Ambos territorios estuvieron asociados en
algún momento a lo que se entendía como el fin del mundo (o
el fin del mundo conocido), bastiones o refugios de conquis-
tadores explorando lo desconocido. La historia del Peñón se
remonta a las leyendas griegas recuperadas en la creación
del imaginario de Europa mientras que las islas del Atlántico
Sur poblaron las novelas de piratas y marinos del siglo XIX.
Desde esta lógica, el valor intangible otorgado por los británi-
cos a sus posesiones de ultramar está asociado a la grandeza
del imperio y sus glorias pasadas. Es posible identificar que
el valor otorgado a Gibraltar se constituyó de forma mítica a
lo largo de los años para terminar por convertirse en un sím-
bolo de la resiliencia británica que hoy entra en decadencia,
mientras que en el caso de Malvinas el valor intangible está
únicamente asociado a la guerra y a los caídos en esa esta
remota y fantástica isla de “los mares del sur”.
Para los Estados reclamantes de soberanía, por el con-
trario, tanto Malvinas como Gibraltar forman parte de la in-
tegralidad ontológica de la Nación, por lo que permanecen
vigentes en el imaginario nacional como una pérdida irre-
parable y un reclamo irrenunciable asociado fuertemente a
la “perfidia del inglés”. La amargura ante la imposibilidad de
evitar la ocupación y recuperar la plaza constituye una heri-
da en el orgullo nacional y en la batalla simbólica contra el
imperio británico.
Más allá de que en la práctica tanto España como Argenti-
na han sostenido una relación comercial y diversos tipos de
alianzas o esquemas de cooperación con el RU, no eliminó
la percepción de competencia y de resentimiento frente a la
“prepotencia” imperial. Por ende, es posible sostener que el
valor del territorio, tanto tangible como intangible, influye en
la configuración de ambas disputas de soberanía, tanto en
relación con el cálculo estratégico de los EOT y los ERS como
también por el peso simbólico que han adquirido.

36
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43
Palabras clave & abstract

Palabras clave: Malvinas — Gibraltar — territorio — disputas


territoriales — soberanía

Keywords: Malvinas — Gibraltar — territory — territorial dis-


putes — sovereignty

Abstract
The Malvinas issue and the Gibraltar issue constitute two
of the longest- lasting current territorial disputes. In both
cases, the Sovereignty Claiming States (ERS): The Argen-
tine Republic (RA) and the Kingdom of Spain (RE), main-
tain a sovereignty dispute with the Occupying State of the
Territory (EOT), the United Kingdom of Great Britain and
Northern Ireland Ireland North (UK). This work presents a
comparative analysis of the value of the territory, both tan-
gible (strategic and economic) and intangible (symbolic) be-
tween both issues, considering that it is a factor of influence
in the sovereignty dispute.

44
Sección general
Recepción del original: 19/04/2022. Aceptación: 06/07/2022.

La Doctrina de Seguridad Nacional: sus


efectos en la guerra del Atlántico Sur
The National Security Doctrine: Its Effects on the
South Atlantic War

HÉCTOR D. TESSEY
Facultad del Ejército, Universidad de la Defensa Nacional
htessey@siedcmn.undef.edu.ar

La llamada Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) comienza a


imponerse en América Latina a partir del concepto “seguridad na-
cional” desarrollado por los Estados Unidos, y se consolidó como ca-
tegoría de su política exterior durante la Guerra Fría, ya que no solo
apuntaba a su frente interno, sino –y especialmente– a sus zonas de
influencia.
A los efectos de “la defensa militar y la seguridad interna, frente a
las amenazas de la revolución comunista, la inestabilidad del capita-
lismo y la capacidad destructora de los armamentos nucleares”, des-
pués de la Segunda Guerra Mundial (IIGM), los EE. UU. elaboraron el
concepto de “Estado de seguridad nacional” que incluía la estrategia
de “contención” (Deibel y Graddis, 1992: 460).
En este artículo se efectúa una descripción de su naturaleza, las
circunstancias de su adopción en nuestro país, y se analizan los efec-
tos de ésta y otras doctrinas en la guerra del Atlántico Sur frente al
concepto generalizadamente instalado de que la guerra se perdió,
pues los militares argentinos estaban dedicados a la represión inter-
na.

45
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

“El mayor defecto del olvido es que a veces incluye la memoria”


Jorge Luis Borges
“El que quiera hacer historia, primero que aprenda de ella”
Napoleón Bonaparte

Introducción

El objetivo del presente ensayo es analizar cómo una de-


cisión política, en este caso la de la adopción de la Doctri-
na de Seguridad Nacional, pudo haber tenido efectos en la
guerra del Atlántico Sur, a través del planeamiento y en el
empleo del instrumento militar.
Si bien voy a efectuar un recorrido por el contexto inter-
nacional y nacional en el que apareció y se adoptó en nues-
tro país la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) ‒con la
influencia de la política exterior de los EE. UU. en América
Latina previo a 1982‒, así como también de la política de
defensa nacional del período, la doctrina militar argentina
vigente entonces y una lectura del Informe Rattenbach, ter-
minaré mi análisis en el menor nivel táctico, que es el que
me ocupa y preocupa desde distintos proyectos de investi-
gación (Tessey, UNDEF 327/201821 y Tessey, en prensa22),
como forma de delimitar el campo de análisis y de inciden-
cia en aquella guerra, en la cual puede estar una de las res-
puestas probables a la consigna, pues refleja empíricamen-
te tal influencia.
La dimensión propiamente bélica de la guerra de Malvi-
nas fue prácticamente ignorada por las disciplinas acadé-
micas y tratada con excesiva cautela por autores e institucio-
nes militares. Esta dimensión es, tal vez, la más importante
21  UNDEFI 327/2018: 2da Etapa del Proyecto de Investigación UNDEFI (Programa
de Acreditación y Financiamiento de Proyectos de Investigación), Universidad de la
Defensa Nacional, citado 2016.
22  Proyecto de Investigación Ciencia y Técnica Orientado Malvinas (PICTO) “Malvi-
nas, Antártida y Atlántico Sur”, (en ejecución), vinculado con la Agencia I+D+i.
46
Héctor D. Tessey

desde las que pueden apreciarse y evaluarse las influencias


de las doctrinas sobre empleo y equipamiento de las Fuer-
zas Armadas (FF. AA.). Desde mediados de la década de
1980 las disciplinas sociales caracterizaron a las FF. AA. s
desde su función política y represiva, instaurando la visión
del conflicto internacional como una improvisada decisión
orientada a revertir la inexorable caída de la dictadura, el
autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, y
a resucitar la causa territorial para olvidar los crímenes
de lesa humanidad (Cavarozzi, 1986; Borón, 1988; Lorenz
2006 y Novaro y Palermo, 2003). Fue el sesgo dictatorial el
marco dominante para interpretar lo ocurrido en el Atlán-
tico Sur. Frente a ello, los relativamente pocos científicos
sociales que decidieron incorporar la guerra al campo de
la investigación empírica ubicaron a sus objetos de conoci-
miento fuera y después del campo de batalla: las memorias
de los exconscriptos (Guber, 2004 y Lorenz, 2006) y de la
sociedad argentina en la posguerra (Guber, 2001); la prensa
en la generación de una cultura de guerra (Escudero, 1996
y Tato y Dalla Fontana, 2020) y el trato que la sociedad civil
y el Estado dispensaron a quienes regresaron de las Islas y a
los familiares de los caídos (Rodríguez, 2015; Panizo, 2016;
Lorenz, 2017 y Chao, 2015, 2021).
Innumerables conocimientos, reflexiones, rutinas, des-
trezas, conflictos y tensiones permanecen ignorados cuan-
do se esgrime alguna de estas caracterizaciones, como
acusaciones, y más aún cuando se las combina. Así, con
la supuesta prueba de la derrota, las investigaciones aca-
démicas infieren que las FF. AA. solo estaban preparadas
“para reprimir a civiles desarmados, no para enfrentar a
un verdadero enemigo como Gran Bretaña”. Afirmaciones
como esta constituyen una simplificación del oficio militar
y de un hecho social extremadamente complejo como son
las guerras. Pese a suponerse sensibles a los contextos y a la
historia, quienes así argumentan predican una esencia de
lo castrense despojada de evidencia histórica y de especi-
ficidad. Este artículo discute estos abordajes porque están
47
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

montados sobre el desconocimiento acerca de cómo es el


entrenamiento de los profesionales militares para hacer la
guerra, y cómo lo hicieron cuando realmente ocurrió.
Para dejar atrás los habituales esquemas y avanzar ha-
cia la comprensión de Malvinas como una guerra, es decir,
como un hecho social que compromete saberes profesio-
nales específicos, decidí apelar a dos “estrategias” analí-
ticas. La primera es introducir la distinción entre el nivel
político-estratégico y el nivel táctico, es decir, entre quienes
planifican, proyectan y conducen las operaciones desde sus
Estados Mayores, y quienes protagonizan las misiones que
les ordena la superioridad.
La segunda es considerar otro campo para analizarla
tomando en cuenta influencias en su génesis, desarrollo
y desenlace, que bien puede ser la incidencia de intereses
foráneos sobre el desarrollo del llamado “pensamiento mi-
litar” y sus emergentes: la doctrina, el empleo y el equipa-
miento militar y, finalmente, sobre el resultado militar de la
contienda del Atlántico Sur.
Si bien las FF. AA. argentinas fueron actores principales
en la vida política del país durante el período anterior a la
guerra de Malvinas, fue el Ejército Argentino el preponde-
rante dada su trayectoria y su peso específico en el esque-
ma castrense dominante y de ahí la centralidad de este aná-
lisis. Como afirma Cornut:
La trayectoria del Ejército Argentino a lo largo del siglo XX ha
sido, como fue dicho, motivo de diversos estudios en torno de su
rol político e injerencia en los gobiernos del país. Sin embargo, la
mayor parte de esos análisis no da cuenta de la existencia de un
“pensamiento militar” que haya servido como base y estructura
de sus acciones tanto en el plano profesional como en el ámbito
institucional de la nación. La propia dinámica político-institu-
cional acabó por confundir y combinar los efectos de estos planos
en el marco del fin último de la defensa que es la preservación
de los intereses vitales del país, enfrentando las amenazas, pri-
mero con disuasión y luego procurando resolver las situaciones
conflictivas en general, sin discurrir acerca de su procedencia
48
Héctor D. Tessey

en términos de lo externo o interno. Dicho pensamiento militar


mutó conforme fueron variando las influencias de doctrinas e
intereses externos y la configuración de los conflictos, hasta per-
derse en modificaciones y superposiciones organizacionales y
de equipamiento, que no alcanzaron a ser ni reformas ni rees-
tructuraciones y que no guardaban relación conceptual con el
rol que debía desarrollar la fuerza en función de una realidad
situada en el contexto regional del Cono Sur y con su propia rea-
lidad nacional. (2019: 2)

Y como afirma Díaz-Criado: "No obstante pasar del pensa-


miento y la filosofía de la guerra a su práctica requiere un puente
conceptual que facilite la transformación de los principios en ac-
ciones y ese puente es la doctrina militar" (Díaz-Criado, 2020:
2).
La doctrina militar contiene el conjunto de conceptos
básicos, principios generales, procesos y normas de com-
portamiento que sistematizan y coordinan las actividades
de las FF. AA. La doctrina de mando especifica el tipo de
conducción y de mando a practicar y constituye el factor
central del sector militar de la sociedad (Rattenbach, 1959:
25-35). “Para entenderla es necesario conocer cómo se ge-
nera, de dónde se parte y a través de un análisis histórico y
conceptual desde las características de las sociedades has-
ta su esfuerzo en la guerra” (Díaz-Criado, 2020: 2); este mis-
mo concepto es expresado por Rattenbach (1959: 133), con
el agregado de los fundamentos de los múltiples enfoques
y campos sobre los que se manifiesta en la sociedad y en el
sector militar.
Por otro lado, las operaciones tácticas en Malvinas, que
es el ambiente en el que se plasmaron en la práctica las in-
fluencias de las doctrinas en presencia, siguen ajenas al
análisis académico y circunscriptos al relato testimonial
de sus protagonistas, precisamente por la abundancia de
personal involucrado en las acciones y por la complejidad
de su abordaje. Esta literatura de los veteranos de las Fuer-
zas Armadas y de Seguridad data de la temprana posguerra
e incluye descripciones acotadas a la propia experiencia.
49
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Incorporar esos relatos a caracterizaciones más compren-


sivas que articulen niveles operacionales y tácticos, unida-
des y subunidades, jerarquías y especialidades, es una ta-
rea pendiente para comprender cómo actuaron realmente
las fuerzas argentinas en las Islas, especialmente a la hora
de combatir. De quienes en 1982 fueron jefes de fuerza y
de unidad –batallón, regimiento– se espera una literatura
más conocedora y reflexiva que incluya los fundamentos de
las sucesivas decisiones (Piaggi, 1994; Robacio y Hernán-
dez, 1996; Parada, 2012 y Soprano, 2020). Sabemos que el
principal problema para estudiar una guerra a partir de sus
sobrevivientes es que nadie puede estar en distintas posi-
ciones a la vez, ni saber qué va sucediendo en el febril curso
de los acontecimientos con todos y en todas partes. Tam-
bién sabemos que las narraciones de los grandes jefes sue-
len modelarse con justificaciones ad hoc en función de las
presiones evaluativas de sus instituciones y de la mirada de
otros pares, de los subalternos, los camaradas y el público
de la época. En 1982, algunos jefes estaban cerca de la tro-
pa, conocían sus necesidades y acompañaron el desempe-
ño de sus unidades y subunidades.
Pero, la mayoría de los comandantes argentinos perma-
neció en la capital isleña, o en el continente, sin visitar las
posiciones ni siquiera durante el largo mes de abril cuando
se especulaba con una solución pacífica al diferendo.
Estas conductas disímiles debieron haber respondido
a distintas doctrinas y tipo de personalidades que
seguramente estuvieron en vigencia en el período preguerra
a partir de las influencias de los ejércitos preponderantes en
cada oportunidad, aunque para acercarnos a las verdades
problemáticas , desde 1982 los argentinos ‒militares, civiles,
académicos, etc.‒ disponemos de la reconstrucción online
que consta en el Informe Rattenbach. Lamentablemente,
dicho Informe goza de más simpatías y antipatías que de
verdadero estudio (Tessey, 2020: 387).
Si bien sabemos que para entrever las consecuencias
50
Héctor D. Tessey

de la aplicación o práctica de determinadas doctrinas en


la resolución de conflictos debemos analizar los procesos
decisorios de cada nivel de conducción, sus apreciaciones
y resoluciones y, finalmente, las directivas operacionales y
tácticas, es en los menores niveles donde podemos apreciar
en plenitud aquellas consecuencias. Podemos traducir a la
antigua máxima (anónima) que reza: “un éxito táctico no
enmienda un error estratégico”, interpretando que es en el
nivel táctico donde se viven y padecen, cuando son desacer-
tadas, todos los efectos de aquellas decisiones superiores.
Al respecto, Aguirre (1987: 3), citando al coronel francés,
Loizeau, expresa: “el éxito estratégico deberá ser el resul-
tado de los esfuerzos convergentes hacia un objetivo único,
en función de una idea directriz absoluta, salida de un plan
que tiene en vista la decisión de la guerra. Todo debe ser
subordinado a la obtención de este éxito: procedimientos,
medios, y, asimismo, los éxitos tácticos que, si bien favore-
cen al éxito estratégico, no podrían reemplazarlo”.
Y, si bien todos los niveles de la conducción son contribu-
yentes y convergentes, también deben derivar desde el más
alto al de menor nivel. Por tal motivo, voy a desarrollar los
aspectos que muestran las principales líneas de la política
exterior de EE. UU. hacia América Latina y, en especial, a la
Argentina, previo a 1982; un resumen de la política de de-
fensa nacional argentina en el período y la doctrina militar
vigente producto de las influencias foráneas, para terminar
con una lectura del Informe Rattenbach y concluir con una
respuesta posible a la incógnita de la consigna.

Política exterior de EE. UU. hacia América Latina y


Doctrina de Seguridad Nacional

La llamada Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) co-


mienza a imponerse en América Latina a partir del concep-
to de “seguridad nacional” desarrollado por los EE. UU., y
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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

se consolidó como categoría de su política exterior durante


la Guerra Fría, ya que no solo apuntaba a su frente interno,
sino ‒y especialmente‒ a sus zonas de influencia.
A los efectos de “la defensa militar y la seguridad inter-
na, frente a las amenazas de la revolución comunista, la
inestabilidad del capitalismo y la capacidad destructora de
los armamentos nucleares”, después de la IIGM, los EE. UU.
elaboraron el concepto de “Estado de seguridad nacional”,
que incluía la estrategia de “contención” (Deibel y Graddis,
1992: 460). Estos autores analizan este concepto desde tres
ángulos: según fue concebido, según el desarrollo desde la
IIGM hasta el fin de la Guerra Fría, y según su posible afec-
tación a la política futura de los EE. UU. y sugieren que, con
la generalización de esta categoría política, el plano militar
pudo haberse convertido en el centro de análisis de las re-
laciones internacionales.23 Esta tendencia se manifestó en
la práctica transformando a la Guerra Fría en una “guerra
caliente”, con enfrentamientos armados en zonas perifé-
ricas en las cuales las grandes potencias se disputaban su
influencia al tiempo que intentaban limitar la expansión
de la otra, con los actores del llamado “tercer mundo”, pero
preservando un orden normativo que por arriba mantenía
la paz global a partir del concepto de destrucción mutua
(Hoffman, 1991: 102).
La DSN impuesta en Suramérica mantuvo la idea de que
a partir de la seguridad del Estado se garantizaba la de la
sociedad, pero su principal característica fue considerar
que para lograr este objetivo era menester el control militar
del Estado, como así lo expresa Rubinstein (1988), y destacó
que esto no sucedía en el poder central (EE. UU.), sino solo
en la periferia latinoamericana.
Si bien la DSN ubicó como principal enemigo al comu-
nismo internacional, con centro en la URSS y su enclave
regional en Cuba, entendía que a los EE. UU. era a quien
23  Desde antes de la Segunda Guerra Mundial, el factor militar tenía gran influen-
cia en las relaciones internacionales, pero dentro de una perspectiva multipolar, en
la cual la política tenía mayor juego que durante la posguerra (Leal Buitrago, 2003).
52
Héctor D. Tessey

correspondía combatir a esos países a partir de un “anillo


de seguridad exterior” asentado en sus zonas de influen-
cia, comenzando por el vulgarmente llamado “patio trase-
ro” (el resto de América, desde el río Bravo al sur), como
lo expresan varios autores (Leal Buitrago, 2003 y Borón,
2003), enfatizando que se debían enfrentar al enemigo in-
terno cualquiera fuera su naturaleza. Por ello se incluían
en esta categoría tanto a los agentes locales del comunismo
internacional como a las guerrillas, y a cualquier grupo o
persona con ideas opuestas al poder militar de turno, en-
tonces, cualquier manifestación social sería encuadrada
como subversiva y atentatoria a la seguridad nacional (Leal
Buitrago, 2003: 75).
Paralelamente, en Latinoamérica se iba expandiendo
una ola militarista, tal vez promocionada y derivada de la
misma doctrina, que significaba la ocupación castrense de
los estamentos estatales como forma de controlar el funcio-
namiento de la burocracia estatal y administrativa contri-
buyente a la seguridad.
Esto, a su vez, hizo que siendo el sector militar de la socie-
dad, al decir de Rattenbach (1959: 65-67), el que acapara-
ra la centralidad trascendiendo lo estrictamente castrense,
esta doctrina foránea asimilada como propia, se convirtiera
en el pensamiento militar dominante de la época en la re-
gión. De allí la importancia de conocer la dinámica de su
funcionamiento, ya que guiaron el comportamiento mili-
tar más allá de sus especificidades políticas, como expresa
Leal Buitrago (2003: 75): “Su importancia radica en que se
desarrolló por circunstancias ideológicas y políticas exter-
nas a la región y a las instituciones castrenses mismas”.
Esta doctrina no se circunscribió a los países en los cua-
les se desarrolló, sino que incorporó a las instituciones cas-
trenses y afectó a casi todas las sociedades de la región, aun
a aquellas donde no hubo gobiernos militares (Borón, 2003).
Naturalmente, las instituciones y sociedades más afectadas
fueron las que aplicaron en plenitud la DSN, como Brasil y
53
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Argentina.
En el caso de Argentina, se considera como referencia el
discurso del teniente general Onganía en agosto de 1964,
en el marco del encuentro de jefes de ejércitos americanos
en la academia militar estadounidense de West Point (EE.
UU.), en el que asumió públicamente la DSN y justificando
la (futura inminente) irrupción de las FF. AA. en el poder
político, aun vulnerando los principios constitucionales de
subordinación al poder civil vigente (Pigna, 2020).
Tal vez, una forma de poder comprender mejor a la DSN
sea considerándola en etapas que se fueron sucediendo
desde su implantación hasta su desaparición, y a través de
diversos autores (Leal Buitrago, 2003; Cornut, 2019 y López,
1987: 29). En una primera etapa que abarca los anteceden-
tes entre los que pueden considerarse el ya citado milita-
rismo regional del siglo XX (Rattenbach, 1959: 65-67), una
segunda podría ser la de gestación, que abarca el período
de mayor influencia política y militar estadounidense, so-
bre todo a partir de la Revolución Cubana. La tercera co-
rresponde a la de desarrollo, a partir del surgimiento e ins-
talación de las organizaciones armadas, lo que exacerbó el
militarismo y la creencia que la DSN era la respuesta ade-
cuada a la lucha contra éstas (en el caso de Argentina has-
ta bien entrada la década de 1970) y, finalmente, la cuarta
etapa iniciada con la administración Carter y el cambio de
la concepción estratégica estadounidense, hasta el fin de la
Guerra Fría.
En orden a transmitir interpretaciones de esta doctrina,
una dada desde el marco regional y otra desde una pers-
pectiva nacional, me permitiré citar a dos autores que han
investigado al respecto y, aunque sus miradas son distintas,
son confluyentes. Desde el marco regional (Leal Buitrago,
2003: 75):
Con el tiempo, la doctrina se convirtió en una especie de “ra-
zón social” o rótulo usado por variados sectores sociales para
identificar, generalmente con connotaciones ideológicas y fines
54
Héctor D. Tessey

políticos, a una amplia gama de acciones llevadas a cabo por los


militares de la región, identificándolo con una “doctrina repre-
siva” enseñada y practicada por militares estadounidenses en
sus institutos de formación de cuadros contrainsurgentes, como
la Escuela de las Américas, ubicada en aquellos años en Panamá
y a la que concurrían militares de todos los países sudamerica-
nos especialmente. Este rótulo ha servido para hacer denuncias
públicas y privadas de acciones claramente criminales y de exce-
sos incompatibles con las leyes o con las normas castrenses, pero
también para descalificar prácticamente cualquier cuestión
militar. Con frecuencia, la Doctrina se equipara con arbitrarie-
dades o violaciones de los derechos humanos cometidas por or-
ganismos militares, sin que medie explicación alguna de por qué
tales acciones se ubican dentro de una definición doctrinaria.
La mayoría de las referencias a la Doctrina parten de un supues-
to conocimiento de su significado y rara vez se proporciona una
aclaración adicional de lo que se entiende por esto en términos
fundamentados.

Desde el enfoque nacional, podemos ver una interpre-


tación que incluye antecedentes internos y externos: una
suerte de simbiosis a partir de la ley 13.234/48, que fue la
primera que trató a la Defensa Nacional como tal, y confi-
guró un verdadero proyecto de organización militar y pla-
nificación del Estado con movilización de la población,
requisición de la propiedad privada e incautación de la ca-
pacidad productiva de las empresas que tuvo la Argentina
en vistas a una hipótesis de guerra.24 En realidad, la ley ve-
nía tomando forma desde la llegada al poder de los milita-
res con el golpe de 1930, y comenzó a transitar un camino
desde la creación del Consejo de Defensa Nacional (CODE-
NA-Decreto 9330/43) y la organización de Direcciones de
Defensa en los “denominados ministerios civiles” (Decreto
30478/1944). Esta última disposición aseguraba el cum-
plimiento de las directivas netamente castrenses dentro

24  Ley Nº 13.234. (10 de septiembre de 1948). Boletín Oficial de la República Ar-
gentina (Art. 9, 10, 15, 18, 25, 27, 30 y 35). Dicta normas para organizar la Nación en
tiempos de guerra, las que serán adoptadas desde tiempo de paz.
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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

de cada ministerio y secretarías de Estado en procura de


incrementar la coordinación entre los distintos y numero-
sos espacios burocráticos que la ley había definido. Pero,
además, el control militar sobre el sector político aumentó
en forma considerable a partir del Decreto 13939/44, que
determinaba la existencia de Comisiones de Estudio (20 co-
misiones integradas por oficiales superiores de las FF. AA.),
cuya función era asesorar al Consejo de Defensa Nacional
en sus decisiones fundamentales (Cornut, 2019: 129).
La ley 13.234/48 entendía a la seguridad interior como
responsabilidad de la Defensa Nacional, en un marco y
contexto abarcativo, y la idea de que crisis y conflictos no
contemplaban diferentes orígenes y campos de acción, sino
que antes demandaban el esfuerzo coordinado del Estado
y su acción para resolverlas. Así, establecía un anteceden-
te en materia de seguridad interior que la posterior ley 16
970/66 de Defensa Nacional incorporaría. En términos de
Cornut:
Está claro que el tipo de conflicto externo que esta ley preveía
era al estilo de la IIGM. Frente a la casi imposibilidad de ocu-
rrencia de un conflicto masivo en nuestra región, el sentido de
la ley induce a pensar que, no obstante, su previsión en términos
de Defensa Nacional apuntaba a coordinar todos los sectores del
Estado y en su articulación con las empresas y la sociedad, bajo
una evidente vigilancia y supervisión militar, aun sin mediar un
escenario declarado de guerra. (Cornut, 2019: 129)

Esta centralización a partir de un planteo militar de even-


tual guerra constituyó el mayor intento de militarización de
la política, por parte de un gobierno constitucional, en el si-
glo XX, lo que ha dado a que algunos académicos (Cortese y
Montenegro, 2018) incluyan a esta ley como parte esencial
de la denominada “Doctrina de la Defensa Nacional”.
A partir de 1955 con el derrocamiento de Perón, si bien
se mantuvieron las líneas centrales del esquema de la
“Doctrina de Defensa Nacional”, el entramado comenzó a
ser modificado a favor y en pos de un rol protagónico autoa-
56
Héctor D. Tessey

signado de las FF. AA. en el plano político y a la asunción de


la noción de “Seguridad Nacional” con otro sentido.
Durante estos años “la doctrina de seguridad nacional
fue utilizada en ese período como argumento contra el co-
munismo, pero en el caso argentino también contra el pe-
ronismo, y contra la intervención del Estado en la econo-
mía” (Miguez, 2013: 12).
Efectivamente, bajo la influencia francesa, con una mi-
sión militar que asesoró al Ejército Argentino entre 1957
y 1962 y mediante la cual se reforzó la noción de “enemi-
go interno”, y la posterior influencia estadounidense, las
fuerzas armadas argentinas forjaron lo que se creía era una
nueva doctrina. La así denominada “doctrina de la guerra
contrarrevolucionaria” fue reforzada durante la década de
1960 a partir de la proyección por parte de Estados Unidos
de la “Doctrina de la Seguridad Nacional” en el marco de
la confrontación Este/Oeste (López, 1987: 14 y 15). Al res-
pecto, es interesante recoger una definición, expresada por
Alvarado (1958: 21) como “la situación en la cual el dominio
territorial, la independencia política, los derechos e intere-
ses vitales de la Nación, se hallan libres de cualquier ame-
naza substancial de agresión procedente del extranjero o
de fuerzas internas que actúen sometidas al control y a la
influencia exteriores”.
Esto no impidió que la idea de “defensa nacional” continuara
vigente, pero ya no definida de una manera clara y precisa, sino
entrelazada y absorbida por la de “seguridad nacional”. De esta
manera, la defensa nacional era considerada “un amplio con-
cepto que involucra el conjunto de medidas que el Estado adopta
para lograr la seguridad nacional”. (Alvarado, 1958 en Corte-
se, R. y Montenegro, G., 2018: 69)

57
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Política de defensa nacional y doctrina militar vigen-


te en Argentina en el período previo a la guerra del
Atlántico Sur (1982)

Para adentrarnos en la política de defensa y la doctrina


militar vigente en el período preguerra de Malvinas, es ne-
cesario retrotraernos al devenir del pensamiento militar
argentino que, como fue mostrado, había incorporado un
complejo entramado de ideas y conceptos que dificultan
una explicación lineal y sencilla por superponerse desde
los enfoques de la actividad política nacional con los de la
profesional-militar.
Esto hace que sea conveniente plantear algunos con-
ceptos directamente relacionadas con dicha cuestión para
poder identificar su influencia en las decisiones y acciones
llevadas a cabo durante el conflicto de 1982, en la debacle
político-diplomática y, sobre todo, en la derrota militar. De
esta forma podremos ubicarnos en contexto de tiempo y es-
pacio de cara a las realidades generadas que, sin dejar lado
el nivel político en el tratamiento del conflicto, nos permi-
tan visualizar el devenir de la doctrina militar vigente.
Hemos de considerar épocas de la preguerra en las que
se adoptaron ideas y doctrinas de las potencias dominantes
en cada una de ellas, pudiendo verificar que ocurre lo que
siempre en los casos de aquellos países como el nuestro que
no aciertan a desarrollar “ideas y fierros” propios: “donde
compramos fierros compramos ideas”(Guber, 2020: 10).
Luego, la relación o no y cuál entre aquellas ideas “compra-
das”, el pensamiento militar, las sucesivas normas y accio-
nes llevadas a cabo, entre ellas, las leyes de Defensa Nacio-
nal de 1948 (Perón) y de 1966 (Onganía-DSN), y su práctica
e incidencia en la guerra de 1982.
Luego de la victoria aliada en la IIGM comenzó a vislum-
brarse un cambio de doctrina en el ejército que fue materia-
lizándose en la compra y llegada de equipo militar estadou-
nidense de rezago, lo que ocurrió luego del levantamiento
58
Héctor D. Tessey

del embargo (que duró hasta 1947 por la neutralidad argen-


tina durante el conflicto bélico). Del mismo modo, la Fuerza
Aérea (fuerza nueva creada en el primer gobierno de Perón)
recibió aviones de combate como los Gloster Meteor (caza)
y los Avro Lincoln (bombardero).
Desde el enfoque doctrinario-reglamentario, en 1955
se derogó el R.R.M. 35 (Registro de Reglamentos Milita-
res-Reglamento de Conducción de Tropas 35) y se activó
su reemplazo, que consistió en una actualización o intento
de “argentinización” de aquella doctrina, ahora actualiza-
da con las experiencias del lado estadounidense, pero con
procedimientos adaptados a los ambientes “geográficos ar-
gentinos”. En su investigación, Magnelli muestra “que las
diversas actualizaciones adaptaciones y nuevas interpre-
taciones doctrinarias surgidas en los trabajos y proyectos
realizados no permiten decir que exista una coherente doc-
trina de conducción, si bien es sabido que una doctrina de
aplicación debe renovarse por lo menos cada diez años y
que ese cambio brusco se produjo recién en la década del
60” (Magnelli, 1993: 178 y 179).
En orden a las cuestiones de la defensa nacional y las
doctrinarias emergentes, el período de las presidencias de
Perón se apoyaba fuertemente en lo ya descripto acerca
de la ley 13.234/48, que preconizaba el concepto de cen-
tralización de recursos bajo la dirección del Estado ante la
eventualidad de un conflicto, configurando según Cortese y
Montenegro (2018: 9) lo que pudo llamarse la Doctrina de
Defensa Nacional.
No obstante, lo que suele suponerse como una enemis-
tad irreconciliable con EE. UU., Perón supo combinar su for-
mación en el pensamiento militar según el modelo alemán
con el pragmatismo político que le indicaba la necesidad de
reequipamiento del Ejército a partir de equipos estadou-
nidenses. Como fue dicho, aquí aparecieron los primeros
indicios de cambio hacia los parámetros militares estadou-
nidenses al encarar tal modernización de acuerdo con las
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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

experiencias de la guerra recién concluida y, para ello, se


fijó la atención sobre la potencia militar emergente: EE. UU.
Esto se plasmó a partir de 1948 cuando se hizo realidad di-
cha intención “con la compra de vehículos de combate me-
canizados” (Potash, 1985: 122 y 130).
Cuando afirmamos líneas arriba que “donde se compran
fierros, se compran ideas”, hemos de verificar que en 1948
comenzó, junto a la adquisición de equipamiento bélico,
un proceso, tal vez inadvertido pero seguramente no pro-
gramado ni dirigido, de cambio del pensamiento militar,
que proyectaría sus consecuencias más allá de la guerra de
1982; lo haría hasta fines de siglo y sería causa de desajus-
tes conceptuales y orgánicos, y origen de la más seria crisis
del ejército con los alzamientos “carapintadas” y sus secue-
las hasta 1990 (abril de 1987, enero de 1988 y diciembre de
1990). Esto puede darnos un indicio de que el acercamiento
en términos militares a los EE. UU. (“fierros e ideas”) se dio
antes de la llamada DSN y de la ley 16.970 del año 1966,
aunque manteniendo para estas dos últimas el fuerte énfa-
sis ideológico y normativo.
Luego del golpe de Estado de 1955 por el que se derrocó
el segundo gobierno constitucional de Perón, se inicia un
período signado por crisis político-institucionales recu-
rrentes que supusieron el alejamiento de los militares del
marco profesional para incursionar cada vez más, y con
mayor asiduidad e incumbencia, en la vida política, transi-
tando desde una posición de “tutela” (1962) a una de direc-
ta injerencia con programas de gobierno definidos (1966-
1973 y 1976-1983).
En el plano doctrinario militar y de la defensa, ya en la
década de 1960, aparecen las influencias europeas a través
del llamado “Plan Europa”, con objetivos de reequipamien-
to, pero sin haberse importado doctrinas específicas, aun-
que inserta en el marco de confusión e indiferencia en que
se encontraban las FF. AA. argentinas en aquellos años en
los que se intentó una diferenciación con los EE. UU., bási-
60
Héctor D. Tessey

camente por los cuestionamientos a las violaciones por los


derechos humanos.
Este proceso se dio en forma espontánea e irreflexiva en cuanto
a sus implicancias, que fueron de gran impacto ya que el Ejérci-
to modificó –sin proponérselo y lo que es peor sin percibirlo– su
pensamiento militar que, a partir de esta época, eclosionó sin
continuidades, habida cuenta de la modificación sustancial
que significó pasar de una cosmovisión militar alemana a una
de perfil utilitarista, reduccionista y sumamente estructura-
da como la norteamericana y transitando por una doctrina
“contrarrevolucionaria” francesa. Esto generó una permanen-
te contradicción que acabó por deformar los principios de la
conducción militar ante lo inútil de la teoría disponible, que se
transformó en una dificultad, perdiendo su condición de marco
de referencia y generando uno caótico que nunca pudo ser rec-
tificado y dando lugar, posteriormente a lo que se denominó “el
síndrome Malvinas”. (Magnelli, 1993: 195)25

La presencia francesa en el Ejército Argentino ha sido


tratada por diferentes autores en cuanto a sus característi-
cas emergentes, más que por sus aspectos de fondo (Ama-
ral, 1998; Mazzei, 2002 y Pontoriero, 2016). Sin duda, esta
influencia impactó en el ya desorientado pensamiento mi-
litar y agregó confusión doctrinaria de organización y em-
pleo de los medios en el lapso 1957-1966. Entre ellos, Ama-
ral (1998) puntualiza que las técnicas de guerra irregular
fueron tenidas en cuenta por primera vez por el ejército ha-
cia 1957 para enfrentar a la resistencia peronista y, a partir
de 1961, a la proyección del castrismo en América. Tam-
bién destaca el encuadre conceptual de una posible Tercera
Guerra Mundial por la manera en la que se encararon las
acciones revolucionarias comunistas, y llama la atención
en cuanto a que la doctrina francesa contrarrevoluciona-
ria fue anterior a la estadounidense de contrainsurgencia,

25  “El ‘Síndrome Malvinas’ está relacionado con la crisis ético-profesional que pro-
voca una derrota militar, cuyos síntomas sicosociales y éticos se manifiestan como
problemas de organización y doctrina, pero, sobre todo, de liderazgo, afectando sen-
siblemente la disciplina y la cohesión” (Magnelli, 1993: 237).
61
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

como también enuncia Cornut (2019). Por su parte, Mazzei


(2002), Pontoriero (2016) y Ranalletti (2010) han indagado
en forma exhaustiva sobre la existencia de la asesoría mili-
tar francesa, su incidencia sobre la legislación y la doctrina
del Ejército y sus consecuencias. “La Escuela Superior de
Guerra del Ejército se constituyó en el epicentro de difusión
de las experiencias francesas en la guerra de Indochina y,
en menor medida, en Argelia; pero también los asesores
franceses trasmitieron enseñanzas sobre la guerra conven-
cional” (Cornut, 2019: 140).
Al respecto, Rosendo Fraga (Ámbito Financiero, 2004)26
considera que la influencia francesa se desenvolvió en tres
etapas consecutivas entre 1957 y 1975 con diferentes te-
máticas y objetivos, y como una alternativa a la hegemonía
militar estadounidense en la región: en la primera, que
va de 1957 a 1965, el factor relevante es la misión militar
francesa en la Escuela de Guerra; la segunda tiene lugar en-
tre 1966 y 1970 y su eje es el llamado “Plan Europa” para
adquirir armamentos con autonomía de los EE. UU., y la
tercera, entre 1970 y 1975 tiene como eje la influencia de
pensamiento del general Beaufre sobre las Fuerzas Arma-
das argentinas. A esta influencia se agrega la siempre pre-
sente influencia estadounidense, asentada en una suerte
de “subordinación” intelectual a aquel país y sus FF. AA., lo
que también se manifestaría durante el conflicto de 1982
(ver Informe Rattenbach).
Así, también se miraba al modelo francés como plausible
por su integralidad para afrontar las características de los
conflictos del momento: convencional y contrarrevolucio-
nario, sin descuidar que, nuevamente, “donde se compra
fierros, se compran ideas”. Asimismo, “tampoco se deben
soslayar los propósitos comerciales que este tipo de misio-
nes militares implican, toda vez que el Plan Europa se con-
centró sobre la industria militar francesa” (Mazzei, 2002:

26  https://www.ambito.com/opiniones/francia-influyo -represores-me-


nos-lo-que-algunos-creen-n3295314
62
Héctor D. Tessey

105).
Luego del acercamiento a los EE. UU., aparece en escena
la DSN de la mano de la ley de Defensa Nacional 16.970/66,
que, como ya fue dicho, estaba en sintonía con la política es-
tadounidense y no con las necesidades argentinas, aunque
en un marco de confusión de ideas, intereses y doctrinas.
Para 1967, el modelo del Ejército Argentino era el estadou-
nidense: asumido, trasplantado y ejecutado sin pensa-
miento argentino mediante. En esta década se tradujeron
reglamentos estadounidenses, con lo que, en la práctica, se
desechó todo lo que era alemán.
Puertas adentro, el ejército estadounidense comenzó,
después de la IIGM, un proceso de democratización que
se plasmó en la “Comisión Doolittle”, cuyas conclusiones
aprobadas y puestas en práctica afectaron seriamente la
doctrina de mando y conducción, y la disciplina, especial-
mente durante la Guerra de Corea. Se había pasado de una
doctrina de responsabilidad e iniciativa a una “democráti-
ca” en la que los oficiales pedían el cumplimiento de las ór-
denes en lugar de exigirlo (Magnelli, 1993: 182).
En el plano local ocurrían los enfrentamientos internos
de las FF. AA. entre “azules y colorados” (Fraga, 1987: 17)
como expresiones del desconcierto y la confusión de las
obligaciones institucionales mimetizadas con las políticas,
producto del ejercicio del poder en forma recurrente, lo
que, además de alejar a los militares de lo profesional, re-
sentía la disciplina de los cuadros medios y bajos, buscando
su restablecimiento inmediato con el liderazgo del teniente
general Onganía, hombre de mando duro y centralizado, si-
guiendo lo que bien describe Rattenbach (1959: 67-71) en
orden a recuperar la disciplina luego de un golpe de estado.
Simultáneamente, el ejército estadounidense, con una
doctrina de mando centralizado (por oposición a la “demo-
crática” de Corea) y en base a esquemas y recetas que im-
pedían la iniciativa y la libertad de acción, enfrentaba en
Vietnam un conflicto contra un enemigo no convencional
63
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

y sufría una derrota, cuyos efectos éticos y profesionales se


transformaron en el llamado “Síndrome Vietnam”. La apli-
cación de este sistema centralizado al más alto nivel, en
un ambiente no convencional y ante tropas irregulares, en
su mayoría mimetizadas en la población, y que los EE. UU.
mantuvieron durante las décadas de 1960 y 1970, afectó la
conducción en todos los niveles y exigió, como autocrítica
posterior, superar esa inclinación a centralizar actividades
y decisiones.
Sin embargo, para los aliados de la OTAN en el teatro de
operaciones europeo, frente al Pacto de Varsovia, también
se llevaba a cabo aquella doctrina centralizada como for-
ma de enfrentar en una guerra de desgaste a las tropas so-
viéticas, mayores en cantidad y que, paulatinamente, iban
alcanzando los estándares de calidad aliados. Es decir que
Vietnam y el cambio estratégico y operacional en el frente
europeo, movilizaron a los EE. UU. a revisar y adecuar su
doctrina en la década de 1980.
En este contexto “las FFAA argentinas, en los 70’s debían
enfrentar la llamada lucha contra la subversión sin una doc-
trina definida ni específica, aunque tomando la experiencia
de las enseñanzas francesas de sus guerras coloniales (Ar-
gelia e Indochina) para una conducción no convencional”
(Magnelli, 1993: 202). El escenario presentado hasta ahora
fue bien descripto por Cornut (2019: 148),
Si a este panorama crítico de anarquía en el pensamiento mi-
litar, le agregamos el fenómeno contrarrevolucionario del mo-
mento, podemos decir que la situación en términos de pensa-
miento militar estaba más cerca del caos que de la armonía,
toda vez que existía una desconexión entre la forma de concebir
las operaciones militares y la forma de conducir los medios a
disposición para resolver el problema planteado.

Asimismo, considero que los responsables militares no


eran conscientes de la situación atravesada y que ellos,
como actores y protagonistas, creían obrar acertadamente,
producto de lo que ahora puedo identificar como una mez-
64
Héctor D. Tessey

cla extraña de soberbia, pseudointelectualismo (con muy


honrosas excepciones de intelectuales militares), y auto-
percepción y convencimiento de ser la “reserva moral de
la nación”, como continuidad de lo esgrimido a principios
del siglo XX.
A partir de marzo de 1976, el gobierno militar mantuvo
esta visión parcializada y caótica, sin llegar a producir los
instrumentos doctrinarios o jurídicos que establecieran un
sistema destinado a formular alguna estrategia nacional o
militar, y mucho menos para el plano operacional y tácti-
co. Como antecedente válido a contraponer, es pertinente
recordar que en su orientación de comandante en jefe del
Ejército Argentino (29/12/1970) para la fuerza en el año
1971, el entonces teniente general, Alejandro A. Lanusse,
expresó: “En la lucha contra el enemigo subversivo debe
evitarse la fácil tentación de emplear los mismos métodos
que los terroristas, ya que ello deterioraría gravemente la
eticidad de nuestra posición y destruiría el fundamento de
nuestra lucha”.
En este resumido análisis, considero que las FF. AA.
argentinas, particularmente ese ejército, no estaban en
condiciones óptimas de enfrentar una guerra convencio-
nal (Chile-Malvinas), contrarrevolucionaria (doctrina de
contención y DSN-Guerra Fría) y, mucho menos, atómica
(Guerra Fría). Las consecuencias se hicieron sentir sobre la
forma en la cual se formuló la estrategia integral argentina
para los conflictos con Chile en 1978 y con el Reino Unido
en 1982.
Aquí es pertinente detenernos en un aspecto atinente
a la sociología militar, al contemplar, de acuerdo con Rat-
tenbach (1959: 67-71), lo que sucede al interior del “sector
militar de la sociedad” ante el fenómeno del acceso de los
militares al poder político, conductas que a esta altura de
los acontecimientos se estaban manifestando tan frecuen-
temente que apareció el término del “Partido Militar” para
rotular a las FF. AA. en la dinámica de la vida política. Desde
65
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

la sociología militar, Rattenbach ha sido quien más y mejor


ha analizado este fenómeno y ha puntualizado sus efectos
y consecuencias sobre la marcha de las instituciones cas-
trenses. Si a esto le sumamos la confusión, desorientación e
ignorancia en que estaban inmersos los mandos en aquellos
años preguerra de Malvinas, referido al marco político-es-
tratégico, al pensamiento militar y las doctrinas emergen-
tes (de conducción y mando), comenzaremos a comprender
algunos de los aspectos por los cuales se perdió la guerra.
Rattenbach (1959: 67-71) puntualiza que las consecuen-
cias de la intromisión militar en la vida política del país
produce efectos en la vida nacional y al interior de las ins-
tituciones castrenses, las que debieron haber influido el re-
sultado de la guerra de 1982. En esta esfera, destaca cinco
aspectos: 1) en la disciplina, 2) en la cohesión interna, 3) en
la instrucción, 4) en el material de guerra y 5) en la calidad
del cuerpo de oficiales.
Entonces vemos que:
• La disciplina es crucial por ser “la piedra angular”
de la institución y su acción disolvente se manifiesta
desde el mismo momento en que al participar de un
acto ilícito e inmoral se nivelan las jerarquías y se di-
suelve la verticalidad y la subordinación. El mando se
desarrolla desde arriba hacia abajo, en las conspira-
ciones va de abajo hacia arriba, pues los instigadores
de menor jerarquía buscan a alguien superior que los
centralice, pero sin dejar de hacer ver su influencia;
• La cohesión interna sufre al dividirse los hombres en
revolucionarios y contrarrevolucionarios, despejan-
do dos bandos opuestos, sin contar las camarillas y
las rivalidades entre fuerzas;
• La instrucción militar se resiente pues se pierden
tiempos programados para la instrucción en las ac-
ciones revolucionarias o contrarrevolucionarias y los
oficiales empiezan a ocupar cargos políticos aleján-
dose de lo específico, sobre todo los de mayor jerar-
66
Héctor D. Tessey

quía;
• El material y equipos se ven afectados pues en las
acciones, por menores que sean, se ponen en juego
equipos y materiales diseñados para otros fines y por
deterioro y pérdidas y finalmente
• el cuerpo de oficiales, columna vertebral de la con-
ducción, queda afectado en el proceso. Cada uno de
los participantes quedan “infectados psíquicamen-
te” luego de una revuelta política, para toda la vida,
por el “dulce veneno” de la política, tan ajeno a la na-
turaleza castrense (Rattenbach, 1972: 120).
Tal vez lo más engorroso y grave llegue después del acto
político y de la intervención, y es cuando al nuevo gobierno
militar se le plantea el problema de justificar moralmente
el acto revolucionario (subversivo) e impedir que vuelva a
producirse. Esto exige explicar que “lo que hicieron ayer es-
tuvo bien, pero hacerlo hoy estaría mal” (Rattenbach, 1972:
120 y 121). Amén de manifestarse otros fenómenos, cual-
quiera de ellos, no solo ha afectado a la vida institucional,
sino también a la vida nacional, pudiendo afirmar, en resu-
men, que la participación de las fuerzas militares en cons-
piraciones, golpes o revoluciones siempre resulta contra-
producente, aun cuando se piense que ha habido un efecto
inicial benéfico.
Así, los mandos de los años de preguerra no solo actua-
ron conforme la descripción de Rattenbach, sino que, des-
de el abordaje doctrinario, adscribieron a la doctrina del
mando centralizado como un intento de restauración de
la disciplina, luego del acto ilegítimo e inmoral del golpe al
estilo de la práctica de Onganía, luego de “azules y colora-
dos”. También, debemos tener en cuenta que por estar abo-
cados a la vida política del país, los mandos responsables
no tuvieron, como expresa Rattenbach, ni la práctica ni el
perfeccionamiento profesional para enfrentar un conflicto
de estas características, lo que, sumado a la confusión doc-
trinaria, iba llevándolos directo al desastre.
67
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Como ejemplo de lo porvenir, en el caso del conflicto de


1978 (Chile-Canal Beagle) el primer error conceptual fue
formular la estrategia militar (Directiva Estratégica Mili-
tar-DEMIL N° 1/78) antes que la Directiva Estratégica Na-
cional (DENAC) al no contar con las bases necesarias por
parte del nivel estratégico nacional. O sea, subvirtiendo
el orden lógico. Vale decir que nuevamente se recurriría a
algún “designio divino” que iluminaría a los mandos res-
ponsables dejando de lado aun lo poco que estaba escrito
y vigente en ese momento (Ley 16.970/66) sobre doctrina
conjunta y planeamiento.
En el caso del conflicto con el Reino Unido, tal cual lo mar-
ca el Informe Rattenbach, la inexistencia de normas recto-
ras, la no aplicación de las pocas vigentes y de un sistema
apto para la formulación de la estrategia nacional, fue uno
de los factores determinantes ‒tal vez, el principal– para
que las sumarias apreciaciones efectuadas y resoluciones
adoptadas estuvieran signadas por la improvisación y la
omisión de aspectos fundamentales cuya consideración no
puede obviarse a la hora de adoptar decisiones de alcance
estratégico ante objetivos políticos.
No obstante, la Ley 16.970/66 (vigente en 1982) preveía
en su articulado las competencias establecidas en el artí-
culo 20: 1) planear la estrategia militar y la conducción es-
tratégica de las operaciones militares; 2) asignar responsa-
bilidades operativas y logísticas a cada fuerza armada, de
acuerdo al planeamiento estratégico; 3) establecer coman-
dos conjuntos y específicos; 4) formular la doctrina conjun-
ta de las FF. AA. y las políticas de adiestramiento conjunto
‒en este punto se había establecido en el decreto reglamen-
tario que el espacio aéreo sobre la tierra sería de la Fuerza
Aérea y que el espacio aéreo sobre el mar sería de la Marina,
no pudiendo la Fuerza Aérea equiparse ni adiestrarse para
su operatividad sobre el mar. Esto obedecía a razones de
índole político en el marco de la disputa interfuerzas por
espacios de poder y su correlato presupuestario– y 5) que el
68
Héctor D. Tessey

órgano de asesoramiento y trabajo del Comité Militar (pre-


sidente de la Nación, comandantes en jefe y ministro de De-
fensa) era el Estado Mayor Conjunto de las FF. AA. (Tessey,
2020: 387).
En orden a lo que el Informe Rattenbach señala respec-
to de fallas, experiencias y enseñanzas, y en su relaciona-
miento con la influencia de doctrinas foráneas que afecta-
ron, puedo destacar los siguientes aspectos:

1. Cap. VIII: Las causas de la derrota


• Punto 739: el fracaso total en el logro de los objetivos
perseguidos epilogó la acción estratégica concebida
por la Junta Militar cuando inició el conflicto del At-
lántico Sur.
• Punto 755: lo erróneo de los supuestos que condicio-
naron la concepción política y estratégica de la Junta
Militar (JM): Gran Bretaña no reaccionaría militar-
mente y los EE. UU. no permitirían una escalada mi-
litar.

2. Fallas en el planeamiento:
• Punto 762: los errores originados en la máxima con-
ducción política y militar del país se fueron trans-
mitiendo en la cadena de mando en sentido descen-
dente, y produjeron una planificación contribuyente
defectuosa, la que se tradujo en una acción improvi-
sada por parte de nuestras FF. AA.
• Punto 764: los procedimientos adoptados por la JM
condujeron a la Nación a la guerra sin una adecuada
preparación, contradiciendo normas esenciales de la
planificación y engendrando así errores y omisiones
fundamentales que afectaron la orientación estraté-
gica militar y la coherencia de la planificación contri-
buyente. Todo ello constituyó una causa decisiva de
la derrota.
69
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

3. Fallas en la conducción:
• Punto 767: no disponer de una verdadera prepara-
ción para la acción conjunta constituyó una debilidad
decisiva para nuestras FF. AA., hecho que se puso de
manifiesto frente a un enemigo altamente capacita-
do.
• Punto 780: hubo comandos operacionales y unidades
que fueron conducidas con eficiencia, valor y deci-
sión…Tal es el caso de la Fuerza Aérea Sur, la Aviación
naval, los medios aéreos de las tres fuerzas destaca-
das en las Islas, el Comando Aéreo de Transporte, la
Artillería de Ejército y de la Infantería de Marina, la
Artillería de Defensa Aérea de las tres fuerzas, el Ba-
tallón de Infantería de Marina Nro. 5, las Compañías
Comando y el Regimiento de Infantería Mecanizada
25. Como ha ocurrido siempre en circunstancias crí-
ticas, el comportamiento de las tropas en combate
fue función directa de la calidad de sus mandos.

4. Cap. XII: Responsabilidades


Punto 836, del General Jofre.
• su inconveniente modalidad en el ejercicio del man-
do afectaron las actividades propias de la acción con-
junta y las relaciones entre los distintos niveles de su
dependencia y las colaterales, en la impartición de
órdenes, y se entorpeciera, también, la recepción de
asesoramientos.
• ejercer el mando de manera excesivamente centra-
lizada y personal, saturando los medios de comuni-
cación, y provocando con ello perturbaciones en la
transmisión de órdenes y recepción de los partes y
novedades.
• Punto 837, del General Parada: no mantener el debi-
do contacto personal con sus cuadros y tropas depen-
dientes ni instalar su Puesto Comando en proximida-
70
Héctor D. Tessey

des de los mismo, desconociendo la real situación de


sus fuerzas…y no cumpliendo con todos los deberes
de comandante en campaña frente al enemigo.
5. Cap. XIV: Lecciones del conflicto
• Punto 870, falta de doctrina conjunta. El primer ac-
cionar conjunto de nuestras FF. AA. se produjo en
este conflicto.

6. Debilidades de las FF. AA.


• Punto 874, este ha sido el único conflicto bélico de la
Nación en lo que va del siglo. Si bien la paz es un ob-
jetivo nacional permanente de cualquier comunidad
civilizada, ella se logra mediante una adecuada pre-
paración para disuadir a los enemigos potenciales de
emplear la fuerza en contra propia.

Conclusiones

Los responsables de la conducción del conflicto, también


responsables de la conducción del país y las FF. AA., no de-
tentaron ni evidenciaron la idoneidad ni la aptitud para un
desempeño satisfactorio que permitiera diseñar objetivos
acordes a ambos campos en el período analizado (pregue-
rra y guerra), como queda plasmado en el capítulo de las
“Responsabilidades” del Informe Rattenbach.
En el campo de la conducción político-estratégica no tu-
vieron la consciencia de la adecuación de una política con
una estrategia adecuada y con una doctrina acorde a los ob-
jetivos nacionales, por no ser su función específica, por no
haberse capacitado y no haberse asesorado con especialis-
tas.
En el campo profesional militar y, particularmente, en
el caso Malvinas, no pudieron identificar los objetivos ope-
racionales y tácticos a obtener y perdieron la centralidad
71
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

del oficial de las FF. AA., pese a ser su función específica: la


ejemplaridad como forma de lograr el ascendiente necesa-
rio para obtener “voluntaria obediencia y leal y activa coo-
peración” en el cumplimiento de las órdenes y en logro de
las misiones (Ejército Argentino, 1968).
Esto refleja sus carencias, de cara a las experiencias de
los tiempos de preguerra orientados a otros menesteres
distintos y alejados de la profesión militar, y como mues-
tra de las consecuencias de “comprar fierros e ideas” (forá-
neos) en el mismo lugar.
Analizar los desempeños de los distintos niveles de con-
ducción, nos permitió apreciar que lo que ocurrió en los ni-
veles superiores difería profundamente de lo ocurrido en
los niveles tácticos inferiores, tanto en la preguerra como
en la guerra. Si bien unos estaban “pensando” en políticas
y estrategias a partir de “ideas y fierros” ajenos, otros es-
taban actuando en orden a su propia supervivencia y la de
sus subordinados. Los comandos superiores no “fueron” a
la guerra, los subalternos sí.
Aquella confusión, ignorancia, negligencia, indiferencia
de tantos años fue una de las causas que nos llevó a la de-
rrota. No fue solo la incorporación de la DSN, aunque es el
ejemplo de lo que no debió (ni debe) hacerse.
Finalmente, reproduzco el párrafo 888 del Informe Rat-
tenbach:
Sólo la perspectiva del tiempo otorgará justa proporción y ade-
cuada distancia a los sucesos y a las conductas. Y ya que, desde
ahora, están aseguradas la objetividad y la certeza, tampoco la
responsabilidad quedará librada al acaso, rodando, imprecisa-
mente, de mano en mano.

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79
Palabras clave & abstract

Palabras clave: Doctrinas — Malvinas — Atlántico Sur — gue-


rra — política —estrategia — mando — defensa — seguridad —
Rattenbach

Keywords: Doctrines — Malvinas —South Atlantic —War — Pol-


itics — Strategy —Command — Defense —Security — Ratten-
bach

Abstract
The so-called National Security Doctrine (NSD) began to
be imposed in Latin America based on the concept of “na-
tional security” developed by the United States and was
consolidated as a category of its foreign policy during the
Cold War, since it not only aimed to its internal front but
especially to its areas of influence.
For the purposes of “military defense and internal se-
curity, against the threats of the communist revolution, the
instability of capitalism, and the destructive capacity of nu-
clear weapons,” after WWII, the US elaborated the concept
of a “National security state”, which included the “contain-
ment” strategy (Deibel and Graddis, 1992, p. 460).
In this article a description of its nature is made, the cir-
cumstances of its adoption in our country, and the effects of
this and other doctrines in the South Atlantic War are ana-
lyzed, compared to the widely installed concept that the war
was lost because the military Argentines were dedicated to
internal repression.

80
Sección general
Recepción del original: 28/01/2021. Aceptación: 09/06/2022.

La comunidad de inteligencia británica y el


Conflicto del Atlántico Sur
The British Intelligence Community and the South
Atlantic Conflict

HÉCTOR AGUSTÍN ARROSIO


Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina
arrosiocasas@yahoo.com.ar

La moderna comunidad de inteligencia británica se configuró


entre las guerras Anglo-Boer y la Segunda Guerra Mundial. Durante
el Conflicto del Atlántico Sur, el cuadro de organización respondía,
principalmente, a los desafíos de la confrontación contra la URSS y
los países del Pacto de Varsovia en el marco de la Guerra Fría. En-
tre 1977 y 1982 se destinaron recursos limitados para atender los
requerimientos derivados de la confrontación diplomática con la
Argentina por la soberanía en Malvinas e Islas del Atlántico Sur. La
producción bibliográfica británica evalúa como deficiente al rol de
los organismos secretos, interpretándose a la recuperación argentina
de las Malvinas como una sorpresa estratégica derivada de una grave
falla de inteligencia. Esta situación fue revertida en la etapa postcon-
flicto y los recursos fueron potenciados para sostener la política de
poder británica en el Atlántico Sur. El objetivo de este artículo es des-
cribir el cuadro de organización del sistema de inteligencia británico
en 1982 y el abordaje del problema de la “falla de inteligencia”.

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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
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Introducción

La moderna y profesional comunidad de inteligencia bri-


tánica se forjó en tres conjuntos de guerras: las del apogeo
imperial, las dos guerras mundiales y la Guerra Fría. Pero,
sus habilidades operacionales más efectivas fueron pro-
ducto de su prolongada experiencia en la guerra irregular
del Ulster: contraterrorismo, técnicas de engaño para pene-
tración de estructuras, decapitación de liderazgos, elimina-
ción selectiva de cuadros combatientes, formas metódicas
de interrogación e inteligencia táctica de contrainsurgen-
cia urbana. Estos antecedentes históricos funcionan como
umbral de nuestra investigación exploratoria, orientada
por las siguientes preguntas:
¿Cuál era el cuadro de organización de la comunidad de
inteligencia británica en la década de 1980 a 1990? ¿Cómo
se estructuró el sistema específico de inteligencia duran-
te el Conflicto Malvinas? ¿Cuáles fueron los términos de la
problemática de la “falla de inteligencia”?
Este problema nos conduce a los siguientes objetivos:
• Redescribir el cuadro de organización del conjunto y
el perfil operacional de las dos principales estructu-
ras de obtención de información: el Servicio Secreto
de Inteligencia (SIS/MI6), por sus siglas en inglés, y el
Cuartel General de Comunicaciones Gubernamenta-
les (GCHQ), también por sus siglas en inglés.
• Identificar las piezas y armar el tablero de la comu-
nidad de inteligencia británica ante el conflicto, con
focalización específica en el período comprendido
entre el fracaso de las negociaciones bilaterales de la
ronda de Nueva York a fines de febrero de 1982, la
crisis de las Georgias y la detección de la operación
militar del 2 de abril.
• Analizar la problemática de la “falla” de la inteligen-
cia británica, ante la sorpresa estratégica de la recu-
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Héctor Agustín Arrosio

peración militar de las Islas Malvinas por parte de la


Argentina.
Estos son los límites de la presente investigación. La his-
toria de las operaciones de inteligencia en el Conflicto del
Atlántico Sur está fuera del alcance de los investigadores
por la vigencia de la Ley de Secretos Oficiales británica, y
por el estatus especial de 90 años de restricción, estable-
cido para gran parte de la documentación sobre el conflic-
to. Los documentos de la comunidad de inteligencia están
bajo el ámbito estricto de esta condición especial, por con-
siguiente, las direcciones de búsqueda de datos específicos
se orientaron hacia fuentes bibliográficas.

Metodología
Esta investigación exploratoria está orientada por la me-
todología del análisis de contenido de la bibliografía, y por
los procedimientos hermenéuticos propios del ámbito de la
evidencia incierta, que guarda puntos de concomitancia con
el paradigma indiciario.27 La evidencia incierta como ámbi-
to de la información integra el corpus teórico de la escuela
predictiva de inteligencia estratégica (Platt, 1983). La cer-
teza práctica, la probabilidad matemática y la evidencia incierta,
constituyen los tres ámbitos en que se puede clasificar la
información para la producción de inteligencia.
La evidencia incierta integra el campo de investigación
más frecuente contemplado por las escuelas analítica y
predictiva de la inteligencia estratégica. Como modelo epis-
temológico, la evidencia incierta implica que, desde datos,
rasgos, e indicadores dispersos y aislados, es posible acce-
der a significados ocultos y aparentemente inaccesibles. La
semiótica médica es uno de los modelos en los que se basa

27  Como introducción al paradigma indiciario remitimos a Guinzburg, C. (1989).


Morelli, Freud y Sherlock Holmes: indicios y método científico. En Eco, U. y Sebeok,
T. (eds.), El signo de los tres: Dupin, Holmes, Peirce. Barcelona: Lumen (116-163).
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el paradigma indiciario, que puede operar con la lógica ab-


ductora de la evidencia incierta, por medio de la cual, a través
de los síntomas observables, se puede establecer el diag-
nóstico de la enfermedad no observable.
Metodologías y técnicas en las que se inserta el arte de
obtener algo como resultado de la “suma de muchas nadas”
(Platt, 1983: 70).
El concepto de incertidumbre también ha sido modelizado
y operacionalizado por representantes de la escuela empi-
rista estadounidense (Singer, 1999 y Bueno de Mesquita,
1999), en el contexto de estudios sobre la predictibilidad de
conflictos bilaterales y guerras sistémicas.
Los conceptos interpretativos centrales para abordar el
estudio de la actuación de la Comunidad de Inteligencia del
Reino Unido en el Conflicto del Atlántico Sur son: Engaño
Estratégico (Strategic Deception), Guerra de Inteligencia Mo-
derna (Modern Intelligence Warfare) y Guerra Política (Political
Warfare).
El concepto de engaño estratégico, propio del ámbito de
las operaciones militares, frecuentemente opera por trans-
ducción en las especialidades de acción psicológica y gue-
rra psicológica, cuya planificación y ejecución es compe-
tencia tanto de un servicio de inteligencia militar como de
un organismo de inteligencia de estado.
De forma correlacional a la anterior cuestión, y definien-
do como Guerra de Inteligencia Moderna (Mohs, 2008) a
aquella que combina inteligencia humana (HUMINT), inte-
ligencia de señales (SIGINT) e inteligencia por interpreta-
ción de imágenes (IMINT), en 1982 comenzó una con foco
en Malvinas y extendida al Atlántico Sur, desarrollada por
los británicos con continuidad actual y proyección futura.
El 14 de junio de 1982 terminó la fase militar directa del
conflicto, pero mantuvo continuidad la Guerra de Inteligen-
cia Moderna a la que se agregó otra dimensión de desarrollo:
una multivectorial guerra política, según los cánones desa-
rrollados por el Political Warfare Executive, que operó en la
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Héctor Agustín Arrosio

Segunda Guerra Mundial los conflictos de descolonización y


la Guerra Fría: acción psicológica, guerra psicológica, propa-
ganda paralela y propaganda negra28 (Kent, 1994: 33).

Estado del arte: fuentes bibliográficas británicas

Entre 1989 y 1994 el gobierno británico abandonó el


ejercicio de negar la existencia de una comunidad de inteli-
gencia constituida por instituciones del Estado.
En 1987 Michael Herman,29 retirado del servicio guber-
namental, impulsó la creación del Oxford Intelligence Group
(OIG) en el Nuffield College de dicha universidad para in-
centivar el estudio académico de la especialidad. Desde
2004 el OIG se reorganizó y se replicó en otras universida-
des británicas. Simultáneamente, se creó en la Facultad de
Historia de la Universidad de Cambridge el Seminario de
Inteligencia, en cuyo contexto se ha formado una nueva ge-
neración de académicos especializados en la Historia de la
comunidad de inteligencia británica, cuyas tesis doctorales
han sido la base de libros de divulgación que han prolifera-
do entre 2009 y 2020.
El Seminario de Inteligencia de la Universidad de Cam-
bridge se dicta todos los años. En 2019 entre sus directores
y expositores están los profesores Christopher Andrews,

28  Las principales especialidades de la doctrina británica clásica de Political War-


fare (“Guerra política”) tomada por Sherman Kent para la doctrina de inteligencia
de los EE. UU. después de la Segunda Guerra Mundial (Robinson, 2018). Kent era
profesor de Historia en la Universidad de Yale y durante la Segunda Guerra Mun-
dial integró la rama de analistas de la OSS (por sus siglas en inglés; en español,
Oficina de Servicios Estratégicos, predecesora de la CIA) como jefe de la División
Europa-África, y desde 1947 fue jefe de analistas de la CIA.
29  En su obra (Herman, 1999) constan sus servicios en el Cuartel General de
Comunicaciones del Gobierno (más conocido por sus siglas en inglés, GCHQ: Go-
vernment Communications Headquarters) y en niveles superiores del sistema de
inteligencia británico. En 2019 se obtuvo la información de que Michael Herman
integró la Sala de Operaciones Malvinas (Falklands Operations Room) como jefe de
la División J del GCHQ en el Conflicto del Atlántico Sur.
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autor de la historia oficial del Servicio de Seguridad/MI5


(Andrews, 2009), y Richard J. Aldrich, autor del más com-
pleto libro sobre el GCHQ (Government Communications
Headquarters) (Aldrich, 2019).
La historia autorizada del GCHQ fue escrita por John Fe-
rris (Ferris, 2020). Esta obra se sumó a las historias oficiales
del MI5 antes citada, del SIS/MI6 (Secret Intelligence Ser-
vice) escrita por Keith Jeffery (Jeffery, 2010), y a la historia
oficial del JIC (Joint Intelligence Committee: Comité Con-
junto de Inteligencia) actualmente en desarrollo.
La comunidad epistémica de académicos británicos es-
pecialistas en el tema contiene un subgrupo limitado de
investigadores cuyo objeto de estudio es el rol de la inteli-
gencia británica antes, durante y después del Conflicto Mal-
vinas. Esta producción especializada puede clasificarse en:
• Artículos y bibliografía postconflicto: Lebow, 1983;
Hopple, 1984; Freedman, 1986; King, 1987; Freed-
man y Gamba, 1989.
• Intermedia: Herman, 1996, 1999; Barker, 2002; Hu-
ghes-Wilson, 2004; Freedman, 2005; Lebow, 2007;
Goodman, 2007; Davies, 2012.
• Reciente: Trenear-Harvey, 2014; Walton, 2014; Jag-
ger, 2015; Hughes-Wilson, 2017; Aldrich, 2019; Fe-
rris, 2020.
Las obras de dos ex integrantes del Servicio Secreto de
Inteligencia (SIS/MI6) (West, 1997 y Bicheno, 2006), en las
cuales es de mayor relevancia lo que omiten, también inte-
gran el estado actual de conocimientos en el subgrupo de
producción realizada por miembros de una “cultura exper-
ta”.
Aparte de los investigadores británicos, se destacan en
la producción reciente los trabajos de Esbry (2015 y 2016)
sobre la SIGINT (Signals Intelligence, por sus siglas en in-
glés) británica en la zona de combate Malvinas entre abril y
junio de 1982.
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Héctor Agustín Arrosio

Los autores destacan el hecho de que la historia oficial


escrita por Lawrence Freedman considera generalmente la
dimensión inteligencia (Freedman, 2005), dado que el autor
no pudo acceder a ninguna documentación directa sobre el
tema (Walton, 2014: 330), situación que, pese a desclasifi-
caciones posteriores realizadas sobre aspectos periféricos
a algunos proyectos de desinformación y engaño estratégi-
co urdidos durante el conflicto de 1982, aún se mantiene.
La matriz básica de repositorios documentales está com-
puesta por: The National Archives para aspectos parciales del
Conflicto Malvinas, y para aspectos generales de inteligen-
cia en otras guerras los registros documentales del Imperial
War Museum, The National Army Museum y Military Intelligence
Museum; además de los papers individuales obrantes en el
Liddell Hart Centre for Military Archives. Las tesis doctorales so-
bre la inteligencia militar británica en la Primera Guerra
Mundial (Mohs, 2008 y Beach, 2015), tienen como princi-
pales repositorios documentales a los citados archivos.
Al respecto, hay que recordar que en 1984 el gobierno de
Margaret Thatcher estableció un status especial para toda
la documentación obrante sobre el Conflicto Malvinas, ex-
tendiendo los 25-30 años de la Ley de Secretos Oficiales, a
90 años (Gamba, 1984: 183). Este dato, que teníamos muy
presente en la década de 1980 es generalmente omitido por
los recientes autores británicos.

La comunidad de inteligencia británica (1982)

En 1982 el esquema organizacional de la comunidad era


muy similar al de la Segunda Guerra Mundial. El Comité
Conjunto de Inteligencia producía los análisis de fuentes
abiertas y secretas. El Servicio Secreto de Inteligencia (SIS/
MI6) producía la inteligencia secreta. El Servicio de Segu-
ridad (SS/MI5) se encargaba de la contrainteligencia y sus
actividades especiales: contraespionaje, contrasabotaje y
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contraterrorismo. Al esquema se agregaba el Cuartel Gene-


ral de Comunicaciones Gubernamentales (GCHQ) que cen-
tralizaba todo el sistema de reunión, análisis y distribución
de inteligencia de señales (SIGINT), compuesta por inteli-
gencia de comunicaciones (COMINT) e inteligencia electró-
nica (ELINT). La Inteligencia de Imágenes (IMINT), históri-
camente a cargo de la Royal Air Force (RAF) estaba bajo el
ámbito del Centro Conjunto de Interpretación y Reconoci-
miento Aéreo (JARIC: Joint Air Reconnaissance Interpreta-
tion Centre), que dependía directamente de Inteligencia de
Defensa (DIS: Defence Intelligence Staff).
Las principales estructuras de obtención de información
eran el SIS y el GCHQ. El SIS reunía una fuerza de alrede-
dor de 2.000 cuadros de conducción, analistas y agentes
secretos, en tanto que el GCHQ tenía entre 4.000 y 5.000
integrantes (Herman, 1999: 37) en sus 34 bases metropoli-
tanas en el Reino Unido (que también incluía a las unidades
SIGINT de la RAF y de la Marina Real británica) y 48 bases
en ultramar. Actualmente, la gran base de Mount Pleasant
es un eslabón central del sistema del GCHQ, que no existía
en marzo de 1982: su función la cumplía la unidad SIGINT
establecida a bordo del HMS Endurance, posicionado en el
Atlántico Sudoccidental, y la base de Two Boats en la Isla
Ascensión, abierta tras la ocupación de Thule del Sur por
parte de la Armada Argentina en diciembre de 1976.30
El Servicio Secreto de Inteligencia británico (el SIS/MI6)
que operó durante el Conflicto Malvinas era una institución
aún afectada por el síndrome de los topos soviéticos del
“Círculo de Cambridge”, y que compartía con el resto de la
comunidad las crisis y los efectos de la desintegración del
Imperio.
Su sede, desde 1964 hasta 1994, estaba en el edificio Cen-
tury House, número 100 de Westminster Bridge Road en el
barrio de Lambeth, margen sur del Támesis a pocas cua-
30  Los especialistas británicos no lo consideran, pero este hecho de 1976 está re-
lacionado con la Misión Shackleton de 1975, tras el cual el Reino Unido replanteó el
valor geoestratégico de la Cuenca de Malvinas, Islas del Atlántico Sur y la Antártida.
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Héctor Agustín Arrosio

dras del Museo Imperial de Guerra.


El director del SIS hasta diciembre de 1981, Sir Arthur
Templer Franks (el octavo “C”)31 fue afectado por el cono de
sospechas debido a su conexión con el sexto topo, George
Blake, y se consideraba que, debido a esa relación (Blake
había estado en un equipo bajo su mando a principios de
la década de 1960), terminó renunciando tras una corta
jefatura de dos años. Su sucesor, Colin Figures (el noveno
“C”)32 a cargo del SIS entre 1982 y 1985,33 era un especia-
lista en operaciones de campo en Polonia, Checoslovaquia,
Hungría y República Democrática Alemana, el frente cen-
tral en la Guerra Fría contra la URSS y el Pacto de Varsovia.
Frente central de la Organización del Tratado del Atlántico
Norte (OTAN) sobre el que estaban concentrados mayorita-
riamente los esfuerzos, los recursos humanos y materiales
del SIS, en particular, y de la Comunidad de Inteligencia, en
general. El Conflicto Malvinas fue afrontado por el SIS de
Figures con una estación en Buenos Aires compuesta por
dos funcionarios, que era sobreviviente a un recorte masi-
vo y cierre de delegaciones en la región América Latina y el
Caribe.
Observando la historia de la institución, se destaca una
relación estructural con el Foreign Office (FCO, siglas de Fo-
reign and Commonwealth Office; en español, el Ministerio
de Relaciones Exteriores y la Comunidad Británica de Na-
ciones), y una fuerte influencia de la Marina Real británi-
ca, que se proyecta al Comité Conjunto de Inteligencia (JIC)
normalmente presidido por un alto funcionario del FCO. En
31  No hemos podido registrar una relación de parentesco entre Arthur Templer
Franks y Lord Oliver Franks, el presidente de la Comisión que elaboró el Informe
que se conoce por su nombre. Solo se puede establecer que ambos estudiaron en el
Queen’s College de la Universidad de Oxford. Arthur Franks nació en 1920 y Oliver
en 1905.
32  “C” es la denominación administrativa de los directores del SIS/MI6 desde 1909.
El primer “C” fue el comandante Mansfield Cumming de la Marina Real británica.
33  Formado en el Pembroke College de la Universidad de Cambridge, había actua-
do en operaciones del SIS durante la Crisis del Canal de Suez en 1956 y durante la
“Primavera de Praga” en 1968.
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1982, y desde 1979, el JIC era conducido por Arthur Acland.


El JIC está compuesto por grupos regionales que abarcan
toda la geografía del sistema internacional denominados
Grupos de Inteligencia (CIG: Current Intelligence Groups),
uno de ellos es el Grupo de Inteligencia América Latina (LA-
CIG: Latin American Current Intelligence Group) que tiene
como región-blanco a América Latina. En 1982 el jefe de
LACIG era el general Adam Gurdon.
Desde hace aproximadamente tres décadas existe infor-
mación sobre lo actuado por el GCHQ durante el Conflicto
Malvinas (Freedman y Gamba, 2012: 103, 117) y sobre la
crucial contribución de la SIGINT proporcionada por alia-
dos de la OTAN y miembros de la Commonwealth. No obs-
tante, la información sobre operaciones del SIS es mínima,
e inclusive parte de ella está referida a presentar un caso
paradigmático de fracaso de inteligencia, compartido con
los analistas del JIC, según consta en los contenidos críti-
cos del Informe Franks y en toda una tradición de discurso
de especialistas (la mayoría británicos) que abordaron el
caso apenas terminado el conflicto (Lebow, 1983), (Hopple,
1984) hasta trabajos recientes (Ferris, 2020). La renuncia
de Lord Carrington, secretario del FCO, fue interpretada
como una lateralización política de esta falla de inteligen-
cia que, según varios autores, consistió en la incapacidad
de anticipar el “ataque sorpresa” argentino.34
Entre 1979 y 1982 hemos identificado a cuatro hombres
de inteligencia en funciones en la Embajada del Reino Uni-
do en Buenos Aires. Dos hombres del SIS, uno de ellos el
jefe de Estación Mark Heathcote, y un auxiliar; un hombre
del DIS (Defence Intelligence Staff) con el cargo de agrega-
34  El Informe de la Comisión presidida por Lord Oliver Franks es sumamente se-
vera al juzgar la ineficacia de la Comunidad de Inteligencia británica, especialmente
del JIC, al fallar en el anticipo de la operación militar argentina el 2 de abril. Lord
Franks tenía una mala predisposición ante el JIC y el SIS, ya que siendo embajador
en los EE. UU. entre 1948 y 1951, tuvo en su delegación diplomática a Harold “Kim”
Philby como jefe de la estación del SIS en Washington, y como enlace con la comu-
nidad de inteligencia de los EE. UU., a Guy Burgess y a Donald McClean del FCO, tres
de los “topos soviéticos” del Círculo de Cambridge.
90
Héctor Agustín Arrosio

do de Defensa, el coronel Stephen Love, y el agregado naval


capitán de navío, J. J. Mitchell (Franks, 1983: 91-93). Según
otro autor, ese cargo lo ocupaba el capitán Ben Neave, de la
Marina Real británica (Barker, 2002).
El coronel Love35 elevaba sus informes al departamen-
to de Inteligencia de Defensa 4 (DI4: Defence Intelligence),
que tenía como objetivo a América del Sur y al gabinete de
asesores directos del secretario de Defensa, John Nott.
Desde 1964 se habían fusionado en el DIS las áreas de in-
teligencia de las tres Fuerzas Armadas, al menos en teoría.
Esto no excluye que dentro de la División de Inteligencia
Naval quedase un núcleo operativo que respondiese solo
ante el Almirantazgo.
Tres meses después de la ocupación de Thule del Sur
por la Argentina, el primer ministro, James Callaghan, en-
vió en marzo de 1977 una misión a Malvinas presidida por
el Subsecretario del FCO, Ted Rowlands, y ordenó al SIS la
ejecución de una operación de engaño estratégico, con el
propósito de elevar el nivel de disuasión convencional con-
sistente en filtrar muy indirectamente la información del
envío secreto de un grupo operativo, compuesto por varias
fragatas y un submarino nuclear (Aldrich, 2019: 368). So-
bre el modelo de la ocupación de la Isla Morrell en el grupo
de Islas de Thule del Sur, el Comando de Operaciones Nava-
les de la Armada Argentina había planificado la Operación
“Alfa”, cuyo objetivo eran las Islas Georgias del Sur. Dicha
Operación había quedado como un curso de acción rete-
nido de probable ejecución en un escenario futuro, que se
materializó en marzo de 1982. Vista en perspectiva, “Alfa”
fue una operación dentro de otra operación: “Azul” el des-
embarco en Malvinas. Como en la ocupación de Thule del
Sur, la expectativa era que no habría reacción militar por

35  El archivo oficial del coronel Stephen Love como attaché de Defensa en la Argen-
tina entre 1979 y 1982 puede consultarse con previa autorización en el Liddell Hart
Centre for Military Archives del King’s College en Londres: Papers of Colonel Stephen
Love on his Military Service. Dos cajas de documentos, entre ellos, tres carpetas sobre
su función en la Embajada británica en Buenos Aires.
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parte del Reino Unido.


En el inicio temprano del incidente de Georgias, cons-
ta por testimonios la presión que el comandante del HMS
Endurance, y los representantes de la Compañía de las Islas
Malvinas (FIC: Falkland Islands Company, por sus siglas en
inglés) ejercieron sobre el coronel Love para que alertase
con urgencia al DIS y al secretario de Defensa, Nott, acer-
ca de la amenaza tangible de una acción con empleo de la
fuerza por parte de la Argentina (Barker, 2002: 130). Sobre
esta base puede inferirse la probabilidad de que tanto la es-
tación del SIS, el Agregado Militar y el Agregado Naval bri-
tánicos en Buenos Aires, disponían de información indica-
tiva sobre “Alfa” y los planes de contingencia de la Armada
Argentina.
La estación del SIS y el hombre del DIS (el coronel Love)
advirtieron con oportunidad a Londres desde los primeros
días de marzo, cuando tras el fracaso de las negociaciones
bilaterales en Nueva York se dieron las primeras señales de
un cambio de la conducta política y estratégica del Gobier-
no argentino en relación a Malvinas, manifestándose una
dura agenda por parte de la Junta Militar y de la diplomacia
del Gobierno del general Galtieri.
En el plano más profundo de esta moderna guerra de in-
teligencia, la documentación sobre los planes y operacio-
nes del SIS están cubiertos por la Ley de Secretos Oficiales
británica hasta el año 2074. No obstante, teniendo como
antecedentes la historia moderna de la institución, desde
el Departamento M1C, luego MI6,36 en los tiempos del co-
mandante Mansfield Cumming (Jefe del SIS entre 1909 y
1923), conviene recordar que la esencia de su eficacia en
la reunión de información secreta estuvo dada por su do-
minio del arte del espionaje profesional; arte cuya doctri-

36  En el año 2005 el SIS comisionó a Keith Jeffery, PhD por la Universidad de Cam-
bridge, para que escribiera la historia oficial del MI6 (Jeffery, 2010) sobre la base
de una importante masa documental desclasificada, pero que se limita al período
1909-1949. El SIS sigue siendo el más hermético de los servicios de la comunidad
de inteligencia británica.
92
Héctor Agustín Arrosio

na canónica establece que debe operar de forma paralela


y, sin contacto alguno, a su dispositivo de estaciones en las
delegaciones diplomáticas en el extranjero,37 y que la valo-
ración de un agente secreto está dada por el blanco hacia el
cual se dirige.
Terminada la Primera Guerra Mundial, el secretario del
Foreign Office, Lord Curzon,38 que también presidía el Comité
Gubernamental del Servicio Secreto (estructura predeceso-
ra del Comité Conjunto de Inteligencia–JIC, por sus siglas
en inglés), recomendó la creación de un organismo que
unificara a las unidades SIGINT (los code-breakers, criptoa-
nalistas) de la Marina Real británica, del Ejército y del Royal
Flying Corps (Real Cuerpo Aéreo). Así se creó en 1919 la Es-
cuela de Cifrados y Códigos del Gobierno (Goverment Code
and Cipher School, GCCS), que desde 1945 se conoce como
GCHQ (Government Communications Headquarters).
El centro de gravedad del cuadro de organización del
GCHQ en 1982 era la Dirección de Operaciones de Inteligen-
cia de Señales, compuesto por las Divisiones J (URSS), K (SI-
GINT ROW, esta última por Rest of the World, “resto del mun-
do” en español) –blancos generales a escala global fuera de
la URSS–, H (Criptoanálisis), X (Servicio de Computadoras),
T (Análisis ELINT), R (Escuchas radiales), Z (Requerimien-
tos y enlaces externos) y W (Central de Comunicaciones).
En diciembre de 1981, Douglas Nicoll, exjefe de la Divi-
sión Z del GCHQ, terminó un extenso informe especial en el
que se analizaban las causas de las fallas de inteligencia al
no poder anticipar agresiones militares, tales como la inva-
sión soviética a Checoslovaquia en 1968, la guerra del Yom

37  Desde la Segunda Guerra Mundial, la Central de Registro del SIS/MI6 llevaba
los libros con las listas y expedientes de todos los agentes secretos británicos en
operaciones en el exterior. Es probable que tras el caso de los topos del “Círculo de
Cambridge” esta práctica se haya complejizado, junto a los controles de la Sección
de Contraespionaje del propio SIS que operaba en cooperación con el SS/MI5.
38  George Nathaniel Curzon of Kedleston, uno de los más grandes estrategas del
Imperio Británico, dotado de una visión geopolítica global, similar a la del almirante
Sir John Fisher y a la del teórico Sir Halford J. Mackinder.
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Kippur en 1973 y la agresión militar de China a Vietnam en


1979.
La División Z del GCHQ era la responsable de elaborar
los informes de inteligencia consolidados y elevarlos a la
instancia superior: el JIC (Comité Conjunto de Inteligencia).
El Informe Nicoll se titulaba: The Joint Intelligence Committee
and Warning of Agression (‘El Comité Conjunto de Inteligencia
y las alertas de agresión’).
El JIC realizó un debate con el Informe Nicoll de marco
general a principios de marzo de 1982, como señalan los
autores especializados en el asunto, “tres semanas antes
del desembarco argentino” en Malvinas.
Entre 1977 y 1982 el GCHQ tenía las capacidades tecno-
lógicas para la práctica de inteligencia de comunicaciones
(COMINT) y electrónica (ELINT) sobre América Latina y, en
especial, el Atlántico Sur desde su base avanzada en la Isla
Ascensión. A estas capacidades se sumó en 1979 la unidad
SIGINT, a bordo del HMS Endurance, y al estallar la crisis de
las Georgias (19 de marzo de 1982) el apoyo de la base de
Irirangi, en función de alianzas navales y de inteligencia
con la Oficina de Seguridad de Comunicaciones Guberna-
mentales (GCSB: Government Comunications Security Bu-
reau), homóloga del GCHQ, del gobierno de Nueva Zelanda.
El código de la Cancillería argentina había sido desci-
frado desde la década de 1970, tal como lo expuso públi-
camente Ted Rowlands ante la Cámara de los Comunes el
3 de abril de 1982, “para horror de la comunidad de inte-
ligencia”. Herman (1999: 93), Aldrich (2019: 377) y Ferris
(2020: 676) remarcan este hecho que permite establecer
una brecha crucial en la contrainteligencia argentina, y que
vulneraba (paradójicamente) la contrainteligencia británi-
ca, afectando al GCHQ. Ted Rowlands, que había sido sub-
secretario de Relaciones Exteriores (1977-79), expresó en
esa sesión parlamentaria que “si hacía años que leíamos los
telegramas secretos del Ministerio de Relaciones Exteriores
argentino”, cómo no se había podido anticipar la operación
94
Héctor Agustín Arrosio

militar del 2 de abril.


En 1982 el jefe del GCHQ era Brian J. Maynard Tovey,
graduado en la Universidad de Oxford en estudios Orienta-
les, y hombre de la Royal Navy. La base principal ya estaba
en Cheltenham (Gloucestershire al sudoeste de Inglaterra,
durante la Segunda Guerra Mundial, se hallaba en Bletchley
Park al norte de Londres), y su despliegue comprendía más
de 30 bases en el territorio de Gran Bretaña.
La avanzada del GCHQ sobre el Atlántico Sur estaba en la
base de la Isla Ascensión que monitoreaba todo el espacio
electromagnético de América del Sur. En el Cono Sur y sus
espacios marítimos estaba la unidad del GCHQ en el HMS
Endurance, que circulaba entre la base británica de Rothera,
la base chilena Prats (ambas en la Antártida), puertos ar-
gentinos, uruguayos, Malvinas y Georgias.
Al estallar la crisis de las Georgias, el GCHQ contó ade-
más con el concurso de la base de Irirangi en Nueva Zelan-
da que barría el espacio electromagnético desde el Pacífico
Sur, superponiéndose al Atlántico Sur con sistemas de gran
potencia instalados por la Agencia Nacional de Seguridad
(NSA, National Security Agency, por sus siglas en inglés) de
los EE. UU. manejados por personal propio. El director de
la NSA, el almirante Robert Inman, frecuentaba dicha base
durante fines de la década de 1970.
Al escalar el conflicto tras el 2 de abril, se constituyó en
Cheltenham la Falklands Operations Room, integrada por
la División K (al mando de Roy Little), encargada de mo-
nitorear territorios del ROW fuera de los teatros de guerra
centrales entre la OTAN-URSS o Pacto de Varsovia; y por la
División J (al mando de Michael Herman), división estra-
tégica cuyos blancos eran los Distritos Militares Soviéticos
‒Moscú, Báltico y Leningrado‒, especialmente este último
donde se hallaban las bases de la Flota del Norte de la URSS.
El fundamento de la participación de la División J en la
Falkland Operations Room radicaba en el enlace y coope-
ración con la inteligencia noruega, especialmente con las
95
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

actividades SIGINT de la base Fauske. Cuando la Marina


Real puso en ejecución la Operación Corporate y se proyectó
a la Task Force 317 al Atlántico Sur, los soviéticos desplega-
ron una intensa actividad de vigilancia. Un bombardero Tu-
polev Bear Tu-95Rt con sistemas ELINT cubrió 11.000 km
sobrevolando a la flota, y se aumentó de 2 a 18 el número
de satélites que orbitaban sobre el teatro de operaciones en
dicha área marítima (Moro, 1985: 165). La SIGINT noruega
desde Fauske interceptaba y descifraba toda la data ELINT
y las imágenes de los satélites rusos, enviándolas a la Divi-
sión J y al Estado Mayor de la Defensa en Northwood. Esta
versión británica comenzó a tomar estado público en el año
2002, y da marco para una serie de interrogantes que con-
ducen a problematizar el tema del apoyo satelital de los EE.
UU. al Reino Unido durante el conflicto, tema instalado por
analistas del instituto sueco SIPRI en la década de 1980.
Los especialistas británicos en el rol del GCHQ durante
el conflicto adscriben a la tesis de la fundamental asisten-
cia de la inteligencia de Noruega, aliada del Reino Unido en
la OTAN (Aldrich, 2019: 378). No obstante, su historiador
oficial (Ferris, 2020) omite toda mención sobre la participa-
ción de los noruegos.
El general Gurdon, jefe del LACIG del JIC, señaló que hubo
déficit de inteligencia política en los análisis COMINT. El co-
mandante Denton Green, oficial de inteligencia del Estado
Mayor Conjunto en Northwood, consideró que mucha de la
reunión de SIGINT era caótica y confusa. Que haya repre-
sentado al 90% del total de reunión de inteligencia durante
el conflicto no indica un nivel cualitativo, sino un dato cuan-
titativo. Michael Herman, el jefe de la División J integrante
de la Falklands Operations Room durante el conflicto, defi-
nió a la SIGINT como parte del arte de la guerra electrónica,
la guerra de interferencias (jamming), contra-interferencias
(counter-jamming) y suplantación de identidad (spoofing), que
utiliza el espectro electromagnético como nueva dimensión
de la guerra (Herman, 1999: 55). Todo esto crea un ambien-
96
Héctor Agustín Arrosio

te de “niebla de la guerra” que requiere que la SIGINT sea


complementada por las metodologías y técnicas herme-
néuticas de inteligencia según los paradigmas analíticos
clásicos.

La hipótesis de la “falla de inteligencia” británica y


su crítica

La hipótesis de la “falla de inteligencia” toma contenido


inicial en la crisis del Gabinete de la primera ministra, Mar-
garet Thatcher, que se inició el mismo 2 de abril y continuó
con las renuncias del secretario de Relaciones Exteriores
(FCO), Lord Carrington, y, posteriormente, la renuncia del
presidente del JIC (Comité Conjunto de Inteligencia), Ar-
thur Acland.
El estado público de la cuestión comenzó tras la edición
del denominado Informe Franks, producido por una de las
dos Comisiones de Trabajo constituidas por orden ejecuti-
va de la primera ministra para responder a un severo re-
querimiento de las Cámaras del Parlamento, consistente en
dos cuestiones: ¿cómo y por qué se había llegado a la crisis
hasta el 1 de abril de 1982? Y ¿cuál sería la política a seguir
con respecto a Malvinas?
La Comisión de Trabajo para responder a la primera
cuestión planteada por el Parlamento comenzó su tarea a
fines de junio de 1982, presidida por Lord Oliver Franks, y
produjo el denominado Falkland Islands Review: Report of a Com-
mittee of Privy Counsellors, conocido como “Informe Franks”,
que tomó estado público en enero de 1983. La estructura
formal de este Informe se compone de la Introducción, cua-
tro capítulos y siete Anexos. La introducción y los capítulos
están organizados en 339 parágrafos, de los cuales 41 de
ellos están dedicados a las evaluaciones de inteligencia del
JIC sobre la Argentina.
Visto en perspectiva, el Informe Franks apuntó a resguar-
97
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

dar de responsabilidades al nivel de decisiones políticas y


proyectar un cono de ambigüedad y duda en las capacida-
des de inteligencia estratégica para prevenir y anticipar la
crisis. La línea argumental de las críticas se focalizó espe-
cialmente en las aptitudes de evaluación del JIC, y en la ca-
pacidad resolutiva del Foreign Office.
Una de las redactoras del Informe Franks fue Rosemary
Spencer como integrante de la Sección Internacional del
Departamento de Investigaciones de la Oficina Central del
Partido Conservador británico, quien, además, era agente
encubierta del Departamento K4 (Contraespionaje) del MI5
(Macintyre, 2019: 156).
Entre 1984 y 2019 se registran numerosos trabajos es-
pecializados sobre la cuestión, desde la monografía de Ho-
pple, G. W. (1984); los libros de Hughes-Wilson, J. (2004,
2017), Davies, P. H. J. (2012) y Trenear-Harvey, G. S. (2014);
y el influyente artículo de Lebow, R. N. (2007), hasta llegar
a la última edición de la obra de Richard J. Aldrich sobre
el GCHQ (2019). La historia “autorizada” del GCHQ, escrita
por John Ferris, ratifica con énfasis la “falla de inteligencia
de primer orden” (2020: 666), según la calificación del en-
tonces jefe de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa
Conjunta, el Contralmirante D.W. Brown.
El coronel Hughes-Wilson intenta rescatar en su obra al
coronel Stephen Love (agregado de Defensa británico en
Buenos Aires), proyectando una sombra de dudas sobre el
SIS y el JIC.
Por su parte, Davies, Trenear-Harvey, Lebow y Aldrich
consideran que el SIS, el GCHQ, el DIS y el JIC participaron
de la falla de inteligencia en distintas proporciones y gra-
dos de responsabilidad. aunque recayendo en el JIC el peso
principal de los errores, a cuyos analistas se les imputan
errores metodológicos, algunos inherentes al manejo epis-
temológico de la curva de amenazas, resultante del cruce
de variables entre el actor más peligroso y el nivel de ame-
naza más intenso.
98
Héctor Agustín Arrosio

El JIC trató ocho veces el tema de la amenaza militar ar-


gentina sobre Malvinas entre 1977 y 1979, y tres veces en-
tre 1980 y 1982, premisas que llevan a los especialistas a la
conclusión de una infravaloración por parte de dicho comi-
té. En febrero de 1982 el JIC evaluó a Malvinas en el “Grupo
4” del nivel de amenazas (Ferris, 2020: 660), el nivel más
bajo, junto a Brunei, Gibraltar y Hong Kong.
Como crítica agregada, se imputa al gobierno británico
su política de ajuste fiscal y el recorte irresponsable del gas-
to para la Comunidad de Inteligencia y, dentro de ella, se
cuestiona al SIS, al JIC y al GCHQ por los escasos recursos
asignados a América del Sur.
Davies (2012), Trenear-Harvey (2014), Lebow (2007), Al-
drich (2019) y Ferris (2020) analizan el Informe Nicoll, y no
pueden dejar de sorprenderse por el hecho de que tres se-
manas después de que el JIC debatiera sobre su contenido
en marzo de 1982, que trataba sobre tres recientes fallas
de la inteligencia británica al no poder anticipar agresiones
militares, se reiterara el fracaso esta vez ante una amenaza
a la seguridad de un territorio colonial (usurpado y en dis-
puta diplomática).
La hipótesis de la falla de inteligencia apunta a estable-
cer que los argentinos planificaron durante seis meses (Al-
drich, 2019) el desembarco en Malvinas y tomaron en seis
días la decisión de ejecutarlo; en el primer lapso prolonga-
do, la Comunidad de Inteligencia británica no pudo detectar
la amenaza, y apenas pudo hacerlo con la ayuda de los EE.
UU., dos días antes del 2 de abril, el 31 de marzo de 1982.
En el parágrafo 231 del Informe Franks se afirma que el
31 marzo de 1982 el Agregado Naval de los EE. UU. en Bue-
nos Aires proporcionó información confidencial al Agrega-
do Naval británico acerca de que la Flota de Mar de la Ar-
mada Argentina había zarpado masivamente con rumbo
sur, información que se elevó al DIS, y de éste al secretario
de Defensa, John Nott. Meses antes de editarse el Informe
Franks, el medio británico Sunday Times (31 de octubre de
99
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

1982) había publicado un artículo donde informaba que la


NSA de los EE. UU. había detectado un incremento en el vo-
lumen de tráfico radial en las unidades navales argentinas
y que sus sistemas computarizados habían identificado el
tipo y cantidad de buques y trazado sus trayectorias (Freed-
man y Gamba, 2012: 418).
Esta información se contradice parcialmente con las ver-
siones acerca de cómo se enteró la Administración Reagan
del inminente desembarco argentino en Malvinas. Estas
establecen que la primera ministra da orden al Foreign Offi-
ce para informar al presidente Reagan a los efectos de que
intervenga ante la Junta Militar argentina. El FCO instruye
en tal sentido a su embajador en Washington, quién infor-
ma directamente al secretario de Estado, Alexander Haig,
quien a su vez, informa de urgencia al presidente Reagan,
el cual se comunica telefónicamente con el general Galtieri
el 1 de abril (Freedman y Gamba, 2012: 112).
Entonces, si la NSA de EE. UU. había obtenido la infor-
mación de que el Agregado Naval británico en Buenos Aires
elevó a Londres el 31 de marzo, ¿cómo se explica que ni el
secretario Haig ni el presidente Reagan estaban en conoci-
miento del hecho y se hayan enterado por fuentes británi-
cas?
En esa fecha se hallaba de visita oficial en Buenos Aires
el jefe de Operaciones Navales de la Armada de los EE. UU.,
el almirante Thomas Hayward. Este hecho implica nece-
sariamente que estaba en conocimiento de la información
obtenida el 30 de marzo sobre el despliegue de la Flota de
Mar argentina hacia Malvinas, y que autorizó a su Agrega-
do Naval en Buenos Aires para que pasara esta información
al Agregado Naval británico, tal como consta en el Informe
Franks.
No es creíble que, siendo la NSA la desencadenante de
la información decisiva, sus directores, el almirante Robert
Inman, que era además subdirector de la CIA, ni el direc-
tor Central de Inteligencia, William Casey, ni la Junta Per-
100
Héctor Agustín Arrosio

manente de Inteligencia, la desconocieran. Y, si sabían, no


resulta creíble que no hubieran informado al presidente.
Al respecto, la versión de Alexander Haig es contradicto-
ria. Sostiene que el 30 de marzo “los EE. UU. detectaron un
estado inusual de preparativos militares en la Argentina”
pero él se enteró el 31 de marzo al ser informado por el em-
bajador británico Nicholas Henderson (Haig, 1984: 300).
Este razonamiento conduce a establecer la sospecha de
que la inclusión de la NSA de los EE. UU. en la cadena de
acontecimientos que generaron la escalada habría sido otra
operación de engaño estratégico para cubrir el real alcance
de la inteligencia británica en la preparación secreta de un
conflicto armado. Al respecto, a casi cuatro décadas de la
guerra el historiador oficial del GCHQ afirma que la NSA y la
CIA se oponían a colaborar con los británicos; por su parte
el GCHQ era reluctante a pedir apoyo a los estadounidenses
(Ferris, 2020: 657).

El nivel de decisiones estratégico-militar: un ejerci-


cio inferencial inductivo

A mediados de marzo de 1982 estaba reunido en Colo-


rado Springs (Colorado, EE. UU.), el Grupo de Planificación
Nuclear de la OTAN.
El almirante Harry Train, Comandante Supremo Aliado
Atlántico (SACLANT, por sus siglas en inglés) –que junto al
Comandante Supremo Aliado en Europa (SACEUR, por sus
siglas en inglés) y al Comandante Supremo Aliado del Ca-
nal (CINCHAN, por sus siglas en inglés) constituían los tres
comandos superiores del Comité Militar de la OTAN–, y el
comandante de la II Flota de los EE. UU., participaban de las
sesiones del GPN (Grupo de Planes Nucleares) de la OTAN,
de las cuales Train estableció en un notable estudio de caso
sobre el Conflicto Malvinas que en una de estas reuniones
también participaban el ministro de Defensa británico,
101
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

John Nott, y los almirantes Sir Terence Lewin y Sir John


Fieldhouse, jefe de Estado Mayor de la Defensa Conjunta y
comandante de la Flota, respectivamente (Train, 1987).39
Al comenzar el incidente de las Islas Georgias, a partir
del 20 de marzo de 1982 los tres altos jefes británicos se
“dispersaron” (tal es el término militar empleado por el al-
mirante Train) como parte de un movimiento ensayado y
planificado cuidadosamente.
El secretario Nott se dirigió hacia Europa. El almirante
Train da esta información general, de la cual inferimos que
Nott se reunió con sus pares de Noruega y la República Fe-
deral de Alemania, en función de las relaciones de coopera-
ción entre las comunidades de inteligencia en el marco de
la OTAN. El estado actual de nuestros conocimientos per-
mite establecer que desde la base de inteligencia de señales
y comunicaciones de Fauske, la inteligencia noruega obte-
nía información secreta de los dos satélites soviéticos con
trayectoria sobre el Atlántico Sur (Esbry, 2015) que permi-
tió establecer las posiciones y desplazamientos de las uni-
dades navales de la Armada Argentina durante el conflicto,
pasando esta información por un canal directo al Comando
de la Defensa Conjunta británica en Northwood.
El Almirante Lewin se dirigió hacia Nueva Zelanda. Train
menciona su destino, pero no dice su propósito. Hoy esti-
mamos que fue a poner en funcionamiento el acuerdo de in-
tercambio de información proveniente de señales y comu-
nicaciones propio de la comunidad de inteligencia SIGINT
establecido entre el Reino Unido y la Oficina de Seguridad
de Comunicaciones Gubernamentales (GCSB: Government
Comunications Security Bureau) de Nueva Zelanda,40 de
la que también participaba la NSA de los EE. UU. La base
de Irirangi (establecida en tiempos de la Segunda Guerra

39  El almirante Train expuso sobre este hecho durante una conferencia dictada en
la Escuela de Guerra Naval de la Armada Argentina, en mayo de 1986.
40  Parte del sistema denominado Five Eyes (“cinco ojos”) de cooperación de inteli-
gencia (EE. UU., Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda).
102
Héctor Agustín Arrosio

Mundial en la Isla Norte de Nueva Zelanda) monitoreaba el


espacio electromagnético del Pacífico Sur y América del Sur
con alcance al pasaje de Drake y Atlántico Sur, alcanzando
al Teatro de Operaciones Atlántico Sur.
Por su parte, el almirante John Fieldhouse se dirigió ha-
cia Gibraltar donde la Fuerza de Submarinos de Ataque (de
propulsión nuclear SSN: Submersible Ship Nuclear, por sus
siglas en inglés) participaba de un ejercicio de guerra an-
tisubmarina junto a unidades de superficie al mando del
contralmirante John Woodward. Los submarinos de ataque
SSN, Spartan y Splendid, fueron desplazados al Atlántico Sur
entre el 26 y el 29 de marzo de 1982, constituyendo la pun-
ta de lanza de la Fuerza de Tarea 317 que llevó adelante la
Operación Corporate entre el 3 de abril y el 14 de junio de
1982.
La Fuerza de Desembarco-GT 40.1 (Grupo de Tareas
40.1), bajo el mando del contralmirante de Infantería de
Marina, Carlos Büsser, que formaba parte de la Fuerza de
Tarea 40 (al mando del contralmirante Gualter Allara), zar-
pó el 28 de marzo de 1982. El 31 de marzo a Büsser le in-
formaron que el gobernador de Malvinas, Rex Hunt, había
ordenado desplegar la defensa de las Islas. El efecto sorpre-
sa se había perdido y los británicos los estaban esperando.
Esta convicción fue expresada por Büsser en su Informe a la
Junta Militar,41 tras la Operación Rosario (ex Azul), y en sus
obras (Büsser, 1987).
Relacionando estos hechos, y el contenido del Informe
Franks sobre la existencia de planes militares de contin-
gencia británicos para defender y recuperar las Malvinas
elaborados entre mayo y septiembre de 1981, y los movi-
mientos del secretario de Defensa Nott y de los almirantes
Lewin y Fieldhouse al abandonar las sesiones del Grupo de
Planificación Nuclear de la OTAN, dirigiéndose a Europa,
Nueva Zelanda y Gibraltar entre el 19 y el 28 de marzo de

41  En la reunión efectuada a las 09:00 h. del 6 de abril de 1982 en el edificio Cón-
dor, sede del Comando en jefe de la FAA.
103
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

1982, resultan lógicos, claros y significativos.


Sobre esta base, planteamos el siguiente interrogante:
dadas las características del modelo de inteligencia británi-
co donde los proveedores compiten entre sí, ¿pudo haberse
dado una situación en la que el JIC, el SIS y el GCHQ fueran
sorprendidos por la operación militar argentina, mientras
que la inteligencia naval estaba esperando dicha opera-
ción?
La operación de engaño estratégico que, tras el incidente
de Georgias, situó a un submarino nuclear británico y a un
grupo de unidades de superficie con rumbo al Atlántico Sur
(el HMS Superb estaba en el Atlántico Norte y el Grupo de
Tarea del HMS Exeter, en Belice), generó el adelanto del des-
embarco argentino en Malvinas, planificado originalmente
para el 15 de mayo de 1982.
La empresa Independent Television News (ITN) fue uno
de los vectores centrales de la fase de difusión y el Minis-
terio de Defensa británico no fue ajeno a ella (Freedman
y Gamba, 2012: 96), pero el método de planificación de
contenidos, enlaces y mecanismo de la operación misma
permite inferir la presencia oculta de una organización es-
pecializada en acción psicológica y “propaganda negra” (he-
redera de la London Controlling Section, de la Sección B1a
del Emergency Information Services y del Political Warfare
Executive) del Servicio de Seguridad (el MI5). Obviamente,
esta última conclusión es propia del ámbito informativo de
la evidencia incierta, fundamentada en la tradición históri-
ca de la comunidad de inteligencia británica, según la cual
las operaciones de engaño estratégico tienen contexto en
la explotación de información obtenida por actividades de
contraespionaje, una de las funciones principales del MI5.
Los planes de contingencia británicos elaborados entre
mayo y septiembre de 1981, contemplaban básicamente
dos escenarios para el empleo de los medios militares:
El primer escenario era el envío de una fuerza de disua-
sión, de anticipación ante una operación militar argenti-
104
Héctor Agustín Arrosio

na sobre Malvinas. En este se contemplaba el envío de un


Grupo de Tarea naval con núcleo en un portaaviones y una
fuerza de escolta de cuatro fragatas y destructores, un sub-
marino nuclear de ataque, un buque de abastecimiento y
un refuerzo de Royal Marines para la guarnición terrestre
(Büsser, 1987).
De manera general, este escenario estaba contemplado
en el White Paper del Ministerio de Defensa, presentado ante
el Parlamento en junio de 1981, titulado The United Kingdom
Defence Program: The Way Forward. En el subtema “Beyond the
NATO Area” (“Más allá del área de la OTAN”), se establece
explícitamente en la programación para 1982 la intención
de enviar un Grupo de Tarea de la Marina Real para reali-
zar ejercicios navales en el Atlántico Sur, y el alistamiento
permanente de dos batallones aerotransportados para ser
enviados en función de las responsabilidades en ultramar,
mencionándose a las “Falkland Islands” como área de opera-
ciones.42
El segundo escenario era posterior a una ocupación mi-
litar argentina del archipiélago, y contemplaba el envío de
una fuerza de tarea conjunta de gran envergadura para su
recuperación.
Los planes de contingencia de 1981 y los ejercicios en el
Atlántico Sur programados para 1982, incluidos en el con-
tenido del White Paper del Ministerio de Defensa, implicaban
Elementos Esenciales de Información (EEI) y requerimien-
tos de inteligencia permanentes, evaluando capacidades
militares e intenciones estratégicas de la Argentina. En el
teclado de la acción en marzo de 1982, este mecanismo es-
taba a disposición de la toma de decisiones en el nivel del
secretario de Defensa y los Altos Mandos de la Marina Real.
Sin este marco de planificación previo, su consiguiente
cuadro de inteligencia y sin la expectativa de oportunidad
estratégica generada por la crisis de las Georgias no hubie-
42  H. M. Government (1981). The United Kingdom Defence Program: The Way Forward.
Presented to Parliament by the Secretary of State for Defence by Command of Her Majesty
(p. 11) [puntos 34, 35 y 36]. Londres: Her Majesty’s Stationery Office.
105
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

ra sido posible alistar en seis días (del 29 de marzo al 3 de


abril) a la Fuerza de Tarea Expedicionaria compuesta por
dos Grupos de Tarea de Portaaviones, a la que se agregaría
una Fuerza Terrestre de Desembarco, una Fuerza Anfibia y
una Flota Auxiliar. En total, 140 unidades de superficie, dos
portaaviones, cinco submarinos nucleares de ataque, un
submarino diésel, 140 helicópteros, 60 aviones de combate
y 28.000 hombres (Moro, 1985).

Retroalimentación y reparación de la “falla de inte-


ligencia”

La teoría de la falla de la inteligencia británica al fracasar


en la predicción, anticipación y detección de la operación
militar argentina del 2 de abril es aceptada por la mayoría
de los académicos británicos que se especializan en el tema.
El debate del Informe Nicoll sobre las alertas a las agre-
siones militares, efectuado en el JIC una semana antes del
inicio del incidente y crisis de las Islas Georgias, apunta-
ba a corregir dos tipos de “neurosis” que manifestaban los
analistas superiores del JIC. Estos constituían patrones
de conductas profesionales que afectaban la cognición de
contextos informativos donde había claros indicadores de
“agresión militar” que, por defectos de valoración, no eran
considerados como tales. Resulta paradójico que en cues-
tión de días el “patrón de neurosis” se repitiera, y que esta
vez los analistas fallaran en predecir, no un ataque de China
a Vietnam (como había ocurrido en 1979), sino una opera-
ción que afectaba directamente a los intereses británicos.
El director del GCHQ, Brian J. Maynard Tovey, salió in-
demne de los efectos del fracaso de la detección de la ope-
ración militar argentina. El director del SIS, Sir Colin Figu-
res, continuó en su puesto y fue invitado a la “cena de la
victoria” organizada por la primera ministra, y en 1984 fue
promovido como coordinador de Inteligencia del Gabinete.
106
Héctor Agustín Arrosio

Las fuentes consideran que esta promoción se debió a las


operaciones de influencia que realizó el SIS con empresas
proveedoras de sistemas de armas e insumos de distintos
países (Francia, Alemania Occidental e Israel) para que pu-
dieran ser importados a la Argentina.
Estas operaciones tuvieron resultados dudosos ante la
Aerospatiale francesa43 y ante las empresas alemanas. Los
esfuerzos del SIS ante Israel fracasaron totalmente (Al-
drich, 2019: 391); las empresas productoras de repuestos,
aviónica y sistemas de armas de los cazabombarderos Da-
gger y TADIRAN, las industrias electrónicas de Israel para
sistemas C3 (Comando, Control y Comunicaciones) conti-
nuaron sus contratos con la Argentina durante el conflicto y
tras el mismo. Dados los resultados, resulta incomprensible
la promoción concedida a Colin Figures.
La moderna guerra de inteligencia desarrollada por los
británicos en el Atlántico Sur plantea el problema del “or-
den de batalla oculto” en el marco regional tras el cierre de
la embajada en Buenos Aires. Dados los antecedentes his-
tóricos del espionaje británico en la región, nuestra hipóte-
sis apunta a que se reabrieron estaciones del SIS en varios
países limítrofes.
La información concreta sobre las fallidas operaciones
del SAS Plum Duff-Mikado,44 y Ketteldrum del Special Boat Ser-
vice (SBS) ‒en español “Servicio Especial de Botes”‒,45 pu-

43  Las operaciones del SIS en Francia fueron de gran despliegue sobre la oficina
naval argentina en París, sobre la estructura gerencial de las empresas francesas y
sobre los puertos de embarque de los sistemas de armas. El 60% de la compra de los
misiles AM 39 Exocet destinados a la Aviación Naval Argentina quedaron almacena-
dos en los puertos franceses, uno de ellos Toulon en la Costa Azul.
44  Operaciones complementarias del SAS contra la Base Aeronaval de Río Grande
(Tierra del Fuego) cuyo objetivo era destruir los cazabombarderos Super Etendard
y los misiles Exocet y matar a los equipos de pilotos navales que los tripulaban. Las
operaciones fallidas de las que habría tenido conocimiento el entonces gobierno de
un país vecino constituyeron acciones de guerra británicas en territorio continental
de la Argentina. Ver: Bóveda, J. R. (2015). Operación Plum Duff. Boletín del Centro
Naval, 840, 79-98.
45  Operación para ejecutar por un equipo del Servicio Especial de Botes (SBS) que
107
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

sieron en evidencia la presencia de una estructura clandes-


tina experta en países vecinos.
Los cursos de acción de la guerra política desarrollada
tras el cese de las hostilidades tuvieron continuidad entre
1982 y 1990. Los ejercicios Fire Focus y Purple Venture (este
último del GCHQ donde participaron bases en la Isla As-
censión, Malvinas y Gran Bretaña) realizados en 1988, y la
campaña de acción psicológica contra el Proyecto Cóndor II
entre 1987 y 1991, son parte de la estrategia secuenciada
británica en el Atlántico Sur que precedió a los Acuerdos de
Madrid (1989 y 1990), y cuyos efectos se proyectaron en las
siguientes tres décadas.46

Conclusiones

La información de fuentes bibliográficas británicas im-


plica un gran avance, pero la historiografía de la guerra
clandestina en el Conflicto del Atlántico Sur es aún un tema
pendiente de la posibilidad de acceso a la documentación
clasificada y restringida. La protección del dispositivo de
inteligencia británico sobre América Latina y el Atlántico
Sur depende de este estricto mantenimiento del alcance de
la Ley de Secretos Oficiales sobre la documentación.
El cuadro de organización específico de la Comunidad de
Inteligencia británica, para responder a los urgentes reque-
rimientos del Conflicto Malvinas, preconfiguró el sistema
que se mantuvo a partir del 14 de junio de 1982.
La Argentina se convirtió en blanco de inteligencia de
alta prioridad monitoreado por el GCHQ, con una base de

era transportado por el submarino HMS Onyx, cuyo blanco era Puerto Deseado (San-
ta Cruz). La operación fue iniciada y cancelada.
46  El ejercicio Fire Focus (“Falkland Islands Reinforcement Exercise”) y la guerra
política británica en el Atlántico Sur lo desarrollo en un libro de publicación pro-
pia: Arrosio, H. A. (2020). Londinium Circus. La Comunidad de Inteligencia Británica y el
Conflicto del Atlántico Sur. Mar del Plata: Autor.
108
Héctor Agustín Arrosio

avanzada instalada desde entonces en Malvinas; pero tam-


bién blanco de operaciones de búsqueda y obtención de
información desde las estaciones del SIS/MI6 en el marco
regional. Esto implica la readaptación del sistema de inte-
ligencia para la región, reasignación de recursos y correc-
ción de errores.
A estas líneas se agregan las operaciones según las meto-
dologías de la guerra política y engaño estratégico por parte
de las unidades especializadas del SS/MI5: todo el desplie-
gue de contrainteligencia para proteger información desfa-
vorable al Reino Unido sobre las operaciones en el Atlánti-
co Sur y Malvinas, desde la cifra real de bajas, la cifra real
de efectivos empeñados en las batallas de Darwin-Goose
Green y Puerto Argentino, como la cifra real de buques
hundidos y averiados. En consecuencia, la producción bi-
bliográfica británica debe ser objeto de una minuciosa vi-
gilancia epistemológica, análisis de contenido y aplicación
de técnicas de ruptura, tal como si fueran operaciones de
contrainformación.
En 2009 el GCHQ ingresó al mundo de la ciberguerra y la
guerra online. En 2010 se organizó una subunidad denomi-
nada “Grupo de Inteligencia e Investigaciones de Amenazas
Conjuntas” (JTRIG: Joint Threat Research and Intelligence
Group), cuyas misiones principales evolucionaron de las
prácticas clásicas de hackeo a propósitos más complejos, tal
como el denominado “D5” que implica “destroy, deny, degrade
and disrupt enemies by discrediting” (‘destruir, negar, degradar y
perturbar a los enemigos desacreditándolos’), consistentes
en operaciones de información, manipulación de conduc-
tas, propaganda negra, desinformación estratégica y táctica
mediante la guerra online, explotando las redes sociales, la
web en general, y las clandestinas dark web y deep web.
Dentro del JTRIG se organizó un equipo denominado
Operaciones Técnicas de Acceso Cerrado (CATO: Close Ac-
cess Technical Operations Team), cuyo propósito es la eje-
cución de operaciones especiales encubiertas combinadas
109
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

de ciberguerra, SIGINT y espionaje contra blancos cerra-


dos, de punto duro y difícil penetración. Hacia 2019 se esti-
maba que el JTRIG absorbía el 5% del presupuesto total del
GCHQ para operaciones.
Otra línea de estudios desarrollada en secreto por el
GCHQ tiene como blanco el comportamiento online de dis-
tintos grupos culturales en grandes áreas urbanas. Estos
estudios realizados por equipos multidisciplinarios de lin-
güistas, antropólogos, sociólogos e historiadores están re-
lacionados con operaciones en escenarios complejos, en
situaciones de paz, crisis o conflicto.

110
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115
Palabras clave & abstract

Palabras clave: Moderna guerra de inteligencia — engaño es-


tratégico — guerra política — conflicto del Atlántico Sur — sistema de
inteligencia británico

Keywords: Modern Intelligence Warfare — Strategic Deception —


Political Warfare — South Atlantic Conflict — British Intelligence Sys-
tem

Abstract
The modern British intelligence community was set up
between the Anglo-Boer War and WWII. During the South
Atlantic conflict, the organization chart mainly met the de-
mands of the challenges of the confrontation against the
USSR and the Warsaw Pact/treaty in the context of the Cold
War. Between 1977 and 1982 limited resources were assig-
ned to see to the requirements derived from the diploma-
tic confrontation with Argentina about the sovereignty over
the Malvinas and South Atlantic Islands. Such situation was
reversed in the post-conflict stage, and resources were en-
hanced to support the policy of British power in the South
Atlantic. The main goal of this paper is to describe the orga-
nization chart of the British intelligence system in 1982 and
the approach to the “intelligence failure” matter.

116
Sección general
Recepción del original: 09/03/2022. Aceptación: 17/06/2022.

El cine de Malvinas: vías de investigación


para la memoria cinematográfica
The Malvinas Cinema: Research Paths for Cine-
matographic Memory

ANA CLARA BARILE


Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, Argentina
anaclarabarile@gmail.com

Este ensayo pretende, a partir de un análisis teórico, presentar


posibles vías de investigación sobre la memoria de Malvinas a partir
de la imagen cinematográfica, haciendo un fuerte cruce entre la an-
tropología de la memoria (Candau), la antropología visual (Belting)
y los estudios críticos de arte y la teoría cinematográfica. Se pretende
identificar los procesos simbólicos que configuran las representa-
ciones y subrepresentaciones de la identidad excombatiente malvin-
ense como parte de esa memoria e identidad colectiva y como parte
del acervo histórico y del repertorio de memoria e identidad de un
pueblo. Para ello, nos interesa ensayar un marco teórico viable para
su posible investigación.

Introducción

Problematizar la memoria permite comprender los dis-


tintos procesos mediante los cuales estas se construyen.
En este ensayo, la memoria es entendida como objeto de
disputa, materializada en productos culturales y concebida
117
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

como memorias (en este caso el cine de Malvinas). Son jus-


tamente esas “memorias elementos claves en los procesos
de reconstrucción de identidad individuales y colectivas en
sociedades que emergen de períodos de violencia y drama”
(Jelin, 2002: 422).
Dado que nuestro objetivo es ver cómo la cinematografía
construye memoria e identidad a partir de la imagen, pro-
blematizaremos el campo de estudios y posibles marcos
teórico para su posterior investigación. La imagen cinema-
tográfica nos permitirá abordar la problemática de Malvi-
nas y el rol que tiene la memoria e identidad en la disputa
por la soberanía.
Entendemos la imagen cinematográfica como campo
sensorial que preparó el terreno epistemológico y efecti-
vo para la guerra, así como para lo que posteriormente se
transformara en la memoria colectiva de aquella. Entende-
mos a la cinematografía como instauradora de ciertas imá-
genes simbólicas que determinaron la configuración del
imaginario vinculado a Malvinas.

Antropología de la memoria

Uno de los ejes centrales de la antropología de Améri-


ca del Sur ha sido el pasado reciente de violencia política.
El horizonte temporal “pasado reciente” se ha instituido
como campo de preocupación de algunas disciplinas so-
ciales, como humanidades y arte, las cuales no solo se han
preocupado por el acontecimientos de esas violencias y los
efectos sobre los cuerpos individuales y colectivos, sino,
fundamentalmente, sobre el ejercicio de la memoria efec-
tuado desde el presente hacia ese pasado, que constituye
uno que sigue siendo presente, y en tanto pasado vivo, se
vuelve hoy un espacio temporal de creciente interés (Reyes,
et al., 2013).
118
Ana Clara Barile

La memoria como objeto de reflexión antropológico ha


tenido mucho desarrollo teórico y ha producido grandes
obras de diversos autores, entre los que cabe destacar a
Joel Candau con sus obras clásicas Antropología de la memo-
ria (2006) y Memoria e identidad (2001); Xerardo Pereiro con
Apuntes de Antropología y Memoria (2004); Rafael Pérez Taylor
con Entre la tradición y la modernidad: antropología de la memoria
colectiva (2002) y Ana Ramos con Perspectivas antropológicas
sobre la memoria en contextos de diversidad y desigualdad (2011)
y su obra de compilación más reciente Memorias en lucha.
Recuerdos y silencios en contextos de subordinación y alteridad (Ra-
mos, A., et al., 2016). Esta proliferación de estudios y escri-
tos muestra la multiplicidad de posibilidades que encuen-
tra la antropología para conocer, describir y comprender
subjetivamente el pasado desde el presente como identi-
dades atravesadas por ese pasado que se resignifican en el
presente.
Frente a este contexto, la investigación se centra en la
construcción social de la memoria en torno a Malvinas y su
función social en el marco de la disputa por la soberanía ar-
gentina. Su propósito es echar luz en el análisis de las ten-
siones que rodean la legitimidad de verdades construidas
sobre ese pasado, la restructuración de identidades en tor-
no a los excombatientes, las apropiaciones, narraciones y
significaciones del pasado en el presente y como estrategia
en la disputa por la soberanía de las Islas.
La producción de imágenes es constitutiva de las prác-
ticas y de las identidades de los grupos que sostienen una
lucha por la instalación de memorias. En los últimos años,
la imagen en su concepto más amplio (y en sus múltiples
formatos) está fuertemente vinculada a los procesos de
construcción de memoria, y se encuentra atravesada por
aspectos de carácter performativo que delimitan y confor-
man la puesta en escena de la memoria.
La memoria actualiza una forma –histórica y cultural-
mente situada– de conocer y dar sentido a las experiencias
119
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

del pasado (marcos de interpretación); es una herramienta


metodológica para reconstruir procesos históricos (fuen-
te) y es entendida, también, como profundizaremos ahora,
como un factor de transformación y de lucha en las arenas
donde se disputan sentidos de pertenencia, proyectos polí-
ticos y valoraciones de las diferencias (Ramos, 2011).
En tal caso, al enfrentarnos a la investigación de la ima-
gen cinematográfica nos preguntamos qué lugar ocupa la
memoria colectiva en referencia a Malvinas y el lugar que
ocupan los excombatientes en ese repertorio.
Para ello, elegimos pensar la imagen como constitutiva
de memoria identidad, y no de historia porque entendemos
que la historia trata de ser un relato universal de los even-
tos del pasado, busca las causas y las consecuencias de los
eventos. En cambio, la transmisión memorialista parte de
la memoria, de los recuerdos que tienen los individuos del
pasado vivido. Los sujetos sociales y las experiencias son
fundamentales en ese repertorio. Para comprender mejor
Malvinas y la disputa por su soberanía, es más factible com-
prenderla desde la memoria que desde la historia, permi-
tiendo de esta manera incorporar a los sujetos y las expe-
riencias como parte central de la memoria colectiva. Para
ello, vamos a indagar la imagen cinematográfica, no por
mero capricho, sino porque creemos que la cinematogra-
fía malvinense es parte constitutiva de la memoria de un
pueblo y, al mismo tiempo, es constructora de imaginarios
sociales. Los imaginarios dan sentido a lo real y legitiman
la praxis política.
De esta manera, la imagen cinematográfica como re-
pertorio de imágenes que componen identidad y memoria
colectiva se convierte en un campo de estudio inexplora-
do y con potencial para comprender la disputa de Malvinas
como el rol que los excombatientes ocupan en ese conflicto.
El cine como objeto cultural construye memoria; en-
tendiendo a la memoria como lucha, como conflicto, como
objeto de disputas, materializada en distintas representa-
120
Ana Clara Barile

ciones que pueden tener diferentes grupos que componen


una sociedad y que justamente esos productos culturales,
en sus soportes, marcan lugares, y serán los que evocarán
el pasado cuyo recuerdo queremos mantener, y cuyo cam-
po indagaremos y problematizaremos.

La antropología visual

La antropología visual, pese a ser una subdisciplina de


larga data en la antropología, es todavía un campo emergen-
te en Latinoamérica. Programas específicos de formación
de posgrado han surgido en Brasil, Chile, Perú y Ecuador
en los años recientes. Paradójicamente, en aquellos lugares
de mayor tradición en producción documental, fotografía y
cine –incluyendo el cine etnográfico como México, Argen-
tina y Colombia– las discusiones sobre visualidad se desa-
rrollan en un ámbito poco específico, a veces subsumidas
en discusiones multidisciplinarias o bajo el paraguas de la
antropología social (Andrade, X. y Zamorano G., 2012).
En lo que respecta a las temáticas e intereses, desde es-
tas áreas se encuentra una creciente atención a las imáge-
nes fotográficas y audiovisuales no solo como tecnologías
visuales en sí mismas, sino organizadas, circuladas y resig-
nificadas mediante dispositivos de archivo, los cuales cons-
tituyen otro tipo de tecnología. Hay un creciente interés por
los estudios de violencia y política, sobre todo en las dicta-
duras latinoamericanas a partir de material audiovisual. En
ellas se indaga la relación entre las tecnologías audiovisua-
les y distintas formas de violencia, “un campo de análisis
cada vez más relevante es el uso de metodologías y teorías
visuales para expresar mediante la visualización del cuerpo
lo que no se puede decir textualmente, favoreciendo como
dato a las expresiones faciales y el recorrido y visualización
de espacios, ruinas y paisajes saturados por la densidad de
121
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

memorias que respiran otras historias momentáneamente


aplacadas y silenciadas” (Andrade, X. y Zamorano, G., 2012:
13).
Otro tema abordado desde la antropología visual es la re-
presentación del otro y la auto representación. Las búsque-
das metodológicas se insertan en la creciente tendencia a
explorar posibilidades etnográficas participativas y colabo-
rativas que echan mano de espacios y estrategias artísticas,
de producción audiovisual y de archivos visuales. Encon-
tramos viable enmarcar la investigación en la temática de
la memoria y la violencia de Estado. El análisis de la imagen
cinematográfica no debe limitarse a una interpretación tex-
tual de éstas, sino que se enmarca en los contextos sociales
y políticos en que las imágenes fueron producidas y en los
cuales son circuladas. No se limita al carácter representa-
cional de la imagen, sino que incorpora los contextos en los
que se significan.
Nos centraremos en la guerra de Malvinas como campo
de debate y de disputa de sentido. Malvinas no es un ob-
jeto clausurado que guarda en sí mismo una verdad ante-
rior a toda representación sino más bien, ésta es abierta,
dinámica y múltiple. Si observamos los discursos relevados
en el Muro de la Memoria podemos dar cuenta de sus ten-
siones: héroes/víctimas, gesta nacional/aventura absurda
y criminal, guerra/paz, Malvinización/Desmalvinización.
Estas dualidades reflejan la disputa de sentidos en torno a
Malvinas, el estudio de la imagen como parte de ese gran
repertorio en disputa es parte de nuestro objetivo (Dufour,
2018). Nos posicionamos dentro del marco de cultura vi-
sual que ha impulsado la reflexión sobre el modo en que
las imágenes contribuyen a configurar nuestra realidad
(Quintana, 2003). De esta manera, reflexionaremos sobre la
imagen cinematográfica, no como expresión estética sino
como resultado de una simbolización personal y colectiva
que conforma en parte la memoria histórica de un pueblo.
Ahora bien, la imagen responde tanto a una imagen
122
Ana Clara Barile

mental como a una asociada a un soporte material. Pen-


sar en ambas referencias nos permite recuperar el lugar
del sujeto de la imagen como aquel donde las imágenes se
dan y existen. En este sentido, la imagen deja de ser un ins-
trumento secundario de registro o de valoración estética y
nos permite pensar la imagen en el seno de las identida-
des y las memorias, incorporando a los sujetos sociales que
la componen. La imagen tiene como condición lo humano
(Belting, 2007). Entonces, no solo se incluye la imagen ex-
terna, sino también la imagen interna dentro del análisis.
Esto implica pensar el sentido de la imagen cinematográfi-
ca no solo de quien la produce, sino de quien la recibe. Y, al
mismo tiempo, pensarla no solo como representaciones de
un momento dado, del contexto histórico de donde surgen,
sino también influida por otras dimensiones temporales e
históricas. Entender a la imagen no solo como producto de
la percepción, sino también como el resultado de una sim-
bolización personal y colectiva (Belting, 2007).

Memoria e identidad

Como sugiere Joël Candau: memoria e identidad se en-


cuentran en una relación dialéctica, pues, aunque la me-
moria es generadora de identidad y ontogénicamente ante-
rior a ésta, la identidad se erige como marco de selección y
significación de la memoria (2001).
Candau permite entender la memoria y la identidad
construidas de forma dialéctica. Permite pensar la identi-
dad como pasado, pero, al mismo tiempo, como experien-
cia. Esta relación la podemos identificar en el concepto de
imagen de Hans Belting. La imagen desde dos distinciones:
memoria (Gedächtnis) como archivo de imágenes del cuerpo
y recuerdo (Erinnerung) como producción de imágenes pro-
pias del cuerpo. De esta manera, analizaremos la produc-
ción de imágenes a partir de la relación memoria recuerdo,
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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

la cual, perteneciente a un repertorio más amplio de imá-


genes, constituye memoria e identidad. ¿Por qué la imagen
como constitutiva de la memoria y no de la historia?
La historia trata de ser un relato universal de los even-
tos del pasado, es causal, busca las causas y las consecuen-
cias de los eventos. En cambio, la transmisión memorialista
parte de la memoria, de los recuerdos que tienen los indi-
viduos del pasado vivido. Existe una gran diferencia entre
la transmisión histórica y la transmisión memorialista. La
primera está centrada en lo que la historia dice del pasado.
La segunda se refiere a la transmisión que se hace a partir
de la vivencia de un recuerdo. Como podemos ver ambas
son representaciones del pasado, pero que difieren entre sí
en la concepción que le dan a ese pasado. La diferenciación
que se hace entre memoria e historia es útil para reflexio-
nar entre la identidad y la historia de Malvinas.
La transmisión histórica intenta poner un orden lineal
y cronológico a ese pasado, mientras que la transmisión
memorialista resulta ser una representación de este, donde
reinan las emociones, los sentimientos, las pasiones… Esto
también nos permite hacer un análisis comparativo entre
lo que los discursos presidenciales dicen sobre la historia y
lo que las imágenes cinematográficas cuentan, en tanto que
las voces autorizadas suelen ser excombatientes.
“Afectiva y mágica, arraigada en lo concreto, en el gesto,
la imagen y el objeto, la memoria ‘se compone de detalles
que la confrontan; se nutre de recuerdos vagos, enfrenta-
dos, […], sensible a todas las formas de transmisión, panta-
llas, censura o proyecciones’” (Candau, 2001: 22).

La memoria desde montaje

Pensar la memoria colectiva como un gran repertorio de


imágenes montadas es pensar la memoria y la identidad no
124
Ana Clara Barile

de forma cristalizada, sino por el contrario como procesual.


De allí la necesidad de conceptualizar el montaje.
El montaje va a ser un concepto como una herramien-
ta de indagación; por un lado, nos servirá para analizar las
imágenes cinematográficas entendidas como imagen-mo-
vimiento y, por el otro, para pensar la memoria identidad
en el seno de la sociedad.
Deleuze cuando teoriza sobre cine define al montaje
como “la determinación del Todo", el todo entendido no
como conjunto cerrado, sino como “lo Abierto", dimensión
de un ser-tiempo que cambia y así dura y produce lo nuevo
(1994: 52). La aplicación de este concepto al de memoria
es para poder pensar la relación entre memoria colectiva y
memoria histórica y qué implicancias tienen las produccio-
nes de imagen en su constitución.
También nos sirve para pensar la imagen cinematográ-
fica, no solo memoria tiempo, sino memoria espacio. Aquí,
problematizar la imagen cinematográfica desde la memoria
no está centrada en cómo representa o relata el pasado, sino
cómo el espacio está cargado de significaciones en cuanto
al pasado reciente, y donde lo captado por la cámara busca
constantemente actualizarse. Nuevamente, problematizar
memoria identidad no es pensar en cristalizaciones, sino
en procesos constantes donde espacio y tiempo son funda-
mentales. La imagen cinematográfica sirve al mismo tiem-
po para pensar cómo las diferentes apropiaciones de los
gobiernos responden a las tensiones entre pasado y futuro.
De esta manera el montaje es pensado como herramien-
ta metodológica para analizar las imágenes cinematográ-
ficas en sí mismas (imágenes movimientos). Y, por otro
lado, el montaje como relación dialéctica que entiende a la
memoria colectiva como proceso que vincula una imagen
en relación a una totalidad. De esta manera poder pensar
la memoria colectiva en relación a la memoria histórica, y
como ellas pueden develar las tensiones que se dan en la
disputa de la soberanía. Los cambios en las prácticas y en
125
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

los paradigmas de investigación en antropología han po-


sicionado conceptos claves del repertorio modernista ta-
les como montaje, collage e instalación como posibilidades
expresivas del propio trabajo de campo y como detonantes
etnográficos en sus propios términos (Andrade, X. y Zamo-
rano, G., 2012).

Imagen-medio-cuerpo

Una mirada antropológica de la imagen nos conduce a


la consideración de la política ejercida en cuanto a la utili-
zación, difusión y oclusión de la imagen, operaciones que
en cualquiera de estos aspectos confieren un carácter a la
memoria colectiva sobre una época, una nación, a sus ha-
bitantes.
Hans Belting sostiene una noción de imagen basada en
la tríada “imagen-medio-cuerpo”, según la cual ninguna
noción de imagen podría sustraerse de la relación que la
liga, por un lado, al cuerpo, y por otro, al medio-soporte
dado. Medio es el agente por el cual las imágenes son trans-
mitidas; cuerpo significa la forma que se percibe y las imá-
genes dependen tanto de este cuerpo como de sus respecti-
vos medios. Medio es la vía que transitan las imágenes y no
puede ser reducido a la tecnología: es el canal que ellas re-
corren para ser fijadas en la memoria colectiva. Es central
comprender esta distinción, relación que hace Belting de
la imagen, ya que nos permite pensar la imagen cinemato-
gráfica como parte de la memoria colectiva. Las políticas de
las imágenes dependen de su puesta en escena específica.
Problematizar la memoria-identidad a partir de un reper-
torio de imágenes ayuda a complejizar las relaciones que
esta tiene con las instituciones que sirven a los intereses
del poder político. De esta manera, memoria-imagen-poder
(político) se relacionan de forma dialéctica para repensar
126
Ana Clara Barile

la disputa por la soberanía como la disputa de sentidos que


se dan en torno a ella, y en la cual memoria e identidad son
centrales.

Imaginario social

El cine construye imaginarios sociales, imaginarios que


repercuten no solo en las formas de pensar la realidad y
cómo nos pensamos en ella, sino que también modifican
las conductas y las acciones hacia ella. Por eso, si vamos a
analizar la imagen cinematográfica, es fundamental con-
ceptualizar los imaginarios.
Lo imaginario como “concepciones precientíficas, la
ciencia ficción, las creencias religiosas, las producciones
artísticas que inventan otras realidades desde una dimen-
sión sociológica de la imaginación constituyen elementos
que configuran respuestas a las necesidades materiales y
simbólicas humanas” (Wunenburger, 2008: 13). Según el
autor, podemos definir lo imaginario como aquel conjun-
to de producciones mentales o materializadas en obras a
partir de imágenes visuales. La comprensión de la reali-
dad social exige mostrar cómo aquello de la realidad está
impregnado de lo imaginario; lo imaginario no es un ente
independiente, todo lo contrario, es constitutivo de esa rea-
lidad. Morin describe a lo imaginario como una estructura
antagónica, pero, al mismo tiempo, complementaria de lo
real, puesto que sin ella no se dotaría de sentido lo real (Mo-
rin, 2001: 91 y 92).
Es importante incorporar los imaginarios sociales, sobre
todos aquellos que conciernen a las representaciones del
pasado, no solo por la posibilidad de dar sentido al presen-
te, sino porque en ellos se erige la legitimidad de la políti-
ca. Esto nos permite comparar la reapropiación de la ima-
gen-memoria con la de los presidentes en sus discursos,
y la legitimación en cuanto a posturas sobre Malvinas que
127
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

adquiera cada uno.

El cine como objeto de estudio de la historia

Pérez Vejo (2012) es un historiador que reflexiona y pro-


blematiza el uso de la imagen en la historia, y expone que
la imagen es un acto comunicativo, entendida como texto
icónico ente polisémico y no identificable de forma auto-
mática. Aquí no radica su problema, sino en el texto icóni-
co leído como un código reconocible, ya que se presenta no
como convencional, sino como reflejo de realidad. También
es importante repensar la historiografía en torno al cine
y cómo el objeto de estudio redefine la forma de pensar la
historia. Para ello, tomamos tanto a Sorlin como a Rosens-
tone, que proponen al cine no como representantes de una
histórica, sino como creador de historia. En este sentido,
nos permite indagar cómo el medio audiovisual puede ha-
cernos reflexionar sobre la relación con nuestro pasado.
Esta postura es interesante para pensar la reconstruc-
ción histórica de la guerra de Malvinas a partir de las imá-
genes. Y, retomando a Belting, pensarlas desde esa propia
acción de la imagen cuando se vuelve socialmente colectiva
y simbólica

Una óptica de época

La óptica de época es más que la representación de imá-


genes de un periodo, es la corporalidad de una mirada a
partir de encontrar relaciones entre imágenes, ya sea temá-
tica o compositivamente. El museo de Malvinas e Islas del
Atlántico Sur ubicado en la ex ESMA (Escuela de Mecánica
de la Armada) será un espacio central a la hora de recons-
truir la óptica de época. La narrativa museográfica presen-
ta a la guerra dentro de la larga historia de reivindicación
128
Ana Clara Barile

soberana de las Islas, pero también incorpora la dimensión


humanitaria en el recorrido, pensando al conflicto en su re-
lación con la dictadura y con las violaciones a los derechos
humanos perpetradas por los militares en el continente y
en las Islas (Perera, 2014).
El Archivo Oral de Memoria Abierta también será fun-
damental. Desde una concepción no-extractivista, Derrida
entiende al archivo no solo como un lugar de almacenar y
conservar, sino como un lugar de autoridad, de interpreta-
ción, donde se “produce, tanto como se registra, el aconteci-
miento” (1997: 11). De esta forma, nuestra indagación toma
a la colección Malvinas del Archivo Oral, no solo como cor-
pus documental, sino también como objeto de análisis. Este
archivo, parcial y situado en espacio temporalmente como
cualquier otro, denuncia un inventario de maltratos, varia-
das agresiones y grandes violencias ocurridas en distintos
escenarios bélicos y castrenses que ejercían los oficiales y
suboficiales argentinos a sus soldados. Los testimonios de
excombatientes a partir de este corpus serán importantes
para comprender Malvinas dentro del paragüas de los dere-
chos humanos. Este cambio es importante, ya que la causa
Malvinas y los reclamos de excombatientes se comienzan a
tipificar igual que los de lesa humanidad producida por el
terrorismo de Estado.

De la filmografía a la legitimación de la praxis polí-


tica

El análisis de las películas es fundamental, ya que allí en-


contraremos las formas representativas y el espacio donde
se fusiona la memoria y la identidad con respecto a Malvi-
nas.
Anteriormente, se expuso que la imagen cinematográfi-
ca construye imaginarios, los cuales dotan de sentido a la
realidad y legitiman las praxis políticas. Es por tanto que el
129
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

análisis exhaustivo de las películas permitirá problemati-


zar qué imaginarios y qué memorias se construyen y legiti-
man la postura de un gobierno frente al conflicto Malvinas.
El análisis de la imagen incorporará no solo lo temático,
sino también lo retórico y lo enunciativo, dando cuenta de
qué manera se tratan los conflictos, con qué tonalidades y
motivos, quiénes enuncian, cuáles son los sujetos del espa-
cio enunciativo, dónde se da la fusión de las memorias y las
identidades individuales de los personajes, y cómo se con-
vierten en una memoria colectiva y pasan a formar parte de
la memoria del pueblo argentino.
De esta manera, y para concluir, se afirma que el cine re-
presenta un repertorio de imágenes que constituyen me-
moria-identidad de una sociedad (Sorlin, 1985). El cine de
Malvinas refleja la importancia de la memoria identidad
de excombatientes en el reclamo de la soberanía argenti-
na. Los diferentes imaginarios sociales producidos por el
cine de Malvinas reflejan la identidad de excombatientes en
conflicto.
Al trabajar el cine bajo esta mirada, es posible concebir
el cine como memoria identidad, como constructor de ima-
ginario social. El cine desde una perspectiva antropológica
ya no es solo un entretenimiento cultural, un objeto de con-
sumo, por el contrario, es fundamental para comprender la
memoria colectiva como la memoria-identidad en una so-
ciedad que vivió hechos traumáticos y violentos como una
guerra.

130
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Ana Clara Barile

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133
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Palabras clave: imagen cinematográfica — antropología vi-


sual — imaginarios sociales — memoria identidad — cine de
Malvinas

Keywords: Cinematographic image — Visual anthropology


— Social imaginaries — Memory-identity — Malvinas cine-
ma

Abstract
This essay aims to present possible tracks of research on
the memory of Malvinas from a cinematographic perspec-
tive, and through different theoretical análisis, through the
concepts of memory anthropology (Candau), visual anthro-
pology (Belting), critical art studies, and film theory. The
aim is to identify the symbolic processes that make up the
representations and sub-representations of the Malvinian
ex-combatant identity, as part of that memory and collec-
tive identity that take part in the historical heritage and the
repertoire of memory and identity of argentinizan people. It
is because of this we are interested in testing a viable theo-
retical framework for its possible investigation.

134
Sección general
Recepción del original: 18/11/2021. Aceptación: 20/06/2022.

Guerra de Malvinas: memoria colectiva y


representaciones sociales en la población
general y castrense
Falklands War: Collective Memory and Social
Representations in General and Military Population

FERNANDA SOSA, OMAR FERNÁNDEZ, NADIA KREIZER Y ELENA


ZUBIETA
Facultad de Psicología, Universidad de Buenos Aires, Argentina
fernandamarielsosa@hotmail.com

Estudios previos muestran que, en lo que hace a eventos, la guerra de


Malvinas (GM) surge como elemento nuclear de las representaciones
sociales de la historia argentina. En el marco de un proyecto general
de investigación, se propuso analizar las Representaciones Sociales
(RS) que los argentinos tienen de la GM y los eventos y figuras que aso-
cian a dicho evento. El estudio es de diseño transversal, descriptivo de
diferencias entre grupos, la muestra no probabilística e intencional
compuesta por 1.094 participantes: 21,29% eran estudiantes univer-
sitarios en formación militar, 32,92% población general y 45,79% es-
tudiantes universitarios civiles. Los resultados obtenidos evidencian
evocaciones negativas en la estructura representacional de la GM de
la población civil.
En oposición, en la muestra compuesta por estudiantes militares,
aparecen evocaciones positivas reflejando el proceso de recuerdo in-
fluenciado por la pertenencia a un grupo. En relación con las figuras
y eventos asociados, también surgen diferencias en el recuerdo entre
participantes civiles y militares. En la muestra militar aparecen per-
135
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

sonajes líderes de GM, como Estévez y Cisneros y eventos como ocupa-


ción de territorio y Operación Rosario, mientras que los participantes
civiles mencionan a Galtieri, militares y Thatcher; y eventos asocia-
dos como crisis política y dictadura.

Introducción

En las últimas décadas se ha desarrollado, con impor-


tante impacto, una línea de investigación que toma a la his-
toria como objeto representacional, indagando cómo las
personas y los grupos sociales se representan a sí mismos
y a su pasado individual y social. Las representaciones so-
ciales (RS) se tratan de universos de opiniones bien organi-
zadas y compartidas por categorías o grupos de individuos
(Carugati y Palmonari, 1991). Para Di Giacomo (1981) son
modelos imaginarios de categorías de evaluación, de cate-
gorización y de explicación de las relaciones entre objetos
sociales, particularmente entre grupos, que conducen ha-
cia normas y decisiones colectivas de acción.
Según la recopilación elaborada por Páez (1998) y Liu
(2009), las representaciones sociales de la historia (en ade-
lante RSH) son útiles específicamente en cuatro sentidos:
mantienen una imagen positiva del grupo de pertenencia;
guardan un sentido de continuidad de dicho grupo que se
mantiene según pasa el tiempo; brindan un marco de re-
ferencia respecto de los valores y las normas mediante la
prescripción de determinadas conductas y de aquello que
se espera de los miembros del grupo y, por último, actúan
como reservorios simbólicos a los cuales puede acudirse
para justificar posturas y acciones del presente o del futuro.
Es decir, las RSH constituyen la esencia de un grupo com-
partiendo su experiencia y cultura a generaciones futuras
y establecen el rol grupal entre sus pares, determinando
lo que deberían hacer en cada situación según los antece-
dentes, constituyendo la memoria colectiva (Bombelli, et al.,
136
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

2013).
La memoria colectiva (MC) refiere al conjunto de repre-
sentaciones del pasado que un determinado grupo produ-
ce, conserva, elabora y trasmite a través de la interacción de
sus miembros (Valencia y Páez, 1999).
La MC es, entonces, considerada no solo como la in-
fluencia de factores psicosociales en la memoria individual,
sino también como aquello que da cuenta de la existencia
de procesos psicológicos que superan la esfera individual
e intersubjetiva. Refiere a la instancia interaccional en la
que emerge el recuerdo de los grupos, naciones y etnias.
La actividad de recordar constituye un contexto que influirá
sobre los antecedentes y efectos de la memoria individual
(Páez, et al., 1998). Es decir que la MC es más flexible que la
memoria histórica, ya que se sustenta mayormente en rela-
tos y tradiciones, y engloba todo lo que un grupo recuerda
sobre los acontecimientos (Sosa, et al., 2013). Lo que hace
colectivas a estas memorias es la distribución relativamen-
te homogénea, consistente y persistente de las narrativas
sobre la historia (Wertsch, 2007).
Para llegar a las RSH, los estudios en la temática se cen-
tran en analizar cómo los grupos rememoran, olvidan y re-
construyen el conocimiento del pasado histórico, partiendo
del supuesto que el proceso de recordar, si bien es indivi-
dual, está influido por el hecho de estar inserto en un con-
texto social que condiciona la manera en que se percibe y
se interpreta la realidad (Moñivas, 1994).
En este proceso se hace referencia a los hechos relevan-
tes para el grupo, que, aunque no hayan sido vividos direc-
tamente por las personas, ellas poseen una representación
compartida sobre aquellos. Esta historia informal constitu-
ye una de las fuentes de la identidad social. La teoría de la
identidad social (Tajfel, 1981) sostiene que la pertenencia
a determinados grupos sociales moldea la forma de ser, de
pensar y de actuar de las personas, ya que la inclusión en
ciertos grupos sociales y la no pertenencia a otros, va acom-
137
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

pañada de una significación emocional y de valoraciones


respectivas.
Para Páez (1998) y Liu (2009) la MC no alude solo a repre-
sentaciones, sino también a un conjunto de actitudes, prác-
ticas cognitivas y afectivas que prolongan de manera irre-
flexiva las experiencias pasadas en el presente en términos
de memoria-hábito. Estos hábitos son prácticas sociales
que vinculan el pasado y el presente, en tanto costumbres
operativas, cognitivas y relacionales. A su vez, constituyen
el tejido de continuidad de cada grupo social, entrelazado
con un universo de significados, de valores y narraciones
que los dotan de cierto automatismo e inercia. Liu y Hilton
(2005), por su parte, señalan que la historia se invoca como
una reserva simbólica que ofrece situaciones y personas
concretas que poseen una relevancia emocional, en gran
medida compartida, y cuya importancia para el presente es
fundamental para construir una identidad personal y gru-
pal. El convertirse en miembro de un grupo significa asu-
mir e internalizar las tradiciones comunes y las RS compar-
tidas por éste (Liu y László, 2007).
La evidencia aportada por los estudios orientados a in-
dagar en las RS de la historia puede sintetizarse en:
• consenso transcultural que sugiere la existencia de
una MC dominante en la que se comparten creen-
cias hegemónicas sobre la historia mundial. Liu, et al.
(2009) dan cuenta de la presencia de un sesgo euro-
céntrico en las naciones, ya que los eventos citados
están en relación con la historia europea y aconteci-
mientos dominantes de la cultura occidental;
• mayor mención a hechos ocurridos en años y siglos
recientes, reflejo que la MC está relacionada con
eventos más frescos vividos por una cohorte, ya sea
la personal, de los padres o de los abuelos que se
transmite como experiencia vivida (Páez, 1998 y Liu,
2009);
• patrón narrativo de violencia como “partera de la
138
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

historia”; las revoluciones y las guerras se presentan


como los eventos más importantes del último mile-
nio, mientras que la ciencia y la tecnología, e incluso
eventos como la Revolución Industrial, son secun-
darios en importancia (Liu, et al., 2009), Liu y László
(2007) dan dos explicaciones complementarias a es-
tos resultados: por un lado, la singularidad de las gue-
rras por sobre otros procesos históricos por ser más
impersonales y de desarrollo más lento y, por el otro,
por el tinte dramático de la historia con actores más
linealmente identificados en “buenos” y “malos”;
• sesgo nostálgico consistente en valorar como cam-
bios positivos hechos históricos del pasado más dis-
tante, negando sus aspectos más desfavorables, y a
valorar más negativamente los hechos más cercanos
en el tiempo (Pennebaker, et al., 2006);
• inclinación sociocéntrica o egocentrismo de la im-
portancia histórica. Se confirma cierta tendencia a
enfatizar eventos nacionales como eventos de im-
portancia mundial, así como también que este sesgo
está más presente en los grupos de estatus más altos.
En coherencia con la tesis del favoritismo endogru-
pal, estos últimos son quienes tienden a sobrevaluar
positivamente a su grupo, mientras que los de menor
estatus llegan inclusive a evaluar mejor a los exogru-
pos de mejor estatus y
• sesgo bélico: las personas tienden a recordar es-
pontáneamente y de manera más frecuente hechos
asociados a guerras o conflictos armados en general
(Liu, et al., 2009).
En relación con los principales hallazgos obtenidos por
el equipo de investigación, en lo que hace a las RS de la his-
toria argentina, demuestran que, en función de los eventos
indagados, tres de ellos se relacionan con situaciones de
progreso histórico en términos republicanos y democrá-
ticos: la declaración de la independencia, la revolución de
139
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

mayo, y la sanción de la Constitución nacional. Los even-


tos asociados a guerras y batallas forman parte importante
de la memoria colectiva: el cruce de los Andes, la conquista
del desierto, las invasiones inglesas y la guerra de Malvinas.
Respecto de las figuras destacadas a nivel nacional las más
salientes son líderes políticos, en su mayoría expresiden-
tes de Argentina: Perón, San Martín, Sarmiento, Belgrano,
Menem, Alfonsín, Rosas, Kirchner, Eva Perón y Videla. Un
orden similar se encuentra al evaluar el grado de importan-
cia que estos personajes tuvieron en la historia, en donde
San Martín y Belgrano ocupan los primeros lugares, y Perón
y Menem los últimos (Fernández, et al., 2015 y Sosa, et al.,
2013). De esta manera, se destaca la fuerte presencia de un
sesgo bélico y nostálgico y una elevada coincidencia entre
los eventos y las figuras, siendo que gran parte de esos suce-
sos tienen como protagonistas a los personajes evocados, lo
cual responde a una narrativa histórica homogénea y com-
partida. A su vez, surgen algunas diferencias en el recuerdo
de los estudiantes civiles y militares; en la muestra militar
tiene más fuerza el sesgo bélico (la guerra de Malvinas apa-
rece en el primer lugar como el evento más importante de
la historia argentina) y no surgen personajes relacionados
con la ciencia y cultura, aparecen actores y eventos refe-
rentes, por ejemplo, en la muestra del Ejército se mencionó
como figura relevante de la historia nacional al personaje
líder de la guerra de Malvinas, Roberto Estévez (Bombelli, et
al., 2013 y Fernández, et al., 2015).
Como señalan Rodríguez Salazar y García Curiel (2007),
la aproximación estructural, también conocida como la Es-
cuela de Aix-en-Provence, desarrollada en 1976 principal-
mente por Abric, Flament, Moliner, Guimelli y Rouquette,
entre otros, fue la primera escuela reconocida en el estudio
de representaciones sociales.
Abric (2001) es quien esboza que una representación
está constituida por un conjunto de informaciones, de
creencias, de opiniones y de actitudes respecto a un obje-
140
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

to dado, y que este conjunto de elementos tiene una deter-


minada organización y estructura. De esta forma, su teoría
conlleva a que el análisis de una representación y la com-
prensión de su funcionamiento requiere una doble identi-
ficación: la de su contenido y la de su estructura. Así, los
elementos constitutivos de una representación exhiben
una jerarquía y suponen una ponderación de su lugar en
el sistema representacional, generando que se establezca
entre ellos una determinada significación.
Se postula que una representación social está conforma-
da por un doble sistema: por un lado, el sistema central que
remite a su núcleo, cuya determinación es esencialmente
social y está relacionada con las condiciones históricas, so-
ciológicas e ideológicas. Abric afirma:
Es relativamente independiente del contexto inmediato en el
que el sujeto utiliza o verbaliza sus representaciones; su origen
está en otra parte, en el contexto global que define las normas y
los valores de los individuos y de los grupos en un sistema social
dado. (2001: 26)
Por otro lado, se encuentra el sistema periférico, cuya
determinación es más individualizada; este sistema está
asociado a las características individuales y al contexto in-
mediato de los sujetos. El mismo autor señala: “este siste-
ma periférico permite una adaptación, una diferenciación
en función de lo vivido, una integración de las experiencias
cotidianas…mucho más flexible que el sistema central, de
algún modo lo protege al permitirle que integre informa-
ciones y hasta prácticas diferenciadas” (2001: 26). Ambos
sistemas son importantes y se encuentran asociados, por
ende, deben ser tenidos en cuenta al analizar una represen-
tación.
Siguiendo estos lineamientos teóricos es que surge la
hipótesis respecto de la organización interna que una RS
tiene, la hipótesis llamada del núcleo central. Al respecto,
Abric sostiene:
La organización de una representación presenta una modalidad
141
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

particular, específica: no únicamente los elementos de la repre-


sentación son jerarquizados sino además toda representación
está organizada alrededor de un núcleo central, constituido por
uno o varios elementos que dan su significación a la representa-
ción. (2001: 18)
Además, el autor agrega que “el núcleo es simple, con-
creto, gráfico y coherente, corresponde igualmente al sis-
tema de valores al cual se refiere el individuo, es decir que
lleva la marca de la cultura y de las normas del entorno so-
cial” (2001: 20).
El mismo autor plantea que el núcleo central de una re-
presentación avala dos funciones esenciales: por un lado,
una función generadora, que es el elemento mediante el
cual se crea y se transforma la significación de los otros
componentes constitutivos de la representación, y es por
su conducto que estos toman un sentido, un valor. Por otro
lado, una función organizadora, donde es el núcleo central
quien determina la naturaleza de los lazos que unen entre
ellos los elementos de la representación, determinando así
su estructura. Mientras que el sistema periférico tendrá la
función de concreción ya que, como hemos dicho, depende
del contexto y resulta del anclaje de la representación en
la realidad; una función de regulación donde los elemen-
tos periféricos tendrán un desempeño fundamental en la
adaptación de la representación a las evoluciones del con-
texto y, por último, una función de defensa de la represen-
tación ya que un cambio en el núcleo central ocasionaría
una representación distinta.
De esta manera, el núcleo es el elemento unificador y
estabilizador de la representación y constituye el elemento
más estable, siendo en ella el que más resistirá al cambio. A
partir de estas postulaciones teóricas, se sostiene que para
que dos representaciones sean diferentes, deben estar or-
ganizadas alrededor de dos núcleos centrales distintos.
A modo de síntesis, y retomando lo dicho anteriormente,
se destaca lo que mencionan Larrañaga, Valencia y Vergés
142
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

(2007: 313):
Según la teoría del núcleo central, dentro de una representa-
ción social podemos diferenciar dos tipos de elementos: el núcleo
central y el sistema periférico. El núcleo central es el elemento
que da sentido y organiza la representación. Su determinación
es esencialmente de carácter social, unido tanto a condiciones
históricas y sociológicas como a ideológicas. Por otra parte, se
encuentra el sistema periférico, el cual permite el anclaje en la
realidad del momento, autorizando modulaciones individuales
e interviniendo en el proceso de defensa y de transformación de
las representaciones sociales.
El conflicto de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich
del Sur, o comúnmente denominado “guerra de Malvinas”,
fue un enfrentamiento bélico acontecido entre la República
Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982, conse-
cuencia del intento argentino por recuperar ese territorio,
ocupado por los británicos desde 1833.
Tras el desembarco argentino, la primera ministra britá-
nica, Margaret Thatcher, envió una flota al Atlántico Sur. Pa-
ralelamente, la ONU (Organización de las Naciones Unidas)
aprobó la Resolución 502 que exigía el retiro de las tropas
argentinas de las Islas y el inicio de las negociaciones. Tras
74 días de combate, el 14 de junio de ese año la guarnición
argentina de Puerto Argentino se rindió y el general Mario
Benjamín Menéndez (quien había sido nombrado goberna-
dor de las Islas) estableció un alto del fuego con el coman-
dante de las fuerzas británicas, Jeremy Moore, y acordaron
las condiciones de rendición. La derrota argentina arrojó
un saldo de 649 muertes argentinas y 255 británicas, ade-
más de precipitar la salida de la Junta Militar del gobierno,
dando paso al retorno de la democracia.
Los estudios previos a nivel transcultural muestran que
los eventos más mencionados a la hora de recordar la his-
toria universal tienen que ver con guerras, revoluciones y
sus fenómenos asociados, y que se denomina sesgo bélico
143
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

o que remite a la violencia como partera de la historia (Liu,


et al., 2009). Las investigaciones justifican esta preminen-
cia por la cualidad más impersonal, de lento desarrollo y
con personajes más fácilmente identificados en términos
dicotómicos de “buenos” y “malos” que poseen las guerras
(Páez, et al., 1998 y Liu y László, 2007).
Estudios realizados por el equipo de investigación a ni-
vel local con muestras de estudiantes universitarios y de
población general de la ciudad de Buenos Aires y el conur-
bano bonaerense, confirman la presencia del sesgo bélico,
ya que las Guerras Mundiales se mencionan como uno de
los eventos más importantes de la historia universal y la
guerra de Malvinas como uno de los más relevantes al rela-
tar la historia argentina. De la misma manera, el personaje
de Hitler aparece como la figura más evocada de la historia
universal, por malas razones con la evaluación más nega-
tiva, y el general Videla, integrante de la última dictadura
militar, en lo que hace a la historia argentina es el perso-
naje peor evaluado (Bombelli, et al., 2013; Fernández, et al.,
2015; Sosa, et. al., 2013 y Sosa, et al., 2014).
El predomino de guerras y revoluciones al momento de
recordar la historia, además de corroborar el sesgo bélico,
confirma los que hallados en otras muestras y países. Por
un lado, responde al sesgo de recencia47, ya que remite a
eventos ocurridos en años y siglos recientes, o personajes
asociados a ellos y, por otro, son respuestas sociocéntricas
porque se enfatizan eventos nacionales (guerra de Malvi-
nas) como eventos de importancia mundial. En la misma
línea, los estudios locales previos realizados por el equipo
de investigación destacan las figuras de líderes políticos y
bélicos, sobre todo del periodo fundacional, al momento de

47  Concepto utilizado en el campo de la psicología que refiere a la capacidad de


atención y memoria del ser humano a la hora de absorber información: al princi-
pio del proceso, esta capacidad es elevada; en la mitad, se reduce, y en la última
etapa del proceso vuelve a crecer. El efecto de recencia se da en esta última fase, ya
que el ser humano suele recordar con mayor facilidad la información que recibió
al final de este proceso.
144
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

contar la historia nacional. Dentro de estos, la figura de San


Martín es la más evocada por los participantes, tanto desde
la población general como de estudiantes universitarios y
en formación militar. Se destaca de esta manera la fuerte
presencia de un sesgo bélico y nostálgico, siendo que gran
parte de los participantes evaluados mencionaron la figura
del General San Martín, lo cual responde a una narrativa
histórica homogénea y compartida (Bombelli, et al., 2013;
Sosa, et al., 2015 y Sosa, et al., 2013).
De esta manera, sobre la base de los hallazgos obtenidos,
la guerra de Malvinas es un elemento nuclear de las repre-
sentaciones sociales de la historia Nacional, y el objetivo de
este trabajo es profundizar en las representaciones sociales
del sesgo bélico, representado la guerra de Malvinas como
elemento nuclear de la historia argentina.
Por otra parte, la historia provee una reserva simbólica,
no espontánea, de materiales que pueden elaborarse por
procesos de grupo compartidos a través de las represen-
taciones sociales. Un hecho histórico adquiere relevancia
cuando es demostrado objetivamente. Su estudio ubica a
las relaciones intergrupales en una perspectiva diacrónica
donde, con el paso del tiempo, la experiencia pasada de los
grupos entra en representaciones sociales que luego son
movilizadas como parte de la identidad social grupal. Estas
pueden actuar como grupos narrativos que dan respuesta a
nuevos desafíos, como así también suelen reflejar conflic-
tos con sus pares.
Las identidades étnicas y nacionales, usualmente, son
formadas cuando grupos dispares se unifican para alcanzar
el mismo objetivo; por ejemplo, defenderse ante un mismo
oponente. La información acerca del comportamiento polí-
tico y la guerra aparecen como tema central en la construc-
ción de la historia universal. Un ejemplo contemporáneo
es el caso de Hitler y la Segunda Guerra Mundial. En gran
medida sintetizan conflictos grupales; mientras que se ob-
servan, en menor proporción, las formas de independencia
145
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

pacífica en las que se suscriben tratados y se crean consti-


tuciones.
También funcionan como fuente de gestión de interre-
lación de las identidades sociales. El principio básico de la
teoría de la autocategorización, que afirma que la identidad
social depende de la situación del contexto, puede ser ex-
tendido diacrónicamente a través del análisis de las repre-
sentaciones históricas. Estas pueden ser utilizadas como
el significado del posicionamiento de la identidad de otro
grupo respecto del propio. Las reacciones pueden tener
importantes repercusiones para el nivel de categorización
elegido por el grupo posicionado. Por ejemplo, los alema-
nes pueden sentirse más avergonzados en el monumento
del Holocausto frente a judíos o extranjeros que entre sí.
Una forma de atemperarlo sería identificarlos como euro-
peos en vez de alemanes. También, ilustran el poder de las
reglas históricas en los procesos de categorización a nivel
individual, ya que son percibidas como verdaderas y un in-
dividuo no ignora, aunque no esté de acuerdo con ellas (Liu
y Hilton, 2005).
Las representaciones sociales definen la relación entre
lo nacional y lo étnico o identidad regional. Las represen-
taciones hegemónicas son compartidas por todos los gru-
pos de una nación, facilitando la correlación positiva entre
identidad nacional y subgrupos de identidades. Esto sig-
nifica que todos los subgrupos dentro de una nación com-
parten la misma representación de la historia, ofreciendo
una adecuada posición a cada uno de ellos. Entonces, esta
representación contendría narraciones que propenden a la
resolución de conflictos y a la reconciliación de los subgru-
pos; en consecuencia, la activación de la identidad nacional
impulsaría simultáneamente la identidad étnica y vicever-
sa. Por otra parte, si la minoría de las representaciones so-
ciales históricas son polémicas con la mayoría, esto desen-
cadenaría una relación más antagónica entre la identidad
nacional y étnica. Por ejemplo, Malasia y Singapur son con-
146
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

sistentes con la noción de representaciones hegemónicas,


donde aparece como una narrativa de la emergencia de una
independencia nacional de las fuerzas de la colonización,
mientras que el caso de Taiwán (República de China) indica
que las representaciones de la emancipación no están co-
rrelacionadas con las identidades chinas (Liu, et al., 2009).
Una idea útil de la teoría elaborada por Moscovici es que
las representaciones sociales históricas (RSH) hegemóni-
cas facilitan una solidaridad funcional entre las identida-
des en similares niveles de inclusión, como la Nación con
los subgrupos de identidades. Según lo plantean Reicher y
Hopkins (2001), la identificación social no es solo un pro-
ceso de activación de identidad, sino que se trata de su
construcción con una agenda particular. Esto ilustra la per-
cepción de la situación. En consecuencia, las RSH hegemó-
nicas habrían permitido a las minorías étnicas participar
de la agenda nacional y ser incluidas en la definición de la
nacionalidad.
Por el contrario, el reclamo de diferenciación de las mi-
norías, o su trato desigual, podría ser incluido dentro de
la narrativa histórica nacional, definiendo el rol de grupo
o adjudicando la veracidad de sus reclamos (Reicher, et al.,
2001), mientras que la movilidad del nivel de inclusión en
la autocategorización es una manera de evitar las implican-
cias negativas del posicionamiento en el relato histórico;
hay otras soluciones relacionadas a la teoría de la identidad
social. Las dos variables determinantes de la reacción de un
grupo ante una comparación social negativa en la teoría de
la identidad social son la estabilidad percibida y la legitimi-
dad del orden social. La representación de la historia es uno
de los medios por los cuales un grupo desventajoso puede
lograr la legitimidad del orden social existente. Sin embar-
go, la historia puede ser utilizada de este modo o no según
la magnitud de la importancia de los hechos históricos para
la identidad nacional (Liu y Hilton, 2005).
Las RSH también son necesarias para la teoría de la
147
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

identidad basada en la acumulación, esto es así porque dis-


pone de los elementos para crear los ideales. Por otra parte,
son capaces de incidir en la percepción del futuro del gru-
po; por ejemplo, Liu y Hilton (2005) encontraron evidencias
de que las actitudes de los británicos, franceses y alemanes
responden a que la unificación europea fue influenciada
por creencias acerca de la forma en que Hitler accedió al
poder en 1933.
En esta línea, el objetivo general del presente estudio
es indagar en las representaciones sociales y la memoria
colectiva que un grupo de población argentina tiene sobre
la guerra de Malvinas. Como objetivo específico, se plantea
indagar si existen diferencias entre la población civil y mi-
litar.

Método

• Tipo de estudio: correlacional de diferencia de gru-


pos.
• Diseño: no experimental, transversal.
• Población: población general y estudiantes civiles y
militares de ambos sexos de universidades públicas
y privadas.
• Muestra: no probabilística, intencional. Compues-
ta por 1.094 participantes. El 21,29% (n=233) eran
estudiantes universitarios del Colegio Militar de la
Nación, el 32,90% (n=360) población general y el
45,79% (n=501) estudiantes universitarios. El 47,9 %
(n=524) de sexo masculino y 52,1% (n=570) de sexo
femenino. La media de edad fue de 29,33 (DE=12,61,
mínimo: 18/máximo: 89).
• Instrumento: versión modificada del cuestionario
autoadministrado desarrollado para Proyecto Malvi-
nas en la Universidad 38-114-076 (guerra de Malvi-
nas: Memoria, Colectiva, Representaciones Sociales
148
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

e Identidad Cultural). Fue aplicado en forma indivi-


dual, anónima y voluntaria. Luego de indagar sobre
datos sociodemográficos, tales como edad y género;
datos académicos, como carrera de estudio y psico-
sociales y como autoposicionamiento ideológico, se
les solicitaba que indicaran cinco ideas que se le ve-
nían a la mente al pensar en la guerra de Malvinas.
Luego, se les pedía que contesten preguntas relacio-
nadas con la GM: ¿qué eventos están asociados a la
GM? ¿Qué personajes están asociados a la GM? Cuan-
do piensan en la guerra de Malvinas y en los hechos a
ella asociados, ¿qué emociones le suscitan?

Procedimiento

La aplicación del cuestionario para la población civil (po-


blación general y estudiantes universitarios) se realizó de
manera online, invitando a los participantes a completarlo.
Se realizó en un periodo de 120 días aproximadamente y
los datos fueron recolectados a través de Internet, enviando
un correo electrónico a conocidos que, a su vez, contacta-
ron a otros conocidos (método “bola de nieve”), donde se
proporcionaba un enlace desde el cual se accedía al cues-
tionario online. Para la población militar se tomó el cuestio-
nario autoadministrado de manera presencial en el Colegio
Militar de la Nación. Antes de comenzar con la encuesta, los
participantes debían aceptar un consentimiento informado
con el fin de conservar los aspectos éticos y respetar la con-
fidencialidad de datos personales. En este consentimiento
se indicaba que la participación era anónima y voluntaria, y
que la información serviría solo a fines científicos.
Las respuestas obtenidas, fueron agrupadas en una tabla
y para reducir la dispersión de la información, aquellos ele-
mentos que se referían a la misma idea fueron incluidos en
una sola categoría, nombrándola a partir del término con
149
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

mayor frecuencia de aparición. Por ejemplo: la categoría


guerra nuclea elementos como conflicto, enfrentamiento y
ataque.
Finalmente, como criterio de análisis se incluyeron
aquellas evocaciones mencionadas más de cinco veces.
Para obtener de los datos la estructura representacional
en función de núcleo central y periferia (Abric, 1984 y Fla-
ment, 1987), se utilizó el programa “Evoc” (Vergès, 1994)
que permite ordenar los elementos en función de la fre-
cuencia con que han sido mencionados y su orden de evo-
cación. A partir del promedio de la frecuencia de aparición
y del orden de evocación se configura un cuadro de cuatro
áreas que responden a cuatro elementos de la estructura de
la representación:
• el área con los elementos más frecuentemente men-
cionados y que aparecen en los primeros lugares de
evocación corresponde al área del Núcleo Central.
Aquí se encuentran los elementos compartidos con
más frecuencia, y que son los que definen la esencia
de la representación.
• elementos con alta frecuencia de aparición, pero
nombrados en lugares más bajos del ranking, inte-
gran el área de la Primera Periferia; es decir, elemen-
tos ampliamente compartidos, pero menos relevan-
tes que aquellos del Núcleo;
• el Grupo Contraste es el área que incluye aquellos
elementos de baja frecuencia de mención, pero que
cuando son mencionados, aparecen en los primeros
lugares de la lista solicitada. Son aquellos elementos
que, si bien están dispersos, pueden llegar a formar
parte del núcleo representacional en un futuro. Estos
componentes podrían considerarse como la estruc-
tura nuclear de un grupo minoritario (Graca, et al.,
2004).
• los elementos mencionados con baja frecuencia y en
los últimos lugares de la lista conforman la Segunda
150
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

Periferia de la representación. Tienen un carácter


más transitorio, y su pertenencia a la representación
social está sujeta a los cambios que se produzcan en
el contexto social.
El abordaje de las RS, desde este enfoque, permite dife-
renciar los elementos más significativos y estables de aque-
llos más sensibles a los cambios, que presenten caracterís-
ticas particulares en función de contextos determinados y
que sirvan de sostén al núcleo central.

Resultados
Al analizar las evocaciones presentes en el núcleo cen-
tral, es decir, los elementos más frecuentemente mencio-
nados y que aparecen en los primeros lugares de evoca-
ción, se puede observar que en la muestra compuesta por
militares los términos más frecuentes están vinculados a
evocaciones de tenor positivo, como, por ejemplo, héroes u
orgullo. También aparece la mala organización, dato espe-
rable como explicación a la derrota, siendo que se dirigió y
sostuvo un ataque contra las fuerzas británicas bajo con-
diciones de amplia inferioridad, perdiendo vidas en dicho
enfrentamiento. Siguiendo a Pérez (2004), el núcleo central
está determinado por las condiciones históricas, sociológi-
cas y políticas. Constituye la memoria colectiva del grupo y,
por ello, forma la base consensual de las representaciones,
dando cuenta de la homogeneidad de un grupo social (ver
tablas 1 y 2).

151
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Tabla 1 - Estructura representacional de ideas asociadas a la guerra


Malvinas en militares

Alta frecuencia (mayor a 69) Baja frecuencia (mayor a 28 y


menor a 69)

Núcleo Central Grupo contraste

Palabras Palabras
asociadas asociadas
F R F R
a la guerra a la guerra
Rango Malvinas Malvinas
Bajo
héroes 69 2,304 política 28 2,857
(menor
a 2,9) mala orga-
79 2,709 valentía 38 2,526
nización

orgullo 77 2,87
Segunda Periferia
Primera periferia

Rango
Alto otros 237 3,127 honor 36 3,083
(mayor
a 2,9) valor 127 3,079 muerte 28 3,321

patria 56 3,036

recuperación 30 3,433

sacrificio 33 3,121

En oposición, la muestra compuesta por civiles arro-


ja resultados vinculados a términos de carácter negativo,
como injusticia, muerte, sufrimiento o tristeza, ratificando
la tendencia social negativa a la hora de recordar la guerra
en la población civil. También aparece la evocación al tér-
mino “guerra”.
En relación con el grupo contraste, el área que incluye
aquellos elementos de baja frecuencia de mención, pero
152
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

que cuando son mencionados aparecen en los primeros lu-


gares de la lista solicitada, la población civil recurre a tér-
minos como “dolor”, “jóvenes”, “soldados” y “dictadura”,
fenómenos asociados a la guerra, causas y sus consecuen-
cias, mientras que los militares acuden a palabras como
“valentía” o “política”. Este último término, en cambio, es
parte de la primera periferia de la muestra compuesta por
población civil. Es decir, aquellos elementos con alta fre-
cuencia de aparición, pero nombrados en los lugares más
bajos del ranking. En el caso de los militares la compone el
término “valor”.
Por último, en los elementos mencionados con baja fre-
cuencia y en los últimos lugares de la lista (Segunda peri-
feria), los militares se inclinan nuevamente por términos
de connotación positiva como “honor”, “patria”, “recupera-
ción”, “sacrificio” o “muerte”, mientras que los civiles optan
por los términos “derrota”, “enojo”, “militares”, “mala “or-
ganización” y “traición”, reflejando nuevamente el proceso
de recuerdo influenciado por la pertenencia a un grupo (ver
tablas 1 y 2).

153
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Tabla 2 - Estructura representacional de ideas asociadas a la guerra


Malvinas en civiles
Alta frecuencia (mayor a 59) Baja frecuencia (mayor a 59 y
menor a 119)

Núcleo Central Grupo contraste


Palabras Palabras
asociadas asociadas
a la guerra a la guerra
Malvinas F R Malvinas F R

Rango Bajo guerra 129 2,791 dictadura 89 2,506


(menor a
2,9) injusticia 177 2,249 dolor 92 2,707

muerte 322 2,444 jóvenes 117 2,581

sufrimiento 122 2,844 soldados 80 2,625

tristeza 119 2,84


Segunda Periferia
Primera periferia
otros 522 3,314 derrota 59 3,576
Rango Alto
(mayor a política 300 3,217 enojo 69 3,609
2,9)
mala orga-
82 3,073
nización

militares 59 2,949

traición 111 3,189

Figuras asociadas a la guerra


Entre las figuras más mencionadas asociadas a la guerra
de Malvinas, la población civil ha evocado personajes como
Jorge Rafael Videla, Leopoldo Fortunato Galtieri o Margaret
Thatcher. Los dos primeros, militares argentinos del Ejérci-
154
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

to Argentino, detentaron la presidencia de la Junta Militar


entre el 29 de marzo de 1976 a esa misma fecha en 1981, y
entre el 22 de diciembre de 1981 y el 18 de junio de 1982,
respectivamente, siendo Galtieri quien declara la guerra al
Reino Unido al ordenar el desembarco argentino en las Is-
las. Margaret Thatcher (perteneciente al Partido Conserva-
dor británico) fue primera ministra del Reino Unido entre
1979 y 1990, ejerciendo dicho cargo el tiempo que se desa-
rrolló la guerra con Argentina.
A su vez, los civiles también han hecho mención de evo-
caciones como “militares” o “soldados”, sin dar cuenta de
nombres propios que permitan personalizar al sujeto, sino
de sustantivos que engloban a los involucrados en el conflic-
to bélico de manera general. Los militares, en cambio, han
nombrado a Estévez, oficial del Ejército Argentino fallecido
durante el enfrentamiento, y una de las principales y más
influyentes figuras para la mencionada Fuerza, y Cisneros,
Sargento también fallecido durante la guerra (Ver tabla 3).

Tabla 3 - Frecuencias de evocaciones de figuras asociadas a la guerra de


Malvinas en civiles y militares

Civil Militar Total

Cisneros 0 10 10

Estévez 0 68 68

Galtieri 165 15 180

Militares 148 6 154

Soldados 71 2 73

Thatcher 48 3 51

Videla 29 4 33

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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Eventos asociados a la guerra de Malvinas


Al analizar las evocaciones referidas a eventos asociados
a la guerra de Malvinas surgen nuevamente diferencias en-
tre civiles y militares. Mientras que los primeros optan por
eventos como “crisis política”, “dictadura”, “golpe de esta-
do de 1976”, “guerra entre Argentina e Inglaterra”, “intento
de recuperar soberanía”, o “invasión inglesa a las Islas”, los
militares dan respuestas como la última, “ocupación del te-
rritorio” y “Operación Rosario”, refiriéndose en este último
caso a la táctica programada por Argentina para retomar
el control de Puerto Argentino, que resultó exitosa al fin de
recuperar temporalmente el control de ese territorio (ver
Tabla 4).

Tabla 4 - Eventos asociados a la guerra de Malvinas

Civil Militar Total


Crisis política 51 3 54
Dictadura 118 5 123
Golpe de Estado de 1976 14 0 14
Guerra Argentina e
48 0 48
Inglaterra
Intento de recuperar la
31 13 44
soberanía
Invasión de los en las
153 87 240
Islas
Ocupación de territorio 1 9 10
Operación Rosario 1 33 34

No sabe 23 0 23

156
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

Emociones
Por último, con el fin de indagar la emocionalidad que
despierta la guerra de Malvinas en los participantes, se les
consultó qué grado de emoción despertaban diferentes ad-
jetivos. Luego, se realizó una prueba Anova48 para indagar
si existían diferencias entre la población civil y militar.
Como se observa en la tabla 5, se encontraron diferen-
cias estadísticamente significativas en todos los adjetivos
consultados, a excepción de la emoción indiferencia, donde
no hubo diferencias entre civiles y militares.
Los que expresan tener mayor emocionalidad negativa
al pensar en la guerra de Malvinas son los participantes en
formación militar, diferenciándose de la población civil;
sienten mayor rabia, desprecio, disgusto, culpa, odio, indig-
nación, pena, tristeza y vergüenza. De manera contraria,
la población civil se diferencia de los estudiantes militares
percibiendo emociones positivas como felicidad y orgullo
(ver tabla 5).

48  Fue desarrollada por el genetista R. A. Fisher en los años 1920 y 1930, por lo
que se puede conocer también como “Anova de Fisher” o “análisis de varianza
de Fisher” debido al uso de la distribución F de Fisher como parte del contraste
de hipótesis. En estadística, el análisis de la varianza (ANOVA por sus siglas en
inglés: ANalysis Of VAriance) es una colección de modelos estadísticos, en el cual
la varianza se divide en determinados componentes en relación con diferentes
variables explicativas. Se utiliza en el análisis y diseño de experimentos, con el
objetivo de evaluar el efecto de la variable respuesta. Así, un análisis de la varian-
za permite determinar, por ejemplo, si en un grupo de más de dos tratamientos
muestran diferencias significativas en sus resultados o si, por el contrario, puede
suponerse que sus medias poblacionales no difieren.
157
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Tabla 5 - Diferencias de medidas en emociones suscitadas en civiles y


militares

Sig. (bi-
Emoción - Media DE t gl
lateral)

Militares 5,19 1,82 10,384 911 0


Rabia
Civiles 3,61 2,03 - - -
Militares 4,21 2,21 13,309 910 0
Desprecio
Civiles 2,04 1,79 - - -
Militares 5,63 1,64 17,025 913 0
Disgusto
Civiles 3,35 2,06 - - -
Militares 2,21 1,74 2,459 912 14
Culpa
Civiles 1,89 1,55 - - -
Militares 1,24 0,83 -15,342 909 0
Felicidad
Civiles 2,61 1,82 - - -
Militares 3,5 2,24 5,646 910 0
Odio
Civiles 2,54 2,02 - - -
Militares 1,87 1,47 -0,531 913 596
Indiferencia
Civiles 1,93 1,74 - - -
Militares 5,64 1,74 20,541 911 0
Indignación
Civiles 2,79 1,95 - - -
Militares 5,71 1,79 19,496 911 0
Pena
Civiles 2,91 2,06 - - -
Militares 3,02 2,29 -21,45 909 0
Orgullo
Civiles 6,47 1,23 - - -
Militares 5,83 1,61 12,166 911 0
Tristeza
Civiles 4,19 2,11 - - -
158
Fernanda Sosa - Omar Fernández - Nadia Kreizer - Elena Zubieta

Militares 6,42 1,22 14,052 910 0


Vergüenza
Civiles 3,82 2,35 - - -

Discusión
A partir de los hallazgos obtenidos en este estudio, los
resultados evidencian en la estructura representacional de
la GM de la población civil evocaciones con carácter nega-
tivo, como injusticia, sufrimiento, tristeza, dolor, dictadura,
derrota, militares y traición. En oposición, en la muestra
compuesta por estudiantes militares aparecen evocacio-
nes con tinte positivo como héroes, orgullo, honor, patria,
recuperación, sacrificio, reflejando el proceso de recuerdo
influenciado por la pertenencia a un grupo. En relación con
las figuras y eventos asociados, también surgen diferencias
en el recuerdo de los participantes civiles y militares; en la
muestra militar aparecen personajes líderes de GM, como
Estévez y Cisneros, y eventos, como ocupación de territorio
y Operación Rosario, mientras que los participantes civiles
mencionan a Galtieri, militares y Thatcher, y eventos aso-
ciados, como crisis política y dictadura. De manera hege-
mónica surge la evocación de invasión de los ingleses en
las Islas.
Las investigaciones realizadas sobre RS acuerdan en
que la relevancia de ciertos hechos de la historia depende,
en parte, del momento en que son recordados. Las necesi-
dades, los valores y motivos del recordar actual generarán
entramados discursivos distintos (Liu y Hilton, 2005). Una
de las necesidades más básicas de los individuos es la de
poseer una imagen positiva de la identidad del grupo de
pertenencia. En este sentido, la teoría de la Identidad So-
cial (TIS) desarrollada por Tajfel y Turner (1986) postula
que parte del autoconcepto de las personas deviene de su
pertenencia a grupos sociales, junto con la valoración y la
importancia que dicha pertenencia otorga. Formar parte
159
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

de un colectivo implica distintas posibilidades de estatus,


poder y valoración, entre otros, que influyen en la forma de
actuar y de sentir de las personas (Liu y László, 2007).
Esta diferencia manifiesta cómo cada grupo asimila de
distinta manera la información respecto de los hechos ocu-
rridos y elabora un relato específico que suele rivalizar ‒o,
al menos, variar‒ con la narrativa de otro grupo social im-
plicado en el evento del pasado.

160
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164
Palabras clave & abstract

Palabras clave: Islas Malvinas — representaciones sociales


— memoria colectiva —población militar

Keywords: Falkland Islands — social representations — Co-


llective memory — Military population

Abstract
In terms of events, previous studies show that Falklands
War (FW) emerges as a core element of the social represen-
tations of Argentinian history. In the framework of a gene-
ral research project, it was proposed to analyze the Social
Representations (SR) that Argentinians have of the FW and
the events and figures that they associate with that event.
The study is of a cross-sectional, descriptive differences
between groups, non-probabilistic and intentional sam-
ple composed of 1,094 participants: 21.29% were univer-
sity students with military training, 32.92% were general
population, and 45.79% were civilian university students.
The results obtained show negative evocations in the repre-
sentational structure of the FW of the civilian population.
In opposition, in the sample composed of military students,
there are positive evocations reflecting the process of me-
mory influenced by belonging to a group. In relation to the
associated figures and events, differences also arise in the
memory of the civilian and military participants. In the mi-
litary sample, leadership figures show up, such as Estévez
and Cisneros, and events, such as territory occupation and
Operation Rosario appear, while the civilian participants
mention Galtieri, the military, and Thatcher; and associa-
ted events, such as political crisis and dictatorship.

165
Sección general
Recepción del original: 11/02/2022. Aceptación: 27/06/2022.

Sentir Malvinas: ayer, hoy y siempre. Una


experiencia audiovisual, reconstruyendo
las vivencias de veteranos en el Conflicto del
Atlántico Sur. Primera, segunda y tercera
parte
Feeling Malvinas: yesterday, today, and always. First,
second and third part. An audiovisual experience, re-
constructing the experiences of veterans of the South
Atlantic Conflict

ANDREA ESTELA WALTER


Facultad de la Fuerza Aérea Argentina, Universidad de la Defensa Nacional,
Argentina
andreaestelawalter@gmail.com

A través de ciclos de conferencias, entrevistas personales y el uso


de las herramientas que nos brindan las nuevas tecnologías, nos pro-
pusimos reconstruir y documentar para futuras generaciones las
vivencias de los Veteranos de Guerra de Malvinas. De esta manera,
logramos conocer su desempeño en las distintas especialidades que
fueron capacitados y desde qué lugar participaron durante el Conflic-
to. Es una manera de perpetuar una parte importantísima de nues-
tra historia reciente, a través del material audiovisual (filmoteca) que
pasará a formar parte de la Biblioteca del Cadete de la Escuela de
Aviación Militar.
El proyecto, de esta manera, se transformó en un espacio que
posibilita a los cadetes comprender en profundidad lo realizado por
sus antecesores durante el Conflicto del Atlántico Sur y asimilar los
166
Andrea Estela Walter

diferentes ámbitos de actuación profesional que podrían desarrollar


en el futuro. Asimismo, se traduce en un vehículo idóneo para que la
ciudadanía conozca a tantos héroes anónimos.

Introducción

La Cuestión Malvinas se presenta como una causa nacio-


nal arraigada en la cultura e imaginario popular de la Na-
ción, con un trascendental valor simbólico que se ha con-
solidado a lo largo de los distintos períodos históricos. Una
causa que posibilita construir nuestra identidad nacional
y nos interpela a repensar y resignificar conceptos, tales
como: soberanía, nación, homenaje a los veteranos caídos
y los que aún están entre nosotros, importancia de los re-
cursos naturales, entre otros. Posee el potencial de generar
consensos para adoptar medidas con el fin de alcanzar ob-
jetivos comunes y la capacidad de unirnos como ciudada-
nos de un mismo suelo con costumbres y tradiciones com-
partidas.
Nuestros compatriotas caídos en esta batalla son el faro
que ilumina y que impiden el renunciamiento a nuestro re-
clamo por recuperar la soberanía de nuestras Islas, usurpa-
das por una potencia colonial, y nos obliga a honrar la causa
por la que dejaron sus vidas en esas tierras agrestes.
Es importante destacar que la reivindicación de los te-
rritorios en controversia constituye, desde la reforma
constitucional del año 1994,  un deber de todo ciudadano
argentino, pues así lo establece la Constitución Nacional en
la Disposición Transitoria Primera, en la cual la República
Argentina ratifica su legítima e imprescriptible soberanía
sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del
Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes
por ser parte integrante del territorio nacional.
Sostener viva la causa Malvinas conlleva a ejercer y
construir la memoria colectiva de la historia reciente con la
167
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

finalidad de generar reflexiones y un trabajo intelectual en


los alumnos que permita abordar la temática en toda su di-
mensión: comprender los legítimos argumentos argentinos
para reclamar la soberanía de las Islas, conocer la historia
de la usurpación ocurrida en 1833, homenajear a quienes
lucharon por ellas, entre otras cuestiones.
Con posterioridad a la finalización del conflicto del At-
lántico Sur, la Fuerza Área Argentina, por medio de la Di-
rección de Estudios Históricos, en el año 1999 realizó la
compilación escrita de las acciones operacionales realiza-
das durante el período que duró la contienda. Esta puede
encontrarse en los tomos VI, volumen I y II correspondien-
tes a la Historia de la Fuerza Aérea Argentina, siendo este un do-
cumento oficial de la Institución. Además, de manera com-
plementaria e independiente, muchos de los participantes,
a modo de difusión, escribieron libros, conformaron orga-
nizaciones sin fines de lucro y museos móviles, entre otros,
con el objetivo de transmitir sus experiencias, vivencias y
reflexiones en distintos ámbitos de la sociedad civil.
Por otra parte, teniendo en cuenta que muchos de los in-
tervinientes en el conflicto armado no se encuentran entre
nosotros por cuestiones naturales y otros se encaminan ha-
cia su última etapa de la vida, creímos necesario recons-
truir y plasmar en primera persona, por medios digitales, lo
que algunos de ellos ya expresaron, pero que con el paso del
tiempo y con una visión más madura desde la objetividad
pueden continuar contribuyendo a las generaciones veni-
deras, para que pueda trascender en el tiempo su invalora-
ble aporte. Este proyecto también aspiró, desde su inicio, a
generar un espacio de diálogo para aquellos veteranos que
aún no habían contado sus experiencias y creyeron conve-
niente hacerlo en esta oportunidad.
Se fijó como objetivo general lograr una aproximación
a las experiencias vividas por el personal militar superior
de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) en el nivel operativo de
sus especialidades profesionales, en el cumplimiento de las
168
Andrea Estela Walter

misiones durante el Conflicto del Atlántico Sur.


Entre los objetivos específicos, podemos mencionar:
• Promover la participación de la comunidad académi-
ca, a través de jornadas de reflexión, seminarios, cur-
sos y otros espacios de diálogo orientados a la cues-
tión de las Islas Malvinas.
• Rescatar los conocimientos, vivencias y valores de
una generación que formó parte, en un tiempo cerca-
no, de un conflicto armado contra una potencia mili-
tar extranjera.
• Facilitar la transferencia de conocimientos a profe-
sores y alumnos de universidades y otras casas de
estudio, así como también de organizaciones de la
sociedad civil y del Estado.
• Impulsar publicaciones, notas de opinión y difusión
sobre la temática.
• Despertar interés en otros jóvenes sobre la historia
reciente del país y perpetuar el accionar de la Fuerza
Aérea para las futuras generaciones
El proyecto, fundamentalmente, se basó en la realiza-
ción de ciclos de conferencias y entrevistas personales in-
dividuales y grupales. La primera tarea planificada consis-
tió en la realización de reuniones del equipo organizador,
a efectos de coordinar ciertos detalles con el veterano que
dictaría las conferencias y sería protagonista de la entrevis-
ta, tales como: fecha de realización, tema de la exposición
y materiales requeridos para dictarla dentro del calendario
de actividades de la Escuela de Aviación Militar. Es dable
destacar que los expositores se encuentran en situación de
retiro, y muchos de ellos residen en las distintas provincias
de la República Argentina, lo cual hacía necesario organizar
estas coordinaciones previas.
Los cadetes involucrados en el proyecto participaron en
el desarrollo integral, asistiendo, guiando y supervisando
las distintas actividades. Su participación se planteó como
169
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

prácticas profesionales y formativas, a través de las cuales


pudieron consolidar, integrar y ampliar las capacidades y
saberes pertinentes a su perfil profesional.
Los docentes y asesores pedagógicos supervisaron la
búsqueda de material y de información, así como también
la confección de las preguntas que se harían en las entre-
vistas a los veteranos, efectuadas por los alumnos involu-
crados en el proyecto. Se contempló la grabación digital de
las actividades antedichas, así como también la invitación
a participar a otras casas de estudios.
Dentro del marco del proyecto, es necesario destacar
la importancia de la utilización de recursos audiovisuales
y su repercusión en el proceso de enseñanza-aprendizaje
por varias razones, tales como: la posibilidad de atraer la
atención del alumno y complementar la exposición del do-
cente, promoviendo la concentración, una más rápida com-
prensión, y la asimilación de una mayor cantidad de infor-
mación al percibirla de forma simultánea a través de dos
sentidos: la vista y el oído. De esta manera, propiciamos la
construcción compartida del conocimiento a través de nue-
vos canales y el logro de aprendizajes.
El uso de los materiales audiovisuales contribuyó a que
los alumnos tuvieran experiencias más allá de su propio
ámbito educativo, y a difundir el conocimiento a otras ca-
sas de estudio, que permitió llegara a otras personas. Los
medios audiovisuales se convierten en herramientas de
gran valor en la educación como auxiliares didácticos de la
práctica docente.
La propuesta del proyecto se basó en reconstruir nuestro
pasado reciente, a través del lenguaje audiovisual, recogien-
do las experiencias profesionales y personales de aquellos
que participaron en la Gesta por la recuperación de las Islas
Malvinas, y a propiciar la reflexión y el diálogo en torno a
ejes como la abnegación, la solidaridad, el compromiso, el
respeto, la camaradería, la educación en valores, la identi-
dad nacional, la soberanía e independencia, entre otras.
170
Andrea Estela Walter

Convocamos a veteranos de Malvinas a disertar sobre su


participación en el Conflicto y a ser protagonistas de entre-
vistas exploratorias, generando luego una producción au-
diovisual con dichos contenidos.
La intención fue descubrir puntos de encuentro y gene-
rar sentidos a partir de los testimonios de los entrevistados
y conferencistas, promoviendo ámbitos para una formación
integral sobre la problemática Malvinas, así como también
la reflexión sobre las prácticas de enseñanza del tema en la
tradición educativa, poniendo en valor y resignificando la
actuación de aquellos que defendieron la Nación y lucha-
ron por nuestros derechos soberanos en las Islas.
Tomar para la práctica docente el modelo Malvinas tam-
bién fue un objetivo, como un modo de transmisión de sím-
bolos patrios y de identidad nacional en el contexto de una
sociedad democrática.
La propuesta se pensó para que el proceso de trabajo en-
tre los cadetes y los Veteranos de Guerra de Malvinas finali-
zara en la construcción del conocimiento, alrededor de un
tema fundamental en la historia reciente de nuestro país,
a través de la mirada de los que vivieron la experiencia en
primera persona.
El proyecto se convirtió, para aquellos combatientes de
Malvinas que hasta el momento no habían compartido sus
vivencias, en una herramienta útil para la recopilación de
material que de otra manera nunca hubiera visto la luz, más
aun teniendo en consideración la lógica desaparición física
de muchos Veteranos de la Guerra de Malvinas (VGM), es
prioritario rescatar las historias de los que hoy nos acom-
pañan.
Con esta actividad quisimos concientizar al público en
general, en especial a las nuevas generaciones, para que
puedan vislumbrar, aunque sea una parte, la gesta de Mal-
vinas y evitar de esta manera el olvido de aquellos que, en
cumplimiento de su deber, brindaron todo, registrando sus
experiencias mediante la elaboración del material fílmico.
171
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Siendo la Escuela de Aviación Militar una institución


educativa de carácter público, contó, por medio de este ci-
clo de conferencias y entrevistas, con un medio de difusión
genuino para aquel joven que aspire ingresar a ella y no co-
nozca las acciones que allí se desarrollan, dimensionando
con hechos concretos (historias de vida y actuación) todas
las posibilidades que podría tener en su desarrollo profe-
sional futuro.
Por otra parte, poseer este espacio de encuentro ha per-
mitido resignificar y darle un nuevo sentido a la Historia Aé-
rea de la Guerra de Malvinas desde una perspectiva que, por
un lado, permite el diálogo con los protagonistas de manera
directa y, por otro, preserva las experiencias de los VGM ae-
ronáuticos de las distintas especialidades que trascenderá
su tiempo y el de los estudiantes, sirviendo a su vez de in-
sumo para complementar el acervo cultural de los jóvenes
cadetes y de aquellos que quieran conocer una perspectiva
diferente de esta Guerra.
Por la especial y difícil situación que vivimos como con-
secuencia de la pandemia, producto del COVID-19, nos vi-
mos obligados a repensar la modalidad de realización de
las actividades y sus protocolos para poder cumplir los ob-
jetivos del proyecto aprobado.
La modalidad virtual (trabajo remoto) se transformó en
una herramienta fundamental para efectuar reuniones de
equipo, capacitaciones, coordinaciones, elaboración de en-
cuestas etc. Dada la situación sanitaria y las normas que es-
tuvieron vigentes, las entrevistas a veteranos con domicilio
en otras provincias comenzaron a efectuarse vía platafor-
ma virtual. Se decidió que cuando la situación epidemioló-
gica lo permitiera se retomarían las entrevistas presencia-
les con aquellos veteranos que residieran en la ciudad de
Córdoba y localidades aledañas, en una primera etapa de
normalización.
También nos vimos obligados a diseñar un protocolo es-
pecial al momento de retomar los encuentros presenciales,
172
Andrea Estela Walter

sobre todo pensando que nuestros entrevistados (vetera-


nos), en su gran mayoría, pertenecen al grupo de riesgo por
su edad.
Durante el cumplimiento de la primera y segunda par-
te del proyecto, se superó ampliamente el impacto busca-
do, tanto dentro de la Institución como fuera de ella. Tes-
timonio de esto fue la amplia repercusión que tuvieron los
tráileres realizados a modo de resumen de las entrevistas
efectuadas, subidos a las redes sociales de la Escuela de
Aviación Militar y de la Universidad de la Defensa Nacional,
y compartidos innumerables veces con comentarios elo-
giosos. Todo lo dicho demuestra una vez más el interés que
despierta la temática de Malvinas.
Se procedió a la edición y compaginación del material
en crudo, a su clasificación por especialidad y difusión del
material fílmico final. Asimismo, se efectuaron encuestas
de opinión en la población de estudiantes y participantes.
Nuestro instituto de formación, al iniciar la difusión en
su página web de los resultados parciales del proyecto,
recibió desde distintos puntos de nuestra geografía innu-
merables solicitudes de ciudadanos y organizaciones de la
sociedad civil para el vistazo de las entrevistas ya editadas
y compaginadas. Tal circunstancia derivó en la necesidad
de la creación de una plantilla de solicitud, a fin de recabar
información del solicitante y de esta forma orientarlo en la
visualización del material más útil a los fines buscados al
requerir el material fílmico, tales como investigaciones, co-
nocimiento general, elaboración de tesis, exposiciones, etc.
Desde una visión prospectiva, la puesta en marcha, el
avance y el informe final del proyecto, enmarcado en la ex-
tensión universitaria, servirán de insumo para avanzar en
una posterior etapa y para incorporar nuevas experiencias
y futuras entrevistas a familiares, en las cuales docentes
del campo de las Relaciones Internacionales y de Derecho
Internacional ayudarán a aportar un enfoque histórico, así
como también el marco legal correspondiente.
173
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Dentro del proyecto se pensaron las siguientes acciones:


producir y entregar copias del material para el veterano ex-
positor y su familia, facilitar el acceso libre de las produccio-
nes a las instituciones interesadas en el proyecto, disponer
del material para el análisis en las cátedras de Formación
Militar y lograr que el material sirva de base para compartir
y producir un intercambio entre las tres Fuerzas Armadas
(FF. AA.).
Se promovió la plena articulación entre docencia, in-
vestigación y extensión, en pos de alcanzar el estudio y la
investigación de la Cuestión Malvinas, a través de métodos
didácticos adecuados para transmitir estos conocimientos
a estudiantes de distintos niveles educativos, con el objeti-
vo de sembrar en los jóvenes ese amor a la patria que llevó
a aquellos héroes a dar todo de sí.
Los ciclos de conferencias y, en especial, las entrevistas
recabadas durante la ejecución del proyecto, en sus tres
partes, nos han brindado un aprendizaje valioso, único, con
múltiples emociones. Con cada una nos llevamos una ense-
ñanza de vida que nos ha enriquecido desde lo personal y
lo profesional.
Deseosos de continuar con esta tarea, de recopilación de
testimonios de oficiales de la FAA, sumando las voces del
personal subalterno (suboficiales y soldados) y las de sus
familiares, se presentó el proyecto de extensión “Experien-
cia Malvinas”, recientemente aprobado en el marco de la
convocatoria UNDEX 2021,49 que se ejecutará con la cola-
boración del MUNAM (Museo Nacional de Malvinas), sito en
la ciudad de Oliva, provincia de Córdoba. Todo lo producido
será brindado a la sociedad a través del material audiovi-
sual, que estará disponible en la biblioteca de la Escuela de
Aviación Militar y será de cada ciudadano que así lo solicite,
para compartir lo que hace a nuestra historia como Nación.
49  UNDEX es un programa que impulsa la Secretaría de Extensión y Comunicación
de la Universidad de la Defensa Nacional, que promueve la financiación de diferen-
tes proyectos de investigación que estén vinculados a una problemática o tema en
particular de relevancia para la comunidad educativa.
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176
Palabras clave & abstract

Palabras clave: Malvinas — veteranos — vivencias — héroes


— difusión

Keywords: Falklands — veterans — experiences — heroes —


diffusion

Abstract

Through cycles of conferences, personal interviews, and


the use of the tools provided by new technologies, we set
out to reconstruct and document, for future generations,
the experiences of the Malvinas War Veterans. In this way,
we were able to learn about their performance in the dif-
ferent specialties in which they were trained and from the
place where they participated during the conflict. It is a way
of perpetuating a very important part of our recent histo-
ry through audiovisual material (film library) that becomes
part of the Military Aviation School’s Cadet Library.
In this way, the project becomes a space that enables the
cadets to understand in depth what their predecessors did
during the South Atlantic Conflict and assimilate the dif-
ferent areas of professional activity that they will be able to
develop in the future. Likewise, it translates into an ideal
vehicle for all citizens to meet so many anonymous heroes.

177
Testimonios de guerra
Recepción del original: 15/02/2022. Aceptación: 12/07/2022.

Sapper Hill: el último combate en suelo


patrio. 14 de junio de 1982, Islas Malvinas
Sapper Hill: The last fight in homeland
June 14th 1982, Falkland Islands

MARCOS BASAVILBASO
Escuela Superior de Enfermería «M. E. Araya Colombres», Ciudad de Venado
Tuerto, Santa Fe, Argentina
mabasavilbaso@hotmail.com

El primer combate en suelo patrio, en el cual se obtuvo la primera


victoria, fue el combate de San Lorenzo en el año 1813, en defensa de
la Patria, lo que dio comienzo a la liberación de América por nuestro
general San Martin. El ultimo combate en suelo Patrio en defensa de
la libertad y soberanía donde un pequeño grupo de Infantes de Ma-
rina se vistieron con el uniforme Sanmartiniano, fue en la defensa
de la Colina de Sapper Hill o Cerro Zapador que, ante la ofensiva de
las tropas inglesas helitransportadas mediante ataque aéreo, artille-
ría terrestre y artillería naval, así como también numerosa tropa de
infantería enemiga, lograron retener la posición hasta finalizar la
guerra. La colina nunca fue tomada. En este trabajo de investigación
se expondrá el relato de sus protagonistas y las distintas formas de
abordar un hecho histórico del que poco se sabe.

Introducción
178
Marcos Basavilbaso

Mucho se ha escrito y debatido sobre el conflicto Malvi-


nas en diferentes claustros académicos, libros y artículos
periodísticos. Los numerosos trabajos sobre los diferentes
enfrentamientos armados en territorio malvinense, aéreo y
naval han sido estudiados minuciosamente a través de los
relatos de los protagonistas de ambos países involucrados
en el conflicto: Argentina e Inglaterra.
En algunos, se ha considerado hasta el estado del tiempo
y hora; cuándo se produjo la acción, datos relevantes para
comprender cómo se utilizaron las tácticas de combate de
ambos países, los cuales son volcadas en los libros de tex-
to educativos en instrucción de las futuras generaciones de
los integrantes de las Fuerzas Armadas. Las experiencias
de los combatientes se han utilizado como material de estu-
dio en todas las academias militares del mundo.
Poco se sabe del combate de Sapper Hill, por error, omi-
sión o por razones personales de los involucrados: callar
por efecto del estrés postraumático provocado por la guerra
generó que ninguno de los responsables de las tres Fuerzas
Armadas o sus instituciones de formación estudie ni entre-
viste a los protagonistas del combate, cosa que sí ocurrió
a los involucrados del Reino Unido (las tropas 7, 8 y 9 del
Comando 40 y la Guardia Galesa).
Algunos autores mencionan ligeramente los hechos de
la colina Sapper Hill; “que se avanzó sin resistencia” (Eddy,
P., et al., 1983: 380). Una reseña no muy extensa, con un
croquis del combate, se presenta en el libro Desde el frente
(1996), del comandante Carlos H. Robacio, perteneciente al
BIM5 (Batallón de Infantería de Marina N° 5 Escuela), pero
no hay un relato directo de los protagonistas. Solo tenemos
el testimonio de los que lo vieron desde lejos, y sus observa-
ciones resultan confusas y no arrojan evidencias concretas
sobre el conflicto.
En el Informe Rattenbach, el comandante Menéndez, co-
mandante de la Guarnición Militar Malvinas, solo mencio-
na que cuando están a punto de formalizar la rendición, se
179
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

estaba combatiendo en las colinas cercanas a la ciudad, re-


chazando un ataque helitransportado. Otras publicaciones
solo lo relatan con fines publicitarios y de venta, para atraer
a los lectores con acciones del combate que no fueron com-
probadas por los combatientes.
El combate de Sapper Hill fue un ataque helitranspor-
tado a la colina Sapper Hill o, en español, Cerro Zapador,
donde fueron involucrados helicópteros Sea King, Wessex,
aviones Harrier, tropas de infanterías de la Royal Marines y
Guardias Galeses, en un primer término del combate. Para
subir la colina participaron los miembros del Batallón N°
2 de Paracaidistas y los del Comando 45, que venían en di-
rección de las colinas Dos Hermanas, donde sus defensores
pertenecían a una sección de Infantería de Marina de la Ar-
mada Argentina. También, participó la Tercera Sección de
Tiradores de la Compañía “Mar” del BIM5 Esc., al mando
del Guardiamarina Alejandro Koch.

Los protagonistas

Es relevante la observación sobre el relato de este Guar-


diamarina, ya que él fue el único oficial involucrado en el
combate, junto con sus dos suboficiales y su sección de ti-
radores. A continuación, trascribo las palabras del Guardia-
marina Alejandro Koch:50
Me gradué en la Promoción 110 de la Escuela Naval Militar.
Egresé a fines del año 1981, luego del viaje de Instrucción en la
Fragata ARA Libertad. Fui destinado al Batallón de Infantería
de Marina N.º 5 Escuela, con asiento en Río Grande, provincia de

50  Las palabras textuales del Guardiamarina Alejandro Koch me llegaron median-
te un escrito que él me envió como parte de sus recuerdos a mi pedido, para su futu-
ra publicación. Quiero aclarar que no existe ninguna publicación oficial donde Koch
hable sobre el combate de Sapper Hill hasta el día de hoy, y esto se debe a diferentes
razones; unas de ellas es que el Guardiamarina realizó un pacto de honor con sus
dos cabos segundos que participaron en el combate de “no lucrar con la sangre de
los caídos”.
180
Marcos Basavilbaso

Tierra del Fuego, al cual se trasladó a principios del 1982.


Vemos así, en ese sentido, que con antelación al 2 de abril
de 1982 se desarrolló la primera campaña de Unidad, en proxi-
midades del Cabo Peña, Tierra del Fuego. Fue este el primer
contacto que tuve con los soldados a mi cargo, y es en aquella
fecha que nos anoticiamos de lo acontecido en relación con el
desarrollo de la Operación Rosario y consecuente recuperación
de nuestras Islas Malvinas.
Comenzaron desde ese momento a circular rumores relacio-
nados con la eventual reacción que habría de tener el Reino Uni-
do y, en definitiva, también la aún no confirmada posibilidad
de que al Batallón le fuese asignada la misión de desplegarse en
el territorio de las Islas. No fue sino hasta el 8 de abril que tal
posibilidad fue efectivamente confirmada.
Se nos indicó a partir de ese momento el alistamiento peren-
torio y urgente, ante el inminente traslado de nuestra unidad,
mediante la utilización de aeronaves de transporte de la Arma-
da, efectivizándose en definitiva nuestro arribo el 09 de abril.
Mi indicativo como jefe de Sección era AMARILLO: la inte-
grábamos un total de 37 hombres, dos grupos de tiradores cuyos
jefes eran los Cabos Segundos de Infantería Marina (CSIM), Jor-
ge Sini, y el CSIM, Daniel Benítez. Posteriormente, se incorporó,
ya en territorio isleño, un pelotón con ametralladora, a cargo
del Cabo Segundo Vargas, compuesto por dos ametralladoras
pesadas MAG con su dotación correspondiente, esto es, con su
apuntador y servidor.
También, a modo de refuerzo, les fueron asignados y se
incorporaron dos lanzacohetes con el personal correspon-
diente a ellos.
En lo relativo a la tropa, se encontraba integrada por soldados
conscriptos clase 1962, quienes estaban próximos a obtener su
baja, en virtud de haber cumplido a ese momento su período de
instrucción militar obligatoria, según el régimen vigente en ese
momento.
Nuestros pertrechos de combate resultaron completos y ade-
cuados al desempeño de operaciones de combate en zona Aus-
tral, cuyas características son muy similares a aquellas corres-
pondiente al lugar de asiento del Batallón.
181
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Nuestra ropa de combate resultó adecuada, así como el


calzado que es tan importante en la Infantería, armamento y
munición, conforme a estándares asimilados por varias fuerzas
armadas del mundo.
Particularmente, la fracción contó con el siguiente arma-
mento: Fusil Automático Liviano FAL PARA 7.62, pistola 9 mm,
granadas de mano MKII, Fusil Automático Pesado (FAP), ame-
tralladora pesada MAG, granadas de fusil antipersonal y anti-
tanque cuyas siglas son PDF y PAF.
Personalmente, me fue asignado un fusil FAL de origen bel-
ga con mira infrarroja, más un dispositivo de visión nocturna,
con un grado de eficacia muy elevado que permitía visualizar el
terreno circundante durante las largas guardias nocturnas con
extrema claridad.
El avión que nos trasladó, y al que habían despojado de sus
asientos para aumentar la capacidad de carga del personal con
sus equipos, luego de una breve trayectoria, aterrizó en el aero-
puerto de Puerto Argentino.
Inmediatamente, comenzamos nuestra marcha en dirección
hacia el pueblo para luego, en forma inmediata, atravesarlo y
continuar en dirección sur. Esa primera noche nos encontró per-
noctando en un galpón de esquila, próximo a Puerto Argentino.
Al día siguiente, con las primeras luces, reiniciamos la mar-
cha ya en dirección a la posición que constituiría nuestra línea
defensiva hasta el final del conflicto, esto es, la Colina del Zapa-
dor (Sapper Hill), distante unos cuatro kilómetros al sudoeste de
Puerto Argentino.
Los restantes componentes del BIM 5, en lo relativo a las com-
pañías de tiradores, hicieron lo propio en los montes William y
Tumbledown, ubicados hacia el oeste de la posición propia. Par-
ticularmente, mi Sección se encontraba desplegada con frente a
Puerto Enriqueta (Port Harriet), es decir, con orientación hacia
el mar y en las estribaciones de Sapper Hill.
Ese primer día, junto a los cuadros de la Sección, comen-
zaron a definirse los lugares donde habrían de ubicarse las
posiciones para cada uno de los tiradores y las armas de
apoyo con las que contarían.
Personalmente, me ubiqué en el centro del dispositivo, compar-
182
Marcos Basavilbaso

tiendo el pozo de zorro con quien se desempeñaba y cumplía la


función de radio operador.
El puesto de comando de compañía se encontraba en proxi-
midades de la cima de Sapper Hill y las restantes dos Secciones
lo rodeaban.
Por la propia ubicación de mi sección, bastante distanciada
del puesto de comando de compañía, gozábamos de una auto-
nomía relativamente importante. Las comunicaciones inalám-
bricas se encontraban absolutamente vedadas, es decir, regía el
silencio radioeléctrico por razones de localización enemigas ob-
vias, contando con un tendido de comunicación telefónica rele-
vante, aunque sumamente lábil, en cuanto luego de los intensos
bombardeos a los que fuimos sometidos, tanto por fuego naval,
aéreo y, en última instancia, por parte de artillería terrestre,
este fue objeto de frecuentes y sucesivos cortes en su líneas.
Durante los restantes días del mes de abril, nos dedicamos a
fortalecer nuestras posiciones, ello en la medida de lo posible, de-
bido a que las propias características del terreno, similares a las
existentes en Tierra del Fuego, dificultaban enormemente esa
tarea. Se trató de maximizar la utilización de los promontorios
rocosos, a modo de protección y teniendo siempre como objetivo
principal la planificación de los fuegos cruzados.

Comienzo de las hostilidades

Continua el relato del Guardiamarina Alejandro Koch:


El 1º de mayo, aproximadamente a las 22:30 h., se produjo un
fuerte bombardeo naval británico, realizado con cañones de 105
mm a nuestra zona, que se constituye en el bautismo de fuego del
BIM 5 y que, lamentablemente, cobró la vida del conscripto In-
fante de Marina, Hugo Daniel Cavigioli, siendo esta la primera
pérdida sufrida por la Unidad. El conscripto Hugo Daniel Cavi-
gioli perteneció en un comienzo a la 3ra sección de la compañía
Mar, pero en territorio Malvinense, pasó a formar parte de la
2da sección de la compañía Mar bajo las órdenes del Cabo Se-
gundo Marcos Bruno, y el lugar de él en la 3ra sección pasó a
formarla el conscripto Atilio Romero. Es por esa razón que hasta
el día de hoy el infante Atilio Romero refiere que él debería haber
183
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

muerto y no Cavigioli.
Sapper Hill era un objetivo muy codiciado por los británicos
debido a que en las inmediaciones se habían instalado varias
antenas, como así también el Radar Antiaéreo de la Fuerza Aé-
rea Argentina.
Estos bombardeos navales habrían de sucederse ininterrum-
pidamente durante la totalidad de los días hasta la finalización
del conflicto, siempre en horarios nocturnos y con centro en el
aeropuerto, con el objetivo de destruir la pista de aterrizaje.
También, un gran caudal de ellos se dirigió a las posiciones que
ocupó el Batallón, particularmente tal como dijera aquellas co-
rrespondientes a Sapper Hill.
También, durante esos primeros días de mayo, desde su
posición fueron testigos privilegiados del despliegue naval
enemigo de varios de sus buques, ya que se desplazaban
frente a sus vistas; primero en sentido sur-norte sin efec-
tuar disparos, y luego en sentido inverso, ya disparando sus
cañones.
Observamos con incrédula emoción cómo los pilotos de la avia-
ción propia atacaban la flota a muy baja altura y proximidad
absoluta respecto a sus blancos. Esos aviones literalmente se lan-
zaban sobre sus objetivos, con la finalidad de concretar exitosa-
mente su misión en una demostración de valor admirable. Estas
imágenes quedaron definitivamente gravadas en mis retinas
por el grado de temeridad absoluto demostrado.
Vimos igualmente con estupor, en la madrugada del 12 de ju-
nio, el lanzamiento del misil Exocet MM-38, emplazado en cer-
canías de Puerto Argentino, y su luminosa trayectoria de más de
29.000 metros sobre el mar hasta impactar sobre el buque HMS
Glamorgan, unidad que, si bien no fue hundida, quedó fuera
de combate e inutilizada para atacar las posiciones propias.
Tenía en mi posición una pequeña radio que me permitía es-
cuchar en forma defectuosa radio Colonia. Es así como por ese
medio llega a mi conocimiento el hundimiento del crucero Gene-
ral ARA General Belgrano, ocurrido el 2 de mayo.
Transcurren los días y circula la versión permanente de
abandonar las posiciones estáticas hasta ese momento adopta-
184
Marcos Basavilbaso

das por la unidad, esto es, movilizar el Batallón en dirección a


San Carlos, pasando de una postura estrictamente defensiva a
otra que habría de ser ofensiva.
En esta oportunidad, me ofrecí voluntariamente para ir a
ese punto con mi Sección, siendo descartada tal posibilidad por
el jefe de Compañía (este ofrecimiento voluntariamente es con-
firmado por los integrantes de la 3ra Sección, quienes recibieron
la orden de preparar equipo de combate para ser trasladado a
combate de primera línea para apoyar a las unidades del ejérci-
to que estaban combatiendo en la cabecera de playa de San Car-
los. Si así se hubiera efectivizado el pedido voluntario, hubiera
tenido resultados catastróficos por la superioridad numérica, el
medio desplazamiento sería helitransportado; los helicópteros
nunca llegaron y los infantes estuvieron preparados para com-
batir con todo su equipo). La historia le tenía reservado otra pá-
gina dorada para ser escrita.
En el transcurso de los días, el avance de las tropas enemigas,
luego de su desembarco, fue permanente, como así también lo
fue el continuo asedio de la artillería naval, aérea desde muy
baja altura, y ya en junio se sintió la artillería terrestre con un
grado de precisión aún más certero.
Ya la noche del 13 al 14 de junio, y durante la madrugada
de este último día, observaron las líneas de fuego continuas
del atacante que fluían y convergían en el monte Tumble-
down. Fue realmente un espectáculo dantesco que llegó a
iluminar completamente la noche cerrada.
En las primeras horas del 14 de junio fuimos violentamente sor-
prendidos por artillería terrestre, con una precisión hasta ese
momento desconocida. Los impactos ocurrían literalmente so-
bre la ubicación de nuestras posiciones, dejando a la vista cráte-
res de singulares proporciones y hacían temblar todo el terreno
circundante.
Concluido dicho ataque, ya avanzada la mañana, comenza-
mos a ver el desplazamiento de la propia tropa encaramados so-
bre el camino principal en dirección a Puerto Argentino. Lenta,
pero inexorablemente, vimos el pasaje de integrantes de diferen-
tes unidades (es relevante la apreciación de que el repliegue de
fuerzas propias desde las colinas ya tomadas, era bombardeado
185
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

intensamente, provocando heridos y muertos por la intensidad


de la artillería terrestre y naval inglesa).
Con semejante panorama, y ante la ausencia de órdenes
concretas, me dirigí hacia el puesto de comando de Compañía
en horario próximo al mediodía; allí, el propio jefe, teniente
IM Binotti, me impuso la orden de replegar mi Sección bajo el
concepto de establecer la defensa final en el perímetro de Puerto
Argentino.
Con esa idea en mente, descendí de la colina en dirección a
las posiciones propias. Allí, el personal se encontraba fuera de
ellas, expectante respecto a las órdenes a impartir, cuando, en-
contrándome muy próximo, recibimos el alerta respecto a la
proximidad de helicópteros enemigos. El primero de ellos, un
Sea King, se mantuvo prácticamente estático durante un lapso
que pareció una eternidad, sin atinar su piloto el curso a seguir.
Es en ese lapso en el que mis cuadros me preguntaban qué hacer,
es así como, luego de cerciorarme de que se trataba de un heli-
cóptero inglés, ordené, mediante la señal de rigor, abrir fuego,
orden que fue cumplida acabadamente por toda la Sección.
El helicóptero continuó suspendido unos breves segundos
hasta que tomó la decisión de caer hacia su estribor en dirección
hacia el mar y, a unos pocos metros, procedió a desembarcar la
tropa de Infantería, sin llegar a completar su aterrizaje. Luego
de ello, y ya humeante por los impactos recibidos, se pudo obser-
var su aterrizaje en dirección sur.
Esas tropas inmediatamente tomaron posición lineal, obte-
niendo una breve cubierta en un accidente del terreno y comen-
zaron a disparar profusamente sobre nuestras posiciones.
En el momento de disparar mi fusil contra el helicóptero, este
se había trabado, por lo que me arrastré hasta recuperar una
mochila en la que había acopiado munición de todo tipo y me
acerqué a la posición de una de las ametralladoras MAG para
verificar por qué razón no se encontraba disparando. Resultó
que su apuntador había sido herido (conscripto Sergio Ariel Ro-
bledo) y lo consideré muerto, por lo que instantáneamente decidí
operarla con mis propias manos.
Comencé a disparar y percibí de inmediato la precisión de
la respuesta del fuego enemigo; los proyectiles literalmente ro-
zaban mi cabeza, por lo que decidí buscar una posición de tiro
186
Marcos Basavilbaso

más cubierta, esto es, simplemente más baja, ya que mayor pro-
tección no se podía obtener en la medida de que el frente de la
posición estaba construido con turba. También utilicé unos bre-
ves segundos en graduar el alza, de acuerdo con la distancia que
estimé se encontraba el enemigo.
El Cabo Segundo IM Sini ofició de cargador. Se utilizaron
muchas bandas en un combate en el que, según apreciacio-
nes externas, se extendió por 40/50 minutos.
La propia apreciación del tiempo que insumió la acción me ex-
cede, en cuanto a que se produce una total y absoluta pérdida de
noción de este. Solo sé que disparé de forma continua, batiendo
el sector de soldados británicos de izquierda a derecha y en sen-
tido inverso en reiteradas, sucesivas y continuas oportunidades,
de todas las formas posibles. Recuerdo que cambié la pieza para
una mejor ubicación de tiro y me quemé la palma de mi mano
derecha por la temperatura del tubo cañón, producto ello de su
continua utilización.
Fue evidente en ese momento el impulso ofensivo atacante,
ya que, en cuanto uno de los soldados enemigos se dispuso a li-
derarlo, logró cruzar el camino que conducía a Puerto Argen-
tino, llegando a una distancia muy próxima a nosotros, siendo
abatido así por múltiples disparos propios. El soldado inglés que
recibió disparos, quedando fuera de combate, se llamaba Vince
Comb, del Comando 40 de los Royal Marines. Con sus 17 años
disparaba la ametralladora. Al ser retirado del combate para
su auxilio, fue remplazado por Terry Barnes, otro Royal Marine.
El autor británico Geoffrey Underwood ha escrito: “El infante de
Marina, Vince Comb, de diecisiete años y medio y el hombre más
joven en la tropa, era el ametralladorista y fue alcanzado por las
balas en la muñeca y el brazo. Fue reemplazado inmediatamen-
te en la ametralladora y dos Marines Reales le dieron morfina y
primeros auxilios” (Geoffrey Underwood, 1983).
Esta secuencia continuó hasta que cesó el fuego desde el lugar
que provenía. Es en este momento que me despegué de la pieza
y comencé mi propio repliegue. Fui el último soldado, precedido
por los Cabos Segundos, Sini y Benítez. En mi retirada, encon-
tré yacente el cuerpo del soldado Robledo, que momentos antes
había sido cargado por el Cabo Segundo IM Sini. En procura de
187
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

trasladarlo hacia la propia línea, adopté en el evento idéntica


postura: lo cargué en mis hombros y comencé a trasladarlo. A
pocos metros percibí su cuerpo ya sin vida, con múltiples impac-
tos visibles en su pecho, y abandoné el intento.
Poder corroborar la acción del Guardiamarina Alejandro
Koch llevando el cuerpo del último soldado caído en com-
bate, Sergio Ariel Robledo, solo a partir de sus dichos y con
toda su tropa replegada, sin duda era un desafío, ya que no
hubo soldados argentinos testigos. Treinta y tres años des-
pués de finalizado el conflicto, el comandante de la Tropa 9
de los Royal Marines, Carl Bushby, a través de correo elec-
trónico, en diciembre de 2015, refiere a dicha escena: “en
pleno fragor del combate, quien dispara la ametralladora
Mag levanta el cuerpo caído de un soldado y lo traslada a
sus líneas propias. Los ingleses nunca podrán olvidar este
hecho tan magnánimo de un soldado, y esto prueba que
las fuerzas inglesas solo dispararon con fin intimidatorio,
ya que dejan que Koch continúe su camino trasportando al
soldado caído”.
Koch sigue su relato:
Continué mi retirada en busca del puesto de comando de la
Compañía. Para ello, debía ascender por la ladera sur de Sa-
pper Hill en busca de apoyo mientras, de manera constante, era
objeto de disparos, cuyos proyectiles me rodeaban. Se percibió
claramente su impacto en la maleza que me circundaba. Estos
provenían de otro lugar, esto es, desde un rumbo más hacia el
oeste, correspondiente, según me enteraría más tarde, a tropas
que habrían desembarcado de otros helicópteros en aquel sector.
Al retirarme de la colina, el helicóptero que primeramente
se acercó a nuestras posiciones, aterrizó humeante, tal como di-
jera, a algunos kilómetros al sur. Otro helicóptero de similares
características también fue alcanzado por el fuego de nuestras
armas.
En relación con estos sucesos siempre tuve el interrogante:
cuál fue el verdadero motivo por el que el helicóptero o la infan-
tería transportada en él decidieron trabarse en combate. Por-
que, teniendo comunicación radioeléctrica, ellos sabían que las
188
Marcos Basavilbaso

hostilidades habían cesado.


Fue muy evidente que el comandante de la aeronave dudó
en abandonar el área, al momento de percibir que su presencia
era objeto de disparos y por qué se aproximó tanto a nuestras
posiciones. Son todas incógnitas que aún subsisten en mis pen-
samientos.
En numerosas publicaciones se escribió que fue un error
del piloto, que él debía ir a otra ubicación, pero, al no tener
idea, se dirigió a un lugar equivocado. Es importante des-
tacar que durante la larga historia de guerra de Inglaterra
siempre se niega o da confusión a los hechos que no lo be-
nefician: Sapper Hill es uno de ellos.
Sin perjuicio de ello, hay una que con el tiempo pude llegar a
clarificar. El helicóptero inglés no se encontraba artillado, por lo
tanto, su proximidad en términos de ataque concreto no estaba
perfectamente definido y, en sentido estricto, no representaba en
ese contexto tampoco una amenaza y/o peligro inminente. No
obstante ello, ordené abrir fuego sobre él: ¿fue eso correcto? Va-
rios años me llevó asimilar la respuesta, pero hoy estoy conven-
cido de haber actuado conforme la situación lo exigía y según la
información con la que yo contaba en ese difícil momento.
La orden del comandante Julián Thompson era atacar Sa-
pper Hill a través de un ataque helitransportado. Para aligerar
el peso de los helicópteros se decidió sacar todo peso, inclusive
el de las ametralladoras y lanzacohetes, para poder subir más
tropas en cada helicóptero.
Yo recibí una última orden de replegar mi Sección para cons-
tituirnos en defensa en un punto más hacia el norte. ¿Podría ha-
ber evitado el enfrentamiento con las tropas helitransportadas?
Seguramente sí, pero la decisión tomada era totalmente con-
gruente con la orden previa impartida: DEFENDER, y eso podía
hacerse allí o en otro lugar.
De hecho, fui el último hombre en permanecer en el campo de
combate, esto como simple apreciación objetiva y sin pretender
con ello atribuir mérito propio alguno.
Me permito en este punto transcribir pasajes insertos del
libro Desde el frente (2004), escrito por Carlos H. Robacio y
Jorge Hernandez, en cuanto de él surgen observaciones que no
189
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

solo corroboran lo aquí expresado, sino que abundan en la cues-


tión en la medida que allí no solo aparece reflejada la opinión de
quién fuera el Comandante del BIM N° 5, sino que para su desa-
rrollo se han tenido en cuenta las declaraciones de otros comba-
tientes, aspectos que permiten dar una imagen del contexto en el
que se desarrollaran los hechos por un lado y, por otro, permite
ampliar los dichos propios, en cuanto agrega aspectos que fue-
ran omitidos por mí en la medida en que ellos fueron olvidados,
obviados involuntariamente, o simplemente escaparon a mi
percepción.
Así, en lo relativo a la orden de la Tercera Sección imparti-
da el 14 de junio, en la obra citada se dice: “La retaguardia fue
confiada a la Tercera Sección de la Compañía de Tiradores de
M/BIM 5, a cargo del Guardiamarina de I.M. D. Alejandro Koch.
Esta retaguardia a su vez se fraccionaria y escalonaría para ase-
gurar su propio repliegue”.
Del informe del teniente Binotti, perteneciente a la obra pre-
viamente citada:
Mientras se estaba ejecutando el repliegue de la retaguardia
de combate, desde el oeste y a ras del camino, observé la aproxi-
mación de algunos helicópteros que inmediatamente entraron
en combate con el grupo más atrasado de la Tercera Sección, a
cargo del Guardiamarina de IM Koch. También comenzamos a
recibir fuego de morteros sobre la altura; el comandante aún
presente me ordenó apresurar el desprendimiento y replegarme.
Me adelanté para tomar contacto con Koch y, de paso, salir
del lugar en que los morteros enemigos habían centrado sus rá-
fagas.
Mientras parte de la Tercera Sección se estaba replegando,
pude observar dos grupos de tres helicópteros cada uno, aunque,
un poco más lejos, habían aterrizado otros tres.
El Suboficial Segundo de IM, Miguel Ángel Vaca, a cargo de
una ametralladora 12.7 milímetros, batía intensamente a las
aeronaves que estaban a nuestro frente, mientras que la reta-
guardia tiraba sobre la infantería que había desembarcado y
atacaba al grupo de retaguardia.
La acción demoraría unos 40/50 minutos.
Esperé a Koch y a sus hombres para dirigirnos posteriormen-
te al pueblo donde se me informó que todo había terminado, y
190
Marcos Basavilbaso

que en lugar de ocupar el sector que nos ordenara el comandan-


te debía dirigirme con esos hombres al Apostadero Naval.
Todo esto ocurrió con posterioridad a la rendición de la pla-
za, hecho acaecido a las 10:30 h. del 14 de junio.
El saldo de esa retaguardia de combate arrojó y se tradujo
en la constatación de un herido propio, el soldado Cabral, y tres
bajas fatales: los soldados Roberto Leyes, Sergio Robledo y Eleo-
doro Monzón.
El resto de los integrantes se desprendió combatiendo e in-
gresó en los lindes del poblado momentos después. Les cabía el
honor de ser sin duda alguna los últimos combatientes propios
en acallar sus armas ante el enemigo.
Las bajas del oponente, por información del Cabo Principal
Enfermero, Miguel Arias, que recorrió el lugar juntamente con
el enemigo, contabilizaron 40 muertos y dos helicópteros abati-
dos. Los heridos ya habían sido levantados, así que se ignora su
número.
Evidentemente, debemos reconocer que el enemigo muy pro-
bablemente fue sorprendido por una retaguardia “caliente”,
ya que posiblemente ignoraran que en la colina del zapador se
mantenían aún efectivos del Batallón. Y, aquí siendo sinceros,
pienso que los primeros en abrir el fuego fueron nuestros efecti-
vos, sorprendiendo a los ingleses.
Dicen los informes de los combatientes de la obra citada an-
teriormente:
El Guardiamarina Koch y el Cabo Segundo IM Carlos Sini
(jefe del Primer Grupo) charlaban de las instancias del comba-
te, a la vez que supervisaban el repliegue del Segundo y Tercer
Grupo. Mientras que el primero con el que se encontraba, tam-
bién salió de sus posiciones para refugiarse entre las rocas a re-
taguardia, un Conscripto, el observador del grupo, dio la voz de
alarma.
Usando como fondo el monte William, se aproximaban en
actitud hostil entre 6 y 8 helicópteros enemigos y lo hacían en
una formación de cuña invertida bien pronunciada. Se ordenó
tomar posición. Lo hicieron a ambos lados de las dos ametralla-
doras MAG disponibles.
La formación enemiga se dividió en dos grupos. Uno de ellos
lo hizo al otro lado del camino y el otro, al oeste, noroeste, muy
191
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

próximo a las posiciones de la reducida retaguardia.


En la emergencia, las MAG entraron en posición sin afuste
y entre las rocas, fuera de las posiciones originales. Oficiaron de
apuntadores Koch y Sini, a quienes los asistía el Conscripto clase
1962, Claudio Kolbenehuyer. Las bandas de munición que se dis-
ponían no estaban en cajas; se las había colocado en las bolsas de
las máscaras antigases y en la mochila.
El personal enemigo, de la magnitud de una Compañía de
Tiradores, saltó empuñando sus armas sin que los helicópteros
tocaran tierra. Ambas ametralladoras abrieron fuego sobre los
helicópteros del oeste que estaban más cerca y estos, a pesar del
fuego, se acercaron algo más.
Todo el grupo abrió fuego. El conscripto Roberto Leyes, jefe
del Primer Pelotón, cayó muerto por varios disparos en el pecho,
mientras cumplía la orden de alcanzar más bandas al Cabo Sini
que habría agotado su munición…
Los últimos en replegarse fueron el Guardiamarina Koch, el
Cabo Sini y el Conscripto Juan Pared.
A ello debo agregar también la participación y acción de
Cabo Segundo IM Benítez, que integraba también esa retaguar-
dia de combate, y la concurrencia mediante el fuego de la totali-
dad de los integrantes de la Sección en el momento del combate.
Prueba cabal de ellos resultó en la muerte de nuestros soldados
en sus posiciones de combate con su armamento.
Por otra parte, resulta anecdótica la vivencia del CC62, Gus-
tavo Cabral, en el marco del contexto trágico vivido, en cuanto
mientras transcurrían estas acciones, quedó en el terreno dán-
doselo por muerto, cuando en realidad fue solamente herido en
el combate.
Cabral recibió una herida por un rebote de proyectil. Este se
detendría en la pared del pulmón, causando un desmayo. Cabral
retomó la consciencia con el crepúsculo del 14 de junio; se levan-
tó tambaleante y fue inmediatamente capturado por los ingleses
que ocupaban la colina. Fue, tal vez, por mera casualidad, el úl-
timo hombre en rendirse.
Concluidas las acciones, habiendo ya arribado a Puerto Bel-
grano, a bordo del buque hospital Bahía Paraíso, grande fue mi
sorpresa al anoticiarme que Cabral se encontraba internado en
el Hospital Naval.
192
Marcos Basavilbaso

Los hechos relatados ocurrieron entre las 12:00 h. y 14:15 h.


del 14 de junio.
Ingresamos a Puerto Argentino, formamos y se obtuvo el par-
te de efectivos con sus novedades bajo un marco de congoja muy
importante.
En la actualidad, se erige en el lugar del combate un mono-
lito en memoria de la acción desplegada en Sapper Hill. Intervi-
nieron en ella efectivos de la Guardia Galesa y del Comando 40
de los Royal Marines, en cuanto existieron discrepancias entre
ellos.
Inmediatamente, después de dejar nuestro armamento, fui-
mos trasladados al galpón de la carpintería de las FALKLAND
ISLANDS S.F.I.P para luego de dos días allí, el 16 de junio mar-
char a la península del Aeropuerto, donde permaneceríamos
hasta el momento en que fuéramos conducidos al buque Hospi-
tal Bahía Paraíso el 19 de junio y, de allí, trasladados al con-
tinente, arribando finalmente a Puerto Belgrano el 24 de junio.
El respeto constituyó una nota distintiva del período que nos
tocó vivir en calidad de prisioneros de guerra.
Ya ubicados en las inmediaciones del Aeropuerto, construi-
mos nuestro propio vivac mediante la utilización de las piezas
correspondientes a la prolongación de aluminio de la pista de
aterrizaje. De regreso al continente, nos fue otorgada licencia
durante el mes de agosto. Reiniciamos actividades y se desarro-
lló en octubre la última campaña del BIM 5 en el año 1982, cum-
pliendo mi pase a mi siguiente destino a fines de ese año 1982.
Concluyo este testimonio del accionar de nuestra fracción,
permitiéndome la transcripción de una de las tantas e his-
tóricas frases del padre de la Patria General Don José de San
Martín, que dijo: “Honrar la patria, no es otra cosa que servirla
desinteresadamente” y sin hesitación alguna puedo afirmar que
quienes tuvimos el privilegiado y altísimo honor de hacerlo, lo
hicimos estrictamente bajo tal ideal superior.
Mi profundo reconocimiento y respeto hacia los soldados
caídos, sus familiares, a todos y cada uno de los integrantes de
la Tercera Sección, sin distinción alguna de jerarquía, que con
certero valor supieron defender su posición hasta las últimas
instancias cuando todo ya estaba decidido.

193
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Esta es una trascripción de un texto de puño y letra del


Guardiamarina Alejandro Koch. Leer su relato es como
completar un vacío histórico de una historia, que poco a
poco está saliendo a la luz.
Hoy podemos decir que el primer grupo de helicópteros
con tropas abordo eran de los Royal Marines de la tropa 9, 8,
7 –en ese orden– en los helicópteros involucrados donde el
comandante de los Royal Marines era Carl Bushby.
Luego, otro grupo de helicópteros aterrizó en zona
de combate, donde uno de los pilotos era el Príncipe An-
drés, que trasportaba 15 Guardias galeses. Si bien no hay
ninguna documentación oficial sobre la participación del
Príncipe en el Combate de Sapper Hill, nunca lo negaron
los involucrados de la fuerza invasora inglesa; sabían que
él participaba pero no lo vieron. Hay distintos relatos; solo
un artículo del diario Independencia de un soldado gales, de
apellido Roberts, relata que el Príncipe Andrés realizó una
maniobra muy arriesgada con 15 guardias Galeses aterri-
zando a un metro y medio de un campo minado, salvándole
la vida de todos los tripulantes. Esta acción ha sido ocultada
por diferentes razones, unas de ellas son porque se puso en
riesgo la vida del hijo predilecto de La Reina de Inglaterra
en la participación del combate, donde no fue el resultado
favorable en la contabilización de la acción.
En el año 2013, en uno de los encuentros de los defen-
sores de la colina Sapper Hill, en la ciudad de Rosario, se
hicieron públicas las palabras de los combatientes en el
diario La Capital de dicha ciudad. El artículo tuvo un efecto
psicológico entre los veteranos ingleses, quienes ordena-
ron la construcción del monumento en la colina Sapper Hill
cinco años después. En abril de 2018, dicha placa tuvo una
trascripción que no favorecía a los verdaderos participan-
tes, en honor de los combatientes de ambos bandos, por la
guardia galesa combate es decir los Royal Marines, quienes
publicaron un artículo (Welsh Guards Association, 2018).
Palabras del comandante de los Royal Marines de la Tro-
194
Marcos Basavilbaso

pa N° 9, involucrada en el combate “Adjunto un artículo


escrito por mi entonces comandante de la compañía, el ca-
pitán Andy Pillar, comentando sobre el Sapper Hill Memo-
rial, ya que muchos de los detalles de la placa existente son
incorrectos”.

El combate de Sapper Hill desde la perspectiva de los


involucrados ingleses

El 11 de abril de este año (2022) se inauguró un monu-


mento a los Guardias Galeses en Sapper Hill, encargado y
financiado por el Welsh Guards Charity. El monumento tie-
ne la forma de un mojón y presenta una placa con el escudo
de los Guardias Galeses, una inscripción y una cruz celta.
La inscripción se refiere a la acción en Sapper Hill el 14 de
junio, 1982. A continuación, se muestra una imagen de la
placa.

Si bien es muy positivo ver eventos importantes marca-


dos para la posteridad, es fundamental que se describan
con precisión y honestidad y que reflejen las contribucio-
195
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

nes de aquellos involucrados. La acción en Sapper Hill fue


un evento comparativamente menor, no obstante, fue im-
portante, especialmente para los involucrados. También
fue digno de mención el último enfrentamiento entre las
fuerzas británicas y argentinas antes de la declaración del
alto el fuego. Desafortunadamente, ningún infante de los
Royal Marines, en servicio o retirado, por lo que puedo esta-
blecer, fue consultado o participó en el diseño y redacción
de la leyenda del monumento, y tampoco hubo ningún re-
presentante de los Royal Marines en la inauguración y dedi-
cación de este. Esto no solo es decepcionante, sino también
ofensivo, dado que en el momento en que ocurrió la acción
más de la mitad de la fuerza de combate del Batallón de la
Guardia Galesa estaba compuesta por los Royal Marines
Alpha y la Compañía Charlie del Comando 40, que tenían
puesto bajo mando después de que la Guardia Galesa efec-
tivamente perdiera dos compañías en el bombardeo de Sir
Galahad en Bluff Cove.
Además, las únicas tropas que participaron con los ar-
gentinos e infligieron y mantuvieron bajas durante la ac-
ción en Sapper Hill eran los Royal Marines, miembros de la
Tropa N° 9 de la Compañía Charlie del Comando 40. Aparte
de eso, el problema real aquí es que la impresión que se da
de los eventos relacionados con Sapper Hill es, en gran par-
te, errónea por la redacción de la placa. A continuación, en
los siguientes tres párrafos hay una descripción muy breve
de lo que realmente sucedió.
El 14 de junio de 1982 el ritmo de los acontecimientos
se aceleraba rápidamente y las fuerzas británicas estaban
acercándose a Puerto Argentino. Sapper Hill era uno de los
pocos objetivos restantes entre ellos y la capital. Al medio-
día de ese mismo día, aproximadamente, los Guardias Ga-
leses fueron ordenados por el Cuartel General de la Brigada
de Infantería N° 5 para capturar Sapper Hill. La Compañía
Charlie fue la primera: voló hacia un punto a unos 2,5 km
por debajo de Sapper Hill, con órdenes de encabezar el
196
Marcos Basavilbaso

avance de un batallón y explotar cualquier oposición que


encontrara. Rápidamente, se dieron órdenes y la Tropa N°
9, bajo el mando del teniente Carl Bushby, fue la primera
en emplazar con órdenes para asegurar la zona de aterri-
zaje de la Compañía. La Tropa N° 9 iba a ser seguida por el
Cuartel General de la Compañía Charlie y anexos y el saldo
de la empresa.
El resto del Batallón volaría posteriormente hacia ade-
lante a medida que los helicópteros estuvieran disponibles.
La tropa del segundo teniente Bushby embarcaba en dos he-
licópteros Sea King MK5, cuya función normal era de ASW
(Anti-Submarine Warfare, por sus siglas en inglés) pero,
dada la urgente necesidad de apoyo de helicópteros, habían
sido eliminados para actuar como portadores de tropas. El
aterrizaje iba a ser en una pista de la que todos habían sido
informados que estaba minada en lado. Debido a un error
de lectura del mapa por parte del piloto principal, el segun-
do helicóptero voló demasiado lejos hacia adelante y aterri-
zó al pie del objetivo: Sapper Hill. Al desembarcar la Tropa
N° 9, ambos helicópteros fueron alcanzados por fuego de
armas pequeñas, pero permanecieron en condiciones de
volar, y volaron de regreso para recoger más tropas.
A plena vista, y a unos pocos cientos de metros de, al
menos, dos compañías de marinos e infantería argentinos
atrincherados en Sapper Hill, nueve tropas tomaron la co-
bertura que pudieron y se enfrentaron al enemigo usando
toda su potencia de fuego disponible, incluyendo dos co-
hetes antitanques lanzados desde el hombro de 66 mm.
Durante el tiroteo que siguió, el infante de marina Vince
Comb, un artillero de GPMG (General Purpose Machine
Gun, por sus siglas en inglés) que estaba lanzando fuego de
supresión, recibió una herida de bala en el bíceps y el an-
tebrazo, y el cabo Alex Hepburn, segundo al mando, sufrió
una herida de metralla en la cabeza. Mientras, el teniente
Bushby intentaba desesperadamente llamar por radio para
pedir apoyo de artillería, el cuartel general de la Compañía
197
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Charlie Compañía C había aterrizado en el lugar correcto


y, al darse cuenta de lo que había sucedido, corrió hacia la
Tropa N° 9. El compromiso de la Tropa, breve pero intenso,
duró aproximadamente 15 minutos, y luego, los disparos
desde las posiciones argentinas se agotaron. Las tropas en
la colina podían verlos desaparecer sobre la cresta y fuera
de la vista por el reverso pendiente en dirección a Stanley.
Posteriormente, se registró en varias publicaciones ar-
gentinas que tres soldados argentinos murieron por fuego
entrante de la Tropa N° 9 y hubo un número no registrado
de heridos. Providencialmente, el aterrizaje «accidental»
en Sapper Hill de la Tropa N° 9 y la agresividad con la que
se enfrentaron a las posiciones argentinas no solo pareció
haber desalojado defensores argentinos, sino que también
convenció al general de brigada Joffre, el comandante de
la Décima Brigada de Infantería Argentina (responsable de
Sapper Hill), que además la resistencia era inútil. Al pare-
cer, habló con el general Menéndez y en breve después de
los informes que comenzaron a filtrarse a través de la apa-
rición de banderas blancas, hubo Rendición argentina.
Para cuando el cuartel general de la Compañía Charlie se
casó con la Tropa N° 9, el fuego había cesado y las víctimas
estaban siendo tratadas y preparadas para la evacuación.
En este punto, el resto del Batallón, que incluye a la Com-
pañía Alpha y dos Scimitars del regimiento Blues y Royals, y
que se había movido apresuradamente a lo largo de la pista,
se unió a la Compañía Charlie y avanzaron en la corta dis-
tancia hasta la cima de Sapper Hill. Las posiciones defensi-
vas argentinas fueron despejadas sin que se disparara un
tiro y sin que ningún prisionero de guerra fuera tomado. Se
asignaron áreas defensivas y el Batallón ocupó Sapper Hill,
y el Comando 45 llegó de la dirección de Two Sisters. En este
momento, los informes entraron confirmando que el alto
mando argentino había sido derrotado, por lo que la guerra
había terminado.
Entonces, contrariamente a la impresión que da la re-
198
Marcos Basavilbaso

dacción del memorial, el Batallón no avanzó en helicóptero


como una unidad compuesta para realizar un avance a pie.
El Batallón tampoco siguió adelante para apoderarse de Sa-
pper Hill mientras la Compañía Charlie estaba bajo fuego.
Como deja claro el relato anterior, la única subunidad que
tenía contacto con los defensores argentinos en Sapper Hill
fue la Tropa N° 9 Tropa de la Compañía Charlie como una
consecuencia de un error de lectura del mapa piloto.
El resto del batallón de Guardias Galeses, incluido el sal-
do de la Compañía Charlie, se dislocó geográficamente de la
Tropa N° 9. Para cuando el Batallón había formado el terre-
no entre sus zonas de aterrizaje y la ubicación de la Tropa,
la lucha había cesado y los argentinos habían huido de sus
posiciones en Sapper Hill. Finalmente, Sapper Hill no fue
incautado. Simplemente fue despejado, ocupado y asegu-
rado.
La nueva placa llevaría la inscripción que se cita a con-
tinuación:
A las 12.30 h del 14 de junio de 1982, el 1er Batallón de Guar-
dias Galeses con las Compañías A y C del Comando 40 de los
Royal Marines bajo mando, recibieron órdenes de la Brigada de
Infantería HQ 5 para atacar Sapper Hill, la última colina con
vistas a Stanley. Durante el avance del Batallón en helicóptero,
la Tropa N° 9 de la Compañía C, que había aterrizado dema-
siado hacia adelante, estaba involucrada en una fuerte tiroteo
y sufrió dos bajas. El batallón avanzó rápidamente, vinculándo-
se con esta tropa y asegurando Sapper Hill a las 16.57 h., justo
después de que llegó la noticia de que las fuerzas argentinas se
habían rendido y la guerra había terminado.

Estas palabras, proviniendo del comandante de la com-


pañía, el capitán Andy Pillar, toman un cariz muy impor-
tante para poder entender el combate de Sapper Hill desde
la perspectiva inglesa.
En primer lugar, reconocer el combate de Sapper Hill
ocasionó un conflicto entre las compañías involucradas en
el combate del lado inglés porque cada una se adjudicaba
199
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

heroísmo donde no era correspondido, según los involucra-


dos. En segundo lugar, afirman la tenaz resistencia de los
defensores de la colina Sapper Hill, dándole una participa-
ción heroica a los involucrados, ya que nadie quiere estar
relacionado con un oponente débil e inexperto, lo que so-
brevalora el heroísmo de los defensores de la colina Sapper
Hill. Que el oponente se pelee por ser parte del histórico
combate no es poca cosa y debe ser considerado seriamen-
te por los historiadores militares en Argentina, como sí fue
considerado en Inglaterra.
Hay que afirmar que la colina nunca fue incautada, solo
fue ocupada y asegurada una vez que finalizó la guerra y los
defensores iniciaron repliegues tácticos, que son estudia-
dos en las academias militares de Inglaterra.
No se tomaron prisioneros porque recién a las 16:57 h.
pudieron subir la colina. Cuando el guardiamarina Alejan-
dro Koch se retiró del combate, justo después les llegó la
noticia de que las fuerzas argentinas se habían rendido, por
lo tanto, el soldado Adolfo Cabral nunca fue tomado prisio-
nero; solo fue auxiliado. Como él me contó personalmente:
Al anochecer cuando pude caminar rumbo a puerto argentino
se me acercan por dos soldados ingleses quienes en vos en ingles
me piden que me detenga pero continuo caminando, solo cuan-
do escucho los cerrojos de sus armas me detengo y me revisan
notando que tengo mi ropa ensangrentada y me llevan a que
sea curado por un médico Ingles de los paracaidista 2 que justo
llegaba a la colina Sapper Hill desde el Monte Dos Hermanas,
quien me recuesta arriba de una piedra y me extrae con un cu-
chillo la bala alojada en su espalda, me sutura y luego me envía
al hospital de puerto argentino.
Con la ayuda del fotógrafo veterano del ejército inglés,
Paul R. G. Haley, en 2019 se pudo saber el nombre del médi-
co que le salvó la vida al infante de Marina, Adolfo Cabral. Su
nombre es Steven Hughes y, si bien teníamos la descripción
del médico recordada por Cabral, que decía que era de tez
morena, con barba y le hablaba en inglés, pero le hacía en-
200
Marcos Basavilbaso

tender con gestos, se pudo saber con certeza que era el Dr.
cirujano Steven Hughes, que con su rostro teñido de negro
y barba no fue reconocido ni por sus propios compañeros.
Cuenta el teniente Harry Benson del Escuadrón Naval
del Aire 846:
En la parte trasera del Sea King había infantes de marina reales
de la Tropa 9 del 40 de Comandos. Al girar la gran aeronave
un poco antes de la cumbre, las tropas argentinas abrieron fue-
go con ametralladoras y morteros. El Helicóptero se sacudió de
averías sufridas por el lado de babor... El ruido del aeronave era
ensordecedor mientras las tropas se derramaron afuera, no del
todo claro dónde estaban, pero muy conscientes de que estaban
en contacto con el enemigo. (Benson, 2012: 353 y 354)
De acuerdo con el Cabo Chris Pretty de la Tropa 9:
Antes de que tuviéramos la oportunidad de aterrizar correcta-
mente, todo el lado izquierdo del helicóptero se derrumbó aden-
tro con pedazos volando por todas partes. El ruido era ensor-
decedor... y los Royal Marines comenzaron saltando fuera del
helicóptero, tratando de encontrar cobertura e identificar dón-
de se encontraban. Habíamos aterrizado en un pequeño camino
de color claro, en el medio de la nada y los helicópteros aún esta-
ban siendo sacudidos a tiros. (Van der Bijil, 2007: 223)
La Tropa N° 9 del teniente Carl Bushby de los Royal Ma-
rines fue alcanzada por las balas de los infantes de Marina
argentinos. Según el historiador británico, James Ladd: “La
Tropa N° 9 fue inadvertidamente dejada 3 kilómetros al
este de la zona de aterrizaje planeada, y se encontraban en
Sapper Hill. Infantes de marina resultaron heridos cuando
los argentinos dispararon contra ellos, mientras estos últi-
mos se retiraban” (Ladd, 2000: 42).
Si bien en el relato de los combatientes argentinos e in-
gleses difieren en el tiempo de la acción del combate, se
podría decir que la intensidad del combate duró entre 15
minutos y una hora. Luego, la intensidad de los disparos
fue decreciendo porque las tropas inglesas dejaron de dis-
parar. En ese momento, el guardiamarina Alejandro Koch
201
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

ordenó el repliegue táctico a las líneas propias, al quedarse


sin balas y no recibir más disparos del oponente, Koch es el
último en dejar la zona de combate. El tiempo de duración
del combate fue cuestionado seriamente por algunos his-
toriadores, escritores y algunos oficiales militares porque
consideraban que solo había sido una escaramuza, un bre-
ve tiroteo, no un combate.
De acuerdo a las evidencias de quienes participaron,
teniendo en cuenta los elementos de trasporte como los
helicópteros, la participación de la Real Fuerza Aérea para
eliminar la resistencia, el despliegue en el terreno de la in-
fantería inglesa, el intercambio de diferentes elementos
de armas de guerra como lanzamisiles, granadas de mano,
ametralladoras, armas largas, y considerando la atención
de los heridos de ambos bandos durante el combate, po-
demos decir que 15 minutos no es una cifra descabellada
para no tomarla seriamente. Si el combate de San Lorenzo
en 1813 duró 15 minutos y entró en la historia de la liber-
tad de nuestra patria, podemos decir con todo honor que
el combate de Sapper Hill debe ser considerado el ultimo
combate en suelo patrio.
Dicha acción podemos interpretarla de acuerdo con la
información inglesa, que disminuyen los disparos del inva-
sor debido a que la ametralladora del guardiamarina Koch
no los dejaba ponerse al descubierto para realizar disparos,
esto dicho por los mismos Royal Marines51. Además, se le
había ordenado por radio a toda la tropa inglesa a guarecer-
se por inminente ataque aéreo. Los aviones ya estaban en
vuelo, pero, por fortuna, pudieron parar a tiempo porque
se les comunicó que la defensa de la colina se replegaba y
bombardearla hubiese ocasionado una carnicería (pala-
bras textuales del comandante Carl Bushby del Comando
40 de los Royal Marines).
51  Estas palabras son textuales del relato del comandante Carl Bushby, del Coman-
do 40 de los Royal Marines, que me hizo vía e-mail, y se hace más explícito al afir-
marme que si los defensores continuaban disparando y no se replegaban, él nunca
podría haber escrito ese correo que me envió.
202
Marcos Basavilbaso

La participación del príncipe Andrés en el conflicto


Malvinas y su presencia en el combate Sapper Hill

La participación del Príncipe Andrés, tercer hijo de la


reina Isabel II del Reino Unido, en el conflicto Malvinas tie-
ne numerosas versiones: una de las más importantes es
que fue tripulante del portaviones El Invencible; otros dicen
que eso fue una política publicitaria y que nunca estuvo en
la zona de combate, y menos en las Islas para poder prote-
gerlo de los continuos ataques de la Fuerza Aérea.
“En la guerra, la primera víctima es la verdad”, frase cé-
lebre del filósofo y dramaturgo griego, Esquilo de Eleusis.
De acuerdo con las diferentes publicaciones, él partici-
pó como copiloto de un helicóptero Wessex y tuvo partici-
pación en rescate de heridos de los barcos bombardeados.
Pero ¿dónde estuvo el príncipe Andrés en los 74 días del
Conflicto?
Han surgido fotos nunca vistas que muestran el momen-
to en el que el príncipe fue ridiculizado como parte de una
iniciación naval real. El joven oficial participó de una ce-
remonia de Crossing the Line, que se realizó para marcar la
primera vez que cruzó el Ecuador como marinero en 1982,
rumbo a las Islas Malvinas.

203
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Imágenes recuperadas del artículo periodístico de Richard Spillet,


publicado el 22 de junio de 2018, que realizó para el diario británico
Daily Mail. Enlace del artículo: https://www.dailymail.co.uk/news/arti-
cle-5873563/Never-seen-photos-Prince-Andrew-Navy-initiation-cere-
mony.html

El diario Daily mail de Inglaterra publicó lo siguiente:


“Generaciones de marineros británicos, incluso de la Ro-
yal Navy, han participado en una ceremonia de Crossing the
Line”. La tradición naval dicta que cualquier barco que cru-
ce el ecuador debe presentar sus respetos al Señor de los
Mares y el Rey Neptuno para obtener su aceptación52.
Este ritual requiere que todos aquellos que nunca habían
cruzado la línea geográfica sean “acusados ​​por sus críme-
nes” y obtengan la justicia que se merecen. Los hombres y
las mujeres son llevados a cubierta para una ceremonia ofi-
cial, donde el Rey Neptuno tiene su corte. Cada uno se en-
frenta a él y su jurado y recibe su “castigo”. Después de un
“afeitado” con un poco de puré de papa de The Barber antes
de beber una “píldora” picante, a menudo Tabasco y huevos

52  Spillet, R. (22 de junio de 2018). Never-before-seen photos show guffawing


Prince Andrew donning a crown and having a mock MEAT CLEAVER held to his
throat in bizarre Navy ritual to mark his first crossing of the Equator 36 years ago.
Daily Mail. Recuperado de https://www.dailymail.co.uk/news/article-5873563/Ne-
ver-seen-photos-Prince-Andrew-Navy-initiation-ceremony.html

204
Marcos Basavilbaso

crudos, antes de que a veces se unte con pintura. A menu-


do, las personas son disparadas y arrojadas a un charco de
agua o regadas con una manguera en la cubierta.
El diario Daily Express, en junio de 1982, publicó la par-
ticipación del príncipe Andrés en la zona del conflicto: “La
portada del Daily Express del 19 de junio, cinco días después
de la rendición argentina de las islas, reveló cuán espeluz-
nante resultó ser esa experiencia”53.
Describía cómo la realeza había arriesgado su vida al ac-
tuar como señuelo para alejar los misiles Exocet de las na-
ves de la fuerza de tareas británica.
“Él voló un helicóptero de la Marina detrás del portaavio-
nes, invencible, mientras los aviones argentinos gritaban
en el ataque”, informó Robert McGowan del Daily Express,
desde la capital de las Malvinas, Puerto Stanley. “Su trabajo
estresante era hacer que los misiles se desviaran hacia el
helicóptero en lugar del barco”.
Los aviones enemigos no eran el único peligro: el prín-
cipe confesó que su mayor preocupación era ser alcanzado
por el fuego de los misiles de defensa Sea Wolf de la Marina
Real inglesa. Reveló que se habían fijado en su helicóptero
tres veces y agregó: “Realmente te pone los pelos de punta.
No es muy divertido que uno de esos tipos te elija como ob-
jetivo”.

53  Midgley, D. (2014). Prince Andrew goes to war: How the Daily Express reported
it 32 years ago. Daily Express. Recuperado de https://www.express.co.uk/news/his-
tory/516577/Prince-Andrew-Falklands-war-historic-pullout

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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Imagen de la portada del artículo del


Daily Express en 1982.

Andrés también fue copiloto de un helicóptero Sea King


que ayudó a salvar a los marineros del barco SS Atlantic
Conveyor de la marina mercante requisado, después de que
fuera golpeado por dos Exocet. Más tarde lo describió como
“probablemente el momento más aterrador de mi guerra”.
En el Museo Imperial de la Guerra, en Londres, se halla
de muestra una foto del SS Atlantic Conveyor a pocos instantes
de ser impactado por el Exocet, donde se muestra sobrevo-
lando un helicóptero Sea King y se indica que el piloto es el
príncipe Andrés.

206
Marcos Basavilbaso

Imagen pp. ant .El portacontenedores Atlantic Conveyor consumiéndo-


se por el impacto de dos misiles Exocet. Esta imagen se encuentra exhi-
bida en el Museo Imperial de la Guerra, en Londres. Esta foto fue recupe-
rada de https://deyseg.com/malvinas/344

“El 25 de mayo de 1982, el capitán Roberto Curilovic y el


teniente de navío Julio Barraza dispararon desde sus avio-
nes Super Étendard los dos misiles Exocet que provocaron
el hundimiento del buque inglés de 31.600 toneladas Atlan-
tic Conveyor con un valioso material bélico, lo que ocasionó
la mayor pérdida logística británica durante la Guerra de
Malvinas” (Télam, 2022)54.
De acuerdo a las publicaciones que hacen mención al
príncipe, podemos interpretar que fue tripulante del porta-
viones Hermes y no del Invencible como todos solían creer. En
las fotos donde el príncipe recibe el bautismo por haber pa-
sado la línea del Ecuador, en el viaje a las Islas Malvinas las
estructuras que se observan en la ubicación del príncipe,
no coinciden con las del Invencible, pero sí del Hermes. Ade-
más, al referir que participó en el salvataje de heridos del
barco Atlantic Conveyor, era el portaviones Hermes del que es-
taba más cerca y no del Invencible, por eso él puede apreciar
el impacto del misil Exocet; por haber estado muy próximo
al barco atacado.
Si bien no hay suficiente información sobre dónde estu-
vo y qué hizo el príncipe Andrés en la guerra de Malvinas,
seguramente hay suficiente material para que historiado-
res puedan llegar a una conclusión sobre qué tan cerca es-
tuvo la reina de perder a su hijo.
Hay un dato muy confuso, pero, al mismo tiempo, tiene
mucha veracidad, sobre la participación del príncipe An-

54  Pomilio, L. (2022). A 40 años del operativo que causó el mayor error estraté-
gico bélico de la Armada británica. Télam. Recuperado de https://www.telam.com.
ar/notas/202205/593282-malvinas-ataques-misiles-buque-atlanticconveyor.ht-
ml#:~:text=Hace%2040%20a%C3%B1os%2C%20aquella%20tarde,valioso%20
material%20b%C3%A9lico%2C%20lo%20que

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Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

drés en el combate Sapper Hill: una publicación del Daily


Mail lo ubica el día 14 de junio de 1982, en las aproximacio-
nes de la colina Sapper Hill, trasportando a la zona de com-
bate 15 Guardias Galeses, y desembarcando a pocos metros
de un campo minado a toda la tropa. Esto salió registrado
por la entrevista de unos de los tripulantes que afirma que
el piloto era el príncipe Andrés. Los involucrados en el com-
bate sabían que él estaba, pero nadie afirma que estaba;
solamente el guardia Gales, John Roberts. Ningún medio o
compañero lo desacredita porque él conocía bien al prínci-
pe Andrés.
Indudablemente, la operación del ataque a la colina Sa-
pper Hill tenía como objetivo ocuparla, aislar Puerto Argen-
tino y obligar a la rendición, pero las cosas no salieron tan
bien como se programaron: se quiso ocultar el combate y,
partir del año 2018, comenzaron a hablar los sobrevivien-
tes de ambos bandos, tanto argentinos (infantes de marina
del Guardiamarina Koch) como los Royal Marines del Co-
mando 40.
Uno de los Royal Marines involucrado en el combate Sa-
pper Hill, Terence Barnes, conocido como Terry, formó par-
te de la unidad especializada del Comando 40 de los Royal
Marines desde 1979 a 1987 y, además de participar en la
guerra de las Malvinas, sirvió en Irlanda del Norte, Chipre
y Belice. En 2021 escribió una autobiografía titulada Before,
During and After my Falklands War (“Antes, durante y después
de mi guerra de Malvinas”), en la cual expone una de las ra-
zones que lo ayudaron a escribir el libro: “Una de las cosas
realmente ocultas fue que cuando estuvimos en las Malvi-
nas, la tropa, en particular bajo la cual yo estaba, no obtuvo
absolutamente ninguna cobertura de lo que sucedió. En los
libros de historia nunca se ha escrito sobre eso”55.
Hasta donde yo sé, el príncipe Andrés no pilotó los dos
primeros helicópteros: yo estaba en el helicóptero líder pi-

55  Barnes, T. V. (2021). Before, During and After my Falklands War. Londres: Autor
(eds.). Texto citado extraído de la contracubierta del libro.
208
Marcos Basavilbaso

lotado por Carl Bushby, comandante de los Royal Marines


del primer helicóptero en el combate de Sapper Hill. La
guerra término hace 40 años y, sin embargo, los integrantes
de la tercera sección se reúnen anualmente para mantener
viva la memoria de sus caídos Eleodoro Monzón, Roberto
Leyes y Sergio Ariel Robledo.

Integrantes de la tercera sección de la compañía Mar del BIM 5, Ciudad


de Junín, Buenos Aires, 14 de junio de 2019.

Ropa N° 9 del Comando 40 de los Royal Marines, en Norton Manor Camp,


21 de mayo 2022.
209
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

Los combatientes ingleses también se reúnen anual-


mente y, como ellos dicen, agradecen a la vida y a la oportu-
nidad de estar vivos gracias a que el Guardiamarina Alejan-
dro Koch tomó la decisión de replegarse porque la guerra
había finalizado.

Publicación de un diario inglés de la


época, The Daily Star, donde se na-
rra la vivencia en el último combate
de Vince Comb, de los Royal Marines.

Foto de ametralladora inglesa disparada por el Royal Marines, específi-


camente por Terry Barnes, después del combate de Sapper Hill.

210
Marcos Basavilbaso

Conclusión

Esta valiosa pieza épica reconstruida en varios años de


armonizar los contrastes de decisiones, acciones y actitu-
des de mucho valor en ambos adversarios tiene el mérito
de servir mucho más que cualquier análisis profesional es-
pecífico. Este trabajo de recopilación de relatos y archivos
me inspira, sin más que otro interés, al de servir a las gene-
raciones venideras, haciendo salir lo mejor del interior de
cada VGM (Veterano de Guerra de Malvinas) y a construir
un futuro mejor, con las experiencias y conclusiones a 40
años de una guerra que no quiso ni siquiera el pueblo in-
glés.
Cuando la Tercera Sección del BIM5 Esc., cuya misión
durante la guerra había sido defender Sapper Hill, prepa-
raba sus pertrechos para el repliegue acordado a las 10.30
h. del 14 de junio de 1982, fue sorprendida pasadas las 12
h. por una formación de helicópteros ingleses con silencia-
dor. La reacción de los soldados argentinos fue tan feroz
que, según memorias de guerra de los ingleses, se ordenó
el despegue de aviones Harriers (General Julian Thompson,
1982) para reforzar esta vanguardia del ataque del batallón
inglés, el cual se ocuparía este último punto para comple-
tar el cerco a Puerto Argentino, y así exigirle la rendición
incondicional que «nunca fue incautada», según los testi-
monios ingleses.
Cuando veteranos ingleses se reúnen anualmente, agra-
decen estar vivos, gracias a la hidalguía de la decisión del
Guardiamarina Koch que ordenó ese cese del fuego. Se debe
tener en cuenta el alto grado de heroísmo de ordenar el re-
pliegue y lograr su ejecución sin deserciones, con el riesgo
latente de las ráfagas enemigas próximas a ambos costados
y tras haber visto morir a compañeros de trinchera.
A las 10.30 h. del 14 de junio de 1982, se ordenó a las
Fuerzas cesar el fuego y esperar órdenes (Anexo 61 del
tomo II del informe Rattembach). “Coincidentemente en el
211
Publicación de la Universidad de la Defensa Nacional
Revista Defensa Nacional - Nro. 7 - Septiembre 2022

centro de comunicaciones llega el capitán de Navío, Barry


Hussey, miembro del gobierno militar en Malvinas, quien
ha recibido por radioteléfono sanitario una comunicación
del comando Ingles, el cual invita al comandante argentino
a mantener conversaciones, concertando previamente un
alto el fuego”56.
El historiador y militar británico Martin Middlebrook, na-
cido en 1932, escribió varias obras sobre los hitos decisivos
de las dos Guerras Mundiales. El renombrado historiador
es miembro de la Royal Historical Society, y también escri-
bió The Fight for the Malvinas. The Argentine Forces in the Falklands
War (“La lucha por Malvinas. Las fuerzas argentinas en la
guerra de Malvinas”) en 1990, en el que combina fuentes
de ambos bandos y analiza la guerra entre Gran Bretaña
y Argentina por las Islas Malvinas. Para Middlebrook, esta
aparente violación al cese del fuego es la razón por la cual
este último combate no está registrado en la historia oficial
de la guerra.
Si el comandante Julian Thompson ordenó atacar la co-
lina de Sapper Hill con tropas helitransportadas, como él lo
afirma, debemos entender que el ataque a la colina puede
encuadrarse perfectamente en una violación del tratado de
Ginebra… Entonces, ¿será por eso que se ocultó el combate?
Hay tantas vivencias que hoy llenan de orgullo y entu-
siasmo la dignidad del hombre de Malvinas, demostrada en
estas hojas, que no puede menos que agradecerse profun-
damente ya que hasta hoy se desconocían los hechos. Este
último combate de Malvinas es representativo del espíritu
de valor que reinó en toda la campaña y hoy es un ejemplo
de nuestros ciudadanos argentinos que se volvieron a vestir
con ropas sanmartinianas, cómo en el primer combate pa-
trio de San Lorenzo, en el año 1813. El combate de Sapper
Hill seguramente será estudiado por las ricas enseñanzas
de ese grupo de valientes que solo cumplieron su deber de

56  Ejército Argentino (1983). Desarrollo de los acontecimientos. Conflicto Malvinas:


Tomo I (p. 119), Sección IV, art. 7.020.
212
Marcos Basavilbaso

defender la patria hasta dar la vida.


La conducta heroica del Guardiamarina debe ser ejem-
plo de nuestros soldados. Las vivencias de los soldados de
la tercera Sección en sus trincheras en la colina Sapper Hill,
soportando bombardeos navales, aéreos y terrestres se en-
marca en unas de las experiencias más trágicas de la gue-
rra, donde supieron defender la Patria cuando todos habían
depuesto las armas, y no entregar la colina, como se les ha-
bía ordenado.
Para expresar el valor de los integrantes de la tercera
sección de la compañía Mar del BIM 5, utilizaré las palabras
del padre de la Patria, el Gral. San Martín, en el informe del
combate de la batalla de Maipú el 5 de abril de 1818 sobre
su tropa al mando: “Se han portado con denuedo y bizarría
inimitable”.57 Del mismo modo, esas palabras distinguen al
Guardiamarina Alejandro Koch y a todos los integrantes de
su tercera sección al mando. Sus nombres deben ser escri-
tos en las páginas doradas de la Historia Argentina, no olvi-
dados. Si no, su lucha habrá sido en vano.

57  Archivo General de la Nación (5 de abril de 1818). Oficio del General en jefe del
Ejército de los Andes don José de San Martín al Supremo Director de las Provincias
Unidas de Sud América, dándole noticia del éxito de la batalla de Maipú. Documentos
referentes a la Guerra de la Independencia: Vol. II (pp. 251, 253 y 254). Recuperado
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216
Palabras clave & abstract

Palabras clave: Sapper Hill — combate Tercera Sección —


BIM5 — Infantes de Marina — helitransporte — Royal Mari-
nes — monumento

Keywords: Sapper Hill — Third Section Combat — BIM5 —


Marines helicopter — Royal Marines — monument

Abstract

The first combat on patriotic soil that was won was the
combat of San Lorenzo in 1813, in defense of our homeland,
that marked the beginning of the liberation of America by
our General San Martin. The last combat on patriotic soil in
defense of Sapper Hill, in the name of freedom and sover-
eignty where a small group of Marines dressed in Sanmar-
tinian uniform managed to retain the position until the end
of the war, despite being attacked by English troops through
helicopter, air attack, land artillery and naval artillery and
numerous infantry troops. The Hill was never taken. In this
research we will be presenting the story of its protagonists
and the different ways of approaching a historical fact that
isn’t really known.

217
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218
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12. El original debe incluir una bibliografía final ordenada
alfabéticamente por autor al final del artículo, tomando
como referencia los siguientes ejemplos:

220
Para libros:
RUSSELL, R. (1990). Política exterior y toma de decisiones en
América Latina. Buenos Aires: Grupo Editor Latinoamericano.

Para capítulos de libro:


BOLOGNA, A. B. (1994). “El conflicto de Malvinas en la Política
Exterior Argentina”, en AA. VV. La política exterior del gobierno
de Menem. Rosario: CERIR.

Para artículos de revistas:


BOOTH, K (1991). “Security and Emancipation.” Review of In-
ternational Studies 17 (2): págs. 313–326.

Para publicaciones de Internet:


Citar los datos según se trate de un libro, capítulo de libro,
artículo de revista, de diario o de periódico, incluir la fecha de
publicación electrónica, la dirección electrónica o URL, y la fe-
cha de consulta del sitio Web.
METHOL FERRÉ, A. (2007). "Uruguay como problema, en
Electroneurobiología", 15 (5), págs. 3-104. Disponible en
http://electroneubio.secyt.gov.ar/Alberto_Methol_Ferre-Uru-
guay_como_Problema.pdf. Consulta: 8 noviembre 2015.
- Para ponencias en congresos o jornadas y tesis o tesinas: uti-
lizar el mismo formato que para el caso de los libros.
- Para documentos oficiales:
TRATADO DE PAZ Y AMISTAD CELEBRADO ENTRE LOS GO-
BIERNOS DE ARGENTINA Y CHILE (1985).
Disponible en http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/
anexos/25000-29999/26322/norma.htm. Consulta: 27 oc-
221
tubre 2019.
- En el caso de las Leyes, Normativas, Resoluciones Ministe-
riales: en el cuerpo del texto figura su número y año de publi-
cación, por ejemplo: (LEY 23.554, 1988).

En la bibliografía:
LEY 23.554 (1998). Ley de Defensa Nacional, República Argentina,
Disponible en: http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/
anexos/20000-24999/20988/texact.htm. Consulta: 20 marzo
2020.

222
E l número 7 de Defensa Nacional está dedicado al
análisis de distintos aspectos de la Guerra de
Malvinas. Se trata de una iniciativa de la UNDEF que
se suma a un conjunto de acciones llevadas a cabo
en el marco del 40° aniversario del conflicto.
Desde la instauración del enclave colonial en 1833,
las Islas Malvinas fueron una problemática central
de la historia argentina, que actualmente implica
desafíos ineludibles para la Política de Defensa Na-
cional.
Teniendo en cuenta la relevancia que la Cuestión
Malvinas presenta para la enseñanza y el estudio de
contenidos de la Defensa Nacional, en particular el
hito que significó la guerra de 1982 y las actuales im-
plicancias geopolíticas del Atlántico Sur y la Antár-
tida, cabe que reflexionemos desde dónde y de qué
modo construimos el conocimiento sobre ella.
Desde la UNDEF, como ámbito académico democrá-
tico de reflexión plural y crítica, consideramos que
Malvinas es un tema estratégico para la Argentina.
Por ello, debemos contribuir a partir de la genera-
ción de ideas y argumentos a fortalecerlo.

ISSN 2618-382X

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