Problemática Histórica Del Alto Arcaísmo
Problemática Histórica Del Alto Arcaísmo
Problemática Histórica Del Alto Arcaísmo
Theraphontes, escuderos.
Ritual de enterramiento
El mundo de los hombres libres se reparte en grupos cuya estricta jerarquización determina el
lugar de cada uno en la sociedad, su participación en el combate y en las decisiones, su código
de valores y sus relaciones con los demás.
La aristocracia provee los héroes que Homero sitúa en el centro de 54 su canto. Combaten
individualmente, como campeones, fuera de la formación, montados en carro, al encuentro de
su adversario, y regresando del mismo modo, heridos o victoriosos, si no resultan alcanzados
su caballo o su escudero. Revestidos con espléndidas armaduras de bronce, armados con
jabalina y espada e, incluso, con arco y protegidos por pesados escudos, se encarnizan con un
adversario a quien se proponen despojar de sus armas cuando caiga a tierra: armas que serán
signo de su victoria y que acrecerán su tesoro. También son ellos los combatientes cuando se
trata de una intrascendente incursión; y a ellos corresponden, a continuación, las mejores
partes del botín y la participación en el alegre festín que el jefe ofrece y que culmina, a veces,
con el canto del aedo. Su riqueza se define, desde luego, en tierras que explotan por su cuenta,
en cabezas de ganado y en viandas que ofrecer a sus invitados; más aún, el signo tangible de
su situación social es el tesoro, guardado en una habitación, en el centro de la casa —
preferentemente en el subsuelo—, en donde se acumulan objetos de metal (armas, trípodes,
calderos, vasijas y lingotes), tejidos de lujo finamente trabajados, aceite de oliva y reservas de
alimentos. De allí extraerá el jefe de familia los dones con que obsequiar a un huésped, al
vencedor de un certamen por él organizado, al padre de la mujer solicitada por su hijo, al
suegro de su hija cuando parta para casarse, a su jefe cuando le solicite una contribución, etc.
Su esperanza reside en poder compensar tales mermas con los dones que reciba, a su vez, en
circunstancias análogas, a los que se unirán partes de botín, los productos de los artesanos
domésticos e, incluso, las rentas de la tierra. De esta suerte, en un sistema de relaciones que
se basan en el intercambio según normas obligadas, el aristócrata ha de mantener su rango. La
ley de reciprocidad, estrictamente observada, crea vínculos indisolubles que, en todo instante,
le sirven de ayuda en su vida familiar o de aventura.
basileis, gerentes o hegemones, ellos son los jefes y Agamenón no es sino el más regio entre
los reyes; se trata de que el asunto concierne a un miembro de su familia; su contingente es el
más importante y su riqueza le permite recibir y mantener a sus pares. Todos contribuyen al
poder del rey. Cuando hay que tomar una decisión importante, le ayudan a resolver y a iniciar
la acción. Vemos en acción a este grupo de basileis —consejeros en torno a Agamenón, ante
Troya, o de Alcínoo, en Feacia. Acaso sea también este grupo el que, en una de las escenas del
escudo de Aquiles, actúa arbitralmente decidiendo entre dos testimonios contradictorios (el
resto, corresponderá a la venganza familiar).
La función real. El rey, jefe de guerra, representa a su pueblo en el exterior y las relaciones de
hospitalidad que establezca con terceros pueden comprometer a toda la comunidad;
mediador ante los dioses el rey ha de hacerse cargo de los honores debidos a los dioses en
nombre del conjunto de la comunidad, pero ha de someterse a la voluntad divina cuando
transmite a los hombres las decisiones que aquéllos le inspiran. El éxito atestiguará si hubo
cumplimiento estricto de tales deberes; por esta causa Agamenón fracasó su misión, al
despreciar las reglas del reparto entre los guerreros y no aceptando la advertencia del adivino:
consecuencia ineluctable serán los prolongados sufrimientos del ejército aqueo.
Oikos
El oikos es como la célula básica de la sociedad de esta época y una unidad de consumo y
producción cuyos vínculos con el exterior son limitados. Los thetes: jurídicamente libres, pero
desarraigados, vende su fuerza de trabajo. Son fundamentalmente sociedades agrícolas y
ganaderas de caracter autárquico. Esto se complementa con las razias. El escudo de Aquiles es
una buena descripción. También la Odisea.
Comercio de primera necesidad, de lo que sobra comprar lo que falta (praxis). Comercio de
obtención de marcadores sociales de la representación pública del aristoi, emporíe puntos de
entrada en un territorio para explotación y obtención de recursos, y también beneficiarse de la
redistribución de estos bienes. (naves de Tarsis x ej en el libro de Ezequiel).
oikos: formado por los bienes materiales de su casa (tierras, ganados, tesoros y edificios) y por
las personas (familia estricta y trabajadores libres o serviles), el oikos es como la célula básica
de la sociedad de esta época y una unidad de consumo y producción cuyos vínculos con el
exterior son limitados.
Los esclavos se integran en el oikos. El esclavo homérico, comprado, unas veces, y más a
menudo, víctima de una operación de guerra o de saqueo.
Peor aún es la condición de los thetes : jurídicamente libres, pero desarraigados, no
pertenecen a comunidad ninguna y están, pues, desprovistos de cualquier protección y
obligados a vender su fuerza de trabajo
los demiurgos tampoco están integrados ni sedentarizados; también trabajan para otro; pero
lo que ponen a disposición de la comunidad —familia, real o local— es una técnica, un saber
particular, por el que se les llama, a cambio de una remuneración. Los más útiles parece que
fueron los artesanos del metal, discípulos de Hefesto, el dios herrero, cuyo trabajo
suministraba armamento, ofrendas en bronce u oro y hermosos utensilios domésticos. Los
héroes mismos parecen poseer una competencia técnica, de la que están orgullosos, para las
tareas más corrientes; Ulises se fabricó su cama y sabía improvisar una almadía manejando las
herramientas hábilmente; sabía labrar con surcos rectos y retó a ello a otros aristócratas. Si se
añaden los múltiples productos corrientes de artesanía doméstica y la fabricación de tejidos de
lujo por las mujeres (cuyas más bellas labores son de manos reales), se advierte cómo la
economía autárquica provee lo fundamental para las necesidades ordinarias, con excepción
de los objetos metálicos. El recurso al comercio se debe, aparentemente, a la búsqueda de
metal y esclavos. No lo practican los griegos, sino los fenicios; sus normas son inciertas y todo
mercader es sospechoso de ser, antes que nada, un pirata: actividad, ésta, noble cuando la
llevan a cabo los héroes del mismo modo que la guerra, pero despreciable cuando la realizan
los comerciantes para dotarse de cargamentos con que negociar. La Odisea es rica en
informaciones sobre actividades marítimas.
La areté del héroe y el código homérico
Platón nos dice que Homero fue el educador de Grecia, lo que puede sorprender por lo poco
compatible que nos parece la ética heroica con el ideal cívico; Héctor arquetipo heroico, es
sabedor del triste futuro que reserva a su esposa, a su hijo y al conjunto de troyanos, no
obstante lo cual rechaza toda estrategia prudente. Es ésa una conducta de héroe, fiel a su ideal
de areté, de valor que se manifiesta en la gloria; en esta permanente competición que opone a
los héroes entre sí, se reserva la verguenza a quién debil, ceda al sentimiento humanitario . La
gloria a quien no piense sino en triunfar.
Debe así mismo integrarse en su grupo social respetando su jerarquía y sin extralimitarse en
sus derechos, dar a los demás tanto como de ellos haya recibido, ayudar a quienes tiene deber
de servir y socorrer a sus pares en casos de dificultad. También puede ser sancionado si actua
al margen de este sistema en que se encuadra, incurriendo en hybris. Sus acciones heroícas
(arete) que incluso va a perpetuar en la memoria colectiva, como exhibición pública del valor
(timé). Sobre todo cuando este valor alcanza la tangibilidad (los trofeos y las creaciones
literarias). Sociedad prepolítica que ya preconiza la stasis del arcaísmo.
Modelos de realeza: tipo Príamo, o individualistas que se dejan llevar por la hybris