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Las Puertas Del Hades

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Las puertas del Hades no prevalecerán contra la

iglesia
Jesucristo reveló un secreto extraordinario, sobre la
edificación de la iglesia, y la guerra espiritual.

1
“ Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a
sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el
Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros,
Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y
vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro,
dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le
respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás,
porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está
en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre
esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no
prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los
cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos;
y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los
cielos.  Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen
que él era Jesús el Cristo” (Mt 16:13-20).

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INFORMA SOBRE ESTE ANUNCIO

LAS PUERTAS DEL HADES

“Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo”.

Jesús quería enseñarles a sus discípulos cómo debe ser


hecha la guerra espiritual. Por eso, los llevó al peor lugar de
Israel, al lugar de mayor pecado: a la ciudad de Cesarea de
Filipo (actual Banias), a 32 km al norte del Mar de Galilea.
Herodes el Grande hizo de esa ciudad la capital de su reino.
Esa ciudad era conocida por los judíos como “Las puertas
del Hades”.

1.   Las puertas del Hades. En la antigüedad los judíos


creían que, las puertas del Hades (del infierno) estaban:

 en forma general en la ciudad militar romana de


Cesarea; en el norte de Israel, al pie del monte
Hermón; y
 en forma específica, en la cueva [1] del dios Pan; la
cual se encontraba en el límite de la ciudad de
Cesarea. Esta gruta tenía un pozo, un precipicio, lleno
de agua, tan profundo, que nadie podía calcular su fin.
Por eso, los orientales creían que era la entrada al
infierno. [2] [3] [4] [5] [6] [7] [8]
La expresión idiomática “las puertas del Hades” era un
modismo usado por los orientales, para designar “el gran
poder del trono, de la ciudad del reino del infierno”; es
decir, ellos creían

 que en Cesarea estaba el trono del infierno, el trono de


Satanás; y
 que, al ser esa ciudad la sede del gobierno romano en
Canaán, allí estaba el trono “infernal” del Imperio
Romano. [9] [10]
2.   Templos. En frente de la cueva de Pan, tres religiones
edificaron allí sus templos. Allí adoraban:

1) a Baal (uno de los dioses cananeos);

2) a Pan (uno de los dioses de la mitología griega);


3) a Augusto César (uno de los emperadores del Imperio
Romano, adorado como un dios). [11]

Es muy importante tener en cuenta que, si diferentes


religiones edificaron sus templos exactamente en el mismo
lugar, quiere decir que, esa cueva era reconocida como un
centro satánico de gran importancia. Por eso, los discípulos
de Jesús se habrán sorprendido al saber que el Señor los
llevaba a ese lugar tan abominable para los judíos, por el
culto satánico que allí se realizaba. La ciudad de Cesarea de
Filipo era el lugar más pecaminoso de todo
Israel. [12]  [13]  [14]  [15]  [16]

CONFESIÓN

Jesús les “Preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los


hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el
Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los
profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del
Dios viviente”

1.   El Hijo de Dios. En cuanto a su persona, Jesús es el Hijo


de Dios. Varias personas ya sabían que Jesús era el Hijo de
Dios porque, cuando Jesús fue bautizado por Juan el
Bautista, Dios dijo que Jesús era su Hijo amado (Lc 3:22); y
más tarde, los discípulos reconocieron que Jesús es el Hijo
de Dios (Mt 14:33). Luego Pedro confesó que Jesús era nada
menos que

2.   El Cristo, el Mesías. La palabra “Cristo” es equivalente


a “Mesías”, y ambas significan “Ungido”. En cuanto a
su ministerio, Jesús es el Ungido de Dios; es decir, la
persona que fue capacitada por el Espíritu Santo para hacer
la obra de Dios; ya que, desde el momento en el que Dios lo
ungió, luego de ser bautizado en el río Jordán, el Espíritu
Santo estaba sobre él (Lc 3:22; 4:18; 1 S 16:13). Jesús fue
ungido por Dios para salvar a los seres humanos, muriendo
en la cruz.

Los judíos esperaban al Cristo que, según lo que ellos


creían, los libraría del Imperio Romano. Por eso, si ellos
llegaban a saber que el Mesías ya había llegado, se
levantarían en armas en contra de Roma. Por esta razón,
Jesús les dijo a sus discípulos que no dijeran a nadie que él
era el Cristo (Mt 16:20).

REVELACIÓN

“Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo


de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre
que está en los cielos”.

La frase “no te lo reveló carne ni sangre”, era un hebraísmo


que significaba que, lo que Pedro había dicho no era fruto
de su gran capacidad mental, ni porque otros se lo habían
dicho; sino que, ese era un conocimiento sobrenatural,
dado por Dios.

En ese momento los discípulos recibieron dos revelaciones:

1.   La revelación del Padre. Esta revelación, dada por Dios


Padre a Pedro, es la más grande de todas las revelaciones
ya que, los judíos sabían que algún día vendría el Cristo, el
Mesías, pero lo que menos podían imaginar era que, el
Mesías, el Hijo de Dios, era el humilde carpintero de
Nazaret. Dios Padre reveló quién era Jesús; es decir, reveló
la Persona de Jesús.

2.   La revelación del Hijo. Entonces, Jesús les reveló qué es


lo que él había venido a hacer; es decir, reveló
su Ministerio: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las
puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. [17]

PEDRO

“Y yo también te digo, que tú eres Pedro”.

¿Por qué Jesús le dijo a Pedro: “Tú eres Pedro”? ¿Acaso él no


sabía que así se llamaba? No. Hasta ese momento, Pedro
era conocido como “Simón”. Por eso Jesús le había dicho
primeramente: “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás”.
Pero ahora, la confesión lo transformó en “Pedro”; es decir,
en una piedra.

–       Pedro, en griego es Pétros (“Πέτρος”. Strong’s G4074.

Significado: piedra pequeña, canto rodado; género

masculino, número singular).

Tiempo atrás, cuando Jesús conoció a Simón le dijo


que sería llamado “Cefas”: “Y mirándole Jesús, dijo: Tú eres
Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas ( que quiere decir,
Pedro” (Jn 1:42). Pero ahora llegó el momento en que el
honor le es dado a Pedro, por haber confesado a Jesús
como el Mesías.

ROCA
“Sobre esta roca edificaré mi iglesia”.

Roca, en griego es: pétra (“πέτρα”. Strong’s G4073.

Significado: gran roca; género femenino, número singular).

¿Cuál era la roca de la que Jesús hablaba? Evidentemente,


no era Pedro, porque Jesús hablaba de una “pétra” (una
roca), no de de un “petros” (una piedra).

En Israel, Dios era conocido como “La Roca” (Dt 32:3-4; 2 S


22:32; 23:3; 1 Co 10:4).

1.   La roca es:

          a.    En forma espiritual, la roca es Cristo, conocido


por revelación y confesado. La roca es la confesión de quién
es Jesucristo; confesión basada en una revelación. Esta
revelación de quién es el Señor incluye saber qué es lo que
él hará; porque, por ejemplo, si Jesús es el Salvador, es
porque él salvará.

          b.    En forma material, la roca sobre la que Jesús dijo


que iba a edificar la iglesia en ese momento, era la gran
masa rocosa sobre la que estaba edificada la ciudad de
Cesarea ya que, cinco años después de que Jesús dijera
estas palabras, en esa ciudad predicó Pedro (Hch 10);
llamado por Cornelio, el jefe militar romano que vivía en esa
ciudad; y allí comenzó, por primera vez en la historia, una
iglesia cristiana formada por personas que no eran judías
(Hch 15:14).

2.   Edificaré. Cuando confesamos con nuestros labios


quien es Cristo para nosotros, somos edificados. Por
ejemplo: Para llegar a ser salvos tenemos que confesar que
Jesucristo es nuestro Señor. “Si confesares con tu boca que
Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó
de los muertos, serás salvo” (Ro 10:9). Al confesar quién es
Cristo, él nos edifica; porque él dijo: “Edificaré mi iglesia”. La
Biblia dice que Dios: “da el crecimiento” (1 Co 3:7).

3.   Iglesia. Aclaremos que, cuando Jesús dijo que él iba a


edificar su “iglesia”, no se estaba refiriendo a un edificio,
sino que se estaba refiriendo a edificar al pueblo de Dios.

Iglesia, en griego es: “ἐκκλησία” (ekklēsia, ekklesia o

ecclesia). Strong’s G1577. Significado: 1) En sentido común,

es la asamblea de los que han sido llamados para salir de sus

hogares, para reunirse en un lugar público; 2) En el sentido

religioso, es la reunión convocada por Dios. La palabra iglesia

es la transliteración del término ekklésia; y es una

combinación de: 1) “εκ”, ek or ex, 1537; prefijo que significa:

Fuera de; es decir, de adentro hacia afuera; y 2) “καλέω”,

kaleó, 2564; vocablo que significa: Llamar, llamados. 3) 

Entonces, las dos ideas centrales de ekklesia son: “llamados

y fuera”.

DECLARACIÓN DE GUERRA

“Y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

Después de anunciar que edificará la iglesia, Jesús hizo


una declaración de guerra muy importante, anunciando
que las puertas del Hades, del infierno, no prevalecerán
contra la iglesia.

En esa época, el diablo no sabía qué era lo que Jesús había


venido a hacer en la Tierra. Pero cuando Jesús dijo que las
puertas del Hades no prevalecerán, recién en ese momento
el diablo se enteró que Jesús había venido a destruir su
gobierno en este planeta.

Es de notar que, para hacer esta declaración de guerra


espiritual, Jesús no fue a un lugar cualquiera; sino que, fue
al peor lugar de todo Israel, para mostrarnos que, no
importa cuán difícil sea el lugar si es Dios quien nos manda
a predicar.

Los rabinos decían que la ciudad militar romana de Cesarea


de Filipo era tan malvada que, cuando viniera el Mesías, él
haría caer las puertas de esa ciudad, las puertas del Hades;
es decir, las puertas de esa ciudad no prevalecerían, no se
mantendrían en pie; sino que caerían, frente al Mesías; ya
que, “no prevalecer” no es actividad ofensiva,
sino defensiva. Además, tengamos en cuenta que, en las
ciudades amuralladas de la antigüedad, las puertas no eran
para el ataque, sino para la defensa. En relación con lo que
decían los rabinos, Jesús declaró que eso se cumpliría; pero
que, la caída de esas puertas estaría a cargo de su iglesia.

No prevalecerán. En griego es “κατισχυσουσιν”. Deriva

de “κατισχύω” (katischyō). Strong’s G2729. Significado:

Prevalecer, superior en fuerza. Es decir, no prevalecerán, no

tendrán superioridad, no continuarán existiendo, caerán.


O sea, Jesús declaró que, las puertas de ese territorio
satánico caerían; y que, luego de esto, en ese mismo lugar
en donde el diablo había dominado a sus cautivos,
Jesucristo los liberaría y con ellos edificará su templo
espiritual, la iglesia.

Dicho de otra forma, Jesús estaba diciendo: “sobre esta


roca”: sobre este lugar, se darán dos acciones: caída y
edificación:

1) La caída de las puertas del reino de las tinieblas, la caída


del principado satánico que operaba en ese lugar, frente
al ataque del ejército de Dios; y luego, en ese mismo lugar
en donde el diablo había dominado, sobre esa misma roca,

2) La edificación del templo espiritual, la iglesia. Y todo


esto ocurrió, tal como Jesús lo había proclamado.

Notemos, además, que Jesús no gritó diciendo: ¡Diablo, te


prohíbo que…! Sencillamente él dijo: “Las puertas del Hades
no prevalecerán”.

LLAVES

“Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos”.

Las llaves del “reino de los cielos”, en vez de “el reino


de “Dios” era una frase que los judíos usaban para evitar
pronunciar el nombre de Dios (YHWH, Yahveh o Jehová).

1.   Representan. Las llaves


 representan la autoridad de Dios, para abrir las
puertas del reino de los cielos; es decir, para mostrar
a los pecadores cómo salir del reino de las tinieblas, y
entrar en el reino de Dios; y
 representan que, el que tiene esas llaves tiene
el poder de Dios para actuar en su lugar en esta tierra.
Desde la antigüedad existe la costumbre de entregar las
llaves de la ciudad a una persona ilustre, como una
distinción honorífica, un reconocimiento de autoridad. Entre
los hebreos, dar las llaves era dar autoridad. A veces, las
llaves se ponían en el hombro de las personas
distinguidas. [18] [19] [20]

2.   “Te daré”

          a.    A Pedro. Jesús dijo a Pedro que le daría las llaves
del reino; y unos seis meses más tarde, en Pentecostés,
Pedro recibió las llaves, recibió la autoridad, recibió el poder
del Espíritu Santo; y con ese poder, con esa autoridad, con
las llaves del reino, predicando, Pedro.

 abrió las puertas del reino de Dios a los judíos, en


Jerusalén (Hch 2); y tiempo después,
 abrió las puertas del reino de Dios a los gentiles (Hch
15:14), en Cesarea. [21]
          b.    A toda la iglesia. Las mismas llaves, la misma
autoridad que Dios le dio a Pedro, de  prohibir y de permitir;
Jesús se la dio también a toda la iglesia; porque a toda la
iglesia Jesús le hizo la misma promesa:

Biblia Textual 3a Edición: “De cierto os digo que todo cuanto


prohibáis en la tierra habrá sido prohibido en el cielo, y todo
cuanto permitáis en la tierra habrá sido permitido en el
cielo” (Mt 18:18).

La misma promesa que Jesús le hizo a Pedro, nos la hace a


todos nosotros. ¡A ti te daré, las llaves, la autoridad, el
poder! En Cristo lo tenemos todo. Si lo crees,
experimentarás ese poder. Por eso, por la fe, ¡recibe el
poder que tienes en Cristo!

          c.    Promesa. “Te daré” las llaves, la autoridad, el


poder. Es una promesa que Jesús le hace a cada uno de los
miembros de la iglesia. El Señor ha prometido darte ese
poder, por eso, así como Pedro lo recibió en Pentecostés,
¡busca en oración que también te lo dé a ti!

Pedro recibió las llaves el día de Pentecostés. Si tú recibiste


el bautismo en el Espíritu Santo, ya tienes las llaves. Lo que
tienes que hacer ahora es liberar, por la fe, las aguas del
río de Dios.

3.   “Conocimiento y revelación”. Los escribas y los fariseos


creían que tenían las llaves del reino de los cielos, por
el conocimiento que tenían de la ley. Pero Jesús habló en
contra de ellos, por los pecados que cometían, y por los
errores teológicos que tenían. Por eso, Jesús entregó las
verdaderas llaves del reino de Dios, las llaves del
conocimiento y de la revelación, a la iglesia.

ATAR Y DESATAR

“Y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y


todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”.
Atar y desatar, en griego es:

Atar. En griego es: “δησης”; deriva del


verbo “δέω” ( deō, dēo, deo). Strong’s G1210. Significado:
Atar, prohibir.

Desatar. En griego es: “λυσης”, deriva del


verbo “λύω” (lyō, luō, luo). Strong’s G3089. Significado:
Desatar, permitir.

1.   Modismo. Según los rabinos, cuando las palabras: “atar


y desatar” se mencionan en un mismo contexto (por
ejemplo, en una misma oración), cuando aparecen juntas,
se refieren a la autoridad de atar (o sea, prohibir lo que es
ilegal); y desatar (es decir, permitir lo que es legal).

Es decir, estas dos palabras estaban dentro de un modismo,


un término técnico usado en forma judicial por los rabinos
(los jueces del Sanedrín, la Corte Suprema de Justicia de
Israel), para juzgar. Para los judíos, lo que estaba prohibido,
estaba atado; y lo que estaba permitido estaba
desatado.  [22]  [23]  [24]  [25]  [26]  [27]

Tengamos en cuenta, además, que estos dos términos (atar


y desatar), siempre eran usados por los rabinos para
atar “cosas”, nunca personas. Por eso, es incorrecto lo que
algunos dicen que “atan” al diablo.

El conocimiento de todo esto ha permitido traducir más


correctamente el texto griego original. Por eso, en la Biblia
Textual 3a Edición dice:

 “Te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo


que  prohíbas  en la tierra habrá sido  prohibido  en los
cielos, y todo lo que  permitas  en la tierra habrá
sido  permitido  en los cielos” (énfasis agregado).
Es decir, Jesús estaba diciendo:

 “Todo lo que atares (prohibas) en la tierra será atado


(prohibido) en los cielos; y todo lo que desatares
(permitas) en la tierra será desatado (permitido) en los
cielos” (aclaraciones agregadas).
2.   Significado. Con respecto al significado de las palabras,
en el idioma hebreo sucede lo mismo que en nuestro
idioma. Hay palabras que se entienden según las
circunstancias en las que son dichas. Es decir, hay palabras
que tienen varios significados. Por ejemplo en español, la
palabra “mate” puede significar:

 1) Recipiente usado para beber.


 2) Modo subjuntivo del verbo matar.
 3) Jugada del ajedrez “jaque mate”.
Del mismo modo, en Israel, la palabra “δέω” ( deō), podía
significar: atar o prohibir.

3.   Contexto. De acuerdo con el contexto, ¿Qué


es “prohibir”, y qué es permitir? Observemos que, usando la
autoridad que Dios le dio, Pedro, predicó en Cesarea y allí
se fundó la primera iglesia cristiana en todo el mundo, no
judía. Por eso vemos que, la autoridad de prohibir y permitir
significaba, en ese caso:

 prohibir que el dominio satánico continuara en


Cesarea; ya que, allí cayeron las puertas del Hades; y
 permitir que el reino de Dios se estableciera en ese
lugar; porque allí fue edificada la iglesia.
Es decir, cuando prohibimos con fe, en el nombre de
Jesús, caen los principados satánicos que operan en una
región (Ef 6:12); y esto da lugar a que el evangelio pueda ser
predicado con éxito.

Jesucristo, quien ha sido puesto por Dios Padre como el Juez


del universo, (Hch 10:42), ha delegado en nosotros, los
creyentes, la autoridad para actuar como jueces en este
mundo. Es decir, la iglesia tiene la autoridad de Dios para
atar y desatar; o sea, para prohibir y permitir. Por eso,
debemos ejercer la autoridad que Dios nos ha dado,
prohibiéndole al diablo actuar; y permitiendo que la
voluntad de Dios se cumpla.

Así como hay quienes ejercen la medicina sin ser médicos


recibidos y con títulos habilitantes, del mismo modo, hay
predicadores que no tienen las llaves celestiales, que no
tienen la autoridad dada por el Señor.

“HABRÁ SIDO”

“Y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y


todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos”

En algunas versiones bíblicas se ha traducido Mt 16:19 de


esta forma: “será atado”, y “será desatado”. ¿Es correcto
traducir así? Veamos:

1.   Futuro perfecto perifrástico. Tengamos en cuenta que,


en griego, los tiempos de los verbos “será atado”,
y “será desatado”, no están en futuro simple; sino que están
en futuro perfecto perifrástico; el cual se forma, uniendo:
 un participio perfecto, con
 el futuro de indicativo del verbo “εἰμί”(“ser o estar”).
En Mt 16:19 el futuro perfecto perifrástico está formado por
medio de la unión:

 del participio perfecto pasivo del verbo atar o prohibir:


“δεδεμενον” (“δέω”, deó, G1210)),
 con el verbo “εσται”(“ἔσομαι”, esomai, G2071; “debe
ser, sucederá”); que es el futuro indicativo en la voz
medio del verbo “ser o estar” (“εἰμί”, eimi, G1510). La
palabra raíz (etimología) del verbo “ἔσομαι” (G2071) es
“εἰμί” (G1510).
El futuro perfecto perifrástico indica que, la acción es
pasada, pero sus efectos duran hasta el
presente. [28]  [29]  [30] [31]

Los verbos perifrásticos usados en este versículo indican


que, la acción en los cielos precede a la acción en la tierra;
es decir:

 por cuanto Dios ya ha prohibido en los cielos,


 la iglesia puede ahora prohibir en la tierra.
Por eso es que, en el caso de Mt 16:19 (y en Mt 18:18 el cual
tiene la misma construcción verbal) no debe ser
traducido: “será atado o prohibido”, sino “habrá sido atado
o prohibido”.

2.   Versiones bíblicas. Lo anterior aparece así en varias


traducciones bíblicas:

 Biblia Ampliada. «Todo lo que ates (prohíbas) en la


tierra (ya) habrá sido  atado en el cielo, y todo lo que
desates (permitas) en la tierra (ya) habrá sido  desatado
en el cielo«. (énfasis agregado). (Mt16:19)
 Biblia Textual 3a Edición. “Te daré las llaves del reino
de los cielos, y todo lo que prohíbas en la tierra habrá
sido prohibido en los cielos, y todo lo que permitas en la
tierra habrá sido permitido en los cielos” (Mt16:19).
 Biblia Versión Israelita Nazarena 2011. “A ti te daré
las llaves del reino del Cielo. Todo lo que prohíbas en la
tierra habrá sido prohibido en el cielo, y lo que permitas
en la tierra habrá sido permitido en el cielo” (Mt16:19).
 Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español, de
Francisco Lacueva. “todo lo que ates en la tierra habrá
sido atado en los cielos y todo lo que sueltes en la tierra
habrá sido soltado en los cielos” (Mt16:19). [32]
 Traducción de Williams. “Solemnemente les digo: lo
que sea que prohíban en la Tierra debe ya haber sido
prohibido en el cielo, y lo que sea que permitan en la
Tierra  debe ya haber sido permitidoen el cielo” (Mt18:18).
3.   “Habrá sido”. Como vemos en estos casos, lo correcto

 no es traducir con un verbo en el tiempo futuro


comprometido pasivo “será” (“atado o prohibido”);
sino que, lo correcto
 es traducir con un verbo en el tiempo futuro pretérito
pasivo: “habrá sido” (atado o prohibido).
4.   Ratificar. Entender este tema tiene una importancia
fundamental porque, si los verbos de Mt 16:19 (atar y
desatar) estuvieran:

 En futuro simple, si la acción comienza en el hombre,


entonces, la iglesia puede establecer doctrinas, las
cuales tendrían que ser ratificadas por Dios, aunque
fueran incorrectas (“será atado en los cielos”). Pero
como los verbos ya citados están
 En futuro perfecto perifrástico, como la acción
comienza en Dios, entonces, la iglesia solamente
puede prohibir o permitir aquello que ya ha sido
prohibido o permitido en los cielos, y que Dios ya ha
revelado (“habrá sido atado en los cielos”). Quiere decir
que, el hombre solo ratifica lo que Dios ya ha
determinado.
Teniendo en cuenta lo anterior, y recordando que el canon
bíblico está cerrado, esto nos muestra que, la iglesia no
puede: ni decretar, ni establecer nuevas doctrinas.

5.   Origen. Al entender el uso de los verbos, en griego,


vemos que, la acción de prohibir o permitir,

 No comienza en el hombre; sino que,


 comienza en Dios; y llega al hombre por medio de una
revelación.
6.   ¿Cuándo fue prohibido y permitido? Si tenemos que
prohibir o permitir lo que ya ha sido prohibido o permitido,
la pregunta es: ¿Cuándo fue prohibido o permitido? Para
entender esto veamos el versículo anterior. Jesús
dijo: “Edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no
prevalecerán contra ella”; o sea, al decir esto, Jesús declaró el
propósito de Dios, el cual es: derrotar las fuerzas satánicas,
y edificar la iglesia en este mundo. Es decir, en ese
momento Jesús declaró lo que él iba a hacer; y como Jesús
hacía todo lo que veía hacer al Padre (Jn 5:19), esto nos
revela que Jesús decretó lo que el cielo ya había decretado.
Con base en ese decreto, la iglesia prohíbe o permite.
7.   Orden. Pero, ¿qué significa esto de prohibir, aquello que
ya está prohibido en el cielo? Esto significa que:

          a.    Revelación. Cuando Dios quiere prohibir algo en


la tierra, primero lo prohíbe en los cielos, y lo revela a los
profetas. Por eso, la Biblia dice: “Porque no hará nada Jehová
el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los
profetas” (Am 3:7).

          b.    Oración. Luego, Dios espera que la iglesia


actúe, orando y prohibiendo actuar a las fuerzas del mal,
tal como Dios ha revelado.

          c.    Acción. Cuando sucede lo anterior, entonces Dios


actúa, prohibiendo a las fuerzas del mal que sigan actuando
en un lugar y en un tiempo determinado.

Pero, si tenemos que prohibir y permitir lo que ya prohibido


y permitido, entonces, necesitamos que Dios nos revele qué
es lo que ha sido prohibido, y qué es lo que ha sido
permitido.

8.   Oraciones. Todo lo visto hasta aquí nos muestra que,


hay dos clases de oraciones: Las que empiezan:

 En la tierra. Estas son las oraciones que empiezan en


nosotros. Son las que estamos acostumbrados a hacer.
 En los cielos. Estas son las oraciones que comienzan
en Dios, comunicando a sus siervos su voluntad.
Cuando la iglesia recibe la revelación de cuál es la
voluntad de Dios, ora o prohíbe, para que la voluntad
de Dios sea llevada a cabo.
9.   La victoria de la cruz. ¿Qué implicancias tiene saber
que en Mt 16:19 hay dos estructuras verbales perifrásticas;
es decir, saber que, en los cielos (por medio de la obra de la
cruz), Dios ya ha decretado algo; y que, ahora la iglesia
tiene que hacer efectiva esa victoria lograda? Saber esto
tiene implicancias realmente extraordinarias. Gracias a la
victoria de la cruz podemos anunciar:

          a.    Lo negativo; es decir, prohibir a las fuerzas de las


tinieblas que sigan operando en una región; por cuanto ya
han sido vencidas en la cruz; es decir, no necesitamos
luchar para vencer a Satanás; ya que, la victoria es nuestra.
Solo tenemos que echarle del lugar en donde esté
operando, o donde quiera operar; y

          b.    Lo positivo, o sea, la iglesia puede anunciar a los


pecadores que, Dios les perdonará si se arrepienten de sus
pecados y creen en Jesucristo; ya que, como Jesús cargó
nuestros pecados en la cruz, el perdón ya está concedido;
pero está condicionado a la respuesta positiva del ser
humano.

Es decir, la iglesia puede anunciar que, las puertas del reino


de los cielos les serán abiertas a todos los que se
arrepientan; pero que, esas puertas estarán cerradas para
todos los que no se arrepientan. O sea, en este sentido, la
iglesia “permitirá o prohibirá” la entrada al reino de los
cielos.

          c.    Fe. Si bien en los cielos, la victoria ya está lograda,


en la tierra no. Pero al recibir revelación de la victoria de la
cruz, y al proclamar esa victoria, la victoria celestial se hace
efectiva en la tierra. Quiere decir que, la fe es lo que hace
que, lo que es verdad en los cielos, sea verdad en la tierra.
Esto es fe, es llamar “las cosas que no son, como si
fuesen” (Ro 4:17). Por eso podemos decirle a las potestades
de las tinieblas: ¡Están vencidas!

En todo esto, lo fundamental es recibir la revelación de la


victoria total de la cruz. Por ejemplo, sabemos que nuestras
enfermedades fueron puestas en la cruz, en Cristo; y que
por sus llagas hemos sido sanados (1 P 2:24). Pero no
disfrutamos la sanidad hasta no recibir la revelación de esto
que sucedió en la cruz. Del mismo modo, por medio de la
obra de la cruz Jesús venció sobre todas las fuerzas del mal.
Pero en la actualidad, esas fuerzas siguen actuando hasta
que, la iglesia recibe la revelación de la victoria ya
conseguida; y en consecuencia, le prohíbe al diablo actuar.

          c.    Guerra espiritual. ¿En qué consiste la guerra


espiritual? En la cruz, el diablo y los demonios fueron
vencidos; y ahora, Jesucristo nos da los frutos de esa
victoria; es decir, el poder y la autoridad conferida por esa
victoria, para echar a todos los poderes de las tinieblas, de
las vidas, y de los lugares en donde ellos
estén operando.Por eso, en el nombre del Señor, y con la
autoridad y el poder de esa victoria, nos levantamos para
echar a los demonios, sea de una vida o de una región. En
esto consiste la guerra espiritual.

NUEVOS MAESTROS

1.   Iglesia. Como ya hemos visto, las mismas llaves, la


misma autoridad, para atar o prohibir que Jesús le dio
a Pedro, también se las dio a la iglesia; porque, tanto en Mt
16:19, como en Mt 18:18 se usa la misma construcción
verbal (el futuro perfecto perifrástico).
Quiere decir, que Dios espera que la iglesia ejerza esa
autoridad, prohibiéndole al diablo y a los demonios actuar.

2.   Orden espiritual. Pero, ¿Qué clase de autoridad


entregó Jesús?

 Así como los rabinos juzgaban entre seres humanos; y


para ello, tenían las llaves, es decir, tenían la autoridad
para prohibir o permitir, de acuerdo a cómo
interpretaban la ley judía, establecida en la Torá;
 del mismo modo, Jesús le dio a la iglesia las llaves, la
autoridad, para juzgar en el orden espiritual; o sea,
para prohibir o permitir, de acuerdo con las Sagradas
Escrituras, y la revelación de la victoria de Jesús en la
cruz.
Es decir, así como los rabinos eran los jueces de Israel, del
mismo modo, los discípulos de Jesús son los jueces
celestiales. O sea,

 los rabinos juzgaban en el plano natural, entre seres


humanos, pero
 la iglesia puede juzgar en el plano espiritual, sea en
los problemas internos entre los creyentes (por
ejemplo: disciplina); o en contra de las huestes
espirituales de maldad, prohibiéndoles actuar en una
región; para lograr, de esta forma, que las puertas del
Hades no prevalezcan.
Por esta razón, la autoridad dada por Jesús, para prohibir y
permitir está relacionada con la guerra espiritual. Por esta
causa, en el contexto de la autoridad que Jesús impartió,
estaba la caída de los poderes satánicos en la región de
Cesarea.
O sea, Jesús le dio a la iglesia una autoridad para juzgar,
mucho más alta que la que tenía la Corte Suprema de Israel.

LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS

1.   Abrir. Jesús le dio a Pedro y a toda la iglesia las llaves,


que abren las puertas del reino de los cielos; es decir, las
llaves, la AUTORIDAD,

 para actuar como representantes de Dios;


 para abrir los cielos, prohibiendo y permitiendo.
En la Biblia Textual 3a Edición dice:

 “Te daré las llaves del reino de los cielos, y todo lo que
prohíbas en la tierra habrá sido prohibido en los cielos, y
todo lo que permitas en la tierra habrá sido permitido en
los cielos”. (Mt 16:19).
 “De cierto os digo que todo cuanto prohibáis en la tierra
habrá sido prohibido en el cielo, y todo cuanto permitáis
en la tierra habrá sido permitido en el cielo” (Mt 18:18).
Es decir, la iglesia tiene las llaves para abrir los cielos, y
hacer efectiva la victoria de la cruz, al

 permitir que las bendiciones celestiales desciendan a


la tierra; por medio de la predicación del evangelio;
para poder llevar a las personas a la salvación, a la
sanidad, a la liberación, etc.; y para
 prohibirle al diablo actuar, en cada lugar en donde
esté operando; es decir, al reprenderlo, echarlo fuera,
y resistirlo; ya que Satanás fue derrotado, de una vez y
para siempre, en la cruz del Calvario (Mr 16:17; Ef 6:13;
Stg 4:7; 1 P 5:8-9; Heb 2:14). [33]
Es decir, Dios nos ha dado las llaves, la autoridad, que
abre los cielos y

 permite que por medio de nosotros fluya el río


celestial, para edificar a las
personas, impartiéndoles bendición, sanidad,
liberación, etc., y la autoridad que abre los cielos y
 prohíbe actuar a Satanás.
Entonces, permitir está relacionado con bendecir.
Recordemos, Jesús dijo: “Edificaré mi iglesia”. Él lo hará por
medio nuestro.

Nos resta ahora liberar ese poder glorioso, por medio de


la fe, prohibiendo y permitiendo.

Todo esto es, en la práctica, el edificar la iglesia, y hacer


caer las puertas del infierno.

2.   Responsabilidad. Tener las llaves del reino de los cielos,


para prohibir y para permitir, es tener una gran
responsabilidad; porque implica que, si nosotros no
prohibimos, la prohibición celestial no se hace efectiva. Por
eso Jesús dijo: “Todo lo que prohíbas”. La responsabilidad
recae sobre la iglesia. O sea, lo que la iglesia prohíbe,
queda efectivamente prohibido. Por ejemplo, puede
prohibir la actuación diabólica en una región;
y permitir que el reino de Dios descienda en ese mismo
lugar.

3.   Abrir. Jesús le dio a Pedro y a la iglesia las llaves que


abren los cielos, y permiten que, por medio de la fe,

 que los hombres entren en el cielo (Hch 2:41), y


 que la presencia de Dios descienda a la tierra (Hch
10:44).
4.   Atar. Pero, ¿es correcto usar el texto de Mt 16:19
para “atar» al diablo como algunos tratan de hacer?
¡NO! [34] [35]  [36]  [37]

 Recordemos que, cuando se mencionaban en un


mismo contexto las palabras: “δέω” (deō, G1210),
y “λύω” (luō, G3089), no tenían el significado de “atar y
desatar”; sino el de “prohibir y permitir; y además,
 recordemos que estas palabras las mencionó Jesús
usando la construcción verbal llamada el “futuro
perfecto perifrástico”; la cual implica que, debemos
prohibir o permitir lo que ya ha sido prohibido o
permitido en los cielos. El “prohibir y el permitir”, tiene
como base la obra de la cruz; ya que, allí el diablo fue
derrotado; pero el “atar y el desatar”, no tiene ninguna
base bíblica.El diablo será atado en el futuro, por un
ángel, al principio del milenio (Ap 20:1-3).
¿QUÉ CLASE DE AUTORIDAD LES DIO JESÚS?

1.   Siloh. En el Sanedrín de Israel, al ser ordenado un nuevo


juez, o maestro de la Torá, le daban autoridad
para “prohibir y para permitir”, en asuntos legales.

Pero muchos siglos atrás, el patriarca Jacob había


profetizado:

“No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus


pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los
pueblos” (Gn 49:10).[38]  [39]  [40]
Es decir, Jacob había profetizado que, antes de la llegada del
Mesías, el Sanedrín, el tribunal supremo de Israel, perdería
su autoridad. En el año 6 Judea fue convertida en provincia
romana, bajo la autoridad del procurador Coponio o
Coponius; [41] el cual, conforme a la costumbre romana, lo
primero que hizo fue quitarle al Sanedrín la autoridad
para matar a los malhechores; ya que, aunque los romanos
no se metían en los asuntos internos de los pueblos
conquistados, se reservaban para sí la autoridad de usar la
espada (el derecho llamado “ius gladii”). Esta pérdida de
autoridad judía está reflejada en las palabras que dijeron
los judíos: “A nosotros no nos está permitido  dar muerte  a
nadie” (Jn 19:31).

Cuando los miembros del Sanedrín vieron


que, legalmente, habían perdido la autoridad que  tenían; y
que no se había cumplido (según lo que ellos pensaban), lo
profetizado por Jacob, lloraron muy amargamente,
pensando que el Mesías aún no había venido; y dijeron: “¡Ay
de nosotros, porque ha sido quitado el cetro de Judá, y el
Mesías no ha venido!” (Talmud Babilónico, Sanedrín,
capítulo 4, folio 37). [42]  [43]  [44]  [45]  [46]

Lo que ellos no sabían era que, el Mesías ya estaba


caminando entre ellos, y que era Jesús.

Pero notemos con atención lo siguiente: Según la profecía,


luego de la llegada del Mesías, la tribu de Judá perdería
el “cetro” y el “legislador”; es decir, perdería la autoridad
para gobernar y para legislar. Si luego del año 6 los judíos
lloraron, al pensar que no había llegado el Mesías, quiere
decir que ellos entendían que habían perdido, no solo una,
sino las dos cosas; es decir, en ese año el Sanedrín perdió,
legalmente, la autoridad que tenía, perdió su razón de ser.
Pero delante del pueblo ellos siguieron actuando como si
nada había sucedido.

2.   Nuevo Sanedrín. Por esta razón, unos años después,


mientras Jesús estaba en Cesarea, ofició como “Sumo
Sacerdote de un nuevo Sanedrín”, y actuando con los
mismos términos, con los que actuaba el Sumo Sacerdote
del Sanedrín de Jerusalén en el acto de ordenación de un
nuevo rabino, juez o maestro de la Torá, les dio a sus
discípulos la autoridad para “prohibir y permitir” en asuntos
legales. Es decir, la autoridad que tenían los rabinos para
juzgar al pueblo de Dios, Jesús se la confirió a sus Pedro, y
luego, a toda la iglesia (Mt 18:18). [47]

Esta forma de ordenación, de un maestro a sus discípulos,


era común en los tiempos antiguos. Más tarde, fue
transferida al Sanedrín (Talmud, Yerushalmi, Sanedrín 1, 3,
19a).

Quiere decir que, por medio de este sencillo acto, Jesús le


dio a Pedro, en representación de toda la iglesia, la
responsabilidad de abrir los cielos a los seres humanos,
oficiando como maestro, como sacerdote, a favor de la
humanidad (1 P 2:9; Éx 19:6).

Además, así como cuando era ordenado un nuevo rabino o


maestro de la Ley, ponían en sus manos las llaves de la
biblioteca del templo, en donde estaban los libros de las
Sagradas Escrituras, del mismo modo, Jesús declaró que le
daría a Pedro, las llaves del reino de los cielos; es decir, las
llaves de la revelación para poder entrar en el reino de
Dios. [48]
LA GUÍA DEL ESPÍRITU

Pero, ¿cómo podemos ejercer la autoridad que Dios nos ha


dado, para “prohibir” y “permitir”? ¿Hay ejemplos en la
Biblia sobre esto? ¡Sí, los hay! Veamos: Nuestro Señor sabía
qué era lo que Dios Padre quería hacer en la ciudad de
Cesarea; ya que, Jesús no hacía nada por sí mismo; sino que
hacía todo lo que veía hacer al Padre (Jn 5:19); por eso, él
fue a Cesarea en el tiempo de Dios, para darnos un ejemplo
de cómo tenemos que

1.   Proclamar lo que Dios quiere hacer en un lugar:

          a.    Permitiendo  que se haga la voluntad de Dios.


Jesús dijo: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia”; y

          b.    Prohibiendo que se haga la voluntad del diablo.


Jesús dijo: “Las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

Es decir:

 1) Primero, Jesús recibió la revelación de lo que Dios


Padre quería hacer en Cesarea;
 2) luego, proclamó lo que le había sido revelado
(“sobre esta roca…”);
 3) Finalmente, lo que Jesús dijo se cumplió cuando
Pedro predicó en esa ciudad, varios años después (Hch
10).
Por eso, así como hizo Jesús, nosotros también tenemos
que ser guiados por el Espíritu Santo para ir a un lugar, en
el tiempo de Dios; y allí prohibir y proclamar lo que Dios
quiere hacer.
2.   Guíados por el Espíritu Santo. Además, Jesús fue a
Cesarea, el lugar más pecaminoso de Israel, para darnos un
ejemplo de que, guiados por el Espíritu Santo, podemos ir al
lugar más inmoral de la Tierra; para destruir allí el poder
satánico; y edificar en ese lugar la iglesia de Dios. Pero para
esto, necesitamos primero la revelación de Dios; es decir,
necesitamos que él nos muestre a qué lugar debemos ir, y
en qué momento exacto.

En este sentido recordemos que, el Espíritu Santo


le prohibió a Pablo ir a determinado lugar, pero le abrió las
puertas de otro. Tenemos que ser dirigidos por el Espíritu
Santo en cada movimiento (Hch 16:6-10).

3.   Sobre esta roca. Recordemos que Jesús dijo que él


edificará “sobre la roca”. Quiere decir que, para “prohibir o
para “permitir” hay que hacerlo “basados en la roca”; o
sea, hay que estar basados en la confesión de quién es
Cristo. Dicho en otras palabras, prohibimos proclamando
la victoria de Cristo.

AUTORIDAD

Después de ver todo esto podemos entender que,


las llaves están relacionadas con la autoridad para:

1.   Permitir

 que los hombres entren en el reino de Dios, mediante


la predicación del evangelio; y para
 la edificación de la iglesia; y además, están
relacionadas con la autoridad para
2.   Prohibir
 que las fuerzas de las tinieblas sigan operando en un
lugar, y obligarlas a salir del mismo,
 mediante la proclama de la victoria de Jesús en la cruz;
es decir, están relacionadas
 con la caída de las puertas del infierno.
EN LA PRÁCTICA

¿Cómo debemos actuar para que las fuerzas diabólicas


sigan operando en un lugar? Veamos:

1.   Victoria. Recordemos que Jesús dijo: “edificaré mi iglesia;


y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”.

La victoria de Jesús en la cruz, sobre el diablo y sobre todos


sus demonios, abarca todas las situaciones, en todas las
naciones, y a través de toda la historia.

 Es decir, por medio de la obra de la cruz, el Señor ya ha


logrado la derrota total de las fuerzas diabólicas (Heb
2:14; Col 2:14-15), y les ha prohibido actuar. O sea,
desde el punto de vista celestial, ya que el diablo ha
sido derrotado, le ha sido prohibido actuar (Mt 16:19).
 Pero ahora los creyentes tenemos que hacer
efectiva esa victoria, y esa prohibición en la Tierra. Es
decir, en cada lugar tenemos que proclamar la victoria
de Jesús en la cruz; prohibir a las fuerzas satánicas
que sigan operando en ese lugar, echarles en el
nombre de Jesús, y orar para que el Señor intervenga,
dispersando y echando a todos sus enemigos.
La victoria de Jesucristo nos da derecho para echar a los
demonios de las vidas de las personas, y de todos los
lugares en donde ellos estén operando.
2.   Confesar y proclamar. Todo lo visto hasta aquí nos
enseña que, para prohibir que él diablo actúe en un lugar, y
permitir que Dios haga lo que él quiere hacer, tenemos que:

 1) Confesar lo que Jesucristo ES. Recordemos: “Tú


eres…”; “Sobre esta roca…”.
 2) Proclamar lo que él va a HACER.
Recordemos: “Edificaré mi iglesia y las puertas…”.
Es decir, tenemos que orar, confesando y proclamando.

3.   Ejemplo:

 ¡Señor, tú eres el Rey de todas las naciones!


 ¡Tú has vencido al diablo y a todos los demonios por
medio de la obra de la cruz! (Col 2:15); y has dado a la
iglesia los frutos de esa victoria; es decir, has has dado
a tu pueblo la autoridad y el poder sobre el diablo, y
sobre todas las fuerzas de las tinieblas!
 ¡Tú tienes toda autoridad, todo poder; y nos has
delegado tu autoridad! Por eso, en tu nombre, y con el
poder del Espíritu Santo, prohibimos que el reino de
las tinieblas tome posesión de este lugar. ¡Todo
principado satánico tendrá que huir de esta región!
 Tú edificarás en este lugar una iglesia llena del Espíritu
Santo!
Así como un juez aquí en la tierra, cuando prohíbe algo, no
lo hace gritando, del mismo modo, nosotros debemos
declarar lo que Jesucristo va a hacer en una determinada
zona.

Pero, para todo esto Dios necesita que alguien le crea a


Dios; y que, con fe,
 prohíba a los principados de las tinieblas que operen
en una región; y que
 pida que la gloria de Dios descienda en esa región.
Recordemos lo que Dios dice en la Biblia: “Pídeme, y te
daré por herencia las naciones” (Sal 2:8). Por eso,
nosotros, los que estamos en Cristo, podemos pedir
que Dios nos dé una determinada región para Cristo.
¡EL SEÑOR QUIERE QUE USEMOS LAS LLAVES!

Jesucristo quiere que usemos las llaves, la AUTORIDAD

 Para actuar como REPRESENTANTES de Dios.


 Para ABRIR las puertas de los cielos, mediante la
predicación, la enseñanza, etc.
 Para PROHIBIR que se haga la voluntad del diablo.
 Para PERMITIR que se haga la voluntad de Dios.
 Para hacer EFECTIVA la victoria de la cruz en la tierra,
proclamando esa victoria.
 Para actuar como CANALES, dejando fluir el poder que
Dios nos ha dado.
 Para proclamar lo que Jesucristo ES, y lo que él HARÁ.
Estamos en guerra espiritual. Si no usamos llaves, si no les
prohibimos a las fuerzas de las tinieblas actuar, por más
que la victoria de la cruz haya sido lograda en los cielos, los
poderes de las tinieblas seguirán operando tranquilamente
aquí en la tierra. Por eso, ¡levántate en guerra espiritual,
liberando, reprendiendo, prohibiendo, echando a los
poderes satánicos de todos los lugares en donde estén
operando!

Tenemos que ser muy claros en este  sentido: saber que en


los cielos, en la cruz, la victoria ya está ganada, no quiere
decir que no tenemos que luchar aquí en la tierra. ¡Tenemos
que luchar! ¡Tenemos que echar a los poderes de las
tinieblas!

Pero, la guerra espiritual la tenemos que hacer sabiendo


que:

 el diablo ha sido derrotado en la cruz, y que,


 el poder de Dios se liberará desde nuestro interior, por
medio de la fe, cuando le prohibamos al diablo actuar;
y cuando lo echemos de nuestro territorio.

NOTA. Por último aclaremos que, todo lo que hemos visto

hasta aquí no tiene nada que ver con las enseñanzas

sobre “la guerra espiritual estratégica”; y sobre “la confesión

positiva”, que promueven: “La Nueva Reforma

Apostólica”, “El G12”, “El Evangelio de la Prosperidad”, “El

Movimiento de Palabra de Fe”, etc., organizaciones 

que dicen ser “cristianas”, sin serlo, tal como analizamos en

otro documento. [49]

(Ver, además: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia”)

Autor: Eduardo Pedro Saracchi, profesor de Teología;


graduado en Teología Pastoral. Iglesia Evangélica en Buenos
Aires, República Argentina.

¡MUY IMPORTANTE! Todas las publicaciones que ya hice y


las que serán hechas en el futuro, se pueden ver en los
siguientes links:

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